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34 “¿De qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe” (Santiago 2:14 y 24) A A primera vista, esta porción de Santiago auspicia “la justificación por las obras”, contradiciendo otras partes de la Biblia. Particularmente, los escritos de Pablo enseñan que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley (Romanos 3:28). No es mi intención la reconciliación exhaustiva del pensamiento de estos dos escritores. Pienso que ambos fueron inspirados por el Espíritu Santo y que, por lo tanto, no puede haber ninguna contradicción. Sí quiero hacer una distinción entre obras como “conducta de los que buscan ganar el favor de Dios por sus esfuerzos” 1 y la conducta como expresión de una fe producida por la revelación de la Palabra de Dios, haciendo énfasis en algunas características y la “acción” que demanda la fe. Santiago usa como ejemplo la experiencia de Abraham en Génesis 22:1-9, cuando Dios le ordena ofrecerle a su único hijo en uno de los montes (v.2) que posteriormente le indicaría. Sin pedir detalles ni explicaciones, Abraham se levanta muy de mañana y se pone en camino. A esto se refiere Santiago como “obras”: oír la dirección de Dios y ponerse en movimiento. Sabemos que tenemos fe verdadera cuando Dios habla y nosotros manifestamos nuestra fe con un acto visible. Abraham es llamado por muchos “el padre de la fe”. Su característica es no cuestionar a Dios sin importar lo difícil de la promesa o lo incompleto de la dirección. Cuando Dios le habla, él se pone en movimiento. Dios lo manda a que salga de su país a un lugar que le daría, pero no le dice cuál o adónde (Hebreos 11:8): y se fue Abram, como Jehová le dijo” (Génesis 12:4). Ahora le dice que sacrifique a su hijo en uno de los montes que le indicaría, y Abram no le presenta mil excusas o preguntas para no hacerlo, aunque le parezca ilógico. Lo que Dios ve y lo que el hombre ve Dios vio esta característica o distintivo de Abraham y lo declaró justo: “Creyó Abraham a Dios y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3). Abraham tenía plena confianza en Dios, no cuestionaba sus motivos o intenciones, a pesar de que Dios (por lo menos en el relato bíblico) se le había aparecido y hablado muy esporádicamente. De alguna manera él había llegado a conocer el carácter, la voluntad y los propósitos de Dios (Hebreos 11.3) según él los ha revelado… confiando plenamente en la gracia de Dios en todas las circunstancias de la vida 2 . Se había convencido de que es imposible que Dios mienta (Hebreos 6:18; Números 23:19). Santiago explica que la fe de Abraham no era sólo el asentimiento mental de que lo que Dios decía era cierto, para quedar él, todavía, en un estado pasivo. En otras palabras, la voz de Dios no se quedaba en un acto subjetivo, experimentado por Abraham, sin que hubiera una reacción por su parte. Estoy seguro de que esta disposición a la obediencia no vino de un día para otro, sino que su desarrollo se dio mediante una disciplina espiritual diaria: al inicio de su relación con Dios, obligaba a su naturaleza a confiar en Dios y no en sus sentidos; pero cuando llegó a su estado maduro, se convirtió en parte misma de su carácter. Para creerle implícitamente a Dios, es necesario mantener con él una relación personal muy estrecha. La fe no se aprende de forma académica, se debe llevar al plano de la experiencia en asuntos prácticos. La fe que es teórica y especulativa, que no tiene significado práctico o útil, no es la fe bíblica practicada por los “héroes de la fe”, mencionados en Hebreos 11. Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (v.3). Estos hombres oyeron a Dios, le creyeron y tradujeron lo que oyeron en un acto que todos pudieron ver. Dios ve la fe, el hombre ve las obras. Antes de seguir adelante es necesario hacer una aclaración. ¿A qué se refiere la Biblia cuando menciona obras? Vayamos nuevamente al diccionario bíblico: OBRAS (1) Acciones de Dios en favor de Israel (Dt 3.24; Sal 46.8; 64.9). (2) Acciones de Jesús en su calidad de Mesías (Mt 11.2–5; Jn 5.26; 9.3–4; 10.37–38). (3) Conducta de los creyentes motivada por su amor a Dios (Ef 2.10). (4) Conducta de los que buscan ganar el favor de Dios por sus esfuerzos (Ro 3–4; 11.6; Ef 2.9). 3 Las definiciones que nos interesan son las números (3) y (4). Santiago dice que Abraham fue justificado por sus “obras” o por lo que hizo y Pablo que fue justificado por la “fe”. Santiago se refiere a la definición número (3) y Pablo a la número (4). La fe y las obras La fe y las obras son inseparables son inseparables Por Hugo M. Zelaya

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“¿De qué aprovechará si alguno dice quetiene fe y no tiene obras? Vosotros veis,pues, que el hombre es justificado por lasobras y no solamente por la fe”(Santiago 2:14 y 24)

AAprimera vista, esta porciónde Santiago auspicia “lajustificación por las obras”,

contradiciendo otras partes de laBiblia. Particularmente, los escritosde Pablo enseñan que el hombre esjustificado por la fe sin las obras de laley (Romanos 3:28). No es miintención la reconciliación exhaustivadel pensamiento de estos dosescritores. Pienso que ambos fueroninspirados por el Espíritu Santo yque, por lo tanto, no puede haberninguna contradicción. Sí quierohacer una distinción entre obrascomo “conducta de los que buscanganar el favor de Dios por susesfuerzos”1 y la conducta comoexpresión de una fe producida por larevelación de la Palabra de Dios,haciendo énfasis en algunascaracterísticas y la “acción” quedemanda la fe.

Santiago usa como ejemplo laexperiencia de Abraham en Génesis22:1-9, cuando Dios le ordenaofrecerle a su único hijo en uno de losmontes (v.2) que posteriormente leindicaría. Sin pedir detalles niexplicaciones, Abraham se levantamuy de mañana y se pone en camino.A esto se refiere Santiago como“obras”: oír la dirección de Dios yponerse en movimiento. Sabemosque tenemos fe verdadera cuandoDios habla y nosotros manifestamosnuestra fe con un acto visible.

Abraham es llamado por muchos “elpadre de la fe”. Su característica es no

cuestionar a Dios sin importar lodifícil de la promesa o lo incompletode la dirección. Cuando Dios lehabla, él se pone en movimiento.Dios lo manda a que salga de su paísa un lugar que le daría, pero no ledice cuál o adónde (Hebreos 11:8): y“se fue Abram, como Jehová le dijo”(Génesis 12:4). Ahora le dice quesacrifique a su hijo en uno de losmontes que le indicaría, y Abram nole presenta mil excusas o preguntaspara no hacerlo, aunque le parezcailógico.

Lo que Dios ve y lo queel hombre veDios vio esta característica odistintivo de Abraham y lo declarójusto: “Creyó Abraham a Dios y le fuecontado por justicia” (Romanos 4:3).Abraham tenía plena confianza enDios, no cuestionaba sus motivos ointenciones, a pesar de que Dios (porlo menos en el relato bíblico) se lehabía aparecido y hablado muyesporádicamente. De alguna maneraél había llegado a conocer el carácter, lavoluntad y los propósitos de Dios(Hebreos 11.3) según él los harevelado… confiando plenamente en lagracia de Dios en todas lascircunstancias de la vida2. Se habíaconvencido de que es imposible queDios mienta (Hebreos 6:18; Números23:19).

Santiago explica que la fe deAbraham no era sólo el asentimientomental de que lo que Dios decía eracierto, para quedar él, todavía, en unestado pasivo. En otras palabras, lavoz de Dios no se quedaba en un actosubjetivo, experimentado porAbraham, sin que hubiera unareacción por su parte. Estoy segurode que esta disposición a laobediencia no vino de un día paraotro, sino que su desarrollo se dio

mediante una disciplina espiritualdiaria: al inicio de su relación conDios, obligaba a su naturaleza aconfiar en Dios y no en sus sentidos;pero cuando llegó a su estadomaduro, se convirtió en parte mismade su carácter. Para creerle implícitamente a Dios, esnecesario mantener con él unarelación personal muy estrecha. La feno se aprende de forma académica, sedebe llevar al plano de la experienciaen asuntos prácticos. La fe que esteórica y especulativa, que no tienesignificado práctico o útil, no es la febíblica practicada por los “héroes dela fe”, mencionados en Hebreos 11.“Por la fe comprendemos que el universofue hecho por la palabra de Dios, de modoque lo que se ve fue hecho de lo que no seveía” (v.3). Estos hombres oyeron aDios, le creyeron y tradujeron lo queoyeron en un acto que todospudieron ver.Dios ve la fe, el hombre ve las obras.Antes de seguir adelante es necesariohacer una aclaración. ¿A qué serefiere la Biblia cuando mencionaobras? Vayamos nuevamente aldiccionario bíblico:

OBRAS (1) Acciones de Dios enfavor de Israel (Dt 3.24; Sal 46.8; 64.9).(2) Acciones de Jesús en su calidad deMesías (Mt 11.2–5; Jn 5.26; 9.3–4;10.37–38). (3) Conducta de loscreyentes motivada por su amor aDios (Ef 2.10). (4) Conducta de losque buscan ganar el favor de Diospor sus esfuerzos (Ro 3–4; 11.6; Ef2.9).3

Las definiciones que nos interesanson las números (3) y (4). Santiagodice que Abraham fue justificado porsus “obras” o por lo que hizo y Pabloque fue justificado por la “fe”.Santiago se refiere a la definiciónnúmero (3) y Pablo a la número (4).

L a f e y l a s o b r a s L a f e y l a s o b r a s s o n i n s e p a r a b l e ss o n i n s e p a r a b l e s

Por Hugo M. Zelaya

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No hay discordia entre lo que dicenestos dos apóstoles. Abraham creyó aDios y actuó como si ya estuvierahecho. Dios tuvo complacencia con laprimera parte de esta declaración ydeclaró justo a Abraham. Nosotrostuvimos que esperar la segunda partepara poder ser edificados. Dios podíaver el corazón de Abraham y lojustificó antes de que hiciera nada;pero nosotros no podemos ver sucorazón y fue necesario que hicieraalgo para darnos cuenta de que habíacreído. Creerle a Dios (fe) implica que,tarde o temprano, habrá unamanifestación palpable (“obras”) de loque se creyó. El pensamiento bíblicoque Santiago enfatiza es que la fe y lasobras son inseparables.La fe es primeroOtro aspecto muy importante en esteduplo es el orden en que ocurren.Dijimos que fe es esencialmente creerlo que Dios dice; sea creer ladeclaración de una realidad

inmediata, como cuando nos dice asus hijos que “…nuestro viejo hombrefue crucificado juntamente con él”(Cristo) (Romanos 6:6), o creer lacomunicación de una promesa, comola de larga vida: “Honra a tu padre y atu madre, para que tus días se alarguen enla tierra que Jehová, tu Dios, te da”(Éxodo 20:12).

En ambos casos tenemos que creerprimero para experimentar la realidady la promesa. Nada más que en elprimer ejemplo, Dios no requiere deuna acción de parte nuestra para quese cumpla la realidad. Es así porque éldijo que era así. No tenemos que orarpara que Dios crucifique al hombreviejo. Tenemos que creer a Dios yreconocer que nuestro hombre viejofue crucificado con Cristo y laexperiencia vendrá. El hombre viejoestá crucificado ahora. No hay unaacción visible que debamos hacer paraque eso se cumpla. Dios lo hizo todoya.4

Dios nos da a conocer su realidadcumplida, nosotros ejercemos nuestrafe, creyendo lo que Dios dice. Si haymanifestaciones de que el hombreviejo sigue con vida es que nuestra feen este aspecto no ha madurado. Perono desechamos la realidad de Dios,resistimos la tentación de darnos porvencidos y nos fortalecemos creyendo,plenamente, la palabra que nos fuedada. Su realidad es más fuerte quenuestra experiencia. Dios, nonosotros, es el responsable de darnosla experiencia. Fracasaremos si nuestraconcentración está puesta en laexperiencia. Nuestra atención debeestar puesta en lo que Dios dice que esla realidad.En el segundo ejemplo, Dios prometelarga vida, pero hay una condición:honrar a padre y a madre. Todavía lafe es primero. Es posible anteponer lasobras de “honrar” sin tener fe, pero sevolverán un trabajo cargoso a las que,tarde o temprano, uno se resistiráintentando incumplir a la primera

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excusa. Jesús dijo de los fariseos: “¿Porqué también vosotros quebrantáis elmandamiento de Dios por vuestratradición? Dios mandó diciendo: “Honraa tu padre y a tu madre”, y “El quemaldiga al padre o a la madre, seacondenado a muerte”, pero vosotros decís:“Cualquiera que diga a su padre o a sumadre: ‘Es mi ofrenda a Dios todo aquellocon que pudiera ayudarte’, ya no ha dehonrar a su padre o a su madre”. Asíhabéis invalidado el mandamiento de Diospor vuestra tradición” (Mateo 15:3-6).Jesús dice que nuestras obrasexpresan si creemos (tenemos fe) elmandamiento de Dios. A algunos delos fariseos se les dificultaba cumplircon el mandamiento de honrar apadre y madre, demostrando que nolo creían.

La fe viene con una revelaciónLa vida de Abraham expresaba su feen la promesa de Dios. Abraham teníacien años, Sara noventa y,naturalmente, no podían tener hijos.La promesa de Dios había venidohacía veinticinco años, Abraham lacreyó y comenzó a hacer preparativosconforme a esa palabra. Dios se leapareció en revelación y le prometióque tendría un hijo. Él le creyó ycomenzó a actuar como si ya hubierapasado. Así es la fe. Quien la tienecomienza a actuar como si ya lapromesa se hubiera cumplido, antesque nadie pueda verla naturalmente.Eso es lo que agrada a Dios.La fe viene con una revelación de unDios que habla. Recuerde que en eltiempo de Abraham no existía laBiblia, no había palabra escrita, todapalabra de Dios tenía que venir porrevelación directa, no se podía leer enningún lado. Moisés vendría muchosaños después y escribiría los primeroscinco libros de la Biblia; los otroslibros se escribirían después, tambiénpor inspiración del Espíritu Santo.Pero el principio sigue siendo elmismo en tiempos de Abraham y ennuestros tiempos. El medio principal derevelación es la palabra viva dada aMoisés y los profetas.5

Los hombres que vivieron antes deque hubiese profeta o palabra escrita,

llamados patriarcas, son hombrescomo Enoc, Noé, Abraham, etc.,quienes tuvieron una relaciónpersonal con Dios y dependían de larevelación del Espíritu que les trajerala palabra viva. No había confusiónporque no tenían ninguna otra fuente.Dios hablaba en revelación, elloscreían y actuaban conforme a lohablado. Por revelación quiero decir elproceso por el cual Dios se revela a símismo, o sus enseñanzas, a loshombres.

Es necesaria la obra del Espíritu Santo

para que la Palabra venga

por revelaciónPudiera ser que hoy algunas personasse confundan con el conocimientosubjetivo de la palabra de Dios, escritao hablada por hombres, como si estoconstituyera revelación. Si bien laBiblia, conocida también como la“Palabra de Dios”, es inspirada porDios (2ª Timoteo 3:16), todavía tieneque actuar conjuntamente con elEspíritu de Dios para que searevelación de palabra viva y produzcafe en el que la oye o la lee. Haypersonas que se quejan de leer u oír lalectura de la Biblia y no entenderla ymucho menos que produzca fe enellos. Es necesaria la obra del EspírituSanto para que la Palabra venga porrevelación: así será realmente Dioshablando y producirá fe en el que laoye.Un ejemplo bíblico de esto ocurrecuando Jesús preguntó a susdiscípulos quién decía la gente que eraél. Recordamos a Pedro quien dijo queera el Cristo, el Hijo del Dios viviente(Mateo 16:16). El Señor respondió queeso había venido por revelación delPadre (v. 17).Esta no era una opinión o la admisión

de una creencia a la que había llegadoPedro mediante el proceso de unrazonamiento lógico, o el resultadodeductivo después de pesar todas lasevidencias. La seguridad con la quePedro habló no era suya, era de Dios.

El testimonio de los samaritanosPor definición, revelación significa lamanifestación de Dios a lahumanidad. Es cuando la dimensiónde la eternidad donde Dios habita,invade la dimensión finita dondenosotros habitamos. Si el“descubrimiento” (por decirlo así) noes de origen divino, entonces no esrevelación y no tiene el poder deproducir fe en el hombre. Porque la febíblica es de origen divino. Dios tieneque hablar. Después de que Jesús se reveló a lamujer samaritana, ella regresó a supueblo testificando y “…muchos de lossamaritanos de aquella ciudad creyeron enél por la palabra de la mujer” (Juan 4:39).Jesús que se quedó con ellos dos díasy muchos recibieron la palabra ydijeron a la mujer: “Ya no creemossolamente por lo que has dicho, puesnosotros mismos hemos oído y sabemosque verdaderamente este es el Salvador delmundo, el Cristo” (v.42). El testimoniode la mujer despertó en ellos elhambre de Dios y preparó suscorazones para oír a Jesús. Ahora sutestimonio es que él es el Salvador delmundo, el Cristo. La mujer habló y losconvenció, pero la salvación vino aellos cuando oyeron a Jesús.

Dios se ha comunicado siempre conlos hombres por su Espíritu. “Porquenunca la profecía fue traída por voluntadhumana, sino que los santos hombres deDios hablaron siendo inspirados por elEspíritu Santo (2ª Pedro 1:21). Diosrevela sus secretos a sus siervos losprofetas (Amós 3). Aún después deque se cerrara el canon de la Escritura,el Espíritu Santo sigue su obra deiluminar, redargüir y edificar a loshijos de Dios. No hay pasaje más claropara basar este principio que lapromesa de Jesús a sus discípulos demandar el Espíritu Santo: “Él osenseñará todas las cosas y os recordarátodo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).

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Jesús vino a reconectarnoscon el PadreHebreos 1:1-2 dice: “Dios, habiendohablado muchas veces y de muchasmaneras en otro tiempo a los padres porlos profetas, en estos últimos días nos hahablado por el Hijo”. Bien dijo el Señordurante su ministerio en la tierra, queél hablaba sólo lo que el Padre lemandaba que hablase (Juan 12:49). Demanera que su palabra es la palabrade Dios y produce fe en el que la oye.No hay tal cosa como fe que tenga elpoder de hacer bajar la revelación delcielo. La revelación es primero,desciende por el puro placer osoberanía de Dios y nos reconecta conDios. Su palabra es siempre viva ytiene el poder de realizar la intenciónde Dios cuando nos habla. Nadapuede detener el poder de Dios y elhombre, operando juntos en estadimensión. Su palabra viva produce fey es todo lo que Dios espera paraactuar.Es maravilloso ver a Dios y al hombrereconectados. Hubo ocasiones cuandono se podía ver donde comenzaba unoy terminaba el otro. Este fue el caso,desde luego, de nuestro Señor quiense despojó a sí mismo (Filipenses 2:7).Todo lo que hizo, lo hizo comohombre; pero en él se conjugóperfectamente la disponibilidad delhombre con todo el poder de Dios.Otro ejemplo en el AntiguoTestamento es Elías. Siempre me hamaravillado su intrepidez cuandodice: “¡Juro por el Señor, Dios de Israel, aquien sirvo, que en estos años no lloverá,ni caerá rocío hasta que yo lo diga!” (1Reyes 17:1, Dios Habla Hoy). “¡Quéatrevimiento!”, dirán algunos.¿Adónde termina Elías y comienzaDios o viceversa? Desde estaperspectiva la línea de separación esborrosa y confundible. Dios confieresus poderes a un hombre quien, porfe, se conecta indivisiblemente con sucreador sin que este trate de “ponerloen su lugar”.

No tenemos ninguna potestad debajar nada del cielo. Su intervenciónconjunta con nosotros es puramentepor su gracia y misericordia. Pero es

como si Dios esperara pacientementehasta que alguien le crea y cuando loencuentra, de pura alegría se vuelcapara cumplir poderosamente supalabra. Bien dice la Escritura que“…los ojos de Jehová contemplan toda latierra, para mostrar su poder a favor delos que tienen un corazón perfecto paracon él” (2 Crónicas 16:9).

Fe y emocionesNuestra correcta comprensión de loque es la fe bíblica es muy importantepara recibir la verdad y no el error,porque todos estamos expuestos alerror. Una manera certera de evitarloes fundamentar nuestra fe en larevelación escrita del propósito deDios y no confiar en nuestrossentimientos o emociones, ni aceptar“revelaciones” extra bíblicas. La Bibliaes la Palabra de Dios y revela elpropósito completo de Dios para elhombre; es Dios hablando al hombre.Por lo tanto, debe ser oída y acogidaen el corazón y respondidadebidamente con una acción quecumpla su voluntad (Isaías 55:10-11).A esta respuesta llamamos fe, quepuede venir o no, acompañada desentimiento o emoción.El problema de depender de laemoción para creer es que estamosviendo hacia adentro de nosotrosmismos para confirmar lo que hemosoído de Dios, en vez de ver hacia unestándar estable, exterior, con el quepodamos juzgar nuestra experiencia.No está mal emocionarse, pero esta nodebe ser nuestra medida de fe.Nuestras emociones son inestables,vienen y van y no tienen el poder dela palabra de Dios de producir fe ennosotros, es decir, el poder paraobedecerla. “Porque Dios es el que envosotros produce así el querer como elhacer, por su buena voluntad”(Filipenses 2:13).

Además, nuestras emociones estánligadas a nuestros deseos. Nosponemos contentos cuando nuestrosdeseos se realizan; nos entristecemoscuando no se realizan: estossentimientos son un estorbo para la fe.Naturalmente queremos satisfacernuestros deseos porque eso nos

produce alegría. Pero ¿qué cuandonuestros deseos y nuestras emocionesson contrarios a los deseos de Dios? Seproduce una lucha entre nuestrodeseo y su deseo, y resistimos lapalabra de Dios. La solución es negarnuestros deseos y abrirnos a los deDios. Esto es lo que la Biblia llama “lacruz”. Jesús dijo que el que quisieraser su seguidor debía negarse a símismo y tomar su cruz todos los días(Lucas 9:23). La cruz producirá uncambio de corazón y de deseos: de losnuestros a los de Dios. Los estorbos yla resistencia es menor y podemos oírmejor la voz de Dios. Hay quienes quieren que la fe opere através de las emociones. No dan unpaso hasta sentir algo y tener algúntipo de emoción que les haga creerque están listos para obedecer. Eso nofunciona. En el mundo de losdeportes, los boxeadores antes deentrar al ring, se hablan a sí mismosrepitiéndose que son los mejores yque van a derrotar a su oponente. Esdecir, se predisponen psicológica yemocionalmente a fin de estar listospara la pelea. La fe no funciona deesta manera. Sólo el oír a Dios hablarpuede producir fe.Fe es una revelación de Dios. Él se hadescubierto a usted por gracia; no esalgo que usted haya hecho. Usted nose “incitó” para creer. Dios le dio unregalo de revelación y de fe. Antes notenía fe, Dios se revela a usted, lehabla y ahora tiene fe. La iglesia deDios es edificada sobre la revelación(Mateo 16:18). No hagamos de la fealgo complicado. Dispongamosnuestro corazón para que el Señor semanifieste y su palabra produzca fepara responderle en obediencia. ∆1,2,3,5 Diccionario de La Biblia R.V. –Edición electrónica4 Watchman Nee - El Nuevo Pacto -

Hugo M. Zelaya es director de ConquistaCristiana. Es el fundador de la Fraternidadde Iglesias y Ministerios del Pacto que dacobertura a varias iglesias en Costa Rica.Actualmente reside con su esposa y su hija,en Alajuela, Costa Rica.

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“El justo por su fe vivirá” (Habacuc 2:4;Romanos 1:17; Gálatas 3:11;Hebreos10:38).“Sin fe es imposible agradar a Dios”(Hebreos 11:6); “…pues todo lo que noproviene de fe, es pecado” (Romanos14:23).

SSi camináramos por fe y no porvista, no deberíamos ser tanfácilmente derrotados y

dominados por las cosas quearremeten contra nosotros, pues“…esta es la victoria que ha vencido almundo, nuestra fe” (1ª Juan 5:4).Ya sabemos que la fe es la llave paravivir y caminar en el Espíritu, porque

Dios sólo puede hablar a nuestra fe, ysólo por la fe podemos actuar sobre lapalabra de Dios. Dios se mueve através de nuestra fe para cumplir consus propósitos.La fe es la seguridad (la afirmación, eltítulo de propiedad) de las cosas paralas que tenemos esperanza; es la prueba delas cosas que nosotros no vemos y laconvicción de su realidad; la fe percibecomo un hecho real lo que no es revelado alos sentidos (Hebreos 11:1-Amp).El fundamento para nuestra fe es loque Cristo logró para nosotros en lacruz: una salvación que salva a todohombre del poder del diablo y lomantiene libre conforme camine en elEspíritu, por la fe. No tendremosrealmente libertad de vivir y caminar

en el Espíritu hasta no darnos cuenta,plenamente, de lo que Dios halogrado para nosotros en Cristo, en lacruz. Los enemigos de la fe son laincredulidad, la duda y el temor, ytodos son negativos. Si bien nonegamos la existencia de las cosasnegativas, la fe mira lo positivo y nosda certeza y convicción.“…no teniendo nada, pero poseyéndolotodo” (2ª Corintios 6:10). La fe nospermite llamar las cosas que no son,como si fueran. La incredulidad es lacámara oscura de los fotógrafos,donde se desarrollan los negativos. Enlugar de ser dominados por losnegativos, la fe nos permite vivir en laprovisión adelantada de Dios. El

V i v i r p o r l a f eV i v i r p o r l a f ePor Harry Greenwood

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Espíritu Santo nos muestra en lapalabra de Dios lo que él ha provisto yla fe extiende su mano y lo toma.“…¿cómo no nos dará también con éltodas las cosas?” (Romanos 8:32).Vivimos por la fe en lo que Dios diceque somos y tenemos en Cristo Jesús.Estamos completos en él; tenemossalud para nuestros cuerpos,provisión para todas nuestrasnecesidades materiales y somoslibrados de la ley del pecado y de lamuerte.Cuando recibimos la salvación deDios en Jesucristo, recibimos unasalvación completa, integral y,conforme continuamos en estasalvación, caminando por la fe,andamos en todo lo bueno, ahoramismo, que él logró para nosotros enla cruz. Todo esto está resumido en ladeclaración de Jesús en la cruz:“…consumado es” (Juan 19:30). En esemomento nuestra redención fuecompletada. Por consiguiente,habiendo sido salvados de todo poderdel enemigo, somos puestos enlibertad por la verdad ypermanecemos libres sólo mientrascaminemos en la dimensión delEspíritu. “…donde está el Espíritu delSeñor, allí hay libertad” (2ª Corintios3:17).

Entonces, el que vive en necesidad,vive en la mentira del diablo. Muchoscristianos hacen una montaña de ungrano de arena y pasan toda su vidaintentando escalarlas. Pablo se rehusóa vivir en lo negativo; “… comoentristecidos, pero siempre gozosos; comopobres, pero enriqueciendo a muchos;como no teniendo nada, pero poseyéndolotodo” (2ª Corintios 6:10). La fe nospermite llamar a las cosas que no son,como si fueran.

Él no dijo que no estuvieraacongojado, sino que siempre vivíacon gozo. Pablo no vivió revolcándoseen su pesar. Muchos cristianos sesientan tanto sobre sus problemas quelos “empollan”. Dios nos ha dado unasalvación tan completa y perfecta, quemantendrá a todo hombre cien porciento libre, todo el tiempo, si vive enel Espíritu.

El hombre natural siempre necesitarádel conocimiento que viene a travésde los cinco sentidos, pero el hombreespiritual siempre será libre, a travésde la fe en la Palabra de Dios.Sabemos que Dios está siemprecomprometido con su Palabra. Jesúsdijo que vivimos “…de toda palabra quesale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Poreso es que él está siemprecomprometido con nosotros,“…porque yo vigilo sobre mi palabra paraponerla por obra” (Jeremías 1:12).“…el ocuparse del Espíritu es vida y paz”(Romanos 8:6), y vivir en cualquiercosa inferior a la plenitud es vivir unavida cristiana fuera de su heredad:“Porque de su plenitud recibimos todos”(Juan 1:16). Tenemos un derecho legalpara esta vida en el Espíritu por lajusticia de Jesucristo. “…el espíritu vivea causa de la justicia” (Romanos 8:10).También tenemos derecho a toda laprovisión de Dios, porque él nos hahecho coherederos juntamente conCristo, y “…mi Dios, pues, suplirá todolo que os falte conforme a sus riquezas engloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19),“…¿cómo no nos dará también con éltodas las cosas?” (Romanos 8:32)Fe en la Palabra de DiosEntonces, amados, los animo para quesaquen y sacudan esa fe que ha estadoinactiva, y entren a tomar susposesiones. Tome el escudo de la fe ahora yregrese a la batalla. Crea que elpasado está bajo la sangre de Cristo y,entonces, ese pasado ya no le hablaráde fracaso porque usted vive ahora enel presente de lo que Dios dice: “Somosmás que vencedores por medio de aquelque nos amó” (Romanos 8:37).Una advertencia: no corraprecipitadamente hacia su futuro porsu victoria y su éxito. La fe es larespuesta, no la esperanza. Laesperanza mete todo en el futuro, la fetrae todo al presente. Ahora usted novive en la esperanza del futuro, sinoen el Espíritu, en el presente, creyendola palabra de Dios, creyendo tambiénque tiene toda la fe que necesita parahacer su voluntad, según “la medida defe que Dios repartió a cada uno”

(Romanos 12:3). Usted debe ejercer lafe ahora, basado en el hecho de que latiene porque Dios dice que la tiene. Lafe es básicamente confianza en lapalabra de Dios. Es más, cuando usted pone laspalabras de Dios en su boca como unaconfesión de fe, esas palabras regresana usted a través de sus oídos.Conforme usted cree lo que estáoyendo, usted es movido de fe a fe.“Así que la fe es por el oír, y el oír, por lapalabra de Dios” (Romanos 10:17).Al creer en nuestros corazones lo queél habla le permitimos que cumpla supalabra. A menudo nuestra cabeza seatraviesa en el camino, y nuestrarazón quiere que seamos razonables;pero en el Espíritu tenemos la mentede Cristo (ver 1ª Corintios 2:16).Él es la cabeza del cuerpo y él haceplanes y piensa por nosotros. Cuandola razón dice que todo está mal, la fedice que todo está bien. Dios noespera que entendamos todo lo quedice, pero sí espera que lo creamos; ycreyéndolo el Espíritu de Dios nostrae entendimiento, pues él nos guiaráa toda verdad (ver Juan 16:13). “Pero Dios nos las reveló a nosotros por elEspíritu, porque el Espíritu todo loescudriña, aun lo profundo de Dios,porque ¿quién de entre los hombres conocelas cosas del hombre, sino el espíritu delhombre que está en él?” (1ª Corintios2:10, 11).La fe es la victoriaLa fe siempre tiene su oído abiertopara Dios. La fe, por consiguiente, esuna correcta actitud del corazón paracon Dios. La fe no es lo que sentimos,sino lo que creemos. La mayoría delos cristianos dudan de lo que creen ycreen en lo que dudan. Si usted ha dedudar... entonces dude de sus dudas ycrea en lo que cree.En el momento en que creemos en laPalabra de Dios y estamos paradosfirmes en ella, Dios se pone a nuestrofavor, lo cual quiere decir que eldiablo está derrotado. Jesús dijo aSatanás: “Escrito está…” (Mateo 4:4); yél virtualmente le decía al diablo:“hasta aquí puedes venir contra mí”,

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porque lo que está escrito en favor denosotros, va en contra del diablo.Ha sido declarado en la Palabra deDios: “Porque sois fuertes y la palabra deDios permanece en vosotros, y habéisvencido al maligno” (1ª Juan 2:14).Cuánta fe tenga usted en Diosdepende de cuánto haya probado aDios en su palabra. Muchas personastienen sentimientos o emociones haciaDios, lo cual no es malo en sí missmo,pero la fe tiene como fundamento laPalabra de Dios (Salmo 119:89).Nuestros sentimientos pueden ir yvenir, subir y bajar, pero la fe estáarraigada y fundamentada en laverdad de la Palabra de Dios. Quizáspodamos sentirnos como si nofuésemos salvos, ¡y qué maravilloso esregresar al certificado de garantía dela Palabra de Dios! No edifiquemossobre el fundamento incierto denuestros sentimientos; la Palabra deDios es equivalente a Dios mismo, asíque, la fe en la Palabra de Dios es fe enDios. No siempre siento lo que Diosdice que tengo, pero siempre lo creo.Recuerde: Dios no siempre estácomprometido con nosotros, perosiempre está comprometido con supalabra y, una vez que estamosparados en ella, entonces Dios secompromete con nosotros.Somos epístolas vivas. La palabradeclara lo que Dios dice que somos,también nuestras vidas deberíandeclararlo. El mundo no siempre lee laBiblia, pero siempre lee a loscristianos. Dios nos ha dado no sólopalabras para predicarle al mundo,sino también una vida paraalcanzarlo.Si estamos viviendo en necesidadsomos semejantes al mundo. Ellossólo tienen las cosas naturales parasuplir sus necesidades, pero nosotrostenemos a un Dios maravilloso que esrico en favor de todos los que clamana él (Romanos 10:12). Estamos aquípara anunciar esta vida maravillosa enel Espíritu y la anunciamosdisfrutando de todos sus beneficios.Esta es la vida abundante que Jesúsvino a dar. En contraste, el mundoverá que están fuera del círculo en el

que estamos nosotros; lo que notienen, y lo que tenemos nosotros.Jesucristo vive hoy la misma vida quevivió en la tierra hace dos mil años...por encima del pecado, de laenfermedad, de las circunstancias; lavida que tenía la respuesta para lanecesidad de todo hombre, la vidaque derrotó al enemigo, la vida queresucitó a los muertos.Esta es la vida que está en usted.Entonces, deberíamos encontrar todanuestra suficiencia en Cristo. Pablodijo: “Para mí el vivir es Cristo”(Filipenses 1:21).

La fe está arraigada y fundamentada en la verdad

de la Palabra de Dios

La fe somete a DiosHay muchas personas que van a laescuela para aprender de la Biblia,esperando que el conocimiento queganen acerca de Dios los ponga encondiciones de ayudar a otros, peroPablo oró para conocerlo a él, porque“el pueblo que conoce a su Dios seesforzará y actuará” (hará grandes cosas–La Biblia al Día) (Daniel 11:32).No estoy en contra de adquirirconocimientos si Dios tiene el usoexclusivo de ellos; pero hay muchosministros que obtienen títulos ydependen de ellos para lograr unbuen pastorado y una buenareputación. Debemos ser precavidospara no hacer a un lado al EspírituSanto en la iglesia, pues no es lo queusted sabe sino a quién conoce lo quedeterminará los resultados.Jesús tenía conocimientos propios(Isaías 53:11), pero él dependía de suPadre en cuanto a cómo y cuándousarlos. “No puedo yo hacer nada por mímismo; según oigo, así juzgo, y mi juicioes justo, porque no busco mi voluntad,sino la voluntad del Padre, que me envió.Si yo doy testimonio acerca de mí mismo,mi testimonio no es verdadero. Otro es elque da testimonio acerca de mí, y sé que eltestimonio que da de mí es verdadero”(Juan 5:30-32).

Es algo lindo leer que Jesús dijo queno podía hacer nada por sí mismo, ydespués verlo hacer todo lo que hizo.Su dominio vino de su sometimiento.Debemos andar como él anduvo (1ª Juan2:6).Él dijo: “Separados de mí nada podéishacer” (Juan 15:5), lo cual quiere decirque a través de él podemos hacertodas las cosas.Cristo no tiene necesidades en estemomento, por consiguiente tampoconosotros, pues como él es, así somosnosotros en este mundo (1ª Juan 4:17).“Porque en él habita corporalmente todala plenitud de la divinidad” (Colosenses2:9) y “…de su plenitud recibimos todos”(Juan 1:16). Estamos completos en él.

“Porque somos miembros de su cuerpo, desu carne y de sus huesos” (Efesios 5:30).Somos parte de él; él es la cabeza,nosotros somos el cuerpo. Él es lapalabra viva, también nosotros. Somosepístolas vivas, nacidos de nuevo porla simiente incorruptible de la Palabrade Dios.Cuando esta palabra se convierte encarne en nuestra experiencia, elmundo verá a Cristo manifestado ensu plenitud en la iglesia y a través deella. Que esta palabra se convierta encarne en nuestra experiencia para quelo podamos representar a él como éles en realidad. Creo que cuando estoocurra iremos más allá de nuestrasalvación, basta nuestro Salvador,para conocerlo a él y no sólo conoceracerca de él.Ir más allá de la sanidad al sanador,más allá del bautismo en el EspírituSanto, al bautizador, más allá de laprovisión al proveedor. ¡Oh, quepodamos ir más allá de lo que Diosnos ha dado, al Dios que lo dio! Nodetenernos en la emoción de lo que lagracia de Dios ha hecho por nosotros,sino alcanzar al Dios de la gracia.

Caminar por feCreo que, cuando caminemos por feen el Espíritu, no estaremosimplorando, pidiendo, clamando ollorando por liberación todo el tiempo,sino que lo estaremos alabando yadorando en el Espíritu y en verdad.

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¡Cómo debe desear Dios un puebloque se haya juntado para dar en lugarde recibir! Un pueblo que lo adore y loalabe por lo que él es, porque Diosbusca a tales que le adoren en Espíritu yen verdad (Juan 4:24)Nos ocupamos demasiado de lo quenecesitamos en vez de lo que élnecesita; porque creo que, conformealabemos y adoremos al Señor, todasestas cosas nos serán añadidas.¡Cuántas veces no hemos podidoadorar a Dios por las dificultades yfastidiosos problemas que hemostraído a la reunión! Pero la Biblia dice:“Entonces, hermanos, ¿qué podemosdecir? Cuando os reunís, cada uno devosotros tiene salmo, tiene doctrina, tienelengua, tiene revelación, tieneinterpretación” (1ª Corintios 14:26).De ningún modo podemos leer eseversículo como si dijera:”Cuando osreunís, cada uno tiene un problema,tiene una necesidad, etcétera”.¡Oh, que le pudiéramos dar a Dios loque él ha estado esperando a través delos siglos: un pueblo sobre el cual esinvocado su nombre, que camine en laprovisión y en las bendiciones de suDios, alabándolo y adorándolo! Unpueblo anunciando a otros su amormaravilloso en y a través de sus vidas,porque la mejor forma de anunciar elcristianismo es disfrutándolo. Diosquiere que vivamos no sólo sintiendo,viendo y respondiendo a toda cosanegativa, sino en el Espíritu,caminando, creyendo, y respondiendoa la palabra de Dios. Entonces usted,también podrá decir con Jesús:“…escrito está: No solo de pan (ocircunstancias, etc.), vivirá el hombresino de toda palabra que sale de la boca deDios” (Mateo 4:4). Usted puede decircomo Pablo, en cualquier situación:“… tened buen ánimo, porque yo confíoen Dios que será así como se me ha dicho”(Hechos 27:25), o como Jesús dijo:“¡Calla, enmudece!” (Marcos 4:39).Esta es la intención de Dios, que nosmanifestemos como hijos de Dios,herederos y coherederos conJesucristo.Pregúntese: ¿qué heredero ocoheredero con Cristo viviría en

necesidad, cuando Dios ya la hasuplido? No está mal tener unanecesidad, está mal vivir en ellasabiendo que Dios la ha llenado através de nuestra fe. Ahora, amadohermano, el deseo de Dios es queusted viva en su presencia, en supoder y en su provisión. Todo lo que la gracia ha provisto essuyo por herencia; y su fe puedealcanzar cada estante de lamaravillosa bodega de Dios.El autor y consumador de nuestra feCrea que hay un tesoro en esta vasijade barro. No importa lo que ustedpiense de la vasija, crea que el tesoroes bueno y perfecto. El tesoro es Cristoviviendo en usted, pero sólo conformeusted comparta este tesoro con otros,usted experimentará la alegría deposeerlo. “De gracia recibisteis, dad degracia” (Mateo 10:8). Usted ahora dapara vivir, pero su motivo para dar esamor. “Porque de tal manera amó Diosque dio…”, usted también debe dar, noa regañadientes o por necesidad, sinoporque ama.Aunque he hecho énfasis en que la fees la llave y el amor es el motivo o,como Pablo dice, por la fe que obra porel amor (Gálatas 5:6), recuerde que elmotivo es lo más importante. No es loque usted hace, sino por qué lo hace.No es lo que usted dice, sino por quélo dice.Ahora quite sus ojos de la fe y de todolo que la fe le permite poseer ypóngalos en Jesús, el autor yconsumador de nuestra fe (Hebreos12:2). Camine ahora como el hijo deun rey. Habiendo sido liberado de suprisión por la verdad, recuerde que laverdad que lo hizo libre, también lomantendrá libre conforme camine enella por la fe. ∆Usado con permiso de New WineMagazine de Julio de 1971.

Artículo tomado de “The First Epistle tothe Imprisoned Saints” by HarryGreenwood, c/o The Miracle, SouthChard, Somerset, England.

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CComencemos considerando lassiguientes preguntas: ¿Nosdamos cuenta de que una

transición no es permanente? ¿De quelas cosas no estarán siempre en unestado de constante cambio? ¿Está elSeñor usando el cambio parallevarnos de regreso a las cosas que nocambian? Si la respuesta es sí,entonces no sólo sobreviviremos sinoque seremos más que vencedores entiempos de inestabilidad. Generalmente pensamos acerca de lastransiciones como un procesotemporal de un lugar de estabilidad aotro. Pero a veces sólo estamosmudándonos a otro lugar dondepronto nos daremos cuenta de quetendremos que mudarnos de nuevo.¿Podemos encontrar estabilidad en unmundo inestable? La respuesta es sí. Actualmente estoy en medio de latransición más grande que jamás hayatenido. Mi esposa, con quien estuvecasado por 47 años, partió para estarcon el Señor. No hay manera en quepueda describir la magnitud de estecambio. Y, observo con mayordetenimiento a otros de mi generacióncompletar su peregrinaje también. Porsupuesto, hay también otros cambiosserios en nuestro mundo: la cultura, lapolítica, la economía y los rápidoscambios en la tecnología que estánpropiciando un vuelco radical en lasociedad. El gran eslogan político denuestra elección actual parapresidente es el cambio, juzgado pormuchos necesario en el gobierno denuestra nación. Para unos, el cambiopuede significar una promesapositiva. Para otros, plantea preguntasmuy serias. En cualquiera de loscasos, no podemos impedir el cambio.

Pero la idea de transición y cambio noes extraña para la fe bíblica. Hebreos 13:14 dice rotundamente:“Porque no tenemos aquí ciudadpermanente sino que buscamos la porvenir”. Hebreos 11:10 dice deAbraham, nuestro padre en la fe, queél esperaba la ciudad que tienefundamentos, cuyo arquitecto yconstructor es Dios. Para losseguidores de Jesús, la implicación esclara, la tierra prometida no está aquí.Mientras hay muchas promesas que sepueden obtener aquí, no haypermanencia de este lado de la nuevaJerusalén. Vivimos en una cultura degratificación instantánea. Loqueremos todo y lo queremos ahora.Esta psicología milita contra elpensamiento a largo plazo, larecompensa diferida y la fe bíblica. Recientemente leí acerca de unestudio hecho hace varios años conniños en edad preescolar. Fueronpuestos en una sala llena de juguetesy se les dió cuatro galletas a cada uno.Se les dijo: No se coman las galletas yen una hora, recibirán cuatro galletasmás. ¿Qué ocurrió? Algunos de los niños se comieron lascuatro galletas antes de que la horaterminara. Otros se comieron parte delas galletas y pidieron más, porquetodavía les quedaban algunas. Unospocos no se comieron las galletas.Esos niños fueron rastreados añosmás tarde y, quienes esperaron la horapara recibir una mayor gratificacióndemostraron ser más exitosos que losdemás. La Biblia dice que “…a su tiemposegaremos, si no desmayamos” (verLucas 18:1; Gálatas 6:9; Hebreos 12:3).La gratificación diferida no es sólo unprincipio de vida, es un principio del

reino. La cruz viene antes de lacorona. Esperamos una ciudadcelestial.

La Biblia nos dice que no tenemos unaciudad permanente aquí. Somosresidentes temporales.Espiritualmente hablando, notenemos permanencia y nuestrahabitación no tiene paredes en estatierra. De hecho, Filipenses 3:20 nosdice que nuestra ciudadanía está enlos cielos. La esperanza falsa queofrece permanencia en un sistematerrenal conducirá al engaño y a ladesilusión.

Es verdad, tenemos mucho que haceraquí, cosas como proveer paranuestras familias, apoyar la iglesia,servir a otros y hacer discípulos. Perolos verdaderos discípulos seprepararán para la jornada queauspicia la máxima transición de aquía la eternidad. ¿Qué nos daestabilidad en un mundo inestable?¿Qué permanece cuando todo lodemás se derrumba? El apóstol Pabloresponde a esta pregunta vital en 1ªCorintios 13:13: fe, esperanza y amor.

La fe nos mueveLa fe es uno de tres motores primariosque nos mueven a seguir hacia laculminación en Cristo. El libro deSantiago nos dice que la fe funciona.La fe que no nos mueve a la acción noes fe del todo. Hay varias clases de febíblica: la fe doctrinal. “La fe que hasido una vez dada a los santos” (verJudas 3); es la que los apóstolesrecibieron de Jesús y que enseñaron ala iglesia (ver 1ª Timoteo 4:1). La fe natural: es la que demostró elpadre del hijo con un espíritu mudo ysordo cuando dijo a Jesús: “Creo;ayuda mi incredulidad” (ver Marcos9:24).

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Por Charles V. Simpson

Fe en tiempos de transiciónFe en tiempos de transición

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La fe basada en la Palabra: la queviene al oír la Palabra de Dios (verRomanos 10:17).La fe salvadora: “Cree en el SeñorJesucristo, y serás salvo tú y tu casa” (veaHechos 16:31). La fe divina: un regalo de fe delEspíritu Santo (vea 1ª Corintios 12:9). Hebreos 11 es el gran capítulo de la fe.En cada caso mencionado ahí, losindividuos actuaron: Abel ofreció unmejor sacrificio; Noé construyó unarca; Abraham salió de su tierra a unaque Dios le prometió, y asísucesivamente. La fe de estaspersonas convirtió una promesainvisible en un resultado visible.Hebreos 10:36 dice: “…para que,habiendo hecho la voluntad de Dios,obtengáis la promesa”. Nuestra hija Charlyn fue a Costa Ricaen 1994 para trabajar con niños. Ellahizo esto en fe, sin tener fondos. En elaño 2007, recibió una donación de$100,000 de alguien que noconocíamos que completaría el dineronecesario para construir el primerhogar. Entretanto, se casó con unjoven costarricense, adoptaron a cinconiños y tuvieron dos de sumatrimonio. La fe la movió a ella y asu esposo al lugar donde pudieroncosechar. Nuestros dos hijos tambiénse han movido en fe, como lo hicieranmis padres. La fe nos mueve a travésde la transición y a la gratificacióndiferida. El apóstol Juan escribe: “Esta es lavictoria que ha vencido al mundo,nuestra fe” ( vea 1ª Juan 5:4). Demanera que si el mundo está entransición, nosotros también. Teanimo para que edifiques tu fe orandoy escuchando la Palabra de Dios,teniendo comunión con gente de fe,orando para que Dios aumente tu fe,oyendo grandes testimonios yevitando la conversación cínica. La fe es una creencia substantiva quesi respondemos activamente a supalabra, él procederá en favor nuestro.El reto delante de nosotros no esreaccionar al cambio, sino actuar en fepara propiciar el cambio. La fe nos

mantendrá en movimiento hacia laspromesas de Dios. La fe sostiene, y sinos mantenemos en ella, podemosencontrar estabilidad en tiemposinestables.

La esperanza es perdurableLa segunda realidad es mantenernosen esperanza. La esperanza traefirmeza. Un amigo mío puso pornombre a su hija, Tikvah, la palabrahebrea para esperanza. Tikvah quieredecir mecate o cuerda amarrada a unaexpectativa. Tenemos tikvah enCristo, la verdadera fuente deesperanza. Uno de mis himnos favoritos es“Cristo, la roca sólida”. Me gusta laestrofa que dice: “Cuando en torno todocediendo está, él es mi roca y ancla fiel”(traducción libre). Cuando mi esposa,Carolyn, fue diagnosticada concáncer, me di a la tarea de fortalecersu esperanza en Cristo. Al final, ellaobtuvo la esperanza bienaventurada,no la esperanza en nuestra mortalidad(vea Tito 2:13). Y, aunque sentimospesar, no lo sentimos como los que notienen esperanza (vea 1ªTesalonicenses 4:13-18). Nuestracuerda está atada a Cristo, a quienhemos corrido para recibir esperanza.Esa esperanza es nuestra ancla tras elvelo donde entró nuestro precursor(vea Hebreos 6:18-20). Esta esperanzaha traído firmeza a nuestra familia entiempos de gran estrés y cambio. Los amigos de Job intentaron destruirsu esperanza acusándolo de pecado,pero él no había pecado. A veces lavida no parece lógica. Pero Jobmantuvo su esperanza hasta que fuerecompensado (vea Job 14:7-9). Laesperanza de Ezequiel fue probadapor Dios en el valle de los huesossecos; pero por medio de la unción delEspíritu y por la palabra profética,finalmente vio la restauración deIsrael (vea Ezequiel 37). Algunas de las tragedias más grandesde la vida vienen a través deesperanzas mal dirigidas, en un falsoamigo, en la gratificación sexual,adicciones, fama, poder, riquezas oaun en el gobierno. Las dificultades

pueden despojarnos de la falsaesperanza. Pero en el tiempo de laprueba, hay una puerta de esperanza(vea Oseas 2:14-15; Salmo 27:1-6). Esentonces que podemos correr arefugiarnos y encontrar el ancla delalma, que es segura y firme (veaHebreos 6:19). Hace varios años, mi esposa y yohicimos un viaje de diez días en unbote pequeño. Necesitaba un anclaque nos sujetara en marestormentosos. Seleccioné un ancla demarca Danforth, porque cuando lacuerda era jalada por el mar agitado,el ancla se enterraba más profunda enel fondo del mar; no se movía.Amarrar nuestra cuerda de esperanzaa un ancla de arrastre es una fórmulapara el desastre. La esperanzafirmemente amarrada a Cristo ¡no semoverá! En el vendaval ytempestuoso mar, mi ancla se afirmadetrás del velo. Esta es la esperanzaque los apóstoles y los cristianosantiguos demostraron; los sostuvo através de los tiempos más difíciles. Yesta es la esperanza que tenemos queofrecer a quienes vemos enproblemas. Entonces, ¿qué nos motivapara darles esperanza?

El amor daLa fe nos hace avanzar, la esperanzanos permite resistir los cambiostempestuosos y el amor nos motiva adar lo que tenemos. Como dice Pablo:“Ahora permanecen la fe, la esperanza y elamor, estos tres; pero el mayor de ellos esel amor”. ¿Por qué es el amor mayorque la fe y la esperanza? Cuando la fese ha cumplido y la esperanza ha sidorealizada, el amor permanece porquees eterno. La fe y la esperanza sequedarán aquí, pero el amor será elclima del cielo. El amor nos mueve a dar. “Porque detal manera amó Dios… que dio” (VeaJuan 3:16). “Nadie tiene mayor amor queeste, que uno ponga su vida por susamigos” (vea Juan 15:13). El amor esambos, un sustantivo y un verbo. Si lotenemos, lo hacemos. Recientemente, el presidente denuestra nación dio, póstumamente, la

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medalla de honor más alta a unsoldado que se lanzó sobre unagranada para salvar la vida de suscompañeros soldados. Él dio su vidapor sus amigos. El amor nos mueve adar nuestras vidas. Juan 12 registra la historia de Maríaque derramó su precioso ungüentosobre los pies de Jesús y los secó consus cabellos. El valor del ungüentoequivalía a un año de trabajo. Lafragancia llenó la casa, pero era másque un año de trabajo, era su dote, sufuturo. Su regalo estaba fuera de lorazonable para unos, pero el amor esuna razón más allá de toda razón. Losamantes son dadores. Cuando damos,es una fragancia, un testimonio quellena la casa. El himno “Oh amor deDios”, escrito por F.M. Lehman, esuno de mis favoritos. Parte de la letradice:“Si fuera tinta todo el mar, y todo el cieloun gran papel,Y cada hombre un escritor, y cada hoja unpincel.Nunca podrían describir el gran amor deDios;Que al hombre pudo redimir de su pecadoatroz”.Jesús es la manifestación del amordivino y este es el amor que él nos dio.No es nuestro amor el que da, sino elsuyo. Los amantes no son tomadores,son dadores. Entonces, es posible no sólo quesobrevivamos al cambio sino quetriunfemos en él, si caminamos en fe,con nuestra esperanza amarrada enJesucristo y si amamos como él lohizo. No se coma las galletas todavía;hay una recompensa mayor pordelante si se niega a sí mismo. Tomesu cruz y sígale. ∆Carta pastoral; julio del 2008

Charles V. Simpson es maestro con unministerio internacional y director dela revista One-to-One.

Próximos temas:Carácter vs intregridad (20-12-08)*

Enojo y odio (20-2-09)*Culpa y temor (20-4-09)*

Relaciones de pacto (20-6-09)**fecha límite para enviar artículos

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TTengo en el patio de mi casa unárbol, muy grande, frondoso,lleno de hojas, frutos y semillas.

En verano su sola vista trae refresco ydescanso. Todos buscamos la frescuray descanso de su sombra. Pero en invierno pierde las hojas yqueda su gigante esqueleto, rugoso yseco, como un monumento a la aridez.Una de esas tardes de frío el Señor mellevó a observar sus ramas. Estabansecas, como muertas. Sin embargo, yosabía que con los primeros calores deprimavera, un milagro ocurriría. Deesas arrugadas y duras ramas, resecasen apariencia, brotaría una delicadahojita y luego una flor. Sentí en miespíritu: parecen secas pero tienenvida.Yo creo que hay dos tipos de fe.Una fe maravillosa, aquella que a

todos nos gusta ver, sentir yexperimentar, es la fe de los milagros.Cuando escuchamos de alguien coneste extraordinario don, corremos aregocijarnos y a estirar la mano paraque, aunque sea unas gotas nostoquen; y sí que es maravillosopresenciar cómo gente esclava poraños de enfermedades es sanada, veral paralítico caminar y a otros queestaban sin esperanza, danzar dealegría porque no tocan más su tumor.Yo con mis ojos he visto estasmaravillas, y aún me quedé admiradacuando el asombrado chofer de lacamioneta que nos llevaba, que noera creyente, fue sano de un dolorque le aquejó por años. Gloria a lainmensa gracia de Dios siempresuperabundante.

Pero poco se oye hablar de la otra fe.Esa que palpita día a día en la vida ynos mantiene vivos. Glorificamos a

Dios con el testimonio de aquel quefue sanado de cáncer, pero quésabemos de quienes no fueronsanados y murieron con el nombre deJesús en sus labios, aunque hubieradolor en sus rostros. La fe a la que merefiero es la de ese hermano que en lamañana fría no le arranca el auto ydespués de orar un par de veces sinresultado, entra a su casa, toma unasmonedas y se va a la reunión enmicrobús. O la del otro quien deja lacomodidad de su casa y sale para lareunión de oración sabiendo que vana ser solo dos, porque muchos dejaronde asistir hace largo tiempo. La fe dequien, aun sabiendo que pierde, dicetímidamente la verdad y aun… la deaquel que fue débil y mintió perodespués llora arrepentido y sabe concerteza que el Señor lo perdona. La fede esos que aunque vean todo secosiguen creyendo en el único que es deverdad fiel. Esta es la fe de Abraham,

D o s c l a s e s d e f eD o s c l a s e s d e f ePor Norma Ferlito

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quien a pesar de estar muerto por suedad creía que Dios podía hacerlenacer descendencia. Esa es la mismafe que levanta al hombre muerto porel pecado, dominado por el vicio, quecae en el mismo pozo muchas vecespero sigue creyendo que Dios es todopoderoso para cambiarlo y librarlo undía de sus ataduras. La fe de quienuna, otra y otra vez acude a la sangrede Cristo para ser limpiado y anda enla luz, aunque en vez de victoriascuente miserias porque deseaterminar con el dominio del pecado.Con esta fe las tinieblas sonavergonzadas.Y ni hablar de aquellas buenas mamásque pasan años atendiendo a suspequeños hijos entre mamaderas,pañales y remedios, sin poder ir a lasreuniones por los resfríos y fiebres.Mamás muchas veces solas porquefueron abandonadas, orando por sushijos, por la comida y las cuentas ypidiendo a Dios sabiduría cada día,generalmente con muy pocoreconocimiento. También permíteme que te nombreaquí a ti, que tomaste esta revista entus manos porque creíste que Diospodía hablarte, quizás porque estásbuscando algo más o porque haceunos minutos atrás habías decididoque no podías seguir e ibas a dejartodo. Te movió la fe.Desde afuera estos hermanos separecen a mi árbol en invierno. Quizásno son muy atractivos y parecen noandar en victoria, pero tienen vida.Aquí cobran mucho sentido laspalabras de Jesús: “… has sido fiel en lopoco; te pondré a cargo de mucho más.¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”(Mateo 25:23, NVI). También Jesús habló de los milagros.Nos animó a que si permanecíamos enél, obras aun más grandes que las deél, haríamos.Pero además dijo: “Muchos me dirán enaquel día: ‘Señor, Señor, ¿noprofetizamaos en tu nombre, y en tunombre expulsamos demonios e hicimosmuchos milagros?‘ Entonces les diréclaramente: ‘Jamás los conocí. ¡Aléjense de

mí, hacedores de maldad!” (Mateo 7:22-23 NVI).Podemos tener la fe de los milagros yno tener vida. Podemos manipular loespiritual y encontrar la llave del éxitopara ser prosperados y triunfar entodo, pero no ser conocidos por elamo del universo. No estoy menospreciando la fe de losmilagros; Jesús hizo grandes milagrosy luego los apóstoles fueronacompañados por señales legítimas atodo lugar, y en una iglesia sana, losmilagros ocurren naturalmenteporque siempre la poderosa mano deDios se mueve en medio de su pueblo.En mi propia vida, después de estarsometida a debilidad y enfermedadpor años empecé a tomar autoridaden Cristo, orar por mí misma ydesechar como basura la incredulidadencallada en mi alma y fui sanada depadecimientos que yo creía que meacompañarían toda la vida. ¡El señorme sanó!Experimentar esto abre nuestroespíritu a recibir más fe y a desearconocer más al autor de esa fe. Peroconsidero que esto es sólo un medio

para mantener fluyendo la fe que nossostiene día a día. Hoy reconozco quesi llegué hasta aquí, fue sólo por sugracia que me sostuvo en confianzaporque, en los momentos críticos y enlas noches oscuras, un hilo invisibleme mantuvo viva: la fe y la esperanzapuestas en él, que nunca meavergüenza.Porque la fe produce esperanza, y laesperanza me susurra incesantementeque un día voy a verlo cara a cara y,rodeada de su gloria en el perfectoamor, voy a entender todas las cosas ya descansar del dolor para siempre. Aún más, la fe y la esperanza alcanzanpara cambiar el presente en estemundo, confiando con certeza quemuchas cosas que esperamos en lomás profundo de nuestro corazón, élnos permitirá verlas aquí.Pero debemos velar con gran cuidado.Cuando Jesús habló del sembradorque desparramó semillas a granel, nosreveló que podemos llegar a perdereste valioso regalo de Dios. Los afanesde la vida la pueden ahogar, la durezade un corazón como roca que decideno perdonar o no dejarse cambiar no

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le permitirá desarrollar raíz ySatanás, como en la metáfora de lospájaros, la roba por estar expuesta yno haber permitido al Espírituremover la tierra, o sea, serintencionalmente superficial.Pero cuando esta semilla cae enbuena tierra, un milagro de vidaocurre, como en mi árbol. Por untiempo nada se ve pero de pronto, lavida brota, arremete hacia arriba, seextiende, crece, produce y da fruto aciento y hasta a mil por uno.Gloria a Dios que es el Espíritu Santoel que vela por nosotros parallevarnos a toda verdad. Y gloria aDios por los hermanos y hermanassencillos quienes creen en esperanzacontra esperanza, día a día, en buenostiempos y en esos tan difíciles, quizásaferrados sólo a la fe como a unsalvavidas. Les aseguro que el díaviene cuando van a brotar y florecery muchos se sentarán al frescor ydescanso de sus sombras protegidosdel riguroso fuego de la adversidad.Cuida tu fe, aliméntala con la palabrade Dios, la leída, la escuchada através de los hermanos yparticularmente por la que viene porel Espiritu a tu espíritu en tusmomentos a solas con él. Los buenos hábitos no te salvan.Nadie se salva por ir a la iglesia o pororar y leer dos horas diarias, a vecessólo te alimenta el orgullo al creertemejor que otro. Pero no por esto sedeben desechar sino darles el lugarcorrespondiente. El buen hábito deleer diariamente la palabra, decongregarnos en verdadera comuniónhablando la verdad de nuestrasluchas y el de pasar un tiempo asolas con el Señor, es el cultivo de tufe. Esto te asistirá para mantener tuconciencia limpia. Una malaconciencia puede hacerte naufragar.Mira a Cristo, no te la pasescontemplando tus miserias y fracasos,contémplalo a él, regocíjate en suamor y en su inmensurable gracia yperdón; él es el autor de la fe. Cuantomás lo mires, más te irás pareciendo aél.

Puedes declarar en fe: yo no puedocambiar pero él si puede hacerlo enmí y lo hará. ¡Y lo veré!Todo Hebreos 11 es un canto degloria, pero quiero compartir contigoestas dos perlas preciosas: “Todos ellosvivieron por la fe, y murieron sin haberrecibido las cosas prometidas; más bien,las reconocieron a lo lejos, y confesaronque eran extranjeros y peregrinos en latierra. Al expresarse así, claramentedieron a entender que andaban en buscade una patria. Si hubieran estadopensando en aquella patria de dondehabían emigrado, habrían tenidooportunidad de regresar a ella. Antesbien, anhelaban una patria mejor, esdecir, la celestial. Por lo tanto, Dios no seavergonzó de ser llamado su Dios, y lespreparó una ciudad” (Hebreos 11:13-16NVI).Si a tu mente vienen pensamientos delo que dejaste atrás, si aparecenimágenes del pasado, porque comoIsrael en el desierto añoro laseguridad de Egipto a pesar de laesclavitud, ante lo inseguro de lodesconocido, al tener que caminarpor fe en una desolada tierra, te digoque nadie te va a cerrar laoportunidad de regresar, no eresprisionero, pero antes busca en tucorazón y pregúntate, ¿es realmenteeso lo que deseas o tu íntimo anheloes verdaderamente entrar en lospaíses altos, la patria celestial? Sigueadelante porque Dios no seavergonzará de ser llamado tu Dios yte dirá como a Jesús: “…este es mi Hijoen quien tengo complacencia“ (Mateo17:5).Y Hebreos 11:32-40 dice: “¿Qué másvoy a decir? Me faltaría tiempo parahablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté,David, Samuel y los profetas, los cualespor la fe conquistaron reinos, hicieronjusticia y alcanzaron lo prometido;cerraron bocas de leones, apagaron lafuria de las llamas y escaparon del filo dela espada; sacaron fuerzas de flaqueza; semostraron valientes en la guerra ypusieron en fuga a ejércitos extranjeros.Hubo mujeres que por la resurrecciónrecobraron a sus muertos. Otros, encambio, fueron muertos a golpes, pues

para alcanzar una mejor resurrección noaceptaron que los pusieran en libertad.Otros sufrieron la prueba de burlas yazotes, e incluso de cadenas y cárceles.Fueron apedreados, aserrados por lamitad, asesinados a filo de espada.Anduvieron fugitivos de aquí para allá,cubiertos de pieles de oveja y de cabra,pasando necesidades, afligidos ymaltratados. ¡El mundo no merecía genteasí! Anduvieron sin rumbo por desiertosy montañas, por cuevas y cavernas. Aunque todos obtuvieron un testimoniofavorable mediante la fe, ninguno de ellosvio el cumplimiento de la promesa. Estosucedió para que ellos no llegaran a lameta sin nosotros, pues Dios nos habíapreparado algo mejor” (NVI).Yo pensaba en Daniel, que cerró laboca de los leones, pero también enlos hermanos y hermanas que fueronmuertos por los leones en las arenasdel coliseo romano.Están quienes conquistaron todo porla fe y alcanzaron lo prometido. Yoquiero ser uno de ellos, aspiro a tenersiempre esa fe. Pero si tengo que serde los otros, pasando necesidad,afligidos y maltratados y sin ver elcumplimiento de la promesa, mehumillo delante del Dios del universoy le pido que sostenga mi fe y la demis hermanos que viven estoalrededor del mundo. Dice el autorde la carta a los Hebreos, que elmundo no merece semejante clase degente. Yo creo que esta fe es aun demás honra para Dios.Si te identificaste con estospensamientos porque animaron tucorazón, quiero dejarte una palabrade Dios que es sólo para ti: “ Conozcotus obras. Mira que delante de ti hedejado abierta una puerta que nadiepuede cerrar. pues haz obedecido mipalabra y no has renegado de mi nombre”(Apocalipsis 3:8 NVI). ∆

Norma Ferlito.

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