Temas Para Analizar y Reflexionar, Las Calles de Las Ciudades y Sus Leyendas (Andrea)

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Andrea Guadalupe Luna Martínez 3°D Maestra: anayeli García Las calles delas ciudades coloniales y sus leyendas..

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Explicación del origen del nombre de algunas calles y sus leyendas.

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  • Andrea Guadalupe Luna Martnez

    3D

    Maestra: anayeli Garca

    Las calles delas ciudades coloniales y sus leyendas..

  • La edificacin de las ciudades coloniales fundadas en el territorio novohispano sigui un proceso parecido. En el primer termino se trazo la plaza principal a su alrededor se designaron los lugares que coparan la catedral. La vida publica tenia lugar en las ciudades Por sus calles transitaban los habitantes quienes temprano se recogan en las casas desde donde escuchaban ruidos o vean alguna sombra en la oscuridad y pronto empezaba la leyenda; es decir el relato oral o escrito y ficticio. Esta tuvo una funcin didctica o de entretenimiento; hoy embellece la tradicin y forma parte de nuestro patrimonio cultural.

  • Es producto de la cultura popular del sentir de quienes no tuvieron voz pero que formara parte de la historia y dejan su testimonio annimo.

    Las leyendas se transmiten de una generacin a otra, por lo que resulta comn que tengan cambios , cuando el tiempo y el espacio son reales se convierten en tradiciones lugareas, pero los hechos all desarrollados estn descritos de una manera irreal, en el virreinato se crearon narraciones de ese tipo que dieron lugar al nombre de calles, callejones fuente o fuentes de las principales ciudades.

    Algunas leyendas a la inversa ,tratan de explicar con hechos irreales la denominacin dada con, el propsito de presentar un trabajo final.

    Las leyendas so un patrimonio cultural intangible, y comnmente se dan a conocer mas en los pueblos.

  • A fines del siglo XVI en la casa nmero 3, de la calle de la Puerta falsa de Santo Domingo, hoy 100 de Per, viva un sacerdote con una mujer como si fuera su legtima esposa. Cerca de all en los bajos de la ex-universidad habitaba y tena su taller, un herrador gran amigo y compadre del cura, quien estaba al tanto de aquella situacin y con la confianza que se tenan, en repetidas ocasiones lo exhort a que abandonara la senda torcida sin que ste le hiciera caso. Cierta noche en que el herrador dorma, oy llamar a la puerta del taller con grandes y descomunales golpes, que le hicieron levantarse inmediatamente. Sali a ver quin era, con temor de que fuesen ladrones, y se hall con que los que llamaban eran dos negros que conducan una mula llevando un recado de su compadre, suplicndole que herrase inmediatamente la bestia pues muy temprano tena que ir al santuario de la Virgen de Guadalupe.

  • Reconoci la cabalgadura que sola usar el sacerdote y de mala gana por la hora que era, tom sus herramientas y clav cuatro enormes herraduras en las cuatro patas del animal. Concluido el trabajo, los negros se llevaron la mula, dndole crueles y repetidos azotes. Al da siguiente muy temprano, se present el herrador en la casa de su compadre para preguntarle por qu iba tan temprano a la iglesia de la Virgen, se sorprendi al encontrar al clrigo an en la cama al lado de su mujer. -Lucidos estamos, compadre -le dijo-; despertarme tan de madrugada para herrar una mula, y todava tiene vuestra merced tirante las piernas debajo de las sbanas qu sucede con el viaje? -Ni he mandado herrar mi mula, ni pienso hacer viaje alguno -replic el aludido. Despus de las explicaciones respectivas, imaginaron que algn travieso haba querido correrle una broma al bueno del herrador, y para celebrar el incidente, el clrigo comenz a despertar a la mujer con quien viva. La llam y la mujer no respondi, despus la movi y su cuerpo estaba rgido, no se notaba en ella respiracin, haba muerto.

  • Los dos compadres se contemplaron mudos de espanto; pero su asombro fue inmenso cuando vieron horrorizados, que en las manos y los pies de la mujer, se hallaban las mismas herraduras con los mismos clavos que haba puesto a la mula, el herrador. Ya repuestos del asombro, ambos se convencieron de que todo aquello era efecto de la Justicia Divina y que los negros haban sido demonios salidos del infierno. Inmediatamente avisaron al cura de la parroquia de Santa Catarina, y al volver con l a la casa, hallaron en ella a otro sacerdote y a un religioso carmelita que tambin haban sido llamados, y mirando con atencin a la difunta vieron que tena un freno en la boca y las seales de los golpes que le dieron los demonios cuando la llevaron a herrar con aspecto de mula. Ante lo extrao y espeluznante del caso, y de comn acuerdo con los tres respetables testigos, se resolvi hacer un hoyo en la misma casa para enterrar a la mujer y una vez ejecutada la inhumacin guardar el ms profundo secreto entre los presentes.