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El Estilo de Vida VeganoEl Estilo de Vida Vegano

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Ser Vegano

La Vida Vegana

Para nosotros, ser vegano es bastante más que una simple forma de alimentarse; va mucho más allá. Es en sí una forma de vida, una actitud, una manera de relacionarnos con nosotros mismos y con el resto del Universo; con nuestra verdadera naturaleza y con todos los demás seres, vivos o “no vivos”, pues estas “diferencias” desaparecen al mirar las cosas más de cerca.

Hay muchísimos “vegetarianos” por ahí, pero quizá te preguntes qué es esto del veganismo. De hecho, como te irás dando cuenta conforme vayas leyendo, los “veganos” son los verdaderos vegetarianos. La palabra “vegano” fue acuñada en 1944 por Donald Watson, fundador de la Vegan Society en el Reino Unido, para distinguir a los auténticos vegetarianos de otros grupos que se llamaban a sí mismos vegetarianos pero no lo eran. Muchos supuestos “vegetarianos” consumen leche (y productos lácteos), además de huevos. Suponemos que estarás de acuerdo en que ni la leche ni los huevos son vegetales, ni productos de vegetales… por lo tanto, en lo que a comida se refiere, vegano es simplemente cualquiera que se alimente de vegetales de todo tipo. En vista de la gran variedad de alimentos vegetales naturales, tanto terrestres como marinos, por ejemplo frutas, cereales, legumbres, verduras, especias, y todos los deliciosos productos hechos con ellos, la dieta vegana es sorprendentemente variada, sabrosa, deliciosa, nutritiva, sana y buena para el medio ambiente, además de libre de crueldad (“libre de karma”), un concepto muy importante del que hablaremos más adelante.

También nos importa el bienestar de otros seres, incluyendo nuestro planeta, y de hecho, el Universo entero. Es por eso que no nos sentimos cómodos con la idea de que los animales vivan toda una vida de sufrimiento simplemente para poder convertirse en comida para nosotros. Como verás, los humanos evidentemente no estamos diseñados para comer vacas, cerdos, peces, etc; estamos diseñados para comer todo tipo de vegetales, y te vamos a demostrar por qué esto es así desde un punto de vista médico, biológico y científico. Por supuesto que hay cuestiones éticas, filosóficas y hasta religiosas con respecto al veganismo, y también hablaremos de ellas en su momento. Para que veas cómo desde tiempos remotos ya se sabían estas cosas, si lees el primer capítulo del libro del Génesis de la Biblia, descubrirás que según las escrituras, no sólo los humanos, sino todos los demás animales (de hecho, todos los “seres vivos”) fueron “creados” veganos. Simplemente léelo y lo verás. Aquí está Génesis 1:29-30, donde Dios está hablándole al “hombre”:

29 “Entonces Dios dijo, “Te doy toda planta que dé semilla sobre la faz de la tierra y todo árbol que dé fruto con semilla. Ellos te servirán de alimento. 30 Y a todas las bestias de la tierra, y a todos los pájaros del cielo, y a todas las criaturas que se arrastran –todo lo que lleve dentro el soplo de vida-, les doy toda planta verde como alimento.” Y así fue.”

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Qué es exactamente el Veganismo

Vamos allá. Empezaremos por echar un primer vistazo al modo de vida vegano.

Como dijimos anteriormente, ser vegano no es sólo una cuestión de comida; sino que va mucho más allá. Es una elección de cómo queremos vivir, basada en el respeto, la ética y la justicia. Vegano es alguien que es plenamente consciente de que no hace falta hacer daño a otros para vivir, y aplica esta conciencia a todas las áreas de su vida. Esta conciencia no sólo la usa con los seres humanos, sino también a los animales, y otros tipos de seres (plantas, rocas, el propio planeta…). Es un objetivo elevado, dado el nivel actual de evolución de la especie humana, pero incluso ahora, es hacia donde debería apuntar cualquiera que quiera crecer como persona.

Naturalmente, el primer paso es abolir el abuso a los animales. Esto obviamente implica no comer ni usar ningún producto de este abuso, como carne, pescado, mariscos, pollo, huevos, leche y sus derivados; cuero, lana, seda, esponjas “naturales”, productos testados en animales (como la mayoría de detergentes, champús, cosméticos, pasta de dientes, entre otras cosas); ir a lugares donde se explotan animales, como circos y zoos; comprar y vender “mascotas”… en resumen, la idea es dejar de pensar en los animales como un producto o un servicio, como objetos que uno puede poseer y hacer con ellos lo que le parezca, y cuya vida por lo tanto no tiene ningún valor ni ningún sentido. La Humanidad debe olvidarse de una vez por todas del especismo.

Especismo

Especismo es cualquier actitud que infravalore los derechos de otro ser simplemente porque pertenece a una “especie” distinta a la nuestra. El especismo es, por tanto, una discriminación moral arbitraria de carácter grupal, y análoga al racismo y al sexismo. Por desgracia, el especismo está presente en todas las culturas humanas sobre la Tierra, y es uno de los factores que hacen a la gente trazar fronteras para diseccionar el planeta, y por lo tanto separarse y clasificarse unos a otros en entidades absurdas, ficticias e inexistentes, como la nacionalidad, la etnia, la cultura, la política o la religión. Lo más urgente ahora mismo es tirar abajo estas barreras que nos separan y no nos permiten darnos cuenta de que en realidad somos UNO en todos, y todos en UNO.

Por qué el Ser Humano NO es un animal carnívoro

Los seres humanos somos claramente NO carnívoros. Todo el mundo conoce una frase que te deja la conciencia tranquila cuando comes filete, huevos, pescado o lo que sea: “somos omnívoros; tenemos que comer de todo para mantenernos sanos…”. Algunos directamente afirman que los humanos somos carnívoros…

Si nos conociésemos un poco más, encontraríamos cientos de pruebas inequívocas de que somos básicamente frugívoros -no somos siquiera auténticos herbívoros: nuestra dieta ideal está basada en frutas, igual que todos los demás primates-.

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Observa a tus hijos

Observemos la tendencia natural en un ser humano que tiene muy poca influencia externa, y que actúa básicamente por instinto: un niño muy pequeño, que apenas puede tenerse en pie. ¿Qué les gusta a los niños? ¿Qué les atrae instintivamente? Caramelos, dulces, galletas… en otras palabras: AZÚCAR. Nuestro metabolismo básicamente funciona con glucosa, a diferencia del de los carnívoros, que se nutre de grasa y proteínas. ¿Y qué contiene “azúcar” de forma natural? Las frutas. Otro ejemplo es que a todos los niños les gusta la pasta, el arroz y los cereales en general. ¿Y qué contienen todos estos alimentos? Carbohidratos, que lógicamente provienen de las plantas (la carne tiene muchísimos menos carbohidratos en proporción). Pero aún así, lo que les gusta más a los niños es cualquier cosa que sepa dulce, y eso es un instinto con el que nacemos. Sin embargo lo que ese instinto busca no es azúcar blanca refinada, que no existe en la naturaleza, y que en realidad es muy adictiva; sino la que contienen los alimentos naturales y primitivos que atraen a todos los primates. Éstos se encuentran colgando de los árboles, y podemos cogerlos fácilmente y comerlos usando nuestras manos diseñadas para ello.

La adicción a los “productos” animales surge mucho más tarde, después del destete, por influencia “cultural”: a ningún niño de padres veganos le atrae la carne, y sin embargo algunos niños de padres “omnívoros” la detestan… Da que pensar, ¿no?

Imagínate que le damos a un niño “omnívoro” un corderito y una manzana: el pequeño jugará con el cordero y se comerá la manzana, y no al revés, por mucho que le gusten los filetes o el jamón. Si hiciésemos el mismo experimento con un cachorro de tigre, por ejemplo, haría exactamente lo contrario…

Muy dentro de nosotros, hay muchísimas memorias ancestrales positivas, y si las dejásemos salir a la superficie en lugar de taparlas o volver a enterrarlas, nos sanarían y nos llevarían por caminos mucho más saludables y pacíficos…

Anatomía Humana: cómo estamos hechos

Vamos a echar un vistazo a nuestra estructura física y la forma en que hemos sido construidos y diseñados.

Nuestros dientes

Nuestro juego de dientes claramente revela su función: masticar y moler vegetales. Mucha gente dice entonces que “tenemos caninos”, y por lo tanto, “es natural en nosotros comer carne”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, aunque cualquier primate tiene unos caninos mucho más largos que los nuestros, la mayoría de ellos nunca come carne, y los pocos que lo hacen de cuando en cuando, comen cantidades muy pequeñas. Mucha gente tampoco se da cuenta de que todos los caballos machos adultos también tienen caninos (sí, los tienen, no hay más que mirárselos), y su tamaño con respecto a los demás dientes es muy similar (o algo menores) a los nuestros… así que es un ejemplo muy válido, y los caballos son 100% veganos, igual que nosotros. Ya podemos empezar a sacar conclusiones…

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Aparato digestivo

Veamos ahora otros detalles en el diseño de nuestro cuerpo, que muestra nuestra naturaleza vegana. Por ejemplo, nuestras glándulas salivares, grandes y voluminosas como las de todos los frugívoros. En estos animales, la saliva juega un papel muy importante en el proceso de predigestión. Los carnívoros (en realidad son los auténticos “omnívoros”, ya que todos los animales comen algunos vegetales, incluso los gatos), en cambio, tragan la comida casi entera, nada triturada. La saliva y la orina humanas son alcalinas, a diferencia de la saliva y orina de los “carnívoros”, que son ácidas. Las mandíbulas humanas no sólo se mueven hacia arriba y hacia abajo (como las de los carnívoros), sino también lateralmente (como las de los herbívoros), para permitirnos triturar la comida totalmente.

Cocinados

Otro detalle que normalmente se nos escapa es el de cocinar los alimentos. Los humanos son los únicos animales que transforman artificialmente algunos de sus alimentos antes de comerlos. De esta forma, los humanos en realidad camuflan el verdadero y repugnante sabor (para los humanos, por supuesto) de la carne y vísceras crudas. Aunque algunas culturas humanas comen carne cruda (filete tártaro o tartar de ternera; y también sushi y otras formas de pescado crudo), todo el mundo sabe que son fuentes de infecciones parasitarias (como larvas de gusanos Anisakis en el sushi y otras preparaciones de pescado crudo), que pueden ser bastante peligrosos para los humanos, pero no para un verdadero “carnívoro”. ¿No es éste un mensaje claro de Madre Naturaleza?

Imagínate que te dan un conejo muerto (tiene que estar muerto, porque apenas podrías apañártelas para cazar nada más grande con tus manos), con piel, por supuesto, y sin ningún tipo de herramienta. Ahora piensa: con tus delicadas manos humanas (no garras), con tus pequeños y redondos dientes… ¿podías despedazar el conejo, y comértelo? Tendrías que hacer como todos los carnívoros: ellos cazan sus presas, y después allí mismo las devoran, la mayoría de veces cuando el animal aún está vivo. ¡Y vaya, si lo disfrutan! Ahora, imagínate a ti mismo/a haciendo eso… ¿serías capaz? ¿Lo “disfrutarías”? Si todavía piensas que eres “omnívoro/a”… piénsatelo dos veces.

La Química del Cuerpo Humano

El sistema digestivo de un animal nos da muchas pistas sobre su naturaleza. La cantidad de ácido clorhídrico en nuestro estómago es insuficiente para descomponer la carne de forma que no sea dañina para nosotros; sin embargo, es la cantidad exacta necesaria para digerir vegetales. Los humanos no producimos una enzima llamada uricasa (urato oxidasa), que oxidaría no sólo el ácido úrico de la carne y los “productos cárnicos”, sino también el producido al metabolizar las proteínas de la carne. Esta enzima, por cierto, está en muchos organismos, incluidas las bacterias. Otra buena razón por la cual definitivamente no estamos hechos para comer a otros animales.

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Intestinos largos

Los intestinos humanos son largos, rugosos y con muchas vueltas (como los de todos los demás animales veganos); de este modo se aumenta la superficie de absorción que necesitamos para alimentarnos de frutas, frutos, vegetales y cereales.

Una aclaración sobre los cereales: es muy importante que comamos sólo cereales integrales. Las harinas blancas refinadas generan una capa pegajosa que se adhiere a las vellosidades de los intestinos. Esto impide a las paredes intestinales absorber la cantidad adecuada de nutrientes, produce fiebre estomacal, y el diámetro real –y por lo tanto el tamaño total del tracto intestinal- se reduce.

Volviendo al tema de los intestinos largos: un carnívoro, y de hecho cualquier animal que incluya carne en su alimentación, no podría sobrevivir con un intestino como el nuestro. Estos animales necesitan un tracto intestinal corto, liso, y lo más recto posible, para poder eliminar la materia indeseada rápidamente, antes de que empiece a pudrirse y descomponerse. De hecho, todos los animales que de verdad están diseñados para comer carne tienen un intestino corto, liso y recto; exactamente lo contrario al nuestro.

Colesterol: el Malo de la Película

Mucha gente teme a esta simple y pequeña palabra: colesterol. Millones de personas toman medicamentos para intentar controlar sus extremadamente altos niveles de colesterol. No hace falta decir que sólo los humanos, con sus locos hábitos alimenticios, sufren estas condiciones. Nuestro cuerpo puede producir por sí mismo (sin “ayudas” externas) todo el colesterol que necesita, y de hecho lo hace. El colesterol no es “malo”, es un componente estructural esencial de las membranas celulares en todos los mamíferos.

La gente que come comida no-vegana ingiere enormes cantidades de colesterol animal, y por suerte para ellos, la mayoría consigue eliminar alrededor del 80% del colesterol que comen en sus carnes, huevos, leche, etc. (qué absurdo despilfarro de energía y tiempo…). Los alimentos vegetales contienen también colesterol, pero en cantidades infinitamente menores; además los productos vegetales como las semillas de lino y los cacahuetes contienen componentes similares al colesterol, llamados fitosteroles, que ayudan a reducir los niveles potencialmente altos de colesterol.

Es casi imposible provocarle arteriosclerosis a un auténtico carnívoro por medio de una dieta alta en colesterol, pues su metabolismo está perfectamente adaptado a ello. Sin embargo, los conejos, estrictamente veganos, enseguida la desarrollan con la misma dieta alta en colesterol, igual que los humanos. Ninguno de ellos está diseñado por naturaleza para alimentarse de dietas ricas en colesterol.

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Química de los Alimentos

LECHE

¿Y el alimento fantástico ese llamado LECHE?

La leche es uno de esos claros ejemplos de lo fácilmente que nos lavan el cerebro para que compremos algo no sólo inútil para nosotros, sino de hecho la principal causa directa de tantos problemas de salud que afectan hoy a la sociedad moderna.

Pero… ¿no es la leche un alimento natural, nutritivo, saludable y necesario?

¡Claro que sí! Pero por supuesto… ¡sólo para los TERNEROS! Todas las madres mamíferas, incluidas, por supuesto, las mujeres, son capaces de producir su propia leche para sus bebés. Cada bebé (sean terneros, perritos, gatitos, niños…) se alimenta mamando (la leche de su propia especie), hasta que está preparado para empezar a alimentarse de comida “sólida”. El destete natural sucede tan pronto como los cachorros dejan de producir los enzimas necesarios para digerir la leche. En los humanos esto ocurre entre los 3 y 5 años, dependiendo de cada niño. En la naturaleza, ningún animal continúa bebiendo leche después del destete (y lógicamente nunca la leche de otra especie)… excepto los humanos (y, por supuesto, los perros y gatos que viven con humanos, y que a menudo desarrollan los mismos tipos de problemas de salud que sus “amos” humanos).

Adictos a la leche

Muchos estudios sobre la adicción humana a la leche revelan que, al igual que un cigarrillo se convierte en el sustituto del chupete para los adultos, proporcionando apoyo psicológico, la adicción a la leche y los productos lácteos corresponde a un estado de falta de cariño, inmadurez, inseguridad y un ansia inconsciente de “volver a la infancia”. Los adictos a la leche simplemente quieren ser bebés otra vez, ¡nunca crecieron! Esto puede deberse a muchos factores, como el hecho de que los niños no maman todo el tiempo que necesitan, normalmente un periodo de 3 a 5 años; de hecho muy pocos llegan a mamar durante 2 años o más. Esta deficiencia nutricional (la leche de la madre proporciona no sólo alimento, sino también valiosos anticuerpos entre otras cosas), además de una deficiencia emocional (debida a la falta de contacto físico y de la sensación de ser realmente criado por la propia madre), se queda programada más tarde en la infancia, y también en la edad adulta, como una verdadera adicción. Simplemente recuerda cómo muchas personas deprimidas o con problemas emocionales de cualquier tipo corren a la nevera a atiborrarse de helado. Es muy típico oír a vegetarianos que están intentando dar el siguiente paso y convertirse en auténticos veganos diciendo: “oh, es que no puedo dejar la leche/queso/yogur/helado… simplemente no podría vivir sin ellos”.

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El Lobby de la Industria Lechera

Por si no era suficiente, la industria lechera, a través de su poderoso e influyente lobby, sigue intentando convencer a todo el mundo de que su “producto” es nada menos que un alimento milagroso, delicioso y absolutamente indispensable; todo ello a pesar, por ejemplo, del hecho de que durante siglos millones de personas en países orientales no han bebido nunca leche. Simplemente acuérdate de tu restaurante chino, tailandés o japonés favorito, y trata de recordar un solo plato del menú que contenga leche…

El crecimiento, los huesos y el calcio…

Otro de los pretextos de la industria lechera es que la leche es necesaria para el crecimiento adecuado de los niños. Es un hecho que los niños están creciendo mucho más que nunca desde la explosión de la leche. ¿Te has preguntado alguna vez por qué? ¿Podría ser el famoso contenido en calcio? Veamos… La leche tiene menos calcio que, por ejemplo, las semillas de sésamo, y lo curioso es que prácticamente todo ese calcio se PIERDE, no puede fijarse en los huesos debido a la acidez producida en la metabolización de las proteínas de la propia leche. El cuerpo compensa esta condición ¡tomando calcio de tus propios huesos! De modo que, cuanta más leche bebas, menos calcio conseguirás mantener. En otras palabras, estás disolviendo tus huesos con cada vaso de leche que bebes.

Pero, ¿qué pasa con las espectaculares tasas de crecimiento de los niños de hoy en día? Esto se debe a que mamá vaca incluye en su leche todo tipo de hormonas de crecimiento que su bebé ternero necesita para crecer –como un ternero, claro- hasta alcanzar su tamaño adulto a los tres años de edad. De todas maneras, esto no es en absoluto necesario para los bebés humanos, cuyos huesos (los de los bebés alimentados con leche de vaca) nunca llegan a contener las cantidades necesarias de calcio, precisamente porque han sido obligados a crecer tan rápido.

Leche y Osteoporosis

Otro error fatal de muchos médicos y nutricionistas víctimas del correspondiente lavado de cerebro por parte del lobby de la industria lechera es recetar cantidades inmensas de leche y productos lácteos para “tratar” la osteoporosis (densidad reducida de los huesos). Esto denota la total ignorancia de estos supuestos “médicos” y “expertos en nutrición”, sobre las verdaderas causas de esta terrible enfermedad, e incluso cómo funciona el metabolismo de las proteínas… (o quizá SÍ que lo saben, pero el dinero es más importante para ellos que la salud de sus pacientes).

Los últimos estudios sobre la osteoporosis muestran que esta condición NO comienza debido a una ingestión insuficiente de calcio en la dieta, sino por un pH alterado en el cuerpo, a menudo debido a una ingestión excesiva de proteína animal –simplemente la cantidad que es erróneamente considerada “normal” en nuestra sociedad de hoy en día.

La cosa funciona de la siguiente manera: cuando la proteína animal es metabolizada, el interior de la célula se acidifica; entonces la célula usa calcio (alcalino) para neutralizar el equilibrio alterado. El calcio utilizado por las células para neutralizar la acidez viene tanto del calcio de la dieta como de las reservas naturales de calcio del

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cuerpo, los huesos. Esto causa la deficiencia inicial de calcio en los huesos, que después se desarrolla hasta convertirse en osteoporosis.

Es importante recalcar que la proteína vegetal, si no se come en exceso (y las necesidades reales de proteína de nuestro cuerpo son mucho más bajas de lo que los “médicos” y “expertos” nos han hecho creer), no produce el efecto acidificante.

Entonces, ¿cuál es el verdadero papel de la leche en todo esto?

Hablando claro, la leche es LA causa principal de la osteoporosis. No sólo NO ayuda a “frenar” la enfermedad, sino que realmente la causa. ¿Por qué? Simplemente porque su contenido en calcio –y tan a menudo una cantidad EXTRA de calcio extraído de las reservas del cuerpo- ¡se gasta sólo en neutralizar el resultado su metabolización!

Afortunadamente, muchos osteópatas (especialistas en huesos) a menudo aconsejan a sus pacientes que dejen de comer productos animales, y sobre todo, que eliminen absolutamente la leche y los productos lácteos de su dieta, y en su lugar tomen calcio de fuentes vegetales como verduras de hoja verde, algas como wakame, kombu, nori, etc.; almendras, avellanas, nueces; todo tipo de legumbres, como judías, garbanzos, lentejas, frijoles, guisantes, etc. Muchos de estos afortunados pacientes han logrado regenerar su masa ósea hasta niveles casi normales. Sí, es cierto. La creencia popular, alimentada por los “médicos”, es que la osteoporosis es irreversible, y su proceso sólo puede ser ralentizado o frenado, pero nunca curado. Una gran MENTIRA.

Veneno Lácteo

La investigación científica también ha demostrado la toxicidad de la leche y los productos lácteos. Un hecho con el que están de acuerdo incluso los “médicos” convencionales. Se sabe que los productos lácteos causan exceso de moco y diversas alergias. Los “médicos” aconsejan a menudo a sus pacientes con catarros, asma, nariz congestionada o “mocosa”, y otros problemas del tracto respiratorio, que dejen de tomar leche y productos lácteos (“temporalmente”, por supuesto, hasta que se “mejoren”).

El hecho es que los humanos simplemente no tenemos los enzimas necesarios para metabolizar la leche. Ésta es la razón por la que la leche es tóxica; tan claro como eso. Por ejemplo, uno de los azúcares de la leche, la galactosa, puede causar cáncer de ovario; algunas de sus proteínas provocan una reacción autoinmune en las células receptoras de insulina en el páncreas, que causa diabetes de tipo I (dependiente de insulina). La lactosa normalmente entra entera (sin digerir) al organismo, donde se queda almacenada en los discos intervertebrales, a menudo provocando la demasiado frecuente hernia discal.

Un exceso de vitamina D, una vitamina no soluble en agua, y por lo tanto difícil de eliminar, provoca toxicidad: eleva el contenido en ión calcio en sangre (alterando el pH, y por lo tanto afectando al cuerpo entero), aumenta la absorción de aluminio y forma depósitos de calcio en tejidos blandos, que causa arrugas, envejecimiento, arteriosclerosis y endurecimiento de los tejidos, mientras nuestros huesos se están descalcificando.

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Esto no es ni leche…

Míralo bien. La leche que viene en las cajas que compras en tu supermercado no tiene nada que ver con la leche que se vendía hace un siglo.

Veamos de más cerca el contenido de tu tetrabrik de leche…

Cuando las vacas se ordeñan, sus ubres no están exactamente “perfectas”, ni mucho menos. Después de largos meses de ser ordeñadas por la máquina, las ubres están expuestas a todo tipo de heridas e infecciones, además de la típica mastitis (hinchazón de la ubre). Por lo tanto, se les aplica todo tipo de cremas y otros productos antisépticos y antibióticos, para reducir la hinchazón y calmar la irritación y el dolor, y que así la vaca no se quite las copas de la máquina ordeñadora como protesta por el sufrimiento y la rabia. Antes de envasarse, la leche pasa por un tratamiento UHT (de muy alta temperatura), un proceso que simplemente mata todos los microorganismos (bacterias), pero no elimina la sangre, pus, suciedad y células somáticas de la ubre, ni tampoco las hormonas, antibióticos, etc. Todo ello se queda en la leche, y obviamente nos afecta. Aunque hay controles de calidad, todos ellos permiten “trazas” (en realidad, las cantidades permitidas no son tan infinitesimales como cabría entender por la palabra “trazas”) de todo tipo de sustancias peligrosas.

UHT y el Microondas

Dos experimentos muy conocidos con animales (es una pena que tengamos que aprender las cosas de esta forma) demostraron los efectos tanto del UHT como del microondas. En el primero, se alimentó a un ternero sólo con la leche de su madre, pero sometida al proceso de UHT que se usa para la leche de consumo humano. El triste resultado fue que el ternero murió en pocas semanas. En otro experimento, se alimentaron gatos con sólo comida y agua previamente pasadas por el microondas. De nuevo, murieron después de unos pocos días, aunque algunos sobrevivieron varias semanas. En el grupo control de gatos (que vivían junto con los gatos del experimento), alimentados con comida natural y viva (hierba y animales pequeños que ellos mismos cazaban), todos vivieron normalmente como cabía esperar, descartando cualquier posible enfermedad en el grupo. Saca tus propias conclusiones.

Leche y Microondas

Mucha gente comienza el día calentando leche en su microondas para el café, el té o simplemente para beber. Ojo… piénsatelo dos veces

Un interesante método de investigación se publicó en Laboratoire associatif pour I´application des tests sensibles (LAPATS) en Frechendets, Francia. Un método especial de cristalización permite averiguar el tipo y el origen de alimentos o sustancias, por ejemplo si son de cultivo biológico o convencional, irradiados o no, y el modo de calentar que ha sido empleado en ellos. El método de la cristalización revela que los alimentos se desnaturalizan al ser irradiados. La leche pasada por el microondas se desnaturalizaba hasta tal punto que no fue considerada apta para consumo.

Un grupo de científicos de la Stanford University School of Medicine en California descubrieron que pasar por el microondas leche humana a altas temperaturas

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(entre 72º C y 98º C) provocó un claro descenso de la actividad de todos los factores anti-infecciosos que se testaron. Pasar por microondas a temperaturas bajas (de 20º C a 53º C) no tuvo un gran efecto sobre la IgA (Inmunoglobulina A), pero sí que redujo la lisozima. Incluso de 20º C a 25º C, el crecimiento de E. coli fue cinco veces mayor que en la leche humana control (sin pasar por microondas). Al ver que las radiaciones microondas provocaban una pérdida significativa de las propiedades inmunológicas de la leche, los autores llegaron a la conclusión de que pasarla por el microondas “no es un tratamiento térmico adecuado”. Asumieron que los efectos tanto térmicos como no térmicos sobre los factores anti-infecciosos de la radiación microondas deben de jugar un papel importante porque “los efectos adversos sobre los factores anti-infecciosos son difíciles de explicar solamente sobre la base de la hipertermia”. Fuente: QUAN, R. ET AL. (1992): EFFECTS OF MICROWAVE RADIATION ON ANTI-INFECTIVE FACTORS IN HUMAN MILK. - PEDIATRICS. 89 (4): 667-69.

Un estudio más allá sobre la leche, llevado a cabo en Viena, demostró que el tratamiento con microondas produjo tasas altas de racemización en las proteínas de los alimentos, cosa que no ha sido observada después de ser cocinados de forma tradicional (en química, racemización significa una conversión parcial de un enantiómero en otro). En particular, se notificó haber encontrado cantidades significativas de D-prolina y cis-D-hidroxiprolina en fórmulas de leche infantil calentadas en microondas. Normalmente, la L-prolina se encuentra en materia biológica. G. Lubec (LUBEC, G. ET AL. (1989): AMINOACID ISOMERISATION AND MICROWAVE EXPOSURE. - THE LANCET, 9: 1392-93) advirtió que “la conversión de formas trans a cis podría ser peligrosa porque cuando los aminoácidos cis son incorporados en péptidos y proteínas en lugar de sus isómeros trans, esto puede llevar a cambios estructurales, funcionales e inmunológicas.” Para colmo, en experimentos con animales, la D-prolina resultó ser neurotóxica.

Famosos científicos hicieron todo lo que pudieron para desacreditar estos descubrimientos. Poco después, el Centro de Investigación de Nestlé declaró que calentar la comida en el microondas era “tan buena, y a veces mejor, que las formas convencionales de calentar”. De hecho, el propio Lubec “retiró”, es decir, renegó de sus propios descubrimientos en 1990, sucumbiendo a la presión de la industria y el comercio.

La próxima vez que vayas a abrir la puerta de tu microondas, piénsatelo dos veces…

¿Y qué pasa con los HUEVOS?

La mayoría de la gente está consciente del sufrimiento y la crueldad que las gallinas ponedoras soportan durante toda su vida como máquinas de producir huevos; simplemente mira cualquier documental de PETA (www.peta.org) sobre el tema. Con sólo eso sería suficiente razón para mantenernos lejos de los huevos, pero echemos un vistazo a sus “cualidades nutricionales”.

Los huevos son una bomba hormonal increíble, estén fecundados o no. Un huevo es un óvulo de gallina, la célula reproductiva femenina, el producto de su ciclo menstrual, y como tal, está lleno de hormonas naturales además de las innaturales que toman del pienso y/o de la aceleración de su ciclo menstrual (las gallinas NO ponen un huevo cada día de forma natural; se les manipula artificialmente para que lo hagan,

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usando técnicas de iluminación ambiental, productos químicos, selección genética y técnicas especiales de cría par inhibir la cloquez natural durante la cual no pondrían huevos, sino que al subir la temperatura corporal y otros cambios físicos, la gallina se dedicaría a incubar los ya puestos).

Algunos estudios europeos han descubierto que la sexualidad precoz puede estar asociada a una ingesta elevada de huevos. Los huevos, evidentemente, NO son para que los humanos los devoren; son proyectos biológicos para nuevos seres, por eso están hechos como son, y contienen lo que contienen. Mirémoslo con más atención. Los huevos contienen alimento concentrado para un feto en crecimiento: grasas como fuente de energía, y proteínas como bloques de construcción para literalmente construir el nuevo ser; hormonas para su correcto desarrollo, etc. Está muy claro que estas cosas no son para la “nutrición” humana. La yema es en su mayoría grasa (alrededor del 70% de las calorías totales de un huevo provienen de las grasas), y contienen grandes cantidades de colesterol. Incluso si sólo te comes la clara del huevo, no quedas fuera del peligro: contiene nada menos que 13 proteínas diferentes, muchas de las cuales son peligrosos alérgenos, principalmente ovomucoide (11%), ovoalbúmina (54%), ovotransferrina (12%), ovomucina (1,5%) y lisozima (3,5%). La ovomucina, además, inhibe la tripsina, uno de los enzimas encargados de digerir las proteínas en el duodeno. La yema de huevo, por si te lo estás preguntando, también contiene alérgenos, como livetinas, apovitilinas y vosvetina. Con todo esto, no es de extrañar que los huevos sean una de las principales fuentes de alergias, agotando nuestro sistema nervioso y debilitando el cuerpo. Y no olvidemos los abundantes casos de contaminación por salmonella cuando los huevos se comen en su estado “natural”, es decir, crudos. La Naturaleza habla, pero los humanos cierran los oídos.

Miel

La miel es considerada por mucha gente como un alimento excelente, y de hecho lo es… pero (como ya lo habrás imaginado) PARA las ABEJAS. La miel es un “alimento” predigerido por las abejas, producido a partir del néctar de las flores, que una vez en la colmena regurgitan dentro de las celdas del panal. En la época de frío, cuando los recursos alimenticios son escasos, las abejas viven de la miel que han ido almacenando. Como la miel contiene trazas de ácido fórmico, irritante, a la gente con asma o alergias, además de los niños de menos de doce meses (por riesgo de botulismo), los “médicos” normales les aconsejan evitar la miel.

Además, la miel es tan acidificante y descalicificante como el azúcar blanco. El contenido de proteínas, calorías, potasio, calcio, magnesio, fósforo, hierro, cobre, cloro, vitamina B6, ácido fólico y pantoténico (vitaminas B9 y B5), y biotina, es inferior al del azúcar de caña sin refinar. La miel cruda contiene una pequeña cantidad de vitamina C, pero todas las marcas comerciales procesadas están cocinadas, lo que destruye cualquier resto de vitamina C. Por lo tanto, el consumo de miel por parte de los humanos es poco recomendable simplemente por razones nutricionales, dejando a un lado la explotación de las abejas.

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Entonces, ¿realmente se nota la diferencia?

Puedes probar un pequeño experimento contigo como animal de laboratorio. Intenta observar y describir tu estado de ánimo general y tus sentimientos después de varios días de comer mucha carne –y asegúrate de incluir todo tipo de “productos” animales. Luego, haz lo mismo después del mismo número de días sin comer NADA de carne, ni NINGÚN producto animal (pollo, pescado, huevos, leche, queso, mantequilla, mayonesa, helado, yogur, miel, gelatina…), y una buena cantidad de frutas y verduras CRUDAS.

Signos Claros

Una de los signos que primero notan muchos humanos al dejar de comer carne (y se nota incluso cuando sólo se deja la “carne” (animales terrestres), todavía comiendo pescado), es una evidente y repentina ausencia de rabia y de irritabilidad general. Es muy interesante darte cuenta por tu propia experiencia de que nuestro humor depende en mucho de lo que comemos. Es un mensaje muy claro: puedes hacer tu vida pacífica, agradable y feliz por medio de una alimentación y modo de vida veganos, 100% libres de crueldad. Cuando ya no comemos muerte, nuestra ira y violencia interior –y otras emociones destructivas-, pierden su sentido, y el cuerpo finalmente se da cuenta de que no hay una presa que tengamos que matar para mantenernos con vida. Conforme avanzamos hacia el veganismo total, nuestra antigua vida como falsos predadores poco a poco desaparece, dejando paso a otra forma de ver el mundo, una forma de vida completamente nueva, la Vida Vegana.

La Mente Crea el Universo

Oímos a menudo, de fuentes de sabiduría oriental y de experiencias espirituales y físicas occidentales, que nuestra mente crea el mundo en que vivimos, nuestro universo, nuestra realidad personal, y todos los factores que controlan nuestro cuerpo; y que nuestras emociones realmente generan estados físicos positivos o negativos. Por lo tanto, también puede ocurrir en el otro sentido: al eliminar todos los restos de “productos” animales de nuestra dieta, nos sentiremos mucho más pacíficos, serenos, calmados y plácidos; nuestros pensamientos se clarificarán… Seguramente el hecho de volvernos más honestos, sinceros y coherentes, hará que nuestra energía física y potencial de regeneración aumente de muchas maneras.

Veganizando nuestra Vida

En pocas palabras, “veganizar” nuestra vida crea una explosión de bienestar, satisfacción y paz interior, que después se puede utilizar y desarrollar por nuestros propios esfuerzos, pero el objetivo principal es empezar a vivir como el Universo nos está sugiriendo a cada momento, con cada pequeño detalle en nuestra vida; en el caso de la comida, nuestro cuerpo está pidiendo, de todas las maneras que puede, ser alimentado sólo con productos vegetales.

Lo que podemos conseguir cuando volvamos a nuestro estado natural es literalmente infinito, pero a nivel personal, una de las experiencias más emocionantes es caminar por un bosque, un campo abierto, o bucear en un río o en el mar, y poder decirle a ese ciervo, a esa vaca, o a ese pez que nos mira a través del agua: “tú eres mi

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hermano, tú eres mi hermana, te amo, y estoy tan feliz de saber que NUNCA te encontraré en mi plato…” ¿No es algo maravilloso?

Ecología

Hablando de números

Si necesitas “hechos”, “datos” en lugar de simplemente mirar en tu interior, revisemos las sustanciales y significativas razones ecológicas para eliminar el especismo y adoptar el modo de vida vegano.

Malgasto de valiosos recursos naturales

Piensa en la enorme cantidad de agua que se necesita para hacer funcionar una granja industrial de ganado, tanto para la granja en sí como para regar los campos necesarios para alimentar a todo ese ganado. Más de la mitad del agua consumida en el mundo hoy en día se gasta en alimentar y criar el ganado. Luego está el tema de la contaminación del agua (ríos, reservas subterráneas) por parte de las granjas en forma de purines, pesticidas, antibióticos, fertilizantes. Estos dañinos productos químicos finalmente acaban en la cadena alimentaria natural.

La cría de ganado es la forma más cara de alimentar al mundo, tanto medioambientalmente como económicamente. Las leyes de la cadena trófica (cadena alimentaria) nos dicen que sólo el 10% de la energía pasa al siguiente nivel predatorio. Teniendo esto en cuenta, imaginemos cuánto llega a nosotros de lo que las plantas produjeron originalmente a partir del sol. Para conseguir 1 Kg. de carne cuesta 40 veces más en combustible fósil (transporte, calefacción, etc.) que 1 Kg. de proteína de soja. El 44% del cereal (y el 96 % de la soja) cultivada hoy en el mundo se destina a la alimentación de ganado. Para conseguir 1 Kg. de carne necesitas 100 veces más agua que para 1 Kg. de trigo, y 50 veces más que para 1 Kg. de arroz.

De modo que… ¿realmente queremos comer proteínas de segunda mano? ¿No es mucho más razonable tomarlas directamente de sus “fabricantes”… las plantas?

La cría de ganado produce 125 toneladas de desechos cada segundo en el mundo. Pero eso no es todo… hay más, mucho más… cada año los humanos están destruyendo 300.000 kilómetros cuadrados de bosque tropical; es un número tan enorme que no podemos siquiera empezar a comprenderlo (es la superficie de Italia): la mitad de esta área se destina a pastos para ganado. El dato clave: un vegano “necesita” 700 metros cuadrados de tierra al año para alimentarse; un supuesto carnívoro necesita 13.000, más de 18 veces más.

Considerando todos estos datos, cualquiera puede darse cuenta de que el hambre en el mundo es simplemente el resultado directo de los intereses comerciales insaciables de unos pocos, y los ciegos hábitos alimenticios del resto; y la mayor parte de la gente no tiene la menor idea de estos hechos.

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Evolución

El concepto de evolución tiene una gran importancia hoy en día; tendemos a asumir que nuestra especie finalmente ha evolucionado y salido de sus humildes, ignorantes y salvajes orígenes para convertirse en “la joya de la creación”, el ser más perfecto de la Tierra, o incluso del Universo. Nos hemos “civilizado”. Pero en realidad, todos aquellos que piensan de esta forma no tienen ni idea de lo que están hablando.

¿Qué se entiende por “evolución”? Generalmente, se refiere a un número de cambios físicos, principalmente genéticos, a través de los cuales una especie poco a poco se convierte en otra, guiados por la adaptación al ambiente cambiante. En el caso de los humanos, se supone que han crecido en inteligencia, se acredita que han creado la “cultura”; e incluso algunos llegan a decir que gracias a la “civilización” que creamos, ahora somos, de alguna forma, “mejores”.

Llega E.T.

Imagina por un momento cómo un visitante del espacio, que no tiene información anterior sobre nuestra especie, al oír todas estas afirmaciones, se imaginaría gente sana, feliz, un planeta sin guerras ni odios, y por supuesto sin esclavitud ni límites o fronteras (recordemos aquí lo que dijimos del especismo, uno de los obstáculos mentales más limitantes). Si este bienintencionado extraterrestre decidiese visitar nuestro pobre, cansado y paciente planeta, se quedaría, como mínimo, bastante decepcionado al ver la “gran evolución” de la mayoría de seres humanos a lo largo de la Historia. Desde los comienzos de nuestra adorada “civilización”, hemos estado peleando unos con otros, con métodos cada vez más sofisticados, hasta el punto de convertir a otros seres vivos, como las bacterias, en armas contra el “enemigo”.

Y todavía continuamos en nuestra loca carrera contra la Naturaleza: criamos y matamos animales simplemente para devorarlos o ponernos sus pieles; esclavizamos a caballos y a nuestros propios congéneres para beneficio de los que están en el poder; inventamos máquinas y todo tipo de sistemas artificiales para sustituir lo natural (algunos llaman a esto “superar a la naturaleza”), como si estuviésemos huyendo desesperadamente de todo lo que se nos dio el día en que nacimos. Todo esto es, por supuesto, para “nuestro propio beneficio”, que significa para el supuesto beneficio de los humanos, y sólo los humanos. Punto.

Se nos dio un maravilloso cuerpo con un gran potencial, y nunca confiamos en su demostrada capacidad para curarse a sí mismo; lo usamos para fines violentos y dañinos… no hemos siquiera activado funciones que todos los demás animales utilizan cada día, como la comunicación directa de mente a mente, o escuchar a nuestros instintos… ¿puede llamarse a esto evolución?

No olvidemos por último, que nuestro amigo extraterrestre tendría grandes problemas, como mínimo, si lo descubren aquí en la Tierra… precisamente debido al especismo…

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Ser Mejores

Si de verdad queremos ser “mejores”, ¿por qué no empezamos precisamente por eso, ser mejores? Uno de las características del desarrollo personal en un ser humano es dejar de preocuparse por sí mismo/a, y sin infravalorarse, empezar a trabajar por el bien de los demás, llegando así a un verdadero equilibrio. Lógicamente, los “demás” no son sólo humanos, sino también animales y plantas, hacia los que sentirá un gran amor. De esta manera, este ser humano verdaderamente “evolucionado” difícilmente podría sentir deseos de devorar un pollo o un cordero, ni de cortar o arrancar una planta, ni de pelearse con el vecino. Sus verdaderos sentimientos le pedirán alimentarse con lo que Madre Naturaleza le da: frutos, semillas, etc., todo lo que un ser vegetal “le da”; y nunca la planta entera, si es posible. Esto se llama frutarianismo, y es un hermoso y viable estilo de vida. Sería el siguiente paso después del veganismo, y es una opción que deberíamos considerar después de abandonar la idea de que los animales están aquí para servirnos y alimentarnos. Pero recuerda: el tipo de alimentación que sigues no es la causa, sino la consecuencia de un verdadero proceso de evolución.

Otros animales también pueden (y han) evolucionado

Los seres humanos no son los únicos que pueden evolucionar de esta forma, otras especies animales han experimentado procesos similares como, por ejemplo, el panda gigante. A pesar de su clasificación taxonómica como carnívoro, y el hecho de que tiene las mandíbulas, dientes, sistema digestivo y genes específicos de carnívoro, su dieta es principalmente herbívora, la cual consiste en básica y exclusivamente bambú. Este caso no es exactamente el mismo que el de el ser humano volviendo a su estado natural, pero si un verdadero carnívoro como el panda gigante puede lograrlo, sin “problemas” de ningún tipo, ¿qué puede haber de malo en que uno frugívoros descarriados volvamos por fin a nuestra condición original?

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Ética

Hasta ahora hemos explorado nuestra verdadera naturaleza vegana, cómo estamos físicamente preparados para ser veganos, por qué otros tipos de “alimentos” no nos convienen según un punto de vista médico, físico y científico. Ahora consideremos las implicaciones éticas de una dieta que incluye “carne”.

La escena de cualquier ser (generalmente humano) abusando de otro contra la voluntad de la víctima es demasiado frecuente, tanto en la vida real como en la ficción, y todos estamos acostumbrados a ella: policías, criminales y sus víctimas, personal de las granjas, laboratorios de “investigación”, mataderos, e incluso padres con sus propios hijos, o hombres atacando a mujeres… De todas formas, esto no es natural ni sano, y desde luego no es nuestro destino convertirnos en agresores ni en víctimas. De todo esto se deduce que no estamos tan “avanzados” como a veces queremos aparentar.

Todas estas situaciones son producto de una ignorancia profundamente arraigada, tanto por parte del abusador –pues no se da cuenta de que el sufrimiento que está causando a su víctima volverá a él como consecuencia-, como por parte de la víctima -pues no conoce el valor de su propia libertad, ya que nunca la ha experimentado, y por lo tanto no puede verdaderamente defenderla.

En cualquier caso, la parte que de verdad tiene la culpa aquí es claramente el abusador, especialmente si es humano, pues como ser evolucionado y consciente, como dice ser, debería reconocer las consecuencias de sus acciones; y si de verdad es tan sabio como dice, debería estar defendiendo el bienestar y los derechos de otros seres, y no aprovechándose de su inocencia. Hay que recordar que “bienestar” implica, además de “estar bien”, ser feliz, ser libre, verdaderamente libre, y no falsas tapaderas como “mejores” jaulas, muerte “sin dolor”, añadir tal o cual “juguete” a la prisión de los cerdos, y otros actos hipócritas que se conocen bajo el nombre de bienestarismo, un tema que trataremos más extensamente más adelante.

En el caso de que no nos consideremos como “superiores”, es decir, evolucionados, responsables, conscientes, etc., sino como iguales a nuestros hermanos animales, hay todavía más razones para respetarlos: sabemos que, al ser como nosotros, los animales también sienten dolor y placer, tienen un deseo y un derecho a vivir y disfrutar la vida, un deseo y un derecho de ser libres, como nosotros, y que realmente merecen todas estas cosas. Son nuestros hermanos, compartiendo un viaje común en esta nave espacial llamada Tierra.

¿“Usaríamos” en nuestro propio beneficio, aunque fuese de la forma más “compasiva”, a alguien a quien amamos? Una de las características del verdadero sabio es respeto y amor hacia todos los seres. Éste debería ser nuestro objetivo de evolución, y no tantas “nuevas” tecnologías y una supuesta “humanización” del planeta.

Debemos usar nuestro libre albedrío para elegir qué queremos ser, quién queremos ser y lo que deseamos para los otros seres en nuestro planeta. Para ello, debemos responsabilizarnos de las consecuencias; ya que una vez que las conocemos, ya no podemos ignorarlas, y no permaneceremos inocentes si no asumimos todas nuestras responsabilidades.

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Recordemos la historia del panda gigante, que evolucionó de carnívoro a herbívoro. Los animales no-humanos viven guiados por su instinto y no son capaces de elegir, pero, el caso del panda gigante demuestra que pueden cambiar; pueden evolucionar hacia la siguiente fase, y lo hacen.

En todo caso, los humanos PUEDEN elegir, los humanos PUEDEN decidir, así que lógicamente pueden también evolucionar si se permiten a sí mismos evolucionar. Reorganicemos nuestro interior, y pongámonos en armonía con el nivel de conciencia que nos corresponde; no nos permitamos huir por pura pereza… “es que a mí me gusta mucho la carne… pero yo sólo como carne de vez en cuando… soy prácticamente vegetariano…”, así no funcionan las cosas…

Cuando alcanzamos el nivel evolutivo al que realmente pertenecemos –y éste es normalmente mucho más elevado de lo que pensamos-, cuando nos damos cuenta de que estamos allí, nuestro gozo no conoce límites. La vida cambia completamente, porque ya no estamos empujando en contra de nuestro verdadero SER, en contra de esa energía maravillosa que nos lleva, cada vez más velozmente, a vivir de la forma que nos toca. El impulso que mueve esta energía es Amor Universal, que experimentamos al adquirir verdadera Sabiduría, la cual a su vez nos lleva al verdadero conocimiento de lo que ES: el Uno, el Absoluto, la Esencia. Esta Maravilla de las Maravillas está ahí mismo, delante de nuestros ojos todo el tiempo… sólo tenemos que entrar en ella, verla, vivirla, serla. Una vez que ELLO es parte de nuestra vida, debemos decir Sí a todo lo que ELLO nos dice, después de todo, ¿quién o qué puede saber más que ELLO?

Pero, como de costumbre, eres tú quien debe ponerlo en práctica, ver y experimentar por ti mism@ todas estas cosas, si de verdad quieres SABER algo. Las palabras no son más que indicaciones que nos llevan hasta nuestra verdadera meta.

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¿Cómo viven nuestros hermanos?

Volvamos a los animales. Hay una pegatina bastante conocida que muestra un dibujo de una vaca, después la misma vaca cortada con un hacha, y finalmente un chuletón en un plato. Dice: “todos sabemos de dónde viene la carne… hazte vegan”. Esta pegatina resume perfectamente la ética del veganismo.

Algunas personas se horrorizan cuando ven la crueldad de la vida de los animales de granja o de laboratorio, y después de una experiencia impactante, como visitar uno de estos infiernos, muchos cambian su estilo de vida para bien. Si estás interesado en conocer, ver y experimentar estos terribles pero reales sucesos, simplemente visita la web de PETA, www.peta.org, donde encontrarás artículos, historias, vídeos, documentales, etc., que te lo explicarán con claridad.

Es verdaderamente importante que la gente en general conozca la verdad sobre lo que acaba en su plato, así que intentaremos resumirlo a continuación.

Es increíble lo extendido que está el abuso a los animales, y cómo la mayoría de la gente inexplicablemente lo acepta, con la absurda excusa de “así es la vida”. Los humanos usan a prácticamente todos los demás seres vivos para prácticamente todo: comida, diversión, experimentación, alivio del estrés, vestirse, y lo más importante, ganar MUCHO dinero. Ésta es la clave del asunto, hacer dinero. La TV, la radio, Internet, los libros, todo ello está lleno de mensajes para convencerte de lo sana y necesaria que es la leche, de lo buena que está la carne, y miles de mensajes subliminales para hacerte salir corriendo al supermercado más cercano y llenar el carro de cadáveres putrefactos cada semana…

Aquí te mostramos uno por uno, los sistemas principales de abuso de animales, para que veas cómo los humanos “usan” a los animales para beneficio y “diversión”.

Ganado

Hay varias formas de criar y producir animales para “consumo” humano, pieles, etc. Puede parecer que la más cruel es la industria de la carne, porque el animal se mata antes de su “consumo”. De todas formas, éticamente hablando, comer huevos y productos lácteos es exactamente lo mismo que comer carne: los animales que producen leche y huevos se van a matar igual, la única diferencia es que las gallinas ponedoras y las vacas lecheras se matan después de obtener su “producto”. Sus cadáveres son simples subproductos, iban a ser asesinados de todas formas, pues después de un breve periodo de “producción”, estos animales se vuelven “improductivos”, y de cabeza al matadero.

Además, muchos machos nacidos en estas granjas son también enviados al matadero, como:

Bebés terneros machos:Para que una vaca “dé” leche, ha tenido primero que dar a luz un ternero; al nacer,

los bebés machos se retiran de su madre. Pero antes de matarse para “carne”, estos

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terneros deben ser “criados” anémicos y débiles, para que su “carne” sea blanca y “tierna”: esto es lo que es realmente tu filete de “ternera”.

Pollitos machos:La mayoría de pollitos machos (ya que no pueden poner huevos,

desgraciadamente para ellos) son metidos VIVOS en bolsas de basura, donde mueren por asfixia; si no son lo suficientemente afortunados de acabar cayendo por el embudo de la máquina trituradora para convertirse en pulpa, aún VIVOS, a manos de las afiladas cuchillas. Esta pulpa es el ingrediente principal de los piensos para perros y gatos.

¿Ves alguna diferencia real entre comer carne, y comer huevos o leche…?

Pollos

Un pollo puede vivir hasta cinco o diez años, dependiendo de la raza, y en algunos casos hasta 16. Sin embargo, en una granja intensiva, un pollo “de carne” generalmente sólo vive seis semanas antes de ser enviado al matadero. ¿Eres tú responsable de esta masacre de bebés? Sí, bebés: en medidas humanas significaría matar a un bebé de 18 meses para comerlo. Piénsalo.

Las gallinas de razas especiales, es decir, las máquinas de producir huevos, pueden producir hasta 300 huevos al año. Pero después de 12 meses, la capacidad ponedora de la gallina empieza a declinar, y por lo tanto estas pobres gallinas ponedoras “comerciales” son sacrificadas y utilizadas en todo tipo de comidas procesadas, o vendidas como “gallinas para sopa”.

Pesca

Una razón en contra de la pesca es el impacto negativo en la biodiversidad marina. Sin embargo, la base real para abolir la pesca debe ir más allá de argumentos como “estamos dejando nuestros mares vacíos, así que vamos a buscar una forma de seguir como hasta ahora, pero sin que esto ocurra”. Los peces no son un “recurso natural” para que lo explotemos. Los peces son animales; seres libres igual que los demás, y merecen todo nuestro respeto. Realmente no es cuestión de si sufren más o menos cuando los matan, el hecho es que se les asesina –sí, no disfracemos la realidad; lo que ocurre en cualquier matadero o barco pesquero es un asesinato a sangre fría-; y para aquellos que no lo sepan, la muerte de un pez no es precisamente “dulce”: mueren por shock, asfixia, aplastados en la red, descompresión que los revienta desde dentro al sacarlos del agua debido a la diferencia de presión, congelación, atravesados con palos afilados al ser clasificados por la tripulación, abiertos en canal aún vivos. Las anguilas son enterradas vivas en sal.

Estarás de acuerdo en que estos no son métodos muy “limpios” de matar, ¿pero qué diferencia hay en realidad? Seguiría siendo un crimen si les matasen “sin dolor” (cosa que NO sucede).

Dato: la mitad de los peces asesinados en el mundo actualmente se convierten en harina de pescado para piensos para ganado: una vaca come 1 kilo al día de harina de pescado, y una oveja 1 kilo a la semana. Esto es completamente antinatural y perverso:

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¡estamos obligando a animales herbívoros (¡vegetarianos!) a comer pescado! ¿Cómo se puede ser tan retorcidos…?

La piscifactoría no está libre de todo lo descrito arriba; de hecho, aparte de la terrible muerte que les espera a peces y mariscos, estos seres sufren de aglomeración, heridas, enfermedades, además de múltiples “tratamientos” con productos antibióticos y antiparasitarios que les provocan terribles espasmos. Uno de esos productos es el Diclorvos, más conocido como DDVP (2,2-diclorovinil dimetil fosfato), un químico tóxico presente en muchos pesticidas que fueron prohibidos en el Reino Unido en 2001, pero que sigue siendo legal en Estados Unidos y en casi todo el resto del mundo. Se usa de forma masiva en salmones, por ejemplo.

Abejas

Los humanos les roban a estos animales todo lo que pueden: miel (el único alimento de que disponen las abejas obreras), cera, própolis, jalea real (el alimento para las larvas y la abeja reina) e incluso su veneno. Algunas personas tienden a creer que porque conseguir estos “productos” no implica la muerte de las abejas (al menos, no directamente), y porque las vemos volando por el campo, las abejas pueden considerarse animales libres. Sin embargo, poca gente sabe que estos insectos son tratados de la misma forma cruenta que cualquier otro animal de granja.

Las abejas son sometidas a inspecciones periódicas y manipulación, alimentación artificial (polen sintético y azúcar blanca, ambos sin los minerales y vitaminas esenciales, lo cual les provoca malnutrición y enfermedades), tratamiento con medicamentos, pesticidas, ingeniería genética e inseminación artificial de la reina (con esperma obtenido por decapitación de los zánganos). Además, la reina es sacrificada (“reemplazada”) cada dos años, se le cortan las alas para evitar la reproducción natural, se la trata con feromonas artificiales…

¿Qué nos han hecho las abejas?

Caza

Aquí, hasta algún “carnívoro” estará de acuerdo… ¿qué es eso de matar por diversión? Esta es la razón principal para rechazar la caza, simple, directa y clara. Los demás argumentos son muchos: desequilibrio de los ecosistemas, contaminación (cartuchos), envenenamiento de animales “competidores” (los animales que por naturaleza cazan conejos, ciervos, etc.); usar perros hasta que se agotan (cuando ya no son útiles, los cazadores los matan)… Parece que los humanos no pueden dejar de hacer cosas para las que NO están hechos; siendo así, no es de extrañar que el mundo esté como está.

Mascotas

Es absurdo cómo en nuestra sociedad antropocéntrica un pero, un gato o cualquier animal que viva en las calles de una ciudad necesite un “amigo” o un “benefactor” humano (en otras palabras, “un propietario”) para no ser sistemáticamente asesinado (en la “protectora”, o cualquier otro tipo de cárcel-matadero), o utilizado para “investigación/experimentos” y otros fines crueles.

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Se estima que entre seis y ocho millones de gatos y perros entran a refugios de animales cada año, sólo en los Estados Unidos. Los pocos reclamados por sus “propietarios” o adoptados en casa de alguien son los más afortunados. Los que quedan (la mayoría), cuando el tiempo de espera termina (normalmente dos semanas) son convenientemente asesinados para hacer sitio a más víctimas.

Criar animales de raza produce mucho dinero, por lo tanto los criaderos continúan “produciendo” gatos y perros de raza pura para vender (¿realmente se puede poner precio a una vida?), mientras los refugios de animales siguen matando muchos más animales de los que podrían caber en las casas de aquellos que los compran “nuevos”. La vida de nuestros hermanos caninos y felinos se ha convertido en nada más que otro artículo de consumo; no se les considera verdaderos seres vivos, sino sustitutos del amor y el cariño que tanto falta hoy en las vidas de tanta gente en nuestra sociedad.

No nos engañemos; un animal nunca tendrá la oportunidad de vivir una vida plena y rica si está aislado de la Naturaleza, del resto de los de su especie, en una casa o un piso. Al menos, los humanos no podemos, eso es un hecho; no hay más que ver cómo cada día aumenta la cantidad de personas con depresión y problemas mentales o existenciales viviendo en las grandes ciudades; bien, lo mismo les sucede a sus mascotas: perros, gatos, pájaros, peces y todo tipo de animales exóticos. Estos seres se encuentran atrapados en un ambiente aislado, completamente diferente del que en realidad necesitan, ajeno a su propio ser y su verdadera forma de vida. Es verdad que no han visto otra cosa, porque el ambiente artificial y ajeno es todo lo que han conocido y conocerán, y parecen “felices”, pero piénsalo un momento: no es así como les toca vivir, ¿verdad? Su verdadero entorno natural es la única cosa que les hará verdaderamente felices y completos.

Los humanos que quieran compartir su vida con un animal deberían ir a vivir donde el animal vive de forma natural, ya que es el humano el que quiere vivir con el animal, y no al revés.

Control de Natalidad

La Naturaleza tiene un sistema de control de natalidad muy simple y eficaz: la cantidad de alimento limita el crecimiento de la población. Tan sencillo como eso. Sin embargo, los humanos someten a sus mascotas a métodos de esterilización bastante cruentos: la castración en machos, y el vaciado en hembras (ovariohisterectomía, es decir, retirar los ovarios y el útero). Lo más sorprendente aquí es que estas crueles e innecesarias prácticas son recomendadas como buenas para los animales, y son apoyadas por la gente en general, además de muchas sociedades humanitarias, refugios animales y grupos de rescate, y un buen número de veganos “animalistas” y prácticamente todos los grupos y asociaciones de “defensa animal”. Esto es una clara contradicción y un punto de vista hipócrita.

¿Qué “derechos animales” están defendiendo estos grupos? ¿Dónde ha ido su “libertad”? ¿Por qué les robamos a los animales su sexualidad, su reproducción, sus instintos maternales, todos ellos etapas importantes en el ciclo vital de cualquier animal?

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¿Nade se ha parado a pensar en el pobre animal cuando es castrado? ...“así están más tranquilos”, dice mucha gente… “ya no “marcan” por la casa”… “ya no tienen más problemas con el celo…” (¿problemas?)

La energía vital se genera en la base de la columna, y las gónadas (testículos y ovarios) generan algo más que espermatozoides y óvulos: son la fuente de gran parte de las hormonas que regulan el comportamiento del animal, su carácter, su forma de vida. Si el entorno es el adecuado, no resultan problemáticos en absoluto. De todas formas, si la energía básica y más fundamental ya no se produce, el animal lógicamente parecerá “más tranquilo” –en realidad menos vivo… casi muerto. De esta cruel forma destruimos a este ser que ha sido nuestro compañero y amigo incondicional. ¿Es éste el comportamiento de un “amigo” (tú)? ¿Les harías esto a tus hijos, a tus amigos…?

¿Podemos alimentar a nuestros gatos y perros de forma vegetariana/vegana?

Tanto perros como gatos pueden vivir con una dieta vegetariana, aunque ninguno de ellos es vegano por naturaleza: los perros son omnívoros y los gatos son carnívoros. Aunque ambas especies pertenecen al orden carnivora, esto no significa gran cosa, ya que, como mencionamos anteriormente, también lo es el oso panda gigante, prácticamente 100% vegano.

De todas formas, en la naturaleza, los gatos y perros no comerían nada parecido a lo que se encuentra normalmente en el pienso. Los gatos necesitan una dieta especial en este caso, ya que requieren un aminoácido llamado taurina –que se encuentra en los tejidos animales.

Se ha desarrollado taurina sintética, y se utiliza en todos los piensos comerciales para gatos (no vegetarianos). Los gatos vegetarianos necesitarán, por tanto, un suplemento de taurina. Una deficiencia de taurina puede provocar ceguera, e incluso la muerte. Los gatos también necesitan vitamina A preformada, y ácido araquidónico.

Todos los piensos veganos para gatos contienen estos elementos esenciales.

No sólo es POSIBLE alimentar a la mayoría de gatos y perros con una dieta sin carne; también es ACONSEJABLE. Comprar piensos “normales” es apoyar la misma industria cárnica con su crueldad, explotación, malgasto y daños medioambientales a los cuales se opone el veganismo.

¿Por qué tienen que sufrir y morir cada año todos esos caballos/vacas/pollos/patos, simplemente para alimentar a tu mascota?

Esto no tiene nada que ver con “imponer tus creencias” a tus mascotas (o animales de compañía, o como quieras llamarlos), ya que no les estás obligando a comer el nuevo pienso, ni les estás impidiendo que coman los pequeños animales que puedan cazar por su cuenta en la zona.

Además, los animales no tienen moral ni creencias. Hacen lo que sea necesario para sobrevivir, sin pensar en el impacto que esto pueda tener. En cambio, nosotros podemos tomar decisiones morales/éticas, como la decisión de hacernos veganos.

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En estado salvaje, sobrevivir podría significar “matar algo o morir de hambre”, pero si vas a “alimentar” a tu animal de todas formas, esto se hace innecesario. No es más innatural para un perro o gato doméstico comer comida vegana que cualquier otra comida.

En primer lugar, el gato o perro doméstico se parece poco a sus primos salvajes, así que ya estamos en una situación artificial.

En segundo lugar, el acto de alimentar a tu mascota de una lata o bolsa (opuestamente a dejarlo buscar su propia comida) es innatural, así que sería una buena idea hacerlo lo mejor posible.

En tercer lugar, el verdadero contenido de las latas o piensos de comida comercial no se parecen en absoluto a lo que un gato o perro comería en estado salvaje…

¿Te imaginas a tu lindo gatito matando caballos y vacas, y buceando en alta mar para pescar atún?

¿Y qué pasa con los bichos, moscas, etc…?

¿Por qué matar a los insectos si no es necesario? Lo mismo va para el tema de usar insectos muertos como adorno, alas de insecto envasadas en forma de sombra de ojos, o insectos moribundos dentro de los frijoles saltarines. ¿Por qué promover hasta este punto un frío desprecio hacia los seres vivos que nos rodean?

Es por una buena razón, basada en una ética intuitiva, que nos asombra más esa alma caritativa que atrapa las moscas para sacarlas de la casa, que la persona que las persigue con un spray en la mano para envenenarlas.

Incluso si nuestro Gran Cazador Urbano utiliza un matamoscas por “razones ecológicas”, el comportamiento más admirable es el de aquella persona que utiliza una red cazamariposas (¡o su propia mano!) para atrapar la mosca y sacarla fuera.

Esto no significa que tengamos que dejar que se nos llene la casa de plagas, o que nos destruyan los jardines. El sentido común debe guiarnos.

Insecticidas, Raticidas… etc.

Alguna gente se extrañará de esta sección, pero pensémoslo: ¿acaso estos animales sienten menos? Cualquiera que haya visto un gato o perro envenenado sabe que la muerte por envenenamiento es una de las peores maneras de morir.

Los animales tienen derecho a la libertad, ¿no? ¿Y quién les garantiza libertad a los infinitos insectos, caracoles, ratones y ratas, babosas, lombrices, etc., envenenados cada día en el mundo en campos de cultivo, granjas, casas, fábricas, almacenes…? Debemos apoyar el cultivo ecológico, que evita usar todo tipo de venenos, dañinos tanto para los animales en sí que directamente mueren envenenados, como para la gente que trabaja en estos lugares.

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Evitemos también matar otros seres en nuestras casas: hormigas, arañas, moscas… estas criaturas tienen su lugar en el ecosistema doméstico, aunque no seamos capaces de apreciarlo a primera vista. Las ratas no serían ningún problema si dejásemos de acumular toneladas de basura en nuestras ciudades. No hay ninguna necesidad real de eliminar a nadie de nuestra vida, y desde luego nunca usando venenos, y simplemente porque “nos molestan”. Pensemos primero de qué forma nosotros molestamos a otros seres, tanto humanos como animales, ¡y aprendamos algo de ello!

Zoos, Circos, Carreras de Caballos y Perros, Corridas de Toros…

Zoos

No es difícil adivinar lo que le ocurre a un animal cuando se le saca de su entorno natural y se le mete en una jaula, sentenciándolo de esta manera a estrés y frustración continuos, con un clima ajeno a él, y sin tener la oportunidad de llevar a cabo su vida natural y actividades.

Circos

Los circos, además de todo lo anterior, obligan a los animales a “actuar” utilizando métodos violentos (descargas eléctricas, golpes…) para que hagan “trucos” para “entretener” al público; están todo el tiempo viajando, y pasan la mayor parte de su vida en pequeñas jaulas.

Carreras

Los caballos de carreras padecen diversas lesiones y torceduras que nunca sucederían en estado natural, además de una falta de lateralidad, ya que correr siempre en curvas en la misma dirección les desequilibra el cuerpo de forma irreversible. También sufren mucho estrés por estar siempre moviéndose de un hipódromo a otro. Lo mismo les sucede a los galgos de carreras.

Corridas de Toros

En España, Portugal, Francia, y muchos países latinoamericanos como México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Panamá y Bolivia, los toros son terriblemente torturados, brutalizados, heridos y finalmente asesinados en uno de los más sangrientos y brutales espectáculos que la humanidad ha inventado jamás. Aún así, mucha gente en estos países defiende su matanza preferida como una forma de “arte”, “símbolo nacional”, y otras absurdeces. Mucha gente piensa que en Portugal no matan a los toros en las corridas. Esto NO es verdad: en Portugal es ilegal matar un toro en la plaza, de manera que se le saca y se le mata en el corralillo, ya que los toros de lidia sólo se pueden usar una vez. Un acto todavía más cobarde, otra tapadera.

Vivisección y “experimentación” e “investigación” “médica”…

La vivisección es llevar a cabo operaciones en animales vivos para el fin de “experimentación” o “investigación científica”. Según la Unión Británica para la

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Abolición de la Vivisección (British Union for the Abolition of Vivisection, BUAV: www.buav.org), un animal muere cada tres segundos en un laboratorio europeo. En los Estados Unidos es un animal por segundo.

Como se considera moralmente inaceptable experimentar en humanos, se usan animales biológicamente similares. En todo tipo de laboratorios (investigación científica, desarrollo de detergentes y cosméticos, desarrollo de armas, experimentación general y estudios –los últimos usan principalmente animales grandes-), estos pobres animales son envenenados, obligados a pasar hambre y sed, forzados a permanecer despiertos todo el tiempo. Se les aplican todo tipo de sustancias irritantes y productos en piel y ojos. También son sometidos a pruebas de armas, expuestos a estrés psicológico, infectados a propósito con todo tipo de enfermedades, mutilados quirúrgicamente, irradiados, quemados, ahogados con gas y obligados a comer en exceso.

Todo esto se sigue haciendo cuando los mismos resultados se podrían obtener usando simples cultivos celulares, modelos informáticos, sistemas artificiales y otras técnicas, y en el caso del desarrollo e investigación de armas, lógicamente el primer paso que hay que dar de una vez es abolir completamente este propósito, el cual no es sólo destructivo y peligroso, sino un gasto infinito de impuestos que salen de nuestro bolsillo. En cuanto a la investigación “médica”, deberíamos empezar a darnos cuenta de que en realidad no necesitamos todas esas “medicinas”, y empezar a confiar en la Naturaleza y en nuestro propio poder sanador. Si viviésemos una vida más natural se reducirían drásticamente las “enfermedades”, y por lo tanto se eliminaría prácticamente la necesidad de esta supuesta investigación “médica”. Para colmo, los únicos “resultados” verdaderamente fiables son aquellos basados en estudios sobre pacientes humanos reales. El cáncer, por ejemplo, está íntimamente relacionado con el cuerpo y la mente del organismo donde se desarrolla; por lo tanto las células cancerosas implantadas en otro organismo no tienen relación natural o causal con él, invalidando los resultados de estas pruebas. Además, es evidente que cada especie reacciona de forma diferente a una misma sustancia; algunos compuestos son inocuos para una especie, pero mortales para una especie cercana.

Pongámonos en el lugar de esas ratas, conejos, simios, perros, gatos, y el resto de los llamados “animales de laboratorio”, y sintamos su dolor y sufrimiento. ¿Vamos a permitir que esto continúe indefinidamente?

Cuero, fertilizantes, postres, ropa, cosméticos… y la lista sigue…

La industria del CUERO es un pilar importante en la industria de la carne. La piel de los animales se usa para zapatos, bolsos, cinturones, abrigos, y muchas más cosas. Su sangre se utiliza como fertilizante.

La GELATINA, no sólo en sí misma, sino omnipresente en postres, yogures, chucherías de todo tipo, gominolas, champúes, película fotográfica, cosméticos, cápsulas y pastillas de todo tipo, se produce hirviendo huesos, tendones, piel, órganos, cuernos, pezuñas e intestinos de animales como vacas, cerdos y caballos.

La SEDA se produce cociendo capullos VIVOS del gusano de seda; la idea es evitar que el hilo se rompa naturalmente cuando las mariposas salen del capullo. Así que los cuecen vivos. ¿Cómo te sientes tú, ahora que lo sabes?

Los ACEITES de bacalaos, tortugas y visones se usan en cosméticos.

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La LACTOSA se usa como excipiente en todo tipo de “medicinas” (incluso en las píldoras homeopáticas (glóbulos) y las tabletas de sales de Schuessler), todo tipo de comidas y cosméticos (champúes, cremas, etc.).

MANTECA, en productos alimenticios y cosméticos.PLACENTA en cosméticos.El SUERO está en todas partes: dulces, pasteles, pan, bollos, queso, y tantísimos

alimentos que NO necesitan en absoluto suero; simplemente lee las etiquetas y te asombrarás.

Además de QUERATINA, ESTEROIDES, LECITINA (podría ser de huevo si no se especifica que sea de soja), ESTRÓGENOS, PROGESTERONA, ADRENALINA, ÁCIDOS GRASOS (como el Omega3 y otros similares, salen del PESCADO, a no ser que se especifique que son vegetales), INSULINA… y un buen número de aditivos y colorantes son de origen animal.

Hablemos Vegano“Así es la vida”; “A mí me lo enseñaron así de pequeño/a”; “Los animales se

comen a otros animales”. Éstos son ejemplos típicos de lo que oímos cuando intentamos explicar por qué no deberíamos comer animales; la mayoría de la gente que se esconde detrás de estas y otras absurdas excusas no tiene ningún conocimiento sobre el tema, o simplemente nunca han pensado en ello. Éste es el triste resultado de una cultura profundamente especista.

Las Ovejas Humanívoras

Supongamos que de pronto, sin aparente razón, una oveja decidiese atacar y comerse a su pastor. Todavía más absurdo: la supuesta oveja humanívora tiene que inventar un extraño aparato (y lo hace) que le permita comer humanos, ya que, como rumiante, le resultaría muy difícil sin colmillos con qué desgarrar… pero continuemos… Cuando las demás ovejas lo ven, les encanta el nuevo instrumento, y todas deciden seguir a la inventora, asombradas por sus ideas novedosas y progresistas, y así, prosperan las generaciones de ovejas homicidas. Las “humanívoras”, como se llaman a sí mismas ahora, atrapan y domestican a sus antiguos “dueños” para que comerlos (“consumirlos”) resulte más fácil y limpio. Miles de años más tarde, un pequeño grupo de ovejas que reconocen su verdadera naturaleza empiezan a alimentarse de hierba, oponiéndose a continuar con la cruel masacre de humanos para comer. Entonces sucede que las otras ovejas se ríen de ellas, se burlan e incluso les atacan por sus “estúpidas” e “ilógicas” ideas raras: “Así es la vida, los humanos comen vacas, nosotros comemos humanos… es la cadena alimentaria… ¿no es lógico?”

Recordemos a nuestro amigo el visitante del espacio al principio de esta historia, que se asustó al ver cómo los supuestamente “avanzados y altamente desarrollados” humanos “civilizados” vivían en realidad. De la misma forma que se habría asustado si la historia de las ovejas humanívoras fuese real, o quizá más todavía, ya que las ovejas son ovejas y no buscan ser más que ovejas, mientras que los humanos vamos por ahí como si fuésemos los señores y dueños de la creación.

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La típica respuesta: “Las lechugas también sufren…”

Todos los veganos o vegetarianos han oído esto, o cosas similares, infinitas veces. Por supuesto que todos los seres sienten; tal vez a diferentes niveles, pero es claro: también las lechugas sienten y sufren. Todos los vegetales son conscientes, no importa lo que diga la mayoría de gente (incluso muchos veganos -¿quizá para callarse la conciencia?-). Nunca sabremos lo que un árbol siente cuando lo talan, o una lechuga cuando la arrancan… hasta que nos pongamos en su lugar. Los humanos somos aún demasiado primitivos para alimentarnos de Energía Universal; para ello necesitaríamos un nivel mucho más elevado de conciencia, y aunque debemos apuntar hacia allí, de momento sabemos que al igual que el Universo le ha pedido al caballo que le haga un poco de “daño” a la hierba para comer (de otra forma moriría de hambre), nosotros también llevamos esa pequeña carga sobre nuestros hombros, aunque lógicamente nada comparable a la de los humanos “omnívoros”, que se comen la misma lechuga además de toneladas de cadáveres de animales. Nuestra ventaja reside en que nuestras necesidades no nos obligan a comernos (matar) la planta entera, podemos comer hojas, frutos, frutas, granos (los cereales y las legumbres, por ejemplo, se comen cuando la planta está ya “muerta” –aunque no debemos olvidarnos de guardar una cantidad del grano para su propósito original, ¡la reproducción de la planta!).

Pero volvamos a la frase de “las lechugas también sufren”… en realidad quien la dice nunca quiere decir eso, es sólo un argumento absurdo que los “carnívoros” usan cuando ven que sus teorías especistas están amenazadas… porque si realmente estuviesen preocupados por el sufrimiento de las lechugas, ¿no les importaría igual el sufrimiento de los millones de animales que matan? Podemos elegir no causar sufrimiento y dolor… es sólo cuestión de voluntad, porque por poder, ¡podemos!

Mutualismo

Otra de las teorías preferidas de los “carnívoros” es la del mutualismo. Mutualismo es la forma en que dos organismos interactúan biológicamente, en la que ambos salen beneficiados (por ejemplo, con una posibilidad mayor de supervivencia). Un ejemplo clásico es la polinización de las flores por parte de insectos y pájaros, que se alimentan del néctar de la flor y a cambio ayudan a la planta a reproducirse llevando el polen a otras flores. Los humanos que comen cadáveres argumentan que los “animales de granja” nos necesitan para sobrevivir, y a cambio de “permitirles” sobrevivir los podemos ordeñar, hacerles sufrir, enfermarlos y después matarlos. ¿Alguien ve el más mínimo rastro de lógica o verdad detrás de este absurdo argumento?

Así que, en nuestra hipotética conversación con nuestro amigo “carnívoro”, conforme la conversación avanza, los argumentos del comedor de carne se van haciendo más absurdos y ridículos, normalmente porque cualquiera que ha decidido dejar de comer cadáveres suele leer bastante, busca información para entender mejor y encontrar bases sólidas para su decisión, y por lo tanto tiene un buen montón de buenas razones para dar. Prácticamente todos los veganos hemos sido “carnívoros” antes, así que sabemos bien todas sus respuestas y su forma de agarrarse desesperadamente a sus viejos hábitos.

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Ser Vegano

¿Preparad@?

Una vez que te has decidido a ser Vegan@, y vivir la Vida Vegana, hay un par de cosas que siempre hay que tener en cuenta: 1) debes tener la certeza de que tu decisión y tus ideas sobre el veganismo son verdaderas y sólidas, y 2) ten este punto bien claro: que el respeto a la vida es el objetivo principal, y que el veganismo no es sólo una cuestión de comida, es la vida en sí, nuestra vida, todas las formas de vida. De ahora en adelante, es sólo cuestión de prestar atención a todos nuestros actos cotidianos, y avanzar en nuestro propio camino, crecer, descubrir, siempre siendo totalmente sinceros con nosotros mismos. Si al principio es un poco difícil empezar, podrías comenzar por ser vegetarian@, y después ir eliminando poco a poco los huevos y los productos lácteos. Es importante informarse bien –haciéndose vegano uno aprende de todo: dietética, medicina, psicología, naturismo, ética, cocina, ecología, filosofía… pero intenta no sobrecargarte de información, y siempre busca fuentes fiables. Por supuesto, desconfía de los no-veganos que escriben o hablan sobre veganismo o vegetarianismo. Es importante ir siempre hacia delante, pero no demasiado rápido –nuestra mente podría protestar y reaccionar adversamente porque está acostumbrada a sus antiguas adicciones; nuestro cuerpo también podría reaccionar de forma extraña al principio, hasta que se acostumbre a su verdadera dieta natural. Conocer a otros veganos ayuda mucho, compartir puntos de vista y opiniones, y además la compañía, ya que la gente “normal” a nuestro alrededor no suelen mirarnos muy bien, al ser ellos mismos carroñeros. Hay que tener en cuenta que la mayoría de la gente nos va a preguntar de todo: por qué, cómo, cuándo… y al principio, nos podemos sobrecargar con este interrogatorio, ya que algunos nuevos veganos no están muy seguros de sí mismos y pueden dejarse llevar por los razonamientos-trampa de los carnívoros. De todas formas, no hay que tomarse de forma personal la actitud de los comedores de carne, no es más que sus propios bloqueos mentales, y no está dirigido a nosotros personalmente. Simplemente responde lo que sabes y sientes; y lo más importante, no pierdas el tiempo y la energía con gente que no está verdaderamente interesada, y que discute por discutir. La verdad es que no es cuestión de explicar por qué nosotros no deberíamos comer animales, sino ¡¡por qué alguien en el mundo debería comer animales!!!

Bien Alimentados

¿Y qué como?

La preocupación más frecuente –la razón principal por la que muchos que podrían hacerse veganos no lo hacen- es el tema de la “nutrición” y la pregunta: “¿qué como?”. Pero esto no es en absoluto tan complicado como parece. Simplemente date una vuelta por cualquier tienda “bio”, o mira en Internet, y encontrarás miles de deliciosos y nuevos alimentos, todo ello 100% vegetal. Hay muchos cereales y legumbre de todo tipo para descubrir y disfrutar: mijo, quinoa, trigo, avena, maíz, cebada, centeno, trigo sarraceno (alforfón), espelta, lentejas, garbanzos, judías de todos los colores, azukis, soja… Se puede encontrar soja en muchas formas: en habas naturales, o productos como

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la “leche” de soja, el tofu, el tempeh, “hamburguesas” de soja, miso, tamari… Todo esto nos proporciona el aporte de calorías de nuestra alimentación. Las fuentes de energía viva (crudas y frescas) son las frutas (no olvidemos la enorme variedad de bayas –“frutas del bosque”-, con su gran contenido en antioxidantes) y vegetales de todo tipo. Es muy interesante probar muchas frutas y verduras que dejamos hace tiempo, y descubrir su delicioso sabor y estupendas propiedades. Primero pruébalos crudos para experimentar su verdadera esencia (ya los cocinarás después, no te preocupes…). Otra parte importante de nuestra dieta son los FRUTOS SECOS. Es muy importante comerlos CRUDOS, nunca “fritos”, y ocasionalmente tostados. Prueba nueces, avellanas, pacanas, almendras, castañas, nueces de macadamia, anacardos, y muchos otros deliciosos tesoros naturales. Tampoco hay que olvidar la gran variedad de deliciosas algas, como wakame, nori, kombu, espagueti de mar, cochayuyo; son muy sabrosas y tienen muchas propiedades –son especialmente útiles para los que vivan lejos del mar, pues tienen un alto contenido en yodo-. Puedes encontrar muchas recetas con algas (especialmente de cocina japonesa y china) en Internet. Hay muchos condimentos como miso, tamari o salsa de soja (ambos productos fermentados de la soja), Marmite® (extracto de levadura). Si necesitamos un aporte extra de energía, no hay nada como un buen bol de cereal cocido (avena, arroz, cuscús) con aceite de oliva, salsa de soja y una cucharilla de polvo de espirulina; es fácil de digerir, aporta cantidad de nutrientes, ¡y está buenísimo! También puedes hacer todo tipo de bizcochos y postres. Nunca hacen falta huevos para la masa. Usa sólo azúcar moreno integral. Como ves, hay infinitas posibilidades para elegir y experimentar.

Una dieta equilibradaProteínas

Mucha gente que se plantea hacerse vegana se preocupa mucho por las proteínas. No es de extrañar; éste es el resultado de la publicidad engañosa de la industria de la carne y la leche. A pesar de la propaganda, como las proteínas de los productos animales son cocinadas junto con la carne, más del 50% de ellas son convertidas en elementos tóxicos e inútiles; y más cuando se cocina a altas temperaturas, en el microondas o a presión. Las proteínas se coagulan y se endurecen al ser calentadas, dificultando a los enzimas de nuestro aparato digestivo disociarlas en aminoácidos. Esto sucede con todas las proteínas, por lo que es recomendable comer tantos crudos como podamos (verduras, frutas, frutos secos). Cuando comemos cereales integrales, por ejemplo, éstos contienen los enzimas necesarios para su digestión, así que nuestro cuerpo no tiene que producir tantos de sus propios enzimas –los enzimas son también proteínas. No es necesario comer todos los aminoácidos en la misma comida; el cuerpo los almacena para utilizarlos cuando sea necesario. Dentro de una dieta vegana variada (incluyendo legumbres y cereales integrales) obtenemos más que suficientes proteínas, así que no es necesario obsesionarse con ellas.

Hay muchos estudios que demuestran que no necesitamos las enormes cantidades de proteínas que comemos (incluso en una dieta vegana corriente). En realidad necesitamos 25 gramos de proteína al día. Hoy, la ingesta media en los países desarrollados es más de 125 gramos al día, lo que significa que estamos comiendo cinco veces más proteínas de las que necesitamos.

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Tengamos en cuenta el hecho de que ningún animal adulto en la naturaleza come más proteína que el contenido en proteína de la leche de su madre. La leche humana contiene menos del 2%, así que si sólo comiésemos frutas y verduras, sería más que suficiente, siempre que tomemos las calorías mínimas necesarias, algo que nuestro apetito y peso nos dirá. ¿Y cómo es que necesitamos tan “pocas” proteínas? Como dijimos anteriormente, simplemente porque a diferencia de los animales carnívoros y omnívoros, obtenemos nuestra energía principalmente de glucosa, y por lo tanto usamos los aminoácidos sólo para hacer nuestras propias proteínas y para construir tejidos. Pensemos que si un bebé humano dobla su peso en unos pocos meses con sólo 2% de proteína, ¿por qué iba un adulto a necesitar más que eso para desarrollarse normalmente?

Vitamina B12

Otro tema clásico en los mitos y leyendas del veganismo es la vitamina B12. Es cierto que hay veganos con deficiencia de vitamina B12, pero no más que entre los carnívoros. Generalmente, es una disfunción del proceso de absorción, aunque como la vitamina B12 la producen los microorganismos en el suelo y en el aparato digestivo, al estar nuestra vida actual llena de desinfectantes, “bactericidas” y otros venenos, estas bacterias buenas no pueden vivir en nuestro cuerpo y producir la B12 necesaria como hacían hace varios siglos. Algunas personas prefieren tomar suplementos de vitaminas; pero antes de ir a buscar las pastillas, es mejor, si sospechamos que nos falta B12 (cuyos síntomas son anemia perniciosa, muy bajo nivel de energía y depresión entre otros) hacernos un análisis de sangre para medir tanto cobalamina (B12) como ácido metilmalónico. Si finalmente decidimos tomar suplementos, es mejor tomar una dosis pequeña, porque se asimila mejor (cuanto más alta la dosis, menos se asimila). Hay también muchos alimentos veganos como cereales para el desayuno, leches y bebidas de soja, con B12 añadida. En tiempos de estrés, infecciones, fracturas óseas, accidentes serios o depresión, el cuerpo utiliza mayores cantidades de vitamina B12. Con el tiempo, aprenderemos a observar nuestro cuerpo y no necesitaremos los análisis, pero al principio pueden ser muy útiles como algo a lo que agarrarnos y una fuente de confianza para los primerizos que duden.

Procura comer comida biológica (fertilizada con estiércol y compost vegetal, donde las bacterias que producen la B12 puedan vivir), come alimentos ricos en calcio ORGÁNICO (como alimentos crudos, pues cuando son cocinados, el calcio precipita, haciéndose prácticamente imposible de absorber en el cuerpo), y orotatos (sales de ácido orótico, también llamado vitamina B13), que se encuentra en raíces y algunos suplementos.

Muchos tipos de algas son ricos en B12, como kombu, nori, espirulina, además de productos de soja fermentados, como el tempeh. Tenemos que tener en cuenta que la vitamina C inorgánica (de suplementos), el café, el tabaco, el alcohol, además del estrés, huesos rotos, depresión, infecciones serias y en general, el uso de “medicinas” puede bajar considerablemente nuestros niveles de B12. La mejor manera de prevenir todo esto es dejar atrás nuestras malas costumbres, mantener altas nuestras defensas naturales (para lo cual la comida cruda es ideal) y elegir un estilo de vida que nos permita relajarnos y ser felices, cultivar la amistad, la sinceridad, las relaciones limpias, el amor y el buen humor. La felicidad es la mejor defensa y el mayor poder creativo que hay.

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Mientras seguimos en el tema del calcio, nos gustaría repetir brevemente que la más peligrosa desinformación sobre el calcio es, como hemos explicado antes, que el metabolismo de las proteínas animales directamente causa pérdida de calcio (descalcificación), lo que produce osteoporosis. El mito de que la leche, el yogur, el queso, etc., son fuentes de calcio necesarias para prevenir la osteoporosis es el resultado de una terrible campaña promovida por la todopoderosa industria lechera. La verdad es que es exactamente lo contrario: para evitar la osteoporosis, debes DEJAR de tomar leche y productos lácteos inmediatamente.

Muchos vegetales son ricos en calcio (como las almendras, las semillas de amapola, semillas de sésamo, algas, verduras de hoja verde, etc., como hemos explicado antes). Si queremos mantener nuestros niveles de calcio y nos encanta el azúcar, debemos usar sólo azúcar moreno integral, ya que el azúcar blanco, al igual que la miel, es tan descalcificante como la leche y los productos lácteos. Además, igual que la harina blanca y otros alimentos “refinados”, son fuentes de calorías vacías, que hacen que nuestro cuerpo trabaje más de la cuenta, desmineralizándolo.

Hierro

El tema del hierro suele parecer un obstáculo para quienes sean nuevos en la materia. En realidad, no suele haber problemas si la alimentación es sana, variada, integral, y orgánica, incluyendo muchos crudos; y si los niveles de B12 en sangre son suficientes. Lo contienen en cantidad los frutos secos, las verduras de hoja verde, legumbres, algas, higos, ciruelas y uvas pasas, y otras frutas secas. Se absorbe mejor con vitamina C. Cocinado, ocurre igual que con el calcio y demás minerales: precipita y se absorbe peor.

¿Mis niños también pueden ser veganos?

Los niños no sólo pueden ser veganos, sino que es la mejor opción para ellos. Crecerán felices, tranquilos y pacíficos, en comunión y Amor con la Naturaleza. Recuerda no darles azúcar en exceso, y nunca utilices azúcar blanca ni harina blanca en su alimentación; ambas son una conocida fuente de irritación y mal genio. No hay que preocuparse por nada; su instinto hablará por sí solo, y es imposible que se desnutran si tienen el aporte necesario de calorías –también su intuición lo mide-, si toda la familia se alimenta bien, con cereales integrales, la cantidad suficiente de crudos, legumbres, etc, como se ha descrito anteriormente. Si el niño es muy activo, un buen tentempié son las moras, u otras frutas dulces (recuerda que los seres humanos quemamos glucosa en primer lugar). El seitán, el tofu, los frutos secos –preferiblemente crudos- y las legumbres aportarán todas las proteínas y calcio que necesitan. Nacemos con un instinto muy desarrollado, y podemos confiar en los niños mucho más de lo que la mayoría de adultos suelen pensar. Los niños no son tan débiles como se tiende a creer, más bien es al contrario: la debilidad llega con la “edad”, al perder contacto con el propio interior. Más importante que preocuparse por la nutrición de nuestros niños veganos, es darles todo el apoyo y cariño posible, ya que también a ellos les tocará enfrentarse, desde sus primeros años, a un mundo de carnívoros inseguros, que puede que les envidien y traten de tirar por tierra su felicidad y seguridad. Si estos niños veganos conocen las razones por las que comen como comen, seguramente el día de mañana llegarán a ser adultos veganos por decisión propia y bien informada, y su salud y estado emocional serán la

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prueba del beneficio de un estilo de vida vegano. Tal vez entonces, muchos “carnívoros” perderán su miedo, y se atreverán a pensar en el verdadero bienestar de los animales…

¿Te sientes cansad@?

Algunos nuevos vegetarianos y veganos dicen sentirse “cansados”, o se quejan de dolor de cabeza o diversos malestares. Si es tu caso, no te alarmes, pues seguramente se trata de una crisis depurativa: tu cuerpo está aprovechando el aumento de energía de tu nueva dieta. Al darse cuenta de que no entran más toxinas, empieza un proceso de limpieza, y eso, claro está, te hace sentir cierto “cansancio”. En niños y adolescentes no suele suceder a no ser que su dieta anterior hubiese sido de muy baja calidad, pues a esas edades la velocidad de renovación y depuración es tan alta, que prácticamente antes de terminar el proceso de “veganización”, ya han limpiado su organismo varias veces-.

Si te sientes cansad@ porque tu cuerpo está eliminando todas esas toxinas y desperdicios con los que lo has estado llenando (o según dicen algunos, “alimentándolo”), intenta llevar una vida más tranquila durante unas semanas o meses. Si puedes, duerme todo lo que el cuerpo pida, toma el sol –no en exceso-, bebe agua lo más pura posible, crea un estado mental positivo y rodéate de personas alegres. Si te apetece, también es bueno hacer algún ayuno corto (de uno a tres días) cuando tengas algunos días libres, como un fin de semana, por ejemplo. En poco tiempo, estarás “estrenando” un cuerpo nuevo, rejuvenecido y recién purificado.

Liberación AnimalBienestarismo animal: ¿Liberación verdadera o pura hipocresía?

Se habla mucho sobre el “bienestar animal” en los ambientes de grupos de defensa de animales refiriéndose a los animales cuyo destino final es, después de todo, el matadero. El llamado “Bienestarismo Animal” es la creencia de que los humanos tenemos el derecho a utilizar a los animales como nos dé la gana, siempre que se traten “humanamente”. El término se utiliza en casos en los que el beneficio para los humanos es mínimo comparado con el enorme sufrimiento de los animales, como en las peleas de perros, o la industria de la piel. Este “bienestarismo animal”, especialmente en boca de los llamados “defensores de los animales” es pura hipocresía; una manera de dar la espalda al sufrimiento de estos animales, mientras seguimos considerándolos nuestra propiedad para hacer con ellos lo que más nos guste.

La mejor manera de “liberar” a los animales de su triste vida de granja industrial es dejar de comprar y consumir TODO tipo de producto animal. Es la solución más sencilla, limpia, clara y directa, además de la más sincera y verdaderamente “humanitaria”. Algunos supuestamente se preocupan mucho sobre el “bienestar animal” promocionando mejoras en las jaulas en batería, instalarles baños de polvo, nidos, perchas; también insisten en que sus muertes sean “sin sufrimiento”; ¿sin sufrimiento… la muerte? ¿Cómo puede ser esto posible? Incluso si pudiese darse esta supuesta muerte incruenta, ¿disminuiría en algo la gravedad del crimen de arrebatarles la vida? Otros, hacen campaña para que las cerdas puedan parir en su propio “cubil” artificial… todo esto privando a los animales para siempre de la posibilidad escapar a su destino, sin

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saber jamás cómo es ser un animal normal y no una máquina de producir crías y carne, sin saber nunca que nacieron para ser, como los demás seres vivos, felices.

Estos hipócritas que todavía defienden el “bienestarismo animal” deberían empezar a liberar animales primero, no comiéndoselos, no utilizando ningún producto animal, y difundiendo el mensaje de lo que verdaderamente significa la auténtica liberación: que no te maten para comida, objetos o diversión.

“Por algo se empieza”, dicen muchos; de nuevo, pura hipocresía. La verdadera liberación tiene que empezar con cambio radical de mentalidad; si no, el trabajo es inútil. Las soluciones “humanitarias” y de “granja feliz” nunca pondrán fin a este auténtico holocausto: corte de pico, castración, golpes, corte de cuernos –todo ello sin anestesia-, hacinamiento, enfermedades, olores, separación de madres e hijos, muerte… todo esto pasa en todas las granjas del planeta, no importa lo que pueda decir la etiqueta; incluso aquellas vacas y ovejas que se ven “libres” en los campos, tienen el mismo cruel final, van al mismo matadero que los demás: su auténtico destino es la muerte.

Desengañémonos: no existe la granja feliz, por el simple hecho de que una granja es un recinto en el que se crían seres conscientes y sensibles, utilizándolos como máquinas de producción al servicio de un ser dominante que se lleva el dinero –un dinero sucio y obtenido del sufrimiento de miles de seres…-. No importa cuántas “comodidades” les pongamos a los animales, lo que les aturdamos antes de matarlos “para que no sufran”; cuántas “dificultades” les evitemos (típico argumento: “si las gallinas no las tuviésemos encerradas los humanos en el corral, los zorros se las comerían…” ¿Seguro? Será unas sí y otras no; si las encerramos, ¿quién se las acaba comiendo, a todas…? ¿Alguien prefiere el corredor de la muerte al tiro directo? Por favor…). Quien actúa así considera que un animal ha sido concebido para que el ser humano se aproveche de él, y mientras esta ideología especista esté tan arraigada en nuestro subconsciente, mientras miremos a una vaca, un cerdo, un pollo o un caballo y no veamos a un igual, el problema seguirá sin resolverse.

Por algo se empieza: si queremos el bienestar de nuestros hermanos no humanos, rechacemos el llamado bienestarismo; éste no es sino una tapadera muy bonita por fuera, para camuflar lo que todo el mundo sabe (recuérdese la pegatina de la vaca…). El bienestarismo es, pues, un paso atrás en la liberación animal.

¿Qué puedo hacer ahora mismo?

Entonces, ¿qué podemos hacer de verdad para establecer definitivamente los derechos de todos los animales, es más, de todos los seres? Evidentemente es un tema que debe preocupar a toda la humanidad; un cambio global, a nivel individual. No importa cuántas leyes para la “protección animal” se aprueben, si no hay un profundo cambio de conciencia respecto a la igualdad entre los humanos y todos los demás seres, la aplicación de dichas leyes solo será una causa de mayor tensión y enfrentamientos. Tampoco hace falta decir que, cuando ocurra el necesario cambio global de conciencia, este tipo de leyes no serán necesarias en absoluto. Ya que este cambio debe comenzar en cada corazón humano, la mejor manera de facilitar el cambio es informar e invitar a la gente a reflexionar sobre sus propios actos e ideas… y confiar en que un cambio de conciencia natural, necesariamente ocurrirá.

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Mientras tanto, como dice la conocida frase, “Piensa Globalmente y Actúa Localmente” para beneficio de todos, animales humanos y no humanos, y también las plantas. Hagamos todo lo que podamos (que es mucho más de lo que creemos) para evitar el sufrimiento de la mayor cantidad de seres que podamos. Esta es una actividad paralela al necesario cambio de conciencia global, que de hecho, ayudaría mucho a que éste ocurriera lo antes posible.

Ayuda al Santuario Animal más cercano

Un Santuario Animal es una instalación donde los animales entran para vivir y ser protegidos hasta el final natural de sus vidas. A diferencia de los “refugios”, los santuarios no buscan colocar los animales en casas de personas o grupos, sino que mantienen los animales hasta que puedan ser devueltos a su hábitat natural, en el caso de animales salvajes, o bien hasta su muerte natural. Algunas instalaciones comparten características de santuario y refugio: por ejemplo, algunos animales pueden residir en ellos temporalmente hasta que se encuentra un buen hogar para ellos mientra que otros se quedarán como residentes permanentes. La misión de los santuarios es proporcionar un ambiente seguro en el que los animales reciben el mejor cuidado. Los animales no se compran, venden, ni se comercia de ninguna forma con ellos. Además jamás se permite que sirvan como animales de laboratorio. A los animales residentes se les ofrece la oportunidad de vivir de la manera más natural posible en un ambiente protector y protegido.

Lo que distingue un santuario de otras instituciones, es la filosofía de que los residentes tienen prioridad. En un santuario cada acción se evalúa para evitar que pueda haber algún tipo de beneficio para los humanos a coste de los residentes no humanos. Los santuarios actúan para los animales, y los cuidadores trabajan con la idea de que todos los animales en el santuario, tanto humanos como no humanos, tienen igual importancia.

Un santuario no está abierto al público como un zoo. Es decir, al público no se le permite libre acceso al recinto. Un santuario se asegura de que ninguna actividad humana cree tensión alguna en los animales.

Una de las misiones más importantes de los santuarios, más allá de cuidar los animales, es educar al público. El objetivo final de un santuario debe ser cambiar la forma en que los humanos perciben y tratan a los animales no humanos.

Muchos santuarios admiten y rescatan animales de granja “rechazados”, y las víctimas de desastres naturales, como por ejemplo las gallinas ponedoras abandonadas en las granjas americanas devastadas por el huracán Katrina en 2005; los animales abandonados a la puerta de los mataderos por “no ser rentables”; los pollitos que nacen en las granjas de huevos; animales que han logado escapar de los camiones de transporte. Todos estos animales demacrados y mutilados entran en el santuario donde reciben un cuidado amoroso y delicado hasta que mejoran y pueden integrarse en la comunidad animal del santuario. Estos santuarios suelen ser granjas o fincas en pleno campo, donde los animales viven una buena vida, aunque no totalmente libre, pero es lo más que podemos hacer por ellos, siendo las cosas como son actualmente. Allí, cuidadores, visitantes y patrocinadores pueden darles el amor, el afecto y cariño que

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nunca recibieron en su vida anterior como esclavos industriales. Hay historias hermosas en www.farmsanctuary.org. Recomendamos el excelente documental “Peaceable Kingdom” sobre un santuario en Pennsylvania, EE.UU. Puedes buscar en Internet y encontrarás muchos documentales y videos interesantes: hay cientos en Youtube. Busca “santuario animal”, “Winslow Farm”, “Southern Animal Rescue Association”, por ejemplo. En muchos de estos videos verás cerdos pasándoselo genial dándose un buen baño en un estanque, jugando con niños y adultos; vacas “lecheras” pastando y comiendo arbustos (observa que al no ordeñarlas, sus ubres se hacen muy pequeñas, es decir, normales); gallinas y pollos picoteando el suelo entre la hierba fresca; conejos saltando, y muchas otras especies pasándoselo muy bien, de manera natural. Un viaje virtual por estos lugares es una experiencia inolvidable.

La verdadera LiberaciónEl Objetivo Final

Si entendemos liberación como lo que realmente es, un derecho inalienable a una vida mejor, no sólo para los animales, sino para todos los seres de este planeta (incluyendo a los humanos y a las plantas, por supuesto), debemos ir más allá de sacar a los animales de las granjas, refugios y laboratorios. Los Santuarios Animales son necesarios sólo para el procesa de adaptación, y son algo bueno; pero no podemos detenernos ahí. Si lo hiciéramos, estaríamos creando un nuevo obstáculo. Si creamos un tipo más de dependencia para los animales, en este caso dependencia de los humanos –incluso si es algo “bueno” tanto para animales como humanos- no sería una auténtica liberación. Todos los animales tienen que poder escoger cómo vivir sus vidas (sí, como lo oyes, ellos pueden escoger y de hecho escogen); y no te preocupes por tu compañero animal si de veras quieres ser su amigo (“si le amas, déjale libre”); esto sólo puede conseguirse en la Naturaleza. Una vez que haya paz entre animales, humanos y el resto de especies, ninguno temerá a los humanos como sus depredadores, así que habrá amplias oportunidades de compartir amistades verdaderas, siempre desde la libertad de elección.

Así que, ¿cómo podemos verdaderamente liberar a los animales? Es evidente que se necesita un largo período de adaptación que puede durar varias generaciones, dependiendo de la especie y hasta qué punto esté “desnaturalizada”, pero nunca es imposible. El animal que vuelve a la naturaleza tiene que estar bien equipado para sobrevivir, una tarea nada fácil, debido a las infinitas mutaciones y procesos de selección artificiales que han sufrido durante incontables generaciones bajo el poder de los humanos, tales como:

• Habilidad para sobrevivir atenuada.• Instintos cazadores y sociales modificados.• Los muchos colores creados por los humanos pueden impedir el correcto

camuflaje de algunas razas.• Algunos detalles anatómicos modificados por la selección pueden hacer

difícil el parto para vacas y yeguas.• Molestias por el exceso de lana en muchas ovejas (la mayoría de ovejas no

tienen toda esa lana de manera natural, sino que han sido seleccionadas, es decir, modificadas artificialmente por los humanos para convertirlas en “fábricas de lana”.

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• Las gallinas pierden mucho calcio al producir un exceso de huevos (otro problema creado por los humanos).

• Y en general, una menor resistencia a las condiciones climáticas a la intemperie, infecciones, enfermedades, etc.

Todos estos factores constituyen serios problemas cuando los animales finalmente vivan sin depender de humanos que “cuiden” de ellos. Hay una solución para el momento en que decidamos llevar a cabo la liberación, cuando no quede un solo animal explotado en la tierra: dejar que se mezclen las razas de forma natural, para crear una reserva genética mucho más estable y fuerte, lo que hará animales más fuertes, y con el tiempo equilibrará todas las características físicas y psicológicas exageradas y creadas por los humanos, que ahora poseen. Esto requerirá mucho tiempo, hasta que todo vuelva a su estado normal, pero una vez conseguido, podemos intentar adaptar estos animales nuevos, más fuertes y naturales a la naturaleza, vigilándoles hasta que finalmente podamos dejarles vivir libres totalmente en plena naturaleza.

Este plan exige mucho estudio y planificación, naturalmente, pero cuanto llegue el momento, sabremos qué hacer. Tenemos que confiar en la Sabiduría propia y natural de cada animal. A pesar de tantos siglos de esclavitud, en las profundidades de su memoria celular, no han olvidado quiénes son; somos nosotros los que lo hemos olvidado.

Así que de momento, y como un primer paso, HAZTE VEGAN@ Estarás muy feliz de haberlo hecho, el resto del planeta también, ¡y eso te hará aún más feliz!

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