Sofía de la Pava de Londoño2014-2015

Mujer Comfenalco

Armenia: En ceremonia solemne cumplida en la tarde de este jueves 29 de enero, fue proclamada Sofía de la Pava de Londoño como Mujer Comfenalco 2014-2015, en el marco del certamen que exalta a la mujeres que en el departamento lideran programas y acciones humanitarias para contribuir a mejorar la calidad de vida de personas, familias y comunidades.

Sofía, forjada con el temple y el tesón de la mujer quindiana, es un testimonio fehaciente de la perseverancia, la vocación de servicio y la lucha diaria para ofrecer a otros un mejor destino.

Su sentido humanitario la llevó a fundar, hace 55 años, con sus propios recursos, en la Finca La Esmeralda, corregimiento de Pueblo Tapao, la Escuela Santa Sofía. Su iniciativa, encaminada a contrarrestar los efectos del nomadismo de las familias recolectoras de café, ha permitido que centenares de niños y trabajadores campesinos aprendan a leer y escribir, se formen en valores, respeten la naturaleza y se preparen para acceder a la educación formal.

Anticipándose al modelo pedagógico de Escuela Nueva y defendiendo su propósito de que cualquier niño o trabajador campesino pudiera estudiar, organizó en los corredores de su casa las aulas de clase y creó grupos de estudio, a los que, sin importar la edad, se accede por medio de exámenes de nivelación.

Consiguió dos maestras, cuyos salarios siempre ha asumido ella de manera directa, y lidera desde hace más de cinco décadas este proceso en el que inculca y fomenta la importancia de la educación, pero sobre todo el orgullo por la vida campesina.

Defensora de la inclusión social, Sofía ha avanzado por la vida con paso firme y profundo, el paso de quienes aman la igualdad y entienden que, para llegar a ella, el único camino posible es la educación.

Enero 29 de 2015

1500

El segundo puesto fue para

quien desde hace más de 14 años asumió el cuidado de su sobrino, quien nació con síndrome de Down, y se enfrentó a un mundo nuevo, lleno de retos, y a adquirir conocimientos para encarar su nueva misión.

Dejó de lado su labor como administradora de empresas y se dedicó única y exclusivamente al rol de madre y cuidadora, para hacer de él un niño feliz, con una calidad de vida excepcional, lo cual la motivó a trabajar en favor de este grupo poblacional en el municipio de Quimbaya.

Por su don de gentes y su enorme vocación, inició el trabajo social en la lucha por la rehabilitación, recreación y reconocimiento de las personas con discapacidad, y logró sacar adelante infinidad de actividades y resaltar su nombre con el de la Fundación Seres Maravillosos.

Lucy Amanda demuestra cada día su compromiso con la búsqueda de la equidad y la inclusión social, a través de una obra fundada en el corazón, en el corazón inmenso de quien ha entendido como nadie que no es la discapacidad en sí misma la que hace mucho más difícil la vida de quienes la padecen, sino las barreras físicas, sociales y económicas que les impone la sociedad.

El tercer puesto fue para . El

proyecto Tiempo Libre y Mejor Futuro, dirigido a niños y jóvenes de sectores vulnerables que están expuestos a los flagelos de la calle, ha permitido a Luz Helena ayudarles durante 15 años y proyectar el mensaje de que pueden encontrar otra manera de vivir.

Semana tras semana, se encuentra con los niños, niñas y adolescentes que no llegaron a clase, especialmente en el barrio Génesis de Armenia, los acompaña e indaga los verdaderos factores de su deserción.

Con escuelas de padres y un trabajo silencioso que desarrolla desde la Fundación Hogar El Rosario, no cesa en su empeño de brindar soporte a las familias que necesitan de un acercamiento social especial, además de dar apoyo material en este propósito de "robarle los niños a la calle”

Lucy Amanda Gómez Patiño,

Luz Helena Henao Díaz

Enero 29 de 2015

1500

Enero 29 de 2015

1500

Luz Helena reconoce el valor de los seres humanos, y a cada uno de sus protegidos los quiere como si fueran sus propios hijos. Ella vive sembrando semillas de compromiso y, en forma silenciosa, les enseña el verdadero sentido de la vida.

Los miembros del jurado calificador destacaron la importancia de este premio, creado para exaltar el trabajo imprescindible de la mujer en todas las esferas de la sociedad quindiana, su liderazgo positivo, su lucha y su esfuerzo permanente por aprender, sin pausas, en la misma proporción en que trabajan por su comunidad.

El director administrativo de la Caja, Julián Salazar Arias, dijo, por su parte, que: "Lo magnífico de este Premio, y lo que nos inspira en cada nueva versión, es que permite a la sociedad conocer los cientos de causas heroicas que valerosas e incondicionales mujeres realizan, sin recibir otra recompensa que una sonrisa, un gesto de gratitud o una mirada de alivio. En nuestro territorio, son muchas las damas que en todos los sectores de los distintos municipios se dedican a liderar procesos sorprendentes: proyectos artísticos, iniciativas productivas, obras benéficas, propuestas educativas. Es infinita la creatividad de nuestras quindianas, la magnitud de su inteligencia, apenas comparable con el tamaño de su generosidad, y la habilidad que tienen para seducir a muchos en torno a sus ideas, multiplicar la belleza y atender las incontables necesidades y expectativas de comunidades enteras".

Sofía de la Pava de Londoño, representará al Quindío en el Premio Cafam a la Mujer en Colombia, que se cumplirá en marzo próximo en Bogotá.

Enero 29 de 2015

1500

La escuelita de SofyUna historia de bienestar para los niños campesinos

Quizá no lo dimensiona o no lo sabe, pero está acostumbrada a ser pionera. Sofía de La Pava de Londoño es visionaria, y, a sus 91 años, la pasión y perseverancia que la caracterizan continúan llevándola mucho más lejos de lo que algún día soñó.

Recuerda estar joven en la finca La Esmeralda, de Montenegro, Quindío, y habitar un universo construido por su familia para el aprendizaje y las vivencias que invitaban a soñar.

Por eso retumban en su memoria las respuestas que entregaban los jornaleros y los hijos de campesinos, quienes, para recibir su pago semanal, repetían una malsonada invitación a “firmar a ruego” porque no sabían leer ni escribir.

Ella, amante del arte, heredera de una vocación por las letras y la educación, no entendía cómo los niños y jóvenes campesinos seguían sin tener acceso a las letras. Por eso, decidió fundar en honor a su abuela, la Escuela Santa Sofía, que funciona para beneficio de los niños y las niñas del sector, desde hace 55 años.

Enero 29 de 2015

1500

Se adelantó al modelo pedagógico de Escuela Nueva, con el único propósito de que los niños y sus padres aprendieran a leer y a escribir, aprovechando el tiempo libre de sus jornadas laborales.

Propició que dicha jornada se acabara mucho más temprano, es decir, que solo trabajaran hasta las 4 de la tarde, para que los padres y los hijos atendieran sus obligaciones en la finca y aprovecharan las actividades diseñadas para su aprendizaje, orientadas por dos profesoras que contrató especialmente para el proceso y que pagó con su dinero. Aún hoy, después de 5 décadas, doña Sofy paga las profesoras, que año tras año, dan clase a los niños en la finca La Esmeralda.

Consciente del nomadismo de los niños, imaginó una escuela sin muros y sin tiempos, con un calendario especial que les permitiera asistir en cualquier época del año, en especial el tiempo de la cosecha cafetera.

Un lugar acogedor, de puertas abiertas, que durante años ha recibido donaciones de mobiliario, libros y otros elementos entregados por benefactores para su funcionamiento, entre ellas los primeros pupitres, que aún se conservan restaurados y que, alguna vez, le suministró el Comité de Cafeteros del Quindío.

Aunque está reconocida por las autoridades de la región, la Escuela Santa Sofía es más que un establecimiento educativo. Allí se cumple el proceso hasta cuarto grado de primaria, y aunque ha recibido ofertas del Ministerio y la Secretaría de Educación para ser incluida formalmente en el sistema, doña Sofía se rehúsa, porque su interés es garantizar educación a niños campesinos en cualquier época del año.

Para ella es suficiente con que los padres de familia y docentes externos reconozcan que los niños y las niñas salgan muy bien preparados. Como directora, siempre ha entregado más del tiempo habitual para garantizar que el proceso sea efectivo. Es una escuela que forma niños y niñas campesinos, para que lean y escriban en corto tiempo, pero que también premia el valor de la educación y la perseverancia en tiempos de deserción escolar.

Enero 29 de 2015

1500

Aunque solo hay un acto público, a manera de clausura a fin de año, a él asisten tradicionalmente, no solo los padres de quienes cursan las clases, sino visitantes y exalumnos que ya avanzaron en el proceso y vuelven para mostrar a sus hijos cómo era la Escuela Santa Sofía.

Todos, los de ahora, los de siempre, tienen la oportunidad de pasearse por los corredores y conversar con esta gran mujer que se enorgullece de su finca, de su escuela, de la biblioteca, las flores y los cuadros que completaron para ella, grandes del arte como Lucy y Hernando Tejada, que siempre la animaron con la escuela y hasta le donaron libros para que los niños aprendieran y no dejaran de soñar.

Paisajismo y horticultura:Su otra gran pasión

Sofía es además una mujer cívica, independiente y dinámica que siempre logra lo que se propone, en bien de su comunidad.

Pionera de la jardinería en Colombia, ha dedicado su vida a amar la tierra, las flores y el campo. En su finca, donde funciona la escuela, inició la recolección de plantas nativas de la región y creó el primer jardín tropical del país, enseñando, además, a valorar la flora endémica.

Enero 29 de 2015

1500

Medio siglo de educación y amor por los campesinos

Sofía de La Pava de LondoñoBiografía

Sofía de La Pava de Londoño nació en la finca La Esmeralda, en Montenegro, Quindío, el 20 de mayo de 1923.

Hija de José Ramón de La Pava Martínez y de Helena Londoño Arana, aprendió de sus padres el amor por el campo y la valoración de la educación como la posibilidad de soñar y de aprender sin límites.

Bachiller del Colegio La Presentación, de Manizales, estudió en el Conservatorio de Bellas Artes, Antonio María Valencia, de Cali, en 1940, y posteriormente viajó a Madrid, España, para perfeccionar sus estudios de pintura. Hoy, en su finca, conserva su amor por el arte y exhibe en los corredores las obras que alguna vez fueron boceto y que terminaron Lucy y Hernando Tejada, compañeros de viaje, de arte y de vida, también testigos de su vocación de servicio y trabajo por la Escuela Santa Sofía.

Contrajo matrimonio con el ingeniero civil Héctor Alberto Londoño Convers, en 1953, y tuvo dos hijos: María Ximena y Luis Alberto, quienes en sus primeros años estudiaron en la Escuela Santa Sofía, que nació con el propósito de brindar educación a los niños y las niñas campesinos de las veredas aledañas.

Enero 29 de 2015

1500

Con su propuesta, quiso contrarrestar los efectos del nomadismo de las familias recolectoras de café, pues a muchos de estos niños les resultaba imposible el acceso a instituciones de educación pública.

Anticipándose a cualquier modelo pedagógico y defendiendo su propósito de que cualquier niño pudiera estudiar, armó en los corredores de su casa los salones de clase y creó grupos de estudio a los que, sin importar la edad, se accedía por medio de exámenes de nivelación.

Consiguió dos maestras que paga con sus recursos, y dirige desde hace 55 años este proceso en el que inculca a los niños y las niñas campesinos, la importancia de leer y escribir, pero, además de ser persona, de amar la naturaleza y de sentir orgullo de la vida campesina.

Ni siquiera en la época de la violencia, donde muchos campesinos quindianos sufrieron desplazamiento, tuvo que dejar su misión de educar, porque los integrantes de bando y bando permitieron, sin problema, la llegada de los niños estudiantes.

Sofía es además una mujer cívica, independiente y dinámica que siempre logra lo que se propone, en bien de su comunidad.

Pionera de la jardinería en Colombia, ha dedicado su vida a amar la tierra, las flores y el campo. En su finca, donde funciona la escuela, inició la recolección de plantas nativas de la región y creó el primer jardín tropical del país, enseñando, además, a valorar la flora endémica.

Su solidaridad y buen corazón, la llevaron a colaborar en los años 40 con la misión del padre Arrupe, vendiendo artesanías, para ayudar a los damnificados de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y enviándolas a Japón con representantes de las misiones jesuitas.

En 1967, inició estudios de Ikebana o arte floral japonés, y fue la única colombiana invitada por la colonia japonesa a continuar su aprendizaje en ese país. Fundó, en 1964, el Club de Jardinería de Montenegro y, al lado de 8 socias, no solo se convirtió en pionera de esta modalidad en Colombia, ganando importantes certámenes nacionales e internacionales como Juez de Arte Floral, sino que lideró importantes obras cívicas que aún son recordadas en la localidad y en el Quindío.

Enero 29 de 2015

1500

En un esfuerzo de casi 20 años y con la ayuda del Club transformó la plaza de Bolívar de este pueblo en un bello jardín, contribuyendo a sanar las heridas de la violencia, y convirtiéndolo en el símbolo de la restauración ecológica, de la paz y la cordialidad del Quindío.

En 1981, fue elegida alcaldesa de Montenegro, Quindío, y, gracias a su arte y su vocación de servicio, dejó honda huella en su gente y abrió el camino al desarrollo turístico y paisajístico del que goza actualmente.

Hoy, a sus 91 años, pasa sus días en su Finca La Esmeralda, referente de su obra paisajística y donde funciona la Escuela Santa Sofía, un espacio único, lleno de jardines, obras de arte, aves y plantas exóticas y nativas que reflejan el amor por lo que siempre ha hecho. Un espacio en el cual, por más de medio siglo, se ha vivido el respeto, el arte, el valor de la educación, y donde es evidente la vocación de servicio y el amor por los campesinos que profesa doña Sofía.