Sustituto del hueso: El carburo de silicio biomórfico como … · 2013. 3. 13. · Carburo de...

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Priv. Vergel No. 18 Col. Nuevo Paraíso. Puebla, México. Teléfono de oficina: +52 (222) 8 89 1519 Internet: www.sisel-elastomeros.com.mx Sustituto del hueso: El carburo de silicio biomórfico como biomaterial. Fines estéticos y necesidades terapéuticas han impulsado el desarrollo de materiales sintéticos, y naturales tratados, susceptibles de reemplazar, o incluso aumentar, la función de tejidos y órganos humanos. En razón de la aplicación que vayan a tener, los materiales para fabricar cada pieza pueden ser elegidos por su resistencia y propiedades mecánicas, por su biocompatibilidad o por sus propiedades de reabsorción orgánica. Podemos encontrar cerámicas bioinertes (ZrO2, Al2O3), cerámicas bioactivas y biodegradables (hidroxiapatita, fosfato tricálcico) y polímeros (UHMWPE, silicona, látex, polisulfona). No obstante, en sustituciones óseas, las estrellas hasta día de hoy han sido los materiales metálicos. Los biomateriales metálicos pueden suportar mucha carga y realizar grandes esfuerzos mecánicas o complicados movimientos, a veces incluso varios movimientos combinados. Sin embargo, el uso de metales en contacto con tejidos corporales siempre conlleva el peligro de la corrosión y, con ello, en muchas ocasiones, el rechazo clínico. Para solventar este problema, se tiende hoy a modificar el material metálico de suerte que haya en su superficie, la región de contacto con el medio biológico, algún tipo de recubrimiento biocompatible y protector, bioinerte o bioactivo. Alguno de los materiales metálicos más usados hasta la fecha como biomaterial son: Acero AISI 316 L: buena resistencia a la corrosión, maleabilidad, módulo elástico, límite de tracción. Aleación de cobalto F75 (Co-28Cr-6Mo): resistencia a la corrosión mediante formación de capa pasivada. Aleación de titanio Ti-6Al-4V: resistencia a la corrosión muy superior a las dos anteriores mediante la formación de rutilo.

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    Sustituto del hueso: El carburo de silicio

    biomórfico como biomaterial.

    Fines estéticos y necesidades terapéuticas han impulsado el desarrollo de materiales sintéticos,

    y naturales tratados, susceptibles de reemplazar, o incluso aumentar, la función de tejidos y

    órganos humanos.

    En razón de la aplicación que vayan a tener, los materiales para fabricar cada pieza pueden ser

    elegidos por su resistencia y propiedades mecánicas, por su biocompatibilidad o por sus

    propiedades de reabsorción orgánica. Podemos encontrar cerámicas bioinertes (ZrO2, Al2O3),

    cerámicas bioactivas y biodegradables (hidroxiapatita, fosfato tricálcico) y polímeros

    (UHMWPE, silicona, látex, polisulfona). No obstante, en sustituciones óseas, las estrellas hasta

    día de hoy han sido los materiales metálicos. Los biomateriales metálicos pueden suportar

    mucha carga y realizar grandes esfuerzos mecánicas o complicados movimientos, a veces

    incluso varios movimientos combinados.

    Sin embargo, el uso de metales en contacto con tejidos corporales siempre conlleva el peligro

    de la corrosión y, con ello, en muchas ocasiones, el rechazo clínico. Para solventar este

    problema, se tiende hoy a modificar el material metálico de suerte que haya en su superficie, la

    región de contacto con el medio biológico, algún tipo de recubrimiento biocompatible y

    protector, bioinerte o bioactivo.

    Alguno de los materiales metálicos más usados hasta la fecha como biomaterial son:

    Acero AISI 316 L: buena resistencia a la corrosión, maleabilidad, módulo elástico, límite de

    tracción.

    Aleación de cobalto F75 (Co-28Cr-6Mo): resistencia a la corrosión mediante formación de

    capa pasivada.

    Aleación de titanio Ti-6Al-4V: resistencia a la corrosión muy superior a las dos anteriores

    mediante la formación de rutilo.

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    En especial, las aleaciones de titanio son las que más se han desarrollado para su uso como

    biomaterial: se ha creado el titanio poroso y se han empezado a utilizar aleaciones exentas de

    vanadio para una mayor biocompatibilidad.

    Paradójicamente, la buena resistencia y rigidez de los metales son las causantes de que su uso

    se esté empezando a cuestionar debido al efecto conocido como “apantallamiento del

    esfuerzo”: debido a que el metal tiene un módulo de elasticidad considerablemente más alto

    que el hueso (ver tabla), el implante de metal soporta una parte desproporcionada de la carga,

    en otras palabras, el implante metálico protegerá al hueso para que no esté sometido a la carga

    que tendrá que soportar en condiciones normales. Aunque desde un punto de vista de la

    ingeniería esto parece deseable y lógico, desde el punto de vista biológico es indeseable. El

    material óseo responde a la tensión remodelándose (reconstruyéndose) según el nivel de

    esfuerzo aplicado. Debido al apantallamiento de esfuerzos, el hueso se remodela a un nivel de

    carga más bajo y su calidad se deteriora.

    En la práctica esto se traduce en la necesidad de reemplazar el implante en un plazo de 10-15

    años debido a que el metal, literalmente, se descuelga con el tiempo.

    2. El hueso

    El hueso es un material estructural que se encuentra en muchos organismos y constituye otro

    ejemplo de un material compuesto natural complejo, formado por una mezcla de materiales

    orgánicos e inorgánicos.

    La macroestructura del hueso del hueso afecta de manera vital a las propiedades mecánicas del

    mismo. La estructura de todos los huesos a nivel macroscópico se puede

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    dividir en dos tipos distintivos de tejidos óseos: 1) cortical o compacto y 2) reticulado o

    trabecular (ver figura 1).

    Los huesos corticales y reticulados tienen propiedades mecánicas totalmente diferentes. El

    hueso cortical tiene mayor densidad y es más fuerte y rígido que el hueso reticular, sin

    embargo, también es más frágil. Cede y se fractura cuando el esfuerzo supera el 2%. En

    cambio, el hueso reticulado (trabecular) es menos denso y puede soportar un nivel de esfuerzo

    sostenido de 50% antes de fracturarse y, en virtud de su estructura porosa, absorbe grandes

    cantidades de energía antes de fracturarse.

    A todo ello hay que añadir que el hueso presenta un fuerte comportamiento anisotrópico.

    En general, se puede decir que ciertos huesos son más resistentes y rígidos en la dirección en

    que soportan comúnmente carga durante las actividades normales diarias.

    Es muy importante señalar que los huesos suelen ser mucho más resistentes a la compresión

    que a la tensión; por ejemplo, el hueso cortical tiene una resistencia a la tensión de 130 MPa y

    una resistencia a la compresión de 190 MPa.

    La nueva generación de materiales para implantes médicos deben mimetizar las inteligentes

    estructuras jerárquicas presentadas por la naturaleza y optimizadas tras millones de años de

    evolución.

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    Figura 1: Hueso trabecular y cortical humano

    3. Cerámicas Biomórficas

    3.1 La madera

    En primer lugar hay que encontrar una estructura a la que mimetizar que presenten buenas

    propiedades de resistencia, rigidez, ligereza y fiabilidad.

    La madrea es un material compuesto que presenta se presenta en forma natural y consiste

    principalmente en un complejo arreglo de células de celulosa reforzadas con una sustancia

    polimérica llamada lignina y otros compuestos orgánicos.

    Se cumple que la resistencia a la compresión de la madera en la dirección paralela al grano es

    considerablemente más alta que la de la madera perpendicular al grano, por un factor de 10

    aproximadamente. La causa de esta diferencia es que la resistencia de la madera en dirección

    longitudinal se debe en primer término a los enlaces covalentes fuertes de las microfibrillas de

    celulosa cuya orientación principal es longitudinal. La resistencia de la madera en dirección

    perpendicular al grano es mucho más baja porque depende de la resistencia de los puentes de

    hidrógeno más débiles que unen lateralmente a las moléculas de celulosa.

    Todas estas propiedades, unidas a su abundancia en la naturaleza, bajo coste, variedad,

    versatilidad y fácil mecanizado hacen de la madera el material ideal a mimetizar como

    implante.

    4. Carburo de silicio biomórfico a partir de la madera.

    El carburo de silicio biomórfico se fabrica mediante pirolisis e infiltración de silicio fundido en

    preformas de madera. El resultado final es SiC con la misma microestructura que la madera

    precursora. Como hemos visto, la madera es un material compuesto que presenta una

    morfología porosa anisotrópica con una excelente elasticidad, resistencia y tolerancia al daño;

    algunas de estas propiedades se trasladarán y amplificarán al pasar a la cerámica que se elabora

    a partir de la misma.

    Los diversos métodos de fabricación tradicionales del SiC han sido el sinterizado en caliente

    sin presión, el sinterizado en caliente con presión, la deposición química en fase vapor y el

    compactado por reacción.

    Frente a estos, el proceso de fabricación mediante infiltración de silicio en madera, presenta

    potencialmente las siguientes ventajas:

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    • Bajo coste de fabricación, ya que las temperaturas de procesado son inferiores y

    no es necesario partir de polvo de SiC de alta pureza.

    No es necesario el uso de aditivos

    Aumento significativo en las velocidades de síntesis al usar una estructura conporosidad

    abierta

    Gran diversidad de microestructuras y propiedades en función de la maderaprecursora.

    Obtención de forma natural de una estructura similar a la de los materiales defibra

    continua, en contraposición a otros procesados mucho más costosos

    Posibilidad de fabricar piezas con formas complejas, ya que sólo requerirá elmodelado de

    la madera carbonizada

    Alta resistencia y tenacidad introducida por la estructura fibrosa de la madera.El proceso

    de fabricación de las cerámicas biomórficas (ver figura 2) involucra diversos pasos:

    1. 1) Secado de la madera a 60oC durante 24 horas

    2. 2) Pirolización en ausencia de oxígeno a temperaturas próximas a 1000oC

    3. 3) La preforma de carbón así obtenida es infiltrada con silicio fundido en vacío auna

    temperatura de 1550oC en vacío durante 30 minutos

    Figura 2: proceso completo de preparación del carburo de silicio biomórfico y sus

    correspondientes micrografías.

    Se han utilizado como precursores maderas de distinta especie y distinta densidad. No

    obstante, la elección de la madera como precursor para implantes médicos fue la madera

    sapelli (ver figura 3). Este tipo de madera presenta porosidad abierta (en torno al 11%) y

    porosidad cerrada de un 55% en volumen. Su densidad es de 0.61

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    g·cm-3. Los poros forman canales cilíndricos de unos 100 μm de diámetro. Dichos poros

    constituyen el gran entramado de vasos comunicantes de los que consta el árbol.

    En general, la topología vegetal se mantiene a lo largo del proceso para obtener el carburo de

    silicio biomórfico final.

    Figura 3: micrografía axial y transversal de la madera Sapelly.

    El siguiente paso es un mecanizado de la preforma de carbono. Éste puede hacerse por un

    simple cortado o desbastado. El proceso de infiltración no cambia significativamente el tamaño

    y forma de las piezas (por debajo de un 0.1%), así que este paso nos dará un producto con una

    forma muy próxima a la final requerida.

    La infiltración de Si líquido se hace en vacío. La temperatura necesaria debe estar por encima

    del punto de fusión del Si (1410oC). Cuanto mayor sea la temperatura, más se reducirá la

    viscosidad del Si fundido, aumentado la tasa de infiltración.

    La subsiguiente formación de SiC es espontánea y exotérmica. El calor generado durante la

    reacción aumenta la cantidad de Si líquido y favorece la solubilización de C. los grupos de Si-C

    se disuelven en el silicio fundido y precipitan como carburo de silicio cerca de las paredes de

    carbón cuando la solución se sobresatura. Todo ello se ve apoyado por la morfología facetada

    de los granos de SiC (ver figura 4).

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    Figura 4: (a) imagen SEM de la microestructura del SiC. (b) micrografía TEM de un grano de

    carburo de silicio donde el análisis por difracción de electrones muestra una estructura β-FCC

    (se incluye el diagrama de difracción en la esquina superior derecha. (C) micrografía TEM de

    una región de nanogranos de SiC. El diagrama de difracción de electrones se muestra en la

    parte superior derecha.

    En un proceso posterior, el exceso de Si puede eliminarse de la superficie de la cerámica

    sometiéndola a un proceso de alta temperatura sobre un tejido de fibra de carbono que se

    empapa del exceso de Si.

    Figura 5. (a) micrografía óptica del precursor vegetal Sapelly. (b) micrografía SEM obtenida

    después de la pirólisis. (c) SiC producido después de la infiltración (el contraste blanco

    corresponde al Si y el gris al SiC). (d) SiC biomórfico después de la retirado de Si sobrante.

    La resistencia a la compresión a temperatura ambiente en la dirección longitudinal de la

    muestra de SiC obtenida a partir de Sapelly tiene un valor entre 160 hasta 210 MPa. Mientras

    que en la dirección radial los valores fluctúan entre 430 y 120 MPa. Esto depende de la

    cantidad de Si que haya sido eliminado de la superficie, que puede ser

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    controlado mediante deposición química o térmica. Estos resultados comparados con los de los

    huesos del cuerpo humano arrojan unas conclusiones satisfactorias: La resistencia a la

    compresión de un hueso cortical humano es de 193 MPa en la dirección longitudinal y 133

    MPa en la dirección radial. Los valores absolutos de resistencia están en el mismo rango que

    los valores más vamos del bioSiC, siendo su densidad muy similar (la densidad del hueso

    cortical está entre 1.6 y 2.0 g·cm- 3). No sólo eso, sino que con comparación con el titanio, los

    resultados también son favorables: los implantes de titanio tiene una resistencia a la tracción

    entre 280-345 MPa. Los implantes de mayor calidad como las aleaciones de titanio alfa-beta

    Ti-6Al- 4V fluctúan entre 830-924 MPa.

    La resistencia a la flexión a la temperatura ambiente del bioSiC varía entre 430 y 150 MPa. Por

    otra parte, el módulo elástico está comprendido entre 25 y 230 GPa dependiendo de la cantidad

    de Si eliminado, así que esta propiedad puede ser modelada hasta un valor próximo al del hueso

    humano (15 GPa).

    La tenacidad a la fractura alcanza valores entre 2 y 3 MPa·m1/2. Las propiedades mecánicas

    indican que las cerámicas de bioSiC son materiales adecuados como dispositivos médicos en

    términos de requerimientos estructurales ya que presentan mejores valores de resistencias que

    le hueso cortical común y una tenacidad razonable. Además, teniendo en cuenta los

    requerimientos biomecánicos (densidad, módulo elástico, deformación en la fractura,

    porosidad, etc.) de un tipo particular de hueso que deba ser reparado en el cuerpo, el SiC

    biomórfico puede ser adaptado mediante una apropiada selección del precursor vegetal.

    5. Biocompatibilidad

    Tan importante como las propiedades mecánicas, es la respuesta que tiene el organismo frente

    al material del que está compuesto el implante. Existen 2 tipo de pruebas de biocompatibilidad

    fundamentales: pruebas in vitro (ensayos llevados a cabo en probetas) y pruebas in vivo (en

    organismos vivos).

    Las pruebas in vitro se han demostrado determinando la respuesta biológica de las células

    osteoblásticas tipo MG-63. El bioSiC no afecto significativamente la actividad celular en

    ninguna de las concentraciones a las que se tomaron en contraste con una aleación de uso típico

    en implantes como es la Ti6Al4V. Los resultados sugieren que el bioSiC está libre de

    sustancias dañinas o que tiene, al menos, una cantidad insuficiente para producir daños

    considerables en cultivos in vitro.

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    La capacidad del bioSiC de mantener la unión celular y promover el crecimiento se ha evaluado

    mediante la implantación de células humanas del tipo MG-63 osteoblásticas en el material. La

    figura 6 muestra micrografía SEM de las piezas de bioSiC cargadas de células a diferentes

    tiempos. Tres horas después, células redondeadas responsables de la división celular pueden

    verse unidas a la superficie de la cerámica bioSiC. Se observa como las células empezaron a

    colonizar la superficie interior de los poros existentes. La interacción célula a célula y la unión

    en forma de filópodos se puede observar a grandes aumentos. Después de 6 horas, las células se

    han extendido y desplazado a una configuración plana y morfología normal. Las células

    vecinas mantienen el contacto físico con una y otra a través de las extensiones del citoplasma.

    Después de 24 horas, la superficie de bioSiC has sido casi completamente cubierta por las

    células MG-63. Los poros comienzan a llenarse por las células, y no hay evidencia de grandes

    deterioros o respuestas citotóxicas. El bioSiC promueve la unión de las células, la formación

    celular monocapa, y la completa colonización de su superficie.

    Figura 6: Muestra de biocompatibilidad in vitro, las células osteoblásticas MG-63 creciendo

    en el bioSiC obtenido a partir de Sapelli.

    Pruebas in vivo

    Para comprobar el potencial del bioSiC como material biocompatible, se hicieron experiencias

    in vivo de implantación en conejos. El crecimiento interno del hueso en el bioSiC fue evaluado

    y comparado con piezas de titano implantadas como control. Después de 12 semanas de

    implantación, una exanimación histológica (figura 7) de los especímenes mostró formación de

    nuevo hueso alrededor del implante y dentro del SiC, sin la aparición de tejido fibroso en la

    frontera hueso-implante y sin ninguna reacción inflamatoria importante. No hubo diferencias

    significativas en la densidad del hueso formado alrededor del SiC y el control de Ti. Análisis

    adicionales con SEM han demostrado la presencia de hueso trabecular en los poros centrales de

    la cerámica, que alcanzan un promedio de 700 micras dentro del implante.

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    Figura 7: biocompatibilidad in vivo. Sección histológica de un implante recuperado a las 12

    semanas. En la periferia del implante se puede observar (I), el nuevo hueso formado está en

    contacto directo con el bioSiC (flechas) y la continuidad con el tejido trabecular huésped. (B)

    nuevo hueso creciendo dentro del SiC. No se encontró inflamación de tejidos alrededor del

    implante.

    Como es tendencia habitual en los últimos tiempos, la mejora de las propiedades de los

    materiales se está llevando a cabo mediante tratamiento que sólo afectan a su superficie. Es por

    ello que las propiedades de biocompatibilidad del BioSic no iban a ser menos. En la actualidad,

    se recubre en carburo de silicio con un “vidrio bioactivo” : una suerte de recubrimiento

    depositado mediante técnica de ablación láser. Dicho recubrimiento está formado

    principalmente por Si, Na, Mg, O, Ca, K. Estos elementos con los componentes principales del

    hueso y del plasma sanguíneo.

    Con ello se busca mejorar aún más la fijación y oseointegración. La unión interficial previene

    el movimiento relativo entre el implante y el tejido del huésped, mimetizando el tipo de

    interficie que se forman naturalmente cuando los tejidos se auto- reparan (ver figura 8).

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    Figura 8: Comparación de las estructuras del hueso y del BioSiC poroso recubierto con vidrio

    bioactivo, observar el alto grado de mimetización conseguido.

    La presencia de silicio en los implantes ha suscitado desde hace tiempo la controversia entre

    distintos estamentos médicos: se teme que el silicio presenten en algunos empastes dentales

    provoca silicosis (enfermedad pulmonar) a largo plazo. Es importante matizar que los

    biomateriales con alto contenido de silicio no presentan efectos fisiológicos adversos en el

    cuerpo. Recientes estudios de vidrios bioactivos implantados en huesos de ratones concluyen

    que el silicio residual se excreta a través de la orina y no existe acumulación en los órganos

    principales.

    6. Perspectivas actuales

    Hemos visto como las propiedades mecánicas del BioSiC, próximas a las del hueso lo hacen

    recomendable para su uso como sustituto del mismo. Este hecho, junto con su alta

    biocompatibilidad, facilidad de preparación y disponibilidad de materia prima, convierten al

    carburo de silicio en un firme candidato como sustituto de las aleaciones metálicas.

    Figura 9: Comparación de las estructuras del hueso y del bioSiC poroso recubierto con vidrio

    bioactivo, observar el alto grado de mimetización conseguido.

    Y hasta aquí el primer artículo sobre materiales biomiméticos, espero que haya sido de vuestro

    agrado. Quizá cualquier día, dentro de muchos años, agradeceremos que se haya profundizado

    en el estudio de este tipo de materiales.

    http://ingenieriademateriales.files.wordpress.com/2012/08/figura-8.jpghttp://ingenieriademateriales.files.wordpress.com/2012/08/figura-9.jpg

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    Para saber más

    [1] P. González et al. New biomorphic SiC ceramics coated with bioactive glass for biomedical

    applications. 2003

    [2] F.M Varela Feria, A. R. de Arellano López, J. Martínez Fernández. Fabricación y

    propiedades del carburo de silicio biomórfico: maderas cerámicas

    [3] M. Presas, J. LLorca, A. R. de Arellano López, J. Martínez Fernández, R. Sepúlveda.

    Microestructura y propiedades mecánicas del SiC biomórfico obtenido a partir de eucalipto.

    [4] P González et al. A new generatioin of bio-derived ceramic materials for medical

    applications. 2007

    [5] William F. Smith. Fundamentos de la ciencia e ingeniería de materiales.