Sus últimos días

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Digitalizado por: ~Q!¿E .B9L~~O~ 17 DI.; DICIEMBRE Acebo de hacerle una visita y me ha producido fo· impresión de uh guerrero en cnsrs, o de un bravo autócrata feudal, dueño de her ca y cuchillo Llegaba yo de buen humor para referirle pasajes fiesta el semblante mucho de suprema tristeza de esa tristeza que dejo huellas imborrables cuando muerden el dolor y los desengaños de lo vida Poco a poco llegamos a hablar de las cosas del país, de !os viejos amigos de la juventud Entre los nombres, se dice uno el de Maldonado, el poeta ~¿Qué hace Manuel?, me pregunta ¿Cuándo podré ver lo? Quiero verlo ¿Cómo está? ¿Está vie- jo? ¿Está joven? ¿Trabaja? -Dado nuestro medio -fe diga- tan escaso de estímulos, hace oigo, pero podría tal vez hacer más Hace poco terminó su poema PROMETEO, que ha dado a conocer en conferencias públicas Es un trabajo de estructura filosófica -Ya es tiempo que su nombre debiera ser más conocido, dice Después me habla de un doctor médico, -Sabio amigo, exclama -De otro poeta del país se expresa con onirnc- ción. Refiriéndose a lo nueva floración intelectual, dice -Hay aquí madera pero algo bueno, hay base lo que falta es mejor orientación artística, estudio psi- cológico, medio propulsor, más fceno. Y como la conversación Jo fotigord, guorda sl- lencio Mómento después lo lnterrumpí para decirle: -No fuí a la estación o encontrarte porque no estaba seguro del día de tu llegada -Sí, así lo quise yo! No quise dar noticia al público pot a evitarme esas ovaciones que dicen me estaban pi eprn ando Las ag, cdezco, pero no las re- sisto En León me hicieron una, fuerte, brillante El estado de mi salud es delicado, y los vivas, los gritos, los discursos, los abrazos y apretones de mano me so- focan Vivo a dieta rigurosa, con líquidos. No creo conveniente prolongar la entrevista. En momentos en que me retiro, el poeta pide un panecillo de magnesia que muerde pausadamente co- mo un pan eucarístico. Observo el cambio que ha tenido, desde 1908, último vez que estuvo en Nicaragua, cuando lo conde- coró Id Municipalidad de Managua con medalla de oro, que le coloco en el pecho doña Blanca de Zeloyo Hoy ... :¡ qué diferencio! No: sólo fatiga monl- 15 DI; DlCIEMBRE DE 1915 Me apresuro a visitar dl poeta, en la I esidencia de su esposa, casa de un piso, a una cuadra del Parque Central Hace una mañana opaca, de suave ternpe- 1 oturo Ocupa un cuarto contiguo af salón, bien aireado, casi con lujo Enmedio, el catre pintado de neqr o, con molduras de bronce. A un lado la cama de su escoso, un guardan opas de lunas venecianas, butacas blancas de junto, cofres de viaje cerrados, una chaise long, y mesa de servicio, con frascos y drogas Cerca del catre una mesita con libros, pañuelos, su reloj de bolsillo, sus anteojos de oro Llegó de León anoche Viene enfermo, casi grave Padece -dicen los médicos- de cirrosis del hígado, consecuencias del abuso del alcohol Está pálido, delqodo, exónqüe. Tiene la piel tronsporente Presenta el aspecto de un hombre de 60 años SL1 abdomen está obultodo, hinchado Lo mirudo es dormido, ~I párpado caído, un párpado pe- sado, grueso Lo encuentro tendido, como un león en reposo, en una fino hamaca de pita. Está correctamente vestido de cimarillo: omericonc, chaleco, pantalón y zapatos La corbato es ozul-cloro Se incorporo, lleno y franco, y me da un abrazo fraterno Nada de orgullo Me distingue siempre con su viejo cariño. -¿Qué tól?, me prequnto Es breve su palabra, fatigoso el acento. Me do pena y dolor Y articulo las frases usuales· ~¿Cómo está Ud? -No, de usted, no Tutéorne siempre. Esos tratos de hermanos son más gratos Después continuó -Así, ya lo ves Tengo no sé qué grave com- plicación Cosas del estómago, del hígado, qué sé yo? -Y los médicos ¿qué dicen? -¿Los médicos? ¡Yo no creo en los rnédi- ces! Han dicho tantas cosas desde Nueva York en donde recibí el golpe moi tal, el hachazo, digamos. Y habla sobre ésto l EN MANAGUA Llterato, periodista, rirofcsor y n,aedro de J1.1vónt11déa, nmy qu.<?rido y admirado Gra11 c1>n,t>t11ador Amltio de la inínncl11 de Darfo. FRANCISCO HUElO -~~---=---..~'"="'°"""==-e===~DIAS ULTIMOS sus

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17 DI.; DICIEMBRE Acebo de hacerle una visita y me ha producido fo· impresión de uh

guerrero en cnsrs, o de un bravo autócrata feudal, dueño de her ca y cuchillo

Llegaba yo de buen humor para referirle pasajes

fiesta el semblante mucho de suprema tristeza de esa tristeza que dejo huellas imborrables cuando muerden el dolor y los desengaños de lo vida

Poco a poco llegamos a hablar de las cosas del país, de !os viejos amigos de la juventud

Entre los nombres, se dice uno el de Maldonado, el poeta

~¿Qué hace Manuel?, me pregunta ¿Cuándo podré ver lo? Quiero verlo ¿Cómo está? ¿Está vie- jo? ¿Está joven? ¿Trabaja?

-Dado nuestro medio -fe diga- tan escaso de estímulos, hace oigo, pero podría tal vez hacer más Hace poco terminó su poema PROMETEO, que ha dado a conocer en conferencias públicas Es un trabajo de estructura filosófica

-Ya es tiempo que su nombre debiera ser más conocido, dice

Después me habla de un doctor médico, -Sabio amigo, exclama

-De otro poeta del país se expresa con onirnc- ción.

Refiriéndose a lo nueva floración intelectual, dice -Hay aquí madera pero algo bueno, hay base

lo que falta es mejor orientación artística, estudio psi- cológico, medio propulsor, más fceno.

Y como la conversación Jo fotigord, guorda sl- lencio

Mómento después lo lnterrumpí para decirle: -No fuí a la estación o encontrarte porque no

estaba seguro del día de tu llegada -Sí, así lo quise yo! No quise dar noticia al

público pot a evitarme esas ovaciones que dicen me estaban pi eprn ando Las ag, cdezco, pero no las re- sisto En León me hicieron una, fuerte, brillante El estado de mi salud es delicado, y los vivas, los gritos, los discursos, los abrazos y apretones de mano me so- focan Vivo a dieta rigurosa, con líquidos.

No creo conveniente prolongar la entrevista. En momentos en que me retiro, el poeta pide un

panecillo de magnesia que muerde pausadamente co- mo un pan eucarístico.

Observo el cambio que ha tenido, desde 1908, último vez que estuvo en Nicaragua, cuando lo conde- coró Id Municipalidad de Managua con medalla de oro, que le coloco en el pecho doña Blanca de Zeloyo

Hoy ... :¡ qué diferencio! No: sólo fatiga monl-

15 DI; DlCIEMBRE DE 1915 Me apresuro a visitar dl poeta, en la I esidencia

de su esposa, casa de un piso, a una cuadra del Parque Central Hace una mañana opaca, de suave ternpe- 1 oturo

Ocupa un cuarto contiguo af salón, bien aireado, casi con lujo Enmedio, el catre pintado de neqr o, con molduras de bronce. A un lado la cama de su escoso, un guardan opas de lunas venecianas, butacas blancas de junto, cofres de viaje cerrados, una chaise long, y mesa de servicio, con frascos y drogas

Cerca del catre una mesita con libros, pañuelos, su reloj de bolsillo, sus anteojos de oro

Llegó de León anoche Viene enfermo, casi grave Padece -dicen los médicos- de cirrosis del hígado, consecuencias del abuso del alcohol

Está pálido, delqodo, exónqüe. Tiene la piel tronsporente Presenta el aspecto de un hombre de 60 años SL1 abdomen está obultodo, hinchado Lo mirudo es dormido, ~I párpado caído, un párpado pe- sado, grueso

Lo encuentro tendido, como un león en reposo, en una fino hamaca de pita. Está correctamente vestido de cimarillo: omericonc, chaleco, pantalón y zapatos La corbato es ozul-cloro

Se incorporo, lleno y franco, y me da un abrazo fraterno Nada de orgullo Me distingue siempre con su viejo cariño.

-¿Qué tól?, me prequnto Es breve su palabra, fatigoso el acento. Me do

pena y dolor Y articulo las frases usuales· ~¿Cómo está Ud? -No, de usted, no Tutéorne siempre. Esos

tratos de hermanos son más gratos Después continuó -Así, ya lo ves Tengo no sé qué grave com-

plicación Cosas del estómago, del hígado, qué sé yo? -Y los médicos ¿qué dicen? -¿Los médicos? ¡Yo no creo en los rnédi-

ces! Han dicho tantas cosas desde Nueva York en donde recibí el golpe moi tal, el hachazo, digamos.

Y habla sobre ésto

l EN MANAGUA

Llterato, periodista, rirofcsor y n,aedro de J1.1vónt11déa, nmy qu.<?rido y admirado Gra11 c1>n,t>t11ador Amltio

de la inínncl11 de Darfo.

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19 DE DIClEMBRE Darío ha posado mala noche Ansiedad, retortijones, náuseas,

hemorragia intestinal Su estado es delicado Tres médicos de la loca-

lidad están en consulta los doctores Emilio y Enrique Polfaís y Jerónimo Ramírez

Lo han auscultado y entre otras cosas aconsejan inyecciones de ernetinc.

Después que se retiran me introduce fa esposo. Lo encuentro en su catre, en ropas menores. Bajo un mosquitero lifa, aparece como tras una

niebla Tiene 38 grados de temperatura Los labios delgados, están rojos, lo lengua roja

No pierde Id belleza de los manos, su orgullo físico, aquellas "manos ducales", siempre finos, aristocráti- cas Tiene envuelto el estómago en franelas blancos y sobre ellas piyama cleste de seda

-He pasado mala noche, me dice, 'mala, pési- ma El estómago ha crecido un centímetro. Me aconsejan chofagogue Creo que he sido víctima de las drogas.

Se exalta poco a poco -Anoche, -dice-. se quedó a velar el poeta

José Olivares El sueño fue venciéndolo por minutos, no obstante su contrario propósito, hasta quedarse dormido. Entonces empezó a roncar. Como yo esto· be insomne, me desesperó No hoy pena mayor para

nado, yo me entretengo en ver los rosales del jardín un jardinillo fragante, frente al cuarto del poeta '

A la puerto, pendiente del techo, se columpiQ un concrio, amorillo oscuro, con collar negro, en su jautCJ de oro Salta garbosamente y de momento esponja el buche, encumbra el pico y echa al oire su música ¡ Qué delicadeza de trinos! ¡ Qué dulzuro de notas; Todo un prínclpe de lo melodía Tarda Moldohad~ con el poeta y yo no puedo esperar más tiempo por rnis urgentes ocupaciones

Regreso al caer de la tarde. Tiene el poeta gran fatigo y fiebre Una sábana blanquísima cubre su cuerpo Su cabeza, como la de un dios olímpico se destaca sobre lo almohada. El estómago hinch~do ondula corno uno ola. 1

Su esposa me ofrece asiento Acerco una silleta o orillas del lecho y lo observo Tiene la barba crecida y las mejillas hundidas y rosadas

De pronto despierta y me ve. Sus manos queman -Ya vi a Maldonado, me dice. Es mi viejo

amigo Yo gozo con los conocimientos de mi juven­ tud Poco ho combiodo Ha estado preso, quiere ser Presidente de Nicaragua Me dice que tiene po- pularidad entre los obreros Yo le aconsejé que no se meto en política, pues los poetas deben tener la visto fijó en los cielos y en lo naturaleza, y acordarse poco de los pasiones humanos

El cansancio es fuerte y no puede continuar. Cierra los ojos y aparenta dormir Una de sus manos, mano blanco y fina, mano ducal, queda fuera de la sábana, como un pétalo pálido.

Indudablemente, está muy grave Me retiro a las diez de la noche

18 DE OlCIEMBRE llego a casa de Darío a (as once de la mañana

Manuel Maldonado espera en el corredor, que hace de ontesolo Al fin ha lfegado

Hace un sol hermoso N1 viento, ni brisa Ho- ra de silencio

· Mientras 1o esposa del poeta introduce a Moldo ..

o cuentos callejeros, como en nuestros buenos tiempos, a fin de hacerle olvidar otgo las penas

A él le gustan en ciertos momentos las conver- saciones de salsa y pimienta La mañana convidaba al esparcimiento, una mañana clara, satinada

Desde que puse los pies en el quicio de su cuarto, me vio Estaba despierto Er an los diez de la mo- ñana Sus pupilos, como siempre, se dilataban o contraían en una constante oscilación misteriosa

-Buenos dios, le dije -¿Ya supiste la nueva? 1 me contestó -No sé nada -Pues, señor, continuó -Sucede que a un tal

Manuel Maldonado, que es orador, y poeta, se le ha antojado no venir a verme, oye Ud ? Puro antojo No ha venido ni o saludarme, ni a darme las gracias porque lo saqué de la prisión

-Sí, señor, continuó yo lo saqué de la prisión, y estaba en ella por conspirador Gestioné ante el Presidente Díaz y me concedió su libertad, porque yo queda verlo, nada más Pero sucede que el hombre se ha encaprichado, y yo, oJ ver la descortesía, estoy sulfurándome también, y de momento puedo estallar y dar orden para que lo metan nuevamente o la cárcel, y si se me antoja, le mando dor palo, no ya por cons- pirador, sino por rebelde

Al punto pensé que aquelfa exaltación era obra de su enfermedad Viendo mi duda y quizá algún gesto irónico en mi semblante, sospechó lo que yo pensaba, pues me dijo al instante·

-No es cosa de enfermedad Tengo firmes mis potencias, y si no viene hoy o mañana, concelo mi fianza, hago que lo encierren de nuevo; y, si se mues- tro terco, te ccerón los palos Tengo ahora los instin- tos de Bm ba Azul Conmigo nadie juega

Observando su nerviosidad creí oportuno seguir el humor de su musa bravía, y le dije

-Tienes razón No me explico ese olvido e in- diferencia del poeta, a quien has favorecido con tu fianza

-Pues yo sí me Jo explico. Se (e ha metido ser Presidente de la Repúblico, y ya fe parece que lo es Por eso me ve así. Pero que se ande con cuidado, porque yo te bajo los humos presidenciales muy tem- prano, se los bajo

-Si quieres, le contesté, yo fe pasaré alguno noticia

-No quiero nada de éJ, ni me importa su des- vío Tú puedes hacer lo que quieras

Poco a poco se calmó su exaltación, y, al roto, me dijo

-Oye si le dices olqo, que sea por tu cuenta, y que no sepa que hemos hablado. Sucede que le ten- go algún cariño y me desagrada su conducta

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25 DE DICIEMBRE Las doce meridianas Sopla un alisio fuerte Opaco está el día

y levanta el viento grandes nubes de polvo El lago está agitado Vése de lejos su color de bronce oscuro con salpicaduras blancas

Contemplándolo, recuerdo al poeta, cuando, en años ya lejanos, íbamos por sus riberos, o por las calles de esta capital, de paseo, de juerga o verbena, dicien- do literaturas o fo1 jando proyectos

No tenía entonces la celebridad a que ha llega- do, pero ya ta fama empezaba a conscqrcrlo Hcbíc sido huésped en El Cabrero del poeta Presidente Rafael Núñez, aquel alto ingenio colombiano que -según dicen sus amigos- cayó en contradicción en su vida política con sus ideales de filósofo

Estos recuerdos me acompañan al entrar a su estancia Hoy es día de Navidad ¡ Qué Pascuas pa- ra el pobre enfermo!

Lejanos aquellos tiempos, perdidos en el abismo del pasado! El rabí está ya viejo, usa anteojos, unos poderosos anteojos de oro, al través de los cuales y a pesar de su enfermedad, devoro los periódicos del país, los libros· que ha recibido escritos en francés, inglés, italiano o español, porque habéis de saber que Rubén Dar ío habla varios idiomas, conoce algo de alemán, algo de gliego y de latín

Fue buena noche, con una poción de cholagogu.e que tomó ayer Durmió algo, a pesar de [es músicas, los gritos, los repiques, bombas y cohetes de Noche- buena · -

Pero qué venqo, que me vea y que me haga lo que dicen Quislero que sólo él procediera, sin que me tocara otra persono Lo repito no creo en los médi- cos Le tengo horror instintivo a su ciencia y sobre todo a sus aparatos teatrales Son pocos los sinceros e ingenuos, los modestos y sabios de verdad. En la mayoría, tropieza uno con Iorsontes, farsantes cuchi- lleros, asesinos feroces

Guarda silencio olgún tiempo, y, al cabo, agrega, como en estudio retrospectivo de su vida

-Las cosas que me suceden son consecuencias naturales del alcohol y sus obuses también de los placeres sin medido He sido un atormentado, un amargado de las horas

He conoc.ido los alcoholes todos desde los de la India y los de Europa, hasta los americanos, y los rudos y ásperos de Nicaragua, todo dolor, todo veneno, todo muer te Mi fantasía a veces, hace c1 isis, suf e la epi- lepsia que produce ese veneno del cual estoy saturado Me siento entonces oqresivo, feroz, con instinto de dstruir, de matar Así1 me explico los grandes asesi- natos cometidos por el licor

Se calla Al rato, en voz baja, habla de su afán de ternura, de su hogar

-Yo he corrido mucho Mejor dicho, me han dejado correr, y no he fundado hogar Hoy, al cabo de años de ausencia, me reúno con mi esposa ¿Qué le traigo? Nada Soy un tronco viejo, orruincdo, un hombre en cenizas

Tiene brillante la pupila, algo coloreadas las me- jillas

21 DE DICIEMBRE Llego a la casa del poeta con el alma llena de pesadumbre

Me lo causo su situación Pm éceme un león vencido, un atleta olímpico a quien el destino detiene de pronto en medio de la carrera luminosa de sus victo- rias Alto, sonoro, magnificente, es una águila a lo cual el dolor quiebra las alas.

En esta situación de pena, llego a su cuarto Se encuentra con él el sabio Miguel Ramírez Goyena, vie- jo amigo del poeta Está sentado a la orilla del catre, debajo del mosquitero que cubre a Daría, a quien lee con interés un capítulo de su Flora Nicaragüense, pro- bablemente el titulado WIGANDIA DAR\\ Es la descripción de un arbusto tropical clasificado por el maestro y bautizado con el nombre de Darío

Después que Ramírez. Goyena se retira, me aproximo y lo saludo

Siempre una mala noche Tiene fiebre 39 gra- dos. Con frecuencia le atacan néuseos. Se le ve mucha fatiga Está afeitado Su fuerte busto se destaca en el fondo del lecho

Flojas las mejillas, hundidas, hinchados los pár- pados, el cabello entreverado de canas, un círculo de calvicie, como una tonsura, le dan aspecto de un alto monje oriental clavado en la roca del dolor, cuando no el de un semldlos vencido, por obra milogrosa de la pena

Habla con tt aba jo -Me siento fotal, fatal Ya lo ves La noche

ha sido pésima Tengo fatiga, una desesperante fa- tiga Por otra parte, estas náuseas y este dolor en el estómago Mucho tormento Además, lo agrio del paladar, estos gases ácidos, me desesperan

Y se apresura a comer un pan de magnesia que está sobre el velador, al olccnce de la mano

Aprovecho las circunstancias para indicarle la necesidad de una intervención médica más activa

Oye mis palabras con interés Medita largo tiempo

Al cabo dice, con vacilaión -· -Tal vez sería bueno llamar a Debayle, a León --Eso depende de cómo te sientas tú, le contesto.

Sea que te decidas por cualquier médico, conviene que te examine de nuevo, y si fuere necesaria alguna ope- ración, ci eo que debes resolverte La fati_go que ex- perimentas seguramente proviene de la cantidad de aguq que tienes en el estómago

-~ueno, está bien! Ya he dicho más de una V~z que no creo en los médicos Le tengo horror a la r1cotomía, tan en boga en París, y tan combatida por a prensa, por razones de humanidad y de piedad.

un hombre que ver dormir a otro cuando no se tiene sueño Empecé a gritarle [Olivores! [Olivores! No duerma Ud, acuérdese de mí. Como no despertase, grité [Socorro, Socorro], y le arrojé una almohada Con el ruido que hice, se levantó mi esposa, y algún tiempo después, despertó Olivares que se había acosta- do vestido en esa hamaca Y me señalaba la hamaca blanca de pita

-Si lo ves, dile que no vuelva a quedarse. Que se Jo agradezco en el alma Yo no quiero alarmar a la familia con nuevos gritos de ¡ Socorro! ¿Para qué?

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-¿Ya están los pasteles? Tráiganme los pos- teles!

Su acento es llano, imperioso, de mando Minutos después llega la esposa con cuatro pas-

teles diminutos, bien dorados, sobre un plato de cristal. El, con galantería -Gracias, señero! Después, dirigiéndose a mí, me dice -Pruébolos tú también Y me obsequia uno. Y o empiezo o comedo ---Sabrosos, ricos! Se deshacen en la beco, le

digo .. Sin embargo, él los encuentra insípidos To~.ª

pequeños bocados y muerde la pasta con disp_licenc1~. Ya masticada la pone a la orillo del plato. Se manr· fiesta descontento.

26 DE DICIEMBRE Además de [os buenos libros, Je han gustado siempre a Rubén

Darío cuatro cosas el vino, fas mujeres, la buena ms. so y los trajes elegantes

Excelente catador, con el simple paladeo de un whiskey o un cognac, conoce le marca

Un troje flamante, la corbata fina, una camisa alba, un chaleco aristocrático, un frac elegante, lo entusiasman

Los manjares delicados, el plato italiano o fran- cés, o español, o un rico beefsteak, una mayonesa ideal, la sopo de leche y ostras, un trozo de queso de mantequilla, queso de égloga -como dice él- lo deleitan

En cuanto a las mujeres, Venus, Sofos o Frinés, con sus mejillas de roso, sus labios de granado, los dientecitos menudos, los ojos como abismos, cual los de la serpiente paradisíaca, díoblol, por lo que toca a las musas, las diosos del peccdo, se ha vuelto loco por ellos Un pie diminuto, una mano, unos hoyuelos de gloria, promesa encantadora de besos y caricias, un pelo negro, muy negro; o un castaño, color de oro mate, exaltan su fantasía.

Enfei mo e imposibilitado como está, pide, no obstante, pJatos fuertes. Pollo, arroz, tallarines; que- so, pan Quiero un buen plato, buena sopa, quiero comer bien, dice.

Y habla fuerte, y regaña y grita, si no le dan gusto Y cuando regaña es con frases duras, a veces subidas de tono

Es la una de la tarde y acabo de verlo Lo €ncontré conversador, y eón buen apetito

Deseaba comer postelillos Y fa esposa se los prepa- raba

-i Posteles! -Sí! Como lo oyes quiero pasteles y una co-

pilla de chcmpcqne Estoy desesperado de tomar sólo líquidos

-· -Pero tu en termedad; los médicos ~Al diablo la enfermedad y al diablo los médi­

cos! Quiero pastelillos.

libros, y mis cosas de arte; pero nodo de cornprornisos para escribir por obligación

Sin embargo, dice que el abdomen le ha crecido otro centímetro

Ya se ha I lamado o León al Dr Luis H Debayle -j Felices Pascuas] -le digo Y le doy un

o brozo -Gracias, gracias, responde

Está muy abatido y me había de la necesidad de hacer su testamento Se muestra sereno, y, cosa rara, no le asusta la muerte

-Qui~ro disponer de mis cosas, dice, El gobier- no de rn i patria me debe como nueve mil dollm s de mis honorarios de Minist10 en España No dudo que me los mandará pagar el Presidente don Adolfo Díaz Fn Nueva York me dio cartas muy especicls don Ra- fael Cuadra agente financiero de Nicaragua, reco- mendando ese pago

Quiero disponer de ese dinero, de los contratos de mis obras con (os editores, y de mi arreglo con LA NACION de Buenos Aires, a la cual no he escrito ni una sola línea, desde hace más de un año, muy a mi pesar En ella colaboro hace más de veinte, y, según sus estatutos, tengo ya derecho a mi jubilación.

Viendo su resolución, le contesto ~Muy bien! Si quieres te llevo la pluma y es-

cribo tu testamento, pero si no, puedo traerte recad~ de escribir, para que lo hagas De este modo tendra más expedición j Como quieras!

Medita un rato, y responde -Ya veremos! Yo te avisaré! Gracias por todo!

Está vacilante, dudoso su espíritu, en medio de las graves circunstancias en que se encuentra

--A pesar de mi enfermedad, agrega, no he permanecido ocioso He meditado dos cuentos que me gustan Hubiera querido escribirlos creo que han salido buenos; pero primero es el testamento

Tiene la vista fijo en un sitio del cuarto Sigo la dirección dé su mirada En la mesa de las drogas, sobre un libró de cubierto roja, alcanzo a ver un pe- queño crucifijo de plata ·

Al lado de las olmohodes se ve un libro oblei to -¿Qué obro Jees? -Acopo de leer o Enrique Jbsen, el viejecito por·

tentoso Son interesantes sus dramas CUANDO RE- SUCITEMOS y JUAN GABRIEL. Tienen freses que condensan mi doloroso destino y que quisiere ver escri- tas a los pies de mi lecho en momentos de morir

Porque, te digo con sinceridad, yo creo que he venido a Nicaragua sólo a morir. No {e tengo miedo a la muerte ¡ Qué me importa que venga! En oca- siones· he gozado tanto como taf vez no lo han logrado los millonarios de esta tierra He comido como prin- cipe, he vestido con mucho lujo, he tenido historias en el mundo de fas supremas elegancias Me he rela- cionado con los más altos personajes del mundo he sentido con frecuencia el aletazo de !a gloria, he de- rrochado dinero, que gané en abundancia ¿Qué me queda por desear? Nodo, Venga lo muerte Sin embargo, si Dios todovíc no to quiere, desearlo un rinconcito de la tierro poro vivir al color de uno santa ternura Me gustaría eso Sería mi ideal Nada de locuras, serenidad, tranquilidad. . pocos y escogidos amigos y algún chompcqne para obsequiarlos. Y mis

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4 DE ENERO (Son las 1 O y media de la mañana) -¿Qué tal noche? ¿Cómo te sien-

tes ahora? . . Te encuentro excitado. Se incorpora en el catt e y me extiende la mano

fina, amarillenta. Arde el fuego de la fiebre.

Después de algunos ofios de permanencia en Chi- le, todo una historia, volvió a Nicaragua, y entonces pidió oficialmente a su novia Pero sus amigos con- trariaron nuevamente sus designios, lo reembarcaron y fijó entonces su residencia en El Salvador Hizo allí conqcimiento de nuevos personajes, bellezas, escritores, artistas y poetas Fundó periódicos, escribió artículos como camafeos y ver sos como músicas

Surgía bi illante su musa, deslumbradora Y en su espíritu delicado y sensitivo se perfiló la imagen de una nueva mujer la de la escritora señorita Rafaela Contreros, que escribía con el pseudónimo ESTELA, hija del célebre 01 cdor Alvaro Contreras

Apenas quedaba en el alma del joven poeta, cual un perfume, el recuerdo de la musa nicaragüense

Contrajo matrimonio en El Salvador, vivió des- pués en Costa Rica con su esposa doña Rafaela, y muerta el la, a consecuencia de una operación, cuando ya estaba de regt eso a su patrio, Drn ío pensó en sus viejos amores y se desposó en Managua con doña Ro- sario, el 8 de Marzo de 1893

Era Presidente de la República el doctor Roberto Sacasa Y bendijo lo unión de los dos jóvenes el Canónigo don Rafael Ramírez Algún tiempo después vino al mundo, en Managua, el primogénito, un ca- pullo de rosa Se llamó Dorio Drn ío y vivió apenas 15 días El poeta no conoció a su hijo En otro capí- tulo decimos las causas

Yo debo seguir mi camino De mi destino voy en pos .•. Entre sombras y luz, peregrino, Por secreto impulso de Dios.

Rivas, de distinguida familia, nació en Managua, Re- pública de Nicaragua

Hace años murió su podre, originario de León Fue factor en occiones de quer ro, y cuando la guerra democrática, siguió la bande, a legitimista

Daría conoció y se enamoró de doña Rosario en Managua Tenía elle 14 y él 19 años La conoció en un elegante salón, una noche de baile Oyóla cantor una linda romanza acompañada al piano y se prendó de su peregrina belleza

Y así empezaron aquellos amores que crecieron con los años

Quería el poeta casarse pero no tenía dinero Participó sus propósitos a algunos amigos de intiml- dad y a varios familiares Unos y otros le disuadie- ron Estaba muy joven ~le decían

Para curarlo de estos amores le hicieron un viaje a Chile Diéronle dinero y se marchó Espii itu in- quieto y novelesco el suyo salía el proyecto al encuen- t1 o de su deseo de ver el mundo Así emigró poi primera vez de Nicaragua

Apreciando más tarde su inquietud de viajar, decía

elegante. Hija de don Ramón Murillo y doña Mercedes

La esposa de Rubén Darío es alta, del- gada, de ojos verdes, blanca, hermosa,

3 DE ENERO

2 DE ENERO 1916 Hoy no tiene el poeta espíritu negro Al contrario, en los mo-

mentos que la enfermedad se lo permite, abre su co- razón a la aleg1 ía

Lo visito en la noche y nuesn a conversación es casi puramente literaria

Habla de los poetas italianos Edmundo D' Amicis y Gabriel D' Anuncio, dos altas enerqíos, dos g1 andes orgullos

Tienen amistad D'Amicis es feliz se casó con una dama aristocrática D'Anuncio es de una labor espiritual más intensa Ambos son amados, queridos, por la noble Italia Se refiere brevemente a los nue- vos poetas franceses y españoles, a los americanos Alude a Gómez Carrillo, un foi mador de arabescos, n Nervo, a Blanco Fombona

Se refiere después a nuestros poetas Hay mu- chos mediocres, d ice pero otros 1 ienen esencia fina Y cita a Argüello, Pallais, Olivares y otro

Yo elogio a varios con calor, pero él replica ., -Doblemos eso, doblemos eso Ustedes están

bajo el peso de una alucinación Las tendencias ac- tuales de la Ilteroturo son diferentes Poco vale el fraséo Se busca la idea, el tesoro del pensamiento, en los trabajos lite, arios, que deben revestir formas sencillas La sencillez es la suprema belleza, el odorno postizo, el orrequive, ¡ qué desgracia!

Guarde nuevamente silencio, e invoco enseguida la ternura de la mujer amada, ICJ necesidad de afecto que siente el hombre en el mundo

Cuando así dice, acaba de entrar su esposa Viste falda moiré y blusa perla Ve a su marido con interés, con amor

Entra de puntillas para no intei rumpirlo y sé sien- ta a la orilla del catre

Continúo él hablándome sobre el mismo temo y poco a poco se aproxima a ella hasta reclinar la cabeza sobre su hombro

Hagamos rnotrimonio, dice Me siento bien osl! Al incorporarse en el lecho se ha corrido algo el

cobertor y deja al descubierto su pierna blanca y del- gada de una flacura extrema Hace conti aste con el ª()domen et ecido Quédese así largo rato, con los ºJºS entornados y en profundo silencio Apenas se siente su respiración fatigosa. Es un cuadro de me- lancólica dulzura

--Los pasteles españoles o franceses, son gratos Así los quisiera, exclama

Y después de tres o cuatro bocados en esa forma, deja de comer

Nada dice su esposa Sólo ve a su marido con ojos de piedad

En aquel los momentos se oye la campana del reloj de catedral Son las doce del día. Un sol de oro cae a plomo

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6 DE ENERO, 8 DE LA NOCHE En su casa hay mo- vimiento de amigos

Están allí la hermosa doña Margarita de Lacayq y otras cuyos nombres no conozco, la familia de Darío y varios doctores amigos

Reina gran agitación. Hablo con la madre política de Daría Ha resuelto, me dice, marcharse a León Va a

aquel lugar para que lo vean los médicos y tal vez para operarse Yo no estoy de acuerdo con ese pensa- miento De igual manera opina mi hija Rosario. Pero él así lo desea, y no hay que contrariarlo Pare- ce que lo han sugestionado influencias que deseo- nazco

Me introduce al cuor to del enfermo y encuentro a éste of go animado, talvez por la perspectiva del viaje a la ciudad de los viejos Obispos, la cuna de su familia, digamos Y no digo su cuna, porque hobéis de saber -Y lo sabéis bien- que Dar ío nació en Me- tepe, pueblecito del Departamento de Matagalpa, un caserío modesto, situado en el fondo de las montañas septentrionales de Nicaragua Después su padre lo trasladó a León

Al verme, me hoblc de la necesidad de un nuevo examen médico

-- -Te repito lo que te he dicho más de una vez No creo en íos médicos Me sucede (os de Quevedo desconfío de ellos Pero puesto que su voto es indis- pensable para un nuevo tratamient_o, estoy resuelto a marcharme a León Veremos lo que dicen aquellos doctores Me acompañará luis Debayle, que ha ve~ nido expresornente o llevarme

Sobreponiéndose a las urgencias del momento, me hablo del movimiento de la prensa, y, después, de rni último artículo publicado en "El Cornerclo", "Ha- ciendo los pastores".

Aceptable tu artfculo, bueno -exdamó- pero le pusiste el porchecito americano, el parche de ternu- ra Así escriben todos Uds. No pueden salir de la esfera sentimental. Deja de eso Echa vitriolo, echa vitriolo Si me mejoro de esta enfermedad, publicaré algo en "El Comercio". Algunas páginas diminutas, diariamente, en cualquier plano, con el título LAS UÑAS DEL MUERTO, que me recuerde a Dumas Ya se me apreciará bajo una nueva faz, ya se me cono- cerá Antes fuí una paloma ahora quiero enseñar mis garras seré milano

-Los m tí culos que escribo, le contesto, son vivi- dos Reflejan cudros de lo que observo. El zurcido artístico, el acomodo, no los conozco, ni me gustan Si algunos trabajos snlen con su nota delicada, con ese parchecito que dices, es porque así ví los cosas del mundo

Metiéndose en filosofías, agrega -La prensa del país no es capaz de decir, de pu-

blicar ciertas verdodes, verdades que son evangelios.

en Guatemafa para fas fiestas minervinas, por excito. tiva del Presidente don Manuel Estrada Cabrero.

-No pude t ecitarla por enfermedad y designé para que lo hiciera en mi lugar al buen amigo don Adolfo Vivas, un brioso talento

Hace un gesto de displicencia, y me contesta. -Nada! No tengo nada! Mejor dicho, tengo

algo, tengo mucho Y calla. Me siento junto a él en una butaca de junco, y

observo los estragos de la enfermedad. Pienso con tristeza en lo suerte del glorioso inte-

lectual, en su decadencia física, quizá en S'-:J próximo fin.

Comparo su situación actual con la de ayer, cuando corrío, lleno de fuerza y juventud, por las po .. derosas redacciones de los periódicos sudamericanos, y1 después, por España; y, después, por Poi ís todo glorioso, con su laúd a la espalda, y su corona de lou- I el en la frente

Los literotos se lo disputaban, los ministros, los embajadores, íos artistas. Visitaba a los reyes, a los presidentes

En el humilde silencio del rincón nicaragüense se extingue esta aira vida que abarcó tanto, que tanto ha fulqurcdo, que tantas almas ha sacudido Se extin- gue bajo el peso de la hidropesía, a la edad no mayor de cincuenta años

Durante mi prolongado silencio y mi meditación, no me ha quitado los ojos de encima

Siguiendo talvez el curso de mi soliloquio, me pregunta de súbito

-Bien, ¿y qué? -Nada! Que te veo de mal humor -Pues, ¿cómo quieres que no lo tenga si acabo

de sufrir una cólera? ---¿Cólera? -Como lo oyes Y me refiere que hace unos pocos momentos re-

cibió del Gobierno doscientos dollars a cuento de mayor suma que le reconoció el Gobierno y de la cual ya se le habían enterado otras poi tidas

-_-- Mi fellcltocíón, -- le digo- mi felicitcción Doscientos dollors no vienen mol·

¡ Cómo se puso de furioso, al oírme! -- Poro tí, -- ·-·exclamó- para Manuel Maldona ..

do, para Santiago ArgLiello, para Luis Debayle, para todos los que viven en la Papodsia, esa suma puede ser suficiente, pero has de saber que yo no soy naca- tamalera como Uds ! Yo soy Rubén Dorio, y la cosa cambia de aspecto Esa cantidad es insignificante y no la acepto

Se erguía aítanero, oltívo, con ef orgulfo de un dios ofendido

-Dicen --agregó- que mañana mandarán más ¡ Mañana, mañana! Es un moñona que tardo en lle- gar El plazo de la raza

No me dí por ofendido por sus duras palabras

Desde hacía días había observado que la fiebre debilitaba rápidamente su razón y lo hada delirar, decir incoherencias, a ratos.

Traté de colmcrlo, hoblóndole der estado econó- mico de! país y de la buena voluntad del Gobierno para pagarle _

Pocos minutos después pasó la crisis Ha_blando de su última labor literaria, se refirió a

PALAS ATHENEA Es una oda, di)o, que compuse

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Siguió hobkmdo el poeta pero ya no se movió y la operación ter minó sin novedad Fue poco dolo- rosa

Sin embargo, al final tuvo accesos de furor y hubo momentos en que increpó rudamente al médico, lan- zándole frases sangrientas, llenas de llamas.

Lo opercron para extraerle el agua del estómago Aplicó el trócar el primero de los facultativos y le ex4

trajo catorce litros de suero Incontinenti practicaron la autoserapia

Telefonema de la noche die.e· "Dorio sereno al pr inc_ipio poi que creía que era

una simple Inyección la que se le pondría Al con- vencerse de que era operación, se puso furioso.

Creí, dijo a Debayle, que eta una simple inyec- ción la que me pondrías. No pense que me engaña- bas

He cumplido, contestó el médico. Ya ves el resultcdo.

Y te señalaba ta cantidad de suero que sello por el tubo, un suero pálido, rubio

Creció fa cólera del poeta. Yo no he venido a ser sacrificado, exclamó! Lo que pi ocuramos es salvarte de la muerte. No te muevas, agregó el médico, porque el trócar

puede desvlorse y hacerte daño interiormente.

8 DI: ENERO Hoy sábado fue operado en León Rubén Darío.

Uevó la cuchilla el Dr Luis H Debayle auxiliado de su colega el Dr Escolástico Lara.

7 Jll: ~NJ:RO Hoy a las seis de la mañana salió Daría de Managua para León en un exprés

que le puso el Gobierno Lo acompañan su esposa, el médico, un amigo y

dos sirvientes Iba vestido de traje ornorillo y gon ita de sport-

man color gris, a rayas negras A la luz dé la maña- na ft ía se veíc su cuerpo macilento, marchito.

Varios amigos y gente del pueblo estaban en la estación, frente a las históricas ruinas del cuartel de la tragedia de 1903

Al nor te, como a tt escientes pasos, en la apacible se1 enidad de los minutos, rima el lago su dulce melo- día al impulso imperceptible de la brisa que besa sua- vemente sus ondos con vaivén de cuna

«--Adlós, adiós! La fina mano del poeta saluda por la ventanillo ¡ Quién sabe si volveremos a vernos! Dolor, desaliento, se reflejaban en el semblante

de Darío que iba a pedir salud e lo cuchilla de los ciru- janos.

LEN LEON

Las composiciones circularon en la isla en letra de móquíno, en forma de un pet iodiquito de balneario, que está ahora en poder de don Nen ciso Lacayo

Me decía Debayle -Hice versos entonces y propuse temas a Dorio,

no porque me creyera poeta, sino para verlo producir sus bellezas

Debayle es hombre rico. Ha hecho fortuna Es descendiente de padre francés y nació en León de Nicaragua Se educó en Europa y pertenece a las pr imeras familias

De fácil palabra, es un cousseur sugestivo

~. -¿A qué horas te marchas paro León? -Me voy en tren expreso, a las seis de lo maña-

na He resuelto que me hagan lo que ustedes dicen: las inyecciones, puesto que no hay más remedio.

Después de conversar estas cosas, tornóse agre- sivo.

Volvió a cogerlo la ola del humor negro, aquel humor que envolvía a Byron, a Musset, a Espronceda, a Goethe, a Shokespeore, en las crisis terribles del desencanto

Para dar lugar a fas visitas, salgo al coriedor. Allí me muestra el Dr Debayle composiciones poéticas de él y de Drn ío escritas en la isla de El Cardón en el año de 1908.

Debayle tenía allá entonces su familia en tem- porada de mar, y Daría fue su huésped Debayle es célebre médico Hace versos

Emitió entonces extrofios ideas, dijo raros teorías acerca del triste porvenir de Nicaragua, su visión ob- sesionante. Hablaba nerviosamente y pasaba con rapidez de un usunto a otro Aludiendo a los amigos, agregó

-La amistod humano sólo se prueba de dos modos o por medio del dinero o por medio de la san- gre

Gritaban en esos momentos unos muchachos en la calle Su vocinqler ío penen aba al cuarto a través de las persianas, Impaciente, se endereza en el lecho y exc.lamo

-j Oh Herodes! j Oh Herodes! Tu corazón -le dije-- está ahora bajo un influjo

trágico -No está siempre en lo justo Soy el que he

sido Enemigo de la farsa y de la mentir a Las cosas de por ocó no las comprendo ahora Yo no tengo ya en mi cuerpo nada del tamal pisque que conservan Uds Ha desaparecido Es otra diferente levadura fa que lo anima, muy diferente Y, mira, -excla- mó----. si continúas aquí' en este país vas a atrofim te No hay que atrofiarse

El esfuerzo de lo conversación le produjo náu- seas Se volvió en el fecho sobre el lado izquierdo y calló

Veínsele el pecho subir y bajar en respiración fa- tigosa Su obdornen crecido se destacaba fuerte- mente sobre las sábanas fulguraban sus ojos y me veían fijamente tras la tela sutil del mosquitero

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habláramos de la necesidad de operarse, nos disporo- da a quemarropa

Quería ver nuestra cara de espanto, el apuro dé un hombre amenazado de muerte

El cuñado no se prestó o su deseo Esta situación de furor lo hizo cometer en León,

un acto agresivo. Insultó fuertemente al Dr Escolástico Lord, uno

de los médicos que lo asisten, insultos que éste pasó inadvertidos, con sana paciencia

Cuando al siguiente día volvió el médico, le dijo el poeta·

-Doctor, no creí que Ud volviera a verme -No hago caso de nodo, contestó el médico Vengo a aplicarle la inyección El poeta se dejó inyectar.

Después de haberle extraído el suero, tuvo fuerte oltercado con el Dr Debayle por una prescripción fo. cultativa Darío se negaba a someterse, y como el médico insistiera, aquél montó en cólera y al cabo de palabras hirientes, a pesar de su debilidad, tomó un vaso de servicio y se dice que con él dio un golpe a Debayle

Estaba verdaderamente furioso -Yo no quiero que Uds me asesinen. No he

venido a eso, y me defenderé Escobo verdadera- mente trágico

Incorporado en el lecho, como un dios irritado, blandió de nuevo el objeto con el brazo nervioso y quiso repetir el golpe

Deboyle Jo atajó con presteza y se lo quitó de las manos

Su esposa, doña Rosario, gritó· -¿Qué haces, Rubén? Y dirigiéndose al Dr

Debayle· -Dr. no le haga daño Y agregaba --Salga,

salga pronto. Si continúa Ud aquí, se va a empeorar Rubén Dispense Ud

Al oir la novedad, ocurrió gente de las casas ve- cinas, principaímente artesanos, que tienen idolatría por el poeta

Colérico éste, dice a Debayle -Lo que tú quieres hacer conmigo es aumentar

el número de tus victimes Deboyle, que consultaba el termómetro a lo luz

de un foco de gasolina, se vuelve airado ante la injuria y se dirige en actitud severa al lecho de Darío.

Rápida como el pensamiento, doña Rosario se interpone entre ambos y cubre a su esposo con su cuer- po. Repite enérgicamente las palabras

-Salga Dr, salga! Yo se lo suplico Excuse a Rubén que está loco

Deboyle al fin se marchó disgustado y apenado En la calle, la masa popular empezaba a mcni-

festcr su inquietud Cólero terrible la del poeta Reconviniendo a su esposa, le dice -¿Por qué no te diste una bofetada? Te con-

tentaste con decirle ~Salga Dr, salga Dr ! E imitaba su gesto y su voz. -¿Sabes lo que hubiera hecho una ar~entina? Pues le hubiera dado uno bofetada. ¿Una fran·

A menudo flaquea, y entonces cae su espíritu en profunda atonía; otras, en accesos de cólera. Los razonamientos entonces son los de un loco La ira desarrolla en él una como epilepsia trágica, un instinto de acometividad que afortunadamente no se t1 aduce en hechos

Un día me dijo en la capital -Sé que voy a morir, pero no me moriré sin he-

cer una cosa tremenda Antes de eso, despacharé a un hombre a la eternidad

Y me dio el nombre de un caballero ~Cuando me convenza de que ha llegado el

minuto, monto en un carruaje, me acompañas tú o cualquiera otro amigo y le hago una visita Saldrá él a recibirme Entonces saco el revólver y le disparo Nada me importa lo demás, porque sé que voy a mo- rir.

Este instinto sádico ha permanecido en él durante díos. Cierto momento llamó a su cuñado y le reco- mendó que le preparara un revólver con cápsulas sin plomo.

-Les quitas el plomo y les pones corcho o papel. pero que no les quede nada de plomo, ¿oyes?

El revólver lo pondría el poeta bajo la almohada y cuando lleg6ramos a visitarlo algunos amigos, y Je

20 DE ENERO Rubén Dorlo tiene frecuentes accesos de furo,

Son consecuencia de lo enfermedad Larga ésta, (más de seis meses), con temperatura

constante, con alimentación líquida, su cerebro no tiene perfecto equllibi lo

18 DE ENERO La enfermedad no declina Dice "El Comercio" de Managua

"SIEMPRE GRAVE RUBEN DARIO Ayer tem- prono de la mañana el doctor Escolástico Lora llamó por teléfono a don Andrés Murillo, cuñado de Darío No estando éste en la ciudad, fue al teléfono doña Mercedes, madre del señor Murillo, a quien el doctor Lara le dijo

"Rubén continúa gravísimo, en un alto grado de gravedad; y desea que Andrés venga hoy mismo a León Daría, agregó, tiene el presentimiento de que hoy, día de su cumpleaños, morirá, y no ha querido hacer ninguna revelación sobre la entrevisto que quiere tener con Andrés",

16 DE ENERO Se ha recibido en la capital un teleqro- ma alarmantísimo

Lo dirige de León doña Fidelina de Castro. Dice ''Rubén gravísimo No hay esperanza de vide"

Lo asistía su esposa a quien acompañaba doña Fidelina de Castro y otras damas de la Metrópolí.

Ha marchado la enfermedad con penosas alter- nativas Unos veces hace concebir esperanzas, otras las hace perder;

Es fuerte el organismo de Darío De lo centre- río, hace tiempos que hubiera muerto.

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1 O DL: FEBfrnRO Daría está en León en una casa mo- desta del bar ria de San Juan, frente a

la residencia de don Francisco Castro Lo asisten su esposa, una hermana notui al del

poeto, la señoritu f-1 ancisca Soriano, y dos criados Es una habitación sencilla, de paredes blancas,

de un solo piso Tiene dos cuartos y el portón. No tiene ciclo raso, ni está empapelada

Muebles un canapé de piel y uno cholse-lonqus El con e es un con e negro comp: ado por la esposa

en los almacenes de la metrópoli Ni cuadros, ni obras de arte.

2?. D~ ~NE.RO Una espetonzc! Aludiendo a los conceptos expresados

en el edito, iol anterior publicado poi 11EI Comercio", se I ecibe en la oficina de t edacción un telegrama de uno de los médicos

"Director de 11EI Comercio" 11Con

SLJS p1 opios ojos, Da río leyó las últimas pu- bllccciones suyas, cuyo origen se me atribuye El poe- ta preferir ía a los honores póstumos, cuidados a su pe, sona en vida No está de muerte Siempre CJSÍS· tenlo el D1 Debuyle y el suscrito E Lora"

Comentarios de la redacción "No hornos vocikrdo en publicar el cmterior tele ..

91 ama y vernos o referh nos a él Estarnos seguros de que el glorioso poeta no ho

tenido conocimiento de la letra da ese mensaje del Dr Lora De lo contrurío, quizá no habría permitido la ofü moción de ciertos conceptos.

Aquí en Managuo es público y notorio que el Gobie, no de lc.1 Repúblico no ha desatendido ni un solo momento In situación pecunkn ia de Dm ío desde que llegó al país Y sabemos de mane, a fidedigna que l rosto el día, ese auxilio pccunkn io no ha faltado en la magnitud que el poeta lo merece y su enfermedad lo I eclama".

io triste noticia Uno de los facultativos, dice "Ru- bén Dárío peor Temperatura alta El delirio casi es constante Empieza a llenarse nuevamente de agua No hay espcronzos"

En vista de estas noticias alarmantes, el Conqre so ha tomado una actitud casi definitiva respecto a la frn mu en que deben verificmse los íuneroles del poeta.

Por iniciativa de algunos representantes, se darán al Ejecutivo plenos facultades para que disponga unos funerales extraordinarios, suntuosos, que respondan a la fama y gloria de Dar ío

Se declarará luto nocional por ocho díos, el ce- dáver sero embalsamado y permanecerá en capilla ardiente diez días, para dar tiempo a que lleguen a Nicurogua las delegaciones de los Gobiernos y Con- 91 esos de Centro América, a los cuales se dmá aviso en su opoi tunidad El día de la inhumación se le licu ón honor es de Presidente de la Repúblico

Tanto él Congreso como el Ejecutivo abundan en estos generosos sentimientos de simpatía en favor del rlist inquido lite,ato, del or febr e eximio, que ha llenado con su nombre una época literaria y estableció nuevas f ó1 ni u los pruo el lirismo y el pensamiento

ºLA GRAVEDAD DE DARIO" Actitud del Congreso.

Hn seguido mal de su enfermedad en León el poeta don Rubén Darío

Ayer publicamos un telefonema del doctor Esco- lástico Lara relativo a la inminencia de un desenloco fatal

Otros telefonemas de última hora nos confirman

Dice

21 J)~ Et-mm La noí icio de la gravedad del ilustre enfei rno ha conmovido a la sociedad

nicot agüense El personal del Poder Ejecutivo, pr esidido por don

Adolfo Oíoz, y las dos Cámaras del Congreso han manifestado sentimientos de pesor

Unánime la prensa, comenta con dolor la noticia, y el telég1 afo y el cable la llevan poi los ámbitos del istmo centroamer icono, y poi todo el mundo

Tomamos un su12l10 editoriul de "El Comercio", el dirn io mgs antiguo del país, en que da et rento de los sentimientos que pt edominan en las alturas del poder y de los pi oyectos que ha 01 iginado la fatal nueva

-¿Cómo se siente, Rubén? Vengo o visitarlo y a decirle que siento mucho lo que hu ocurrido con Luis Yo deseo que se olvide todo y que ustedes sean siempre buenos amigos

[I poeta --Muy C1gradecido, sefioi a, muy oqrodecido Ho de sobe: usted que sufro mucho, que padezco

mucho, y que, por otra parte, soy un onormol Debido a esas cosas, estuve t1 es días en observo-

ción en una clínico de Europa Yo siempre he querido a Luis, como a un hermano

La señero Debayle -Pues nosotros deseamos que Ud mejore lo

deseamos con vehemencia Nos interesa su salud queremos verlo bueno

-Sea como Ud lo dice y desea, señora No huy inconveniente en que Luis y yo seomos siempt e buenos amigos Entre nosotros, es Ud señoio, en estos momentos, como el dulce San l-rcncísco de Asís, en los MOTIVOS DEL LOBO

Y quedó viéndola con mit oda rnoi tecino llena de infín!ta tristeza

voz

e.eso? Lo hubiere socodo de las orejas ¿Una espa- ñola? Con su navaja le hubier o rajado la barriga y no le hubiera dejado una tripa adentro Sólo tú te con- ten tas con deci I

-Salga Dr, Salga Dr, La bofetada que tú le hubieras dado hobt ío sido g1ata a mi coi ozón y hubie- ra bajado o la tumba, dulcemente

Al día siguiente, 18 da Ene10, día del cumpleo- ños de Dar Io, llegó a visito: lo la esposo de Dcbayle, doña Cosimira Sacasa, hija del Ex-Presidente Dr Ro- berto Sacasa, gentil y bella dorna

Llegó acompañada de dos hijas suyas que le lle- vaban ramos de flores y vasos de perfume

Se oproxirnó al lecho y tornando entre sus bkmcns manos la demacrada del poeta, le dijo con su dulce

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2 DE FEBRERO De río ha me [orcdo Su enfei medod sube y baja como las olas. Reccclonc

brevemente su noturolezo hasta quedar la temperatura en dos quintos. Ef poste hoce proyectos.

Ya no sufre delirios. · Y los médicos Deboyle y Larp resuelven efectuar

una nueva operación. Siempre han creído que la en- fermedad radica en el hígado Suponen que tiene pus

Oyen el parecer de otros dos médicos los docto- I es Juan Bautista Socasa y José Godoy

Después de un examen minucioso, estos últimos opinan que no hay pus

A pesar de esa opinión, Debayle determino ope- rarlo con Lara.

Se niega el poeta; pero le hacen reflexionar. Se opone también fa esposa, pero le dicen que eso va o mejorarlo y que si no le hacen esa operación no res- ponden de su vida.

-Mi enfermedad, dice Dorío, no está en el hfgado Mi enfermedad es mi antigua colitis Siento en el bajo vientre corno una placa de fuego.

Y con el dedo señala el sitio dél dolor -·-Ataquen ustedes el desorden hemorroidal Y

estaré bueno, no Jo descuiden En la sangre que orro, jo se va la vida Mi hígado está sano. No me duéle: Nada tengo en él.

2 DE FEBRERO La fiebre de Daría es alta Después de lo operación tuvo un colapso Se

deprime demasiado su organismo de atleta Permanece en continuo sopor Habla poco El

alimento que se le da es líquido Se le ha recrudecido su afección hemorroidal, hace cámaros de sangre, abundanies, sangre negra

Los médicos hacen al poi ecer caso omiso de este detalle Siguen en su firme diagnóstico· el hrgado

Hoy momentos en que delira Durante ellos, tíene visiones de personas muei tas

En ocosiones obre los ojos y dice a su esposa -PtoCLffO que no vuelva a enrror en mi cuarto el viejo que acaba de salir.

-¿Que viejo es ése? Yo no he visto a ninguno -El viejo airado y calvo, de ojos brillantes que

ha estado sentado a la orillo de mi coma Me agra- via, me doñc su gesto

En otros momentos exclama -Acabo de ver a una hermosa persono, apuesta

y noble Qué semblante, qué dulzura del alma Vino o visitarme. Entró con precaución para que

yo no despertc: a. Es tía Bernarda, la que he , econo, cido por madre, gentil y buena Qué suavidad inefa- ble viene de ella. Y agrega en francés -Bien, tres bien! ma chére.

Algunas horas después se despiertq asustado· -Echo afuera a esa viejo de ojos torvos y doloro-

sos Tiene andar de alimaña y se goz<;i en mi amar- gura Me es conocido su sernblcnte, pero he ofvidado su nombi e Que no vuelva a entrar Dile al portero que no se lo permita. Es bruja o Euménide. Duele su mirada como la de los sotonoses del Dante ¡ Ho- rrible mujer! Une maudite, peut etrel Al irse, me miraba siempi e Qué mircdos! Une moudite

Está muy pálido el poeta, conmovido. Tiene les mejillas hundidas, los ojos entornados, les labios sin sangre. Está sentado en el Jecho en medio de los almohadones La fatiga lo atormento Olor a ro- sas, incienso y mirra se respiro en el ambiente. Al lado su esposa reza de rodillas.

Le hace Su Señoría las preguntas rituales. El poeta, en plena lucidez. responde con voz firme· ~Sí creo

Un brillo de fe fulge en sus ojos Se le ve unción al recibir la hostia blanca.

Ef poeta, ef gran poeta de América, va o morir En más de algunos pechos, ingenuos y nobles, sé

oye el eco de un sollozo. Dorio, con su voz débil, da los gracias -Monseñor, besa lo mano (Muchas gracias!

Tened la bondad de darlas a todos en mi nombre! Se le ve tranquilo. Después que se retiro la concurrencia, se anima Dice a su esposa· -Me fellclto de haber recibido el pan de los

fuertes.

Todo un cuadro solemne, majestuoso, como cuando Lope de Vega o Calderón de fa Barca

Como piar de aves, se oye el sonoro tintinear de las campanillos. Por donde posa el Viático cae la gente de rodillas.

Callaron aquéllas una cuadra antes de llegar la procesión a la caso del enfermo. En la puerta se de- tuvo la concurrencia.

Ciento veinte alumnos del Colegio Seminorio ha- cían valla desde él lecho de aquél hoste la calle. En medio marchó el Arzobispo acompañado de los cenó- nigos

tn ío pared cccldentcl del cuarto se orzaba un altar cubierto de flores y de luces y con lo imagen ele un Cristo de oro. Y allí ofició Su Señorfc.

Hoy le suministró el santo Viático el Excelentí .. sima señor Arzobispo don Simeón Pereuo y Castellón

Va revestido el Arzobispo con los ornamentos de su elevado ministerio y asistido de los sacerdotes con sus capas pluviales Bajo un hermoso palio rojo con flecos dorodos, lleva el Sacramento

Marchan detiós los cinco canónigos de la Santa Iglesia Catedral y dos canónigos honorarios Todos ton roquetes y mucetas moradas A continuación, el alto clero y como l 6 sacerdotes más Cierran éstos el cortejo ritual.

Después, el numeroso cuerpo de seminaristas y los educandos seglares del Colegio Seminario de San Ramón, con uniforme de gala, y I levando el pabellón nacional Por último, gran número de distinguidas damas y caballeros, y gente del pueblo

Mi sendero eliio I mis ansias riio Por el crucifiio.

Ayer lunes se confesó el poeta con el sacerdote don Félix Pereiro Después de todo, es un creyente que sigue la fe de sus mayores.

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7 DE fEBfrnRO Movimiento de personas se ve oh ede- dor de la caso mortuoria. Por las

puei tas obier tas salen claridades de una luz vivo, luz de ccetileno

El período agudo de la agonía empezó hoy, 7 de Febi ero, 1916, en los primeras hoios de la noche. A las 9 se escapaba del pecho de Dorío un ester tor per- sistente y seco

Sentado en una silleta, a la ot illa del catre, su esposa, doña Rosario, los ojos anegados en llanto, le rezo las oraciones Con uno esponjHa blanca toma agua de un vaso que está en el velador y humedece a ratos los labios secos del agonizante

El Presbítero Don Félix Pereira presta al moribun- do los postreros auxilios de la religión Las compones de las iglesias vecinas don al espacio el toque de los agonizantes

Hace un cielo clorlsimo, diáfano En el fondo azul se ven las constelaciones como fino polvo de le che Sopla fuet tc=i la br isa que lleva lejos los tristes ecos de la ciudad

Están pt esentes en el curn to del moribundo los Dres Santiago Argüello, Froncisco Paniagua P1 odo y Abraham Atgüello, don Alfonso Valle y el cuñado del poeta don Andrés Murillo. También fa hermcno de

Debayle, amigo fraternal del poeta desde lo lnfcnclo, el poeta Santiago Argüello y don Francisco Castt o.

Es un testamento privado Nombró albacea al doctor David Argüelfo, Alcal-

de de la ciudad Sus bienes son una casa ubicado en León y la

propiedad de sus obras literarias. Se los deja a su hijo noturol Rubén Dar ío Sónchez, hijo de una españo- la que vive en Barcelona, a la cual alude Rubén en una interview

Otras obras, las que escribió en Nlrcroquo, le quedan a su esposa doña Rosario Murillo de Darío

No todo el mundo conoció pei sonalmente a Da- ría aquí en Nicaragua; porque vivió fuero de ella la mayor parte de sus años, pero todos c.onocier on la belleza de su espír itu por sus versos Gozó con él, sintió con él, lloró con él

Sus víctor íos e1 an victorias de la patria Sus penas, también ello los comportío Incubó su alma en la corola de una rosa, o de un loto azul Fue enig- mático, como un Buda lírico Y g1adualmente creció en sabiduría para cumplir su misión, para evangelizar, digamos, en el elevado mundo de las inteligencias

Hay motivos para ese quebranto, para pena ton- ta, pata tanto duelo Enrcizcdo en el corazón humo- no por sus obras, se siente dolor cuando se fe ve morit Vóse tras él la voluntad, la sal de nuestra devoción Y es poi que con él se pierde la dulzura de nuesn as horas amables, el paladium helénico de nuestra fe es- piritual, una gloria del mundo poi su contci angélico, poeta complejísimo, pagano y cristiano, nimbado cons- tcmternente por el resplandor de un sol de glorio

En el peregrinar se pareció a Home: o Por la belleza, fue del brazo con Vi, gilio Como la de By ron, { ue bcrroscoso su vida Dios Pan, al fin, sensual y fuerte, gustaba del buen vino, como Noé y Alejandro [:I vino y el amor fo matare, 1.

La primero y la segunda ope1 ocion le hon sido pi actic.adas en su propio cuarto de enfer mo en una sella improvisada fotrada con tela blanca para evltor la infección del polvo que puede caer o entrar de la calle

Por esta segunda operación se han hecho diver- sos comentarios Algunos han atacado a los doctores Debayle y L ara;

Hablando con el primero, nos dijo - --No hoy razón La enfermedad de Rubén era

complicada, y la extracción del líquido abundante del den ome abdominal, que lo sofocaba, era indispensa- blr.

Después de recibir los auxilios de In Iglesia, Ru- bén Dorio hizo su tcstomento

Lo autorizó en León el abogado doctor don Antohió Medrano Estuvieron presentes el doctor

Y se lo toca pcn a convencer a los médicos Creen éstos que Darío es el equivocado

Después de. muchas discusiones y observaciones, se lleva a cabo [a segunda operación

El Dr Escolástico La1 a morca con un lápiz azul en lo piel blanca dos puntos donde supone estó el pus

El señor Godoy se niega a presenciar lo faena y se retira

Quédase solamente como cut loso con los dos profesores que operan, el Dr Juan B Sacaso.

Doña Rosario se sale del cuarto en que va a ser operado SLt marido y se aleja al interior de los con edo- res No quiei e ver

El doctor Sacasa con los br azos descansados en el espoldoi del catre, obsei va

Tras una ligera anestesia local de cocaína, el doc- tor Debayle hace la p1 imet a punción en la enhaña del pa< lente

Una queja de dolor se oye en el cuarto Extt oí do el tróccr , dice Sacasa o Debayle -Tira el émbolo y veremos P1 acede Debayle El tróccn da un resultado ne-

gativo Sacas a --~Lo dije no hoy pus Contestan los médicos que se halla en el ou o

sitio mm cado por el lápiz El ttócor vuelve a ser introducido por Debayle Doña Rosario, llena de angustia, se cubre los

oídos, allá en el con edor, poro no oh IC1s quejas del paciente · Debayle dice a Lora

-~La dureza es clara No hay poro qué intro- ducü le de nuevo el t, ócar en el hígado

El doctor Seceso no dice oh c1 polobr« y guai cfa completo silencio

Débi I el poeta, se quedó desmoycdo I fe aquí un suelto de gaceti llo de "El Comercio"

que cla cuenta de los p1 irneros rumores del hecho que circulen on en la ciudad y fue escrito poi' el redactor de tLH no don Juan B Proclo

"La enfei medad del poeta llegó o su gr aclo máximo, a contar de hoce cinco o seis días, en que le hicieron la fatal punción en el hígado"

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Inmensas masas humanas visitan la casa del poeta

Un pelotón de policías vestidos de gala custodian las puertas

En filas ordenadas penetran los grupos para ver- lo, para dejarle ofrendas de flores

Jamás se vio en León manifestación tan extraor- dinaria y grande

El cadáver permanece dos días en aquel sitio Le hacen guardia cien estudiantes vestidos de riguroso luto Dos fotógrafos Rodríguez y Cisneros, toman vistas del cadáver y de la casa

Después, el 8, es trasladado al Palacio Municipal a las once de la mañana con inusitada pompa fúnebre. La solemnidad de la hora, el clamor de las camp_smas, las marchas acompasadas de ras bandas de música, el eco del cañón que se oye en la distancia, la inmensa concurrencia vestida de negro, la profunda y severa tristeza del momento, las banderas que ondean en lo vía con su anchos crespones, el paso solemne de los caballeros que llevan en hombros el cadáver, y de la guardia militar con las armas a la funerala, todo lnfun- de piedad, respeto, dolor. todo da una alta visión de

DESFILES, PROCESIONES

Después de la autopsia fue vestido el cadáver de levita y guantes negros y estuvo en capilla ardiente en la casa mortuoria

El veneno de la far malina lo hizo cambiar de co- lor De blanco mate tomó un tinte pálido de cera Veíase le apergaminada y rugosa la piel del rostro.

CAPILLA ARDIENTE

La noticia la participa el Comité, por cable, a los presidentes de la Argentina y Chile, a los de la Arné- rica Central, al Ateneo de Madrid, al diario "Lo Nación" y a la revista "Caras y Caretas", de Buenos Aires, a los ateneos y otros centros literarios de Centro América

PARTICIPACION DE LA NOTICIA A LOS CENTROS LITERARIOS EXTRANJEROS

-Esta víscera no está reducida, como se asegu. raba Tiene su justo tamaño Se ve sano

Y, examinándola, agregó -He aquí la huella de las punciones Y las señaló con el dedo Debayle contestó --Está atrofiada No es otra cosa Esas son

ligeras huellos, porque apenas entró el trócor Son señales breves, casi superficiales

Fue colocado el corazón en un vaso de cristal con formalina

Se lo reservó el doctor Deboyle Las otras vísce- ras fueron depositadas en un menudo ataúd y el señor Murillo les dio sepultura en el Cementerio de Guada- lupe, al lado de los restos de doña Bernarda de Sar- miento, tía de Daría

A las dos de la mañana de la propia noche que fallece Darío hacen la autopsia y embalsaman el ca- dáver los mismos médicos que lo asistieron en la enfermedad auxiliados de los internos del Hospital Luis E Hurtado, Sérbulo González, Enrique y Roberto Debayle y Manuel Pérez Mora

Lo operación fue laboriosa la hicieron en el cuarto contiguo a la cámara mortuoria Duró hasta las siete de la mañana

Los médicos extrajeron primero el hígado, des- pués el corazón y los pulmones Estos aparecieron sanos No había germen tuberculoso, como se sos- pechaba El corazón era de qrorides dimensiones y con señales de gordura El hígado tenía color de arcilla blanca, era duro y con los caracteres típicos, cirrosis atrófica Dijeron los médicos que se habío reducido como un sesenta por ciento de su tamaño natural

Así, que lo extrajeron, el cuñado del poeta, don Andrés Murillo, dijo a Debayle

LA AUTOPSIA Y EL EMBALSAMIENTO

El cuerpo está de norte a sur sobre el catre negro En la parte alta de las almohadas brilla un menudo Cristo de plata Sobre el pecho tiene otro de mayor tamaño, obsequio de Amado Nervo

Tan pronto expira, el joven Alejandro Torreclbo levanta la tapa de un reloj de bolsillo, lngersoll, pro- piedad de Darío, y rompe la cuerda. Marcan las agujas las 1 O y 15 minutos Se oye una queje, un sollozo, en la cámara mortuoria Es la abnegada es- posa que llora Son los deudos y amigos

Minutos después la fortaleza de Acosasco dispara 21 cañonazos anunciando la catástrofe Las campa- nas de Catedral y de La Merced dan toques tristes, raros, de una extraña armonía

Según el rito católico, es el toque de vacantes concedido a los príncipes Se le tributan estos hono- res por orden de! Sr Obispo, S S llma Monseñor Simeón Pereira y Castellón.

Llénase la casa de personas de distinción, seño- ras, señoritas y caballeros

Invaden la calle los obreros en grandes grupos Penetran a los corredores y al patio

Todos se disputaban la oportunidad de ver el ca- dáver

Permanece éste en el catre hasta las 2 de la ma- ñana, hora en que principia la autopsia

El joven Octavio Torrealba, dibujante, tomó dos bocetos, uno pequeño, cuando el poeta agonizaba, mayor el otro, después de muerto, así que el peluque- ro Adán Castillo le hizo la toilette. El en tista José l.ópez sacó una mascarilla de yeso

ros

aquél, señorita Francisca Soriano, la dulce María Al~ ver ado y su hermano don Arturo

Tras un breve estremecimiento, Daría exhala el aliento último de la vida Está arropado en sábanas blancas, y ha permanecido en estado de inconsciencia más de 42 horas Dirícse que hace ese tiempo que agoniza Ha muerto silenciosamente, como los pójc-

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alrededor del cráneo, y el médico (Debayle) recoge y dobla la piel cabelluda Después la menuda sierra muerde el hueso con tenacidad, y al cabo de algún tiempo queda al descubierto el cerebro, un cer ebro hermoso, de células amplias, muy desarrollados los signos temporales indiccdor es de la energía del pensc- m iento (Circunvalación de Bt eco)

-Aquí está el depósito sagrado Aquí está, dice el cirujano

Y lo tornó con respeto Largo rato estuvieron todos contemplando la ma-

sa gris en donde incubara el genio sus portentos Se agitaban las llamas pálidas de los blandones

y enviaban una luz vacilante sobre aquel cuadro de dolor

Después el Dr Debayle colocó el ce, ebro en un depósito con forma lino y lo entregó al señor Murillo

Desinfectado, preparado el cráneo, fue cen odo, y el cadáver colocaJo nuevamente en la ten ima blanca

Ya ero de día Y empezó una escena íntima Hacía rato que el Dr Debayle observaba al tra-

vés de sus espejuelos al señor Murillo Por último, le dijo, subrayando las palabras

-No sé qué intenciones te adivino Mur illo le pregunta. ~¿Por qué me haces esa observación? Y

ag1ega Mis intenciones son buenos Quiero obser vor el

cerebro, guai darlo, y evitar por ahora penosas exhi- biciones Es un sagrado recuerdo para mi hermana

Al oír la contestoción, el médico quedóse viendo con fijeza a Murillo Tras los quevedos brillaban in- tensomente sus pupilas

l !aman de momento a Muri!lo del interior de la cose, y, tan pronto se ausenta de la sala, Debayfe to- ma con rapidez el vaso que contiene el cor ebro y sale a la calle Viste todavía el delantal y la gorra con que operaba Camina por la acera a paso t ápido

En aquellos instantes vuelve Mui illo a la sala, y al darse cuenta de la desaparición del depósito y del doctor Debayle, corre a despertar a su hermana y le informo

Se dir igc después al cuei po de policiales que gumda la casa, reclama su auxilio y sale a escape un pelotón t, as el doctor que iba ya como a cincuenta va- ras de distancia

Le dan alcance, lo rodean y lo obligan a volver cr la casa

En tan críticos momentos, se presenta en la puer- to doña Roso: io, a quien habían despertado las voces alteradas, y pregunta

-¿Qué es el escándalo? Mientras tanto Murillo dedo -No se lo lleva Ud Debayle contestaba -Sí me lo llevo Al darse cuenta de todo doña Rosario, dijo ar

pelotón de policiales que hacían la gumdia y que el Gobierno había puesto bajo sus órdenes

-Prendan, capturen a ese hombr e, 1 efiriéndose al Dr Debayle

Y los policiales procedieron.

Ya en capilla ardiente el poeta en la casa mor- tuorio, resolvió el Dr Luis H Debayle extraerle el cerebr 01 que no se le tocó cucndo se hizo lo autopsia y embolscmcmiento

LCJ operación la practicó acompañado del Dr Es- co!érst ico Lar o, en lo noche del 7 de Febi ero Mejor dicho, en la madrugada del ocho

Cuando la hicieron, doña Rosen io, la viuda, se cncontr obo dormida Fatigada por tantas noches de desvelos, quebrantado su espíritu por la peno, reposo- ba en el cuarto vecino

De la familia sólo estuvo presente el cuñado del poeta, don Andrés Murillo

El Dr Debayle llegó con su colega y tres o cuatro ayudantes, a las cuotio de la mañana Y empezó el trabajo

Médicos y ayudantes se visten los delantales blancos, lo ccpucho, y toman las precauciones profí- lácticas y pt aceden

Majestuoso, solemne, parecía el poeta en su tari- ma blanca un míster ioso sccer dote de los antiguos ritos, un dormido fellah oriental, cuando no un faquir a quien sorprendiera el éxtasis eterno

Su cuerpo grande, pólido, vestido de negro, se destacaba en el fondo de la sala pequeña en donde murió Corría una bi isa helado Por el oriente em~ pezaba a manifestarse una rosada claridad

Colocado el cadáver sobre la mesa, brilla el bisturí

LA NOCf H~ Dl;L smrn

gtandezo1 de magnificencia ts un pueblo que llora al hijo querido, que se arrodilla como la heroína de la Biblia a refrescar ,a ungir, a santificar su cuerpo con sus lágrimas Recordarnos la historia de los funei a les de Lope de Veqo, de Calderón de la Barca, de Víctor Hupo, de Zorr illa, de Costelor. g1 ondiosos son reful- gencias de apoteosis, clcu inadas de gloria, epinicios olímpicos

Doi ío es conducido por 15 per sanas Colocado el cadáver en el salón de honor, le ho-

cen la guardia los miembros del Municipio, del cual es jefe el doctor David Argüello

A las nueve de la noche se verifico una solemne sesión Municipal, en honor al poeta Es tan numero- sa la concurrenclo que el local resultó esh echo y se quedaron centenares de personas en el Parque Jerez

Durante el acto fue colocodo el reh ato del poeta en el solón pr incipal y leyó un elocuente discurso, en representación de la Comunidad, el docto, Manuel Tljerino, fino poeta y abogado

~ loros después de haber siclo trasladado el codó- vet cit culó el ocuerdo municipal declorondo de duelo la ciudod y ordenando crespones en el Palac.io de Ayuntamiento y en los casas porticulcres

La ciudad corresponde inmediatamente En to- das las calles se ve enlutado lo bandera nacional También se agitan las de países extranjeros que se asocian al dolor público Poderoso desfile de pe, so- nos, de todo sexo y rango, llegan a la casa de la Co- muno, en dernostt ación de duelo Pero veamos lo que hobío sucedido la noche del siete

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De su puño y len a, el eminente médico hace relación de la escena que se verificó en la cámara mortuoria del poeta, después de extraerle el cerebro La autógrafa estó escrita con lápiz, y dice

"La señora de Dorío autorizó al Dr Debayle a conservar el corazón y el cerebro mas el día de ro autopsia sólo se le extrajo el corazón dejando el cere- bro

Al siguiente, Andrés Murillo, deseoso de conser. vor el corazón lo pidió al Dr quien aceptó darlo si se quedaba con el cerebro, con el fin laudable de hacer un estudio de esto víscera, como Antomarchi lo hizo con la de Napoleón Convenidos, Debayle procedió en la noche siguiente, cuando disminuyó la mucha. dumbi e de los asistentes que velaba en capilla ardiente en la casa mortuoria

11Por una hábil y muy fina intervención, pudo Debayle, acompañado de Lora, de sus hijos Enrique y Roberto, de los p: acticantes Luis Hurtado y Sérbulo Gonzólez y de don Francisco Castro, al rayar el alba, extraer el cerebro del poeta, sin dejar señal alguna en el rostro, ni en el cuero cabelludo, sin deformación alguno, en la ft ente espaciosa y alta del genio, sin siquiera manchar su impecable traje negro, pudo, re· petimos, extraer la masa encefálica con todo y el ce- rebelo y parte del bulbo, recibiendo apenas en los lóbulos f1 entoles una ligerci hendidura de sierra, finí- sima y especial, que coitó el cráneo (Esta sierra y los demás lnsti umentos de la autopsia los conserva Deboy- le en su museo patológico como rellquios).

11En cuanto Debayle sacó el cerebro, hizo un rópl- do análisis de su peso, morfología, meninqes, etc , y resultó como extraordinaria característica, la dlferen- cio entre la ter cero circunvolución de Broca y la ho- málaga del lado derecho Los profesores y don Fran- cisco Castro tuvieron un diálogo acerca de la forma insólita y el desarrollo marcadísimo de esta circunvo- lución

11La hendidura, ele: tas lesiones especiales, de la meninges, (a las cuales nadie ha hecho alusión) y un alfiler especial colocado entre los dos hemisferios, son seguras revelaciones de los médicos, las señales más características, para identificar en todo tiempo la pre· ciosa reíiquia

"Cuando los profesores Debayle y Lora colocaron en el líquido conservador el cerebro y lo enviaban a sus Laboratorios, con la confianza de un convenio anterior, Murillo se interpuso diciendo primero que rnós tarde lo remitiría; después, no queriendo deja~fo llevar. La escena se hacía violento y Debayle ind.19~ nado tomó el recipiente y fo entrgó a un policía, quien

AUTOGRAFA DEL DR. DEBAVLE

Su paroxismo a la hora que ecilpsobo el sol, la operación, la autopsia, la extracción del cerebro, el sabio que lo lleva, la policía que lo quita, las peripecias de la agonía, la voz de las pasiones vibrando como un mar, todo esto, inusitado, extraño, nuevo, grande, cr- monizobo con el poniente del genio cuya muerte ha dejado mucho frfo en el corazón de la raza y un gran dolor en el mundo

Entonces el médico entregó el cerebro a la viuda Estaba muy desagradado, pálido, y dijo

-Este cerebro nos pertenece a nosotros, los leo· neses Y puesto que ya ha intervenido la policía, es bueno que lo lleven a la Dirección de la Policía para que la autoridad resuelva

Murillo -EJ cerebro es de la viudo, mi hermana, es una

reliquia de la familia Debayle -Lo veremos Que la autoridad decida Emocionado Debayle, casi no podía hablar. Era una situación incómoda y violenta. La viuda en un gesto p1 imo e'l_tregó el cerebro o

su hermano don Andrés, para que 101 llevoro a la Direc- ción de Policía

El Ditector consultó entonces el caso por teléfono con el Presidente de la República, y el alto funcionario ordenó que lo entregara a la viuda Cuando hacía lo consulta, la viuda dirigió al Director de Policía la es- quelita siguiente

A/Sr Director· es un escándalo y profanación que el cerebro de Rubén esté en las oficinas públicas, escándalo y profanación Suplícole devolvérmelo in- mediatamente -Rosario"

Y otro billetito a su hermano decía "Andrés Trae inmediatamente el cerebro No

me conviene que esté allí -Rosario" A Debovle lo guiaba un propósito científico, un

espíritu de investigación para estudiar la áurea célula del poeta

Todo extraño lo que sucedió en la muerte de D~río

Cayó casi de modo trágico Sol del arte, sol intelectucl, armonizaba con el sol de la naturaleza. Así se explico que en los momentos en que éste eclip- sara, algunos días antes, y cuando el eclipse I legó al máximum, el poeta expei imentara un terrible paroxis- mo Se estiró en el catre cuan largo era y quedóse rígido, corno muerto.

Innecesorio es conocer éstos pormenores, desde el fnfüno hoste el supremo Punible sería ocultarlos de la noticio universal

Cuando se troncha una encina en la selva, los árboles secundarios se doblan, se quiebran los pará- sitos mueren, las lianas se rompen, los pájmos tiem- blan La caída es una catástrofe; llénase de pavor la hondonada, retiembla la tierra

Si Rubén Dorio hubiera sido un simple mortal, no hubiera sacudido tanto corazón como sacudió en su caída

Cuando se dijo que se repudiaba mi nombra- miento de orador de la Municipalidad de Managua, a causa de mis artículos, encontré tal determinación ajustada a los términos de la cotóatrofe,

Sufría mí amor propio de hombre, pero triunfaba mi íntimo criterio de escritor

Y cuando más tarde supe que algunos corifeos azuzaban al pueblo contra mí, se afirmaba mi filoso- fía, enraizaba mi convicción, y, augusta y dromctlzo- da, con perfiles de leyenda, surgía de su catafalco la visión del sublime esteta, revolucionario en el mundo, revolucionario en la tumba.

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13 DE FEBRERO No hay ejemplo en la Historia de Nicaragua de una procesión tan so-

berbia, imponente, suntuosa, como lo que se verificó en el enterramiento de Rubén Darío Dijo un poeta que fue aquello, corno exaltación de gloria inmortal Todo espontáneo, sincero, en la ingenua pureza de uno positiva admiración, de una honda devoción a su memoria

Fue un domingo, día de sol, muy claro, de cielo muy puro, muy bello A las dos de la tarde se cqlo- meraba la muchedumbre frente al edificio de la Uní-

LOS FUNl:m.A-,LES

Asistieron e, ellos las delegaciones del Poder Ejecutivo, de las Cámaras de Senado, es y Diputados, de las Coi tes de Justicia, las Municifmlidodcs, la pren- so, coleqlos de oboqcdos, los médicos, estudiantes, comerciantes, obreros, industriales

Es un edificio elegante contiguo al antiguo templo de La Merced, poderoso centro de cultura in- telectuol Sabios, escritores, literatos, abogados, mé- dicos, ingenieros, políticos notables, salieron de él, tomcu on allí la sol del espíritu

[11 sus jm dines per fílase el busto del sabio Larrey- naga y flota en su atmósfera como el eco glo1 ioso de uno secular civilización, verbo de las almas y pan de muchas qener cciones

Tan pronto aconteció la muerte del poetc, la Universidad se vistió de cortinajes negros Y cuando el codóvei fue trasladado del salón municipal al para- ninfo, la pr imero combió la decoración por otra de blanco y I osa

l-1 cuerpo de Dorio descansaba sobre un catafal- co blanco de relieves artísticos En uno de los exn e- mes se veía la imogen de Víctor Hugo, en otro, el busto doliente del Dante Quitóse al poeta el traje negro y fue sustituí do con el sudório griego de seda blanca, se le puso la corona de los inmortales, la corona de los genios Serena, dulce, aparecía la egregia figuro, su espiritual fisonomía de color de cera

Cerda noche et a un acontecimiento social y lite- rario Durante ellas desfilaron los distintos gremios y corporaciones Darnos y cobolleros vestían luto rigu- roso Hubo una asistencia de más de 6 mil almos

Día y noche el cadáver estuvo en capilla ardiente Los actos públicos empezaban a las l O de la noche con recitociones de las mejores composiciones de Da- 1 10, discursos de oradores reconocidos y poesías de poetas nacionales

Resultaría extenso este capítulo si insertáramos todos los discursos y versos que entonces se dijeron

Permanecía la ciudad iluminada a giorno y por sus amplias y hermosas calles desfilaba aquella muche- durnbre silenciosa en romería a fa Universidad, como a un santuario espiritual para oir lo palabra de los inge· nios pctrios

Mcmifestaciones eren tedas que posoron los lími- tes de lo ordinario. Rebasó el sentimlento nacional y tuvieron esos actos las proporciones de verdaderas apoteosis, en homeno]e a aquel hombre único.

Durante cucn o noches continuas estuvo el cadá- ver en capilla ardiente en los salones de la Universidad de León, la antigua Universidad fundada por los espa- ñoles

-..:.+--- - {l¡ El cerebro fue llevado pe1sonalment.e a Grnnnda, a la Olíníca del D1

Juan José Mart.ínes, algunos meses después, poi- la viuda dófia Rosa- rio de Dado, para que •hicie1a nn estudio científico aouel fltcültatlvó, e.:itudio que publicó el año pasado "REVISTA CóNSERVADORA"

LAS NOCHES DE LA UNIVERSIDAD

El Sup: erno Poder Ejecutivo de Nicaragua está presidldo por don Adolfo Díaz, el más joven de los pi esidentes que he habido en el país, según fo he dicho en oquel libro de historia dramática, La Caído de un Presidente.

Pertenece el señor Díoz al Partido Conservodor avanzado. Es blcnco, de ojos negros, de mediono es- tatura Hombre discreto, hcblo paco Su historia polítlco es corta

Desde que tuvo noticias .de [e enfermedad de Da- río en Nueva York se interesó por él El Gobierno votó un crédito de mil dollars para ouxiliorlo del cual se le empezaron a girar prn ti das de 200 do/la, s

La protección oflciol no le foltó desde entonces en Nueva Y 01 k, en Guotemala y cuondo llegó a Nlco- ra9ua, durante su enfermedad, y en su muerte At ten e, noticies de ésto, el: Ejecutivo dictó el acue, do cou espondiente

t;L cJ l!CUTlVO

f licieron propio el duelo de la Patria los prelados nícor agüenses

El l lustrísimo Pereira y Castel Ión, por la gracia de Dios y de la Santa Sede, Obispo de León, ordenó los funerales eclesiásticos con la magnificencia propia y ceremonial establecido para los funeroles de los Prín- cipes y Nobles

LA IGLESIA

a su vez, creyendo hqcer mejor, lo puso a la 01 den de su jefe, y lo llevaron a la Central Mientras, el Dr Deboyle no insistió en reclamar su der echo, por que la sf'.lríora de Dado le suplicó tuviese pccienclc y que cm- bes órganos le ser ían entregados, pues ello se los cedía

· "Vueltos a las hobitnclones nnterlores, Murillo afoctó exaltación y entró a su aposento, en cdcmón amenazante, según los circunstantes El Dr Debayle todavía en tt oje de operador, sin arma olquno, pene- tró ol mismo curn fo, diciéndole que estaba desarmado y que bien podía atentar contra I él Mur illo, en esta actitud1 repuso que él de ninguna manera quer lo ogredirlo, y salieron luego afuera, ofreciendo que todo se arreglm ía

"Mas, desgraciadamente, ni a Debayle, ni ol Sr Obispo se les cumplió lo prometido de enn egor el ce- rebro, el cuol se rernit ió para G, onodo contra lCI voluntad del pueblo leonés qr re en su idolctrio por Da río quería conservar a lodo tt once el cerebro" ( 1)

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(Fragmentos del Libro "Ultimoa Días d~ lluhén D11río").

Hizo el elogio de Rubén Darío el Dr Santiago Argüello, quien pronunció su brillante oración al llegar el cadáver a la Santo Iglesia Catedral

Cuando el cadáver llegó a la Catedral y ya den- tro de ella, la gente se apresuraba a coger flores de las ondas, hojas, pétalos, y se los llevaban con devo- ción, como reliquias de un santo Lo corono de lau- reles la tomaron los estudiantes de la Universidad, para guardarla dentro de uno urna, en el Salón de Recepciones

Descendió el cadáver o la foso o los 9 y ] 5 minu- tos de la noche y en esos momentos la Banda de los Altos Poderes ejecutó la Marcha Triunfcl, compuesta por el artista Luis A Delgadillo.

Y quedó su cuerpo como una santo reliquia, den- tro de la Catedtal, a lo derecha, bajo la estatuo del apóstol San Pablo, el genio iluminado en la ruta de Damasco Un simbólico león de mármol guarda sus despojos

El escribano público doctor Benjamín Selva cer- tificó el acto de entierro.

El ángel de la gloria parecía decir

En la casa del Dr. Juan de Dios Vanegas, casa en Sal de tu Patria y de tu parentela, y ven al país que

yo te mostraré (Biblia Mart. de San Esteban).

V a lo lejos Miró la azul lejanía, Los reflejos Tendió su vista anhelante, De la luna en alta cumbre Suspfr6, Que argentando las espumas Y cantando, pobre amante! Bañaba de luz sus plumas Prosiguió! De tisú V era ... yol Y eras ••• tú.

Y vi un alma Que sin calma Sus amores Cantaba en tristes rumores, Y su ser conmover A las rocas parecía.

Yo ví un ave Que suave Sus cantares A la orilla de la mar Entonó Y voló.

A TI

de la cual volaron palomas, y cayeron millares de pa- pelitos con estos versos que Rubén Dorio escribió a los trece años de edad.

versídod para conducir al poeto al lugar del eterno reposo.

Las clases elevados vestían traje de etiqueto, riguroso luto

Los obreros y obreras llevaban crespones negros Cual profunda salmodia de dolor se oían dobles

prolongados y tristes en los campanarios de todas las iglesias

Diose la señal de salida con un disparo de cañón La patria fe hacía honores de Mínístro de la Guerra, como la Iglesia se los hacía de Príncipe.

El poeta iba a la vista, sin caja murtuoria, con su corona de laurel y vestido con el peplo blanco de los griegos Estaba colocado sobre andas lujosas, cu- biertas con tela de color blanco y azul Era conducido bajo un palio regio, de los mismos colores

Tan pronto salió a la colle, fueron echadas al aire siete palomas blancas, símbolo de las siete virtudes

Dice un escritor que ese entierro fue la "proce- sión de un Dios conducido en hombros de creyentes".

Hubo numeroso desfile de estandartes con las siguientes inscripciones Gobierno Argentino, Gobier- no de Guatemala, Gobierno de El Salvador, Gobierno de Honduras, Gobierno de Nicaragua, Gobierno de Costa Rica La Prensa, Oficina Internacional Centro· americano, Congreso Nacional, Cuerpo Diplomático y Consular, Facultad de Medicina, Centro Universitario, Municipalidad de Managua, Escuela de Derecho, So- ciedad Central de Obreros, Club Social, Club de Arte- sanos Los obreros llevaban palmas como en la procesión del Domingo de Ramos

Y en medio del desfile, un grupo de divinas apa- riciones, con luengas túnicas blancas, las Canéforas, las vírgenes de Minerva, noto nívea, prístino, plumón de garza, en aquel hervidero de trajes negros Lle- vaban cestos de flores sobre los hombros e iban re­ gándolas, alfombro perfumada de colores, a lo largo de lo ruta

Eran bellas las Canéforas, lirio y rosa bellas como la primavera y la luz Responden a los nombres de Marina y Emilio Argüello, Estela y Margarita Ar~ güello, Virginia González, Mercedes Ayón, Adriana Castro, Corrnelo Argüello, Mercedes Fernández, Anita Navas, Leticia Argüeflo, Fidelina y Berta Castro, Julio Barreta y Clementina Mayorga

En lo casa del Dr Juan de Dios vanegas, casa en la cual enseñó la Sra Jacoba Tellería las primeras le- tras a Rubén Dado, allí, junto a lo cosa en donde se crió Daría, en el mismo lugar donde, un Domingo de Ramos, reventó una granada con sus primeros versos, allí mismo, al pasar su cadáver, reventó otra granada