SUPLEMENTO CULTURAL 03 :: La muerte, esa fiel compañera

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Comunicante Comunicante Comunicante VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014 SUPLEMENTO CULTURAL 03 Dos inquietantes y uno de brujas Sí: Poe aquí, Lovecraft allá; cambiemos ya de giro, ¿quiere? Hay más para aterrorizar; 'Tenga para que se entretenga', de Pacheco; 'La cena', de Reyes; y para los niños: 'Las brujas', de Roald Dahl Cualquier Cadáver, literatura de las víctimas Para los familiares de víctimas, no hay estadísticas, lo único que importa es que su hijo, su hermano, su padre fue asesinado. No puede ser cualquier cadáver: Geney Beltrán Félix La muerte, esa fiel compañera Ricardo Bonilla Págs 6 y 7 Daniel Azdar Pág 8 Por: Juan L. Simental Págs. 4 y 5 ¿Qué es la muerte sino la única certeza? Apenas llega el hombre a la vida, ya es culpable de existir; y desde ese primer momento la muerte ya espera. Viene o le llaman. La muerte elegida -el suicidio- y las letras han estado íntimamente ligadas. Hay modos y maneras de morir La muerte, esa fiel compañera ¿Qué es la muerte sino la única certeza? Apenas llega el hombre a la vida, ya es culpable de existir; y desde ese primer momento la muerte ya espera. Viene o le llaman. La muerte elegida -el suicidio- y las letras han estado íntimamente ligadas. Hay modos y maneras de morir

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SUPLEMENTO CULTURAL 03 :: La muerte, esa fiel compañera

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ComunicanteComunicanteComunicanteVIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014 SUPLEMENTO CULTURAL 03

Dos inquietantesy uno de brujasSí: Poe aquí, Lovecraft allá; cambiemos ya de giro, ¿quiere? Hay más para aterrorizar; 'Tenga para que se entretenga', de Pacheco; 'La cena', de Reyes; y para los niños: 'Las brujas', de Roald Dahl

Cualquier Cadáver,literatura de las víctimasPara los familiares de víctimas, no hay estadísticas, lo único que importa es que su hijo, su hermano, su padre fue asesinado. No puede ser cualquier cadáver:Geney Beltrán Félix

La muerte,esa fiel compañera

Ricardo Bonilla Págs 6 y 7 Daniel Azdar Pág 8

Por: Juan L. Simental Págs. 4 y 5

¿Qué es la muerte sino la única certeza? Apenas llega el hombre a la vida, ya es culpable de existir; y desde ese primer momento la muerte ya espera. Viene o le llaman. La muerte elegida -el suicidio- y las letras han estado íntimamente ligadas. Hay modos y maneras de morir

La muerte,esa fiel compañera¿Qué es la muerte sino la única certeza? Apenas llega el hombre a la vida, ya es culpable de existir; y desde ese primer momento la muerte ya espera. Viene o le llaman. La muerte elegida -el suicidio- y las letras han estado íntimamente ligadas. Hay modos y maneras de morir

“Los que realmente te aman suben y salen fuera de la pared”, quizá porque la vida está en otra parte y saltan a su encuentro. Vivían en las tinie-blas y buscan la luz. También hay otros, aquellos que trepan la pared y se adentran en el reino lúgubre que circunda el Muro. Esos tales son aquellos

que te buscan porque, tal vez, aún estás adentro, perdido en la pregunta fundamental: ¿qué hay al otro lado del Muro?Así lo hicieron tantos y en ello dejaron la vida, por eso es que hay nombres grabados y hay cruces y memorias, y el dolor de la patria dividida en dos y vidas segmentadas y queren-

cias y añoranza. Así fue Ale-mania más de 25 años atrás.Pero el mal no dura cien años. El 9 de noviembre de 1989 el Muro fue quebrantado. Las entrañas del monstruo nazi fueron heridas para siempre. Entonces nació la historia.A 25 años de distancia la me-moria es testimonio. Allí hubo

vidas y esperanzas que no pudieron contener ni las balas ni los perros ni los alambres de púas. El Muro no sería para siempre: “¡Berlin wird mauerfrei!”: “¡Berlín se librará del Muro!”. (Grafiti en la zona de Potsdamer Platz; artista desconocido).Y así fue.

La Efeméride

El muro, a 25 años de distancia

Director Editorial / Juan Lorenzo Simental Editor / Ricardo Bonilla Editor / Daniel Azdar Diseño / Grupo Editorial HADEC

(Foto: Laura Alemán)

“La vida es sueño”, dijo Calderón de la Barca. Y tal vez lo es y lo será mientras el soñador no interrumpa su sueño.

El 6 de noviembre de 1970 murió Agustín Lara.Quizá por su talento innegable como compositor es

que La Diva, María Félix (la María bonita), fue su mujer. El romance terminó cuando él

(sí, ¡él!) le fue infiel a la mujer más bella de México.

El 11 de noviembre de 1928, nació en Panamá el escritor

mexicano Carlos Fuentes:“qué injusta, qué maldita, qué

cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos”.

“The ones who really love you walk up and down outside the wall”, “Outside the wall”

Nomás por hablar de algo…

VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014

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El 3 de noviembre de 1957, la URSS lanzó el “Sputnik 2” con la

perra “Laika” (“ladradora”) a bordo, el primer animal en el espacio. Lo que no se dijo sino hasta el 2002 fue que “Laika” “murió apenas horas después del lanzamiento a causa de sobrecalentamiento de la cápsula. (Wikipedia).

Pink Floyd

VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014

“El hombre siempre muere antes de haber nacido por completo”, Erich Fromm

Apenas llega el hombre a la vida y se hinchan sus pulmones con la primera bocanada vital, recién parido

entre sangre y placenta, volcado en llanto y mocos, desterrado del amniótico líquido esencial –el paraíso de los inocentes-, en el acto simbólico del corte del cordón umbilical, ya es culpable de existir. La sentencia inapelable: la extinción.

Es el momento primero, y es la primera e irrenunciable verdad: la muerte que paciente ya espera.

Pero hay modos y maneras de morir. Su inevitabilidad entraña, al menos, ciertas posibilidades para existir y distraer la guadaña. ¿Qué sería de la vida si no existiese

¿Qué es la muerte sinola única certeza?

ELLAS DECIDIERON MORIR

La muerte, esa fiel compañeraCuando tengas ganas de morirteesconde la cabeza bajo la almohaday cuenta cuatro mil borregos.

Quédate dos días sin comery veras que hermosa es la vida:carne, frijoles, pan.Quédate sin mujer: verás.Cuando tengas ganas de morirteno alborotes tanto: muéretey ya.

Jaime Sabines

La muerte elegida, el suicidio, y las letras han estado íntimamente ligadas; en el caso de las mujeres no es la excepción. Ellas son algunas poetas que decidieron dejar la vida antes de tiempo.

se tiró al mar por el rechazo de un hombre. Es la primera mujer poeta de la que se tiene noticia que optó por el suicidio: “esa serpiente que otra vez me intranquiliza... dulce, amarga e invencible”.

que se suicida muy joven, a los 28 años, con morfina: “y poco a poco en la oscura quietud, se apagarán también nuestras palabras y el postrer pensamiento”.

se metió en el Mar del Plata. Padecía un cáncer: “tengo el presentimiento que he de vivir muy poco”.

se suicida a los 30 años, dejando a dos niños menores, por el abandono de su esposo, un poeta mujeriego que se va con otra mujer: “papá hubiera querido matarte, pero moriste antes de que tuviera tiempo”.

tal privilegio? El mexicano, por ejemplo, ha elegido el modo festivo, la burla; ese entendimiento tragicómico y cotidiano de la muerte como una especie de compañía a la que, por más que se quiera, no se podrá evitar. Por eso, mirarla con un cierto divertido desdén es un remedio contra el terror –íntimo y no siempre aceptado- de abandonar el mundo de los vivos.

Afirmaba Octavio Paz que “la indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida”. Puede ser. Quizá es que haya cosas mejores por hacer que pensar que un día todo esto se va a acabar… pero puede no ser también. Y es que morir es, en esencia, ausentarse de

Juan L. Simental

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Safo de Lesbos(+ 580 a.C.)

María Polydouri(+29 de abril de 1930),

Alfonsina Storni(+25 de octubre de 1938),

Sylvia Plath(+11 de febrero de 1963),

VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014

“El hombre siempre muere antes de haber nacido por completo”, Erich Fromm

La muerte, esa fiel compañera

FUENTE: Las poetas suicidas por mal de amores, arquetipo de “la amante rechazada”, Rosol Botello.

se suicida luego del rechazo amoroso de un hombre treinta años menor que ella: “gracias a la vida que me ha dado tanto”.

murió por sobredosis de pastillas para dormir a los 36 años: “yo no sé de la infancia más que un miedo luminoso y una mano que me arrastra a mi otra orilla”.

se puso el abrigo de piel de su madre, se quitó sus anillos, se sirvió un vaso con vodka, se encerró en el garaje, y encendió el motor de su automóvil, suicidándose por intoxicación por monóxido de carbono: “morir es un arte, como todo. Yo lo hago excepcionalmente bien”.

En su poesía la muerte nunca permanece oculta, escribiendo sobre el suicidio de forma abierta, con desparpajo e incluso con frivolidad: “el primer suicidio es único. Siempre te preguntan si fue un accidente o un firme propósito de morir”.

fue una de las “mujeres malditas”; se suicidó arrojándose al vacío desde un quinto piso: “esta es mi lógica interna: suicidarme se ha convertido en mi divertimiento, mi vocación”.

tras meses de angustia por el secuestro de su hermano, decidió suicidarse con una sobredosis de antidepresivos: “no más amaneceres ni costumbres, no más luz, no más oficios, no más instantes. Solo tierra, tierra en los ojos”.

tal privilegio? El mexicano, por ejemplo, ha elegido el modo festivo, la burla; ese entendimiento tragicómico y cotidiano de la muerte como una especie de compañía a la que, por más que se quiera, no se podrá evitar. Por eso, mirarla con un cierto divertido desdén es un remedio contra el terror –íntimo y no siempre aceptado- de abandonar el mundo de los vivos.

Afirmaba Octavio Paz que “la indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida”. Puede ser. Quizá es que haya cosas mejores por hacer que pensar que un día todo esto se va a acabar… pero puede no ser también. Y es que morir es, en esencia, ausentarse de

todo y quién tiene el valor de abandonar las cosas queridas: los abrazos, los besos, las palabras amorosas, las presencias transformadas en añorada cercanía; los libros, ciertos lugares, las soledades elegidas; caminar descalzo, mirar el cielo de noche y tirarse al sol… ¿quién es capaz de renunciar a lo que ama porque irse al lugar del que nunca se vuelve tiene una hora y tiene un día?

Dice la bienintencionada recomendación: vive cada día como si fuera el último. Pero ¿qué haría el hombre –esa pequeña y finita creatura- si le fuera concedida la revelación de tal verdad? Las buenas razones para no temer abundan:

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“la muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”, dijo Antonio Machado; casi igual Epicuro de Samos: “la muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo”; o para Michel de Montaigne: “la muerte no os concierne ni vivo ni muerto: vivo, porque sois; muerto porque ya no sois”. Dijo Benedetti: “después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida”.

Existe también el debate, ¿qué es la muerte? “La muerte es el comienzo de la inmortalidad”, según Robespierre; “no me preocupa la muerte, me disolveré en la

nada”, dijo Saramago. Para otros, como el mismo Benedetti, es un asunto trágico: “la muerte es una traición de Dios”. Y para unos más se trata de algo que sucede y más vale tomarle cierta distancia: “no le temo a la muerte, solo que no me gustaría estar allí cuando suceda”, Woody Allen.

La muerte, pues, es la única posibilidad certera. Sea mientras tanto la vida, la celebración constante de ser el sueño de alguien que nos sueña. Un día será el despertar. Que al final del camino haya una certeza y razón para el consuelo: valió la pena vivir. Y al fin y al cabo, como dijo Marco Aurelio: “morir no es otra cosa que cambiar de residencia”.

Violeta Parra(+5 de febrero de 1967),

Alejandra Pizarnik(+25 de septiembre de 1972),

Anne Sexton(+4 de octubre de 1974),

Miyó Vestrini(+29 de noviembre de 1991).

Martha Kornblith (+ 29 de mayo de 1997),

María Mercedes Carranza (+ 11 de julio de 2003),

VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014

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VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014

“No hay receta para superar un duelo…

menos por violencia”

Cualquier Cadáver, literatura de las víctimas

Geney Beltrán Félix

Por: Ricardo Bonilla

La creación del altar de muertos anuncia el comienzo de una celebra-ción que ha traspasado generacio-

nes, desde el México prehispánico al con-temporáneo. Honrar a los santos difuntos este 2 de noviembre es uno de los rituales con mayor arraigo en la población.

Desde poner la mesa para recibir a quienes ocuparon un lugar en el mundo de los vivos, con alimentos, bálsamos y diferentes elementos que simbolizan su regreso, hasta llevarles flores a los cemen-terios. Pero muchos no regresan, siguen desaparecidos a causa de la violencia en México.

Para unos, significan números, esta-dísticas; para otros, sepulturas que acom-pañarán siempre a familias que afrontan un duelo irrenunciable, casi perpetuo. Por sus efectos, ha transformado la vida de

los mexicanos, ejerciendo una desbordada influencia.

La literatura no ha escapado a este fe-nómeno, los temas del narcotráfico y delin-cuencia organizada también se han apode-rado de las obras literarias en los últimos años. El narcotraficante famoso, el victima-rio, los delitos, las estadísticas son sus pro-tagonistas. Pero. ¿Qué pasa con la víctima y sus familias? ¿Cómo superan ese duelo por la pérdida de un ser querido a causa de la violencia?

No son solo estadísticasCualquier Cadáver, la segunda novela del es-critor, editor, traductor, ensayista, crítico li-terario y novelista mexicano, Geney Beltrán Félix, ha sido una de las pocas obras que va

más allá de este escenario que aún persiste en México.

“La literatura de los grandes capos, de los narcos, se ha registrado mucho con persona-jes o gente muy vinculada con la violencia, pero ha faltado la literatura de las víctimas”, expresa.

Para el escritor originario de Tamazula, Dgo., no hay registros de la violencia y su re-percusión emocional; resulta difícil medir la intensidad del duelo en las personas que han perdido un familiar por la violencia.

“No es lo mismo que un hijo, un padre, un hermano, muera por enfermedad o en un ac-cidente, que en un acto de violencia”, afirma.

Cómo elaborar el duelo, sobrellevar una situación donde no hay justicia y los asuntos de procuración de justicia se observan dis-funcionales desde hace tiempo, reclama.

Deja claro que para los familiares de víc-timas, no hay estadísticas ni explicaciones, lo único que importa es que su hijo, su hermano, fue asesinado, y que tiene nombre y apellido. No puede ser cualquier cadáver. “Para Javier Si-cilia y Alejandro Martí sus hijos no son un número en una estadística del INEGI”.

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VIERNES 31 DE OCTUBRE DE 2014

No es lo mismo que un hijo, un padre, un hermano,

muera por enfermedad o en un accidente, que en un acto de

violencia , Geney Beltrán Félix

“Las historias nos interesan porque pen-samos que les pasa a otros, en otro país, en otra época, necesitamos consolarnos con esa idea. Pero cuando le pasa a alguien, se vuel-ve real y no tiene recetas para lidiar con ese duelo”, argumenta.

Beltrán Félix no deja pasar la persistencia del secuestro, la impunidad, la indiferencia de autoridades y sociedad, pero suma la dificul-tad de superar el duelo, la incomodidad que resulta el dolor ajeno y la indiferencia de la sociedad.

Considera necesario que el gobierno y so-ciedad neutralicen el efecto devastador de la violencia; con las estadísticas van distancian-do a los ciudadanos de esos fenómenos.

“Decimos que 100 mil muertos en 6 años en una sociedad donde es tan común golpear al otro, al hijo esposa, parecería que esto no tiene solución”, añade.

Personaje comúny corrienteLa violencia ha provocado una transforma-ción interna, y eso es lo que busca mostrar Beltrán Félix en su novela Cualquier Cadáver.

Su principal personaje -Emarvi Arellano- es un hombre de 32 años, divorciado y aspi-rante a escritor-, que trabaja en una oficina y cumple un horario como editor literario; sin embargo, su único hijo de seis años es secuestrado y luego encontrado muerto, víc-tima una banda dedicada al contrabando de órganos, no puede hacer nada. La violencia lo trastoca a un nivel muy profundo, se siente culpable, razona que debió protegerlo.

“La novela aborda a las víctimas. No cuento el secuestro en la novela, me planteé no mostrar a los secuestradores, al niño, sino lo que provoca eso en los padres”, detalla.

Su novela da un fuerte peso a la figura de la paternidad, “en México es algo muy proactivo, de que el padre mantiene a la casa, resuelve problemas, pero si afuera ocurre que te secuestran a tu hijo, hay una dificultad más grande”.

El personaje nunca supo ser padre en la novela, va mostrando que cometía errores en la causa, pero que no son motivo para que secuestren hijo. Se da cuenta que hay histo-ria de violencia en su familia. Hay un doble espejo, por un lado es hijo de un padre que se suicida y por otro él es padre de un hijo que termina secuestrado.

“Me interesaba involucrar a un perso-naje común y corriente, no un político, un narco, sino alguien normal, como es la gran mayoría de la población en México”. A par-tir de eso, mostrar que lo que afecta a uno, termina afectando a todos, pues el 95 por ciento de delitos en México no se castiga.

Al crearse una lógica de impunidad en la sociedad, la multiplicación de los críme-

nes se vuelve exponencial, lamenta Ge-ney Beltrán.

Arte que pare las balasElegir la historia de una persona sencilla y, a partir de eso, dar una imagen más amplia de lo que es la sociedad, es la posibilidad que da la literatura: ir de lo particular a lo universal.

Esa es la magia de la literatura, dice, por-que tiene la posibilidad de presentar un es-pejo más amplio, no solo de luces y sombras, sino que presente matices. Puede presentar lo más extremo, “lo más pesadillesco, tiene la función como de un convulsivo, electros-hock, porque parece que estamos sedados, y se requiere algo muy fuerte para despertar-nos”.

A veces se asigna al arte una tarea desme-dida, casi parar balas. Pero eso ocurre porque el arte nunca da recetas.

Y la sociedad necesita un mayor diálogo con las artes, tal vez empezar con la literatura porque es más fácil agarrar un libro que ir a la ópera, finaliza el autor.

No todo es Poe o Lovecraft; cambiemos ya

de giro, ¿quiere?

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Dos inquietantesy uno de brujas‘Tenga para que se entretenga’, de José Emilio Pacheco; ‘La cena’, de Alfonso Reyes; y para los niños: ‘Las brujas’, de Roald Dahl

Por: Daniel Azdar

José Emilio Pacheco

Sí: Poe esto, Poe lo otro, ‘El corazón delator’ por aquí, ‘El gato negro’ por allá, Lovecraft aquí, Lovecraft allá; cambiemos ya de giro, ¿quiere? Vamos a hablar de otros terrores

y a recomendar dos cuentos inquietantes y una historia de brujas, por si se le antoja regalar un libro para el Día de Brujas o el de Muertos. Empecemos:

‘Tenga para que se entretenga’, de José Emilio Pacheco (del libro ‘El principio del placer’): la narración de este cuento se hace a manera de informe de un detective privado, y es dirigida a un cliente (aquí, el hermano del presidente Ávila Camacho). El informe narra, básicamente, la desaparición de un niño que jugaba mientras su madre lo esperaba en una banca del parque, en el bosque de Chapultepec.

Rafaelito –el niño– estaba jugando cuando de pronto “se abrió un rectángulo de madera oculto bajo la hierba (…) y apareció un hombre”. Este hombre misterioso se dirigió a la madre y le obsequió un periódico y una rosa con un alfiler. Después, con consentimiento de la madre, el hombre llevó al niño a visitar su casa en el subterráneo.

Jamás volvieron a encontrar a Rafaelito. Y se dice que aquel hombre era el mismo Maximiliano.

‘La cena’, de Alfonso Reyes: atmósferas lúgubres, estructura temporal cíclica, personajes condenados a repetir las mismas acciones por toda la eternidad. Alfonso, el protagonista, cuenta la historia de una cita extraña que se da a partir de una invitación: “Doña Magdalena y su hija Amalia esperan a usted a cenar mañana, a las nueve de la noche. ¡Ah, si no faltara!…”

Ya en la casa, y respondiendo a la invitación, al joven le llama la atención el retrato de un “señor de barba partida y boca grosera”. Alfonso se siente hipnotizado, luego deprimido y agobiado; finalmente se queda dormido.

Tras varias horas la plática de las dos mujeres fantasmales, sobre cierto capitán

que queda ciego a causa de una explosión, lo despierta. Alfonso recobra entonces la memoria y, por lo mismo, su identidad. Antes de huir de esa casa vuelve a mirar el retrato y se reconoce a sí mismo. Huye y la historia comienza otra vez.

‘Las brujas’, de Roald Dahl: reseñar este libro es, quizá, una pérdida de tiempo. ¿Por qué?, porque no hay quien no conozca, sin

saberlo, y gracias a la adaptación de sus historias al cine, la obra de Roald Dahl.

Basta citar: ‘Matilda’, ‘Charlie y la fábrica de chocolates’,

‘James y el melocotón gigante’, ‘El Superzorro’, ‘Cuentos en verso para niños perversos’ (mi favorito) y, el que ahora me ocupa: ‘Las brujas’.

¿Ya?Bueno. Si lo que se quiere es regalar

algo a un niño un tanto atento y un menos asustón, y en el espíritu de estas festividades –en lugar de dulces– el libro ‘Las brujas’ es una excelente opción.

Y reseño nomás por compromiso: un pequeño huérfano visita Inglaterra con su abuela y se hospedan en cierto hotel, mismo donde también se hospedan doscientas señoras que no son señoras normales

sino ¡brujas!, brujas que tienen un plan: convertir a todos los niños del mundo en ratones mediante una fórmula “ratizadora”.

El huérfano –ahora ratón–, su abuela y otro niño llamado Bruno –también vuelto ratón– se dan a la tarea de conseguir la fórmula, vaciarla en la sopa que habrán de comer las brujas, y así acabar con ellas.

El placer de empezar a leer a Roald Dahl cuando ya se conocen sus historias por causa del cine es inmenso.

El cuento de horror es tan antiguo como el pensamiento y el habla humanos

Lovecraft

200 señoras que no son señoras normales sino ¡brujas!, brujas con un plan: convertir a todos los niños del mundo en ratones