Teologia Fundamental
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PRIMERA PARTE :
La SITUACION de la TEOLOGIA FUNDAMENTAL
Partimos por es estudio de la situación, porque hacer
teología es, como hemos visto, fundamentalmente mediar entre la
situación que se vive en cada presente de la Iglesia y el dato de la
fe.
Veremos la situación actual del curso de Teología
Fundamental; entendiendo por “teología fundamental” al menos
estas tres cosas: el curso institucional o la disciplina que se enseña
en Facultades de Teología y Seminarios, sus temas principales
(que son la Revelación y la Fe, entendidas como polos de un
proceso en que Dios se comunica personalmente a la humanidad)
y las preguntas propias de la teología fundamental, que constituyen
su modo propio de abordar los temas (y que son dos: la pregunta
por la posibilidad de una revcelación de Dios y de su acogida en la
fe, y la pregunta por la credibilidad de la revelación histórica
judeocristiana).
Estudiaremos sucesivamente tres componentes de esta
situación: el componente cultural, el catequético y el teológico.
1. LA SITUACION CULTURAL
Iniciaré este capítulo justificando el hecho de partir por un
análisis de la cultura (1.1.). Luego, para precisar qué entiendo por
“situación cultural”, haré una exposición de algunos elementos de
teoría de la cultura (1.2.), que nos permitan hacer una descripción
diagnóstica de la cultura en Chile (y América Latina) hoy (1.3.).
Terminaré presentando la situación de los temas y las preguntas de
la Teología Fundamental en las diversas zonas culturales que
encontraremos en el diagnóstico (1.4.).
1.1. El puesto del análisis de la cultura actual en la
Teología
1.
En la introducción hemos visto que la teología media, hace
de intermediario, entre el dato de la fe y la cultura. Aquí quiero
subrayar que se trata de la cultura actual; aunque, de hecho, dada la
historicidad de la revelación, la teología debe ocuparse
ineludiblemente también de culturas que ya no son actuales: las
culturas en que nos han llegado los testimonios de la revelación,
tanto en su período de constitución como en su larga historia de
actualizaciones sucesivas en la Iglesia. Esta función mediadora no
es extrínseca al quehacer teológico; lo podemos mostrar al menos
desde dos perspectivas.
Por un lado, desde la perspectiva del teólogo que hace
teología. (Al hablar de la teología, no podemos olvidar que ella no
existe sino en el quehacer de los teólogos). Su tarea principal es
comprender lo revelado por Dios. Ahora bien, comprender implica
el ejercicio de la razón, y ésta no la tiene el teólogo (ni nadie) en
estado de naturaleza sino de cultura. Es decir, nuestra facultad
racional natural ha sido formada en el largo proceso de
socialización que va desde nuestro nacimiento hasta nuestra
mayoría de edad, proceso que nos deja en condiciones de usar de
nuestras facultades, entre ellas la razón, con independencia. Dicho
de otro modo, cuando comprendemos algo, lo hacemos con ayuda
de las categorías de comprensión que nos ha dado nuestra cultura,
y de ellas no nos podemos desprender. Así, pues, cuando el
teólogo hace teología está poniendo en juego -lo sepa o no, le
guste o no- su cultura.[1]
De aquí, casi como “subproducto” de esta comprensión
inculturada de la revelación, surge una mejor transmisibilidad del
dato de la fe a los contemporáneos que participan de la misma
cultura del teólogo. Es una de las dimensiones pastorales de la
teología.
Por otro lado, la presencia de la cultura se hace inevitable si
consideramos el objeto propio de la teología. Como ha mostrado,
entre otros, HansjürgenVerweyen,[2] el acontecimiento de Cristo
se presenta en los testimonios de la revelación como la palabra
definitiva de Dios a la humanidad. Palabra definitiva quiere decir
que da respuesta a todas las preguntas legítimas que se hace el ser
humano respecto al sentido de su existencia y de la historia. Por lo
tanto, la teología tiene que interpretar cada vez de nuevo ese
acontecimiento de Cristo, debe hacer un proceso hermenéutico -
interpretativo- en principio inacabable, porque la libertad humana
tiene abierto un futuro que no podemos predecir, del que pueden
brotar siempre nuevas preguntas.
Este carácter hermenéutico de la teología tiene una
referencia directa a la cultura. Por un lado, cada situación histórica
debe ser interrogada por la teología para descubrir en ella las
preguntas fundamentales por el sentido (preguntas que pueden
estar explicitadas en esa cultura -lo que facilita el trabajo del
teólogo- o sólo implicadas en el conjunto de las expresiones de esa
cultura). Por otro lado, la teología tiene como tarea ayudar a que la
tradición cristiana sea efectivamente captada por los
contemporáneos como respuesta a esas preguntas, lo que supone
que la presentación de la fe se haga en diálogo con su cultura; aquí
tocamos un nuevo aspecto de la dimensión pastoral de la teología.
1.2. Elementos de teoría de la cultura[3]
El concepto de cultura que aquí expongo se logra desde dos
aproximaciones complementarias. La primera es macroscópica y
sirve para situar la cultura en el conjunto de los desafíos que
enfrenta todo grupo humano. La segunda es microscópica y tiene
como objetivo penetrar al interior del sistema cultural para
descubrir los subsistemas que lo componen y la forma como se
relacionan entre sí.
La intención de este párrafo es más heurística que teórica.
Es decir, se trata de presentar los elementos de una teoría de la
cultura no en la perspectiva de elaborar un concepto acabado y
sistemático de cultura, sino en una mucho más modesta: la de
ayudar a visualizar el fenómeno cultural, de manera de poder
diagnosticar la situación de la teología fundamental en la cultura
actual en Chile. Ahora bien, si estos elementos que presento no
tuvieran ninguna consistencia teórica, mal podrían ayudarnos a ver
en la realidad el fenómeno cultural; que la tienen, se desprende del
hecho de que pueden integrar sin violencia los desarrollos de la
teoría del conocimiento de Jürgen Habermas,[4] como se verá a
continuación. Pero la intención no es teórica.
a) El puesto de la cultura en los desafíos que enfrenta el
grupo humano
Hablo de “grupo humano” para referirme al sujeto de la
cultura. Uso deliberadamente esta expresión, porque me parece lo
suficientemente amplia como para cubrir los diversos tipos de
sujetos colectivos capaces de generar cultura (o subcultura), como
son los países y regiones, las tribus, clanes y familias, las clases o
estamentos, las instituciones, las Congregaciones religiosas, etc.
Todo grupo humano enfrenta cinco desafíos
fundamentales, ineludibles. Los presento desde la perspectiva del
grupo humano como tal, no de los individuos que lo componen,
aunque ellos también se ven enfrentados dentro del grupo, como es
obvio, a esos mismos desafíos. Las acciones con que el grupo trata
de responder a estos desafíos las realizan las personas individuales,
pues el grupo no actúa por sí mismo. Pero la perspectiva en que me
sitúo ahora es la del grupo.
1. El primero de estos desafíos es el de la subsistencia de los
miembros del grupo: es evidente que si ellos no pueden vivir, el
grupo se desintegra. La humanidad resuelve ese desafío mediante
el trabajo, por el que saca de la naturaleza los bienes (elaborados
en mayor o menor grado) y servicios que necesitan los miembros
para vivir. El medio o instrumento fundamental del trabajo es la
técnica, en sus diversas formas históricas y culturales. El trabajo se
halla siempre organizado socialmente, de modo que unos
miembros del grupo se especializan en una tarea, otros en otra;
hay, pues, cierta división del trabajo.
El correlato del trabajo es la naturaleza exterior; por el
trabajo, en efecto, el grupo humano entra en contacto con la
naturaleza que lo rodea y en la que vive. Sin embargo, me parece
importante tomar conciencia de que el trabajo es una forma de
relacionarse el ser humano con la naturaleza; no es la única ni la
más rica. En el trabajo, anota Habermas, hunde sus raíces lo que
él llama “interés técnico de conocimiento”, que es el interés por
controlar los procesos de la naturaleza, interés que ha dado origen,
a partir del Renacimiento, a las ciencias modernas de la naturaleza,
ciencias empírico-analíticas.
La respuesta del grupo al desafío de la subsistencia está
siempre amenazada por el fracaso, por cuanto la distribución de los
bienes y servicios producidos suele hacerse de manera
desequilibrada, injusta, manteniendo a buena parte de los
miembros del grupo en estados habituales de insatisfacción
(pobreza, miseria) que, ocasionalmente, pueden conducirlos a la
muerte.
2. El segundo desafío es el de la convivencia entre los
miembros del grupo. Es igualmente básico que el anterior, pues si
los miembros no saben convivir, el grupo se disuelve, aunque sus
componentes sigan viviendo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con un
matrimonio que se separa o con un grupo juvenil que se acaba.
Este desafío se resuelve mediante diversos procesos de
socialización, que hacen, de los individuos que llegan al grupo -por
nacimiento, por inmigración, por conquista, por proselitismo, o por
lo que sea-, miembros plenos de él. Ejercen estas tareas de
socialización la familia, el cada vez más complejo sistema
educacional, la “pandilla” del barrio o población, los medios de
comunicación social, etc. Si nos detenemos en la educación, vemos
que ésta, al igual que el trabajo productivo, se halla dividida y
organizada socialmente: hay en el grupo diversos especialistas, que
forman a los individuos en las costumbres, el saber, las normas de
conducta, etc. que rigen la vida del grupo. Gracias a este proceso
de socialización, los individuos que llegan al grupo pasan a ser
“moneda corriente” en él, se integran plenamente a él.
En los procesos de socialización, el grupo entra en contacto
con las personas individuales que lo constituyen. El lenjuage es el
medio o instrumento principal de los procesos de socialización; en
él, según Habermas, arraiga el “interés práctico de conocimiento”:
el interés por facilitar la acción común de los miembros del grupo,
bajo orientaciones compartidas; interés que anima a las ciencias
histórico-hermenéuticas que se han desarrollado en los Tiempos
Modernos paralelamente a las ciencias empírico-analíticas de la
naturaleza.
También el desafío de la convivencia puede ser mal
resuelto por el grupo. La amenaza que siempre pende sobre él es la
de no lograr la integración plena de sus miembros, la de establecer
separaciones entre personas y entre grupos al interior del grupo
mayor, que queda dividido en clases o estamentos, cada uno con
sus intereses propios y a menudo en pugna unos con otros.
3. El tercer desafío es el de la autoridad al interior del grupo.
Se origina por el hecho de que los dos desafíos anteriores se
resuelven mediante la división del trabajo; división que implica
como contracara un liderazgo que organice y asigne tareas y
beneficios. La humanidad resuelve este desafío mediante algún
sistema político, desde el tribal (de raíz todavía familiar) hasta las
democracias representativas modernas, pasando por tiranía,
dictadura, monarquía de diversos matices, etc.
En el sistema político el grupo toma contacto con el
fenómeno del poder, uno de los más misteriosos que se dan en la
humanidad. No es, sin embargo el poder político la única forma
posible del poder; existen además el poder económico, el poder
social, el poder moral, etc. El poder político trae consigo la
experiencia de la dominación; en ella, según Habermas, encuentra
su raíz el “interés emancipatorio (o libertario) de conocimiento”: el
interés por lograr la plena maduración del hombre,
desenmascarando, mediante el conocimiento, los poderes que lo
oprimen; interés que anima a las ciencias críticas como la Filosofía
clásica, el Sicoanálisis, la Crítica de las ideologías.
La amenaza de fracaso que pende sobre este desafío es la
de la opresión. Uno o unos pocos al interior del grupo se apoderan
del poder político y lo ejercen en provecho propio o de algunas
clases, sometiendo al resto de la población a un régimen opresivo.
4. La respuesta a estos primeros tres desafíos deja constituido
al grupo de manera estable, con identidad propia. Pero nunca se
dan grupos humanos aislados, siempre hay en sus fronteras otros
grupos igualmente constituidos. De ahí el cuarto desafío, el de la
coexistencia con los otros grupos humanos con los que entra en
contacto. La humanidad ha resuelto este desafío mediante dos
sistemas, el diplomático (que emplea más bien la razón y el
diálogo) y el militar (que emplea la fuerza de las armas), hasta
ahora dirigidos ambos por el sistema político (aunque desde la
Segunda Guerra Mundial el sistema militar tiende a independizarse
y a tomar la dirección del sistema político y del diplomático). Aquí
también se da, en otra forma, la experiencia de la dominación de la
que surge el interés emancipatorio de conocimiento.
En la experiencia de coexistencia, el grupo humano se
enfrenta con la alteridad, es decir, con seres humanos que son
diversos de una manera cualitativamente distinta de la diversidad
que se da al interior del propio grupo, donde cada miembro se topa
sólo con “gente como uno”. Si el grupo no niega esta alteridad, si
reconoce que el otro participa de su misma humanidad, aunque de
otra manera, entonces se encuentra con la realidad de la
humanidad, es decir, de aquello que es común a todos los seres
humanos, por debajo y más allá de todas las diferencias de lengua,
raza, nación y cultura. En efecto, en la relación con el otro, que es
realmente otro, ajeno, diverso, el grupo experimenta la amplitud de
lo humano.
El fracaso que acecha al grupo en la respuesta a este
desafío es el de la guerra, forma extrema de la enemistad entre
grupos, de la incapacidad para reconocerse mutuamente como
iguales, para intentar resolver los problemas mediante la razón y el
diálogo.
5. Por último, y como desafío de los desafíos, el del sentido.
Es el último y el decisivo, porque la respuesta a los cuatro desafíos
anteriores supone que los miembros del grupo realicen las acciones
necesarias; ahora bien, de no encontrar sentido en lo que hace -el
trabajo, las tareas educativas, la política, la diplomacia y la guerra-
el ser humano simplemente no lo hace; la coacción externa y el
miedo pueden suplantar por algún tiempo al sentido ausente, pero
a la larga son incapaces de mantener la cohesión del grupo y éste
se disgrega; por lo demás, el que ejerce esa coacción debe
encontrar sentido en ejercerla, pues si no, no la ejerce, de modo
que el problema no hace más que trasladarse a otro sujeto dentro
del grupo. Dicho de otra manera, de no resolverse el desafío del
sentido, los miembros del grupo no tendrán ánimo para enfrentar
los restantes desafíos. Por eso, este desafío no se añade a los otros
cuatro como desde fuera, yuxtaponiéndose a ellos, sino que
constituye su mismo centro; el desafío del sentido se juega en la
raíz de la respuesta del grupo a los cuatro primeros desafíos. Lo
que impone la pregunta por el sentido es el hecho de que las
acciones mediante las cuales el ser humano trata de enfrentar estos
desafíos exigen de él un esfuerzo, que no necesariamente aparece
como proporcional al resultado logrado, más todavía, si se toma
conciencia de que, a la larga, todo esfuerzo es inútil, porque vamos
inexorablemente a la muerte; y, entre tanto, a menudo los
esfuerzos del grupo fracasan. En cierto sentido, entonces, los
cuatro desafíos vistos hasta aquí están cargados en su centro con la
exigencia del esfuerzo -y la pregunta es si ese esfuerzo vale la
pena, a pesar de la experiencia siempre posible, muchas veces real,
del fracaso- y sus bordes están inmersos en la negación radical del
sentido que es la muerte.
El desafío del sentido la humanidad lo ha resuelto mediante
la cultura, en cuyo centro -al menos, hasta el Renacimiento
iniciado en los siglos XV-XVI en Europa- siempre ha estado la
religión; la cultura arraiga al individuo en su grupo y le da sentido
a su vida, al conjunto de sus actividades y al fracaso, que acecha
siempre y que se hace presente inexorablemente en la muerte
inevitable. Como responde a un desafío que se encuentra en el
centro de los otros desafíos, la cultura (y la religión o irreligión
que está en su centro) lo tiñe todo; sin embargo, también se
explicita en un sector propio, con actividades, productos y normas
propios, como son el arte, la reflexión y también -quizá sobre todo-
los ritos con que el grupo celebra la vida (la fiesta) y la muerte (los
funerales).
En la cultura, el grupo humano entra en contacto con lo
trascendente. En efecto, el sentido -es decir, los valores que dan
sentido a la acción del grupo para resolver los primeros desafíos-
el ser humano lo encuentra, no lo construye desde sí mismo. Esta
experiencia de encontrar sentido equivale a la de recibir, desde
fuera del individuo y del grupo, los valores. Por eso, se puede
hablar aquí de experiencia de lo trascendente, de lo que está más
allá del ser humano. Por lo mismo, en la cultura arraiga lo que,
prolongando a Habermas, habría que llamar “interés trascendente
(o salvífico) de conocimiento”; expresado en los términos que usa
el cristianismo, el interés por hacer ahora, bajo el régimen de la fe
y no de la visión cara a cara, la experiencia del encuentro con Dios
que da plenitud al ser humano.
Si el grupo fracasa en la respuesta a este desafío y no
encuentra un sentido, adviene necesariamente la muerte de la
cultura, la disolución o desaparición del grupo. En efecto, si el
grupo no ofrece a sus miembros ningún sentido para vivir, la
inercia puede mantenerlo todavía un tiempo en vida; a la larga,
está sentenciado a muerte.
6. Una forma sintética de presentar los cinco desafíos es el
cuadro siguiente:
desafío resolución medio correlato interés de
conocimiento fracaso
subsistencia trabajo técnica naturaleza
exterior técnico injusticia,
miseria convivencia socialización lenguaje individuos práctico desinte-
gración
autoridad gobierno domina-
ción poder emancipatorio opresión
coexistencia diplomacia, sistema militar
diálogo, fuerza
alteridad emancipatorio guerra
sentido cultura sector cultural
trascenden-
cia salvífico muerte
7. Los cuatro primeros desafíos se resuelven por medio de
acciones “transitivas”, es decir, acciones que se justifican por el
producto que logran; por ejemplo, los productos que encontramos
a la venta en un supermercado, la capacitación técnica y
profesional obtenida en los institutos correspondientes de
educación superior, los armamentos, las elecciones políticas, etc.
El desafío del sentido, en cambio, se resuelve por medio de
acciones “intransitivas” o de finalidad inmanente, cuya
justificación está en su valor intrínseco, no en su eventual
producto: la reflexión filosófica, por ejemplo, vale en cuanto
permite ver la realidad; la oración vale porque es encuentro con
Dios; etc.
Sin embargo, toda acción humana tiene siempre algo de
intransitivo, incluso las acciones productivas: así se echa de ver en
el gozo que (a veces) acompaña al que hace su obra bien hecha. A
su vez, también la cultura requiere de productos (frutos de
acciones transitivas) que constituyen su “infraestructura” (teatros,
libros, etc.).
8. Podemos concluir esta primera mirada, macroscópica, de la
cultura, señalando que ella es matriz de humanidad. En efecto, al
decidir acerca del sentido, la cultura influye muy decisivamente en
la forma que en el grupo adoptarán las acciones tendientes a dar
respuesta a los desafíos de la subsistencia, la convivencia, la
autoridad y la coexistencia. A su vez, estas acciones concretas irán
formando a los miembros del grupo, porque exigirán de ellos el
cultivo de muy determinadas potencialidades, dejando en la
sombra, sin cultivo comparable, otras potencialidades que también
están en la naturaleza humana. Piénsese, por ejemplo, a la luz del
actual conocimiento neurológico, en lo que ocurre con las
capacidades humanas cuyo asiento está en los hemisferios derecho
e izquierdo del cerebro; en la cultura moderna se han desarrollado
al máximo las capacidades asentadas en el hemisferio izquierdo,
dejando prácticamente intocadas las del otro hemisferio.
La acción formadora de la cultura sobre los miembros del
grupo se ejerce en dos etapas distintas de su desarrollo. La primera
abarca desde el nacimiento hasta el fin del período de mayor
plasticidad del ser humano, que se sitúa en torno a los 14 años de
vida. En esta etapa, la persona recibe de su grupo -
fundamentalmente la familia o lo que haga sus veces, pero también
la escuela primaria o básica y el grupo de iguales, la “pandilla” del
barrio- las líneas gruesas de la (sub)cultura propia de ese grupo.
Recibe desde luego el lenguaje, con los matices propios del
“idiolecto” familiar y del “dialecto” del grupo social; matices que
son los que permiten saber, por el modo de hablar -el acento, la
pronunciación, los giros- que Pedro es galileo[5] o que Fulano es
campesino o ejecutivo empresarial. Con el lenguaje recibe también
los rudimentos de las acciones, es decir, el saber cómo
comportarse en las distintas situaciones que van poniendo al niño
en contacto con distintos tipos de personas: los mayores, los
iguales, los de clase superior o inferior, los distintos roles
tipificados (el policía, el vendedor, la profesora de escuela, etc.); el
niño debe interiorizar ese cómo se habla, cómo se comporta,
cómo se dicen las cosas, etc.; pronombre se en el que se hace
presente la cultura como norma. Con el lenguaje, el niño recibe
además ciertas bases fundamentales respecto de las
representaciones y los valores, que constituyen en él algo como la
obra gruesa de un edificio, que ya nadie podrá ignorar ni eliminar.
En esta primera etapa de “socialización” el niño está indefenso
ante lo que se le da, no tiene la capacidad crítica para discernir y
escoger libremente.
Viene luego la segunda etapa, en que el adolescente, luego
joven, recibe diversas socializaciones secundarias, la de la
enseñanza media y superior, la del trabajo y el grupo profesional,
la de la familia que normalmente forma y la de los grupos sociales
a los que pertenece y que frecuenta. Si en la primera socialización
el niño está indefenso, en estas socializaciones segundas el
individuo puede tener -y va teniendo crecientemente- la capacidad
crítica de discernir, cada vez más libremente, qué asumir de todo
lo que se le ofrece. Ésta es la etapa, que va hasta la muerte, en que
el ser humano se da las “terminaciones” a esa “obra gruesa” que ha
recibido con la socialización primaria, y habita esa “vivienda” que
el grupo le ha construido, aportando en ello toda su originalidad
personal.
b) El “ethos” cultural
1. Una vez situada la cultura en el contexto más amplio de la
vida del grupo humano, tenemos que mirarla en sí misma. La
cultura es un “sistema” complejo. Inspirados en un estudio de
Jean Ladrière,[6] podemos decir que hay en el sistema cultural
cuatro subsistemas. El más exterior, el que primero encontramos al
llegar a un grupo cultural que no es el nuestro, es el sistema de
expresión. Está constituido fundamentalmente por el lenguaje,
pero también por los gestos corporales y los símbolos colectivos
(como la bandera, los Padres de la Patria, el folclor, etc.).
Intimamente unido a la expresión está el sistema de la acción
(que Ladrière trata como uno solo con ella), sistema que gobierna
la forma como se actúa en cada grupo cultural en respuesta a los
desafíos que acabamos de ver.
Más adentro en la cultura está el sistema de las
representaciones, es decir, de las formas como el grupo se
representa las realidades diversas con las que entra en contacto. Es
el mundo de las ideas, los mitos, la ciencia, la filosofía, las
ideologías, las cosmovisiones. La acción está fuertemente
condicionada -si no determinada- por las representaciones. Lo
podemos mostrar con un ejemplo. Si el que llamamos “enfermo
mental” es considerado - como en muchas culturas premodernas-
un mediador de lo divino, será tratado de manera muy distinta a
como lo tratamos hoy en que, porque lo consideramos enfermo, lo
aislamos en un manicomio o en una clínica siquiátrica y no
tenemos ya nada que recibir de él.
Por último, en el centro de la cultura están los valores. Se
pueden distinguir dos tipos distintos. Por un lado, los valores
axiológicos (de [áxios], digno), que expresan la dignidad de
cada cosa, de cada ser, y están, por lo tanto, íntimamente
vinculados con las respectivas representaciones, determinándolas.
Por otro lado, los valores normativos, que dictan el tipo de
conducta que el ser humano debe tener con las diversas cosas del
mundo; por eso, se vinculan con el sistema de acción y lo
determinan.
2. Hasta aquí llega un análisis secularizado de la cultura. Pero
una mirada que se abre a la totalidad de la experiencia humana
descubre que en el fondo de los valores se sitúa lo religioso, como
han afirmado los Padres de Puebla[7] y, a su siga, Juan Pablo
II.[8] Si el mundo moderno ha quitado la religión de este puesto
central y determinante, ha sido en desmedro de la humanidad del
ser humano.
Antes de seguir adelante con esta idea, hay que reconocer,
sin embargo, que los creyentes -en concreto, los cristianos
europeos de los siglos XVI y XVII- ayudaron al hombre moderno
a expulsar la religión del ámbito cultural público, para relegarla al
de la subjetividad privada. En efecto, las cruentas guerras de
religión que se siguieron en Europa central de la división de los
cristianos entre católicos y protestantes fueron un impedimento
enorme a la vida y al progreso, un obstáculo que de alguna manera
había que eliminar. Como los mismos cristianos se mostraron
incapaces de hacerlo, la burguesía moderna lo hizo drásticamente,
acabando con la religión misma en cuanto realidad pública.[9]
Sin embargo, como la capacidad religiosa es de la
naturaleza misma del ser humano, el espacio que queda vacío por
el desalojo de la religión tiene que ser llenado de inmediato por
algún sucedáneo. El mundo moderno ha creado las ideologías,
explícitamente no religiosas, pero con rasgos extraordinariamente
semejantes a los de las religiones. Se da aquí la paradoja del ser
humano: porque es libre, puede ir contra los llamados de su
naturaleza profunda; pero, si lo hace, ésta de alguna manera se
venga. Dicho de otro modo, el ser humano puede actuar contra su
naturaleza, pero no la puede extirpar.
3. Los valores, incluidos los religiosos, son, pues, el núcleo
que determina el conjunto de la cultura, hasta sus niveles más
exteriores de expresión y de acción. Para diagnosticar una cultura
no se necesita, por lo tanto, una descripción y evaluación detallada
de cada una de sus manifestaciones; basta con ir directamente a ese
núcleo valórico. Hoy se suele hablar, a este propósito, del “ethos”
cultural como el centro de la cultura, aquel que determina las
actitudes de fondo que gobiernan la conducta del hombre en el
mundo. “Ethos” es la transcripción del griego , que significa
primero morada o lugar habitual de residencia; luego, hábito,
costumbre, uso; por último, carácter, modo de ser, sentimiento.
Habría que añadir, a mi juicio, también el “pathos” de la
cultura, es decir, la forma fundamental de la sensibilidad, que
define el modo como los miembros de un grupo cultural reciben el
mundo. Así, la cultura se puede representar por una elipse cuyos
dos focos son el “ethos” cultural y su respectivo “pathos”.
Dejemos de lado el tema del “pathos”, que no ha sido aún
suficientemente tratado, y volvamos al “ethos” cultural.
Juan Carlos Scannone define el “ethos” cultural como “el
modo particular de vivir y habitar éticamente el mundo que tiene
una comunidad histórica (un pueblo, una clase social, una
comunidad religiosa, etc.) en cuanto tal en su historia. Por
consiguiente, la palabra „ethos‟ implica dos dimensiones
estrechamente interrelacionadas, pero distintas. Por un lado se
señala el momento propiamente ético o moral: los principios
vividos y valores comunes que orientan las opciones existenciales
fundamentales de esa comunidad; y, por otro lado, la impronta
antropológico-cultural de los mismos en la conformación de un
„estilo de vida‟ histórico determinado, o modo peculiar (ético-
cultural) de relacionarse con el sentido último, con los otros
hombres y grupos de hombres, y con la naturaleza”.[10]
Más simplemente, el ethos cultural es el núcleo en torno al
cual se organizan y adquieren coherencia los valores, que
constituyen el corazón de la cultura, en cuanto ésta es matriz de la
conducta humana y, por lo tanto, del ser humano en cuanto se va
haciendo a sí mismo por medio de su conducta.
1.3. Sobre el diagnóstico de la cultura en Chile hoy
Dos aspectos voy a subrayar en este intento de diagnóstico
de la situación cultural de hoy. Por un lado, el hecho de la
pluralidad de culturas, por otro el debate actual en torno a la
modernidad, en sus dos variantes: la de los países del Norte, acerca
de si ya hemos pasado de la modernidad a la posmodernidad, y la
de América Latina, que gira en torno a los siempre renovados
esfuerzos de los grupos dirigentes por lograr, por fin, la
modernización de nuestros países.
a) Los diversos ethos y pathos culturales que se dan hoy
1.
Lo fundamental de la situación actual de la cultura en Chile
y, más en general, en América Latina, me parece que es su
pluralidad. En efecto, en las culturas latinoamericanas se puede
ver hoy una mezcla -no todavía un mestizaje con características
propias bien definidas- de dos zonas culturales diferentes:
tradicional y moderna; aunque, sobre todo en la juventud, ya
parece darse un tercer tipo de cultura, la llamada cultura
posmoderna que, si no es una cultura nueva, es al menos una
reacción bastante radical contra la cultura moderna.
La cultura moderna nace con el Renacimiento en Europa y
alcanza una primera cristalización en los llamados Tiempos
Modernos. En la perspectiva de la modernidad, todas las culturas
anteriores -es decir, “premodernas”- aparecen como variantes de
una cultura única, caracterizada por la fuerza omnipotente de la
tradición; son, pues, culturas premodernas o “tradicionales”. El
hecho de que para las actuales reacciones contra la modernidad no
se haya encontrado aún otra denominación que “posmodernidad”
me lleva a proponer una presentación de estos tres ethos y pathos
culturales centrándome en la modernidad y asumiendo su
perspectiva. Por ello, lo premoderno tradicional está representado
por la cultura medieval, contra la cual se alzó la modernidad.
2. La contraposición entre el ethos cultural moderno y el
medieval se puede concentrar en tres aspectos.
El primero es el contraste entre la autonomía moderna y la
heteronomía tradicional. El hombre moderno aspira a sacudirse
toda tutela externa; aspira a conducir su vida desde sí mismo;
quiere ser ley para sí mismo: “autonomía” viene del
griego (autós), que significa “mismo” (yo mismo, tú
mismo, etc.), y (nómos), ley. Mirando a la Edad Media (y a
todas las culturas tradicionales, fuertemente determinadas por sus
respectivas religiones y las tradiciones imperantes, habitualmente
sacralizadas), la modernidad la ve como la época heterónoma de la
humanidad, en que instancias externas al ser humano y ajenas a él
le dictaban la ley de su vida y de su conducta; heteronomía
particularmente encarnada en la Iglesia y su autoridad moral.
“Heteronomía” viene del griego (héteros), ajeno, otro
y (nómos), ley. Sin embargo, la autonomía moderna no
equivale simplemente al rechazo de toda ley para la conducta
humana. Por el contrario, lo que se busca es acabar con la
heteronomía, es decir, con la fuente extrínseca, exterior -y, por lo
mismo, ajena- de la ley; la pretensión de la modernidad es haber
encontrado la fuente intrínseca, interior de la ley, presente por
igual en todo ser humano, que es así capaz de juzgar por sí mismo.
Esta fuente es la razón[11] que, siendo universal, está presente a la
vez en cada ser humano. A lo largo de los varios siglos de la
modernidad, la razón ha ido acentuándose de maneras diversas,
dando origen a diversas formas de modernidad: científico-técnica,
política (sobre todo desde Marx), existencial, etc.
La segunda contraposición es entre las actitudes del ser
humano ante la naturaleza: de dominación en la modernidad, de
servidumbre y dependencia en las culturas tradicionales, que
sublimaban su esclavitud haciendo de la naturaleza la Madre. La
dominación moderna ha sido hecha posible gracias al prodigioso
desarrollo de la ciencia y de la técnica, estrechamente unidas en
esa empresa de conquista de este mundo, que es tan propia de la
modernidad; desarrollo que, de rebote, ha reforzado el rasgo
dominador del hombre moderno que, ante cualquier realidad que
se le escapa, tiende a pensar: todavía no, pero ya lograremos
dominarla (piénsese, por ejemplo, en el campo de la medicina, en
lo que ocurre con el cáncer o con el sida). Esta dominación
científico-técnica de la realidad encuentra sus raíces en el rasgo de
autonomía, al que, a su vez, hace posible y, por ello mismo, lo
refuerza. Hay que advertir que la tecnociencia dominadora no es la
única posibilidad de hacer ciencia; responde a lo que se puede
llamar el modelo “baconiano”; otra posibilidad es el modelo
“newtoniano”, interesado no tanto en dominar y transformar la
realidad, cuanto en conocerla.[12]
El tercer aspecto del ethos cultural moderno que se
contrapone al tradicional es lo que podemos llamar su
inmanentismo o clausura intramundana, es decir, el hecho de que
la cultura moderna limita su horizonte según lo que la ciencia
puede conocer y lo que la técnica puede dominar; clausura
intramundana que hace sentir que el horizonte tradicional, abierto a
la trascendencia, equivale a una evasión frente a las tareas de este
mundo, frente a los goces y posibilidades del más acá, opacados
por un más allá que la modernidad considera ficticio e
inalcanzable.
En cuanto al “pathos” cultural, el de la modernidad me
parece ser un pathos de objetualidad. En efecto, el hombre
moderno se instala ante la realidad en una actitud de tomarla como
objeto, que está ahí como mero dato, disponible para todas sus
manipulaciones. Desde esta perspectiva, las culturas tradicionales
aparecen como tabuizadoras de la realidad, a la que ven habitada
por toda clase de fuerzas sacrales, sobre las cuales el ser humano
no tiene ningún derecho.
De lo dicho se puede desprender una última contraposición
entre lo moderno y lo premoderno, según a qué aspecto del tiempo
se le dé la primacía. La premodernidad, por su valoración de la
tradición, acentúa el pasado, lo ya dado; la modernidad, en cambio,
tiene sus ojos puestos en el futuro, en las conquistas que logrará y
que irán haciendo la vida humana cada vez más placentera y digna
de ser vivida; adelantándonos a lo que sigue, la posmodernidad
parece estar centrada en el instante presente, que hay que gozar.
3. Hoy se difunde en los países desarrollados, sobre todo entre
los jóvenes, un conjunto de actitudes que preludian un nuevo ethos
cultural posmoderno. Por ahora, son apenas reacciones, a veces
ciegas, ante los daños más o menos evidentes a que conduce el
ethos moderno. Se dan también entre nosotros.[13] Uno de sus
rasgos más visibles actualmente es la preocupación ecológica, que
a veces degenera en la búsqueda de una nueva servidumbre del ser
humano a los ciclos naturales, pero que puede ser también la
aspiración a una relación mutuamente enriquecedora entre la
persona y la naturaleza, que supere la dominación y la
servidumbre. Creo que lo que la posmodernidad pone en cuestión
es sobre todo la dominación científico-técnica y la consiguiente
forma específica de clausura intramundana. Los posmodernos
quieren ir más allá de los límites científico-técnicos del mundo,
pero sin salirse del marco de la autonomía; buscan, en efecto, toda
clase de experiencias de alteridad y alteración (drogas, esoterismo,
música, sexo, etc.), pero al interior de las posibilidades de este
mundo y sin aceptar una realidad supramundana que pudiera
cuestionar la autonomía. En cuanto al pathos, la posmodernidad
parece añadir al pathos moderno un aspecto fruitivo: se trata, en
efecto, no tanto de manipular la realidad en función de los
proyectos que nos vamos haciendo, sino más bien de gozarla; las
manipulaciones técnicas o mágicas -todas permitidas- no tienen
otra finalidad que lograr el máximo placer posible. Desaparece así
en la posmodernidad el rasgo ascético propio de los primeros
tiempos de la modernidad capitalista, cuando la burguesía
posponía el goce del presente, en función de la acumulación de
capital necesaria para realizar proyectos aun más ambiciosos que
los ya logrados. Hoy, el presente parece primar sobre el futuro.
4. Ante estos tres “ethos” y “pathos” culturales vale la pena
señalar el que ofrece la fe cristiana. No es ni su negación lisa y
llana ni tampoco un compromiso o componenda, fruto de tomar un
poco de cada uno. Es, a mi parecer, su auténtica superación. Una
imagen puede ayudar a entender lo que digo. Un péndulo se mueve
inevitablemente entre dos extremos; pero ese movimiento se
explica por el punto desde el cual éste cuelga. La propuesta del
“ethos” de la fe es ese punto que, por una parte, hace justicia a la
verdad que estos “ethos” expresan deformadamente, a la vez que,
por otra, supera su estrechez.
La fe nos propone vivir un ethos de teonomía, comunión (o
solidaridad) y trascendencia y un pathos de gratuidad. Teonomía,
porque Dios es la ley de toda la realidad, siendo su Creador; pero
no lo es desde la pura heteronomía, pues -como viera San Agustín-
Dios es “intimior intimo meo” (es más yo que yo mismo, está más
adentro de mí que yo); sin confundirse tampoco en la identidad de
la autonomía, pues -como había dicho inmediatamente antes el
mismo Agustín- Dios es “superior supremo meo” (supera lo más
alto que hay en mí).[14]
Comunión, porque siendo Dios mismo Trinidad de
Personas, ha querido que sus creaturas reproduzcan, a su nivel y a
su manera, la mutua inhabitación de los tres, uno en los otros. Así
se supera el dilema de la dependencia o la dominación, tal como se
ve en la parábola del “Hijo Pródigo”: éste, una vez que da muerte
simbólica al padre, buscando su total independencia, luego de
probar hasta el fondo la miseria a la que esto lo llevó, sólo imagina
la posibilidad contraria, la de dar muerte en sí al hijo, para caer en
la total dependencia del esclavo; pero el padre es capaz de
restaurar la comunión con el hijo, y hace fiesta por ello.
Trascendencia, pues se trata de reconocer la presencia de
Dios en las realidades de este mundo, sin evadirse de él en un
seudo más allá, pero sin tampoco cerrar el horizonte de este mundo
en los estrechos límites que trazan nuestra ciencia y nuestra
técnica.
Y gratuidad, pues se reconoce la realidad como obra del
Creador, dada como regalo a todas sus creaturas, junto con su raíz
-la existencia, la participación en el ser-, para que sea recibida y
acogida con gratitud, pero a la vez con responsabilidad.
Con respecto al tiempo, el acento está puesto en la
eternidad, como “tiempo” de Dios; pero no en Dios mismo, sino en
cuanto el tiempo de Dios se hace presente, anticipadamente, en la
historia humana, en sus tres tiempos, pasado, presente y futuro.
5. Un cuadro resume la contraposición de estos diversos
“ethos” y “pathos” culturales:
tradicional moderno posmoderno de la fe
ethos heteronomía autonomía autonomía teonomía
dependencia
servidumbre
sumisión
dominación
(posibilitada por
ciencia-técnica)
se cuestiona la
dominación
comunión o
solidaridad
evasión en el
más allá
clausura mundana
(definida por límites
c-t)
se cuestiona
límite c-t de la
clausura
trascendencia
escatológica
pathos tabuización
sacral
objetualidad fruición o goce gratuidad y
gratitud
tiempo pasado futuro presente eternidad
b) El debate acerca de la modernidad; el tema del Norte:
modernidad / posmodernidad [15]
Es evidente que no se puede hacer un panorama completo
acerca de la actual discusión en torno a la modernidad. Destacaré
las dos líneas que me parecen más pertinentes desde nuestra
perspectiva latinoamericana: en este párrafo, la discusión del
Norte, acerca de si estamos ya en una nueva época histórica, que
ha dejado atrás la modernidad -la llamada, a falta de mejor
nombre, posmodernidad-; y en el Sur, la discusión acerca de si
somos, por fin, modernos (en el párrafo siguiente, c).
Sobre el telón de fondo de una visión “canónica” de la
modernidad, aceptada por la mayoría de los intelectuales,
presentaré los argumentos de los posmodernos y de quienes
consideran que, aunque en crisis, la modernidad sigue siendo la
cultura vigente.
b1) Descripción de la modernidad y de su crisis actual
1. Desde el punto de vista histórico, la modernidad es una
realidad europea que se inicia en el Renacimiento y alcanza su
primera plenitud durante el siglo XVIII, en fenómenos como la
Ilustración (a nivel pensamiento), la Revolución Francesa (a nivel
político) y la industrialización (a nivel económico). A partir del
siglo XIX la modernidad europea se difunde por el mundo, de la
mano de la expansión colonizadora de los principales países
industriales, expansión que va adoptando sucesivamente diversas
formas: conquista de la tierra, de los mercados, de las capacidades
(fuga de cerebros), de las almas (en el sentido de que los pueblos
no modernos aspiran hoy con todas sus fuerzas a la
modernización).
Para los historiadores,[16] la modernidad representa una
cesura histórica sólo comparable a la de la sedentarización
ocurrida en el neolítico, que dio origen a largos siglos de vida de
diversas sociedades cuyas culturas llamamos hoy “tradicionales”,
cubriendo con un nombre común una enorme diversidad de detalle.
El paso del mundo tradicional a la modernidad cubrió varios siglos
de transición, cargados de muchas crisis en los diversos órdenes de
la vida humana; esta transición dio origen a una realidad nueva,
pero no de una vez y definitivamente, sino por etapas y con ritmos
diferentes según los distintos sectores de la sociedad y la cultura,
según los distintos países y regiones.
Desde el punto de vista cultural,[17] la modernidad se
caracteriza por una ruptura de la unidad cultural propia del mundo
tradicional, provocada por el predominio atribuido a la razón, que
ha de ejercerse libremente, sin ninguna tutela extrarracional, por
encima de toda autoridad, sea de la tradición cultural, de la religión
o del poder político. Ha sido Max Weber quien con más fuerza
convincente ha llamado la atención sobre este aspecto. Para él la
modernidad está vinculada intrínsecamente con el racionalismo
occidental (no se trata de un vínculo meramente contingente, de
hecho).
Esta ruptura racionalizadora ha traído consigo una serie de
procesos de diferenciación a nivel social y cultural. A nivel social
se han separado diversos ámbitos funcionales, cada uno sometido a
una lógica (racional) propia; se han separado del contexto religioso
englobante de la sociedad tradicional y por lo tanto también entre
sí; en ellos se institucionaliza la acción que busca racionalmente el
logro de determinados objetivos (“zweckrationales Handeln”). Se
trata fundamentalmente de la política (lógica del poder y de la
administración burocrática del Estado) y la economía (lógica del
dinero como medio universal de intercambio y lógica del mercado
que con sus leyes de oferta y demanda determina el valor de
intercambio de los diversos bienes y servicios).[18] Los
imperativos funcionales de los diversos sistemas sociales (el
político y el económico principalmente) terminan por imponerse
sobre los “mundos de la vida” (“Lebenswelten” analizados por la
Fenomenología: familia y grupos primarios donde se dan las
interacciones cara a cara), los que van siendo colonizados poco a
poco; como estos mundos de la vida son los espacios donde se
desarrollan las personas, se integran los grupos y se crea y
transmite la cultura, esta colonización trae consigo una profunda
crisis cultural y de identidad (personal y social). Dicho de otra
manera, esta racionalización social disolvió las anteriores formas
de vida social, basadas en los estamentos o gremios profesionales.
A nivel cultural, la ruptura racionalizadora se presenta bajo
la forma del proceso de desencantamiento (“Entzauberung”) de las
imágenes religiosas del mundo, prevalecientes antes de la
modernidad occidental, que lleva a la formación de tres esferas
culturales de valores con legalidades propias: las ciencias
empíricas, las artes autonomizadas y las teorías morales y del
derecho. Es decir, se separan los tres momentos de la razón, el
cognoscitivo (el ejercicio teórico de la razón, vivido ahora en las
ciencias modernas, aliadas desde muy temprano con la economía),
el práctico o normativo (la ética y la razón práctica) y el estético
(el arte y el juicio estético), y cada uno de ellos emprende un
camino propio, que se niega a recibir la influencia que pueda venir
de los otros dos.
Más concretamente me parece que, debido al inmenso éxito
técnico, la razón termina siendo la razón tecnocientífica o
instrumental, dedicada a explorar científicamente las leyes que
rigen los procesos naturales (incluidas poco a poco la persona, la
sociedad y la historia), para poner ese conocimiento, como técnica,
al servicio de los proyectos humanos. Razón de medios, no de
fines, porque se renuncia a la discusión racional de esos
proyectos.[19]
Concretamente también,[20] la naturaleza deja de ser vista
como gobernada directamente por Dios y pasa a ser autorregulada.
El ser humano deja de ser el intermediario entre la naturaleza y
Dios -idea que se basaba en el supuesto de que el ser humano
participa de ambos órdenes de realidad: del mundo, por su cuerpo
y de Dios, por su espíritu- y queda separado de la naturaleza, a la
que trata de doblegar a sus propósitos. Esto último está expresado
claramente ya enDescartes, que concibe a la persona como
sustancia pensante, “res cogitans”, pura subjetividad, enfrentada
inconmensurablemente, sin común medida, a la naturaleza -en la
que se incluye su cuerpo- concebida como sustancia puramente
extensa, “res extensa”, pura objetividad, por lo tanto
matematizable íntegramente. El poder de la sociedad deja de
fundarse en un más allá que lo legitima y a la vez lo juzga (como
ocurría con los Reyes de derecho divino) y pasa a radicar ahora en
el pueblo, por lo que debe ser centralizado (por imperativos de
racionalidad) y ejercido democráticamente (por imperativos de
legitimidad). El trabajo productivo, sometido a la racionalización
científico-técnica, es progresivamente separado del trabajador (en
sucesivas oleadas históricas de mecanización, taylorización y
robotización). El mundo entero se desencanta, al dejar de remitir
simbólicamente a un trasfondo auténtico, al dejar de expresar
simbólicamente un más allá, una alteridad.
2.
Esta descripción nos permite comprender inmediatamente
la crisis actual de la modernidad. Crisis ya percibida a mediados
del siglo XIX, cuando algunos artistas como Baudelaire convocan
a una “posmodernidad”.
La crisis se manifiesta en una primera aproximación como
la contradicción entre el programa de la modernidad y sus
resultados concretos.[21] En efecto, en vez del advenimiento del
individuo humano pleno surge la burguesía; en vez de la ciencia
desinteresada, ciencias puestas al servicio de intereses económicos,
políticos y militares; en vez de un sistema productivo al servicio de
los hombres libres, éstos se ven reducidos por los imperativos
funcionales de la economía al rol de productores y consumidores;
sobre todo, en vez de una sociedad impregnada de libertad,
igualdad y fraternidad, el siglo XX exhibe las mayores
aberraciones antihumanas de la historia: los campos nazis de
exterminio, la amenaza de la guerra atómica, el hambre y la
miseria de las mayorías pobres, la amenaza de la catástrofe
ecológica.
Detrás de estas contradicciones -que quizá se pueden
resumir en la fórmula englobante de la irracionalidad de los
procesos de racionalización-, se puede descubrir la dificultad para
lograr simultáneamente dos formas de la modernidad, la
económica y científico-técnica por un lado y la ética y cultural por
otro.[22]Pareciera que nuestra situación se caracteriza por la
imposibilidad de lograr un concepto de razón que comprenda
simultáneamente estos dos objetivos, técnico y ético, de la
modernidad.
Esto ha llevado a una crítica radical de la razón
tecnocientífica, que la está haciendo pasar de su certeza triunfal a
la incertidumbre (con el reverso de favorecer toda clase de
tendencias integristas y fundamentalistas y el pulular de sectas
religiosas y seudorreligiosas), poniendo en cuestión hasta la
posibilidad misma de una razón única omniabarcante.[23] Ha
llevado también, por el lado ético, a la pregunta por la posibilidad
de que el hombre controle las enormes fuerzas técnicas que ha
desarrollado; parecería, en efecto, que la modernidad se
autodestruye al perder el control de sus propios adelantos y
productos.[24]
Es esta crisis la que está en el trasfondo del debate actual
entre modernos y posmodernos.
b2) Las razones de los posmodernos [25]
Me detendré en dos autores, que han elaborado cada uno
una razón diferente: Jean François Lyotard y Gianni Vattimo.
1. Para Lyotard,[26] lo propio de la situación actual es que se
ha perdido la fe en lo que él llama los “grandes relatos” (o
“metarrelatos”) legitimadores. Desde hace poco, el saber científico
se legitima por su capacidad heurística, por su eficiencia en
producir nuevas ideas, lo que para algunos es positivismo. Pero
hasta ahora, y desde Platón, la ciencia ha recurrido al saber
narrativo para legitimarse. Incluso la ciencia moderna -que ya
renunció a la búsqueda metafísica de una prueba primera o de una
autoridad trascendente para fundar la verdad de sus enunciados, y
la fundó en el consenso de los expertos, logrado luego de un
debate llevado según las reglas de la ciencia- se legitimó mediante
un relato.
Los grandes relatos legitimadores han sido de hecho de dos
tipos, según cuál haya sido el sujeto -el héroe- del relato. El relato
cognoscitivo ha puesto a la ciencia como héroe; el relato práctico
ha puesto a la libertad política. Ambos han influido profundamente
en la modernidad. El relato práctico-político en ocasiones ha
puesto como sujeto al Estado, que toma en sus manos la formación
del pueblo y el progreso de la Nación. El relato cognoscitivo ha
encontrado enHumboldt y Hegel una versión especulativa, que
legitima a la ciencia no en perspectiva política sino filosófica. Se
trata de un metarrelato que restituye la unidad de los
conocimientos que se encuentran dispersos en las ciencias
particulares, y asigna esa unidad al Espíritu, que es Vida y que
tiene historia universal, metasujeto con respecto a los pueblos
concretos (enredados en sus saberes tradicionales) y a la
comunidad de los científicos (limitados por sus especializaciones),
pero que los realiza a ambos. El lugar de esta síntesis es la
Universidad. Este saber especulativo encuentra su legitimidad en sí
mismo, porque el Espíritu y la Vida no son más que él.
En la sociedad posmoderna, sin embargo, el gran relato, en
cualquiera de sus dos versiones, ha perdido credibilidad. No sólo
por la prosperidad capitalista y el auge desconcertante de la
técnica, sino porque los grandes relatos del siglo pasado traían
dentro de sí la deslegitimación y el nihilismo. La consecuencia es
la diseminación de juegos de lenguaje, cada uno jugando su propio
juego, sin que ninguno de ellos pueda legitimar a los demás.
2. Para Gianni Vattimo,[27] la época actual deja atrás la
modernidad en la medida en que realiza el nihilismo cabal previsto
por Nietzsche y en que hace suya la crítica de Heidegger a la
metafísica.
El aporte de Nietzsche a la posmodernidad es su nihilismo
de la muerte de Dios como única salida posible de la modernidad.
La muerte de Dios equivale a que la verdad se disuelve, porque
todo fundamento es experimentado como superfluo. Si la
modernidad es la superación de la novedad envejecida mediante
una novedad siempre más nueva, no se podrá pensar en salir de la
modernidad superándola, ni temporal ni críticamente.
Nietzsche hace una suerte de “análisis químico” de la
modernidad y descubre que la verdad es un valor que se disuelve.
La superioridad de la verdad sobre el error es sólo una creencia,
que se impone en determinadas condiciones vitales -condiciones
de inseguridad, de guerra de todos contra todos- y se basa en la
convicción de que el hombre puede conocer las cosas en sí
mismas. Pero esto último no es exacto, pues el conocimiento es
metaforización, traslado: de la cosa a la imagen, de ésta a la
palabra individual, luego a la palabra impuesta socialmente como
justa y adecuada, luego de vuelta a la cosa, pero con la
consecuencia que de ella ahora sólo percibimos los rasgos más
fácilmente metaforizables en el vocabulario que hemos heredado.
Si la verdad se disuelve, entonces Dios ha muerto. Ésta es,
según Nietzsche, la conclusión nihilista que permite salir de la
modernidad. Pero la consecuencia es que se acaba lo nuevo y viene
el eterno retorno de lo mismo. En estas condiciones, la tarea del
pensar no es, como creyó la modernidad, volver al fundamento
para recuperar el valor del ser y de lo nuevo, sino una filosofía de
la mañana (del alba), orientada a la proximidad. Se trata de un
pensamiento de la errancia, que sigue los caminos por donde vaga
un pensamiento que ya no encuentra verdad ni fundamento que lo
pueda desmentir o falsificar. Ya no es, por lo tanto, un
pensamiento crítico, desenmascarador; los errores los ve como
fuente de la riqueza que nos constituye y que da interés, color y ser
al mundo. Se trata de vivir estos errores en una actitud diferente, la
del hombre de buen temperamento.
La posmodernidad recoge también a Heidegger, cuyo
pensamiento de la diferencia ontológica se inserta en la disolución
actual de la dialéctica y muestra la debilidad del
ser. Heidegger critica la noción, aparentemente tan obvia, de ente,
mostrando que es el resultado de tomas antecedentes de posición;
se trata de aperturas histórico-destinales que constituyen el sentido
del ser. Con esto, Heidegger hace algo más radical que mera
crítica de las ideologías; afirma que no hay en el ser ese rasgo que
la metafísica siempre le ha atribuido, porque ha modelado al ser a
partir de los entes: la estabilidad del ser en la presencia. Al partir
de la diferencia ontológica entre el ser y los entes, el ser aparece no
como lo que es sino como lo que acaece, como destino y tradición;
del mundo se tiene experiencia siempre dentro de horizontes
histórico-culturales, construidos por ecos y mensajes provenientes
del pasado y de otros: otros seres humanos, otras culturas. Pero
hay que cuidarse de entender el ser en cuanto acaece como si fuera
el mismo ser de la metafísica más el añadido de la eventualidad; se
trata de otra cosa. El ser acaece, es acontecimiento. El pensar la
verdad no funda, sino que “desfunda”, porque muestra que la
caducidad y la mortalidad hacen (constituyen) al ser.
3. La base próxima que hace posible el pensamiento
posmoderno me parece muy bien expuesta por Vattimo; se trata de
un pensamiento funcional al estado actual de la técnica y al puesto
que, junto con la ciencia, ocupa en la cultura y en la vida cotidiana
de las sociedades modernas desarrolladas. Por lo tanto, la crítica de
la posmodernidad pasa necesariamente por la crítica de la técnica
moderna y de su antropología y de su ontología subyacentes.
Hay también una base remota del pensamiento
posmoderno. Me parece que es la pérdida de la fe en lo “fuerte” -
para usar la misma metáfora de Vattimo, que propicia un
pensamiento posmoderno “débil”[28]- de la razón y el ser. Es
posible que los excesos totalitarios a que esa fe ha llevado en la
historia hayan contribuido a su desaparición. También aquí se abre
una tarea crítica importante, con dos vertientes: por un lado, una
crítica del desencanto actual de la razón, que muestre su real
alcance; por otro, la búsqueda de un equilibrio que, sin negar la
capacidad racional, inmunice contra el totalitarismo. Puede ser útil
una imagen: la razón es como un telescopio, capaz de acercar las
estrellas; éstas existen, no son un mero juego de imágenes en el
lente del telescopio, pero no las podemos tocar con nuestras manos
ni envolver, tan sólo acercar para contemplar mejor.
No veo que el neoliberalismo económico triunfante tenga
influencia importante en el pensamiento posmoderno, como si
fuera el nuevo “gran relato” legitimador. De hecho,
tanto Lyotard como Vattimo expresan su pensamiento bastante
antes de 1989, año de la caída del muro de Berlín, que puede ser
considerado como el inicio del triunfo mundial actual del
neoliberalismo. Tampoco me parece que el fenómeno actual de la
globalización o mundialización -que, partiendo de la economía,
empieza a tener incidencia en las culturas, sobre todo debido al
enorme despliegue de los medios de comunicación- sea fruto del
neoliberalismo, como si en el “relato” neoliberal hubiera una
fuerza universalizadora. Esta globalización me parece el fruto de
dos movimientos pragmáticos que se refuerzan. Por un lado, los
gobiernos de los países del Tercer Mundo quieren probar suerte, a
ver si con las recetas del neoliberalismo e integrándose
intensamente en la economía mundial, logran el tan ansiado
desarrollo económico. Por otro lado, las instancias rectoras de la
economía y de las finanzas mundiales -como el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial y otras agencias internacionales-
imponen el neoliberalismo, porque vinculan los créditos, que esos
gobiernos necesitan imperiosamente, a la puesta en práctica de las
recetas económicas neoliberales.
b3) Las razones de los modernos
También aquí recurro sólo a dos tendencias:
Jürgen Habermas y los que él llama neoconservadores.
1. La postura de Habermas[29] es que la modernidad actual
representa sólo la realización de una parte del programa ideal
moderno; se trata, entonces, de una modernidad truncada, no de la
modernidad tout court. La raíz de este truncamiento lo ve en el
acento exclusivo puesto en lo individual -la autoconciencia en la
Filosofía, la autorrealización en la vida práctica- con desmedro de
lo comunicativo tanto de la acción humana como de la razón
misma. Su propuesta es, por lo tanto, ampliar la razón individual
en dirección a una razón comunicativa;[30] ampliar la razón
instrumental en dirección al reconocimiento de los valores
tradicionales de los mundos de la vida, para así desarrollar
plenamente la modernidad y superar su actual crisis. Habermas se
opone radicalmente a los posmodernos, cuyo intento le parece
destructivo de la razón; ésta, en efecto, tiene una fuerza
integradora por cuanto puede hacer que la humanidad logre los
consensos básicos de tipo ético y cultural, que permitan conectar
nuestras afirmaciones racionales con una exigencia de validez
trascendental, situada más allá de los contextos locales de los
diversos juegos de lenguaje.
2. Los neoconservadores[31] se basan en la distinción de dos
aspectos diferentes en la modernidad, el económico y científico-
técnico, por un lado, y el cultural y ético, por otro. Promueven el
primero, sin ninguna crítica, y rechazan radicalmente el segundo,
buscando infundir de nuevo a la modernidad económica la
sustancia de una cultura religiosa semejante al protestantismo del
siglo XIX, que fuera el alma del primer capitalismo industrial.
El problema es que no parece posible disociar esos dos
aspectos de la modernidad, porque el cultural y ético es de hecho
el sustrato del económico y científico-técnico. Por otro lado,
tampoco parece posible desandar lo andado por la modernidad y
volver a poner una ética religiosa en el centro del funcionamiento
de la economía y la sociedad.
b4) Reflexiones críticas
1. Hay que tomar conciencia de lo que está en juego en la sola
idea de hablar de una “posmodernidad”. No sólo se trata de
postular una nueva cesura histórica análoga a las únicas dos que
conocemos en el pasado, la de la sedentarización y la de la
modernidad; se trata, más a fondo, de afirmar que la modernidad
ha terminado. Desde la propia conciencia de sí de la modernidad,
ésta es una afirmación inaudita. En efecto, como se ve, por
ejemplo, en Hegel, la modernidad se pretendió sin fin, porque
pensó que ella era la última etapa, la etapa definitiva de la historia,
en la medida en que había alcanzado los principios fundamentales
de libertad y reconciliación, que le permitirían renovarse
incesantemente. Principios que, por lo demás, Hegel reconoce que
son cristianos.[32]
Como conclusión, tiendo a pensar que la posmodernidad no
hace sino reeditar el polo romántico de esa dialéctica de la
Ilustración, estudiada por Adornoy Horkheimer,[33] según la
cual la modernidad oscila como necesariamente entre el polo
racional ilustrado y el polo irracional romántico.
2. Para terminar estas reflexiones críticas quisiera llamar la
atención sobre el puesto central que ocupa la tecnociencia en la
actual fase de la modernidad, esta fase posmoderna.
Hacia 1740 se inicia el maquinismo en la producción de
bienes de consumo. El punto de partida es la máquina de tejer, que
-por su misma eficiencia productiva, inmensamente superior a la
de los artesanos tradicionales- exige luego, para ser
adecuadamente alimentada, máquinas de hilar, de esquilar, etc. El
maquinismo se extiende como maquinismo industrial, en el sentido
de que estas máquinas no son de sus “servidores” -de los obreros y
técnicos que las manejan-, sino de los dueños del capital. Se trata,
al comienzo, de un maquinismo nacional, apoyado y protegido por
el Estado nacional.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo
asombroso de los medios de transporte y de comunicación, en
buena medida provocado por las necesidades de la misma guerra,
pone las bases para la actual fase de transnacionalización de la
producción de bienes y servicios. Hoy, el computador está
llevando a plenitud esta transnacionalización de la economía,
porque permite la robotización de la producción y al mismo tiempo
su diseminación, en el sentido que las distintas piezas que
componen cada producto final de consumo pueden ser producidas
en distintos lugares del globo, según convenga (porque sale más
barato, o porque es más seguro desde el punto de vista de la
tranquilidad ciudadana y de las facilidades otorgadas al capital); el
control computacional está a la altura de la complejidad creciente
del proceso de produccción y distribución de los bienes. Es lo que
ha traído la globalización de los mercados.
c) El tema latinoamericano: la síntesis
tradición/modernidad
En los debates intraeclesiales con ocasión de la cercanía del
5º Centenario de América Latina se fueron perfilando dos posturas
principales, aunque con muchos matices internos, respecto del
carácter de la cultura latinoamericana: la de los “culturalistas”,
para quienes el Barroco -una forma de modernidad- sigue siendo
vigente, y la de los “liberacionistas”, que piensan que en América
Latina no hay una cultura unitaria sino más bien un mosaico de
culturas, como resultado de sucesivas invasiones.
c1) Las razones de los culturalistas
En cuanto a los culturalistas, voy a exponer brevemente las
tesis básicas de Pedro Morandé[34] y
Carlos Cousiño.[35] Ambos parten de la base de que en los siglos
de la colonia se gestó en América Latina una cultura unificada,
gracias al mestizaje de las tres grandes culturas que se encontraron
en nuestro suelo. Se trata de las culturas de los aborígenes que, a
pesar de muchas diferencias de detalle, presentan un cierto tronco
común, formado sobre todo por el carácter religioso de su
cosmovisión[36] y por el hecho de no haber llegado a formularla
aún en un logos sino que esta síntesis cultural se da en el rito.
Luego están la cultura católica de los conquistadores españoles y
portugueses y la cultura de los negros traídos como esclavos para
compensar la falta de mano de obra indígena y española. Los
culturalistas creen ver que la síntesis se hizo en torno a los ritos
religiosos, que permitieron una buena asimilación de la fe cristiana
por parte del nuevo sujeto surgido del encuentro de estas tres
culturas: el mestizo. Y afirman el carácter moderno de este
Barroco americano de cuño católico, basados en una comprensión
de lo moderno que acentúa su rasgo diferenciador.
En cuanto a la situación actual, afirman que desde la crisis
de 1929 América Latina ha experimentado diversos modelos de
desarrollo y modernización con un denominador común: se ha
tratado de ideologías de raíz ilustrada, que intentan concebir los
valores a partir de un análisis de las estructuras del intercambio
económico, renunciando a darles una fundamentación metafísica y
una referencia a la persona humana. Esto de hecho se ha dado en
dos formas diversas, la liberal (que busca la competencia perfecta
en un mercado plenamente transparente) y la marxista (que aspira
a la sociedad sin clases). Pero ambas son, como ha reconocido
Puebla, secularistas. Ahora bien, este secularismo no afecta sólo a
la religión (católica) sino también a la cultura latinoamericana,
porque trae consigo el riesgo de que los pueblos acepten este
universalismo científico-técnico y se consideren sólo como partes
de un mecanismo mundial de poder e intercambio económico,
como si lo propio de los pueblos no fuese su cultura, que les da
identidad, sino sólo el puesto que ocupan en la división
internacional del trabajo.
c2) Las razones de los liberacionistas
Leonardo Boff[37] y José Comblin[38] -para reseñar a dos
de los liberacionistas más conocidos- ven la historia de América
Latina como historia de sucesivas invasiones: la española y
portuguesa de la Conquista inicial, la inglesa y norteamericana de
la época de la Independencia política a comienzos del siglo XIX, y
la de la ciencia, técnica e industria de los países desarrollados a
partir de la crisis de 1929, acentuada desde los años 60 y
exacerbada en este momento de triunfo mundial del neoliberalismo
capitalista. Estas invasiones han impedido la formación de una
cultura homogénea en América Latina, porque las culturas de los
indios primero y las de los negros y mestizos después han sido
sistemáticamente oprimidas por la cultura de los invasores. De
manera que no hay una cultura única sino fragmentos de diversas
culturas, que conviven en yuxtaposición o en relaciones de
opresión. Una de estas culturas es la moderna, vigente en las
ciudades, sobre todo en las capas de profesionales y técnicos.
Así, Boff puede afirmar que América Latina es un espejo
quebrado, una cultura de fragmentos, cuya identidad está
imposibilitada (porque depende de centros de poder que le son
ajenos y externos) o alienada o profundamente dividida. Sin
embargo, percibe la gestación seminal de una cultura
latinoamericana, en la convergencia de los indios, los negros, los
mestizos y los pueblos inmigrados, capaces de resistir a la cultura
(moderna) de los dominadores.
Sin embargo, como afirma explícitamente Comblin,
también los liberacionistas están, en definitiva, abiertos a la
modernidad: América Latina no puede cerrarse a ella, más que no
sea por su rasgo de universalidad. Sólo tiene futuro si la asume,
aunque en forma racional y equilibrada, porque la herencia
religiosa de América Latina no la podrá salvaguardar de la
modernización, incluso su misma religiosidad ya se está viendo
afectada por la modernidad.
1.4. La situación cultural de la Teología Fundamental
Se trata ahora de percibir qué pasa en la(s) cultura(s)
actual(es) con los dos grandes temas de la Teología Fundamental -
la revelación y la fe- y con sus dos preguntas propias: por la
posibilidad y credibilidad de lo que se afirma en la revelación; se
trata también de formular cuáles son las preguntas de fondo de
cada cultura. Tenemos que ver por separado lo que pasa en las
diversas zonas culturales que hemos detectado en el diagnóstico.
Concretamente, intentaré detectar en cada una de esas zonas lo que
favorece y lo que obstaculiza tanto una recta comprensión de la
revelación y la fe como el planteo de las preguntas propias de la
Teología Fundamental.
Al hablar de “zonas” tradicionales o modernas de la cultura
estoy pensando no sólo en zonas geográficas o antropológico-
culturales perfectamente delimitadas, como las que constituyen
ciertos grupos culturales relativamente cerrados que pueden vivir
su cultura sin muchas influencias externas: es el caso de etnias
aborígenes o de grupos sociales (campesinos en un extremo,
profesionales en el otro). Estoy pensando también en zonas
sicológicas de los individuos, que reaccionan tradicionalmente en
algunos sectores de su vida, y modernamente -incluso
posmodernamente- en otros.
a) En las zonas tradicionales de la cultura [39]
En estas zonas culturales tradicionales no se plantea la
pregunta de la teología fundamental, porque la posibilidad de una
revelación de Dios y de la respuesta de fe del ser humano está de
antemano respondida afirmativamente. No sólo no se plantea;
incluso se llega a pensar que no se debe plantear, pues Dios supera
totalmente a nuestra razón y su capacidad de preguntarse.
Entre los riesgos de desviación más evidentes está el de una
concepción de Dios como Ser Supremo heterónomo, que mantiene
al ser humano en servidumbre. Su revelación, en efecto, es
concebida fácilmente como un dictado de verdades “sobre-
naturales”, es decir, que superan por completo todo lo que nuestra
razón puede legítimamente criticar y someter a revisión. Como
respuesta a esta revelación, la fe aparece como aceptación, por
pura autoridad, de esas verdades reveladas; y como el
cumplimiento obediente de las normas de conducta, motivado ante
todo por el temor al castigo (infierno) y el deseo del premio
(cielo), no porque esa conducta sea, en sí misma, buena para el ser
humano. Esta desviación lleva como naturalmente a la tendencia a
evadirse de las tareas de este mundo, vividas sólo como una
prueba, de cuyo resultado positivo depende la participación en los
verdaderos bienes, que son de otro orden. Respecto de la
aceptación de verdades por pura autoridad, es muestra evidente
este “Acto de fe” que me tocó rezar en el Colegio todos los días al
empezar las clases: “Dios mío, creo firmemente todo lo que enseña
y manda creer la Santa Iglesia católica, apostólica y romana,
porque se lo habéis revelado Vos, que sois verdad infalible.
Amén”.
Entre los caminos transitables o las puertas que se abren a
la revelación y la fe en estas zonas, está sobre todo el profundo
sentido religioso, que abre al ser humano auténticamente a la
trascendencia y lo impulsa a buscar a Dios.
La pregunta de fondo que se hace la cultura tradicional es,
a mi juicio, la pregunta por la salvación personal, una salvación
que se da no en este mundo -que no es más que lugar de paso para
lo definitivo-, sino en el más allá. No parece haber en las zonas de
cultura tradicional una preocupación mayor por el sentido de lo
que hacemos en este mundo, excepto en cuanto que aquí se decide
el futuro en el más allá. Se trata -para emplear la expresión
de Calderón de la Barca en su Gran Teatro del Mundo- de “obrar
bien, que Dios es Dios”; obrando bien, es decir, representando bien
el papel que a cada uno le tocó en la obra teatral que es la vida, se
logra el premio eterno, que no tiene nada que ver con lo que aquí
le tocó a uno, sino sólo con la forma de su actuación.
b) En las zonas modernas de la cultura [40]
1. En estas zonas modernas de la cultura, la pregunta de la
teología fundamental sobre la posibilidad de una revelación de
Dios (y luego por su credibilidad) se hace absolutamente
ineludible, como es obvio.
En cuanto a los temas de la Teología Fundamental, lo
positivo en las zonas modernas de la cultura tiene que ver con la
dignidad del ser humano y con el valor de su tarea en este mundo.
Esto lo podemos considerar, desde la perspectiva de la fe y la
teología, como un valor positivo, que corresponde a que Dios toma
en serio al ser humano tal como Él lo ha creado, con una tarea en
este mundo que a Él no le es indiferente.
En este siglo, ha habido teólogos protestantes (como
Friedrich Gogarten y Dietrich Bonhoeffer) y católicos (como
Johann Baptist Metz) que han intentado apropiarse en cierto modo
de la modernidad, precisamente por estos aspectos positivos suyos;
esta apropiación se ha hecho intentando mostrar que la modernidad
es hija de la fe cristiana, es un desarrollo no sólo hecho posible por
el cristianismo, sino un desarrollo que expresa una verdad
profunda de la fe cristiana. Como ejemplo de esta postura presento
algunas ideas de Metz.[41] Empieza haciendo una afirmación
general que despeja el camino. Lo que es nuevo en la historia no es
necesariamente algo meramente profano, que no interesa, por lo
tanto, a la fe; ni es tampoco necesariamente algo que se opone a la
fe; puede ser una primera aparición histórica de algo que estaba en
la esencia del cristianismo, pero que aún no se había manifestado.
Es lo que ocurre precisamente -y aquí entramos en la segunda
afirmación- con la “mundanización” (o secularización u
hominización) del mundo que ha tenido lugar en la modernidad.
Para Metz la modernidad es el paso de un mundo divinizado,
vivido como propiedad de poderes divinos, sobrehumanos, a un
mundo hominizado, entregado a la tarea del ser humano; es el paso
correspondiente, en el nivel del pensamiento, del cosmocentrismo
al antropocentrismo. En ambos niveles, el mundo aparece ahora
como empresa de seres humanos libres. Y esto es de raíz cristiana.
En efecto, la fe desdiviniza al mundo, al verlo como creatura de
Dios; la fe entrega al ser humano a su propia libertad, en la medida
en que ya no aparece como juguete de un destino impenetrable,
sino que él mismo se forja libremente su destino eterno de vida o
muerte; la fe finalmente abre al futuro escatológico, liberando la
imaginación creadora de la humanidad para planificar el futuro
intrahistórico como un anticipo de ese final escatológico.
2. Entremos ahora a describir los riesgos de la modernidad.
En primer lugar, tres riesgos genéricos, que derivan de la
exacerbación de los tres rasgos del ethos cultural moderno.
La cultura moderna corre el riesgo del ateísmo,[42] por
acentuación exclusiva y excluyente de la autonomía humana.
El riesgo también de caer en una dominación irrespetuosa
tanto de la naturaleza como de la sociedad y del mismo hombre
individual; dominación que termina -como experimentamos hoy de
diversas maneras- volviéndose contra el mismo ser humano,
amenazado de muerte (opresión, terrorismo, destrucción de la
naturaleza, cesantía por automatización de la producción, amenaza
de la guerra nuclear).
Por último, el riesgo supremo de perder el sentido de la
trascendencia, amputando al ser humano no de una dimensión suya
más sino del centro que lo constituye como persona y que anima
todas sus restantes dimensiones.
3. En segundo lugar, quiero mostrar dos riesgos más
específicos, tal como se han dado históricamente.
El primero es el de la filosofía de Hegel, que exacerba el
rasgo de autonomía inmanentista del hombre moderno. En efecto,
en su pensamiento culmina (y, a la vez empieza a desmoronarse) el
intento moderno por fundar al ser humano y al mundo
absolutamente en sí mismos. Ya no cabe un Absoluto (Dios) libre,
un Logos ya establecido con poder, que se den a conocer
libremente al ser humano; por el contrario, como
muestra Salmann: “Más bien es el Absoluto el que se piensa a sí
mismo en la reflexión de la humanidad; el Logos es engendrado en
la historia de reflexión del Espíritu. La historia de la reflexión del
ser humano sobre sí mismo y de la fundamentación de la historia
se convierte en paso necesario del Absoluto mismo”.[43] Quizá
esta actitud ha abandonado hoy a la Filosofía -ya no preocupada de
fundaciones absolutas como el idealismo alemán-, pero creo que se
prolonga en las ideologías, sobre todo en las que más éxito tienen
entre la juventud.
El segundo riesgo es el que corre el mundo científico en la
actualidad, por exacerbación del apetito de dominar este mundo.
Se trata de un relativismo escéptico, llevado a su plena
formulación por Karl Popper, para quien la ciencia moderna no
puede demostrar definitivamente ninguna verdad; lo que un
experimento sí puede hacer es demostrar la falsedad de alguna
hipótesis o teoría. Este abandono de la posibilidad de una
“verificación” experimental -consecuencia de la crítica al
positivismo científico- y su reemplazo por la sola “falsificación”,
que hace de la verdad algo siempre provisorio, por lo tanto
“errante” (tal hipótesis o teoría es verdadera, mientras no se
demuestre lo contrario), es paralelo y coherente con el triunfo del
modelo “baconiano” de la ciencia (para Bacon, el saber es poder)
por sobre el “newtoniano”: la validación de la ciencia está en
definitiva en la técnica, no importa cómo son las cosas, basta con
que sepamos cómo manejarlas. Como ha visto claramente
Karl Rahner, este escepticismo choca frontalmente con la fe
cristiana, de cuya esencia forma parte un asentimento absoluto e
incondicional a Dios, que no es comprobable empíricamente, que
no es manipulable técnicamente [44]
El racionalismo crítico, tal como lo ha desarrollado, por
ejemplo, Hans Albert, prolongando las ideas de Popper, renuncia
a buscar los fundamentos últimos del conocimiento humano,
debido a lo que llama el “trilema de Münchhausen”, que equivale a
querer salir de un pantano tirándose del propio cabello. En efecto,
esta búsqueda de fundamento lleva o bien a la regresión al infinito,
pues cada fundamento debe ser a su vez fundado; o bien a una
deducción de tipo circular, en que la serie de los fundamentos que
a su vez requieren ser fundados constituye un círculo, vicioso por
lo tanto; o bien a una interrupción arbitraria: en la cadena de los
fundamentos fundantes y necesitados de fundamentación se elige
arbitrariamente uno como fundamento último, lo que da origen al
“dogma”.
4. La pregunta de fondo que se hace la gente moderna tiene
que ver, a mi juicio, con el sentido de la tarea humana en este
mundo. La modernidad ha desarrollado al máximo las capacidades
humanas de construir: tanto la propia existencia (proyecto de vida,
autorrealización) como la historia (progreso de base
tecnocientífica, que a menudo ha derivado en la ideología
progresista); de manera que el ser humano queda definido en la
modernidad como el creador de sí mismo y de la historia. Debido a
la existencia (real o pretendida) de leyes de la historia, la pregunta
por el sentido de la historia se ahonda en dirección al sentido de
esas leyes y de la posibilidad del ser humano (personal o colectivo)
de hacer algo verdaderamente libre con esas leyes.
c) En las zonas posmodernas de la cultura
Debido a lo reciente del debate sobre la posmodernidad, no
es raro que no se encuentre aún mucho al respecto en los textos
magisteriales de la Iglesia. Lo sorprendente -como ya lo he
adelantado- es que en Santo Domingo se habla de la
posmodernidad en términos que no tienen nada que ver con lo que
acabo de exponer. En efecto, se dice: “La postmodernidad es el
resultado del fracaso de la pretensión reduccionista de la razón
moderna, que lleva al hombre a cuestionar tanto algunos logros de
la modernidad como la confianza en el progreso indefinido,
aunque reconozca, como lo hace también la Iglesia (cf. GS 57), sus
valores” (252.3). Y, a continuación, se habla de la posmodernidad
“en tanto que espacio abierto a la trascendencia” (252.4). Se trata,
me parece, de “wishful thinking”, un pensamiento que toma los
propios deseos como si fueran la realidad, tipo de pensamiento
alimentado en ciertos círculos eclesiásticos.[45] Un texto de Albert
Camus, aunque bastante anterior a la discusión sobre la
posmodernidad (está fechado en marzo de 1942), es digno de ser
tenido en cuenta: “La inteligencia moderna está en plena
confusión. El conocimiento se ha dilatado a tal extremo que el
mundo y el espíritu han perdido todo punto de apoyo. Es un hecho
que estamos enfermos de nihilismo. Pero lo más sorprendente son
las prédicas sobre „retornos‟. Retorno a la Edad Media, a la
mentalidad primitiva, a la tierra, a la religión, al arsenal de las
viejas soluciones. Para atribuir a estas panaceas una pizca de
eficacia habría que hacer tabla rasa de nuestros conocimientos -
hacer como si no hubiéramos aprendido nada-, fingir, en suma, que
borramos lo que no puede borrarse. Habría que tachar de un
plumazo el aporte de varios siglos y las innegables conquistas de
un espíritu que finalmente (es su último progreso) recrea el caos
por su propia cuenta. Esto es imposible. La curación tendrá que
conciliarse con esta lucidez, con esta clarividencia. Deberá tener
en cuenta las luces que conquistamos desde el instante de nuestro
exilio”.[46] Se puede discutir la valoración de la modernidad
implicada en estas palabras, pero creo que acierta cuando señala
que ningún pretendido retorno -así sea el del sentido de Dios-
puede desconocer el aporte de la modernidad, sus logros y sus
preguntas críticas. La teología y la Iglesia no pueden evitar los
cuestionamientos de la modernidad.
Es verdad que, en la medida en que los posmodernos hacen
una crítica radical a ciertos aspectos negativos de la modernidad -
sobre todo los relacionados con el carácter dominador a ultranza de
la ciencia y de la técnica-, hacen un aporte positivo, ayudando a
reconocer los límites del ser humano, abriendo así indirectamente
una puerta a la recuperación del sentido de la trascendencia (de
Dios) y de nuestra propia creatureidad. Esta crítica se expresa en
tres de los movimientos actuales que más interés concitan: el
ecológico (contra la dominación irrespetuosa de la naturaleza
exterior), el pacifista (contra la dominación de unos países o razas
o clases por otros) y el feminista (contra la dominación de la mujer
por el varón).
Por otro lado, sin embargo, la posmodernidad hace suyo el
escepticismo al que aludía hace un momento, al hablar de los
riesgos de la modernidad; y ese escepticismo es mortal para el
planteo de la Teología Fundamental, que supone que el ser
humano es capaz no sólo de mostrar la falsedad de las ideas, sino
también y sobre todo su verdad. Concretamente, este escepticismo
adopta la forma de la renuncia a un único lenguaje justificador,
acompañada de la aceptación de una pluralidad de juegos de
lenguaje. Esto, que pareciera ser positivo por cuanto tolera la
presencia de las religiones y sus “juegos de lenguaje” propios, es
en el fondo, sin embargo, destructor: esos “juegos” de lenguaje no
tienen más consistencia ni validez que las que les otorgan quienes
los “juegan”, y mientras se las otorguen. Ha desaparecido la
posibilidad de un criterio universal y suprasubjetivo de la verdad y
validez, lo que acaba con la posibilidad misma de las preguntas de
la Teología Fundamental y reduce la revelación cristiana y la fe a
lo que ocurre cuando los cristianos juegan el juego de su religión.
La pregunta de fondo en estas zonas posmodernas -tan
difíciles de perfilar por el hecho de ser tan cercanas a nosotros y de
estar en plena evolución ante nuestra vista- me parece que es
doble. Por un lado, por el sentido del goce y la fruición de este
mundo; por otro, más positivamente, la pregunta por la gratuidad y
la búsqueda de ella, una gratuidad que se hace presente en la
pertenencia que se redescubre como constitutiva de nuestra
auténtica (y gozosa) experiencia humana: pertenencia a la
naturaleza y al grupo humano más cercano (la “tribu”). Habría que
pensar también una tercera pregunta, derivada del deseo de
autenticidad que se encuentra hoy con fuerza en los jóvenes.
[1] Algo más sobre esto veremos al final del Curso, en la 5ª parte,
capítulo 13.2.
[2] Hansjürgen Verweyen, “Fundamentaltheologie: zum „status
quaestionis‟”, en Theologie und Philosophie 61, 1986, 321-335.
[3] Este párrafo reproduce, con algunas variaciones, mi artículo
“Un concepto de cultura. Propuesta en vista de un mejor
desempeño de la tarea eclesial de evangelizar las culturas”, en P.
Hünermann, D.J. Michelini, C. Cullen, H.D. Mandrioni, J.
Terán Dutari (eds.), Pensar América Latina. Homenaje a Juan
Carlos Scannone. Río Cuarto, Argentina, Ediciones del ICALA,
1991, 118-127.
[4] Jürgen Habermas, Erkenntnis und Interesse. Frankfurt am
Main, Suhrkamp, 1968. (Theorie). 366 pp. Traducción
castellana: Conocimiento e interés. Madrid, Taurus, 1982. 348 pp.
[5] Aludo al episodio del discípulo de Jesús narrado en Mt 26,73.
[6] Jean Ladrière, Les enjeux de la rationalité. Le défi de la
science et de la technologie aux cultures. Paris, Aubier-Montaigne,
1977. (Analyse et raisons 24). 221 pp. Traducción castellana: El
reto de la racionalidad. La ciencia y la tecnología frente a las
culturas. Salamanca, Sígueme y París, UNESCO, 1978.
(Hermeneia 11). 196 pp.
[7] Puebla 389.
[8] Juan Pablo II, “Discurso al mundo de la cultura” (en la
Pontificia Universidad Católica de Chile), nº 3, Mensajes de Juan
Pablo II al pueblo de Chile, Santiago de Chile, Comisión Nacional
Visita Santo Padre, 1987, p. 102.
[9] Una descripción del papel que han jugado las guerras de
religión en el pensamiento filosófico y sociológico de los Tiempos
Modernos se encuentra en CarlosCousiño y
Eduardo Valenzuela, Politización y monetarización en América
Latina. Santiago, Cuadernos del Instituto de Sociología de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, 1994. 188 p. Ver páginas
21 a 26 del capítulo 1º.
[10] Juan Carlos Scannone, “Ethos y sociedad en América Latina.
Perspectivas sistemático-pastorales”, en Stromata 41, 1985, 33-47;
la cita es de pp. 33-34.
[11] Puede leerse con provecho Immanuel Kant, “¿Qué es la
Ilustración?”
[12] Puede verse a este propósito Gabriel Gyármati (coord.), Fe,
ciencia y universidad. Dilemas y desafíos. Santiago, Facultad de
Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
1987, sobre todo 128-129.
[13] Se puede ver el Anexo 2 que recoge entrevistas a estudiantes
no creyentes.
[14] La frase exacta es que Dios es “superior supremo meo et
intimior intimo meo”. San Agustín, Confessiones III, 6, 11.
[15] Reproduzco con algunas variaciones mi artículo
“Modernidad”, en Breve Diccionario Teológico
Latinoamericano. Santiago de Chile, Rehue, 1992, 189-209.
[16] Por ejemplo, Abel Jeannière, s.j., “Qu‟est-ce que la
modernité?”, en Études 373, 1990 II, 499-510.
[17] Sigo a Bernhard Laux, “Moderner als die Moderne. Zur
Zukunftsfähigkeit des Christentums”, en Stimmen der Zeit 208,
(año 115), l990, 482-496.
[18] Una buena descripción de estos procesos se halla en el ya
citado libro de Carlos Cousiño y
Eduardo Valenzuela, Politización y monetarización en América
Latina. Santiago, Cuadernos del Instituto de Sociología de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, 1994. 188 p.
[19] Ver una buena presentación de este proceso en
Max Horkheimer, Zur Kritik der instrumentellen Vernunft.
Frankfurt am Main, S.Fischer, 2ª ed. 1967 (1ª de 1947); traducción
castellana: Crítica de la razón instrumental. Buenos Aires, Sur, 2ª
ed. 1973 (1969), sobre todo el capítulo 1º, “Medios y fines”.
[20] Como muestra el ya citado Jeannière.
[21] Ver José María Mardones, “Un debate sobre la sociedad
actual. I: Modernidad y posmodernidad. II: Posmodernidad y
cristianismo” en Razón y Fe 214, 1986 II, 204-217 y 325-334;
Alberto Moreira, “O projeto de humano da Modernidade”,
en Revista Eclesiástica Brasileira 51, 1991, 389-410.
[22] Así, por ejemplo, Pedro Morandé, “Evangelización de la
cultura y modernización”, en Communio (edición para América
Latina, Santiago) 3, 1985, nº 13, 64-72; Juan Carlos Scannone,
s.j., “Nueva modernidad adveniente y cultura emergente en
América Latina. Reflexiones filosóficas y teológico-pastorales”,
enStromata 47, 1991, 145-192.
[23] Ver Jeannière, obra citada.
[24] Ver Johan Van der Vloet, “La fe ante el desafío
postmoderno”, en Communio (edición para América Latina,
Santiago) 7, 1990, nº 22, 12-17.
[25] En ciertos círculos eclesiásticos y teológicos circula una
visión muy diferente de la posmodernidad de la que aquí presento;
es la que ha asumido el Documento de Santo Domingo (nº 252).
[26] Resumo las ideas que expone Jean François Lyotard en La
condición postmoderna. Informe sobre el saber. Madrid, Cátedra,
1984 (Teorema, Serie Mayor). Se puede consultar Alfredo Gómez
Müller, “Emancipación y posmodernismo”, en Franciscanum 30,
1988, 355-365.
[27] Reseño lo expuesto en Gianni Vattimo, “Dialettica,
differenza, pensiero debole”, en Gianni Vattimo y Pier
Aldo Rovatti (eds), Il pensiero debole. Milano, Feltrinelli, 7ª ed.
1990 (1ª de 1983), 12-28. (Idee). y en Gianni Vattimo, La fine
della modernità. Milano, Garzanti, 2ª ed. 1987 (1ª de 1985). (Saggi
Blu).
[28] Ver Vattimo, “Dialettica, differenza, pensiero debole”, en
Gianni Vattimo y Pier Aldo Rovatti (eds), Il pensiero debole.
Milano, Feltrinelli, 7ª ed. 1990 (1ª de 1983) 1983.
[29] Tal como la expone en Jürgen Habermas, Der philosophische
Diskurs der Moderne. Zwölf Vorlesungen.Frankfurt am Main,
Suhrkamp, 3ª ed. 1986 (1ª 1985). 449 pp. Traducción castellana: El
discurso filosófico de la modernidad. (12 lecciones). Buenos Aires,
Taurus, 1989. 462 pp. Ver José María Mardones, “Un debate
sobre la sociedad actual. I: Modernidad y posmodernidad. II:
Posmodernidad y cristianismo” en Razón y Fe 214, 1986 II, 204-
217 y 325-334; yBernhard Laux, “Moderner als die Moderne. Zur
Zukunftsfähigkeit des Christentums”, en Stimmen der Zeit 208,
(año 115), l990, 482-496.
[30] Ver Jürgen Habermas, Theorie des kommunikativen
Handelns.
[31] Se puede ver José María Mardones, “Un debate sobre la
sociedad actual. I: Modernidad y posmodernidad. II:
Posmodernidad y cristianismo” en Razón y Fe214, 1986 II, 204-
217 y 325-334.
[32] Reinhart Maurer, “Ein möglicher Sinn der Rede von
Postmoderne im Spannungsfeld zwischen Technologie und
Ökologie”, en Walter Ch. Zimmerli(Hrsg.), Technologisches
Zeitalter oder Postmoderne?. München, Wilhelm Fink, 2ª ed. 1991
(1988), 88-110.
[33] Max Horkheimer und Theodor W. Adorno, Dialektik der
Aufklärung. Philosophische Fragmente Frankfurt am Main, S.
Fischer, 1966 (la 1ª ed. es de Amsterdam, Querido, 1947). Se
puede ver también Jürgen Habermas, Der philosophische Diskurs
der Moderne. Zwölf Vorlesungen. Frankfurt am Main, Suhrkamp,
3ª ed. 1986 (1ª de 1985), especialmente el cap. 5, 130-157.
[34] Pedro Morandé, Cultura y modernización en América Latina.
Ensayo sociológico acerca de la crisis del desarrollismo y de su
superación. Santiago, Instituto de Sociología de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, 1984. (Cuadernos del Instituto de
Sociología), y “Evangelización de la cultura y modernización”,
en Communio (edición para América Latina, Santiago) 3, 1985, nº
13, 64-72.
[35] Carlos Cousiño, Razón y ofrenda. Ensayo en torno a los
límites y perspectivas de la sociología en América Latina.
Santiago, Instituto de Sociología de la Pontificia Universidad
Católica de Chile, 1990. (Cuadernos del Instituto de Sociología).
[36] Esto está subrayado en la forma como presenta el Documento
de Santo Domingo las religiones indígenas. Ver IVª Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano, Nueva Evangelización,
Promoción Humana, Cultura Cristiana, números 17, 172, 245, 248.
[37] Leonardo Boff, ofm, Nueva Evangelización. Santiago,
Paulinas y CEFEPAL, 1991.
[38] .José Comblin, “Evangelización de la Cultura en América
Latina”, en José Comblin, Reconciliación y liberación. Santiago,
CESOC y Ediciones Chile-América, 1987, pp. 218-252.
[39] Algunos textos del Magisterio reciente de la Iglesia que
describen estas zonas de la cultura: GS 16, 24, 41, 43 ; EN 48;
Puebla 17, 18, 28, 51, 239, 307, 409-413, 437, 445, 452, 570, 743,
1028, 1099, 1133, 1257, 1300. Ver Sergio Silva G., ss.cc.,
“Evangelización de la cultura: de Puebla en adelante” en Teología
y Vida 23, 1982, 217-239, especialmente 221-222. Hay que añadir
Sto Domingo 17, 18.1, 21.1, 36, 85.4, 106.2, 247.1, 247.2, 250,
Mensaje 38. La 4ª Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano en 1992 ha afirmado resueltamente el carácter
pluricultural de América Latina; ver Sto Domingo 30, 244, 252.1.
[40] Entre los textos del Magisterio reciente se puede ver GS 4-10,
13,15, 19-20, 33, 41, 54-55, 57, 81; EN 42, 54-56, 76; RH 15-16;
LE 7; Puebla 52, 53, 55, 56, 83, 128, 398, 399, 415-419, 421-424,
431, 433, 528, 529, 627, 642, 783, 851, 1014, 1099, 1106, 1113,
1126, 1156, 1171, 1210, 1300. Ver Sergio Silva G., ss.cc.,
“Evangelización de la cultura: de Puebla en adelante” en Teología
y Vida 23, 1982, 217-239, especialmente 223-226. Hay que añadir
Sto Domingo 26.1, 29.2, 44, 53, 72.2, 79.2, 83.4, 153.2, 154.3,
199.2, 217, 239, 252.2, 253.1, 253.4, 253.7, 255.1, 255.2, 255.4,
266.2, 279.4, 280.2.
[41] Johann Baptist Metz, Zur Theologie der Welt. Mainz,
Matthias Grünewald, 1968.
[42] Sobre el ateísmo puede consultarse Miguel
Angel Ferrando, El Dios confiable. La revelación del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo en la Biblia. Santiago de Chile, Ediciones
Universidad Católica de Chile, 1993. (Textos Universitarios) 164
pp., cap. 1, pp. 13-31.
[43] “Vielmehr denkt das Absolute sich selbst in der Reflexion des
Menschen, es wird der Logos erst aus der Reflexionsgeschichte
des Pneuma herausgeboren. Die Geschichte menschlicher
Selbstreflexion und Geschichtsbegründung wird zum notwendigen
Gang des Absoluten selbst”, Elmar Salmann, “Offenbarung und
Neuzeit. Christologische Überlegungen zur geschichtlichen
Situation” en Freiburger Zeitschrift für Philosophie und
Theologie 31, 1984, 109-154; la cita es de la p. 149. La traducción
en el texto es mía.
[44] Karl Rahner, s.j., “Observaciones sobre la situación de la fe
hoy” en René Latourelle y Gerald O’Collins (eds.), Problemas y
perspectivas de Teología Fundamental. Salamanca, Sígueme,
1982. (Verdad e Imagen 65), 393-416.
[45] Puede verse, por ejemplo, en el nº 22 de Communio (edición
para América Latina), año 7, 1990, un artículo del Cardenal de
París, Jean Marie Lustiger: “La novedad de Cristo y la
postmodernidad”, reproducido en la edición española de la misma
revista: Communio (Madrid) 12, 1990, 110-120; ahí también los
artículos de Juan José Garrido (pp. 72-109) y Carlos Díaz (pp.
159-170). Esta visión parece tener su base en algunos filósofos
católicos alemanes (RobertSpaemann y sus dos discípulos
Peter Koslowski y Reinhard Löw principalmente) que, a partir de
los claros síntomas de fracaso de la modernidad actual, proponen
superarla recurriendo a la philosophia perennis; ver
Peter Koslowski, Robert Spaemann y
Reinhard Löw (Hrsg.), Moderne oder Postmoderne?Weinheim,
Acta Humaniora, VCH, 1986. (Civitas Resultate 10). XIV+291 p.
Para Habermas, se trata de “veteroconservadores”. Se puede ver
Hans JoachimTürk, Postmoderne. Mainz, Matthias Grünewald y
Stuttgart, Quell, 1990. (Unterscheidung. Christliche Orientierung
im religiösen Pluralismus), pp. 83-88.
[46] Albert Camus, Carnets, 2: Enero 1942 - marzo 1951. Buenos
Aires, Losada y Madrid, Alianza Editorial, 1985 (El libro de
bolsillo 1132), 172. Matthew 1:1 - 14:25
BNT Matthew 1:1 Bi,bloj gene,sewj VIhsou/ Cristou/ uiou/ Daui.d
uiou/ VAbraa,mÅ 2 VAbraa.m evge,nnhsen to.n VIsaa,k( VIsaa.k de. evge,nnhsen to.n VIakw,b(
VIakw.b de. evge,nnhsen to.n VIou,dan kai. tou.j avdelfou.j auvtou/( 3 VIou,daj de. evge,nnhsen to.n
Fa,rej kai. to.n Za,ra evk th/j Qama,r( Fa,rej de. evge,nnhsen to.n ~Esrw,m( ~Esrw.m de.
evge,nnhsen to.n VAra,m( 4 VAra.m de. evge,nnhsen to.n VAminada,b( VAminada.b de. evge,nnhsen
to.n Naassw,n( Naassw.n de. evge,nnhsen to.n Salmw,n( 5 Salmw.n de. evge,nnhsen to.n Bo,ej
evk th/j ~Raca,b( Bo,ej de. evge,nnhsen to.n VIwbh.d evk th/j ~Rou,q( VIwbh.d de. evge,nnhsen to.n
VIessai,( 6 VIessai. de. evge,nnhsen to.n Daui.d to.n basile,aÅ Daui.d de. evge,nnhsen to.n
Solomw/na evk th/j tou/ Ouvri,ou( 7 Solomw.n de. evge,nnhsen to.n ~Roboa,m( ~Roboa.m de.
evge,nnhsen to.n VAbia,( VAbia. de. evge,nnhsen to.n VAsa,f( 8 VAsa.f de. evge,nnhsen to.n
VIwsafa,t( VIwsafa.t de. evge,nnhsen to.n VIwra,m( VIwra.m de. evge,nnhsen to.n VOzi,an( 9
VOzi,aj de. evge,nnhsen to.n VIwaqa,m( VIwaqa.m de. evge,nnhsen to.n VAca,z( VAca.z de.
evge,nnhsen to.n ~Ezeki,an( 10 ~Ezeki,aj de. evge,nnhsen to.n Manassh/( Manassh/j de.
evge,nnhsen to.n VAmw,j( VAmw.j de. evge,nnhsen to.n VIwsi,an( 11 VIwsi,aj de. evge,nnhsen to.n
VIeconi,an kai. tou.j avdelfou.j auvtou/ evpi. th/j metoikesi,aj Babulw/nojÅ 12 Meta. de. th.n
metoikesi,an Babulw/noj VIeconi,aj evge,nnhsen to.n Salaqih,l( Salaqih.l de. evge,nnhsen to.n
Zorobabe,l( 13 Zorobabe.l de. evge,nnhsen to.n VAbiou,d( VAbiou.d de. evge,nnhsen to.n
VEliaki,m( VEliaki.m de. evge,nnhsen to.n VAzw,r( 14 VAzw.r de. evge,nnhsen to.n Sadw,k(
Sadw.k de. evge,nnhsen to.n VAci,m( VAci.m de. evge,nnhsen to.n VEliou,d( 15 VEliou.d de.
evge,nnhsen to.n VElea,zar( VElea,zar de. evge,nnhsen to.n Matqa,n( Matqa.n de. evge,nnhsen
to.n VIakw,b( 16 VIakw.b de. evge,nnhsen to.n VIwsh.f to.n a;ndra Mari,aj( evx h-j evgennh,qh
VIhsou/j o lego,menoj cristo,jÅ 17 Pa/sai ou=n ai` geneai. avpo. VAbraa.m e[wj Daui.d geneai.
dekate,ssarej( kai. avpo. Daui.d e[wj th/j metoikesi,aj Babulw/noj geneai. dekate,ssarej( kai.
avpo. th/j metoikesi,aj Babulw/noj e[wj tou/ Cristou/ geneai. dekate,ssarejÅ 18 Tou/ de.
VIhsou/ Cristou/ h` ge,nesij ou[twj h=nÅ mnhsteuqei,shj th/j mhtro.j auvtou/ Mari,aj tw/|
VIwsh,f( pri.n h' sunelqei/n auvtou.j eure,qh evn gastri. e;cousa evk pneu,matoj a`gi,ouÅ 19
VIwsh.f de. o avnh.r auvth/j( di,kaioj w'n kai. mh. qe,lwn auvth.n deigmati,sai( evboulh,qh la,qra|
avpolu/sai auvth,nÅ 20 tau/ta de. auvtou/ evnqumhqe,ntoj ivdou. a;ggeloj kuri,ou katV o;nar evfa,nh auvtw/| le,gwn\ VIwsh.f ui`o.j Daui,d( mh. fobhqh/|j paralabei/n Mari,an th.n gunai/ka,
sou\ to. ga.r evn auvth/| gennhqe.n evk pneu,mato,j evstin a`gi,ouÅ 21 te,xetai de. uio,n( kai.
kale,seij to. o;noma auvtou/ VIhsou/n\ auvto.j ga.r sw,sei to.n lao.n auvtou/ avpo. tw/n a`martiw/n
auvtw/nÅ 22 tou/to de. o[lon ge,gonen i[na plhrwqh/| to. r`hqe.n u`po. kuri,ou dia. tou/
profh,tou le,gontoj\ 23 ivdou. h` parqe,noj evn gastri. e[xei kai. te,xetai uio,n( kai.
kale,sousin to. o;noma auvtou/ VEmmanouh,l( o[ evstin meqermhneuo,menon meqV h`mw/n o qeo,jÅ 24 evgerqei.j de. o VIwsh.f avpo. tou/ u[pnou evpoi,hsen w`j prose,taxen auvtw/| o a;ggeloj
kuri,ou kai. pare,laben th.n gunai/ka auvtou/( 25 kai. ouvk evgi,nwsken auvth.n e[wj ou- e;teken
uio,n\ kai. evka,lesen to. o;noma auvtou/ VIhsou/nÅ BNT
Matthew 2:1 Tou/ de. VIhsou/ gennhqe,ntoj evn Bhqle,em th/j VIoudai,aj evn h`me,raij ~Hrw,|dou tou/ basile,wj( ivdou. ma,goi
avpo. avnatolw/n parege,nonto eivj ~Ieroso,luma 2 le,gontej\ pou/ evstin o tecqei.j basileu.j
tw/n VIoudai,wnÈ ei;domen ga.r auvtou/ to.n avste,ra evn th/| avnatolh/| kai. h;lqomen
proskunh/sai auvtw/|Å 3 avkou,saj de. o basileu.j ~Hrw,|dhj evtara,cqh kai. pa/sa ~Ieroso,luma
metV auvtou/( 4 kai. sunagagw.n pa,ntaj tou.j avrcierei/j kai. grammatei/j tou/ laou/
evpunqa,neto parV auvtw/n pou/ o cristo.j genna/taiÅ 5 oi` de. ei=pan auvtw/|\ evn Bhqle,em th/j
VIoudai,aj\ ou[twj ga.r ge,graptai dia. tou/ profh,tou\ 6 kai. su. Bhqle,em( gh/ VIou,da( ouvdamw/j evlaci,sth ei= evn toi/j h`gemo,sin VIou,da\ evk sou/ ga.r evxeleu,setai hgou,menoj(
o[stij poimanei/ to.n lao,n mou to.n VIsrah,lÅ 7 To,te ~Hrw,|dhj la,qra| kale,saj tou.j
ma,gouj hvkri,bwsen parV auvtw/n to.n cro,non tou/ fainome,nou avste,roj( 8 kai. pe,myaj
auvtou.j eivj Bhqle,em ei=pen\ poreuqe,ntej evxeta,sate avkribw/j peri. tou/ paidi,ou\ evpa.n de.
eu[rhte( avpaggei,late, moi( o[pwj kavgw. evlqw.n proskunh,sw auvtw/|Å 9 oi de. avkou,santej
tou/ basile,wj evporeu,qhsan kai. ivdou. o avsth,r( o]n ei=don evn th/| avnatolh/|( proh/gen auvtou,j(
e[wj evlqw.n evsta,qh evpa,nw ou- h=n to. paidi,onÅ 10 ivdo,ntej de. to.n avste,ra evca,rhsan cara.n
mega,lhn sfo,draÅ 11 kai. evlqo,ntej eivj th.n oivki,an ei=don to. paidi,on meta. Mari,aj th/j mhtro.j auvtou/( kai. peso,ntej proseku,nhsan auvtw/| kai. avnoi,xantej tou.j qhsaurou.j auvtw/n
prosh,negkan auvtw/| dw/ra( cruso.n kai. li,banon kai. smu,rnanÅ 12 kai. crhmatisqe,ntej
katV o;nar mh. avnaka,myai pro.j ~Hrw,|dhn( diV a;llhj odou/ avnecw,rhsan eivj th.n cw,ran
auvtw/nÅ 13 VAnacwrhsa,ntwn de. auvtw/n ivdou. a;ggeloj kuri,ou fai,netai katV o;nar tw/| VIwsh.f le,gwn\ evgerqei.j para,labe to. paidi,on kai. th.n mhte,ra auvtou/ kai. feu/ge eivj Ai;gupton kai. i;sqi evkei/ e[wj a'n ei;pw soi\ me,llei ga.r ~Hrw,|dhj zhtei/n to. paidi,on tou/
avpole,sai auvto,Å 14 o de. evgerqei.j pare,laben to. paidi,on kai. th.n mhte,ra auvtou/ nukto.j
kai. avnecw,rhsen eivj Ai;gupton( 15 kai. h=n evkei/ e[wj th/j teleuth/j ~Hrw,|dou\ i[na plhrwqh/| to. r`hqe.n u`po. kuri,ou dia. tou/ profh,tou le,gontoj\ evx Aivgu,ptou evka,lesa to.n
uio,n mouÅ 16 To,te ~Hrw,|dhj ivdw.n o[ti evnepai,cqh upo. tw/n ma,gwn evqumw,qh li,an( kai. avpostei,laj avnei/len pa,ntaj tou.j pai/daj tou.j evn Bhqle,em kai. evn pa/si toi/j ori,oij
auvth/j avpo. dietou/j kai. katwte,rw( kata. to.n cro,non o]n hvkri,bwsen para. tw/n ma,gwnÅ 17
to,te evplhrw,qh to. r`hqe.n dia. VIeremi,ou tou/ profh,tou le,gontoj\ 18 fwnh. evn ~Rama. hvkou,sqh( klauqmo.j kai. ovdurmo.j polu,j\ ~Rach.l klai,ousa ta. te,kna auvth/j( kai. ouvk
h;qelen paraklhqh/nai( o[ti ouvk eivsi,nÅ 19 Teleuth,santoj de. tou/ ~Hrw,|dou ivdou. a;ggeloj
kuri,ou fai,netai katV o;nar tw/| VIwsh.f evn Aivgu,ptw| 20 le,gwn\ evgerqei.j para,labe to.
paidi,on kai. th.n mhte,ra auvtou/ kai. poreu,ou eivj gh/n VIsrah,l\ teqnh,kasin ga.r oi`
zhtou/ntej th.n yuch.n tou/ paidi,ouÅ 21 o de. evgerqei.j pare,laben to. paidi,on kai. th.n
mhte,ra auvtou/ kai. eivsh/lqen eivj gh/n VIsrah,lÅ 22 VAkou,saj de. o[ti VArce,laoj basileu,ei
th/j VIoudai,aj avnti. tou/ patro.j auvtou/ ~Hrw,|dou evfobh,qh evkei/ avpelqei/n\ crhmatisqei.j de.
katV o;nar avnecw,rhsen eivj ta. me,rh th/j Galilai,aj( 23 kai. evlqw.n katw,|khsen eivj po,lin
legome,nhn Nazare,t\ o[pwj plhrwqh/| to. r`hqe.n dia. tw/n profhtw/n o[ti Nazwrai/oj
klhqh,setaiÅ BNT Matthew 3:1 VEn de. tai/j h`me,raij evkei,naij paragi,netai VIwa,nnhj o
baptisth.j khru,sswn evn th/| evrh,mw| th/j VIoudai,aj 2 Îkai.Ð le,gwn\ metanoei/te\ h;ggiken
ga.r h` basilei,a tw/n ouvranw/nÅ 3 ou-toj ga,r evstin o r`hqei.j dia. VHsai<ou tou/ profh,tou
le,gontoj\ fwnh. bow/ntoj evn th/| evrh,mw|\ e`toima,sate th.n odo.n kuri,ou( euvqei,aj poiei/te
ta.j tri,bouj auvtou/Å 4 auvto.j de. o VIwa,nnhj ei=cen to. e;nduma auvtou/ avpo. tricw/n kamh,lou
kai. zw,nhn dermati,nhn peri. th.n ovsfu.n auvtou/( h de. trofh. h=n auvtou/ avkri,dej kai. me,li
a;grionÅ 5 To,te evxeporeu,eto pro.j auvto.n ~Ieroso,luma kai. pa/sa h VIoudai,a kai. pa/sa h`
peri,cwroj tou/ VIorda,nou( 6 kai. evbapti,zonto evn tw/| VIorda,nh| potamw/| u`pV auvtou/
evxomologou,menoi ta.j a`marti,aj auvtw/nÅ 7 ivdw.n de. pollou.j tw/n Farisai,wn kai.
Saddoukai,wn evrcome,nouj evpi. to. ba,ptisma auvtou/ ei=pen auvtoi/j\ gennh,mata evcidnw/n( ti,j
u`pe,deixen umi/n fugei/n avpo. th/j mellou,shj ovrgh/jÈ 8 poih,sate ou=n karpo.n a;xion th/j
metanoi,aj 9 kai. mh. do,xhte le,gein evn e`autoi/j\ pate,ra e;comen to.n VAbraa,mÅ le,gw ga.r
u`mi/n o[ti du,natai o qeo.j evk tw/n li,qwn tou,twn evgei/rai te,kna tw/| VAbraa,mÅ 10 h;dh de.
h` avxi,nh pro.j th.n r`i,zan tw/n de,ndrwn kei/tai\ pa/n ou=n de,ndron mh. poiou/n karpo.n
kalo.n evkko,ptetai kai. eivj pu/r ba,lletaiÅ 11 VEgw. me.n u`ma/j bapti,zw evn u[dati eivj meta,noian( o de. ovpi,sw mou evrco,menoj ivscuro,tero,j mou, evstin( ou- ouvk eivmi. ikano.j ta.
u`podh,mata basta,sai\ auvto.j u`ma/j bapti,sei evn pneu,mati agi,w| kai. puri,\ 12 ou- to. ptu,on evn th/| ceiri. auvtou/ kai. diakaqariei/ th.n a[lwna auvtou/ kai. suna,xei to.n si/ton auvtou/ eivj
th.n avpoqh,khn( to. de. a;curon katakau,sei puri. avsbe,stw|Å 13 To,te paragi,netai o
VIhsou/j avpo. th/j Galilai,aj evpi. to.n VIorda,nhn pro.j to.n VIwa,nnhn tou/ baptisqh/nai u`pV
auvtou/Å 14 o de. VIwa,nnhj diekw,luen auvto.n le,gwn\ evgw. crei,an e;cw upo. sou/
baptisqh/nai( kai. su. e;rch| pro,j meÈ 15 avpokriqei.j de. o VIhsou/j ei=pen pro.j auvto,n\ a;fej
a;rti( ou[twj ga.r pre,pon evsti.n h`mi/n plhrw/sai pa/san dikaiosu,nhnÅ to,te avfi,hsin
auvto,nÅ 16 baptisqei.j de. o VIhsou/j euvqu.j avne,bh avpo. tou/ u[datoj\ kai. ivdou. hvnew,|cqhsan Îauvtw/|Ð oi` ouvranoi,( kai. ei=den Îto.Ð pneu/ma Îtou/Ð qeou/ katabai/non wsei. peristera.n Îkai.Ð
evrco,menon evpV auvto,n\ 17 kai. ivdou. fwnh. evk tw/n ouvranw/n le,gousa\ ou-to,j evstin o ui`o,j
mou o avgaphto,j( evn w-| euvdo,khsaÅ BNT Matthew 4:1 To,te o VIhsou/j avnh,cqh eivj th.n
e;rhmon u`po. tou/ pneu,matoj peirasqh/nai upo. tou/ diabo,louÅ 2 kai. nhsteu,saj h`me,raj
tessera,konta kai. nu,ktaj tessera,konta( u[steron evpei,nasenÅ 3 kai. proselqw.n o
peira,zwn ei=pen auvtw/|\ eiv uio.j ei= tou/ qeou/( eivpe. i[na oi` li,qoi ou-toi a;rtoi ge,nwntaiÅ 4
o de. avpokriqei.j ei=pen\ ge,graptai\ ouvk evpV a;rtw| mo,nw| zh,setai o a;nqrwpoj( avllV evpi.
panti. r`h,mati evkporeuome,nw| dia. sto,matoj qeou/Å 5 To,te paralamba,nei auvto.n o
dia,boloj eivj th.n a`gi,an po,lin kai. e;sthsen auvto.n evpi. to. pteru,gion tou/ i`erou/ 6 kai.
le,gei auvtw/|\ eiv ui`o.j ei= tou/ qeou/( ba,le seauto.n ka,tw\ ge,graptai ga.r o[ti toi/j avgge,loij auvtou/ evntelei/tai peri. sou/ kai. evpi. ceirw/n avrou/si,n se( mh,pote prosko,yh|j pro.j li,qon
to.n po,da souÅ 7 e;fh auvtw/| o VIhsou/j\ pa,lin ge,graptai\ ouvk evkpeira,seij ku,rion to.n
qeo,n souÅ 8 Pa,lin paralamba,nei auvto.n o dia,boloj eivj o;roj u`yhlo.n li,an kai.
dei,knusin auvtw/| pa,saj ta.j basilei,aj tou/ ko,smou kai. th.n do,xan auvtw/n 9 kai. ei=pen
auvtw/|\ tau/ta, soi pa,nta dw,sw( eva.n pesw.n proskunh,sh|j moiÅ 10 to,te le,gei auvtw/| o
VIhsou/j\ u[page( satana/\ ge,graptai ga,r\ ku,rion to.n qeo,n sou proskunh,seij kai. auvtw/|
mo,nw| latreu,seijÅ 11 To,te avfi,hsin auvto.n o dia,boloj( kai. ivdou. a;ggeloi prosh/lqon
kai. dihko,noun auvtw/|Å 12 VAkou,saj de. o[ti VIwa,nnhj paredo,qh avnecw,rhsen eivj th.n
Galilai,anÅ 13 kai. katalipw.n th.n Nazara. evlqw.n katw,|khsen eivj Kafarnaou.m th.n
paraqalassi,an evn ori,oij Zaboulw.n kai. Nefqali,m\ 14 i[na plhrwqh/| to. r`hqe.n dia.
VHsai<ou tou/ profh,tou le,gontoj\ 15 gh/ Zaboulw.n kai. gh/ Nefqali,m( odo.n qala,sshj(
pe,ran tou/ VIorda,nou( Galilai,a tw/n evqnw/n( 16 o lao.j o kaqh,menoj evn sko,tei fw/j
ei=den me,ga( kai. toi/j kaqhme,noij evn cw,ra| kai. skia/| qana,tou fw/j avne,teilen auvtoi/jÅ 17
VApo. to,te h;rxato o VIhsou/j khru,ssein kai. le,gein\ metanoei/te\ h;ggiken ga.r h` basilei,a
tw/n ouvranw/nÅ 18 Peripatw/n de. para. th.n qa,lassan th/j Galilai,aj ei=den du,o avdelfou,j( Si,mwna to.n lego,menon Pe,tron kai. VAndre,an to.n avdelfo.n auvtou/( ba,llontaj
avmfi,blhstron eivj th.n qa,lassan\ h=san ga.r a`liei/jÅ 19 kai. le,gei auvtoi/j\ deu/te ovpi,sw
mou( kai. poih,sw u`ma/j a`liei/j avnqrw,pwnÅ 20 oi de. euvqe,wj avfe,ntej ta. di,ktua
hvkolou,qhsan auvtw/|Å 21 kai. proba.j evkei/qen ei=den a;llouj du,o avdelfou,j( VIa,kwbon to.n tou/ Zebedai,ou kai. VIwa,nnhn to.n avdelfo.n auvtou/( evn tw/| ploi,w| meta. Zebedai,ou tou/
patro.j auvtw/n katarti,zontaj ta. di,ktua auvtw/n( kai. evka,lesen auvtou,jÅ 22 oi` de. euvqe,wj
avfe,ntej to. ploi/on kai. to.n pate,ra auvtw/n hvkolou,qhsan auvtw/|Å 23 Kai. perih/gen evn o[lh| th/| Galilai,a| dida,skwn evn tai/j sunagwgai/j auvtw/n kai. khru,sswn to. euvagge,lion th/j
basilei,aj kai. qerapeu,wn pa/san no,son kai. pa/san malaki,an evn tw/| law/|Å 24 Kai.
avph/lqen h` avkoh. auvtou/ eivj o[lhn th.n Suri,an\ kai. prosh,negkan auvtw/| pa,ntaj tou.j kakw/j e;contaj poiki,laij no,soij kai. basa,noij sunecome,nouj Îkai.Ð daimonizome,nouj kai.
selhniazome,nouj kai. paralutikou,j( kai. evqera,peusen auvtou,jÅ 25 kai. hvkolou,qhsan
auvtw/| o;cloi polloi. avpo. th/j Galilai,aj kai. Dekapo,lewj kai. ~Ierosolu,mwn kai.
VIoudai,aj kai. pe,ran tou/ VIorda,nouÅ BNT Matthew 5:1 ivdw.n de. tou.j o;clouj avne,bh eivj
to. o;roj( kai. kaqi,santoj auvtou/ prosh/lqan auvtw/| oi` maqhtai. auvtou/\ 2 kai. avnoi,xaj to.
sto,ma auvtou/ evdi,dasken auvtou.j le,gwn\ 3 Maka,rioi oi` ptwcoi. tw/| pneu,mati( o[ti auvtw/n
evstin h basilei,a tw/n ouvranw/nÅ 4 maka,rioi oi` penqou/ntej( o[ti auvtoi.
paraklhqh,sontaiÅ 5 maka,rioi oi` praei/j( o[ti auvtoi. klhronomh,sousin th.n gh/nÅ 6
maka,rioi oi` peinw/ntej kai. diyw/ntej th.n dikaiosu,nhn( o[ti auvtoi. cortasqh,sontaiÅ 7
maka,rioi oi` evleh,monej( o[ti auvtoi. evlehqh,sontaiÅ 8 maka,rioi oi` kaqaroi. th/| kardi,a|(
o[ti auvtoi. to.n qeo.n o;yontaiÅ 9 maka,rioi oi` eivrhnopoioi,( o[ti auvtoi. uioi. qeou/
klhqh,sontaiÅ 10 maka,rioi oi` dediwgme,noi e[neken dikaiosu,nhj( o[ti auvtw/n evstin h
basilei,a tw/n ouvranw/nÅ 11 maka,rioi, evste o[tan ovneidi,swsin uma/j kai. diw,xwsin kai.
ei;pwsin pa/n ponhro.n kaqV u`mw/n Îyeudo,menoiÐ e[neken evmou/Å 12 cai,rete kai.
avgallia/sqe( o[ti o misqo.j u`mw/n polu.j evn toi/j ouvranoi/j\ ou[twj ga.r evdi,wxan tou.j
profh,taj tou.j pro. u`mw/nÅ 13 umei/j evste to. a[laj th/j gh/j\ eva.n de. to. a[laj mwranqh/|( evn ti,ni alisqh,setaiÈ eivj ouvde.n ivscu,ei e;ti eiv mh. blhqe.n e;xw katapatei/sqai upo. tw/n
avnqrw,pwnÅ 14 u`mei/j evste to. fw/j tou/ ko,smouÅ ouv du,natai po,lij krubh/nai evpa,nw o;rouj
keime,nh\ 15 ouvde. kai,ousin lu,cnon kai. tiqe,asin auvto.n u`po. to.n mo,dion avllV evpi. th.n
lucni,an( kai. la,mpei pa/sin toi/j evn th/| oivki,a|Å 16 ou[twj lamya,tw to. fw/j u`mw/n
e;mprosqen tw/n avnqrw,pwn( o[pwj i;dwsin u`mw/n ta. kala. e;rga kai. doxa,swsin to.n pate,ra
u`mw/n to.n evn toi/j ouvranoi/jÅ 17 Mh. nomi,shte o[ti h=lqon katalu/sai to.n no,mon h' tou.j
profh,taj\ ouvk h=lqon katalu/sai avlla. plhrw/saiÅ 18 avmh.n ga.r le,gw u`mi/n\ e[wj a'n
pare,lqh| o ouvrano.j kai. h` gh/( ivw/ta e]n h' mi,a kerai,a ouv mh. pare,lqh| avpo. tou/ no,mou(
e[wj a'n pa,nta ge,nhtaiÅ 19 o]j eva.n ou=n lu,sh| mi,an tw/n evntolw/n tou,twn tw/n evlaci,stwn kai. dida,xh| ou[twj tou.j avnqrw,pouj( evla,cistoj klhqh,setai evn th/| basilei,a| tw/n ouvranw/n\
o]j dV a'n poih,sh| kai. dida,xh|( ou-toj me,gaj klhqh,setai evn th/| basilei,a| tw/n ouvranw/nÅ 20
Le,gw ga.r u`mi/n o[ti eva.n mh. perisseu,sh| umw/n h` dikaiosu,nh plei/on tw/n grammate,wn
kai. Farisai,wn( ouv mh. eivse,lqhte eivj th.n basilei,an tw/n ouvranw/nÅ 21 VHkou,sate o[ti
evrre,qh toi/j avrcai,oij\ ouv foneu,seij\ o]j dV a'n foneu,sh|( e;nocoj e;stai th/| kri,seiÅ 22
evgw. de. le,gw u`mi/n o[ti pa/j o ovrgizo,menoj tw/| avdelfw/| auvtou/ e;nocoj e;stai th/| kri,sei\ o]j dV a'n ei;ph| tw/| avdelfw/| auvtou/\ r`aka,( e;nocoj e;stai tw/| sunedri,w|\ o]j dV a'n ei;ph|\ mwre,(
e;nocoj e;stai eivj th.n ge,ennan tou/ puro,jÅ 23 eva.n ou=n prosfe,rh|j to. dw/ro,n sou evpi. to.
qusiasth,rion kavkei/ mnhsqh/|j o[ti o avdelfo,j sou e;cei ti kata. sou/( 24 a;fej evkei/ to. dw/ro,n sou e;mprosqen tou/ qusiasthri,ou kai. u[page prw/ton dialla,ghqi tw/| avdelfw/| sou(
kai. to,te evlqw.n pro,sfere to. dw/ro,n souÅ 25 i;sqi euvnow/n tw/| avntidi,kw| sou tacu,( e[wj
o[tou ei= metV auvtou/ evn th/| odw/|( mh,pote, se paradw/| o avnti,dikoj tw/| krith/| kai. o krith.j
tw/| u`phre,th| kai. eivj fulakh.n blhqh,sh|\ 26 avmh.n le,gw soi( ouv mh. evxe,lqh|j evkei/qen( e[wj
a'n avpodw/|j to.n e;scaton kodra,nthnÅ 27 VHkou,sate o[ti evrre,qh\ ouv moiceu,seijÅ 28 evgw.
de. le,gw u`mi/n o[ti pa/j o ble,pwn gunai/ka pro.j to. evpiqumh/sai auvth.n h;dh evmoi,ceusen
auvth.n evn th/| kardi,a| auvtou/Å 29 eiv de. o ovfqalmo,j sou o dexio.j skandali,zei se( e;xele
auvto.n kai. ba,le avpo. sou/\ sumfe,rei ga,r soi i[na avpo,lhtai e]n tw/n melw/n sou kai. mh.
o[lon to. sw/ma, sou blhqh/| eivj ge,ennanÅ 30 kai. eiv h` dexia, sou cei.r skandali,zei se(
e;kkoyon auvth.n kai. ba,le avpo. sou/\ sumfe,rei ga,r soi i[na avpo,lhtai e]n tw/n melw/n sou
kai. mh. o[lon to. sw/ma, sou eivj ge,ennan avpe,lqh|Å 31 VErre,qh de,\ o]j a'n avpolu,sh| th.n
gunai/ka auvtou/( do,tw auvth/| avposta,sionÅ 32 evgw. de. le,gw umi/n o[ti pa/j o avpolu,wn th.n
gunai/ka auvtou/ parekto.j lo,gou pornei,aj poiei/ auvth.n moiceuqh/nai( kai. o]j eva.n
avpolelume,nhn gamh,sh|( moica/taiÅ 33 Pa,lin hvkou,sate o[ti evrre,qh toi/j avrcai,oij\ ouvk
evpiorkh,seij( avpodw,seij de. tw/| kuri,w| tou.j o[rkouj souÅ 34 evgw. de. le,gw umi/n mh.
ovmo,sai o[lwj\ mh,te evn tw/| ouvranw/|( o[ti qro,noj evsti.n tou/ qeou/( 35 mh,te evn th/| gh/|( o[ti
u`popo,dio,n evstin tw/n podw/n auvtou/( mh,te eivj ~Ieroso,luma( o[ti po,lij evsti.n tou/ mega,lou
basile,wj( 36 mh,te evn th/| kefalh/| sou ovmo,sh|j( o[ti ouv du,nasai mi,an tri,ca leukh.n
poih/sai h' me,lainanÅ 37 e;stw de. o lo,goj u`mw/n nai. nai,( ou' ou;\ to. de. perisso.n tou,twn
evk tou/ ponhrou/ evstinÅ 38 VHkou,sate o[ti evrre,qh\ ovfqalmo.n avnti. ovfqalmou/ kai. ovdo,nta
avnti. ovdo,ntojÅ 39 evgw. de. le,gw umi/n mh. avntisth/nai tw/| ponhrw/|\ avllV o[stij se r`api,zei
eivj th.n dexia.n siago,na ÎsouÐ( stre,yon auvtw/| kai. th.n a;llhn\ 40 kai. tw/| qe,lonti, soi
kriqh/nai kai. to.n citw/na, sou labei/n( a;fej auvtw/| kai. to. i`ma,tion\ 41 kai. o[stij se
avggareu,sei mi,lion e[n( u[page metV auvtou/ du,oÅ 42 tw/| aivtou/nti, se do,j( kai. to.n qe,lonta
avpo. sou/ dani,sasqai mh. avpostrafh/|jÅ 43 VHkou,sate o[ti evrre,qh\ avgaph,seij to.n plhsi,on
sou kai. mish,seij to.n evcqro,n souÅ 44 evgw. de. le,gw u`mi/n\ avgapa/te tou.j evcqrou.j u`mw/n
kai. proseu,cesqe upe.r tw/n diwko,ntwn u`ma/j( 45 o[pwj ge,nhsqe uioi. tou/ patro.j u`mw/n
tou/ evn ouvranoi/j( o[ti to.n h[lion auvtou/ avnate,llei evpi. ponhrou.j kai. avgaqou.j kai. bre,cei
evpi. dikai,ouj kai. avdi,koujÅ 46 eva.n ga.r avgaph,shte tou.j avgapw/ntaj u`ma/j( ti,na misqo.n
e;ceteÈ ouvci. kai. oi` telw/nai to. auvto. poiou/sinÈ 47 kai. eva.n avspa,shsqe tou.j avdelfou.j
u`mw/n mo,non( ti, perisso.n poiei/teÈ ouvci. kai. oi` evqnikoi. to. auvto. poiou/sinÈ 48 e;sesqe
ou=n u`mei/j te,leioi wj o path.r u`mw/n o ouvra,nioj te,leio,j evstinÅ BNT
Matthew 6:1 Prose,cete Îde.Ð th.n dikaiosu,nhn u`mw/n mh. poiei/n e;mprosqen tw/n avnqrw,pwn pro.j to. qeaqh/nai auvtoi/j\ eiv de. mh, ge( misqo.n ouvk e;cete para. tw/| patri. u`mw/n tw/| evn toi/j
ouvranoi/jÅ 2 {Otan ou=n poih/|j evlehmosu,nhn( mh. salpi,sh|j e;mprosqe,n sou( w[sper oi` u`pokritai. poiou/sin evn tai/j sunagwgai/j kai. evn tai/j r`u,maij( o[pwj doxasqw/sin u`po.
tw/n avnqrw,pwn\ avmh.n le,gw u`mi/n( avpe,cousin to.n misqo.n auvtw/nÅ 3 sou/ de. poiou/ntoj
evlehmosu,nhn mh. gnw,tw h` avristera, sou ti, poiei/ h` dexia, sou( 4 o[pwj h=| sou h`
evlehmosu,nh evn tw/| kruptw/|\ kai. o path,r sou o ble,pwn evn tw/| kruptw/| avpodw,sei soiÅ 5
Kai. o[tan proseu,chsqe( ouvk e;sesqe wj oi` u`pokritai,( o[ti filou/sin evn tai/j sunagwgai/j kai. evn tai/j gwni,aij tw/n plateiw/n e`stw/tej proseu,cesqai( o[pwj fanw/sin toi/j
avnqrw,poij\ avmh.n le,gw u`mi/n( avpe,cousin to.n misqo.n auvtw/nÅ 6 su. de. o[tan proseu,ch|( ei;selqe eivj to. tamei/o,n sou kai. klei,saj th.n qu,ran sou pro,seuxai tw/| patri, sou tw/| evn
tw/| kruptw/|\ kai. o path,r sou o ble,pwn evn tw/| kruptw/| avpodw,sei soiÅ 7 Proseuco,menoi
de. mh. battalogh,shte w[sper oi` evqnikoi,( dokou/sin ga.r o[ti evn th/| polulogi,a| auvtw/n
eivsakousqh,sontaiÅ 8 mh. ou=n omoiwqh/te auvtoi/j\ oi=den ga.r o path.r umw/n w-n crei,an
e;cete pro. tou/ u`ma/j aivth/sai auvto,nÅ 9 ou[twj ou=n proseu,cesqe umei/j\ Pa,ter h`mw/n o evn
toi/j ouvranoi/j\ a`giasqh,tw to. o;noma, sou\ 10 evlqe,tw h` basilei,a sou\ genhqh,tw to.
qe,lhma, sou( wj evn ouvranw/| kai. evpi. gh/j\ 11 to.n a;rton h`mw/n to.n evpiou,sion do.j h`mi/n
sh,meron\ 12 kai. a;fej h`mi/n ta. ovfeilh,mata h`mw/n( w`j kai. h`mei/j avfh,kamen toi/j
ovfeile,taij h`mw/n\ 13 kai. mh. eivsene,gkh|j h`ma/j eivj peirasmo,n( avlla. r`u/sai hma/j avpo. tou/
ponhrou/Å 14 VEa.n ga.r avfh/te toi/j avnqrw,poij ta. paraptw,mata auvtw/n( avfh,sei kai. u`mi/n
o path.r u`mw/n o ouvra,nioj\ 15 eva.n de. mh. avfh/te toi/j avnqrw,poij( ouvde. o path.r u`mw/n
avfh,sei ta. paraptw,mata umw/nÅ 16 {Otan de. nhsteu,hte( mh. gi,nesqe wj oi` u`pokritai.
skuqrwpoi,( avfani,zousin ga.r ta. pro,swpa auvtw/n o[pwj fanw/sin toi/j avnqrw,poij
nhsteu,ontej\ avmh.n le,gw u`mi/n( avpe,cousin to.n misqo.n auvtw/nÅ 17 su. de. nhsteu,wn
a;leiyai, sou th.n kefalh.n kai. to. pro,swpo,n sou ni,yai( 18 o[pwj mh. fanh/|j toi/j
avnqrw,poij nhsteu,wn avlla. tw/| patri, sou tw/| evn tw/| krufai,w|\ kai. o path,r sou o
ble,pwn evn tw/| krufai,w| avpodw,sei soiÅ 19 Mh. qhsauri,zete umi/n qhsaurou.j evpi. th/j
gh/j( o[pou sh.j kai. brw/sij avfani,zei kai. o[pou kle,ptai dioru,ssousin kai. kle,ptousin\ 20 qhsauri,zete de. umi/n qhsaurou.j evn ouvranw/|( o[pou ou;te sh.j ou;te brw/sij avfani,zei
kai. o[pou kle,ptai ouv dioru,ssousin ouvde. kle,ptousin\ 21 o[pou ga,r evstin o qhsauro,j
sou( evkei/ e;stai kai. h` kardi,a souÅ 22 ~O lu,cnoj tou/ sw,mato,j evstin o ovfqalmo,jÅ eva.n
ou=n h=| o ovfqalmo,j sou a`plou/j( o[lon to. sw/ma, sou fwteino.n e;stai\ 23 eva.n de. o ovfqalmo,j sou ponhro.j h=|( o[lon to. sw/ma, sou skoteino.n e;staiÅ eiv ou=n to. fw/j to. evn soi.
sko,toj evsti,n( to. sko,toj po,sonÅ 24 Ouvdei.j du,natai dusi. kuri,oij douleu,ein\ h' ga.r to.n e[na mish,sei kai. to.n e[teron avgaph,sei( h' e`no.j avnqe,xetai kai. tou/ e`te,rou katafronh,seiÅ
ouv du,nasqe qew/| douleu,ein kai. mamwna/|Å 25 Dia. tou/to le,gw umi/n\ mh. merimna/te th/|
yuch/| umw/n ti, fa,ghte Îh' ti, pi,hteÐ( mhde. tw/| sw,mati umw/n ti, evndu,shsqeÅ ouvci. h` yuch.
plei/o,n evstin th/j trofh/j kai. to. sw/ma tou/ evndu,matojÈ 26 evmble,yate eivj ta. peteina. tou/
ouvranou/ o[ti ouv spei,rousin ouvde. qeri,zousin ouvde. suna,gousin eivj avpoqh,kaj( kai. o
path.r umw/n o ouvra,nioj tre,fei auvta,\ ouvc umei/j ma/llon diafe,rete auvtw/nÈ 27 ti,j de. evx
u`mw/n merimnw/n du,natai prosqei/nai evpi. th.n h`liki,an auvtou/ ph/cun e[naÈ 28 kai. peri.
evndu,matoj ti, merimna/teÈ katama,qete ta. kri,na tou/ avgrou/ pw/j auvxa,nousin\ ouv kopiw/sin
ouvde. nh,qousin\ 29 le,gw de. u`mi/n o[ti ouvde. Solomw.n evn pa,sh| th/| do,xh| auvtou/
perieba,leto wj e]n tou,twnÅ 30 eiv de. to.n co,rton tou/ avgrou/ sh,meron o;nta kai. au;rion
eivj kli,banon ballo,menon o qeo.j ou[twj avmfie,nnusin( ouv pollw/| ma/llon u`ma/j(
ovligo,pistoiÈ 31 mh. ou=n merimnh,shte le,gontej\ ti, fa,gwmenÈ h;\ ti, pi,wmenÈ h;\ ti,
peribalw,meqaÈ 32 pa,nta ga.r tau/ta ta. e;qnh evpizhtou/sin\ oi=den ga.r o path.r u`mw/n o`
ouvra,nioj o[ti crh,|zete tou,twn a`pa,ntwnÅ 33 zhtei/te de. prw/ton th.n basilei,an Îtou/
qeou/Ð kai. th.n dikaiosu,nhn auvtou/( kai. tau/ta pa,nta prosteqh,setai umi/nÅ 34 mh. ou=n
merimnh,shte eivj th.n au;rion( h` ga.r au;rion merimnh,sei eauth/j\ avrketo.n th/| h`me,ra| h`
kaki,a auvth/jÅ BNT Matthew 7:1 Mh. kri,nete( i[na mh. kriqh/te\ 2 evn w-| ga.r kri,mati
kri,nete kriqh,sesqe( kai. evn w-| me,trw| metrei/te metrhqh,setai umi/nÅ 3 ti, de. ble,peij to.
ka,rfoj to. evn tw/| ovfqalmw/| tou/ avdelfou/ sou( th.n de. evn tw/| sw/| ovfqalmw/| doko.n ouv
katanoei/jÈ 4 h' pw/j evrei/j tw/| avdelfw/| sou\ a;fej evkba,lw to. ka,rfoj evk tou/ ovfqalmou/
sou( kai. ivdou. h` doko.j evn tw/| ovfqalmw/| sou/È 5 upokrita,( e;kbale prw/ton evk tou/ ovfqalmou/ sou/ th.n doko,n( kai. to,te diable,yeij evkbalei/n to. ka,rfoj evk tou/ ovfqalmou/
tou/ avdelfou/ souÅ 6 Mh. dw/te to. a[gion toi/j kusi.n mhde. ba,lhte tou.j margari,taj umw/n e;mprosqen tw/n coi,rwn( mh,pote katapath,sousin auvtou.j evn toi/j posi.n auvtw/n kai.
strafe,ntej r`h,xwsin u`ma/jÅ 7 Aivtei/te kai. doqh,setai umi/n( zhtei/te kai. eu`rh,sete(
krou,ete kai. avnoigh,setai umi/n\ 8 pa/j ga.r o aivtw/n lamba,nei kai. o zhtw/n eu`ri,skei
kai. tw/| krou,onti avnoigh,setaiÅ 9 h' ti,j evstin evx u`mw/n a;nqrwpoj( o]n aivth,sei o ui`o.j
auvtou/ a;rton( mh. li,qon evpidw,sei auvtw/|È 10 h' kai. ivcqu.n aivth,sei( mh. o;fin evpidw,sei
auvtw/|È 11 eiv ou=n u`mei/j ponhroi. o;ntej oi;date do,mata avgaqa. dido,nai toi/j te,knoij u`mw/n(
po,sw| ma/llon o path.r u`mw/n o evn toi/j ouvranoi/j dw,sei avgaqa. toi/j aivtou/sin auvto,nÅ 12
Pa,nta ou=n o[sa eva.n qe,lhte i[na poiw/sin u`mi/n oi` a;nqrwpoi( ou[twj kai. u`mei/j poiei/te
auvtoi/j\ ou-toj ga,r evstin o no,moj kai. oi` profh/taiÅ 13 Eivse,lqate dia. th/j stenh/j
pu,lhj\ o[ti platei/a h` pu,lh kai. euvru,cwroj h` odo.j h` avpa,gousa eivj th.n avpw,leian kai.
polloi, eivsin oi` eivserco,menoi diV auvth/j\ 14 ti, stenh. h` pu,lh kai. teqlimme,nh h` odo.j h`
avpa,gousa eivj th.n zwh.n kai. ovli,goi eivsi.n oi` eu`ri,skontej auvth,nÅ 15 Prose,cete avpo.
tw/n yeudoprofhtw/n( oi[tinej e;rcontai pro.j u`ma/j evn evndu,masin proba,twn( e;swqen de,
eivsin lu,koi a[rpagejÅ 16 avpo. tw/n karpw/n auvtw/n evpignw,sesqe auvtou,jÅ mh,ti
sulle,gousin avpo. avkanqw/n stafula.j h' avpo. tribo,lwn su/kaÈ 17 ou[twj pa/n de,ndron
avgaqo.n karpou.j kalou.j poiei/( to. de. sapro.n de,ndron karpou.j ponhrou.j poiei/Å 18 ouv
du,natai de,ndron avgaqo.n karpou.j ponhrou.j poiei/n ouvde. de,ndron sapro.n karpou.j
kalou.j poiei/nÅ 19 pa/n de,ndron mh. poiou/n karpo.n kalo.n evkko,ptetai kai. eivj pu/r
ba,lletaiÅ 20 a;ra ge avpo. tw/n karpw/n auvtw/n evpignw,sesqe auvtou,jÅ 21 Ouv pa/j o le,gwn
moi\ ku,rie ku,rie( eivseleu,setai eivj th.n basilei,an tw/n ouvranw/n( avllV o poiw/n to.
qe,lhma tou/ patro,j mou tou/ evn toi/j ouvranoi/jÅ 22 polloi. evrou/si,n moi evn evkei,nh| th/|
h`me,ra|\ ku,rie ku,rie( ouv tw/| sw/| ovno,mati evprofhteu,samen( kai. tw/| sw/| ovno,mati daimo,nia
evxeba,lomen( kai. tw/| sw/| ovno,mati duna,meij polla.j evpoih,samenÈ 23 kai. to,te omologh,sw
auvtoi/j o[ti ouvde,pote e;gnwn u`ma/j\ avpocwrei/te avpV evmou/ oi` evrgazo,menoi th.n avnomi,anÅ 24
Pa/j ou=n o[stij avkou,ei mou tou.j lo,gouj tou,touj kai. poiei/ auvtou,j( omoiwqh,setai avndri.
froni,mw|( o[stij wv|kodo,mhsen auvtou/ th.n oivki,an evpi. th.n pe,tran\ 25 kai. kate,bh h` broch. kai. h=lqon oi` potamoi. kai. e;pneusan oi` a;nemoi kai. prose,pesan th/| oivki,a| evkei,nh|( kai.
ouvk e;pesen( teqemeli,wto ga.r evpi. th.n pe,tranÅ 26 kai. pa/j o avkou,wn mou tou.j lo,gouj
tou,touj kai. mh. poiw/n auvtou.j omoiwqh,setai avndri. mwrw/|( o[stij wv|kodo,mhsen auvtou/ th.n
oivki,an evpi. th.n a;mmon\ 27 kai. kate,bh h` broch. kai. h=lqon oi` potamoi. kai. e;pneusan oi` a;nemoi kai. prose,koyan th/| oivki,a| evkei,nh|( kai. e;pesen kai. h=n h` ptw/sij auvth/j mega,lhÅ 28 Kai. evge,neto o[te evte,lesen o VIhsou/j tou.j lo,gouj tou,touj( evxeplh,ssonto oi` o;cloi evpi.
th/| didach/| auvtou/\ 29 h=n ga.r dida,skwn auvtou.j wj evxousi,an e;cwn kai. ouvc wj oi`
grammatei/j auvtw/nÅ BNT Matthew 8:1 Kataba,ntoj de. auvtou/ avpo. tou/ o;rouj
hvkolou,qhsan auvtw/| o;cloi polloi,Å 2 kai. ivdou. lepro.j proselqw.n proseku,nei auvtw/|
le,gwn\ ku,rie( eva.n qe,lh|j du,nasai, me kaqari,saiÅ 3 kai. evktei,naj th.n cei/ra h[yato
auvtou/ le,gwn\ qe,lw( kaqari,sqhti\ kai. euvqe,wj evkaqari,sqh auvtou/ h le,praÅ 4 kai. le,gei
auvtw/| o VIhsou/j\ o[ra mhdeni. ei;ph|j( avlla. u[page seauto.n dei/xon tw/| i`erei/ kai.
prose,negkon to. dw/ron o] prose,taxen Mwu?sh/j( eivj martu,rion auvtoi/jÅ 5 Eivselqo,ntoj
de. auvtou/ eivj Kafarnaou.m prosh/lqen auvtw/| e`kato,ntarcoj parakalw/n auvto.n 6 kai.
le,gwn\ ku,rie( o pai/j mou be,blhtai evn th/| oivki,a| paralutiko,j( deinw/j basanizo,menojÅ 7
kai. le,gei auvtw/|\ evgw. evlqw.n qerapeu,sw auvto,nÅ 8 kai. avpokriqei.j o e`kato,ntarcoj e;fh\
ku,rie( ouvk eivmi. i`kano.j i[na mou u`po. th.n ste,ghn eivse,lqh|j( avlla. mo,non eivpe. lo,gw|( kai.
ivaqh,setai o pai/j mouÅ 9 kai. ga.r evgw. a;nqrwpo,j eivmi upo. evxousi,an( e;cwn u`pV evmauto.n
stratiw,taj( kai. le,gw tou,tw|\ poreu,qhti( kai. poreu,etai( kai. a;llw|\ e;rcou( kai. e;rcetai(
kai. tw/| dou,lw| mou\ poi,hson tou/to( kai. poiei/Å 10 avkou,saj de. o VIhsou/j evqau,masen kai.
ei=pen toi/j avkolouqou/sin\ avmh.n le,gw u`mi/n( parV ouvdeni. tosau,thn pi,stin evn tw/| VIsrah.l
eu-ronÅ 11 le,gw de. umi/n o[ti polloi. avpo. avnatolw/n kai. dusmw/n h[xousin kai.
avnakliqh,sontai meta. VAbraa.m kai. VIsaa.k kai. VIakw.b evn th/| basilei,a| tw/n ouvranw/n( 12
oi` de. ui`oi. th/j basilei,aj evkblhqh,sontai eivj to. sko,toj to. evxw,teron\ evkei/ e;stai o
klauqmo.j kai. o brugmo.j tw/n ovdo,ntwnÅ 13 kai. ei=pen o VIhsou/j tw/| e`katonta,rch|\ u[page(
w`j evpi,steusaj genhqh,tw soiÅ kai. iva,qh o pai/j Îauvtou/Ð evn th/| w[ra| evkei,nh|Å 14 Kai.
evlqw.n o VIhsou/j eivj th.n oivki,an Pe,trou ei=den th.n penqera.n auvtou/ beblhme,nhn kai.
pure,ssousan\ 15 kai. h[yato th/j ceiro.j auvth/j( kai. avfh/ken auvth.n o pureto,j( kai.
hvge,rqh kai. dihko,nei auvtw/|Å 16 VOyi,aj de. genome,nhj prosh,negkan auvtw/|
daimonizome,nouj pollou,j\ kai. evxe,balen ta. pneu,mata lo,gw| kai. pa,ntaj tou.j kakw/j
e;contaj evqera,peusen( 17 o[pwj plhrwqh/| to. r`hqe.n dia. VHsai<ou tou/ profh,tou le,gontoj\
auvto.j ta.j avsqenei,aj h`mw/n e;laben kai. ta.j no,souj evba,stasenÅ 18 ivdw.n de. o VIhsou/j
o;clon peri. auvto.n evke,leusen avpelqei/n eivj to. pe,ranÅ 19 kai. proselqw.n ei-j grammateu.j
ei=pen auvtw/|\ dida,skale( avkolouqh,sw soi o[pou eva.n avpe,rch|Å 20 kai. le,gei auvtw/| o
VIhsou/j\ ai` avlw,pekej fwleou.j e;cousin kai. ta. peteina. tou/ ouvranou/ kataskhnw,seij( o
de. uio.j tou/ avnqrw,pou ouvk e;cei pou/ th.n kefalh.n kli,nh|Å 21 e[teroj de. tw/n maqhtw/n
Îauvtou/Ð ei=pen auvtw/|\ ku,rie( evpi,treyo,n moi prw/ton avpelqei/n kai. qa,yai to.n pate,ra mouÅ 22 o de. VIhsou/j le,gei auvtw/|\ avkolou,qei moi kai. a;fej tou.j nekrou.j qa,yai tou.j e`autw/n
nekrou,jÅ 23 Kai. evmba,nti auvtw/| eivj to. ploi/on hvkolou,qhsan auvtw/| oi` maqhtai. auvtou/Å 24
kai. ivdou. seismo.j me,gaj evge,neto evn th/| qala,ssh|( w[ste to. ploi/on kalu,ptesqai upo. tw/n
kuma,twn( auvto.j de. evka,qeudenÅ 25 kai. proselqo,ntej h;geiran auvto.n le,gontej\ ku,rie(
sw/son( avpollu,meqaÅ 26 kai. le,gei auvtoi/j\ ti, deiloi, evste( ovligo,pistoiÈ to,te evgerqei.j
evpeti,mhsen toi/j avne,moij kai. th/| qala,ssh|( kai. evge,neto galh,nh mega,lhÅ 27 oi de.
a;nqrwpoi evqau,masan le,gontej\ potapo,j evstin ou-toj o[ti kai. oi` a;nemoi kai. h` qa,lassa
auvtw/| u`pakou,ousinÈ 28 Kai. evlqo,ntoj auvtou/ eivj to. pe,ran eivj th.n cw,ran tw/n
Gadarhnw/n u`ph,nthsan auvtw/| du,o daimonizo,menoi evk tw/n mnhmei,wn evxerco,menoi(
calepoi. li,an( w[ste mh. ivscu,ein tina. parelqei/n dia. th/j odou/ evkei,nhjÅ 29 kai. ivdou.
e;kraxan le,gontej\ ti, h`mi/n kai. soi,( uie. tou/ qeou/È h=lqej w-de pro. kairou/ basani,sai
h`ma/jÈ 30 h=n de. makra.n avpV auvtw/n avge,lh coi,rwn pollw/n boskome,nhÅ 31 oi de.
dai,monej pareka,loun auvto.n le,gontej\ eiv evkba,lleij h`ma/j( avpo,steilon h`ma/j eivj th.n
avge,lhn tw/n coi,rwnÅ 32 kai. ei=pen auvtoi/j\ u`pa,geteÅ oi de. evxelqo,ntej avph/lqon eivj tou.j coi,rouj\ kai. ivdou. w[rmhsen pa/sa h` avge,lh kata. tou/ krhmnou/ eivj th.n qa,lassan kai.
avpe,qanon evn toi/j u[dasinÅ 33 oi` de. bo,skontej e;fugon( kai. avpelqo,ntej eivj th.n po,lin
avph,ggeilan pa,nta kai. ta. tw/n daimonizome,nwnÅ 34 kai. ivdou. pa/sa h` po,lij evxh/lqen eivj
u`pa,nthsin tw/| VIhsou/ kai. ivdo,ntej auvto.n pareka,lesan o[pwj metabh/| avpo. tw/n ori,wn
auvtw/nÅ BNT Matthew 9:1 Kai. evmba.j eivj ploi/on diepe,rasen kai. h=lqen eivj th.n ivdi,an
po,linÅ 2 kai. ivdou. prose,feron auvtw/| paralutiko.n evpi. kli,nhj beblhme,nonÅ kai. ivdw.n o VIhsou/j th.n pi,stin auvtw/n ei=pen tw/| paralutikw/|\ qa,rsei( te,knon( avfi,entai, sou ai
a`marti,aiÅ 3 kai. ivdou, tinej tw/n grammate,wn ei=pan evn e`autoi/j\ ou-toj blasfhmei/Å 4 kai. ivdw.n o VIhsou/j ta.j evnqumh,seij auvtw/n ei=pen\ i`nati, evnqumei/sqe ponhra. evn tai/j
kardi,aij u`mw/nÈ 5 ti, ga,r evstin euvkopw,teron( eivpei/n\ avfi,entai, sou ai` amarti,ai( h'
eivpei/n\ e;geire kai. peripa,teiÈ 6 i[na de. eivdh/te o[ti evxousi,an e;cei o ui`o.j tou/ avnqrw,pou evpi. th/j gh/j avfie,nai amarti,aj& to,te le,gei tw/| paralutikw/|\ evgerqei.j a=ro,n sou th.n
kli,nhn kai. u[page eivj to.n oi=ko,n souÅ 7 kai. evgerqei.j avph/lqen eivj to.n oi=kon auvtou/Å
8 ivdo,ntej de. oi` o;cloi evfobh,qhsan kai. evdo,xasan to.n qeo.n to.n do,nta evxousi,an toiau,thn
toi/j avnqrw,poijÅ 9 Kai. para,gwn o VIhsou/j evkei/qen ei=den a;nqrwpon kaqh,menon evpi. to. telw,nion( Maqqai/on lego,menon( kai. le,gei auvtw/|\ avkolou,qei moiÅ kai. avnasta.j
hvkolou,qhsen auvtw/|Å 10 kai. evge,neto auvtou/ avnakeime,nou evn th/| oivki,a|( kai. ivdou. polloi.
telw/nai kai. amartwloi. evlqo,ntej sunane,keinto tw/| VIhsou/ kai. toi/j maqhtai/j auvtou/Å 11
kai. ivdo,ntej oi` Farisai/oi e;legon toi/j maqhtai/j auvtou/\ dia. ti, meta. tw/n telwnw/n kai.
a`martwlw/n evsqi,ei o dida,skaloj u`mw/nÈ 12 o de. avkou,saj ei=pen\ ouv crei,an e;cousin oi`
ivscu,ontej ivatrou/ avllV oi` kakw/j e;contejÅ 13 poreuqe,ntej de. ma,qete ti, evstin\ e;leoj
qe,lw kai. ouv qusi,an\ ouv ga.r h=lqon kale,sai dikai,ouj avlla. a`martwlou,jÅ 14 To,te
prose,rcontai auvtw/| oi` maqhtai. VIwa,nnou le,gontej\ dia. ti, h`mei/j kai. oi` Farisai/oi
nhsteu,omen Îpolla,Ð( oi` de. maqhtai, sou ouv nhsteu,ousinÈ 15 kai. ei=pen auvtoi/j o VIhsou/j\
mh. du,nantai oi` uioi. tou/ numfw/noj penqei/n evfV o[son metV auvtw/n evstin o numfi,ojÈ
evleu,sontai de. h`me,rai o[tan avparqh/| avpV auvtw/n o numfi,oj( kai. to,te nhsteu,sousinÅ 16
ouvdei.j de. evpiba,llei evpi,blhma r`a,kouj avgna,fou evpi. i`mati,w| palaiw/|\ ai;rei ga.r to.
plh,rwma auvtou/ avpo. tou/ i`mati,ou kai. cei/ron sci,sma gi,netaiÅ 17 ouvde. ba,llousin oi=non
ne,on eivj avskou.j palaiou,j\ eiv de. mh, ge( r`h,gnuntai oi` avskoi. kai. o oi=noj evkcei/tai kai. oi` avskoi. avpo,lluntai\ avlla. ba,llousin oi=non ne,on eivj avskou.j kainou,j( kai. avmfo,teroi
sunthrou/ntaiÅ 18 Tau/ta auvtou/ lalou/ntoj auvtoi/j( ivdou. a;rcwn ei-j evlqw.n proseku,nei auvtw/| le,gwn o[ti h` quga,thr mou a;rti evteleu,thsen\ avlla. evlqw.n evpi,qej th.n cei/ra, sou
evpV auvth,n( kai. zh,setaiÅ 19 kai. evgerqei.j o VIhsou/j hvkolou,qhsen auvtw/| kai. oi` maqhtai.
auvtou/Å 20 Kai. ivdou. gunh. ai`morroou/sa dw,deka e;th proselqou/sa o;pisqen h[yato tou/
kraspe,dou tou/ imati,ou auvtou/\ 21 e;legen ga.r evn e`auth/|\ eva.n mo,non a[ywmai tou/
i`mati,ou auvtou/ swqh,somaiÅ 22 o de. VIhsou/j strafei.j kai. ivdw.n auvth.n ei=pen\ qa,rsei(
qu,gater\ h pi,stij sou se,swke,n seÅ kai. evsw,qh h` gunh. avpo. th/j w[raj evkei,nhjÅ 23 Kai.
evlqw.n o VIhsou/j eivj th.n oivki,an tou/ a;rcontoj kai. ivdw.n tou.j auvlhta.j kai. to.n o;clon
qorubou,menon 24 e;legen\ avnacwrei/te( ouv ga.r avpe,qanen to. kora,sion avlla. kaqeu,deiÅ
kai. katege,lwn auvtou/Å 25 o[te de. evxeblh,qh o o;cloj eivselqw.n evkra,thsen th/j ceiro.j
auvth/j( kai. hvge,rqh to. kora,sionÅ 26 kai. evxh/lqen h` fh,mh au[th eivj o[lhn th.n gh/n
evkei,nhnÅ 27 Kai. para,gonti evkei/qen tw/| VIhsou/ hvkolou,qhsan Îauvtw/|Ð du,o tufloi.
kra,zontej kai. le,gontej\ evle,hson h`ma/j( ui`o.j Daui,dÅ 28 evlqo,nti de. eivj th.n oivki,an
prosh/lqon auvtw/| oi` tufloi,( kai. le,gei auvtoi/j o VIhsou/j\ pisteu,ete o[ti du,namai tou/to
poih/saiÈ le,gousin auvtw/|\ nai. ku,rieÅ 29 to,te h[yato tw/n ovfqalmw/n auvtw/n le,gwn\ kata.
th.n pi,stin umw/n genhqh,tw u`mi/nÅ 30 kai. hvnew,|cqhsan auvtw/n oi` ovfqalmoi,Å kai.
evnebrimh,qh auvtoi/j o VIhsou/j le,gwn\ ora/te mhdei.j ginwske,twÅ 31 oi` de. evxelqo,ntej
diefh,misan auvto.n evn o[lh| th/| gh/| evkei,nh|Å 32 Auvtw/n de. evxercome,nwn ivdou. prosh,negkan
auvtw/| a;nqrwpon kwfo.n daimonizo,menonÅ 33 kai. evkblhqe,ntoj tou/ daimoni,ou evla,lhsen o
kwfo,jÅ kai. evqau,masan oi` o;cloi le,gontej\ ouvde,pote evfa,nh ou[twj evn tw/| VIsrah,lÅ 34 oi`
de. Farisai/oi e;legon\ evn tw/| a;rconti tw/n daimoni,wn evkba,llei ta. daimo,niaÅ 35 Kai.
perih/gen o VIhsou/j ta.j po,leij pa,saj kai. ta.j kw,maj dida,skwn evn tai/j sunagwgai/j auvtw/n kai. khru,sswn to. euvagge,lion th/j basilei,aj kai. qerapeu,wn pa/san no,son kai.
pa/san malaki,anÅ 36 ivdw.n de. tou.j o;clouj evsplagcni,sqh peri. auvtw/n( o[ti h=san
evskulme,noi kai. evrrimme,noi wsei. pro,bata mh. e;conta poime,naÅ 37 to,te le,gei toi/j
maqhtai/j auvtou/\ o me.n qerismo.j polu,j( oi` de. evrga,tai ovli,goi\ 38 deh,qhte ou=n tou/
kuri,ou tou/ qerismou/ o[pwj evkba,lh| evrga,taj eivj to.n qerismo.n auvtou/Å BNT
Matthew 10:1 Kai. proskalesa,menoj tou.j dw,deka maqhta.j auvtou/ e;dwken auvtoi/j evxousi,an pneuma,twn
avkaqa,rtwn w[ste evkba,llein auvta. kai. qerapeu,ein pa/san no,son kai. pa/san malaki,anÅ 2
Tw/n de. dw,deka avposto,lwn ta. ovno,mata, evstin tau/ta\ prw/toj Si,mwn o lego,menoj Pe,troj kai. VAndre,aj o avdelfo.j auvtou/( kai. VIa,kwboj o tou/ Zebedai,ou kai. VIwa,nnhj o
avdelfo.j auvtou/( 3 Fi,lippoj kai. Barqolomai/oj( Qwma/j kai. Maqqai/oj o telw,nhj(
VIa,kwboj o tou/ ~Alfai,ou kai. Qaddai/oj( 4 Si,mwn o Kananai/oj kai. VIou,daj o
VIskariw,thj o kai. paradou.j auvto,nÅ 5 Tou,touj tou.j dw,deka avpe,steilen o VIhsou/j paraggei,laj auvtoi/j le,gwn\ eivj odo.n evqnw/n mh. avpe,lqhte kai. eivj po,lin Samaritw/n mh.
eivse,lqhte\ 6 poreu,esqe de. ma/llon pro.j ta. pro,bata ta. avpolwlo,ta oi;kou VIsrah,lÅ 7
poreuo,menoi de. khru,ssete le,gontej o[ti h;ggiken h` basilei,a tw/n ouvranw/nÅ 8
avsqenou/ntaj qerapeu,ete( nekrou.j evgei,rete( leprou.j kaqari,zete( daimo,nia evkba,llete\
dwrea.n evla,bete( dwrea.n do,teÅ 9 Mh. kth,shsqe cruso.n mhde. a;rguron mhde. calko.n eivj
ta.j zw,naj u`mw/n( 10 mh. ph,ran eivj odo.n mhde. du,o citw/naj mhde. u`podh,mata mhde.
r`a,bdon\ a;xioj ga.r o evrga,thj th/j trofh/j auvtou/Å 11 eivj h]n dV a'n po,lin h' kw,mhn
eivse,lqhte( evxeta,sate ti,j evn auvth/| a;xio,j evstin\ kavkei/ mei,nate e[wj a'n evxe,lqhteÅ 12
eivserco,menoi de. eivj th.n oivki,an avspa,sasqe auvth,n\ 13 kai. eva.n me.n h=| h` oivki,a avxi,a( evlqa,tw h` eivrh,nh u`mw/n evpV auvth,n( eva.n de. mh. h=| avxi,a( h eivrh,nh u`mw/n pro.j u`ma/j
evpistrafh,twÅ 14 kai. o]j a'n mh. de,xhtai uma/j mhde. avkou,sh| tou.j lo,gouj u`mw/n( evxerco,menoi e;xw th/j oivki,aj h' th/j po,lewj evkei,nhj evktina,xate to.n koniorto.n tw/n
podw/n u`mw/nÅ 15 avmh.n le,gw u`mi/n( avnekto,teron e;stai gh/| Sodo,mwn kai. Gomo,rrwn evn
h`me,ra| kri,sewj h' th/| po,lei evkei,nh|Å 16 VIdou. evgw. avposte,llw u`ma/j wj pro,bata evn me,sw|
lu,kwn\ gi,nesqe ou=n fro,nimoi w`j oi` o;feij kai. avke,raioi wj ai` peristerai,Å 17
Prose,cete de. avpo. tw/n avnqrw,pwn\ paradw,sousin ga.r u`ma/j eivj sune,dria kai. evn tai/j
sunagwgai/j auvtw/n mastigw,sousin uma/j\ 18 kai. evpi. h`gemo,naj de. kai. basilei/j
avcqh,sesqe e[neken evmou/ eivj martu,rion auvtoi/j kai. toi/j e;qnesinÅ 19 o[tan de. paradw/sin
u`ma/j( mh. merimnh,shte pw/j h' ti, lalh,shte\ doqh,setai ga.r u`mi/n evn evkei,nh| th/| w[ra| ti,
lalh,shte\ 20 ouv ga.r u`mei/j evste oi lalou/ntej avlla. to. pneu/ma tou/ patro.j u`mw/n to.
lalou/n evn u`mi/nÅ 21 Paradw,sei de. avdelfo.j avdelfo.n eivj qa,naton kai. path.r te,knon(
kai. evpanasth,sontai te,kna evpi. gonei/j kai. qanatw,sousin auvtou,jÅ 22 kai. e;sesqe
misou,menoi u`po. pa,ntwn dia. to. o;noma, mou\ o de. u`pomei,naj eivj te,loj ou-toj swqh,setaiÅ 23 {Otan de. diw,kwsin u`ma/j evn th/| po,lei tau,th|( feu,gete eivj th.n e`te,ran\ avmh.n ga.r
le,gw umi/n( ouv mh. tele,shte ta.j po,leij tou/ VIsrah.l e[wj a'n e;lqh| o ui`o.j tou/ avnqrw,pouÅ 24 Ouvk e;stin maqhth.j u`pe.r to.n dida,skalon ouvde. dou/loj u`pe.r to.n ku,rion auvtou/Å
25 avrketo.n tw/| maqhth/| i[na ge,nhtai wj o dida,skaloj auvtou/ kai. o dou/loj wj o ku,rioj auvtou/Å eiv to.n oivkodespo,thn Beelzebou.l evpeka,lesan( po,sw| ma/llon tou.j oivkiakou.j
auvtou/Å 26 Mh. ou=n fobhqh/te auvtou,j\ ouvde.n ga,r evstin kekalumme,non o] ouvk
avpokalufqh,setai kai. krupto.n o] ouv gnwsqh,setaiÅ 27 o] le,gw umi/n evn th/| skoti,a| ei;pate
evn tw/| fwti,( kai. o] eivj to. ou=j avkou,ete khru,xate evpi. tw/n dwma,twnÅ 28 kai. mh. fobei/sqe
avpo. tw/n avpoktenno,ntwn to. sw/ma( th.n de. yuch.n mh. duname,nwn avpoktei/nai\ fobei/sqe
de. ma/llon to.n duna,menon kai. yuch.n kai. sw/ma avpole,sai evn gee,nnh|Å 29 ouvci. du,o
strouqi,a avssari,ou pwlei/taiÈ kai. e]n evx auvtw/n ouv pesei/tai evpi. th.n gh/n a;neu tou/
patro.j u`mw/nÅ 30 umw/n de. kai. ai` tri,cej th/j kefalh/j pa/sai hvriqmhme,nai eivsi,nÅ 31 mh.
ou=n fobei/sqe\ pollw/n strouqi,wn diafe,rete u`mei/jÅ 32 Pa/j ou=n o[stij omologh,sei evn
evmoi. e;mprosqen tw/n avnqrw,pwn( omologh,sw kavgw. evn auvtw/| e;mprosqen tou/ patro,j mou
tou/ evn Îtoi/jÐ ouvranoi/j\ 33 o[stij dV a'n avrnh,shtai, me e;mprosqen tw/n avnqrw,pwn(
avrnh,somai kavgw. auvto.n e;mprosqen tou/ patro,j mou tou/ evn Îtoi/jÐ ouvranoi/jÅ 34 Mh.
nomi,shte o[ti h=lqon balei/n eivrh,nhn evpi. th.n gh/n\ ouvk h=lqon balei/n eivrh,nhn avlla.
ma,cairanÅ 35 h=lqon ga.r dica,sai a;nqrwpon kata. tou/ patro.j auvtou/ kai. qugate,ra kata.
th/j mhtro.j auvth/j kai. nu,mfhn kata. th/j penqera/j auvth/j( 36 kai. evcqroi. tou/ avnqrw,pou
oi` oivkiakoi. auvtou/Å 37 ~O filw/n pate,ra h' mhte,ra u`pe.r evme. ouvk e;stin mou a;xioj( kai. o
filw/n ui`o.n h' qugate,ra upe.r evme. ouvk e;stin mou a;xioj\ 38 kai. o]j ouv lamba,nei to.n
stauro.n auvtou/ kai. avkolouqei/ ovpi,sw mou( ouvk e;stin mou a;xiojÅ 39 o eu`rw.n th.n yuch.n
auvtou/ avpole,sei auvth,n( kai. o avpole,saj th.n yuch.n auvtou/ e[neken evmou/ eu`rh,sei auvth,nÅ 40 ~O deco,menoj u`ma/j evme. de,cetai( kai. o evme. deco,menoj de,cetai to.n avpostei,lanta, meÅ 41 o deco,menoj profh,thn eivj o;noma profh,tou misqo.n profh,tou lh,myetai( kai. o
deco,menoj di,kaion eivj o;noma dikai,ou misqo.n dikai,ou lh,myetaiÅ 42 kai. o]j a'n poti,sh|
e[na tw/n mikrw/n tou,twn poth,rion yucrou/ mo,non eivj o;noma maqhtou/( avmh.n le,gw u`mi/n(
ouv mh. avpole,sh| to.n misqo.n auvtou/Å BNT Matthew 11:1 Kai. evge,neto o[te evte,lesen o
VIhsou/j diata,sswn toi/j dw,deka maqhtai/j auvtou/( mete,bh evkei/qen tou/ dida,skein kai.
khru,ssein evn tai/j po,lesin auvtw/nÅ 2 ~O de. VIwa,nnhj avkou,saj evn tw/| desmwthri,w| ta.
e;rga tou/ Cristou/ pe,myaj dia. tw/n maqhtw/n auvtou/ 3 ei=pen auvtw/|\ su. ei= o evrco,menoj h'
e[teron prosdokw/menÈ 4 kai. avpokriqei.j o VIhsou/j ei=pen auvtoi/j\ poreuqe,ntej
avpaggei,late VIwa,nnh| a] avkou,ete kai. ble,pete\ 5 tufloi. avnable,pousin kai. cwloi. peripatou/sin( leproi. kaqari,zontai kai. kwfoi. avkou,ousin( kai. nekroi. evgei,rontai kai.
ptwcoi. euvaggeli,zontai\ 6 kai. maka,rio,j evstin o]j eva.n mh. skandalisqh/| evn evmoi,Å 7
Tou,twn de. poreuome,nwn h;rxato o VIhsou/j le,gein toi/j o;cloij peri. VIwa,nnou\ ti,
evxh,lqate eivj th.n e;rhmon qea,sasqaiÈ ka,lamon u`po. avne,mou saleuo,menonÈ 8 avlla. ti,
evxh,lqate ivdei/nÈ a;nqrwpon evn malakoi/j hvmfiesme,nonÈ ivdou. oi` ta. malaka. forou/ntej evn
toi/j oi;koij tw/n basile,wn eivsi,nÅ 9 avlla. ti, evxh,lqate ivdei/nÈ profh,thnÈ nai. le,gw u`mi/n(
kai. perisso,teron profh,touÅ 10 ou-to,j evstin peri. ou- ge,graptai\ ivdou. evgw. avposte,llw
to.n a;ggelo,n mou pro. prosw,pou sou( o]j kataskeua,sei th.n odo,n sou e;mprosqe,n souÅ 11
VAmh.n le,gw u`mi/n\ ouvk evgh,gertai evn gennhtoi/j gunaikw/n mei,zwn VIwa,nnou tou/
baptistou/\ o de. mikro,teroj evn th/| basilei,a| tw/n ouvranw/n mei,zwn auvtou/ evstinÅ 12 avpo.
de. tw/n h`merw/n VIwa,nnou tou/ baptistou/ e[wj a;rti h` basilei,a tw/n ouvranw/n bia,zetai
kai. biastai. a`rpa,zousin auvth,nÅ 13 pa,ntej ga.r oi` profh/tai kai. o no,moj e[wj VIwa,nnou
evprofh,teusan\ 14 kai. eiv qe,lete de,xasqai( auvto,j evstin VHli,aj o me,llwn e;rcesqaiÅ 15
o e;cwn w=ta avkoue,twÅ 16 Ti,ni de. omoiw,sw th.n genea.n tau,thnÈ omoi,a evsti.n paidi,oij
kaqhme,noij evn tai/j avgorai/j a] prosfwnou/nta toi/j e`te,roij 17 le,gousin\ huvlh,samen
u`mi/n kai. ouvk wvrch,sasqe( evqrhnh,samen kai. ouvk evko,yasqeÅ 18 h=lqen ga.r VIwa,nnhj mh,te
evsqi,wn mh,te pi,nwn( kai. le,gousin\ daimo,nion e;ceiÅ 19 h=lqen o ui`o.j tou/ avnqrw,pou evsqi,wn kai. pi,nwn( kai. le,gousin\ ivdou. a;nqrwpoj fa,goj kai. oivnopo,thj( telwnw/n fi,loj
kai. amartwlw/nÅ kai. evdikaiw,qh h` sofi,a avpo. tw/n e;rgwn auvth/jÅ 20 To,te h;rxato
ovneidi,zein ta.j po,leij evn ai-j evge,nonto ai` plei/stai duna,meij auvtou/( o[ti ouv meteno,hsan\ 21 ouvai, soi( Corazi,n( ouvai, soi( Bhqsai?da,\ o[ti eiv evn Tu,rw| kai. Sidw/ni evge,nonto ai`
duna,meij ai` geno,menai evn u`mi/n( pa,lai a'n evn sa,kkw| kai. spodw/| meteno,hsanÅ 22 plh.n
le,gw umi/n( Tu,rw| kai. Sidw/ni avnekto,teron e;stai evn h`me,ra| kri,sewj h' u`mi/nÅ 23 kai. su,(
Kafarnaou,m( mh. e[wj ouvranou/ u`ywqh,sh|È e[wj a[|dou katabh,sh|\ o[ti eiv evn Sodo,moij
evgenh,qhsan ai` duna,meij ai` geno,menai evn soi,( e;meinen a'n me,cri th/j sh,meronÅ 24 plh.n
le,gw umi/n o[ti gh/| Sodo,mwn avnekto,teron e;stai evn h`me,ra| kri,sewj h' soi,Å 25 VEn evkei,nw|
tw/| kairw/| avpokriqei.j o VIhsou/j ei=pen\ evxomologou/mai, soi( pa,ter( ku,rie tou/ ouvranou/ kai. th/j gh/j( o[ti e;kruyaj tau/ta avpo. sofw/n kai. sunetw/n kai. avpeka,luyaj auvta.
nhpi,oij\ 26 nai. o path,r( o[ti ou[twj euvdoki,a evge,neto e;mprosqe,n souÅ 27 Pa,nta moi paredo,qh u`po. tou/ patro,j mou( kai. ouvdei.j evpiginw,skei to.n ui`o.n eiv mh. o path,r( ouvde.
to.n pate,ra tij evpiginw,skei eiv mh. o ui`o.j kai. w-| eva.n bou,lhtai o uio.j avpokalu,yaiÅ 28
Deu/te pro,j me pa,ntej oi` kopiw/ntej kai. pefortisme,noi( kavgw. avnapau,sw u`ma/jÅ 29
a;rate to.n zugo,n mou evfV u`ma/j kai. ma,qete avpV evmou/( o[ti prau<j eivmi kai. tapeino.j th/|
kardi,a|( kai. eurh,sete avna,pausin tai/j yucai/j u`mw/n\ 30 o ga.r zugo,j mou crhsto.j kai.
to. forti,on mou evlafro,n evstinÅ BNT Matthew 12:1 VEn evkei,nw| tw/| kairw/| evporeu,qh o
VIhsou/j toi/j sa,bbasin dia. tw/n spori,mwn\ oi` de. maqhtai. auvtou/ evpei,nasan kai. h;rxanto
ti,llein sta,cuaj kai. evsqi,einÅ 2 oi` de. Farisai/oi ivdo,ntej ei=pan auvtw/|\ ivdou. oi` maqhtai,
sou poiou/sin o] ouvk e;xestin poiei/n evn sabba,tw|Å 3 o de. ei=pen auvtoi/j\ ouvk avne,gnwte ti,
evpoi,hsen Daui.d o[te evpei,nasen kai. oi` metV auvtou/( 4 pw/j eivsh/lqen eivj to.n oi=kon tou/ qeou/ kai. tou.j a;rtouj th/j proqe,sewj e;fagon( o] ouvk evxo.n h=n auvtw/| fagei/n ouvde. toi/j
metV auvtou/ eiv mh. toi/j i`ereu/sin mo,noijÈ 5 h' ouvk avne,gnwte evn tw/| no,mw| o[ti toi/j
sa,bbasin oi` i`erei/j evn tw/| i`erw/| to. sa,bbaton bebhlou/sin kai. avnai,tioi, eivsinÈ 6 le,gw
de. u`mi/n o[ti tou/ i`erou/ mei/zo,n evstin w-deÅ 7 eiv de. evgnw,keite ti, evstin\ e;leoj qe,lw kai.
ouv qusi,an( ouvk a'n katedika,sate tou.j avnaiti,oujÅ 8 ku,rioj ga,r evstin tou/ sabba,tou o
uio.j tou/ avnqrw,pouÅ 9 Kai. metaba.j evkei/qen h=lqen eivj th.n sunagwgh.n auvtw/n\ 10 kai. ivdou. a;nqrwpoj cei/ra e;cwn xhra,nÅ kai. evphrw,thsan auvto.n le,gontej\ eiv e;xestin toi/j
sa,bbasin qerapeu/saiÈ i[na kathgorh,swsin auvtou/Å 11 o de. ei=pen auvtoi/j\ ti,j e;stai evx
u`mw/n a;nqrwpoj o]j e[xei pro,baton e[n kai. eva.n evmpe,sh| tou/to toi/j sa,bbasin eivj bo,qunon(
ouvci. krath,sei auvto. kai. evgerei/È 12 po,sw| ou=n diafe,rei a;nqrwpoj proba,touÅ w[ste
e;xestin toi/j sa,bbasin kalw/j poiei/nÅ 13 to,te le,gei tw/| avnqrw,pw|\ e;kteino,n sou th.n
cei/raÅ kai. evxe,teinen kai. avpekatesta,qh u`gih.j wj h` a;llhÅ 14 evxelqo,ntej de. oi`
Farisai/oi sumbou,lion e;labon katV auvtou/ o[pwj auvto.n avpole,swsinÅ 15 ~O de. VIhsou/j
gnou.j avnecw,rhsen evkei/qenÅ kai. hvkolou,qhsan auvtw/| Îo;cloiÐ polloi,( kai. evqera,peusen
auvtou.j pa,ntaj 16 kai. evpeti,mhsen auvtoi/j i[na mh. fanero.n auvto.n poih,swsin( 17 i[na
plhrwqh/| to. r`hqe.n dia. VHsai<ou tou/ profh,tou le,gontoj\ 18 ivdou. o pai/j mou o]n h`|re,tisa( o avgaphto,j mou eivj o]n euvdo,khsen h` yuch, mou\ qh,sw to. pneu/ma, mou evpV
auvto,n( kai. kri,sin toi/j e;qnesin avpaggelei/Å 19 ouvk evri,sei ouvde. krauga,sei( ouvde.
avkou,sei tij evn tai/j platei,aij th.n fwnh.n auvtou/Å 20 ka,lamon suntetrimme,non ouv
katea,xei kai. li,non tufo,menon ouv sbe,sei( e[wj a'n evkba,lh| eivj ni/koj th.n kri,sinÅ 21 kai.
tw/| ovno,mati auvtou/ e;qnh evlpiou/sinÅ 22 To,te proshne,cqh auvtw/| daimonizo,menoj tuflo.j
kai. kwfo,j( kai. evqera,peusen auvto,n( w[ste to.n kwfo.n lalei/n kai. ble,peinÅ 23 kai.
evxi,stanto pa,ntej oi` o;cloi kai. e;legon\ mh,ti ou-to,j evstin o uio.j Daui,dÈ 24 oi de.
Farisai/oi avkou,santej ei=pon\ ou-toj ouvk evkba,llei ta. daimo,nia eiv mh. evn tw/| Beelzebou.l
a;rconti tw/n daimoni,wnÅ 25 eivdw.j de. ta.j evnqumh,seij auvtw/n ei=pen auvtoi/j\ pa/sa basilei,a merisqei/sa kaqV eauth/j evrhmou/tai kai. pa/sa po,lij h' oivki,a merisqei/sa kaqV
e`auth/j ouv staqh,setaiÅ 26 kai. eiv o satana/j to.n satana/n evkba,llei( evfV e`auto.n
evmeri,sqh\ pw/j ou=n staqh,setai h basilei,a auvtou/È 27 kai. eiv evgw. evn Beelzebou.l
evkba,llw ta. daimo,nia( oi` uioi. u`mw/n evn ti,ni evkba,llousinÈ dia. tou/to auvtoi. kritai.
e;sontai umw/nÅ 28 eiv de. evn pneu,mati qeou/ evgw. evkba,llw ta. daimo,nia( a;ra e;fqasen evfV
u`ma/j h` basilei,a tou/ qeou/Å 29 h' pw/j du,natai, tij eivselqei/n eivj th.n oivki,an tou/ ivscurou/ kai. ta. skeu,h auvtou/ a`rpa,sai( eva.n mh. prw/ton dh,sh| to.n ivscuro,nÈ kai. to,te th.n
oivki,an auvtou/ diarpa,seiÅ 30 o mh. w'n metV evmou/ katV evmou/ evstin( kai. o mh. suna,gwn
metV evmou/ skorpi,zeiÅ 31 Dia. tou/to le,gw u`mi/n( pa/sa amarti,a kai. blasfhmi,a
avfeqh,setai toi/j avnqrw,poij( h` de. tou/ pneu,matoj blasfhmi,a ouvk avfeqh,setaiÅ 32 kai. o]j eva.n ei;ph| lo,gon kata. tou/ uiou/ tou/ avnqrw,pou( avfeqh,setai auvtw/|\ o]j dV a'n ei;ph| kata. tou/ pneu,matoj tou/ a`gi,ou( ouvk avfeqh,setai auvtw/| ou;te evn tou,tw| tw/| aivw/ni ou;te evn tw/|
me,llontiÅ 33 "H poih,sate to. de,ndron kalo.n kai. to.n karpo.n auvtou/ kalo,n( h' poih,sate to. de,ndron sapro.n kai. to.n karpo.n auvtou/ sapro,n\ evk ga.r tou/ karpou/ to. de,ndron
ginw,sketaiÅ 34 gennh,mata evcidnw/n( pw/j du,nasqe avgaqa. lalei/n ponhroi. o;ntejÈ evk ga.r
tou/ perisseu,matoj th/j kardi,aj to. sto,ma lalei/Å 35 o avgaqo.j a;nqrwpoj evk tou/ avgaqou/
qhsaurou/ evkba,llei avgaqa,( kai. o ponhro.j a;nqrwpoj evk tou/ ponhrou/ qhsaurou/ evkba,llei
ponhra,Å 36 le,gw de. u`mi/n o[ti pa/n r`h/ma avrgo.n o] lalh,sousin oi` a;nqrwpoi
avpodw,sousin peri. auvtou/ lo,gon evn h`me,ra| kri,sewj\ 37 evk ga.r tw/n lo,gwn sou
dikaiwqh,sh|( kai. evk tw/n lo,gwn sou katadikasqh,sh|Å 38 To,te avpekri,qhsan auvtw/| tinej
tw/n grammate,wn kai. Farisai,wn le,gontej\ dida,skale( qe,lomen avpo. sou/ shmei/on ivdei/nÅ 39 o de. avpokriqei.j ei=pen auvtoi/j\ genea. ponhra. kai. moicali.j shmei/on evpizhtei/( kai.
shmei/on ouv doqh,setai auvth/| eiv mh. to. shmei/on VIwna/ tou/ profh,touÅ 40 w[sper ga.r h=n
VIwna/j evn th/| koili,a| tou/ kh,touj trei/j h`me,raj kai. trei/j nu,ktaj( ou[twj e;stai o uio.j
tou/ avnqrw,pou evn th/| kardi,a| th/j gh/j trei/j h`me,raj kai. trei/j nu,ktajÅ 41 a;ndrej
Nineui/tai avnasth,sontai evn th/| kri,sei meta. th/j genea/j tau,thj kai. katakrinou/sin
auvth,n( o[ti meteno,hsan eivj to. kh,rugma VIwna/( kai. ivdou. plei/on VIwna/ w-deÅ 42 basi,lissa no,tou evgerqh,setai evn th/| kri,sei meta. th/j genea/j tau,thj kai. katakrinei/ auvth,n( o[ti h=lqen evk tw/n pera,twn th/j gh/j avkou/sai th.n sofi,an Solomw/noj( kai. ivdou.
plei/on Solomw/noj w-deÅ 43 {Otan de. to. avka,qarton pneu/ma evxe,lqh| avpo. tou/ avnqrw,pou(
die,rcetai diV avnu,drwn to,pwn zhtou/n avna,pausin kai. ouvc euri,skeiÅ 44 to,te le,gei\ eivj
to.n oi=ko,n mou evpistre,yw o[qen evxh/lqon\ kai. evlqo.n euri,skei scola,zonta sesarwme,non
kai. kekosmhme,nonÅ 45 to,te poreu,etai kai. paralamba,nei meqV e`autou/ e`pta. e[tera pneu,mata ponhro,tera e`autou/ kai. eivselqo,nta katoikei/ evkei/\ kai. gi,netai ta. e;scata tou/
avnqrw,pou evkei,nou cei,rona tw/n prw,twnÅ ou[twj e;stai kai. th/| genea/| tau,th| th/| ponhra/|Å 46 :Eti auvtou/ lalou/ntoj toi/j o;cloij ivdou. h` mh,thr kai. oi` avdelfoi. auvtou/ eisth,keisan
e;xw zhtou/ntej auvtw/| lalh/saiÅ 47 Îei=pen de, tij auvtw/|\ ivdou. h` mh,thr sou kai. oi` avdelfoi,
sou e;xw e`sth,kasin zhtou/nte,j soi lalh/saiÅÐ 48 o de. avpokriqei.j ei=pen tw/| le,gonti
auvtw/|\ ti,j evstin h` mh,thr mou kai. ti,nej eivsi.n oi` avdelfoi, mouÈ 49 kai. evktei,naj th.n
cei/ra auvtou/ evpi. tou.j maqhta.j auvtou/ ei=pen\ ivdou. h` mh,thr mou kai. oi` avdelfoi, mouÅ 50
o[stij ga.r a'n poih,sh| to. qe,lhma tou/ patro,j mou tou/ evn ouvranoi/j auvto,j mou avdelfo.j
kai. avdelfh. kai. mh,thr evsti,nÅ BNT Matthew 13:1 VEn th/| h`me,ra| evkei,nh| evxelqw.n o
VIhsou/j th/j oivki,aj evka,qhto para. th.n qa,lassan\ 2 kai. sunh,cqhsan pro.j auvto.n o;cloi polloi,( w[ste auvto.n eivj ploi/on evmba,nta kaqh/sqai( kai. pa/j o o;cloj evpi. to.n aivgialo.n
ei`sth,keiÅ 3 Kai. evla,lhsen auvtoi/j polla. evn parabolai/j le,gwn\ ivdou. evxh/lqen o
spei,rwn tou/ spei,reinÅ 4 kai. evn tw/| spei,rein auvto.n a] me.n e;pesen para. th.n odo,n( kai.
evlqo,nta ta. peteina. kate,fagen auvta,Å 5 a;lla de. e;pesen evpi. ta. petrw,dh o[pou ouvk ei=cen
gh/n pollh,n( kai. euvqe,wj evxane,teilen dia. to. mh. e;cein ba,qoj gh/j\ 6 h`li,ou de.
avnatei,lantoj evkaumati,sqh kai. dia. to. mh. e;cein r`i,zan evxhra,nqhÅ 7 a;lla de. e;pesen evpi.
ta.j avka,nqaj( kai. avne,bhsan ai` a;kanqai kai. e;pnixan auvta,Å 8 a;lla de. e;pesen evpi. th.n
gh/n th.n kalh.n kai. evdi,dou karpo,n( o] me.n e`kato,n( o] de. e`xh,konta( o] de. tria,kontaÅ 9 o
e;cwn w=ta avkoue,twÅ 10 Kai. proselqo,ntej oi` maqhtai. ei=pan auvtw/|\ dia. ti, evn
parabolai/j lalei/j auvtoi/jÈ 11 o de. avpokriqei.j ei=pen auvtoi/j\ o[ti u`mi/n de,dotai gnw/nai
ta. musth,ria th/j basilei,aj tw/n ouvranw/n( evkei,noij de. ouv de,dotaiÅ 12 o[stij ga.r e;cei(
doqh,setai auvtw/| kai. perisseuqh,setai\ o[stij de. ouvk e;cei( kai. o] e;cei avrqh,setai avpV
auvtou/Å 13 dia. tou/to evn parabolai/j auvtoi/j lalw/( o[ti ble,pontej ouv ble,pousin kai.
avkou,ontej ouvk avkou,ousin ouvde. suni,ousin( 14 kai. avnaplhrou/tai auvtoi/j h` profhtei,a VHsai<ou h` le,gousa\ avkoh/| avkou,sete kai. ouv mh. sunh/te( kai. ble,pontej ble,yete kai. ouv
mh. i;dhteÅ 15 evpacu,nqh ga.r h` kardi,a tou/ laou/ tou,tou( kai. toi/j wvsi.n bare,wj h;kousan kai. tou.j ovfqalmou.j auvtw/n evka,mmusan( mh,pote i;dwsin toi/j ovfqalmoi/j kai. toi/j wvsi.n
avkou,swsin kai. th/| kardi,a| sunw/sin kai. evpistre,ywsin kai. iva,somai auvtou,jÅ 16 u`mw/n de.
maka,rioi oi` ovfqalmoi. o[ti ble,pousin kai. ta. w=ta u`mw/n o[ti avkou,ousinÅ 17 avmh.n ga.r
le,gw umi/n o[ti polloi. profh/tai kai. di,kaioi evpequ,mhsan ivdei/n a] ble,pete kai. ouvk
ei=dan( kai. avkou/sai a] avkou,ete kai. ouvk h;kousanÅ 18 u`mei/j ou=n avkou,sate th.n parabolh.n
tou/ spei,rantojÅ 19 panto.j avkou,ontoj to.n lo,gon th/j basilei,aj kai. mh. sunie,ntoj e;rcetai o ponhro.j kai. a`rpa,zei to. evsparme,non evn th/| kardi,a| auvtou/( ou-to,j evstin o
para. th.n odo.n sparei,jÅ 20 o de. evpi. ta. petrw,dh sparei,j( ou-to,j evstin o to.n lo,gon
avkou,wn kai. euvqu.j meta. cara/j lamba,nwn auvto,n( 21 ouvk e;cei de. r`i,zan evn e`autw/| avlla.
pro,skairo,j evstin( genome,nhj de. qli,yewj h' diwgmou/ dia. to.n lo,gon euvqu.j
skandali,zetaiÅ 22 o de. eivj ta.j avka,nqaj sparei,j( ou-to,j evstin o to.n lo,gon avkou,wn(
kai. h` me,rimna tou/ aivw/noj kai. h` avpa,th tou/ plou,tou sumpni,gei to.n lo,gon kai. a;karpoj
gi,netaiÅ 23 o de. evpi. th.n kalh.n gh/n sparei,j( ou-to,j evstin o to.n lo,gon avkou,wn kai.
suniei,j( o]j dh. karpoforei/ kai. poiei/ o] me.n e`kato,n( o] de. e`xh,konta( o] de. tria,kontaÅ 24
:Allhn parabolh.n pare,qhken auvtoi/j le,gwn\ w`moiw,qh h` basilei,a tw/n ouvranw/n
avnqrw,pw| spei,ranti kalo.n spe,rma evn tw/| avgrw/| auvtou/Å 25 evn de. tw/| kaqeu,dein tou.j
avnqrw,pouj h=lqen auvtou/ o evcqro.j kai. evpe,speiren ziza,nia avna. me,son tou/ si,tou kai.
avph/lqenÅ 26 o[te de. evbla,sthsen o co,rtoj kai. karpo.n evpoi,hsen( to,te evfa,nh kai. ta.
ziza,niaÅ 27 proselqo,ntej de. oi` dou/loi tou/ oivkodespo,tou ei=pon auvtw/|\ ku,rie( ouvci.
kalo.n spe,rma e;speiraj evn tw/| sw/| avgrw/|È po,qen ou=n e;cei ziza,niaÈ 28 o de. e;fh auvtoi/j\
evcqro.j a;nqrwpoj tou/to evpoi,hsenÅ oi` de. dou/loi le,gousin auvtw/|\ qe,leij ou=n avpelqo,ntej
sulle,xwmen auvta,È 29 o de, fhsin\ ou;( mh,pote sulle,gontej ta. ziza,nia evkrizw,shte a[ma
auvtoi/j to.n si/tonÅ 30 a;fete sunauxa,nesqai avmfo,tera e[wj tou/ qerismou/( kai. evn kairw/| tou/ qerismou/ evrw/ toi/j qeristai/j\ sulle,xate prw/ton ta. ziza,nia kai. dh,sate auvta. eivj
de,smaj pro.j to. katakau/sai auvta,( to.n de. si/ton sunaga,gete eivj th.n avpoqh,khn mouÅ 31 :Allhn parabolh.n pare,qhken auvtoi/j le,gwn\ omoi,a evsti.n h` basilei,a tw/n ouvranw/n
ko,kkw| sina,pewj( o]n labw.n a;nqrwpoj e;speiren evn tw/| avgrw/| auvtou/\ 32 o] mikro,teron me,n evstin pa,ntwn tw/n sperma,twn( o[tan de. auvxhqh/| mei/zon tw/n laca,nwn evsti.n kai. gi,netai de,ndron( w[ste evlqei/n ta. peteina. tou/ ouvranou/ kai. kataskhnou/n evn toi/j
kla,doij auvtou/Å 33 :Allhn parabolh.n evla,lhsen auvtoi/j\ omoi,a evsti.n h` basilei,a tw/n ouvranw/n zu,mh|( h]n labou/sa gunh. evne,kruyen eivj avleu,rou sa,ta tri,a e[wj ou- evzumw,qh
o[lonÅ 34 tau/ta pa,nta evla,lhsen o VIhsou/j evn parabolai/j toi/j o;cloij kai. cwri.j
parabolh/j ouvde.n evla,lei auvtoi/j( 35 o[pwj plhrwqh/| to. r`hqe.n dia. tou/ profh,tou
le,gontoj\ avnoi,xw evn parabolai/j to. sto,ma mou( evreu,xomai kekrumme,na avpo. katabolh/j
Îko,smouÐÅ 36 To,te avfei.j tou.j o;clouj h=lqen eivj th.n oivki,anÅ kai. prosh/lqon auvtw/| oi` maqhtai. auvtou/ le,gontej\ diasa,fhson h`mi/n th.n parabolh.n tw/n zizani,wn tou/ avgrou/Å 37 o de. avpokriqei.j ei=pen\ o spei,rwn to. kalo.n spe,rma evsti.n o ui`o.j tou/ avnqrw,pou(
38 o de. avgro,j evstin o ko,smoj( to. de. kalo.n spe,rma ou-toi, eivsin oi` uioi. th/j basilei,aj\ ta.
de. ziza,nia, eivsin oi` uioi. tou/ ponhrou/( 39 o de. evcqro.j o` spei,raj auvta, evstin o
dia,boloj( o de. qerismo.j sunte,leia aivw/no,j evstin( oi` de. qeristai. a;ggeloi, eivsinÅ 40
w[sper ou=n sulle,getai ta. ziza,nia kai. puri. ÎkataÐkai,etai( ou[twj e;stai evn th/|
suntelei,a| tou/ aivw/noj\ 41 avpostelei/ o ui`o.j tou/ avnqrw,pou tou.j avgge,louj auvtou/( kai. sulle,xousin evk th/j basilei,aj auvtou/ pa,nta ta. ska,ndala kai. tou.j poiou/ntaj th.n
avnomi,an 42 kai. balou/sin auvtou.j eivj th.n ka,minon tou/ puro,j\ evkei/ e;stai o klauqmo.j
kai. o brugmo.j tw/n ovdo,ntwnÅ 43 to,te oi` di,kaioi evkla,myousin wj o h[lioj evn th/|
basilei,a| tou/ patro.j auvtw/nÅ o e;cwn w=ta avkoue,twÅ 44 ~Omoi,a evsti.n h` basilei,a tw/n
ouvranw/n qhsaurw/| kekrumme,nw| evn tw/| avgrw/|( o]n eu`rw.n a;nqrwpoj e;kruyen( kai. avpo. th/j
cara/j auvtou/ upa,gei kai. pwlei/ pa,nta o[sa e;cei kai. avgora,zei to.n avgro.n evkei/nonÅ 45
Pa,lin omoi,a evsti.n h` basilei,a tw/n ouvranw/n avnqrw,pw| evmpo,rw| zhtou/nti kalou.j
margari,taj\ 46 eurw.n de. e[na polu,timon margari,thn avpelqw.n pe,praken pa,nta o[sa
ei=cen kai. hvgo,rasen auvto,nÅ 47 Pa,lin omoi,a evsti.n h` basilei,a tw/n ouvranw/n sagh,nh|
blhqei,sh| eivj th.n qa,lassan kai. evk panto.j ge,nouj sunagagou,sh|\ 48 h]n o[te evplhrw,qh avnabiba,santej evpi. to.n aivgialo.n kai. kaqi,santej sune,lexan ta. kala. eivj a;ggh( ta. de.
sapra. e;xw e;balonÅ 49 ou[twj e;stai evn th/| suntelei,a| tou/ aivw/noj\ evxeleu,sontai oi`
a;ggeloi kai. avforiou/sin tou.j ponhrou.j evk me,sou tw/n dikai,wn 50 kai. balou/sin auvtou.j
eivj th.n ka,minon tou/ puro,j\ evkei/ e;stai o klauqmo.j kai. o brugmo.j tw/n ovdo,ntwnÅ 51
Sunh,kate tau/ta pa,ntaÈ le,gousin auvtw/|\ nai,Å 52 o de. ei=pen auvtoi/j\ dia. tou/to pa/j grammateu.j maqhteuqei.j th/| basilei,a| tw/n ouvranw/n o[moio,j evstin avnqrw,pw| oivkodespo,th|(
o[stij evkba,llei evk tou/ qhsaurou/ auvtou/ kaina. kai. palaia,Å 53 Kai. evge,neto o[te
evte,lesen o VIhsou/j ta.j parabola.j tau,taj( meth/ren evkei/qenÅ 54 kai. evlqw.n eivj th.n
patri,da auvtou/ evdi,dasken auvtou.j evn th/| sunagwgh/| auvtw/n( w[ste evkplh,ssesqai auvtou.j
kai. le,gein\ po,qen tou,tw| h` sofi,a au[th kai. ai` duna,meijÈ 55 ouvc ou-to,j evstin o tou/
te,ktonoj ui`o,jÈ ouvc h` mh,thr auvtou/ le,getai Maria.m kai. oi` avdelfoi. auvtou/ VIa,kwboj kai.
VIwsh.f kai. Si,mwn kai. VIou,dajÈ 56 kai. ai` avdelfai. auvtou/ ouvci. pa/sai pro.j h`ma/j eivsinÈ
po,qen ou=n tou,tw| tau/ta pa,ntaÈ 57 kai. evskandali,zonto evn auvtw/|Å o de. VIhsou/j ei=pen
auvtoi/j\ ouvk e;stin profh,thj a;timoj eiv mh. evn th/| patri,di kai. evn th/| oivki,a| auvtou/Å 58
kai. ouvk evpoi,hsen evkei/ duna,meij polla.j dia. th.n avpisti,an auvtw/nÅ BNT
Matthew 14:1
VEn evkei,nw| tw/| kairw/| h;kousen ~Hrw,|dhj o tetraa,rchj th.n avkoh.n VIhsou/( 2 kai. ei=pen
toi/j paisi.n auvtou/\ ou-to,j evstin VIwa,nnhj o baptisth,j\ auvto.j hvge,rqh avpo. tw/n nekrw/n
kai. dia. tou/to ai` duna,meij evnergou/sin evn auvtw/|Å 3 ~O ga.r ~Hrw,|dhj krath,saj to.n
VIwa,nnhn e;dhsen Îauvto.nÐ kai. evn fulakh/| avpe,qeto dia. ~Hrw|dia,da th.n gunai/ka Fili,ppou
tou/ avdelfou/ auvtou/\ 4 e;legen ga.r o VIwa,nnhj auvtw/|\ ouvk e;xesti,n soi e;cein auvth,nÅ 5
kai. qe,lwn auvto.n avpoktei/nai evfobh,qh to.n o;clon( o[ti wj profh,thn auvto.n ei=conÅ 6
Genesi,oij de. genome,noij tou/ ~Hrw,|dou wvrch,sato h` quga,thr th/j ~Hrw|dia,doj evn tw/|
me,sw| kai. h;resen tw/| ~Hrw,|dh|( 7 o[qen meqV o[rkou w`molo,ghsen auvth/| dou/nai o] eva.n
aivth,shtaiÅ 8 h de. probibasqei/sa upo. th/j mhtro.j auvth/j\ do,j moi( fhsi,n( w-de evpi.
pi,naki th.n kefalh.n VIwa,nnou tou/ baptistou/Å 9 kai. luphqei.j o basileu.j dia. tou.j
o[rkouj kai. tou.j sunanakeime,nouj evke,leusen doqh/nai( 10 kai. pe,myaj avpekefa,lisen
Îto.nÐ VIwa,nnhn evn th/| fulakh/|Å 11 kai. hvne,cqh h kefalh. auvtou/ evpi. pi,naki kai. evdo,qh tw/|
korasi,w|( kai. h;negken th/| mhtri. auvth/jÅ 12 kai. proselqo,ntej oi` maqhtai. auvtou/ h=ran to.
ptw/ma kai. e;qayan auvto.ÎnÐ kai. evlqo,ntej avph,ggeilan tw/| VIhsou/Å 13 VAkou,saj de. o
VIhsou/j avnecw,rhsen evkei/qen evn ploi,w| eivj e;rhmon to,pon katV ivdi,an\ kai. avkou,santej oi`
o;cloi hvkolou,qhsan auvtw/| pezh/| avpo. tw/n po,lewnÅ 14 Kai. evxelqw.n ei=den polu.n o;clon
kai. evsplagcni,sqh evpV auvtoi/j kai. evqera,peusen tou.j avrrw,stouj auvtw/nÅ 15 VOyi,aj de.
genome,nhj prosh/lqon auvtw/| oi` maqhtai. le,gontej\ e;rhmo,j evstin o to,poj kai. h` w[ra h;dh parh/lqen\ avpo,luson tou.j o;clouj( i[na avpelqo,ntej eivj ta.j kw,maj avgora,swsin eautoi/j
brw,mataÅ 16 o de. ÎVIhsou/jÐ ei=pen auvtoi/j\ ouv crei,an e;cousin avpelqei/n( do,te auvtoi/j
u`mei/j fagei/nÅ 17 oi de. le,gousin auvtw/|\ ouvk e;comen w-de eiv mh. pe,nte a;rtouj kai. du,o
ivcqu,ajÅ 18 o de. ei=pen\ fe,rete, moi w-de auvtou,jÅ 19 kai. keleu,saj tou.j o;clouj avnakliqh/nai evpi. tou/ co,rtou( labw.n tou.j pe,nte a;rtouj kai. tou.j du,o ivcqu,aj( avnable,yaj eivj to.n ouvrano.n euvlo,ghsen kai. kla,saj e;dwken toi/j maqhtai/j tou.j a;rtouj( oi` de.
maqhtai. toi/j o;cloijÅ 20 kai. e;fagon pa,ntej kai. evcorta,sqhsan( kai. h=ran to.
perisseu/on tw/n klasma,twn dw,deka kofi,nouj plh,reijÅ 21 oi` de. evsqi,ontej h=san a;ndrej
w`sei. pentakisci,lioi cwri.j gunaikw/n kai. paidi,wnÅ 22 Kai. euvqe,wj hvna,gkasen tou.j
maqhta.j evmbh/nai eivj to. ploi/on kai. proa,gein auvto.n eivj to. pe,ran( e[wj ou- avpolu,sh| tou.j
o;cloujÅ 23 kai. avpolu,saj tou.j o;clouj avne,bh eivj to. o;roj katV ivdi,an proseu,xasqaiÅ
ovyi,aj de. genome,nhj mo,noj h=n evkei/Å 24 to. de. ploi/on h;dh stadi,ouj pollou.j avpo. th/j gh/j
avpei/cen basanizo,menon u`po. tw/n kuma,twn( h=n ga.r evnanti,oj o a;nemojÅ 25 teta,rth| de.
fulakh/| th/j nukto.j h=lqen pro.j auvtou.j peripatw/n evpi. th.n qa,lassanÅ