Tema 50 El Cristiano y Los Bienes Del Mundo - Copia (2)

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50 EL CRISTIANO Y LOS BIENES DEL MUNDO. 14. IDEAS IMPORTANTES La caridad cristiana nos exige ayudar con nuestros bienes al necesitado y colaborar para que pueda salir él mismo de su pobreza. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. “Venid vosotros, benditos de mi Padre...porque tuve hambre y me disteis de comer”. La reparación de la injusticia cometida contra los bienes ajenos exige, para el perdón del pecado, la restitución de los bienes sustraídos. La doctrina social de la Iglesia es una asignatura pendiente para la mayoría de los cristianos, que la desconocen o no la practican. 2. CATEQUESIS

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Tema 50: El cristiano y los bienes de este mundo

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50EL CRISTIANO Y LOS BIENES DEL MUNDO.

14. IDEAS IMPORTANTES

La caridad cristiana nos exige ayudar con nuestros bienes al necesitado y colaborar para que pueda salir l mismo de su pobreza.

Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que an existen en el mundo.

Venid vosotros, benditos de mi Padre...porque tuve hambre y me disteis de comer.

La reparacin de la injusticia cometida contra los bienes ajenos exige, para el perdn del pecado, la restitucin de los bienes sustrados.

La doctrina social de la Iglesia es una asignatura pendiente para la mayora de los cristianos, que la desconocen o no la practican.

2. CATEQUESIS

El destino universal de los bienes.

En el libro del xodo, el sptimo mandamiento de la Ley de Dios se formula brevemente con la frase no robars (Ex 20, 15). El punto de partida para cumplir la voluntad de Dios en el uso de las riquezas nos lo recuerda el concilio Vaticano II cuando reafirma la doctrina tradicional de la Iglesia de que Dios ha destinado la tierra y todo cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos, de modo que los bienes creados deben llegar a todos de forma equitativa bajo la gua de la justicia y el acompaamiento de la caridad.... Por tanto, el hombre, al servirse de esos bienes, debe considerar las cosas que posee legtimamente, no slo como suyas, sino tambin como comunes, en el sentido de que han de aprovechar no slo a l, sino tambin a los dems (GS 69). La caridad cristiana nos exige, por lo tanto, ayudar con nuestros bienes al necesitado y colaborar para que pueda salir l mismo de su pobreza.

El papa Francisco record esta obligacin en el Encuentro Mundial de la Juventud en Ro de Raneiro, en Julio de 2013, al decir: Me gustara hacer un llamamiento a quienes tienen ms recursos, a los poderes pblicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo ms justo y ms solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que an existen en el mundo. Que cada uno, segn sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribucin para poner fin a tantas injusticias sociales. No es la cultura del egosmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad, la que construye y lleva a un mundo ms habitable; no es sta, sino la cultura de la solidaridad. La cultura de la solidaridad no es ver en el otro un competidor o un nmero, sino un hermano. Y todos nosotros somos hermanos.El amor a los pobres.

Jesucristo reconocer a sus elegidos segn lo que hayamos hecho por los pobres. En la parbola del juicio final nos ensea: Venid vosotros, benditos de mi Padre...porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la crcel y venisteis a verme (Mt 25, 34-36).

San Juan Crisstomo, un Santo Padre del siglo IV, nos advierte: Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo contemples desnudo en los pobres, ni lo honres aqu, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su fro y su desnudez...No digo esto con objeto de prohibir la entrega de dones para los templos, pero s que quiero afirmar que, junto con estos dones y aun por encima de ellos, debe pensarse en la caridad para con los pobres...Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornars la mesa de Cristo.

El respeto de los bienes ajenos.

El sptimo mandamiento prohbe expresamente el robo, es decir la apropiacin de los bienes ajenos contra la voluntad de su dueo. Se peca adems contra este mandamiento cuando se retienen los bienes prestados o los objetos perdidos, cuando se defrauda en las relaciones comerciales, se pagan salarios injustos, se elevan los precios por la especulacin, cuando se dan casos de corrupcin como la apropiacin indebida de los recursos pblicos, el fraude fiscal, la falsificacin de cheques o facturas, el lujo excesivo y el despilfarro etc.

La reparacin de la injusticia cometida contra los bienes ajenos exige, para el perdn del pecado, la restitucin de los bienes sustrados.La doctrina social de la Iglesia.

La enseanza social de la Iglesia contiene un cuerpo de doctrina moral que se va formando a medida que se interpretan las realidades cambiantes de la vida econmica y social a la luz de la Palabra de Dios y con la asistencia del Espritu Santo. La Iglesia propone principios de reflexin y da orientaciones para el compromiso de los cristianos, especialmente de los laicos, en el mundo.

Un principio claro de moral social es que todo sistema segn el cual las relaciones sociales deben estar determinadas enteramente por los factores econmicos, resulta contraria a la naturaleza humana. Igualmente, una teora que hace del lucro, es decir, de la ganancia personal, la norma y el fin ltimo de la actividad econmica es moralmente inaceptable, lo mismo que el apetito desordenado de dinero, que causa tantos conflictos en la sociedad.

La doctrina social de la Iglesia puede decirse que es una asignatura pendiente para la mayora de los cristianos, que la desconocen o no la practican.

3. TEXTOS DEL COMPENDIO DEL CATECISMO

503. Qu declara el sptimo mandamiento?

El sptimo mandamiento declara el destino y distribucin universal de los bienes; el derecho a la propiedad privada; el respeto a las personas, a sus bienes y a la integridad de la creacin. La Iglesia en l el fundamento de su doctrina social, que comprende la recta gestin en la actividad econmica y en la vida social y poltica; el derecho y el deber del trabajo humano; la justicia y la solidaridad entre las naciones y el amor a los pobres.

506. Qu cosas prescribe el sptimo mandamiento?

El sptimo mandamiento manda el respeto a los bienes ajenos mediante la prctica de la justicia y de la caridad, de la templanza y de la solidaridad. En particular, exige el respeto a las promesas y a los contratos estipulados; la reparacin de la injusticia cometida y la restitucin del bien robado; el respeto a la integridad de la Creacin, mediante el uso prudente y moderado de los recursos minerales, vegetales y animales del universo, con singular atencin a las especies amenazadas de extincin.

508. Qu prohbe el sptimo mandamiento?El sptimo mandamiento prohbe ante todo el robo, que es la usurpacin del bien ajeno contra la razonable voluntad de su dueo. Esto sucede tambin cuando se pagan salarios injustos, cuando se especula haciendo variar artificialmente el valor de los bienes para obtener beneficio, y cuando se falsifican cheques y facturas. Prohbe adems cometer fraudes fiscales o comerciales y ocasionar voluntariamente un dao a las propiedades privadas o pblicas. Prohbe igualmente la usura, la corrupcin, el abuso privado de bienes sociales, los trabajos culpablemente mal realizados y el despilfarro.

520. En qu se inspira el amor a los pobres?

El amor a los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas y en el ejemplo de Jess en su constante atencin a los pobres. Jess dijo: Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos mos ms pequeos, a m me lo hicisteis (Mt 25, 40). El amor a los pobres se realiza mediante la lucha contra la pobreza material, y tambin contra las numerosas formas de pobreza cultural, moral y religiosa. Las numerosas instituciones benficas a lo largo de los siglos son un testimonio concreto del amor preferencial por los pobres que caracteriza a los discpulos de Jess.

4. ORACINOh, Dios, protector de los que en t esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo tu gua providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos. Por N.S.J. Amn.