Sur Profundo

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AZUL Ma y Pa van a misa de muertos y en estas que Pa le dice a Ma eh Ma ¿por qué no nos perdemos por los rastrojos del montecito? Y Ma que sí, que no, que bueno, que venga, echan a correr, se ríen, se asfixian porque fuman como carreteros el tabaco portugués que el tío de Ma trae de tapadillo en libros de autoayuda falsos muy falsos, Pa la tira al suelo agarrándola del vestido y eso a Ma la saca de sus casillas porque se ha rasguñado el codo. Pa le pide perdón. Ma pone la cara de chino que siempre pone cuando la ofensa le sube desde las pantorrillas para envararla y dejarla tiesa lo que queda del día, aunque entonces no era así y el cabreo le dura lo que tarda Pa en chuparle la heridita. Pa estampó a Ma contra la grava para mantener relaciones sexuales consentidas. Así fue como me instalaron en las entrañas de Ma. Dicen que a Pa se le daba perfectamente fenomenal el baloncesto antes de saber que tendría que velar por el futuro de un cacho de sí mismo. Fue campeón de la confederación sur-suroeste siete años seguidos, aunque cinco no cuentan porque en 1996 todos los niños de su edad pesaban media tonelada y él tenía tan poca chicha que apenas podía cargar con su propia sombra. Hay que ser justos. Si tenía ventaja, pues se menciona y no pasa nada. A los quince años le tocó jugar contra chavales cuyos padres los habían concienciado clavándoles una foto Shaquille O‘Neall en el cabecero de la cama, sustituyendo la catequesis por los endocrinos privados y las dietas a base de barritas concentradas de espinaca. A los quince años Pa descubrió que los padres esperan de sus hijos que olviden lo que significa divertirse, exactamente tal como a ellos les obligaron incluso antes. De alguna forma, los padres no pueden evitar desear que sus hijos jueguen al teatro de su misma vida pero en una versión censurada, adaptada y mejorada.

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Sur profundo.

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AZUL

Ma y Pa van a misa de muertos y en estas que Pa le dice a Ma eh Ma por qu no nos perdemos por los rastrojos del montecito? Y Ma que s, que no, que bueno, que venga, echan a correr, se ren, se asfixian porque fuman como carreteros el tabaco portugus que el to de Ma trae de tapadillo en libros de autoayuda falsos muy falsos, Pa la tira al suelo agarrndola del vestido y eso a Ma la saca de sus casillas porque se ha rasguado el codo. Pa le pide perdn. Ma pone la cara de chino que siempre pone cuando la ofensa le sube desde las pantorrillas para envararla y dejarla tiesa lo que queda del da, aunque entonces no era as y el cabreo le dura lo que tarda Pa en chuparle la heridita. Pa estamp a Ma contra la grava para mantener relaciones sexuales consentidas.As fue como me instalaron en las entraas de Ma.Dicen que a Pa se le daba perfectamente fenomenal el baloncesto antes de saber que tendra que velar por el futuro de un cacho de s mismo. Fue campen de la confederacin sur-suroeste siete aos seguidos, aunque cinco no cuentan porque en 1996 todos los nios de su edad pesaban media tonelada y l tena tan poca chicha que apenas poda cargar con su propia sombra. Hay que ser justos. Si tena ventaja, pues se menciona y no pasa nada.A los quince aos le toc jugar contra chavales cuyos padres los haban concienciado clavndoles una foto Shaquille ONeall en el cabecero de la cama, sustituyendo la catequesis por los endocrinos privados y las dietas a base de barritas concentradas de espinaca. A los quince aos Pa descubri que los padres esperan de sus hijos que olviden lo que significa divertirse, exactamente tal como a ellos les obligaron incluso antes. De alguna forma, los padres no pueden evitar desear que sus hijos jueguen al teatro de su misma vida pero en una versin censurada, adaptada y mejorada.Si as son las cosas o no lo son, eso yo no lo s.Pero lo comento.Pa dur en la cancha de su primer partido de la liga juvenil sub-17 lo mismo que un judo en casa de Franco. Pobre Pa, cmo le barrieron. Dicen que no se renda, que a pesar de ser el capitn de un equipo formado todava por adolescentes planetoides que no podan atarse los cordones de sus zapatillas, Pa luch como un pitbull enganchado al bracito tierno de un nio. La pelota le silbaba por encima del tup, peinndoselo de un lado a otro cada vez que los engendros de laboratorio decidan dejar de meter cincuenta puntos por cuarto y cachondearse un poco de la ingenuidad fsica de mi Pa, con su camiseta tirantas tres tallas ms grande, como de marsupio, con sus muequeras coloreadas con el amarillo reseco de sudores ms entusiasmados, con sus zapatillas de la suerte que nunca recogieron ms fortuna que la de no haberse inflado a porqueras de pequeo porque sus padres eran perfectamente rcanos, perfectamente pobres con dinero.A las madres de los chaveas superhormonados no les haca ni pizca de gracia ver como sus cachitos de cielo pasaban de una infancia de respiracin como de moto gripada y Caracolas de Nata y Fresa S.L. a una adolescencia de cabezas muy pequeas, cuerpos demasiado inflados y miradas de gallina clueca. Muchas de las madres empezaron a temer las venas marcadas en lo que antes era un reluciente y suave micheln. Los padres, en cambio, no dejaban de aporrear la verja de los institutos y los polideportivos perfectamente encantados, dndose codazos, informando al resto de padres de quienes eran sus hijos o cunto poda parecerse sus gritos de apoyo al rebuzno de un burro deshocicado.Pa no volvi a tocar una pelota de baloncesto en toda su vida. Esto fue en 1999 y las cosas eran diferentes.

Aunque luego acaben encerrndolos en la despensa sin agua ni comida, todas las personas tienen sueos y el de Ma era sacarse la carrera de medicina para poder inventar un mtodo para devolverle a los tullidos sus brazos y sus piernas y sus narices y, en fin, cualquier pedazo de s mismos que se les hubiera desprendido en un accidente o en una demostracin fallida en una feria de motosierras.As fue como el pap de Ma perdi las dos piernas, una oreja, el brazo derecho y un buen trozo del labio. Se dedicaba a vender maquinaria agrcola a antiguos aparceros metidos a terratenientes, porque los seoritos de la poca por lo visto se rascaban poco el bolsillo y preferan meter a un negro a recoger la patata, cosa que entonces se vea con malos ojos, antes que comprar un tractor con equipamiento de chasis asistido con cesta de separacin y clasificacin automtica de calidad.Cosa fina, cosa fina.Muchos hombres del campo odiaban a muerte al seor abuelo porque decan que por su culpa los peritos de las aseguradoras se ponan ms culiapretados a la hora de desembolsar la guita. Si antes pagaban una cantidad brbara cuando el pedrisco bombardeaba y agujereaba y dilapidaba toda la cosecha de la calabaza, ahora el de la aseguradora se cruzaba de piernas, miraba la carpeta y deca HMMMMMM, Por qu no coloc la lona protectora reglamentaria para previsin de precipitacin aeroltica? y entonces el hombre del campo se quedaba mudo piedritas, pillado en un golpe bajo, con la lona muerta de risa en el cobertizo, todava envuelta en su funda original con el logotipo de la desaparecida Junta.En Argentina la Junta era una cosa y aqu otra.En Argentina la Junta arrojaba disidentes al Ocano Atlntico desde un avin. Aqu la Junta arroj cemento sobre la costa para demostrarle a los europeos del norte que tenamos mucho que ofrecer, como un novio abandonado desgaitndose a base de sorbida de mocos ante la puerta de su Ex Promesa, Ex Te Quiero, Ex Lo Eres Todo y Ms Para M.Por eso, principalmente, los hombres agrcolas escupan al suelo cada vez que pronunciaban el nombre del pap de Ma: por culpa de la gente de su calaa el campo se transform en una dedicacin fcil y cmoda si uno inverta lo suficiente. Y si no poda o simple y llanamente no le daba la real gana apoquinar para un tractor Hens Damier Plus porque, qu se yo que yo no s, aoraba la punzada cervical como trofeo inconfundible de un trabajo duro, demoledor y capaz de darle a uno el aspecto de un pellejo de cuero rajado por cuatro lados a la tierna edad de 24 aos, si eso ocurra, el hombre de campo se arriesgaba a que el lado ms vengativo de marzo le dejara sin nabos ni coliflores ni cebollas rojas. Problema.El seguro A Todo Riesgo cubre los accidentes, no la temeridad, dicen que decan los peritos ms curtidos.As, sin inmutarse, limpindose la tierra de donde termina la espalda, los agrimensores se marchaban con viento fresco, ignorando la cantidad termonuclear de rabia, frustracin, rencor y bilis corrosiva que estallara bajo las napias de mi seor abuelo una tarde de octubre de cuando El Dictador todava estaba bien gordo.Ma apenas conoca el arte de multiplicar siete por seis cuando a su pap lo dividieron por tres.

A pesar de ser un hombre poco dado a la violencia, la mano del pap de Ma abofete a dos mayoristas del cereal, cachete las nalgas de una concejala antes de rebotar, gir tres veces en el aire rumbo norte-nordeste y finalmente termin precipitndose dentro de la freidora del puesto de Gruientes, unos buuelos rellenos de chocolate tan espeso que podran construir otra autopista si no fuera porque en el Sur eso, como tantas otras cosas, ya no existe o est prohibido, o se prohibi y por eso dej de existir.La mano derecha de mi seor abuelo qued hecha un guiapo arrugado, reducida al estilo de las cabezas de los jbaros, un recuerdo a escala de su extremidad. Pobre.El resto de sus extensiones cercenadas cayeron con ms gracia y armona: la pierna derecha fue rodando hasta el puesto de cermica donde por un precio muy justo grababan sobre un plato de barro tu cara o la de tu beb o la de tu mujer y t y tu hijo con el ceo fruncido muerto de miedo. Pasa lo mismo con la pintura a la acuarela: la gente siempre aparece como a punto de ser atropellada por un autocar. Para gustos, ya se sabe.La peor parte se la llev un pobre chaval al volante de un Frmula 1 en los autos de choque; el antebrazo diestro del pap de Ma acab trasplantado en el asiento del copiloto, lo que provoc la comprensible histeria de la mam del nio, desquiciada nada ms ver cmo la mano sanguinolenta y amputada de un desconocido acariciaba los rubicundos cabellos de su criatura motorizada. Desesperada por sacarlo de aquella visin macabra, la madre salt a la pista a pesar de los aspavientos de molino del padre y el suspiro coral del resto de testigos, que no movieron un solo dedo para evitar que esa mujer bajo la influencia se arrojara de cabeza a un circuito de pequeos Fitipaldis sin el menor sentido (ni ganas) de la Seguridad Vial. Fue una ambulancia conducida por un par de gemelas melladas la primera que embisti las delicadas pantorrillas de aquella mujer menuda hasta para cargar con su propio oxgeno. Mientras tanto, con la mano del pap de Ma saludando al pblico en cada sacudida, el hijo disfrutaba como un bendito de los bandazos y los chisporroteos elctricos y la msica hortera de hace dos dcadas atronando por los altavoces y las profanaciones a la Virgen de los hermanos mayores y los adolescentes tan creciditos a los que, encajados en el asiento de un 600 con pupilas en los faros, las piernas les rozaban las orejas.Al final a la madre tuvieron que recetarle un cors corrector de por vida y un psiclogo infantil para cuando el cro comenzara a preguntarse muchos aos ms tarde por qu su mam caminaba como buscando castaas cuando se quitaba la funda de tela aquella. A los siete aos uno ni siquiera empieza a imaginarse que la gente pueda sufrir de un modo atroz. A los veintitrs lo complicado es imaginar que otros a parte de uno mismo puedan angustiarse de esa manera.Qu cosas. Pues as fue como mi seor abuelo logr estar en cuatro sitios al mismo tiempo aquella tarde de octubre. Segn el informe de la Guardia Civil, no hubo indicios de manipulacin aviesa de la Inverness 13000, la enfardadora rotoempacadora que se puso en marcha por su propia cuenta justo cuando el pap de Ma remataba la presentacin como siempre, interpretando una alegre cancioncilla sobre las cuchillas de acero inoxidable esmerilado con su llavero de la Virgen de la Esperanza Macarena. Cosecha bien, apila mejor, enfardadoras Tenor.Tenor era el jefe de mi seor abuelo, un mayorista veterano de la Divisin Azul con tan buena suerte que no le volaron ni un trocito de oreja, conoci en Lituania al hermano nazi del futuro genio de la maquinaria agro-industrial de la RFA y tuvo siete hijos, tres de ellos con graves deficiencias mentales.Ah no estuvo afortunado.En cambio, gracias a su excursin por el frente del Este, el seor Tenor se top con la pasin de su vida. Entre incursin y retirada y apunten mejor que los soviticos nos pisan los talones maldita sea mi estampa, el hermano nacionalsocialistaobreroalemn de Herr Deerricht le explic los intrngulis del delicado arte de fabricar hortalizas arias infinitamente mucho ms lozanas, relucientes y mil veces ms nutritivas que las cultivadas en cualquier otra tierra no invadida del mundo. Al seor Tenor lo que le fascin no fueron los resultados, sino la tcnica necesaria para hacer brotar semejante raza de supertubrculos y megazanahorias. Si, es cierto, antes de plantarse en los campos con la maquinaria pesada haba que barrer colonias enteras de insectos con pesticidas capaces de alterar el semen de tal manera que, por poner un ejemplo, tres de los siete hijos de una misma camada pueden venir al mundo echando espuma naranja por la boca, con tres orificios en la nariz, la frente del tamao de una pista de tenis y los reflejos de una bola de hierro. Pero, acaso no era ese el precio a pagar por la perfeccin y el virtuosismo? Tambin caba la posibilidad de reducir la vida familiar a una mera ancdota de domingos por la tarde, por no hablar de los susodichos bichitos, mucho de los cuales ni siquiera podan verse si no se empleaba un microscopio. De algunos incluso se llegaba a dudar de su existencia. -Pero existen- le aseguraba con los ojos bailndole sobre las cuencas el hermano nazi de Herr Deerricht.Eso fue lo peor.Por eso el pap de Ma acuda a todas las ferias a presentar la nueva mercanca, aunque no fuera su tarea y le pagaran el 75% de la factura de la gasolina del Citron DS. Por eso nadie recuerda haber visto al seor Tenor pisar una hectrea cuadrada de campo, aunque los cartelones aseguraran ADOLFO TENOR: UN HOMBRE DEL TERRUO. Convencido de la presencia invisible de arcnidos despiadados, colepteros voraces y termitas con un mezquino afn vengativo contra los pulmones de sus atacantes homnidos, el jefe del pap de Ma se encerr en su fortaleza de higiene reforzada en Boadilla del Campo, rodeado de sus tres hijos deficientes, los nicos en quienes confiaba para adiestrarlos como sirvientes a jornada completa.Ellos no se quejaron.Cosas de la vida.

A Pa le afect la desgracia del seor abuelo ms que a Ma. A ella al menos le regal una aspiracin. A l, en cambio, lo conden a un refugio atmico subterrneo de por vida. Despus de or la historia de los miembros cercenados volando por los aires, Pa adquiri la aficin de prevenir a los dems sobre las diferentes formas de muertes horripilantes que aguardaban a la vuelta de cada esquina.La aficin se volvi magisterio cuando Ma me entreg al universo exterior.-Seguro que quieres comprarle esos muecos? Dicen que vienen de China y tienen un veneno txico.-le deca a Ma cuando se me antojaba una bolsita de soldados de plstico.Si me pillaba acaricindole la cabeza al Beagle de los vecinos de enfrente, se acercaba a cmara lenta, como caminando sobre un carcomido puente de madera colocado sobre un volcn, cruzaba sus manazas sobre mi pecho y poco a poco retrocedamos con el mismo plomo en los huesos.-Me parece bien que juegues con algunos animales, como los canarios, pero, te he contado alguna vez lo que le pas al hijo de mi amigo Angelito? No? Un pastor alemn le arranc la cara, haciendo justo lo que estabas haciendo t.Desde entonces Rosco, el Beagle, se convirti en un carnvoro desbocado al que me daba autntico pnico cruzarme aunque fuera bien sujeto a la correa (y si se soltaba? Era de calidad esa tira de cuero falso?) y con una expresin en la cara propia de un morfinmano abotargado.A lo largo de los aos el repertorio de calamidades infames fue amplindose hasta el punto de preguntarme si no sera conveniente encerrar a media ciudad en un avin del ejrcito y abandonarnos en una isla desierta donde sobreviviera el que tenga la navaja ms grande. Segn Pa, uno no poda cruzar la calle sin que quisieran estafarte, atacarte con un mazo, robarte, chantajearte y/o colocarte droga dndote el cambiazo con una maleta idntica a la tuya. As visto no era de extraar aquel tic que me entr a los cinco aos, cuando pasaba tardes enteras echando el rato debajo de la cama. No es que me tendiera ovillado sobre m mismo temblando de puro espanto, ni hablar. Es solo que all abajo me senta realmente cmodo. Algunos de mis amigos presuman de inteligencia superior porque sus paps les haban regalado un escritorio con lamparita para hacer los deberes. A m en cambio me iba de fbula entre el somier y el enlosado bajo cero.

Ma abandon la carrera de medicina cuando Pa le meti un trozo de s mismo dentro de manera permanente y luego evolucion hasta convertirse en yo, luego con mayscula, Yo.Ma podra haberle regalado a su padre brazos y piernas de carne y cartlagos totalmente nuevos si no fuera por los incontrolables arrebatos de hedonismo de Pa.No es ningn secreto que soy la consecuencia del egosmo de mi Pa.Como follar salvajemente sobre un pedregal entre unos matojos espinosos camino de la Iglesia el Da de Muertos. A ella le gust, pero su intencin no era disfrutar del sexo aquella tarde. La mayora de los conocidos de Ma se aprovechaban de su incapacidad absoluta para encontrar molesto hacer un favor a cualquiera. Poda negarse a copular, poda haber colocado las manos en el antepecho de Pa y, con un delicado empujoncito, haberle reprendido con imitacin de madre severa No, no, no, seorito, ahora no, esprate a que por lo menos no se me claven piedritas en el culo y te pongas una fundita.Pero no fue as.Tampoco se opuso a cuidar de su madre cuando la mujer de mi seor abuelo perdi la cabeza sacudida por el dolor de ver a su marido desmembrado como un puzle para nios de cero a tres aos. Todo fue cruzar la puerta de la habitacin del hospital y despedirse de cualquier rastro de serenidad. A partir de aquella visita, a mi seora abuela se le tensaron de forma permanente los tendones del cuello, se le sec la mucosa ocular por razones cientficas todava no aclaradas, le recetaron gafas de sol y perdi el habla. Ma apenas comprenda los entresijos de la letra hache cuando se vio obligada a comunicarse con su mam a base de cartulinas del tamao de una tarjeta de cumpleaos y un rotulador negro bien gordo. A su pap, claro, restaurado con extremidades de plstico duro del color de los culos de los bebs, le costaba una barbaridad garabatear tres palabras con su nica mano til y la mayora de las veces no pasaban de dibujos ininteligibles, donde GHOIGFIFBTU EDFS se traduca por Tengo sed o Llama a tu madre. Si Ma no andaba cerca para rellenar cartulinas con su caligrafa curvada, el seor abuelo se negaba a comunicarse con su seora, a pesar de que el problema de ella era haber perdido el control sobre sus cuerdas vocales para algo ms que emitir alaridos idnticos a la alerta de un parque de bomberos, a pesar de que no se haba quedado sorda como una tapia y poda entender perfectamente los lamentos y cicatrices supurantes del alma que el seor abuelo le confesaba sin ningn pudor a Ma estuviera la seora abuela delante o no. Antes de las desgracias se queran mucho. Luego resistieron en el fortn asediado de su matrimonio recordando lo mucho que se queran, que, como todo el mundo sabe, es el salvavidas de las parejas que ya no esperan cruzarse con la entrega amorosa y fiel de nadie ms.Al contrario que sus paps, Ma comprendi esto mucho antes de la mediana edad, exactamente cuando abort a mi hermano.Pobre Ma.

Puta niebla negra de los cojones soplapollastros joder.Hermano se hace el duro sembrando el aire de tacos e insultos que fabrica en su laboratorio mental de desahogos. Es un buen tipo. bamos de camino al siguiente pueblo cuando nos pill una racha de viento del norte de proporciones bblicas. A veces pasa. Y cuando pasa y te pilla conduciendo por la autova que bordea la lnea del muro y las torretas con ametralladoras de doble retroceso y los alambres de espino y las minas autoguiadas con sistema de persecucin, lo mejor es detenerse a esperar que amaine. Hermano est muy enfadado, lo s, lo noto. Sabe que me encanta viajar en paralelo con la frontera, por eso, aunque nunca se lo haya pedido, hace todo lo posible por tirar por la autova cuando nos toca cubrir la Zona C, E y F de la Ruta de la Conversin. Debera cargar con el corazn en una bolsa de tintorera, porque no le cabe en el pecho, de verdad, en serio, de verdad. Por eso ahora me siento fatal, aqu, encerrados en este estmago de polvo ceniciento, ese que siempre aparece con cualquier brisita en doscientos kilmetros cuadrados siguiendo la lnea de separacin con el resto de la pennsula. A nadie se le ocurri pensar que la tierra carbonizada pudiera aguantar tanto. Los bosques chamuscados, dedujeron, se limpian con la lluvia, dejando una capa marrn espantosamente fea, eso es cierto, as que no hay por qu preocuparse, supusieron; el otoo y el esfuerzo de todos los espaoles devolver el verdor a nuestra comunidad. En cambio, hay un buen motivo para haber rebautizado a aquellas montaas como Sierra Negra y para que las tiendas de deportes de montaa se estn forrando vendiendo mascarillas anti-polvo cancergeno para los esquiadores que todava se atreven a subir al montecito ms alto del pas. Las cosas han cambiado mucho desde Pa y Ma.

-Hostias consagradas mierdanabo, se nos va a hacer de noche aqu en medio. Claro que tampoco es de da.Hermano no habla as en pblico, mucho menos con otro miembro de la Congregacin delante. Conmigo se siente seguro, libre de demostrar su falta de respeto por una doctrina que le paga el alquiler, le deja suficiente calderilla para su coleccin de pjaros mecnicos y le recuerda que es til y necesario a la vez que completamente prescindible para una causa superior a s mismo.Un trabajo como otro cualquiera.Como otro cualquiera.-Y si metemos primera?-me pregunta, lo que conlleva que me encoja de hombros, lo que conlleva que si nos caemos a una fosa con el coche puedo defenderme recordando cmo me encog de hombros.-Podemos ir muy despacito, suave, suave. Me conozco la carretera de pe a pa y la siguiente curva es a la altura del viejo canal. Aunque con esta mierdapolla de tierra volando no se sabe dnde empieza el morro y donde termina el hocico, sabes?A veces no entiendo muy bien a qu se refiere Hermano. Me encojo de hombros.Hermano tiene unas entradas prominentes en la frente aunque todava le saca buen partido a la selva capilar arrebujada sobre el coco en forma de cresta desgreada. Siempre se me olvida preguntarle cmo logr convencer al Supervisor para que le permitiera andar por ah repartiendo Manuales con ese aspecto. Es un buen momento.-Hermano.-Digamels.-Cmo es que te dejan peinarte as?Millones de partculas se arremolinan, avanzan y chocan contra la carrocera del coche, araando con sus diminutas esquirlas las ventanillas, envolvindonos en un crepitar de palomitas de maz, como si hubiramos aparcado encima de una colonia de termitas del metal. Hay que andarse con ojo. No seramos los primeros en quedarnos sin vehculo por culpa de esos dichosos bichos.-Qu le pasa a mi pelo?Hermano, con la cabeza casi metida en el hueco del volante, ha malinterpretado al pregunta. Es un buen tipo, de verdad que s, pero a veces se toma las cosas como no son.Muchas veces, de hecho.-Nada.-No, nada no. A qu viene sacar ahora lo del pelo?Ya empezamos.-Nada. Es que a m me obligan a cortrmelo as, con el lado este rapado y el otro con el flequillazo, como todos, vamos, y a t vas a tu aire y me pregunto que qu les contaste para que te dejaran.Por suerte sigue ensimismado con la parte superior del parabrisas. Ojal siga as antes de darse cuenta de que he preguntado lo que no deba.-Qu coonardo de pregunta es esa AHORA? Es que no ves lo que estoy haciendo?Lo veo. Y me recuerda a aquella pelcula que Pa y Ma me llevaron a ver cuando yo era muy muy pequeo, una sobre un dinosaurio feroz que viaja en el tiempo y se dedica a asustar a gente que conduce todoterrenos mientras llueve todo el rato.Quizs haya distorsionado un poco el argumento, pero me cuesta recordar las cosas tal como fueron. Mi cerebro no se conforma con obviar algunos datos; tambin aade sus propios detalles. Ma se dio cuenta de ello cuando por fin mi boca serva para algo ms que chuparle un pezn y podamos conversar sobre cmo me fue en el colegio. A la segunda reunin con uno de mis profesores para tratar el infame asunto de los abusos fsicos de cierto compaero de clase empleando un palo untado en jabn y mi ano, abusos que nunca, jams tuvieron lugar, Ma empez a olerse la tostada. Ella siempre acuda muy preocupada e indignada, arrastrndome al colegio al rebufo de sus zancadas, para al final volver a casa abochornada y ruborizada. Por qu te inventas las cosas? me pregunt mi tutora de tercero. Sabes el dao que haces con tus mentiras a tus compaeros? continuaba el interrogatorio la Adaptadora Escolar, un cargo totalmente inventado para profesores voluntarios sin ganas ni tiempo para sacarse la carrera de psicologa.Primero: No eran mis compaeros. Los odiaba a muerte. Deseaba que nos tragara un remolino ocenico.Segundo: Jams me invent nada, ni tena la intencin de ir por el mundo soltando embustes. Algo o alguien lo haca por m, tumbado a la bartola en mi mente, pasndoselo en grande mientras yo sufra las consecuencias. Algo o alguien colocaba silenciosamente en el trastero apolillado de mi memoria recuerdos distorsionados, amables invitaciones a compartir mi bocadillo de salchichn o mis galletas Oreo reinterpretadas como torturas militares, donde Marcelito o Alfonsito me hundan la cabeza en el foso de arena mientras me rociaban con mi propio brick de zumo de melocotn y uva.Tercero: Nadie comprendi nunca que la principal vctima de aquellas realidades alternativas era precisamente yo. Vale, podan mandar a un centro de internamiento especial a un pobre cro de seis aos por culpa de mi muy creble testimonio sobre cmo me abri las mandbulas con sus manitas para introducir su imberbe y lisa zona genital untada en Nutella dentro de mi boca. Pero al final siempre terminaban sacndolo de all, despus de nosecuantos estudios y evaluaciones y clnex empapados en mocos. En cambio, quin iba a defenderme cuando realmente fuera vctima de un abuso? Y si uno de esos profesores de karate pervertidos intentara corromper mi inocencia o, peor, si fuera testigo de cmo lo intenta con otro cro y saliera corriendo a denunciarlo? Nadie, nadie me tomara en serio.Algo o alguien en mi cocotera se revolva por el suelo de la risa con todo este asunto.Mi palabra valdra tanto como la roa incrustada detrs de las orejas. Por eso me impuse la norma asctica de no abrir la boca salvo que fuera estrictamente necesario, cuidndome muy mucho de confiar historias personales en voz alta, por muy traumtico o impactante que supuestamente fuera el acontecimiento, por muy aburrida de arrancarse las uas que se ponga la fiesta.He incumplido tantas veces esa regla que ni siquiera s si tambin me la he inventado. Cada maana es una nueva incgnita sobre lo que pas ayer en realidad.-Creo que ya se puede salir me cago en Dios.-A dnde vas?-Voy? Vas. Hermano me ofrece la nalga derecha como interlocutor mientras rebusca en la parte trasera, entre los manuales apilados con cinta aislante, los botellines de ron casero marca Hermano y-Qu vas a hacer con eso?Una mscara de ltex con forma de, s, ya lo veo, de unicornio, con sus crines perladas y su cuerno caracoleado terminado en una punta donde podra ensartarse un cerdo entero.-Te lo pones, te llevas las bengalas y las vas encendiendo conforme te vayas encontrando con una curva o con cualquier cosa rara. El plan no me despertaba mucha confianza. A Pa le dio un pinzamiento en las cervicales superiores el da de Nochevieja que me descubri jugando con una bengala de fiesta y celebracin con mi primo. Es que no sabes que puedes acabar convertido en una bola de fuego?, me pregunt ya tumbado sobre el sof con el cuello sobre dos cojines. Desde entonces todo lo que como pasa por el microondas o entra directamente crudo a mi estmago, salvo que otra persona decida amablemente correr el riesgo de morir a lo Bonzo por m.Bonzo fue un monje que decidi churruscarse por decisin propia. Una vez ms, Pa andaba ligeramente equivocado.- Aqu solo hay tres. Qu pasa si se acaban?-No se van a terminar, putocojn. Que me s de sobra esta carretera, joder. Nos quedan tres curvas antes de llegar al pueblo. Pero t vas delante por si acaso.Bueno.-Ah y ponte esto debajo del caballo. Hermano ha empapado con ron casero un trapo de cocina a cuadros. Est seguro de que con eso tapndome la boca podr sobrevivir a la tormenta de ceniza. Con eso y transformndome en El Gran Jaco.Confo en Hermano.

El envoltorio de las bengalas asegura que su legtimo dueo es el EJRCITO DE TIERRA - DIVISIN DE CONTENCINY me apuesto los dedos ndices a que el trapo de cocina en realidad es un pedazo de la falda de una chica.Sospecho que ambos objetos estn relacionados.

Una cornamenta con persona lleva de la mano a una versin ms pequea de s misma, rematada por astas ms pequeas e irregulares. En la Congregacin nos ensearon que el comercial anteriormente conocido como el Diablo o Satans o etc. tiene un hijo y que su condena es vagar por el mundo de los hombres educando a su criatura sobre los defectos y errores y meteduras de pata cclicas de la raza elegida por el Supremo.Hermano mantiene el coche a 5 kilmetros por hora. Me gustara volver para preguntarle si tambin est viendo a esos dos, ah, en mitad del campo de ceniza. O si en realidad solo es un capricho de los remolinos y las partculas de carbn y escoria, dibujando Ciervohombres y, tambin?, animales a cuatro patas demasiado gordos para ser un perro, demasiado bajo para ser un mulo o un burro o tan siquiera un poni, y mira, el Ciervohombre y su Ciervohijo se acercan hasta el animal, lo tumban y, vaya vaya, se lo estn comiendo, as, sin ms. Cuidado, una curva. Habr que encender una bengala. A ver, a ver. Humf. No funciona. Otra vez. Nada. Siempre me cost la misma vida encender un cerillo, normal que pase esto. Si vuelvo con Hermano para pedirle que me encienda la bengala se va a poner hecho un cardo loco. Otra vez. Hurra. Parece que la antorcha rosa ha llamado la atencin del Ciervopadre y el Ciervohijo. Tranquilidad, no quiero unirme al banquete. El Gran Jaco se conforma con bolsas de patatas y la lechuga importada de contrabando de la Zona Sana del pas. Por favor, sentaos otra vez, no hace falta ponerse de pie. Sabrn utilizar esos fusiles? Con suerte solo son palos muy largos, muy afilados, jabalinas para el nuevo indgena de la Sierra Negra. Supervivientes del primer Progreso a la inversa, como dijo el Representante del Gobierno en los informativos cuando descubrieron a aquella pareja de aceituneros destripados en mitad de un montecito de estos.Mal, mal. Quedaos ah, maldita sea. Si, en efecto, eso son rifles y, en efecto, saben disparar y, en efecto, llevan aos entrenndose para apuntar con precisin felina en mitad de este infierno, eso o acaban de sacarle un ojo al caballo de pura chiripa, la bala desintegrando todava ms las diminutas partculas de rescoldos cancergenos.Tal vez sea hora de regresar al coche.

-Qu huevonabos haces aqu?Con la cabeza del jaco puesta no me queda ms remedio que inclinarme sobre el salpicadero e imaginar la cara de Hermano, con el tembleque ese que le entra en el entrecejo cuando no entiende por qu la realidad se empea en llevarle la contraria con detalles inesperados. Le explico que hay dos locos ah fuera con armas de fuego y no me apetece que me abran un orificio en la frente. Claro que ahora que lo pienso, puede que me hayan confundido con un animal salvaje por culpa de la dichosa mscara del unicornio. Aqu antes abundaban los toros y las vacas y los becerros y los primeros se criaban para matarlos en una fiesta que mucha gente defenda asegurando que, de no celebrarse, acabara por extinguir al pobre animal. Menuda vida asquerosa existir para que te maten para evitar extinguirte. Muchas canciones lo sueltan sin ton ni son, pero ah s que era totalmente cierto eso de que al final se termina cometiendo un dao tremebundo a aquello que ms se ama.El pap de Pa le cont una vez que conoci a un banderillero que copulaba con al menos uno de los seis toros a los que iba a clavetear esa tarde. Todos lo saban y todos lo aceptaban como parte de su ritual personal. Fuera de la plaza, en cambio, sus compaeros de cuadrilla no dudaran en rebanarle el pito si lo hubieran pillado dndose gusto con una vaca campera. Por lo visto, el sentido de la perversin y lo justo no depende de las personas, sino del recinto donde uno se exponga al pblico. Como los escenarios. Como los estrados. Como los ruedos.El pap de Pa saba esto porque l mismo prob suerte.-Puta virgen, dnde est esa gente?-Ah delante, a la derecha. Los ves? Estaban zampndose un jabal.Debi descubrirlos porque tard bien poco en arrancarme el unicornio de ltex, colocarse otro trozo de tela empapado en ron y salir ah fuera con el par de bengalas que quedaban. Durante un momento, Hermano se detuvo en mitad de la carretera, valorando la posibilidad de, vaya, de eso mismo, de encender una de los palitos humeantes y echar a correr en direccin al Ciervohombre y el Ciervohijo, pegando alaridos, agitando la bengala, el humo evaporndose como si la ventisca estuviera devorando un enorme algodn de azcar. Si lo matan estoy perdido. No s conducir, me asustan demasiado los conductores que vienen de frente. Tampoco tiene pinta de que vaya a amainar pronto. De las provisiones mejor ni hablo.All, donde bailan las sombras, la luz rosa se aproxima, se aproxima, se pierde el aullido, lleg, revolotea un instante y, milagro, brotan dos luminarias mayores, anaranjadas, salpicando la distancia de frgiles destellos amarillos, una ms pequea, la otra del tamao de un Ciervopadre. Corretean en crculos, buscndose, repelindose y, por fin, desapareciendo sin ms en la tormenta.Con el envoltorio calcinado de la bengala en la mano, ponindolo todo perdido de holln, el nuevo Gran Jaco vuelve sano y salvo al coche, sin la menor intencin de contar qu ha pasado ah fuera.As es el Hermano bajo la mscara y quin soy yo para llevarle la contraria.Amn.

Ma me dijo una vez que casi todo el mundo es madre o padre de algo, de una promesa, de una intencin, de una aspiracin. Y luego me cont que hay que andarse con ojito derechito porque puede pasar que esa promesa y esa buena intencin acaben como mi primo G., una criaturita nacida del canto al amor de dos personas que se amaban con locura antes de que este siglo tuviera un palito al final del nmero romano y que luego, mor del destino, mor, ha terminado cortando los frenos de la monovolumen familiar, un tipo de coche que la gente de los noventa se compraba, dice mi Pa, cuando el futuro brillaba tanto que uno no poda dejar de imaginar en todo lo que iba a meter en el maletero de esos cacharros enormes. A Fernando le arrebataron su aspiracin hace cinco aos, cuando el Instructor Jefe de Vuelo le comunic a l y a los otros cuatro aspirantes que esta era la decisin ms difcil de su vida y que no lo deca por cumplir con el tpico, aunque todo el mundo sabe que no hay mejor manera de cumplir con un tpico que asegurando que no se est cayendo en el tpico, y que les deseaba lo mejor. Inmediatamente despus se acerc al cadete Adonis para estrecharle la mano, convencido de que con ese gesto tan de siglo diecinueve iba a compensar la decepcin de Fernando y sus compaeros. Bueno, pues funcion.Al menos con el resto.A Fernando, en cambio, unas manos muy delicadas fueron arropndole con ms y ms capas de un odio pesado, aunque clido y reconfortante. Se est bien en la ira capaz de paralizarte el cuerpo, me cont. Lo normal es que a uno le entren unas ganas locas de ponerse como un mono sifiltico, pegando voces, pateando el mobiliario, agarrando de las solapas al artfice de esa nueva y flamante herida imposible de cicatrizar. En cambio, aquella tarde donde la primavera se asfixiaba bajo la capa de hormign de la base, Fernando se qued all, de pie, en posicin de firmes, en completa armona, nico espectador de una obra de teatro privada donde un par de actores extremadamente obesos, (igualitos a Stan Laurel, me cont, confiando en que supiera quin es Stan Laurel) salan a escena para preguntarle con voz de papagayo:-Qu tiene Adonis que el bueno de Fernando no tenga? Qu tiene, eh, que tiene aparte de un nombre sacado de una telenovela?El primer gordo le daba paso al segundo quedndose completamente tieso.-Qu va a hacer ahora el bueno de Fernando? A qu se puede dedicar un jovencito que recolectaba el sentido de su vida con tres horas de vuelo diarias, arriba y abajo, desplieguen flaps, doble tirabuzn? Tieso otra vez.-No todo est perdido, Fernando. Qu tal piloto de aerolneas de bajo coste? No es lo mismo, no es lo mismo, pero antes de or la cantinela te pregunto, qu prefieres? Eso o poner ladrillos? Eso o servir pulpo al ajillo? Eso o vender bisutera barata a las hijas de todos los Adonis del mundo? Pinsalo, no seas tonto.Ahora, a do.-Pero escucha, hijo mo, escucha (no solo representaban un nmero de cabaret, tambin se les daba fenomenal lo de imitar voces), es que en esta vida uno no siempre puede dedicarse a lo que le gusta. A veces hay que resignarse, apechugar y buscarse un hueco donde sea. Es lo que hacen los hombres de verdad. Salen adelante con la frente muy alta. A que no sabes con qu me hubiera gustado ganarme la vida a m? A que no?Claro que lo saba. Si el pap de Fernando hubiera invertido en tocar la trompeta una dcima parte de lo que dedic a lamentar lo endiabladamente lejos que estaban sus aspiraciones, quiz podra haber dado su propio concierto como solista, el primer virtuoso manchego del arte de Louis Armstrong y John Coltrane yO quiz no. Quizs no tena remedio y era tan diletante como sonaban sus improvisaciones nostlgicas cada 23 de diciembre, rasguando el aire con una interpretacin dolorosamente libre del Aud Syng Laine a puerta cerrada en su dormitorio. Convencido de la eficacia aislante de los cartones de huevos, ni Fernando ni sus tres hermanas confesaron nunca a su pap cmo el lamento anual se escapaba todas las navidades del cuarto, obligando a la mam a servirse un tercer lingotazo de J&B mientras haca malabares entre la compasin y la exasperacin. Once aos de intil consuelo a un trompetista frustrado ponen a prueba la estabilidad emocional de cualquiera.Puta trompeta de los cojones mierdanabo.No, Fernando no caera en la misma fosa que su pap. l poda relamerse de gusto ah dentro, pero l tena una pasin autntica capaz de insuflarle oxgeno a los pulmones cuando cada dos semanas su novia le preguntaba si la amaba de verdad y qu significaba s, porque hay muchos tipos de afirmaciones y ella estaba tan perdida, confusa, desorientada entreNi de puta coa le van a quitar sus alas.All va Fernando, con paso firme y sereno, dejando con la palabra en la boca al Instructor de Vuelo, todava menendole la mano a Adonis. Adis, Evaluadora Psicolgica, arpa miserable capaz de redactar un informe donde las palabras inestabilidad, dependencia emocional y riesgo para la seguridad nacional (bueno, estas son ms de una palabra pero se clavan como una sola expresin) van siempre, siempre unidas, a quin? Al bueno de Fernando.Adis seor Instructor, con sus discursos a escondidas sobre regenerar la nacin mientras su sobrino especula con los sembrajos de las afueras para levantar otro pabelln polideportivo.Au revoir, sayonara, gutten tag!Fernando tiene la calmada y tenaz intencin de subirse al Eurofighter Tigre que acaban de aparcar en los Hangares Siete, Ocho y Nueve con toda la finura y estilo que les han enseado estos ltimos siete aos. Luego, cerrando la carlinga, cerrar los ojos un par de segundos para disfrutar del siseo de la presurizacin, un sonido afilado capaz de llenarle el coco de endorfinas. Los berridos del tcnico de repostaje se darn de bruces contra el cristal reforzado de la cabina. Que si no se puede despegar ahora, que a dnde vas imbcil de los huevos, que si alguien lo pare o se va a armar un Re-Cristo. Los cazas de combate siempre se depositan con el morro hacia fuera, incluso en pleno mantenimiento. Espaa necesitaba de todos y cada uno de sus ngeles con tetas de queroseno en caso de que a otra nacin se le ocurriera mandar a sus propios querubines. Al contrario de lo que creen los civiles, los ejrcitos occidentales, como los reyes, hace mucho que dejaron de existir para impedir la invasin de nadie y por eso se dedican a meter las napias en otros pases histricamente ineptos a la hora de cerrar la puerta a los vecinos. Como los reyes, su principal misin consiste en demostrarle a la gente lo necesarios y fundamentales que son. Como los reyes, salen por televisin rodeados de nios, interesndose por cmo machacan el maz en Kabul, arrugando el entrecejo en mxima expresin de poder y sonriendo mientras le dan la mano a alguien en traje de chaqueta.Pa deca que el rey y la reina deberan volver a encasquetarse la corona de manera permanente. Corona y una metralleta.Y all que despeg Fernando, desconectando la manguera de combustible a 300 por hora, desatando un infierno en tierra, elevndose alto, tomando las sirenas de Alerta Nivel Rojo por gritos de aliento de un pblico que jams entendi su devocin area. Gradas rebosando el apoyo incondicional de mam y sus tres hermanas, con pap tocando en pblico, por fin, un solo de trompeta. Alto, ms alto y adis.Despus de eso lo condenaron a treinta aos de crcel, con peticin de la fiscala militar para que se recuperase la pena de muerte en este caso en particular. Como siempre le digo, Hermano, tuviste la suerte del percebeiro.A Fernando nunca le ha gustado que le llame Hermano y yo prefiero ahorrarme que me aplaste la cara contra el cap.Cosas de la vida.Crees que estos son de los que encienden antorchas o de los que pican?Hermano se refiere a si nos van a echar a patadas del pueblo en cuanto toquemos el primer timbre ofreciendo de forma gratuita y totalmente altruista El Manual o, por el contrario, nos abrirn las puertas de par en par, como en Vallecillo, donde nos pusimos hasta arriba de pasteles. Todos saban a lo mismo, a crema superconcentrada, pero bien ricos, sin problema. Todava guardamos una cajita en la guantera, por si tenemos que defendernos de uno de los osos adiestrados soltados por el Gobierno para combatir a gente como las Ciervopersonas en los eriales carbonizados. Por lo visto la crema les deja el estmago como un colador. A los osos, no a las Ciervopersonas. Las Ciervopersonas son como nosotros, solo que mucho ms resentidos con el Gobierno que los que se salvaron de la combustin espontnea en el cuarto norte de la antigua Junta. Una cosa es quedarse atrapado entre frica y Europa por culpa de lo muy de acuerdo que por primera vez se puso Todo El Planeta y la Organizacin Mundial de la Salud y otra muy diferente andar perdiendo trozos de piel a cada paso mientras escupes carbonilla y tu mujer da a luz bebs con escamas rojas y garras en lugar de dedos y cosas as.Eso es lo que se cuenta.Eso me cont un amigo de Pa.Las Ciervopersonas no tienen la menor intencin de derrocar al Gobierno, muchas ni siquiera saben que exista una tierra donde se pueda caminar sin hundirse en un metro de holln. Su principal objetivo en este mundo es reproducirse sin parar, zamparse todo lo que se acerque ms de la cuenta a sus aldeas y quedarse quietos cerca de la carretera.Pa siempre bromeaba diciendo que ya conoca a gente as antes de la combustin. Luego se pasaba riendo tres minutos seguidos. Luego apretaba mucho los dientes y repeta la frase ms rpido, por si no lo haba odo bien la primera vez.A m me dan pena. S, han intentado sacarme el encfalo por la oreja. S, podran haber sido ms amables y, no s, haberse puesto a empujar el coche en vez de intentar destriparnos. Pero, cmo me comportara yo si en lugar de sacarnos de este infierno de enfermedades respiratorias y nios mutantes, el Gobierno, mi Gobierno, hubiera dedicado el dinero que le concedi la Unin Europea para levantar un muro bblico desde Portugal al Condado Independiente del Mar Menor, saturarlo de militares y torretas y etc etc y dejarnos tirados aqu, a la buena de Dios, condenados a un Plan de Saneamiento y Recuperacin tan a largo plazo que ya casi nadie en toda la antigua Junta quiere tener hijos, sabiendo como saben cada detallito de su futuro de aqu a ochenta aos?Seguramente tambin me dedicara a comer gente por puro despecho.Si uno lo piensa bien, las Ciervopersonas han luchado ms por sus derechos que los que todava podemos rascarnos un pie sin que se nos caigan los dedos. El problema es que estn majaras perdidos y nadie los va a tomar como ejemplo, claro.As es la vida.

Para Ma era muy importante verme recibir a Cristo, incluso cuando para un cro de nueve aos la expresin recibir a Cristo solo puede provocar vrtigo y confusin. Todava recuerdo las clases de religin prematura en la escuela preescolar, cuando la monja con las mayores dioptras de todas nos sentaba en la primera fila de bancas frente al sagrario y nos contaba que Ah Estaba El Seor.Cmo demonios puede vivir el Salvador en una caja de metal? Quin lo ha encerrado ah? A m me pareca una idea muy cruel. Tampoco me qued nunca muy claro por qu alguien lo haba clavado a dos listones de madera y lo haba colgado all en medio de la iglesia ni por qu nadie se molestaba en bajarlo si tanto sufra. Qu clase de sdico retorcido disfruta congelando el momento de mayor angustia de un pobre tipo que vivi en la misma nebulosa donde los nios colocan a los dinosaurios y los romanos y los caverncolas? -Quin le hizo eso?-pregunt una vez.-Gente que no le quera-me respondieron cien veces.La gente que no te quiere te perfora las venas? Es una leccin muy dura para un nio de preescolar. En mi mente, por algn motivo, las personas que crucificaron a Cristo eran curas, sacerdotes con casullas verdes y doradas, cada uno dando su martillazo particular al tachn que atraviesa los pies del Redentor.Cinco aos ms tarde la Iglesia sugiere que ese mismo nio est preparado para ir un poco ms all y devorar al Mesas bien empapado en vino. Qu decepcin descubrir que el seor es un cacho de pan, literalmente. Un trozo de harina con agua recocido atrapado en un cajn plateado como si fuera un murcilago rabioso. No era el Cuerpo de Cristo? A qu viene transformarse en un aperitivo reseco capaz de pasarse todo el da pegado al paladar? Es la misa en realidad una especie de broma de los enemigos de Jess o realmente creen en todo esto? Durante cinco, ojo, cinco aos me convencieron de que all viva alguien, un ser mgico con gustos muy particulares sobre habitabilidad. Acept lo de los superpoderes, acept el capricho de adoptar una forma circular e incluso me tragu lo de tener un cuerpo crujiente y en forma de compresa redonda, pero, seguir llamando Salvador a eso?-Es un smbolo. Esto no es parte del cuerpo de nadie, chicos. Jess parti el pan durante la ltima cena y ahora nosotros lo tomamos en la eucarista para recordarle.Sinceramente, creo que las monjas estn ms perdidas que los nios a los que les explican el catolicismo apostlico romano.Para qu se refieren entonces al cacho de pan como El Cuerpo de Cristo si solo es un smbolo de lo que se meti en el cuerpo la noche en que lo capturaron? Se supone que tiene mayor valor porque es lo ltimo que se zamp? Qu pasa si en realidad comi algo estando preso, no s, una cucaracha? En una situacin lmite, la gente mastica lo que sea. Adems, dicen que los insectos tienen muchas protenas y nada de grasa. Sera la cucaracha el alimento sagrado? Y si le hubieran dado gachas antes de obligarle a arrastrar el madero?A la hermana Milagro le irritaba el ceo cosa mala la expresin vaca de nuestras caras. Esperaba un poco ms de conviccin, una pizca de entusiasmo. Vamos, si creis en el Ratn Prez, las criaturas informes de debajo de la cama y la posibilidad de atravesar el cristal de la tele y aparecer en Mickey Mouse, podis ceder un poco de vuestra fe al Seor y su enrevesado mtodo de propagar su mensaje.Disfrazarse de galleta para dar a entender que es l pero no es l sino un smbolo de l que en realidad representa lo que cen l.Al final nos lo comimos con la alegra intentando estallar por las mejillas. A la mayora nos haban prometido ser el centro de atencin ese da, unos cuantos regalos y la promesa de la salvacin eterna. El Seor poda haber elegido toda aquella parafernalia, pero lo que es un nio de nueve aos, con un Action Man RollerDefender y una bandeja a rebosar de patatas fritas le basta y le sobra para encarnar toda su esencia.Ni las monjas ni Ma eran tontas. Diez aos ms tarde a uno le ofrecen la posibilidad de recapacitar sobre todo aquel desconcierto y confirmar (o no) el contrato con el Seor en un ritual idntico a la Primera Comunin.En el acto ms cristiano de toda mi vida, decid pasar del asunto. Si no haba captado la idea en quince aos, no iba a hacerlo ahora. Todos los fracasos reincidentes tienen un lmite, incluso para m.

Fernando me est contando la misma historia por quinta vez. Es lo que le ocurre a las personas cartografiadas a base de cicatrices: no pueden levantar un dedo sin volver a sentir la sangre acumulada bajo el relieve del surco.Hermano omite detalles importantes de la primera vez, los vuelve a colocar la tercera y amplia fragmentos de la segunda y la cuarta. Me gustara ensearle el cuaderno para que me ayudara a aclarar el relato pero temo que lo tire dentro de un camin de la basura en marcha. Sabe que de arrojarlo a un cubo me metera dentro, como cuando el Mayor Imbcil de la Galaxia lanz por encima de mi cabeza al pobre Colmillos dentro del bidn de ropa usada y me qued atrapado y qu sofoco y en fin.La historia.Hostiaputa, to, o sea, no s para qu le hice caso. Bueno, s que lo s. Porque nos encantaba pasar el rato con cosas como esa, emborrachndonos en el parque a las seis de la tarde, hacer el mono, follar con la cabeza ida, cambiar seales de trfico. Que va y me dice: vamos a ver a una bruja. Ser vidente, le digo. Eso, me dice. Y vamos. Total, los dos sabamos que ninguno crea en esas trolas y buscamos la ms barata, esas que se anuncian en las cadenas locales con fotos de tas en pelotas y anuncios de psicpatas salidos. Ya me entiendes. La ta, Fidelia se haca llamar la mierdosa, tiene la consulta en un piso a tomar por culo, en un barrio de esos con todos los bloques iguales y gente apoyada en los postes de la luz como esperando todo el rato a que ocurra algo. Nos abre un to con un pijama verde repleto de lentejuelas, o no, de lentejuelas no, de, cmo se llaman las medallas esas que hacen tiln y son as como de oro? Bueno, qu ms da. El caso es que ah estbamos, partindonos la caja solo con el bautista ese con pinta de reina mora y que si entremos que si nos sentemos y mira t por donde el saln de la bruja estaba lleno como las Urgencias de un hospital. Solo faltaba una camilla con un viejo con la cara hecha un cirio. Ella, tapndose la boca de la risa. Yo, murindome por dentro solo de verla. Qu bien nos lo pasbamos, joder. Entonces el de las lentejuelas, que se pasaba todo el rato leyendo el Hola!, levantaba la cabeza cuando sala un primo, cobraba y cuando el mendrugo se iba sealaba a quien le tocara, levantando el brazo, as, tieso, sealando con el dedo de en medio, cosa que mosquea un poco porque a ver si se piensa que somos gilipollas, pero se acepta, te seala con ese dedo y con un gesto as, de abanico, te indica que ya puedes pasar a los aposentos de la seora.Menudo teatro se tenan all montado.Total que pasamos. Total que nos sentamos. Aquello era para verlo. Pareca la tienda de un chino, con tantas calaveras y crucecitas de plstico barato y esas telas que ponen los hippies colgando del techo as como abombadas y menudo pestazo a sndalo. Por lo menos a la vieja no le gustaba el incienso. Ya es algo. No soporto el incienso, me da jaqueca. En fin, all que nos sentamos, en una silla del Ikea con un montn de trapos puestos encima para que no se notase, pero se nota. Sabes a quin me record la vidente? A mi madre. La misma piel como de lagartija, los ojos escurrindose por las mejillas, la boca derritindose por las comisuras, el mismo gusto sobaquero por los pintalabios de colores que solo usara un payaso o un esquizofrnico. Sabes a lo que me refiero? La risa. O no, porque yo ya empec a darme cuenta que la chavala ya no estaba tan por la labor de ji-ji-ja-ja, sino que se haba puesto como ms seria. No s por qu. Aquello no era diferente a las casetas que ponen en la Feria Medieval, con las paredes desmontables imitando ladrillos de cartn piedra y las urracas despeluchadas. Pasado o futuro?, nos pregunta la bruja, as, a saco. Yo dije que me daba igual y la chavala se lo pens un buen rato hasta que se decidi por el futuro. Santa jodienda. La gracia estaba en que nos contara el pasado, o eso habamos estado hablando ella y yo. Esta gente se puede inventar lo que se le antoje sobre lo que uno va a ser o si a tu hijo le van a dar una patada en el culo sin finiquito de la desatascadora de vteres, pero la gracia del tema consiste en ver cmo no da ni una. Uno conoce de sobra el pasado, con el futuro, pues bueno, cualquiera puede decir misa. Cmo que no? Es que t no sabes lo que te ha pasado a ti? No me les, coo. Pues eso, que la chavala va y le pregunta por el futuro y ya la hemos liado, porque la vieja empieza a mover las cartas, a pasar la mano por encima de una vela, a quedarse callada como diez mil millones de aos y, por fin, va y suelta: l (o sea, yo) te va a hacer muy feliz. Tendrs dos hijos. No disfrutars de todo lo que quieres pero tendrs todo lo que necesitas. Imagina. Como unas pascuas. La chavala debi notrmelo. Ahora tambin me apeteca tragarme un poco de aquel cuento. Para qu. Nada ms bajar la guardia, va la ta y suelta: Espera. Tambin hay un mal trance. Dolor. l te abandona. Los nios han crecido, pueden superarlo. Alguien ms joven y luego otra cuando la joven sucumbe al paso del tiempo. Ser desgraciada. Me pongo de pie y le desmonto el chiringuito de una patada. La chavala me agarra del brazo, que la deje, que son tonteras. Pero ella plida como un escupitajo en un campo de algodn. Nos vamos sin pagar, con el marroqu chillando. Pasamos dos, tres, cuatro das. Le noto algo raro y se lo pregunto y ella que nada y yo que s, que desde lo de la vidente le oigo el chirriar en el coco. Y ella va y me pregunta si yo la voy a dejar. Qu barbaridad. No, ni por un harn ni por cien. Y ella va y vuelve a preguntarme que qu me gusta de su persona. Qu pregunta. Le digo que todo. Me dice que no le vale, que especifique. La chavala sabe que no se me da bien expresarme. Con estas manos y estas piernas abro medio mundo por ella y lo demuestro en cualquier momento. Pero en palabras, perdido. Como no s qu decirle, se enfada y a m se me suben los demonios a la chaveta porque, puta charimba, qu ganas de vomitar y de darme mazazos eso de no saber cmo explicarle todo, todo, todo lo que esa seorita me provoca aqu dentro. Algunas personas solo nos sale demostrar haciendo y otras parlotean y nunca dejan claro de qu son capaces. Bueno, pues ya ves. Yo tena que ser las dos cosas, o eso dice que reflexion despus de la zorra de la bruja. Tres aos pasndolo de muerte y de repente ya no soy suficiente, aunque tenga lo que hay que tener para serlo. Tres aos y como no puedo contrselo, coge yHermano nunca contina la historia. Es el heredero de una poca donde los paps enseaban a sus hijos que es preferible que te pillen practicando sexo en un aparcamiento a rendirte y llorar frente a tu mejor amigo.

No hemos colocado ni un solo Manual. Ni siquiera en la biblioteca del pueblo. Con todo lo que nos ha costado llegar y al final, nada. He intentado suicidarme dos veces.La primera vez compr un tipo de cable recubierto de plstico que solo venden en las tiendas de repuestos para el automvil. No s para qu sirve ese cable. Solo s que siempre lo he guardado en mi memoria, esos rollos apilados en la esquina de la tienda donde disponen los fusibles y la pintura para araazos, cables de todos los grosores, de colores muy vivos y bonitos. Me decid por el naranja coral. Siempre me ha gustado. Ojal estuviera mejor visto el naranja coral para la ropa de hombre y las deportivas y los pantalones. Muchos chicos de mi antiguo barrio lucen camisetas color coral y color aguamarina y de otros tonos que a m ya me atacan como horteras, pero no es a ese tipo de hombre al que me refiero.Met mi cable coral en la mochila de Mickey que me regal la nica novia que he tenido y me dirig a los bajos del puente ferroviario para ahorcarme, ignorando lo extremadamente complicado que resulta encontrar un punto alto por donde pasar la soga. Pa seguro que hubiera apaado una buena sujecin, tena buen ojo para solucionar este tipo de problemas. Yo, en cambio, estaba all plantado, con el cable coral en la mano, dando vueltas ms perdido que aquel barco cargado de arroz. Los orificios de la plataforma del puente? Ni hablar, demasiado lejos. No soy un vaquero. Una farola? Igual. La seal de Precaucin Trnsito de Trenes? Demasiado baja. Tal vez si midiera un metro cincuenta podra asfixiarme, pero con esta altura de baloncestista las rodillas tocan el andn de hormign y tampoco puede ser.Por qu haba decidido suicidarme all? Si existe algo remotamente cercano al instinto, estaba claro que me haba engaado, como el bufn de mi cerebro bailaba agitando su cencerro cada vez que alteraba un recuerdo, una impresin, una emocin sobre alguien.Antes de mi segundo intento, algunas personas me aseguraban convencidas que era inteligente, que vean en m cierta chispa, cierto ingenio. Era reconfortante or aquello. De vez en cuando se volva contra uno, especialmente cuando queda bastante claro que recibir el canto sobre ser tan especial no impide no ser apto para ocupar el tiempo de las personas que conoces. Cuesta entender la diferencia entre ser una curiosidad de circo y ser una persona con la que la gente quiere pasar el rato.Tras mi segundo intento, confi en que las secuelas, haberme vuelto mucho ms idiota, ms sereno, ms obligatoriamente amable, me ayudaran a detener el ritmo como de tambor que me haba arrastrado hasta los bajos del puente ferroviario. Tom, tom, no sirves para tener un trabajo, ni digno, ni explotador, tom, tom, no sirves para mantener la vida de una relacin, con ella, con ellos, tom, tom, no eres apto ni para suicidarte, tom, tom.Ahora lo encuentro divertido. Un tambor.Qu cosas.

Pa entr en el cuarto, sin llamar ni nada, abriendo como si la casa estuviera en llamas y me dice Baja y evita que la gente pase por debajo del balcn que voy a bajar el armario de tu ta. Y yo Vale. El armario de la hermana de Pa era una herencia de la hermana de sus paps, que Pa acept guardar hasta que mi ta le hiciera un hueco en su casa, espacio que milagrosamente apareci en el cuarto de mi primo seis aos ms tarde, nada ms apuntarse para hacer carrera en la Legin. Qu armario tan espantoso aquel. Todo estilo aos setenta, teido del color de las espinacas con tiradores de aluminio y unas baldas recubiertas de un plstico abombado idntico al de las muecas Barbie.Ma haba seguido rigurosamente su estricto plan de sentarse, cruzar las piernas y disfrutar del espectculo de Pa fracasando en cualquier epopeya domstica gracias a su empeo en no seguir los consejos de nadie que no tuviera las manos desgastadas o, al menos, endurecidas a base de ampollas, piel muerta y aos de apretar tuercas y desmontar motores. Aquel da, sin embargo, decidi romper las reglas y aconsejar a Pa abrir las Pginas Amarillas y contratar a unos profesionales en eso de bajar cargas pesadas en el vaco. Con suerte, argument Ma, hasta incluyen la furgoneta en el precio.Pero Pa ya le haba pedido el favor a nuestro vecino el mensajero, un hombre con un tic permanente que lo suma en un resoplido constante.-Claro, hombre, faltara ms, prffffff le dijo a Pa cuando Pa le pidi ayuda- Avsame cuando vayas a bajarlo, prffffff, para ponerme la faja, prfffff, ja, ja.El seor mensajero padeca de ese bufido crnico por culpa de la instalacin de aire acondicionado de la Central de Reparto. Pidi la baja permanente y ahora se pasa los das en una casa en la montaa que no va a terminar de pagar, porque dice que ha hecho los clculos y la jubilacin no le da para finiquitar los plazos antes de palmarla, a no ser que viva otros sesenta aos, cosa que todos dudamos, as que sern sus hijas o el banco los que al final se vayan a respirar el tratamiento con aire fresco no filtrado de los Picos Grandes.Devuelta a su palco de honor, Ma acerc una silla hasta la terraza, encendi el primero de siete cigarros y disfrut de una vista privilegiada de Pa y el Seor Mensajero distribuyendo poco a poco la fuerza necesaria para bajar el armario sin que ganara la suficiente velocidad como para salir volando detrs de l en directo descenso hacia la acera.Abajo, ni el viejo con el abrigo a pesar de ser pleno verano ni la mujer con carrito se molestaron en mirar hacia la terraza cuando les ped, amablemente, que cruzaran de acera por su propia seguridad. Simplemente, decidieron que era conveniente hacerme caso, no fuera a ser uno de esos adolescentes mentalmente inestables de los que tanto advierten en los informativos.A lo mejor lo era.El periquito del vecino del tercero dio un respingo al ver asomar el armario por su balcn, trinando en un intento desesperado por alertar a su dueo de la invasin de mobiliario inmigrante. Cmo odiaba a ese pjaro. Se escandalizaba por todo. Si el viento meca la hoja de un rbol hasta su jaula, alerta. Si pasaba un todoterreno, alerta. Si alguien le miraba desde el bloque de enfrente, alerta. Ningn periquito nace as, fue convivir con el tipo del tercero y su orga de discusiones con su marido lo que dej tocado de por vida al pobre animal.-Por favor, podis echaros a un lado? Estamos bajando un armario.Los nios con equipaciones de ftbol eran un asunto ms complicado. Hiperazucarados y con la ansiedad por gritar y patear retorcindoles la cara, uno de ellos se me acerc con la frente apuntando a mis testculos, sin intencin de castrarme, solo imitaba el gesto de desafo barriobajero de su jugador favorito, un gesto que yo haba visto antes en los amagos de pelea de mis compaeros del instituto. -No me sale de la polla.-argument el aspirante a delantero centro del Real Madrid.Pollita, querr decir. El rinoceronte, del Bayern Leverkusen, cruz la calle dispuesto a darme una leccin. Los nios camorristas juegan con la ventaja de tener a mano las partes nobles del rival, a cambio, los mayores de edad tenemos la ventaja de saber que podemos destruirles el crneo de un golpe seco, como abrir un huevo con un rodillo de amasar pan.He pensado mucho sobre ello.Antes de que pudiera alcanzarme, me alej dando unas zancadas de mimo hasta la esquina. Por mi podan ponerse a practicar las normas de la Liga Profesional de Ftbol debajo de un armario de 120 kilos hasta que la tierra escupiera zumo de limn. -Cmo va eso?-me grit Pa desde el balcn, a lo que le respond agitando el brazo arriba y abajo para que siguiera soltando cable sin miedo.Entonces, a la altura del segundo piso, el cable estall en un latigazo, fabricando en menos de un segundo todo un Big Bang de estrellas naciendo del restallido de los espejos, constelaciones de astillas y el colapso de un todo uniforme quebrndose, gimiendo con un quejido a tres tiempos, i-i-ec, IEC, CLAC-CROC.Los eventos violentos tienen el don de centrar la atencin en los cuerpos detenidos sbitamente de un accidente. Los pasajeros, los peatones, los nios de ocho aos con ganas de pelea. Solo despus de un buen rato uno se fija en los dems cuerpos desparramados, los miembros cercenados o las maletas destripadas con la ropa escapando a modo de lengua flcida. Un silencio pesado asla a todos los testigos, enmudecindolos, paralizndolos.Poco a poco, uno va despertando de aquel sueo imprevisto, normalmente regresando a empujones.-Hostia puta santa! Hostia!El Seor Mensajero estaba que no se lo crea. Los nios, tampoco. Se haban salvado gracias al inters que la prometida paliza del nio Leverkusen iba a propinarme, siguindole entusiasmados hasta mi esquina. Diez metros ms arriba, la presencia de Ma cargaba de protones de Te Lo Advert el ambiente. Pa, mudo, no saba si salir o entrar de casa, dando pasitos cortos de juguete a cuerda por todo el saln. Ma dijo que si tard tanto en bajar fue porque durante un cuarto de hora no saba repetir otra cosa que De dnde ha salido este puto cable rojo tan endeble me cago en la puta virgen.No era rojo, era naranja coral.Que es diferente.

Hermano ha llamado a la Central para pedir amablemente un cambio de ruta.-La gente de la frontera no compra un carajo. A la mayora les han comido el coco ya, sobre todo los de la Nueva Iglesia del Bautista, que mira t por donde son los ms simpticos. Los otros, con suerte, no sacan el martillo. De Pedrera escapamos de purito milagro. Esto no puede seguir as, es una prdida de tiempo. Si. No, claro, pero s. S. No. S. Dnde lo vamos a recibir? Vale. S. Vale. Pues que un rayo os pete el culo.Nada ms salir de la cabina Hermano me comunic que estbamos despedidos. Quin iba a pensar que volveramos a meter moneditas en esos aparatos. Aqu, tan cerca del pramo carbonizado, no hay cobertura. Por alguna razn la seal de los satlites se desvanece nada ms tocar tierra. Debe ser por el mismo veneno que est convirtiendo el crneo de los recin nacidos en melones apilados unos encima de otros o que ha mutado el hocico de los cerdos y los perros hasta el punto de parecerse ms a caimanes peludos que a otra cosa.-Y ahora qu hacemos?-no pregunt. Lo dej caer en silencio, mirando sin parpadear y sin mover un solo msculo de la cara.Lo cierto es que me daba un miedo del copn que Hermano decidiera irse por su cuenta, que me dijera eso de Bueno, ha sido un placer, chocara las manos y se largara en direccin diametralmente opuesta.De vez en cuando escribo palabras como diametralmente no solo porque me gusten, sino porque me consuela saber que todava puedo recordarlas.-Me han dicho que nos van a ingresar el finiquito en la cuenta de la Congregacin, pero que nos demos prisa en retirarlo porque la van a anular en 48 horas.Pero si eso es lo que vamos a tardar en encontrar un banco que no haya sido saqueado, quemado, convertido en cuartel general de una milicia o ermita de la Nueva Iglesia del Bautista.-Qu vas a hacer con tu dinero?-le pregunt a Fernando, con la mirada perdida, dejndose llevar por el horizonte plano y el arrullo narctico de la brisa.-Irme de aqu.Sorpresa.-Cmo? Dicen que el tema de los pasadores est muy chungo. -No voy a pagar a un jeta para que me meta en un barril y me suba a un tren y me eche rodando por una montaa a la altura de Cuenca y encima tenga que trabajar para los Falangistas Testamentarios cuando salga al otro lado, que me s de buena tinta que estn detrs de todo el asunto este de los pasadores. No. Ni de puta coa.-Pues no se me ocurre cmo-Tengo una avioneta.-Sorpresa, otra vez.-Antes de alistarme pas un par de veranos fumigando las marismas con una cafetera de esas de doble hlice. Jo, menudas piruetas me pegaba cuando terminaba la faena. Total, que cuando sal de la crcel me di una vueltecita por el campo, a ver si podan cogerme de nuevo para darle un buen Holocausto a los INSECTOSDEMARISMA pero all no quedaba ni Monchito. Se haban largado o se los han comido los notas esos de los cuernos o se los han llevado los extraterrestres, qu se yo. La cosa es que la avioneta segua en la pista, con el motor arrancado y los cables de las alas pelados y, bueno, un desastre. As que creo que voy a dar un repaso a los chatarreros, a ver si doy con las piezas que me faltan y en cuanto el aparato rule, adis muy buenas. Me lo tema.Mientras la nueva fauna subterrnea local, principalmente ardillas ciegas, arrastraba hacia sus madrigueras los cables de alta tensin del poste inclinado al otro lado de la carretera, a Fernando se le pas por la cabeza que quiz no fue demasiado prudente confiar su nico plan de escape a alguien a quin, despus de todo, solo conoca de hace ocho meses. -Puedo ir contigo?-Qu? No.Y de nuevo, Fernando fue sintiendo cmo su sedante tregua temporal de la realidad, ese estado de relajacin zen fruto del fracaso y la prdida de cualquier opcin razonable, se desvaneca por culpa de mi mera presencia. Casi poda ver las preguntas bullendo en su cerebro, rebotando sin control como trozos de tocino y cerdo y ternera arrojados a una olla a presin. Para qu le he contado nada?Quin se cree este que es apuntndose al vuelo?Qu hago ahora con ste, que ni siquiera saber conducir, porque si supiera todava podramos jugarnos quin se queda el coche pero es que ni eso, cristopollas?-Solo hay sitio para uno en la cabina. Es una avioneta de fumigacin. Son as.La vida es as.-Vale. No pasa nada.Pues s que pasa. Fernando me insinu durante un almuerzo que en una ocasin se vio obligado a matar a dos hombres, dos tipos de la edad de su padre, recalcando lo de la edad como si ese detalle hubiera sido la causa principal del homicidio.Pero no fue as. Lo que ocurri fue que durante los tres meses que pas en prisin por culpa del incidente en la base trab amistad con un par de suboficiales con maneras de capitanes ingleses sacados de El Puente Sobre El Ro Kwai, una especie muy, muy rara en el ejrcito espaol segn Fernando. Gracias a los suboficiales aprendi a jugar al tenis-frontn, a endulzar el caf con cien variedades diferentes de jugo de verduras hervidas, a coserse los zurcidos con doble puntada (nada de esa memez de una sola vuelta que te ensean en el adiestramiento de campo) y otros secretos milenarios ms que Fernando se niega a revelarme, pero que estoy convencido tienen algo que ver con mis sospechas de su orientacin bisexual.Solo rezo al cielo para que nunca abra este cuaderno.Por primera vez desde que abandon a sus padres y a las hienas hepticas de sus hermanas (menos Clarita, esa no, Clarita es una princesa), Fernando se senta como en casa, con la ventaja de saber que podra disfrutar de ese regalo durante treinta aos ms. De vez en cuando las ganas de volar le daban un sobresalto en mitad de la noche, tranquilizndose con la certeza de que los muros eran demasiado gruesos para permitirse sueos semejantes. En el fondo, era todo lo que siempre haba deseado la parte ms ajada de s mismo: algo de afecto, algo de cuidados, algo de represin, descansa. Esa parte iba ganando por goleada.Hasta el da en que la tierra tembl y el cielo se puso amarillo, luego naranja, luego blanco, luego amarillo otra vez y, finalmente, del mismo gris azulado del ojo desvado de un tuerto.

-Le estaba dando una paliza a esos dos, me faltaba un set para el punto de partido y entonces va y se abren todas las puertas. As, por arte de magia. La de las celdas, las del comedor, la de los pasillos, la de los mdulos de aislamiento, la de los cagaderos, la del mdulo de ingreso, la principal, o sea, todas. Imagnate la que se mont en un segundo. Los aparatos electrnicos se fundieron, los alternadores dejaron de funcionar y cmo corrimos, es que no te haces a la idea. Al principio nadie tena muy claro lo que estaba pasando, claro, pero de repente fue como si el mismo anuncio atravesara los muros de la crcel apremindonos a ser libres, una especie de impulso colectivo en mitad de toda aquella confusin. Puede que eso sirva para los leones y los putos osos, pero a aquellos tos, a m, tenernos encerrados y cebados no nos cort las alas ni acab con el recuerdo de lo que es ser un puetero bicho salvaje montado en un caza o un tanque o una moto de reconocimiento. Se abrieron las puertas y mandamos a tomar viento el tenis-frontn, los cuadrantes de limpieza y las clases de oratoria. Ahora viene la parte ms aburrida, en que Fernando narra cmo se escondieron detrs de cada loma y los suboficiales le ensearon como diez mil tcnicas de camuflaje con tierra mojada de un salivazo y, por fin, llegan a la casa de uno de ellos, un cortijo ganadero donde le espera la hija, el hijo y la mujer y a m me da la impresin de que Fernando se inventa un poco de este trozo, porque me recuerda demasiado a las pelculas en Technicolor que Pa vea con la boca abierta los fines de semana por la tarde; el reencuentro, la mansin campestre, los tres amigos disfrutando de un breve momento de calma.No s, no s.

-Fjate que sorpresa cuando los hijos del suboficial salen corriendo, se echan encima del otro y le dicen To. O sea, to poltico. Que los suboficiales eran hermanos, vamos. Y yo los tres meses convencido de que tenan ms pluma que un corral de gallinas. En fin, all estamos, a salvo e ignorantes, que es la mejor de las situaciones posibles, hazme caso. Los dos primeros das, acojonadillos, pero de fbula. Que si no se recibe la tele, que si a saber cmo estn las cosas en el pueblo, que si un milagro de Nuestra Seora de los Caminos, que patatn, que patatn. A m la hija me despertaba la alegra de dentro. Tena una carita as como de dibujo animado, los labios gruesos y unos ojazos verde lima que te torcan la vrtebra. La primera noche ya empec a fantasear con que su padre le contaba maravillas de m, de cmo me haba criado y educado en la crcel, luego me casaba con ella, luego sobrevivamos juntos al apocalipsis, tenamos hijos, heredbamos la finca, acogamos a unos refugiados para darle vidilla social al asunto, que tampoco es plan de pasarse cincuenta aos con el mundo terminndose al final del sembrajo. Soaba antes de soar, qu perfecto.Bueno, pues al tercer da se encajan los dos suboficiales en el cuarto del abuelo, donde me haban colocado (el abuelo pas a mejor vida haca ya bastante, por suerte), y van y me sueltan Puedes quedarte pero aqu hay que arrimar el hombro. Sin problema, les digo, convencido de que, hombre, all todos bamos a poner de nuestra parte para aguantar el chaparrn.Pues no.A la tercera semana tenas que verme, deslomado, cargando sacos, clavando el medidor de humedad en la huerta de nabos y calabazas y pepinos, fregando la cocina, regalndole las vacaciones a esa familia porque Fernando, entindelo, hace mil que no vemos a nuestro pap y a nuestro tito. Eso sala de la boquita de pin de la hija y yo chitn. Entretanto, los suboficiales se lo pasaban en grande en el saln de la casa, decorado como una de esas bibliotecas americanas tan relamidas, con sus maderas nobles y sus alfombras (alfombras en un cortjio!) y sus estanteras con libros destartalados. Menudos prncipes. Aquello no me cuadraba. Pareca como si el campo, el terrenito y arar y toda esa historia fuera ms bien un pasatiempo. Como si aquello fuera un capricho de ricachn con la cuenta del banco lo suficientemente abultada como para permitrselo. A dnde iban a parar todas las hortalizas que me cost la misma vida sacar de la tierra? Con quin negociaban? Es que no les preocupaba ni un poquito morirse de hambre sin saber siquiera si nos haban atacado o invadido o si ahora nos gobernaba otro enano con uniforme?A los treinta das, reventado, saqu el tema de ir al pueblo a ver qu calimochos estaba pasando en el pas. Adems, dije, de Nabos y Calabazas y Pepinos no se puede alimentar uno toda la vida, creo yo.-Dont preocuparse, amigo. Estamos a salvo.Eso fue todo. Un guio, calada a la pipa y a seguir currando.Al mes y medio la situacin segua igual. Era un fantasma, un maniqu que sala antes del amanecer, merodeaba por los huertos todo el da, se daba a una escapada por los alrededores y regresaba por la noche a cenar. Ni siquiera tena tiempo para entrarle a la hija y tampoco es que ella le pusiera muchas ganas. Qu cruz. Todas las tardes, a eso de las seis concretamente, me acordaba de mi padre y de mi madre y hasta de las perras sarnosas de mis hermanas, menos Clara. Clarita es una florecita. Sin comerlo ni beberlo, de buenas a primeras empec a echarles de menos. La cobarda de Padre con su solo de trompeta todos los das antes de Navidad. La simplicidad de Madre. La forma en que Clarita nunca, jams, solt una frase irnica ni levant una ceja desconfiando de las bravuconadas infantiles que le contaba y cmo me arrepenta cuando me frustraba y le gritaba que dejara de ser tan infantil. Qu error, qu imbcil. Ella no era una nia, era la criatura ms avispada y lista y buena de todas. No es que se lo creyera todo, es que vea el miedo de todas esas tonteras y poses y

Fernando vuelve a callarse en este punto para concentrarse en rostros de hombres manteniendo el tipo. Se recupera y:

-Un da se presentaron dos Guardias Civiles, colegas de los suboficiales. Se renen en el saloncito aquel y empiezan que si La cosa se les fue de las manos, que si Vete t a saber cmo termina aquello, que si Lo mejor es mantener un perfil bajo, que si chale un vistazo al peridico y mira el reportaje sobre el muro que van a levantar de Portugal a Murcia para contener los residuos de la combustin. Estaban metidos en el ajo. Lo saba. Aquello me sac de mis casillas. Estaba atrapado en este agujero por culpa de un montn de tos convencidos de que deban sanear el pas, limpiapatrias tan condenadamente intiles que no saben ni cmo agarrar el mocho de su putamierda rebelin.

Fernando es una persona algo inestable. Lo mismo me desconcierta con su bisexualidad que empieza a aullarle a la ingle de una chica que me habla con ares fascistas que se le sube el trotskismo a la lengua. Es todas las ideologas en una, el superhombre del siglo XXI.

-Esa noche me hart y fui a ponerle las cosas claras a la hija. Si me quera, escapara conmigo. Si no, adis muy buenas. Era un poco precipitado, ya, pero qu se yo, para m que haba algo, una conexin, un capa finsima esperando quebrarse con la peticin de uno o del otro. Pues ah iba yo, a media noche, todo dispuesto, mochila al hombro cargada de nabos y pepinos para, por lo menos, una semana. Entro en el cuarto. No se ve un ordo. Voy palpando, primero el armario donde guarda sus vestiditos negros (solo vesta de negro o azul marino), luego la mesita de noche y, por fin, la cama. Eh, le susurro, eh, soy yo, eh. Entonces le acaricio la cara para despertarla y, quin sabe, si se pone a pegar alaridos poder taparle la boca. Noto su cuello, tan terso, tan suave. Noto su mandbula, huesuda, cuadrada. Noto su bigote. Su bigote?Qu coo! Me grit el to aquel antes de hundirme los nudillos en la cara. Era uno de los Guardias Civiles, acostado en la cama de la hija. Con la hija. De un brinco el tipo se puso sobre el colchn, despertando a la que, ahora lo saba, ni en un milln de universos le llegara a la suela del zapato a Clarita. Conoces a alguien que duerma con una pistola alemana en los calzoncillos? Pues el Guardia Civil aquel s. Se saca el arma de la huevera, le quita el seguro y est a punto de separarme los ojos cuando la nia se le echa encima para pedirle que me deje marchar. Yo no s si el tipo me reconoci. Ella s. Y lo que ocurri fue que el tipo quera pegarme un tiro como fuera, sin atender a razones, cosa imposible con la chavala colgada a la espalda. Quita, zorra, le grit mientras la otra le meta los dedos en la boca, escurrindose por los hombros. Al final, el Guardia Civil se revolvi, zarandeando a la hija del suboficial de un lado a otro como si fuera una capa. Te he contado que era verano y la ventana estaba abierta de par en par? Perdn, se me pasa lo ms importante. Era verano y la ventana estaba abierta de par en par y va la chica y sale disparada por ella por culpa de los juegos de toro mecnico del Guardia Civil. Apenas le dio tiempo a entender la cada, as de muda se qued antes de estamparse contra la grava. Entonces fui y empuj al tipo. Ese si grit y bien fuerte adems. A veces me pregunto si la hija se hubiera salvado de no haberle tirado encima al macaco peludo aquel. Luego me pregunto si me hubiera podido salvar yo. Y al final me duermo odindome como no se puede contar por haber estropeado una vez ms la memoria de Clarita con otro fantasma que ni se le acercaba.

Suerte hemos tenido. Fernando nos ha encontrado trabajo como encuestadores del Censo Oficial de la Corona. De los planes para cruzar el muro en avioneta fumigadora poco se puede decir: el finiquito de la Congregacin no daba ni para remachar las alas, ni siquiera contando con mi parte, que he ofrecido generosamente confiando en poder ahorrar lo suficiente como para instalar un segundo asiento o una segunda correa donde sujetarme o algo.-Conozco a un to del ejrcito queY as fue como conseguimos el empleo. Algunas cosas no han cambiado mucho desde la poca de Pa y Ma.Sospecho que Fernando me ha colocado para quedarse con mi parte. No me importa. S que a l tambin le llegan mis splicas concentradas en forma de ondas invisibles para formar parte de la tripulacin, aunque sea agarrndome al ala con los dientes.No es que desprecie la tierra de Pa y Ma. Es solo que la persona a la que amo se fue ms all del muro y los Territorios Federales y de la Corona y los Pramos y, en fin, ms all del continente. Estoy enamorado de Ana Frank, la chica por la que termin jurando lealtad a la Congregacin, el amor de mi vida con todas las papeletas para haber encontrado al suyo en la forma de un hombre mucho ms responsable y rico y guapo y divertido y sin una deficiencia crnica en el cerebro destinada a obligarle a hablar como un nio de tres aos.Aun as, quiero verla. Quiero que me vea. Porque algunas personas y algunos acontecimientos solo existen para poner el punto final a otros. Casi nadie suele ser consciente de esto. Sera muy complicado levantarse de la cama sabiendo que tienes el poder innato de finalizar la existencia de alguien. A lo sumo, es la otra parte la que decide salir a buscar a su finalizador.Los alpinistas congelados en el K2.Los pioneros de la aviacin triturados en la campia inglesa.El terrorista de Lockerby.As es la vida.

Ana Frank no es su nombre, pero se la puede conocer as. Tiene un ojo permanentemente medio cerrado, poco ms de metro y medio desde el suelo y la mana de ponerle nombre a todo, especialmente a aquello que no sabe cmo se llama.-Deflatomen.-Eso es una tuerca, Ana.-Ahora se llama deflatomen.Lo del ojo lo compensa con varios kilos de sombra de ojos sobre el prpado no vago, untando la cuarta parte sobre el cierre a medio echar. Su altura de maceta de interior es un recurso de la naturaleza para controlar su energa irresistible, ncleos de mercurio derretido de varios soles, filtrada a travs de largos periodos de concentracin, ensimismamiento o directamente arrebatos de violencia gratuita.Ana Frank me ha provocado ms moratones en el brazo que todos los matones de mi instituto juntos.Si se aburra demasiado o se entusiasmaba demasiado o se excitaba demasiado, ah iba el puo de Ana Frank, directo a mi piel, tan endeble y predispuesta a cambiar de color con el ms mnimo roce.Una maana, impulsada por aquel nihilismo de madrugadora que le haca olvidar los pactos de silencio familiares, Ma me arrincon entre los cereales y la pared, levantndome la manga de la camisa.-Tienes que hablar con tu profesora.-me deca, muy preocupada, contemplando la entumecida flacidez de mi simulacro de bceps.-No es nada. Es que estoy saliendo con una chica.-Mira, si no se lo cuentas t voy a tener que ir yo. Pero djate de tonteras.Entonces, dejando a un lado toda la experiencia previa sobre mis embustes no intencionados, Ma retom su papel de justiciera dispuesta a sacarle los colores al personal docente del instituto, les puso los puntos sobre las es sobre la posibilidad de encasquetarles una denuncia del tamao de la Catedral de Santiago si mi extremidad terminaba desprendindose del hombro e, inmediatamente, el director, la jefa de estudios y el Presidente del Comit Para La Conciliacin de las Disputas en el Alumnado dejaron bien claro en mitad de una reunin extraordinaria en el auditorio que si alguien volva a tocarme un pelo lo pagara muy caro.-Es decir, si un alumno lesiona y/o intimida a cualquier otro.La aclaracin apresurada del director no sirvi para frenar las palizas de respuesta de los siguientes dos trimestres.Y todo por culpa de la pura verdad.

En cuanto nos licenciamos en el instituto, Ana Frank desapareci tres aos. Le prohibi terminantemente a sus paps revelarme a dnde se haba marchado o a qu se dedicaba o si tan siquiera todava me consideraba su novio o, al menos, su saco de boxeo.-No saba que tuviera novio.Menuda sorpresa para la seora Frank.El seor Frank pareca asumirlo con mayor naturalidad. Me pregunt si su hija segua siendo virgen, si tomaba drogas, si haba probado la bisexualidad.No. No. Quiz.

Ana Frank advirti a sus padres de que un joven trastornado se presentara a las puertas de su casa asegurando ser el novio de Ana Frank. Por lo ms sagrado, seguidle la corriente, es mejor as. Y antes de que se vaya le dais este sobre.

Querido Azul:

No hay forma posible de justificar mi comportamiento. Siento haber escapado de esta manera, de tu vida y, seguramente, de la ma. Era una cuestin de vida o muerte. Durante los dos ltimos aos me he preguntado quin soy, qu lugar ocupo en el mundo, si realmente puedo entregarme a algo en cuerpo y alma o, por el contrario, solo soy un envase a rellenar con tus sueos o las esperanzas de mis padres (que tan buenos han sido conmigo, aunque a pap a veces se le vaya la pinza, como aquellas navidades cuando parti el televisor por la mitad; no le culpes, sus prontos se compensan con el miedo que siente por verme perdida y sola; es un buen hombre, por favor, no le juzgues, s que ahora mismo lo ests haciendo, contente). Necesito urgentemente encontrarme a m misma.Si es que eso significa algo. La verdad, lo dudo mucho y, sin embargo, es la nica frase que se me viene a la mente. Puede que incluso esta ansiedad por encontrarme a m misma sea la voluntad y la esperanza de otras personas, publicistas y expertos como el seor aquel con chaqueta de pana hortersima que nos dio la charla sobre La AutoEstima En La Nueva Etapa.Por favor, abstente de buscarme. Llegado el momento, yo te encontrar.Y si ese momento no llega nunca, recurdame ms all de esta carta.

A.F.

No entend la mitad de la carta. Qu significa descubrirse a uno mismo? Ni Ana Frank lo saba. Por qu uno tiene que huir a toda velocidad sin mirar atrs para saber quin es? No favorece eso justamente lo contrario? A m me encantaba viajar al extranjero, sobre todo a pases donde no entiendo ni chiripa del idioma. Me hace sentir como un nio de dos aos, perdido entre adultos conversando entre s en un lenguaje mitolgico e indescifrable. Por eso mismo, s que estoy escapando de lo que conozco y comprendo. Por eso mismo no voy a escribir una carta donde asegure que abandonar a mi amor es el primer paso de un camino hacia la iluminacin trascendental de uno mismo.No ser yo quien eche por tierra las ganas escapatorias de nadie. Sera muy hipcrita. Pero tampoco ser yo quien se invente una epopeya con lo que no deja de ser miedo y una pizca de egosmo y confusin.La verdad es que me destroz la existencia terrena y tal vez, solo tal vez, no est siendo demasiado objetivo.

Palabras que todava puedo entender:EpopeyaAbstenerseIdiosincrasia (cmo usarla? Ni idea)VoluptuosoFrugal

A Fernando mi nombre le da risa. Dice: Azul es nombre de vedette transexual. Dice: Azul es nombre de pintor maricn. Dice: Mi hijo se llama Azul y yo me suicido.No hay mala intencin en sus palabras. La verdad es que no conozco a nadie bautizado como un pigmento. Todas las Rosas del mundo, creo, parten de la flor, no del color con que pintan las limusinas de las nias ricas o las paredes de los prostbulos. Me extraa. Cmo es que nadie ha sentido el mismo impulso que Pa el da en que se acord, en el registro civil, del nico Van Gogh que ha tenido frente a frente en toda su vida? Pa y Ma fueron de luna de miel a Pars. Pa odia a muerte Pars desde entonces. Dice: Pars es un cementerio gigante muy bonito con un cementerio muy famoso muy feo dentro. No estoy de acuerdo, como casi en todo con Pa. Por eso discutamos a todas horas, como un matrimonio de ancianos enfrascndose en un debate a voces hasta por cmo debe expresarse que ya no queda pan en el congelador.-No me digas no quedan baguettes. Dime no queda pan si es que no queda ni una sola barra.-Pa, si solo compramos baguettes. Es lo mismo.-Cmo va a ser lo mismo? Azul, no te enteras de nada.El nico detalle positivo de Pars para Pa son los puestos de crepes. Aqu lo ms que tenemos son almendras garrapiadas y piruletas para los chavales, aseguraba. All, en cambio, puedes merendar como Dios manda en mitad de la calle. Eso es el progreso.Pa consideraba ms importante para la democracia poder comerse un crepe de Nutella al cruzar un paso de cebra que salir a protestar el da en que al hijo de nuestro rey, sin nombre de pigmento, se le fue la cabeza y provoc lo que provoc.Era un hombre de principios sencillos y temores infundados.Quin soy yo para juzgarle?

Fernando: Este trabajo es tan puta mierda como el de la Congregacin, o ms.Razn no le falta. Nos pasamos el da puerta por puerta, padeciendo las burlas de los habitantes, quienes no estn para ponerse a contar cuntos hijos han sobrevivido a los gases txicos de los primeros meses o cuantos animales domsticos tienen o si pueden hacernos el favor de calcular el coeficiente de esperanza de vida personal.Al menos se lo toman con humor.Nos dicen: tengo 149 aos, he conocido a Sissi Emperatriz y tengo siete caballos.Sonremos, apuntamos y esperamos a ver si se apiada de estos pobres albailes de la estadstica y la comparacin triple de bases de datos. No suele ocurrir pero a veces cae la liebre, como suele decirse, o sola decirse, o me he inventado que sola decirse, y entonces nos cuentan la verdad.-Se me muri uno de tres aos, luego a la de siete le entr leucemia y ah est, a ver si sale de esta. Mi marido y yo, tirando. Dos canarios, un perro y tres peces.Nuestro jefe del censo, el seor Genaro, nos ha prometido que los datos ayudarn al Ministerio Central a gestionar de manera mucho ms eficiente la ayuda destinada a las vctimas de la combustin.Fernando dice que eso es una patraa y que su conocido en el ejrcito le ha contado cmo estn recopilando toda esta informacin para identificar y deportar a los emigrantes que consiguen atravesar el Muro, llegar hasta Madrid y mendigar un empleo.-Muchos tienen ms contaminacin encima que la chimenea de una fbrica de Hello Kitty. Y no vuelvas a salirme con lo de que te dan pena, porque si tuvieras una empresa y contrataras a uno de estos gases mostaza andantes y le pegara a tu familia, qu se yo, un tumor en los pulmones oInesperadamente, Fernando est de acuerdo con el etiquetado de esta gente. Normalmente suele abanderar las causas del estilo pandemias mundiales o meteoritos apocalpticos o invasin extraterrestre de la que no podemos defendernos. En cambio, en lo tocante a las vctimas de la combustin, toma todas las precauciones del mundo. Creo que teme contagiarse antes de poder reparar la avioneta o enfermar nada ms aterrizar. Tan pronto recupera las ansiedades de la esperanza como se abandona a la muerte y exterminio total.Es complicado.-Y dice que su hija ha abortado tres veces? Qu ni siquiera estn seguros de qu la dej embarazada la primera vez? Que a su marido se le han puesto las pupilas rojas? Y a su vecino? El enrojecimiento masivo ocular les ha anulado el sentido de la vista o solo les ha dado esa tonalidad? Aj Sera tan amable de permitir que le untramos el dedo meique con este polvito para ver si se pone violeta? No? Vale. Azul, empieza.Y Azul le mancha a la seora el dedo meique con el Atrapa Partculas, espera siete segundos, saca el frasco con el Resalta Par