Stam181 Ver+¦nica

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Verónica Durante la insurrección contra Somoza el Frente Sandinista tenía algunas "casas de seguridad" en San José, mayormente para guerrilleros que venían con misiones especiales o para descanso. Nuestro comité ecuménico pro- refugiado nicaragüense los atendía con alimentos, ropa, cobijas etc., igual que cualquier otra casa de refugiados. Una de esas, que siempre tenía bastante gente, estaba cerca de nuestra finquita y me tocó atenderla. Nos hicimos muy amigos y un día me pidieron darles "veladas espirituales". De esa manera me tocó dar meditaciones bíblicas a guerrilleras sandinistas. Entre ellos estaba una jovencita, muy bonita y radiante, de unos trece años. Recuerdo que yo estaba dando una breve exposición del Magnificat de María, y noté que ella estaba escribiendo apuntes en un cuaderno. Después de la actividad me buscó, me dijo que se llamaba Verónica, y me explicó: "La Guardia Nacional mató a mi hermano y me buscaba a mí, y tuve que huir a la montaña, con el Frente. Pero en la montaña no hay colegios, y yo quiero aprender. Por eso hago preguntas a la gente y escribo todo en mi cuaderno." A continuación me preguntó qué sabía de Platón, cuy nombre había oído, y por supuesto apuntó mi respuesta. Eu una ocasión después, llegué conmigo a nuestro querido amigo Ernie Teagle, un destacado cirujano cardiólogo. De nuevo estaba Verónica y al final del evento se acercó al doctor Teagle para preguntarle cómo funciona la sangre, y por que morimos por pérdida de sangre. Ernie estaba profundamente conmovido, al ver una joven que apreciaba con tanta pasión las oportunidades que otros jóvenes dan por sentadas. Años después supimos que al regresar a los Estados Unidos Ernie comenzó a hacer planes para llevar a Verónica a su casa para concientizar a los hijos suyos pero la historia se le adelantó a ese proyecto. ¡Todos amábamos a Verónica! Cuando ella estaba libre la llevaba para dar charlas a misioneros y otros grupos, y ella compartía los convivios del Seminario. A todos nos inspiraba con su alegría y su pasión por la vida. Unas dos semanas antes del triunfo sandinista en julio de 1979, Verónica, junto con otro amigo nuestro llamado Felipe, fue designada para un asalto al pueblo de Nueva Guinea. Fueron traicionados, Felipe fue muerto pero Verónica pudo escaparse. Sin embargo, se acordó de un compañero que había quedado herido y, aunque ella era muy pequeña, regresó para tratar de rescatarlo. Pero los militares la estaban esperando, y le volaron los sesos.

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Stam181 Vernica

VernicaDurante la insurreccin contra Somoza el Frente Sandinista tena algunas "casas de seguridad" en San Jos, mayormente para guerrilleros que venan con misiones especiales o para descanso. Nuestro comit ecumnico pro-refugiado nicaragense los atenda con alimentos, ropa, cobijas etc., igual que cualquier otra casa de refugiados. Una de esas, que siempre tena bastante gente, estaba cerca de nuestra finquita y me toc atenderla. Nos hicimos muy amigos y un da me pidieron darles "veladas espirituales". De esa manera me toc dar meditaciones bblicas a guerrilleras sandinistas.

Entre ellos estaba una jovencita, muy bonita y radiante, de unos trece aos. Recuerdo que yo estaba dando una breve exposicin del Magnificat de Mara, y not que ella estaba escribiendo apuntes en un cuaderno. Despus de la actividad me busc, me dijo que se llamaba Vernica, y me explic: "La Guardia Nacional mat a mi hermano y me buscaba a m, y tuve que huir a la montaa, con el Frente. Pero en la montaa no hay colegios, y yo quiero aprender. Por eso hago preguntas a la gente y escribo todo en mi cuaderno." A continuacin me pregunt qu saba de Platn, cuy nombre haba odo, y por supuesto apunt mi respuesta. Eu una ocasin despus, llegu conmigo a nuestro querido amigo Ernie Teagle, un destacado cirujano cardilogo. De nuevo estaba Vernica y al final del evento se acerc al doctor Teagle para preguntarle cmo funciona la sangre, y por que morimos por prdida de sangre. Ernie estaba profundamente conmovido, al ver una joven que apreciaba con tanta pasin las oportunidades que otros jvenes dan por sentadas. Aos despus supimos que al regresar a los Estados Unidos Ernie comenz a hacer planes para llevar a Vernica a su casa para concientizar a los hijos suyos pero la historia se le adelant a ese proyecto.Todos ambamos a Vernica! Cuando ella estaba libre la llevaba para dar charlas a misioneros y otros grupos, y ella comparta los convivios del Seminario. A todos nos inspiraba con su alegra y su pasin por la vida.

Unas dos semanas antes del triunfo sandinista en julio de 1979, Vernica, junto con otro amigo nuestro llamado Felipe, fue designada para un asalto al pueblo de Nueva Guinea. Fueron traicionados, Felipe fue muerto pero Vernica pudo escaparse. Sin embargo, se acord de un compaero que haba quedado herido y, aunque ella era muy pequea, regres para tratar de rescatarlo. Pero los militares la estaban esperando, y le volaron los sesos.Dos meses despus del triunfo, me toc predicar un martes en una iglesia de San Juan del Sur en Nicaragua. El pastor me cont que un creyente, que haba perdido un hijo suyo en la guerra, tena una pequea tienda y no poda asistir entre semana y que sera bueno que yo lo visitara. Cuando ese hermano me dijo que su hijo haba cado en Nueva Guinea y yo le habl de Vernica, lloramos los dos cuando me cont que Vernica, nuestra bella amiga que amaba tanto la vida, dio la vida suya tratando de salvar la de otro.El hermano me mostr uno de los ltimos nmeros de Novedades, el peridico terrorista de Somoza, con una foto de los dos cadveres. El bello rostro de Vernica estaba totalmente desfigurado y su cuerpo apenas se reconoca como humano. A su lado estaba el cadver del compaero cuya vida ella quera rescatar.Todos lloramos la muerta de Vernica. Dedicamos un convivio a la memoria de ella, meditando sobre todo lo que ella nos ense. Entre los varios poemas dedicados a su memoria estaba ste, del estudiante Norma Pereira:VERONICAAun un yiguirro

que no te conoci

pregunta por la chavala

que desde los 11 aos al Frente ingres.Has dejado tu tierno corazn

en cada cierra, cada ro,

en el canto del zenzontle,

y en la hierba verde del campo.

Militaste siendo nia,

has muerto siendo nia,

y nunca tu frente ser surcada

por arruga alguna.

Ya que

rescuitars en la sonrisa

del nio nicaragense,

en el canto de las madres,

En el pedazo de tierra de Pedro y Juan,

en los colegios repletos de jvenes,

preparndose para servir en una patria justa

resucitars y vivirs para siempre con tu pueblo.

Y vivirs como la nia,

que a los catorce aos

fortaleci la revolucin

con la ms grande ofrenda de amor.

"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" (Jn 15:13)