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Septiembre 2009 1 CONTENIDO DL B - 14022 - 1998 Cubierta: Juan Carlos García. Edita: Editorial Teosófica SCooCL. para la Sociedad Teosófica Española. Presidente de la Sección: Clarisa Elósegui La Sociedad Teosófica Española sólo es responsable de las comunicaciones oficiales que aparecen en esta revista. Las opiniones de los autores son de su propia responsabilidad. SOPHIA Nº 245 SEPTIEMBRE 2009 EDITORIAL VÂIRAGYA ............................................................................................................................ 3 DESDE LA ATALAYA, Radha Burnier Ver es un arte ........................................................................................................................... 4 La luna llena del Wesak .......................................................................................................... 6 Mi primer encuentro con H.P.B. .................................................................................................. 8 LA REGLA DE ORO Barbara Humes ...................................................................................................................... 10 HOMENAJE A KRISHNAJI ..................................................................................................... 12 LA DOCTRINA SECRETA, LIBRO DE DESCUBRIMIENTO John Algeo ............................................................................................................................ 19 PREGUNTA-RESPUESTA N. Sri Ram ............................................................................................................................ 26 ACTIVIDADES ........................................................................................................................ 28

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Septiembre 2009 1

CONTENIDO DL B - 14022 - 1998

Cubierta: Juan Carlos García.Edita: Editorial Teosófica SCooCL. para la Sociedad Teosófica Española.Presidente de la Sección: Clarisa ElóseguiLa Sociedad Teosófica Española sólo es responsable de las comunicaciones oficiales queaparecen en esta revista.Las opiniones de los autores son de su propia responsabilidad.

SOPHIANº 245 SEPTIEMBRE 2009

EDITORIALVÂIRAGYA ............................................................................................................................3

DESDE LA ATALAYA, Radha BurnierVer es un arte ...........................................................................................................................4La luna llena del Wesak ..........................................................................................................6

Mi primer encuentro con H.P.B. ..................................................................................................8

LA REGLA DE OROBarbara Humes ......................................................................................................................10

HOMENAJE A KRISHNAJI .....................................................................................................12

LA DOCTRINA SECRETA, LIBRO DE DESCUBRIMIENTOJohn Algeo ............................................................................................................................19

PREGUNTA-RESPUESTAN. Sri Ram ............................................................................................................................26

ACTIVIDADES ........................................................................................................................28

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EDITORIAL

VÂIRAGYA

Esta es una palabra sánscrita queencontramos con alguna frecuencia en nuestros textos teosóficos

y cuyo significado osamos dilucidar conatrevimiento. Nos gustaría comentarlacomo mejor podamos y sepamos, peroantes vamos a transcribir lo que sobreella nos dice el Glosario Teosófico deHPB.

VAIRÂGYA: “Esta palabra se hatraducido en el sentido de indiferencia,desapego, desprendimiento, indiferenciaa los objetos placenteros del mundo,apatía, carencia de deseos, desapasiona-miento, renuncia y otros términos porel estilo. Patánjali, célebre autor de losAforismos del Yoga define la vozvairâgya diciendo: “Es el estado de áni-mo (conciencia) en que se halla aquelque ha subyugado sus deseos y no ape-tece los objetos de los sentidos ni losrevelados por las Escrituras” (libro I,afor. 15). En su comentario sobre estepunto, Manilal Dvived dice: Se ha creí-do más conveniente traducir la palabravairâgya por desapego o desprendi-miento mejor que por desapasionamien-to, como se hace ordinariamente. Lo queatrae la mente y la hace asumir variasformas como pasiones, emociones, sen-saciones, etc., no es más que râga, ape-go; y vairâgya por lo tanto es más bienla ausencia de todo apego que la ausen-cia de algún simple resultado de dicho

apego, como pasión, etc. Vairâgya esefecto del verdadero discernimiento, yen sentir de Vyâsa es “el estado final delconocimiento perfecto,” es decir, aquelestado en que la mente, llegando a co-nocer la verdadera naturaleza de las co-sas, ya no será engañada más en el falsoplacer por las manifestaciones de Avidyâ(ignorancia).”

Hasta aquí lo que dice el Glosario,y es más que suficiente para aclarar elconcepto de este término. Sin embargo,nos gustaría añadir algo al respecto.

Tal vez una de las acepciones quemás idóneamente podríamos aplicar aeste estado de vairâgya del que se ha-bla, sería la palabra “desapasionamien-to” o mejor dicho, falto de pasión, o “es-tado final del conocimiento perfecto.”Pero no deberíamos confundir este es-tado final del conocimiento perfecto conel “desapego,” el cual es fácil interpre-tar como falta de interés y nada más.Para llegar a ese estado de vairâgya per-fecto, tiene que haberse aceptado la re-nuncia; la renuncia a todo aquello (per-sona o cosa) a lo que hayamos estadosujetos en el tiempo.

En modo alguno podemos jamásdesentendernos, pensando que practica-mos vairâgya, ni con la vida que nosrodea, ni con las personas, allegadas ono. El sufrimiento del mundo es nues-tro sufrimiento; sus penas son nuestras

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DESDE LA ATALAYA Radha Burnier

penas y sus gozos son nuestros gozos.Pero todo esto debería practicarse conun espíritu visceral, libre de impurezaspersonales o afectivas de pseudo-domi-nio o complacencia personal. No cabeduda de que esto es una cosa muy difí-cil de realizar. Es como si se tratara deun desapego-despellejo personal de to-das aquellas envolturas que nos sostie-nen y nos retienen en esta vida externa,sin perder jamás los estribos para dejarque el caballo de nuestro propio yo sien-ta que se le aflojan las riendas para cam-par a su aire.

No creemos que se trate de eso, nimucho menos. Lo difícil es alcanzar eseestado de vairâgya sin denostar a nadani a nadie, sino sólo recluyéndonos ennuestro Yo interno para influir en lo ex-terno con nuestra aparente pasividadhacia las cosas y hacia las personas. Peronunca tiene que faltar el interés desapa-sionado por todas las criaturas humanasy sus desventuras. Lo importante es queestas mismas desventuras no nos alcan-cen en absoluto de una manera objeti-va, sino que tengamos la suficiente fuer-za de voluntad y desapego para que,haciéndolas nuestras, no nos afecten ydejen también de afectar a los demás.

Es posible que este lenguaje resulteconfuso, pero no encontramos mejorespalabras para expresarlo. Es un errorfenomenal pensar que al no interesarnospor los hechos y por las personas llega-remos a alcanzar ese valioso vairâgyaque todos ansiamos para recuperar la pazperdida en el bullicio del mundo. Lo másgrande, lo más bello, es poder sonreír ymirar con los ojos de esa paz interna quehayamos podido conquistar con nuestrovairâgya, y seguir ayudando, colaboran-do y entregando nuestro amor y com-prensión a todos los hechos y cosas dela vida.

Nunca una renuncia absoluta haciael mundo. La renuncia absoluta tiene queser hacia nosotros mismos, hacia nues-tras vestimentas externas, que habremosarrancado como las pieles de una ser-piente, para reencontrarnos de nuevo enaquel estado de prístina pureza internaque nos hace verdaderamente humanosy verdaderamente angélicos. Y entoncesdescubriremos que esas vestimentas ex-ternas (riquezas, posesiones, apegos alas cosas y objetos materiales) que nosagobiaban y nos sujetaban, carecen real-mente de sentido.

C.B.

Ver es un arteEs preciso mirar las cosas corrien-

tes con nuevos ojos. Cuando miramoscorrectamente, las cosas normales dejande ser normales. Es algo que forma par-

te del arte, pero también pueden practi-carlo los que no saben dibujar ni pintarni hacer ninguna de las muchas cosasque hacen aquellos que llamamos artis-tas. Es uno de los numerosos puntos de

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los que habla el artículo sobre arte queescribió nuestro anterior presidente, elSr. Jinarajadasa. Éste nos indica que to-dos podemos experimentar la belleza, elsentido de la proporción y cosas pareci-das, como lo hace un verdadero artista,pero, para hacerlo, hemos de aprender amirar. Entonces podremos ver cada vezmejor de lo que hacemos ahora.

Cuentan la historia de un líder reli-gioso que daba conferencias. Tal vezmuchos lectores conozcan ya la histo-ria, pero, igualmente, contiene una granverdad. Dicen que un día el maestro,antes de empezar su charla, oyó cantarun pájaro en la ventana y todos los queestaban sentados en la sala para oírlehablar oyeron el canto también. El maes-tro no empezó la charla, sino que se pusoa escuchar con toda atención. Cuandoel canto cesó, dijo “La enseñanza de hoyha terminado; el sermón se ha acabadoy os podéis marchar”. Esto es la esenciade la verdadera enseñanza: dejar que losoyentes oigan de forma total, con todosu corazón y su ser, y no sólo con unaparte de la mente.

Cuando observamos de forma total,lo cual hacemos muy raramente o tal veznunca, la mente ya no está ni presenteni activa. Entonces la persona tiene unaconciencia plena de lo que hay a su al-rededor y delante de ella. Se puede co-nocer la belleza que está en todas par-tes. No importa tanto cuál sea el objetode belleza, porque todo forma parte dela belleza única que abarca todas lascosas. Desgraciadamente, no solemosver la belleza, ni la sentimos en nuestrocorazón, perdiéndonos en ella. La belle-za rodea todas las cosas y, a la vez, es

todas las cosas. Ojalá pudiéramos sen-tirla, aunque fuera por un breve momen-to, porque en ese momento el mundo seconvierte en algo distinto a lo que esnormalmente y forma parte de la Exis-tencia Divina.

Las relaciones no suelen ser reales.Nos parecen reales en el momento, y estemomento puede extenderse durante todauna vida o varias vidas. Nos imagina-mos que nuestra fabricación de imáge-nes nos aporta lo real, pero la verdad noestá hecha de imágenes. Sólo se la co-noce en un estado interno de silencio yde abandono del yo, pero este estadotodavía no lo conocemos. Sin embargo,podemos conocerlo percibiéndolo a dis-tancia. El abandono del yo es el silen-cio, el silencio interior. Puede que hayasonidos a nuestro alrededor, algunosinspiradores, otros que penetran en nues-tro corazón y otros superficiales y noreales. El abandono del yo significaaquel profundo silencio que experimen-tamos internamente, sean cuales sean lascondiciones externas.

No podemos conocer realmente laverdad ni la belleza ni el amor, que siem-pre están presentes en todas partes, porel simple hecho de conocer esas pala-bras. Creemos conocerlos al pronunciar-las, pero las palabras pueden ser extre-madamente engañosas. Por ejemplo,usamos la belleza aplicándola a lo queimaginamos en un momento dado; esuna sensación egocéntrica. En ese mo-mento, una ligera expansión puede ha-cernos creer que nuestra conciencia seha abierto considerablemente. Es la ma-gia de estas cualidades inmortales debelleza, verdad, amor, sabiduría etc.

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Existen en un estado intemporal más alláde toda medida, pero engañan a la gentey les hacen creer que conocen aquelloque significan las palabras. Pero el pa-norama más amplio, vislumbrado desdeel punto de vista espiritual, sólo lo venaquellos que han alcanzado un estado deprofunda felicidad interna; quienes hanvisto el panorama tienen “ojos para ver”.

A medida que vamos aprendiendo aver cada vez mejor, nuestros ojos, losexternos y mucho más los internos, tie-nen que sensibilizarse. La palabra “fra-ternidad” puede significar muchas co-sas según quién use la palabra. Pareceuna palabra normal y corriente, y puedesignificar solamente camaradería y bue-na voluntad hacia la gente que conoce-mos. Pero cuando se incluye a todo elmundo en general, puede transmitir algomucho más profundo y más real hacialos demás. Puede llevarnos a la com-prensión espiritual, que es el amor.

Generalmente cuando hablamos de“amor”, estamos hablando de una sen-sación de comodidad, de seguridad, deamistad, de buena voluntad y cosas pa-recidas. Es el sentido corriente acepta-do por mucha gente, pero también pue-de significar un lazo profundo e inque-brantable que, para empezar, llamamosfraternidad (o cualquier otro término devuestro agrado). La fraternidad es algodistinto a lo que normalmente nos atraecuando hablamos de esta cualidad. He-mos de aprender a mirarlo desde otroángulo si queremos comprender su ver-dadero significado. La fraternidad uni-versal, que es uno de los objetivos de laSociedad Teosófica, establecida comoalgo prioritario a muchas otras cosas, ha

llegado a un nivel determinado, peropuede irse desarrollando hasta conver-tirse en algo que pertenece a la natura-leza inmortal de la vida. Si somos cons-cientes de ello, será una gran bendición.

Tal vez cuando sepamos realmentequé significa la Fraternidad sabremospercibir el espíritu universal divino entodas partes. Es una de esas palabras quenos transmite a cada uno cuál puede sernuestro paso espiritual siguiente, a par-tir de donde estamos. El significado queconocemos de distintos aspectos inclu-ye la verdad, el conocimiento, la inmor-talidad, el gozo profundo, lo eterno, etc.Todos son términos que proceden de unverdadero conocimiento de la fraterni-dad.

La Fraternidad no es algo que aca-baremos conociendo sólo con preocu-parnos por la vida de ciertos objetos. Esun término universal. Forma parte, porejemplo, de la relación que podemosestablecer con una piedra. C.W.Leadbeater escribe sobre el sentimientoque experimentaban aquellos que eransensibles a una roca determinada. Aun-que de forma inconsciente, se iba desa-rrollando una fraternidad entre los dos;la piedra y la persona empezaban a sen-tir algo nuevo al mirarse. Así pues, lafraternidad puede existir cuando lo abar-camos todo, la piedra o la roca, las ho-jas o los árboles, los pájaros o los pe-ces, los seres humanos además de losseres no humanos y muchas otras cosasque no podemos mencionar aquí.

La luna llena del WesakEl mes de mayo normalmente trae

la luna llena del Wesak, algo delicioso

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para el corazón de la gente. Pero es algomás que un hecho delicioso. Es algo es-pecialmente significativo para muchosbudistas. El Wesak fué la entrada delBuddha en el reino de la vida superior yél fue el primer ser humano (se decía)que experimentó este estado maravillo-so. Pero también es una posibilidadabierta a todos los seres humanos. ElBuddha sigue en contacto con la huma-nidad en cierto grado y, una vez al año,derrama sus bendiciones con la luna lle-na del mes del Wesak.

Es importante que los seres huma-nos empiecen a reconocer que se en-cuentran en el principio de un gran via-je que es la iluminación. No están en elfinal, como la mayoría de la gente sesiente inclinada a creer. El ser humanonormal y corriente pasa por la vida lomejor que puede. Hay muchas ideas fal-sas, conclusiones y tentaciones que lemantienen aferrado al nivel humano.Una parte de él se halla todavía en laetapa semi animal, es decir, que siguedeseando los placeres del mundo físicoy nada más. El hombre, naturalmente,ha extendido la idea del placer a todotipo de actividades y cosas, algo que lascriaturas menores no son capaces dehacer. Por ejemplo, se inventa para símismo diversiones, como el cine, todotipo de deportes y cosas similares. Lasdiversiones, muchas veces, se convier-ten en una forma de tortura para otrascriaturas, pero al hombre no le importa.Pero todo esto se reconoce como algosuperficial que no conduce a ningunaparte desde el punto de vista espiritualcuando el hombre avanza espiritualmen-te.

Las pocas personas que tienen an-helos espirituales, al menos de formateórica, aunque no sea completamente,se dan cuenta de que estas diversiones yotras actividades que atraen al ser hu-mano hacia la tierra tienen poco valor.El Buddhaa y otros seres verdaderamen-te avanzados lo demostraron con su viday presentaron, ante quienes tienen ojospara ver, una nueva visión de lo quepodría ser el hombre. Los seres huma-nos pueden llegar a ser más que huma-nos en el sentido corriente del término.La gente como el Buddha fueron ejem-plos gloriosos de lo que será el destinodel hombre en el futuro. Todo esto ymucho más representa la luna llena deldía del wesak.

Es evidente que el Buda se había idoliberando, durante muchas vidas, de to-das las tendencias y deseos animales delser humano. Se requiere tener el cora-zón y la mente de esta pureza, si quere-mos seguir el sendero y alcanzar ese es-tado ahora mismo, algo que todos debe-remos alcanzar cuando empiece real-mente la Nueva Era. Muchos se enga-ñan cuando se limitan a hablar de unaNueva Era, pero será una realidad paraquienes se preparan para dejar atrás lastendencias, anhelos y otros hábitos men-tales y morales que pertenecen a la eta-pa pre humana. Tienen que elevarse másallá de todo esto para ser realmente su-periores.

De vez en cuando, se nos ha conce-dido algún vislumbre de una etapa dis-tinta, cuando algunos individuos ilumi-nados nacen y hablan a un gran númerode personas en esa vida particular. Perocuando todo esto ha terminado, el espí-

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ritu de sus enseñanzas permanece y no-sotros vemos ahora la inspiración delBuddha y de Cristo, además de otros quehan vuelto a la tierra para enseñar a loshombres que hay un camino y un sen-dero. De esta manera, al menos algunosse sienten inspirados para llevar una vidaque cada vez va siendo, de forma gra-

Igual que el camino que condujo alprimer encuentro con H.P.B. de laCondesa (Wachtmeister), mi propio

camino hasta llegar a ella estuvo plaga-do de obstáculos. Mi marido y yo vivía-mos con nuestros dos hijos enEastbourne, cuando H.P.B. llegó a In-glaterra desde Ostende, en 1887, des-pués de tener que salir prácticamente dela India en 1885. Yo conocí al Sr.Bertrand Keightley poco después de in-gresar en la Sociedad Teosófica y siem-pre me proporcionó ayuda y ánimos, quefueron muy valiosos para mí, porque élera un antiguo miembro y yo un miem-bro más joven. El sabía de mi fervientedeseo de conocer a H.P.B. y se prestóamablemente a organizar la cita, si esque era posible, mientras estaban en

Maycot, Norwood (un barrio de Lon-dres). Pero me advirtió de que podría serun tema difícil porque “nuestra Señora”podía ser, bueno, un poco impredecibley caprichosa a veces. A mí no me im-portaba en absoluto que lo fuera, con talde que quisiera recibirme. Estaba pro-fundamente convencida de que me ibaacercando a una crisis en mi vida inter-na y de que todo dependía de si podíaponerme en contacto con ella. Verla, porconsiguiente, era algo que tenía que ha-cer y que acabaría haciendo.

En esa época no éramos ricos y unviaje de ida y vuelta de Eastbourne aLondres no era fácil de asumir. Yo te-nía guardado algún dinero “en un calce-tín”, para un caso de necesidad. Estabadecidida a usarlo para mi pequeño pere-

Mi primer encuentro con H.P.B.

En este hermoso texto, la autora y estudiante deH.P.B., Alice Leighton Cleather describe, de formamuy vívida, lo que le ocurrió hasta llegar a tener suprimer encuentro, aunque en realidad el primer en-cuentro fue cancelado y realmente fue su “segun-do” encuentro, con H.P.B.

dual o rápida, más espiritual. Estaránpreparados para cruzar la frontera. Elmes del wesak, cuando la luna llena bri-lla con fulgor, es un signo del futuro detodos los seres humanos, tanto si creenen ello ahora mismo como si no.

(The Theosophist, junio 2009.)

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grinaje. Realmente, me sentía como unperegrino encaminado a un objetivo des-conocido; y emprendí el viaje a Londrescon gran ilusión y grandes esperanzas.Un amigo me había dejado una habita-ción para un par de días, así que no tuveque gastar en alojamiento. Maycot erauna pequeña finca ocupada en esos mo-mentos por la Sra. Keningale Cook (cé-lebre novelista, hija de Mortimer Collinsy sobrina de Willkie Collins) más cono-cida por los Teósofos por su nombre desoltera, Mabel Collins, autora de Luzen el Sendero.

Recuerdo bien al Sr. Keightley di-ciéndome, cuando salíamos paraNorwood, que, en sus frecuentes discu-siones, ¡se las podía oír a ella y a H.P.B.desde la calle, cuando las ventanas es-taban abiertas! Fuimos caminando des-de la estación del West Norwood y ocu-rrió lo que me había dicho. Cuando lle-gamos a unos cien metros de Maycot, oíunas voces fuertes y aparentemente irri-tadas que flotaban, o más bien rebota-ban, hacia nosotros por la calle. Me asus-té y el comentario que hizo en voz bajael Sr. Keightley diciendo que temía que“la Señora” estuviera en medio de “unode sus arranques”, no me tranquilizóespecialmente, sobre todo porque aña-dió que ¡probablemente se negaría a re-cibirme! Así sucedió: No se pudo hacernada para que aceptara, y oí cómo ellase lo decía cuando el Sr. Keightley en-tró (dejándome en la puerta), y cómo legritó por haber llevado a una extraña avisitarla en ese momento tan inoportu-no. Fue en vano que él le recordara queella misma había concertado la cita y queyo venía de fuera con el deseo expreso

de verla. No, estaba decidida; y tambiénenfadada (al menos así me lo parecióentonces). Y tuve que volverme entris-tecida a Londres y de allí a Eastbourne,sin mis ahorros y con mis grandes espe-ranzas por los suelos. Realmente estabamuy disgustada, porque me imaginabaque no era digna de ella. De todos mo-dos, no abandoné para nada mi determi-nación de llegar a conocer a H.P.B. al-gún día, fuera digna de ello o no. Natu-ralmente que no lo era; ninguno lo éra-mos; pero todos éramos trágicamenteinconscientes de ello, así como de laverdadera naturaleza y grandeza deaquel ser que tan mal supimos entendery juzgar.

Más adelante, ese mismo año, 1887,conseguí por fin cumplir el deseo de micorazón; y una vez más, el Sr. Keightleyfue el Deus ex Machina. Me consiguióuna invitación para el 17 de la CalleLansdowne, y él mismo me acompañóal caer la tarde. HPB se había traslada-do al West End de Londres desdeMaycot, y nosotros habíamos dejadoEastbourne y estábamos en Harrow, unbarrio del Noroeste, por lo que los tra-yectos ya no eran tan difíciles. Cuandonos hicieron pasar a la célebre salitadoble de la planta baja, mi atención que-dó inmediatamente fija en la figura deuna mujer gruesa de mediana edad, sen-tada con la espalda hacia la pared de-lante de una mesa de cartas, aparente-mente jugando al solitario. Tenía la ca-beza y la cara más impactante que hevisto nunca y cuando levantó los ojoshacia los míos, al presentarme el Sr.Keightley, experimenté una profundaimpresión mientras sus ojos azules ex-

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tremadamente penetrantes literalmente“me taladraron”, atravesándome el ce-rebro. Me miró con detenimiento unossegundos (los segundos más incómodosde mi vida) y después, girándose haciael Sr. Keightley, le comentó indignada“Nunca me había dicho que ella fueraasí”, ignorando totalmente sus protestasde que ya se lo había dicho repetidamen-te. Lo que quiso decir exactamente conel término “así” nunca llegué a descu-brirlo…

Echemos un vistazo a alguna de lasantiguas enseñanzas para ver dedónde procede la Regla de oro.

GAUTAMA BUDDHA. Han trans-currido alrededor de 24 siglos desde queempezó su vida como Instructor. Nacióhacia el año 523 A.C. según los histo-riadores de Ceilán y Kashmir y murióen el año 543 A.C. a la edad de 80 años.Chinos y tibetanos dan fechas diferen-tes de su nacimiento. En la época en quenació, la India no estaba en la edad Os-cura, sino que atravesaba un período degrandes sueños y de grandes y excitantesespeculaciones intelectuales. Gautamaera ario, de una de las razas que habla-ban en sánscrito y que habían penetra-do en la India por el Noroeste, alrede-dor del año 2.000 A.C.

Gautama enseñó: “No hieras a losdemás de manera que consideres dañi-

na para ti mismo.” (Udana Varga: 5.18.)ZOROASTRO. La mayor parte de

lo que sabemos de Zoroastro no es laverdadera historia, sino que nos ha lle-gado a través de muchas leyendas. Se-gún la tradición, Zoroastro vivió unos1.800 años antes de Cristo. Sin embar-go, el Buddhismo incluye una cita quedice que “la llegada de la religión” tuvolugar en el siglo XIII de la era deZoroastro, 272 años antes de Cristo.Otras fechas atribuidas a Zoroastro lesitúan unos 100 años A.C.

Zoroastro enseñó: “Sólo es buenaaquella naturaleza que se abstiene dehacer a los demás nada que no sea bue-no para si misma.”

CONFUCIO. La mayoría de lasfuentes informan que Confucio vivió del551 al 478 A.C., aunque esto tambiénvaría. Confucio nació en el pueblo de

LA REGLA DE ORO

Barbara Humes

Esta fue mi presentación ante elAlma más grande nunca encarnada denuestra época; pero en esos primerosmomentos no me di cuenta de nada másexcepto de que era sobrecogedora y deque mi vida no volvió nunca más a serla misma”.De HPB Blavatsky tal como la conocí.

Thacker, Spink & Co. Londres 1923.(“Theosophy Forward”. Junio 2009.)

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Tsen, Shantung, China. Llegó a ser en-cargado de almacén y superintendentede las manadas de bestias para el sacri-ficio. Con el tiempo se convirtió enmaestro y también estudió leyes. A laedad de 51 años llegó a ser magistradosupremo de la ciudad de Chung-tu. Lahistoria sigue contando que, debido a lasintrigas, perdió su posición y pasó lossiguientes 14 años yendo de acá para alláy estudiando con sus discípulos. A fina-les de esta época regresó a su casa yeditó los libros Sagrados y escribió lahistoria de su tierra natal. Murió a los73 años. Sus discípulos recogieron susenseñanzas y su fama creció poco a pocohasta que, siglos después, se convirtie-ron en una religión establecida. Fue con-temporáneo de Pitágoras.

Las enseñanzas de Confucio in-cluían: “Lo que tú no quieras que losdemás te hagan a tí, no lo hagas tú a losdemás.”

HILLEL EL MAYOR. O Hillel deBabilonia, llamado así porque había vi-vido en Babilonia durante su juventud.Fue uno de los más grandes maestrosque jamás tuvo el pueblo judío. Hillelcambió la expresión de este precepto entérminos negativos: “No harás a otro loque tú no quieres que él te haga a ti.

JESÚS, EL CRISTO. Nació en elaño 6 o 7 A.C.Fue un ario que vivió enla Galilea del Norte, en tierra de genti-les, en Judea. Murió sobre el año 30 D.C.Sus enseñanzas y sus parábolas se es-parcieron durante los primeros 30 o 40años después de su muerte. El númerode sus seguidores llegó a ser tan grandeen aquellos tiempos, que sus discípulosempezaron a escribir lo que él les había

enseñado para poder enviar los escritosa muchas partes del mundo.

Tal como se recoge en Mateo 7:12,Jesús enseñó: “Por lo tanto, todas lascosas, sean las que sean, que quisieraisque los hombres hicieran por vosotros,hacedlas vosotros por ellos; porque éstaes la ley y los Profetas.”

En el Evangelio Acuariano hay uncapítulo, el 97:29 en el que se dice:

“Haced a los demás lo que vosotrosquisierais que ellos hicieran por voso-tros.”

En la sagrada Biblia de Peshitta, laBiblia autorizada de la Iglesia de Orien-te, en el capítulo 7:12 se dice: “Cual-quier cosa que vosotros deseéis que loshombres hagan por vosotros, hacedloigualmente por ellos; porque ésta es laley y los Profetas.”

Cada instructor puso con distintaspalabras esa admonición que nosotrosllamamos la Regla de Oro.

Con el transcurso de las edades losseres iluminados han buscado encendery hacer progresar los corazones y lasmentes de los hombres. La “Regla deOro” de la reciprocidad ha sido una delas enseñanzas básicas de cada líder enla época en que vivió. La idea de hacera los demás lo que a vosotros os gusta-ría que os hicieran a vosotros mismos,no es por lo tanto propiedad exclusivade nadie. Sin embargo, hasta ahora, laRegla de Oro no ha conseguido obteneruna total y plena aceptación, aunquehaya sido enseñada por cada uno de es-tos líderes espirituales. ¿Por qué? ¿Quépodemos hacer nosotros al respecto?

La historia, al igual que las noticiasde nuestra vida diaria, está repleta de

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crueldad, de brutalidad, de odio, de hi-pocresía, de negligencia hacia los niñosy hacia los adultos igualmente, así comootros actos negativos que el hombre in-flige al hombre. ¡Cuántas veces leemos,lo mismo en la historia que en los pe-riódicos de hoy en día, que esto se hahecho en nombre de la religión!

La Regla de Oro y la admonición:“Sea lo que sea lo que el hombre siem-bre, eso es lo que recogerá,” necesitanser meditadas conjuntamente. Porque esuna ley universal el que para cada actohay una reacción opuesta similar, llama-da la Ley Inviolable de Compensación.A muchas personas les gustaría creerque, de alguna manera, la ley se aplica-rá a los demás pero “no a mí.”

La justicia imparcial, objetiva, de-muestra en una larga trayectoria, que sisembramos amor podemos estar segu-ros de que cosecharemos amor. Si sem-bramos odio, sólo recibiremos odio acambio. En realidad, muy pocas perso-nas aceptan y viven la Regla de Oro.Independientemente de quien la enseñó

primero, cada persona necesita dar elprimer paso con la firme decisión inter-na de vivir esa Regla cada día.

Podemos dar una explicación racio-nal diciendo que si tratamos de vivir deacuerdo con la Regla de Oro seremospisoteados por aquellos que consiguenlo que quieren a la fuerza. Es por estoque, después de miles de años, a pesarde las enseñanzas de las grandes religio-nes, nosotros, los seres humanos, hemoscambiado tan poco. La suspicas mayo-ría (la mayor parte de todos nosotros)que no está convencida de la verdad dela Regla de Oro y de que se recoge loque se siembra, se niega a dar el primerpaso para vivirla.

Todos nosotros necesitamos comoun reto personal las enseñanzas básicasde Gautama, Confucio, Zoroastro, Hillely Jesús, porque todas sus enseñanzasson: Vivir la Regla de Oro.

(The American Theosophist,marzo de 1988.)

Junto a la propiedad de la SociedadTeosófica, en la playa de Adyar, laFundación Krishnamurti de la India

erigirá un monolito de granito de 20 piesde alto, para señalar el lugar donde elrenombrado filósofo fue “avistado” porC.W. Leadbeater cuando sólo era unmuchacho, en virtud de su remarcableaura.

La primera piedra instalada en labase del monolito conmemorativo fuepuesta el 11 de mayo de 1888 por el Pre-sidente de la India, el señorVenkataraman, quien también pronun-ció la primera Conferencia Conmemo-rativa patrocinada por la Fundación,ante una gran audiencia de ciudadanosde Madrás. Venkataraman dedicó tam-

HOMENAJE A KRISHNAJI

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bién otra piedra para señalar el punto enque Krisnhaji daba sus conferenciasanuales en Vasanta-Vihar, la sede cen-tral de la Fundación en la otra orilla delrío Adyar, donde Krishnaji acostumbra-ba a alojarse cuando estaba en Madrás.

La reunión estuvo presidida por elgobernador de Tamil Nadu, el Dr. P.C.Alexander, quien presentó la Fundaciónpara el Centro Krishnamurti de ColoquioPermanente. Elogió el valor y la inte-gridad intelectual de Krishnaji que senegó a convertirse en Mesías niencasillarse a si mismo como gurú. “Enesto,” decía, “encuentro un paralelismocon la trayectoria y la misión de Jesu-cristo y del Señor Buddha.” El gober-nador añadió que el pensamiento com-plicado del hombre le impide compren-der la profundidad y el significado deun hombre sencillo como Krishnaji.

Al dar la bienvenida a la numerosaaudiencia, el señor Achyut Patwardham,líder nacional muy conocido y miembrode la Fundación Krishnamurti, dijo queel Centro se proponía atraer a investi-gadores y científicos de todo el mundopara continuar el diálogo iniciado porKrishnaji. La Fundación ha estado tra-bajando para esparcir las enseñanzas deKrishnaji, publicando los textos autén-ticos de sus conferencias y a través demedios audiovisuales y de vídeos. Laenseñanza se proponía hacer al hombreconsciente de que el origen de todo malradicaba en su mente.

La señora Pupul Jayakar, biógrafade Krishnamurti, en una charlaintroductora dijo que lo que el mundode hoy necesita más que nada es el amory la compasión predicados por

Krishnamurti. Ahora que “físicamente élya no estaba, ”es responsabilidad y ta-rea de aquellos que le amaron y le ad-miraron, mantener vivo el espíritu deinvestigación y diálogo.”

El señor Venkataraman, Presidentede la India, pronunció la siguiente Con-ferencia inicial en Memoria deKrishnamurti:Amigos:

Estos hermosos bosques y esta horacrepuscular son preciosos para nosotros.Éste es el lugar y ésta es la hora queKrishnaji escogía cuando estaba enMadrás para compartir sus pensamien-tos más íntimos. Aquí, bajo esta filigra-na de hojas, él se hubiera sentado y co-municado —con su silencio no menosque con sus palabras. Y a medida que laluz solar en el ocaso iba descendiendosobre los reunidos, una luz interioremergía suavemente en el corazón decada oyente.

Yo creo que se me ha pedido quediera la primera conferencia en memo-ria de Krishnamurti no tanto porque soyel Presidente de la India, sino porque soyuno de sus admiradores que tuvo el pri-vilegio de escucharle y de quedar fasci-nado por él. Por lo tanto, he escogidohablar hoy de Krishnamurti y de lo queél ha significado para nuestra genera-ción. Al mismo tiempo, he de confesarque tengo la sensación de no estar a laaltura de pintar el retrato de alguien quetrascendió las limitaciones humanas yque realmente pertenecía al vasto espa-cio del pensamiento metafísico. Y sinembargo, esta oportunidad es de un va-lor extraordinario para mí y tengo quedar las gracias a la Fundación

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Krishnamurti por habérmela proporcio-nado.

La Fundación Krishnamurti hapuesto hoy dos piedras conmemorativas,una en la playa de Adyar y otra aquí.Esto es totalmente pertinente. Krishnajiy su hermano menor llegaron a Adyarde niños. Allí donde el río se une con elmar, Krishnaji pasó muy buenos mo-mentos de cada día durante meses. Enlas arenas de Adyar, Charles Leadbeatervio un día rodeando al adolescenteKrishnamurti un aura maravillosa “sinuna sola mácula de egoísmo en ella.”Muy pronto, a partir de ese momento,los dos hermanos fueron presentados ala Dra. Besant. Krishnaji ha recordado:“Como es costumbre entre nosotros ha-cia aquellos por los cuales sentimos granreverencia, ambos nos postramos a suspies. Ella nos hizo levantar y nos abra-zó.” Esa acción de levantar y abrazar alos dos hijos de Jiddu Naraniah por par-te del gran espíritu maternal que teníala Dra. Besant, parecía lo que ocurrióvarios años antes, cuando Ramakrishna,igual que la Dra. Besant, había antici-pado la llegada de una gran alma que,en su propio estilo, dio al mundo un granmensaje.

El descubrimiento, la adopción y lainiciación en la Sociedad Teosófica fue-ron rápidos. En cuestión de meses em-pezó a demostrar poderes intuitivos quesobrepasaban con mucho incluso las es-peranzas de la Dra. Besant. Pronto, suprimer libro A los Pies del Maestro, fuepublicado por la Dra. Besant con una in-troducción que decía: “Éste es el primerlibro escrito por un hermano más joven,más joven de cuerpo en realidad, pero

no de alma.” Pronto se estableció la Or-den de la Estrella de Oriente, conKrishnaji como Jefe y la Dra. Besant yLeadbeater como “Protectores.”

La Dra. Besant declaró en su perió-dico New India, que la voz que se habíaescuchado 2000 años antes iba a escu-charse de nuevo —la voz del Cristo; quela flauta que se había escuchado a ori-llas del río Yamuna, iba a escucharse denuevo ahora, a través de Krishnamurti.

Krishnaji pronto fue enviado a In-glaterra para estudios superiores. Perouna vez allí, Krishnaji empezó a sondearlos problemas de la vida con completaindependencia. Es un tributo a su per-sonalidad el que, según palabra deJammadas Dwarkadas, se encontrara li-bre para escoger su propio camino y quenadie se atreviera a interferir. Krishnajipronto se lberó de toda dependencia decualquier tipo como mala, tanto que setratara de seguir a un gurú como de se-guir una religión.

En 1928, en el séptimo Campamen-to Internacional de la Orden de la Estre-lla, celebrado en Ommen, Holanda, sele preguntó: “¿Es usted el Cristo que havuelto?” Krishnamurti respondió:

“Amigos, si digo que lo soy, y otroos dice que no lo soy, ¿qué harán uste-des? Prescinda de la calificación, por-que esto no tiene ningún valor. Beba elagua, si el agua es limpia. Si le digo quetengo esa agua clara; que tengo ese bál-samo que purificará, que curará grande-mente; y si usted me pregunta, ‘¿quiénes usted?’ Yo soy todas las cosas, yo soyla Vida.”

Los teósofos o la Orden de la Estre-lla habían pronosticado durante años un

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gran acontecimiento, la llegada de unInstructor del mundo que diría algo tannuevo y tan inesperado que sorprende-ría al mundo. Pero la Orden de la Estre-lla y la Sociedad Teosófica habíanvisualizado su propia imagen del Ins-tructor del Mundo. Krishnaji no iba a serla imagen de nadie.

En presencia de la Dra. Besant y demás de 3.000 miembros de la Estrella,Krishnaji disolvió la Orden en 1929. Eldiscurso de Krishnaji en ocasión delCampamento de Ommen, en Holanda,pertenece a la categoría de las declara-ciones que hacen historia. Al terminar-lo, dijo:

“He decidido disolver ahora la Or-den de la que he llegado a ser el Jefe.Vosotros podéis formar otras organiza-ciones y confiar en otro. Eso a mí no meincumbe, ni el crear nuevas jaulas, ninuevas decoraciones para esas jaulas. Miúnico interés es hacer que los hombresse sientan absoluta e incondicionalmentelibres.”

En 1930, Krishnaji se dio de bajatambién de la Sociedad Teosófica. Des-pués de su separación de la misma, se-gún nos cuenta Mary Lutyens en su li-bro sobre Krishnaji, sus reuniones aco-gieron a personas que estaban “intere-sadas en lo que él tenía que decir, no enlo que se había dicho que él era.”

La Dra. Besant cayó pronto enfer-ma. Siempre atento y considerado,Krishnaji regresó de los EE.UU. dondeentonces se encontraba, para visitarla enAdyar. El último encuentro fue conmo-vedor. Habían transcurrido más de dosdécadas desde el día en que, cuandoniño, Krishnaji se había postrado ante

ella. Las arenas del tiempo se habíandeslizado para la Dra. Besant, mientrasque Krishnaji estaba en camino de con-vertirse en el Krishnamurti que el mun-do tenía que conocer durante otro me-dio siglo. Después del fallecimiento dela Dra. Besant, él dijo: “Ella fue unamadre para mí, ella me crió, pero nuncame dijo haz esto o no hagas aquello.”

Archarya Vinoba Bhave, después deun encuentro con Krishnaji dijo una vez:

“Krisnhamurti puede negar el papelde Instructor del Mundo, puede negarser la iglesia construida para él, puedenegar su papel como gurú supremo, pue-de negar ser el divino Krishna; pero nopodrá negar a la Dra. Besant su papelcomo Yashoda, la madre adoptiva deKrishna, el divino pastor.”

No cabe duda de que la Dra. Besantfue la primera que encendió la lámparaque ha ardido desde entonces. Tanto aquícomo en Madrás, como en Rishi Valley,en Rajhat en Benarés, o en la ciudad deNueva York, en Sri Lanka o en Saanen,en Suiza, Krishnaji parecía incandescen-te.

En la oscuridad intelectual y espiri-tual que nos rodea, él fue como una luzahora aquí y ahora allá, moviéndose in-cesantemente, transmitiendo un fulgorcasi a pesar de si mismo.

Instintivamente, incontables perso-nas llegaron a considerarle como un pre-ceptor que podía iluminarles. ShrimatiPupul Jayakar nos relata en su conmo-vedor libro sobre Krishnaji y refirién-dose a un debate que tuvo lugar entreella, Srimati Radha Burnier y Krishnajien Rishi Valley que, ante su comentariode que para ella Krishnaji era el gurú,

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éste preguntó: “¿Qué es lo que quieresdar a entender por gurú?” Pupulji dijo:“Aquel que despierta.” Entonces,Krishnaji dijo: “El ejemplo del que des-pierta y del que es despertado, es erró-neo. Cuando hay luz y yo estoy en laoscuridad y me muevo hacia la luz,¿dónde está el que despierta? Unos per-manecen en la luz, otros vandeambulando; eso es todo.” Poco des-pués Krishnaji añadió un comentarioque evocaba al Tathâgata: “Yo no digoque yo sea la luz.”

Filósofo de filósofos, Maestro demaestros, Krishnaji huía de estas des-cripciones; y las rehuía porque no trata-ba de persuadir ni de enseñar a nadie.Siempre fue un camarada, un amigo, unpensador.

A pesar de su fama, Krishnaji fuesiempre intensamente humano.Krishnaji fue, por naturaleza, una de laspersonas más modestas de este mundo.Yo me sentía enormemente embarazadocuando en mi conversación con él, acos-tumbraba a llamarme “Señor” y yo que-ría oponerme. Pero a continuación élrepetía “Señor” cuando trataba un pun-to álgido o cuando refutaba observacio-nes. La cortesía era para él una segundanaturaleza. Tal vez lo que más aprecia-ba era el placer de la camaradería queno dependía de la proximidad física sinoque tenía su existencia en el silencio, enla empatía intuitiva. Cada vez que ha-blaba o miraba a alguien, poco a poco,pero firmemente, se establecía una inti-midad entre los dos, haciendo que la otrapersona se sintiera poderosamente cons-ciente no sólo de Krishnaji sino de simisma; parecía que nos presentaba a una

persona —a nosotros mismos. Frecuen-temente la gente le hacía preguntas.Krishnaji raramente contestaba pero ex-citaba en el que preguntaba un procesomental que llevaba a la persona a encon-trar una respuesta. Una vez le preguntédesesperado si es que no existía ningu-na solución para el sufrimiento huma-no, con tantas guerras, destrucción y ex-plotación del hombre por el hombre. Élme contestó con otra pregunta: “¿Cuá-les son sus problemas?” Yo le dije queno tenía ninguno. “No ambiciono rique-za ni cargos. Estoy satisfecho y no mesiento defraudado.” Entonces él me pre-guntó por qué todos los demás sereshumanos no podían sentirse igual. ¿Ten-dría entonces el mundo los problemasde los que yo hablo?

En una de sus charlas, Krishnaji dijoque a nosotros nos inquieta el mañana yel ayer que ya no existe y atraemos elsufrimiento sobre nosotros. Dijo: tenéisque vivir en el presente. En otra charla,señaló la causa del sufrimiento del pro-pio ego personal, sectario y nacional.

La mente de Krishnaji lo observabatodo, pero no encasillaba las observa-ciones en compartimentos estanco. So-bre esto mismo, el 3 de enero de 1968,dijo: “Jamás vemos un árbol, vemos elárbol a través de la imagen que tenemosde él, del concepto de ese árbol; pero elconcepto, el conocimiento, la experien-cia, es totalmente diferente del árbolverdadero.”

Miramos a través de miríadas de len-tes —las tendencias bifocales, racialeso individuales, las tónicas de una opi-nión subjetiva, los prismas del prejui-cio, los cristales cóncavos de lo que ha

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sido o de los convexos que serán de aquíen adelante; todo, excepto el simple actode ver algo, tal como ese algo es, sinfragmentar ni distorsionar.

Podemos preguntar, ¿por qué esimportante una visión total? Es impor-tante no sólo porque esa visión facilitala visión total per se, sino porque noscapacita para ver las conexiones, las re-laciones y el entrelazamiento de la cau-sa con el efecto. Lo físico puede verseentonces chocando con fuerza con lometafísico, y lo mundano con lo moral.El poeta William Blake describe estavisión total en estos versos inmortales:

Ver un mundo en un grano de arena,Y un cielo en una flor campestre,Retener lo Infinito en la palma de la mano,Y la Eternidad en una hora.

Esta falta de capacidad para ver loreal constituye una pérdida tan seriacomo la ocasionada por la falta de lavisión física. Le impide a uno la rectacomprensión, la recta relación, y por lotanto, todo un mundo de concienciación.El Duque de Gloucester, ciego, en El ReyLear de Shakespeare, que no podía dis-tinguir entre el bien y el mal cuando te-nía sus ojos, dice: “Tropecé cuandoveía.” Krishnamurti sabía que la socie-dad está tropezando constantemente porfalta de capacidad para ver la realidad,para percibirla y para comprenderla. Ydebido a ese modo de tropezar estádañándose constantemente a si misma.

Por ejemplo, Pupulji nos dice en sulibro que cuando el 30 de enero de 1948Krishnaji recibió la noticia del asesina-to del mahatma Gandhi, se quedó muy

callado y después dijo al grupo de per-sonas con las que estaba hablando:

“Los acontecimientos del mundo noson incidentes aislados; están relaciona-dos. La verdadera causa de la desgra-ciada muerte de Gandhi radica en voso-tros. La verdadera causa sois vosotros.Porque estáis organizadoscomunitariamente y animáis al espíritude división —sea a través de la propie-dad, a través de la casta, a través de laideología, a través de diferentes religio-nes, sectas, líderes. Cuando os llamáishindúes o musulmanes, o parsis, o sabeDios qué mas, esto está condenado aproducir conflicto en el mundo.”

La moralidad no es un código; es unsentido de la relación que existe entrelas cosas, de la totalidad de las cosas,una habilidad para discernir entre el or-den y su opuesto, el desorden. Este sen-tido tiene que llegar de dentro. Krishnajicreía que todos nosotros tenemos esafacultad, ese sentido. Pero él sabía queen la mayor parte de nosotros yace dor-mido. Una vez habló del “orden” comosiendo no una virtud celestial, sino or-den, virtud en las relaciones y en losactos del presente. Las relaciones ennuestra época se miden en términos deutilidad de una persona o de una situa-ción para uno mismo. En realidad, va-mos más allá; el que no resulta útil seconsidera un estorbo, y así por el estilo;a la persecución del propio interés seañade la competitividad y el conflicto.Esto es verdad, lo mismo para los indi-viduos que para las naciones. Krishnajidijo en la ciudad de Nueva York, en1971:

“¿No sabéis qué significa estar re-

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lacionado con el mundo? Cuando voso-tros sentís que sois el mundo, sentís quesois responsables, que sois depositariosde esta responsabilidad. Que es el únicocompromiso; no se trata de estar com-prometidos por una actividaddeteerminada, sino de sentir que voso-tros sois el mundo y que el mundo esvosotros. A menos que cambiéis total yradicalmente, y que deis lugar a unamutación total de vosotros mismos, ha-gáis lo que hagáis externamente, no ha-brá paz para el hombre.”

Krishnaji acentuó aquí la necesidadde la acción, pero de una acción que pro-cediera del propio cambio interno deuno. Con orden, armonía e integridad enel hombre, todo lo demás cae por su pro-pio peso. Sin ese orden, las cosas nopueden por menos que fracasar.Krishnaji decía que el cambio interno eraesencial si las calamidades imperantesde nuestra época —individuales, socia-les, políticas, económicas— tenían queterminar. En una observación hecha enSuiza, en 1969, Krishnaji dijo:

“Mire, Señor, yo no he leído nada.He llegado hasta aquí y no sé nada. Sólosé que sufro y que tengo que conseguirdefinitivamente una mente útil. No ten-go ninguna autoridad —ni la deShamkara, Krishna, Patanjali, ni la denadie— estoy absolutamente solo. Helogrado afrontar mi vida y he consegui-do ser un buen ciudadano —no segúnlos comunistas, los capitalistas o los so-cialistas. Una buena ciudadanía signifi-ca una conducta que no sea una cosa enla oficina y otra en casa. En primer lu-gar, quiero descubrir cómo liberarme deeste sufrimiento. Después, al liberarme,

descubriré si existe eso que llamamosDios o lo que sea.”

La explicación de Krishnaji es ab-solutamente extraordinaria. Reitera queno debemos apoyarnos en ninguna au-toridad externa. Nos dice que tenemosque afrontar la vida, no huir de ella.También nos dice que tenemos que serbuenos ciudadanos, lo mismo particu-larmente que públicamente. Sólo par-tiendo de esto podemos adentrarnos enlas especulaciones filosóficas y que és-tas tengan algún sentido.

Hace veinticinco siglos, el Buddhahabía dado el mismo mensaje. Él dijo:“Uno es su propio refugio, ¿quién máspodría ser el refugio?” Según elBuddhismo Mahâyâna, el Buddha, alencontrarse en el umbral del Nirvana,decidió no llegar al final y cruzarlomientras un solo ser permaneciera en latierra sin liberarse.

Krishnaji se compadecía de los de-más como yo he conocido a muy pocaspersonas que lo hicieran. Era capaz deinteriorizar los pensamientos y la angus-tia de los demás. Trataba de ayudarles asuperar sus dificultades, ayudándoles aver y a comprender la naturaleza de susdificultades y a vencer sus temores. Élpersonificaba el concepto expresado enlos Vedas:

na tvaham kamaye rajyamna svargam napunar-bhavamkamaye duhkta-taptanampraninam arti-nasanam

No busco el poder temporal,ni el cielo, ni la libertad para no renacer:Todo lo que busco es que el sufrimientode todos los mortales desparezca.

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El sabio de Kanchi había expresa-do el mismo pensamiento en una inol-vidable stanza compuesta por él, ensánscrito. Sólo citaré dos estrofas:

âtmavad eva parân pasyata;yuddham tyajata spardham tyajata.

Ten en cuenta a los demás como a ti mis-mo.Abjura de la guerra; niégate a la compe-tición.

Es un gran privilegio para la Indiaque, de vez en cuando, hombres de unavisión como el láser nazcan en su suelo

Algunos libros están escritos paradistraer al lector, otros para inspirarle nobles ideales y senti-

mientos. La Doctrina Secreta no entraen ninguna de estas categorías.

H.P.B. ha escrito libros para distraer,por ejemplo el resumen de sus viajes porla India, en principio publicados en for-ma de artículos en los periódicos rusosy más tarde reunidos con el título de Enlas Cuevas y Selvas del Hindustán. Peroel que aborde La Doctrina Secreta conla finalidad de distraerse se arriesga, porel contrario, a aburrirse.

H.P.B. ha escrito libros para instruc-ción del lector, por ejemplo La Clave dela Teosofía que es una introducción prác-tica, siempre perfectamente legible, alpensamiento teosófico y a la práctica dela Teosofía. Pero si alguien aborda LaDoctrina Secreta con la finalidad de ins-truirse se arriesga a hacerse un lío.

H.P.B. ha escrito libros para instruiral lector, por ejemplo La Voz del Silen-cio que es tal vez la guía más profunday más rica de la que disponemos respectoa la vida espiritual. Pero si alguien abor-da La Doctrina Secreta para encontrar

LA DOCTRINA SECRETA,LIBRO DE DESCUBRIMIENTO

John Algeo

para hablar al mundo y ofrecerle unaserie de valores alternativos. En nuestraépoca, Krishnaji representó una inteli-gencia alerta: en eso fue otro Shamkara.También representó una compasión ab-soluta; en eso fue otro Gautama. Por esose convirtió en un ser humano comple-to, único en el pensamiento, único en lapalabra, único en la acción.

Krishnaji rechazó homenajes, pie-dras y edificios: era consciente de quetodo desaparece con el tiempo. Pero na-die puede negar que los pensamientosque él nos ha dejado perdurarán mien-tras perdure la humanidad.

(The Theosophist, julio, 1988.)

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inspiración, se arriesga a desanimarsepor la cantidad de materiales que se en-cuentran en ella y que no son en absolu-to inspiradores.

Hay páginas que distraen en La Doc-trina Secreta, largos pasajes instructivosy, en ocasiones, chispas de inspiración.Pero no es ése el propósito del libro. Elimportante libro de H.P.B. tiene otra fi-nalidad que podríamos llamar “el des-cubrimiento.” En cierto sentido, se tratade una obra heurística, es decir, que ayu-da al lector a alcanzar un objetivo quese sitúa más allá del libro en si. El pro-pósito de La Doctrina Secreta no es ha-cernos felices distrayéndonos, de hacer-nos sabios al instruirnos, de hacernosreceptivos al inspirarnos. Su propósitoes ayudarnos a descubrir la Verdad.

La primera página de La DoctrinaSecreta nos aporta una sugerencia res-pecto al propósito del libro. En mediode esta página figura el lema de la So-ciedad Teosófica, impreso en caracteresdevanagari, en cuya ayuda se escribe ensánscrito, así como una traducción quenos es muy familiar: “No hay religiónmás elevada que la verdad.” La palabra“Dharma” puede interpretarse como in-dicando religión, deber, ley, realidad in-terior, o incluso doctrina. La doctrina esuno de los significados de la palabra“Dharma”; incluso tal vez es de las quemejor se adapta respecto al libro titula-do La Doctrina Secreta. “No hay doc-trina superior a la Verdad,” ni siquierauna doctrina que sea secreta.

El propósito de La Doctrina Secre-ta de H.P.B. no es enseñar una doctrinaen otro tiempo tenida po secreta y quese nos hubiera revelado por primera vez.

Se trata, sobre todo, de conducir al lec-tor a descubrir una Verdad que está másallá de todas las doctrinas, una verdaddefinitiva que no es secreta más que porel hecho de que no se puede traducir enpalabras, puesto que es demasiado gran-de para la capacidad de expresión de lalengua común. Jamás se le ha pedido anadie la promesa de no revelar esta Ver-dad. Semejante promesa es inútil pues-to que, si bien la Verdad definitiva pue-de ser descubierta, es imposible revelarlaverbalmente. Y esto es lo que hace deella la más secreta de las doctrinas.

El hecho de que el lema que figuraen la primera página de La DoctrinaSecreta de H.P.B. figure también en laúltima página, puede hacernos suponersu importancia. El segundo tomo de LaDoctrina Secreta termina otra vez conla cita de este lema. La Doctrina Secre-ta empieza con la cita del lema y termi-na con la misma. Como el ouroboro —la serpiente que se muerde la cola, la ganobra de Madame Blavatsky termina allídonde empieza: “No hay doctrina supe-rior a la Verdad.” De este modo se nosadvierte que no cometamos el error detomar como Verdad definitiva el conte-nido de este libro, por importante quesea.

Hacia el final de su vida, MadameBlavatsky reunió a su alrededor un gru-po de discípulos personales a los que ellaintruía. Uno de ellos, Robert Bowen, eraun oficial de la reserva de la marina.Anotó lo que H.P.B. decía respecto alestudio de La Doctrina Secreta. A tra-vés de estas notas, H.P.B. nos hace com-prender claramente que no tenemos quedar por supuesto que el libro contiene

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toda la Verdad y nada más que la Ver-dad, ni siquiera que pudiéramos encon-trar en él la Verdad.

“Acercaos a la Doctrina Secreta,nos dice, sin ilusionaros con la esperan-za de encontrar en ella la Verdad defi-nitiva relativa a la existencia. Acercarosa ella con la única idea de ver hastadónde puede conduciros en vuestro ca-mino hacia la Verdad. Ved en su estudioun medio de ejercer y desarrollar envosotros esta parte de vuestro intelectoque no ha estado en contacto con otrosestudios.”

La Doctrina Secreta es importante,no por los pensamientos que encierra,sino por el modo en que nosotros pode-mos servirnos de ella para aprender apensar por nosotros mismos. No es unlibro para distraerse, ni para instruirse,ni para inspirarse. Es un libro de descu-brimiento.

Aunque La Doctrina Secreta tengapara nosotros el valor de la fuente fun-damental de la Teosofía moderna, aun-que la respetemos por el gran conoci-miento y los panoramas profundos queen ella se despliegan, jamás deberíamoscometer el error de considerarla comoun “libro sagrado”; Si consideramos lacomposición del libro, comprendida lamanera como ha sido escrito, la puestaen orden de su contenido e incluso lasubstancia de los pensamientos que seexpresan, no podemos ver en él un tex-to autoritario.

Por ejemplo, la ordenación de LaDoctrina Secreta tal como la conoce-mos, no es hechura de MadameBlavatsky. Todas las personas genialestienen fallos en sus capacidades, y a

menudo fallos sorprendentes. MadameBlavatsky era un genio en lo que res-pecta a la sabiduría esotérica, pero noera capaz de poner orden en la informa-ción o para presentarla de modo cohe-rente, claro y lógico. La CondesaWatchtmeister nos proporciona sobreesto el comentario siguiente: “H.P.B. eraconstitucionalmente, y por el hecho delcariz innato de su espíritu, incapaz deexponer sus enseñanzas de un modo or-denado y paciente.” Y la Condesa noscita una carta donde H.P.B. hablaba deeste aspecto de su personalidad:

“Siempre he enseñado a mi modo.Si se me tuviera que infligir el castigode dar mis cursos regulares a la mane-ra de un profesor, no digo dos horas,sino durante una sola hora cada día,preferiría huir al Polo Norte o morircuando quisierais, cortando así todolazo con la Teosofía. Soy incapaz deenseñar de ese modo, como deberíansaberlo todos aquellos que me cono-cen.”

La incapacidad de H.P.B. para darsus explicaciones “a la manera de unprofesor” está claramente ilustrado enIsis sin Velo, una obra que no sigue nin-gún plan preciso y salta de un tema aotro. Los temas que están tratados enella, son fascinantes, pero el libro es undesorden completo. Por lo que se dice,H.P.B. escribía las páginas del manus-crito de Isis y las lanzaba el suelo cuan-do había terminado, y dejaba al CoronelOlcott el cuidado de recogerlas.

Madame Blavatsky había tenido laintención de empezar La Doctrina Se-creta con una serie de biografías relati-vas a ocultistas célebres que marcaron

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la historia. Lo que siguió a estas biogra-fías en el manuscrito original probable-mente no lo sabremos nunca, porque fuepuesto en orden por un tío y su sobrino,Betrám y Archibald Keightley, que ha-bían invitado a H.P.B. a Londres, dondepodrían ayudar a terminar el libro. Parasaber lo que entonces sucedió, vale másque nos remitamos a lo que dice BertramKeightley:

“H.P.B. remitió la totalidad de laspáginas escritas hasta ahora a las ma-nos del Dr. Keightley y mías, pidiéndo-nos que las leyéramos y corrigiéramosla puntuación y el inglés, y modificára-mos lo que hhubiera que modificar y,de un modo general, hiciéramos comosi se tratara de nuestro propio manus-crito, lo cual por supuesto nos guarda-mos muy bien de hacer porque teníamosuna opinión muy elevada de sus cono-cimientos para tomarnos libertades conuna obra tan importante.”

“Pero los dos habíamos leído porentero el montón de páginas manuscri-tas, un montón que medía más de unmetro de alto, corrigiendo con el máxi-mo cuidado su inglés y su puntuacióncuando eso era absolutamente necesa-rio, después, Entonces, después de ha-bernos puesto de acuerdo, fuimos a vera la autora en su cuchitril, temblandode miedo por mi parte, lo recuerdo, y lahicimos partícipe de nuestra opiniónseria y deliberada de que todo tenía queser arreglado de nuevo según un planpreciso porque, tal como se presentaba,el libro no era más que otro Isis sin Velo,pero peor, respecto a la carencia de plany de un seguimiento lógico de los capí-tulos.”

“Después de haber hablado un pococon nosotros, H.P.B. nos mandó a pa-seo y nos dijo que hiciéramos lo quequisiéramos. Ella estaba más que har-ta, nos dijo, de ese dichoso libro. Nos lohabía remitido, se lavaba las manos porcompleto, y nosotros teníamos que tra-tar de arreglarlo lo mejor que pudiéra-mos.”

“Nos retiramos para consultarnosde nuevo. Finalmente le propusimos unplan que sugería el mismo carácter dela materia tratada, es decir, dividir laobra en cuatro volúmenes, cada uno deellos subdividido a su vez en tres par-tes: primero, las estancias y sus comen-tarios; segundo, el simbolismo; terce-ro, la ciencia. A continuación, en lugarde tratar en el primer volumen de la vidade algunos grandes ocultistas según ellatenía intención, le aconsejamos empe-zar por la evolución del Cosmos, pasarluego a la evolución del hombre, des-pués tratar de la parte histórica en untercer volumen consagrado a la vida dealgunos grandes ocultistas. Y finalmen-te hablar del ocultismo práctico en uncuarto volumen, si después de todo po-día escribirlo.”

“Este plan se sometió a H.P.B. quelo aprobó. La siguiente etapa fue la re-visión del manuscrito y una puesta enorden general de todo lo relacionadocon la cosmogonía y la antropología yque tenía que constituir los dos prime-ros volúmenes de la obra. Después queesto se hubo terminado y que H.P.B.,debidamente consultada, hubo aproba-do la totalidad del manuscrito arregla-do de ese modo, éste fue mecanografia-do por profesionales, después este texto

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mecanografiado fue repasado, corregi-do, comparado con el manuscrito ori-ginal, lo mismo que todas las citas engriego, hebreo y sánscrito que había-mos intercalado. Entonces pareció quelos comentarios sobre las estancias nopasaban de veinte páginas porqueH.P.B. no se había atenido a su texto.La cuestionamos seriamente y le suge-rimos que escribiera un comentario se-rio, tal como lo había prometido al lec-tor que lo haría, en su introducción. Surespuesta fue característica: ‘Pero ¿quémás podría decir? ¿Qué más queréissaber? A pesar de todo, esto está másclaro que el agua...”

“La solución que se tomó fue la quesigue: cada sloka de las estancias seescribió (o se desglosó de la copia me-canografiada) pegada en la cabecera deuna hoja de papel, después, sobre unahoja separada, unida a esta última seescribieron todas las preguntas relati-vas a esta sloka que nosotros tuvimostiempo de examinar de común acuerdo.M. Richard Harte nos ayudó conside-rablemente en esta tarea, una buenaparte de las preguntas puestas habíansido formuladas por él. H.P.B. separóun gran número de ellas, nos hizo es-cribir además explicaciones más am-plias, o las ideas que se nos ocurríansobre aquello que los lectores pudieranesperar de ella. Escribió más, incorpo-rando al total lo poco que ella ya habíaescrito sobre la estancia en cuestión, yes así como se hizo el trabajo.”

Para la pregunta: “¿Quién ha escri-to La Doctrina Secreta?” hay varias res-puestas, según lo que nosotros entende-mos por “escribir”. H.P.B., con toda se-

guridad, es la autora del libro, en el sen-tido de que contiene sus ideas que ellamisma ha vertido en el papel. Pero otroshan contribuido igualmente a las ideasfundamentales del libro y, por lo tanto,son co-autores. La idea de este libro vinodel Maestro Morya que también ha es-crito que Él mismo y Kuthumi habíandictado algunos pasajes a H.P.B. Y loque nos dijo Bertram Keightley sobre eltema de su contribución y de la de algu-nos otros a la publicación del libro,muestra claramente que con su sobrinoy algunas otras personas él es responsa-ble del formato del libro, de su ordena-ción por capítulos y también de un pocode su contenido en lo que respecta a loscomentarios de las estancias más parti-cularmente. La Doctrina Secreta es unacompuesta en cuanto a sus autores.

El modo en que La Doctrina Secre-ta se escribió, y por otra parte lo que lamisma H.P.B. nos dice del libro, nosmuestra claramente que el estudiante nodebería buscar encontrar en esta obra unmanual de Teosofía coherente, ni siquie-ra creer que los diferentes temas abor-dados sean tratados de manera coheren-te o lógica. ¿Cómo, entonces, abordaresta obra que es la más fundamental detodos los libros teosóficos? Considera-remos ahora su lectura desde dos pun-tos de vista: el del análisis razonado yel de la técnica.

Para empezar, la técnica: ¿Cuál esel mejor método para estudiar La Doc-trina Secreta? H.P.B. nos ha dicho que“leer La Doctrina Secreta página porpágina como se haría con cualquier otrolibro, y estudiarla como un manual, porejemplo, no podría contribuir más que

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a formarse un lío.” También nos ha apor-tado algunas sugerencias. Nos ha dichoque sea lo que sea que estudiemos en ellibro, tenemos que atenernos a cuatroideas: la unidad fundamental de todaexistencia, la vida que anima toda ma-teria, la correspondencia entre el micro-cosmo humano y el macrocosmo, y laorganización hermética del universo,a lavez en una jerarquía y en una red.

Madame Blavatsky nos dice tam-bién que abordemos La Doctrina Secre-ta reteniendo bien cuatro pasajes esen-ciales: en el primer volumen, las TresProposiciones fundamentales del Proe-mio y los seis artículos que recapitulanel resumen; en el segundo volumen, lasnotas preliminares y las conclusiones.Aparte de estos cuatro pasajes esencia-les, hay una cantidad de otros que re-presentan una visión general de las ma-terias tratadas (introducciones o conclu-siones) y que se reconocen como pun-tos esenciales de la Sabiduría Antigua oque contienen las ideas fundamentales.El Apéndice nº 1 está constituido por unaserie de esos pasajes; merece la penaestudiarlos como una introducción a lasideas de La Doctrina Secreta.

Aparte del método que consiste encomprender bien las ideas de algunospasajes significativos como los que aca-bamos de citar, hay otras técnicas parael estudio de La Doctrina Secreta quese han revelado útiles. Una de ellas con-siste en utilizar el índice de materias paraabordar el libro, otra en estudiar las es-tancias del libro de Dzyan sobre las cua-les se basa el libro. Cuando se utiliza elmétodo del índice, se escoge un tema yse sacan del índice todas las referencias

y todas las palabras que se relacionanestrechamente con el tema, después seconsultan todos los artículos menciona-dos en el índice y se anotan los pasajesclave de estos artículos. Los pasajes sig-nificativos se ponen en orden a conti-nuación, se comparan, se estudian y seanalizan. Finalmente, la informacióncontenida en todos estos pasajes se sin-tetiza y se escribe un resumen de lo queLa Doctrina Secreta nos dice sobre eltema a considerar.

Si abordáis La Doctrina Secreta porel estudio de las estancias, anclad el li-bro en las páginas en que figuran lasestancias sin comentarios. Leed entera-mente una estancia. No os preocupéispor el significado preciso de la estanciao por el sentido de las palabras, peroanotad la impresión global que la estan-cia os inspira. Destacad lo que os pare-cen ser las palabras clave de la estanciay reflexionad sobre todos sus significa-dos posibles. Después de haber hechoeso, volved a leer la estancia y hacerosuna idea de lo que quiere decir. Despuéspasad a los comentarios de las slokas deesta estancia, leedlas, comparad lo quedicen, con vuestra propia interpretación.Si las estancias en conjunto son fami-liares para vosotros, podéis escoger unaal azar. En caso contrario, es más fácilempezar por la primera estancia del pri-mer volumen, y tomarlas una tras otraen su orden natural.

Pero, sea cual sea la técnica utiliza-da para leer La Doctrina Secreta, es in-útil tratarla como un manual ordinario.Eso, nos ha dicho H.P.B., lleva a la con-fusión. Una de las cosas remarcables dellibro, ha escrito Bowen que citaba a

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Mme. Blavatsky, es que el lector puedeencontrar en él cosas que ella misma nohabía percibido. Bowen hace el comen-tario siguiente: “Ella nos diceincontestablemente que no nos supedi-temos a ella como si fuera la última au-toridad, ni a ninguna persona, por otraparte, sino que no dependamos más quede la ampliación de nuestras percepcio-nes.” Esto es verdaderamente correcto,y H.P.B. no nos dice otra cosa en LaDoctrina Secreta. Cito: “Dado que, se-gún hemos reconocido, este libro escon-de más cosas de las que revela, el estu-diante queda invitado a hacer trabajarsu intuición.” Estamos, pues, invitadosa abordar La Doctrina Secretaintuitivamente.

Sin embargo no basta con sabercómo estudiar La Doctrina Secreta, tam-bién nos hace falta saber por qué la es-tudiamos. En realidad, la razón profun-da de estudiar La Doctrina Secreta esmucho más importante que las técnicasutilizadas para hacerlo. ¿Por qué razónestudiar la Doctrina Secreta? MadameBlavatsky da una respuesta muy claraal respecto en las notas tomadas por elComandante Bowen, notas que ella leyóy aprobó. Nos dice que el estudio de LaDoctrina Secreta es una forma de JnânâYoga. “El verdadero estudiante de LaDoctrina Secreta es un Jnânâ yogui yeste yoga es el que se adapta a los occi-dentales. Es para facilitarles estas in-dicaciones en el camino que se ha es-crito La Doctrina Secreta.”

La andadura del Jnânâ yoga consis-te en tratar de comprender la vida delCosmos y el lugar del hombre en el Cos-mos. Para llegar a ello, hay que cons-

truir teorías, “imágenes mentales” comolas llama H.P.B. La palabra teoría vienede una raíz griega que significa “mirar,visualizar.” Una teoría es, pues, un modode visualizar las cosas, una imagen men-tal. El peligro es siempre que se tome laimagen por la realidad que representa,que nos apasionemos tanto por la ele-gancia, la validez, la exactitud de la ima-gen, que se deje de prestar atención a larealidad, que nos contentemos con laimagen de la realidad.

Felizmente nos vemos disuadidos deperdernos en nuestras teorías por el he-cho de que siempre son defectuosas.Cuando contemplanos nuestras imáge-nes mentales descubrimos inexactitudes,cosas no adecuadas, errores. Este des-cubrimiento puede despertar en nosotrosdos clases de respuesta. Aquellos queson verdaderos creyentes dirán que loserrores no existen, o que tienen poca im-portancia y que ellos seguirán contem-plando su imagen mental mucho tiempodespués que los defectos que ella com-porta se hayan hecho evidentes. Aque-llos que son verdaderos estudiantes, porel contrario, tolerarán algunos defectosdurante un tiempo determinado. Pero,poco a poco, y a medida que los defec-tos se irán acumulando, decidirán quela imagen mental que han construido tie-ne que abandonarse. Y construirán unanueva, mayor y mejor, que corregirá losdefectos de la antigua.

Más tarde, con toda seguridad, losdefectos aparecerán sin embargo en lanueva imagen, la cual igualmente ten-drá que cambiar. Y así las cosas van deimagen mental a imagen mental, cadauna de ellas corrigiendo los defectos de

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la que le precedió, pero haciendo apare-cer sus propios defectos. Ese, tal comolo ha presentado Thomas Kuhn, tambiénes el modo en que la ciencia evolucio-na, substituyendo una teoría por otra,según el proceso llamado “estructura delas revoluciones científicas.” Este es elproceso que sigue igualmente el estu-diante de esoterismo que sigue la vía delJnânâ yoga.

Si los Jnânâ yoguis consiguen se-guir con éxito su sendero, no perderánel tiempo substituyendo indefinidamenteuna imagen defectuosa por otra. Sinoque un día llegarán al punto en que,como dijo H.P.B., ninguna imagen po-drá jamás representar la verdad. El pro-ceso de substitución de una imagen, deuna teoría por otra, prosigue “hasta eldía en que finalmente la mente y susimágenes se trascienden y en que el es-tudiante penetra en el mundo de la noforma, mundo en que todas las formasson reflejos disminuidos.”

Es una declaración muy notable quehace H.P.B., porque nos hace saber coneso que el propósito de la imagen delCosmos y de la humanidad que encon-tramos en La Doctrina Secreta es el de

conducirnos a descubrir que una imagensemejante jamás se adaptará a la Verdadque representa. El propósito de La Doc-trina Secreta es el de hacernos compren-der que La Doctrina Secreta es inade-cuada e insuficiente; que todas las teo-rías, todas las imágenes mentales relati-vas al origen, la estructura y la vida deluniverso son inadecuadas e insuficien-tes. El Jnânâ yoga se sirve de la mentepara conducirnos más allá de la mente.Estudiamos La Doctrina Secreta para irmás allá de La Doctrina Secreta.

La Doctrina Secreta es la primerapalabra de la Teosofía moderna. No esla última. Es un libro maravilloso, noporque sea distraído, o instructivo, oinspirador, sino porque nos ayuda a des-cubrir que comporta defectos, que todoslos libros tienen defectos, que la Verdadno se puede encontrar en los libros sinoen nosotros mismos. La Verdad no resi-de en los diagramas, en las tablas, en losíndices, no reside en las cadenas, lasrondas y las razas. La Verdad es el reco-nocimiento de que no hay doctrina su-perior a la Verdad. Esto es la Teosofía.Esta es La Doctrina Secreta.

(Le Lotus Bleu, marzo, 2009.)

El conocimiento exacto de las enseñanzas relativas a las cadenas,las rondas, los globos y las ra-

zas, ¿es útil para el progreso espiritual

del aspirante?Todo conocimiento puede utilizar-

se de una manera sabia o sin sabiduría.Si nos preguntamos: ¿para qué sirve este

PREGUNTA-RESPUESTA

N. Sri Ram

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conocimiento sobre las cadenas, las ron-das, etc.,? también puede decirse: ¿paraqué sirve el Universo en expansión, lasestrellas, las galaxias? ¿Podemos llegara un estado de desarrollo perfecto denuestro ser sin conocer nada del Uni-verso? ¿No se puede desarrollar porcompleto la bondad o llevar una vidamuy bella, sin saber nada de lo que laciencia moderna nos ha revelado sobreel Universo? Para llevar una vida muypura, muy buena y realizar la experien-cia de verdades maravillosas en noso-tros mismos, ¿es necesario saber inclu-so que la tierra es redonda?

Ante este punto de vista puede de-cirse que se puede pasar de todo tipo deconocimiento exterior. Pero, ¿cuál es elvalor del conocimiento particular, trá-tese de las galaxias, de las estrellas o dela tierra, de las rondas o de las razas?

El conocimiento nos hace eficacesen la acción. Sea cual fuere la naturale-za del conocimiento, éste puede utilizar-se de un modo positivo. El desarrollopuramente interno puede conducir alconocimiento total, pero esto es algo queningún sabio aceptará. Si ha habidograndes sabios o grandes instructorescomo el Cristo o el Buddha, ¿teníanellos un conocimiento de las distintascosas del mundo externo? ¿Sabían in-cluso que la tierra giraba alrededor desu eje? De todos modos, no hay nadareferente a estas cosas en sus enseñan-zas.

Se cuenta una historia sobre elBuddha, y se dice que es verdad. Esta-ba enseñando algunas hojas que estabanen su mano y decía: “El bosque está de-lante mío, hay hojas en mi mano, y ¿qué

es lo más importante, el bosque o estepuñado de hojas?”

La respuesta, evidentemente, caíapor su peso: es el bosque; no hay com-paración posible. Y él respondió que suconocimiento era el bosque. Pero queno presentaba a las gentes más que estepuñado de hojas: “¿Por qué creéis queos presento simplemente estas hojas enlugar de hablaros del bosque? Os hablode las cosas que son más importantespara conocerlas y comprenderlas. No oshablo de las otras cosas porque no sonimportantes. Lo que os digo es esencialpara poner fin al sufrimiento, para lle-gar a una manera perfecta de vivir, paraconocer la Verdad que puede compren-derse profundamente en si misma.” Ydijo: “No hablo de nada más.”

Eso no quiere decir que las otrascosas no tengan su lugar en la naturale-za, es decir, que todo conocimiento, silo comprendemos de un modo correc-to, tiene su lugar en nuestro conoci-miento. Pero si no tenemos un determi-nado conocimiento correcto de nosotrosmismos, no haremos un buen uso decualquier otro conocimiento. Además,este conocimiento profundo de uno mis-mo, del modo en que pensamos, comosentimos, de nuestras relaciones con losdemás, es lo esencial.

Cuando leemos algo relativo a lascadenas, las rondas, ¿qué es lo que en-tendemos? Decimos la 4ª ronda sigue ala 3ª y después viene la 5ª. ¿Es que estorepresenta una comprensión verdadera?Esto no hace más que reproducir lo queestá escrito en los libros, y escrito porpersonas que saben. Está bien por suparte escribir sobre este tema, porque

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ACTIVIDADES

RAMA NARAYANA

Domingo (a las 12:30) 13 - Relaciones Yóguicas, por M. Castander (Ramachandra). 20 -Ama, reina de corazones, por E. Arroyo (Buhaneswari).

RAMA RAKOCZY

Lunes 14 y 28 - Grupo de Meditación Activa y Ritual Dévico. 21 - O.T.S. Ritual de Sanación.Miércoles 16 - Curso de Meditación. 23 - Meditación a cargo de J. L. Fernández. Estudio

grupal sobre la Voz del Silencio. 30 - Meditación a cargo de F. Pérez. Estudio grupalsobre la Voz del Silencio.

saben, pero no estaría bien por mi partehablar de ello, ¡porque yo no sé! Yo pue-do decir simplemente: está escrito en loslibros, es una Verdad; no puedo decir enabsoluto: Esto es la Verdad.

Todo lo que podemos comprenderdel conjunto del esquema que represen-ta las rondas, las cadenas, etc., es que laevolución es cíclica. Este principio des-taca de todo el esquema; la naturalezasigue un orden en todas sus vías. Está lasucesión de las causas y los efectos, y laevolución es un proceso que casi es in-finito; y las diferentes etapas de la evo-lución corresponden a los diferentes ele-mentos que constituyen el ser humano.

Hay una correspondencia entre lasdiferentes rondas y los diferentes prin-cipios del hombre. Es esto lo que real-mente se comprende en lo que se dicesobre estas cuestiones. En toda la natu-raleza, están estos principios septenariosen manifestación. Cuando consideramosla unidad, si la examinamos con aten-

ción, siempre llegaremos a un septenarioque está subyacente.

Están los colores del espectro, es-tán las notas de la escala musical, estánciertos principios de armonía. Si com-prendemos estos principios generales,ciertamente comprenderemos mejor lavida y su modo de proceder.

Sin embargo, no es necesario cono-cer los detalles ni perderse en las preci-siones respecto a los cuales, de hecho,no podemos saber nada; es perder eltiempo. La relación entre la mente y elmundo es en realidad la verdad. La Ver-dad, es la verdad relativa a la totalidadde las cosas. Esta Verdad es por natura-leza infinita, pero la mente no puedeestar en relación más que con una solaparte de la Verdad. Escoged la parte quequeráis, y dejad el resto de lado. No hayque atormentarse respecto de aquelloque somos incapaces de comprender ode aceptar.

(Le Lotus Bleu, abril 1970.)