Tatuajes “afloran” en la piel de capitalinos · una prueba viva de que el umbral de dolor de...

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9/9/2014 El Universal - - Tatuajes “afloran” en la piel de capitalinos http://www.eluniversal.com.mx/ciudad/111221.html 1/4 Twittear 7 Tatuajes “afloran” en la piel de capitalinos La ciudad registra un repunte de personas que marcan su cuerpo; hay más tolerancia social, dice especialista ●●●●● Domingo 22 de abril de 2012 Mónica Archundia | El Universal [email protected] El especialista considera que en la actualidad hay mayor flexi intolerancia social hacia quienes deciden marcar su cuerpo, q adolescentes y jóvenes Adrián Hernández /EL UNIVERSAL

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Twittear 7

Tatuajes “afloran” en la pielde capitalinosLa ciudad registra un repunte de personas que marcan sucuerpo; hay más tolerancia social, dice especialista

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Domingo 22 de abril de 2012

Mónica Archundia | El Universal

[email protected]

El especialista considera que en la actualidad hay mayor flexibilidad o menor

intolerancia social hacia quienes deciden marcar su cuerpo, que en su mayorÃa son

adolescentes y jóvenes Adrián Hernández /EL UNIVERSAL

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FLEXIBILIDAD. No es el mismo público de

hace 10 años; los tatuajes se han vuelto

una moda “antes eran las prostitutas y los

delincuentes los que se los hacían”. (Foto:

ADRIÁN HERNÁNDEZ )

La imagen calcada

sobre el costado

de su pantorrilla

izquierda no es

muy clara. Nuria

es veterinaria,

está

acostumbrada a

hacer hasta

intervenciones

quirúrgicas a sus

pacientes, pero

hoy luce nerviosa.

El calor en el

cuarto es

sofocante. Ella

depiló su pierna para este día y ha dado su visto bueno al dibujo

elaborado por Marcos Acuña. Quiere un quetzal porque dice que

el ave marcó hace poco algo importante en su vida.

Marcos, tatuador desde hace 8 años, empapa la punta de una

máquina para trazar con tinta gris el contorno de lo que será un

ave multicolor. Imágenes de este tipo le resultan divertidas

porque le demandan más creatividad y eso se le da.

En los últimos 10 años la práctica del tatuaje en la ciudad de

México ha registrado un repunte, a pesar de la discriminación y

el racismo que aún prevalecen hacia quienes alteran su piel,

explica Alfredo Nateras, investigador de la Universidad

Autónoma Metropolitana (UAM).

El especialista considera que en la actualidad hay mayor

flexibilidad o menor intolerancia social hacia quienes deciden

marcar su cuerpo, que en su mayoría son adolescentes y

jóvenes, pero no existe una estadística sobre la frecuencia con

que se recurre a esta práctica.

Un proceso doloroso

Nuria cierra los ojos, coloca sus palmas de las manos sobre ellos

e intenta esconder el dolor tras una risa nerviosa. Es la primera

vez que pondrá una marca permanente a su cuerpo.

Desde los 15 años mostraba interés en los tatuajes, pero un

padre conservador y su preocupación por lo que diría la gente le

impidieron hacer lo que ahora, como profesional independiente,

en unión libre y con 29 años de edad, ha hecho.

Su piel blanca es para el tatuador el lienzo perfecto para hacer

uno de sus grabados, esos que algunos consideran artísticos,

aunque a él no le gusta esa etiqueta: “me llamo Marcos y hago

lo que puedo”, afirma mientras se concentra.

Nuria dice no tener problemas para mostrarse en esta nueva

etapa, pero tras unas horas cambia de opinión, prefiere

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mantener su rostro oculto.

Durante la primera de dos sesiones que llevará modificar una

parte de la piel de su pantorrilla, la joven sólo hace una pausa

para cambiar de posición, pero repetidas veces intenta

incorporarse para tratar de ver cómo avanza su grabado y

pregunta ¿“ahorita en qué vas?”

Marcos se da cuenta de su inquietud y le pide relajarse: “no te

concentres en la sensación sino te va doler más”. Ella siente

como si le estuvieran raspando la piel, pero está dispuesta a ser

una prueba viva de que el umbral de dolor de las mujeres es

más alto que el de los varones.

El tatuador desliza sus dedos sobre un poco de vaselina y la unta

sobre el dibujo en proceso, mientras dice que aunque las agujas

causan dolor, porque están haciendo una herida, éste se

disfruta.

Explica que un grabado de este tipo es para toda la vida y sólo

puede ser eliminado con otro, en ciertos casos, por eso la gente

debe pensar bien en la imagen que quiere ponerse.

Intentaron borrar tatuajes

Marcos forma parte del estudio Tonatiuh cuerpo adornado, de

Noé Alejandro Cruz El Russo, uno de los primeros tatuadores

que tuvo el país, pero algún tiempo trabajó en otro, ubicado en

una zona popular, donde algunos jóvenes llegaron en busca de

una rectificación.

Querían que sobre una parte de piel, en la que habían colocado

la plancha o ácido para borrar los tatuajes que les impedían

acceder a un empleo, les hiciera una nueva figura. Los daños lo

impedían.

La Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación en el Distrito

Federal, modificada en febrero de 2011, señala que las personas

no deberán ser excluidas por su forma de pensar, vestir, actuar,

gesticular, por tener tatuajes o perforaciones corporales. Pero,

Nuria no se atrevió a realizarse un tatuaje hasta que tuvo la

seguridad de contar con un negocio propio.

La regulación

Estefani La Pistola se abrió paso como tatuadora en un

ambiente dominado por los hombres. Hizo su primer grabado en

la piel de una persona cuando tenía 21 años, hoy tiene 33.

Desde entonces, dice, las cosas en esta actividad han cambiado

bastante: “no es el mismo público, también se ha modificado lo

que la gente piensa de los tatuajes, se han vuelto una moda,

antes eran las prostitutas y los delincuentes los que se los

hacían y hoy puede haber hasta abogados que se los hacen”.

Para ella las condiciones de trabajo son básicas. En el estudio

tiene todo lo necesario para trabajar con limpieza y cumplir con

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las normas establecidas por la Comisión Federal para la

Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

El 16 de febrero de 2006 la Cámara de Diputados aprobó

adiciones y reformas a la Ley General de Salud, al considerar

que resulta difícil precisar la cifra de tatuadores que hay en el

país y que no se cuidaba adecuadamente la higiene en el

proceso de grabado de la piel.

Entonces se estimó que a nivel nacional habría alrededor de mil

tatuadores, que realizan hasta cinco grabados por día, con

riesgos de transmitir infecciones, principlamente la Hepatitis C

y el Sida. Con los cambios en la norma se estableció la creación

de un registro único de tatuadores y perforadores en la

Secretaría de Salud federal, así como medidas de higiene y

seguridad para proteger a los usuarios y trabajadores.

La exposición de motivos del dictamen que fue aprobado refiere

que estadísticas recientes demostraron un aumento en los casos

de Hepatitis C, incluso por encima de los de Sida, entre las

personas que se han realizado un tatuaje en la piel.

Además prohíbe la realización de tatuajes,

micropigmentaciones y perforaciones a menores de 18 años si

no van acompañados de uno de sus padres o tienen una

autorización escrita. Al estudio Tonatiuh han llegado algunos

menores de edad, pero en cuanto se les solicita su credencial

de elector deciden irse.

Alfredo Nateras dice que el problema en esta área es el tatuaje

callejero, de tianguis y de las ferias porque se hace en

condiciones que dificultan el cumplimiento del protocolo de

cuidado o higiene, por grabadores sin licencia o todos sus

permisos son irregulares, “piratas”.

Explica que aunque una gran parte de los iniciadores del tatuaje

en México fueron callejeros, tomaron cursos, viajaron a Estados

Unidos y Europa y se fueron haciendo profesionales en la

alteración del cuerpo hasta que pusieron sus estudios.

“Ya están más o menos reglamentados y se les exigen ciertos

protocolos de salud y cuidados”, explica mientras sobre una

cama de piel previamente limpiada con alcohol, la pantorrilla

de Nuria es grabada con agujas nuevas con la destreza de las

manos de Marcos, que están cubiertas por guantes azules.

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