Teoria de La Firma, Teoria Del Mercado y Teoria Ecconomica Una Reflexion

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Desarrollo Econdmico, vol. 49, NQ 194 (julio-setiembre 2009) HoHHIH NOTAS Y COMENTARIOS TEORIA DE LA FIRMA, TEORIA DEL MERCADO Y TEORIA ECONOMICA: UNA REFLEXION* ALBERTO MULLER** Propdsito La historia de la teona de la firma (TF) en el marco del paradigma neoclasico es un tanto azarosa. Luego del articulo de Ronald Coase (1937), considerado el fundador del debate actual, entrd en un largo par^ntesis, al punto que el autor alguna vez comentd que su contribucion fue "tan citada como poco usada". A partir de los anos 70, sin embargo, el tema recupera espacio en el ambito tedrico de la mano de autores diversos; pero estos desarrollos muestran una multiplicidad de enfoques, incluyendo planteos poco compatibles con el abordaje neoclasico (por ejemplo, enfoques de racionalidad limitada originados en la propuesta de Herbert Simon)1. Esto se traduce incluso en un dialogo intertedrico poco habitual en otros campos, donde el marco tedrico referencial de lacorriente principal mantiene un predominio indiscutido (como ocurre en Finanzas Publicas o en Estructuras de Mercado) mas all4 del juicio que cada uno pueda formular acerca de lavalidez de los resultados obtenidos2. Si se aplicara la tipologia que Kuhn (1970) propone en su clasico texto sobre revoluciones cientlficas, la TF estaria en la etapa de "proliferacidn deteonas". Tal vez por esta razdn, laTF ha tendido a ocupar un lugar un tanto lateral en el corpus tedrico neoclasico; de hecho, su tratamiento en los libros de texto de * Una version anterior del presente trabajo fue presentada en las XII Jornadas de Epistemologia de las Ciencias Econbmicas (Octubre 2006, FCE-UBA). Se agradecen comentarios recibidos en su momento de Fer nando Peirano, asi como tambibn las constructivas sugerencias de un arbitro anbnimo de esta revista. ** CEPED-FCE-UBA. 1 Vease al respecto la resefia de Putterman y Kroszner (1996). 2 Dificilmente, por ejemplo, encontremos en otros ambitos de la corriente principal contribuciones que incluyan alguna frase como la siguiente, extraida de un texto referido a laTF: "[G]ran parte de lo que pasa por 'teoria' es poco mas que modelos de juguete sin un valor obvio para la explicacibn de los fenbmenos econbmicos reales. En realidad, la buena teoria es muy rara" (Joskow, 1991, pag. 171-nota al pie). This content downloaded from 181.118.153.129 on Sat, 05 Sep 2015 17:54:44 UTC All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Historia de la teoría de la firma en el paradigma neoclásico

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Desarrollo Econdmico, vol. 49, NQ 194 (julio-setiembre 2009) HoHHIH

NOTAS Y COMENTARIOS

TEORIA DE LA FIRMA, TEORIA DEL MERCADO Y TEORIA ECONOMICA:

UNA REFLEXION*

ALBERTO MULLER**

Propdsito

La historia de la teona de la firma (TF) en el marco del paradigma neoclasico es un tanto azarosa. Luego del articulo de Ronald Coase (1937), considerado el fundador del debate actual, entrd en un largo par^ntesis, al punto que el autor alguna vez comentd que su contribucion fue "tan citada como poco usada".

A partir de los anos 70, sin embargo, el tema recupera espacio en el ambito tedrico de la mano de autores diversos; pero estos desarrollos muestran una

multiplicidad de enfoques, incluyendo planteos poco compatibles con el abordaje neoclasico (por ejemplo, enfoques de racionalidad limitada originados en la propuesta de Herbert Simon)1. Esto se traduce incluso en un dialogo intertedrico poco habitual en otros campos, donde el marco tedrico referencial de la corriente principal mantiene un predominio indiscutido (como ocurre en Finanzas Publicas o en Estructuras de

Mercado) mas all4 del juicio que cada uno pueda formular acerca de la validez de los resultados obtenidos2. Si se aplicara la tipologia que Kuhn (1970) propone en su clasico texto sobre revoluciones cientlficas, la TF estaria en la etapa de "proliferacidn deteonas".

Tal vez por esta razdn, la TF ha tendido a ocupar un lugar un tanto lateral en el

corpus tedrico neoclasico; de hecho, su tratamiento en los libros de texto de

* Una version anterior del presente trabajo fue presentada en las XII Jornadas de Epistemologia de las

Ciencias Econbmicas (Octubre 2006, FCE-UBA). Se agradecen comentarios recibidos en su momento de Fer nando Peirano, asi como tambibn las constructivas sugerencias de un arbitro anbnimo de esta revista.

** CEPED-FCE-UBA.

1 Vease al respecto la resefia de Putterman y Kroszner (1996). 2 Dificilmente, por ejemplo, encontremos en otros ambitos de la corriente principal contribuciones que

incluyan alguna frase como la siguiente, extraida de un texto referido a la TF: "[G]ran parte de lo que pasa por 'teoria' es poco mas que modelos de juguete sin un valor obvio para la explicacibn de los fenbmenos econbmicos reales. En realidad, la buena teoria es muy rara" (Joskow, 1991, pag. 171-nota al pie).

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Microeconomla es reducido, o incluso nulo3. La tendencia dominante ha sido considerar que la f irma es un dato inamovible. Esto da lugar a una suerte de dualidad teorica que Winter (1991) expresa con lucidez: "La ortodoxia de libro de texto define ahora la teona de la empresa para todos los economistas, excepto para quienes estan trabajando en la teoria de la empresa" (pag. 231).

Este tbpico dista de ser secundario: la TF es un elemento esencial para una teona econbmica, toda vez que ella es un complemento estricto de una teona acerca de porque existen mercados, y en consecuencia como se forman los precios; y si debemos incorporar elementos no neoclasicos en la primera, ello contaminara inevitablemente a la segunda. No podemos sostener simultaneamente un abordaje neoclasico para el mercado y un abordaje no neoclbsico para la firma. Como

argumentaremos mas adelante, esta problematica tiene relacibn directa con la propia genesis y el objetivo de la Teona Econbmica.

Este trabajo pretende aportar una reflexion (modesta) acerca del tema, que contribuya a su comprensibn. Por limitaciones del autor, no se dara cuenta de todos los aportes relevantes que se han producido para la TF

En primer lugar, realizaremos una resena de diversas contribuciones a partir de una taxonomla que distinguira entre contribuciones neoclasicas y no neoclasicas.

Seguidamente, trataremos tres tbpicos que consideramos centrales respecto de esta

problematica (relacibn entre firma y mercado; firma, informacibn y calculo de costos; y firma y activos durables), para desarrollar a partir de all! algunas reflexiones. Por

ultimo, se resenaran las conclusiones

Estrategias tebricas: una taxonomfa

De acuerdo con lo indicado en el apartado anterior, podemos agrupar las

estrategias tebricas referidas a la TF en dos conjuntos; el primero de ellos se enralza en latradicibn neoclasica, mientras que el segundo lo hace en vertientes tebricas diferentes.

Las contribuciones que se fundan en el enfoque neoclasico explican la existencia de la firma en funcibn de algun calculo racionalizable, aun cuando las propuestas difieran en cuanto a la naturaleza de los factores que inciden en la constitucibn y el alcance de la firma. En terminos ilustrativos y pertinentes para lo que sigue, segun las

perspectivas neoclasicas, existira firma aun en situacibn de certidumbre.

En este conjunto ubicamos las siguientes contribuciones:

La propuesta inicial de R. Coase (Coase, 1937) atribuye la constitucibn de la firma a la existencia del costo de funcionamiento de los mercados, y en consecuencia sugiere la conveniencia de su supresibn. El autor los denomina costos de transaccidn. A su vez, el avance de la integracibn (vertical) de

3 Krebs (1995) trata el tema en el ultimo capitulo. Kafka (1981), Varian (1998), Frank (2001) y Mas-Colell et al. (1995) no hacen mencion siquiera de la cuestidn de la firma. En la literatura de la Organizacidn Industrial la firma en cambio es objeto de mencion explicita. Ver por ejemplo Tarjizan y Paredes (2001), Grillo y Silva (1999), Shepherd (1997) y Carlton y Perloff (1994). Los enfoques alii utilizados suelen mostrar -como ocurre con frecuen cia en el ambito de la Organizacidn Industrial- algun grado de eclecticismo, y en general introducen en el trata miento aspectos vinculados con la organizacidn y gerenciamiento empresario, ajenos a la teorizactdn neoclasica.

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actividades -producto precisamente de la supresidn del mercado- implica costos crecientes de organizacidn debidos a los errores que se cometen al

gerenciar una firma cada vez mcts grande y compleja. En consecuencia, los costos de organizacion constituyen un contrapeso a la tendencia a reducir los costos de transaccion. En el punto de igualdad de ambos costos en terminos marginales, se producira la minimizacidn, y en consecuencia all! estaria el limite entre firma y mercado.

Alchian y Demsetz (1972) explican la firma en cuanto unidad eficiente de monitoreo e incentivos cuando la produccidn se organiza en torno de equipos de individuos; en particular, indican que el monitoreo centralizado -propio de la firma- es mas eficaz.

Grossman y Hart ofrecen una racionalizacidn de la firma en cuanto unidad

apta para hacer frente al riesgo moral, propio de la relacion principal-agente; ello hace mas conveniente la asignacidn de derechos de propiedad residuales de los activos por parte de quien los opera, dado que ello brinda un marco de incentivos adecuado (v6ase Hart, 1991). Demsetz (1991) critica el planteo de Coase por considerar que las nociones de costos de transaccidn y organizacion no son operables; asimismo, senala que estos conceptos no explican la existencia de la firma, puesto que podnan ser objeto de contratos especificamente disenados al efecto. A partir de la

recuperacidn de la noci6n smithiana de divisidn del trabajo y las ventajas que de ella se derivan, propone que la firma se integra en la medida en que sea mas econdmico utilizar el conocimiento especifico en el proceso productive en lugar de adquirir los resultados de dicho conocimiento bajo la forma de mercanclas producidas por terceros4.

El segundo grupo de contribuciones comprende enfoques que encuentran la razdn de ser de la firma en consideraciones de car cter funcionalista o institucionalista. La firma se explica basicamente como un conjunto contractual que permite lidiar con el oportunismo y la incertidumbre, en un contexto de racionalidad limitada, a la vez

que viabiliza la concrecidn de los procesos productivos. La contribucidn cl sica en esta linea es la de Williamson (1985, 1991).

Este autor propone el concepto de "estructura de gobernacidn", para identificar distintas tipologlas contractuales. Ellas cubren en principio cuatro casos: organizacidn tipo firma, contratacidn bilateral, contratacidn trilateral y relaciones de mercado. El

tipo de contratacidn mas conveniente resulta de una matriz que combina la

especificidad de los activos involucrados y la recurrencia de las transacciones. En

particular, la firma se ve justificada en una situacidn de alta especializacidn de activos

y elevada recurrencia de transacciones. De no constituirse una firma, la produccidn no seria viable, ni aun con contratos, por cuanto el oportunismo poscontractual no

asegura su cumplimiento; en consecuencia, la inversidn en activos altamente

especificos no sena viable.

4 En terminos del autor: "un proceso de produccion llega a la etapa en que genera un producto vendible cuando los usuarios pueden trabajar con el 'producto', o consumirlo, sin tener conocimientos acerca de la pro duccion. Antes de llegar a este punto, habrla necesidad de educar en mayor medida a los usuarios, lo que sacrificaria las ganancias derivadas del aprendizaje especializado" (Demsetz, 1991, pag,. 243).

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Winter (op.cit.) considera que existe un nexo de continuidad entre Coase y Williamson centrado en la utilizacion del concepto de costos de transaccion por parte de ambos. Diferimos de este punto de vista, basicamente porque las nociones de incertidumbre y racionalidad limitada -inherentes a la perspectiva de este ultimo- no tienen cabida en un esquema que se asume plenamente neoclasico, como el de Coase5.

Cabe mencionar en este contexto a Knight (1921). En un temprano tratamiento del tema (citado y criticado a su vez por Coase, op. cit), este autor propone justificar la existencia de la firma mediante una suerte de distribution de la incertidumbre: determinados individuos asumen el riesgo no calculable (esto es, la incertidumbre) de la irregularidad de los ingresos, mientras que los restantes aceptan someterse a las decisiones de aquellos a cambio de una remuneracibn estable.

Siempre en el campo de las teorizaciones no neoclasicas, merece por ultimo citarse una contribucibn que normalmente no se considera parte de las TE Nos referimos a Axel Leijonhufvud (1986), autor que explica la constitucibn de la firma a partir de la divisibn del trabajo. Esta forma de organizacibn, que permite incrementos sustantivos de productividad, genera puestos de trabajo especializados complementarios estrictos entre si. De ser cada puesto propiedad de un capitalista independiente, se posibilitaria el veto mutuo, en pugna por el excedente que posibilita la divisibn del trabajo; se

requiere entonces la consolidacibn en una unica empresa, para que sea viable obtener las economias por especializacibn. A ello se agrega que la consolidacibn en una unica

empresa permite negociar desde una posicibn de fuerza con los trabajadores. Esta vision guarda un correlato con la nocibn de centralidad de los activos especificos y de la recurrencia de transacciones en la teorizacibn de Williamson.

Puntos singulares del problema de la firma

A los fines del presente trabajo, corresponde desarrollar algunas consideraciones en torno a tres tbpicos especificos: la relacibn conceptual entre firma y mercado; las cuestiones vinculadas con la informacibn y con la viabilidad de un calculo racional de costos, aplicadas a las nociones de costo de transaccibn y de organizacibn; y los activos durables.

i) Firma y mercado

Existe un denominador comun a todos los planteos de origen neoclasico acerca de la firma, mas alia de la naturaleza particular de las soluciones propuestas, y es la consideracibn de la firma como una anomalfa, en relacibn con la canbnica situacibn de mercado de competencia perfecta. Como lo indicb Coase en su articulo fundacional,

5 Es real que en el texto de 1985, Williamson no rompe lanzas frontalmente con la contribution de Coase

(de hecho, el subtitulo del libro hace referencia a los costos de transaccidn); pero consigna diferencias sustan ciales (aun cuando lo haga en una nota al pie): "Adviertase que [la] justificacidn de la organizacidn interna por el costo de transaccidn [propuesta por W.] es muy diferente de la sugerida originalmente por Coase "[, pese a lo

cual] "la economia del costo de transaccidn tiene una deuda inmensa con el trabajo anterior de Coase" (op. cit., pag 86, nota 7, subrayado nuestro). En Williamson (1991), el autor toma claramente distancia de Coase (en una contribucidn que por lo demas se incluye en la misma compilacidn donde Winter sugiere que existe continuidad).

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TEORIA DE LA FIRMA, TEORIA DEL MERCADO Y TEORIA ECON6MICA: UNA REFLEXION 339

"un economista [neoclbsico - A.M.] cree que el sistema econbmico estb coordinado

por el mecanismo de los precios, y que la sociedad no es una organizacibn, sino un

organismo" (op. cit., pag. 30). En este contexto, la firma es entendida en terminos de

negacibn; se trata de una instancia por la que se suprime el mecanismo de precios; y esto es visualizado como un fenbmeno que requiere una explicacibn frente a la "naturalidad" del mercado6.

Esta supresibn del mercado es justificada normativamente en terminos de racionalidad; no se plantea la restitucibn del mecanismo de precios a travbs de la creacibn (o "completamiento") de mercados, sino que se argumenta que ella es econbmicamente deseable. Pero las soluciones que se ofrecen, siempre desde el campo neoclasico, asumen distintas formas.

Por un lado, tanto Coase como Demsetz parecen hacer referencia a un contexto dado, donde la constitucibn de la firma responde a un cblculo econbmico que se funda en costos y precios, que los decisores consideran inamovibles. O sea: dado un

conjunto de precios, cada agente decide cuanto avanzar por sobre los mecanismos de mercado a la busqueda de una solucibn eficiente, en cuanto maximice la ganancia empresaria; podrfamos incluso sugerir que esta solucibn en alguna medida cumplirfa con los requisitos de optimalidad7.

Por otro lado, los enfoques basados en la nocibn de principal-agente (Grossman y Hart, op. cit.) se fundan en una argumentacibn que parece ser de tipo normative, habida cuenta de la existencia de asimetrfas informativas, es mas eficiente asignar los derechos de propiedad residuales a quien controla el proceso de produccibn; pero no hay aqui propiamente un mecanismo o instancia descentralizados por los cuales se constituye la firma, sino que ello parece mbs bien una creacibn desde una autoridad consciente8. Por otra parte, la solucibn alcanzada es reconocida por los autores como segundo bptimo, toda vez que surge de una maximizacibn que no remueve la restriccibn de asimetrfa informativa. Nbtese, al pasar, que si la solucibn alcanzada es necesariamente de segundo bptimo, toda economia que se estructure mediante firmas quedarb en esa condicibn (por obra precisamente del teorema del

segundo bptimo), aun cuando imperara el comportamiento tomador de precios. Estas apreciaciones se encuentran sujetas a revisibn, a partir de un escrutinio

mas pormenorizado. Pero se considera vblida la constatacibn general de que -pese a los esfuerzos tebricos resenados- la economia neoclasica traditional no logra explicar el surgimiento de instituciones] las asume como disponibles dentro de un menu preexistente.

En consecuencia, consideramos que las explicaciones propuestas para la firma son mas aptas para entender sus Ifmites que para explicar su porque (mas allb de las

6 Al decir de D. Robertson (citado por Coase, op. cit., pag. 31), las firmas son "islas de poder consciente en este oceano de cooperacidn inconsciente, como pedazos de mantequilla que se coagulan en un bote de leche". Es claro que esta metafora apunta a un caracter andmalo de la firma (los coagulos alteran la calidad

deseada de la leche). 7 No deja de ser algo paraddjico, de todas maneras, que el avance sobre el sistema de precios pueda

darse sin que este se vea modificado. Pero puede aceptarse esta hipdtesis como provisoria. 8 De hecho, el enfoque es muy similar al que se utiliza para disefiar esquemas de incentivos dentro de la

firma.

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reservas que enunciaremos m&s adelante, acerca de la viabilidad de este tipo de

computes). En otros terminos, ̂ cdmo explicar la aparicidn de la firma en un mercado

"originariamente" integrado unicamente por agentes independientes? AIK donde los mercados no son completos, no hay precisamente "senales de mercado", menos aun

para orientar decisiones que apunten a soluciones que prescinden del mercado. Solo un observador externo (y con informacidn suficiente) puede decidir que se

requiere una forma diferente de organizacidn a la que el mercado plantea; esto es, una solucidn ajena a la relacidn de intercambio9.

Debe destacarse que existe una similitud con la teorizacidn neoclasica en torno del Estado en cuanto proveedor de bienes publicos que no pueden ser suministrados por el mercado, por la imposibilidad de ejercer exclusidn. Y comparte con la TF un problema de explicacidn en cuanto a la genesis.

Ya la visidn de Williamson escapa totalmente a cualquier nocidn de firma como anomalla que requiera alguna explicacidn particular; en este aspecto, por cierto, se

percibe claramente la distancia de este autor con las contribuciones neoclasicas. La

tipologia de casos que propone no establece ningun tipo de jerarquizacidn en cuanto a "normalidad" o "naturalidad"; se trata simplemente de arreglos institucionales adecuados a cada contexto, que por otra parte no merecen el calificativo de "dptimos". Las instituciones que se eligen en cada caso -y el mercado es una de ellas- surgen de un analisis de conveniencia o funcionalidad. Pero quede claro que ellas pre-existen a la decision individual sobre cdmo contratar.

Esta oposicidn un tanto simplificada entre firma y mercado requiere alguna clarificacidn, toda vez que existe una trama de vinculaciones m s compleja entre ambos niveles. Putterman y Kroszner (op.cit.) citan en su resena algunas con tribuciones que senalan que las relaciones intrafirma se ven afectadas en alguna medida por los mercados; ello es particularmente visible en lo que atane a las remuneraciones a los individuos que pertenecen a la organizacidn, y en consecuencia a su rendimiento. Se ha argumentado asimismo (vgr. Demsetz, op.cit.) que los contratos

que constituyen la firma son discontinuables facilmente, y por lo tanto no se diferencian de modo sustantivo de las relaciones de mercado.

Se abre aqul un abanico de posibilidades, que va desde quienes sostienen que la firma es "un tipo alternativo de mercado" (Alchian y Demsetz) hasta quienes aseveran

que la firma se caracteriza por relaciones mando-obediencia ajenas al mercado

(Coase). Williamson (1985) ofrece, en cambio, una visidn m s articulada, a trav6s de su (algo pomposo) concepto de "transformacidn fundamental", por el que un nexo

originariamente gestado en el mercado se convierte en un contrato que es sustraldo al mercado. No iremos m&s all de esta mencidn sobre el tema, y asumiremos que efectivamente existe un corte conceptual significativo entre firma y mercado; la

propuesta de Williamson de un "antes" y un "despues" contribuye a zanjar a nuestro

juicio esta cuestidn, por lo menos en una primera instancia. Si bien es cierto que la firma no puede considerarse como autdnoma en relacidn con el mercado, tambien lo es que los nexos que se establecen dentro de ella son por cierto mucho mas estables

9 Es interesante senalar que el enfoque que asume al mercado como la forma "originaria" es comun a diferentes vertientes del pensamiento econdmico. De hecho, el citado texto de Leijonhufvud desarrolla una para bola en un escenario similar.

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y duraderos que los propios de un mercado, y como tales ameritan un tratamiento diferenciado 10; esto incluye la contratacidn de fuerza de trabajo.

ii) La informacion y la nocion de costos

La constitucibn de la firma aparece sistematicamente vinculada con la resolucibn de problemas de informacibn, al tiempo que hallaria fundamento en alguna nocibn de costo.

En las visiones neoclasicas, ello es perceptible por cierto en las propuestas basadas en el enfoque principal-agente, o si se entiende la firma como unidad de monitoreo donde la explicacibn reside en la necesidad de hacer frente a la asimetna informativa. Pero tambien la nocibn de Coase de costos de transaccibn involucra cuestiones de informacibn, aunque desde otro bngulo. En palabras de este autor, "el costo mbs obvio de la 'organizacibn' de la produccibn mediante el mecanismo de

precios es el del descubrimiento de los precios relevantes" (op. cit, pbg. 33-4). La propuesta de Demsetz tambien hace referencia a la informacibn; pero mbs

precisamente a lo que ocurre en el ambito del proceso mismo de produccibn, siendo la firma la forma mas eficiente de utilizar determinado conjunto de informaciones de caracter tecnico, minimizando costos de aprendizaje.

La argumentacibn de Williamson involucra obviamente aspectos referidos a la informacibn, desde el momento que asume que la informacibn es incompleta. Su teona halla en esta circunstancia su motivo fundamental; y cada estructura de

gobernacibn es disenada entonces para lidiar de la forma mbs adecuada con informacibn incompleta en determinados contextos.

Sin embargo, como muestra esta breve descripcibn, el rol de la informacibn (en particular, de su insuficiencia) en cada teorizacibn es diferente, aun cuando existen

puntos de contacto entre las propuestas referidas a asimetrlas informativas y la nocibn de estructuras de gobernacibn de Williamson. En particular, Coase situa el problema en el mercado, Demsetz en el bmbito especificamente productivo, y los restantes autores en un piano intermedio entre produccibn y mercado.

Ahora bien, es importante establecer un vinculo entre la informacibn y el cblculo de costos, toda vez que el segundo presupone informacibn de algun tipo, ex - ante; esta cuestibn es de importancia vital, toda vez que el calculo neoclasico requiere necesariamente el compute operable de costos, con informacion suficiente a tal efecto. En caso contrario, no es posible un cblculo enteramente racional.

De hecho, Coase reduce el problema de la TF a una cuestibn (aparentemente trivial) de calculo de costos: en palabras sencillas, todo pasaria por no olvidar un rubro que interviene en el calculo de costos de una empresa. El tbrmino "costo (de transaccibn)" hace referencia a un calculo que es (o deberia ser) factible y habitual en el seno de una organizacibn productiva, y que como tal se refleja en la teoria

microeconbmica; ello permite una rapida asimilacibn conceptual. Si el exito de una teoria consiste en lograr que otros practicantes de la disciplina retomen la terminologia

10 En todo caso, una dificultad mayor es la de distinguir entre las contrataciones bilateral y trilateral y la

firma, una cuestibn que afecta a la teorizacibn de Williamson.

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propuesta, Coase sin duda ha tenido exito: ha persuadido a los estudiosos de la TF

que el termino costo de transaccidn apunta a una intuici6n que amerita ser trabajada, lo que se traduce en una discusion de caracter terminoldgico (se trata de definir que son los costos de transaccion)11. Ahora bien, si se considera que una teona debe

proporcionar elementos para un analisis operable, que permita controlar o anticipar fendmenos en un ambito determinado, la propuesta de Coase no es eficaz12. Esto ya ha sido reconocido por la literatura (nuevamente, ver Demsetz, op. cit). Incluso, se ha alegado que se trata en realidad de una tautologla13.

El posterior desarrollo de Williamson se propone partir precisamente de una definicidn de costo de transaccion; pero en realidad desemboca -como vimos- en una propuesta que se contextualiza en un marco ya alejado del planteo neoclasico, donde impera la racionalidad limitada y la incertidumbre.

En parte, tales dificultades responden a que la nocion de "costo" utilizada aqul encierra un equlvoco. No hay dudas de que diferentes formas de organizacion de la

produccion conllevan diferentes rentabilidades, y que existe eventualmente la

posibilidad de aprender de la experiencia. Pero el concepto de costo, tal como se lo define en su contexto originario, requiere algo nricis que esto. El sentido del calculo de costos es el de recoger antecedentes (que pueden proceder tanto del diseno tedrico como de la experiencia) a fin de formular un plan de accidn a futuro. Como tal, el costo es un concepto que se origina y se aplica en el contexto de procesos replicables (en caso contrario, no sena viable construir una funcidn de costos). En este sentido, la nocion de costo de produccion es claramente operable: se trata de identificar una caracterlstica de un proceso predefinible y repetible14.

Ahora bien, esto es precisamente lo que no ocurre con los costos de transaccidn:

lejos de proceder de un calculo consciente, ellos hacen referencia a mercados, cuya operacidn no se encuentra bajo el control de la empresa.

Aunque en un piano diferente, caben consideraciones analogas referidas a los costos de organizacidn, en particular en lo que atane a los efectos de una organizacidn m&s abarcativa en terminos de errores de decision (en la conceptualizacdn de Coase): si existiera una teorla precisa acerca de los errores, stos serlan fcicilmente superables. Si tal teorla no es posible, entonces no contamos con informacidn suficiente para una

11 Esto no es sino un caso particular de una conocida practica en ciencias sociales, que consiste en

discutir el significado de los terminos (en lugar de adoptar una postura nominalista, que K. Popper sindica como

muy fructifera en las ciencias duras). 12 Esta particular combinacion entre trivializacibn e inoperabilidad tal vez ayude a explicar por que la

propuesta de Coase fue "muy citada y muy poco utilizada". 13 S. Fischer senala que "casi todo puede racionalizarse invocando los costos de transaccibn debidamen

teespecificados" (citado por Williamson, 1991, pag. 126). La respuesta (a la vez pretenciosae irbnica) de Coase es afirmar que "tal es la critica que se formula contra una proposition cuando es claramente correcta" (Coase, 1991, pag. 67).

14 Incidentalmente, notemos que el nivel de replicabilidad es variable, de acuerdo con la naturaleza de los

procesos productivos, por lo cual la viabilidad de un calculo de costos tambien debe ser establecida en cada caso.

En un extremo, la produccibn de singularidades (obras artisticas, grandes obras de infraestructura y casos afines) no permite un calculo preciso de costos; en el otro, los procesos fabrilizables en alguna medida se disenan sobre la base de la replicacibn sistematica, y en consecuencia admiten un calculo consistente de costos.

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decision racionalmente fundada; no hay una contabilidad de costos de transaccion y organizacion, como en cambio la hay para los costos de produccion.

La unica forma viable de tomar en cuenta estos "costos" es, supuestamente, la

que daria la experiencia: tercerizar o integrar verticalmente cierta actividad arroja mayores o menores costos de "transaccion" y de "organizacion". Pero -mas alia de la factibilidad de proyectar hacia delante experiencias pasadas- de hecho no sabemos donde hallar referencias para este calculo, porque (como sehala con claridad Demsetz) no resulta inmediato distinguir entre costos de produccion, transaccion y organizacion. Los dos ultimos rubros no surgen de un cdmputo explfcito, sino que serlan a lo sumo el resultado en terminos de rentabilidad de distintas formas de vinculacidn de los procesos de produccion; esto es, se trataria de un resultado residual para el que no

podemos determinar cuanto es atribuible al factor "organizacion" y cuanto al factor "transaccion". Y, por cierto, este aprendizaje por experiencia nunca brindara un conocimiento tan preciso como el que aporta el ingeniero acerca de los procesos de

produccion. Debe senalarse que estas consideraciones resultan enteramente validas aun

cuando se operacionalice el concepto de costos de transaccion en terminos de

busqueda de informacidn. Calcular el costo de esta tarea es virtualmente imposible, por cuanto se trata de una situacidn en la que por definicidn no hay informacidn suficiente para realizar un calculo de costos: lo desconocido no admite por definicidn la replicabilidad. Sdlo en los casos en que esta busqueda sea recurrente y se encuentre fuertemente rutinizada, sera posible establecer algun tipo de patrdn que de lugar a un calculo de aceptable credibilidad (por ejemplo, las tareas de

prospeccidn de cardumenes de peces). Fuera de este tipo de situaciones -que en

principio parecen limitadas en su ocurrencia- la incertidumbre impide cualquier c&lculo replicable.

^Escapa la propuesta de Demsetz a esta cntica? Entendemos que no, por la razdn siguiente: siexistiera informacion completa sobre los procesos productivos, la

propuesta teorica de este autor sobre la firma carecerfa de objetivo. El motivo por el cual conviene emplear el conocimiento productivo en la linea de produccion, y no

comprarlo bajo la forma de un bien, se relaciona con costos de aprendizaje; y nuevamente el aprendizaje no es un proceso replicable, excepto cuando una nueva

persona debe ser instruida para reemplazar a otra persona ya capacitada. Por otra parte, la capacitacidn relevante acerca de un proceso no es la referida

al aprendizaje de procedimientos rutinizados, porque ellos de hecho son facilmente

aprehensibles; por el contrario, ella se refiere a la posibilidad de hacer frente a situaciones no previstas, las que nuevamente no pueden ser objeto de un calculo de costos. En realidad, la propuesta de Demsetz parece mas plausible para contextos donde existe innovacidn sistem^tica (a traves, por ejemplo, del learning by doing)] pero en tal caso, se trata de una racionalizacidn de alcance necesariamente limitado, que ademas escapa a los canones usuales de la teona neoclasica de constancia

tecnoldgica.

^Escapa la nocion de contratos incompletos de Hart y Grossman a esta cntica? Entendemos tambien que no, nuevamente por la imposibilidad de operacionalizar un calculo efectivo de costos y rentabilidad, en un contexto donde la informacidn es por

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344 ALBERTO MULLER

definicion incompleta. La propuesta de estos autores apunta a definir estructuras de control que se asientan sobre principios convencionales15.

En definitiva, parece muy diffcil aceptar que la decision acerca de los Ifmites de una firma pueda ser racionalizada a partir de un calculo de costos, por lo menos en el sentido corriente de los terminos.

Hi) Firma y activos durables

Con mucha frecuencia, la firma aparece en la practica como constituida en torno de una masa considerable de activos durables de produccibn; de hecho, una herramienta contable bbsica de toda actividad productiva es el relevamiento completo de activos.

Ninguna de las teorizaciones neoclasicas hace referencia explicita a este tema, excepto las basadas en la nocibn de principal-agente, que se modelizan sobre la base de la explotacibn de activos productivos; las restantes, en principio, no los introducen en su analisis.

Las contribuciones alternativas, en particular las de Williamson y Leijonhufvud, se fundan expllcitamente en la existencia de activos especificos, en planteos que en este punto guardan similitud entre si, segun se senalb.

Entendemos que la cuestibn de los activos durables no deja de ser importante, a los fines de la TF. La practica presenta a la firma como un conjunto de activos durables especificos, y por lo tanto es inevitable pensar que existe algun vinculo entre estos y la durabilidad de los nexos contractuales que la caracterizan; en otros

terminos, la firma podria ser caracterizada -no en forma absolutamente general, pero si como una tipologla predominante- como un nexo duradero de contratos para desarrollar actividades mediante activos tambien duraderos. Puede sugerirse que de no existir tales activos, las firmas serlan asociaciones de mayor labilidad.

Cabrla incluso una explicacibn de ralz neoclasica para este comportamiento, y es que la utilizacibn de activos que no representan un costo de oportunidad inmediato da, desde el vamos, la ventaja de mantener una organizacibn productiva en un sector

determinado; todo movimiento hacia alguna otra actividad por parte de los individuos

representa algun costo incremental en terminos de barreras a la entrada. Pero, para ser consecuentes con lo indicado en el acapite anterior acerca del calculo de costos, no debemos asignar demasiada precisibn a estos calculos, por cuanto necesariamente se desenvuelven en un bmbito de informacibn incompleta (en particular, es bastante diflcil establecer en la prbctica la "altura" de las barreras a la entrada).

La modesta moraleja de esta reflexibn indica que es posible que el recur so -generalizado, en un vasto conjunto de sectores- a los activos durables sin uso alternativo inmediato (esto es, activos especificos, en terminos de Williamson) se

constituye probablemente en un factor de peso para explicar la durabilidad de las

organizaciones. Nbtese que las teorizaciones de Williamson y Leijonhufvud, pese a

15 En particular, la division entre la rentabilidad "conocida " y la "no conocida", que justifica la propiedad

para quien controla el proceso de produccibn, no puede tener sentido operable: si se considera que esa particibn es valida, entonces no puede sino concluirse que existe informacibn suficiente, y por lo tanto no puede existir desconocimiento.

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TEORIA DE LA FIRMA, TEORIA DEL MERCADO Y TEORIA ECONOMICA: UNA REFLEXION 345

que reconocen la existencia de tales activos, no identifican explfcitamente en su durabilidad un factor explicativo de la existencia de la firma (aun cuando podiian incorporar este matiz, en apariencia sin mayor costo para sus propuestas).

Cuando la actividad gira en torno de fuerza de trabajo calificada, es mucho mas frecuente la organizacion centrada en el individuo; por cierto, en estos casos existen firmas (por ejemplo, los estudios profesionales), pero se trata basicamente de

organizaciones de caracter artesanal, que constituyen un caso relativamente particular. De todas formas, podria argumentarse que tambien en este caso existen razones para que se mantenga la "firma" (o el individuo, llegado el caso) en el sector, y es la existencia de ventajas de especializacion. Para quienes aprecian el concepto de "capital humano", diriamos que se trata de una especializacion de dicho capital que representa un costo hundido para su propietario.

Conclusiones

Podemos formular sinteticamente las conclusiones a las que nos han llevado las consideraciones anteriores:

a) La firma es visualizada desde la optica neoclasica como una supresidn del mecanismo "natural" del mercado, que requiere una explicacidn; en consecuencia, el mercado no requiere fundamentacidn. Pero las tesis formuladas desde esta vertiente son mas aptas para racionalizar el alcance y los limites de la firma, toda vez que la teona neoclasica no brinda una

explicacidn para la genesis de las distintas instituciones (llamense firma, mercado o Estado).

b) La visidn institucionalista es, en cambio, mas neutra, en el sentido de que firma y mercado (y eventualmente otros arreglos contractuales) son

escogidos en funcidn de su aptitud. Bajo esta optica, se trata de instituciones convencionales, creadas explfcitamente para lidiar con distintos contextos, bajo el imperio de la incertidumbre y el riesgo moral.

c) No es posible racionalizar los limites de la firma en terminos de un calculo de costos, en escenarios donde existen insuficiencias de informacidn o

procesos de aprendizaje; en particular, las nociones de costo de transaccidn

y de organizacidn no resultan operables. Un calculo de costos en los terminos habituales del analisis neoclasico sdlo es posible si existe informacidn

completa al efecto.

d) La existencia de activos fijos dedicados a un uso especifico (por lo tanto, costos hundidos) puede constituir un factor explicativo importante para la durabilidad de la firma, que no parece haber sido considerado en las teorizaciones resenadas en toda su magnitud, en particular en lo referido a su durabilidad; si se ha puesto entasis (en los casos de Williamson y Leijonhufvud) en la especificidad.

Elementos para una aproximacidn alternativa

M&s allci del valor de cada una de las contribuciones tedricas resenadas y analizadas, la TF aparece como un campo problematico, sobre todo para las

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346 ALBERTO MULLER

perspectivas que se fundan en la corriente principal del pensamiento economico actual. Notemos que este problema es en realidad mbs general; no sblo es la firma lo

que requiere una explicacibn (segun vimos, sblo Williamson pone en igual piano las cuestiones de la firma y el mercado)16.

Puede entonces sugerirse un replanteo, que se enunciara en forma breve y tentativa, y que requiere una discusibn mucho mas amplia que la que se ofrecera

aqui.

Para comenzar, es oportuna una cita de Winter: "Esta dedicacibn al individualismo

metodolbgico [de la corriente principal] -y secundariamente al estudio de los equilibrios no cooperatives- se suspende abruptamente cuando se discute el funcionamiento de la empresa misma. Alii se supone que se alcanza facilmente, mediante el intercambio vbluntario, una relation plenamente cooperativa entre los diversos intereses econbmicos organizados de la empresa, y se supone que esto se logra en forma rutinaria aunque implicita" (op. cit, pag. 252, subrayado nuestro).

Esta constatacibn permite ofrecer un punto de partida bastante sencillo: la forma "natural" de organizacibn de la produccibn -podriamos decir de cualquier actividad es la organization consciente. El fundamento de este punto de partida es de sentido comun: no es posible sostener que las actividades econbmicas puedan ser desarrolladas en forma totalmente inconsciente; en algun nivel, siempre existe una decision, consciente. En ultima instancia, como senala Marx, lo que caracteriza a la actividad humana, respecto de la de otros seres vivos, es la posibilidad de

representacibn previa de su producto en su conciencia17. En un extremo, puede pensarse en una organizacibn social conscientemente organizada en su totalidad

(una sociedad planificada integramente). Pero no tiene mayor sentido plantear el caso extremo contrario, esto es, una sociedad donde no existe organization consciente en ningun nivel (salvo que se excluya cualquier forma de divisibn de trabajo y por ende de cooperacibn, un caso que seguramente no es relevante en las sociedades

actuales). Cabe aqui una acotacibn de caracter historico. Desde las formas societarias

mas antiguas, los rudimentos de la divisibn del trabajo se establecian a partir de decisiones explfcitas (mbs alia de su fundamento racional. o ritual). Si bien el mercado es una forma de organizar determinadas transacciones, surgida en la Antiguedad, ella revestia un alcance marginal. Solamente cuando se concreta una difusibn

generalizada de la divisibn del trabajo -algo que podemos asociar en terminos gruesos al surgimiento del capitalismo- es que el mercado adquiere preeminencia en las relaciones sociales, generandose asi una esfera de actividades regidas basicamente por el intercambio18.

En terminos de prelacibn histbrica, entonces, podria postularse que como minimo la institucibn del mercado requiere explicacibn en el mismo grado que la organizacibn

16 En las palabras (taxativas) de Winter (op. cit.), "la ortodoxia del libro de texto no da ninguna base para la organizacidn de la actividad econdmica" (pag. 254, subrayado nuestro).

17 Desde el campo de la teona neoclasica se ha propuesto una perspectiva precisamente inversa: la armonia del conjunto social (esto es, del mercado) surge de la interaccidn inconsciente de individuos; ello ha sido equiparado al campo de la fisica, donde la materia aparece como el resultado estable del comportamiento de particulas en oscilacidn individual e independiente.

18 La referencia obligada sobre este punto es Polanyi (1944).

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TEORIA DE LA FIRMA, TEORlA DEL MERCADO Y TEORIA ECONOMICA: UNA REFLEXION 347

consciente. Esto nos coloca en las antlpodas del planteo que indica que la firma es una anomalla, en cuanto supresibn de un mecanismo de mercado.

Asimismo, el entendimiento del mercado es una de las cuestiones centrales que motivan el surgimiento de la Economia Politica. La metbfora clasica de la "mano invisible" apunta a brindar una explicacibn acerca de una forma de relacibn social

que se tornb preeminente. Y de hecho, la exposicibn de cualquier libro de texto convencional de economia culmina precisamente en el tratamiento de la cuestibn del mercado (mbs allb de las pretensiones de la actual Ciencia Econbmica de constituirse en una suerte de ciencia del comportamiento individual)19.

La pregunta que sugieren tanto esta consideracibn conceptual como el propio analisis histbrico es, entonces, ^por qub existe el mercado? Las teorizaciones de

raigambre neoclasica resenadas no se plantean esta pregunta, limitandose a explicar su comportamiento.

Para una optica individualista y racionalista, se plantea aqui un dilema. Si el mercado es una construccibn consciente por parte de los individuos, no se comprende como una decision consciente puede derivar en una organization por definition inconsciente. Esto es, si existe informacibn suficiente para decidir la asignacibn optima de recursos, el mercado no serla necesario, toda vez que "sabemos adbnde tenemos

que ir". Sblo si conocemos cual es la solucibn a un problema de asignacibn de recursos, podremos sostener que el mercado lo resuelve correctamente; pero si somos conscientes acerca de cual es la solucibn, el mercado es innecesario.

Esta constatacibn es un tanto perogrullesca; pero tiene la cualidad de redi reccionar toda la argumentacibn referida a la insuficiencia de informacibn que se utiliza -sobre todo en el bmbito neoclbsico- para fundamentar la firma, precisamente hacia el mercado. La "explicacibn" que podriamos proponer (en terminos funcio nalistas, y no racionalizadores) para el mercado serla entonces la de constituir un bmbito en el que es posible gestionar situaciones de insuficiencia de informacibn. Para comprender este punto, pibnsese en una situacibn de estado estacionario, donde una economia de riguroso mercado repite sus producciones y consumos perlodo a

perlodo. Estb claro que en algun momento existira informacibn suficiente como para poder gestionar conscientemente tales procesos, sin necesidad de mercado alguno. Proponemos entonces que allf donde hay information suficiente, la organization consciente es plenamente viable.

Podemos ahora unir la gbnesis histbrica del mercado con su justificacibn tebrica: el mercado surge precisamente en una instancia donde la profundizacibn de la divisibn del trabajo y la consecuente revolucibn tecnolbgica innovan permanentemente, generando situaciones de informacibn insuficiente. En este contexto, la institucibn del mercado (que como vimos procede de epocas anteriores al capitalismo) resulta la mas funcional para contener este tipo de desarrollo.

Encontramos en Axel Leijonhufvud (1996) una argumentacibn que coadyuva a esta afirmacibn. Senala el autor que en sociedades regidas por el principio de la

obligacibn y la reciprocidad -como es el caso de la sociedad feudal- existe un limitado

margen para la introduccibn de innovaciones, toda vez que ellas implican replantear

19 En Muller (2007), se desarrolla esta tesis con mayor detenimiento.

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348 ALBERTO MULLER

el conjunto de vinculos altamente personalizados que les son caracteristicos. Solamente con el desarrollo de mercados andnimos, mediados por el dinero, es que se crean las condiciones de redefinicidn de tales relaciones que viabilizan la

incorporacidn sistematica de las innovaciones que se asocian al desarrollo de la division del trabajo. En palabras del autor: "A medida que aumenta el intercambio monetario en mercados andnimos y se contraen las esferas de la vida econdmica

reguladas por la reciprocidad y la redistribucidn, crece el potencial evolutivo del sistema" (op. cit, pag. 520). Ello no implica, ndtese bien, desmontar los cimbitos de

cooperacidn o complementariedad: "Esta modalidad de organizacidn multiplica la cantidad de nodos de la red de cooperacidn econdmica [subrayado nuestro] en los

que puede actuar la iniciativa individual a fin de modificar'la forma en que se hacen las cosas'. Y asi se prepara el terreno para una division del trabajo cada vez mas

compleja" (ibidem). En consecuencia, es el mercado, yno la firma, la forma de procesar situaciones

de informacidn incompleta, producto de las innovaciones que se gestan en el proceso de desarrollo de la division del trabajo. Podriamos afirmar que en situaciones de informacidn completa, el mercado no tendria objeto. A partir de esta base, tal vez

pueda edificarse una estrategia de tratamiento fructifera, para la cuestidn ya no sdlo de la firma, sino de la firma, el mercado y las formas intermedias que identifica el institucionalismo (en particular, O. Williamson)20.

Pero ademas puede sugerirse un corolario de esta propuesta, y es que si el mercado es la forma de organizacidn adoptada para situaciones de informacidn no

completa, sus resultados deben ser objeto de un monitoreo consciente; esto es asi, porque las condiciones de informacidn que la acepcidn neoclasica requiere para su funcionamiento "correcto" no podr&n alcanzarse desde el vamos21. La "mano invisible" no es mas que una metafora inviable: si existe informacidn suficiente para que ella funcione (y esto sdlo podria ocurrir en situaciones de ausencia de cambio tecnoldgico y de demanda), el mercado se torna superfluo.

20 Un arbitro anonimo de esta revista ha sugerido que existe una analogia importante entre lo afirmado en este parrafo y las posturas de Hayek (1945) y Buchanan y Vanberg (1991). Al respecto, consideramos que hay alguna similitud de posiciones con relacidn al papel del mercado como instancia para lidiar con la insuficiencia de informacidn. En el articulo clasico de Hayek, el enfasis esta puesto en la busqueda de informacidn localizada, y no tanto en la innovation generada por el continuo desarrollo de la division del trabajo, punto al que hace referenda este articulo. La contribucidn de Buchanan y Vanberg se situa en cambio en una perspectiva diferente, por cuanto suprime la nocion del mercado como mecanismo de descubrimiento (que seria mas similar a la

acepcidn de Hayek, y eventualmente a las mas tradicionales acepciones neoclasicas) y directamente lo identifi es como instancia de creation. No entramos aqui en un analisis pormenorizado de esta postura, que por cierto se aparta de cualquier posibilidad de definir a los individuos como enteramente rationales, y por lo tanto de toda

conceptualizacidn neoclasica usual. Nuestro enfasis aparece mas puesto, como ya se dijo, en los avances de la divisidn del trabajo y la innovacidn tecnoldgica que se asocia a ella, antes que en la creatividad individual, genericamente considerada; pero sin duda hay un nexo que es menester explorar.

21 En linea con lo consignado en la nota al pie anterior, es oportuna aqui una cita de Hayek (1978, pag. 179): "Si alguien realmente supiera todo acerca de lo que la teona econdmica denomina datos, la competencia seria seguramente un metodo muy dispendioso de ajustarse a tal escenario" (citado en Klein etal., pag. 112).

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TEORIA DE LA FIRMA, TEORfA DEL MERCADO Y TEORIA ECONOMICA: UNA REFLEXION 349

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350 ALBERTO MOLLER

RESUMEN

El articulo resena diversas contribuciones acerca de la teoria de la firma, desde abordajes neoclasicos e institucionalistas, donde la firma es tratada (con la excepcibn de la contribucibn de O. Williamson) como la supresibn de una instancia de mercado preexistente. Tal supre sibn es justificada por las diferentes contribu ciones neoclasicas como una respuesta optimizadora a problemas de informacibn, sea en el piano de los procesos productivos (Demsetz), sea en el de la organizacibn de tales

procesos (Alchian y Demsetz, Grossman y Hart), sea en el funcionamiento del mercado (Coase). Ya las argumentaciones institucionalistas revisten un caracter funcionalista; la firma es

aqui una forma adecuada para lidiar con infor macidn limitada y oportunismo. Se desarrollan

algunas reflexiones criticas a estas propuestas; en particular, se considera que no hay posi bilidad de un calculo racional de costos en situaciones de informacidn insuficiente. Por

ultimo, se sugiere que un abordaje que plantee la razdn de ser del mercado seria conducente

para una mejor comprensidn de esta proble matica, m6xime considerando que en definitiva la organizacidn consciente es en realidad la forma "natural" de llevar adelante las activida

des, yno el mercado descentralizado. Esta tesis se vincula con el propio objetivo del analisis econdmico.

SUMMARY

This paper surveys several contributions about the theory of the firm, both from the

standpoint of neoclassical and institutionalist theories. The firm is focused by both (with the

exception of the contribution of O. Williamson) as the suppression of a preexistent market. This

suppression is justified by neoclassical contri butions as an optimizing answer to information

problems, either at the level of the productive processes (Demsetz), of the organization of these

processes (Alchian and Demsetz, Grossman and

Hart), or the market operation (Coase). On the other hand, institutionalist arguments are more

functional in character; the firm is a suitable way to cope with limited information and oportunism. Some criticism of these proposals is carried forward. Specifically, we consider that there is no

possibility of rational cost calculation when information is claimed to be insufficient. Last, we

suggest that an approach addressing to the reason

of the existence of markets could be profitable to the comprehension of the firm's problem; this is due to the fact that the "natural" way of carrying over activities is conscious organization, and not descentralized markets. This thesis relates with the aim of economic analysis itself.

REGISTRO BIBLIOGRAFICO

MULLER, Alberto

"Teoria de la firma, teorla del mercado y teorla econdmica: una reflexidn". DESARROLLO ECON6 MICO - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES (Buenos Aires), vol. 49, N2 194, julio-setiembre 2009

(pp. 335-350).

Descriptores: <Teoria de la firma> <Teoria del mercado <Teoria econdmica>.

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