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el escéptico 25 podría haberse tratado perfectamente de una "española- da" cualquiera). Total, que al final, nos quedamos sin saber si es posible (y útil), la comunicación con el más allá, y (en caso de que sí) si es más eficiente la plegaria con recogimiento, acudir a un médium, o la procesión multitudinaria, y si el martirio propio es percibido como una prueba de buen rollete, o es preferible el martirio ajeno. NOTAS 1. Herbert Benson, Jeffery A. Dusek, Jane B. Sherwood, Peter Lam, Charles F. Bethea, William Carpenter, Sidney Levitsky, Peter C. Hill, Donald W. Clem Jr., Manoj K. Jain, David Drumel, Stephen L. Kopecky, Paul S. Mueller, Dean Marekk, Sue Rollins y Patricia L. Hibberd "Study of the Therapeutic Effects of Intercessory Prayer (STEP) in cardiac bypass patients: A multicenter randomized trial of uncer- tainty and certainty of receiving intercessory prayer" The American Heart Journal , Volume 151, Issue 4, Pages 934- 942 (April 2006), cuyo resumen es accesible en http://www.ahjonline.com/article/PIIS0002870305006496/abstract. 2.http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota _id=793750 3. http://www.templeton.org/spirituality_and_health/spiritua- lity_programs.asp 4.http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota _id=793749 5. El Dr. Benson, autor del estudio que comentaba Luis Rojas Marcos, también es jefe de la división de la Medicina del Comportamiento en el Centro Médico de Beth Israel Deaconess y Presidente Fundador del Instituto Médico del Cuerpo y de la Mente. Ha escrito varios libros sobre el tema, y obtenido resultados diversos en sus investigaciones (en realidad, manifiestamente contrarios). En su libro "Curación sin tiempo, el poder y la biología de las creencias", creyó demostrar, a través de estudios científicos propios y de otros investigadores, el efecto curativo de la fe. "Activar la mente para curar al cuerpo no es un proceso mítico", llegó a asegu- rar. Su extenso currículo puede verse en http://www.mbmi.org/benson/cv.asp donde textualmente pone "Su trabajo sirve como un puente entre la medicina y la espiritualidad, este y oeste, mente y cuerpo, así como entre ciencia y creencia." terapias celestiales... Pedro Mirabet

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podría haberse tratado perfectamente de una "española-da" cualquiera).

Total, que al final, nos quedamos sin saber si es posible(y útil), la comunicación con el más allá, y (en caso deque sí) si es más eficiente la plegaria con recogimiento,acudir a un médium, o la procesión multitudinaria, y si elmartirio propio es percibido como una prueba de buenrollete, o es preferible el martirio ajeno.

NOTAS1. Herbert Benson, Jeffery A. Dusek, Jane B. Sherwood,Peter Lam, Charles F. Bethea, William Carpenter, SidneyLevitsky, Peter C. Hill, Donald W. Clem Jr., Manoj K. Jain,David Drumel, Stephen L. Kopecky, Paul S. Mueller, DeanMarekk, Sue Rollins y Patricia L. Hibberd "Study of theTherapeutic Effects of Intercessory Prayer (STEP) in cardiacbypass patients: A multicenter randomized trial of uncer-tainty and certainty of receiving intercessory prayer" TheAmerican Heart Journal, Volume 151, Issue 4, Pages 934-

942 (April 2006), cuyo resumen es accesible enhttp://www.ahjonline.com/article/PIIS0002870305006496/abstract.2.http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=793750 3. http://www.templeton.org/spirituality_and_health/spiritua-lity_programs.asp4.http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=7937495. El Dr. Benson, autor del estudio que comentaba LuisRojas Marcos, también es jefe de la división de la Medicinadel Comportamiento en el Centro Médico de Beth IsraelDeaconess y Presidente Fundador del Instituto Médico delCuerpo y de la Mente. Ha escrito varios libros sobre el tema,y obtenido resultados diversos en sus investigaciones (enrealidad, manifiestamente contrarios). En su libro "Curaciónsin tiempo, el poder y la biología de las creencias", creyódemostrar, a través de estudios científicos propios y de otrosinvestigadores, el efecto curativo de la fe. "Activar la mentepara curar al cuerpo no es un proceso mítico", llegó a asegu-rar. Su extenso currículo puede verse enhttp://www.mbmi.org/benson/cv.asp donde textualmentepone "Su trabajo sirve como un puente entre la medicina y laespiritualidad, este y oeste, mente y cuerpo, así como entreciencia y creencia."

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José López-Rega fue la nocivaeminencia gris durante el decli-ve senil del general Perón y

durante la presidencia de su esposa ysucesora, Isabelita. López-Regahabía sido cantante fracasado, poli-cía, guardaespaldas, autor de un best-seller sobre negocios y estrellas,amor y estrellas, y cosas por el estilo;creía firmemente en lo oculto y prac-ticó la magia negra. López-Rega nosólo creía en la influencia de losastros y en el mundo espiritual, sinotambién en su propia capacidad paraconjurar y manipular a los espíritus.En una ocasión intentó transferir elalma del difunto Juan Perón a sutorpe sucesora, Isabelita. Sin embar-go, dicha tarea resultó estar más alláde sus facultades (ver, por ejemplo,Martínez, 1989).

ALópez-Rega no se le conoce por suaportación a la filosofía. Sin embar-go, al igual que todo el mundo, sos-tuvo ideas filosóficas concretas.Entre éstas se hallaban los mitosancestrales sobre el alma inmaterial,la posibilidad de la cognición para-

normal y la existencia de seres sobre-naturales. Estas creencias sustenta-ron su convicción de que era capazde influir en el comportamiento de lagente mediante el puro poder de lamente, así como de contactar conpoderes más elevados. A cambio,dichas creencias y prácticas le confi-rieron la autoconfianza, el prestigio yla autoridad necesarios para perpe-trar sus siniestras maniobras políti-cas. Entre otras, fue el organizadordel escuadrón de la muerte que llevóa cabo innumerables asesinatos ysesiones de tortura de sus rivalespolíticos durante el periodo com-prendido entre los años 1973-76, en

los que gozó de las mayores cotas depoder político. Así, el Brujo, comoera conocido popularmente el Minis-tro de Bienestar Social, contaba conel respaldo de mitos filosóficos mile-narios.

Todo esfuerzo intelectual, sea autén-tico o sea falso, posee una filosofíasubyacente y, en concreto, una onto-logía (una teoría sobre el ser y eldevenir) y una gnoseología (una teo-ría del conocimiento)1. Por ejemplo,la filosofía relacionada con la biolo-gía evolutiva es el naturalismo (omaterialismo) junto con el realismognoseológico, una visión según lacual el mundo existe por sí mismo ypuede ser investigado. Por contra, lafilosofía subyacente al creacionismo(tanto el tradicional como el “cientí-fico”) es el sobrenaturalismo (laforma más antigua de idealismo),además del idealismo gnoseológico(que implica indiferencia por laspruebas empíricos).

Sin duda alguna, la mayoría de loscientíficos, así como la mayoría de

La mayoría de los cientí-ficos, así como la mayo-ría de los pseudocientífi-cos, no son conscientes

de defender ningunaconcepción filosófica.Además, les disgusta

que se les diga que lo hacen.

Mario Bunge, Profesor de la Universidad McGill de Montreal (Canadá) y Premio Príncipe deAsturias de Comunicación y Humanidades en 1982

Todo esfuerzo intelectual, sea auténtico o falso, posee una filosofía subyacente. La ciencia, porejemplo, encierra seis tipos de ideas filosóficas, ideas que son completamente diferentes de lasrelacionadas con las pseudociencias. La evaluación de la filosofía subyacente a un campo delsaber es una reveladora manera de efectuar distinciones y juzgar su valor.

LLAA FFIILLOOSSOOFFÍÍAATTRRAASS LLAA

PPSSEEUUDDOOCCIIEENNCCIIAA

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los pseudocientíficos, no son cons-cientes de defender ninguna concep-ción filosófica. Además, les disgustaque se les diga que lo hacen. Y lamás popular de las filosofías de laciencia respetables de hoy en día, larepresentada por los positivistas lógi-cos y los seguidores de Popper, afir-ma que ciencia y filosofía se hallanmutuamente disociadas en vez deconverger. Sin embargo, esta visiónes errónea. Nadie puede evitaremplear gran cantidad de conceptosfilosóficos tales como realidad, tiem-po, causalidad, azar, conocimiento yverdad. Y, de vez en cuando, todosreflexionamos sobre problemas filo-sóficos, como la naturaleza de lavida, la mente, los objetos matemáti-cos, la ciencia, la sociedad y el bien.Además, la neutralidad resulta peli-grosa, pues enmascara falacias filo-sóficas en las que podrían caer losauténticos científicos, disuadiéndo-les del uso explícito de herramientasfilosóficas en sus investigaciones.

Dado que no existe consenso sobrela naturaleza de la ciencia, y no diga-mos sobre la pseudociencia, indaga-ré en las filosofías que acechan trasel psicoanálisis y la psicología com-putacional.

1. CIENCIA: LA AUTÉNTICA YLA FALSANos interesaremos tan sólo por lasciencias y pseudociencias que dicentener relación con los hechos, tantode tipo natural como social. Así pues,no nos ocuparemos de la matemáti-ca, excepto como herramienta parala exploración del mundo real.Obviamente, este mundo se puedeexplorar tanto de manera científicacomo acientífica. En ambos casos,semejante exploración, como cual-quier otra actividad humana delibe-rada, comporta cierta aproximación,es decir, un conjunto de conjeturasgenerales, un bagaje de conocimien-to sobre las cuestiones a explorar, y

un objetivo, así como un medio ométodo de trabajo.

En cierto sentido, las conjeturasgenerales, el conocimiento disponi-ble sobre los hechos a explorar y elobjetivo, dictan conjuntamente losmedios o el método a emplear. Deese modo, si lo que vamos a explorares la mente, si la hemos concebidocomo entidad inmaterial y si nuestroobjetivo es la comprensión de losprocesos mentales tal como se hacíaen el pasado, el camino más corto esla libre especulación. Dado lo idea-listas que resultan esas conjeturassobre la naturaleza de la mente, seríaridículo pretender confirmarlasmediante la exploración del cerebro.Pero si, por el contrario, se consideraque los procesos mentales son proce-sos cerebrales, y si el propósito es la

comprensión de los mecanismossubyacentes a los fenómenos menta-les, entonces es imprescindible elmétodo científico, particularmenteen su faceta experimental (ésta es labase filosófica de la neurocienciacognitiva). Es decir, el que un cientí-fico estudie o no el cerebro paraentender la mente depende funda-mentalmente de su filosofía más omenos tácita sobre la mente.

En general, se suele iniciar unainvestigación escogiendo un ámbitoo dominio de hechos (D); luego seconstruye (o se da por sentado) algu-nas suposiciones generales (G) sobreéstos, se reúne un corpus (C) con elconocimiento disponible sobre loselementos contenidos en (D), sedecide sobre el objetivo (O), y, envista de lo anterior, se determina el

La filosofía tras la pseudociencia

La filosofía subyacente mueve laspseudociencias. (Skeptical Inquirer)

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método de estudio (M) adecuadopara (D). Por tanto, un proyecto deinvestigación arbitrario (p) se esbo-zará mediante el siguiente quinteto:p=(D, G, C, O, M). La función deesta lista es mantener el hilo de lofundamental al encuadrar definicio-nes posteriores.

La investigación científica de unámbito de hechos (D) supone queéstos son materiales, legales y escru-tables, a diferencia de lo inmaterial(particularmente, de lo sobrenatural),que ilegal o inescrutable; la investi-gación se basa en un cuerpo dehallazgos científicos previos (C); asi-mismo se realiza con el objetivoprincipal de describir y explicar loshechos en cuestión (O) con ayudadel método científico (M). A su vez,este último se puede describir breve-mente con la siguiente secuencia:elección del conocimiento de fondo;definición del (de los) problema(s);solución provisional (por ejemplo,hipótesis o técnica experimental);ejecución de pruebas empíricas(observaciones, mediciones o expe-rimentos); evaluación de los resulta-dos del ensayo; corrección eventualde los pasos anteriores y nuevos pro-blemas aportados por el resultado.

Contrariamente a la creencia amplia-mente extendida, el método científi-co no excluye la especulación: tansólo pone orden en la imaginación.Por ejemplo, no basta con producirun ingenioso modelo matemáticosobre algún dominio de hechos delmodo en el que suelen hacerlo loseconomistas matemáticos. La con-sistencia, la sofisticación y la bellezanunca son suficientes en la investiga-ción científica, el producto final de lacual, supuestamente, debe ajustarse ala realidad, o sea, ser verdadero enalguna medida. A los pseudocientífi-cos no se les acusa de ejercer su ima-ginación, sino más bien de dejarsearrastrar por ella. El lugar para la

especulación desenfrenada está en elarte, no en la ciencia.

El método científico presupone que,en principio, cualquier cosa puedeser objeto de debate y que todo deba-te científico debe ser válido lógica-mente (aun cuando no puedan invo-carse de forma explícita principios oreglas lógicas). Este método tambiénencierra dos ideas semánticas clave:el significado y la verdad. Los dispa-rates no se pueden investigar; portanto, no pueden ser declaradoscomo falsos (imagine calcular omedir el tiempo necesario para volarde un lugar a otro empleando la defi-nición del tiempo de Heidegger,como “maduración de la temporali-dad”). Asimismo, el método científi-co no puede ponerse coherentementeen práctica en un vacío moral. Ahíinterviene el ethos de la ciencia bási-ca, lo que Robert K. Merton (1973)caracterizó como universalismo,altruismo, escepticismo organizadoy comunismo epistémico (compartirel método y los hallazgos).

Por último, hay otras cuatro caracte-rísticas distintivas en toda cienciaauténtica: mutabilidad, compatibili-dad con el grueso de los conocimien-tos precedentes, intersección parcialcon —al menos— alguna otra cien-cia y control por parte de la comuni-dad científica. La primera condiciónderiva del hecho de que no existeninguna ciencia “viva” sin investiga-ción, y la investigación suele enri-quecer o corregir el fondo de conoci-mientos. En suma, la ciencia se vamodificando, es eminentementemutable. Por el contrario, las pseudo-ciencias y sus ideologías de fondo ose hallan estancadas (como la parap-sicología), o cambian bajo la presiónde grupos de poder o por efecto dedisputas entre facciones (como hasido el caso del psicoanálisis).

La segunda condición podríamos

redefinirla así: para que una ideamerezca la atención de una comuni-dad científica, no puede ser ni tanobvia ni tan extravagante que rompa(aunque sea parcialmente) con losconocimientos previos. La compati-bilidad con dichos conocimientos esnecesaria, no sólo para depurar lasespeculaciones, sino también paracomprender la nueva idea y poderevaluarla. Efectivamente, la validezde una hipótesis o de un diseño expe-rimental está parcialmente determi-nada por su grado de conformidadcon los conocimientos previos razo-nablemente consolidados (por ejem-plo, se pone en cuestión la telequine-sia por el hecho de violar el principiode conservación de la energía). Lohabitual es que los principios de laspseudociencias se aprendan en unospocos días, mientras que los de laauténtica ciencia pueden llevar todauna vida, aunque sólo sea por elvoluminoso bagaje científico en queestán basados.

La tercera condición, la de usar o ali-mentar otras áreas de investigación,deriva del hecho de que la clasifica-ción de las ciencias genuinas es, dealgún modo, artificial. Por ejemplo,en lo relativo al estudio de la pérdidade memoria, ¿se trata de psicología,neurociencia o ambas cosas? ¿Y quédisciplina investiga la distribución dela riqueza? ¿La sociología, la econo-mía o ambas? Debido a estas super-posiciones e interacciones parciales,el conjunto de todas las cienciasconstituye un sistema. Por el contra-rio, normalmente, las pseudocienciasestán aisladas.

La cuarta condición, el control porparte de la comunidad científica,puede explicarse de la manerasiguiente. Los investigadores no tra-bajan inmersos en un vacío social,sino que experimentan los estímulose inhibiciones de sus compañeros detrabajo (aunque no los conozcan per-

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sonalmente). Toman prestados pro-blemas y descubrimientos, y pidenque se les critique; y si tienen algointeresante que decir, reciben opinio-nes, hasta sin haberlas solicitado. Talinteracción de la cooperación con lacompetencia es un mecanismo degeneración de problemas y de con-trol y difusión de los resultados; con-vierte la investigación científica enuna empresa que se auto-cuestiona,auto-corrige y auto-perpetúa. Estohace del logro de la verdad algo

menos característico de la cienciaque la capacidad y la voluntad paradetectar y corregir errores (al fin y alcabo, el conocimiento cotidiano estálleno de trivialidades bien confirma-das que no han surgido de la investi-gación científica).

Lo antedicho se refiere a las caracte-rísticas más destacadas de la auténti-ca ciencia, sea la natural, la social ola biosocial (puede leerse más al res-pecto en Gardner 1983, Wolpert

1992, Bunge 1998a y Kurtz 2001).Por el contrario, el tratamiento pseu-docientífico de un dominio dehechos viola al menos una de lascondiciones antes descritas, autopro-clamándose, al mismo tiempo, comocientífico. Dicho tratamiento puedeque sea contradictorio o que conten-ga ideas poco claras. Puede queasuma como reales hechos imagina-rios, tales como las abducciones alie-nígenas o la telequinesia, los genesautorreplicantes y egoístas, o lasideas innatas. Puede postular que loshechos en cuestión sean inmateria-les, inescrutables o ambas cosas.Puede que carezca de base en hallaz-gos científicos previos. Puede llevara cabo operaciones empíricas pro-fundamente erróneas, como el test dela mancha de tinta, o no haber inclui-do grupos de control. Puede que fal-sifique resultados de pruebas o,incluso, que prescinda totalmente derealizarlos.

Por otra parte, las pseudociencias noevolucionan o, si lo hacen, sus cam-bios no provienen de investigaciónalguna. Se hallan aisladas de otrasdisciplinas, aunque, ocasionalmente,se entremezclen con otras pseudo-ciencias, como atestigua la astrologíapsicoanalítica. Y, lejos de agradecerla crítica, lo que intentan es consoli-dar la creencia. Su propósito no es labúsqueda de la verdad sino la per-suasión: simular llegadas, sin salidasy sin viajes. Mientras que la cienciaestá llena de problemas, y cada unode sus hallazgos trae consigo proble-mas nuevos, la pseudociencia secaracteriza por la seguridad. En otraspalabras, la ciencia engendra másciencia, pero la pseudociencia esestéril, puesto que no genera proble-mas nuevos. En resumen, el princi-pal problema de la pseudocienciayace en que su investigación es obien profundamente defectuosa obien inexistente. Esa es la razón porla cual la especulación pseudocientí-

La filosofía tras la pseudociencia

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fica, contrariamente a la investiga-ción científica, no ha proporcionadoni una sola ley sobre la naturaleza ola sociedad.

Hasta aquí una descripción somerasobre la ciencia verdadera y la cien-cia falsa. Apliquemos nuestro análi-sis ahora a un par de interesantescasos recientes: la química física y laneuropsicología.

2. DOS CASOS: LA AUTO-ORGANIZACIÓN Y EL SUB-CONSCIENTE.Nuestro primer ejemplo es el trata-miento de los sistemas auto-organi-zados; conjuntos complejos que con-siguen autoensamblarse en ausenciade fuerzas externas. La auto-organi-zación, la morfogénesis biológica enparticular, es un proceso maravillosopero apenas comprendido. No es deextrañar que haya sido objeto demuchas especulaciones pseudocien-tíficas, adornadas de expresionesrimbombantes pero vacías, como“fuerza constructiva”, “entelequia”,“élan vital”, “campo morfogenéti-co”, “autopoiesis” y otras por el esti-lo. Todos esos factores se suelen con-siderar como algo inmaterial y, portanto, fuera del alcance de la física yla química. Y ni se han descrito endetalle ni han sido objeto de experi-mentación en laboratorio. Por tanto,hablar de dichos factores es pura ver-borrea, la mera agitación de una vari-ta mágica.

Por el contrario, la aproximacióncientífica a la auto-organización espráctica, pero también imaginativa.Veamos un ejemplo reciente de estaaproximación: la obra de Adams,Doic, Keller y Fraden (1998). Unoscoloides, diminutas varitas y esferas,fueron suspendidos aleatoriamenteen tubos capilares de vidrio sellados;luego se dejaron a merced de suspropios sistemas y se observaronbajo el microscopio. Las varitas eran

virus y las esferas, bolas de plástico;a los primeros se los cargó negativa-mente y a los últimos, positivamente.Tras algún tiempo, la mezcla se sepa-ró espontáneamente en dos o másfases homogéneas. En función de lascondiciones experimentales, unafase podía consistir en capas de vari-tas que se alternaban con otras deesferas, o las esferas podían ensam-blarse en columnas.

Paradójicamente, estas variacionesde segregación se explican por larepulsión entre partículas cargadas—lo cual, intuitivamente, evitaría laaglomeración de partículas con lamisma carga—. Y la igualmenteparadójica disminución de entropía(el incremento del orden) se explicaobservando que la aglomeración dealgunos coloides viene acompañadade un aumento de la entropía transla-cional del medio. En cualquier caso,el proceso global puede explicarseen términos estrictamente naturalis-tas. Al mismo tiempo, los autoresadvierten de que sus resultados noconcuerdan con la teoría pertinente—ni tampoco, por supuesto, con nin-gún sistema físico general—. Talausencia de conclusión perfecta escaracterística de la auténtica ciencia,a diferencia de la pseudociencia,donde todo está prefabricado desdeel principio.

Un segundo ejemplo se halla en elestudio del inconsciente. Se ha escri-to mucho sobre el particular, lamayoría desde el terreno especulati-vo, desde que Sócrates dijera sercapaz, mediante un hábil interrogato-rio, de descubrir el conocimientomatemático implícito en un jovenesclavo analfabeto. Gracias al bestseller de Eduard von Hartmann, DiePhilosophie des Unbewussten(1870), el tema ya era popular en1900, cuando Freud propuso susextravagantes fantasías por primeravez. Entre otras cosas, Freud entroni-

zó el inconsciente y le adjudicópoderes causales que supuestamenteintervenían en cantidad de fenóme-nos inexplicados, como los lapsuslinguae y el mítico complejo deEdipo. Pero, por supuesto, jamás, nia él ni a ninguno de sus seguidores seles ocurrió aproximarse a esta mate-ria de manera experimental.

El estudio científico de los procesosmentales inconscientes comenzóhace un par de décadas, con el estu-dio de pacientes con doble personali-dad y visión ciega2 Desde entonces,diversas técnicas de visualización delcerebro, como el escáner PET y laresonancia magnética funcional, hanhecho posible discernir si una perso-na siente o sabe algo incluso antes deque sepa que lo siente o que lo sabe.Además, esas técnicas permitenlocalizar tales procesos mentales deuna manera no invasiva. Tenemos unejemplo en el trabajo de Morris,Öhman y Dolan (1998), que, comono es de extrañar, no cita ningúnestudio psicoanalítico. Veámoslo.

La amígdala es el minúsculo órganocerebral que siente emociones tanbásicas y ancestrales como el miedoo la ira. Si sufre algún daño, la vidaemocional y social de una personapuede quedar gravemente limitada.La actividad de esta amígdala sepuede monitorizar mediante un escá-ner PET; este aparato permite alinvestigador detectar las emocionesdel sujeto e incluso determinar enqué lado de la amígdala se ubican.No obstante, dicha actividad neuronalpuede que no alcance el nivel de con-ciencia. En tal caso, tenemos que acudiral escáner cerebral.

Por ejemplo, si a un sujetohumano normal se le muestrabrevemente un rostro enojadocomo estímulo principal, einmediatamente se le enseña unamáscara inexpresiva, dirá haber

malas alternativas

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visto esta última, pero no recorda-rá haber visto la anterior. Sin embar-go el escáner nos cuenta una historiadistinta. Nos revelará que, si el rostroenfadado ha sido asociado a un estí-mulo ‘aversivo’ como ruido blancode alta intensidad, el estímulo princi-pal activará la amígdala, aun cuandoel sujeto no recuerde haberlo visto.Resumiendo, la amígdala “conoce”cosas que el órgano de la conciencia(sea el que sea o dondequiera que seencuentre) no conoce. Los psicoana-listas podrían emplear este mismométodo para medir la intensidad delodio de un hombre hacia su padre.Pero no lo hacen, porque no creen enel cerebro: su psicología es idealistay, por tanto, no cerebral. Encontrarámás información sobre este tema enla sección 4.

El número de ejemplos de pseudo-ciencia abarca hasta donde quera-mos. La astrología, la alquimia, laparapsicología, la caracterología, lagrafología, la “ciencia” de la crea-ción, el “diseño inteligente”, la“ciencia” cristiana, la rabomancia, lahomeopatía y la memética general-mente se consideran pseudociencias(ver por ejemplo Kurtz 1985, Randi1982, y The Skeptical Inquirer). Porcontra, que el psicoanálisis y la psi-cología computacional sean cienciasfalsas no está tan ampliamente acep-tado. Es por lo que las examinaremosen la sección 3. Pero en primer lugarechemos un breve vistazo a la filoso-fía y veremos que parte de la mismatambién es falsa.

3. LA FILOSOFÍA: PROCIEN-TÍFICA Y ANTICIENTÍFICA.La caracterización de la investiga-ción científica descrita anteriormentecomprende ideas de seis tipos: lógi-cas, semánticas, ontológicas, gnose-ológicas (concretamente, metodoló-gicas), éticas y sociológicas. Deforma más específica, encierra lanoción de consecuencia lógica y de

coherencia lógica; las nocionessemánticas de significado y de ver-dad; los conceptos ontológicos dehecho real y de ley real (patronesobjetivos); los conceptos gnoseoló-gicos de conocimiento y prueba; elprincipio de la honradez intelectual,y la noción de comunidad científica.

¿Y por qué es esto así? Pues porquela investigación científica es, enpocas palabras, la búsqueda honradadel saber auténtico sobre el mundoreal, concretamente sobre sus leyes,con la ayuda de medios tanto teóri-cos como empíricos —en concreto,el método científico— y porque atodo cuerpo del saber científico se lesupone una coherencia lógica, ydebe ser sujeto de discusión racio-nal, en el seno de una comunidad deinvestigadores. Todas las expresio-nes en cursiva se dan en discursos(metacientíficos) sobre cualquierciencia basada en hechos (empírica).Y la disciplina encargada de diluci-dar y sistematizar los conceptoscorrespondientes es la filosofía. Enefecto, la filosofía es el estudio de losconceptos y principios más funda-mentales y multidisciplinarios. Porlo tanto, se supone que los filósofosdeben ser generalistas y no especia-listas. Y algunos de nosotros asumi-mos a veces la ingrata tarea de some-ter a juicio las credenciales de algu-nas creencias o ideologías pseudo-científicas.

En la actualidad, las diferentesescuelas filosóficas tratan los com-ponentes filosóficos de la cienciaantes mencionados de manera muydiferente; algunas escuelas los igno-ran por completo. Recordemos bre-vemente cuatro ejemplos contempo-ráneos: existencialismo, positivismológico, popperianismo y marxismo.

El existencialismo rechaza la lógicay, en general, la racionalidad; adoptauna ontología extremadamente

superficial, casi ininteligible e inclu-so ridícula; y no necesita semántica,epistemología o ética. No sorprendeque haya carecido de impacto algunoen la ciencia (excepto, de forma indi-recta y negativa, por su degradaciónde la razón y su apoyo al nazismo).Tampoco sorprende que no hayaproducido ninguna filosofía inteligi-ble (y, mucho menos, estimulante)de la ciencia.

Por el contrario, el positivismo lógi-co defiende la lógica y el métodocientífico, pero no posee una semán-tica defendible; ni tampoco unaontología que trascienda el fenome-nalismo (“sólo hay apariencias”); sugnoseología sobrevalora la induc-ción y malinterpreta o infravalora lateoría científica, a la que consideraun mero resumen de datos, tampocoposee una ética más allá del emoti-vismo de Hume. Como era de espe-rar, el positivismo lógico malinter-preta la física relativista y la cuánticaen lo concerniente a operaciones delaboratorio, en vez de considerar laexistencia objetiva de entidades físi-cas en ausencia de observadores (ver,por ejemplo, Bunge 1973). No obs-tante, el positivismo lógico es cienti-ficista y, por tanto, muy superior a laanticiencia característica del postmo-dernismo.

El popperianismo ensalza la lógicapero rechaza la mera idea de hacersemántica; no contiene ningunaontología más allá del individualis-mo (o atomismo, o nominalismo);valora la teoría hasta el punto de con-siderar el experimento sólo comouna vía para probar hipótesis; sobre-valora la crítica, infravalora la induc-ción y prescinde de la evidenciapositiva. No posee ninguna ética másallá de las premisas de Buda, Epicu-ro e Hipócrates de no producir nin-gún daño. No obstante, el popperia-nismo tiene el mérito de haber defen-dido una interpretación realista de las

la filosofía tras la pseudociencia

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teorías físicas y de haber devaluadoel inductivismo. Pero Popper prime-ro infravaloró y luego aceptó la bio-logía evolutiva, aunque malinterpre-tándola, exclusivamente como la eli-minación de las inadaptaciones; seopuso al monismo psiconeuronalinherente a la psicología biológica;rechazó la concepción materialistade la historia, adoptada por la escue-la historiográfica más avanzada —lade Annales—; y defendió la microe-conomía neoclásica, que —comoexpondré más adelante— es pseudo-científica a la vez que conceptual-mente difusa, e inmune a la falsifica-ción empírica.

En cuanto al marxismo, ha presen-tado algunas ideas revolucionariasen ciencias sociales, concretamen-te la concepción materialista de lahistoria y la centralidad del con-flicto social. Sin embargo, el mate-rialismo marxista es estrechamen-te economicista: infravalora elpapel de la política y la cultura (enconcreto, de la ideología). Ade-más, el marxismo, siguiendo aHegel, confunde la lógica con laontología. Por lo tanto, adolece deuna escasa lógica formal; su onto-logía materialista se difumina traslas penumbras románticas de ladialéctica tales como el principiode unidad de los contrarios; sugnoseología es el realismo inge-nuo (la “teoría del conocimientocomo reflejo”), que no deja sitio ala naturaleza simbólica de lasmatemáticas o de la física teórica;idealiza los conjuntos sociales endetrimento de los individuos y susaspiraciones legítimas, exagera elimpacto social de la percepción yadopta la ética del utilitarismo, queprescinde de la investigación des-interesada, por no hablar delaltruismo. No sorprende que, alhallarse en el poder, los filósofosdel materialismo dialéctico sehayan opuesto a algunos de los

descubrimientos científicos másrevolucionarios de su época: lalógica matemática, la teoría de larelatividad, la mecánica cuántica,la genética, la teoría sintética de laevolución y la neuropsicologíapost-pavloviana.

En resumen, ninguna de esas cua-tro escuelas encaja con la filosofíainherente a la ciencia. Mi propues-ta es que cualquier filosofía capazde comprender y promocionar lainvestigación científica reúne lascaracterísticas siguientes (Bunge,1974-1989):

— Lógica: Coherencia interna ycumplimiento de las reglas de lainferencia deductiva; aceptaciónde la analogía y la inducción comomedios heurísticos, sin afirmar apriori la validez de los argumentosanalógicos o inductivos.

— Semántica: Teoría realista delsignificado como referencia pro-puesta (denotación) —y a diferen-cia de la extensión— unida al sen-tido o la connotación. Y una con-cepción realista de la verdad fácti-ca [acerca de hechos] como ade-cuación de una proposición a loshechos a los que se refiere.

— Ontológica: a) Materialismo (naturalismo):Todas las cosas reales son materia-les (poseen energía) y se ajustan aalgunas leyes (causales, probabi-lísticas o ambas). Los procesosmentales son procesos cerebrales ylas ideas en sí mismas (aunquesean verdaderas o útiles) son fic-ciones. b) Dinamicismo: Todos los objetosmateriales se hallan en flujo. c) Sistemismo: Toda cosa es un sis-tema o un componente (potencialo real) de un sistema.d) Emergentismo; Todo sistematiene propiedades (sistémicas o

emergentes) de las que los compo-nentes carecen.

— Gnoseológica: a) Realismo científico: Es posibleacceder al conocimiento de la reali-dad, al menos de forma parcial y gra-dual, y se supone que las teoríascientíficas representan partes ocaracterísticas del mundo real, aun-que sea de forma imperfecta. b) Escepticismo moderado: el cono-cimiento científico es tanto faliblecomo mejorable. Sin embargo, algu-nos hallazgos —por ejemplo, queexisten átomos y campos, que lasideas no existen más allá del cerebroy que la ciencia vale la pena— sonadquisiciones firmes. c) Empirismo moderado: Todas lashipótesis fácticas se deben poderprobar empíricamente y tanto laspruebas positivas como las negativasson indicadores de su valor de ver-dad. d) Racionalismo moderado: El cono-cimiento progresa mediante conjetu-ras y razonamientos lógicos, combi-nados con la experiencia. e) Cientificismo: Todo lo que es posi-ble saber y merece la pena saber seconoce mejor de manera científica.

— Ética: Humanismo secular: Lanorma moral suprema es “persiguetu propio bienestar (biológico, men-tal y social) y el de los demás”. Estamáxima prescribe que la investiga-ción científica debe satisfacer tantola curiosidad como la necesidad yabstenerse de causar daños innecesa-rios.

— Sociológica: Socialismo epistémico:La labor científica, aunque sea arte-sanal, es social, por cuanto se ve unasveces estimulada y otras inhibida porcompañeros de trabajo y por el ordensocial del momeno; y el árbitro (pro-visional) no son las autoridades insti-tucionales, sino la comunidad deexpertos. Cada una de dichas comu-

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nidades prospera con los logros desus miembros y eso facilita ladetección y corrección de errores(atención: estas ideas están muylejos tanto del pensamiento mar-xista que defiende que las ideasson emitidas y eliminadas por lasociedad, como de la visión cons-tructivista-relativista de que los“hechos científicos” son construc-ciones sociales locales, esto es,meras convenciones de la comuni-dad o de la tribu).

Mi planteamiento es que los princi-pios filosóficos antes expuestos sontácitamente satisfechos por las cien-cias maduras o “duras” (física, quí-mica y biología); que las cienciasinmaduras o “blandas” (psicología yciencias sociales) satisfacen algunosde ellos; y que las pseudocienciasviolan la mayoría de ellos. En defini-tiva, que el cientificismo es coexten-sivo con la buena filosofía.

Además, la razón por la que las pseu-dociencias se parecen a la religión,hasta el punto de que algunas son unsustituto de ésta, es que compartenuna filosofía, el idealismo filosófico,que no debemos confundir con idea-lismo moral. Ciertamente, la pseudo-ciencia y la religión postulan entida-des inmateriales, habilidades cogniti-vas paranormales, así como una éticaheterónoma. Paso a explicarlo.

Cada religión posee su núcleo filosó-fico, y las filosofías inherentes a lareligión comparten los siguientesprincipios idealistas: a) Ontología idealista: Existen enti-dades espirituales autónomas, comolas almas y las deidades, que no seajustan a ninguna ley científica. b) Gnoseología idealista: Algunaspersonas poseen habilidades cogniti-vas que escapan del ámbito de la psi-cología experimental: la inspiracióndivina, la perspicacia innata o lacapacidad de percibir entidades espi-

rituales o profetizar sucesos sin laayuda de la ciencia. c) Ética heterónoma: Todo el mundose halla sujeto a poderes sobrehuma-nos inescrutables e inamovibles, ynadie tiene la obligación de justificarsus creencias mediante experimentoscientíficos.

Los tres componentes filosóficoscomunes para religión y pseudocien-cia están en desacuerdo con la filoso-fía inherente a la ciencia. Por tanto,las tesis de que la ciencia es una ide-ología más, y que no puede entrar enconflicto con la religión porqueambas abordan problemas distintos,de maneras distintas pero mutua-mente compatibles, son falsas (mássobre religión y ciencia en Manner yBunge 1996).

4. LOS CASOS DEL PSICOANÁ-LISIS Y DE LA PSICOLOGÍACOMPUTACIONAL¿Comparten el psicoanálisis y la psi-cología computacional los rasgosfilosóficos que, según veíamos en lasección 3, caracterizan a las cienciasmaduras?

El psicoanálisis viola la ontología yla metodología de toda cienciagenuina. Ciertamente, sostiene queel alma (“mente”, según la traduc-ción estándar al inglés de las obras deFreud) es inmaterial y que puedeactuar sobre el cuerpo, como semuestra en los efectos psicosomáti-cos. Sin embargo, el psicoanálisis no

supone ningún mecanismomediante el cual una entidad inma-terial pueda alterar el estado deotra material; simplemente afirmaque se da el caso. Además, esaafirmación es dogmática, puestoque los psicoanalistas, a diferenciade los psicólogos, no realizan nin-guna prueba empírica. Concreta-mente, ningún psicoanalista hamontado jamás un laboratorio. Elpropio Freud diferenció enfática-

mente el psicoanálisis tanto de la psi-cología experimental como de laneurociencia.

Para conmemorar el primer centena-rio de la publicación de La interpre-tación de los sueños, de Freud, elInternational Journal of Psychoa-nalysis publicó un informe realizadopor seis analistas de Nueva York(Vaughan et al., 2000), que supuesta-mente informaron de la primera prue-ba experimental del psicoanálisis enun siglo de existencia. En realidad, nose trató de ningún experimento, pues-to que no se contó con ningún grupode control. Por lo tanto, aquellosautores no tenían derecho a concluirque las mejoras observadas se debie-ron al tratamiento; pudieron haberocurrido simplemente de formaespontánea. Así pues, los psicoanalis-tas no emplean para nada el métodocientífico, puesto que no saben dequé se trata. Al fin y al cabo, no tie-nen formación científica; en elmejor de los casos son médicosgeneralistas.

El psicoanalista francés JacquesLacan —un héroe del postmodernis-mo— admite esta idea y sostiene queel psicoanálisis, lejos de ser una cien-cia, es simplemente una prácticaretórica: “l’art du bavardage”. Alfinal, dado que los psicoanalistassostienen que sus conclusiones sontanto reales como efectivas sinhaberlas sometido al ensayo experi-mental o a pruebas clínicas rigurosas

la filosofía tras la pseudociencia

Dado que los psicoanalistassostienen que sus conclu-

siones son tanto realescomo efectivas sin haberlassometido al ensayo experi-mental o a pruebas clínicas

rigurosas, difícilmentepuede afirmarse que proce-dan con la honradez intelec-

tual por la que se suponedeben regirse los científicos.

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difícilmente puede afirmarse queprocedan con la honradez intelectualpor la que, se supone, deben regirselos científicos (aunque ocasional-mente cometan deslices). En suma,el psicoanálisis no está cualificadopara considerarse una ciencia. Con-trariamente a la creencia general, noes siquiera una ciencia fallida, pues-to que prescinde del método científi-co e ignora los contraejemplos. Setrata simplemente de charlataneríapsicológica.

La psicología computacional afirmaque la mente consiste en una serie deprogramas informáticos que en prin-cipio pueden implementarse en cere-bros o en máquinas, —o quizá inclu-so en fantasmas. Así, esta popularescuela adopta la visión funcionalis-ta de que la materia no tiene impor-tancia, tan sólo importa su función.Esta visión está fomentada por onto-logías idealistas, donde la cienciasólo investiga cosas concretas avarios niveles: la física, la química,la vida —pensante y no pensante—o lo social. Además, los computacio-nistas cometen una petición de prin-cipio al dar por sentado que ciertosprocesos mentales son actos compu-tacionales. No tienen ninguna pruebade que todos los procesos mentalessean computacionales; se limitan aaseverar esa tesis.

Pero esta tesis es falsa, puesto que nilos procesos emocionales ni los cre-ativos son algorítmicos, y solamentelo son una fracción de los procesoscognitivos. Por ejemplo, no puedehaber ningún algoritmo para laactuación espontánea, para plantearproblemas originales, para formularhipótesis originales, para conformaranalogías fructíferas o para diseñarartefactos originales, como algorit-mos, máquinas u organizacionessociales radicalmente nuevos. Efec-tivamente, todo algoritmo es un pro-cedimiento para realizar operaciones

de un tipo específico, como la clasi-ficación, la suma y el cálculo devalores de funciones matemáticas.Por el contrario, los descubrimientoscientíficos originales no pueden serdeterminados con precisión anticipa-damente, por eso es necesaria lainvestigación.

En resumen, la psicología computa-cional es acientífica porque ignoralas pruebas negativas y porque sedesentiende de la materia de lamente: el cerebro que crea el pensa-miento. Consecuentemente, se aíslaa sí misma con respecto a la neuro-ciencia y a la ciencia social y el ais-lamiento disciplinar es un indicadorfiable de la falta de cientificidad. Elsecreto de su popularidad reside notanto en sus hallazgos sino en lapopularidad de los ordenadores, enque no requiere ningún conocimien-to de neurociencia y en la fantasía deque los enunciados del tipo “X cal-cula Y” poseen capacidad explicati-va, mientras que, de hecho, éstassolo enmascaran nuestra ignoran-cia sobre los mecanismos neurona-les (recordemos que no hay expli-cación verdadera sin mecanismo yque todo mecanismo es material;ver Bunge 2006)

Valga lo dicho como muestra depseudociencia. El tema de su filoso-fía subyacente es fascinante y vasto,y básicamente inexplorado (ver, sinembargo, Flew 1987). Pensemos tansólo en los múltiples reductos depseudociencia que se refugian en laciencia, como por ejemplo el princi-pio antrópico, el intento de diseñaruna teoría del todo, el discurso sobrela información en bioquímica, eldogma de la biología “todo-está-en-los-genes”, la sociobiología humana,la psicología evolucionista (pura-mente especulativa) californiana ylos modelos de teoría de juegos apli-cados a la economía y a la cienciapolítica. Al analizar un error flagran-

te en la ciencia, casi siempre seencuentra un gazapo filosófico.

5. CASOS FRONTERIZOS:PROTO- Y SEMI-Todo intento no matemático de clasi-ficar cualquier conjunto de elemen-tos se topará, probablemente, concasos fronterizos.

Las principales razones de tal vague-dad son, por una parte, que los crite-rios de clasificación son, en sí mis-mos, imprecisos o que el objeto encuestión contiene sólo alguna de lascaracterísticas necesarias para situar-lo en una casilla determinada. Recor-demos el caso del ornitorrinco, elmamífero que pone huevos.

En cualquier caso, en el terreno de laciencia encontramos multitud de dis-ciplinas, teorías o procedimientosque, lejos de caer claramente dentrodel rango de lo científico o de lo queno lo es, pueden denominarse comoproto-científicas, semi-científicas ocomo ciencia fallida. Echemos unbreve vistazo a dichos casos.

Una proto-ciencia, o ciencia emer-gente, es obviamente una ciencia instatu nascendi. Si sobrevive, puedeconvertirse llegado el momento enuna ciencia madura, una semi-cien-cia o una pseudociencia. En otraspalabras, cuando se dice que una dis-ciplina es una proto-ciencia, esdemasiado pronto para decidir si escientífica o acientífica. Ejemplos: lafísica previa a Galileo y Huygens, laquímica anterior a Lavoisier, y lamedicina antes de Virchov y Ber-nard. Todas esas disciplinas madura-ron deprisa y se convirtieron en ple-namente científicas (podemos llamarcientíficas a la medicina y la ingenie-ría aunque se trate de tecnologíasmás que de ciencias).

Una semi-ciencia es una disciplinaque comenzó como ciencia y es con-

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siderada normalmente como tal, aun-que no reúna todas sus característi-cas. Mi opinión es que la cosmolo-gía, la psicología y la economía sonsemi-ciencias. En efecto, la cosmo-logía todavía está repleta de especu-laciones que contradicen sólidosprincipios de la física. Aún existenpsicólogos que niegan que la mentesea un producto del cerebro y otrosque consideran los sistemas neurona-les como funciones mentales “secun-darias” o “mediadoras”. Y, porsupuesto, muchos de los llamadospremios Nobel de economía (quede hecho son premios del Banco deSuecia) se otorgan a inventores demodelos matemáticos que no tienenningún reflejo en la realidad econó-mica —de entrada porque ignoranla producción y la política— o adiseñadores de políticas económicasque perjudican a los pobres. Losmodelos de teoría de juegos, pro-puestos por Thomas C. Schelling,que ganó un premio Nobel en 2005,son un ejemplo destacado. En uno deellos diseñó el bombardeo estratégi-co de la población civil vietnamita.El mismo teórico descubrió tambiénque los afroamericanos se segregansolos: “se sienten más cómodos entrelos de su propio color” (Schelling1978: 138-139).

En ciertos casos es difícil saber sialgo es científico, semi-científico opseudocientífico. Por ejemplo, lagran mayoría de los físicos del sigloXIX consideraban que el atomismoera una pseudociencia, dado quesolamente producía evidencias indi-rectas en pro de la hipótesis atómica.Peor aún, ya que no existía ningunateoría concreta acerca de los átomosen sí mismos, el atomismo era muydifícil de comprobar, y tan sólo lo eramediante predicciones de mecánicaestadística. Pero la teoría se convirtióen científicamente respetable casi deforma súbita como consecuencia dela teoría de Einstein sobre el movi-

miento browniano y la confirmaciónexperimental de la misma por Perrin.Tan sólo los positivistas más conser-vadores, como Ernst Mach, se opu-sieron al atomismo hasta el final.

Otro ejemplo: la teoría cuántica essin duda un paradigma del éxito de laciencia de alto nivel. Pero la interpre-tación de Copenhague de esta teoríaes pseudocientífica, puesto que sitúaal observador en el centro del univer-

so, ya que supone que todos los suce-sos físicos son consecuencia de pro-cesos de laboratorio. El que esta tesissea descaradamente falsa se demues-tra por el hecho de que la teoría esválida para las estrellas, que porsupuesto son inhabitables, y porqueno contiene ningún postulado quedescriba a los observadores (mássobre el tema en Bunge 1973, Mah-ner 2001).

La teoría de cuerdas es un tema sos-pechoso. Parece científica porqueaborda un problema abierto que es ala vez importante y difícil, como laconstrucción de una teoría cuánticade la gravitación. Por esta razón, yporque ha estimulado las matemáti-cas, está atrayendo a los cerebrosjóvenes más brillantes. Pero la teoríapostula que el espacio tiene seis osiete dimensiones en vez de tres,solamente para garantizar la cohe-rencia matemática. Dado que esasdimensiones extra no son observa-bles y que la teoría se ha resistido ala confirmación experimental duran-te más de tres décadas, tiene visos deciencia-ficción o, al menos, de cien-cia fallida.

El caso de la frenología, la “cienciade las protuberancias craneales”,resulta instructivo. Proponía unahipótesis materialista, comprobable,según la cual todas las funcionesmentales eran funciones cerebraleslocalizables con precisión. Pero envez de ensayar experimentalmenteesta excitante hipótesis, los frenólo-gos la explotaron exitosamente enferias y otros lugares de entreteni-miento: iban por ahí palpando el crá-neo de la gente y diciendo haberlocalizado los centros del altruismo,del amor a la progenie, de la imagi-nación y cosas por el estilo. La apa-rición de la neurociencia modernapuso fin a la frenología.

El descrédito de la frenología arrojódudas no sólo sobre el localizacio-

nismo radical, sino también sobre losintentos científicos de cartografiar lamente dentro del cerebro. En concre-to, los dispositivos de imagen cere-bral inventados a lo largo de las tresdécadas pasadas fueron recibidoscon escepticismo al principio, por-que el mero hecho de intentar locali-zar procesos mentales sonaba a fre-nología. Pero estas nuevas herra-mientas han demostrado ser muyfructíferas y, lejos de confirmar lahipótesis frenológica (un módulopara cada función), han propiciadomuchos nuevos hallazgos, entre ellosque todos los subsistemas del cere-bro están interconectados. Si unaherramienta o una teoría conduce adescubrimientos importantes, nopuede ser pseudocientífica, puestoque uno de los signos de la pseudo-ciencia es el de estar construida alre-dedor de una vieja superstición.

Finalmente, un aviso de cautela. Lamayoría de nosotros desconfiamosde teorías o herramientas radical-mente nuevas y esto ocurre por algu-na de estas dos razones: por la iner-cia intelectual o porque es necesariocuestionar a todo recién llegado para

la filosofía tras la pseudociencia

Antes de emprender preci-pitadamente un proyecto

de investigación, analíceloen busca de presupuestos

filosóficos endebles.

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asegurarnos que no es un impostor.Pero debemos evitar confundirambas razones. A los curiosos lesgustan las novedades, pero sólomientras que éstas no amenacen condesmantelar su esquema de conoci-mientos

6. PSEUDOCIENCIAYPOLÍTICALa pseudociencia es siempre peligro-sa porque contamina la cultura y,cuando concierne a la salud, la eco-nomía o la política, pone en riesgo lavida, la libertad o la paz. Pero, porsupuesto, la pseudociencia esextraordinariamente peligrosa cuan-do goza del apoyo de un gobierno,una religión organizada o grandescorporaciones. Nos bastará un puña-do de ejemplos para ilustrar estepunto.

Algunos legisladores estadouniden-ses invocaron la eugenesia, propues-ta en sus inicios por científicos bien-intencionados y por intelectualesprogresistas, para presentar y apro-bar leyes que restringieran la inmi-gración de gente de “razas inferio-res” y condujeran a la institucionali-zación de miles de niños considera-dos mentalmente débiles. La políticaracial de los nazis se justificómediante la misma “ciencia” y con-dujo al asesinato o la esclavitud demillones de judíos, eslavos y gitanos.

La sustitución de la genética por lasdescabelladas ideas del agrónomoTrophim Lysenko, que disfrutó de laprotección de Stalin, fue la responsa-ble del espectacular retroceso de laagricultura soviética y, lejos de con-ducir a mejoras, originó una severaescasez de alimentos. La misma dic-tadura sustituyó la sociología por elmarxismo-leninismo, cuyos fielesseñalaron la injusticia de los malesde las sociedades capitalistas pero senegaron a estudiar los problemasigualmente graves del imperio sovié-tico. La consecuencia fue que esos

problemas empeoraron y ningúnanalista social soviético previó elsúbito colapso del imperio.

Los casos más recientes de la cone-xión de la pseudociencia con la polí-tica son los relativos al cambio cli-mático, investigación con célulasmadre, “diseño inteligente” y protec-ción de la fauna por parte del actualgobierno de los Estados Unidos.Tales interferencias están destinadasa tener un impacto negativo en laciencia, la medicina y el medioambiente. El último caso de apoyode un gobierno a la pseudociencia esla decisión del ministro de sanidadfrancés de eliminar de una Web ofi-cial un informe que decía que la tera-pia cognitiva-conductual es másefectiva que el psicoanálisis (Frenchpsicoflap 2005).

CONCLUSIÓNLa pseudociencia está tan cargada defilosofía como la ciencia. Sin embar-go, la filosofía inherente a una deellas es perpendicular a la que seatrinchera en la otra. En concreto, laontología de la ciencia es naturalista(o materialista), mientras que la de lapseudociencia es idealista. La gnose-ología de la ciencia es realista, mien-tras que la de la pseudociencia no loes. Y la ética de la ciencia es tan exi-gente que no tolera los auto-engañosni los fraudes que plagan la pseudo-ciencia. En suma, la ciencia es com-patible con la filosofía procientíficaesbozada en la sección 2, mientrasque la pseudociencia no lo es.

Pero, ¿y qué más da?, puede que sepregunte el lector. ¿Para qué sirve elejercicio de patrullaje fronterizo arri-ba citado? Respuesta: puede ayudarcomo advertencia de que un proyec-to de investigación inspirado en unafilosofía errónea probablemente fra-casará. A fin de cuentas, esto es todolo que podemos hacer cuando eva-luamos una propuesta de investiga-

ción antes de contar con todos losdatos: comprobar si el proyecto estrivial o, peor aún, contrario al “espí-ritu” de la ciencia, por lo que podríamerecer el infame premio IgNobel(Bunge 2004). Lo mismo se puededecir, a fortiori, de la evaluación dela investigación en curso. Por ejem-plo, en la actualidad, la física de par-tículas rebosa de sofisticadas teoríasmatemáticas que postulan la existen-cia de entidades extrañas que nointeractúan perceptiblemente, o no lohacen en absoluto, con la materiaordinaria y, como consecuencia, sona buen seguro indetectables (algunade esas teorías llegó incluso a postu-lar que el espacio-tiempo tiene diez uonce dimensiones en vez de las cua-tro reales). Como esas teorías estánen contradicción con el grueso de lafísica y violan el requisito del análi-sis empírico, podemos calificarlas depseudocientíficas aunque lleven ron-dando un cuarto de siglo y aparezcanpublicadas en las revistas más seriasde física.

Segundo ejemplo: Todos los estu-diantes de económicas y gestiónempresarial deben estudiar microe-conomía neoclásica. Sin embargo, esimprobable que usen dicha teoríapara abordar ningún problema eco-nómico en la vida real. La razón desemejante inutilidad es que algunosde los postulados de la teoría sonabiertamente irreales y otros, excesi-vamente difusos, luego difícilmentecomprobables. En efecto, la teoríasupone que todos los actores delmercado son libres, mutuamenteindependientes, perfectamente bieninformados, igualmente poderosos,inmunes a la política y completa-mente “racionales”, o sea, capacesde elegir la opción que con mayorprobabilidad maximizará la utilidadesperada. Pero el mercado real estápoblado de individuos y empresasque poseen una información imper-fecta y, lejos de ser completamente

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libres, pertenecen a redes sociales o amonopolios. Además, la utilidad encuestión está mal definida, pues es elproducto de dos cantidades que secalculan de manera subjetiva en vezde basándose en datos firmes, comola probabilidad del suceso en cues-tión y la correspondiente utilidad delagente (la mayoría de las veces, no seespecifica la forma precisa de la fun-ción de utilidad. Y, cuando se especi-fica, la elección no se justifica empí-ricamente). Milton Friedman (1991)se jactó de que, en su actual forma,esta teoría era como “vino viejo enbotella nueva”. En mi opinión, el

hecho de que la teoría haya permane-cido intacta durante más de un siglo,pese al significativo progreso deotras ramas de la ciencia social,constituye un claro indicador de quees pseudocientífica (más en Bunge1998b).

Moraleja: antes de lanzarse a un pro-yecto de investigación, analícelo enbusca de presupuestos filosóficosendebles, como la creencia de que lasofisticación matemática suple a laciencia de los hechos, de que elmanejo de símbolos indefinidospuede maquillar la indefinición con-

ceptual o a la falta de apoyo empíri-co, o que pueden existir sonrisas (opensamientos) sin cabeza.

Resumiendo, dígame qué filosofía esla que utiliza (no la que profesa) y lediré lo que vale su ciencia. Y dígamequé ciencia es la que usa (no con laque dice estar de acuerdo) y le diré loque vale su filosofía.

NOTAS1. El término inglés “epistemology” y el español “epistemología”tienen significados diferentes. La traducción más correcta (y es laque se ha optado en el presente texto a partir del texto original delDr. Bunge en inglés) de la primera sería “gnoseología” o sea teoríadel conocimiento (sea científico, común o cualquier otro), en tantoque “epistemología” equivale en español sólo a “filosofía de laciencia”, es decir, ontología, gnoseología, axiología, metodología,etcétera, de la ciencia. En castellano, la “epistemología” estaríaincluida en la “gnoseología”, en tanto que en inglés, “epistemo-logy” equivale a gnoseología. De todos modos, mucha gente utili-za “epistemología” de un modo ambiguo, unas veces queriendodecir gnoseología y otras, filosofía de la ciencia. La confusión es,en el fondo, un anglicismo producto de nuestra dependencia cultu-ral. El Diccionario de la RAE ayuda algo en la clarificación, aun-que al final veremos que no del todo. Así, en él, “epistemología”sería la “doctrina de los fundamentos y métodos del conocimientocientífico”. Sin embargo, si se busca “gnoseología” encontramosque en tanto que su primera acepción es “teoría del conocimiento”(en general), su segunda acepción es “epistemología”. Inclusosuponiendo que para los académicos de la RAE el principio deidentidad no sea válido (o sea, para ellos, aparentemente, gnoseolo-gía = epistemología, pero epistemología = gnoseología, lo cual esbastante discutible), desde nuestro punto de vista, su prescripciónva contra lo que el uso sugiere, ya que en todo caso sería al revés,dado que casi nadie usa gnoseología como epistemología, en tantoque mucha, mucha gente usa epistemología como gnoseología(además de como filosofía de la ciencia, que es la acepción correc-ta) [Nota del Corrector].2. La visión ciega es una dolencia consistente en que el pacienteve, pero no es consciente de ello [N. del Corrector].

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Traducción de Jesús M. Villaro, del origi-nal de Mario Bunge “The Philosophybehind Pseudoscience,” Skeptical Inqui-rer, Julio/Agosto, 2006. Corrección deRafael González del Solar. Publicado contodos los permisos.

la filosofía tras la pseudociencia

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el escéptico 38

¿POR QUÉ NO CREOQUE LA HOMEOPATÍASEA EFECTIVA?Ferran Tarrasa Blanes

malas alernativas

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el escéptico39

¿Por qué no creo que la homeopatía sea efectiva?

¿Qué hace alguien normalmentecuando se siente enfermo? Gene-ralmente, irá a ver a un médico.¿Por qué? Porque un médico sesupone que es la persona más cua-lificada para estudiar los síntomasque presenta, realizar todas lasexploraciones necesarias paradeterminar conexactitud qué estáafectando a susalud, administrarsustancias de pro-bada efectividaden estos casos—o intervenir de

manera más enér-gica, realizandouna operación—,y llevar a cabo el seguimiento dela evolución del paciente. Si sedecide a administrar alguna sus-tancia al paciente, ¿cómo sedetermina que esa droga en par-ticular tiene altas posibilidadesde ser eficaz?

Desde siempre se ha conocido laimportancia del llamado efectoplacebo en un proceso de cura-ción. El efecto placebo es un efec-to no específico consistente en lacuración (de forma aparente oreal) de una enfermedad mientrasla misma se está tratando con undeterminado remedio, indepen-dientemente del tipo de tratamien-to que se siga. Paracelso ya adver-tía en el siglo XVI “Ha de saberseque la voluntad es un poderosoayudante de la medicina”. Enmuchos casos la simple confianzadel paciente en el médico puedeparecer que produce una curacióny, a veces, ni siquiera esta confian-za es necesaria.

Por lo tanto, si se pretende deter-minar el efecto de una nueva drogasobre una enfermedad se haceimprescindible eliminar los posi-bles sesgos que se pueden introdu-

cir en una curación por diferentesfactores; esto puede realizarsemediante un ensayo o test de dobleciego.

Imaginemos un grupo de pacientesbastante homogéneo en cuanto aedad, hábitos, historial clínico, etc.

que padecen unamisma enferme-dad y —sin queellos lo sepan—dividámoslo endos, Grupo A yGrupo B, porejemplo. Llame-mos a la nuevadroga que preten-demos estudiar

Droga I y obtengamos una sustan-cia totalmente inofensiva y sinefectos terapéuticos como, porejemplo, cápsulas con agua desti-lada o pastillas de lactosa; llame-mos a esta sustancia Droga II.

En un ensayo doble ciego se admi-nistra a uno de los grupos, ponga-mos el Grupo A, una de las dosdrogas, digamos la Droga I, mien-tras que al Grupo B se le adminis-tra la Droga II (el placebo); perode manera que ni los pacientes, nilos médicos que los tratan sepan aqué grupo pertenece cada uno, niqué drogas les están siendo sumi-nistradas.

Concluida la experiencia, se reú-nen los datos de los dos grupos yse analizan para determinar si elporcentaje de curaciones en elGrupo A, para el que se empleó laDroga I, es mayor que en el Grupo

B, al que se suministró la sustanciainocua, la sustancia placebo oDroga II. Si esto es así, y sedemuestra así en otros ensayossimilares realizados sobre otrosgrupos, se concluye que la Droga Ies eficaz contra esa enfermedad.

De todos modos, ¿por qué se pro-ducen curaciones en el Grupo B, sisólo se le está administrando unasustancia totalmente inocua? Elloes debido a muchas razones. Dire-mos algunas.

Por una parte, tenemos el hechode que el simple tratamiento, aun-que sea con una sustancia inútil,puede ayudar a activar los meca-nismos de defensa del propioorganismo (si la gente lleva unavida sana, es más fácil que se curede determinadas dolencias deforma natural), por otra partetenemos el hecho de que muchasenfermedades tienen componentespsicosomáticos o de sugestión(algunas, pueden incluso no sertales enfermedades, sino sóloparecer que lo son) y, finalmente,tenemos el hecho de que un grannúmero de enfermedades presen-tan un cierto período de remisión;la enfermedad aparece, progresa ydespués desaparece, aunque no serealice ningún tratamiento. Estaintroducción puede parecer algoextensa pero será muy útil a lahora de discutir algunos puntosrelativos a la homeopatía.

La homeopatía se originó en Ale-mania a principios del siglo XIX.Samuel Hahnemann (1755-1843)publicó en 1810 un voluminosolibro titulado Organon, en el quedesarrollaba y exponía toda ladoctrina conocida como homeo-patía y es esa misma homeopatía,siguiendo básicamente los mismosprincipios expuestos en Organon,la que se sigue practicando

La Ley de los Infinitesi-males nos dice que,cuanto más pequeña

sea la dosis, máspoderoso será el efec-

to de la sustancia.

La Ley de Similia aseguraque una sustancia curaráuna cierta enfermedad si,suministrada a una per-sona sana, provoca los

mismos síntomas, o sín-tomas muy parecidos, alos que produce dicha

enfermedad.

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el escéptico 40

malas alternativashoy en día. Los dos pilares básicosde la homeopatía son la Ley deSimilia y la Ley de los Infinitesi-males. Veamos ahora con calmacómo son de ridículos estos dosprincipios fundamentales.

La Ley de Similia asegura que unasustancia curará una cierta enfer-medad si, suministrada a una per-sona sana, provoca los mismossíntomas, o síntomas muy pareci-dos, a los que produce dicha enfer-medad. De esta ley, o supuesta ley,deriva el nombre de homeopatía:homois “similar” y pathos “sufri-miento”, en griego. Para ser unode los principios básicos de lahomeopatía no deja de ser bastan-te sorprendente. Si alguien sufreuna intoxicación por arsénico, ¿securará administrándole más arsé-nico? Yo diría que no. De todosmodos, dado que cualquier sustan-cia puede emplearse como unremedio homeopático, ¿cómo sesabe que síntomas produce unasustancia determinada? SegúnHahnemann se debía realizar unproceso de prueba. Se debía admi-nistrar a una persona sana cantida-des cada vez mayores de esa sus-tancia hasta que aparecieran losprimeros síntomas de intoxica-ción, dichos síntomas debían com-pararse con las enfermedades cata-logadas y, si eran parecidos a lossíntomas de alguna enfermedad,esa sustancia pasaba a considerar-se útil para el tratamiento de dichaenfermedad.

La Ley de los Infinitesimales nosdice que, cuanto más pequeña seala dosis, más poderoso será elefecto de la sustancia. Los efectosde la sustancia se potencian con ladilución de la misma; cuanto másdiluida esté la sustancia, máspoderoso será su efecto. Los reme-dios homeopáticos se preparansiguiendo diluciones decimales.

Se parte de una cierta cantidad dedisolución, se extrae una décimaparte y, a dicha fracción, se le aña-den nueve décimos de agua desti-lada; se agita la nueva mezclaresultante y se repite el procesovarias veces hasta llegar al gradode dilución deseado. Son muyhabituales grados de dilución de1/1.000.000 o 1/10.000.000 y, enalgunos casos, se llega a grados dedilución tan extremos que la pro-babilidad de encontrar algunamolécula de la supuesta sustanciaactiva en el preparado final esinferior al 50%. Si la sustancia noes soluble en agua, puede molersemuy finamente y mezclarse conlactosa, siguiendo un proceso dedilución similar, pero empleandola lactosa en lugar de agua destila-da. Un compuesto que es práctica-mente agua destilada o lactosadebería resultarnos familiar, no esmás que un placebo, ¡como los quese emplean en los ensayos clínicosdoble ciego! Del mismo modo queen nuestro Grupo B había pacien-tes que se curaban, algunos de lospacientes que acuden a un homeó-pata se curarán, ¿significa eso quelos remedios homeopáticos sonefectivos? Después de lo explica-do en la introducción, vemos quela respuesta es un NO rotundo.

En el siglo XIX la medicina noestaba muy desarrollada, se basabaen principios erróneos y los reme-

dios que se suministraban solíanser muy agresivos y no muy salu-dables en muchos casos, incluyen-do por ejemplo las sangrías entresus prescripciones habituales. Coneste panorama, no es extraño quela homeopatía tuviera un ciertoéxito. Suministrando remediostotalmente inocuos, al menos nohacía empeorar la salud delpaciente y, en algunos casos, éstepodía superar la enfermedad ycurarse por sí solo, de una maneramucho más satisfactoria que con laintervención de la medicina de laépoca.

Sin embargo, hoy en día la situa-ción es radicalmente diferente, lamedicina y la farmacología actua-les son disciplinas que se rigen porel método científico y han conse-guido éxitos sin precedentes. Porotra parte, ningún preparadohomeopático ha superado nuncaun ensayo a doble ciego realizadocon un mínimo de garantías contrael fraude o el engaño1.

Después de todo lo dicho cabe pre-guntarse, ¿por qué la homeopatíasigue siendo popular? ¿Cómo selas arreglan los homeópatas parajustificar lo injustificable?

Un punto que suele destacarse amenudo es que la medicina trataenfermedades, mientras que lahomeopatía trata enfermos. Searguye que la medicina sólo mirade atacar los síntomas de las enfer-medades, mientras que la homeo-patía trata al paciente como untodo (sea eso lo que sea).

Por supuesto, esto es un disparate,porque, si bien es cierto que haycasos en que se prescriben medici-nas para eliminar o mitigar los sín-tomas (la más típica sería la aspiri-na), se olvida que esto no constitu-ye la norma. Por ejemplo, la medi-

Para Benveniste, unhomeópata, el agua teníauna especie de "memo-

ria", por lo que podía rete-ner la estructura de un

anticuerpo, de modo que,aunque éste ya no estu-viera presente, el agua

podía desencadenar unareacción parecida en los

leucocitos.

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¿Por qué no creo que la homeopatía sea efectiva?

cina dio un paso de gigante con eldescubrimiento de los antibióticosy, precisamente, una sustanciacomo la penicilina lo que hace esatacar la raíz del problema, en nin-gún caso los síntomas.

Por su parte, ¿qué hace la homeo-patía? Estudia los síntomas delenfermo y administra en cantida-des infinitesimales una sustanciaque, en grandes cantidades, provo-ca esos mismos síntomas en unapersona sana, ¡en otra persona!¿Quién pone, pues, más énfasis enlos síntomas? Además, y en cual-quier caso, yo diría que con esteproceder no se trata al pacientecomo un individuo único o comoun todo.

Otro punto que se destaca de lahomeopatía es que las disolucio-

nes infinitesimales que prescribesólo incluyen productos naturales.Esta es una falacia que se podríaaplicar a un montón de “medicinasalternativas”. Parece que los pro-ductos naturales son per se benefi-ciosos, pero se olvidan de que lanaturaleza está llena de venenos ytoxinas de origen vegetal o animalpotentísimos. Los antibióticosempleados por la medicina —nopor la homeopatía— tienen su ori-gen en un producto natural pero noolvidemos que los productos natu-rales están expuestos a la contami-nación; por lo tanto la purificaciónde estas sustancias, o su síntesisartificial, representa un gran pasohacia adelante.

La Ley de los Infinitesimales violalos principios establecidos por lamedicina, la farmacología, la físi-

ca o la química, ¿cómo la justifi-can los homeópatas? Hanhemannpensaba que, a medida que la sus-tancia perdía propiedades “mate-riales” —debido a las sucesivasdiluciones—, iba ganando en pro-piedades “espirituales”. Hoy endía, las propiedades “espirituales”han sido reemplazadas por energí-as misteriosas o por vibraciones deno se sabe qué; ningún culto pseu-docientífico actual sería tal si nomencionara energías que no pue-den detectarse ni poner de mani-fiesto, y la homeopatía no es nin-guna excepción.

Con relación a esto será interesan-te destacar el caso del Dr. Benve-niste. Benveniste encabezaba unartículo publicado en el año 1988en Nature, en el que parecía esta

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malas alternativasblecer que una disolución muydiluida de un cierto anticuerpopodía desencadenar una reacciónen leucocitos humanos.

Lo sorprendente era que “muydiluido” significaba, en este caso,una dilución de ¡una parte entre10120! Esto significaba que noexistía ni un solo anticuerpo en ladisolución final. ¿Cómo lo expli-caba Benveniste? Para él, el aguatenía una especie de “memoria”.Podía retener la estructura del anti-cuerpo, de modo que, aunque ésteya no estaba presente, el aguapodía desencadenar la reacción enlos leucocitos. Parecía que esteestudio daba una cierta credibili-dad a la Ley de los Infinitesimales;sin embargo, habría que advertirprimero que ese estudio estaba, enparte, subvencionado por unaimportante empresa francesa deproductos homeopáticos.

Por supuesto, esto por si mismo nodesacredita la investigación reali-

zada, pero un equipo enviado porNature al laboratorio de Benvenis-te demostró que los experimentosestaban estadísticamente mal con-trolados, que no se habían tomadomedidas para eliminar causas deerror sistemático y que, en defini-tiva, no existía una base sólidapara las afirmaciones que se reali-zaban en el artículo.

El experimento sólo fue reproduci-do por un equipo israelí... ¡curiosa-mente, la persona encargada derealizar el recuento de leucocitosque habían reaccionado era lamisma! Parece, pues, que la Leyde los Infinitesimales sigue sinconfirmación experimental y siguecontradiciendo todas las leyesconocidas de la física y de la quí-mica.

La homeopatía es un culto médicoque se aprovecha de la ignoranciade la gente para prescribir reme-dios inútiles y, además, cobrar porello. La salud de las personas es

algo demasiado delicado comopara permitir que se juegue conella y es por ello que, al igual quelos “productos milagro”, los pro-ductos homeopáticos deberíandesaparecer de las farmacias.

NOTAS1. Carlos López Borgoñoz (2002-2003) "La colaboración Cochrane ylas medicinas alternativas. ¿Es capazel método científico de encontrar efi-cacia en la acupuntura o en la homeo-patía?" El Escéptico, Págs. 30-35. Nº16, Invierno-Primavera.

La materia no es infinitamente divisible. Un hecho como éste, tan básico y conocido por todos, fue firme-mente establecido por la química a principios del siglo XIX. La indivisibilidad última de la materia, conjun-tamente con las extraordinarias diluciones empleadas por la homeopatía, configuran una combinaciónmortal para esta última. Y este hecho se relaciona con un número conocido como número de Avogadro.

Cuando los químicos del siglo XIX realizaron las primeras mediciones de los pesos atómicos, (realmen-te, más bien habría que hablar de masas atómicas), éstas sólo podían referirse al peso de algún otroátomo que se empleaba como patrón o referencia. Es decir, se calculaban pesos atómicos relativos, perono era posible dar un valor para el peso absoluto de un átomo, o una molécula, expresado en gramos,por ejemplo. El estándar que emplearon los químicos para determinar los pesos atómicos relativos sebasaba en asignar al átomo de oxígeno un peso de 16 unidades. Con esta escala de medida, un átomode hidrógeno pesaba 1,008 unidades o un átomo de nitrógeno pesaba 14,007 unidades. Es obvio que,si vamos reuniendo átomos de oxígeno, esta colección de átomos pesará más y más, hasta llegar a valo-res macroscópicos. Así pues, una pregunta lícita podría ser, ¿cuál es el número de átomos de oxígenoque es necesario reunir para que lleguen a pesar, precisamente, 16 gramos? (Es decir, para que pesenuna cantidad de gramos numéricamente igual a su peso atómico). Ése es el número de Avogadro, (enhonor al químico italiano Amadeo Avogadro).

La homeopatía es un“culto” médico que seaprovecha de la igno-

rancia de la gente paraprescribir remediosinútiles y, además,

cobrar por ello.

EL NÚMERO DE AVOGADRO Y LA HOMEOPATÍAFerrán Tarrasa Blanes

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¿Por qué no creo que la homeopatía sea efectiva?

A una colección de átomos, moléculas, iones, etc., que contenga ese número de elementos se le deno-mina mol, y esa colección pesará, precisamente, una cantidad de gramos que numéricamente será iguala su peso relativo. El valor del número de Avogadro fue calculado, por primera vez, por Johann JosephLoschmidt, en 1865, asignándole un valor de 6·1023 elementos/mol.

La definición actual de mol es ligeramente distinta, ya que el número de Avogadro, actualmente, se basaen el isótopo 12 del carbono, al cual se le asigna un peso exacto de 12. Esta definición de mol sería:"Cantidad de sustancia de un sistema que contiene tantas unidades elementales como átomos de car-bono existen en 0,012 kilogramos de carbono-12 puro; la unidad elemental debe especificarse y puedeser un átomo, molécula, ion, electrón, fotón o incluso un grupo especificado de tales unidades"2. Segúnesta definición, el número de Avogadro es igual ahora a 6,022·1023 elementos/mol.

Y, ¿qué tendrá que ver esta pequeña historia del número de Avogadro con la homeopatía? ¡Pues todo!El número de Avogadro nos permite conocer el número de moléculas contenidas en una cierta masa deuna sustancia cualquiera, y esto impone un límite para las diluciones sucesivas de esa cantidad inicialde sustancia. Una dilución excesiva, llevada más allá de ese límite, supondrá que en la disolución finalno habrá ni una sola molécula de la sustancia inicial, (o, más bien, la probabilidad de encontrar una solamolécula de la sustancia inicial en una parte cualquiera de la disolución será extraordinariamente baja).¿Cómo se supone que un preparado tan diluido, que no contiene ni rastro de la supuesta sustancia acti-va, pueda tener un efecto terapéutico?

Por ejemplo, el azúcar corriente, la sacarosa, tiene un peso molecular de 342, esto significa que en 342gramos de sacarosa existen 6,022·1023 moléculas de sacarosa. Así pues, si diluimos en agua destilada342 gramos de sacarosa empleando un grado de dilución superior a una parte entre 6,022·1023 (comopodría ser una parte entre 1024 o más), ¡¡existen muchas probabilidades de que en una parte cualquierade la disolución final no encontremos ni una sola molécula de la sacarosa inicial!!

Por ejemplo, si la disolución original era de 1 molar (1 mol por litro de disolvente, o lo que es igual 342 gde sacarosa por litro de agua), tendremos que en una dilución superior a 15 CH (que es una parte entre1030), prácticamente se elimina la sacarosa del agua.

Si, como experimento mental, se piensa por un momento que el número de Avogadro es 100, todo aúnse entiende más fácilmente. Aquí, una concentración de 1 molar indicaría 100 moléculas de sacarosa enun litro de agua:- En este caso, para conseguir una disolución de 1 CH (una parte entre cien) en un litro de agua, preci-saríamos extraer la décima parte (igual a 1 centilitro ó 10 cm3) de la disolución inicial de 1 molar. Ese cen-tilitro, posteriormente, lo deberíamos mezclar con 99 centilitros (990 cm3) de agua. destilada.- En promedio, ese litro de disolución 1 CH tendría una sola molécula de azúcar (porque el grado de dilu-ción 1/100 se corresponde con el número de Avogadro y, por ello, con el número inicial de moléculas deazúcar, que sería igual a 100 en 1 litro, al tener la disolución inicial una concentración 1 molar).- Es por ello que, finalmente, una parte cualquiera de la disolución final de 1 CH tendrá muy pocas pro-babilidades de contener ninguna molécula (ya que, en promedio, habría una sola por cada litro).

La cuestión se vuelve más compleja cuando sabemos que las diluciones homeopáticas suelen ir muchomás allá de este límite, con lo que la contradicción con hechos firmemente establecidos es obvia.

Los preparados homeopáticos están tan diluidos que no contienen ni una sola molécula de la supuestasustancia activa.

¿Algún voluntario para curarse con agua destilada?

2. Diccionario de términos científicos y técnicos. McGraw-Hill Inc - Marcombo (1981).

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La ciencia tiende a la honra-dez. Este sorprendente prin-cipio, en general saludable,

es utilizado a menudo como armaarrojadiza para intentar sacudirlos cimientos que la sustentanpor bienintencionados investiga-dores, pero generalmente porparte de farsantes con inconfe-sables intereses.

Valga como ejemplo de esta situa-ción el reciente escándalo que haestallado en Corea con las publica-ciones de Hwang Woo-suk, unfamoso investigador, con relacióna sus estudios acerca de la clona-ción de células humanas. A pesardel complejo sistema de revisiónde las más prestigiosas revistas,éstas se encuentran inermes ante elpuro engaño. Pueden evaluar lavalidez de los modelos experimen-tales o el diseño de los ensayos clí-nicos y también valorar el alcanceclínico de los hallazgos, pero difí-cilmente pueden apercibirse cuan-do la estafa es consciente.

La experimentación en ciencias dela salud es, por definición, másdifícil de reproducir que en el casode otras ciencias experimentales;las muestras biológicas enseñanreacciones no exactamente prede-cibles y los ensayos clínicos son

-sencillamente- demasiado cos-tosos como para ser reproducidoscon el fin de comprobar los resul-tados antes de la publicación. Sen-cillamente, en la mayoría de casosdebemos creer los resultados apor-tados por los autores del estudio.

Por otra parte, la ciencia (y muyespecialmente en el caso de lasciencias de la salud) no puede sus-traerse a un principio general de lalógica que nos impide demostrarnegaciones. Un científico honradopuede experimentar y no encontrareficacia, pero de ninguna manerapodrá demostrar ineficacia, ya queno puede negarque los resulta-dos de la investi-gación, bajo cir-cunstancias dife-rentes, puedantambién ser dife-rentes. O, senci-llamente, tieneque aceptar que tal vez la malasuerte le ha impedido encontrar losansiados resultados positivos.Podemos acotar estadísticamentela probabilidad, pero nunca podre-mos demostrar la ineficacia.

Se puede encontrar más informa-ción acerca de este principio, apli-cado a las ciencias de la salud, en

el texto de D. G. Altman y J. M.Bland "Absence of evidence is notevidence of absence"1, donde seexpone que:

"Los ensayos clínicos aleatoriza-dos y controlados que no handemostrado una diferencia signifi-cativa entre los tratamientos quehan sido comparados son a menu-do llamados 'negativos'. Este tér-mino implica equivocadamenteque el estudio ha demostrado queno hay diferencia, mientras quegeneralmente lo que se ha demos-trado es sólo una ausencia de prue-bas acerca de que haya una dife-

rencia. Y esas sonafirmaciones bas-tante diferentes".

Viene esto acuento en rela-ción con una crí-tica que a menu-do reciben las

publicaciones científicas, desdeforos escépticos, al revisar temasrelativos a la eficacia clínica de lasterapias pseudocientíficas, a vecestambién denominadas "comple-mentarias" o, peor aún, "alternati-vas".

En efecto, estas publicacionestienden a la honradez. Muchas

Podemos acotar esta-dísticamente la probabi-

lidad, pero nuncapodremos demostrar laineficacia. Y es que noes lo mismo no demos-

trar eficacia, quedemostrar ineficacia.

NUEVAS APORTACIONESACERCA DE LA EFICACIA (OINEFICACIA) CLÍNICA DE LAHOMEOPATÍA

Carlos López Borgoñoz

malas alternativas

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veces, desde prestigiosas institu-ciones científicas, se ha dedicadotiempo y esfuerzo a revisar y eva-luar la eficacia clínica de muchasde estas terapias, con un resultadosin duda decepcionante en su con-junto. Desgraciadamente, los efec-tos terapéuticos de las terapiasmilagrosas sencillamente no seobservan al aplicar los métodosmodernos de investigación clínica.

Sin embargo, muy a menudo, lasconclusiones de dichos estudiosson consideradas "tibias" por quie-nes se alinean con posiciones

escépticas, al no denunciar concontundencia la falsedad y la inefi-cacia de dichas terapias. Losescépticos piensan que esas con-clusiones pueden ser tomadas, porla ignorancia de quienes las lean,como una especie de duda razona-ble acerca de la validez de prácti-cas pseudocientíficas.

Y es que no es lo mismo nodemostrar eficacia, que demostrarineficacia.

Por poner un ejemplo, si un trata-miento es eficaz para curar a uno

de cada diez pacientes de unadeterminada enfermedad, necesi-taremos estudios con cientos depacientes para poderlo demostrar;si diseñamos un estudio con unamuestra que resulta demasiadopequeña, no seremos capaces deencontrar la eficacia que buscába-mos, lo que de ninguna forma seráconsiderado una prueba de inefica-cia. Las conclusiones del estudioen muchas ocasiones nos animarána seguir investigando.

Y es que, como decíamos al prin-cipio, la ciencia tiende a suponer lahonradez. Aunque el objeto deestudio sea la homeopatía, elinvestigador difícilmente conclui-rá en la ineficacia del tratamiento,lo que desgraciadamente dará áni-mos a los investigadores bienin-tencionados a seguir trabajando ya los farsantes a seguir ofertandomagia, aprovechándose del dolorajeno. Al fin y al cabo, ¿alguienes capaz de encontrar un estudioque diga que la homeopatía esineficaz?

Veamos como ejemplo la revisiónCochrane de A. J. Vickers y C.Smith sobre el "Oscillococcinumhomeopático para la prevención ytratamiento de la influenza* y delos síndromes parecidos a lainfluenza"2, podemos encontrar lassiguientes conclusiones de losrevisores:

"Conclusiones de los autores:Aunque prometedores, los datosno son lo suficientemente sólidoscomo para hacer una recomenda-ción general del uso del oscillo-coccinum como tratamiento deprimera línea en la influenza y enel síndrome parecido a la influen-za. Se requiere investigación adi-cional, pero con tamaños de mues-tra grandes. Las pruebas actualesno avalan un efecto preventivo de

...acerca de la eficacia (o ineficacia) de la homeopatía

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los fármacos homeopáticos simila-res al oscillococcinum, en lainfluenza y los síndromes pareci-dos a la influenza".

¿Nos parece demasiado "benevo-lente"? Si nos fijamos en estasotras revisiones, en las que se estu-dia la eficacia de la homeopatía endemencia, primero, y en asma,después, apreciamos más la natu-raleza del problema:

1) Conclusiones de los autoresDebido a la falta de pruebas, no esposible realizar comentarios sobreel uso de la homeopatía en el trata-miento de la demencia. No estáclara la magnitud de la prescrip-ción homeopática para las perso-nas con demencia, y por lo tanto esdifícil efectuar algún comentariosobre la importancia de realizarensayos en este área3.

2) Conclusiones de losautoresNo hay suficientes pruebaspara evaluar de forma fiableel posible papel de la home-opatía en el asma. Ademásde ensayos aleatorios senecesitan datos observacio-nales para documentar losdiferentes métodos de pres-cripción homeopática y laforma en que responden lospacientes. Esto ayudará aestablecer en qué medida laspersonas responden a un"paquete de atención" enlugar de a la intervenciónhomeopática sola4.

Si no tenemos datos, si notenemos investigación decalidad, no podemos afir-mar nada. No podemos afir-mar que la terapia es eficaz,desde luego, pero tampocolo contrario. Un científicohonrado sólo puede respon-

der a la pregunta que se plantea enel estudio: ¿Se puede demostrar laeficacia del tratamiento? Y aunquela respuesta sea negativa, esonunca significará que en el futuro,en caso que se obtengan nuevosdatos, se pueda demostrar lo con-trario.

Aunque la Biblioteca Cochrane5

nos ofrezca hasta diecisiete revi-siones de tratamientos homeopáti-cos sin encontrar resultados favo-rables6, no conseguiremos encon-trar algo parecido a una denuncia.

Este hecho, que habitualmente nosparece saludable, nos resulta irri-tante al considerar la cantidad depersonas que resultan estafadascon mayor o menor intencionali-dad, teniendo en cuenta que "nin-gún mecanismo de acción de lasdiluciones ultramoleculares utili-zadas en homeopatía es explicablesegún los conceptos científicosactuales"3.

THE LANCET SALTA ALRUEDO...Un nuevo estudio publicado el 27de agosto de 2005 en The Lancet7

(ver su editorial al final del artícu-lo de Javier Armentia, en estemismo dossier) planteó comohipótesis principal que la eficaciaobservada en la homeopatía eracompatible con la de los placebos.Para ello emplearon una nuevaestrategia, basada en estudiarexhaustivamente la calidad com-

La experimentación enciencias de la salud es,por definición, más difí-cil de reproducir que enel caso de otras ciencias

experimentales

malas alternativas

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parada de las publicaciones dehomeopatía frente a las de la medi-cina convencional.

Los autores revisaron exhaustiva-mente diferentes bases de datos entodo el mundo, hasta encontrarciento diez ensayos clínicos dehomeopatía, que compararon conotros tantos ensayos de medicinaconvencional, evaluando la cali-dad de ambos grupos de estudioscon el fin de determinar si los ses-gos presentes en unos y otros podí-an ser considerados de la mismamagnitud y por lo tanto igualmen-te "creíbles".

Los comentarios vertidos en laintroducción del artículo, así comosus conclusiones, son en este casodemoledores y sí parecen colmarlas expectativas más escépticas, enlo que supone una excelente herra-mienta de uso cotidiano en lalucha contra la irracionalidad. Laventaja de este magnífico estudio,no en vano publicado en The Lan-cet, es que no sólo es útil para des-terrar la creencia en la eficacia dela homeopatía, sino para reflexio-nar en relación con la calidad delas publicaciones científicas, ayu-dándonos a extraer mejores con-clusiones de nuestras lecturas críti-cas en cualquier especialidad.

Sin ir más lejos la introducciónexpone que:

"La homeopatía es una terapiaalternativa o complementariausada ampliamente, aunque con-trovertida. La premisa básica esque lo similar cura a lo similar(similla similibus curantur) esdecir que las enfermedades puedenser tratadas por substancias queproducen las mismas señales y sín-tomas en un individuo saludable.La preparación de remedios invo-lucra la dilución en serie, normal-

mente en una magnitud que nopermanece ninguna molécula de lasustancia original, y una agitaciónvigorosa entre las diluciones (lapotenciación). Durante este proce-so se cree que la información de lasustancia es transferida diluida alsolvente, lo que a la luz del cono-cimiento actual parece inverosí-mil. Muchas personas asumen porconsiguiente que cualquier efectode la homeopatía se debe a efectosplacebo no específicos".

Y las conclusiones del estudio noson menos concluyentes:

"Nuestro estudio ilustra poderosa-mente la interacción y el efectoacumulativo de diferentes fuentesde sesgos. Reconocemos que esimposible demostrar un negativo,pero hemos mostrado que los efec-tos vistos en los ensayos con con-

trol de placebo de la homeopatíason compatibles con la hipótesisdel placebo. Por el contrario, conmétodos idénticos, encontramosque los beneficios de la medicinaconvencional difícilmente pue-dan ser explicados por efectosinespecíficos".

Sin duda se trata de uno de losestudios más completos y agresi-vos en contra de la práctica de lahomeopatía. ¡Pero de ningunaforma los autores pueden sustraer-se a la imposibilidad lógica dedemostrar la ineficacia!

Los dos grupos de ensayos clíni-cos fueron comparables en cuantoal tamaño medio de las muestras,en cuanto a la calidad de los estu-dios (se encontraron varios buenosensayos sobre homeopatía), encuanto a las patologías estudiadasy en otras características.

Sin embargo, las diferenciasempezaron a encontrarse al consi-derar el grado de homogeneidadde los resultados, que resultó sermayor en el grupo de estudioshomeopáticos.

Eso significa que la mayoría deestudios encontrados fueron posi-tivos, tanto en el caso de las tera-pias convencionales como en el delas homeopáticas, pero que, mien-tras que en el caso de las terapiasconvencionales existía una grandispersión en el grado de eficacia(lógicamente unas terapias puedenser muy eficaces, mientras queotras pueden ser sólo marginal-mente eficaces, cubriendo todaslas posibilidades), las terapiashomeopáticas mostraron una dis-persión mucho menor. Es como siel grado de eficacia de todas ellas,para todas las enfermedades, fuerasimilar. Esas diferencias entrelas terapias convencionales y las

Si no tenemos datos, sino tenemos investiga-

ción de calidad, nopodemos afirmar nada.

No podemos afirmarque la terapia es eficaz,desde luego, pero tam-poco lo contrario. Un

científico honrado sólopuede responder a la

pregunta que se planteaen el estudio: ¿Se

puede demostrar la efi-cacia del tratamiento?

Sin duda se trata deuno de los estudios

más completos y agre-sivos en contra de lapráctica de la homeo-patía ¡pero de ningunaforma los autores pue-

den sustraerse a laimposibilidad lógica dedemostrar la ineficacia!

...acerca de la eficacia (o ineficacia) de la homeopatía

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el escéptico 48

homeopáticas tienen una proba-bilidad muy baja de ser debidasal azar y resultan desde luegosorprendentes.

Igualmente se encontraron dife-rencias en cuanto a la lengua depublicación y a la calidad de laspublicaciones. Mientras que el53% de los resul-tados de homeo-patía se publica-ron en inglés, el88% de los estu-dios de medicinaconvencional lofueron en esa len-gua. Igualmente,los estudios dehomeopatía fue-ron publicados en revistas noincluidas en MEDLINE -medli-ne.cos.com-, que es la principalbase de datos de revistas científi-cas sobre ciencias de la vida y bio-médicas del mundo, con casi oncemillones de registros.

¡Curiosamente los resultados posi-tivos en ensayos clínicos eran másabundantes, en ambos grupos, enlas revistas publicadas en otrosidiomas distintos del inglés y enrevistas no incluidas en MEDLI-NE!

Los ensayos más pequeños mos-traron una mayor tasa de resulta-dos positivos que los grandes, enambos grupos. Ello no puede justi-ficarse en términos estadísticos ymás bien parece responder a unsesgo de publicación.

Lo anterior quiere decir que pare-ce que (con una cierta lógica)aquellos proyectos que requierenmás inversión, más tiempo y másesfuerzo personal, que cuidanmejor el diseño, son publicadoscon mayor frecuencia sea cualsea el resultado de los mismos.

Por ello, tienen unas mayoresgarantías.

Estos resultados, como decimos,son aplicables a la totalidad de laspublicaciones científicas y soncoherentes con anteriores hallaz-gos en ese mismo sentido que lle-van a las instituciones como Coch-

rane a utilizarh e r r a m i e n t a sestadísticas queintentan cuantifi-car dichos sesgos(funnel plot8),aunque describir-los sería objeto deotra publicacióncomplementaria aésta.

Así, los autores de la publicaciónde The Lancet asumen que:

"Los efectos observados en losensayos homeopáticos con controlde placebo podrían ser explicadospor una combinación de deficien-cia metodológica y su publicaciónsesgada. Recíprocamente, noso-tros postulamos que los mismossesgos no pudieron explicar losefectos observados en los ensayoscon control de placebo compara-bles de la medicina convencional.Nuestros resultados confirmanestas hipótesis: cuando los análisisse restringieron a los ensayosgrandes de mayor calidad no habíaninguna prueba convincente deque la homeopatía fuera superioral placebo, mientras que para lamedicina convencional permane-cía un efecto importante. Nuestrosresultados, entonces, sostienen lahipótesis que los efectos clínicosde la homeopatía, pero no aquéllosde la medicina convencional, sedeben a efectos no específicos".

Es decir, efectos no relacionadoscon el tratamiento homeopático.

Ni la duración del tratamiento, nila comparación entre distintostipos de homeopatía, ni ningunaotra variable, fue capaz de alterarel resultado de la comparación, loque permite recomendar a losautores:

"En lugar de hacer más ensayos decontrol de placebo de homeopatía,los esfuerzos de las futuras inves-tigaciones deben enfocarse en lanaturaleza de los efectos del con-texto y sobre el lugar de la homeo-patía en los sistemas de cuidado dela salud".

Es decir, en establecer hasta quépunto una colaboración estrechacon el médico, la confianza en elmismo y un entorno adecuado,pueden favorecer un mejor estadode los pacientes en múltiples pato-logías y enmascarar los resultadosde ensayos clínicos, especialmentesi estos son pequeños y mal dise-ñados.

NOTAS:1. “Randomised controlled clinicaltrials that do not show a significantdifference between the treatmentsbeing compared are often called‘negative’. This term wronglyimplies that the study has shown thatthere is no difference, whereas usual-ly all that has been shown is anabsence of evidence of a difference.These are quite different state-ments”, British Medical Journal,1995; 311: 485.2. Revisión Cochrane traducida enLa Biblioteca Cochrane Plus, 2005Número 4. Oxford: Update Soft-ware Ltd. Disponible en:www.update-software.com (tra-ducida de The Cochrane Library,2005 Issue 4. Chichester, UK: JohnWiley & Sons, Ltd).3. McCarney R, Warner J, Fisher P,Van Haselen R. “Homeopatía para lademencia”. Revisión Cochrane tra-

¡Curiosamente losresultados positivos enensayos clínicos eranmás abundantes, en

ambos grupos, en lasrevistas publicadas enotros idiomas distintosdel inglés y en revistas

no incluidas en MEDLINE!

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ducida en La Biblioteca CochranePlus, 2005 Número 4. Oxford:Update Software Ltd. Disponibleen: www.update-software.com(traducida de The CochraneLibrary, 2005 Issue 4. Chichester,UK: John Wiley & Sons, Ltd).4. McCarney RW, Linde K, Las-serson TJ. “Homeopatía para elasma crónica”. Revisión Cochranetraducida en La Biblioteca Coch-rane Plus, 2005 Número 4.Oxford: Update Software Ltd.Disponible en: www.update-soft-ware.com (traducida de The Coch-rane Library, 2005 Issue 4. Chi-chester, UK: John Wiley & Sons,Ltd).5. Accesible en español enwww.cochrane.org/spa/index.htm yen inglés en www.thecochraneli-brary.com -y www.cochrane.org-. 6. Se pueden consultar en español enwww.update-software.com/clib-plus/clibplus.asp?Country=Espana.7. Aijing Shang, Karin Huwiler-Müntener, Linda Nartey, Peter

Jüni, Stephan Dörig, Jonathan A.C. Sterne, Daniel Pewsner, Mat-thias Egger “Are the clinicaleffects of homoeopathy placeboeffects? Comparative study of pla-cebo-controlled trials of homoeo-pathy and allopathy” (“¿Los efec-tos clínicos de la homeopatía sonefectos placebo? Estudio compara-tivo de ensayos con control de pla-cebo de la homeopatía y alopa-tía”). The Lancet; vol. 366, revista9487, de 27 de agosto de 2005:págs. 726–32.8. Un funnel plot (trama de embu-do) es un método gráfico que per-mite investigar los sesgos depublicación cuando se realiza unmeta-análisis. En cada estudio quese realiza, el efecto que se encuen-tra se pone en relación con elnúmero de personas incluidas en elmismo (tamaño de la muestra). Enprincipio, la distribución de lospuntos en ese gráfico debería seren forma de embudo (como una Vinvertida), siendo la dispersión

mayor a medida que el tamaño dela muestra disminuye (lógicamen-te, la estadística indica que cuantosmás pacientes tiene un estudio,menos error debe tener y la medi-da de ese error se traduce en unalínea horizontal; si se ordenan losestudios por número de pacientesde arriba a abajo, obviamentedeben formar un embudo, o unaV). Una asimetría en la forma delembudo indica que esos estudiostienen carencias (por ejemplo,estudios no publicados o no identi-ficados por la estrategia de investi-gación) y que tal vez exista unsesgo en la publicación. * Nota de los editores: Influenzaes una palabra de origen italianocon la que también se puededesignar a la enfermedad que seconoce muchísimo más habitual-mente en español como gripe. Sellama así porque en la Inglaterradel siglo XVII se pensaba que lagripe era debida a la influenciade los cometas.

...acerca de la eficacia (o ineficacia) de la homeopatía

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Se puede decir más alto, perociertamente no mucho másclaro. Me refiero al comenta-

rio editorial del número de 27 deagosto de 2005 (volumen 366, nº9487) de la revista The Lancet, titu-lado “El fin de la homeopatía” (quese reproduce al final). En él se indicacómo durante demasiado tiempo haexistido una actitud de mirar haciaotro lado en lo que respecta a lahomeopatía, pero que ahora ya exis-tían puntos que aportaban luz desdefuentes poco esperables, como elComité sobre Ciencia y Tecnologíadel Parlamento británico1, que dio aconocer en el año 2000 un informesobre medicinas complementarias yalternativas en el que recomendabaque “cualquier terapia que realiceafirmaciones específicas de ser efec-tiva para tratar enfermedades especí-ficas debería aportar las pruebas deque eso es así por encima y más alládel efecto placebo”. También seindica en dicho editorial cómo tam-bién el gobierno suizo, tras un ensa-yo de cinco años de duración, ha eli-minado ahora la cobertura en susseguros a los tratamientos homeopá-ticos y de otras cuatro especies com-plementarias porque no cumplen los

criterios de eficacia y relación efecti-vidad/coste.

Se hace referencia en el ya mencio-nado editorial de The Lancet a unmeta-análisis publicado en dichomismo número (pp. 726-732), titula-do: “Are the clinical effects of homo-eopathy placebo effects? Comparati-ve study of placebo-controlled trialsof homoeopathy and allopathy”, ydebido a la pluma de A. Shang, K.Huwiler-Müntener, L. Nartey, P.Jüni, S. Dörig, J. A. Sterne, D. Pews-ner y M. Egger), en el que los auto-res concluyen que los efectos clíni-cos de la homeopatía son compati-bles con el efecto placebo, no yendomás allá del mismo.

Que la homeopatía puntúe bajocuando se compara con la alopatía enla evaluación sistemática de AijingShang y colegas no es sorprendente.De mayor interés es el hecho queeste debate continúe a pesar de 150años de resultados desfavorables3.

Cuanto más se diluyen las pruebas afavor de la homeopatía, mayor pare-ce su popularidad.

No es nada nuevo: este tipo de con-clusiones ha sido sistemática desdehace mucho tiempo. Igualmente,desde hace mucho tiempo se puso enevidencia que la homeopatía es unacreencia curanderil que poco tieneque ver con la medicina: parte de unafilosofía y conceptos sobre la salud yla enfermedad que nada tienen quever con lo que conocemos de la etio-logía de las enfermedades; utilizafórmulas místicas (principalmente elprincipio de similitud) que nunca hajustificado; y un largo etcétera4.

Como se comenta en el artículo deThe Lancet, lo relevante no es eldebate sobre las inexistentes pruebasde la efectividad de la homeopatía,sino su gran popularidad. Una popu-laridad que le proporciona un incom-prensible derecho de pernada frentea otras prácticas médicas. Me expli-co: la Ley del Medicamento españo-la, así como las normativas europeasy en muchos otros países, permitenla autorización y consiguientecomercialización de medicamentoshomeopáticos sin necesidad de pro-

malas alternativas

EL TTIIMMOO DE LA HOMEOPATÍA

Javier Armentia

La homeopatía es unacreencia curanderil

que poco tiene que vercon la medicina.

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bar su efectividad. El Real Decreto2208/1994 de 16 de noviembre “porel que se regula los MedicamentosHomeopáticos de uso humano defabricación industrial”5 permite lacomercialización y distribución demedicamentos homeopáticos sinindicación terapéutica aprobada(artículo 5): es decir, sólo hay queasegurar la inocuidad, no que sirvanpara algo.

La complacencia con que trata la leya la homeopatía no es un hecho ais-lado: los mismos colegios médicosapoyan secciones en las que estapráctica tiene cabida y sólo se preo-cupan por la práctica homeopáticarealizada por quienes no están cole-giados en ellos. La misma ministradel ramo, Elena Salgado, se ha deja-do ver recientemente (abril de 2006)como miembro del Comité de Honoren el II Congreso Nacional deHomeopatía celebrado en Tenerife,hecho que ha sido aireado por lospartidarios de esta pseudomedicinapara conseguir un respaldo que notienen cuando se establecen evalua-ciones basadas “en la evidencia” (unrecorrido por los numerosos infor-mes de la colaboración Cochranesobre terapias homeopáticas deja unclaro sabor a que nos están tomandoel pelo, por muchas ministras queganen para su causa6).

Los medios de comunicación reco-gieron ampliamente los resultadosdel estudio de The Lancet durante lassiguientes semanas, pero no vi queentraran en las cuestiones fundamen-tales: ¿Por qué esa impunidad parauna práctica sin utilidad terapéuticademostrada? ¿Por qué es amparadapor las leyes que deberían proteger-nos contra los productos ineficaces—y, por ende, potencialmente peli-grosos aunque solo fuera por el peli-gro de ser tomados en sustitución deuna terapia efectiva—? ¿Por qué loscolegios médicos y demás institucio-

nes que deberían velar por unacorrecta práctica médica son no yacondescendientes con la homeopatíay sus practicantes, sino que constitu-yen un sistema de amparo y promo-ción de la misma? Finalmente (noporque no haya más preguntas indig-nadas, sino por que no es cosa deseguir, que ya se entiende lo quedigo), ¿qué hace la homeopatía enlas oficinas de farmacia?

Por su parte, los homeópatas descali-ficaron el meta-análisis de The Lan-cet simplemente diciendo que larevista recibía subvenciones deempresas farmacéuticas que son, cla-ramente, rivales de los homeópatas.Curiosa argumentación, que más que

nada pone a las claras la vinculaciónde los homeópatas con sus empresas,que también son farmacéuticas yconstituyen asimismo un negocio, nolo olvidemos. El principal grupo deelaboración de productos homeopá-ticos, los laboratorios Boiron, decla-ra en su propia web que las ventasmundiales de medicamentos sólorepresentan el 0,3% del mercado far-macéutico.

Pero la escala mundial es poco repre-sentativa del negocio que se traenentre manos: ellos mismos recono-cen que sólo en Francia tienen unacifra de negocio anual de 300 millo-nes de euros y afirman tratar al 40%

El timo de la homeopatía

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el escéptico 52

de la población. Las acusaciones deBoiron a la publicación tienen másque ver con el negocio que podríanperder si se cuestiona de una vez portodas la validez de la homeopatía.Acusar de “lobby” antihomeopáticoa todo aquél que pone en duda lasafirmaciones homeopáticas es unantiguo recurso, aunque muy pococientífico.

NOTAS1.- Select Committee on Science andTechnology of the United Kingdom Par-liament, www.parliament.uk/parliamen-tary_committees/science_and_techno-logy_committee.cfm.2.- Ver news.bbc.co.uk/hi/spanish/scien-ce/newsid_4189000/4189642.stm3.- “Grandes estudios de homeopatía nomuestran diferencia entre el placebo y

los remedios homeopáticos. Mientrasque en los tratamientos convencionalessí se puede observar un efecto” MatthiasEgger, Universidad de Berna —Suiza—(BBC Mundo.com de 28 de agosto de2005, news.bbc.co.uk/hi/spanish/scien-ce/newsid_4189000/4189642.stm).4.- Es recomendable leer el monográficosobre homeopatía que prepararon CarlosTellería, Víctor J. Sanz y Miguel ÁngelSabadell: “¿Es efectiva la homeopatía?”(disponible en http://www.arp-sapc.org/articulos/homeopatia) paraARP-Sociedad para el Avance del Pensa-miento Crítico. Ello permite aclarar queestos comentarios no son prejuicios, sinoconclusiones bien documentadas científi-camente.5.- Real Decreto 2208/1994, de 16 denoviembre, por el que se regula losmedicamentos homeopáticos de usohumano de fabricación industrial. (BOEn. 284 de 28/11/1994, Págs. 36299 a

36301, disponible enwww.boe.es/g/es/bases_datos/doc.php?coleccion=iberlex&id=1994/26202&cod-map=.6.- Carlos López Borgoñoz: “La colabo-ración Cochrane y las medicinas alterna-tivas. ¿Es capaz el método científico deencontrar eficacia en la acupuntura o enla homeopatía?” El Escéptico, Págs. 30-35. Nº 16, Invierno-Primavera 2002-2003.

<<Que la homeopatía salga tan mal parada al ser comparadacon la alopatía en la revisión sistemá-tica de Aijing Shang y sus colegas nocausa ningún tipo de sorpresa. Lo quesí resulta interesante es que el debatesiga vivo, aún después de 150 añosde hallazgos desfavorables. Cuandomás se diluyen las pruebas a favor dela homeopatía, mayor parece supopularidad.

Durante demasiado tiempo se haadoptado hacia la homeopatía unaactitud políticamente correcta basadaen el “laissez-faire”, aunque existenahora nuevos datos que nos ilustransobre el tema desde fuentes inusua-les. El comité parlamentario británicode ciencia y tecnología, editó un infor-me acerca de la medicina alternativa ycomplementaria en el año 2000.Recomendaba que “cualquier terapiaque realice afirmaciones específicasde ser efectiva para tratar enfermeda-des específicas debería aportar las pruebas de que eso es asípor encima y más allá del efecto placebo”. Yendo un paso máslejos, el gobierno suizo, tras cinco años de debate, ha retiradorecientemente el reembolso público de la homeopatía y deotras cuatro terapias complementarias al no haber demostra-do eficacia y beneficio bajo criterios de coste-efectividad.

En su comentario, Jan Vandenbroucke nos ofrece una inter-pretación filosófica del estudio de Shang. Otro filósofo dequien podría haber hablado es de Kant, quien nos recuerdaque vemos las cosas no como son, sino como somos nos-otros. Esta observación es también cierta para los consumido-

res de preparados para la salud, quienes pueden ver a lahomeopatía como una alternativaholística a un modelo de medicinaenfocado hacia la enfermedad yguiado por la tecnología. Es la acti-tud de los pacientes y la de los pro-veedores la que engendra una con-ducta dirigida hacia la búsqueda deterapias alternativas que genera unaamenaza mayor a la atención médi-ca convencional –y el bienestar delos pacientes– de lo que lo hacen fal-sos argumentos de supuestos bene-ficios obtenidos a partir de absurdasdiluciones.

Seguramente, los tiempos para aná-lisis selectivos, informes sesgados ode una profundización en la investi-gación para perpetuar el debate dela homeopatía versus la alopatía hanpasado ya. Ahora los médicos nece-sitan ser valientes y sinceros con suspacientes acerca de la falta de efica-

cia de la homeopatía, y también con ellos mismos acerca delas carencias de la medicina moderna para satisfacer lasnecesidades de atención personalizada de nuestros pacien-tes>> (Editorial de The Lancet, vol. 366, revista 9487, de 27 deagosto de 2005)

Portada de la revista e imagen de su web con la editorial“The end of homoeopathy”, publicada en The Lancet; vol.366, revista 9487, de 27 de agosto de 2005, accesible enwww.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140673605671498/fulltextprinter. (The Lancet).

Acusar de “lobby” anti-homeopático a todoaquel que pone en

duda las afirmacioneshomeopáticas es un

antiguo recurso, peropoco científico.

EL EDITORIAL DE THE LANCET

malas alternativas

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Un juez de Malí ha condenado a cinco líderes deuna secta musulmana por haber realizado unacampaña para impedir la vacunación de niños de

la población de Tandio contra la polio. Hay que señalarque no fue sólo una campaña informativa, sino que seprodujeron amenazas de muerte a trabajadores sanita-rios. Los dirigentes de la secta afirmaban que sólo Diospuede dar o quitar una enfermedad. En África ha habidocasos parecidos, con los planteamientos más diversos.En el norte de Nigeria se produjo un boicot a la vacuna-ción oral contra la polio por los rumores de que era unacampaña occidental para esparcir el virus del sida entrela población.

Quizás no es del todo atribuible a estas campañas, peroel hecho es que la polio se ha vuelto a extender por variospaíses africanos y asiáticos. Esto demuestra que los fun-damentalismos religiosos, los rumores infundados y lassupersticiones más diversas son elementos muy peligro-sos cuando se trata de prevenir o curar enfermedades. Esigual si se intenta difundir la idea que el preservativo noevita el contagio del virus del sida o que es inmoral utili-zarlo, como si se quieren vender ideas pseudocientíficasde otros tipos y por otras razones.

No hace mucho, en la Conferencia Nacional del Sida enSudáfrica, la ministra de Sanidad, Tshabalala-Msimang,afirmó que una dieta con ajo, patata africana y aceite deoliva es útil contra este síndrome. La misma ministranegaba hasta hace poco los efectos positivos de los fár-macos antiretrovirales, pero ahora se limita a recordarcontinuamente sus efectos secundarios.

En este caso, junto con otras posibles razones, está eldeseo del gobierno sudafricano de ahorrar los muchosmillones que costaría repartir gratuitamente estas medi-cinas. La ONG Treatment Action Campaign consiguióque los tribunales obligaran a dicho gobierno a distri-buirlas. Sin más remedio, el ejecutivo empezó elreparto, pero de manera muy lenta y con las incursio-nes anticientíficas de la ministra, apoyada por algu-nos médicos -como el alemán Matthias Rath, juzgadopor promover falsos tratamientos-.

En Sudáfrica hay unos nueve millones de seropositivos,es decir, de personas que tienen el virus del sida, aunqueno hayan desarrollado la enfermedad. Sin tratamiento,muchos de ellos acabarán por sufrir esta enfermedad. Enotros países africanos, el número absoluto de infectadoses menor, pero la proporción dentro de la población esmucho más elevada. Esto provoca unas reacciones encadena que comportan una pérdida de una buena parte dela población activa en la franja de edad de máximo ren-dimiento, un abandono de las tierras (o la necesidad decultivarlas con personas demasiado jóvenes como paraque ya tengan los conocimientos suficientes), un elevadí-simo número de niños huérfanos, una gran carga para lasmujeres -a menudo abuelas- que deben cuidarse de éstos,la imposibilidad de que las tierras del marido difuntopasen a las viudas, a causa de ciertas leyes o tradiciones...

En conjunto, un gran drama económico, social yhumano. Evitar la expansión del sida requiere, en pri-mer lugar, dejar de lado dogmas religiosos y supersti-ciosos -el hecho de no utilizar preservativo aceleranotablemente la difusión del virus- y dar ayudas paraque en estos países se puedan repartir los fármacos quepueden mejorar la calidad de vida de los enfermos yretrasar o incluso evitar que los seropositivos lleguen asufrir el síndrome -entre éstos, muchos niños que yanacen con el virus que les ha transmitido su madre-. Elajo, el aceite de oliva y las patatas pueden formar partede una excelente dieta, pero querer otorgarles algunapropiedad contra el virus del sida no sólo es frívolo,sino, en estas circunstancias, profundamente obsceno.

NOTA*El presente artículo, que reproducimos con el consentimientoexpreso del autor, fue publicado originalmente en catalán en la revis-ta El Temps, el 21 de junio de 2005 (pág. 42). Traducción de Anna Vollmer Torrubiano

EL VVVVIIIIRRRRUUUUSSSS DE LADESINFORMACIÓN

Xavier Duran

Los fundamentalismos religiosos, losrumores infundados y las supersticio-nes más diversas son elementos muypeligrosos cuando se trata de prevenir

o curar enfermedades.

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La prestigiosa revista médica The Lancet 1 publica-ba a inicios de marzo pasado un artículo en el queparecía demostrarse que la acupuntura era igual

de eficaz que los fármacos, al menos en un caso. El obje-tivo del estudio publicado, como el de otros tantos, eracomprobar la eficacia de la acupuntura en la prevenciónde los ataques de migraña (y no en el tratamiento de lamisma, como se reflejó en algunos medios de comunica-ción).

LAS RAZONES DE UN ESTUDIOLa migraña afecta a un elevado porcentaje de individuosen edad laboral, ocasionando un alto impacto socioeco-nómico. La prevención de esta dolencia es muy impor-tante en términos globales, ya que sólo en nuestro país,según se señala en la página Web del programa PALM

(Plan de Acción en la Lucha contra la Migraña,www.programapalm.org), el 12% de la población lapadece, estando clasificada por la Organización Mun-dial de la Salud en el año 1997 como una de las enfer-medades que más problemas causa entre la población.Se calcula que sus efectos ocasionan en España unosdos millones de euros de pérdidas anuales a las empre-sas.

Por ello, aunque se consideraba que los tratamientoshabituales para paliar sus efectos parecían mostrar unaceptable grado de eficacia, valía la pena intentar la bús-queda de nuevas alternativas más económicas y sinefectos secundarios. Como consecuencia, unos investi-gadores alemanes no dudaron en tratar de aplicar elmétodo científico a la evaluación de la acupuntura comoterapia antimigraña, especialmente atendiendo a los

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¿PARECIDA EFICACIA OLA ACUPUNTURA NO PASACarlos López Borgoñoz y Alfonso López Borgoñoz

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"esperanzadores" resultados de anteriores estudios, quenosotros no conocemos.

La novedad de este estudio es que no sólo comparabaacupuntura y el tratamiento médico habitual, sino queincorporaba también en el estudio "falsa acupuntura"como sistema de control.

Los resultados parecieron asombrosos, ya que no mostródiferencias sustanciales en la eficacia de ninguno de lostres tratamientos. Para los autores "Los resultados del tra-tamiento para la migraña no diferencia entre los pacien-tes tratados con la falsa acupuntura, con la verdadera ocon las terapias estándar".

Según Hans Christoph Diener, del Departamento deNeurología de la Universidad Duisburg-Essen, de Essen-Alemania-, que había coordinado el trabajo, "estosresultados son sorprendentes, ya que demuestran que noconocemos tan bien como pensamos los mecanismos deacción de los tratamientos empleados en la migraña ytodavía resulta difícil explicar por qué en algunos casosson eficaces y en otros pacientes se acumulan los fraca-sos terapéuticos"2.

¿REALMENTE FUE UN RESULTADO SOR-PRENDENTE?Sin embargo, con una lectura algo más sosegada deltexto, se veía que lo que ciertamente se decía era que eraniguales de eficaces en el tratamiento de la prevención delas jaquecas tanto las terapias normales, como la llama-da acupuntura buena (hecha según unos ciertos estánda-res) y como la llamada acupuntura falsa (aplicada sinnada que ver con la manera habitual de usar esa técnica),que había sido utilizada como sistema de control (place-bo) de los resultados en ese estudio.

Dado ello, en realidad, la única conclusión posible eneste caso, obviamente, habría sido decir que ninguno de

los tres métodos (ni los fármacos actualmente disponi-bles y sometidos a control, ni la acupuntura buena ni laacupuntura 'mala') fue especialmente eficaz para este tipode tratamientos.

No obstante, el titular de la prensa ante la noticia habíasido que: "La acupuntura y los fármacos son igual de efi-caces en el tratamiento de las migrañas", lo cual si bienes correcto en su literalidad, no deja de ser falso comoresumen que pretende encerrar una 'moraleja' como vere-mos.

Es más, curiosamente, en algunos medios se destacó la"sorprendente eficacia de la acupuntura falsa", lo querepresenta una curiosa obstinación en "creer" que no sólofunciona la que algunos dicen que es eficaz (sin haberlodemostrado) tras miles de años de práctica y estudio, sinoque también funciona la falsa, aquella que elige al azarlos puntos en los que se clavan las agujas, sin estudiosprevios ni tradiciones ni nada. Se ve que basta con clavaragujas, sea donde sea y como sea.

Pero no se rían, veremos en breve que ésa es también laopinión del grupo de estudiosos alemanes que efectuaronel estudio.

UNA CRÍTICA Y UNA RÉPLICAA LA CRÍTICALa crítica acerca de que los resultados mostraban inefica-cia más que otra cosa fue también la opinión de StephenL. Black, en un artículo que fue publicado en la mismarevista un par de meses después 3. Black se quejaba deque la manera de presentar las conclusiones por los auto-res no había sido la adecuada, ya que si dos tratamientosno mejoran el resultado del placebo (falsa acupuntura),es que ambos no sirven, lo cual es mejor que decir que

IGUAL INEFICACIA?UN NUEVO EXAMEN

¿Parecida eficacia o igual ineficacia?

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el escéptico 56

ambos funcionan igual y que, por lo tanto, era cada espe-cialista el que debía decidir cuál usaba (como declaróDiener a la prensa2).

Sin embargo, Black, tras criticar el método de estudio yseñalar que en realidad lo que éste demostraba era que laverdadera acupuntura era más efectiva que el resto, aca-baba su escrito con un giro en favor de la acupuntura "Enresumen, se puede afirmar que es un silogismo el rompe-cabezas del informe de Diener y de sus colegas. Si, comoindican, la acupuntura buena no es mejor que la mala, ysi ni una ni otra han demostrado ser mejores que no efec-tuar ningún tratamiento, entonces no han demostradoque la acupuntura buena sea eficaz. Afortunadamente, enlugar de eso, sus resultados demuestran que la acupuntu-ra buena es mejor que la mala, lo que permite establecerla eficacia de este tratamiento."

El comentario era contestado en el mismo número deLancet Neurology por el propio Diener, tras señalar alinicio de su respuesta -y a modo de excusa ante la reper-cusión en los medios de comunicación de su trabajo- quela interpretación de la prensa quedaba fuera de su con-trol, que si bien es cierto, no lo es menos que en elloinfluyó su forma de presentar el estudio.

Así, el autor alemán respondía a Black diciendo que él nocreía que el haber demostrado un porcentaje de eficaciainferior al 50% en todos los casos fuera el resultado de la

ineficacia de los tres tratamientos sino, al contrario, de laeficacia de todos ellos debido a la dificultad de este tipode estudios. Para él (¡tal como antes hemos indicado quedefendía la prensa!) "Nuestro estudio muestra que la acu-puntura es efectiva, pero que no importa si la misma selleva a cabo de acuerdo con las reglas chinas o si las agu-jas son aplicadas en puntos que no son propios de la acu-puntura".

Es decir, según Diener, la teoría china de la acupunturade fondo quizás no es correcta, pero el clavar agujas sísirve contra la migraña tanto como los fármacos, se cla-ven éstas donde se claven. Tras ello, hacía una defensa desu estudio y del método riguroso utilizado, el análisis delcual -ciertamente- debe ser la base para poder enjuiciarsu trabajo y para ver qué conclusiones es posible extraerdel mismo.

NUESTRA CRÍTICAAL ESTUDIOComo hemos visto, tanto para Black como para Dienerel ensayo clínico efectuado es relevante. Para nosotrostambién, pero en sentido completamente contrario. Fijé-monos en su diseño:

1) ¿Qué hubiéramos interpretado en el caso de compa-rar sólo el tratamiento habitual con la acupuntura ver-dadera?Evidentemente, que la acupuntura verdadera es igual deeficaz que el tratamiento habitual, es decir, que era efi-caz, ya que la terapia habitual parecía venir avalada porresultados publicados en anteriores estudios.

De todos modos, si hubiera ocurrido algo así ello hubie-ra exigido también un nuevo trabajo de evaluación (otroensayo clínico dirigido por otro grupo de investigación),dado que resultados extraordinarios también requierenpruebas extraordinarias.

2) Pero... ¿qué es lo que debemos interpretar en estecaso en concreto?Al incluir, correctamente, los estudiosos un nuevo pseu-dotratamiento de control en la comparación, que sabe-mos objetivamente que no es eficaz (acupuntura falsa), silos otros dos tratamientos muestran la misma tasa de efi-cacia que esa terapia errónea, sólo podremos y debere-mos interpretar que… ¡tampoco son eficaces!

Sobre este último punto, queremos indicar al lector quelo que aduce Diener sobre que la acupuntura falsa es tanbuena como la otra -y que ambas curan- no se puededemostrar mediante este estudio, ya que desde un puntode vista procedimental, esto no estaba incluido en las

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bases del diseño del mismo, debido a que la falsa acu-puntura actuaba como placebo (por propia decisión delos autores), por lo que se requeriría un tercer estudio conotro placebo diferente para poder demostrar la validez yeficacia de ambas.

Para que el lector lo entienda bien, es como si probandoun fármaco, se diera a unos yeso y a otros el principioactivo que se desea experimentar, y que la conclusión delautor (ante un resultado de su investigación que diera queambos tienen el mismo efecto) fuera que el fármaco pro-bado y el yeso son efectivos y curan de modo semejante,en vez de decir que ninguno de ello cura realmente.

La acupuntura falsa no tiene ningún efecto terapéuticodemostrado. Jamás. Al ser elegido su uso en este ensayoclínico por esta razón (y no otra) como sistema de con-trol de las otras dos terapias que se trataba de evaluar (laacupuntura ortodoxa y los fármacos habituales), la tasa-no muy alta pese a lo que dicen Black o Diener- deprevención de la migraña que se obtuvo en los pacien-tes tratados -ya sea mediante éste o por cualquiera de losotros dos procedimientos- no se puede atribuir desde unaperspectiva metodológica -y por tanto científica, talcomo el mismo Diener tal vez reconocería- a la acción deninguna de las tres terapias analizadas, sino que debe serdebido a otras causas como, por ejemplo, a curacionesespontáneas o a cambios en la percepción de los pacien-tes sobre su propio dolor de cabeza.

CONCLUSIÓNSe olvida frecuentemente el porqué de la necesidad decomparar con un placebo los tratamientos en los queintentamos demostrar eficacia clínica; si lo hacemos, esporque el placebo es un control negativo, del que esta-mos seguros que no tiene eficacia.

La duda no está sobre el placebo, que estamos seguro deque no va, sino que la tenemos con relación al tratamien-

to que probamos (el cual puede ser eficaz o no, y por esolo comparamos gastándonos un montón de esfuerzo ypresupuesto). Si se sospechara que la sustancia que seusa sí sirve, ésta no serviría como placebo y la prueba noserviría para nada.

Cuando el tratamiento que se prueba y el placebo mues-tran la misma tasa de eficacia, es absurdo sorprendersedel elevado efecto del placebo, ya que el verdaderohallazgo es la falta de eficacia del tratamiento que some-temos a prueba.

Por ello, y como conclusión, encontramos destaca-ble que:

- La acupuntura no ha demostrado eficacia en la preven-ción de la migraña.

- El correcto diseño de los estudios es esencial para obte-ner conclusiones acertadas. La comparación de trata-mientos ineficaces con tratamientos que también lo son -pero que son tenidos por eficaces- nos lleva a errores, yaque la igualdad de resultados se interpreta como eficaciaen ambos grupos.

- La comparación con controles negativos arroja muchainformación, cuando es éticamente posible. Es muyimportante estar bien seguros de la eficacia de los trata-mientos antes de considerarlos como estándar de compa-ración de los siguientes, abandonando la comparacióncon placebos.

- El tratamiento habitual para la prevención de la migra-ña, en este caso, tampoco ha demostrado eficacia.

- La tendencia a "creer", puede producir una sobrevalo-ración injustificada de los tratamientos esotéricos o pseu-docientíficos, en contra de toda lógica.

NOTAS1. H. C. Diener, K. Kronfeld, G. Boewing, M. Lungenhausen, C. Maier, A. Molsberger, M. Tegenthoff, H. J. Trampisch,M. Zenz, R. Meinert (del GERAC Migraine Study Group) "Efficacy of acupuncture for the prophylaxis of migraine: amulticentre randomised controlled clinical trial" Lancet Neurology - Vol. 5, Issue 4, April 2006, Pages 310-3162. DiarioMedico.com, de 6 de marzo de 2006, accesible en http://www.diariomedico.com/edicion/diario_medico/espe-cialidades/neurologia/es/desarrollo/624989.html .3. Stephen L Black "To the point: acupuncture and migraine" Lancet Neurology - Vol. 5, Issue 5, May 2006, Pages 382-3831) 4. H. C. Diener "To the point: acupuncture and migraine - Author's response" Lancet Neurology - Vol. 5, Issue 5, May2006, Page 3832)

¿Parecida eficacia o igual ineficacia?

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Tengo muy pocas dudas de que las células madrevan a jugar un papel muy importante en la medi-cina del futuro. Dichas terapias en algunos casos

paliarán los síntomas de una enfermedad, en otros casosdetendrán su progreso y en otros serán capaces de curar-la totalmente.

Pero les ruego que tengan en cuenta el tiempo en el queestoy hablando: en el futuro. Pienso que el plazo paraobtener resultados realmente sorprendentes está en unintervalo temporal comprendido entre los doce y losveinte años. No estoy hablando de un futuro remoto, deciencia-ficción, sino de algo relativamente próximo.Pero, en cualquier caso, del futuro.

Lo malo de crear expectativas en medicina es quecuando uno sufre una enfermedad grave, sobre todosi es mortal o degenerativa, es capaz de hacer cual-quier cosa por tratar de salvarse. Y siempre quealguien anhela algo, hay desaprensivos que tratan desacar provecho de ello, con verdades a medias, conmentiras o con auténticos fraudes.

La salud es algo de lo que más anhelamos y en conse-cuencia es un campo abonado a los aprovechados detodo tipo.

Sobre las células madre hay una enorme expectativa, y talcomo he dicho al principio, creo que los resultados seránespectaculares... en el futuro. Pero en este momento yahay desaprensivos que están abusando de la confianza delos enfermos para sacarles dinero.

El día 28 de agosto de 2006 en la Web de la BBC daban lavoz de alarma, en un artículo titulado: Cuidado con lascuras “milagrosas”1, y se decían cosas como las siguientes:

— Según un grupo de expertos y científicos británicos, lasterapias de células madre ofrecen muchas esperanzas a losenfermos.

— Pero clínicas en varios países del mundo están ofre-ciendo terapias contra enfermedades degenerativas comola esclerosis múltiple y Parkinson sin tener fundamentocientífico.

— El grupo médico que reúne a los principales expertosen investigación de células madre del Reino Unido haceestas afirmaciones en una carta abierta publicada en elperiódico The Times.

— Señalan que algunos pacientes han viajado al extran-jero y pagado hasta 18.000 dólares estadounidenses paraobtener tratamientos médicos no disponibles en el ReinoUnido.

El problema, denunciado en el Reino Unido, se estádando en todo el mundo, como alertaba en dicho mismoartículo el doctor José López Barneo, profesor investiga-dor del Departamento de Fisiología Celular de la Univer-sidad de Sevilla: “Tengo pacientes que han recibido infor-mación sobre supuestos tratamientos que se hacen en diver-sos países, como Corea o China, para enfermedades comoParkinson o esclerosis lateral amiotrófica, basados en célu-las madre (...). Pero estos tratamientos no han sido proba-dos y pueden ser muy peligrosos, afirma el investigador”.

Por mi parte quisiera señalar que los ensayos clínicos noson un capricho; son absolutamente imprescindibles. Entodas las nuevas terapias hay que estudiar muy a fondolos posibles efectos secundarios: infecciones, rechazopor parte del sistema inmunológico, reacción alérgica, ocáncer,...

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UN ENGAÑO CON CÉLULAS MADREFélix Ares

Señala la Web de la BBC que algunospacientes el Reino Unido han viajado alextranjero y pagado hasta 18.000 dóla-res para obtener tratamientos médicos

no disponibles en el Reino Unido.

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En el caso de las células madre quiero detenerme unmomento en el peligro de cáncer. Todos sabemos queéste se produce por un crecimiento incontrolado de célu-las. Muchos de los tratamientos con células madre exi-gen alterar sus patrones de crecimiento. Un error y en vezde una cura obtenemos un cáncer.

Muchas de las enfermedades neurodegenerativas securarán mediante células madre que produzcan nuevasneuronas; pero les ruego que piensen por un momento enel hecho de que hay que crear un cierto número de neu-ronas; unas pocas más o unas pocas menos no tendráconsecuencias graves; pero si empiezan a crearse (repro-ducirse) incontroladamente lo que habremos conseguidoes un cáncer. Por lo tanto, no se trata sólo de inducir a lascélulas madre a producir neuronas, hay que tener losmecanismos para que dejen de hacerlo. Hay que inducirla producción de neuronas pero las justas, ni muchas, nipocas. Estaremos en el filo de la navaja. Y habrá que verqué ocurre a largo plazo. Por eso son imprescindibles laspruebas clínicas, que, lamentablemente, llevan su tiem-po. Para el que tiene la enfermedad es muy duro esperar,pero no nos queda más remedio que hacer las cosas dedi-cando a cada fase los tiempos adecuados.

Estoy convencido que llegaremos a tener un control per-fecto, pero tal vez—esperemos que no sea así—esté muylejos en el tiempo, y en las próximas décadas debamosconformarnos con ciertos márgenes de error. Los pacien-tes tendrán que elegir sabiendo cosas similares a ésta:“aplicando esta terapia, la posibilidad de curarse es del90%, de que no ocurra nada (ni mejora ni empeoramien-to) un 5%, un 3% de que se produzca un rechazo y unempeoramiento leve, y hay un 2% de que se produzca uncáncer mortal”.

Otro ejemplo puede ser el de la diabetes. Todos estamosconvencidos de que las células madre van a solucionar elproblema; pero debemos ser conscientes de lo complejoque es. En primer lugar hay que lograr células que pro-duzcan insulina; pero, además, hay que conseguir que serenueven cuando mueran y un mecanismo de control que

pare la producción de insulina cuando ya no sea necesa-ria. No se trata tan sólo se hacer que las células pro-duzcan insulina; hay que lograr todo un sistema deregulación tremendamente complejo, que debe fun-cionar milimétricamente.

En todas las terapias, adelantarse y no pasar por todas lasfases que exige la buena praxis médica, es poco ético;pero en este caso todavía lo es más. Ha habido conflictos“morales”, ha habido rechazos por parte de un grupo dela sociedad, ha habido engaños (Hwang Woo-suk)... Unfracaso que produjera la muerte de algunos pacientespodría echar por tierra el trabajo de muchos investigado-res y las esperanzas de muchos enfermos. Así que no mequeda más remedio que recomendar paciencia.

En una entrevista realizada a López Barneo por la agen-cia Europa Press, el 8 de octubre de 2006, nos decía:“Soy muy cauto y en mi trabajo siempre voy de las ratasal mono y de éste, al paciente, esa es mi experiencia... enMedicina, hay que incentivar a la población, pero tam-bién hay que ser muy cauto, ya que en el caso concretode la investigación biomédica, se juega con las esperan-zas de los pacientes y creo que el obtener éxito con enla terapia celular utilizando células madre es muyincierto; ya veremos”... “Igual hay suerte y se aplicaen poco tiempo, pero puede ser que haya mala suertey se tarden décadas.”

Quiero acabar con la frase que dijo López Barneo en laentrevista de Europa Press que estoy citando: “Mi conse-jo a cualquier paciente que reciba noticias de estas tera-pias ‘milagrosas’ es que de inmediato lo consulte con sumédico para que obtengan información precisa sobreellas”. Añadiendo de mi cosecha que hoy por hoy, sialguien le ofrece una terapia con células madre en paísesexóticos, y que cuesta un riñón, no le quepa la menorduda de que se trata de un timo.

NOTA:1. El artículo de la BBC está en: http://news.bbc.co.uk/hi/spa-nish/science/newsid_5294000/5294980.st

Un engaño con células madre

Según López Barneo: “Mi consejo a cualquierpaciente que reciba noticias de estas terapias‘milagrosas’ es que de inmediato lo consultecon su médico para que obtengan informa-

ción precisa sobre ellas”.

“Ninguno de estos grupos, que afirmanllevar a cabo estos tratamientos, hanhecho publicaciones contrastadas enrevistas de calidad ni han hecho estu-dios pilotos con pacientes” (Dr. José

López Barneo, Universidad de Sevilla)

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El pasado 17 de julio de 2006 se publicaba en elDiari Oficial de la Generalitat de Catalunya(DOGC), de la mano del Departamento de Salud de

esta institución autonómica, un nuevo Proyecto de Decre-to por el que se pretendía regular las condiciones para elejercicio de una serie determinada de terapias llamadasallí “naturales” (como si clavar agujas lo fuera), como sonla acupuntura y otras terapias orientales afines (como lamoxibustión, el tuina y el chi-kung), las terapias de crite-rio naturista (como la naturopatía y la naturopatía con cri-terio homeopático), las terapias manuales (como la kine-siologia, la osteopatía y el shiatsu) y las técnicas manuales(como la reflexología podal, el drenaje linfático, los quiro-masajes, la diafreoterapia, la espinología y la liberaciónholística de estrés con técnicas de kinesiologia)1.

Pese a que conocíamos algo el proyecto de decreto ante-rior, también publicado en el DOGC el pasado 21 demarzo de 2006, y pese a que aquel primer proyecto yahabía sido comentado ampliamente y con preocupación enalgunos blogs2, hemos de reconocer que no fue hasta lapublicación de una nota a mediados de julio en el diariocatalán La Vanguardia y otra en El Periódico de Catalun-ya, en la que se trataban diversos aspectos relacionadoscon el nuevo borrador de Decreto, cuando algunos miem-bros de ARP-SAPC vimos claro que también nosotrosdebíamos dejar constancia explícita de nuestra posturaacerca de la exigencia de que las autoridades sanitariascatalanas (y las de todo el mundo) regularan siempre lostemas de su competencia atendiendo, primordialmente, aun criterio de eficacia comprobada (tal como exige elcódigo deontológico de los médicos) y no a otros interesesque poco o nada tienen que ver con la defensa de la saludpública (ya sea en el caso de supuestas prácticas terapéu-ticas de orígenes diversos y sentido confuso o en el casode terapias fruto de la ciencia médica cuya eficacia no estébien acreditada).

Es por ello que, de forma ciertamente apresurada (por loque nos dejamos muchas cosas en el tintero), redactamosun pliego de alegaciones que fueron presentados el pasa-do 8 de agosto3.

Por desgracia, dada la época y dadas las prisas, no pudimosestudiar con el detalle que hubiéramos deseado las alegacio-nes presentadas por el Colegio de Médicos de Barcelona(COMB) al proyecto de Decreto anterior (aunque según se

indica en la Web de dicho Colegio —www.comb.cat—, elactual proyecto de 17 de julio seguía una parte importante delas alegaciones presentadas por ellos4), ni la nota de pren-sa hecha pública al respecto por la Organización MédicaColegial el 3 de abril de este año5, en la que se escribía conrespecto al proyecto que esta asociación se veía “en lanecesidad de rechazarlo total y rotundamente, por enten-der que su aplicación puede representar un riesgo sanita-rio de primera magnitud.”

Pese a ello, creemos que no había un excesivo solapa-miento entre nuestro texto y el de ellos, ya que los suyosinciden más en cuestiones profesionales de quién debe lle-var a cabo los tratamientos (y dónde y en qué condiciones)y no entran tanto en la ineficacia en sí de las prácticas a laque aludimos nosotros, lo cual, por otra parte, es una lás-tima, aunque quizás se deba esa carencia en las alegacio-nes de dichos colectivos médicos a la práctica de muchasde estas terapias por médicos colegiados con titulaciónoficial.

En este punto cabe recordar lo que escribía el médico JoséMaría Soler6 hace un par de años acerca de que “Entre lassecciones colegiales del Colegio Oficial de Médicos deBarcelona hay tres que son las siguientes: ‘MédicosHomeópatas’, ‘Médicos Acupuntores’ y ‘Médicos Naturó-patas’(...)”, incumpliendo ello el articulo segundo de sucódigo deontológico que indica que “los médicos (...)deben cuidar de la calidad y eficiencia de la práctica médi-ca”, dado que es el principal instrumento para la preserva-ción de la salud.

Fruto también de la acción fue el largo manifiesto7, pre-sentado el 3 de agosto, que adjuntamos, el cual recoge laargumentación básica presentada en nuestras alegaciones,y cuya posibilidad de firma sigue abierta. En el momentode escribir este texto, y con casi un centenar y medio defirmas en el mismo, aún no sabemos si alguna de nuestrasalegaciones —o las de otros posibles colectivos— serántenidas en cuenta en el decreto definitivo. En elmomento de escribir estas líneas, no nos consta que alnuevo proyecto se le hayan presentado más alegacio-nes que las nuestras.

En cualquier caso, cabe estar atentos, dado que, desgracia-damente, nos tememos una oleada en toda España degenerosos proyectos de decreto, que traten de regular unas

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EN DEFENSA de laSALUD PÚBLICAAlfonso López Borgoñoz

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prácticas que no sólo no han acreditado beneficios para lasalud, sino que en muchos casos, puedan ponerla en graveriesgo.

NOTAS1. Edicte de 6 de juliol de 2006, pel qual se sotmet a informació pública elProjecte de decret pel qual es regulen les condicions per a l’exercici dedeterminades teràpies naturals. Diari Oficial de la Generalitat de Catalun-ya, DOGC núm. 4677 - 17/07/2006.2. Como, por ejemplo, en Por la boca muere el pez, de JavierArmentia (javarm.blogalia.com) o en el Golem Blog, de Ángel(golemp.blogspot.com).3. El pliego entero de condiciones es accesible en la direcciónborgonoz.googlepages.com/alegaciones.4. Las alegaciones del COMB son accesibles en la parte de servicios jurídi-

cos de su Web y en www.comb.cat/cat/juridics/assessoria/atach/INFOR-ME%20COMB%20TERÀPIES%20NATURALS,2.pdf.5. “La Organización Médica Colegial rechaza el Poyecto de Decreto de laGeneralitat sobre Terapias Naturales y advierte del riesgo que para la saludde los ciudadanos tendría su puesta en marcha” OMC, 3 de abril de 2006,accesible en www.cgcom.org/notas_prensa/2006/06_04_03_terapias_natu-rales.htm.6. Publicado en El Escéptico Digital (Boletín electrónico deCiencia, Escepticismo y Crítica a la Pseudociencia), Edición2004, Número 10, de 1 de junio de 2004 (digi tal .e l -escep-t ico.org/ leer.php?id=1836&autor=683&tema=9) .7. Publicado originalmente en borgonoz.blogspot.com/2006/08/manifiesto-por-una-sanidad-que-proteja.html, pero que también es accesible en la webwww.arp-sapc.org.

En defensa de la salud pública

El Departamento de Salud de la Generalitat de Catalunyapublicó el pasado 17 de julio de 2006 un Proyecto deDecreto por el cual se iniciaba el camino para la regula-ción del ejercicio de unas determinadas terapias, dada lavoluntad explícita del Gobierno de la Generalitat de reco-nocer y regular su ejercicio como actividades orientadas alfomento y protección de la salud y el bienestar de las per-sonas.

Entre las mismas estaban la acupuntura y otras terapiasorientales afines (como la moxibustión, el tuina y el chi-kung), unas terapias llamadas naturistas (como la naturo-patía y la naturopatía con criterio homeopático), diversasterapias llamadas manuales (como la kinesiologia, la oste-opatía y el shiatsu) y diferentes técnicas llamadas manua-les (como la reflexología podal, el drenaje linfático, losquiromasajes, la diafreoterapia, la espinología y la libera-ción holística de estrés con tecnicas de kinesiologia—).

La cuestión es que estando de acuerdo en la necesidad deproteger la salud de las personas, así como de fomentar susalud y bienestar (como no podía ser de otra manera) losabajo firmantes no estamos de acuerdo en el método ahoraempleado para ello, que es dando entrada a estas “tera-pias” cuya eficacia jamás ha sido demostrada y especial-mente cuando ello debe servir, tal como se indica literal-

mente en el proyecto de decreto, para iniciar un preocu-pante —por poco regulado en los aspectos concretos decomprobación de eficacia—, proceso de reconocimientode la utilización de otras terapias diferentes de las de lamedicina que el decreto llama “convencional” o “alopáti-ca” (y que es la que se utiliza en la sanidad pública, la quese enseña en las universidades y la que se estudia y traba-ja en los laboratorios de investigación más avanzados),dada la creencia del legislador —no fundamentada en eltexto en ningún caso— de que la sinergia de ambas produ-cirá una mejora del bienestar de las personas.

Lo que nos preocupa a nosotros, y creemos que tambiéndebiera ser lo único que debiera importar a las autoridadessanitarias, en realidad, es el hecho que hay terapias o tra-tamientos cuya eficacia ha sido comprobada (reiterada-mente) y otras cuya eficacia no lo ha sido (también reite-radamente), pudiéndose decir de ellas en muchos casosque se ha demostrado su falta de eficacia. No importa sison convencionales, alopáticas o de ningún tipo. ¿Estáprobado que curan? ¿Y en qué dosis? ¿Y con cuales con-traindicaciones?

Si cualquier terapia se demuestra que cura, sea la que sea,será incorporada de forma rápida por la medicina en nues-tros hospitales. Y ello, tal como se viene haciendo desde

MANIFIESTO ‘POR UNA SANIDAD QUE PROTEJANUESTRA SALUD SÓLO MEDIANTE TERAPIAS DE

EFICACIA COMPROBADA’Arp-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico

El presente manifiesto es un resumen del total de alegaciones (verlas todas enborgonoz.googlepages.com/alegaciones) presentadas ante la Generalitat de Catalunya el 8 de agosto de2006 [con el Nº 0336E/146.030/2006] por miembros de ARP-SAPC en contra del “Projecte de Decret pelqual es regulen les condicions per a l’exercici de determinades teràpies naturals” (IP-DOGC 4677 de17.7.2006) del Departamento de Salud de la comunidad catalana.

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hace mucho tiempo gracias al duro y riguroso trabajo dehombres y mujeres amantes de las mejoras reales en lacalidad de vida de sus semejantes, con la mente siempreabierta para la aceptación de las mejores prácticas segúnéstas les eran indicadas por sus estudios, sin importar supaís de procedencia ni de trabajo, ni su cultura, ni su reli-gión, ni sus preferencias sexuales, ni su filosofía ni suscreencias políticas.

Es por todo ello, y porque:

a) La base de las terapias llamadas naturales que son obje-to de este proyecto de decreto contradicen las de la física,la química, la biología, la farmacología, la medicina, etc.,tal como no se ha podido refutar que éstas funcionan y talcomo se va demostrando experimentalmente continua-mente. b) Tampoco su práctica ha demostrado jamás eficaciacuando se han hecho ensayos clínicos controlados serios,como se puede comprobar por todos los publicados.v) Suponen un riesgo para la salud pública el validar porla autoridad sanitaria tratamientos inadecuados e inefica-ces a patologías concretas, especialmente cuando las mis-mas se aplican por personal sin los conocimientos sanita-rios adecuados y sin que se hayan estudiado sus contrain-dicaciones, D) No existe en el proyecto de decreto un mecanismo devalidación objetivo previo de las terapias llamadas ‘natu-rales’ que aquí se regulan (y de las futuras), más allá de laopinión de los miembros de diversas comisiones.

Que SOLICITAMOS que:

NO se proceda a la aprobación del presente proyecto dedecreto por el que se regulan las condiciones para el ejer-cicio de determinadas terapias naturales, como mínimo,hasta que:

Se presente públicamente a la comunidad científica y a laciudadanía, por la comisión encargada de su redacción, losensayos clínicos, investigaciones científicas rigurosas olas mínimas pruebas necesarias que acrediten que las tera-pias naturales que se pretende reconocer son eficaces, pre-cisándose que las mismas tengan un nivel de evidenciaigual al exigido a las terapias que en el texto del presenteproyecto se denominan como convencionales, alopáticas uoficiales. El estudio de las mismas permitirá que la comu-nidad científica pueda ejercer de forma responsable sulabor técnica de control de las decisiones políticasmediante la crítica de los ensayos e investigaciones apor-tadas.

Se proceda a la creación, en lo que respecta a la aproba-ción de terapias o productos curativos, de un mecanismode aprobación riguroso y lo más objetivo posible sobre labase de ensayos clínicos controlados que sigan los proto-

colos que se deben seguir para otras terapias o productosfarmacológicos, tal como se acepta en la comunidad cien-tífica internacional.Se redacte, en lo que respecta en concreto a las personasque tendrán la autorización para ejercer dichas terapias,una regulación tal que permita establecer de forma claralas contraindicaciones de cada una de estas terapias, lasdosis eficaces de sus aplicaciones y acreditar que en nin-gún caso podrán perjudicar la salud pública, ya sea por laacción de la propia terapia, como por la omisión del usode terapias ‘oficiales’ (demostradamente más eficaces) aloptar el paciente por otras terapias. No basta sólo con pro-hibir que los prácticos prohíban medicamentos recetadosdesde la sanidad pública.Se avale de forma científica la eficacia y seguridad de lostratamientos que se pretende regular y legitimar, al mismonivel que los de la medicina llamada ‘oficial’, para podergarantizar siempre a los enfermos las mejores opcionesdisponibles para su curación.En el caso hipotético de que fuera imposible atender lasolicitud de no aprobar el decreto hasta que se cumplan lascondiciones antes citadas:

a) Que se modifique el proyecto de decreto, y en el mismose trate únicamente del mecanismo mediante el cual sepuedan llegar a aprobar las diferentes formas de terapiadel tipo que sea.b) Que sea posible discutir de forma pública y abierta porla comunidad científica dicho mecanismo de comproba-ción en sí a partir del borrador que se redacte, para que nopase como ahora, que se tratan de regular terapias sinhaber pasado por ningún mecanismo de control previo desu eficacia real (lo que contradice el espíritu del artículo2.2 del propio proyecto de decreto).c) Que una vez superadas las pruebas de eficacia aproba-das en dicho mecanismo, se regule la práctica de las quelas hayan superado, sin que se aprueben de manera previaterapias ni técnicas que no hayan pasado por dicho con-trol.En el segundo caso hipotético de que también fuera impo-sible atender las solicitudes a), b) y c) (y no porque este-mos de acuerdo en ningún caso con dicha imposibilidad,sino sólo para rebajar el impacto del decreto):

d) Rogaríamos que al menos se tomaran las medidas nece-sarias para minimizar el impacto negativo del proyecto dedecreto, como, por ejemplo:d.1) Impidiendo que los centros terapéuticos cuya acciónse base en las terapias ‘naturales’ descritas en este decreto(u otras) usen ningún tipo de distintivo del Departamentode Salud de la Generalitat de Catalunya (ni de ningunootro) en su publicidad, en su puerta, en su papelería, quepueda inducir al error de la ciudadanía, tal como los queahora se pretenden aprobar (art. 16, por ejemplo), hacién-doles creer que la Generalitat avala la eficacia de las tera-pias que allí se hacen. No se debería poder poner el logo

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ni sello del Departamento de Salud ni de la Generalitat enningún caso (deben ser prácticas reguladas como mucho,pero no avaladas ni recomendadas). Recordemos que tam-poco los abogados ponen en sus puertas el sello y logoti-po del Departamento de Justicia de la Generalitat. d.2) En toda su publicidad e impresos debería apareceruna clara advertencia de que estas prácticas están regula-das por la Generalitat, pero su eficacia no está reconocidani avalada por la misma, y que las autoridades sanitariasrecomiendan el uso de la medicina llamada ‘oficial’ parael tratamiento de cualquier problema relacionado con lasalud.d.3) Hacer campañas publicitarias recomendando el usosólo de las terapias científicas acreditadas aceptadas en lasanidad pública.e) En cualquier caso, se deberá proceder de formaurgente a definir exactamente los mecanismos científi-co-técnicos de evaluación y aprobación de las nuevasterapias que en el futuro se quieran regular y se debe-rán aplicar las mismos también a las terapias llamadas‘naturales’ en este decreto antes de su aprobación, paraunificar criterios y verificar la calidad de las mismasde cara a la salud pública.

Castelldefels, 3 de agosto de 2006

Listado de personas que apoyan este manifiesto001. Alfonso López Borgoñoz, Arqueólogo, Co-Director de‘El Escéptico’ , Castelldefels. 002. Félix Ares De Blas, Doctor en Ingeniería, Co-Director de‘El Escéptico’ y presidente de ARP-Sociedad para el Avancedel Pensamiento Crítico, San Sebastián 003. Javier Armentia Fructuoso, Astrofísico, director del Pla-netario de Pamplona 004. Ferran Tarrasa Blanes, Doctor en Ingeniería Industrial,Barcelona 005. Juan Soler Enfedaque, Vilanova i La Geltrú 006. Sergio López Borgoñoz, Antares S.L. , Barcelona 007. Ernest Vila i Forment, Médico cardiologo (CAP AltEmpordà - Clinica Santa Creu), Figueres 008. Juan Antonio Gabaldón Domínguez, Decano del ColegioOficial de Químicos de la Comunidad Valenciana, Valencia 009. Guillermo Hernandez Peña, Programador de Aplicacio-nes, Query Soft, S.L. 010. Albert Solé Benet, Estación Experimental de Zonas Ari-das - CSIC, Almería. 011. Alberto Rodríguez Calvo, Vicerrectorado de Investiga-ción e Innovación, Universidad de Santiago de Compostela 012. Eloy Anguiano Rey, Doctor en Ciencias Físicas, Profesortitular de la Universidad Autónoma de Madrid 013. Gilberto Marquina Reyes, Las Palmas. 014. Francisco Mercader Rubio, Jefatura de Tráfico de Barce-lona 015. Ramon Ordiales Plaza, Estación Experimental de ZonasAridas - CSIC, Almería. 016. Fernando Rubilar,

017. Miguel Ángel Pérez Oca, Alicante. 018. Xavier Martinez y Sanchez de Neyra, Biólogo 019. Jesús M. Landart Ercilla, Licenciado en Ciencias Mate-máticas 020. Carlos Alvarez Fernández, Oviedo. 021. Montserrat Sierra Hernández, 022. Elisenda Font, Matemática, Catedrática de secundaria,Barcelona 023. Saúl Blanco Lanza, Biólogo, Área de Ecología, Univer-sidad de León 024. Teresa González de la Fe, catedrática de Sociología,Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y Directora del Ins-tituto Universitario de Ciencias Políticas y Sociales (Universi-dad de La Laguna) 025. Tito de Quintanilla y Mendoza, Empresario jubilado 026. Joan Abellàn i Gómez, Contable/Administrativo 027. Basilio Ruiz Cobo, Profesor Titular Departamento deAstrofísica de la Universidad de La Laguna e Instituto deAstrofisica de Canarias, La Laguna 028. Julia López Borgoñoz, Antares, S.L., Barcelona 029.José Pérez Giner, IBM Global Services, Castelldefels 030.Anna Vollmer Torrubiano, Arqueóloga, Barcelona 031.Guillermo Pérez López, Estudiante, Castelldefels 032.Víctor Castelao López, Informático, Barcelona 033.Aure Valentín Solari, Bióloga, Infonomia, Barcelona 034.Carlos López Borgoñoz, Biólogo, Barcelona. 035.Jorge Javier Frías Perles, profesor de Informática 036. Josep Pujols Puigdesens 037. Antonio Rodríguez Sierra, Consejería de Medio Ambien-te, Junta de Andalucía, Los Palacios (Sevilla). 038. José Vicente Arlandis Ortolá, profesor de Matemáticas deSecundaria, Valencia 039. Gustavo A. Vazquez Gomez, Vigilante de Seguridad 040. Mª Teresa Giménez Barbat, Antropóloga y escritora,Tarragona 041. Josep March, Médico 042. Arcadi Espada Enériz, Periodista 043. Andrés Carmona Campo, profesor de Educación Secun-daria. 044. Xavier Mamano Bauzà, Matemàtic, Coordinador de pro-jectes de informàtica de l’Ajuntament de Castelldefels 045. Ismael Pérez Fernández, Ingeniero Técnico de telecomu-nicaciones, Torrejon de Ardoz. 046. Ambrosio García Leal, Biólogo, Barcelona. 047. Ismael Garcés García, Orientador Laboral - Centre deSuport a l’Economia de Castelldefels (Ajuntament de Castell-defels). 048. Joan Mercader Boixaderas, Biólogo, Vic. 049. José López Garijo. Ingeniero Agrónomo 050. Rafael Menéndez-Barzanallana Asensio, Químico, Pro-fesor Universidad de Murcia 051. José Ángel Morente Valero, Barcelona 052. Lluís Pérez Lozano, Estudiante de Sociología en laFacultat de Ciencies Econòmiques de la Universitat de Barce-lona, El Prat de Llobregat. 053. David Sánchez Gómez, veterinario. Alicante

En defensa de la salud pública

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054. David Revilla López, Ronin Estudios, Barcelona 055. Santiago Díez Alpuente, Fisioterapeuta, Manises 056. Abel Bayo Pino, Psicólogo, Mollet del Valles 057. Jose Ramón Brox López, Benalmádena 058. Fernando Paño Crespo, Físico, Zaragoza. 059. Javier López Molero, Funcionario del Estado 060. Josep Català Medina, Doctor en Biología, Ingeniero Quí-mico, Periodista, Director de AC Tecnopress, Cabrils 061. Francisco García Navarro, Doctor en Ciencias Quími-cas. Profesor de Física y Química de secundaria, Barcelona 062. Rosa María García Santanach, Psiquiatra y Psicóloga,Barcelona 063. Alberto Marín Sanguino, Licenciado en Biología, Uni-versidad de La Laguna 064. Inés García Álvarez de Toledo, Oviedo. 065. Sergio Gil Abán, Centro de Reforma San Jorge, Zarago-za 066. Gerardo García-Trío San Martín, corrector profesional,Vigo. 067. Rubén Villoria Serrano, Infografista, Tripoly Digital,Madrid. 068. Ángel Manuel Felicísimo Pérez, Escuela Politécnica,Universidad de Extremadura, Cáceres. 069. Pedro Luis Moratilla González, Zaragoza, 070. Ernesto José Carmena Riesco, Licenciado en Biología,Madrid. 071. Paula Gómez del Valle y Gómez, Maestra de EducaciónEspecial (PT), A Coruña 072. Germán Pérez-Gándaras, Inst. de Inv. Marinas CSIC,Vigo 073. Enrique Gabriel García Martínez, Jefe de Servicio deNeumología, Hospital Universitario “San Cecilio” de Grana-da. 074. Antonio Bravo López, Auxiliar administrativo de la Uni-versidad Autónoma de Madrid 075. Angel Luis Martín Martín, Ingeniero Técnico de Teleco-municaciones, Madrid 076. Pedro A. Carrasco Ponce, Informático, IVER Tecnologí-as de la Información S.A., Valencia. 077. Fernando García Luque, Técnico informático, presiden-te de “Cosmos” grupo de astronomia de Mataró. Mataró (Bar-celona). 078. Emilio Suárez García, Hospital Universitario de Valme,Sevilla. 079. Graciano Ramos Flecha, Ldo. Biología, Armunia-León. 080. Gurutze Imaz Garmendia, profesora de biología, Gipuz-koa. 081. Luis Carrasco Urbano, Consultor TIC, Barcelona. 082. Iván Esteban Salcedo Guarde, Estudiante de CienciasAmbientales, Almeria.083. Carlos Sáenz de Ynestrillas Vera, Madrid.084. Patricia Jacas Escrivá de Romaní, Bibliotecaria, Barcelo-na.085. Gonzalo De Pedro Quijano, Arquitecto, Pontevedra. 086. Salvador Navarro Beltrán, Catedrático de Matematicasde Educación Secundaria, Instituto Beatriu Fajardo de Men-

doza, Benidorm.087. Alfredo Rodríguez Pérez, Médico Rehabilitador de laUnidad de Aparato Locomotor de la Fundación Hospital deCalahorra.088. Daniel Arjona Rubio, Periodista del diario ‘El Mundo’,Madrid.089. Ángel Suárez Vázquez, DPNY Communications, Agen-cia de Publicidad, Palma de Mallorca.090. José María González Fernández, Enfermero, HospitalCarlos Haya, Málaga.091. Carmen Borgoñoz Palazón, Castelldefels.092. José Luis Hermoso de Mendoza Salcedo, químico, Sevi-lla.093. Owen Wangensteen Fuentes, Bioquímico Clínico, Hos-pital Vall d’Hebron. Barcelona.094. Carlos Fuertes López-Casero, Ldo. en Farmacia, Bilbao.095. Óscar Alonso Toledo, Ingeniero de Telecomunicaciones,Mailgráfica Publicidad Directa, S.L., Cascante (Navarra)096. Marisol Collazos Soto, Terapeuta ocupacional, Murcia.097. Pablo Velasco Pazos, Departamento de Genética Vegetal,Misión Biológica de Galicia (CSIC), Pontevedra.098. Tomás Manzaneque García, Estudiante de IngenieríaIndustrial, Toledo.099. Alfonso López Alonso, Castelldefels.100. José Maria Soler Insa, Médico neurólogo del Hospital deManresa.101. Patxi Juanicotena Mata, trabaja en Telefónica, Barcelona.102. Manuel Pita Trasancos, Informático, A Coruña.103. José Ramón Fernández Monge, Empleado de Banca,Soria.104. Carlos Chordá Navarro, Profesor de Ciencias en Secun-daria, Colegio Escuelas Pías de Tafalla, Navarra.105. Ángel Luis Pascua Olmedo, Licenciado en CienciasAmbientales, Madrid106. Miguel Machado, licenciado en Filosofía, Oviedo.107. Sergio Bulat Barreiro, Salou.108. Fernando Martínez Montes, profesor de Filosofía en elInstituto de Educación Secundaria “Universidad Laboral” deGijón.109. Francisco Agustín Marín Sánchez, Licenciado en Física,Sevilla.110. Pau Boet Verge, Filósofo, documentalista, monitor ymúsico, Aiguafreda.111. Enrique P. Mesa García, IES Federica Montseny, Fuenla-brada.112. Luis Javier Capote Pérez. Profesor Asociado de DerechoCivil de la Universidad de La Laguna. Magistrado Suplente dela Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife.113. Mara Parellada, Psiquiatra, Hospital GU Gregorio Mara-ñón, Madrid.114. Margarita Miramontes Castro, Profesora de Biología yGeología de Enseñanza Secundaria y Bachillerato,Centro de trabajo: IES Auga da Laxe, Gondomar (Ponteve-dra).115. Francisco Colomer Sanmartín, Observatorio Astronomi-co Nacional, Alcala de Henares.

nombre de la sección

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116. Josué Belda Martinez, Elda.117. Ángel Polo Romo, Ceuta.118. Sergio Molina Martínez, Yunquera de Henares.119. Recuerdo Aranda López, enfermera, Hospital 12 deOctubre, Madrid.120. Antoni Colomar Colomar, Ingeniero Técnico de Teleco-municación, Sant Cugat del Vallès.121. José Carlos Pérez Cobo, Profesor Titular de Fisiología enla Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco,Vitoria.122. Jacinto Paredes Fontan, Doctor en Ciencias Físicas,Girona.123. Pablo Arias Cabal, Universidad de Cantabria. Instituto dePrehistoria, Santander.124. Jorge González Durán, Director Preuniversitario NewLondon, Montevideo (Uruguay).125. David Gozalo García, funcionario del Gobierno Vasco,Bilbao.126. Javier Díaz de Argandoña González, Dr. Ingeniero Indus-trial, Profesor titular de escuela universitaria del Dpto. de Físi-ca Aplicada I, Universidad del País Vasco, Vitoria.127. Prudencio José Riquelme Perea, Profesor del Departa-mento de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia.128. Jaime de Frutos Gordo, Farmaceútico, Segovia.129. Juan Manuel Vera-Fajardo Belinchón, médico, Zuazo deCuartango (Alava)130. Jordi Soriano Giménez, Licenciado en Informática, IndraSistemas SA., Centelles.131. Jesús Castro Rodríguez, Psicólogo y gerente del GrupoGP de Servicios Psicológicos, Santa Cruz de Tenerife.132. Teresa Chordá Navarro, Administrativa, Gobierno deNavarra133. Miguel Ángel Joga Elvira, IES Camps Blancs, Sant Boide Llobregat.134. Gloria Vallverdú Roque: Diplomada en Enfermería yBióloga, Sant Cugat del Vallès.135. David Soriano Giménez: Ingeniero en Informática, SantCugat del Vallès.136. José Luis Aguilar Piñal, Trabajo: Laboratorio Municipalde Sevilla, Sevilla.137. Julio Eduardo Rodríguez Berjillos, Ayuntamiento deSevilla, Servicio de Informática, Sevilla.138. Capilla Ramírez Estébanez, IES “Europa”, Rivas-Vacia-madrid.139. Diego Castañeda Frei, Barcelona.140. José Luis Ferreira García, Profesor Titular, Departamen-to de Economía, Universidad Carlos III de Madrid.141. Andrés Carmona Campo, Profesor de Educación Secun-daria, Alcázar de S. Juan (Ciudad Real). 142. Fernando Martínez Sáez, Licenciado en Física y doctoren Matemáticas, Profesor Titular de Universidad, UniversidadPolitécnica de Cataluña, Barcelona.143. Joan Bayó Sanchez, Licenciado en Bioquímica y enCiencias Biológicas, Facultativo del laboratorio de ADN de laPolicia de la Generalitat-Mossos d’Esquadra.144. Marcelo Molina Varela, Navalcarnero.

145. José Antonio Herranz Romero. Madrid.146. Rosario Castro García, IES Monterroso, Estepona.147. Jesús Torres Castro, Doctor en Física, Dpto. de Física,Facultad de Ciencias de la Universidad de Córdoba.148. José Manuel Fernández Pérez. Conservatorio MúsicaJerez de la Frontera.149. Jordi Meseguer Morales, Empresario, FEVIFRED, S.L.,Barcelona.150. Joaquín Cabrera Rodríguez. Licenciado en Medicina.Médico Especialista en Oncología Radioterapica. Cáceres.151. Pedro Caba Doussoux Medico especialista en CirugíaOrtopedica yTraumatología; Hospital 12 de Octubre Madrid.152. Noelia Barral Seijas. Licenciada en Biologia. A Coruña.153. Marcial Carballido Porta. Licenciado en Biologia. ACoruña.154. Adolfo Rodriguez Pérez, General Motors España, Zara-goza.155. Jordi Guillaumes i Pons, Ingeniero de sistemas, Barcelo-na.156. José Ra. Portillo Fernández, Doctor, Dpto. MatemáticaAplicada 1,E.T.S. Ing. Informática - Universidad de Sevilla.157. Gregorio Morales Santiago, Ingeniero Técnico de Tele-comunicación,Valladolid.158. Alberto Matallanos Mena, estudiante universitario,Madrid.159. María Isabel García Peña, Licenciada en Geografía eHistoria, Archiverade la Junta de Andalucía, Huelva.160. María Dolores Cárdenas Luque, Licenciada en matemá-ticas. Formadora yprogramadora, El Vedat de Torrent, Valencia.161. Pedro Gimeno Fortea, Programador, El Vedat de Torrent,Valencia.162. Miguel Ángel Cárdenas Luque, Valencia.163. Miguel Cárdenas Ortiz, Mecánico, Valencia.164. María Dolores Luque Miranda, Auxiliar de enfermería,Valencia.165. Roser Llop Grifo, Profesora de Filosofia en el IES Miral-camp deVila-real, Castellón.166. Luis Ruiz Noguez, Ingeniero Químico, Ciudad Satélite(México).167. Carlos Quintana, Laboratorio de Arqueología, Universi-dad Nacional de Mar del Plata (Argentina).

el escéptico65

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Hacia el año 1880, cansado de masturbarmanualmente a sus pacientes, el doctorJoseph Mortimer Granville patenta el

primer vibrador electromecánico con forma fáli-ca. Durante el siglo XIX, el masaje de clítoris esconsiderado el único tratamiento adecuado con-tra la histeria, de manera que cientos de mujeresacuden cada día a su médico para que lesmasajee la zona y les induzca a un “paroxismohistérico”, hoy conocido como orgasmo.

La histeria, supuesta enfermedad que losgriegos habían descrito el “útero ardiente”, seconvierte en una especie de plaga entre lasmujeres de la época. Cualquier compor-tamiento extraño – ansiedad, irritabilidad, fan-tasías sexuales – es considerado como un clarosíntoma y la paciente es enviada inmediata-mente a recibir un masaje relajante. A finales delXIX la cantidad de mujeres que acuden a la con-sulta es tal, que a los médicos se les acaba porcansar la mano y empiezan a inventar todo tipo deartefactos que les ahorren el trabajo.

La variedad de vibradores de aquella época es abru-madora, muchos modelos funcionan con corrienteeléctrica, otros lo hacen con baterías o gas, incluso sediseñan algunos que funcionan a pedales (hay queimaginarse al médico pedaleando como Marco Pan-tani para proporcionarle a su paciente su correspondi-ente ración de alivio histérico). Los aparatos tienenvelocidades que van desde 1.000 a 7.000 pulsacionespor minuto y los precios pronto empiezan a ser ase-quibles para su uso doméstico. Modelos como el“Barker Universal”, el “Gyro-Lator” o la “MiracleBall” comienzan a comercializarse a través de losperiódicos de tirada nacional. “La vibración es lavida” – rezan algunos anuncios – “Porque tú, mujer,tienes derecho a no estar enferma”.

En muchos catálogos femeninos el vibrador se pub-licita como “instrumento para la tensión y la ansiedad

femenina”. Su uso se promociona como una forma demantener a las mujeres relajadas y contentas. “Lavibración proporciona vida y vigor, fuerza y belleza”– dicen los anuncios – “El secreto de la juventud seha descubierto en la vibración”. Su comercializaciónllega a tal extremo que algunos modelos incluyen unrecambio adaptable que convierte el vibrador en unabatidora.

Pese a lo que nos pueda parecer hoy, en aquellos añosla aplicación del vibrador sobre el clítoris es tenidapor una práctica exclusivamente médica. En la con-cepción androcéntrica de la época, al no haber con-tacto con el interior de la vagina, se considera que nohay contacto sexual. Los problemas y los tabúesempiezan más tarde, a partir de 1920, cuando losvibradores aparecen en las primeras películaspornográficas. A partir de ese momento, el vibradorempieza a perder su imagen de instrumento médico ya adquirir connotaciones negativas, hasta quedarsecon el carácter algo turbio que tiene en nuestros días.

BBuueennaass VViibbrraacciioonneessAntonio Martínez Ron- www.fogonazos.blogspot.com-

malas alternativas

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el escéptico67

Este es el relato "ideal" de loque el psiquiatra Raymond A.Moody bautizó como expe-

riencias cercanas a la muerte(ECM)1. Tomado de su popular libroVida después de la vida (1976)2, eneste relato aparecen, según él, loselementos más recurrentes que sedescriben en este tipo de experien-cias, como son: sensaciones de paz yquietud; viajes a través de un túnel;experiencias fuera del cuerpo físico;encuentros con seres queridos que yahan fallecido; o la revisión panorá-mica de la vida propia. En este libro,

Moody, recopila y analiza testimo-nios como éste, narrados a posteriori(a veces incluso años después de laexperiencia) por individuos que bienpor accidente, o bien como conse-cuencia de alguna enfermedad, hanestado cerca de la muerte, o inclusofueron resucitados después de serdeclarados clínicamente muertos.

¿Por qué se producen las ECM?¿Tienen algún significado? El autorexpone varias de las teorías, natura-les y sobrenaturales, que tratan deexplicar estas experiencias y, aunque

no se decanta por ninguna de ellas,deja el "misterio" encima de la mesay termina el libro diciendo: "Si lasexperiencias del tipo que he discuti-do son reales, entonces tienen pro-fundas implicaciones en lo que cadauno de nosotros hacemos en nuestrasvidas. En ese caso sería cierto que nopodemos comprender plenamenteesta vida hasta que sepamos algo delo que hay más allá". Desde entoncesha habido muchas investigaciones yse ha escrito mucho acerca de lasexperiencias cercanas a la muerte3,que inevitablemente se han contagia-

Un hombre está muriendo, y oye que su doctor le declara muerto. Comienza a escuchar unzumbido desagradable y al mismo tiempo siente que se mueve por un túnel largo y oscuro.A continuación se encuentra fuera de su cuerpo físico, viendo su propio cuerpo desde fuera

y observando, como un espectador, al médico que intenta resucitarlo. Al rato se sosiega y empie-za a acostumbrarse a su extraña condición (...). Otros vienen a recibirlo y ayudarlo. Ve los espíri-tus de parientes que ya habían muerto, y aparece ante él un espíritu amoroso y cordial, un ser lumi-noso. Este ser le pide que evalúe su vida. En determinado momento se encuentra aproximándosea una especie de barrera o frontera, y descubre que debe regresar a la Tierra. El momento de sumuerte no ha llegado todavía. Está inundado de intensos sentimientos de alegría, amor y paz.Finalmente, se reúne con su cuerpo físico y vive (...).

EXPERIENCIAS "NO TAN"CERCANAS A LA MUERTEAlberto del Arco y Gregorio Segovia (Depto. de Fisiología, Facultad de Medicina,Universidad Complutense de Madrid); Alberto Porras-Chavarino (Unidad Médica,Pfizer, Madrid) y Rodrigo Martínez (Hospital Nacional de Parapléjicos, Unidad deNeurología Experimental, Toledo)*

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do del misterio que, ya de por sí,rodea al fenómeno de la muerte.Las ECM describen una realidad,diferente de la que podemos consta-tar y contrastar, que sugiere que lamuerte biológica no es el final denuestra existencia y, por tanto, ali-mentan diferentes tipos de creenciassobrenaturales acerca del significadode la vida en la Tierra o la existenciade Dios. De hecho, muchos conside-ran que las experiencias cercanas a lamuerte son un argumento en favor dela existencia de un ente espiritual(llámese alma) que sobrevive des-pués de la muerte y que es capaz desepararse del cuerpo físico y tenerconciencia de esa otra realidad en laque nos veremos inmersos, a buenseguro, después de morir4. De estamanera, la muerte se convierte en unpuro tránsito, un nacimiento a otravida más espiritual. Amodo de ejem-plo, podemos citar el libro de la psi-quiatra Elisabeth Kübbler-Ross titu-lado La muerte: un amanecer5,donde describe el tránsito entre lavida y la muerte como un nacimien-to a otra existencia. O también ellibro del cardiólogo Michael Sabomtitulado Light and Death, dondeinterpreta, a la luz de la Biblia, lasECM como una experiencia espiri-tual que ocurre durante el proceso enel que morimos6.

A nuestro juicio, y aparte de factorespsicológicos que puedan condicionarlas narraciones de las ECM (e.g.,creación de falsasmemorias)3,4, elmisterio de las mis-mas y su relacióncon el mundo de loespiritual vienedado por dos moti-vos principales:por un lado, porquese considera queson una característica específica delproceso de morir, ya que aparente-mente sólo ocurren en la cercanía de

la muerte, o incluso después de lamisma; y por otro, debido al conteni-do de estas experiencias, interpreta-das como la existencia de un enteespiritual capaz de visionar una rea-lidad "más allá" de la muerte.

Sin embargo, hoy en día, poseemossuficientes datos acerca del funcio-namiento del cerebro para desmitifi-car el significado sobrenatural deestas, y otras7, experiencias. Estosdatos indican quelas experienciascercanas a la muer-te son una conse-cuencia de cómoestá organizadonuestro cerebro yde su funciona-miento en determi-nadas condiciones.

Pero empecemospor el principio.¿Estuvieron real-mente muertos lossujetos que describen una ECM? ¿Esposible tener algún tipo de experien-cia (percepción o recuerdo) despuésde muerto?

LA MUERTE SE DEFINECOMO MUERTE CEREBRALDurante muchos años ha habido unintenso debate acerca de cómo defi-nir la muerte para fijar unos criteriosconcretos que permitan concluir, sinerror posible, que un individuo está

realmente muerto8.

Actualmente se defi-ne como muerte elcese permanente oirreversible de lasfunciones críticasdel organismocomo un todo, loque incluye el con-

trol cerebral de la respiración y la cir-culación, la regulación neuroendo-crina y homeostática, y la conciencia

(lo que requiere la actividad tanto dela corteza cerebral como de áreassubcorticales).

En definitiva, la muerte es igual a lamuerte cerebral. Todo esto nos llevaa dos conclusiones fundamentales:

1.- La muerte es un proceso irrever-sible y, por tanto, nadie puede habermuerto realmente y regresar a lavida. ¿Cómo es esto compatible con

los testimonios demuerte clínica yresurrección? Esposible que en lamayoría de loscasos se trate deun mal diagnósti-co de muerte. Lospacientes que des-criben una expe-riencia cercana a lamuerte podríanhaber estado enuna condición de"muerte aparente"

o, de forma más estricta, de "vidamínima", en la que el proceso demuerte todavía no habría comenza-do9. Estos casos de "muerte aparen-te" se dan en pacientes que, porejemplo, sufren paradas cardiorres-piratorias durante unos minutos.También pueden ser casos de pacien-tes en estado vegetativo, donde nohay muerte cerebral, en los que semantienen funciones autónomas (i.e.respiración, circulación), y el meta-bolismo cerebral se reduce hastael 50%8.

2.- La muerte cerebral implica pordefinición el cese de las funcionescerebrales, lo que significa que no esposible ni la percepción de ningúnestímulo externo o interno, ni la con-ciencia de uno mismo, ni tampoco,por supuesto, la consolidación dememorias de ninguna experien-cia4,9,10. Esto último es muy importan-te, ya que incluso en una situación de

Muchos consideranque las experienciascercanas a la muerteson un argumento enfavor de la existenciade un ente espiritual(llámese alma) que

sobrevive después dela muerte.

Poseemos suficientesdatos sobre el cerebro

para desmitificar el signi-ficado sobrenatural delas experiencias cerca-nas a la muerte, ya queéstos indican que las

mismas son una consecuencia de cómoestá organizado nuestro

cerebro y de sufuncionamiento en

ciertas condiciones.

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el escéptico69

Experiencias “no tan” cercanas a la muerte

de "muerte aparente", si el daño cere-bral asociado a ella es muy extremo,el funcionamiento de áreas del cere-bro relacionadas con la memoria,como el hipocampo (y la amígdala),estarían seriamente comprometidas,por lo que sería imposible el recuer-do de cualquier experiencia10.

En resumen, podemos afirmar que,si un sujeto ha experimentado deter-minadas percepciones o sentimien-tos, y es capaz de recordarlos, signi-fica que su cerebro estaba aún activo(aunque su actividad pudiera estaralterada) y, por tanto, no había muer-te cerebral. Dicho de otro modo, lasexperiencias que describen estosindividuos no se corresponden con el"otro lado".

EXPERIENCIAS CERCANAS ALA MUERTE Y ALTERACIO-NES EN LA FUNCIÓN CERE-BRALLas experiencias cercanas a la muer-te no se perciben como meras aluci-naciones o sueños, sino que se vivencomo reales, teniendo, en algunoscasos, un efecto muy profundo sobrelas vidas de las personas que lasexperimentan3,4.

La pregunta es: ¿podemos percibircomo real, en determinadas circuns-tancias, algo queno lo es? La res-puesta es sí. Lapercepción con-siste en procesosneurofisiológicospor los que toma-mos concienciadel mundo quenos rodea11. Bre-vemente, estosprocesos incluyendesde la recogidade información por los órganos delos sentidos, según las distintasmodalidades sensoriales (oído, vista,olfato, gusto, tacto), hasta el procesa-

miento complejo de dicha informa-ción sensorial en áreas de la cortezacerebral que se denominan asociati-vas y que reciben, además, informa-ción de tipo motor y afectivo. Estasáreas asociativas son precisamentelas que se encargan de interpretar larealidad como un todo global y con-tinuo en el tiempo. Si se produce una

alteración en laactividad de estasáreas, un sujetopuede percibir una"realidad ficticia",fuera de contextoespacial y/o tem-poral.

Esto es lo que nosdemuestran losnumerosos casosclínicos en los que

una disfunción de estas áreas cere-brales, causada por algún tipo delesión en el cerebro (una hemorragiacerebral, un tumor, una crisis epilép-

tica), altera el modo en el que el cere-bro interpreta y construye la realidaddel mundo que nos rodea y de nos-otros mismos. Algunos ejemplos deestos casos clínicos han sido descri-tos en libros de divulgación como losescritos por los neurólogos OliverSacks12 o Vilayanur S. Ramachan-dran13.

Entre ellos cabe destacar la sorpren-dente historia de "El hombre que secayó de la cama", donde se relata elcaso de un paciente que no reconocesu propia pierna como suya y, en suafán de empujarla fuera de la cama,termina él mismo continuamente enel suelo. O los casos de pacientes quesufren epilepsia en el lóbulo tempo-ral. Estos sujetos pueden sentirsefuera del cuerpo físico, tener la sen-sación de conocer lugares en dondenunca han estado (déjà vu) o tenerexperiencias místicas.

Pero lo más interesante es que este

Las experiencias cerca-nas a la muerte no ocu-rren sólo en circunstan-cias límite, cuando seestá cerca de perder la

vida y, por tanto, no sonuna característica espe-

cífica de la muertecomo proceso.

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el escéptico 70

tipo de alteraciones no sólo se dan encircunstancias patológicas sino quepueden ocurrir también tras la admi-nistración de determinadas drogas o,incluso, pueden ser provocadas avoluntad (por ejemplo, mediantemeditación). De hecho, diferentesestímulos, entre los que se encuen-tran la hipoxia cerebral o la migraña,o la administración de drogas comola ketamina, el LSD, el cannabis o lamescalina, son capaces de inducirmuchos de los elementos de lasECM, desde la sensación de estarfuera del cuerpo hasta la visión deltúnel4,10. Esto nos lleva a una impor-tante conclusión: las experienciascercanas a la muerte no ocurren sóloen circunstancias límite, cuando seestá cerca de perder la vida y, portanto, no son una característica espe-cífica de la muerte como proceso.

En situaciones reales de cercanía a lamuerte, como las paradas cardiorres-

piratorias, y desde el punto de vistaneurofisiológico, uno de los meca-nismos desencadenantes de las expe-riencias cercanas ala muerte podríaser la reducción delaporte de oxigeno(hipoxia) al cere-bro3,10. Junto a lahipoxia, cambiosen las concentra-ciones de neuro-transmisores ymensajeros quími-cos (también alte-rados por las dro-gas mencionadas anteriormente),como las endorfinas, podrían provo-car una alteración en la función cere-bral.

Como ha sugerido la doctora SusanBlackmore, es probable que no todoslos elementos descritos en las expe-riencias cercanas a la muerte tengan

la misma causa orgánica y que dis-tintos elementos correspondan condiferentes alteraciones en la activi-

dad de áreas cere-brales específicas,implicadas en lapercepción de larealidad4. Por ejem-plo, cambios en laactividad de lacorteza temporalpodrían producirla sensación deestar flotando fueradel cuerpo; la acti-vación de los cir-

cuitos que forman el hipocampo serelacionaría con la recuperación dememorias autobiográficas; y la sen-sación de túnel y la luz brillante seexplicarían por la hiperactividad delas neuronas de la corteza visual.

En apoyo de esta idea están los estu-dios de estimulación cerebral realiza-

Si una noche, en laoscuridad más absoluta,oímos el sonido de cas-cos de un animal que

corre golpeando el asfal-to, cabe la posibilidad

de que sea un unicorniou otro animal mítico...,

pero lo más probable, lomás seguro, ¡es que sea

un caballo!

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dos por el doctor Michael A. Persin-ger mostrando que los elementosprincipales de las ECM pueden serinducidos y reproducidos en indivi-duos normales y sanos por medio dela aplicación de estimulación magné-tica sobre la corteza cerebral10.

Es cierto que las experiencias que seobtienen mediante estimulacióncerebral no son idénticas a las ECM,pero hay que tener en cuenta que lasprimeras se dan en situaciones neu-tras de laboratorio y mediante unestímulo controlado, mientras quelas ECM ocurren normalmente encontextos traumáticos y medianteestímulos más difusos.

DE POSIBILIDADES Y PROBA-BILIDADESEn un programa de televisión, refi-riéndose a la multitud de pruebas queavalan la teoría de la evolución,Richard Dawkins dijo algo así comoque, si una noche, en la oscuridadmás absoluta, oímos el sonido decascos de un animal que corre golpe-ando el asfalto, cabe la posibilidad deque sea un unicornio u otro animalmítico..., pero lo más probable, lomás seguro, ¡es que sea un caballo!

Teniendo en cuenta todo lo mencio-nado acerca de cómo funciona elcerebro, y parafraseando a Dawkins,cabe la posibilidad de que las ECMindiquen la existencia de un alma ocualquier otra entidad espiritualcapaz de visionar una realidad "másallá" de la muerte..., pero lo más pro-bable, lo más seguro, ¡es que reflejenalteraciones en la actividad de nues-tro cerebro!

Nota:* Para saber más sobre pseudoneurocien-cias, verwww.piramidescerebro.blogspot.com.

BIBLIOGRAFÍA1.- Skepdic.com [página web en internet].The Skeptic´s Dictionary, Robert Todd

Carroll [última actualización 12/04/06]. Dis-ponible en skepdic.com/nde.html2.- R. A. Moody. Vida después de la vida.EDAF S.A., Madrid, 1984.3.- C. C. French. “Near-death experiences incardiac arrest survivors”. Progress in BrainResearch, 150, 351-367, 2005.4.- S. Blackmore. “Near-Death experiences:In or out of the body?” Skeptical Inquirer16, 34-45, 1991.5.- E. Kübler-Ross. La muerte: un amane-cer. Luciérnaga S.A., Barcelona, 1989.6.- M. Sabom. “The shadow of death”.Christian Research Journal 26 (3), 2003.7.- A. Del Arco, G. Segovia, A. Porras y R.Martínez. “¿Cómo funciona el cerebro?Desmitificando el poder de la mente”. ElEscéptico 18, 50-55, 2005.8.- S. Laureys. “Death, unconsiousness andthe brain”. Nature Reviews Neuroscience 6,899-907, 2005.

9.- E. De Renzi. “Lazarus´ Síndrome”. En:Mind Myths. Exploring popular assump-tions about the mind and brain (Ed. S. DellaSala). John Wiley & sons, 1999.10.- M. A. Persinger. “Near-death experien-ces and ecstasy: a product of the organiza-tion of the human brain”. En: Mind Myths.Exploring popular assumptions about themind and brain (Ed. S. Della Sala). JohnWiley & sons, 1999.11.- F. Mora. Cómo funciona el cerebro.Alianza Editorial, Madrid, 2002.12.- O. Sacks. El hombre que confundió a sumujer con un sombrero. Anagrama S.A.,Barcelona, 2002.13.- V. S. Ramachandran y S. Blakeslee.Phantoms in the brain. Quill, William Mor-row, New York, 1998.

Experiencias “no tan” cercanas a la muerte

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el escéptico 72

Hace unos días me reunía a tomar un café conocho personas conocidas. Todas ellas contítulo universitario y entendidas en el sistema

financiero. Charlando, salió el tema de la homeopa-tía. Se me ocurrió mencionar que curaba exactamen-te lo mismo que cualquier otro placebo y recibí unmontón de críticas: "intolerante", "intransigente","fascista"...

Yo no me metí con nadie, no dije que no curara... sim-plemente dije que curaba lo mismo que un placebocualquiera y la reacción fue que los ocho se pusieronen mi contra.

La más virulenta fue una persona a la que conozcodesde hace más de treinta años. Hace unos veintetuvo un cáncer y hace unos diez tuvo otro diferente.Es decir, la medicina "oficial" y "mala" le ha curadopor dos veces de sendos cánceres que hace cincuentaaños eran mortales; pero no sé por qué eso no cuentademasiado, lo que de verdad cuenta -al menos paraella- es que la homeopatía, a veces, cura.

No entiendo esa doble vara de medir. La medicina"oficial" cura, de forma demostrada, de muchasenfermedades que hace sólo unos pocos años eranmortales; pero lo único que se cuenta de ella son losfracasos o lo que todavía no puede curar. La homeo-patía puede parecer que cura, a veces, enfermedadesrelativamente leves; pero la gente admira la homeo-patía y odia la "medicina oficial".

En una conversación entre amigos, salió eltema de la homeopatía. Se me ocurrió men-cionar que curaba exactamente lo mismoque cualquier placebo y recibí un montónde críticas: "intolerante", "intransigente",

"fascista"...

De los ocho, tres iban al acupuntor, otros tres (o cua-tro) al homeópata y uno a un extraño "médico" delsur de Francia que todo lo cura limpiando el colóncon sesiones maratonianas de lavativas, pues segúndicho médico -que tiene un título oficial francés-

todas las enfermedades proceden de la podredumbreque se produce en el colón. Limpiándolo regularmen-te, se eliminan las enfermedades. Estoy absolutamen-te sorprendido de que los colegios de médicos france-ses no digan nada. Estoy sorprendido de que ante bar-baridades de ese tipo no se pueda quitar el título demédico a nadie.

Hubo una chica que se mostró ligeramente a mi favor,lo que no impidió que me dijera, en tono de reproche:"pero la medicina también se equivoca". Aquellaperogrullada me desconcertó del todo. Yo no habíadicho nada de cuántas veces curaba la medicina "ofi-cial", yo no había dicho que fuera infalible y, muchomenos, había dicho que los médicos oficiales eransuperhombres que nunca se equivocaban... simple-mente había estado escuchando durante algo más dedoce minutos lo que decían de la homeopatía; escu-ché pacientemente sin decir nada -la verdad es queme costó estarme callado- y, cuando me preguntaronmi opinión, dije lo que ya os he comentado, que enlos ensayos hechos como se debe, es decir a dobleciego, la homeopatía curaba lo mismo que la sustan-cia placebo usada como control. Es decir, no curaba.Y eso lo consideraron un ataque personal, un insulto,y a mi un fascista intolerante. Y, al parecer, eso queyo había dicho significaba una defensa acrítica de lamedicina "oficial" y de todos los médicos.

Después me atacaron con que las empresas farmacéu-ticas se quieren forrar, que son inmorales, que nosvenden medicinas caras en vez de sistemas naturales,etc., etc. Es evidente que estoy parcialmente deacuerdo con ellos en algunas de estas afirmaciones.

Por ejemplo, que la mayoría de las empresas farma-céuticas se quieren forrar es obvio: para eso los accio-nistas ponen dinero: para ganarlo. Es obvio. Y no mecabe la menor duda de que no todas son un dechadode moralidad.

Y soy consciente de que muchas se inventan enfer-medades; me explico, algo tan natural como la meno-pausia se le llama enfermedad y se venden un mon-tón de medicinas para "curarla". También soy cons-

de oca a oca

SSSSiiiiggggoooo ddddeeeessssccccoooonnnncccceeeerrrrttttaaaaddddooooFélix Ares de Blas

En una conversación entre amigos,salió el tema de la homeopatía. Se meocurrió mencionar que curaba exacta-mente lo mismo que cualquier placeboy recibí un montón de críticas: "intole-

rante", "intransigente", "fascista"...

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ciente de que estas empresas investigan mucho mássobre las enfermedades que pueden dar dinero, esdecir, las que afectan a muchas personas del primermundo, que sobre las enfermedades tropicales queafectan a muchos millones de personas, pero pobres.Por ejemplo, la malaria.

De todo eso soy consciente y por eso sé que hay exi-gir un fuerte sistema de control independiente. Poreso debemos exigir que el sistema de investigaciónsobre fármacos se complete con centros cuyo objeti-vo no sea el beneficio económico sino el beneficio delas personas. Por eso estoy dispuesto a que parte demis impuestos vayan a ese tipo de centros de investi-

gación. Por suerte, laboratorios deese tipo ya hay, financiados porfundaciones, universidades, esta-dos, etc.

Que un laboratorio homeo-pático cobre un pastón poragua destilada o glucosaestá bien visto. Que una

empresa farmacéutica cobrepor una medicina que se

sabe que funciona, se ve deun modo fatal.

Otra vez lo que me desconcierta esla doble vara de medir. Que unlaboratorio homeopático cobre unpastón por agua destilada o gluco-sa está bien visto, a pesar de que noha pasado la criba de los controlesque se exigen a los productos far-macéuticos. Sin embargo, que unaempresa farmacéutica cobre poruna medicina que tiene todas lasbendiciones de los organismos decontrol y que se sabe que funciona,eso está visto de un modo fatal.

Que conste que no estoy diciendoque no haya abusos dentro delmundo farmacéutico, que no hayafraudes, que no haya mentiras, queno haya intentos de falsificarinvestigaciones, que los hay.... y sino hay muchos más es porque lossistemas de control, pese a susimperfecciones, funcionan bastan-te bien. Estoy diciendo que no

todos los laboratorios son malos; que los hay honra-dos, que quieren ganar dinero con medicinas quecuran de verdad, que tienen un código ético, quecumplen todas las normas,... y que hacen avanzar lamedicina porque ganan dinero. No veo el ganar dine-ro como el gran diablo.

Pero lo auténticamente desconcertante para mí es queganar dinero con medicinas homeopáticas, vendiendoagujas de acupuntura y máquinas para hacerlasvibrar... o con lavativas absurdas, eso no les parecemal.

Sigo absolutamente desconcertado.

Sigo desconcertado

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Julián Acuña, de tres años deedad, y sus padres, Crispín yLeonarda, pertenecen a la etnia

guaraní Mbya, y viven en la aldeaPindó Poty en plena selva de la pro-vincia de Misiones (Argentina),cerca del límite con Brasil. Duranteun recorrido programado, un agentesanitario se percató del mal estado desalud del niño, por lo que fue deriva-do al Hospital de El Soberbio y luegoal de la ciudad de Posadas (capitalprovincial) donde le fue detectadauna cardiopatía congénita. Hasta estasituación llegó al no poder ser resuel-ta su dolencia por los rituales y póci-mas del opyguá (chamán o curande-ro) de su pueblo.

Tras dos días de internamiento elpequeño fue retirado del hospital porlos padres y llevado nuevamente a sualdea sin tener el alta médica. Debi-do al riesgo de salud que implicabaesta acción los médicos dieron cuen-ta a la Justicia, lo cual es una prácti-ca común en estos casos. La jueza defamilia de Posadas, Marta Alegre,ordenó que una comisión oficial se

trasladase hasta la aldea para quedevolviesen al niño al hospital con elfin de proteger su salud. Al cabo deun mes, y debido a la complejidad desu estado, Julián fue derivado alHospital de Niños Ricardo Gutiérrezde la ciudad de Buenos Aires para sersometido a una intervención quirúr-gica de alta complejidad.

Inmediatamente la familia Acuña seopuso al tratamiento médico debidoa que Alejandro Benítez, el caciquede la aldea Pindó Poty, tuvo un sueñopremonitorio "Tupá (Dios) me mos-tró que dentro del corazón de Juliánhabía una piedra, y cuando los Yuruá(blancos) lo operaban para sacársela,

enseguida se moría"1. Es de destacarque el señor Benítez tuvo esa revela-ción después de conocer que el niñotenía una cardiopatía que involucra-ba tumores (aunque no piedras).Basándose en ese sueño, el Consejode Ancianos, Guías Espirituales yCaciques de la Nación Mbya Guara-ní, que preside Pablo Villalba, autori-zaron la medicina natural guaraní yrezos a Tupá y formaron un grupo depresión para que el niño no fueraoperado.

Una decisión relativamente simplepara intentar salvar la vida del niñopronto se transformó en una discu-sión compleja acerca de los derechosindígenas, la diversidad cultural, losderechos humanos y las medicinastradicionales.

Curiosamente, el estado argentino,representado por la jueza Alegre ypor el Hospital Gutiérrez, fue puestoen el papel del villano porque estabaabusando de los "débiles indígenas"al sostener el único modo conocidopara que Julián tuviera alguna espe-

CHAMANISMO, PSEUDOMEDICINAS,

ROMANTICISMO Y EL TRIUNFO DE LA RAZÓN

Carlos A. Quintana, Asociación para la Difusión del Pensamiento Racional de Mar del Plata -www.adepensar.cjb.net-

“Pero dado lo grave de la enfermedad, y la poca eficacia que históricamente tuvieron las terapéuticas divinas, noparece razonable dejar a Julián solo en manos de un dios, por ancestral que éste sea.” (Leonardo Moledo)

Una decisión relativa-mente simple para inten-

tar salvar la vida delniño pronto se transfor-

mó en una discusióncompleja acerca de losderechos indígenas, ladiversidad cultural, los

derechos humanos y lasmedicinas tradicionales.

Entre julio y septiembre de 2005 se generó en Argentina una situación insólita que trascendió anumerosos medios de comunicación masiva: se discutía si a un niño con una grave dolencia sele debería realizar la única práctica médica posible para sanarlo o dejarlo morir siguiendo las cre-encias de sus padres y de otros adultos de su comunidad.

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ranza de vida. Su cardiopatía era tangrave que irremediablemente iba amorir en poco tiempo si no se le ope-raba; a pesar de ello, la fuerte oposi-ción de los jerarcas guaraníes y degrupos ambientalistas retrasó laintervención durante varios meses.La negativa de los padres, basada enel oportuno sueño premonitorio delcacique Benítez, causó que en elHospital Gutiérrez se realizaranacciones médicas para sostener lavida del niño sin operarle y que setratara el caso en el Comité de Bioé-tica, incluso con la presencia delopyguá Pablo Villalba.

Para ayudar a Julián, este guía espiri-tual supremo de los Mbya Guaraní

sólo se limitó a organizar un rezoritual, el tangará, dentro de su tem-plo, el opy. Es de destacar que Villal-ba es un anciano que pudo llegar alos 105 años graciasa que los "médicosblancos" le efectua-ron un bypassdurante una opera-ción que, en sucaso, no involucra-ba conflictos cultu-rales.

Estos sucesos ocu-rrieron en un momento en que lascomunidades indígenas "están enproceso de reconstrucción de autori-dades ancestrales. Ellos están decidi-

dos a luchar por el respeto a su cos-movisión, sus derechos preexisten-tes", según comentó Mariano Antón,el director de Asuntos Guaraníes de

Misiones.

Antón se preocupópor cuidar al niñosin que sus padresy sacerdotes se sin-tieran agredidoscul tura lmente ,pero se encontróen un clima quevulneraba los lími-

tes razonables del relativismo cultu-ral, ya que, en opinión de este autor,el respeto por las prácticas ances-trales no está sostenido por un argu-

Chamanismo, pseudociencias, romanticismo...

La jueza Alegre basó sudecisión en que la medi-cina tradicional no ayu-daría al niño y que enArgentina la salud esresponsabilidad del

Estado antes que de losfamiliares o de la comu-

nidad de origen.

Fotografía de varios chamanes haida, de la web Haida: Children of Eagle and Raven, www.civilization.ca/aborig/haida/haindexe.html

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mento que justifique su predominiofrente a la vida.

En este contexto difícil los médicosevaluaron la posibilidad de que elniño fuera tratado por algún métodoque no implicara la operación1, perosu estado de salud hacia mediadosdel mes de septiembre era crítico yfinalmente la jueza Alegre autorizóla intervención2. Los padres insistíanen regresar a El Soberbio, en Misio-nes, para intentar curarlo con losmétodos de la comunidad PindóPoty o al Hospital de Posadas, por-que considerabanque allí hay mejo-res 'energías espiri-tuales' "Queremoscurarlo con losrezos de nuestroopyguá y si semuere es porque lodecidió Ñamandú(Dios)"3. Pero lamediación deMariano Antón, yla explicación deque Julián se moriría si no lo opera-ban, finalmente lograron que lospadres aceptaran de mejor talante laorden de la jueza. La doctora Alegrebasó su decisión en que la medicinatradicional no ayudaría al niño y queen Argentina la salud es responsabi-lidad del Estado antes que de losfamiliares o de la comunidad de ori-gen.

La intervención duró cinco horas eimplicó un equipo de once médicosde élite de la cardiología pediátricade América Latina, encabezado porAndrés Schlichter, jefe de cirugíacardiovascular del Hospital Gutié-rrez, quien debió retirar varios tumo-res que obturaban casi totalmente elcorazón. "No cabe duda de que estechico no tenía ninguna posibilidadde sobrevivir si no se le operaba",expresó el cardiólogo4,5. La interven-ción fue un éxito pero el doctor Car-

los Cánepa, director del hospital, selamentó porque "el postoperatoriosería más difícil por el estado de des-nutrición con que Julián llegó al hos-pital": el niño tenía casi la mitad delpeso que le correspondería por suedad6. Finalmente, el pequeño regre-só a su provincia durante el mes denoviembre7.

Apesar de toda la situación que llevóa que se le salvara la vida a Julián, adiferencia de lo que ocurrió con susotros dos hermanos fallecidos, algu-nos jerarcas guaraníes todavía consi-

deraban que todoesto supuso unaviolación de susderechos. Durantela operación, elanciano Benítez sequejó porqueJulián fue sacado"por la fuerza" desu comunidad, porlo que aseguró quehay "discrimina-ción" contra los

guaraníes, y durante las dos semanasprevias a la intervención variosmiembros de la comunidad PindóPoty reclamaron "respeto" por susculturas y sus tradiciones.

Sin embargo, no existió, por parte dequienes representa-ron al Estado, uncuestionamiento omenoscabo por lacultura o las tradi-ciones indígenas;por el contrario, serealizaron ingentesesfuerzos para queun integrante de la etnia guaraní con-servara la vida, tras fracasar los ritua-les y la "medicina tradicional".

Julián habría sido excluido realmen-te si, desde el Estado, se hubieraalentado su discriminación por serindígena, y que el cuidado de la salud

de los integrantes de su comunidadse basara sólo en el curanderismo yen sus rituales tradicionales, y que ladel resto de los argentinos se basaraen el uso de la medicina que se ense-ña en las universidades.

Es de resaltar el coraje cívico y elhumanismo de varios actores de estecaso, tanto del agente sanitario quedetectó el problema, de los médicosde Posadas que alertaron acerca de laausencia del niño, de la jueza quegeneró el marco legal para que final-mente fuera operado, como de losmédicos del Hospital Gutiérrez.

Estos últimos fueron los que plante-aron un ejemplo de ética y solidari-dad ya que, tras el pequeño, habríansido los más expuestos si la interven-ción hubiera fallado. Desde el princi-pio aclararon que se trataba de unaoperación de "alto riesgo", y que elniño podía fallecer en el intento, peroque sin ese tratamiento se moríaindudablemente. Los médicos bus-caron el modo de tratarlo sin "abrirleel pecho", de solicitar un intérpretepara comunicarse con los padres, delidiar con la presión de los jerarcasindígenas, con la de los medios y delas agrupaciones ambientalistas,cuando sólo debían concentrarse enel asunto de salud.

Esta operación quecomprendía abrir elcorazón mientrasse irrigaba externa-mente de sangre alniño, era marcada-mente arriesgadapor lo que era pro-

bable que el niño muriera en la salade cirugía. Posiblemente los médicosse enfrentaron a un dilema: ¿abando-nar al pequeño a una muerte segurapero respetando, en apariencia, sucultura milenaria? ¿o intentar curarlomediante la medicina científica, aúna riesgo de su vida? Sabían que si la

No existió, por parte delos representantes delEstado, un menoscabo

de las tradiciones indíge-nas; por el contrario, se

realizaron ingentesesfuerzos para que unintegrante de la etniaguaraní conservara lavida, tras fracasar losrituales y la "medicina

tradicional".

Este caso debería serparadigmático acercadel peligro social del

pensamiento irracionalcomo el argumento

milenarista, el principiode precaución o el relati-

vismo extremo.

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operación fracasaba, además deltrauma de perder a un paciente, esta-rían en el centro de las críticas y delas acusaciones protagonizadas porindigenistas, ecologistas y curande-ros por la muerte de Julián.

Y seguramente sería un caso para-digmático que retrasaría el cuidadode la salud en las zonas marginadasde Argentina. Entre tanto, un repre-sentante de la Nación Guaraní, Jeró-nimo Duarte, dijo que"si falla la medicinaoccidental sería unadecepción muy grandepara las comunidades" yque la confianza perdidadifícilmente se podríavolver a recuperar8.Finalmente, y a pesar delas presiones, no preva-leció la opción mágica.

Durante este procesorondaron ideas irracio-nales esgrimidas poralgunos de los actoresinvolucrados, y si bienno se precisaron explíci-tamente, sus afirmacio-nes permiten referirse aconceptos que, aunquevigentes, son perjudicia-les para nuestra socie-dad. En este caso, elrelativismo culturalextremo se combinó conel milenarismo y con elprincipio de precaución(tan invocado por losambientalistas para dete-ner el progreso científicoy tecnológico).

La mala interpretación del relativis-mo cultural llevó a que se discutierael uso de la "medicina tradicionalguaraní" o de la "medicina blanca"como si fueran opciones igualmenteválidas. Por temor a transgredir eldiscurso políticamente correcto

nadie hizo manifiesta la idea de quela medicina tradicional guaraní sóloes un conjunto de creencias carentesde valor curativo mientras que la"medicina blanca" no existe. En todocaso se trata de la medicina "a secas"o, siendo redundante, la medicinacientífica. Muchos de los actores delcaso confundieron el respeto a la cre-encia de las tradiciones guaraníescon el respeto a la salud y de la vida.Es decir, consideraron que la fe en un

determinado suceso es suficientepara su ocurrencia en la realidad, lasalud de Julián en este caso. La con-fusión de los aspectos tangibles de larealidad con los metafísicos escomún entre quienes practican disci-plinas esotéricas, lo cual en últimainstancia trata de la incapacidad para

diferenciar lo real de lo imaginario.La intervención de grupos ambienta-listas radicales y del imaginario NewAge incorporaron el argumentomilenarista, es decir, que las prácti-cas curanderiles indígenas deben serrespetadas sólo por el criterio de anti-güedad, lo cual es arbitrario ademásde infundado. El dejar librado a susuerte a un niño moribundo sólo porser indígena nos remite a la teoría delbuen salvaje de Rousseau9, que afir-

ma que todo tiempoanterior a la industriali-zación fue mejor, por loque la medicina chamá-nica debería ser suficien-te para curar a Julián. Sinembargo, la capacidadcurativa de las "medici-nas tradicionales" o"medicinas indígenas"es pobre, de hecho elpropio Julián tambiéncorrió riesgo de vida porsu estado de desnutri-ción, a pesar de la "sabi-duría ancestral". Losrituales divinos no curany abandonar a un enfer-mo a esta "terapéutica"es criminal, mientras quehacerlo basado en sucondición de indígena esdiscriminatorio.

En este contexto, el prin-cipio de precaución, invo-cado por un sueño premo-nitorio, se manifestó aler-tando que no se debíausar la "medicina blan-ca" porque sería perjudi-cial para un integrante de

una comunidad indígena. Indepen-dientemente de las imposturas másburdas, estas ideas tienen ciertoarraigo en parte de la intelectuali-dad argentina por la vigencia delas modas New Age. Pero también apartir del prestigio del escritor Ernes-to Sábato que, aunque colaboró con

Chamanismo, pseudociencias, romanticismo...

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la dictadura militar vernácula másferoz* y afirmó que "la inteligenciano sirve para nada", suele ser consi-derado como un pensador progresis-ta. Su ensayo La Resistencia10 posi-blemente haya jugado algún rol enquienes aceptaron la falacia milena-rista y la de precaución infundada yen el ánimo de los que actuaron con-tra el tratamiento médico del niño.Ese ensayo romántico reivindica lasvirtudes del pasado e impugna elprogreso, la tecnología y la medici-na, acusando a los médicos de feti-chistas de las máquinas. ¡Hasta lasreflexiones de un supuesto pensadorde vanguardia sostenían un climadesfavorable a la ciencia! Mientras

tanto, las acciones de algunos ecolo-gistas remiten a las ideas del anarco-ambientalista John Zerzan, quiendefiende el regresoa la vida del paleo-lítico con argumen-tos basados enconocimiento cien-tífico, pero que esusado tendenciosa-mente, tergiversa-do y deliberada-mente mal inter-pretado11. Básica-mente Zerzan pro-pone "un futuroprimitivo" es decir regresar al modode vida previo a la agricultura, sin

importarle que en esos tiempos losniños morían por patologías menoscomplicadas que la que tuvo Julián.

El argumento milenarista, el relati-vismo mal interpretado, el desprecioromántico a la medicina y el princi-pio de precaución llegaron al ámbitooficial: el mismo día que la juezaautorizó la intervención quirúrgica,la Defensora de Menores e Incapa-ces, Ernestina Storni, promovió judi-cialmente una acción de 'Protecciónde Persona' del pequeño de origenguaraní. Esto comprendía la posibili-dad que el niño no fuera operadoporque "esta delicadísima situación,en la que nos encontramos con pau-tas culturales de largo arraigo, mere-ce respeto para una comunidad y suscreencias que deberán ser atendi-das"12. Las instituciones indígenas,sus abogados y sacerdotes, las agru-paciones ambientalistas y también ladefensora oficial no pudieron inter-pretar que no era sensato confiar enuna creencia, por más antigua, tradi-cional o indígena que fuera, para tra-tar la grave enfermedad del niño,sobre todo conociendo la ineficacia ylos resultados adversos a la salud quehan tenido las practicas chamáni-cas13.

Este caso debería ser paradigmáticoacerca del peligro social del pensa-miento irracional, como el argumen-

to milenarista, elprincipio de pre-caución o el relati-vismo extremo.Estas premisas deli r r ac iona l i smoreciente podrían serincluidas en laagenda de debatede las asociacio-nes escépticas (talcomo propone eleditorial de El

Escéptico n° 16 con algunas versio-nes del ecologismo) en tanto que las

El incidente del niñoguaraní también debe-

ría servir como referen-cia de un problema

resuelto con éxito alser analizado desde unpunto de vista despro-visto del componente

supersticioso y deideas mágicas, y enca-rado con coraje social.

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imposturas no se encuentran sola-mente en prácticas incultas como laquiromancia, el espiritismo o el tarot.

El incidente del niño guaraní tam-bién debería servir como referenciade un problema resuelto con éxito alser analizado desde un punto de vistadesprovisto del componente supers-ticioso y de ideas mágicas, y encara-do con coraje social. Tanto los médi-cos de Misiones, como los de Bue-nos Aires, hubieran estado más dis-tendidos excusándose por "razonesde conciencia" y dejando que lospadres llevaran al niño a morir en laselva. La jueza pudo seguir un cami-no similar. Pero decidieron confiaren la medicina científica, basada enlas pruebas y no en las creencias, yconsideraron a Julián como un ciu-dadano argentino pleno y que debíandefender su vida a pesar de las falsasacusaciones de discriminación y a lafuerte exposición del "choque cultu-

ral". Esta vez las predicciones mile-naristas, los argumentos anticientífi-cos y el pensamiento mágico fueronsuperados por el conocimiento cons-truido con la razón y el esfuerzohumano.

NOTAS1,- Página 12, 12-08-05. "ParaJulián, la cirugía puede esperar". 2,- Clarín, 16-9-05. "La Justiciaintervino para que los médicos ope-raran a un chico guaraní".3,- Misiones on Line 12-09-05."Autorizarían el traslado del niñombya a Misiones".4,- Clarín, 17-09-05. "Mejora elchico guaraní operado".5,- Página 12, 16-09-05. "Los guara-níes aceptaron el bisturí de los blan-cos".6,- La Prensa, 16-9-05. "El niño gua-raní con 2 tumores cardíacos fueoperado con éxito".

7,- Clarín, 25-10-05. "Dan de alta albebé guaraní operado". 8,- Misiones on Line, 15-09-05,"Afirman que si la medicina blancafalla, sería una gran decepción paralas comunidades guaraníes".9,- Rousseau, Jean-Jacques, 2001.Discurso sobre las artes y las cien-cias. Ed. El Ateneo.10,- Sábato Ernesto, 2000. La Resis-tencia. Seix Barral.11,- Zerzan John, 1994. Future pri-mitive and other essays. Autonome-dia (New Autonomy Series).12,- El Diario Digital, 20-10-05."Promueven "protección de persona"para niño guaraní internado en laCapital Federal".13,- Página 12, 19-8-05. "Julián".* Nota del Editor: Ignoramos desdela redacción a qué colaboración deSábato se refiere exactamente elautor.

Chamanismo, pseudociencias, romanticismo...

Ilustración de Joan Gómez

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el escéptico 80

Y para eso tenemos www.godisimaginary.com, unsitio web dedicado exclusivamente a esa tarea. Dioses imaginario y la oración es superstición pura, repi-ten machaconamente los anónimos autores. Lo mues-tran de innumerables formas; desde la imposibilidadlógica de ser omnisciente, omnipotente y perfecto almismo tiempo, hasta los errores garrafales de laBiblia. Lo muestran incluso con un sencillo y demo-ledor video explicativo sobre plegarias y herradurasde la suerte (www.godisimaginary.com/video.htm).

El texto citado al principio pertenece a la prueba 33,titulada "contempla la crucifixión". En godisima-ginary.com encontraremos 50 "pruebas" (en reali-

dad, argumentos) contra la religión y sus pretensiones. Aéstas hemos de sumar las de otro sitio web siamés, entre-lazado con el anterior: www.whywontgodhealampute-es.com ("por qué Dios no va a curar a los amputados,punto com"). El estilo de las explicaciones es extremada-mente simple y directo, reiterativo, apropiado para perso-nas sin demasiada formación y para niños y adolescen-tes. Exento, por tanto, de florituras dialécticas y profun-didades filosóficas, pero no de ironía y sentido delhumor.

¿De qué dios estamos hablando? Casi siempre, del diosdel cristianismo en sus diferentes versiones. Varias de las"pruebas" del sitio se refieren a la figura de Jesús. Elresto de las religiones tienen apariciones escasas, aunquela mayor parte de los argumentos cristiano-céntricos pue-den ser traducidos a otros credos. Tampoco se trata eneste sitio web de esos dioses "descafeinados", reconstrui-dos e impersonales, a veces llamados "dioses de los filó-sofos". No; se trata del dios real. Bueno, quiero decir, deldios que es real, al menos, para la mayoría de los creyen-tes. El dios que te da un alma, te juzga, te lleva a la otravida, escucha tus oraciones, etcétera.

¿Y por qué tanto empeño en hacer ver a los creyentes quesu objeto de adoración es pura fantasía? Según los auto-res de www.godisimaginary.com, la religión es responsa-ble de múltiples "disfunciones sociales". Véase para ellola Prueba 24. Estadísticamente, la alta religiosidad en lassociedades democráticas (con los Estados Unidos a lacabeza), se correlaciona con altas tasas de homicidio,mortalidad juvenil, enfermedades de transmisión sexual,embarazo prematuro y aborto, etc. Asimismo, los paísescon menor fervor religioso y abundancia de ateos sonprecisamente aquellos con mayor nivel educativo y espe-

guía digital

"Esos malvados humanos ahí en la Tierra... odio lo que hacen. Tanto pecado...

Como soy omnisciente sé exactamente lo que hacen y comprendo exactamente por qué cometen cada pecado. Yaque los he creado a mi imagen y he programado personalmente la naturaleza humana en sus cerebros, soy el autordirecto de todos esos pecados. En el instante mismo en que los creé, sabía exactamente qué iba a ocurrir con cadauno de los seres humanos cada nanosegundo y durante toda la eternidad. Si no me hubiera gustado lo que iba a resul-tar, simplemente podría haberlos creado de otro modo. Y, como soy perfecto, sé exactamente lo que hago. Pero igno-ra todo eso. Odio a toda esa gente que hace exactamente lo que yo, con toda perfección, he designado que hagan,sabiendo que lo harían desde el momento en que los creé. ¡LOS ODIO! Intenté matar a todos los humanos y anima-les durante el diluvio, pero eso, ciertamente no solucionó el problema.

De modo que esto es lo que voy a hacer. Inseminaré artificialmente a una virgen. Ella dará a luz a una versión encar-nada de mí mismo. Los humanos acabarán crucificando y asesinando a mi yo encarnado. Eso, por fin, me hará feliz.Sí; me envío a mí mismo ahí abajo y hago que los humanos me crucifiquen, eso me satisface. Me siento mucho mejorahora".

Demostrarle a un creyente (o, a veces, a un agnóstico) que Dios no existe es tarea difícil, por no decir imposible. Esmucho mejor utilizar experimentos científicos, analizar las contradicciones, incoherencias y absurdos de la religión,para probar que Dios cumple todas las características de los seres de la fantasía... y carece de cualquiera de los ras-gos de los seres reales.

Ernesto J. Carmena

Dios es imaginario

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ranza de vida, aquellos donde los salarios están mejorrepartidos, donde la igualdad entre sexos está másavanzada, donde hay menos homicidios y donde seayuda más al tercer mundo. En este punto, www.godi-simaginary.com no está siendo cuidadoso: ¡está dandopor supuesto, sin justificación apropiada, que esascorrelaciones estadísticas corresponden a relacionescausa-efecto!

La página propone la acción, la difusión, propagar lapalabra. Declamar "Dios es imaginario; la plegaria espura superstición" a la mínima oportunidad que se nospresente. Pretende servir como punto de partida de unagran campaña propagandística basada en el pensamientocrítico. El objetivo: invertir la proporción de creyentes yateos en el mundo y convertir la religión en algo extrañoy minoritario. Dado el enorme poder del adversario,semejante empresa puede sonar absurda e imposible de

lograr, pero -argumentan- también lo parecía que lasmujeres tuvieran derecho al voto hace ya algunos años, ysu campaña también fue ridiculizada al principio. Y fijé-monos en cómo han cambiado las cosas con el tabaco,dicen. Antes, casi todo el mundo fumaba como carrete-ros y lo hacía en todas partes.

¿Y si mañana rezar se convierte en algo tan mal vistocomo hoy el fumar en los EEUU? ¿Estamos ante unosingenuos o ante unos auténticos precursores?

“A medida que la gente examina abiertamente el hechode que 'Dios' y 'Alá' son completamente imaginarios, elmundo se va convirtiendo en un lugar mejor. Quienescreen en la religión parecen cada vez más y más necios.Al final, la religión se convierte en una actividad margi-nal y sin sentido.”

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¿Las primeras respuestas a esta cues-tión las encontramos en relatos fan-tásticos, algunos de los cuales hanllegado a mediados del siglo pasadoal cine y la televisión1. En todos ellosse han propuesto formas de vidadiferentes, intentando sustituir loselementos más comunes de la nues-tra por otros análogos, basándose ensus propiedades químicas. Planetasalejados podrían contener lagos deamoníaco líquido que hiciera las fun-ciones del agua en la Tierra o maresde sulfuro de hidrógeno (mal llama-do ácido sulfhídrico) donde nacierauna vida utilizando el azufre en lugardel oxígeno.

De todas estas formas de vidaalternativas, propuestas por lasmentes más imaginativas, inten-tando —justo es admitirlo— argüirrazones científicas, la que más adep-tos ha encontrado siempre es aquéllaen la que el átomo de carbono seremplaza por el de silicio.

Puesto que se podría escribir muchosobre las formas de vida alternativas,en este artículo me referiré única-

mente a ésta última e intentaré expo-ner las razones por las que resultaríaaltamente improbable una vida basa-da en el silicio.

Antes de que se me acuse de huma-no egocéntrico incapaz de admitiralgo diferente de lo ya conocido yestablecido y, por ende, de científicode mente estrecha, debo puntualizaruna idea básica, bien admitida ydemostrada, sobre la que basaré misargumentaciones. Ésta no es otrasino que en todo el Universo, porgrande que éste sea, rigen las mismasleyes de la Física y, por extensión, dela Química. Esto es, que aunquenuestro todavía desconocido extrate-rrestre los llame por otro nombre, los

elementos químicos que puedan con-formar la materia conocida serán losmismos: estarán formados por lasmisma partículas subatómicas y seregirán por los mismos principiosque conocemos en la Tierra.

No olvidemos que los seres vivoscontienen en su mayor parte agua, esdecir, átomos de hidrógeno y de oxí-geno. Sin embargo, para que la vidaexista en la Tierra es necesaria la pre-sencia de compuestos de carbono. Elcarbono puede combinarse con elhidrógeno para formar compuestostan sencillos como el metano (CH4)y otros con un gran número de áto-mos como el nonacontatrictano(C390H782). Compuestos con estruc-turas más complejas ya sea en núme-ro de átomos, en estructura o enambos son capaces de almacenarenergía (como las moléculas de ADPy ATP) o información (como elADN, a la sazón protagonista deldenominado “dogma central” de laBiología). Dichos derivados de car-bono, a la par que estables, son sufi-cientemente reactivos como parapoder ser modificados por los seres

Cualquier forma de vida conocida hasta la fecha está basada en la química del carbono; de ahí, incluso, que adicha rama de la Química se la denomine Química Orgánica, por su relación con los organismos vivos. Sin embar-go, aunque no se conoce ningún tipo de forma de vida extraterrestre (al menos cuya existencia haya sido proba-da a través de métodos científicos más allá de cualquier duda razonable), cabe preguntarnos si sería posible, enel espacio exterior, encontrar formas de vida basadas en otros elementos y compuestos químicos diferentes deaquéllos en los que se basa la existente en nuestro planeta.

¿¿ PP OO RR QQ UU ÉÉ NN OO EE SS PP RR OO BB AA BB LL EE UU NN AA VV II DD AABB AA SS AA DD AA EE NN EE LL SS II LL II CC II OO ??

Cabe preguntarnos sisería posible, en el

espacio exterior,encontrar formas de

vida basadas en otroselementos y compues-tos químicos diferen-tes de aquéllos en losque se basa la existen-te en nuestro planeta.

Pedro Merino, Departamento de Química Orgánica, Universidad de Zaragoza, [email protected]

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vivos en pos de su supervivencia.Todas estas propiedades son únicaspara los compuestos derivados delcarbono. Ningún otro elemento aglu-tina todas ellas por sí mismo2.

El compuesto más parecido, en prin-cipio, al carbono es el situado inme-diatamente debajo de él en la tablaperiódica, lugar que corresponde alsilicio. ¿Qué ocurriría entonces siintercambiamos el silicio por el car-bono y dejamos todo lo demás comoestá? El silicio también es capaz deformar largas cadenas consigo

mismo o con otros elementos comoel oxígeno (¿quién no ha oído hablarde las siliconas?). También, al igualque el carbono, el silicio es capaz decombinarse tanto con hidrógenocomo con oxígeno, por lo que podríaformar compuestos alternativos a loshidrocarburos y al dióxido de carbo-no, respectivamente. Entonces, ¿cuá-les son las razones para el título deeste artículo?

Si queremos entender por qué lasrazones expuestas anteriormente noson suficientes para defender una

posible vida basada en el silicio,debemos hacer un análisis muchomás detallado de las comparacioneshechas anteriormente. Si hemos depreguntarnos si la vida basada ensilicio existe, también deberíamospreguntarnos por qué no existe aúncuando el silicio es el segundo ele-mento químico más abundante en laTierra (y mucho más abundante queel carbono).

Es cierto que el silicio, al igual que elcarbono, es capaz de formar enlacesconsigo mismo: incluso tiene lamisma valencia (cuatro) por lo que eltipo de estructuras que puede formarson las mismas que las del carbono.Eso es porque ocupa la posicióninferior al carbono en la tabla perió-dica y eso quiere decir que compartemuchas de sus propiedades quími-cas. Por ejemplo, al igual que el car-bono, el silicio puede formar cuatroenlaces con sendos átomos de hidró-geno, formando así el silano (SiH4).Otras propiedades químicas, en cam-bio, precisamente por estar en la filainmediatamente inferior de la tablaperiódica, son muy diferentes. Unade ellas es el tamaño. El átomo desilicio tiene ocho electrones más queel de carbono y su radio atómicomide 0,118 nanómetros (nm) encomparación con el del átomo decarbono que es de 0,077 nm. Esadiferencia de radio atómico se tradu-ce en una mayor distancia de enlacequímico entre átomos de silicio(0,250 nm) que entre átomos de car-bono (0,154 nm) y , por ello, el enla-ce silicio-silicio es sólo la mitad defuerte (energía de enlace3: 327kJ/mol) que el enlace carbono-carbo-no (energía de enlace: 607 kJ/mol),así que las cadenas complejas de sili-cio no tendrían la estabilidad sufi-ciente para formar estructurascomplejas compatibles con la vida.Por otra parte, la gran afinidad

¿Por qué no es probable una vida basada en el silicio?

Una recreación del “Hombre de Silicio” para la portada de «Redención no contesta»en la obra de ciencia ficción “La Saga de los Aznar” de G.H.White, donde se describeuna raza de estas criaturas. www.silente.net

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del silicio por el oxígeno va en con-tra de una vida basada en el primero4.El dióxido de silicio no es soluble enagua, mientras que el dióxido de car-bono sí que lo es y la energía de enla-ce silicio-oxígeno es mucho mayorque la del enlace carbono-oxígeno5.

Por sí mismas, todas estas razonesson ya suficientes para justificar porqué el carbono se encuentra presenteen todas las formas de vida de la Tie-rra y el silicio sólo forma rocas (algu-nas de ellas de gran belleza, desdeluego, pero siempre inanimadas).

Pero hay más razones por las que elsilicio no es, en absoluto, compara-ble al carbono. Los enlaces que elcarbono puede formar consigomismo pueden ser sencillos o múlti-ples (dobles y triples). En términosquímicos eso es fundamental para lareactividad de los compuestos que,siendo muy estables, pueden reac-cionar químicamente con otrasmoléculas para transformarse encompuestos diferentes siempre ycuando se den las condiciones ade-cuadas. El silicio, por el contrario,sólo forma enlaces sencillos consigomismo y ni siquiera son suficiente-mente estables para mantener la inte-gridad de moléculas grandes.

El carbono también puede formarestructuras cíclicas, bien sólo conátomos de carbono (como el bence-no) o en combinación con otros ele-mentos (como en los carbohidratos).El silicio no forma compuestos cícli-cos. Es demasiado grande para ello ylas estructuras cíclicas serían tremen-damente inestables.

Es en la combinación del elementoclave (carbono o silicio) con los áto-mos que forman la molécula másimportante de la Tierra (el agua)donde encontramos las mayoresdiferencias. Los compuestos forma-dos por carbono e hidrógeno (hidro-

carburos) son estables en presenciade oxígeno, pero bajo determinadascondiciones pueden combinarse conél para formar otros compuestos,incluyendo dióxido de carbono yagua en una reac-ción que es la basede la producciónenergética de nues-tro planeta. Por elcontrario, los com-puestos formadospor silicio e hidró-geno (silanos) seinflaman espontá-neamente en presencia de oxígeno,por lo que su reactividad es difícil-mente controlable y dichos com-puestos serían de dudable existenciaen un mundo con abundante oxíge-no. Podemos intercalar átomos deoxígeno en las cadenas de silicio ytendríamos siliconas. Éstas sonmucho más estables, es cierto, por loque podrían formar estructuras máscomplejas que serían también muyresistentes6. Sin embargo, dichasestructuras serían, precisamente porsu alta estabilidad, difícilmentetransformables en otras sustancias.Por último, los derivados de siliciomás estable son aquéllos que, ade-más de combinarse con oxígeno, lohacen con cationes metálicos, for-mando silicatos, compuestos dema-siado estables para ser modificadospor un ser vivo.

Desde luego podemos pensar quetodos estos problemas quizá fueransolucionables en un entorno determi-nado y adecuado, pero ¿cuál deberíaser ese entorno?. Desde luego tendríaque tener una abundante fuente de

silicio (de lo contrario, una vidabasada en silicio tendría bastantesproblemas). Pero también necesitaríauna cierta diversidad de otros ele-mentos básicos como hidrógeno,

oxígeno, azufre yfósforo. Y, enton-ces, si tenemosesos elementos yagua, ¿qué evitaríaque se formara lavida basada en elcarbono?

En definitiva, lavida en la Tierra se debe a una seriede pequeñas coincidencias (si esposible llamarlas así) que establecenunas condiciones idóneas para que seproduzca. El simple intercambio deun átomo por otro es algo demasiadosencillo como para que se puedapensar en una alternativa y que todofuncionara de la misma forma. Porcitar un solo inconveniente, habríatambién que pensar en otro mediodisolvente, análogo al agua de la Tie-rra, que fuera el complemento idealde los compuestos de silicio. Y todoello, a su vez, en un mundo que pro-porcionara unas condiciones muyparticulares (no necesariamenteiguales a las de la Tierra). Encontraresas condiciones es muy difícil perodada la magnitud del Universo quizáno imposible.

Lo que sí resulta bastante impensa-ble es que la vida extraterrestre, siexiste, sea en su base molecular (ysólo en ella, ya que no tratamos aquíacerca de sus posibilidades intelec-tuales) muy diferente a la de la Tie-rra. En tal caso, debería ser comple-tamente distinta a la vida que cono-cemos. Mediante una visión soñado-ra de la Química podría parecer posi-ble, pero todas las evidencias apun-tan en la dirección opuesta, por loque su existencia cae definitivamen-te en el terreno de la especulación. Yello porque, como he comentado

El silicio sólo formaenlaces sencillos con-sigo mismo y ni siquie-

ra son lo suficiente-mente estables comopara mantener la inte-gridad de moléculas

grandes.

Lo que si resulta bastan-te impensable es que la

vida extraterrestre, siexiste, sea en su base

molecular muy diferentea la de la Tierra.

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al principio de este artículo, lasleyes de la Naturaleza que rigen en laTierra son las mismas para el restodel Universo.

NOTAS1. Uno de los más conocidos es un episo-dio de la serie Star Trek en el que tienenque enfrentarse a una especie de vida basa-da en el silicio denominada Horta, nativadel planeta Janus VI y descubierta por laFederación en 2267 gracias al oficial cientí-fico Spock de la nave Enterprise.2. Efectivamente, la posibilidad de combi-narse para formar un gran número de com-puestos es única en el carbono. En la tablaperiódica hay más de 110 elementos cono-cidos. Si exceptuamos el carbono, se cono-cen más de 50.000 posibles compuestosquímicos, combinación del resto de los ele-mentos, conocidos como compuestos inor-gánicos. Sin embargo, cuando incluimos elcarbono, el número de compuestos ascien-de a más de seis millones, y eso que en esenúmero no se incluyen los compuestos degran complejidad directamente relaciona-

dos con los seres vivos, esto es, proteínas,carbohidratos y ácidos nucleicos. Sólo ellosya son también varios millones, lo que haceque la proporción entre compuestos inorgá-nicos y orgánicos sea ciertamente pequeña.3. Datos para moléculas diatómicas en fasegaseosa a 273 K. La distancia de enlace C-C en el carbono elemental (grafito) es de0,143 nm. En el silicio elemental es de0,235 nm.4. Una prueba adicional la encontramos enJúpiter. Con una atmósfera rica en hidróge-no no se ha observado la presencia de sila-no en el planeta, donde a pesar de la abun-dancia de hidrógeno todo el silicio seencuentra en forma de óxido de silicio(comúnmente denominado sílice o arena).Otros estudios han revelado la presencia desilicatos en meteoritos y comentas y, sinembargo, no se ha encontrado ningún rastrode silanos o siliconas, por lo que la presen-cia de compuestos de silicios que conten-gan hidrógeno es altamente improbable.5. Para los que tengan conocimientos deQuímica hay que añadir, además, que elsilicio cuando se combina con el oxígenopara dar lugar al dióxido de silicio (el com-ponente mayoritario de la arena) forma una

estructura tridimensional de gran estabili-dad muy parecida a la del diamante. Existeotra gran diferencia entre el carbono y elsilicio en su combinación con el oxígeno.Mientras que el silicio lo hace a través deenlaces sencillos, el carbono forma enlacesmúltiples con el oxígeno que, lejos deaumentar su estabilidad, favorece su reacti-vidad química, fundamental, entre otrascosas, para la fotosíntesis.6. El extraterrestre de la película Alien: eloctavo pasajero, y sus sucesivas secuelas,tenía como fluido sanguíneo un ácidocorrosivo que el ser vivo podía soportarprecisamente por tener tejidos de silicona.Esta idea fue copiada de la serie Star Trek,ya que el organismo Horta secretaba unácido muy corrosivo para moverse a travésde la roca (ver nota núm. 1). En cualquiercaso, resulta difícil pensar cuál sería sufuente de alimentación que contuvieraabundante silicio y cómo su metabolismolo transformaría en siliconas en el espacioexterior donde no hay oxígeno... por men-cionar sólo un par de incongruencias cientí-ficas en relación con esa hipotética formade vida.

¿Por qué no es probable una vida basada en el silicio?

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EL SUDARIO DE CADOUINCadouin es una villa de Périgord,uno de los lugares de Francia dondemejor se come, y además con unaexcelente relación entre calidad yprecio. Está situada entre las locali-dades de Bergerac y Sarlat. La villase desarrolló en torno a una abadíacisterciense fundada en 1115.

En el siglo XII era práctica comúnque los monasterios e iglesias impor-tantes tuvieran reliquias. Es más, nose podía fundar ninguna nueva igle-sia sin sus correspondientes reli-quias. La más significativa de la aba-día de Cadouin era nada menos queel santo sudario que había cubierto lacara de Cristo, tal como se cuenta enel Evangelio de San Juan.

Una reliquia tan importante habíallevado a numerosos peregrinos aCadouin durante la Edad Media,pero en 1866 las peregrinacioneshabían decaído mucho. Los peregri-nos se concentraban especialmente

en tres días del año: 15 días despuésde Pascua, Pentecostés y el 8 de sep-tiembre, fechas en que se llevaba acabo la ostensión —palabra rara,pero se dice así— del santo sudariopúblicamente y la reliquia era lleva-da en procesión.

El 5 de septiembre de 1866, tres díasantes de la ostensión habitual, fue undía especial pues monseñor Dabert,obispo de Périgueux, quiso relanzarel peregrinaje del santo sudario, paralo cual llenó el día de actos religio-sos, y uno de ellos fue el traslado dela reliquia desde el cofre que lo habíaalbergado a otro mucho más lujoso ydigno de su importancia. El nuevorelicario es impresionante y en laactualidad puede verse en el Museodel santo sudario, en la sala capitulardel claustro de la abadía de Cadouin.

El obispo tuvo éxito en su intento derelanzamiento de la peregrinación. Apartir de ese día, y hasta 1934, losperegrinos que marchaban a ver el

santo sudario fueron en aumento,ayudados sin duda por la mejora delos transportes.

La abadía de Cadouin fue fundadapor el anacoreta Gérard de Salles. Ensus orígenes, ni la abadía ni el eremi-ta pertenecían a ninguna orden, peroen 1119 ambos pasaron a formarparte de la poderosísima orden delCíster.

No sabemos exactamente cuándollegó el santo sudario a la abadía. Laprimera mención es de 1214: Simonde Monfort ofrece la cantidad de 25libras del Périgord para mantenerencendida una lámpara que debíaarder día y noche delante del santosudario.

¿Cuál era su origen? No hay datoshistóricos, pero un documento de

La Sábana Santa¡VAYA TIMO!

Félix Ares de BlasLos debates sobre si el lienzo conservado en Turín —llama-do habitualmente en castellano sábana santa— es o no laverdadera mortaja de Jesucristo se vuelven a menudo apa-sionados y violentos. Dicho de otra forma: irracionales. Alautor no le gustaría que eso ocurriese con este libro. En éldefiende que la sábana turinesa es de origen medieval y quepor ello no puede ser la auténtica mortaja de Cristo. Este librono es una obra ni a favor ni en contra de los cristianos ni delcristianismo: trata simplemente de poner las cosas clarassobre una falsa reliquia medieval. Explicar qué son hechos,qué son hipótesis plausibles y qué son auténticas idiotecesno puede ser malo ni para la ciencia ni para la fe.

Reproducción, con todos los permisos, delcapítulo primero de La sábana santa ¡vayatimo!, de Félix Ares, publicado en la colec-ción “¡Vaya timo!”, de Editorial Laetoli,2006 (10 euros).

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1135 señala que había sido descu-bierto en el transcurso de la primeracruzada, iniciada en 1097, por elobispo de Le Puy, quien lo confió auno de sus capellanes, quien al morirse lo dejó a su vez a un monje delPérigord. La reliquia quedó deposita-da en una iglesia cercana a Cadouin.Al sufrir un incendio, los monjes dela abadía que habían acudido a sofo-carlo descubrieron que el santo suda-rio milagrosamente no se había que-mado. Se llevaron el lienzo a su aba-día y, para poder estar cerca de él, elpárroco de la iglesia incendiada(ahora sin iglesia) ingresó en laorden del Císter y en la abadía deCadouin.

Del siglo XIII procede un documen-to de un monje de Trois-Fontanes, enla diócesis de Lieja, en el que se aña-den algunos datos. Fundamental-mente dice lo mismo, pero propor-ciona más detalles. Por ejemplo, queel santo sudario fue descubierto enAntioquía —la primera cruzadallegó a esa ciudad en 1097— en unrecipiente de plomo y cerca de lasanta lanza.

No creo que haga falta advertir queestos relatos se crearon en gran partepara demostrar la propiedad indiscu-tible de tan importante reliquia porparte de la abadía. Se duda que refle-jen la realidad, pero no de que a par-tir del siglo XIII hubo grandes pere-grinaciones para ver el santo sudario,que atraía no sólo a los habitantes dePérigord sino a numerosos peregri-nos.

Para evitar el pillaje durante la Gue-rra de los Cien Años, en la época delGran Cisma de Occidente, el abad deCadouin Bertrand de Moulins deci-dió transportar el santo sudario aToulouse en 1392. Los tolosanostuvieron la reliquia en gran estima,tanto que cuando los de Cadouinpidieron que les devolvieran su santo

sudario, se negaron a hacerlo. Hubie-ron de esperar a 1455 para recuperarlo que era suyo, y lo hicieron de unmodo digno de una película deHollywood.

La abadía de Cadouin envió a cuatromonjes a cursar estudios a Toulouse.Además de estudiar las asignaturasde su carrera, los monjes hicieronotro tanto con las protecciones delsanto sudario. Así que lograronduplicar las llaves del relicario y undía entraron, lo abrieron y se larga-ron con él a todo correr hastaCadouin. El retorno de la reliquia demodo tan espectacular aumentó supopularidad, pero el lienzo sufrióuna serie de incidencias que resulta-ría muy prolijo enumerar aquí. Enresumen, temiendo que los tolosanoshicieran algo parecido a los monjesde Cadouin, el abad se llevó el sud-ario a la abadía cisterciense de Oba-zine, en el Limousin. Pero cuandolos de Cadouin se la reclamaron, losde Obazine hicieron oídos sordos.

¡Era demasiado valiosa para devol-verla sin más!

En 1482, Louis XI se interesó por lareliquia. Los monjes de Cadouin fue-ron a hablar con él para exponer sucaso y lograron que se la devolvie-ran. Pero no sólo eso, pues el rey per-mitió numerosos mercados y feriasen el pueblo para relanzar su econo-mía. Y así fue. Mercados, ferias yuna importante reliquia eran un fuer-te atractivo para el turismo de laépoca.

Los peregrinos eran muy numerososy hacían donativos cada vez másimportantes. Quiero señalar dos deellos, pues pueden mostrarnos la uti-lidad del sudario. Los habitantes deSaint-Austremoines ofrecen aCadouin “diez libras de cera, enhonor de N. S. J. C., de la Virgen ydel santo sudario para que cese lapeste”. La villa de Condom ofrece uncáliz con la inscripción “cáliz ofreci-do al santo sudario a fin de que sushabitantes sean librados de la peste”.Estas ofrendas muestran que losperegrinos creían en el poder protec-tor y curativo del santo sudario.

En 1643, el nuevo obispo de Sarlatefectuó su primera visita pastoral a ladiócesis. Al llegar a la abadía deCadouin, el prior le presentó docu-mentos sobre el pasado esplendor dela abadía, y en especial el pergaminoque cuenta cómo llegó el santo sud-ario hasta allí y los 2.000 milagrosatribuidos al mismo. El obispo, mon-señor Lingendes, llevó a cabo unproceso verbal que atestiguaba laautenticidad de la reliquia y escribióuna carta pastoral destinada a relan-zar el culto del santo sudario deCadouin.

Durante la Revolución Francesa, en1790, los monjes fueron dispersados,pero el sudario se salvó gracias a queel alcalde de Cadouin lo escondió en

La Sábana Santa ¡VAYA TIMO!

A partir del siglo XIIIhubo grandes peregri-naciones para ver elsanto sudario, queatraía no sólo a los

habitantes de Périgordsino a numerosos

peregrinos.

En el siglo XII era prác-tica común que los

monasterios e iglesiasimportantes tuvieranreliquias. No se podíafundar ninguna nueva

iglesia sin ellas. Lamás significativa de laabadía de Cadouin era

nada menos que elsanto sudario.

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su casa. Y el 8 de septiembre de1797 volvió a ser ostendido.

Las peregrinaciones continuaron,aunque fueron decayendo. Casicon seguridad, el renacimientodel culto a la Virgen, que hizofuror en toda Francia, no fueajeno a la disminución de pere-grinos en Cadouin. El culto alsanto sudario era todavía vigoro-so y atraía a una multitud de fie-les, pero se echaban de menos losmuchos peregrinos procedentescon anterioridad de toda Europa yhasta de América.

Monseñor Georges, obispo dePérigueux de 1849 a 1860, donóotra reliquia de la pasión a la igle-sia abacial de Cadouin: unsupuesto trozo de la cruz de Cris-to, con certificado de autentici-dad. Las dos reliquias se hallabancustodiadas en una capilla prote-gida por una verja de madera.

El 29 de junio de 1866, Nicolas-Joseph Dabert, obispo de Péri-gueux y Sarlat, se dirigió a los fie-les de su diócesis por medio deuna carta pastoral de 36 páginasen la que decía que el siguiente 5de septiembre se celebraría unaceremonia para trasladar el lienzoa un nuevo relicario digno de eseprecioso monumento de nuestraredención. También se refería a laimportancia de las peregrinacio-nes e invitaba a los fieles a acudira Cadouin el día señalado. Mon-señor Dabert reafirmaba oficial-mente, y sin ningún género dedudas, la autenticidad de la tela.

El 5 de septiembre de 1866 serealizó el traslado, que fue todoun éxito. Marie-Anaïs Beaure-gard, que estuvo en la ceremo-nia y la describió en su libroGuía del peregrino, nos diceque, a pesar de que se había

calculado en 6.000 el número deperegrinos, creía que esta cifra eramuy baja.

Aunque no conozcamos el númeroexacto de peregrinos sí sabemos quemonseñor Dabert tuvo éxito en suintento. A partir de ese momento,aumentaron las peregrinaciones alsanto sudario de Cadouin. Cuandollegaban, los peregrinos podíanencontrarse al fin a pocos centíme-tros de un trozo de tela que era testi-monio de la resurrección de Cristo.

Durante el tiempo en que el lienzoestaba expuesto, un monje recogíalas medallas, estampas y demásobjetos que los peregrinos le entrega-ban y hacía que tocasen el santo sud-ario. De ese modo, parte de las pro-piedades milagrosas del lienzo setrasladaban al objeto con el quehabía estado en contacto.

Tras el relanzamiento del peregrinajea Cadouin, se elevaron algunasvoces que criticaban la autenticidadde la reliquia. Según un libro de 1870del vizconde de Gourges, el sudarioera el mismo que había visto el obis-po de Périgueux Arculphe en el año670. Inmediatamente apareció otrolibro crítico con las ideas del vizcon-de. El nuevo libro era del condeRiant y en él afirmaba que la falta dedatos entre 670 y 1210 (aproximada-mente) hacía dudoso que el objetofuera el mismo visto por Arculphe.

Sólo era una duda, así que nada pasóhasta 1903. En esa fecha, el canóni-go Ulysse Chevalier publicó un artí-culo de 115 páginas sobre la sábanade Turín en el Boletín de historia

Diversos datos permitie-ron a Francez afirmar que

el tejido procedía del Egipto fatimí y había sido confeccionado hacia 1100.

Vista al claustro de la Abadía de Cadouin. (Archivo)

Vista de la Abadía de Cadouin. (Archivo)

Portada de la Abadía de Cadouin. (Archivo)

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el escéptico89

eclesiástica y arqueología religiosade la diócesis de Valence, y en él pro-porciona algunos datos reveladoressobre el sudario de Cadouin. Pido alos lectores que recuerden este nom-bre, Ulysse Chevalier, pues volvere-mos a hablar de él.

Chevalier consideraba falsa la sába-na de Turín —obra, según él, pintadapor un artista del siglo XIV— ydecía que, de los 40 lienzos quehabía estudiado, entre los muchosque pretendían ser la auténtica mor-taja de Cristo, sólo había dos media-namente creíbles: uno de ellos era elsudario de Besançon y el otro el deCadouin. Añadía también queAdrien de Longpérier había leído enel de Cadouin un verso del Corán yque, por ese y otros datos, la conclu-sión era que se trataba de un voilemusulman.

Tras la publicación del artículo, elobispo de Périgueux, monseñorDelamaire, se vio obligado a consul-tar con un experto en tejidos anti-guos. Su diagnóstico fue digno de laSibila: si el lienzo posee pruebas his-

tóricas de autenticidad, nada impideconsiderarlo del siglo I. Una formaespléndida de lavarse las manos. Asíque el tema quedó zanjado y lasperegrinaciones continuaron hasta1933.

En esta fecha, el jesuita J. Francezpreparaba una obra sobre los lienzossepulcrales de Cristo y pidió fotosdel de Cadouin para estudiar el tejidoy comparar su trama con la del sud-ario de Turín. Cuando recibió lasfotos, Francez descubrió que en eltejido podía verse la estrella copta deocho puntas, perteneciente a unacomunidad cristiana egipcia muyposterior a la época de Cristo. Estehecho, más sus conocimientos texti-

les, le hicieron sospechar que el lien-zo era de origen egipcio fatimí. Pidiómás fotos y en ellas encontró, ade-más, un texto cúfico.

Francez envió las fotos a un expertoen escritura antigua árabe, GastonWiet, director del Museo Árabe deEl Cairo, y lo que éste encontró fuedefinitivo: un texto en el que aparecela expresión árabe garante de losjueces. Esta fórmula no se usó hastael año 1078 de nuestra era: por tanto,el sudario de Cadouin era un tejidomusulmán, probablemente del sigloXII, tal como había afirmado Cheva-lier 30 años antes.

Gracias a nuevas fotos, Gaston Wietfue capaz de encontrar más frases,como Mahoma es el enviado de Diosy otras que hacían referencia a perso-najes concretos, por ejemplo a Abu-l-Qasim Schahanschal, quien ejerciósus funciones de 1094 a 1121. Portanto, la fabricación de la tela debíasituarse entre esas fechas. Esos yotros datos le permitieron a Francezafirmar que el tejido procedía delEgipto fatimí y había sido confeccio-nado hacia el 1100.

El año 1934, las peregrinaciones aCadouin fueron suspendidas por elobispo y desde entonces la villa tuvoque aprender a vivir sin la inyeccióneconómica de las ostensiones delsanto sudario. Hoy día puede visitar-se en Cadouin el Museo del santosudario. Allí se puede ver su último yexquisito relicario. Una obra excep-cional.

Merece la pena apoyar a un puebloque aceptó el veredicto de la cienciacon resignación. ¿Podemos decir lomismo de Turín? Recuerden que,para Chevalier, el lienzo de Cadouintenía muchas más probabilidades deproceder del siglo I que el de Turín.

La Sábana Santa ¡VAYA TIMO!

El año 1934, las peregri-naciones a Cadouin

fueron suspendidas porel obispo y desde

entonces la villa tuvoque aprender a vivir sinla inyección económicade las ostensiones del

santo sudario.

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el escéptico 90

¿SÓLO UNA TEORÍA?

"Este libro de texto contiene materialsobre evolución. La evolución es unateoría, no un hecho, acerca del origende los seres vivos. Este material debeser abordado con una mente abierta,estudiado con precaución y conside-rado de un modo crítico".

Esta advertencia figuraba en unapegatina que las escuelas de CobbCounty (EEUU) tuvieron que adhe-rir obligatoriamente a los libros deBiología. Los funcionarios del Con-sejo de Educación apaciguaban deeste modo a 2.000 padres de alum-nos, creacionistas devotos, quieneshabían protestado indignados porquela evolución se explicaba en loslibros como si fuera un hecho. Algo,por otra parte, perfectamente normal:

transcurría el año 2002. La evolu-ción, entendida como parentesco ytransformación de los seres vivos, esconsiderada un hecho por toda lacomunidad científica mundial desdehace aproximadamente 125 años.Las pruebas que presentaron Darwiny otros científicos que le siguieronresultaron abrumadoras.

"Bueno, es una teoría. Es una teoríacientífica solamente, y en los últimosaños ha sido cuestionada en elmundo de la ciencia; es decir, lacomunidad científica ya no cree quesea tan infalible como en otros tiem-pos". Esta perlita la soltó RonaldReagan, una de esas agudas lumbre-ras que el pueblo estadounidenseelige de vez en cuando como presi-dentes. Los creacionistas -Reagan loera- insisten hasta la náusea en que laevolución es una teoría y no unhecho, afirmación más falsa que uneuro con la cara de Pedro Picapiedra.La evolución es tan hecho como laesfericidad de la Tierra o su giro alre-dedor del Sol (lo siento por los chi-

flados de los geocentristas y terrapla-nistas). Es tan hecho como el movi-miento de los continentes, los ele-mentos químicos, la fotosíntesis, laatracción gravitatoria, la circulaciónde la sangre o los anillos de Saturno.La evolución es uno más entre cente-nares de hechos con los que trabajala ciencia.

La aclaración de Gould¿Y qué es un hecho desde el punto devista científico?

Recuerda que en la ciencia no haydogmas, contra lo que puedan soste-ner las personas de mentalidad dog-mática (que no conciben otras alter-nativas intelectuales) y tambiénalgún que otro pedante postmoderno.Un científico de pura cepa siempre

ELCREACIONISMO¡VAYA TIMO!

Ernesto Carmena

En este texto, el autor, se dirige a un imagi-nario amigo creacionista al que trata de expli-car las razones por las cuales piensa que lascreencias contrarias a la teoría de la evolu-ción no son correctas en absoluto.

Reproducción, con todos los permisos,del capítulo quinto de El creacionismo...¡Vaya Timo!, de Ernesto Carmena,publicado en la colección "¡Vaya timo!",de Editorial Laetoli, 2006 (10 euros).

Para Gould un hechocientífico era algo

"confirmado hasta talpunto que sería perver-so no aceptarlo provi-

sionalmente".

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el escéptico91

admitirá la posibilidad de estar equi-vocado con respecto a esos hechos...pero querrá ver pruebas muy contun-dentes en contra de ellos, precisa-mente porque las pruebas que le lle-varon a aceptarlos como tales eranterriblemente contundentes. StephenJay Gould, paleontólogo y genialdivulgador, escribió un ensayo clási-co, imprescindible, titulado "La evo-lución como hecho y como teoría".En él definió el hecho científicocomo algo "confirmado hasta talpunto que sería perverso no aceptar-lo provisionalmente".

Y añadió algo doloroso para vos-otros: "Supongo que las manzanaspodrían empezar a flotar mañana,pero semejante posibilidad no mere-ce igual tiempo de dedicación en lasclases de Física".

Del mismo modo, tampoco mereceincluirse en las clases de Biología laposibilidad de que las especies hayansido creadas mediante un chasquidode los dedos de Dios.

A Stephen Jay Gould le teníais hastael hueso occipital de tanto manipularsus citas y mentir sobre sus declara-ciones. No le dejasteis en paz hastaque murió. En su ensayo explicó quellamamos evolución a dos cosas muydistintas: al hecho de la evolución ya la teoría de la evolución. La teoríaexplica cómo y por qué se produce elhecho. La teoría es prácticamentedesconocida salvo para los muy leí-dos: el hecho forma parte de la cultu-rilla general. La teoría evoluciona yestá sujeta a continua revisión y con-frontación con otras teorías rivalesen la comunidad científica. Loshechos, dice Gould, no salen volan-do mientras los científicos discuten.

¿En qué consiste la trampa crea-cionista, aparte de negar el hechocientífico evolutivo? Pues en sacarprovecho de una confusión gene-

ralizada que vosotros mismos ayu-dáis a sostener.

En primer lugar, tenemos la confu-sión entre hecho y teoría. Los mediosde comunicación, y en ocasionestambién los científicos, ya sea porignorancia o por lapsus, escribenconstantemente teoría cuando seestán refiriendo al hecho. Por ejem-plo: "Según la teoría de la evolución,los organismos se relacionan por unaascendencia común". O también:"La teoría de la evolución afirma queno había humanos hace 65 millonesde años".

También se confunde entre la Teoríade la Evolución propiamente dichacon multitud de teorías o hipótesismenores sobre parentesco ("la teoríade la evolución nos dice que elArchaeopteryx es el primer ancestrode las aves"); sobre anatomía o adap-tación ("según la teoría de la evolu-ción, las plumas surgieron a partir deescamas de reptil deshilachadas"); o,incluso -¡y esto ya es el colmo!-sobre la edad de los fósiles ("según lateoría de la evolución, el camarónfósil Antrimpos tiene una edad de150 millones de años"). En realidad,la dichosa teoría se ocupa de losmecanismos generales de la evolu-ción, no de los casos concretos, ymucho menos de todos esos detallesanatómicos y cronológicos acerca demillones de especies diferentes. Noes su misión. Tampoco lo es estable-cer el árbol genealógico de los seresvivos. Eso corresponde a otras dis-ciplinas y métodos de la biología.Quien mucho abarca, poco aprieta.

"Sólo una sinfonía"Finalmente, y aquí radica el meollodel asunto, tenemos la confusiónentre dos significados diferentes dela palabra "teoría": el significadopopular del hombre de la calle, y elsignificado de la ciencia o de la filo-sofía de la ciencia.

En lenguaje popular, "teoría" es untérmino casi peyorativo. Una teoríaes una suposición, generalmentebasada en poco más que intuicionespersonales no demasiado fiables.¿Tienes una teoría? Pues seguramen-te estarás pensando chorradas. Teoríaes lo opuesto a un hecho, o algo muyinferior a un hecho. Las personasprácticas van directamente a los"hechos"; las personas fantasiosastienen teorías.

En la ciencia, la cosa cambia total-mente: teorías y hechos son categorí-as totalmente diferentes. No tienesentido compararlas para ver cuál delos dos queda mejor parado. Loshechos pueden ser complejos, peroson datos "brutos" del mundo. Lasteorías son sistemas que explican,interpretan y esclarecen los hechos;nos dicen cómo y por qué ocurren. Elsentido peyorativo del término teoríaqueda fulminado en la ciencia:podría decirse que construir teoríastan magníficas como la de la Relati-vidad, la Mecánica Cuántica, la Tec-tónica de Placas, la Teoría Sintéticade la Evolución o la Teoría Atómicaes el mayor logro y el objetivo másambicioso de la investigación cientí-fica.

Por tanto, la afirmación de que lateoría de la evolución es "sólo unateoría" carece de sentido para uncientífico con la cabeza bien amue-blada. ¿Cómo que sólo? ¿Te parecepoco? Sería como decirle a unmúsico que la Novena sinfonía de

Los medios de comuni-cación, y en ocasionestambién los científicos,ya sea por ignorancia o

por lapsus, escribenconstantemente teoría

cuando se están refirien-do al hecho evolutivo.

El creacionsimo ¡VAYA TIMO!

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Beethoven es "sólo una sinfonía".¡Se quedaría perplejo!

Más que una hipótesis: la posturade la Iglesia CatólicaEl papa Karol Józef Wojtyla, autoa-podado Ioannes Paulus PP. II (unnombre mucho más fetén), o JuanPablo II, como todos sabemos, sedirigió en 1996 a la Academia Ponti-ficia de las Ciencias. Tituló su men-saje con una obviedad que ya habíanrepetido otros predecesores suyos:"La verdad no puede contradecir laverdad". El papa tenía en una manolos dogmas de su religión y, en laotra, los descubrimientos de la cien-cia, y ambas cosas se contradecíanmutuamente en algunos puntos...Probablemente pensó, "bueno, loprimero es la Suprema Verdad reve-lada por Dios, o sea, que es cierto pornarices; respecto a lo segundo, losdescubrimientos científicos, vaya,molaría bastante poder decir quetambién son verdad, aunque sólofuera por cuestión de marketing".

¿Qué tiene que hacer un papa moder-no en estos casos? Pues ser muyambiguo. El citado mensaje de JuanPablo II es citado en multitud de tex-tos como un ejemplo de apertura dela Iglesia católica porque, según afir-

ma, "hoy [...] nuevos conocimientosllevan a pensar que la teoría de laevolución es más que una hipótesis".

Más que una hipótesis, ¡guau! ¡Quémaravilla! Si no fuera porque decireso es como no decir nada (todas lasteorías científicas son mucho másque hipótesis). Cualquiera, inclusoun creata como tú, puede elaborardiez, quince, veinte, mil hipótesiscientíficas al día. Es un buen ejerci-cio para los niños: pedirles queinventen hipótesis. Ahora bien, pro-ducir una teoría requiere muchísimomás trabajo; es harina de otro costal.¿Acaso el papa lo ignoraba? Meextraña mucho.

A continuación, Karol se mete en unbarullo del copón. Una lectura atentadel texto nos obliga a deducir que nose estaba refiriendo a la teoría de laevolución, sino al hecho. El hechoevolutivo de que las especies estánemparentadas y se transforman conel tiempo, eso es lo que el papa con-sidera "más que una hipótesis".

Afirma, justo después, que una teoríaes una elaboración "metacientífica"(¿y por qué no, simplemente, "cientí-fica"?), que "prueba su validez en lamedida en que puede verificarse" y

"se mide constantemente por elnivel de los hechos". Bueno.

Luego dice que conviene hablar delas teorías (en plural) de la evolu-ción. Eso es correcto hasta ciertopunto, pues actualmente los cientí-ficos no tienen mucho donde esco-ger: trabajan una sola teoría de laque se discuten aspectos importan-tes, pero que globalmente carecede rivales dignos de mención.

Y finalmente encontramos el tru-quito: esas diferentes teorías de laevolución tan misteriosas sebasan, según este papa, en distin-tas filosofías... que podrían ser de

tipo "materialista" o de tipo "espiri-tualista". ¿Cómo demonios puedeexistir una teoría científica espiritua-lista? ¿Acaso una revista profesionaladmitiría un trabajo en el que semencionaran almas inmortales osoplos divinos? ¿Podría esa teoría"medirse por el nivel de loshechos"?

¿Quizá se refería a ideas (que no teo-rías científicas) como las del padreTeilhard de Chardin? Este jesuita seimaginaba la evolución biológicacomo un desarrollo inexorable delos seres vivos hacia la espirituali-dad. En el futuro, todos convergiría-mos en un "punto omega" que seríaalgo así como la unión plena conDios. Teilhard de Chardin -¡vaya porDios!- era un poquito hereje y fuedenunciado por la Congregaciónpara la Doctrina de la Fe, que no esotra cosa que un nombre actualizadopara la vieja Inquisición.

Según dijo Juan Pablo II"nuevos conocimientosllevan a pensar que la

teoría de la evolución esmás que una hipótesis".

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Volviendo al hilo: no existen, ni pue-den existir en la ciencia teorías quese basen en filosofías espiritualistas.Pero Karol, que en paz descanse,concluye: "las teorías de la evoluciónque, en función de las filosofías enlas que se inspiran, consideran que elespíritu surge de las fuerzas de lamateria viva, o que se trata de unsimple epifenómeno de esta materia,son incompatibles con la verdadsobre el hombre".

Y yo me pregunto, ¿acaso se ocupa lateoría de la evolución de esos asun-tos? ¿No es más bien la neurobiolo-gía la que estudia y explica la mentehumana, y su relación con la materiagelatinosa pero tangible del cerebro,sin necesidad de acudir a ningunafuerza fantasmagórica? ¿No son lapsicología moderna y la etología lasque comparan constantemente nues-tra conducta con la de los animalesque los católicos consideran inferio-res? ¿Yqué hay de la paleoantropolo-gía y la arqueología, que estudian elsurgimiento de las capacidades sim-

bólicas, el altruismo, la compasión yla superstición religiosa en los huma-nos primitivos? ¿Por qué el Papa dis-para contra la teoría de la evolución,que al fin y al cabo se ocupa de meca-nismos generales? Los casos concre-tos y complejos, como la aparicióndel hombre y de "su espíritu", han deexplicarse mediante otras muchasdisciplinas, además de la teoría de laevolución. ¿No será que Su Santidadno entendía el concepto de teoría yconsideraba la evolución del mismomodo que los creatas más burros, esdecir, como una "doctrina" materia-lista y no científica que abarca prácti-camente todo?

La Iglesia católica -lo sabemos porése y otros textos y declaraciones-acepta el hecho evolutivo. Pero,dado que no admite explicacionesque involucran exclusivamente pro-cesos naturales, rechazará cualquierhipótesis sobre el origen del hombreque se enmarque en la teoría sintéti-ca de la evolución o cualquier otrateoría evolutiva científica.

La Iglesia católica, digámoslo claro,no tolera la teoría de la evolución.¿Está del lado de la ciencia? ¡Tururú!

Es difícil interpretar escritos visco-sos y ambiguos como el citado men-saje de Juan Pablo II, pero la verdades que no me dan ninguna sensaciónde simpatía o apertura mental hacialos resultados más sublimes de lainvestigación científica: las teorías.Que, por su propia naturaleza, estány estarán siempre libres de espíritus,fantasmas o ángeles. Y libres delpesado de Dios.

El creacionsimo ¡VAYA TIMO!

La Iglesia católica acep-ta el hecho evolutivo.

Pero rechaza cualquierhipótesis sobre el origen

del hombre que seenmarque en la teoría

sintética de la evolucióno cualquier otra teoría

evolutiva científica.

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Quizá te haya dado la impre-sión, o se pueda deducir detodo lo que te he contado,

que la investigación escéptica delmito de los ovnis es innecesaria, oque más vale no tener contacto algu-no con quienes manipulan y aprove-chan la credulidad de las gentes paradifundir productos de calidad defi-ciente, diseñados para quien estádispuesto de antemano a aceptarcualquier absurdo.

Pues no, esa impresión no es deltodo acertada. Por supuesto, ésta essólo mi opinión: si consideras quemerece la pena dedicar el tiempo aotra cosa más útil, estimulante,amena, o científicamente provecho-sa para nuestra sociedad, a la vistade las informaciones vistas hastaaquí, estás en tu derecho. Por miparte, no voy a tratar de convencer-te de que esta maraña de especula-dores estúpidos, alucinados y char-latanes desvergonzados —que sehacen pasar por investigadores devanguardia— oculta algún fenóme-no cuya existencia sea clave para el

desarrollo de la humanidad o para lamejor comprensión de la naturaleza.

Éste no es, desde luego, el principalenigma de la ciencia, puesto que, siasí fuera, sería en la actualidad laprioridad máxima de los científicos,y tal cosa dista mucho de ser cierta,como puedes comprobar hojeandolas principales publicaciones cientí-ficas y divulgativas del planeta. Portanto, ¿qué nos queda?

Nos queda un puñado de enseñanzasinteresantes sobre nuestra capacidadpara idear rumores y difundirloshasta que cobran vida propia, suje-tos a partir de entonces a una espe-cie de lucha por la existencia en elreino de las modas culturales. Eneste sentido, el mito de los ovnis seha convertido en una especie exito-sa: ¡más de 60 años resistiendo lacrítica y la completa ausencia depruebas! Una gran colección deanécdotas y relatos, de testigosconocidos, desconocidos o inexis-tentes, deriva en un alucinantemuestrario de interpretaciones erró-

neas convertidas en documentospseudoprobatorios: trivialidadeselevadas al rango de enigmas porobra y gracia del sector misteriosode la industria cultural, de escritoresque huyen de la crítica y el análisisracional como el agua del aceite, yque, además, se han preocupado porconstruir una retórica para justificarsu labor y hacerse las víctimas.

Ni los extraterrestres ni sus interme-diarios, los contactados, han aporta-do conocimiento alguno distinto delo ya sabido por la ciencia contem-poránea. Al contrario, muchas desus especulaciones se han reveladofalsas y disparatadas, como las deAdamski sobre ruinas de ciudadesen la cara oculta de la Luna, graciasa la exploración espacial. Sólo que-dan obviedades y advertenciasmorales, algunas de ellas extrema-damente puritanas y ridículas.

LLLLOOOOSSSS OOOOVVVVNNNNIIIISSSS¡VAYA TIMO!Ricardo Campo

Reproducción, con todos los permisos,del capítulo quinto de Los ovnis... ¡VayaTimo!, de Ricardo Campo, publicado enla colección "¡Vaya timo!", de EditorialLaetoli, 2006 (10 euros).

El autor de este libro afirma, dirigiéndose a unamigo, que quien sostenga que ha visto extrate-rrestres, ha hablado con ellos o tiene confirma-ción de su existencia por medios desconocidos,y se permita ilustrarnos sobre sus rasgos físicosy su temperamento, como si de perros o gatosse tratara, es un desvergonzado, un alucinadocon afán propagandista o un engañabobosacostumbrado a aprovecharse de los necios.

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el escéptico95

Los ovnis ¡VAYA TIMO!

Los ovnis, aun sin la fuerza de anta-ño, son un ingrediente más de la cul-tura popular. Se han vuelto algo nor-mal. Por ejemplo, no hay entrevistaperiodística a un astrónomo que nohaga referencia en algún momento ala posibilidad de vida extraterrestrey en la que, a continuación, no apa-rezcan los ovnis, porque éstos yaquélla están conectados en la men-talidad popular como si fueran lomismo. ¿Quién puede negar la pro-babilidad de existencia de vida enotros planetas que posean el medioambiente adecuado? Hoy en día,nadie que esté informado científica-mente lo hará. Sin embargo, hay unenorme trecho desde la mera posibi-lidad de vida a la presencia de alie-nígenas inteligentes en la Tierra.

Esto no parece importarle mucho ala mayor parte de los periodistas, yel científico entrevistado puede sen-tirse relajado en ese momento ydejar volar su imaginación. Losfabricantes de enigmas aprovecha-rán esas declaraciones para dar porbuenas ante los creyentes sus absur-das especulaciones. La mente pocoeducada funciona así, presta a darpor bueno lo que nos agrada o con-firma nuestras creencias previas —que viven calentitas y seguras ennuestra cabeza, al margen de cual-quier intento aclaratorio por parte delos “negadores profesionales”.

Nuestra percepción de las cosas estásiendo modelada de continuo, comosi fuera plastilina, por los fenóme-nos del exterior: lo que vemos, escu-chamos y leemos. La literatura deciencia-ficción y las películas deextraterrestres han servido de propa-gadores de esa gran familia cósmicaque al parecer nos visita. Los pro-pios relatos de quienes aseguranhaber tenido visiones maravillosasen los cielos o haber sido raptados(o abducidos) por seres de grandescabezas, ojos almendrados y peque-ños cuerpecillos —aunque hay casitantas constituciones corporales

como testigos— han cumplido tam-bién un papel importante en la per-vivencia de la leyenda, gracias alenorme poder de difusión de losmedios.

En el escenario ufológico nosencontramos con múltiples teoríascontradictorias, todas ellas con pre-tensión de verdad. Para unos, sonnaves de origen extraterrestre ofenómenos inexplicables (no séqué significa esto, ya que definiralgo negativamente —algo que estodo aquello que no es X, Y, Z...—equivale, como dijo un conocidohumorista, a intentar inventar laradio en colores dando brochazosal aire). Para otros, proceden delinterior de la Tierra. Los de inspi-ración más ocultista aseguran quevienen de otros “planos” de la rea-lidad. Y para los contactados, sonrepresentantes del gran Consejode Ancianos estelar.

Al margen de esta barahúnda dealocados crédulos encontramos aun colectivo de estudiosos quepretende entender racionalmenteesta creencia, buscar explicacio-nes sencillas, naturalistas y racio-nales y realizar interpretacionessensatas, lejos de la estafa siste-mática en que consisten los miste-rios dispensados por los grandesmedios de comunicación.

En definitiva, Arturo, ahora conta-mos con las mismas pruebas de laexistencia de platillos volantes quehace casi 60 años: ninguna. Afirma-ciones extraordinarias, novedades

impactantes, libros sensacionalesque prometen el no va más de lossecretos: repetición, año tras año, delas mismas mentiras refutadas tiem-po atrás. Todo esto forma parte delmito de los ovnis. ¿Hay algo realdetrás de esta miseria intelectual?No somos nosotros quienes esta-mos en la obligación de aportarpruebas —salvo en los sucesosque, afortunadamente, consiga-mos explicar, como es lógico—:quienes hacen esas afirmacionesalejadas de lo habitual son quie-nes deben aportarlas. Lo contrarioes dar gato por liebre.

A cambio, en lugar de pruebas tene-mos palabrería: sí pero no, tal vez,no se puede descartar, es necesariauna “mente abierta” y sentir la“magia”... Pamplinas, Arturo: todomenos pruebas. ¿No despierta lasuspicacia de cualquiera el que, antesupuestos hechos, no se nos ofrezcamás que retórica vacía de estilopublicitario y escenarios incompro-bables o inaccesibles?

Extrañas energías que no puedenmedirse; seres como el yeti, el bigfoot o el monstruo del lago Ness queno dejan una sola pista de su exis-tencia, ni siquiera un resto de excre-mento gracias al que poder averi-guar su dieta; platillos estrellados delos que no se conoce un solo frag-mento que analizar en laboratoriosindependientes; fenómenos “para-normales” que producen vergüenzaajena; interpretaciones absurdas —einnecesarias— que no pueden serpuestas a prueba, como la presenciade seres extraterrestres en la Anti-güedad... Todo son excepciones ysalvedades para poner a buen recau-do la creencia en determinada mara-villa para parvularios. Ovnilandia yParanormalandia son provinciascontiguas del país del más allá delsentido común.

El mito de los ovnis seha convertido en unaespecie exitosa: ¡másde 60 años resistiendola crítica y la completaausencia de pruebas!

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el escéptico 96

Los críticos escépticos repetimosincansablemente la palabra prueba.Pruebas, pruebas, ¡queremos prue-bas de esas afirmaciones! “¡Hágaloo cállese, señor Geller!”, le dijo encierta ocasión el mago y escépticoJames Randi a un famoso dobladortelevisivo de cucharas, incapaz derepetir sus hazañas ante la mirada deun crítico experto conocedor de lostrucos básicos de la magia y el ilu-sionismo. La capacidad de fuga dela mayoría de los platillistas y otrasespecies asilvestradas es tal que, enocasiones, parece inútil pedirdemostraciones. Pero no, no es unapetición inútil ni injustificada: quienhace una afirmación inverosímil,Arturo, debe saber que está en laobligación de presentar las pruebascorrespondientes, o de indicar sinrodeos ni salvedades cómo otraspersonas pueden llegar a ellas. Pero,como imaginarás, las pruebas nollegan... Volvemos a encontrar a loscharlatanes de lo oculto haciéndoselos locos una y otra vez, cuando nopillándose los dedos en la mismapuerta por enésima ocasión, confia-dos en que nadie va a rebuscar en lodicho o escrito...

Quizás estoy pidiendo peras alolmo. Ese mundo de rumores, sos-pechas y conspiraciones actúa amodo de muralla para los menosexigentes a la hora de practicar elpensamiento racional, y carece desentido exigir racionalidad puestoque ésta puede hacer desaparecer elansiado misterio. ¿Qué les quedaríaentonces? Muchísimas personas quehan abrazado el “pensamiento mági-co” no necesitan pedir pruebas: yahan aceptado de antemano lasupuesta realidad de un fenómeno.En este terreno abonado para ocul-tistas, sectarios y sinvergüenzas, lasfallas de la educación obligatoriason explotadas por tales personajesempleando unos pocos recursos dis-cursivos, aunque el trabajo de tra-garse la píldora lo realiza por enteroel propio creyente.

De esta forma han transcurrido casiseis décadas desde el inicio de la“era de los platillos volantes”: uncajón de sastre en el que es imposi-ble encontrar algo de orden y confir-mar los relatos de los testigos en losepisodios más llamativos. Tal cir-cunstancia es muy sospechosa:cuantos más testigos haya habido deun fenómeno de apariencia extraña,más fácil será hallar la causa que loprodujo. En cambio, aquellos suce-sos que sólo cuentan con uno o dostestigos son los que pasan por serlos casos estrella, los irresolubles.Ésta es una falsa impresión: yavimos más arriba, al tratar de lasprincipales causas de confusión, quetambién en los testimonios explica-dos algunos testigos ofrecen versio-nes inverosímiles, totalmente aleja-das de lo realmente ocurrido? ¿Quégarantía tenemos de que en estasocasiones un testigo en solitario nohaya tergiversado involuntariamen-te su observación en el momento derecordarla y ponerla en palabras? Elmundo cerrado en sí de la ufologíaes, con frecuencia, irritante, precisa-mente por ese espíritu de capillita dequienes satisfacen su curiosidad conel primer cuento chino que llega asus oídos, y la complacencia igno-rante subsiguiente en conservar lamitología del misterio, de lo noexplicado, del algo habrá, elementosbásicos de la creencia. El seguidormedio de estas paparruchas pareceincapaz de airear su cabeza y ponera prueba los mandamientos no escri-tos del buen amante de lo paranor-mal: sentir el placer de que el miste-rio deje de serlo, de que lo no expli-cado sea resuelto, de ver si realmen-te hay algo meritorio científicamen-te en la botica ufológica. Se conten-tan con alimentarse unos a otrosmediante programas de radio yrevistillas en los que lo fundamentalno se cuestiona jamás, como unareligión intocable.

A pesar de todo ello, la ufología hacambiado. Ahora es una paranoia

más entre otras, con la historia alter-nativa y los planetas encantados a lacabeza, entre otras falsificaciones.Pero la estructura emotiva y socialse reproduce, como pasa con laparapsicología: se trata de gentejoven que piensa que aquí se estájugando algo importante para lahumanidad, un secreto procedentede los cielos, unos poderes y mani-festaciones ignorados, o un pasadodesconocido que no es como nos lohabían contado.

Quiero, por último, Arturo, transmi-tirte que es divertido hacer pregun-tas, tratar de explicar lo que se nospresenta como un enigma o hechoen apariencia inexplicable. Lo estú-pido es conformarse con lo primeroque uno oye, con la teoría del primervividor que tenemos la mala suertede encontrarnos en el curso de nues-tra búsqueda de respuestas. Quierotransmitirte que el afán por lo miste-rioso en sí es una senda equivocadaen la que nos engañamos o nosengañan, un terreno improductivoen el que muchos se acaban estan-cando, y que lo auténticamente inte-ligente es hacer todo lo posible paraque los misterios dejen de serlo, quelo no explicado está ahí para queapliquemos nuestro entendimiento—o el de quien nos pueda echar unamano— y el enigma se desvanezca.Y para que nos demos esa funda-mental satisfacción que sentimos losseres humanos cuando, a pesar delos desvergonzados que visten larealidad con gasas y terciopelosabsurdos, somos capaces de demos-trar la auténtica naturaleza y las cau-sas de un fenómeno o creencia queparece un desafío a nuestro libre jui-cio.

Llámalo como quieras: escepticis-mo, pensamiento crítico, raciona-lidad... Me acuerdo de cuando,hace años, desmontabas los jugue-tes para ver cómo eran por dentro:se trata de seguir haciéndolodurante toda la vida.

Los ovnis ¡VAYA TIMO!

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el escéptico97

El deseo de un conocimiento completo es una ilu-sión tentadora y engañosa, así como el sello distin-tivo de muchas variedades de pseudociencia. Ali-

menta incontables leyendas y antiguos mitos sobre el ori-gen y la naturaleza del mundo y trata de desterrar la inse-guridad de la ignorancia y de proveer un cuadro delmundo completamente interconectado, en el que losseres humanos desempeñan un papel significativo, peroeliminan la turbadora idea de lo desconocido.

Para John D. Barrow, profesor de astronomía de la Uni-versidad de Sussex (Reino Unido) y autor de libros dedivulgación de gran interés, el deseo de una explicacióncompleta y sin fisuras contamina a la mayoría de losejemplos de ciencia 'excéntrica'. "Cuando alguien meenvía por correo su explicación de la arquitectura delUniverso derivada de la geometría de la gran pirámide, o

de la cifra de la Cábala -escribe Barrow en su libro Impo-sibilidad. Los límites de la ciencia y la ciencia de loslímites (Gedisa, 2000)-, suele exhibir una serie de carac-terísticas: será enteramente un trabajo de explicación, nohabrá predicciones, ni ensayos de prueba de su correc-ción y nada existe fuera de lo que abarca. No es elcomienzo de un programa de investigación. Más allá dela refutación, siempre es la última palabra".

Este deseo de asociar todas las cosas es una profundainclinación humana. No se trata de una nueva moda quellegó con el procesador de textos. Su más famosa mani-festación antigua se encuentra en la labor de la secta pita-górica, que mezcló la matemática con el misticismo.Pensaban que el número era el principio unificador delUniverso, de modo que cualquier cosa que se pudieranumerar estaba esencialmente vinculada con otras cosascon el mismo número.

Esta inclinación unificadora es un subproducto de unimportante aspecto de nuestra mente, una de las caracte-rísticas definitorias de nuestro nivel de inteligencia auto-rreflexiva. En un momento de la historia cultural de lahumanidad, esta visión prestó servicios que el avance delconocimiento científico ha hecho no sólo innecesariossino claramente perjudiciales y negativos.

Como dice Barrow, si uno está a merced del viento o lalluvia, es de gran ayuda personificar esos impredecibleselementos como rasgos de carácter de un dios de la tor-menta. Aún hoy, muchos intentos espurios de explicar elmundo que nos rodea ostentan este sello distintivo. Loshoróscopos, por ejemplo, buscan crear un determinismoque vincula a las personalidades humanas con las orien-taciones de las estrellas. Es extraño que muchos habitan-tes de las modernas democracias no sientan escrúpulosde estar, quizás, bajo una supuesta dictadura astral quepueda planificar todos sus pensamientos y acciones.

Foto: Portada de la versión original en inglés del libro Imposibilidad.Los límites de la ciencia y la ciencia de los límites, de John D. Barrow.(Oxford University Press, 1999)

Es extraño que muchos habitantesde las modernas democracias no

sientan escrúpulos de estar, quizás,bajo una supuesta dictadura astral

que pueda planificar todos sus pen-samientos y acciones.

¿UNA DICTADURAASTRAL?Manuel Calvo Hernando

rincón escéptico

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el escéptico 98

La relación entre ciencia y tecnología es muchomás compleja de lo que parece a simple vista.En nuestros tiempos, la opinión más habitual

suele ser la de dar prioridad al aspecto teórico que esla ciencia y considerar la tecnología, simplemente,como ciencia aplicada.

No es ahora -ni ha sido siempre- necesariamente así.

Debería estar claro que la rueda fue un invento tecno-lógico anterior al descubrimiento de la teoría delrozamiento que justifica teóricamente su funciona-miento. Éste es un ejemplo evi-dente de cómo la tecnología puedepreceder a la ciencia. Para acercar-nos más a nuestros días, es tam-bién conocido que la máquina devapor fue descubierta y utilizadamucho antes (unos cincuentaaños) que la ciencia termodinámi-ca que explica su funcionamiento.

En realidad, el ser humano siem-pre ha creado artefactos, a vecescomo aplicación de conocimientoscientíficos previos pero, mucho más a menudo, sim-plemente en su actividad de homo faber que utiliza suingenio para fabricar herramientas, a menudo porprueba y error. Una vez inventada la herramienta, eléxito de un artefacto (rueda o máquina de vapor) hallevado a estudiar el por qué de su funcionamiento ya ampliar el campo del conocimiento teórico.

Las cosas parecen haber cambiado. En las postrime-rías del siglo XX, también se da el caso contrario:muchas veces la tecnología punta ya no procede deartefactos sencillos como la rueda, sino de la aplica-ción de conceptos complejos y sofisticados de laciencia (como pasa por ejemplo con la energía nucle-ar o el aprovechamiento del efecto túnel de la mecá-nica cuántica). Hoy, prácticamente no hay cienciabásica que no recurra a la utilización de un complejoaparato tecnológico (superaceleradores de partículas,telescopios como el Hubble, etc.) y, a menudo, tam-poco existe nueva tecnología sin una reflexión teóri-

ca previa. Se habla ya de unificarlos dos campos, ciencia y tecnolo-gía, y denominarlos tecnociencia,como hiciera el filósofo belga Gil-bert Hottois, quien formuló el tér-mino por primera vez en la décadade los ochenta.

En esa compleja relación entre laciencia y la tecnología, la tecnolo-gía es la que tiene peor imagen:Einstein es mucho más respetadoque Oppenheimer, aunque ambos

sean los responsables de que la bomba atómica hayasido posible.

A veces, ante la crítica excesivamente fácil a la tec-nología, suelo sorprender a mis estudiantes pregun-tándoles "¿cómo llamar al ser humano que no usa tec-nología?" Mi respuesta, casi una broma, suele ser

CIENCIAY

TECNOLOGÍAMiquel Barceló

En esta compleja relaciónentre la ciencia y la tecno-logía, la tecnología es laque tiene peor imagen:Einstein es mucho más

respetado que Oppenhei-mer, aunque ambos sean

los responsables de que labomba atómica haya sido

posible.

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el escéptico99

"chimpancé", ya que el serhumano ha usado siempre tecno-logía e incluso algunos antropó-logos y paleontólogos, comoEudald Carbonell, suelen refe-rirse a la tecnología como el ele-mento central del proceso dehominización (debo aclarar quehay un error en esa respuestaque he dado antes, ya que loschimpancés, como tantos prima-tes, también usan tecnologíaaunque, evidentemente, sin elgrado de sofisticación a quehemos llegado nosotros).

Ese erróneo miedo generalizadoa la tecnología, esa absurda con-traposición entre tecnología yhumanismo, aparece (tambiénpara criticarla por su estrechezde miras) en algunos relatos clá-sicos de la mejor ciencia-fic-ción. Pienso ahora en un relatocomo es La rueda (The Wheel)de John Wyndham, publicado en1952 en la revista Startling Sto-ries. En él se describe un mundoen el que, a causa de las desgra-cias bélicas que el abuso de latecnología ha traído, se ha prohi-bido toda tecnología e inclusouna de las oraciones ritualesfinaliza con la petición: "Líbra-nos de la rueda". La rueda, lasimple rueda, está prohibida y seconsidera un invento del demo-nio... Hasta que, como no podíadejar de ocurrir, un niño inventade nuevo la rueda (por prueba y error, sin teoría delrozamiento previa...) ante el espanto general. Hacemás de cincuenta años, en 1952, tal vez era posible

ser más inge-nuo de lo quehoy somos,incluso tras elestallido, en1945, de esaatrocidad lla-

mada bomba atómica que tanto hizo reflexionar atodos. Por eso el abuelo del niño, que acabará sacrifi-cándose por él, le explicará cosas evidentes: "ningún

descubrimiento es bueno o malo hasta que los hom-bres hacen que lo sea", y le asegura que "lo malo noes la Rueda... es el miedo".

Lo malo no es la tecnología, sino el miedo a la mismay, sobre todo, el negarse a controlarla de manera ade-cuada.

Ciencia y tecnología

Lo malo no es la tecnolo-gía, sino el miedo a la

misma y, sobre todo, elnegarse a controlarla de

manera adecuada.

Portada del número 35 de Nueva Dimensión (agosto de 1972), dedicado a John Wyndham,donde se publicaba el relato La rueda de John Wyndham. (Cortesía del autor).

Publicado con permiso del autor, este texto ya ha sidopublicado, en una versión más reducida, en la revistaAstronomía núm. 79, de febrero de 2006.

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el escéptico 100

Cuando Poptronics (Poptró-nica), una de las revistaseditadas por Gernsback

Publications, publicó recientemen-te un artículo defendiendo laabsurda teoría de que las grandespirámides de Egipto eran en reali-dad radios gigantescas, HugoGernsback seguramente se revol-vió en su tumba, como mínimoasombrado, sino horrorizado.Mucho antes de James Randi y elCSICOP, este editor nacido enLuxemburgo, y fundador de unlinaje casi interminable de revistaspopulares, había luchado una larga(y en su mayor parte solitaria)

batalla contra las pseudocienciasde todo tipo, desde la astrología ylas curas milagrosas, al espiritua-lismo y cualquier otro tipo de“embaucadores”. Empleó el poderde sus revistas inmensamentepopulares para avanzar en su cru-zada, siempre dispuesto a respal-dar con cantidades considerablesde dinero sus propias creencias.

Gernsback nació en 1884, emi-grando a los Estados Unidos conapenas veinte años y trayendo conél una pasión inagotable por cual-quier cosa relacionada con la elec-trónica y la radio. En 1906 ya ven-día equipos de radio para el hogar,y dos años más tarde fundaríaModern Electrics (EléctricosModernos), el primero de un largolinaje de revistas que llevarían sunombre como editor.

Fue en esta revista donde apareciópor entregas su novela de ficción

científica Ralph 124C41+ (1911-1912), una pésima historia desdeel punto de vista literario, siendoapenas poco más que un catálogode las maravillas científicas y tec-nológicas que Gernsback esperabaencontrar en el siglo XXVII, peroque alcanzaría la fama por su des-cripción precisa del radar.

Modern Electrics evolucionóhacia el Electrical Experimenter(El Experimentador Eléctrico),donde aparecería la columna regu-lar de “Las aventuras científicasdel Baron Munchausen”, escritaspor Gernsback de forma anónima.Convencido de que la ciencia-fic-ción era el medio ideal para que laeducación científica pudiera llegaredulcorada y sin esfuerzo a suslectores, Gernsback se aseguró deincluir historias y seriales de fic-ción científica en la mayoría de losnúmeros de dicha publicación y desu sucesora, Science & Invention.

H U G OGERNSBACKC R U Z A D OE S C É P T I C ORon Miller

Durante los años veinte y treinta del pasado siglo, el editor de revistas y "padre de la ciencia-ficción" Hugo Gerns-back empleó sus publicaciones más populares para luchar en una guerra unipersonal contra la pseudociencia.Cada ejemplar de sus revistas, tales como Science & Invention (Ciencia e Invención), incluía algún artículo desmi-tificador, o pruebas para comprobar las supuestas capacidades psíquicas o de los más extraordinarios artefactosmedicinales, ofreciendo considerables recompensas monetarias para cualquiera que llegase a realizar una demos-tración con éxito.

Hugo Gernsbackempleó sus publicacio-nes más populares para

luchar en una guerraunipersonal contra la

pseudociencia.

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Entre ellas aparecían la continua-ción de las aventuras del barónMunchausen, así como reimpre-siones e historias originales deautores como Ray Cummings,Clement Fezandie, y AbrahamMerritt. Al comprobar la entusias-ta respuesta a un número especialde Science & Invention dedicadoa la “ficción científica” (agosto1923), Gernsback anunció susplanes para una nueva revistadedicada en exclusiva a las histo-rias científicas, que recibiría elnombre de Scientifiction.

Sin embargo, no sería hasta casitres años después que el proyectopudo despegar con la aparicióndel primer número de AmazingStories (Historias Asombrosas).Se trató de la primera revista enpublicar exclusivamente lo quemás tarde sería conocido comociencia-ficción. Aunque conformea los estándares actuales, la mayo-ría de la ficción científica publica-da en el viejo Amazing es casiinsoportablemente didáctica, chi-rriante y, en demasiadas ocasio-nes, casi analfabeta, la mayoría delas historias fueron escritas bajo elestricto puño de hierro de Gerns-back cuyo primer mandamientoera que la ciencia-ficción teníacomo labor prioritaria la de sereducativa, siendo las restantesconsideraciones secundarias en elmejor de los casos, si es que lle-gaban a tenerse en cuenta. Larevista consiguió una populari-dad fabulosa.

Pilar importante del intenso interésde Gernsback por hacer llegar asus lectores los fundamentos de laciencia moderna fue su no menosentusiasta campaña contra laspseudociencias. Le preocupaban laastrología, el espiritualismo, lasmáquinas de movimiento perpetuoy, muy especialmente, los reme-

dios curalotodo. Página tras pági-na (incluso volúmenes enteros enocasiones) de Science & Inventiony de sus revistas hermanas estuvie-ron dedicadas a desinflar las cura-ciones pseudocientíficas milagro-sas, tales como el “neurofonóme-tro” del Dr. Rogers. Rogers res-pondió inmediatamente deman-dando sin éxito a la revista RadioNews (Noticias de la Radio) por unmillón de dólares. Gernsback tam-bién atacó al Dr. Abrahms “defama eléctrica”1 y al “Radio Ener-gizador de Salud” del Dr. Farnam.

En el número de octubre de 1928,Gernsback incluyó como artículo

principal uno donde denunciabael “Montaje Ionaco”. Manufactu-rado por la compañía Iona deGaylord Wilshire, el tratamientoIonaco empleaba un “cinturón”electromagnético (que, en pala-bras de Gernsback, “asemejabamás que nada un collarín de losque se ponen a los caballos”),cuya supuesta utilidad era la demagnetizar el hierro existente enla sangre de su portador con el finde curarlo de cualquier dolencia,desde la acidosis al vértigo. Obtu-vo un gran éxito, y la compañíaIona tenía sucursales en SanFrancisco, Los Ángeles, Seattle,Portland, Denver, y Kansas City

Hugo Gernsback, cruzado escéptico

el escéptico101

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(todas en los EEUU). Inclusopublicaba un periódico de cuatropáginas bajo el título de I-On-A-Co News.

El artilugio en sí era bastante sim-ple, estaba compuesto de un anillode bucarán de unos 45 centímetrosde diámetro, donde se enrollaban1.122 metros de hilo de cobreenvuelto en algodón, todo ello a suvez cubierto con cinta, felpa y unaimitación de cuero. Una vezconectado a cualquier enchufe delhogar, una pequeña lámpara sujetajunto al cinturón empezaría a bri-llar, gracias a la corriente inducidapor un gran electroimán. “Se supo-ne que las personas crédulas”,comentaba Gernsback, “debenpensar que eso evidencia una fuer-za misteriosa”. Tras conectar elcinturón a la bombilla, debía colo-carse en la cintura del paciente,donde se suponía que el efectomagnético lograría curar casi cual-quier cosa. El cinturón Ionaco noestaba limitado a los sufridoreshumanos, sino que también teníausos veterinarios.

La literatura que acompañaba alcinturón no era nada tímida a lahora de elogiar sus efectos, ni sereprimía lo más mínimo en susexplicaciones pseudocientíficas,“todo lo cual suena como purabasura a los oídos del hombre deciencia. En el panfleto se incluyentambién unas pocas declaracionespor parte de científicos reputa-dos... son declaraciones de todosconocidas; pero lo cierto es que lospasajes pertinentes han sido deli-beradamente citados fuera de con-texto para engañar al ingenuo...”

Como ejemplo de todo este sinsen-tido fatuo, lean atentamente elsiguiente párrafo, tomado textual-mente del folleto de Wilshire titu-lado “El Atajo para la Salud”:

“Además, Ionaco no sóloactúa indirectamentecomo catalizador a travésdel hierro, sino que tam-bién lo hace directamen-te, ya que el electro-mag-netismo en sí mismo esun catalizador que induceal metabolismo. En nin-gún sitio puede compro-barse eso mejor que enlas maravillosas curasdebidas a la luz solar, yrecordemos que la luz noes otra cosa que un fenó-meno electromagnético.El flujo magnético delIonaco actúa directamen-te sobre la estructuraelectrónica del hierromolecular existente en elsistema y parece restaurarla acción catalíticacorrecta en las situacio-nes patológicas. El resul-tado es que tiene lugar la oxida-ción de forma normal, lo queexplica los maravillosos resultadosterapéuticos del empleo del Iona-co”. Por descontado, todo lo ante-rior es una completa tontería, y notiene el menor apoyo en la reali-dad.

Gernsback sabía perfectamentepor qué el cinturón Ionaco parecíafuncionar en muchos casos, a juz-gar por las páginas de testimoniosentusiastas que se incluían. “Loque los crédulos parecen incapacesde meterse en la cabeza, es que el

98 por ciento de las curaciones seapoyan normalmente en la ‘fe’, yque ellos se habrían curado igualde rápido por la mera ‘imposiciónde manos’ o la ingestión de ‘pasti-llas edulcoradas’, si su fe hubierasido suficiente”.

No satisfecho con manifestar suspropias opiniones sobre la inutili-dad del cinturón Ionaco, Gerns-back acompañaba su artículohaciéndose eco de un informe delDepartamento para la MejoraEmpresarial de la ciudad de Seat-tle condenando sin paliativos elproducto Ionaco, así como de dis-tintas declaraciones al respecto demédicos y científicos. Gernsbackdescubrió que muchos de los testi-monios elogiosos publicados porla compañía Iona no eran lo queparecían. A modo de ejemplo, sedirigió a un tal Dr. Arbunthnot,citado por la empresa Iona asegu-rando que “su maltrecho cuello securó al instante” cuando utilizó el

Pilar importante delintenso interés de

Gernsback por hacer lle-gar a sus lectores los

fundamentos de la cien-cia moderna fue su no

menos entusiastacampaña contra las

pseudociencias.

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aparato. Pues bien, el Dr. Arbunth-not explicó a Gernsback que, todolo contrario, “le hubiera funciona-do igual de bien frotarse con lapata izquierda de un conejo”. Enotros casos, también localizadospor Gernsback, ¡los testigos nisiquiera sabían que hubieran nece-sitado el cinturón!

“Claro está”, señala Gernsback,“que el Ionaco no se ha construidopara curar, sino para vender”. Y sevendía bastante bien, a pesar de suelevado precio de 58,50 dólares(65 si se pagaba a plazos). Era unverdadero filón para la empresaIona, ya que el Departamento parala Mejora Empresarial de Seattleestimaba que el coste del cinturónsería apenas de 5,75 dólares, yGernsback logró hacer uno igualgastando sólo 3,50 dólares.

HUGO CONTRA LA ASTRO-LOGÍAGernsback se mostraba particular-mente escéptico hacia las preten-siones de la astrología. Así, dedicósu ensayo mensual en el númerode octubre de 1926 de la revistaScience & Investigation a “El timode la astrología”. “Cualquierapodría pensar”, comienza, “que enesta época ilustrada, como nosgusta llamar a la presente, las ton-terías astrológicas deberían haberdesaparecido de la faz de la Tierrahace mucho tiempo. La realidad esjusto la contraria...”. Gernsbackcontinúa señalando todos los fallosy discrepancias de la astrología,críticas sobre las que “los astrólo-gos permanecen en silencio”.

A pesar de la evidente falta de efi-cacia de la astrología y de sucarencia de cualquier base científi-ca, los “astrólogos y casi-astrólo-gos” consiguen todavía “aprove-charse de las almas crédulas cuyonivel de inteligencia, como norma,

no es demasiado elevado; o bien,de aquellas tan supersticiosas quesu razonamiento se ve gravementeafectado”. “... No se engañen a símismos”, pedía a sus lectores,“uniéndose a esa clase de mortalessimplones capaces de decirte contoda soltura que se dejaron hacerel horóscopo, ‘sólo para divertir-nos un rato, claro’, mientras insis-ten en que saben que es una tonte-ría. En su interior, realmente pien-san quizá haya algo de verdad enello, después de todo”.

Negándose a descartar la astrolo-gía como una moda inofensiva,Gernsback la condena por supotencial para provocar gravesdaños, no siendo uno de los meno-res la estafa al público de grandescantidades de dinero, pues, poraquel entonces, los astrólogos lle-gaban a pedir honorarios hasta de300 dólares por sesión (una canti-dad considerable para mediados delos años veinte).

Como el Asombroso Randi, Gerns-back siempre estaba dispuesto arespaldar sus palabras con dinero.En el caso de la astrología, mantu-vo una oferta permanente de 6.000dólares para “todo aquel astrólogoo adivino que sea capaz de prede-cir tres sucesos importantes de unanaturaleza tal que él no tuvieseningún control sobre el resultadode los mismos. Debe describir poradelantado y con detalle cada

suceso, dando su situación y resul-tado, o incluso el número de vícti-mas si el suceso en cuestión fueseun accidente. Otros 1.000 dólaresserán pagados a cualquier astrólo-go o adivino que elabore treshoróscopos perfectos, precisos,detallados y libres de contradiccio-nes, sobre la vida de tres personascon los únicos datos de las inicia-les de su nombre y el lugar y fechade su nacimiento, que les seránproporcionados por esta oficina”.

Durante meses, la postura de larevista contra la astrología inundóla sección de cartas al director conlas críticas de los creyentes, y eldesafío de Science & Inventionsfue repetidamente vituperado enlas revistas astrológicas de laépoca, tales como Science andAstrology. Gernsback se pregunta-ba: “Un grupo de astrólogos ase-gura que nadie puede cumplir porcompleto las condiciones impues-tas en nuestra oferta... Me pregun-to porqué”.

Pese a lo anterior, durante losquince meses en que se mantuvo eldesafío, miles de astrólogos yseguidores procedentes de todoslos rincones del mundo contesta-ron al mismo, tratando de elaborarcon éxito los horóscopos de lastres personas seleccionadas por larevista.

Nadie parece haber intentado el otrodesafío, el de la predicción de algúnsuceso importante, y ninguno de loshoróscopos coincidían entre sí. Nosólo se contradecían entre ellos einternamente, sino que fueron uná-nimemente incapaces de describir alas tres personas escogidas. Gerns-back se comportó con integridad, nosólo publicando textualmentemuchos de aquellos horóscopos,sino que al terminar presentó a suslectores la descripción correcta de

"Cualquiera podría pen-sar", escribió en 1926,

"que en esta época ilus-trada, como nos gusta

llamar a la presente, lastonterías astrológicas

deberían haber desapa-recido de la faz de la Tie-rra hace mucho tiempo.La realidad es justo la

contraria..."

Hugo Gernsback, cruzado escéptico

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el escéptico 104

los individuos en cuestión, paraque éstos juzgasen por si mismoslo precisos que habían sido losastrólogos.

“Y así damos por concluido elConcurso Astrológico de los 6.000dólares”, declaraba la revista, “conla esperanza de que alguna vezesta proto-ciencia pueda volverselo suficientemen-te científica comopara facilitari n f o r m a c i o n e sprecisas... El temaes interesante,incluso diríamosfascinante, perono contiene lamenor pizca deverdad”.

HUGO CON-TRA LOS FANTASMASGernsback no se mostraba menosgentil con el espiritualismo, tanpopular en los años veinte delpasado siglo, y dedicó numerososartículos, algunos de ellos firma-dos por el mago Dunninger (presi-dente del “Comité de Investigacio-nes Psíquicas” organizado por larevista), para desmitificarlo. Oca-sionalmente, Dunninger alcanzaríala portada con un artículo en pro-fundidad desenmascarando aalgún médium, tales como la seño-rita Amelia Bosworth, de Portland(Oregón). Otra extensa serie deartículos sería escrita por EdwardMerlin, “espiritualista reformado”,que hasta entonces se había gana-do la vida realizando un montónde sesiones espiritistas sin proble-mas. Edward se mostraba tajanteen que “jamás se ha producidoalgo que pueda calificarse demanifestación espiritual, y todoslos médiums que cobran por traba-jar son fraudulentos”. Los artícu-los de Merlin (profusamente ilus-trados con fotografías de como

realizar los trucos) se dedicaban aexplicar los artilugios y técnicasempleadas por los médiums yespiritistas.

De forma similar sus desafíos a laastrología y a los inventores chala-dos, la revista ofrecía una recom-pensa de 1.000 dólares para cual-quier evidencia de un verdadero

fenómeno sobre-natural. A lamisma, Joseph F.Rim añadió otros10.000 dólares, ylo mismo hizoDunninger, con-virtiendo el botefinal en unosasombrosos (parala época) 21.000dólares. Por todolo que sé, este

dinero permaneció tan segurocomo cualquiera de los otros pre-mios ofertados por Gernsback.

HUGO CONTRA LOS PSEU-DOCIENTÍFICOSLa naturaleza de Science & Inven-tions atraía a todotipo de inventores,desde el sincero ya menudo talento-so mecánico afi-cionado, al chala-do cuyas inven-ciones desafiabantodas las leyesconocidas de lafísica, la matemá-tica, y la química. “Los editores”,se quejaba la revista, “han recibidomiles de diseños diferentes demáquinas de movimiento perpe-tuo, y han recibido cientos de car-tas y circulares solicitando finan-ciación para la construcción de taltipo de ingenios”.

Si ellos recibían una cantidad taningente de correspondencia sobre

la construcción de máquinas demovimiento perpetuo seguramentedebían existir muchos miles depersonas recibiendo propuestassimilares, casi siempre acompaña-das de solicitudes de fondos.

Temiendo que muchos de sus lec-tores pudieran perder su dinero deesta forma, Gernsback ofreciótambién un desafío a los defenso-res de las máquinas de movimien-to perpetuo: “Basta con que vengay nos muestre –sólo nos muestre–un modelo que funcione, y ustedrecibirá 5.000 dólares”. Nunca sepresentó un ganador.

Gernsback estaba dispuesto aenfrentarse a cualquier inventorque respaldase una máquina pseu-docientífica. Por ejemplo, dedicóvarias páginas del número deMarzo de 1928 de la revista Scien-ce & Invention al “Konzentradorde Pensamientos”, un artilugio quepara Gernsback “se llevaba el pre-mio” entre todas las estafas cientí-ficas por él investigadas. “Almenos, en los demás aparatos exa-

minados”, escribeGernsback conasombro, “siem-pre podía quedaren alguien unaremota dudasobre que ‘pudie-ra haber algo decierto en todoesto’... Pero el‘Konzentrador de

Pensamientos’, un artilugio de ori-gen alemán... es, sin la menorduda, el más ridículo timo que hallegado jamás a nuestras costas.Porque el Konzentrador realmenteno hace absolutamente nada...”

Aún así, el propio Gernsback norenunciaba en ocasiones a engañara sus propios lectores... siemprecon las mejores intenciones. El

Gernsback ofreció tam-bién un desafío a los

defensores de lasmáquinas de movimien-to perpetuo: "Basta conque venga y nos mues-tre -sólo nos muestre-un modelo que funcio-

ne, y usted recibirá5.000 dólares".

Gernsback siempre esta-ba dispuesto a respaldarsus palabras con dinero.En el caso de la astrolo-gía, mantuvo una oferta

permanente de 6.000 dóla-res para todo aquel astró-logo o adivino que fueracapaz de predecir tressucesos importantes.

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Science & Inventions de Septiem-bre de 1927 asombró a sus suscrip-tores cuando les presentó, impávi-do, un informe sobre un supuestocientífico alemán llamado Dr.Kowsky que habría tenido uncompleto éxito al inventar un“anulador gravitatorio”. Tanimportante era este supuesto des-cubrimiento que Gernsback llegó adedicarle la portada, ilustrada conuna atractiva rubia sentada lángui-damente en un columpio suspendi-do sólo de un enorme cubo blanco.Ilustrada con diagramas y fotogra-fías de la máquina y su inventor, lahistoria, contada con una verosi-militud minuciosa, nos informabade todos los detalles en torno aldescubrimiento (incluyendo losnombres de numerosas autorida-des y varias revistas prestigiosas)de que los cristales de cuarzosometidos a una corriente de altafrecuencia perdían peso. Y en talmedida que, de hecho, un cristalde gran tamaño podría elevar unpeso de más de diez kilos. Llegabaa incluir una foto para demostrar-lo.

El número siguiente explicabatodo el montaje. Había sido toma-do, según admitía Gernsback delnúmero del día de los Inocentes deuna revista alemana. Si sus lecto-res hubieran examinado con cuida-do las fotografías, explicaba,habrían comprobado que ningunode los equipos eléctricos presentestenían el menor sentido. Además,se habrían dado cuenta de que elcable que supuestamente conecta-ba el cristal de cuarzo al peso, ¡nisiquiera tocaba a éste último!. “Lamoraleja”, recordaba Gernsback asus lectores, “es que nunca debencreerse todo lo que vean, sino pen-sar por ustedes mismos, porque deotra forma jamás tendremos laseguridad de lo que es cierto y delo que no”.

NOTAS1. Véase el artículo “The King ofQuacks: Albert Adams, M.D.”por J. D. Haines, aparecido en elSkeptical Inquirer, mayo/junio2002.

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ence Fiction. Nueva York: St.Martin´s Griffin.Moskowitz, Sam. 1957. Explor-ers of the Infinite. Cleveland(Ohio): World Publishing Co.ublicado originalmente en inglesen la revista Skeptical Inquirer(noviembre/diciembre, 2002).Traducido por Luis R. GonzálezManso. Diciembre 2004.

Hugo Gernsback, cruzado escéptico

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PRIMER CONTACTO

El presente trabajo pretende indagar en una ilusióncientífica que no se convirtió en realidad porquejamás existió, aunque sí gozó de una corta pero

intensa pseudoexistencia e incluso llegó a ser consideradacomo ciencia, tal y como hoy en día se consideran losrayos X, la Teoría de la Relatividad o la mecánica cuánti-ca.

A lo largo de las páginas que siguen intentaré realizar unaaproximación a los indetectables rayos N, ubicarlos en sucontexto y avanzar alguna explicación por la que la creen-cia en los mismos permaneció tanto tiempo como auténti-ca ciencia cuando los rayos en realidad ni existieron ni, porello, nunca pudieron hallarse. Espero explicarles esta para-doja.

BREVE RESUMEN EPISTEMOLÓGICOHay autores que sostienen que la ciencia es una especie de“consenso”, un concepto difícilmente definible pero queviene a decir que nada hay objetivo a nuestro alrededor y

que las investigaciones científicas obedecen más a un“ponerse de acuerdo” los científicos, que a algo que exista“fuera de nosotros”. No obstante, la ciencia es todo menosconsenso, en el sentido de que todo lo afirmado debe sercomprobado o rebatido por cualquiera que desee hacerlo,exista consenso o no.

En este sentido no hay opiniones científicas en el sentidoque se da a las opiniones artísticas, sino modelos aproxi-mados del Universo basados en pruebas científicas. Pode-mos discutir si el Guernica es un buen cuadro o simple-mente una tomadura de pelo, pero la discusión sobre si laTierra gira alrededor del Sol es, simplemente, estéril.

Por supuesto, el valor de una teoría científica no es abso-luto, ni mucho menos, dado que se trata de modelos siem-pre mejorables. El Calórico, el Flogisto y la Teoría de laGravitación de Newton fueron modelos que luego hansido superados o completados por otros que explican máso mejor el Universo. No obstante, durante el tiempo en quefueron útiles, fueron ciencia.

El caso estudiado aquí, los Rayos Blondlot, es al tiempoigual y diferente que los arriba mencionados. Es igual enel sentido de que tal modelo fue descartado tras no poderaportar pruebas convincentes sobre la existencia de losrayos, pero es diferente en el sentido de que no fue unaconstrucción teórico matemática, sino que el engaño vino

LOS RAYOS QUENUNCA EXISTIERONJosé Manuel Facal Díaz

"Mantener que los molinos de viento son gigantes, mientras se están observando y tocando, constituye sin dudaalguna la mayor de las locuras. Ahora bien, vistos a lo lejos, a enorme distancia, el imaginar, el pensar, e inclusoel llegar a creer que pudieran ser gigantes... es, contrariamente, el mayor de los pensamientos, es la última basesobre la que se apoya toda la ciencia" Harvey, "El detective y la doctora" (They might be giants) 1.971, film."El problema de la ciencia es establecer la distancia a la que se puede garantizar que los molinos de viento noson gigantes" (Josep P. All, Autobiografía)"Pero, ¿tú crees que la ciencia es algo más que lo que hay en los libros?." (Francisco Lorenzo, en una conversa-ción personal)"Declaraciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias" (Carl Sagan)

Para Kelvin (1824-1907), la física “eramás un tema de ajustar los decimalesde las medidas que de la existenciade nuevas preguntas y respuestas”.

Pero en modo alguno fue así.

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dado porque se detectó experimentalmente algo que noexistía, análogamente a algo que sucedió posteriormenteen los años ochenta del siglo XX: la Fusión Fría.

CONTEXTOEl contexto histórico: la guerra franco prusianaVale la pena detenerse un momento en la historia, dado quegran parte de este tipo de problemas fue acrecentado porlas tensiones derivadas de una guerra.

Alrededor del año 1870 Prusia buscaba la unificacióngeneral de los estados alemanes en torno de sí, y Franciatenía intenciones de anexionarse Luxemburgo, todo ello enmedio de presiones de los diversos estados europeos. LaGuerra franco-prusiana, declarada por Francia y ganadapor Prusia, fue un conflicto que tuvo lugar desde julio de1870 hasta mayo de 1871.

Los cambios políticos en Francia fueron enormes, y entreellos estuvo el derrocamiento del emperador francésNapoleón III (1808-1873) y la vuelta de la nación a unaRepública.

Con el Tratado de Frankfurt (Hesse), Otto von Bismarck(1815-1898), además de generar la unificación alemana,impuso unas inmensas reparaciones dinerarias a Francia,al tiempo que se anexionaba las provincias de Alsacia yLorena, ricas en minas de carbón. En Lorena estabaNancy, su capital, la ciudad de René Prosper Blondlot.

Hasta 1918, fin de la Primera Guerra Mundial, Alsacia yLorena no volverían a Francia. Durante todos esos años sellevó sobre estas regiones un programa de germanización,que se tornaría de afrancesamiento tras la Primera GuerraMundial. Vale la pena recordar que Francia las volvió aperder y recuperar durante la Segunda Guerra Mundial.

El contexto científicoA) La radiaciónDurante el siglo XIX se hicieron notables aportaciones a lafísica, especialmente a la termodinámica, lo que motivó elfamoso comentario en 1898 de William Thompson (LordKelvin, 1824-1907) de que la física “era más un tema deajustar los decimales de las medidas que de la existencia de

nuevas preguntas y respuestas”. Pero en modo alguno fueasí. Haremos un pequeño resumen de aquella época.

Para comenzar, los experimentos de Albert AbrahamMichelson (1852-1931) sobre el éter y el estudio de lasrelaciones entre la materia y la energía se encargarían deanular tal creencia, dando lugar a sendas revolucionescientíficas.

En 1900 Max Kart Ernst Ludwig Planck (1858-1947)introdujo la cuantización de la energía que daría lugar a lamecánica cuántica. Por su parte, Albert Einstein (1879-1955) propuso en 1905 la Teoría de la Relatividad en su‘’Electrodinámica de los cuerpos en movimiento’’.

En ese momento faltaba una formulación teórica. A finalesdel citado siglo se conocía bastante sobre la radiación delcuerpo negro, y científicos como Wilhelm Wien (1864-1928) y Heinrich Rubens (1865-1922), habían hecho enMunich medidas de la radiación emitida por tales cuerpos,pero la expresión empírica de Wien, dada en 1896, no seajustaba a la realidad para frecuencias bajas.

John William Strutt Rayleigh (1842-1919) y James Hop-wood Jeans (1877-1946) lo intentaron con el electromag-netismo clásico, pero sólo consiguieron justificar bien losresultados a baja frecuencia; las frecuencias altas continua-ban sin explicación, todo ello era un problema conocido ensu momento como la catástrofe del ultravioleta.

En el año 1900, Planck propuso, auspiciado por LudwigEdward Boltzmann (1844-1906), la cuantización de laenergía, es decir, la idead de que los intercambios energé-ticos entre radiación y materia ocurren de forma disconti-nua, en forma de cuantos y proporcional a la frecuencia dela radiación. Esto ajustó la teoría a los datos experimenta-les. Al mismo tiempo, Albert Einstein (1879-1955) aplicóla teoría para la explicación del efecto fotoeléctrico. Todoello justificó lo que la teoría clásica de radiación no podíaexplicar: que la energía fuese independiente de la intensi-dad de la radiación, detalle ya observado por HeinrichRudolf Hertz (1857-1894) y también por Philip EduardAntón von Lenard (1862-1947).

Posteriormente, mediante el estudio de espectros, se llega-ría dentro de un inmenso mar de dudas a la formulación dela mecánica cuántica alrededor de 1925, teoría todavíasujeta a debate.

B) Los rayos XEn 1895, Wilhelm Konrad Roentgen (1845-1923) des-cubrió los rayos X, lo que le valió el Premio Nobel en1901. Tales rayos, un tipo de radiación electromagnéti-ca muy penetrante (longitud de onda desde 10 nm hasta

Los rayos que nunca existieron

El Calórico, el Flogisto y la Teoría dela Gravitación de Newton fueron

modelos que luego han sido supera-dos o completados por otros que

explican más o mejor el Universo. Noobstante, durante el tiempo en que

fueron útiles, fueron ciencia.

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el escéptico 108

0,001nm), se produce bombardeando un material con elec-trones de alta velocidad.

El diseño experimental inicial se realizaba con el tubo deWilliam Crookes (1832-1919), una ampolla de vidriosometida a un vacío parcial y con dos electrodos. En él,cuando una corriente eléctrica traspasa el gas, éste se ioni-za y los iones positivos golpean el cátodo y expulsan elec-trones del mismo. Estos electrones, que forman un haz derayos catódicos, bombardean las paredes de vidrio del tuboy producen Rayos X.

Los rayos X encontraron una inmediata utilidad en lamedicina. En el año 1899, el dentistaEdmund Kells tomó una de las prime-ras radiografías dentales, con objetode verificar si un conducto estabaobstruido. Vale la pena comentar quesu vida fue un tanto curiosa: experi-mentó él mismo con los rayos, perdióuna mano por ello, experimentó paramejorar las radiografías, perdió la otray finalmente se suicidó.

En definitiva, fue la época de las radiaciones: Roentgenhabía descubierto los rayos X en 1895, Becquerel laradioactividad en 1896 y en 1900 ya se habían identifica-do los rayos alfa, beta y gamma.

LOS RAYOS BLONDLOTY fue justo en época cuando ocurrió un caso realmenteespectacular en 1903, en la ciudad de Nancy. René ProsperBlondlot (1849-1930), notable científico que había traba-jado anteriormente en experimentos de doble refracciónbajo campos eléctricos intensos y también en medidas dela velocidad de propagación de los impulsos eléctricos, yademás ganador por tres veces del Premio de la Academiade Ciencias de París, dijo haber descubierto un nuevo tipode radiación, los rayos N.

Y tras él, varios de los mejores científicos de la épocagarantizaron con multitud de artículos que así habíasido, cuando de hecho los rayos jamás habían llegado adetectarse.

La ilusión de los rayos BlondlotTal radiación extraña provenía de losexperimentos de Blondlot de polari-zación de los rayos X producidosmediante una chispa eléctrica a travésde un prisma de cuarzo, en un intentode demostrar que tales rayos eranondas. Razonó que si la luz pasaba através del plano de polarización, la

chispa tendría diferente intensidad que si no lo hacía y portanto los rayos serían ondas. En resumen, que si se poníaun trozo de un material en una determinada dirección, severía sobre una pantalla una radiación más intensa que siel trozo estaba en una posición diferente.

Pero cometió un error de bulto: creyó descubrir un tipodesconocido de radiación que era capaz de incrementar laluminosidad del haz emitido por una chispa eléctrica. Afir-mó ver un aumento de la luminosidad producida en la pan-talla, lo cual implicaba un nuevo tipo de radiación. Enotras palabras, si iluminaba con una linterna, le cabía espe-rar ver la luz de ésta; de aparecer otro tipo de luminosidad,

debía estarse ante un nuevo tipo deradiación.

Blondlot era un científico honesto, yse preguntó si influiría su visión, ypara eliminar el componente subjeti-vo comprobó la luminosidad utilizan-do una fotografía o un compuesto quí-mico fluorescente. Pero en realidad elproblema era que, al final, la interpre-

tación del aumento de la luminosidad en la fotografíadependía de sus ojos y su cerebro, y la ilusión se seguíaproduciendo. En esencia, lo que se trataba era de determi-nar el mayor o menor oscurecimiento en una placa, y sibien la diferencia entre ver algo o no ver nada es clara(caso de los Rayos X), entre diferentes tonos la compara-ción es muy difícil.

Si a ello añadimos que el revelado era hecho por las mis-mas personas que realizaban los experimentos el engañocuajó totalmente.

Imaginemos que yo sé qué placas deben estar más oscuras;incluso sin intentar engañar, dejaré que se revelen durantemás tiempo, o las mantendré más bajo la luz… o cualquiercosa que ayude a mi conclusión.

Y ello constituye un error extraordinario, comparado al delos médicos que probaban un nuevo medicamento y sabí-an qué producto de los administrados no era el placebo, loque motivó la instauración del método del doble ciego entales experimentos.

Características de los rayosBlondlotDurante su corta existencia (1903-1906) los rayos de Blondlot parecie-ron tener propiedades “extrañas”. Nodeja de ser curioso cómo los libros deciencia tratan este tema: dado que losrayos no han existido nunca, ahora se

Fue la época de las radiacio-nes: Roentgen había descu-bierto los rayos X en 1895,Becquerel la radioactividad

en 1896 y en 1900 ya sehabían identificado los rayos

alfa, beta y gamma.

Si se ponía un trozo de unmaterial en una determina-

da dirección, se veríasobre una pantalla una

radiación más intensa quesi el trozo estaba en una

posición diferente.

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ven sus raras propiedades con ciertoaire de condescendencia ante el errorde Blondlot. Los juicios desde estaposición son difíciles de justificar,dado que los grandes descubrimientosse caracterizaron precisamente poraportar propiedades realmente extra-ñas (mecánica cuántica, Teoría de laRelatividad,…).

Entre las propiedades más extrañasestaba su producción. La radiacióndel Blondlot provenía de los rayos X, pero luego se afirmóque también venían del Sol, de algunos metales calentadosy del cuerpo humano incluso cuando estaba muerto. Ade-más, aumentaban la agudeza visual de las persona y serví-an para verificar la eficacia de los medicamentos usadospara el corazón, dado que éste era un emisor. Lo mismopara las contracciones del parto.

Atravesaban casi todo tipo de materiales, excepto el agua,la sal gema y la madera cuando estaba verde. Excitabancompuestos químicos pero al rociarlos con cloroformodesaparecía tal efecto.

El aluminio se reveló como un material que refractaba losrayos N.

Becquerel pensó que podían transmitirse por cable y otrospropusieron usarlos para tomar radiografías.

Con todo, en algunos experimentos que no parecían fun-cionar porque los materiales en cuestión disminuían laintensidad de la descarga eléctrica en lugar de aumentarlaBlondlot propuso ad hoc la hipótesis de que existían rayosN1, rayos negativos.

La cegueraEn esos tres años gran partede los científicos francesesvivieron en una pura ilusión.Hasta 1906 tales rayos fueronobservados y constatados por120 científicos, con más detrescientos artículos y tesisdoctorales. Sólo Blondlotescribió 26 artículos. Esto constituyó un caso histórico deceguera —o, mejor, de hipervisión múltiple—. Para hacer-se una idea, vale la pena pensar ahora mismo en la home-opatía y todo lo que se ha escrito... ¿qué sucederá en elfuturo con este tipo de descubrimientos inexistentes?

Muchos científicos llegaron a visualizar los rayos, aunqueéstos nunca tuvieron existencia como tales. Entre quienes

respaldaban a Blondlot, estaban gran-des físicos como Antoine Henri Bec-querel (1852-1908), con nada menosque diez artículos, y del lado contrariofiguraban, entre otros, Kelvin y Croo-kes.

Este efecto de fe ciega, de ver lo quequeremos ver, de ninguna manera esuna anécdota. Este tipo de cuestionesaparecen cada cierto tiempo. Lapoliagua fue un caso de ceguera: Fed-

yakin, en el año 1962, haciendo experimentos de conden-sación en capilares, observó un líquido parecido al aguapero más denso y que se congelaba a unos 50ºC bajo cero,pero tras muchos artículos describiendo sus propiedades,en 1971 se comprobó que era simplemente agua contami-nada con el cuarzo de los capilares.

Otros ejemplos que podrían citarse son la fusión fría dePons y Fleischmann, o la del elemento 118 o, simplemen-te, algunos experimentos pseudocientíficos como la visiónremota o el doblamiento de metales, donde también hanincurrido en grandes errores físicos notables.

Pero volvamos a los rayos N. Ya entonces, un físico ale-mán, Heinrich Rubens, no había logrado reproducir losresultados del francés, y en el Reino Unido tampoco podí-an repetir los experimentos con resultados. Ello logró quedurante este período aparecieron ciertas tensiones entre loscientíficos franceses y los británicos y alemanes, dado queestos últimos eran en general incapaces de atrapar losrayos N.

Mientras tanto, la Academia de Ciencias le había otorgadoel premio Leconte a Blondloten 1904, con un jurado inte-grado entre otros por Becque-rel y Jules Henri Poincaré(1854-1912). Poincaré, segúnalgunas versiones, tenía seriasdudas y redactó la concesióndel premio casi sin nombrarlos rayos N (Poincaré era tam-bién de Nancy y la influenciade ello en la concesión del

premio no debió de ser pequeña). Entre otros detalles, ser-vía para adjudicarle la paternidad de los rayos a Blondlotante otros científicos, e incluso ante un espiritista queanunciaron haberla descubierto años antes.

En septiembre del año 1904, el tema se debatió en la Uni-versidad de Cambridge, en un congreso internacional defísica, y a instancias de Rubens se decidió invitar a un

Los rayos que nunca existieron

En esos años gran parte delos científicos franceses

vivieron en una pura ilusión.Hasta 1906 tales rayos fue-ron observados y constata-dos por 120 científicos, conmás de trescientos artículos

y tesis doctorales.

Robert Wood era una persona algoextraña para su época, un desmitifica-dor especializado en desenmascarar alos espiritistas (su afición favorita) y altiempo un excelente físico. Trató losrayos N como lo que él consideraba

que eran: un engaño.

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el escéptico 110

experto norteamericano, presente en el congreso, paraaclarar la situación.

El final de los rayos NEn realidad, recapitulemos, en los experimentos se tratabade detectar el mayor o menor brillo en una pantalla, perolo que realmente sucedía era que los científicos aceptabancomo cierto aquello que creían que aparecía cuando sesuponía que debía aparecer, un tipo de ilusión conocidapor todos los oculistas cuando un paciente con unas cata-ratas avanzadas “ve” sus propias manos agitadas ante susojos o pinta sus labios con un espejo delante. Si alguienpudiese demostrar de alguna manera la no detectabilidadde los rayos, el tema estaría resuelto.

El final vino provocado por un cazaembusteros —y ade-más en este caso profesor de física— llamado RobertWilliam Wood (1868-1955), experto en óptica, espectros-copia y fotografía de la Johns Hopkins University(EEUU). Éste había intentado reproducir los experimentosen su país, pero no había conseguido hacerlo. Se fue aFrancia a trabajar con Blondlot y no consiguió ver enmodo alguno los rayos N.

Robert Wood era una persona algo extraña para su época,un desmitificador especializado en desenmascarar a losespiritistas (su afición favorita) y al tiempo un excelentefísico. Al igual que hacía contra otras muchas pseudocien-cias, optó por el camino más expeditivo y trató los rayos Ncomo lo que él consideraba que eran: un engaño.

Para empezar se presentó hablando en alemán, a pesar deque hablaba francés, para poder escuchar las conversacio-nes entre Blondlot y su ayudante M. L. Wirtz (que con eltiempo ha llegado a ser considerado como el único culpa-ble… aunque no hay pruebas claras de ello). Posterior-mente quitaba piezas importantes en los aparatos del expe-rimento.

Durante todo el tiempo que Wood estuvo en Nancy, elequipo francés fue incapaz de mostrarle pruebas experi-mentales de la existencia de los rayos. En una experiencia,por ejemplo, Wood ponía y quitaba su mano delante delemisor de rayos y el equipo de Blondlot decía cuándo elemisor era tapado… pero no coincidían las observaciones

con el movimiento de la mano. Blondlot hasta llegó a argu-mentar que se necesitaba cierto entrenamiento visual delque Wood carecía.

Al final Wood usó un método drástico para comprobar lafiabilidad del experimento, un sistema no carente de lógi-ca si bien puede tacharse de deshonesto. No obstante, a mijuicio este tipo de inmoralidad es preferible a una teoríainútil. Veamos un ejemplo en otro ámbito antes de seguircon los rayos N.

Un caso parecido aconteció cuando varios investigadoresadmitieron que un par de jovencitos movían cosas a distan-cia, mediante telequinesia, sin ningún tipo de control expe-rimental. Los investigadores también veían que habíaobjetos que cambiaban de lugar, pero en gran parte era,como Blondlot, porque creían en lo que hacían y el rigorexperimental no era el correcto.

Al final se descubrió que los “psíquicos” eran magos yestaban engañando a los investigadores, quienes no habíanprevisto controles exhaustivos a pesar de ser avisados pormagos profesionales.

Todo el engaño fue perpetrado por un mago experimenta-do, James Randi, quién cansado de avisar que los contro-les de los parapsicólogos no eran correctos, no le quedómás remedio que organizar este espectáculo. Yo estoy deacuerdo con él.

Wood lo tuvo fácil. Los experimentos de Blondlot se rea-lizaban en la oscuridad, para observar la poca luz emitidapor una pantalla fosforescente. Todo lo que hizo Wood fuecoger un prisma de aluminio —pieza crucial del experi-mento— y metérselo en el bolsillo. El equipo científicosiguió viendo el efecto de los rayos sobre un círculo fosfo-rescente.

Tras comprobar que el protocolo experimental no teníagarantías porque dependía de la visión de los investigado-res (y por ello de las ilusiones de sus cerebros más que dealgo constatable objetivamente), Wood publicó sus resul-tados en Nature y los rayos Blondlot se vinieron abajo.

La hipótesis más probable era que Blondlot no engañabacuando hablaba de sus rayos, pero el experimento carecíade controles y las mismas personas que realizaban el expe-rimento contrastaban los resultados, algo que nunca debehacerse.

Al final se retó a Blondlot a descubrir dónde se hallaba unemisor de rayos N si se le suministraban dos cajas idénti-cas y cerradas, una con un supuesto emisor de rayos N yotra sin él. Blondlot rehusó y eso fue el fin.

Blondlot seguramente no engañabacuando hablaba de sus rayos, pero elexperimento carecía de controles y las

mismas personas que realizaban elexperimento contrastaban los resulta-

dos, algo que nunca debe hacerse.

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el escéptico111

No obstante, los rayos N se siguieron utilizando para ilus-trar un libro sobre el fascismo. Esto mueve a reflexión pro-funda, y el impacto de la ciencia en el desarrollo políticomerecería una investigación aparte. El libro en cuestiónapareció cuando ya no existían oficialmente los rayos N.Jörg Lanz von Liebenfels escribía para la revista Ostara,que contaba también con un pintor de acuarela llamadoAdolf Hitler. El libro contaba historias de unos arios (dio-ses) y su relación con los humanos inferiores. Entre lasparticularidades que tenían los arios estaba la posibilidadde ver con los rayos N...

CONCLUSIONESQuizás hoy pueda parecer raro que grandes científicospuedan cometer un error de este tipo, pero en modo algu-no lo es.

En primer lugar porque se aceptó mayoritariamente elargumento de autoridad de los grandes científicos. Hoy endía sucede lo mismo cuando se analizan los artículos cien-tíficos para ser publicados: se ha demostrado que las deci-siones de publicación de un artículo dependen de la uni-versidad y del autor del mismo.

Vale aquí la pena repasar la historia reciente donde dos psi-cólogos enviaron artículos ya publicados por ciertas revis-tas, pero cambiando los nombres de las universidades y delos autores. Las revistas rechazaron ocho artículos que pre-viamente habían aceptado y publicado. Esto prueba que lacapacidad de reflexión, sin duda, se ve interferida por loque deseamos o creemos.

A mi juicio, más curioso y extraño me parece que, sabien-do que este problema existe, las grandes revistas no hayanhecho nada para evitarlo, algo así como que se envíen losoriginales sin firmar. Eso sí es extraño.

En segundo lugar, por la competencia entre científicos. Alo largo de la historia esta competencia llevó a descubri-mientos que resultaron ser falsos o burdas falsificacionesespecialmente en medicina y biología.

Finalmente, en aquel contexto histórico posterior a la Gue-rra Franco Prusiana, algunos autores proponen la tesis deque un descubrimiento científico revitalizaría la imagen deFrancia, más todavía si se tiene en cuenta que los rayos Xeran un descubrimiento alemán y que en ese momentogran parte de Alsacia y Lorena era territorio alemán.

Las ideas en este caso no son claras para los diferentesautores, ya que unos tienden a pensar en problemas entrenaciones mientras que otros prefieren pensar en un simplecaso de autoengaño (con la aquiescencia de reputadoscientíficos) mezclado con un intento de notoriedad y con

la idea de que se está en el camino correcto y por lo tantoincluso se permite alguna trampa.

Lo curioso de este caso es que nunca se llegó a clarificar latesis del engaño. Ha habido muchos intentos de falsifica-ción en la historia de la ciencia, pero la inmensa mayoríase han descubierto. En este caso, hasta el descubridorWood pensaba que Blondlot era honesto y su ayudanteWirtz el culpable… pero nunca se ha llegado a demostrar.

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Nunca se llegó a clarificar la tesis del engaño

Los rayos que nunca existieron

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Cuando Dédalo y su hijo Ícaro quedaron atrapa-dos en la isla de Creta, constataron que suúnica vía de escape era por el aire. Prestos,

empezaron a construirse unas alas pegando plumascon cera. Advertido Ícaro de no acercarse demasiadoal Sol, quedó extasiado por la nueva sensación devolar y no hizo caso del peligro. Y la cera se derritió,despegándose las plumas…

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha tenido elansia de volar, de superar sus limitaciones físicas.Mitos como el de Ícaro así lo corroboran.

Científicos renacentistas como Leonardo da Vinci, apartir de la observación del vuelo de los pájaros, cre-aron fallidos artilugios con el propósito de elevarsedel suelo. No lo consiguieron. La humanidad tendríaque esperar a los hermanos Wright para ver su sueñohecho realidad.

Pero, al margen de la ciencia, infinidad de personajescreyeron en o se les atribuyó la capacidad de la levi-tación. Como por ejemplo la famosa Teresa de Ávilaque, en plenos ataques de éxtasis, padecía una extre-mada sensación de ligereza, manifestando diversostestigos presenciales que en realidad levitaba.

También en el siglo XVII, el italiano José de Cuper-tino, alcanzaba similares trances, realizando múlti-ples levitaciones; alguna portando una pesada cruz.Muy acertadamente (sic) ahora es el patrón de losaviadores. Pero no sólo los dioses intervienen. Elmédium victoriano Daniel Dunglas Home, con laayuda de los espíritus, también logró repetidamentela proeza de volar por los aires. Y mediante técnicasde meditación avanzada, los lamas tibetanos han

obtenido dicha capacidad. Más reciente (pleno sigloXX) es la aparición de la rusa Nina Kulagina que conel simple poder de su mente era capaz de mover yhasta levitar objetos. Existen varias grabaciones enlos que se ponen de manifiesto sus extraños poderes.

Pero, ¡ay!, la prosaica realidad se impone. Todo es unfraude. La percepción de levitación existe. Sí, peropor causas naturales, aplicando fuerzas de maneradisimulada y/o creando una mera ilusión óptica. Estebreve artículo tiene la intención de comparar unaserie de métodos que utilizan los magos profesiona-les para elevar pequeños objetos e incluso, a ellosmismos, pero sin llegar a desvelar ningún secreto.

PRINCIPIOS FÍSICOS Y PSICOLÓGICOSTodos los efectos de levitación que se mostrarán en elsiguiente apartado se basan en ocultar el medio desustentación del objeto o persona que aparentementelevita. Podemos, por cuestiones de falta de estabili-dad, descartar el uso de imanes o electroimanes. Lasolución está en otra parte, en la utilización de mate-riales resistentes y prácticamente invisibles en unascondiciones ambientales apropiadas (iluminación,color de fondo, etc.). Estos materiales, dependiendode su tamaño y de sus características mecánicas(resistencia a la tracción, flexión y elasticidad) servi-rán para realizar uno u otro efecto. Por tanto, hay que

ESTUDIO COMPARATIVO DE DISTINTAS TÉCNICAS DE LEVITACIÓNAntoni Escrig Vidal

Levitar; Dicho de una persona o deuna cosa: elevarse en el espacio sin

intervención de agentes físicos cono-cidos (Diccionario de la Real Acade-

mia Española)

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tomar en consideración cuestiones aparentementeinocuas como la capacidad reflectante del artilugiosiendo, en algunos casos, necesario pintarlo con unpigmento adecuado.

En otras ocasiones, como en el caso de la autolevita-ción (donde se produce la levitación del propiomago), mayoritariamente se trata de un efecto óptico.Una ilusión que depende del ángulo de visión delespectador y de la pericia del mago, cuyo propiocuerpo/vestimenta oculta el medio de sustentación,pudiendo ser éste desde un artilugio mecánico hastael uso del propio pie del mago.

En cambio, en magia de grandes escenarios, como enel caso de los famosos vuelos de David Copperfield,la levitación consiste en la aplicación de técnicas másaparatosas, llegando incluso a la combinación devarias de ellas (David usa un determinado y volumi-noso artilugio, controlado por un equipo de colabora-dores, en la situación de vuelo libre en el escenario yotro muy distinto cuando vuela dentro de una cajatransparente cerrada).

Otra cuestión fundamental, constituye la misdirectiono movimiento de distracción en el que el mago acti-va, cambia o hace desaparecer el truco, ya que notodas las técnicas son completamente limpias, esdecir, que el mago es perfectamente examinable alfinal de la actuación. También es necesario conside-rar el reset, el tiempo que se tarda, una vez finalizadoel efecto, en volver a las condiciones iniciales con lafinalidad de repetirlo. Aunque este factor no tienemucha importancia en las actuaciones de escenario,donde no se suelen repetir los trucos, es vital para losmagos que actúan en la calle (muy corriente en losEstados Unidos), donde tienen que repetir los trucosuna y otra vez.

El ángulo y la distancia en que se sitúan los especta-dores es un factor primordial ya que no existe ningúntruco de levitación que sea efectivo para cualquierángulo a cualquier distancia. No es baladí que DavidCopperfield reserve siempre unos determinadosasientos en los teatros en que actúa1.

TÉCNICAS DE LEVITACIÓN— EFECTO BALDUCCICreador: Popularizado en los EEUU por David Blai-ne.Efecto: Con el espectador situado a la izquierda delilusionista, éste empieza a levitar unos 5 centímetros,

mostrando uno de los pies.Escenario: Cualquier escenario es posible, inclusoen la calle.Preparación previa: Ningún tipo de preparaciónprevia. Reset: InmediatoDificultad: Baja, una vez dominados los ángulos.Ángulo/Distancia: Muy sensible al ángulo de visióndel espectador. Es indicada la presencia de un/a ayu-dante para verificar que el público esté correctamen-te situado, siendo conveniente un número muy redu-cido de espectadores.Limpieza: Una vez finalizado la ilusión, es comple-tamente examinable.Precio: No se detalla precio. Se encuentra fácilmen-te por Internet.

— KING RISINGCreador: Corey King.Efecto: El ilusionista, después de quitarse la chaque-ta y cubrirse brevemente con ella los pies, se elevaunos cinco centímetros del suelo mostrando ambospies. El espectador se sitúa a la izquierda del ilusio-nista.Escenario: Cualquier escenario es posible, inclusoen la calle. Preparación previa: Ningún tipo de preparaciónprevia. Reset: Unos diez segundos.Dificultad: Alta. Requiere dos movimientos de dis-tracción al comienzo y al final del truco, siendo muyrecomendable la utilización de una chaqueta. Máscomplejo que el efecto Balducci, pero con mejoresresultados finales.Ángulo/Distancia: Mejora los problemas de ángulodel efecto Balducci, pudiéndose mostrar los dos pieslevitando.Limpieza: Aunque no utiliza ningún artilugio,requiere un cierto movimiento de distracción para sercompletamente examinable.Precio: 19,95 $

— WILD LEVITATIONCreador: No especificado. Comercializado por Pen-guin Magic.Efecto: El ilusionista se quita la chaqueta y la man-tiene enfrente de él mostrando sus pies. A los pocossegundos, empieza a levitar hasta unos 15 centíme-tros. Cuando ya ha descendido, en pocos segundos yapuede quitar la chaqueta y mostrar sus piernas.Escenario: Cualquier escenario es posible, inclusoen la calle.

...distintas técnicas de levitación

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Preparación previa: Ningún tipo de preparaciónprevia. Reset: Unos cinco segundos.Dificultad: Muy baja.Ángulo/Distancia: Los espectadores han de estarsituados frente al mago. Para un mejor efecto, la dis-tancia tiene que ser superior a 2 m.Limpieza: Buena. Precio: 27,16 €

— CRISS ANGEL LEVITATIONCreador: Criss AngelEfecto: El ilusionista se sitúa delante de una escalerao nivel con cierta altura y levita lentamente hasta lle-gar al nivel. Pueda levitar en frente o de espaldas alespectador.Escenario: Es imprescindible la existencia de escale-ras o objetos a los que se ha de subir.Preparación previa: Se requiere la confección delgimmick o truco. Reset: Unos cinco segundos.Dificultad: Media-alta.Ángulo/Distancia: Muy sensible al ángulo. Losespectadores tienen que estar situados detrás o delan-te del ilusionista.Limpieza: Los pantalones no son examinables.Precio: 100 $ el DVD explicativo. Los materialesutilizados para confeccionar el truco cuestan aproxi-madamente 125 $.

— THE HOUSE o NO STRINGS ATTACHEDCreador: Ray CooperEfecto: Se pide prestado un pequeño objeto (un bille-te, una moneda, …) dejándolo en una mano. Seguida-mente el objeto empieza a levitar pudiéndose pasar lamano por encima y por debajo del objeto. El ilusio-nista se puede alejar del objeto y éste permanece levi-tando. Cuando el ilusionista acaba su actuación puedeser completamente registrado.Escenario: En interiores con paredes oscuras. Hayque cuidar la iluminación, pudiendo ser necesario eluso de un rotulador. Se puede realizar al aire libresiempre que hayan árboles, farolas, semáforos o edi-ficios cercanos. Preparación previa: El principal handicap. Necesi-tas aproximadamente de 2 a 5 minutos para preparareste truco. Reset: InmediatoDificultad: Baja. En una hora de práctica los resulta-dos son aceptables.Ángulo/Distancia: No importa el ángulo. La distan-

cia tendría que ser superior a 2 metros.Limpieza: Indiscutiblemente el mejor en limpieza.Un diez. Precio: 23,96 €

— THE ELEVATION BOXCreador: Steve FearsonEfecto: El ilusionista introduce los pies dentro de unacaja abierta por la parte superior. Seguidamente, alapretar los botones de una consola conectada a lacaja, el mago empieza a levitar dentro de la caja. Aco-plándose con una correa la caja en sus hombros, tantola caja como el mago levitan.Escenario: Apto únicamente para actuaciones en unescenario. Preparación previa: Requiere construcción previade la caja con materiales de uso común.Reset: InmediatoDificultad: Baja. Los únicos puntos delicados son elmomento de entrar y salir de la caja. Es convenienteun movimiento de distracción al entrar y un salto parasalir.Ángulo/Distancia: Aconsejable una distancia supe-rior a los 10 m.Limpieza: No es en absoluto examinable.Precio: 29,95 $

— ZERO GRAVITYCreador: Mike Bent.Efecto: El ilusionista, sin ninguna cubierta, empiezaa levitar unos 8 cm mostrando ambos pies.Escenario: Puede realizarse rodeado de personas.Preparación previa: Se necesita fabricar el truco,estropeando los zapatos. Reset: Requiere unos diez segundos.Dificultad: Alta. Requiere cierta práctica y equili-brio.Ángulo/Distancia: Pueden mostrarse ambos pies pordelante y por detrás.Limpieza: Los zapatos no son en absoluto examina-bles. Precio: 20,00 $ (instrucciones de montaje del truco)

— FLOATING DOLLAR BILLCreador: Penguin MagicEfecto: El ilusionista puede hacer levitar un billete ouna tarjeta de crédito. Escenario: Apto para actuaciones en un escenario. Preparación previa: Muy rápida.Reset: InmediatoDificultad: Baja.

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Ángulo/Distancia: La distancia ha de ser superior alos 2 m.Limpieza: No es en absoluto examinable. Requiereun movimiento de distracción para deshacerse deltruco.Precio: 7,99 €

— FLOATING CIGARRETTECreador: Steve FearsonEfecto: El ilusionista se presenta con un cigarrilloencendido en los labios. Coge el cigarrillo con unamano y éste empieza a levitar. Une las manos for-mando una 0 pasando el cigarrillo entre ellas. Final-mente, el cigarrillo vuelve a los labios del ilusionista.Escenario: No es aconsejable realizarlo al aire libre(por motivo de las corrientes de aire).Preparación previa: Conviene usar laca en el cabe-llo para evitar movimientos delatores. Reset: Pocos segundos.Dificultad: Alta, debido a la complejidad de losmovimientos.Ángulo/Distancia: Cualquier ángulo, distancia apartir de 5 metros.Limpieza: No es en absoluto examinable.Precio: 19,95 €

— RISING CARD DECKCreador: Penguin MagicEfecto: Se muestra una baraja y un espectador esco-ge libremente tres de las cartas sin que el ilusionistalas mire. Éste las deposita en la baraja, mezclándola.Al poco rato las dos primeras cartas elegidas sobresa-len de la baraja. Se deposita la baraja en su caja ysobresale la tercera carta.Escenario: Apto para actuaciones de cercaPreparación previa: Ningún tipo de preparaciónprevia.Reset: Inmediato.Dificultad: Muy baja. El artilugio, disimulado en labaraja, hace todo el trabajo.Ángulo/Distancia: Ideal para magia de cerca,pudiéndose efectuar completamente rodeado.Limpieza: La baraja no es examinable. Puede sernecesaria alguna técnica de cambio de baraja.Precio: 7,96 €

CONCLUSIONESNo ha sido mi intención, en ninguna de las fases deescritura de este modesto análisis, revelar los trucosde los ilusionistas. Esta profesión me merece el máxi-mo de los respetos y mi admiración por ella ha

aumentado a medida que iba desvelando para míalgunos de sus secretos, secretos admirables por susencillez y elegancia. Al contrario de lo que se suelepensar, los mejores trucos son los más simples deconcepto.

Un punto y aparte lo constituyen los distintos movi-mientos que pueden ser necesarios para obtener elefecto adecuado. Para ello, muchas horas de prácticason inevitables.

Recomiendo firmemente a todo interesado en apren-der la realización de estas técnicas, representativaspero no exhaustivas, a las páginas electrónicas descri-tas en el siguiente apartado.

WEBS CONSULTADAS— www.crissangel.com: Web personal de Criss Angel,una auténtica estrella en los EEUU. Creador de un espec-tacular método de autolevitación.— www.downloadmagic.com: Web personal de SteveFearson, mago profesional y creador de efectos para gran-des estrellas (David Copperfield). Se puede encontrar tru-cos de todo tipo: levitación de cartas, autolevitación, des-aparición de cartas e incluso de personas.— www.ellusionist.com: Tienda de ilusionismo virtualdonde se puede adquirir en exclusiva la levitación KingRising.— www.penguinmagic.com/europe: Una de las mejorestiendas de magia por Internet. Todo tipo de trucos con crí-ticas no sesgadas y videos demostrando el efecto. Al com-prar un efecto tienes derecho a participar en un foro priva-do donde se detallan mejoras y ampliaciones del métodooriginal.— www.youtube.com: Página dedicada enteramente a todotipo de videos enviados por los internautas. Existen infinidad dearchivos con efectos de levitación.

AGRADECIMIENTOSAgradezco enormemente a Juan Soler Enfedaque y a JuanManuel Sánchez Ferrer los valiosos consejos para la realizaciónde este breve artículo.

NOTA1. Nota de los editores: La verdad es que a nosotros nos ha picadola curiosidad. Entendemos que el autor no haya querido desvelarlos trucos pero, hablando de David Copperfield y de sus vuelos,creemos que no revelamos nada si comentamos que en un episo-dio de Los Simpsons toda la familia va a un circo (indudablemen-te se refieren a “Le Cirque du Soleil”, aunque lo llaman de otromodo) donde, en un momento dado, se ve que eligen a un volun-tario que, misteriosamente, vuela por la carpa, a lo David Copper-field. Entonces la madre dice: “no entiendo por qué siempre eligenvoluntarios con cables en la espalda”.

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Una mujer siente una presencia extraña, fantasma-górica, alguien que está detrás de ella y la inco-moda. Otra mujer dice que está colgada del

techo, que está flotando a la vez que viendo su cuerpotumbado. Parecen las clásicas experiencias paranorma-les. ¿Cuántas veces hemos oído testimonios similarescon la pretensión de demostrar la existencia de otras rea-lidades paralelas? Realidades en las que existen seresextraños, un más allá de la muerte o, en último término,poderes sobrenaturales de la mente.

Estudios recientes realizados por neurocientíficos handemostrado que la estimulación de áreas específicas delcerebro puede provocar este tipo de experiencias para-normales de manera “natural”. Durante varios años elneurólogo Olaf Blanke ha llevado a cabo una serie deexperimentos de estimulación eléctrica en pacientes epi-lépticos que iban a ser sometidos a una operación quirúr-gica, dirigida a eliminar el foco epiléptico.

Del más reciente, publicado el pasado mes de septiembreen la revista Nature1, se han hecho eco diferentes perió-dicos, nacionales e internacionales2. En estos estudios sellevó a cabo la estimulación eléctrica en la corteza parie-to-temporal izquierda (giro angular) del cerebro de unapaciente de 22 años. Durante los distintos episodios deestimulación la joven que era tratada relató la presencia

de una persona extraña y desagradable cerca de ella. Estapersona “inexistente”, que describió como hombre yjoven, se colocaba justo detrás de ella, imitaba sus postu-ras y, en algún caso, pretendía interferir con la tarea queestaba realizando. La “ilusión” desaparecía cuando cesa-ba la estimulación eléctrica en su cerebro.

En experimentos similares realizados por el Dr Blankehace unos años3, se estimulaba la corteza parieto-tempo-ral derecha de una mujer de 42 años (ver la Figura 1).Durante la estimulación, esta mujer describía cómo sesentía flotando y veía su propio cuerpo desde arriba tum-bado en una cama. Estaba experimentando una “expe-riencia fuera del cuerpo”, que al igual que en el casoanterior, desaparecía cuando su cerebro dejaba de serestimulado.

La percepción de nuestra realidad, tanto interna comoexterna, depende del funcionamiento de áreas específi-cas de nuestro cerebro. En primer lugar, la informaciónobtenida por los órganos de los sentidos, como la visión,el oído o el tacto, es inicialmente procesada en áreas sen-soriales primarias. Posteriormente, otras áreas corticalesde procesamiento multisensorial se encargan de integrartoda esta información y así construir una visión coheren-te del mundo. Precisamente, la corteza parieto-temporal(giro angular) es una de estas áreas de procesamiento

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¿Estoy levitando...o me lo parece?AGRA www.piramidescerebro.blogspot.com

Imagen: Agra

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multisensorial, implicada en diferenciar lo propio de loajeno, e integrar la información referente a la posición denuestro cuerpo en el espacio y su estado emocional.

Según los autores del citado estudio1, la estimulacióneléctrica de esta área cerebral está modificando su activi-dad y, por tanto, está alterando la integración de la infor-mación sensorial referente al cuerpo de la paciente. Debi-do a ello, la paciente no es capaz de discriminar la infor-mación que corresponde a su propio cuerpo y sufre la ilu-sión de que hay otra persona “pegada” a su cuerpo einteraccionando con ella. Esta misma sensación ha sidodescrita en pacientes con enfermedades psiquiátricascomo la esquizofrenia. De hecho, según el propio DrBlanke, estos hallazgos pueden ser de gran importanciapara entender mejor determinadas manifestaciones psi-quiátricas como la paranoia y la persecución. Estos expe-rimentos también pueden ayudar a conocer mejor la neu-robiología de la percepción consciente de nuestra indivi-dualidad.

Aparte de la estimulación eléctrica realizada de maneracontrolada en el laboratorio, los cambios producidos enla actividad de nuestro cerebro, bien sea por razonesfisiológicas o patológicas, a consecuencia de la ingestión

de determinadas drogas, privación sensorial, hipoxia,alteraciones del flujo sanguíneo cerebral, o inclusomeditación y yoga, también pueden provocar este tipoexperiencias “extrañas” como las experiencias fuera delcuerpo o las llamadas experiencias cercanas a la muerte,(ECM, ver un artículo sobre este tema en este número deEl Escéptico).

Estos estudios de estimulación eléctrica son, por tanto,una prueba más de que muchos de los fenómenos consi-derados paranormales no tienen una causa sobrenatural yson probablemente alteraciones de la percepción de larealidad. En último término, son consecuencia del inten-to de nuestro cerebro de dar sentido al mundo que nosrodea.

BIBLIOGRAFÍA1.- Arzy S, Seeck M, Ortigue S, Spinelli L, Blanke O. “Induction ofan illusory shadow person”, Nature 443: 287 (2006). Ver también elcomentario publicado en este mismo número de Nature: Hopkin M“Brain electrodes conjure up ghostly visions”.2.- Blakeslee S. “Out of body experiences? Your brain is to blame”,New York Times, 3 de octubre de 2006. Este artículo se puede encon-trar traducido en El País, “Cuando el cerebro hace levitar”, 10 deOctubre de 2006.3.- Blanke O, Ortigue S, Landis T, Seeck M. “Stimulating illusoryown-body perceptions”, Nature 419: 269-270 (2002).

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