Sorprendida

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Sorprendida, así pareciera ser siempre su mirada, una mirada sorprendida, expectante y atenta, atenta a lo que pudiera venir, aunque estuviera en los más relajantes momentos de su vida. Se denota en su contextura, menuda, de apenas sobrepasar el metro cincuenta, de sus ojos negros bien abiertos, de sus brazos proporcionados y su pelo bello, negro y largo, con muy suaves ondulaciones, sólo verificables cuando soltaba su pelo de las amarras de un rodete laboral. Se caracteriza por su simpatía, a todo aspecto de la vida responde con sonrisa, y su sangre descendiente de Turquía se prefigura en un rostro trigueño, de cortes precisos y que finalizan en una mandíbula que pareciera apretada constantemente. Su nariz pequeña es el tobogán porque el cual algunos quisieran deslizarse para sumergirse luego en sus labios finos y hermosos. Los horarios de oficina le permitían dejar tiempo para poco más que los quehaceres del departamento, necesarios para alguna visita inesperada, bien puede ella caminar la vida en paz si algún desorden se acumula en rincones. Sin embargo eran pocas aquellas visitas, apenas familiares o de algún contacto lejano de su frustrada etapa universitaria, incluso si los detectaba antes, elegía no abrir. Ensimismada, no era desconfiada, desconfía quien permite que alguien se acerque, ella apenas elegía pasar desapercibida. Sin dejar nunca el corazón sobre ninguna mesa, ni siquiera sentándose a una mesa para una primera cita. Algunos reflexionaban respecto a su conducta, y atribuían a una “mala experiencia” lo que hoy le acontecía. Otros simplemente pedían que la dejaran en paz. Ella sólo disfrutaba de su ensimismamiento compartiendo algunas publicaciones en las redes sociales, algunos comentarios con quienes se encontraban con ella en el trabajo, y los simples saludos pertinentes con quienes se cruzaba en el edificio. Mamá había quedado atrás, apenas con 20 años abandonó aquella compartida convivencia familiar, pero encontrar nuevos horizontes en un departamento pequeño del centro de la ciudad. Papá había tenido algo de influencia en ello, dándole una

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Erotismo, relato inacabado, una noche de calor, o de frío, de a dos.

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Sorprendida, as pareciera ser siempre su mirada, una mirada sorprendida, expectante y atenta, atenta a lo que pudiera venir, aunque estuviera en los ms relajantes momentos de su vida.Se denota en su contextura, menuda, de apenas sobrepasar el metro cincuenta, de sus ojos negros bien abiertos, de sus brazos proporcionados y su pelo bello, negro y largo, con muy suaves ondulaciones, slo verificables cuando soltaba su pelo de las amarras de un rodete laboral.Se caracteriza por su simpata, a todo aspecto de la vida responde con sonrisa, y su sangre descendiente de Turqua se prefigura en un rostro trigueo, de cortes precisos y que finalizan en una mandbula que pareciera apretada constantemente. Su nariz pequea es el tobogn porque el cual algunos quisieran deslizarse para sumergirse luego en sus labios finos y hermosos.Los horarios de oficina le permitan dejar tiempo para poco ms que los quehaceres del departamento, necesarios para alguna visita inesperada, bien puede ella caminar la vida en paz si algn desorden se acumula en rincones. Sin embargo eran pocas aquellas visitas, apenas familiares o de algn contacto lejano de su frustrada etapa universitaria, incluso si los detectaba antes, elega no abrir.Ensimismada, no era desconfiada, desconfa quien permite que alguien se acerque, ella apenas elega pasar desapercibida. Sin dejar nunca el corazn sobre ninguna mesa, ni siquiera sentndose a una mesa para una primera cita. Algunos reflexionaban respecto a su conducta, y atribuan a una mala experiencia lo que hoy le aconteca. Otros simplemente pedan que la dejaran en paz. Ella slo disfrutaba de su ensimismamiento compartiendo algunas publicaciones en las redes sociales, algunos comentarios con quienes se encontraban con ella en el trabajo, y los simples saludos pertinentes con quienes se cruzaba en el edificio.Mam haba quedado atrs, apenas con 20 aos abandon aquella compartida convivencia familiar, pero encontrar nuevos horizontes en un departamento pequeo del centro de la ciudad. Pap haba tenido algo de influencia en ello, dndole una libertad desde siempre y que coron con muchas complicidades cuando de secretos se trataba. Es que mam es aquella figura recta e inamovible que aunque soplen tempestades, estoica aguantara hasta el final. Pap sin embargo, flexible, siempre te entendi, y llen tu vida de consejos. Incluso aquella tarde gris de otoo cuando se despidi de todos, y a vos te regal sus ltimos minutos. Sus palabras quedaron por siempre grabadas.Fue mucho ms duro de lo comn, porque mam quedaba sola, y porque el papel protagnico que te tocaba por ser hija nica implicaba una comunicacin constante con datos precisos e informaciones veraces respecto a lo que hacas o dejabas de hacer, el corazn de mam as lo requera. Pero no volviste, mantuviste tu independencia.Aquellos abuelos y abuelas, tos y tas, primos de todas las edades, que veas amontonarse en casamientos o velorios ajenos, eran extraos a vos, tu familia se circunscriba en un radio muy pequeo, que apenas te abarcaba. Es que te cuesta imaginarte dentro de un mismo radio con aquella mujer madre de ojos penetrantes, humor olvidado, sonrisa inexistente y consejos amenazantes. Quiz sea que en este tiempo has notado incrementar tu aislamiento, y tengas miedo de mirarte en ese espejo madre que es lo nico a lo cual aferrarte.En el trabajo gustabas de usar el uniforme recomendado, aunque podas usar otra vestimenta, siempre formal. Sin embargo todos acostumbraban a verte con tu pelo negro recogido, tu camisa blanca, y el pantaln azul oscuro ceido. Erguida, siempre servicial, cada vez que alguien te enfrentaba por cualquier motivo, cruzabas tus brazo y apretabas contra tu cuerpo una carpeta, o si nada tenas, colocabas detrs de ti tus manos, entrelazando los dedos y apretndolos buscabas descomprimir el desconcierto. Si por el contrario, alguien te solicitaba, te peda algo, o debias responder a una consulta, tu cuerpo se transfiguraba en bondad, adelantando levemente el cuerpo y utilizando tus manos y brazos como herramientas necesarias para que el interlocutor quede sin dudas embelesado con la respuesta.Caminabas siempre apresurada, como si un asunto urgente estuviera siempre entre tus manos, con la mirada limpia y la postura de quien se apresta a inmolarse por un recado. Asi ganaste consideracin entre los superiores, pero slo te alcanzaba para gozar de algn