Tepich : tierra de tradición y naturaleza

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Tepich Tierra de Tradición y Naturaleza INSTITUTO DE E5TRD45TI(ft GEOGRIIFIR E IMFDRHRTICR

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Tepich Tierra de Tradición y Naturaleza

INSTITUTO Mft(IQM~~ DE E5TRD45TI(ft GEOGRIIFIR E IMFDRHRTICR

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Tepich Tierra de Tradición y Naturaleza

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DR © 1999, Instituto Nacional de Estadística, Geografia e Informática Edificio Sede Av. Héroe de Nacozari Núm. 2301 Sur Fracc. Jardines del Parque, CP 20270 Aguascalientes, Ags.

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Tepich, Tierra de Tradición y Naturaleza

Impreso en México

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Presentación

La importancia histórico-cultural de Tepich, ejido quintanarroense, su permanente lucha por subsistir y sus tradiciones ancestrales, motivaron la realización de este trabajo.

Aun cuando su extensión supera las 30,000 hectáreas es dificil para más de 600 ejidatarios arrancarle a la tierra el fruto con el que subsisten junto con sus familias; sin embargo, su lucha es estoica, lo intentan temporal tras tempora~ siempre con renovada esperanza.

Es así como entendemos que la lucha de este pueblo es conservar lo que considera su tierra, al igual que lo hiciera Cecilio Chi durante la Guerra de Castas.

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Tepich, Cuna de Cecilio Chi

Antecedentes Históricos 2

El Resurgimiento de Tepich 9

Una Localidad en Desarrollo 12

Tepich en el PROCEDE 13

Documentos Agrarios: Seguridad en la Tenencia 19 de la Tierra

El Sentir de Algunos Pobladores del Ejido 20

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Tepich, Cuna de Cecilio Chi

Tepich es una palabra maya que en español significa "lugar del pich", árbol conocido en otros lugares como guanacaste u orejona, cuyo nombre científico es Enterolobium ciclocarpum, de la familia de las leguminosas. Abundante en la península de Yucatán desde la época de la conquista, del pi eh dijo Fray Diego de Landa: "Hay un árbol de muy gran altura y grandeza, lleva frutas como algarrobas llenas de unos piñones negros y que en tiempo de necesidad hacen con ella comida los indios y con sus raíces hacen cubos para sacar agua de pozos y norias". 1

Tepich también es el nombre de un ejido localizado en­tre las coordenadas geográficas latitud norte 88°15'20" y longi­tud oeste 20014'30", sobre la carretera federal de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, a Valladolid, Yucatán. Las localidades

Monumento que marca el límite estatal y ejidal entre Tepich, Q. Roo, y Yucatán.

más importantes que se encuen­tran cerca de Tepich son: Valla­dolid, a una distancia de 53.25 kilómetros; Felipe Carrillo Puer­to, situado a 98, y Chetumal, a 261. Pertenece al municipio de Felipe Carrillo Puerto y está a escasos 10 kilómetros del límite territorial entre Yucatán y Quin­tana Roo.

El clima de este ejido y la zona aledaña es cálido-subhúme­do con lluvias en verano y tem­peratura superior a 20° e durante el año. Cuenta con un suelo pe­dregoso sumamente delgado con

poca materia orgánica, denominado Tzek' el en maya, y que co­rresponde a los suelos de litosol, con asociaciones de rendzinas

Landa, Fray Die«ode. Rel«ción d~ las Cosas de Yucatdn. México, Editorial Porrúa. 1973, p. 129.

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según la clasificación de la FAO-UNESCO; es decir, un suelo de piedra muy abundante en terrenos planos y levemente ondulados de nuestro país. Tiene una precipitación promedio de 1251.6 mm. al año.

El ecosistema de esta zona es la selva mediana subpe­rennifolia, y su vegetación predominante la forman el zapote (Manilkara zapota), chacáh (Bursera simaruba), ramón (Bros­slmun alicastrum), tzalam (Lysiloma bahamensis), chacté (Swee­tia panamensis),ya 'axnik(Vitex gaumeri),pucté (Bucida buce ras), pich (Entero/obium cic/ocarpum), ceiba (Ceiba pentandra) y jabín (Piscidia piscipula) . La fauna que abunda en este lugar se compone por venado, jabalí, tepezcuintle, armadillo, tejón, tuza, chachalaca, cotorro, paloma de monte y mapache.

Por otra parte, Tepich es un poblado con intensos pasajes históricos por haber sido la cuna de la guerra social indígena conocida en la historia como la Guerra de Castas. De esta lucha iniciada en 1847 y encabezada por un nativo del lugar, llamado Cecilia Chi, y Jacinto Pat, oriundo de Hotzuc, hoy Tihosuco, se relatará a continuación.

Antecedentes Históricos

Cuando en 1517 Francisco Hemández de Córdova llegó a Cham­potón, hoy municipio del estado de Campeche, descubrió la península de Yucatán y tuvo su primer encuentro con los ma­yas. Hacia 1528 una expedición, comandada por Francisco de Montejo para la conquista de Yucatán, llegó a Cozumel ':/ tras fallar en repetidos intentos, en 1535 huyó a España.

En 1537 Francisco de Montejo regresó a Yucatán y fue su hijo, del mismo nombre, quien .culminó la conquista. El do­minio español en la península se prolongó por casi tres siglos, de 154 7 a 1821. El régimen colonial implantó la encomienda, los repartimientos, las obvenciones, los tributos, el trabajo forzo­so y otras actividades para explotar la mano de obra indígena.2

Thompson. J. t:rlck S. Hi.roria y Rtligión dtlos Mayas. México, F:dilorlal Siglo XXI, 1973, p. 11.

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Las rebeliones indígenas durante la época colonial, aun­que aisladas y esporádicas, ilustran la resistencia de los mayas. En 1546 se iniciaron sublevaciones en Valladolid, Maní, Sotuta, Tekax y Chichimilá en Yucatán; Chetumal y Bacalar en Quintana Roo y en Campeche, Campeche. Una de las de mayor significa­do fue la encabezada por Jacinto Canek, el 19 de noviembre de 1761, en Cisteil, actualmente Kistecáh, perteneciente al munici­pio de Yaxcabá, Yucatán.

Desde fines del siglo XVIII y principios del XIX, la estructura de la sociedad colonial se fue alterando en forma parcial. La población indígena aumentó, criollos y mestizos empezaron a luchar por ascender en la escala social, frente a un número decreciente de peninsulares.

El siglo XIX inició con una serie de cambios que, aúnan­tes de la Independencia, afectaron a la península de Yucatán; más adelante, consumada ya la lucha, ocurrieron grandes trans­formaciones, aunque no beneficiaron necesariamente a la ma­yor parte de la población y mucho menos a los indígenas. No se modificó la desproporción básica entre mayas y blancos, el aislamiento en las comunidades ni el control casi total ejercido por los yucatecos sobre los indios.

Vista de la iglesia construida por los españoles durante la época colonial.

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A fines de 1812, las Cortes de Cádiz (España) decretaron la abolición de los repartimientos y prohibieron los trabajos personales de los indios. En Yucatán, el grupo liberal de los san juanistas aprovechó esta circunstancia y pidió al Gobernador la abolición de las obvenciones parroquiales, misma que fue concedida. Sin embargo, en mayo de 1814, el Rey Fernando VII rechazó la Constitución de Cádiz, declarando nulos todos sus decretos. Seis meses después del logro de los sanjuanistas, el clero yucateco, apoyado por el Obispo Gómez Ugarte, se diri­gió a la diputación provisional pidiendo que los mayas pagaran de manera provisional diezmos de las especies que antes ob­vencionaban, como el maíz, frijol, sal, chile, hilo, manta, cera y miel. El Gobernador de Yucatán concedió al clero esta peti­ción y los mayas volvieron a pagar obvenciones como antes de 1812. Se estableció nuevamente el servicio personal obliga­torio de los indios a corporaciones, funcionarios, curas y hacen­dados, así como el tributo al encomendero.

El 15 de septiembre de 1821, días antes de la consuma­ción de la Independencia en todo el país, Yucatán se declaró independiente de España. Entonces, el Mariscal Juan María Echeverría, Gobernador y Capitán General de la provincia, convocó a una asamblea del Cabildo en la ·que Yucatán deci­dió incorporarse pacíficamente y por voluntad propia a la nueva nación mexicana.3

En enero de 1824, el Congreso yucateco estableció una ley por la cual los terrenos de los pueblos pasaron a poder del gobierno y se inició un proceso de concentración de habitantes dispersos para facilitar el cobro de contribuciones civiles y eclesiásticas. El 22 de julio de l824la misma autoridad decretó el restablecimiento de las repúblicas indígenas y declaró como legales las obvenciones al clero.

En abril de 1825 se promulgó la Constitución del estado de Yucatán, en concordancia con el federalismo. En ella se pri­vaba del voto a los mayas, aunque se les declaró ciudadanos

Careaga Viliesid. l.or~m1 . Qr~intana Roo, una Historia Compartida. M~xicn. Instituto de Investiaaciones Vr . JoM María Lul'i Mon, pp. 37 y 38.

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yucatecos, con iguales privilegios y obligaciones que el resto de la población, y se ratificó también el decreto sobre la aboli­ción de la esclavituq. A pesar de sus recién adquiridos dere­chos, la igualdad de los mayas con la población blanca no fue una realidad económica ni política, además de que la carga tributaria era más pesada que durante la Colonia.

Esto no impidió que muchas veces fueran manipulados y utilizados en las continuas luchas partidistas, a través de una serie de promesas de beneficios y de reinvidicaciones como la libertad, exención de impuestos y restitución de varios de sus derechos. Tales promesas no fueron cumplidas, lo cual creó aún más resentimiento y frustración en los indios, a la vez de tener armas y saber cómo utilizarlas; prueba de ello es que muchos indígenas desarraigados de sus pueblos se dedicaban a cazar y asaltar ranchos para sobrevivir.

El jefe militar de Yucatán Tiburcio López Constante fue derrocado por una rebelión de militares centralistas quiene~ fi­nalmente fracasaron en noviembre de 1832, pues un golpe de estado devolvió el poder a López Constante y se restatrleció la Constitución Federal de 1824 y la Estatal de 1825.

En 1833, Santiago Méndez fue nombrado Vicegoberna­dor por el Presidente Santa Anna. En 1834, los mayas fueron involucrados por primera vez en una acción militar contra el Go­bierno Constitucional, cuando estaba al frente el comandante rebelde Francisco de Paula Toro. En noviembre de ese año, el Congreso General de la Nación cesó a la Legislatura local y nombró en su lugar una Junta departamental, y se estableció en Yucatán el régimen centralista. Esta Junta departamental regla­mentó y controló d uso de armas de fuego por los mayas en 1836.

En 1839, el Cap. Santiago Imán se levantó en armas en Ti­zimín contra el Gobierno centralista, dándole armas a los indios y ofreciéndoles a cambio la reducción de sus contribuciones y el respeto a las tierras de los ejidos, con lo cual este levantamiento se convirtió en un movimiento campesino y popular.

En febrero de 1840 triunfó el movimiento de Imán en Valladolid, Yucatán, y el Corl. Anastacio Torrens estableció el

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sistema federalista así como la Constitución de 1825; en marzo, el VII Congreso Constituyente reinstalado declaró que Yucatán era libre, independiente y provincia separada de la República Mexicana, proclamó una nueva Constitución y expidió un decreto que legalizaba los ofrecimientos hechos por Imán a los mayas; ofrecimientos no aprobados posteriormente por el Gobernador Juan de Dios Cosgaya.

En 1842, el entonces Presidente de México, Antonio López de Santa Anna, al ver que Yucatán no aceptaba someterse al gobierno centralista, atacó de nueva cuenta a este estado. El jefe militar de Yucatán, Miguel Barbachano, se hizo cargo del gobierno y, para convencer a la población de combatir a las tro­pas centralistas, les ofreció recompensas y estímulos. A los in­dígenas les prometió abolir las contribuciones y dotarlos de suficientes tierras, promesas que nunca se cumplieron. Esto creó un clima de descontento en los indígenas, que culminó con la llamada Guerra de Castas.

Hacia 1847, en Tepich, en la casa de Cecilio Chi, cacique de ese pueblo, se reunían varios jefes indí­genas, entre los que se encontraban Manuel Antonio Ay, jefe indígena de Chichimilá (hoy municipio del mis­mo nombre en el estado de Yucatán) y Jacinto Pat, cacique de Tihosuco (hoy municipio de Carrillo Puerto, Quintana Roo) para rebelarse contra la política de los gobiernos de Yucatán y Cam­peche. De ahí enviaban emisarios a las poblaciones lejanas para buscar seguidores que se les unieran. Guar­daban las armas en Culumpich, rancho de Jacinto Pat, ubicado a media dis-

' ,...,

"--·' Panorámica con casa típica del poblado, en la cual sobresalen sus "albarradas" (cercos de

piedra) ·y sus techos de "huano" (palma).

tancia entre Tepich y Tihosuco. El 26 de julio de 1847 fue descubierta la rebelión y fusilado Manuel Antonio Ay.4

Seeman Conzatti, Emllia. Tihosuco, lugar clllvt d~ la Guerra d~ Castas. México, Fondo de Publicaciones y Edidonfl de Quintana Roo. 1~89, p. 23.

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Los soldados llegaron a Tepich para aprehender a Ceci­lia Chi el 29 de julio, y al no encontrarlo, incendiaron las cho­zas y golpearon a los pobladores indígenas. El 30 de julio en la madrugada, cientos de indígenas, comandados por Cecilia Chi, atacaron el poblado de Tepich y asesinaron a las 25 ó 30 fami­lias de blancos y mestizos que habitaban ese lugar. Solamente logró escapar un hombre, llamado Alejo Arana; quien llevó a Tihosuco la noticia, por ser éste el pueblo más cercano con po­blación blanca y tropas del gobierno.

La respuesta de las autoridades fue enviar otra vez al ejér­cito, ahora a ejecutar a todos los habitantes de Tepich y destruir el poblado. Al correr la noticia, los indígenas mayas de toda la península dejaron los aperos de labranza y tomaron el fusil y el machete e iniciaron la lucha.

Al 21 de febrero de 1848, los indígenas habían tomado Peto, Valladolid, Izamal, Bacalar y otros doscientos pueblos. Ante la derrota de sus ejércitos, el gobierno trató de frenar la guerra mediante el ofrecimiento de concesiones y utilizó para tal fin a representantes del clero. El 19 de abril de ese mismo año se propuso el Tratado de Tzucacab a los indígenas, en una reu­nión a la que asistieron miembros del clero, representantes del Gobernador Barbachano y el jefe indígena Jacinto Pat.

El Tratado de Tzucacab proponía abolir las contribu­ciones personales de la clase indígena; reducir los derechos por bautizo y casamiento, que serían los mismos para todos; libre disfrute para los mayas de ejidos y terrenos baldíos, sin renta ni amenaza de embargo; condonación de deudas de los sirvientes; gubernatura vitalicia para Barbachano, por ser el único en quien confiaban los mayas; dirigencia de los indígenas para Jacinto Pat; devolución de los riflesconfiscados a los mayas (cerca de 2,500); y abolir los impuestos a la destilación de aguardientes.

Viendo que ese tratado no les otorgaba ningún benefido ni garantías, Cecilia Chi lo rechazó, y consideró que la lucha debía continuar.

Entre tanto. los mayas se abastecían de armas y municio­nes a cambio de productos naturales en el único sitio en que

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podían obtenerlas por su ubicación geográfica: Belice, que en ese entonces era una colonia británica.

Para mayo de 1848 los indígenas habían obtenido varias victorias decisivas e impresionantes. Las principales ciudades de la península estaban bajo su dominio; sólo Mérida, Campeche y algunas poblaciones cercanas a estas dos ciudades permane­cían en poder del Gobierno. El 25 de mayo de 1848, en Mérida se esperaba el inminente asalto a la ciudad. Sin embargo, los in­dígenas no llegaron a la capital del estado, porque sus tropas no estaban en condiciones de lanzar una ataque definitivo. Al caer las primeras lluvias de mayo, que anunciaban el tiempo para sem­brar maíz, la mayor parte de los campesinos se encaminaron a sus milpas y sólo un número reducido se quedó a defender las po­siciones conquistadas.

Desorganizados y debilitados los rebeldes, el Gobierno emprendió una contraofensiva y logró que los indígenas huye­ran hacia las regiones selváticas y distantes. En poco tiempo las autoridades recobraron importantes pueblos que estaban en po­der de los indígenas.

En la primavera de 1849 en Chanchen, actualmente adscrito al municipio de Solidaridad, Quintana Roo, duran-te una cruenta batalla, murió Cecilio Chi, quien fue enterra­do en Tepich, por ser el lugar de su nacimiento y cuna de la rebelión. En septiembre del mismo año, fue muerto Jacinto ;.... Pat en un paraje llamado Holchen, cerca de Bacalar. :--

~ Para ese entonces el escenario principal de la lucha ~

se había trasladado a la región central del actual estado de Quintana Roo, donde se encuentra el municipio de Felipe Carrillo Puerto.

Los enfrentamientos arrojaron para Tepich un saldo de abandono y estancamiento durante largos años; sin em­bargo, fue repoblado aproximadamente en 1919, según Emi­lio Cahum Puc de 84 años de edad e Ildefonso Terán Tzuc

Estatua de Cecilio Chi,

de 77 años de edad, quienes .son los moradores más anti­guos de la localidad. Cuentan que todo era monte y la igle­sia estaba destruida, pero el factor determinante para asentarse

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caudillo maya en la Guerra de Castas.

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era la existencia de agua: dos pozos ubicados en la antigua ha­cienda y el cenote que se encontraba a un costado de la iglesia.

Brocales de pozos construidos sobre la bóveda de un cenote.

El Resurgimiento de Tepich

El renovado ánimo por convertir a ese poblado en una región productiva encontró en la legislación agraria de 1915 la plata­forma para cimentar su aspiración: ser parte del naciente mosai­co de tierras ejidales en la República.

El 20 de octubre de 1934, fecha en que el territorio de Quintana Roo aún se encontraba anexado a Campeche y Yucatán, 56 campesinos del poblado de Tepich, municipio de Tixcacalcu­pul, estado de Yucatán, solicitaron por escrito al gobierno de la entidad dotación de tierras ejidales. La petición fue turnada a la Comisión Agraria Mixta, y esta autoridad inició la tramita­ción del expediente el 21 de noviembre de 1934. La solicitud se publicó en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado, el 22 de los mismos mes y año.

Los datos técnicos recabados en cumplimento de lo se­ñalado por las fracciones 11 y III del artículo 63 del Código Agra­rio en vigor ( 1934) indicaron que las tierras de la región eran de constitución calcáreo-pedregosa en un 70%, y que dentro del

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radio de 7 kilómetros señalado por la ley para la creación de eji­dos se encontraban como afectables únicamente terrenos de propiedad nacional, los cuales habían sido ocupados por los solicitantes desde hacía muchos años.

El departamento agrario comprobó que los solicitantes no se encontraban en ninguno de los casos de excepción a que se refiere el artículo 42 del Código Agrario vigente en esa fecha.

Por todo lo expuesto el Presidente de la República resol­vió en favor de los vecinos de Tepich, la dotación de 1,344 hec­táreas el 10 de septiembre de 1935, en Resolución Presidencial publicada en el Diario Oficial de la Federación el 1 de noviem­bre de ese mismo año y ejecutada el1 de mayo de 1937.

El10deoctubrede 1945 vecinos de Tepich solicitaron al Gobernador del entonces Territorio de Quintana Roo, Mar­garito Ramírez, la ampliación del ejido por no ser suficiente para cubrir sus necesi­dades econó.nicas las tierras otorgadas en dotación definitiva. Al turnarse la so­licitud a la Comisión Agraria Mixta, este organismo inició la integración del ex­pediente y ordenó que fuera publicado en el Periódico Oficial del Territorio con fecha 31 de octubre del mismo año. Vista frontal de la casa ejidal de Tepich.

El 2 de abril de 1951 se llevó a ca­bo un censo, con el cual se verificó la existencia de 93 personas a quienes se podría dotar de tierras, de tales 22 fueron beneficiadas con la anterior dotación y 71 campesinos con derecho a la ampliación.

Al concluir Jos trabajos técnicos de localización de los terrenos afectables, se emitió un dictamen el 9 de julio de 1951, mismo que fue sometido a la consideración del gobernador Margarita Ramírez, quien dictó su fallo el 13 de julio del mismo año, ampliando el ejido con una superficie de 30,341 hectá­reas, de las cuales 30,240 serían para formar 72 parcelas de 420 hectáreas cada una, con el fin de beneficiar a los 71 capacitados

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y a la escuela dellugar, así como 1 O l hectáreas para la zona urbana del poblado. La posesión provisional se ejecutó el 22 de julio de 1951.

Se determinó que de los 56 beneficiados por la Resolu­ción Presidencial de 1935 únicamente 22 trabajaban las tierras, por lo que existían 34 unidades de dotación vacantes en las cua­les podían ser acomodados 34 de los 71 beneficiados y restaban 37 con derecho a la ampliación, y que dentro del radio legal las tierras afectables eran propiedad de la nación, que contribuiría con 860 hectáreas. Con los elementos anteriores, el cuerpo con­sultivo emitió su dictamen y como consecuencia, el Ejecutivo de la Unión ordenó que las unidades de dotación fueran de 20 hectáreas cada una. Como consecuencia, se procedió a fincar en dichos terrenos la ampliación definitiva en favor de los veci­nos de Tepich con una superficie de 860 hectáreas, de las que 760 sirvieron para formar 38 parcelas para 37 beneficiados y la escuela del lugar, y lOO hectáreas para la zona urbana. El fallo fue dado por el Poder Ejecutivo el 6 de agosto de 1952, por el entonces Presidente Miguel Alemán Valdés.

Sin embargo, esta resolución no fue cumplida sino hasta el 5 de noviembre de 1991, fecha en la cual se reinició la inte­gración del expediente de ampliación por la Comisión Agraria Mixta, que emitió dictamen positivo el 7 de julio de 1992, con­cediendo al poblado una superficie de 31 ,886-66-37 hectáreas.

Este dictamen fue ratificado en todos sus términos por el Gobernador del estado, Dr. Miguel Borge Martín, quien emi­tió su mandamiento el 17 de julio de 1992, el cual fue remitido al Cuerpo Consultivo Agrario, que en los términos de la ley dicta­minó positivamente.

El acta de posesión y deslinde de esa ampliación se le­vantó el 22 de septiembre de 1992 por mandato del Delegado Agrario en el estado, Top. Andres Ermilo Oliva Alamilla y quedó con las sigu ientes colindancias: al norte con los ejidos de Tix~ cacalcupul, San Pedro, X-yatil y Dzitox, todos en el estado de Yucatán; al sur con los ejidos de Tihosuco. General Francisco May y San Ramón, pertenecientes a Quintana Roo; al este con Yalch én. Tac -chivo y Francisco /. Madero, también de Quintana Roo; y al oeste con Tihosuco, Quintana Roo.

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