TEMA 8. POBLAMIENTO URBANO EN ESPAÑA. · Las actividades terciarias jugaron un papel menos...

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1 TEMA 8. POBLAMIENTO URBANO EN ESPAÑA. Introducción. Definir la ciudad no resulta fácil. Suelen utilizarse diversos criterios, cuya consideración conjunta permite una definición más completa del fenómeno urbano. a) Los criterios cuantitativos o estadísticos se basan en cifras. El Instituto Nacional de Estadística (INE) considera población urbana los municipios con más de 10.000 habitantes. Este criterio es incompleto porque contabiliza la población de todo el término municipal. Así, pueden darse casos de municipios con población dispersa (Galicia) o concentrada en un gran núcleo (algunos del sur) cuyo aspecto y funciones son claramente rurales, pero que por su número de habitantes se contabilizarían como urbanos. Por el contrario, hay pequeñas ciudades que no alcanzan los 10000 habitantes (algunas del centro y del norte), que de acuerdo con este criterio serían consideradas como núcleos rurales. b) Los criterios cualitativos definen la ciudad basándose en características morfológicas, funcionales, sociológicas y espaciales: - El criterio morfológico incide en el aspecto formal de la ciudad. Este viene dado por la alta densidad de edificación y de población y por el tipo de edificaciones, generalmente colectivas y en altura. - El criterio funcional se basa en las actividades económicas urbanas (industria y servicios), que son principalmente distintas de las agrarias. - El criterio sociológico define la ciudad por poseer una cultura urbana (estructuras familiares menos tradicionales, relaciones sociales diversificadas, etc.). Pero esta cultura se ha difundido al campo a través de los medios de comunicación y de la expansión de la ciudad por el área rural, de modo que las diferencias de este tipo entre ambos espacios son cada vez menores. - El criterio espacial se basa en la capacidad de la ciudad de organizar el espacio que la rodea, es decir, de ejercer su influencia sobre otros núcleos de población y de interrelacionarse con otras ciudades. La ampli- tud de la influencia urbana viene dada por el tamaño de la ciudad y por la variedad de funciones que ejerce. 1. LA CIUDAD EN ESPAÑA. MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURA. 1.1. El proceso de urbanización en España . Llamamos proceso de urbanización a la progresiva concentración en la ciudad de la población, las actividades económicas y las innovaciones más destacadas, así como la difusión de estos procesos hacia el entorno. A lo largo de la historia, la población española ha sido mayoritariamente rural. Por ejemplo, en el siglo XVIII las ciudades albergaban, como máximo, al 10% de la población. Pero en poco tiempo la mayoría de la población española ha pasado a residir en ciudades. En la actualidad más del 75% de la población española reside en ciudades. A la hora de establecer las etapas del proceso de urbanización se suelen diferenciar tres, en función de los sistemas económico-sociales imperantes en cada etapa que concretan los factores de urbanización: la urbanización pre-industrial, la industrial y la postindustrial: 1.1.1. La urbanización preindustrial Comprende desde el origen de las ciudades al inicio de la industrialización en el siglo XIX. Durante esta etapa la urbanización fue modesta. La tasa de urbanización no superaba el 10% de la población y se mante- nía estable, al ser el crecimiento de la población urbana paralelo al de la rural. El tamaño medio de las ciudades se situaba en torno a los 5000-10000 habitantes; las que superaban los 25000 eran escasas. Los factores que favorecían la urbanización eran estratégico-militares (la ciudad controlaba el territorio), políticos y administrativos (era sede del poder político y base para la organización del territorio), econó- micos (controlaba los recursos del entorno y desarrollaba actividades comerciales y artesanales), y religiosos

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TEMA 8. POBLAMIENTO URBANO EN ESPAÑA.

Introducción. Definir la ciudad no resulta fácil. Suelen utilizarse diversos criterios, cuya consideración conjunta

permite una definición más completa del fenómeno urbano.

a) Los criterios cuantitativos o estadísticos se basan en cifras. El Instituto Nacional de Estadística (INE) considera población urbana los municipios con más de 10.000 habitantes. Este criterio es incompleto porque contabiliza la población de todo el término municipal. Así, pueden darse casos de municipios con población dispersa (Galicia) o concentrada en un gran núcleo (algunos del sur) cuyo aspecto y funciones son claramente rurales, pero que por su número de habitantes se contabilizarían como urbanos. Por el contrario, hay pequeñas ciudades que no alcanzan los 10000 habitantes (algunas del centro y del norte), que de acuerdo con este criterio serían consideradas como núcleos rurales.

b) Los criterios cualitativos definen la ciudad basándose en características morfológicas, funcionales, sociológicas y espaciales:

- El criterio morfológico incide en el aspecto formal de la ciudad. Este viene dado por la alta densidad de edificación y de población y por el tipo de edificaciones, generalmente colectivas y en altura.

- El criterio funcional se basa en las actividades económicas urbanas (industria y servicios), que son principalmente distintas de las agrarias.

- El criterio sociológico define la ciudad por poseer una cultura urbana (estructuras familiares menos tradicionales, relaciones sociales diversificadas, etc.). Pero esta cultura se ha difundido al campo a través de los medios de comunicación y de la expansión de la ciudad por el área rural, de modo que las diferencias de este tipo entre ambos espacios son cada vez menores.

- El criterio espacial se basa en la capacidad de la ciudad de organizar el espacio que la rodea, es decir, de ejercer su influencia sobre otros núcleos de población y de interrelacionarse con otras ciudades. La ampli-tud de la influencia urbana viene dada por el tamaño de la ciudad y por la variedad de funciones que ejerce.

1. LA CIUDAD EN ESPAÑA. MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURA.

1.1. El proceso de urbanización en España.

Llamamos proceso de urbanización a la progresiva concentración en la ciudad de la población, las actividades económicas y las innovaciones más destacadas, así como la difusión de estos procesos hacia el entorno.

A lo largo de la historia, la población española ha sido mayoritariamente rural. Por ejemplo, en el siglo XVIII las ciudades albergaban, como máximo, al 10% de la población. Pero en poco tiempo la mayoría de la población española ha pasado a residir en ciudades. En la actualidad más del 75% de la población española reside en ciudades.

A la hora de establecer las etapas del proceso de urbanización se suelen diferenciar tres, en función de los sistemas económico-sociales imperantes en cada etapa que concretan los factores de urbanización: la urbanización pre-industrial, la industrial y la postindustrial:

1.1.1. La urbanización preindustrial

Comprende desde el origen de las ciudades al inicio de la industrialización en el siglo XIX. Durante esta etapa la urbanización fue modesta. La tasa de urbanización no superaba el 10% de la población y se mante-nía estable, al ser el crecimiento de la población urbana paralelo al de la rural. El tamaño medio de las ciudades se situaba en torno a los 5000-10000 habitantes; las que superaban los 25000 eran escasas. Los factores que favorecían la urbanización eran estratégico-militares (la ciudad controlaba el territorio), políticos y administrativos (era sede del poder político y base para la organización del territorio), econó-micos (controlaba los recursos del entorno y desarrollaba actividades comerciales y artesanales), y religiosos

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(era sede del poder religioso). Dentro del proceso de urbanización preindustrial pueden distinguirse a su vez tres etapas: desde los orígenes a la Edad Media, la época medieval y la urbanización en la Edad Moderna.

En la España prerromana existían asentamientos urbanos de pequeño tamaño, colonias fundadas por fenicios y griegos con fines comerciales. Es en la época romana cuando se fundan numerosas ciudades con funciones eran político-militares (control del territorio), administrativas (capitales provinciales o de partidos judiciales) o económicas (se instalaron en zonas con recursos minerales o agrarios de alto valor). La decadencia del poder romano y la invasiones germánicas condujeron a una fase de desurbanización a partir del siglo III. Muchas ciudades desaparecieron o bien se convirtieron en asentamientos rurales.

Durante la Edad Media se produjo una nueva fase urbanizadora, en dos espacios distintos, el musulmán y el cristiano. En el espacio musulmán florecieron las ciudades, que concentraban actividades comerciales, artesanales, religiosas y culturales. La mayoría de las veces aprovecharon asentamientos anteriores que revitalizaron, alcanzando algunas, como Córdoba, un gran tamaño (100.000 habitantes). Con el avance de la reconquista las ciudades musulmanas pasaron a dominio cristiano. En el espacio cristiano la vida urbana era escasa. Se expandió con la reconquista y repoblación del territorio, pues esta supuso la creación de municipios, que tenían como base ciudades nuevas o reconquistadas a los musulmanes. Desde los siglos XII y XIII, la reactivación del comercio generó un proceso de reurbanización.

La urbanización en la Edad Moderna experimentó vaivenes en función de la situación demográfica, económica y política de cada momento. En el siglo XVI, hubo un crecimiento urbano continuado debido al aumento de la población, a la expansión económica basada en el comercio con América, y al poderío político-militar de los Austrias, que se estancó con la crisis del siglo XVII. En el siglo XVIII, con la nueva dinastía de los Borbones, el proceso de urbanización se reanimó, gracias al fortalecimiento del poder real y a la recuperación demográfica y económica.

1.1.2. La urbanización industrial

La urbanización industrial comprende desde el inicio de la industrialización en el siglo XIX a la crisis económica de 1975. Durante esta etapa la tasa de urbanización experimentó un gran crecimiento, pues el incremento de la población urbana superó el de la población rural.

Los factores que intervinieron en este crecimiento fueron administrativos (la nueva división del territorio en provincias en 1833 provocó el crecimiento de las ciudades elegidas como capitales) y económico-sociales (el nacimiento y desarrollo de la industria moderna en las ciudades atrajo hacia ellas a la población campesina).

Hasta mediados del siglo XIX la concentración demográfica en las ciudades fue pequeña (24,6% de tasa de urbanización). La debilidad de la industrialización hizo que el crecimiento urbano afectara principalmente a las ciudades elegidas como capitales de provincia en la nueva división administrativa.

Desde mediados del siglo XIX a la Guerra Civil (1936) el crecimiento de las ciudades fue manifiesto, de modo que la tasa de urbanización casi se dobló (40%). En este momento era la industria la que provocaba los mayores incrementos, al atraer a una creciente población del campo a las ciudades industrializadas. La Guerra Civil y la posguerra (1936-1959) ralentizaron el crecimiento debido a los problemas de deterioro y de abastecimiento que afectaban a las ciudades y la adopción de una política autárquica.

La etapa del desarrollo (1960-1975) fue la de mayor crecimiento económico y urbano del siglo xx. La causa principal fue la expansión de la industria, que atrajo mano de obra del campo a las grandes ciudades industrializadas. Este hecho, unido al elevado crecimiento natural (baby boom), incrementó la población urbana un 30%. Las actividades terciarias jugaron un papel menos destacado en la urbanización, aunque a ellas se debe el crecimiento de las áreas metropolitanas de las grandes ciudades, donde se localizaron las actividades del terciario moderno; de los centros turísticos del Mediterráneo y de las islas, y de algunas capitales de provincia no industrializadas en ambas mesetas.

1.1.3. La urbanización postindustrial

Desde 1975, la crisis económica e industrial introdujo cambios en el proceso de urbanización, dando paso a una nueva etapa conocida como urbanización postindustrial. Estos cambios llegaron a España a partir de 1981 y han sido los siguientes:

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a) El ritmo de crecimiento urbano desciende en dos etapas. En la primera, de transición, la tasa de urbanización se estabiliza (sigue creciendo, pero a un ritmo menor), y en la segunda, de desurbanización, se produce un decrecimiento urbano. La mayoría de las ciudades españolas se encuentra en la primera etapa debido a la reducción de su crecimiento natural y de las migraciones hacia ellas; la desurbanización afecta a las grandes metrópolis o las ciudades industriales más perjudicadas por la crisis.

b) Cambian los factores de la urbanización.

- La industria pierde importancia como factor de urbanización. Primero, porque la crisis de 1975 produjo desindustrialización y declive de las ciudades industriales afectadas, y luego, por la nueva tendencia de la producción industrial a dispersarse en el espacio. Cabe matizar que en las regiones de tradición industrial, la industria sigue siendo el principal factor de urbanización, aunque con tendencia a disminuir; y que los nuevos sectores de alta tecnología se sienten atraídos por las grandes metrópolis, por estar mejor dotadas de los servicios y equipamientos necesarios, aunque al ser actividades poco intensivas en trabajo refuerzan la pérdida de población.

- Las actividades terciarias ganan importancia como factor de urbanización, especialmente en las grandes metrópolis donde se localizan las actividades punta y los centros de decisión y gestión de las empresas (Madrid y Barcelona), en las regiones turísticas (Baleares y Canarias), y en las regiones menos avanzadas, donde predomina un terciario de baja cualificación (Andalucía y Extremadura).

c) Por último, en la etapa postindustrial se frena el proceso de crecimiento de las mayores ciudades en favor de las ciudades medias y pequeñas, e incluso de núcleos rurales cercanos. Este proceso se debe a la saturación de las grandes urbes y a la tendencia actual a la descentralización de las actividades económicas. El resultado es la llamada "dispersión de la urbanización" o "urbanización difusa", que extiende la ciudad sobre espacios cada vez más amplios. Este hecho no significa una pérdida de primacía de las grandes ciudades, que, por el contrario, la ven acentuarse gracias a la concentración de las funciones más relevantes y al control de las actividades del espacio circundante.

Desde principios del siglo XX hasta hoy la evolución de la población urbana ha mantenido una tendencia siempre creciente. Así, entre los años 1900 y 2007, la población urbana ha pasado de ser del 32% en 1900 al 79% en 2010. Sin embargo, este crecimiento de la tasa de urbanización no se ha producido de manera regular: la etapa de mayor crecimiento se produjo entre 1920 y 1981, momento en que se ralentiza y desde entonces los cambios son poco apreciables.

En este proceso de crecimiento no todas las localidades han

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tenido el mismo protagonismo. Han sido las grandes ciudades las que han registrado las tasas más elevadas, especialmente las comprendidas entre los 100.000 y los 500.000 habitantes; dichas urbes han pasado de representar el 18% de la población en 1970 al 23% en 2007. El grupo de ciudades de más de 500.000 habitantes, que llegaron a albergar al 20% de la población española en 1981, vienen experimentando una pérdida de importancia desde entonces, de modo que en 2007 representaban el 16% de la población total. Esta pérdida de habitantes es consecuencia de los graves problemas que se empezaron a experimentar en las grandes urbes, derivados de la excesiva concentración de la población: carestía de la vivienda, congestión, crisis de empleo, etc. En las últimas décadas el protagonismo lo han adquirido las ciudades pequeñas y medias, comprendidas entre los 10.000 y los 100.000 habitantes, que han pasado de acoger al 28% de la población en 1970 al 38% en 2007.

La distribución regional de la urbanización presenta notables contrastes. La diferencia más destacada es la que enfrenta a las comunidades del litoral, donde la urbanización es mayor, con comunidades del interior, cuyas tasas de urbanización son muy bajas. De este desierto urbano interior solamente se salva Madrid, que junto a la Región de Murcia, ofrece las tasas más altas de urbanización del país, sin contar las ciudades autónomas.

La tasa de urbanización de España se encuentra próxima a la media de los países de la Unión Europea, pero todavía alejada del nivel de urbanización que alcanzan países como Bélgica, Malta, Dinamarca, Reino Unido o Suecia.

1.1.4. Consecuencias del proceso de urbanización.

La urbanización ha tenido consecuencias tanto territoriales como sociales o económicas. Entre las territoriales destaca el despoblamiento del medio rural y la consiguiente concentración de la población en las ciudades más grandes.

La redistribución de la población también ha tenido consecuencias sociodemográficas, al suponer la relocalización de las diferentes características de la demografía y provocar cambios en los comportamientos demográficos de la población rural y urbana. Entre los aspectos más significativos alterados está la estructura por edad de la población urbana, que refleja un incremento de la población joven, mientras que en los núcleos rurales se ha producido un envejecimiento de la población y un descenso de la fecundidad. También hay consecuencias relativas al medio natural y urbano, como el aumento del consumo recursos y energía, la contaminación, la degradación de paisajes y entornos naturales, etc.

1.2. Principales rasgos morfológicos de las ciudades españolas y su evolución.

1.2.1. Morfología urbana.

La morfología es el aspecto externo que presenta la ciudad. Está influida por el emplazamiento y la situación urbana, y resulta de la combinación del plano, la construcción y los usos del suelo.

a) El emplazamiento es el espacio concreto sobre el que se asienta la ciudad. Depende de las características del medio físico (topografía) y, sobre todo, de la función para la que se creó la ciudad. Por ejemplo, las ciudades fundadas con fines defensivos se emplazaron sobre colinas, y las surgidas con función comercial, a lo largo de vías de comunicación.

b) La situación es la posición relativa de la ciudad respecto a un entorno geográfico amplio. Está relacionada con la función de la ciudad respecto al entorno (control político o militar de una zona, control de una ruta de comunicación, mercado para áreas de economías distintas, etc.).

e) El plano es el conjunto formado por las superficies construidas y libres de la ciudad (calles, plazas, parques). Pueden distinguirse tres tipos. El plano irregular presenta calles estrechas y tortuosas y plazas sin formas definidas. El plano radiocéntrico tiene un centro del que parten calles radiales, cortadas por otras que forman anillos en torno al centro, pudiendo ser regular o irregular. El plano ortogonal, en cuadrícula o

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damero está formado por calles que se cortan en ángulo recto.

d) La construcción incluye la trama urbana y la edificación. La trama es la disposición de los edificios. Puede ser compacta o cerrada (cuando los edificios se disponen unos junto a otros a lo largo de grandes extensiones), o abierta (cuando dejan amplios espacios libres entre sí). La edificación puede ser colectiva y en altura (bloques y torres), o individual (viviendas exentas o adosadas).

e) Los usos del suelo son las diversas utilizaciones que se hacen del espacio urbano (comercial y de negocios, residencial, industrial, de equipamiento, etc.)

1.2.2. Evolución de los rasgos morfológicos de las ciudades españolas.

Como resultado del largo proceso de urbanización, la ciudad española actual tiene una estructura compleja. En las ciudades convencionales, bien individualizadas respecto al campo circundante, estas zonas son el casco antiguo, correspondiente a la urbanización preindustrial, el ensanche de la época industrial y la periferia actual. Sin embargo, la intensidad de la urbanización ha llevado a otras ciudades a conectar con núcleos de población próximos, formando aglomeraciones urbanas.

A. LA CIUDAD PREINDUSTRIAL.

El casco antiguo es la parte de la ciudad urbanizada desde su origen hasta la industrialización del siglo XIX. Por su larga historia acumula elementos dispares pertenecientes a diversas etapas, desde el nacimiento de la ciudad hasta hoy.

La herencia de la época preindustrial se concentra en el casco antiguo. Aunque las ciudades preindustriales responden a modelos distintos según las épocas y culturas, presentan algunas características comunes.

- Casi todas estaban rodeadas de murallas que tenían finalidad defensiva, fiscal (garantizaban el cobro de impuestos) y sanitaria (aislaban a la ciudad en caso de "cuarentena").

- El plano solía ser irregular (ciudades antiguas y medievales musulmanas o cristianas); aunque también hay ejemplos de planos radiocéntricos (Vitoria), lineales (ciudades del Camino de Santiago) y en cuadrícula (ciudades de nueva planta romanas, medievales o barrocas, como Tarragona, Castellón o Aranjuez, respectivamente).

- La trama urbana era cerrada y en la edificación predominaban las casas unifamiliares de baja altura, con corrales y huertos. También había edificios destacados, que varían según el período histórico (iglesias, mezquitas, palacios, ayuntamientos).

- Los usos del suelo eran diversos: con las viviendas se entremezclan talleres, comercios, almacenes y edificios públicos. Ello no impedía cierta especialización en barrios para ciertas profesiones (gremios de artesanos y comerciantes) o minorías religiosas (juderías y morerías).

- Socialmente en la ciudad coexistían diversos grupos aunque existía cierta jerarquización: el centro era el lugar más destacado, donde se localizaban los principales edificios públicos y vivía la elite de la ciudad, que concentraba el poder político, religioso y cultural; los trabajadores se alojaban en la periferia.

A estas características comunes se unen las peculiaridades aportadas por las distintas sociedades preindustriales, que en función de sus necesidades crearon su modelo de ciudad.

a) La ciudad romana suele presentar plano regular, derivado del campamento militar, con calles en damero y dos vías principales de norte a sur -cardo- y de este a oeste -decumanus-. En el cruce de ambas se encontraba el foro, que albergaba los edificios principales. Ejemplos de ciudades romanas son Zaragoza, León, Mérida y Tarragona.

b) En la Edad Media se configuraron los cascos antiguos de la mayoría de las ciudades españolas. Las dos culturas peninsulares, musulmana y cristiana, realizaron sus aportaciones a la morfología urbana.

- La ciudad musulmana tenía un núcleo principal amurallado, la medina, donde se situaban los edificios más destacados (la mezquita y el zoco o mercado). Fuera de ella estaban los arrabales o barrios de los tra-bajadores, también amurallados. El plano era muy irregular, de calles estrechas y tortuosas, frecuentemente sin salida (adarves). Ejemplos de ciudades musulmanas son Córdoba, Granada y Toledo.

- La ciudad cristiana también estaba rodeada de murallas. Sus planos eran variados: irregulares, radiocéntricos, lineales o en damero. Sus edificios más destacados eran iglesias y palacios nobiliarios.

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c) En el Renacimiento se crearon nuevos barrios de plano regular más allá de las antiguas puertas. También plazas mayores, donde se instalaron primero el mercado y luego el ayuntamiento, rodeadas por edificios de fachadas uniformes. Las plazas solían estar vinculadas a la apertura de nuevas calles, o "calles mayores", de trazado rectilíneo.

Entre los edificios más destacados de este período están las casas consistoriales (ayuntamientos), situadas en los lugares más concurridos de la ciudad, próximos a la iglesia o al mercado; los palacios, los conventos de órdenes religiosas y otros edificios de fundación real o municipal, precedidos de los correspondientes "espacios de respeto", que les proporcionaban vistas, con el consiguiente derribo de casas viejas.

d) En el Barroco y la Ilustración se embelleció la ciudad con la creación de calles amplias y rectas trazadas en perspectiva, grandes plazas, jardines y paseos arbolados. También se construyeron edificios monumentales, religiosos y civiles (hospitales, hospicios, edificios administrativos y culturales). Además se mejoraron las infraestructuras de abastecimiento e higiene.

B. LA CIUDAD INDUSTRIAL.

La ciudad contemporánea española arranca fundamentalmente de la segunda mitad del siglo XIX. Aunque el fenómeno de la industrialización es muy desigual en España, se considera que las claves a las que responde la ciudad desde esta época son distintas a las del Antiguo Régimen que permiten hablar de un nuevo modelo de ciudad: La producción de suelo urbano se convertirá en un negocio y motor económico, en muchas ciudades aparecen fábricas y junto a ellas improvisados barrios obreros, aumenta la preocupación por la mejora en las condiciones de vida, se derriban las murallas, llega el ferrocarril y se construyen estaciones que generan nuevos barrios, etc.

Estos cambios se hacen patentes en tres ámbitos: la reforma interior o ensanchamiento, que se produce en el interior de los cascos históricos; la construcción de ensanches, nuevos sectores urbanos planificados y construidos durante estos decenios fuera del casco histórico; y la conformación de las primeras periferias, levantadas al margen de la normativa urbanística. Desde entonces las ciudades de estructuran en centro, ensanche y periferia.

LA REFORMA INTERIOR O ENSANCHAMIENTO.

La ciudad preindustrial sufrió destacadas modificaciones como resultado del proceso de industrialización, que se inició a mediados del siglo XIX y culminó en los años sesenta del siglo XX.

a) En el plano cabe destacar las siguientes transformaciones:

- Las reformas interiores del siglo XIX y del primer tercio del siglo XX afectaron a los sectores más valorados del casco antiguo; en el resto se inició un proceso de deterioro morfológico y social que en algunos casos se mantiene hasta hoy.

En la primera mitad del siglo XIX las reformas se vieron favorecidas por la desamortización, que al poner en circulación gran cantidad de inmuebles eclesiásticos con sus huertos, que ocupaban mucho espacio, permitió abrir o ensanchar calles y plazas y corregir las tortuosidades con trazados rectilíneos.

En la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del siglo XX las reformas tuvieron como objetivo sanear y revalorizar el suelo. Entre ellas destacó la construcción de grandes vías, inspiradas en el modelo de París. Se concibieron como calles amplias y largas, jalonadas de edificios majestuosos, que en unos casos rompen la trama del casco histórico, contrastando fuertemente su trazado y edificios con los tradicionales de la zona (Gran Vía de Madrid), y en otros, unen la ciudad histórica con el ensanche burgués o la estación ferroviaria (Oviedo, León). En sus edificios se instalaron funciones terciarias (el comercio de lujo, la banca, sedes de empresas o de seguros, casinos, teatros, cafés de moda, etc.), que las convirtieron en la calle principal de la ciudad. A partir de ellas se renovaron las calles próximas, aprovechando el alto valor del suelo (Madrid y Barcelona).

- Las políticas de renovación de la década de 1960 tuvieron como objetivo sacar la máxima rentabilidad del suelo. El resultado fue la destrucción de parte del plano del casco antiguo, al modificarse el trazado de algunas calles o abrirse otras nuevas.

b) La trama se densificó en la época industrial para aprovechar más el espacio y la edificación experimentó cambios.

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- Tras la desamortización, algunos edificios eclesiásticos fueron reutilizados para otras funciones que exigían ubicaciones en el centro de la ciudad (diputaciones, delegaciones del gobierno, cuarteles, hospitales, centros culturales, bibliotecas y museos). Por otra parte, la edificación se verticalizó, al sustituirse la vivienda unifamiliar de una o dos plantas por viviendas colectivas en edificios de tres a cinco alturas.

- A finales del siglo XIX y durante el primer tercio del siglo XX se impuso el historicismo, basado en la mezcla de estilos históricos (neoclásico, neobarroco, neogótico, neoárabe y neomudéjar) y se incorporaron los nuevos materiales industriales, como el hierro combinado con el cristal.

EL ENSANCHE BURGUÉS

El ensanche burgués intentó dar respuesta al crecimiento de las ciudades de acuerdo con los intereses de la burguesía. Para realizarlo, en la mayoría de los casos se derribaron las murallas, cuya función defensiva había quedado anulada por los progresos de la artillería. En el espacio antes ocupado por la muralla se construyeron paseos de ronda o bulevares, que diferencian el casco antiguo de la nueva ciudad.

Por tanto, el ensanche es un espacio nuevo que plasma las ideas burguesas: orden (plano regular), higiene (se dota de servicios de pavimentación, alcantarillado, espacios verdes y abastecimiento de agua), y obtención de considerables beneficios con la construcción de viviendas, comercios y transportes.

En el momento de su creación adoptó plano regular en cuadrícula con calles rectilíneas y más anchas que las del casco antiguo, y trama de baja densidad en manzanas amplias, abiertas por uno o dos lados, y con extensos espacios ocupados por jardines. La edificación incluía palacetes burgueses y villas ajardinadas, o inmuebles de mediana altura, de estilo historicista. El uso predominante del suelo fue residencial burgués, dados los altos precios de los solares e inmuebles, aunque inicialmente algunos trabajadores se instalaron en sótanos, buhardillas y patios de las casas burguesas.

Los primeros ensanches se hicieron en las ciudades más dinámicas. El de Barcelona fue proyectado por Ildefonso Cerdá y el de Madrid por Carlos María de Castro. Luego se difundieron a otras ciudades a finales del siglo XIX y en el primer tercio del s.XX.

EL EXTRARRADIO.

En la segunda mitad del s. XIX aparece un nuevo espacio urbano en las ciudades españolas: las periferias y los suburbios. El desarrollo de estas zonas está relacionado con la incapacidad de los centros tradicionales y los ensanches para dar respuesta a todas las demandas de suelo urbano, la carestía que adquiere el suelo de los ensanches y el atraso técnico y social para planificar el crecimiento urbano.

Las periferias son espacios en los que se mezclan usos agrarios con usos urbanos desordenados. En ellas aparecen viviendas marginales, instalaciones industriales y ferroviarios, además de algunas barriadas de ciudad jardín o de casas baratas.

Barrios obreros e industriales del extrarradio: Las zonas industriales y barrios marginales para el proletariado creados en el siglo XIX ofrecen un claro

contraste con el ensanche burgués.

Las instalaciones industriales se establecieron en la periferia urbana, junto a los principales caminos que conducían a la ciudad o junto a las estaciones de ferrocarril. Estas atrajeron también servicios ligados al fe-rrocarril (apeaderos, talleres, mercados centrales, mataderos), contribuyendo a una escasa valoración del suelo. Los trabajadores que emigraron a las ciudades industriales no podían instalarse en el casco histórico porque sus áreas más valoradas eran caras y estaban habitadas por la burguesía y sus espacios deteriorados tenían una alta ocupación; tampoco podían establecerse en el ensanche burgués, por su alto precio, con excepción de los sótanos y áticos o de habitaciones surgidas en el interior del patio de las casas burguesas (ciudadelas o barrios ocultos). Por ello encontraron acogida en barrios marginales, surgidos alrededor del ensanche; en el extrarradio, a lo largo de las carreteras y caminos que partían de la ciudad, o junto a las industrias y estaciones de ferrocarril ("los barrios de estación").

En el momento de su creación los barrios obreros adoptaron un plano diverso, debido a que surgían de parcelaciones privadas e incontroladas del suelo rústico de la periferia realizadas por sus propietarios, que aprovecharon los caminos existentes o trazaron sobre las parcelas una ordenación viaria elemental. La trama se hizo cerrada y densa y en la edificación predominaron las viviendas de escasa dimensión y calidad, unifamiliares o en pisos. En los usos del suelo se entremezclaron las residencias obreras con industrias,

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talleres y almacenes. Las infraestructuras, servicios y equipamientos fueron escasos. Así, estos barrios se convirtieron en focos de enfermedades infecciosas y de descontento social.

Los barrios ajardinados. Los barrios ajardinados creados a finales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo xx son el resultado

de la difusión en España de las ideas naturalistas (acercamiento a la naturaleza) e higienistas (valoración de los efectos positivos del sol y del aire libre sobre la salud), que llevaron al deseo de acercar el campo a la ciudad. Estas ideas se concretaron en proyectos como los barrios-jardín y la Ciudad Lineal de Arturo Soria.

- La ciudad-jardín desarrollada por el urbanista británico Howard no dio lugar, en general, a ciudades-jardín autónomas, sino a barrios de vivienda unifamiliar con jardín. A veces tuvieron carácter burgués; pero, al ser la burguesía reacia a abandonar las áreas prestigiosas del centro o del ensanche, la mayoría fueron ocupados por el proletariado o las clases medias.

En la creación de estos barrios tuvo un destacado papel la legislación de Casas Baratas (1911 y 1922), inspirada en las colonias obreras ajardinadas de Inglaterra y en el urbanismo utópico. La ley pretendía eliminar las viviendas insalubres del extrarradio, permitiendo a los municipios expropiar el suelo y crear barrios obreros de viviendas unifamiliares subvencionadas. Al amparo de esta legislación se crearon barrios obreros de casas baratas, monótonas, de tamaño reducido y con pequeños jardines. Ante su escasa rentabilidad para la iniciativa privada, las operaciones pronto se orientaron hacia las clases medias, dando lugar a barrios-jardín de mejor calidad.

- Una de las principales propuestas para la periferia de Madrid fue la Ciudad Lineal de Arturo Soria se concibió como una gran calle, de 40 metros de anchura, bordeada de manzanas formadas por casas unifa-miliares con huerto y jardín. Por ella discurrían los servicios básicos (agua, alcantarillado, electricidad) y el transporte (ferrocarriles y tranvía). En las estaciones se planearon centros comunitarios, comercios y servicios públicos. Además se pretendía superar la segregación social incluyendo viviendas de distinto nivel y precio, aunque apenas se instalaron obreros en ella. El proyecto, que pretendía rodear toda la periferia madrileña, solo se llevó a la práctica parcialmente en la zona del nordeste y se encuentra hoy muy modificado, porque la revalorización creciente de este espacio ha llevado a derribar parte de las viviendas unifamiliares y a hacer bloques de viviendas y centros comerciales.

C. LAS RECIENTES TRANSFORMACIONES URBANAS

Los años posteriores a la Guerra Civil fueron de depresión económica y escasa actividad constructora en las ciudades, debido en parte a la carencia de materiales, por lo que la transformación urbana fue poco significativa. En cambio, desde mediados de la década de 1950, y sobre todo en la de 1960, las principales ciudades españolas iniciaron un enorme crecimiento debido al incremento demográfico y al desarrollo de la industria y de los servicios. El área edificada de las ciudades se amplió considerablemente, creándose extensas periferias a lo largo de los principales ejes de transporte.

En la actualidad, la tendencia a la desconcentración de la población y de la actividad económica urbana hacia periferias cada vez más alejadas está dando lugar a una creciente extensión de la ciudad por el territorio ("ciudad difusa"), cuyas manifestaciones principales son el surgimiento de áreas periurbanas o suburbanas de límites imprecisos entre el campo y la ciudad, y la constitución de diversos tipos de aglomeraciones urbanas. Las periferias actuales se estructuran en diversas áreas caracterizadas por sus contrastes morfológicos, funcionales y sociales: los barrios residenciales, las áreas industriales y las áreas de equipamiento.

LAS TRANSFORMACIONES ACTUALES DEL CENTRO, ENSANCHE Y EXTRARRADIO.

Los centros históricos sufrieron el impacto del desarrollismo. En la década de 1960 se sustituyeron edificios antiguos por otros de mayor altura, volumen y precio y con una morfología que no guardaba relación con la tradicional de la zona. Solo en algunos casos (Toledo, Salamanca, Segovia, Cáceres) se adoptó una política conservacionista a ultranza, que, al dificultar cualquier reforma, favoreció el deterioro de los edificios y el progresivo abandono de los residentes.

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En la época postindustrial (a partir de 1975) se inician políticas de rehabilitación integrada en el casco antiguo. Su objetivo es la conservación, recuperación y revitalización de la morfología tradicional, evitando tanto el conservadurismo a ultranza como la renovación especulativa: en el plano se peatonalizan las calles y se ensanchan y ajardinan las plazas, recuperándolas como lugar público. En la edificación se conceden ayudas para la rehabilitación de viviendas privadas y de edificios históricos, a veces para usos distintos del original (viejos mercados se convierten en centros comerciales; conventos y hospitales, en museos, etc.).

En los usos del suelo se combina la defensa de los usos tradicionales (en especial la residencia de las clases populares) con la implantación de actividades turísticas o culturales, que están siendo uno de los pilares de la revitalización de los centros y de las actuales políticas de marketing o promoción urbana.

Los resultados de estas políticas han sido destacados en algunos casos (Oviedo, Girona, Vitoria) y modestos en otros por las grandes inversiones que requieren y los conflictos que suscitan entre las partes implicadas.

Con el paso del tiempo el ensanche experimentó modificaciones, derivadas de su consideración como espacio central, al mejorar su accesibilidad gracias al transporte urbano. La trama se densificó al edificarse las manzanas por los cuatro lados y construirse muchas de las destinadas a parques. La edificación se verticalizó al levantarse áticos y sobreáticos y sustituirse las villas burguesas y casas de viviendas más modestas por bloques de pisos, sobre todo en la década de 1960.

Las instalaciones industriales dejan de depender del ferrocarril ante el auge de la carretera; las áreas industriales anteriores quedan anticuadas o están en crisis y han causado un deterioro ambiental incapaz de atraer nuevas empresas. Por otra parte, han quedado plenamente incorporadas a la ciudad, lo que revaloriza el suelo que ocupan. Ambos factores dan lugar a una tendencia al vaciado industrial. En las áreas menos apreciadas han aparecido solares o inmuebles industriales abandonados y, en ocasiones, iniciativas para su reutilización (compartimentación del edificio o creación de mini polígonos de naves adosadas). En las áreas más apreciadas, se ha sustituido el uso industrial por usos terciarios, que conllevan la progresiva sustitución de los grupos sociales de menos renta.

Los antiguos barrios proletarios han quedado, asimismo, plenamente incorporados a la ciudad. Los más próximos y mejor conectados se han revalorizado y remodelado, con la consiguiente sustitución de la pobla-ción residente. Los menos accesibles y desorganizados se mantienen como espacios marginales cuyo deterioro se acentúa.

LA PERIFERIA ACTUAL

- LOS BARRIOS RESIDENCIALES DE LA PERIFERIA

Los barrios residenciales de la periferia responden a diversas tipologías y presentan bastante homogeneidad social derivada del precio del suelo y de la distancia al centro.

a) Los barrios marginales de infravivienda o chabolas surgen sobre suelo ilegal (rústico o verde) y sin organización urbanística. Las viviendas son autoconstruidas, con graves deficiencias de cimentación y mate-riales, y carecen de los servicios elementales (agua, luz, saneamiento). Estos barrios alcanzaron su máxima dimensión en la década de 1950 cuando el éxodo rural masivo llevó a la ciudad a millones de personas de escasos recursos, para las que no había oferta de vivienda suficiente y accesible. En los años sesenta se incorporaron con lentitud las dotaciones básicas y se inició algún proceso de renovación y sustitución por bloques en altura. En los últimos años han tenido lugar campañas de erradicación del chabolismo y re alojamiento de la población en viviendas sociales, construidas en los propios barrios o en nuevas periferias.

b) Los barrios de viviendas de promoción oficial tuvieron su mayor desarrollo entre 1940 y 1960. En este período, para intentar paliar el problema de la vivienda, se crearon más de 400 000 viviendas "protegidas", es decir, construidas con ayuda estatal y con limitaciones en el precio de venta. En la mayoría de los casos formaron barrios de trama abierta, con edificación en bloques o aislada, monótona y de baja calidad constructiva, que sufrió un envejecimiento prematuro. Estas carencias, junto con la de equipamientos y servicios, han dado lugar hoya políticas de rehabilitación destinadas a la recuperación de edificios y a la dotación de equipamientos escolares, deportivos, sanitarios y comerciales.

c) Los polígonos de vivienda de promoción privada surgieron a partir de 1960. La trama abierta, en

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bloques o torres con amplios espacios entre las viviendas para jardines o aparcamientos, evolucionó pronto hacia bloques en forma de H, de altura y densidad excesivas, que creaban un trazado de calles en apariencia desordenado. La edificación adoptó el estilo internacional, caracterizado por edificios geométricos, creadores de un paisaje urbano monótono, que da a estos barrios la imagen de "colmena" o dormitorio. El uso de estos polígonos fue, sobre todo, residencial; los comercios y dotaciones de barrio se concentraron en ciertas zonas.

d) La manzana cerrada ha resurgido en las décadas de 1980 y 1990, como forma de recuperar la escala urbana en altura y la organización de las calles. Estas nuevas manzanas tienen menor densidad que las tradicionales y dan un uso colectivo al patio, bien privado (jardines, juegos infantiles, piscina) o bien público (manzanas-plaza).

e) Las áreas de vivienda unifamiliar proliferan en la periferia a partir de la década de 1980, debido a la difusión entre la clase media de la ideología clorofílica (contacto con la naturaleza) y al uso del automóvil. Presentan trama abierta, edificación individual en viviendas exentas o adosadas y un uso del suelo fundamentalmente residencial. Socialmente suelen acoger a clases medias que buscan espacios más atractivos.

- LAS ÁREAS INDUSTRIALES Y DE EQUIPAMIENTO DE LA PERI FERIA

Las áreas industriales y de equipamiento de la periferia se localizan junto a las principales vías de acceso a la ciudad, buscando la proximidad urbana y suelo abundante a precio asequible.

a) Las áreas industriales creadas en las décadas de 1950 y 1960 fueron polígonos industriales bien planificados, o instalaciones industriales y talleres sin control, que producían un impacto negativo en el medio natural y fuertes atascos e incomodidades para la población del entorno.

Por ello, algunos han sido objeto de operaciones de rehabilitación y reparcelación, destinadas a favorecer nuevas implantaciones empresariales. En la actualidad se están creando nuevos espacios industriales, como parques empresariales y tecnológicos en áreas de gran calidad ambiental, o polígonos de naves adosadas destinados a empresas con escasos recursos, en áreas de menor nivel.

b) Las áreas de equipamiento son fruto de la actual descentralización de las actividades económicas hacia la periferia urbana. Las más frecuentes son grandes superficies comerciales y de equipamiento (centros escolares, infraestructuras sanitarias, centros administrativos, etc.).

- LAS ÁREAS METROPOLITANAS.

Desde la segunda mitad del siglo XX se consolidan las áreas metropolitanas de las principales ciudades españolas. Madrid y Barcelona y Bilbao ya venían creciendo en sus coronas metropolitanas desde comienzos de siglo. Pero a partir de los años cincuenta, y con la creación masiva de vivienda obrera, el fenómeno metropolitano se consolida en otras ciudades y desde entonces hasta la actualidad en muchos casos.

El área metropolitana es una gran extensión urbana que rodea a una ciudad importante y abarca administrativamente varios municipios, entre los que existen importantes relaciones económicas y sociales.

El área metropolitana se caracteriza por los siguientes rasgos:

- Está presidida por una ciudad importante (ciudad central) cuya actividad económica se proyecta al exterior y origina el área.

- Entre la ciudad central y los núcleos del área se establecen relaciones económicas y sociales. La ciudad central proporciona empleo y servicios a la población del área. A su vez, el área instala actividades económicas procedentes de la ciudad central, ya que dispone de más espacio y más barato (industrias, comercios, transportes y servicios) y alberga a trabajadores en barrios de distinta categoría (vivienda unifamiliar o diversos tipos de suburbios).

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- En todas las áreas metropolitanas la red de comunicaciones es esencial para garantizar las relaciones entre los núcleos que la forman.

- Desde el punto de vista social, el área metropolitana posee un estilo de vida urbano, predominio de población joven y variedad social (desde las clases más humildes a las más acomodadas, dependiendo del área residencia).

- Su estructura espacial responde a dos modelos: el de coronas concéntricas en torno al núcleo central y el sectorial o radial, formado por sectores especializados en ciertos usos del suelo, que parten del centro y se extienden a lo largo de las principales vías de comunicación. En algunas áreas metropolitanas, como la de Madrid, se solapan los dos modelos.

En la actualidad, y a partir de la crisis de 1975, las áreas metropolitanas han experimentado importantes transformaciones: una gran expansión territorial; estancamiento e incluso pérdida de población de las ciudades centrales; descentralización de las actividades económicas desde la ciudad central hacia los núcleos del área, acompañada de una creciente dotación de infraestructuras y servicios, y una progresiva especialización funcional y social (ciertos sectores se especializan en residencia de lujo o degradada; otros, en actividades dinámicas o tradicionales).

1.3. Organización de los usos del espacio urbano.

1.3.1. Los usos del suelo.

Los usos del suelo (residencial, industrial, zonas verdes) expresan las utilizaciones del espacio en relación con las actividades económicas dominantes y las necesidades de la población. Son el elemento más cambiante del paisaje urbano debido a la presencia de fuerzas centrífugas y centrípetas que actúan constantemente sobre la localización de las actividades económicas y de la población.

Las fuerzas centrífugas expulsan del centro a las clases sociales de rentas altas, a las industrias y a las grandes superficies comerciales. Son el resultado de determinadas condiciones desfavorables del centro: altos precios del suelo, elevados impuestos, congestión del tráfico, trabas legales a la construcción… todo ello hace que en las periferias urbanas surjan nuevas áreas residenciales, zonas industriales y espacios de actividades terciarias.

Las fuerzas centrípetas son, por el contrario, consecuencia de las condiciones desfavorables del centro para ciertas actividades y grupos de población. Estas fuerzas atraen al centro a población joven, deseosa de movilidad y libertad; al comercio de calidad y a servicios especializados que buscan la ventaja de la centralidad y el prestigio de ciertas calles y barrios.

1.3.2. La estructura urbana.

Las relaciones espaciales que existen entre los usos del suelo, las actividades económicas y las características de la población, contribuyen a configurar el paisaje de las ciudades y determinan lo que se denomina su estructura urbana. El espacio interior de las ciudades aparece así diferenciado en grandes zonas:

- El centro está compuesto por el núcleo fundacional y el ensanche, y coincide casi siempre con la ciudad construida hasta los años cincuenta. Alberga los monumentos históricos de la ciudad. Sus zonas de mayor calidad medioambiental funcionan como centros de actividad económica, ya que concentran la mayoría del comercio, gran parte de los servicios y de las actividades de negocio. El centro proporciona la mayoría del empleo terciario de la ciudad y es la zona más accesible para el conjunto. El número de residentes ha descendido durante décadas y las áreas más antiguas y de peores condiciones medioambientales se convierten en espacios degradados material y socialmente.

- Alrededor del centro han surgido nuevas áreas residenciales. Están diferenciadas socialmente de acuerdo a las rentas familiares y a la calidad de la edificación, sobre todo desde que los PGOU

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consolidaron el modelo de ciudad funcional, organizada en zonas especializadas de usos del suelo. - En los límites de la ciudad proliferan también las áreas industriales, planificadas o espontáneas.

Unas y otras se localizan junto a las carreteras de acceso, las instalaciones ferroviarias, los puertos y los aeropuertos. Más allá se extienden las franjas periurbanas, que son zonas de expansión reciente donde se mezclan los usos urbanos y rurales del suelo.

- Las periferias urbanas: El proceso de suburbanización que afecta a las ciudades españolas ha dado lugar a franjas periurbanas o rururbanas, que se extienden más allá del continuo edificado, fruto del crecimiento de las ciudades y de la anexión de centros de su entorno. En ellas se mezclan usos del suelo: junto a usos agrarios y forestales aparecen grandes superficies ocupadas por transportes, equipamientos urbanos, industrias (polígonos industriales) y servicios (centros logísticos, comerciales y de ocio). En las periferias recientes se crean polos tecnológicos y parques empresariales que acogen sectores innovadores de la industria y servicios complementarios. Los antiguos núcleos rurales se convierten en ciudades dormitorio o ciudades satélite, según sean lugares predominantes de residencia o de residencia y empleo. Urbanizaciones de bloques multifamiliares y viviendas unifamiliares crecen junto a los núcleos rurales.

1.4. Medio Ambiente urbano.

El interés por los problemas del medio ambiente en general y del medio urbano en particular ha crecido de manera extraordinaria en los últimos años. Este interés se ha traducido en la publicación de normas, programas de actuación y dotaciones presupuestarias y en la constitución de organismos encargados del control de las condiciones ambientales como las agencias de medio ambiente de las diferentes comunidades autónomas.

A partir de 1992 las bases de la política económica española se asientan sobre el principio del desarrollo sostenible, es decir, un desarrollo compatible con el medioambiente, según las ideas emanadas de la cumbre de Río de Janeiro.

1.4.1. Tipología de los problemas medioambientales urbanos.

Los problemas relacionados con el medio ambiente en las ciudades pueden centrarse en los siguientes aspectos:

a) La contaminación atmosférica. Se concibe como la presencia en la atmósfera de sustancias o energía en tales cantidades y de tal duración que son capaces de causar daños a los seres humanos, a las plantas y a la vida animal. Los factores de la contaminación atmosférica son básicamente la concentración de industrias contaminantes y el tráfico urbano; por estas razones, la contaminación atmosférica es un problema en las ciudades más populosas. En este sentido, en España se han declarado zonas de atmósfera contaminada: Huelva, Langreo (Asturias), Cartagena (Murcia), Bilbao, Madrid, Casa de la Selva (Girona), Moncada y Reixach, San Adrián de Besós y Badalona (Barcelona) .

b) La gestión y eliminación de residuos. Constituye otro problema de gran importancia. La producción de residuos sólidos urbanos domésticos (basuras) se sitúa en España en torno a los quince millones de toneladas anuales, cifra que está en continuo crecimiento. Las comunidades con un mayor volumen son Cataluña, Andalucía, Madrid y Castilla-León; entre las cuatro producen el 54% del total nacional. Cada español genera una media de un kilo de residuos al día.

Entre los problemas que afectan a la gestión de los residuos destaca el que un 30% se deposite en vertedero s incontrolados, mientras que sólo un 11 % se dedica a compostaje. El Plan Nacional de Residuos Sólidos Urbanos trata de racionalizar y coordinar las políticas de gestión de este tipo de residuos; entre sus prioridades destacan la reducción en la producción de residuos, la recuperación para el reciclado y la recuperación energética y una eliminación segura.

c) La contaminación acústica. El ruido está considerado como el problema ambiental más grave en nuestras grandes ciudades. España es uno de los primeros países de la OCDE con más población expuesta al ruido producido por el tráfico de vehículos, ya que el 23% está expuesto a niveles sonoros superiores al máximo aconsejable.

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La falta de un riguroso ordenamiento urbano está en la base de esta situación, pues aún existen muchas zonas urbanas contiguas a grandes redes viarias e instalaciones industriales, y la despreocupación en política ambiental es patente, lo que se traduce en una ausencia de normativa básica sobre vivienda o de ordenanzas municipales reguladoras.

d) Otros problemas medioambientales son el tratamiento de las aguas residuales, el deterioro de la calidad de vida provocado por el déficit de equipamientos, la degradación del patrimonio, el tráfico urbano, la insuficiencia de espacios verdes, la pérdida de recursos ecológicos, la polarización social de la ciudad, la drogadicción y la delincuencia.

2. EL SISTEMA DE CIUDADES EN ESPAÑA Las ciudades constituyen un sistema, la red urbana, que cumple un destacado papel en la organización

del espacio. El sistema de ciudades está formado por unos elementos (las ciudades) y por las relaciones que se establecen entre ellos. Las ciudades tienen unas características (tamaño y funciones), a partir de las cuales ejercen su influencia sobre un área más o menos amplia (local, regional, nacional o mundial) y ocupan una posición jerárquica dentro del sistema urbano.

2.1. El tamaño de las ciudades y los ejes de desarrollo urbano.

El tamaño demográfico de las ciudades es una de las bases de la jerarquía urbana. Se establece de acuerdo con la regla rango-tamaño, que relaciona la población de una ciudad y su rango (número de orden) en el sistema urbano.

En España, el mayor tamaño demográfico corresponde a siete áreas metropolitanas, que superan el medio millón de habitantes. De ellas, Madrid es la que cuenta con mayor población y ocupa el rango número 1 en el sistema. Barcelona tiene un tamaño mucho mayor del que suele corresponder a la segunda ciudad de un sistema nacional, de modo que se produce un brusco salto entre ella y la tercera aglomeración del siste-ma, Valencia. A esta le siguen en tamaño Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Tras ellas, existe un elevado número de ciudades con población entre 300000 y 400000. Ello se debe al crecimiento que han experimen-tado en los últimos años las ciudades entre 200000 Y 300000 habitantes por la descentralización hacia ellas de las tareas productivas.

La distribución espacial de las aglomeraciones urbanas por su tamaño demográfico se caracteriza por dos rasgos principales:

a) En la Península, las grandes ciudades se disponen de forma semianular en la periferia, rodeando un espacio interior poco urbanizado en cuyo centro está la mayor aglomeración urbana del país: Madrid , rodeada de pequeñas ciudades.

El crecimiento de estas áreas metropolitanas ha contribuido a configurar ejes territoriales, surgidos como líneas de contacto entre ellas, en los que se concentra la población y la actividad económica, articuladas en torno a un conjunto de infraestructuras de transportes terrestres, fundamentalmente carreteras.

- El eje septentrional es discontinuo y presenta dificultades de articulación por la ausencia o carácter incipiente de sus áreas metropolitanas. Está integrado por:

. El eje atlántico de Galicia y las ciudades interiores que dependen de él (Ourense y Lugo). Concentra la mayor parte del sector productivo gallego y forma parte de un eje de mayor envergadura que se prolonga hacia Oporto.

. El eje cantábrico, comprendido entre el triángulo asturiano (Oviedo-Gijón-Avilés), el País Vasco y Pamplona, también con ramificaciones hacia el interior (León, Burgos y Logroño). Presenta algunas discontinuidades y está marcado por las relaciones en sentido norte-sur; es el espacio más debilitado porque el declive minero-industrial carece de recursos sustitutivos.

- El eje mediterráneo o levantino comprende desde Girona hasta Murcia, y es el más dinámico. Está plenamente consolidado desde el punto de vista de la red urbana, con un nivel de urbanización muy elevado

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y una estructura económica diversificada: industrial, de servicios, agrícola...

- La red urbana andaluza se dispone a lo largo de un doble eje:

. El valle del Guadalquivir o eje transversal andaluz (desde la costa atlántica a Jaén). Se articula en torno a la A-92 y pretende el desarrollo de las ciudades del surco intrabético y la conexión con el eje levantino.

. El eje litoral (desde Almería a Huelva). Constituye un corredor de gran importancia turística y es la continuación natural del eje mediterráneo, además de ser el enclave de conexión con África.

- El eje del valle del Ebro funciona como corredor de comunicaciones entre el Cantábrico y el Mediterráneo ( desde Bilbao a Tarragona) y tiene como ciudad principal Zaragoza. Aunque ofrece un gran potencial, tiene algunos vacíos demográficos en las provincias de Lérida, Zaragoza y Huesca.

b) Las grandes metrópolis se concentran en el nordeste, donde se localizan cinco de las siete aglomeraciones con más de 500000 habitantes: los cuatro grandes polos de actividad económica (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia) y Zaragoza, que ocupa una posición estratégica como lugar de encrucijada.

2.2. Las funciones de las ciudades españolas

Las funciones que realizan las ciudades son otro de los factores que determinan su posición en el sistema urbano. Entendemos por funciones las actividades socio-económicas que desempeñan las ciudades hacia el exterior, no las encaminadas al servicio interno de la ciudad. De acuerdo con ello, las ciudades pueden clasificarse en diversos tipos:

a) Ciudades primarias. Tienen una especialización en actividades del sector primario. Destacan por su importancia las agro ciudades andaluzas, manchegas, murcianas y levantinas, y las ciudades mineras, como muchas asturianas.

b) Ciudades secundarias. En unos casos están especializadas en la industria, como las primeras ciudades que se incorporaron a la revolución industrial (en el País Vasco, Cataluña y Asturias) o como muchas de las que forman parte de las áreas metropolitanas. En otros casos están especializadas en la construcción, como ocurre con ciudades de gran dinamismo económico, demográfico o turístico.

c) Ciudades terciarias. Están especializadas en servicios, que son las actividades que mejor definen el rango de una ciudad y su papel organizador del espacio, como las grandes metrópolis nacionales. Estos servicios pueden ser comerciales, administrativos, culturales, sanitarios, religiosos o turísticos.

2.3. El área de influencia urbana.

Por las funciones que desempeñan hacia el exterior, las ciudades se consideran lugares centrales que abastecen de bienes y servicios a un área más o menos extensa, denominada área de influencia. Esta será mayor cuanto más diversas y especializadas sean las funciones urbanas.

Un sistema de asentamientos equilibrado correspondería al modelo teórico de los lugares centrales establecido por el geógrafo alemán Christaller que clasifica los lugares centrales de acuerdo con la variedad y calidad de las funciones que desempeñan y les adjudica un área de influencia hexagonal. Así, un pueblo tendría como área de influencia seis aldeas, una villa tendría como área de influencia seis pueblos, etc., hasta llegar a las ciudades de mayor categoría. El resultado es un territorio organizado como una malla hexagonal formada por las áreas de influencia de cada uno de los lugares centrales. Es difícil que este modelo se dé en la realidad, porque el área de influencia de las ciudades no es homogénea y está en constante cambio. No obstante, si se compara el caso español con el modelo teórico de Christaller, resulta una distribución relativamente aceptable:

- Madrid es el lugar central principal y su influencia se extiende por toda España.

- En la periferia se sitúan los núcleos que le siguen en influencia (Barcelona, Valencia, Sevilla, A Coruña y Bilbao).

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- A una distancia intermedia se encuentran las ciudades de rango medio (Burgos, Zaragoza, Murcia, Granada) y después los núcleos de influencia menor.

2.4. La jerarquía urbana española

El tamaño demográfico, las funciones y la extensión del área de influencia dan lugar a una organización jerárquica del sistema de ciudades. Las categorías son las siguientes:

a) Metrópolis. Son las ciudades que se encuentran en la cima de la jerarquía del sistema urbano. Su población supera los 250000 habitantes. Desempeñan funciones más especializadas y diversificadas que las restantes ciudades, relacionadas con el sector terciario de mayor nivel y con la industria (cada vez en mayor medida de alta tecnología). Su área de influencia es amplia. Dentro de las metrópolis existe una jerarquía en función de su tamaño, de sus funciones y de la extensión de su área de influencia.

- Las metrópolis nacionales son las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona. Su población supera los 4 millones de habitantes y cuentan con las funciones más diversificadas (servicios muy especializados -de gestión, innovación, cultura y esparcimiento- e industrias de alta tecnología). Su área de influencia se extiende por todo el territorio nacional y se encuentran estrechamente relacionadas con otras metrópolis mundiales, actuando como enlace entre el sistema urbano europeo y global y el español y local.

- Las metrópolis regionales son las áreas metropolitanas de Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Tienen una población que oscila entre 1,5 millones y 500000 habitantes y cuentan con servicios de alto rango, especialmente administrativos y comerciales. Tienen un área de influencia regional y mantienen relaciones intensas con las metrópolis nacionales.

- Las metrópolis subregionales o regionales de segundo orden. Son ciudades como Valladolid, Oviedo, Murcia, Alicante, A Coruña, etc. Tienen una población de 500000 a 250000 habitantes y todavía cuentan con funciones y algunos servicios altamente especializados (universidad). Su área de influencia es subregional o regional en el caso de comunidades autónomas uniprovinciales. Mantienen relaciones intensas con las correspondientes capitales regionales o son capitales de espacios regionales poco extensos.

b) Ciudades medias. La mayoría son capitales de provincia no incluidas en los apartados anteriores. Su población está entorno a los 250000- 50000 habitantes y sus funciones son principalmente terciarias, pero menos especializadas: el comercio y servicios de ámbito provincial (administrativos, educativos y sanitarios). Son puntos terminales de una densa red de autobuses que las comunican con los pueblos próximos

c) Ciudades pequeñas o villas. Tienen una población de menos de 50000 habitantes, como Motril, Antequera, Astorga, Pola de Siero, etc. Sus funciones son mucho menos especializadas: administrativas y comerciales, aunque pueden contar con algunos equipamientos de cierta especialización (educación secundaria y profesional). Son nodos de transporte para la comarca y su área de influencia es comarcal.

2.5. Las relaciones urbanas en el sistema español de ciudades.

Las relaciones entre las ciudades de un sistema pueden ser unidireccionales (que implican dependencia de un núcleo respecto a otro) o recíprocas (que suponen integración). Ambas pueden ser directas entre un núcleo y otro, o indirectas, a través de centros intermedios.

De acuerdo con las relaciones que establecen entre sí las ciudades, el sistema urbano español se caracteriza por los siguientes rasgos:

- Madrid mantiene relaciones intensas con las demás metrópolis.

- Barcelona tiene una influencia general más débil, aunque intensa en

el sector oriental.

- El mayor grado de integración se da en el cuadrante nordeste, cuyas cinco metrópolis principales

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mantienen intensas relaciones, especialmente Madrid y Barcelona.

- En el resto del sistema el grado de integración es más reducido e incompleto. El área con mayor desconexión es la que rodea a Portugal, salvo Galicia; en la Meseta sur hay espacios ampliamente desconec-tados; las relaciones a lo largo del Cantábrico se debilitan hacia el oeste, y las relaciones entre las metrópolis andaluzas y levantinas son poco intensas.

ANEXOS

CIUDAD LINEAL DE ARTURO SORIA Los ensanches españoles comienzan a realizarse a partir de 1859, año en que se aprueba el

Proyecto de Reforma y Ensanche de Barcelona de Ildefonso Cerdá, en 1860 se aprueba el proyecto de ensanche de Madrid de Carlos María de Castro. Mas tarde se realizarán los de Bilbao y San Sebastián .

ENSANCHE DE BARCELONA

• El plan parte del respeto de la zona antigua, a ella se añadiría el ensanche que ahora se proyecta.

• Se trata de un plan de ensanche de plano ortogonal, una inmensa cuadrícula que hacía extenderse la ciudad hasta el río Besós.

• Las edificaciones están concebidas en manzanas en las cuales se ordenaba la edificación en bloques de no excesiva altura (16 m), aislados entre jardines.

• Las calles de 20 metros de anchura se cortan en ángulo recto. El conjunto vial se ordena según los ejes N-E y N-O y dos grandes diagonales lo cortan cruzándose en un punto

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central que se considera como el futuro centro teórico de la ciudad (Plaza de la Gloría Catalana). La previsión de grandes arterias ciudadanas, es uno de los logros del proyecto.

• Uno de los aspectos más interesantes del plan radica en la manera de enlazar la ciudad vieja y la nueva: el casco antiguo es atravesado por la prolongación de tres de las calles nuevas, dos de ellas hacia el mar y la tercera atravesándolas perpendicularmente.

• Estaban previstos ocho parques públicos sin contar el gran bosque a orillas del Besós en el límite de la ciudad.

Analizando el proyecto debemos advertir que este plan no fue llevado a cabo íntegramente en la práctica. Si lo comparamos con el plano actual de Barcelona, identificamos el proyecto hecho en realidad, pero nos damos cuenta de que se redujo a un plan rectangular que acumuló mucho más edificios de los previstos, se aumentó la altura de las casas y los patios de manzana, destinados en principio a zona verde, se construyeron hasta determinada altura.

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CONCEPTOS:

1. Sistema de ciudades: es la disposición de las ciudades sobre el territorio y las relaciones que éstas mantienen entre sí y con su entorno (de capital, de comunicación, de tráfico de personas y mercancías,…).

2. Residencia secundaria: segunda vivienda que posee una familia o una persona individual, destinada, en general, a actividades de ocio y tiempo libre. Estas zonas suelen encontrarse en las ciudades del litoral peninsular o en el ámbito rural, ya que las familias las emplean, fundamentalmente, para pasar sus vacaciones.

3. Rehabilitación urbana: transformaciones llevadas a cabo en las fachadas de antiguos edificios de un área urbana, con el objetivo de contribuir al mantenimiento de estos mismos edificios, sin que sufran el deterioro por el paso del tiempo y se puedan conservar.

4. Plano ortogonal: también denominado plano en cuadrícula o damero. Es un tipo de plano caracterizado por estar formado por calles que se cortan en ángulo recto.

5. Plano radiocéntrico: también se denomina plano radioconcéntrico. Es un tipo de plano caracterizado por tener un centro del que parten calles radiales, cortadas por otras que formas anillos en torno al centro, pudiendo ser regular o irregular.

6. Plano urbano: el plano urbano es una de las variables que influye en la configuración del paisaje urbano. Existen cuatro tipos básicos de plano son: Plano irregular. Plano lineal. Plano ortogonal, equirrectangular, en cuadrícula o en damero. Plano radiococéntrico. En la realidad, existen una variedad de formas de planos casi infinita, algunas, producto de la influencia del marco o medio natural, otras relacionadas con las características culturales de la población habitante (por ejemplo las medinas de los países árabes), otras derivadas de la situación socioeconómica o política, etc.

7. Periferia urbana: zona que rodea a la ciudad donde se mezclan los usos del suelo propios de la ciudad como bloques de viviendas, fábricas, instalaciones ferroviarias, etc.

8. Morfología urbana: la forma o estructura que tienen las diferentes ciudades. Para analizarla tenemos que tener en cuenta, en otros aspectos, los planos que presenta la ciudad a la que nos estemos refiriendo.

9. Jerarquía urbana: influencia que ejerce un sistema de ciudades desde el nivelcomarcal al mundial. Este concepto esta muy ligado a la teoría de los lugares centrales de Crhistaller o los sistemas de ciudades. La jerarquía urbana viene dada por criterios cuantitativos y cualitativos.

10. Funciones urbanas: por funciones urbanas entendemos las diferentes ocupaciones de los habitantes de una ciudad, con las cuales se desarrolla la vida urbana. Esta actividad se realiza dentro de la ciudad o en la región sobre la cual la ciudad ejerce su influencia (residencial, comercial, industrial, político-administrativa, cultural…).

11. Ensanche urbano: Elemento del plano urbano en forma de cuadrícula que denota una planificación que a su vez responde a una llegada de emigrantes masiva a la ciudad. Ejemplo, el de Cerdá en Barcelona.

12. Emplazamiento urbano: espacio concreto sobre el que se asienta una ciudad. Por lo general, este emplazamiento guarda relación con la existencia de antiguas vías de comunicación, como los ríos, o con la existencia de sistemas montañosos, así, como con la composición de los suelos.

13. Centro urbano: el centro urbano es la zona principal, donde se hacen los negocios, y en torno a la cual se disponen las demás funciones de la ciudad, desde la administración a la residencia. El centro urbano genera una segregación social en el espacio en virtud de los diferentes precios del suelo que se crean con la actividad comercial y terciaria. En el centro es donde se concentran los edificios más altos que están dedicados a oficinas. A él se llega desde cualquier parte de la ciudad. El precio del suelo es muy caro. En las ciudades españolas se encuentra en el ensanche.

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14. Casco histórico: la parte histórica de una ciudad se encuentra dividida en dos, el casco antiguo y el casco histórico. La ciudad histórica es la que concentra todos los edificios con valor cultural y artístico y con frecuencia áreas comerciales y de negocios. El casco antiguo es el que abarca calles y edificios anteriores a la revolución industrial. Conserva los restos de su origen y su historia a través de la Edad Media y Moderna. El casco histórico, además del antiguo, incluye el ensanche y las barriadas del extrarradio contemporáneas a él.

15. Área metropolitana: nuevo concepto según el cual una ciudad importante llega a integrar de manera funcional a toda una serie de poblaciones próximas de carácter rural o semiurbano. El nuevo espacio funcionará como si de una sola ciudad se tratase.

16. Área periurbana: zona que bordea el área urbana de una ciudad. Su crecimiento se debe, entre otros factores al desarrollo de los transportes y al aumento del precio de las viviendas del centro urbano. Se corresponde, entre otras zonas, con los polígonos industriales, las áreas residenciales y las áreas de equipamientos y servicios.