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    Rudolph SteinerLa Iniciacin

    PROLOGO DEL TRADUCTOR

    Este libro de Rudolf Steiner, constituido por una serie de artculos escritos endiferente tiempo y ocasin, constituye sin embargo un todo unitario y, por supuesto, unade las obras, entre las del autor, que mejor sirven a las personas que se acercan por

    primera vez a la ciencia espiritual, al ocultismo, que est en la base de la doctrinaantroposfica, creada por Steiner, despus de separarse de la Teosofa.

    Muchos de los lectores de este libro se habrn preguntado alguna vez cmo se adquiereel conocimiento de las vas de acceso a los mundos suprasensibles y como han adquiridoquienes dicen poseerlo. Y se hacen estas preguntas con suspicacia, tan alejadas ven las

    afirmaciones de quienes se presentan como iniciados y los hechos de la cotidianidad.Para vencer esta suspicacia, compuso el gran filsofo y pedagogo que fue RudolfSteiner esta serie de textos y luego los recopil, formando con ellos un tratadoverdaderamente introductorio a la Iniciacin.

    El autor parte de la base de que todo hombre posee, en forma latente, facultades,merced a las cuales le es posible acceder al mundo suprasensible, a ese mundo espiritual,lugar propio del alma y del espritu, tan real y consistente como el mundo fsico, y deque, para acceder a l, lo que hace falta es llevar a cabo el entrenamiento necesario.Entrenamiento que para llevar a cabo hace falta una gua espiritual, pues intentar llevar acabo el acceso a los mundos superiores por la propia cuenta y riesgo de cada uno puedeconllevar autnticos peligros o, al menos la posibilidad de graves desviaciones difcilesde enderezar.

    Ahora bien, ese gua necesario no tiene porque ser forzosamente una persona dedicadaexclusivamente al alumno, y con la que este tenga que tener un encuentro o una serie deellos. Precisamente una de las novedades importantes de esta obra, en esta edicin quetraducimos en la primera, diez aos anteriores, se afirmaba otra cosa consiste endemostrar que la lectura y comprensin de un manual como el presente puede ser unvehculo idneo y suficiente para adquirir la iniciacin.

    Paso por paso, va advirtiendo Steiner de los cambios que se pueden producir en el

    estudiante de ocultismo segn vaya avanzando por el sendero, y lo hace con extremadaclaridad, con gran exactitud, pues, como es sabido, el fundador de la Antroposofa

    pensaba y lo demostraba con hechos que la investigacin espiritual se basa en laprecisin tanto como la matemticas o las ciencias de la naturaleza. Ms an, l estabaconvencido y hasta tal punto, que lograba comunicar su convencimiento a los oyentesde sus conferencias y a los lectores de sus libros de que all donde la investigacincientfica encuentra sus lmites comienza el trabajo de la investigacin espiritual.

    Haciendo gala de una gran honestidad, no hace falsas promesas, no promete, sino que se deja bien sentado hasta que punto es necesaria una buena

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    disposicin, la colaboracin de quien quiera llegar a convertirse en un iniciado, primero,y en un clarividente, despus; poniendo el necesario nfasis en que todo cuanto se hagaen este sentido debe hacerse con total desinters. A quien busque adquirir determinadasfacultades superiores para un provecho personal stas les sern negadas. Slo se

    beneficiar de ellas quien este dispuesto a ponerse al servicio del prjimo; en definitiva,

    de toda la humanidad.Advierte Steiner sobre el encandilamiento que pueden producir ciertas obrasfalsamente ocultistas y, en consecuencia nada espirituales, y seala el camino recto, quesolamente se puede alcanzar a travs de la paz interior y de la armona con la naturalezay con los dems.

    Aunque parte del conocimiento perfecto de unos saberes milenarios, escribe con claraconciencia de a quienes se est dirigiendo: a lectores del siglo XX, muchos de elloshabitantes de megalpolis deshumanizadas. Para ellos tiene un mensaje especial: si no se

    puede acceder a la suma serenidad que lograr comunicar el firmamento estrellado,

    contemplado desde la alta montaa o a la orilla del mar, bsquese en el recogimiento deuna habitacin alejada del ruido y el ajetreo constante de la vida moderna, mediante lalectura de los grandes maestros espirituales de la humanidad. Asentado en el carctersincrtico de su doctrina, l recomienda especialmente los grandes textos sagrados delhinduismo, los discursos de Buda y los evangelios, dando normas muy certeras acerca dela forma en que se deben leer.

    Si el libro Antroposofa constituye una introduccin terica muy asequible, este sobreLa Iniciacin viene a ser un magnfico complemento. Se trata fundamentalmente de unlibro prctico, en el que no slo se explica con claridad la manera de adquirirconocimiento de los mundos superiores, sino en el que tambin se advierte sobre losescollos que se pueden encontrar en el sendero y la forma de sortearlos, sin que ello debasuponer un retroceso ni, mucho menos, una tentacin de abandono. De hecho, como muy

    bien dice y repite Rudolf Steiner, quien en la vida ordinaria se comporta con honestidadhacia s mismo y hacia los dems es ya un iniciado en potencia. A alguien as no lecostar excesivo esfuerzo llevar a cabo los ejercicios que en esta obra se recomiendan, enla seguridad de que, sea cual sea el punto del sendero que se alcance, siempre se saldr

    beneficiado, en el sentido de que se habr llegado a ser mejor de lo que se era antes deempezar. Si no se hace trampa, si la conducta exterior se corresponde de veras con ladisposicin interior esto, para el Maestro, resulta fundamentalse avanzar siempre;

    con mayor o menor esfuerzo, con mayores o menores dificultades, pero se avanzar.Una de las virtudes de esta obra es su extraordinaria claridad. Que nadie confunda con

    falta de profundidad. Por otra parte, tngase presente que, en muchos pasajes, lo que,expresado en forma sencilla, parezca no corresponderse con la realidad de lo observableen el mundo fsico, es porque est tratado simblicamente, analgicamente, ya que lasreglas y enseanzas de la ciencia espiritual aluden a un mundo que no es el nuestro, peroal que no hay ms remedio que aludir con un lenguaje que si pertenece a l.

    En fin, si se toma este libro como lo que realmente es y el propio Steiner seala, esdecir, como un dilogo entre el autor y el lector, se lograr extraer de l toda la riqueza

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    espiritual que encierra y servir de vehculo para el acceso al mundo suprasensible,donde el alma y el espritu encontrarn su morada.

    DETENTE TU QUE PASAS

    Este libro que ahora tomas en tus manos, lector, no es un libro corriente.Es un libro que tiene una vida, un destino, y quiz actuar sobre tu vida y tu destino.

    No se te ocurri nunca pensar que ese juego que realizas, esforzndote en vivir, puedano ser ms que el reverso de un decorado, porque finalmente se te presenta comoirrisorio, comparado con lo que esperabas de l? Pero t dudas de que sea posiblecontemplar el anverso? Y si hubiese una VA ABIERTA hacia l? Si existiese eseMUNDO DE LAS CAUSAS en el que todo cae bajo nuestros ojos y que parece aberrante,encuentra su razn de ser, y nos fuera posible conocerlo? Quiz en l encontraras el

    sentido de la existencia humana e inclusive el de la propia vida sobre la tierra. Pero, pordesgracia, demasiados falsos profetas y magos han desacreditado a tus ojos . Desconfas de las evasiones hacia un que te deja desarmadoante las realidades de la vida. En el caso presente, aparta de ti, aleja de tu mente esos

    prejuicios. Si en este breve libro se habla de experiencias , es precisamentepara . Ese y no otro, es su principal objetivo. Y si l revela el espritucomo algo real, no es con otro fin de volvernos de espaldas a lo terreno, sino, por elcontrario, para hacernos captar mejor la vida. Porque, si no existiera el espritu, ququedara de la tierra?

    Piensa tambin que una semilla encierra en s ms fuerza en potencia de la querealizar la planta, y que en ti se encuentra un potencial de espritu latente mucho msgrande de lo que puedes sospechar. Si quieres liberarlo, aparta de ti toda duda, todadesconfianza y ansiedad, y toma en tus manos este libro sabiendo que ya ha despertado asu vez a muchos hombres y mujeres en numerosos pases; hombres y mujeres que, comot, buscaban comprenderse a s mismos y realizar plenamente su destino sobre la tierra.Abre pues el libro y comienza a leer

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    PREFACIO A LA QUINTA EDICIN

    Para esta nueva edicin, se ha revisado en todos sus detalles la exposicin que seredact hace ms de diez aos. Esta revisin se impone por s misma cuando se trata derevelaciones sobre experiencias y mtodos psquicos de la naturaleza de los que aqu setratan. Todo en ellas permanece ntimamente ligado al alma que aqul que las hacomunicado y lo que ellas contienen contina haciendo efecto en l. Por otra parte no

    podra ser de otra manera, porque a ese efecto interior se une la aspiracin de unaclaridad y una precisin cada vez ms perfectas. Esto es lo que me ha dictado losretoques que me he esforzado en hacer a esta nueva edicin.

    Las partes esenciales de la exposicin ha permanecido, por supuesto, inmutables; pero,sin embargo, he llevado modificaciones importantes. En ms de un punto he podidoprecisar determinados detalles, y esto me ha parecido bueno, porque si alguien deseaaplicar a su propio desarrollo espiritual los consejos que se dan en este libro, esabsolutamente necesario que pueda representarse, de la manera ms precisa posible, elcamino que en l se describe. Los malentendidos surgen con mayor facilidad en el casode los fenmenos espirituales que cuando se trata de hechos pertenecientes al mundofsico. Porque la vida del alma es cambiante y nunca hay que perder de vista que es algomuy diferente de todos los dems aspectos de la vida tal como se desarrolla en el mundofsico. Pero tambin hay otras cosas que pueden dar lugar a malentendidos. En esta nuevaedicin me he esforzado precisamente en descubrir aquellos puntos en que podan surgireste tipo de malentendidos y a remediarlos.

    Cuando escrib los artculos que se renen en este libro, muchas cosas tuvieron que serredactadas de manera diferente a como deben serlo hoy, porque entonces no podareferirme a lo que se ha venido publicando durante diez aos sobre los resultados delconocimiento espiritual. En otras obras, tales como La Ciencia de lo Oculto, DireccinEspiritual del Hombre y de la Humanidad, Un Camino hacia el Conocimiento de smismo y, Sobre todo, El Umbral del Mundo espiritual, aunque tambin en otros escritos,he reelaborado la descripcin de determinados hechos espirituales que este libro

    mencionaba hace ya ms de diez aos, pero en un lenguaje que me ha parecido msapropiado.

    Por ejemplo, a propsito de muchas descripciones que aqu se hacen, hace diez aostuve que decir que se podan aprender por . Ahora bien, hoy da,la mayor parte de lo que entonces se confiaba oralmente, est ya publicado. Pero loslectores quiz han concebido la errnea idea de que, era absolutamente necesario elcontacto personal con un maestro, y no es as. En esta nueva edicin espero haberconseguido demostrar, mediante la precisin de ciertos detalles, cual es la realidad de esetema: en el fondo, el que busca un, podramos llamar entrenamiento espiritual, conforme

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    a lo que exige el espritu del tiempo presente, tiene mucha ms necesidad de entrar enuna relacin

    personal con un maestro. Por otra parte, ste adoptar siempre ms la posicin de unconsejero que ayuda con sus consejos, como lo suelen hacer ordinariamente los maestrosde cualquier rama del saber, conforme al espritu moderno.

    Espero haber demostrado que la autoridad del maestro, la fe en l, no desempean yaun papel ms importante en el entrenamiento espiritual que en cualquier otro dominio dela ciencia o de la vida. Me parece muy importante que se posea una nocin cada vez msclara entre el investigador espiritual y aquellos que se interesan por los resultados de susinvestigaciones. Creo pues haber reelaborado este libro en todas aquellas partes que, alcabo de diez aos, he comprendido que necesitan serlo.

    A esta primera parte, se ha hecho preciso aadir una segunda, que aportar nuevosesclarecimientos sobre el estado de nimo que permite al hombre llevar a cabo laexperiencia de los mundos superiores.

    Septiembre 1914

    PREFACIO A LAS EDICIONES OCTAVA A UNDECIMA

    Al revisar el texto para esta nueva edicin he comprobado que tena que hacer muypocos retoques. En cambio, he aadido un apndice en el que me he esforzado por dotarde mayor precisin lo concerniente a las bases de naturaleza Psicolgica sobre las quereposa cuanto se comunica en este volumen, y esto a fin de evitar cualquiermalentendido. Este apndice puede igualmente, me parece a m, hacer comprender atodos aquellos que tuviesen la tentacin de criticar la ciencia espiritual antroposfica quesus crticas no estaban fundadas; porque ellos tomaban la ciencia espiritual por lo que noes y sin tener atisbo de lo que s es en realidad.

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    CMO ADQUIRIR EL CONOCIMIENTODE LOS MUNDOS SUPERIORES?

    LAS CONDICIONES

    En todo hombre duermen facultades latentes gracias a las cuales le es posibleadquirir un conocimiento de los mundos espirituales.

    Msticos, gnsticos, tesofos, han afirmado en todo tiempo y lugar la existencia de unmundo de las almas y de un mundo de los espritus, para ellos tan consistente y tan

    presente como ste que puede ver fsicamente con sus ojos y tocar con sus manos.La ciencia secreta no es ms misteriosa para el profano que pueda serlo el arte de

    escribir, de pintar o de esculpir para quin no haya aprendido sus reglas. Se podraprender a escribir o a pintar cuando se tomen medidas necesarias para ello. Del mismomodo, si se sigue el buen camino, se puede llegar a convertirse en un discpulo, y hastaen un maestro de la ciencia oculta.Slo en un punto de vista se distingue sta de las dems ciencias humanas; se puedecomprender que una gran pobreza o un medio muy primitivo puedan impedir a alguienque aprenda a escribir; en cambio, ningn obstculo exterior podr detener la marcha de

    quien aspire profundamente a adquirir los conocimientos y habilidades necesarios en losmundos superiores.

    A menudo se piensa que es necesario buscar en algn lugar a los maestros delconocimiento superior para obtener sus consejos. Pero de hecho, ms vale tener encuenta dos cosas: en primer lugar, el que avance seriamente hacia el conocimiento noretroceder ante ningn esfuerzo, ante ningn obstculo, para llegar a descubrir a uniniciado que le pueda introducir en los secretos del universo. Por otra parte, si suaspiracin al conocimiento es tan sincera como noble, el momento de la iniciacinllegar para l cualquiera que sea la situacin en que se encuentre. Porque a ningn

    espritu que busca le puede ser negado el conocimiento a cuya conquista ha adquirido elderecho. Es sta una ley natural para todo iniciado. Pero otra ley, igualmente natural,prescribe no entregar ningn secreto a quien no est preparado para recibirlo. Uniniciado est mucho ms realizado como tal cuanto ms rigurosamente observe estas dosleyes. El lazo espiritual que une a todos los iniciados no tiene nada de exterior; peroestos dos preceptos constituyen las slidas ataduras que enlazan entre s los cabos de esosdos lazos. Usted puede ser ntimo amigo de un iniciado, pero, en el fondo, estarseparado de l hasta tanto no se convierta en iniciado tambin usted mismo. Puede gozarde todo su afecto, de toda su estima; sin embargo, l no le confiar un secreto hasta queusted no se encuentre maduro para recibirlo. Puede halagarle, puede amenazarle, puedetorturarle; nada le har traicionar la ms mnima parcela de lo que no debe decir porque,

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    en el grado de desarrollo en que usted se encuentra, esta revelacin no despertara an ensu alma la resonancia justa.

    Los caminos que hay que recorrer para adquirir la madurez que exigen estasrevelaciones estn establecidos de una manera precisa. Ellos han sido trazados conanterioridad, en caracteres eternos e inefables, en los mundos espirituales donde los

    iniciados vigilan los misterios supremos.En los tiempos antiguos, que han precedido a los tiempos histricos, los hombrespodan ver externamente los templos del espritu. Hoy da, al haber perdido la vidahumana toda espiritualidad, estos templos ya no son visibles a nuestros ojos. Pero portodas partes existen bajo una forma espiritual y todo el que los busque los puedeencontrar.

    Slo en el interior de s mismo encontrar un hombre los medios necesarios para hacerhablar a un iniciado. Si lleva consigo determinadas cualidades interiores hasta un ciertogrado de desarrollo, podr tomar la parte que le corresponde de los tesoros de la

    sabidura.

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    LA DEVOCION

    Antes que nada, se debe establecer en el alma una cierta disposicin fundamental. Aesta fundamental disposicin, el investigador espiritual la llama sendero de la devocin:devocin por la verdad, por el conocimiento. Solamenteesta actividad espiritual puede hacer de alguien un verdadero discpulo. Quien posea experiencia en este dominio conoce perfectamente qu tipo dedisposiciones se hacen notar desde su infancia en los verdaderos ocultistas. Desde lainfancia, ya experimentan como una especie de veneracin por las grandes personas queadmiran. Las miran con un respeto que hace desaparecer hasta el fondo ms profundo desu corazn toda idea de crtica o de oposicin. Llegados a la adolescencia, todo cuanto

    pueda animar en ellos esta veneracin les resulta beneficioso. Es entre este tipo depersonas entre las que se reclutan numerosos discpulos de la ciencia espiritual. No haexperimentado usted alguna vez temor ante el umbral de la puerta ni a franquear laentrada del santuario? Pues bien, en el sentimiento que ese ser le inspiraba entonces se

    perciba en germen lo que puede conducirle a seguir la senda del ocultismo. Es unaautntica felicidad para el ser en vas de crecimiento el poseer estas disposiciones y, eneste orden de cosas, es preciso tener muy presente que no hay por qu creer que ellas seinclinan hacia ningn tipo de sumisin ni, mucho menos, de esclavitud. Este respeto delnio por los hombres mayores se metamorfosear ms tarde en un respeto por la verdad

    y por el conocimiento. La experiencia demuestra que los hombres que saben comportarsede la manera ms libre en la vida son tambin los que han conocido la veneracin paracon quien de verdad la mereca. El respeto resplandece en todo aquello que brota delfondo del corazn.

    Si no fortificamos en nosotros ese sentimiento profundo de que existe una realidad quenos sobrepasa, no encontraremos la energa necesaria para crecer de forma que podamosacceder a ella. El iniciado conquista la fuerza necesaria para elevar su pensamientohacia las cimas porque su corazn, en contrapartida, ha penetrado en las profundidadesdel respeto y de la devocin. Las cumbres del espritu no pueden ser conquistadas ms

    que despus de pasar a travs de la puerta de la humildad. Nadie podr adquirir un justosaber si antes no ha aprendido a respetarlo. En principio, el hombre posee el derecho demirar a la luz cara a cara; pero es preciso que se gane ese derecho. La vida espiritualtiene sus leyes, como las tiene la vida material. Frotad una varilla de vidrio con unasubstancia apropiada y se cargar de electricidad, adquiriendo la propiedad de atraer

    pequeos cuerpos. Se trata, ni ms ni menos, que de la consecuencia de una ley muybien conocida por los fsicos. Se sabe igualmente, cuando se conocen las bases delocultismo, que si se cultiva en s la verdadera devocin, de ella nacer una fuerza que,ms pronto que tarde, nos elevar al conocimiento.

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    Aquel que posee naturalmente estos sentimientos de devocin, o que ha tenido suertede adquirirlos mediante su educacin, encontrar en ellos, durante el transcurso de suvida, un precioso auxiliar en el momento de buscar el acceso a los conocimientossuperiores. Mientras que si no se posee esta preparacin, desde los primeros pasos seven surgir dificultades, a menos que se emprenda, a travs de una enrgica disciplina, las

    tareas de hacer brotar en s esta disposicin.En nuestra poca, resulta verdaderamente importante insistir sobre este punto. Lacivilizacin actual est ms inclinada a criticar, a juzgar, a condenar, que a confiar y arespetar. Nuestros propios hijos, en lugar de creer en lo que se les dice, se entregan converdaderas ganas a la contestacin, a la protesta. Ahora bien, toda crtica, todo juicio sinapelacin, hace salir del alma unas fuerzas que la habran podido llevar hacia elconocimiento superior, mientras que la devocin las hace crecer, aumentar. No se trataaqu de hacer un proceso a nuestra civilizacin. Por otra parte, no debemos todos losgrandes descubrimientos modernos al espritu crtico, a la observacin independiente, a

    la preocupacin por experimentarlo todo para no quedarse ms que con lo mejor? Nuncase hubiesen producido los progresos en las ciencias, la industria, los transportes, lalegislacin que todos conocemos, si el hombre moderno, segn sus propias normas, no lohubiese puesto todo en cuestin; pero lo que de este modo hemos ganado en las formasmodernas de la civilizacin, hemos tenido que pagarlo con una prdida proporcional deconocimientos superiores, de vida espiritual. Hagamos notar aqu con la debida fuerzaque este respeto por los conocimientos superiores se dirige no ya a personas concretas,sino a la verdad y al conocimiento en s mismos.

    Es preciso darse cuenta claramente de que el hombre que est completamente cogidopor las formas exteriores de la civilizacin actual tendr grandes dificultades pararemontar la corriente y acceder al conocimiento de los mundos del espritu. Esto no loconseguir ms que trabajando enrgicamente sobre s mismo. En una poca en que lascondiciones materiales eran ms sencillas, era tambin ms fcil lograr un procesoespiritual. La esfera de lo sagrado planeaba por encima de las contingencias de estemundo. Pero, en un siglo de espritu crtico, el ideal ha descendido. Otros sentimientoshan ocupado el lugar de la devocin, del respeto, de la veneracin, de la admiracin,virtudes stas que nuestra poca rechaza cada vez ms. La vida corriente no suministraya las ocasiones de ejercerlas sino en muy dbil medida; por tanto, es necesario que cadauno las haga brotar dentro de s. Se hace absolutamente necesario que cada uno

    impregne su alma de ellas si las quiere poseer. Y esto, no se puede hacer solamentemediante el estudio; hay que conseguirlo mediante la prctica de la vida. Es por esto porlo que todo aquel que quiera convertirse en estudiante del ocultismo deber trabajarenrgicamente para educar en s mismo la actitud devocional. Por todas partes, en suentorno, en las experiencias que lleva a cabo, deber buscar todo aquello que puedaforzar su admiracin y su respeto. Si, en los hombres con que me encuentro, no veo msque sus debilidades, para criticarlas, doy al traste con una fuerza de conocimientosuperior. Por el contrario, si me aplico con amor a descubrir sus cualidades, concentroesta fuerza en m. No debo pues perder ninguna ocasin de seguir este precepto si quiero

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    seguir el buen camino. Ocultistas experimentados saben muy bien cunto deben alhbito de ver el lado bueno de todas las cosas y de ser reservados en sus juicios.

    Por otra parte, esta regla no debe aplicarse slo a nuestras relaciones exteriores, sinoque debe tambin gobernar las profundidades de nuestra alma. El hombre tiene entre susmanos el poder de perfeccionarse e inclusive, con el tiempo, de transformarse

    enteramente. Pero esta transformacin debe alcanzar hasta su vida interior, suspensamientos. No basta con que su comportamiento exterior testimonie, d muestras deun cierto respeto por los dems; tambin en su interior debe vivir este respeto. Elestudiante del ocultismo debe pues comenzar por introducir la devocin en su vidamental; debe vigilar los movimientos de su conciencia para que entre ellos no aparezca eldesprecio ni la crtica destructiva, sino que, por el contrario en ella, en su conciencia,slo se cultive metdicamente la devocin.

    Los momentos de calma en que, en un movimiento de retorno sobre uno mismo, setoma conciencia de la accin deformante que ejercen la crtica, las censuras, las

    prevenciones respecto a la vida del universo, estos momentos, iba a decir, nos acercan alconocimiento espiritual. Y progresaremos rpidamente si, en estas ocasiones, nodejamos que en nuestra conciencia se establezcan ms que ideas impregnadas deadmiracin, de estima y de respeto hacia las cosas y los seres de este mundo.

    Todo el que tenga experiencia en estas cuestiones sabe bien que, en instantes como losdescritos, se despiertan en el hombre unas fuerzas que, de otro modo, hubiesen

    permanecido slo latentes, pero no actuantes. Es as como se abre la mirada del espritu.Realidades que nos rodean y que con anterioridad no habamos sabido discernir,comienzan a revelarse. Se nos hace claro, difano, que, hasta entonces, no habamos

    percibido ms que una parte del mundo en que vivimos. Los seres humanos con los quenos encontramos entonces se nos aparecen igualmente bajo una nueva luz. Ciertamente,no basta con esta actitud devocional para percibir en un ser fenmenos tan sutiles como,

    por ejemplo, su aura; para conseguir esto, hace falta una disciplina mucho ms fuerte yestricta. Pero el primer paso para adquirir esta imprescindible disciplina es dedicarseenrgicamente al aprendizaje de la devocin.

    El ingreso del discpulo en la senda del conocimiento se cumple sin ruido, inadvertidopor el mismo entorno. Nadie advierte el cambio que se opera en l. Asume sus deberesy contina ocupndose de sus asuntos como de ordinario. La metamorfosis slo tienelugar en la intimidad de su alma, completamente sustrada a las miradas exteriores. La

    actitud devocional con respecto a todo cuanto es digno irradia sobre el conjunto de lavida afectiva; toda la vida afectiva de quien pasa por esta experiencia encuentra aqu sucentro. De la misma manera que el sol anima con sus rayos todo lo que vive, estafacultad de venerar vivifica todas las fibras de la vida afectiva.

    A primera vista, cuesta trabajo creer que sentimientos tales como el respeto, la estima,la veneracin, tengan una relacin con el conocimiento. La razn de ello no es otra quela de que solemos estar inclinados a considerar el conocimiento como una facultad en s,independiente de todo lo que acontece en la vida interior. Se olvida que es el alma la queconoce. Y los sentimientos constituyen los alimentos del alma de la misma manera que

    las viandas constituyen el alimento del cuerpo. Si al cuerpo se le dan piedras en lugar de

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    pan, se extinguir su actividad. Lo mismo sucede con el alma. El respeto, la estima, ladevocin son substancias nutritivas que aseguran la salud y el vigor al conjunto de lasactividades de uno y, antes que a ninguna otra, a la actividad del conocimiento. Por elcontrario, el menosprecio, la antipata, la denigracin de lo que es por s estimable

    paralizan y matan la fuerza de conocer.

    Para el investigador espiritual, este hecho se traduce hasta en los colores del aura. Enla del discpulo que asimila sentimientos de veneracin y de devocin se produce unatransformacin. Determinadas tonalidades espirituales semejantes al rojo amarillento, almarrn rojizo desaparecen para dejar su lugar a un rojo azulado. Esta transformacin esseal de que se ha abierto el poder de conocer; ciertos acontecimientos que hasta elmomento hacan pasado inadvertidos para el discpulo, aunque estaban cerca de l, a sualrededor, se le vuelve repentinamente accesibles. Es que la devocin ha despertado enel alma una fuerza de simpata mediante la cual atraemos, en los seres que nos rodean, lamanifestacin de cualidades que, sin esto, hubiesen permanecido ocultas.

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    ya ha pasado. No hay que subestimar esta posibilidad porque de ello pueden surgirinfinitos errores. Es necesario continuar por el propio camino, a pesar de todo el cmulode tentaciones que pueda asaltar al investigador; tentaciones que tenderan a endurecer lyo y al encerrarlo sobre s mismo. Y lo saludable es lo contrario: que se abra a todo loque le llega de fuera.

    Debe, ciertamente, buscar el gozo, porque es a su travs como el mundo exterior vienea situarse delante de l, y si se cierra a sus incitaciones se convierte en algo semejante auna planta que no tiene fuerza para extraer de la tierra las savias nutritivas. Pero, porotra parte, si se detiene en el solo goce, se confina en s mismo. A partir de entonces, nosignificar ya nada para el universo y no tendr importancia ms que para s mismo. Aquien contine confinndose de este modo en s mismo, a quien se limite a consagrartodos sus cuidados al propio yo, el universo lo repudiar; de l puede decirse que estmuerto para el universo. El investigador no considera el gozo ms que como un medio,como una manera de ennoblecerse para el universo. El gozo le sirve de informacin, una

    informacin que le ilustra sobre el mundo. Pero, una vez recibida la enseanza, espreciso que uno mismo ponga manos a la obra por medio del gozo. Si se aprende, no espara acumular tesoros dentro de uno mismo, sino para poner todo lo que se hayaadquirido al servicio del mundo.

    Este es uno de los principales principios de la ciencia oculta; un principio que nadietiene derecho a transgredir, sea cual sea el fin que pretenda alcanzar. Debe imprimirse enel corazn de los nefitos de cualquier disciplina perteneciente al ocultismo.

    Se enuncia de la siguiente manera:Todo conocimiento que busques con el nico fin de aumentar tu saber, de acumular

    tesoros en tu interior, se aparta de tu camino. Y, por el contrario, todo conocimiento quebusques para estar dispuesto a servir mejor al ennoblecimiento del hombre y a laevolucin del universo, te hace adelantar un paso.

    Es sta una ley que debe ser rigurosamente observada. Y no se ser un autnticodiscpulo antes de haber hecho de ella el eje de la propia existencia. Es sta una verdadfundamental que se puede condensar en esta simple frase:

    Toda idea que no se convierta para ti en un ideal mata una fuerza en tu alma; Toda ideaque se convierte en un ideal crea en ti fuerzas de vida.

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    LA CALMA INTERIOR

    Practicar el sendero de la devocin, desarrollar la vida interior, tales son las primerasindicaciones que se deben dar al debutante. Pero la ciencia espiritual provee ademsreglas prcticas cuya observacin permite el acceso al sendero y la intensificacin de lavida interior. Estas reglas no han sido concebidas arbitrariamente. Reposan sobre una experiencia yun saber de los ms antiguos y son dadas adems por todas partes por donde se indica elcamino hacia el conocimiento superior. Todos los verdaderos instructores de la vida

    espiritual estn de acuerdo sobre el contenido de estas reglas, inclusive si no las enunciansiempre en los mismos trminos. Por otra parte, las diferencias no son ms queaparentes, y provienen de causas que no es el caso comentar aqu.

    Ningn maestro de la vida espiritual intentar ejercer, mediante reglas, un dominiosobre sus semejantes, ni estorbarles en su independencia, porque nadie sabe mejor que unMaestro de la vida espiritual estimar y defender la autonoma personal.

    Se ha dicho que el lazo que une a todos los iniciados es un lazo de naturaleza espiritualy que dos leyes conformes a la naturaleza de la cosa anudan entre s los cabos de estelazo. Ahora bien, si un iniciado se sale de su dominio puramente espiritual para entrar en

    la vida pblica, hay una tercera ley que se impone a l inmediatamente: Haz de maneraque ninguno de tus actos, que ninguna palabra pueda atentar al libre arbitrio de nadie.Un verdadero maestro de la vida espiritual est bien penetrado de este espritu.

    Cuando, a travs de l, se ha adquirido la conviccin de que as deben ser las cosas, unose da cuenta igualmente de que no se perder nada de la propia independencia siguiendolas reglas prcticas indicadas por l.

    He aqu cmo una de las primeras reglas prcticas puede revestirse del ropaje de lalengua de las palabras Asegrate la posibilidad de gozar de momentos de calma interiory scales provecho para aprender a distinguir lo esencial de lo accesorio. Es as,repetimos, como se puede expresar, mediante el lenguaje, esta regla prctica. Bajo suforma original, todas las reglas y lecciones de la ciencia espiritual son dadas mediante unlenguaje de signos y de smbolos, no mediante un lenguaje de palabras. Para comprenderel sentido y el alcance de esos signos y esos smbolos, para alcanzar toda su inteligencia,es preciso haber dado ya los primeros pasos en la ciencia oculta. Ahora bien, estos

    primeros pasos pueden ser cumplidos si se observan con exactitud estas reglas bajo laforma en que son expresadas aqu. El camino est abierto a todo hombre que estfirmemente resuelto a transitar por l.

    La regla que ha sido enunciada ms arriba, concerniente a los momentos de calmainterior es muy simple, y tambin es sencilla su observancia. Pero no tendr ninguna

    eficacia si no se aplica con un rigor que sea tan grande como su sencillez. Por el

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    contrario, quien busque de forma exacta, justa, estos instantes de aislamiento, advertirpronto que slo ellos le procuran toda la fuerza necesaria para poder llevar a cabo conbien su tarea cotidiana. Y tampoco hay por qu creer que la observacin de esta reglanos tiene que llevar forzosamente a sacrificar parte de tiempo que necesitamos paracumplir con nuestros deberes; porque, si verdaderamente no se dispusiera ms que de

    cinco minutos por da, ellos ya seran suficientes. Todo depende de cmo se empleenesos cinco minutos.Durante este tiempo, eso s, es preciso abstraerse por completo de la vida que uno lleva

    diariamente. El movimiento de los pensamientos y los sentimientos deben tomar unmatiz completamente diferente. Entonces se pasa revista ante la propia alma de todas lasalegras, todos los dolores, preocupaciones, experiencias y actividades....Y para poderhacerlo, es preciso acceder a un punto de vista que le eleve a uno por encima del nivel enque todas esas cosas alegras, dolores, preocupaciones, experiencias y actividades seexperimentan habitualmente. Pinsese slo en hasta qu punto las cosas de la vida

    ordinaria se las puede presentar distintas segn sea usted u otra persona quien pasa porellas. Y no podra ser de otra manera, porque uno est comprometido con lo que siente,con lo que hace, mientras que lo que hace o experimenta otra persona nicamente seobserva.

    Ahora bien, en los momentos de aislamiento deber uno esforzarse en encarar y juzgarlos acontecimientos de la propia vida y las propias acciones como si no nos concernieran,como si fueran de otro. Imaginemos que alguien ha recibido un terrible golpe deldestino, no es cierto que se ve de una forma completamente diferente que cuando ungolpe del mismo tipo le ocurre a alguien del crculo ms intimo?. Nadie podraconsiderar injustificada una conducta semejante. Es algo que pertenece a la naturalezahumana. Y esto lo mismo si se trata de casos excepcionales que si se trata decircunstancias ordinarias de la existencia. El discpulo debe intentar poseer la fuerzanecesaria para saber situarse en determinados momentos frente a s mismo como sesituara delante de un extrao. Debe considerarse con la serenidad de un juez. Si loconsigue, todas sus experiencias personales se le presentarn bajo una nueva luz.Mientras que estuviese prendido en sus redes, le sera imposible distinguir lo esencial delo que no lo es. En cuanto se posee la calma interior que permite observar las cosas condistanciamiento y objetividad, lo esencial se presenta separado de lo accesorio.Preocupaciones y alegras, pensamientos, sucesos, decisiones toman un aspecto

    completamente distinto para quin los contempla desde afuera.Es como si, despus de haber caminado durante toda una jornada a travs de una

    comarca, observando igual de cerca las cosas pequeas que las grandes, se subiera alfinal de la tarde a una prominencia del terreno desde la que se pudiera observar de unsolo vistazo todo el panorama. Las relaciones entre tales o cuales puntos del paisajeadquieren entonces unas proporciones completamente distintas. Una mirada tan amplia,tan libre de prejuicios, no se puede obtener respecto a circunstancias del destino en lasque se est personalmente inmerso, cosa que, por otra parte, no es absolutamentenecesaria. Pero si es preciso tenerla de esa ndole respecto a los acontecimientos

    pasados.

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    Lo que otorga su valor a la calma de la mirada interior que se lleva sobre uno mismotiene por otra parte menos que ver con lo que se observa que con la fuerza que es precisoejercer para hacer que dentro de uno mismo reine esa serenidad.

    Porque todo ser humano porta en s, junto a su personalidad de todos los das, unanaturaleza superior. Este hombre superior slo se manifiesta cuando se le logra

    despertar. Cada uno le puede despertar, pero l solo. Mientras que este hombresuperior permanece dormido, todas las posibilidades de adquirir conocimientossuprasensibles duermen con l.

    Por mucho tiempo que haga que no se hayan experimentado los frutos de la calmainterior, hay que perseverar en la observancia de esta regla. Y cuanto ms tiempo haga,con ms intensidad. Para quien persevere de este modo, llegar el da en que le penetrela luz espiritual, en que un ojo cuya presencia en uno se ignoraba ver abrirse ante s unmundo completamente nuevo.

    El investigador que comienza a seguir esta regla no tiene porque llevar a cabo ningn

    cambio en su vida exterior. Se ocupa de sus obligaciones como antes, sufre las mismaspenas, experimenta las mismas alegras. De ninguna manera se puede convertir en unextrao para la vida. Por el contrario, ms bien puede tomar parte en ella, durante elresto de la jornada, con tanta mayor intensidad cuanto que en esos momentos

    privilegiados l se entrega a una vida superior. Esta va influyendo poco a poco en la vidacorriente. La serenidad de estos instantes excepcionales se extiende sobre el conjunto dela existencia. El ser entero se hace ms apacible, adquiere seguridad en todas susacciones y no se deja desanimar por las contrariedades. Quien se compromete en estava, va sabiendo progresivamente cada vez mejor guiarse a s mismo y, en consecuencia,cada vez tambin depende menos de las contingencias y las circunstancias exteriores.Muy pronto descubre hasta qu punto estos momentos privilegiados se convierten en unmanantial de fuerza. Todo aquello que antes hacia montar en clera, ya no le produce lamenor irritacin. Numerosos detalles que con anterioridad le aterrorizaban, ahora ya nole causan temor. Concibe las cosas de la vida desde un ngulo completamente nuevo.Antes, no emprenda determinadas tareas sin una secreta aprehensin. Se deca a smismo: Nunca ser capaz de hacer esto como deseara hacerlo. Ahora, un pensamientosemejante ya no se le pasa por la mente; por el contrario, se dice: Quiero hacer acopiode todas mis fuerzas para llevar a cabo mi tarea tan bien como sea posible. Reprime lasdudas que en otro tiempo le debilitaban. Y es que, efectivamente, ahora sabe que el solo

    temor de no estar a la altura de las circunstancias le paralizaba; en el mejor de los casos,no ejerca precisamente una buena influencia sobre su actividad. De este modo, unodetrs de otro, pensamientos fecundos y estimulantes penetran su vida y la idea que l sehace de ella. Estos pensamientos positivos ocupan el lugar que antes ocupaban los que le

    paralizaban. Y la persona comienza a saber dirigir su barca de una manera segura, enlugar de dejarla ir a la deriva, a merced del empuje de las olas.

    El efecto de esta calma segura y tranquila repercute sobre la totalidad del ser. Elhombre interior crece y, al propio tiempo maduran esas facultades del alma que conducena los ms altos conocimientos. Porque los progresos que va consiguiendo en esa

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    direccin permiten al investigador ir determinando progresivamente por s mismo en qumedida las impresiones del mundo exterior deben actuar sobre l.

    Por ejemplo, alguien le dice unas palabras con intencin de herirle, de molestarle, deirritarle; y no cabe duda de que s le hubiese dicho lo mismo antes de haber seguido unadisciplina interior, se habra sentido herido, molesto o irritado. Pero desde que sigue el

    sendero del ocultismo, se encuentra en disposicin de desproveer a esas palabras de sumatiz hiriente, molesto o irritante, antes an de que haya encontrado el camino parallegar al fondo de su alma.

    Y todava otro ejemplo; una persona se impacienta con facilidad cuando tiene queesperar. Pero he aqu que comienza su aprendizaje interior. Entonces empieza a darsecuenta de la inutilidad de sus enervamientos, y esta idea se le impone con tal fuerza enlos momentos de calma, que ante un hecho concreto que normalmente le produciraimpaciencia, se le hace presente. En consecuencia, el enervamiento que comenzaba adespuntar se extingue y aquellos minutos que en otras circunstancias hubiese pasado

    estpidamente rumiando los motivos de su nerviosismo, los puede usar provechosamenteen otro tipo de observaciones o pensamientos fructferos.Reflexionad sobre el alcance de todo cuanto acabamos de decir. Pensad que el hombre

    superior est en constante evolucin en el interior de vosotros. Pero nicamente la calmay la seguridad tal y como han sido descritas en las pginas anteriores aseguran su normalevolucin. Los avatares de la vida exterior llegaran a perturbar el alma por todos suscostados, si el individuo, en lugar de regular esta vida y dominarla, se dejase gobernar

    por ella. Es lo mismo que esas plantas que deben pujar por entre los intersticios de unasrocas. Ellas se debilitan hasta que logran una salida al aire libre. Para el ser interior,ninguna fuerza exterior puede propiciar esa liberacin; nicamente la calma interior

    puede proporcionarla. Las condiciones exteriores nicamente pueden modificar la formade vida externa, pero jams podran despertar al hombre espiritual. El estudiante deocultismo debe engendrar en s al hombre nuevo por medio de su actividad interna.

    Una vez nacido, el hombre superior toma en sus manos el timn y dirige con seguridade comportamiento del ser exterior. Cuando era ste el que gobernaba la barca, el hombreinterior era su esclavo y, evidentemente, no poda expandir sus fuerzas; porque, mientrasque una intervencin externa pueda irritarme, no puedo decir que yo sea dueo de mmismo o, por mejor decir, no se puede decir que haya logrado mi propio dominio. Debodesarrollar la facultad de no dejarme impresionar por el mundo exterior ms que dentro

    de los lmites que yo mismo haya fijado. Solamente entonces podr convertirme en undiscpulo.

    El discpulo no puede alcanzar su meta ms que si busca conscientemente esta fuerza.Y lo esencial no es que alcance su objetivo en un tiempo determinado, sino slo quetienda hacia l con perseverancia. Son muchos los que han luchado y perseveradodurante aos sin notar en s ningn cambio apreciable; pero los que no han desesperado,los que no se han dejado perturbar, se han encontrado en un determinado momento, degolpe, conque haban logrado la victoria interior.

    Ciertamente, es necesaria una gran energa para crear, en determinadas situaciones,

    algunos instantes de calma interior. Pero cuanto mayor es la fuerza que se necesita, ms

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    importante es tambin el resultado que se obtiene. En este terreno, todo depende de lasiguiente condicin; saber situarse enrgicamente frente a s mismo como un extrao,

    para observar el propio comportamiento en su conjunto, con entera buena fe y con plenalucidez.

    Mediante la descripcin de nacimiento del propio ser superior no se ha descrito sin

    embargo ms que un aspecto de la actividad interior. Es necesario aadir todava otracosa. Cuando uno se sita frente a s mismo como frente a un extrao, no se consideratodava ms que a s mismo. Se vuelve a ver lo que se ha vivido y realizado, el medio enel que uno se ha comprometido. Es completamente necesario elevarse hacia una esferaglobalmente humana que no dependa ya de una posicin personal. Es preciso alcanzar elnivel de lo que le concierne a uno como ser humano en general, como si se llevase otraexistencia distinta en condiciones completamente diferentes. Es as como llega aemerger una visin de las cosas que sobrepasa el elemento personal. El investigadordirige as sus miradas hacia mundos superiores a aqullos en los que se desarrolla su vida

    cotidiana. Comienza a tener entonces la experiencia de pertenecer a estos mundos.Ciertamente, ni sus sentidos, si sus contactos ordinarios le ensean nada al respecto. Enadelante, es en su vida interior donde coloca su centro de gravedad. Escucha entonceslas voces que le hablan en los momentos de calma y cultiva en s las relaciones con elmundo espiritual. Se abstrae del medio exterior, cuyo ruido ya no le alcanza. Todo setorna silencioso a su alrededor. Aparta de si los pensamientos que le recordaran lasimpresiones exteriores. En sus adentros, se colma de esta apacible contemplacininterior, de este dilogo con las realidades del espritu.

    Una tal contemplacin silenciosa debe convertirse en algo natural, en una necesidadvital para el investigador. Al principio, se encuentra enteramente sumergido en unmundo de pensamientos. A continuacin debe experimentar, mediante este tranquilomovimiento de los pensamientos, un vivo sentimiento. Debe aprender a amar lo que elespritu derrama dentro de l. Pronto deja de experimentar este mundo de los

    pensamientos como algo menos real que las cosas que le rodean en la vida; comienza ahacer caminar sus pensamientos como manejara objetos en el espacio. Se aproxima elmomento en que las verdades que se le revelan mediante este trabajo interior apacible delos pensamientos se le van a presentar bajo un aspecto mas real que el de los objetosmateriales. Siente que una vida se expresa en este mundo de las ideas. Las ideas no sonsombras, reflejo, sino que sirven para la expresin de entidades ocultas. Ellas comienzan

    a hablarle en medio del silencio. Con anterioridad, los sonidos no le llegaban ms quedesde el exterior, a travs de los odos; ahora resuenan dentro de su alma, un lenguajeinterior un verbo interior se abre a l. Cuando vive por primera vez uno de talesmomentos, se siente colmado de alegra. Sobre todo cuanto le rodea se expande la luzinterior. Comienza, puede decirse, una segunda existencia. Un torrente de fuerzasdivinas, de felicidad divina, le inunda. Solamente un ser que posea ojos y odos puede

    percibir colores y sonidos. Y todava el ojo no puede discernir nada si falta la luz quehace que las cosas sean visibles. La ciencia espiritual proporciona los medios necesarios

    para desarrollar odos y ojos interiores, hacer surgir la luz del espritu.

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    Estos medios de la disciplina interior comportan tres etapas: 1. LA PREPARACIN,que desarrolla el sentido interior, 2. LA ILUMINACIN, que hace brotar la luzespiritual; 3. LA INICIACIN, que establece el contacto con las altas realidades delespritu.

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    LOS GRADOS DE INICIACION

    Las consideraciones que vamos a hacer a continuacin constituyen los elementos deuna disciplina espiritual cuyo nombre y naturaleza se presentarn claramente a todosaquellos que sepan aplicarlos como es debido.

    Se relacionan con los tres grados que la escuela de la vida espiritual hace franquearpara llevar a un cierto nivel de iniciacin. Naturalmente, aqu slo se encontrar lo quepuede ser expuesto al pblico.

    Se trata de indicaciones que han sido extradas de un aprendizaje ntimo, mucho msprofundo. El propio entrenamiento de lo oculto hace pasar por una formacin muyprecisa. Determinados ejercicios tienen por finalidad poner el alma del discpuloconscientemente en relacin con el mundo espiritual. Estos ejercicios se relacionan conel contenido de este libro casi como la enseanza de una escuela superior, cuyoreglamento es muy severo, se relaciona con los conocimientos elementales impartidosocasionalmente en una escuela preparatoria. Y sin embargo, si se ponen en prctica conconciencia y perseverancia las indicaciones que aqu se encontrarn, el resultado ser quese desembocar en una autntica formacin oculta, mientras que un intento prematuro,emprendido sin poseer estas cualidades de conciencia y perseverancia, no dara lugar al

    menor resultado apreciable.El trabajo oculto no puede tener xito ms que si se tienen en cuenta las condiciones

    descritas ms arriba y se contina avanzando segn estas premisas.Los grados establecidos por la tradicin a la que nos hemos referido son los tres

    siguientes:

    1- La preparacin.2- La iluminacin.3- La iniciacin.

    No es absolutamente necesario que estos tres grados se sigan en un orden riguroso; nohace falta que el primero sea franqueado enteramente antes que el segundo, y ste antesque el tercero. En ciertos aspectos, se puede participar ya en la iluminacin, inclusive

    parcialmente en la iniciacin, mientras que en otros se encuentre uno todava en la etapade la preparacin. Sin embargo, es necesario haber consagrado un cierto tiempo a la

    preparacin antes de que pueda apuntar siquiera una iluminacin. Y esta iluminacindebe haberse producido por lo menos sobre ciertos puntos si se quiere abordar lainiciacin. Pero, para simplificar la descripcin, describiremos aqu los tres grados, uno

    a continuacin del otro.

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    La preparacin.

    La preparacin consiste en un entrenamiento muy particular de la vida de lossentimientos y de los pensamientos. Este entrenamiento dota al cuerpo del alma y alcuerpo del espritu de instrumentos, es decir, de sentidos y de rganos de actividad de

    naturaleza superior, de la misma manera que las fuerzas de la naturaleza extraen de lamateria viva indiferenciada los rganos de los que est provisto el cuerpo fsico.

    Para comenzar, hay que dirigir la atencin hacia ciertos fenmenos del mundo que nosrodea. Estos fenmenos son, de una parte, los de la vida en estado de germinacin, decrecimiento y de expansin; de otra parte, los que presentan una vida que se marchita, semustia, languidece. Por todas partes por donde se mire aparecen semejantes fenmenos.Por todas partes despiertan naturalmente sentimientos y pensamientos. Pero, en lascircunstancias ordinarias, el hombre no se entrega suficientemente a estos sentimientos ya estos pensamientos; experimenta con demasiado apremio la necesidad de pasar de una

    sensacin a otra. Ahora bien, se trata ahora de dirigir su atencin sobre estos fenmenoscon intensidad y con plena conciencia. All donde encuentra el crecimiento y lafloracin bajo una forma bien caracterizada, el hombre debe desterrar de su alma todaimpresin extraa y, durante algunos instantes, abandonarse exclusivamente a estasensacin nica. Pronto constatar que un sentimiento que en otras circunstancias,anteriormente, no habra hecho ms que atravesar su alma, crece dentro de l y adoptauna forma poderosa y segura; que l deja ahora vibrar en s con la calma requerida el ecode este sentimiento y que logre que se instale en su alma un silencio perfecto; que seasle del resto del mundo para seguir nicamente los que brotan en l como respuesta al

    fenmeno del crecimiento y de la expansin.Pero que sobre todo no crea que el progreso consiste en embotar sus sentidos respectoal mundo. Por el contrario, antes que nada debe observar con toda intensidad y tantaexactitud como sea posible el objeto exterior. A continuacin, slo que se entregue a lossentimientos as despiertos, a los nuevos pensamientos que ascienden a su alma. Elobjeto del ejercicio es concentrar la atencin simultneamente sobre las dos cosas: elfenmeno exterior y su eco interior, y esto en un perfecto equilibrio de fuerzas. Si seencuentran la calma necesaria y con el tiempo, se abandona a los movimientos suscitadosde esta forma en el alma, se tendr la experiencia siguiente: se ver germinar en s todoun nuevo orden de sentimientos y de pensamientos que nunca, antes, se haba conocido.Cuanto ms se dirija la atencin, tanto sobre las cosas que se marchitan, languidecen ymueren, ms tambin estos sentimientos adquirirn vitalidad. Gracias a estossentimientos y a estos pensamientos se edificarn los rganos de la clarividencia, al igualque los odos y los ojos del cuerpo fsico se construyen, bajo la accin de las fuerzas dela naturaleza, con la sustancia que deviene materia viviente. Sentimientos de una formacompletamente particular van unidos al crecimiento y al devenir; otros sentimientos nomenos precisos van unidos al decrecimiento y al ajamiento, pero slo cuando el cultivode estos sentimientos se ha procurado de la manera descrita.

    Es posible ofrecer una descripcin aproximada de ellos. Cualquiera puede hacerse

    personalmente una representacin completa de cmo son, si ha pasado por estas

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    experiencias. Si usted ha aplicado a menudo su atencin a los fenmenos del devenir, dela expansin, de la floracin, experimentar algo que presenta analogas lejanas con laimpresin que produce una salida del sol. Y, a la vista de lo que se marchita, languidecey se mustia, se experimentar un sentimiento que recuerda el lento ascenso de la luna porencima del horizonte. Estos dos sentimientos son dos fuerzas que, mediante un

    entrenamiento apropiado, mediante una prctica cada vez ms viva, conducen aresultados espirituales de la mayor importancia.El que se entrega a este entrenamiento con perseverancia, regularidad y mtodo, ve

    abrirse ante l un mundo nuevo: el mundo psquico, lo que se llama el mundo astral,comienza a levantarse, a iluminarse como una aurora. El crecimiento y el decrecimientono son ya para l, como anteriormente, unos hechos que le despiertan unas sensacionesvagas, sino realidades que se expresan en lneas y en figuras espirituales, cuya existenciano se haba sospechado con anterioridad. Adems, estas lneas y estas figuras adquierennuevos aspectos para cada nuevo fenmeno: una flor en el momento de abrirse hace

    surgir mgicamente una figura precisa, de la misma manera que un animal en vas decrecimiento, o un rbol que se est marchitando, tienen tambin su figuracorrespondiente.

    Poco a poco, el mundo psquico (o astral) se despliega lentamente delante de l. Enestas lneas y estas figuras no hay nada de arbitrario. Dos investigadores que seencuentren en el mismo grado de entrenamiento percibirn lneas y figuras idnticas parael mismo fenmeno. Del mismo modo que, con toda certeza, dos hombres que estndotados de una visin normal ven redonda una mesa redonda y no es posible que uno lavea redonda y el otro cuadrada; del mismo modo, digo, podemos estar seguros de que lamisma figura espiritual se le aparece a dos almas que contemplan una flor que se abre.

    De la misma manera que la historia natural describe las formas de las plantas y losanimales, un hombre versado en la ciencia de lo oculto describe o dibuja las formasespirituales de los seres en vas de crecimiento o de extincin.

    Cuando es estudiante ha llegado al punto de poder contemplar bajo su forma espiritualfenmenos igualmente perceptibles por sus ojos fsicos, no est ya muy lejos de poderver cosas que no tienen ninguna existencia fsica y que, por consiguiente, permanecenntegramente escondidas (ocultas) para todo aquel que ignora la ciencia secreta.

    Es preciso insistir sobre un punto: el investigador no debe perderse en reflexionarrespecto al significado de lo que ve. Este trabajo intelectual no le servira ms que para

    apartarle del buen camino. Lo que tiene que hacer es abrirse al mundo sensible sinprevencin, con buen sentido, con penetracin, y abandonarse despus a sus propiossentimientos. En cuanto a lo que significan las cosas no es a l a quien le toca deducirlocon sus especulaciones; que intente ms bien comprender lo que le dicen estas cosas ensu lenguaje *.

    Otro punto importante es el que la ciencia secreta denomina orientacin en los mundossuperiores. A ella se accede penetrndose enteramente de la conciencia de que lossentimientos y los pensamientos son hechos reales, con el mismo derecho que las sillas,las mesas u otros objetos lo son en el mundo fsico. En el mundo de las almas y en el

    mundo de las ideas se produce una reciprocidad de acciones y de reacciones como en el

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    mundo sensible se producen entre las cosas fsicas. Mientras no se est completamentepenetrado de esta conviccin no se podr creer que un pensamiento errneo puede hacertanto mal a los otros pensamientos que animan el espacio mental como el disparo de luna

    bala a ciegas sobre los objetos fsicos que alcance con su impacto. Muchas personas quequiz no podran jams llevar a cabo una accin que consideren como contrarias a la

    razn, no vern ningn mal en alimentar pensamientos o sentimientos falsos que creenque no tienen ningn efecto sobre el resto del mundo. Sin embargo, no se progresar enla ciencia oculta si no se vigilan los propios pensamientos y sentimientos con tantaatencin como en el mundo fsico se tiene cuidado de dnde se pone el pie. Si usted veun muro, con seguridad que no intentar avanzar a su travs, sino que lo rodear,dirigiendo sus pasos segn las leyes que rigen el mundo fsico

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    LOS GRADOS DE INICIACIN-II

    Ahora bien, existen leyes semejantes en el mundo de las almas y los espritus. Pero all

    ellas no se imponen desde el exterior, sino que deben emanar de la vida del alma. Laforma de observar esas leyes es abstenerse en todo momento de pensamientos y desentimientos deformados. En adelante, hay que prohibirse pues dejarse llevar por lasensoaciones, ceder al juego de la imaginacin, al capricho de los sentimientos. Noempobrecerse de ese modo la sensibilidad o, de lo contrario, se constatar que lossentimientos no se hacen lo suficientemente ricos y la imaginacin no se haceverdaderamente creadora; esto slo se consigue si se controla el curso de la vida interior.En lugar de un sentimentalismo pueril y de arbitrarias asociaciones de ideas, surgensentimientos llenos de sentido y pensamientos fecundos. Estos sentimientos y estos

    pensamientos disciplinados permiten al hombre orientarse en el mundo espiritual.Aprender a establecer relaciones justas entre s mismo y las realidades del espritu. Estadisciplina tiene las consecuencias precisas. Del mismo modo que, en la vida fsica, seencuentra el camino a travs de cosas fsicas, ahora debe saberse orientar entre losfenmenos de crecimiento y de marchitamiento que acaba de profundizar de la maneradescrita con anterioridad. En adelante se observara todo cuanto brota y se extingue, todolo que florece y muere, como lo exige el propio bien del hombre y el del universo.

    El investigador debe despus cultivar las relaciones con el mundo de los sonidos. Hayque distinguir entre los sonidos debidos a objetos inanimados (un cuerpo que cae, elrepicar de una campana, el sonido de un instrumento musical) y los sonidos emitidos porun ser viviente, animal y hombre. Or el repique de una campana es percibir nicamenteel sonido y experimentar por su causa un sentimiento agradable; pero or el grito de unanimal es, adems de este sentimiento, discernir tambin, detrs de ese sonido, lamanifestacin de lo que el animal siente en su interior, placer o sufrimiento.

    Es de este segundo tipo de sonidos de los que se debe ocupar el discpulo. Debeaplicar toda su atencin para recibir, de aquel sonido que oye, una informacin sobre un

    acontecimiento que ocurre fuera de l mismo; debe sumergirse en un elemento extrao;debe ligar estrechamente su sentimiento al dolor o a la alegra que ese sonido le revela,hacer abstraccin de s mismo sin buscar si para l el sonido es o no agradable,

    placentero o antiptico. Solamente una cosa debe ocupar al alma: lo que ocurre en elinterior del ser que emite el sonido. Mediante estos ejercicios, concebidosmetdicamente, se adquiere la facultad de vibrar, por as decir, al unsono con otro ser.

    Un hombre dotado de sentido musical encontrar que este cultivo de su sensibilidad leresulta ms fcil que para aqul que no lo est; pero, sobre todo, no hay que creer que elsentido musical reemplaza por s solo la necesaria disciplina.

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    El estudiante debe aprender a experimentar, a sentir de este modo la naturaleza entera.Por este medio, siembra grmenes nuevos en el mundo de ideas y de sus sentimientos.La naturaleza comienza entonces a revelar sus misterios por mediacin de los sonidosque expresan la vida. As, lo que con anterioridad no era para el alma ms que un ruidoininteligible se convierte en un lenguaje pleno de sentido. All donde antes no se crea

    percibir ms que un sonido las resonancias de los cuerpos llamados inanimados eldiscpulo comienza a percibir ahora un nuevo lenguaje del alma; si se progresa en estecultivo de los sentimientos, pronto se constatar que se pueden or determinados sonidoscuya existencia ni siquiera se haba sospechado antes. Es que se comienza a or con elalma.

    Para aquellos que alcanzan la cima de lo que se puede obtener en este dominio, hay queaadir un nuevo progreso. Para ellos, resulta muy importante la manera cmo escucha alos dems. Es preciso que se acostumbren a hacerlo de tal suerte que, durante el tiempoque estn escuchando a quienes les hablan, todo se calle en su interior.

    Por ejemplo, si alguien expresa una opinin y se le est escuchando, por lo general, enuno se despierta una reaccin, sea de aprobacin, de objecin, o de rechazo, y muchagente se sentir impulsada a expresar, su acuerdo, su crtica, o su total desacuerdo. Esnecesario llegar a reducir al silencio tanto la expresin de asentimiento, como derefutacin o de simple comentario.

    Naturalmente, no se trata de cambiar completamente y de golpe la propia manera deser, ni de intentar continuamente hacer reinar en el fondo de s ese perfecto silenciointerior. Hay que comenzar por observarlo en ciertos casos particulares, elegidos condiscernimiento. Despus, poco a poco, esta manera de escuchar se implantar entre lascostumbres de uno.

    Este ejercicio se practica metdicamente en la investigacin espiritual. Uno se obligaprimero, a plazo fijo, a prestar odo atento a los pensamientos ms contradictorios y aabstenerse, cuando se les est escuchando exponer, de todo juicio reprobador. Pero,entindase bien: no se trata solamente y eso es lo verdaderamente importante el

    prohibirse expresar un juicio razonado; es absolutamente necesario reprimir todaimpresin de disgusto, de alejamiento e inclusive de atraccin. El estudiante debe en

    particular observarse a s mismo con penetracin, a fin de evitar que estas tendencias,que quiz, aparentemente, han desaparecido, no persistan muy en el trasfondo del alma.Deber, por ejemplo, or hablar a personas que en un cierto sentido, le son muy inferiores

    (en preparacin cultural, en especializacin sobre un determinado tema), y reprimirdurante todo ese tiempo cualquier sombra de sentimiento de superioridad, de suficiencia.En este orden de ideas, para todos resultar til escuchar de esta manera a los nios.Hasta el hombre ms sabio puede aprender de los pequeos una inmensa leccin.

    As, el hombre llega a saber escuchar a otro con un desasimiento perfecto, undesprendimiento completo, una abstraccin total de su propia persona, de su manera dever y de sentir.

    Si de este modo se ejercita en escuchar sin espritu crtico, entonces, aunque se expresedelante de l la opinin ms contraria a la que l pueda tener sobre una determinada

    materia, la idea ms descabellada, la hiptesis ms extravagante, poco a poco aprende a

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    fundirse enteramente con la individualidad de otro ser, a penetrar completamente dentrode l.

    A travs de las palabras, pueden orse la voz interior de otra alma. Si se perseverase enun ejercicio de este gnero, el sonido se convertira para l en el mejor agente para

    percibir el alma y el espritu. Para ello es preciso sin duda un gran dominio de s mismo,

    y se termina siendo conducido a un fin elevado. Sobre todo, cuando este ejercicio selleva a cabo, alcanzan a escuchar a la naturaleza mediante el arte de escuchar, un nuevosentido del odo se despierta: se vuelve uno capaz de captar informaciones que emanandel mundo espiritual y que no logran expresarse a travs de los sonidos exteriores,

    perceptibles por el odo fsico. Entonces se oye el verbo interior y se revelan a unoprogresivamente verdades de origen espiritual. Se escucha en espritu *.2

    Todas las ms altas verdades son accesibles a este verbo interior; es de esta maneracomo se puede llegar a tener conciencia de las enseanzas que se pueden recoger de todoverdadero investigador.

    Esto no quiere decir que sea intil entregarse al estudio de obras concernientes a laciencia oculta antes de haber logrado percibir este lenguaje interior. Por el contrario,leyendo estos escritos, escuchando la enseanza de los Maestros, se prepara uno paraacoger en s mismo el conocimiento.

    Todo elemento de ciencia oculta que se oye est hecho para dirigir hacia el objetivo,hacia la meta, una meta que se alcanzar si el alma hace verdaderos progresos.

    A todo lo que llevamos dicho debe pues aadirse lo ms pronto posible el estudioceloso de la ciencia comunicada por los ocultistas. En todo entrenamiento, este estudioforma parte de la preparacin; y se hara muy bien en emplear todos los dems medios,

    pues no se lograra nada si no se lograra asimilar las enseanzas ocultas. Porque ellasproceden del verbo interior viviente, ya que ellos vienen impulsados hacia las fuentesvivas de la revelacin directa; por todo esto, digo, ellos poseen en efecto una vidaespiritual.

    Y stas no son simples palabras, sin fuerzas de vida. Mientras que se sigan las palabrasde un Iniciado, mientras que se lea un libro inspirado en una verdadera experienciainterior, una serie de fuerzas actuaran en cada uno, las cuales pueden hacernosclarividentes con tanta seguridad como las fuerzas de la naturaleza fsica han sacado dela substancia viviente los ojos y los odos.

    *-1 Es necesario hacer notar que la sensibilidad artstica, si va unida a una naturalezameditativa y concentrada, es la mejor condicin para el desarrollo de las facultadesespirituales. La sensibilidad artstica tiene, en efecto, el poder de penetrar bajo lasapariencias para descubrir el misterio de las cosas.

    *-2 Slo se puede or la voz de los Seres superiores de los que habla la ciencia de looculto si se ha vuelto uno capaz de escuchar as, desde el interior, en medio de un totalsilencio, sin la menor rfaga de opinin personal, lo que se dice delante de nosotros.Estos seres del mundo espiritual se callan tambin durante tanto tiempo como se logra

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    proyectar todava sobre todos los sonidos que se oyen, la reaccin de los sentimientospersonales.

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    LA ILUMINACION

    La iluminacin es el resultado de ejercicios preparatorios muy sencillos. En este casotambin, se trata de apelar a determinados pensamientos y sentimientos que dormitan enel hombre, en estado latente, y que deben ser despertados. Pero, al igual que en todo lostramos de la vida espiritual, solamente quien realiza esos ejercicios con una pacienciarigurosa y una perseverancia total puede desembocar en la percepcin de la luz interior.

    Los primeros pasos consisten en observar de una manera muy particular ciertosfenmenos y ciertos seres naturales; por ejemplo, un cristal transparente bellamente

    pulimentado, a continuacin una planta, despus un animal.... Se puede comenzar porejemplo por concentrar toda la atencin en la comparacin de la piedra con el animal dela manera que se va a describir a continuacin.

    Los pensamientos indicados aqu deben apoderarse de toda el alma, acompandose desentimientos muy vivos. Ningn otro pensamiento, ningn otro sentimiento debemezclarse con ellos ni perturbar la intensidad de la observacin. Hay que decirse a unomismo algo como esto: La piedra tiene una forma. El animal tambin tiene una forma.La piedra permanece inmvil en su sitio. El animal cambia de sitio. Es el deseo, elinstinto el que impulsa al animal a cambiar de sitio, y es tambin a la satisfaccin de sus

    instintos a lo que sirve la forma del animal; en efecto, los rganos y los miembros que lesirven de instrumento estn conformados de acuerdo con esos instintos por el deseo,mientras que la forma de la piedra es la resultante de unas fuerzas de las que no forma

    parte ningn deseo. *Si uno se sumerge intensamente en estos pensamientos y, al hacerlo, considera la

    piedra y el animal con una atencin sostenida, surgen en el alma dos clases desentimientos muy diferentes: el primero inspirado por la piedra, el segundo inspirado porel animal. Naturalmente, la cosa no resultar exitosa desde el principio, sino poco a

    poco, mediante ejercicios muy pacientes y constantes; es la nica forma de que esos dossentimientos se aclimaten en el alma. Para ello, insisto, slo es preciso continuar elejercicio sin relajarse, concentrado completamente toda la atencin. Al principio, estossentimientos no se mantienen ms que el tiempo que dura la observacin; ms tarde,subsisten ms all de esta duracin, y finalmente podramos decir que se instalan, quetoman un camino en el que persistirn. Cuando se logra esto, en adelante ya solamentehace falta recordarlos para que estos dos sentimientos crezcan, inclusive sin el auxilio dela observacin aplicada a un objeto exterior. De estos sentimientos y de los

    pensamientos ligados a ellos nace lo que podramos llamar rganos de la clarividencia.Si a esta observacin se aade la de la planta, se constata entonces que el sentimiento

    que inspira, tanto por su naturaleza como por su grado de intensidad, se mantiene en el

    trmino medio entre el sentimiento que hace nacer la piedra y el que provoca el animal.

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    Los rganos que se forman de esta manera son los ojos espirituales.Progresivamente, se aprende a percibir a su travs los colores del mundo del alma y delmundo del espritu.

    Mientras que solamente se ha asimilado lo que ha sido descrito para la preparacin,el mundo espiritual, sus lneas y sus figuras permanecen obscuras. Mediante la

    iluminacin, ese mundo se aclara; sus lneas y figuras se tornan ntidas. Pero tambin eneste caso, hagamos notar que las palabras claro y oscuro, al igual que las demsexpresiones que hemos empleado, no expresan nuestro pensamiento ms queaproximadamente. Desde el momento en que no hay ms remedio que servirse dellenguaje comn, no poda lgicamente ser de otra manera. Porque nuestro lenguajecorriente slo est hecho para describir las condiciones fsicas.

    La ciencia secreta califica de azul o azul rojizo los rayos que los rganos de laclarividencia ven irradiar de la piedra, y de rojo o rojo amarillento, lo que se percibecomo emanante del animal.

    En realidad, los colores percibidos de esta forma son de naturaleza espiritual. El quesurge de la planta es verde, de un verde que progresivamente tiende hacia un colorclaro, rojo rosado, etrico. Porque, de todos los seres vivientes, la planta es el nico que,en los mundos superiores, recuerda en su forma el aspecto que tiene en el mundo fsico.Algo muy distinto a lo que ocurre en el caso de la piedra o del animal.

    Pero es necesario que se comprenda bien que los colores indicados aqu designansimplemente el matiz fundamental de los reinos mineral, animal y vegetal. En realidad,todos los matices intermedios existen tambin. Cada piedra, cada planta, cada animal

    posee su color particular, su color propio, dentro de la coloracin de su reino. Por otraparte, los seres de los mundos superiores, que no revisten jams de un cuerpo fsico,tienen tambin unos colores a menudo admirables, aunque tambin, en ocasiones, feos,horripilantes. De hecho, en estos mundos superiores, la riqueza de colorido esinfinitamente ms variada que en el mundo fsico.

    Si el hombre ha podido llegar a adquirir la facultad de ver con los ojos del espritu,ms pronto o ms tarde se encuentra con seres, los unos ms altos, los otros ms bajosque l, que no penetran jams en la realidad fsica.

    Cuando llega a este punto, muchas rutas se abren ante l. Pero no se debe aconsejar anadie ir ms lejos sin observar atentamente lo que dice el investigador espiritual, esto es,lo que l ha prescrito y enseado. Inclusive para los ejercicios precedentes, esta

    direccin esclarecedora resulta excelente; y si el investigador tiene en s la fuerza y latenacidad suficiente para franquear los primeros grados de la iluminacin, no dejar deencontrar la direccin apropiada.

    En todo caso, se hace completamente necesario tomar una precaucin, y quin noquiera tomarla har mejor en renunciar a todo tipo de progresin dentro del ocultismo.Quien quiera de verdad comprometerse en esta va no debe en modo alguno perder suscualidades de nobleza, de bondad y de sensibilidad con respecto a todas las realidadesfsicas. Todava ms: su fuerza moral, su pureza interior, sus facultades de observacindeben no slo mantenerse, sino crecer en el curso del aprendizaje de lo oculto.

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    Por ejemplo, durante los primeros ejercicios de iluminacin, debe tener cuidado, vigilaratentamente para procurar desarrollar por todos los medios su compasin y su simpatahacia los animales y los hombres, su sentido de las bellezas de la naturaleza. Si notuviera cuidado de hacer esto, sus sentimientos podran extinguirse, su sentido de la

    belleza embotarse, perdiendo facultades bajo la accin de estos ejercicios. Su corazn se

    endurecer, su sensibilidad se bloquear, y de ello le pueden sobrevenir consecuenciaslamentables.Cmo se presenta la iluminacin cuando se le eleva a travs de la piedra, la planta y el

    animal hasta el hombre? Despus de la iluminacin, cmo se va a cumplir la comunindel alma con el mundo espiritual y, a travs de todos los obstculos, desembocar en lainiciacin? Esto es lo que vamos a exponer a continuacin en la medida de lo posible.

    En nuestra poca, muchas personas buscan el camino de la ciencia secreta, pero lollevan a cabo de diversas maneras; y es el caso que muchos recurren a procedimientos

    peligrosos e inclusive reprensibles. Es por esto precisamente por lo que aquellos que

    estn seguros de poseer la verdad en este dominio deben ofrecer a los dems laposibilidad de conocer determinados rasgos de la disciplina oculta.Por nuestra parte, no vamos a hablar aqu de tema ms que dentro de los lmites de esta

    posibilidad; pero es necesario que alguna parte de la verdad sea revelada, para que elerror no llegue a causar demasiados estragos.

    El lector puede estar seguro de que, a travs de los medios que indicamos aqu, nadiepuede sufrir el menor dao, si no intenta, sobre todo, forzar las cosas.

    Pero hagamos notar muy claramente por otra parte, que nadie debe consagrar a losejercicios ms tiempo ni ms fuerzas de las que sus deberes y la situacin que ocupa enla vida pongan a su disposicin. Nadie debe, por el hecho de estar siguiendo el sendero,cambiar por el momento su vida; ni siquiera en el ms insignificante de sus rasgos ocaractersticas. Si se persiguen resultados serios, basta con que paciencia, ser capaz,despus de unos minutos de aplicacin, de interrumpir el ejercicio y volvertranquilamente a su trabajo acostumbrado. Es ms: hay que tener buen cuidado de nomezclar ni siquiera el pensamiento, el recuerdo de los ejercicios con ese trabajoordinario. El que no haya aprendido a esperar, en el mejor y ms elevado sentido de la

    palabra, es que no vale para el entrenamiento y, por consiguiente, no alcanzar jamsresultados de valor apreciable.En lo que concerniente a la contemplacin de un cristal, el ejercicio aqu descrito es

    interpretado completamente del revs, por aquellos que no conocen ms que el ladoexterior (exotrico) de las cosas. Estas malas interpretaciones son las que han dado lugara prcticas poco serias como la lectura en una bola de cristal, que evidentementereposa sobre un malentendido. Hay muchas obras donde se encuentran descripciones deeste tipo de lecturas, a las que se da un valor extraordinario. Hay que decir claramenteque este tipo de prcticas no puede constituir el objeto de una verdadera enseanzaesotrica.

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    CONTROL DE LOS PENSAMIENTOSY DE LOS SENTIMIENTOS

    Si se busca el acceso a la ciencia oculta de la manera descrita en los captulosprecedentes, es absolutamente necesario fortificarse durante el curso del trabajo medianteun pensamiento particularmente estimulante. Es preciso tener continuamente en la mentela idea de que se pueden realizar progresos muy serios sin que tales progresos seanvisibles precisamente bajo la forma que se esperaba. Si no se tiene en cuenta este hecho,se corre un alto riesgo de perder la paciencia y abandonar, al cabo de poco tiempo, todo

    tipo de tentativa. Las fuerzas y las facultades que se trata de desarrollar son el loscomienzos de una naturaleza muy delicada y su esencia difiere completamente de todocuanto el hombre se ha podido representar con anterioridad. Hasta aqu, l no conocams que el contacto con el mundo fsico. Las realidades del espritu y del almaescapaban a su mirada como escapaban a sus conceptos. No hay pues nada deasombroso en el hecho de que no se advierta inmediatamente la presencia de las fuerzasespirituales y psquicas que han hecho su aparicin en l.

    Hay un gran riesgo de error para el que penetre en el sendero sin tener en cuenta elcmulo de experiencias amontonadas por investigadores expertos. Un ocultista constata

    los progresos experimentados por el discpulo mucho tiempo antes de que el propiointeresado tenga conciencia plena de ellos. El sabe de qu manera se forma el ojo delespritu en su delicada estructura, antes de que el discpulo sepa nada de ello. Una de las

    partes ms importantes de las indicaciones que da consiste precisamente en expresar lasreglas que permiten al estudiante no perder la confianza, la paciencia y la tenacidad,antes de haber obtenido el conocimiento. A decir verdad, el maestro no puede dar nadaal alumno, si ste no lo posee ya, ni siquiera de una manera escondida, latente. Enrealidad, no se le puede conducir ms que hacia el despertar de las facultades que yacenen l como dormidas. Pero la descripcin del camino a travs del cul l mismo ha

    pasado ya puede servir de apoyo a quien quiera ir desde la oscuridad a la luz.Se da el caso de muchos que abandonan el sendero de la ciencia oculta despus depoco tiempo, porque sus progresos no le parecen al principio lo suficientemente notables.E inclusive cuando sobrevienen las primeras experiencias superiores de las que elalumno tiene conciencia, a menudo considera ilusiones, porque se haba imaginado queera una cosa completamente distinta la que deba sentir. Entonces se desanima, bien

    porque considera estas primeras experiencias como carentes de valor, o porque lasencuentra demasiado pequeas, insignificantes, como para que le conduzcan pronto a unresultado serio.

    Ahora bien, el nimo y la confianza en s son dos luces que no se deben dejar extinguiren ningn momento cuando se transita el sendero del ocultismo. Si no se es capaz de

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    repetir con paciencia y sin cansarse un ejercicio en el que se ha fracasado un incalculablenmero de veces, no se ir muy lejos.

    Mucho antes de que se pueda tener una percepcin neta de los progresos realizados, unconfuso sentimiento advierte de que se est sobre el buen camino. Pues bien, hay quecultivar, alimentar este sentimiento porque se puede convertir en una segura gua.

    Ante todo importa extirpar es s la supersticin de que se puede acceder alconocimiento superior con la ayuda de procedimientos extraos y misteriosos. Por elcontrario, hay que tener bien claro que se pueden tener, que se pueden tomar como puntode partida los sentimientos y los pensamientos de la vida cotidiana, slo queimprimindoles una nueva direccin. Cada uno puede decirse: en la esfera de missentimientos personales y de mis ideas se encuentran escondidos los ms augustosmisterios; pero hasta aqu no los he logrado percibir.

    El problema reside pues finalmente en esto: el hombre lleva consigo por todas partes sucuerpo, su alma y su espritu, pero no es consciente ms que de su cuerpo, y no de su

    alma ni de su espritu. Por el contrario, el ocultista llega a ser tan consciente de su almay de su espritu como el hombre normal lo es de su cuerpo.Es por esto por lo que resulta tan importante orientar los sentimientos y los

    pensamientos en la buena direccin. Entonces se desarrollar en la vida ordinaria lafacultad de percibir las cosas invisibles. Nosotros vamos a dar aqu uno de los medios delograrlo. Se trata de un mtodo de extremada sencillez, como casi todos los que hemosdescrito hasta el momento, pero produce los ms grandes efectos cuando se le pone en

    prctica con continuidad y se le sabe acompaar de las disposiciones interioresnecesarias.

    Pngase delante de s una pequea semilla. Entonces se trata de hacer nacer conintensidad en uno mismo, en presencia de aquel minsculo objeto, todos cuantossentimientos se puedan relacionar con l y, a travs de estos pensamientos, despertarciertos sentimientos.

    Antes que nada, hay que darse cuenta con mucha claridad, con absoluta nitidez, lo queperciben los ojos. Hgase despus una buena descripcin de la forma, el color y de todaslas dems caractersticas de la semilla. A continuacin, reflexione sobre esto: si estasemilla se introduce en la tierra, de ella nacer una planta muy compleja. Represnteseuno esta planta con el mayor nmero de detalles posibles. Evquesela en la imaginacin.Y dgase uno a s mismo entonces: lo que yo evoco actualmente en mi imaginacin, las

    fuerzas de la tierra y de la luz lo van a hacer surgir con plena realidad, algn da, del senode este grano; si lo que yo tuviese delante de mi fuese una imitacin artificial del granode semilla, que lo reprodujese con tanta exactitud que mis ojos no fuesen capaces dedistinguirlo del verdadero, de hecho no existir ninguna fuerza, ni en la tierra ni el la luz,que fuese capaz de hacer surgir de ella una planta.

    Cptese muy claramente este pensamiento, vvaselo en s mismo, y se llegar a sercapaz de concebir lo que sigue aadindole el sentimiento apropiado.

    Hay que decirse lo siguiente: en este grano reposa ya, aunque de una manera oculta,toda la planta en potencia, absolutamente todo el organismo que de ella surgir ms

    tarde. Esta fuerza no reside en la imitacin de grano de semilla. Sin embargo, ante mis

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    ojos, los dos resultan idnticos. En el grano real existe pues algo de invisible que no seencuentra en el objeto artificial. Pues bien, es sobre este algo invisible sobre lo que hayque dirigir ahora los pensamientos y los sentimientos. *

    Represntense ustedes bien esto: es este algo invisible lo que, ms tarde, setransformar en la planta visible que yo podr contemplar en su forma y su color. Y

    tengan presente este pensamiento lo invisible se convertir en visible. Si yo no fueracapaz de pensar lo que no ser visible sino ms tarde no podra drseme a conocer desdeahora mismo.

    Pero hay que precisar muy bien un punto: lo que se piensa debe ser intensamentesentido. En medio de una autntica calma, sin dejarse distraer por ningn otro

    pensamiento, se vive en uno mismo lo que acabamos de describir; y hay que darse eltiempo necesario por ligar los pensamientos y el sentimiento, a fin de que ellos dejen enel alma una profunda huella. Si se consigue de la forma conveniente, se llegar, despusde un cierto tiempo, quiz solamente despus de una gran cantidad de intentos, a tomar

    conciencia de una fuerza, una fuerza que propiciar una visin nueva de las cosas: lasemilla aparecer como situada en el centro de una ligera nube luminosa. A esta nube, sela puede sentir, de un modo sensorial y espiritual, como una especie de llama. Lo que sesiente ante el centro de esta llama es lo mismo que se siente delante del color lilamalva, en tanto que el borde evoca la impresin que suele comunicar un color azulado.Entonces aparece lo que nunca se ha visto antes, pero que es lo que ha hecho nacer lafuerza del pensamiento y de los sentimientos despiertos en nosotros por la meditacin.Una cosa, invisible para los sentidos fsicos y que, en su estado de planta, no deberaaparecer sino ms tarde, se nos revela en el presente espiritualmente visible.

    Es evidente que la mayora de las personas considerarn este tipo de revelaciones comouna pura ilusin. Muchas de estas personas se preguntarn: qu significan estasvisiones, estos fantasmas? Y ms de uno se desanimar y no proseguir transitando elsendero. La dificultad mayor est justamente en atravesar estas etapas tan arduas de laevolucin humana sin confundir la imaginacin con la realidad espiritual, y en encontraradems el valor necesario para continuar la marcha hacia delante sin temores niaprehensiones.

    Por otra parte, es preciso no dejar un solo instante de reforzar el buen sentido, esacapacidad tan importante que es la que faculta para distinguir la verdad de la ilusin.

    Durante todos estos ejercicios, hay que tener cuidado de no perder, ni un solo instante,

    el pleno dominio consciente de uno mismo. Se debe pensar con tanta seguridad como sise tratara de las cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana. Porque seraverdaderamente lamentable que se cayera en un estado prximo a la alucinacin. Lasideas deben permanecer claras, por no decir fras, y esto, adems, sin el menordesfallecimiento. Si estos ejercicios llegaran a hacer perder el equilibrio interior de talmanera que impidiesen juzgar sana y claramente las cosas y los acontecimientos de lavida ordinaria, como se vena haciendo hasta ese momento, ello significara un granfallo. El discpulo debe en tal caso examinarse a s mismo concienzudamente, paraverificar si este equilibrio permanece intacto y si l sigue siendo l mismo en el seno de

    las condiciones en que vive. Una calma inconmovible, un claro sentido de todas las

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    cosas y acontecimientos: he aqu lo que hay que saber conservar. Por otra parte, hay quetener mucho cuidado de no dejarse arrastrar a ningn tipo de vagabundeo de las ideas yno entregarse al primer ejercicio que a uno se le ocurra. Las directrices que hemos dadoaqu respecto a la mejor forma de llevar a cabo la meditacin han sido experimentadas y

    practicadas desde la ms remota antigedad en las escuelas de ocultismo, y stas y solo

    stas son las que nosotros comunicamos. Por tanto, nada de improvisaciones ni deiniciativas personales. Quien quiera aplicar mtodos de otra naturaleza, forjarse para smismo su propia manera de hacer las cosas o tomar de este o aquel libro, de noticiasfragmentarias que le llegan al azar, quien haga esto, caer fatalmente en el error y notardar en dejarse arrastrar por divagaciones sin fin.

    El ejercicio que acabamos de describir tiene que ser completado por otro.Se trata de ponerse delante de una planta en estado de pleno desarrollo y penetrarse del

    pensamiento de que llegar un da en que esa planta perecer; de que eso que yo veoahora tan plenamente delante de m un da ya no existir. Pese a esto, esa planta habr

    madurado en s semillas capaces de dar vida a otras plantas nuevas.Heme aqu pues llegado de nuevo a la constatacin de que, en el seno de todo cuantoveo, existe algo que