Strugatsky, Arcadi y Boris - Cuento de La Amistad y La Enemistad

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CUENTO DE LA AMISTAD Y LA ENEMISTAD

CUENTO DE LA AMISTAD Y LA ENEMISTADArkadi y Boris Strugatsky

A las diecinueve en punto del treinta y uno de diciembre del ao pasado Andrei T., acostado en el lecho, reflexionaba con resignada amargura sobre el pasado, el presente y el porvenir. Como es fcil calcular, faltaban cinco horas nada ms para el Ao Nuevo, pero esta circunstancia no prometa ninguna alegra a Andrei T., pues no yaca simplemente (era ridculo pensar que de pronto le hubieran entrado ganas de estar tumbado bajo la manta las ltimas horas del ao viejo), sino guardaba cama como le haban prescrito: le dola la garganta y la tena vendada.Andrei T. yaca en el lecho y con resignada amargura pensaba que, a pesar de todo, no tena suerte. Toda su enorme experiencia acumulada en catorce aos de vida lo atestiguaba con certeza realmente dolorosa.Por ejemplo, le bastaba por cualquier motivo (aunque fuera injustificado, eso no viene al caso) no aprenderse la leccin de geografa para que lo llamaran sin falta a responder, con todas las consecuencias que de ello se derivan. Le bastaba pararse ante la mesa del hermano mayor, que era estudiante (por pura casualidad, sin proponerse nada malo) para que all hubiera una sorprendente maquinita electrnica japonesa que sin tardanza se le escapaba de las manos y caa estrepitosamente al suelo. Tambin con todas las consecuencias que de ello se derivan. Le bastaba comerse el rubIo, trabajosamente adquirido, en helado (tres bolas: mantecado, chocolate y fruta en el correspondiente almbar) para que literalmente a dos pasos de la cafetera descubriera a un librero ambulante que venda los ltimos ejemplares de Novelas policacas extranjeras.En efecto, no tena suerte. La suerte se le acabo tres aos atrs cuando le regalaron para su cumpleaos un boleto de rifa y gan con el un despertador .Pero hasta la mala pata debe tener algn limite. Enfermar de angina pocas horas antes del Ao Nuevo eso ya no es mala pata simplemente. Eso es ya el destino. La fatalidad.La ley del buterbrod o bocadillo, dijo pap. Es muy posible. Papa expresa a menudo ideas muy sensatas. De la ley del buterbrod habl por primera vez en tiempos remotos, har unos tres aos. Andrei T. pens entonces que buterbrod en este caso era el nombre de un gran sabio alemn y que se escriba con dos tes. Incluso inscribi a este Buttdbrod en un crucigrama en vez de Heisenberg, con lo que lleno de indescriptible y ofensivo jbilo al hermano mayor. Mucho ha llovido desde entonces y muchos bocadillos se han cado de las manos al suelo, a la acera y simplemente a la hmeda tierra antes de que la Gran Ley arraigara en la conciencia de Andrei T. con toda su implacable precisin: el bocadillo cae siempre con la mantequilla (el caviar, el queso, o la confitura) para abajo y de eso no hay salvacin...De eso no hay salvacin.Si el hombre dio a Milka Ponomariova a copiar la prueba de control, al hombre le ponen "una banana" por haberle copiado la prueba de control a Milka.Si el hombre se acomoda silenciosamente y sin estorbar a nadie frente al televisor para deleitarse con uno de Los diecisiete instantes de la primavera, lo levantan, le ponen el traje de gala de fuerza y lo llevan al cumpleaos de la abuela Varia, que no tiene televisor por principio.Y si el hombre, derrengado de la geografa y la literatura, alienta en el alma la ilusin de celebrar la fiesta del Ao Nuevo y las merecidas vacaciones en la garita de Gribanov, puede darlo todo por perdido: al hombre lo ataca una angina folicular y aun ha de dar las gracias porque no es la peste, la lepra o la alopecia...A las diecinueve horas cinco minutos, con el fin de aclarar si haba mejorado la situacin, Andrei T. efectu un trago experimental en seco. La situacin no haba cambiado, le dola la garganta. En vano, pues, haba ingerido los repugnantes y amargos polvos, haba enjuagado las martirizadas cuerdas bucales con asquerosas soluciones y haba aguantado en el cuello el punzante vendaje de lana. Tal vez mama debera haber seguido el consejo de la abuela Varia y haberle rodeado el cuello de arenques pelados. Andrei T. saba en el fondo de su alma que esta medida extrema y brbara no habra conducido a nada. Estaba perdida la noche de Ao Nuevo, estaban perdidas las vacaciones, estaba perdido todo aquello en aras de lo cual haba vivido y trabajado el ultimo mes del segundo trimestre. Era tan insoportable comprenderlo que Andrei T. se volvi de espaldas y se permiti lanzar un gemido bajito. Era el gemido de un hombre valiente cado en la trampa. El gemido de un astronauta precipitndose en su nave rota a los negros abismos espaciales de donde no se regresa. En una palabra, era un gemido desgarrador.Mientras tanto, pap y mama se encontraran ya probablemente en el lugar, en las inmediaciones de la garita de Gribanov donde tan admirablemente destellan al resplandor de la hoguera los esponjosos montones de nieve, donde las ramas de los corpulentos abetos y pinos, agobiadas por la nieve, proyectan misteriosas sombras, donde se puede cavar tneles en la nieve y corretear por el bosque lanzando gritos de guerra y luego, subido al altillo de la estufa, escuchar las risas y discusiones de los adultos y las canciones del hermano mayor, estudiante, al son de la guitarra... .Por cierto, en aras de la justicia hay que decir que la sbita angina de Andrei T. estuvo a punto de interrumpir esta tradicional excursin familiar. Al principio mama se expres categricamente en el sentido de que ella se quedara con Andrei y no ira a ninguna garita de Gribanov. Inmediatamente, no queriendo ser menos magnnimo que ella, se expres en el mismo sentido pap. Y hasta el hermano estudiante, privado por completo de sentimientos familiares, sobre todo cuando se trataba del fusil de pequeo calibre, de los prismticos de doce aumentos y de la ya mencionada computadora japonesa, se ofreci a pasar la noche de Ao Nuevo junto al "lecho del dolor", refirindose seguramente a la cama del enfermo. Salvo la situacin el abuelito. Al enterarse en el ultimo momento de la contrariedad se presento y los echo a todos de casa, guio un ojo a Andrei T. y se acomodo en la habitacin contigua a hacer susurrar los peridicos y canturreando en voz baja "Ay, en aquella montaa los segadores siegan..." El abuelito es un hombre de prestigio, teniente coronel retirado y diputado, pero no comprende muchas cosas.A las diecinueve y ocho minutos Andrei T. efectu el segundo trago experimental en seco. La situacin no haba variado. Entonces Andrei T. baj las piernas de la cama, busc a tientas las zapatillas y se fue al bao a enjuagar la traidora garganta con calndula disuelta en agua tibia. Engallando la cabeza y fijando en el techo la mirada insensata, haciendo grgaras sigui reflexionando. Bien mirado, qu es la valenta? Valenta es cuando el hombre no se rinde. Luchar y buscar, encontrar y no rendirse. Cuando un hombre tiene angina es imposible luchar y buscar y no tiene ms que una salida: no rendirse. Por ejemplo, se puede escuchar la radio. Se puede hojear cuidadosamente y con gusto el lbum de sellos. Tiene una seleccin nuevecita de fantaciencia. Tiene un tomo viejecito con Los tres mosqueteros. En el peor de los casos tiene el gato Murzila al que hay que entrenar hace tiempo como arquero. No, un hombre valiente, aunque la enfermedad lo reduzca a la impotencia, siempre encontrara aplicacin para sus dotes. A propsito, el abuelito no ha sido enseado hasta ahora a jugar "al tonto".El mundo se aclar un poco. Andrei T. puso el vaso vaco en la repisa y sali al recibidor. Y al salir al recibidor vio el telfono en la mesita bajo el espejo. Y al ver el telfono se detuvo como fulminado por un rayo. Simplemente era inconcebible que una cosa tan sencilla no se le hubiera ocurrido antes. Su viejo y fiel amigo Guenka, era quien el necesitaba! Claro, tampoco podra socorrerle en nada, pero con el se poda hablar de tu a tu, lamentarse discreta y virilmente del destino y or en respuesta palabras discretas y viriles de consuelo y simpata. Andrei T. cogi el tubo y marco el nmero.Tom el telfono Guenka el Albaricoque en persona, expres ruidosamente su alegra y pregunt que tal lo estaban pasando all, en la garita de Gribanov. Andrei T. respondi que no estaba en la garita de Gribanov, sino en casa y, en voz discreta y viril, habl a su amigo de su angina folicular y de su soledad. Despus Guenka el Albaricoque permaneci callado unos treinta segundos pensando y de pronto dijo:No pases cuidado, viejo. No nos perderemos, estar en tu casa a las nueve.A Andrei T. por un instante se le cort la respiracin.Qu? Pregunt desconcertado.Esprame a las nueve en punto pronunci en tono discreto y viril el amigo Guenka apodado el Albaricoque. Salud..Y en el auricular sonaron cortos pitidos.El mundo no solo se aclaro. El mundo resplandeci. Andrei T. Se imagin como Guenka irrumpira por esta puerta, enorme, mofletudo, con el autdromo bajo el brazo, oliendo a mandarinas de la fiesta y a fro, y como mascullara mientras se despojaba del abrigo: "No queran soltarme de ninguna manera, pero yo les dije: Al cuerno todo el mundo, Andrei esta all exnime y vosotros no me dejis ir"". Si, Guenka es un amigo fiel!. El Albaricoque. Andrei T. respir con cuidado, colg el telfono y parpade porque le cosquillearon sospechosamente los ojos. Es un amigo. S.Volvi al lecho y se meti bajo la manta. Bien mirado, no tena por que admirarse o enternecerse. La verdadera amistad masculina est por encima de todo. El mismo Andrei T. tampoco habra vacilado ni un instante, y Guenka con mayor motivo. Porque Guenka el Albaricoque era un hombre de accin, acuda en ayuda del amigo sin vacilar. Una tarde de primavera un grupo de basmaches supervivientes de la vecina escuela rode a Andrei en un extremo oscuro del parque de la Victoria y, despus de una breve explicacin de quien era quien, se pusieron a golpearlo no dolorosa, pero si humillantemente con las bolsas de trastos deportivos. Y en aquel momento apareci Guenka el Albaricoque. Se meti en el corro tumbando a diestro y siniestro con sus monstruosos remos, y en el campo adversario cundi la confusin. Es cierto que en definitivas cuentas les dieron una buena zurra a los dos, pero retrocedieron con honor, aunque en desorden. Episodios as no se olvidan...Y Andrei T. grit gozoso:Abuelito! Ven aqu! me aburro solo.Eran las diecinueve horas veintin minutos.Jugaremos el autdromo y no lo pasaremos mal.A las veinte horas cuarenta y siete minutos, cuando Andrei T. dando vueltas distradamente entre los dedos a una torre cautiva, meditaba la jugada siguiente, el abuelo se repantig en la butaca, agach la canosa cabeza y empez a roncar bajito. Andrei T. lo mir, se recost en las almohadas y se puso a esperar. Indudablemente Guenka el Albaricoque deba aparecer de un momento a otro.A las veintiuna horas treinta y cuatro minutos Andrei T. se levant, encaminndose de puntillas al bao. El amigo Guenka no haba llegado todava. Andrei T. dio fin a la solucin de calndula, mir pensativo el telfono, pero se contuvo y volvi al lecho. "Puede haber ocurrido cualquier cosa..." pens vagamente.A las veintiuna horas cincuenta y tres minutos Andrei T. tir la seleccin de fantaciencia y se sent, rodeando las rodillas con las manos. El abuelo dorma en la butaca de enfrente, echada la cabeza hacia atrs y roncando ligeramente. El gato Murzila, en actitud de Baguira, la Pantera Negra, dormitaba encima del televisor apagado. En un taburete junto a la cama callaba el favorito y mrtir de Andrei, un receptor de radio de segunda clase marca "Spidola". Pero Guennadi M. alias el Albaricoque no lleg.Andrei T. se enfurru sombro. Se senta molesto, contrariado e inquieto. Le picaba en la garganta. La luz de la habitacin tan pronto se amortiguaba como se encenda con brillo cegador. Para distraerse Andrei cogi el receptor y dio la vuelta a la llave hasta que son el chasquido. Susurr la frecuencia, abrise paso una msica imprecisa. Y de repente se oy una voz conocida. Aunque ligeramente ahogada, la voz de Guenka el Albaricoque pronunci con claridad:Andrei... Andrei... Me oyes? Andrei... Estoy perdido, viejo... Socorro...Andrei T. dio un salto (se enderezo como un muelle de acero). Mir alrededor confuso. Sacudi la cabeza. Efectu un trago en seco y no sinti dolor. Susurraba la frecuencia radial y el receptor repeta montonamente sin parar la voz de Guenka el Albaricoque:Me oyes? Andrei... Andrei... Socorro, viejo, estoy perdido... Andrei... Me oyes?No hay que ocultarlo: Andrei T. se desconcert. Y quin no se habra desconcertado en su lugar? De qu manera Guenka el Albaricoque haba sido arrebatado de pronto y arrojado al mundo del ter? Qu le haba ocurrido? dnde se encontraba? Sin apartar los ojos del indicador de bandas, Andrei T. inquiri tmidamente:Guenka, dnde estas?La radio segua pidindole socorro con la voz de Guenka el Albaricoque, pero en aquel momento algo le pas al indicador de bandas. Se ilumin con parpadeante resplandor verdoso, convirtindose en display como el de la computadora japonesa del hermano mayor, y por el display corrieron de derecha a izquierda palabras luminosas.Andrei ley con el corazn en suspenso: "s i q u i e r e s s a l v a r tienes que ir antes de la media noche entrada en la cocina junto al frigorfico si quieres salvar tienes que ir antes de la media n o c h e e n t r a d a e n l a c o c i n a j u n t o a l f r i g o r f i c o s i q u i e r e s s a l v a r..."Tzin! Todo desapareci, se apagaron las palabras corredoras, la escala volvi a ser escala y la voz montona de Guenka el Albaricoque se cort a media palabra.Ya! pronunci en voz alta Andrei T.. Conque eso es!Bien mirado, segua comprendiendo poco. Lo nico que estaba claro era que su viejo y fiel amigo Guenka haba cado en una inconcebible desgracia, que haba que socorrerlo antes de la medianoche y... Qu se deca all de una entrada junto al frigorfico? Andrei T. saba perfectamente que no haba ninguna entrada junto al frigorfico, que all, a ambos lados del frigorfico, haba dos pequeos armarios blancos de cocina. Y que, aunque existiera esta entrada, en el mejor de los casos llevara directamente al espacio nocturno y helado, a la altura del quinto piso. S, haba en que pensar y que sopesar, y Andrei T. se puso a pensar y sopesar cuando de pronto el transistor toc despacito, pero con extraordinaria claridad los primeros acordes de una vieja y buena cancin:En auxilio del amigo! Liberar al amigo de las cadenas y el cautiverio...!Y a Andrei T. instantneamente se le subi la sangre a la cabeza. Guenka el Albaricoque no haba pensado y sopesado entonces, en la primavera, en las oscuras avenidas del parque de la Victoria. No lo haba pensado ni sopesado cuando se enter de la angina folicular y la soledad dos horas atrs... Andrei T. mir la esfera luminosa sobre su cabeza. Las saetas negras marcaban las veintids horas once minutos. Andrei T. mir a su alrededor. El abuelo roncaba apaciblemente en su butaca con las manos cruzadas tranquilamente sobre el vientre. El gato Murzila encima del televisor sin levantar la cabeza abri lentamente sus ojazos, que relampaguearon verdosos. Andrei T. baj resueltamente las piernas de la cama.Tratando de moverse sigilosamente, se puso el traje deportivo, que muy a propsito penda en el respaldo de la silla, y pas al recibidor. Indudablemente lo esperaba una expedicin y haba que prepararse con todo cuidado. Andrei T. se embuti los calcetines de lana y se calz las botas de invierno. Luego se puso un anorak de esquiar, cerr la cremallera hasta el vendaje del cuello y tom como arma el trpode metlico plegable para la cmara fotogrfica, pesado y contundente como cachiporra del legendario caballero. Al sopesar el trpode de combate en la mano derecha descubri no sin sorpresa en la izquierda su favorita "Spidola". Era bastante raro: de donde haba aparecido el receptor en la mano izquierda con la que acababa de cerrar la cremallera? Y de dnde haba aparecido aqu este trpode? No es nuestro, no tenemos ni hemos tenido nunca ningn trpode...Pero no haba tiempo para sorprenderse ni cavilar, haba llegado el momento de actuar. Las diez y veintin minutos...Andrei T. vi la entrada junto al frigorfico desde el umbral de la cocina. Result que el pequeo armario a la derecha del frigorfico no estaba pegado a el, sino separado unos cuarenta centmetros, se vea abierto un agujero rectangular de la altura de un hombre mediano. Y este agujero tena un aspecto tan poco atractivo que Andrei T. se detuvo indeciso. Se imagin resbalosos y mellados peldaos que conducan a un nauseabundo stano, herrumbrosos ganchos en las paredes que intentaban clavarse en los ojos y unos seres grises, peludos, que pululaban con ojuelos rojizos como ascuas...Andrei T. nunca haba sido cobarde. Simplemente a veces aconsejaba sensata cautela. Ahora tambin comprendi con claridad que el minuto de accin haba suspendido temporalmente su curso cediendo el lugar al minuto de sentido comn. Parece que estamos ante un stano? Magnfico. En tal caso, no hay que preparar primero una antorcha de pez? No hay que cambiar las botas de invierno por altas botas de agua? Y adems no es hora de poner en antecedentes al abuelo, combativo oficial, que tiene, por cierto, la experiencia de haber perseguido al enemigo por los tneles del metro de Berln? O mejor an, telefonear a Konstantin Pavlovich, un hombre admirable, dirigente de la clase, ex tanquista y caballero de la Orden de la Gloria.Se sabe que existe solo un procedimiento de hacer las cosas e infinidad de procedimientos para escurrir el bulto, de manera que es difcil decir lo que hubiera ocurrido luego, mas en aquel momento la "Spidola" toc de nuevo bajito los acordes iniciales de la famosa cancin de los mosqueteros y a Andrei T. se le subi de nuevo la sangre a la cabeza. Con profunda franqueza se confeso a si mismo que las botas altas de agua, las antorchas de pez y otros trebejos que se pudieran ocurrir no eran otra cosa que disparates y pretextos. Que era una vergenza que l, un muchacho sanote (aunque levemente enfermo) se escondiera a espaldas de un veterano de la Gran Guerra. Y que estar parado entre el frigorfico y el armario de la cocina mientras el amigo Guenka sucumba y esperaba socorro era simplemente vergonzoso. Se lanz adelante, metindose de cabeza en el agujero.Se llev una grata desilusin. No haba all peldaos resbaladizos, ni ganchos herrumbrosos, ni ratas pululando. Haba all un largo pasillo de tipo oficial, dbilmente alumbrado por lmparas polvorientas bajo pantallas de hojalata con el esmalte saltado. Ola a oficina, en las paredes enlucidas la corriente de aire hacia tremolar papelitos de textos mecanografiados y sujetos con chinchetas. Saltaba a la vista un raro llamamiento: "Camaradas pensionistas: Se ruega no fumar, no ensuciar y no hacer ruido". A derecha y a izquierda, a lo largo del pasillo se prolongaban las hileras de puertas radas con manchas oscuras alrededor de los tiradores, y cada puerta la adornaba un letrero como regla temible y en trminos imperativos: "No llamar!" "No pararse aqu!" "prohibido el paso!" e incluso: "Pase rpido y sin mirar!"Andrei T. iba despacio, lea maquinalmente los letreros y pensaba detrs de que puerta haba que buscar a Guenka; de pronto se le ocurri que no se comprenda en absoluto a donde llevaba este pasillo: segn todos los clculos, deba desde el comienzo mismo atravesar la pared de la casa, cruzar por encima de la calle y hundirse en los balcones del cine "Cosmos". Intrigado por este pensamiento, se detuvo y al instante descubri que el pasillo haba terminado. Delante haba una pared y en ella dos puertas. Sobre la de la izquierda un letrero desafiaba: "Para los valientes". Sobre la de la derecha otro letrero sonrea irnico e indulgente: "Para los que no lo son mucho".Andrei T. alz las cejas y se abism en un anlisis introspectivo.La modestia requera reconocer que en cuanto a valenta no posea mucha. Es verdad que en el primer trimestre Andrei T. se haba encaramado por la escalera de los bomberos hasta el quinto piso. Pero cuando volvi a pisar tierra firme le temblaban las piernas y los brazos, los exigentes observadores repararon en ello y tuvo que mentir diciendo que haba sufrido un acceso de la vieja enfermedad de Parkinson (como estaba tan ocupado no encontr tiempo para aclarar si exista esa enfermedad y, si exista, si la contraan las personas). En una palabra, la modestia afirmaba que haba que escoger la puerta de la derecha, y Andrei T. obedeci. Abri resueltamente la puerta del letrero: "Para los que no lo son mucho".Bien. Tras la puerta estaba una habitacin conocida. En la conocida butaca roncaba el conocido abuelito, sobre el conocido televisor entornaba los ojos el conocido gato, de la conocida cama penda la conocida manta.Andrei T. cerr resueltamente la puerta. La modestia, claro, es la modestia, pero no a ese precio! Por otra parte, no era una desgracia, nada se haba perdido. Y al fin y al cabo, al escoger primero la puerta de la derecha haba obrado por lo menos honradamente y, como se sabe, "la honradez es ms que la audacia, es valenta" (de un discurso tardo de la abuela Varia con motivo de haber ocultado una mala nota en comportamiento por haber cometido cierto acto audaz en la leccin de dibujo). Qu se le va a hacer! Habr que ser no solo honrado, sino tambin valiente, y se acab. Andrei T. paso a la puerta de la izquierda, apret con fuerza los dientes y la abri de un empelln.No haba nada de particular. Se abri un tnel con las paredes de ladrillo, bajo, un poco hmedo, pero bastante aseado y silencioso. El suelo era de cemento. En el suelo se vean huellas que quedaron seguramente de los tiempos en que el cemento aun no se haba endurecido. Hum. Huellas raras. No eran de Guenka. Hum. Pareca que por all haba pasado un caballo. Eran huellas de cascos. Hum...Andrei T. avanz por el tnel con cierto temor tratando de arrimarse a las paredes, lo ms lejos posible de las raras huellas. Estaba dispuesto a todo, pero de momento no suceda nada. Poco a poco se fue animando, ya se senta no solo valiente, sino tambin audaz.De repente las paredes del tnel se ensancharon, brot una viva luz de infinidad de lmparas luminiscentes, refulgieron y chispearon las losetas blancas y negras. Andrei T. se detuvo y cerr los ojos deslumbrado por el brillo cegador. Cuando los abri vio que se encontraba en el borde de una piscina de natacin.En efecto, era una piscina de natacin corriente, exactamente igual que aquella en la que Andrei T. rindiera las normas de Preparado para el Trabajo y la Defensa: revestida con losetas, de unos diez metros de anchura por cincuenta de longitud.Estaba claro que el camino hacia el desdichado Guenka el Albaricoque pasaba por el lado opuesto de la piscina a travs del ancho hueco de una puerta que oscureca tras un leve velo de vapor. Estaba claro tambin que era imposible rodear la piscina porque el borde del suelo entre sus extremos laterales y las paredes era tontamente estrecho y por aadidura estaba inclinado unos cuarenta y cinco grados, all no haba quien se sostuviera ni con botas de alpinista. "Habr que pasar a nado o vadearlo", pens disgustado Andrei T., y solo entonces descubri que en la piscina no haba ni una gota de agua.Eso vena de perilla. Quizs fuera demasiado. Si el destino arroja a los pies de un hombre notoriamente audaz piscinas secas hay que estar con ojo avizor. Andrei T. mir con ojo avizor y lo que vi no le gusto mucho. Por todo el espacio de la piscina en las limpias y secas losetas haba esparcidos trapos viejos y otros objetos igual de poco aseados. Andrei T. mir un calcetn de lana agujereado, una camiseta vieja de ftbol con nmero, unos rados pantalones, una zamarra vuelta al revs, una bomba oxidada de bicicleta y una calavera. Al ver la calavera a Andrei T. el corazn se le subi a la garganta: "Ser de Guenka!" Pero al instante respir aliviado: la calavera era de vaca, del gabinete zoolgico de su escuela.Andrei T. vacil unos segundos, aunque comprenda perfectamente que no podra eludir esta piscina. Alz los ojos. Las saetas negras en la esfera luminosa marcaban las veintids horas treinta y siete minutos. El tiempo apremiaba. Andrei T. titube otros tres segundos y salt resueltamente al fondo enlosetado.Una vez dentro de la piscina ech a andar presuroso hacia el extremo opuesto, que de pronto pareci apartarse a una lejana increble. Al principio caminaba apresuradamente, despus apret el paso, luego aceler y por ltimo ech a todo correr.Pero no en vano el destino haba interpuesto esta piscina en su camino. Y hay que pensar que tampoco los sospechosos trapos y calaveras estaban en esta piscina por casualidad. No haba tenido tiempo Andrei T. de recorrer ni la mitad de la distancia hasta el extremo cuando reson en sus odos un rugido sordo y borboteante. Por los cuatro lados a la vez brotaron de tubos invisibles a la piscina feroces torrentes de agua turbia y espumeante que emita vapor como de rabia reprimida.Andrei T. comprendi al instante que no tena sentido retroceder. Le quedaba avanzar. Y recordando sus xitos de otros tiempos en los cien metros, se lanzo adelante con tal celo como si se hubiera propuesto en firme batir todos los rcords olmpicos de Valeri Borzov. Es posible que hubiera batido estos rcords, pero no tuvo tiempo. Las turbias olas cayeron sobre el, le golpearon en las piernas y lo cubrieron hasta la cabeza.Ay, yay, yay, yay, ya-aay! aull horrorizado con voz latinoamericana el transistor.Mi-e-entes! rugi Andrei T.Las turbias y espumeantes olas trataban de derribarlo y ahogarlo, pero el acometa incontenible adelante; ahora ya no se pareca a Valeri Borzov, sino a una lancha de carreras lanzada a toda velocidad.Luego el fondo se le fue de los pies, abandon a su suerte el trpode de combate, alz por encima de la cabeza el transistor y empez a nadar. Mova desesperadamente las piernas y remaba desesperadamente con el brazo derecho, no vea nada a travs de la impetuosa espuma y los remolinos de vapor, en los odos resonaba el rugido de las olas, cortado por el silbido desesperado del receptor, pero el segua remando con el brazo derecho y moviendo las piernas, remaba y mova, estuvo remando y moviendo una eternidad hasta que choc en la pared contraria de la piscina con tanta fuerza que le zumb todo el cuerpo, desde la coronilla traumatizada hasta los talones de los pies.Un minuto despus estaba arriba, en el suelo seco, revestido de losetas blancas y negras. Estaba de pie y se tambaleaba de las emociones experimentadas, de su cuerpo discurra el agua, pero segua manteniendo en alto sobre la cabeza su transistor y miraba con estpido inters como el agua de la piscina, espumeando y soltando vapor, chapoteaba, se arremolinaba y desapareca chirriante por tubos invisibles. Se hizo visible el fondo y de nuevo aparecieron los trapos sucios mezclados con trastos oxidados, pero ahora entre todos aquellos pantalones viejos y huesos brillaba hurfano bajo las lmparas luminiscentes el trpode de combate del aparato fotogrfico.A todos no los puedes salvar, verdad? pronunci una voz desconocida.Solo entonces Andrei T. reparo en que estaba a su lado cierto tipo. Este tipo llevaba puesto un overol de tirantes sobre el bronceado cuerpo desnudo, se distingua por la gran estatura y se pareca mucho al vecino del descansillo de la escalera apodado Perchern. Su voz era grave y agradable y miraba a Andrei T. cariosa y afablemente.Menos mal que has quedado vivo continuo. Anda, qutate la ropa, vamos a secarnos y tampoco estorbar tomar un bocado...En un santiamn despoj a Andrei de la ropa mojada, lo colg todo rpida y diestramente en los tubos calientes de la calefaccin y ech sobre los hombros desnudos de Andrei una enorme y felpuda toalla caliente.Que valiente, que valiente... musitaba. Puede decirse: un caballero sin miedo y sin tacha... Bravo, hiciste bien...Sent a Andrei a una cmoda mesita junto a la pared, puso rpida y diestramente sobre el mantel una gran tetera de agua hirviendo, otra tetera panzuda ms pequea con la infusin, una taza y un platillo floreados y luego se sent callado.En estos andurriales no se puede ser as dijo con carioso reproche. Aqu hay que trabajar con la cabeza, con la cabeza. Pero usted trata de hacerlo todo con los pies, con los pies. Es como comer la sopa con tenedor. No-o, no te metas en el agua sin conocer el vado. Porque a mala cabeza, buenas piernas. Creme, si encuentras un atajo, da al camino un tajo...Andrei T. escuchaba asombrado y mientras tanto ya tomaba de la floreada taza t cargado con leche y coma algo blanco, tierno, muy rico, que en la vida corriente casi no se encuentra; deba ser una rosquilla.Usted, caballerito, se ha lanzado a una empresa peligrosa y sin esperanza continu el flamante Perchern. Usted no tiene ni idea de a donde ira a parar. Ha pasado la prueba del agua. Bien. Estupendo. Y la prueba del fuego? Y la de los clarines de la fama? Ha pensado usted en eso, caramelito mo? Supongamos que su cabeza no le da lastima. Pero, ha pensado en su mama? Ha pensado en su mamita? No ha pensado. Por los ojos veo que no ha pensado, coliflor blanca! Y en el padre...?Toda la enorme experiencia de catorce aos sugera a Andrei que tales argumentos de los mayores hay que soportarlos en silencio y con el aire ms contrito posible. No obstante, Andrei puso la taza y pronuncio con dignidad:A decir verdad, yo...No ha pensado! increp Perchern, y le aadi bebestible de la tetera y de la lechera. En el padre tampoco ha pensado!Pero es que Guenka...Perchern alzo las manos sobre la cabeza.Si, claro, Guenka! exclam con triste sonrisa. Ante todo Guenka! Uber alles, si puede decirse as. Y la madre que se tire de los pelos y se desmaye! Y el padre que chirri los dientes de pena y se ciegue de parcas lagrimas viriles! Lo principal, claro, es Guenka!En este momento el "Spidola", que estaba calladito en un extrema de la mesa, empez a cantar:

Si de sbito el amigo,no es amigo ni enemigo...

Perchern alargo la mano, di la vuelta a la llave y puso el transistor bajo la mesa.Guenka, solo en el pensamos da y noche continu amargamente. Por el realizamos heroicidades en vez de repasar otra vez el manual de literatura. Salvar al tonto Guenka es una hazaa y una victoria, no es esforzarse para sacar un buen notable en literatura... Cmo no, si es Guenka!Andrei T. se enfurru. Pese a toda su hospitalidad y otras cualidades agradables, Perchern era un charlatn y nada ms. Andrei senta la tentacin de darle la espalda y silbar una musiquilla de la pelcula El puente sobre el ro Kwai. Todo lo que deca de los padres y de Guenka era estpido e injusto. Hay cosas que han de hacerse por encima de todo. Por ejemplo, los hombres marchan a pelear por la Patria. O sucumben salvando a mujeres y nios. O vuelan al Cosmos. Puede haber otros motivos. Y no hay que mezclar aqu a los padres y menos an un regular en literatura. Y tampoco apagar el "Spidola".Andrei T. apart resueltamente la taza y se levant.Gracias dijo. Debo irme.Perchern se sonri agradablemente.Repar las fuerzas? inquiri amable.S. Gracias respondi Andrei T.Se ha secado?S, gracias.Se siente bien?Bien.Bueno, si es as vamos a vestirnos.Andrei T. empez a vestirse. Quera marcharse cuanto antes, le desagradaba la proximidad de Perchern, pero este daba vueltas a su alrededor, le ayudo a ponerse la ropa, atar los cordones, cerrar las cremalleras y alisar las arrugas. Cuando cerraron la ltima cremallera (en el anorak de esquiar hasta el cuello), di un paso atrs, lo mir y dijo:Muy bien. Ahora a casa, con la mamita."Qu te crees tu eso, con la mamita!" pens malvolo Andrei T.Tom de bajo la mesa el "Spidola" y mir la esfera luminosa en la pared. Las veintitrs y tres.Hasta la vista dijo, y se encamin hacia el hueco de la puerta.Pero... Adnde va usted? grit Perchern. No es por ah! Es en sentido contrario!Por ah, por ah le dijo tranquilizado Andrei T. sin detenerse. Por ah y nada ms!Y que va a ser de su mam? clam en pos Perchern. Y la prueba de los clarines de la fama? Se ha olvidado de los clarines de la fama!Pero Andrei T. no respondi. Sobre la marcha di la vuelta a la llave hasta el chasquido y el transistor aull inmediatamente: "Nos separamos para siempre, que corran los aos..."Tras el umbral del ancho hueco de la puerta haba una sala dbilmente iluminada, de parque como un espejo y el aire de una composicin tan complicada que a los veinte pasos ya no se distingua nada tras la neblina incolora. Pero del umbral arrancaba un sendero de bano que se alejaba por el parque y Andrei T. comprendi que no corra el peligro de extraviarse. Ech a andar resueltamente por los cuadritos negros pulimentados, tratando de espantar los recuerdos que lo relajaban de su hazaa en la piscina y del t dulce con leche y rosquilla. Supona que las principales pruebas se encontraban por delante y haba que estar moralmente preparado para ellas. Pronto consigui su propsito: las palabras de Perchern acerca de los clarines de la fama (a propsito, tambin acerca de la prueba del fuego), olvidadas despectivamente al principio, ya no se le iban de la cabeza.Y en el mismo instante en que estas siniestras palabras echaban slidas races en la mente de Andrei, el sendero negro que pisaba de pronto se bifurc. Dos senderos negros ms estrechos absolutamente iguales se alejaban en la neblina incolora a la derecha y a la izquierda, en ngulo de dos tercios de "pi". Con la particularidad de que sobre el sendero de la derecha penda un letrero escrito en grandes letras blancas: "Para los inteligentes" y sobre el de la izquierda: "Para los que no lo son mucho".Las manos con el "Spidola" a la espalda, Andrei T. estaba parado en la encrucijada y una amarga y sabia sonrisa se enfri en sus bien dibujados labios. Dominando fcilmente el pueril deseo de gritar algo ofensivo al espacio y amenazar con el puo (tambin al espacio), pronunci un breve monlogo en su fuero interno:No nos ofrecen mucha variedad, seores! Dicindolo en la jerga vulgar de Pashka Drobaton, el chiste la segunda vez ya no es chiste. Nos ponen otra vez ante una opcin deshonesta: olvida la modestia o vete a casa, con tu mamita. No les saldr nada, seores! Como dice mi hermano mayor, que es estudiante: es trivial y yace en la superficie. Es fcil verlo. Perdona, modestia ma.Esbozando una falsa sonrisa (gran arte aprendido a costa de dos horas de feos visajes frente al espejo del recibidor), Andrei T. ech a andar por el sendero para los inteligentes. Por lo dems, la violencia cometida con su propia modestia no lo oprima mucho. Ms importante era que, en el futuro inmediato, por lo visto, no haba que esperar nuevas piscinas de aguas feroces ni, en general, ninguna accin fsica dolorosa. La inteligencia es la inteligencia, seores. Y si me cascan, lo ms probable es que sea en la testa, y eso lo soportare de alguna manera.El sendero para los inteligentes result ser asombrosamente corto. Terminaba, como es natural, en una puerta corriente. Sin perder ni un instante y conservando en los labios bien dibujados la risa sardnica, Andrei T. agarr la manecilla y tir.Andrei T. qued pasmado. Detrs de la puerta estaba la misma habitacin conocida. En la butaca conocida roncaba a placer el abuelo conocido, encima del televisor conocido runruneaba el conocido gato Murzila y de la conocida cama penda la conocida manta. Ah, vamos, Andrei T. cerr despacito la puerta y se qued mirndola, fija y estpidamente. Conque esas tenemos. Conque me han chasqueado.Y eso es lo que ustedes consideran inteligencia. El inteligente toma el camino de su casa y a la camita. Bueno, eso tambin lo aprendimos:"Cuando veas un atajo, da al camino un tajo". Y abandonar a Guenka en la desgracia? Eso no, ni hablar! Andrei T. pronunci varias palabras ofensivas dirigidas al espacio, enseo una doble higa (tambin al espacio) y, volviendo la espalda a la intil puerta, trot hacia la encrucijada.El sendero para los no muy inteligentes result bastante ms largo y Andrei T. empezaba ya a inquietarse cuando delante, en la niebla blanquecina, surgi y pndulo una mancha azulada destellante. Otro minuto al trote e inesperadamente estuvo a punto de dar de narices contra una ventana rectangular mate, abierta en la pared. La ventana temblequeaba con luz azul de nen y en el cristal mate estaba escrito en vertical con grandes letras rojas: "ENTRADA". Al lado del letrero haba pintada una gran flecha roja que sealaba el cielo.Era un indicador verdaderamente raro, pero Andrei T. no tuvo tiempo de sorprenderse porque inmediatamente descubri al lado algo as como una escalera. Efectivamente, era una escalera, pero no de peldaos, sino de grapas metlicas clavadas en la pared y pintadas de verde. Andrei T. haba visto una escalera semejante durante una excursin de la escuela a la fbrica que la apadrinaba: all llevaba (la escalera, claro, no la excursin) a lo ms alto de la gigantesca chimenea de la fabrica. Aqu la escalera llevaba a la niebla blanquecina sobre la cabeza y ms arriba no se saba adonde porque desde abajo solo se vean las seis primeras grapas.Andrei T. lanz una mirada a la esfera luminosa caramba, las once y cuarto ya! y empez a buscar donde poner el "Spidola", pues estaba claro que en esta, con perdn sea dicho, escalera se necesitaran las cuatro extremidades y tal vez hasta los dientes. Haba decidido ya meter el receptor en un monstruoso aparador sin cristales y sin estantes que haba cerca, pero en este momento el "Spidola" entono con voz tremola de tenor una antigua y desgarradora romanza:"No te vayas! qudate conmigo un minuto ms!"Andrei T. se detuvo confuso.Que dices? pregunto insincero."No te vayas! Sin ti la vida ser horrible!" explic el "Spidola" sollozante.A Andrei le di un vuelco el corazn.Bueno, bueno, clmate... balbuci y se puso a guardarse el sensible aparato en el seno.A media voz, pero sollozante y en tono histrico como antes, el "Spidola" comunic: Y para que vuelvas, llorar da y noche." Despus se call. Andrei T. se escupi en las palmas de las manos, carraspe para mayor firmeza y empez el ascenso.Salv las primeras grapas fcilmente y hasta con destreza, el suelo se vea aun y en caso de que ocurriera algo se podra saltar simplemente abajo. En la dcima grapa el suelo desapareci de la vista, hubo que detenerse y tomar aliento. En la decimoquinta grapa un denso velo blanquecino lo rodeo todo en torno y adems surgi la sensacin de que la pared empezaba a combarse para el interior de la sala, como una bveda. La decimonona grapa se mova como un diente de leche, precisamente all Andrei T se acobard y pens que quizs habra que volver abajo y pensarlo y sopesarlo cuidadosamente todo ce por be. Pero precisamente en este momento el "Spidola" calentado en el seno proclamo con voz ronca que "mejor que la montaa puede ser solo la montaa donde todava no se ha estado". Andrei T. se avergonz y escalo de un tirn otra media docena de grapas. Ms adelante no las cont. No estaba para cuentas. Le dolan ferozmente los hombros y empezaron a temblarle las piernas. indudablemente era un acceso de la enfermedad de Parkinson, aparecido del mundo de las invenciones y de la pura fantasa para castigar a Andrei por su engreimiento. Oh, mis brazos! Oh, mis piernas! A pesar de todo, me causan sensaciones dolorosas, canallas! Pero, qu es aqu lo principal? Luchar y buscar, encontrar y no rendirse No rendirse? En ningn caso! Aunque ests enfermo, da igual d que: de angina folicular o de la enfermedad de Parkinson. Qu enfermedades puede haber si est en peligro mi mejor amigo Guenka alias el Albaricoque? "Aguanta, Guenka! repeta para sus adentros Andrei T., y se aferraba a las heladas grapas. Voy en tu busca, Guenka! ruga y se encaramaba por las hmedas grapas. Mi-e-entes, no podrs conmigo!" deca con voz ronca y penda de las viscosas grapas, enroscndose en torno a ellas como una boa tropical.Mas todo en el mundo tiene fin y en un instante verdaderamente magnfico Andrei T. descubri que ya no se aferraba, no trepaba ni penda, sino que gozaba sentado en el duro suelo y recostada la espalda en la dura pared. Los hombros aun le dolan, pero no mucho. Las piernas aun le temblaban, pero no se negaban a obedecerlo. Andrei T. exploro las palmas de las manos. En general las tena sanas y salvas, aunque le ardan como si se hubiera entrenado una tarde entera haciendo ejercicios en la barra. Caba esperar que se levantaran ampollas, pero de eso nadie haba muerto todava.Andrei T. se levant. Estaba convencido de que Guenka el Albaricoque se encontraba en las inmediaciones. Pero Guenka no estaba. Haba una habitacin grande, iluminada muy pobremente.Si se va a ver, la habitacin no estaba iluminada en absoluto. Como se dice, en ella reinaban las tinieblas, pero en estas tinieblas parpadeaban, se encendan y apagaban una infinidad de diminutos ventanas redondas con bombillas y a su dbil luz cambiante se poda distinguir que toda la estancia estaba llena de compactas hileras de voluminosos y angulosos armarios o cajones. Expandan tibieza y hasta calor, ola de un modo raro, pero ms bien agradable. Y estaba llena de sonidos. Un susurro largo. Un zumbido montono. Un chasquido restallante como un latigazo. Y otra vez el zumbido. Otra vez el susurro. Andrei T. mir, oli, presto odo y llam tmidamente:Guenka! Eh, Guenka! Ests aqu?An no se haba atascado su ltima palabra en el aire oloroso y caliente cuando en la estancia se levanto un vendaval de luces y sonidos. Se encendieron y apagaron nuevas miradas de ventanillos redondos, en la lbrega oscuridad bajo el techo corrieron de derecha a izquierda desordenadas multitudes de cifras luminosas, cubri el susurro un incesante tableteo y los trallazos restallaron tan frecuentes y pujantes como los disparos en la pelcula Los siete magnficos.Atnito, Andrei T. hundi la cabeza entre los hombros y retrocedi, pero en este momento la estancia se tranquilizo. Una voz solemne, magnficamente entonada, anuncio:Objeto ajeno descubierto, explorado e identificado como Desea Pasar...Simultneamente en un display invisible en la oscuridad bajo el techo corrieron de derecha a izquierda estas palabras luminosas:objeto ajeno d e s c u b i e r t o e x p l o r a d o i d e n t i f i c a d o como Desea Pasar...Comienza el procedimiento de presentacin continu la Voz, y por el display corrieron las frases que pronunciaba sin signos de puntuacin, sin conjunciones ni proposiciones. Me presento, tengo el honor de presentarme: Todopoderoso Electrnico Pensador Solucionador y Adivino, abreviado TEPSA. Con quin tengo el honor?Bueno... profiri inseguro Andrei T.. Comprende usted... Yo... soy Andrei. Me llamo Andrei. Soy escolar.Un nuevo vendaval de luces y sonidos. La voz callaba, pero en el display, rodando impetuosamente una tras otra, se encendieron las palabras:Andrei nombre comprendido escolar alumno escuela posicin social comprendido fin ligero taconazo y dijo: Llevo mucha prisa. Como procedimiento p r e s e n t a c i o n f i n p r o c e d i m i e n t o f i n...Andrei T. hizo una reverencia.Bueno, yo necesito ver a Guenka, puedo pasar a ver a Guenka?La voz respondi solemnemente:Desea Pasar debe salir airoso de una prueba en dos etapas. Primera etapa: yo hago preguntas. Segunda etapa: yo doy contestaciones. Informe si esta listo para la prueba.Incluso en los mejores tiempos la propuesta de someterse a una prueba no despert nunca en Andrei ninguna emocin positiva. Ahora lo puso furioso.Qu prueba ni que caracoles! vocifer. Qu prueba puede haber cuando Guenka el Albaricoque est en peligro? Al diablo usted y su prueba, me las arreglar sin usted!Dichas estas palabras embisti por el pasillo entre las hileras de armarios-cajones. Pero en seguida tuvo que detenerse porque vi al final del pasillo unas bajas puertas de roble. De las puertas penda un macizo y oxidado candado, al lado de las puertas dormitaba en un taburete el guarda o el portero en chaquetn enguatado y con una carabina en las rodillas, a los pies del portero estaba echado un pastor alemn de terrorfico aspecto. Su poderosa cabeza reposaba sobre las patas, pero tena enhiestas las triangulares orejas y los ojos amarillos miraban impvidos cara a cara a Andrei.Entendido dijo abatido Andrei T. Di media vuelta y se encamin hacia la salida del pasillo.Informe si esta listo para la prueba repiti la Voz como si nada.Estoy listo rezongo Andrei T.La Voz anunci:Comienza el procedimiento de introducir informacin en el escolar Andrei. Introduccin de informacin. Primera etapa. Hago tres preguntas. Una de lgica, la segunda de humanidades y la tercera de las ciencias fsico-tcnicas. Si el escolar Andrei responde acertadamente a las tres preguntas, fin de la primera etapa. Informe si ha comprendido la informacin sobre la primera etapa.Y si no respondo acertadamente? se le escapo a Andrei.No sigui ninguna respuesta, por el display paso una fila interminable de sietes luminosos y en alguna parte se abri chirriante una puerta. Tras la puerta, por supuesto, estaba la conocida habitacin con el conocido abuelito, el conocido gato y la conocida manta.Lo comprendo todo balbuce sombro Andrei T.La puerta se cerro chirriante y por el display corrieron estas palabras:Todo e n t e n d i d o i n f o r m a c i o n c o m p r e n d i d a por objeto comprendida p r i m e r a etapa comienza primera...Se formula la primera pregunta! proclam TEPSA. Datos: un poste y un caracol!. Altura del poste diez metros. Durante el da el caracol sube por el poste seis metros, durante la noche baja cinco metros cuntos das necesitara el caracol para llegar a la cspide del poste? Ciento veinte segundos para la reflexin. Comienza la reflexin!En el display apareci el nmero 120, siendo sustituido en seguida por el 119. Luego siguieron 118, 117, 116... Andrei T. calcul rpidamente: en un da ms seis, durante la noche menos cinco, en total durante el da ms una. Altura del poste diez metros. Por lo tanto, es fcil ver... Abri ya la boca, pero cay en la cuenta. Era demasiado fcil verla. No poda ser que el problemita se resolviera tan fcilmente......100, 99, 98, 97...Este maldita TEPSA atrapaba en alguna idiotez. No lo conseguir!Nosotros llegbamos hasta la olimpada de matemticas de toda la ciudad! no se nos vence tan fcilmente!...81, 80, 79, 78...Es verdad que en la olimpada de la ciudad no resolvimos ni un problemita, pero de todas maneras... Puf, que estupideces acuden a la cabeza! Conque el primer da un metro, el segundo dos......63, 62, 61, 60...Quedaba menos de un minuto! Ay, ay, ay... Eh... Eh! El ltimo da sube seis metros hasta la cspide y ya no tiene que bajar! Por lo tanto...Cuatro das y medio! exclamo alborozado Andrei T.En el display se apago el numero 41 y corrieron estas palabras:Respuesta c u a t r o. C o m a c i n c o d i a s c o m p r e n d i d o e x a c t o e x a c t o e x a c t o comprendido e x a c t o...Andrei T. no caba en si de jbilo. Para que veas! No nos dejamos engatusar! Lo mismo le pasar a todo el que intente mordernos!Se formula la segunda pregunta! anuncio TEPSA. Datas: la obra de Yuri Mijailovich Lermantov Un hroe de nuestro tiempo. Cul era el nombre de Pechorin? Cmo se llamaba Pechorin? El nombre. Doscientos segundos para la reflexin. Comienza la reflexin.200, 199, 198, 197...A Andrei no le qued ni rastro del jbilo. Lo invadi una oleada de horror ciego, de pnico negro. Este es peor, pens febrilmente. Mucho peor! Cmo se llamaba? Pecharin... Grushnitski... All aparecen solo con los apellidos... La princesa Mary... O solo con las nombres, sin apellidos... Haba tambin un capitn, un capitn de infantera, artillera e ingenieros... Ivan... Ivan......146, 145, 144, 143...Nunca tuve suerte con los apellidos... Un da el profesar de historia fue y me pregunto: "Cul era el apellido de Pedro I?" Y yo por tanto le solt: "El Grande!" Mala suerte! Qu hacer? Por que ahora me catean, seguro que me catean......119, 118, 117, 116...Un momento... De todos modos estaba perdido. Andrei T. pregunt con voz asquerosa y gruona:Y por qu ustedes llaman a Lermontov Yuri Mijailovich cuando siempre se llam Mijail Yurievich?En el display se inmovilizo el numero 103. La estancia empez a chirriar y zumbar furiosamente y se arm una zarabanda de chasquidos como si un regimiento de pastores manejara los ltigos. Por el display corrieron largas filas de insensatos sietes, se apagaron y fueron sustituidos por palabras:Lermontov Mijail Yurievich no no no Yuri Mijaillovich no no no segunda pregunta no c o r r e c t a n o n o n o segunda p r e g u n t a es nula da sin sin sustitucin sin sin sin fallo cinta magntica fallo cinta magntica...Ah! Andrei T. recobro los nimos. Se ray el disco! Y sin sustitucin! TEPSA cay en el garlito. "Un fallo de la cinta magntica", eso lo conoca Andrei. Por algo su pap se dedicaba en su oficina especial de diseos a la proyeccin de computadoras y su mama trabajaba en su instituto de investigacin cientfica en estas mquinas. Otra vez nos martirizan estos fallos, sola quejarse mam y el pap grua desaprobatorio y aconsejaba pasar al ordenador S-1020 donde se poda prescindir fcilmente de las cintas magnticas...De pronto ces el tiberio en la estancia y TEPSA pronunci con aire de importancia y tan solemne como antes:Se formula la tercera pregunta! Datos: el hiperboloide del ingeniero Garin. Exponga el principio de su funcionamiento. Doscientos cuarenta segundos para la reflexin. Comienza la reflexin.En el display se encendi el numero "240" y Andrei T. se mordi intrigado una una.Conoca bien la novela y algunos pasajes se los saba de memoria. Pero no le gustaba precisamente el lugar donde Garin explica a Zoya cmo est construido el aparato. Mejor dicho, no le gustaba mucho. Lo haba ledo, claro, y ms de una vez, y haba examinado el esquema, un planito tan bien hecho... Ahora tendra solamente que recordarlo. El rayo trmico. El rayo infrarrojo. "El rayo asest el primer golpe a la chimenea de la fabrica..." Y ms adelante: "El rayo de la hiperboloide danzaba furioso en medio de esta destruccin..."...221, 220, 219, 218...Calma. Sobre todo calma. Que tenemos? "El rayo salido del can del aparato rasc encima de la puerta, cayeron astillas de madera." Continuemos. "Los quevedos resbalaban de la hmeda nariz de Rolling, pero el segua valerosamente en pie y miraba como tras el horizonte crecan hongos de humo y los ocho buques de lnea de la escuadra norteamericana saltaban en pedazos..." No es eso, pero de todas maneras es magnifico. La hmeda nariz de Rolling... Necesito la clave, la clave y no la hmeda nariz!...187, 186, 185, 184..."Ah esta! La idea del aparato es simple hasta la imbecilidad..."Yo s que es simple... "En el aparato danzaban y zumbaban las llamas..." Tambin lo s. De que habl entonces con Zoya...? Pequeas pirmides. Hiperboloide de chamonita. Me quede sin saber lo que era la chamonita... Alto ah! Una hiprbole de rotacin hecha de chamonita! pequeas pirmides! Hlice micrometrca! Espejo hiperblico! Hurra!...153, 152, 151, 150...Ahora formulemos. Formulemos tranquilamente, sin prisa. S, aqu TEPSA se ha tirado otra plancha. Se ha equivocado TEPSA. No ha tenido en cuenta el nivel actual. Nada ms fcil para nosotros que todas esas hiprboles, cohetes fotnicos y dems mquinas del tiempo, los partimos como nueces, para nosotros son coser y cantar.Andrei T. expir ruidosamente, aguardo a que en el display apareciera el numero 100 (para cuenta redonda) y se puso a describir, regodendose, con pelos y seales el principio de funcionamiento y la construccin del aparato para obtener rayos infrarrojos de gran potencia conocido con el nombre de "hiprbole del ingeniero Garin".Se entusiasm. Hablaba con expresin. Recit los fragmentos preferidos. Gesticulaba generosamente y hasta intent pasear adelante y atrs en la estrechez entre los armarios-cajones. Y cosa maravillosa! a medida que explicaba iban parpadeando ms lentamente las lamparitas amarillas, disminuan los ruidos, se apagaban los olores y pareca que refrescaba. Y cuando describi con especial delectacin y en todos los detalles el anillo de bronce con doce jcaras de porcelana para instalar las pequeas pirmides de mezcla de aluminio y xido de hierro (termita) con aceite slido y fsforo amarillo. TEPSA se inmoviliz y call definitivamente. Tal vez se hubiera dormido o simplemente se quedara con la boca abierta de admiracin.Andrei T. aguard un poco y dijo:Bien?En el display se encendi y apag un siete solitario. Luego no aparecieron adelantndose unas a otras, no corrieron ceremoniosamente, sino que echaron a andar cada cual por su lado estas palabras luminosas:Tercera pregunta respuesta exacta exacta exacta lmite exactitud realidad de hiprbole micrometricidad de la hlice amarillez del fsforo comprendido exacto exacto exacto comprendido...Deletreando por silabas este desvari Andrei T. daba rienda suelta a su jbilo y se refocilaba malicioso. TEPSA se haba quedado patidifuso! Ah tienes, para que sepas como las gastamos nosotros! Se v que no habr ni que despedirse...Pero otra vez su jbilo era prematuro. Volvieron a encenderse y parpadear las miradas de lamparitas redondas, de nuevo empez a susurrar, chirriar y chasquear en torno y TEPSA, como si no hubiera pasado nada, anunci animosamente:Fin de la primera etapa. Comienza la segunda etapa. El escolar Andrei me hace tres preguntas de cualquier genero, yo las respondo correctamente, fin de la segunda etapa, fin de la prueba. El escolar Andrei regresa a casa, al lado de su mamita. Informe comprendida informacin sobre segunda etapa.El escolar Andrei quedo boquiabierto.Cmo es eso, al lado de mi mamita? pronunci estupefacto. Por el display corri este letrero:Sin respuesta pregunta retrica sin puesta sin sin sin...Cmo es eso, al lado de mi mamita? clam indignado Andrei T.. Yo no necesito volver al lado de mi mamita! No necesito volver a mi casa! Quiero ir a donde esta Guenka! Guenka espera mi socorro! Eso no es honrado! He contestado todas las preguntas!TEPSA zumbo condescendiente:Informacin complementaria, explicacin. incluso al Desea Pasar que ha salido airoso de la primera etapa de prueba se le permite el paso solo en caso de que yo no sepa, no pueda o no este en condiciones de responder correctamente por lo menos a una de las tres preguntas que se me hagan en la segunda etapa. Como la probabilidad de este caso es tericamente mnima y prcticamente nula, la segunda etapa de la prueba se considera como procedimiento formal que precede al regreso del Desea Pasar por donde ha venido. Diga si ha comprendido informacin complementaria.Si dijo sombro Andrei T. Estaba a punto de llorar por la contrariedad. Bueno, y si le hago una pregunta a la que usted no responda?Imposible repuso altanero TEPSA. Soy todopoderoso. En todo lo que se refiere a preguntas, respuestas, adivinanzas, tareas, problemas, teoras, hiptesis, invenciones y ocurrencias, soy todopoderoso.Pero y si a pesar de todo...?No puede haber ningn "a pesar de todo". Soy todopoderoso. Luchar y buscar, encontrar y no rendirse!No importa que sea todopoderoso replic Andrei T. en el tono del incrdulo Santo Tomas. Pues si es todopoderoso, ah va, tenga la bondad. Primera pregunta: Cmo puedo llegar desde aqu a donde esta Guenka?La respuesta cay como un sablazo.De ninguna manera.Y por el display corri:Primer a pregunta respuesta exacta exacta...Andrei T. se mordi desesperado el labio. No le sali... Entenda algo de mquinas electrnicas. Si este TEPSA posea una memoria bastante amplia (no haba ms que ver aquellos armarios-bales) y era de accin bastante rpida no habra manera alguna de engatusarlo. Con toda seguridad existe en el mundo una adivinanza que no la sabe ni siquiera esta bestia de hierro, pero mientras se te ocurra esta adivinanza te hars viejo. Y no hay ms que tres preguntas... bueno, ya quedan dos nada ms...contestada neutralizada exacta exacta respuestaDjelo estar, joven pronunci a su odo una voz raramente conocida.Di media vuelta y vi al lado al guarda o portero de antes en chapetn enguatado y con la carabina bajo el brazo. El pastor alemn no estaba.Crees que lo vas a vencer? prosigui el guarda-portero haciendo un ademn desesperado. Ha sido puesto aqu para dar la vuelta a los que Deseen Pasar. No hay quien pueda con el. Cmo hacen aqu? Por no meterse en el agua, ni pescado comen. Y usted solo piensa en el amigo, en su Guenka. El amigo contigo, sabe usted, es como el pez con el agua: tu te vas al fondo y l a la orilla. Pero eso es lo de menos, aqu usted no saldr ganando nada, no. Pero, no le sigas la pista al lobo, se volver y te comer...Solo en este momento, con gran sorpresa para s, Andrei T. reconoci en el portero al Perchern. Es verdad que desde la ltima vez que se vieron Perchern se haba encogido y enflaquecido un poco, pero no caba duda, era el, imperdonable charlatn y oportunista.Conque escuche un buen consejo refunfuo Perchern, termine aqu. Bueno, hgale por pura formalidad unas preguntitas fciles... algo as como cuantas son dos por siete... o donde va a parar la tierra cuando hay un agujero... l le responder, se despedirn amistosamente y a casa, a la camita, al lado de mamita...Fuera de mi vista! dijo con voz ronca Andrei T. Temblando de furor.Y Perchern se retiro."Una pregunta, una pregunta... se torturaba Andrei T. De dnde saco yo una pregunta? Y si le pido que demuestre algn teorema? De esos con los que tanto folln arman el hermano estudiante y sus melenudos amigos. Como... el problema de Holbach, por ejemplo, o ese... del n-nmero infinito de pares... No, no vale. Y si de pronto lo demuestra? Ni siquiera podr verificar si esta bien o no. Hum... No, a la mquina no la asustas con preguntas inteligentes. Inteligentes... Aqu todo el quid esta en que una pregunta bien planteada contiene ya la mitad de la respuesta (de un discurso muy antiguo de pap acerca de los sufrimientos por un problema de aritmtica actualmente olvidado). Y mal planteada? Y si la pregunta se plantea mal?Hum... Cmo plantearla?.."Por qu la gata tiene cinco patas? espet Andrei T.TEPSA no se dign responder de viva voz. Por el display corrieron estas palabras:Pregunta no p r e g u n t a no correcta contiene f a l s a informacin falsa se rechaza...Hablando con franqueza, Andrei T. esperaba algo as, pero inmediatamente fingi indignacin.Cmo que se rechaza? exclam. No es honrado! Usted mismo ha dicho que es todopoderoso! Si es todopoderoso debe responder cualquier pregunta...Aclaro! proclam concluyente TEPSA. Informacin complementaria. Todopoderoso Electrnico Pensador Solucionador Adivino responde fiel acertadamente cualquier pregunta planteada correctamente. Rechaza las preguntas no correctas, es decir, las que contienen informacin deliberadamente falsa, del gnero: "Por qu los fantasmas llevan el pelo corto?" No responde las preguntas que tienen fondo emocional, del genero: "Por qu y de qu aparecen lgrimas en los ojos?" Deja sin atencin las preguntas indeterminadas, del genero: "Qu sentido tiene la vida?" Hace caso omiso de las preguntas retricas, del genero: "Ivan Ivanich, es usted?" La exclamacin: "No es honrado!" se rechaza. La declaracin: "Usted mismo ha dicho que es todopoderoso!" se confirma. Ha terminado la aclaracin. Continua la segunda etapa.De todos modos, no es honrado rezong Andrei T.Comprendi que la cosa iba mal. El segundo intento de engatusar al ladino TEPSA tambin haba fracasado. Bien, Y que nos quedaba ahora? No tena sentido plantearle problemas. Si existen en el mundo problemas que no puede resolver, yo no los conozco y no sabr inventarlos. Rechaza las preguntas tontas. Y, hay que reconocerlo, hace bien. En su lugar yo tambin las rechazara. Por eso queda... que? Volver a mi casa y meterme en la camita. Yo cuidar mi angina en la camita mientras Guenka corre peligro y est a punto de perecer. Muy simptico...Porque el intrngulis est en qu? Es todopoderoso. Quiere decir que lo puede todo. Puede resolver: todos los problemas. Puede contestar todas las preguntas. Puede acertar todas las adivinanzas. Puede aclarar todos los teoremas...Un momento, un momento! Alguien me dijo algo de esto. A m o en mi presencia... No importa. Qu era? Ah, ya. Que la palabra "todo" debe en cerrar alguna excepcin, si no resulta una paradoja... Una paradoja! Bueno, TEPSA, ten cuidado! Todopoderoso? Te voy a demostrar lo todopoderoso que eres, vas a bailar porque te lo mando yo. Ahora... Ahora... Ah, ya! Pero primero hay que prepararlo. Y Andrei T. inquiri con aire insinuante:Y se puede preguntar simplemente, no por orden? No lo comprendo todo y quisiera aclarar...Una explicacin? profiri alegre TEPSA. Listo!Entonces, usted puede responder a cualquier pregunta correcta...S.Y puede resolver cualquier problema...S!Y puede inventar cualquier problema y cualquier pregunta...S!Cualquiera, cualquiera? Sea la que sea?S S! S! Soy todopoderoso! Pienso, invento, resuelvo! Pienso, propongo adivinanzas, adivino! Soy todopoderoso!Magnfico pronunci Andrei T. ahogndose de la excitacin. Excelente. Usted no morir de modestia.El jactancioso TEPSA permaneci un momento callado; luego proclam con altanera:Nadie muere de modestia. La modestia no es mortal. Adems, en general, yo soy inmortal.Enhorabuena dijo Andrei T.. Y ahora permtame una preguntita ya para el caso.En el marco de la segunda etapa de la prueba?Si. En el marco.Listo!Una preguntita profiri Andrei T. y crisp con todas sus fuerzas los puos para que no le temblaran. Es la siguiente preguntita. Datos: usted puede inventar cualquier pregunta. Responda: puede inventar una pregunta correcta a la que no pueda responder?TEPSA espeto en el acto:S!En el display corrieron de derecha a izquierda palabras luminosas, segunda pregunta contestada neutralizada contestacin exacta exacta exac...Y en el mismo instante TEPSA espet en el mismo tono orgulloso y seguro:No!E inmediatamente bajando de tono:S.Y acto seguido, ya casi tmidamente:No...En el display comenz una zarabanda. Chocando unos con otros o dando tirones, arrancando al galope o reptando apenas se movieron all aproximadamente estos renglones:N e u t r a l r e s p u e s t a 7 7 7 7 n o hay respuesta nutresi 777 sinos exactapuesta ngu...Andrei T. solloz de dicha. Cabe imaginarse lo que estaba sucediendo en los intestinos electrnicos de aquel engredo idiota! Al analizar el comienzo de la prfida pregunta TEPSA descubri la expresin clave "puede" y por su omnipotencia respondi inmediatamente "si". Pero una dcima de segundo despus lleg al analizador una expresin diametralmente opuesta: "que no pueda" y por la misma omnipotencia tuvo que responder "no". Y aquello no tena fin o TEPSA peleaba desesperadamente con este hipo lgico.S! afirmaba en voz ronca. No! S! Sinosinosi! No! No! No es honrado! S!Se conectaron y parpadearon desordenadamente todas las lamparitas redondas que haba. En todos los armarios-bales restallaban furiosamente las cintas magnticas al rebobinarse. Zumbaba lleno de pnico el sistema de refrigeracin, acelerando los giros de los ventiladores. Y en el display los sietes torcidos reptaban aburridamente como moscas de otoo en torno a la rara palabra "BNDESCH"...Ndiuk...! grito con las ltimas fuerzas TEPSA Am, dgu...!Luego chirri el oxidado candado y se abrieron de par en par las bajas puertas de roble, dejando entrar en la estancia un raudal de alegre luz solar y aire fresco. El can se acobard y huy con el rabo entre piernas. Y pas entre las hileras de armarios-bales con aspecto diligente Perchern, pero ya sin la carabina, en guardapolvo negro y gafas de potente armadura, parecido a un fsico terico de cualquier pelcula. Se alejo al ultimo rincn de la estancia, hizo chasquear algo all y TEPSA, lanzando un chillido de despedida, se call.Otra vez te han escacharrado, querido pronunci Perchern compadecido. Talento mucho, pero provecho poco... Je, je, je, je...!Andrei T. cay en la cuenta y mir la esfera luminosa. No di crdito a sus ojos. Las saetas negras marcaban las veintitrs horas veintin minutos! haban transcurrido cinco minutos nada ms desde que comenz la ascensin por la escalera de grapas!Que tiene de extrao? lleg hasta ella voz de Perchern. A usted lo grabaron a gran velocidad y reprodujeron la grabacin a la velocidad normal...Andrei T. no pregunt lo que significaba eso. Sujetando en el seno el "Spidola" sali precipitadamente afuera.Se encontraba en el centro mismo de una plaza recubierta de limpia y rojiza arena, redonda y completamente lisa, como el suelo de la sala de neblina blancuzca. Lucia en todo su esplendor el sol y era raro estando tan cerca de la medianoche de Ao Nuevo, aunque al mismo tiempo pareca completamente natural, como las varias Lunas en diferentes fases diseminadas por distintos sectores del firmamento azul. Rodeaban la plaza en correcto anillo lindos pabellones de diferentes colores; sobre la entrada de cada pabelln haba un, rotulo artsticamente pintado."Filatelistas ley Andrei T. girando despacio sobre los talones, filocartistas, numismticos, bonistas..."No dudaba en absoluto de que el pobre Guenka se encontraba ya muy cerca, incluso le pareca or ya su voz, que segua pidiendo socorro, simplemente saba que Guenka estaba a dos pasos de all, pero desconoca hacia que lado dar estos pasos. Tena la esperanza de preguntar en una oficina de informacin y buscaba el correspondiente entre la infinidad de artsticos rtulos.Pero muy pronto comprendi que no encontrara all tal rotulo. All no haba oficina de informacin. Tampoco poda haber comisara de milicias, ni quiosco de peridicos, ni puesto de verduras. All solo haba instituciones (posiblemente clubes?) donde cultivaban todos los hobbies, pasiones, pasioncillas y aficiones imaginables del hombre. Haba pabellones para los perfectamente comprensibles AEROMODELISTAS, para los confusamente conocidos TIFOSOS y para los completamente incomprensibles GASTRNOMOS. Haba para los MELMANOS, haba para los BIBLIFILOS y hasta para los ALCOHLICOS Y los NARCMANOS, aunque a quien, que tuviera sentido comn y estuviera en su sana juicio, poda ocurrrsele la idea de mantener abierto un antro para alcohlicos y narcmanos?Andrei T. perciba ya que se iba apoderando de el la desesperacin cuando su mirada se detuvo en el rotulo FILATELISTAS. Y al instante sinti alivio y buen humor. Los filatelistas eran algo prximo, como los tifosos o bonistas. El propio Andrei T. era filatelista y el filatelista no es un lobo para el filatelista, no es un alcohlico cualquiera. El filatelista siempre explicar al filatelista como llegar hasta el amigo que sufre. Mejor que una oficina de informacin. Y Andrei T. atraves a todo correr la plaza, dirigindose al pabelloncito amarillo de huevo que tena el rotulo FILATELISTAS.Claro est, como filatelista era todava joven y no muy experto. Muchos secretos de este honorable hobby permanecan encerrados para el bajo siete llaves, pero ya conoca las leyes fundamentales de la filatelia. El aplicado estudio de la revista Filatelia de la URSS, del anuario El coleccionista sovitico y tambin del catalogo francs Ivert mugriento, que haba perdido hacia tiempo las tapas, report sus frutos. En todo caso saba lo principal: a) la estampilla ms bonita no es la ms valiosa; b) la ms valiosa no es sin falta la ms interesante; c) cortando simplemente los dientes a la estampilla no se la convierte en raro ejemplar.En el pabelln rodearon a Andrei el silencio, el fresco y una grata penumbra. Adosados a las paredes haba armarios, anaqueles y vitrinas encristalados, llenos de lbumes y guardasellos. Los lbumes y guardasellos estaban esparcidos en agradable desorden por la superficie de la larga mesa del centro. Los lbumes y guardasellos se amontonaban en taburetes y sillas. Decenas y centenares de lbumes y guardasellos! quiz miles...! Andrei T. no se imaginaba siquiera que pudiera existir tal cosa, aunque saba, naturalmente, por la literatura que durante el ltimo siglo y medio en el mundo se haban emitido cerca de un milln de estampillas postales...Sin darse cuenta, se acerc a la mesa y abri al azar uno de los grandes guardasellos. La sangre se le subi a la cabeza, sinti mareos y fiebre: el guardasellos estaba repleto de "zeppelines". Y no crean, no haba solo sellos dedicados a los vuelos intercontinentales del dirigible "Conde Zeppelin", nada de eso. All estaban coleccionados todos los sellos de todos los pases con dibujos de dirigibles: precisamente as los habra coleccionado el propio Andrei T. si no hubiera sido un escolar de octavo grado, sino un pequeo Estado de industria desarrollada y con un capitulo del presupuesto que estipulara el completamiento y la profundizacin de las colecciones estatales.All haba "zeppelines" de Italia y de Liechtenstein, "zeppelines" del Paraguay y rarsimos "zeppelines" de los EE.UU., los famosos alemanes "Polar Fart" y "Sudamerika Fart", all haba magnificas series soviticas dedicadas a la construccin de dirigibles y todas las variedades del "Maliguin", sobres leningradenses transportados por el dirigible LTS-127 de Leningrado a la baha Tijaya y de all por el rompehielos "Maliguin" a Arjanguelsk con todos los timbres, matasellos y seales correspondientes...Arrellanado en una cmoda y alta butaca, Andrei T. sostena en una mano una gran lupa de filatelista y los dedos de la otra apretaban unas pinzas especiales de filatelista cmodamente curvadas; la lmpara de mesa con visera inundaba las pginas del guardasellos de viva luz mate y el hojeaba y examinaba, examinaba y estudiaba, estudiaba y saboreaba, y el mundo se hizo estrecho, tibio y extraordinariamente confortable: no haba en aquel mundo nada ms que el circulo de luz y la belleza de los sellos que resplandecan como piedras preciosas.Por cierto, haba en este mundo tambin un Comentador. Pero permaneca modestamente en la sombra, fuera del crculo iluminado, y era obsequioso, til y nada importuno. No haba que escudriar en las pginas del nuevecito y ms moderno Ivert: la pgina de la serie buscada se abra por si misma y solo apareca un instante la diestra mano morena. No haba que escarbar en las montanas de literatura de consulta: la voz baja y benvola comunicaba sin dilaciones todo lo ms interesante de cada sello, de cada sobre, de cada matasellos especial. No haba que alargar la mano para coger un nuevo lbum: el mismo saltaba silenciosamente de la oscuridad dirigido y abierto por la misma diestra mana morena."Zeppelines" sin dientes! exclamo estremecido Andrei, y la voz suave y benvola confirm inmediatamente:Exacto. Y preste atencin: ejemplares angulares, grandes mrgenes...Y sin engomar!En estado ideal.No sern falsificados?De ninguna manera. Mire con lupa. Lo ve? La impresin es en cuadrculas, mientras que los falsificados estn impresos en puntos...Pero lleg el momento en que los "zeppelines" se agotaron y entonces el Comentador propuso con su voz suave:Tal vez le interese el tema "Cosmos"?Bah, eso es papel pintado... repuso inseguro Andrei T. repitiendo las palabras de un cofrade filatelista.En cierto sentido, si, no cabe duda asinti el Comentador. Los comerciantes en sellos aprovechan hbilmente la popularidad de este tema para hacer sus dudosos negocios... Pero usted mire.En efecto, all haba que mirar. Series de la Guinea Ecuatorial, brillantes como mariposas tropicales... Laminas estereoscpicas de Butan que pasmaban la imaginacin... Sellos de las jvenes republicas africanas, pescados, parecan acunados como monedas en dorado papel de estao... Festn de colores, exuberante fantasa.., Haba incluso una de las famosas lminas conmemorativas can la efigie de Yuri Gagarin, que estuvieron con el cosmonauta Gueorgui Grechko a bordo de la nave espacial "Saliut". Todos los autgrafos de todos los cosmonautas! Sellos del "Correo lunar"...!Y fjese en este sobre... dijo y mostr el benvolo Comentador que lo saba todo: una rara errata de imprenta en la fecha: 1999 en vez de 1969...Los lbumes y guardasellos se sucedan en continuo e inagotable torrente y poco a poco empez a apoderarse de Andrei una confusa inquietud.Por qu se iba haciendo ms oscuro alrededor y se encenda ms vivamente el tentador crculo de luz donde surgan nuevos y nuevos tesoros? Por qu las pinzas tendan como espontneamente hacia la siguiente obra maestra y la lupa pareca ingenirselas para aumentar y revelar mejor un sutil matiz? Y por qu no lograba distinguir en la oscuridad que se iba condensando al benvolo y sapientsimo Comentador? Y el "Spidola", el viejo y fiel transistor! cmo has ido a parar all, al armario ms alejado? Que pasa aqu?Guenka!Andrei T. dej la lupa y las pinzas y se apart de un tirn de la mesa junto con la butaca.Perdone balbuci. Le estoy muy agradecido, naturalmente...Todava no ha visto lo ms interesante lo detuvo suavemente el Comentador. Los clsicos! Porque usted sabe lo que son los clsicos, verdad? La vieja Alemania, el Penique Negro en hojas, las colonias britnicas...Todo eso, claro, es interesantsimo balbuce contrito Andrei T. y se puso en pie: Pero, comprende. Llevo mucha, prisa... Y a propsito, usted no podra decirme... .Usted no comprende pronunci el Comentador inspirado e insinuante. Tendra que habrselo explicado antes... No es una simple exhibicin, joven. Es una EXHIBICIN DE REGALO! Para el visitante nmero cincuenta mil! Se le permite escoger cualquier sello!Tal suerte toca una, vez en la vida... Andrei T. se volvi por primera vez de cara a l.El caso es... empez, y se detuvo con la boca abierta.S, claro, era otra vez Perchern! Se haba secado del todo convirtindose en un verdadero enano, un enano moreno y negro de deslumbrante pechera blanca y deslumbrantes puos blancos, pero no caba duda, era Perchern en persona!Es... escuche tartamudeo Andrei T., y retrocedi un paso.S! Chill con voz inaguantable el Comentador Perchern. Si, soy yo! Pero qu importancia tiene eso? Y ha visto esto?Su brazo, refulgiendo con el puno como un rayo de seis metros, zigzagueo en la oscuridad, tomo de ella y dejo caer con estrpito sobre la mesa en el circulo de luz una caja metlica plana con cuatro cerraduras secretas de diferentes sistemas.Usted debe ver esto, joven... dijo en voz ronca Perchern, apretando presurosamente las teclas y marcando los nmeros en el disco de un telfono en miniatura, chasqueando, tableteando y chirriando. Son pocos los que han visto, pero usted va a verlo ahora... Y tal vez no solo lo vea... Por ser el visitante numero cincuenta mil... Es su derecho... Claro, tendr que cumplir varias formalidades... Aqu tiene, por favor!Se abri la tapa de la caja de acero. Sobre terciopelo negro, bajo una placa de cristal blindado, a la luz de la lmpara yaca EL.Singular. Irrepetible. nico. Fantsticamente famoso.El Guayana rosado! musit con veneracin Andrei T.El mismo! confirm, relampagueantes los ojos, Perchern.Pero si no figura ni siquiera en la Real Coleccin Britnica!Pues nosotros lo tenemos!Es para quedarse turulato... gimi lastimero Andrei T. Y sobrevino el Silencio de Respetuosa Contemplacin.No, mejor lo diremos as. El mencionado Silencio intent sobrevenir, pero no le sali nada.Terci el olvidado "Spidola". Terci en voz baja, pero con toda decisin. Enton una sencilla cancin de la que no se sabe por que a le entraba siempre hormiguillo en la espalda y se pona triste y alegre al mismo tiempo. Era la cancin del Alegre Tambor, de un simple tambor, pero "Spidola" la cantaba con toda el alma y resultaba que no se trataba solo de que el Alegre Tambor tomaba en las manos los palillos de alce. Lo principal consista en que el mundo es inmenso y complicado, que en este mundo el hombre tiene mucho que hacer, que la vida es corta y el Universo, eterno, y es ridculo gastar los mejores aos en nimiedades, y cualquier sello, hasta el ms famoso, no pasa de ser un pedacito de papel pintado y no vale ms que el fajo de pedacitos de papel pintado que ofrezcan por su venta...

Pero mira vers,como el Alegre Tambor,redoblando por la calle va...

...cantaba "Spidola", y Andrei, reprimiendo las lgrimas, lo escuchaba y se prometa nunca ms, nunca ms...La Respetuosa Contemplacin no tuvo lugar. Sin lanzar siquiera una mirada de despedida al Guayana rosado, Andrei T. se encamin silencioso a lo largo de la mesa al rincn ms oscuro para tomar el receptor en sus manos de dueo y estrecharlo contra su pecho de dueo. Se acercaba ya al armario cuando a sus espaldas se oy un graznido nada humano. Se volvi y en el mismo instante Perchern saco una pistola lser de bajo el sobaco. Un rayo cegador atraves la oscuridad por encima de la cabeza de Andrei y se clav en el pecho del ministril transistor.Andrei T. perdi el aliento de horror; el "Spidola" emiti lastimeramente a media palabra y se call. En medio del indicador de bandas arda una mancha crdena, enfrindose a ojos vistas.Eso es una canallada! grit Andrei T. Cogi el "Spidola" del armario y lo ocult a la espalda. Por qu? Qu le ha hecho?Perchern estaba al otro extremo de la mesa y lo miraba, adelantando su repulsiva fisonoma.Vete! grito sibilante. Vete y revienta!Eres un bestia dijo Andrei T.. Qu receptor has echado a perder! Tan buen cantor como era...A l mismo le pareca un poquito extrao no sentir ningn temor ante este fantstico canalla con su fantstica arma. Solamente senta pena por el receptor, alarma por Guenka y contrariedad por el tiempo perdido. Pero en cambio ahora saba a donde ir: el armario giro lentamente sobre un eje invisible y abri paso en la herrumbrosa y hmeda oscuridad.El lugar era completamente incomprensible. Andrei T. andaba por unas galenas con rejas de hierro y de cuando en cuando descenda por abruptas escalas tambin de hierro. Las rejas de las galenas y los peldaos de las escalas estaban oxidados y hmedos. A la derecha se prolongaba una rugosa pared mojada. A la izquierda se prolongaban oxidadas y mojadas barandillas de hierro. Al otro lado de las barandillas haba un tenebroso abismo y hasta donde alcanzaba la vista no haba nada ms. De lo alto, a travs del entrelazamiento de vigas y rejas, indudablemente tambin de hierro, oxidadas y mojadas, se filtraba una luz raqutica y oxidada. Nada ms. Al principio Andrei T. crey que haba cado en alguna mina extraordinaria, despus pens en las interioridades de un viejo vapor ocenico, luego se figur que estaba en un presidio abandonado y termin dejando de pensar en estas cosas.De cuando en cuando en la pared de la derecha aparecan puertas de hierro oxidadas y mojadas con letreros diversos y montonos tipo: "Salida de emergencia" o: "Salida aqu" o: "Entrada no. Salida" o incluso: "Aqu esta la salida". Una vez por pura curiosidad Andrei T. entreabri la puerta con el letrero "La salida ms sencilla de" y contemplo al abuelito dormido, despus de lo cual cerr hermticamente la puerta, se limpi la mano en el pantaln y sigui adelante sin detenerse ya. Pero cuanto ms adelante iba ms frecuentemente encontraba puertas obstruidas por pilas de cajones vacos o por escobones y palas o simplemente condenadas con tablas clavadas en cruz. Posiblemente esto demostrara que el adversario ya haba renunciado a los intentos de detener a Andrei T. mediante la intimidacin, la desinformacin y el soborno. Si era as, ahora esperaba a Andrei un franco combate.Aqu haba una dificultad: Andrei no tena experiencia de verdaderos combates. En las actuales circunstancias, evidentemente, no se poda considerar experiencia la participacin en campaas casuales despus de las lecciones como vencedor o vencido. Ciertamente, a primera vista poda apoyarse, por un lado, en la experiencia de combate del abuelito, que haba sido teniente coronel, y, por otra, en el copioso material ledo en la Literatura batallista y visto en el cine. Pero, a juzgar por los relatos del abuelo, la ciencia de vencer se reduca principalmente a la ciencia de abastecer a la tropa de municiones y vveres en cantidades suficientes, lo que tampoco cuadraba con las actuales circunstancias. Y de la literatura y el cine Andrei, como adrede, ahora no recordaba nada ms que una frase clara, pero bastante intil: "Avanzar! Se ahogan ya!"En una palabra, por ms vueltas que le daba lo ms sensato pareca lo siguiente: suspender el impetuoso avance, tratar de reunir informacin sobre el enemigo, evaluar tranquilamente la situacin y entonces actuar ya en correspondencia. Y aminor de buena gana el paso y pasado un minuto se detuvo apretando con el codo al costado el receptor callado para siempre. De pronto vio ante si a Guenka.Guenka... musit Andrei T. sin dar crdito a los ojos.El Albaricoque estaba tal como lo viera la ltima vez cuando se despidieron despus de la escuela "hasta el ao que viene": en cazadora de cuero desabrochada, con la bolsa azul celeste de Aeroflot colgada del hombro, con copos de nieve en el pelo de la cabeza descubierta y no pareca que sufriera ninguna desgracia.Guenka! grito Andrei T. loco de alegra. Hurra! Huyamos!Yo no soy Guenka pronunci contrito Guenka.Andrei T. parpade. Vio que, efectivamente, no era Guenka. Mejor dicho, no era del todo Guenka. En primer lugar, el verdadero Guenka nunca hablaba contrito, simplemente, no saba. En segundo lugar (y eso le pareci a Andrei lo principal), este Guenka se transparentaba de parte a parte. La verdad sea dicha, no se transparentaba mucho, sino un poco. Leer el peridico a travs de el sera, seguramente, difcil, pero ver la televisin, por ejemplo...Entonces... quin eres tu... usted? pregunt desconcertado Andrei T.Soy Advertencia respondi el transparente Guenka, y se sonri turbado.Era fcil comprender y perdonar esta turbacin. En efecto, es cmico y molesto decir uno que se llama Advertencia si es enorme como un tanque, tiene los mofletes gruesos y sonrosados, el pelo espeso y rizoso (muy pop!) hasta los hombros y un grano cuidadosamente oculto, pero perfectamente distinguible en la frente. Y lo que no se poda perdonar era la franca insinuacin que indudablemente encerraba un nombre tan lrico.Advertencia? profiri Andrei T. encolerizndose. Me gustara saber para quien es esa advertencia.Como que para quin? Para ti, naturalmente respondi con mala ingenuidad de fantasma Guenka-Advertencia.Ah, para m? Andrei T. baj la voz hasta el refunfuo. Y quin te ha pedido a ti que me adviertas algo?No me lo ha pedido nadie.Y si no te lo ha pedido nadie, por que te metes con tus advertencias?Y tu qu?Qu yo qu?Por que has frenado? Te has asustado?Yo me he asustado?Tu.Yo?Tu.Yo me he asustado?Yo no se si te has asustado o no te has asustado balbuci Guenka-Advertencia hacindose por la molestia ms transparente todava. Lo nico que veo es que has frenado y casi no queda tiempo hasta la medianoche. Por eso yo...Pero te lo han pedido? estall Andrei T. Te han pedido que adviertas? Crees que sin ti no recuerdan? No necesito advertencias! He vivido cien aos sin advertencias y vivir otros cien! A mi tus advertencias...En este momento descubri que estaba hablando a solas y se call enfrindose. Sorbi por la nariz y se arreglo el receptor bajo el brazo. Mir de reojo el lbrego abismo tras las barandillas oxidadas. Sorbi otra vez por la nariz. Mir de reojo el lugar donde momentos antes pendulaba Advertencia. Y sin permitirse ni un segundo ms de reflexin se lanz abajo por los retumbantes peldaos de hierro.Pas como un huracn por las trepidantes galeras enrejadas, subi como un blido por las zumbantes escalas, salt por encima de cajones y costales, se desliz por debajo de unas estructuras colgantes, era diestro, impetuoso, potente, elstico, flexible e incontenible. Para l no haba obstculos en el mar ni (menos an) en tierra. No lo aterraban los hielos ni (da risa decirlo!) los amos de este barracn de feria con sus rejas oxidadas. Adelante, por Guenka! Tena un claro objetivo y no necesitaba ninguna vergonzosa advertencia. Era una lastima, claro, no tener en las manos un lanzacohetes, una metralleta de asalto, en el peor de los casos, el trpode de combate, pero el arma principal es decidirse...!Y por fin se encontr en la galera inferior, en la ltima escala y ante l se abri una escena que infunda estupor......La accin transcurra en el fondo de una gigantesca caldera, de unos cincuenta metros de dimetro, con las paredes bajas, de la altura de un caballo. En el centro mismo de la caldera se alzaba Guenka el Albaricoque. Estaba en su actitud tan conocida, abiertas las piernas, las manos a la espalda, ceudo y sombro, como estuvo centenares de veces ante el encerado cuando no se saba la leccin hasta el extremo de que no poda utilizar lo que le soplaban. Pero Andrei T., mirndolo solo de soslayo, repar con ojo entrenado en el pelo revuelto, el ojo a la funerala y los rasguos en los nudillos. Todo eso, claro, era muy interesante, pero lo que absorbi de verdad por entero la atencin de Andrei al primer vistazo fue el asombroso publico aposentado holgadamente junto a la pared de la parte izquierda de la caldera en infinidad de sillones, sillas, divanes, sofs y dems sentaderos. En los primeros momentos el increble abigarramiento de colores y formas en esta infinidad de gente no dejaba a Andrei concentrarse y solo poco a poco adquiri la capacidad de distinguir figuras aisladas.Haba all una vieja de repulsivo aspecto en remendado sayo gris que se le alzaba en la espalda en dos agudas jorobas de distinto tamao. Su fisonoma tambin era gris, la nariz corva como pico de gaviln, el ojo derecho arda con luz roja como un fotorrefractor y en lugar del Izquierdo destellaba dbilmente un gran cojinete; no tena mentn, sobresalan separados los dientes amarillos. En una palabra, era una vieja de la que haba que huir corriendo a ms no poder inmediatamente, impetuosamente e interminablemente...Haba all un gordinfln espantoso en informe traje a cuadros rojos y blancos, sentado en cuatro sillas y la mitad de un sof, todo un montn de tocino esponjoso e insano. Su rostro, por sus contornos generales y el color, as como por la expresividad, se pareca a la famosa primera hojuela y, por aadidura, no simplemente a la primera, sino a la ms primera de todas las hojuelas. Por lo dems, no obstante todo su terrorfico aspecto, este gordinfln no era seguramente de los adversarios peligrosos, pues empleaba todas sus energas en no derramarse y extenderse por el suelo...Y haba all un hombre sorprendente, parecido a una percha torcida. Era el nico de toda la compaa que estaba de pie, sujeto por una muleta delante y dos a los lados; penda en el un gabn desabrochado color guisante que dejaba ver: una mugrienta bufanda de seda que colgaba hasta el suelo, unos holgados pantalones a rayas y un jersey de lana tambin a rayas que no contena dentro, al parecer, nada ms que una pequea porcin de aire ligeramente viciado. El aludo sombrero calado hasta los ojos y ladeado ocultaba casi todo su rostro, de modo que solo poda verse su estrecho mentn, que brillaba como barnizado, y la estrecha cachimba adelantada, que brillaba como el barniz...Y haba all tambin un joven pop, bueno, no simplemente pop, sino con cara de borrego degollado, largos cabellos lacios, abotagado rostro lleno de granos y ojos tan enrojecidos e inflamados que recordaban al Dormido de Wells cuando despert. Ocupaba una maciza butaca de cuero, tumbado a travs a la manera del detective Paul Drake, meciendo una pierna tendida sobre el brazo de la butaca y envuelta en una pernera de anchura sobrenatural, endurecida por el barro, hurgndose la nariz y acercando a cada momento al cigarrillo pegado al labio un lujoso encendedor "ronson"...Y haba all tambin un esperpento de herclea complexin sin cuello, en camiseta a manchas lilas, en pantaln corto de gamuza y zapatillas deportivas sin calcetines, de plida piel sin vello llena de extravagantes tatuajes y una colosal mandbula cerdosa, que se mova constantemente y con mucha energa no se sabe si triturando los adoquines que haban cado en las fauces o calmando la picazn en las encas inflamadas. Este ciudadano casi no tena ojos ni frente; en todo caso, para verlos se necesitaba concentrar la vista; en cambio tena unas colosales manazas como horquillas que hacan juego con las mandbulas y con las cuales doblaba y enderezaba distradamente una barra de hierro de las que usan los porteros para romper el hielo...En total all haba no menos de una veintena de feos y diferentes, y todos se distinguan asombrosamente unos de otros por las formas y el colorido, como si pertenecieran a diferentes familias zoolgicas, y al mismo tiempo eran semejantes en algo: seguramente en que con su propia pinta y sus manas lanzaban todos insolentemente un desafo a la opinin difundida de que en el hombre todo debe ser hermoso, y por ello constituan indudablemente esa comunidad indefinible que suele llamarse mala compaa o compaa inconveniente. Y cosa rara, aunque cada uno de ellos era una asquerosidad inmunda y absurda, Andrei, que los miraba pasmado, en el fondo del alma tena la sensacin de que no eran completamente desconocidos para el, que ya los haba visto en alguna parte a ellos o como ellos, no saba si en las reproducciones de cuadros de pintores celebres, o en ilustraciones de libros de escritores famosos, o tal vez al natural, vivos, de carne y hueso...Agarrado al hierro mojado de la barandilla, Andrei poco a poco volvi en si, se le paso el estupor del primer shock y percibi al instante las vaharadas de fra hediondez que ascendan de la gigantesca caldera, oy las voces que resonaban sordamente en aquel barril de hierro y comprendi lo que suceda.Era un interrogatorio. La. compaa inconveniente interrogaba a un prisionero y el prisionero no era otro que el viejo y fiel amigo Guenka alias el Albaricoque.Bien, mocito pronuncio el Hombre Sorprendente, apoyado en las muletas, vamos a seguir callados?Cree que nos hemos juntado aqu para jugar con l a la chiticallando! resopl el Primer Hojuela, y se ri de su propio chiste por lo que tembleque todo su cuerpo como gelatina no congelada.A la chiticallando te veo aadi el Joven de Ojos Enrojecidos, jugando con el "ronson".Se acerca la medianoche y no sacamos nada en limpio gru el Fascista Superviviente en uniforme sin botones y con pata de palo. Cunto se puede persuadir a este mozalbete? Nos perdimos la comida y la cena persuadindolo.Denmelo a m propuso con silbante susurro el Esperpento de la Mandbula sin dejar de masticar.Silencio, colegas dijo el Hombre Sorprendente; emiti de la pipa una voluta de humo azul y se dirigi nuevamente a Guenka. A mi me parece, joven, que usted no ha comprendido todava que no tiene salida y que de todos modos tendr que contar...Ah, hablar dijo con voz trmula la Vieja de las Dos Jorobas. No quiere hablar con ustedes, malas personas, pero a mi me lo contara todo. Verdad que si, cariito? Le