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Tecnoestrés:

Qué es,cómo nos condiciona

y cómo gestionarlo

MINISTERIODE TRABAJO, MIGRACIONESY SEGURIDAD SOCIAL

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MINISTERIODE TRABAJO, MIGRACIONESY SEGURIDAD SOCIAL

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Tecnoestrés:Qué es,

cómo nos condiciona

y cómo gestionarlo

Índice

1.Introducción Pág. 4

2.¿Qué es el tecnoestrés? Pág. 6

3.Causas y efectos Pág. 42

4.Diagnóstico y evaluación del tecnoestrés Pág. 65

5.Estrategias de abordaje Pág. 83

ANEXOS Pág. 99REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Pág. 104

Introducción

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1. Introducción

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1. IntroducciónLa transformación digital que estamos experimentando en las últimas décadas con la aparición, entre otras cosas, de internet, telefonía móvil, diversas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), robots colaborativos, e-commerce o teletrabajo, ha generado un desarrollo de la sociedad sin prece-dentes, sin embargo, también se han manifestado problemas técnicos y humanos.

Por un lado, tenemos cada vez una mayor dependencia de los dispositivos tecnológicos. Por otro lado, la velocidad de evolución de dichos dispositivos dificulta su usabilidad de manera que requiere una continua actualización de conocimientos y la percepción de falta de control.

Esas dificultades se manifiestan tanto en el ámbito personal como en el ámbito laboral, especialmen-te en los trabajadores mayores en estrés y ansiedad. Además, su uso excesivo puede causar adicción.

Estos nuevos trastornos deben ser abordados por las organizaciones, tanto desde el ámbito de la psi-cosociología, para evaluarlo e identificar medidas de actuación, como por parte de los departamentos de informática e innovación de las empresas y especialmente de las empresas generadoras de nueva tecnología.

Hay que volver a poner a la persona en el centro y la tecnología a su servicio. Para ello hay que diseñar dispositivos y aplicativos amigables con el usuario.

En esta Guía se pretende contemplar el tecnoestrés como un riesgo a tener en cuenta en la gestión preventiva y abordar su gestión de forma integrada en las organizaciones.

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¿Qué es el tecnoestrés?

2. ¿Qué es el tecnoestrés?

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2. ¿Qué es el tecnoestrés?2.1. Antecedentes

El ser humano vive y se desenvuelve en un entorno físico, biológico y social, pero también lo hace en un ambiente tecnológico, originado principalmente por su interacción con las máquinas.

Este último, el ámbito tecnológico, es el que más ha evolucionado en las últimas décadas, y lo ha he-cho y lo sigue haciendo a gran velocidad.

Los incesantes avances tecnológicos obligan a la sociedad actual a adaptarse continuamente a este medio, sin embargo, la capacidad de adaptación es diferente según las aptitudes y la actitud de cada individuo.

Por lo general, los mayores problemas de adaptación surgen en el ámbito laboral, más que en el fami-liar o de ocio. Mientras que en el primero los cambios tecnológicos vienen por imposición debido a su incorporación en las organizaciones, en el segundo, a menudo, es el usuario es quién determina los cambios y si quiere adaptarse o no a los mismos.

Independientemente del ámbito, el cambio experimentado por la sociedad en apenas medio siglo es un hecho sin precedentes en toda la historia de la humanidad.

Este gran cambio tiene su origen con la invención de Internet y su descubrimiento no fue por casuali-dad. En plena era de la guerra fría, el ejército estadounidense buscaba un método para comunicarse a distancia, pudiendo conservar, al mismo tiempo, la información en caso de un ataque nuclear.

Así, universidades e investigadores de Estados Unidos iniciaron sus propios programas para el desarro-llo de esta nueva tecnología.

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C R O N O LO G Í A

Durante la década de los 80, Internet solo era usado por el Gobierno y el Ejército norteamericano, así como por algunos investigadores y profesores de varias universidades del país.

1969 Primera conexión entre computadoras (ARPANET). Se llevó a cabo por dos universidades Californianas y una tercera del Estado de Utah (Estados Unidos).

1970 ARPANET llega a la costa este de Estados Unidos, superando una distancia superior a los 5.000 kms.

1971 La cifra de computadoras interconectadas asciende a 24 en Estados Unidos.

1972 Ray Tomlinson, desarrolló el primer sistema de correo electrónico.

1983 14 años después de la primera conexión, se alcanza la cifra de 500 computadoras interconectadas.

1989 Tim Berners-Lee junto a otros colaboradores, inventaron la red más conocida actualmente, la «World Wide Web» (WWW) o red de informática mundial.

2000 Empieza a proyectarse la interconexión total actual: La era Digital.

1995El servicio «WWW» se extendió rápidamente por todo el país a mediados de los noventa, y se hizo extensible al resto de paí- ses a finales de la misma década, permitiendo, de forma sencilla, la consulta remota de archivos de hipertexto en universidades y centros de investigación.


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Teniendo en cuenta el gradual ritmo de avance inicial y la situación actual, habiendo millones de dis-positivos conectados a internet (incluido los móviles, tablets, televisores, etc.), puede vislumbrarse el nivel de dinamismo adoptado por el sector en los últimos años.

Pero existen muchos otros servicios y protocolos en internet, como son:

• El correo electrónico (SMTP), anteriormente mencionado.

• La transmisión de archivos (FTP y P2P).

• Las conversaciones en línea (IRC).

• La mensajería instantánea y transmisión de contenido y comunicación multimedia.

• Telefonía (VoIP).

• Televisión (IPTV).

• Boletines electrónicos (NNTP).

• El acceso a otros dispositivos (SSH y Telnet).

• Juegos en línea.

• Etc.

Todo ello fue posible gracias a un dispositivo periférico que permitía la conexión entre ordenadores mediante la red telefónica, el módem.

Del correo electrónico, actualmente en servicio, surgió la mensajería instantánea, el conocido Messen-ger, y de ahí las redes sociales, tipo Facebook (2004) y pionera en este ámbito.

Así mismo, de portales para compartir archivos se pasó al Napster, como herramienta para el inter-cambio de música, y de ahí al actual canal de música YouTube (2005).


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Paralelamente y del mismo modo que las anteriores, la propia herramienta web ha experimentado una evolución a lo largo de estos años. La Web 1.0 tan sólo permitía la visita de páginas web para bus-car información y datos. Ésta estaba dominada por las empresas y grandes corporaciones.

De ésta se pasó a la Web 2.0, conocida como la red de participación social. Se pasó del control total ejer-cido por las empresas a un dominio público y más democrático, la del mismo usuario. Ésta recoge el conocimiento y la experiencia de millones de usuarios, quiénes comparten e intercambian textos, imá-genes, música, vídeos, entre otras cosas. Con esta primera evolución del sistema web, se han creado nuevas profesiones vinculadas a internet, como son, por ejemplo:

• Blogger o bloguero: profesional encargado de redactar y actualizar un blog. Cualquier persona pue-de desarrollar un blog, basta tan solo con sentir las ganas de comunicar algo, ideas o ser un apasio-nado de algún tema en especial. No se precisa tener estudios superiores, ni ser un experto en la ma-teria, ni siquiera ser escritor, basta con tener unas nociones básicas sobre el funcionamiento de plataformas digitales, redes sociales, etc. No obstante lo anterior, llevar un blog con éxito no es tarea fácil, lo difícil de esta profesión es saber transmitir al lector aspectos que realmente sean de interés.

Es difícil cuantificar cuántos blogs pueden haber actualmente en el mundo, pero ya en 2010 se había alcanzado la escalofriante cifra de 130 millones de blogs.

• Community Manager o gestor de comunidades virtuales: se trata de un profesional responsable de construir, gestionar y administrar una comunidad online alrededor de una marca, manteniendo re-laciones estables y duraderas con sus clientes o partes interesadas, también conocidos como stake-holders.

Por lo general, un community manager también tiene entre sus funciones gestionar un blog corpo-rativo, por lo que es imprescindible que conozca bien su público y entender que esperan de él. Ac-tualmente, existen cursos de formación para especializarte en esta materia.

• Youtuber: es aquella persona, ya no se habla de una figura profesional, que comparte vídeos de en-tretenimiento (en general producidos por él mismo) para el usuario de la misma plataforma de You-


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Tube. Para tener éxito y destacar en este universo, dada su alta competencia, los vídeos deben ser personales y originales, con el fin de despertar sentimiento y emociones en el usuario.

• Influencers: influencer significa influenciador, y su figura hace que sus opiniones y aportaciones a través de la red (redes sociales, YouTube, blogs, etc), tengan credibilidad sobre los temas en los que están especializados. El poder de las redes lo hace todo, porque se han convertido en líderes mediá-ticos gracias a la inmediatez de Internet.

En la actualidad, ya está disponible e implementada la llamada Web 3.0 o web semántica, que a pesar de su baja repercusión mediática, lleva años usándose especialmente en entornos profesionales.

Los usuarios y los equipos pueden interactuar con la red mediante un lenguaje natural, interpretado por un software. De esta manera, acceder a la información resulta más sencillo gracias a la predicción del contenido que el usuario quiere consultar. Los datos alojados en la web 3.0, por lo general, son «en-tendidos o interpretados» por máquinas, permitiendo su procesamiento con suma rapidez.

Así, la web 3.0 está directamente relacionado con la inteligencia artificial (IA, o AI por sus siglas en in-glés Artificial Intelligence), capaz de detectar y diferenciar entre páginas fiables de las que no lo son. Una de las barreras que dicha web pretende derribar es la necesidad de operadores humanos para evaluar y administrar el contenido de internet. Varias empresas, como Google, llevan años investigan-do y desarrollando tecnologías basadas en la inteligencia artificial para hacerlo posible.

Pero internet, no es más que un espacio virtual sin un ente físico que lo sustente. Paralelamente a su evolución, se han ido creando una extensísima variedad de dispositivos electrónicos capaces de desa-rrollar las funciones que internet ofrece.

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Entre estos dispositivos debemos destacar el móvil, un pequeño aparato que permite realizar un sinfín de actividades que hace apenas unos años eran impensables.

Inicialmente se inventaron únicamente para realizar llamadas telefónicas, eso sí, de forma inalámbrica. Posteriormente se introdujeron opciones como el envío de mensajes de texto(comúnmente conocidos como SMS), la incor-poración de teleobjetivos que permitían extraer fotos y vídeos, el envío de correos electrónicos (en el caso de las Blackberrys), hasta que a finales de la primera década del nuevo milenio se creó el primer Smartphone o teléfono inteligente, sin duda el invento que marcaría el porvenir de los últimos años.

El Smartphone nada tiene que ver con el concepto de teléfono móvil origi-nal. Se trata de un ordenador de bolsillo, capaz de almacenar grandes can-tidades de datos y archivos, así como de realizar actividades semejantes a los mismos ordenadores pero de una forma más sencilla. El empleo de pan-tallas táctiles, hace del móvil una herramienta práctica y entretenida, pero sobre todo de fácil interacción para el usuario, lo que permite alcanzar a un mayor volumen de usuarios.

Desde su invención, hace apenas una década, el sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han experimentado una auténti-ca revolución tecnológica y social.

Se han creado nuevos dispositivos electrónicos como las tablets, los ibooks, las televisiones con conexión a internet, así como softwares, aplicaciones (APPs) e incluso plataformas de streaming que han cambiado muchos há-bitos de la vida moderna.

1973 Primer teléfono móvil presentado por Motorola

1981 Comercialización Primera generación (1G). Tecnología analógica

2001 Comercialización Tercera generación (3G).Tecnología digital. Velocidad: 2Mbps

2009 2012

Implantación y comercialización Cuarta generación (4G). Tecnología digital. Velocidad: 100Mbps aprox.

¿2009 2020?

Implantación y comercialización Quinta generación (5G). Tecnología digital. Velocidad: 20Gbps aprox..

1991Comercialización Segunda generación (2G). Tecnología digital. Llegaron los SMS, transmisión de Faxes e incluso las primeras conexiones a internet mediante tecnología GPRS (General Packet Radio Service). Velocidad: 56kbps


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Las nuevas generaciones, conocidas como los millenials o la generación Z, están creciendo desde muy temprana edad rodeados de estos dispositivos electrónicos sin conocerse el alcance y las repercusio-nes que esto puede ocasionar sobre ellos, lo que hace impredecible el futuro de las tecnologías a largo plazo. Si a este hecho se le adiciona el entorno en el que se encuentra la sociedad actual, acuñado como VUCA por sus siglas en inglés (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad), resulta aún más complejo predecir hacia dónde y cómo evolucionará el sector.

Por tanto, una cuestión que deberían plantearse los organismos internacionales es…

¿Puede la tecnología estar generando nuevas patologías aún por descubrir?

Por ahora, los primeros síntomas ya han empezado a manifestarse.

2.2. Concepto y definición

El concepto de tecnoestrés, tal y como el propio nombre deja entrever, está íntegramente relacionado con los efectos que ha originado la disruptiva implantación de las tecnologías de la información y la co-municación, también conocidas por sus siglas «TIC», incidiendo negativamente en el bienestar físico y mental de las personas.

En ocasiones, se tiende a utilizar los términos de tecnoestrés y tecnofobia como sinónimos. Si bien son dos conceptos directamente relacionados, debe remarcarse que no son lo mismo.

TECNOESTRÉS

≠TECNOFOBIA

Efectos negativos por el uso de las nuevas tecnologías y los

cambios constantes.

Miedo o aversión hacia las nuevas tecnologías y dispositivos electrónicos.


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La tecnofobia habitual viene acompañada de actitudes y comportamientos adversos durante el uso o manipulación de dispositivos (móviles, tablets, ordenadores, etc.) que van desde el asombro y el recelo, hasta la frustración, la resignación, la queja e incluso la agresividad.

No es necesario padecer tecnofobia o ser tecnófobo para sufrir tecnoestrés, pero algunos individuos se vuelven tecnófobos después de haber experimentado tecnoestrés.

Aunque el concepto de tecnoestrés es relativamente reciente, la tecnofobia no es algo nuevo.

Los primeros tecnófobos reconocidos, entendiendo el concepto como se ha descrito, fueron los luditas o ludistas, que protagonizaron un trascendental movimiento social contra la revolución industrial de la Inglaterra de principios del siglo XIX. Dicho movimiento fue dinamizado por artesanos tejedores que vieron amenazada su profesión con la inclusión de los telares mecánicos, capaces de aumentar la pro-ductividad y disminuir los costes de producción, hecho que favorecía su entrada en el mercado por su alta competencia frente a los tejedores artesanos tradicionales.

Sucesos parecidos, más o menos violentos, se han ido repitiendo a lo largo de la historia, de hecho, no ha habido ningún avance tecnológico que no haya suscitado críticas negativas sobre su creación, y es que el miedo a lo desconocido y el sentirse amenazado o atacado por cualquier innovación ha acom-pañado siempre al ser humano.

Sin embargo, no todos los movimientos son radicales y extremistas. Desde hace ya algunas décadas (1986), el movimiento slow (lentitud) se ha extendido a diferentes ámbitos de la vida promoviendo la desaceleración de la actividad humana en la vida moderna de los países desarrollados. Esta corriente cultural propone tomar el control del tiempo de uno mismo, dando prioridad a las actividades que fo-mentan el desarrollo de las personas, manteniendo el equilibrio entre la utilización de la tecnología y las actividades culturales, sociales y saludables.

Curiosamente, este movimiento se originó en Roma, como protesta por la apertura de un Mc Donald’s en la «Piazza di Spagna», cuya organización recibió el nombre de «slow food» (comida lenta).


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Actualmente, el movimiento slow puede atribuirse a diferentes aspectos o ámbitos de la vida, mante-niendo siempre su esencia; ni todo puede hacerse lentamente ni todo no debe hacerse deprisa, cada cosa requiere su ritmo y su tiempo. Como dijo Carl Honoré (2006), periodista y escritor canadiense, el movimiento slow no es expresamente antitecnológico, sino que rechaza aspectos de la tecnología, como el hecho de que el ser humano se supedite a ella y no al revés. Por tanto, la tecnología debería estar al servicio de una vida menos ajetreada.

Además de la lucha contra la alimentación industrializada, el movimiento slow ha evolucionado crean-do nuevos movimientos en diferentes ámbitos, como son el Slowfashion o el Cittaslow:

• Slowfashion (moda lenta): basándose en los mismos principios de la slow food, denuncia la ropa producida en masa buscando alternativas como la producida a mano.

Algunos ejemplos sobre el slow food:

– Oponerse y boicotear la moda producida masivamente.– Elegir productos artesanales apoyando el comercio pequeño y el comercio local.– Fomentar el uso de tejidos sostenibles y que respeten el medio ambiente.– Fomentar la compra-venta de ropa usada (2ª mano).– Disminuir el volumen de ropa por habitante.– Fomentar el arreglo propio de piezas de ropa en mal estado, en vez de desecharse.

• Cittaslow (ciudad lenta): el principal objetivo del cittaslow es mejorar la calidad de vida en las ciuda-des haciendo frente a la homogeneización y globalización, fomentando la felicidad y la auto-deter-minación.

Algunos de sus consejos son:

– Buscar un hobby o pasatiempo tranquilo; como es la lectura o la escritura, hacer punto, la pintura o incluso la jardinería.

– Intentar, en la medida de lo posible, no estar pendiente de la hora (incluso no llevar reloj de muñeca), respetar los ritmos naturales de descanso evitando despertarse por alarmas o despertadores, etc.


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– Hacer la compra en mercados de productos frescos, especialmente locales.– Preparar comidas que integren alimentos frescos y saludables, tratando de comer con tranquili-

dad saboreando cada matiz del que nos ofrece el plato.– Limitar la lista de cosas pendientes (del día a día).

Como se ha comentado anteriormente, el término de tecnoestrés es relativamente reciente. Su origen es acuñado por el psicólogo norteamericano Craig Boid (1984) en su obra «Tecnoestrés: el coste huma-no de la revolución de los ordenadores». En ella se describe esta nueva patología derivada de las reper-cusiones negativas que tiene trabajar prolongadamente delante de una pantalla de ordenador o PVD (Pantalla de Visualización de Datos).

Boid, lideró numerosos estudios pioneros en el sector. Fue a partir de entonces que el concepto de tec-noestrés empezó a tomar calado y a ser investigado por diferentes autores.

Por ejemplo, los psicólogos Rosen y Weil en su libro publicado sobre tecnoestrés en 1998, afirman que la tecnología crea dependencia y que el uso desmesurado de ésta genera sobrecarga mental, reper-cutiendo en la memoria de las personas, en la claridad de sus pensamientos y toma de decisiones, así como dificultar la conciliación del sueño, debido a la sobreestimulación que se recibe.

Es importante destacar, que cuando surgió el concepto de tecnoestrés por primera vez, el sector tecno-lógico estaba muy poco avanzado, si lo comparamos con el actual, y su alcance en la sociedad era aún muy limitado, por lo que dicho concepto nada tiene que ver con el de entonces. No obstante, gracias a investigadores como Boid, Rosen y Weil, que lograron vislumbrar o percatarse de las posibles conse-cuencias sobre la sociedad en general, se han realizado múltiples investigaciones en esta materia.

A pesar de ello, la literatura disponible es aún muy limitada si se compara con otros sectores debido a que las TIC, aunque lleven varias décadas entre nosotros, han experimentado su mayor crecimiento los últimos diez o quince años, lo que dificulta extraer conclusiones de un sector muy reciente y que se halla en constante transformación.


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Lo que sí debe tenerse en cuenta en la actualidad es que en un mundo cada vez más globalizado, don-de el sector industrial se está automatizando y, en general, hay un fuerte crecimiento del sector servi-cios, especialmente los puestos de trabajo en oficinas, las patologías resultantes de la constante inte-racción con dispositivos conectados en red puede terminar siendo la gran pandemia del siglo XXI.

Por tanto, aunque las nuevas tecnologías aportan múltiples beneficios no debe olvidarse que generan, también, inconvenientes de carácter psicológico.

Un claro ejemplo de ello es la ludopatía que está generando las casas de apuestas online, gracias una vez más, a la evolución y el fácil acceso a internet. Si hace unos años era necesario llevar consigo una abundante cantidad de dinero en efectivo o retirarlo del cajero para acudir a un local de juego, tipo ca-sino, en la actualidad no es necesario ni siquiera moverte del sofá de casa. Con un Smartphone puede accederse a cualquier hora del día y desde cualquier lugar, siempre que se disponga de acceso a inter-net. Lo que mucha gente desconoce es que todo lo relacionado con el juego está sutilmente diseñado para generar pequeños estímulos positivos que generan una dependencia y por con siguiente una adicción, la ludopatía.

Del mismo modo, se han creado la mayoría de aplicaciones para móviles, conocidas como APPs, dis-ponibles en la red. Su beneficio, como empresas que son, depende de las horas que el usuario le dedi-que. A pesar de ser reconocido por varios de sus creadores públicamente, la justicia, por lo general, no interviene en estos casos. Ésta considera que el usuario tiene siempre el «poder» y la decisión de cuán-do dejar de usar una aplicación, evitando así la «tecnoadicción» (ver apartado 2.3.1).

Las nuevas tecnologías no solo inciden en la vida de las personas, también lo hacen sobre el tejido em-presarial. Éstas han transformado los antiguos procedimientos de trabajo y organización, anhelando siempre la eficiencia en la productividad. Para ello, las organizaciones se han provisto de estructuras humanas cuya herramienta de trabajo se basa en el uso de las TIC, favoreciendo la exposición de las personas a la tecnología.


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En general, salvo en casos concretos, la tecnología no genera tecnoestrés, sino que es el conjunto de varios factores combinados entre sí los que lo generan.

Para entender qué es el tecnoestrés resulta esencial conceptualizar el término de estrés. Su amplia uti-lización suele ocasionar ambigüedad respecto a su significado, de hecho, acostumbra a ser una de las exculpaciones más utilizadas en momentos de tensión, como justificación ante la adversidad, infaus-tamente por la connotación negativa que se le ha dado a este término (obviándose la parte buena del estrés, conocida como eutrés).

De acuerdo a lo establecido en la Real Academia Española, el termino de estrés proviene de la palabra inglesa stress, y el significado literal es; .

De lo anterior se puede concluir que el estrés es un estado de agotamiento experimentado por un cuerpo al estar sometido a una tensión, que puede ser más o menos prolongada en el tiempo.

Este concepto es extrapolable tanto para materiales de cualquier tipología como para los animales y las personas.

En el caso de las personas, una definición del estrés con gran aceptación internacional es:

«El estrés es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respues-ta (del individuo) bajo condiciones en la que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas)».

Mc Grath (1970)

Esta definición, por tanto, hace referencia a que el estrés aparece cuando hay un desequilibrio entre las demandas externas y la capacidad de respuesta del individuo.


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Por lo general, el estrés suele darse en el ámbito laboral, como consecuencia del entorno y las condi-ciones de trabajo, pudiendo agravarse por la invasión de las nuevas tecnologías. Los factores que ge-neran el estrés son denominados «estresores». La combinación de varios estresores y su prolongación en el tiempo determinará la intensidad de estrés a la que un individuo estará sometido, pudiendo aparecer en más o menos tiempo la fatiga mental del mismo según su resistencia y capacidad de aguante.

Algunos de estos factores «estresores» comunes son:

• Las condiciones físicas: sus consecuencias se ven normalmente intensificadas por la presencia de otros factores físicos en el entorno de trabajo como la mala distribución de los equipos de trabajo como las pantallas de ordenador, el teclado o el ratón, o por ejemplo la presencia de reflejos que fa-vorezcan la fatiga visual e incluso el sedentarismo.

• Sobrecarga en la demanda de trabajo: a la que se puede sumar el exceso de información al que es-tamos sometidos a diario, exigencias formativas y de adaptación al continuo cambio del entorno, ya sea físico o virtual.

• La distribución temporal del trabajo: afectada principalmente por la facilidad de estar conectado continuamente al trabajo lo que supone una prolongación de la jornada laboral.

• Nuevas tecnologías: sin incluir los potenciales factores de las nuevas tecnologías en cuanto a su uso y la capacidad de adaptación a ellas, merece la pena enfatizar los factores originados por su mal fun-cionamiento, lo que puede acarrear en una importante pérdida de información y, por tanto, horas de trabajo y esfuerzo.

• Cambios en las relaciones sociales: estar largas horas interactuando con una máquina, suele empo-brecer, en muchos casos, la capacidad de relación entre personas, llegando a ocasionar la «desperso-nalización» de las personas.


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El término de despersonalización hace referencia a una alteración de la percepción o experien-cia de uno mismo, es decir, al sentimiento de separación de tu propio mundo, de tu identidad e incluso de tu razón de existir, como si las cosas que te envuelven fuesen irreales o difusas (ver apartado 3.1.)

Partiendo del modelo de Demandas y Recursos aplicados en los conceptos de estrés y estrés laboral, se puede concluir que las altas demandas y la falta de recursos en el trabajo (aplicados a las TIC) propi-cian la aparición del tecnoestrés, viéndose compensado, en mayor o menor medida, por la presencia de los recursos personales de cada individuo (competencias mentales, autoeficacia en el uso de la tec-nología, etc).

Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST, antiguo INSHT):

a) Las tecno-demandas representan aquellos aspectos físicos, sociales y organizacionales del trabajo con TICs que requieren un esfuerzo sostenido, y están asociados a ciertos costes fisiológicos y psico-lógicos.

Las principales demandas en los trabajadores que utilizan las TIC son:

• La sobrecarga de trabajo o (demasiadas cosas para hacer al mismo tiempo). • La rutina en el trabajo (principalmente cuando el trabajo con TIC es aburrido y monótono y no re-

quiere un esfuerzo mental y sostenido, es decir que requiere poca cualificación, como introducir datos en el ordenador).

• El conflicto de rol (ya que aparecen demandas que son percibidas como incompatibles entre sí, por ejemplo las instrucciones dadas por grupos diferentes).

• El conflicto trabajo-familia.

Además, el exceso de información al que las personas se someten a diario aumenta la carga cuan-titativa y cualitativa del trabajo debido a la posible dificultad en su tratamiento e interpretación (ver apartado 2.3.3.).

Presencia del tecnoestrés

Sin presencia del tecnoestrés


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b) Los tecno-recursos, por su parte, son las herramientas disponibles para afrontar las tecno-demandas.

Algunas destacadas son:

• El nivel de autonomía en el trabajo con las TIC. • El feedback o retroalimentación sobre las tareas realizadas con las TIC. • El clima de apoyo social por parte de compañeros y supervisores en el uso de las TIC. • Estrategias de implantación de TIC en las organizaciones. La introducción de nuevas tecnologías

pueden estar centradas en la tecnología o centradas en el usuario (Blacker y Brown, 1986). El fac-tor clave está en la responsabilidad sobre el control de la tarea: si el control recae sobre la tecnolo-gía o sobre los usuarios. La posición que asigna mayor responsabilidad en el proceso a la tecnolo-gía se denomina diseño centrado en la tecnología. La posición alternativa, defendida por científicos sociales, es conocida como diseño centrado en el usuario, la cual es causa de mayor bienestar psi-cosocial, menor estrés y mayor rendimiento en el trabajo. El uso de las TIC disminuye el contacto personal por lo que la posibilidad de recibir apoyo social, de tipo emocional, puede verse afectada. La organización debe facilitar los mecanismos para que las perso-nas puedan exponer los problemas que les supone un cambio en su manera de trabajar, en las habi-lidades requeridas para el desarrollo de la tarea, de manera que les facilite la adaptación al cambio.

c) En cambio, los recursos personales hacen referencia a las características de las personas que fun-cionan como amortiguadores del impacto negativo de las altas demandas y la falta de recursos la-borales en el tecnoestrés. Entre los principales recursos hay características de personalidad más es-tables a lo largo del tiempo, y también creencias sobre las propias competencias para hacer frente a las tecnologías. Entre las características de personalidad amortiguadoras del tecnoestrés, la inves-tigación ha demostrado que la Personalidad Resistente (Kobassa, 1988) es un estilo de personalidad que es fuente de resistencia al estrés en general, en donde se dan tres atributos: compromiso, con-trol y desafío. La investigación ha puesto de manifiesto el fuerte poder de las propias creencias de eficacia. Estos procesos de agencia humana se enmarcan en la Teoría Social Cognitiva desarrollada por Albert Bandura (1997); que define la autoeficacia como las «creencias en las propias capacida-des para organizar y ejecutar los cursos de acción requeridos para producir determinados logros» (Bandura, 1997).


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El estrés laboral, por tanto, puede agudizarse por la presencia de tecnoestrés pero éste último puede aparecer sin la necesidad del primero, por ejemplo; en general, la personas mayores de 65 años, la ma-yoría ya jubilados, tienen más dificultades que los jóvenes para aprender a utilizar los dispositivos elec-trónicos y entender los canales de interacción de los programas, sin embargo, la mayoría de este colec-tivo no está en activo, por lo que el estrés acaecido es íntegramente originado por el uso e interacción con las nuevas tecnologías. En cambio, las personas que están en activo (normalmente las personas menores de 65), pueden sufrir estrés en el entorno laboral por:

• las exigencias y responsabilidades del puesto de trabajo,

• la constante adaptación a las tecnologías empleadas por la empresa,

• una combinación de ambas, lo que dificulta averiguar el origen del «estrés laboral».

Del conjunto de «puestos de trabajo electrónicos», entendiéndose como tal aquellos puestos que em-plean ordenadores como herramientas de trabajo, ha surgido, en los últimos años, una novedosa moda-lidad de trabajo que está expandiéndose por empresas de medio mundo, conocido como teletrabajo.

TELETRABAJO

Este recién método de trabajo a distancia que se está fomentando en el mundo empresarial, está di-rectamente relacionado con el grupo de factores estresores «distribución temporal del trabajo» que se ha explicado en el punto anterior.

El teletrabajo es posible para aquellos que trabajan con medios informáticos (puestos de trabajo elec-trónico) y que tan solo precisan de una conexión a internet, algo muy común en cualquier hogar de un país desarrollado. Durante años ha sido la forma de ejercer para muchos autónomos su profesión, es-pecialmente para los que trabajan en el sector servicios.


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Con la aparición del concepto «oficina virtual o portátil», favorecido por la indudable implantación de sistemas integrados de comunicación, es posible la conectividad de todos los empleados de una orga-nización a los servidores de la compañía, independientemente de su ubicación y momento del día.

Para el empresario, está contemplado como un avance importante en la productividad, la flexibilidad y en el ahorro de costes, minimizando los gastos derivados del espacio de trabajo y energía (alquileres, facturas de electricidad, etc.).

En el caso del trabajador, el beneficio recae directamente en el ahorro de tiempo y dinero que le supo-ne desplazarse a diario a un sitio en concreto para desempeñar sus funciones. Además, está también altamente aceptado por la posibilidad de conciliar la vida laboral y la familiar, pudiendo organizarse el tiempo y no sentirse constantemente sometido a un rígido y estricto control sobre su actividad.

El teletrabajo, por tanto, está muy bien valorado por los trabajadores y suele presentarse ante la socie-dad como un gran avance conseguido por la evolución de las TIC.

Pero su impacto va más allá del propio acuerdo entre empresa y trabajador, el ahorro de estos despla-zamientos permite:

• Minimizar los impactos generados por la movilidad urbana: menos desplazamientos de personas implica ciudades menos congestionadas y por tanto una movilidad más fluida.

• Disminuir los accidentes laborales (in-itinere), y por consiguiente, los accidentes de tráfico. Esto per-mite reducir los gastos derivados de desplazamientos de equipos de intervención como son agentes de policía, ambulancias, o en algunas ocasiones los bomberos, así como los relacionados con la asis-tencia sanitaría (hospitales).

• Reducir el impacto ambiental y hacer más efectiva la lucha contra el cambio climático, teniendo en cuenta que más del 60% de los trabajadores de nuestro país se desplaza en transporte privado.


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El tiempo medio estimado para ir y volver del trabajo, cada día, es de aproximadamente una hora por lo que el ahorro es considerable. Sin embargo, en ocasiones, el tiempo invertido durante la vuelta, del tra-bajo a casa, resulta un buen momento para descansar, desconectar y recabar ideas para el día siguiente.

Para una empresa adoptar el teletrabajo supone un importante cambio cultural que plantea muchos retos y cuyo propósito, mejorar las condiciones de trabajo de las personas, no está garantizado. Este cambio de filosofía en la forma de trabajar obliga a las empresas a cambiar su modo de organizar las actividades laborales, debiendo establecer criterios y procedimientos específicos y concisos sobre los objetivos a cumplir, la carga de trabajo, así como los plazos de entrega o finalización de los proyectos. Exige, además, establecer un flujo de comunicación adecuado entre los empleados y los supervisores, al mismo tiempo que puede requerir cierta formación relacionada con técnicas de organización del trabajo y el espacio temporal.

Pero no todo son ventajas, existen varios inconvenientes que deben conocerse antes de implantar el teletrabajo en el seno de una organización:

• Trabajo en solitario: puesto que el teletrabajo suele desarrollarse, en la mayoría de los casos, en el ho-gar del trabajador y en solitario, su excesiva práctica podría ocasionar un empobrecimiento de las re-laciones personales y la despersonalización del trabajador.

• Pérdida de relaciones en el ámbito laboral: en la línea del apartado anterior, podría verse mermada la creación y mantenimiento de contactos y redes sociales, conocido en el mundo empresarial como networking.

• Desaparecen o se difuminan los límites entre la vida laboral y la vida profesional: la gran flexibilidad horaria que supone no tener una hora de entrada o de salida, contribuye a la realización de largas jor-nadas laborables. Esta autonomía de organización de la que dispone el trabajador sin una buena for-mación y disciplina que la acompañe podría ocasionar la aparición del workaholism o adicción al tra-bajo, causante de posibles trastornos psicológicos y de personalidad, entre los que lo padecen.

• Puede afectar la carrera profesional: trabajando a distancia del centro de trabajo pueden perderse oportunidades de mejora profesional, tanto dentro como fuera de la organización.


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• Por último y no por ello menos importante, son las dificultades técnicas: este punto recoge la falta de seguridad en las comunicaciones, como los riesgos derivados por la pérdida o robo de informa-ción, o el deterioro de los equipos de trabajo.

La combinación de varios de estos inconvenientes puede acabar empobreciendo la estructura y orga-nización de las empresas, alejándolas del concepto «empresa saludable». Para evitarlo, es importante minimizar, en la medida de lo posible, el impacto negativo que el teletrabajo pueda ocasionar en las personas.

Como en todos los ámbitos de la vida, el exceso de algo, por muy saludable que sea, acaba perjudicando de un modo u otro a las personas. Por ello es importante limitar su práctica parcial desde la implantación, es decir, promover el teletrabajo acotándolo a dos o tres jornadas laborales por semana, debiendo los empleados asistir a los centros de trabajo el resto de las jornadas. Esto permite por un lado, flexibilizar el horario del trabajador pudiendo atender asuntos personales en las jornadas de teletrabajo, y por otro, evitar o minimizar los inconvenientes listados anteriormente acudiendo a su centro de trabajo.

El teletrabajo no es ni mucho menos una solución para el tecnoestrés, de hecho, puede suponer un factor estresor en determinadas circunstancias, por ejemplo:

Recientemente te han instalado un nuevo programa en el ordenador y te encuentras que no sa-bes utilizarlo correctamente. Estás en modo teletrabajo, ya sea en casa, en una biblioteca o en cualquier cafetería. ¿A quién le vas a pedir ayuda?

Hay un factor muy importante que tiene lugar en todos los centros de trabajo y que se ha men-cionado anteriormente, se trata del «apoyo social». Este concepto viene definido por la presencia de recursos de apoyo psicológico procedentes de otras personas significativas.

Es un factor intrínseco en las organizaciones y clave para el éxito empresarial. ¿Te suena el con-cepto de trabajo colaborativo o el trabajo en equipo?


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Otro ejemplo del teletrabajo como factor estresor podría ser el siguiente:

Trabajas en una empresa española con clientes en Suramérica, algo muy frecuente actualmen-te, y debe entregarse un proyecto con urgencia.

Tu jornada laboral, como es habitual, empieza a las 9 de la mañana, hora local. Estás desarro-llando el proyecto pero te encuentras con ciertos problemas por la falta de datos que debe facili-tarte el cliente. Éste, por la evidente diferencia horaria, no puede responderte hasta que se levan-te y acuda a su centro de trabajo que, por lo general, coincide con la hora de finalizar tu jornada. Consciente de la urgencia de entrega, al salir del trabajo decides no separarte del móvil de em-presa y, además, te llevas el portátil a casa. Cuando te contesta el cliente y consigues terminar el proyecto, son las 11h de la noche y estás completamente agotado preguntándote: ¿cómo es posi-ble que me sienta tan cansado?

La ausencia de un horario establecido implica, en muchos casos, una extensión de la jornada la-boral, llegando incluso a estar conectado las 24horas según la naturaleza de los trabajos y su dispersión geográfica.

La exposición prolongada a la tecnología termina ocasionando fatiga mental, principal síntoma del tecnoestrés.

Como puede observarse, lo ideal es la combinación del teletrabajo con la presencia física en las empre-sas, siendo ésta la elección mayoritaria de las empresas que lo han adoptado.

Los psicólogos, por su parte, llevan años estudiando las funciones psicológicas sobre el desempeño de una actividad laboral, más allá de la concepción del trabajo como una forma de ganarse la vida y/o ejer-cer un oficio. El trabajo, especialmente para aquellos individuos que realizan las actividades que les gustan, aumenta el sentimiento de ser útil para el conjunto de la sociedad, pues todos y cada uno de los puestos de trabajo tienen su razón de existir, incluso lo más desfavorecidos e insalubres.


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El trabajo proporciona un sinfín de conocimientos y experiencias en la vida, ya sea en el sector propio de la actividad como en otros, aumenta la cultura general de las personas y afina las habilidades que éstas poseen.

Las dos funciones psicológicas sobre el desempeño de una actividad laboral que se ven más perjudi-cadas por el teletrabajo son:

• Organización del tiempo: es innegable que la actividad laboral marca el ritmo de vida de las perso-nas. Todas las personas ajustan sus quehaceres personales (actividades de ocio, fines de semana, va-caciones, eventos, viajes, reuniones familiares, hasta los horarios de comidas, ratos para hacer la com-pra, etc.) a su horario laboral, tanto de forma diaria, como semanal, mensual e incluso anual.

Aunque el teletrabajo da cierta flexibilidad para desempeñar dichas actividades personales, maltre-cha las funciones y capacidades de organización, pudiendo representar a largo plazo un empeora-miento de las condiciones de trabajo de las personas.

• Empobrecimiento de las relaciones sociales (ya comentado anteriormente): la actividad laboral fa-vorece las relaciones sociales, permite conocer a más gente y contribuye a tejer una red de contactos, sobre la que se sustentan las tareas más relevantes de la vida como comprar o vender un inmueble, cambiar de trabajo o buscar un médico especialista, hasta las más insignificantes o comunes pue-den ser buscar un mecánico de confianza o un técnico especialista (electricista, fontanero, etc).

Las personas dependen de esta red social que construyen con el tiempo a lo largo de sus vidas, y en el que junto a familiares y amigos, los compañeros de trabajo representan un hecho un importante.

Las redes sociales están basadas en la confianza y en la reciprocidad. Se hace imposible construirlas estables y duraderas en el tiempo sin el trato directo de las personas y su correspondencia.

El teletrabajo, por tanto, solo puede llevarse a cabo por un determinado tipo de actividades y, solo de-bería llevarse a cabo por un determinado tipo de personas, aquellas que poseen cierta autodisciplina, capacidad de organización y motivación. De aquí que deba ofrecerse de forma voluntaria a los traba-jadores y no como una obligación.


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2.3. Tipología

El tecnoestrés es un fenómeno complejo que presenta síntomas muy diversos. De acuerdo a lo que establece el INSST, existen los siguientes tipos de tecnoestrés: tecnoadicción, tecnoansiedad y tec-nofatiga.

2.3.1. Tecnoadicción

En mayor o menor medida, todas las personas padecen algún tipo de dependencia e incluso disfrutan de ellas: el tabaco, el alcohol, hacia los seres queridos, los dulces, el fútbol o de los deportes en general, un grupo de música o cantante, e incluso a series cinematográficas.

Algunas de estas aficiones son intensas, otras inocuas, pasajeras y baratas, pero existen otras que pue-den arruinar la vida de alguien, poner en riesgo su salud o incluso a veces acabar con su vida.

La adicción puede considerarse como el hábito de conductas peligrosas o consumo de determinadas sustancias del que no se puede prescindir o es muy difícil de hacerlo por razones de dependencia psi-cológica y/o fisiológica.

Implica entre otras cosas:

• Incapacidad de controlar la conducta.

• Dificultades para la abstinencia permanente.

• Deseo imperioso de consumo.

• Disminución del reconocimiento de los problemas significativos causados por la propia conducta y en las relaciones interpersonales.

• Respuesta emocional disfuncional.


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La propia dependencia a una sustancia o a cierta actividad genera tales niveles de ansiedad que solo pueden rebajarse mediante el consumo de la misma o la práctica de dicha actividad.

Extrapolando lo anterior a las nuevas tecnologías, aparece el término de «tecnoadicción». Ésta no es más que el deseo incontrolable de estar conectado continuamente a las TIC, provocando malestar y un significante deterioro en la vida de las personas.

Es un fenómeno relativamente reciente que se ha agudizado, especialmente, entre los más jóvenes con la proliferación del uso de smartphones y tablets, dispositivos que facilitan el acceso a internet en cualquier lugar y momento.

La mayoría de las personas están conectadas a la red desde que se levantan hasta que se acuestan. Es difícil cuantificar qué tanto por ciento de la población consulta el móvil nada más levantarse o antes de irse a dormir pero seguro que es más elevado de lo que el conjunto de la sociedad imagina.

El uso de la tecnología no es mala en sí misma, aporta un sinfín de beneficios, pero una utilización in-apropiada y excesiva puede causar problemas serios en el bienestar de las personas.

Algunos expertos en la materia han catalogado este fenómeno como un trastorno, fundamentándose en las consecuencias negativas que han padecido ya, algunas personas.

La tecnoadicción engloba una gran variedad de adicciones, algunas de ellas desconocidas para el usuario, por ejemplo:

• Nomobia:

«Te quedas sin batería y sabes que aún te quedan unas horas para llegar a casa o sales de ella sin darte cuenta que te has dejado el móvil hasta que llegas a tu lugar de destino. Estás inquie-to, notas un nudo en el estómago y no dejas de preguntarte si alguien te estará escribiendo o llamando».


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Es la adicción al uso del teléfono móvil. Afecta a más de la mitad de los usuarios aunque la mayoría ni siquiera sabe que la sufre.

• Síndrome FOMO (Fear Of Missing Out):

«Estás en casa un sábado por la noche. Uno de tus amigos te envía una foto de cañas por el centro de la ciudad. Otro que está en el estadio viendo el partido de fútbol en directo. Tienes la sensación de que te estás perdiendo cosas y eso te inquieta y te hace sentir incómodo».

Estos síntomas de ansiedad responden al fenómeno FOMO, el miedo a perderse algo. Es un fenómeno muy común que se produce, por ejemplo, a través de las redes sociales, viendo como tus amigos y co-nocidos se lo pasan bien sin ti.

• Tecnofilia:

«Eres fan incondicional de marcas como Apple o Samsung y sabes que van a sacar próxi- mamente un nuevo producto, un móvil con las últimas novedades tecnológicas. Te sientes ansioso e incluso haces todo lo posible por informarte sobre el día del lanzamiento y sobre la posibilidad de reservar un ejemplar de forma anticipada. O en el caso de no poder reservarse, decides acampar delante del punto de venta tres días antes del lanzamiento para asegurar-te que nadie se te va a adelantar, como si de un concierto de música se tratase».

Se trata de la adicción a la tecnología o a los dispositivos relacionados generalmente con ordenadores, móviles, tablets, etc.


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• Adicción a las redes sociales:

«Tienes una cuenta de Facebook, Twitter, Instagram, o cualquier otra red social y tienes la nece-sidad constante de consultar que se mueve por la vida de los demás y sobre todo la necesidad de mostrarle al resto lo feliz que eres estando de vacaciones en una playa paradisiaca, que es-tás en el concierto de tu grupo musical favorito o incluso cuando estás comiéndote una simple hamburguesa».

Las redes sociales están cambiando la forma de relacionarnos, llegando a influir en algunos casos, en el comportamiento de las personas.

Algunos estudios han demostrado que el uso excesivo de las redes sociales puede aumentar el es-trés y la sensación de soledad, y disminuir la sensación de felicidad. Otros, además, ha relacionado la adicción a las redes sociales con una baja autoestima aprovechando este medio para buscar la acep-tación en la sociedad (cuantos más «likes» recibe tu publicación más «feliz» te hace).

• Adicción a los juegos online:

«Te gustan los videojuegos, juegas a todas horas y adoptas comportamientos agresivos o sientes ansiedad cuando no puedes jugar».

La adicción a los videojuegos es una tendencia que se está extendiendo entre los más jóvenes de los países desarrollados.

Al tratarse de una adicción comportamental, el sustrato neurobiológico radica en la activación de re-giones dopaminérgicas del cerebro (zonas que transmiten dopamina) implicadas en el refuerzo po-sitivo de la conducta y la recompensa.

Aunque los criterios, entre los expertos, para establecer la existencia de este problema son muy va-riados, debería buscarse ayuda profesional con la aparición de los siguientes síntomas:


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– Muestras de ansiedad, nerviosismo cuando no se dispone de acceso a internet.

– Pérdida del control comportamental.

– Trastornos de sueño o alimentación.

– Pérdida de interés por otras actividades que no requieran de conectividad a internet.

– Negar o ignorar las consecuencias que puede ocasionar el estar demasiado tiempo jugando on-line.

• Phubbing:

«Estás en casa con unos amigos. Has dejado el teléfono encima de la mesa y una luz parpa-deando te indica que tienes una notificación. La consultas, contestas y te entretienes mirando alguna otra aplicación».

El fenómeno phubbing trata de ignorar a las personas por el uso del móvil. En cierto modo, es una forma de menospreciar a tus amigos o compañeros mirando el móvil en lugar de prestarles aten-ción.

• Ciberadicción:

«Te conectas constantemente a internet, te pones tenso si va lento o de golpe se interrumpe la conexión. Eres incapaz de recordar qué hacías para entretenerte antes de la existencia de in-ternet, y además la situación está perjudicando tus relaciones sociales y laborales».

Hablamos de la adicción a internet. Normalmente afecta a personas con baja autoestima y con falta de control en sus impulsos.


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• Efecto Google:

«Lo consultas todo en Google, de hecho, el buscador se ha convertido para ti en el disco duro de tu sabiduría, en el que puedes volver a buscar la información que no recuerdas».

Es la tendencia a olvidar información por el simple hecho de saber que puede consultarse en cual-quier momento haciendo un solo clic. La facilidad de acceso a internet para la consulta de informa-ción está repercutiendo negativamente en la memoria de las personas.

• Ludopatía online: el casino a tan solo un clic.

«Un día cualquiera inviertes dinero en una web de apuestas, por tentar a la suerte. Inicialmente haces pequeñas transferencias a la página, bien por miedo a perderlo o por desconfianza. Ga-nas algunas apuestas y pierdes otras, lo que te motiva a seguir apostando para recuperar lo perdido. Y de repente se convierte en una rutina diaria».

La ludopatía de casino ha evolucionado, ahora se lleva el juego online. Según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, el 40% de los jóvenes son adictos al juego de apuestas por Internet.

• Juegos freemium: pagar para recuperar vidas.

«Coges el metro para ir a la escuela o el trabajo y no tienes cobertura. Recurres a los juegos des-cargados en el móvil previamente. Éstos son gratis, pero para pasar de nivel o recuperar vidas tienes que esperar un tiempo determinado, el cual no dispones, o bien pagar para tenerlo al momento, por lo que te decantas por la segunda opción».

Si alguien se pone nervioso por aguardar 30 minutos para recargar cada vida y paga, es posible que sea adicto a estos juegos, llamados freemium. Se aprovechan de los estímulos positivos que genera el juego, provocando adicción.


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• Cibercondría:

«Te duele algo y buscas los síntomas en internet para saber que te está pasando y ponerle re-medio. Te pones tenso y piensas que te relajará encontrar una solución en la web».

La cibercondría es la hipocondría de Internet. El fácil acceso e inmediatez a la información ha propi-ciado que la web se convierta en un médico online.

• Vibranxiety: el síndrome de la vibración fantasma.

«Vas caminando por la calle y de repente notas la vibración de tu móvil en el bolsillo. Lo consul-tas y te das cuenta que no tienes ninguna notificación pero realmente has sentido como si al-guien te estuviese llamando».

Este fenómeno se conoce como síndrome de la vibración fantasma. Según aparece en el libro iDisor-der, de Larry Rosen, psicólogo y profesor de la Universidad de California, el 70% de los usuarios lo ha sentido alguna vez.

2.3.2. Tecnoansiedad

La tecnoansiedad es, probablemente, el tipo de tecnoestrés más conocido, en el que la persona expe-rimenta altos niveles de ansiedad, sintiendo tensión y malestar por el uso presente y/o futuro de algún tipo de tecnología. La propia ansiedad lleva a tener actitudes escépticas respecto al uso de las tecno-logías, a la vez que genera pensamientos negativos sobre la propia capacidad y competencia sobre ellas.

A diferencia de la tecnoadicción que también genera altos nivel de ansiedad, como ha podido obser-varse en el apartado anterior, la ansiedad experimentada en este caso viene precedida por el descono-cimiento o la falta de habilidad en el uso de las tecnologías, no por el uso excesivo de ellas.


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Partiendo de esta base, se puede considerar la tecnoansiedad como lo opuesto a la tecnoadicción. Mientras uno siente ansiedad por el sentimiento y deseo de utilizar las nuevas tecnologías, el otro la padece sólo por pensar que tiene que utilizarlas, aunque sea tan solo un instante. El primero, por tan-to, experimenta una activación fisiológica positiva o placentera por utilizarlas, mientras que el segun-do experimenta una activación fisiológica negativa o no placentera.

A menudo, el colectivo que sufre tecnoansiedad tiende a desarrollar tecnofobia, concepto desarrolla-do en el apartado 2.2.

2.3.3. Tecnofatiga

La tecnofatiga, en cambio, se caracteriza por la sensación de cansancio, agotamiento mental y cogni-tivo derivado del uso excesivo de las TIC. Este caso también lleva a tener actitudes escépticas y creen-cias de ineficacia respecto al uso de las nuevas tecnologías.

Un tipo muy común de tecnofatiga es el síndrome de la «fatiga informativa».

SOBRECARGA DE INFORMACIÓN

El desarrollo de las TIC posibilita el acceso a una gran fuente de información alimentada recientemen-te por el conjunto de la sociedad, internet. Nunca antes en la historia de la humanidad se había podido crear, almacenar o compartir tantos datos y documentos como se hace hoy en día. Independiente-mente del tema que sea, resulta fácil encontrar información relacionada.

El amplio patrimonio de información disponible en la red, con tan solo hacer clic, es capaz de seducir desde los más curiosos hasta los más perezosos, pues aun sin quererlo, las notificaciones emergentes se encargan de realizar esa «ardua» tarea de buscarte la información, ocasionando en muchos casos una ligera dependencia o adicción.


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Las notificaciones informan continuamente, tanto de aspectos relevantes como el estado de la econo-mía, la política, los conflictos internaciones, accidentes y catástrofes, como de aspectos totalmente irrelevantes y con un claro objetivo comercial, ofertas exclusivas en determinadas marcas, packs vaca-cionales, etc.

El conjunto de la sociedad vive abrumada por la información que invade los numerosos y diferentes canales y soportes de difusión que proporcionan las TIC.

La fluidez de la información provoca un exceso de la misma, llegando a recibir más de la necesaria. Este hecho desborda a las personas, mermando sus facultades para separar lo accesorio de lo principal. Se pierde tanto tiempo analizando datos innecesarios que a veces se pierde lo esencial.

La capacidad de procesamiento humano no es capaz de afrontar las altas demandas de información actuales, abocándose a una fatiga mental continua.

El exceso de información se ha visto acrecentado desde la creación de la web 2.0, en el que el propio usuario de la red crea y comparte archivos. Este hecho ha supuesto un hito importante en la his-toria de la humanidad y tiene más relevancia de la que probablemente se esperaba cuando se pro-yectó.

El hecho de que el usuario pueda compartir contenidos propios en la red, hace que la información dis-ponible carezca de cierta credibilidad inicial, apoyándose esta teoría por las conocidas fake news.

Las fake news o ‘noticias falsas’ en castellano, obliga a los usuarios, que quieren estar bien documen-tados sobre algún asunto en cuestión, a contrastar la información de diferentes fuentes, únicamente para verificar o no la veracidad de la primera versión o fuente de información consultada. Esta acción implica dedicar más tiempo a realizar la tarea en concreto y, por consiguiente, exponerse más tiempo al uso de la tecnología, provocando tecnofatiga.


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Por si fuera poco, las fake news tienen un poder inimaginable para desorientar el rumbo del planeta. Al no haber un organismo que filtre la información que se sube a la red, ésta puede ser completamen-te inexacta y ser creíble para una extensa multitud de gente, lo que provoca movimientos capaces de decidir el porvenir de grandes masas sociales e incluso de países enteros.

Ejemplos de ello son:

• Resultados en elecciones electorales de países o alianzas internacionales, como la Unión Europea.

• Movimientos económicos en las bolsas internacionales (rumores, especulaciones,…)

• Conflictos políticos entre países.

La problemática de la sobrecarga de la información se agudiza también por la dispersión de la misma. La información y el conocimiento no residen en un solo sitio, como acostumbraba a ser en el pasado (bibliotecas, universidades o centros tecnológicos), sino que se encuentra en varios lugares y soportes diferentes y de fácil acceso.

El usuario busca la información para realizar un trabajo, por curiosidad o por entretenimiento, lo que sustenta la creencia de que cuantos más datos se disponga más fácil y mejores serán los planes pro-yectados o las decisiones que se tomen, pero no necesariamente tiene por qué ser así. En ocasiones y determinadas circunstancias, las decisiones se toman con información ambigua o inexacta.

Por tanto, la información se convierte en poder por su calidad y no por su cantidad.

El exceso de esa cantidad, además, es causante de varios trastornos psicológicos como es la tecnofati-ga que experimentan habitualmente un gran colectivo de personas.


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2.4. Perfiles

En el marco del término ‘tecnoestrés’, la diferente capacidad de adaptación a los cambios tecnológicos está creando perfiles diferenciados principalmente por la edad, a excepción de algunos casos.

¿Se trata de un salto o una brecha generacional?

A lo largo de la última década, desde la aparición de los smartphones y tablets, la transformación tec-nológica ha requerido un alto nivel de demandas, aceptado heterogéneamente por el conjunto de la sociedad.

La estratificación de la sociedad no es algo nuevo ya que ha ocurrido en varias ocasiones en la historia de la humanidad en otros ámbitos y circunstancias, sin embargo, el fenómeno actual, denominado ‘brecha digital’, se está materializando con mayor rapidez.

La brecha digital puede definirse como la segregación social basada en el uso de las TIC, diferencian-do entre los que usan las nuevas tecnologías de forma rutinaria y los que no tienen acceso a ellas o los que aun teniendo acceso no saben cómo utilizarlas.

Los expertos señalan que desde hace dos décadas se destruye, principalmente, empleo de cualifica-ción media fácilmente automatizable. La formación y, en concreto, el dominio de las nuevas tecnolo-gías representa un factor importante en la ocupabilidad. El problema se agrava, especialmente, para las personas de cierta edad que presentan mayores dificultades a la hora de aprender a utilizar las nue-vas tecnologías. Por ello, el aprendizaje continuo y la familiarización con las TIC resulta esencial para disponer de las competencias requeridas por el mercado laboral actual.

Aunque no estén claramente definidos, podrían deducirse tres perfiles generacionales respecto al tra-tamiento y uso de las nuevas tecnologías: generación analógica, generación de transición o transfor-mación digital y generación Z.


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a) Generación analógica: se identifica este colectivo como aquel que ha pasado gran parte de su vida con elementos tecnológicos pertenecientes a la época analógica o incluso, sin ellos. La era digital actual supone una transformación total en el concepto de ver y hacer las cosas, un cambio de lógi-ca que dificulta entender el funcionamiento de los dispositivos actuales, agudizado también por el desconocimiento del alcance de los mismos.

Por lo general, forman parte de este grupo las personas de edad avanzada. A sus limitaciones físicas (deterioro de articulaciones que dificultan los movimientos, entre otras) deben añadirse las dificul-tades en la capacidad visual, auditiva e incluso en la coordinación motora. Además, también suelen experimentar limitaciones mentales que afectan a la memoria y a la agilidad de la toma de decisio-nes. También presentan mayores dificultades para aprender que los jóvenes, quienes transfieren o generalizan lo aprendido a otros dispositivos tecnológicos con suma facilidad. A este hecho, debe adicionarse que de per se, suele ser un colectivo de ideología más conservadora, lo que conlleva una cierta resistencia al cambio.

Normalmente, el tipo de tecnoestrés experimentado por este colectivo está relacionado con la tec-noansiedad, debido a la falta de resultados enfocados a la autoeficacia respecto al uso de las TIC. Muchos de ellos acaban desarrollando tecnofobia y su planteamiento es fácilmente justificable: ¿si llevan toda la vida haciendo las cosas de una forma y les ha ido bien, por qué no pueden seguir ha-ciéndolas igual?

b) Generación de transición o transformación digital: este grupo es el que recoge un mayor volumen de población.

Son aquellos que nacieron en la época analógica pero que han crecido y conviven con los constan-tes cambios de la transformación digital. Por lo general, son el colectivo que están en activo, enten-diéndose como tal, aquellas personas que se encuentran en edad disponible para desempeñar una actividad laboral.

El tipo de tecnoestrés presente es muy variado según las circunstancias de cada individuo.

Unos responden a los síntomas de tecnoansiedad. Sus causas son muy variadas aunque suele estar relacionado con una baja dedicación a la utilización de las TIC (ver capítulo 3 de esta guía).


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Otro colectivo importante de esta generación, presenta síntomas de tecnofatiga, especialmente aquellos que para el desempeño de su actividad laboral emplean dispositivos tecnológicos y conec-tados a la red habitualmente, además de utilizarlos a título personal.

Esta generación, además, tiene un gran colectivo adicto a las tecnologías. Se trata de aquellos que suelen utilizar las TIC como elemento de entretenimiento y ocio.

El entorno en el que se desenvuelven o el estilo de vida determinan el tipo de tecnoestrés desarro-llado, no obstante, cabe destacar que una misma persona puede llegar a padecer la combinación de varios tipos de tecnoestrés:

Por ejemplo: • Una persona puede sufrir tecnofatiga por la sobrecarga de información que utiliza a diario

en su actividad laboral y luego tener tecnoadicción por los juegos online durante su tiempo libre.

• Otra, podría desarrollar una tecnoansiedad al utilizar programas concretos de ordenador en su lugar de trabajo y en cambio luego padecer nomofobia (adicción al teléfono móvil).

c) Generación Z: también conocidos como nativos digitales, posmilenials o centenials, hace referen-cia a aquellos nacidos desde mediados de los 90 hasta la fecha actual.

Se trata del colectivo que ha nacido y crecido en la era digital. Desde muy pequeños están rodeados de tecnología (móviles, tablets, videoconsolas, etc.) y es probablemente la generación que mejor se adapta a la tecnología, pues gran parte de ésta se ha diseñado para ellos.

Emplean internet para estudiar, divertirse, relacionarse e incluso difundir sus ideas a amigos y al res-to del mundo, mediante las redes sociales.

Pero esta facilidad para utilizarlas, entre otras cosas, también ha generado una gran dependencia, siendo la generación que presenta mayores casos y síntomas de tecnoadicción.

Siendo la generación del futuro, las empresas tecnológicas han visto en ellos un modelo de negocio perdurable en el tiempo y no cesan en la búsqueda de nuevas formas de entretenimiento.


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Si hace una década las pantallas táctiles marcaron un antes y un después en la concepción de la tecnología, por la facilidad de navegación que suponía para el usuario, ahora se ha dado un paso más adelante, hablamos de la interacción por voz.

¿Qué puede ser más cómodo e inmediato para el usuario, que el propio dispositivo sea capaz de in-terpretar y procesar lo que se le está diciendo por voz?

Prueba de ello es ver como la generación Z envía más audios de voz en aplicaciones de mensajería instantánea, tipo Whatsapp, que los propios mensajes escritos.

Otro hecho que reafirma la tendencia del sector y los próximos movimientos es la reciente puesta en el mercado de un nuevo e innovador dispositivo electrónico, el conocido Google Home o Alexa.

Se trata de un dispositivo electrónico para el hogar, tipo altavoz y sin pantalla, que mediante su co-nexión a internet y el reconocimiento de voz, los usuarios pueden buscar información de cualquier tipo sin estar pendiente de un dispositivo para ello, lo que les permite hacer otras cosas al mismo tiempo. Google home se convierte, por tanto, en un asistente 24/365 para el ser humano. Actual-mente, se trata de la primera evolución de un nuevo dispositivo que a priori está instalado en el sa-lón principal de un hogar, pudiendo descifrar y almacenar conversaciones de las personas que se hallen presentes en ese momento, pero habrá que ver las nuevas aplicaciones y posibilidades que traerán sus posteriores evoluciones, probablemente encaminadas a su integración total en todas las estancias.

La pregunta será…

¿Hasta qué punto la tecnológica no vulnerará la privacidad de las personas?

Causasy efectos

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3. Causas y efectos

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3. Causas y efectosSin desdeñar la extensísima variedad de beneficios que aportan las nuevas tecnologías al conjunto de la sociedad y los sectores que la aplican (sanidad, investigación y desarrollo, industria, educación, ocio, comercio, entre muchos otros), su uso y abuso puede también generar algunos inconvenientes:

• Sobrecarga de información.

• Prolongación de la jornada laboral.

• Pérdida progresiva de las relaciones interpersonales.

Además, el mundo virtual reproduce, a menudo, fenómenos no deseados del mundo real, como el ci-beracoso, adicciones, fraudes, entre otros (ver apartado 3.2.3.).

Para profundizar en todas y cada una de las consecuencias derivadas del uso de las nuevas tecnologías resulta primordial conocer de antemano las causas que las generan.

3.1. Causas que originan tecnoestrés

El origen de los múltiples tipos de tecnoestrés existentes procede de causas muy diversas aunque to-das ellas responden a un factor común: estado psicológico negativo. Ese estado viene condicionado por el desajuste entre las demandas y los recursos disponibles, suponiendo un alto nivel de activación fisiológica no placentera para la persona y el desarrollo de actitudes negativas hacia las nuevas tecno-logías.

El autor Brillhart, P.E., en su obra publicada en 2004 «Technostress in the Workplace: Managing Stress in the Electronic Workplace», cita:

3. Causas y efectos

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El tecnoestrés resulta del esfuerzo mental que supone «enfrentarse al cambio, errores, multitud de tareas y sobre abundancia de tecnología y datos, que lleva a los empleados a trabajar más du-ramente y les reduce el tiempo libre cuando están fuera del trabajo. Como consecuencia, el cuer-po y la mente sufren reacciones negativas relacionadas con esta sobreestimulación e incapaci-dad de desconectar. Se trata de un tipo específico de estrés que viene como consecuencia de la dependencia que experimentamos de las nuevas tecnologías, el pánico que se siente cuando és-tas fallan, un estado constante de sobreestimulación y la necesidad de estar siempre «conecta-dos». El primer síntoma que indica la presencia de este tipo de estrés, tanto en personas que se muestran ambivalentes, reacias o temerosas, es la ansiedad, que se traduce en irritabilidad, dolor de cabeza, pesadillas, resistencia a aprender a manejarlas e incluso rechazo total a las mismas.

Brillhart distingue entre cuatro situaciones que generan tecnoestrés:

1. Síndrome de fatiga informativa o Data smog: internet se encuentra constantemente en funciona-miento, considerándose el principal medio de información y de comunicación en todo el mundo. Sin embargo, el exceso de información que reciben los trabajadores mediante la utilización de disposi-tivos electrónicos –correo electrónico, Internet, sistemas de geolocalización, redes sociales, teléfono móvil, etc.–, puede ocasionar situaciones generadoras de estrés en el trabajo. La sobrecarga de infor-mación perjudica el rendimiento de los trabajadores, obligándoles a analizar y dar forma a toda la información recibida.

2. Locura multitarea o Multitasking Madness: cada vez es más frecuente ver trabajadores incapaces de adecuarse al ritmo de trabajo que el uso de las tecnologías requiere en el desempeño de su acti-vidad laboral. Cuantas más tareas se quieren realizar al mismo tiempo, menos eficiencia se logra en cada una de ellas. Esto propicia un incremento del estrés, disminuye la percepción de control y cau-sa problemas físicos como dolor de cabeza y de estómago. Estudios realizados en este ámbito con-firman que los trabajadores que, por ejemplo, se encuentran usando un procesador de textos, mien-tras atienden al teléfono y están conversando con los compañeros de trabajo u otros, están continuamente interrumpiendo su tarea, siendo incapaces de concentrarse diez minutos seguidos, lo que implica un coste a las empresas de entre un 20 y un 40% de pérdida de eficiencia.

3. Causas y efectos

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3. Problemas informáticos o Computer hassles: las TIC pueden dar lugar a una mayor rapidez en el desempeño de la actividad laboral; sin embargo, también nos podemos encontrar con sistemas electrónicos caracterizados por su lentitud, por averías en el sistema, virus, informaciones fraudu-lentas, pérdida de ficheros, etc., que dan lugar a situaciones desesperantes para los trabajadores –principalmente para aquellos problemas que desencadenan pérdidas de datos, documentación o ficheros–. Esta situación origina que los trabajadores tengan que reorganizarse en su puesto con el objetivo de recuperar o repetir aquella información perdida por el uso de las tecnologías, lo cual, in-discutiblemente, provoca un cuadro de situaciones nuevas tecno-estresantes.

4. Síndrome de estar quemado o burnout: se produce como consecuencia de un proceso acumulati-vo que conduce a un agotamiento emocional. Las consecuencias del burnout son numerosas y muy perjudiciales: cansancio emocional, desgaste, agotamiento, fatiga, irritabilidad, actitudes ne-gativas y respuestas frías e impersonales hacia los demás y falta de realización personal, con res-puestas negativas hacia uno mismo y el trabajo. Un dato especialmente preocupante, según Bri-lliant es que este fenómeno es una importante amenaza para las organizaciones ya que, desgraciadamente se suele dar en aquellos trabajadores que suelen ser valiosos para la empresa y que se caracterizan por su dedicación, lealtad, esfuerzo y excelente trabajo.

A continuación se muestra un listado no exhaustivo de causas que originan tecnoestrés, según la tipo-logía del mismo; tecnoadicción, tecnoansiedad y tecnofatiga respectivamente:

3.1.1. Tecnoadicción

Las nuevas tecnologías ofrecen al usuario la posibilidad de perderse en un mundo de fantasía para huir de la rutina cotidiana.

La diversidad de aplicaciones disponibles permite llegar a todo tipo de usuario, sin embargo, la tec-noadicción afecta especialmente a un grupo muy concreto, los jóvenes.

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3. Causas y efectos

CAUSAS

Las TIC generan dopamina sobre el usuario

Las aplicaciones virtuales están sutilmente diseñadas para crear estímulos positivos que fomentan las conductas adictivas. La metodología utilizada es muy sencilla, proporcionar pequeñas dosis positivas al cerebro para segregar dopamina, la hormona de la felicidad. De esta forma, el usuario experimenta una situación placentera intensificando su deseo de seguir utilizando la aplicación.

Ejemplo:

Los juegos freemium, como ya se ha comentado anteriormente, son un claro ejemplo de ello. Constituyen un elemento de entretenimiento y diversión para millones de usuarios del mundo entero. Son juegos gratuitos del sistema operativo Android en el que se dispone de una serie de créditos, habitualmente conocidos como «vidas», en el que una vez se han terminado, debe esperarse un tiempo para que se vuelvan a recargar, o bien se dispone de la opción de pago para que sean recargadas al instante. El primer sistema, además de las notificaciones emergentes que suelen aparecer en el móvil, hace que el usuario esté sujeto al juego constantemente, dado que en cortos periodos de tiempos (entre 15 y 30 minutos) suelen recargarse de nuevo las vidas para seguir jugando. La segunda opción es aún más peligrosa pues entra un factor importante y finito para cualquier usuario, el dinero, como si de una máquina recreativa se tratase.

Baja autoestima

Por lo general, las personas con una baja autoestima y con dificultades para entablar relaciones sociales suelen recurrir a las redes sociales para emplearlas como medio de comunicación y expresión.

A través de ellas muestran una imagen artificial de sí mismos, buscando el beneplácito de sus seguidores. Enseñan lo que les gustaría ser, no lo que son.

Ejemplo:

Supongamos una persona que está atravesando un momento de crisis emocional por haberse separado recientemente de su pareja sentimental. El vacío experimentado.

debe reemplazarse lo antes posible para no caer en la depresión que se deriva en ciertas ocasiones. Cada individuo tiene su propio método para ello: unos/as se compran algún capricho, otros/as se lanzan a los dulces y otros/as se refugian en las redes sociales en búsqueda del apoyo social de sus amigos y conocidos. En este último, el usuario suele mostrar imágenes de cualquier cosa que hace en su vida, desde comerse un helado, hasta eventos exclusivos a los que asiste o sitios que ha visitado en sus vacaciones, anhelando siempre los famosos «likes» que le hagan sentirse mejor.

El «feedback» o respuesta que uno recibe de ello es análogo a los estímulos positivos que crean los juegos freeium, originando así la tecnoadicción.

Notificaciones emergentes

La publicidad, como sucede desde años en los canales de televisión, representa una gran fuente de ingresos para los portales de internet y aplicaciones móviles (APPs). El éxito de la publicidad reside, en gran medida, por su alcance, cuanto mayor sea el público al que llegue mayor será su repercusión mediática.

Para ello, los portales de internet y APPs suelen recurrir a la creación de notificaciones emergentes para que el usuario acceda a su contenido con un solo clic, a la par que aparecen innumerables anuncios a su alrededor.

Ejemplo:

Cuando se accede a una web de noticias, ya sea de política, de economía o de deportes, ésta suele preguntar si se quiere estar al día de las últimas noticias. En caso afirmativo, cada vez que se publica una noticia que consideran relevante aparece una notificación emergente en el dispositivo para informarte de ello.

A priori resulta beneficioso para el usuario, el inconveniente viene cuando se reciben notificaciones de diferentes portales y aplicaciones. El usuario, abrumado, invierto gran parte de su tiempo a leer las notificaciones, originando en muchos casos adicciones como la nomofobia o el síndrome FOMO.

Causas que originan la tecnoadicción:

3. Causas y efectos

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3.1.3. Tecnoansiedad

Como ya se ha comentado anteriormente, la tecnoansiedad es probablemente el tipo de tecnoestrés más generalizado o que mayor alcance de población tiene.

La tensión y malestar que padece el usuario proviene por la casi obligación de utilizar las nuevas tec-nologías, ya sea en el ámbito laboral como en el personal. En ambos, puede distinguirse un perfil que predomina respecto a los demás; en el ámbito laboral se encuentra el perfil descrito en el apartado 2.4. como generación de transición o de transformación digital, mientras que en el ámbito personal suele predominar el perfil de la generación analógica.

En general, la demanda de la actividad laboral requiere un mínimo de nociones básicas que, a menu-do, son suficientes para afrontar las demandas que las TIC requieren en el ámbito personal.

Además, en el ámbito personal el uso de las nuevas tecnologías, aunque no siempre, podría conside-rarse voluntario, permitiendo buscar alternativas para realizar una acción o una actividad concreta.

Ejemplo:

Elegir un destino en las próximas vacaciones

Una de las opciones más utilizadas, especialmente por los jóvenes, para buscar viajes y hoteles donde ir en las próximas vacaciones son las webs y aplicaciones disponibles en internet. Esto permite al usua-rio ver, en cualquier momento y lugar, toda la oferta disponible del mercado.

A pesar de sus ventajas, la opción anterior es completamente opcional pues si un individuo es reacio al uso de las TIC, siempre podrá acudir a una agencia de viajes y elegir su destino.

Demandas ámbito laboral

Fuente: Los perfiles más buscados de las profesiones TIC, http://aipbarcelona.com

Fuente: 6 recursos claves para acompañar a niños y adolescentes en el uso de internet, http://impactotic.co

Demandas ámbito personal

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3. Causas y efectos

Alguna de las causas que generan tecnoansiedad son:

CAUSAS

Baja disponibilidad de recursos

Los dispositivos electrónicos y sus programas requieren de cierto esfuerzo económico que no todos pueden afrontar. Inicialmente la tecnología podía considerarse como un bien que posicionaba el estatus social según la economía de cada uno, sin embargo, actualmente está tan integrado en las actividades rutinarias de la sociedad moderna que discrimina a aquel colectivo que no dispone de recursos suficientes.

Ejemplo:

Una persona que no dispone de ordenador en casa, tiene más dificultades para aprender a utilizar este dispositivo, lo que va en detrimento respecto a los que sí disponen de éste. La primera persona tendrá más problemas a la hora de encontrar trabajo, por una parte porque no sabrá cómo hacer y presentar un CV de forma electrónica (requisitos prácticamente indispensable hoy en día), y por otra, no tendrá acceso a aquellos puestos de trabajo que utilicen en algún momento un ordenador.

La extensa variedad de dispositivos y programas en el mercado agrava las dificultades de accesibilidad de los mismos, por lo que aumentan los casos de tecnoansiedad relacionados con esta causa.

Baja cualificación académica

Se trata de un colectivo de personas que por los motivos que fueren, no han tenido la ocasión o no han querido realizar estudios o cursos académicos, independientemente de su relación directa con la tecnología.

Suelen ser personas que abandonaron los estudios básicos prematuramente para incorporarse al mundo laboral, bien por la necesidad de llevar dinero a la familia o bien por presentarse oportunidades de trabajo bien remunerados como pudo verse antes de la crisis del ladrillo en España.

Para estas personas las nuevas tecnologías han avanzado al margen de su rutina diaria, por eso cuando deben utilizarlas no conocen su funcionamiento.

Ejemplo:

España es un país cuyo tejido empresarial está formado mayoritariamente (más del 90%) por pymes y autónomos. Muchos de esos autónomos han realizado y siguen realizando trabajos sin la presencia de las TIC (electricistas, fontaneros, paletas, comerciantes, taxistas, propietarios de bares y restaurantes, entre muchos otros). Últimamente, el colectivo se está viendo obligado a realizar telemáticamente una serie de trámites que venían haciendo de forma presencial en las oficinas de los organismos competentes.

Aunque las nuevas tecnologías ofrecen la gran ventaja de hacerlo a distancia, sin tener que presentarse físicamente en un lugar dentro de un horario establecido y que normalmente coincidía con la jornada laboral del autónomo, éstos se han visto obligados forzosamente a adaptarse al uso de las TIC.

Efecto de ello ha sido la aparición de más personas con síntomas directamente relacionados con la tecnoansiedad, recurriendo en muchos casos a familiares o profesionales para la realización de los trámites y eludir el uso de las tecnologías.

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3. Causas y efectos

Baja autoestima

Otra causa común en personas que padecen tecnoansiedad es la baja autoestima.

La autoestima es uno de los ingredientes importantes en el desarrollo personal y bienestar emocional. Por medio de ella se toma conciencia sobre la relación y percepción que se tiene de uno mismo, formando el pilar base de tu vínculo con el exterior (relaciones personales, desarrollo de habilidades, etc.).

Es por ello que en épocas de baja autoestima, dado que no es lineal en el tiempo, se es más propenso a la aparición de trastornos y problemas psicológicos.

Si alguien se ve obligado a hacer uso de las nuevas tecnologías cuando experimenta un episodio de baja autoestima, probablemente desencadene síntomas de tecnoansiedad.

Ejemplo:

Supongamos una persona que está atravesando un momento de crisis emocional debido a la pérdida reciente de un familiar o por haberse separado de su pareja sentimental. Se trata de una persona en estado de duelo y no puede evitar pensar a todas horas la situación en la que se encuentra.

Fruto de ello tiene grandes dificultades para concentrarse en las actividades rutinarias. Si añadimos que desempeña una actividad laboral en el que emplea tecnologías de la información y la comunicación, podrá desarrollar cuadros de ansiedad al utilizarlas, no porque no sepa utilizarlas sino porque la falta de concentración no le permite usarlas con la rapidez y agilidad que lo hacía anteriormente.

En otros casos, la baja autoestima puede venir por

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