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Bogotá (des) fragmentada

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BOGOTÁ

(des)fragmentada [un escenar io de t ransformación de lo públ ico]

MArq. [Tesis] · Jorge González

Director · Claudio Rossi

Co-director · Javier Pérez

Construcción de lo Público

Departamento de Arquitectura

Universidad de los Andes

2017

Tesis de maestría. Trabajos de investigación donde el candidato a maestría examina, analiza y comprueba o rechaza una teoría o ciertos conocimientos. Con base

en esos estudios, se descubre, propone, rechaza o reafirma un estudio en su disciplina.

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A mí todo: Dios, mi familia y mi abuela

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Introducción

Argumento 11

Planteamiento del problema 13

Justificación 17

Delimitación 18

Objetivos 18

Descripción de la metodología 19

Plan de análisis 20

Explicación 25

Noción de espacio público 26

Ciudad, arquitectura y espacio 35

Transformaciones 39

Variaciones de la unidad 54

Nuevas territorialidades 58

Demostración 73

Bogotá un proyecto desde el espacio público 74

Diferentes visiones, una sola realidad 76

Análisis caso de estudio – Metodología 83

Acontecimiento: construcción del Parque Bicentenario 87

Coyuntura: modelos de hacer ciudad 99

Larga duración: los parques en la ciudad 102

Hipótesis investigativas 115

Reflexiones 121

Resultados – Aprendizajes 122

Conclusiones y recomendaciones – Estrategias de análisis y proyectación 126

Anexo 137

Referencias 147

Soporte 151

Imágenes 152

Gráficos 152

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“La ciudad es ante todo el espacio público,

el espacio público es la ciudad”1

Jordi Borja

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Jordi Borja, «Espacio público y derecho a la ciudad», Revista Viento Sur, mayo de 2011.

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La ciudad es el espacio de lo público. Un escenario en el cual las personas se relacionan a través de diversas

dinámicas sociales, culturales y políticas, es decir, un lugar de expresión de ciudadanía. Idea opuesta al

pensamiento urbanizador generalizado que busca desarrollar un conjunto de construcciones para albergar la

creciente población urbana y satisfacer cada una de sus necesidades. Una condición que ocasiona la disolución

gradual del espacio público, desuniendo y separando cada uno de sus componentes, disminuyendo sus cualidades

y características, hasta producir espacios discontinuos, homogéneos, no-lugares, en una clara pretensión de

omitírseles del ámbito urbano.

Esta fragmentación es inherente a la ciudad. El fragmento es tan solo una parte de un todo urbano, sin

embargo, la ausencia de relación y articulación con otros fragmentos, aun siendo contiguos, da origen a una

pérdida de sentido y significado del espacio público para la ciudad. Estos generalmente terminan aislados o

dependiendo de la funcionalidad de otros hechos urbanos para permanecer en el tiempo. Situación que termina

por convertir a la ciudad en un producto en obsolescencia que continuamente se construye, destruye y reconstruye,

de acuerdo a las lógicas de fragmentación imperantes en la sociedad del momento.

La reflexión sobre este fenómeno debe proponer el desarrollo de nuevos diálogos teóricos que contrarresten

la simplificación a la que se le ha reducido, una situación que precisa ampliar la óptica con la cual se aborda su

estudio desde la ciudad y la arquitectura. Pues, si bien es cierto que la ciudad tiene una serie de problemas

asociados al espacio público, en la ciudad contemporánea estos generan mutaciones que difieren de lecturas

convencionales.

Esta investigación surgió de una inquietud, ¿cómo se proyecta el espacio público? Pregunta que lejos de ser

un cuestionamiento retórico-histórico, busca explorar las condiciones en las cuales se proyecta este en la ciudad

actual. Más si se tiene en cuenta que su proyectación se ha convertido en una problemática de lógicas-ilógicas

resultado de intereses tanto públicos como privados, que distan de reconocer en este el fundamento de la vida

urbana.

El espacio público, si bien no logra configurarse como un territorio de acuerdo a estas distintas realidades,

son estas nuevas dimensiones las que lo alejan del esquema teórico tradicional –espacio de identificación tanto

del valor histórico del trazado urbano como del valor simbólico de la arquitectura de la ciudad– y, a partir de las

cuales, se manifiestan posibilidades de integración a diferentes escalas con otros lugares de la ciudad que le

devuelvan a las personas el derecho de estar y circular libremente, pero también con la suficiente capacidad para

adaptarse a nuevos usos y multiplicidad de actividades.

La ciudad latinoamericana ilustra los efectos del fraccionamiento del territorio en distintas partes como

consecuencia de los procesos de “metropolización urbana” –dinámicas de ocupación planificadas y no

planificadas con el objetivo de hacer de la ciudad un centro urbano a gran escala, una ciudad global- discontinuidad

de la forma urbana, dispersión de las actividades urbanas, fragmentos espaciales inconexos y a-funcionales,

aglomeración de personas, desigualdad social, priorización de vías, explotación comercial, inseguridad, entre

otros. Esta crisis del espacio público en latinoamérica, hace necesario explorar las condiciones en las cuales se

proyecta este en la ciudad; es por esto que, se proponen tres fragmentos (conceptos) para estudiar este fenómeno:

la dispersión, la disolución y la desfragmentación, a fin de delinear teóricamente una posible actuación disciplinar.

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La dispersión es una condición del espacio público en la ciudad contemporánea, ya que más allá de fomentar

la construcción de lo público, hace de este un escenario identidades transitorias y anónimas como respuesta a

distintos procesos de fragmentación. Bogotá es una ciudad dispersa y difusa que contiene modos sociales,

culturales, económicos y políticos en constante colisión; donde lo público se difumina frente a lo privado y lo

urbano se considera como un espacio temporal en el que convergen distintos flujos. La exploración de nuevos

territorios que suplan la creciente necesidad espacial de acontecimientos en las dinámicas urbanas da lugar a la

aparición de un escenario de proyectación homogéneo y a-funcional de modelos genéricos sin aparente relación

entre sí.

La disolución, producto de la dispersión del espacio público de la ciudad contemporánea, ilustra este

proceso de fragmentación urbana, pues la continua disolución de identidad del tejido urbano reproduce cada día

más lugares de anonimato e identidades transitorias como respuesta a los diferentes procesos de mutación urbana:

fractura entre lo urbano (espacios abiertos o vacíos) y lo arquitectónico (entorno construido) que termina por

destruir tanto la significación como la función pública del espacio.

La desfragmentación2 surge como una propuesta para conectar fragmentos urbanos de manera que

revitalicen la función pública del espacio evitando que existan espacios sin uso. Dada las características anómalas

de este tipo de espacios, se utiliza el estudio de caso de un proyecto en particular de espacio público en Bogotá,

que por su trascendencia para la ciudad misma hace posible comprender cada una de las partes enunciadas en

esta investigación, y asimismo enunciar rutas hacia diálogos teóricos disciplinares que re-consideren su

proyectación desde la arquitectura.

2

El almacenamiento de datos en la memoria interna de un computador, es un proceso de escritura que registra archivos de información digital en el disco duro (dispositivo de almacenamiento

de datos que emplea un sistema de grabación magnética para almacenar archivos digitales para ser consultados en cualquier momento). Sin embargo, dado que los archivos al ser guardados

en el ordenador son almacenados en los espacios libres del disco duro de acuerdo al tamaño de los mismos, cuando uno de estos archivos es borrado, se genera un vacío en el que solo se

podrá ubicar uno nuevo de menor o igual tamaño al anterior; ya que en el caso de que este espacio no sea similar al requerido, el sistema fragmenta el archivo en diferentes partes de modo

que se pueda ubicar en los espacios libres disponibles en el disco. La desfragmentación es un proceso que conecta los archivos contenidos en el disco duro de un computador de modo que

todas sus partes ocupen sectores contiguos dentro del mismo y no existan espacios sin uso.

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El derecho a gozar una vida de calidad

en las grandes metrópolis

Si la agorafobia urbana es una enfermedad producida por la degradación de los espacios públicos integradores

y protectores, a la vez abiertos para todos, es necesario construir espacios públicos de calidad en aquellos

lugares donde se producen los flujos y los nuevos ghettos residenciales, centros comerciales, áreas del sector

terciario, áreas privilegiadas, etcétera. En la nueva ciudad, las infraestructuras de comunicación no crean

centralidades ni lugares fuertes, más bien segmentan o fracturan el territorio y atomizan las relaciones sociales

[…] Pero, ¿es inevitable que así sea? […] ¿esto constituye el fin de la ciudad que hemos conocido

históricamente? ¿Son estos procesos reversibles y reutilizables?3

Jordi Borja

3

Borja y Castells, Local y global. La gestión de las ciudad en la era de la información. México.2000.

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Planteamiento del problema

[Contextualización del tema a investigar]

El concepto de fragmentación4 urbana se ha convertido en un tema recurrente en los estudios acerca de la ciudad,

en los cuales se hace referencia a este como un fenómeno inherente al desarrollo urbano, en el que se

circunscriben las rupturas morfológicas del territorio. La transformación de la ciudad a metrópolis ha ampliado su

significación al análisis de nuevas realidades urbanas como: la fractura y segregación social, la discontinuidad

espacial, la ausencia de identidad, la des-territorialización y territorialización, la dispersión urbana (sub-

urbanización y peri-urbanización), la re-localización de los espacios funcionales de la ciudad, entre otros; que van

más allá de la simple división espacial y comprenden la división socioespacial de la ciudad contemporánea.

En este punto es importante realizar una delimitación conceptual de dicho fenómeno dada la ambigüedad a

la que se puede prestar su definición. Janoschka5, relaciona como los procesos de fragmentación espacial han

dejado huella en la estructura de las ciudades latinoamericanas, dando lugar a una fractura urbana que responde

a la pérdida de funcionalidad de áreas urbanas, como consecuencia de la ausencia de interrelación, y continuidad

del territorio, generada por líneas férreas, autopistas, relieves, flujos de agua, etc., una visión de ciudad insular

que incluso genera segregación social. No obstante, la fragmentación también describe la discontinuidad de las

morfologías y tipologías de los tejidos edificados, que alternan llenos y vacíos sin una aparente relación de

contigüidad, producto de la deslocalización de los crecimientos urbanos.

Castells propone que las ciudades son “constelaciones discontinuas de fragmentos espaciales” y así la ciudad se

convierte en un mosaico de espacios inconexos y desarticulados que tienden a diluir el sentido de unidad desde la

perspectiva de las identidades, de la funcionalidad de sus componentes y del gobierno. La fragmentación lleva al

habitante de la ciudad a ser visto como extranjero, porque cuando no camina por los senderos habituales hacia el lugar

de trabajo o de residencia y sale de su territorialidad (barrio), inmediatamente se le hace sentir forastero y, por tanto,

se le exige identificación, como si fuera necesario un pasaporte para ir de un barrio hacia otro. Ahora nuestras ciudades

no son de ciudadanos sino de extranjeros, es decir, la fragmentación ha dado lugar a la foraneidad en la ciudad, así

como a la pérdida de los espacios referenciales para la construcción social (espacio público). La pérdida del sentido

de pertenencia abona en el sentimiento de foraneidad.6

La ciudad no es ajena a esta ausencia de presencias. La creciente dificultad sistemática de construcción de

escenarios que propicien el contacto con los otros, hace cada vez más evidente el hecho de que la ciudad

contemporánea se encuentra en crisis, determinada a ser un contenedor de llenos y vacíos en un espacio que

parece ya no tener capacidad. Diariamente en ella se escriben y reescriben transformaciones de todo orden en

busca de satisfacer las tendencias globalizadoras, sin llegar siquiera a develar su verdadera esencia.

Michel Foucault hace una aproximación a este tipo de espacios, llamándolos “heterotopías urbanas”:

espacios constituidos por elementos disímiles, resultado de procesos de materialización de sus habitantes en el

espacio-tiempo, en donde se representan todos los espacios de la sociedad en un solo espacio. Es decir, es un

palimpsesto espacial que se reescribe en la cotidianidad a partir de la mezcla de elementos de lo que antes estaba

escrito con lo nuevo, hasta el punto de no comunicar ni responder a ninguna de las dos.

4

La fragmentación es la acción de dividir un todo a fragmentos (partes) generalmente de manera irregular.

5

Janoshcka, Michael. 2002. "El nuevo modelo de la ciudad latinoamericana: fragmentación y privatización". EURE XXVIII (85)

6

Castells, Manuel. La era de la información. Vol. I: La sociedad red. Editorial Siglo Veintiuno. Madrid.1999. Pp. 17, 18.

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La ciudad es un texto en el que un acontecimiento ha tenido lugar, una construcción narrativa que configura

uno o varios tipos de realidad dentro del espacio-tiempo según la experiencia de cada individuo o grupo social.

La fragmentación de la ciudad es la fragmentación del texto, posibilitando la perdida de significación y la

imposición de funciones públicas a un lugar, y no la construcción de lugares de lo público. Construyendo

narraciones conformadas por vistas parciales, instantáneas que no logran dar cuenta del todo sino de un entorno,

un contexto, es decir, una síntesis de textos que, articulados de una u otra forma, transmiten un mensaje y permiten

una lectura incoherente de la ciudad.

Condición que revela la dificultad para generar memoria y permanencia en lo construido, pues al no

reconocer el espacio ocupado (lugar) sino como un espacio en donde confluyen otros espacios, le reduce a ser

un espacio indefinido, fragmentado y discontinuo, en constante interpretación y reinterpretación dada su

incapacidad de significación.

La percepción de la ciudad contemporánea no deja de ser una representación de la complejidad, pues en

esta se inscriben todo tipo de imágenes que vienen a la mente, resultado de reflejos de experiencias personales

que inscriben en la memoria significados y formas de uso: un laberinto de descripciones en torno a sus grandes

problemas que, en mayor o menor medida, han ido superando sus cualidades.

En una sociedad de la inmediatez como la actual, la velocidad determina la cantidad de nuestras experiencias

y no la calidad. Los encuentros se anulan, el territorio se segmenta y lo temporal desaparece; lo que antes era ya

no es y lo que es pronto no será. En este cuadro pseudosocial, las personas cada día más virtualizan sus

experiencias y objetualizan sus relaciones como medio de generar su propio mundo, ya que, lo espacial ya no

hace parte de su identidad, pues el tiempo es manipulado y re-contenido, en nuevos y diferentes espacios atípicos,

a los cuales Marc Augé define como “no lugares”, espacios del anonimato; espacios caracterizados por su

transitoriedad; espacios de encuentros efímeros inscritos en una red de flujos e itinerarios anónimos e individuales,

en los cuales la identidad no es sino algo momentáneo, dado que las señales del territorio en las que se reconoce

un grupo social son sustituidos por supermercados, autopistas, aeropuertos, centros comerciales, parques de

diversiones y hasta por espacios pseudopúblicos.

Augé es muy enfático en recalcar el valor antropológico de los lugares, puesto que este valor es una

referencia de las personas que lo habitan. Todo enfoque antropológico global debe tomar en consideración una

cantidad de elementos en interacción, suscitados por la actualidad inmediata, aun cuando no se les pueda dividir

en “tradicionales” y “modernos”, ya que, según Augé, los estudios contemporáneos deben tener en cuenta los

aspectos de la vida social para ser teorizados, legitimados y contrastados en otros contextos, de acuerdo con su

nivel de representatividad; y donde el individuo tipo de esta sociedad es síntesis y expresión de una cultura.

Hacia los años setenta, los fenómenos antropológicos consideraban la urbe como un campo concreto y

específico de estudio, una antropología urbana por medio de la cual se pretendía encontrar las explicaciones a los

nuevos problemas de la ciudad. No obstante, dados los continuos cruces conceptuales, fue necesario la utilización

de categorías de análisis que condensaran apreciaciones más profundas; es decir, una generalización de procesos

de descripción, abstracción y análisis para dar solución a las inquietudes que plantea la sociedad urbana actual

desde diferentes prácticas socioculturales; aprendizaje que, sin lugar a dudas reformulo la forma de abordar los

fenómenos urbanos.

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En el escenario actual, cada vez más el espacio público hace necesario el establecimiento de unos límites

simbólicos, que le den sentido para quienes lo habitan y claridad para quienes lo observan, pues la tendencia a la

dispersión de su significación y memoria lo determina a ser “no lugar”. Aun así, el espacio público no puede

considerarse como el resultado de un juego de polaridades entre “lugar “y “no lugar”, puesto que el primero nunca

queda completamente borrado y el segundo no se cumple nunca totalmente: son palimpsestos en los que se

reinscriben sin cesar elementos de identidad y relación.

El espacio público en la ciudad contemporánea adolece de tener una significación característica, pues en él

se inscriben múltiples interacciones urbanas que simultáneamente condicionan las prácticas de sus habitantes, lo

cual se ha aumentado a través de métodos de proyectación para redefinir y reestructurar la ciudad, a partir de

fórmulas de planificación desligadas de las dinámicas urbanas implícitas en un territorio y que abre la discusión

sobre cómo los espacios urbanos no son solamente un sitio de encuentro, sino un conjunto de significaciones

sociales diversas, en los que convergen diferentes imaginarios e imágenes de ciudad.

No obstante, ¿qué queda si la ciudad pierde su identidad? Una ciudad genérica (Koolhaas), en la que no se

puede imaginar nada contemporáneo como aporte de lo histórico, pues la pérdida de identidad es un proceso que

permite ambiguamente la diferencia y el acercamiento a la similitud: una forma de liberación al paradigma de lo

establecido, en la que lo significativo es despojado de su esencia hasta convertirla en algo sin valor. Un claro

ejemplo de cómo Bogotá -siendo una ciudad cuya significación en constante disolución consecuencia de visiones

Imagen 1. No – lugar, sala de abordaje aeropuerto. Imagen tomada del sitio web

chinkyz.wordpress.com , 2017.

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sesgadas de construcción de lo público- termina por segregar a sus habitantes e impedir el desarrollo de la vida

urbana como resultado de una ausencia de identidad.

Esto es notorio en la configuración de su espacio público contemporáneo, pues en lugar de ser referencia

de hechos urbanos y representación de dinámicas urbanas, es sometido a procesos de homogenización que, si

bien pretenden contener los crecientes problemas de ocupación indebida, acaban por hacer surgir maneras de

apropiación anómalas en donde la forma de la ciudad se moldea de acuerdo con las prácticas que los ciudadanos

desarrollan. Manifiesto de un modelo descontextualizado para hacer ciudad que responde a un condicionamiento

de “forma apropiada”, para satisfacer necesidades concretas que conllevan de manera crítica la deconstrucción

de la ciudad en una sumatoria de no lugares. Concepción del espacio urbano como un territorio de materialización

de diferentes categorías de uso como estampa de la sociedad a la que se pertenece.

Lo anterior lleva a cuestionarse si lo existente debe ser una respuesta lógica evolutiva de lo histórico, y si es

así, ¿deben las personas reconocer lo histórico de lo que se habita? Aldo Rossi considera cómo la ciudad informa

y expresa valores históricos superpuestos en la arquitectura y cómo su análisis científico permite identificar la

evolución de los valores de una sociedad a través de sus hechos urbanos, a partir de los cuales se identifican unos

signos o puntos fijos en la dinámica urbana, monumentos que llevan a comprender la trascendencia de las

significaciones de una ciudad a través del tiempo.

La fragmentación […] resulta de la extrema diversificación de las morfologías y tipologías de los tejidos edificados, de

las incomodidades de funciones próximas, pero también de la magnitud de sus intervalos expectantes o rústicos

(homólogos de los vacíos urbanos) o de la defensa de apreciables espacios “naturales”, agrícolas, forestales y costeros

que hayan resistido el asedio de las transformaciones urbanas vecinas.7

Por consiguiente, se hace necesario una re-conceptualización del espacio público, tendiente a establecer

aproximaciones y lecturas frente a cómo lo construido dialoga con lo construible y así hacer evidente, no solo lo

confuso de la proyectación de ciudad contemporánea, producto de la ausencia de articulación entre lo construido

y las formas de interrelación de sus habitantes, sino las posibilidades de ordenación de esta descomposición

fragmentaria, que puede ser propiciado a través de una construcción de ciudad desde el espacio público. Lo cual,

“tampoco se trata de confundir “anárquicamente” las relaciones entre los diversos tiempos de los lugares, sino

que se trata de acordar sin confundir, haciendo que viva el todo, la forma del todo en la cualidad de la parte”.8

Justamente, es allí –relación entre las partes(fragmentos) y el conjunto(ciudad)– donde se puede entender

como los procesos de fragmentación alteran o configuran diferentes formas de ocupación del espacio. El espacio

público de la ciudad ha dejado de ser un lugar estable, determinado y canónico, su espacio es el resultado de

estados complejos de mutación (colisión constante) que demanda nuevas maneras de acercarse a esta estructura

discontinua, difusa, pero sin lugar a dudas moldeable.

7

Portas, Nuno. «De una ciuda a otra: perspectivas periféricas.» En Lo urbano en 20 autores contemporáneos, de Ángel Martin Ramos, 221-229. Barcelona: Edicions UPC, 2004.

8

Cacciari, Massimo. La ciudad.(Barcelona: Gustavo Gili, 2010), 60.

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Por tanto, esta investigación propone no solo la observación de un fenómeno como el de la fragmentación

del espacio público sino de la identificación de posibles factores de (des)fragmentación que obliguen a repensar

el cómo se planifica y se proyecta. Esta condición de la ciudad actual hace relevante indagar sobre los elementos

de significación que el habitante asume como espacio público, ya que la fragmentación ha logrado degradar su

esencia y alterar su percepción; más si se tiene en cuenta que en la mayoría de los casos son estos mismos los

que termina por relegar al ciudadano y la distintas practicas urbanas de un lugar, desplazando así la vida urbana.

Es por eso, que esta perspectiva precisa fortalecer el dialogo entre la construcción de lo público desde el hecho

construido con las formas de intervención y planificación urbana, para identificar el cómo configurar nuevas

territorialidades de espacio público, cuyo punto de partida son fragmentos urbanos dispersos, lo que refuerzan la

idea de ¿cómo el espacio público integra fragmentos urbanos?

Justificación

Exposición de motivos

Esta investigación busca identificar la importancia de repensar la proyectación del espacio público en la ciudad

contemporánea, dada la creciente necesidad de generar sentido de apropiación y calidad de vida en las ciudades-

metrópoli latinoamericanas. Situación cada día más evidente, gracias a que los rasgos de identidad de la ciudad

son difuminados por la acción de condicionamientos funcionales sobre el espacio que homogenizan y anulan

cualquier tipo de interacción social hasta relegarlo a ser solo un espacio transitorio de circulación.

Inicialmente, se propone un análisis que evidencie algunos de los rasgos de la ciudad-territorio, fraccionada

e indeterminada, en la que se materializan estas diferentes condiciones de uso; en donde la idea de lo público no

surge como un espacio configurado por la aparición de la calle, sino que la calle aparece porque existen

construcciones que le dan sentido al espacio. Es este carácter, el que refuerza la importancia del estudio de la

relación arquitectura-ciudad, separado de cualquier principio urbanístico ya que, así se puede reconocer la esencia

de sus elementos constitutivos -sean estos materiales o intangibles- y su incidencia en el espacio público actual.

Seguidamente, se procura no hacer simplemente una descripción de la situación, sino una indagación en la

que se reconozcan los procesos de des-caracterización y mutabilidad de las dinámicas sociales y urbanas, de

manera tal que den cuenta de una visión generalizada de producción de espacios urbanos estandarizados que han

afianzado poco a poco la concepción de lo genérico como una respuesta análoga al estado de la ciudad actual.

Así pues, al analizar los fenómenos asociados a los modelos de hacer ciudad debe construir elementos de juicio

que posibiliten entender lo público en su verdadera magnitud, más allá de una condicionante morfológica o un

concepto de ejercicio de ciudadanía9. Esta discusión teórica del espacio público en Bogotá, redefine un poco más

los limites conceptuales que disciplinarmente se acostumbra a tener en cuenta, y evidencia la necesidad de una

transformación en la óptica bajo la cual se observan esta realidad no solo urbana sino humana.

En síntesis, este análisis debe servir para: ampliar la reflexión disciplinar de la arquitectura sobre la construcción

de lo público, visibilizar el espacio público como principio estructurante de las distintas transformaciones a las que

se ha sometido la ciudad en la contemporaneidad, demostrar como la fragmentación debe ser considerada desde

un plano más amplio, que deje entrever como se construyen nuevas territorialidades en esta realidad urbana, e

incidir en la definición de estrategias de proyectación y producción de espacio público en Bogotá.

9

Manuel Delgado Ruiz, El espacio público como ideología, Catarata: 363 (Madrid: Los Libros de la Catarata, 2011).

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Asimismo, este estudio deberá complementar y animar otras investigaciones que tengan cuestionamientos

similares a los relacionados en este texto. Igualmente, este estudio debe afianzar en el investigador la capacidad

de construcción de conocimiento que complemente sus conocimientos previos a fin de establecer nuevas

consideraciones teóricas en torno a la definición del espacio público como elemento (des)fragmentador del

espacio urbano.

Delimitación

Esta investigación se centra en resolver esta pregunta: ¿Cómo integrar fragmentos urbanos al proyectar espacio

público? Un cuestionamiento conceptual que da cabida a un amplio estudio, por tanto, es necesario delimitarlo a

un tiempo y un lugar en el espacio. Específicamente se abordará el estudio del fenómeno de la fragmentación

urbana del espacio público, reconociendo su trascendencia en la configuración de la ciudad en latinoamérica, de

manera que se pueda ir urdiendo un tejido que dé cuenta de su condición contemporánea actual sin desconocer

los aprendizajes de estudios previos.

En ese orden de ideas, el estudio de las características que definen el espacio público como un hecho

urbano, social y cultural en la configuración de la ciudad, determina cómo los procesos de des-caracterización,

mutación y pérdida de identidad generan tipologías que redefinen el diálogo arquitectura-ciudad y asimismo

transforman la noción de lo público y lo privado. Situación que obliga a repensar la idea del espacio no solo como

algo físico (territorio) en donde los lugares se oponen a los no lugares, sino como un escenario de transformación

de lo público. Una aproximación que evidencia cómo la apropiación de la ciudad por parte de sus habitantes está

directamente relacionada con las cualidades de significación del espacio público, pero también de la interrelación

de los actores que inciden y deciden sobre su proyectación.

Objetivos

a. Objetivo general

Analizar la des-fragmentación urbana como estrategia para proyectar espacio público en Bogotá

b. Objetivos específicos

a. Estudiar la relación entre arquitectura y ciudad en la construcción de lo público

Análisis diacrónico-sincrónico del espacio público

b. Identificar como la ciudad es el resultado de procesos de fragmentación continuos

Relación entre los tiempos de larga duración, coyuntura y acontecimiento

c. Establecer como el espacio público des-fragmenta la ciudad

Caso de estudio: Parque Bicentenario de Bogotá

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Descripción de la metodología

[Alcances]

Definición del tipo de investigación

La presente investigación propone realizar, desde un enfoque cualitativo, una recolección y revisión de los datos

principales para comprender el fenómeno de fragmentación urbana y, de esta manera, identificar su naturaleza,

comportamiento y manifestación en el espacio público de la ciudad. La exploración y descripción de sus relaciones

internas permitirán realizar una interpretación y análisis, partir del por qué, qué, cómo y para qué, a fin de acercarse

a una posible explicación del fenómeno en cuestión.

Por esta razón, se construirá un estado del arte de los conceptos de fragmentación y mutación como ejes de

análisis que permitan revisar antecedentes y generar categorías de análisis a partir del marco conceptual, para así

dar sentido o interpretar los fenómenos de acuerdo con los significados que tienen los autores acerca del tema.

Los criterios que se tuvieron en cuenta para la selección de las fuentes de información son los siguientes:

a. Hablar explícitamente, total o parcialmente, del objeto de estudio de este fenómeno tanto en la ciudad

como en el espacio público dentro de una limitación temporal contemporánea.

b. Exponer puntos de vista concretos sobre la incidencia de este tipo de fenómenos en la configuración y

percepción de la ciudad.

c. Seleccionar fuentes de información interdisciplinares a fin de reconocer en la transversalidad, pautas para

la consolidación conceptual del objeto de estudio dentro del marco disciplinar de la arquitectura.

d. Delimitar temporalmente el análisis del espacio público, diacrónicamente en un primer momento,

explorando sus transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales a lo largo de la historia, y

sincrónicamente en un segundo momento, revisando los temas tratados en los últimos casi veinte años

(1998-2016), dentro del marco de los planes de desarrollo de las administraciones locales en Bogotá,

gracias a la importancia dada a este desde 1998 hasta la actualidad.

e. Describir la relación entre los procesos de fragmentación de Bogotá y los tiempos de larga duración,

coyuntura y acontecimiento o de corta duración, dado que ningún acontecimiento es un hecho aislado o

fortuito en la historia.

f. Desarrollar un estudio de caso de un espacio público en Bogotá, construido o en proceso de

construcción, que permita reconocer posibles construcciones teóricas de su proyectación.

El tipo de investigación desarrollado responde a un carácter exploratorio, pues, como su nombre lo indica, permite

acercarnos a un tema que ha sido poco examinado o reconocido, razón por la cual no es posible formular hipótesis.

No obstante, conduce a obtener conocimiento de un fenómeno del cual no tiene una descripción o un registro

sistemático10

. Por lo tanto, se definen los siguientes parámetros de exploración sistémica por medio de los cuales

se busca estudiar el fenómeno de la fragmentación urbana y los procesos de mutación de la ciudad contemporánea

en el siglo XXI:

10

Olavo Escorcia Oyola, Manual para la investigación: Guía para la formulación, desarrollo y divulgación de proyectos (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009), 14.

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a. Indagar acerca del fenómeno de fragmentación urbana y su incidencia en la configuración de la ciudad

contemporánea mediante una reflexión teórica a partir de diferentes autores que abordan la temática, y

que de una u otra manera responden la pregunta de investigación.

b. Explorar los diferentes procesos de transformación urbana que revelan características de cambios

puntuales sobre la arquitectura, el espacio urbano y la infraestructura de la ciudad.

c. Estudiar la noción contemporánea de espacio público como marco de análisis de su estado actual.

d. Estudiar la noción de espacio público en la ciudad contemporánea como marco de análisis de su estado

actual.

Por otra parte, la investigación sigue una lógica descriptiva, y tiene como objetivo analizar e inventariar

características de los fenómenos, objetos y problemas de estudio para definir su naturaleza. No se preocupa de la

verificación de hipótesis, sino de la descripción de hechos a partir de un modelo teórico previamente definido11

.

Por consiguiente, en esta fase se busca analizar e identificar las características de fragmentación y mutación del

espacio público contemporáneo en Bogotá, a partir de unos criterios sistemáticos, por medio de los cuales se

buscará poner de manifiesto su estructura lógica sobre la base de un modelo de observación construido que se

contrastará con observaciones directas en un estudio de caso de espacio público en Bogotá.

Plan de análisis

Las técnicas utilizadas para la recolección de la información de este proyecto investigativo, en apariencia, han

arrojado una cantidad significativa de pistas que, desde el cotejo empírico, dan luces de los datos específicos,

considerados pertinentes para los presentes intereses investigativos. La propuesta del plan de análisis se basa en

una parte de la teoría expuesta por Strauss y Corbin, la cual concibe una sistematización de la información en

función del desarrollo de etapas consecutivas que progresivamente llevan a la construcción de la hipótesis. Esta

investigación pretende dar respuesta al interrogante ¿Cómo integrar fragmentos urbanos al proyectar espacio

público? por medio de algunos de los pasos expuestos por Strauss y Corbin, en su teoría, con el fin de facilitar el

momento interpretativo. Las etapas consisten en:

a. Categorización abierta

Esta categorización para efectos de esta investigación, es asumida a partir del surgimiento de categorías

emergentes relacionadas con palabras específicas que se decantan del texto original en función de su frecuencia,

significado o relación directa con la pregunta de investigación.

Los datos se descomponen en partes discretas, se examinan minuciosamente y se comparan en busca de similitudes y

diferencias. Los acontecimientos, sucesos, objetos y acciones o interacciones que se consideran conceptualmente

similares en su naturaleza o relacionados en el significado se agrupan bajo conceptos más abstractos, denominados

categorías12

.

11

Escorcia. Manual, 14.

12

Anselm Strauss y Juliet Corbin, Bases de la investigación cualitativa: técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada, Metodología (Universidad de Antioquia, 2002), 56.

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Una herramienta apropiada para llevar a cabo la categorización resulta ser la técnica del microanálisis, la cual

consiste en “discernir el rango de significados potenciales contenidos en las palabras usadas por las fuentes

citadas y desarrollarlas mejor en términos de sus propiedades y dimensiones”13

. De igual manera, se podrá hacer

uso de subcategorías que permitan describir de manera detallada la representación y el significado de las

categorías, ya que estas últimas abarcan conceptos más amplios: “Las subcategorías hacen más específica a una

categoría al denotar información tal cómo, cuándo, dónde, por qué y cómo es probable que ocurra un fenómeno”14

.

b. Categorización axial

En este tramo del proceso de análisis se da paso a la condensación de las categorías definidas anteriormente. “Es

el acto de relacionar categorías a subcategorías siguiendo las líneas de sus propiedades y dimensiones, y de mirar

cómo se entrecruzan y vinculan éstas”15

. La técnica utilizada para llevar a cabo este paso es el análisis comparativo

constante: esta técnica permite identificar las coincidencias de sentido y significado en las categorías y agruparlas

para darle paso a la conformación de nuevas categorías que engloben de manera más general y completa los

conceptos que intentan dar respuesta a los interrogantes de la investigación. Cabe resaltar que, en esta etapa del

proceso de análisis, dicha agrupación no reside únicamente en los discursos y conocimientos transmitidos por

los sujetos, sino que las elaboraciones hipotéticas de los investigadores se conjugan a estos constructos obtenidos

por medio de los instrumentos de recolección de la información.

c. Categorización selectiva

En este momento se realiza con el fin de integrar las categorías axiales y encontrar relaciones afines entre ellas, lo

cual permitirá el surgimiento de concordancias en los relatos. De estas saldrán hipótesis que apuntan a la

revelación de los discursos tejidos alrededor de los procesos de fragmentación y mutación de la ciudad

contemporánea. Mediante la jerarquización, el investigador selecciona las categorías y les concede niveles de

importancia dependiendo del significado y la pertinencia para responder el interrogante de la investigación. La

jerarquización puede organizarse por medio de mapas o árboles conceptuales.

d. Hipótesis – Teorización

A partir de las categorías surgidas como resultado de la categorización selectiva, es posible iniciar la construcción

de una hipótesis que no será tomada como definitiva, pero ayudará en la creación de una teoría que dará respuesta

al interrogante planeado al comienzo de la investigación. La teorización será hecha confrontando la hipótesis con

las construcciones teóricas de autores que surgirán paralelamente al desarrollo de la investigación, para luego, a

partir de sus consideraciones conceptuales sobre el objeto de estudio, establecer una lectura en el estudio de caso

del actual Parque de la Independencia y el futuro Parque Bicentenario, junto con las consideraciones de los

investigadores, al igual que las de expertos en el tema.

13

Strauss y Corbin, Bases, 81.

14

Ibíd., 105.

15

Ibíd., 131.

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e. Técnicas e instrumentos

Una vez que se ha optado por el diseño y reconocido de los momentos, se plantea la necesidad de buscar la

técnica más apropiada para el desarrollo de los objetivos propios de la investigación. Por esta razón, se acoge la

observación participante, con el fin de lograr reconocer, a partir de una observación en el territorio estudiado, la

ejemplificación de las variables encontradas para el desarrollo de la investigación. Esto implica que haya una relación

con los sujetos del escenario, a fin de lograr comprender lo que sucede y determinar quién interactúa con quién, es

decir, comprender cómo se comunican los participantes entre ellos16

. La meta para el diseño de la investigación,

usando la observación participante como método, es desarrollar una comprensión holística de los fenómenos en

estudio que sea tan objetiva y precisa como sea posible, teniendo en cuenta las limitaciones del método17

.

La validez de las observaciones dependerá de la estructura misma de la observación, por lo cual para evitar

caer en conclusiones de procesos aislados o de poca relevancia para la investigación, las diferentes observaciones

se realizarán sobre la base del uso de categorías y subcategorías que permitan controlar la información obtenida

16

Richard Schmuck, Practical action research for change (Thousand Oaks, CA: Corwin Press, 2006).

17

Kathleen Musante DeWalt y Billie R. DeWalt, Participant observation : a guide for fieldworkers (Lanham, CA: AltaMira Press, 2002), 92.

Gráfico 1. Teorización - Elaboración propia

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para su posterior clasificación y sistematización. Estas se desarrollarán de dos maneras: 1) análisis fotográfico, en una

observación directa (lugar) que se contrastará con material de prensa, fotografía, videos y archivos que existan acerca

del mismo entorno; y 2) entrevistas con cada uno de los actores participantes y conocedores del caso de estudio,

dado que uno de los intereses principales del estudio de casos se centra en las descripciones y las interpretaciones

obtenidas de otras personas18

, a fin de que permitan responder a las preguntas de investigación que servirán para

construir teoría o generar o probar hipótesis.

En cuanto a las entrevistas, estas se realizarán bajo el modelo de entrevista semiestructurada. En estas, el

entrevistador dispone de un guion en el que se consignan los diferentes temas por tratar y cuyo orden y modo de

formulación estarán a la libre decisión y valoración del entrevistador. La libertad propuesta por este tipo de

entrevista permite desarrollar un ambiente de conversación que le transfiera confianza al entrevistado, tanto así que

aclare puntos de vista y significados que requieran profundidad.

Sin embargo, a fin de sistematizar cada una de las apreciaciones de los entrevistados sobre el caso de

estudio, se hará uso de la metodología de análisis-mapeo de grupos de interés (stakeholders analysis), un proceso

de recopilación y análisis de información cualitativa sistemática para determinar qué intereses deben tenerse en

cuenta en el desarrollo o la implementación de una política, programa o estrategia de actuación. Así, pues, al

identificar la interrelación de los distintos actores del caso de estudio, los flujos de información y los puntos de

ruptura que afectan directa o indirectamente los proyectos de espacio público, se propondrán una serie de

estrategias y recomendaciones de planificación y ejecución.

18

Robert E. Stake, Investigación con estudio de casos, 5a ed., Colección Pedagogía. Manuales (Madrid: Morata, 1998), 63.

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Noción de espacio público

Breve análisis diacrónico de lo clásico a lo contemporáneo

El espacio público es un acontecimiento social, cultural, económico y político, cuyo origen se relaciona con la

aparición de las comunidades sedentarias, puesto que, es en este momento que el ser humano comprende su

importancia como lugar de circulación, comercio, ocio y socialización.

La ciudad no es ajena a este, al contrario, constituye su esencia, ya que en la ciudad las personas coexisten

y se relacionan entre sí a través de todo tipo de actividades. La ciudad es un manifiesto social, que reúne y expresa

no solo una configuración espacial por medio de lo edificado, sino una construcción de lo público. El espacio

público revela toda una estructura asociada a sistemas de significación y representación cultural, que caracterizan

y definen su propia identidad. Identidad que, al pasar de los años, la historia ha consolidado y categorizado por

medio de tipologías bastante definidas. La comprensión de la realidad actual del espacio público supone la

comprensión de sus fundamentos más que como hecho morfológico, como un hecho social.

¿Qué es lo que hace a la ciudad una ciudad? Massimo Cacciari19

, en su texto La Ciudad, cuestiona la

existencia de la ciudad, y concluye que en su lugar existen diversas y diferenciadas formas de vida urbana, lo cual

implica hacer un paréntesis en torno a sus diferentes representaciones para reconocer en los valores y significados,

los indicios que configuran su realidad. Es así, como se propone una indagación sobre las diferentes

manifestaciones que el espacio público ha tenido a través del tiempo, por medio de un análisis diacrónico20

, sin

caer en lecturas historicistas. Orientando una reflexión sobre los procesos que están configurando la forma

arquitectónica y la proyectación del espacio público en la ciudad actual a fin de reconocer una realidad, de la cual

la arquitectura no puede ser tan solo su interprete.

La ciudad es un espacio en el que coexisten la “urbs”, la “civitas” y la “polis”, tres dimensiones referidas a

lo físico, lo social y lo político respectivamente, que suponen todo un fenómeno urbano, cuyos orígenes se

remontan a la antigüedad.

La “polis”, en griego, alude a la “sede”, a la “morada”, al lugar donde tiene su raíz un determinado genos,

una determinada estirpe, una gente (gens/genos). Encierra una idea de arraigo al territorio, en donde lo importante

es el polites: el ciudadano y su identidad, sus costumbres y sus tradiciones. Diferente a civitas, en latín, derivada

de civis, y los cives forman un conjunto de personas que se reúnen para dar vida a una ciudad, en un mismo lugar

y bajo unas mismas leyes, lo que, en últimas, transformaría el concepto de ciudad, dado que, para los romanos,

la ciudadanía no dependía de su carácter étnico o religioso. Conceptos que prefiguraron las características físicas

y morfológicas de la ciudad (urbs), por medio de edificios, calles, equipamientos e infraestructuras que dieran

cuenta del hecho urbano construido y la ordenación del territorio. No obstante, es precisamente en esta triple

concepción, donde el dominio de alguno sobre los otros dos, da origen a enfoques diferentes sobre el espacio

público como escenario de la vida urbana, y que da lugar al análisis propuesto.

19

Massimo Cacciari, La ciudad (Barcelona: Gustavo Gili, 2010), 10.

20

Estudio de un fenómeno que ocurre a lo largo del tiempo

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Lo clásico: un lugar de expresión pública

Un antecedente que permite comprender el fundamento del espacio como escenario de la vida pública en la ciudad,

es el ágora un espacio libre e infinito definido por una relación armónica de volúmenes que no cierran los vacíos,

sino que, al contrario, construyen un escenario de percepción visual. La coherencia de cada elemento con el

espacio en una lógica enmarcada hacia la construcción de una experiencia de conjunto, desarrolla una

composición que integra cada unidad con su entorno natural, cuyo elemento característico es el movimiento. Este

tipo de espacio público (plaza pública abierta), no sólo ejemplifica un espacio abierto alrededor del cual se erigían

construcciones públicas que no cierran los vacíos, sino que es el lugar donde se sintetizan los valores de

significación de su ciudad, de su cultura, puesto que era el sitio de ejercicio de la ciudadanía y la democracia.

El ágora21

como espacio esencial de la ciudad es manifiesto de la vida urbana y construye un espacio cívico

que integra de forma armoniosa lo político, lo cultural y lo espiritual; espacio estimulante para desarrollar

actividades al aire libre, en donde se propende por divulgar la vida comunitaria y practicar la comunicación. Era el

lugar ideal para el desarrollo de la vida cotidiana de la ciudad, no solo su lugar de negocios, sino también del

saber, pues en ella las personas iban a informarse y a discutir sobre las cosas comunes; tanto así que, en las

estelas22

, se grababa la información que todos debían saber y en las estoas(pórticos) se reunían para debatir

asuntos políticos que eran debatidos en Boulé(consejo)23

. El espacio público griego si bien proporciono un espacio

21

Trachana, Angelique. La evolución de la forma del espacio público. Buenos Aires: Nobuko, 2008), 17.

22

RAE.Monumento conmemorativo que se erige sobre el suelo en forma de lápida, pedestal

23

Trachana, La evolución, 18.

Gráfico 3. Triángulo del espacio público – Elaboración propia

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de democracia participativa, en donde cada ciudadano miembro de la polis podía conocer y discutir los

acontecimientos de la ciudad, bajo la premisa de la igualdad y la libertad, y que algunos pensadores como

Habermas señala de ser un espacio marcadamente excluyente, homogéneo, monofuncional.24

Imagen 2. Ágora griega. Imagen tomada del sitio web Newsweek, 2017.

El foro romano25

, por su parte, a diferencia del ágora, pretendió reunir en un espacio rectangular, delimitado,

las funciones públicas, con una marcada tendencia a condicionar el movimiento y evitar la dispersión en la

atención. Aquí los edificios organizaban la experiencia. La geometría del espacio comunicaba un orden frente al

dónde mirar y cómo moverse. Aun cuando en el foro se realizaban actividades similares a las del ágora, aquel

terminaba muy seguramente vacío a razón de que cada vez más el edificio se hacía más monofuncional. Esta es la

idea de una ciudad planificada en la que ya no encontrarían lugar sino solamente actividades políticas en las que

participaban algunos ciudadanos. La reducción a la diversidad terminó por convertir al foro en un espacio

ceremonial de la pantomima imperial que representaba la deidad de los dioses vivos que regían las vidas de las

personas.

Por otro lado, el foro prefiguró un orden visual para ser establecido en los pueblos conquistados, de manera que

esta concepción de espacio era la simbolización de la fundación y el sometimiento de estas nuevas ciudades, una

24

Habermas, J. (1994), Historia y crítica de la opinión pública. Gustavo Gili. México D. F, 43

25

Trachana, La evolución, 25.

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escenificación de la fundación de Roma. Así mismo delimitó el territorio circundante a través de la proyectación

de calles que respondieran a una división según los puntos cardinales, una impronta que se pensaba que

contribuiría a la asimilación de las costumbres romanas en estas nuevas urbes. Sin embargo, aunque el foro era

elemento estructurante de la ciudad, nunca planeó el centro, pues a este se agregaban funciones mercantiles,

públicas y políticas, a medida que surgían nuevas necesidades, razón por la cual llegó a ser una construcción

planificada solo hasta la época imperial.

Imagen 3. Foro romano – Tinta sobre papel. Imagen tomada del sitio web http://magazine.dafy.es, 2017.

La vida urbana en la edad media tendrá un matiz diferente, ya que si bien la plaza continuaba siendo un

elemento importante en el desarrollo de la trama urbana, su significación pasaría a un segundo plano, ya que

gracias a la adopción de los valores administrativos del Imperio, la Iglesia hizo de cada civitas una diócesis26

y,

posteriormente, de cada sede episcopal, un centro de actividades productivas y comerciales que diera lugar al

surgimiento de ciudades autónomas o monasterios.

Los espacios urbanos reproducían, bajo un cerramiento en muros como tipo de espacio público interior,

una estructura arquitectónica de edificios que se organizaban alrededor de patios, pues concebía el espacio

colectivo como una proyección de modelo de vida cristiano de comunidad, fraternidad y asociación; adoptado

26

Trachana, La evolución, 34.

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luego por claustros académicos universitarios, de la mano de una dignificación del trabajo como obligación moral,

social y de aspiración a una buena vida.

La ciudad medieval, bajo un marcado carácter comercial, termina por ceder a la influencia de la Iglesia sobre

la vida urbana, dando inicio a un proceso de adaptación de templos y basílicas de connotación pagana. Los trazados

regulares de la ciudad fueron transformados para permitir el establecimiento de tipos de espacios como el

mercado, que se ubicaba en plazas contiguas a la plaza de la iglesia o, en algunos casos, en los soportales27

y las

calles principales adyacentes28

.

Así pues, el espacio público en la edad media, concibe un modelo de ciudad en el que la relación entre calle

y edificio, no está supeditada a estructuras de planificación condicionadas sino a una articulación de funciones

urbanas por medio de procesos de adaptación a las necesidades de sus habitantes. Sin embargo, será el derecho

a vender y comprar libremente el suelo urbano lo que dará lugar a un tipo de edificación independiente, y al

ejercicio del derecho a la ciudadanía29

, prefigurando la relación público y privado como se concibe todavía hoy en

día.

Entre el renacimiento, la representación y la razón

El ser humano a quien se le había limitado su accionar en el espacio por siglos, encuentra en la ciudad renacentista,

la difusión de un ideario humanista que le regresa al centro de todo, retomando muchos de los valores clásicos

de Grecia y Roma, que fueron abandonados gracias a las restricciones impuestas en la edad media. La revaloración

27

Espacio cubierto que precede a la fachada de un edificio y sirve para resguardarse del clima.

28

Trachana, La evolución, 38.

29

Héctor Torres y Vidal, Tomeu. «La noción de espacio público y la configuración de la ciudad: fundamentos para los relatos de pérdida, civilidad y disputa». Polis - Revista Latinoamericana,

no

31 (Chile: Universidad de los Lagos, 2012), 5.

Imagen 4. Espacio público medieval. Imagen tomada del sitio web www.unprofesor.com, 2017.

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del conocimiento antiguo, revaloro no solo la dimensión urbana sino la dimensión humana, por medio de espacios

construidos por el hombre y para el hombre.

El Renacimiento, indica Trachana, se caracterizó por establecer, un orden visual sin sujetarse a ningún

esquema preconcebido, a fin de recrear una armonía entre lo antiguo y lo contemporáneo. La plaza no será ajena

a este concepto, por lo cual retoma la tradición clásica de las arcadas como elemento de integración entre

volúmenes estructurales y vacíos espaciales, disponiéndolas a su alrededor con base a la idea expuesta por Vitrubio

en su tratado, Los diez libros de la arquitectura. Las plazas entonces retomaran características del foro romano, en

una configuración que destinara la planta baja de los edificios para actividades comerciales y talleres, y en la parte

superior para tratar negocios o funcionar como vivienda; situación que de una u otra manera conlleva a la

diferenciación del uso de la plaza, basado en el concepto de tipologías, haciendo de la plaza un lugar versátil

funcionalmente.

Imagen 5. Plaza de San Marcos (Venecia, Italia) - Canaletto

Posteriormente en el Barroco, en el marco de la representatividad de los poderes emergentes de la iglesia o del

absolutismo imperante, aparece una nueva forma de control del espacio urbano: la escenografía. Un espacio lúdico

de expresión simbólica y construcción de imagen colectiva basada en la apariencia como manifiesto de la autoridad

monárquica y estrategia de representación aristócrata, en el cual los ciudadanos serán espectadores en medio de

plazas monumentales de representaciones teatrales, bailes, festejos populares, mascaradas, entre otras.

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La escenografía teatral de la mano del concepto de lo infinito introducido en la época gracias a los estudios

de Galileo Galilei30

, dieron lugar a procesos de experimentación que persiguieron la representación de la

perspectiva infinita dentro del espacio del escenario valiéndose del uso de decorados pintados que simularán dicha

percepción. Condición que propone la idea de la ciudad como un conjunto en el que cada uno de sus componentes

darían lugar a una gran escena urbana que solo podía ser abarcada por la vista, configurando así al espacio de la

ciudad como herramienta de persuasión social.

Imagen 6. Plaza de San Pedro (Roma, Italia). Imagen tomada del sitio web luisalfonsomatemorenodemonroy.blogspot.com.co, 2017.

En contraposición, hacia el siglo XVIII, la Ilustración encuentra en la razón una posibilidad de reorganizar

la ciudad sobre la base de principios estrictamente racionales, por lo cual considera la historia como el campo

ideal para reconocer tanto los aciertos como los errores cometidos en su configuración bajo una mirada

retrospectiva.

La concepción urbana de la ciudad estuvo enmarcada por la teoría de Laugier y los espacios abiertos como

el campo propicio de materialización de elementos paisajísticos. Laugier enuncia su tesis de pluralidad morfológica

como una condición inevitable en la ciudad de la época, que “no implica renunciar a la configuración unitaria y

30

Moreno, Daniela, and Ana Lucía Chiarela. "Actas III Congreso Internacional del Barroco Americano: Territorio, Arte, Espacio y Sociedad." Sevilla: Universidad Pablo de Olavide, 2001. pág.

83.

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coherente de los nuevos tejidos urbanos, sino más bien que incluye la idea de proyectar la ciudad por partes

circunscritas en límites razonables de homología formal y relacionada entre sí por un plan articulado y compuesto”

31. Laugier indica, cómo el desarrollo de la ciudad debe estar coherente estructurado a partir del diseño de calles

y plazas, y seguidamente por la definición de los volúmenes y la forma de los edificios.

La arquitectura entonces supeditada a la composición urbana desde un punto de vista proyectual estableció

una correlación entre el fragmento y la ciudad: una armonía compositiva en el que el equilibrio visual del conjunto

prevaleciera sobre la formalización de cada edificio de manera singular. La regularización de la forma urbana a

través de un sistema de control de las orientaciones estéticas, desencadeno la proyectación de una ciudad que

dejó de lado el factor social.

La difusión del ideario ilustrado como esquema tipológico manipulable, según requerimientos espaciales,

logró afianzarse no solo como un planteamiento morfológico y estilístico, sino como una serie de soluciones

espaciales experimentales, tales como la conformación de plazas como centros de barrio, el desarrollo de

diferentes centros urbanos (policentrismo), la conjunción entre monumentalidad y naturaleza y, a su vez, la

conformación de paseos urbanos, los cuales vinieron a ser la cualificación que pretendía la articulación de los

nuevos tejidos urbanos con los preexistentes.

Mutaciones varias

La Revolución industrial marcó un punto de inflexión en la proyectación urbana, pues la inclusión y generación de

nuevos conocimientos a la disciplina urbanística constituyó, junto con el urbanismo moderno, la base para la

estandarización de procesos y la determinación de las características funcionales del espacio a través de una

renovación tipológica. La especialización del espacio será el nuevo criterio de clasificación de la sociedad entre

la burguesía y el proletariado, como consecuencia de modos de producción industrializados que aumentaron, no

solo la clase obrera, sino la satisfacción de sus necesidades.

La transformación urbana del siglo XIX planteó una serie de desafíos sociales que llevaron al desarrollo de

formas de proyectación del espacio urbano en las que la determinación de la morfología del espacio urbano

confrontó los intereses públicos con los privados. La edificación residencial estableció la morfología del espacio

urbano a través de ensanches y servicios urbanos (agua, alumbrado público, sistemas de transporte, espacios

verdes, entre otros). La sustitución de la ciudad-servicio por la de ciudad-máquina, en la que cada uno de sus

elementos constitutivos correspondía a un principio técnico de red de infraestructuras donde confluían las calles,

el agua, la energía, los transportes, los servicios y equipamientos de todo tipo, terminó por subordinar la

arquitectura al trazado viario y a la forma del espacio público32

. Lo cual de una u otra forma termina por enfrentar

la configuración de un paisaje metropolitano renovado contra el monumento y en la estructura urbana preexistente

las permanencias, signos visuales de la ciudad preindustrial.

Es precisamente esta amenaza inminente, lo que da origen a la ciudad contemporánea como reacción a los

planes arquitectónicos públicos que limitaban mediante técnicas de control de la forma urbana y la proyectación

del espacio urbano, a fin de liberar a la ciudad de las condicionantes morfológicas homogéneas de estandarización

31

Gravagnuolo, Benedetto. Historia del urbanismo en Europa 1750-1960. (Ediciones AKAL, 1998), 15

32

Trachana, La evolución, 92.

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y serialidad. “Las ciudades modernas en adelante prestarán una extremada atención a las obras de infraestructuras

(transporte, alcantarillado, conducción de energía) relegando la función representativa y de los espacios públicos

al centro monumental de la ciudad antigua”33

, lo que impulsó un proceso de crecimiento urbano ilimitado,

compacto y de alta densidad. Esto sumado a la disolución34

conceptual de la ciudad tradicional, propuesta por la

ciudad lineal y la ciudad jardín, y que significó la generación de ambigüedad entre lo público y lo privado, y por

ende una falsa idea de configuración social que acababa por abolir la función pública del espacio urbano.

En el siglo XX, la dilatación del espacio de la ciudad terminó por diluir la concepción de lo urbano

precisamente por la dificultad para realizar un planteamiento de ciudad continúa integrada; de ahí que la

superposición e hibridación de los elementos impulsaran la discontinuidad y el aislamiento tanto funcional como

morfológico y que se acentuara gracias a los procesos de crecimiento urbano y a las distancias a las que se

disponen sus partes.

En contraste, el espacio público contemporáneo, si bien amalgamaba visiones disímiles de lo público en la

ciudad, está sujeto a la globalización35

económica y cultural. La transfiguración de las funciones públicas del

espacio, como en el caso del centro comercial (ágora posmoderna), se constituyó en hito urbano capaz de recrear,

a través de la simulación, las condiciones ambientales propicias para distanciar al ciudadano de la ciudad: no

lugares o lugares del anonimato que Marc Augé define como “un fenómeno de la sobreabundancia y el exceso”36

;

espacios de tránsito y no de permanencia en los cuales se reducen los contactos interpersonales y se minimizan

los encuentros, el intercambio de información y la comunicación. La des-caracterización37

de la metrópolis es

sustituida por la tematización de la micrópolis38

, pues la ciudad al renunciar a la construcción de lo público termina

por emular formas de apropiación de ciudad.

La breve comparación de estos modelos de espacio público con el de la ciudad contemporánea comprueba

cómo un espacio no tiende a ser ni lo uno ni lo otro. La ciudad es un espacio de escritura abierta y continua que

se reinventa en cada una de sus interacciones. Es un lugar que le da sentido a la vida de las personas que lo

habitan, pero que asimismo le da inteligibilidad para quien lo observa en cada una de sus diferentes escalas39

. No

obstante, estas formas de estar en el espacio son las que, de uno u otro modo, han transfigurado su identidad,

socavando su valor expresivo a la determinación de funciones que, poco o nada, le son propias.

Ahora, esto según Cacciari, de ningún modo puede pretender un retorno a los fundamentos de la ciudad,

desarrollando estrategias que permitan la reaparición de lo que antes existió. Esta lectura retrospectiva del espacio

urbano, reconoce un sustrato teórico sobre cómo se construyó socialmente el espacio desde sus particulares

perspectivas, logrando ser instaurados como referencia de proyectación de la forma urbana, ya que cada una

funcionó dentro de condicionantes y contextos socioculturales y políticos específicos que no podrían en este

momento tener la misma afinidad con las urbes contemporáneas, puesto que truncaría su normal evolución.

33

Trachana, La evolución, 96.

34

Desunión o separación de las partículas de un cuerpo sólido o espeso por medio de un líquido, hasta lograr una mezcla homogénea

35

Acción de globalizar (integrar cosas diversas).

36

Ibíd., 102.

37

Disminución o perdida de los atributos identitarios de algo

38

Ciudad dentro de otra ciudad.

39

Augé, Los «no lugares» espacios del anonimato: una antropología de la sobremodernidad., 58.

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Ciudad, arquitectura y espacio

Ineludiblemente, la ciudad existente conserva parte de la ciudad civitas, con la diferencia de que, en la romana, se

supeditaban al cumplimiento de la ley y, en la presente, se le desconoce o reinterpreta según sus propios intereses.

La aldea global ha construido en el tiempo una vaga idea de cómo se puede construir un modelo universal y

funcional de urbe, adaptable a diferentes realidades. Un modelo aplicado desde la Edad Media hasta la actualidad

y que, gracias al florecimiento de las actividades comerciales, ha instrumentalizado a la ciudad para el desarrollo

de sus actividades, de modo eficaz, lo cual desplaza gradualmente sus funciones públicas40

, reduciéndolas a la

producción, el intercambio y el mercado, […] entonces todo lugar de la ciudad es visto, proyectado, re-proyectado

y transformado en función de estas variables fijas, de su valor41

. Lo tradicional es entonces condenado a centros

históricos como museos públicos (sitios turísticos), desarraigados de la ciudad, lo cual hace perder su significado

conforme pasa el tiempo.

Entonces, la crisis de la ciudad contemporánea es la crisis de las interacciones, de la ausencia de actividades

humanas que redundan en procesos de apropiación. Las personas son influenciadas a desarrollar agorafobia,

concepto ligado a una condicionante clínica de temor a los espacios públicos abiertos, en contraposición a la

seguridad generada por la aparición del espacio pseudo-público. Jordi Borja concluye que los shopping centers y

los conjuntos residenciales (cerrados) propagan funciones de circulación que degeneran en espacios residuales

entre edificios y vías, los cuales en algunos casos son ocupados por los pobres o marginados de la sociedad, o

por quienes ven en ella una oportunidad de supervivencia; una evidencia más de cómo la segmentación del

territorio y el fraccionamiento de los intercambios sociales -dada la supremacía que se le da a los flujos sobre la

construcción de lugares en el espacio urbano- reafirman la necesidad de hacer ciudad en la ciudad42

.

La indefinición del espacio público contemporáneo como representación de la cultura actual responde a la

vaguedad del concepto de ciudad contemporánea, pues gracias a que en esta predominan los no lugares, se le

puede denominar también como una “no ciudad”43

, condición que describe su situación como un elemento

constitutivo no significativo de la ciudad, cuyo valor puede ser reconocido en las mutaciones de las interacciones

humanas a través de la historia, de las cuales la arquitectura ha sido su intérprete.

La noción de espacio público en la ciudad contemporánea, según Angelique Trachana, ya no se concibe

como forma arquitectónica; esto como consecuencia de una constante pérdida de la forma urbana a la que está

siendo sometida la ciudad; y que hace que de una u otra forma el espacio público pueda ser reconfigurado a la luz

de proyectos capaces de restituir los valores perdidos. Reconocer el presente a la luz del pasado es una estructura

válida, no solo de análisis, sino de comprensión diacrónica y sincrónica de la problemática actual del espacio

público; exploración que permite vislumbrar criterios que redimensionan las variables de estudio normalmente

asociadas a este.

40

Cacciari, La ciudad, 27.

41

Ibíd., 31.

42

Borja, «Ciudadanía y espacio público».

43

Trachana, La evolución, 7.

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Releyendo a Rossi

En busca de la identidad

Aldo Rossi, en su texto La arquitectura de la ciudad, busca construir un modelo de análisis en el que la ciudad es

entendida desde la arquitectura, no solo desde el hecho construido, sino de la construcción de la ciudad en el

tiempo44

. Este considera cómo las sociedades originarias buscando desarrollar un ambiente favorable para su vida

dieron inicio a la arquitectura, al mismo tiempo que le dieron el primer trazo de la ciudad.

La arquitectura, “es connatural a la formación de la civilización y un hecho permanente, universal y necesario […] Pero

con el tiempo, la ciudad crece sobre sí misma; adquiere conciencia y memoria de sí misma. En su construcción

permanecen sus motivos originales, pero con el tiempo concreta y modifica los motivos de su mismo desarrollo”45

.

La ciudad ─entendida como un sistema resultado de transformaciones urbanas, en el que se encuentran

inscritos contrastes entre lo particular y lo universal, lo individual y lo colectivo, lo público y lo privado,

experiencias y representaciones que no logran dar cuenta de lo que en sí es la ciudad. En este sentido, se hace

necesario realizar –el estudio del lugar─ a partir de la descripción de las relaciones singulares y de conjunto que

existen entre su situación local y la de las construcciones a su alrededor, entendiendo que estas relaciones son

particulares únicas e irrepetibles, pero asimismo permanentes y universales hasta el punto de permitir conocer el

vínculo de la arquitectura con el lugar(locus).

Es por esta razón que Rossi hace del análisis de uno de los elementos centrales de su estudio de la ciudad,

por lo cual comienza por esbozar la naturaleza de una ciencia urbana, como forma de acercamiento al estudio de

los fenómenos urbanos de la ciudad. Sin embargo, reconoce que la simple consideración de lo urbano como un

fenómeno lo limitaría a una condición –cambiante y modificable– que impediría reconocer las circunstancias en

las que surgió y que a pesar de las trasformaciones a las que haya tenido lugar, estas aún permanecen en el tiempo.

Razonamiento que conlleva a considerar al fenómeno como un hecho urbano puesto que dicha acepción reconoce

una realidad –permanente y constante– producida por el hombre a través de una forma arquitectónica.46

Al examinar la ciudad desde esta perspectiva, es esencial la necesidad de comprender las variaciones entre

lo clásico y lo contemporáneo como acercamiento a la especificidad del último aspecto, ya que, de la capacidad

de identificar y relacionar dentro de un modelo de análisis dependerá la confirmación de los razonamientos en

torno a la construcción de una teoría urbana47

; como testimonial de lo pasado, lo presente y lo futuro. Es así, como

al enunciar la formulación de una teoría, realmente está desarrollando una metodología como estrategia de

aislamiento a todo tipo de teorización interdisciplinar que en lugar de construir conocimiento generaba confusión.

De este modo, al indagar sobre la naturaleza de los hechos urbanos, son muchos los cuestionamientos que

pueden surgir y en cada uno de ellos se puede constituir una estructura de análisis: “definir y clasificar una calle,

una ciudad, una calle en la ciudad; el lugar de esta calle, su función, su arquitectura y, sucesivamente, los sistemas

44

Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad (Barcelona: Gustavo Gili, 2015), 60.

45

Ibíd., 61.

46

Luque Valdivia, José. La ciudad de la arquitectura. (Barcelona: Oikos-Tau, 1996), 112.

47

Rossi, La arquitectura, 64-65.

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de calles posibles en la ciudad y otras muchas cosas”48

Rossi utiliza la figura de la obra de arte para hacer un

paralelo con el hecho urbano, bosquejo de metodología que revela su lógica interna, desde diferentes épocas y

manifestaciones de la vida social, asociadas con un lugar, un acontecimiento y una forma en la ciudad49

.

Este es un análisis que surge de la necesidad de definir la experiencia asociada con el hecho urbano, sin lo

cual sería cuestionable todo tipo de análisis, puesto que conduciría a generalizaciones carentes de sentido. De ahí

que la complejidad de analizar el hecho urbano radique en los valores de permanencia y memoria, en que la ciudad

atestigua su historia, más allá de hacer legible los puntos fijos y los nudos estructurales de la ciudad. Por tanto,

la caracterización de un hecho urbano incorpora la idea del tipo como una constante, un elemento que puede ser

buscado en diferentes hechos arquitectónicos, pero que, a su vez, puede servir para desarrollar un modelo legible,

supeditado a reglas que condicionen diferentes estructuras.

La teoría de la permanencia y los monumentos aborda el estudio de los hechos urbanos desde la historia,

considerando cómo la experiencia del pasado en el presente facilita deducir su significado. Esta teoría construida

sobre muchas hipótesis abre la posibilidad al estudio de un pasado que aún se percibe, aunque su significación

sea un tanto desconocida en el contexto actual50

. El análisis de la persistencia temporal de los monumentos, revela

un acontecimiento y un signo materializado por una arquitectura concreta. Por ello, este análisis plantea la

caracterización con más precisión de su contenido significativo.

Marcel Poète contribuye al estudio de los hechos urbanos, no solo desde lo histórico, sino desde las

persistencias en planos, trazados y calles como expresión urbana de un lugar. No obstante, será la calle la que

evidencie el escenario urbano de la vida en la ciudad, a partir de la compleja red de intercambios que se puede

encontrar a lo largo de un trayecto. Estudio deberá seguir cambiando de escala hasta tener un panorama claro

acerca de cómo se alberga la vida en el organismo de la ciudad.

Asimismo, en este análisis los monumentos a pesar de ser indicadores de los signos físicos del pasado; se

presentan inestables en el tiempo, dado que no todo permanece en la ciudad, obstaculizando la generación de

análisis concluyentes debido a esta variabilidad, en la que se dificulta contemplar las acciones presentes que lo

modifican. Así pues, estas permanencias no caracterizan la ciudad, sino que se presentan como anomalías que no

permiten hacer una lectura integral de ella, con una serie de hechos aislados.

Las permanencias pueden convertirse respecto del estado de la ciudad, en hechos aisladores y anómalos, no pueden

caracterizar un sistema sino una forma de un pasado que experimentamos aún […]el problema de las permanencias

presenta dos vertientes; por un lado, los elementos permanentes pueden ser considerados como elementos patológicos;

por el otro, como elementos propulsores. O bien nos servimos de estos hechos para intentar la ciudad en su totalidad

o acabamos quedando atados por una serie de hechos que no podremos relacionar después con un sistema urbano51

48

Rossi, La arquitectura,73.

49

Ibíd., 74.

50

Ibíd., 99.

51

Ibíd., 101.

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Lo anterior indica que la continuidad de los hechos urbanos en el tiempo está supeditada a estados más profundos

de significación, lo cual deja entrever una estrecha relación entre los fundamentos y los elementos constitutivos

de la ciudad. Esto, en particular, lo utiliza Rossi para adentrarse en comprender las condicionantes espaciales que

la prefiguran, desde la particularidad que cada una de ellas plantea. La definición de un contorno urbano por

estudiar es, en cierta medida, inviable dentro de las condicionantes actuales, ya que la ciudad es la resultante de

varios procesos y momentos de formación. “La forma de la ciudad siempre es la forma de un tiempo de la ciudad;

y hay muchos tiempos en la forma de la ciudad”52

.

No obstante, Rossi reconoce como en el estudio de los fragmentos urbanos, se pueden establecer diferentes

tipos de observación que permitan nuevas lecturas y ─por qué no─ asociaciones entre estas, ya que su unidad

está determinada fundamentalmente por la historia: por la memoria que la ciudad tiene de sí misma. Memoria que

puede identificarse en los elementos urbanos, ya que, son el testimonio de las actividades fijas de la ciudad y

aportan otras formas de comprensión del conjunto urbano desde la vida social; son núcleos de agregación que

han participado de la evolución de la ciudad de manera permanente, como una amalgama de localización,

construcción, planos, edificios, hechos naturales o construidos; son el conjunto de la estructura física de la ciudad.

Por esta razón, el estudio de construcciones de la colectividad para la colectividad (almacenes, edificios

públicos y comerciales, universidades, hospitales, escuelas, equipamientos urbanísticos, servicios y también

infraestructura)53

, no solo proponen un modo de concebir la estructura urbana completamente diferente, sino se

refieren al carácter público de lo colectivo, posible origen y fin de la ciudad.

Los elementos primarios (estructura física) como resultado de su disposición particular dotan a la ciudad de

una cualidad específica, asociada con la persistencia del hecho urbano en un lugar54

. La relación existente entre

el hecho construido y el lugar da cuenta del valor de significación que tiene la escogencia de un sitio como signo

concreto del espacio, pues es allí desde donde se desarrollan los acontecimientos originarios, cuya permanencia

se caracteriza en el tiempo, ya sea transformando su función o negando su propio origen hasta constituir un

fragmento de ciudad, muchas veces más legible desde lo urbano que desde lo arquitectónico. Por lo tanto, es en

la arquitectura donde se deben encontrar los principios de la ciudad.

52

Rossi, La arquitectura, 104.

53

Ibíd., 155.

54

Ibíd., 158.

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Imagen 7. La ciudad análoga55

Aldo Rossi, Bruno Reichlin, Fabio Reinhart, Eraldo Consolascio, La città analoga, 1976, private collection © Eredi Aldo Rossi

La fragmentación del espacio público contemporáneo no es sólo una separación con lo privado, sino una

polarización de ambos; algo que no debe ser considerado perjudicial para el desarrollo de la ciudad, sino, por el

contrario, como un proceso que hará surgir el verdadero carácter de la ciudad. Rossi al revalorar la importancia de

los elementos primarios y su presencia en la ciudad, encuentra una amplia expresión en el hecho histórico

construido, sin embargo, no son su único ejemplo. Los elementos urbanos son generadores de la forma de la

ciudad, en ese mismo sentido también lo sería todo elemento capaz de desarrollar procesos de urbanización y

transformación espacial del territorio, sin circunscribir su configuración a hechos físicos construidos.

Transformaciones urbanas

Lo sincrónico de lo diacrónico

En complemento a la visión de la lectura diacrónica del espacio público, esta investigación propone un análisis

sincrónico en el que se inscriban las diferentes manifestaciones parciales o totales acerca del tema de la

fragmentación en la contemporaneidad, más o menos en los últimos veinte años (1998) a la actualidad. El

55

Rossi explica, en su hipótesis de la ciudad análoga, como el conocimiento profundo, casi tipológico de la realidad urbana, puede configurar nuevas realidades, ya que, es por medio del

conocimiento de la relación entre ciudad y sociedad que se puede conocer la memoria histórica de un lugar.

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planteamiento inicial de esta etapa del análisis será la discusión planteada por Aldo Rossi acerca de la ciudad, la

pérdida de significación e identidad en la ciudad posmetrópoli.

Contemporaneidad

La desintegración del espacio público

Lo contemporáneo definido por la Real Academia de la Lengua, significa lo perteneciente o relativo al tiempo o

época en que se vive; una condición de entrada que determina el cómo se abordará esta aproximación hacia la

comprensión de la contemporaneidad en la definición de la situación del espacio público en la ciudad actual.

La idea del espacio es un concepto; sabemos que existe en una dimensión física, pero su entendimiento puede ser

interpretado de distintas maneras, desde puntos de vista filosóficos hasta geométricos, pasando por conceptos

fenomenológicos hasta meramente funcionales, y todo depende de la época histórica de su contexto.56

En este caso del espacio fueron la comprensión, análisis y estudio de sus componentes los que fueron

afianzando la idea de lo espacial como una categoría de observación y percepción de la realidad. Algo similar ha

sucedido con el concepto de lo contemporáneo, pues dado a que no se encuentra consolidada su significación se

limita a ser un adjetivo calificativo de lo actual, pero que genera confusión con otras posturas como la que reconoce

el arte, en la que genera una ambigüedad, ya que su significación tiende a utilizarse para englobar lo las

manifestaciones artísticas de todo orden desde el siglo XX, bajo la idea de que lo actual y lo cercano temporalmente

hablando están contenidos en dicha definición.

En ese orden de ideas la acotación de las características de la fragmentación del espacio público en la ciudad

contemporánea presente en esta investigación, no pretende generar una definición sino una perspectiva a algo que

aún está en construcción y en proceso de legitimación. Por esta razón, se delimitará su definición a la explicación

de las manifestaciones del fenómeno de la fragmentación desde bases teóricas disciplinares como de otras que

por adyacencia no difuminan su significación, sino que la van estructurando desde sus propias lecturas tanto de

ciudad como de espacio público.

No obstante, las definiciones dadas a la condición urbana actual por, Edward Soja57

, como la ciudad

permeada por procesos de globalización, reterritorialización y desterritorialización, en la cual la noción de lugar se

debilita y se acerca a la de una ciudad afectada por los fenómenos internos y externos que prefiguran la idea de

posmetrópolis. Postura que contrasta con la de Massimo Cacciari58

, que refiere el espacio posmetropolitano como

uno que determina su función de acuerdo a una estructura de acontecimientos, cuyo fin último es la transformación

de un territorio, entendido como una nueva métrica que permite conectar paisajes híbridos sin necesariamente

establecer una condición de permanencia. De esta manera en las ideas expuestas a continuación lejos de cualquier

sesgo disciplinar, apuntan a identificar una noción del espacio público en su condición contemporánea.

56

Cabas García, Mauricio. «El espacio arquitectónico contemporáneo bajo las seis propuestas para el nuevo milenio de Italo Calvino.» Traza, 2014: 74-85.

57

Soja, Edwuard W. Postmetropolis. Critical studies of cities and regions. Oxford: Blackwell Publishers, 2000.

58

Cacciari, Massimo. La ciudad. (Barcelona: Gustavo Gili, 2010), 54

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La identidad de la ciudad genérica

Disolución del espacio publico

Indefinida, compleja, heterogénea, ambigua, homogénea, invariable, mutable, estable, acelerada, de identidad sin

identidad, esa es la ciudad posmetrópoli. Rem Koolhaas confirma, en La ciudad genérica, cómo esta tendencia

favorece la disolución de la identidad de la ciudad contemporánea:

¿Son las ciudades contemporáneas como los aeropuertos contemporáneos, es decir, “todas son iguales”? ¿Es posible

teorizar esta convergencia? Y si es así, ¿a qué configuración definitiva aspiran? La convergencia es posible solo a costa

de despojarse de la identidad. Esto suele verse como una pérdida. Pero a la escala que se produce, debe significar algo.

¿Cuáles son las desventajas de la identidad?; y, a la inversa, ¿cuáles son las ventajas de la vacuidad? ¿Y si esta

homogenización accidental ─y habitualmente deplorada─ fuese un proceso intencional, un movimiento consciente de

alejamiento de la diferencia y acercamiento a la similitud? ¿Y si estamos siendo testigos de un movimiento de liberación

global: “¡abajo el carácter!”? ¿Qué queda si se quita la identidad? ¿Lo genérico?59

Esta ciudad, según Koolhaas, atomiza el centro en la periferia hasta que la distancia entre uno y otro genera un

punto de ruptura, donde el centro siempre es el referente obligado, aun si en él no se desarrolla casi ninguna

actividad, anulando la posibilidad de surgimiento de lecturas legitimadoras de la periferia y aduciendo su vaciedad

e insustancial importancia. La ciudad genérica es un núcleo en implosión y una periferia en expansión; la ciudad

que se libera del centro, que se adapta y conforma a las necesidades cambiantes. La repetición sin fin y sin un fin

es su patrón; a través de ella, lo vertical se desarrolla sobre extensiones horizontales que permiten mantener un

flujo constante.

Desde el injerto de arterias de tráfico, circunvalaciones, túneles subterráneos más o menos discretos y la construcción

de cada vez más tangenciales, hasta la transformación rutinaria de las viviendas en oficinas, de los almacenes en lofts,

de las iglesias abandonadas en clubes nocturnos; desde las bancarrotas en serie y las subsiguientes reinauguraciones

de locales específicos en locales específicos en recintos comerciales más y más caros, hasta la implacable conversión

del espacio utilitario en espacio público, la peatonalización, la creación de nuevos parques, las plantaciones, los

puentes, la exhibición y la sistemática restauración de la mediocridad histórica; toda la autenticidad se ve

incesantemente evacuada. […] Es la ciudad sin historia. Es suficientemente grande para todo el mundo. Es fácil. No

necesita mantenimiento. Si se queda demasiado pequeña, simplemente se expande. Si se queda vieja, simplemente se

autodestruye y se renueva [...], puede producir una nueva identidad cada lunes por la mañana60

.

En consecuencia, la ciudad pretende cada vez más reflejar en ella lo que antes fue y ahora no es, por causa, tanto

del hecho construible, como de constantes mutaciones en las dinámicas urbanas. Por ende, termina por re-

simbolizar la connotación de lo construido y lo adapta a las demandas urbanas sin importar si esto es contrario a

su verdadera identidad. Esta condición de la ciudad contemporánea hace indispensable reconocer la esencia de

su valor pasado, es decir, demostrar la variabilidad de significaciones a las que han estado sujetas las

permanencias espaciales; confirmando no solo sus cambios, sino lo que era y podría ser en otro tiempo61

.

59

Rem Koolhaas, La ciudad genérica, 6a. (Barcelona: Gustavo Gili, 2011), 6.

60

Ibíd., 11-12.

61

Toro, «La heterotopía», 76.

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Michel Foucault, en la Conferencia del Círculo de Estudios Arquitectónicos de París de 1967, describe

el concepto de heterotopía como un espacio opuesto a la utopía (espacio irreal, lugares sin lugar). La heterotopía

solidifica los espacios de la sociedad, los yuxtapone en un solo lugar y encapsula diferentes tiempos aún legibles,

para comprender lo que no es evidente de ellos.

Según él, la heterotopía es como un espejo donde la utopía se vuelve realidad; es un lugar que se da a

partir de otro lugar, donde la ruptura coyuntural de una temporalidad es transformada en permanencia. Es intrínseca

a la cultura, siempre está presente, con funciones establecidas, pero sujetas a variables de acuerdo con el tiempo

en el que se encuentre. Las heterotopías se forman con relaciones fracturadas de un sistema; por ello,

interrelacionan elementos que, dentro de él, serían imposible conectar; crean puentes entre una estructura y otra,

haciendo que sus relaciones constitutivas varíen, cambien y se contradigan62

.

De esta manera, Foucault explica los siguientes seis principios que la rigen:

a. Heterotopías de crisis y de desviación: son aquellas en las que, a partir de una crisis

en las estructuras autorreguladas y componentes de un sistema, los comportamientos

anormales generan exclusiones, dando lugar a la aparición de espacios propios de

sociedades primitivas (sagrados, prohibidos) y de espacios donde los individuos,

fruto de las desviaciones, buscan la mejora a la crisis (casas de reposo, clínicas

psiquiátricas, prisiones) para ser nuevamente normalizados.

b. Heterotopías de funcionamiento variable: son en las que se modifica su uso, derivando

en variaciones del discurso establecido sobre estas; generan lugares relegados a no

tener la importancia que tenían y, en el peor de los casos, a no corresponder en nada

a lo que eran (cementerio).

c. Heterotopías de contradicción: son las que yuxtaponen en un solo lugar físico varios

espacios, emplazamientos que son por sí mismos incompatibles63

(cine, teatro, salas

de concierto, parque de diversiones).

d. Heterotopías de tiempo (heterocronías): son lugares efímeros y transitorios,

enmarcados dentro de una temporalidad. Son lugares no-lugares cuyo tiempo es un

modo de localización entre distintos lugares64

, que los agrupa, organiza, clasifica,

archiva en un nuevo espacio (biblioteca, museo).

e. Heterotopías de apertura y cierre: estas se encuentran aisladas de los demás lugares,

supeditan su ingreso a un sistema de reglas, ritos y prácticas muy específicas, que

implican una conducta especial (cuarteles, prisiones, iglesias, clínicas).

f. Heterotopías de lo real-irreal: orientadas a crear un espacio ilusorio pero real al mismo

tiempo, que se escape al control y a las normas, en donde se denuncie o enuncie algo

que la sociedad carece o busca realizar (burdel)65

.

62

Toro, «La heterotopía», 55.

63

Michel Foucault y Miguel Morey, Obras esenciales, Paidós básica: 100-102 (Barcelona: Paidós, 1999), 437-438.

64

Toro, «La heterotopía», 61.

65

Ibíd., 62.

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Espacios de ilusión o espacios reales, las heterotopías están presentes en la ciudad, son pedazos de espacio,

lugares sin lugar que se yuxtaponen al tejido urbano aislados sobre sí mismos. Espacios nómadas urbanos

atemporales, en donde el sujeto busca escapar del control y la coerción para ser otro. Espacios que de una u otra

forma, han influido no solo los comportamientos, sino las formas de expresión espacio-temporal en la historia,

pues hace que cada espacio-tiempo sea la sumatoria de una variada cantidad de discontinuidades, un

acontecimiento66

.

La arquitectura (hecho construido) generador de hechos urbanos, es el referente de definición de la noción público-

privado que evidencia los elementos específicos de articulación con la ciudad. Algo difícil de percibir, puesto que

la mutabilidad entre uno y otro destruye constantemente su significado, hasta el punto de hacerlos parecer inactivos

dentro de la dinámica urbana. Por lo cual, se transforman en configuraciones anómalas heterogéneas que

deconstruyen lo construido y deforman el espacio a través de procesos de segmentación y fragmentación que

acaban siendo parte del paisaje.

Jordi Borja, por su parte, en El espacio público: ciudad y ciudadanía, hace un análisis del estado actual del

espacio público de la ciudad, centrándose en una serie de consideraciones que evidencian sus rasgos

característicos. En primer lugar, establece como espacio público al escenario (ágora, plaza) de concentraciones

multitudinarias en el que la sociedad se hace visible67

: un lugar de expresión y significación, de encuentro, en el

que la primacía de lo construido sobre lo vacío dialoga con el ciudadano y da cabida a las cualidades perdidas,

producto de la evolución y crecimiento de la ciudad.

66

Toro, «La heterotopía», 61.

67

Jordi Borja y Zaida Muxí, El espacio público: ciudad y ciudadanía, Espacio Público (Barcelona: Electa, 2003), 7.

67

Borja y Muxí, El espacio, 9.

Imagen 8. Concepto de heterotopía. Espacio heterogéneo de lugares y relaciones. Imagen tomada del sitio web

http://atributosurbanos.es/terminos/heterotopia/, 2017.

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Ahora bien, si la historia de la ciudad es la de su espacio público, pues en él subyacen calles, plazas,

parques, estaciones de buses, equipamientos, etc., como materialización de la expresión colectiva, política, social

y cultural de los ciudadanos construyendo apropiación espacial68

; en la actualidad, se demandan espacios con

valores universales, genéricos y de expresión locales, como articuladores entre el pasado y el presente, que

configuren nuevas territorialidades.

La ciudad actual, añade (Borja y Muxi, El espacio público, ciudad y ciudadanía 2003) “es una ciudad dispersa

e informacional, más regional que metropolitana, en tensión entre la desestructuración y la policentralidad […]

donde es fundamental redefinir los espacios públicos urbanos en las áreas de nuevos crecimientos”. Es una

cuestión de recuperar la dimensión simbólica para identificar los espacios urbanos como referencias ciudadanas,

hacer de los lugares de conexión o nodales un lugar con sentido (un hito cívico), atribuir a las áreas de nueva

centralidad características del lugar central, o sea: monumentalidad, multifuncionalidad, intercambio, lugares de

encuentro y de expresión, lo cual plantea nuevos desafíos en su proyectación, pues, al contrario de limitarlo al

ámbito arquitectónico-urbanístico, redefine su campo de acción hacia lo interdisciplinar para reconsiderar su valor

como factor en la construcción del espacio.

¿Qué es un puente? Preguntaba el falsamente ingenuo Julio Cortázar. Y se respondía: una persona atravesando el puente.

¿Qué es una ciudad? Un lugar con mucha gente. Un espacio público, abierto y protegido. Un lugar, es decir, un hecho

material productor de sentido. Una concentración de puntos de encuentros. En la ciudad, lo primero son las calles y

plazas, los espacios colectivos, sólo después vendrán los edificios y las vías (espacios circulatorios)69

.

El espacio público es el espacio de representación de la ciudad donde adquiere significado, más allá de ser un

espacio residual entre calles y edificios o un vacío urbano. Borja, en La ciudad conquistada, describe cómo la

ciudad, caracterizada por una heterogeneidad análoga, dada su regularización desde la administración pública,

define su utilidad y uso; un espacio resultado de la separación formal (legal) entre la propiedad privada urbana

(expresada en el registro catastral y supeditado al derecho a edificar) y la propiedad pública (o dominio público

por subrogación normativa o por adquisición de derechos por medio de la cesión). Lo anterior supone de una u

otra forma la reserva de parte del suelo libre de una construcción al uso colectivo a través de equipamientos

colectivos, culturales o infraestructuras de movilidad, así como a la instalación de referencias simbólicas

monumentales y a espacios de reserva para usos excepcionales.

Las personas encuentran en el espacio público es un lugar de relación e identificación, de contacto e

interacción entre las personas; un espacio de referencia entre la ciudad existente y la heredada; es la expresión

misma de la ciudad; que contrasta con aquellos espacios construidos socialmente por las personas, pero que no

están constituidos como parte de la ciudad, al menos formalmente, los cuales incluso abren la posibilidad a la

recuperación o el uso de espacios intersticiales entre edificaciones, accesos a estaciones (o puntos intermodales

de transporte) y entorno de equipamientos (hospitales, universidades, etc.)70

68

Borja y Muxí, El espacio, 13.

69

Jordi Borja, La ciudad conquistada, Alianza Ensayo (Madrid: Alianza Editorial, 2003), 123.

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Sin embargo, se recurre en algunos casos a la monumentalidad y arquitexturización de la ciudad, como

formas de privatización de su uso y plataforma de desarrollo de actividades comerciales, constituyéndole como el

lugar de la segregación social, en donde la concepción de lo público es difusa; contrariamente a lo que deben ser

las características de un espacio público de calidad, en el cual los intercambios sociales estimulan la identidad

simbólica de sus ciudadanos, y no espacios pseudo-públicos que condicionan su accesibilidad.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el urbanismo se concentró en la reconstrucción de las ciudades,

desde un pensamiento funcionalista, heredado del movimiento moderno. Lo público era integrado bajo modelos

de zonificación, en los que era inscrita cada una de las funciones, buscando el desarrollo de propuestas urbanas

integrales que se articularan entre sí. Su marcado interés en la concepción de espacios habitables para los

diferentes segmentos de la población lo dotaron de una alta complejidad, en lugar de propender por acciones

interdisciplinarias, integradoras en el desarrollo de políticas sectoriales.

La fragmentación está presente en los principios de la ciudad moderna propuestas en “La Carta de Atenas”

– manifiesto urbanístico ideado en el IV Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) 1933 – en la que

se plantea la separación de usos, la aparición de la infraestructura y “la muerte de la calle”71

básicamente porque

la considera foco de infecciones y no logra acomodarse a las necesidades de la era de la máquina. La calle para

Le Corbusier es la definición de lo público en contraste con lo privado.

América Latina es un claro ejemplo de cómo el desarrollo monofuncional de los programas y la

sectorización de las políticas públicas han desencadenado una desigualdad social, produciendo escenarios

urbanos insoportables, y que si bien parecen historia, se atomizan en una guetificación de la ciudad en áreas

residenciales de mala calidad, donde la ausencia de modelos de inserción social y carencia de equipamientos,

más allá de posibilitar la aparición de la vida urbana, pierden su rol para dar cabida a otras funciones72

Entonces, el tejido urbano entra en un proceso de degradación continua que da lugar a una re-escritura

de lo heredado frente a lo construido, con base en decisiones superfluas, sin contemplar los efectos sobre el uso

social del espacio; a la par de la proyección de sistemas viarios en las metrópolis que suplan la creciente demanda

de movilidad, pero que, en consecuencia, fragmentan y desarticulan territorio urbano, disgregándose en nuevas

centralidades de ordenamiento de la vida urbana.

La ciudad reclama su función inherente de lugar de encuentro e intercambio, sin caer en la gentrificación

a la que se están sometiendo antiguos centros urbanos, lo cual, más allá de revitalizarlos, contribuye a la

segregación espacial. Desde esta perspectiva, es importante retomar el camino, no para mitificar el pasado, sino

para determinar la forma en que se piensa y proyecta el espacio público en la ciudad actual, de tal manera que se

reconozca que el espacio urbano no es solo el territorio de lo urbanizable.

¿Ha muerto la ciudad? ¿Está en crisis? ¿La ciudad de la calle y de la plaza, del espacio público y cívico, la ciudad

abierta, de mezclas y contactos, es un residuo del pasado objeto de melancolía de urbanistas maduros?73

71

Principio que apareció por primera vez en 1929 en un artículo del periódico sindicalista francés L’intransegeant, posteriormente en la revista sindicalista Plans 5 (mayo 1931), versión que

aparecerá en su obra la ciudad radiante en 1933.

72

Borja, La ciudad, 126.

73

Ibíd., 128.

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En el siglo XX se caracterizó por la tendencia a la recuperación del espacio público mediante actuaciones públicas

y privadas, en busca de su especialización como un componente más de la configuración de la ciudad. Por

consiguiente, la idea de la construcción de un espacio monofuncional disgregado se replicó con la finalidad de

dar atención a las necesidades espaciales particulares de los ciudadanos (espacios para niños, perros,

estacionamientos, etc.) impulsados por la dinámica inmobiliaria de la propiedad privada.

Esta idea reconoció en la proyección de espacio público una respuesta tanto a los déficits de espacio y

equipamientos de uso colectivo como a su funcionalización. En consecuencia de esta sistemática configuración

del espacio, se desconoce su función fundacional en dos escalas de relación: en primer lugar, como un elemento

que da forma y sentido al conjunto de la ciudad, garantiza trayectos y elementos de continuidad y resalta las

diferencias entre edificios, manzanas y áreas urbanas; y en segundo lugar, como un elemento que ordena las

relaciones entre edificios, equipamientos, monumentos, solares, vías, espacios de transición y espacios abiertos

en cada área de la ciudad74

.

Este tipo de urbanismo ha consolidado en los últimos años su importancia dentro del proyecto urbano, pues

predetermina la definición de los entornos y las condiciones de una edificación antes de su construcción,

74

Borja, La ciudad, 132.

Imagen 9. La calle-corredor (Le Corbusier). Imagen tomada del sitio web www.engawa.es, 2017.

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contribuyendo a la fragmentación de la ciudad, pero que, encaminado dentro de las políticas públicas, puede llegar

a ser un factor de construcción lógica de la ciudad que reduzca la segmentación del territorio75

.

Koolhaas, en La ciudad genérica, advierte cómo la sumatoria de fragmentos de ciudad no solo construye un

nuevo territorio contrario a la esencia misma de la ciudad, sino que es parte de su normal transformación. Este

tipo de ciudad busca liberarse de la dependencia a un centro y su coherencia, a una identidad, a una historia. Es

la ciudad donde no haya lugar la esfera pública, pues esta está en esencia determinada a dar prioridad a la

movilidad. Algo que objeta Borja, puesto que, para él, la ciudad es un lugar productor de ciudadanía, y una ciudad

genérica reproducirá lo individual sobre lo colectivo, difuminando los valores simbólicos del espacio. La ciudad

genérica es la antítesis de la ciudad del espacio público, cuya heterogeneidad es determinante en la noción de

ciudad actual, pero es la ciudad del caos, cuya configuración responde a la sociedad posindustrial. Sin embargo,

en el caso de Latinoamérica, ha venido a ser simplemente la adopción e imposición de modelos neoliberales y de

globalización; contrario al espacio público, constructor de tejido urbano, y de reconocimiento ciudadano que

articula las diferentes funciones de sus centralidades, en un equilibrio entre lo público y lo privado76

.

Por su parte, Zaida Muxi, en La arquitectura de la ciudad global, logra acercarse a una redefinición de los

nuevos monumentos urbanos sobre la antes descrita teoría de Aldo Rossi. En primer lugar, este texto muestra

cómo las políticas económicas productivas de liberalización del comercio mundial, a través de la eliminación de

fronteras productivas y comerciales, han dado el impulso necesario para desarrollar un sistema de exclusión

creciente en el que las personas tienen acceso limitado a la satisfacción de sus necesidades y solo unos pocos

pueden tener una buena calidad de vida.

Sin considerar que, justamente, a través de esta concepción estimulada por los gobiernos del mundo, la

apropiación del territorio, asociada con la forma de construir ciudades, ha desarrollado una tendencia

homogeneizante del espacio, pues la forma de hacer ciudad y arquitectura se transforma para instaurar el desarrollo

de nuevos tipos de productos urbanos y priorizar la arquitectura en serie y la arquitectura de autor frente a la

arquitectura del territorio.

En los últimos años, los países latinoamericanos están entrando paulatinamente en una internacionalización,

en la que sus ciudades sucumben a los ánimos insaciables del consumismo, pero que, incluso, contrariamente a

propender por el desarrollo de los países, fragmenta y disgrega no solo el territorio, sino las estructuras sociales,

ampliando las diferencias entre ricos y pobres.

Lo anterior es un discurso que, lejos de ser ajeno a los procesos arquitectónicos, hoy en día genera

adaptaciones que, como lo señala Muxí, pueden clasificarse en tres grandes grupos: Estados Unidos, como

generador de los modelos; Europa, como lugar donde la implantación de estos modelos se matiza y sosiega por

la historia, la conciencia crítica de la sociedad, el peso de la tradición o la inercia de una sociedad tradicional; y

por último, Asia, África y América (al Sur del Río Grande), donde la réplica del modelo no encuentra mayores

75

Borja, La ciudad, 133.

76

Ibíd., 134.

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trabas, se busca lo parecido y la identidad con imágenes del primer mundo, en la creencia de que, así, se es parte

del planeta privilegiado77

.

La globalización, si bien es un proceso económico, incide en la determinación de los países y, por ende, en

la trasformación de los modos de producir y en cada uno de los diferentes ámbitos de la acción humana, pues es

precisamente en estas sociedades emergentes del tercer mundo donde se disipa lo local, al trasponer nuevas

pautas económico-políticas de otros contextos, sin propender por el desarrollo de sus mecanismos de ejecución.

Los valores de la sociedad actual como expresión del ámbito político, social y económico, logran su

materialización formal, bajo una identidad que, debido a su generalidad no es representativa de ningún lugar. Esta

es una tendencia que, si bien está imponiendo nuevas y modernas configuraciones espaciales en las ciudades,

ejemplificando un lenguaje universal y en el que el desarraigo por el territorio desencadena una atextualización.

Resulta en la imposición de modelos de desarrollo económico que ven en la ciudad una clave de posicionamiento

que proyecte una imagen en el mercado global donde la competitividad marca la diferencia.

Esto es, en suma, un simulacro de la realidad que el filósofo francés Jean Baudrillard logró evidenciar a

priori, como esa condición de la sociedad posmoderna que degrada sus elementos constitutivos para convertirlos

77

Zaida Muxí, La arquitectura de la ciudad global (Barcelona: Gustavo Gili, 2004), 10.

Imagen 10. Fragmentación socioespacial en la ciudad latinoamericana – Rocinha, Rio de Janeiro.

Imagen tomada del sitio web www.inomics.com, 2017.

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en objetos de consumo, lo cual, al margen de que sea cierto o no, hace reflexionar sobre la forma en que las

ciudades se están trasformando en grandes urbes o zonas metropolitanas, ya que, si bien es cierto esta condición

les hace partícipes dentro de la perspectiva económico-mundial.

Paralelamente, la interacción humana en las ciudades se ve afectada, pues estas están cayendo bajo el signo

del consumo como el medio por el cual cobra vida la realidad. Es este nuevo cúmulo de significaciones hiperreales

que, de una u otra forma, definen la nueva identidad del espacio público de la ciudad, en la que, lejos de preservar

su construcción social, termina por limitarlo a ser un ornamento espacial.

Todo esto no es más que una escenificación de elementos de simulación, en busca de poseer algo que en

realidad no se tiene y desconocer lo que verdaderamente se es. Una fijación urbana que subvalora las

preexistencias de la ciudad y, con ellas, su determinación simbólica como lugar, para dar paso a la asimilación

espacial de disimulos de otras realidades, y que, a ciencia cierta, no significan nada. Una arquitecturización de la

ciudad que ha trasfigurado la imagen de las áreas urbanas a través de planes de revitalización y renovación que

terminan en entredicho por su insignificancia, extinguiéndose en el corto plazo.

Un claro ejemplo de esta tendencia de simulación, es la cultura de usar-y-tirar de Estados Unidos, propia de

la construcción de su historia y de su entorno, como explica Muxi: un edificio puede ser “gótico” o “renacentista”

simplemente por una cuestión de piel, de imagen, independientemente de que haya sido construido en el siglo

XIX o XX, en otra realidad y con otra tecnología.

El tiempo y el lugar pierden sentido cuando el mundo se resume en formas sin referente78

. Es tan solo un

flujo de experimentaciones de prácticas urbanas y arquitectónicas que, en el caso de América Latina, perduran

como palimpsestos sobre la trama urbana contemporánea; residuos de ensayos de recuperación de la ciudad y su

tejido urbano, social y productivo, como de la explotación mercantilista por parte de algunos sectores que

destruyen lo colectivo. No obstante, la ejecución de este tipo de modelos arquitectónicos en los que se contamina

el hecho construido local impide la implantación de productos acabados que han de traducirse al contexto

específico.

La ciudad global es una ciudad híbrida en busca de una singularidad diferencial; una nueva identidad que le

integre en el tejido mundial como estrategia de posicionamiento dentro de esta estructura económica; un eje

articulador de nuevos territorios no visibles en los que convergen diferentes sistemas de capital dentro de una

aldea global, como impulso base de competitividad. Hoy estamos siendo espectadores de cómo los acuerdos

económicos y comerciales privatizan los espacios de la vida urbana para dar cabida a su mercantilización,

modificando las relaciones sociales en las ciudades. La ciudad global no es única, ni tampoco un grupo de

ciudades, sino que son fragmentos interiores en diferentes ciudades, especialmente bien comunicados, tanto real

como virtualmente, con las otras áreas globales, la cual se constituye a partir de áreas separadas en el espacio

físico, pero unidas en el espacio de la comunicación y los flujos79

.

78

Muxí, La arquitectura, 11.

79

Ibíd., 26.

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Muxi añade que, si bien en la década de 1970, la cultura arquitectónica europea planteó un discurso de

recuperación urbana de la ciudad como espacio público, contrario a la división funcional promovida por el

movimiento moderno. La configuración de ciudad dentro de la ciudad, gracias a la crisis económica en la década

de 1980, impulsó el desarrollo y la mejora de infraestructuras de producción, información, comunicación,

transporte, etc., para promover nuevos flujos de capital. Esto desencadenó una serie de transformaciones urbanas,

tales como recuperar los centros como escenificación de la historia urbana y desarrollar parques temáticos de

ocio, edificios corporativos y redes de comunicación de aeropuertos a autopistas. Lo cual aceleró su inserción en

el mapa mundial, sin dimensionar los efectos correlativos que aun, en la actualidad, llevan consigo estos, dado el

enfoque sesgado de prelación a las inversiones privadas sobre las públicas.

Desde esta perspectiva, la estructura urbana se transforma de su configuración originaria hacia una ciudad

collage, de fragmentos aislados, pero autónomos; articulados homogéneamente bajo un mismo propósito. Un

lugar o no lugar, resultado de mutaciones en el tiempo, al que indistintamente se le han agregado unidades de

significación independientes, regidas por los intereses del mercado, sin una noción clara de conjunto. Muxi asocia

esta ciudad collage con la inserción de sectores de la ciudad, a través de dinamizadores urbanos de mercado

dentro de tres valores de lo global que actúan como:

a. accesibilidad: desarrollo de sistemas de comunicación digital (redes y satélites) y

análoga (vías, trenes, puertos, aeropuertos) como elementos de cualificación y

conexión entre territorios;

b. imagen: recuperación de las áreas históricas para nuevos usos de ocio, edificación de

centros empresariales, hoteles de cadenas internacionales, restaurantes y/o tiendas

de marcas de moda, y así mercantilizar la memoria; y

c. emblema: desarrollo de elementos dinamizadores del entorno en los que se reúnan

actividades similares con el objetivo de jalonar procesos de urbanización a gran

escala (Silicon Valley, Disneylandia, etc.).

Esto representa una gentrificación o aburguesamiento de áreas urbanas que ha degenerado en la

suburbanización de sectores de la ciudad, lo que desencadena un éxodo de las clases medias con menos recursos

hacia la periferia y la ocupación por parte de una privilegiada población acomodada que impulsa procesos de

renovación vinculados a la satisfacción de sus necesidades de trabajo, vivienda y entretenimiento, para hacerles

así herederos de un espacio urbano especial.

En este sentido, nuevas lógicas establecen las funciones del espacio público contemporáneo y, a su vez, de

la forma urbana de la ciudad, de acuerdo con los distintos movimientos de flujo de capital y rentabilidad. En

consecuencia, estas necesidades cambiantes del mercado determinan nuevas relaciones entre lo urbano y lo

arquitectónico, de una manera más flexible, con el objetivo de poder reinventarse continuamente para satisfacer

sus pretensiones de novedad; consumismo que finalmente sustrae vestigios de preexistencias urbanas para

disolver su identidad y erigir en estos puntos nodales de su intrincada red, los cuales fraccionan la cohesión social

del espacio entre la inclusión y exclusión de sus ciudadanos. Así pues, la tematización de las ciudades está a la

vuelta de la esquina y pareciera ser imposible negarse a ser partícipes. Las ciudades están en la búsqueda de

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arquitectos de talla mundial que generen un alto impacto mediático y, asimismo, les permita adquirir algunos

rasgos abstractos de simbolización contemporánea que les ubique en el marco internacional.

Muxi concluye, entonces, que la idea de monumento de Aldo Rossi logra su contextualización en la ciudad

actual, ya que, si bien los nuevos monumentos son contrarios a los propuestos por este, cumplen las mismas

funciones. El locus ya no es el elemento determinador entre el hecho construido y el lugar, sino que ahora el hecho

universal simbólico simplifica la configuración de nuevas experiencias urbanas en imágenes reduccionistas de la

realidad. Ahora, las edificaciones se transforman en hitos urbanos, sin responder al entorno donde se implantan,

para así transmitir valores pre-difundidos y reconfigurar la ciudad a través de estos. Así pues, el monumento

espacio ceremonial del rito como elemento permanente celebra y conserva el mito y consolida una experiencia

simbólica a través de formas rituales.

Creo que la importancia del rito y su naturaleza colectiva, su carácter esencial como elemento conservador del mito,

constituyen una clave para la comprensión del valor de los monumentos y […] de la transmisión de las ideas en la

realidad urbana […]80

Si el monumento es la escenificación o representación del mito colectivo validado por los ritos, los nuevos

monumentos son aquellos que aglutinan los valores correspondientes a la sociedad de consumo, base de la ciudad

global, pues en su interior son posibles las nuevas formas rituales marcadas por la preeminencia del consumo81

.

En estos se consolidan nuevas formas de vida urbana y reinventan el mito colectivo, de manera que la experiencia

de este como lugar de intercambio personal se supedita a la experiencia del consumo; no solo desde su carácter

económico, sino desde la acción de acabar con la experiencia personal de descubrimiento y deriva, por recorridos

urbanos en vías de comunicación vehicular. El espacio público de la ciudad hoy está lejos de replicar los

planteamientos situacionistas, a partir de los cuales se podría construir una experiencia personal, desde un plano

mental con monumentos e hitos propios. Ahora, la ciudad se configura por redes y nodos donde permanecen

puntos conectados y desconectados que permiten su reconocimiento e identificación, como lo establece Kevin

Lynch, en La imagen de la ciudad: una conexión sujeta a la colocación de los fragmentos que condicionan los

recorridos, anulando la experiencia individual y toda posibilidad de deriva y alejándose de toda posibilidad de

generar apropiación.

Rem Koolhaas, en Delirio de Nueva York82

, encuentra en Manhattan el escenario de representación de la

civilización occidental. Manhattan es el laboratorio de una nueva cultura de innovaciones urbanísticas, que busca

optimizar el espacio urbano a través de una retícula diseñada hacia 1807 y regular su ocupación “final y

concluyente”83

, a través de una cuadrícula en la que llama la atención el hecho de que se hayan dejado pocos

espacios libres y que, a su vez, es acertada para la salud, los placeres, la comodidad y el comercio. Sin embargo,

es precisamente debido a esta retícula neutral que se proyectó un programa intelectual, indiferente de su topografía;

80

Muxí, La arquitectura, 42.

81

Ibíd., 43.

82

Este manifiesto retrospectivo de Manhattan no solo explora las mutaciones arquitectónicas (Central Park o los rascacielos), los fragmentos utópicos (el Rockefeller Center o el edificio de

la ONU) y los fenómenos irracionales (Radio City Music Hall), sino que además examina la manera como cada manzana está cubierta por varios estratos de arquitectura fantasma en forma de

antiguos ocupantes, proyectos abortados y fantasías populares que proporcionan imágenes alternativas a la Nueva York que existe: una isla mítica donde la invención y la puesta a prueba de

un modo de vida metropolitano y su consiguiente arquitectura podrían aplicarse como un experimento colectivo en el que la ciudad entera se convierte en una fábrica de experimentación

artificial, donde lo real y lo natural dejan de existir.

83

Rem Koolhaas, Delirio de Nueva York: un manifiesto retroactivo para Manhattan, 9a. (Barcelona: Gustavo Gili, 2016), 30.

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un trazado de calles y manzanas que pretende extinguir la naturaleza; una retícula de equilibrio aparente entre orden

y caos, y que se restringe al uso de la manzana, un mosaico de episodios de la ocupación humana que contienden

entre ellos.

Coney Island fue descubierta un día antes que Manhattan, en 1609, y fue el laboratorio natural de pruebas

de lo que finalmente se desarrolló en la isla grande84

. Hacia 1823, gracias a la construcción de la conexión artificial

entre la tierra firme y la isla, se estableció una relación con Manhattan para contrarrestar, a través de lugares

destinados al esparcimiento y el recreo, el efecto debilitador de la civilización urbana85

. Coney Island fue por

muchos años el lugar ideal para recobrar el equilibrio. Allí las personas encontraron desarrollos tecnológicos de

placer que le imprimieron un sello particular a la vida urbana86

.Koolhaas haciendo uso del método paranoico

crítico, ampliamente utilizado por el pintor surrealista Salvador Dalí, percibe cómo estas características atípicas,

hasta el momento, se enlazan con objetos con los cuales aparentemente no tienen conexión.

El rascacielos de Manhattan nace por etapas, entre 1900 y 1910. Este representa el encuentro fortuito de

tres innovaciones urbanísticas distintas que, tras llevar una vida relativamente independiente, convergen para

formar un solo mecanismo. Los tres factores que confluyen finalmente en el rascacielos pueden identificarse así:

1) la reproducción del mundo, 2) la anexión de la torre y 3) la manzana sola87

.

Koolhaas, en primer lugar, logra establecer cómo la invención del ascensor en 1870 permitió desvincular

todas las superficies horizontales, situadas por encima de la planta baja, al dominio comercial imperante en la

surgente metrópolis, por lo que encontró en el rascacielos una estructura capaz de multiplicar y reproducir

espacios casi indefinidamente sobre una única implantación urbana, donde se materializaron diferentes mundos

en cada parada.

En consecuencia, la “vida” dentro del edificio está fracturada. Los episodios que ocurren en las plantas son

tan radicalmente inconexos que resulta inconcebible que puedan formar parte de un solo escenario. El edificio se

convierte en una estantería de privacidades individuales. Cada parcela metropolitana da cabida, al menos, a una

combinación imprevisible e inestable de actividades simultáneas, lo que hace que la arquitectura sea menos un

acto de previsión –como era antes– y que el urbanismo sea un acto de predicción solo limitada88

.

Es este un acto de ilusionismo en el cual se apela a la reproducción de otras realidades a través del uso de

recursos ingenieriles y arquitectónicos aprendidos en Coney Island, como parte de una colonización artificial del

espacio. El rascacielos es, entonces, la respuesta al modelo impulsado por el manhattanismo, de una ciudad dentro

de la ciudad; es la atmosfera ideal para contener las actividades culturales, comerciales e industriales de la gran

ciudad.

En segundo lugar, la anexión de la torre permitió la ruptura de todo patrón de homogeneidad entre los

edificios, pues esta está destinada a sostener la cúspide. Asimismo, gracias a la instalación de un reflector, es el

84

Koolhaas, Delirio, 30.

85

Ibíd., 30.

86

Aunque desaparece años más tarde como materialización de su decadencia en el tiempo, la cual ya había tratado de disimular mediante novedosos espectáculos que reafirmaran su imagen

y la atención de sus asistentes, Coney Island no acabó como experimento social y urbano moderno, sino que anticipó el desarrollo urbanístico de Manhattan y su determinación como mutación

espacial fue referente de la ciudad de Nueva York hasta nuestros días.

87

Koolhaas, Delirio, 82.

88

Ibíd., 85.

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faro indicador de una fuente de espectáculo o zona de placer, que tal y como sucedía en Coney Island, atrae hacia

sí al público metropolitano.

Por último, la concepción de la manzana sola fue una innovación urbanística, pues, en Manhattan, todas son

idénticas y determinadas por la retícula, y la mutación en una de ellas afecta a las demás. Por esto mismo, a cada

una le subyacen leyes privadas que incluso llegan a promulgar un cierto tipo de ideología, una realidad alternativa,

como un parque de Coney Island, pero sin exceder su propio tamaño. Cada manzana puede transformarse entonces

en un enclave autosuficiente de lo “sintético irresistible”. Este potencial implica también un aislamiento esencial:

la ciudad ya no consiste en una textura más o menos homogénea —un mosaico de fragmentos urbanos

complementarios—, sino que cada manzana queda entonces sola como una isla y debe arreglárselas básicamente

por su cuenta. Manhattan se transforma en un archipiélago seco de manzanas89

.

Koolhaas, entonces, metaboliza la teoría del monumento de Rossi, en la contemporaneidad, a partir de un

profundo razonamiento de los valores del hecho construido. Toda construcción se convierte en un monumento o,

al menos, suscita una gran expectativa sólo gracias a su tamaño; incluso, aunque la suma o la naturaleza de las

actividades concretas que alberga no merezcan una expresión monumental.

Esta categoría de monumento supone una ruptura radical y moralmente traumática con las convenciones del

simbolismo: su manifestación física no representa un ideal abstracto, ni una institución de importancia

excepcional, ni una articulación tridimensional legible de una jerarquía social, ni una conmemoración. Este

monumento del siglo XX es el automonumento, y su manifestación más pura es el rascacielos90

, en el cual se debe

satisfacer la dicotomía entre ser un monumento el hecho construido —permanencia— y, al mismo tiempo, un

antimonumento el cambio que es la vida —existencia—.

Así pues, según Koolhaas, lo exterior hace ciertas revelaciones sobre el interior, que luego el interior

corrobora, lo cual genera una reflexión en torno a cómo el volumen de los elementos que contiene una edificación

aumenta en unidades al cubo, mientras que su envolvente en unidades al cuadrado. Por tanto, la superficie tiende

a representar cada vez menos la actividad interior, síntoma de la automonumentalidad, de diferencia entre el

contenedor y el contenido.

Los creadores de Nueva York descubren una zona de libertad sin precedentes; la explotan y la formalizan en

el equivalente arquitectónico de una lobotomía: el corte quirúrgico de la conexión entre los lóbulos frontales y el

resto del cerebro, con el fin de aliviar algunos trastornos mentales, al desconectar las emociones y los procesos

del pensamiento.

El equivalente arquitectónico separa la arquitectura exterior de la interior, de este modo, el “monolito” le

ahorra al mundo exterior el tormento de los cambios continuos que hacen estragos en su interior, es decir,

esconden la vida cotidiana91

. Koolhaas, a partir del estudio de las características e incoherencias del estado de la

89

Koolhaas, Delirio, 97.

90

Ibíd., 100.

91

Ibíd., 101.

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ciudad, desarrolló toda una exploración en torno a las complejidades del escenario actual, fruto de condicionantes

temporales y espaciales. Lo arquitectónico debe no solo contener las actividades humanas, sino acoger la vida

urbana presente en el espacio público, producto de permanentes mutaciones sociales y culturales ente la

arquitectura y la ciudad.

Variaciones de la unidad

La dispersión del espacio público

La fragmentación urbana por la combinación de un capitalismo desreglado con la lógica sectorial de las

administraciones públicas, produce la multiplicación de elementos dispersos y monovalentes en un territorio cortado

por vías de comunicación; “los no lugares ya no se interpretan como recipientes existenciales permanentes, sino que

son entendidos como enormes focos de acontecimientos [...] no lugares definidos por la sobreabundancia y el exceso.

Son siempre espacios relacionados con el transporte rápido, el consumo y el ocio”92

La arquitectura contemporánea es el análisis de la realidad, aquella en que los objetos aislados producto de nuevas

elucubraciones persiguen entender el valor del espacio público que en ellos se define, a fin de desarrollar

estrategias de adaptación al contexto, en donde cada objeto arquitectónico se articula al sistema que configura la

ciudad. El término de sistema como tal, es definido como un “conjunto de cosas que relacionadas entre sí

ordenadamente contribuyen a determinado objeto”93

; una estructura regida por unos principios de equifinalidad.

Esta teoría, surgida en el campo de la Biología, aparece como concepto en la Crítica de la razón pura de Kant, que

definía la arquitectónica como el arte de construir sistemas. Étienne Bonnot Condillac lo relaciona en Tratado de

los sistemas (1749) y G. W. F. Hegel lo define como articulación de cada cosa en el todo94

.

Sin embargo, su estructuración como método sistemático de análisis amplió la complejidad y asertividad en

las deducciones y su aplicación proporcionó la comprensión de las unidades componentes de un problema que,

al sumarse, revelan el funcionamiento de un todo. En definitiva, su consolidación como método sistémico no se

dio sino hasta 1960, en la teoría general de sistemas enunciada por el biólogo Ludwig von Bertalanffy, que explicó

cómo un sistema responde a una lógica de interdependencia e interrelación de sus componentes, en los que

cualquier tipo de variación genera una reacción en serie.

¿Por qué aplicar la teoría de sistemas a la arquitectura contemporánea? Si bien el problema del objeto

arquitectónico se condensa en la arquitectura, esto a su vez no ha permitido contemplar muchas de las relaciones

existentes, en sus diferentes escalas de análisis. Por consiguiente, la aplicación de la teoría general de los sistemas

a la arquitectura no intenta alterar la epistemología del oficio; al contrario, busca ampliar sus herramientas de

análisis y proyectación95

; además de generar conocimiento acerca de los niveles de intervención consciente en un

sistema.

92

Borja y Muxí, El espacio, 11.

93

RAE, «Diccionario de la lengua española», Diccionario de la lengua española (Real Academia Española), accedido 1 de mayo de 2016,

http://dle.rae.es/?id=Y2AFX5s.

94

Josep María Montaner, Sistemas arquitectónicos contemporáneos, 5a. (Barcelona: Gustavo Gili, 2016).

95

Camilo Villate y Brando Tamayo, «La práctica de la arquitectura como racionalización sistémica», Dearq - Revista de Arquitectura / Journal of Architecture, no 6 (julio de 2010): 178-99.

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Es decir, significa dar lugar a valoraciones complejas que obvien todo tipo de reduccionismo y así descubrir

las estructuras componentes de la ciudad; desarrollar nuevas formas de proyectar ciudad por medio del desarrollo

de procesos de pensamiento y análisis que permitan comprender lo complejo de lo simple; identificar y

comprender cada uno de los sistemas estructurantes de la ciudad, y así comprender su capacidad de interacción

con un contexto/entorno96

.

Un sistema es un conjunto de elementos heterogéneos (materiales o no), de distintas escalas, que están relacionados

entre sí, como una organización interna que intenta estratégicamente adaptarse a la complejidad del contexto y que

constituye un todo que no es explicable por la mera suma de sus partes, cada parte del sistema está en función de otra;

no existen elementos aislados. Dentro de los diversos sistemas que se pueden establecer, la arquitectura y el urbanismo

son sistemas de tipo funcional, espacial, constructivo, formal y simbólico […] el concepto de sistema significa inscribir

toda obra dentro de escalas mayores y menores, ya que cada estructura accesible al análisis se sitúa siempre dentro de

otros sistemas de orden superior97

.

Sin embargo, esto es algo que apenas se ha logrado comprender desde el ámbito arquitectónico por un limitado

grupo de proyectistas, pero que se hace necesario implementar en todos los procesos de diseño que en el tiempo

deben recabar en procesos de racionamiento más estructurados que retroalimenten la practica arquitectónica.

“La teoría de la arquitectura y el urbanismo, por su parte, ha ido enriqueciéndose con las ideas de complejidad,

diversidad y sistema [...] al aplicar esta idea a sistemas más complejos, a una escala intermedia entre la arquitectura y

la ciudad”98

.

Imagen 11. Roma

Giovanni Battista Piranesi, Map of ancient Rome and Forma Urbis, from Le antichità Romane, 1835-1839

96

Montaner, Sistemas, 11.

97

Ibíd., 11.

98

Ibíd., 12.

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Montaner, establece así una estructura analítica de relaciones de los objetos arquitectónicos, a fin de entender

cómo se articulan entre si y alcanzan mayores niveles de complejidad funcional, espacial, constructiva, formal y

simbólica. La inclusión de este tipo de análisis en la lectura de fenómenos contemporáneos, permite esbozar de

manera estructurada múltiples niveles de información, a partir de las relaciones entre cada una de las partes hacia

el todo, o del todo hacia las partes, que revelen su caracterización tipológica.

La fragmentación del espacio como expresión de la posmodernidad en los sistemas arquitectónicos

contemporáneos responde a una recomposición de fragmentos, unidades dispersas derivadas de operaciones de

interrelación de partes (adición, sustracción, superposición, choque, colisión, etc.). Este es un efecto de la

construcción fragmentaria, que se sirve de un collage, mosaico, montaje, ensamblaje, etc., para generar una

identidad y configurar una percepción: un tipo de arquitectura, en la cual la configuración sintáctica de sus partes

hace énfasis en potenciar la complejidad general y la individualización de cada parte, lejos de proponer una unidad

o identidad99

.

En las últimas décadas del siglo XX, se consolidaron propuestas como las de la Ciudad collage de Colin

Rowe y Fred Koetter, que, a pesar de ser una propuesta teórica, valida la lógica de un urbanismo de la

fragmentación100

y tiene sus raíces en la propuesta de una sociedad abierta de Karl Popper101

. Esta es una

“estrategia de fragmentos”, como la denominó Rowe, que busca amalgamar las tramas históricas y los objetos

mediante operaciones vanguardistas, a partir de un mecanismo compositivo practicado por dadaístas, surrealistas

y cubistas. En una concepción de ciudad bricolaje, a partir de elementos inconexos, se construía un esquema

urbano con tejidos en colisión y desechos intersticiales. Esto se ejemplificaría en los proyectos de James Stirling,

Hans Hollein, Bernard Tschumi o Rem Koolhaas102

.

De esta manera, Montaner esboza dos posibilidades de proyectación a partir de fragmentos: la primera, a través

de articulación de partes en un nuevo resultado, basado en la superposición e interacción o en la reagrupación de

fragmentos dentro de megaobjetos y edificios-masa; la segunda, en una dispersión irrecuperable de fragmentos

en unidades o piezas autónomas e inconexas, que además sistematiza en seis mecanismos: a) estrategias de

fragmentos, b) montaje, c) collage urbano, d) megaobjetos, e) complejos polifuncionales y f) dispersiones de

objetos segregados y aislados103

.

La estrategia de fragmentos proyecta una arquitectura textual no figurativa, de la misma manera que en un

collage se ensamblan las partes para unificarlas en una sola estructura de significación. Esta arquitectura no se

centra en el objeto aislado, sino en las relaciones que pueden establecerse entre los objetos para determinar un

lugar104

y constituir un sistema. Peter Eisenman interpreta esta estrategia como una renuncia a toda referencia

disciplinar, a fin de proponer una arquitectura de la dispersión, constituida por palimpsestos inconexos, sin centro

o eje determinado; una obra conceptual, una arquitectura como texto que no puede interpretarse, ni leerse, sin

conocer la procedencia de los fragmentos.

99

Montaner, Sistemas, 148.

100

Colin Rowe y Fred Koetter, Ciudad Collage, Colección Arquitectura y crítica (Barcelona: Gustavo Gili, 1981).

101

Karl Raimund Popper Sir, La sociedad abierta y sus enemigos (Buenos Aires: Paidos, 1967).

102

Ibíd., 149.

103

Montaner, Sistemas, 149

104

Ibíd., 151.

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El montaje es un sistema que toma como referencias la secuencia y el montaje en el cine: movimientos,

saltos y yuxtaposiciones del cine, la fotografía y la danza, que Bernard Tschumi proponía trasladar a formas y

espacios de la arquitectura y la ciudad, a través de la generación de un entorno con una lógica propia, formado por

fragmentos que rechazan el contexto de la ciudad.

Por su parte, el collage urbano es un modelo de composición arquitectónica en que la colisión de fragmentos

de procedencia heterogénea produce disonancias105

. Esta es una operación de articulación sintáctica de partes

(volúmenes y grosores, lenguajes y textos) que actúa como un agente reestructurante y de sutura de la ciudad

existente. Tiene como objetivo configurar un lenguaje basado en la superposición de fragmentos diversos y

heterogéneos. Rem Koolhaas, uno de sus principales exponentes, realiza, a través de Delirio de Nueva York y la

Ciudad Genérica, tratados teóricos en los que argumenta este arquetipo de composición fragmentada, que vincula

lo reciente con lo existente del lugar.

En tanto que los megaobjetos, son edificio-masa definido por la planta y las secciones libres, una

superposición espacial y múltiples conexiones interiores, a través de una reagrupación de fragmentos, por lo cual

se comprende como un collage en tres dimensiones que contiene diversidad de objetos singulares constituidos

por fragmentos heterogéneos; un espacio contemporáneo aditivo, estratificado, no articulado, sino subdividido,

dentro de una verticalidad, que responde a diversidad de usos.

En cuanto a los complejos polifuncionales se refiere, la fragmentación, la diversidad y la complejidad

constituyen un tipo de tejido urbano multifuncional en el que se inscriben usos complementarios ─vivienda,

espacio público y semipúblico (terrazas), supermercados, tiendas, estacionamientos─ y usos deferentes

─oficinas, talleres, servicios de ocio, etc.─, de acuerdo con factores de densidad, peatonalización y calidad de

vida, que apuntan al desarrollo de piezas urbanas densas y variadas106

.

Por último, en las dispersiones de objetos segregados y aislados, los fragmentos están dispersos,

desarticulados, segregados y aislados, sin contacto entre ellos y disgregan grupos sociales a través de

construcciones autónomas que desprecian su entorno urbano; asimismo, estas dejan un vacío sin atributos a su

alrededor, en el que dominan las calles, los estacionamientos y las autopistas, los barrios cerrados o las

urbanizaciones privadas definidas por muros y rejas, los centros comerciales y de ocio como grades fortalezas

segregadas de la ciudad tradicional, y los parques temáticos como focos que provocan la destrucción del

territorio107

.

El carácter fragmentario y disperso del conjunto de objetos arquitectónicos entre sí es tan intenso que

requiere del desarrollo de instrumentos de altos niveles de complejidad que generen posibilidades de estudio de

estas nuevas lógicas arquitectónicas. Cada obra debe ser interpretada en relación con la manera como fue

concebida, dada su diferencia con el entorno.

105

Montaner, Sistemas, 155.

106

Ibíd., 168.

107

Ibíd., 169.

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Nuevas territorialidades

La desfragmentación urbana

La ciudad se ha convertido en un laboratorio social108

en el que continuamente se experimentan y desarrollan

modelos de configuración de la vida cotidiana en el espacio urbano. Según el sociólogo francés Henry Lefebvre,

“la ciudad es la proyección de la sociedad global en el terreno”, un espacio síntesis de las expresiones de una

sociedad; el producto de la continua transformación en el tiempo de su actividad política, económica, cultural y

social; una agrupación de usos y percepciones.

Por lo tanto, Lefebvre sugiere una producción social del espacio constituida por tres aspectos relacionados:

práctica espacial (lo material), representación del espacio (lenguaje codificado) y espacio representacional

(experiencia cotidiana); reflexiones en contra del funcionalismo desbordado y la homogeneización del espacio,

para así reivindicar la diferencia, la variedad y la diversidad propias de la cultura. Vale aclarar que el anterior es un

discurso que fue introducido por arquitectos y artistas, que, inquietados por la alineación espacial y cultural de la

ciudad, se interesaron por las problemáticas de la cotidianidad.

En este contexto, se crea en 1957 la Internacional Situacionista, grupo artístico que consideraba la

arquitectura y el paisaje urbano como lugares de representación física de la lucha política por la conquista de la

libertad en la ciudad, una liberación de lo cotidiano109

. Para ello, los situacionistas pretendían crear “situaciones”

y construir encuentros creativos en lugares específicos que posibilitaran una alteración crítica de la vida cotidiana,

al tiempo que potenciaban modelos experimentales para la transformación de la ciudad mediante un “urbanismo

unitario” (integrando la creación artística en la ciudad)110

.

Por su parte, Guy Debord concibe ver la ciudad como lugar, al descubrirla a través de los conceptos de la

dérive (técnica de tránsito fugaz a través de ambientes cambiantes) y el détournement (integración de la producción

artística con la construcción superior de un ambiente). Por ejemplo, Guy nos brinda una concepción de Paris

plasmada en planos como The naked city y Guide psychogéographique de Paris, en los que se indican

posibilidades de trayectoria y experiencia sobre su división espacial lo cual será también explorado en 1959 por

Constant, en la New Babylon, donde la ciudad es un espacio carente de centro y periferia, lleno de megaestructuras

al servicio de la comunidad111

.Tanto Guy Debord y Constant concebían sus proyectos como obras, con estructuras

ligeras, flexibles y dinámicas, que sus habitantes podían modificar para generar su entorno privado. Asimismo,

reposaban sobre pilares que permitían a todo el conjunto fijarse en otros sitios y, a su vez, dejar espacio libre para

dar lugar a reuniones públicas y actividades lúdicas; todos estos desarrollos tecnológicos que Constant

consideraba que liberarían al hombre de tareas alineantes.

Por otro lado, Archigram se funda como un conjunto de arquitectos en medio de la naciente sociedad de

consumo de la época, para la cual la ciudad es un ente obsoleto necesitado de una ruptura radical en cuanto a las

formas y los métodos112

. Gracias a la utilización de recursos de proyectación fundamentados en los avances en

cibernética e informática, estos arquitectos conciben una autonomía de conexión y desconexión a redes técnicas;

108

José Miguel García Cortés, Políticas del espacio: Arquitectura, género y control social, IAAC, Institut d’Arquitectura Avançada de Catalunya (Barcelona: Actar, 2006), 123.

109

García, Políticas, 9.

110

Ibíd., 9.

111

Ibíd., 11.

112

Ibíd., 11.

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concepto extrapolado a una propuesta de ciudad non plan of a non city, basada en la idea de cambio permanente,

y según la cual el urbanismo frena los procesos innovadores espontáneos y la consolidación de lo urbano en lugar

de dinamizarlo, por lo cual el sujeto es el eje de sus desarrollos.

En su momento, Archigram propuso alternativas idealistas que impulsaron una nueva noción del espacio

urbano, a partir del concepto de collage como elemento integrador de funcionalidades, las cuales se evidencian

en proyectos como Plug-in-City (1962-64) de Peter Cook, ciudad como estructura de redes que contienen las vías

de acceso y los servicios; Computer City (1964) de Dennis Crompton, ciudad como dispositivo electrónico

continuo que recibe y controla tanto el crecimiento de la ciudad como las necesidades de sus habitantes; Walking

City (1963) de Ron Herron, ciudad que camina alrededor del mundo realizando un urbanismo indeterminado, a

expensas del deseo cambiante de los individuos; The Cushicle (1966) de Mike Webb, entorno libre de cualquier

restricción, que el individuo lleva sobre su espalda y lo acondiciona a cada situación o estado de humor113

. De

esta forma, Archigram concibió una re-creación contemporánea del nomadismo, una ciudad metamorfoseada que

soluciona las diversas y cambiantes necesidades del individuo, desestimando las permanencias.

La arquitectura crea unos lugares donde se desarrolla nuestra existencia cotidiana, establece un orden y

origina unas fronteras que conllevan la construcción de un mundo determinado y la manera como lo vemos. De

este modo, se ayudan a construir y reproducir las relaciones de poder; a reflejar las identidades, las diferencias y

las pugnas de sexos, razas, culturas, edades y clases sociales114

, donde el concepto de espacio, al no ser algo

abstracto ni homogéneo, refiere a las posibilidades de accionar del sujeto como las que determinan un

comportamiento social.

Richard Sennet, en su texto Carne y piedra, explica cómo los planificadores en la Revolución francesa

articulan el concepto de libertad a la disposición de espacios libres de todo obstáculo al movimiento y la visión115

.

Ocurrió más tarde, reafirmado por el Plan Haussman, proyecto de renovación urbana de París, que se planificaron

calles largas y uniformes con el objetivo de controlar a las masas, separar los barrios ricos de los pobres y

posibilitar un tráfico rápido116

. Esta es una afirmación clara de cómo es concebida la ciudad, no solo a partir de

formas físicas, sino de la interacción entre condicionantes económicas, políticas y sociales, por medio de las

cuales se reafirman relaciones de dominación.

Las ciudades del presente son el resultado ya no tanto de un lugar, sino de la interconexión de espacios en

los que la propensión de lo construido se da con la yuxtaposición de servicios, muchas veces, disímiles. Las

ciudades del presente son una serie de núcleos diseminados que incrementan la proliferación de infraestructuras

de comunicación entre los núcleos y determinan una experiencia enmarcada por la circulación. Son una

urbanización producida por procesos de globalización económica e informacional que no solo alteran la percepción

urbana, sino que suscitan un espacio urbano hibridado y en mutación constante. Por ello, como lo señala Paul

Virilio, “la arquitectura es un instrumento de medida, una suma de saber capaz, al medirnos con el entorno natural,

de organizar el espacio y el tiempo de las sociedades”117

, pues conforme a la transformación de las ciudades, se

113

García, Políticas, 13.

114

Ibíd., 13.

115

Ibíd., 37.

116

Ibíd., 41.

117

Ibíd., 51.

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deben transformar las formas de aproximación a un territorio urbano que deriva entre la uniformidad espacial y la

marginalidad de los no ciudadanos.

En este contexto, aparece una de las formas más recientes de actividad pública: “ir de compras”, convertido

en un rito118

que sustituye la plaza pública como lugar de encuentro y centro de la vida social, cuyas actividades

poco a poco están siendo sustituidas por el centro comercial, el cual impone nuevas formas de relación social y

espacial, en un ambiente controlado, que transmite cierto tipo de seguridad.

Los centros comerciales son lugares en donde se puede llegar a tener acceso a casi cualquier tipo de

experiencia mercantilizada de consumo o entretenimiento y que algunos han denominado “control social de las

masas”. Así, la vida pública es recreada en un espacio hermético privado, bajo una ilusión de armonía social que

contrasta con la realidad de la ciudad. Esta es una configuración urbana contemporánea que da cuenta de la

mutación de una sociedad regida por el mercado, pero también de una transformación profunda de la noción de

ciudad; tanto así que no se puede concebir el análisis de la una sin la otra, pues, según explica Koolhaas:

La calle se ha convertido en residuo, en artificio organizativo, un mero segmento del plano metropolitano continuo,

donde los restos del pasado se enfrentan a los equipamientos de lo nuevo en un difícil pulso […]. Lo grande ya no

necesita a la ciudad: compite con ella, representa, se anticipa a la ciudad; o mejor dicho, es la ciudad.119

La relación dialéctica entre lo público y lo privado es alterada para dejar de ser un ámbito de elementos

complementarios y pasar a ser uno de subordinación de lo público a lo privado, lo que indefectiblemente produce

cambios en la forma de habitar y percibir el mundo.

Paralelamente al crecimiento exponencial de las ciudades, se incrementa en estas el miedo, una sensación

incómoda a estar con el otro, que, afianzada en la percepción ciudadana, desata toda una explosión inmobiliaria

de proyectos de ciudades privadas, en las que se apela a una organización planificada de las actividades en un

ambiente de vigilancia permanente. Este aislamiento como sinónimo de calidad de vida termina por legitimarse

en la fragmentación del tejido urbano, soportado por una infraestructura vial secundaria que acrecienta su

incomunicación, pues en la mayoría de los casos solo funcionan para sus habitantes.

Así pues, al minimizar sistémicamente los encuentros entre “extraños”, se imponen prácticas sociales en

las que las personas no tienen ninguna necesidad de ir a la calle y se reafirma el mito de inseguridad en la ciudad

a un alto costo, puesto que, creyéndose libres, los ciudadanos son controlados según las disposiciones que la

mayoría considera pertinentes, pues, como toda ciudad, debe ser administrada por alguien120

. Bajo una estrategia

de control absoluta a partir de la cual transmite una pseudo-seguridad, este aislamiento se replica en el espacio

público con la adversa consecuencia de acabar la calle como lugar de encuentro y relación de ciudadanos.

La ciudad debería ser el espacio, el lugar de la cohesión social y los intercambios culturales, donde se concentran las

diferencias de origen, de aptitudes, de actividades […]. Asimismo, el espacio público debería ser el lugar de

118

García, Políticas, 72.

119

Ibíd., 82.

120

Ibíd., 95.

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representación y expresión de la sociedad, el espacio donde el poder se hace visible y donde el simbolismo colectivo

se materializa. Sin embargo, muchas veces se entiende que el espacio público ideal es que está prácticamente vacío,

donde no se puede hacer casi nada, ya que no existen las condiciones necesarias para ello121

.

Discurso que Jane Jacobs, en Muerte y vida de las grandes ciudades, esboza desde la importancia del

espacio público y sus causas de destrucción, a través de disertaciones críticas acerca de su situación en 1950, en

objeción a las prácticas de renovación urbana de planificadores en Estados Unidos que no concebían en la ciudad

algo más que un campo de ejecución de esquemas ideales de urbanismo. Jacobs no solo re-conoce la función

del espacio público, sino su pretensión de legitimarse a través del condicionamiento del accionar de los

ciudadanos que, lejos de querer ser desarraigados de su identidad, están en busca de hacer de lo público el lugar

natural de interacción con otras personas, al hacer volver los ojos de la administración pública hacia la noción de

espacio público; un espacio en el que se puede percibir y ser percibido y en el que, de una u otra manera, se

construye el escenario propicio para el desarrollo de control y visibilidad generalizada de su interaccionar como

sociedad.

Sin embargo, a esto se le suman, según evidenció Jacobs, problemas de dispersión territorial, segmentación

de usos, primacía de uso del vehículo privado, destrucción de barrios para la “modernización” de la ciudad e

inseguridad derivada de los usos segregados, que fácilmente terminan siendo la descripción de una ciudad

actual122

. Jacobs describe cómo las cuestiones claves de la ciudad giraban en torno a la importancia de la relación

de las personas con el espacio público: considerar y apreciar las redes creadas por los diversos usos, entender la

manzana como la unidad básica de la ciudad y la primacía de la calle como el aglutinador de la vida de los barrios.

El ajetreo de la vida cotidiana, la falta de espacios públicos para la socialización y el miedo a lo desconocido hacen

que la gente no tenga contacto con sus vecinos y vecinas. No obstante, Jacobs añade, en nuestras ciudades

proliferan los espacios públicos en los que se fomenta el pasar frente al estar, con un mobiliario urbano que no se

ajusta a las necesidades de la gente (bancos unipersonales, falta de fuentes, de servicios públicos…) y con un

diseño que propicia los espacios monofuncionales, condicionando quién y cuándo usa un espacio o haciendo que

las personas que quieren usarlo tengan que competir entre ellas para poder hacerlo123

, lo cual, de una u otra forma,

ha alterado la razón de ser del espacio urbano, como primer núcleo relacional de los ciudadanos para ser el

territorio natural del vehículo. Esto arrasa todo tejido urbano debido a su ávida necesidad de tener espacio para

circular y hace que la calle sea concebida como un espacio intersticial de intersección de vías, alejado de su

función social urbana.

El hecho de que el discurso teórico de ciudad compacta se reemplazaran por configuraciones de fragmentos

de territorios monofuncionales, dispersos y disgregados que indicaban otra lógica —ya que la experiencia

cotidiana y las necesidades ciudadanas determinan la planificación— le valió a Jacobs ser tildada de defensora

de la ciudad espontánea y sin planificar, lejos de su concepto de planificación desde la experiencia de las personas.

Los ciudadanos mismos son los que saben qué tipo de espacio anhelan y necesitan, algo casi siempre ignorado

por los planificadores, pues desconocen la experiencia del lugar.

121

García, Políticas, 97.

122

Jane Jacobs, Muerte y vida de las grandes ciudades, 4a. Edición (Madrid: Capitán Swing Libros, 2011), 7.

123

Ibíd., 9.

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El paisaje urbano en mutación constante hace coexistir diferentes concepciones en un mismo espacio, las

cuales son legitimadas a través de procesos de urbanización y sumisión a las pautas del mercado constructor. Es

a los planificadores a quienes se les ha delegado el derecho de hacer planes, por lo cual las calles siguen siendo

pensadas oficialmente para servir tan solo para que la gente vaya y venga de trabajar y cuándo se peatonalizan es

para hacer de ellas centros comerciales al natural o parques temáticos para el ocio hipercontrolado: dos

paradigmas de esa tendencia a la zonificación124

, como lo anota Delgado. La vida pública social urbana ha sido

expulsada poco a poco hacia el espacio privado como forma de protección frente a las inconstantes condiciones

de la ciudad y como garantía de su control. La ciudad proyecta espacios socializadores privados, vivienda

unifamiliar, shopping mall, hasta formas residenciales metropolitanas en núcleos aislados, a través de las cuales

las personas se aíslan de todo tipo de interacción.

Hemos pasado de la urbanización de los espacios colectivos de la ciudad a su arquitecturización. Urbanizar y

arquitecturizar un espacio público coinciden en que son dos formas de texturizarlo, es decir, de lograr no solo una

determinada funcionalidad, sino sobre todo legibilidad, capacidad de transmitir —es decir, de imponer— unas

determinadas instrucciones sobre cómo usarlo y cómo interpretarlo. Ambas formas de intervención implican voluntad

de control externo y homogenización de las practicas esperables de los usuarios, pero también suponen o quieren

suponer estímulos cognitivos y semánticos [...], urbanizar o arquitecturizar un determinado lugar significa aplicarle y

hacer operativas guías sobre las conductas, las percepciones y las ideas que se desea y se prevé que se susciten en

quienes los usen125

.

Por tanto, urbanizar no debe ser el único parámetro de configuración del proyecto urbano, pues, como lo relaciona

Jacobs, este implica la comprensión de una serie de operaciones que van más allá de lo físico; implica un espacio

de relación que amplía la escala de acción del proyectista, de manera que pueda considerar lo social, morfológico

y paisajístico como parte del emplazamiento de un proyecto. Sin embargo, ahora el espacio público, lejos de ser

urbanizado, es arquitexturizado, es decir, se le geometriza para colocar un sistema de elementos novedosos, sin

reconocer el entorno en que se imponen: intervenciones que, pretendiendo ser innovaciones urbanísticas, terminan

siendo espacios fragmentados, absurdos e insensibles a las necesidades de usuarios y habitantes.

Sin embargo, la función pública de la ciudad todavía sigue con vida; aún se inscriben en estas diferentes

formas de apropiación simbólica de los escenarios cotidianos tales como acontecimientos, comportamientos,

usos, permanencias y mutaciones. Jacobs precisa, por su parte, esta función en la acera vista como unidad básica

de análisis, pues en ella se soportan las significaciones en conjunción con el hecho construido, de la misma

manera que las calles conducen el tráfico. Ambos lugares públicos (tanto la acera como la calle) son vitales a la

hora de generar experiencia en la ciudad con la que se concibe una imagen de ciudad y así mismo es cualificada

de acuerdo con las posibilidades de interacción y contacto visual entre las personas, ya que estas son directamente

proporcionales a los niveles de uso, percepción y contemplación del espacio urbano. Una calle animada tiene

siempre usuarios y simples mirones126

.

Precisamente este tipo de aglomeraciones urbanas, de encuentros entre conocidos y desconocidos,

construye la identidad de un espacio, pues si todos los contactos interesantes, útiles y significantes entre las

124

Jacobs, Muerte y vida, 18.

125

Ibíd., 20.

126

Ibíd., 64.

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personas se reducen a amistades adecuadas para la vida privada, las ciudades acabarían totalmente embrutecidas.

La confianza en una calle se hace con el tiempo a partir de muchos y muy ligeros contactos públicos en sus

aceras127

. Por esta razón, dado que la ciudad como hecho físico concreto determina procesos de observación

expeditos en los que se agucen los sentidos hacia nuevas formas de compresión e interpretación de la vida urbana,

la ciudad no se puede entender solamente a partir de métodos urbanísticos, pues se cae en el error de analizarla

desde categorías de usos de manera independiente, y no como un sistema de múltiples combinaciones con

variadas posibilidades de reflexión.

Por esta razón, Jacobs hace una defensa a la diversidad de usos como uno de los medios de vitalización del

espacio urbano, contraria a la monotonía de la similaridad dominante de las áreas urbanas homogéneas. Aunque

esta es una lectura de la ciudad americana, en la que lo homogéneo predomina sobre lo diverso, habría que

preguntarse si en el caso de los países latinoamericanos, donde predomina la diversidad en los usos y las

apropiaciones del espacio público, se puede invertir la fórmula. En este sentido, los espacios fragmentados se

podrían suturar a través de una zona de intercambio social a través de conexiones que le vinculen a la ciudad y

conserven su identidad.

Jacobs sintetiza de manera profunda en una fuerte crítica a las políticas de renovación urbanística de los

años cincuenta, que destruían comunidades y creaban espacios urbanos aislados y antinaturales. Esto le llevo a

una defensa de la abolición de los reglamentos de ordenación territorial y el restablecimiento de mercados libres

de tierra que dieran como resultado barrios densos y de uso mixto, en los cuales la construcción de redes de

intercambio social permitiera apropiar el espacio urbano a través del civismo como estrategia para generar

seguridad y sentimiento de comunidad; todo esto mediado por su relación con el espacio público. Entendiendo

así que la falta de conexión entre diseño y realidad cotidiana obliga a las personas a transgredir el espacio urbano

para adaptar el espacio físico a la satisfacción de sus necesidades, los tejidos de la vida humana:

Están llenos de personas haciendo cosas diferentes, con diferentes motivos y diferentes fines, y la arquitectura refleja y

expresa esta diferencia, que es de contenido y no solo de forma. Como seres humanos, lo que más nos interesa son los

seres humanos. En arquitectura, como en el teatro y en la literatura, lo que le da vitalidad y color al escenario humano

es la riqueza en la variedad de lo humano [...] considerando el riesgo de la monotonía [...] el error más grave de nuestras

leyes de zonificación reside en el hecho de que permiten que un área entera se dedique a un único uso128

.

Por su parte, inquietado por la calidad de la vida urbana en las ciudades y la brecha existente entre esta y las

actividades del ser humano, Jan Gehl analiza las relaciones de distribución del espacio urbano por medio de una

serie de observaciones a partir de las cuales logra un acercamiento a los usos dados por las personas al espacio

urbano y, asimismo, desarrolla consideraciones acerca del cómo proyectar en la ciudad. Sin embargo, Jan Gehl

reconoce que lo construido y el automóvil inciden directa e indirectamente en el carácter de estos mismos

espacios, lo cual le permite desarrollar un análisis desde las calidades perceptuales. De esta manera, tal como lo

señalaba Jacobs, identifica el espacio público como el lugar de encuentro por excelencia de la ciudad, donde tiene

lugar la vida urbana y las experiencias de sus habitantes.

127

Jacobs, Muerte y vida, 83.

128

Ibíd., 263.

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Gehl advierte que las anteriores consideraciones deben ser tenidas en cuenta en la planificación y el diseño

urbano, al ser ideas humanizantes de un espacio muchas veces considerado residual, por la falta de entendimiento

acerca de su funcionamiento, el cual está relacionado con la disposición del entorno físico, con la influencia que

tiene en las actividades desarrolladas en él.

En primer lugar, se encuentran las actividades necesarias, es decir, aquellas en que las personas

cotidianamente se encuentran más o menos obligadas a realizar con regularidad (trabajo, estudio, transporte, etc.).

En segundo lugar, se encuentran las actividades opcionales, las cuales son aquellas en las que se desea participar,

adicionalmente a una ampliación en el rango de acciones por desarrollar (por ejemplo, las recreativas), y según

las condiciones externas (tiempo y lugar)129

. Por último, las actividades sociales son todas las que dependen de

otras personas en los espacios públicos, pues resultan de una acción espontánea en las dos categorías anteriores,

aunque aparecen en diferentes sitios130

. Por ello, su variabilidad está sujeta a la calidad, contenido e intensidad de

los contactos sociales, germen de desarrollo de nuevas formas de socialización, y que permite confirmar la relación

existente entre calidad y actividad.

De esta manera, se hace importante el análisis de las formas de contacto que, por lo general, se enmarcan

dentro de niveles bajos, dada las características propias del espacio fragmentado de la ciudad, lo que conlleva el

análisis de las edificaciones adyacentes a un espacio público, pues podría darse que los bajos niveles de

interrelación entre personas estén asociados con los servicios ofrecidos por alguna de estas en su interior. Es

inherente que los bajos niveles de contacto son producto de actitudes pasivas y que, por tanto, se hace necesario

indagar acerca de las posibilidades de generación de estos de un espacio en particular. Más, si se tiene en cuenta

que las ciudades minimizan la experiencia de relacionarse con otras personas, sin darse cuenta de que son estas

las que dan vida a un espacio, puesto que, si se centra todo en una contemplación de lo construido, termina por

agotar toda experiencia sensorial. Entonces, surge la incógnita acerca de cómo lo construido puede llegar a ser un

agente reproductor de estímulos en las personas, con el objetivo de hacer posible la vida social urbana. Algo que

es sencillo en la medida en que proporcionar espacios donde las personas puedan estar con otras ayudaría a

comprender sus cualidades, es decir, aquello que hace que las personas lo apropien socialmente.

Ahora, si bien las actividades exteriores determinan la calidad del espacio exterior, este está influido por la

configuración física del hecho construido, lo cual se ve reflejado en un espacio público grande e impersonal,

generado por edificaciones altas y automóviles que no hacen posible experimentar una considerable actividad

exterior, adicional al aumento de la distancia entre edificios. El otro extremo es la ciudad con edificios

razonablemente bajos y poco separados, con sitio para el tráfico peatonal y buenas zonas para estar en la calle y

en relación directa con las viviendas, los edificios públicos, los lugares de trabajo, etc. En este caso, es posible

ver edificios, gente yendo y viniendo o parada en las zonas exteriores, cerca de los edificios, porque los espacios

exteriores son fáciles de usar e invitan a ello. Esta es una ciudad viva, en las que los espacios interiores de los

edificios se complementan con zonas exteriores utilizables y donde los espacios públicos tienen mucha más

posibilidad de funcionar bien131

.

129

Jan Gehl, La humanización del espacio urbano: la vida social entre los edificios, Reimpresa, Estudios Universitarios de Arquitectura (Reverté, 2006), 45.

130

Ibíd., 20.

131

Ibíd., 39.

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Es necesario comprender de qué manera han influido los principios urbanísticos y las tendencias

arquitectónicas en las actividades exteriores y, por tanto, también en las sociales, pues, según Gehl, aunque existen

variaciones enormes entre los diferentes modelos de ciudad, son evidentes dos líneas: Renacimiento y

Funcionalismo. El urbanismo como profesión tiene sus orígenes en el Renacimiento, a pesar de que ya se conocían

prácticas urbanísticas en Grecia y Roma. Salvo un pequeño grupo de ciudades coloniales del período medieval

tardío, las ciudades surgidas más o menos entre 500 y 1500 d.C. no estaban planificadas en el sentido literal;

surgieron más bien de una necesidad y fueron configuradas por sus habitantes132

: proceso de desarrollo que fue

posible gracias a diferentes adaptaciones en el tiempo y durante el cual la ciudad se modelaba con relación a su

uso.

Antes que nada, en la Edad Media, el urbanismo cambió la ciudad radicalmente. Sin embargo, es en el

Renacimiento que se dio la transición de las ciudades de crecimiento espontaneo a las planificadas, dando

prioridad a la expresión y percepción visual generada por las construcciones y el espacio, según los desarrollos

artísticos de la época. En segundo lugar, en 1930, gracias al funcionalismo la base de toda arquitectura se dio

especialmente en los conocimientos médicos desarrollados entre el siglo XIX y XX, para producir arquitectura

saludable y fisiológicamente adecuada: viviendas con calidad de luz, aire y sol, además de edificaciones separadas

que posibilitaran el acceso de sus habitantes a espacios abiertos, afín de distribuir equitativamente los beneficios

físicos, son solo un ejemplo de ello133

.

Gehl añade a esto que el desinterés hacia la construcción social del espacio hizo desaparecer en los

proyectos la calle y la plaza como lugares, influenciando así el desarrollo de muchas ciudades hasta el siglo XX;

diferenciación funcional que otorgó al espacio un ordenamiento funcional en cuanto a viviendas, fábricas, edificios

públicos, etc. se refiere, lo cual se propició para reducir tanto inconvenientes fisiológicos, como actividades

exteriores, pues contribuyó a la dispersión de personas y acontecimientos, de la mano, además, del automóvil y

de los sistemas de transporte134

.

Esta es la razón por la cual se hizo imperioso realizar procesos de agrupación donde la calle volviera a ser

atractiva para caminar; porque, en una ciudad sana, los espacios públicos —y no los centros comerciales— son

el lugar de encuentro135

. Es así que lo público es el instrumento para potenciar la vida social en la ciudad mediada

por el reconocimiento del espacio entre lo construido desde un uso. Sin embargo, al reflexionar acerca de la

importancia de la calle y la plaza como escenarios de interacción urbana, como símbolos de la vida pública, se

logran percibir procesos de construcción de una ciudad análoga, tanto de manera subterránea, como de manera

elevada. Surge una nueva territorialidad que enfrenta de nuevo a lo público y lo privado, puesto que en la primera

(en el Renacimiento) se reconoce lo indeterminado y variable de la ciudad y en la segunda (el Funcionalismo) se

pretende determinar la ciudad a través de un sistema de calles sustitutas, análogas a las existentes.

132

Gehl, La humanización, 47.

133

Ibíd., 51.

134

Ibíd., 54.

135

Ibíd., 55.

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Antes que exista lo análogo, existe la cosa en sí misma. Trevor Boddy explica en Variaciones sobre un parque

temático136

cómo en los diferentes asentamientos humanos, a lo largo de la historia, se han inventado múltiples

variaciones, no solo de las calles como red urbana, sino también de tipos de vivienda subterránea o amontonada;

todos ellos aprendizajes que han generado disposiciones con propósitos de defensa o desarrollo agrícola, para ser

posteriormente usados en variantes de la calle convencional, como lo son los sistemas de movilidad a dos alturas.

Durante la Edad Media, en la ciudad de Chester, Inglaterra se implementa un sistema de movilidad a dos

alturas debido a las inundaciones periódicas y a la necesidad de espacios habitables en la ciudad amurallada. Más

adelante, en el Renacimiento italiano, se proponen nuevas consideraciones en torno a la ciudad, a diversas alturas,

como el corridoio vasariano, un regalo de bodas de Francesco Medici a su prometida Johanna de Austria, con la

intención de ser constituido como sistema defensivo que le permitiera a la familia huir de las refriegas callejeras,

anota Trevor Boddy. Este mismo sistema se extendió a Francia, a través de la Rue de Rivoli, como un nuevo tipo

de espacio urbano bajo la denominación de “soportales” o “sistemas de resguardo” de la lluvia en el espacio

intermedio entre los comercios y la calle, cuya difusión en aquella época promovió el desarrollo de la burguesía

y, con ello, la separación entre las diferentes clases sociales, puesto que se estableció como lugar de consumo y

ostentación137

.

A principios del siglo XIX, las galerías comerciales construidas en las principales ciudades europeas le

dieron un nuevo impulso a la idea de un sistema peatonal repleto de tiendas comerciales, de manera tal que se

aislara por completo a las personas de cualquier tipo de contacto con el exterior y la intemperie climática. La

segregación social del espacio urbano bajo esta arquitectura del control transformaría la ciudad en un gran parque

temático, como el Baron von Haussmann lo desarrolló en Paris al reorganizar la ciudad en torno a nuevos bulevares

que fragmentaron los barrios más problemáticos, a la vez que facilitó el despliegue rápido del ejército a lo largo y

ancho de toda la ciudad. Sin embargo, estas nuevas transformaciones en el espacio urbano se mantendrían en un

único nivel de suelo, hasta la construcción de ferrocarriles subterráneos y elevados en la mayoría de urbes

americanas y europeas, a finales del siglo XIX138

.

El desarrollo de la ciudad en varios niveles de altura no generó un interés mayor, puesto que requería una

inversión en infraestructura que igualaba en parte las características de la usual calle a nivel del suelo, adicional

al surgimiento de técnicas constructivas nuevas junto con el crecimiento del valor del suelo urbano, que derivó en

el desarrollo de galerías a varios niveles, como los almacenes GUM en Moscú o el Rockefeller Center, a través de

una explanada comercial, multifuncional y subterránea, donde se proponía un nuevo tipo de espacio público

fragmentado de la ciudad, el cual la rodeaba.

No sería sino hasta el siglo XX que la separación entre peatón y vehículo sería abordada con especial atención

por parte de teorías urbanas que se debatían entre historicismo y anti-historicismo, y que, por su parte,

movimientos como la Ciudad jardín y City beautiful habían defendido. Así, la ciudad análoga de diferentes alturas

que segmenta los usos adquiere sentido al menos en la imaginación visionaria de las escenografías de Fritz Lang

para Metrópolis; pero que realmente halló lugar en la Gran Estación Central de Nueva York, donde la proyectación

136

Michael Sorkin, Variaciones sobre un parque temático: la nueva ciudad americana y el fin del espacio público, Reimpresa, GG Mixta (Gustavo Gili, 2004)

137

Sorkin, Variaciones sobre un parque temático: la nueva ciudad americana y el fin del espacio público, 151.

138

Ibíd., 152.

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de una serie de túneles, rampas, escaleras, balcones y explanadas a dos niveles prefiguró el discurso de la ciudad

análoga.

En el Congrés Internacionale d´Arquitectura Moderne CIAM de 1932, bajo la guía de Le Corbusier, se

propuso eliminar los flujos peatonales por medio de “unos pequeños pasajes en forma de puentes situados sobre

las calles tradicionales”, como lo relaciona Le Corbusier y Amédée Ozenfant en Vers une architecture. Como

ejemplo, tenemos la yuxtaposición en la Ville Contemporaine (1922), que formuló un paisaje urbano de torres de

oficina, apartamentos, pistas de aterrizaje, autopistas, cafés y puentes peatonales, a través de los cuales se

estableció una nueva relación entre lo vertical y lo horizontal139

. Este modelo buscó implementar en la

reconstrucción de la posguerra de Europa sistemas alternativos peatonales como estrategia de separación de

peatón y vehículo; una idea promovida por el CIAM y Le Corbusier con baja aceptación, dados los altos costos que

conllevaba, y que fue, en últimas, descartada por algunos países y utilizada de manera simplificada en otros.

América, por su lado, no será ajena a estos postulados, pues la propagación de los ideales de la modernidad

hizo del territorio un sustrato para poder reescribir el pasado por medio del presente. La renovación urbana logró

así el pretexto perfecto para la destrucción de sectores realmente activos de la ciudad; renovación legitimada en

un ámbito político que promovía la construcción de grandes avenidas, modernas torres y plazas monolíticas,

desarticuladas del tejido urbano y sustentadas en edificaciones disfuncionales como medio de promoción

inmobiliaria de los centros urbanos.

Hacia los años cincuenta, el Team X identifica en la Carta de Atenas del III CIAM (1933), en algo considerado

como el movimiento (la circulación) una de las funciones sustanciales de la ciudad, junto con la vivienda, el

trabajo y el ocio, lo cual caracterizó a la ciudad y a la arquitectura contemporánea, pues se inscribe la determinación

de las zonas de transporte140

. El movimiento como noción de flujo —en el cual se inscribieron redes, mallas,

canales, etc.— determinó no solo el fundamento del proyecto, sino que a su vez amplió su misma concepción.

Así, la realidad actual fue un tejido de múltiples interconexiones yuxtapuestas sobre las cuales un hecho material

o inmaterial ya no podía tratarse de forma separada. La arquitectura, por tanto, se constituyó como el elemento en

el que cualquier tipo de intercambio entre redes distintas que se superponían era posible, más allá de estaciones

de ferrocarril, estaciones marítimas, terrestres o aeropuertos; lo que se pretendió fue que la arquitectura configurara

un lugar nodal articulador y receptor de cualquier tipo de redes141

.

Sin embargo, el tejido urbano de la ciudad conformado, por lugares históricos y culturales, condensó una

intrincada estructura de significados asociados con la memoria colectiva: monumentos descontextualizados que

coexisten en la ciudad funcional del movimiento moderno, como cosas que vale la pena recordar142

. El corazón de

la ciudad promulgado por el CIAM reconoció una función característica en estas nuevas interrelaciones urbanas

donde lo pasado dialogaba con lo presente y redimensionaba la lectura del hecho construido, ya no solo como

espacio, sino como ambiente urbano, donde lo formal no se separaba de lo significativo e histórico.

139

Sorkin, Variaciones, 154.

140

Ibíd., 87.

141

Ibíd., 90.

142

Ignasi de Solá Morales, Territorios, Ilustrada (Barcelona: Gustavo Gili, 2002), 101.

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De esta manera, la experiencia de la ciudad contemporánea, en medio de esta multiplicidad de estructuras

de significación, terminó en medio de la percepción difusa de intersticios espaciales y la dicotomía entre lleno y

vacío, por lo cual las nuevas posibilidades de territorialidad sucumbían ante las actuales formas de proyectación

de ciudad, cuyo ánimo homogeneizador utilitario del espacio centró sus esfuerzos en la configuración de

elementos no-arquitectónicos que condicionaban el espacio arquitectónico. Una especie de subversión urbana en

la que no se articulaba lo tradicional con lo contemporáneo, puesto que la preservación supeditaba la memoria

sobre la innovación.

La infraestructura respondió a este tipo de espacio infrautilizado o terrains vagues que Solá Morales relaciona

en Territorios como espacios que contienen más significado pasado que presente, pues aún no están

condicionados por lógicas organizativas utilitarias143

: una yuxtaposición de redes sobre las que se articulan

diferentes tipos de conexiones urbanas y metropolitanas, los cuales dan una nueva forma al lugar, ahora como un

espacio receptivo a cualquier tipo de intercambio.

El término compuesto de terrain vague responde a estas nuevas territorialidades. El primero término (terrain) alude

a un lugar o una extensión de suelo con límites precisos, edificables en la ciudad, y el segundo (vague) se refiere

desde su raíz wave a algo que está en movimiento, oscilación, inestabilidad y fluctuación; pero que, en el caso de

su raíz latina vacuus, vacant, o en inglés empty, alude a un vacío, una ausencia de uso o actividad. Las ciudades

están pobladas por estos tipos de lugares dejados por el ferrocarril, las fábricas o los puertos y abandonados por

la economía; edificios abandonados, lugares residuales cerca de ríos y vertederos o, simplemente, como índice

de obras inmobiliarias o de infraestructura que subyacen a enclaves espaciales resguardados144

, sin otra

143

Solá Morales, Territorios, 8.

144

Ibíd., 10.

Imagen 12. Liquid Architecture. Ignasi de Solá-Morales. Em: Anyhow. Cambridge, MIT Press, 1977.

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posibilidad para hallar su razón de ser que dialogar con el hecho construido, es decir, realizar cambios que le

permitan al terrain formar de nuevo parte de la configuración urbana en una racionalización del vacío, a través de

lo edificado.

Solá Morales explica cómo precisamente las personas ligadas a estos espacios se resisten a este tipo de

transformaciones, bajo el argumento de no querer ser absorbidos por una trama urbana serializada, soporte de un

nuevo tipo de ciudad, en la cual encuentran lazos de adscripción, identidad y libertad que estas personas pueden

adjudicar a un grupo social minoritario. Los parques y jardines, por ejemplo, no serán incluidos en esta

clasificación, pues estos se proyectaron como contra-espacios o modelos de exploración donde se delimitaba el

accionar de la urbe, dado que una construcción simbólica como la de estos dos espacios no es posible

reintegrarlos a la ciudad debido a las características de ambigüedad y vacuidad.

Los terrains vagues son espacios donde lo pasado supera lo presente; lugares que desaparecen de la

espacialidad territorial urbana pues ya no se reconocen como parte de la ciudad, dada la homogeneidad reinante

que propende por formas reguladoras de experiencias; pero que, por otro lado, estimulan una arquitectura de la

diferencia y la discontinuidad que responde a las condiciones de una ciudad hibridada, ajena a lo planificado. La

intencionalidad urbana, desde lo construido —condicionantes del lugar—, ahora encuentran una disonancia entre

arquitectura y ciudad; un conflicto que ha escalado hasta los habitantes de la ciudad que ahora se sienten ajenos

a ella.

Así pues, la relación arquitectura-ciudad, hoy redefinida más allá de los cánones establecidos del hecho

construido, reconsidera la firmita vitrubiana —o arquitectura sólida— para dar lugar a una arquitectura líquida

donde la fluidez y el cambio no se sujetan a un espacio, sino a un tiempo. La noción espacio-tiempo, por su parte,

propone desde la Física estar compuesta por dos polos opuestos que se relacionan, pero cuyo problema radica en

tratar de aplicar las funciones de uno en el otro y viceversa, sin ningún tipo de distinción, tal como lo enuncia

Henry Bergson, estructuralista del siglo XX, para quien la duración de la experiencia espacial se enmarca en la

diversidad de percepciones y se supedita a múltiples duraciones, de tal manera que la realidad es una construcción

de acontecimientos.

La flexibilidad en la concepción rígida de espacio-tiempo reconoce multiplicidad de experiencias tanto de

uno como de otro, de modo que, en la arquitectura, los espacios fijos se convierten en permanentes dilataciones

que modifican sin ninguna jerarquía las categorías fijas de aproximación, tanto al hecho construido como al

construible; se convierten, entonces, en una arquitectura adaptable y desintegrada del territorio, en que la usual

condicionante espacial de permanencia del lugar es deformada para propiciar la formación de vacíos obsoletos,

indefinidos y no delimitados.

Megalópolis, metrópolis, posmetrópolis, cyburbia, exópolis, global city y un largo de neologismos formados a partir de

los términos clásicos grecolatinos de polis, urbs y civitas, parecen haber abierto el camino a la proposición permanente

de palabras nuevas que permitan denominar una realidad que se entiende que ya no es igual a la de la ciudad histórica145

.

145

Solá, Territorios, 24.

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La contemporaneidad hoy es un factor importante en la redefinición y delimitación conceptual entre

arquitectura y ciudad, mediante la noción de territorio como común denominador entre ambas. Esta óptica ha

ampliado no solo los campos de investigación y reflexión interdisciplinar, sino la generación de un estado

comparativo frente a los diferentes tipos de territorialidades existentes en un mismo espacio. Las densidades, las

tipologías, las nociones de centro-periferia, la fragmentación, la difusión, la dispersión, el crecimiento, la

degradación, la transformación, etc., dejan ver una realidad antes oculta, una ciudad fragmentada en la cual cada

parte responde a diferentes condicionantes de espacio-tiempo.

La proyectación urbana, ahora en un nuevo nivel de complejidades, plantea la ruptura del ensimismamiento

disciplinar, contrario a las profundas mutaciones a las que se somete; como lo ejemplifican tres nociones

renovadoras de la ciudad contemporánea, según Rem Koolhaas146

:

a. Bigness: cambio de escala cualitativo de los problemas metropolitanos en que la

arquitectura media con la infraestructura para dar respuesta a una creciente cultura

del consumo masivo; nuevas construcciones para los que la arquitectura convencional

no parece tener proposiciones adecuadas, pues llegan incluso a competir con la

ciudad, siendo una ciudad.

b. Genérico: antídoto a la obsesión por lo específico, local, diverso y pintoresco; se basa

en la importancia de las soluciones estructurales no específicas que se relegan a un

segundo plano; proyectos que, en el tiempo, terminan por sustentarse de aquellos

que se encuentran en desintegración.

c. Neovanguardismo: identificación de novedad; innovación y nueva producción que

intenta proponer las nuevas imágenes de la ciudad, en oposición a los continuismos

tradicionalistas y preservadores del proyecto urbano.

Si bien el movimiento moderno ideó un proceso de planificación, urbanización y edificación a través del cual se

procuró establecer una coherencia lógica entre morfología y tipología arquitectónica, la realidad ahora es otra; los

fenómenos de mutación han terminado por controvertir este sistema funcionalista otrora propuesto. Los actuales

procesos disímiles de configuración espacial suponen una nueva territorialidad; una nueva lógica espacial que

hace reconsiderar las condiciones existentes para la generación de espacios destinados a las variables necesidades

propuestas.

La indagación acerca de las causas de las disímiles transformaciones a las que se ha sometido un territorio

obligan no solo a la definición de tipos de mutación, sino que, asimismo, se pueden reconocer los elementos

configuradores sobre los cuales se desarrollan. No obstante, es precisamente este cruce entre lo construido y lo

mutado que exige especial atención, ya que supone una coherencia con un modelo arquitectónico universal no

manifiesto y obliga a ver todo tipo de transformación como algo que va en detrimento de lo establecido.

La práctica arquitectónica, entonces, en lugar de prestar atención a esta nueva condición de mutación, centra

sus esfuerzos en argumentar una necesidad de solución urgente que no da cabida ni al análisis, ni a la proyectación

146

Ibíd., 31.

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del espacio, sino que más bien se conforma estrictamente a su producción, sin valorar las consecuencias. Así, el

análisis de la mutación debe conducir a reconocer una serie de variables que, desde diferentes ópticas, establezcan

criterios mínimos sobre cómo relacionar cualquier tipo de interacción de los sistemas existentes con el hecho

construido.

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Bogotá: un proyecto desde el espacio público

[Entre arquitectura y ciudad]

La transformación urbana de Bogotá desde los años noventa hasta la actualidad ha estado enmarcada en la

globalización y la liberalización del comercio, fenómeno que ha influido no solo en la evolución económica y

urbana de la ciudad, sino que ha inducido a una reorganización territorial a partir de las actividades económicas.

El modelo de apertura económica definió nuevas relaciones entre lo local y lo global, por medio de elementos de

ordenamiento territorial que alteraron los sistemas económicos, políticos y culturales, hasta generar una

fragmentación del suelo urbano.

Bogotá producto de estas dinámicas económicas de globalización y liberalización, ha visto alterada su

espacialidad para potencializar y dinamizar estructuras espaciales productivas en pequeñas áreas urbanas con

potencial de enclaves productivos. Por su parte, la globalización, al ser una tendencia mundial, prefiguró una

urbanización económica de las ciudades de tal manera que se generaron nuevas relaciones entre los sectores

económicos y los territorios, con el fin de garantizar el libre flujo del comercio147

.

La liberalización, por otro lado, desarrolló la espacialidad de las actividades productivas del fenómeno

comercial de los mercados globales, sin ningún tipo de restricción sobre el territorio y la morfología urbana;

liberación que promovió la transformación de diversos lugares bajo diferentes formas urbanas, en renovadas

estructuras espaciales que transformaron los comportamientos socioespaciales de la ciudad. En contraste, las

administraciones trasladaron al ámbito de lo local las expresiones espaciales de la economía global, con el objetivo

de construir un territorio de sistemas abiertos que garantizaran flujos sin restricciones físicas, económicas ni

políticas; por consiguiente, el movimiento fue el elemento que describió su progreso.

Es así como el territorio de la ciudad fue sujeto a procesos de urbanización complejos en los que no solo se

propendió por el establecimiento de una jerarquía entre los elementos funcionales y las pautas espaciales, sino

que reconoció en los fenómenos de crecimiento, expansión, transformación y evolución de la ciudad una

configuración estructural del suelo urbano. La dinámica económica de la ciudad pasó de ser una industria

incipiente a un comercio acelerado, lo cual obligó a repensar la ciudad a partir de los procesos de descentralización

administrativa e institucional que se comenzaron a desarrollar en las décadas de los ochenta y noventa.

La dispersión del área residencial en la ciudad y la relocalización de la industria en áreas periurbanas fue

solo uno de los tantos cambios que comenzó a experimentar la ciudad, bajo modelos económicos nacionales y

las políticas de comercio, los cuales terminaron por implementarse así: 1) configuración de la ciudad industrial

(1970-1990), 2) ciudad como plataforma de servicios (1991-2000) —característica de economías en desarrollo

que, al ver el aumento en los ingresos de la población, incrementa el consumo de todo tipo de servicios; un

ejemplo claro de la aparición del centro comercial como estructura de servicios dentro de la ciudad—, y 3) ciudad

con una economía comercial y de prestación de servicios (2000-2010).

147

Jorge Alessandri Romero Novoa, «Dinámica y transformación urbana de Bogotá, 1920-2010: efecto espacial de la liberalización del comercio», Revista Geomática UD y la Geomática, 31

de diciembre de 2011, 42.

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La ciudad experimentó un crecimiento urbano que implicó cambios en los usos del suelo, transformaciones

urbanas y generación de nuevas ocupaciones del suelo148

, así como cambios en su autonomía política, lograda

para la elección popular de alcaldes a partir de 1986; en el manejo planificado del territorio, por medio de

mecanismos e instrumentos para regular la ocupación del suelo y el ordenamiento del territorio; y en los procesos

de desplazamiento a la ciudad, que terminaron por la redensificación y la expansión del suelo urbano, lo que, en

últimas, disminuye la disponibilidad de áreas libres149

.

La estructura urbana de Bogotá se supeditó al posicionamiento de trazados viales, en los que confluían nodos

comerciales y administrativos que promovían la definición de un rol de cada localidad según sus actividades

económicas, por medio de socio-espacialidades tales como frentes locales, asociación de empresarios, juntas

locales, microempresas, etc. Un ejemplo es el caso de la calle 26, eje transversal de oriente a occidente de Bogotá

sobre el que se ubican actividades micro y macroeconómicas; en el sector norte, actividades de servicios

financieros y empresariales, actividades residenciales, servicios de construcción y grandes superficies; y en el sur,

se ubican actividades de construcción, comercio local y poblaciones migratorias150

.

148

Solá, Territorios, 45.

149

Romero Novoa, «Dinámica y transformación urbana de Bogotá, 1920-2010: efecto espacial de la liberalización del comercio», 46.

150

Ibíd., 46.

Imagen 13. Fragmentación e infraestructura. Imagen tomada del sitio web www.metroenbogota.com, 2017.

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Bogotá es una ciudad con una doble función territorial: local y global, gracias a un acelerado crecimiento que

redimensiona su carácter como metrópolis, así mismo como epicentro económico y estratégico del país para la

inversión extranjera, los mercados financieros y receptor de población migratoria. El flujo de las inversiones

entonces hace crecer el volumen de negocios, la expansión del comercio, la industria y la vivienda, lo que impulsa

el sector de la construcción, sumado a la consolidación de Bogotá como punto de conexión entre las economías

doméstica e internacional, que llevó al aumento de los desplazamientos aéreos151

. Si bien la liberalización

económica del país trajo beneficios para la ciudad, estimuló también el crecimiento urbano desenfrenado, el

surgimiento de barrios ilegales, la predialización dispersa y las edificaciones sin planeación alguna, producto del

crecimiento poblacional; así como la saturación de la malla vial, producto del crecimiento de la importación y

producción de automóviles, fenómenos que terminaron por agravar el problema del transporte.

La flexibilización y liberalización de la normatividad urbana permitió la redensificación y diversificación de

los usos de grandes zonas de la ciudad, por lo cual el espacio urbano de Bogotá está asociado tanto con las

actividades económicas que en él se desarrollan, como con su administración, ocupación y regulación. Los

diferentes modelos de construcción de ciudad ahora sujetos a procesos de planeación tanto global como local

posibilitan los intercambios económicos y los usos del suelo, lo cual, de una u otra forma, hace invisible su

afectación sobre la población y las formas de relacionarse con el espacio público de la ciudad.

Los fenómenos urbanos generados a partir de la liberalización económica del país desarrollaron dos

procesos: uno hacia adentro de la ciudad, en el cual se conformaron áreas financieras y comerciales en los centros

de la ciudad, a través de procesos de redensificación urbana del suelo que promovieran la aparición de actividades

comerciales y ofertas de servicios en áreas tradicionalmente residenciales, y otro hacia afuera de la ciudad, en

donde las localidades ubicadas en el perímetro urbano son espacialmente fragmentadas, como consecuencia de

procesos de dispersión, conurbación y policentrismo urbano, los cuales han hecho de estos territorios lugares

propicios para replicar procesos de metropolización dentro de la metrópolis, dadas sus dinámicas de crecimiento

poblacional que construyen ciudad bajo la ilegalidad y la planificación espontánea152

.

Diferentes visiones, una sola realidad

La crisis del espacio público en Bogotá

Hay una crisis del espacio público en sus dos dimensiones: como elemento ordenador y polivalente, como lugar de

intercambio y de vida colectiva, en cada zona o barrio, y también como elemento de continuidad, de articulación de las

distintas partes de la ciudad, de expresión comunitaria, de identidad ciudadana153

.

Desde la Antigüedad hasta nuestros días, el espacio público ha sido el lugar propicio de expresión y apropiación

ciudadana en donde se inscriben diferentes visiones de vida urbana que, según las características identitarias del

espacio, son validadas únicamente a través de la memoria; razón por la cual es un espacio que siempre se piensa

en crisis, pues el continuo cambio de sus elementos constitutivos le asemeja a un cuerpo activo que reacciona

151

Romero Novoa, Dinámica y transformación, 48.

152

Ibíd., 48-49.

153

Jordi Borja, «el gobierno del territorio de las ciudades latinoamericanas», Revista instituciones y desarrollo, 2001, 21.

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frente a las condiciones del entorno. Las estrategias de desarrollo urbano son un claro ejemplo de cómo la ausencia

de una visión concertada de construcción de ciudad ha degenerado en un crecimiento acelerado y en desorden,

el cual no da cabida a una política pública que articule los diferentes intereses de los habitantes de la ciudad,

puesto que las diferentes formas de vida urbana actuales, al no circunscribirse a un campo específico de acción

en el espacio público, se les considera como formas que buscan anular lo presente, cuando lo que realmente

invitan es a reconocer en las expresiones urbanas posibilidades de transformación y construcción de ciudad.

Los planes de desarrollo de Bogotá se han caracterizado por buscar solucionar problemas puntuales que, en

la mayoría de los casos, al adolecer de una visión de sistema, terminan por ser simples ejercicios de buenas

intenciones que contribuyen a la fragmentación de la imagen de ciudad, no solo desde el mismo hecho construido,

sino desde la percepción de los ciudadanos sobre cómo las diferentes visiones de hacer ciudad habían terminado

por llevar la ciudad a un estado caótico. La concepción que la sociedad tiene de sí misma determina su capacidad

para actuar frente a sus problemas154

, de esta manera, el pesimismo generalizado sobre el futuro de la ciudad en

la década de los noventa daba por supuesto, a partir de comportamientos deshonestos e insolidarios, el deterioro

progresivo y aparentemente inmodificable de la ciudad.

Formar ciudad (1995-1998) de Antanas Mockus se caracterizó por su programa bandera Cultura ciudadana,

que pretendía solucionar de raíz todos los problemas de Bogotá bajo la idea de un sistema regulador del

comportamiento ciudadano: ley, moral y cultura se encontraba en disolución. El fortalecimiento de la regulación

ciudadana cambió la percepción de lo público a través de la modificación de hábitos y creencias colectivas, sentó

las bases para el desarrollo de un nuevo modelo de gestión pública y configuró una agenda común entre gobierno

y sociedad civil, puesto que el dominio y conocimiento de las reglas permitió la delimitación de una serie de

comportamientos posibles que reivindicaban el concepto de unidad y concertación, como fundamentos de la idea

de ciudad; concepto este que, si bien siempre ha existido, es desconocido por la mayoría de los bogotanos.

Cultura ciudadana no fue un plan de una alcaldía, sino que develó la raíz de gran parte de los problemas de

la ciudad, pues el reconocimiento de su carácter pluricultural puso de manifiesto cómo las obras de infraestructura

no son la raíz de todos los males que aquejan a Bogotá, sino que el ámbito de lo cultural puede revertir en procesos

de apropiación y participación ciudadana, algo que no muchas veces se logra desde lo construido, razón por lo

cual fue criticado, ya que las personas reclamaban soluciones puntuales a las crecientes necesidades de la ciudad.

La pedagogía para la recuperación del espacio público logró modificar el uso y las prácticas ciudadanas en dichos

espacios y afianzó la idea de que la transformación física de la ciudad debía acompañarse por un cambio de

actitudes, comportamientos y percepciones155

.

154

Alicia Eugenia Silva Nigrinis et al., Bogotá, de la construcción al deterioro 1995-2007. (Bogotá: Universidad del Rosario, Facultad de ciencia Política y Gobierno y de Relaciones

Internacionales, Fondo de Promoción de la Cultura, Cámara de Comercio de Bogotá, 2009), 18.

155

Silva, Bogotá, 80.

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Imagen 14. Formar ciudad. Acciones con mimos en espacio público. Imagen tomada del sitio web

http://sembrandovaloresmetropolitano.blogspot.com.co/, 2017.

Por la Bogotá que queremos (1998-2001) de Enrique Peñalosa ha sido una de las administraciones

distritales que más se ha caracterizado por impulsar una política de recuperación y renovación del espacio público,

conocida como Ciudad a escala humana. Esta tenía como objetivo “recuperar el espacio público en donde se

comparte socialmente la ciudad y devolver un elemento primario al hombre para que pueda iniciar un proceso de

resocialización con el entorno y sus conciudadanos”156

. Al igual que Mockus, Peñalosa comprendió que el rescate

de lo público era un principio fundamental de equidad y convivencia ciudadana, a pesar de que propuso un

conjunto de políticas tendientes al mejoramiento del espacio y funcionamiento de la ciudad.

La desacralización de lo público, la pérdida de la noción de patrimonio colectivo como deber y derecho de la comunidad,

la debilidad de las autoridades para hacer cumplir las normas, entre otros aspectos, han contribuido a la pérdida

progresiva de nuestra identidad e imaginarios colectivos, de nuestro sentido de pertenencia a la ciudad, debilitando los

lazos de convivencia.157

Peñalosa entendía que el problema de lo público tenía que ver con lo físico y lo urbanístico, es decir, de espacio

e infraestructura. Por esta razón, adelantó acciones tendientes a mejorar el entorno físico de la ciudad, a partir de

lo cual no solo pretendió construir ciudad, sino generar un nuevo tipo de espacio público, en donde se garantizará

el disfrute de la ciudad por todos y cada uno de sus ciudadanos sin importar su condición física o social. La

introducción de cambios físicos en la ciudad en esta administración permitieron liberar los andenes de la invasión

de automóviles, desalojar a los vendedores ambulantes, devolver las aceras a la gente y demoler los cerramientos,

156

Silva, Bogotá, 92.

157

Ibíd., 92.

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muros y rejas ilegales, a lo que se sumaron obras como Transmilenio, ciclorrutas, bibliotecas públicas, colegios

en concesión, andenes, alamedas y parques que develaron una posibilidad de construcción de un espacio público

democrático que incrementara la calidad de vida. Peñalosa fue un defensor de las obras con saldo pedagógico

que persiguieron el desarrollo de soluciones que estuvieran complementadas con estrategias pedagógicas y

comunicativas para el cumplimiento de las normas y el uso adecuado de los entornos urbanos.

Bogotá, para vivir todos del mismo lado (2001-2004) de Antanas Mockus (en su segunda administración)

se caracterizó por darle continuidad a los proyectos de su antecesor, por lo cual no fue reconocido por ser un

gobierno que presentara innovaciones importantes, sino que, por el contrario, consolidó los avances que se habían

dado en el tema de la cultura ciudadana en su anterior administración y los grandes proyectos de infraestructura

que se habían iniciado bajo el lema “Construir sobre lo construido”158

. Las políticas de recuperación y construcción

de espacio público centraron sus esfuerzos en su mantenimiento y apropiación ciudadana, un mensaje que se

estructuró bajo la noción de bien común, que no puede ser explotado por intereses privados. Esta Alcaldía colocó

de manifiesto que los proyectos de infraestructura deben ir de la mano de reglas de utilización, para que se

consolide su uso por medio de adecuadas prácticas ciudadanas, las cuales fueron impulsadas en un nuevo Código

de Policía que más allá de ser coercitivo, buscó la comprensión de la norma sobre el respeto del espacio público.

Bogotá sin indiferencia: un compromiso social contra la pobreza y la exclusión (2001-2008) de Luis Eduardo

Garzón fomentó una visión paternalista y populista del Estado, pues era este el que debía garantizar los derechos

de los ciudadanos, sin importar que estos cumplieran sus deberes o no; y en últimas, hizo que su administración

fuera caracterizada por el restablecimiento de los derechos de las personas en condición de vulnerabilidad y

víctimas de exclusión social. La administración de Garzón no tuvo al espacio público como una de sus prioridades,

a pesar de incluirlo en su plan de desarrollo bajo la idea de “La humanización del espacio público”, una perspectiva

social que se basó en la idea de afectar lo menos posible a las poblaciones con mayores necesidades sociales159

.

La reducción de los medios de represión se interpretó como un retroceso en las políticas de recuperación

del espacio público, pues incentivó la reocupación de los espacios antes recuperados por parte de los vendedores

ambulantes que se escudaron en los ideales de concertación y formulación de alternativas económicas propuestas

por Garzón en su campaña electoral. El estado, según este, debía garantizar los derechos de los ciudadanos como

lo eran en este caso el derecho al trabajo y el disfrute del espacio público, contradicción que desvirtuaba la noción

universal de lo público en la ciudad hasta el punto de justificar la invasión del espacio público como consecuencia

de la situación económica y que terminaba por afectar al empleo formal por la alta rentabilidad que esta fuente de

ingresos generaba, exento de cualquier tipo de pago. La formulación del Plan Maestro de Espacio Público

decretado en el 2005, a pesar de proporcionar a la ciudad mecanismos de salvaguarda de lo público en sus

diferentes dimensiones, no logró implementarse, pues la regulación social no funcionaba sin cambios urbanos y

sociales.

Bogotá positiva: para vivir mejor (2008-2012) de Samuel Moreno estructuró un plan de desarrollo en el que

se pretendió mejorar la calidad de vida de los ciudadanos a través del reconocimiento de los derechos humanos

158

Silva, Bogotá, 118.

159

Ibíd., 158.

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y ambientales, de manera que se generara un territorio de oportunidades para todos. La participación ciudadana

como motor de la construcción social de la ciudad pretendió involucrar a las personas en la discusión y decisión

de los asuntos públicos, de manera incluyente, justa y equitativa: visión de ciudad descentralizada que creó en sus

procesos locales y definió sus prioridades con participación, en un espacio de conciliación de derechos que

lograra la resolución de conflictos de ocupación y uso indebido del espacio público. El aumento del área de

espacio público por habitante contempló no solo su mejoramiento, sino su ampliación, de la mano de obras de

infraestructura de movilidad que permitieran su articulación con la ciudad, lo cual, de una u otra manera, al igual

que en la anterior administración, restó importancia a proyectar espacio público, pues lo subordinó a ser un

proyecto complementario a la movilidad. Asimismo, se planteó la implementación de un sistema de

aprovechamiento económico del espacio público que algunos concibieron como una forma de privatización de

este160

. La administración de Samuel Moreno dejó a la deriva a la ciudad, gracias al “carrusel de la contratación”,

a través del cual orquestó el mayor desfalco en la historia de Bogotá por cuenta de los sobrecostos en la

construcción de la Troncal Calle 26, lo cual le condujeron a la privación de su libertad.

Bogotá Humana (2012-2016) de Gustavo Petro, bajo un plan de desarrollo humano de la ciudad, buscó

reducir las barreras de la segregación social, económica, espacial y cultural, sobre la base del aumento de las

capacidades de los ciudadanos para el acceso equitativo al disfrute de la ciudad. Sin embargo, se le reprocha el

hecho de no haber ejecutado gran parte de su plan de desarrollo, además de ser este un desacierto en cuanto a

espacio público se refiere, dado que prácticamente terminó por entregar el espacio público a los vendedores

ambulantes, gracias a unas estrategias de recuperación de espacio público que fueron insuficientes ante el tamaño

del fenómeno que aquejaba a Bogotá. El decreto 456 del 11 de octubre de 2013 reguló y ordenó el espacio público

de Bogotá a través de la unificación de las formas de control que las entidades del Distrito tenían para ejercer sobre

los particulares que le daban un uso comercial al espacio público, bajo el amparo no solo de beneficiarse

económicamente del espacio público, sino del derecho al trabajo que tenían muchos ciudadanos que encontraban

allí su fuente de sustento, a los cuales se les eximía de cualquier tipo de pago. El discurso de este Alcalde de

Bogotá se quedó solo en retórica y no en acciones para implementar estrategias de defensa del espacio público.

Hoy en día, la proyectación de lo público se encuentra enfrascada en una lista de obras inconclusas, ya que la

reconquista de estos espacios para la ciudad, en esta administración, se limitó a intervenciones puntuales que

evidenciaron una vez más una visión a corto plazo.

Es evidente cómo la articulación entre las diferentes administraciones distritales ha sido desde siempre el

campo propicio para la fragmentación de la visión de construcción de ciudad; pero cuando se han conectado estas,

ha permitido avances significativos en la construcción de lo público. No obstante, esto no ha sido suficiente para

el desarrollo de un modelo de ciudad que perdure en el tiempo, no como meta, sino como objetivo; por tanto, es

imperiosa la reivindicación de la participación ciudadana como modelo de desarrollo y gestión de espacio público

en la construcción de ciudad, pues si se reconoce en el espacio público el lugar de expresión de lo público, esta

participación debería ser más activa, no solo desde su uso y apropiación, sino desde la proyectación del mismo

160

Samuel Moreno Rojas, Plan de desarrollo económico, social, ambiental y de obras públicas para Bogotá D.C. 2008-2012:

«Bogotá positiva: para vivir mejor»: acuerdo 308 9 de junio de 2008 (Bogotá: Alcaldía Mayor, 2008).

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espacio público; discurso que poco o nada se ha llevado a la práctica, pues Bogotá se ha caracterizado en los

últimos años por ser el espacio de usurpación de lo público161

.

La debilidad institucional de la capital para afrontar nuevos desafíos ha evidenciado cómo los diferentes tipos

de gestión lo único que han logrado es la generación de indicadores que demuestren resultados administrativos,

más allá de la conformación de procesos que perduren en el tiempo. Las actuales políticas de espacio público han

demostrado cómo se anteponen los resultados físicos de las intervenciones hechas, sobre los procesos

incluyentes y participativos que generan una institucionalidad democrática concertada, lo cual ha acrecentado la

separación entre las dinámicas de desarrollo de las distintas administraciones y los ciudadanos; estos primeros

amparados por una racionalidad funcionalista, alejada de la interpretación de las necesidades espaciales y los

intereses de los grupos sociales en los que se plantean.

La ciudad es una estructura física que históricamente se ha sujetado a decisiones de quienes la construyen,

de quienes dejan de lado cada vez más a la ciudadanía. El dominio de lo público se define como una

institucionalidad política mediadora entre diferentes instancias en las que lo colectivo debe articularse como una

forma de privatización, lo cual ha traído como consecuencia la construcción de proyectos aparentemente colectivos

que parten del desconocimiento de los intereses concretos de los ciudadanos; una descalificación de la ciudadanía

como agente crítico de la gestión, formulación y planeación de estrategias de construcción de lo público162

.

Bogotá es hoy una ciudad que, si bien ha logrado alcanzar un cierto estándar de calidad en cuanto a la

proyectación de espacio público, aun es deficitario de procesos de participación activos de la ciudadanía en la

planeación de lo local. Englobar bajo un solo criterio urbanístico a la ciudad, desconoce las calidades del espacio

urbano y de las prácticas de sus ciudadanos, quienes sujetos a las decisiones de los planificadores de turno optan

por renunciar a su rol.

El análisis de políticas públicas de Bogotá de las últimas administraciones locales, evidencia una

fragmentación política en la implementación de políticas públicas claras para la ciudad. El espacio público no es

ajeno a esta falta de visión para desarrollar intervenciones en la ciudad, tanto así que este termina siendo una

amalgama de iniciativas aisladas y fraccionadas (hechos físicos) según el plan de desarrollo del gobierno de turno.

Bogotá no solo presenta los síntomas de una terrible enfermedad llamada improvisación, sino que padece de una

desarticulación entre los distintos actores de la sociedad y de una descoordinación de los distintos entes

institucionales y privados que continuamente desarrollan intervenciones no planificadas, que en la mayoría de los

casos distan de seguir un programa puesto que aun su contratación es fragmentada.

Bogotá es un sueño de ciudad inconcluso. Un juego inmemorial de piezas intercambiables: construcciones que se

destruyen y se levantan desenfrenadamente, sin cálculo, casi sin respeto. Una ciudad en la que “el norte daba risa, el

centro daba miedo y el sur daba lástima”, como dijo alguna vez el arquitecto Rogelio Salmona.163

161

Gabriel Alejandro Rivera, «Una década de gestión del espacio público en Bogotá: Apreciaciones desde la perspectiva de las políticas públicas», Revista de Estudios Sociales, no

12 (junio

de 2002): 95

162

Rivera, Una década, 97.

163

Gómez Lema, Santiago. "Bogotá, destruida una y mil veces. La capital fue y ha sido siempre una ciudad de ensayo y error." El tiempo, Marzo 2, 2014.

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Este es uno de los grandes retos de la administración distrital para la ejecución de cualquier iniciativa o

proyecto, la organización y articulación de los distintos actores de la sociedad a fin de desarrollar procesos de

apropiación que le den sentido a la vida urbana. En la medida en que las dinámicas globales presenten una realidad

fragmentada, es necesario atender los nuevos discursos y lenguajes con los que se está expresando la plural y

heterogénea vivencia de lo urbano164

, lo cual hace imprescindible una identificación de cada uno de los fragmentos

urbanos como medio para lograr su integración en los procesos de construcción de ciudad.

Gráfico 4. Conceptualización Desfragmentación – Elaboración propia

El concepto de desfragmentación propone la articulación no solo física sino también simbólica y política del espacio de

la ciudad como estrategia de proyectación de nuevas territorialidades y lugares dentro de la ciudad contemporánea.

164

Rivera, Una década, 98.

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Análisis caso de estudio – Metodología

[Parque Bicentenario de Bogotá]

El estudio del espacio público en la ciudad contemporáneo tiene como objetivo la realización de una investigación

exploratoria, en un primer momento, con el fin de dar una visión general de la condición de fragmentación y

mutación presentes en la ciudad posmoderna, de tal manera que se logre un acercamiento entre las teorías

existentes y el fenómeno presente en Bogotá. En un segundo momento, se recurre a identificar y describir cómo

esos factores ejercen influencia en el fenómeno estudiado165

. La estrategia de estudio de caso, aunque ha sido

subvalorada dada la carencia de rigor que se aduce, le permite al investigador influir en las conclusiones de la

investigación, más si se tiene en cuenta que “un solo caso puede indicar una categoría o propiedad conceptual y

unos cuantos más pueden confirmar esta indicación”.

De esta manera, para Yin, la cuestión de generalizar a partir del estudio de casos no consiste en una

“generalización estadística” (desde una muestra o grupo de sujetos hasta un universo) como en las encuestas y

en los experimentos, sino que se trata de una “generalización analítica” (utilizar el estudio de caso único o múltiple

para ilustrar, representar o generalizar una teoría). Así, incluso los resultados del estudio de un caso pueden

generalizarse a otros que representen condiciones teóricas similares166

. Yin considera apropiado el método de

estudio de caso para temas que se consideran prácticamente nuevos, pues, en su opinión, la investigación empírica

tiene los siguientes rasgos distintivos:

Examina o indaga sobre un fenómeno contemporáneo en su entorno real.

Las fronteras entre el fenómeno y su contexto no son claramente evidentes.

Se utilizan múltiples fuentes de datos.

Puede estudiarse tanto un caso único como múltiples casos167

.

La metodología cualitativa, al utilizar la recolección de datos de diferentes fuentes con el fin de construir una

caracterización acerca del objeto de estudio, permite en primer lugar la construcción de un marco teórico en el

que se sistematizaron las posturas y los cuestionamientos acerca de las necesidades de investigación del espacio

público en la ciudad contemporánea. De esta forma, se establecen dos grandes unidades temáticas: fragmentación

y mutación, dada la recurrencia conceptual encontrada a través de un estado de la cuestión. lo que permite tener

una claridad acerca de cómo identificar estas unidades temáticas dentro del contexto del espacio público de

Bogotá. La indagación acerca de posibilidades de caso de estudio se aborda desde espacios construidos o en

proceso de construcción en los últimos cinco años, que respondan a ambos criterios, y sobre los cuales no se

hayan realizado aproximaciones investigativas, pero que sí permitan ampliar las perspectivas de estudio del campo

disciplinar de la arquitectura en temas actuales de construcción de lo público.

Los instrumentos utilizados son el registro fotográfico del territorio de estudio por medio de una observación

no participante, a fin de obtener la máxima objetividad posible, dividida en dos fases: 1) la observación directa (en

165

Robert K. Yin, Case study research : design and methods, Applied social research methods series: 5 (Thousand Oaks, CA: Sage, 2009), 171.

166

Yin, Case study, 173.

167

Ibíd., 174.

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el lugar) y 2) la observación indirecta (en la prensa, fotografías, videos y archivos), para luego proponer una

vinculación lógica entre los resultados obtenidos. La fase de obtención de la información se realiza de la siguiente

manera:

1. Antecedentes del proyecto: temas por investigar y proposiciones teóricas.

2. Comprobación de la validez de la investigación a través del principio de la triangulación:

explorar cómo convergen los efectos en el fenómeno objeto de estudio168

.

3. Transcripción de los datos.

4. Análisis de datos: codificación y comparación de resultados.

5. Conclusiones generales169

.

El diseño de la investigación cualitativa, a través del estudio de caso, busca así realizar, por medio del

análisis de un fenómeno concreto, una indagación sistemática, detallada y profunda que permita comprender la

incidencia de los conceptos abordados en la fase exploratoria. El estudio de caso, al ser un razonamiento inductivo,

genera productos en torno a generalizaciones, conceptos e hipótesis, a fin de descubrir relaciones conceptuales y

verificar o comprobar hipótesis, incluso logra un nivel explicativo de relaciones causales dentro del estudio.

De esta manera, se propone la indagación de un caso de espacio público en Bogotá construido o en etapa

de construcción que se haya desarrollado dentro de los últimos 20 años, en el que se evidencien los hallazgos

teórico-conceptuales de esta investigación: fragmentación espacial, de un territorio como consecuencia de

decisiones de planificación y desarrollo del conjunto urbano de la ciudad; fragmentación social, de un grupo o

colectivo de habitantes que vieron en dicho proyecto una afrenta directa a sus derechos como ciudadanos y

habitantes de un territorio; fragmentación política, de un grupo de actores públicos y privados que

descoordinadamente y de manera improvisada tomaron decisiones sin consultar a sus habitantes; fragmentación

simbólica, de un espacio de la ciudad que gracias a las intervenciones sobre el mismo se haya disuelto la

significación característica (identidad).

Determinantes que direccionaron a la escogencia de un proyecto de espacio público que para la época de

desarrollo de esta investigación tenía una alta difusión en los medios de comunicación por su importancia y

trascendencia histórica para la ciudad, en el marco de uno de los escándalos de contratación más grandes que ha

tenido Bogotá el “carrusel de la contratación” de la Fase III de Transmilenio – Troncal Calle 26, que particularmente

invadía con el proyecto un sector importante del emblemático Parque de la Independencia.

El Parque de la Independencia, que se erige en los predios del desaparecido Parque Centenario, es uno de

los fragmentos más fácilmente reconocibles del centro de Bogotá, dada la autonomía que adquiere dentro de la

trama urbana, su identidad única y ajena a la ciudad y su ubicación en un contexto también compuesto por

estructuras fragmentarias tales como la Biblioteca Nacional, el Museo de Arte Moderno de Bogotá, las Torres del

Parque, el Centro Internacional, la Iglesia de San Diego, la Torre Colpatria, la calle 26, entre otros. Al observar a

simple vista cada uno de estos fragmentos, da la sensación de que el antiguo parque se fragmentó a partir de la

168

Piedad Cristina Martínez Carazo, «El método de estudio de caso: estrategia metodológica de la investigación científica», Pensamiento & Gestión, no 20 (julio de 2006): 185.

169

Ibíd., 182.

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proyectación de una de las grandes obras de infraestructura de Bogotá: la Calle 26, y que en los últimos años se

ha visto afectado por las obras de construcción de la fase III de Transmilenio: Troncal Calle 26, que terminaron por

arrasar una parte del costado sur con una serie de plataformas elevadas contiguas al Parque de la Independencia,

para construir el Parque Bicentenario, que habría de inaugurarse con motivo de la celebración del bicentenario de

independencia nacional en el 2010, pero cuya construcción será culminada en el segundo semestre del 2016.

El estudio de los tiempos

Si bien el estudio de hechos históricos hace referencia de sucesos pasados, también permite el desarrollo de una

estructura por medio de la cual se pueden realizar indagaciones tendientes a reconocer el estado presente de una

situación e, incluso, establecer visiones acerca del futuro. Fernand Braudel, historiador francés, revoluciona el

estudio del pasado de las sociedades humanas, al considerar cómo los diferentes hechos de la historia hacen parte

de un desarrollo sistemático de acontecimientos pasados, por lo cual no se puede entender la historia como la

sumatoria de hechos aislados.

El tiempo histórico es entonces la evidencia de cómo la cotidianidad de la vida social está asociada con la

idea de tiempos múltiples, lo cual es utilizado por Braudel para clasificar el tiempo a través de tres tipos de duración

social: larga duración, coyuntura y acontecimiento o corta duración. La larga duración, como su nombre lo indica,

corresponde a estructuras históricas que cambian lentamente, por lo cual su estabilidad en el tiempo puede abarcar

varios siglos y su estudio permite hacer observaciones y reflexiones comunes a las Ciencias sociales. La coyuntura

es el nivel intermedio entre la larga duración y el acontecimiento; estudia la historia desde sus condiciones cíclicas,

por lo cual divide el pasado en secciones de años. Por último, el acontecimiento, dada su corta duración, tiende a

menospreciarse dentro de un análisis histórico, puesto que la transitoriedad de sus características tiende en cierta

medida a estar aisladas de una acción principal.

La estructura es la que domina los problemas de larga duración; es una arquitectura en la cual sus elementos

constitutivos se convierten en elementos estables de una infinidad de generaciones170

. La ciudad se reconoce

como una estructura de larga duración, un espacio en el que persiste una trama urbana dentro de una condición

geográfica171

, sobre la cual se articulan diferentes tipos de permanencias, tanto materiales como inmateriales, que

significan el espacio. Braudel permite entonces el desarrollo de una estructura dialógica en la que pasado y

presente dan de manera recíproca una explicación social a la realidad y un modelo de observación de la realidad

170

Fernand Braudel, La historia y las ciencias sociales., 3a. (Madrid: Alianza Editorial, 1974), 70.

171

Ibíd., 71.

Gráfico 5. Braudel y los tiempos en Bogotá – Elaboración propia.

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en el que, alejado de todo modelo mecánico de interpretación, se posibilitan procesos de investigación diacrónica

y sincrónica.

La indagación acerca de los diferentes acontecimientos contemporáneos, según los estudios planteados por

Braudel, ofrece una retrospectiva descriptiva-histórica de los hechos. El estudio del espacio público

contemporáneo de Bogotá (tema de investigación) busca entender la correlación existente entre las diferentes

visiones de ciudad y las percepciones de los actores que intervienen en ella. Por esta razón, se recurre al uso de

la metodología de caso de estudio, pues permite evidenciar dentro de una visión sistémica la importancia de las

características de fragmentación y mutación en la configuración de la ciudad actual.

Los nuevos espacios públicos en Bogotá llaman la atención por su extremada interrelación con la

infraestructura de movilidad y el sistema de transporte masivo de la ciudad: prácticas de cohesión y articulación

urbana que le consolidan como un agente indispensable en la transformación del territorio urbano. Hoy en día, si

bien las actuaciones de valor paisajístico propenden por la recomposición y rehabilitación de la estructura legible

del lugar, también desarrollan, por medio de estructuras controladas, un estado de mediación entre la

infraestructura y las actividades inherentes al lugar172

.

La Alcaldía Mayor de Bogotá, en el corazón de Bogotá, con motivo de la celebración del bicentenario de la

independencia, desarrolló un Plan Director hacia el 2007 para unir el Parque de la Independencia con el centro de

la ciudad, tal como existía medio siglo atrás. El Parque Bicentenario surge entonces como una nueva propuesta

integral de espacio público para la ciudad que busca articular el costado norte y sur de la Calle 26 entre carreras

Quinta y Séptima, mediante algo más que un simple puente peatonal ─como existía previamente─. Esto significa

reconectar una parte del actual Parque de la Independencia con el Museo de Arte Moderno, la Biblioteca Nacional

y el edificio Embajador173

.

Esta propuesta anómala de espacio público sobre una autopista es integrada como una obra de

infraestructura dentro de la construcción de la Fase III del sistema de transporte masivo de la ciudad

Transmilenio174

. La Alcaldía Mayor de Bogotá lo incluyó en las obras de implementación del Plan Zona Centro, en

donde se dejan establecidas las obras de adecuación de los predios aledaños a los nuevos corredores de

Transmilenio para ese sector y en el que se plantea reformar todo el parque y rebautizarlo “Bicentenario”. Entonces,

la Alcaldía lidera el proyecto en conjunto con la Secretaria General, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), el

Instituto de Patrimonio Cultural, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD), la Secretaria de Planeación,

la Secretaria de Ambiente y el Jardín Botánico, a partir de la experiencia y competencia de dichas entidades, y

presenta una propuesta integral con las necesidades y la normativa vigente, luego avalada por el Ministerio de

Cultura como favorable, lo que certificó que la obra no produce ningún impacto negativo en el Parque de la

Independencia ni sobre el conjunto residencial de las Torres del Parque.

172

Francesc Magrinyà Torner y Miguel Yuri Mayorga Cárdenas, «Infraestructura y espacio urbano. Proyectos de integración y transformación urbana»,

en Jornada de Recerca i Innovació a l’Escola de Camins

(Barcelona: Universitat Politècnica de Catalunya. Escola Tècnica Superior d’Enginyers de Camins Canals i Ports de Barcelona, 2011), 2.

173

Redacción Bogotá, «Gobierno respalda creación del parque del Bicentenario», El Tiempo, 10 de septiembre de 2013,

Digital edición, sec. Bogotá, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13054629.

174

Pablo Medina Uribe, «La Independencia, el parque que se resiste a las obras en Bogotá», Blog, La silla vacía, 18 de marzo de 2011,

http://lasillavacia.com/historia/la-independencia-el-parque-que-se-resiste-las-obras-en-bogota-22652.

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Acontecimiento: construcción del Parque Bicentenario

El análisis del caso Parque Bicentenario es uno de los proyectos a nivel de espacio público más controvertidos en

los últimos años en Bogotá. La obra busca desarrollar un intersticio urbano en un cuadrante deprimido del centro

de la ciudad: acontecimiento que surge como respuesta a unas condiciones contextuales que se remiten a la

construcción de la calle 26 – Avenida El Dorado (Conexión Avenida Carrera Tercera con la Calle 26 que desemboca

en el Aeropuerto El Dorado) en 1959, con la cual el entonces alcalde de Bogotá, Fernando Mazuera Villegas,

fragmentó el terreno del antiguo Parque Centenario y el contiguo Parque de la Independencia.

El Parque Bicentenario, concebido en unos incipientes bocetos en el 2007 por el arquitecto Rogelio Salmona, bajo

el nombre de Plan Director Calle 26, como resultado del encargo que, en el 2006, la Corporación La Candelaria

(actual Instituto de Patrimonio Cultural) hizo al mismo arquitecto, con el fin de elaborar el Plan Director del Parque

de la Independencia. El proyecto que recibe el aval por parte de la Alcaldía bajo el nombre de Parque Bicentenario

—dado que su ubicación corresponde a una parte del desaparecido Parque Centenario y, además, porque coincidía

con la celebración del Bicentenario de la Independencia de Colombia en el 2010— es una idea con la que el

arquitecto Rogelio Salmona pensó en un espacio con el que, según el arquitecto e historiador Alberto Escobar:

Él siempre tuvo la intención de comunicar las Torres del Parque con otra obra suya, el Museo

de Arte Moderno (Mambo). Por ello ideó una plataforma sobre la calle 26 con caminos y

escaleras. Fue una de sus últimas apuestas arquitectónicas.175

175

Infoesfera, «El Parque Bicentenario recibe respaldo del gobierno», Blog, [esferapública], 12 de septiembre de 2013,

http://esferapublica.org/nfblog/el-parque-bicentenario-recibe-respaldo-del-gobierno/.

Imagen 15. Puentes calle 26 (Manuel H) – Biblioteca Nacional de Colombia

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Sin embargo, con la muerte de Salmona, la idea fue retomada en el 2008 por el arquitecto Juan Camilo Santamaría

y finalmente, en el 2011, por el arquitecto Giancarlo Mazzanti, los cuales buscaron, al servicio de la Alcaldía de

Samuel Moreno Rojas, concretar el proyecto original bajo ciertas modificaciones.

Imagen 16. Propuesta Parque Bicentenario – Fundación Rogelio Salmona

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Imagen 17. Propuesta Parque Bicentenario – Juan Camilo Santamaría

Imagen 18. Plan Director Calle 26 – Fundación Rogelio Salmona

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Como consecuencia de las obras de la troncal calle 26, la zona de integración del nuevo parque requirió intervenir

143 árboles176

, de los cuales 83 fueron trasladados a otras zonas de la ciudad y 60 debieron ser talados para

ejecutar las obras del corredor vial, lo que terminó por exacerbar los ánimos de los residentes cercanos al parque

que no veían en este “arboricidio” una justificación clara, puesto que este, al ser uno de los parques más antiguos

de la ciudad, ha sido considerado patrimonio histórico y cultural de la ciudad, y a razón de las obras de

infraestructura, mutarían su carácter original.

La discordia se hizo más evidente con las demoras institucionales y las disputas entre contratistas que se

vieron inmiscuidos dentro de uno de los mayores desfalcos al erario público de los que se haya tenido

conocimiento en los últimos años en la ciudad, por lo cual un grupo de vecinos terminó por oponerse a la

construcción de esta plataforma verde de conexión urbana sobre la vía, que

dejará de lado la idea del puente de conexión peatonal que por muchos años existió entre el Parque de la

Independencia y el Mambo177

.

176

Martín Rivera Alzate, «El árbol de la discordia que paralizó la 26 en Bogotá», Contrapunto (blog), s. f.,

http://contrapunto.co/index.php?module=nota&i=307-el-arbol-de-la-discordia-que-paralizo-la-26-en.

177

Fabián Forero Barón, «Así será el parque Bicentenario sobre la calle 26», El Tiempo, 11 de septiembre de 2013,

Digital edición, sec. Bogotá, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13057160.

Imagen 19. Proyecto Parque Bicentenario – El Equipo Mazzanti

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Imagen 20. Proyecto Parque Bicentenario – El Equipo Mazzanti

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Este llevó a que el Consejo de Estado frenara su construcción por dos años, dado que el IDU, en lugar de contratar

primero el diseño y luego la construcción, licitó la construcción sin diseños y entregó un anticipo, con una somera

descripción del objeto contractual. Luego, el contratista se encargó de agrandar el tamaño y valor de la obra, lo

cual se resolvió mediante un otrosí o una cadena de otrosí. Según el artículo “Arquitectura arrogante”178

de Juan

Luis Rodríguez, publicado en Esfera pública, tanto el contratista como el arquitecto debían construir un parque

sobre el túnel de la 26 que sería el Parque Bicentenario; sin embargo, esta modalidad de contratación, sumada a

la lógica particular del arquitecto y una ausencia de visión por parte del Instituto para la Conservación del

Patrimonio y la Cultura (IDPC), terminó por hacer que los vecinos reaccionaran ante un bandolerismo

arquitectónico a través del cual se cercenaba una parte más del parque.

El proyecto, según las palabras de Juan Luis Rodríguez:” no pasa de ser una ligereza arquitectónica y

administrativa, pues es una propuesta que podría ser una fantasía en otro lugar; allí no pasa de ser una necedad en

el lugar equivocado”. Opinión que se elevó a derecho de petición por parte de otro ciudadano anónimo, que logró

que, de manera conjunta, IDPC e IDU convocaran a una reunión donde se invitaba a ver los ajustes del proyecto y

que, según lo relaciona, decía lo siguiente:

El director del IDPC: “Conociendo el interés que el Proyecto Parque Bicentenario ha generado en la comunidad de los

barrios la Macarena, las Nieves, Centro Internacional, Bosque Izquierdo y Torres del Parque, la invitamos a una reunión

para la presentación de los ajustes del Proyecto, donde se han tenido en cuenta varias de las recomendaciones dadas

por la comunidad, el próximo miércoles 1 de junio de 2011, en las instalaciones del Centro de Documentación del

Instituto Distrital de Patrimonio, ubicado en la Calle 13 # 2-96 a las 3:00 p.m. En esta presentación se informará sobre

los antecedentes del proyecto, su concepción y aporte a la ciudad.”

La directora técnica de construcciones del IDU: “Ahora bien, respecto a la solicitud de audiencia pública, en la cual

solicita se presente de forma detallada el actual diseño propuesto del Parque Bicentenario y con el fin de aclarar la

totalidad de inquietudes respecto al tema en asunto, nos permitimos invitar a la presentación formal de los mencionados

estudios, según actividad a realizarse el día 1 de Junio de 2011 a las 3:00 P.M. en las instalaciones del Instituto Distrital

de Patrimonio y Cultura, entidad localizada en la Calle 13 No 2-58.”179

Aunque llama mucho la atención que las direcciones no coinciden entre una y otra, lo que es más importante para

este ciudadano es cómo un diseño propuesto en plena obra está en proceso de ajuste, lo que muestra que, a pesar

de los esfuerzos de la ciudadanía por que dichas obras no se llevaran a cabo, terminarían por realizarse, por lo cual

cierra su artículo con la siguiente apreciación:

Se trata de un robo espacial y un desprecio por lo existente que constituye un barbarismo cultural. Querer evitarlo nada

tiene que ver con oponerse a la contemporaneidad, y menos a una arquitectura innovadora o revolucionaria. Quienes en

esto andamos, esperamos y exigimos aprecio y cuidado con lo existente. Esperamos además que el nuevo parque sea

una maravilla que se beneficie por estar al lado de otra arquitectura, llámese histórica, patrimonial, o simplemente

vieja.180

178

Juan Luis Rodríguez, «Arquitectura Arrogante», Blog, Torre de Babel, 19 de mayo de 2011, http://www.torredebabel.info/arquitectura-arrogante/.

179

Rodríguez, Juan Luis. «Torre de babel. Crítica de arquitectura y arquitectura crítica.» 2011 de 29 de Mayo. http://www.torredebabel.info/arquitectura-arrogante/ (último acceso: 7 de Julio

de 2016).

180

Rodríguez, Crítica de arquitectura.

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Habitando el territorio, un grupo de vecinos del Parque de la Independencia que se organizan en el 2008 como

forma de protesta frente a los medios de comunicación y las autoridades, por una serie de violaciones ocurridas

en los barrios de La Macarena, Bosque izquierdo, La Perseverancia y San Diego. Para quienes el Parque de la

Independencia al ser un territorio en decadencia para la época, se establece como una importante línea de acción

para el colectivo de ciudadanos. Así, dada la alarmante manera como se vio afectada la estructura original del

parque y la tala de una parte de los árboles patrimoniales existentes allí debido al inicio de las obras de la Fase III

de Transmilenio, comenzó un esfuerzo mancomunado por la defensa de dicho lugar.

Su denuncia se enfocó en declarar violados los derechos colectivos invocados a través de la interposición

de una acción popular en contra de las intervenciones indebidas e ilegales en el Parque de la Independencia de

Bogotá. Es por esta razón que varios residentes de la zona buscaron la protección de sus derechos colectivos,

exigiendo el restablecimiento de las condiciones del Parque de la Independencia al estado anterior de dichas

intervenciones. De esa manera, el colectivo consideró que la demolición de lo que se había desarrollado de la

estructura denominada Proyecto Parque Bicentenario así como la restitución y la compensación pertinente por la

ampliación ilegal de la calle 26 sobre el lindero sur del Parque, eran lo más conveniente por hacer en beneficio

de la integridad y preservación de los valores ambientales y patrimoniales del Parque de la Independencia como

espacio público de vital importancia para los bogotanos181

.

181

Colectivo Habitando el territorio, «Acción popular», Blog, Habitando el territorio (blog), s. f.,

http://habitandoelterritorio.blogspot.com.co/p/accion-popular.html.

Imagen 21. Proyecto Parque Bicentenario – Giancarlo Mazzanti. Imagen tomada del sitio web esferapublica.org, 2016.

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Por su parte, Gloria Zea, Directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO) en ese entonces, se levantó

como una de las más férreas detractoras del proyecto. En una carta dirigida a la comunidad artística de Bogotá el

5 de marzo del 2013, adujo que las obras del Parque de la Independencia, paralizadas desde junio del 2011,

carecían de un lineamiento acorde con su entorno y no contaron en ningún momento ni con la comunidad

residente, ni con los trabajadores de la cultura, ni con el sector financiero que laboraban en el sector. Añade

además que esta obra inconclusa deterioró el área y la entrada al Museo por el lado de la calle 26 y que hizo que

la sala de cine “Los Acevedos” tuviese que cerrar sus puertas al público, al desconectar el acceso peatonal entre

el parque y la zona cultural, lo que en últimas convirtió a esta zona en un lugar inseguro y descuidado para uso

público. Por lo tanto, junto con la comunidad, impulsó su demolición como única salida de la ciudad para resarcir

la afrenta del despropósito urbano y la obstrucción generada entre los habitantes y el paisaje del lugar182

.

182

Gloria Zea, «¿Es necesario demoler plataforma del Parque del Bicentenario?»,

Imagen 22. Afiche de convocatoria a reunión de con el IDU respecto a la Acción Popular para proteger el

Parque de la Independencia. Imagen tomada del sitio web Colectivo Habitando el Territorio, 2016

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Blog, Esfera Pública, 6 de marzo de 2013, http://esferapublica.org/nfblog/carta-a-los-artistas/.

Imagen 23. Reinicio de obras en el Parque Bicentenario 2014

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No obstante, esta posición ha sido también cuestionada, dado el estado de decadencia en que se encontraba esta

institución con respecto al escenario contemporáneo años antes de la aparición del proyecto, que hace preguntarse

si verdaderamente esta denuncia no es más sino una forma de justificar cualquier atisbo de crítica a su gestión.

Este deterioro físico ha sido muy bien descrito en “MAMBO: mal envejecido de la periodista Dominique Rodríguez,

en el que retrata la decadencia y el desfase con los parámetros que definen estos lugares a nivel mundial:

El problema es que demasiados eventos realizados en el MAMBO parecen desconectados de su ser. Parece

como si se hubiera convertido en un salón comunal que se le alquila al mejor postor, pues no se ve el trabajo

ni de curaduría ni de educación ni de museografía detrás”183

.

El arquitecto Giancarlo Mazzanti, a cargo del diseño del parque, habló del proyecto para el periódico El Tiempo, el

18 de mayo del 2014. Allí cuenta que el Tribunal Administrativo de Cundinamarca finalmente decidió que se debía

continuar con la construcción del parque, lo cual le puso fin a la disputa entre el Distrito y el grupo de ciudadanos

que veían en dicha reforma una agresión a los 114 años de historia de su vecino: el Parque de la Independencia.

Mazzanti fue enfático al afirmar que:

Lo que sucedió viene de una crisis más profunda de los bogotanos sobre cómo construir lo nuevo, de aprender a

renovarse. Hay que crear un imaginario colectivo más plural. Ojalá la experiencia sirva para repensar cómo vivimos

y convivimos […]. Lo que pasó fue producto de la falta de trabajo con la comunidad y de no haberla escuchado.

Antes de que llegáramos, se habían iniciado las obras de Transmilenio en la calle 26 y tumbaron muchos árboles.

El Jardín Botánico hizo una evaluación y dijo que había unos árboles enfermos, pero eso no se socializó y, claro, la

comunidad se quejó por la tala. Si no somos capaces de conectarnos como comunidad, vamos a encontrar siempre

estas situaciones absurdas.184

Si bien la falta de comunicación se agudizó a causa de la indagación de la comunidad, permitió develar una

realidad antes desconocida en los procesos de transformación y renovación urbana de la ciudad, pues, por más

que los arquitectos pretendan que sus proyectos sean apropiados para y por el ciudadano, solo se logra de la

mano de la comunidad en general y de crear los espacios adecuados que ellos necesitan; lejos de todo sesgo

profesional por querer imponer una realidad que no les significa mucho a las personas que tendrán que cohabitar

en ella.

María Elvira Madriñán, presidenta de la Fundación Rogelio Salmona y socia de Rogelio Salmona durante 25

años, consideró importante expresar su opinión frente a las obras del proyecto Parque Bicentenario, mediante una

Carta Abierta185

, fechada el 14 de septiembre del 2011. Como socia de Salmona, tuvo la oportunidad de participar

en las últimas etapas de remodelación de este proyecto y pudo seguir de cerca la propuesta del Plan Maestro del

Parque de la Independencia, mediante la cual Salmona pretendía unir el parque al centro de la ciudad, como lo

había sido históricamente desde 1910. El proyecto desarrollado por Mazzanti, anota ella:

Pretende intervenir un entorno emblemático de la ciudad que es el resultado de muy diversas confluencias históricas,

lo cual de partida constituye una intervención urbana de gran trascendencia. Su punto de partida incuestionable debería

comprometer el respeto por ese entorno privilegiado que constituye un fragmento prodigioso de nuestros cerros

183

Lucas Ospina, «Mambo: Gloria Zea se mira al espejo», Blog, La silla vacía, 7 de marzo de 2013, http://lasillavacia.com/historia/la-independencia-el-parque-que-se-resiste-las-obras-en-

bogota-22652.

184

Gómez Carvajal, Natalia. «"La parálisis del Bicentenario fue por no escuchar a la gente2.» El Tiempo, 18 de Mayo de 2014.

185

María Elvira Madriñán, «Carta Abierta – Parque de la Independencia/ Parque Bicentenario», Blog, Torre de Babel, 14 de septiembre de 2011, http://www.torredebabel.info/carta-abierta/.

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tutelares, pero también del respeto a edificios emblemáticos que lo enriquecen, tales como el kiosco de la Luz, la

Biblioteca Nacional, el edificio de apartamentos de Vicente Nasi, el Museo de Arte Moderno, el edificio Embajador y las

Torres del Parque. Pero, sobre todo, del respeto por el Parque de la Independencia que, junto a todos ellos, es testimonio

de diferentes episodios de la historia de la ciudad y como tal, uno de los patrimonios públicos más valiosos.

Ese es el reto mayor de un proyecto urbano: aparte de mejorar su entorno, hacerlo reconociendo y respetando su historia

y la escala de las edificaciones existentes, además de propiciar relaciones donde los elementos naturales y urbanos

establezcan una relación muy delicada y sutil con la geografía. Sólo así se logra una integración sabia y respetuosa del

proyecto con el lugar. De otra manera, lo nuevo o novedoso termina volviéndose arbitrario y ajeno, un agente que lejos

de unir y articular, termina detonando ruptura, induciendo disgregación.

Eso, a nuestra manera de ver, es lo que está sucediendo con el actual proyecto del Parque Bicentenario: lejos de colmar

una ilusión colectiva, un anhelo ciudadano por recomponer las fracturas, se convierte en un tremendo desacierto. Ello

sucede porque se arroga el derecho de desatender los sedimentos que laten en el lugar. Un proyecto que desconoce la

sutileza y se impone de manera irrespetuosa, que se concibe como un hecho aislado, que desconoce los valores del

entorno, apropiándose de un área importante del Parque de la Independencia y con ese gesto, desoye a la ciudadanía y

se irrespeta la historia y la tradición.

Es así como esa posibilidad de construir con lo público, e integrar ese importante sector de la ciudad, terminará

convirtiéndose en un referente de “lo que nunca ha debido ser” porque, como diría Rogelio Salmona:

En arquitectura la libertad necesita coherencia, y en todo proyecto de creación y de recuperación del espacio público

es imprescindible poner en evidencia elementos autónomos que, desde su autonomía, han de relacionarse unos con

otros para llegar a una espacialidad deseada.

Solo así un proyecto público terminaría siendo un aporte a la ciudad, aceptado por la comunidad y apropiado por ella.186

En una entrevista concedida el 23 de octubre del 2015 por el arquitecto Giancarlo Mazzanti y su grupo al

equipo editorial de arquitectura de Interference Channel, el arquitecto explicó cómo el proyecto Parque

Bicentenario pretende desarrollar un sistema de conexión que se convirtiera en un espacio verde aun habitable, a

través de la estrategia de puente como conexión entre dos lugares que están interferidos por una vía, un río o una

condición de ese estilo; es decir, en el que se amplíen las características normales de puente. Mazzanti reconoció

el valor de la interferencia y la anomalía como un elemento que permite otro tipo de relaciones con el espacio y

un evento visible para la ciudad. Si bien reconoce que un puente no es algo que sea el ideal para la conexión en

la ciudad, consideró que su propuesta está más cercana a la idea de paisaje que a un problema que interfiere con

la lectura de la ciudad. Explicó, además, cómo tomaron los mismos niveles del proyecto de Rogelio Salmona y

comenzaron a conectar todas las zonas del parque con el museo, por lo cual la propuesta se debe concebir como

un parque sobre una autopista como lo es la calle 26, que le va a permitir al museo tener un patio de esculturas o

de eventos si este logra conectarse con el proyecto. Bajo la estrategia de plataformas escalonadas (terrazas), se

logra una nueva conexión con el parque a través de una serie de plazoletas y se proponen nuevos usos como el

desarrollo de una escalinata frente al museo para que se realicen proyecciones de cine al aire libre. Lo que pretende

el proyecto es conectar todos los recorridos que se encuentran desde la Avenida Jiménez hasta la calle 26 y que

se habían visto fragmentados a causa de la construcción de esta última, para así ayudar a regenerar y revitalizar el

sector hasta convertirse en una zona de recreación que se relacione con las montañas y la misma ciudad.

186

Madriñán, Maria Elvira. «Fundación Rogelio Salmona.» 15 de Septiembre de 2011. http://inicio.fundacionrogeliosalmona.org/noticias/noticias-de-la-fundacion/untitledpost-5 (último

acceso: 7 de Julio de 2016).

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Así, la transformación del Parque de la Independencia no es un hecho aislado dentro de la ciudad; es un

acontecimiento en el que se logra demostrar cómo la fragmentación de la ciudad no se debe solo a sus mutaciones

—entendidas como los cambios o las alteraciones a las que se le ha sometido a lo largo de la historia—, sino que

es un cuadro tipo de la fragmentación de intereses, tanto públicos como particulares, en la construcción social de

lo público; fractura con cara de abismo en el que cada vez será más complejo consensuar puntos de vista tan

disímiles que poco o nada importan a la hora de proyectar el espacio urbano de la ciudad.

Por ahora, el proyecto Parque de Bicentenario, fue finalizado gracias al respaldo del Gobierno colombiano a

través del Ministerio de Cultura, que luego de hacer sugerencias frente a la determinación de la zona verde, aclaró

que la obra no afecta el patrimonio del parque, ni las Torres del Parque. Esta apuesta de desarrollo urbanístico,

encima de una vía, pretende revitalizar la ciudad en un sector tan importante como el centro de Bogotá, el cual

quedó dividido con la construcción de la 26 y Mazzanti busca recomponer. Solo el tiempo dará la razón, ya sea a

unos u otros.

Gráfico 6. Usos del espacio urbano alrededor del Parque Bicentenario – Elaboración propia

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Coyuntura: modelos de hacer ciudad

Si bien la Exposición Nacional de 1910 fue un evento urbano desarrollado en Bogotá que estuvo asociado con el

conjunto de actos conmemorativos del Centenario de la Independencia, hizo visible la sociedad de la época por

medio de la representación de sus deseos y anhelos, los cuales estaban lejos de los logros obtenidos hasta

entonces187

. Este modelo creado por las exposiciones universales alrededor del mundo, en donde la celebración

de la nación y el progreso eran evidencia del nivel de desarrollo en que se encontraba el país, adoptó como

escenario el espacio de la exposición y de la ciudad, lo cual en los siguientes años posicionaría a esta como el

espacio referente en términos de vanguardia. Los bustos, las esculturas, los medallones y las placas

conmemorativas que fueron emplazados en el espacio público demuestran la importancia que el Gobierno nacional

les daba, ya que la elección de los lugares de emplazamiento de las esculturas tuvo implicaciones simbólicas. Los

lugares elegidos no solo cambiaron su aspecto físico, sino que algunos adquirieron otro nombre y otro significado

a los ojos de los habitantes de la ciudad; tanto así que el espacio urbano sería desde entonces la principal señal

de la conmemoración, gracias al conjunto de monumentos emplazados en los principales espacios públicos de la

ciudad188

.

187

Juanita Barrera, La ciudad de la luz: Bogotá y la exposición agrícola e industrial de 1910. (Bogotá: Alcaldía Mayor; Instituto Distrital de Cultura y Turismo, 2005).

188

Barrera, La ciudad de la luz.

Imagen 24. Pabellón Parque de la Independencia. Imagen tomada del sitio web

www.vitruvius.com.br, 2017.

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Ahora bien, si el espacio público de la ciudad celebra el pasado, la Exposición Agrícola e Industrial del

Parque de la Independencia celebraba el futuro. Este lugar se consolidó desde entonces como un sector de

desarrollo urbano, como ya había comenzado a prefigurarse desde la segunda mitad del siglo XIX. Las señales de

modernización presentes en los alrededores del parque tales como el Panóptico (la primera penitenciaría moderna

de la ciudad diseñada por el arquitecto Thomas Reed), la fábrica de cerveza Bavaria (una de las primeras fábricas

—en sentido moderno— de la ciudad), el Parque Centenario, el Bosque de San Diego y las líneas del tranvía y

ferrocarril que lo atravesaban, reafirmaron no solo el espíritu de la época. sino que fue una forma de compararse

con las exposiciones universales europeas, bien fuera para exaltarlos o desmeritarlos. Sin embargo, no fue sino

hasta la culminación de los festejos que Bogotá volvió a su apacible calma, como se expresó en meses posteriores

en artículos de la revista El Gráfico, donde se reseñaba la actividad en el parque después de la Exposición y se

cuestionaba a la opinión pública sobre el futuro de los pabellones y su conservación.

El valor simbólico del parque cayó pronto en el olvido entre los habitantes de la ciudad. Convertido

posteriormente en un lugar de esparcimiento ocasional para algunos sectores de la sociedad, el parque no llegó a

ser de los más concurridos, tanto así que la revista Cromos, en 1920, reprochó a los bogotanos por no aprovechar

este lugar de espaciales características paisajísticas, al mismo tiempo que fueron requeridas al Ministerio de Obras

Públicas mayores sumas de dinero para las obras de mantenimiento del parque y sus pabellones, por lo cual se

determinó la demolición de estos últimos y se ordenó construir en los mismos predios el nuevo Edificio de la

Escuela Nacional de Bellas Artes.

Imagen 25. Templete Bolívar Parque Centenario - Sady González

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En agosto de 1919, Arturo Jaramillo Concha firmó un contrato para el diseño del edificio, el cual inició obras a

finales del mismo año en el costado suroriental del parque, pero que luego fueron suspendidas bajo la

recomendación de construir sobre sus cimientos el Museo Nacional o una Biblioteca, edificaciones propias de un

lugar de recreo. En 1933, se inició la construcción de la Biblioteca y el Museo Nacional, diseño de Alberto Wills

Ferro, y se inauguraron en 1938 con motivo del cuarto centenario de la ciudad, fecha para la cual el único

sobreviviente arquitectónico del parque era el Quisco de la Luz, pues las esculturas y los monumentos fueron

trasladados a otros lugares de la ciudad en la primera mitad del siglo XX.

Imagen 26. Parque Centenario Bogotá. Imagen tomada de sitio web Pinterest, 2017.

Las mutaciones de este importante lugar de la ciudad no solo modificaron por completo su significado a

través de los años, sino que hoy no son los mismos lugares de antes. La estatua ecuestre de Bolívar fue retirada y

emplazada en el conjunto monumental Los Héroes sobre la autopista norte de la ciudad; el Monumento a Los

Héroes Ignotos fue emplazado en la intersección de la calle 63 y la avenida 48; las esculturas precolombinas

traídas desde San Agustín por orden del entonces presidente Rafael Reyes, en 1907, fueron retiradas del parque y

el cañón de las guerras de Independencia fue instalado frente al Museo Nacional. Posteriormente, en 1940, la

construcción de la carrera Séptima y la carrera Décima terminaron por cercenar no solo los restos de la celebración

de la Independencia, sino una parte del Parque del Centenario, reduciéndolo a una glorieta en donde quedó

confinado el templete del Libertador construido en 1883 con motivo de la conmemoración de su nacimiento, que

luego fue reubicado en el actual Parque de los Periodistas gracias al intercambiador vial de la calle 26.

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La celebración del Centenario marcó un hito en los festejos del grito de Independencia, pero a su vez develó

cómo su organización fue encargada a los miembros de la mayoría de las familias prestantes y tradicionales de la

ciudad, que, en su mayoría, tenían formación académica, ocupaban puestos importantes o eran herederos de una

tradición política. Por tanto, la Exposición evidencia cómo la apropiación por parte de la sociedad de la época de

unos ideales de civilización europeos termina con la determinación material e ideológica de los imaginarios

culturales obtenidos hasta ese momento por la nación. El parque se convirtió en el lugar de materialización de las

expectativas de una sociedad que estaba en la búsqueda de ser reconocida y reconocerse dentro del panorama

mundial como una nación en progreso, en contraste con la realidad de una nación que se encontraba afectada

moralmente por la Guerra de los Mil Días y la Separación de Panamá y que, debido a las pugnas políticas, las

guerras civiles y la fragmentación del territorio, había perdido el sentido nacionalista.

Larga duración: los parques en la ciudad

En el caso de Bogotá, los parques y los jardines públicos surgieron como consecuencia del crecimiento no

controlado que se dio dentro de un mismo territorio, donde la alta densidad de la ciudad y el precario

abastecimiento de servicios públicos había incrementado la ausencia de espacios de ocio y esparcimiento para

los ciudadanos, puesto que los entornos naturales que habían sido parte de los alrededores de Bogotá durante

siglos estaban en deterioro como consecuencia de los problemas higiénicos de la ciudad. Las plazas coloniales

para el siglo XIX terminaron siendo convertidas en jardines o parques citadinos, con un diseño geométrico en el

que se incluían plantas autóctonas de diferentes especies y verjas como límite dentro de una apariencia bastante

similar.

Uno de los primeros parques concebidos bajo este modelo es el Parque Centenario, que había sido

construido con ocasión de la conmemoración del primer centenario de Simón Bolívar en 1883 y se ubicaba entre

las carreras Séptima y Trece, y las calles 25 y 26, en un terreno triangular cuyo diseño simétrico era atravesado

por un eje central en sentido oriente-occidente y su centro era dominado por un área circular, destinada a la

ubicación de un templete diseñado por el arquitecto Pietro Cantini, el cual alojaba una estatua del libertador. En

1889, esta tipología de parques fue criticada por Genaro Valderrama ya que no representaba los ideales estéticos

y monumentales que requería la ciudad para estar a la par con los parques que se encontraban en las capitales

civilizadas del mundo, dada la creciente necesidad de aprovechamiento del tiempo libre de los ciudadanos.

Además, si como se ha pensado, se quiere llevar a efecto la formación de un parque positivo en las inmediaciones de

esta capital, yo me encargo de establecerlo tal como debe serlo, adoptando un plano por el estilo del que presento con

las modificaciones necesarias para semejarlo al de Monceau en Paris, que es el más bello que conozco.

(carta de Genaro Valderrama al Ministro de Fomento, 16.04.1889, en: AGN, MOP, “Bogotá, parques, plazas y jardines

varios 1887-1916”, Tomo 823, Folio 5).

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En el marco de las celebraciones del primer Centenario de la Independencia de Colombia, las actividades

para la primera Exposición Agrícola e Industrial —planeadas en todo el país, pero cuyo epicentro era Bogotá—

tuvieron allí el escenario de representación de los ideales de tan importante fecha junto con los principales

productos elaborados en el país. El emplazamiento de esta trascendental exposición fue en un terreno que

colindaba, por el extremo oriente, con el actual Parque del Centenario, lo cual fue aprovechado para proyectar su

eje central.

Este parque fue inaugurado en 1907, bajo el nombre de Parque de los Hermanos Reyes, dado que el entonces

presidente Rafael Reyes apoyó la realización de la Exposición basado en el estilo parisino de finales del siglo XIX.

Sin embargo, en 1910, este fue rebautizado con el nombre de Parque de la Independencia, para conmemorar los

cien años de la Independencia de Colombia. De esta manera, la Exposición Agrícola e Industrial se convirtió en un

espacio de celebración, no solo del progreso agroindustrial, sino de la historia de la nación, por medio de una

serie de pabellones y quioscos que, al culminar dicho evento y quedar sin uso, terminaron siendo arrendados a

particulares para diversos fines189

. En el periodo de la Alcaldía de Fernando Mazuera, entre 1947 y 1949, gran

parte del parque se perdió debido a la construcción de la carrera Décima y la calle 26, y su vecino, el Parque

Centenario, desapareció. El parque fue abandonado paulatinamente hasta que, en el 2006, se inició un proceso de

recuperación del parque a través de la restauración del Quiosco de la Luz, imitación de otro en Versalles, Francia190

.

189

Barrera, La ciudad de la luz.

190

Medina Uribe, «La Independencia, el parque que se resiste a las obras en Bogotá».

Imagen 27. Le Parc Monceau. París, Francia. Imagen tomada del sitio web mrandmrsinparis.blogspot.com.co, 2016.

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El Parque de la Independencia se estableció como el espacio de reunión de diferentes partes de Colombia

pues, por un lado, en él se sembraron arboles emblemáticos de distintas regiones del país y, por otro, se edificaron

construcciones dignas de una celebración con alto sentido patriótico, como lo fueron las del centenario de la

Independencia. El embellecimiento urbano desarrollado en ese entonces concibió allí una forma de representar

nación y civilizar, por lo que Bogotá, la capital de la República, a través de estatuas de héroes y símbolos patrios,

debió ser el máximo exponente de una ciudad civilizada y en progreso. No obstante, su carácter funcional, el

parque mutó para concebirse como un instrumento de control del tiempo libre de los obreros, pues la práctica de

diferentes tipos de costumbres autóctonas —como el consumo de chicha— fue vista como un obstáculo para

alcanzar el tan anhelado progreso del país.

La regulación del uso del espacio del parque comenzó entonces a determinar unas nuevas formas de

contacto del ser humano con la naturaleza, de la mano de prácticas deportivas al aire libre, puesto que, la mayoría

se llevaban a cabo en clubes privados. Por otro lado, el desarrollo de la función social del parque marcó un hito

en la configuración espacial de este tipo de escenarios, puesto que el individuo podía reconocerse como parte de

un grupo social a través de las relaciones sociales que allí se daban, lo que hizo imperiosa la necesidad de

establecer un lugar de esparcimiento, un bosque donde los capitalinos pudieran oxigenarse de la cotidianidad.

Esta idea, sin embargo, nunca termino por construirse.

Imagen 28. Plano parque de la independencia – Archivo General de la Nación

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La concepción y planeación de la ciudad desde una perspectiva moderna se comenzó a capitalizar en los

parques existentes, a través del retiro de las verjas y la construcción de balustradas, terrazas y fuentes, como es el

caso de “La Rebeca”, en 1926, en el Parque del Centenario. Es desde esta época que la proyección de nuevos

parques en Bogotá adquirió un lenguaje más notable, en cuanto al uso de vegetación, mobiliario y equipamientos.

Modelos de ello se vieron en los parques de Chapinero, Las Cruces, Luna Park y el Gaitán, a diferencia de las

primeras plazas transformadas en parques públicos.

En 1934, surgió el Parque Nacional, cuya concepción fue fruto de un encargo del entonces presidente

Enrique Olaya Herrera a la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, cuyo objetivo era, por un lado, hacer un parque

que lograra diferenciarse de sus antecesores, pero debía ser, sobretodo, un parque abierto para todo el público,

tener un fin pedagógico y ofrecer un espacio adecuado para actividades deportivas.191

El diseño geométrico del

parque, que comprende los terrenos entre la actual calle 36 y 39, la carrera Séptima y los cerros orientales, se

caracterizó en la época por ser una novedosa experiencia en espacio público para los habitantes de la ciudad, a

través de elementos de mobiliario urbano, equipamientos deportivos y paseos peatonales, pues además se integró

191

Claudia Cendales Paredes, «Los parques de Bogotá: 1886-1938», Revista Cultural de Santander, 2009, 102,

https://www.uis.edu.co/webUIS/es/mediosComunicacion/revistaSantander/revista4/parquesBogota.pdf.

Imagen 29. Parque de la Independencia - Foto Tito

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a los cerros orientales y a sus hoyas hidrográficas, sin renunciar a las características funcionales que ya hacían

parte del ideario de parque constituido en la sociedad de la época. A esto se suma que las dimensiones de este

nuevo parque permitieron desarrollar un concepto pedagógico a través de un jardín botánico, un zoológico y un

teatro infantil, razón por la cual fue reconocido como uno de los primeros ejemplos de arquitectura moderna en

nuestro país.

El urbanista austriaco Karl Brunner, en el marco del cuarto centenario de Bogotá en 1938, desarrolló una

planeación que llevó a distribuir sistemáticamente los parques por toda la ciudad, diferenciándolos por su tamaño

y equipamiento, como el forestal del Salitre y el Paseo Bolívar, a escala de ciudad; los de Ciudad Jardín, a escala

sectorial, y los últimos, a escala de barrio192

. La planeación de parques llevó a Brunner a reconocer “en cada caso

la región, la clase de habitantes y sus necesidades o costumbres, y se definió el carácter básico del trazado y

arreglo en general de acuerdo a las condiciones del lugar”193

Así, al finalizar los años treinta, Bogotá contó con la

mayor infraestructura verde y recreativa de su historia, que sería la base de la mayoría de los parques que existen

hoy en la ciudad como es el Parque del Renacimiento, previsto por Brunner en 1938 y realizado en el 2000.

El sistema distrital de parques de Bogotá está compuesto hoy en día por una amplia red de espacios verdes en diferentes

escalas, los cuales actúan no solo como un espacio libre destinado a la recreación, la contemplación y el ocio para los

habitantes de la ciudad, sino que se constituyen como los elementos principales de la estructura ecológica de la ciudad,

ya que se regula su equilibrio ambiental por medio de ellos.

192

Cendales, Los parques, 104.

193

Ibíd., 104.

Imagen 30. Parque de la Independencia Archivo IDT - Foto Germán Montes

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Estudio del caso

Con base a los resultados obtenidos en la fase anterior se desarrolla un microanálisis, el cual es una técnica de

metodología cualitativa en la que, a través del estudio de la información obtenida, enuncia una serie de posibles

relaciones existentes entre los conceptos, sistematizados en categorías y subcategorías de análisis que permiten

hacer una lectura del fenómeno estudiado. El desarrollo de este método de análisis dependerá de la estructuración

de unos elementos claros de indagación sobre los cuales se puedan hacer comparaciones y luego comprender la

función de cada uno de los hallazgos y su correlación en el análisis del fenómeno. De esta manera, se realiza una

explicación de las categorías y subcategorías de análisis, con base en las posiciones conceptuales y teóricas de

los autores expuestos en esta investigación, y así se tiene un criterio de observación estructurada en el caso de

estudio del Parque Bicentenario.

En primer lugar, el proceso de triangulación de las distintas fuentes de información consultadas permitió

establecer dos grandes núcleos temáticos (categorías axiales), asociados con la hipótesis investigativa ¿Cómo

integrar fragmentos urbanos al proyectar espacio público? y en cuya indagación subyacen dos propiedades: la

percepción espacial —como una expresión de la ciudad posmoderna en los sistemas arquitectónicos

contemporáneos que responde a la recomposición de unidades dispersas dentro del espacio— y la identidad

urbana —como un proceso evolutivo de cambio, variación y transformación dinámica del espacio de la ciudad—.

Ver Gráfico 7

Imagen 31. Publicidad de invitación a la inauguración y entrega por la Defensoría del Espacio Público a la Asociación Cívica

AsoSandiego para su administración, cuidado y activación cultural – octubre 6 de 2017. Imagen tomada del sitio web

www.utadeo.edu.co, 2017.

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Teorización

En segundo lugar, estos hallazgos como objetivo determinar los lineamientos conceptuales de análisis. En el caso

de la percepción espacial, establece el medio de identificación de los diferentes elementos compositivos

asociados al reconocimiento de los valores físicos y contextuales de un espacio urbano en la ciudad, por medio

de: tipo194

, permanencia195

y memoria196

. Y en el caso de la identidad urbana, describe la correlación entre los

distintos procesos evolutivos de la ciudad a través del tiempo, los cuales desarrollan a su vez procesos de des-

caracterización de la ciudad conocida, para dar lugar a procesos de generación de nuevas territorialidades, por

medio de: forma de ciudad197

, lugar198

y acontecimiento.199

En tercer lugar, se relacionan cada una de las distintas subcategorías (categorías selectivas) que describen

cada uno de los distintos ítems de calificación, al relacionar por medio de un ejercicio de abscisas y ordenas

194

Legibilidad de las formas arquitectónicas. Identificación del significado formal que subyace en una intervención espacial.

195

Identificación de elementos arquitectónicos. Reconocimiento de los valores históricos de un lugar a partir de sus preexistencias.

196

Connotación urbana. Comprensión individual o colectiva de los valores y significados de un espacio urbano.

197

Legibilidad trama urbana. Reconocimiento de la forma y distribución de las construcciones, y del trazado viario de la ciudad.

198

Capacidad de significación. Relación coherente de significados con el objetivo de desarrollar una experiencia individual o colectiva.

199

Significación de cambio. Expresión de uno o varios significados inconexos en un mismo tiempo y espacio.

Gráfico 7. Conceptualización Desfragmentación Urbana – Elaboración propia

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dentro de un plano cartesiano estos núcleos temáticos generador de las subcategorías con el fin de contextualizar

su relación con la categoría de análisis en la que se inscribe.

En cuarto lugar, se procede a evaluar el caso de estudio desde cada una de las categorías de percepción espacial–

– e identidad urbana, presentes en el Parque Bicentenario, por medio de una calificación en la que se interprete

cualitativa y cuantitativamente las distintas subcategorías (factores de observación) que las componen. Los

criterios de calificación utilizados se encuentran definidos tanto en una matriz de evaluación cualitativa como la

escala de valoración cuantitativa que se relaciona a continua.

Criterios de calificación//

Al evaluar cada una de las subcategorías, se interrelacionan el eje de las abscisas (x) con el de las ordenadas(y),

identificando la descripción cualitativa que da como resultado, y que responde a un nivel de descripción del factor

de observación en una escala valorativa de 1 a 5, donde 1 es muy bajo y 5 muy alto.

1. Muy Bajo: describe ligeramente el factor de observación/no importante/0-25%.

2. Bajo: describe parcialmente el factor de observación/algo importante/25-50%.

3. Medio: describe medianamente el factor de observación/cuasi importante/50-50%.

4. Alto: describe satisfactoriamente el factor de observación/importante/50-75%.

5. Muy Alto: describe totalmente el factor de observación/muy importante/100%.

En quinto lugar, se procede a la sistematización de los datos obtenidos y a la representación por medio de una

infografía que permita hacer una lectura específica y general del consolidado de cada factor obtenido por el Parque

Bicentenario. Al momento de interpretar la información, dará cuenta de 1) el nivel de desarrollo de uno respecto

del otro en términos de capacidad de proyectación de espacio público contemporáneo en Bogotá y 2) la tendencia

que marcará los próximos años. En la mayoría de los casos, cada uno de los datos obtenidos generó una hipótesis

investigativa.

El análisis propuesto al Parque Bicentenario permitió obtener unos resultados por categorías y subcategorías

y así mismo unas hipótesis investigativas como conclusión de cada uno de los diferentes análisis conceptuales

desarrollados.

Esta aproximación conceptual hizo evidente, a través de un modelo de observación teórico del espacio

público, la necesidad de comprobar dichos hallazgos con fuentes de información primaria. Inquietudes que tenían

fin indagar sobre ¿cómo se toman las decisiones a la hora de proyectar un espacio público en Bogotá? ¿quiénes

las tomas? y ¿qué capacidad de decisión tienen? Una condición que obligó a perseguir conclusiones de validez

holística en las que se lograran establecer cuáles son los actores que están llamados a tomar decisiones acerca

de cómo se debe proyectar el espacio público de la ciudad.

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Gráfico 10. Matriz de evaluación caso de estudio – Elaboración Propia

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Gráfico 11. Análisis de Resultados de evaluación de caso de estudio – Elaboración propia

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Gráfico 12. Análisis de Resultados de evaluación de caso de estudio – Elaboración propia

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Gráfico 13. Análisis de Resultados de evaluación de caso de estudio – Elaboración propia

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Hipótesis investigativas

Conclusiones del análisis teórico conceptual

1. Si el espacio público tradicional es un espacio practicado y el contemporáneo es un espacio del

anonimato, ¿cómo se puede proyectar el espacio público en la ciudad contemporánea que permita una

construcción social del espacio?

2. En la ciudad contemporánea, lejos de reconocer las características del lugar, el espacio público busca

construir significados que indiquen procesos de cambio, pero terminan por agotar su significación

después de un tiempo. ¿Qué elementos se deben tener en cuenta en la caracterización del espacio

público de la ciudad contemporánea, a fin de evitar que se conviertan en espacios aislados que tiendan

a desaparecer del imaginario de la ciudad?

3. ¿Cómo proyectar un espacio público contemporáneo que tenga la capacidad de generar significaciones

de apropiación simbólica sin necesidad de remitirse a la idea del tipo arquitectónico?, es decir, ¿es

posible desarrollar nuevos tipos de significación en el espacio público?

4. La tendencia en la ciudad contemporánea es hacia la desintegración, la desarticulación, la segregación

y el aislamiento de los diferentes fragmentos que le componen, hasta el punto de rechazar la ciudad. El

Proyecto Parque Bicentenario propone integrar y conectar dos partes de la ciudad que quedaron

fragmentadas por la construcción de la calle 26. Se puede pensar que este proyecto cumplirá su función

de conector físico, ¿pero será un conector social?

5. El hecho de que el espacio público contemporáneo esté supeditado más a la simultaneidad de unos

hechos en un tiempo actual (sincronía) hace que este se considere como un espacio no coherente con

su evolución en el tiempo. Es posible que, con el Proyecto Parque Bicentenario, ¿se está prefigurando

una tendencia a la generación de nuevos tipos de espacio públicos en la ciudad?

6. La transformación de las ciudades cada vez está haciendo que sean menos reconocibles por sus

habitantes y más reconocibles por la aldea global. ¿Está Bogotá preparada para generar procesos de

transformación y renovación urbana en los que se articulen pasado y presente? O, por el contrario, ¿será

que la inclusión de tendencias contemporáneas en una ciudad que tiende a ser conservadora puede

incrementar la fragmentación del espacio del espacio público?

7. Las obras de construcción de sistemas viarios en Bogotá arrasaron con parte de lo que, en su época, era

el Parque de la Independencia, y la construcción de la fase III de Transmilenio - Calle 26 continúo su

destrucción. ¿Puede el Proyecto Parque Bicentenario ser realmente ese elemento de sutura de la trama

y el tejido urbano perdido con estas obras hasta el punto de cicatrizar?

8. El Proyecto Parque Bicentenario propone conectar dos sectores fragmentados de la ciudad; sin embargo,

¿el hecho mismo de proponer nuevas dinámicas y prácticas urbanas en este sector ¿no será que puede

generar una territorialidad híbrida con el Parque de la Independencia, de manera que sucederán prácticas

distintas o, en el peor de los casos, que las prácticas de uno serán absorbidas por el otro?

9. La idea de proponer un nuevo tipo de espacio público para la ciudad, como lo es el hecho de proyectar

una plataforma-parque sobre una autopista, responde más a la lógica de la ciudad contemporánea que

al hecho de proponer más de lo mismo. A diferencia del Parque de la Independencia, el Parque

Bicentenario es más flexible como lugar de interconexión, y no solamente como el lugar de un único

uso. ¿Puede ser esta una nueva tendencia en la proyectación del espacio público en una ciudad como

Bogotá?

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10. El hecho de ser una propuesta novedosa va a ser, sin lugar a dudas, un punto de atracción para que las

personas realicen actividades opcionales. ¿Cómo hacer que estas actividades se mantengan en el tiempo

hasta el punto de configurarse como actividades sociales?

Así pues, con el fin de validar cada una de las hipótesis obtenidas en el análisis anterior, se realizó un cuestionario

de entrevista semiestructurada, la cual tiene como propósito conocer de fuentes primarias el punto de vista de las

personas que estuvieron involucradas en los hechos que rodearon el caso de estudio. Por esta razón, se

implementa un proceso de aproximación sistémica a fuentes primarias, a través del mapeo y análisis de grupos de

interés (stakeholders)200

; es un proceso de recopilación y análisis de información cualitativa y sistemática para

determinar qué intereses deben tenerse en cuenta en el desarrollo y en la implementación de una política o un

programa.

Gráfico 14. Mapa de actores (stakeholders analysis) – Elaboración propia

Esta metodología surge como factor diferenciador bastante importante por resaltar, dada la particularidad de hacer

converger y acercar la disciplina de la arquitectura con los procesos públicos de desarrollo de espacio público.

Con esto se busca conocer las partes interesadas en un proceso (es decir, los actores: personas u organizaciones)

con el interés de promover una política o un punto de vista conducente a desarrollar acciones. Estos grupos de

200

Robert Bianchi y Sherrie A. Kossoudji, «Interest Groups and Organizations as Stakeholders», 2001, https://www.commdev.org/userfiles/files/1493_file_SDP_35.pdf.

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interés (o partes interesadas) por lo general, se pueden agrupar en las siguientes categorías:

internacionales/políticas nacionales (legisladores, gobernadores), pública (ministerios, organismos de control,

planeación), laborales (sindicatos, asociaciones), privado con fines de lucro/comercial y sin fines de lucro

(organizaciones no gubernamentales/ONG, fundaciones) y la sociedad civil (los usuarios/consumidores).

En este sentido, al realizar un análisis, se busca comprender el conocimiento de las partes en torno al caso

de estudio (Proyecto Parque Bicentenario): conocer sus intereses relacionados, determinar su posición a favor o

en contra, establecer posibles alianzas con otras partes interesadas y construir un entorno sistémico y crear

escenarios futuros de proyectación de espacio público en la ciudad, en los que se tenga la capacidad de ser

coherentes con las necesidades cambiantes de la ciudad contemporánea.

Esta herramienta permite no solo a los gestores de políticas de proyectación de espacio público reconocer

los actores afectados por sus decisiones, sino también a los ciudadanos que sienten un descontento generalizado

por la forma en que los entes públicos y gubernamentales no les toman en cuenta en la concepción de un ideal de

ciudad que les pueda significar. Así pues, por medio de este análisis, se identificaron las distintas controversias

que la oposición al Proyecto Parque Bicentenario ha generado desde diferentes sectores de la sociedad, que

permiten en últimas desarrollar una serie de estrategias conducentes a desarrollar proyectos de espacio público

con una mayor probabilidad de eficacia y satisfacción para los ciudadanos.

El desarrollo de este análisis busca ayudarle a comprender al proyectista de espacio público en Bogotá y a

su grupo de trabajo la forma de desarrollar un proceso objetivo y sistemático para recopilar y analizar datos clave

en la concepción, proyectación y construcción de espacios públicos contemporáneos para la ciudad. Sin embargo,

es importante anotar que la inclusión de este tipo de sistematización de la información por medio de modelos

cualitativos no impide que la información sea algo subjetiva, ya que el análisis de las partes interesadas se basa

en lo que los actores comunican a analistas (este planteamiento inicial no incluye métodos de comprobación de

fuentes de información para asegurar su objetividad).

Para implementar el análisis de grupos de interés, se procedió al mapeo e identificación de los diferentes

actores, por medio de fuentes secundarias como entrevistas, blogs, noticias, comunicados oficiales de entes

públicos, etc.; esto permitió entender el accionar de cada uno de ellos en el caso de estudio y así mismo definir

su relevancia para ser incluido en el análisis de grupos de interés (stakeholders)201

. (ver anexo 04)

La definición de los actores participantes por medio de un mapeo de actores participantes se realizó sin

distinción alguna, con el objetivo de estructurar un panorama general de los implicados en la toma de decisiones

para la concepción, proyectación y construcción de espacio público en Bogotá; mapeo que luego se amplió debido

a la información proporcionada por cada uno de los entrevistados, los cuales dieron cuenta de la red existente

entre cada uno de ellos. Posteriormente, se desarrolló un modelo de entrevista semiestructurada en la que se

recogió las apreciaciones generales y particulares de los diferentes actores, sin condicionar sus respuestas, dando

201

Kammi Schmeer, «Stakeholder analysis guidelines», 1999, http://www.who.int/workforcealliance/knowledge/toolkit/33.pdf.

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libertad de responder cada uno de los temas por tratar y enlazando cada pregunta en un diálogo cordial y cercano,

lejos de una estructura de cuestionario (ver anexo 01)

Dado que la metodología de análisis de grupos de interés propone una estructura sistémica de aproximación

a los actores, desde unas categorías de información definidas, se utilizan estas para introducir las distintas

hipótesis obtenidas en el análisis conceptual del caso de estudio. Estos diferentes cuestionamientos son divididos

en factores de análisis de las condiciones del actor, con el propósito de identificar su escala de actuación dentro

del caso de estudio, por lo cual se definió la información exacta o característica de los interesados para ser

considerada de la siguiente forma202

:

1. Identificación de su posición y de la organización que representa.

2. Nivel de relación con el caso de estudio (interno/externo); diferencia entre grupos internos de trabajo

que promueven el desarrollo del proyecto y grupos externos.

3. Conocimiento del caso de estudio (algo/nada/demasiado). Esto es importante para identificar a los

interesados que se oponen a la política debido a malentendidos o a falta de información.

4. Descripción del caso de estudio (según el conocimiento propio del actor).

5. Posición propia respecto del caso de estudio según el actor entrevistado (respaldo/respaldo

moderado/neutral/oposición moderada/oposición).

6. Posición de otros respecto del caso de estudio según el actor entrevistado, indicando con que otros

actores tiene relación ese punto de vista (respaldo/ respaldo moderado/ neutral/ oposición moderada/

oposición), lo cual es clave para determinar si va a ser un agente de bloqueo a las iniciativas propuestas.

7. Ventajas que la implementación del proyecto traería al actor de este.

8. Desventajas que la implementación del proyecto traería al actor de este.

9. Organizaciones mencionadas por el actor que respaldan o se oponen al proyecto. Estas pueden hacer de

un actor débil uno más fuerte o proporcionar una manera de influir en varios grupos de interés con un

actor principal.

10. Recursos en cuanto a la capacidad de toma de decisiones en el caso de estudio (no toma decisiones/uno

de los que toma decisiones/toma decisiones en su organización o área).

11. Nivel de influencia en la toma de decisiones (baja/media/ alta).

12. Liderazgo con respecto a los demás actores para la toma de decisiones; capacidad y voluntad de iniciar,

convocar o dirigir una acción a favor o en contra de la propuesta y, en determinado caso, ayudar a

convencer a otros a hacerlo.

Cada una de las diferentes entrevistas realizadas no solo permitió conocer los puntos de vista que cada uno de los

diferentes actores tienen sobre el caso de estudio, sino que acercó esta investigación a grupos de interés que

cualificaron cada una de las diferentes estrategias y conclusiones obtenidas, lo cual, sin lugar a dudas, es uno de

los aprendizajes profesionales que quedan de la implementación de esta metodología, pues si bien el análisis y la

valoración teórico-conceptual de los dos parques evidencian algunas problemáticas en cuanto al desarrollo de

proyectos de carácter público para la ciudad, no es lo mismo cuando estas son contrastadas con los puntos de

vista de los actores en cuestión, pues desde el conocimiento real de cada uno de estos se pueden desarrollar

202

Schmeer, Stakeholder, 2-8.

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aprendizajes en diferentes escalas de importancia. Sin embargo, cabe anotar que no fue posible consultar con

todos los actores listados en la matriz de análisis, por motivos que van desde que no quisieron dar sus

declaraciones o porque simplemente ellos como actores conocedores del caso de estudio en la actualidad ya no

desconocen en que ha avanzado esta coyuntura, lo cual en la mayoría de las veces hacía imposible consultar su

opinión. En consecuencia, los datos faltantes fueron desarrollados basándose en fuentes secundarias (entrevistas,

noticias, bases de datos), puesto que no se podía obviar ningún actor dentro del análisis implementado.

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Imagen 32. Modelado ampliación MAMBO. Imagen tomada del sitio web esfera pública.org, 2017.

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Resultados

[Aprendizajes del caso de Estudio]

La arquitectura tiene la función de acercar el espacio a la sociedad, y algo concluyente de esta investigación es el

hecho mismo de comprender que, como profesión, la arquitectura debe ampliar su escala de actuación disciplinar

para ser mucho más asertiva a la hora de proyectar ciudad. Por esta razón, si bien esta investigación parte de un

cuestionamiento profesional de exploración en torno a estas nuevas dinámicas del espacio público en la ciudad,

también busca hacer hincapié en la creciente necesidad de generación de procesos de investigación que aborden

el estudio de estas nuevas dinámicas urbanas. Esta última parte de la investigación tiene como propósito relacionar

los aprendizajes obtenidos en torno al estudio del espacio público en una ciudad que se ha configurado bajo

distintos procesos de fragmentación como Bogotá, lo cual de una u otra manera planteó el desafío de cómo

identificar, interpretar y visibilizar una serie de principios sobre como analizar y proyectar espacio público en una

ciudad fragmentada.

De esta manera, a continuación, se enuncian cada uno de los aprendizajes obtenidos a partir del caso de

estudio seleccionado, con el único fin de ejemplificar cómo los procesos de proyectación de la ciudad están

directamente relacionados con la configuración del espacio público. Si bien, el análisis del caso de estudio del

parque Bicentenario ofrece tan solo una lectura del estado actual del espacio público en la ciudad, esta

investigación se aleja de determinismos teóricos al proponer nuevas escalas de exploración, con el objetivo de

definir factores de análisis y proyectación que den cuenta de una relación sistémica entre el todo –la ciudad–, y

cada una de sus unidades componentes en términos físicos, políticos, sociales, económicos, ambientales,

simbólicos.

La fragmentación que Bogotá ha sufrido en los últimos años ha marcado una tendencia frente a la

configuración del espacio público, puesto que la limitada concepción de ciudad ha sobrepasado las dimensiones

espaciales y temporales habituales. La otrora imagen de centro que caracterizaba a la ciudad no es más que una

ubicación espacial de un lugar que dan pistas de una ciudad colonial, de calles empedradas, cuyos espacios

públicos estaban asociados con la plaza y a los solares de algunas casas que contaban con dicho privilegio. Sin

embargo, los constantes procesos de renovación urbana surgidos desde el modernismo funcionalista han hecho

de Bogotá no solo una ciudad en “progreso”, en la que todo tipo de concepciones han tenido incidencia hasta

nuestros días, sino que han transfigurado su identidad, de ciudad a metrópolis.

Precisamente, el sector del Parque de la Independencia ejemplifica muy bien cómo este tipo de espacio

público en la ciudad surge como respuesta a la necesidad de un espacio de ocio para la población obrera capitalina

de comienzos del siglo pasado, que no tenía la posibilidad de encontrar en la ciudad ninguna referencia natural

del entorno capitalino. El Parque entonces se constituyó como un experimento de condicionamiento social para

los ciudadanos de la época, que no respondían a las normas de comportamiento civilizado promulgadas en aquel

entonces en otras geografías del mundo, haciendo de este un espacio público donde se ejercieron los primeros

ejercicios de funcionalización del espacio por imposición.

La transición de Bogotá de una ciudad planificada y racional a un modelo posmoderno dilucida cómo las

prácticas planificadoras urbanas están ligadas a la visión de ciudad de las diferentes administraciones, lo cual

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demuestra claramente la forma como la contemporaneidad recurre a la narrativa del surgimiento de una nueva

ciudad, para romper todo vínculo con lo existente. En el caso de estudio del Parque Bicentenario, se revelan no

solo errores cometidos en la planeación del hecho urbano que habría de surgir en la plataforma proyectada sobre

la Troncal Calle 26 (Fase III de Transmilenio), sino las diferentes concepciones sobre la proyectación del espacio

público, que redefinen la relación entre lo construido y lo construible.

El Parque Bicentenario ha sido uno de los proyectos de espacio público más conocidos últimamente por los

grandes conflictos que ha protagonizado desde diferentes ámbitos. Uno de ellos sin lugar a dudas y el más

representativo ha sido el social. La fragmentación de este sector por la construcción de esta importante vía en los

años cincuenta no solo enmarcó los límites del centro de la ciudad, sino que lo separo también de la parte norte;

un proceso que no solo fue físico, sino que socialmente terminó por desarrollar unas nuevas dinámicas urbanas

que afianzaron como tal esta división. Proyectos de lado y lado configuraron una identidad propia que les permitió

solventar las rupturas del tejido urbano existente, en las que parece a simple vista que salieron ganando los del

extremo norte, quienes se quedaron con la zona verde residual del anterior Parque de la Independencia.

Sin embargo, luego de una fragmentación surgen procesos de reconfiguración de la trama y el tejido urbano

de los territorios-islotes generados, hasta integrarlos a nuevas centralidades a fin de revitalizarlos en un proceso

que toma años en darse. Esto fue lo que sucedió con estos dos territorios fragmentados: por el extremo norte, entre

1965 y 1970, se desarrolló el conjunto Torres del Parque, que logró con los años, al ser declarado patrimonio

arquitectónico, incluir al Parque de la Independencia como un área de influencia y protección patrimonial, lo cual

les dio de una u otra manera cierto nivel de propiedad privada a estos sobre este, asunto que no logra el Planetario

Distrital de Bogotá, construido en esa misma época.

En el otro extremo se encuentra el único sobreviviente: la Biblioteca Nacional, a la que acompañan desde

1963 tanto el Museo de Arte Moderno de Bogotá (obra de Rogelio Salmona), como el Edificio Embajador (obra de

Guillermo Bermúdez). Esta es una manzana que termina aislada del centro de la ciudad por la misma envergadura

de sus edificaciones y con una clara tendencia a desaparecer de la imagen de ciudad, dado que los usos propuestos

por estas edificaciones no son lo suficientemente fuertes como para revitalizarse, como sí lo pudo lograr el Parque

de la Independencia; cuestión que, con los años, de manera incipiente, buscó hacer un pequeño puente peatonal

sobre la calle 26, que lo conectaba con el Parque desde el Museo de Arte Moderno.

El Equipo Mazzanti, identifico cómo el problema de estos dos territorios va más allá de la fragmentación

física, pues lo que sucede en este espacio es una fragmentación social, en la cual los residentes de las Torres

del Parque, uno de los más acérrimos detractores del proyecto, se oponen a conectar el espacio del Parque de la

Independencia con un sector de la ciudad que se encuentra deteriorado. Esta es una problemática que evidencia,

una ciudad en la que cada vez más los proyectos de espacio público le deberán apuntar a solventar la fragmentación

social de Bogotá. Una apuesta del Proyecto Parque Bicentenario será la configuración de un tejido urbano

inexistente al cual habrá que hacerle acompañamiento por parte de la sociedad para que el Parque, como elemento

conector, logre cumplir su propósito y vuelva a hacer de este sector un espacio revitalizado. Esta concepción desde

uno de los actores que proyectan el espacio público de las ciudades debería ser un criterio que esté presente en

cada uno de los procesos. El conocimiento de lo social debe ser un factor y recurso para desarrollar proyectos de

cohesión social y territorial que lleven al mejoramiento de la calidad de vida de las personas en la ciudad.

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La dimensión social del espacio público implica el desarrollo de estrategias por medio de las cuales el

espacio público de la ciudad sea un espacio de integración social, en el que se posibiliten los encuentros entre

extraños en igualdad de condiciones, derechos y deberes. Sin ir más lejos, debe estar asociada con la idea de

construcción de lugar, una noción de ciudad que se construye, bien sea a través de lo construido en el tiempo, o

bien sea por medio de distintas prácticas sociales que construyen los ciudadanos en su interacción con el espacio;

una relación entre sentido y significado, en la cual se debe propender por desarrollar procesos de participación de

las partes interesadas como medio de construcción social y cultural.

Este proyecto generó diferentes posturas a partir del significado que cada actor refería sobre el mismo, pero

solo una vez este espacio entro en funcionamiento, comenzó un proceso de validación para determinar si adquirió

o no sentido para las personas en términos de construcción de un territorio de lo social, y que aún hoy continua.

Por esta razón, este no es solo una plataforma de conexión, sino una plataforma de discusión que animó la

participación de la ciudadanía por medio de una acción popular, la cual más allá de ser simplemente una postura

crítica, puso de manifiesto una aproximación a la forma como se podrían sentar las bases de mecanismos de

participación para cada uno de los actores, en diferentes escalas de actuación, que eviten que se vulneren los

derechos de unos por las decisiones de otros. La concepción, proyectación y construcción del Parque Bicentenario

ha dado lugar a una discusión en torno a los modelos de hacer ciudad y la gestión del espacio público en

Bogotá, lo cual sin lugar a dudas nos remite a comprender el trasfondo de las diferentes decisiones que se tomaron

en este proyecto y sus implicaciones a nivel de impacto.

En el 2008, siendo Alcalde Mayor de Bogotá Samuel Moreno Rojas, se convoca a un grupo de entidades

públicas que tienen injerencia en la construcción del espacio público en la ciudad, con la motivación del

Bicentenario de la Independencia de Colombia. En la administración de Luis Eduardo Garzón se dejan contratadas

las obras de la troncal Transmilenio fase III al consorcio Confase, el cual se encargó de proyectar y construir la

troncal por el sector del Parque de la Independencia, y es precisamente allí donde en medio de las obras se

descubre la existencia de unas redes inamovibles de acueducto y alcantarillado, que sumado al gálibo que

necesitaba el Transmilenio para pasar, terminan por modificar el esquema básico de Salmona. Situación que

obligó al Instituto Distrital de Recreación y Deportes (IDRD), autoridad en temas de parques en la ciudad, a

desarrollar un nuevo plan director para el parque, con el fin de modificar el Plan Director del Parque Metropolitano

Independencia, adoptado en el año anterior, y que consistía en generar una continuidad del Parque Independencia

sobre la calle 26, de manera que conectara los edificios de la Biblioteca Nacional y el Mambo con el contexto del

parque buscando la recuperación de la vocación inicial del mismo, perdida con la obra del viaducto de la calle 26.

En este punto, la lógica de desarrollo de los proyectos públicos es la de tener, por un lado, un ente público

cuyo rol es planificador, para luego delegar la construcción a otro agente ejecutor. El Instituto de Desarrollo Urbano

(IDU) entra en este cruce de proyectos bajo el rol de aprobador, pues existía, por un lado, un contrato público de

construcción de una troncal de infraestructura vial y, por el otro, un proyecto de parque, que termina siendo incluido

como contrato de diseño en uno de construcción vial, contando también la premura por tener las obras listas para

la celebración del bicentenario. El proyecto para la fecha había sido encargado al arquitecto Giancarlo Mazzanti

directamente por Confase, cuyo diseño generó muchas críticas por parte de los residentes del sector por considerar

su propuesta una arquitectura de autor, pero no una propuesta significativa para el entorno del Parque de la

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Independencia, y dado que en ese momento estalla el escándalo del “carrusel de la contratación” de la calle 26,

se dilata más la ejecución del proyecto, por cuenta de una acción popular interpuesta por la comunidad aduciendo

una afectación al entorno natural, cultural y patrimonial del Parque de la Independencia. Las obras son paradas

hasta tanto no se contará con los conceptos de la Secretaría Distrital de Ambiente, el Instituto Distrital de Patrimonio

Cultural y el Ministerio de Cultura. El proyecto entra entonces en un proceso de reestructuración técnica y en el

2011 son presentados los diseños por parte del contratista al Taller del Espacio Público203

, y finalmente el Tribunal

Administrativo de Cundinamarca, luego de comprobar que no había motivos para evitar las obras, levantó las

medidas cautelares impuestas y se le dio vía libre a la culminación del proyecto, que en ultimas termina por ser

aprobado por decreto en diciembre de 2011, por la entonces Alcaldesa Clara López, a fin de dirimir el conflicto

existente con los habitantes de la comunidad.

Este proceso de fragmentación pública, reveló una ausencia de conocimiento de los actores participantes,

más si se tiene en cuenta que sus niveles de actuación no están asociados a su capacidad de toma de decisiones,

por lo cual cada actor al desconocer su rol en las decisiones terminó por dilatar los procesos. El reto de las nuevas

políticas de espacio público para la ciudad es posibilitar la integración de las entidades de manera que se equilibre

la normatividad con la democratización de las decisiones de la ciudad y la participación activa de los respectivos

organismos de control que velan por los intereses de la sociedad. No se puede seguir respondiendo a la lógica de

la laxitud en la aplicación de la normatividad vigente, porque es precisamente esa ausencia de rigurosidad la que

ha llevado a no tener un proyecto de construcción de ciudad claro, que permita desarrollar tareas en el corto,

mediano y largo plazo, independientemente del gobernante de turno, que por lo general termina revocando todo

lo que su antecesor había avanzado. La ciudad no debe ser un bastión político, sino el lugar de ejercicio político

de los ciudadanos.

No obstante, “uno de los grandes problemas de la fragmentación urbana es el hecho de que las personas

no conocen ni hablan de su ciudad”204

, si bien es cierto que el ciudadano de hoy no es el ciudadano de los años

noventa —es decir, el ciudadano de hoy está más informado y reclama escenarios de discusión para el desarrollo

de propuestas que sean consecuentes con sus necesidades— la ausencia de mecanismos claros de participación

de la sociedad es lo que ha hecho que situaciones como las acontecidas en el Parque Bicentenario se estén

volviendo una práctica normal en cada proyecto público. La ambigüedad en las normas deja vacíos que son

aprovechados por contratistas constructores para imponer desarrollos alejados de las necesidades de la ciudad,

haciendo que “el espacio público lo diseñan los contratistas”205

.

Si bien es cierto que los procesos de proyectación de ciudad están supeditados a procesos de contratación,

la intrincada red de relaciones de costo/beneficio, entre los diferentes ejecutores de los proyectos, ha relegado a

la ciudadanía de estas decisiones; por eso, el ejercicio de reivindicación de los derechos que promueve el colectivo

“Habitando el Territorio”, si bien no logra resultados determinantes, sí coloca de manifiesto la capacidad de

convocatoria que puede llegar a generar un grupo de personas organizado en pro de la defensa de sus derechos

203

El Taller del Espacio Público es una dependencia del IDU en la que se diseñan y revisan proyectos y además se prestan asesorías a entidades públicas y particulares sobre la aplicación

de normas relacionadas con el espacio público; y se encargan de la formulación de normatividad y sobretodo instrumentos de planeamiento.

204

Ethel Segura Durán, Jefe de Regulación y Normatividad Urbana Uniandes, abril de 2016. Arquitecta especialista en temas de planeación urbana.

205

Ernesto Lleras Manrique, Colectivo habitando el territorio, 12 de abril de 2016. Miembro de la comunidad que interpuso la acción popular.

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en la ciudad. Una experiencia que cuestiona los modelos de hacer ciudad y propone el desarrollo de estrategias

de participación más que de diseño, que permitan debatir e incluir distintas posturas que tanto el planificador

como el proyectista desconocen, a fin de generar consensos y no disensos.

Es así como los modelos de intervención de espacio público, deberían incluir procesos de participación en

las decisiones que cumplan con el objetivo en sí de tener en cuenta cada uno de las diferentes valoraciones que

den los actores participantes. De lo contrario, su validez dentro de los diferentes grupos de interés será nula y, por

ende, terminará por cerrar la posibilidad de estructurar estrategias tendientes a su sostenibilidad en el tiempo. No

se trata de consultar simplemente, sino de hacer de la participación una acción que revierta en procesos de

implementación de políticas públicas que puedan llegar a generar espacios de inclusión y expresión de sectores

que usualmente no se encuentran representados u organizados; un proceso que, sin lugar a dudas, hace que las

personas adquirieran experticia en las distintas dinámicas de construcción de ciudad, hasta convertirse en gestores

de su propio espacio público, lo cual revierte en procesos de apropiación de ciudad y co-responsabilidad. Sin

embargo, no se debe ver en este tipo de prácticas un escenario de descentralización del liderazgo que tanto las

entidades públicas como privadas están llamados a ejercer, puesto que, en este proceso de acercamiento a la

comunidad, se van a encontrar situaciones que no habían sido contempladas por el resto de actores participantes,

frente a las cuales muchos no sabrán cómo proceder. En el presente caso de estudio, casi a nadie se le cruzó por

la mente que este tipo de proyectos iba a levantar tantas voces en contra por parte de la comunidad, lo cual fue

reconocido por Mazzanti, para quien el gran problema del Parque Bicentenario era el hecho de no haber tenido en

cuenta a la comunidad.

A pesar de su ausencia de significación al ser un espacio que se configura como un no lugar, el Parque

Bicentenario tiene pretensiones de ser una estructura de apropiación y renovación urbana que logre ser lo

suficientemente fuerte para producir cambios comportamentales y espaciales a su alrededor. No obstante, este

proceso puede llegar a tardar varios años y dependerá de cómo este espacio público logre inscribirse en la

memoria colectiva de los ciudadanos, pues se ha marcado una línea de acción dentro de la coyuntura de

construcción de parques en la ciudad, que proyecta lo verde como simulación de lo natural, en contraste a la

desmedida funcionalización del espacio urbano.

Este caso de estudio permitió identificar una nueva tipología de espacio público plataforma-parque sobre

una avenida. Este proyecto desarrollado por Mazzanti da cuenta de un ejercicio de proyectación contemporáneo

que propone nuevas posibilidades de construcción de lo público a través de los distintos diálogos y hasta

discusiones en torno a su funcionalidad. Estos espacios de transición más cercanos a la idea de construir un

paisaje no dialogan con el hecho construido de forma tradicional, sino que crean una nueva territorialidad que hace

que el contexto sea el que se comunique necesariamente con el proyecto.

Conclusiones y recomendaciones

[Estrategias de análisis y proyectación de espacio público en Bogotá]

El propósito de esta investigación planteó no solo el análisis sino la explicación de cómo el espacio público puede

des-fragmentar la ciudad, lo cual conllevo al desarrollo de una serie de instrumentos metodológicos que

permitieran alcanzar los objetivos inicialmente planteados en cuanto a: ampliar la reflexión disciplinar de la

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arquitectura sobre la construcción de lo público, visibilizar el espacio público como principio estructurante de las

distintas transformaciones a las que se ha sometido la ciudad en la contemporaneidad, demostrar como la

fragmentación debe ser considerada desde un plano más amplio, que deje entrever como se construyen nuevas

territorialidades urbanas, e incidir en la definición de estrategias de proyectación y producción de espacio público

en Bogotá.

Los aprendizajes alcanzados en la presente investigación sirven para verificar y validar estos criterios en otras

partes de la ciudad, más si se tiene en cuenta que la condición de lo contemporáneo está en constante

transformación, lo que dificulta su identificación y posibilita su consideración. La caracterización de los procesos

de fragmentación –físico, político, social, cultural y ambiental– tanto en la ciudad como en la arquitectura, permitió

establecer como estos inciden de manera aislada o correlacional en la configuración del espacio público

contemporáneo, por lo cual surge la necesidad de construir una serie de metodologías, instrumentos de análisis y

herramientas para definir las acciones para desfragmentar el territorio urbano desde un enfoque sistémico.

Los resultados de esta investigación comienzan con la relación de cada una de las conclusiones según cada

uno de los objetivos planteados, los cuales superan su planteamiento inicial, ya que amplían tanto la noción de

espacio público desde la ciudad contemporánea como el desarrollo de una serie de instrumentos de análisis. Las

investigaciones futuras cuyos intereses estén asociados a la formulación de estrategias de actuación e intervención

sobre espacio público, podrán encontrar en cada una de las siguientes reflexiones diferentes líneas de acción que

puedan derivar en la materialización de un cuerpo de análisis mucho más sólido que revierta en métodos de

proyectación en los que se incluyan nuevas consideraciones teóricas en cuanto a la definición del espacio público

como (des)fragmentador de la ciudad.

a. Con relación a la formulación teórica:

¿Cómo integrar fragmentos urbanos al proyectar espacio público?

Pregunta de investigación

El fenómeno de la fragmentación urbana, si bien es inherente al desarrollo de la ciudad, no solo describe una

fragmentación espacial sino una división socioespacial. El análisis de como el espacio público puede ser un

agente des-fragmentador urbano, da cuenta de una creciente búsqueda por reconfigurar el territorio urbano, más

si se tiene en cuenta lo importante en este tipo de acciones, no solo deben responder a un hecho físico al que se

le descarga toda la responsabilidad como mecanismo articulador de ciudad. Si bien la arquitectura esta llamada a

construir el espacio del habitar público, su separación de modelos de intervención asertivos ha degenerado en

intervenciones que, en lugar de suturar, fracturan generando segregación social, aumentando los síntomas de su

condición.

La estandarización de los procesos de intervención del espacio público según características funcionales,

divulgados por la disciplina urbanística, han condicionado a la ciudad dentro de morfologías homogéneas, que

ambiguamente en un ánimo de integración bajo un mismo lenguaje, terminan por generar el efecto contrario, la

separación de la función pública de la ciudad. El ejercicio disciplinar de la arquitectura ha caído en muchos

determinismos teóricos que no le han permitido reconocer en todas sus dimensiones el fenómeno del habitar.

Situación que ha conllevado a pensar y repensar como configurar la ciudad como un escenario de la vida urbana,

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como un lugar más humano, en contraste a un espacio actual de lo público, en el que prima las estructuras de

anonimato y de encuentros transitorios.

Esta investigación describe la dimensión integradora que debe cobrar el espacio público, al dar respuesta a

los siguientes procesos de fragmentación identificados en la presente investigación: fragmentación espacial, de

un territorio como consecuencia de decisiones de planificación y desarrollo del conjunto urbano de la ciudad;

fragmentación social, de un grupo o colectivo de habitantes que no ven reflejados sus expectativas y derechos

como ciudadanos y habitantes de un territorio; fragmentación política, de un grupo de actores públicos y privados

que descoordinadamente y de manera improvisada toman decisiones sin consultar a sus habitantes;

fragmentación simbólica, de un espacio de la ciudad que gracias a las intervenciones ha transformado su

significación característica (identidad). Lo cual, lleva a considerar que la integración de fragmentos urbanos por

medio de proyectos de espacio público debe proponer una acción de indagación de las diferentes condicionantes

de fragmentación y concepciones de uso de la escena urbana que se materializan en un lugar, a fin de construir

juicios valorativos por medio de los cuales se pueda comprender la verdadera magnitud pública de un espacio

urbano.

Los procesos etnográficos de espacio público, surgen entonces como un instrumento de trabajo de

campo para comprender la ciudad y su vida urbana, más si se tiene en cuenta que la ciudad es modelada de

acuerdo a distintos tipos de intereses; por lo cual el desarrollo de este análisis permitiría comprender los usos,

apropiaciones y representaciones de un espacio que puede o no estar legitimado como un territorio, en el que se

generan diferentes posturas de territorialización. Lo cual de una u otra manera prefiguro, un punto de inflexión en

el desarrollo de esta investigación, en el que se logra comprender posterior a un trabajo de campo desarrollado

con actores representantes de los grupos de interés, como los procesos de territorialización vinculaban diferentes

percepciones de lo público sobre un sitio en común.

La articulación de estas distintas posturas, requirió no solo la identificación de posibles conflictos y

soluciones, sino la sistematización de escenarios de interacción en los que se pudiera comprender la relación

sentido-significado de un espacio urbano para sus habitantes, por parte del planificador, gestor o proyectista, de

manera previa a la ejecución de la obra. Es por eso que se propuso un instrumento de simulación de proyectos

de espacio públicos, en el que se materializarán planteamientos teórico-conceptuales por medio de estrategias

de proyectación que reflejen las expectativas e imaginarios que se tienen sobre un lugar; a fin de identificar

determinantes de análisis o diseño que puedan asegurar su sostenibilidad en el tiempo. Lo cual, de una u otra

forma, puede revertir en el desarrollo de modelos de análisis de proyectos ya construidos que adolecen de

reconocimiento y apropiación social por parte de la ciudadanía.

El espacio público, es un lugar de encuentro intersubjetivo, en el que tanto el individuo como el colectivo,

desarrollan una estructura de percepción de lo público como ejercicio de construcción de su dimensión urbana.

Es por eso que la interpretación y orientación de las acciones de cada individuo, y sus esquemas de experiencia

frente al espacio público, más si se tiene en cuenta que la mayoría de estos esquemas han sido heredados. El

análisis detallado de estas múltiples percepciones de los distintos actores y grupos de interés que representan

conducirá a conclusiones que describan y ahonden en las causas de su condicionamiento de la experiencia de lo

publico en la ciudad, lo cual abre un abanico de posibilidades de análisis e intervención desde diferentes

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disciplinas. Sin embargo, llama especialmente la atención el desconocimiento de lo público reinante entre

planificadores, gestores, ejecutores y comunidad en general, razón por la cual sus diferentes posturas de lo público

terminan por omitir lo público. Así pues, la re-configuración del espacio público como escenario

intersubjetivo, surge como estrategia de desarrollo de experiencias significativas que den cabida al

restablecimiento de la esencia misma de ser ciudadano – habitar la ciudad – ampliando considerablemente su

conocimiento en la ciudadanía sobre la construcción del proyecto urbano.

b. Con relación a la propuesta de análisis:

Estudiar la relación entre arquitectura y ciudad en la construcción de lo público

Análisis diacrónico-sincrónico del espacio público

Entre los aportes de esta investigación, se propone una estructura de análisis de las distintas posturas teóricas

tanto de la ciudad como del espacio público, con el propósito de decantar bajo una óptica asociada al objeto de

estudio de la investigación una estrategia de interpretación de su importancia en la configuración de un marco

teórico. Lo cual conllevo al desarrollo de base argumentativa de disertación y teorización, no solo de los conceptos

categorizados desde de los autores referenciados, sino de reconocer en un lenguaje disciplinar sencillo

posibilidades de relación entre los mismos que facilitarán su lectura por parte de otros investigadores

estimulándolos a desarrollar nuevas posturas o controvertir las que se exponen.

Por consiguiente, esta investigación de enfoque cualitativo, en un primer momento se propuso el desarrollo

de una metodología de análisis sobre casos de estudio de espacio público, soportados por unas categorías y

subcategorías de análisis, resultado de la recolección y revisión de datos utilizados para comprender la naturaleza

y manifestación del fenómeno de la fragmentación urbana en el espacio público. En estas se logran describir e

interrelacionar diferentes aproximaciones conceptuales de investigaciones referidas a la explicación del fenómeno

en cuestión, como resultado de un estado del arte, y que se enmarcan en los siguientes criterios:

g. Hablar explícitamente, total o parcialmente, del objeto de estudio de este fenómeno tanto en la ciudad

como en el espacio público, a fin de comprender su incidencia en la configuración y percepción de la

ciudad contemporánea.

h. Seleccionar fuentes de información interdisciplinares que amplíen la base argumentativa disciplinar de

la arquitectura desde otras posturas conceptuales.

i. Delimitar temporalmente el análisis del espacio público, diacrónicamente en un primer momento,

explorando sus transformaciones tipológicas a lo largo de la historia, y sincrónicamente en un segundo

momento, revisando los estudios más recientes.

Estas categorías se sustentan en la propuesta de plan de análisis expuesta por Strauss y Corbin, la cual concibe

una sistematización de la información en función del desarrollo de etapas consecutivas que progresivamente llevan

a la construcción de hipótesis, por lo cual, con el fin de facilitar su interpretación en la observación de un caso de

estudio, se consideraron los siguientes parámetros para su enunciación:

a. Identificar conceptos relacionados que se decantan del texto original en función de su frecuencia,

significado o relación directa con la pregunta de investigación – categorización abierta

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b. Condensar las categorías enunciadas anteriormente mediante un análisis comparativo en el que se

identifican las coincidencias de sentido y significado, con el objeto de agruparlas en nuevas categorías

que engloben de manera más general y completa los conceptos – categorización axial

c. Jerarquizar las categorías formuladas según el nivel de importancia del significado y la pertinencia para

responder el interrogante de la investigación – categorización selectiva

Como resultado de este proceso se desarrolló una matriz de observación de casos de estudio de espacio

público en la que se logró caracterizar los procesos y discursos tejidos alrededor de los procesos de fragmentación

y mutación de la ciudad, los cuales así mismo dejan entrever hipótesis, asociadas a las distintas valoraciones

resultantes que dan cuenta no solo de su estado actual responde sino de las condiciones específicas que lo

generan. Las evaluaciones de cada una de estas características resultan de identificar tanto cuantitativa como

cualitativamente una descripción que resulta de la interrelación de dos factores de observación evaluados

independientemente, en un plano cartesiano. (eje de las abscisas (x) – categorías y subcategorías de observación

–, y eje de las ordenadas(y) – nivel de descripción del factor de observación –, dentro de una escala valorativa de

1 a 5, donde 1 es muy bajo y 5 muy alto). El desarrollo de este tipo de instrumentos metodológicos, no solo acerca

el análisis de estrategias de desfragmentación al espacio público, sino logra inventariar y sistematizar los hallazgos

del fenómeno en cuestión dentro de una aproximación teórico-conceptual, que permite inferir estrategias de

actuación bajo hipótesis proyectuales sobre cómo desarrollar intervenciones en un sitio en particular.

Este tipo de análisis interpretativo, propuso una estrategia de conceptualización, en el que se logran relacionar

y sistematizar distintas posturas dentro de un modelo explicativo, logrando concebir una teorización inexistente,

que supera el análisis físico de la forma urbana, planteando un estudio que ayuda a comprender el espacio público

desde la fragmentación (fraccionamiento) y la mutación (transformación) urbana. Este desarrollo de pensamiento

crítico, no solo identifica y caracteriza argumentos, sino que permite evaluar fuentes de información conforme al

objeto investigativo planteado, y realizar una contrastación de los hallazgos con situaciones acontecidas en la

ciudad, desde otras perspectivas que divergen frente a las formas normales de análisis.

Identificar como la ciudad es el resultado de procesos de fragmentación continuos

Relación entre los tiempos de larga duración, coyuntura y acontecimiento

La arquitectura, más allá de ser sólo una disciplina configuradora del espacio también está llamada a desarrollar

estructuras espaciales públicas en donde surja la vida urbana y las diferentes prácticas sociales de las personas.

La tendencia posmoderna a la determinación de no-lugares en la ciudad, ha sobresaturado el paisaje urbano con

una serie de equipamientos que no logran trascender del plano físico de la arquitecturización espacial –acción

homogeneizante del espacio público de la ciudad–, lo cual ha hecho que Bogotá hoy por hoy esté condicionada

por una serie de espacios públicos que de manera aislada generan diferentes tipos de relación y vínculos

desarraigados del territorio.

El estudio de los temas de espacio público en la ciudad tiene tantas aristas como respuestas sin resolver. Por

tanto, la implementación del instrumento de análisis de caso de estudio arriba relacionado, evidenció la necesidad

de identificar de manera precisa como los hechos históricos habían incidido en la determinación del estado actual

del espacio público. Razón por la cual, la acción desarrollada en esta parte de investigación supedito el espacio al

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tiempo, de manera que se consiguiera leer su condición polisémica, a través de la lectura de los diferentes tiempos

contenidos en este, y que en teoría responden a un solo tiempo lineal.

Es así como, en un segundo momento surge la necesidad de un análisis que describiera a profundidad sobre

cómo el estado actual de un sitio responde a una serie de hechos históricos que incluso pueden establecer visiones

acerca de las tendencias a futuro de este tipo de intervenciones. Más si se tiene en cuenta, que el espacio público

no solo responde a las condicionantes físicas, sino que es el resultado de la acción de agentes planificadores de

ciudad tanto públicos como privados. Por lo cual, se recurre al desarrollo de una descripción que evidencie como

un lugar es el resultado de un desarrollo sistemático de acontecimientos pasados, sobre la base del estudio de los

tiempos de Fernand Braudel, quien plantea un análisis desde tres ópticas distintas y complementarias, que obliga

a considerar posturas más amplias sobre un lugar, entendiendo que la situación de un espacio no puede reducirse

a una realidad actual:

a. Las estructuras históricas que cambian paulatinamente – larga duración (análisis de la ciudad y sus

transformaciones)

b. Las condiciones, circunstancias, hechos importantes o históricos, contingentes y cambiantes de una

situación a través del tiempo – coyuntura (investigación sincrónica y diacrónica de las transformaciones

de un lugar en el tiempo)

c. La alteración singular que modifica el sentido de lo histórico, lo social y lo político – acontecimiento

(entender la correlación existente entre las diferentes visiones de ciudad y las percepciones de los

actores que intervienen en ella)

Si bien, el análisis de la historia tiende a no cuestionar la linealidad del estudio del tiempo, haciendo de cada

uno de los relatos implícitos en la historia, un evento o suceso aislado y hasta momentáneo que tiene un inicio y

un fin, es decir convirtiéndolo en un simple dato. El estudio de los tiempos, por su parte se interesa por entender

secuencias, intervalos, periodos, ritmos y aun velocidades dentro del mismo. Braudel plantea en una pluralidad

de tiempos, la posibilidad de estudiar desde diferentes planos la historia, lo cual ofrece un panorama más claro

sobra la mutación (trasformación) de un hecho urbano desde diferentes perspectivas. Esta noción de tiempo,

encierra la idea de permanencia, y da cuenta de la relación entre diferentes hechos que aparentemente no tienen

relación el uno con el otro, pero que esbozan una simultaneidad de tiempos dentro de un mismo tiempo.

Este análisis de los tiempos del espacio público en Bogotá, permitió reconocer la relación existente entre los

modelos de hacer ciudad y cada una de las intervenciones a las que esta ha sido sometida a través de la historia,

según las administraciones de turno. Transformaciones físico-espaciales que sirvieron de escenario para la

expresión de estructuras de desarrollo de ciudad, a las que le correspondieron el surgimiento o desaparición de

actividades o comportamientos que moldearon y en algunos casos condicionaron las formas de interacción que

las personas tienen con el espacio urbano de la ciudad. Esta transformación del espacio público de lugar a no

lugar, abre la posibilidad de observación de las distintas significaciones de un espacio según su valoración

como lugar, por parte de las experiencias de los individuos con el mismo. Es por eso, que, en el ánimo de obtener

una lectura panorámica más integral, en la que se analicen los fenómenos asociados a la construcción de lo

publico en la ciudad, el estudio de los tiempos del espacio público en Bogotá, desde nuevas escalas

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multidimensionales de análisis que subdividan esta temática en distintas consideraciones teóricas, puede llevar

a considerar conclusiones susceptibles de generar factores de observación holísticas.

c. Con relación a la propuesta metodológica:

Establecer como el espacio público des-fragmenta la ciudad

Caso de estudio: Parque Bicentenario de Bogotá

Posterior a estos análisis, los resultados obtenidos llevan a perfilar una matriz de observación de casos de estudio

de espacio público más estructurada y objetiva, sobre la base de la anteriormente relacionada, que deje de lado la

óptica hipotética del investigador puesto que esta se puede estar imponiendo en los resultados obtenidos. Por esta

razón esta matriz de evaluación del caso de estudio, no será solo cualificación cuantitativa-cualitativa, sino que

ofrecerá instrumentos de valoración de los criterios de manera objetiva, buscando que identifiquen y describan

determinantes de diseño y/o actuación sobre el espacio observado. Estos hallazgos responden a los siguientes

lineamientos conceptuales de análisis:

a. Percepción espacial: Identificación de los diferentes elementos compositivos asociados al

reconocimiento de los valores físicos y contextuales de un espacio urbano en la ciudad, por medio de:

tipo206

, permanencia207

y memoria208

- Abscisas (x)

b. Identidad urbana: Descripción de la correlación entre los distintos procesos de transformación, des-

caracterización y configuración de nuevas territorialidades de la ciudad en el tiempo, por medio de:

forma de ciudad209

, lugar210

y acontecimiento.211

– Ordenadas (y)

En complemento a esta matriz se propuso su esquematización espacial por medio de fichas de LEGO212

,

que permitieran caracterizar cada una de las variables de calificación de estas nuevas relaciones, de manera que

dieran cuenta de las posibles configuraciones espaciales resultantes de las diferentes mutaciones

(transformaciones) que acontecían en el espacio público. Ejercicio que tiene por objeto la materialización de este

análisis como un instrumento de aproximación al desarrollo de un proyecto arquitectónico, en el que se

interrelacionen y reconozcan los resultados obtenidos por cada una de los instrumentos analíticas y teóricas,

interrelacionándolos en una composición tridimensional. En este sentido, esta metodología proyectual acerca a la

academia y al proyectista al desarrollo de estrategias de intervención de diseño que recoja los aprendizajes

alcanzados en los distintos análisis bajo una lógica funcional.

Este tipo de metodologías de simulación y experimentación, sirven para construir proyectos de diseño

dentro de un ambiente lúdico de lenguaje abierto y desestructurado de arquetipos espaciales, facilitando la

consideración de distintas posibilidades de relación de los elementos componentes, en busca de lograr una

propuesta lo más coherente posible con los resultados obtenidos de la matriz de observación. Pero, asimismo,

206

Legibilidad de las formas arquitectónicas. Identificación del significado formal que subyace en una intervención espacial.

207

Identificación de elementos arquitectónicos. Reconocimiento de los valores históricos de un lugar a partir de sus preexistencias.

208

Connotación urbana. Comprensión individual o colectiva de los valores y significados de un espacio urbano.

209

Legibilidad trama urbana. Reconocimiento de la forma y distribución de las construcciones, y del trazado viario de la ciudad.

210

Capacidad de significación. Relación coherente de significados con el objetivo de desarrollar una experiencia individual o colectiva.

211

Significación de cambio. Expresión de uno o varios significados inconexos en un mismo tiempo y espacio.

212

LEGO es una empresa y marca de juguetes danesa reconocida principalmente por sus bloques de plástico interconectables.

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como instrumento de visualización 3D puede llegar a proponer estructuras de pensamiento creativo alejado de

la linealidad del pensamiento concreto, ampliando los estados de reflexión sobre la respuesta desarrollada y

minimizando los impactos que genera la toma de decisiones superficiales que terminan siendo insostenibles en

el tiempo. Sin embargo, esta metodología no pretende ser un instrumento exclusivo del proyectista, sino por el

contrario, validar y evaluar de la mano cada una de las estrategias de los grupos interdisciplinarios dentro de

criterios no solo espaciales sino políticos, sociales, culturales, ambientales y económicos tanto públicos como

privados. Esta posibilidad de generación de nuevas variables de diseño, por tanto, debe: responder a las

necesidades y planteamientos esbozados por instituciones gubernamentales, contratistas y miembros de la

sociedad civil, proponer un campo de acción en el desarrollo de mesas de trabajo de co-creación y diseño

participativo con los distintos grupos de interés, y formular iniciativas teniendo en cuanta los objetivos planteados.

Estas observaciones hipotéticas de acción sobre el espacio público, dado que adolecen de su verificación y

validación por parte de los distintos grupos de interés del espacio público, requirió de complementarse con un

mapeo de actores miembros de los mismos, en el que se identifiquen y caractericen cada uno de los actores

participantes con capacidad o no de decisión sobre el destino del espacio público (stakeholders analysis). Análisis

que surge de las inquietudes esbozadas en el estudio de los tiempos, el cual evidenció como la ausencia de

políticas claras de desarrollo tanto de ciudad como de espacio público terminaban por configurar y/o reconfigurar

el espacio de lo público según intereses parciales. En ese sentido se plantean una serie de entrevistas

semiestructuradas con los actores más representativos –fuentes

primarias– que permitan recopilar, analizar, sistematizar e interrelacionar cada una de sus posturas e intereses,

flujos de información y puntos de ruptura que afectan directa o indirectamente los proyectos de espacio público,

a fin de validar procesos no solo de intervención espacial sino de desarrollo e implementación de políticas,

programas o estrategias de actuación sobre lo público.

El adecuado diseño e implementación de una intervención pública consiste en reconocer e identificar las

características, necesidades, intereses, expectativas y preferencias de la población objetivo a la cual está dirigida.

Este ejercicio permite presentar propuestas focalizadas para responder satisfactoriamente el mayor número de

requerimientos, así como obtener retroalimentación y lograr la participación activa de la ciudadanía para el logro

de los objetivos de las entidades y la satisfacción de derechos ciudadanos. Situación que pudo constatarse en la

implementación de este instrumento en el análisis del caso de estudio, en el cual se evidenciaron conflictos de

intereses entre los contratistas y subcontratistas encargados de la obra, quienes desconocían las implicaciones

ambientales, culturales, sociales e históricas que tendría su intervención en el sector del Parque de la

Independencia. Lo que desencadenó en que los residentes del sector y miembros de la sociedad civil vieran en

esta obra una intervención que no representaba sus intereses, pues según ellos respondía a una lógica caprichosa

por parte del proyectista, quien no comprendía como la generación de un espacio que no era espacio sobre una

autopista generaba tanto conflicto, en cierta medida sujetando su postura al contratista que le había encargado los

diseños.

Este conflicto escalo distintas entidades de orden distrital y nacional, ante las cuales la comunidad buscaba

que alguien respondiera favorablemente a la vulneración de sus derechos ciudadanos sobre este espacio del

público, o que por lo menos tomará una decisión sobre lo que debería acontecer. Lo cual reafirmó, el hecho de

como la estructuración de estrategias de análisis previas a la concepción, desarrollo y ejecución de obras de

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espacio público, utilizando este tipo de metodologías puede conllevar a agilizar la toma de decisiones optimizando

los recursos y minimizando los impactos en la comunidad. Siendo este último el más beneficiado con los

resultados obtenidos, pero también el que desarrollara mejores niveles de apropiación social sobre las obras en

las que se ven reflejados sus intereses como ciudadanos o como participante en el proceso de diseño del proyecto.

Por consiguiente, la potencialidad de estas nuevas dinámicas urbanas, ausentes de las disertaciones

disciplinares tanto académicas como profesionales de construcción de lo público, demandan un espacio de

estudio en el que existan nuevas maneras de abordar los acontecimientos en la ciudad. Pensar la relación

arquitectura y ciudad es pensar en adaptación y transformación urbana; es pensar cómo la ciudad —espacio de lo

público— ha mutado de acuerdo con las interacciones que establece con el entorno político, económico, social y

cultural. Una complejidad que, por un lado, lleva a acercarse a estos escenarios como posibilidad de análisis e

indagación sobre los orígenes y las causas de un fenómeno urbano y, por el otro, interpretar estas nuevas

consideraciones y disertaciones en torno a la proyectación de espacio público en cualquiera de las diferentes

escalas de relación con la ciudad.

El desarrollo de este análisis busca ayudarle a comprender al proyectista de espacio público en Bogotá y a

su grupo de trabajo la forma de desarrollar un proceso objetivo y sistemático para recopilar y analizar datos clave

en la concepción, proyectación y construcción de espacios públicos contemporáneos para la ciudad. Sin embargo,

es importante anotar que la inclusión de este tipo de sistematización de la información por medio de modelos

cualitativos no impide que la información sea algo subjetiva, ya que el análisis de las partes interesadas se basa

en lo que los actores comunican a analistas (este planteamiento inicial no incluyó métodos de comprobación de

fuentes de información para asegurar su objetividad, lo cual abre la posibilidad a su desarrollo en futuras

investigaciones).

d. Con relación a la propuesta estratégica:

Analizar la des-fragmentación urbana como estrategia para proyectar espacio público en Bogotá

Métodos de evaluación y observación de proyectos

La desfragmentación no es un fenómeno sino un proceso, una estrategia de intervención proyectual de espacio

público que propone articular fragmentos de ciudad por medio de instrumentos metodológicos de interconexión

de modelos y formas de hacer ciudad. Más si se tiene en cuenta que, en una ciudad fragmentada como Bogotá,

los fragmentos urbanos requieren no solo interrelación sino cohesión con la unidad misma en la que se sustenta,

el territorio de la ciudad. Condición que cada vez más, hace necesario la redefinición de los canales de

comunicación e interacción de las entidades públicas encargadas de la producción de espacio público con los

ciudadanos. Por esta razón, implementar un enfoque sistémico en la producción de espacio público puede

colaborar enormemente a comprender como su proyectación no es simplemente una condición paisajística de lo

urbano, sino que responde a: necesidades y prácticas sociales de los ciudadanos, elementos de significación,

usos caracterizados, permanencia y memoria, etc.

Esta propuesta de construcción de lo público conlleva un análisis profundo de las relaciones del espacio

urbano con cada uno de sus actores, a fin de comprender como articular un tejido urbano que dé cuenta de las

cambiantes necesidades de sus ciudadanos, que asimismo exigen nuevas formas de proyectación. Así pues, el

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análisis de fenómenos urbanos en Bogotá es clave en la obtención de datos objetivos que conduzcan a desarrollar

estrategias proyectuales tanto de construcción de lo público como de apropiación social que incidan en los

procesos de transformación y renovación urbana, y se configuren como factor de sutura de territorios fragmentados,

por medio de acciones que vayan más allá de lo físico. De lo cual da cuenta esta investigación, cuyo aporte más

significativo es el desarrollo de una estrategia metodológica para la observación, evaluación y abordaje de

proyectos de espacio público, no solo al interior de la academia sino como instrumento en la construcción de

modelos de gestión y desarrollo de políticas públicas para la ciudad, en los que se articulen las diferentes visiones

del espacio público de Bogotá y le den estabilidad en el tiempo a cada uno de los proyectos que se deriven de

ellos. Es así como esta metodología se configura como un instrumento de concepción, desarrollo y planeación de

políticas públicas para la gestión del espacio público en la ciudad, que posibilite los procesos de co-creación y

concertación entre la administración pública, la ciudadanía, la sociedad civil, y la academia, con el objeto de

desarrollar un modelo de ciudad que genere planes de acción frente a situaciones problémicas como la analizada

por esta investigación – la fragmentación urbana.

Este nuevo escenario de transformación de lo público, demanda de instrumentos de análisis cada vez más

estructurados y detallados, que aborden tanto el estudio de público desde diferentes enfoques disciplinares y

ámbitos de uso. En ese sentido, los grupos de interés deben replantear los escenarios de actuación bajo los cuales

cada uno, interpreta, propone, y atiende las decisiones sobre los proyectos de espacio público de la ciudad de

manera independiente y en conjunto con las posturas de otros grupos; pero también hace necesario la

identificación y observación de posibles escenarios de conflicto entre los actores y los grupos que representan o

de los que son miembros, ya que esto permitirá anticiparse a la solución de los mismos.

La configuración de este tipo de metodologías, conlleva a un aprendizaje colectivo y de autorreflexión para

cada uno de los actores, lo cual redundaría en la conformación de redes de conocimiento, en las que se puedan

compartir las distintas posturas. No obstante, el restablecimiento y reconocimiento de los derechos ciudadanos

como individuo y como colectividad si bien desarrollan niveles de liderazgo y apropiación social, también esbozan

niveles de co-responsabilidad frente a las acciones propuestas. La metodología planteada esboza unos principios

sobre la gestión y planeación estratégica de políticas públicas sobre espacio público, y abre la posibilidad para el

desarrollo de estrategias de intervención coordinada entre las distintas entidades gubernamentales, y los

distintos actores que tienen relación con el espacio público, que permita el seguimiento de logros y medición de

efectos de las intervenciones realizadas. Sin embargo, solo su integración con otros instrumentos de planeación

le dará una visión prospectiva de largo plazo que lleve a ponderar la prioridad de las acciones de espacio público

sobre un territorio. Por lo cual, esta propuesta en un siguiente nivel, debe permitir el desarrollo de un modelo más

estructurado, en el que confluyan, delimiten y se articulen las posturas de las entidades gubernamentales, la

sociedad civil y los contratistas, no solo para el procesamiento de la información sino para desarrollar y viabilizar

estrategias de toma de decisiones en el diseño de espacio público consensuadas, en las que se cuente con la

experiencia de la población que se ve afectada o beneficiada, tanto para aprobar las decisiones como para formular

alternativas de solución a las necesidades que percibe como necesarias para la ciudad.

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Anexo 01

Entrevista semiestructurada

Caso de Estudio// Parque Bicentenario Bogotá

Explicaciones preliminares- objetivo de la Investigación

El objetivo de esta entrevista es conocer su opinión acerca del Proyecto Parque Bicentenario, el cual es caso de

estudio en la tesis de investigación de la Maestría en Arquitectura de la Universidad de los Andes, titulada Bogotá

fragmentada: una visión del espacio público contemporáneo. Su objetivo es explorar cómo la fragmentación de la

ciudad contemporánea concibe el espacio público como un escenario de des-caracterización y mutación de

interacciones urbanas.

Conocimiento [caso de estudio]

01. El sector del Parque de la Independencia es un territorio que a través de los años ha sido fragmentado y mutado

en varias oportunidades y le ha valido para constituirse como una referencia natural de la contemporaneidad

de la ciudad. ¿Cómo considera usted que las obras del Parque Bicentenario aportan a la construcción de este

ideal de ciudad contemporánea en esta época? ¿Cuál es la diferencia entre el actual Parque de la Independencia

y el nuevo Parque Bicentenario? (Pregunta a Mazzanti)

02. Se ha hablado de que la construcción de la calle 26 hacia finales de los años cincuenta cortó la relación del

Parque de la Independencia con el centro de Bogotá. El Parque Bicentenario es concebido como un elemento

de conexión y sutura de este espacio. ¿Piensa que este proyecto puede ser la sutura con la que se rescate la

relación que estos dos espacios configuraban como un solo territorio? ¿Cómo garantizar su viabilidad? ¿Se

puede reconstruir lo natural a partir de lo artificial?

03. La construcción de la calle 26 arrasó con una parte considerable del antiguo Parque Centenario y se hizo lo

mismo con la construcción de Transmilenio fase III al ensanchar el perfil de la vía. ¿Considera usted que la

idea premura de desarrollar el proyecto de Transmilenio hizo que se cometieran errores de planificación?

04. La arquitectura de autor es una tendencia que cada día toma más impulso, pero que también genera críticas

por parte de quienes consideran que esta arquitectura surge de personas con un interés temático específico,

pero que desconocen el contexto donde proyectan. ¿Usted considera que este es su caso en el Proyecto Parque

Bicentenario? ¿Qué conoce del contexto de emplazamiento del proyecto? (Pregunta a Mazzanti)

05. Si ya se tenía una propuesta de Rogelio Salmona, ¿por qué se le dieron tantas largas al desarrollo de proyecto?

06. De los diferentes proyectos propuestos para el Parque Bicentenario, según usted, ¿cuál ha debido ser

construido y por qué?

07. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los centros urbanos deben ofrecer un mínimo de 10m2 de

espacio público por habitante y, en el caso de Bogotá, este es de 4m2, por lo cual con un proyecto como el

Parque Bicentenario que propone un área de 10.393m2, la pregunta sería ¿este tipo de proyectos deberían

verse solo desde la lógica de un arboricidio, como ha sido catalogado, o como una oportunidad para

contrarrestar este déficit?

08. El carácter del proyecto desarrollado ha mutado desde ser una plataforma de conexión a ser un parque. ¿Este

proyecto se puede inscribir dentro de la categoría de parque? ¿Cuáles son las características de un parque?

09. Las ciudades se están reinventando día a día para dar lugar a las crecientes demandas de espacios de

construcción de lo público para sus ciudadanos. ¿Cuál debe ser el proceso de desarrollo de una ciudad?

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¿Cuáles deberían ser las acciones para que la ciudad se desarrolle? ¿Cómo se deberían desarrollar estos

nuevos espacios en Bogotá?

Descripción [caso de estudio]

01. Describa en sus propias palabras qué es el Parque Bicentenario, y qué considera usted que era lo necesario

para desarrollar a través de las obras del Parque Bicentenario.

02. ¿Cuál fue su idea de proyecto para el Parque Bicentenario? ¿Hubo algún cambio que le hubiera gustado hacerle

al proyecto en cualquiera de sus etapas de desarrollo y no pudo por las condiciones desarrolladas en torno al

proyecto? (Pregunta a Mazzanti)

03. El desarrollo de una propuesta de espacio público en la que se mezclan valores patrimoniales, memoria

colectiva y procesos de renovación urbana de un espacio icónico del centro de la ciudad lleva a preguntarse

¿cómo cree usted que este espacio comunicará los valores del bicentenario?

Posición personal/institucional [caso de estudio]

01. Los proyectos de espacio público son una postura frente a lo urbano, ¿cuál es su postura frente al espacio

público de la ciudad?

02. El espacio público ha sido reconocido no solo como un escenario de lo físico, sino como un escenario de

participación democrática de los ciudadanos, ¿usted cree que este proyecto se desarrolló con la participación

de su actor principal? ¿Cómo se tuvo en cuenta a las personas en el desarrollo de la propuesta?

03. La acción popular instaurada por un grupo de ciudadanos inconformes con el proyecto permitió la declaración

de medidas cautelares de suspensión de las obras. Según su opinión, la imposición de medidas cautelares

más allá de frenar un posible detrimento patrimonial, ¿lo que consiguieron fue frenar el impacto social del

proyecto? (Pregunta a Mazzanti)

04. Su trabajo en los últimos años ha estado vinculado a la arquitectura social y sus obras han sido reconocidas

por dejar un aporte social. ¿Cómo espera que esta obra transforme el entorno social de una zona del centro de

la ciudad tan importante pero tan abandonada a la vez? (Pregunta a Mazzanti)

05. Su trabajo ha sido asociado con la construcción de símbolos, a lo cual usted ha objetado que los arquitectos

no producen símbolos, sino que son las comunidades cuando se apropian de los edificios. ¿Cuál cree usted

que será el proceso de apropiación del Proyecto Parque Bicentenario por parte de la comunidad? (Pregunta a

Mazzanti)

06. En el desarrollo de los planes de renovación urbana normalmente se reúnen a los diferentes actores en mesas

de trabajo para su elaboración. ¿Tiene usted conocimiento de si estos fueron convocados a que participaran

en las diferentes etapas del proyecto? Si es así, ¿a través de qué mecanismos? Y si no, ¿cuáles deberían ser

los mecanismos de participación ciudadana que deberían tener este tipo de proyectos?

07. La construcción social del espacio urbano responde a las prácticas, imaginarios y afectos de las personas

frente a un lugar de la ciudad. ¿Cree usted que el Parque Bicentenario responde a la construcción social de

los habitantes de este territorio?

08. Si hay algo que se ha hecho evidente en cada uno de las etapas de la realización del proyecto han sido los

grandes problemas que se han generado con su construcción. Como actor del proyecto, ¿considera usted que

tiene algún nivel de responsabilidad en su desarrollo y frente a estos problemas?

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09. En una reciente entrevista, usted explica el puente como sistema de conectividad que permite unir dos puntos,

pero que usted lo reinterpreta como un elemento más cercano a la idea de paisaje que aun elemento que

interfiere con la ciudad. ¿Por qué cree que las personas han percibido precisamente lo contrario? (Pregunta a

Mazzanti)

10. El Plan Zona Centro del cual hace parte el proyecto Parque Bicentenario tiene como fin revitalizar el centro de

Bogotá. ¿Considera usted que la sociedad civil y las instituciones gubernamentales han generado la necesidad

de reconocer la importancia histórica del centro, lo cual, en lugar de preservarlo, ha dado razones para no

intervenirlo? ¿Piensa que el centro adolece de falta de proyectos contemporáneos de espacio público?

(Pregunta a Mazzanti)

11. El arquitecto es formado para desarrollar formas de pensar el hecho construido, de tomar posiciones y ver el

mundo de otras maneras, entonces, ¿hasta qué punto se debe ser consecuente con las formas de pensar y las

expectativas de los habitantes de este lugar o, incluso, de otros arquitectos?

12. La homogeneidad reinante en el espacio público de la ciudad propende por formas reguladoras de

experiencias, pero estimulan, por otro lado, una arquitectura de la diferencia y la discontinuidad que responda

a las condiciones de una ciudad hibridada. ¿El Parque Bicentenario es una anomalía que pretende hallar otro

tipo de relaciones y comportamientos en el espacio? ¿Considera usted que el origen del conflicto con los

habitantes del sector es porque ahora se sienten ajenos a este espacio? (Pregunta a Mazzanti)

Posición de otros [Sobre el caso de estudio]

01. El Parque Bicentenario generó muchas críticas de diferentes actores de la sociedad, los cuales dilucidaban

desde sus distintos puntos de vista una solución que, a su parecer, permitiría salir del enredo en el que se

había estancado el proyecto. ¿Qué pasó finalmente con las críticas y los diferentes puntos de vista? ¿Fueron

tenidos en cuenta en la propuesta final que se terminó implementando?

02. El arquitecto Carlos Niño Murcia, en una entrevista para Semana.com, afirma que usted se equivocó en la

manera de reinterpretar el proyecto propuesto por Rogelio Salmona, ¿usted cree que se equivocó? (Pregunta

a Mazzanti)

03. En el momento en que se suspenden las obras por dos años, los críticos más férreos del proyecto consideraron

que lo mejor que se podía hacer era demoler el proyecto pues no respondía a las condicionantes del lugar y,

en cambio, sí era un detrimento no solo para los habitantes del sector sino de la ciudad. ¿Usted piensa que

esta era la solución? Si es así, ¿por qué no se demolió? O para usted, ¿cuál cree que era la mejor solución?

04. Según las condiciones contratadas, ¿existieron variaciones en el proyecto inicial? Si es así, ¿cuáles y por qué?

¿Usted cree que haber cambiado estas condiciones originales fue lo que detonó las críticas que ha recibido el

proyecto?

05. La alcaldesa de la época, Clara López, estableció la creación del Parque Bicentenario en el área contigua al

actual Parque de la Independencia, bajo el Decreto 665 del 28 de diciembre de 2011, con lo cual cerró todo

tipo de discusión sobre la destrucción del valor patrimonial físico, natural y cultural del Parque de la

Independencia. ¿Usted considera que el proyecto está alejado de una postura patrimonial sobre el actual

Parque de la Independencia?

06. En medio de las diferentes críticas se han hecho alusiones acerca del problema generado en este sector con

la actual construcción de este parque. ¿Qué piensa usted que va a suceder con este espacio en el tiempo? ¿El

territorio del Parque Bicentenario va a ser posible habitar este lugar? (Pregunta a Mazzanti)

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Ventajas [beneficios por su implementación]

01. El desarrollo de este tipo de proyectos genera una valorización del sector, sin embargo, ¿cuál es el mayor

beneficio para el espacio donde está inmerso este proyecto? Por otra parte, ¿cuál es la relación costo-beneficio

social que este proyecto no ha logrado evidenciar?

02. En lo relativo a la reflexión en torno a la generación de nuevos espacios de actuación del arquitecto en la

construcción de ciudad, ¿cree usted que es en parte lo que busca con sus proyectos: una suerte de crítica a la

visión tratadística de la academia que no se ha permitido el desarrollo de nuevas formas de exploración

arquitectónica? Por lo anterior, ¿considera que este es un factor determinante en la proyectación de espacio

público para la ciudad contemporánea?

03. Las dinámicas actuales de la ciudad demandan cada vez más soluciones innovadoras a problemas

tradicionales. ¿Considera que proyectar un parque sobre una autopista crea no solo nuevas territorialidades

para la gente, sino nuevas apropiaciones del lugar? ¿Cuáles son las ventajas de hacer un parque sobre una

autopista? ¿Es acaso esta anomalía una nueva tipología de espacio público contemporáneo?

04. La fragmentación urbana es un proceso inherente al hablar del desarrollo de la ciudad, ¿cree usted que el

Parque Bicentenario rescata la idea de ciudad como unidad, es decir, la cual potencia la identidad, o, por el

contrario, busca ampliar la disgregación (la separación) de cada parte? (Pregunta a Mazzanti)

05. La mutación es un cambio de una condición a otra que muchas veces es concebida como perjudicial. ¿Será

que el agente detonante para desarrollar procesos de cambio y evolución en la proyectación de espacio público

para la ciudad es un proyecto como el del Parque Bicentenario? (Pregunta a Mazzanti)

Desventajas [perjuicios por su implementación]

01. En la ciudad contemporánea, cada día es más evidente una tendencia de arquitecturización de la ciudad, es

decir, conformar espacios públicos con elementos no arquitectónicos. ¿será que esta tendencia está obligando

a mirar la proyectación de espacio público como un problema netamente físico? (Pregunta a Mazzanti)

02. La ausencia de sinergia entre cada uno de los actores institucionales puso de manifiesto cómo no existen

normativas o parámetros claros acerca de cómo se debía proceder en este proyecto. ¿Cuál debía ser la forma

de actuar más eficiente para la ejecución de este proyecto?

03. La implementación de este proyecto trae consigo un nuevo dominio del entorno, pero asimismo un conflicto

de memorias en el cual se considera que se le quitan los elementos de significación al espacio, para dar lugar

a un espacio anómalo y afuncional. ¿Cuáles cree usted que son los perjuicios que traerá consigo el Parque

Bicentenario a este sector?

04. El llamado “carrusel de la contratación” de la Troncal calle 26 en su III fase de Transmilenio fue uno de los

problemas que más perjudicaron la imagen de este proyecto. ¿Considera que esto afectó la valoración del

Parque desde un inicio en términos sociales e institucionales?

05. El Proyecto Parque Bicentenario generó diferentes problemáticas que, en su gran mayoría, giraron en torno a

su concepción, diseño y desarrollo. ¿Qué hubiera permitido que esto no sucediera? ¿Qué hubiera marcado la

diferencia? (Pregunta a Mazzanti)

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Organizaciones [respaldo/oposición al proyecto]

01. ¿La administración distrital fue diligente en la vigilancia y el control de la ejecución de las obras?

02. La sociedad colombiana de arquitectos ha demostrado en los últimos años ser una entidad idónea para

desarrollar concursos de interés público a nivel nacional. ¿Por qué piensa usted que no se convocaron las

partes para participar de un concurso abierto por licitación? y que no desconociera a los diferentes actores del

proyecto?

Recursos [capacidad de decisión]

01. ¿Cuál(es) actor(es), a su parecer, tenía(n) la capacidad de tomar seriamente decisiones?

02. ¿Quién considera usted que era el llamado para tomar la administración de este proyecto? ¿Por qué?

Influencia [nivel de competencia/liderazgo]

01. ¿Cuál es su capacidad de influir en el desarrollo de propuestas según su rol (alta, media, baja)?

02. ¿Considera que algún actor llamado a liderar procesos tenía falta de compromiso? ¿Cuál y por qué?

03. ¿Considera que todos los actores eran competentes para liderar procesos en medio de la configuración del

proyecto?

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Anexo 02

Carta de confidencialidad - El Equipo Mazzanti

Imagen 33. Carta de confidencialidad – El Equipo Mazzanti

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Anexo 03

Matriz de Análisis Referentes

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Anexo 04

Mapeo de grupos de interés (stakeholder mapping)

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Imágenes

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2017. 78 Puentes calle 26 (Manuel H) – Biblioteca Nacional de

Colombia 87 Propuesta Parque Bicentenario – Fundación Rogelio

Salmona 88 Propuesta Parque Bicentenario – Juan Camilo Santamaría

89 Plan Director Calle 26 – Fundación Rogelio Salmona 89 Proyecto Parque Bicentenario – El Equipo Mazzanti 90 Proyecto Parque Bicentenario – El Equipo Mazzanti 91 Proyecto Parque Bicentenario – Giancarlo Mazzanti. Imagen

tomada del sitio web esferapublica.org, 2016. 93 Afiche de convocatoria a reunión de con el IDU respecto a la

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Territorio, 2016 94 Reinicio de obras en el Parque Bicentenario 2014 95 Pabellón Parque de la Independencia. Imagen tomada del

sitio web www.vitruvius.com.br, 2017. 99 Templete Bolívar Parque Centenario - Sady González 100 Parque Centenario Bogotá. Imagen tomada de sitio web

Pinterest, 2017. 101 Le Parc Monceau. París, Francia. Imagen tomada del sitio

web mrandmrsinparis.blogspot.com.co, 2016. 103 Plano parque de la independencia – Archivo General de la

Nación 104 Parque de la Independencia - Foto Tito 105 Parque de la Independencia Archivo IDT - Foto Germán

Montes 106

Publicidad de invitación a la inauguración y entrega por la

Defensoría del Espacio Público a la Asociación Cívica

AsoSandiego para su administración, cuidado y activación

cultural – octubre 6 de 2017. Imagen tomada del sitio web

www.utadeo.edu.co, 2017. 107 Modelado ampliación MAMBO. Imagen tomada del sitio web

esfera pública.org, 2017. 121 Carta de confidencialidad – El Equipo Mazzanti 143

Gráficos

Gráfico 1. Teorización - Elaboración propia 22 Gráfico 2. Proceso metodológico – Elaboración propia 24 Gráfico 3. Triángulo del espacio público – Elaboración

propia 27 Gráfico 4. Conceptualización Desfragmentación –

Elaboración propia 82 Gráfico 5. Braudel y los tiempos en Bogotá – Elaboración

propia. 85 Gráfico 6. Usos del espacio urbano alrededor del Parque

Bicentenario – Elaboración propia 98 Gráfico 7. Conceptualización Desfragmentación Urbana –

Elaboración propia 108 Gráfico 8. Matriz de análisis caso de estudio (descripción

escalas valorativas) – Elaboración propia 110 Gráfico 9. Resultados de calificación caso de estudio –

Elaboración propia 111 Gráfico 10. Matriz de evaluación caso de estudio –

Elaboración Propia 112 Gráfico 11. Análisis de Resultados de evaluación de caso de

estudio – Elaboración propia 113 Gráfico 12. Análisis de Resultados de evaluación de caso de

estudio – Elaboración propia 114 Gráfico 13. Análisis de Resultados de evaluación de caso de

estudio – Elaboración propia 115 Gráfico 14. Mapa de actores (stakeholders analysis) –

Elaboración propia 117 Gráfico 15. Matriz de Análisis de Referentes – Elaboración

Propia 144 Gráfico 16. Síntesis Mapeo de grupos de interés

(stakeholder mapping) – Elaboración Propia 145 Gráfico 17. Mapeo de grupos de interés (stakeholder

mapping) – Elaboración Propia 146