2. Reflexion Sobre La Etica de Los Negocios y Sus Crisis Act
Temas Selectos de La Reflexion Etica 40
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DESCRIPCIN GENERAL DE LOS TEMAS DE ESTUDIO DEL SEMINARIO..
TEMA 1.
LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD ANTE LOS OTROS: RETOS Y RIESGOS DE LA HUMANIDAD.
4
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TEMA 2.
TICA, CIENCIA Y TECNOLOGA..
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TEMA 3.
TICA Y PODER POLTICO: LA TICA EN LA CONVIVENCIA Y LA ORGANIZACIN SOCIAL
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MATERIAL DE APOYO
TEMA 1
LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD ANTE LOS OTROS: RETOS Y RIESGOS DE LA
HUMANIDAD
BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZN.
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EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO
JEAN PAUL SARTRE...
31
LOS MEDIOS JUSTIFICAN LOS FINES
EDUARDO GALEANO.
54
ETICA COMUNICATIVA Y EDUCACIN PARA LA DEMOCRACIA
GUILLERMO HOYOS VSQUEZ.
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CRIMEN Y CASTIGO
FEDOR DOSTOIEWSKI.
83
TEMA 2
TICA, CIENCIA Y TECNOLOGA..
106
TEMA 3.
TICA Y PODER POLTICO: LA TICA EN LA CONVIVENCIA Y LA ORGANIZACIN SOCIAL
TICA Y PODER
DE JORGE SNCHEZ AZCONA
POR PEDRO G. ZORRILLA MARTNEZ.
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AQUELLAS COSAS POR LAS CUALES LOS HOMBRES Y ESPECIALMENTE LOS
PRINCIPES, SON ALABADOS O CENSURADOS
MAQUIAVELO, NICOLS, CAPTULOS XV, XVI, XVII Y XVIII.
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INDICE
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2
TICA NICOMAQUEA
ARISTTELES.
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POLTICA PARA AMADOR
FERNANDO SAVATER..
183
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PROGRAMA DE ESTUDIOS, 6 SEMESTRE, LICENCIATURA EN EDUCACIN SECUNDARIA /
ESPECIALIDAD / FORMACIN CVICA Y TICA /
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TEMAS SELECTOS DE LA REFLEXIN TICA II
DESCRIPCIN GENERAL DE LOS TEMAS DE ESTUDIO DEL SEMINARIO
Mediante el estudio de los temas seleccionados para este seminario, se pretende que los
normalistas estudien y discutan, de manera informada, sobre diversos temas que han formado
parte de las preguntas y problemas que la tica ha abordado y cuya relevancia, en nuestros das,
adquiere matices particulares dadas las caractersticas de la sociedad contempornea.
EL PROGRAMA DEL SEMINARIO, CORRESPONDIENTE AL CUARTO SEMESTRE, INCLUYE
TRES TEMAS DE ESTUDIO.
El tema I, Libertad y responsabilidad ante los otros: retos y riesgos de la humanidad, contribuye
al anlisis de las condiciones para la convivencia social, enfatizando aquellas que se relacionan con
la libertad y la responsabilidad y que constituyen el eje articulador de otros valores indispensables
para el establecimiento de una convivencia democrtica. Con el estudio de este tema, los alumnos
normalistas tendrn la oportunidad de reflexionar en torno a la importancia de adoptar una actitud
crtica y racional ante los conflictos que forman parte de la vida social, de igual manera, podrn
valorar las aportaciones de la tica comunicativa en el desarrollo de prcticas educativas tendientes
a promover el respeto a la dignidad de las personas.
El estudio del tema II, tica, ciencia y tecnologa, se propone un anlisis y una valoracin de la
capacidad humana para generar conocimientos y formas de proceder ante el mundo natural y
social. Se analizan algunos rasgos del desarrollo cientfico y tecnolgico relacionado con la dignidad
humana como criterio bsico para valorar su sentido, lmites y ventajas. Interesa que los
normalistas aprecien la necesidad de promover en los alumnos de secundaria una mirada abierta
ante la ciencia y la tecnologa y la posibilidad de que los seres humanos tengan en sus manos el
curso de su desarrollo con una actitud responsable.
Con el tema III, tica y poder poltico: la tica en la convivencia y la organizacin social, se
presentan elementos para el anlisis y la reflexin en torno al ejercicio de la poltica, como un
mbito de la actividad humana en el que se ven comprometidas todas las personas adems quienes
desempean funciones polticas. El descrdito que la poltica posee de manera generalizada, al
asociarse a problemas de corrupcin y de falta de transparencia en las decisiones, se analiza a la
luz de criterios que tienen en su centro a la democracia y a los derechos humanos como referencias
fundamentales para un ejercicio poltico responsable, comprometido y sabio, como algunos
pensadores de la antigedad griega lo haban planteado. Al identificar estas aristas, los normalistas
podrn enriquecer su perspectiva sobre la importancia de contribuir al desarrollo de una cultura
poltica en los adolescentes provista de un profundo sentido de justicia y solidaridad.
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TEMA 1. LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD ANTE LOS OTROS: RETOS Y RIESGOS DE LA
HUMANIDAD
La libertad y la responsabilidad como elementos centrales de una perspectiva humanista.
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Prcticas humanas que deterioran a los seres humanos: cuando la razn y la responsabilidad son
delegadas.
Libertad y responsabilidad como criterios mnimos de vida humana: tolerancia, igualdad,
solidaridad.
BIBLIOGRAFA BSICA
Bobbio, Norberto (2001), Las tentaciones de la razn, Antonella Attili (trad.), en Nexos, ao 23,
vol. XXVIII, nm. 282, junio, Mxico, Nexos, pp. 34-40.
Bovero, Michelangelo (2001), Cmo ser laico, en Nexos, ao 23, vol. XXVIII, nm. 282, junio,
Mxico, Nexos, pp. 42-47.
Sartre, Jean Paul, El existencialismo es un humanismo, en El existencialismo como humanismo,
http://www.cibernous.com/autores/existencialismo/textos/humanismo1.html .
Cohen, Esther (1998), Prlogo, en Umberto Eco y Carlo Maria Martini, En qu creen los que no
creen?, Esther Cohen (trad.), Mxico, Taurus, pp. 9-21.
Galeano, Eduardo (1998), Los media justifican los fines, en Antonio Albiala (comp.), Le Monde
Diplomatique. Edicin espaola. Pensamiento crtico vs. Pensamiento nico, Madrid, Debate, pp.
242-249.
Hoyos Vsquez Guillermo et al. (1998), tica comunicativa y educacin para la democracia, en
Educacin, valores y democracia, Madrid, Organizacin de Estados Iberoamericanos para la
Educacin, la Ciencia y la Cultura, pp. 9-47.
Singer, Peter (1995), La igualdad y sus implicaciones, en tica prctica, 2 ed., Nueva York,
Cambridge University Press, pp. 19-68.
Dostoyevski, Fiodor (1991), Crimen y castigo, en Obras completas, Mxico, Aguilar, pp. 254-264
y 392-398.
BIBLIOGRAFA COMPLEMENTARIA
Gonzlez de Alba, Luis (1996), Sobre la Tolerancia, el pretendido bien, en La Universidad y la
tolerancia, Mxico, UNAM, pp. 65-69.
Bokser, Judit (1996), Los derroteros de la tolerancia en el fin de siglo, en La Universidad y la
tolerancia, Mxico, UNAM, pp. 71-78.
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Cortina, Adela (1995), De una moral adusta a una moral de la frivolidad, en tica sin moral,
Madrid, Tecnos, pp. 83-100.
Naval, Concepcin (1996), Educar ciudadanos. Las demandas educativas de la diversidad, en
Mara Rosa Buxarrais y Miquel Martnez (comps.), Educacin en valores y desarrollo moral,
Barcelona, ice/oei, pp. 221-231.
Gellner, Ernest (1998), Las races sociales del igualitarismo, en Cultura, identidad y poltica. El
nacionalismo y los nuevos cambios sociales, Barcelona, Gedisa, pp. 102-122.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Encuadre. Presentacin de los materiales, propsitos, contenidos, caractersticas y enfoque del
programa.
2. Presentacin emptica. Se solicita a los alumnos que, organizados en parejas, dialoguen durante
diez minutos acerca de sus datos personales y profesionales, sus expectativas del curso as como el
concepto que tienen de libertad y responsabilidad ante los otros. Posteriormente, uno de los
participantes se sienta frente al grupo y su pareja se pone de pie detrs de l colocando sus manos
sobre los hombros de su compaero, ste se presentar ponindose en su lugar, como si
efectivamente fuera esa persona, al terminar, se cambian los papeles. Es importante hacer explcito
que los propsitos de la dinmica son, por un lado, que los participantes traten de ponerse en el
lugar del otro y que pongan en juego sus habilidades para escuchar y para comunicar sus ideas;
por otro lado se pretende que el conductor del seminario pueda conocer las nociones previas con
que cuentan los participantes en torno a libertad y responsabilidad.
3. Construccin conceptual. Integrados en equipos y a partir de las lecturas de Prlogo al texto En
qu creen los que no creen?, de Esther Cohen, y tica comunicativa y educacin para la
democracia, de Guillermo Hoyos, discutir en torno a:
Las implicaciones de la alteridad como un principio tico.
La importancia de la argumentacin moral en los procesos de comunicacin.
La relacin entre sociedad civil y poltica a travs de la tica comunicativa.
La libertad y la responsabilidad como valores que se ponen en juego en el momento de asumir una
actitud dialgica.
Posteriormente a la discusin, cada equipo presenta sus conclusiones al grupo en una plenaria.
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4. Comprensin crtica. Presentar al grupo el siguiente texto y, en plenaria discutir en torno a su
relacin con los textos y conclusiones obtenidas con la actividad anterior. La discusin puede
orientarse con las siguientes cuestiones:
Por qu afirma el autor que el amor al prjimo es el desamor a vuestra propia persona?
Por qu aconseja la huida del prjimo y el amor al futuro?
A qu se refiere el autor con el fantasma que corre delante de ti?
DEL AMOR AL PRJIMO
Tenis prisa por acercaros al prjimo y prodigarle hermosas palabras. Yo os digo que vuestro amor
al prjimo es vuestro desamor a vuestra propia persona. Acuds hacia el prjimo para huir de
vosotros mismos y de ello desearais hacer una virtud. Pero yo me doy cuenta de vuestro
desinters. El t es ms antiguo que el yo. El t est santificado; pero todava no el yo. Por eso el
hombre se apresura acercarse a su prjimo. Quiere decir esto que os aconseje el amor al prjimo?
Ms bien os aconsejara la huida del prjimo y el amor al futuro! Por encima del amor al prjimo se
encuentra el amor del futuro, de lo que est por venir. Por encima del amor del hombre yo coloco el
amor por las cosas y por los fantasmas. Este fantasma que corre por adelante de ti, hermano mo,
este fantasma es ms hermoso que t. Por qu no le prestas tu rostro y tus huesos? Pero sents
miedo y huyes hacia tu prjimo. No sabis soportaros a vosotros mismos ni os amis lo suficiente
As habl Zaratustra
Nietzsche, F. (2000). As habl Zaratustra. Mxico. EDIVISION/Biblioteca Conmemorativa
Nietzsche. pp. 57-58.
5. Se pide que realicen las lecturas Las tentaciones de la razn de Bobbio y Cmo ser laico de
Bovero. Despus de las lecturas se proyecta la pelcula El nombre de la rosa y con base en la
lecturas realizadas, se discute en grupo en torno a:
Lo que es objeto de ocultamiento en la pelcula
La risa como rasgo humano que simboliza a la razn y a la libertad humana
La fe y sus implicaciones en la convivencia social
6. Debate La razn y la fe. A partir de las lecturas de Bobbio y Bovero y del texto Los media
justifican los fines de Eduardo Galeano, el grupo se divide en dos equipos y se realiza un debate,
uno de los equipos deber presentar argumentos a favor de la razn y el otro a favor de la fe.
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Es importante que la discusin gire en torno al ejercicio de la libertad y la responsabilidad que
implica dicho ejercicio y cmo la razn y la fe ofrecen referentes particulares que requieren
analizarse; por ejemplo, las implicaciones que tiene delegar la responsabilidad en la fe o en la
razn; el mal que depende de los seres humanos y el que es independiente de ellos como podran
ser las catstrofes naturales; las posibilidades de la razn y sus vnculos con el discernimiento y la
voluntad; el antidogmatismo; la laicidad como el ejercicio de la libertad ante los dogmas, etctera.
7. Dilogo integrador. En equipos y a partir de la lectura La igualdad y sus implicaciones de Peter
Singer, los alumnos elaboran un esquema en donde se identifiquen las tensiones entre libertad y
diversidad humana. En grupo discuten acerca de los recursos racionales o basados en otro tipo de
explicaciones que los seres humanos han creado para superar dichas tensiones. La discusin en
grupo deber integrar el contenido del texto con la nocin de libertad y responsabilidad ante los
otros.
8. Role-playing. Se proporciona a los alumnos un fragmento de la novela Crimen y castigo y se
organiza una escenificacin del mismo. Posteriormente se les pide que analicen el texto El
existencialismo es un humanismo de Sartre y, mediante una mesa redonda, discuten en torno a
los siguientes tpicos:
Diferencias entre naturaleza humana y realidad humana
La libertad y la igualdad ante la diversidad
El compromiso y las responsabilidades adquiridas con el ejercicio de la libertad
9. Diagnstico de situaciones. Divididos en equipos, los alumnos realizan un diagnstico de las
situaciones que se presentan en el texto Los media justifican los fines de Eduardo Galeano. Se
sugiere que cada equipo realice las siguientes actividades y que el hilo conductor de las discusiones
sea Prcticas humanas que deterioran a los seres humanos: cuando la razn y la responsabilidad
son delegadas:
Identificacin y clarificacin: Los alumnos debern reconocer los valores que estn en juego as
como los datos y hechos significativos implicados.
Valoracin: Los equipos debern formular una valoracin argumentada de las situaciones que se
presentan en el texto.
Juicio: Los estudiantes podrn emitir un juicio sobre las situaciones. Se sugiere que cada equipo
pueda asumir una postura consensuada en torno a las repercusiones de las acciones planteadas en
el texto.
10. Cierre. En plenaria responder al siguiente planeamiento: Es posible practicar la libertad con
responsabilidad y respeto a la alteridad mediante el uso de la razn? Con esta actividad se pretende
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valorar los avances o transformaciones en las concepciones de los alumnos en torno a la libertad y
la responsabilidad ante los otros. Elaborar un escrito con las conclusiones personales.
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TEMA 2. TICA, CIENCIA Y TECNOLOGA
Los avances cientficos y su aplicacin racional. El papel de la ciencia en el desenvolvimiento de las
sociedades y en la transformacin del medio.
Interdependencia naturalezasociedad: desarrollo, consumo, depredacin y equilibrio. Desarrollo
sustentable.
El respeto a la dignidad humana como marco del desarrollo cientfico y tecnolgico. Calidad de vida
y salud.
Progreso cientfico y tecnolgico: el compromiso tico de la razn humana. Consumo e impacto
ambiental: el compromiso con las generaciones venideras.
BIBLIOGRAFA BSICA
Bertomeu, Mara Julia (1996), Problemas ticos del medio ambiente, en Osvaldo Guariglia (ed),
Enciclopedia Iberoamericana de Filosofa. 12. Cuestiones morales, Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Cientficas/Trotta, pp. 223-240.
Valds, Margarita M. (1997), Valores y desarrollo sustentable, en Margarita M. Valds et al.,
Dilemas morales de la sociedad contempornea 2, Mxico, Torres Asociados, pp. 5-31.
Singer, Peter (1995), El medio ambiente, en tica prctica, 2 ed., Nueva York, Cambridge
University Press, pp. 329-359.
American Association for the Advancement of Sience (2001), La naturaleza de la ciencia, La
naturaleza de la tecnologa y El mundo diseado, en Ciencia: conocimiento para todos, Mxico,
Oxford University Press/Harla/sep (Biblioteca del normalista), pp. 1-12, 23-37 y 111-131.
Poincar, Henri (1978), La moral y la ciencia, en Filosofa de la ciencia, Mxico, UNAM (Nuestros
clsicos, 32), pp. 253-271.
Hoyos Vsquez, Guillermo (2001), Conocimiento cientfico y formacin tica, en La educacin en
valores en Iberoamrica. Foro Iberoamericano sobre educacin en valores, Madrid, Organizacin de
Estados Iberoamericanos, pp. 9-15.
BIBLIOGRAFA COMPLEMENTARIA
Gauthier, David (1994), Cooperacin: negociacin y justicia, en La moral por acuerdo, Barcelona,
Gedisa, pp. 158-212.
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Martn Gordillo, Mariano, Carlos Osorio y Jos Antonio Lpez Cerezo (2001), La educacin en
valores a travs de CTS, en La educacin en valores en Iberoamrica. Foro Iberoamericano sobre
educacin en valores, Madrid, Organizacin de Estados Iberoamericanos, pp. 119-161.
Figueroa Perea, Juan Guillermo y Yuriria Alejandra Rodrguez Martnez (2000), El debate actual
sobre principios ticos y derechos humanos, en Perspectivas bioticas, ao V, nm. 10, Buenos
Aires, Gedisa, pp. 107-119.
Habermas, Jrgen (1998), La teora de la racionalizacin de Max Weber, en Teora de la accin
comunicativa, Madrid, Taurus, vol. I, pp. 197-241.
Pujol, Rosa Mara (1996), Por qu es necesaria una educacin de los consumidores y las
consumidoras?, en Educacin y consumo. La formacin del consumidor en la escuela, Barcelona,
ICE/Horsori, pp. 15-33.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Se proyecta la cinta Tiempos modernos y se discute en torno a:
Los avances en la ciencia y la tecnologa: su impacto en las formas de convivencia social
Las implicaciones ticas del uso de la tecnologa
Consecuencias y riesgos del uso irracional de la tecnologa
2. Con base en los textos La naturaleza de la ciencia y La naturaleza de la tecnologa de la
American Association for the Advancement of Science, los alumnos analizan la dimensin tica de
las actividades cientficas y tecnolgicas. Se organiza un debate en torno al papel de la ciencia y la
preservacin de la dignidad humana.
3. A partir de la lectura El medio ambiente de Peter Singer, mediante una discusin plenaria, los
alumnos reflexionan en torno a los siguientes ejes:
Los argumentos que fundamentan el desarrollo econmico basado en el uso irracional de la
tecnologa.
Los argumentos que defienden la conservacin del medio ambiente y el bienestar humano
La correlacin entre los conceptos de calidad de vida, desarrollo econmico, ecologa y veneracin
por la vida
Se sugiere que cada alumno desarrolle por escrito sus conclusiones y que las comparta con el grupo
mediante una exposicin individual.
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4. En parejas, a partir de la lecturas Valores y desarrollo sustentable de Margarita Valds y El
medio ambiente de Peter Singer, analizan los elementos que interactan en la formulacin de
proyectos de desarrollo sustentable:
Desarrollo econmico.
Satisfaccin de necesidades humanas.
La existencia de generaciones futuras.
Conservacin del medio ambiente.
5. Posteriormente, buscar notas periodsticas que aludan a problemas ambientales para identificar
situaciones controvertidas relacionadas con la responsabilidad ante los otros en el uso y desarrollo
de la ciencia y la tecnologa.
6. De manera individual y con base en el texto Problemas ticos del medio ambiente de Mara
Julia Bertomeu, completar el siguiente cuadro y, posteriormente discutir en plenaria:
BASES ARGUMENTATIVAS DE LA TICA AMBIENTAL
Aldo Leopold Tom Reagan Peter Singer Herman Daly
tica de la tierra: Preservar los productos de la historia natural, especialmente las comunidades
biolgicas.
7. Foro. Se seleccionan ocho participantes para que a partir del texto El mundo diseado de la
American Association for the Advancement of Science expongan al grupo las recomendaciones
sobre los aspectos de la tecnologa que se plantean en el artculo, poniendo nfasis en las
actividades humanas que han conformado el medio y la vida.
8. Dilemas morales. En equipos y con base en las lecturas y reflexiones anteriores, los alumnos
formulan dilemas morales susceptibles de ser aplicados con los estudiantes de secundaria. Lo
dilemas deben referirse a situaciones reales o imaginarias en donde se pongan en juego valores
controvertidos con respecto a la tecnologa, la ciencia, el desarrollo econmico, el deterioro
ambiental, la dignidad y el bienestar humano. Es importante que, adems de formular los dilemas,
los estudiantes planeen preguntas orientadoras.
9. Construccin conceptual. Con base en las lecturas La moral y la ciencia de Henri Poincar y
Conocimiento cientfico y formacin tica de Guillermo Hoyos Vsquez, elaboran de manera
individual un mapa conceptual.
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10. Por equipos, revisan sus mapas conceptuales personales y redactan conclusiones en torno al
contenido de las lecturas. Para ello puede guiarse en los siguientes ejes:
Funcin social de la ciencia.
Relacin entre moral y ciencia.
Dicotoma entre ciencia y valores ticos.
La ciencia y la tecnologa al servicio del ser humano.
Neutralidad de la ciencia.
Los valores ticos en la investigacin cientfica.
TEMA 3. TICA Y PODER POLTICO: LA TICA EN LA CONVIVENCIA Y LA ORGANIZACIN
SOCIAL
Democracia institucional y participacin: instrumentos y procesos de poder en la vida cotidiana.
Conflictos y procesos de deterioro social.
Derechos humanos y la democracia como valor.
BIBLIOGRAFA BSICA
Dieterlen, Paulette (1996), tica y poder pblico, en Osvaldo Guariglia (ed), Enciclopedia
Iberoamericana de Filosofa. 12. Cuestiones morales, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Cientficas/Trotta, pp. 131-144.
Cohen, Joshua (2001), Democracia y libertad, en Jon Elster (comp.), La democracia deliberativa,
Jos Mara Lebrn (trad.), Barcelona, Gedisa, pp. 235-287.
Snchez Azcona, Jorge (1998), Consideraciones acerca del poder, en tica y poder, 2 ed.,
Mxico, Porra, pp. 29-44.
Villoro, Luis (1997), Valores en la poltica, en El poder y el valor. Fundamentos de una tica
poltica, Mxico, FCE/El Colegio Nacional, pp. 71-92.
Maquiavelo, Nicols, Captulos XV, XVI, XVII y XVIII, en El prncipe, http://elaleph.com.
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Aristteles (1994), Poltica. Libro primero. I, en tica nicomaquea. Poltica, 14 ed., Antonio
Gmez Robledo (trad.), Mxico, Porra (Sepan cuantos...,), pp. 157-159.
Weber, Max (1984), La poltica como vocacin, en El poltico y el cientfico, 4 ed., Mxico,
Premi (La red de Jons. Seccin Sociologa y Poltica, 9), pp. 7-60.
Savater, Fernado, (1997), Libres o Felices, en Poltica para Amador, Mxico, Ariel (nm. 112), pp.
195-220.
BIBLIOGRAFA COMPLEMENTARIA
Arrin, Samuel y Jos Rubn Sanabria (1995), En torno a un debate con Karl Otto Apel, en
Hermenutica, educacin y tica discursiva, Mxico, Universidad Iberoamericana, pp. 10-26.
Thompson, Dennis F. (1998), La tica poltica y el ejercicio de cargos pblicos, Barcelona, Gedisa,
pp. 7-59.
Bobbio, N., N. Matteuci y G. Pasquino (2000), Diccionario de Poltica, Mxico, Siglo XXI.
ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Exploracin de nociones previas. El grupo se organiza en equipos y cada uno elabora un
esquema en el que se representen las relaciones entre los siguientes conceptos:
Democracia.
tica.
Poltica.
Poder.
Posteriormente, cada equipo expone su esquema al grupo y se elabora una conclusin colectiva en
torno a qu tiene que ver la tica con la poltica.
2. A partir de la lectura de los textos tica y poder pblico, de Paulette Dieterlene y
Consideraciones acerca del poder, de Jorge Snchez Azcona, revisar los esquemas elaborados en
la actividad anterior para corregirlos o complementarlos. Posteriormente se analiza una nota
periodstica que haga referencia a un tema controvertido en donde se aprecien las tensiones entre
decisiones polticas y opinin pblica, para identificar las relaciones del poder poltico con los
valores que se requieren para la convivencia; distinguir los valores morales de los valores polticos
y elaborar un juicio en el que se argumenten diversas posturas ante la situacin que se presenta en
la nota. Cada equipo presenta sus conclusiones al resto del grupo.
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3. Frases clarificadoras. A partir de las reflexiones realizadas en la actividad anterior, de manera
individual los alumnos leen las siguientes expresiones y argumentan por escrito si estn o no de
acuerdo con ellas:
Los pueblos tienen el gobierno que merecen
Quien no es capaz de sentir esa atraccin obsesiva, casi fsica por el poder, difcilmente llegar a
ser un poltico exitoso
La bsqueda del poder es una tendencia innata que viene de lo ms profundo del ser humano
4. Entrevista a Maquiavelo y Aristteles. A apartir de la lectura de los textos El Prncipe de
Maquiavelo y Libro primero I de Aristteles, los alumnos, de manera individual formulan cinco
preguntas que ellos le haran al autor en una entrevista. Posteriormente dos de los participantes
son seleccionados para caracterizar a los personajes. El resto del grupo se organiza en dos equipos
y estructuran el guin para la entrevista. Finalmente los personajes son entrevistados mientras uno
de los estudiantes previamente elegido ir tomando nota para elaborar una relatora de la actividad.
5. Lectura de imagen. Se presentan a los estudiantes algunas imgenes de representantes del
poder poltico y se les pide que las analicen a partir del contenido de la lectura La poltica como
vocacin de Weber, y de los textos de Maquiavelo y de Aristteles. Los alumnos elaborarn un
breve ensayo en el que desarrollen un anlisis de los rasgos y virtudes que los autores proponen
que deben poseer quienes ejercen cargos polticos. Podran sugerirse ttulos para el ensayo como:
Los valores de los gobernantes, Es posible actuar moralmente en poltica?, Los buenos
gobernantes.
6. Preguntas orientadoras. A partir del texto Democracia y libertad de Joshua Cohen, los alumnos
responden las siguientes preguntas:
Es posible la toma de decisiones polticas de manera colectiva? Por qu?
Qu responsabilidades comparten gobierno y gobernados?
De qu manera cobran vigencia la libertad y la responsabilidad en el ejercicio de la pluralidad
poltica?
Qu conflictos se identifican entre las libertades del individuo y los de la colectividad?
Qu papel juega la deliberacin en el desarrollo de un razonamiento pblico?
Posteriormente, en plenaria se construye el concepto de Democracia deliberativa
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7. Con base en las conclusiones obtenidas en la actividad anterior y en el texto Valores en la
poltica de Luis Villoro, se organizan equipos y se presentan situaciones reales del contexto
nacional mediante notas o artculos periodsticos, en los que se ponen en juego diversos valores
polticos con el propsito de que presenten alternativas de solucin apegadas a las nociones de:
Democracia institucional, participacin ciudadana, y tica en la convivencia y la organizacin social.
Posteriormente cada equipo expone su trabajo al grupo y se discute en plenaria en torno de la
importancia de la democracia como valor y mecanismo para plantear soluciones a los diversos
conflictos polticos y ticos que se presentan en la sociedad.
8. Con los elementos proporcionados por Savater en el texto Libres o felices? y en el programa
de estudios de Formacin Cvica y tica de educacin secundaria, los alumnos elaboran un texto
personal en el que analicen o describan los valores, las habilidades y los elementos que
caracterizaran una perspectiva tica en torno a la poltica que sera deseable fomentar en los
alumnos de secundaria.
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MATERIAL
DE
APOYO
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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TEMA 1
LIBERTAD Y
RESPONSABILIDAD
ANTE LOS OTROS:
RETOS Y RIESGOS DE
LA HUMANIDAD
1. Mi razonamiento se basa en una frase que
se lee al final de la carta programtica con la
que se ha convocado la convencin sobre "La
poltica entre sujetos e instituciones": "En el
espacio de la poltica parecen anudarse, en
sustancia, todas las cuestiones planteadas
(en trminos incluso internacionales). Por ello
resulta inevitable preguntarse si no estn
cambiando sus connotaciones, sus leyes de
movimiento, su forma de producirse". No, no
estoy de acuerdo. E, incluso, me pregunto si
en estos das, ante la explosin de la violencia
terrorista en el interior de nuestro estado y a
la forma en que responde nuestro gobierno
limitando las libertades constitucionales, por
un lado, y frente a la invasin de Afganistn
por parte de la Unin Sovitica, y al modo en
que responde la otra gran potencia
amenazando con sanciones econmicas y
medidas militares en el escenario
internacional, por el otro, la poltica no
muestra, ms que nunca, su real, inmutable y
profunda naturaleza. A la pregunta de si no
estn cambiando las y las de la poltica,
siento la tentacin de responder, aun cuando
slo sea como una especie de provocacin:
Nil sub sole novi. Y de repetir con
Maquievelo: .(1)
No he citado a Maquiavelo por casualidad.
Para no engaarnos por las apariencias ni ser
inducidos a creer que cada diez aos la
historia empieza de nuevo, es preciso tener
mucha paciencia y saber escuchar de nuevo
las lecciones de los clsicos. Una leccin que
Marx haba aprendido y que los marxistas y
neomarxistas, que desdean demasiado a
menudo ir ms all de Marx, han olvidado
casi siempre. Entre otras cosas creo que
actualmente el marxismo est atravesando
una de sus crisis recurrentes y, si no me
engao, una de las mayores, y que el nico
modo serio de volver a darle a Marx el sitio
que le corresponde en la historia del
pensamiento poltico (no me refiero a la
historia del pensamiento econmico y a la
historia de la filosofa que estn fuera de
nuestro debate pero presumo que el
argumento no debera ser tan distinto) sea el
de considerarlo como uno de los clsicos
cuyas lecciones deben ser continuamente
escuchadas y profundizadas, aun cuando no
BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZN
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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se est dispuesto a creer que la verdad
empieza en l y acaba con l.
Segn la leccin de los clsicos, que se suele
hacer empezar por comodidad en Maquiavelo
nicamente porque el pensamiento de
Maquiavelo acompaa la formacin del estado
moderno, pero que se podra hacer empezar
mucho ms atrs, una leccin, tngase en
cuenta, que es tambin la de Marx, la poltica
es la esfera donde se desarrollan las
relaciones de dominio, entendido dicho
dominio en su expresin ms intensa, como
el poder que puede recurrir, para alcanzar sus
propios fines, en ltima instancia, o extrema
ratio, a la fuerza fsica. Dicho de otra forma,
el uso de la fuerza fsica, an en ltima
instancia, an como extrema ratio, es
carcter especfico del poder poltico. El
estado puede ser definido como el detentador
del poder poltico y, por tanto, como medio y
fin de la accin poltica de los individuos y de
los grupos en conflicto entre s, en cuanto es
el conjunto de las instituciones que en un
determinado territorio disponen, y estn
capacitadas para valerse de ella en el
momento oportuno, de la fuerza fsica para
resolver el conflicto entre los individuos y
entre los grupos. Y puede disponer, y est
capacitado para utilizar, de la fuerza fsica por
cuanto tiene el monopolio de la misma. El abc
de la teora del estado, prescindiendo del cual
no se lograr nunca comprender porque
existe el estado, y al no comprenderlo se
fantasea acerca de una posible extincin del
mismo, es la hiptesis hobbesiana, que
brevemente puede enunciarse as: la
necesidad del estado nace de la conviccin
racional de los individuos segn la cual el uso
indiscriminado de las fuerzas privadas en libre
competencia entre s genera un estado
autodestructivo de guerra de todos contra
todos, y de la consiguiente renuncia por parte
de cada uno al uso privado de la fuerza en
favor del soberano que, a partir del momento
en que se produce dicha renuncia, se
convierte en el nico titular del derecho a
disponer de ella. La expresin, que se deriva
de una evidente y correcta analoga entre la
eliminacin del libre mercado y la eliminacin
de la libre guerra, no es de Hobbes, sino de
Max Weber, quien al adoptarla no se olvid
que antes que nada era un economista. Pero
sirve perfectamente para representar la
hiptesis hob-besiana del estado que nace de
la necesidad en la que se encuentran los
individuos racionales de sustituir la pluralidad
de los poderes de los individuos singulares
por la unidad del (esta expresin s que es de
Hobbes).(2)
No es distinto el concepto que Marx tiene del
estado, con la diferencia de que l explica de
una forma mucho ms realista el nacimiento
del estado no partiendo de una hipottica
guerra de todos contra todos, que tuvo lugar
en un estado de naturaleza construido
racionalmente, sino de una histrica lucha de
clases derivada, a su vez, de la divisin del
trabajo, con la consecuencia de que esa que
es, segn Marx, el estado, es considerada no
ya como el , sino como el poder de la clase
dominante y, por tanto, el poder de una parte
de la sociedad sobre la otra.
No valdra la pena insistir sobre la validez
nunca venida a menos de la hiptesis
hobbesiana si no fuera por la injustificada
fortuna que ha tenido una interpretacin del
pensamiento de Hobbes, segn la cual el
estado de naturaleza, que Hobbes define
repetidamente como de , ha sido entendido
no como una representacin llevada hasta sus
ltimas consecuencias de la guerra civil, o
tambin del estado de guerra permanente tal
vez ms frecuentemente en estado latente
entre los estados soberanos, sino como una
prefiguracin de la sociedad de mercado.
(3)De una interpretacin de este tipo se
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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puede decir que, en vez de intentar
comprender el pensamiento poltico de Marx a
travs del de Hobbes, ha intentado
comprender el pensamiento poltico de
Hobbes a travs del de Marx, con el resultado
de falsear el primero y hacer menos
comprensible el segundo. Cualquier lector
atento de las obras de Hobbes sabe cuantos y
de que peso son los prrafos en los que ste
identifica al estado de naturaleza con el
estado de guerra y, en particular, con el
estado de guerra civil, y por lo tanto con el
antiestado, y que pocos e insignificantes son
los prrafos que se pueden aducir estrujando
y comprimiendo los textos para encontrar en
la descripcin del estado de naturaleza la
prefiguracin de la sociedad de mercado. Pero
prescindiendo incluso del examen de los
textos, la sociedad de mercado es, en la
interpretacin histrica corriente,
exactamente lo opuesto al estado de
naturaleza hobbesiano: mientras que ste es
la esfera en la que se desencadenan las
pasiones humanas, como la avidez por la
ganancia, la desconfianza recproca y la
vanagloria, aqulla es concebida desde los
inicios de la ciencia econmica como el campo
en el que hacen su aparicin y son puestos a
prueba los intereses bien calculados y el que
el hombre ejercita ese clculo de los intereses
que segn la definicin hobbesiana de la
razn como clculo, es la ms elemental
expresin de la racionalidad humana. Y dado
que es un clculo racional lo que induce al
hombre a salir del estado de naturaleza y a
instituir la sociedad civil, sta se contrapone
cabalmente como estado del hombre de razn
con el estado de naturaleza entendido como
estado del hombre de pasin. En otras
palabras, mientras el estado de naturaleza
hobbesiano es el estado en que los hombres
seguiran viviendo si no fueran tambin seres
racionales, o sea, capaces de hacer el clculo
de sus propios intereses, la sociedad de
mercado es una de las ms singulares
expresiones, como el lenguaje, de la
racionalidad espontnea, por cuanto consiste
en una red de relaciones cuya armona no
depende de una imposicin, como lo es
precisamente la que es ejercida por el estado
para dominar las pasiones, sino que se deriva
de una composicin natural, o sea, inherente
a la propia naturaleza de los intereses en
juego (la denominada ). Como tal, el mercado
no debe evitarse o suprimirse sino que debe
redescubrirse y liberarse de todos los
obstculos que le impiden su libre
movimiento, provenientes precisamente de
ese poder poltico que, segn Hobbes,
representa en cambio el triunfo de la razn
sobre la no razn, de la racionalidad impuesta
(porque, para Hobbes, la racionalidad slo
puede ser impuesta como la libertad para
Rousseau) sobre la espontaneidad que es por
s misma irracional y acaba por conducir al
hombre naturaliter pasional a su propia
perdicin. Que los primeros crticos de la
economa burguesa, entre los que estaba el
propio Marx, hayan visto en la sociedad de
mercado, adems del producto de una
racionalidad espontnea, la fuente de una
permanente anarqua, de una hobbesiana
guerra de todos contra todos, no es una
buena razn para retrotraer una crtica de
este tipo a Hobbes, para el cual la disolucin
del estado que traslada a los hombres al
estado de naturaleza no depende tanto de
causas econmicas sino de la difusin a
travs de los demagogos y los falsos profetas
de teoras sediciosas. Si es cierto que Marx ha
puesto al hombre de pie con respecto a
Hegel, con mayor razn eso es cierto con
respecto a Hobbes.
Una vez admitido, por tanto, que existe un
estado cuando sobre un determinado
territorio se ha llevado a cabo el proceso de
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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monopolizacin de la fuerza fsica, de ello se
sigue que el estado, o la , como se dice
ahora, deja de existir cuando, en
determinadas situaciones de acentuada y e
irreducible conflictualidad, el monopolio de la
fuerza fsica va a menos o incluso, como
sucede en las relaciones internacionales, no
ha existido nunca. Una prueba de ello es que
el estado puede consentir a la
desmonopolizacin del poder econmico,
como sucedi en el perodo areo de la
formacin (y an ms de la ideologa) del
estado burgus, concebido como puro
instrumento de regulacin de los conflictos
econmicos que surgen en la sociedad civil,
del estado no intervencionista, o neutral.
Puede consentir a la desmonopolizacin del
poder ideolgico, como sucede siempre en los
estados no confesionales (en el ms amplio
sentido de la palabra), en los que no existe
una religin o, lo que es lo mismo, una
doctrina o una ideologa oficial, y son
reconocidos los derechos de libertad religiosa
y opinin pblica. Pero no puede consentir a
la desmo-nopolizacin del uso de la fuerza
fsica sin dejar de ser un estado. Que Hobbes
considerase necesario, adems del monopolio
de la fuerza fsica, tambin el monopolio del
poder ideolgico (pero no del poder
econmico), no impide que la condicin si no
qua no de la existencia del estado fuera para
l no el segundo sino el primero, hasta tal
extremo que l combate como, que deben
prohibirse, todas esas teoras que, de una u
otra forma, discuten la necesidad del estado
precisamente como nico detentador del
poder coactivo.
Que exista un estado cuando en un
determinado territorio existe un centro de
poder que detenta el monopolio de la fuerza
no significa que este inmenso y exclusivo
poder constituido por la posesin del
monopolio de la fuerza sea ejercido en todos
los estados de la misma forma. El estado que
ejercita el poder coactivo, como habra dicho
Montesquieu, es el estado desptico, el
estado en su esencia o si se quiere, el estado
en el momento de su origen ideal del
desorden, del caos, de la anarqua del estado
de naturaleza. Pero el estado desptico no se
identifica con el estado tout court. En los
grandes estados de occidente la historia ideal
del estado puede ser representada como
recorriendo otras dos etapas: la del estado de
derecho y la del estado que, adems de ser
de derecho, es tambin democrtico.
El estado de derecho, entendido el derecho
kelsenianamente como el conjunto de las
normas que reglan el uso de la fuerza, puede
ser definido como el estado en el que el poder
coactivo no es ejercido por el soberano a su
arbitrio sino que existen unas normas
generales y abstractas, y por tanto no vlidas
caso por caso, que establecen quin est
autorizado a ejercer la fuerza, cundo, o sea,
en qu circunstancias, cmo, o sea, a travs
de qu procedimientos (lo cual significa que,
excepto en caso de fuerza mayor el poder
ejecutivo puede usar la fuerza de que dispone
slo despus de un proceso regular), y en
qu medida, lo que tiene como consecuencia
que deba haber una determinada proporcin,
establecida de una vez por todas, entre culpa
y castigo. A diferencia de lo que ocurre en el
estado desptico, en el estado de derecho es
posible distinguir no slo la fuerza legtima de
la ilegtima (considerando legtima cualquier
accin que provenga del soberano, o sea del
que posee el poder efectivo), sino tambin la
fuerza legal de la ilegal, o sea, la fuerza
basndose en leyes preestablecidas y la
fuerza utilizada contra las leyes. La lucha por
la instauracin y el progresivo
perfeccionamiento del estado de derecho es
la lucha para el establecimiento y la
ampliacin de los lmites del uso de la fuerza.
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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Considero otras tantas batallas para el estado
de derecho, entendido rigurosamente como el
estado en el que el uso de la fuerza es
paulatinamente regulado y limitado, las
batallas para la mejora de las condiciones de
vida en los manicomios y en las crceles. Lo
que se cuestiona en estas batallas es la
limitacin del uso de la fuerza tomando como
base la distincin entre uso lcito y uso ilcito,
y a travs de las restricciones del uso lcito y
la ampliacin del ilcito. Una ley que establece
que los padres no pueden pegar a sus hijos,
ni los maestros a sus alumnos, entrara
perfectamente en el esbozo general del
estado de derecho, o sea, en un tipo de
estado en el que cada forma de ejercicio de la
fuerza fsica esta regulada por unas normas
que permiten distinguir el uso legal del uso
ilegal.
Recurrir a la fuerza es el medio tradicional y
ms eficaz (tradicional precisamente por su
gran eficacia) de resolver los conflictos
sociales. Y no basta regularlo para limitarlo y
aun menos para eliminarlo. Uno de los
mayores problemas de cualquier convivencia
civil es de crear instituciones que permitan
resolver los conflictos, si no todos los
conflictos que puedan surgir en una sociedad,
al menos la mayor parte, sin que sea
necesario recurrir a la fuerza, ms bien a la
fuerza legtima, porque es la ejercida por el
soberano, y legal, porque es ejercida en el
mbito de las leyes que la regulan. El
conjunto de las instituciones que hacen
posible la solucin de los conflictos sin
recurrir a la fuerza constituyen, adems del
estado de derecho, el estado democrtico, lo
que equivale a decir el estado en el que est
vigente la regla fundamental de que en cada
conflicto el vencedor no es ya quien tiene ms
fuerza fsica sino ms fuerza persuasiva, o
sea, aqul que con la fuerza de persuasin (o
de la hbil propaganda o incluso de la
fraudulenta manipulacin) ha logrado
conquistar la mayora de votos. Utilizando un
lenguaje funcionalstico se puede decir que el
mtodo democrtico es el sustituto funcional
del uso de la fuerza para la solucin de los
conflictos sociales. Un sustituto no exclusivo,
pero del que no se puede desconocer su
enorme importancia para reducir el mbito
del puro dominio: el debate en vez del
enfrenta-miento fsico, y despus del debate
el voto en vez de eliminar fsicamente al
adversario. Mientras la institucin del estado
de derecho influye sobre el uso de la fuerza
regulndola, la institucin del estado
democrtico influye en ella reduciendo su
espacio de aplicacin.
La distincin de estos tres momentos en la
formacin del estado moderno -el estado
como pura potencia, el estado de derecho y el
estado democrtico- es un esquema
conceptual que vale lo que vale. Vale como
todos los esquemas para poner un poco de
orden en la discusin. Y, en particular, a m
me sirve para iniciar un debate sobre la
actual crisis de las instituciones en nuestro
pas. Invirtiendo el orden de los tres
momentos, la gravedad de la crisis
institucional de nuestro pas consiste en el
hecho de que, ante todo, est en crisis el
estado democrtico (sobre el cual deseo
detenerme de modo particular en la segunda
parte de mi exposicin); y est en crisis el
estado de derecho en el sentido de que estn
yendo a menos algunas garantas acerca del
uso de la fuerza legtima; est en crisis el
propio estado como tal, en cuanto pura
potencia, como se hace cada da ms
evidente al ver extenderse la violencia
privada y la increble capacidad que la misma
tiene para resistir eficazmente a la ofensiva
de la violencia pblica. Se trata de tres crisis
distintas, que se sitan a tres distintos niveles
de la formacin del estado moderno, pero que
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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estn estrechamente relacionadas. La
ineficiencia de nuestra democracia induce a
grupos revolucionarios y subversivos a
intentar resolver con la fuerza los problemas
que el mtodo democrtico mal usado no
logra resolver, lo cual pone en entredicho al
propio estado como el nico detentador de la
fuerza legtima; la tendencia resolver los
conflictos con la fuerza conduce a la gradual
suspensin de algunas normas caractersticas
del estado de derecho; el deterioro del estado
de derecho agrava la crisis de la democracia
dando lugar a un autntico y real crculo
vicioso.
2. Me detengo de forma particular en la crisis
de la democracia tanto porque es el objeto
principal del debate no slo en Italia, como
tambin, al menos en el caso de nuestro pas,
es la crisis principal que arrastra detrs de s
a las otras dos. Contino por tanto completo
ese prrafo de un escrito anterior en el que
haba presentado cuatro paradojas de la
democracia derivadas: a) del contraste entre
democracia, considerada tradicionalmente
como el rgimen adecuado para las pequeas
comunidades, y las grandes organizaciones;
b) del contraste entre la eficacia del control
democrtico y el aumento desproporcionado,
precisamente como consecuencia del
desarrollo democrtico, del aparato
burocrtico del estado; c) del contraste entre
la incompetencia del ciudadano situado frente
a problemas cada vez ms complejos y la
exigencia de soluciones tcnicas accesibles
slo a los especialistas; d) del contraste,
finalmente, entre el presupuesto tico de la
democracia, la autonoma del individuo, y la
sociedad de masas, caracterizada por el
individuo heterodirigido.(4) Para definir con
una expresin el nuevo tema se trata no
tanto de la contradiccin en la que cae todo
rgimen democrtico sino de sus efectos
perversos: perversos en el sentido de que en
el propio seno de las democracias se
desarrollan situaciones que la contradicen y
amenazan con derrocarla.
Tomo en consideracin tres problemas: a) la
ingobernabilidad; b) la privatizacin de lo
pblico; c) el poder invisible.
Sobre el primer problema, el de la
ingobernabilidad, pasar rpidamente, porque
ya existe, aunque no en Italia, una amplia
literatura al respecto. Naturalmente aqu no
se trata de la ingobernabilidad a la italiana, o
sea, en el sentido de las crecientes
dificultades para formar coaliciones estables
de gobierno, como lo han demostrado los tres
fines prematuros que ya han tenido lugar y el
cuarto que va a producirse, (5) de las
legislaturas. Se trata de la ingobernabilidad
entendida como consecuencia de la
desproporcin entre demandas que provienen
cada vez en mayor nmero de la sociedad
civil y la capacidad que tiene el sistema
poltico para responder a las mismas. Nos
vemos obligados a constatar cada da ms
que la mquina estatal, incluso la ms
perfecta, se ha hecho demasiado dbil y
demasiado lenta para satisfacer todas las
demandas que los ciudadanos y los grupos le
formulan. Este inconveniente est
estrechamente relacionado con la
democracia, de la que puede considerarse un
efecto perverso, porque el rgimen
democrtico es precisamente aqul que ms
que cualquier otro facilita, y en cierto modo
requiere, la presentacin de demandas por
parte de los ciudadanos y los grupos. No se
puede comparar la cantidad de demandas que
poda formular al estado un campesino
analfabeto del siglo pasado, que ni siquiera
poda votar, cuando an no existan los
sindicatos y slo haba los partidos de lites,
con las que puede formular un obrero
sindicado y polticamente militante en la
actualidad. Ese campesino emigraba o se
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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mora de hambre. El obrero sindicado y
militante de hoy lucha diariamente para
mejorar sus propias condiciones de vida, y el
gobierno, si quiere sobrevivir, no lo puede
ignorar. Las instituciones que permiten la
presentacin de las demandas son las
instituciones tpicas del estado democrtico,
empezando por el sufragio universal, para
pasar a travs de la libre formacin de los
sindicatos y de los partidos, las varias
libertades entre las que son fundamentales la
libertad de publicacin, reunin y asociacin.
No debe maravillarnos que una de las ms
clamorosas consecuencias de la emancipacin
poltica haya sido la potencializacin de los
servicios pblicos y, por tanto, del aparato
estatal, hasta el lmite de la, de cuya
constatacin ha surgido en estos aos, y se
ha extendido rpidamente, el debate sobre la
ingobernabilidad.
Planteado el problema de la ingobernabilidad
como problema de diferencia entre demanda
y respuesta, se comprende que las soluciones
extremas posibles son sustancialmente dos: o
la disminucin forzada de las demandas, que
es la solucin autoritaria; o bien el
reforzamiento y la mejora del estado de los
servicios, que es la solucin social-
democrtica. Y no es ninguna casualidad que
all donde la solucin social-democrtica, en
palabras pobres, el estado asistencial, marca
el paso, hace su aparicin la solucin
autoritaria. Respecto al problema de la
ingobernabilidad, un rgimen autoritario
puede ser reinterpretado como el rgimen
que resuelve el problema no aumentando la
capacidad del estado para proveer a las
crecientes expectativas, sino comprimiendo la
capacidad de los ciudadanos y de los grupos
para proponer nuevas demandas mediante la
supresin de todas aquellas instituciones,
desde el sufragio universal a las libertades de
publicacin o de asociacin, que caracterizan
la ciudadana activa. De igual forma, un
estado socialdemo-crtico puede ser
reinterpretado como el estado que intenta
resolver el problema de las crecientes
expectativas no bloqueando las demandas
sino aceptando el desafo planteado por el
desarrollo de la democracia a travs de la
cada vez ms eficiente organizacin del
estado llamado social o de servicios. Que este
estado, llamado despreciativamente, y
errneamente, est en crisis, no quiere decir
que para resolver el problema de la
gobernabilidad no haya otra alternativa que la
de la destruccin de la democracia o el
retorno al estado mnimo de la tradicin
liberal, tal como auspician los neoliberales.
Desde el punto de vista de la el problema de
la ingobernabilidad presenta alguna
interesante base de reflexin. Uno de los
temas recurrentes de la historia poltica ha
sido siempre el del abuso del poder. La
distincin capital entre un buen gobierno y un
mal gobierno se establece tomando como
base el criterio del buen o mal uso del poder,
donde por mal uso se entiende un poder
ejercido ms all de los lmites fijados por las
leyes, y, por lo tanto exorbitante. El problema
de la ingobernabilidad plantea el problema
contrario, no del exceso sino del defecto de
poder, no del poder exorbitante sino del
poder deficiente, inepto, incapaz, no tanto del
mal uso del poder sino del no uso. Uno de los
escasos autores que ha tratado con su
habitual agudeza (tambin Hobbes merece el
ttulo de acutissimus que Spinoza le haba
atribuido a Maquiavelo) ha sido el autor del
Leviatn, para el cual es irrelevante el
problema clsico del exceso de poder que
permita distinguir al buen soberano del mal
soberano (cmo podra excederse en el
ejercicio de su poder el soberano, cuyo poder,
por definicin, es ilimitado?), mientras que no
es irrelevante el problema del soberano que
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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no logra, bien por debilidad, o bien por otros
motivos de incapacidad, ejercer el poder que
el pueblo, al someterse, le ha atribuido. Es
tan poco irrelevante que la razn principal por
la que los sbditos pueden considerarse libres
de la obligada obediencia al soberano es,
segn Hobbes, su ineptitud para el mando y,
por con-siguiente, la incapacidad para cumplir
con el deber fundamental que es el de
protegerlos de los daos que cualquiera
puede hacer al otro y de aquellos que puedan
provenir de otros estados. Hobbes se limita a
hablar de proteccin porque en su concepcin
el principal fin del estado es el orden interno
y externo. Actualmente el ciudadano no le
pide al estado slo la proteccin sino otras
cosas. No obstante el problema no cambia. E,
incluso, se ha agravado. El estado est en
crisis cuando no tiene el poder suficiente para
cumplir con sus deberes. El problema de la
ingobernabilidad es la versin contempornea
del problema del estado que peca no por
exceso sino por defecto de poder (se entiende
del poder dedicado a la solucin de los
problemas de inters colectivo, a la bsqueda
del ).
Si se observa lo que ha ocurrido en Italia en
el curso de estos treinta aos nos
encontramos frente a un clamoroso ejemplo
de diferencia creciente entre la demanda
social y la respuesta poltica. Pinsese
nicamente en todas las reformas
propuestas, continuamente aplazadas o
abandonadas, en las montaas de palabras
que provocan hechos tan grandes como un
ratn, al retraso con que los rganos
decisorios del estado responden a las
demandas que en una sociedad compleja y
articulada tienen prisa por ser satisfechas, y
al retraso an mayor con el que los rganos
ejecutivos ponen en prctica las decisiones
adoptadas con muchas dificultades. Son cosas
demasiado sabidas como para que sea
necesario llamar la atencin del pblico sobre
ellas, pero que representan la prueba
evidente de una democracia mal gobernada.
Por entiendo el proceso inverso al que se ha
denominado y que ha sido hasta ahora
considerado por los escritores polticos y los
juristas como el proceso natural del desarrollo
del estado moderno, que debe reconocerse en
la gradual absorcin de la sociedad civil en el
estado. Y lo que est ocurriendo ante
nuestros ojos puede ser interpretado como la
derrota de la idea del estado como punto de
convergencia y de solucin de los conflictos
sociales, como sntesis, como un punto por
encima de las partes, en resumen, de la
concepcin sistemtica del estado, tan
querida por los politiclogos contemporneos,
como el sistema de los sistemas. Si se
identifica en la ley la manifestacin ms alta
de la voluntad colectiva, y la prueba crucial
de la existencia de una esfera pblica
superior a la esfera privada, una serie de
fenmenos a los que asistimos en la sociedad
contempornea pueden ser definidos como un
desquite del contrato, o sea, de la tpica
manifestacin jurdica de la esfera privada.
Ms que como una manifestacin de la
voluntad colectiva el estado contemporneo
se presenta, para utilizar la feliz expresin de
Carlo Cattaneo, que no se ha dejado encantar
por las definiciones metafsicas de este ente
supremo que se yergue imperioso sobre la
voluntad de cada uno, como una entre
diversos intereses. El instrumento tpico de
esta inmensa transaccin es bastante ms el
acuerdo informal entre las distintas partes
que componen la sociedad civil que no la
institucin formal, y minuciosamente regulada
por la constitucin, de la ley.
A fin de cuentas, la funcin principal del
estado, pero sera mejor decir del gobierno,
que es el rgano central de direccin y
solucin de los asuntos pblicos, es la de
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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mediador y como mximo de garante de los
acuerdos que se establecen entre las grandes
organizaciones (sindicatos, empresas,
partidos) en conflicto entre s, cuando no es
l mismo una parte en causa, una
contraparte. Las grandes organizaciones
actan como entes casi soberanos, como
grandes potentados, que tienen entre s unas
relaciones destinadas a concluir en acuerdos
mucho ms parecidos a los tratados
internacionales, sometidos a la clusula rebus
sic stantibus, que no a una ley, que debe ser
obedecida sin condiciones (la obligacin de
obedecer a las leyes es la obligacin primaria
de todos los ciudadanos, como est prevista,
por otra parte, en el artculo 54 de la
Constitucin italiana). La mejor demostracin
de la existencia de estos potentados
semisoberanos es la tesis de los grandes
sindicatos relativa a la autorregulacin del
derecho de huelga. No es necesario estar
muy versado en derecho pblico para saber
que la autorreglamentacin es la prerrogativa
del ente que se considera soberano,
entendida la soberana precisamente como el
poder de autodeterminarse o autolimitarse,
de determinar sin ser a su vez deter-minados,
de limitar sin ser a su vez limitados.
Una de las manifestaciones ms macros-
cpicas de la privatizacin de lo pblico es la
relacin de clientela, relacin tpicamente
privada, que ocupa en muchos casos el lugar
de la relacin pblica entre representante y
representado. La relacin poltica es una
relacin entre el que da proteccin para
recibir consenso (y a travs del consenso su
propia legitimacin) y quien ofrece su propio
consenso a cambio de proteccin (a veces
tambin de otros bienes o recursos de que
dispone el poder pblico). Esta relacin se
puede denominar pblica cuando no tiene
lugar entre Pedro, hombre pblico, y Pablo,
ciudadano privado, sino entre la categora de
los representantes en su conjunto y este o
aquel grupo de ciudadanos que han
presentado a los representantes unas
demandas a travs de esos canales
constitucionales legitimados para transmitir la
demanda que son los partidos, en suma,
cuando no se trata de una relacin directa, de
persona a persona, sino de una relacin,
impersonal o indirecta, entre el rgano
encargado de dar respuestas a las demandas
de los ciudadanos y este o aquel grupo
poltico organizado para la transmisin de la
demanda. Como es sabido (pero
normalmente los instigadores de la
democracia directa lo olvidan), la razn de la
prohibicin del mando imperativo est
precisamente en la exigencia de transformar
la relacin poltica privada, entendida como
relacin de intercambio entre personas,
caracterstica de la sociedad feudal, en una
relacin pblica caracterstica del estado legal
y nacional de acuerdo con la interpretacin
weberiana. Esta misma relacin poltica se
transforma en una relacin privada cuando
sucede, como sucede en la relacin patrono-
cliente, actualmente estudiada tanto en las
sociedades antiguas como tambien
considerada una degeneracin del estado
representativo en las sociedades
contemporneas, que el que dispone de
recursos pblicos, tanto si es un diputado, un
administrador local o un funcionario estatal,
los utiliza como recursos privados a favor de
tal o cual ciudadano, el cual, a su vez, ofrece
su propio voto o su propia preferencia a
cambio de cualquier favor, o bien de cualquier
ventaja econmica o de cualquier otro
beneficio, que el hombre poltico o el
administrador o el funcionario sustraen al uso
pblico.(6)
Sobre el tercer y ltimo tema del poder
invisible me limitar a hacer algunas
observaciones. (7) El punto de partida me lo
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ha proporcionado un prrafo de Kant,
contenido en el apndice del Tratado para
una paz perpetua titulado Del acuerdo de la
poltica con la moral segn el concepto
trascendental del derecho pblico. Kant
considera la como condicin necesaria de la
justicia de una accin, poniendo como
frmula trascendental del derecho pblico el
siguiente principio: Que una mxima no sea
susceptible de hacerse pblica quiere decir
que, si alguna vez fuera hecha pblica,
suscitara tal reaccin que sera difcil, sino
incluso imposible, llevarla a efecto. Kant
aplica el principio, en el derecho interno, al
presunto derecho de resistencia o de
insurreccin al soberano, argumentando que;
y, en el derecho internacional, al derecho del
soberano de infringir los pactos establecidos
con otros soberanos, argumentando que si en
el propio acto de establecer un pacto con otro
estado el estado contratante declarase
pblicamente que no se siente vinculado con
el pacto establecido, con la consecuencia de
que. (9)
Me parece indudable que la publicidad es uno
de los caracteres relevantes del estado
democrtico, que es precisamente el estado
en el cual deberan disponerse todos los
medios para hacer, efectivamente, que las
acciones de quien detenta el poder sean
controladas por el pblico, que sean, en una
palabra, . El estado democrtico es el estado
donde la opinin pblica debera tener un
peso decisivo para la formacin y el control
de las decisiones polticas, donde est
establecido por principio que las sesiones del
parlamento son pblicas, que todo lo que se
dice durante los debates en asamblea es
publicado ntegramente de forma que todos
puedan tener noticia de ello, y no slo los que
estn presentes en la sesin, y los peridicos
son libres de manifestarse a favor o en contra
de las acciones del gobierno. En una palabra,
una de las muchas posibilidades de
interpretacin del estado democrtico es la
que lo representa como una casa de cristal en
la que ya no hay amnesia y ni siquiera son
posibles los arcana imperii caractersticos del
estado autocrtico, de ese estado en el que
es vlida la mxima . El poltico democrtico
es uno que habla en pblico y al pblico y,
por tanto, debe ser visible en cada instante
(con una visibilidad que, con la difusin de los
medios de comunicacin de la imagen a
distancia, ya no es ni siquiera una metfora).
Por el contrario, el autcrata debe verlo todo
sin ser visto. Su poder esta hecho a imagen y
semejanza del de Dios que es omnividente
invisible, y es tanto ms potente cuanto que
todos son vistos por l y l no es visto por
nadie (recuerdo que cuando estaba de moda
una frase en broma sobre la propaganda
electoral del partido democristiano: , repliqu
que en un estado ateo, que ha hecho de la
inexistencia de Dios un dogma de gobierno, y
est basado totalmente en una poltica
capilar-mente persuasiva, segn la imagen de
Orwell, era vlida la frase opuesta: ).
Entendmonos, cuando hablo del autcrata
invisible no me refiero a su aspecto externo.
El poder cuanto ms autocrtico es ms debe
aparecer en el exterior con los signos
inconfundibles de su potencia: la puesta en
escena en medio de la ciudad, la corona y el
cetro, la magnificencia de los ropajes, el
cortejo de los nobles, la difusin de los
smbolos en su sentido propio de. Pero debe
hacerse notar de inmediato que esta
visibilidad puramente exterior no se
corresponde con una igual visibilidad de la
sede, el en el que se toman las decisiones
polticas. A la visibilidad del actor o de los
actores, necesaria para infundir el
sentimiento de respeto o de temor reverencial
para quien es el dueo de la vida y de la
muerte de sus propios sbditos, se
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
29
contrapone la invisibilidad de las acciones
necesarias para garantizar, junto con la
incontrolabilidad, la ms absoluta
discrecionalidad.
Considero relevante el problema del poder
invisible porque uno de los aspectos
preocupantes de nuestra democracia es que
la publicidad, la transparencia, la visibilidad
del poder no han resistido , en estos aos, la
prueba. Me sorprende muchsimo ver lo poco
que se ha reflexionado por parte de los
escritores polticos sobre la importancia que
ha asumido en nuestra vida cotidiana el poder
oculto, tanto por parte del estado como por
parte del Antiestado. Servicios secretos por
una parte y grupos terroristas por otra han
sido siempre dos rostros del mismo
fenmeno, o sea del poder que se oculta para
ser ms invulnerable. No es necesario
subrayar cuan grande ha sido la influencia en
la vida poltica de nuestro pas de la accin
poltica invisible, de la matanza de la plaza
Fontana al terrorismo de nuestros das.
Pero lo que s tengo prisas por subrayar es
que el tema del poder oculto, olim de los
arcana imperii, o lo que es lo mismo, de los
arcana seditionis, ha sido completamente
eliminado de los tratados de ciencia poltica y
de derecho pblico como si ya no tuviera
ningn inters, como si, con la aparicin de
los estados constitucionales modernos y con
la formacin de la opinin pblica, el
fenmeno hubiera desaparecido por
completo. Pinsese, por contraste, en el
espacio que ocupa el tema de las conjuras en
la obra de Maquiavelo, que le dedica uno de
los captulos ms densos de sus Discursos.
Ser positivo que, de ahora en adelante, se le
dedique un espacio igual de amplio en
nuestros prximos estudios.
Al tema de la visibilidad e invisibilidad del
poder se suman otros dos temas: el de la
ideologa como ocultacin y el de la creciente
capacidad para conocer los comportamientos
de los ciudadanos, y por tanto de , a travs
de la organizacin pblica de centros de
informacin cada vez ms perfeccionados y
siempre ms eficaces mediante la utilizacin
de medios electrnicos.
Una de las funciones de la ideologa es la de
ocultar la verdad con objeto de dominio: el
inters de una clase hecho pasar por el
inters colectivo, la libertad de unos pocos
hecho pasar por la libertad sin limitaciones, la
igualdad puramente formal hecha pasar por la
igualdad sustancial o de oportunidad, etc. Por
tanto el poder tiende no slo a esconder, a no
hacer saber quin es y dnde est, sino
incluso a esconder sus autnticas intenciones
en el momento en que sus decisiones se
hacen pblicas, a hacer aparecer lo que no es
(o de la simulacin). Quien est un poco
familiarizado con la literatura de la razn de
estado sabe cun grande es el lugar que
ocupa el tema de la simulacin y de la
disimulacin: este tambin es un buen motivo
para volver a utilizar los clsicos del
pensamiento poltico. El nico antdoto ante
esta tendencia de quien detenta el poder es la
crtica pblica, la cual debe proponerse la
tarea del , o, con una palabra de la que se ha
abusado mucho pero aqu totalmente
adecuada, de la . Es intil aadir que slo en
un estado democrtico, en el que una de las
reglas fundamentales del juego es la licitud
de la disensin, esta tarea de la libre crtica
puede encontrar las condiciones
indispensables para su propio desarrollo.
Acerca de la real potenciacin de los medios
que tiene el poder para ver lo que sucede en
la sociedad sobre la que se expande,
debemos decir que no es posible comparar su
intensidad y su extensin, caracterstica de
un estado moderno que tenga el monopolio
de los medios de informacin o, por lo menos,
de un cierto tipo de medios de informacin,
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BOBBIO, NORBERTO (2001), LAS TENTACIONES DE LA RAZON ___________________________
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con la de un estado, aunque sea ms
absoluto y desptico, de la antigedad. Quien
lea actualmente las narraciones histricas
cada vez ms frecuentes y numerosas de las
rebeliones campesinas que estallaban de
improviso y no por temporadas durante el
dominio de las monarquas absolutas, se da
cuenta de lo poco que lograba el monarca con
su aparato de funcionarios, que las rebeliones
se desencadenaban sin que el poder pudiera
prevenirlas, si bien despus no se mostrara
muy sutil en el momento de reprimirlas. Se
trata tambin, en este caso, de un fenmeno
que va en sentido inverso a la ampliacin y
reforzamiento de la democracia. A medida
que aumenta la capacidad del estado para
controlar a los ciudadanos debera aumentar
la capacidad de los ciudadanos para controlar
al estado. Pero este crecimiento paralelo esta
muy lejos de verificarse. Entre las diversas
formas de abuso del poder est, actualmente,
la posibilidad por parte del estado de abusar
del poder de informacin, distinto al abuso
del poder clsico que era individualizado
esencialmente en el abuso de la fuerza. Se
trata de un abuso de poder tan distinto y
nuevo que deberan imaginarse y poner en
prctica nuevas reglas sobre los lmites del
poder del estado. Y estamos an muy lejos de
haberlo hecho. Pero baste por ahora haber
aludido al problema que merecera en un
futuro mayor consideracin.
Ingobernabilidad, privatizacin de lo pblico y
poder invisible, son tres aspectos de la crisis
de la democracia, que se deja sentir un poco
por todas partes pero que es particularmente
grave en Italia. Adems, en nuestro pas la
crisis de la democracia se ve agravada
tambin por la crisis del estado de derecho,
como lo demuestran diariamente los
escndalos derivados del hecho de que, por
debajo del gobierno constitucional, trabaja
activamente otro gobierno (llamado
acertadamente ) , y de la crisis del estado
tout court, como lo demuestra el
desencadenamiento de la fuerza privada, que
la fuerza pblica no logra dominar. Me he
detenido particularmente en la situacin de
peligro hacia la que va el sistema democrtico
porque considero que el resaneamiento y la
solucin de esta crisis es la condicin
necesaria para la solucin de las otras dos.
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EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO______________________________________________
31
Quisiera defender aqu el
existencialismo de una serie de reproches que
se le han formulado. En primer lugar, se le ha
reprochado el invitar a las gentes a
permanecer en un quietismo de
desesperacin, porque si todas las soluciones
estn cerradas, habra que considerar que la
accin en este mundo es totalmente
imposible y desembocar finalmente en una
filosofa contemplativa, lo que adems, dado
que la contemplacin es un lujo, nos conduce
a una filosofa burguesa, stos son sobre todo
los reproches de los comunistas. Se nos ha
reprochado, por otra parte, que subrayamos
la ignominia humana, que mostramos en
todas las cosas lo srdido, lo turbio, lo
viscoso, y que desatendemos cierto nmero
de bellezas risueas, el lado luminoso de la
naturaleza humana; por ejemplo, segn Mlle.
Mercier, crtica catlica, que hemos olvidado
la sonrisa del nio. Los unos y los otros nos
reprochaban que hemos faltado a la
solidaridad humana, que consideramos que el
hombre est aislado, en gran parte,
adems, porque partimos dicen los
comunistas de la subjetividad pura, por lo
tanto del "yo pienso" cartesiano, y por lo
tanto del momento en que el hombre se
capta en su soledad, lo que nos hara
incapaces, en consecuencia, de volver a la
solidaridad con los hombres que estn fuera
del yo, y que no puedo captar en el cogito.
Y del lado cristiano, se nos reprocha
que negamos la realidad y la seriedad de las
empresas humanas, puesto que si
suprimimos los mandamientos de Dios y los
valores inscritos en la eternidad, no queda
ms que la estricta gratuidad, pudiendo cada
uno hacer lo que quiere y siendo incapaz,
desde su punto de vista, de condenar los
puntos de vista y los actos de los dems. A
estos diferentes reproches trato de responder
hoy; por eso he titulado esta pequea
exposicin: El existencialismo es un
humanismo. Muchos podrn extraarse de
que se hable aqu de humanismo.
Trataremos de ver en qu sentido lo
entendemos. En todo caso, lo que podemos
decir desde el principio es que entendemos
por existencialismo una doctrina que hace
posible la vida humana y que, por otra parte,
declara que toda verdad y toda accin implica
un medio y una subjetividad humana. El
reproche esencial que nos hacen, como se
sabe, es que ponemos el acento en el lado
malo de la vida humana. Una seora de la
que me acaban de hablar, cuando por
nerviosidad deja escapar una palabra vulgar,
dice excusndose: creo que me estoy
poniendo existencialista. En consecuencia, se
asimila fealdad a existencialismo; por eso se
declara que somos naturalistas; y si lo
somos, resulta extrao que asustemos, que
escandalicemos mucho ms de lo que el
naturalismo propiamente dicho asusta e
indigna hoy da. Hay quien se traga
perfectamente una novela de Zola como La
tierra, y no puede leer sin asco una novela
existencialista; hay quien utiliza la sabidura
de los pueblos que es bien triste y nos
encuentra ms tristes todava. No obstante,
hay algo ms desengaado que decir "la
caridad bien entendida empieza por casa", o
bien "al villano con la vara del avellano"?
Conocemos los lugares comunes que se
pueden utilizar en este punto y que muestran
siempre la misma cosa: no hay que luchar
EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO.
JEAN PAUL SARTRE
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EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO______________________________________________
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contra los poderes establecidos, no hay que
luchar contra la fuerza, no hay que pretender
salir de la propia condicin, toda accin que
no se inserta en una tradicin es
romanticismo, toda tentativa que no se apoya
en una experiencia probada est condenada
al fracaso; y la experiencia muestra que los
hombres van siempre hacia lo bajo, que se
necesitan cuerpos slidos para mantenerlos:
si no, tenemos la anarqua. Sin embargo, son
las gentes que repiten estos tristes
proverbios, las gentes que dicen: "qu
humano" cada vez que se les muestra un
acto ms o menos repugnante, las gentes que
se alimentan de canciones realistas, son sas
las gentes que reprochan al existencialismo
ser demasiado sombro, y a tal punto que me
pregunto si el cargo que le hacen es, no de
pesimismo, sino ms bien de optimismo. En
el fondo, lo que asusta en la doctrina que
voy a tratar de exponer no es el hecho de
que deja una posibilidad de eleccin al
hombre? Para saberlo, es necesario que
volvamos a examinar la cuestin en un plano
estrictamente filosfico. A qu se llama
existencialismo?
La mayora de los que utilizan esta
palabra se sentiran muy incmodos para
justificarla, porque hoy da que se ha vuelto
una moda, no hay dificultad en declarar que
un msico o que un pintor es existencialista.
Un articulista de Clarts firma El
existencialista; y en el fondo, la palabra ha
tomado hoy tal amplitud y tal extensin que
ya no significa absolutamente nada. Parece
que, a falta de una doctrina de vanguardia
anloga al superrealismo, la gente vida de
escndalo y de movimiento se dirige a esta
filosofa, que, por otra parte, no les puede
aportar nada en este dominio; en realidad, es
la doctrina menos escandalosa, la ms
austera; est destinada estrictamente a los
tcnicos y filsofos.
Sin embargo, se puede definir
fcilmente. Lo que complica las cosas es que
hay dos especies de existencialistas: los
primeros, que son cristianos, entre los cuales
yo colocara a Jaspers y a Gabriel Marcel, de
confesin catlica; y, por otra parte, los
existencialistas ateos, entre los cuales hay
que colocar a Heidegger, y tambin a los
existencialistas franceses y a m mismo. Lo
que tienen en comn es simplemente que
consideran que la existencia precede a la
esencia, o, si se prefiere, que hay que partir
de la subjetividad. Qu significa esto a punto
fijo?
Consideremos un objeto fabricado, por
ejemplo un libro o un cortapapel. Este objeto
ha sido fabricado por un artesano que se ha
inspirado en un concepto; se ha referido al
concepto de cortapapel, e igualmente a una
tcnica de produccin previa que forma parte
del concepto, y que en el fondo es una
receta. As, el cortapapel es a la vez un
objeto que se produce de cierta manera y
que, por otra parte, tiene una utilidad
definida, y no se puede suponer un hombre
que produjera un cortapapel sin saber para
qu va a servir ese objeto. Diramos entonces
que en el caso del cortapapel, la esencia es
decir, el conjunto de recetas y de cualidades
que permiten producirlo y definirlo
precede a la existencia; y as est
determinada la presencia frente a m de tal o
cual cortapapel, de tal o cual libro. Tenemos
aqu, pues, una visin tcnica del mundo, en
la cual se puede decir que la produccin
precede a la existencia.
Al concebir un Dios creador, este Dios
se asimila la mayora de las veces a un
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EL EXISTENCIALISMO ES UN HUMANISMO______________________________________________
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artesano superior; y cualquiera que sea la
doctrina que consideremos, trtese de una
doctrina como la de Descartes o como la de
Leibniz, admitimos siempre que la voluntad
sigue ms o menos al entendimiento, o por
lo menos lo acompaa, y que Dios, cuando
crea, sabe con precisin lo que crea. As el
concepto de hombre, en el espritu de Dios,
es asimilable al concepto de cortapapel en el
espritu del industrial; y Dios produce al
hombre siguiendo tcnicas y una concepcin,
exactamente como el artesano fabrica un
cortapapel siguiendo una definicin y una
tcnica. As, el hombre individual realiza
cierto concepto que est en el entendimiento
divino. En el siglo XVIII, en el atesmo de los
filsofos, la nocin de Dios es suprimida,
pero no pasa lo mismo con la idea de que la
esencia precede a la existencia. Esta idea la
encontramos un poco en todas partes: la
encontramos en Diderot, en Voltaire y aun
en Kant. El hombre es poseedor de una
naturaleza humana; esta naturaleza humana,
que es el concepto humano, se encuentra en
todos los hombres, lo que significa que cada
hombre es un ejemplo particular de un
concepto universal, el hombre; en Kant
resulta de esta universalidad que tanto el
hombre de los bosques, el hombre de la
naturaleza, como el burgus, estn sujetos a
la misma definicin y poseen las mismas
cualidades bsicas. As pues, aqu tambin la
esencia del hombre precede a esa existencia
histrica que encontramos en la naturaleza.
El existencialismo ateo que yo
represento es ms coherente. Declara que si
Dios no existe, hay por lo menos un ser en el
que la existencia precede a la esencia, un ser
que existe antes de poder ser definido por
ningn concepto, y que este ser es el
hombre, o como dice Heidegger, la realidad
humana. Qu significa aqu que la existencia
precede a la esencia? Significa que el hombre
empieza por existir, se encuentra, surge en
el mundo, y que despus se define. El
hombre, tal como lo concibe el
existencialista, si no es definible, es porque
empieza por no ser nada. Slo ser despus,
y ser tal como se haya hecho. As, pues, no
hay naturaleza humana, porque no hay Dios
para concebirla.
El hombre es el nico que no slo es tal
como l se concibe, sino tal como l se
quiere, y como se concibe despus de la
existencia, como se quiere despus de este
impulso hacia la existencia; el hombre no es
otra cosa que lo que l se hace. ste es el
primer principio del existencialismo. Es
tambin lo que se llama la subjetividad, que
se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero
qu queremos decir con esto sino que el
hombre tiene una dignidad mayor que la
piedra o la mesa? Pues queremos decir que
el hombre empieza por existir, es decir, que
empieza por ser algo que se lanza hacia un
porvenir, y que es consciente de proyectarse
hacia el porvenir. El hombre es ante todo un
proyecto que se vive subjetivamente, en
lugar de ser un musgo, una podredumbre o
una coliflor; nada existe previamente a este
proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el
hombre ser, ante todo, lo que habr
proyectado ser. No lo que querr ser. Pues lo
que entendemos ordinariamente por querer
es una decisin consciente, que para la
mayora de nosotros es posterior a lo que el
hombre ha hecho de s mismo. Yo puedo
querer adherirme a un partido, escribir un
libro, casarme; todo esto no es ms que la
manifestacin de una eleccin ms original,
ms espontnea que lo que se llama
voluntad. Pero si verdaderamente la
existencia precede a la esencia, el hombre es
responsable de lo que es. As, el primer paso
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del existencialismo es poner a todo hombre
en posesin de lo que es, y asentar sobre l
la responsabilidad total de su existencia. Y
cuando decimos que el hombre es
responsable de s mismo, no queremos decir
que el hombre es responsable de su estricta
individualidad, sino que es responsable de
todos los hombres. Hay dos sentidos de la
palabra subjetivismo, y nuestros adversarios
juegan con los dos sentidos. Subjetivismo,
por una parte, quiere decir eleccin del
sujeto individual por s mismo, y por otra,
imposibilidad para el hombre de sobrepasar
la