Tema 9. La España del siglo XX. 1

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Tema 9. La España del siglo XX. 1 TEMA 9. LA ESPAÑA DEL SIGLO XX. Cuando comienza el siglo XX, España es en teoría un país democrático: en 1902 alcanza la mayoría de edad Alfonso XIII, que gobernará como monarca constitucional. Pero esto no era más que una apariencia, pues en el régimen de la Restauración los políticos mantenían la paz entre los partidos a costa de pactar los resultados electorales al margen de un auténtico reflejo de la voluntad popular. En este sistema, diseñado por Cánovas del Castillo, dos partidos, el Liberal y el Conservador, se turnaban pacíficamente en el poder, mientras que sectores cada vez más pujantes de la vida política del país (republicanos, socialistas, nacionalistas) quedaban al margen. El sistema de la Restauración entrará en crisis en el reinado de Alfonso XIII, periodo en el que además se sucederán importantes crisis a nivel político y social. La tendencia del monarca a intervenir en la vida política no hará sino agravar la situación, y el sistema monárquico se verá comprometido tras el apoyo de Alfonso XIII a la dictadura de Miguel Primo de Rivera en 1923, que precipitará el advenimiento de la Segunda República tras el fin de dicho régimen. La Segunda República (1931-1936) llegará a España de forma pacífica, tras las elecciones municipales del 12 de abril. El primer gobierno, de orientación izquierdista, emprenderá un ambicioso proyecto de reformas necesarias para la modernización y democratización del país, pero estas reformas no harán sino granjearle enemigos, sobre todo en torno a las cuestiones agraria y religiosa. El segundo gobierno, de derechas, llevará a cabo el desmantelamiento de la obra reformista del gobierno anterior, haciendo evidente la quiebra del país en dos tendencias cada vez más enfrentadas. El triunfo de una coalición de izquierdas en las elecciones de 1936, el Frente Popular, hará que la oposición de derechas, organizada desde 1933 en torno a la UME (Unión Militar Española), decida dar un golpe de Estado para acabar con el régimen republicano. El fracaso de ese golpe en gran parte del país hará que se inicie una guerra civil que se prolongará hasta 1939, momento en el que el triunfo del bando nacional dará paso a la dictadura franquista hasta 1975. 1. EL REINADO DE ALFONSO XIII (1902-1931). El reinado de Alfonso XIII coincidirá con la crisis del sistema de la Restauración. La crisis del 98 (la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas) fue un duro golpe moral, en un momento en que las grandes potencias europeas están creando sus imperios coloniales. Además, el funcionamiento del turno está cuestionado y aparecen nuevos grupos en la escena política y social: movimientos sindicalistas y obreros, nacionalistas, republicanos o anarquistas. Estos sectores cuestionan valores que hasta entonces parecían indiscutibles, como la monarquía y la unidad de España. Hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, el sistema trata de reformarse desde dentro con un programa regeneracionista que emprenderán consecutivamente Maura, líder del Partido Conservador, y Canalejas, líder del Partido Liberal. Este último tratará de avanzar en política social con el establecimiento de la

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TEMA 9. LA ESPAÑA DEL SIGLO XX. Cuando comienza el siglo XX, España es en teoría un país democrático: en 1902 alcanza la mayoría de edad Alfonso XIII, que gobernará como monarca constitucional. Pero esto no era más que una apariencia, pues en el régimen de la Restauración los políticos mantenían la paz entre los partidos a costa de pactar los resultados electorales al margen de un auténtico reflejo de la voluntad popular. En este sistema, diseñado por Cánovas del Castillo, dos partidos, el Liberal y el

Conservador, se turnaban pacíficamente en el poder, mientras que sectores cada vez más pujantes de la vida política del país (republicanos, socialistas, nacionalistas) quedaban al margen. El sistema de la Restauración entrará en crisis en el reinado de Alfonso XIII, periodo en el que además se sucederán importantes crisis a nivel político y social. La tendencia del monarca a intervenir en la vida política no hará sino agravar la situación, y el sistema monárquico se verá comprometido tras el apoyo de Alfonso XIII a la dictadura de Miguel Primo de Rivera en 1923, que precipitará el advenimiento de la Segunda República tras el fin de dicho régimen.

La Segunda República (1931-1936) llegará a España de forma pacífica, tras

las elecciones municipales del 12 de abril. El primer gobierno, de orientación izquierdista, emprenderá un ambicioso proyecto de reformas necesarias para la modernización y democratización del país, pero estas reformas no harán sino granjearle enemigos, sobre todo en torno a las cuestiones agraria y religiosa. El segundo gobierno, de derechas, llevará a cabo el desmantelamiento de la obra reformista del gobierno anterior, haciendo evidente la quiebra del país en dos tendencias cada vez más enfrentadas. El triunfo de una coalición de izquierdas en las elecciones de 1936, el Frente Popular, hará que la oposición de derechas, organizada desde 1933 en torno a la UME (Unión Militar Española), decida dar un golpe de Estado para acabar con el régimen republicano. El fracaso de ese golpe en gran parte del país hará que se inicie una guerra civil que se prolongará hasta 1939, momento en el que el triunfo del bando nacional dará paso a la dictadura franquista hasta 1975. 1. EL REINADO DE ALFONSO XIII (1902-1931). El reinado de Alfonso XIII coincidirá con la crisis del sistema de la Restauración. La crisis del 98 (la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas) fue un duro golpe moral, en un momento en que las grandes potencias europeas están creando sus imperios coloniales. Además, el funcionamiento del turno está cuestionado y aparecen nuevos grupos en la escena política y social: movimientos sindicalistas y obreros, nacionalistas, republicanos o anarquistas. Estos sectores cuestionan valores que hasta entonces parecían indiscutibles, como la monarquía y la unidad de España. Hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, el sistema trata de reformarse desde dentro con un programa regeneracionista que emprenderán consecutivamente Maura, líder del Partido Conservador, y Canalejas, líder del Partido Liberal. Este último tratará de avanzar en política social con el establecimiento de la

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jornada laboral de 9 horas en la mina, los contratos colectivos de trabajo o la regulación del trabajo de las mujeres. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial España se declara neutral, lo que le permitió experimentar un crecimiento económico al exportar productos industriales y agrarios. Sin embargo, al dedicarse gran parte de la producción a la exportación, apareció un proceso inflaccionista, pues los productos alcanzaron precios desorbitados, que no fueron acompañados de subidas de salarios. Así, la carestía de la vida se convirtió en un grave problema para las clases populares. Como consecuencia, la conflictividad social aumentó por el empeoramiento en las condiciones de vida de la mayor parte de la población, y las organizaciones obreras encabezaron una protesta creciente. En el verano de 1917 estallará en España una triple crisis: a. La crisis militar: se inició con la formación de juntas militares que pedían sueldos más elevados para combatir la inflacción, pero esto escondía otras realidades más profundas, como la propensión del Ejército a intervenir en la vida política y el creciente recelo frente a lo que se veía como la incapacidad de los políticos para luchar contra los enemigos de la Patria (socialistas, “separatistas”, etc.). Ante la radicalización del conflicto tras el arresto de la Junta de Infantería de Barcelona, el rey decidió conceder las principales peticiones de los amotinados. b. La crisis política: las fuerzas políticas al margen del sistema político de la Restauración, iniciaron un movimiento de movilización y protesta para exigir una reforma en profundidad del sistema (fin del turnismo y de la corrupción). Este movimiento se inició con una reunión ilegal de los diputados de izquierda catalanes,

como forma de protesta contra el cierre de las Cortes. Esta Asamblea se transformaría en Cortes Constituyentes para dotar al país de una nueva organización política, derribando el caduco sistema de la Restauración. Más tarde, esta Asamblea se amplió con otros diputados y senadores españoles, pasando a ser conocida como la Asamblea de Parlamentarios. El gobierno, por su parte, se limitó a declarar la anticonstitucionalidad de los acuerdos de dicha Asamblea.

c. La crisis social: el tercer acto del “ensayo revolucionario” de 1917 tuvo un claro componente social, aunque los motivos fueron claramente ideológicos y políticos. La estrategia de socialistas, republicanos y reformistas fue la de llegar a un acuerdo para cambiar el régimen y crear un gobierno provisional, en el que Pablo Iglesias sería ministro de trabajo. Pero la huelga general se precipitó en agosto como efecto de un conflicto laboral que enfrentaba a los ferroviarios de Valencia con la Compañía del Norte y el gobierno. Esta huelga tuvo una incidencia muy desigual. No contó con los sectores campesinos (los grandes ausentes de 1917), y solo en Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias tuvo un seguimiento importante, prolongada incluso varias semanas en algunos puntos de la cuenca minera asturiana, donde destacó la dureza de la represión. La huelga fracasó finalmente por la reacción del ejército, favorable al gobierno y al mantenimiento del orden público. La declaración del estado de guerra y la detención del comité de huelga fueron decisivos para sofocar el movimiento.

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El triple movimiento que cristalizó en el verano de 1917 se convirtió en el punto

de partida de una profunda crisis del parlamentarismo en España que culminaría, en septiembre de 1923, en el golpe de Estado del general Primo de Rivera.

La incapacidad de los gobiernos en este último tramo de la monarquía

constitucional para reformar en profundidad el sistema político, la fuerte conflictividad social y las tensiones políticas derivadas de la guerra de Marruecos, hicieron imposible la supervivencia del régimen de la Restauración, que entró en progresiva descomposición. Los partidos dinásticos, sin líderes claros, se fragmentaron en grupos encabezados por distintos políticos. Desde 1917 se recurrió con frecuencia a la solución de los gobiernos de concentración, pero las diferencias entre los coaligados imposibilitó al gobierno a llevar a cabo reformas, contener la inflacción y restablecer el orden social. Fracasados los gobiernos de concentración, se volvió al turno dinástico: entre 1918 y 1923 el país conoció diez cambios de gobierno y fue constante el recurso a medidas de excepción, a la suspensión de garantías constitucionales y a la clausura de las Cortes.

.En España, el final de la Gran Guerra en 1918

propició un cambio brusco en las condiciones económicas, la producción descendió, aumentó el paro y subieron los precios, lo que provocó la movilización obrera y un gran crecimiento del sindicalismo. La conflictividad laboral degeneró en una radicalización de las posiciones de los sindicatos y la patronal, sobre todo en Cataluña. Para detener los movimientos sindicales, la Patronal contrató a pistoleros a sueldo para asesinar a los dirigentes obreros, y algunos grupos vinculados a la CNT respondieron practicando también un activismo violento, atentando contra las autoridades, patronos y las fuerzas del orden.

A esta situación se sumaron los acontecimientos de la impopular guerra colonial

en Marruecos. Al comenzar la década de 1920, en la zona oriental del protectorado de Marruecos, en torno a Melilla, las tribus rifeñas hostigaban al ejército español

de forma permanente. En 1921 se intentaron varias operaciones para controlar a los rebeldes, y para dirigir al ejército en Marruecos se nombró al general Silvestre, que inició una ofensiva hacia el interior del territorio que acabó en un auténtico desastre. El ejército fue derrotado en Annual, se perdió todo el territorio ocupado y se produjeron unas 13.000 bajas en pocas horas. En 1923 se inicia una investigación para aclarar las circunstancias que rodearon al desastre de Annual, y al parecer las responsabilidades apuntaban al propio monarca, lo que movilizó a sectores del ejército

y de la derecha, que desde hacía tiempo veían la solución de la crisis en una dictadura militar. Así, en septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, dio un golpe de Estado. La reacción de Alfonso XIII fue, violando la Constitución, nombrar a Primo de Rivera presidente del gobierno, con lo que ponía fin al sistema de la Restauración.

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La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) será una dictadura militar con una gran influencia del fascismo italiano. El nuevo régimen suspenderá la Constitución, la libertad de prensa, los partidos políticos y sindicatos, y los cargos de la administración. Al mismo tiempo, ejercerá una gran represión sobre intelectuales, profesores universitarios y organizaciones de izquierdas. Logró mantenerse en el poder gracias a una buena coyuntura económica, pero cuando la situación económica internacional cambió drásticamente con la crisis de 1929, y los efectos se hicieron sentir en el país, el clima de oposición a la dictadura se agravó y el dictador, falto de apoyos, decidió dimitir en 1930. Alfonso XIII nombró como jefe de gobierno al general Berenguer, que debía preparar unas elecciones para retomar la legalidad constitucional.

2. LA SEGUNDA REPÚBLICA (1931-1936)

Tras la caída de la Dictadura de Primo de Rivera en 1930, se preparan elecciones municipales. En estas elecciones, mientras los partidos dinásticos se encontraban divididos, los partidos y organizaciones obreras que quedaban al margen del sistema de la Restauración comienzan a colaborar con los republicanos con el fin de acabar con la monarquía, y crear un verdadero sistema democrático. Estos grupos de oposición a la monarquía firmarán el Pacto de San Sebastián, estableciendo una alianza de cara a las elecciones, la Conjunción Republicano-Socialista.

Las elecciones municipales convocadas por el gobierno para el 12 de abril se convirtieron enseguida en un plebiscito entre Monarquía y República, y dieron la victoria a las candidaturas republicanas en las principales ciudades del país (triunfan en 41

de las 50 capitales de provincia, así como en otros grandes centros urbanos). Alfonso XIII comprendió que el pueblo español se había pronunciado claramente a favor de la República y contra la institución monárquica, de modo que marchó al exilio y el 14 de abril de 1931 fue proclamada la Segunda República en medio de un gran entusiasmo popular.

MANIFIESTO DE ALFONSO XIII A LA NACIÓN. 1931. Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que este desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público, hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra Patria se mostró en todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo contra quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme algún día cuenta rigurosa. Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos. También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor de la Patria. Pido a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles. Alfonso, Rey.

ABC, 17 de abril de 1931.

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Inmediatamente se formó un gobierno provisional integrado por republicanos, socialistas y nacionalistas catalanes de izquierdas, y se iniciaron una serie importante de reformas: medidas sociales para mejorar la situación laboral de los campesinos; amnistía para los presos políticos, establecimiento de un gobierno autonómico provisional para Cataluña, etc. En las nuevas Cortes Constituyentes se perfilaba una clara mayoría parlamentaria de izquierdas, lo que se puso en evidencia en el texto constitucional, que fue aprobado por la mayoría de los integrantes, pero contó con la abstención de la derecha.

ALGUNOS ARTÍCULOS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1931. Art. 1.- España es una República democrática de trabajadores de toda clase... Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo... La bandera de la República española es roja, amarilla y morada. Art. 3.- El Estado español no tiene religión oficial. Art. 11.- Si una o varias provincias limítrofes, con características históricas, culturales y económicas comunes, acordaran organizarse en región autónoma... dentro del Estado español, presentarán su Estatuto con arreglo a lo establecido en el art. 12. Art. 26.- Una ley especial regulará la total extinción... del presupuesto del clero. Art. 36.- Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales... Art. 67.- El presidente de la República es el Jefe del Estado y personifica a la Nación... Art. 68.- El presidente de la República será elegido por las Cortes...

Otros rasgos de esta Constitución que merecen ser señalados son:

- Se establece la división de poderes: el poder legislativo recae en las Cortes,

unicamerales, el poder ejecutivo en el Presidente de la República, y el poder judicial en jueces independientes.

- La Constitución preveía la posibilidad de expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedades por utilidad social, mediante indemnización, así como la opción de nacionalizar servicios públicos.

- Amplia declaración de derechos y libertades, entre los que se encuentran

algunos polémicos, como el reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio. También se expresa la igualdad ante el derecho a la educación y el trabajo.

En estos primeros meses se producirán las primeras quemas de iglesias y conventos, y estallarán violentas huelgas obreras convocadas por el sindicato anarquista, la CNT.

A. EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)

El primer gobierno republicano incorporaba a las distintas tendencias políticas de la Conjunción Republicano-Socialista, de clara orientación izquierdista e identificado con un programa bastante radical de reformas de carácter político, social y educativo. Las reformas que emprendieron fueron las siguientes: a. La reforma del Ejército: supuso la jubilación de todos los oficiales que no quisieran jurar fidelidad a la República (casi la mitad de la oficialidad del país) y la supresión de aquéllos organismos, cargos y funciones que se consideraban superfluos e innecesarios como los cargos de tenientes y capitanes generales y la Academia Militar de Zaragoza, de la que salían los nuevos oficiales. Con esta reforma, las unidades del ejército quedaron reducidas a menos de la mitad, pero no se llegó a modernizar, y la

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República se granjeó la enemistad de la oficialidad, que la acusaba de triturar al Ejército. b. La reforma religiosa: uno de los principales objetivos de la República fue limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la sociedad española, para lo que se disolvió la Compañía de Jesús, se prohibió ejercer la enseñanza a las órdenes religiosas y se eliminó el presupuesto del Estado para el mantenimiento del culto y el clero. La política religiosa de la República fue recibida como una agresión intolerable por la inmensa mayoría de católicos. c. La reforma agraria: con el objetivo de poner fin al predominio de la gran propiedad y llevar a cabo una distribución de la propiedad campesina más equitativa, la nueva Ley de Reforma Agraria aprobó la expropiación de las tierras que no fueran cultivadas directamente, sistemáticamente arrendadas o mal cultivadas, para repartirlas entre los campesinos sin tierras. Sin embargo, la aplicación de esta ley se hizo con gran lentitud y escasa eficacia, por lo que las masas campesinas comenzaron a impacientarse y a protagonizar una gran conflictividad en el campo, decantándose por las posturas más extremistas de los anarcosindicalistas. d. La reforma del Estado centralista: la configuración de un Estado que permitiera a las regiones con sentimientos nacionalistas tener una organización propia y acceder a la autonomía era una cuestión pendiente de la vida política española. En 1932 se aprobó el Estatuto de Autonomía catalán, poniéndose en marcha el gobierno autonómico de Cataluña, la Generalitat. El Estatuto de Autonomía vasco será aprobado en 1936, ya comenzada la Guerra Civil, mientras que el gallego no llegará a aprobarse, debido a la debilidad del nacionalismo gallego. e. Las reformas sociales y educativas: los socialistas impulsaron una serie de decretos orientados a mejorar la condición del campesinado reduciendo las horas de trabajo, a regular el mercado laboral con la negociación colectiva, a impulsar los seguros sociales con los seguros obligatorios de retiro obrero y de maternidad, así como a fijar el salario mínimo y la jornada semanal de 40 horas. Otra reforma importante, a la que se dedicaron numerosos recursos, fue la de la enseñanza. El objetivo fue crear una educación primaria gratuita, laica y obligatoria. B. EL BIENIO CONSERVADOR (1933-1936): Las elecciones de 1933 (las primeras en las que votaron las mujeres en España) fueron ganadas por los partidos de la derecha (40%) y el centro (20%). En este periodo se revisaron y pusieron freno a muchas reformas del periodo anterior, como la reforma agraria y la política educativa, lo que provocará la radicalización de los partidos de izquierda.

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Este periodo estará caracterizado por una gran conflictividad social. En octubre de 1934 estallará una huelga general revolucionaria en toda España, convocada por un comité dirigido por socialistas, comunistas y algunos anarquistas. El motivo aducido fue la entrada en el gobierno de tres ministros de la CEDA (Confederación Española

de Derechas Autónomas, de clara tendencia fascista). La huelga fracasará en toda España excepto en Asturias, donde se convertirá en una auténtica revolución proletaria (preludio de la guerra civil) y en Cataluña, donde habrá una rebelión contra el gobierno y se proclamará el Estado catalán. El ejército reprimirá brutalmente la revuelta, provocando centenares de muertos, heridos y detenidos (solo en Asturias se habla de 1.200 muertos entre los rebeldes y 450 entre el ejército y la policía, y en total de 30.000 personas detenidas). Además, el gobierno español

suprimirá el estatuto de autonomía catalán y encarcelará al gobierno de la Generalitat. Finalmente, varios escándalos de corrupción desacreditarán al gobierno, por lo que el presidente de la República, Alcalá Zamora, disolverá las Cortes y convocará nuevas elecciones para febrero de 1936. C. EL FRENTE POPULAR (1936): En las elecciones de 1936, la derecha se presentará desunida a las urnas, mientras que la izquierda (socialistas, comunistas y republicanos de izquierdas) se presentará unida en una coalición electoral, que se llamó el Frente Popular. En esta ocasión, incluso los anarquistas, que promueven la abstención al voto, pedirán el voto para dicha coalición. El Frente, aunque por un estrecho número de votos, ganará las elecciones y se formará un nuevo gobierno de izquierdas que decretó la libertad de los presos encarcelados como consecuencia del levantamiento de 1934, y que intentará continuar la política de reformas iniciadas entre 1931 y 1933. Se reinstauró la autonomía y la Generalitat catalana, y se iniciaron los trámites para la concesión de los estatutos de autonomía del País Vasco y Galicia. Desde febrero, el clima de enfrentamiento entre los grupos radicales de derechas (falangistas) y de izquierdas (comunistas y anarquistas), y la violencia en las calles fue en aumento, sin que el gobierno fuera capaz de imponer el orden público. Se producirá el asalto y la quema de edificios religiosos, huelgas y manifestaciones violentas en las ciudades, ocupaciones de fincas... Los sucesos culminarán cuando el 12 de julio sea asesinado en Madrid un teniente de la Guardia de Asalto, el socialista José del Castillo, por un grupo de falangistas, mientras que al día siguiente sea también asesinado el líder de la derecha monárquica, Calvo Sotelo, por un grupo de izquierdas. Estos hechos precipitaron el golpe de estado del 18 de julio, por una serie de militares de derechas integrados en la Unión Militar Española (UME). 3. LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936- 1939) La guerra civil fue un enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de la España de la Restauración y los grupos emergentes de obreros y burgueses, que querían establecer un sistema democrático y un orden social progresista, aunque en la opinión del momento se estaba librando una lucha entre fascismo, democracia y comunismo.

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A. EL PRONUNCIAMIENTO MILITAR:

El pronunciamiento militar, bajo la dirección del general Mola en su etapa preparatoria, se planeó como un alzamiento de las distintas guarniciones militares el día 18 de julio de 1936, aunque las guarniciones del ejército africano se adelantaron al día anterior en Melilla. Pretendía, mediante el dominio de las grandes ciudades, controlar la República en pocos días, pero su fracaso en estas, el triunfo en regiones no esperadas, y la gran resistencia popular, desencadenaron la guerra civil. El alzamiento triunfó en la España del interior, más atrasada y conservadora (Galicia, Andalucía oriental, Sevilla y Zaragoza) y fracasó en la España más desarrollada e industrializada (País Vasco, Madrid, Barcelona, Valencia).

B. LOS DOS BANDOS:

- Bando sublevado o "nacional": estaba compuesto por militares conservadores, propietarios agrarios, monárquicos, partidos de derechas, grupos católicos, carlistas y falangistas, que temen una revolución social y las reformas del Frente Popular. Se nombró a Francisco Franco como Jefe del Estado, y el gobierno nacional se asentó en Burgos. Este bando fue apoyado por el Papado y por las potencias fascistas: la Italia de Mussolini, la Alemania de Hitler y el Portugal de Salazar, que colaboraron con armamento, aviación y voluntarios.

- Bando republicano: serán leales a la República las clases populares, obreros y campesinos sin tierra, y la pequeña burguesía, afiliados o simpatizantes a partidos socialistas y comunistas, o a organizaciones anarquistas. La República será apoyada únicamente por la URSS de Stalin, ya que las potencias democráticas, ante el temor de una internacionalización del conflicto, crearán el Comité de no intervención, que fue determinante para el triunfo del bando sublevado. A pesar de su aislamiento, la República contará con el apoyo de las Brigadas Internacionales, un movimiento de solidaridad antifascista que atrajo a España a 60.000 voluntarios de distintas ideologías.

C. LAS DOS ZONAS:

- Zona republicana: el alzamiento militar provocó en esta zona una revolución social por parte de las organizaciones sindicales (CNT, FAI y UGT), que tenía un carácter colectivista, y cuyo objetivo era transformar la propiedad privada en colectiva. Esta revolución tuvo especial fuerza en Cataluña, donde se realizaron colectivizaciones en la industria y los servicios, y también se desarrolló en Aragón, Valencia, Castilla La Mancha y Andalucía, con colectivizaciones agrarias.

- Zona sublevada: el ejército se convierte en la columna vertebral del nuevo régimen, del que Franco se convierte en “Generalísimo” de los ejércitos y jefe del Gobierno “nacional”. Se establece el partido único (Falange Española Tradicionalista y de las JONS) y la organización del Estado, de inspiración fascista, que se reguló con el Fuero del Trabajo (1938). El gobierno franquista devolverá en esta zona los privilegios a la Iglesia, controlará ideológicamente a la población a través de los medios de comunicación y comenzará una dura represión contra los sectores republicanos y de izquierdas.

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C. LAS OPERACIONES MILITARES:

El conflicto atravesó por cuatro grandes etapas:

1) Avance rebelde hacia Madrid (julio- noviembre de 1936): es la guerra de columnas o la fase miliciana de la guerra. Los sublevados controlan Andalucía oriental, Castilla y León, Galicia, Aragón y Toledo. La resistencia del pueblo de Madrid organizado en milicias (el pueblo en armas), hará que Franco cambie la estrategia e intente aislar la capital en la fase siguiente.

2) Las batallas en torno a Madrid y la ocupación del norte (diciembre de 1936- octubre de 1937): esta fase estuvo caracterizada por la regularización de los dos ejércitos. El aislamiento de Madrid se intenta en dos operaciones sucesivas: cortando la carretera Madrid- Valencia (batalla del Jarama, que acabó en tablas) y un ataque desde la carretera Zaragoza- Madrid (batalla de Guadalajara, en la que la victoria del ejército republicano puso fin a la ofensiva franquista sobre Madrid). Franco cambia de estrategia y se dirige a la cornisa cantábrica, donde se desplaza de este a oeste (la aviación nazi “Cóndor” bombardea la ciudad vasca de Guernica) y toma el País Vasco, Cantabria y Asturias.

3) La ofensiva del Mediterráneo (noviembre de 1937- junio de 1938): se da un giro a la guerra y se produce la ofensiva republicana sobre Teruel, que es tomada unos meses. Tras esto, el ejército franquista se dirige al Mediterráneo con la campaña de Aragón y llega a Castellón, con lo que la zona republicana queda dividida en dos zonas en el Levante. El ejército republicano reacciona con un fuerte ataque sobre el río Ebro.

4) La batalla del Ebro y el fin de la guerra (julio de 1938- abril de 1939): la batalla del Ebro fue la más larga de la guerra (4 meses); con la ayuda de la aviación alemana e italiana, Franco avanzará hacia Tarragona, quedando el ejército republicano gravemente desgastado y disminuido. Franco entrará en Barcelona sin lucha, mientras

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millares de refugiados huían a Francia (incluido el gobierno republicano) y Francia e Inglaterra reconocen el gobierno de Franco. En Madrid, que seguía resistiendo, se produjo en marzo una sublevación contra el gobierno republicano dirigido por el coronel Segismundo Casado, que pretendía negociar una paz con Franco y que contó con la oposición de los comunistas. Se creó una Junta de Defensa para pactar una “paz honrosa” con Franco, pero este no aceptó condiciones para la rendición y sus tropas entraron en Madrid sin resistencia. Los días posteriores se ocupó toda la zona Mediterránea y el 1 de abril Franco firmó en Burgos el último parte de guerra.

4. EL FRANQUISMO (1939-1975):

A. LA CONFIGURACIÓN DEL RÉGIMEN (1939-1952).

El carácter dictatorial del nuevo Estado franquista quedó ya configurado en el transcurso de la guerra, pues Franco asumirá todos los poderes del Estado en el bando nacional. Al finalizar la guerra, el nuevo Estado prohibirá todos los partidos, sindicatos y asociaciones políticas, instaurándose el modelo de partido único con Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET-JONS), del que Franco era el máximo dirigente. Además, se llevó a cabo una gran represión contra todas aquellas tendencias contrarias al régimen con la Ley de Responsabilidades Políticas, lo que llevaba implícita la exclusión del vencido en el nuevo Estado. Durante este primer periodo se produce una estrecha vinculación entre Estado e Iglesia, coincidiendo

ambos en un objetivo común: el control de la sociedad civil. De ahí el fenómeno conocido como nacionalcatolicismo. La religión católica era la única admitida, al mismo tiempo que se le reconocía a la Iglesia el derecho a la instrucción religiosa en todos los centros de enseñanza. La Organización Sindical será otro instrumento de control social del Estado. Representaba simultáneamente a empresarios y obreros, y estaba claramente orientada a impedir la lucha de clases, condenando el pluralismo sindical.

Para dar una imagen de legalidad, fue promulgado el Fuero de los Españoles en 1945, en el que se reconocían algunos derechos y libertades (libertades de residencia, expresión, reunión y asociación). Sin embargo, todos estos derechos se podrían ejercer siempre que no afectaran a los principios fundamentales del Estado.

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La derrota de las potencias fascistas tras la II Guerra Mundial hizo que el régimen fuera suavizando sus posturas, suprimiéndose el saludo fascista (1945) y tomando auge el monarquismo franquista, pues Franco comenzó a inclinarse por la solución monárquica para su sucesión: en la Ley de Sucesión (1947) define a España como un reino, aunque se reserva la jefatura del Estado de forma vitalicia y el derecho a designar al sucesor.

La guerra civil hundió la economía española. La política económica del franquismo se centró en esta primera etapa en el intervencionismo económico y en la autarquía, por lo que se nacionalizarán las materias primas y se suspenderán las importaciones. También se conservará la práctica monopolística iniciada en la dictadura de Primo de Rivera, lo que dificultará el desarrollo competitivo de la industria y favorecerá el favoritismo y la corrupción.

Esta etapa se caracterizará a nivel internacional por el aislamiento político del régimen. La actitud española hacia la Segunda Guerra Mundial osciló entre la neutralidad, al comienzo de la guerra, y la no beligerancia, tras los acuerdos con Hitler y el envío de voluntarios falangistas al frente ruso en 1941 (División Azul). Tras el final de la guerra mundial, los aliados coincidirán en que no hay sitio en la comunidad internacional para un gobierno fascista. Con esta reacción, se impondrá el aislamiento internacional al gobierno de Franco hasta la década siguiente.

B. LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN (1953- 1962): Al emprender la década de los 50, el régimen estaba afianzado en el interior y

las dificultades económicas comenzaban a superarse, de lo que es muestra la supresión del racionamiento en 1952. En esta década se producirá la apertura al exterior del régimen franquista, algo que se explica en el contexto internacional de guerra fría. En 1953 se firman los pactos con EEUU, por los que España recibiría ayuda económica, técnica y militar, mientras que los EEUU quedaban autorizados a construir y utilizar ciertas bases aéreas y navales en España. Además, ese mismo año se firmó un Concordato con el Vaticano, en el que la Iglesia recibiría mayores beneficios, como una dotación adecuada para el culto y el clero. Los éxitos siguieron produciéndose cuando, en 1955, se aprobaba el ingreso de España en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

A nivel económico, estos años se han definido como la preparación del desarrollo y están marcados por la fuerte expansión del capitalismo europeo tras la recuperación económica de la posguerra. En España, las consecuencias se sintieron en una emigración masiva hacia Europa, el crecimiento del turismo, el aumento progresivo de la demanda europea de productos agrarios y inversión de capitales europeos en nuestro país. Lo que se propone en los 50 será libertad de mercado frente a proteccionismo y libertad económica frente a intervención. El Plan de Estabilización de 1959 abrirá la economía al exterior, liberalizándose los intercambios de ciertos productos básicos (maquinaria, bienes de equipo, etc.).

A nivel político, el nuevo ejecutivo estará formado por miembros del Opus Dei, mientras los falangistas irán perdiendo fuerza en el gobierno. En 1957 se sustituye el

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nombre del partido de FET- JONS por el de Movimiento y en 1958 se promulgará la ley de Principios del Movimiento, que definirá al régimen como una “monarquía tradicional, católica, social y representativa”, dando paso al llamado modelo autoritario- tecnocrático.

Pero será la vía sindical la más efectista para presentar al régimen con una cara más flexible y aceptable. Con la ley de Convenios Colectivos (1958) dejaron de ser regulables los salarios y las condiciones de trabajo por la Delegación de Trabajo exclusivamente, pasando a ser establecidos por convenios colectivos entre representantes obreros y patronales.

C. LA ÉPOCA DEL DESARROLLO (1962- 1975):

En la década de los 60 se produce un espectacular crecimiento económico, explicado en parte por un contexto internacional favorable. Se desarrolla en estos momentos la Planificación Indicativa por parte del Estado, que consistía en plantear los objetivos económicos que la nación deseaba alcanzar, pero sin imponerlos. Los fines perseguidos eran aumentar el crecimiento del PIB, alcanzar el pleno empleo y conseguir una integración progresiva en el mercado internacional. Esta nueva política económica se concretó en los Planes de Desarrollo (1964-1975).

La evolución política de este periodo comprenderá dos fases:

1ª fase: La década de los 60, marcada por la apertura económica, a la que no seguirá una apertura política. Las nuevas generaciones reclaman una democratización del Estado, y se desarrollan los movimientos obrero y universitario, al tiempo que se dan nuevas actitudes en el seno de la Iglesia. En esta fase se produce la redefinición institucional del régimen con la ley Orgánica del Estado (1967), un sucedáneo de Constitución que definía al Estado como una democracia orgánica en la que se separan las funciones del Presidente del Gobierno y del Jefe del Estado, y la designación de Juan Carlos como sucesor de Franco a título de rey (1969).

2ª fase: los años 1970- 1975 son los últimos de la vida del régimen, que inicia su declive al mismo tiempo que Franco comienza a deteriorarse físicamente, en una lenta enfermedad que se alargará hasta su fallecimiento el 20 de noviembre de 1975. La inflexión definitiva vendrá determinada por la desaparición de Carrero Blanco dos años antes, víctima de un atentado de ETA, que acabó con la única esperanza de continuidad del régimen autoritario.

D. LA TRANSICIÓN HACIA LA DEMOCRACIA:

En 1975, Juan Carlos I jura su cargo como Rey de España y deja entrever su voluntad de promover un cambio político, que comenzará con el gobierno de Adolfo Suarez, la ley de Reforma Política (1976), que convertía las Cortes franquistas en un Congreso de los Diputados y un Senado elegidos por sufragio universal, la legalización de partidos y sindicatos, y la celebración de las primeras elecciones libres desde 1936 en 1977.