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    PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAOL

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    OOBBRR A A SS CCOOMMPPLLEETT A A SS TTOOMMOO 11

    Jos Stalin

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    INDICE

    Prefacio al tomo primero 6Prlogo del autor al primer tomo 7Primera edicin de las obras de Stalin en Espaa 10De la redaccin 22El Partido Socialdemcrata de Rusia y sus tareas inmediatas. 25Como entiende la socialdemocracia la cuestin nacional. 37Carta de Kutais. 49Carta de Kutais. (del mismo camarada) 52La clase de los proletarios y el partido de los proletarios. 55Obreros del Caucaso, ha llegado la hora de la venganza! 61Viva la fraternidad internacional! 65A los ciudadanos. Viva la bandera roja! 66Brevemente sobre las discrepancias en el partido. 68La insurreccin armada y nuestra tcita. 91El gobierno provisional revolucionario y la socialdemocracia. 95Respuesta al "Sotsial-demokrat". 106La reaccin se intensifica. 113La burguesa tiende una celada. 116Ciudadanos! 120A todos los obreros. 122Tiflis, 20 de noviembre de 1905. 124Dos batallas. 126La duma del estado y la tctica de la socialdemocracia. 131La cuestin agraria. 135En torno a la cuestin agraria. 144Sobre la revisin del programa agrario. 147

    Sobre el momento actual. 149Marx y Engels acerca de la insurreccin. 150La contrarrevolucin internacional. 154El momento actual y el congreso de unificacin del partido obrero. 156La lucha de clases. 171La legislacin fabril y la lucha proletaria. 176Anarquismo o socialismo? 180

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    PREFACIO A LA EDICIN

    La presente edicin de las Obras de J. V. Stalin se publica por acuerdo del ComitCentral del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS.

    Hasta ahora, slo una parte de los trabajos del camarada Stalin haba sido editada enrecopilaciones sueltas. As, los artculos y discursos del periodo que precede a Octubrede 1917 fueron recogidos en el libro Camino de Octubre, del que se publicaron dosediciones en el ao 1925. En 1932 fue editada la recopilacin Sobre la Revolucin deOctubre, que contiene los artculos y discursos consagrados a la Gran RevolucinSocialista de Octubre. Los trabajos dedicados a la cuestin nacional entraron en larecopilacin El marxismo y la cuestin nacional y colonial, que se ha publicado envarias ediciones. Los artculos y discursos de 1921 a 1927, consagrados preferentementea las cuestiones internas del Partido y a la derrota de los grupos de oposicin enemigosdel Partido, formaron una recopilacin aparte, con el ttulo Sobre la oposicin, editadaen 1928. Adems, hay otras recopilaciones en las que estn reunidos los artculos y losdiscursos de J. V. Stalin que tratan un tema determinado, como, por ejemplo, lasrecopilaciones: Lenin, Artculos y discursos sobre Ucrania, La cuestincampesina, Sobre el Komsomol y otras.

    En diferentes pocas publicronse diversas recopilaciones en las que aparecen, juntas,obras de V. I. Lenin y de J. V. Stalin: Obras escogidas del ao 1917, Sobre ladefensa de la Patria Socialista, Recopilacin de obras para el estudio de la Historia delPC(b) de la URSS (en tres tomos), Lenin y Stalin (obras escogidas en un tomo),Sobre la construccin del Partido, Sobre la emulacin socialista, Sobre el trabajo,etc.

    La recopilacin ms difundida de trabajos del camarada Stalin, hasta ahora, es el libroCuestiones del leninismo, que ha aparecido en once ediciones. El ndice de este librose iba modificando considerablemente en cada nueva edicin: casi cada edicin secompletaba con nuevos trabajos; al mismo tiempo, el autor exclua de l algunostrabajos a fin de conservar el volumen anterior del libro. Las intervenciones, losinformes y las Ordenes del Da del camarada Stalin durante la Guerra Patria del pueblosovitico contra los invasores fascistas alemanes estn reunidos en el libro La GranGuerra Patria de la Unin Sovitica, del que se han publicado cinco ediciones.

    Sin embargo, numerosos trabajos de J. V. Stalin, escritos antes y despus de laRevolucin de Octubre, no se han reproducido en ninguna parte despus de publicadosen su tiempo en peridicos y revistas, y hasta el momento presente no estn reunidos.Adems, se conservan artculos y cartas del camarada Stalin que anteriormente no sehaban publicado en la prensa.

    La presente edicin es el primer intento de reunir casi todas las obras de J. V. Stalin.

    El primer tomo de las Obras de J. V. Stalin contiene los trabajos escritos desde 1901hasta abril de 1907.

    El segundo tomo incluye las obras escritas desde 1907 hasta 1913.

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    PREFACIO AL TOMO PRIMERO

    El primer tomo de las Obras de J. V. Stalin comprende los trabajos escritos desde 1901hasta abril de 1907, perodo en que su actividad revolucionaria transcurriprincipalmente en Tifls.

    En esos aos, los bolcheviques, bajo la direccin de Lenin, iban colocando los cimientosdel Partido marxista-leninista, de su ideologa, de sus principios de organizacin.

    Durante ese perodo, el camarada Stalin, en lucha contra las diferentes corrientesantimarxistas y oportunistas, crea en la Transcaucasia organizaciones leninistas-iskristas, organizaciones bolcheviques, y dirige su actividad. En sus obras, J. V. Stalinfundamenta y defiende los principios bsicos de la doctrina marxista-leninista.

    Tan slo una pequea parte de las obras que entran en el primer tomo fueron publicadas

    en ruso. La mayor parte de ellas aparecieron en peridicos o en folletos que se editabanen georgiano. La mayora de estas obras aparecen en ruso por vez primera.

    Hasta el presente no ha sido hallado el archivo del Comit de la Unin del Cucaso delPartido Obrero Socialdemcrata de Rusia ni diferentes publicaciones de lasorganizaciones bolcheviques de la Transcaucasia, en las que aparecan los trabajos de J.V. Stalin. En particular, hasta ahora no se ha encontrado el Programa de estudios de loscrculos obreros marxistas (1898) ni el Credo (1904).

    El primer tomo de la presente edicin no contiene, pues, todas las obras de J. V. Stalinescritas desde 1901 hasta abril de 1907.

    Instituto Marx-Engels-Lenin, anejoal CC del PC(b) de la URSS

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    PRLOGO DEL AUTOR AL PRIMER TOMO

    Los trabajos incluidos en el primer tomo de las Obras fueron escritos en el perodocorrespondiente a la actividad inicial del autor (1901-1907), cuando aun no se habaterminado de elaborar la ideologa y la poltica del leninismo. Esto se refiere tambin enparte al segundo tomo de las Obras.

    Para comprender y valorar debidamente estos trabajos, hay que considerarlos comoobras de un marxista joven, que todava no era un marxista-leninista completamenteformado. Se comprende, por ello, que estas obras hayan conservado las huellas dealgunas tesis de los viejos marxistas, que ms tarde, al resultar anticuadas, haba desuperar nuestro Partido. Me refiero a dos cuestiones: la cuestin del programa agrario yla cuestin relativa a las condiciones de la victoria de la revolucin socialista.

    Como se ve por el primer tomo (vanse los artculos sobre La cuestin agraria), elautor defenda entonces el punto de vista de la particin de 1as tierras de losterratenientes, para concederlas en propiedad a los campesinos. En el Congreso deUnificacin del Partido, en el que se discuti la cuestin agraria, la mayora de losdelegados bolcheviques dedicados al trabajo prctico se atuvo al punto de vista delreparto, la mayora de los mencheviques abog por la municipalizacin, y Lenin y laparte restante de los delegados bolcheviques propugnaron la nacionalizacin de la tierra;en el curso de la lucha entre los tres proyectos, cuando se vio que era intil confiar enque el Congreso aceptase el proyecto de nacionalizacin, Lenin y los dems partidariosde la nacionalizacin sumaron sus votos a los de los defensores del reparto de las tierras.

    Estos aducan contra la nacionalizacin tres argumentos: a) que los campesinos noaceptaran la nacionalizacin de las tierras de los terratenientes, porque queranrecibirlas en propiedad; b) que los campesinos opondran resistencia a lanacionalizacin, por considerarla una medida que suprima la propiedad privada de lastierras que ya se encontraban entonces en posesin privada de los campesinos; c) que siincluso se consiguiera vencer las objeciones de los campesinos a la nacionalizacin,nosotros, los marxistas, no debamos, sin embargo, propugnar la nacionalizacin,porque despus de la victoria de la revolucin democrtico-burguesa el Estado en Rusiano habra de ser socialista, sino burgus, y la existencia de un gran fondo de tierrasnacionalizadas en manos del Estado burgus fortalecera desmesuradamente a laburguesa en perjuicio de los intereses del proletariado.

    Al afirmar esto, los defensores del reparto de las tierras partan de la premisa, admitidaentre los marxistas rusos, incluidos los bolcheviques, de que despus de la victoria de larevolucin democrtico-burguesa sobrevendra un perodo ms o menos largo deinterrupcin de la revolucin, un perodo de intervalo entre la revolucin burguesavictoriosa y la futura revolucin socialista, en el que el capitalismo podra desarrollarsecon ms libertad y pujanza, extendindose igualmente en la agricultura, la lucha declases se hara ms profunda y se desenvolvera en toda su amplitud, la clase de losproletarios aumentara en nmero, y elevaranse a la altura debida su conciencia y suorganizacin, despus de lo cual, y slo entonces, podra llegar el perodo de larevolucin socialista.

    Es necesario sealar que en el Congreso nadie puso el menor reparo a esta premisa deque habra un largo intervalo entre las dos revoluciones, y que, tanto los defensores de la

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    nacionalizacin y del reparto de las tierras como los partidarios de la municipalizacin,consideraban que el programa agrario de la socialdemocracia de Rusia deba contribuir aque el desarrollo del capitalismo en Rusia fuera an ms vigoroso.

    Sabamos nosotros, los bolcheviques dedicados al trabajo prctico, que Lenin sostena

    entonces el punto de vista de la transformacin de la revolucin burguesa en Rusia enrevolucin socialista, el punto de vista de la revolucin ininterrumpida? S, lo sabamos.Lo sabamos por su folleto Dos tcticas (1905), as como por su famoso artculo Laactitud de la socialdemocracia ante el movimiento campesino, escrito en 1905, en elque Lenin declaraba que nosotros somos partidarios de la revolucin ininterrumpida,que no nos quedaremos a mitad de camino. Pero nosotros, los militantes dedicados altrabajo prctico, no ahondbamos en este asunto y no comprendamos su altaimportancia debido a nuestra insuficiente preparacin terica y tambin a ladespreocupacin respecto a las cuestiones tericas, propia de los militantes entregados ala actividad prctica. Como es sabido, Lenin, por algn motivo, no expuso entonces niutiliz en el Congreso, para razonar la nacionalizacin, los argumentos de la teora

    relativa a la transformacin de la revolucin burguesa en revolucin socialista. Acasoporque consideraba que la cuestin no haba madurado an y no esperaba que lamayora de los delegados bolcheviques dedicados al trabajo prctico estuviesenpreparados para comprender y aceptar la teora de la transformacin de la revolucinburguesa en revolucin socialista?

    Slo pasado algn tiempo, cuando la teora leninista de la transformacin de larevolucin burguesa en Rusia en revolucin socialista pas a ser la lnea dirigente delPartido Bolchevique, las discrepancias en cuanto a la cuestin agraria desaparecieron enel Partido, ya que se vio claramente que en un pas como Rusia, donde las condicionesespeciales del desarrollo haban creado un terreno favorable para la transformacin de la

    revolucin burguesa en revolucin socialista, el Partido marxista no poda tener otroprograma agrario que no fuese el de la nacional ilacin de la tierra.

    La segunda cuestin se refiere al problema del triunfo de la revolucin socialista. Comose ve por el primer tomo (v. los artculos Anarquismo o socialismo?), el autor seatena entonces a la tesis, difundida entre los marxistas, de que una de las principalescondiciones del triunfo de la revolucin socialista es que el proletariado llegue aconstituir la mayora de la poblacin, y, por consiguiente, en aquellos pases donde,debido al insuficiente desarrollo del capitalismo, el proletariado no constituye an lamayora de la poblacin, la victoria del socialismo es imposible.

    Esta tesis se consideraba entonces generalmente aceptada entre los marxistas rusos,incluidos los bolcheviques, al igual que entre los partidos socialdemcratas de otrospases. Sin embargo, el subsiguiente desarrollo del capitalismo en Europa y en Amrica,el paso del capitalismo preimperialista a capitalismo imperialista y, por ltimo, la ley,descubierta por Lenin, de la desigualdad del desarrollo econmico y poltico de losdiferentes pases, demostraron que esta tesis no corresponde ya a las nuevas condicionesdel desarrollo, que es plenamente posible el triunfo del socialismo en pases aisladosdonde el capitalismo no ha alcanzado todava el grado superior de desarrollo y donde elproletariado no constituye la mayora de la poblacin, pero donde el frente delcapitalismo es lo suficientemente dbil para ser roto por el proletariado. As surgi, en1915 y 1916, la teora de Lenin de la revolucin socialista. Como se sabe, esta teora de

    Lenin parte de que no es obligatorio que la revolucin socialista triunfe ante todo en lospases donde el capitalismo est ms desarrollado, sino en los pases donde el frente del

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    capitalismo sea dbil, donde el proletariado pueda romper este frente con ms facilidady donde exista aunque slo sea un nivel medio de desarrollo del capitalismo.

    Con esto terminan las observaciones del autor a propsito de las obras reunidas en elprimer tomo.

    J. Stalin

    Enero de 1946.

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    PRIMERA EDICINDE LAS OBRAS DE STALIN EN ESPAA

    PRLOGOLa publicacin en Espaa de las Obras de Stalin constituye un acontecimiento

    editorial y poltico de suma importancia para todos aquellos que desean, o necesitan,conocer y estudiar la obra terica y la actividad revolucionaria de Stalin.

    Precisamente en estos momentos, en que una nueva crisis capitalista msprofunda y amplia que ninguna anterior sacude al conjunto del mundo capitalista,incluida la URSS, hoy revisionista, y sus satlites del Pacto de Varsovia, y que laRevolucin Socialista se presenta como la salida para las masas explotadas y oprimidas,la experiencia de la Revolucin de Octubre y las enseanzas de las batallas por laconstruccin del socialismo, dirigidas por el Partido Bolchevique, encabezado por Stalintras la muerte de Lenin en 1924, constituyen una valiossima arma para todos lospueblos del mundo que sufren an el yugo del capitalismo y del imperialismo.

    En las Obras de Stalin, puede comprobarse cmo las calumnias ytergiversaciones puestas en circulacin desde diversos centros contra su persona y suobra, nada tienen que ver con la realidad. Stalin ha sido, y nunca dejar de ser para lahistoria, una de las ms grandes figuras revolucionarias, junto a Lenin, del siglo XX.

    En primer lugar, es de destacar la importante participacin de Stalin en lapreparacin y desarrollo de la Gran revolucin triunfante de Octubre de 1917,inicindose as la era del paso de la sociedad y el sistema capitalistas, a la sociedad y elsistema socialistas.

    Pero la Revolucin de Octubre tuvo en la Comuna de Pars (1871) un importanteprecedente y una experiencia histrica, en la cual, segn Marx, se libr una gran batallaentre el proletariado y la burguesa, y constituy el primer intento de toma del Poderpor el proletariado, marcando as una nueva fase en el desarrollo de la lucha de clases enla sociedad burguesa, fase en la que se plantea el derrocamiento de la burguesa y latoma del poder por el proletariado.

    A travs de los escritos de Stalin se vive en directo, su decisiva participacin enlas asombrosas transformaciones de la antigua Rusia atrasada, pobre, ignorante yoscurantista, en un gran Estado moderno econmica y socialmente desarrollado, tanto enla agricultura como en la industria, en las ciencias, las artes y la cultura en general.

    Muchos de los detractores de Stalin, particularmente los trotskistas, pretendenque Stalin era un hombre prcticamente desconocido antes de la Revolucin de Octubrede 1917, y que slo despus de la muerte de Lenin, en 1924, Stalin asumeresponsabilidades y autoridad en el Partido a nivel mximo. Aparte de que sus obrasescritas y los hechos histricos, refutan por s solos esta tergiversacin histrica acercadel importantsimo papel de Stalin antes, durante y despus de la Revolucin deOctubre, la verdad, histricamente innegable, es que concretamente ya en 1917, Stalinera: Director del rgano central del partido (Pravda ); miembro del Comit Central delPartido; miembro del Bur Poltico (compuesto entonces por slo siete miembros);

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    mundial desde 1929. En este discurso, de gran inters histrico y de candenteactualidad, Stalin denuncia la agudizacin de la lucha por los mercados exteriores entrelas potencias imperialistas, la guerra de los cambios y el dumping, de cuyapeligrosidad advirti: Han exacerbado hasta el extremo las relaciones entre los pases,han preparado el terreno para las coaliciones militares, y puesto al orden del da la

    guerra como el medio de un nuevo reparto del mundo y de las esferas de influencia afavor de los Estados ms fuertes.

    La historia no se repite mecnicamente, pero las lcidas palabras de Stalin,pronunciadas en 1934, reflejan en muchos puntos la situacin que estamos viviendohoy.

    Otro aspecto histricamente importante y de inters actual de este discurso deStalin, es su aguda caracterizacin del fascismo y su anlisis del papel que desempeaen momentos de preparativos de guerra. El patrioterismo y la preparacin de la guerra,observa Stalin, como elementos fundamentales de la poltica exterior; el

    amordazamiento de la clase obrera y el terror en la poltica interior, como medioindispensable para fortalecer la retaguardia de los futuros frentes militares: en eso es enlo que ahora se ocupan especialmente los polticos imperialistas (...) A este respecto precisa Stalin, la victoria del fascismo en Alemania noslo debe ser considerada comoun sntoma de la debilidad de la clase obrera y como una consecuencia de las traicionescometidas contra la clase obrera por la socialdemocracia que ha desbrozado el caminodel fascismo. Debe ser considerada tambin, como un indicio de la debilidad de laburguesa, como un sntoma de que la burguesa no est ya en condiciones de dominarpor los viejos mtodos del parlamentarismo y de la democracia burguesa, en vista de locual se ve obligada a recurrir, en la poltica interior, a los mtodos terroristas degobierno; como un sntoma de que ya no est en condiciones de hallar una salida a la

    situacin actual en la poltica pacfica exterior, en vista de lo cual se ve forzada arecurrir a la poltica de guerra.

    En este importante discurso. Stalin formula tambin importantes aclaracionesacerca de algunas desviaciones y confusiones tericas que se manifestaban en laconstruccin del socialismo en la URSS, relativas a las tendencias igualitaristas y alnacionalismo. En cuanto a la primera cuestin, Stalin, basndose en lo escrito porEngels en su obra Anti-Dhring, y Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, haceuna precisa y lcida crtica del igualitarismo en el socialismo, que algunos presentancomo base de la sociedad socialista. Stalin aclar de manera inequvoca que: Elmarxismo entiende por igualdad, no la nivelacin de las necesidades y de la vida

    personal, sino la abolicin de las clases, es decir: a) la liberacin igual de todos lostrabajadores de la explotacin, despus del derrocamiento y de la expropiacin delos capitalistas, b) la abolicin, igual para todos, de la propiedad privada de losmedios de produccin, despus de que estos ltimos han pasado a ser propiedad detoda la sociedad; c) el deber, igual para todos, de trabajar segn su capacidad, y elderecho, igual para todos los trabajadores, de ser remunerados segn susnecesidades (sociedad comunista). Segn esto concluye Stalin, el marxismo partedel hecho de que los gustos y las necesidades de los hombres no son ni pueden serunas y las mismas en cantidad o en calidad, ni en el perodo del socialismo, ni en elperodo del comunismo .

    Corroborando lo ya expuesto por Marx, Engels y Lenin, es evidente que estasaclaraciones y precisiones de Stalin, echan por tierra las burdas acusaciones y patraas

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    que continan difundiendo los enemigos de la revolucin socialista, acerca de unigualitarismo y una nivelacin absolutas de contenido utpico, primitivo y pueril, quenada tienen que ver con la concepcin marxista de la igualdad y la justicia, ni con laverdadera sociedad socialista.

    En cuanto a las desviaciones nacionalistas que se manifestaban ya entonces enalgunos sectores de la sociedad socialista en el perodo de la construccin del socialismoen la URSS, Stalin tambin en su Informe ante el XVII Congreso del Partido (b),advirti que la supervivencia del capitalismo en la conciencia de los hombres estmucho ms arraigada en el terreno de la cuestin nacional que en cualquier otro, y elloporque tiene la posibilidad de enmascararse con el ropaje nacional. La desviacinnacionalista segn Stalin refleja las tentativas de su propia burguesa nacional desocavar el rgimen sovitico y restaurar el capitalismo. Como veis, aade Stalin lafuente de ambas desviaciones es la misma. Es elabandono del internacionalismoleninista. Si queris hacer blanco en ambas desviaciones hay que dirigir los golpes, antetodo, contra esta fuente, contra los que se separan del internacionalismo, ya se trate de la

    desviacin nacionalista local o de la desviacin nacionalista gran-rusa.Salta a la vista la actualidad e importancia de cara tambin al futuro de la

    revolucin en los distintos pases, de las advertencias y crticas de Stalin contra elnacionalismo enmascarado con el ropaje nacional, que si prevalece en un Estadosocialista, como ha ocurrido por ejemplo en la Unin Sovitica a partir de 1954 y mstarde en China, conduce inexorablemente al abandono del internacionalismo leninista ya socavar las bases del Partido y del mismo sistema socialista.

    Cinco aos despus, en vsperas de la II Guerra Mundial, marzo de 1939, ante elXVIII Congreso del Partido (b), Stalin analiza genialmente las consecuencias del paro

    masivo y los rasgos caractersticos de la crisis econmica iniciada en 1929; lamilitarizacin de la economa de Alemania, Italia y Japn, en primer lugar, y sus actosagresivos en base a que la cuestin de un nuevo reparto del mundo por medio de laguerra se haba puesto al orden del da: realidad que todas las dems democraciasburguesas trataban de ocultar a sus pueblos en tan crticos momentos.

    Al mismo tiempo, denuncia el acuerdo de Munich entre Alemania, Inglaterra yFrancia, como peligroso para la paz y expone los esfuerzos que en las difcilescondiciones internacionales, vena efectuando la Unin Sovitica en su poltica exterioren defensa de la paz; y formula de manera clara, lcida y comprensible, la posicin de laURSS y su poltica frente al Pacto de Munich y las maniobras diplomticas

    antisoviticas. Traza tambin las tareas y la tctica del Partido, con absoluta firmeza yclaridad, en el terreno de la poltica exterior en esos crticos momentos: 1) seguiraplicando, en lo sucesivo, la poltica de paz y de fortalecimiento de las relacionesprcticas con todos los pases; 2) observar prudencia y no permitir que el pas seaarrastrado a conflictos por los provocadores de la guerra, acostumbrados a que otros lessaquen las castaas del fuego; 3) reforzar por todos los medios la potencia militar delEjrcito Rojo y de la Marina Roja de Guerra; 4) fortalecer los lazos internacionales deamistad con los trabajadores de todos los pases, interesados en la paz y en la amistadentre los pueblos.

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    En 1938, preocupado por armar al movimiento revolucionario con lasenseanzas tericas esenciales de Marx, Engels y Lenin, y para popularizar tambin elmtodo dialctico y la filosofa materialista, Stalin publica su genial obra Sobre elmaterialismo dialctico y el materialismo histrico , donde expone de manera clara yasequible el carcter de clase de toda filosofa, la importancia de la teora delconocimiento y su aplicacin a la lucha revolucionaria desde el punto de vista delmaterialismo dialctico. En este escrito, Stalin esclarece uno de los ms importantesprincipios bsicos del materialismo histrico y del marxismo, principio que los filsofose historiadores burgueses ocultan y niegan, esto es, que la historia del desarrollo de lasociedad es, ante todo, la historia del desarrollo de la produccin, la historia de losmodos de produccin, que se suceden en la historia del desarrollo de las fuerzasproductivas y de las relaciones de produccin entre los hombres.

    Con su obra Sobre el materialismo dialctico y el materialismo histrico ,Stalin contribuye poderosamente a armar, no slo al proletariado de la URSS, sino atodos los partidos comunistas y a las masas revolucionarias, con las teoras econmicasy filosficas de Marx, Engels y Lenin y con sus propias aportaciones, sistematizando yhaciendo asequibles los principios, la teora y la ideologa del socialismo cientfico.

    En esta obra, Stalin afirma que: En su actuacin prctica el Partido delproletariado debe guiarse no por estos o los otros motivos fortuitos, sino por las leyesque rigen el desarrollo de la sociedad y por las conclusiones prcticas que de ellas sederiva. Esto quiere decir, precisa Stalin, que el socialismo deja de ser un sueo paraconvertirse en una ciencia. ESTO QUIERE DECIR QUE EL ENLACE ENTRE LATEORA Y LA PRCTICA, SU UNIDAD, DEBE SER LA ESTRELLA POLAR QUEGUE AL PARTIDO DEL PROLETARIADO.

    En 1952 se publica su obra Problemas econmicos del socialismo en la URSS .Entre otras cuestiones, Stalin analiza el carcter de las leyes econmicas del socialismo;la aplicacin de la ley del valor en el socialismo y clarifica algunos aspectos de las leyeseconmicas fundamentales del capitalismo moderno y del socialismo.

    Otro valiossimo escrito de Stalin es el publicado en Mosc en 1953, (el mismoao de su fallecimiento), con el ttulo de El marxismo y la lingstica , cuyaimportancia y valor cientficos son indiscutibles para todos aquellos que se interesenseriamente por cuestiones de lingstica y pos la semntica. En este escrito, basndoseprecisamente en el materialismo histrico como mtodo de anlisis, Stalin,contrariamente a algunos planteamientos dogmticos, aclar que: a) la lengua comomedio de relacin ha sido siempre y sigue siendo nica para la sociedad y comn paratodos sus miembros; b) la existencia de dialectos y jergas no niega, sino que confirma,la existencia de una lengua comn a todo el pueblo, de la que esos dialectos y jergas sonramificaciones y a la que estn subordinados; c) la frmula relativa al carcter de clasede la lengua es una frmula errnea, no marxista.

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    Es indiscutible que en la Obras de Stalin se esclarecen o se apuntan muchas delas causas determinantes por las que, el que fue el primer Estado socialista, se hatransformado en un Estado revisionista, no socialista, con caractersticas capitalistas,tanto en las superestructuras como en la infraestructura econmica y el que fue elPartido bolchevique en un partido revisionista y socialchovinista.

    En distintos momentos y coyunturas, Stalin analiza con gran agudeza losobstculos y problemas inherentes a la construccin del socialismo en las circunstanciashistricas del cerco capitalista, y advierte tambin del peligro de una marcha atrs endeterminadas circunstancias: si el Partido no cumple su papel correctamente y no prestala debida atencin ideolgica y terica, no slo a resolver las nuevas contradiccionesque plantea la lucha de clases, que surgen en la sociedad socialista con la aparicin denuevas capas sociales, sino tambin para combatir las tendencias nacionalistas ychovinistas que perduran durante largo tiempo en la conciencia de las personas, as como el espritu individualista, no slo respecto a la propiedad privada sino tambin encuanto al espritu de clan cerrado en las relaciones familiares y a las tendenciasregionalistas exacerbadas o de etnia.

    Contra las consecuencias de estas y otras desviaciones del marxismo y lassupervivencias del capitalismo en la conciencia de los hombres, Stalin advirti acerca dela necesidad de elevar el nivel terico del Partido, desplegar una incansable propagandadel leninismo en las filas del Partido y educar a las organizaciones del Partido y a losactivistas sin partido en el espritu del internacionalismo leninista y no ocultar, sinocriticar valientemente, las desviaciones de algunos camaradas frente al marxismo-leninismo.

    Diecisiete aos despus de haber triunfado la Revolucin de Octubre, Stalinseal, adems, (en el XVII Congreso del P.C.(b)) que una de las tareas polticasfundamentales consiste en vencer las supervivencias del capitalismo en la economa yen la conciencia de los hombres.

    Pero Puede decirse que hayamos vencido las supervivencias del capitalismo enla conciencia de los hombres? No, respondi categricamente Stalin, y ello nosolamente porque el desarrollo de la conciencia de los hombres se retrasa conrespecto a su situacin econmica, sino tambin porque existe an el cercocapitalista, que se esfuerza por reavivar y sostener esas supervivencias delcapitalismo en la economa y en la conciencia de los hombres de la URSS, y contrael cual nosotros, los bolcheviques, debemos tener siempre la plvora seca .

    Salta a la vista la importancia de estas lcidas advertencias de Stalin acera de lospeligros y los problemas que surgen en la construccin del socialismo.

    Muchas son las personas, comunistas o no, que se interrogan acera de las races ylas causas de la vuelta atrs en la Unin Sovitica, sobre la degeneracin revisionista enla URSS y en su Partido, y tambin, en la mayor parte de los antiguos partidoscomunistas.

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    No hay frmulas mgicas ni matemticas; s existen un conjunto de leyesgenerales de la revolucin y unas bases objetivas de la construccin del socialismo, queson comunes a cualquier revolucin proletaria, habida cuenta de las peculiaridades yaspectos especficos de lugar y tiempo.

    Para el movimiento obrero revolucionario y para los autnticos PartidosComunistas marxista-leninistas, existen tambin las valiosas enseanzas y lasexperiencias positivas y negativas de la heroica lucha por el derrocamiento delcapitalismo y por la construccin de una nueva sociedad socialista, que han llevado acabo, con audacia y valor, en condiciones histricas particularmente difciles, loscomunistas del Partido bolchevique de la URSS y de otros partidos en el mundo. En estaheroica epopeya por transformar el mundo de manera revolucionaria, Stalin hadesempeado un papel de primersima importancia.

    Sin ninguna duda, en todos estos textos se confirma hasta la saciedad, que Stalinha sido y sigue siendo el ms brillante y fiel discpulo de Lenin y que cumpli con

    mximo honor a lo largo de toda su vida, el histrico juramento hecho el 26 de enero de1924, con motivo de la muerte del que nunca dej de considerar como su jefe y maestro.

    E. DENA

    Madrid, noviembre de 1983

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    PALABRAS DE PRESENTACIN A LA EDICIN ENESPAA DE LAS OBRAS DE J. STALIN

    Pierre Vilar Club Internacional de Prensa, Madrid, 17 de diciembre de 1984

    Yo quisiera decir primero que la palabra presentacin conviene mal para laspalabras que voy a pronunciar, y que sern pocas.

    No puedo hablar de las particularidades de la edicin que se nos ofrece, pues sonlos mismos responsables de ella los ms calificados para hacerlo.

    Y si se tratase de presentar en algunos minutos la obra de Stalin comoconjunto y mtodo de pensamiento, como testimonio y preparacin de su papel en lahistoria, yo no me sentira a la altura, francamente, de tal presuncin.

    Yo quisiera decir sencillamente por qu he aceptado estar esta noche entrevosotros, como haba aceptado, en el ao del centenario, en 1979, escribir algunasobservaciones sobre la parte de la obra de Stalin que pienso conocer un poco mejor: loque se refiere a la definicin y a la historia del hecho nacional . Otros puntos, otrosdominios, en los que me siento menos calificado, no dejar, naturalmente, de sealarlos,pero de una manera ms rpida.

    En 1962, yo dediqu tres volmenes, gordos, demasiado gordos, a ciertosaspectos de la historia de Catalua. En el prefacio, resumiendo las teoras, los anlisisque se haban hecho, a travs de la historia, sobre naciones y nacionalidades, yosealaba que las obras de Stalin, en este dominio, eran, al mismo tiempo, las ms clarasy las ms profundas para elucidar el valor de estas palabras y los hechos que podandesignar. Mucha gente, desde entonces, ha interpretado mi posicin, sea como si yo,partiendo de las frases de Stalin, las hubiera aplicado al caso cataln, como si fuesen undogma; sea como si yo las hubiera citado porque, en los aos en que preparaba mi libro,la referencia a Stalin era de moda. Interpretacin disparatada. Poda yo, tratndose deun problema de nacionalidad, ignorar las obras del que Lenin, en 1917, habadesignado como Comisario para las Nacionalidades, y que, desde ese puesto, habaconstruido una federacin de nacionalidades de tipo absolutamente nuevo? Cmo nome hubiera interesado el pensamiento que le haba permitido llegar a semejanteconstruccin? Y como encontr en la expresin de este pensamiento, lneas tericasfundamentales, las cit. Fue una sencilla manifestacin de honradez intelectual.

    Muy recientemente, acabo de leer un librito, de lo ms superficial sobre el temacataln, que se atreve a escribir:

    El bolchevique georgiano no haba hecho en 1913 sino una poco brillanteabstraccin de los elementos comunes de las grandes naciones-Estados europeos,formadas en los siglos XVIII y XIX bajo hegemona burguesa.

    Es exactamente como si el autor de un manual de tercera fila para principiantesen Fsica, se permitiera escribir que Newton, o Einstein, no haban hecho sino unapoco brillante abstraccin de los conocimientos en Fsica de su tiempo. Adems, la

    afirmacin de que Stalin ha considerado nicamente la nacin burguesa no es exacta,pues Stalin, analizando, en 1904 , la cuestin georgiana, dice que hubo una cuestin

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    nacional de los feudales, una cuestin nacional del clero, una cuestin nacional delos burgueses y de los pequeo-burgueses del Sakartvelo, peridico con el cualpolemizaba, aadiendo que se poda prever, en el porvenir, una cuestin nacional delos proletarios, y, por acabar, la frase fundamental:

    La cuestin nacional, en las diversas pocas, sirve intereses distintos,adquiere matices distintos, en funcin de la clase que la plantea, y del momento enque la plantea.

    Repito que una frase de contenido tan denso, es de la categora, en el campo delanlisis histrico, de las ecuaciones fundamentales en el campo de la Fsica. Si no setiene presente en todo momento, no se entiende nada ni de la cuestin nacional, nisiquiera de toda la historia del siglo XX, siglo de las liberaciones nacionales, de ladescolonizacin.

    Se suelen olvidar en muchas obras de gran pobreza intelectual, y que se creenbrillantes, los hechos ms enormes de la historia. Yo recuerdo siempre, y cito envarias ocasiones, una serie de la Televisin Francesa en que Bernard Henry Levi ,joven filsofo pasado de un maosmo descabellado a un reaccionarismo de lo msnegro, tomaba esa actitud de superioridad, de desprecio, de condescendencia hacia elpensamiento bolchevique de la primera mitad del siglo XX. Alejandro Sanguinetti,diputado gaullista, pero buen historiador y formado en la resistencia de los aos 40, selevant y dijo: Joven esta gente ha hecho una revolucin, y no una pequea; ha ganadouna guerra, y no una pequea, y se ha guardado su imperio colonial, que es lo que no seles perdona. Ahora bien yo aado si se han guardado este imperio colonial, es que handejado de considerarlo como tal. Es que han tenido una poltica de las nacionalidades.Despus de los primeros choques determinados por los elementos burgueses o feudalesde los confines euro-asiticos, han establecido un nuevo tipo de relacin entre lospueblos y poderes revolucionarios, y asegurado un nivel de desarrollo completamentedistinto del que los imperialismos burgueses permitan a los territorios de sus colonias.Si las cosas fueron as, es el pensamiento de Stalin en este dominio lo que lo permiti. Ysi han podido producirse cambios, fue despus de su muerte. Toda la historia del sigloest ligada al conocimiento de sus tesis. No se trata pues, ni de moda ni debrillantez.

    Pero es precisamente porque el georgiano Stalin fue el especialista reconocido dela cuestin nacional en el pensamiento leninista y bolchevique, que la historiografaespecializada, all, en el antibolchevismo , le quiere quitar importancia y no duda, parahacerlo, en deformar la realidad.

    Es as como el doctor Pipes, considerado en Estados Unidos como gran expertoen sovietologa (por eso es consejero del presidente Reagan, y eso no deja deinquietarme), ha afirmado, en un libro muy conocido, de 1954, con toda tranquilidad,que si Stalin, en 1913, estuvo encargado por Lenin de redactar un artculo sobre lacuestin nacional, fue por casualidad, porque el georgiano especialista, Shamian, noestaba disponible: que Stalin no haba publicado nada sobre el tema, y que era unperfecto desconocido, de Lenin en particular. Y esto cuando, en las primeras pginas detodas las obras completas de Stalin, figura el artculo de 1904, del cual he citado lasfrmulas fundamentales sobre la cuestin nacional. Adems, Stalin haba encontrado aLenin en Tammerfors en 1905, en Estocolmo en 1906, en Londres en 1907. Y se sabeque, en 1912, en una carta a Gorki, Lenin habla del maravilloso georgiano que estredactando el artculo sobre nacionalidades. Es verdad que, segn me ha contado

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    Garaudy cuando era encargado de la edicin francesa de las obras de Lenin, lasautoridades jruschovistas haban suprimido esta carta de la edicin rusa, y queranimpedir que figurase en la francesa. As se escribe la historia.

    En cuanto al artculo de 1913, el antiestalinismo suele contradecirse. Trotski,

    demasiado inteligente para encontrarlo malo, dice que el mismo Lenin lo habacorregido, casi redactado, lnea por lnea. Pero ms corriente, hoy en da, es afirmar quea Lenin el artculo no le gustaba. Ser por eso, probablemente, que ha escogido a Stalincomo Comisario para las Nacionalidades.

    En cuanto al fondo del artculo, suele escribirse que la definicin de la nacin esvulgar, pedaggica, emprica, etc. Lo que no se dice es que no es una definicin sino unprograma de investigacin para cada caso concreto.

    La nacin es una comunidad (genlimehafl, no gesellshaft) humana, estable,histricamente constituible: es un problema de la conciencia de grupo , en la larga

    duracin una de las dimensiones del tiempo histrico: adems es un producto de lahistoria, no de la divinidad, ni de la naturaleza no es nada transhistrica comopretenda Poulanzas.

    Idioma, territorio, vida econmica, formacin psquica y cultural: todos loselementos han de ser reconstituidos y estudiados, con varios matices en los casosconcretos. Pero si este hecho de larga duracin, y psicolgicamente eficaz, puede serutilizado sucesivamente por clases distintas , es porque existe. Pero Luxemburg, queconsideraba tambin el hecho nacional como un instrumento de clase, haba escrito queera un estuche vaco en el cual cada clase pona sus propias visiones.

    Stalin, como Lenin no cree que se puedan utilizar estuches vacos. El hechonacional es histricamente utilizable porque existe . Todo el siglo XX verifica la visinestaliniana de la nacin.

    Y hay que leer seriamente los textos enteros. En el artculo de 1913, unosfabricantes de obras selectas suprimen generalmente el mejor estudio sinttico delhecho nacional en el siglo XIX que nunca haya sido escrito. Es verdad que enOccidente, fuera de las naciones-Estados de tipo francs, o alemn, Stalin ignora, en1913, el caso espaol. Trabaj sobre los casos de Europa Central. Pero estableceperfectamente la jerarqua de los factores y de los actores .

    Se dice muy a menudo que Stalin reduce la cuestin nacional a la del mercado.Pero leamos el texto y veremos si es dogmtico y unilateral.

    Para cada problema hay que leer a Stalin, obra que se consulta , como la deMarx. No se trata de leerlo de un tirn. Se trata de buscar, cada vez que uno se sientacuestionado por la realidad, lo que Stalin, confrontado con una realidad del mismo tipo,ha escrito sobre ella. Es evidente que no se sacarn de la lectura conclusionesmecnicas. Se dice a menudo que Stalin impona su artculo de 1913 como uncatecismo. Pero, en una controversia sobre el hecho nacional, l mismo reproch a uninterlocutor haber tomado en 1925 el artculo de 1913 como referencia. Es fcil acusarsin haber ledo.

    Un ltimo punto: el ltimo mensaje de Stalin, Los Problemas Econmicos delSocialismo en la URSS . Una obra fundamental: jvenes tecncratas empezaban a

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    afirmar que todos los problemas de la URSS se resolveran por el progreso tcnico.Stalin, que era un entusiasta del progreso tcnico, pona su pas en guardia contra la ideade que las fuerzas productivas son el nico factor de la transformacin de una sociedad.Si las relaciones de produccin, las estructuras sociales y la psicologa colectiva, nocambian resueltamente, el progreso tcnico se estancar. Y explicaba que el comunismo

    exiga todava muchos cambios, particularmente el acercamiento del trabajo del campoy del trabajo industrial, del trabajo fsico con el intelectual. Aconsejaba la educacinpolitcnica y dibujaba un porvenir donde todos los hombres podran tener numerosasposibilidades, cambiar de oficio para disfrutar de varios tipos de trabajo, y volver, conms tiempo, liberado por la tcnica, a hacer del trabajo un gusto, como lo anunciabaMarx.

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    DE LA REDACCIN 1

    Convencidos de que para los lectores georgianos conscientes un peridico libre es unacuestin apremiante; convencidos de que hoy da esta cuestin debe ser resuelta y deque nuevas dilaciones slo traeran perjuicios a la causa comn; convencidos de quetodo lector consciente acoger con agrado una publicacin de este gnero y le prestar asu vez toda la ayuda posible, un grupo de socialdemcratas revolucionarios georgianosvamos al encuentro de esta exigencia y, tratando de satisfacer en la medida de nuestrasfuerzas el deseo de los lectores, sacamos a la luz el primer nmero de Brdzola 2 ,primer peridico georgiano libre.

    Para que el lector pueda tener una opinin concreta acerca de nuestro peridico y, enparticular, acerca de nosotros mismos, diremos unas cuantas palabras.

    El movimiento socialdemcrata no ha dejado de afectar ni a un solo rincn del pas. Hapenetrado en este rincn de Rusia que llamamos el Cucaso, y, a la vez que al Cucaso,ha afectado tambin a nuestra Georgia. El movimiento socialdemcrata en Georgia esun fenmeno reciente, data apenas de unos cuantos aos; ms exactamente, las bases deeste movimiento no fueron sentadas hasta 1896. Como en todas partes, el trabajo entrenosotros tampoco rebas en los primeros tiempos los lmites de la conspiracin. Lalabor de agitacin y de amplia propaganda en la forma en que la observamos en losltimos tiempos era imposible , y, de grado o por fuerza, todas las energas estabanconcentradas en unos pocos crculos. Ahora ese perodo ha pasado; las ideassocialdemcratas se han difundido entre las masas obreras, y el trabajo tambin harebasado su estrecho marco conspirativo, extendindose a una parte considerable de losobreros. Ha comenzado la lucha abierta. Y la lucha ha hecho surgir ante los primerosmilitantes muchas cuestiones que hasta ahora haban permanecido en la sombra y cuyaexplicacin no se senta como una gran necesidad. En primer trmino surgi con todafuerza esta cuestin: qu medios tenemos para desplegar con mayor amplitud la lucha?

    1 Editorial del peridico socialdemcrata clandestino Brdzola (La Lucha).2 Brdzola (La Lucha): primer peridico georgiano clandestino de la organizacin socialdemcrata deTifls, publicado por su grupo leninista-iskrista a iniciativa de J. V. Stalin. La aparicin del peridico fueel resultado de la lucha que desde 1898 vena sosteniendo la minora revolucionaria de la primeraorganizacin socialdemcrata georgiana Mesam-dasi (J. V. Stalin, V. Z. Ketsjoveli, A. G. Tsulukidze)contra su mayora oportunista (Zhordania y otros) en torno a la creacin de una prensa revolucionariamarxista clandestina. Brdzola se editaba en Bak, en la imprenta clandestina que, por encargo del alarevolucionaria de la organizacin socialdemcrata de Tifls, haba instalado V. Z. Ketsjoveli, colaboradorinmediato de J. V. Stalin. A Ketsjoveli se le encomend tambin el trabajo prctico relacionado con lapublicacin del peridico. Los artculos de orientacin de Brdzola en cuanto a las cuestionesprogramticas y tcticas del Partido revolucionario marxista pertenecen a J. V. Stalin. Se publicaroncuatro nmeros: el nm. 1 en septiembre de 1901, el nm. 2-3 en noviembre y diciembre de 1901 y elnm. 4 en diciembre de 1902. Brdzola -el mejor peridico marxista de Rusia despus de Iskra-propugnaba la ligazn indisoluble de la lucha revolucionaria del proletariado de la Transcaucasia con lalucha revolucionaria de la clase obrera de toda Rusia. Al defender los fundamentos tericos del marxismorevolucionario, Brdzola, lo mismo que la Iskra leninista, propugnaba la necesidad de que lasorganizaciones socialdemcratas pasaran a la agitacin poltica de masas, a la lucha poltica contra laautocracia, y sostena la idea leninista de la hegemona del proletariado en la revolucin democrtico-burguesa. Al luchar contra los economistas, Brdzola argumentaba en favor de la necesidad de crear

    un partido revolucionario nico de la clase obrera y denunciaba a la burguesa liberal, a los nacionalistas ya los oportunistas de toda laya. La Iskra leninista seal la aparicin del nm. 1 de Brdzola como unacontecimiento de gran importancia.

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    As, pues, un peridico georgiano libre es una necesidad inaplazable del movimientosocialdemcrata. Todo consiste ahora en saber cmo ha de organizarse esta publicacin,qu es lo que debe guiarla y qu debe dar al socialdemcrata georgiano.

    Si se examina de puertas afuera la cuestin de la existencia de un peridico georgiano

    en general, y en particular, la cuestin de su contenido y orientacin, puede parecer quela respuesta cae por su propio peso, de una manera natural y sencilla: el movimientosocialdemcrata georgiano no es un movimiento obrero aislado, exclusivamentegeorgiano, con un programa propio; este movimiento va del brazo con todo elmovimiento obrero de Rusia y, por consiguiente, se subordina al PartidoSocialdemcrata de Rusia. De aqu se deduce claramente que un peridicosocialdemcrata georgiano debe ser tan slo un rgano local, que esclarezca conpreferencia las cuestiones locales y refleje el movimiento local. Pero tras esta respuestase oculta una dificultad que nosotros no podemos eludir y con la cual hemos de tropezarpor fuerza. Nos referimos a la dificultad relacionada con el idioma. Mientras el ComitCentral del Partido Socialdemcrata de Rusia puede esclarecer todas las cuestiones

    generales por medio del peridico central del Partido, dejando a sus Comits regionalesque esclarezcan nicamente las cuestiones de carcter local, el peridico georgiano sehalla en una situacin embarazosa respecto al contenido. El peridico georgiano debedesempear simultneamente el papel de rgano central del Partido y de rganoregional, local. Como la mayora de los lectores obreros georgianos no pueden servirsecon soltura del peridico ruso, los dirigentes del peridico georgiano no tienen derechoa dejar sin esclarecer ninguna de aquellas cuestiones que examina y debe examinar elperidico ruso central del Partido. De esta manera, el peridico georgiano est obligadoa dar a conocer al lector todas las cuestiones tericas y tcticas de principio. A la vez,est obligado a dirigir el movimiento local y a esclarecer debidamente cadaacontecimiento, no dejando sin aclarar ni un solo hecho y respondiendo a todas las

    cuestiones que inquieten a los obreros locales. El peridico georgiano debe relacionar yunir a los obreros georgianos y rusos que participan en la lucha. El peridico debeinformar a los lectores de todos los hechos que les interesen de la vida local, de la vidarusa y del extranjero.

    Tal es, en lneas generales, nuestra opinin sobre el peridico georgiano.

    Unas cuantas palabras acerca de su contenido y orientacin.

    Debemos exigirle que, como peridico socialdemcrata, conceda atencin preferente alos obreros que luchan. Consideramos superfluo decir que en Rusia y, en general, en

    todas partes el proletariado revolucionario es el nico llamado por la historia a liberaral gnero humano y a proporcionar al mundo la felicidad. Es evidente que slo elmovimiento obrero pisa terreno firme y que slo l est libre de fantasas utpicas detodo gnero. Por lo tanto, el peridico, como rgano de los socialdemcratas, debedirigir el movimiento obrero, sealarle el camino y preservarlo de los errores. En unapalabra, el deber primordial del peridico es estar lo ms cerca que pueda de la masaobrera, tener la posibilidad de influir constantemente en ella y ser su centro consciente yrector.

    Pero como en las condiciones actuales de Rusia es posible que, adems de los obreros,intervengan tambin otros elementos de la sociedad romo combatientes de la libertad,

    y como esta libertad es el objetivo inmediato de los obreros de Rusia que participan enla lucha, el peridico est obligado a conceder espacio en sus pginas a todo

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    EL PARTIDO SOCIALDEMCRATA DE RUSIA Y SUSTAREAS INMEDIATAS

    I

    El pensamiento humano ha tenido que sufrir muchas pruebas, ha tenido quepasar por muchas penalidades y muchos cambios antes de llegar al socialismo asentadoy desarrollado sobre bases cientficas. Los socialistas de la Europa Occidental tuvieronque errar largo tiempo a ciegas en el desierto del socialismo utpico (imposible,irrealizable), antes de abrirse camino, antes de investigar y demostrar las leyes de la vidasocial y deducir de aqu la necesidad del socialismo para la humanidad. Desdecomienzos del siglo pasado, Europa ha dado numerosos hombres de ciencia, valerosos,abnegados y honestos, que trataron de esclarecer y resolver la cuestin de qu es lo que

    puede salvar a la humanidad de los males que la aquejan y que aumentan y se agravanms y ms con el desarrollo del comercio y de la industria. Muchas tempestades,muchos torrentes de sangre pasaron por la Europa Occidental para acabar con laopresin de la mayora por la minora. Pero el mal continuaba, las heridas seguansiendo tan lacerantes y los sufrimientos se hacan ms insoportables cada da. Una de lascausas principales de este fenmeno debe buscarse en el hecho de que el socialismoutpico no investigaba las leyes de la vida social, sino que flotaba por encima de la viday se perda en las nubes, cuando lo que se precisaba era mantener firmes vnculos con larealidad. Los utopistas se planteaban como objetivo inmediato la realizacin delsocialismo en una poca en que la vida no ofreca ninguna base para ello, y esperaban lo que es an ms lamentable por sus consecuencias la realizacin del socialismo por

    los poderosos del mundo, que, en opinin de los utopistas, podan persuadirsefcilmente de la justeza del ideal socialista (Roberto Owen, Luis Blanc, Fourier y otros).Esta concepcin anulaba por completo al movimiento obrero real y a la masa obrera,que es la nica portadora natural del ideal socialista. Los utopistas no podancomprenderlo. Queran crear la felicidad en la tierra mediante leyes y declaraciones, sinel concurso del pueblo (de los obreros). En cuanto al movimiento obrero, no leprestaban una atencin especial y hasta negaban frecuentemente su importancia. Susteoras seguan siendo, en consecuencia, slo teoras, que no afectaban a la masa obrera,en cuyo seno iba madurando, sin ninguna relacin con esas teoras, el gran pensamientoproclamado a mediados del siglo pasado por el genial Carlos Marx: La emancipacinde la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma... Proletarios de todos los

    pases, unos!

    De estas palabras desprendase claramente la verdad, hoy evidente hasta para losciegos, de que la realizacin del ideal socialista exige la accin de los propios obrerosy su unin en una fuerza organizada, sin distincin de nacionalidad ni de pas. Habaque demostrar esta verdad cosa que hicieron maravillosamente Marx y su amigo

    Engels para colocar los slidos cimientos del poderoso Partido Socialdemcrata, quehoy se levanta, como una fatalidad inexorable, ante el rgimen burgus de Europa,amenazndole con la destruccin y con edificar sobre sus escombros el rgimensocialista.

    El desarrollo de la idea del socialismo sigui en Rusia casi el mismo camino queen la Europa Occidental. Tambin en Rusia los socialistas tuvieron que errar durante

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    largo tiempo a ciegas, antes de adquirir una conciencia socialdemcrata, antes de llegaral socialismo cientfico. Tambin aqu haba socialistas y haba un movimiento obrero,pero marchaban separados, cada cual por su camino: los socialistas hacia el sueoutpico (Zemli i Volia, Nardnaia Volia) y el movimiento obrero hacia lasrevueltas espontneas. Ambos actuaban en los mismos aos (entre 1870 y 1890), sin

    saber nada el uno del otro. Los socialistas no tenan arraigo entre la poblacintrabajadora, debido a lo cual su actividad era abstracta y careca de base. Los obreros notenan dirigentes, no tenan organizadores, debido a lo cual su movimiento revesta laforma de revueltas desordenadas. Esa fue la causa principal de que la lucha heroica delos socialistas por el socialismo resultara estril y de que su valor legendario seestrellase contra las duras murallas de la autocracia. Los socialistas rusos no seacercaron a la masa obrera hasta comienzos de los aos del 90. Comprendieron que lasalvacin estaba nicamente en la clase obrera y que slo esta clase podra convertir enrealidad el ideal socialista. La socialdemocracia rusa concentr entonces todos susesfuerzos y toda su atencin en el movimiento que a la sazn se desarrollaba entre losobreros rusos. Estos, todava poco conscientes y no preparados para la lucha,

    esforzbanse paulatinamente por salir de su desesperada situacin y por mejorar dealguna manera su suerte. En este movimiento, como es natural, no haba entonces untrabajo sistemtico de organizacin; era un movimiento espontneo.

    Pues bien, la socialdemocracia concentr su atencin en este movimientoinconsciente, espontneo y sin organizacin. Los socialdemcratas trataban dedesarrollar la conciencia de los obreros, trataban de unificar la lucha dispersa yatomizada de grupos aislados de obreros contra patronos aislados, a fin de fundir esosgrupos en una lucha comn de clase, en la lucha de la clase obrera rusa contra la clasede los opresores de Rusia, procurando dar a esta lucha un carcter organizado.

    Al principio, la socialdemocracia no poda extender su actividad entre las masasobreras, por lo cual se contentaba con el trabajo en los crculos de propaganda y deagitacin. Su nica forma de trabajo eran entonces los estudios en los crculos. Lafinalidad de stos era crear entre los obreros mismos un grupo que ms adelantedirigiese el movimiento. Por eso, los crculos se formaban con obreros avanzados. Slounos cuantos obreros escogidos podan estudiar en los crculos.

    Pero el perodo de los crculos pas pronto. La socialdemocracia no tard ensentir la necesidad de rebasar los estrechos lmites de los crculos y de extender suinfluencia a las grandes masas obreras. Contribuyeron a ello las condiciones exteriores.En aquella poca, el movimiento espontneo adquiri gran amplitud entre los obreros.

    Quin de vosotros no recuerda el ao en que este movimiento espontneo se extendi acasi todo Tifls? Las huelgas que estallaban sin organizacin en las fbricas de tabacos yen los talleres ferroviarios se sucedan una tras otra. Esto ocurri aqu en 1897 y 1898;en Rusia haba ocurrido algo antes. Haba que prestar ayuda sin demora, y lasocialdemocracia se apresur a hacerlo. Comenz la 1ucha por la reduccin de la

    jornada de trabajo, por la abolicin de las multas, por el aumento del salario, etc. Lasocialdemocracia saba perfectamente que el desarrollo del movimiento obrero no secircunscriba a estas pequeas reivindicaciones, que el objetivo del movimiento no eranestas reivindicaciones, que eso era tan slo un medio para alcanzar el objetivo. Noimporta que esas reivindicaciones sean pequeas, no importa que los obreros dediferentes ciudades y regiones luchen hoy cada cual por su lado. La lucha misma lesensear que la victoria completa slo puede ser alcanzada cuando toda la clase obrerase lance contra su enemigo, como una fuerza unida, poderosa y organizada. Y esta

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    misma lucha mostrar a los obreros que, adems de su enemigo directo, el capitalista,tienen otro enemigo, an ms vigilante: la fuerza organizada de toda la clase burguesa,el Estado capitalista actual, con su ejrcito, sus tribunales, su polica, sus crceles y susgendarmes. Y si hasta en la Europa Occidental el menor intento de los obreros demejorar su situacin choca con el Poder burgus, si en la Europa Occidental, donde ya

    han sido conquistados unos derechos humanos, el obrero tiene que sostener una luchadirecta contra el Poder, con tanto mayor motivo los obreros de Rusia habrn de tropezaren su movimiento con el Poder autocrtico, que es un vigilante enemigo de todomovimiento obrero, no slo porque este Poder defiende a los capitalistas, sino, adems,porque, como Poder autocrtico, no puede admitir la actividad independiente de lasclases sociales, y sobre todo la actividad independiente de una clase como la claseobrera, ms oprimida y subyugada que las otras clases. As entenda la socialdemocraciade Rusia el curso del movimiento, y dedicaba todos sus esfuerzos a la difusin de estasideas entre los obreros. En esto resida su fuerza y sta era la razn de su incontenible ytriunfal desarrollo desde el primer momento, como lo demostr la grandiosa huelgadeclarada en 1896 por los obreros de las fbricas textiles de Petersburgo.

    Pero las primeras victorias desorientaron a algunos elementos poco firmes y seles subieron a la cabeza. Y as como en otros tiempos los socialistas utpicos se fijabannicamente en el objetivo final y, cegados por l, no advertan en absoluto o negaban elmovimiento obrero real que se desarrollaba ante ellos, algunos socialdemcratas rusosdedicaban toda su atencin, por el contrario, tan slo al movimiento obrero espontneo,a sus necesidades de cada da. En aquel entonces (hace cinco aos), la conciencia declase de los obreros rusos era muy baja. Los obreros rusos comenzaban a despertarapenas de su letargo secular, y sus ojos, acostumbrados a las tinieblas, no advertan,naturalmente, todo cuanto ocurra en el mundo que se abra ante ellos por primera vez.No tenan grandes exigencias, y sus reivindicaciones no eran elevadas. Todava no

    pasaban en sus reclamaciones de un aumento insignificante del salario o de unareduccin minscula de la jornada de trabajo. De que era necesario cambiar el rgimenexistente, de que era preciso abolir la propiedad privada, de que era necesario organizarel rgimen socialista, de todo esto la masa obrera rusa no tena ni idea. Difcilmente seatreva a pensar en la destruccin de la esclavitud en que vegeta todo el pueblo ruso bajoel Poder de la autocracia, a pensar en la libertad del pueblo, en la participacin delpueblo en la gobernacin del Estado. Y mientras una parte de la socialdemocracia deRusia consideraba que su deber era llevar al movimiento obrero sus ideas socialistas,otra parte, obsesionada por la lucha econmica, por la lucha en favor de una mejoraparcial de la situacin de los obreros (como, por ejemplo, la reduccin de la jornada detrabajo y el aumento de los salarios), estaba dispuesta a olvidar completamente su altodeber y sus altos ideales.

    Lo mismo que sus correligionarios de la Europa Occidental (los llamadosbernsteinianos), ellos tambin decan: Para nosotros, el movimiento lo es todo; elobjetivo final, nada. No les interesaba en absoluto para qu lucha la clase obrera; loesencial era la lucha en s. Se desarroll la llamada poltica del kopek. Las cosasllegaron hasta el punto de que, un buen da, en el peridico de Petersburgo.RabchaiaMisl 1 apareci la siguiente declaracin: Nuestro programa poltico es la jornada dediez horas y el restablecimiento de las fiestas abolidas por la ley del 2 de junio 2 (!!!) 3.

    1 Rabchaia Misl (El Pensamiento Obrero): peridico que propagaba francamente las ideasoportunistas del economismo; se public desde octubre de 1897 hasta diciembre de 1902. Aparecieron16 nmeros.

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    En lugar de dirigir el movimiento espontneo, de inculcar a las masas los idealessocialdemcratas y orientarlas hacia nuestro objetivo final, esta parte de lossocialdemcratas rusos se haba convertido en un instrumento ciego del propiomovimiento; y segua ciegamente al sector de los obreros poco desarrollados,limitndose a exponer las necesidades y las exigencias de que tenan conciencia en aquel

    momento las masas obreras. En una palabra, permaneca inmvil, llamando a una puertaabierta, sin atreverse a entrar en la casa. Esta parte de la socialdemocracia rusa se mostrincapaz de explicar a las masas obreras el objetivo final, el socialismo, o por lo menos,el objetivo inmediato, el derrocamiento de la autocracia; y lo que todava es mslamentable, consideraba todo esto como algo intil y hasta perjudicial. Para ella elobrero ruso era un nio pequeo, al que tema asustar con ideas tan audaces. Adems,cierta parte de la socialdemocracia mantena incluso la opinin de que, para llegar alsocialismo, no hace falta ninguna lucha revolucionaria: basta la lucha econmica lashuelgas, los sindicatos y las cooperativas de consumo y de produccin y ya tenemoslisto el socialismo. Para ella era un error la doctrina, sustentada por la viejasocialdemocracia internacional, de que mientras el Poder poltico no pase a manos del

    proletariado (dictadura del proletariado) es imposible el cambio del rgimen vigente, esimposible la liberacin completa de los obreros. En su opinin, el socialismo norepresenta de por s nada nuevo y, en realidad, no se diferencia del actual rgimencapitalista: el socialismo decan puede caber muy bien dentro del rgimen vigente, ycada sindicato e incluso cada pequea cooperativa de consumo o de produccin es yaparte del socialismo. Y con tan disparatados remiendos al viejo ropaje pensabanconfeccionar un traje nuevo para la humanidad doliente! Pero lo ms lamentable de todoello, lo incomprensible para un revolucionario, es que esta parte de los socialdemcratasrusos ha ampliado hasta tal punto la doctrina de sus maestros de la Europa Occidental(Bernstein y Ca.), que llega a declarar con toda desvergenza, que la libertad poltica(libertad de huelga, de asociacin, de palabra, etc.) es compatible con el zarismo, raznpor la cual sobra en absoluto la lucha poltica especial, la lucha por el derrocamiento dela autocracia, pues para alcanzar el objetivo es suficiente la sola lucha econmica; bastacon que las huelgas se produzcan con mayor frecuencia, a despecho de la prohibicin delas autoridades. Entonces stas se cansarn de castigar a los huelguistas, y la libertad dehuelga y de reunin llegarn por s solas.

    As, pues, estos seudosocialdemcratas trataban de demostrar que los obrerosrusos deben sacrificar todas sus fuerzas y toda su energa en aras nicamente de la luchaeconmica y no seguir tras diferentes vastos ideales. En la prctica, su actividad semanifestaba en que ellos consideraban su deber solamente el trabajo local en esta o laotra ciudad. Para ellos no ofreca ningn inters la labor de organizar el Partido ObreroSocialdemcrata de Rusia; antes al contrario, la organizacin del Partido era para ellosuna distraccin ridcula, un obstculo para el cumplimiento de su verdadero deber: lalucha econmica. Huelgas y ms huelgas, y colectas de kopeks para las cajas de ayuda ala lucha: he ah el alfa y omega de su actividad.

    Seguramente pensaris que esos adoradores del movimiento espontneo, yaque han reducido a tal punto sus tareas y renunciado al socialdemocratismo, han de

    2 La ley del 2 de junio de 1897 estableca la jornada de once horas y media para los obreros delas empresas industriales y de los talleres ferroviarios; la ley reduca a la vez el nmero de das festivospara los obreros.

    3 Debemos hacer constar que ltimamente la Unin de lucha de Petersburgo y la redaccin desu peridico han renunciado a su anterior orientacin, exclusivamente econmica, y tratan de introducir ensu actividad las ideas de la lucha poltica.

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    prestar, por lo menos, una gran ayuda a este movimiento. Pero tambin aqu resultamosengaados. De ello nos persuade la historia del movimiento de Petersburgo.

    Su brillante desarrollo y su avance audaz de los primeros tiempos (entre 1895 y1897) tornronse ms tarde en un errar a ciegas, hasta que, por ltimo, el movimiento se

    detuvo en un punto. Esto no es de extraar: todos los esfuerzos de los economistaspor crear una firme organizacin para la lucha econmica chocaban invariablemente conla slida muralla del Poder y siempre se estrellaban contra ella. Las terribles condicionescreadas por el rgimen policaco hacan completamente imposible la existencia decualquier organizacin de lucha econmica. Tampoco daban resultado las huelgas,porque de cada cien huelgas noventa y nueve moran asfixiadas entre las garras de lapolica; los obreros eran implacablemente expulsados de Petersburgo y su energarevolucionaria absorbida sin compasin por los muros carcelarios y los fros de Siberia.Nosotros estamos profundamente convencidos de que la culpa de esta paralizacin(relativa, naturalmente) del movimiento no es slo de las condiciones exteriores creadaspor el rgimen policaco, sino tambin, y en no menor grado, de la paralizacin en el

    desarrollo de las propias ideas, de la conciencia de clase; de ah el descenso de laenerga revolucionaria de los obreros.

    En vista de que, a pesar del desarrollo del movimiento, los obreros rusos nopodan comprender en toda su amplitud los elevados objetivos y el contenido de la luchapues la bandera bajo la cual deban combatir segua siendo el trapo viejo y desteidoque llevaba inscrito el mezquino lema de la lucha econmica, deban aportar a estalucha menos energa, menos entusiasmo y menos afn revolucionario, puesto que sloun gran objetivo puede engendrar una gran energa.

    Pero el peligro que esto supuso para el movimiento habra sido mayor si las

    condiciones de nuestra vida no hubieran impulsado cada da con ms insistencia a losobreros rusos a la lucha poltica directa. Cualquier huelga, por poco importante quefuese, planteaba de plano ante los obreros nuestra falta de derechos polticos, los hacachocar con el Poder y con la fuerza armada y les mostraba de manera clara lainsuficiencia de una lucha exclusivamente econmica. Por esta razn, y a despecho deesos mismos socialdemcratas, la lucha adquira cada da un carcter msacentuadamente poltico. Cada intento hecho por los obreros que haban despertado paraexpresar de una manera abierta su descontento ante la situacin econmica y polticabajo cuyo yugo gime hoy el obrero ruso, cada intento de liberarse del yugo impulsaba alos obreros a un gnero de manifestaciones en las que el matiz de lucha econmica seesfumaba ms y ms. Las fiestas del Primero de Mayo en Rusia abrieron el camino a la

    lucha poltica y a las manifestaciones polticas. Y el obrero ruso aadi a su nico yviejo medio de lucha la huelga un nuevo y poderoso medio: la manifestacin poltica,probada por primera vez en 1900, durante la grandiosa celebracin del Primero de Mayoen Jrkov.

    As, pues, el movimiento obrero de Rusia, gracias a su desarrollo interior, ibapasando de la propaganda en crculos y de la lucha econmica por medio de huelgas ala lucha poltica y a la agitacin.

    Este trnsito se aceler notablemente cuando la clase obrera vio que algunoselementos de otras clases sociales de Rusia hacan su aparicin en el campo de lucha,

    firmemente decididos a conquistar la libertad poltica.

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    II

    No es slo la clase obrera la que gime bajo el yugo del rgimen zarista. La

    pesada zarpa de la autocracia ahoga tambin a otras clases sociales. Gimen, hinchados acausa del hambre crnica, los campesinos rusos, reducidos a la miseria por lasinsoportables cargas fiscales y entregados a la voracidad de los mercaderes burgueses yde los nobles terratenientes. Gime la gente humilde de las ciudades, los modestosempleados de las instituciones del Estado y de las empresas privadas, los pequeosfuncionarios, en suma, la numerosa poblacin modesta de las ciudades, cuya existencia,lo mismo que la de la clase obrera, no est asegurada y que tiene motivos para estardescontenta de su situacin social. Gime, incapaz de aceptar el knut y la fusta zaristas,parte de la pequea e incluso de la mediana burguesa, sobre todo la parte instruida de laburguesa, los llamados representantes de las profesiones liberales (maestros, mdicos,abogados, estudiantes). Gimen las naciones y las religiones oprimidas en Rusia, entreellas los polacos, arrojados de su patria y heridos en sus sagrados sentimientos, y losfinlandeses, cuyos derechos y cuya libertad, otorgados por la historia, han sidoinsolentemente pisoteados por la autocracia. Gimen los judos, constantementeperseguidos y vejados, privados hasta de los mseros derechos que tienen los restantessbditos de Rusia: el derecho a vivir en cualquier parte, el derecho a estudiar en lasescuelas, el derecho a ser funcionarios pblicos, etc. Gimen los georgianos, los armeniosy otras naciones, privados del derecho a tener sus escuelas y a trabajar en lasinstituciones del Estado y obligados a someterse a la bochornosa y opresiva poltica derusificacin, que con tanto celo aplica la autocracia. Gimen muchos millones demiembros de las sectas religiosas rusas, que quieren profesar su fe y practicar sus ritoscomo les dicta su conciencia y no como quieren los popes de la iglesia ortodoxa.Gimen... pero no es posible enumerar a todos los oprimidos, a todos los perseguidos porla autocracia de Rusia. Son tantos, que si todos ellos lo comprendiesen y comprendiesenquin es su enemigo comn, el Poder desptico de Rusia no subsistira ni un da ms.Desgraciadamente, los campesinos rusos todava estn subyugados por la esclavitudsecular, por la miseria y la ignorancia; slo ahora comienzan a despertar y aun no hancomprendido quin es su enemigo. Las naciones oprimidas de Rusia no pueden pensarsiquiera en liberarse con sus propias fuerzas mientras tengan en contra no slo algobierno ruso, sino tambin al pueblo ruso, que todava no ha adquirido conciencia deque su enemigo comn es la autocracia. Quedan la clase obrera, la poblacin modesta delas ciudades y la parte instruida de la burguesa.

    Pero la burguesa de todos los pases y naciones sabe apropiarse muy bien losfrutos obtenidos en victorias que no son suyas, sabe muy bien sacar las castaas delfuego con manos ajenas. Jams ha sentido deseos de arriesgar su situacin relativamenteprivilegiada en una lucha contra un enemigo fuerte, en una lucha que todava no es tanfcil de ganar. A pesar de que est descontenta, no vive mal, y por eso cede gustosa a laclase obrera y, en general, al pueblo sencillo el derecho a exponerse a los latigazos delos cosacos y a los tiros de los soldados, el derecho a luchar en las barricadas, etc. Por suparte, simpatiza con la lucha y, en el mejor de los casos, se indigna (para susadentros) ante la crueldad con que el enemigo, convertido en una fiera, reprime elmovimiento popular. La burguesa teme las acciones revolucionarias, y slo en losltimos momentos de la lucha, cuando ve claramente la impotencia del enemigo, pasaella misma a adoptar medidas revolucionarias. Esto es lo que nos ensea la experienciade la historia... Slo la clase obrera y, en general, el pueblo, que en la lucha no tiene

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    nada que perder ms que sus cadenas, slo ellos representan una fuerza realmenterevolucionaria. y la experiencia de Rusia, aunque todava sea una experiencia pobre,confirma esta vieja verdad que nos ensea la historia de todos los movimientosrevolucionarios.

    De los representantes del sector privilegiado, slo una parte de los estudiantes hademostrado su decisin de luchar hasta el fin por sus reivindicaciones. Pero no debemosolvidar que esta parte de los estudiantes se compone de hijos de esos mismosciudadanos oprimidos y que, adems, como tal juventud estudiantil, que no se halanzado an al ocano de la vida y no ha ocupado an en sta una posicin socialdeterminada, tiende ms que nadie a las aspiraciones ideales que la impulsan a la luchapor la libertad.

    Sea como sea, en el momento actual el estudiantado interviene en el movimientode la sociedad casi como dirigente, como destacamento de vanguardia. En torno a lse agrupa hoy la parte descontenta de las diferentes clases sociales. Al principio, los

    estudiantes intentaron luchar con ayuda de un medio copiado de los obreros: la huelga.Pero cuando el gobierno respondi a sus huelgas con una ley feroz (el Reglamentoprovisional 4), por la cual los estudiantes huelguistas eran reclutados a la fuerza comosoldados, a los estudiantes no les qued ms que un medio de lucha: reclamar ayuda a lasociedad rusa y pasar de las huelgas a las manifestaciones en la calle. Y eso fue lo quehicieron. No depusieron las armas, sino que, por el contrario, se entregaron a la luchacon ms valor y decisin. En torno a ellos se agruparon los ciudadanos oprimidos; laclase obrera les tendi, en ayuda, la mano; el movimiento se hizo poderoso y seconvirti en una amenaza para el Poder. Hace ya dos aos que el gobierno de Rusia, consus numerosas tropas, su polica y sus gendarmes, sostiene una lucha encarnizada, peroinfructuosa, contra los ciudadanos insumisos.

    Los acontecimientos de estos ltimos das demuestran que es imposible laderrota de las manifestaciones polticas. Los hechos ocurridos a principios de diciembreen Jrkov, en Mosc, en Nizhni-Nvgorod, en Riga, etc. indican que el descontentosocial se manifiesta ya de una manera consciente y que esta sociedad descontenta sehalla dispuesta a pasar de la protesta tcita a las acciones revolucionarias. Pero lasreivindicaciones formuladas por los estudiantes libertad de estudios, libertad en la vidainterna de la universidad son demasiado restringidas para un amplio movimientosocial. Para unir a todos los que participan en este movimiento hace falta una bandera,una bandera que sea comprendida por todos, que llegue al corazn de todos y que recojatodas las reivindicaciones. Esa bandera es el derrocamiento de la autocracia.

    Solamente sobre los escombros de la autocracia puede erigirse un rgimen social que sebase en la participacin del pueblo en la gobernacin del Estado, un rgimen quegarantice la libertad de estudios, de huelga, de palabra, de cultos, de las nacionalidades,etc., etc. Slo un rgimen as dar al pueblo los medios que le permitan defendersecontra los opresores de toda ndole: los mercaderes y los capitalistas, el clero y lanobleza; slo un rgimen as dejar expedito el camino para un futuro mejor, para lalucha libre por la implantacin del rgimen socialista.

    4 Se refiere al Reglamento provisional para el servicio militar de los alumnos de los centros deenseanza superior, aprobado por el gobierno el 29 de julio de 1899. Segn este reglamento, los

    estudiantes que participaban en acciones colectivas contra el rgimen policaco establecido en los centrosde enseanza superior eran expulsados de ellos y enviados al ejrcito zarista como soldados rasos, por unplazo de uno a tres aos.

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    derrotados ms de una vez en la calle; el gobierno todava habr de salir triunfante msde una vez en los combates callejeros, pero sus victorias sern victorias prricas. Unascuantas victorias ms como stas, y la derrota del absolutismo ser inevitable. Con lavictoria de hoy prepara su propia derrota, y nosotros, firmemente convencidos de queese da ha de llegar, de que ese da no est lejano, nos exponemos a los latigazos para

    dejar caer las semillas de la agitacin poltica y del socialismo.

    El Poder pblico no est menos convencido que nosotros de que la agitacin enla calle es su sentencia de muerte, de que bastarn dos o tres aos para que ante l sealce el espectro de la revolucin popular. El gobierno ha declarado das pasados, porboca del gobernador de Ekaterinoslav, que para aplastar el menor intento demanifestacin en la calle no se detendr ni ante las medidas extremas. Como puedeverse, esta declaracin huele a balas y, posiblemente, hasta a caonazos, pero nosotrosconsideramos que las balas no contribuyen menos que las fustas a atizar el descontento.Creemos que ni siquiera con estas medidas extremas podr el gobierno detener largotiempo la agitacin poltica e impedir as su desarrollo. Nosotros confiamos en que la

    socialdemocracia revolucionaria tambin sabr adaptar su agitacin a las nuevascondiciones que el gobierno ha de crear con la aplicacin de estas medidas extremas.En todo caso, la socialdemocracia debe seguir atentamente los acontecimientos,aprovechar rpidamente las enseanzas que de ellos se desprenden y saber adaptar suactuacin a las nuevas condiciones.

    Mas, para esto, la socialdemocracia necesita una organizacin fuerte yestrechamente unida, es decir, una organizacin de partido , unida no slo por elnombre, sino tambin por sus principios fundamentales y sus concepciones tcticas.Nuestra tarea consiste en trabajar en la creacin de ese partido fuerte, que ha de estararmado de firmes principios y de una invencible organizacin conspirativa.

    El Partido Socialdemcrata debe utilizar el nuevo movimiento en la calle yainiciado, debe tomar en sus manos la bandera de la democracia de Rusia y llevarla a lavictoria por todos ansiada !

    Ante nosotros se abre, pues, un perodo de lucha preeminentemente poltica.Esta lucha es para nosotros inevitable, ya que en las actuales condiciones polticas lalucha econmica (las huelgas) no puede dar ningn resultado sustancial. Tambin en losEstados libres las huelgas son un arma de dos filos; hasta en esos Estados, a pesar deque en ellos los obreros disponen de medios de lucha libertad poltica, fuertesorganizaciones sindicales, ricas cajas de ayuda, las huelgas terminan frecuentemente

    con la derrota de los obreros, y en nuestro pas, donde la huelga constituye un delito quese castiga con la crcel y se reprime por la fuerza armada y donde est prohibidocualquier sindicato, las huelgas adquieren nicamente la significacin de una protestaSin embargo, para la protesta, la manifestacin es un arma ms fuerte. En las huelgas lafuerza de los obreros est dispersa; en ellas participan tan slo los obreros de una o devarias fbricas y, en el mejor de los casos, los obreros de una profesin; la organizacinde la huelga general, muy difcil hasta en la Europa Occidental, es en nuestro pas detodo punto imposible; en cambio, en las manifestaciones callejeras los obreros unen enel acto sus fuerzas.

    De aqu se deduce con qu visin tan estrecha enfocan el problema los

    socialdemcratas que quieren reducir el movimiento obrero al marco de la luchaeconmica y de las organizaciones econmicas, cediendo la lucha poltica a los

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    CMO ENTIENDE LA SOCIALDEMOCRACIA LACUESTIN NACIONAL

    I

    Todo cambia... Cambia la vida social, y con ella cambia tambin la cuestinnacional. En diferentes pocas salen a la palestra diferentes clases, y cada claseentiende a su manera la cuestin nacional. Por consiguiente, la cuestin nacionalsirve en las distintas pocas adistintos intereses y adopta distintos matices segn laclase que la promueve y lapoca en que se promueve.

    Existi, por ejemplo, en nuestro pas, la llamadacuestin nacional de lanobleza, cuando despus de la incorporacin de Georgia a Rusia la nobleza

    georgiana sinti lo desventajoso que era para ella perder los viejos privilegios y elpodero que tena bajo los reyes georgianos, y, considerando que la condicin desimples sbditos era afrentosa para su dignidad, anhel laliberacin de Georgia.Con ello quera colocar al frente de Georgia a reyes y a nobles georgianos yentregarles, de este modo, losdestinos del pueblo georgiano! Era unnacionalismomonarco-feudal. Este movimiento no dej ninguna huella visible en la vida de losgeorgianos y, si se prescinde de unas cuantas conjuraciones de los nobles georgianoscontra los gobernantes rusos del Cucaso, no cont con un solo hecho que leproporcionase alguna gloria. Bast que los acontecimientos de la vida social afectaranligeramente a este movimiento, ya de por s dbil, para destruirle hasta los cimientos.En efecto, el desarrollo de la produccin mercantil, la abolicin del rgimen de la

    servidumbre, la fundacin del Banco de la nobleza, la agudizacin de los antagonismosde clase en la ciudad y en el campo, el movimiento creciente de los campesinos pobres,etc. asestaron un golpe mortal. a la nobleza georgiana y, junto con ella, alnacionalismo monarco-feudal. La nobleza georgiana se escindi en dos grupos. Unode ellos renunci a todo nacionalismo y tendi la mano a la autocracia rusa, para acambio de esto recibir de ella puestos lucrativos, crdito barato y aperos de labranza,para que el gobierno lo defendiese de los revoltosos del campo, etc. El otro grupo dela nobleza georgiana, ms dbil, se ali con los obispos y archimandritas georgianos y,de este modo, cobij su nacionalismo, desechado por la vida, bajo el ala delclericalismo. Este grupo se dedica con gran entusiasmo a restaurar las iglesiasgeorgianas derruidas, monumentos de la pasada grandeza (ste es el punto principalde su programa!), y espera con fervor el milagro llamado a realizar sus anhelosmonarco-feudales .

    De este modo, el nacionalismo monarco-feudal adopt, en los ltimos instantesde su vida, una forma clerical.

    Al mismo tiempo, la vida social moderna plante en nuestro pas lacuestinnacional de la burguesa. Cuando la joven burguesa georgiana vio lo difcil que erapara ella la libre concurrencia con los capitalistas extranjeros, comenz a balbucear,por boca de los nacional-demcratas georgianos, la reivindicacin de unaGeorgiaindependiente. La burguesa georgiana quera proteger el mercado georgiano con unabarrera aduanera, expulsar de este mercado por la fuerza a la burguesa extranjera,

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    elevar artificialmente los precios de las mercancas y enriquecerse por medio desemejantes manejos patriticos.

    Tal ha sido y contina siendo el objetivo del nacionalismo de la burguesageorgiana: Huelga decir que, para alcanzar ese objetivo, haca falta una fuerza, y la

    fuerza radicaba en el proletariado. Slo el proletariado poda infundir vida al castradopatriotismo de la burguesa. Haba que ganarse al proletariado: y aqu aparecieron enescena los nacional-demcratas. Mucha fue la plvora que gastaron en rebatir elsocialismo cientfico, mucho lo que injuriaron a los socialdemcratas; aconsejaban a losproletarios georgianos que se apartaran de ellos, ensalzaban al proletariado georgiano yprocuraban convencerle de que, en inters de los propios obreros, fortaleciese dealguna manera a la burguesa georgiana. Suplicaban insistentemente a los proletariosgeorgianos: no arruinis a Georgia (o a la burguesa georgiana?), olvidad lasdiscrepancias internas, haced amistad con la burguesa georgiana, etc. Pero fue envano! Los cuentos zalameros de los publicistas burgueses no lograron adormecer alproletariado georgiano. Los ataques implacables de los marxistas georgianos y, sobre

    todo, las potentes acciones de clase, que fundieron en un solo destacamento socialista alos proletarios rusos, armenios, georgianos y de otras nacionalidades, asestaron anuestrosnacionalistas burgueses un golpe demoledor y los expulsaron del campo de lalucha.

    Para rehabilitar su desprestigiado nombre, nuestros patriotas fugitivos tuvieronque cambiar, por lo menos, de color, que disfrazarse, por lo menos, de socialistas, yaque no podan asimilar las ideas socialistas. Y en escena apareci, efectivamente, unrgano clandestino... nacionalista burgus, el rgano socialista con perdn seadichoSakartvelo. 1 As queran seducir a los obreros georgianos! Pero ya era tarde!Los obreros georgianos, que haban aprendido a distinguir lo negro de lo blanco, se

    dieron cuenta fcilmente de que los nacionalistas burgueses slo haban cambiado elcolor, pero no el contenido de sus ideas, queSakartvelo era socialista tan slo denombre. Los obreros comprendieron esto y se burlaron de los salvadores de Georgia!Las esperanzas de los quijotes del Sakartvelo se vieron defraudadas!

    Por otra parte, nuestro desarrollo econmico va tendiendo poco a poco un puenteentre los crculos avanzados de la burguesa georgiana y Rusia, va estableciendovnculos econmicos y polticos entre estos crculos y Rusia y socava as las bases yaminadas del nacionalismo burgus. Y ste es el segundo golpe asestado al nacionalismoburgus!

    En la arena de la lucha interviene una nueva clase, el proletariado, y con l surgeuna nueva cuestin nacional, lacuestin nacional del proletariado. La mismadiferencia que separa al proletariado de la nobleza y de la burguesa, separa la cuestinnacional que plantea el proletariado de la cuestin nacional de la nobleza y de laburguesa.

    1 Sakartvelo (Georgia): peridico del grupo de nacionalistas georgianos residentes en elextranjero, que fue el ncleo del partido nacionalista burgus de los social-federalistas; se edit en Pars,en georgiano y en francs, desde 1903 hasta 1905.

    En el partido de los federalistas georgianos (constituido en abril de 1904, en Ginebra) ingresaron,adems del grupo de Sakartvelo, los anarquistas, los eseristas (socialistas revolucionarios) y losnacional-demcratas. La reivindicacin fundamental de los federalistas era la autonoma nacional deGeorgia dentro del Estado burgus-terrateniente de Rusia. En los aos de la reaccin se convirtieron enadversarios declarados de la revolucin.

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    Hablemos ahora de este nacionalismo.

    Cmo entiende la socialdemocracia lacuestin nacional ?

    Hace tiempo que el proletariado de Rusia comenz a hablar de la lucha. Como es

    sabido, la finalidad de toda lucha es la victoria. Mas, para que el proletariado alcance lavictoria, hay que unir atodos los obreros,sin distinci