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Poemas realizados mediante resultados de búsquedas en Google. Publicado por Ediciones Staton, Buenos Aires, 2011.

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a mis amigxs a lxs q buscan a Page y Brin

cae la tarde y" (spam)"s que en Iowa ahora deben estar llorando los nios en la tierra donde se deja a los nios llorar" Jack Kerouac

Cae la tarde y vos no ests, cae la tarde y dan ganas de llamarte. Se termina el da. Cae la tarde y es hora de abandonar la playa. Caen gotas, y la luz es ms tenue. Los turistas se cansan y los habitantes comienzan a abrigarse ms. Cae la tarde y las sombras de la noche se apoderan de la ciudad. Cae la tarde y una fina lluvia apaga las hogueras de la noche; a su paso el vapor escupe holln y abate su penacho largo y negro. (Th. Gaultier) Antes de sumergirnos en la marea incesante de Benars, cuando cae la tarde y miles de criaturas se acercan a mojarse al ro y a expresar su devocin por seguir latiendo, hicimos un pacto: nada de flash-backs, cada quien tena su pasado, superestresante. Cae la tarde y con ella la esperanza. Cae la tarde y aparecen los aviones de la RAF, cae la tarde y llega la noche en la Costa del Sol. La ciudad se dibuja tranquila y solitaria sobre el cielo azul, con edificios de balconadas graciosas, pintadas de amarillo. Cae la tarde y Gilberto Gil guitarrea en la terraza de su departamento, en uno de los edificios de la colorida Vila do Farol.

Cae la tarde y el mundo sigue, algunos rboles se tuercen, an no sabemos dnde vamos a dormir. Cae la tarde, y Anah debe marcharse. La caravana avanza. Se desata la tempestad. Tu hija te ruega para que la lleves al desfile de la rambla. En el altiplano una vaca da de mamar a su ternero, junto al lago Titicaca. La arista de roca, un paal tendido, y, encima de todo, el aliento de la anchura, el vaho de sal y de miel del verano levantino cuando cae la tarde. Y entonces Sigenza percibe el grito interior sobrecogido: Campo mo! (Gabriel Mir) Cae la tarde, y la verdad es que hipnotiza. Cae la tarde y el sol impiadoso de febrero. Cae la tarde y el viento arrecia, y espers paciente. Cae la tarde, y Christopher tiene mucho nimo para desvelarse esta noche. Desde las escaleras de una escuela de medios audiovisuales en la Pcia. de Buenos Aires, se vislumbra la silueta de un hombre de estatura mediana. A la hora en punto de la cita, Viggo Cormanti -las manos le tiemblan, el cabello rubio destella humedecido por la lluvia, (...) - est al fin ante m. (*** ??) La tierra compacta de la Sierra de Jurez, al pie de la Rumorosa, entre Mexicali y Tijuana, se ilumina por el tono rojizo de un sol que parece llorar sobre el imponente y mgico desierto de la Laguna Salada. Cae la tarde, y en la trgica esquina de avenida Rivadavia y Cabral, es arrollada por un camin Isabel Elisa Martnez de Ibarreta. En ese inmenso silencio de los templos tibetanos, el buda reencarnado va durmindose. Cae la tarde y el mundo sigue, y la luna se asoma. Hoy probamos otro misil de largo alcance.

En la Plaza Italia comienzan a juntarse los que celebran la muerte de Pinochet. Cae la tarde y Boca pierde 2 a 1. Cae la tarde, y en el cielo de Madrid. Cae la tarde, y cae la noche, me llama el Carlos pa un gen derroche. Peppermint abre el armario de espejo de su cuarto. Me hacen seas de que el squito comienza a impacientarse. Cae la tarde y no ests, y el mundo sigue. Todos se dedican a tomar mate en las lejanas, los obreros se han quedado hasta casi las siete, y ahora atardece. Despus pongo algo en el tocadiscos. En el Quadrado, la plaza central de Trancoso, se renen los jvenes del lugar para disputar su partida diaria de ftbol. La centuria romana que acompaaba a la cofrada se va abriendo paso. El trono sale a la calle y era la historia de una Semana Santa. Son recuerdos. Cae la tarde y pienso en Cortzar, en la lucidez abismal de Pizarnik, en todos ellos (y en todos nosotros). Cuando cae la tarde y llega el momento de recoger el ganado, acaba el canto de Sileno. Cae la tarde y tambin cae el siglo. (??) S, la fuente del Bicentenario. Esa agua que te empapa lento, sentado en una banca, mientras cae la tarde, y anochece. Cae la tarde y los antimineros posan para la foto. Eligieron la ruta 23 como escenario. Cae la tarde y yo duermo. Cae la tarde y el teatro se despierta. En el patio de Morgan

cae la tarde y alcanza a verse el cielo enrojecido a travs de las ramas del toronjal. Juan Cobos Wilkins recuerda camino del hotel Los Godos, donde pernoct Paquirri antes de su cogida mortal. Una luz tostada tie de ocre-rojizo ese inmenso y rido territorio cedido por Argelia, [(...) 250.000 personas en jaimas y pequeas construcciones de adobe.] Cae la tarde y los lirios mueren y anochece sobre el Mar Menor. A la salida del cementerio me despido de mis compaeros de tour. Platico con el Capitn Meda sobre los viajes pasados y futuros del Orin a la Antrtida; me seala una familia de delfines Turciops trucantus que juegan en la proa. Y sin ningn efecto de interrupcin se lee un pasaje que describe la belleza de esta hora del da, con sus escenas caseras y tpicas, y la evocacin de los ruidos del lugar y de la hora en que regresan a casa los lugareos (Martha E. Allen). Cae la tarde y sigue sin haber rastro de tierra. Los chicos tienen hambre, lloran... Cae la tarde y con ella un disparo, cae la tarde y el calor pone a sudar a Caracas. Cae la tarde y Quasimodo no da signos de vida, y cae la tarde y atracamos frente a Qasr Ibrim, el nico monumento que permanece en su sitio original. Estaba en lo alto de un acantilado, dominando el Nilo; hoy, las aguas lamen sus cimientos. Cae la tarde y se iluminan uno a uno los puestos de comida callejera, los corros de los cuenta cuentos, encantadores de serpientes, tragafuegos y dems. El sonido del bullicio y la msica de la plaza te llega entremezclado con los olores de los puestos callejeros de especias y comidas. Cae la tarde y la ciudad se dibuja tranquila y solitaria sobre el cielo azul, con edificios de balconadas graciosas pintadas de amarillo. Las ltimas luces del da cubren

con su manto gris cobalto el horizonte marino. Cae la tarde y volvemos a casa caminando, lentamente. Y el tiempo refresca, nos vamos a los merenderos a comer y beber con la familia o con los amigos, sin restricciones. Y los lamos modifican las estrellas. Llena un grito todo en torno a este observatorio. Estamos de nuevo en Puerto Natales. Indudablemente, Salto del ro Serrano. Cae la tarde y los pescadores salen a dejar sus redes que recogern al da siguiente. (Oneidaw) Y Angelique est muy deprimida, no ha parado de llorar y eso pone mal a Dulce... La terraza de este caf comienza a llenarse cuando cae la tarde y es punto de encuentro de muchas caras conocidas. Dos tequilas en un garito, este veneno que no mata. Cae la tarde y los monos de Sumatra se mecen impasibles ante la boca esttica de un caimn. Ya cae la tarde y descansamos en Fuente Bermeja, al sur del Navalperal, suena una banda holandesa de nombre escandinavo Igdrassil- en el CD-player. Los turistas se cansan del asedio de los vendedores de puros y ron, luego cae la tarde y van como corderitos a contar sus provisiones. Cae la tarde y se cierra el santuario, Cae la tarde y los feganuhs se disponen a cenar. Cae la tarde y el paisaje se abre y el calor cedi unos grados. Cae la tarde y el tren se acerca a Malang.

y veo Sentada junto al ventanal, cae la lluvia, madre, sobre el mar. Una avenida grande se abre ante mis ojos y veo a las gaviotas volar, veo a las luces irse y a las turistas tumbarse sobre la arena, y pienso que podras estar aqu conmigo en las comarcas, mientras escucho un poco de Ramones y veo a las personas, veo el inmenso mar y a los perros tumbados a la sombra. Llevo semanas sin beber, afuera cae la lluvia, madre, sobre el mar, y me preocupa mi destino. Abro el balcn y veo a los griegos, sentados en su caf hasta las dos de la maana, oigo la msica y veo la roca de la Acrpolis que surge como una sombra, vuelvo la cabeza y veo a los viajeros, las putas murindose de fro, paso por encima de todo, de las ciudades, de los rboles y de los bosques cenicientos, veo a los pjaros sobre las piedras, y viene a m el recuerdo de este gran amigo; apenas he encendido la luz y desde mi sitial de cenizas piso antiguas veredas y veo a los muchachos robando tablones en el aserradero. Estoy en Miln, cierro los ojos y veo a los camisas negras y a los punks batindose a cuchillo, mientras cae la lluvia, madre, sobre el mar, y a la entrada del edificio, veo a los nios pequeos en la puerta. Se entremezclan los sonidos de violn y la dulce voz de Romeo Gavioli, el clarinete de Santiago Luz que pona el alma, las mulatas bailando en la pista, las estrellas de los medios, Gabilondo o Pedro J. hacindole el "paripe" al cejas. Son ms de las dos de la maana; Tero no regresa,

Bibiana est borracha, llego hasta el Puente de San Telmo y "veo a los dioses, a lo lejos, perderse como un galope de caballos" y a los obreros sumidos en el odio. ("Soy un forastero, y no hay quien conozca una sola palabra del lenguaje de mi alma." -Khalil Gibrn-), veo a las muchedumbres y a los Marines y oigo los pfanos y veo a los abanderados de las causas reales al recibirnos en Barcelona donde los hombres preparan su futuro -ah dormimos, Pigafetta y yo-, y las Cigarreras no saben qu les depara el destino ni a sus hijos. No hemos tenido luna llena. Voy viendo y soando y me sale la idea, algn da llevar esta hermosa visin a un poema de gran significado. Voy al supermercado, y veo a las madres con sus looks renovados cargando comidas para sus hijos. Me siento libre de m misma, no tengo callana, soy blanca, y con el corazn helado, cierro los ojos y recorro los parajes desiertos y veo a los arroyos sentada junto al ventanal, mientras cae la lluvia, madre, sobre el mar. Y si al apartar la vista la dirijo a la Historia, veo a los adolescentes en sombra de esta primavera madrilea, revivo aquel pasado, y veo a los cruzados, a los conquistadores, a El Cano, Felipe II, Cisneros, y a los primeros hombres primitivos, usando el sonido, manifestando a todo el mundo su dolor. Y de repente "veo a las negras falashas parientas de la reina de Saba y a los caratas judos parientes de Mahoma, y veo a los judos de turbante y tnicas blancas del Sahara" (Fina Warschaver)

y veo a las aves abrirse vuelo, a los lderes, a los comerciantes, a los Estados Unidos desplomarse, y "a los campesinos judos de Entre Ros y a los curtidores judos de los Crpatos. Veo las altas frentes del saber y de la muerte y a Rosa Luxemburgo y a un ropavejero" (F. W.). Veo todas las cosas del mundo, y veo mis lgrimas mientras ojeo los peridicos de ese inicio de siglo y me veo sentada junto al ventanal, y aunque creo en la Evolucin Theilerdiana del Hombre, las noches ya no me pertenecen, cae la lluvia, madre, sobre el mar, y por la Lungara veo a Pasquino -salgo a la calle y veo a las gaviotas planear-. Me dice que tiene ganas de una cerveza, y se borran las nubes, y me siento morir de una tristeza que no s si es de Marrakech o ma, y cierro los ojos y retiro las yemas del teclado, y otra vez "veo la puerta ojival del ghetto de Viena y la jaula en que se balancea el judo Sss, veo la sinagoga gtica de Ratisbona y la sinagoga de palmeras de Abisinia, veo a los sacerdotes falashas con sus tambores negros y a los rabinos de Varsovia con sus togas de pieles. Y veo las carabelas de judos desembarcando en Amrica" (F. W.).

Mau Mau 29 de diciembre de 2004 (06:00PM). En el foro Mashada, La comunidad on-line de frica, Proletariat escribi: Cul es el verdadero sentido de Mau Mau? Por qu lleva ese nombre? Tienen algn significado esas palabras?. Dos horas despus lleg la respuesta de Onyango Oloo. Citaba opiniones del historiador Maina wa Kinyatti: el trmino era un invento mzungu. mzungu, o muzungu, se llama a los blancos en las lenguas Bant. * Kinyatti es un escritor kenyano, autor de Truenos en la montaa: poemas y canciones de los Mau Mau y de Mau Mau, la revolucin traicionada. * Los vea beber sangre en las pelculas y saquear las haciendas de los blancos. Luego los hacan picadillo y los dejaban tirados por ah, evoca Juan Yanes. (Naci en las islas Canarias a fines de los 40, el mismo ao fatdico en que se anunciaba el Plan Marshall y se fundaba el Mau Mau). * Me acuerdo de las discusiones con Maina cuando estbamos en la crcel", agregaba Oloo. "l me cont que hacia fines de los 40 y principios de los 50 el gobierno colonial haba empezado a arrestar a los supuestos miembros del movimiento, y cuando los llevaban a la Corte los sospechosos producan un sonido con el que daban a entender que no podan hablar por un juramento que haban hecho. Despus, los britnicos repitieron el sonido hasta deformarlo y crear el nombre: mau mau, mau mau.... * Simba wa Taifa: los kikuyu le gritaban Uma Uma! a los britnicos, lo que quiere decir fuera de aqu o, segn el contexto, fuera de nuestras tierras; y si se repite Uma Uma muchas veces... * En realidad, hasta Kenya es una deformacin alemana de la palabra kirinyaga. * Mau Mau es un eco-hotel posmoderno de Carnval City en la novela Habana 20/20. * En el Piamonte todava hoy les dicen as a los que vienen de lejos, pobres y quizs de tez morena. * No se avergencen jams de los Mau Mau, dijo una vez Malcolm X. Hay que estar

orgullosos de ellos. Esos hermanos eran combatientes por la libertad. * En 1996 una editorial chilena organiz un concurso y el tercer premio lo gan un cuento de Daniel Villalobos Jara. Su narrador era un periodista de rock paraltico y casi ciego. Aos despus, el periodista repasa los das en que acompa por las rutas a una mtica banda de la escena musical de Temuco, que se mantena a un milln de kilmetros del circuito comercial, de los sellos y los estudios de grabacin y llevaba una vida nmade durmiendo en su camin, El Peregrino. Tocaba en bares, en plazas para un pblico nfimo, primero, que haba ido creciendo mientras sus integrantes hacan expediciones express a robar bancos a Santiago, a buscar el dinero que necesitaban para seguir cautivando a esos motoqueros y desarrapados que los seguan por el pas. Eran los Mau Mau y haban pasado de ser un rumor salido de la redaccin de una revista a convertirse en celebridades del under, annimas, desconocidas hasta cuando emprendieron esa ltima saga de apariciones que los llevara desde la plida Arica hasta la cima de un container en Valparaso, donde Nap, su lder, asomado sobre sus seguidores como un encantador de serpientes, apunt a la cabeza de uno de ellos y dispar, y huy mientras sus fans hacan desaparecer el cuerpo, las evidencias, y la polica emprenda una persecucin que durara das, se internara en el desierto, y llegara hasta un peasco donde los tiroteos acabaran con decenas de policas y espectadores: el fin de una era en el rock indie chileno. * En el codo elegante de la calle Arroyo, Mau Mau era una tierra de pantalones plateados de lam. Una boite de rompe y raja poblada por descendientes de viejos petiteros, nios bien devenidos caqueros o mersas, habitus de un saln decorado con el estilo africano de las pieles de cebra, cabezas de animales embalsamadas y tapices dorados. Por all paseaban el gordo Sauce y Rolo Alzaga, y el Tigre Acosta que a veces iba de copas con secuestradas que traa del campo de torturas de la ESMA. Buenos Aires, circa 1977. * En Taf Viejo eran el Comando Interseccional Peronista de Obreros del Norte en los locales de la Unin Ferroviaria. Eran los tiempos de la Resistencia, y en los alrededores de Taf fueron hacindose conocidos por los paros y aprietes. Los sabotajes eran decididos desde un ms all de la conduccin del partido, una autonoma intratable que los convirti en el rumor ms repetido de los que circulaban a fines de los 50 entre el antiperonismo de las provincias del norte. * Sus descendientes volvieron a mediados de los '90 a las calles de Nairobi. Ahora eran una secta equivalente africano del movimiento pentecostista anglosajn. * En la foto que tom la polica cuando lleg a la habitacin de Michael Ruck en enero del 53 se ve una mancha de sangre, las sbanas deshechas, el osito de peluche cado en el piso. La imagen dio la vuelta al mundo e instal la idea de la horda primitiva que se

ocultaba en las selvas de Kenya y ansiaba aniquilar a los blancos. Ruck tena seis aos y haba sido degollado por los empleados de su casa en las afueras de Nairobi. Su niera haba abierto las puertas para que entraran los Mau Mau. * El Mau Mau es, finalmente, un juego. El objetivo es quedarse sin cartas: por turno, cada jugador deposita una de las suyas sobre una pila (debe coincidir en nmero o figura con la ltima depositada). * Cuando no puede dejar una carta, el jugador debe llevarse una del mazo. Si el mazo se agot, se lleva todas las cartas que fueron juntndose en la pila (pueden ser muchas). * "Su origen es un misterio. (...) La historia que escuch en 1990 es que haba sido inventado por alguien de Nueva Jersey, de donde pas a unos graduados del MIT, uno de los cuales (quizs Jeff Keller) luego lo trajo a la Universidad de California en Santa Cruz, donde el virus se propag alrededor de Sillicon Valley y la Baha. (...) Sin embargo, James Lockman dice en un mail: "Aprend el Mau en un avin a Italia, por unos chicos de Yale. No s de dnde lo haban sacado". Y Ginger Ogle: "Aprend el Mau Mau cuando viajaba por Europa en 1973. Unos alemanes nos lo ensearon y nos dijeron que se llamaba as por una tribu de africanos despiadados y sanguinarios. Pasamos horas jugndolo con alemanes, britnicos, italianos y daneses, y todos parecan conocerlo." (R.C. Underwood) (1) * Nadie gana en el Mau Mau. Pierde el ltimo en quedarse con cartas. * Es un slvese quien pueda. * "El Mau exige seguridad, templanza y velocidad, y es un juego cautivante para los que pueden desprenderse de sus egos en un sentido no muy diferente al del Zen. Frustrarse o ponerse a la defensiva conduce al fracaso." * Mientras tanto, en los foros se debaten las variantes. Son infinitas: hay reglas especiales que saltean turnos, cambian el orden de la ronda, obligan a decir ciertas frases antes de cada jugada ( Spam, Wonderful Spam!). Si alguien detecta una infraccin puede denunciarla. Si la denuncia es aceptada, el infractor levanta una carta. De lo contrario, el denunciante se la lleva. Tarde o temprano reina el caos. *

A veces est prohibido preguntar por las reglas del Mau Mau. Y para algunos tambin est prohibido ensearlas: los novatos deben aprender a jugar mediante la prueba y el error. En su versin ms radicalizada, tambin est prohibido dejar las reglas por escrito, y hasta hablar del juego o referirse a l fuera de una partida. 1 . Otras variantes ms populares del Mau son el Uno y el Shithead. Dos chicas israeles me ensearon a jugar al Shithead en el patio de un hostel en Sucre, Bolivia, en 2006, mientras esperbamos que se hiciera la hora para ir a la estacin de micros. (charly.gr)

eran los tiempos de Eran los tiempos de San Pablo, hace ya dos mil aos. Eran los tiempos de "los panes cimos", de los inicios hericos, y de Herodes el Grande, cuando hordas de colonos tomaban las escaleras de Palacio, y la pampa era el Far West de los judos. Tiempos de la Generacin Perdida, de la posguerra y el estraperlo, y los grandes caciques, Inahwa, Kusung, Tapuh que todava resuenan en los relatos de los miembros de la Comunidad. Se atisbaban horizontes lejanos, cuando amplias reas del planeta estaban cubiertas de hielo, en los tiempos de los inicios de la "belle poque", "la Lima de antao" y la gesta del anciano guerrero que montaba un desguazado corcel. Tiempos de los malos augurios, de las corazonadas sangrientas y de los cielos demasiado cerrados. (En la Navidad de 1975, el pueblo de Gbekli se organizaba en grupos que guiaban rebaos enteros de gacelas a trampas, cazando toneladas de carne y pieles). "momentos de conchitas recogidas por la orilla". Das de cartillas y racionamiento y desempleo en una Europa castigada por la guerra y una Espaa en una dura postguerra. Eran los tiempos de la corraleja sana, de los bailes debajo de la bonga en el antiguo mercado de la avenida primera de Montera. Era la poca del estanquillero Emeterio Surez (que sera inmortalizado por Guillermo Valencia Salgado en su poema "Mi vieja Montera"),

de los peces en abundancia que moran de asfixia en las playas del ro, y de las fiestas de los campos chilenos, con tamboreo y huifa y esas sinceras invitaciones de "qudese el tiempo que quiera". Tiempo de la dichosa brisa (que mucho ayudaba) y el famoso morrito que sigue an, mientras brilla el sol dentro de m y a mi alrededor, en los tiempos de la sequa, cuando los campesinos urgidos por la hambruna se tomaron las haciendas y las vegas apenas regadas por el ro, en tiempos de la post-guerra civil espaola, cuando me dedicaba a la venta ambulante por las masas de Tronchn y Villarluengo, en un macho cargado con dos cajones de madera, y todo lo necesario en una casa, ropas, zapatillas, sardinas de cubo, tomates, fruta, etc. Esos eran los tiempos de mi infancia, de misiles Pershing desplegndose en Alemania Federal y tropas cubanas en Angola. De los tirachinas fabricados con una rama y una goma, sacada del basurero de Son Dureta, de las que sirven para apretar el brazo para sacar sangre. Tiempos de los trineos con los que bajbamos a toda leche la calle San Magn desde la Iglesia hasta el bar Cuba. De guerras entre barrios, los Catalineros contra los del Jonquet, los de Son Espaolet, los Pucheros... con sus fronteras, la riera era la frontera entre el Puig y Santa Catalina. La Plaza del Vapor, entre Santa Catalina y el Jonquet. El antiguo Tenis de Gomila, lo que es ahora el Gomila Parck, la calle del Bosque. Las peleas con cerbatanas, "ganchets", tirachinas y mi estupenda bayesta.... Extrao esos tiempos de elevar lechuzas, papalotes sorteando los vientos que bajaban de los cerros, que soplaban como ventarrones entre olores a babilnicos tinajones, lustrosos, llenos de chicha de jengibre y de chicha bruja, la que se preparaba en aquellas ollas masayenses, a base de maz tostado, dorado por el fuego de lea seca, crepitante. Tiempos de

"mam, voy a acompaar a Juan y vuelvo" hasta que eran las 12, mientras nos contbamos, cmo estaba la rubia aquella de la barra y con cuntas habiamos ligado. Del boom de la mountain bike, y los tazos en los rayos, del envase de yogurth en la rueda trasera (daba un sonido de moto !!), los inicios del tunnig en nuestra generacin. Extrao esos tiempos del baile del bugalu donde la gente se iba pa lo oscuro a agarrar nalgas, donde se poda fumar en los locales y beber pitorro en la cara de un guardia municipal y donde ese mismo guardia te compraba una Medalla. Los buenos tiempos, donde John Travolta era dios y tener sexo sin condn era cool, de experimentar con pega y gasolina, de chichar en la playa y vomitar viandas en Santurce. Tiempos de subir al autobus el domingo por la tarde para entrar en People's, Borsalino, Alexandras, Barbarela.... en las galas de la tarde, con un paquete de Winston comprado en el Cuba de contrabando, y pegarte dos morreos con la ms fea del lugar pero volver a las 10 a casa como un hroe. Harto de bailar restregando la cebolleta y de beberte dos lubumbas, y llegar a casa con cara de atontao. As, los aos 1963 y 1964 los recuerdo como los ms importantes de la dcada. Eran los tiempos de la Guerra Punea y los abuelos de toda el rea fueron movilizados a Abrapampa, tiempos de gngsters y de carabinas, de cadenazos y guerrilleros de Levante, de los hermanos Calvo Pecino al frente del Ayuntamiento, de Teddy Stauffer y Ral Garca "El Chupetas". Tiempos de antes, tiempos de "guapos y compadres", tiempos de Maceda y compaa, de Porfirio Das y la guerra fra con los soviticos, tiempos del rey Fahd y de Breznev, y de los tanques en las esquinas, de las guerras de minitecas y de "la Gran Venezuela". Eran los tiempos de Po "nono", de la batalla de Lucena, de la nueva era de piedra, de la crisis del petrleo, de Chile y de la CIA. Eran los tiempos de la Venezuela tranquila, de la bonanza prista del Ao

de Hidalgo, de las 62 Organizaciones Peronistas, de las banderas rojas, del partido, de la doctrina. Eran los tiempos de la primavera, de Transicin y de espera, y de la dialctica emocionada, cuando Fraga mandaba y vivamos nuestros primeros amores que no se olvidan. Bolivia gan el Campeonato Sudamericano en marzo del '63. Los grupos punks ya haban irrumpido en la fauna santiaguina, (tenan la complicidad de la noche para aparecer por Plaza Brasil y Plaza Italia). Margaret Michaelis fotografiaba los bajos fondos del Barrio chino en Barcelona, y despus, aquella chica Marie Claire invitaba al resto de las mujeres a ser modernas luciendo unos simples pantys. Nuestra generacin se debata entre los estertores de la moral nica, de la nica Grande y Libre, y del engominado y fumado libertinaje de las Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montn. El olor a nuevo inundaba y Ana Beln cantaba aquello de "miral, miral, es la puerta de Alcal, que viene la democracia: abre la muralla, cierra la muralla", etc. Paul Anka y Brenda Lee, la "nova can" en Catalua, los largos cabellos, la plena vigencia de los cines Astral, la msica estaba en el aire, "Celia", "Desencadena mi corazn" cantaba Leo Dan, Palito Ortega, "Dec por qu no quers" y "Simple", el Do Dinmico nos estremeca y Miguel Aceves Meja colapsaba el "Jess Bermdez", cuando los Loud Jets cantaban "Hermosa Laura" y movan a la juventud. Toda una legin de nombres y rostros se pierden en la bruma del pasado. El "perucho" Zelaya, el "Chiti" Flores, los hermanos Arispe, el "Conejo" Rivera, Willy Tapia y su moto, Oscar Maldonado. Los Wanderers en segunda divisin del ftbol chileno, eran tiempos dificiles, donde el hambre haca milagros, donde un tonto haca relojes, los Billares Palma en Eusebio Estada, los futbolines de la calle San Magn, los chocolates Turn, ricos de principio a fin. Luego vendra en 1980 el xodo del Mariel, donde el ser

homosexual era suficiente para que la tirana homofbica facilitara el viaje de ida del pas, por el puente martimo Mariel-Miami. Los tiempos de las noches peligrosas, tiempos de Nirvana (pero t no te parecas a Kurt, tenas mechones castaos, eras la felicidad). Se discuta, por la noche, una brisa frentica depositaba briznas de significado, me acuerdo de la fiebre del libro, la ilusin, tiempos de terapia y susurros en verano; por ejemplo, la expresin "a nivel piel", y la interrogacin en poemas de Gelman: "era rubia la pulpera de Santa Luca?", y respuestas: "all andar segn se dice": todo era visual. Las largas caminatas sobre el concepto de alienacin, la vida, una serie luminosa de verosimilitudes, el ritmo sostenido de las canciones de Caetano. Los tiempos de la bohemia cosmopolita parisina, del verdadero fotgrafo americano Man Ray persiguiendo a Kiki de Montparnasse, antes de conocer a Lee Miller. Tiempos de incubacin y de esos primeros dolos pop, adornados de un glamour que antes no exista. Tipos que viajaban ya en limousina. La inmortal Caseta Matecaa con "Los Graduados", por Radio Sogamoso y La Voz del Acero, "Producciones Pulido Puerto". Mi adolescencia, tierra del olvido, de trenes al amanecer camino de los pueblos aledaos, donde se asentaban los talleres de imprentas anacrnicas. Las cartas que demoraban semanas en llegar. Los dioses gobernaban el mundo y eran dueos de los destinos. El inicio de los secuestros en Medelln y el final de la televisin en blanco y negro. Chuck Norris desapareca en accin. Los veleros llevaban cargas, pasajeros y noticias, o se marchaban sin rumbo mientras miraba el horizonte. Eran los tiempos de la edad media informtica, los 8-bits y los juegos multiplayer. (La Internet irrumpi en Chimbote en 1997. Asista a un local, Millenium Soft, de un amigo de promocin para saber de qu se trataba la World Wide Web.) Eran los tiempos de la Arcadia y de las cruentas luchas por la conquista del desierto, tiempos de sentarse en el balancn bajo el porche, mientras los mozos cantaban a las chicas: "San Amaro, maro / ten un asubo/ para asubiarlle s mozas/ na veira do ro". Eran los tiempos de la marihuana, las modistas y los sastres, del Estado de Sitio, el Plan LASO,

la perestroika y la inflacin alfonsinista. Tiempos de temblores y desempleo rampante, la cada del salitre y aquel gobernante que, soando, soando, so que podramos llegar a China caminando. El nivel de los mares era ms bajo, el clima era ms fro y seco y deambulaban animales por el territorio. Eran tiempos de felicidad. Eran los tiempos de la ltima glaciacin, la Princesa Amanecer, mi ltimo ao en la primaria. Los bicicarros panaderos, los gitanos con cabra y trompeta, los telegramas, el circo, los caramelos, tiempos de sol y de maestras, tiempos de mayo cuando floreaban las rosas, pocas nebulosas del imperio y su cada, eran, sin duda, grandes tiempos de esperanza, locura feliz , estrellas que fueron como fantasmas, big bands, vacas flacas.

"-Seora marquesa: un amigo mo de Buenos Aires me ha enviado estos caramelos. Permtame usted que se los regale. Tambin van en el paquete unos cigarrillos egipcios..." La tierra de todos, Vicente Blasco Ibez (1922) [Estos textos en prosa iran justificados, igual que los textos de Mau Mau. Los epgrafes quedan sin justificar.] "Ovalados en cajitas metlicas" los describe Luis Antonio Villena, que los compraba en "estancos especiales" a los que iba en busca de una modesta cuota de distincin. Tambin aspiraba a ella mediante los "ingleses con papel de colores y boquilla dorada" o el tabaco "rubio americano mentolado", para lucirse con sus compaeros en los baos del colegio de curas, a mediados de los sesenta en la Espaa de Franco. Es sorprendente la fecha, 1966. Empez a fumar a los quince aos segn recuerda en su breve "Diario de un ex fumador", y "Fumar me pareca bonito", dice, evocando la imagen de su madre y sus ocasionales "pitillos". Pero 1966 es un ao que en esta historia es llamativo. Cuando aparecen, en las dcadas finales del siglo XIX, y hasta algunos aos despus de la primera posguerra, los cigarrillos egipcios son un hbito esperable en ciertos escenarios necesitados de una utilera de exotismo a la carta, bonvivant y decididamente cosmopolita, entre los que puede encontrarse desde un cenculo de poetas modernistas conspirando contra el arte, hasta la recmara de una diva teatral de gira por Europa, que ahoga su ansiedad en bocanadas de humo picante, o la febril conversacin de un militante comunista en el mostrador de una cafetera de Mnich hacia 1930. Pero cuando Villena compra cigarrillos egipcios en un estanco de Madrid en 1966, esos ya eran los tiempos de Lita Torello y Los Beatles. El prestigio decadente que los supo acompaar est condenado a desaparecer, y si sobrevive todava es gracias al gusto "camp" de adolescentes refugiados en los rincones de su colegio, los mismos que unos aos ms tarde saldran a abonar el terreno del soado orden posfranquista. Tal vez haya sido entonces, mientras esperaban su momento, que aquellos chicos se fumaron, extrados de las ltimas partidas disponibles en Madrid, los vestigios de una blle poque a la que sin sospecharlo daban un tardo adis. "Fumar es un placer genial, sensual" Flix Garzo Caruso fumaba dos atados por da. En la cima de su carrera haba llegado a estampar en la historia de la msica la figura del tenor prodigioso, de fama desmedida, al que pareciera acompaar una ovacin incesante. Pero tambin, la de la estrella sometida a la vorgine del mundo de las giras y los contratos, en cuyo trajn acaba por consumir su salud ignorando las seales de deterioro, y la del annimo cantante de restaurant que, descubierto y amparado por un refinado maestro, iniciar una saga que adquiere velocidades vertiginosas. "Tuvo la desdicha de no saber controlarse" escribe La Vanguardia de Barcelona a los 100 aos de su nacimiento. Alude a su sorpresiva muerte en 1921, a los 48 aos, cuyos pormenores seran repasados minuciosamente por sus bigrafos, y hasta evocados en papers de academias de medicina con fervor revisionista y ttulos como "Muerte de Enrico Caruso. Historia de un error mdico". Surgira, entonces, la leyenda de una banda de pistoleros que lo acosaran luego de su paso por La Habana, donde sus presentaciones seran pagadas con las cifras ms exhorbitantes registradas hasta entonces. Desde mucho antes, lo rodea una oscura saga

de empresarios y agentes que amontonan funciones en su recargadsma agenda, a las que Caruso se entrega con el mismo mpetu con el que persigui siempre el xito desde sus das de humilde fontanero en Npoles. Se cuida la garganta con rap sueco y grgaras de agua con sal, inhalaciones y bebiendo un sorbo de whisky antes de cada funcin. Pero es "el Radams de Ada encarnado", dirn, quienes recuerden y sonran al volver a verlo desafiar a la muerte fumando cigarrillos egipcios en sus severas boquillas. A fines de 1920 lo aqueja un dolor agudo en el costado izquierdo. Desoye los pedidos de su mujer para cancelar fechas, y los mdicos lo autorizan a seguir cantando. Antes, le colocan una venda a modo de corset pero luego lo someten a una serie de operaciones. Le drenan una infeccin, programan extirparle un rin. Cuando Caruso muere en Npoles, en agosto, se lo atribuyen a una peritonitis. Los historiadores repasarn su historia, y leyendo sus cartas sostendrn que la muerte se debi al tabaquismo. No hubieran podido salvarlo, de todos modos, de haberlo sabido. " Stravinsky en su piso murciano de la calle de la Gloria, y los gorgoritos de Berta Singerman, esa serpentina lrica, recitando a Rabindranath Tagore y Alfonsina Storni en las noches lricas del Romea." Jos Gonzlez Vidal Los salones del Hotel Sacher, la Viena de entreguerras, los imponderables de la diplomacia europea y la plcida espera entre porciones de Sacher-Torte y tazas de caf humeante. Eduardo VIII, Duque de Windsor, hojea el diario, prende un Khdive y mira las volutas de humo disiparse en la sala hasta perderse en el dorado fulgor de las lmparas. Mientras cae la tarde, y los huspedes regresan al Hotel para descansar antes del concierto o el brindis en alguna Embajada, Eduardo medita en los pasos a seguir en su nueva vida. Es un rey desempleado. Toma el paquete de papel y se detiene un momento en la etiqueta de los cigarrillos; la esfinge parece desteida y dibujada a desgano. Entre las palmeras y los minaretes, se luce el retrato de un hombre vestido con una camisa. Un pao blanco le envuelve la cabeza y cae sobre sus hombros, parece una estatua de cera o un actor suplente en una obra mediocre. Tal vez vuelva a Adn, piensa. Tiene toda la tarde por delante, y el resto de su vida, y ninguna razn para apurarse en decidir qu hacer. Ms bien todo lo contrario, se dice, recordando el sabor de aquellos cigarrillos que le regalara el funcionario del puerto antes de embarcarse rumbo a Bombay, en su ltima visita, hace ya tantos aos. "... la fascinacin de ese mundo de marquesas y barones, con be, de mariquitas y sarasas, de mundanas, demimondaines y fricatrices " ibid. Son el santo y sea de la mujer contempornea. La poeta chilena Wintt de Rokha la describe sumida en veladas de cigarrillos, whisky sowers y conciertos de jazz-bands, y cuando aos ms tarde Gonzlez-Sinde evoque a Maruja Mallo, la pintora ser para l "una de las asistentes al Liceo -creado en 1926- donde las mujeres 'no llevaban sombrero, tenan el pelo a lo garon y fumaban cigarrillos egipcios'. Segn las leyendas, las jvenes surcaban las calles de las ciudades, subidas a Ford-T disparados rumbo a

una fiesta, la falda por encima de las rodillas, el pelo corto y una boquilla en los labios. El cosquilleo del Charleston, como una fanfarria inaugural congregaba en la pista a bailarines tan enamorados del vrtigo como los secuaces del futurismo de Marinetti, y se trasluca en personajes embebidos en el fragor de su tiempo, como la Josefina de la novela de Carmen de Burgos que "se pona ms nerviosa, ms aturdida, ms locuaz que de ordinario", e "Iba de un lado para otro, lo miraba todo, lo tocaba todo, curioseaba y haca preguntas incesantes", y en aquel frenes "Tomaba todo el aire de la demimondaine que va a un almuerzo de confianza. Cantaba al piano, rea, beba champagne, haciendo brindar con ella a Andrs", y finalmente "Encenda cigarrillos egipcios...", desluciendo a sus amigas, que a su lado parecan cada vez ms antiguas. "es mi fumar un edn" Flix Garzo Se multiplican, entonces, en diarios y revistas los avisos decorados con postales de Oriente. Se difunden las damas tendidas sobre almohadones satinados y envueltas en velos, y los enjoyados guardaespaldas, abrazados a su cimitarra, como el apostado al frente de las marquillas Mogul, y aqul afiche de cigarrillos ya legendario por el que la diosa Isis se le revel a Ruth St. Denis, y determin su destino de bailarina oriental. Abandonara los vaudevilles de Nueva Jersey, luego de ver aquella imagen, para predicar el credo de una danza espiritual, enviada a adorar a su diosa por los escenarios del mundo. "Y as entre la bruma y el espln de una tarde de Londres, como el humo de tu cigarrillo egipcio, como el aroma de tus orqudeas predilectas, se desvaneci tu vida..." Jos Juan Tablada Sern asociados a esa antigua fuente de temores en que se conviriti hace miles de aos la religin de Egipto, cuando los adultos de Europa adoptaron su pasado indescifrable para recrearlo a semejanza de un paraso perdido, hecho de resabios de las historias que se cuentan, o se contaban, para asustar a los nios y convertirlo en una sombra Disneylandia, el Vaticano de los credos abominables. Sus peripecias, las de una novela de aventuras ambientada en las orillas del Nilo y diseminada por entregas a lo largo de libros y volantes, o en conversaciones susurradas mientras se revuelven las brasas, odas al pasar por curiosos recin llegados, retomadas durante aos y maceradas en ediciones artesanales pasadas de mano en mano, envueltas en rollos de papiro e introducidas en canastos de mimbre descargados en Venecia, recibidas, tarde o temprano, por algn squito desprevenido, estudiosos de los misterios de los Espritus de Helipolis, a los que puede verse reunidos en una buhardilla del Quartier Latin, asesorados por un inesperado buquinista dedicado a repasar para ellos la nebulosa de datos y comentarios que se disgregan en los volmenes de su coleccin, tras siglos de viajeros, pseudo-fillogos y exgetas. Para Egipto sus cigarrillos son un dilatado epgrafe. Un modesto merchandising. Y sin embargo, aunque a duras penas, logran mantener viva la llama de un underground semilegal, ominoso, que se transmite en el boca a boca de las famosas pizcas de hachs y opio mezcladas en su tabaco, responsables del diludo sopor que induciran en los fumadores, y que los llevaran, por ejemplo, a convertirse en el distintivo de una camada de habitus a los bares de la noche de Barcelona, en los tiempos de la Primera Guerra, cuando se verificaban los pronsticos de un ministro de gobierno que auguraba las

bondades de una migracin masiva desde Paris, de toda "la gente alegre y gastadora que bulle, goza y triunfa", y que hallara en sitios como el viejo Barrio Chino un osis para sus ansias de diversin. Locales como el Excelsior o La Criolla se volvieron entonces sede de la bohemia, escuelas intensivas, habitadas por la jarana reticente a las trincheras, donde las "obrerillas" y las "nias bien" podan, segn las leyendas, despojarse de los mandatos hogareos y atisbar maneras modernas de vivir la vida. "- Londres! Oh, Londres! Cuntame de Londres!" Jarrapallejos, Felipe Trigo Dicen que en un kiosco del Bajo en Buenos Aires atenda Aristteles Onassis, y que Oliverio Girondo pasaba a comprarle atados de cigarrillos egipcios a cuya importacin se dedicaba el griego, que amasaba por entonces los cimientos de su fortuna. Eran los tiempos de la montaa rusa y las tardes de t en las pagodas al borde del lago en el viejo Parque Japons. La FORA y el antorchismo dividan a los anarquistas, y el arroyo Maldonado se aprestaba a ser entubado mientras el joven Borges se paseaba por las calles de Palermo y conversaba con los ltimos testigos del barrio de los orilleros de "chambergo mitrista"; era el fin de una poca. Los Caballeros de la Media Noche, mientras tanto, inauguraban las reuniones de su club de rateritos y desgranaban los saberes de saldo que, en sus sueos, los convertan en magnates intocables, en reyes del pillaje, mientras prendan unos cigarrillos egipcios, hacan cuentas y, a duras penas, paliaban el ansia. "una boquilla de mbar con virola negra" ? "en el Barrio Latino, donde la ltima Mim y el ltimo Marcelo bailan shimmy y fuman cigarrillos egipcios" Joaqun Edwards Bello Puede verse a un comunista de caf leyendo el diario. Es un militante "tipo Ehremburgh" segn los cronistas del diario HOY de Albacete, domingo 10 de abril de 1932. Saborea su tabaco importado, se entera del discurrir del mundo y acaba siendo el blanco de ironas que sealan su facilidad para mostrarse conmovido por la gesta de los Planes Quinquenales all en la Unin, mientras en Espaa es habitu de los hoteles ms caros, toma whisky importado y jams luce ligado a esfuerzo o empleo alguno. De Valle Incln dirn que pareca "una puta del Maxim's". En las noches del Ateneo vociferaba su "escatologa en galaico" y su teora sobre el "simbolismo en Maeterlinck", envuelto en la bruma de sus cigarrillos egipcios, embelasado por un pblico que aguardaba espectante sus performances en las dilatadas tertulias de Madrid. (Cuando un siglo ms tarde se evocaran aquellas noches, la revista Camo titulara "De la farmacia a la calle: drogas en la Espaa de la Blle poque", y el marqus de Bradomn, se llevara las palmas por sus encendidas alusiones a la "Verde hierba de Estambul", la dulce "verde pneumnica"). "Acptelo, Sebastin, acptelo y asprelo." Eduardo Gudio Kieffer El rumor se haba propagado por los puertos del mundo. Un compilado de supuestos odos de segunda mano se remontaba hasta las inmediaciones de la Medina de Fez, y se

dilua en el entusiasmo de fumadores que guardaban silencio y permitan aqul halo de misterio, bebedores de ajenjo, degustadores de opiceos y de aquellos famosos cigarrillos que, segn decan, "vienen mezclados con una pizca de hasch". "y se senta medio golpista, cuando comparaba notas despus en el caf turco, fumndose un cigarrillo egipcio con los amigos de la curia." La otra Sara, o la huida de Egipto, Luis Harss Aos ms tarde, sus ltimas apariciones seran el desvelo de coleccionistas que intuiran en cada afiche, marquilla o publicidad de una revista los contornos de una poca que se disipaba en el pasado, en escenas en las que no faltara el angustiado amateur que apoyara en la palma de su mano la plida imagen de una marquilla de cigarrillos Khdive, y murmurara para s un dulce lamento por el transcurrir del tiempo. Pedazos de un mundo, como los meteoritos dispersos tras el estallido de un planeta que un astronauta contempla desde su nave y de los que se despide antes de partir. "I come here to listen to this great voice everytime my heart is heavy and I feel nostalgic of things past which will never return. The fact that my eyes become moist is irrelevant. () What a most beautiful timeless melody and voice. R.I.P. You great Italian Man." comentario annimo en Youtube Cuando se escribieran las notas conmemorativas Eduardo VIII aparecera en ellas como el primer Rey de Inglaterra en subir a un avin. Fue en 1936, cuando viaj a Londres desde Sandringham tras la muerte de su padre. De Caruso, diran que fue uno de los promotores de la industria de la msica a escala internacional. Particip de la primera emisin de un programa de radio en 1910, y sus discos de pasta ayudaron a popularizar las Victrolas hogareas. El mundo empezaba a poblarse de estrellas que iban de ciudad en ciudad, y atravesaban continentes, dejando a su paso una estela de rumores y de recuerdos tamizados por la prensa. Asociados al fulgor escnico y los retazos de una vida asediada por el escndalo y la tragedia, inspiraran biografas que tenderan a volver sobre el momento en que el destino haba impreso una marca de agua en sus vidas, para elevarlas al cielo de la fama y luego dedicarles, en sus versiones ma dramticas, un corolario envuelto en lgrimas y estupor. "Tena, en esa poca, la guita loca. Recuerdo los movimientos de tropas una maana, y entraa. El alba, bien de madrugada, tu marido. Tu marido fumaba un cigarrillo (egipcio) en su estudio a contraluz." Osvaldo Lamborghini, Novelas y cuentos En una foto de 1972 se ve a Eduardo VIII, ahora Duque de Windsor, junto a Wallis Simpson, por quien haba abdicado al trono poco despus de asumir. Se los ve resplandecientes, en una noche de gala, luciendo l un smoking y ella un vestido de encaje blanco, y en medio de ambos el presidente Richard Nixon tomando del brazo a la Duquesa, iluminados los tres por haces de luz como si fueran Ginger, Fred y el productor

empeado en reunirlos para una ltima funcin. (Desde los aos '50 la pareja haba peregrinado de Paris a Nueva York para las reuniones de ese remedo de aristorcacia conocido en las revistas como "jet-set". Seguan juntos, pese a todos los pronsticos que en 1936 haban visto en Wallis a una oportunista interesada en la fortuna de Eduardo. Sus seguidores en la web, casi un siglo despus, seguan abocados a injuriar a Stanley Baldwin, aqul Primer Ministro que negociara con Eduardo su salida del trono, mientras en el mismo sitio, junto a los documentales sobre el rey que renunci por amor, pueden verse los videos de viejas fonolas con discos de pasta en las que suenan las arias de Caruso, como si transmitieran en vivo el milagro de un aparato que, al margen de la historia y olvidado en alguna habitacin, hubiera seguido sonando todo este tiempo). "Un cigare! Un cigare en cet endroit!" Les cigares du pharaon En 1934 Tintin emprende un viaje a Shanghai. En la cubierta del barco rumbo a Adn conoce a un egiptlogo que lo invita a sumarse a su expedicin. En el Cairo el arquelogo desaparece en los pasadizos de la tumba del Faran Kih-Oskh y Tintin, atrapado en sus pasadizos, encuentra un cigarrillo. Antes de develar su misterio se salvar de morir ahogado en el mar, volar en avioneta, caer en paracadas en medio de la selva, ser condenado al paredn de fusilamiento. En la India, finalmente, lo encerrarn en un manicomio, pero esto no impedir que desenmascare all mismo a la banda de traficantes de opio que envolva la droga en aquellos cigarrillos y los introduca en Europa cruzando el Estrecho de Gibraltar. Para entonces, los gustos de los europeos se vuelcan ya al tabaco de Virginia estadounidense, y la leyenda negra de los egipcios empieza a atenuarse hasta llegar a las historietas de Tin Tin convertida en un emblema del mal que deleita a los nios. En 1952 Nasser toma el poder en Egipto. Cierran las ltimas fbricas de cigarrillos y desde entonces slo las etiquetas de Camel permanecern en los kioskos del mundo como vestigios de un esplendor tardo e indescifrable.

Sern das I Sern das de gozo, favorables, gloriosos, tiempos sagrados, jams vividos por la humanidad. Te recibiremos como nunca hemos hecho con ningn invitado, seremos miles de seres vivientes en el cosmos. Algunas estrellas alterarn su derrotero, y mi corazn ser tuyo y tuyo ser hasta el fin. S que habrn lgrimas que asemejen lluvias, pero tus das sern das de dolor, ese dolor que es como el ciprs, el ms perdurable de los rboles. "Entonces se alzar Miguel, el gran defensor, y sern das de amargura"... como no la ha habido desde el principio, cuando Dios cre el mundo. (Marcos 13:19) (Los que estn en Judea, que huyan a la sierra; los que estn en la ciudad, que se alejen; los que estn en el campo, que no entren en la ciudad; porque sern das de tribulacin para los malditos, para los que no son hijos de Dios, para los que han rechazado a la Iglesia y a Dios nuestro Seor, s, sern das de calamidad y de miseria, pero para aquel que sufre persecucin por ser fiel a nuestro Seor, esa es su esperanza: que venga nuestro Seor.) II Habr viento en cualkier momento que querr alejarte de m, un sismo, algo nunca visto,

humo, mucho humo en la atmsfera, que durar das y tapar la luz. Sern das de oscuridad, de jbilo y alegra, iguales a todos los das de chata tristeza, de feriado de puertas abiertas, para leer y pensar en la tierra, en lo pequeo, lo detallado, lo intil, para alzar la mirada y observar Jerusaln sitiada por ejrcitos inolvidables, y regocijarse porque parecer que el planeta se parte en dos, y el fuego subir en gloria y majestad, y el domingo premiarn la mejor cabellera en el balneario Forever, y todos los das del ao sern das de ensayo de las coreografas, das de despedidas, de sensibilidad, de escases y abundancia, das geniales, de sol y asamblea. Hijos mos, recordad, cuando os sintis desesperados, todo lo que est escrito deber cumplirse en los das venideros (asomarn en Madrid los pavos, y sern das de asueto), y diris: "Mi Jess! (4/6/77). El dragn del submundo, esa serpiente, ser encadenada; el sol se oscurecer, las horas sern siglos, cuando os sintis desesperados diris: "Mi Jess! (4/6/77). Y vendr del oriente una nube gigantesca, en das de agona y preparacin, ante el Amor de Dios,

recibirn la sabidura necesaria para entender, por fin, y diris: "Mi Jess! (4/6/77). Dentro de algunos aos, los ltimos das de la historia del mundo sern das terribles, das de horror para regocijarse ante Dios, tiempos sagrados, jams vividos por la humanidad, das de leyenda y amargura para reflexionar, y diris: "Mi Jess! (4/6/77). Solo entonces los das sern das de verano, primavera, de mucha violencia, de lucha y de fiesta, para alzar la mirada y observar desde otro punto la realidad, y diris: "Mi Jess! (4/6/77). Hijos mos, recordad, que no siempre lo ms importante es ganar, y el domingo el mundo se alegrar, el sol aumentar de temperatura, y premiarn la mejor cabellera en el balneario Forever, y diris: "Mi Jess! (4/6/77).

Voy buscando

Marinero, busco el mar desde el aire y no lo veo... Mi destino voy buscando cabalgando en mi rocn, manejando, manejando como un colectivero, manejando con su mente de asesino, con su mente de demente, manejando, llevo risas y alegras y cuando de noche, solas, doy fe, de verdad sediento en mar de brillantes olas navega mi pensamiento, en el pilago profundo voy buscando, manejando como un colectivero entre destellos de un sol fecundo, albores en la sierra adusta, ansioso, y la pea en que estrellarme con loco frenes, como un colectivero el tedio abandonando, tras una esperanza sin fin. Soy de Torrevieja, entre las estrellas voy buscando una ilusin en la sombra y la noche, entre el cielo y el mar, por toda la ciudad, pateando basura buscando la felicidad, rumbo a Mc Allen simplemente voy, a cruzar la frontera porque all tengo trabajo por eso sigo cruzando, buscando pan pa' mis hijos, vengo y voy siempre buscando libertad, un lugar perdido en el mar, un oasis, un amor, el palacio del Rey que dormir, y no despertar hasta la maanita del Seor San Juan. "-Hija ma, no s donde est". Marinero, voy buscando

todo aquello que ahora habita bajo el mar. S que encima est el cielo y son das inciertos, y recuerdo la primera parodia musical de la cancin de Leo Dan, "S que te amar". ("Soy un muchacho firme,/ nadie me juna, y voy buscando bollos/ por no morguear. Si algn tira me chapa/ yo me barajo, me le hago el plato,/ no me deschapo", etc.) Y por las tardes hay algo que en los labios me besa, es el eterno fuego de los versos y con ellos voy clamando, pues mi sangre, Valiente Argoln, en el callejn he de vengar. No voy buscando perdones, voy buscando un rincn de soledad y amparo, como me pierdo en el corazn de algunos nios, y me he perdido muchas veces por el mar. Entre esa melanclica e ingrata exhibicin de andrajos y desechos, voy buscando viejas voces, el olvido y una prenda tan resobada como las restantes y que no puede faltar. Me refiero la antigua guasa bohemia de no tener ms que un frac para tres... un lavadero, para lavarle la ropa a este pobre majadero, voy buscando, a Consuelo, a Lupita, los sueos de madrug, algn sendero, las palabras, el agua viva, los pedazos de un pasado, un amor que no existi. El maana es una forma vaga, vestida de tristeza, y no voy buscando nada. Con cachaza por los senderos huyo de los pasteleros y al fin me encuentro la plaza plagada de turroneros. (Mil voces en confusion me horripilan al instante. Turrn! Quin quiere turrn! Al buen turrn de Alicante, de Gijona y Gijn!)

No voy buscando nada en particular. No voy buscando cibersexo. Me voy, Marinero, buscando el mar y una ola inmensa donde pueda olvidar. Voy buscando el mar, Marinero, para poder nadar.

* Un saludo * a m. g. Un saludo a las estrellas, a las artes, a las sombras. Un saludo a los gloriosos cados por Dios y por Espaa. A los obreros de Ucrania. A los escritores de vanguardia y a los luchadores de Mlaga, un saludo para vosotros, los que estis presos. Os hemos visto tras las rejas, magnficamente desgreados, astrosos, como las gentes de los Tercios, pero cantando a Espaa. A las Huestes de Medina Yarca, a las tierras valencianas de Xtiva, a los fotgrafos, mineros, ferroviarios, aviadores, a los heroicos constructores del Socialismo, a los obreros, un saludo. Un saludo a los presos sociales, a los dioses, cristianos o paganos, a los pueblos del Istmo Centroamericano, los aguerridos combatientes de la llanura, emocionada y entusiasta. A los socialistas de Iquique, a los que leen y a los que escriben, a los que dan su tiempo para el arte, a las madrecitas en Chiapas, a las tropas zapatistas, a las alumnas y alumnos de Fernando Checa, a las madres que en Guatemala estn preocupadas, a las hermanas del Sagrado Corazn de Jess en la Habana, a las vctimas de la moda, a las personas que viven en la Dehesa, y a las cybercomadres, cybercompadres, A LOS LEPROSOS, CANALLAS, a los barcelonautas, a las tribus del mundo y a los descendientes de Chinos nacidos en Nasca, a los cristianos de Medio Oriente, a los amigos de "El quite de Calasparra". Un saludo. A los pueblos de Tacna, Moquegua, Torata, Chilligua, Cambrune, Callapa, a los amigos blogueros, a los raposeos, a los peregrinos y peregrinas, a los linuxeros, a los buitreros del chat de patriaquemera, a los Reggetoneros, A LOS DJ_S SUREOS, a los hermanos de Bucaramanga. Un saludo a los pequeos colonos de Artek y a todos los nios de la Unin Sovitica. Un saludo a los trolls de Internet, a las madres de las vctimas de Tianamen, a las FARC EP lamentando la muerte de Marulanda, un saludo a los filatelistas de Guatemala, a los indgenas que se revelaron en los Altos y la selva chiapaneca, a los usuarios de Facebook, a los que andais por Francia, un saludo a las comunidades online y offline de todo el mundo. A las bandas de hardcore antiguas, a los miembros de la Logia, a los Peruanos, los ctaros, los periodistas rumanos y a los ciudadanos del pas Utopa, un saludo, personas reales de este mundo. Compaeras, exiliadas, a las seis con cuarenta minutos de este viernes, va un saludo, mis hermanas, chicas bloggers de El Salvador, almas perdidas, traigo del borde del Rimac, desde el salar de Uyuni, desde Veracruz, Valparaiso y desde TRIANA, un saludo.

oldie games Los sueos no tienen copyright Cecilia Pavn "late, late, late, nola" * Al recordar a Nstor Perlongher, Mara Moreno se imaginaba al mundo como "un inmenso bar de infinitas puertas por donde siempre entrar alguien con quien tenemos una conversacin pendiente" (como aqul consejo de Hemingway de dejar de escribir cuando todava quedan frases por redactar, para poder retomarlas al da siguiente). * completing each other sentences: en su blog una chica pone una foto suya con su novio y relata el da a da de la relacin. Detalles de charlas, accidentes ntimos, frases que se completan entre s o se dejan sin terminar. El post se titula "This is for real", su primera oracin "I'm in love". * completing each other sentences: as describen en un diario la empata de los gemelos Pouncey, las promesas recin llegadas al equipo de ftbol de los Florida Gators en la Liga Universitaria, circa 2007. En otra pgina, una entrevista al director de una pelcula y all los gemelos Treadaway que protagonizaron la saga de estrellato rockero y decadencia de los siameses Bang Bang basada en la novela de Brian Aldiss. Se entendan sin mirarse ni siquiera, como si hablaran por telepata -dicen- y eran los mismos a los que Calamaro dedic aquella hermosa cancin, cuando los Bang Bang "ya separados, con un tema / haban pegado que deca as: / 'Bajo el signo de Gminis incubado / 69 es el nmero dorado / somos dos en uno, un todo formamos / con doble caon la carga disparamos...'". * En un tiempo, hubo una vieja historia colgada en la web. La del hombre que se acercaba a consultar a su rabino; no haba ido a la escuela y no poda cumplir con su deseo de recitar las oraciones escritas en la Torah. Quera hacerlo, y ante su pregunta el rabino le responda que no se preocupara, y que si todava no haba aprendido a leer poda en cambio recitar las letras del alfabeto, porque Dios, llegado el momento, se encargara de ponerlas en orden. * Para la ciberntica,[sin coma] la vida es una serie de "fenmenos locales anti-entrpicos", islas de orden en ocanos de ruido. * "vacuolas de silencio y soledad" (Deleuze) *

San Agustn, sentado a la sombra de un rbol, repasa sus cdices. No va a resolver su historia de malentendidos con la fe hasta ms tarde, cuando las frases de la Biblia se le hayan vuelto indispensables para pasar en limpio el relato de su vida. Despus de sentir que esos pasajes lo comprenden mejor de lo que l hubiera podido, ya no podr evocar ni un instante de su pasado sin citarlos mezclndolos con sus propias palabras, como si hubieran sido escritos para que l los descubriera, tarde o temprano. * Los libros como cartas enviadas a travs de un sistema postal ineficiente. O uno demasiado eficiente, como el que en 1955 le entrega un sobre a Marty McFly, que lo recibe a medianoche bajo la lluvia en medio de una ruta y lee el mensaje del Dr Emmet Brown que el Correo de Hill Valley haba guardado en sus oficinas desde 1885 (We had a little bet as to whether this Marty would actually be here). * "toc toc -quin es? -perro, perro portugus" * Y mientras tanto los foros de Facebook donde se juntan los nostlgicos de "MIRAMAR EN LOS 90``S". Alrededor de un fogn hecho de frases enumeran los hitos del balneario en el que pasaron los veranos de su infancia. Listas de nombres como las contraseas de un pasado almacenado en los servidores de una generacin, cuyos integrantes, marcados por el recuerdo de aquellos lugares -la escollera en donde se dieron su primer beso, el kiosco 24hs en el que pasaron la primera noche lejos de sus padres-, esgrimen un saber de baqueanos, arman la gua de la felicidad compartida e intentan invocarla como a dioses menores: "Chicama, Rockaway, Pibelandia, Boycott, Mickey, Ancar, La Granja de Ofelia, la peatonal, el muelle, Mariachi.... sin palabras", dice uno, que desata un hilo de asociaciones libres al que van agregndose datos cada vez ms precisos, "buscar frees para Tijuana en la escollera de Rockaway.. eso s q es vida..". * "Doctor Jano, cirujano hoy tenemos que operar en la sala de emergencias a una chica de su edad ella tiene 21 aos y usted tiene un poco ms" * Citas que, segn Benjamin, deberan ser como asaltantes agazapados al costado del camino, preparados para avalanzarse sobre los viajeros que pasen distrados y despojarlos de sus convicciones. *

"Cuando le hagas a alguien una broma, tiene que ser de tal forma que se acuerde de vos cada vez que se acaricie el mun" (Bernardo Kordon). * Aos ms tarde, llegan hasta un blog los amigos de un antiguo saln de chat. Starmedia sola albergar las divagaciones de literatos dispersos por el mundo, cuando a fines de los '90 se abran los primeros portales de Internet en espaol. Al reencontrarse en la parte de comentarios del blog evocan las noches de poemas y debates filosfico-existenciales, tipeados en un estilo en el que convivan el gnero epistolar y la fugacidad del chat, mientras se preguntan por aqullos que alguna vez conocieron bajo seudnimos que se vuelven ms irreales ahora que el saln ya no existe y nadie puede seguir indagando sobre quines se hallaban detrs de aquellas identidades: Daphne, Blot, Pedrosophia, Lunis, Sr Olvido, Motita, May, Gra, Medea, Don Freevolo. De vez en cuando, los buscadores de la web hacen llegar hasta el blog a uno de los viejos usuarios de Starmedia. Se agrega, entonces, una noticia o un saludo a la hilera de recuerdos; al recorrerlos se tiene la impresin de asomarse a un mundo que ya no existe, del que sobreviven apenas un puado de palabras y una lengua incomprensible. * "guli guli tres pias" * Un twit puede cambiar tu vida. * A fines de los '80 en Buenos Aires algunos adolescentes conseguan claves para acceder a Delphi. Era una de las primeras proveedoras de Internet en Estados Unidos, y en sus foros recolectaban rumores sobre sistemas de chat en Francia, en donde, a su vez, circulaba informacin sobre computadoras parasitadas por hackers de todas partes, donde fermentaba un underground digital dedicado a intercambiar direcciones y claves con las que salan a recorrer la infraestructura de una red que empezaba a extenderse. El ciberespacio era un cmulo de caracteres desparramados en la pantalla, el crepitar de los mdems en la noche. * Truchex aprendi a ingresar y salir de sistemas informticos, dibujando anillos de computadoras alrededor del planeta, uniendo la terminal instalada en su habitacin en Buenos Aires con mquinas de Johannesburgo, Lisboa, Nueva York, etc. A veces encenda sus dos computadoras e iniciaba un chat entre ellas, y esperaba los diez o

veinte segundos que las palabras demoraban en recorrer todo aqul circuito de computadoras, slo por el placer de observar el delay de la informacin mientras daba la vuelta al mundo. * "Y siempre seremos eso: los que estamos alrededor de una mesa, tomando mate, mientras alguien nos lee, en una luminosa periferia, algn texto que, quizs, conforme la piedra fundamental de un futuro orden." Martn Rodriguez * spam. 1. Spiced ham. Manufactured around the world by licensee of the HORMEL company. The exact recipe is a closey guarded secret. Very popular in small Pacific Island countries where real meat is hard to find. In 1990 over 2 million kilograms of spam were sold in New Zealand, Fiji, Samoa, the Soloman Islands. (www.urbandictionary.com) * "cucharita, cucharn no me junto ms con vos."

Disclaimer Los poemas y textos que integran este libro fueron realizados mediante bsquedas en Google. Sus resultados fueron compilados y editados en forma de poemas, o tomados como punto de partida para escribir textos en prosa. cae la tarde y, y veo a los, y veo a las, Mau Mau, eran los tiempos de, cigarrillos egipcios, sern das, voy buscando, un saludo a los, un saludo a las, fueron las frases ingresadas en el buscador (en oldie games no se utilizo ninguna frase en particular, y a veces tampoco el buscador). Los textos y las bsquedas fueron realizados entre mayo de 2007 y julio de 2011. Cae la tarde y (spam) apareci en el nr 31 de la revista El Interpretador (julio de 2007). Un fragmento de este poema fue publicado en forma de plaqueta en 2010 por PLUP (Proyecto Latinoamericano de Unin Potica). Gracias a todos lxs escritorxs, bloggers y navegantes que dejaron sus palabras en la web. charly.gr julio de 2011