Tema 07 - español -

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La formación espiritual, o discipulado, es el

movimiento de la vida entera dirigida hacia

Dios. Es abrir cada área de la vida para una

relación íntima con Dios, y someterse a su

voluntad.

El día de la graduación será el día del regreso

de Jesús. Los que estén aptos para la

graduación, subirán y vivirán con él por toda

la eternidad.

El campo de batalla es aquí. Cada uno

decide su futuro por la decisión que toma

cada día.

“Los que hacen de la Palabra de Dios su libro de estudio, los que cavan en busca de los tesoros de

verdad, se compenetrarán del Espíritu de Cristo y por

la contemplación serán transformados a su

semejanza.” La Educación Cristiana, p. 402

“Dios desea que hombres y mujeres piensen juiciosa y

sinceramente… Contemplando a Jesús,

han de ser transformados a su

semejanza…

“...Han de pasar su tiempo en la búsqueda de las profundas y eternas

verdades del cielo... A medida que estudian las grandes verdades de la

Palabra de Dios, perseveran en la contemplación de Aquel que es invisible.”Mensajes Selectos, p.202

Se forma cada día en la primera hora de cada mañana en

nuestro encuentro personal con Dios

En cada encuentro Él revela nuevas verdades y nuevas

facetas de su carácter. Pasamos a incorporar en ese día la visión “de aquel que es

invisible”. Así podemos comprender lo que él quiere hacer en nosotros y a través de nosotros durante ese día.

En gran parte la visión que tenemos de Dios

hoy, es la suma de todos nuestros

encuentros regulares con él en la primera

hora de cada mañana.

Son las buenas nuevas de lo que Cristo hizo, de lo que hace, y de lo

que hará por nosotros.

Incluye la idea de sumisión a Jesús como el Señor de todas las áreas

de mi vida, espiritual, física, emocional, social,

familiar, financiera…

Sumisión personal y en grupo a la dirección y

control de Dios, de todo lo que somos, tenemos y

hacemos.

Integrando su presencia en cada momento de

nuestras vidas y en todo lo que hacemos.

-“Por contemplar nos transformamos.”

Dios Nos Cuida, MM 19/08, p. 240.

-“Porque contemplando es como somos transformados.”

-DTG, p. 409

-“Espaciándonos en el amor de Dios y de nuestro

Salvador, admirando la perfección del carácter divino y apropiándonos la justicia de Cristo por la fe, hemos de ser

transformados a su misma imagen.”

-Exaltad a Jesús, MM, 25/08, p. 245

Cuando se integran esos elementos tenemos unión completa y nuestra unidad

con Cristo crece y se desarrolla. El enfoque de esta unión, o unidad, siempre debe

colocarse en la cruz, la más completa revelación de Dios.

La causa de nuestros problemas aparece en el

Evangelio, en el Señorío o en ambas. Cuando el Evangelio no está de acuerdo a nuestro estilo, generalmente no nos

sometemos al Señorío de Cristo.

• La pérdida de la visión deforma el Evangelio

• La pérdida de la Presencia deforma el Señorío

¿Qué se debe hacer? La mejor respuesta es una combinación de Visión y

Presencia.

Una visión de Dios y de lo que él desea que hagamos combinada

con un sentido de Presencia, transforma la manera cómo

vivimos y funcionamos.

Siempre se comienza con la visión y después nos dirigimos al

Evangelio, es decir, al Señorío y a la Presencia.

• Estudie las vidas en las cuales Dios ha operado

• Medite en la vida de Cristo.• Desarrolle una vida de

oración, hablando con Dios como con un amigo.

• Memorice las Escrituras.

• Acepte la realidad de que Jesús murió por usted

• Acepte el hecho de que usted es objeto del amor incondicional de Dios.

• Estudie las verdades del Evangelio.• Acepte el hecho de que la salvación es

totalmente obra de la gracia de Dios.

• Ore para que el espíritu Santo le muestre lo que él desea que usted haga.

• Pregúntese a usted mismo:

• ¿Qué diferencia hace Jesucristo en mi vida diaria?

• ¿Qué diferencia hace el Evangelio en mi vida diaria?

• ¿De qué forma la presencia visible de Jesús haría una gran diferencia en mis decisiones hoy?

• Haga de Cristo la prioridad en todas las decisiones que tome.

• Acepte la realidad de la promesa de Cristo:

• “Y yo estoy con vosotros todos los días...”

•Acepte la realidad del Espíritu Santo en su vida y la presencia de Jesucristo. (Juan 14:15-20).

• Separe un lugar para Dios en su vida diaria.

• Experimente la práctica de la presencia de Dios

-Cada día “debemos avanzar iluminados por la luz de su rostro.”

Cada día con Dios, MM 11/11, p. 322

“Podemos tener su presencia que nos

ayude a cada paso…”

Exaltad a Jesús, 10/05, pág. 138

La integración de los elementos claves

(Evangelio, Señorío, Visión y Presencia) le ayudará a abrir cada

área de la vida para el relacionamiento íntimo con Dios, y la sumisión

a su voluntad.