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todo pasajero debe descender TEATRO DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE 24 todo pasajero debe descender TEATRO DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE 25 pasajero debe descender pasajero debe descender TEATRO DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE TEATRO DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE 25 25 LA MEMORIA DEL TEATRO por aLejandro sIevekIng recuerdos coMpILados por aMaLÁ saInt-pIerre La voz de Alejandro Sieveking se hace oír entre recuerdos libres y fragmentados -salpicado por intervenciones de Bélgica Castro- sobre cada una de las seis obras de este ciclo de lecturas dramatizadas. Esta memoria viva deambula entre anécdotas, recuerdos y reflexiones en torno al teatro. “Toda obra es política, porque toda obra está retratando al mundo en su momento” sentencia Sieveking. El dramaturgo y director habla con desenvoltura del Teatro del Ángel, del exilio en Costa Rica, de su amigo Víctor Jara, del ICTUS y del ITUCH. “La escena es una cosa viva” concluye Sieveking; “y debe tener ángel” replica Bélgica Castro. “A los 16 años era nadador y buen atleta, pero me enfermé de nefritis debido a un accidente de avalancha en la montaña. A esa edad mi vida cambió: dejé de ser atleta para transformarme en una persona postrada en cama que leía, y leía, y leía. Cuando me mejoré, no podía hacer un montón de cosas físicas, tenía una serie de limitaciones. Empecé a recuperar la natación como a los 21 años pero ya había pasado mi oportunidad de llegar a alguna parte como nadador… y me dediqué al teatro...” PARECIDO A LA FELICIDAD (1959) Tenía 25 años y en esa época aún éramos estudiantes de cuarto año de teatro y participaríamos de un festival de alumnos en el Teatro Lex de la Facultad de Leyes de la Universidad de Chile. Era de la generación de Tomás Vidiella, Jaime Vadell, Víctor Jara, Jaime Silva... Ya un par de años antes, en mi segundo año de actuación, había estrenado una de mis primeras obras, Mi hermano Cristián, que había tenido mucho éxito, tanto así que salió una página en una revista anunciando mi nacimiento como autor”. Para el festival haríamos una obra llamada Asunto oficial con música de Luis Advis. Pero los ensayos empezaron a fallar porque los actores no llegaban. Entonces Víctor Jara me dijo “escríbete una obra y yo la dirijo”. Le respondí que no se me ocurría nada, y él me dio el pie forzado, la anécdota esencial. Parecido a la felicidad se escribió y estrenó en 1959, dirigida por Víctor. Fue la primera obra que dirigió en su vida. Justo nos falló una actriz, y como yo ya era pareja de Bélgica le pedimos que hiciera el rol de la madre”. Víctor tenía algo que nadie tiene: sentido común. Él sabía lo que estaba de más o lo que faltaba, y daba las razones. Para mí eran tan claras sus opiniones que yo ni siquiera le discutía. Cambiaba y corregía mis textos a petición de él. Fue tal el éxito de Parecido a la felicidad que nos programaron oficialmente en la gran sala Antonio Varas por dos semanas. Luego hicimos giras por todo Chile. La Escuela de Teatro nos llevó a Buenos Aires y a Uruguay. En Buenos Aires apareció un productor que vio ahí un negocio redondo, y se filmó para la televisión argentina en marzo del ’60. Sin Bélgica ni Lucho Barahona (porque no podían), nos fuimos de gira con Víctor a Cuba. Víctor se había dado cuenta que lo suyo era la dirección más que la actuación, y volvió a Chile para estudiar dirección. Siguió Venezuela, Colombia, Costa Rica, Guatemala, y estuvimos dos meses en México a tablero vuelto. Fue un éxito, y pasó por la televisión argentina, venezolana, colombiana, costarricense, guatemalteca y mexicana, y siempre nosotros éramos los protagonistas”. Esta fue la primera obra que me catapultó a nivel internacional, pero al volver a Chile nadie aquí le había tomado realmente el peso de esta experiencia”. Diría que fue un éxito comparable a La Negra Ester.” La obra se dio luego por toda Latinoamérica con otros directores. Pero no era lo mismo. Sin la mano de Víctor no era lo mismo. El teatro tiene que tener cierta magia; por muy pobre que sea la escenografía por ejemplo, tiene que tener cierta elaboración. La visión de Víctor tenía magia y poesía. No era una poesía obvia, era un resultado final; habían pequeñas cositas que hacían que eso fuera más que la realidad, la realidad superada, no El proyecto Todo pasajero debe descender contempla además seis lecturas dramatizadas de obras inéditas o nunca estrenadas de Alejandro Sieveking: La cama en el medio de la pieza, Directo al corazón, Pequeños animales abatidos, La fiesta terminó y La diablada. La sexta obra de este ciclo de lecturas, Parecido a la felicidad, había sido dirigida por Víctor Jara quien hizo con este montaje su gran debut como director de teatro. Estas lecturas dramatizadas se presentan como un homenaje a la dramaturgia de Alejandro Sieveking, quien encarna más de medio siglo de teatro. Pero a su vez, son un homenaje al teatro chileno, a su historia y su memoria. En estas páginas podremos leer -y casi escuchar- la voz del propio Sieveking rememorando su trayectoria en el repaso de estas obras. Una memoria fresca y fragmentada a la vez, como un gran salto en el tiempo. Salen a la luz del recuerdo reflexiones, anécdotas y episodios tan alegres como tristes; el mundial del ’62, el Teatro de la Universidad de Chile, el ICTUS, el exilio y la muerte de su gran amigo Víctor Jara. En las páginas siguientes, son los propios directores jóvenes -a quienes se les ha pedido hacerse cargo de estas lecturas- que recuerdan a Sieveking a modo de homenaje. TEATRO, MEMORIA Y HOMENAJE La escena es una aLejandro sIevekIng cosa viva

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LA MEMORIA DEL TEATROpor aLejandro sIevekIng

recuerdos coMpILados por aMaLÁ saInt-pIerre

La voz de Alejandro Sieveking se hace oír entre recuerdos libres y fragmentados -salpicado por intervenciones de Bélgica Castro- sobre cada una de las seis obras de este ciclo de lecturas dramatizadas. Esta memoria viva deambula entre anécdotas, recuerdos y reflexiones en torno al teatro. “Toda obra es política, porque toda obra está retratando al mundo en su momento” sentencia Sieveking. El dramaturgo y director habla con desenvoltura del Teatro del Ángel, del exilio en Costa Rica, de su amigo Víctor Jara, del ICTUS y del ITUCH. “La escena es una cosa viva” concluye Sieveking; “y debe tener ángel” replica Bélgica Castro.

“A los 16 años era nadador y buen atleta, pero me enfermé de nefritis debido a un accidente de avalancha en la montaña. A esa edad mi vida cambió: dejé de ser atleta para transformarme en una persona postrada en cama que leía, y leía, y leía. Cuando me mejoré, no podía hacer un montón de cosas físicas, tenía una serie de limitaciones. Empecé a recuperar la natación como a los 21 años pero ya había pasado mi oportunidad de llegar a alguna parte como nadador… y me dediqué al teatro...”

PARECIDO A LA FELICIDAD (1959)Tenía 25 años y en esa época aún éramos estudiantes de cuarto año de teatro y participaríamos de un festival de alumnos en el Teatro Lex de la Facultad de Leyes de la Universidad de Chile. Era de la generación de Tomás Vidiella, Jaime Vadell, Víctor Jara, Jaime Silva... Ya un par de años antes, en mi segundo año de actuación, había estrenado una de mis primeras obras, Mi hermano Cristián, que había tenido mucho éxito, tanto así que salió una página en una revista anunciando mi nacimiento como autor”.

Para el festival haríamos una obra llamada Asunto oficial con música de Luis Advis. Pero los ensayos empezaron a fallar porque los actores no llegaban. Entonces Víctor Jara me dijo “escríbete una obra y yo la dirijo”. Le respondí que no se me ocurría nada, y él me dio el pie forzado, la anécdota esencial. Parecido a la felicidad se escribió y estrenó en 1959, dirigida por Víctor. Fue la primera obra que dirigió en su vida. Justo nos falló una actriz,

y como yo ya era pareja de Bélgica le pedimos que hiciera el rol de la madre”.

Víctor tenía algo que nadie tiene: sentido común. Él sabía lo que estaba de más o lo que faltaba, y daba las razones. Para mí eran tan claras sus opiniones que yo ni siquiera le discutía. Cambiaba y corregía mis textos a petición de él.

Fue tal el éxito de Parecido a la felicidad que nos programaron oficialmente en la gran sala Antonio Varas por dos semanas. Luego hicimos giras por todo Chile. La Escuela de Teatro nos llevó a Buenos Aires y a Uruguay. En Buenos Aires apareció un productor que vio ahí un negocio redondo, y se filmó para la televisión argentina en marzo del ’60. Sin Bélgica ni Lucho Barahona (porque no podían), nos fuimos de gira con Víctor a Cuba. Víctor se había dado cuenta que lo suyo era la dirección más que la actuación, y volvió a Chile para estudiar dirección. Siguió Venezuela, Colombia, Costa Rica, Guatemala, y estuvimos dos meses en México a tablero vuelto. Fue un éxito, y pasó por la televisión argentina, venezolana, colombiana, costarricense, guatemalteca y mexicana, y siempre nosotros éramos los protagonistas”.

Esta fue la primera obra que me catapultó a nivel internacional, pero al volver a Chile nadie aquí le había tomado realmente el peso de esta experiencia”.

Diría que fue un éxito comparable a La Negra Ester.”

La obra se dio luego por toda Latinoamérica con otros directores. Pero no era lo mismo. Sin la mano de Víctor no era lo mismo.

El teatro tiene que tener cierta magia; por muy pobre que sea la escenografía por ejemplo, tiene que tener cierta elaboración. La visión de Víctor tenía magia y poesía. No era una poesía obvia, era un resultado final; habían pequeñas cositas que hacían que eso fuera más que la realidad, la realidad superada, no

El proyecto Todo pasajero debe descender contempla además seis lecturas dramatizadas de obras inéditas o nunca estrenadas de Alejandro Sieveking: La cama en el medio de la pieza, Directo al corazón, Pequeños animales abatidos, La fiesta terminó y La diablada. La sexta obra de este ciclo de lecturas, Parecido a la felicidad, había sido dirigida por Víctor Jara quien hizo con este montaje su gran debut como director de teatro.

Estas lecturas dramatizadas se presentan como un homenaje a la dramaturgia de Alejandro Sieveking, quien encarna más de medio siglo de teatro. Pero a su vez, son un homenaje al teatro chileno, a su historia y su memoria.

En estas páginas podremos leer -y casi escuchar- la voz del propio Sieveking rememorando su trayectoria en el repaso de estas obras. Una memoria fresca y fragmentada a la vez, como un gran salto en el tiempo. Salen a la luz del recuerdo reflexiones, anécdotas y episodios tan alegres como tristes; el mundial del ’62, el Teatro de la Universidad de Chile, el ICTUS, el exilio y la muerte de su gran amigo Víctor Jara.

En las páginas siguientes, son los propios directores jóvenes -a quienes se les ha pedido hacerse cargo de estas lecturas- que recuerdan a Sieveking a modo de homenaje.

TEATRO,MEMORIA

Y HOMENAJE

La escena es una aLejandro sIevekIngcosa viva

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solamente embellecida, porque ya estaba embellecido todo. Pero era absolutamente verosímil que fuera así, no era bonito por poner cosas bonitas”.

LA CAMA EN EL MEDIO DE LA PIEZA (1963. Inédita)Fue una temporada tormentosa. Habíamos tenido gran éxito con Parecido a la felicidad algunos años antes, y yo había ganado una mención honrosa en el consejo del Instituto del Teatro de la Universidad de Chile (ITUCH) con La madre de los conejos el año 60-61. Al año siguiente nos casamos con Bélgica Castro.”

¿Si me siento parte de una institución? Un dramaturgo no es realmente de una institución. No tiene sueldo, entonces yo tenía que trabajar en la Biblioteca Nacional. No podía vivir del teatro y entré a trabajar al teatro ICTUS porque Jorge Díaz me dijo que me habían aceptado en el reparto de El velero en la Botella, que acababan de estrenar en el Teatro La Comedia, teatro que se inauguró con esa obra. Ahí estaban Luis Poirot, Jaime Celedón, Jorge Díaz… era un mundo especial.”

Sobre la historia particular de La cama en el medio de la pieza, el Teatro Experimental de la Universidad de Chile, que en ese momento ya era ITUCH, tenía un repertorio elegido por un comité de lectura. Yo no pude presentar esta obra porque no estaba terminada.

Una obra no está terminada hasta que no está representada. He tenido dos experiencias de publicar antes de estrenar y es mortal. Porque la obra cambia. Al oírla, al actuarla, es otra cosa. En los ensayos uno corta, cambia… La escena es una cosa viva. Todo se tiene que probar.

La cama en el medio de la pieza es producto de muchas cosas. Yo ya no pertenecía más como actor al ITUCH, ahora yo era del ICTUS en donde reinaba el teatro del absurdo y trabajaba además como empleado en la Biblioteca Nacional, estaba casado y vivía muy bien. Tenía más responsabilidades, de ser un lolo había pasado a ser un caballero. Esta obra era como la despedida de estos factores y tenía todos estos elementos mezclados. A mí me gustaba mucho el teatro del absurdo, entonces empecé a escribir esta obra y se la mostraba a Bélgica a medida que iba avanzando. Cuando la terminé y se suponía que en algún momento se la daría al comité del ITUCH, decidimos montarla como ensayo para que la vieran: se estrenó conmigo haciendo del personaje masculino joven, Godofredo lo hacía

Lucho Barahona, Artemisa la hacía María Cánepa y el papel de la Sivila lo hacía Malú Aldunate.

En esa época era usual mostrarle ensayos al comité. Entre los principios del Teatro Experimental estaba el apoyo al teatro nacional, a los autores nacionales, así que esa práctica se hacía.

A esa función asistió poca gente. No pasó mucho tiempo después y yo mostré La Remolienda dirigida por Victor Jara y esto fue como instalar una especie de remolino que arrasó con todo a su alrededor, y ese montaje hizo desaparecer a La cama en medio de la pieza. Victor Jara ya había egresado como director y había montado otra obra mía, Ánimas de día claro en 1959. Cuando leyó La Remolienda me dijo que esta obra era casi una comedia musical y empezamos a trabajar en la música, y ahí me olvidé de La cama en el medio de la pieza.

La Remolienda se comió a La cama…”

La cama en el medio de la pieza nunca se publicó. Nadie sabe en este mundo que existe esta obra. Me sorprendí mucho cuando me dijeron para este proyecto “oye, pero esto es muy divertido” y yo les respondo que es del año ’63 que cómo va a ser tan divertido, a lo que me contestan, “esto se puede hacer ahora”.

Bélgica Castro: Quiero contar una anécdota bien graciosa: cuando en Chile fue el mundial de fútbol el año ‘62, como vendría tanta gente a Chile creíamos que muchos irían al teatro. Para esa ocasión, tanto el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica como el Teatro Experimental de la Universidad de Chile habían decidido montar dos obras chilenas, una en horario de vermouth y la otra en la noche. En la Católica daban por la noche una obra de Alejandro, Dionisio, dirigida por Eugenio Dittborn. En paralelo la Chile daba Ánimas de día claro. Pero finalmente no fue nadie al teatro porque toda la gente se juntaba en la calle a celebrar el fútbol…”

PEQUENOS ANIMALES ABATIDOS (1974, Premio Casa de las Américas)Pequeños animales abatidos ganó el importantísimo Premio Casa de Las Américas pero nunca se ha dado en Chile. La hemos dado por todo el mundo… pero nunca acá”.

Cuando inauguramos nuestra compañía, el Teatro del Ángel, en 1971 con La mantis religiosa, le ofrecimos a Víctor Jara la puesta en escena de la obra. Él no pudo porque estaba en medio de su carrera internacional como músico. Nos costó muchísimo para que volviera al teatro y había aceptado dirigir mi obra La Virgen del puño cerrado con música de Lucho Advis y las actuaciones de Bélgica y María Cánepa. El montaje era tremendo, precioso. Mataron a Víctor al mes de estar trabajando con nosotros. Fue horrible cómo lo mataron. Y quedamos en estado de shock. Tras el impacto de su desaparición se generó un trauma colectivo y la obra pasó a llamarse La virgen de la manito cerrada, para que

no hubiera interpretaciones de que la virgen estaba haciendo un gesto político, aunque sea una obra que se podría decir que sí tiene intenciones de crítica política, a la manera del mundo de los chilenos.”

Nos fuimos de Chile el año ‘74 no porque fuéramos de algún partido político, pero éramos sospechosos por ser muy amigos de Víctor y su muerte precipitó nuestra partida. En nuestro círculo teníamos amigos y familiares que habían sido violados y torturados. Se movió mucha gente para sacarlos, entre ellas Karen Olsen que fue esposa del Presidente de Costa Rica de esa época, José Figueres Ferrer.

Entonces en aquel contexto nos fuimos de gira internacional con una versión de La Celestina y con una obra mía que se llamaba Cama de Batalla, que fue como un “vómito” que tuve después del Golpe…”

Afiche de La virgen de la manito cerrada, ilustración de Lucho Barahona.

Bélgica Castro y Alejandro Sieveking recién casados.

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Nos quedamos diez años en Costa Rica, jamás pensamos que nos radicaríamos allá. Cuando uno parte no sabe lo que va a pasar… No estás en el uso de la razón total, tienes que sobrevivir y hacer, seguir en lo mismo y luchar. No pensábamos volver ni pensábamos quedarnos, sólo pensábamos trabajar y sobrevivir, porque si no trabajábamos no ganábamos. Y entre todos hacíamos de todo: yo hacía los vestuarios, las puestas en escena y actuaba en casi todas las obras, Bélgica se encargaba de las relaciones con los periodistas, vendíamos café… Costa Rica fue un país maravilloso, fantástico. Estábamos tan ocupados trabajando que en esos diez años nunca fuimos al mar… y Costa Rica es famosa por sus playas…”

Pequeños animales abatidos se empezó a dar en todas partes y a traducir a varios idiomas. Y cuando la empezamos a hacer, pasó lo mismo que pasa con todas las obras: vi que tenía cosas de más, entonces la cambié tanto que la primera edición ya no servía.

En Chile no se montó nunca, la consideraron demasiado fuerte para esa época. Es que claro, la historia de Pequeños animales abatidos ocurre tres días antes del Golpe. Agradecí mucho ese comentario, porque yo estaba desubicado. Me había acostumbrado a vivir en otro mundo, haciendo teatro por diez años. El que no se haya dado esta obra aquí no es por culpa del comentario, sino porque yo consideré que no se podía hacer porque era aún muy doloroso.

La única que vez que se presentó el texto en Chile fue recién el año 2006, en que la gran actriz Carla Cristi organizó una serie de lecturas dramatizadas, “Teatro de la Palabra”. Ahí se leyó la obra para el público chileno, con Bélgica Castro, Carla Cristi, Manuela Oyarzún, Julio Jung, Roberto Poblete y Pablo Schwarz.”

Esa fue también una de las razones por las que me fui. Tenía pánico a autocensurarme. Y la Bélgica tenía pánico de que me tomaran preso. Sabíamos que no era necesario tener una posición política para que te sacaran la mugre. Éramos sospechosos por haber sido íntimos amigos de Víctor Jara.

Toda obra es política, porque toda obra está retratando al mundo en su momento. Si a mí me dicen que Todo pasajero debe descender tiene mucha política, no tiene mucha: tiene la que flotaba en el aire el año 2011. Yo no hice un hincapié de eso, sólo reproduje un ambiente de ese momento.”

LA DIABLADA (1982)

La escribí en Costa Rica dos años antes de nuestra vuelta a Chile en 1984.

Es una versión del Fausto, yo estaba como director allá en Costa Rica, y quería tener mi propia versión del Fausto de Goethe. Quería hacer un personaje que no fuera precisamente el Diablo pero sí un poquitito sexy. Esto, con el tiempo, abandoné la idea de dirigirla por falta de recursos. Vi en una revista una foto de la diablada y pensé que sería muy especial que uno de los diablos de la diablada fuera realmente diablo… entonces mi versión de Fausto ocurre en La Tirana y Fausto se encuentra con el diablo de La Tirana. En La diablada está el folclor mezclado con el folclor europeo, que ya dejó de ser europeo para ser nuestro también, o sea nosotros lo miramos de otra forma. La directora del Teatro Nacional de Costa Rica se fascinó tanto con esta que lo editó antes de haberlo montado. Esta también ha sido una obra que se publicó antes de montarse. ¡Y nunca se estrenó!”

Se lo pasé en Chile a un director y se dio cuenta que el diablo se llamaba Agusto. Todavía no llegábamos a la transición…Me dijo “¿es que quieres que te metan preso? ¿Pero tú de dónde vienes?”. Y claro, me sentí ingenuo porque en Costa Rica escribía sin censura, allá lo había hecho sin tener problemas, aquí me estaba cobrando su precio, su precio de no haberme autocensurado. Todavía estoy contento de no haberme autocensurado, de modo que nunca he tenido ni con esta obra, ni con otras tampoco, ninguna frustración.”

DIRECTO AL CORAZÓN (1988. Inédita)

En una cronología publicada dice que la obra es de 1988… Pero han pasado tantos años que ya no recuerdo la fecha exacta de cuando escribí Directo al corazón. Con Bélgica estábamos haciendo muchas cosas -como siempre la verdad- porque nunca nos quedamos tranquilos… Volvimos a Chile desde nuestro exilio en Costa Rica en diciembre del año ‘84, y ahí nos pusimos a trabajar con Tomás Vidiella, luego en el Teatro Itinerante y luego en el Teatro Los Leones… Eso me lleva más o menos al año ‘92. Ese año tuve una crisis y me puse a escribir novelas.

Entonces se me acercó Julio Jung, quien había trabajado conmigo en Espectros y me pidió que le escribiera una obra. Así que me puse nuevamente a escribir teatro y salió Directo al corazón.”

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Bélgica Castro: Cama de Batalla la dimos primero en Chile en plena dictadura, y tuvo que ser aprobada por la Junta Militar. Con un título así pensábamos que la rechazarían, pero curiosamente nos dieron permiso para estrenarla porque la encontraron divertida. Y cuando llegamos a Caracas, salió una crítica bastante larga y la foto de ilustración era el bombardeo de La Moneda…La Junta no había entendido que la obra se refería a eso…

Nos fuimos supuestamente por una gira de un año, y no volvimos en diez. Nos exiliamos en Costa Rica. Nos fuimos más por el shock que por otra cosa… veíamos a amigos desaparecer, secuestrados ¿Quién no los va a querer esconder?

Sin saber mucho lo que haríamos, nos fuimos de gira a Ecuador, Venezuela, Costa Rica, Salvador, Guatemala… Debíamos ir a Uruguay y Argentina, pero nos lo desaconsejaron. Entonces nuestro productor llamó a Costa Rica y se comunicó con el Ministro de cultura -porque ellos tenían Ministro de cultura ya en el año ‘74 (siempre fueron avanzados, ¡es que no tenían ejército!)- y nos invitaron a San José. El ministro nos consiguió dinero para arrendar un espacio, que había sido una lavandería, y construimos un teatro. Instalamos butacas, abrimos un foyer, un café, baños para el público, camarines… Y abrimos el Teatro del Ángel. Ese espacio existe aún hoy en día. Un ángel es lo que todo el mundo quiere tener…”

Bélgica Castro: Los actores tienen ángel… El talento más el encanto…”

Yo trataba de escribir una obra que reflejara lo que había pasado -porque Cama de Batalla era demasiada loca, espontánea, no meditada, incluso cuando se reestrenó en Costa Rica trabajé el segundo acto y cambié muchas cosas.

Trataba de escribir esta nueva obra bajo el título Pequeños animales abatidos. Habíamos estado en Brasil y en una tienda había visto un cartel que decía Pequenos animais mortos. Vendían conejos y animales de caza para comer… Con ese nombre se me abrió el apetito, pero no de hambre, sino que intelectual. Para mí fue un golpe muy grande. Eso era lo que todos nosotros éramos en Chile: pequeños animales abatidos.”

A mí no me gusta el panfleto porque creo que solamente convence a quienes ya están convencidos, y creo que el teatro tiene que convencer de algo. Si tienes una posición, estás a favor de ella, de un comportamiento, de una manera de vivir, entonces obviamente tienes que preferir esa manera de vivir por sobre otra y en ese sentido tienes que ser un muy hábil propagandista. Entonces escribí Pequeños animales abatidos y la mandé al concurso Casa de Las Américas de Cuba. Ese mismo año que llegamos a Costa Rica: 1974. Vivíamos en una aceleración constante. La obra ganó el premio con este texto inédito. Esas eran las exigencias. Debía ser un texto inédito y jamás estrenado. Esa fue la desgracia del texto: publicarla antes de probarla en escena.”

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Soy muy adicto a las revistas tanto por los collages como por las imágenes que me motivan mucho. En muchas ocasiones me inspiro a partir de imágenes que he visto, y así ocurrió con Directo al corazón. Tengo la “foto” que vendría a ser como uno de los finales, exagerado. Porque el teatro es exceso.

Esta era una obra con pocos actores pero tremendamente cara de producir. La obra requería demasiados vestuarios y escenografías así que Julio Jung me dijo que no podía montarse. Y le encontré razón. Se me metió en la cabeza que no se podía hacer y no volví a proponerla más. Así que jamás la publiqué. No me sentí frustrado, “esta obra se hará en un momento”, pensé.”

Para mí esta obra siempre tuvo dos finales, porque ésta es una especie de tragedia a la vez. Hay una mezcla que es muy divertida y que al mismo tiempo es terriblemente triste al final, o a ratos. Tiene esa mezcla que para mí es imprescindible, no sé si otros autores la tienen. Podría estar influenciado por el esperpento de Valle Inclán, pero en él era una mezcla de farsa muy exagerada con un destino terrible. Yo tengo una fascinación por los personajes pintorescos, como la Gregoria en Todo pasajero debe descender, o como la hermana o la madre en La Remolienda.”

Creo que el teatro es exageración que tiene que ser verosímil, de hecho no es real, es una selección de elementos de la realidad…”

LA FIESTA TERMINÓ (2006)

La fiesta terminó es de mis obras más recientes y de alguna manera se podría decir que es un antecedente. Esta obra tenía una novedad para mí, una audacia estructural, de la cual todavía no estoy muy seguro, pero me parece rico haberlo intentado. La primera parte es un larguísimo monólogo de una mujer que trata de consolar a alguien de una terrible desgracia que acaba de sucederle, y ella tampoco sabe lo que es…

Bélgica Castro: Está consolando a una persona que no se ve, dándole la espalda al público, esa persona está sufriendo y ella se impone la tarea de sacar a esa persona de ese hoyo, entonces para tratar de sacarlo de la depresión y mostrarle lo “absurdo” de su sufrimiento, empieza a contarle las cosas que le han pasado a ella.

Tiene un final brillante. ¿Sabes que hay obras mías que terminan y la gente no aplaude, porque no se da cuenta de que terminó?

Pero no importa, porque no sabría terminarlas de otra forma. Y a mí que me gustan los finales emocionantes e impactantes. Esta lectura dramatizada la voy a dirigir yo mismo porque quiero trabajarla más, porque me importa. Lo haré con Bélgica.

Bélgica Castro: ¿Y voy a trabajar yo?Amalá Saint-Pierre: Parece que sí…Bélgica Castro: Es que podría trabajar otra persona…Amalá Saint-Pierre: Acaba de decir que sí…Bélgica Castro: ¿Él dijo que sí?Amalá Saint-Pierre: Recién. Parece que ya lo decidió…

Es que hay algo en nuestra relación que es muy divertida, yo creo que a lo mejor es una cosa que la gente sabe o a lo mejor hay que decirla. Yo estoy casado con la Bélgica y le estoy escribiendo papeles desde antes que nos casáramos, o sea yo escribí su retrato, porque es ella (aunque lo niegue), y ella es el personaje de Ánimas de día claro, ella es así, hasta donde yo la podía captar el año ‘58 que fue cuando se escribió la obra. Yo le escribo papeles a ella. Empecé desde antes creándole un personaje en un cuento infantil. Aparte que ella estaba encasillada por los papeles que hacía desde un comienzo donde siempre hacía de madre… “La dulce madre que ya le conocemos”…

Bélgica Castro: Pero yo no era una dulce madre…

Entonces yo le escribía papeles, por ejemplo el de La mantis religiosa es uno de mis mejores papeles, la Lina, la que es la representación del egoísmo, de la maldad, de la manipulación, y al mismo tiempo del encanto, de la palabrería… son papeles completamente distintos uno del otro. Ahora, puede haber algún parentesco seguramente entre el personaje de Todo pasajero debe descender y en el papel de La fiesta terminó, porque las dos son actrices.”

Los papeles “grandes” o “chicos” no significan nada para nosotros. Lo que importa es que sean papeles que valgan la pena hacer.”

“Como dice la pintora Roser Bru, no estoy en la premuerte, es decir, los actores no jubilamos nunca, esa es la diferencia que tenemos con los demás.”

Elenco de Cama de Batalla, 1974.

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