Principio de incertidumbre

Victor Solorio

Sonia (28 años) regresa a su departamento después del accidente de auto fatal en el que su esposo murió. Viene de reconocerlo del servicio forense y se desploma detrás de la puerta de su departamento, llorando. Las fotografías sobre la mesa de la salita, en donde aparecen los dos en paisajes turísticos, son evidencia de su pasado común.

Sonia se presenta a su trabajo al día siguiente, es el laboratorio de físico-química de la universidad. El cotilleo propio del laboratorio, cerca del garrafón de agua y en estaciones de trabajo aledañas a la suya, nos presenta con una descripción de la muerte de su esposo: un accidente de auto debido a la neblina y al camino mojado por la lluvia. Los compañeros de trabajo de Sonia teorizan que su brillante carrera ira en descenso, la beca de investigación y los galardones que acompañan a su carrera corta pero acelerada serán cosa del pasado, afirman sus compañeros de trabajo.

El Doctor Escamilla (69 años), asesor de la investigación de Sonia, le presenta sus condolencias y le asegura que puede tomarse el tiempo necesario para el proceso de duelo y sanación. Sonia declina afirmando que está bien y que continuará con su investigación de ******, como lo estipula la beca. El doctor Escamilla acepta la contundente respuesta de Sonia con reticencia pero desiste en convencerla de lo contrario. Alfredo (32 años), laboratorista de química, se acera a ella y le profiere su pésame escueto y cortado en un evidente intento por hacerlo efusivo, Sonia le agradece sin dejar de trabajar, él se retira acongojado, cabizbajo del lugar. Su amiga Claudia (27 años), ayudante del laboratorio, le da sus condolencias seguidas de un abrazo y una invitación a hablar acerca de lo sucedido. Su preocupación es honesta y clara, pero Sonia se muestra distante, ausente y cerrada a la invitación de su amiga para abrirse platicando. Sonia le asegura que estará bien y que no requiere de nada que Claudia le pueda ofrecer. La invita a no preocuparse por ella y enfocarse en su trabajo de tesis doctoral. Claudia llora por el mutismo extraño que Sonia presenta y le deja sola en su área de trabajo.

En los días siguientes, Sonia retoma sus estudios de físico-química con desgano visible, trabajando de noche en su oficina, leyendo pesados libros de texto y llenando pizarrones de conjeturas inexorables. Le vemos también dictando clase dentro de la universidad, los alumnos burlándose de ella por su aspecto cansado y desgarbado, por sus silencios largos durante la cátedra. Ella estudia rodeada de papeles y libros abiertos, notas por doquier. En medio de estas sesiones de estudio nocturno, solloza sobre los libros y cortos recuerdos de su fallecido esposo le saltan a la memoria, él siempre de espaldas a ella: caminando por la playa, en un bar entre luces de neón, en la recamara de su departamento.

Ella despierta de una de estas sesiones de estudio, aún en su oficina, recargada sobre los libros abiertos y con un pizarrón lleno de garabatos incompresibles. Evidentemente cansada borra el pizarrón y recoge algunos de los textos llevándolos consigo a su departamento. En el baño llora hecha un ovillo debajo de la regadera.

Una visita de su hermana mayor, Isela (35 años) atrae una nueva invitación a descansar y recuperarse, a vivir el proceso de luto a plenitud alejada de las presiones propias del trabajo del laboratorio. Pero Sonia, cerrada, argumenta que la beca que le permite realizar su investigación no puede ser aplazada so riesgo de ser anulada. Su hermana le deja reafirmándole que la invitación a vivir con ella y su familia, estará siempre en pie para Sonia.

Durante una clase con los alumnos de licenciatura, Sonia escribe en el pizarrón la ley de conservación de la energía: AU= Q-W. En el instante se detiene al ver la fórmula y sale apresurada del aula, para pasmo de los alumnos. En su oficina saca libros y carpetas de sus estantes y los ojea frenética en busca de algo. Un legajo de hojas la hace detenerse y lee el compendio a saltos. Podemos leer el título del ensayo: “Computación reversible” y el abstracto como: “revertir la entropía de un sistema computacional para hacerlo endotérmico, evitando la entropía” Las palabras “revertir” y “entropía” son sucedidas por imágenes de los pedazos de un vaso roto sobre el suelo que se vuelve a armar en una trayectoria ascendente, un montón de cenizas son reconfiguradas por medio de una flama que termina por extinguirse en una hoja de papel intacta y una pila de chatarra sigue una trayectoria sobre una carretera al tiempo que se reconfigura como un auto intacto que sigue su camino hacia atrás. Sonia se desploma sobre su silla, perpleja y garabetea una nota sobre el documento, “violar la segunda ley de la termodinámica”.

Los días pasan, ella con un ánimo renovado por su trabajo, llenando libretas de apuntes. Mientras escribe, las imágenes describen lo que apunta: leyes cuánticas, formas de resonancia en el espacio y las leyes de la termodinámica. Claudia le visita y le pregunta por qué no se ha presentado a dar clases desde hace un par de días, Sonia le responde que está trabajando en un proyecto especial. Claudia ojea las notas de Sonia y por su expresión es evidente que no las entiende. Una discusión leve entre ellas se desata por el contenido de las hojas, Claudia diciendo estar preocupada por su amiga, Sonia asegurándole que no debe estarlo y que su presencia le estorba para su investigación.

Conforme Sonia escribe sobre su libreta vemos a su caligrafía dura llenar las páginas con ecuaciones rígidas a renglón cerrado. Las imágenes del vaso, de la hoja de papel y del auto revertidas son acompañadas del recuerdo de la espalda de su esposo, caminando hacia atrás, siempre a un paso de voltear hacia ella y verle al rostro. Antes de que esto ocurra Sonia tachonea las ecuaciones y borra los escritos sobre la pizarra, siempre seguida de una expresión de derrota, dejándose caer sobre la silla, las manos sobre el rostro, al borde de las lágrimas.

Todos los intentos por seguir con esta línea de investigación topan con pared sin llegar a ningún resultado concreto. Desanimada comienza a investigar fuera del campo de acción de la física y la química. La vemos acercarse a investigadores de distintos departamentos de la universidad: en la facultad de psiquiatría, de matemáticas, de medicina. Los resultados son los mismos, le vemos abatida, inmersa en un mundo de documentos y papeles.

Entre los papeles de su escritorio se encuentra con un ensayo corto titulado “El canto de las ballenas” que, literariamente, explica la relación de la poesía con el universo. Sonia apunta como nota al calce de la hoja: “teoría unificada del todo”. Entonces amplía su investigación con textos que se van separando más y más de su campo de conocimiento. Carga libros polvosos con títulos en latín desde la biblioteca de la universidad hasta su oficina y los lee con avidez.

Alfredo le hace una visita, le lleva una canasta de fruta y evidentemente incómodo le asegura que tiene en él un hombro para llorar. Él se muestra curioso en su investigación y confiesa no entender la relación que tiene esa vertiente de estudio con la beca de Sonia. Ella le explica a regañadientes que su investigación es de importancia alta y que sus resultados, de ser comprobados, cambiarían la manera en que la ciencia se conduce. Alfredo le deja, confundido.

En los días subsecuentes Sonia a todas luces más adentrada en su investigación, hace avances que son reflejados en su estado de ánimo. Sus notas rígidas comienzan a fluir con un ritmo más libre, algunos diagramas comienzan a formar parte de sus manuscritos, el árbol de la vida, algunos símbolos alquímicos, los nombres hebreos de los arcángeles, mándalas tibetanos.

En su departamento, Sonia prepara un diagrama de tiza sobre el suelo proporcionándolo con medidas que surgen de la ecuación del principio de incertidumbre. El dibujo resultante es muy parecido al modelo de un átomo. Sonia pone en su centro la fotografía en donde aparece ella junto a su marido, sonrientes, y se hinca frente al dibujo. Después de un tiempo de permanecer expectante, ella comienza a llorar y es interrumpida súbitamente por un golpe sordo sobre la ventana. En el balcón un ave negra yace con las alas extendidas en el suelo. Sonia toma el cadáver del ave lo guarda en una caja.

En la universidad Sonia lleva el ave a la facultad de biología en donde la reconocen como un corvus imparatus. Le explican que la raza de ave es muy común en las costas pero es un suceso extraño ver un espécimen en el interior de la república. Sonia estudia documentalmente la raza del ave y factoriza las posibilidades de que el ave se haya estrellado contra su ventana a una distancia tan alejada de la playa. Es extremadamente improbable que el ave se haya estrellado contra su ventana. Sonia recuerda el viaje que hicieron con su esposo a la playa y las aves negras vuelan alrededor de las palmeras en su recuerdo. En una bitácora escribe: “experimento esotérico 1: éxito”.

En una clase, Sonia escribe los pasos del método científico. Los explica cada uno e intercalado con cada uno de los pasos vemos como va realizando un nuevo experimento esotérico. Formula la pregunta: “Si la masa y la energía no se crean ni se destruyen, ¿es posible revertir la entropía? “, su hipótesis es una conjetura de que efectivamente es posible revertir la entropía para recuperar un estado anterior del universo, su predicción es que algo fuera de lo probable ocurrirá por efecto d sus experimentos y para probar todo, dibuja un nuevo mándala sobre el suelo. Esta vez pone una fotografía de su esposo en donde aparece en un restaurante oscuro. Después de un tiempo de estar hincada frente a la foto, el foco de la habitación se funde con un sonoro golpe eléctrico.

Un tercer experimento no tiene efecto alguno y Sonia escribe furiosamente sobre su bitacora un signo de interrogación muy grande. Repasa sus textos y vuelve a encontrar el ensayo poético del “canto de las ballenas”. Lleva el texto a la facultad de letras, de donde lo sacó, e inquiere acerca del autor, Guillermo Estela. La bibliotecaria le explica que és un escritor que trabajo algún tiempo en la facultad pero que fue despedido, le pregunta si tiene algún asunto pendiente son él y Sonia le responde que quisiera conocerlo para hablar acerca del texto. La bibliotecaria le recomienda no hacerlo, proveyéndole de opciones distintas para hablar de poesía, pero Sonia insiste en encontrarlo. La bibliotecaria le da información acerca de los círculos sociales en los que el escritor se desenvuelve. Sonia lo sigue, entrevistando escritores y docentes en la universidad, cada uno de ellos le advierte de la baja calidad humana de Guillermo, pero lo acercan a él. Uno de los rumores que se profieren en contra del escritor es el de haber asesinado a su esposa en un incidente no muy claro.

Sonia llega hasta la vecindad en donde vive Guillermo Estela y le pregunta a un hombre delgado de mediana edad, que lava ropa en el lavadero comunal, por su paradero. El hombre da evasivas y de mal talante le envía en otra dirección. Sonia advierte la saña en el trato del hombre y le dice que quiere hablar con el respecto a su ensayo “el canto de las ballenas”. El hombre cambia su accionar y reticente se descubre como Guillermo Estela. Invita a Sonia a su departamento para hablar. Ahí Sonia se presenta como investigadora y docente de la universidad, le expone los experimentos que está realizando y los resultados confusos pero certeros que ha obtenido. Guillermo le pregunta por qué los realiza y Sonia responde que es por hacer crecer el campo de la ciencia, pero Guillermo le revira diciendo que una científica no se alejaría tanto del modelo de investigación ortodoxo, la presiona para que le dé una respuesta más convincente, espetándole preguntas que rayan en la agresión. Sonia responde que quiere despedirse de su esposo difunto. La respuesta sorprende a Guillermo y le pregunta que qué tiene que ver “el canto de las ballenas” en todo el asunto. Sonia explica que los avances más grandes en su investigación se dieron después de leer el ensayo y que quiere que la ayude a continuarla, pues la manera de Guillermo de analizar el universo, a Sonia le parece, una herramienta adecuada de seguir con la investigación.

Guillermo meditabundo, después de un silencio le escribe de memoria un pasaje del libro de los muertos de Aleister Crowley. Le dice que durante uno de sus experimentos lea el texto al hacer el resto del ritual. Sonia lo hace, hincada frente al mándala y con la foto de su esposo. Al instante un sobre de publicidad se desliza por debajo de la puerta, el destinatario es su esposo. Sonia abre la puerta del departamento pero el mensajero no está al alcance de la vista. En el sobre de publicidad el slogan “la felicidad está al alcance de tus manos” está rotulado con letras grandes.

En la vecindad de Guillermo, en su departamento oscuro, Sonia le comparte casi eufórica que su consejo fue un éxito. Guillermo le da un nuevo consejo que Sonia inmediatamente pone en práctica y obtiene resultados claros (***definir***).

Sonia expone durante una clase la teoría que está armando con sus experimentos y las bases teóricas que está utilizando para sustentarla. Enuncia por igual las leyes de la

termodinámica, que los escritos de Crowley, la teoría de la información y escritos de reencarnación, neuropsicología y mitos sumerios antiguos. En su oficina una nueva visita de Claudia las enfrasca en una discusión acerca del actuar de Sonia que termina con Claudia aseverando que está preocupada por ella. , Alejandra (20 años), una alumna de Sonia se acerca a ella, en su oficina y mientras trabaja le dice que no tiene tiempo de realizar revisiones de tarea, pero Alejandra le explica que la clase que ha dado en torno a la conservación de la energía le ha interesado de sobremanera, le gustaría que le explicara más al respecto. Sonia lo hace y durante la conversación Alejandra confiesa querer contactar a su padre difunto, entonces la maestra le dicta una serie de instrucciones que seguir con una ecuación extraña salpicada de términos gnósticos. Alejandra se la lleva con la promesa de realizarla.

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Sonia se entrevista de nuevo con Guillermo, él le da nuevas teorías y le describe mitos arcanos de tribus antiguas. Sonia va incorporando este bagaje en sus estudios y teoría.

Alejandra regresa con resultados exitosos y le presenta a una amiga a Sonia. Esta nueva amiga le pide a Sonia que le ayude a contactar a un familiar muerto, ella le da las instrucciones para hacerlo.

La voz se corre dentro de la universidad acerca de la investigación de Sonia y de su labor para contactar muertos. Más gente le pide ayuda esotérica.

El Dr. Escamilla le advierte que no mezcle sus creencias religiosas con su trabajo y que retome el cauce de su investigación. Sonia no se opone pero encuentra la forma de justificar sus investigaciones esotéricas con su beca.

Decide realizar el experimento gnóstico de contacto y ayudada por las decenas de personas a la que le ha dado las instrucciones, realiza un experimento que respeta en todo, al método científico. Los resultados son favorables. Sonia le exige a la universidad que publique los resultados pero el consejo de revisión científica se rehusa a hacerlo. Desechan los resultados del experimento como sesgado por parte de la investigadora para alcanzar un resultado predeterminado.

Guillermo azuza a Sonia a creer que hay una persecución en su contra por parte de las autoridades de la universidad. Sonia comparte el sentimiento hacia sus allegados que están convencidos de la veracidad de sus métodos. Se convierten, a fuerza de esta sensación de persecución, en una especie de secta interna en la universidad.

Claudia tiene un altercado fuerte con Sonia debido a su comportamiento errático. La relación llega a su fin. Alfredo confiesa su preocupación por Sonia y le invita recapacitar, pero Sonia lo toma como parte de la persecución de la que se siente víctima. Su beca de investigación es retirada por no cumplir con los objetivos. Permanece en su posición de docente.

El único confidente de Sonia es Guillermo, quien la convence de comenzar a usar MDA y MDMA para potenciar sus experiencias gnósticas y seguir con sus investigaciones. Los allegados a Sonia comienzan a hacer uso de la droga también y las autoridades de la universidad toman nota de los sucesos. Hay expulsiones por el uso de la sutancia.

Las expulsiones amplifican el sentimiento de persecución que tiene Sonia y su séquito. Se organizan y hacen una toma de las instalaciones junto a otros estudiantes inconformes, por consejo de Guillermo. En medio de un viaje de cristal, Sonia hace el amor con Guillermo. Cree que es su esposo. Guillermo quema la rectoría. Todos los manifestantes son arrestados.

Sonia se arrepiente de los sucesos. Pasa un tiempo corto en prisión y deja las anfetaminas. Alfredo paga su fianza. Su hermana la recibe y vive con ella un tiempo. Se desdice de todo lo que hizo y está en proceso de buscar un nuevo trabajo. Comienza a limpiar las cosas de su esposo muerto y se encuentra con una notificación del banco que reclama el pago de una caja de seguridad no reclamada a nombre de su esposo. Sonia, después de los movimientos legales para determinar que es la heredera de esa caja, se encuentra con una última foto dentro de la caja, la foto de su boda. Ambos sonriendo.