Suponiendo que son anarquistas...Suponiendo que son anarquistas E n el prólogo a El diario del Che...

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Suponiendo que son anarquistas E n el prólogo a El diario del Che en Bolivia, Fidel, ob- viamente Fidel Cas Ricardo Flores Magón (RFM), uno de los mayores héroes mexicanos nació y murió respectivamente en dos fechas de gran significado en nuestra historia. Llegó a la vida el 16 de septiembre de 1873, día en que conmemoramos la Independencia; fue muerto la noche del 20 de noviembre de 1922, aniversa- rio de la Revolución Mexicana. Escribo “fue muerto” porque Librado Rivera, quien fue su compañero de cárcel y de trayectoria revoluciona- ria, lo vio en la prisión de Leavenworth, Kansas (EU), la mañana del 21 con la cara negra hasta el cuello y abrigó la convicción de que su compañero había sido muerto por las autoridades de la prisión, según su biógrafo Abelardo Ojeda. RFM fue un anarquista cuya muerte, como dije arri- ba, fue precipitada en una prisión norteamericana y que, hacia el final de su vida, como si hubiera conocido, leído y comprendido el marxismo, entendió que la dictadura del proletariado es una necesidad de la humanidad para llegar a estadios superiores. Así puede verse en sus últi- mos textos. Lo empecé a leer cuando trabajaba en el Departa- mento de Prensa de la UNAM gracias a mi amistad con alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras. Lo seguí a partir de una antología publicada en la Biblioteca del Es- tudiante Universitario. Me deslumbró con su pensamien- to, su prosa y su integridad brillantes. Pronto conseguí unas semblanzas publicadas por la SEP en un librito sen- cillamente titulado Ricardo Flores Magón. Sus autores son Abelardo Ojeda y Carlos Mallén. Las inmensas cualidades del anarquista me desper- taron la curiosidad por conocerlo más. Localicé a Tomás T. Bernal, quien fue un joven camarada de RFM. Don To- más, ya de mucha edad, con gran generosidad me regaló varios libros magonistas, incluida la breve biografía que escribió Diego Abad de Santillán. Mi admiración por el héroe nacido en Oaxaca me llevó a leer más y más sobre él y su obra que fue de las grandes chispas que encendie- ron la Revolución Mexicana. La avidez por conocerlo me llevó a descubrir y leer el Epistolario y textos de Ricardo Flores Magón publicado por el FCE. n n La secuencia se volvió imparable y leí luego, para en- tender el anarquismo, la Historia del pensamiento socia- lista, de G.D.H. Cole; Acerca del anarquismo y el anar- cosindicalismo, de Marx y Engels y, de Lenin, Acerca del sindicalismo. Tras ellos vinieron el volumen Regene- ración 1900-1918; Los anarquistas mexicanos 1860-1900, de John M. Hart; una colección de textos magonistas con el título de La Revolución Mexicana, de editorial Grijal- bo y Precursores intelectuales de la Revolución Mexica- na, de James D. Cockcroft. La entereza ideológica del héroe oaxaqueño siguió actuando en mí como un gran imán y en seguida leí Las ideas políticas de Ricardo Flores Magón, de Juan Gómez-Quiñones; de Samuel Kaplan, Peleamos contra la injusticia. La epopeya de los hermanos Flores Ma- gón y del propio Ricardo, Para qué sirve la autoridad y otros cuentos. Lo último que leí (no cuento las relecturas) acerca de Ricardo Flores Magón y su acción revolucionaria fue El magonismo en Coahuila. En la memoria y en mis libre- ros se me esconden otras obras del mismo RFM, antolo- gías, algún volumen de cuentos y obras de teatro. Este recuento se me ocurrió porque estos 20 y 21 de noviembre marcan un aniversario más de que Ricardo Flores Magón fue asesinado en la prisión de Leavenwor- th, donde estaba cumpliendo una sentencia de 240 meses por designio de los gobiernos de México y Estados Uni- dos a causa de su irreductible posición revolucionaria. También se me ocurrió por las actividades de los seu- doanarquistas que vienen provocando a las fuerzas del Estado para que repriman los movimientos populares. Esos seudoanarquistas son un brazo inconfesable del go- bierno. Suponiendo que son anarquistas, ¿habrán leído algo de lo mencionado? Las inmensas cualidades del anarquista me despertaron la curiosidad por conocerlo más. Localicé a Tomás T. Bernal, quien fue un joven camarada de RFM. Don Tomás, ya de mucha edad, con gran generosidad me regaló varios libros magonistas 56 SIGLO NUEVO Saúl Rosales / / / / Correo-e: [email protected] NUESTRO MUNDO

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  • Suponiendo que son anarquistas

    En el prólogo a El diario del Che en Bolivia, Fidel, ob-viamente Fidel Cas Ricardo Flores Magón (RFM), uno de los mayores héroes mexicanos nació y murió respectivamente en dos fechas de gran signifi cado en nuestra historia. Llegó a la vida el 16 de septiembre de 1873, día en que conmemoramos la Independencia; fue muerto la noche del 20 de noviembre de 1922, aniversa-rio de la Revolución Mexicana.

    Escribo “fue muerto” porque Librado Rivera, quien fue su compañero de cárcel y de trayectoria revoluciona-ria, lo vio en la prisión de Leavenworth, Kansas (EU), la mañana del 21 con la cara negra hasta el cuello y abrigó la convicción de que su compañero había sido muerto por las autoridades de la prisión, según su biógrafo Abelardo Ojeda.

    RFM fue un anarquista cuya muerte, como dije arri-ba, fue precipitada en una prisión norteamericana y que, hacia el fi nal de su vida, como si hubiera conocido, leído y comprendido el marxismo, entendió que la dictadura del proletariado es una necesidad de la humanidad para llegar a estadios superiores. Así puede verse en sus últi-mos textos.

    Lo empecé a leer cuando trabajaba en el Departa-mento de Prensa de la UNAM gracias a mi amistad con alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras. Lo seguí a partir de una antología publicada en la Biblioteca del Es-tudiante Universitario. Me deslumbró con su pensamien-to, su prosa y su integridad brillantes. Pronto conseguí unas semblanzas publicadas por la SEP en un librito sen-cillamente titulado Ricardo Flores Magón. Sus autores son Abelardo Ojeda y Carlos Mallén.

    Las inmensas cualidades del anarquista me desper-taron la curiosidad por conocerlo más. Localicé a Tomás T. Bernal, quien fue un joven camarada de RFM. Don To-más, ya de mucha edad, con gran generosidad me regaló varios libros magonistas, incluida la breve biografía que escribió Diego Abad de Santillán. Mi admiración por el héroe nacido en Oaxaca me llevó a leer más y más sobre

    él y su obra que fue de las grandes chispas que encendie-ron la Revolución Mexicana. La avidez por conocerlo me llevó a descubrir y leer el Epistolario y textos de Ricardo Flores Magón publicado por el FCE.Flores Magón publicado por el FCE.Flores Magón

    La secuencia se volvió imparable y leí luego, para en-tender el anarquismo, la Historia del pensamiento socia-lista, de G.D.H. Cole; Acerca del anarquismo y el anar-cosindicalismo, de Marx y Engels y, de Lenin, Acerca del sindicalismo. Tras ellos vinieron el volumen Regene-ración 1900-1918; Los anarquistas mexicanos 1860-1900, de John M. Hart; una colección de textos magonistas con el título de La Revolución Mexicana, de editorial Grijal-bo y Precursores intelectuales de la Revolución Mexica-na, de James D. Cockcroft.

    La entereza ideológica del héroe oaxaqueño siguió actuando en mí como un gran imán y en seguida leí Las ideas políticas de Ricardo Flores Magón, de Juan Gómez-Quiñones; de Samuel Kaplan, Peleamos contra la injusticia. La epopeya de los hermanos Flores Ma-gón y del propio Ricardo, Para qué sirve la autoridad y otros cuentos.

    Lo último que leí (no cuento las relecturas) acerca de Ricardo Flores Magón y su acción revolucionaria fue El magonismo en Coahuila. En la memoria y en mis libre-ros se me esconden otras obras del mismo RFM, antolo-gías, algún volumen de cuentos y obras de teatro.

    Este recuento se me ocurrió porque estos 20 y 21 de noviembre marcan un aniversario más de que Ricardo Flores Magón fue asesinado en la prisión de Leavenwor-th, donde estaba cumpliendo una sentencia de 240 meses por designio de los gobiernos de México y Estados Uni-dos a causa de su irreductible posición revolucionaria.

    También se me ocurrió por las actividades de los seu-doanarquistas que vienen provocando a las fuerzas del Estado para que repriman los movimientos populares. Esos seudoanarquistas son un brazo inconfesable del go-bierno. Suponiendo que son anarquistas, ¿habrán leído algo de lo mencionado?

    Las inmensas cualidades del anarquista me despertaron la curiosidad por conocerlo más. Localicé a Tomás T. Bernal, quien fue un joven camarada de RFM. Don Tomás, ya de mucha edad, con gran generosidad me regaló varios libros magonistas

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    Saúl Rosales ///// / / Correo-e: [email protected] MUNDO