Tema 5º

EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS

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Tema 5º

Evangelización y Catequesis

OBJETIVO GENERAL

Desarrollar la conciencia evangelizadora del catequista y ayudarle a comprender cómo se sitúa su tarea catequética dentro de la acción de la Iglesia.

OBJETIVOS PARTICULARES

1.º Clarificar qué significa evangelizar y cómo se sitúa la catequesis dentro del proceso de la evangelización.

2.º Caer en la cuenta de la importancia que tiene la acción evangelizadora de la Iglesia y tomar conciencia de nuestra responsabilidad de evangelizadores.

3.º Comprender en qué consiste la catequesis y cuáles son los rasgos que la definen como una acción eclesial.

ASPECTOS CLAVE DEL TEMA

El presente tema quiere despertar la conciencia evangelizadora de la labor catequética. Que el catequista tome conciencia de su misión evangelizadora. Sitúa la catequesis dentro del proceso evangelizador de la comunidad cristiana, de la iglesia. No podemos entender lo que es la catequesis si no tenemos una visión clara de lo que es evangelizar y el lugar que ocupa la catequesis dentro del proceso evangelizador.

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INTRODUCCIÓN

La palabra evangelización está muy presente en todas la reuniones de catequistas o sacerdotes. Aseguramos que esa es la misión de todo cristiano: el ser evangelizador. Que el fin de la Iglesia es la de evangelizar, el anunciar aquello que Jesús ha hecho o dicho. Aseguramos que evangelizar significa, en griego, BUENA NOTICIA traída por un mensajero. Incluso significaba la recompensa dada a un portador de la buena noticia. El cristianismo primitivo usó esta palabra para aplicarla al acontecimiento: la encarnación del Hijo de Dios.

Más actualmente hemos oído y leído mucho el termino “Nueva Evangelización”. Por Nueva Evangelización no se entiende una nueva etapa en el proceso evangelizador o una evangelización nueva sino que lo que se quiere expresar con esta afirmación es la Evangelización hoy, porque hay que superar algunos malentendidos: la Nueva Evangelización no es una ruptura o algo diferente a la evangelización en sí.

La Nueva Evangelización es la evangelización dirigida fundamentalmente, aunque no exclusivamente, a los bautizados alejados de la fe.

Desde tu experiencia, como catequista, ¿qué significa EVANGELIZAR?

¿Qué lugar ocupa la catequesis en esa evangelización?

APROXIMACIÓN A NUESTRA VIDA

Hay una serie de experiencias que nos son más o menos comunes a todos los que trabajamos en el campo catequético:

Muchas veces descubrimos que en muchos de los niños, jóvenes o adultos que acuden a nuestras catequesis no se ha producido un auténtico despertar religioso. Que falta interés por entrar en comunión e intimidad con Jesucristo. Ponemos bajo sospecha nuestra labor de catequistas pues parece que la catequesis no cala, no profundiza en el interior de las personas.

Somos conscientes de estar ofreciendo la catequesis a todo aquel que viene, sin discernir antes su nivel de fe ni estudiar lo que conviene ofrecer a cada uno. Sin

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duda, hoy por hoy, resultaría difícil llevarlo a cabo. Con todo, sería conveniente conocer bien el destinatario idóneo de la catequesis.

Estamos casi convencidos que nuestra labor como catequistas queda muy disminuida o bien porque los mismos catequizandos cortan -abandonan- el proceso o dinámica de la fe, o bien por falta de un seguimiento posterior por parte de las parroquias.

Tenemos la sensación de que no se conoce -y, por tanto, no se valora- la identidad, importancia y lugar de la catequesis en el proceso evangelizador. Parece como si la catequesis fuera una acción más, entre otras muchas, de la vida parroquial; como si la catequesis no fuera una etapa imprescindible en el proceso de la evangelización. Un reflejo de ello lo constituye el hecho de que no haya una catequesis sistemática de adultos en muchas parroquias, o que se valore a la catequesis con el mismo nivel que al “tiempo libre”, a un grupo de oración, a unos grupos de reflexión, etc.…

Muchas veces en ambientes comunitarios y clericales se piensa que hay demasiada saturación de catequesis. Alguien llegó a afirmar: “Menos catequesis y más evangelización”.

Por todo ello, urge ubicar bien la catequesis dentro del proceso evangelizador y ver su relación con otras formas evangelizadoras de la Iglesia.

En tu propia parroquia, ¿se ofrece la 4atequesis, sin más, a cualquier niño, joven o adulto que lo solicite?; ¿Existe una pre-catequesis o tiempo de despertar a la fe, si se ve necesario?

En tu parroquia, ¿se da la misma importancia a trabajar en la 4atequesis que a hacerlo en el “tiempo libre”, llevar un grupo de oración,, participar en una comisión de liturgia o de economía, etc.…?

Lo que ofrece la 4atequesis es mucho, Pero ¿se ofrece a los catequizandos otros servicios, donde puedan ir madurando en su fe?.

Nosotros, los catequistas, estamos en general muy contentos de serlo; pero como catequistas ¿se está dispuesto a ser testigo, evangelizador, en los compromisos temporales en nuestra sociedad? ¿Nos quedamos solo en un compromiso intra-eclesial?

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PARA TU REFLEXIÓN

Apunte bíblico

Hechos 8, 26-38.

Felipe y el funcionario etíope26. Mas un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Parte, y ve hacia el mediodía, por la vía

que lleva de Jerusalén a Gaza; la cual está desierta.27. Partió luego Felipe, y se fue hacia allá. Y he aquí que encuentra a un etíope, eunuco, gran

valido de Candace, reina de los etíopes, y superintendente de todos sus tesoros, el cual había venido a Jerusalén a adorar a Dios;

28. y a la sazón se volvía, sentado en su carruaje, y leyendo al profeta Isaías.29. Entonces dijo el Espíritu a Felipe: Date prisa y arrímate a ese carruaje.30. Acercándose, pues, Felipe, a toda prisa, oyó que iba leyendo en el profeta Isaías, y les

dijo: ¿Te parece a ti que entiendes lo que vas leyendo?31. ¿Cómo lo he de entender, respondió él, si alguno no me lo explica? Rogó, pues, a Felipe

que subiese, y tomase asiento a su lado.32. *El pasaje de la Escritura que iba leyendo, era éste: Como oveja fue conducido al

matadero: y como cordero que está sin balar en manos del que le trasquila, así él no abrió su boca.

33. Después de sus humillaciones ha sido libertado del poder de la muerte a la cual fue condenado. Su generación, ¿quién podrá declararla?, puesto que su vida será cortada de la tierra.

34. A esto preguntó el eunuco a Felipe: Dime, te ruego, ¿de quién dice esto el profeta?, ¿de sí mismo, o de algún otro?

35. Entonces Felipe tomando la palabra, y comenzando por este texto de la Escritura, le evangelizó a Jesús.

36. Siguiendo su camino, llegaron a un paraje en que había agua; y dijo el eunuco: Aquí hay agua: ¿qué impedimento hay para que yo sea bautizado?

37. Ninguno, respondió Felipe, si crees de todo corazón. A lo que dijo el eunuco: Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.

38. Y mandando parar el carruaje, bajaron ambos, Felipe y el eunuco, al agua, y Felipe lo bautizó.

39. Así que salieron del agua el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y no lo vio más el eunuco; el cual prosiguió su viaje rebosando de gozo.

Un eunuco va camino de Samaria. Hay en él una actitud de búsqueda, una actitud religiosa: está con la Biblia en sus manos tratando de entenderla. Se encuentra con Felipe, y este catequiza al eunuco, que termina confesando su fe en Jesucristo. Inmediatamente es sacramentalizado, es bautizado.

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1 Corintios 9, 16-19

“ El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por propio gusto, eso sería mí paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde.”

Apunte magisterial

Evangelii Nuntiandi. 14 y 18

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“La Iglesia « existe para evangelizar », esto es, para « llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad »”.

La exhortación ‘Evangelii Nuntiandi’ del 8 de diciembre de 1975, sobre la evangelización del mundo contemporáneo, subrayó con toda razón que la evangelización - cuya finalidad es anunciar la Buena Nueva a toda la humanidad para que viva de ella - es una realidad rica, completa y dinámica, que tiene elementos o, si se prefiere, momentos, esenciales y diferentes entre sí, que es preciso saber abarcar conjuntamente, en la unidad de un único movimiento. La catequesis es uno de esos momentos - ¡y cuán señalado! - en el proceso total de la evangelización” (Juan Pablo II, Catechesi Tradendae, n. 18).

Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios, revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo. Testimoniar que ha amado al mundo en su Hijo; que en su Verbo Encarnado ha dado a todas las cosas el ser, y ha llamado a los hombres a la vida eterna. Para muchos, es posible que este testimonio de Dios evoque al Dios desconocido, a quien adoran sin darle un nombre concreto, o al que buscan por sentir una llamada secreta en el corazón, al experimentar la vacuidad de todos los ídolos. Pero este testamento resulta plenamente evangelizador cuando pone de manifiesto que para el hombre el Creador no es un poder anónimo y lejano: es el Padre. Nosotros somos llamados hijos de Dios y en verdad lo somos? (1Jn.3,1; cf.Rom.8,14-17), y, por tanto, somos hermanos los unos de los otros, en Dios. (E.N.26)

Iluminación doctrinal

La evangelización de Jesús

1.- Jesucristo, punto de partida de la evangelización.

Un acercamiento reflexivo sobre la evangelización no puede arrancar de conceptos o definiciones. Tampoco se puede partir de la consideración de las situaciones culturales o de las situaciones de fe o de cualquier otra situación. Tampoco podemos partir de las experiencias personales. Tampoco hemos de comenzar desde los métodos, los planes, etc. de la evangelización. Todo esto se tendrá en cuenta y es muy importante en la evangelización pero no lo podemos tomar como punto de partida.

Por tanto, hemos de partir del acontecimiento fundante de la evangelización: se trata de un hecho, la salvación por medio de Jesucristo. De este modo, lo primero en la evangelización es el hecho de la fe, el acontecimiento de la intervención de Dios a favor del hombre, porque la primera y más radical realidad es que Jesucristo, enviado por el Padre y con la fuerza del Espíritu Santo, es el salvador y el redentor del hombre.

Jesucristo es lo primero y la realidad fundante porque Jesucristo da origen a todo: En Él fue hecho todo, Él da origen a todo. Jesucristo fundamenta todo cuanto es creado, Jesucristo es el eje y el fundamento de la historia, Él es el que da origen y sentido a la historia individual y social.

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Jesucristo, como punto de partida, no es sólo un acontecimiento real del pasado del cual damos fe, sino que es algo más: Jesucristo es un hecho presente y actual. Jesucristo es una realidad tal que nos afecta hasta el punto que nos vincula a su propia persona. Para un cristiano Jesucristo es el señor de su vida y la Iglesia le pertenece: Él es la razón de ser de la Iglesia, se trata su señal de identidad.

Cuando afirmamos que Jesucristo es el acontecimiento de la salvación, lo que manifestamos es una actitud de pertenencia a Él, estamos proclamando la realidad del encuentro personal con Jesús muerto y resucitado. Este encuentro es lo que marca y define nuestra vida de forma total y radical.

Para un cristiano proclamar que Cristo es el salvador del hombre es afirmar que Cristo, además de ser primero y fundante, es real y vivo, no sólo teórico, y que afecta a la totalidad del ser humano y, por ende, a toda la Iglesia.

Sólo una Iglesia que confiesa la fe puede ser una Iglesia evangelizadora. Sólo una Iglesia que tiene por centro a Jesucristo es una Iglesia evangelizadora. Sólo una Iglesia viva, por ser viva, puede ser una Iglesia evangelizadora.

2.- Toda la evangelización está centrada en Jesucristo.

La evangelización está vinculada a la misión de Jesucristo por estar centrada en Cristo. Cristo es el enviado de Padre y, de este modo, todo su ser, toda su vida y toda su obra están referidos a una misión: dar testimonio de Dios y dar testimonio del amor de Dios .Porque Dios no ha enviado su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. (Jn.3,17).

El origen de la misión de Jesucristo y de la Iglesia radica en el amor que tiene el Padre por el hombre “Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su hijo amado para que todo el que crea en el no perezca sino que tenga vida eterna” (Jn.3,16).

La salvación del hombre es un plan trazado por Dios desde el principio y que Jesucristo cumple y culmina fielmente por amor al Padre. La misión de Jesucristo va a ser presentada y asumida desde la antigüedad: génesis, éxodo, teniendo un punto común: la espera y la preparación de la venida del Mesías: Jesucristo, el ungido, el Cristo.

El envío de Jesucristo a los hombres está en el origen de la evangelización y la Iglesia tiene la misión de dar testimonio del testimonio de Jesucristo (E.N.14).

3.- ¿En qué consiste la misión evangelizadora de Jesús?

Naturaleza de la misión evangelizadora de Jesús.

Jesucristo es el paradigma de la evangelización y por eso hemos de recurrir a Él.La evangelización en Jesús tiene tres grandes líneas que constituyen su misión:

El anuncio del Reino.El encuentro con el hombre concreto.La entrega de sí.

El anuncio del Reino.

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El anuncio del Reino es, en definitiva, el anuncio de la Buena Noticia que es Jesucristo, el Salvador. El anuncio del Reino es el anuncio de la vida, palabras y obras de Jesucristo como signos de salvación.

El anuncio del Reino es a la vez anuncio y llamada, no solamente es una proclamación sino que es un anuncio que lleva en sí mismo el anuncio de la conversión: “Convertios y creed en el evangelio”. Jesucristo es el único salvador, de ahí la necesidad de convertirse a Cristo para salvarse.

El anuncio del Reino es llamamiento al seguimiento de Jesucristo formando grupo, asamblea. De ahí que el seguimiento y la comunidad vayan radicalmente unidos “Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar”. (Hch.2,1).

El encuentro con el hombre concreto.

El encuentro con el hombre concreto es la ley de la encarnación. Por la encarnación Jesucristo se hace hombre, habita entre nosotros, se hace uno más. De este modo, en los Evangelios, se presenta a Jesús como un hombre cercano al hombre y, especialmente, cercano al hombre pobre. Jesús se inserta en la historia en una cultura concreta. De la misma forma esta encarnación ocurre en la Iglesia (GS. 1)

Jesús nos muestra la necesidad de unos evangelizadores que vivan en la concretud de la realidad, en una cultura determinada y, siempre, cercanos a los hombres. Estos son los signos de Jesús que nos enseñan los Evangelios, estos signos son signos sacramentales, signos salvadores.

La entrega de sí.

La vida de Jesús es su propia donación en la cruz. La entrega de Jesús al Padre para la salvación del hombre. Su misión no es sólo cuestión de anuncio sino, sobre todo, de entrega sacrificial.

La misión que el Padre da al Hijo incluye dar la vida “Nadie me quita la vida, soy yo quien la da por todos”. De este modo Jesucristo es el redentor y el salvador del hombre. Él es nuestro hermano y portador de una vida nueva para todos los hombres.

La evangelización en la Iglesia

La Iglesia recibe la misión de instaurar el Reino.

La misión de Cristo y del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia: cuerpo de Cristo y templo del Espíritu Santo.

La misión que Jesús recibe del Padre y desarrolla por la fuerza del Espíritu Santo da origen a la Iglesia. La Iglesia es la que prolonga la misma misión de Jesús: la evangelización.

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La Iglesia es el sacramento de la salvación, de este modo, toda ella ha sido enviada para extender por el mundo el misterio de comunión trinitaria.

La Iglesia es comunión de creyentes convocados y misterio de comunión trinitaria, signo portador de Cristo, misterio de misión (“La Iglesia es sacramento de salvación, hace accesible al hombre la salvación que Cristo nos trae” (L.G.)).

El primer fin de la Iglesia es ser sacramento de la unión íntima de los hombres con Dios. Cristo presenta y manifiesta el amor de Dios a todo el género humano. Como consecuencia es que toda la acción evangelizadora ha de apoyarse en este misterio de comunión con Dios.

La comunidad eclesial que es convocada por el Señor es ¿Mi Iglesia?, o como dice Jesús ¿Mi Viña?, ¿Mis ovejas?. La Iglesia es una familia, un cuerpo, un pueblo que debe reunir a todos pueblos cuya cabeza es Cristo. La Iglesia es peregrina, es decir, evangelizadora y evangelizada al mismo tiempo.

La acción evangelizadora ha de ser:Realizada en la esperanza del Reino de Dios.

Paciente en la acción de Dios a pesar de las dificultades y oscuridades en que vive la Iglesia.Confiada en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo.

La oración ha de ser realizada en la segunda venida del Señor. Esta vivencia ha de ser la espiritualidad de toda la acción evangelizadora de la Iglesia.

La tarea eclesial de la evangelización se realiza a través de cinco grandes mediaciones o signos fundamentales:

Kerigma: proclamación de evangelio, ministerio de la Palabra.Diakonia: Amor, servicio fraterno, sacramento universal.Koinonia: comunión, fraternidad.Liturgia: signos sacramentales.Martiria: apostolado activo y testimonial.

Hasta ahora hemos visto como la evangelización se funda en el Misterio de Dios y, más concretamente, en la acción de Dios. Esta evangelización está especialmente dirigida al hombre: está especialmente vinculada al hombre, busca el encuentro del hombre con Dios. También la evangelización está en la búsqueda del encuentro del hombre consigo mismo. De este modo, el hombre halla su plenitud a través de la evangelización.

Es cierto que, siguiendo la clásica terminología, la evangelización hay que hacerla en fidelidad a Dios y en fidelidad al hombre concreto situado en un tiempo, lugar y cultura determinados.

Así pues, hay que relacionar el mensaje de la fe y la realidad humana. Hay que tener en cuenta al hombre, su medio y sus aspiraciones. No podemos evangelizar sin tener en cuenta la identidad humana y su situación.

La Evangelización y la identidad humana.

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La Evangelización no es algo extraño al hombre sino que se corresponde con la misma naturaleza del ser humano. Tampoco la evangelización es algo añadido al hombre sino que es algo necesario de su propia identidad humana.

Cuando la Iglesia manifiesta a Jesucristo al hombre lo que hace es revelar al hombre la única

verdad de sí mismo. Lo que propicia la Iglesia es el encuentro del hombre consigo mismo. Gracias a la Evangelización el hombre se descubre en plenitud. La Iglesia al mostrarnos a Jesucristo permite al hombre descubrir su origen, su orientación, su meta, la razón de su existencia, le revela su identidad, su horizonte y su destino. La Iglesia le da al hombre su ser y el sentido de su existencia.

Cuando el ser humano acepta a Jesucristo, el hombre cambia sustancialmente: se trata de la conversión a Cristo en la Iglesia como y en el sacramento de la Iglesia. Esto propicia el encuentro del hombre con Dios donde la existencia del hombre queda totalmente renovada, de hombre viejo se pasa a hombre nuevo.

Pero esta conversión no se da sólo en el hombre de forma individual sino también en la realidad humana comunitaria: el hombre, fruto de su adhesión a Cristo, será más solidario, fraterno, sincero, comprometido con la justicia, con la paz, con la igualdad. El creyente, de este modo, asume las exigencias sociales de la vida nueva y es testimonio y testigo del Evangelio. La Iglesia ha de estar atenta a la situación humana para comprender al propio hombre y, desde ahí, hacer propicio el encuentro con el Señor. Se debe atender, para evangelizar, las situaciones concretas: el tiempo, los lugares y las circunstancias.

La Evangelización no puede ser atemporal ni estar alejada del hombre concreto, porque la Evangelización es la actualización de la salvación de Dios, es el hoy de la acción de Dios, es la mediación de la Iglesia y, en consecuencia, en el aquí y en el ahora se presenta la novedad de Jesucristo.

En qué consiste por tanto la evangelización.

EVANGELIZARAnunciar el evangelio, la buena noticia de la salvacióno, lo que es lo mismo, hacer presente el reinado de Dios

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Mc. 2, 1-12

ES LA MISIÓN DE JESÚS

Anunciar la palabra de Dios. Denunciar la injusticia y el pecado. Llama a la conversión y otorga el perdón. Da testimonio de palabra y con los hechos. (Opción por los pobres. Invita a una nueva relación con Dios. Concede la salvación, don de Dios.

La gran señal:el misterio de la cruzel don del Espíritu.

Y DE SUS DISCÍPULOS Jesús forma con ellos una comunidad. Comparte con ellos la tarea evangelizadora. Les descubre los secretos del reinado de Dios. En estas catequesis los discípulos: - escuchan la Palabra - asumen la justicia nueva del evangelio (bienaventuranzas) - se inician en la oración - alaban las maravillas de Dios

Los discípulos participan del conflicto que llevó a Jesús a la cruz

ES LA MISIÓN DE LA IGLESIA“Id y haced discípulos de todos los pueblos...”

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JESÚSES

EL SEÑOR

NATURALEZA DE LA EVANGELIZACIÓN

EL MENSAJE DE LOS APÓSTOLES

Una experiencia:JESÚS HA RESUCITADOES EL SEÑOR DE LA HISTORIA

Un testimonio:De esto “todos nosotrosSOMOS TESTIGOS”

Una misión universal:Llevar la buena noticia a todas partes. La Iglesia es el signo del reinado de Dios.

El Espíritu dirige esta misión

CONSTANTES DE LAEVANGELIZACIÓN

Anunciar el reinado de Dios. Reconocer a Jesús como Señor. Celebrar el amor y el perdón gratuitos de Dios. Convertirse a la Justicia del evangelio. Ser fiel al don del Espíritu. Aceptar el bautismo y sus consecuencias. Incorporarse a la comunidad eclesial. Ser testigos de Jesús en medio del mundo

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La evangelización no admite definiciones parciales y fragmentarias, si no es con el riesgo de empobrecerla e incluso mutilarla. La diversidad de elementos que integran la evangelización, ha originado la tentación de identificar alguno de estos aspectos con la misma evangelización. Así el anuncio, testimonio, enseñanza, sacramentos, amor al prójimo, hacer discípulos son vías o medios de evangelización, pero ninguno de ellos la agota. Es preciso, por tanto, entender la evangelización como el proceso mediante el cual la Iglesia, movida por el Espíritu Santo anuncia y difunde el Evangelio en todo el mundo, de tal forma que,

- impulsada por la caridad, impregna y transforma todo el orden temporal, asumiendo y renovando las culturas;

- da testimonio entre los pueblos de la nueva manera de ser y de vivir que caracteriza a los cristianos;

- y proclama explícitamente el Evangelio, mediante el primer anuncio, llamando a la conversión;

- inicia en la fe y vida cristiana, mediante la catequesis y los sacramentos de la iniciación, a los que se convierten a Jesucristo, o a los que reemprenden el camino de su seguimiento, incorporando a unos y reconduciendo a otros a la comunidad cristiana;

- alimenta constantemente el don de la comunión en los fieles mediante la educación permanente de la fe (homilía y otras formas del ministerio de la Palabra), los sacramentos y el ejercicio de la caridad;

- y suscita continuamente la misión, al enviar a todos los discípulos de Cristo a anunciar el Evangelio, con palabras y con obras, por todo el mundo.

A través de la evangelización, la Iglesia busca transformar todo desde dentro, renovar la misma humanidad con la fuerza del Evangelio, convertir la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos y su vida y ambientes concretos.

La evangelización no pretende dar un barniz superficial, sino evangelizar las culturas, transformándolas e iluminándolas con la luz del Evangelio.

Todos los elementos que intervienen en este complejo proceso de evangelización pueden parecer en ocasiones contrastantes, incluso a veces exclusivos, pero son complementarios y mutuamente enriquecedores: la gran tarea para tener la plena comprensión de la actividad evangelizadora de la Iglesia es saber componer estos elementos, más que oponerlos entre sí.

LA EVANGELIZACIÓN COMO PROCESO

La evangelización es un proceso dinámico, que se desarrolla de forma gradual, estructurado en etapas o momentos esenciales que coinciden de alguna manera con las etapas del nacimiento, crecimiento y maduración de la fe. Dentro de este recorrido, la catequesis aparecerá como una de las acciones principales -esenciales- del proceso total de evangelización, de la que es parte integrante.

Se puede considerar este proceso evangelizador desplegado fundamentalmente en tres fases o etapas sucesivas que llevan a la profesión de la fe y la plenitud de la vida cristiana:

1).- La acción misionera, dirigida a los no creyentes y a los que viven en la indiferencia religiosa.

2) La acción catequético-iniciatoria, para los que optan por el Evangelio y para los que necesitan completar o reestructurar su iniciación.

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3).- La acción pastoral, para atender a los fieles cristianos ya maduros de la comunidad cristiana.

Un esquema que resume el proceso de la evangelización puede ser el siguiente:

Etapas o fases de la evangelización

Naturaleza y finalidad

Dirigida a Medios

Acción Misionera

- Es la acción eclesial que trata de suscitar la conversión a Jesucristo

- Los no creyentes- Los alejados de la fe

- Testimonio de vida de los cristianos.- Primer anuncio explícito del Evangelio

Acción catequizadora

- Es la acción eclesial que trata de conducir a la confesión de fe, inherente al bautismo.Por tanto, capacita básicamente a los cristianos para:a) Entender, celebrar y vivir el Evangelio.b) Participar activamente en la realización de la comunidad eclesial.C) Participar en el anuncio e instauración del Reino de Dios entre los hombres.

- Los que han optado por el Evangelio

- Todos los medios necesarios para llevar a cabo las diversas formas de educación en la fe.

Acción pastoral

- El conjunto de acciones que la comunidad cristiana realiza con sus fieles para:a) Alimentar continuamente su fe.b) Fortalecer su comunión eclesial.c) Animar su participación en la tarea evangelizadora de la Iglesia.

- Miembros ya iniciados en la fe

- Ministerio de la Palabra.

- Celebración de la liturgia

- Ejercicio de la caridad.

La Catequesis en el proceso evangelizador

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La catequesis en la acción evangelizadora: Naturaleza y tareas dentro del proceso evangelizador

La catequesis entra dentro del proceso evangelizador. Su identidad, como dice el Directorio General para la Catequesis (DCG), hay que buscarla y situarla en relación con la totalidad de los elementos que integran el proceso evangelizador y con las distintas etapas o momentos que constituyen el despliegue total de dicho proceso evangelizador. “La catequesis, afirma Juan Pablo II, no puede disociarse del conjunto de actividades pastorales y misioneras de la Iglesia”. ( C.T. 15). Entre la catequesis y la evangelización no existe ni separación u oposición, ni identificación pura y simple, sino relaciones profundas de integración y complemento recíproco... “La catequesis es uno de los momentos, y ¡cuán señalado!, en el proceso total de la evangelización”. (CT. 18. DGC. 61-63)

La catequesis sigue, normalmente, a la acción misionera, si bien en ocasiones, en la práctica pastoral, “las fronteras entre ambas acciones, no son fácilmente delimitables”(DGC. 62); y antecede a la acción pastoral. A quienes se han convertido a Jesucristo les acompaña en su itinerario de fe hacia la madurez y les ayuda en el camino que les conduce a la participación madura, activa y responsable, en la comunidad cristiana, y a la confesión y testimonio de fe en Jesucristo. “El momento de la catequesis es el que corresponde al periodo en que se estructura la conversión a Jesucristo, dando una fundamentación a esa primera adhesión. Los convertidos, mediante una enseñanza y aprendizaje convenientemente prolongado de toda la vida cristiana, son iniciados en el misterio de la salvación y en el estilo de vida propio del Evangelio. Se trata, en efecto, de iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana. La catequesis, al realizar con diferentes formas esta función de iniciación del ministerio de la palabra, lo que hace es poner los cimientos del edificio de la fe. La catequesis de iniciación es, así, el eslabón necesario entre la acción misionera, que llama a la fe, y la acción pastoral, que alimenta constantemente a la comunidad.

Algunas características de la catequesis en el marco de la evangelización La catequesis, periodo intensivo del proceso evangelizador, distinto del primer anuncio, es una enseñanza elemental, orgánica y sistemática, no obstante bastante completa, sobre el misterio de Cristo y una iniciación cristiana integral abierta a todas las esferas de la unidad de la vida cristiana: confesión de fe, participación en los sacramentos, vida nueva en el Espíritu, oración, apostolado.(CT. 21) Su finalidad es doble: «hacer madurar la fe inicial y educar al verdadero discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de nuestro Señor Jesucristo.(CT. 19) Esta doble finalidad entraña, entre otros aspectos: Alimentar y enseñar la fe, desarrollar, con la ayuda de Dios, una fe aún inicial, educar la fe de los niños, de los jóvenes y de los adultos, con miras a iniciarlos en la plenitud y alimentar diariamente la vida cristiana de los fieles de todas las edades, hacer crecer, a nivel de conocimiento y de vida, el germen de la fe sembrado por el Espíritu Santo con el primer anuncio y transmitido eficazmente a través del Bautismo; explicitar la inteligencia del misterio de Cristo a la luz de la palabra, para que el hombre en- tero se vea impregnado y configurado por ella; ayudar a que el cristiano, transformado por la acción de la gracia en nueva criatura, se disponga a seguir a Jesucristo y, en la Iglesia, aprenda a pensar y a juzgar

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como Él, y a actuar y esperar, a orar y adorar, como Él nos invita, capacitar para entender, celebrar, vivir testificar la Buena Nueva de la salvación en Jesucristo y para participar activamente en la realización de la comunidad eclesial y en el anuncio presencializador del Evangelio; fomentar en los cristianos el interés en dar testimonio de su fe, darla a conocer a otros, servir de todas las maneras posibles a la comunidad humana; capacitarlos para dar razón de su esperanza. (Ct. 24 La peculiaridad de la catequesis, dentro del proceso de evangelización y en estrecha conexión con las otras acciones y funciones fundamentales de la Iglesia, radica en ser periodo de enseñanza y madurez, de reflexión vital sobre el misterio de Cristo, que es lo que principalmente distingue a la catequesis de todas las formas de presentar la Palabra de Dios, de iniciación integral, vital, ordenada y sistemática, en la revelación que Dios mismo ha hecho al hombre, en Jesucristo. La catequesis cumple así, al mismo tiempo, tareas de iniciación, de educación y de enseñanza; tiene un carácter introductorio: introduce, inicia, en la escucha y en la acogida de la Palabra y de la enseñanza de los apóstoles, en la liturgia, en la vida moral evangélica conforme a la caridad y en la oración.

La catequesis asume, a veces, funciones propias del primer anuncio Si bien la catequesis, como queda dicho, sigue, normalmente, al primer anuncio, o a la acción misionera en su sentido estricto, actúa sobre su base y se diferencia de ella, no podemos dejar de tener en cuenta que en muchos países de tradición cristiana la catequesis tendrá que asumir funciones de la primera evangelización, ante el hecho de que ésta o no ha tenido lugar todavía o se ha producido un cambio que requiere una evangelización como en los primeros tiempos. En una situación de países de vieja cristiandad como la nuestra con adultos y jóvenes bautizados pero no suficientemente evangelizados, alejados con frecuencia de la práctica religiosa, con abandono en ocasiones de la misma fe, con insuficiencias importantes en la iniciación cristiana, y con niños, número creciente, que no han sido iniciados ni siquiera en el despertar religioso, es preciso responder con una catequesis de carácter misionero que anuncie gozosamente el Evangelio y que de a conocer la presencia y la intervención salvadora de Dios a fin de suscitar la conversión y la adhesión a Dios e iniciar en la vida cristiana.

Se trata de una situación que “requiere una nueva evangelización. Su peculiaridad consiste en que la acción misionera se dirige a los bautizados de toda edad, que viven en un contexto religioso de referencias cristianas, percibidas sólo exteriormente”( DGC. 58). La catequesis ahí deberá a menudo preocuparse, no sólo de alimentar y enseñar la fe, sino de suscitarla continuamente con la ayuda de la gracia, de abrir el corazón, de preparar una adhesión global a Jesucristo en aquellos que están aún en el umbral de la fe. La catequesis en esta situación asume una función, de alguna manera, mixta: primer anuncio y catequesis fundante se entrelazan en la acción catequética que hay que llevar a cabo; no se trata del primer anuncio del Evangelio, entendido como tal puesto que, son ya cristianos, ni una catequesis en el sentido fuerte del término, ya que se trata de provocar la conversión al Evangelio. Por eso, esta catequesis, que no pierde tampoco sus cometidos propios, asume un talante, un lenguaje, una pedagogía, y aun unos contenidos particularmente misioneros. La clave de esta catequesis es la conversión y la fundamentación de la fe y el centrarse en los contenidos, núcleos fundamentales de la fe o sustancia viva del Evangelio. Nadie, y menos un adulto, es cristiano sin saberlo o quererlo. Por eso a medida que nuestros niños crecen hasta ser capaces de tomar su destino en sus propias manos se impone la

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necesidad de que ellos mismos ratifiquen las promesas que sus padres y padrinos hicieron a la hora de su Bautismo. Nada ni nadie puede ya sustituir esa toma de decisión personal. Nadie exime al bautiza do de convertirse. En el adulto pagano la conversión precede y prepara al Bautismo, que viene así a coronar y sellar el proceso de la fe. En el bautizado de niño el Bautismo precede, prepara y dinámicamente está exigiendo la conversión que alumbrará al hombre adulto en Cristo. El proceso sigue líneas diversas, pero en ambos casos la conversión emerge como el corazón de la fe entera. Este dar por supuesta la conversión y la fe infravalora peligrosamente el papel decisivo y misterioso de los dos participantes del diálogo de la salvación, Dios (gracia) y el hombre (libertad), y es quizá causa principal de un enquistarse en posiciones ambiguas que un día se reconocerán catastróficas. Al darse por supuesta la conversión y la fe en todo individuo bautizado, ha podido primar una acción pastoral y catequética tendente a instruir en la fe, en lugar de orientarse a proponer, suscitar y despertar la fe que salva como conversión y decisión personal. Por ello, en el caso del bautizado-no-convertido, sea éste adulto o de otra edad, la Iglesia ha de provocar una acción especial; ésta ha de perseguir el provocar la conversión de los bautizados-no-convertidos o el despertar la fe adormecida o mortecina de los mismos o comenzar a llenar la falta de fe que en ellos se da. Esta acción especial o específica es lo que algunos han llamado «catequesis misioneras o, como hace el propio Directorio, «nueva Evangelización»( DCG 58), denominada así por participar del dinamismo del anuncio misionero, al dirigirse a no-convertidos, y por tener aspectos catequéticos propios, al operar sobre el Bautismo de fe y sobre la formación o instrucción ya recibida. La conversión será, en consecuencia, el punto neurálgico y la finalidad de esta catequesis que responde a una «situación intermedia» entre los no-cristianos y los cristianos ya implicados en la fe que profesan con la Iglesia. Urgir la conversión, suscitar la fe fundante y confesante que tiene como punto de partida y presupuesto permanente la conversión y toma en serio la absoluta primacía del Reino, poner al bautizado-no-convertido o alejado en presencia del Evangelio y ante la decisión de optar por Jesucristo y seguirlo, adherirse a su persona y a la manera nueva de ser que en El se inaugura como posibilidad de salvación para todos los hombres, llevar al conocimiento del significado del Evangelio de Jesucristo y del Reino de Dios en él anunciado e inaugurado y del carácter decisivo que para la propia vida en su totalidad tiene: tales son los objetivos de esta catequesis.

Esta catequesis exige una toma de conciencia de los ritmos e itinerarios de la fe y de la edificación de la Iglesia. No olvida que la fe es un itinerario con sus diferentes momentos que no se pueden saltar: el interés por el Evangelio, la conversión propiamente dicha, la profesión de fe, el camino hacia la perfección (DCG 56), y que la Iglesia se edifica por etapas: convocatoria y llamada a la fe; tiempo de misión, de testimonio y anuncio; tiempo de conversión; tiempo de catecumenado e iniciación integral; tiempo de la celebración litúrgica, de comunidad plenamente constituida apostólica, y de educación permanente en la fe y de profundización sapiencial en ella.(DCG 51)

Por lo mismo, esta catequesis necesita o exige un contexto eclesial misionero, un poner a la Iglesia en estado de misión. Normalmente no podrá darse esta catequesis en unas comunidades o iglesias particulares que sigan actuando sin tener presente la secularización y descristianización de nuestra sociedad, como si todos tuvieran fe, o como si diese lo mismo

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tenerla que no tenerla, o como si la fe fuese algo hereditario que se puede transmitir por los procesos de socialización religiosa o que importa poco para la vida.

Esta catequesis «misionera», como la llaman unos, o «nueva evangelización», como la prefieren otros, es una acción clave y prioritaria de una Iglesia que, en fidelidad a su identidad y vocación, se siente llamada y quiere ser evangelizadora. Tras esta catequesis probablemente, no necesariamente, vendrá la catequesis en su sentido más propio de talante catecumenal que lleva a la fe expresada y anunciada, encarnada en el mundo y expuesta al mundo, hondamente vivida en la integridad de sus dimensiones y en la totalidad de la persona, confesante y confesada, puesta sobre el candelero para iluminar a todos los que habitan esta casa común de nuestro mundo, única capaz de realizar, por su mismo ser, la evangelización de la increencia. Ahora bien, esta fe confesante y confesada, evangelizadora, sólo es posible sobre la base de la conversión, que enraíza la fe en lo más profundo humano, en lo verdaderamente humano, y hace de ella el eje y el centro de la vida del bautizado. A ello, precisamente, tiende la acción eclesial que aquí subrayamos como opción prioritaria en nuestros días en los ámbitos de los países de vieja cristiandad y aun de jóvenes iglesias: una catequesis que, dadas las situaciones concretas, dentro de la acción evangelizadora de la Iglesia asume funciones del primer anuncio y de la catequesis elemental y fundante.

1.- SABER

2.- SER

Para el trabajo personaly el diálogo en grupo

1.- Resume o haz un esquema sobre Naturaleza de la Evangelización.

2.- Explica con tus palabras el lugar que ocupa la catequesis en el proceso de Evangelización.

3.- ¿Podemos contentarnos con dar catequesis o deberíamos profundizar en cómo puede ser una catequesis con funciones de primer anuncio?.

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3.- SABER HACER

1.- Personalmente, ¿qué puedo hacer para profundizar en una catequesis en clave misionera que ayude a la conversión y fundamentación de la fe en los catequizandos que tengo?

2.- Como grupo de catequistas, ¿ en qué podemos mejorar la dimensión misionera de nuestra catequesis?

3.- Como miembros de la comunidad ¿Como podemos llegar más y mejor a los ambientes de los alejados de nuestra parroquia? ¿Que grupos de personas piensas que deberíamos ofrecer una implicación mayor en una catequesis más misionera?

ORACIÓN

«Jesús no tiene manos»

1.- Mirando hacia adentro, ¿me siento evangelizador y a la vez me dejo evangelizar por la Palabra de Dios, los acontecimientos de la vida y la contemplación del misterio de Dios en el hombre de hoy?.

2.- En mi vivencia como catequista ¿impongo la fe o la propongo, suscito y si es necesario la despierto?.

TRATANDO DE MEJORARNUESTRA CATEQUESIS

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Jesús, no tiene manos Tiene sólo nuestras manos

para construir un mundo donde habite la justicia. Jesús, no tienes pies. Tiene sólo nuestros pies

para poner en marcha la libertad y el amor. Jesús, no tienes labios.

Tiene sólo nuestros labios para anunciar por el mundola Buena Noticia de los pobres.

Jesús no tiene medios. Tiene sólo nuestra acción para lograr que todos los hombres sean hermanos.

Jesús, nosotros somos tu evangelio, el único evangelio que la gente puede leer,

si nuestras vidas son obras y palabras eficaces. Jesús, danos tu musculatura moral para desarrollar nuestros talentos

y hacer bien todas las cosas.

BIBLIOGRAFÍA

Este tema ha sido realizado con los siguiente libros.

*.- Directorio General para la Catequesis. Editorial Edice.*.- Evangelización, catequesis y catequistas Antonio Cañizares y Manuel del Campo*.- Introducción a la Pedagogía de la Fe. Anastasio Gil y otros. Editorial Eunsa.*.- Formación de Catequistas. Catequesis en la comunidad. Editorial SM.*.-Formación de catequistas. Curso básico para catequistas. Secretariados de catequesis Diocesis de San Sebastián.*.-Nuevo Diccionario de Catequética. Varios. Vocablo Evangelización. Editorial San Pablo.

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