Somos Prorrusos

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Somos prorrusos, prochinos y proiraníes porque somos anti- imperialistas Para algunos, o muchos, de nosotros que Rusia, hoy por hoy, es un país anti-imperialista es algo que ofrece pocas dudas. Refiriéndonos a la etapa postsoviética, nos resultaría difícil ver un comportamiento “imperialista” de Rusia en sentido estricto, comparable al de Estados Unidos, su más directo competidor en la esfera internacional. La desaparición de la URSS trajo consigo un recalentamiento de conflictos territoriales en Eurasia que tuvieron como protagonistas a ex repúblicas soviéticas. De esos conflictos apenas nos enterábamos por la complejidad de los casos y el manifiesto desconocimiento que teníamos de aquellas zonas. Sólo quedaba clara una cosa, esos conflictos muchas veces se resolvían recurriendo a la violencia armada y sus conclusiones necesitaban de tiempo y de la delimitación entre vencedores y vencidos. Esos conflictos se resolvían mediante ya imposición de la fuerza y, luego, mediante una complicada negociación entre poderes locales y regionales que tenía como telón de fondo la democracia pero que, en primer lugar, priorizaba la acumulación de poder político y económico de élites regionales y nacionales. Eran las reglas de la democracia “capitalista”, a cambio de pluripartidismo ahora el “mercado” se encargaría de regularlo todo, desde las necesidades sociales hasta los gustos personales, desde la educación y las carreras profesionales hasta la venta de recursos naturales y la inclusión en plataformas militares globales. Es un tiempo en el que las élites económicas y sociales que se habían creado bajo el sovietismo (los nuevos ricos, las castas parasitarias del burocratismo) salieron del cascarón. Se compraban y vendían empresas estatales como en el Monopoly, la corrupción campaba a sus anchas, el nivel de vida de los ciudadanos ex soviéticos se desplome, y parecía que el único milagro que podría salvar de la crisis sería el propio principio que había sembrado la destrucción, el mercado capitalista. Los ciudadanos rusos, en particular, dieron innumerables muestras de resistencia social y política, pero la corrupción y las nuevas élites se encargaron de que esos intentos no contrarrestaran el

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Ucrania Antifascista

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Somos prorrusos, prochinos y proiraníes porque somos anti-imperialistas

Para algunos, o muchos, de nosotros que Rusia, hoy por hoy, es un país anti-imperialista es algo que ofrece pocas dudas. Refiriéndonos a la etapa postsoviética, nos resultaría difícil ver un comportamiento “imperialista” de Rusia en sentido estricto, comparable al de Estados Unidos, su más directo competidor en la esfera internacional.

La desaparición de la URSS trajo consigo un recalentamiento de conflictos territoriales en Eurasia que tuvieron como protagonistas a ex repúblicas soviéticas. De esos conflictos apenas nos enterábamos por la complejidad de los casos y el manifiesto desconocimiento que teníamos de aquellas zonas. Sólo quedaba clara una cosa, esos conflictos muchas veces se resolvían recurriendo a la violencia armada y sus conclusiones necesitaban de tiempo y de la delimitación entre vencedores y vencidos. Esos conflictos se resolvían mediante ya imposición de la fuerza y, luego, mediante una complicada negociación entre poderes locales y regionales que tenía como telón de fondo la democracia pero que, en primer lugar, priorizaba la acumulación de poder político y económico de élites regionales y nacionales. Eran las reglas de la democracia “capitalista”, a cambio de pluripartidismo ahora el “mercado” se encargaría de regularlo todo, desde las necesidades sociales hasta los gustos personales, desde la educación y las carreras profesionales hasta la venta de recursos naturales y la inclusión en plataformas militares globales.

Es un tiempo en el que las élites económicas y sociales que se habían creado bajo el sovietismo (los nuevos ricos, las castas parasitarias del burocratismo) salieron del cascarón. Se compraban y vendían empresas estatales como en el Monopoly, la corrupción campaba a sus anchas, el nivel de vida de los ciudadanos ex soviéticos se desplome, y parecía que el único milagro que podría salvar de la crisis sería el propio principio que había sembrado la destrucción, el mercado capitalista. Los ciudadanos rusos, en particular, dieron innumerables muestras de resistencia social y política, pero la corrupción y las nuevas élites se encargaron de que esos intentos no contrarrestaran el camino general del país hacia el capitalismo internacional. Esas nuevas élites se fueron renovando en el poder, y en uno de sus ajustes de cuentas internas, mientras seguían reprimiendo y robando al pueblo trabajador, se formó una nueva coalición de fuerzas políticas y sociales “patrióticas” que, curiosamente, tienen como seña de identidad el sovietismo junto con el capitalismo, esa nueva coalición socio-política es el partido Rusia Unida, actualmente en el poder.

En todo este tipo, ¿se ha comportado la Rusia capitalista alguna vez de forma imperialista?, ¿ha intentado expandirse a costa de otros pueblos?, ¿ha construido una alianza militar agresiva?, ¿ha comprado a políticos y empresarios de otros países?, ¿ha obligado a otros países a firmas acuerdos comerciales mediante con presiones militares o económicas? De entrada, actualmente la presencia militar rusa en el mundo es infinitamente menor a la que tenía la URSS en 1991, y no sólo porque el territorio ruso sea mucho menor que el de la URSS, sino simplemente porque la retirada de las tropas rusas, herederas de las soviéticas, en el mundo, ha sido generalizado, fundamentalmente en Europa del Este y el Sudeste de Asia.

¿Qué es el Movimiento Anti-Imperialista?

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