SUBSIDIO LITÚRGICO PARA LA SEMANA SANTA · seguimiento. La Semana Santa inicia y termina con la...

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SUBSIDIO LITÚRGICO Para la SEMANA SANTA

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SUBSIDIO LITÚRGICO Para la

SEMANA SANTA

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A manera de Prólogo La celebración del Misterio Pascual, se actualiza cada vez que se celebra la Santa Eucaristía, es decir, conmemoramos los misterios que nos dieron la Salvación: Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, en espera de su gloriosa Parusía. Pero la Liturgia de la Iglesia, desde sus primeros siglos comenzó a celebrar de manera mimética y anamnética este Misterio de Cristo Crucificado, Cristo Sepultado y Cristo Resucitado, llegando hasta la configuración ritual que ahora conocemos y celebramos para gloria de Dios y santificación de los hombres. En las Celebraciones propias de la SEMANA SANTA, el ciclo litúrgico llega a su culmen y al mismo tiempo a su fuente; es decir tocamos el corazón y la razón de ser del Año Litúrgico en el cual, celebramos el Misterio total de Jesucristo, desde su Encarnación y Nacimiento -ciclo Natalicio-, recorriendo su vida pública -ciclo Ordinario- hasta llegar a su Pasión y Muerte, que traerá como consecuencia lógica la gloriosa Resurrección y glorificación, junto con el don de su Espíritu Santo -ciclo Pascual-. El presente Subsidio Litúrgico, espera ser ayuda a las iglesias que se disponen a celebrar los «misterios que nos dieron vida». Con la intención de ser utilizado desde el presidente de la celebración, que desde su ser sacerdotal y bajo un correcto Ars Celebrandi ayuda y ayudará a los fieles en su santificación; los que sirven como Ceremonieros como ayuda para velar por este arte de la celebración; los Monaguillos y el entero Equipo de liturgia, (animadores, coros…), para que sepan que deben hacer y cómo deben hacerlo; e incluso hasta al Sacristán que deberá prever y proveer lo necesario. Realizado en la Cuaresma del año de la Misericordia 2016, y revisado en 2017 y con una nueva revisión en este 2019, corrigiendo el mayor número de erratas posibles y otras correcciones que se vieron conveniente hacer. Esperando sea éste de gran ayuda les deseo una activa y fructuosa vivencia de la Semana Santa y del sacro Triduo Pascual y a la vez deseo de una muy feliz Cincuentena Pascual.

CUARESMA MMXIX.

Recopilación y Elaboración:

Pbro. José Adrián Padilla González.

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DOMINGO DE RAMOS DE LA

PASIÓN DEL SEÑOR

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Catequesis sobre el Domingo de Ramos

SE HACE MINUTOS ANTES DE LA MISA O PROCESIÓN SOLEMNE POR NINGUNA RAZÓN DEBE OMITIRSE

La última semana del tiempo de Cuaresma ha gozado desde antiguo en la Iglesia de

una exclusiva relevancia, es llamada: Semana Santa o Gran Semana. En su origen se

encuentra el influjo de la liturgia de la Iglesia de Iglesia Jerusalén, por ser la primera que

historificó los acontecimientos que precedieron inmediatamente a la Pasión de Cristo.

En su transcurso, la Iglesia recuerda los últimos días de la vida terrena del Señor.

Inicia con el Sexto Domingo de Cuaresma, denominado por el Misal Romano como

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR; que conmemora su entrada gloriosa en

Jerusalén, como presagio de su triunfo pascual y el anuncio de su Pasión.

La doble denominación y contenido de la fiesta proviene del encuentro de dos

ceremonias distintas, una Romana que es la Pasión del Señor y otra Jerosolimitana que

es el Ingreso triunfal en la ciudad santa de Jerusalén.

Debido a las dos facetas que tiene este día, se denomina Domingo de Ramos -perfil

victorioso-; Domingo de Pasión -perfil doloroso-. Por esta razón, este día se convierte en el

anuncio solemne del Misterio Pascual, el cual comprende dos momentos en la celebración:

la Procesión de los Ramos y la Eucaristía que hace memoria de la Pasión del Señor.

En la procesión solemne y festiva -destacando como signo litúrgico el ramo bendecido-,

recordamos el triunfo de Jesús. Pues por ser creyentes, por estar convertidos y por haber

sido iniciados sacramentalmente a la vida cristiana, pertenecemos de tal modo al Señor;

y que celebrando litúrgicamente su entrada en Jerusalén, nos asociamos a su

seguimiento. La Semana Santa inicia y termina con la entrada triunfal de los redimidos

en la Jerusalén celestial, recinto iluminado por la antorcha del Cordero.

A la procesión solemne y festiva sigue inmediatamente la Eucaristía. Del aspecto

glorioso de los Ramos, pasamos al aspecto doloroso de la Pasión. Esta transición no se reduce

sólo del modo histórico en que transcurrieron los hechos, sino porque el triunfo de Jesús

en el Domingo de Ramos es signo de su triunfo definitivo. Los ramos o palmas nos

muestran que Jesús va a sufrir, pero como vencedor, va a morir para resucitar. En resumen,

el Domingo de Ramos es ya la inauguración de la Pascua, paso de las tinieblas a la luz; de

la humillación a la gloria; del pecado a la gracia; de la muerte a la vida.

En el DOMINGO DE RAMOS DE LA PASIÓN DEL SEÑOR, la Liturgia de la Palabra y la

Liturgia Eucarística forman una única celebración de la Pasión del Señor. Sólo en este

domingo, se celebra el misterio de la muerte del Señor, y se hace con la proclamación

solemne del relato de la Pasión -el cual por ninguna razón debe omitirse, para eso hay una

forma breve-. Este hecho, no carece del significado teológico ya puesto de relieve por los

evangelistas: Jesús se dirige a la ciudad santa y entra en ella triunfalmente, para consumar su

Pascua de muerte y resurrección.

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´PROYECTO RITUAL Se conmemora la entrada del Señor de la siguiente manera con:

I. Una procesión solemne y festiva, especialmente en la misa principal.

II. Una entrada solemne, desde las misas vespertinas del sábado y en las que se vea conveniente el

domingo.

III. Entrada sencilla en otras misas.

Cuestiones a prever

Qué forma ritual se irá a utilizar Elegir un lugar propicio para iniciar la celebración con procesión. -Un templo menor o fuera

de éste, una plaza, lugar techado amplio, auditorio parroquial, calle amplia, ya lo dictará una correcta hermenéutica litúrgica-. Se elegirá un lugar particular que haga las veces de sacristía.

Los fieles ya portan su respectivo ramo en sus manos. El celebrante llevará la Capa Pluvial -Color Rojo o en su defecto color festivo- NO LLEVAR LA

CASULLA, EN LA PROCESIÓN O ENTRADA SOLEMNE. SOLAMENTE EN LA ENTRADA SENCILLA SÍ UTILIZARÁ LA CASULLA

El diácono si lo hay, porta la dalmática desde un principio.

Procesión Solemne 1. Faltando unos minutos se puede ir ambientando el lugar con una catequesis.

(Página 3). 2. Monición de inicio mientras celebrante y ministros se revisten en un lugar

adecuado, fuera del lugar que servirá para bendecir los ramos. 3. Se entona la antífona Hosanna Filio David (Hosanna al Hijo de David), u otro

canto adecuado. 4. Se inicia con el signo de la cruz y luego el celebrante saluda al pueblo con la fórmula

propia del domingo de ramos que aparece en el Misal Romano III edición o en el Ritual de Semana Santa, en la sección del Ordinario de la Misa (p. 255).

5. El celebrante o si ve conveniente el diácono hace la monición que prevé el Misal Romano.

6. El celebrante canta o proclama alguno de los dos modelos de la Oración de bendición de ramos. Luego se rocían en silencio los ramos con agua bendita.

7. Monición para la lectura evangélica. 8. Se puede cantar la aclamación antes del evangelio propia de la cuaresma; el

celebrante se sienta en la sede preparada y pone el incienso en el incensario y si hay diácono es bendecido para proclamar el Evangelio, luego se pondrá de pie.

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9. El diácono o en su defecto otro presbítero o el mismo celebrante, proclama el Evangelio de la entrada triunfal del Señor en Jerusalén.

CICLO A: Mateo 21, 1-11. CICLO B: Marcos 12, 12-16 ó Juan 12, 12-16. CICLO C: Lucas 19, 28-40. Se puede hacer una breve homilía que explique el sentido de la procesión o bien se dejan algunos momentos en silencio para la meditación personal de la Palabra de Dios.

10. Monición para la procesión. 11. Exhortación para iniciar la procesión por parte del diácono o en su defecto otro

presbítero, o el mismo celebrante, como aparece en el Misal Romano. 12. Inicia la procesión, indicando el siguiente orden.

a. Incensario. b. Cruz Alta adornada y Ciriales. Adornados con ramos. c. Lectores con el libro donde se leerá la Pasión. d. Diácono con el Libro de los Evangelios. e. Ministrantes o monaguillos f. Si hay los concelebrantes g. Sacerdote sólo h. Coro i. Pueblo.

13. Durante la procesión se entonan las antífonas y los salmos que propone el Misal Romano, o bien los cánticos populares en honor a Cristo Rey, evitar cánticos ajenos a estos.

14. Al llegar el sacerdote al altar: a. Reverencia b. Incensación c. Va a la sede, depone el pluvial y se reviste con la casulla. N.B. Se puede seguir este otro orden: a. Se depone capa pluvial y se reviste de la casulla al pie del altar. b. Reverencia e Incensación. c. Va a la sede para proseguir la celebración.

15. El celebrante Canta o Recita la Oración colecta. No se dice gloria. 16. Prosigue la misa con la Liturgia de la Palabra.

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Entrada Solemne 1. Reunión de algunos fieles en la puerta del templo y otros ya dentro del templo,

con sus ramos en mano. Los fieles que servirán con algún ministerio acompañan esta procesión junto con el celebrante.

2. Catequesis minutos antes. (Página 3). En el momento que el celebrante sale de la sacristía: Monición de inicio.

3. Se entona la antífona Hosanna Filio David (Hosanna al Hijo de David), u otro canto adecuado.

4. El sacerdote se dirige al lugar de reunión usando la capa pluvial, no la casulla. 5. Se inicia con el signo de la cruz y luego el celebrante saluda al pueblo con la

fórmula propia del domingo de ramos que aparece en el Misal Romano III edición o en el Ritual de Semana Santa, en la sección del Ordinario de la Misa (p. 255).

6. El celebrante o si ve conveniente el diácono hace la monición que prevé el Misal Romano.

7. El celebrante canta o proclama alguno de los dos modelos de la Oración de bendición de ramos. Luego se rocían en silencio los ramos con agua bendita.

8. Monición para la lectura evangélica. 9. Se puede cantar la aclamación antes del evangelio propia de la cuaresma; el

celebrante se sienta en la sede preparada y pone el incienso en el incensario y si hay diácono es bendecido para proclamar el Evangelio, luego se pondrá de pie.

10. Se proclama el Evangelio de la entrada triunfal del Señor en Jerusalén. CICLO A: Mateo 21, 1-11. CICLO B: Marcos 12, 12-16 ó Juan 12, 12-16. CICLO C: Lucas 19, 28-40. Se puede hacer una breve homilía que explique el sentido de la procesión o bien se dejan algunos momentos en silencio para la meditación personal de la Palabra de Dios.

12. Monición para la procesión. 13. Exhortación para iniciar la procesión por parte del diácono o en su defecto

otro presbítero, o el mismo celebrante. 14. Inicia la procesión, indicando el siguiente orden. a. Incensario. b. Cruz Alta adornada y Ciriales. Adornados con ramos. c. Lectores con el libro donde se leerá la Pasión. d. Diácono con el Libro de los Evangelios. e. Ministrantes o monaguillos f. Si hay los concelebrantes g. Sacerdote sólo h. Coro i. Pueblo. 15. Durante la procesión se entonan las antífonas y los salmos que propone el Misal

Romano, o bien los cánticos populares en honor a Cristo Rey, evitar cánticos ajenos a estos.

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16. Al llegar el sacerdote al altar: a. Reverencia b. Incensación c. Va a la sede, depone el pluvial y se reviste con la casulla.

N.B. Se puede seguir este otro orden: a. Se depone capa pluvial y se reviste de la casulla al pie del altar. b. Reverencia e Incensación. c. Va a la sede para proseguir la celebración.

17. El celebrante Canta o Recita la Oración colecta. No se dice gloria. 18. Prosigue la misa con la Liturgia de la Palabra.

Entrada Sencilla 1. Catequesis minutos antes. (Se encuentra páginas más delante) 2. Monición de inicio como de ordinario 3. El sacerdote se dirige al altar. Se entona alguna de las antífonas con su salmo, de

los que propone el Misal Romano, o bien los cánticos populares en honor a Cristo Rey.

4. Llega al altar, hace la reverencia y va a la sede. 5. Se inicia con el signo de la cruz y luego el celebrante saluda al pueblo con la fórmula

propia del domingo de ramos que aparece en el Misal Romano III edición. 6. Se omite el acto penitencial y se canta o recita la Oración colecta.

Misa 1. Primera lectura: Isaías 50, 4-7 2. Salmo, al menos que se cante su estribillo: Salmo 21, 8 -9. 17- 28a. 19- 20. 23- 24. 3. Segunda lectura. Filipenses 2, 6-11 4. Aclamación para el Evangelio: Filipenses 2, 8 s. 7. Lectura de la Pasión.

CICLO A: Mateo 26, 14 – 27, 66 CICLO B: Marcos 14, 1 – 15, 47 CICLO C: Lucas 22, 14 – 23, 56

a. No se llevan ciriales, ni incienso, no se da el saludo, no se signa el libro, no se responde nada al anunciarse la pasión.

b. Puede ser proclamado por tres lectores, dejando al Ministro Ordenado (presbítero o diácono) los diálogos de Cristo.

c. Sólo el diácono pide la bendición como costumbre antes del evangelio.

8. Puede tenerse una breve homilía o si se cree oportuno guardar un momento de silencio para la meditación de la Palabra de Dios. (Rúbrica 22)

9. Credo de los Apóstoles y Oración Universal. 10. Rito de Ofrendas. 11. Monición antes del prefacio y Prefacio -La pasión del Señor- 12. Prosigue la misa del modo acostumbrado. 13. Bendición sobre el pueblo como lo indica el Misal Romano III edición.

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Cosas a Preparar PREVER:

Lugar de la bendición de los Ramos, convenientemente adornado,

Sonido.

A) EN LA SACRISTÍA O UN LUGAR CONVENIENTE QUE HAGA SUS FUNCIONES EN CASO DE INICIAR FUERA DE UN TEMPLO: Vestiduras para el Sacerdote Celebrante: Amito, alba, estola roja, cíngulo, capa

pluvial, si no hay roja puede ser color festivo, por ningún motivo la casulla. Vestiduras para el Diácono: Amito, alba, estola, cíngulo, dalmática. Evangeliario. Libros de la Pasión del Señor (Ya sean unos preparados de antemano o bien el

Ritual de Semana Santa) los llevarán los lectores de la Pasión o bien los de la Misa.

Incensario, naveta con incienso. Cruz procesional, ciriales, estos van adornados con ramos. Misal Romano III edición, que portará el ministrante del libro.

B) EN EL LUGAR DE LA BENDICIÓN DE LOS RAMOS Sede para celebrante (obligatoria). Atril o ambón portátil, para proclamar la lectura del Evangelio de la Entrada

a Jerusalén. Acetre e hisopo con agua bendita.

C) EN EL PRESBITERIO: 2 Atriles para la lectura de la Pasión junto o cerca del ambón. Casulla para celebrante color rojo.

D) EN LA CREDENCIA: Todo lo necesario para la Misa.

E) PARA LA PROCESIÓN DE OFRENDAS: Velas para acompañar la procesión de ofrendas Patena con la hostia presidencial o copón con hostias y las vinajeras de vino

y agua.

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MONICIONES PARA LA CELEBRACIÓN

INICIO DE LA CELEBRACIÓN

Para la Misa con Procesión Dos acontecimientos celebra la Iglesia hoy DOMINGO DE RAMOS DE LA

PASIÓN DEL SEÑOR: la entrada triunfal del Señor en Jerusalén y su gloriosa Pasión. Por eso, recordaremos esta entrada del Señor en la ciudad santa de Jerusalén con la procesión solemne, en ella alabaremos a Jesucristo con nuestros cantos, reconociéndolo como Señor y Mesías; y después, conmemoraremos con la Santa Misa, la Pasión del Señor, que se celebra en este domingo último de la Cuaresma.

Para la Misa con Entrada solemne o sencilla Dos acontecimientos celebra la Iglesia hoy DOMINGO DE RAMOS DE LA

PASIÓN DEL SEÑOR: la entrada triunfal del Señor en Jerusalén y su gloriosa Pasión. Por eso, al comienzo de esta celebración, vamos a recordar la entrada del Señor en la ciudad santa de Jerusalén, con la entrada del ministro que preside nuestra celebración; y después, conmemoraremos con la Santa Misa, la Pasión del Señor, que se celebra en este domingo último de la Cuaresma.

EVANGELIO DE LA ENTRADA A JERUSALÉN Esta monición sólo se hace en la misa con Procesión o Entrada Solemne, es decir cuando hay bendición de los ramos.

Con la entrada de Jesús en Jerusalén, su ministerio público llega a la plenitud; nos situamos a las puertas de su Misterio Pascual, centro de nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección. Que la Palabra que va a ser proclamada nos disponga a celebrar santamente todos estos acontecimientos.

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MONICIÓN A LAS LECTURAS de la Misa Esta introducción siempre se dice:

Hemos comenzado esta celebración recordando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Ahora la Misa se centra en la conmemoración de la Pasión del Señor. Se prosigue como convenga

Opción 1: Monición única para todas las lecturas El Siervo de Yahvé, del que habla el DEUTERO-ISAÍAS, sufre pero muestra una confianza en medio del dolor. El SALMISTA, en un momento de dificultad, recuerda la acción salvadora de Dios en el pasado para animar su confianza y esperar la salvación. Esa misma experiencia la resume PABLO en el himno Cristológico de la epístola a los cristianos de Filipo: Cristo, que se humilla desde su condición de Dios, pero es exaltado por Dios como Señor. Este mismo Jesús, Mesías humilde y pacífico, toma posesión de Jerusalén para manifestar su verdadera identidad. Escuchemos atentos el mensaje de la Palabra de Dios.

Opción 2: Moniciones para cada lectura

1RA LECTURA Como hemos venido escuchando en la primera lectura de los domingos de Cuaresma, la memoria de los momentos importantes de la Historia de la Salvación, llegamos en este domingo a escuchar el tercer cántico del Siervo de Yahvé, del DEUTERO-ISAÍAS. Un poema que nosotros vemos cumplido en Jesús de Nazaret. Escuchemos atentos esta profecía de la Pasión del Señor.

SALMO RESPONSORIAL En una experiencia de abandono, el salmista implora la misericordia de Dios. Cristo hará suyas estas palabras en su muerte. Unamos nuestras voces a la suya cantando:

2DA LECTURA Escucharemos un precioso himno Cristológico, que PABLO recoge de las primeras comunidades cristianas, éstas lo entonaban para profesar la universalidad del sacrificio de Cristo. Pero también para exaltar al Señor, que mediante su pasión dolorosa, ha visto restablecida la gloria que le correspondía desde siempre. Escuchemos ahora las palabras del Apóstol.

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LECTURA DE LA PASIÓN Con el corazón atento al Evangelio de la salvación, dispongámonos a escuchar la proclamación de la Pasión de Cristo. Acompañemos con ánimo en estos momentos a Cristo el Siervo Sufriente, como verdaderos discípulos suyos. Puestos de pie, aclamemos a Cristo, presente en su Palabra.

PRESENTACIÓN DE DONES Presentamos el pan y el vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Jesús. En ellos ofrecemos nuestra vida, para que junto con Jesús, seamos humildes y disponibles ofreciéndonos al Padre, para la salvación de nuestros hermanos.

MONICIÓN ANTES DEL PREFACIO El Padre dispuso que fuéramos salvados por la Pasión y la Muerte de su Hijo Jesucristo. Por la gracia que se nos da de poder participar íntimamente en la realidad de este misterio, es preciso ofrecer nuestra acción de gracias al Padre, Unámonos a esta acción de gracias que el celebrante hace en el Prefacio.

MONICIÓN PARA LA COMUNIÓN Cristo se entregó por nosotros, su obediencia y disponibilidad nos abrieron el camino a la vida. En la comunión, nosotros participamos de su muerte y resurrección. Recibámosle en esta comunión para hacernos semejantes a Él y poder seguir su camino. Hagamos la procesión para recibir la Sagrada Comunión.

MONICIÓN DE DESPEDIDA (Antes de la oración sobre el pueblo que manda el Misal Romano)

Hemos realizado la apertura de la solemne Gran Semana Santa que tiene como finalidad, preparar la Pascua de una manera inmediata. Ahora que hemos comenzado a celebrar este Misterio Pascual, tenemos que seguir al Señor hasta el fin, sería inadmisible comenzar algo y no terminarlo. Si faltamos a las celebraciones de esta Semana Santa, el Misterio queda incompleto y rechazamos las gracias que Dios nos quiere regalar en esta solemne conmemoración.

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LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTOS SON DÍAS FERIADOS DE CUARESMA, PROLONGAN DE ALGUNA MANERA, EL AMBIENTE PRE-PASCUAL DEL DOMINGO DE RAMOS; LA TEMÁTICA ES LA INMINENCIA DE LA PASIÓN -DE ELLO HABLA LA LITURGIA DE LA PALABRA DE ESTOS DÍAS-. SERÍA CONVENIENTE PRIVILEGIAR EL ACTO PENITENCIAL Y OTRAS CELEBRACIONES PREPARATORIAS.

MISA DE ENVÍO DE LOS DELEGADOS A LA MISA CRISMAL

(Esta se recomienda celebrarse el Miércoles Santo, que es el día inmediato a la celebración de la Misa Crismal, igualmente puede hacerse en alguno de los días de estos días feriados de Semana Santa).

MONICIÓN INICIAL

Dentro de la Semana Santa, nos reunimos para celebrar a Cristo, Palabra y Eucaristía. En esta celebración haremos el envío de los miembros de nuestra Parroquia que irán como Delegados nuestros a la Misa Crismal para recibir los Santos Oleos. Unámonos en el amor y en la participación de la gracia de Cristo poniendo todo nuestro ser en esta acción litúrgica.

MONICIÓN A LAS LECTURAS

Escuchemos la Palabra de Dios que nos fortalece, nos invita a meditar y a reflexionar en nuestra vida, para acercarnos a los misterios de nuestra redención. Si se quiere decir las demás moniciones, pueden tomarse las del Domingo de Ramos a excepción de las siguientes:

MONICIÓN ANTES DEL ENVÍO

Este rito tiene lugar una vez hecha la Oración después de la Comunión. Se comienza con la siguiente monición

Los Sacramentos son el canal de gracia que Cristo encomendó a los apóstoles y a los obispos, sus sucesores. Celebrando los sacramentos, los sacerdotes hacen presente al obispo en cada lugar. Como un signo de participación en la misma vida divina, en la misma Iglesia y en el mismo sacerdocio, el JUEVES SANTO tiene lugar la Misa Crismal en nuestra Catedral Metropolitana, nuestro Arzobispo José Francisco Cardenal, presidirá esta celebración y su presbiterio concelebrará con él, consagrará el Crisma y bendecirá los santos óleos que se usarán en los sacramentos, durante el año. Nuestra parroquia estará oficialmente representada a través de esta delegación, quienes recibirán los nuevos Oleos.

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RITO DE ENVÍO Y BENDICIÓN Celebrante con las ánforas vacías de los santos oleos:

stedes, queridos hermanos han sido elegidos para

representar a esta parroquia. Procuren, con respeto y

diligencia recibir los santos óleos para los sacramentos, y

traerlos con el respeto que se merecen. Los hago responsables de

estas ánforas donde serán contenidos los óleos, signos de la vida de

Cristo. Los delegados responden:

Con gusto recibimos estas ánforas, con respeto las cuidaremos, con

devoción cumpliremos esta misión, y entregaremos con diligencia

los Santos Oleos. La asamblea responde cantando, mientras la delegación recibe las ánforas de los oleos y la carta de delegación:

R.- Te damos gracias, Señor.

MONICIÓN FINAL Antes de la oración sobre el pueblo que propone el Misal Romano.

La delegación parroquial llevará nuestro saludo y oración a nuestro Cardenal-Arzobispo. Nosotros, con recogimiento, vayamos a nuestros hogares para prepararnos a las celebraciones de los días que tienen más significado para nuestra fe.

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Jueves SANTO Rito para la Recepción de los santos oleos N.B. ESTA CELEBRACIÓN SE REALIZA TOMANDO EL TIEMPO CONVENIENTE ANTES DE LA MISA IN COENA DOMINI, NUNCA, POR NINGUNA RAZÓN SE HAGA DENTRO DE LA MISA.

MONICIÓN En esta celebración, recibimos a los delegados de nuestra parroquia con los Santos Oleos recién bendecidos y el Santo Crisma hoy consagrado para los Sacramentos Pascuales. En la Misa Crismal, el nuestro Arzobispo José Francisco Cardenal, de manera ritual consagró el Santo Crisma, y bendijo el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos, rodeado de su presbiterio y con la presencia y participación de representantes de todas las comunidades. Se ponen de pie y cantamos a nuestro Redentor. El sacerdote o el diácono, revestido con la Capa Pluvial de color festivo y los ministros salen a recibir a los delegados con las ánforas. Estos son acompañados por los catecúmenos -si los hay- que recibirán el bautismo en la Vigilia Pascual. En la procesión se usa incienso, Cruz procesional y ciriales. El coro cantará el himno -O REDEMPTOR-, que es propio y alabanza a Dios por los Oleos bendecidos, u otro canto adecuado.

ACCIÓN DE GRACIAS POR LOS NUEVOS ÓLEOS Los delegados se colocan frente a la asamblea, mostrando los óleos. El Celebrante introduce a la acción de gracias:

hora haremos una acción de gracias por los nuevos Oleos y

el Crisma consagrado. Vamos a responder a cada invocación

cantando: R.- GLORIA A TI POR LOS SIGLOS. El celebrante con las manos extendidas canta o recita la siguiente oración que se irá intercalando con la respuesta cantada de los fieles

ealmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación

darte gracias siempre y en todo lugar, Señor Padre santo, Dios

todopoderoso y eterno. R.

Porque al hacer a Adán a tu imagen y semejanza, le entregaste en

posesión la tierra, para que, colmado de tus bendiciones, con una

vida santa alabara tu santo Nombre. R.

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A pesar de su pecado y de todas nuestras faltas, no nos retiraste para

siempre tus favores, sino que tuviste piedad de nuestras

debilidades. R.

Tú prometiste a Abraham y a su linaje la alegría de la salvación. A

David lo ungiste con el óleo de la alegría. A tus sacerdotes, en la

unción con el óleo santo, prefiguraste la unción del Espíritu

Santo. A la viuda de Sarepta le enviaste a tu profeta, no sólo para

ofrecerle el pan que necesitaba, sino también la abundancia del

aceite. R.

Nos enseñaste así que tu salvación no sólo nos da el perdón, sino

que también nos introduce en la participación de tu gloria. R.

Pero en Jesucristo tu amor llegó hasta el extremo. Él es el Ungido

sobre el cual reposó la plenitud del Espíritu. Él tomó sobre sí

nuestras debilidades y cambió nuestra amargura en gozo. Con su

Muerte en la Cruz nos entregó su Espíritu, para que, marcados

con el sello de hijos de Dios y unidos en un solo Cuerpo,

proclamemos su Muerte y Resurrección, mientras esperamos su

venida gloriosa. R.

Por eso, Padre santo, te pedimos humildemente, por mediación de

Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que hagas descender tu

bendición abundante sobre los que durante estas solemnidades

pascuales y durante todo el Año Litúrgico, participarán en tus

sacramentos. R. TOMANDO Y ELEVANDO EL ÁNFORA DEL ÓLEO DE LOS ENFERMOS Y LUEGO LO COLOCA SOBRE EL ALTAR DEL LADO IZQUIERDO Y PROSIGUE

A los que sufren, agobiados por la enfermedad, la debilidad o la

ancianidad, concédeles el auxilio de tu gracia; que por tu santa

unción y por la oración de tu Iglesia, reciban consuelo y

protección para el cuerpo, el alma y la mente. R.

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TOMANDO Y ELEVANDO EL ÁNFORA DEL ÓLEO DE LOS CATECÚMENOS Y LUEGO LO COLOCA SOBRE EL ALTAR DEL LADO DERECHO Y PROSIGUE:

A los catecúmenos, que han de ser ungidos con el óleo de la

fortaleza, concédeles sabiduría y fervor para que entiendan más

profundamente el Evangelio de Cristo, afronten con ánimo

esforzado los trabajos de la vida cristiana, y transformados en

hijos adoptivos tuyos, se alegren de formar parte de tu Iglesia

santa. R.

TOMANDO Y ELEVANDO EL ÁNFORA DEL SANTO CRISMA Y LUEGO LO COLOCA SOBRE EL ALTAR EN EL CENTRO Y PROSIGUE:

A los que van a renacer del baño espiritual del Bautismo, o a ser

crismados con el sello espiritual de la Confirmación o del Orden

Sagrado, a través del santo Crisma, con el cual ungiste a tus

sacerdotes, reyes, profetas y mártires, infúndeles la santificación

de tu Espíritu, para que, convertidos en templos de tu majestad,

exhalen la fragancia de una vida inocente y agradable a ti. R. PROSIGUE CON LAS MANOS EXTENDIDAS

A todos nosotros, concédenos que, llenos de júbilo por la

participación en los Misterios pascuales, y a todos los hijos

dispersos por el mundo, vivamos la paz y la unidad, en la

esperanza de vernos reunidos con María la Madre de Dios, y de

todos los santos. R.

Entonces, Padre, llegada aquella plenitud sin medida, brillando con

eterna luz, serás todo para todos, juntamente con Cristo en el

Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. R. Amén.

El celebrante inciensa a los santos Oleos y al altar. Mientras tanto el coro vuelve a entonar el himno -O REDEMPTOR- Después los oleos son guardados reverentemente en el lugar de su reserva. El celebrante se retira a la sacristía por la vía más corta para prepararse para la misa In Cena Domini

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JUEVES SANTO MISSA

IN CENA DOMINI INTRODUCCIÓN AL TRIDUO PASCUAL

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Catequesis sobre el Jueves Santo

SE HACE MINUTOS ANTES DE LA MISA POR NINGUNA RAZÓN DEBE OMITIRSE

El SACRO SANTO TRIDUO DE LA PASIÓN, MUERTE, SEPULTURA Y RESURRECCIÓN DEL

SEÑOR, constituye la fuente y la cúspide del entero Año Litúrgico, al celebrar la obra de la

redención de los hombres y de la perfecta glorificación del Padre cumplida por Cristo

en su misterio pascual.

Durante este Triduo, la Iglesia conmemora los grandes misterios de la Redención.

En los oficios litúrgicos, las bienaventuradas Pasión y Resurrección del Señor, se vuelven

sacramentalmente presentes, para que los fieles renueven su vocación cristiana en la misma

fuente de vida de la Iglesia y del mundo.

La praxis litúrgica actual de la Iglesia Romana, considera que el Triduo Pascual, da

comienzo en la tarde del Jueves Santo, con la Missa in cena Domini, llega a su momento

central en la solemne Vigilia de la Pascua, y concluye con las segundas vísperas del

domingo de Resurrección. El tiempo de Cuaresma concluye con la hora nona del Jueves

Santo.

La expresión Triduo Pascual, es relativamente reciente acuñada en el siglo pasado.

No obstante, a finales del siglo cuarto, el obispo AMBROSIO DE MILÁN hablaba de un

Triduum Sacrum, para referirse a los tres días en que Cristo padeció, descansó y resucitó.

Algunos años más tarde, el gran obispo y doctor AGUSTÍN DE HIPONA mencionará

un Sacratissimum Triduum de Cristo, crucificado, sepultado y resucitado.

La celebración litúrgica de la Pascua hunde sus raíces en la comprensión que la

Iglesia posee de sus orígenes, deslumbrada por la realidad histórica de la Muerte y

Resurrección de Cristo, la primitiva Iglesia advirtió la necesidad de celebrar

litúrgicamente tales acontecimientos salvíficos, por medio de un ritual memorial que los

renovara sacramentalmente.

De este modo, durante los primeros compases de la vida de la Iglesia, la Pascua del

Señor se conmemoraba cíclicamente en la asamblea eucarística convocada el primer día

de la semana, día de la resurrección del Señor, Dominicus dies o domingo. Muy pronto,

apenas en el siglo segundo, se sintió la conveniencia de reservar un domingo particular

del año que, en consonancia con la fecha histórica de la pasión y resurrección de Cristo,

celebrara el misterio de salvación. Llegados a este punto, para lograr una institución de

un triduo sagrado era sólo cuestión de tiempo, y así la Iglesia, comenzara a revivir los

misterios de Cristo de un modo mimético, es decir -a manera de imitación ritual-. Este hecho

acaeció en Jerusalén en el siglo cuarto, donde aún se conservaba la memoria del marco

donde acontecieron los sucesos de la pasión y glorificación de Cristo.

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De todos modos, en el origen de la celebración del Triduo Pascual, dejó sentirse

también la influencia de la respuesta dogmática y litúrgica frente a la herejía arriana, que

negaba la divinidad de Jesucristo; reacción que supuso una atracción de la piedad de los

fieles hacia la persona de Jesús -Hijo de Dios e hijo de María- y de su vida en la tierra.

La liturgia del Triduo Sacro se funda en una unicidad que no se puede separar del

Misterio Pascual de la Pasión y Glorificación de Cristo. Cada momento del Triduo no

debe considerarse aisladamente, sino, en su relación mutua, de manera que toda su

celebración tiene como punto medular la santa Vigilia Pascual. El Triduo Sacro es pues,

una pascua celebrada en tres días.

La celebración del Triduo Pascual no constituye un simple recuerdo subjetivo de la

muerte y resurrección de Cristo. Al contrario, por medio de los ritos pascuales, la Iglesia

revive, los misterios salvíficos de la redención, participando de la pasión y glorificación

del Señor, y accediendo a los tesoros de la gracia obtenida a precio de su sangre.

Con la misa vespertina in cena Domini se abren las celebraciones del Triduo sacro.

La Iglesia de Jerusalén conocía ya en el siglo cuarto, una celebración Eucarística

conmemorativa de la Última Cena, momento de la institución de la Eucaristía,

Sacramento que actualiza el sacrificio de Cristo en la cruz. En los orígenes, esta

celebración se desarrollaba sobre el Gólgota, en la basílica del Martirión, al pie de la cruz,

y no en el Cenáculo; hecho que confirma la relación originaria de la celebración

eucarística con el sacrificio de la cruz. A finales de esa misma centuria, tal tradición era

ya vivida en muchas Iglesias occidentales, no obstante, habrá que esperar hasta el siglo

séptimo para encontrar los primeros testimonios en la Liturgia Romana.

La misa in cena Domini conmemora un triple misterio: La institución de la sagrada

Eucaristía, la institución del Sacerdocio de la nueva ley, y el amor infinito de Cristo por

los hombres con su mandamiento de la caridad fraterna, manifestado con el signo del

Mandatum o lavatorio de pies. Sin embargo, los dos últimos misterios encuentran su

fundamento en el Sacramento de la Eucaristía, fuente de todo don y máxima expresión

de la entrega.

Terminada la celebración, la Eucaristía es llevada de modo solemne hacia el lugar

de la reserva, para que los fieles puedan adorar al Señor, verdadera, real y

sustancialmente presente en el Sacramento. Los cristianos en este momento, son

invitados a la meditación y contemplación de los misterios de la Pasión y Muerte de

Jesucristo, al hilo de la lectura de los evangelios.

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PROYECTO RITUAL PARA TOMAR EN CUENTA: EL SAGRARIO DEBE ESTAR VACÍO. HAY QUE PREPARAR SUFICIENTES HOSTIAS PARA LA COMUNIÓN DEL JUEVES Y DEL

VIERNES SANTOS. ADORACIÓN EN EL LUGAR DE LA RESERVA, LA CUAL NO DEBE PROLONGARSE MÁS ALLÁ DE

LA MEDIA NOCHE, Y DEBE HACERSE SIN SOLEMNIDAD, ES DECIR SIN LA CUSTODIA.

I.- Ritos Iniciales 1. Canto de entrada, -alusivo a la Pasión del Señor más que a la Eucaristía-. 2. Signación y Saludo inicial. 3. Acto penitencial. 4. Se canta el himno de Gloria. Se tocan las campanas y ya no se tocarán

bajo ninguna circunstancia hasta la Vigilia Pascual. 5. Oración colecta.

II.- Liturgia de la Palabra 1. Primera lectura. Éxodo 12, 1-8. 11-14 2. Salmo cantado o al menos el estribillo. Salmo 115, 12-13. 15-16 bc. 17-18 3. Segunda lectura. Primera Corintios 11, 23-26 4. Aclamación al Evangelio. Juan 13, 34 5. Evangelio. Juan 13, 1-15 6. Homilía. SE RECOMIENDA QUE SE TRATEN LOS TRES TEMAS CENTRALES

DE LA CELEBRACIÓN DE ESTE DÍA: Institución de la Eucaristía, institución del sacerdocio y mandato de la caridad fraterna.

III.- Rito del Mandatum o Lavatorio de pies. 1. Monición explicativa 2. Mientras se acercan los fieles designados al lugar del lavatorio. 3. El sacerdote depone la casulla, pero dejándose la estola. 4. Luego se acerca a cada uno y cumple el rito del mandatum derramando agua

en el pie derecho lo seca con una toalla y puede dar un beso en el pie, esto a cada uno de los fieles designados. (No re requiere el uso de jabón en los pies).

5. Se entonan las antífonas que propone el Misal Romano o bien algunos cantos adecuados.

6. Al terminar el celebrante se lava las manos. 7. Se hace la Oración Universal. (No se dice Credo)

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IV.- Liturgia Eucarística 11. Presentación de dones y de las ofrendas para los pobres. Durante este momento

debe cantarse el himno Ubi Caritas et Amor, ya sea en latín o alguna traducción u otro canto que se haya inspirado en este himno.

12. Oración sobre las ofrendas. 13. Monición, Prefacio. Se usa Plegaria Eucarística I, con sus partes propias. 14. Rito de Comunión. 15. Después de la comunión, se deja el copón sobre el altar, para la comunión del

siguiente día. 16. Oración después de la comunión.

v.- Traslado y Reserva del Santísimo Sacramento 1. Se inciensa el copón con el Santísimo (de rodillas) mientras se canta el Pangue

Lingua, a excepción de las últimas dos estrofas. 2. Se coloca el paño de hombros y se toma el Santísimo en el copón. 3. Procesión hasta el lugar de la reserva.

a. Cruz alta y Ciriales. b. Incensarios. c. Celebrante con el Santísimo Sacramento. d. (Coro y Pueblo de Dios)

4. Llegado al lugar de la reserva se deposita el Santísimo en el Tabernáculo o Sagrario, se deja la puerta abierta.

5. Se canta Tamtum Ergo 6. El sacerdote inciensa el tabernáculo. 7. Se cierra el tabernáculo al terminar el himno. 8. Adoración al Santísimo del celebrante en silencio (sin estaciones u otros rezos

piadosos) y se retira. 9. Se desnuda el altar se quitan candelabros, cruces e imágenes. (Pudiera hacerse

con participación del pueblo adaptado del Misal Romano de SAN PIO V).

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Cosas a Preparar A CONSIDERAR Los fieles que participan en el lavatorio de pies, deben reservar sus lugares entre los fieles,

nunca por ningún motivo en el presbiterio, puesto que no son concelebrantes, solo suben a este para el momento ritual del Mandatum.

Decoración sobria en el templo, pero pónganse flores y otros adornos que se quiten fácilmente. Igual el lugar para el Monumento de la reserva del Santísimo

Repique de campanas para el momento del canto de Gloria

A) EN LA SACRISTÍA: Casullas y dalmáticas blancas (es loable el preparar la casulla de ordenación). Incensario y naveta. Un segundo incensario para el traslado del Santísimo. Cruz alta y ciriales. Evangeliario. Varipalio.

B) EN EL LUGAR PARA EL LAVATORIO: Asientos para los fieles que harán el rito del Mandatum. (Pueden ponerse y

retirarse como convenga) Jofaina, toalla, tina, agua suficiente.

C) EN LA CREDENCIA: Campanas y matracas. Todo lo necesario para la Misa Solemne Jabón, agua, gel antibacterial y toalla (para el sacerdote al terminar el lavatorio) Hostias suficientes para Jueves y Viernes Santos Cálices con vino suficiente para la comunión bajo las dos especies. (acción

muy loable, especialmente este día) Velo humeral o paño de hombros. Misal Romano, Libro de Oración de los Fieles u Otros subsidios celebrativos.

D) PARA LA PROCESIÓN DE OFRENDAS: Velas para acompañar la procesión de ofrendas. Patena con la hostia presidencial o copón con hostias y las vinajeras de vino

y agua. Otras ofrendas para los pobres y las conmemorativas.

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MONICIONES PARA LA CELEBRACIÓN

Inicio de la Celebración Nos hemos reunido para conmemorar la Cena del Señor. Celebramos la memoria de la institución de la Eucaristía. Así, al caer la tarde en este día santo, en gran intimidad con el Señor Jesús, como lo hizo en el Cenáculo, celebramos lo que Él nos mandó hacer para tenerlo siempre presente en medio de nosotros. Así pues nos adentramos en el Triduo Pascual. Demos gracias por tanto amor que nos ha manifestado el Señor y gocemos de ser dichosos invitados a la Cena del Señor.

CANTO DE GLORIA Proclamemos hoy, antes de la celebración pascual, el himno en el que damos gloria al Señor por su inmenso amor, porque nos ha otorgado su perdón. Unamos nuestras voces al canto de los ángeles.

LECTURAS Opción 1: Monición única para todas las lecturas

El pueblo judío celebraba la cena de Pascua, haciendo memoria de la liberación de la esclavitud de Egipto; los cristianos celebran otra cena, la Eucaristía, para conmemorar el gran acontecimiento de su salvación; con el relato del lavatorio de los pies, del evangelista JUAN, adquiere también el significado de que la Eucaristía es entrega del Señor por todos los hombres. Escuchemos atentos el anuncio de la gran fiesta pascual.

Opción 2: Moniciones para cada lectura

1RA LECTURA Por medio de la celebración de la Cena Pascual, Israel conmemoraba el acontecimiento fundante de su identidad como pueblo: la liberación de la esclavitud en Egipto, signo del amor de predilección de Dios. Jesucristo también celebraba la Pascua y dará a esta fiesta un nuevo significado. Escuchemos el relato de la primera pascua de Israel.

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SALMO RESPONSORIAL Con el Salmo 115 damos gracias a Dios por los beneficios que recibimos de su generosidad. Respondamos cantando:

2DA LECTURA De acuerdo con la tradición de la que PABLO también es heredero, Jesucristo en la Última Cena, realizó el máximo acto de amor por la humanidad, al instituir la Eucaristía. Esto nos ayuda a comprender lo sagrado de nuestra Eucaristía. Escuchemos a continuación el más antiguo relato eucarístico del Nuevo Testamento.

EVANGELIO También Jesús celebró, como los otros judíos, la comida del cordero en la noche de Pascua. Pero Él le dio un nuevo sentido a aquella celebración. Quiso dar a sus discípulos una muestra del amor inmenso que les tenía y de servicio, al lavarles los pies. Abramos el corazón al mensaje del Evangelio de JUAN: amar hasta el extremo. Puestos de pie, aclamemos a Cristo presente en su Palabra.

LAVATORIO DE PIES El gesto de lavar los pies, está en estrecha relación con el misterio del supremo servicio de Cristo a la humanidad. El celebrante, que preside la liturgia en persona de Cristo, realiza el signo del servicio y del amor que debemos prestarnos los unos a los otros, como una consigna para toda la comunidad.

OFRENDAS Se preparan sobre el Altar los dones del pan y del vino, pues por medio de ellos, Jesús se hará presente en medio de nosotros, así el Señor renovará el memorial de su Pascua. Con un corazón agradecido con Dios hagamos nuestra ofrenda.

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PREFACIO Por tanto amor manifestado en Cristo, por la Eucaristía y el Sacerdocio, demos gracias al Dios. Unámonos al celebrante en la que hace la proclamación solemne de esta acción de gracias en el prefacio.

COMUNIÓN Cada vez que comemos de este Pan y bebemos de este Cáliz, debemos recordar las palabras del Señor: «Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros como Yo los he amado». Acerquémonos con fe y reverencia y comulguemos su Cuerpo y de su Sangre.

Invitación a la Reserva Solemne del Santísimo Ahora haremos un gesto de reconocimiento solemne a Jesús Sumo y Eterno Sacerdote, presente en la Eucaristía. La reserva del Cuerpo de Cristo nos da ocasión para hacer este acto de fe y de adoración.

Monición de despedida (AL FINAL DE LA ADORACIÓN QUE HACE EL CELEBRANTE MIENTRAS SE RETIRAN LOS MINISTROS)

Ha terminado la celebración de la Cena del Señor. Sin embargo, hoy no se nos ha despedido como se hace habitualmente. Se nos da a entender así que esta celebración del Jueves Santo está incompleta, que es tan sólo el inicio e introducción del Triduo Pascual. Ahora el altar y los espacios celebrativos se desnudarán, como signo de que Cristo fue abandonado por sus amigos y despojado de sus vestiduras. Recordemos que es contradictorio venir a Misa hoy Jueves Santo y no venir los demás celebraciones de estos días santos. Acompañemos a Cristo, paso a paso, en el misterio de su Pascua, de su tránsito de la muerte a la vida.

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PRIMER DÍA DEL TRIDUO PASCUAL

VIERNES SANTO De la

PASIÓN DEL SEÑOR

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OFICIO DE LECTURAS Y LAUDES MONICIONES PARA LA CELEBRACIÓN

Ambientación Al despuntar el alba del primer día del Triduo Pascual, nos reunimos para orar con la Iglesia y por la Iglesia, celebrando la Liturgia de las Horas, que es la oración oficial de la Iglesia. Por medio de los salmos, prestaremos nuestra voz a Jesús el siervo sufriente de Dios, que ora al Padre en el momento máximo de su entrega y con las lecturas y oraciones meditaremos el gran amor que Cristo nos tiene.

Salmodia del Oficio de Lecturas SALMO 2 El salmista profetiza que aunque las fuerzas del mal envistan a Jesús en su Pasión. El Padre «que habita en el cielo», anuncia su victoria por la resurrección. También hoy, y bajo los signos de ignominia el Padre nos muestra a Jesús su Hijo reinando desde el trono de la Cruz.

SALMO 21

El salmista nos hace contemplar al justo que sufre, recibe burlas, y hasta parece que Dios le ha abandonado. Jesús en la Cruz hace de este salmo una oración confiada al Padre, profetizando por Sí mismo la victoria de Dios en la Resurrección.

SALMO 37

El salmista ya agotado y sin fuerzas, expresa el dolor de su escarnio. Él vuelve a poner su confianza sólo en Dios. La liturgia expresa con este salmo los sentimientos de Jesús en la Hora de su Pasión.

LECTURAS LECTURA BÍBLICA

También la Palabra de Dios resuena en la celebración del Oficio Divino. El acontecimiento de la Pasión del Señor, fue profetizado desde el Antiguo Testamento, escuchemos con un corazón contemplativo los sentimientos que la Sagrada Escritura recoge de la Pasión de nuestro Salvador.

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LECTURA PATRÍSTICA

A la luz de la sabiduría de los Padres de la Iglesia, ahora meditaremos el misterio de la Pasión del Señor. SAN JUAN CRISÓSTOMO, nos recuerda el valor sagrado que la Sagrada Escritura da a la sangre; de la Sangre de Cristo hoy derramada nacen los Sacramentos que nos hacer renacer a una vida nueva. Escuchemos atentos esta bella catequesis.

Invitación a Laudes El oficio de Laudes, como oración de la mañana, nos habla siempre de la luz y de la vida. ¿Cómo podremos cantar Laudes en este día de tinieblas y de muerte? Pero ya que el sol no ha faltado ni siquiera hoy a su cotidiana cita matinal, dispongámonos a cantar ahora la Pasión del Señor, que nos ha dado la vida.

SALMO 50 El salmista reconoce su culpa y suplica la misericordia de Dios. Por eso en el día en que Cristo muere, la Iglesia, presente en esta asamblea litúrgica, implora al Padre, que aparte de su vista los pecados de la humanidad y que conceda al mundo sentir el júbilo de la Pascua.

CÁNTICO DE HABACUC El profeta espera y anhela ver las obras poderosas de Dios, pero la muerte del Señor hace temblar de espanto, Pero a pesar de estas imágenes horripilantes y a través del terrible terremoto de la muerte del Señor, Dios sale a salvar a su pueblo; por eso nosotros, en el día de la angustia, tranquilos esperamos el triunfo de la Vida.

SALMO 147 El salmista ahora entona una sentida acción de gracias; por eso que la nueva Jerusalén, la Iglesia, glorifique al Señor, que es el constructor de la historia; y nos reanime en la esperanza con la cercana resurrección de su Hijo.

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Catequesis sobre el Viernes Santo SE HACE MINUTOS ANTES DE LA MISA POR NINGUNA RAZÓN DEBE OMITIRSE

El VIERNES SANTO, es el primer día del Triduo Pascual, jornada en que se celebra la

Pascha Passionis -Pascua de la Pasión-, como el paso del Hijo de Dios de este mundo al

Padre, su sufrimiento solidario con los pecadores para destruir el pecado del mundo: Su

muerte destruye toda muerte. El VIERNES SANTO constituye el primer hecho de este

paso. Este día se conmemora la Pasión y Muerte del Señor, de ahí surge la denominación

actual: VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR.

Dos documentos de venerable antigüedad: la Traditio Apostólica y la Didaskalia

Apostolorum, confirman que era práctica común entre los primeros fieles un ayuno el

viernes y sábado previos a la celebración de la Vigilia Pascual.

Habrá que esperar hasta finales del siglo cuarto para encontrar, en Jerusalén, los

primeros esbozos de una celebración litúrgica de la Pasión. Se trataba de una jornada

dedicada íntegramente a la oración itinerante: Los fieles se reunían en el Cenáculo,

veneraban la columna de la flagelación, y acudían al Gólgota, donde el obispo

presentaba el madero de la Cruz. Durante las estaciones se leían profecías y evangelios

de la pasión, se cantaban salmos y se recitaban oraciones.

Los testimonios más antiguos de una liturgia del Viernes Santo en Roma, proceden

en cambio del siglo séptimo: Manifiestan dos tradiciones distintas, que han llegado a

través del Sacramentario Gelasiano -libro litúrgico del oficio presbiteral-; que consistía de

la adoración de la cruz, liturgia de la Palabra y comunión con los pre-santificados: Que

son las formas previamente consagradas. Y del Sacramentario Gregoriano -libro litúrgico

del oficio papal-; esta celebración se limitaba a lecturas bíblicas y a una plegaria universal.

El oficio romano actual, recuperado a partir de las reformas del Papa PÍO XII y del

CONCILIO VATICANO II, contiene elementos de ambos Sacramentarios: Proclamación de

la Palabra y oración universal, procedentes de la tradición papal o Sacramentario

Gregoriano; la adoración de la Cruz y comunión con la Eucaristía consagrada la tarde

anterior, procedentes de la tradición presbiteral o Sacramentario Gelasiano.

La teología del viernes santo es particularmente rica: Durante este día, la Iglesia

conmemora la Pasión de su Señor y Esposo, adora su Cruz, recuerda su nacimiento del

costado de Cristo, y por la plegaria universal, intercede por la salvación universal.

El Viernes Santo es, por tanto, para el cristiano, un día de esperanza y confianza en

Dios, aún en medio del dolor. Los sufrimientos de Cristo atraen la benevolencia del

Padre. La cruz, símbolo del patíbulo y de la ignominia, es adorada: El instrumento de

humillación se convierte en término de la gloria el Viernes Santo.

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El cristiano se encuentra, de modo especial, con la cruz, y recuerda así que, para ser

fiel discípulo del maestro, debe tomar su cruz de cada día, pues sólo la cruz es la

respuesta a las ansias de salvación y liberación de una humanidad que gime bajo el peso

de los pecados.

Por otra parte, en consonancia con la primitiva tradición de la Iglesia, el Viernes

Santo y, según la oportunidad, también el Sábado Santo, hasta la Vigilia Pascual, se

vive el sagrado ayuno de la pascua.

Según una antiquísima tradición, ni en este día, ni mañana Sábado Santo, se celebra

la Misa, ya que la Eucaristía de estos días es la de la Vigilia Pascual. Por eso, la

celebración que está por comenzar, no estará completa hasta que celebremos la

Eucaristía en la noche santa de la Resurrección del Señor. Se nos enseña así que no

debemos separar la Muerte de la Resurrección, que el Misterio Pascual de la Muerte y

Resurrección de Cristo es una unidad, que celebramos a lo largo de tres días. Muerte y

Resurrección constituyen el único acontecimiento redentor que nos salva.

La Iglesia no considera este día como de llanto y de luto, sino como día de amorosa

contemplación del sacrificio cruento de Jesús, fuente de nuestra salvación. Hoy la Iglesia

no hace un funeral, sino que celebra la muerte victoriosa del Señor, por eso la elección

de los colores rojos para las diversas celebraciones litúrgicas.

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CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR Proyecto Ritual

COSAS IMPORTANTES A RECORDAR ESTE DÍA NO HAY CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA POR NINGÚN MOTIVO, NI SIQUIERA POR EXEQUIAS, LAS CUALES

PUEDEN CELEBRARSE EN EL TEMPLO PERO CON UNA LITURGIA DE LA PALABRA A UNA HORA CONVENIENTE. EL ALTAR DEBE DE ESTAR COMPLETAMENTE DESNUDO. DESPUÉS DEL MEDIODÍA SE HACE LA CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR, QUE CONSTA DE TRES PARTES:

A) LITURGIA DE LA PALABRA. B) ADORACIÓN DE LA CRUZ. C) SAGRADA COMUNIÓN

LA COMUNIÓN PUEDE LLEVARSE A LOS ENFERMOS POR LA MAÑANA. NOTA IMPORTANTE: SI EN LA CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR, PARTICIPAN

ALGUNOS SACERDOTES, ESTOS DEBERÁN PORTAR EL TRAJE CORAL -SOTANA Y COTA O ROQUETE-, POR NINGUNA RAZÓN DEBEN REVESTIRSE COMO SI FUERAN A CONCELEBRAR, PUESTO QUE NO SE TRATA DE UNA CONCELEBRACIÓN, ÉSTA NO ESTÁ NI SIQUIERA CONTEMPLADA REMOTAMENTE. SÓLO EL QUE PRESIDE LA CELEBRACIÓN LLEVA CASULLA.

1.- Ritos Iniciales 1. El celebrante se dirige al altar, revestido de los ornamentos rojos como para la misa.

Se guarda silencio. Al llegar al celebrante y diáconos se postran, (los otros sacerdotes participantes) y los fieles se arrodillan (en silencio).

2. El sacerdote va a la sede. 3. Dice o canta la oración colecta, omitiendo el -Oremos-.

2.- Primera Parte: Liturgia de la Palabra 1. Todos se sientan. 2. Primera lectura. Isaías 52, 13-53, 12 3. Salmo cantado, al menos el estribillo. Salmo 30, 2. 6. 12-13. 15-16. 17. 25 30 4. Segunda lectura. Hebreos 4, 14-16; 5, 7. 9. 5. Aclamación al Evangelio. Filipenses 2, 8 s. 6. Lectura de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo. Juan 18, 1-19, 42

LA LECTURA PUEDE HACERSE POR TRES LECTORES, RESERVANDO SI ES POSIBLE AL MINISTRO ORDENADO LOS DIÁLOGOS DE CRISTO.

7. Homilía. 8. Oración Universal.

a) El diácono o en ausencia de éste un cantor, proclama con canto el invitatorio para la oración.

b) Después se guarda un momento de silencio para orar. c) El sacerdote de pie dice la oración.

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3.- Segunda Parte: Adoración de la Santa Cruz

PRIMERA FORMA DE PRESENTAR LA SANTA CRUZ 1. El diácono o un ministrante lleva la Cruz cubierta con un velo rojo al altar,

acompañada por los cirios desde la puerta de la iglesia al presbiterio. 2. El celebrante recibe la Cruz frente al altar. 3. Descubre el extremo superior, la eleva y canta ya sea él mismo o el diácono o un

cantor la invitación propia (Miren el árbol de la Cruz…) Terminado el canto se arrodillan y adoran unos momentos. Luego se levantan.

4. Descubre el extremo derecho de la Cruz, la eleva y canta ya sea él mismo o el diácono o un cantor la invitación propia (Miren el árbol de la Cruz…) Terminado el canto se arrodillan y adoran unos momentos. Luego se levantan.

5. Descubre por completo la Cruz, la eleva y canta ya sea él mismo o el diácono o un cantor la invitación propia (Miren el árbol de la Cruz…) Terminado el canto se arrodillan y adoran unos momentos. Luego se levantan.

SEGUNDA FORMA DE PRESENTAR LA SANTA CRUZ 1. El sacerdote o diácono va a la puerta con los acólitos que llevan los ciriales. 2. Toma la Cruz ya descubierta y comienza la procesión. 3. En la entrada del templo eleva la Cruz la eleva y canta (Miren el árbol de la Cruz…)

Terminado el canto se arrodillan y adoran unos momentos. Luego se levantan. 4. En la mitad del templo eleva la Cruz y canta (Miren el árbol de la Cruz…)

Terminado el canto se arrodillan y adoran unos momentos. Luego se levantan. 5. En la entrada del presbiterio eleva la Cruz y canta (Miren el árbol de la Cruz…)

Terminado el canto se arrodillan y adoran unos momentos. Luego se levantan.

FORMA DE HACER LA ADORACIÓN DE LA SANTA CRUZ 1. El sacerdote o diácono colocan la Santa Cruz en un lugar adecuado a la entrada

del presbiterio, junto a la cruz se colocan los dos velas en sus candelabros 2. El primero en adorar la Santa Cruz es el celebrante siguiendo los siguientes pasos,

los cuales deben seguirse tal cual sin omitir alguno: a. En la sede se depone de la casulla. b. Se descalza si lo ve oportuno. c. Avanza hacia donde está la Cruz. d. Hace genuflexión e. Besa la Santa Cruz. f. Hace una nueva genuflexión, y se retira a la sede, ahí volverá a calzarse y

a revestir de nuevo la casulla.

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3. Luego Se acercan procesionalmente a besar la Cruz en el siguiente orden: a. Diáconos. b. Otros sacerdotes si los hay. c. Ministrantes que sirven al altar. d. Lectores. e. Equipo de liturgia. f. Fieles designados.

4. La Santa Cruz del siguiente modo es adorada:

a. Hacer genuflexión frente la cruz b. Besa la Santa Cruz. c. Hace una nueva genuflexión y se retira.

5. Mientras tanto se entonan algunos cantos alusivos. 6. Terminada la adoración la Cruz es llevada y puesta encima del altar y los cirios a

sus lados. Si esta es muy pesada puede dejarse ahí mismo.

4.- Tercera Parte: Sagrada Comunión 1. Se reviste el altar (mantel, corporal, purificador y atril con el libro). 2. Se trae el Santísimo.

a. Todos de pie y en silencio. b. Los ciriales acompañan al que porta el copón y también con la matraca si

la hay. 3. Una vez que el Santísimo está en el altar, se reanuda la celebración: Fieles a la

recomendación del Salvador... 4. Comunión. Se entona algún canto. 5. Al final se lleva la reserva a un lugar asignado para eso. No en el sagrario habitual,

sino en una capilla cerrada o la sacristía 6. Se hace la oración después de la comunión. 7. Monición final 8. El sacerdote dirige la oración sobre el pueblo. 9. Al finalizar se retira el pueblo en silencio. Se vuelve a desnudar el altar.

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Cosas a Preparar PREVER SI VA A HABER POSTRACIÓN O SIMPLEMENTE SE ARRODILLARÁN. QUÉ FORMA DE ADORACIÓN DE LA CRUZ SE HARÁ. SI LA ASAMBLEA ES NUMEROSA, DESIGNAR EL NÚMERO DE FIELES QUE HARÁN LA

ADORACIÓN A LA SANTA CRUZ.

A) EN LA SACRISTÍA: Casulla roja. (Sólo la porta el celebrante, los demás sacerdotes portarán traje coral:

Sotana y Cota o Roquete) Dalmática del mismo color para el diácono.

B) EN EL PRESBITERIO: Altar desnudo Sagrario vacío Lugar de la postración, alguna alfombra, si conviene. Atriles junto al ambón y libros para la lectura de la Pasión

C) EN LA CREDENCIA Mantel Corporal Piscina o bien un cáliz con agua para purificar. Platillos para la comunión Misal Romano Estolas rojas para los sacerdotes que están presentes para el momento de la

comunión. D) EN EL LUGAR DE LA RESERVA: Paño de hombros rojo o blanco 2 cirios encendidos (para acompañar al Santísimo al altar)

E) CERCA DE LA PUERTA DE LA IGLESIA O UN LUGAR CONVENIENTE. Si se hace la primera forma de presentar la Cruz, la Cruz cubierta con un

velo rojo y dos cirios. Si se hace la segunda forma de presentar la Cruz, en la puerta debe estar la

Cruz descubierta y dos cirios.

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CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR MONICIONES PARA LA CELEBRACIÓN

INICIO DE LA CELEBRACIÓN (CUANDO VA SALIENDO LA PROCESIÓN DE LA SACRISTÍA).

Toda la celebración de hoy es de contemplación, de silencio y oración. En el momento en que los ministros se postren como singo de humillación, todos nos pondremos de rodillas y oraremos en silencio.

LITURGIA DE LA PALABRA Opción 1: Monición única para todas las lecturas

Celebramos la muerte triunfal de Cristo. El DEUTERO-ISAÍAS ofrece la imagen de Cristo sufriente, cargado de todos nuestros pecados, para nuestra justificación; el autor de la Epístola a los hebreos muestra a Cristo obediente que se convierte en causa de salvación eterna; JUAN escribe el relato de la Pasión, en clave de triunfo, presentándonos la entrega pascual de nuestro Salvador. Acojamos ahora el mensaje de la Pasión proclamada.

Opción 2: Moniciones para cada lectura

1RA LECTURA Escucharemos del DEUTERO-ISAÍAS, el Cuarto Cántico del Siervo de Yahvé; es una narración apasionada de los sufrimientos de este siervo, pero también nos habla de su exaltación. Esta profecía tiene cumplimiento en Jesucristo y en su pasión dolorosa. Escuchemos esta profecía de la Pasión, y meditemos el mensaje de la Pasión Proclamada

SALMO RESPONSORIAL El su abandono en la cruz, el Señor Jesucristo clamó a Dios con las palabras del Salmo 30. Hoy hacemos nuestra esa plegaria, para dirigirnos al Señor. Respondamos cantando:

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2DA LECTURA La fe de la Iglesia, -tal como nos enseña el autor de la epístola a los Hebreos-, es que el Señor Jesús, es verdadero Dios y verdadero hombre, Él se ha identificado del todo con nosotros, llegando al extremo de ofrecer su vida en obediencia al Padre, para concedernos una auténtica liberación. Sigamos escuchando la Palabra de Dios y meditando el mensaje de la Pasión Proclamada.

EVANGELIO Culminamos la escucha y la meditación de la Pasión Proclamada con el evangelio de la Pasión del Señor. Con el corazón atento a la Buena Nueva de la salvación, dispongámonos a escuchar la proclamación de tan gran acontecimiento salvífico, en la triunfal versión del evangelista Juan. Puestos de pie, aclamemos a Cristo presente en su Palabra.

SOLEMNE ORACIÓN UNIVERSAL Para concluir la Liturgia de la Palabra, haremos la Oración Universal. Hoy nuestra oración adquiere un tono más solemne, y sobre todo quiere ser una oración que alcance a todos. En lugar de presentar las peticiones como habitualmente, se hará en su forma solemne. Unámonos a la oración de Cristo, que intercede por todos ante el Padre en la Pasión Invocada.

ANTES DE LA PRESENTACIÓN DE LA SANTA CRUZ Comienza ahora la segunda parte de esta celebración: La adoración del misterio de la Santa Cruz. En lugar de la Eucaristía se realiza la presentación de la Santa Cruz. Se pone de manifiesto la victoria de Cristo sobre el mundo y el pecado; como se advierte, la Iglesia no separa la muerte de la resurrección de Jesús.

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DESPUÉS DE PRESENTAR LA SANTA CRUZ

La cruz fue escándalo para los judíos; para los griegos, locura y necedad; para quienes no creen, piedra de choque. Para nosotros sus fieles, es la Cruz gloriosa de la pasión que transfigura el drama del Gólgota en la hora de la glorificación. Nosotros los cristianos, en la Cruz vemos el instrumento por el que nos llegó la redención. Participemos ahora de la Pasión Venerada.

RITO DE COMUNIÓN MIENTRAS SE VA EN BUSCA DE LA RESERVA

Continuamos nuestra celebración la tercera parte de nuestra celebración con el Rito de la Comunión. Éste, tiene un estrecho vínculo con el misterio de la Cruz gloriosa. Aunque no celebramos la Santa Misa, no podemos resignarnos a privarnos de la Comunión que nos pone en contacto con el misterio de aquél que es nuestra Pascua inmolada.

COMUNIÓN Nos unimos más íntimamente a esta conmemoración de la muerte del Señor con la comunión. Recibiremos ahora el Cuerpo de Cristo, entregado por nosotros en la cruz. Participemos con fe de la Pasión comunicada.

ANTES DE LA ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO Hemos hecho anamnesis de la Pasión del Señor. Mañana, Sábado Santo, segundo día del Triduo Pascual, contemplamos la Sepultura del Señor. La Iglesia nos invita a permanecer en oración junto al sepulcro de Cristo mientras esperamos su resurrección. Terminamos ahora esta conmemoración haciendo una última oración y después nos retiramos en silencio.

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SEGUNDO DÍA DEL TRIDUO PASCUAL

SÁBADO SANTO SEPULTURA DEL SEÑOR

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Catequesis sobre el Sábado Santo SE HACE MINUTOS ANTES DE LA MISA POR NINGUNA RAZÓN DEBE OMITIRSE

El SÁBADO SANTO, denominado por los cristianos de Oriente como el gran sábado,

honra el descanso de Cristo en el sepulcro, su descenso a los infiernos y su encuentro

con cuantos esperaban la apertura de los cielos.

Este día los cristianos se recogen en silencio, y mediante la oración y el ayuno,

esperan la resurrección del Señor. Por esta razón, la Iglesia no conoce reunión litúrgica

alguna, fuera de la celebración oficial y cotidiana de la Liturgia de las Horas u Oficio

Divino.

En los primeros siglos de la Iglesia, este sábado se caracterizaba por ser un día de

ayuno absoluto, previo a la celebración de las fiestas pascuales.

A partir del siglo XVI, con la anticipación de la Vigilia Pascual a la mañana del

Sábado Santo, el significado litúrgico del día quedó completamente deslucido; se le

denominaba -incorrectamente-, Sábado de Gloria, hasta que gracias a las sucesivas

reformas del siglo XX le han devuelto su originaria significación.

El Sábado Santo debe ser un día de intensa oración, acompañando a Jesús en el

silencio de la sepultura.

En apariencia, la historia de Cristo ha terminado; la causa de Dios se ha perdido,

pero Jesús, desciende a los infiernos para librar a los justos de la antigua Ley, en premio

a su vida de fe en las antiguas promesas mesiánicas.

El cristiano, unido a los dolores de Nuestra Señora, sabe que el silencio de Dios en

la historia es sólo aparente y se llena de esperanza para la vida futura.

Tiene una gran importancia en este día la participación en el Sacramento de la

reconciliación, indispensable camino para purificar el corazón y predisponerse para

celebrar la pascua íntimamente renovados.

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OFICIO DE LECTURAS Y LAUDES MONICIONES PARA LA CELEBRACIÓN

Ambientación Hoy, Sábado Santo, segundo día del Triduo Pascual, recordamos la Sepultura del Señor. Este día la Iglesia permanece orando junto al sepulcro de Cristo mientras espera su gloriosa resurrección. Cristo realmente estuvo muerto, Él ha compartido con todo ser humano la condición mortal. Cristo estuvo en el lugar de los muertos. Por eso, el misterio de la muerte del Señor, ilumina el trance de nuestra propia muerte y nos consuela a los que por ella hemos de pasar. Mirar a Cristo pasando por la muerte y verlo después resucitado nos llena de la esperanza de seguir nosotros también sus mismos pasos.

Salmodia del Oficio de Lecturas SALMO 4 El salmista hace su oración nocturna, tras un día lleno de sufrimientos y pruebas diversas. El Señor tras la amargura de su muerte se ha dormido en el sepulcro, para esperar la hora de su resurrección y glorificación.

SALMO 15

El salmista contempla a Jesús que ha entregado su vida para salvación del género humano, su cuerpo ya descansa en el sepulcro; el Padre no lo abandonará al poder de la muerte, ni permitirá que su cuerpo sufra la corrupción.

SALMO 23

El salmista hace alusión a la entrada a la liturgia del templo, alabando a Dios como creador, guerrero y libertador. La Iglesia velando junto al sepulcro de su Señor se comienza a profetizar la resurrección, e invita a que se alcen los dinteles para recibir a Cristo Resucitado, el Rey de la gloria.

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LECTURAS LECTURA BÍBLICA

También la Palabra de Dios resuena en la celebración del Oficio Divino. El acontecimiento de la Sepultura del Señor, fue profetizado desde el Antiguo Testamento, escuchemos con un corazón contemplativo los sentimientos que la Sagrada Escritura recoge del reposo de nuestro Señor en la sepultura. Escuchemos pues el mensaje de la Palabra de Dios

LECTURA PATRÍSTICA

Para los cristianos de Oriente, la glorificación de nuestro Salvador comienza con el Descenso del Señor al Hades. Por eso en este día, se nos propone leer un antiquísimo sermón griego, cuyo autor es ANÓNIMO. El homileta recrea un intenso diálogo entre Cristo y Adán, explicándole el sentido de su muerte y humillación para glorificarlo junto a Él. Escuchemos atentos este venerable texto de la época de los Santos Padres.

Salmodia de Laudes SALMO 63

La hora de Laudes recuerda la victoria de la luz sobre las tinieblas; de la vida sobre la muerte. Pero en este día, el salmista hace resonar la voz de Cristo, que en su lucha vence y aniquila el mal; los enemigos del Señor se han animado al delito y lo han llevado hasta el sepulcro. Pero muy pronto, el mundo proclamará la obra de Dios, en la gloriosa Resurrección de Cristo.

CÁNTICO DE ISAÍAS

El PROTO-ISAÍAS profeta, nos hace escuchar la voz de Cristo -en este cántico proclamado siglos antes por el rey Ezequías-, se nos muestra su angustia humana ante la muerte; así hasta probar las últimas amarguras humanas, Cristo ha querido parecerse a sus hermanos. La resurrección es la respuesta del Padre a la oración angustiada del Hijo amado.

SALMO 150

El salmista en la conclusión de todo el Salterio, hace una invitación a que todo ser alabe al Señor. Cuando está más cerca la gran celebración Pascual, empezamos ya a entonar cánticos con nuestras fuerzas, con arpas y cítaras, con trompas y flautas, con todo el corazón, las obras magníficas del Señor que nos salva.

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DESPEDIDA ANTES DE LA ORACIÓN FINAL

Ha concluido esta Oración Litúrgica propia del Sábado Santo de la Sepultura del Señor. La Iglesia nos exhorta a permanecer en este segundo día del Triduo Pascual en actitud de recogimiento y oración, guardando de ser posible el ayuno. Cristo dijo: «Al tercer día resucitaré». Ese día comenzará al caer la noche. Participemos en estas celebraciones del día más importante del año. Santifiquemos la fiesta más grande de nuestra fe.

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Tercer DÍA DEL TRIDUO PASCUAL

DOMINGO DE PASCUA VIGILIA PASCUAL EN LA NOCHE SANTA

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Catequesis sobre la Vigilia Pascual

SE HACE MINUTOS ANTES DE LA MISA POR NINGUNA RAZÓN DEBE OMITIRSE

La Vigilia Pascual, en la noche santa de la Resurrección del Señor, es la madre de

todas las vigilias, así la llamó el gran AGUSTÍN DE HIPONA. En ella, la Iglesia espera en

atenta velación la Resurrección de Cristo, y la celebra en los sacramentos de la Iniciación

Cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Con la Vigilia Pascual, el Triduo sacro y

todo el Año Litúrgico, alcanzan su centro, el puente donde confluyen las celebraciones

anuales de los misterios de la vida de Cristo.

La celebración litúrgica de la Pascua del Señor se encuentra en los umbrales del

culto cristiano. Desde la generación apostólica, los cristianos conmemoraron

semanalmente la resurrección de Cristo, por medio de la asamblea eucarística dominical.

Además, ya desde el siglo segundo, la Iglesia celebraba una fiesta específica como

memoria anual de la Pascua, aunque las distintas tradiciones subrayen u otro contenido

del misterio:

PASCUA-PASIÓN: Que se celebraba el plenilunio de primavera, el 14 de Nisán,

según el calendario lunar judío, acentuando el hecho de la Cruz.

PASCUA-GLORIFICACIÓN: Que, privilegiando la Resurrección del Señor, se

festejaba el domingo posterior al primer plenilunio de primavera; esta última

práctica se impondría en toda la Iglesia desde comienzos del siglo tercero.

La Vigilia Pascual es el quicio de todo el Misterio de Cristo celebrado a lo largo del

Año Litúrgico. La noche santa culmina el Triduo Sacro. Dando inicio al Domingo de

Resurrección y al tiempo Pascual. La vigilia comienza cuando Cristo aún descansa en

el sepulcro y termina en la madrugada del gran día consagrado a la gloria de su

Resurrección. Por ello, su celebración debe acontecer una vez entrada la noche y que no

rebase el alba del domingo.

El contenido teológico de la Vigilia Pascual engloba, a un tiempo, el misterio de

Cristo salvador y del cristiano salvado. De aquí que, a los misterios de la glorificación de

Cristo y de la inserción del cristiano en su Misterio Pascual mediante los Sacramentos de

Iniciación Cristiana, se añade la espera de la Parusía o segunda venida gloriosa del Señor.

En la actualidad, la Vigilia Pascual posee una estructura litúrgica articulada a partir

de cuatro ritos de un profundo carácter simbólico: Lucernario o Liturgia de la luz, Liturgia

de la Palabra, Liturgia Bautismal y Liturgia Eucarística.

El Lucernario o Liturgia de la luz, encuentra su origen en el antiguo oficio así

llamado, lucernario, celebrando cada anochecer con la bendición de las lámparas. El rito

actual simboliza a Cristo luz del mundo, que con su muerte y resurrección vence a las

tinieblas del pecado. La Liturgia del Lucernario consta, de la bendición del fuego,

encendido del cirio pascual, la procesión con éste y el canto del Exultet o Pregón Pascual.

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La Liturgia de la Palabra consta de nueve lecturas. Las Lecturas del Antiguo

Testamento, que son siete, desarrollan los grandes temas de la historia de la salvación:

Creación -figura o anticipo de la nueva creación obrada por la muerte y resurrección de Cristo-;

Sacrificio de Abraham -figura de sacrificio de Cristo, con el que se sella la nueva alianza-, Paso

del mar Rojo -figura del bautismo-; la nueva Jerusalén, presentada con diversos

simbolismos en las cuatro profecías -figura de la Iglesia y del cielo-. Acompaña a cada

lectura un salmo y una oración que explica y subraya el significado de los textos, a la luz

del misterio de Cristo. Por su parte, las Lecturas del Nuevo Testamento, que son dos, la

epístola paulina se centra en el Bautismo, como sacramento de participación en la

Muerte y Resurrección de Cristo. El evangelio proclama los acontecimientos de la

mañana del Domingo de Pascua, siendo éste, el culmen de esta segunda parte.

La Vigilia Pascual, siempre se ha considerado un día consagrado al Bautismo. De

aquí que aun cuando no haya nuevas incorporaciones sacramentales a la Iglesia, la

Liturgia Bautismal deba siempre suceder a la Liturgia de la Palabra. Consta del canto

de las Letanías de los Santos, Bendición solemne del Agua Bautismal, Bautismo con sus ritos

ilustrativos, y si es el caso, la Confirmación; o cuando no hay Bautismos y se carece de

Fuente o Pila Bautismal, se hace una Bendición simple de Agua Lustral; pero en cualquier

caso se hará la Renovación de las Promesas Bautismales y se acompaña ésta con la aspersión

del agua, ya sea bautismal o lustral. Este último rito es un momento adecuado para

reavivar en los fieles la conciencia de que el Bautismo no es un rito pasajero, sino una

realidad permanente, una vocación a la santidad que ratifica toda su existencia.

La Vigilia Pascual y el entero Año Litúrgico, alcanza su cúspide con la Liturgia

Eucarística, máxima expresión del Misterio Pascual. La Oración sobre las Ofrendas

relaciona la Eucaristía con la nueva vida que nace de los Sacramentos Pascuales; el

Prefacio se centra en el misterio pascual de la muerte y glorificación de Cristo, y la

Oración después de la Comunión contempla a la eucaristía como el sacramento pascual

que dona y exige la caridad fraterna universal.

El CIRIO PASCUAL, es un elemento del que no podemos prescindir -aunque sea

una breve explicación-, por su valioso significado. El Cirio Pascual, no sólo es un elemento

de la Liturgia para el Tiempo de Pascua, sino que personifica al mismo Cristo Resucitado,

presente entre nosotros. Por eso se graba en él una cruz. Se pone la primera y la última

letra del alfabeto griego que son alfa y omega, porque Jesús es el principio y fin de toda

la creación. Se cincelan las cifras del presente año, porque Cristo vive Resucitado y salva a

los hombres de hoy, como a los de ayer y a los de mañana. Se ponen cinco granos de

incienso, que representan las llagas de la Pasión, sacrificio de olor agradable que Cristo

hace subir hasta el cielo. Al encender el Cirio, reconocemos a Cristo ha resucitado, que

vive glorioso para siempre y nos comunica su luz y su vida.

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PROYECTO RITUAL

I. Lucernario o Inicio solemne de la Vigilia

INDICACIONES GENERALES: SE APAGAN LAS LUCES DE LA IGLESIA. SE ENCIENDE EL FUEGO FUERA DE LA IGLESIA EN UN LUGAR ADECUADO, O BIEN EN LA PUERTA PRINCIPAL. ALLÍ SE CONGREGA EL PUEBLO, O BIEN LOS FIELES YA PUEDEN OCUPAR SUS LUGARES DENTRO DEL

TEMPLO. UN MINISTRO LLEVA EL CIRIO EN LA PROCESIÓN QUE SALE DE LA SACRISTÍA HACIA EL LUGAR DE LA

BENDICIÓN DEL FUEGO. NO SE USAN NI CRUZ ALTA NI CIRIALES; EL INCENSARIO SÍ, PERO VA SIN BRASA ENCENDIDAS, ESTOS SE

TOMARÁN DEL FUEGO NUEVO.

A. Bendición del Fuego 1. Signación y Saludo litúrgico con alguna de las fórmulas pascuales. 2. Monición del celebrante. 3. Bendición del fuego. 4. Se marcan los signos del Cirio Pascual. 5. Se colocan los granos de incienso 6. Se enciende el Cirio tomando la flama del fuego nuevo. 7. El turiferario pone algunas brasas en el incensario y lo presenta ante el celebrante

para que le ponga incienso

B. Procesión con el Cirio Pascual 1. Se canta por primera vez Luz de Cristo. 2. Comienza la procesión a la Iglesia.

a. Incensario y Naveta. b. El que porta (o portan) el Cirio Pascual. c. Sacerdote celebrante sólo él lleva su vela encendida después de la primera

aclamación. d. Otros concelebrantes si los hay e. Ministrantes del altar f. Pueblo.

3. En la parte central de la procesión, por segunda se canta Luz de Cristo. Una vez hecha la aclamación se encienden las velas de los fieles.

4. Llegando al altar, el diácono o en su defecto el sacerdote, por tercera vez se canta Luz de Cristo.

5. Se encienden las luces de la iglesia, o bien, puede ser al menos las más necesarias en los lugares donde se desarrolla la celebración, y hacer una la iluminación festiva hasta el canto de gloria. No se encienden las velas del altar.

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C. Canto Solemne del Exultet o Pregón Pascual 1. El celebrante va a la sede 2. El Cirio se deja en su lugar al lado del ambón, quedando entre éste y el altar. 3. Se pone incienso, sólo el diácono pide la bendición al sacerdote. 4. El diácono o presbítero inciensa el libro y el Cirio. Esta se suprime si es cantado

por un cantor. 5. Canta solemnemente el Pregón Pascual. (Bajo ninguna circunstancia será

proclamado sin canto, por eso al no haber diácono, lo canta el mismo celebrante, u otro concelebrante o bien un cantor que esté bien preparado)

6. Todos permanecen de pie con las velas encendidas.

II. Liturgia de la Palabra INDICACIONES GENERALES

SE LEEN NUEVE LECTURAS, SIETE DEL ANTIGUO TESTAMENTO Y DOS DEL NUEVO TESTAMENTO. DEBE RECORDARSE DE MANTENER EL SENTIDO DE VIGILIA, ES DECIR CELEBRACIÓN EXIGE POR SÍ MISMA TIEMPO PROLONGADO.

SEGÚN LAS CIRCUNSTANCIAS PUEDE REDUCIRSE EL NÚMERO DE LAS LECTURAS DE ANTIGUO TESTAMENTO, PERO LA APLICACIÓN DE ESTO REQUIERE DE UNA CUIDADA HERMENÉUTICA LITÚRGICA Y PASTORAL, NO SÓLO REDUCIR POR REDUCIR O POR SIMPLE PRACTICIDAD, ES DECIR CUANDO HAY CIRCUNSTANCIAS REALMENTE GRAVES.

DEBEN LEERSE POR LO MENOS TRES LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO, NUNCA DEBE OMITIRSE LA TERCERA LECTURA. DEBEN REALIZARSE SIEMPRE LAS LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO.

TERMINADO EL PREGÓN, SE APAGAN LAS VELAS Y SE SIENTAN.

1. Todos se sientan 2. El sacerdote sentado en la sede, nunca de pie, invita a la asamblea al comenzar las

lecturas con la exhortación que viene en el Misal Romano. 3. Un lector proclama la lectura. 4. Se canta el salmo o al menos su estribillo. 5. Todos se ponen de pie. 6. El sacerdote dice una oración. 7. Y vuelven a sentarse

Se repite este orden durante hasta la sexta lectura o la que será la penúltima lectura que se proclame del Antiguo Testamento.

8. Terminada la séptima o bien la última lectura del Antiguo Testamento, con su respectivo salmo y oración, se hace una monición, el sacerdote o el diácono entona solemnemente Gloria a Dios en el cielo…, que será cantado por el coro y la asamblea.

9. Se tocan las campanas de la Iglesia, se encienden las velas del altar y se hace la iluminación festiva del templo.

10. Después del canto Gloria, se canta o reza la oración colecta. 11. Un lector proclama la epístola.

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12. Terminada la epístola todos se ponen de pie excepción; el diácono (o salmista) anuncia al celebrante el gozo del canto del Aleluya y el sacerdote o bien el mismo diácono dirigiéndose al pueblo, entona solemnemente el “Aleluya”, repitiéndolo tres veces, y el pueblo responderá tres veces, de manera alternada.

13. Un salmista canta el salmo aleluyático. 14. Para el Evangelio no se llevan velas, pero sí el incienso. 15. Se hace la Homilía.

III. Liturgia Bautismal PRIMER MODO: CON LA CELEBRACIÓN DE LOS BAUTISMOS 1. El sacerdote y los ministros van al lugar del bautismo. 2. Se acercan quienes van a bautizar, si son adultos los presentan los padrinos, si son

infantes los presentan los papás. 3. El sacerdote exhorta a los presentes. 4. Se entonan las letanías. Que por razón del tiempo Pascual se cantan de pie. 5. Se hace la Bendición del agua bautismal. 6. Sigue la renuncia a Satanás, la profesión de fe, todos encienden sus velas. 7. Se administra el Sacramento de Bautismo. 8. Siguen los ritos explicativos del bautismo (según el RICA o el RBN) 9. Si se cree conveniente a los adultos de les administra el sacramento de la

Confirmación. 10. Al terminar de administrar el bautismo (y confirmación) el sacerdote rocía al

pueblo con agua bendita. Terminada la aspersión todos apagan las velas. 11. El sacerdote en la sede dirige la Oración Universal. Se omite el credo puesto que se

ha hecho la renovación de las promesas bautismales. SEGUNDO MODO: NO HAY BAUTISMOS, PERO SE BENDICE LA

FUENTE BAUTISMAL. Este rito es para las iglesias que tienen pila bautismal y en los cuales de administrará el bautismo el domingo de Pascua y durante el tiempo pascual.

1. El sacerdote y los ministros va a la pila bautismal 2. El sacerdote exhorta a los presentes. 3. Se entonan las letanías. Que por razón del tiempo Pascual se cantan de pie. 4. Se hace la Bendición del agua bautismal. 5. Sigue la renuncia a Satanás, la profesión de fe, todos encienden sus velas. 6. El sacerdote rocía al pueblo con agua bendecida tomada de la fuente bautismal.

Terminada la aspersión todos apagan las velas. 7. El sacerdote en la sede dirige la Oración Universal. Se omite el credo puesto que se

ha hecho la renovación de las promesas bautismales.

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TERCER MODO: NO HAY BAUTISMOS, NI SE BENDICE LA

FUENTE BAUTISMAL. BENDICIÓN DEL AGUA LUSTRAL Este rito es para las iglesias que no tienen pila bautismal ni celebrarán los bautismos.

1. Se le acerca al celebrante el acetre con agua. 2. Se omiten las letanías de los santos. 3. El sacerdote exhorta a los presentes. 4. Se hace la Bendición del agua lustral. 5. Sigue la renuncia a Satanás y la Profesión de Fe, todos encienden sus velas. 6. El sacerdote rocía al pueblo con agua bendecida. Terminada la aspersión todos

apagan las velas. 7. El sacerdote en la sede dirige la Oración Universal. Se omite el credo puesto que se

ha hecho la renovación de las promesas bautismales.

IV. Liturgia Eucarística 1. Presentación y preparación de dones. (Si hubo bautismos, los neófitos adultos llevan

las ofrendas, en cambio si los neófitos son infantes, serán los padrinos de éstos, quienes lleven las ofrendas).

2. Oración sobre las ofrendas. 3. Monición y Prefacio. 4. Comunión. 5. Oración después de la comunión. 6. Bendición solemne. 7. Despedida festiva con el doble aleluya.

LECTURAS DE LA VIGILIA PASCUAL 1ª Génesis 1, 1 – 2, 2 o forma breve: 1, 1. 26-31a; 2ª Génesis 22, 1 – 18 o forma breve: 22, 1-2. 9a. 10-13. 15-18; 3ª Éxodo Ex 14, 15 – 15,1 4ª Isaías 54, 5 – 14 5ª Isaías 55, 1 – 11 6ª Baruc 3, 9 - 15. 31 – 4, 4 7 ª Ezequiel 36, 16 – 28 Epístola Romanos 6, 3 – 11 Evangelio: A. Mateo 28, 1 – 8; B. Marcos 16, 1 – 7; C. Lucas 24, 1 – 12 48

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Cosas a Preparar INDICACIONES GENERALES:

ORGANIZACIÓN PARA QUE LOS FIELES TENGAN VELAS. LUGAR DE REUNIÓN, TRAYECTO Y ORGANIZACIÓN DE LA PROCESIÓN. LOS SIGNOS QUE SE HARÁN EN EL CIRIO. EL CANTOR DEL PREGÓN PASCUAL, QUE POR ANTONOMASIA ES EL DIÁCONO. LOS CANTORES DE LAS LETANÍAS. PREPARACIÓN DE LOS BAUTIZANDOS, SUS PAPÁS Y PADRINOS (PARTICIPACIÓN Y LUGAR). PROCLAMADORES DE LA PALABRA Y SELECCIÓN DE LECTURAS. LA FORMA DE RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES QUE SE VA A USAR. APAGAR Y ENCENDER LAS LUCES A SU DEBIDO TIEMPO. REPIQUE DE CAMPANAS PARA EL GLORIA. REGISTRACIÓN DE LOS LIBROS A USAR (MISAL ROMANO, RITUAL DE SEMANA SANTA,

RITUAL DEL BAUTISMO YA SEA EL RICA O EL RBN, ORACIÓN DE LOS FIELES…). a) EN EL LUGAR DE LA REUNIÓN: Hoguera visible, de preferencia de puro pedernal (carbón). Antorcha o mechas para encender el Cirio. Punzón o estilete, 5 granos de incienso. Tenazas para sacar las brasas de la hoguera. Velas para los ministros. Linternas.

b) SACRISTÍA O EL LUGAR QUE HARÁ SUS VECES Cirio Pascual. Incensario sin brasas. Naveta con incienso. Ornamentos dorados o blancos lo más solemne posible. Casulla para celebrante,

dalmática si hay diácono. Misal Romano.

c) EN EL PRESBITERIO: Candelabro digno adornado con flores naturales para el Cirio. Se pone a un lado del

Ambón no al centro del Altar. Campanas. Pila bautismal adornada con flores naturales Recipiente con agua, adornado.

d) EN LA CREDENCIA: Lo necesario para la celebración de la Misa Solemne. Cálices para comunión bajo las dos especies Lista de bautizandos, Ritual de Bautismo (RICA o RBN). Hisopo y acetre para la aspersión. Santos oleos, toalla, algodones, alcohol.

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MONICIONES PARA LA CELEBRACIÓN I. LUCERNARIO

INTRODUCCIÓN Ya entrada la noche, nos reunimos impacientes para sorprendernos con el nuevo día. El tránsito de las tinieblas a la luz nos hace recordar a nosotros cristianos, las hazañas que Dios realiza al pasar entre nosotros. Cristo, de igual modo, atraviesa victorioso las aguas amargas de la muerte, y pasa a la luz esplendorosa de su Resurrección, abriendo camino para salvar a todo el que crea en Él. Celebremos, pues, a Cristo Resucitado, velando y cobrando ánimo al vivir los signos de la liturgia.

SOLEMNE INGRESO DEL CIRIO PASCUAL Como en peregrinación de las tinieblas a la luz, participemos ahora en el ingreso solemne a la Iglesia del Cirio Pascual. En medio de esta oscuridad, descubramos cómo la luz de Cristo inunda nuestra asamblea. Después de la segunda aclamación encenderemos nuestras velas, procuremos guardar el orden y el silencio para no perturbar la acción litúrgica. PREGÓN PASCUAL Escuchemos ahora con devoto silencio y con las velas encendidas en la mano, el solemne anuncio de la Pascua, que (el diácono; el sacerdote; el cantor) canta en el Exultet, gozosa y poética acción de gracias por la noche bienaventurada de la resurrección de Cristo.

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II. LITURGIA DE LA PALABRA Opción 1: Monición por secciones de Lecturas

N. B. NO SE HACE LA MONICIÓN ANTES LA PRIMERA LECTURA, PUESTO QUE EL CELEBRANTE YA LA HA REALIZADO AL INTRODUCIR LA SEGUNDA PARTE DE ESTA VIGILIA. AL TERMINAR LA ORACIÓN DESPUÉS DE LA

PRIMERA LECTURA SE HACE LA SIGUIENTE MONICIÓN PARA HACER EN NEXO DE ESTA SECCIÓN.

DE LA PRIMERA A LA TERCERA LECTURA La historia de la salvación comienza cuando Dios creó todas las cosas y al hombre; después Abraham recibió una promesa y su fe permaneció firme, convirtiéndose en padre de los que, por la fe reciben el Bautismo; el plan de salvación se iba realizando, el pueblo de Dios, estaba esclavo en Egipto; pero en esta noche Dios los liberó, haciéndoles pasar a pie enjuto el mar Rojo. Esto es lo que los judíos celebraban en la Pascua. Sigamos escuchando los grandes momentos de la Historia de la Salvación.

DE LA CUARTA A LA SÉPTIMA LECTURAS. Una vez que el pueblo de Israel vivió ya en la Tierra Prometida, no siempre fue fiel al Dios; por eso, Él les envió a los profetas. Ellos denunciaban ese mal pero anunciaron también la salvación plena y definitiva que traería Jesucristo, esta salvación aparece simbolizada en el agua que anuncia el Bautismo. Escuchamos a continuación las profecías.

CANTO DE GLORIA Hemos concluido las lecturas del Antiguo Testamento. La historia de la salvación con sus anuncios y promesas, llegan a su plenitud en Cristo. Por eso, antes de proclamar las lecturas del Nuevo Testamento, glorifiquemos a Dios, que nos ha redimido por medio de su Hijo.

LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO PABLO nos indica el significado del Misterio Pascual y pone de manifiesto que hemos muerto con Cristo, y estamos seguros de obtener la vida nueva en su resurrección. En el Evangelio se va a proclamar el gran anuncio de esta noche: ¡Cristo ha resucitado! Anuncio que renueva toda la historia, anuncio de vida para todos. Escuchemos entusiastas la buena noticia de la Pascua.

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CANTO DEL ALELUYA Vamos a entonar ahora el cántico que hemos omitido durante la Cuaresma y que a partir de hoy resonará como signo de la alegría pascual. El diácono [o bien: el salmista] anuncia al celebrante el gozo de la Pascua, y cantará por tres veces el Aleluya y nosotros respondemos con gozo, esta alegría se verá desbordada al aclamar al Señor resucitado.

Opción 2: Monición para cada Lectura.

PRIMERA LECTURA La Liturgia de la Palabra de esta noche santa, inicia con un relato que pertenece a la tradición sacerdotal del antiguo pueblo de Israel, y que narra de manera pintoresca los orígenes del universo. La obra creadora del Señor se caracteriza ante todo por ser buena, y alcanza su culmen con el hombre y la mujer, creados a imagen y semejanza de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: SALMO 103 Ó 32 El Salmo nos ayuda a manifestar nuestra admiración por la obra creadora de Dios. Por eso aclamamos a con las palabras del salmo diciendo:

SEGUNDA LECTURA Escucharemos a continuación un relato que nos muestra la confianza absoluta puesta en Dios por parte de Abraham. El sacrificio de Isaac es figura de la pasión de Cristo. Aunque Abraham evitó el sacrificio de Isaac, Dios sí entregó hasta las últimas consecuencias a su Hijo en solidaridad con la salvación del mundo.

SALMO RESPONSORIAL: SALMO 15 Como Abraham, Jesucristo confió plenamente en las promesas de Dios Padre. Incluso en el momento más difícil, hizo del Señor su refugio. El Salmo 15 se aplica fácilmente a Cristo en su sepultura y en su resurrección, dando a su sacrificio un tono de esperanza confiada. Manifestemos nuestra confianza en el Señor con las palabras del salmo diciendo:

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TERCERA LECTURA El Libro de Éxodo nos narra la salida de Egipto y el paso del Mar Rojo, camino de la libertad. Este es el acontecimiento fundamental en la historia del pueblo israelita y el mejor símbolo para todos los procesos de liberación de un pueblo. NB. DESPUÉS DE LA LECTURA NO SE DICE «PALABRA DE DIOS». POR ESO NO SE HACE MONICIÓN AL INTELECCIONAL.

CUARTA LECTURA El mensaje de los profetas es fundamental para comprender la historia de la salvación. Terminadas las tres lecturas históricas, el primer pasaje del DEUTERO-ISAÍAS nos habla de la fidelidad con que Dios nos quiere. A pesar del pecado humano, continúa firme el amor de Dios, con símbolos muy expresivos la hace saber el profeta en esta noche santa.

SALMO RESPONSORIAL: SALMO 29 Ante el infinito amor de Dios, la respuesta del hombre se traduce en alabanza. Por eso unimos nuestras voces al salmista y respondemos:

QUINTA LECTURA El segundo pasaje del DEUTERO-ISAÍAS nos hace ver cómo Dios nos promete una alianza renovada, que nos llevará a la vida. Después del castigo merecido a causa de la infidelidad, promete a su pueblo el advenimiento de una era de abundancia y de paz.

SALMO RESPONSORIAL: ISAÍAS 12 El siguiente salmo, que aquí es un cántico del mismo Isaías, nos centra en Dios, nuestro salvador, también con la imagen del agua viva. Respondemos todos:

SEXTA LECTURA El siguiente relato plasma el sentimiento del pueblo judío en el destierro y el desempeño de la misión del profeta Baruc, que llama al pueblo a la conversión y hace una invitación constante a buscar en la sabiduría la respuesta al sufrimiento y a la desesperanza.

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SALMO RESPONSORIAL: SALMO 18 El que sigue los mandatos del Señor, encuentra su deleite en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Por eso respondemos con el Salmo 18:

SÉPTIMA LECTURA La última lectura del Antiguo Testamento es del profeta EZEQUIEL, testigo, en el siglo VI antes de Cristo, del destierro del pueblo a Babilonia. De parte de Dios él anuncia el perdón a su pueblo, y le promete un agua pura y un corazón nuevo, una nueva creación y un nuevo espíritu.

SALMO RESPONSORIAL: SALMO 41-42 Ó 50

Solo el Espíritu Santo que Dios nos ofrece, puede calmar la sed que de Dios tiene nuestro ser. Por eso, hacemos nuestras las palabras del salmista para aclamar al Señor. Respondemos:

CANTO DE GLORIA Hemos concluido las lecturas del Antiguo Testamento. La historia de la salvación con sus anuncios y promesas, llegan a su plenitud en Cristo. Por eso, antes de proclamar las lecturas del Nuevo Testamento, glorifiquemos a Dios, que nos ha redimido por medio de su Hijo.

EPÍSTOLA Ahora pasamos a las lecturas del Nuevo Testamento, después del canto festivo de Gloria. En el Nuevo Testamento encontramos el cumplimiento de las promesas de la Antigua Alianza. PABLO nos presenta en la siguiente lectura lo novedoso y peculiar del cristianismo: La firme convicción en la resurrección de Jesucristo, de la cual somos partícipes.

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CANTO DEL ALELUYA Vamos a entonar ahora el cántico que hemos omitido durante la Cuaresma y que a partir de hoy resonará como signo de la alegría pascual. El diácono [o bien: el salmista] anuncia al celebrante el gozo de la Pascua, y cantará por tres veces el Aleluya y nosotros respondemos con gozo, esta alegría se verá desbordada al aclamar al Señor resucitado.

EVANGELIO NB. SE DICE DESPUÉS DE HABER CANTADO EL SALMO ALELUYÁTICO.

Después de escuchar dos veces el relato de la Pasión, -Domingo de Ramos y Viernes Santo-, hoy, ya en el Domingo de la Resurrección, se completa ahora el segundo acto de la Pascua con esta Buena Noticia de la Resurrección. El núcleo de la fe cristiana se encuentra en la manifestación del Dios hombre que vence la muerte. Abramos nuestro corazón al sorprendente anuncio de la Resurrección de Jesús.

III. LITURGIA BAUTISMAL N. B. SE PROPONEN POR ORDEN LAS TRES POSIBILIDADES QUE OFRECE LA LITÚRGIA, CADA UNA EN SU ORDEN PARA EVITAR CONFUSIONES.

A. LITURGIA BAUTISMAL CON BAUTISMOS Comienza ahora la tercera parte de esta Vigilia: la Liturgia Bautismal. El Bautismo tiene gran importancia en esta noche; las alusiones a las aguas bautismales han sido frecuentes en la Liturgia de la Palabra. Es el Bautismo el sacramento por el que nos unimos a la muerte y resurrección del Señor. Esto se hará realidad en estos Catecúmenos serán bautizados. Invocaremos sobre ellos la ayuda de Cristo y de los santos con el canto de las letanías.

BENDICIÓN SOLEMNE DEL AGUA BAUTISMAL A continuación será bendecida solemnemente el agua de la pila bautismal, donde renacerán los nuevos hijos de Dios, tanto los que serán bautizados en esta noche, como los que recibirán este Sacramento en la cincuentena Pascual.

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RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Encendamos de nuevo nuestras candelas, son el signo de la iluminación bautismal que hemos recibido como hijos de la luz. Junto con los candidatos al bautismo, renovemos llenos de alegría, nuestra renuncia a Satanás, y nuestra adhesión a Cristo, mediante la profesión de Fe.

BAUTISMO La Liturgia Bautismal de esta noche santa llega a su centro, como se ha venido haciendo desde los inicios de la Iglesia; los catecúmenos serán sumergidos en la fuente bautismal, para renacer como nuevas creaturas, que la celebración del este magnífico Sacramento nos recuerde que debemos morir al pecado para resucitar con Cristo.

RITOS EXPLICATIVOS CUANDO NO HAY CONFIRMACIONES DESPUÉS DE BAUTIZAR SE AÑADE:

A los que han renacido a la vida nueva por la fuente bautismal, serán ungidos con el Santo Crisma, para significar así su nuevo estado de consagrados sacerdotes profetas y reyes. EN TODOS LOS CASOS LA SIGUIENTE PARTE SÍ SE DICE:

Se le entrega a los neófitos, la vestidura blanca y el cirio. Para que revestidos de Cristo, y hechos hijos de la luz, puedan caminar al encuentro del Señor.

CONFIRMACIÓN DE LOS NEÓFITOS A los neófitos que han renacido ya a la vida nueva por la fuente bautismal, reciben también el sello y la crismación del Espíritu Santo por el Sacramento de la Confirmación

ASPERSIÓN CON EL AGUA BAUTISMAL. El agua bautismal, con la que han sido bautizados nuestros nuevos hermanos, será rociada sobre nosotros, para significar así nuestra renovación bautismal, recibamos con gozo esta agua que nos ha dado una vida nueva.

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LITURGIA BAUTISMAL SIN BAUTISMOS PERO CON BENDICIÓN DE LA FUENTE BAUTISMAL

Comienza ahora la tercera parte de esta Vigilia: la Liturgia Bautismal. El Bautismo tiene gran importancia en esta noche; las alusiones a las aguas bautismales han sido frecuentes en la liturgia de la Palabra. Y es que el Bautismo es el sacramento por el que nos unimos a la muerte y resurrección del Señor. Invocaremos en primer a Cristo y a los santos, para que sea santificada la fuente bautismal en la que renacerán los nuevos hijos de Dios en la Pascua.

BENDICIÓN SOLEMNE DEL AGUA BAUTISMAL

A continuación será bendecida solemnemente el agua de la pila bautismal, donde renacerá renacerán los nuevos hijos de Dios, que serán bautizados en la cincuentena Pascual.

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Encendamos de nuevo nuestras candelas, son el signo de la iluminación bautismal que hemos recibido como hijos de la luz. En comunión con los catecúmenos que en todo el orbe reciben el bautismo, renovemos llenos de alegría, nuestra renuncia a Satanás, y nuestra adhesión a Cristo, mediante la profesión de Fe.

ASPERSIÓN CON EL AGUA BAUTISMAL. El agua bautismal, con la que serán bautizados nuestros nuevos hermanos a lo largo de la Pascua, será rociada sobre nuestros, para significar así nuestra renovación bautismal, recibamos con gozo esta agua que nos ha dado una vida nueva.

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Liturgia Bautismal sin bautismos, ni Bendición de la fuente bautismal:

BENDICIÓN DEL AGUA Lustral La Liturgia Bautismal renovará nuestro propio Bautismo, por él, volvimos a nacer de nuevo. Somos cristianos porque queremos practicar la justicia del reino y porque hemos recibido el don de la fe en el nombre del Señor. Es noche de profesión de fe y de compromisos. Dispongámonos, pues, a celebrar el don del agua de la vida. Acompáñenos al celebrante que bendice el agua con nuestra plegaria silenciosa.

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Encendamos de nuevo nuestras candelas, son el signo de la iluminación bautismal que hemos recibido como hijos de la luz. En comunión con los catecúmenos, que en todo el orbe reciben el bautismo, renovemos llenos de alegría, nuestra renuncia a Satanás, y nuestra adhesión a Cristo, mediante la profesión de Fe.

ASPERSIÓN CON EL AGUA BAUTISMAL. El agua recién bendecida, será rociada sobre nuestras cabezas, para significar así nuestra renovación bautismal, recibamos con gozo esta agua que nos ha dado una vida nueva.

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IV. LITURGIA EUCARÍSTICA OFRENDAS Junto con los recién bautizados [en esta celebración y] en todo el orbe, celebremos también nosotros el memorial de la bienaventurada Pasión y de la gloriosa Resurrección del Señor. Cristo Pan vivo y Pascua de la Iglesia, nos ofrece su carne vivificada y vivificante, fuente de la vida inmortal. Unamos nuestras voces en el canto mientras [los neófitos] llevan las ofrendas al altar.

PREFACIO En verdad, en esta noche debemos dar gracias a Dios más que nunca. Porque el misterio pascual de la muerte y la resurrección de Jesucristo es la culminación de toda la obra de salvación que Dios ha realizado. Celebremos pues exultantes y desbordados de alegría la Eucaristía culmen de todo el año litúrgico, la gran Eucaristía de la Pascua.

COMUNIÓN El Cuerpo de Cristo es nuestro alimento en el camino, la vida que alimenta nuestra vida, y que le hace producir frutos de caridad, de justicia y de paz. Comamos y bebamos el pan y el vino que dan vida: El Cuerpo y la Sangre de Cristo Resucitado.

DESPEDIDA, ANTES DE LA BENDICIÓN SOLEMNE La alegría de esta noche es tan grandiosa que se prolonga en cincuenta días; es el tiempo de Pascua, el más importante del año, el más gozoso, que hoy se extenderá hasta el domingo de Pentecostés. La Iglesia nos invita a celebrar la cincuentena pascual con gran alegría por la resurrección del Señor y por nuestra propia resurrección del pecado y de la muerte. [Acompañemos también a los neófitos en esta semana llamada in albis vendrán revestidos de blanco, es el tiempo de la mistagogía, es decir, tiempo de comprender y disfrutar los misterios que recibieron]. Con júbilo desbordado celebremos pues la Pascua, llevando este gozo a nuestra vida diaria.

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Tercer DÍA DEL TRIDUO PASCUAL

DOMINGO DE LA PASCUA DE

RESURRECIÓN MISA DEL DÍA

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Catequesis sobre: Domingo de RESURRECCIÓN

SE HACE MINUTOS ANTES DE LA MISA POR NINGUNA RAZÓN DEBE OMITIRSE

Iniciada la celebración de la Vigilia de la Pascua, comienza la cincuentena pascual,

que conmemora la glorificación de nuestro Señor Jesucristo, la donación del Espíritu

Santo al mundo, y el comienzo de la misión de la Iglesia; al tiempo que anticipa la

plenitud de la gloria eterna en la consumación de los siglos.

El tiempo Pascual, constituido por los cincuenta días que transcurren entre el

Domingo de Resurrección y el Domingo de Pentecostés, constituyen un solo y único día

festivo: Un grandísimo Domingo.

El origen de la cincuentena pascual se confunde con la celebración anual de la

pascua. La pascua surgió, en efecto, en analogía al culto de Israel, como una fiesta que

se prolonga durante cincuenta días. A partir del siglo cuarto, esta primitiva unidad se

fragmentó, cuando comenzaron a celebrarse de modo histórico los acontecimientos

salvíficos que constituyen el misterio pascual.

La primera semana de la Cincuentena forma la Octava de Pascua, que se celebra

como una única solemnidad del Señor. Además de que por sus hondas raíces simbólicas,

esta semana es llamada -in Albis, en el rito romano-; ésta surgió en el siglo cuarto con el

fin de asegurar a los neófitos una catequesis mistagógica acerca de los divinos misterios

que habían experimentado en los Sacramentos de Iniciación.

El domingo que cierra la semana, el octavo día, constituye el día más solemne del

Año Litúrgico después del Domingo de Resurrección, y que el Papa SAN JUAN PABLO II

a partir del año dos mil lo llamó Domingo de la Divina Misericordia.

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MONICIONES PARA LA CELEBRACIÓN

INICIO DE LA CELEBRACIÓN ¡Verdaderamente ha resucitado el Señor! El que por nosotros padeció y sufrió la muerte, hoy ha salido victorioso del sepulcro. Esta es la gran noticia que hoy la Iglesia proclama en todo el mundo. Y nosotros nos llenamos de gozo por la resurrección de Jesucristo. Desbordados de júbilo celebremos la Eucaristía en el día de la Pascua del Señor.

ASPERCIÓN CON EL AGUA BENDITA Iniciemos esta celebración haciendo memoria de nuestro Bautismo, cuando fuimos incorporados a la vida nueva de Jesús resucitado. Hoy, al recibir la aspersión del agua pascual, le pedimos que nos haga vivir esta vida nueva.

LECTURAS Opción 1: Monición por secciones de Lecturas

Con atención escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios; Lucas en los Hechos de los Apóstoles nos transmite la experiencia de los apóstoles sobre la resurrección del Señor; Pablo, nos anima a celebrar con vivacidad y corazón renovado la fiesta de la Pascua. Y escucharemos en el Evangelio… [EN LAS MISAS MATUTINAS: el anuncio de la primera mañana de Pascua, el sepulcro está vacío, Cristo ha resucitado, y Pedro es el primer testigo de esta buena noticia].

[EN LAS MISAS VESPERTINAS: cómo Jesús ya resucitado camina con nosotros para hacer, como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, explicarnos las Escrituras y partir con nosotros el Pan].

EN TODOS LOS CASOS ASÍ CONCLUYE: Con un corazón agradecido escuchemos esta Palabra que nos comunica el gozo de la Pascua.

SECUENCIA Escucharemos la secuencia, un bellísimo himno poético y litúrgico propio de nuestra liturgia romana, atribuido a Wipo de Burgundia, monje de la onceava centuria; en el que con gloriosas palabras, invita a la alabanza por el misterio de la Resurrección del Señor.

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Opción 2: Moniciones para cada lectura

1RA LECTURA El libro de los Hechos de los Apóstoles es una óptima lectura para el tiempo Pascual. Aquellos primeros cristianos fueron la comunidad de Jesús Resucitado. El primer pasaje que leemos es el testimonio de Pedro, en casa del pagano Cornelio, sobre la resurrección de Cristo. Escuchemos.

SALMO RESPONSORIAL El salmo para este domingo no podía ser otro que el 117, el más pascual del Salterio. Manifestemos nuestra alegría y nuestro gozo cantando:

2DA LECTURA

Años Impares: Colosenses 3, 1-4: El pasaje de PABLO en su epístola a los cristianos de Colosas es el más apropiado para este domingo. Es breve pero denso y estimulante, buscar las cosas del cielo. Escuchemos las palabras del apóstol.

Años Pares: I Corintios 5, 6b-8 El pasaje de PABLO en su epístola primera a los cristianos de Corinto es el más apropiado para este domingo. Es breve pero denso y estimulante, nos invita a celebrar la Pascua con la nueva levadura de nuestras obras. Escuchemos las palabras del apóstol.

SECUENCIA Escucharemos la secuencia, un bellísimo himno poético y litúrgico propio de nuestra liturgia romana, atribuido a Wipo de Burgundia, monje de la onceava centuria; en el que con gloriosas palabras, invita a la alabanza por el misterio de la Resurrección del Señor.

EVANGELIO

Misas matutinas: El Evangelio de JUAN nos presenta hoy a los primeros testigos de la Resurrección de Cristo, quienes encontraron el sepulcro vacío el primer día de la semana.

Misas vespertinas: LUCAS, nos presenta a Jesús ya resucitado que camina con nosotros para hacer, como hizo en otro tiempo con los discípulos de Emaús, explicarnos las Escrituras y partir con nosotros el Pan.

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OFRENDAS Celebremos el memorial de la bienaventurada Pasión y de la gloriosa Resurrección del Señor. Cristo Pan vivo y Pascua de la Iglesia, nos ofrece su carne vivificada y vivificante, fuente de la vida inmortal. Hagamos gozosos nuestra ofrenda.

PREFACIO En verdad, en este día debemos dar gracias a Dios más que nunca. Porque el misterio pascual de la muerte y la resurrección de Jesucristo es la culminación de toda la obra de salvación que Dios ha realizado en favor del género humano. Celebremos pues exultantes y desbordados de alegría la Eucaristía de la Pascua.

COMUNIÓN Cristo nuestra Pascua fue inmolado, pero en la cruz alcanzó su glorificación. Para participar de su vida divina, acerquémonos con alegría y devoción a recibir la Sagrada Comunión.

DESPEDIDA, ANTES DE LA BENDICIÓN SOLEMNE Muchos piensan que el domingo de Resurrección es tan sólo el final de las celebraciones, pero no es así. El domingo de Resurrección es el comienzo del tiempo más hermoso, el más importante y el más gozoso del año litúrgico: la Pascua. El júbilo de este día es tan grande que se prolonga en cincuenta. Con alegría desbordada celebremos pues la Pascua, llevando este gozo a nuestra vida diaria.