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sumarioEn Pésaj no sólo recordamos laliberación de nuestros antepasados,sino buscamos lograr nuestra propialiberación de... nosotros mismos.

La foto en la tapa representa las dosfacetas de la libertad: la libertad parairse y la libertad para llegar. De hechoson interdependientes, ya que parapoder llegar a la esencia de unomismo hace falta poder liberarse delas limitaciones de uno mismo.

¡Feliz viaje!

KesherPublicación de Beit Jabad UruguayAv. Brasil 270411300, Montevideo-Uruguay

Telefax: (5982) 709 34 44E-mail:[email protected]: Eliezer ShemtovCoordinación editorial: JanetRudmanDiseño: Daniel LaizerovitzCorrección: Gabriela FerrezTraducción: Vicki HirschfeldColaboración: Brana Saks

Impresión: Meralir S.A. (EmpresaGráfica Mosca)Guayabo 1672

Agradecemos a www.chabad.orgpor habernos autorizado areproducir los artículos de laspáginas 8, 10, 12, 16, 17, 19, 23, 25y 29.

Agradecemos a la Editorial Kehotpor habernos autorizado a publicaruna Carta del Rebe de Lubavitchextraída del libro "La Letra y elEspíritu".

Si sabe de alguien que quieraconocer la revista Kesher y no larecibe, o si usted cambió dedirección, le rogamos que nos lohaga saber de inmediato alTel. 709 34 44 o al [email protected].

Los artículos de opinión y la kashrutde los avisadores sonresponsabilidad de quienes lofirman y no necesariamentecoinciden con la posición de BeitJabad Uruguay.

EDITORIALTUVERDAD MIVERDAD LAVERDAD 4-Rabino Eliezer Shemtov

CARTA DEL REBE 6

FESTIVIDADES¿QUERÉS VER PÉSAJ? MIRÁ EN LA COCINA 8-Simón PosnerEL MITO DE LA RELAJACIÓN 10-Shlomo Yaffe¡L DE LIBERTAD! 12-Sara Hecht

MITZVOTPROTECCIÓN DEL HOGAR: LA SEGURIDADDE LA CASA 16-Tzvi Freeman

UN LUGAR EN EL MUNDOEL CONTRATO VINCULAR 17-Sara HechtREZANDO EN KHARKOV 19-Shmuel Marcus

PREGUNTAS Y RESPUESTAS¿POR QUÉ LOS BUENOS ESPOSOS TIENENDUEÑA? 23-Aaron Moss

VIVENCIASEL AUTO SE QUEDÓ SIN NAFTA 25-Daniel Moscowitz

DE POR ACÁEL LLAMADO 29-Dr. Blair P. Grubb

HUMOR JUDÍOPARA REÍR Y PENSAR 31

JABAD EN EL MUNDONAVEGANDO CON JABAD 34

ACTIVIDADES 35

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4 Revista KESHER

EDITORIAL

por Rabino Eliezer Shemtov

no de los grandes desafíos que unoencuentra cuando habla de judaís-mo a judíos criados con valores lai-cos, es hablar de la idea que existeuna verdad absoluta a la cual uno

Un día, cuando estaba viajando en su barco enalta mar, vio de lejos una gran luz. Era una luzcomo nunca vio en su vida. Siempre curioso porconocer cosas nuevas, se acercó a la isla y vio queestaba llena de velas. Millones y millones de velas.

Desembarcó y quedó mirando, maravillado. Depronto se le acercó un hombre anciano con unasonrisa en el rostro y le extendió la mano. "Bienve-nido, Señor. ¿Qué puedo hacer por Ud.?" pregun-tó el nativo.

"Bueno, yo soy un buscador de la verdad. Toda mivida me he dedicado a buscar la verdad. Vi esta islade lejos y me acerqué para investigarla," explicó.

"Tenés suerte," dijo el anciano. "Esta es la Isla de laVerdad. Cuando uno nace se le prende aquí unavela. Cuando la vela se apaga, su alma vuelve a suorigen."

"¡Qué increíble!" exclamó el hombre. "¿Todos tie-nen una vela?"

"Sí, todos."

"¿Yo también?" preguntó el hombre, incrédulo.

"Sí, Ud. también."

"¿Puedo verla?"

TUVERDAD MIVERDADLAVERDAD

Use debe someter y que no todo es relativo.

El otro día escuché a uno hablando de los 'arro-gantes que creen que su verdad es la verdad'.

Me pregunté: ¿Estará este hombre absolutamen-te convencido de que no existe una verdad abso-luta? ¿No será esa, entonces, una verdad absolu-ta que contradice su propia negación de la exis-tencia de verdades absolutas? Y si no está absolu-tamente convencido de que no existe una verdadabsoluta, ¿cómo sabe que el otro realmente no lapuede tener? O quizás lo que no quiere es queexista una verdad absoluta en manos de otros quechoque con sus preferencias personales…

Muchas veces uno cree que está buscando la ver-dad, cuando en realidad está huyendo de ella,como vemos en la siguiente historia.

Cuentan de un hombre que a los 20 años salió almundo en búsqueda de la verdad. Durante 60 añosviajó por el mundo entero. Conoció a todas lasdistintas civilizaciones con sus respectivas creenciasy costumbres. Ninguna le convenció lo suficientecomo para que la adoptara para sí mismo.

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5Revista KESHER

"¡Cómo no!" dijo el anciano y procedió a explicarleal visitante cómo encontrar su vela.

El hombre siguió las instrucciones del anciano y enpocos minutos se encontraba frente a un vaso deaceite con una llama con su nombre y apellido gra-bados en ella.Su emoción por ver su propia vela desvaneció rá-pidamente al ver que quedaba muy poco aceite yque la llama estaba por apagarse.

"¿Qué hago?" pensó.

De repente, se dio cuenta que la vela de al ladoestaba llena, aparentemente pertenciente a unniño recién nacido.

"Saco un poco de aceite de esa vela y así me salvola vida," pensó. "Igual no se dará cuenta; tiene todauna vida por delante."

"Pero, no es justo…" siguió pensando. "Eventual-mente esas gotas que le saque le afectarán. No lopuedo hacer."

La llama empezó a titilarse, dando señales de que

estaba en sus últimos suspiros.

El hombre, en su desesperación, no vaciló muchomás y agarró la vela lindera para abastecerse deallí una extensión de vida.

De repente, apareció el anciano y agarrándole elbrazo, dijo: "¿No me dijiste que estabas buscandola verdad? Aparentemente es más interesante bus-carla que encontrarla…"

La festividad de Pésaj, en la cual comemos Matzápara celebrar nuestra liberación de Egipto y elposterior recibimiento de la Torá en el Sinaí, nosenseña que sí, existe la verdad. Pero para poderencontrar la verdad, uno debe estar dispuesto aliberarse de su verdad. Mientras uno se aferre asus ideas, hábitos y deseos personales, no estaráen condiciones de buscar la verdad y menos aúnle interesará encontrarla. Para lograr la verdaderalibertad personal hace falta tener la cualidad de lahumildad representada por la Matzá, un pan con-feccionado de una masa no inflada.

Jag Kasher VeSaméaj.

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6 Revista KESHER

CARTA DEL REBE

Señor

Nueva York, N.Y.

Saludo y Bendición:

Por medio de la presente acuso recibo de su carta.Debo decir que me sorprendió bastante que mepidiera que expresara un juicio sobre una cues-tión política.

Seguramente sabe que el movimiento Lubavitch,el cual tengo el privilegio de dirigir y liderar, no esun cuerpo político y, como una cuestión políticabásica, evita cualquier involucramiento. Su progra-ma está centrado solamente en jinuj (educación),tzedaká (caridad) y la diseminación del judaísmoraigal, y similares servicios apolíticos, para la co-munidad judía y la gente judía en general.

Si algún individuo, o individuos, afiliados a lasactividades de Lubavitch, eligen participar dentrode su propia capacidad privada en cualquieractividad política, ése es su asunto personal y noinvolucra de ningún modo al movimiento Luba-vitch.

Esta conducta inequívoca de Lubavitch es tan bienconocida que no hay necesidad de extenderse res-pecto de ella. En realidad, advierto a partir de sucarta que también usted se da cuenta de ello.

Con bendición,

M. Schneerson

Dr.

Cambridge, Massachussets

Saludo y Bendición:

Su carta, en la que me escribe acerca de su hija,me llegó con cierta demora.

Confío en que no necesito hacer hincapié en elhecho que yo no doy, D-os libre, ninguna orden.Sólo puedo dar consejo -según mi leal saber y en-tender- y evaluación de qué es lo que más le con-viene a la persona que pide mi consejo.

Claramente, debo considerar el futuro inmediatode la persona y sus ventajas materiales, pero tam-bién que le asegurará un beneficio duradero, par-ticularmente desde el punto de vista de su tran-quilidad mental. Si la felicidad humana ha sidosiempre predicada sobre la base de la paz y la ar-monía interior, es especialmente así en nuestroconfuso presente.

Para el judío, la verdadera armonía y paz interiorpueden alcanzarse sólo si su estilo de vida no vaen contra de su esencia, que es algo que no pue-de cambiar o alterar, y que es su herencia de innu-merables generaciones. En otras palabras, un ju-dío puede estar en armonía consigo mismo solo sisu vida es auténticamente judía. Ninguna riquezamaterial puede sustituir esto.

Seguramente no necesito explicarle en detalle elestado en que se encuentra la generación más jo-ven de nuestro tiempo, ni necesito enfatizar queno hay mayor bendición que la de sentirse seguroy firme, inmune a los cambios y cataclismos, día adía y de un extremo al otro, afectándolo tododesde los niveles más básicos de modestia y mora-lidad hasta los conceptos básicos del judaísmo.

Estas son las consideraciones que me motivan cuan-do gente joven pide mi consejo; el resto dependede ellos. Sin embargo, ciertamente es más fácilpara ellos si reciben también el aliento de otros.

Que D-os, cuya benevolente providencia se extiende atodos y cada uno individualmente, le conceda muchoverdadero najes (satisfacción) de su hija, y la habilidadpara disfrutarlo en circunstancias felices.

Con bendición,

M. Schneerson

JABAD Y POLÍTICA

LOS CRITERIOS DE MIS CONSEJOS

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7Revista KESHER

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8 Revista KESHER

FESTIVIDADES

tado expuesta a la cocina no kasher de Pésaj a lolargo del año, ahora para Pésaj está cubierta yenvuelta en láminas de papel de aluminio protec-tor, creando una superficie virtual, nueva, más ele-vada para celebrar Pésaj, entonces este hogar tie-ne un Pésaj completo.

Un Pésaj completo con noches en vela (ella estuvolevantada hasta las cuatro de la mañana), limpian-do debajo de los colchones, vaciando cada pla-card, exagerando la lista de compra de comesti-bles (la cajera le dio una mirada a mis tres carrosde compras y ¿sabés qué dijo?), familiares de afue-ra y visitantes o amigos todos sentados alrededorde una mesa larga, extensible, con una o dos me-

por Simón Posner

e supone que Ben Gurión dijo: "Si querésevaluar una comunidad judía norteamerica-na, no revises las sinagogas y los centros.Mirá si tienen un restaurante kasher. Podría

¿QUERÉS VER PÉSAJ?MIRÁ EN LA COCINA

shaber estado hablando de Pésaj. Olvidate de quéestá pasando y quién está asistiendo a la sinago-ga. Olvidate de los comedores. ¿Querés ver Pésaj?Mirá en la cocina."

Cuando crecí, el límite para mí entre lo que se debey lo que no se debe para el que tiene un Pésajverdadero y el que no lo tiene, estaba completa-mente envuelto en papel de aluminio. Si lasmesadas de la cocina, refrigeradores, piletas y aúnla grifería -especialmente la grifería- habiendo es-

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ron a la casa de mis padres para conseguir matzáschmurá. Como todo el mundo, instintivamentefueron a la puerta de la cocina (poca gente enrealidad sabe donde está nuestra puerta del fren-te). Entraron en la cocina, miraron el papel de alu-minio y, "¡Ah! ¡Igual que en Irán!". Yo estaba sor-prendido solamente porque no podía imaginar-me algo tan avanzado en Irán como el papel dealuminio. Pero sabía que esta familia conocía, real-mente conocía lo que era Pésaj. Supe también quese sintieron en casa. Nadie crece fuera de su am-biente. Y cuando ese ambiente debe ser creado,nutrido de una vida específica para permitirle bro-tar, entonces los preparativos se convierten en másque necesarios.

Podés salir fuera de casa y pedir que traigan sopay pollo al horno. No podés salir a ordenar un nú-cleo familiar que junte todas estas fuerzas y creealgo a partir de relativamente nada. Como la ple-garia, no podés poner nada en eso y esperar sacaralgo. Si no sudás por eso, ¿cómo esperás que al-gún día entre en tu sangre?

Cierra tus ojos y ve las filas de mesas con hombres,mujeres y niños encontrando lugar en el come-dor. Oye el cántico que amas e inhala el aromacaracterístico de Pésaj. Serás colmado por la santi-dad de los actos simples que hacemos: lavarnos,recitar, comer, tomar. Lo que junta todo esto estáenvuelto en papel de aluminio.

sas agregadas al final con sillas alquiladas y … todoesto era visible en los pliegues del papel de alumi-nio alrededor de la grifería y los bordes de lasmesadas.

Mi hermana de Brasil una vez me mostró un avisopublicitario que le llamó la atención y captó suimaginación. Una foto de una biblioteca de unacasa con clásicos encuadernados en cuero, artedigno de un museo y una sola bien ubicada anti-güedad. El texto decía: "No precisas mirar en lacocina para saber que son gourmets."

Pésaj no puede ser identificado por las plegariasdichas en la sinagoga (aunque amo la tonada delas plegarias matutinas de Pésaj y me siento enga-ñado que pasa desapercibido entre los dos Sédernocturnos). Pésaj no puede ser conocido por lascuatro preguntas o el vino dulce, o la Hagadá deMaxwell House. Pésaj no puede ser identificadopor Pésaj.

Pésaj en la mente de un niño es el lugar donde seconstruye la memoria, donde las memorias se con-solidan, se forman, se preservan, cocinadas a fue-go lento y madurando el paladar, porque Pésajestá hecho de preparativos.

Una vez, yo no tenía más de diez años, cuandouna familia recién llegada de Persia se mudó aNashville y nos conoció justo antes de Pésaj. Vinie-

"... No debemos gastarenergías combatiendo la

oscuridad.Sólo necesitamos crear

día, y la noche sedesvanecerá..."

El RabinoIosef Itzjak Scheersohn,

el Rebe anterior de Lubavitch

JACKY, NOEMÍ,TAMAR E ILÁN ASALLAS

"La verdadera humildad nosignifica andar desaliñado o

actuar como si uno novaliera nada. Uno debe ser

consciente del propio valor yaun así actuar de forma

humilde."

Likutey Moharán 11:72

ELI, ALAN YALEJANDRO GROBERT

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n un artículo aparecido recientementeen el Wall Street Journal se presenta-ban los resultados de un fascinante es-tudio. Quienes trabajan en condicionesde mucha presión a menudo se toman

Hagadá), abandonando todo aquel "Egipto" en elcual se consumen nuestras almas. Pero cuandopensamos en la libertad, generalmente lo hace-mos en términos de ser libres de responsabilida-des, preocupaciones y de las cargas de la vida; enotras palabras, la libertad equivale al "descanso".Con sus leyes sobre la eliminación de cada miga delevadura de absolutamente todos los rincones denuestro hogar, con los requisitos de comer canti-dades exactas de matzá y tomar una determinadamedida de vino con cada una de las "cuatro co-pas" Pésaj parecería contradecir este sentimientode libertad. Desde el punto de vista religioso, si nocomemos o bebemos las cantidades especificadas,en realidad no hemos celebrado un verdaderoSéder.

¿Esta dedicación a los detalles constituye la liber-tad? Efectivamente, no hay otra libertad verdade-ra. Somos seres humanos físicos que vivimos en unmundo de muchos miles de detalles y nimiedades.Si decimos: "Solamente puedo extender mis alas ysentirme elevado cuando trasciendo el cuerpo, la

por Shlomo Yaffe

Eunos días para apartarse de todo, descansar y"descomprimirse"; la sabiduría popular asume que,de esta manera, se pueden aliviar los efectosacumulativos del estrés. Sin embargo, los resulta-dos del estudio indican que un ciclo de intensoestrés seguido de un descanso total no ayuda acontrarrestar los efectos física y mentalmente no-civos del estrés crónico. Lo único que realmenteayuda es aprender a responder de una maneraefectiva a las situaciones inductoras del estrés amedida que éstas van apareciendo. No es el des-canso lo que puede aliviar el estrés, más importan-te será cambiar nuestro comportamiento cotidia-no de modo de lograr una vida menos estresante.

La festividad de Pésaj es una celebración de nues-tra capacidad para alcanzar la libertad en "cadageneración" (como el desafío que nos plantea la

EL MITO DE LARELAJACIÓN

FESTIVIDADES

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tierra y todos sus detalles insignificantes," estamosbásicamente diciendo que D-os no puede ser sen-tido aquí, en nuestro mundo. En este modelo D-os está aprisionado en lo sublime, y nosotros so-mos prisioneros de lo insignificante.

Escapar de aquello que es insignificante tampocova a ayudar; tarde o temprano tendremos queretornar de las vacaciones y entonces volvemos alpunto de partida.

Pésaj nos da la respuesta señalando que, si real-mente queremos que nuestros espíritus asciendan,debemos encontrar a D-os en los detalles del mun-do en el que vivimos, de la misma manera en queel estrés no se elimina escapando de nuestros mar-cos de vida, sino permaneciendo dentro de losmismos y transformándolos desde adentro.

En el Séder de Pésaj, la actividad habitual de co-mer se viste envuelto en unos pocos bocados. D-os no está aprisionado y tampoco lo estamos no-sotros.

D-os puede estar donde Él elija estar, incluso en elacto de comer un pedazo de matzá o en las expre-siones de un niño pequeño planteando las CuatroPreguntas. Y nosotros también, quedamos en li-bertad a medida que descubrimos lo trascenden-te en las cosas de la vida cotidiana.

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"Y le contarás a tu hijo."

PERLA G. DE BELLA

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12 Revista KESHER

l tiempo no tiene verdaderas dimensio-nes. Un día completo puede pasar enminutos. Un momento efímero puedeperdurar una eternidad. Este verano meencontré con David, un niño autista de

FESTIVIDADES

por Sara Hecht

cionarme con él. Sí, yo también estaba buscandola libertad.

David me explicó cómo se alcanza la libertad, através de un juego original que jugaba con las le-tras del abecedario. Cada letra servía como un ve-hículo para llevarte a “casa”, la cual representabala libertad. “C” era “conducir a casa”, “P” era “pa-sear a casa”. Cuando recorrimos el alfabeto, nues-tra imaginación se intensificó. Cuando lo desafiécon la “S” él ofreció “stop en casa”, pero yo pensé“saltar” suena mejor, y él estuvo de acuerdo.

Yo estaba feliz. Había entendido el meollo de estejuego de la libertad. Yo estaba adentro. Había rotola pared entre mi mundo preso y la búsqueda deDavid de la libertad, y este fue el sentimiento másintenso que jamás haya experimentado. A él no legustaba la remera amarilla del campamento quetenía puesta. Él quería saber “qué pasa si simple-mente uso sólo pantalones”. Se sentiría como enlibertad, me dijo. Yo no estaba tan seguro.

¡L DELIBERTAD!

E8 años. “¡Estoy buscando la libertad!” nos espetócuando subimos al auto para volver a casa des-pués de un largo día en el “Círculo de Amigos delcampamento de verano de Palo Alto”.

Me tuve que pellizcar para estar seguro de queescuché realmente esa frase del pequeño niñorubio que estaba a mi lado. “¿Qué estás buscan-do?” pregunté. “¡La libertad!”

Detecté un enojo casi de adulto en su voz, unarebelión, una urgencia para levantarse y actuar,para decirle al mundo entero que él estaba bus-cando la libertad mientras nosotros permanecía-mos confinados en un mundo de reglas. Aunqueél parecía hostil, yo quería entenderlo desespera-damente. David tenía una visión, y yo podía rela-

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Siguió mencionando “reglas de la libertad”, y aquífue donde él realmente me puso a pensar. ¿Cómopuede haber reglas en la libertad? ¿David, si estástan concentrado en hacer lo que se te ocurre, en-tonces cómo puedes hacer para crear reglas especí-ficas que los “Buscadores de libertad” estarían obli-gados a seguir? Eso no sería Libertad, mi querido.Eso sería seguir reglas. Eso te convertiría en uno más:escuela, campamento, lugar de trabajo.

No quería desestimar su idea de libertad, pero suentendimiento y profundidad iban más allá de suedad, y eso me impulsó a preguntar, “David, ¿cómopuede haber reglas de libertad?” Se quedó calla-do. Él no saltó para increparme. Ni nadie antes sehabía molestado en discutir la libertad con él, ni lohabían desafiado en esos términos, y ahora, pare-cía que yo le había señalado un defecto crítico ensu sistema.

Mucho antes de que tuviéramos que partir, yo es-taba seguro que David encontraría una soluciónesa tarde. El era demasiado inteligente, demasia-do agudo para perder de vista un detalle tan sig-nificativo.

Pensé sobre mi encuentro toda la noche y sabíaque si nos encontrábamos nuevamente no necesi-taríamos discutir. Verán, David tiene razón. Hayreglas que atan y reglas que redimen. David estábuscando las que redimen, y creo que me gustaríaunírmele.

Efectivamente me di cuenta, que con la apro-piada adhesión, reglas que ostensiblementeatan pueden ser reglas que redimen. Verán, D-os nos dio la Torá, nuestra guía, mucho antesque cualquier humano buscase la libertad, ymucho antes que David empezara su búsque-da. Consideren la experiencia de Shabat: unmandato obligatorio perfectamente diseñadopara redimir al ser humano.

Con el paso del tiempo, podemos perder el hábi-to de observar Shabat, vemos sólo las reglas obli-gatorias, y nos insensibilizamos a la liberación quele ofrece a nuestros corazones y mentes. Pero nues-tro niño interno, nuestra alma eterna, sabe la ver-dad. Recientemente descubrí un recuerdo de misaños de liceo, describiendo vívidamente mis me-morias infantiles de Shabat:

“… La noche del viernes se volvió mi favorita. Aúnen el verano, cuando los días eran más largos, lascorridas de último minuto antes del ocaso del vier-nes eran inevitables. Cuando llegaba la hora delencendido de las velas, de repente todo paraba.

Era como si D-os hubiese diseminado un glorioso ycálido resplandor sobre nuestra casa.A veces, salía a la terraza del frente y miraba elpálido cielo lleno con una gama de magníficoscolores. La calle estaba silenciosa y los árboles semecían levemente, sus hojas manchadas por losúltimos rayos del atardecer. Una cierta paz meenvuelve y yo sé que es Shabat.” Yo siempre tuvelas reglas de la libertad; yo simplemente no las habíautilizado. O.K. David. Juguemos con la “R”, “retor-nar a casa”. Sí, una media hora puede durar unaeternidad.

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MITZVOT

omo cualquier due-ño de casa sabe, noson los pequeñosdispositivos con lu-ces intermitentes

las buenas acciones. Piensa enellos como conexiones dedica-das que te conectan con el Ser-vidor infinito de todas las cosas.

Sin embargo, las mezuzot tie-nen una cualidad especial: estándirectamente conectadas a lafunción de protección. Y, comonos enseñan los sabios delTalmud, si colocas una mezuzáen la puerta de tu casa estarásprotegido, tanto dentro co-mo fuera de ella. Eso sí que esalgo que ningún servicio terre-nal puede ofrecer.

Es por eso que, en 1974, cuan-do empezaron a aumentar lasactividades terroristas, el Rebede Lubavitch, el Rabino Mena-

jem Mendel Schneerson, decla-ró una campaña relámpago demezuzot a nivel mundial. Graciasa esa campaña, una vez más lasmezuzot son una característicaestándar en las jambas de lascasas judías en todas partes.

por Tzvi Freeman

Clos que protegen su hogar. Laprotección está en la seccionalde la policía. Lo único que tie-nes que verificar es que los dis-positivos estén conectados.

Una mezuzá en la jamba de lapuerta de tu casa funciona dela misma manera, sólo que estáconectada a un organismo su-perior de protección. Una enti-dad muy superior.

De hecho, es así que funcionacada mitzvá, los tefilín, las velasde Shabat, el estudio de la Torá,

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17Revista KESHER

Las Vegas. Una ciudad de entretenimiento occi-dental: de plata, medios de comunicación y locu-ra. Difícilmente el lugar para encontrar inspiración,pero la experiencia me ha enseñado que Él se ocul-ta en los lugares más escondidos. Mi amigo y yo llegamos inocentemente para daruna mano en una feria de productos estrafalariosy comunes para bebé. Desde cunas portátiles has-ta pelelas descartables, mi desenfrenada imagina-ción estaba sentada en una feria con dos milstands.

Nuestro stand era chic, con modernas lapiceras enuna gran variedad de colores flúor. Sin ningunaexperiencia en esa área, nos aseguramos de me-morizar las características de cada modelo infini-dad de veces. Esto no hizo nada aún para garanti-zar nuestra habilidad para desempeñarnoseficientemente en la feria. Meir Levine, el encargado de ventas, tenía a cargoel stand, atrayendo nuevos clientes, pero más im-

EL CONTRATO

por Sara Hecht

portante que eso, (eso lo decidí yo), atrayendojudíos seculares. Tenía una manera informal de hacerlo, no presio-naba, no sermoneaba, y la gente se interesaba.Cuando alguna mujer quería estrechar su manose echaba para atrás y con una amplia sonrisa,decía: “Lo lamento, solamente con mi mujer”. Loentendían enseguida, y lo respetaban. Entoncesempezaban a hacer preguntas. Parecía que la gente no estaba tan interesada ennuestro trabajo como lo estaba en nuestras prác-ticas religiosas, que parecían extrañamente fuerade lugar en el Centro de Convenciones de Las Ve-gas. Aquellos que estaban en stands cercanos anosotros se hicieron nuestros amigos, y cuando elflujo de gente bajó, no discutimos más los “pro” ylos “contra” de un producto específico para be-bés; discutimos judaísmo y el sentido de la vida.

Tal vez el momento definitivo fue cuando nuestroprimer comerciante minorista judío se quiso po-ner tefilín con Meir. Se quedaron juntos en la es-quina del stand, y el joven empezó a ponerle lastiras de cuero negro tirantes en su brazo.

Todas las miradas se volvieron a los tefilín, y depronto el cuarto se congeló. El silencio era ensor-decedor.

Ochocientos figuras lentamente miraron la ima-gen borrosa en blanco y negro, hasta que el úni-co color que permaneció definido fue el de losdos judíos ocupados en la plegaria.

El mundo hizo una pausa, vibrando cinco mil sete-cientos sesenta y seis años de creación.

Cuando vuelve a pasar la escena en mi cabeza,recuerdo una historia de mi infancia de un tzadik,un sabio que abrió la ventana y respiró el aire paradeterminar si el Mashiaj había llegado. Yo era muyjoven para entender que la espiritualidad tiene unafragancia; que la podés sentir una etapa previa aque llegue en su total esplendor.

Todo el mundo quería saber si ponerse los tefilínera algún tipo de contrato vincular que hacíamosBob Dylan

Vincular

UN LUGAR EN EL MUNDO

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18 Revista KESHER

con los nuevos clientes. Cada uno tenía sus pro-pias preguntas.

Denzil era afroamericano. Le despertaba curiosi-dad el momento específico en el cual había queponerse los tefilín y cómo los varones judíos lohacían. Yo le dije que él sería un gran estudiantede Ieshivá.

Boris quería fotos de alta resolución de nuestroscarritos para su página web. Tenía una pequeñabarba y nos dijo que planeaba abrir una tiendaen Brooklyn. Pero cuando se puso los tefilín lá-grimas se deslizaron por su cara y de pronto vol-vió a ser el pequeño Boris perdido en la Rusia co-munista. Él se quedó jugando con su kipá negraaterciopelada; nos pidió para quedársela y porsupuesto, aceptamos.

Ianiv era israelí, y no se ponía tefilín desde hacíacatorce años. La última vez que lo hizo fue en unvuelo a Israel; algún judío religioso no dejó de per-seguirlo durante todo el vuelo para que se los pu-siera. Le dije que no había venido a vender carritos

de bebé. Él me prometió que no se iría sin habercumplido el propósito de nuestro encuentro.

Jason era altísimo, y su abuelo era judío. Antes departir me hizo una pregunta que lo estaba que-mando desde hacía veinte años.

Su hermano y su hermana ambos, habían muertode tumores cerebrales, y desde entonces su vidaestaba plagada por el indomable “por qué”.

¿Tal vez el judaísmo tenga una respuesta a estedolor?

D-os sabe cuándo necesitás inspiración. Me encon-tré a mí mismo diciéndole a Jason que el mundoera como un tapiz, del cual el “Artista” sólo nos hamostrado la parte trasera, los nudos y los cabossueltos. Nosotros confiamos que Él estaba tejien-do la más brillante y hermosa obra. Jason teníalágrimas en sus ojos. Me dijo que cargaba con estapregunta desde hacía mucho, pero ninguna res-puesta lo había aliviado de su dolor. Y él me dijoque yo vine a vender carritos de bebé.

HORACIOQUIROGA

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Hoy, en el 12 de la calle Pushkinskaya está funcio-nando el shil. En Shabat el shil está colmado conhombres y mujeres, canto y rezo. Niños con cami-sas blancas y pequeñas corbatas corren a besar laTorá. Pero el shil de la calle Pushkinskaya no es unshil común. Mis amigos me contaron de eso. Yo lovi una vez, dos veces, lo veo cada semana.

Estoy sentado cerca del señor mayor del sombreromarrón. Las plegarias fueron dichas y el rabinohace Kidush. Todo el mundo espera recibir un pla-to de comida y una pequeña jalá. El hombre cercade mí primero le pellizca un pedacito a la jalá y lodesliza en su bolsillo. Ahora, respirando un pocomás pesado, comienza a comer. ¿Es para más tar-de? ¿O es para su mujer e hijos? No me atrevo apreguntar.

Tres filas detrás de mí una mujer saca una jarralimpia de su cartera. No tiene vergüenza. No estásola. Toda la habitación queda en silencio, las car-teras abiertas y jarras cerca.

Sinagoga vieja de Kharkov

REZANDOREZANDOenKharkovenKharkov

No estábamos preocupados. Después de todo, ¿dequé había que preocuparse? El comunismo ya sehabía terminado, y yo tenía guantes de invierno.

La vieja sinagoga coral en Kharkov está situada enla calle Pushkinskaya, 12. En los años 40 vio a losnazis entrar y salir, sus plegarias no fueron escu-chadas. Después de la guerra se convirtió en uncentro de deportes y las paredes sagradas sólo pu-dieron llorar.

Recientemente, en 1992, el shil fue devuelto a supueblo. Verdaderamente, el santuario fue destrui-do en nombre de la construcción, pero era nues-tra de nuevo. Ese viernes de noche la gente dellugar fue a rezar en la oscuridad, los fieles danza-ban en el frío. Era nuestra de nuevo.

por Shmuel Marcus

o viví en Kharkov, Ucrania, por un añocuando tenía veinte años. Era uno decuatro estudiantes rabínicos prove-nientes de una Ieshivá de Brooklyn quepasamos un año en la moderna URSS.Y

UN LUGAR EN EL MUNDO

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20 Revista KESHER

Un día un hombre anciano entró en el shil.

Una mano sostiene un bastón de madera, la otraestaba de pronto sobre mi hombro.

“¿Sabe usted ‘hacer davnen?’” susurró.

“Sí”, contesté.

“¿Puedo mirar?”

Recé en hebreo y se quedó escuchando cada pala-bra.

Terminé un capítulo y me pidió por más. Entoncesme preguntó: “¿Ése fue para mí?“

El rabino principal de Levov fue asesinado en la 1a

Guerra Mundial.

Su hijo Nojum tenía sólo ocho años.

Nojum empezó a decirme el Alef Bet que recorda-ba.

Solamente unas letras y memorias sagradas sobre-vivieron el comunismo.

Años más tarde, en el viejo shil de Kharkov, Nojumme agradece con lágrimas. Finalmente ve a su pa-dre rezar de nuevo.

Interior de la Sinagoga actual de Jabad en Kharkov

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persona favorablemente."

Pirke Avot 1:6

En memoria deMARTA ZYMAN DE

DOMINITZ Z"L

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21Revista KESHER

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22 Revista KESHER

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23Revista KESHER

los buenosesposos yatienen dueña?

los buenosesposos yatienen dueña?

¿Por qué¿Por qué

Pregunta:Aquí esta la paradoja actual: ¿Por qué todos losbuenos esposos ya tienen dueña? ¿Por qué los ma-ridos de mis amigas son todos gente maravillosa ypor qué a los hombres que yo conozco parece fal-tarles algo?

Respuesta:No es que los buenos muchachos están ocupados,

por Aaron Moss

es que un muchacho “ocupado” es más deseable.Amar y ser amado extrae lo mejor de nosotrosmismos. Por eso un muchacho que está en parejatiene algo que a los muchachos disponibles les fal-ta, alguien a quien amar.

Una pintura siempre se ve mejor una vez que estáenmarcada y colgada en la pared. Un sofá es mu-cho más atractivo en una casa que en la mueble-

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

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24 Revista KESHER

ría. Y la gente es más hermosa cuando encontróel amor. El alma humana es ella misma de verdadsolo cuando se ha abierto a alguien más. Cuan-do nosotros amamos a alguien, estamos más vi-vos. Nuestros sentimientos son más vívidos, nues-tra sensibilidad se enaltece y nuestras personali-dades florecen. Cuando alguien nos ama, nossentimos más libres y confiados, contenidos ycompletos.

Podemos compartir amor con nuestra familia yamigos pero hasta que encontremos nuestraalma gemela sólo somos media persona. Es cuan-do un hombre y una mujer se unen que son laimagen de D-os, están completos.

No podés ir a comprar muebles en el living deotra persona. Y no podés comparar a los mu-chos con los que salís con los maridos de tusamigas. Una persona completa no te necesita.Una mitad buscando a su otra mitad sí te necesi-ta.

Sentí que sos una mitad y reconocé la falta de lamitad en el otro. Entonces encontrarás muchoschicos maravillosos allí afuera. Uno te está espe-rando. Sin vos, él es solo la mitad de lo que pue-de ser.

"Sé diligente en el estudio de la Torá; sabe qué responder a un no creyente;y sabe ante quién tú te esfuerzas; y quién es el empleador tuyo que pagará

la recompensa de tu labor."

Pirke Avot 2:14

En memoria de

DON LEIBEL ZYMAN Y DOÑA ANITA ZYMAN Z"L

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25Revista KESHER

escubrir que el auto se quedó sinnafta no es uno de mis pasatiemposfavoritos. Especialmente cuando es aúltima hora de la tarde del viernes y,en particular, en un vecindario des-

camos el auto, salimos del estacionamiento, reco-rrimos una manzana y, de pronto, el automóvil separó en seco.

Un vistazo al medidor de nafta fue suficiente comopara que, hasta un mecánico novato como yo, sediera cuenta que nos habíamos quedado sin naf-ta. Estaba seguro que cuando salimos hacia el con-sultorio el tanque no estaba vacío. O bien el medi-dor de combustible del auto alquilado no funcio-naba bien, o quizás alguien se había estado sir-viendo del remanente de nuestro preciosa naftamientras estábamos en el consultorio del médico.

Avisté un cartel de Policía justo a una cuadra. Lepedí a mi esposa que trancara las puertas del automientras iba en busca de ayuda. Me acerqué a unpolicía y le expliqué lo que me estaba sucediendo.

“Oficial. Soy un rabino. El Shabat judío empieza alanochecer. Tengo este problema: el auto se que-dó sin combustible. Si llamo al auxilio, le llevará

por Daniel Moscowitz

VIVENCIAS

EL AUTO SE QUEDÓSIN NAFTA...

Dconocido. El tipo de vecindario en el cual no salesa caminar en tren de paseo; ni siquiera durante eldía. Estaba asustado.

Todo empezó inocentemente. Estaba llevando ami esposa al consultorio de un médico que aten-día lejos de mi casa. Como mi auto no estaba fun-cionando bien, había alquilado otro por unos po-cos días. Para llegar sin problemas oprimí las indi-caciones que obtuve de mi computadora. Parecíaque podríamos ir y volver al consultorio fácilmen-te.

Por supuesto que la visita al médico llevó más tiem-po del previsto pero, cuando dejamos el consulto-rio, daba la impresión que no tendríamos proble-mas en llegar a tiempo a casa para el Shabat. Ubi-

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algunas horas llegar hasta aquí. ¿Podría llevarmehasta la estación de nafta más próxima?” “No”,fue su rápida respuesta a la pregunta planteada.“Usted puede caminar. Son solamente seis o sietecuadras”.

Fueron las siete cuadras más largas que caminé enmi vida. Traté de concentrarme en algunas pala-bras de la Torá para calmar mi miedo y convertirmi excursión en un proyecto de mitzvá, finalmen-te llegué a destino sano y salvo.

El empleado de la estación de servicio estaba re-cluido en una pequeña cabina con tres ventanitasde vidrio grueso que lo separaban del mundo ex-terior. El micrófono de la cabina proyectaba suatronadora voz a quienes estaban en fila, a medi-da que iba recibiendo su dinero a través de unestrecho cajón deslizante. Otro recordatorio decómo es la vida en este difícil vecindario.

Miré a través del grueso vidrio de seguridad y en-foqué la mirada en los artículos que estaban a laventa. Había cantidad de bebidas y golosinas, perono podía ubicar ni un bidón de nafta vacío. Enefecto, cuando le pregunté al empleado si teníaalgo en que llevar la nafta, su concisa respuesta“no” me hizo entrar en verdadero pánico.

¿Dónde puedo encontrar la estación de serviciomás próxima? “Seis cuadras para allá”, me indicócon su pulgar.

Llegado este punto hice lo único que se me ocu-rrió, empezar a buscar en las latas de basura. Debehaber sido un cuadro extraño para quienes esta-ban llenando sus tanques observar a un hombrede larga barba y sombrero negro hurgando en labasura.

Pero ese día alguien estaba velando por mí. La vi-sión de un envase de jugo de naranja vacío, deesos de plástico, grandes, fue como un sueño he-cho realidad. Lo saqué de la basura, tiré lo que lequedaba adentro y empecé a llenarlo de nafta.

Apenas le presté atención a la persona que estabaen el auto en el dispensador de nafta vecino almío. “¿Precisa que lo alcance a algún lado?” mepreguntó.

Traté de hacer una rápida evaluación: ¿qué serámás peligroso, volver caminando sólo o aceptar elofrecimiento de un desconocido?

Pronuncié una silenciosa oración y finalmente con-testé: “Sí, por supuesto. Sería muy amable de su

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"Grande es la Torá pues aquienes la practican concedevida en este mundo y en el

mundo por venir."

Pirke Avot 6:7

JAIME GROBERT Y FAMILIA

SR. LECTOR

NOS INTERESA SUOPINIÓN

Háganosla llegar a:

[email protected]

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27Revista KESHER

parte. Son sólo unas pocas cuadras”.

Después de indicarle a mi flamante chofer dóndese encontraba varado mi auto pensé que lo mejoriba a ser iniciar alguna conversación amistosa has-ta llegar a destino.

“¿Sabe que lo que está haciendo es una verdade-ra buena acción?”, le dije.

“Usted quiere decir una mitzvá,” me contestó.“Usted es de Jabad, ¿verdad?” siguió diciendo, pro-nunciándolo chabad”.

Asombrado lo volví a mirar y finalmente le pre-gunté: “¿Usted es judío?”

“De ninguna manera,” me contestó. “¿Le parezcojudío?”

“Entonces, ¿cómo es que sabe lo que es una mitzváy que soy de Jabad?” le pregunté.

Bueno, esta es la historia que me contó:

“Yo asistí a una universidad en el Este. Mi compa-ñero de cuarto era judío, pero no era muy practi-cante. Los domingos de mañana solía venir un ra-bino de Jabad, con una larga barba -parecida a lasuya- y trataba de convencer a mi amigo para queasistiera al servicio religioso. El rabino siempre ledecía que necesitaba a mi amigo para el servicio,para completar el minián.

Mi compañero nunca quería ir. Prefería quedarsedurmiendo y yo me sentía mal por el rabino. Inclu-so llegué a ofrecerle mi ayuda. El rabino era muysimpático, pero me explicaba que yo no iba a po-der ayudar en este tema del minián. En lugar demi asistencia, terminábamos hablando del mundoy de cómo eran necesarios los actos de bondad.Tú sabes: más mitzvot.

De modo que, cuando te vi parado en la estaciónde servicio con ese envase de plástico, me acordéde ese rabino y que quizás había llegado el mo-mento de hacer una mitzvá”.

Minutos más tarde llegamos hasta mi auto. “mu-chísimas gracias,” le dije pronto para bajarme delauto. “Un momento, rabino, no se vaya tan rápi-do. ¿Cómo va a hacer para cargar la nafta en eltanque sin un embudo?”

“No había pensado en ese detalle”. Y en efecto,esta alma bondadosa no se fue hasta que se leocurrió cómo verter la nafta en el auto, asegurar-

...De modo que, cuando te vi parado en la estación de servi-cio con ese envase de plástico, me acordé de ese rabino yque quizás había llegado el momento de hacer una mitzvá”....

JACKY AMZALLAGJAZÁN

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En memoria deLeiser José Singer

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28 Revista KESHER

se que éste arrancara y estuviera listo para salir.

Le agradecí muchísimo y le ofrecí un regalo simbó-lico que él, muy galantemente, rechazó. Poco tiem-po después estábamos camino a casa.

Mientras manejaba le conté a mi esposa todo lorelativo al “hombre de la mitzvá”. Me di cuentaque había sido testigo de algo más que un actode bondad al azar. En realidad, se había abiertouna hendija en una ventana celestial para que yopudiera ver algo del cuadro verdaderamente im-portante.

El Rebe de Lubavitch nos enseñó que deberíamossalir al encuentro de nuestros hermanos judíos,cualesquiera sea su origen y pertenencia, y darlesla oportunidad de llevar a cabo incluso más deuna mitzvá. A menudo tenemos éxito en conven-cer a un extraño que encontramos en la calle acolocarse tefilín, aunque sea una sola vez. A ve-ces, una conversación amistosa con nuestro com-pañero de avión puede llevar al compromiso deencender las velas de Shabat a la caída de la tardedel viernes siguiente.

Ese pensamiento persistente a menudo nos obse-siona. ¿Vale la pena? Es solamente una mitzvá. Essolamente una vez. A decir verdad, ésas no son laspreguntas realmente difíciles. Sin duda algunapodríamos argumentar que incluso el valor de unasola buena acción es infinito, es Divino, es eterno.Especialmente, dado que las mitzvot son conta-giosas, una siempre lleva a la otra.

Sin embargo, lo que es peor es el rechazo. Hacestodo lo posible, extiendes la mano y das un pasoimportante por conectarte con algo santo y terechazan de plano. “No me interesa”. “No soy tanreligioso”. “No estoy para practicar el judaísmo”.O una mirada indiferente, en blanco, que dice “aver si te vas” hace que te detengas inmediatamen-te. Te sientes como si se te hubiera acabado lanafta. Te preguntas si realmente vale la pena.

Y entonces la ventana se abre del destino parapoder tener una visión momentánea de lo eterno.Nuestro “hombre de la mitzvá” nos recuerda que,ahí afuera, hay un cuadro mucho más grande.

Ningún esfuerzo, sea grande o chico, deja de te-ner valor. Podrá ser necesario que pase un tiempoantes que las palabras penetren y tengan efecto.Podrá ser necesario dar algunos pasos más antesque todo se aclare.

Nuestros sabios enseñaban que “las palabras sin-ceras que surgen del corazón siempre tocan elcorazón del prójimo”. Es que simplemente no pue-des saber con exactitud cuándo, ni cómo, ni si-quiera qué corazón.

Llegamos a tiempo para Shabat. Mientras mi es-posa encendía las velas de Shabat, le agradecimosa D-os por todas sus bondades en ese día. Recor-damos con reverencia a nuestro increíble salvadory rezamos para que el rabino de Jabad en la ciu-dad universitaria del Este nunca abandone la bús-queda de su minián.

"Cuando quitamostodas las capas y llegamos al

hueso de la esencia,podemos aplicar el concepto más

sublime a la vida práctica".

El Rebe

TOMMY DOMINITZY FAMILIA

JAG SAMEAJ

DANY ASCHERY FAMILIA

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DE POR ACÁ

e atrajo desde el primer momen-to. Con sus cinco años Paul era unniño inquieto, de amplia sonrisa,confiado e inocente. Había naci-do con una transposición D de las

resultados de los holter y los estudios electrofisio-lógicos encontramos que tenía una arritmia y laenfermedad del nódulo sensual. Le colocamos unmarcapasos y empezamos a administrarle un tra-tamiento farmacológico. Los episodios no se vol-vieron a presentar.

Pronto el pequeño Paul se convirtió en mi pacien-te favorito. Esperaba con impaciencia sus visitas y,cuando venía me abrazaba con entusiasmo y mebesaba en la mejilla. Me traía los dibujos que ha-bía hecho y yo le regalaba una lapicera o un jarrode publicidad de algún producto. “¿Y, cómo anda

por Dr. Blair P. Grubb

Mgrandes arterias y, poco tiempo después de sunacimiento, tuvo que ser sometido a un procedi-miento Senning de cirugía reparadora. Duranteaños no se presentaron problemas hasta que, depronto, tuvo episodios en los que sentía un fuer-te latido en el pecho y luego perdía el conoci-miento. Los episodios empezaron a ser más fre-cuentes y su duración era mayor. A través de los

EL LLAMADO

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30 Revista KESHER

JAG SAMEAJ

les desea

J.S. y A.S.

mi amiguito?” solía preguntarle cuando entrabacomo un torbellino a la clínica. “¿Y, cómo anda miamigote?” me contestaba tirándose en mis bra-zos.

Una mañana, cuando Paul tenía 7 años, recibí unallamada urgente a la sala de emergencia. Paul ha-bía sufrido un desmayo en la escuela y un equipode paramédicos lo estaba trasladando al sanato-rio. Tenía un paro cardíaco total; yo estaba allí cuan-do ingresó.

El equipo coordinado, conmigo al frente, trabajócomo una máquina bien aceitada. Todo funcionócomo un mecanismo de relojería, salvo que Paulno volvía en sí. A medida que pasaban los momen-tos empecé a sentir un creciente sentimiento dedesesperación que, poco después, pasó a ser unasensación de pánico. Indiqué que se le administra-ra magnesio. Mientras continuaba la resucitacióncardiopulmonar ya había pasado una hora y em-pecé a perder el control sobre mis pensamientos,“Por favor, éste no. No elijas a Paul”. Empecé agritar mentalmente “¡Paul, no te mueras!” De pron-to, sin llegar a darme cuenta se me llenaron losojos de lágrimas, y empecé a gritar, “¡Paul, no temueras!” ”¡Ay, por favor no te mueras!”

El equipo coordinado quedó impactado por mi es-tallido, y uno de mis colegas apoyó su mano en mihombro diciendo: “Creo que va a ser mejor quesiga yo”. Pero no había terminado de hablar cuan-do alguien gritó: “¡Se puede sentir un ritmo!”Nuestras miradas fueron hacia el monitor. Lenta-mente al principio, luego con una frecuencia cadavez mayor empezaron a aparecer los complejos delsistema de resonancia Quantum. “¡Tenemos unpulso!”, gritó uno de los residentes. “¡Tengo la pre-sión!”, exclamó otro. En pocos momentos sus sig-nos vitales se habían estabilizado. Después, duranteun tiempo que me pareció una eternidad, nadiehabló; me observaron mirando fijamente a Paul ydespués se quedaron mirándome a mí.

Paul empezó a moverse y a hacer arcadas por te-ner colocado un tubo endotraqueal. Abrió sus ojos,giró la cabeza y me miró directamente. La nursejefa quedó boquiabierta, la tablilla portapapelesse le resbaló de las manos. El residente que habíapodido sentir el pulso por primera vez, un jovenárabe, estaba pálido y murmuró: “Allahu Akbar”(D-os es grande)., mientras mi colega susurraba D-os mío, D-os mío ....” Tomé la mano de Paul, meincliné para besar su frente, con la mano le acari-cié el cabello, y lloré.

Al otro día, después de la visita del equipo coordi-

nado, hablé con Paul. Todavía estaba mareado,pero me abrazó con fuerza. Le pregunté si podíarecordar algo de lo que había sucedido. Por unmomento quedó sentado inmóvil, juntando suspensamientos. “Estaba oscuro y yo flotaba, comoque estuviera bajo agua o algo así y quería mover-me, pero no sabía hacia dónde”. Se detuvo unmomento. “Después, escuché a alguien que mellamaba por mi nombre y entonces empecé a mo-verme hacia quien me llamaba y me sentía cadavez más liviano”. Sus ojos de niño me miraban fija-mente. “¿Verdad que eras tú quien me estaba lla-mando? “Sí, Paul,” le contesté, “era yo”. “¿Ver-dad que seguimos siendo amigos?” “Sí“, le dijemientras lo abrazaba con fuerza, “¡seguimos sien-do amigos!”

Esto sucedió hace mucho tiempo. La mayoría dequienes estuvieron allí ese día han ido avanzandoa otros puestos, se han mudado a otros lugares.Pero Paul y yo seguimos estando aquí, y seguimossiendo amigos. Él ha madurado a la plenitud yenergía de la juventud mientras que las líneas demi rostro se han vuelto más profundas, y mi cabe-llo está cada vez más canoso.

La última vez que lo vi en la clínica hablamos deautomóviles, universidades y carreras. Con orgullome anunció que iba a elegir un programa pre-médico. “¿Cómo llegaste a elegir esta carrera?” lepregunté. “Ah”, me contestó. “Simplemente diga-mos que fue por un llamado”. Y nos empezamos areír...

JAG SAMEAJ

Les desea

LUIS NAJMAN Y FAMILIA

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31Revista KESHER

21

HUMOR JUDÍO

Apenas Hitler llegó al poder, y antes quetuviera oportunidad de concretar sus in-fames planes, el país se vio inundado porchistes anti-nazis. Hitler se puso furiosoy ordenó que se trajera ante su presen-cia a quienquiera fuera el responsablede esos chistes. Varias semanas más tar-de la policía arrestó a Kaufman, un có-mico judío. “¿Tu nombre, judío,?“ le preguntó Hitler. “Kaufman“. “¿Y tú eres el responsable del chistesobre mí y el chancho?“ “Sí“. “¿Y también del chiste que, no im-porta qué día muera, éste será con-siderado un día de fiesta judío?“ “Sí, ése también es mío“. “¿Y qué me dices del chiste en elque me salvan de morir ahogadoy, cuando le ofrezco una recom-pensa al judío que me salvó, supedido es sencillo: que no le digaa nadie lo que hice?“

Y PARAPENSAR

-Para Reir’

“Ah sí, ése también es mío“. “¿Cómo te atreves, judío, a ha-cer estos chistes? ¿Cómo es queun judío puede ser tan insolen-te? ¿Acaso no sabes quién soy yo,el líder del Tercer Reich, que estádestinado a durar mil años?“ “Ah no, espere un momento,“ ledice Kaufman. “No me haga res-ponsable de ese chiste, es la prime-ra vez que lo oigo.“

Dos judíos habían preparado un planpara matar a Hitler. Sabían que to-dos los días, al mediodía, el coche quelo conducía pasaba por una determi-nada esquina. Se apostaron allí, consus armas bien ocultas. Al mediodía exactamente estabanprontos para disparar pero... ni señalde Hitler. Cinco minutos después...nada. Transcurrieron cinco minutos más,y Hitler no aparecía. A las doce y quinceya habían empezado a perder las espe-ranzas. “Caramba,“ dijo uno al otro,“¡espero queno le haya pasado nada!“

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764

53Cada año, antes de Rosh Hashaná, Shepsel elshamash lleva los talitot de la sinagoga a la tinto-rería de Jaime para que los limpien en seco. Du-rante 25 años, Jaime, un miembro del shul, los halimpiado gratuitamente. Pero Jaime se retiró y levendió su negocio al Sr. Chan. Como de costum-bre, Shepsel lleva los talitot a la tintorería y le ex-plica al Sr. Chan que son de la sinagoga y queJaime siempre los limpió como regalo al shul. “Muy bien,“ dice el Sr. Chan. “Si Jaime lo hacía, yotambién lo haré“. Tres semanas más tarde Shepsel pasa a retirar lostalitot y es recibido por un visiblemente incómodoSr. Chan. “Lamento tener que decirle,“ dice eltintorero “pero voy a tener que cobrarle doscien-tos dólares por este trabajo“. “¿Doscientos dólares? Pero usted me dijo que loharía gratuitamente“. “Yo sé, yo sé,“ dice el muy afligido Sr. Chan, “Perotuve que tomar un empleado extra ¡y le llevó tresdías desatar todos esos nudos!“

Un nervioso ieke-judío de ascendencia alemanadecide tomar el tren que va de Tel Aviv a Jerusa-lén. Hace la reserva con dos semanas de antela-ción y le dice al agente de viajes: “Lo que más meimporta es que mi asiento esté orientado en lamisma dirección en que se mueve el tren“. El día del viaje, llega a la estación una hora antesde la partida. Pero, cuando sube al tren, quedaanonadado al darse cuenta que su reserva corres-ponde a un asiento que mira en la dirección equi-vocada, hacia la parte de atrás del tren. Tan pronto llega a Jerusalén, llama al agente deviajes para hacer el reclamo correspondiente. Elagente se disculpa varias veces y, finalmente, ledice: “¿Por qué no le pidió a quien estaba senta-do frente a usted si le podría cambiar el asiento?“ “Y,“ dice el ieke, “no pude hacerlo“. “¡Tuve tantamala suerte que el asiento frente al mío no estabaocupado y no había con quien cambiar asientos!“

Altmann y su secretaria están sentados en un caféde Berlín. Corre el año 1935. “Sr. Altmann,“ le dicela secretaria: “¡Veo que está leyendo ‘Der Stürmer’!No puedo entender cómo usted puede leer unpasquín nazi como ése. ¿Usted es masoquista o,D-os no lo permita, un judío que se odia a sí mis-mo?“ “Todo lo contrario, Sra. Epstein. Cuando acostum-braba a leer todos los diarios judíos me enterabade los progroms, los disturbios en Palestina y laasimilación en los EE.UU. Pero, ahora que leo ‘DerStürmer’ tengo un panorama mucho más feliz: quelos judíos controlan todos los bancos, que domi-namos las artes y que estamos a punto de con-quistar el mundo entero. ¿Y sabe qué? Me hacesentir mucho mejor“.

Dos amigas hablaban sobre sus rabinos. “¿Tu rabino ha hecho algún milagro últimamen-te?“ preguntó una de ellas. “Depende de lo que quieras decir,“ le contesta suamiga. “¿Un milagro es cuando D-os hace lo queel rabino le pide?“ “¡Por supuesto!“ “Bueno“, dice la primera de las amigas,“¡aquí con-sideramos que es un milagro si nuestro rabino hacelo que D-os le pide a él!“

Estos son el ABC de la psiquiatría: - Los neuróticos construyen castillos en el aire. - Los psicóticos viven en ellos. - Los psiquiatras cobran el alquiler.

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33Revista KESHER

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34 Revista KESHER

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JABAD EN EL MUNDO

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www.askmoses.comPara chatear con un rabino endirecto y en privado las 24horas del día, seis días a lasemana.

www.chabad.orgUna fuente inagotable de información,explicación y reflexiones sobre judaísmo.

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www.theRebbe.orgDonde encontrarás información sobre la vida yobra del Rebe de Lubavitch.En español: www.jabad.org.ar/elrebe.asp

ww.dailymitzvah.comEstudiar la mitzvá diaria del séfer hamitzvot (Inglés).

www.chabad.org.brEl sitio de Jabad de Brasil (Portugués).

www.kehot.com.arCompre libros sobre temas judíos por Internet.

www.jabad.org.arEl sitio de Jabad de la vecina orilla.

www.tzivoshashem.orgPágina de niños judíos.

www.jabad.org.uyNuestra página web.

www.jem.tvVideos del Rebe (jemstore.com).

www.passover.netTodo sobre Pésaj para todas las edades en inglés.En español: http://www.chabad.org/holidays/passover/pesach.asp?AID=109838

www.jawwwwbad.org.ar/calcover.aspConvertidor de fechas.

http://www.jewishwoman.orgLa página para la mujer judía de hoy. www.ideasdecolores.com

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35Revista KESHER

PUNTA DEL ESTE

Con mucho éxito se realizaron nuevamente activi-dades de Beit Jabad Uruguay conjuntamente conlos Amigos de Jabad en Punta del Este.

1. “Israel y el Mundo Árabe Hoy”, con la presenciadel Rabino Eliezer Shemtov y el periodista AlbertoRuskolekier de Radio Jai, quienes expusieron suspuntos de vista sobre la actualidad Israelí y el mun-do. Se realizó en la Casa de la familia Katz.

2. Mega Conferencia en el hotel Conrad: “¿Dondeestaba D-os en el Holocausto?” Participaron los Ra-binos Tzví Grunblatt, Eliezer Shemtov, el periodistaJosé ”Pepe” Eliaschev, y el sobreviviente del campode concentración Auschwitz Sr. David Feuerstein,quien mandó un mensaje grabado. La conferenciacontó con la presencia de 1000 personas.

3. “Amor y Sexualidad en la Kabalá”, conferenciadictada por el Rabino Eliezer Shemtov con el Rabi-no Shlomo Levy en el Hotel Best Western.

También se realizaron cenas de shabat en la casadel Rabino Shemtov donde participaron más de80 jóvenes.

El templo de la parada 13 y 1/2 este año contó conuna impresionante concurrencia (mas de 200 per-sonas), tanto viernes como sábados. En el templose adquirieron 40 nuevos sidurim y shironim.

Grupo de asistentes a “Luch & Learn“, que se realiza men-sualmente en el estudio Bergstein.

ACTIVIDADES

En la memoria demis padres:

Víctor ben Ester Z"LAllegra bat Rivka Z"L

Y de mi hermana,la idishe mame:

Sara

Por la elevación de susalmas

ESTER

MONTEVIDEO

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36 Revista KESHER

Casamientos

Divorcios

Kasherizaciónde casas

Circuncisión

Colocación de mezuzot enlas casas

Tefilín a domicilio paraenfermos

Asesoramiento para novios

Asesoramiento para parejas

Revisación de tefilín ymezuzotSE

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