Tafuri Frampton Cohen
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,ARQUITECTURACONTEMPORNEA
parte 1M. Tafuri - F. dal Co
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tu rcduccn de e~/e libro e.' el [ruto lle estudios e invcstigucioues iniciao coniuntamente hace cinco 0;;0::;.Todos los capitulo: [ucron nroycctudos, perfiladus y revisados de comn acuerdo; no obstunte, la redaccin ioicia! de los capltu-
/0' l. S. 6. X. 10. // .,. /1 d( la primera paru: y/u, cupitulos l. 3. 4 Y S d" la segunda es d" Mt:nlr"do Tajuri: la de /0' capitulos 1, J,4. 7. 9, 1" 14.\' 1; dl' lu nrimeru nane .\' el primer capitulo de la segundu ('S de Francesco sal Co. La introduccion y e/ ltimo capi-tulo ~e rwrberon, teruhnente, ti tI.,s manos.
Nuestra labor e-"IIl'U faciliwJll por ayudas diversas y conseios l/tiC nos dieron al#{unas amigos: lo ms sencillo es darles las gra-cias roectvunusnte. /Je toda I1UJIwrllS.hubrlumos encontrado mayores dificultades que las halladas en nuestra abor si no hubiramoslli~"II('~/U de IU3 medio de invcsgucion que se han ido [ormando. e" esto ltimos aos. en el tsttuto di Sturia dell'Arcl,iletluradcllsttuto Universitario di Archtcuuru di Vellezia. Por tanto, muy especial agradecimiento debemos a todo el personul del tstituto diStoria dctlArchitettura. que cun su ciico: y amistosa couboracin ha hecho menus dilcl nuestro labor.
M. T. Y F. D. C.
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Editor: Renato Pinto
Director: Carlo Pirovano
Compaginacin: Diego Birelli
Fotografia: Pepi MerisioDiseo: Enzo Di Grazia
Traduccin' del ingls: Mario Valsecchi
Proyecto grfico parala edicin en castellano: Eisa F. de Corvaln
Electra Editrice. 1978. Miln, Italia. Viscontea S.A. 1982. Buenos Aires, Argentina.Ttulo original de la obra: Storia dell'Architett ura. Architettura Contemporanea Queda hecho el deposito queestablece la ley 11.723. Editado en Argentina Impreso en Espaa. ISBN. 950-26-00401 (Obra completa)ISBN: 950-26-0042-8 (Tomo N 2) 'JullO de 1985
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INTRODUCCION
LA historia de la arquitectura contempornea tiene dos caras. Unade ellas es la historia de una. prdida progresiva y objetiva de laidentidad de una disciplina que haba conseguido, en edad huma-nstica, su propio estatuto y que entr en' crisis entre los siglos XVI IIY XIX.
La otra es la historia de una serie de esfuerzos subjetivos enca-minados a recuperar-sobre nuevas bases-la identidad perdida, mo-dificando la propia estructura organizativa del trabajo intelectual antela construccin del ambiente humano. Se trata de vicisitudes en modoalguno lineales: la propia formacin del concepto de movimientomoderno, como intento de acreditar una doctrina colectiva y teol-gica de la nueva arquitectura, es el fruto de una fbula consoladora,aunque inoperante. De ella hemos de descubrir sus matrices y ana-lizar su funcin. Es un hecho que, a continuacin de los enormesprocesos de transformacin socio econmica realizados durante la pri-mera poca burguesa-capitalista, el trabajo intelectual-trabajo con-creto por excelencia, empleando la definicin marxista-se ve obli-gado a enfrentarse al trabajo abstracto, con la produccin de mer-cancas que invaden y moldean el nuevo universo tecnolgico. Perono se trata de exponer relaciones mecnicamente trascendentes.
Lo que aqu nos interesa es seguir las modalidades especficas decambio de las tradicionales divisiones sociales del trabajo: en talesrevoluciones y reajustes de los papeles, la arquitectura-incluida lahistoria presente-ha ensayado una vasta serie de hiptesis, mante-nindose en equilibrio sobre el puente que une inestablemente losviejos conceptos con las nuevas tareas. Los antiguos problemas eran:cmo puede el lenguaje arquitectnico proponer hiptesis acercade destinos colectivos? Cmo aquel lenguaje puede entablar dialc-tica con la evolucin del pensamiento cientfico, construyndose comoespacio de la alegora o del smbolo? Cmo la ambigedad propiade la metfora puede aludir a rdenes nuevos u ofrecerse como ins-trumentum regni? Los nuevos problemas son: qu relaciones sonlcitas entre el rea del lenguaje y la serie extralingstica? Cmo ellenguaje puede llegar a ser instrumento de valoracin econmica? Ysobre todo: qu forma de trabajo intelectual es el ms adecuadopara entrar directamente en la esfera del trabajo productivo y trans-formar la estructura?
All donde la arquitectura contempornea, con _frecuencia, haofrecido su mximo esfuerzo, se han dado a tales problemas nuevassoluciones que encubran-dentro de formas revolucionarias-un co-razn antiguo. Al mximo esfuerzo realizado para introducir unarevolucin copernicana en el mbito de la disciplina arquitectnica-pensemos en Loos, en Mies, en Le Corbusier-ha correspondido elhablar de las nuevas dimensiones vislumbradas, no de llevadasa cabo.
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La historia que aqu nos proponemos esbozar, necesariamente sedesdobla y multiplica: historia de las estructuras que forman-sinarquitectura--el ambiente humano; historia de los intentos de dominaresas estructuras; historia de los intelectuales que en tales intentostrataron de crear polticas y mtodos; historia de los nuevos lengua-jes que, abandonada la esperanza de conseguir palabras absolutas ydefinitivas, tratan de delimitar la zona de su propia intervencin.
No es cosa tampoco de subrayar que la interseccin de tales his-torias mltiples no nos proporcionar unidad. Es acaso necesariorecalcar que el espacio histrico es dialctico por propia naturaleza?En las pginas que siguen es esa dialctica la que trataremos de apre-sar, evitando de todos modos pacificar conflictos que vuelven a sur-gir hoy da como preguntas inquietantes sobre el propio cometido dela arquitectura. Es intil tratar de responder a semejantes preguntas;es necesario, sobre todo, repasar toda la historia de la arquitecturamoderna, para encontrar las grietas y los intersticios que resquebra-jan la solidez y volver a partir de ah sin elevar a mito ni esa his-toria ni esas divisiones.
Es evidente que hemos empleado parmetros diversos para mos-trar la trama de nuestra construccin histrica; tambin, obviamen-te, haremos privilegio de situaciones objetivas o selecciones subjetivasque intentaron reanudar los diversos hilos de aquella trama. Porquese trata de esto: de una reestructuracin del trabajo intelectual anteel desvanecimiento de la gravidez comunicativa de los objetos yante el nuevo peso que asume la organizacin de la esfera produc-tiva y la explotacin del espacio urbano. Esperamos que, sin ms,resulte evidente en las pginas sucesivas que en tales nuevos come-tidos organizativos no haya implcita ninguna garanta de accinpoltica.
Pero es indudable que en ellas an hay relaciones inditas entreel trabajo intelectual y el desarrollo socioeconmico, aun cuandoel terreno en el que nacen tales relaciones est sembrado de regre-siones nostlgicas y de utopas desechadas. Sin embargo, tambin esnecesario dar cuenta de esas regresiones y esas utopas confrontn-dolas con la ciudad del enemigo que ellas dejaron intacta y con lasperspectivas que impidieron descubrir; frente a la mistificacin ideo-lgica es ya intil protestar ante el escndalo; en cambio: es necesariotratar de comprender las razones histricas. En este libro, por consi-guiente, el lector no encontrar esquematizaciones cmodas ya co-rrientes; trminos como movimiento moderno o racionalismo seemplearn solo por antonomasia, porque estamos convencidos queesconden conceptos contradictorios con las historias que pretendemosconfrontar con ellos.
Esto requiere una digresin. Nuestro estudio parte de la crisisinstitucional del siglo XIX; pero en qu punto detenerse en la marcha
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l. Victor Horta: la Maison duPeuple, 1895-1899 (destruida),Bruselas.2. Victor Horta: interior de laMaison du Peuple, 1895-1899,Bruselas.
3. Victor Horta: entrada al Hotelparticular Van Eetvelde, 1895-1897,Bruselas.4. Gustav Klimt: Extasis, detalle,1905-1909, Osterreichisches Museumfr Angewandte Kunst, Viena.
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hacia atrs para que los momentos de partida elegidos sean funcio-nales? Ser necesaria gran flexibilidad metodolgica: muchos iniciospara nuestras muchas historias.
No obstante, existe una zona estilstica que puede servir, en ne-gativo, de prlogo a las vicisitudes que seguiremos en detalle en losprximos captulos. No es, quiz, el movimiento del Art Nouveauen todas sus faceta s y articulaciones europeas la tentativa extrema-damente grande de la cultura alto burguesa de construir su espaciopropio en una koin presentada como generalizable a toda situa-cin y a todas las clases? Las obras maestras de Victor Horta y dePaul Hankar, en Bruselas; las inquietas rarefacciones lingsticas deCharles Rennie Mackintosh, en Glasgow; las refinadas simplificacio-nes de atto Wagner y de Iosef Hoffmann, en Viena; el lrico ahon-damiento en la insondable profundidad anmica hecha por [osephOlbrich, en la Knstlerkolonie de Darmstadt; el extenuado simbolismode Klimt; el equilibrio entre abstraccionismo y vitalismo de Henrivan de Velde o de Hector Guimard no son quiz-entre 1895 yhacia 1914-la ltima y alucinante llamarada que quema toda espe-ranza de hacer de la forma un instrumento revelador de la verdadltima? A este respecto, hay que citar los hoteles Tassel, Van Eetveldeo Max Hallet, de Harta, as como los edificios construidos por 01-brich, desde 1900 en adelante, para la nueva Atenas de Darmstadt,deseada por el gran duque Ludwig von Essen, o las lneas-fuerzaque dan forma a los muebles, los objetos o la arquitectura de Vande Velde.
Como no intentamos desvirtuar la historia, pondremos entre pa-rntesis la notable diversidad que caracteriza a las obras de los prota-gonistas del Art Nouveau. Queremos, sobre todo, precisar que no escon su restitucin de sacralidad a formas y a objetos como se sitanen el mundo solo para hablar de la melanclica extincin del tiem-po interior de donde nace la dialctica que aqu interesa aclarar.Es intil insistir sobre la absorcin de nuevas tecnologas o de nue-vas exigencias sociales, o que obras como las entradas del metro dePars, de Guimard, las estaciones del metropolitano viens, de Wag-ner, o la Maison du Peuple, de Horta, en Bruselas, contarn por smismas. Para nuestro propsito, es importante subrayar que se trata,en tales casos, de un compromiso con la materia para trascender-la; como mximo, el Art Nouveau es la apologa de las tcnicas,jams proyeccin de su propia crisis.
Pero principalmente en Horta, como en Olbrich, es la extremaconsagracin del poder transformador de la Palabra; aun cuando setrate-como 10 demuestra ampliamente todo el repertorio simblicodel Liberty-de un Verbo que habla incesantemente de su propio ylento marchitarse.
La fIuencia espacial del Art Nouveau, su culto a la continuidad
5. Otto Wagner: oficinas de laAdministracin fluvial, 1913. Viena.6. Otto Wagner: Postparkasse,1903-1906, fotografia del interioractual, Viena.
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7. Joseph Maria Olbrich, ErnstLudwie Haus: 1899-1909,Kunstlerk oionie en Darmstadt.8. Josef Hoffmann: PalacioStoctet, 1905 y siguientes, Bruselas.
9. Jose] Hoffmann: proyecto parael sanatorio de Purkersdorf, 1903.10. Hector Guimard: Castitto :Branger, 1894-1898, Pars.
11. Henry van de Velde: se,teatro para la Exposicin d,Werkbund de Colonia, 19/,12. Henry van de Velde, Vi,Springman, /9/3, Hagen.13. August Endell, WestenaBerln
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14, 15. Charles Rennie Mackintosh:perspectiva y vista del lado oeste,con la biblioteca (1907-1909), de laEscuelade Arte, 1896 y siguientes,Glasgow.16.J. 'Thorn Prikker: La esposa,1892-1893,Otterlo, RijksmuseumKroller-Mlier.
formal-ya se trate de un edificio, de un objeto, de un cartel o de Louis Marnez (Chez Maxim's); de los edificios pblicos de d6npapel pintado de empapelar-, su perverso naturalismo son otros tan- Lechner, en Hungra; del Auditorium Humbert de Romans, de Gui-tos smbolos. Instrumentos de un lenguaje que, bajo maosidades del mard; de los grandes almacenes Lafayette, de G. Chedanne, en Pars.eclecticismo, se ofrece como estructura acabada, aluden a la recon- _El espacio privado tiende a socializarse: intenta absorber la inde-quista de una totalidad, a la recuperacin de una plenitud de expe- terminacin metropolitana sublimndola en una Nervenkunst, en unriencia. Y no hay ms experiencia que la privada; el espacio de arte de la estimulacin sensorial. La aristocracia del espritu juega,la memoria atraviesa por el espacio de lo imaginario. Su lmite es el as, su ltima carta. El agotamiento del Art Nouveau ya estaba con-inefable universo del sujeto. Que Horta o Van de Velde intenten hacer tenido en sus premisas; se descontaba en la extrema defensa de va-citoyens de sus bourgeois, reconciliados con sus intrieurs, no resulta lores que la nueva burguesa de masas no poda hacer suya y que elcontradictorio. Para valer, la cualidad recuperada se extiende a toda industrialismo triunfante puede absorber solo marginalmente.clase social; la Maison du Peuple de Bruselas modela la propia pared Pero, principalmente, en la mgica y decadente atmsfera deondulada sobre el permetro del trozo urbano, hacindose monumen- Olbrich, de Mackintosh, de Hoffmann, est implcita una actitud deto una institucin poltica popular. Pero ah est la cuestin: el resistencia; se resiste a la onda de flujo monetario que todo lopueblo de Horta no es otro que la comunidad espiritual>, de los-complica, dando a todas las cosas el aspecto de la propia abstrae-elegidos-artistas y sacerdotes de los grandes Valores-reunidos por cin. Se resiste a las nuevas tareas puestas a quienes tienen la va-el gran duque Von Essen en Darmstadt, convertida en humanidad lenta de mirar sin lentes deformadoras la realidad de la nueva con-regeneradora del arte. El Art Nouveau enmascara fragmentos urbanos dicin humana. Que se trata, para el Art Nouveau, de una resistenciaacogidos como grmenes de utopas regresivas. Adolf Loos mostrar sublime es indudable.la inactualidad de eso lanzndose contra Viena, ciudad tatuada. Que en ella se celebre demasiado el agotamiento de un mundo,
Ya hemos advertido que el Art, Nouveau constituye para nosotros ms que la aparicin de nuevos horizontes, es igualmente indudable.un prlogo en negativo. Indudablemente, para Van de Velde, como De premisas mucho menos sublimes hemos de partir para trazar lapara Guimard, o, en Italia, para Basile, Sommaruga o D'Aronco, la historia de nuestro malvado presente.realizacin de un objeto o de un edificio contiene un proyecto de vida,un estilo de comportamiento. Era nuestra intencin-escribira Vande Velde, comentando la articulacin espacial de su casa Bloemenwerf(1895)-organizar el trabajo o la vida domstica de modo que elcontacto directo con cada episodio fuese fuente de alegra. Tal esel esfuerzo realizado por artistas como Mackintosh, Horta, AugustEndell, Alphonse Mucha, Maurice Dufrne, Emile Gall, Emile An-dr: hacer del trabajo una ocasin de alegra, de liberacin vital.Liberarse en el trabajo, de ah que la recuperacin del artesanado ,sea el tema central para Hoffmann, el cual proyecta muebles y ob-jetos para el Wiener Werkstatte: para Basile, diseador de la firmaDucrot; para Mackintosh, que dise todos los detalles de su escuelade arte de Glasgow (1896 en adelante), o de las casas en Kilmacolmy Helensburgh (1902); para Serrurier-Bovy, Baillie Scott, Gall o paraThonet. Se trata del ltimo baluarte en el que se afirma la defensaa ultranza del trabajo concreto; de una proyeccin, es decir, queune a la recperacin de la semntica la recuperacin de la calidaddel trabajo. Ultimo fulgor de la Sehnsucht romntica, tal operacindoble intenta asumir un rostro metropolitano; intenta sumergirse, comoprovocacin programtica, en el ocano abstracto de la mercantiliza-cin. No se trata solo de las residencias urbanas o de la postsparkassede atto Wagner en Viena, sino de los refinados restaurantes parisiensesde Hurtr y Wielhorski (Hostal Longham, en la rue Boccador), o de
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A~
Editorial Gustavo Gili, SL
Rossell 87-89, 08029 Barcelona, Espaa. Tel. 93 322 81 61Valle de Bravo 21, 53050 Naucalpan, Mxico. Tel. 55606011Praceta Notcias da Amadora 4-B, 2700-606 Amadora, Portugal. Tel. 21 491 0936
Historia crticade la arquitecturamodernaKenneth Frampton
Cuarta edicin revisada y ampliada
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Traduccin de Jorge Sainz GG
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A mis padres
Ttulo originalModern Architecture: A Critical HistoryPublicado porTh,ames and Hudson, Londres
Versin castellana de Jorge SainzRevisin bibliogrfica por Joaquim Romaguera i RamiDiseo de la cubierta de Toni Cabr/Editorial Gustavo Gili, SL
43 edicin ampliada, 2009
Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica otransformacin de esta obra slo puede ser realizada con la autorizacin desus titulares, salvo excepcin prevista por la ley, Dirjase a CEDRO (CentroEspaol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.orsr-si necesita fotocopiar
o escanear algn fragmento de esta obra,
La Editorial no slr'pronuncia, ni expresa ni implcltamente, respecto a laexactitud de la informacin'contenida en este libro, razn por la cual no. ,puede asumir ningn tipo 'i;le responsabilidad en caso de error u omisin .
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de la versin castellana: Jorge Sainz, 1998, 2009 1980, 1985, 1992, 2007,Thames and Hudson Ltd. Londresy para la edici~ castellana: Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 1993, 2009
Printed in SpainISBN: 978-84-252-2274-0Depsito legal B. 5.611-2009Impresin: Grficas 92, SA, Rub (Barcelona)
ndice
Prefacio a la cuarta edicinIntroduccin 78
Primera parte: Movimientos culturales y tcnicas propiciatorias, 1750-19391. Transformaciones culturales: la arquitectura neoclsica, 1750-19002. Transformaciones territoriales: los desarrollos urbanos, 1800-19093. Transformaciones tcnicas: la ingeniera estructural, 1775-1939
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Segunda parte: Una historia crtica, 1836-19671. Noticias de ninguna parte. Inglaterra, 1836-19242. Adler y Sullivan: el Auditrium y la construccin en altura, 1886-18953. Frank LloydWright y el mito de la pradera, 1890-19164. El racionalismo estructural y la influencia de Viollet-Ie-Duc: Gaud, Horta,
Guimard y Berlage, 1880-19105. Charles Rennie Mackintosh y la escuela de Glasgow, 1896-19166. La primavera sagrada: Wagner, Olbrich y Hoffmann, 1886-19127. Antonio Sant'Elia y la arquitectura futurista, 1909-19148. Adolf Loos y la crisis de la cultura, 1896-19319. Henry van deVelde y la abstraccin de la empata, 1895-191410. Tony Garnier y la ciudad industrial, 1899-191811. Auguste Perret: la evolucin del racionalismo clsico, 1899-192512. El DeutscheWerkbund, 1898-192713. La cadena de cristal: el expresionismo arquitectnico europeo, 1910-192514. La Bauhaus: la evolucin de una idea, 1919-1932,15. La nueva objetividad: Alemania, Holanda y Suiza, 1923-193316. De Stijl: evolucin y disolucin del neoplasticismo, 1917-193117. Le Corbusier y el Esprit Nouveau, 1907-1931 ,18. Mies van der Rohe y la significacin de los hechos, 1921-193319. La nueva colectividad: arte y arquitectura en la Unin Sovitica, 1918-193220. Le Corbusier y la Ville Radieuse, 1928-194621. Frank Lloyd Wright y la ciudad en desaparicin, 1929-196322. Alvar Aalto y la tradicin nrdica: el romanticismo nacionalista y la
sensibilidad doricista, 1895-195723. Giuseppe Terragni y la arquitectura del racionalismo italiano, 1926-194324. La arquitectura y el estado: ideologa y representacin, 1914-194325. Le Corbusier y la monumentalizacin de lo vernculo, 1930-196026. Mies van der Rohe y la monumentalizacin de la tcnica, 1933-196727. El eclipse del New Deal: Buckminster Fuller, Philip Johnson y Louis Kahn, 1934-1964
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Tercera parte: Valoracin critica y extensin hacia el presente, 1925-19911. El estilo internacional: tema y variaciones, 1925-19652. El nuevo brutalismo y la arquitectura del estado del bienestar. Inglaterra, 1949-19593. Las vicisitudes de la ideologa: los CIAM y elTeam X, crtica y contracrtica, 1928-19684. Lugar, produccin y escenografa: teora y prctica internacionales desde 19625. El regionalismo crtico: arquitectura moderna e identidad cultural6. La arquitectura mundial y la prctica reflexiva7. La arquitectura en la era de la globalizacin: topografa, morfologa,
sostenibilidad, materialidad, hbitat y forma cvica, 1975-2007
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BibliografaAgradecimientosndice alfabtico
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Introduccin
Hay un cuadro de Klee que se titula AngelusNovus. En l se ve un ngel que parece estaralejndose de algo sobre lo cual clava la mira-da. Tiene los ojos desencajados, la boca abiertay las alas extendidas. El ngel de la historiadebe de tener ese aspecto. Su cara est vueltahacia el pasado. En lo que a nosotros nos pare-ce una cadena de acontecimientos, l ve unacatstrofe nica, que acumula sin cesar ruinasobre ruina y las arroja a sus pies. El ngel que-rra detenerse, despertar a los muertos y re-componer lo despedazado. Pero una tormentadesciende del Paraso y se arremolina en susalas, y es tan fuerte que el ngel no puede ple-garias. Esta tempestad lo arrastra irresistible-mente hacia el futuro, al cual vuelve la espalda,mientras el cmulo de ruinas sube ante l haciael cielo. Tal tempestad es lo que llamamos pro-greso.
Walter BenjaminTesis sobre la filosofa de la historia', 1940
Una de las primeras tareas que se han de afron-tar al intentar escribir una historia de la arqui-tectura moderna consiste en establecer el co-mienzo del periodo. Sin embargo, cuanto msrigurosamente se busca el origen de la moder-nidad, ms atrs parece encontrarse. Se tiendea proyectarlo hacia el pasado: si no hasta el Re-nacimiento, al menos hasta ese momento demediados del siglo XVIII en el que una nuevavisin de la historia llev a los arquitectos acuestionar los cnones clsicos de Vitruvio ya documentar los restos del mundo antiguocon el fin de establecer una base ms objetivasobre la que trabajar. Esto, junto con los extra-ordi~arios cambios tcnicos que se desarrollaron
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a lo largo de todo el siglo, indica que las condi-ciones necesarias para la aparicin de la arqui-tectura moderna se dieron en algn momentocomprendido entre el desafo lanzado a finalesdel siglo XVII por el mdico-arquitecto ClaudePerrault en contra de la validez universal de lasproporciones vitruvianas, y la separacin defini-tiva entre la ingeniera y la arquitectura, que aveces se hace coincidir con la fundacin en Pa-rs de la cole des Ponts et Chausses, la pri-mera escuela de ingeniera, en 1747.
En este libro tan slo se ha podido ofrecerun sencillo esquema de esta prehistoria del Mo-vimiento Moderno. Los tres primeros captuloshan de leerse, por tanto, bajo una luz diferentea la del resto del libro; tratan sobre las transfor-maciones culturales, territoriales y tcnicas delas que surgi la arquitectura moderna, y ofre-cen un breve relato de cmo evolucionaron laarquitectura, el desarrollo urbano y la ingenie-ra entre 1750 y 1939.
Los temas crticos que se han de introduciral escribir una historia completa pero concisason: primero, decidir qu material debera in-cluirse; y segundo, mantener alguna clase decoherencia en la interpretacin de los hechos.He de admitir que en ambos aspectos no hesido todo lo coherente que habra deseado: enparte, porque la informacin con frecuencia de-ba tener prioridad sobre la interpretacin; enparte, porque no todo el material se ha estudia-do con el mismo grado de detenimiento; y enparte, porque mi postura interpretativa ha va-riado segn el tema considerado. En algunoscasos he intentado mostrar cmo un plantea-miento concreto deriva de circunstancias socio-econmicas o ideolgicas, mientras que enotros me he limitado a hacer un anlisis formal.Esta variacin se refleja en la propia estructuradel libro, dividido en un mosaico de captulos
bastante breves que abordan tanto la obra dearquitectos particularmente significativos comolas principales corrientes colectivas.
En la medida de lo posible he intentadoofrecer la posibilidad de leer el texto de variasmaneras. As, puede recorrerse como un relatocontinuo u hojearse al azar. Aunque la secuen-cia se ha organizado teniendo en mente al lec-tor profano o al estudiante universitario, esperoque su lectura casual pueda servir para fomen-tar el trabajo de los titulados y se demuestretil para los especialistas que deseen desarro-llar un punto en particular.
Aparte de esto, la estructura del texto esten relacin con el, tono general del libro, en lamedida en que he intentado, siempre que hasido posible, dejar que hablasen los propiosprotagonistas. Cada captulo comienza con unacita, elegida por su agudeza con respecto auna situacin cultural concreta o bien por sucapacidad para revelar el contenido de la obra,He procurado usar estas 'voces' para ilustrar lamanera en que la arquitectura moderna haevolucionado como un esfuerzo cultural conti-nuo, y para poner de manifiesto cmo ciertostemas pudieron perder relevancia en algnmomento de la historia slo para retornar pos-teriormente con un renovado vigor, En este re-lato aparecen muchas obras no construidas,pues para m la historia de la arquitectura mo-derna tiene tanto que ver con lo consciente ycon la intencin polmica como con los pro-pios edificios,
Como muchas otras personas de mi genera-cin, estoy influido por la interpretacin marxis-ta de la historia, aunque incluso la lectura mssuperficial de este texto revelar que no se hanaplicado ninguno de los mtodos establecidosde anlisis marxista. Por otro lado, mi afinidadcon la teora crtica de la escuela de Frankfurtha teido sin duda mi visin de todo esteperiodo y me ha hecho perfectamente cons-ciente del lado oscuro de la Ilustracin, la cual,en nombre de una razn poco razonable, ha lle-vado al hombre a una situacin en la que em-pieza a estar tan alejado de su propia produc-cin como del mundo natural.
El desarrollo de la arquitectura modernadespus de la Ilustracin parece haberse dividi-do entre el utopismo de la vanguardia, formula-do por vez prim}Ha a comienzos del siglo XIX enla fisiocrtica
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vimos forzados a volver una vez ms a las for-mas tradicionales y a modelar los nuevos edifi-cios -casi con independencia de su rango- conla iconografa de un estilo kitsch vernculo. Sedeca que la voluntad popular exiga la tranqui-lizadora imagen de la comodidad domstica yartesanal, y que las referencias 'clsicas' aun-que abstractas, eran tan incomprensibles comodominantes. Esta opinin crtica raras veces ex-tendi el alcance de sus consejos ms all deltema superficial del estilo para exigir que laprctica de la arquitectura se orientase hacia eltema de la creacin de un lugar, hacia una re-definicin crtica pero creativa de las cualidadesconcretas del mundo construido.
La vulgarizacin de la arquitectura y su pro-gresivo aislamiento de la sociedad llev por en-tonces a que la disciplina se volcase sobre smisma, de modo que nos enfrentamos con laparadjica situacin de que muchos de losmiembros ms jvenes e inteligentes de la pro-fesin abandonaron toda idea de construir. Ensu versin ms intelectual, esta tendencia redu-ca los elementos arquitectnicos a puros sig-nos sintcticos que no significaban nada fuerade su propia operacin 'estructural'; en su ver-sin ms nostlgica, exaltaba la prdida de laciudad mediante propuestas metafricas e ir-nicas que se proyectaban hacia 'desiertos astra-les' o se situaban en el espacio metafsico delesplendor urbano del siglo XIX.
De las vas de accin que an quedabanabiertas para la arquitectura contempornea-vas por las que de uno u otro modo ya se ha-
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ba emprendido el camino-, tan slo dos pare-can ofrecer la posibilidad de un resultado signi-ficativo. Mientras que la primera de ellas eratotalmente coherente con las formas de produc-cin y consumo predominantes, la segunda seplanteaba como una mesurada oposicin a am-bas cosas. La primera, siguiendo ese ideal for-mulado por Mies van der Rohe como beinahenichts ('casi nada'), buscaba reducir la laboredificatoria a la categora de diseo industrial auna escala enorme. Dado que su' preocupacinconsista en optimizar la produccin, mostrabamuy poco o ningn inters por la ciudad. De-fenda un funcionalismo no retrico con buenasinstalaciones y un buen envoltorio, cuya 'invisi-bilidad' acristalada reduca la forma al silencio.La segunda, por otro lado, era claramente 'visi-ble' y a menudo adoptaba la forma de unrecinto de muros que estableca dentro de sulimitado mundo 'monstico' un conjunto derelaciones, razonablemente abiertas y sin em-bargo concretas, que unan a los seres huma-nos entre s y a stos con la naturaleza. El he-cho de que este 'enclave' fuese con frecuenciaintrovertido y relativamente indiferente al mbi-to continuo, fsico y temporal, en el que estabasituado caracterizaba el impulso general de esteplanteamiento como un intento de huir, aunquefuese en parte, de las condicionantes perspecti-vas de la Ilustracin.
La nica esperanza de un discurso significa-tivo en el futuro radicaba, en mi opinin, en uncontacto creativo entre estos dos puntos de vis-ta extremos.
Pgina siguiente, Soufflot, Ste-Genevive (ahorael Panten), Pars, 1755-1790; los pilares de crucerofueron reforzados por Rondelet.
Primera parteMovimientos culturales
y tcnicas propiciatorias1750-1939
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The Futureof Architecture.Since1889.-Jean-Louiseohen
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fS eds to rails:e dominion of steel
018 - The lamp 01 style
019 - The eminence 01 the Beaux-Arts
023 - Proqrarns 01 modernization
023 - Networks 01 internationalization
07In search of a language:from classicism to Cubism
090 - Anglo-American classicisms
092 - German nostalgia
093 - Loos and the lure 01 "Western culture"
097 - Berlage and the question 01 proportions
100 - Cubism and cubistics
13Architecture andrevolution in Russia
162 - The shock 01 revolution
165 - A pro/ession renewed
166 - The "social condensers"
171 - Polemics and rivalries
171 - The Palace 01 the Soviets competition
02The searchfor modern form
028 - Toward a "new art" from Paris to Berlin
031 - Great Britain alter the Arts and Crafts
034 - Art Nouveau and the Paris-Nancy axis
036 - From Italian "Floreale" to Russian "Modern"
036 - The Catalan renaissance
08The Great War and itsside effects
102 - A triple mobilization
103 - The spread 01Taylorism
103 - Commemoration and reconstruction
106 - Postwar recomposition
108 - New architects between
science and propaganda
14The architectureof social reform
176 - Modernizing cities
180 - Red Vienna
181 - The new Frank/urt
185 - Taut's housing developments in Berlin
186 - French suburbs
186 - Echoes overseas
189 - Equipping the suburbs
IntroductionArchitecture's expanded field
010 - Two thresholds in time
013 - The carousel 01 hegemonies
014 - The continuity 01 type
015 - Historians versus architects,
or the problem 01 inclusion
03Domestic innovationand tectonic expression
042 - The central place 01 Great Britain
043 - Residential re/orm
043 - Uni/ying the urban landscape
046 - The advent 01 rein/orced concrete
053 - Concrete nationalisms
09Expressionism inWeimar Germany andthe Netherlands
110 - The Arbeitsrat lr Kunst
111 - Dynamism in architecture
117 - Hanseatic Expressionism
118 - De Klerk and the Amsterdam School
15Internationalization,its networksand spectacles
190 - The journal as printed stage
191 - Model cities and open-air exhibitions
194 - Modern architecture enters the museums
195 - The International Congresses
01 Modern Architecture (CIAM)
198 - Networks 01 in/luence and historical narratives
-
04American rediscovered,tall and wide
056 - Chicago in white and black
057 - Sullivan's inventions
060 - Wright and prarie architecture
063 - Wright and Europe
067 - The skyscraper migrates to New York
10Return to order in Paris
124 - Purist lorms and urban compositions
127 - Le Corbusier and the modern house
128 - Grand vessels in Paris and Geneva
128 - Perret and the "sovereign shelter"
129 - Paris Art Deco
132 - Mallet-Stevens, or elegant modernism
136 - The extent 01 French modernism
16Futurism and Rationalismin Fascist Italy
200 - A second Futurism
200 - Muzio and the Novecento
204 - The regime and Rationalism
207 - Terragni's geometries
208 - An ambiguous "Mediterraneanism"
209 - New territories
05The challenge of themetropolis
070 - An explosion without precedent
071 -_The planners' toolbox
071 - Town, square, and monument
076 - The idyll 01 the garden city
077 - Zoning tor the colonies and
lor Europe's metropoles
11Dada, De Stijl, and Mies:from subversivenessto elementarism
138 - The Dada blast
138 - The new lorms 01 De Stijl
143 - Van Doesburg builds
143 - Oud and Rietveld, Irom
lurniture to house design
148 - Mies van der Rohe's theoretical projects
17The spectrum ofclassicismsand traditionalisms
212 - Literal classicism
215 - Modern classicism
216 - Traditionalism and selt-crttlcal modernism
217 - Opportunism without borders
217 - Islands 01 coexistence
06New production,new aesthetic
082 - The AEG model in Berlin
083 - Factory as inspiration
085 - The Deutscher Werkbund
088 - Futurist mechanization
12Architectural educationin turmoil
152 - The Beaux-Arts and the alternatives
153 - The Weimar Bauhaus
156 - The Bauhaus in Dessau and Berlin
156 - The Vkhutemas in Moscow
161 - Innovative schools in the
new and old worlds
18North Americanmodernities
224 - Wright, the return
231 - Los Angeles - lertile ground
232 - The skyscraper reloaded
236 - Industrial products:
between lactory and market
238 - The New Deal's housing relorm
and the European immigration
-
19Functionalism andmachine aesthetics
240 - Taylorism and architecture
241 - From ergonomics to
standard dimensions
242 - Poetic lunctionalism:
Chareau and Nelson
243 - Dynamic lunctionalism in
France and the United States
25Le Corbusier reinventedand reinterpreted
322 - The Unit d'Habitation
322 - 01 palaces and houses
324 - The surprise 01 Ronchamp
325 - Indian adventures
326 - Invention and introspection
326 - Corbusian mannerisms
330 - Anglo-American Brutalism
334 - The saga 01 Brasilia
31lhe postmodernseason
- - - From nostalgia to play
- The "end 01 prohibitions"
.: - - Retrieving urbanity's ligures
- America turns postmodern
.:~ - e uncertain Iront 01 postmodernism
e city - composition or collage?
20Modern languagesconquer the world
250 - British reticence deleated
255 - Northern European modernisms
258 - The modern as Czechoslovakia's
national brand
260 - The moderns in Hungary and Poland
261 - Balkan ligures
262 - Iberian modernization
264 - Japanese experiments
265 - Brazilian curves
26The shape of Americanhegemony
338 - The second skyscraper age
342 - Mies the American
345 - Wright's last return
346 - Research out west
349 - Gropius and Breuer: the
assimilation 01 the Bauhaus
351 - Saarinen's Iyricism and Johnson's anxiety
352 - The solitude 01 Kahn
353 - From experimentation to commerce
32From regionalism to criticalinternationalism
424 - Scarpa, or the rediscovery 01 craft
426 - Siza's poetic rigor
427 - Collective endeavor in the Ticino
431 - Moneo and Iberia
432 - Europe as a lield 01 experience
433 - Research in South Asia
434 - Latin American personalities
434 - A critical internationalism
21Colonial experiencesand new nationalisms
272 - From Arabizing to modernizing
in North Alrica
275 - Near Eastern and Alrican endeavors
275 - Italian cities around the Mediterranean
277 - The modernization 01 Turkey and Iran
279 - Chinese pluralism
283 - Modern hegemony in Palestine
27Repression and diffusionof modernism
358 - Seven Sisters in Moscow
359 - Socialist realism exported
359 - Khrushchev's critique
360 - Aalto's eminent position
366 - Japan's new energy
367 - Latin Americanisms
372 - Archipelagoes 01 invention
33The neo-Futuristoptimism of high tech
438 - Beaubourg establishes a canon
439 - Composition according to Rogers
439 - Experimentation according to Piano
441 - Structure according to Foster
445 - Architects and engineers
446 - New geometries
-
22Architecture of a total war
286 - Front lines and home Ironts
287 - Extreme scales
288 - Air raid protection
291 - Constructive and destructive techniques
291 - Mobility and Ilexibility
292 - Architecture 01 military occupation
292 - Imagining the postwar world
294 - Converting to peace
294 - Memory and memorials
28Toward new utopias
378 - Italy: critical continuity
381 - Independent together
385 - Technology: ethos or icon?
386 - Hovering cities 01 indeterminacy
388 - Metabolism in Japan
388 - Megastructures and global agitation
389 - Technology and its double
34Architecture'souter boundaries
- - Gehry, or the seduction 01 art
- - Koolhaas, or lantastic realism
-- - Nouvel, or mystery recovered
- Herzog and de Meuron,
or the principie 01 the collection
.:; - Deconstructivists and rationalists
- Fragmentation and poetry in Japan
23 24Tabula rasa to horrorvacui: reconstructionand renaissance
The fatal crisis ofthe Modern Movement,and the alternatives
298 - An American age
299 - Literal reconstruction or radical
modernization?
301 - The "neighborhood unit" as model
302 - The traditionalists at work
302 - In search 01 a British model
303 - German debates
309 - A modernist triumph?
310 - The Festival 01 Britain
312 - Italian Neorealism
314 - Planet Brazil
318 - Housing and innovation
in North Alrica
319 - CIAM in turmoil
320 - The end 01 CIAM
29 30Between elitism andpopulism: alternativearchitecture
After 1968: architectureforthe city
394 - Research and technocracy
395 - Venturi's critique
396 - Grays and Whites
401 - From lunctionalism to
advocacy planning
404 - 1968, annus mirabilis
405 - Observing the extended city
405 - The shape 01 the city
408 - The input 01 the user
35Vanishing points
469 - Strategic geographies
471 - Reinvented materials
471 - Sustainable buildings
472 - The city reborn yet threatened
473 - Landscape as horizon
473 - Hypermodern media
474 - Persistent social expectations
476 - Notes
494 - Bibliography
506 - Index
526 - Acknowledgments and credits
-
Architecture'sexpanded field
William Morris's News from Nawhere and H. G. Wells's Whenthe Sleeper Wakes, published in 1890 and 1899 respectively,depict a future society - a socialist utopia in the former case,a capitalist dystopia in the latter - encountered by the novels'protagonists after a long period of sleep. If the contemporaryinhabitants of the planet had awakened in the early twenty-firstcentury, they would have been at a loss to recognize not justthe cities constellating the world's surface, but also the build-ings making them up. Both cities and buildings have under-gone fundamentaltransformations, more so than at any timein the past. Likewise, the quantity of building stock producedsince 1900 has surpassed the sum total of that which existedin all previous human history.Not only did the population of urban areas exceed that of thecountryside for the first time shortly after the year 2000, butalso the very forms of human presence on the face of the earthreflected tharoughgoing changes. In the nineteenth century, thetrain station and department store joined the hause, palace,and temple in the existing inventory of building types. In thetwentieth century, office and apartment towers, large housingdevelopments, vast hangars enclosing factories and shoppingcenters, and a wide variety of infrastructures ranging fromdams to airports followed. Contradicting the British historianNikolaus Pevsner, who famously wrote that "a bicycle shed isa building; Lincoln Cathedral is a piece of architecture," . 1the most prosaic programs came to be considered objectsworthy of aesthetic altention. This unprecedented surge in con-struction was meager compensation for a previously unim-aginable level of destructian ot natural resources and culturaltreasures, the effects ot industrialization, urbanization, and war.
. Architecture's mutations were not limited to the invention ofprograms responding to the new demands of production and
Introduction I Architecture's expanded field
consumption. The field also expanded with the rise of newtypes and classes of users. Architecture ceased to be a dis-cipline exclusively in the service of the wealthy and began toaddress broader constituencies, including municipalities, coop-eratives, and a wide range of institutions and social groups .. 2It also responded to the breaking down of classical codes, therejection of historical imitation, and the introduction of newmaterials. Its new relations to technology, the arts, and the citywere affected by external conditions as well as by internal anes.At times it had recourse to sources outside the discipline,adopting metaphors based on biological organisms, machines,or language; at other times it found inspiration within its owndisciplinary traditions .. 3 In view of all these transformations,it has been impossible to limit architecture's definition in thisbook to realized constructions. Unbuilt designs, as well asbooks, journals, and public manifestations embodying the cul-ture of architecture in its broadest sense, have also been takeninto account. Indeed, realized buildings are always informed byideas, narratives, and repressed memories of past projects.
Two thresholds in time
The very delimitation "twentieth century" is open to debate.Rejecting a strictly chronological definition, the present narrativebegins with the period from 1880 to 1914. It finds its temporalbrackets between the "short century" that the British historianEric Hobsbawm condensed into the years from 1914 to 1991 . 4and a longer span that places the twentieth century's originswithin a continuum that goes as far back as the Enlightenment.This initial mament is characterized by the convergence ofindustrialization and urbanization, the rise of social democracy
-
throughout Europe, the emergence of the social sciences asdisciplinary specializations, and the dissemination of thethought of important philosophers from Friedrich Nietzsche toHenri Bergson. It also coincides with the rise of revolutionaryart movements such as Symbolism in poetry and the arfs, andCubism in painting. While the European powers were fightinga war for world domination and orchestrating the triumph ofimperialism, designers, and the images of their work, alsobegan to make inroads around the globe, thanks to the unprec-edented acceleration of modes of transport and new networks ofprinted information, which disseminated the cultural norms of theleading-nations.A pair of almost contemporaneous events were crucial to thisbeginning: the Universal Exposition in Paris of 1889 and theWorld's Columbian Exposition in Chicago of 1893. The Parisfair coincided with the climactic moment of European colonial-ism, while the Chicaco fair signaled the emergence of the NewWorld on the international scene. Both everits called the verydefinition of architecture into question, in its purpose - as itsaddressees became much broader social groups - as well asits forms. Mass production, of which Fordism became the mostsignificant system of organization, led to the creation of a world-wide market and encouraged the most radical architects tosearch for new forms consonant with the machine aesthetic. Atthe same time, traditionalists, who were often no less engagedsocially and no less hostile to eclecticism, sought to perpetuatethe more comforting archetypes of the past by adjusting themo new demands.Almost one century later - after decolonization, which culmi-nated with Nelson Mandela's release from prison in 1990, ande end of the Cold War, which was marked by the West'siumph over the Soviet bloc in 1989 - the winding down of the
second millennium appeared to signal the next radical break inthe culture of architecture. It is this moment that provides theclosing bracket for this book. The automation of processes ina digital age had the effect of modifying the division of profes-sional labor as well as the relationship between the design stu-dio and the building site. The Guggenheim Museum in Bilbao,Spain, completed by Frank Gehry in 1997, was a highly visibleexemplar of these new practices while also a demonstration ofthe potential importance of architecture in urban planning andpublic policy; together with dozens of other surprising build-ings, Gehry's museum called into question the traditional defini-tion of the architectural object. With architecture firms, clients,and cultural organizations enjoying unprecedented mobility,the rise of a generation of designers hyped by the internationalmedia, but initially engaged in theoretical and critical activ-ity and open to utopian discourse, coincided with a crisis in thesocial policies that had developed over the course of the twen-tieth century. Coming on the heels of several generations ofarchitects who had nurtured high aspirations to social trans-formation, designers at the end of the twentieth century oftenrelinquished to developers and politicians tools that they mighthave used to achieve substantive reforms.The span from 1889 to 2000 does not divide easily into tidy,self-contained segments. Rather, it is necessary to take intoaccount multiple, overlapping temporalities throughout thecentury, as suggested by the historian Fernand Braudel in hishistorical interpretation of the Mediterranean world. -> 5 Braudelused the architectural metaphor of multidimensional "planes"to describe these multiple temporalities. In twentieth-centuryarchitecture they include state policies and their highly volatileconfigurations; life cycles of institutions and organizations aswell as cities and regions, which undergo slow processes of
010 I 011
-
Introduction I Architecture's expanded field
-
3 Ludwig Mies van der Rohe at theIllinois Institute 01Technology, c. 1945
growth and decline; and, most simply, the construction of majorbuildings and the lives of architects, critics, clients, and histori-ans. More fleeting temporalities, in which concepts and idealsappear and disappear only to resurface a few decades later,also play their par!. The problem of writing a history of twentieth-century architecture is precisely that of relating these differentialrates of temporal change to specific designs and built objects.Given this framework, I have resisted the temptation to write ahistory of what has been known as the "Modern Movement"ever since Nikolaus Pevsner made a rather partisan identi-fication of its "pioneers" in 1936, celebrating Walter Gropiusas its major figurehead. -> 6 I have also avoided perpetuat-ing the rubric of the "International Style," formulated in 1932 inNew York, -> 7 preferring instead to shape a broader definitionof modernity that cannot be reduced to the fetish of novitas,of the new for newness's sake. From this point of view, it wasessential not to disreqard architectural interpretations of moder-nity based on conservative or traditionalist concepts, even ifthey were frequently rejected or ridiculed by militant critics act-ing, as is often the case, on behalf of the leading architects.Resurgences of classicism and the occasional subversive erup-tion of the vernacular are part of this bigger picture. Indeed, farfrom being a rigid category, and even less a sterile one, tradi-tion - though sometimes wholly fabricated - has consistentlyserved as an intellectual stimulan!. -> 8
An exploration of the shifting boundaries between architectureand the related fields of art, urban planning, and technologyalso proved indispensable for understanding the changingmethods of form-giving. The elevated ideals with which radi-cal architects have often identified themselves - such as themachine aesthetic or organicism - needed to be taken intoaccount, along with the effects of the apparently most abstract
manifestoes, which have sometimes exerted their influence ata distance of several decades. An attempt has been madethroughout the book to identify the visual documents allowingthe clearest understanding of these resonances and reverbera-tions. Together with images of completed buildings, sometimeswithin their urban contexts, pages of magazines, book covers,and architects' portraits help to reconstruct the complexity ofcontinuously changing networks of signs and forms.
The carousel of hegemonies
In the following pages, the different national "scenes" of archi-tecture have been treated as porous to international strategiesand debates - as contexts in which the latter were subjected todiscussion, modification, and adaption - rather than as territo-ries with impermeable borders. The history of twentieth-centuryarchitecture could be written by following the thread - or, rather,untangling the knot - of consecutive systems of hegemonyimposed on national and regional cultures. -> 9 The period underconsideration was characterized in crucial ways by recurrenteconomic and political conflicts between dominant states,including their military consequences. These conflicts had tre-mendous impact on culture. In 1941 the media tycoon HenryLuce declared that the twentieth century was destined to bethe "American Century," following centuries implicitly perceivedas "French" and then "English." -> 10 There is no doubt that the
United States exercised considerable influence on architecture- as on many other fields of culture - even before the massiveincrease in its power following victory over the Axis forces in1945 and a second triumphal moment at the end of the ColdWar. -> 11 The vocabulary of architecture faithfully reflected
012 I 013
-
these shifts. After 1945 American terminology supplementedthe Italian language of architecture that had emerged duringthe Renaissance and then was supplemented by French andBritish terms in the eiqhteenth and nineteenth centuries and byGerman terms in the early twentieth century. -> 12
But the hegemony of this relatively new civilization was notthe only thing to have an impact on global architeclure.Considering each national scene as a porous rather thanclosed real m reveals systems of domination of varying types,intensity, and duration, from industrial modes of productionlo patlerns of leisure. National scenes have remained opendespite recurrent attempts by authoritarian or xenophobicregimes to shore up their borders. Far from giving way to ahomogenizing internationalism, national systems have con-stantly redefined themselves, shaped by the interplay of inter-nal and external forces. Long before the advent of air travel andnew information technologies, the global circulation of ideasand images by way of the steamship, the telegraph, and themechanical reproduction of pictures - all nineteenth-centuryinventions - shaped every local scene.These patterns may also be detected within colonial empires,which both reached their apogee and underwent their finalcollapse in the twentieth century, then were partially perpetu-ated under postcolonial conditions after 1945. But the relation-ship of the colonizer to the colonized was never unidirectional,and the hybridization that characterized urban planning andarchitecture in many colonies, where local themes wereassimilated into constructions built by the dominant power,also operated between colonizing nations. -> 13 The generalplan of Chandigarh, capital of the Punjab - initially entrustedto the American architect Albert Mayer, then to Paris-based LeCorbusier - was rooted in town-planning principies that had
Introduction I Architecture's expanded field
been perfected by the British. The architecture of the Moroccancity of Casablanca was defined in relation not just to Paris butalso to Berlin and Los Angeles, while Buenos Aires containedechoes of Madrid, Budapest, Milan, New York, and Paris.
The continuity of type
On each national scene, the groups competing for dominancein architecture at times indulged in exaggerated polemics inorder to consolidate their own "symbolic capital," in sociologistPierre Bourdieu's sense of the termo -> 14 It was therefore impos-sible to limit a history of the relationships structuring twentieth-century architecture to a list of aesthetic "influences" - a termI have consciously avoided. Instead, following Hans Robert Jauss,I found it essential to analyze the reception met by works andideas, as this often redefined the professional identity of archi-tects, even those working at a considerable distance from thebuildings they were interpreting and sometimes emulating. -> 15This book proposes to map the relationships establishedamong theoretical systems, seminal concepts, urban plans,paper projects, and completed buildings. This last, however,along with individual architects, remains the central focus,although, once again, with their local and international recep-tion taken into account. The connection between imaginedspaces and built ones was particularly strong in the twentiethcentury, given that the principal types of structures were oftendeveloped in a kind of leap from the shelf of the "ideal projectlibrary," as identified by Bruno Fortier, -> 16 to the reality of theconstruction site.The glass towers imagined by Ludwig Mies van der Rohe in1921, for example, were built only in the 1950s. They then
-
became a tiresome clich - an easy target for critics advocat-ing "postmodernism" - before being reborn at the end of thecentury thanks to new technological advances. Likewise, theimmeuble-villa conceived by Le Corbusier in 1922, a collec-tive dwelling with individual living spaces, has contnued'toinspire projects in the third millennium. The machine-build-ing that Antonio Sant'Elia envisioned just before World War Iwould appear in a modified form in the Centre Pompidou inParis, while the contorted, biomorphic structures dreamed ofby the Expressionists have finally become feasible today in anage when digital modeling has made it possible to break downcomplex shapes into components that can be calculated andindustrially produced.
Historians versus architects,or the problem of inclusion
Until the 1970s the histories told by Sigfried Giedion, BrunoZevi, Henry-Russell Hitchcock, and Leonardo Benevolo per-petuated a view of modern architecture that gave priority to theradical character of its innovations. Each narrative carried itsown particular biases ... 17 As early as 1929 Giedion was inter-ested in observing "national constants." ..18 By 1941 he spokeof the creation of a "new tradition," a notion Hitchcock hadproposed in 1929 ... 19 In 1951 Zevi responded to Giedion by
highlighting the historical relationship of architectural cultureto politics and surveying a vast array of buildings ... 20 In 1958
Hitchcock described the "reintegration" of the arts of the engi-neer and the architect; he also preferred to write about build-ings that he had actually had the opportunity to visit. ..21 As for
Benevolo, he placed the development of modern architecture
within an optimistic picture of the encounter between formaland technological invention and social advances ... 22 Twenty
years later, but in a similar vein, Kenneth Frampton proposeda "critical history" of the Modern Movement, seeking to pro-long its "incomplete project." ..23 Soon after, William Curtis
took into account the global expansion of modern architecture,a perspective rooted in his own experiences in Asia and LatinAmerica ... 24 In 2002, Alan Colquhoun published a concise sur-
vey no less committed to the celebration of modernism thanFrampton's ... 25
Reyner Banham, who as early as 1960 saw roots of modernarchitectural strategies in both Italian Futurism and FrenchClassicism, was among those to propose a more subversivereading ... 26 Manfredo Tafuri and Francesco Dal Co also ana-
Iyzed the relationship of aesthetics and politics in twentieth-century architecture, underlining the ideological forces thatshaped the field, ..27 which Tafuri had addressed previously inhis enigmatic but magisterial Architecture and Utopa (1973).Several generations of biographical dictionaries and encyclo-pedias have allowed readings parallel to those offered by thesehistorical narratives. Recently Adrian Forty attempted, in Wordsand Buldngs, to define the semantic field of modern archi-tecture by identifying some of its key terms, whereas AnthonyVidler unveiled the strategies determining many of these found-ing histories ... 28 Yet few of these works have attempted toreveal the continuities that characterize modern architecture- an often broken thread, but one that runs throughout theepisodes discussed in this book.From Giedion to Tafuri to Frampton, these discourses of archi-tectural history have revealed the fact that the supposed auton-omy or objectivity of the author is a quasi-fiction. Many of thesebooks originated from a commission by a particular architect
014 I 015
-
- in Giedion's case, by Le Corbusier and Walter Gropius - orreflected an intellectual position developed in close contactwith architects - in Tafuri's case, with Aldo Rossi and VittorioGregotti. Through such relationships, architects have undeni-ably shaped historians' thinking and writing and at times biasedtheir interpretations.The following pages try to place less emphasis on the creativityof incontestable "masters" like Frank Lloyd Wright, Le Corbusier,and Mies -> 29 than on the sometimes unfairly neglected work ofarchitects who had less heroic careers but have been rediscov-ered through the publication of a plethora of monographs dur-ing the last two decades. The importance of the "masters" ofmodern architecture needs to be assessed as much through acareful reconsideration of their ascendancy and period of dom-ination as through a celebration of their work. From this point01 view - and unlike many 01 the volumes named above - thisbook attempts to be as inclusive as possible, within the limits 01its format and at the risk 01 occasionally oversimplilying corn-plex trajectories. I have frequently devoted more attention tothe experimental beginnings 01 architects' careers than to theirlate periods, when their work often regressed or was simply fro-zen in place by success and repetition.In order to avoid reproducing the kind 01 epic narrative withwhich many previous histories have interpreteo the theories anddesigns of the most innovative architects 01 the nineteenth cen-tury - reducing their immediate predecessors to the dubiousstatus 01 "pioneers" - I have taken a broad view 01 the untold-ing of architectural modernity. The continuity between the ide-als and reform strategies lorged during the first decades of theIndustrial Revolution and those 01 the "mature" modernism ofthe 1920s cannot be denied. Indeed, a definition 01 modernitylimited to the aesthetic and design precepts of high modernism
Introduction I Architecture's expanded field
appears all the more obsolete thirty years after the eruptionof the last of several short-lived postmodernisms. Withoutgoing so far as to extend the definition of the modern condi-tion to the vast configurations of scientific and political thoughtexplored by, tor example, Bruno Latour, -> 30 I have venturedbeyond the limits of the movements literally proclaiming theirown modernity to consider changes brought about by the con-vergence 01 the Enlightenment, the Industrial Revolution, andthe rise of the nation-state. The adjustment of conservative build-ing codes to the lunctional requirements 01 modernization - theobjective process of the material transformation of society -belongs to this chronicle as much as do innovations in buildingtypology and torrn, even if the former respond more to the man-dates of state power and capital than to ideal s of social relorm.It is difficult and perhaps impossible to communicate in a singlenarrative a spectrum of experiences that thousands of mono-graphs, exhibition catalogs, doctoral theses, and thematic stud-ies have not yet exhausted. Yet by alternating wide brushstrokeswith specific details, I have endeavored to evoke a landscape ofrecurrent themes and at times to reveal different ways of think-ing about the past. Among these recurrent themes is thepassionate search by modern architects for an architectureconsidered to be "rational" - a term that has enjoyed muchsuccess over many decades - or in any case to be justifiedby a ratio related to construction, function, or economy. Thissearch led in extreme cases to a reduction of the conceptionof "rational" building to little more than the implementation ofprincipies like the provision of optimal ventilation or an align-ment guaranteeing maximum sunlight. Another recurrenttheme in twentieth-century architecture has been the relation-ship of architectural programs to the needs of exploited socialclasses - a subject taken into consideration by professional
-
architects for the first time in history during this periodoThroughout the twentieth century, diverse populist movementsconstantly addressed this subject, whether structurally - forexample, in terms of social housing - or aesthetically, by draw-ing on vernacular rather than "pedigreed" forms.I have aspired to trace projects, alongside the dazzling accom-plishments of the "rnasters" and their trailblazing experimentsthat claimed to free architecture from the weight of history, thatare more reflective of the slow, cumulative, and irresistibleprocess of modernization. During the golden age of Hollywoodcinema, the major studios and leading producers categorizedeir movies as "A," "B," or "e" according to their budget. This
narrative, though most often focused on A buildings, wasinitially written with the intention not to neglect the relation-ship between the "major" architecture of the most spectacular orks and the "minor" architecture of mass production, whichconstituted the urban backdrop for the monumental projects.The physical limitations of a single volume have constrained thisarnbton, But if the pages that follow cannot unravel all the mys-zsries of twentieth-century architecture, they aim first and fore--nost to be an invitation to discovery and to suggest a framework
in which to understand its most characteristic features.
016 I 017
-
1
El expandido campo de la Arquitectura
Jean-Louis Cohen.
(Introduccin al libro The Future of Architecture since 1889. London, Phaidon Press, 2012)
Traduccin: Eduardo Gentile
News from Nowhere (Noticias de ninguna parte) de William Morris y A Sleeper Awakes (Cuando el dormido
despierte) de H. G. Wells, publicadas en 1890 y 1899 respectivamente, representan una futura sociedad una utopa
socialista en el primer caso, una distopa capitalista en el segundo- donde los protagonistas de ambas novelas
despiertan tras un largo sueo. Si los contemporneos de Morris y Wells se despertasen a comienzos del siglo XXI,
podrn al menos reconocer no solo la existencia de una constelacin de ciudades sobre la superficie planetaria sino
tambin los edificios que la componen. Tanto ciudades como edificios han sufrido fundamentales transformaciones,
en mayor grado que en cualquier otra ocasin del pasado. De igual modo, la cantidad de edificios producidos desde
1900 ha superado la suma de los que la historia humana haba realizado hasta entonces.
No solo la poblacin de las reas urbanas excedi la rural por primera vez poco antes del ao 2000, sino que adems
las formas mismas de la presencia humana sobre la faz de la tierra reflejaron acabadamente los cambios. En el siglo
XIX, la estacin de tren y las grandes tiendas se sumaron a las viviendas, palacios y templos en el repertorio de tipos
edilicios. En el siglo XX, le siguieron las oficinas y las torres de departamentos, los grandes conjuntos habitacionales,
los vastos hangares que alojan actividades fabriles o centros de compras y una amplia variedad de infraestructuras
en un rango que va desde diques a aeropuertos. Contradiciendo al historiador britnico1 Nikolaus Pevsner, quien
escribi la famosa frase un cobertizo de bicicletas es un edificio, la Catedral de Lincoln es una obra de
Arquitectura2, los ms prosaicos programas comenzaron a ser considerados objetos dignos de atencin esttica.
Este aumento sin precedentes de la construccin fue una magra compensacin por el hasta entonces inimaginable
nivel de destruccin de los recursos naturales y los tesoros culturales, por los efectos de la industrializacin, la
urbanizacin y la guerra. Los cambios en la Arquitectura no se limitaron a la invencin de programas que
respondieron a las nuevas demandas de produccin y consumo. El campo tambin se expandi con el ascenso de
nuevos tipos y clases de usuarios. La Arquitectura dej de ser una disciplina exclusivamente al servicio de los ricos y
comenz a dirigirse a grupos ms amplios, incluyendo municipalidades, cooperativas y un amplio rango de
instituciones y grupos sociales3. Asimismo respondi a la debacle de los cdigos (arquitectnicos) del Clasicismo, al
rechazo de la imitacin histrica y a la introduccin de nuevos materiales. Sus nuevas relaciones con la tecnologa,
las artes y la ciudad estuvieron afectadas tanto por condiciones externas como internas (a la disciplina). En algunas
ocasiones se recurri a fuentes externas a la misma, adoptando metforas basadas en organismos biolgicos,
mquinas o al lenguaje; en otras se encontr inspiracin en sus propias tradiciones disciplinares4. En vista de todas
estas transformaciones, result imposible limitar en este libro la definicin de Arquitectura a las obras construidas.
Fueron tenidos en cuenta tanto los diseos no realizados como los libros, peridicos y manifestaciones pblicas que
encarnan la cultura arquitectnica en el sentido ms amplio. En efecto, los edificios construidos estn siempre
ligados a ideas, narraciones y recuerdos de anteriores proyectos.
Dos umbrales temporales
La propia denominacin Siglo XX est abierta al debate. Rechazando una definicin cronolgica estricta, el relato
presente comienza con el periodo comprendido entre 1880 y 1914. Encuentra sus parntesis temporales entre la
short century (el siglo XX corto) que el historiador britnico Eric Hobsbawn condens entre los aos 1914 y 19915
y un largo periodo que ubica a los orgenes del siglo XX dentro de un continuo que se remonta a la Ilustracin. El
movimiento inicial est caracterizado por la convergencia de industrializacin y urbanizacin, el surgimiento de la
socialdemocracia a travs de Europa, la emergencia de las ciencias sociales como especializaciones disciplinares y la
diseminacin del pensamiento de importantes filsofos que van desde Friedrich Nietzche a Henri Bergson. Asimismo
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coincide con el ascenso de movimientos artsticos revolucionarios como el Simbolismo en poesa y otras artes y el
Cubismo en pintura. Mientras las potencias europeas estaban combatiendo en una guerra por la dominacin del
mundo y orquestando el triunfo del imperialismo, los diseadores y las imgenes de sus trabajos comenzaron a
incursionar a travs del mundo, gracias a la aceleracin sin precedentes de los medios de transporte y las nuevas
redes que formaban los medios de comunicacin, las cuales diseminaron las normas culturales de las naciones
lderes.
Un par de eventos casi contemporneos fueron cruciales en este comienzo: la Exposicin Universal de Paris de 1889
y la Exposicin Universal Colombina de Chicago en 1893. La Feria parisina coincidi con el clmax del colonialismo
europeo, en tanto la Feria de Chicago seal la emergencia del Nuevo Mundo en la escena internacional. Ambos
eventos pusieron en cuestin a la propia definicin de Arquitectura, tanto en sus propsitos dado que sus
destinatarios comenzaron a ser grupos sociales ms amplios- como en sus formas. La produccin de masas, de los
cuales el Fordismo dio inicio al ms significativo sistema de organizacin, llev a la creacin de un mercado mundial
y estimularon a los ms radicales arquitectos a buscar nuevas formas en consonancia con la esttica de la mquina.
Al mismo tiempo, los tradicionalistas, quienes frecuentemente estuvieron no menos comprometidos socialmente y
fueron no menos hostiles al eclecticismo, buscaron perpetuar los ms tranquilizadores arquetipos del pasado
ajustndolos a las nuevas demandas.
Casi un siglo ms tarde tras la descolonizacin, que culmina con la salida de prisin de Nelson Mandela en 1990 y el
fin de la Guerra Fra, la cual estuvo marcada por el triunfo Occidental sobre el bloque Sovitico en 1989- la
terminacin del segundo milenio aparece sealando el siguiente quiebre radical en la cultura arquitectnica. Es este
momento el que provee el parntesis con que se cierra este libro. La automatizacin de los procesos de la era digital
tuvo como efecto modificar la divisin del trabajo profesional tanto como la relacin entre el estudio donde se
proyecta y el sitio donde se desarrolla la obra. El Museo Guggenheim en Bilbao, Espaa, proyectado y dirigido por
Frank Gehry en 1997, fue un notorio ejemplo de estas nuevas prcticas tanto como una potencial demostracin de la
importancia de la Arquitectura en el planeamiento urbano y las polticas pblicas; junto con docenas de otros
sorprendentes edificios. El Museo de Gehry puso en cuestin la delimitacin tradicional del objeto arquitectnico.
Con las obras de autor, clientes y organizaciones culturales disfrutaron una movilidad sin precedentes, gracias al
ascenso de una generacin de diseadores publicitados por los medios de circulacin internacional, aunque
inicialmente comprometidos con actividades criticas y tericas y abiertos al discurso utpico, coincidiendo con una
crisis en las polticas sociales que se haban desarrollado a lo largo del siglo XX. Pisndoles los talones a varias
generaciones de arquitectos que se haban nutrido con elevadas aspiraciones de transformacin social, los
diseadores a finales del siglo XX renunciaron frecuentemente al uso de las herramientas polticas del desarrollo que
podran haber empleado para obtener sustanciales reformas.
El lapso entre 1889 y 2000 no se puede dividir fcilmente en segmentos ordenados y autnomos. Ms bien es
necesario tomar en cuenta temporalidades mltiples y superpuestas a travs del siglo, como ha sugerido el
historiador Fernand Braudel en su interpretacin histrica del mundo Mediterrneo6. Braudel emplea la metfora
arquitectnica de planos multidimensionales para describir estas temporalidades mltiples. En la Arquitectura del
siglo XX estos incluyen polticas estatales y sus altamente voltiles configuraciones, ciclos vitales de instituciones y
organizaciones, tanto como ciudades y regiones, las cuales experimentan largos procesos de crecimiento y
declinacin y en un nivel ms simple, la construccin de los principales edificios, las vidas de arquitectos, crticos,
clientes e historiadores. Asimismo toman parte otras temporalidades fugaces, donde los conceptos e ideales
aparecen y desaparecen, slo para reaparecer pocas dcadas ms tarde. El problema de escribir una historia de la
Arquitectura del siglo XX es precisamente relacionar estos ciclos diferentes de cambios temporales con los
especficos diseos y objetos construidos. Dada esta estructura, he resistido la tentacin de escribir una historia de
lo que ha sido conocido como Movimiento Moderno, mas aun cuando Nikolaus Pevsner realiz una -en cierto
modo- partisana identificacin de sus Pioneros en 1936, celebrando a la figura de Walter Gropius como su
principal cabeza7. Asimismo evit perpetuar la rbrica Estilo Internacional formulada en 1932 en Nueva York8,
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prefiriendo en su lugar formular una amplia definicin de la modernidad que no pueda ser reducida al fetiche de la
novitas, de lo nuevo por el amor hacia la novedad misma. Desde este punto de vista, result esencial no descuidar
interpretaciones arquitectnicas de la modernidad basadas en conceptos conservadores o tradicionalistas, aun si
estos fueron rechazados o ridiculizados por crticos militantes que actuaron en nombre de los ms destacados
arquitectos, como es frecuentemente el caso. Resurgimientos del clasicismo y de ocasionales erupciones subversivas
de lo vernculo, son parte de esta gran pintura. En efecto, la tradicin, lejos de constituir una rgida categora y aun
menos una categora estril, y a pesar de que a veces ha sido totalmente fabricada, ha servido consistentemente
como un estimulo intelectual9.
Una exploracin de las cambiantes fronteras entre arquitectura y los campos relacionados del arte, el planeamiento
urbano y la tecnologa se probara asimismo como indispensable para comprender los mtodos de dar forma
(configuracin). Los altos ideales con los cuales los arquitectos radicales se identificaron a s mismos tales como la
esttica de la mquina o el organicismo- necesitan ser tomados en cuenta, junto con los efectos de sus
aparentemente muy abstractas manifestaciones, las que muchas veces ejercieron su influencia a varias dcadas de
distancia. Un intento ha sido realizado a travs del libro para identificar los documentos visuales permitiendo la
comprensin ms clara de estas resonancias y reverberaciones. Junto con las imgenes de edificios construidos,
muchas veces en su contexto urbano, pginas de revistas, cubiertas de libros y retratos de arquitectos ayudan a
reconstruir la complejidad de las continuamente cambiantes redes de signos y formas.
El carrusel de hegemonas
En las paginas siguientes, las diferentes escenas nacionales de arquitectura han sido tratadas como poros de
estrategias y debates internacionales como contextos donde estos ltimos son sometidos a discusin, modificacin
y adaptacin- ms que como territorios con bordes impermeables. La historia de la arquitectura del siglo XX podra
ser escrita siguiendo los hilos o ms bien desenredando los nudos- de sistemas de hegemona consecutivos
impuestos sobre las culturas nacionales y regionales10. El perodo en consideracin est caracterizado en sus
aspectos cruciales por recurrentes conflictos econmicos y polticos entre los estados dominantes, incluyendo sus
consecuencias militares. Estos conflictos han tenido un tremendo impacto en la cultura. En 1941 el magnate de los
medios Henry Luce declar que el siglo XX estaba destinado a ser la Centuria Americana, continuando siglos
implcitamente percibidos como Francs e Ingls11. No hay dudas que los Estados Unidos de Norteamrica
ejercieron considerable influencia en la arquitectura como en otros muchos campos de la cultura- aun antes del
incremento masivo de su poder luego de la victoria sobre las fuerzas del Eje en 1945 y un segundo momento triunfal
al final de la Guerra Fra12. El vocabulario de la arquitectura fielmente refleja estos cambios. Despus de 1945 la
terminologa americana complement el lenguaje italiano de la arquitectura que haba emergido durante el
Renacimiento y que para entonces haba sido complementado por trminos franceses y britnicos en los siglos XVIII
y XIX y por trminos alemanes a comienzos del siglo XX13.
Pero la hegemona de esta relativamente nueva civilizacin no fue la nica cuestin que tuvo impacto en la
arquitectura global. Considerando cada escena nacional como porosa antes que como un reino cerrado, se revelan
sistemas de dominacin de varios tipos. Intensidad y duracin desde modos industriales de produccin hasta
patrones de ocio. Los escenarios nacionales se han mantenido abiertos, a pesar de recurrentes intentos de cerrar las
fronteras por la va autoritaria y xenfoba de sus regmenes. Lejos de abrir una va al internacionalismo
homogeneizador, los sistemas nacionales se han ellos mismos redefinido constantemente, configurados por el juego
de fuerzas internas y externas. Mucho antes del advenimiento de los viajes en avin y las nuevas tecnologas de la
informacin, la circulacin global de ideas e imgenes por las vas del barco a vapor, el telgrafo y la reproduccin
mecnica de imgenes todas ellas invenciones del siglo XIX- dieron forma a todas las escenas locales.
Estos patrones pueden ser detectados asimismo dentro de los imperios colonialistas, los cuales alcanzan tanto sus
apogeos como inician sus colapsos en el siglo XX, para perpetuarse parcialmente bajo condiciones poscoloniales
despus de 1945. Pero la relacin del colonizador con el colonizado nunca fue unidireccional y la hibridacin que
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caracteriz el planeamiento urbano y la arquitectura en muchas colonias, donde los temas locales fueron asimilados
dentro de las construcciones realizadas por el poder dominante, tambin oper entre las naciones colonizadoras14.
El plan general de Chandigahr, capital de Punjab inicialmente confiado al arquitecto americano Albert Mayer, que
entonces formaba parte del estudio de Le Corbusier en Pars- estuvo enraizado en principios de planeamiento que
haban sido desarrollados por los ingleses. La arquitectura de la ciudad de Casablanca (Marruecos) estuvo definida
no solo en relacin a Pars, sino tambin a Berln, a Los ngeles, mientras que Buenos Aires contiene ecos de Madrid,
Budapest, Miln, Nueva York y Pars.
La continuidad tipolgica
En cada escenario nacional, los grupos que compiten por el dominio en arquitectura dan rienda suelta por
momentos a exageradas polmicas destinadas a consolidar su propio capital simblico, en el sentido sociolgico
que Pierre Bourdieu da al trmino15. Ha resultado por lo tanto imposible limitarse a la historia de las relaciones que
estructuran la arquitectura del siglo XX como un listado de influencias estticas un trmino que conscientemente
evit. En su lugar, siguiendo a Hans Robert Jauss, hallo esencial analizar la recepcin ejercida por obras e ideas, dado
que frecuentemente redefinen la identidad profesional de los arquitectos, aun de aquellos que trabajan a
considerable distancia de los edificios que estn interpretando y muchas veces emulando16. Este libro propone
construir un mapa de las relaciones establecidas entre sistemas tericos, conceptos seminales, planes urbanos,
proyectos en el papel y edificios construidos. Estos ltimos, no obstante, junto con las figuras de los arquitectos, se
mantienen como el foco central, aunque teniendo en cuenta asimismo su recepcin local e internacional. La
conexin entre aquellos espacios imaginados y los construidos fue particularmente potente en el siglo XX, haciendo
que los principales tipos de edificacin fueran desarrollados en una suerte de salto desde el estante de una
biblioteca de proyectos ideales, como ha sealado Bruno Fortier17, a la realidad de la obra.
Las torres de cristal imaginadas por Ludwig Mies van der Rohe en 1921, por ejemplo, fueron construidas recin en la
dcada de 1950. Se convirtieron en un agotado clich -un objetivo fcil para los crticos que abogaban a favor del
postmodernismo- antes de ser resucitados a finales del siglo gracias a los nuevos avances tecnolgicos. De igual
modo, el inmueble-villa concebido por Le Corbusier en 1922, un albergue colectivo con mbitos adecuados para
desarrollar la vida privada, ha continuado inspirando proyectos en el tercer milenio. La visin del edificio-mquina
producida por Antonio SantElia justo antes de la I Guerra Mundial aparece en forma modificada en el Centro
Pompidou, mientras que la biomrfica estructura contorsionada soada por los Expresionistas ha finalmente
comenzado a ser factible en el presente cuando los modelos digitales han posibilitado fragmentar formas complejas
en componentes que pueden ser calculados y producidos industrialmente.
Historiadores versus arquitectos o el problema de la inclusin
Hasta la dcada de 1970 las historias narradas por Sigfried Giedion, Bruno Zevi, Henry-Russell Hitchcock y Leonardo
Benvolo perpetuaron una visin de la arquitectura moderna que daba prioridad al carcter radical de las
innovaciones. Cada narracin arrastraba sus particulares prejuicios18. En fecha tan temprana como 1929 Giedion
estuvo interesado en observar las constantes nacionales19. Para 1941 l hablaba de la creacin de una nueva
tradicin, una nocin que Hitchcock haba propuesto en 192920. En 1951 Zevi respondi a Giedion iluminando la
relacin histrica de la cultura arquitectnica con la poltica, examinando un vasto conjunto de edificios21. En 1958
Hitchcock describe la reintegracin de las artes del ingeniero y el arquitecto; asimismo prefera escribir acerca de
edificios que entonces haba tenido la oportunidad de visitar22. En tanto Benvolo sita el desarrollo de la
arquitectura moderna dentro de un optimista cuadro en el que se encuentran las invenciones formales y
tecnolgicas y los avances sociales23. Veinte aos ms tarde, pero de manera similar, Kenneth Frampton propone
una historia crtica del Movimiento Moderno, buscando prolongar ese proyecto incompleto24. Poco tiempo
despus, William Curtis tom en cuenta la expansin global de la arquitectura moderna, una perspectiva arraigada
en sus propias experiencias en Asia y Amrica Latina25. En 2002 Alan Colquhoun public un conciso ensayo, no
menos comprometido con la celebracin del modernismo que el de Frampton26.
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Reyner Banham, quien en los primeros aos de la dcada de 1960 arraig las estrategias de la arquitectura moderna
tanto en el Futurismo italiano como en el Clasicismo francs, estuvo entre quienes propusieron una lectura ms
subversiva27. Manfredo Tafuri y Francesco Dal Co analizaron asimismo las relaciones entre esttica y poltica en la
arquitectura del siglo XX, subrayando las tensiones ideolgicas que dieron forma al campo28, enfoque al cual Tafuri
se haba dirigido previamente en su enigmtico aunque magistral Arquitectura y Utopa (1973). Varias generaciones
de diccionarios biogrficos han posibilitado lecturas en paralelo a las ofrecidas en estas narraciones histricas.
Recientemente Adrian Forty intent en Words and Buildings definir el campo semntico de la arquitectura moderna,
identificando muchos de sus trminos clave, en tanto Anthony Vidler devel las estrategias determinantes de
muchas de estas historias fundacionales29. Aun as, pocas de estas obras han intentado revelar las continuidades que
caracterizan la arquitectura moderna un hilo que se quiebra frecuentemente aunque discurre a travs de los
episodios discutidos en este libro.
De Giedion a Tafuri y luego a Frampton, estos discursos de la historia de la arquitectura han revelado el hecho de
que la supuesta autonoma o la objetividad del historiador es cuasi ficticia. Muchos de estos libros originados en un
pedido de un determinado arquitecto en el caso de Giedion por Le Corbusier y Walter Gropius- o que han reflejado
una posicin intelectual desarrollada en cercano contacto con arquitectos en el caso de Tafuri, con Aldo Rossi y
Vittorio Gregotti. A travs de estas relaciones, los arquitectos han configurado innegablemente el pensamiento del
historiador y por momentos parcializado sus interpretaciones.
Las siguientes pginas intentan situarse poniendo menos nfasis en la creatividad de los maestros incuestionables
como Frank Lloyd Wright, Le Corbusier o Mies30 que en las -a menudo injustamente- negadas obras de arquitectos
que tuvieron carreras menos heroicas pero han sido redescubiertos a travs de la publicacin de una pltora de
monografas durante las dos ltimas dcadas. La importancia de los maestros de la arquitectura moderna requiere
ser evaluada tanto a travs de una cuidadosa reconsideracin de su ascenso y ciclo en que dominaron tanto como la
celebracin de su obra. Desde este punto de vista y a diferencia de muchos de los volmenes nombrados arriba-
este libro intenta ser tan inclusivo como sea posible, dentro de los lmites de su formato y a riesgo de
ocasionalmente simplificar exageradamente trayectorias complejas. Frecuentemente dediqu ms atencin a los
comienzos experimentales de la carrera de los arquitectos antes que a sus ltimos perodos, donde sus trabajos son
frecuentemente regresivos o quedan simplemente congelados por el xito y la repeticin.
Para evitar reproducir el tipo de narrativa pica con la cual muchas historias previas han interpretado las teoras y
diseos de los arquitectos ms innovadores del siglo XIX reduciendo a sus predecesores inmediatos al dudoso
estatus de pioneros- he adoptado un amplio punto de vista para el desenvolvimiento de la modernidad
arquitectnica. La continuidad entre ideales y estrategias de reforma forjada durante las primeras dcadas de la
Revolucin Industrial y aquellas de maduro modernismo de la dcada de 1920 no pueden ser negados. En todo
caso, una definicin de modernidad limitada a los preceptos de diseo y a la esttica del alto modernismo aparece
totalmente obsoleta treinta aos despus de la irrupcin del ltimo de los varios posmodernismos de corta
duracin. Sin ir ms lejos y para extender la definicin de las modernas condiciones de la vasta configuracin de
pensamientos cientficos y polticos explorados por, por ejemplo, Bruno Latour 31, me aventur ms all de los
lmites de los movimientos que literariamente proclamaron su propia modernidad con el fin de considerar cambios
producidos alrededor de la convergencia de la Ilustracin, la Revolucin Industrial y el ascenso del estado-nacin. La
adaptacin de los cdigos de la construccin tradicional a los requerimientos funcionales de la modernizacin el
proceso objetivo de la transformacin material de la sociedad- es propio de esta crnica tanto como las
innovaciones en las tipologas edilicias y las formas, an si las primeras responden ms a los dictados del poder del
estado y el capital antes que a ideales de reforma social. Es difcil y tal vez imposible comunicar en un solo volumen
un espectro de experiencias que miles de monografas, catlogos de exposiciones, tesis doctorales y estudios
temticos no hayan agotado. An as, alternando amplias pinceladas con detalles especficos, me he esforzado en
evocar un paisaje de temas recurrentes y por momentos a revelar diferentes vas de pensamiento acerca del pasado.
Entre estos temas recurrentes est la apasionada bsqueda realizada por arquitectos modernos de una arquitectura
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considerada racional un trmino que ha tenido mucho xito a lo largo de muchas dcadas- o en todo caso de ser
justificada por una ratio relacionada a la construccin, la funcin o la economa. Esta bsqueda conduce en casos
extremos a la reduccin de la concepcin de edificios racionales a poco ms que la implementacin de principios
como la previsin de ventilacin ptima o la alineacin que garantice mximo asoleamiento. Otro tema recurrente
en la arquitectura del siglo XX ha sido la relacin de los programas arquitectnicos con las necesidades de las clases
sociales explotadas un asunto tomado en consideracin durante este perodo por arquitectos profesionales por
primera vez en la historia.
A travs del siglo XX, diversos movimientos populi