Teórico N° 11

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Materia: Historia Argentina I (1776-1862) Cátedra: Goldman Teórico: Nº 11 – 23 de junio de 2011 Tema: Segundo gobierno de Rosas (1835-1852) -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Bueno. Hoy vamos a ver algunos aspectos sustanciales del proceso de consolidación del régimen de Rosas entre 1835 y 1852. Ustedes ya vieron para el segundo parcial -y también se está tratando en los prácticos, todavía hoy y la semana que viene- distintos textos que enfocan distintos aspectos de este proceso. Entonces yo voy a tomar dos aspectos centrales que hacen a la forma de concebir, de construir el poder de Rosas, y los mecanismos y tácticas que él utiliza para consolidar su poder. Por supuesto voy a tomar aspectos del proceso, pero sin detenerme en todos los aspectos - que son muchos y variados-. El hilo conductor de la clase de hoy va a ser cómo se construyó un proceso de dominación, y cómo fueron las tácticas, los mecanismos empleados que tuvieron que ver, por una parte, muy sustancialmente con las formas de concebir la consolidación de ese poder político, y con los distintos mecanismos de orden legal y simbólico utilizados por el régimen para consolidar este poder. Para que ustedes puedan ubicarse en el tipo de ejercicio de poder que construyó Rosas, un aspecto, una buena entrada es detenerse en 1

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Historia Argentina I

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Bueno

Materia: Historia Argentina I (1776-1862)

Ctedra: Goldman

Terico: N 11 23 de junio de 2011

Tema: Segundo gobierno de Rosas (1835-1852)

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Bueno. Hoy vamos a ver algunos aspectos sustanciales del proceso de consolidacin del rgimen de Rosas entre 1835 y 1852. Ustedes ya vieron para el segundo parcial -y tambin se est tratando en los prcticos, todava hoy y la semana que viene- distintos textos que enfocan distintos aspectos de este proceso. Entonces yo voy a tomar dos aspectos centrales que hacen a la forma de concebir, de construir el poder de Rosas, y los mecanismos y tcticas que l utiliza para consolidar su poder. Por supuesto voy a tomar aspectos del proceso, pero sin detenerme en todos los aspectos -que son muchos y variados-.

El hilo conductor de la clase de hoy va a ser cmo se construy un proceso de dominacin, y cmo fueron las tcticas, los mecanismos empleados que tuvieron que ver, por una parte, muy sustancialmente con las formas de concebir la consolidacin de ese poder poltico, y con los distintos mecanismos de orden legal y simblico utilizados por el rgimen para consolidar este poder.

Para que ustedes puedan ubicarse en el tipo de ejercicio de poder que construy Rosas, un aspecto, una buena entrada es detenerse en el mismo archivo de Rosas. Ustedes saben que cuando Rosas parti al exilio -cuando fue derrotado en 1852-, se fue a Inglaterra y vivi muchos aos -hasta 1877, muri a los 84 aos-. Cuando l se fue tena 59 y se traslad con todo su archivo -que fue el archivo de la secretara, su archivo de gobierno, al mismo tiempo pblico y privado-: l lo guard en 17, 18 cajas y lo traslad con l. Y en una de sus cartas l dijo que para l tenia ms valor ese archivo -o sea, su correspondencia- que todas las riquezas y las tierras que haba acumulado. De hecho, cuando l se vio obligado a partir con su archivo, por supuesto no poda trasladar sus tierras, que fueron inmediatamente confiscadas por los lderes de la confederacin urquicista Urquiza- y que nunca le fueron devueltas -tampoco reconocidas-. Por lo tanto l perdi mucho de su fortuna bueno, parte de su fortuna personal pero no toda-. Luego, el mismo Urquiza le va a dar una pensin pero a ttulo personal: ustedes saben que Justo Jos de Urquiza haba sido lugarteniente y luego se vuelve su principal enemigo, pero le reconoce eso y apoya su permanente reclamo al gobierno de Buenos Aires de reconocimiento de su fortuna -bueno, las tierras las perdi pero conserv su archivo, que para el tenia un enorme valor-. Y por qu? Porque toda su gestin de gobierno y esto es muy interesante- no es totalmente original pero s alcanza rasgos muy peculiares en el proceso rioplatense digo, no es particularmente original lo que voy a explicar ahora respecto al tipo, como se concibe la accin de gobierno-: muchos lideres hispanoamericanos de este perodo -el ms cercano es Francia- tambin le dan un enorme valor a la correspondencia, pero s tiene, alcanza en l rasgos muy particulares hasta en ese momento no vistos en el Ro de la Plata, y es la importancia que l le da a la relacin personal a travs de la correspondencia no solamente con los distintos mbitos de poder en la provincia sino la manera como l construye su poder a travs de una relacin personalizada, directa y permanente con los lderes los gobernadores- de las provincias adictos a la causa federal y todos los funcionarios de la provincia. Es decir, l va a construir su poder y a armar este nuevo aparato poltico institucional a partir de esa correspondencia que l va a implementar en forma personal y que l considera fundamental para tener el control absoluto sobre los territorios y sobre las personas -sobre los individuos-. A esto le acuerda un valor fundamental, al punto que a veces pasaba toda la noche sin dormir para poder completar todas las cartas y contestar a todas las cartas que l reciba tanto de funcionarios menores, intermedios como los jueces de paz- y gobernadores, como a toda su red de relaciones. Es decir, en este sentido es un rasgo que aparte los historiadores ya haban distinguido del caudillismo o sea, se ve a travs de toda su correspondencia-: la construccin de una amplia red de relaciones con distintas personas que cubren absolutamente todo el territorio.

La otra cuestin importante es que en la correspondencia tambin uno puede ver cul fue su concepcin del poder -cmo fue l construyendo ese poder-, porque la correspondencia tiene muchos elementos que dan las pautas muy claras de cmo l conceba la construccin de esas relaciones de poder, y esas relaciones de poder en los distintos periodos en que l ejerci el poder. Entonces ah podemos ver bien cmo se va construyendo la idea fundamental o el ncleo que articula esta concepcin del poder: es esta relacin amigo/enemigo, cmo l lo va construyendo con una mirada ms bien muy pragmtica sobre el accionar poltico.

Como expliqu, este ejercicio del poder l lo concibe como un deber, o sea: no como algo buscado sino como algo que se le impuso, pero al mismo tiempo es como un deber frente a los peligros de todas las amenazas y anarqua que se cernan sobre el Ro de la Plata desde la Revolucin decembrista en adelante y despus en el periodo entre 1832 y 1835, donde el grupo que lo acompaa los Federales Apostlicos- va a cumplir un rol muy directo y especial en desestabilizar a ese corto interregno que se da entre la primera gobernacin y la segunda. Interregno que termina en 1835 -y que es usado en parte como excusa para recuperar el poder- con el asesinato de Quiroga, que l lo va a tomar como un justificativo, un elemento fuerte para fundamentar la necesidad de recuperar las facultades extraordinarias, y de sumarle a las facultades extraordinarias la Suma del Poder Pblico para consolidar su poder, para poder asumir sin ningn tipo de trabas ni restricciones, a poderes concebidos por l ya en ese momento como absolutamente excepcionales.

Ahora ese deber, o sea, el hecho es que l lo personaliza. Y eso es lo que se ve bien en su correspondencia. O sea, ese deber de auxiliar a la patria en peligro l lo va asimilar muy fuertemente a la construccin de su propio poder -o sea, a una personalizacin del poder-. Y esta personalizacin del poder ya les expliqu en la clase pasada- tiene que ver con la desarticulacin de un espacio que compartan los Unitarios con los Federales Federales llamados luego Cismticos- que es el espacio de la deliberacin que llevaba a la centralidad de la Sala de Representantes, en esta tradicin poltica que se empez a construir a partir de 1821. O sea, l lo que va a buscar muy fuertemente a partir de 1835 es el unanimismo, es decir: la unidad de opiniones y tambin de prcticas. Sin embargo, el sostiene al mismo tiempo este unanimismo en una idea de legalidad, y esto es importante tenerlo en cuenta porque son las dos dimensiones dentro de las cuales se va a articular ese poder. O sea, ese poder tiene los rasgos ms caractersticos del caudillismo, personalmente distinguido como un poder personal basado en redes informales, y al mismo tiempo se articula sobre la legalidad. Cul legalidad? Primero, el se hace llamar el Restaurador de las leyes y le pide a sus amigos que insistan sobre este ttulo, que l quera ser reconocido. Y uno dice Cules leyes puesto que la Sala de Representantes a partir de 1835 va a tener una funcin ms consultiva que propiamente legislativa-? Las leyes que le van a dar a l una legitimidad basada en el apoyo del conjunto de la poblacin, que se deba traducir o sea, que se tradujo- en la continuacin de las prcticas electorales: el voto. Eso tan ajeno hace 30 o 40 aos al espacio, al anlisis historiogrfico de las practicas de caudillos -que eran vistas nada ms que en una relacin medida ya sea por el ascendiente del caudillo, por su fuerza militar o por su poder econmico-. Bueno, no. Lo que Rosas va a construir es un orden poltico bastante sofisticado, porque hay dos elementos: las prcticas, este ritual de prcticas electorales para legitimar su poder, a la cual le introduce una nueva variable y es el plebiscito. El va a plebiscitar su poder -antes de asumir nuevamente en 1835, nombrado gobernador con las facultades extraordinarias a las cuales se les suma la Suma del Poder Pblico que le daba poderes excepcionales-, l va a plebiscitar en la ciudad su gobernacin. Entonces, esto se va a repetir bajo la forma de firmas en los diarios, en donde l convoca a la ciudadana a que exprese su apoyo, a travs de petitorios que van a salir, listados de nombres en los diarios apoyando la continuacin en el poder con las facultades extraordinarias y la Suma del Poder Pblico.

Entonces l va a combinar la prctica electoral porque anualmente se siguen convocando elecciones mientras se expande la frontera econmica y la frontera poltica- para legitimar su poder, por eso el insiste con la necesidad de que todo el proceso sea legal; pero en esas elecciones lo que l va a hacer va a ser imponer una lista nica. En el perodo previo -entre 1829 y 1831- ustedes recuerdan que lo que estaba en disputa entre los dos grupos de Federales aquellos aliados a Rosas y que se llamaban Apostlicos, y los otros Federales que defendan las prcticas constitucionales inauguradas en 1821 y que no queran renovarle las facultades extraordinarias o hacerlo por perodos muy cortos-, en ese perodo la disputa tuvo que ver con el otorgamiento de las facultades extraordinarias y con una tendencia que ya surge en ese momento por parte del rosismo apostlico de los Federales Apostlicos- y es que haba que llegar a una unin de opiniones -que Rosas lo va a decir tanto pblicamente como en su correspondencia-. O sea, ya en este periodo estos elementos unanimistas aparecen en el discurso rosista y en sus publicistas. Es decir, haba que suprimir la disidencia al mismo tiempo que se construa esta figura de amigo/enemigo. Pero el enemigo, o se incorporaba y aceptaba esas condiciones o sea, se volva amigo- o se iba del pas -se tena que exiliar-. Este paulatino proceso de exilio -primero de los Unitarios, despus Federales Doctrinarios y finalmente de los miembros de la Generacin del 37- se va a producir los Unitarios se van antes, pero el ultimo grupo que se va, va a ser el de los Jvenes Romnticos- a partir de 1838.

Entonces, esta idea de que tiene que existir una sola opinin, luego de 1835 esa idea se traduce claramente en la propuesta de lista nica para las elecciones; y junto con eso, con una importante restriccin, control sobre la prensa: la palabra control -de todas las acciones, tanto las pblicas como las privadas- va a constituir un tpico muy importante del discurso rosista. Y esto empieza a tomar caractersticas ms violentas durante el perodo de interregno que va entre 1832 y 1835, porque Rosas en ese momento entre el 33 y el 34- se encuentra en campaa: va a la Campaa del Desierto, vuelve a recuperar la comandancia general de la campaa y realiza una campaa muy exitosa de ampliacin de la frontera y luego de negociacin con los indios. En ese periodo, su mujer Encarnacin Ezcurra- va a quedar a cargo de atender todas las cuestiones polticas y pblicas, que con la creacin de la Mazorca ya tienden en este periodo a volverse, a tener un carcter ms violento y amenazante contra los Federales Cismticos.

Es interesante al respecto una recomendacin que hace Rosas. Desde el Ro Colorado, en plena campaa en 1833- le escribe a Vicente Gonzlez y le dice A los Cismticos o sea, los Federales Cismticos- debe decrseles Decembristas Unitarios. En fin: siga por ahora nombrndolos as que yo pensar entre tanto y avisar a los peridicos para que se generalice, pues repito que el llamarles a los anarquistas slo cismticos, es confesar que son Federales, y en esto darle lo que no les corresponde con perjuicio de nuestra causa. Estos no estn de mirarse con descuido, pues que a mi ver importa mucho el nombre que se les d, y tanto ms por lo que llamar a la atencin en los pueblos del interior. Entonces esto es muy importante porque muestra en esto, y despus mucho en sus cartas- el valor que l le da a la palabra, a las nominaciones, o sea y dentro de esto-: a la propaganda en la construccin de un tipo de poder. Y al mismo tiempo la propaganda -el tratamiento que l hace de esa propaganda-, porque utiliza todos los recursos, es decir, la prensa -que va a dirigida a sectores ms ilustrados, aunque la prensa tambin se lea-, pero tambin le da mucha importancia a la difusin de su palabra a travs de letrillas y versos que podan tener una enorme repercusin en las pulperas, en el contexto de las batallas, una repeticin oral entre los sectores populares.

Y al mismo tiempo ac empezamos a ver -y tambin a partir de 1835, en el contexto de todos los conflictos interprovinciales e internacionales que l va a tener- cmo l va construyendo una hegemona poltica sobre el conjunto de los pueblos. Es decir, la confederacin estructuraba una relacin interprovincial pactista que resguardaba, que les permita a las provincias resguardar su independencia y su soberana jurdica, pero esto no fue bice para que l avance -invocando el manejo de las relaciones exteriores- en la hegemona poltica y en el disciplinamiento de las elites de las provincias. Entonces, por eso la importancia que l le va a atribuir justamente a la correspondencia con los distintos gobernadores de las distintas provincias.

Otro elemento muy importante junto con la figura que l se quiere dar el reconocimiento como Restaurador de las leyes- es el uso de ciertos smbolos: l va a imponer el uso de la cintilla punz -es decir, la obligatoriedad-. O sea, no solamente haba que ser federal: haba que mostrarlo porque la cintilla celeste era sinnimo de Unitario. Entonces, tanto hombres como mujeres deban distinguirse con esa cintilla adems, los hombres usaban la chiripa y el poncho colorado, las mujeres a veces un adorno, tambin una flor colorada-.

Tambin se empiezan a definir lo tienen en un texto bien desarrollado, el de Ricardo Salvatore- y no hay una manera homognea de expresar ese sentimiento o esa adhesin federal, sino que se van a distinguir distintas formas de ser Federal: van a estar los Federales de servicios, que en general son aquellos vecinos de los pueblos que son miembros de las milicias y que van a hacer su adhesin, su prestacin en servicio -quiere decir, participando en las milicias-; y tambin van a estar los Federales que aportan dinero para las campaas.

En el conjunto hay una clasificacin de cinco o seis maneras de ser federal- los que van a sufrir el poder ms coercitivo del Estado justamente van a ser los que menos recursos tienen, que son los jornaleros y lo que en la poca se llamaba los transentes o mal entretenidos -es decir, aquellos trabajadores que no podan comprobar con la papeleta de conchavo que estaban asignados o que estaban trabajando en una estancia-, adems de los desertores haba un ndice alto de deserciones-. Esas personas -es decir, los sectores ms pobres de la escala- son sobre las cuales va a caer el reclutamiento forzoso. Por lo tanto, los que ms apoyaron al sistema no fueron los sectores ms pobres sino los vecinos milicianos, o sea: aquellos vecinos que tenan casas, que residan en los pueblos, que formaban naturalmente parte de las milicias y que apoyaban con servicios personales a veces con caballos, o con algunos productos de sus tierras- al sistema. Tambin estos vecinos intermedios podan ser arrendatarios o agregados en sus propias tierras o las tierras de otros grandes propietarios como los Anchorena o los Terrero-.

Es importante tener en cuenta que dentro de los territorios de los grandes terratenientes haba una poblacin muy variada que trabajaba en estas tierras y que combinaba el trabajo en las estancias con el mantenimiento de pequeas propiedades, basados en derechos que de hecho les resultaba muy difciles a los terratenientes vulnerar en este perodo y que recin se va a vulnerar a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando surja la propiedad privada el alambrado, alambrado que primero surge en el contexto de la produccin ovina, y no ganadera-. En este periodo es importante tener en cuenta que haba una poblacin de pequeos productores que explotaban sus tierras, pero adems hacan uso de tierras comunes consideradas como tierras, o lagunas, o pastos, o bosques comunes de acuerdo a un derecho consuetudinario -es decir, a un derecho que no estaba reglamentado por la ley escrita sino que tenia que ver con el uso y que provena de tiempos pretritos-. Cuando Rosas mismo compraba tierras, no conoca exactamente ni el lmite de esas tierras ni todos los que habitaban en esas tierras. Y para poder conseguir mano de obra, l mismo se vio obligado a contratar a personas que estaban en esas tierras que l haba adquirido pagndoles un salario para atraerlos, porque esas personas que estaba all podan mantenerse en una economa de subsistencia, porque gozaban de pastos y de aguadas que iban mucho mas all del espacio donde ellos hacan sus actividades, y por lo tanto esto les daba una cierta libertad de movimiento. Es decir ustedes ya saben y tambin por lo que hemos ledo en la ctedra- que esta poblacin campesina, mucho ms variada y de ms peso de lo que se supona hace varios aos tambin, no desaparece con la acumulacin en pocas manos de los territorios que se iban ganado a la expansin de la tierra en Buenos Aires, sino que se mantiene y es incorporada, y es esta poblacin la que al mismo tiempo tiene esta capacidad, es decir, no son simplemente los gauchos que estn en la frontera que pueden pasar al territorio inclusive indgena para obtener su libertad: son este conjunto de campesinos que van a ser incorporados como agregados o como arrendatarios de las tierras que se encuentran por eso agregados, porque estn ah en las tierras y tienen que ser incorporados-.

Por lo tanto, tambin frente a esta poblacin variada, las tcnicas y las tcticas utilizadas para el poder para persuadir, para conquistar, para hacer adherir o para controlar, tambin son variadas, o sea: tiene que elegir distintos modos y mtodos de poder ganar a esa gente, a quien l l lo dice muchas veces- expresa la voluntad general. Pero una vez dicho esto, hay que construir esa voluntad que se expresa de esa manera.

Otra dimensin de la construccin de su poder tiene que ver con las relaciones interprovinciales y con las tensiones que estas relaciones van a suscitar. La primera tensin claramente es porque el sistema -el rgimen- es un rgimen pactista confederal que l va a sostener al mismo tiempo con mucha fuerza yo les le en la clase pasada el texto que l escribe a Quiroga-, pero adems los tiene que convencer. Por qu los tiene que convencer? El mismo Quiroga -que es un paradigma de caudillo-: Quiroga ustedes recuerdan- cuando fue la reunin del Congreso Constituyente entre el 24 y el 27 se pronuncia primero por la formula unitaria, luego se pasa al bando federal. Pero Quiroga era uno de los caudillos que curiosamente anhelaba o esperaba un tipo de posible organizacin supraprovincial o nacional. Bueno, cuando se hace ms clara cual es su concepcin pactista de relacin con el conjunto de las provincias, lo hace justamente en la correspondencia con Quiroga. El tena que convencer, y convencer tambin para evitar que se formen bloques en contra de su poder -como se formaron: el bloque que luego va a liderar un poquito ms adelante Heredia, que en 1838 va a lograr juntar varias provincias del interior en contra para tratar de romper, debilitar el poder del caudillo-. Cmo pensaba l esas relaciones? Ac tambin hay unos procesos de personalizacin y de individualizacin del poder. Primero l se presenta como el gran articulador, y se presenta como el gran articulador con una doble estrategia: por un lado quiere convencer de que las provincias no estaban maduras para un nuevo proyecto de organizacin nacional, sino que tenan cada una que fortalecer interiormente sus instituciones hasta que llegue el momento de que esa reunin que no llamaba Congreso sino Convencin- se pudiese realizar; pero tambin adems bajo la amenaza: amenaza a los gobernadores de provincias distinguindolos, enfrentndolos, y amenaza con invasiones para lograr controlar posibles disidencias. Esta profesin personalizada y pactista la dice claramente en la carta que les le cuando l habla lo ve para un tiempo futuro- que llegado ese momento de posible negociacin y acuerdo entre las provincias, se tena que hacer esa negociacin entre lideres o gobernantes de las provincias -o sea, personas que tenan que acordar previamente los trminos del contrato que llegado ese momento deba dar lugar a una nueva asociacin poltica, un nuevo acuerdo poltico entre las provincias-. Eso l lo expresa claramente. Es menos claro en el sentido doctrinario porque ah uno ve claramente que hay una concepcin pactista no solamente en cuanto a la consideracin del tipo de asociacin poltica -o sea como resultado de pactos entre lderes que tienen ascendencia con poblaciones mayores-, si uno quiere traducirlo doctrinariamente uno dice bueno, lo que el est pensando es en algn sistema intermedio entre la confederacin y una federacin, sin crear tampoco un gobierno general que le quite a las provincias la mayor cantidad de atributos soberanos. Es decir, seria un tipo de reunin bajo la forma de Convencin -l explicita: no Congreso-, es decir: tal vez una formalizacin de esa confederacin. Es decir, podramos pensar que es una formalizacin escrita, es decir, un texto que formalice la creacin de algn gobierno general, que en ese caso no exista porque solamente l tena la delegacin de las relaciones internacionales. El no era el gobernador de la confederacin -no era el presidente de la confederacin-: el era el gobernador de la provincia de Buenos Aires y por acuerdo de las provincias tena el manejo de las relaciones internacionales. Es decir, no haba autoridad nacional -eso esta claro- pero cuando l piensa en una futura autoridad nacional, la sigue pensando en trminos confederativos -ni siquiera federativos- Por qu? Porque niega la posibilidad que se rena un Congreso Constituyente. Me entienden esto, les queda claro?

Alumna: - Puede ser que sea el confederacionismo un elemento de autonoma?

Profesora: - Es que el confederacionismo no es particular: el confederacionismo es una forma de reunin.

Alumna: - Pero me acuerdo un texto de Chiaramonte que deca que el federalismo argentino de hecho implicaba un confederacionismo, que en trminos modernos llega a su momento de autonoma y no alcanza un pacto ya s que no se puede hablar del termino nacin- de todas las provincias

Profesora: - O sea, hay un pacto -que es el del 31- pero ese pacto lo que establece como estructura confederativa es muy laxo, es muy dbil. Solamente establece como estructura confederativa la delegacin de las relaciones exteriores a un Congreso. Desde el punto de vista jurdico poltico, las confederaciones existentes -como la Confederacin Helvtica, la primera Confederacin norteamericana-, tuvieron una constitucin: el primer texto confederacional norteamericano fue un texto escrito, pautado, donde haba delegacin de algunos atributos de la soberana. Ac no. Eso no impidi -como estamos viendo- el ejercicio de un poder centralista por parte de Rosas -pero en trminos de poder, no en trminos jurdicos-. Entonces l tena una idea, que es la que le transmite a Quiroga. Por qu? El tiene presin, lgico: si Buenos Aires estaba geopolticamente en un lugar privilegiado frente a las otras, por lo tanto permanente tiene presin de las provincias del Litoral -de Corrientes- para abrir la navegacin de los ros, tiene intentos de formacin de bloques de las otras provincias que quieren recibir parte de los beneficios econmicos que tiene Buenos Aires a travs de la Aduana. Entonces l tiene que defenderse. Es decir, Cmo hace l para consolidar el poder de Buenos Aires y defenderse? O sea, cuando l discuta la cuestin de las relaciones interprovinciales tiene que hacer frente a los cuestionamientos al poder de Buenos Aires. Entonces lo hace en trminos confederativos, porque l habla en trminos pactistas. Lo que seria su proyecto nunca se logra porque justamente la cada de Rosas lleva a la creacin de un gobierno federal, y federal claramente: la Constitucin del 53 lo vamos a ver- ya crea un rgimen federal no confederal- donde se reconoce la soberana de las provincias y se crea, se construye, se inventa una soberana nacional. Pero esa idea que l tiene sigue siendo cuando l la plantea- bajo la forma de una confederacin, pero una confederacin ms elaborada -una confederacin con mayor sostn jurdico, que no sabemos si es como la imagina en el detalle de ingeniera poltica-. Pero s l habla de que sera deseable en un futuro, una vez que las provincias hayan adquirido su madurez, reunir una convencin. O sea, una convencin es una reunin para negociar -eso es una convencin-, no es un congreso constituyente. Y de ah saldra algo de mayor unin sin perder las caractersticas confederales, pero adems pensada en trminos de negociacin entre gobernadores -es decir personalizando los sujetos que van a ir al pacto-. O sea: no habla de reunin entre provincias sino entre gobernadores que representan a sus territorios, para llegar a algn tipo de negociacin que pueda establecer un rgano de gestin de las relaciones entre las provincias y que pueda tambin tener una representacin exterior -que es lo que l tenia, o sea: l maneja las relaciones exteriores en nombre del conjunto, pero en tanto invocando esa delegacin que l tena para manejar esas relaciones-.

Entonces, ese tema de la Constitucin aparece en las cartas que el intercambia con otros lideres, otros caudillos -como Quiroga o como Lpez-. Ah aparece. En el conjunto de cartas -en la correspondencia-, al mismo tiempo que va construyendo ese poder, el rasgo ms caracterstico -es decir, el tipo de rgimen que l quiere consolidar en Buenos Aires- por una parte se va vincular como les dije- con el tpico de esta legalidad que es invocada; al mismo tiempo que esa legalidad se va a articular con una legitimidad de hecho -o sea, con una legitimidad muy pragmtica- que se basa en la construccin de este unanimismo. Y otro rasgo muy importante que surge que es el del faccionalismo, o sea: la exacerbacin del faccionalismo en la construccin de amigo/enemigo, en que l va a ir ubicando primero a los Unitarios, despus a los Federales Cismticos y luego a la joven intelectualidad romntica.

O sea, lo que uno puede ver ac es la construccin de un poder. O sea, ese poder no estaba ni pensado, ni imaginado, ni construido, ni pensado ideolgicamente y luego llevado a la prctica. Es un poder que se fue construyendo por partes, y en esta construccin de poder tambin el terror tiene un momento muy lgido que luego se va a aplacar hasta casi desaparecer, que es el periodo que va entre 1838 y 1842. Y por qu? Porque ah l tiene varias amenazas, tanto del interior como de afuera de Buenos Aires. Se constituye el bloque que lidera Heredia que va a reunir a varias provincias, pero tambin en 1839 hay dos sucesos interiores que van a jaquear al rgimen: uno es la rebelin de los Libres del Sur; y otro la conspiracin de Manuel Maza -y su hijo Ramn- que justamente era el presidente de la Sala de Representantes. Entonces estas dos conspiraciones y la amenaza de las provincias del interior van a llevar adems a un momento de prcticas del terror a travs de la organizacin de otro grupo de choque -adems de la Mazorca- que es la Sociedad Restauradora. La Sociedad Restauradora surge al amparo del rgimen, pero al mismo tiempo acta en forma independiente, inclusive provocando asesinatos y endureciendo ese terror al punto de que l mismo va a reaccionar en un momento para frenarlos.

Y esto ya se ve entre 1832 y 1835 -tambin aparece en su correspondencia a travs de sugerencias, consejos- y es una manera de ganar adeptos: una forma de ganar adeptos que considera legtima es a travs de la creacin de intrigas, de complot, adems de la amenaza y la coercin. El sugiere a sus aliados, a las personas ms cercanas que inclusive promuevan la desconfianza, por esa lgica del amigo/enemigo -es una lgica que va a impregnar a todo su discurso-, es decir, como una manera de construir pero tambin de lograr que se expresen abiertamente las posiciones. O sea, a l le interesaba mucho y eso, tanto a nivel de la provincia como de las relaciones interprovinciales- que haya una manifestacin, una adhesin expresa, es decir: que se vea, que se muestre que el rgimen tiene apoyo -o sea, que haya muestras explcitas de lealtad- y que en eso se distinga claramente cul es el lugar predominante que l ocupa. De alguna manera, es la construccin de una red muy amplia de relaciones que deban sostener su poder utilizando todo tipo de estrategias discursivas. Y aqu nuevamente es la propaganda -el trabajo sobre las formas del decir y de expresar esa adhesin- a la cual l le va a prestar una vital importancia -es decir: las distintas maneras y formas que les le hace un momento-, o sea: la importancia en las designaciones, en las nominaciones, y al mismo tiempo la necesidad de dar difusin, la ms amplia difusin a esos modos y formas de nominar a los enemigos, y de hacer distinciones tambin en esto porque en este proceso discursivo de creacin del amigo/enemigo, era necesario que se construyan esas dicotomas y estas oposiciones.

En este proceso, lo que la Suma del Poder Publico le permite a l es reforzar las facultades extraordinarias para poder, adems de suprimir las libertades individuales si lo consideraba necesario, tambin actuar, poder dictar leyes y actuar libremente en el mbito de la justicia -es decir, hacer la ley-. Ac el va a tener entran unos actores muy importantes del rgimen- los jueces de paz. El mantiene relaciones personales permanentes con los jueces de paz. La secretara de Rosas es en gran parte la relacin con estos jueces de paz, a quien l les peda informes sobre cada uno de los pueblos, al mismo tiempo que les daba instrucciones y sugerencias. Pero estos jueces de paz no son sus delegados, son mucho ms que eso: si bien los jueces de paz mantienen una relacin regular y cotidiana con l -y adems son funcionales al rgimen-, estos jueces de paz representan, forman parte de las poblaciones: estos jueces de paz eran capataces o hacendados medios, eran hombres muy vinculados, naturalmente vinculados con sus comunidades de origen. La funcin que van a tener estos jueces de paz ustedes saben, los jueces de paz fueron creados durante el rgimen rivadaviano, forman parte de las reformas- era judicial, pero durante el periodo de Rosas ya un poco antes- van a ir ampliando sus funciones. Durante el gobierno de Rosas van a recuperar las antiguas cuatro causas que tenan los gobernadores ye intendentes es decir, amplias funciones administrativas, financieras, judiciales y militares- y adems se van a ocupar ellos de los comicios electorales. O sea que son casi como pequeos gobernadores de sus territorios, que por un lado articulan el poder central -el poder de Rosas- con esos territorios; pero al mismo tiempo por estar, por ser muchos de ellos lideres naturales que surgen de las propias comunidades, tambin van a estar en contra de Rosas. Por ejemplo, cuando fue la revuelta de los Libres del Sur, hay jueces de paz de sus territorios que fueron los que justamente prepararon y organizaron las tropas en contra de Rosas. Entonces tienen esa doble faceta. Ellos tambin van a colaborar en la construccin de Rosas como una gran figura fundadora de todo el espacio provincial, y esta modalidad que tena Rosas de la necesidad de controlar todos los espacios se basaba tambin en un sistema de construccin de la informacin -es decir: l necesitaba tener muy amplia informacin sobre todo lo que pasaba hasta el mnimo detalle de todos los territorios, para poder al mismo tiempo dar sus directivas-. Entonces, esto se ve muy bien en esa correspondencia.

Otro factor: ustedes saben que durante el perodo de su segundo gobierno Rosas tuvo permanentemente conflictos internos y externos. Es decir: eso nos muestra que por un lado el sistema que al mismo tiempo era un sistema de mucho control, por otra parte tena notables debilidades. Cuando Rosas asumi el gobierno prometi la paz, y en nombre de la paz particip en demasiadas guerras. Algunas de esas guerras de los conflictos armados- tuvieron que ver justamente con la necesidad de consolidar ese poder. Otros fueron producidos, se empezaron a desplegar tambin por aquellos los Unitarios, luego los Romnticos que se haban exilado- que aprovechaban momentos de debilidad del rgimen para construir coaliciones para poder derrotarlo. Ahora, Rosas sala de esos conflictos como fue en su momento el de los dos bloqueos: el bloqueo francs primero y el anglo-francs despus- fortalecido. Y adems esos bloqueos le van a servir a l para afirmar la defensa de una soberana que iba mucho ms all que la soberana del Ro de la Plata: l hablaba de Amrica, contraponiendo un americanismo republicano a un despotismo monrquico europeo. Y nuevamente esta construccin de dicotoma, en ese momento tambin le sirvi, fue tambin funcional a la consolidacin de su poder porque sala de estos conflictos pareca salir, ms bien- ms fortalecido que debilitado frente a la opinin publica, y no solamente a nivel de Buenos Aires sino del conjunto del territorio -en 1840, en la totalidad de las provincias tambin haba una hegemona de los sectores Federales-.

El punto interesante en todo este proceso es que esta invocada legalidad que l va a sostener con insistencia le era preexistente -y el la asume como tal con la figura del Restaurador de las leyes-, es decir: una legalidad, un momento de paz que haba existido cuando se crea y luego se consolida el Estado de Buenos Aires. Al mismo tiempo, esta legalidad -como les dije- es una legalidad que se va a articular sobre otra dimensin que fundamenta el poder, que fue la de una legitimidad basada en el unanimismo y en el faccionalismo.

El objetivo denunciado en cada una de sus proclamas y en su correspondencia era como les dije- lograr una estabilidad, un orden y una paz fundamentalmente en el marco de la provincia de Buenos Aires, y tambin en relacin con el resto de las provincias. El personalismo que l va a asumir en esto -que es un personalismo que se destaca claramente, esta individualizacin del poder- tiene rasgos nuevos y rasgos tradicionales. Por qu rasgos nuevos y rasgos tradicionales? Para la construccin terico-ideolgica de su modelo de gobierno, l se inspira en la tradicin grecolatina. Y toma una de esas figuras clsicas que es la de la necesidad de establecer el imperio de la ley. Pero no una ley deliberativa, sino una ley que slo l tena la capacidad de interpretar, aunque en el marco de esta ya frgil divisin del poder porque segua existiendo la Sala y rganos de justicia. Pero esta idea de interpretacin de la ley de alguna manera nos remite al antiguo absolutismo monrquico, o sea, algo hay de esto porque no es algo inventado: o sea, la novedad est, s es sui generis la forma de articular estas diferentes concepciones del poder. Es decir, tiene que ver con la formacin de ellos y la cultura poltica.

Un dato al respecto que es bien interesante: cuando l est en el exilio pide que le manden libros de todo tipo, y l comenta en las cartas a Rojas y Patrn -amigo de l que le manda libros-, y dice todos los aos que yo ejerc funciones de poder y el gobierno, nunca tuve tiempo de leer. Y ahora tengo mucho tiempo. Inclusive piensa en escribir algn tratado poltico, algn libro -bueno, se imaginan: nos habla inclusive de un diccionario francs-espaol-ingls que est tratando de elaborar. Esto en una carta personal que no est destinada a ser publicada. Pero es interesante porque uno dice Bueno, Y entonces de dnde sac l las ideas? Porque uno se da cuenta a travs de su archivo privado, de sus cartas algunas cartas que adems en la poca tomaban estado pblico, algunas veces en forma deliberada y otras veces eran encontradas cartas y eran dadas al publico, publicadas en un diario para poner en evidencia un enemigo-, pero entonces De dnde sac esta figura que fue tan potente para, a travs de la propaganda, construir su poder -porque no era un poder bruto, era un poder elaborado-? Entonces, De donde sac esta figura? Bueno, estas figuras surgen de un zcalo cultural comn, de prcticas y de formas. Por supuesto, l estaba rodeado de sus publicistas, asesores -como de Angeli, que tena una solida formacin europea y que colaboraba con el en todas sus tareas-. O sea: l estaba rodeado de publicistas pero su poder estaba muy personalizado, y realmente lo que muestran sus cartas era que l haca de la tarea de gobierno una tarea pensante. Entonces debemos restituir y comprender sus pautas y sus formas de gobierno dentro de los cdigos culturales existentes. Y dentro de esos cdigos culturales estaban las nuevas prcticas y los nuevos imaginarios surgidos desde la Revolucin, y lo que no se haba apagado y que estaba todava muy presente en esa poca -inclusive es ms: restaurado, digamos-: haba componentes del antiguo rgimen que volvan, que haban sido retomados -como las cuatro causas, que viene de los gobernadores intendentes- en este perodo. Y justamente l mismo va a decir que los hombres no estaban maduros para ideas abstractas -es decir, las ideas tambin provenientes de la Revolucin, del liberalismo- y que haba que tomar, aceptar el orden natural: ese orden natural era jerrquico y tambin corporativo simplemente no haba dejado de ser corporativo: hubo cambios muy importantes producidos desde 1810, pero sin embargo haba elementos corporativos-, con una mirada muy pragmtica al mismo tiempo por parte de l, como por ejemplo la religin.

O sea, por un lado l hace del federalismo una causa de fe -o sea, lo vincula con un sentimiento religioso muy fuerte y compartido por todas las comunidades-. Pero l mantiene con la Santa Sede las relaciones que le conviene: se restablecen las relaciones con la Santa Sede que se haban suspendido en la Asamblea del ao XIII momento en que por primera vez se desconoce, no se declara la independencia pero se deja de jurar por Fernando VII y se suspenden las relaciones con la Santa Sede-. Bueno, durante el gobierno de Rosas se restablecen. Una de las personas a quien l escuchaba y respetaba mucho era Mariano Medrano: Mariano Medrano fue profesor en el Colegio de San Carlos el ancestro del Colegio Nacional Buenos Aires-, creado en 1767 por el Virrey Vrtiz. Medrano empez a ensear en ese colegio y luego pasa ser tambin profesor en la Universidad. Medrano va a formar parte del proceso revolucionario, va a adherir pero luego va a mantener posturas bastante conservadoras -siempre fue defensor de la monarqua absoluta-, y es una de las personas que l ms respetaba. Medrano colabora en restablecer las relaciones con la Santa Sede, pero Rosas va a mantener con la Santa Sede relaciones de conveniencia: de conveniencia quiere decir que va a mantener una postura regalista en muchos sentidos, que formaba parte de la tradicin que asumen los gobiernos revolucionarios y despus rivadavianos, que van a asumir y que van a compartir una larga tradicin regalista hispnica de defensa del Estado, de predominio del Estado por sobre la Iglesia.

Entonces l va a conjugar estos elementos. De alguna manera Rosas representa tambin en su imaginario, en su ideologa, en su forma de concebir la sociedad, y la relacin entre la sociedad y el poder, nos muestra las dos facetas que va a tener todo el proceso en este periodo: los elementos antiguos que perviven en las concepciones de la poca y las nuevas formas, las nuevas prcticas de construir el poder, que tambin toma elementos de la antigua cultura barroca. En qu sentido? El va a darle mucha importancia a los rituales: tanto a los rituales festivos como a los rituales en los momentos electorales. Es decir, le va a dar mucha importancia la visualizacin del poder: l va a enviar, va a pedir en todas las iglesias que se pongan retratos de su persona, y en cada fiesta las fiestas mayas, las fiestas julianas- o cada procesin siempre se van a encabezar con retratos de l y de su mujer.

Esta visualizacin formaba parte de una muy importante y larga tradicin barroca, donde se le daba mucha importancia a la exteriorizacin y a la visualizacin de todos los smbolos de poder, o lo que hacen a todas las imgenes. Pero al mismo tiempo que va a hacer esto, l hace de la propaganda elemento moderno- un arma fundamental de la poltica, de construccin de la poltica. Por eso en parte l va a tener tanto xito en la consolidacin de ese poder -digo xito siempre en trminos relativos: su gobierno, entre el primero y el segundo son bastantes aos-. Entonces esto tambin es muy importante: cmo l va a articular estos dos campos, estas dos maneras de construir el poder. En este sentido, claro, los primeros estudios que se hicieron de las formas de exteriorizacin, de visualizacin del poder -inclusive ya a principios del siglo XX: los estudios de Ramos Meja-, fueron interesantes para la poca porque pona elementos de psicologa de las masas, mostrando cmo su poder se construy en parte a partir de toda esta simbologa, de todos estos rituales, y de alguna manera despus tocaba al sentimiento de las personas, cmo para l fue tan importante la construccin de una identidad federal -no de una ideologa federal, sino de una identidad federal- en las formas de vestirse, en las formas de expresar la adhesin al rgimen, en los rituales, en los smbolos. O sea, lo que fue claro es que fue su intencin deliberada construir una identidad, de crear una identidad federal, en todas las disposiciones vinculadas con el ser federal como construccin de poder.

Es cierto que hay elementos para ser analizados, para estudiar dentro de una perspectiva de psicologa de las masas. Efectivamente la psicologa pensada como psicologa de las masas puede aportar elementos. Pero tambin es cierto que esto se vincula como una tradicin que es previa, que es la tradicin barroca que ellos conocan muy bien porque se haban formado en esa tradicin, si bien durante el periodo -sobre todo la segunda mitad del siglo XIX con las polticas borbnicas- hay justamente todo un trabajo deliberado para modificar esta tradicin que empieza a ser muy criticada como tradicin que exacerbaba y se mostraba superficial respecto a la verdadera interioridad religiosa, a la relacin ms intima y ms verdadera y menos ostentosa que los ilustrados queran lograr con la relacin entre sociedad e Iglesia. Pero en realidad esto formaba parte de una muy importante tradicin que se mantena, y que de alguna manera se iba a seguir manteniendo y exteriorizando -de alguna manera ya cambindole el contenido, las fiestas mayas, porque eran fiestas ms patriticas y polticas-. Imagnense para la poca: para la poca haba exposiciones mviles que despus se desarmaban. Pero bueno, todo lo que era en esa poca la Plaza de Mayo se llenaba de grandes y muy aparatosas construcciones festivas para celebrar las fiestas, y tambin haba procesiones y desfiles muy importantes.

Entonces esto formaba parte de alguna manera -aunque se tom elementos antiguos pero tena un propsito ms secularizador-: la unin, la articulacin entre este tipo de festividades y los retratos y los smbolos de alguna manera recuperaban esa tradicin barroca, esa tradicin ms antigua; y tambin porque era una manera de captar y de tener el apoyo, el fervor popular. Entonces, lo que s va a surgir ac en forma ms diversificada -porque los versos, las letrillas, adems un cancionero patritico, surgen desde las Invasiones Inglesas y a partir de 1810-, lo que tenemos, lo que aparece en este periodo entre 1829 y 1832- son peridicos que tiene un lenguaje mas popular En qu sentido ms popular? En que retoman, recogen -bajo las formas de letrillas, de versificaciones diversas y de lenguaje-, recuperan el lenguaje de las pulperas, que era el lenguaje utilizado en las reuniones que se hacan tanto en los barrios ms populares de la ciudad como en la campaa.

Lo interesante es que justamente en las recomendaciones que el va a dar, l va a prestar mucha atencin a esto. Entonces esto es muy interesante, y realmente porque es una construccin de poder que est muy atenta a los diferentes estratos, los diferentes grupos sociales. O sea, era muy consciente de la necesidad de tomar lingsticamente en cuenta las distintas formas de expresin y de circulacin de los diferentes dialectos que existan en la ciudad y campaa de Buenos Aires. Por eso le prestaba tanta atencin a cmo decir y de qu manera decir las cosas, para que puedan circular. De qu manera circulaban? De forma oral, a travs de la transmisin oral. Y al mismo tiempo de esa manera l poda preguntar una adhesin efectiva, porque de alguna manera poda medirse lo que hoy se hace -que permanente se mide la adhesin a travs de las consultoras-. Bueno, de alguna manera son las primeras formas modernas para decirlo de alguna manera- de medicin de la adhesin, que se desarrollan en esa poca.

Y esto nos da esta idea de construccin de poder, no de algo que ya estaba dado o de una ideologa que se traduce en la creacin de un poder, que se construye primero un marco ideolgico y terico y que se traduce. No: lo que su correspondencia, su proclama nos muestra es cmo se construye el poder, cmo se hace poder, qu medios se utilizan para la construccin y la consolidacin de un poder. Poder que tena muchos desafos: consolidar el poder en Buenos Aires y controlar el conjunto de las relaciones interprovinciales, para tratar de minimizar las oposiciones al rgimen.

Tienen preguntas sobre esto? Les queda claro? Bueno, vamos a retomar porque la semana que viene vamos a ver cmo cae este poder a travs de la figura de Urquiza: la formacin del poder de Urquiza -que surge en el contexto del rgimen de Rosas-. As que en lugar de adelantarlo ahora, lo retomo la semana que viene.

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