CAPÍTULO III Las minorías sindicales

La lucha contra los anarquistas. Tareas de los ex militantes de la Casa del Obrero Mundial. La separación de los anarquistas de las filas de la CROM. Solidaridad concreta hacia los anarquistas presos en los Estados Unidos. El conflicto político con Obregón. Lucha abierta y descarnada entre cromistas y anarquistas. Las criticas de Morones a la conducta de Rosendo Salazar. Agudización de las pugnas intergremiales entre cromistas y anarquistas. La lucha contra los comunistas de la III Internacional. Morones y las contradicciones de los grupos comunistas. Los primeros contactos de la CROM con los sindicatos panrusos. Infiltración comunista en las zonas fabriles de Veracruz y Puebla. Veleidades de Linn A. Gale y la expulsión de los agitadores extranjeros. Otros comunistas extranjeros en la labor contra la CROM. Los conflictos entre comunistas y socialistas en el seno del movimiento obrero, sobre todo en los estados de Puebla y de Veracruz. Expulsión violenta de comunistas en Veracruz. La huelga ferrocarrilera, motivo de grave conflicto con los comunistas. Mano dura contra los comunistas en sindicatos y federaciones. Las discrepancias en torno a la ISR y la Liga Antiimperialista. Debilidades y vacilaciones en la aplicación de la línea del frente único. Se impone la línea de crear una tercera central sindical.

Sobre Rafael Quintero, Enrique Arce publicó que desde 1912 en que trabajó en El Tipógrafo Mexicano, ingresó a la Casa del Obrero Mundial en donde editó El Sindicalista y después Emancipación Obrera; en 1915 fue designado secretario general del Comité Revolucionario que actuó en el puerto de Veracruz y después de su regreso a la ciudad de México efectuó un viaje a España; de 1917 a 1920 fue empleado de la CROM en la Cámara de Diputados y en 1921 ocupó provisionalmente la secretaría general de la CGT. Propietario de la Imprenta Mundial, editó los periódicos Bandera Roja, Vía Libre, El Rebelde, Tribuna Libre, Verbo Rojo, Tierra Libre, EL Galeote, Nuestra Palabra. También imprimió entre 1922 a 1925, La Dictadura del Proletariado, de Francisco Jardón, Maximalismo y Anarquismo, de José Tato Lorenzo, Brazo y Cerebro, de Higinio Noja Ruiz y el Manifiesto Anarquista, de Pierre Remus.1

Quintero representó la transición entre la Casa del Obrero Mundial y las nuevas agrupaciones anarquistas, como el Gran Cuerpo y la CGT; es, de hecho el heredero, el continuador, junto con Rosendo Salazar y Jacinto Huitrón de la ortodoxia de esas posiciones doctrinarias, las 1 Regeneración, 15 de marzo de 1944 AEM.

cuales anidaron en la mayoría de los grupos culturales que se crearon sobre todo en los estados de Veracruz, Puebla, Yucatán, Nuevo León, Tamaulipas, Hidalgo. Michoacán, Zacatecas. Algunos de esos grupos culturales evolucionaron hacia grupos sindicales que se dedicaban fundamentalmente a la agitación política y la difusión ideológica, otros más se quedaron como grupos culturales y al poco tiempo se desintegraron. Al observar la lista de los participantes al Congreso de Saltillo y el Congreso Nacional Socialista registramos en ambos casos a representantes de esos grupos en tanto la CROM mantuvo en existencia al Grupo Cultural de la Casa del Obreros Mundial, en el que actuaban algunos trabajadores que se habían afiliado a esa institución y que se dedicaban a la propagación de la cultura proletaria, por medio de obras de teatro, veladas literarias y artísticas, edición de folletos u otras actividades similares. Quintero permaneció fiel a los postulados anarquistas y por ello constituyó el puente entre la Casa del Obrero Mundial y la CGT. Su importancia es mayor si tomamos en cuenta que fue editor de la mayoría de los periódicos de esa tendencia que aparecieron por aquella época.

Ante la suspensión de actividades de la fábrica la Carolina, a causa de la falta de algodón, Marcelino Soto, pidió a la gerencia de ferrocarriles pases para que un grupo de trabajadores cesantes “pudieran ir a buscar trabajo a otras partes”, a la vez que el sindicato justificó su adhesión a la Casa del Obrero Mundial.2 Pero después el secretario de ese organismo, Luis López, desmintió esa solicitud aduciendo que esa agrupación no pertenecía a la COM sino a la Comisión Permanente de Sindicatos Obreros, de todas formas se extendieron 23 pases para igual número de trabajadores. Por su parte, León Sánchez y Jerónimo Rivas, también de la COM, se encontraban en San Luis Potosí, trabajando en una fábrica, pero también orientaban a los trabajadores para que formaran un sindicato y una vez concluida sus labores se trasladaron a la ciudad de México. También se informó que Eloy Armenta había sido nombrado inspector del trabajo.3 Entre los pasajes expedidos a los miembros de la COM estaban los del propio Eloy Armenta, Diego Arenas Guzmán, José Martínez, Luis Méndez, Juan Rico, Juan Lozano, Epigmenio Ocampo para que viajaran a las ciudades de San Luis Potosí y Monterrey con el propósito de coadyuvar a la organización de los trabajadores.4

Las actividades de los miembros de la COM en algunas fábricas textiles del Valle de México sentaron las bases para la futura presencia de los partidarios de la acción directa, agrupados después en la CGT, también para la formación de sindicatos adheridos a la CROM. De hecho, la

COM fungió como una escuela de cuadros sindicales y políticos, de propagandistas, todos interesados en transformar las sociedades de resistencia en sindicatos de clase, pero mientras unos optaron por incorporarse a la CROM, otros se afiliaron a la CGT. Antes de esta separación ideológica y política todos se sumaron a la causa constitucionalista, escogiendo distintos caminos y persiguiendo diferentes objetivos y para ello recibieron el apoyo político y material del Departamento del Trabajo, por medio de pases para viajar por los ferrocarriles controlados por los militares encabezados por Carranza, con el objeto de realizar jornadas de propaganda sindicalista y organizar a los trabajadores. Algunos de ellos fueron nombrados incluso inspectores del trabajo para que participaran en los movimientos huelguísticos, hasta que el propio Departamento clarificó su verdadera misión que era la de solucionar los conflictos obreros patronales por la vía pacífica, asumiendo una conducta por completo ajena a posiciones radicales pues los inspectores debían neutralizar los conflictos sociales y no promoverlos.

Al referirse, años después, a la actuación de Treviño, Morones hizo alusión a que en 1915 él estaba enjuiciado en los Estados Unidos, que después se trasladó al Puerto de Tampico e Ingresó a la Casa del Obrero Mundial sustentando la ideología anarquista. “Su labor era en contra de las instituciones, enemigo rabioso del gobierno, de la policía y del ejército y ello le trajo como consecuencia ir a la cárcel.”

Formó el Grupo Germinal para defender su anarquismo y en el Congreso de Tampico participó con ese carácter. Asistió al Congreso de Saltillo con el propósito de que prevalecieran las tesis anarquistas pero no lo logró tampoco y entonces aceptó la declaración de principios de la CROM y dejó de ser anarquista para transformarse en cromista. Morones denunció que Treviño sólo en apariencia se disciplinaba a la CROM pero que en realidad hacía una labor divisionista en sus filas y que aprovechó los cargos que ocupó para vivir bien y viajar por Europa. En 1928 a raíz de la muerte de Obregón se puso del lado de los enemigos de la CROM, pero no precisó ese cargo. Al crearse el PNR, en colaboración con Ezequiel Salcedo, quiso arrastrar a la CROM a ese partido.

En realidad, esas imputaciones a posteriori que formuló Morones contra Treviño no se compaginaban con los hechos, pues si bien este dirigente tenía una formación anarquista y así lo hizo saber durante su lucha en el puerto de Tampico, en que parecía estar influido también por las ideas de la IWW, lo cierto es que Treviño no intentó imponer

sus puntos de vista en el Congreso de Saltillo, posiblemente porque ya en ese momento había rectificado sus concepción ideológica anterior. Él mismo lo dice en sus Memorias pues no hizo causa común con el grupo de Huitrón y sí, por el contrario, como miembro del Comité Central realizó una intensa labor para contrarrestar la influencia de aquél grupo. Sí mantenía discrepancias con Morones, sobre todo en referencia al Congreso Preliminar de Veracruz, pues al de Tampico no asistió porque estaba detenido pero en Saltillo esas críticas ya no aparecieron y por el contrario se estableció una gran identidad política con aquél. En realidad, Treviño aceptó las resoluciones del Congreso de Saltillo, la tesis de la acción múltiple, guió su conducta por ella y las diferencias se presentaron varios años después, a raíz de la postulación y del asesinato de Obregón.

Por su parte, el 26 de julio estalló la huelga en los campos petroleros de la región de Tampico a la cual se sumaron los alijadores y los estibadores de los muelles, pero según se reportó por El Pueblo de acuerdo con las autoridades estatales esta huelga está motivada por la acción de algunos agitadores norteamericanos que desde hace tiempo actúan entre las masas laborantes. Ellos, los agitadores, han inculcado la idea entre los trabajadores mexicanos que deben cobrar los mismos salarios que los trabajadores extranjeros tomando en cuenta que trabajan jornadas iguales. 5

El Popular condenó la huelga de Tampico por considerar “que las demandas de los obreros eran absurdas e infundadas, porque muchos trabajadores no secundaban la citada huelga por no estar de acuerdo con ella y porque estaban, detrás de los huelguistas, agitadores extranjeros y los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial”.6

Reportó Ciro Cevallos que 7 agitadores extranjeros fueron expulsados del país por entrometerse en la huelga de Tampico. Dijo que aunque el constitucionalismo había redimido al obrero por medio de la nueva legislación sindical, esta obra no ha sido apreciada en todo lo que vale ya que en su extravío, los obreros, “pretenden constituir una casta privilegiada, una especie selecta del principio del equilibrio por medio del cual nadie puede obtener beneficios exclusivos de una sociedad sin haberlos devengado.

5 Continúa la huelga en Tampico, 31 Pueblo, 26 de julio de 19176 Maquinaciones ocultas en la huelga de Tampico, HL Pueblo, 31 " de Julio de 1917.

Condenó Cevallos a los “socialistas aparentes” que excitan las pasiones del obrero, lo adulan y ello ha generado crecientes dificultades entre el capital y el trabajo,..”7

En gran parte, la huelga fue motivada por la influencia que tenían entre los trabajadores del puerto los miembros de la IWW que buscaban tener una base social para constituir una agrupación a nivel nacional. Además, los wobblies tenían de aliados naturales a los militantes y representantes de la Casa del Obrero Mundial que desde hacía tiempo actuaban en esa localidad, en unas ocasiones enfrentándose al gobierno pero en otras contando con su apoyo. La presencia de los wobblies se puede precisar en virtud de ser extranjeros, es decir, norteamericanos, no aparecían de una manera pública y ostensible en las asambleas y en las manifestaciones propiamente actuaban a través de los mundialistas. La IWW participó activamente, sobre todo, entre trabajadores de los astilleros y entre el personal de los buques que llegaban y salían de Tampico, con rumbo a un puerto estadounidense o de otra parte del mundo. Por medio de esta vinculación especial se repartía la propaganda anarquista de trabajador a trabajador, de grupo a grupo, salvando las fronteras nacionales pues mientras para las autoridades esos extranjeros eran perniciosos, para los mexicanos eran compañeros de la misma lucha internacional.

El Comité Central en su circular numero 128informó que varios representantes del Gran Cuerpo Central de trabajadores de la Región Mexicana se estaban acercando a los distintos organismos obreros con el propósito de tratar el asunto relativo a la organización de los trabajadores de América, indicando que esos individuos nada tenían que ver con esa corporación y que carecían en absoluto de una representación. A la vez dijeron que la CROM estaba preparando una delegación que viajaría a Centro y Sudamérica con el objeto de impulsar la creación de una Confederación Panamericana de Trabajadores.

Una de las diferencias más notables que se suscitaron entre los anarquistas y los sindicalistas fue la relativa al establecimiento de relaciones con la AFL y a la posterior creación de una central obrera panamericana. Estos asuntos fueron motivo de furiosos ataques de los primeros contra los segundos, y originaron, entre otros resultados, la creación del Gran Cuerpo de Trabajadores de la república Mexicana. Mientras los dirigentes cromistas realizaron una consulta entre los sindicatos y federaciones para tratar lo relativos a esos temas y los

miembros del Comité Central trataron de impedir que ello causara una división de graves consecuencias; los impulsores del Gran Cuerpo se dedicaron a realizar una actividad paralela, es decir, rechazar esas vinculaciones, afirmando en forma reiterada que los dirigentes de la central norteamericana aplicaban una política colaboracionista con los grandes monopolios industriales y de sumisión hacia el gobierno de los Estados Unidos.

Uno de los problemas que dividieron y enfrentaron a los anarquistas con respecto de los laboristas fue el de la participación política y dentro de ella, la electoral. Rechazaron la creación del Partido Laborista durante la Convención de Zacatecas, efectuada en 1919 y por ello condenaron la búsqueda de alianzas que el grupo de Morones realizaba con Obregón y otros líderes del Partido Liberal Constitucionalista. Ellos afirmaban que los moronistas sólo andaban detrás de los puestos del Congreso de la Unión y que habían dejado de luchar por el cumplimiento de los acuerdos del Congreso de Saltillo, e incluso acusaron a Morones de utilizar recursos que debían emplearse para organizar sindicatos, para financiar actividades electorales que no habían sido aprobadas por los trabajadores. Por su parte, Morones había concebido al Partido Laborista como un instrumento político de la CROM y en ocasiones aparecía como dirigente no formal de ese organismo político y en otras como secretario general del Comité Central, lo cual entrañaba una confusión.

Los anarquistas consideraban que el puesto que él desempeñaba en ese cuerpo de dirección de la central obrera, era incompatible con la realización de tareas políticas y exigieron que renunciara al mismo o bien, si sus intereses personales así lo indicaban, se dedicara exclusivamente a las funciones políticas, disyuntiva, que desde luego, no fue aceptada. Él concebía a la acción política como una oportunidad que tenían los trabajadores para ocupar cargos públicos e influir en la orientación del gobierno, con medidas que no sólo beneficiaran a los asalariados sino a la nación en su conjunto, rechazando a los llamados políticos profesionales que sólo usaban a la clase obrera para obtener frutos personales.

Todos los fundadores y dirigentes de la CROM se formaron en los principios generales de la educación racionalista, antirreligiosa y atea, aunque algunos provenían de las iglesias protestantes y de grupos masónicos. Por ello no fue difícil que durante la Convención de Guadalajara se haya aceptado como doctrina educativa la de la Escuela Moderna, de Ferrer Guardia. Tanto unos como otros

consideraban a la religión como una práctica enajenante y esclavizante, que alimentaba la conciliación de clases con el capital no la lucha contra él. Esta conducta también la observamos en la mayoría de los dirigentes estatales y de las federaciones regionales y nacionales, aunque nunca surgió un conflicto por ese motivo pues el hecho de que alguno o algunos profesaran la fé católica u otra, no implicaba ningún enfrentamiento. Había un clima de tolerancia y de respeto hasta en tanto las creencias religiosas, diferentes a las que tenían la mayoría, no derivaran en conductas hostiles que pudieran provocar divisiones internas en los sindicatos. Por su parte, los anarquistas también fueron antirreligiosos militantes, librepensadores, partidarios del pensamiento crítico e independiente, pero tampoco hicieron de las creencias religiosas razón de enfrentamiento pues lo que les importaba era la orientación política y su acatamiento, por parte de sus miembros integrantes.

En la base de los sindicatos, de unos y de otros, imperaba también esa tendencia ideológica y filosófica, pero desde luego muchos de ellos eran católicos a la manera mexicana, sin que se formara una corriente interna inspirada en ella. En forma pragmática se afirmaba que los sindicatos luchaban contra el aparato eclesiástico, contra la administración de la iglesia, en todo caso, contra el alto clero, pero que respetaban escrupulosamente la libertad individual de los trabajadores para profesar la religión que considerara más conveniente.

“...la libertad política sin la igualdad económica y en general toda libertad política, es decir, la libertad en el estado, es una mentira, existen actualmente para todos los países del mundo civilizado un solo problema mundial, un solo interés mundial, la emancipación completa y definitiva del proletariado de la explotación económica y del yugo estatista. Está claro que ese problema no podría ser resuelto sino por una lucha sangrienta y terrible y que en la situación actual, el derecho, el valor de cada nación depende de la dirección, del carácter o del grado de participación que este dispuesto a aportar en esta lucha. La revolución social, por lo tanto, no puede ser una revolución aislada de una sola nación; es, por su esencia, una revolución internacional; así que los esclavos que busquen su libertad en el nombre mismo de esa libertad, unir sus aspiraciones y la organizaciones de sus fuerzas nacionales a las aspiraciones y a la organización de la fuerzas nacionales de todos los países”. 9

Mientras los anarquistas preconizaban una política de enfrentamiento total y sistemático contra el gobierno, sus instituciones, sus formas

jurídicas, sus partidos, sus representantes o dirigentes y por lo tanto no deseaban entablar ninguna alianza con ellos, o efectuar algún acercamiento que implicara algún compromiso, así fuera éste sin importancia, los sindicalistas, por lo opuesto, sí eran partidarios de establecer compromisos, realizar acuerdos o llevar a cabo acciones comunes, tratando de obtener conquistas económicas y sociales, que fueran de interés colectivo. Cuando ocurrió el asesinato de Obregón, por ejemplo, los anarquistas saludaron ese atentado porque, afirmaron, había sido ajusticiado un dictador, enemigo de los trabajadores al cual consideraron tan nocivo como Porfirio Díaz y Plutarco Elías Calles, o como Carranza, sin encontrar ninguna diferencia importante entre ellos. Para los bakuninistas, era una entidad monolítica, represora por esencia, enemiga de los trabajadores y opuesta a sus aspiraciones de mejoramiento económico y social. En cambio, para los sindicalistas, ese orden estatal, el surgido de la revolución mexicana, había emergido de un movimiento popular, democrático y progresista, heterogéneo, en donde había grupos conservadores y radicales de izquierda, con los cuales era posible y deseable alcanzar acuerdos políticos, así fueran éstos de carácter transitorio, para que el proletariado obtuviera algunos objetivos propios de su clase.

En la que se consideró la ultima sesión de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal, en marzo de 1918, se discutió una propuesta de los delegados del Sindicato Mexicano de Electricistas para realizar una manifestación ante la Cámara de Diputados a efecto de exigir la reglamentación del artículo 123 constitucional, pero en Bandera Roja se consideró improcedente esta petición aduciendo que al reglamentarse ese ordenamiento legal “se impondría la voluntad omnímoda del ejecutivo entre los trabajadores”.10 Se hizo notar que aunque se había acordado adoptar como método de lucha el de la acción directa, sin fijarse que no podría ser llevado a la práctica por la mayoría de las organizaciones “porque no existe una conciencia suficiente al respecto pues no tenemos la educación societaria indispensable dentro de nuestros principios”. Precisó que la acción directa supone que entre los elementos en pugna, entre el capital y el trabajo, “nadie tiene derecho a intervenir en esta lucha en calidad de árbitro porque fuera de esos elementos no hay ningún grupo ajeno a los intereses que se disputan”.11

Precisamente, por considerar que todos los diputados eran representantes de la burguesía y del capital se aprobó no efectuar ninguna concentración obrera frente a esa Cámara-aunque durante el

periodo de la dictadura de Huerta la Casa del Obrero Mundial realizó una manifestación e incluso se permitió que intervinieran en ella, varios legisladores, entre ellos Isidro Fabela para exigir la reglamentación del artículo 123 de la Constitución, pero, a la vez, era la única institución que podría realizar esa tarea , imprescindible para una lucha más eficaz de los trabajadores. Se había olvidado también que durante la lucha de la COM se habían incorporado a ella, así fuese de una manera coyuntural o transitoria, varios diputados de orientación democrático liberal, que incluso participaron en algunas asambleas, que habían sido considerados como intelectuales progresistas, aunque no fueran obreros manuales, como la mayoría y que incluso militantes del magonismo, como Sarabia y Villarreal estaban actuando en el escenario de la política nacional en posiciones políticas diferentes a las que inicialmente habían sostenido. Aunque los anarquistas estaban en contra del arbitraje y de la conciliación como formas de solución de los conflictos obrero patronales, la aparición de las Juntas de Conciliación y Arbitraje y del Departamento del Trabajo, eran instituciones que en forma objetiva ya estaban funcionando, a las que había que atenerse para dirimir las disputas entre el capital y el trabajo, para la realización de las demandas obreras más elementales. La aplicación del principio de la acción directa suponía teóricamente la negación completa de esas instituciones, para confiar exclusivamente a la fuerza social de los trabajadores, ya que dentro de esos ámbitos los trabajadores no tenían aliados. Pero en la realidad, la revolución ya había producido una reglamentación jurídica, una serie de instituciones, las cuales deberían acatarse y observarse, si se quisiera actuar en forma realista y constructiva.

Después Diego Abad de Santillán dijo que “jamás ha surgido en el seno de nuestra sufrida militancia la idea de suplantar una tiranía por otra, ni la ambición de luchar por otro, ni la ambición de luchar por privilegios particulares o exclusivos. Hemos cometido errores humanos y comprensibles, errores pasajeros pero en la esencia de nuestra ambición fundamental no entra la idea de establecer un nuevo régimen económico y social por medio de la tiranía, de la dictadura, del terror policiaco, aunque la policía fuera nuestra, del rigor de la ley aunque sea nuestra ley.” Condenó, por lo tanto, lo mismo a los fascistas que a los nazis “que a los comunistas y filocomunistas de toda laya, abiertos o encubiertos, que prohíjan la dictadura de su revolución hasta el nombre de la fraseología democrática, tampoco ahí tenemos ni queremos ubicación nos repugna igualmente lo centralista, moderado y evolucionista.” “No rechazamos el método de la acción insurreccional, no rechazamos tampoco la evolución de las

instituciones, de las costumbres y de la moral. Sin embargo, no queremos quedarnos solos, aislados del mundo y sin problemas sino intervenir en la cosa pública, en el fomento de la causa común del bienestar y de la libertad para todos”12

La aplicación del principio de la acción directa, concebido como un conjunto de medidas, que podían comprender desde el sabotaje hasta la huelga general, en realidad, operó en forma fragmentaria y aislada y también incurrieron en esas prácticas los sindicalistas, que como los de la región de Orizaba, aplicaron muchas veces el boicot contra varias empresas. En algunas de esas luchas sí hubo una combinación de esos elementos, teniendo como común denominador la negativa de los sindicatos de someter los litigios obrero patronales a un tribunal estatal, confiando exclusivamente en la correlación de fuerzas existente en un momento dado. Por ello, tiene razón Carr cuando afirma que ese principio fue mal entendido y en efecto, tal como lo plantearon y propusieron los ácratas mexicanos, suponía que los sindicatos tenían una formidable y disciplinada estructura y una férrea disciplina, pero en realidad, muchos sindicatos ni siquiera contaban con fondos de resistencia para enfrentar los estragos que las huelgas ocasionaban entre sus miembros y por lo tanto, no podían llevar a la práctica acciones muy prolongadas, aunque sí hubo muchas huelgas por solidaridad durante la década de los veinte.

El programa de actividades del grupo Cultura Racional, de Aguascalientes, aceptaba el compromiso de incluir sólo a personas sanas que “deseen luchar espontáneamente e instruirse en la escuela en donde campea la libre expresión del pensamiento”.Se acordó fundar un Ateneo que organizara mítines y conferencias, la ramificación de la acción del grupo estableciendo nuevos grupos libertarios en la república mexicana, fundar colonias comunistas e impulsar las ya existentes, implantar en los obreros la conciencia de clase del sindicalismo revolucionario, establecer escuelas racionalistas. “Estamos siendo testigos de grandes convulsiones desarrolladas en buena parte del mundo que presagian el principio del fin de esta sociedad del privilegio, de la mentira, del poder y de la explotación”.13

El 30 de marzo, la directiva del grupo giró una circular a todas las agrupaciones de similar tendencia para que se examinara la conveniencia de realizar un Congreso Nacional Libertario.

Como dice Ferrer Guardia, la Escuela Moderna era fundamentalmente antidogmática pues sólo aceptaba las soluciones demostradas en los hechos, las teorías comprobadas por la razón. Para él, el aprendizaje

de los niños debían basarse en la libertad del conocimiento que todo niño debía tener, se educaba por medio de la observación del ambiente, por la construcción de una sociedad, de una sociedad alejada de la propiedad privada, la religión, la fuerza militar, el poder judicial y la noción de patria. Es así como el racionalismo se enlazaba con la lucha por una nueva sociedad igualitaria, más justa, más humana y con las luchas de los trabajadores.

El grupo de Aguascalientes, sin duda, uno de los más importantes y que desarrolló una serie de actividades en forma sistemática, pensó que mediante las labores de un Ateneo, se elevaría el nivel cultural de los obreros y mediante la adopción de la escuela racionalista se formaría un nuevo tipo de hombre, emancipado de los prejuicios sociales que sembraba el capitalismo y de los dogmas religiosos. En ese momento, la convocatoria para realizar un Congreso Nacional Libertario, en el que participarían representantes de todos los grupos culturales del país, no se realizó a causa de la división existente entre ellos pues, como queda dicho, algunos se habían incorporado a la CROM, otros se había disuelto para convertirse en organizaciones sindicales y muchos más habían desparecido, al extinguirse la CROM.

Según Hobsbawm, en las sociedades preindustriales o campesinas existe una tenue lucha de clases por el aislamiento en que trabajan los campesinos parcelarios. Por ello, los movimientos campesinos y de la pequeña burguesía, artesanos, van contra “la corriente de la historia y están condenados a ser derrotados aunque políticamente puedan ser muy importantes, mientras los movimientos proletarios tienen una conciencia de clase más explicita, están mejor organizados y los movimientos burgueses tienen una organización más informal. La clase obrera y el campesinado se componen casi por definición de gentes que no pueden intervenir sino colectivamente, pero su labor colectiva requiere, para ser efectiva, estructuras y dirección. Cada clase tiene dos niveles de expresión, por lo menos, mientras no es políticamente victoriosa: las demandas inmediatas y cotidianas, especificas y las demandas más generales de la sociedad que le acomode”.14

“...la conciencia de la clase trabajadora en varios niveles implica una organización formal y una organización que sea en sí misma sustentadora de la ideología de clase, pues sin ella sería poco más que un complejo de hábitos y de prácticas informales. La organización, unión, sindicato, partido, movimiento se convierten así en prolongación de la personalidad individual del trabajador que completa y sustenta,”concluyó

Las ideas anarquistas aparecieron, en verdad, entre los artesanos de la ciudad de México, quienes así pasaron de su conocida actitud individualista a una postura gremialista y colectivista, es decir, transitaron hacia la formación de uniones de resistencia y después, sindicatos formales. Si como bien dice Hosbown, esa transformación, de no haberse dado, hubiera producido la desaparición de muchos artesanos, en virtud de que el progreso industrial del país exigía una mayor capacidad productiva y competitividad tecnológica. Frente a ellos se encontraban tres ramas industriales que registraban un crecimiento vertiginoso: la industria textil, la minería y los ferrocarriles, siendo la primera la más dinámica, la que disponía de mayores inversiones de capital y la que renovaba más rápidamente sus equipos productivos. Ello explica que a diferencia de los asociaciones artesanales, los sindicatos de las zonas textiles fueron los mejor organizados, los más disciplinados y ciertamente los que tenían una más sólida conciencia de clase. En esas regiones fabriles, de la región de Orizaba y de Puebla, los partidarios de la acción múltiples derrotaron, desde principios de siglo, a los que secundaban la acción directa. En la medida en que esos grupos de trabajadores acumularon más experiencia de clase, elevaron su nivel de organización, se separaron de las posturas individualistas implícitas en el magonismo, para adoptar las posiciones del sindicalismo revolucionario, en unos casos, y en otros, las del reformismo.

Jorge de Borrán, asistió a la Conferencia de Atlantic City como delegado de la Casa del Obrero Mundial de Tampico y de la CROM, denunció que no se le había permitido hablar ni presentar sus propuestas, pero publicó su discurso en The Call, de Nueva York. Precisó que “desde luego hago la aclaración de que los trabajadores Mexicanos no simpatizan de ninguna manera con la AFL, que no aceptan la política como base de la lucha, que indigna que cualquier autoridad puede intervenir en sus asuntos; que a su juicio Gompers es un charlatán y que no cree en las resonantes frases libertarias con las cuales la poderosa América pretende engañar al mundo”.15 Después de esta catilinaria, Borran dijo que venía dispuesto a tratar con la AFL con el objeto de superar sus diferencias, pero después formuló las siguientes propuestas que debería tomar en cuenta la organización norteamericana: que la AFL no tuviera nada correspondiente con la burguesía ni con los gobiernos burgueses, que estableciera escuelas racionalistas en los Estados Unidos, que tuviera como ideal el comunismo y la socialización de las propiedades, que nunca estableciera una dictadura, que no se unieran a ningún gobierno y que

reconociera que la mejor forma de gobierno era la de los soviets. Sobre los presos políticos de la IWW dijo que aunque se había aprobado luchar por su libertad en la Conferencia de Nuevo Laredo, después la AFL había boicoteado una huelga que demandaba la libertad de Mooney y que más adelante se emitió una resolución por medio de la cual se expulsaban de las organizaciones adheridas a los elementos de tendencias radicales.

El anarquista español, José de Borrán, había asistido al congreso preliminar de Tampico en donde formó, al lado de los otros ácratas, un frente contra el grupo de Morones. Hay que convenir en que el grupo de la Casa del Obrero Mundial, del puerto de Tampico, se dividió a raíz de esos sucesos pues algunos de sus miembros secundaron la creación de la CROM mientras que otros se opusieron a ello. Asistió después Borrán a la Conferencia de Atlantic City, con la autorización del Comité Central, no obstante las profundas diferencias que existían con él, en el marco de una concepción que integraba las delegaciones internacionales por anarquistas y sindicalistas. Borrán arrostró con gran violencia verbal las posiciones que sostenían los dirigentes de la AFL, lo cual provocó su expulsión de dicha Conferencia pues los líderes cromistas consideraron que había incurrido en una provocación. El anarquista ibérico pretendía que los dirigentes de la central norteamericana cambiaran de orientación social y política, utilizando para ello recriminaciones y reproches y exigió que hubiera una política de acercamiento con las IWW, objetivos desde luego inalcanzables tanto por la formación política de Gompers como por las causas que habían motivado los enfrentamientos con los wobblies.

Como dijo Salazar, los elementos radicales que se opusieron a la Conferencia de Laredo se separaron de la CROM, en el mes de abril de 1919, y formaron el gran Cuerpo Central de Trabajadores de la Región Mexicana, que tuvo un “poquísimo éxito”.16

La separación de los anarquistas de las filas de la CROM

Una vez que sus credenciales fueron rechazadas en la Convención de Zacatecas los elementos anarquistas, encabezados por Huitrón, decidieron separarse definitivamente de la CROM y formar el Gran Cuerpo Central de Trabajadores de la Republica Mexicana , la cual sólo obtuvo una presencia muy relativa en el Distrito Federal. Mientras tanto, la mayoría de los sindicatos decidió continuar en las filas de la CROM bajo la política de la acción múltiple, pues Morones ya había

realizado distintas reuniones con el objeto de informar de sus experiencias y observaciones del viejo continente proponiendo la creación en nuestro país de un partido proletario. El Gran Cuerpo, en el que participaban, además militantes comunistas, tenía en su seno múltiples contradicciones, las derivadas precisamente de su concepción acerca de la política proletaria y producto de esas discrepancias no pudo desarrollar una actividad de carácter nacional. No sólo abandonó la CROM Jacinto Huitrón sino también el dirigente minero del estado de Guanajuato, Nicolás Cano. El Gran Cuerpo reivindicó los principios fundamentales del pensamiento anarquista y por ello no pudo progresar porque, además, con la candidatura de Obregón se gestó otra división entre los elementos revolucionarios.

Durante la sesión de apertura del Congreso de la Convención de la Federación Comunista del Proletariado de la cual surgió la CGT, Mario del Carmen Frías expresó: “Yo protesto con toda energía por la intriga y politiquerías de los manipuladores de la CROM, yo protesto compañeros porque los “vaquetones intentan dividir a la Federación (Campesina), que desde hace meses decidió no pertenecer a los amarillos por no estar de acuerdo con la perversidad, la maledicencia y el rastrerismo de sus procedimientos. Los “vaquetones” desde hace tiempo nos atacan, nos intrigan y pretenden hacer fracasar nuestro movimiento”. En dicho Convención se tomaron dos importantes acuerdos: incorporar a la CGT a la Internacional Roja de Sindicatos y comisiones de trabajadores y después a Manuel Díaz Ramírez como delegado al Congreso de esa organización.

De hecho, la CGT es la continuadora del programa y de los ideales del Gran Cuerpo Central. Todo aquello que éste organismo no pudo realizar, sobre todo por la precariedad de sus recursos humanos y materiales, lo llevó a cabo la CGT pues en un periodo muy breve, gracias al intenso activismo de sus dirigentes, constituyó sindicatos en la zona industrial de Tampico, sobre todo, en el gremio petrolero; en el Valle de México, entre los trabajadores textiles y entre los campesinos, disputando en esos centros palmo a palmo la conducción del movimiento obrero a la CROM. Algunos de los anarquistas que habían militado en esa central obrera, ciertamente por un espacio de tiempo muy corto, se incorporaron a la CGT cuya dirección desarrolló y puso en práctica una política de enfrentamiento sistemático, abierto y muchas veces violento contra los sindicatos de la CROM. A diferencia de los comunistas, algunos de cuales continuaron actuando en sus filas, aplicando las tesis del frente único, la CGT llevó a la práctica una política de choque frontal y de exclusión mutua, pues

en las fábricas en que lograban ser mayoría segregaba a los trabajadores cromistas y viceversa. Mientras la CGT logró avanzar en la organización social de los campesinos, la CROM no lo hizo a pesar de tener en sus filas a muchos sindicatos de trabajadores de las haciendas y peticionarios de tierra, no realizó jamás un congreso nacional, no conformó una federación nacional, diluyendo la importancia de la cuestión campesina, para preferir, claro está, la organización de los trabajadores fabriles.

En el mes de julio de 1921 se produjo una escisión en la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal de la CROM separándose José G. Escobedo, secretario general de la Federación del Distrito Federal; Rosendo Salazar, director de Talleres Gráficos de la Nación y Luis Araiza, ex secretario general de la Unión de Trabajadores del hierro. Ellos abandonaron la CROM denunciando la corrupción imperante en sus filas y se sumaron a la CGT.

Esta división de la CROM si bien no tuvo repercusiones cuantitativas , sí las tuvo de carácter cualitativo: Salazar no era dirigente de masas sino un intelectual proletario, José G. Escobedo, además de su inclinación por la literatura revolucionaria, había formado importantes sindicatos campesinos en el estado de Zacatecas, incluso había figurado en el Comité Central, pero la presencia del grupo de Celestino Castro, y de otros líderes sindicalistas pronto le arrebataron la fuerza que tenía, mientras que Araiza era un dirigente de segundo nivel y un periodista. Decimos que esta decisión fue de orden cualitativo porque los tres eran hombres dedicados al quehacer intelectual, historiadores, y poetas que le dieron mucha importancia a la propaganda escrita y gráfica, mientras la CROM se quedó rezagada en ese terreno, no obstante el gran número de trabajadores tipógrafos que militaban en sus filas. Apenas tenía dos importantes periódicos, Germinal en el estado de Puebla y ProParia el del estado de Veracruz los cuales se editaron de una manera regular por muchos años, contando, después con importantes recursos técnicos y humanos, mientras las publicaciones de Salazar, Escobedo y Araiza, ya en las filas de la CGT tuvieron una efímera existencia y una breve circulación. Al referirse a la corrupción existente seguramente estaban tomando en cuenta los recursos que el candidato Obregón entregó al Partido Laborista para el sostenimiento de su actividad propagandística, los cuales también sirvieron para formar sindicatos locales y estatales. La acusación de corrupción no sólo era de parte de los disidentes a la dirección de la CROM sino también de ésta hacia ellos, como cuando se les vinculó a la candidatura de Adolfo de la Huerta.

Desde luego, Leopoldo Urmachea aclaró que los obreros amarillos eran aquellos que todo esperaban del gobierno y que propiciaban que sus líderes se entronizaran en los puestos públicos de la presente sociedad burguesa lo que retrasaba al advenimiento de la futura sociedad socialista, pero no descartaba la posibilidad de hacer una causa común: “ya que ellos quieren la revolución pacífica, mientras nosotros deseamos la revolución violenta”.17

Los anarquistas rechazaron la táctica de participar en los procesos electorales porque consideraban que los cargos públicos, lejos de impulsar o promover la lucha de clases, la anulaban o deformaban ya que la mayor parte de los representantes obreros se corrompían. Pensaban que de esta manera los únicos beneficiarios eran los líderes sindicales que se convertían en políticos profesionales, nombre despectivo que se utilizaba para indicar que aquellos no servían a los intereses de los trabajadores sino a sí mismos. Había un desdén notable por participar en la arena política: tenemos muchos casos de militantes anarquistas que jamás desempeñaron ningún cargo de elección popular o administrativo pudiendo haberlo hecho, pero ello no era obstáculo para que no tuvieran relaciones con grupos o personalidades del sistema político vigente. Esta diferencia que plantea el peruano Urmachea no estaba en el tapete de las discusiones básicas entre anarquistas y sindicalistas sino fueron otras las consideraciones que los dividieron y enfrentaron. Los primeros tenían una concepción casi religiosa de la revolución pues pensaban que se produciría por medio de una insurrección general del pueblo, a través de una huelga general que trastocaría las relaciones de producción, pero que no era necesario que existiera una vanguardia política y organizativa de tal proceso ya que este emergería por razones naturales, es decir, por el alto grado de explotación del pueblo que lo llevaba a la máxima desesperación social y política.

Libertario informó de la creación de la primera escuela racionalista rural, ubicada en las instalaciones de los Talleres Gráficos Tierra y Libertad, ubicada a 8 kilómetros de la ciudad de México (sin precisar el lugar exacto).La dirección de la escuela estaba a cargo de Vicente Ferrer Aldana y de la profesora Francisca Ayala.18

Los pocos grupos anarquistas que no habían participado en la fundación de la CROM continuaron desplegando distintas actividades, aunque al margen de la central obrera mayoritaria, ya sin ninguna influencia real entre la clase obrera. Por otra parte, el Congreso de

Saltillo no adoptó la educación racionalista como una filosofía educativa, aunque sí existía la conciencia de impulsar cualquier orientación pedagógica que permitiera fomentar el espíritu crítico y emancipador entre los trabajadores.

Desde 1919 llegaron al cantón de Orizaba los libros de Ricardo Flores Magón y de otros anarquistas, enviados por Nicolás T. Bernal quien era uno de los principales distribuidores de esos textos. Asimismo, el general Heriberto Jara donó 50 libros de “orientación racionalista” los cuales se repartieron en las bibliotecas de la zona. También se efectuaron obras teatrales en las cuales se recaudaron fondos para ayudar a los Flores Magón y de una manera particular a Ricardo.19

EL grupo editorial encabezado por Bernal se había dado a la tarea de recopilar, imprimir y editar los trabajos de Ricardo Flores Magón y de otros dirigentes del Partido Liberal Mexicano, se relacionó con la CROM sobre todo por razones prácticas y utilitarias pero no por motivaciones ideológicas. Basta con leer los violentos ataques que lanzaba Librado Rivera desde el estado de Tamaulipas contra la central obrera, contra los gobiernos de Obregón y de Calles para darse cuenta de ello. Para Bernal, por el contrario, era necesario contar con recursos económicos suficientes para llevar a cabo su meritoria labor ya que la mayor parte de las obras no estaban publicadas, se encontraban dispersas en los medios de prensa magonistas, dándose a la tarea de reunirlos en forma temática. Para obtener ingresos se vinculó con Vasconcelos, Denegri, Morones, con los dirigentes de Orizaba a quienes les vendió un buen numero de ejemplares. ¿Qué tipo de adhesión había hacia las ideas de Ricardo por parte de esos líderes sindicalistas? Era, en cierta forma, una adhesión sentimental, que les recordaba etapas ya superadas y luchas ya realizadas, ya que desde el año de 1921 durante una Convención Local habían rechazado la adopción de las tesis de la acción directa, habían optado por la acción múltiple y constituido grandes y poderosos sindicatos de masas. Sólo de esta manera se puede entender el apoyo económico que le brindaron también a Enrique Flores Magón y a su esposa para que pudieran editar un periódico y realizar una gira de trabajo por varias entidades federativas. Este respaldo hizo que muchos anarquistas ortodoxos desconfiaran de la conducta del hermano de Ricardo.

El 19 de octubre arribó a la ciudad de México, según informó El Demócrata, 20 el señor M. Rojas, de las IWW quien tuvo una reunión con un grupo de sindicatos del Distrito Federal a los que alertó sobre las intenciones que tenía la AFL de convocar próximamente a un

congreso obrero latinoamericano, al que llamaron a repudiar “pues sólo se trataba de prevaricar los intereses obreros”.

Tanto los anarquistas mexicanos como los norteamericanos se confabularon para que la CROM estableciera relaciones con la AFL a afecto de que esta organización extendiera su influencia entre el proletariado latinoamericano, haciendo a un lado las diferencias que tenían sobre todo en materia organizativa en que las IWW insistía en la constitución de grandes sindicatos industriales los cuales eran viables en los Estados Unidos, por tener un elevado grado de desarrollo económico y tecnológico, pero no así en nuestro país en que apenas se encontraba en la etapa de la organización de los sindicatos de empresa o de oficios. Los conflictos que tenían los wobblies contra la AFL los trasladaron a México y los anarquistas mexicanos consideraron que esa agrupación era equivalente a las grandes centrales socialdemócratas o reformistas europeas, sin tomar en cuenta que había notables diferencias entre ellas y entre los Gompers y los socialistas del viejo Continente pues mientras éstos provenían de una de las corrientes del marxismo, el líder norteamericano jamás se propuso ningún cambio profundo en el sistema capitalista.

En el preámbulo de las IWW se dice que “la clase trabajadora y la clase empleadora no tienen nada en común. No habrá la paz mientras que hambre y necesidad exista entre los millones de personas trabajadoras y mientras en pocas personas, la clase empleadora, tiene todo lo bueno de la vida. Entre estas dos clases debe haber una lucha hasta que los trabajadores del mundo se organicen como clase, tomen posesión de la maquinaria de producción, eliminen el sistema de sueldos y conviva en armonía con la tierra. Nosotros encontramos que la concentración del manejo de la industria está en pocas manos, lo que hace que los sindicatos no puedan combatir el poder de la clase empleadora, que siempre está creciendo. Los sindicatos, o sea, los que organizan por oficio y no por industria, crean una situación en que un grupo de trabajadores se pueden poner en oposición a otra en guerra de sueldos. Estas condiciones se pueden cambiar y los intereses de la clase trabajadora se pueden defender solamente por una organización estructurada de tal manera que todos los miembros de una industria o de todas las industrias, si es necesario, cesen su trabajo, cuando haya una huelga......Es la misión histórica de las clases trabajadoras acabar con el capitalismo. El ejército de la producción debe ser organizado no sólo para la lucha diaria contra los capitalistas sino también para continuar la producción cuando el capitalista esté

derrocado. Al organizarse por industrias, formamos la estructura de la nueva sociedad, adentro de la cáscara de la riqueza”.

En el gremio de los tranviarios se desarrollaron intensamente los principios anarquistas y por ello como resultado de la falta de agua para las instalaciones hidroeléctricas, el servicio de transporte público de pasajeros se redujo en la ciudad de México, provocándose la suspensión del trabajo nocturno. Entonces los trabajadores vieron reducidos sus salarios al pago de seis horas en vez de ocho y se anunció el cierre de algunos talleres a partir del 1 de julio de 1921. EL sindicato amenazó con una huelga general; y con la intervención del general Celestino Gasca, gobernador del Distrito Federal se firmó con la empresa un convenio el día 14 en que se acordó pagar la mitad de los salarios caídos, pero los trabajadores descalificaron la intervención del cromista a quien acusaron de pretender debilitar a la CGT y al propio sindicato.21

En el sindicato de tranviarios se escenificó uno de los primeros y más intensos enfrentamientos entre los anarquistas y los cromistas, pero a diferencia del sindicato de panaderos, en esta organización no fueron excluidos aquellos, sobre todo por el apoyo brindado por Celestino Gasca. Durante las primeras etapas coincidieron en general trabajadores de ambas tendencias, los cuales vivían en una permanente confrontación debido a las diferentes formas que tenían para concebir la lucha de clases, es decir, las relaciones con el gobierno, con los partidos políticos y con las otras corrientes. El ambiente estaba siempre muy enrarecido, lo cual originó múltiples fracturas y conflictos.

La Cámara Obrera de Zacatecas, presidida por Miguel de la Torre y José I. Medina, decidió ingresar a la CGT tomando en cuenta que “ésta era una institución libre y francamente revolucionaria cuya actuación en el campo social no es estar en contra del gobierno, pero sí guarda independencia absoluta, que el decoro y la dignidad de los principios le aconsejan, en contra de los piratas del obrerismo”. En referencia a los sucesos de Morelia, que culminaron con el asesinato de Isaac arraiga y Eduardo Martínez, a raíz de que un orador durante un mitin pronunció un discurso que causó alarma entre los elementos clericales y terratenientes y ante una manifestación obrera, se organizó una contra manifestación y durante el sepelio habló un representante de Artes Gráficas y Morones condenó la no presencia de los rojos en ese acto. Fue más explicito: dijo que la CGT trataba de restarle sindicatos a la CROM, que Sebastián San Vicente había solicitado al presidente la

libertad de Frank Seaman pero no la de los demás presos políticos. Concluyó Eulalio Martínez que los rojos actuaban con una gran personalismo, que habían hecho alianzas con el Partido Liberal Constitucionalista.22 En el oficio del día 23, Martínez acusó a los reaccionarios del asesinato de Isaac Arraiga y de Eduardo Martínez, pero que también los conservadores habían sufrido ocho muertos y quince heridos”. 23

Sin duda, la separación de la Cámara Obrera del estado de Zacatecas causó un gran perjuicio a la CROM pues ello implicó la salida de importantes dirigentes como Medina y Escobedo, quien había sido miembro del Comité Central y se había distinguido por realizar una enérgica actividad por el cumplimiento de los acuerdos del Congreso de Saltillo. Esta pérdida sería de inmediato sustituida por un grupo más numeroso, compuesto sobre todo por campesinos solicitantes de tierras, Emancipación Proletaria, sin que la Cámara, ya adherida al PCM lograra avanzar mucho en la conquista de la voluntad política de los trabajadores. Se efectuaron por lo menos dos entrevistas entre los dirigentes anarquistas y cromistas con el presidente Obregón para persuadirlo de que cancelara las órdenes giradas a la Secretaría de Gobernación para expulsar al grupo de militantes extranjeros; pero como dichas entrevistas fueron privadas no podemos saber con exactitud a cuáles excepciones se estaban refiriendo. Mientras Seaman actuaba en el seno del PCM, San Vicente lo hacía en la filas de la CGT pues en ese momento aún no se rompían las relaciones entre ambos.

Rosenberg y Zárate hicieron notar que desde el congreso constitutivo de la CGT se había afirmado “que la denominada Confederación Panamericana del Trabajo no es en realidad una organización obrera del continente americano y menos de lucha efectiva en el campo de las reivindicaciones del proletariado panamericano sino que es la reunión del elemento político y mangoneador de las agrupaciones de trabajadores de algunos países de América Latina. Que para neutralizar la influencia perniciosa que en el proletariado de América Latina pudiera desarrollar la agrupación a que antes hemos aludido, se necesita crear una verdadera organización proletaria de principios radicales en todo el continente americano. Se desconoce a la COPA como organización representativa del proletariado de toda América. Que la CROM (Regional Amarilla) sostiene estrecha relación con la AFL y que su forma de lucha está de acuerdo con los lineamentos de la Internacional Amarilla de Ámsterdam.” 24

Los ataques a la COPA los iniciaron los anarquistas desde antes de que naciera esa agrupación, cuando era tan solo un proyecto, derivado, en parte de las actividades organizativas que había desempeñado Carlos Loveira por varios países de América Latina. En realidad, la COPA descansó en sólo dos pilares fundamentales: la AFL y la CROM pues eran las organizaciones más fuertes, numerosas, con mayor experiencia acumulada, que disponían de más recursos materiales y de cuadros capacitados. De ello dio cuenta el Comité Central después que se celebró la primera entrevista con los dirigentes norteamericanos y por ello la CROM acordó enviar a Centroamérica una comisión de propaganda y organización, la cual nunca efectuó esa gira, aduciendo carencia de recursos pecuniarios. Se pretendía que la CROM transmitiera a los dirigentes sindicales de los otros países latinoamericanos parte de esa experiencia acumulada, información acerca de las condiciones de vida de los trabajadores mexicanos y de la legislación nacional. Luego se dijo que las agrupaciones centroamericanas, caribeñas y sudamericanas tenían que atenerse a sus propias fuerzas, en la conquista de sus reivindicaciones económicas y sociales, sin esperar ningún apoyo efectivo de la CROM y menos aún de la AFL que las trataba con un gran desdén. En tanto, los anarquistas se limitaron a censurar la política de la COPA pero no planteaban la creación de un central obrera continental de esa tendencia, sobre todo porque la Asociación Internacional de Trabajadores tenía una tendencia europeizante y salvo la FORA en Argentina, en el resto de los países se trataba de agrupamientos muy pequeños que no disponían de recursos materiales para formar una organización regional.

Al ser derrotados en el Congreso de La Haya por los marxistas, el 15 de septiembre de 1872, se reunieron en Saint-Imier los disidentes, los cuales aprobaron una resolución: rechazar que la mayoría del Congreso pudiera imponer resoluciones o acuerdos a la minoría ya que más bien los congresos eran una oportunidad para, en la medida de lo posible, armonizar o unificar criterios, reivindicando la plena autonomía de las federaciones y secciones obreras. Otra resolución importante se oponía a la pretensión de los marxistas de imponer una línea de conducta o un programa político uniforme al proletariado. “Que las aspiraciones del proletariado no pueden tener otro objetivo que el establecimiento de una organización y de una federación económica absolutamente libre, basada en el trabajo y en la igualdad de todos, absolutamente independientes de todo gobierno político y que esta organización y esta federación sólo pueden ser resultado de la acción espontánea del propio proletariado, de las corporaciones y

las comunas autónomas. El primer deber del proletariado es la destrucción de toda forma de poder político. Que la organización de un poder político supuestamente provisional y revolucionario para proceder a esta destrucción sólo sería un nuevo engaño tan peligroso para el proletariado como todos los gobiernos que han existido hasta hoy. Que rechazados todos los compromisos para llegar al cumplimiento de la revolución social, los proletarios de todos los países deben establecer, al margen de toda política burguesa, la solidaridad de la acción revolucionaria”.

La otra resolución precisó que “todo estado, es decir, todo gobierno y toda administración de las masas populares de arriba abajo, al basarse necesariamente en la burocracia, en el ejército, en el espionaje, en el clero, no podrá establecer jamás la sociedad organizada sobre el trabajo y la justicia ya que por la propia naturaleza de su organización está fatalmente condenado a reprimir y a negar el trabajo y la justicia”.

Se indicó que “la huelga es para nosotros, un inestimable medio de lucha, pero no nos hacemos ilusiones sobre sus resultados económicos. La aceptación como un producto del antagonismo entre el trabajo y el capital, cuyas consecuencias necesarias es hacer a los obreros cada vez más concientes del abismo que existe entre la burguesía y el proletariado, a fortalecer la organización de los trabajadores y preparar mediante la lucha económica al proletariado para la grande y definitiva lucha revolucionaria que destruirá todo privilegio y toda distinción de clases, devolverá el obrero el derecho de disponer de el producto íntegro de su trabajo y de este modo podrá desarrollar la colectividad toda su fuerza intelectual, material y moral”.25

Taibo26 incluyó además, como participantes del Congreso de la CGT a Trabajadores Industriales del Petróleo, de Tamaulipas, a Mineros Internacionales Word Worker, de Guanajuato y como delegados fraternales figuraron José Allen, del grupo cultural Vida Nueva, Frank Seaman, del Partido Comunista Mexicano, Jacinto Huitrón y Rafael Quintero, del grupo Cultural Luz, Sebastián San Vicente, del grupo cultural Germinal, Aniceto Arroyo, del grupo Comunista de Orizaba, Río Blanco y Cocolapan, José Rubio, del Local Comunista de Veracruz y Local Comunista de Orizaba, Herón Proal, de Antorcha Libertaria, Samuel Navarro, del grupo Hermanos Rojos de Tampico, Benito Obregón, de la COM de Tampico, Ignacio López, de Propaganda Roja, de Guadalajara y Luis Recinos, delegado fraternal de los obreros de la república de El Salvador.

El Congreso fundacional de la CGT constituyó una abigarrada participación, en su mayor parte, de pequeños sindicatos, sobresaliendo por su tamaño y dimensiones a los que actuaban en el estado de Tamaulipas, sobre todo en la región de Tampico; el resto eran grupos reducidos desde el punto de vista numérico, si las comparamos con las agrupaciones que asistieron al Congreso de Saltillo; otros eran grupos culturales, como Luz y Germinal, que más bien se dedicaban a la difusión de las ideas libertarias, que a la lucha sindical propiamente dicha. En el estado de Veracruz, sobresalían los grupos comunistas (que más bien era anarquistas) de Orizaba, Río Blanco y Cocolapan pero también se trataba de grupos de trabajadores no representativos, que no influían en las políticas de la Cámara del Trabajo que desde su primer Congreso regional había rechazado la adopción de las tesis de la acción directa. Desde el punto de vista político encontramos en su mayor parte a militantes anarquistas y en una menor proporción a militantes comunistas que simpatizaban con la Revolución Rusa, que, en ese momento, coincidían en la creación de una central sindical de orientación revolucionaria.

Leal observó que de las 43 agrupaciones que constituyeron la CGT en el año de 1921,30 tenían carácter sindical y 13 eran centros organizativos, las 30 agrupaciones aludidas representaban 15 mil trabajadores, y de ellas 8 pertenecían a la rama agrícola, 3 a la industria cigarrera y tabaquera, 3 a los servicios portuarios, 3 a la industria textil, 2 a la industria del transporte, 1 a la industria minera, telefónica, de artes gráficas, al comercio, a la industria de la construcción, a la industria del vestido, a los servicios municipales, respectivamente. “Con todo, la columna vertebral de la CGT desde su nacimiento era la Federación de Sindicatos de Trabajadores de Hilados y Tejidos del Distrito Federal, la del estado de México y anexos con 9 mil miembros”. 27

Desde el punto de vista cuantitativo, no existió un punto de comparación entre las organizaciones que asistieron al Congreso de Saltillo y que dieron origen a la CROM y las que después fundaron la CGT, ni tampoco desde la perspectiva de su distribución geográfica. Mientras la CROM tenía una importante presencia en las regiones norte, centro y sur, la CGT se limitaba sobre todo a la región del Valle de México, especialmente, al Distrito Federal y al estado de México en donde se formó después una Federación regional textil muy influyente, pero en este ámbito también la CROM tuvo una notable participación, sobre todo en los estados de Tlaxcala, Puebla y Veracruz

y básicamente en las regiones de Orizaba, Jalapa y Atlixco, en donde tenía una supremacía indiscutible.

Leal28 precisó que en el organigrama de la CGT del año de 1923 estaba en la cúspide el Congreso General, como órgano supremo, integrado por representantes de cada una de las agrupaciones afiliadas. En este órgano se elegía al Consejo Confederal que constituía la representación permanente de la central, junto a un aparato administrativo denominado secretariado confederal. Éste tenía varios secretarios, de organización, hacienda, prensa y propaganda. Del secretariado Confederal dependían varias comisiones o comités, luego aparecían los grupos culturales que asesoraba al Secretariado y que se encargaban de los aspectos educativos e ideológicos. En la base de la organización estaban las federaciones generales y locales. Abajo se encontraban los sindicatos con su secretariado. “Con todo y su relativa complejidad, el aparato cegetista era contrastantemente elemental y escasamente centralizado, si lo comparamos con el cromista”.

La estructura inicial de la CROM, que abarcó desde la primera hasta la séptima Convención, fue muy parecida a la adoptada por la CGT, es decir, en ambos casos, había una gran flexibilidad y una determinada descentralización, un gran respeto a la autonomía de los sindicatos y de las federaciones, pero en la medida en que la CROM aumentó el número de afiliados individuales, de sindicatos y de federaciones, la estructura se tornó más rígida y pesada, mientras la de la central anarquista siguió conservando su perfil original, lo que muchas veces imposibilitó la acción unificada. Mientras la CROM avanzó hacia una acerada disciplina y un fuerte control por parte del Comité Central, la CGT fue pasto de escisiones internas, en que los militantes anarquistas más radicales y antigobiernistas fueron desplazados por un grupo de dirigentes que optaron por la conciliación y la moderación, imprimiéndole un viraje derechista a la organización en su conjunto.

Durante el primer congreso de la CGT, de noviembre de 1921 se aprobó un manifiesto en el que se hicieron del conocimiento de los trabajadores las diferencias que existían entre los sindicatos rojos y amarillos. Según este texto29 en México, sólo había dos opciones: la de la acción directa sindicalista representada por la CGT y el unionismo industrial revolucionario de la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras, por un lado y por el otro, el socialismo de estado, representado por los líderes de la CROM quienes “aplicaban la política partidista o electoral, mantenían compromisos privados con los hombres del gobierno, para llevar a un puñado de trabajadores por el

camino que responda a los futuros planes políticos de dicho gobierno, castrando, de paso, la independencia, este soberano principio que debe mantener contra viento y marea cualquier movimiento obrero local, nacional que quiera alimentar ideas sanas”. Precisó que los miembros de la Federación de Jóvenes Comunistas no habían sido expulsados de la CGT sino que se les había indicado que “no podían aceptar los principios de ningún partido, por más avanzando que parezca” y que por ello “en aras de la pureza de ese principio,” la Federación y la CGT mantenían una actitud autónoma. Citó una declaración atribuida a Clemente Idar, de Los Ángeles, California, quien había dicho que el más grave error de la CROM “era haber creado un grupo secreto que la estaba desintegrando”. A pesar de estas críticas, el manifiesto también se dirigió a las multitudes” de la CROM para indicarles que “sólo diferimos en procedimientos, en la no participación de los sindicatos en actividades políticas y electorales.”30

Cuando los militantes comunistas intentaron que la CGT aceptara las directrices ideológicas del Partido y de la Internacional Comunista, es decir, que hiciera suya la tesis de la participación política de los trabajadores y dentro de ella, la electoral, sobrevino la división pues los anarquistas más radicales y consecuentes expulsaron a los comunistas lo que constituyó, sin duda, una grave derrota para ellos pues perdieron a una central obrera que pudieran haber dirigido y a partir de ese momento, con la hostilidad imperante contra ellos, se dificultó mucho el trabajo en el interior de los sindicatos. Entonces sí ya aparecieron claramente las diferencias políticas que separaban a comunistas y anarquistas y de una política de unidad y de acción conjunta, pasaron a una de severos enfrentamientos, que tuvieron igual intensidad y virulencia que los tenidos con los cromistas, lo cual implicó un elevado costo político para el PCM. Se trataba de discrepancias que habían estado soterradas, ocultas, durante un breve tiempo, de diferencias filosóficas, y también acerca del sistema de la vida social por el cual luchaban y también por supuesto, discrepancias de orden táctico. No era verdad que sólo diferían en materia de procedimientos; comunistas y anarquistas sostenían proyectos de nación, sociedad y de partidos totalmente diferentes.

Corbiere valoró altamente en la formación de la cultura política revolucionaria en Argentina de las primeras décadas de este siglo, la existencia de escuelas, cursos en los sindicatos obreros y sociedades de resistencia, los centros socialistas obreros, las sociedades y fraternidades, los periódicos y las revistas, más “el aluvión inmigratorio que se fue integrando al país”. Así, en 1854 había en ese país 22, 800

norteamericanos, 25 franceses, 15 mil italianos, 20 mil españoles. Destacaban periódicos como L Avenir, de los franceses, la Reivinicazione, de los italianos. El grupo alemán editó El Obrero y poco después como resultado de la influencia socialdemócrata aparecieron en 1892 El Socialista y en 1844, La Vanguardia.31

Con la llegada de Enrico Malatesta a Buenos Aires los anarquistas se agruparon a su alrededor e imprimieron EL Perseguido, que preconizaba las tesis del anarquismo individualista. Después estos ácratas fueron superados por los partidarios de Bakunin que eran organizadores colectivistas. La Protesta Humana, primero y después, a partir de 1908, La Protesta que editaba también un suplemento cultural de gran nivel.

Pero también los grupos socialistas hicieron una gran aportación, reconoce Corbiere, a la formación de la cultura obrera. Aparecieron el Centro Socialista universitario, El Centro Socialista Revolucionario, el Centro Socialista Carlos Marx, el Centro Socialista Obrero Internacional de Córdoba, el club alemán Vorwart, de Rosario, el Centro Unión Gremial y desde luego se destacó el Centro Socialista de Estudios, con Ingenieros, Payró y Lugones, los cuales después editaron La Vanguardia.

En septiembre de 1897 se constituyó la Biblioteca Obrera con la participación del ruso, Payró, Lugones, Dickman, Roqué, Kaladama, los cuales después formaron la escuela Libre para Trabajadores. Más adelante, entre 1908 a 1917 apareció la revista Socialista Internacional en donde se publicaron importantes trabajos doctrinarios, filosóficos y políticos, económicos, del pensamiento socialista. Así se difundió intensamente el pensamiento de Karl Kautsky, de la socialdemocracia alemana y después se fundó el Ateneo Cultural. Para el mes de marzo de 1932 había en la provincia de Buenos Aires 180 bibliotecas populares, en Córdoba 26, en Mendoza, 23, en Entre Ríos 10 y así hasta constituir 397. Pero también surgieron centros recreativos infantiles y juveniles, coros musicales y obras teatrales. Entre 1917 y 1916 el tipógrafo José Penelón editó el semanario La Internacional y Correspondencia Sudamericana.

En México no tuvimos la riqueza ideológica y cultural que caracterizó, por ejemplo, a la Argentina, según lo describió Corbiere. Había muchos periódicos obreros, ateneos, escuelas sindicales, centros educativos, bibliotecas, ediciones de libros, debates de una mayor profundidad, en el contexto de una dimensión y complejidad que no existió en nuestro

país. Esto se debe a que, en primer lugar, en ese país austral, tanto los anarquistas como los socialistas tenían una gran influencia política en el seno de la clase obrera, mientras en México esa influencia fue desde luego mucho menor. Mientras los inmigrantes italianos y de otras naciones tenían un elevado nivel ideológico y una gran preparación intelectual, los anarquistas españoles que actuaron en México no tenían esas características. En nuestro país, las actividades culturales fueron más bien precarias, de parte de anarquistas y socialistas. Pero se siguió el mismo patrón de crecimiento pues todos los sindicatos debían tener su propio órgano de prensa, sus escuelas racionalistas y otros establecimientos educativos tratando siempre de restarle influencia a las ideas y a los intereses de la burguesía y del clero.

Como afirmó Estefanía, a la manera de un ejemplo ilustrativo de la difusión de las ideas revolucionarias, Enrico Malatesta visitó, a principios del siglo, la República de Cuba en donde dictó varias conferencias y rápidamente fue expulsado del país pero después estallaron un gran número de huelgas, sobre todo en las centrales azucareras, teniendo como “plaza fuerte” Las Cruces y Las Lajas en donde operaron varios anarquistas españoles, entre otros, José García y Matías Palenque. En Las Cruces se organizó un congreso obrero el cual decidió integrar una federación nacional de trabajadores. Al igual que ocurrió con el resto de los países de América Latina, los anarquistas imprimieron varios periódicos entre ellos Nueva Aurora, Labor Sana, El Progreso, Voz del Dependiente, El Productor Panadero, Proteo, El Libertario, Vía Libre, Voz Rebelde, Solidaridad, Memorandum, los cuales publicaban textos de Bakunin, Eliseo Reclus y del propio Malatesta.32

Según este autor, también los anarquistas crearon una importante cantidad de bibliotecas y también desarrollaron una gran actividad ideológica y organizativa entre los trabajadores del campo. En rigor, los anarquistas españoles consideraban que la principal puerta de entrada a México era Cuba, considerando a nuestro país como parte de la región norteamericana. Como era lógico en aquellos momentos en que todos los gobiernos capitalistas habían desencadenado una lucha frontal contra los anarquistas, éstos eran perseguidos, encarcelados, al asociarse su participación política con la realización de atentados personales contra dignatarios extranjeros. Pero en honor a la verdad, los anarquistas que llegaron a México no preconizaban ese tipo de tácticas terroristas sino eran más bien militantes que se interesaban en difundir sus ideas entre los trabajadores para contribuir a su organización clasista.

Por su parte, Jean Norwell observó que la Federación Local de trabajadores del puerto de Veracruz se había afiliado a la CGT en el año de 1922, sobresaliendo en esa organización la influencia ideológica de Pedro Junco, líder del gremio de los carpinteros y de Marcos Faixat, dirigente de la Unión de Panaderos. A diferencia de los trabajadores marítimos, los miembros de la Federación Local tenían pocas esperanzas en el trabajo altamente disciplinado y en las estructuras de organización sindical”. Había en ella una mezcla de actividades sindicalistas y mutualistas.33

La Federación de Trabajadores respaldó al Sindicato de Inquilinos en su lucha contra los propietarios y cuando se produjo la detención de Proal y otros dirigentes exigió su liberación al Presidente Obregón y mantuvo una relación solidaria con la Liga de trabajadores de la Zona Marítima, apoyó el reconocimiento del Sindicato de Electricistas, la firma del contrato colectivo y la huelga cuando ésta se produjo y después coadyuvó a fundar la Unión de Ferrocarrileros, según una investigación realizada por Norvell.34

Este es un ejemplo claro de la tendencia de los anarquistas extranjeros que llegaron a México: Junco era un propagandista pero también un organizador social pues para él eran muy importantes los sindicatos en la lucha frontal contra el capitalismo. Enseñó a los trabajadores de ese puerto el valor de la unidad, pero mediante la creación de sindicatos fuertes y sólidos y de la práctica de la solidaridad intergremial.

En Verbo Rojo se dijo que en la fábrica San Ildefonso, del estado de México, los trabajadores habían negociado un pliego petitorio por conducto de Pedro Limón, de la CROM pero que no se satisfacían las demandas de los obreros por lo que prefirieron estallar una huelga, separándose de esa central obrera para pasarse a la CGT.35 La Federación de Obreros Hilanderos también realizó una huelga por solidaridad ante cuya presión los patrones aceptaron en parte las demandas exigidas. Ante esta situación, se denunció que la CROM, en combinación con los empresarios, había secuestrado a Márquez, secretario general del sindicato y para exigir su aparición se había congregado un contingente de obreros en la municipalidad de San Ángel, pero fueron atacados por los soldados desde cinco puntos distintos, habiendo fallecido Florentino Ramos. Según esta versión, esos obreros no eran miembros de la CGT, sino trabajadores en general que efectuaron una gigantesca manifestación durante el sepelio de aquél.

Las fábricas textiles del Valle de México fueron escenario de una confrontación sistemática y muchas veces violenta, entre los grupos anarquistas y los cromistas, los cuales se disputaban, con todas las armas disponibles, la representación política de los trabajadores, la dirección de los sindicatos y la titularidad de los contratos de trabajo. Era una lucha constante, que no admitía términos medios, ni fórmulas de conciliación y de acuerdo; pues si los anarquistas dominaban en una empresa, excluían a los cromistas y viceversa y no fue posible integrar Comités Ejecutivos heterogéneos, es decir, representativos de ambas corrientes, pues o se era rojo o amarillo y no había formas de entendimiento entre ellos. Se hizo uso de la violencia en forma reiterada; mientras los sindicatos de la CROM contaban con el respaldo de las autoridades laborales y del gobernador del Distrito Federal, los anarquistas utilizaban todas las modalidades de la acción directa.

“...nosotros no sólo no tenemos la intención o el menor deseo de imponer a nuestro pueblo o a cualquier pueblo tal o cual ideal de organización social, leído en los libros o inventado por nosotros mismos, sino que, convencidos de que las masas del pueblo llevan en si mismas, en sus instintos, más o menos desarrollados por la historia, esas necesidades cotidianas y sus aspiraciones concientes o inconscientes, todos los elementos de organización nacional del porvenir, buscando ese ideal en el seno mismo del pueblo y como todo poder estatista, todo gobierno debe por su esencia misma y por su situación el origen del pueblo, ha aspirar inevitablemente a subordinarlo a una organización y fines que le son exteriores, nos declaramos enemigos de todo poder gubernamental estatista, enemigos de toda organización estatal porque consideramos que el pueblo no podrá ser feliz y libre más que cuando organizándose desde abajo a arriba por medio de asociaciones libres e independientes y absolutamente libres, al margen de toda tutela oficial, pero no al margen de las influencias diferentes e igualmente libres de hombres y de partidos, cree él mismo su propia vida. Sabemos que el poder corrompe tanto a los que están investidos de él, como a los que están obligados a sometérseles.36

En realidad, esta actitud libertaria y tolerante que preconizó Bakunin no se practicó en México. Por el contrario, operó la exclusión, el rechazo total en las relaciones entre le CGT y la CROM, con igual o parecida firmeza de ambos lados. En la lucha por la supremacía obrera en el Valle de México, los anarquistas y los cromistas utilizaban todos los recursos políticos y sociales disponibles, pero los patrones

preferían tener relaciones con los sindicatos afiliados a la CROM pues era más fácil negociar con ellos o directamente con el Comité Central. En cambio, los anarquistas recurrían a los sabotajes, al los boicots, al tortuguismo, desde luego, al estallamiento de muchas huelgas, la mayoría de los cuales no obedecían a planeación alguna, no cumplían con las reglas más elementales de organización y descuidaban la observación de las normas de la legislación obrera. En el terreno opuesto, los sindicatos cromistas estaban habituados a la aplicación de métodos de presión o de persuasión hacia los patrones buscando resultados económicos y sociales más concretos.

Durante la sesión 28 de enero, el grupo comunista de Río Blanco presentó un manifiesto suscrito con la Federación Comunista del Proletariado en el que se invitaba al sindicato a enviar una delegación a su próximo congreso.37. Ello era una clara muestra de la presencia anarquista en la zona la cual se presentó en un momento en que en el seno de los sindicatos de la región y de la Cámara del Trabajo se discutía precisamente si se adoptaba la acción directa o la acción múltiple. Fueron varios meses de intensa discusión entre los trabajadores, al término de los cuales prevalecieron los partidarios de la segunda, en tanto que los promotores de la primera quedaron reducidos a una condición de pequeñas minorías que no se pudieron desarrollar a causa de la férrea disciplina que impusieron los primeros.

Para Marba, la acción directa “es una continuación de la AIT tanto en su espíritu como en sus procedimientos generales. Las tácticas presentes son mucho más eficaces y poderosas que las antiguas porque se han modificado y saneado con arreglo a las enseñanzas obtenidas en las luchas y conflictos precedentes. El espíritu de la acción directa y todas sus manifestaciones es de completa rebeldía; su carácter agresivo ha sido censurado constantemente, sin reparar en la realidad de los hechos y de las cosas. En la forma en que se haya planteado la lucha económica no pueden reconciliarse los intereses de unos y de otros ni aun sus distintas voluntades. Aunque al proletariado repugne apelar a distintas actitudes o procedimientos extremos, mientras persista su empeño lógico y acertado de emanciparse de toda tutela y de toda explotación, deberá recurrir bien a pesar suyo al método de la acción directa por las razones anteriormente expuestas. Es la desigualdad y el privilegio lo que motivan tan agresivas e irritantes luchas. Dicha táctica hace caso omiso de la legalidad, no supeditándose los trabajadores a los estrechos moldes legales no transigiendo con la obra reformista que se base en la ley, la acción directa se sobrepone a todas las reglamentaciones, a todas las

modalidades restrictivas. La acción directa tiende a ejercer presión en el ánimo de los patrones a fin de obligarlos a ceder a las pretensiones de los obreros”.38

La aplicación de la táctica de acción directa implicaba teóricamente la negación de la legalidad existente ya que comprendía una serie de acciones y decisiones que iban desde el sabotaje hasta la insurrección armada, lo que supone que la clase obrera debe estar en febril actividad, en una intensa agitación, por parte de sus dirigentes más representativos. La acción directa dejaba la solución de los conflictos obrero patronales a la correlación de fuerzas existentes, es decir, que los trabajadores debían literalmente arrancar a los empresarios la satisfacción de sus demandas económicas y sociales, la solución a sus problemas, al margen o en contra de las instituciones estatales u oficiales. En el caso de México había que negar el contenido del artículo 123 de la Constitución y de las leyes estatales emitidas por los jefes militares regionales, que establecen una serie de regulaciones en el marco de la lucha de clases. Estos amortiguadores, estos colchones, que tenían el propósito de suavizar los aspectos más violentos de esa lucha, sin negarla.

Marba39 después examinó algunas de las modalidades que asume la acción directa y las explicó de esta manera. Del sabotaje dijo que consistía en hacer un trabajo sin cuidado, sin pulcritud que ocasionaba graves perjuicios a los patrones, siendo en realidad una manifestación de protesta. Del boicot precisó que consistía en negarse todos los trabajadores a prestar sus energías en las propiedades de un patrón en alusión a las luchas de los obreros contra un propietario irlandés apellidado Boicott. El Label consistía en la implantación de una marca en los productos y de esa manera se indicaba a los compradores y consumidores que dichos productos estaban confeccionados por un sindicato. Agitación en las calles para ejercer presión contra los trabajadores y el gobierno. La huelga la concebía como “el arma más poderosa y legítima de que se hayan servido los trabajadores para exteriorizar su protesta en uno u otro sentido contra la clase capitalista y sus procedimientos arbitrarios”. De las huelgas distinguió, las parciales que afectaban a un oficio o una industria, las huelgas totales, que paralizaban un pueblo o una ciudad y la huelga general final, que era la que paralizaba a toda una nación.

En realidad, todas las medidas que comprenden la acción directa fueron aplicadas por todas las organizaciones sindicales, reformistas o anarquistas, según fuera el caso, aunque no eran concebidas en el

marco de una estrategia global de lucha. Todos los sindicatos incurrieron en esas prácticas en algún momento de su existencia, sin que se pueda afirmar que por ello eran partidarios de la acción directa. En realidad, este principio tenía un propósito esencial: que todas las acciones emprendidas en contra del capital tenían el propósito de preparar las condiciones para el estallamiento de una huelga general que trastocaría el orden social capitalista, al suspender por tiempo indefinido las actividades productivas. Las huelgas parciales o regionales eran también parte de esos preparativos de la huelga general pero para ello no se requería la existencia de una poderosa organización social de alcance nacional, la cual, por lo demás, no existía en México. Ni la CROM, menos aún, la CGT, estaban en aptitud de llevar a cabo una acción de esa trascendencia por lo que la huelga general se convirtió en le mejor de los casos en una medida de presión política contra los patrones.

Según los principios del sindicalismo revolucionario, se debe pugnar por la unidad de todos los trabajadores que luchan contra el doble yugo del capital y del estado. “Su finalidad consiste en la reorganización de la vida social asentada sobre la base del comunismo libertario y mediante la acción revolucionaria de la clase trabajadora. Considerando que únicamente la organización económica del proletariado es capaz de alcanzar este objetivo, el sindicalismo revolucionario se dirige a los trabajadores en su calidad de productores, de creadores de riqueza, para germinar y desarrollarse entre ellos, en oposición a los modernos partidos obreros, a quienes declara sin capacidad para una reorganización económica de la sociedad. Erige contra la política del estado y los partidos la organización económica del trabajo opone al gobierno del hombre sobre el hombre la gestión administrativa de las cosas. No es, por consiguiente, la finalidad del sindicalismo revolucionario la conquista de los poderes políticos y sí la aspiración de que el monopolio de la propiedad debe desaparecer también el monopolio de la dominación y de toda forma de estado, encúbrase como se quiera, no podrá ser nunca instrumento de liberación humana, antes al contrario, será siempre el creador de nuevos monopolios y de nuevos privilegios.

Es opuesto a todas las tendencias de organización inspiradas en el centralismo del estado y de la iglesia que sólo puede servir para prolongar la vida del estado y de la autoridad y para ahogar sistemáticamente el espíritu de iniciativa y de independencia del pensamiento. En la organización centralista los valores de la sociedad son postergados por los intereses de algunos, la variedad es

reemplazada por la uniformidad, la responsabilidad personal es sustituida por una disciplina anónima. Es por ésta razón que el sindicalismo revolucionario asienta su concepción social dentro de un amplio concepto federalista, es decir, de la organización de abajo arriba, de la unión de todas las fuerzas sobre la base de ideas y de intereses comunes”.40

En los estatutos de la AIT se proclamó una oposición tanto a los que aspiran a una armonía entre el capital y el trabajo como a los que proponen la dictadura del proletariado “pues ambas tendencias son contrarias a la finalidad de la mayor libertad posible y del bienestar para todos pues esa es la finalidad de todos los obreros concientes”. Se pronunció “contra la ofensiva del capital y contra los partidos de todos los matices” tratando de lograr los objetivos económicos y sociales por la propia fuerza de los trabajadores, aumentar la influencia entre las tres tendencias, estableciendo una lucha contra los adversarios estatales y capitalistas. El sindicalismo revolucionario se basa en la lucha de clases y su finalidad consiste en la organización de la vida social sobre la base del comunismo libertario considerando que las agrupaciones económicas son las únicas que pueden alcanzar ese objetivo”.41

Después se asentó “que el sindicalismo revolucionario es enemigo convencido de todo tipo de manipulación económica y social que tiende a su abolición mediante la implantación de cánones económicos y de órganos administrativos regidos por los obreros en los campos y en las fábricas, formando un sistema de consejos libres, sin subordinación a ningún poder ni partido político alguno, considera que con la desaparición del monopolio de la propiedad debe desaparecer también el monopolio de la dominación y de toda forma de estado encúbrase como se quiera ya que no podrá ser nunca un instrumento de liberación humana antes al contrario, será siempre el creador de nuevos manipuleos y de nuevos privilegios, rechazar toda actividad parlamentaria y toda colaboración con los órganos legislativos, rechazar todas las fronteras políticas y nacionales, combatir el militarismo y la guerra. Sus formas de lucha son la huelga, el boicot y el sabotaje. La acción directa encuentra su expresión más profunda “en la huelga general la que debe ser al mismo tiempo, desde el punto de vista del sindicalismo revolucionario, el preludio de la revolución social”.

Del 25 de diciembre de 1922 al 2 de enero de 1923 se realizó en Berlín el Congreso Constitutivo de los Sindicalistas Revolucionarios, con

representantes de Argentina, Chile, Dinamarca, Alemania, Francia, Holanda, México y Noruega; y en ella se aprobó la Declaración de Principios, estatutos y se adoptó oficialmente el nombre de Asociación Internacional de Trabajadores.42

A partir de 1913 se reunieron en Londres dirigentes de sindicatos anarquistas celebrándose el primer Congreso Internacional Sindicalista que acordó adoptar como base la unión federativa, la lucha por la destrucción del capitalismo y del estado, por la socialización de los instrumentos de producción, que la lucha de clases no podría tener más que un significado económico por lo que para lograr el fin enunciado no debe haber colaboración con el gobierno ni con sus aliados “y que los sindicatos se deben apoyar únicamente en el poder de la organización y en su acción directa”. Pero desgraciadamente el estallido de la Primera Guerra Mundial dificultó los trabajos de organización internacional. Después, del 16 al 21 de diciembre de 1919, se realizó en Berlín una Conferencia Sindicalista preeliminar que se declaró a favor de la lucha de clases revolucionaria y por el poder para la clase obrera, luchar por la destrucción y aniquilamiento del régimen económico, político y moral del capitalismo y fundar una sociedad comunista libre, el movimiento obrero debe ser por completo independiente de todo partido político; pero dejaba la posibilidad de que se realizaran acciones comunes con partidos y otras organizaciones. Hizo un llamado para que todas las agrupaciones sindicalistas asistieran al congreso convocado para el mes de mayo de 1921 para crear una central internacional de trabajadores. Aunque predominó en ese congreso una mayoría de delegados favorables a las concepciones soviéticas, una minoría se reunió en Dusserdolf en el otoño de 1921, la cual decidió convocar a una Conferencia para el año siguiente en Berlín de todas aquellas organizaciones que no habían estado de acuerdo con las orientaciones aprobadas en el Congreso en que se aprobó la creación de la Internacional Sindical Roja. Esa conferencia se celebró del 16 al 18 de junio con representantes de la Frei Arbeiter Union Deutschaland, de Alemania, la Unión Sindicale Italiana, de Italia, la Confederación General del trabajo Unitaria de Francia, la Confederación Nacional del trabajo, de España, la Sueerigen Arbetaren Central Organization, de Suecia, la Norvik Sindikalistich Federation, de Noruega, la Federación Obrera de Argentina y una minoría de las uniones de profesionales rusas.43

Entre los objetivos de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) estaban los siguientes: organizar y apoyar la lucha revolucionaria en todos los países para destruir definitivamente a los regímenes

políticos y económicos actuales y establecer el comunismo libertario, dar a las organizaciones económicas sindicales una base económica e industrial, impedir la infiltración de los partidos políticos en las organizaciones sindicales, desenmascarar y combatir la violencia arbitraria de todos los gobiernos, ayudar moral y materialmente a todos los movimientos de clase en todos los países.

En las condiciones de adhesión se consignó que sólo podía existir una sección por país pero también podría haber minorías sindicales revolucionarias, los congresos internacionales se celebrarían cada dos años de ser posible, los acuerdos y las resoluciones que éstos adopten serán obligatorios para todos, excepto cuando exista una resolución en contra aprobada por un Congreso nacional o mediante un referéndum; para coordinar los trabajos se organizará un secretariado, el cual informara de sus actividades por escrito durante el tiempo que dure su gestión.44

La CGT se afilió a la Asociación Internacional de Trabajadores, pero su incorporación a ella fue más simbólica que real ya que de acuerdo con la documentación contenida en el archivo de Valadés sólo lo hacía por medio de intercambio epistolar, dirigida sobre todo a Santillán y Rocker, ya que los anarquistas mexicanos no disponían de recursos económicos para enviar a sus delegados a los congresos internacionales que se celebran en Europa. En la mayoría de los casos, la central anarquista solía nombrar como su representante a un europeo (Santillán) con quien tenía antiguos y fuertes vínculos. De hecho, sólo la FORA tenía la capacidad organizativa suficiente para efectuar tareas de carácter internacional y era, además, la institución fundamental de la AIT en nuestro continente.

En el informe del delegado de la CGT 45 al primer congreso de la ISR, rendido en México, se indicó que previamente se había constituido una conferencia preliminar en la que se analizó la situación sindical imperante en cada uno de los países, efectuaron una sesión informativa, importante debates sobre varios asuntos, entre ellos, el relativo al asunto de los anarquistas rusos. Díaz Ramírez fue miembro de una comisión que discutió este asunto y recibió al respecto un informe de Bujarin pero por lo visto no lo convenció pues el delegado mexicano insistió en que se diferenciara a los anarquistas, de los seguidores del bandido Makno. El informe de Díaz Ramírez fue silenciado por la dirección de la CGT “porque prevalecía una verborrea anárquica de salón, se había tratado de afiliar a la CGT a la Asociación Internacional de Berlín” pero para Díaz Ramírez este era una

“organización no representativa del proletariado mundial pues apenas contaba con 200 mi afiliados”.

El Congreso Internacional Sindical, de diciembre de 1922, realizado en Berlín fue de hecho una respuesta de las organizaciones sindicales anarcosindicalistas a la fundación de la ISR, según lo patentiza Rocker, quien en esa asamblea represento a la CGT, de México, de la cual se dijo que tenía 30 mil afiliados. Se adoptaron los principios del sindicalismo revolucionario en el que se expresaba que los trabajadores “no tenían como objeto la conquista del poder político, por la abolición de las funciones estatales en la vida social, contra la dominación de cualquier monopolio, incluso de la dictadura del proletariado”. De esta manera, dijo Rocker, se planteó una brecha muy grande con respecto del bolchevismo.46

Acusó Bakuni a Marx de ser un estatista a ultranza, de ser un enemigo de la revolución de los campesinos precisamente porque los campesinos eran anarquistas por naturaleza ya que demandaban directamente la abolición del estado y añadió que Marx deseaba un estado unido y vasto, fuertemente centralizado, al igual que Lasalle.

Las disputas entre Marx y Bakunin se reflejaron permanentemente entre los anarquistas y los comunistas, fundamentalmente, y no en sus relaciones con los líderes de la CROM. En referencia a los dirigentes de esta central obrera se consideró que en rigor eran servidores del gobierno, empleados del aparato estatal que vendían políticamente el esfuerzo realizado por los obreros. Todos los cargos públicos que tenían los laboristas, se decía con mucha frecuencia, eran meras dádivas del poder público que sólo servían para que esos dirigentes se enriquecieran, lo que en nada beneficiaba a los trabajadores. Si el gobierno era el principal enemigo de los obreros, al lado de los representantes del capital y del clero, los laboristas, al ser parte de esa fuerza hegemónica, también constituían un sector de los adversarios de clase. Los anarquistas nunca entendieron ni aceptaron la importancia que para la clase asalariada significaba contar con representantes en el Congreso de la Unión y en la administración pública.

Para Valadés,47 el debate que sostuvieron Marx y Bakunin no podía pasar a la historia pues no era un duelo entre dos personas “fue un duelo de dos tendencias, la tendencia reformista y autoritaria y la tendencia revolucionaria libertaria” este duelo que el recrudecimiento

de la “grande y eterna lucha entre la libertad y la autoridad. Bakunin, el hombre sabio y grande, el incansable luchar, el formidable insurrecto, Marx, el viejo zorro, tenaz calumniador e inteligente catequista de Considerant y de Ricardo. Para él, el congreso de Berlín de 1919 no fundó sino hizo renacer la Asociación Internacional de Trabajadores, mientras que se enterraba la vieja internacional.” Con base en estas consideraciones, Valadés promovió la afiliación de la CGT a la AIT.

“... ningún estado, por democráticas que sean sus formas, incluso la república política más roja, popular, sólo es en el sentido mentiroso causando con el rubro de la representación del pueblo, no toda fuerza produce al pueblo lo que desea, es decir, la organización libre de sus propios intereses de abajo arriba, sin ninguna ingerencia tutelar o violencia arriba, porque todo estado, aun el más republicano y el más demócrata, incluso el estado seudo popular, inventando por el señor Marx no representa en su esencia nada más que el gobierno de las masas de arriba abajo por intermedio de una minoría intelectual, es decir, de los más privilegiados, de quien se pretende que comprenda y perciba mejor los intereses reales del pueblo que el pueblo mismo. Estado significa precisamente violencia, la dominación por la violencia, enmascarada si es posible y si es posible, franca y descarada”.48

Sobre las relaciones entre la AFL y los sindicatos cubanos, Estefanía indicó que en febrero de 1920 se había difundido un manifiesto de la COPA en el que se invitaba a un congreso panamericano que tendría lugar en la ciudad de México en junio de ese mismo año. Para este historiador, la única organización que aceptó la invitación fue la Federación de Torcedores de La Habana, dirigida por el reformista José Bravo Suárez, quien convocó a un congreso nacional para discutir esa invitación y eventualmente, enviar delegados a dicho congreso. Los anarquistas participaron en ese encuentro logrando echar abajo esa invitación y en su lugar se acordó enviar saludos a un Congreso de la Internacional Sindical Roja. Definió a Alfredo López, dirigente de la Federación Obrera de La Habana, como un anarquista, lo que demuestra el grado de influencia que dicha corriente alcanzó entre los trabajadores cubanos. 49

Juan Rico viajó a Cuba con el objeto de invitar a las organizaciones sindicales a que se incorporaran a la COPA, de reciente creación y durante su estancia en La Habana afirmó que esa agrupación era heterogénea, es decir, que había en sus filas elementos comunistas, socialistas, de otras tendencias, con el propósito de atraer la simpatía

de algunas agrupaciones antillanas, pero fracasó en su objetivo sobre todo por la influencia que los anarquistas tenían entre la clase trabajadora de esa nación.

Por su parte, Hobsbawm, afirmó que mientras a los campesinos la conciencia de clase les viene de afuera, en los obreros aparece espontáneamente en sus formas más elementales y así los más importantes movimientos sindicales han aparecido en las sociedades de capitalismo industrial, al igual que los partidos laboristas. “La conciencia socialista por la organización es pues un complemento esencial de la conciencia de la clase trabajadora. Pero no es automático ni inevitable, no es conciencia de clase en el sentido obvio en que lo es la conciencia sindical espontánea, ya sea en su forma moderada o reformista, tradeunionista, o en la forma políticamente menos estable y efectiva, radical y aún, revolucionaria”.50

Tanto la CROM como la CGT tuvieron en su seno importantes organizaciones y grupos campesinos. En el primer caso, existió en el Comité Central una Secretaría de Agricultura que se encargaba de tramitar las peticiones de tierras que presentaban los campesinos ante las autoridades agrarias, así como las relativas a la constitución de ejidos, pero a pesar del elevado número de afiliados, no pudo constituir una Federación Nacional. Dicha secretaría estuvo encabezada durante unos años por J. Lucino López, del estado de Zacatecas. En cambio, la GCT sí realizó un congreso nacional y organizó una Federación. En ambos casos, los campesinos eran educados políticamente por los obreros industriales quienes tenían una conciencia de clase más sólida y un elevado nivel de preparación. Como se refleja en el Comité Central, la casi totalidad de sus integrantes eran dirigentes sindicales y no campesinos. En el caso del Consejo Confederal, integrado también en su mayor parte por elementos sindicalistas, que representaban a los trabajadores urbanos, también había líderes campesinos e intelectuales pequeño burgueses que venían de su militancia en las Juventudes Comunistas y que realizaban una importante labor de agitación.

Solidaridad concreta hacia los anarquistas presos en los Estados Unidos.

En la Convención, Harry Weinberger, abogado de los presos políticos encabezados por Ricardo Flores Magón, pidió que la CROM dirigiera mensajes a las autoridades judiciales norteamericanas, exigiendo la libertad de los detenidos por lo que se acordó enviar solicitudes de ese

sentido también a los dirigentes de la AFL para que intercedieran por los presos políticos, así como al gobernador del estado de Texas.51

El abogado de los presos políticos anarquistas, mantuvo, durante el desempeñó de su encargo, una permanente comunicación tanto con Obregón como con Morones y otros políticos y funcionarios públicos, con el objeto de que todos ellos demandaran al Procurador General de Justicia y l gobernador del estado de Texas, la libertad de Ricardo Flores Magón y después se su muerte, del resto de los presos anarquistas. Weinberger hizo estas gestiones, haciendo a un lado las obvias diferencias políticas que había entre ellos, por lo menos con la aprobación tácita de los ácratas. Obregón hizo varios pedimentos en ese sentido pero se declaró incapaz de continuar con esas gestiones pues su gobierno no tenía reconocimiento por parte de los Estados Unidos, pero Morones sí intervino de una manera directa ante el gobernar texano e incluso pidió a sus representantes en los Estados Unidos que se unieran a esa solicitud de libertad.

Obregón realizó distintas gestiones diplomáticas y Políticas para lograr la liberación de Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, presos en Leavenhort, obedeciendo a una petición que le hizo la Cámara del Trabajo de Orizaba, afiliada a la CROM. 52, se dirigió al gobernador Neff para interceder también por la liberación de Jesús Rangel, Charles Cline, Jesús González, Abraham Cisneros, Pedro Perales y L. Vázquez, a iniciativa del abogado Harry Wienberger, quien indicó que el gobierno de los Estados Unidos no deseaban otorgarle el perdón a los detenidos. Este jurista expresó a Neff que la sentencia dictada contra esos revolucionarios“se había originado por el resentimiento que existía en aquella época en el estado de Texas en contra de los mexicanos”. Se puede concluir que Obregón realizó estas gestiones ante el gobernador Neff, con resultados negativos por lo que el presidente afirmó “que ya no insistiría sobre este particular con el mandatario texano”.

El señor S. Adel, secretario del Comité de Defensa de los presos políticos de Texas, informó a Obregón que se habían erogado hasta la fecha 4 mil dólares en gastos jurídicos y que ya no tenían recursos 51 Mensaje de Harry Weinberger, V Convención, Boletín número 3, septiembre de 1923 A CROM52 Carta de la Cámara del Trabajo de Orizaba a Álvaro Obregón, el 3 de marzo de 1921 AGN-oc.811.w.2

para seguir actuando por lo que le pidieron un reembolso de la cantidad gastada.53 Obregón contestó que este asunto debía tratarse en las oficinas del consulado de México, mostrando los documentos correspondientes a dichas erogaciones. Después, las legislaturas de los estados de San Luis Potosí, Durango, Zacatecas, Yucatán, Nuevo León Coahuila y Veracruz insistieron ante Obregón para que continuara solicitando la liberación de los detenidos.54 Obregón recibió muchas comunicaciones de organizaciones obreras en ese mismo sentido.

Weinberger reiteró ante Obregón que Ricardo “se estaba quedando ciego” y que ante las gestiones hechas ante el Procurador Daugherty éste le había contestado en forma negativa pues “se trataba de anarquistas bien conocidos en Estados Unidos, de pésimos antecedentes cuyo regreso a México traería muchas dificultades”.

También Morones efectuó gestiones similares ante ese alto funcionario con los mismos resultados pues “se trataba de individuos sumamente peligrosos, que siempre han tenido una continua lucha contra la ley y contra el gobierno. Se supone que castigándolos por corto tiempo en la Penitenciaría no les haría absolutamente efecto alguno y por lo tanto sería sumamente imprudente permitirles que regresaran a México, además, aún, deportándolos pudieran regresar fácilmente a los Estados Unidos.”55 Obregón se lamentó ante Morones no poder seguir insistiendo en este asunto en “virtud de la relación anómala en que se encuentran las relaciones entre los dos países”. Se opuso a una gestión que hizo la legislatura de Yucatán directamente al gobierno de los Estados Unidos afirmando que “ese poder exterior no reconocía a un gobierno y por lo tanto se exponía a un desaire”.56

Al conocerse en México el fallecimiento de Ricardo hubo una auténtica conmoción política y se multiplicaron las solicitudes a Obregón para que se repatriara su cadáver. Fue Weinberger quien, en una carta, le informó del deceso, junto con un recorte del periódico The New York Call y opinó que debía insistirse ahora en la liberación de Rivera.57

Obregón le dijo al abogado que en virtud de la situación anómala que prevalecía entre ambas naciones haría gestiones pero “en forma privada”. Weinberger insistió en la liberación de Rivera, en un oficio que le dirigió al presidente Harding. Después Obregón, a solicitud de la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras, acordó pagar el costo del traslado del cadáver de Ricardo que había sido de 1275 pesos.58 El Departamento de Estado se dirigió a la embajada de México en Estados Unidos para indicarle que la solicitud de clemencia a favor de Librado Rivera había sido contestada en forma desfavorable el 19 de

junio pasado59. En este contexto, se integró una comisión compuesta por Arturo Elías y Robert Haberman, la que se entrevistó con el gobernador del estado de Texas para demandarle autorizara la liberación de Jesús Rangel, Leandro Vázquez y demás compañeros, expresándoles este mandatario “que tenía la mejor impresión de esos detenidos pues han tenido una conducta intachable” por lo que se pensó que pronto serían liberados.

Al ser informado de la muerte de Ricardo Flores Magón, de una endocarditis, según la versión oficial de la prisión de Leavennhorth, Juan Rico, la puso en duda, concluyendo que en realidad, el dirigente anarquista había sido muerto a palos, es decir, asesinado. Ofreció algunos datos muy importantes: en el mes de noviembre se había presentado una protesta masiva de reos por la pésima calidad de la comida que recibían y por los malos tratos que les propinaban los carceleros. Que éstos habían llegado a la conclusión de que los instigadores de esos sucesos habían sido Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y otros cinco miembros de las IWW. Se acordó castigar a los culpables con siete días de bartolina, a pan y agua y un viaje diario a la columna. Esta consistía en atar a la víctima en un madero colocado en medio del patio y aplicarle una serie de azotes. A Flores Magón se le trató con dureza especial tanto que días hubo en que de la columna se le llevaba desmayado a la celda con las espaldas sangrantes y marcado en todas direcciones. El tormento aplicado a Ricardo concluyó el 14 de noviembre. Ni una sola vez se le hizo curación de modo que las heridas llagaron y se hicieron supuración”. A los pocos días murió Ricardo. De estos sucesos fue testigo José Sabás Guerra, ferrocarrilero, que recuperó su libertad.60

Por su parte, Guillermo Martínez, presidente de la Cámara del Trabajo, expresó a Eduardo Moneda “que no se entregaría el cadáver de Ricardo Flores Magón a ningún gobierno sino solamente a los trabajadores organizados.”61. Moneda contestó expresando que la CROM estaba dispuesta a realizar los trámites para traer los restos de Ricardo a nuestro país.62. En una extensa carta a Enrique (Flores Magón) al dirigente cromista le manifestó la necesidad de que se pusiera de acuerdo con la CGT, así como con las organizaciones ferrocarrileras pues todos estaban de acuerdo en que el cadáver de Ricardo no se entregara al gobierno. Dijo que sería conveniente formar un Comité que se encargara de la recaudación de fondos para sufragar los gastos del transporte del cuerpo y de los pasajes, cuando, menos de la compañera de Ricardo, María B. de Magón. “Este comité podría arreglar también, si lo estima conveniente, arreglar que el cadáver sea

detenido en las ciudades más importantes que vaya tocando en su viaje para que los trabajadores de esas localidades puedan hacer las manifestaciones que deseen”. A continuación expresó que las autoridades norteamericanas habían establecido como requisito para entregar los restos del líder anarquista en la frontera de Ciudad Juárez, que estuviera en una caja de metal herméticamente sellada que tenía un costo, el más barato, de 350 dólares o sea unos 800 pesos mexicanos, calculando que los gastos del traslado serían de unos 400 pesos. En resumen, Enrique dijo que se necesitaban unos 1500 pesos moneda nacional para cubrir todos sus gastos. “Sabéis también, que el gobierno obregonista, a iniciativa del político Antonio Díaz Soto y Gama hizo gestiones para que el cadáver de Ricardo les fuera entregado” y que en un principio María (la compañera de Ricardo) había aceptado tal pedimiento pero que después, por distintas presiones le dijeron que el cadáver se entregará directamente a los trabajadores organizados de México. En tanto, los obreros de Los Ángeles depositaron los restos del ácrata en una gaveta, en un cementerio local. “El cadáver fue originalmente embalsamado en Kansas, pero de manera tan mala que tuvo que volverse a embalsamar, pero el segundo no pudo hacerse por una duración muy larga como lo deseábamos y por lo mismo, se me informó, que el cadáver duraría solamente un mes en buen estado”. Enrique le expresó a Eduardo Moneda que el gobierno de Obregón podía interponer obstáculos para el traslado del cadáver de Ricardo y que de ser así, entonces se decretara una huelga general, en la cual los trabajadores ferrocarrileros podrían ser el factor decisivo pues ellos podrían paralizar al país.63

Moneda contestó, disgustado, a Enrique, diciéndole que mientras él aconsejaba que se pusieran de acuerdo las distintas organizaciones para realizar de una manera conjunta el citado traslado, ya las agrupaciones ferrocarrileras estaban preparándolo por su cuenta.64 En su respuesta, Enrique afirmó que la actitud de las organizaciones ferrocarrileras no fuera tomada como un insulto por parte de la CROM. Finalmente, la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras de la República Mexicana informó a la CROM que próximamente llegaría el cuerpo de Ricardo a la ciudad de México y que había expresado su viuda su negativa a entregarlo a los políticos por lo que sólo se pedía a la CROM que participara en una velada y en una manifestación.65

Después, el Comité Central se dirigió a la referida Confederación para indicarle que durante estos funerales “se habían presentado viejos prejuicios y otras demostraciones de radicalismo”, que se habían

cometido desórdenes, “lanzado bravatas de plazuela” que sólo desprestigiaban al obrerismo serio del país.66

El 18 de mayo de 1923, Enrique Flores pidió un apoyo económico para él, su esposa e hijos y recibió la cantidad de diez pesos. Con anterioridad, estuvo en Santa Ana Chiautempam, pero fuerzas militares le impidieron su presencia. El 22 de agosto el sindicato se suscribió por un año al periódico Solidaridad, órgano de las IWW.

Desde las páginas de Humanidad, se opusieron a las prédicas de Enrique Flores Magón quien estaba llamando a la formación de un frente único y a la unidad sindical. Por su parte, los anarquistas dijeron que esto no era posible pues las diferencias no eran de carácter personal sino ideológico, ya que mientras la CGT pugnaba por el anarquismo, la CROM lo hacía por la conquista del poder para los políticos. “La unidad, afirmaron, es una amenaza para el desarrollo de nuestras ideas libertarias vemos el peligro de una masa única, amorfa, híbrida y neutral”.67 Después precisaron que la CGT era una agrupación “muy especial pues propiamente no ha establecido una estructura, ha dejado todo a la espontaneidad y a la libertad de los trabajadores, ya que ni el Secretariado ni los comités ejercen alguna función disciplinaria”.

“Hoy sabemos que en la sociedad actual no deben existir partidos políticos sino clases, la clase trabajadora que da vida a esta sociedad y la que lo embellece más con su esfuerzo físico y moral, la que todo lo produce y vive en la más completa miseria y la clase capitalista que no produce nada y vive derrochando en orgías lo que nosotros con tanto sudor y sacrificio producimos. Los trabajadores más concientes de sus derechos abandonan todos los partidos para unirse a las filas de los sindicalistas porque saben que el sindicalismo es el único que lucha por el mejoramiento social y económico de la clase trabajadora, el único que lucha por la emancipación completa del proletariado. El sindicalismo se basta por sí solo para hacer la revolución social, necesitando únicamente poder confederarse todos los sindicatos en una organización de tendencias netamente libertarias como la CGT, formado de esa manera una sola y grande unión entre todo el proletariado mexicano, que ha de ser roca de granito frente a la que ha de estrellarse todas las armas de ataque de la clase capitalista. Todos los partidos sin distinción de nombre, combaten al sindicalismo y han tratado de destruirlo por todos los medios que están a su alcance, todos los partidos políticos con todas las mentiras, con todos los crímenes, no han hecho sino cargar la atmósfera social de ese fluido

eléctrico que ha de ser el que ha de dar fuerza al rayo revolucionario”.68

Después denunciaron a los políticos que dicen a los trabajadores que su emancipación está en la conquista de puestos públicos por medio de la acción política; “estos son, unos y otros, aliados del capital porque al fin y al cabo son lobos de la misma manada, con excesiva dosis de adormidera, conciben al sindicalismo como un medio de lucha y no como un fin para capacitar al obrero para el día de la transformación del sistema capitalista y hacer la sociedad de los productores libres, El sindicalismo, al mismo tiempo que es un medio de lucha debe ser también una escuela para educar a los obreros en sus respectivas industrias”.69 Para Torres, uno de los errores fundamentales del movimiento obrero era que se había encomendado su dirección a individuos diametralmente opuestos a las ideas emancipadoras y pensar que sólo había que confiarse en un simple aumento de salarios. Recordó que la Casa del Obrero Mundial había excluido absolutamente la intervención del estado y la acción de la política electoral en el seno de las organizaciones de trabajadores y que sólo bastaba la conciencia en la fuerza de la disciplina para emancipar a los trabajadores mediante el uso del método sindicalista, pero que desgraciadamente los trabajadores habían caído en manos de una docena de cobardes y claudicantes “que no tuvieron inconveniente en venderse al estado quien los colmó de honores y dineros”.70

En las acusaciones que se enderezaron contra José G. Escobedo, Rosendo Salazar y Carlos Balleza; de Escobedo dijeron que se había entrevistado con Adolfo de la Huerta en la que se había tratado la cuestión de unificar a la CGT y a la CROM, pidió dos pases anuales por ferrocarril y al gobernador del estado de Zacatecas también le pidió ayuda para publicar un periódico. Salazar salió de Talleres Gráficos de la Nación y “ahora anda en coqueteos con los políticos de todos los colores para conseguir empleos” y así consiguió el puesto de jefe de la Oficina de Agricultura del estado de Michoacán, después fue visitador de bienes raíces de la Secretaría de Hacienda, recibiendo de De la Huerta la cantidad de 300 pesos “por su lealtad”. En cambio, Balleza pidió cuatro pases por ferrocarril al gobierno del Distrito Federal y los vendió a varios compañeros y siendo dirigente del sindicato de la fábrica “La Aurrera”, cobró 5 pesos por “atender un asunto de un compañero”.71

Las diferencias en la CGT, de parte de estos elementos, no eran de carácter estratégico pero sí revelaban una frustración sobre una política de enfrentamiento sistemático y constante, sino obedecían a cuestiones menores, sobre todo de parte de Salazar y Escobedo, que en estricto sentido no podían ser acusados de enriquecimiento porque tenían una vida personal y familiar muy austera, como ocurría con el resto de los dirigentes anarquistas que no habían utilizado sus puestos para acumular fortunas, ni para detentar privilegios. Resultó sorprendente su firme actitud antigobiernista, que impedía incluso la realización de algunas gestiones elementales, de carácter administrativo, que no ponían en riesgo la autonomía de clase de los sindicatos. Además, la simpatía hacia Adolfo de la Huerta tenía una razón de ser pues durante su periodo como gobernador en el estado de Sonora había creado una Cámara del Trabajo, que había funcionado como un parlamento para resolver los conflictos obrero patronales y aún siendo presidente interino también apoyó varios movimientos de huelga. Pero los rígidos criterios antiestatistas impedían a los anarquistas tradicionales aprovechar esas particularidades para avanzar en la conquista de sus demandas.

J. García criticó la elección de Wolstano Pineda, como dirigente de la CGT durante el IX Congreso, afirmando que había pronunciado discursos a favor del candidato presidencial general Ángel Flores en los años de 1923 y 1924 y que había lanzado acusaciones calumniosas contra Ciro Mendoza, que habían favorecido a la policía. Señaló que en ese congreso habían triunfado los “comunistas sindicales” a los cuales no les interesaban los problemas de los trabajadores.72

Pioquinto Roldan hizo notar que el gobernador de la ciudad de México, Celestino Gasca había apoyado la huelga de chóferes porque estaba dirigido por elementos de la CROM que perseguían objetivos políticos y en cambio reprimió la huelga de tranviarios y la de electricistas que tenían propósitos morales y económicos. “Claro que los políticos o el grupo amarillo que se coló en la huelga de chóferes, no podía centrar la inmediata necesidad del triunfo de sus peticiones que motivaron su movimiento y el triunfo de su huelga significó la derrota del grupo amarillo”. 73

Como era lógico, la política de Celestino Gasca, en su calidad del gobernador del Distrito Federal, designado por Obregón tomando en cuenta no sólo su pertenencia a la CROM sino también sus méritos militares, durante la rebelión de Agua Prieta, fue de apoyo y estímulo

a los sindicatos afiliados a la central moronista y de contención y hasta de represión a las agrupaciones adheridas a la CGT. Gasca quedó atrapado en su doble función de funcionario público, por un lado, que debía impartir garantías a todos los trabajadores independientemente de sus filiaciones o ideológicas sindicales y su papel de miembro importante del grupo Acción.

El conflicto político con Obregón

El Comité Ejecutivo de la CGT, al referirse a la represión que sufrieran los trabajadores de hilados y tejidos en la municipalidad de San Ángel, reaccionó en forma violenta contra Obregón afirmando que su gobierno era idéntico al del autócrata Porfirio Díaz. Denunció el secuestro de Hilario Márquez, dirigente de la Federación de Hilados y Tejidos. “La hiena se cubrió de sangre generosa, sangre de obreros, sangre de mártires y nuevas víctimas inmoladas en aras de la libertad y la soldadesca, ebria de crímenes, se ensañó contra hombres, mujeres, ancianos y niños indefensos, un laurel más para la corona de los liberticidas”. Sabemos que nos quieren aprisionar en un círculo de hierro, se pretende destruirnos como organización de clase, se nos ataca a mansalva y se intenta acallar nuestras ansias libertarias con el fuego, restringiendo la circulación de nuestros periódicos”.74 Por su parte, la Unión de Carpinteros protestó contra esa clase de atentados ya que con esa actuación el gobierno se mostraba partidario de la burguesía y se lamentaba que Obregón se decidiera defender a las clases propietarias.75 En cuanto al sindicato de Inquilinos se manifestó en contra del empleo de frases injuriosas en contra de Obregón, pero se protestaba en contra de las agresiones a los trabajadores y se quejó también de que el sindicato sufría persecución y terror.76

La dirección del sindicato de Panaderos se deslindó de los ataques lanzados contra Obregón. Similar actitud manifestó el sindicato de obreros de Guadalupe que se expresó satisfecho por la obra del divisionario sonorense a favor de las clases laborantes.77 La protesta de la CGT fue originada por el asesinato de Florentino Ramos, “a manos de los esbirros del gobierno del Distrito Federal”. Desde luego, el PCM protestó por esas agresiones agregando que se necesitaba aplicar un justo castigo a los culpables y que no se repitieran sucesos de esa naturaleza.78 Obregón reiteró su posición de que se investigaran esos sucesos con mucho cuidado comprometiéndose que se castigaría a los responsables.79 Después en una carta firmada por Rosendo Gómez Lorenzo y Manuel Díaz Ramírez, del PCM se expresó que ellos tenían diferencias radicales con Obregón y a la vez ratificaban su

protesta contra los responsables directos de los sucesos de San Ángel y al final concluyeron que si Obregón tenía la finalidad de cumplir y hacer cumplir las leyes, se trataba de leyes burguesas “por lo que no vacilamos en apartarnos de ellas”.80 La respuesta de la CGT fue desde luego más enérgica y directa, pues implicó la censura del gobierno de Obregón por la represión de la pasada huelga ferrocarrilera, la matanza de varios campesinos en diversos estados del país, la expulsión de los extranjeros, por el encarcelamiento de muchos obreros, y las restricciones al periódico Vía Libre.

“Nosotros no imploramos vuestra ayuda. Dejadnos continuar nuestras luchas, sin compromisos ni humillaciones o atropellándonos si queréis. No pedimos ayuda alguna porque no queremos manchar nuestra bandera acostumbrados a todos los vendavales, poniéndonos al amparo de vuestras leyes y de vuestras instituciones. La CGT no es una organización política: es rebelde, antiestatal y libertaria. No predica la paz y la armonía entre lobos y ovejas, estos es, entre verdugos y víctimas, entre explotadores y explotados, entre capitalistas y obreros”. 81

Obregón al contestar la carta de a CGT dijo que había en ella un error fundamental pues si de lo que se trataba era de impugnar la forma de gobierno imperante en México, eso debía haberse planteado en la manifestación.82 La dirección del PCM se solidarizó con la CGT haciendo a un lado las diferencias que tenía con ella, acusaron a Celestino Gasca de ser el causante directo del crimen de Florentino Ramos. Le increparon a Obregón de que a pesar de su lenguaje obrerista seguía la policía disolviendo las manifestaciones pacíficas y que por razones de principio estaban en contra de su gobierno “en la medida en que daba cabida a los explotadores del proletariado por parte de la burguesía. Hasta hoy, señor presidente, el gobierno que usted preside no ha dejado de estar con los burgueses, Quiere esto decir que no ha dejado de estar contra los trabajadores”.indicando que los sindicalistas, anarquistas y comunistas, estaban expuestos por igual a la represión”. 83 Después Obregón recibió un aviso en el sentido de que los sindicatos rojos no “descansarían hasta la destrucción del gobierno”.84 Ordenó al general Pedro J. Almada, inspector general de Policía, la “necesidad de que vigilara a esos elementos”.

La dirección de la CGT tenía una concepción clásica y homogénea del gobierno de Obregón, es decir, derivada directamente de las tesis del anarquismo, que consideraba a todos los gobiernos como enemigos de los trabajadores y por lo tanto había que combatirlos sin dar o esperar

cuartel de ellos, con todos los recursos disponibles. No se podía esperar de aquellos sino una conducta represiva permanente y prueba de ellos fueron los acontecimientos de San Ángel en que murió, a causa de los ataques de la policía, un obrero. Estos hechos agudizaron las diferencias que existían entre la CGT y el presidente de la República pero a la vez produjo un conflicto en el interior de la organización anarquista, pues varios dirigentes consideraron que había sido estéril la línea de confrontación constante con el aparato estatal pues en esas condiciones muchos movimientos de huelga se habían perdido y en cambio había triunfado otros promovidos, con diferente táctica, por parte de la CROM. Por otro lado, estaba la alianza entre la CROM y el gobierno de Obregón y la colaboración de Celestino Gasca en su calidad de gobernador del Distrito Federal para defender los intereses de los sindicatos de la CROM. Ello comprobó la existencia de posturas irreductibles de unos y de otros, que condujeron incluso hacia el estallido de la violencia, en la zona fabril del Valle de México, por la conquista de la representación social de los trabajadores.

Araiza fue quien pronunció un incendiario discurso el 23 de octubre en el que reprobó a Gasca el asesinato del obrero Florentino Ramos. “Que vil y canalla tu disposición de gobernante de mandar a tus cosacos con la consigna de asesinar a tus hermanos, fíjate bien, a tus hermanos, jamás te podremos llamar en lo sucesivo compañero Gasca porque con el crimen que has cometido, te has consagrado como un asesino del pueblo, que decepción y que beneficioso desengaño para los idealistas que rechazamos la intromisión de la acción múltiple, cuánta razón teníamos al asegurar que el hombre que llega al poder público se convierte en un vulgar claudicante de sus principios, olvida su origen y su doctrina y se transforma en uno de los verdugos de la clase obrera y campesina, qué odioso resulta, qué penoso constatar que la política electoral pervierte al hombre, lo separa, lo aparta del contacto con las masas, del diálogo, de la camaradería, de la fraternidad y de la solidaridad”.85

Sagitario atacó en forma reiterada a Celestino Gasca, a quien acusó de reprimir a los trabajadores miembros de la CGT, asaltos a sus locales en el Distrito Federal “dado que la CGT es la única organización obrera de principios revolucionarios que existe en México”. 86 Por su parte, el Comité Pro Unificación Obrera acusó a la CROM de estar propiciando la división entre los trabajadores de la fábrica La Magdalena al introducir a 17 personas que hacían labor para que el sindicato dejara la CGT y se pasaron a la CROM. Los cegetistas expulsaron a estos judas pero después la policía, siguiendo instrucciones de Gasca, los reinstaló

afirmando que la minoría tiene derecho a trabajar y a actuar en el seno de los sindicatos. Este Comité distinguió entre los trabajadores de base de la CROM y los líderes de esa central obrera, contra los cuales lanzaron violentas críticas.87 Pero otros grupos no hacían ninguna distinción, como la Federación local de la CGT en Monterrey que de plano dijo que “somos enemigos de la CROM y de la política” lanzando contra la dirección de la central muchas acusaciones, especialmente contra Morones, Treviño y Gasca. Dijeron que la CROM y el Partido Laborista “representaban la reacción con carácter obrerista, como apéndice del capitalismo, que amenazaba destruir a todas las organizaciones rebeldes”.88

En la entrevista que Gasca tuviera con los periodistas sobre estos importantes acontecimientos políticos se suscitó el siguiente diálogo:

Pregunta: ¿Es verdad qué Obregón, Calles y el resto de los líderes políticos tratan de implantar en México a los líderes bolcheviques?

Respuesta: “Esa es una notoria injusticia. Sin embargo, si por bolchevismo se entiende hacer justicia a ricos y pobres, de la misma manera, con el mismo rasero, los mencionados líderes serán entonces bolcheviques. Pero no, lo que acontece es que a los hombres en todas las naciones del mundo, no sólo en México y en Estados Unidos, no se les mide por su inteligencia, por su valor social e intelectual sino por su valer social.”

Pregunta: ¿Como está organizado el proletariado en México?

Respuesta: “Antes de la Revolución de 1910 no se habían importado aún al país las ideas socialistas científicas marxistas. Importando esta teoría los obreros abandonaron su organización a base de mutualismo y prefirieron la sindicalista, por la cual no buscan otra cosa que su mejoramiento moral, económico e intelectual.”

Pregunta: ¿Los obreros mexicanos tienen imbuidas ideas bolcheviques?

Respuesta: “El bolchevismo no es otra cosa que el anarquismo. El anarquismo no traerá ni individual ni colectivamente, el mejoramiento intelectual moral y económico que los obreros mexicanos persiguen y no ideales, esto a nuestro proletariado, claro esta, que no profesan

ideas marxistas. Buscan su emancipación, en verdad, pero dentro de un gobierno netamente democrático, no bolchevique.”

Pregunta. ¿Y de la poderosa organización bolchevique en México, qué se sirve usted decirnos?

Respuesta: “Si esa organización poderosa bolchevique existiese no estarían ustedes platicando conmigo. No señores periodistas, el bolchevismo en México no existe y menos aún organizado, esa afirmación de que existe es sólo el espantapájaros de que se valen los industriales para atacar al gobierno y evitar que ayuden a los necesitados obreros.

Pregunta: ¿El general Alvarado y usted son de ideas bolcheviques?

Respuesta: “Ni el Secretario de Hacienda ni yo tenemos tales tendencias porque tanto el como yo estamos inspirados en ideales de justicia para todos los componentes de la sociedad y nada más.”

En el mes de octubre de 1922 un grupo de obreros pertenecientes a la CGT efectuaban una manifestación en San Ángel en donde fueron reprimidos por la fuerza pública, siendo gobernador del Distrito Federal, el general Celestino Gasca. Con ese motivo, la dirección de la CGT envió una carta al presidente Obregón en la que desde luego protestaban por ese hecho. En el texto de la misiva se decía que el gobierno era socialdemocrático, enemigo del proletariado, como son todos los gobiernos, ya sean conservadores o socialistas. La sola palabra gobierno significa abuso, concluyeron los anarquistas. Le recriminaron a Obregón la represión lanzada en contra de los trabajadores ferrocarrileros, efectuar matanzas colectivas de obreros y de campesinos en varias regiones del país y expulsión de extranjeros. “Y no nos cuenta el ejecutivo el apoyo que presta a un grupo de directores de una organización política, la CROM. Nosotros sabemos y con nosotros un numeroso grupo de obreros del país que este grupo está integrado por claudicantes, oportunistas que pretenden aniquilarnos y dividirnos. Esto no lo decimos por lo que hace a nosotros sino por la significación que tiene en el sentido de lo que se busca, que es destruir al movimiento obrero genuinamente rebelde. En las huelgas de importancia, desligadas de toda intención política, o sea, las nuestras, los individuos citados emplean la denuncia y hasta el cohecho, siempre con la mira dolosa de parecerse a la acción de los trabajadores quienes no comulgan con sus componendas bastardas.” 89

La Unión de Carpinteros precisó, a Obregón, que si bien durante el mitin de San Ángel que fuera disuelto por la policía, se habían expresado frases enérgicas y candentes, que habían causado la molestia del presidente, ello se había debido al descontento existente pues no se hacia justicia a los pobres y por la corrupción imperante de “parte del oro burgués”. 90 Por su parte, la Federación Obrera de Hilados y Tejidos, encabezada por Enrique Lara constató que el gobierno federal si amparaba y defendía los intereses de las clases laborantes de la cual estamos satisfechos”. 91 La sección local del PCM asentó su más enérgica protesta por el atropello de los obreros de San Ángel exigiéndole a Obregón que no se repitiera un suceso como ese.

La dirección de la CGT fue al fondo de las impugnaciones a Obregón pues dijo que “que no hay, no puede haber gobiernos buenos. La sola palabra gobierno significa abuso. Sin ir más lejos, a través de las reivindicaciones proletarias, no veían nada en este gobierno”. Acusaron al presidente, por el contrario, de presidir un régimen represivo el cual mataba y encarcelaba a muchos obreros y campesinos. Dijeron que la llamada simpatía de Obregón hacia las clases laborantes no se había podido manifestar y por lo tanto, la ponían en duda. 92

En una misiva de 8 de noviembre, por su parte, el PCM afirmó que era usual que la montada disolviera a sablazos y a tiros “nuestras manifestaciones pacíficas”. Señaló que no existía democracia ni libertad en abstracto sino en forma concreta y repudió la farsa electoral “del sufragio universal por ser ocultadora de la existente dictadura burguesa, la cual debe ser lugar de la dictadura revolucionaria de la clase obrera” señalando que en el marco de las relaciones sociales existía “un antagonismo profundo de las clases en pugna. La neutralidad no existe, asentaron, por lo que llamaron a Obregón para que se definiera a favor o en contra de los trabajadores.93 Obregón contestó, diciendo que él no deseaba, ni tenía tiempo para entrar en polémicas con los comunistas, que él respetaba todos los credos políticos, religiosos y sociales y que impartía garantías para todos por igual.94

La dirección de la CROM siempre censuró los esfuerzos que se hacían sobre todo de parte de los comunistas, para constituir el Frente Único de los Trabajadores. De una manera particular expresaba un gran rechazo a la CGT. Dijo: “La CGT carece de principios científicos y de orientación filosófica, se apartó de los lineamientos generales seguidos

por el movimiento obrero en todo el mundo. Se fundó en septiembre de 1921 con el propósito de quitarle la dirección de los sindicatos obreros a la CROM. Con delirante e inclasificado romanticismo, declaró que la única forma de solucionar los complejísimos problemas sociales de México, era controlar la dirección de todas las empresas industriales, sobre la base de la administración comunista, designando comités para la ejecución de estos actos: declaró igualmente que, para su organización, consideraba a los gobiernos de todo el mundo como simples instrumentos del capitalismo y que por consecuencia la CGT rechazaba de hecho y por principios toda la influencia del poder público mexicano”.

En este artículo se criticó a los líderes de la CGT de no ser consecuentes con los principios que preconizan, de haberse entregado al poder público, de haber traficado con los conflictos obrero patronales. Después asentó el articulista que la Federación Sindical de Trabajadores del Distrito Federal no era propiamente una organización obrera sino un aparato creado por Emilio Portes Gil.95

Se indicó que en el caso de la fábrica La Magdalena, la CROM había comprado a 17 individuos- judas que nunca faltan- a efecto de que hicieran una labor divisionista provocando un cisma entre los hilanderos. “Afortunadamente los compañeros de la Magdalena descubrieron a tiempo la maniobra y expulsaron del sindicato y de la fábrica a los citados elementos. La negociación estuvo de acuerdo y no puso dificultades, pero los malos líderes de la CROM, que contaban con el apoyo de los gobernantes del Distrito Federal, lograron por la fuerza de las armas que se reinstalaran a los vendidos “esgrimiendo el argumento de que la minoría en un sindicato o en una empresa tenía derecho a trabajar, la Federación Obrera del Ramo Textil se opuso a ello y exigió su expulsión definitiva. Los dirigentes de la Federación hicieron un llamado a los miembros de base de la CROM para unificarse por encima de los líderes “aventureros políticos que se han encaramado en los puestos que ocupan subiendo sobre montañas de cadáveres, sobre miles de trabajadores, que han caído en la lucha contra el capital opresor” y los invitaba a protestar contra quienes habían hecho de la CROM “una organización fascista destinada a combatir a los sindicatos independientes, en colaboración estrecha con las autoridades reaccionarias”.96 Después se publicó un manifiesto en el que se observó que se había producido un enfrentamiento entre los gendarmes y los trabajadores, siendo detenido un grupo de ellos, por lo que se demandó su libertad.97

“La sangre dejada en las piedras de San Ángel es un estigma para la CROM y para el gobierno laborista de Calles, el guardián del petróleo de los judíos neoyorquinos y de los grandes propietarios, herederos directos de Hernán Cortés. La roja sangre de los parias dejada en los yerbales es la respuesta a las hipócritas lágrimas y juramentos vertidos por el nuevo dictador, ante la tumba del viejo agrarista de Morelos”. 98

En el mes de marzo de 1922, en la ciudad de Guadalajara, se realizó una manifestación en la que participaron grupos de la CGT, de la unión de Trabajadores del Hierro, del Partido Socialista Revolucionario para exigir una reducción del 50 % en el pago de los inquilinos. Pero esos grupos se enfrentaron con un grupo de obreros católicos que salían de efectuar nos ejercicios espirituales y que se enfrentaron entre sí, con un saldo de varios muertos y heridos. 99 Según Romero, la creación del Sindicato Revolucionario de Inquilinos de Guadalajara es “parte del movimiento inquilinario nacional y corresponde a la aplicación de los acuerdos adoptados por el congreso de la CGT. Dicho sindicato se planteó la resistencia a los propietarios de casas habitación, tratando de forzarlos a rebajar las rentas, reparar las viviendas, higienizarlas y abolir contratos y fianzas que se habían venido imponiendo, desaparecer el sistema rentista y constituir una colonia comunista. Su principal instrumento de lucha fue la huelga que consistía en que cada miembro del sindicato dejaba de pagar las rentas hasta que los propietarios convinieran un contrato colectivo con el sindicato.

Vito Alessio Robles se refirió ampliamente a la huelga de tranviarios que hubo en la ciudad de México en febrero de 1923 y a la matanza que se produjo por parte de las fuerzas del orden. Afirma que el presidente Obregón primero apoyó a la CROM para que se apoderara de la dirección de ese sindicato, que pertenecía a la CGT, y que al no lograrlo optó por una solución represiva, ya que Obregón había dicho que él impartiría seguridad a todos los trabajadores que quisieran laborar. Obregón dijo además que los obreros habían sobrepasado los límites de la prudencia y habían acotado la del gobierno. El responsable de la masacre fue el general Arnulfo R. Gómez, jefe de la guarnición de la plaza en la ciudad de México.100

Robles le increpó a Gómez en estos términos “Yo, sé que usted antes de ser soldado fue obrero y sé que como revolucionario siempre ha sido un paladín de la causa de los obreros. La revolución no puede mancharse con el asesinato de obreros. La revolución y los soldados de la revolución no pueden imitar a los soldados que ejecutaron las

matanzas de Río Blanco, que han sido por todos los revolucionarios sinceros. Usted no puede manchar sus antecedentes de soldado revolucionario con ejecuciones de obreros”.

El general Gómez le contestó: “Pero usted sabe que la misión del ejército es la de dar garantías a la sociedad y los huelguistas agredieron a los soldados y han gritado muera el ejército y muera el presidente. Es preciso castigar a los responsables”.

En 1923 Lozano se encontraba en la región de Puebla atendiendo una serie de problemas y dificultades que existían en el seno de la Confederación Sindicalista. Estuvo investigando, por ejemplo, la situación en que se encontraban las haciendas de la zona con el objeto de localizar una que sirviera para construir viviendas para los obreros sin trabajo. Encontró que estaba disponible la de El Cristo pero que sólo podía asentar a 60 jefes de familia, mientras había 2533 solicitantes, entre hombres y mujeres.101 Pero también fue a frenar una escisión que había surgido en el interior de esa importante organización y también con esa misma finalidad se encontraba Eulalio Martínez. Ambos visitaron la región de Atlixco en donde comprobaron que las agrupaciones sindicales atravesaban por una situación difícil pues los industriales estaban utilizando a los trabajadores libres “para entorpecer el trabajo de las agrupaciones ya existentes”. Pidió ayuda al Comité Central para que enviara un delegado especial, que permaneciera en la zona por espacio de dos meses con el objeto de ayudar a las labores de afiliación y de reestructuración. Había una serie de problemas con motivo de la disminución de la producción textil. El panorama estaba de la siguiente manera: el número de trabajadores de las fábricas textiles del estado de Puebla era de 13,075 y con motivo de la reducción de la producción había 1824 y de ellos la mayoría eran jefes de hogar.102

A su vez, Martínez había participado en varias reuniones sindicales en la ciudad de Puebla, así como en el seno de la Federación Regional de Atlixco por lo que indicó en una carta dirigida a Moneda que las diferencias existentes eran de tipo personalista y no ideológico y por ocupar puestos públicos, También informó que se había realizado una asamblea con los sin trabajo con el objeto de examinar con ellos la propuesta de crear las colonias obreras.103 El Comité Central hizo gestiones ante el presidente de la República para que se acelerara el reparto de tierras y para ello pidió a Lozano que creara una cooperativa debidamente protocolizada ante notario público.104 En ese momento se presentó un litigio en contra de los latifundistas españoles

y el gobierno federal dio los primeros pasos para entregar tierra a los ejidos. Mientras tanto, el Consejo Confederal de la Sindicalista acordó emitir un punto de apoyo al presidente “por la actitud asumida ante los latifundistas ibéricos y por el acatamiento a las leyes agrarias del país”.105 Después Martínez se trasladó a la región de Atlixco con el objeto de ayudar a la solución de los problemas de las fábricas de el Volcán y de Metepec. De ésta dijo: “que la mayoría de los trabajadores pertenecen a las agrupaciones libres; en este centro la propaganda católica ha sentado sus reales, los camaradas libres ostentan en su pecho el distintivo de fascistas; las autoridades civiles y militares están de acuerdo con los industriales y el clero apoya de una manera franca a la Unión (sindicato que agrupaba a los libres) y obstruccionan a los nuestros”. Se inclinó por realizar un mitin en las puertas de Metepec con el propósito de orientar a los trabajadores sobre los fines políticos y sociales que perseguía la CROM.106 A pesar de las gestiones y acercamientos realizados por Lozano y Martínez, siguieron los problemas en el seno de la Sindicalista pues el sindicato de San Juan Amandi no reconoció los nombramientos de los secretarios del exterior, de agricultura y el tesorero, retirando, además, el pago de sus cuotas.

En realidad, como lo reconoció Martínez, el citado sindicato buscaba separarse de la CROM para incorporarse a la CGT, a la vez que informó que existía una intensa labor de parte de los anarquistas los cuales difundían toda clase de versiones, como la de que los cromistas se oponían a las huelgas y que eran elementos vendidos al gobierno. Ante ellos, Amado Morales señaló que esos ataques eran infundados porque los líderes cromistas no disponían de dinero para realizar su trabajo y que incluso había amenazas de huelga en contra de ellos. La situación se complicó pues ante la ofensiva de los ácratas “el Comité Central retiró de la zona a Martínez y a Lozano, prometiendo a los sindicatos regionales que los seguirían apoyando. Gracias a la labor de Barbosa y Morales, los problemas en el consejo Confederal se fueron atenuando.107 Lozano insistió en que las dificultades que existían en la fábrica de Metepec se debían a que el sindicato no tenía la suficiente fuerza como para imponerse a los patrones, los cuales seguían despidiendo trabajadores. Pero había un problema, pues Lozano era inspector del trabajo, de la secretaria de Industria, y por lo tanto no podía intervenir oficialmente en los mítines que él consideraba necesarios “para levantar la moral de los trabajadores.” 108

En marzo de 1923, el grupo Hermanos Rojos, el grupo Casa del Obrero Mundial y el Local Comunista, de la ciudad y puerto de Tampico se

afiliaron a la CGT “por llenar la aspiración del proletariado, en donde están adheridas la mayoría de las sociedades obreras y campesinas que luchan por la emancipación social”, asegurando que se proponían crear una Federación Local. Señalando que la CGT venía a ocupar el sitio “que indebidamente había ocupado la CROM”.109

El Grupo Hermanos Rojos, se deslindó de las posiciones de Enrique Flores Magón. Precisó algunos conceptos contra él, Fernando Ríos, de Tampico quien dijo que Flores Magón no era un sincero anarquista porque estaba cooperando con los bolchevikis del estado de Veracruz. Lo acusó de estar en abierta cooperación con los comunistas que deseaban trabajar con los líderes de la CROM. También plantearon que los dirigentes de la CROM, Yúdico, Gutiérrez y Rico habían vendido la huelga de la Liga de Ferrocarrileros de la Península, mientras Carrillo Puerto mostró tener una conducta honesta. Esta actitud contrastaba con la de la mayoría de los funcionarios públicos quienes vivían del presupuesto como “zánganos”.110

Al referirse a la CROM afirman que la mayoría de los sindicatos son más bien comités y éstos realizan funciones de estado y gozan de muchas canonjías gubernamentales y que sus dirigentes son más bien empleados del gobierno. En el puerto de Tampico se escenificaron encuentros muy frecuentes entre cegetistas y cromistas teniendo éstos su base entre los electricistas y tranviarios que aprovechando la ignorancia que pesa sobre nuestra sufrida clase y se puso como ejemplo a los trabajadores de El Águila que se organizaron al margen de la Vaqueta.111

“La CROM no es una organización obrera sino una pieza del engranaje de esa enorme maquinaria de opresión que se llama Estado. Como tal está, no solamente en su deseo sino en su deber actuar como actor. En cuanto a la táctica del frente único, impulsada por los comunistas también era desdeñada por la CGT pues consideraba que sólo significaba debilidad de aquellos que sembraban tales ideas”. 112

En efecto, Enrique Flores Magón incurrió en dos debilidades básicas: se acercó a los dirigentes de la CROM con el objeto de solicitarles recursos económicos para mantener a su familia y para editar un periódico obrero y después coincidió con los dirigentes del Local Comunista de Veracruz, en donde habían militado Proal, Galván, Almanza, Díaz Ramírez y que habían transitado hacia las posiciones de la Tercera Internacional. En esas condiciones se declararon a favor de la aplicación de la línea del frente único, es decir, de trabajar en el

seno de los sindicatos de la CROM para influir en ellos, táctica inadmisible para los anarquistas ortodoxos quienes condenaron la conducta del hermano de Ricardo. Pero en realidad, en ese momento, el grupo Hermanos Rojos ya era muy pequeño, no representativo de los trabajadores de Tampico pues se había separado de el grupo encabezado por Treviño y se había incorporado a la CROM. De todas maneras, esa postura era concordante con la línea estratégica y táctica asumida por la CGT.

Esta actitud de rechazar abiertamente la táctica del frente único, es decir, de trabajar en forma unificada con los reformistas y los comunistas era consecuente con las grandes directrices que había aprobado la AIT que preconizaba la pureza, la ortodoxia en la línea de acción de los anarquistas los cuales no deberían confundirse con ninguna otra corriente sindical. No encontraban ninguna similitud, ninguna coincidencia, con ellas pues decían que el diseño de la sociedad del futuro que cada una de ellas enarbolaba era muy diferente y que por lo tanto una conducta de acción coordinada sólo podía generar confusión y desorientación entre los trabajadores. Por ello se mantuvieron equidistantes y contrapuestos con respecto a los grupos que les disputaban la dirección del movimiento sindical.

Por ejemplo, en el mes de diciembre, el secretariado de la Asociación Internacional de Trabajadores señaló que había el riesgo de que se infiltrara en América Latina “el veneno de las ideas autoritarias” señalando que Gompers representaba las tendencias reformistas y que era parte integrante del mundo capitalista de los Estados Unidos, cuyos intereses han tenido en cuenta durante la guerra “mejor que ninguna otra institución de la sociedad burguesa,” en abierta referencia a la AFL. Indicó que “el avance de los sindicatos gomperianos en América Latina aumentará nuestra dependencia y hará más firmes los lazos de vuestra servidumbre, al mismo tiempo, el sueño de la plutocracia norteamericana de transformar a México y a América Central en colonias del capital de los Estados Unidos, será fomentado y su camino será allanado”.113

Los dos pilares básicos de la AIT en América Latina eran la FORA en Argentina y la CGT en México ya que el resto de sus agrupaciones afiliadas eran en realidad muy pequeñas pues se trataba de débiles grupos que se encargaban sobre todo de la difusión de las ideas libertarias. En estas condiciones, no había la posibilidad de constituir una organización obrera latinoamericana anarquista que pudiera contrarrestar la influencia de la AFL, la que por otra parte, tampoco

tenía interés en acrecentar su influencia entre los trabajadores del resto del continente. Se comprobó que, en efecto, los líderes de la central norteamericana no tenían como objetivo el fortalecimiento de la COPA, es decir, desdeñaban las luchas de los obreros que había al sur del Río Bravo, con excepción de la CROM, con quien establecieron una relación privilegiada, de carácter estratégico. Por otro lado, tampoco la central mexicana realizó actividades tendientes a incrementar su presencia en el resto del continente. En rigor, la AFL trató siempre de evitar la presencia en nuestro hemisferio, tanto de la Internacional de Ámsterdam como de la Sindical Roja, aplicando una variante de la Doctrina Monroe para el movimiento obrero, pero no creó una organización que les hiciera un efectivo contrapeso. Existió entonces un gran vacío en nuestra región que sólo los comunistas llenarían después.

Abad fungió, de hecho, como un representante permanente de la CGT ante el Comité Ejecutivo de la AIT, pues por sus antecedentes era la personalidad en la que más confiaban, además, entre otras razones, porque era español y hablaba la lengua castellana. Este militante había estado vinculado al movimiento anarquista desde la época de los hermanos Flores Magón, después acrecentó sus vínculos con Bernal, quien se convirtió en un heredero y continuador intelectual del magonismo, tenía un gran conocimiento de esas luchas e incluso se comprometió a redactar un libro sobre la historia del anarquismo en nuestro país. De una manera particular entabló una estrecha vinculación con José C. Valadés, del Consejo Confederal de la central anarquista, a quien le unieron también preocupaciones de carácter historiográfico. En virtud de que la CGT no podía enviar delegados a los congresos que la AIT realizaba en ciudades europeas, Santillán recibió un nombramiento como representante de la CGT ante esos encuentros.

Lucha abierta y descarnada entre cromistas y anarquistas

Para De Gortari Rabiela, el conflicto contra la compañía El Águila, desatado por un sindicato afiliado a la CROM tuvo una gran trascendencia no sólo en el terreno petrolero sino también en el ámbito diplomático. La lucha se inició con la formación del Sindicato de Obreros y Empleados de la compañía El Águila el cual se incorporó a esa central obrera. La primera acción que promovió fue una protesta contra el maltrato de los jefes extranjeros en contra de los trabajadores mexicanos. La empresa procedió entonces a despedir a 409 miembros del sindicato, entablándose pláticas en las cuales

aquélla aceptaba algunas peticiones de carácter económico, pero negaba el reconocimiento jurídico de la organización gremial y así estalló la huelga del 22 de marzo de 1924. La huelga se extendió a otros campos petroleros, contra la Corona y otras compañías subsidiarias pero después decayó el entusiasmo y la dirección de la CROM aceptó que la empresa discrecionalmente despidiera a los trabajadores que considerara convenientes, distinguiendo entre los trabajadores transitorios de los permanentes, lo que motivó el rompimiento del sindicato con la CROM, pero a pesar de ello, nos dice esta historiadora, la CROM siguió respaldando ese movimiento. Desde luego, el triunfo de la huelga por medio del cual se reconoció la personalidad jurídica del sindicato.

Había dos sindicatos en las instalaciones de El Águila en Minatitlán, uno adherido a la CGT y otro perteneciente a la CROM y Calles declaró lícita la huelga lo cual benefició al Sindicato Único de Petroleros y Empleados de la Huasteca, habiendo logrado la reinstalación de 600 trabajadores y el pago de indemnizaciones de otros. En septiembre de 1925 estalló otro conflicto y ante la negativa de la Compañía para aceptar la demanda del sindicato (Liga de Agrupaciones Obreras de Minatitlán) se organizó un boicot y después de 53 días de paralización de labores, la junta de Conciliación y Arbitraje impuso a la empresa la obligación de pagar salarios a los trabajadores despedidos. Finalmente, el 28 de enero de 1926, la Suprema Corte de Justicia modificó esa resolución argumentando que si se justificaba la separación (de los trabajadores) no procedía dicho pago por lo que la CROM firmó un convenio con la empresa “que era favorable a los trabajadores, tanto en lo relativo al reingreso de los despedidos mientras el pago de salarios quedó condicionado al desarrollo de las actividades económicas de la empresa”.114

Desde luego, esa autora afirmó que en 1924 la CROM, con el objeto de aumentar su influencia en Tampico, impulsó la huelga contra la compañía El Águila y luego promovió otra huelga por solidaridad, pero que durante esos movimientos algunas agrupaciones cromistas se pasaron a la CGT y lo mismo sucedió en el caso de la huelga de la Huasteca Petroleum en donde había surgido un sindicato independiente, mientras que el sindicato que apoyaba la CROM fue reconocido oficialmente. Para ella, la CGT había logrado una importante presencia entre los trabajadores petroleros, en Mata Redonda, Villa Cecilia, entre la Federación Obrera de Tampico, entre los trabajadores electricistas, los profesores, enfrentándose de una

manera sistemática a la Alianza Obrera de Tampico, promovida por la CROM.115

Como afirma de Gortari Rabiela, en el ámbito de la industria petrolera, sobre todo en los campos que eran jurisdicción de la compañía El Águila, se enfrentaron la CROM y la CGT. La primera demandaba un aumento de salarios y el mejoramiento de las condiciones de vida, la organización de los comités de taller y se propuso estallar una huelga general por solidaridad. Pero a pesar de las presiones de la CGT y de la CROM la citada empresa siguió despidiendo trabajadores, hasta que la CROM organizó un boicot en su contra el cual se extendió hasta los estados de Veracruz y Yucatán, por parte de la Unión de Marineros y Fogoneros del Golfo “ el cual se aplicó no solamente contra la carga y descarga de los barcos petróleos sino principalmente contra las agencias de ventas, con el fin de paralizar todos los negocios, como lo habían hecho con la Oil Pierce, pero sin afectar los embarques de combustible para el gobierno”.116

Benito Juárez dio a conocer un oficio dirigido por el Sindicato Único de Obreros y Empleados al presidente Calles donde se informaba que lo sucedido en los campos petroleros era obra de agitadores como Francisco Valdés Ruiz, Nicolás González, del gremio de Alijadores, Isauro Alfaro y “también acabó de llegar procedente de la capital, Tampico, un propagandista que insulta al gobierno y al ejército, él conocido vividor de obreros. José C. Valadés quien no es ni obrero, porque en nada trabaja y que según él manifestó ser delegado de la CGT”. También reportó la participación de Adolfo Carmona “propagandista, incendiario y anarquista” y por éstas razones queremos que el gobierno nos imparta garantías. Nuestras ideas no son bolcheviques y las de ellos sí. El jefe de las armas podría ser instruido para que nos de garantías y desechar así a los explotadores de obreros”.117

Como afirmó Benito Juárez, durante la negociación entre los trabajadores y la compañía El Águila, ubicado en Tampico, se logró el reconocimiento del sindicato, la delimitación precisa entre trabajadores de planta y transitorios, tres meses de sueldo por despidos injustificados, remuneración igual para trabajadores independientemente de su nacionalidad. Pero sin duda, esta huelga influyó en el ánimo de otros sindicatos, como el de la Huasteca Petroleum Company y de la Corona por lo que la lucha se extendía entre todo el gremio petrolero por el reconocimiento de las

agrupaciones obreras, la estandarización de los sueldos, tomando como base un sueldo mínimo; seguridad para los trabajadores, establecimiento de un sistema escalafonario para los ascensos En base a un texto de Porte Gil se concluyó que habían actuado activistas lo mismo de la CROM que la CGT que con base en una reporte de Obregón, se señalaron a Francisco Valdés Ruiz, jefe de la Liga de Resistencia de los comerciantes pequeños, allegados a López de Lara y por lo tanto simpatizante de De la Huerta; Enrique Rangel, enviado de la CGT y principal agitador entre los trabajadores de la empresa, Nicolás González, gerente de la Comisaría y del Gremio de Alijadores, de filiación larista; San Vicente, también enviado por la CGT, de nacionalidad española, quien “se distinguió por la violencia en su ataque en contra del ejército” ; también se mencionaba a T. Rodríguez, de las IWW y a Librado Rivera “quienes han estado en las negociaciones con la empresa”. Se transcribió un documento de Ciro Mendoza, del comité confederal de la CGT, enviado D. C. Atchison, gerente de El Águila en el que se afirmaba que “entre en negociaciones con los obreros” ya que de no ocurrir ello “terminarán nuestros esfuerzos de advenimiento y procederemos conforme lo creamos pertinente”. Se llegó a la conclusión de que la influencia de la CGT después decayó en forma considerable.118

El Sindicato de obreros y Expendedores de Hielo, de Tampico, publicó un manifiesto en el que acusó a los dirigentes de la CROM de haber traicionado a los huelguistas de la empresa extranjera petrolera El Águila.119

Al referirse a la situación en la Colmena, estado de México, Canuto Tariñon, secretario del exterior del sindicato, afirmó que siempre habían sufrido asechanzas de los mal llamados elementos rojos “los cuales habían sido propagandistas de la Huerta”. Precisó que efectuaban reuniones secretas con el objeto de desconocer al sindicato y a la CROM en su conjunto, como efectivamente así lo hicieron el 3 de diciembre, habiendo nombrado como secretario general a Abraham Baltasar y que quisieron llegar a un acuerdo con él pero se negó, se le impidió el paso en la fábrica y después fue auxiliado por un regular número de rojos, entre ellos, mujeres”. Dijo: “vengo dispuesto a entrar (a la factoría) a costa de lo que sea, Viva De la Huerta, hay que acabar con los callistas, hijos de tal...” e intentó golpear a un compañero, sin lograrlo, después hizo esfuerzos por salir y lo consiguió, lo que originó el zafarrancho en el que en pocos minutos perdiera la vida pues como es natural, hubo que repeler la agresión de que fuimos objeto...”120

En esta fábrica, al igual que en otras del Valle de México, los anarquistas llegaron a la dirección del sindicato y desplazaron a los cromistas, conculcando incluso su derecho al trabajo. Esta era una práctica común lo que provocaba que las autoridades laborales intervinieran en los conflictos a favor de restituir a esos trabajadores en sus puestos. En esas condiciones, no podían integrarse organizaciones gremiales unitarias y democráticas. Había un grave enconamiento entre los trabajadores que impedía un trato fraternal o amistoso, situación que alentaba la prensa comercial la cual se empeñaba en clasificar a los obreros entre rojos y amarillos, contribuyendo así a la confrontación que en forma constante se vivía en las factorías.

Por su parte, Arturo Brucheta informó a Valadés que en el estado de Puebla “las fábricas de hilados y tejidos están cerradas en su mayoría, siendo la mayor parte de los trabajadores arrastrados por la regional de los vaquetones en la actual revuelta política, los puestos públicos están siendo ocupados por los líderes de los sindicatos, la presidencia municipal está ocupada por Pedro Limón y la gubernatura por Vicente Lombardo Toledano. Los pobres hermanos que traen el carbón a la ciudad están siendo llevados por la fuerza a la revuelta”.121

Durante una reunión del Sindicato de Agricultores Unidos del Bravo, Margaritas, Coahuila, Juan Varela,122 al apoyar la separación de ese sindicato de la CROM dijo que “ésta no puede llevar a ningún fin favorable al pueblo”. Daniel Varela afirmó que el grupo vaquetón “está formado por políticos de profesión que no sustentan la emancipación del proletariado”. Dionisio Frausto dijo que la CROM “no llena las aspiraciones que nos llevan al ideal anarquista”. Por su parte, Víctor Frausto señaló que la CROM “está bien con el gobierno y que por lo tanto en ella no progresa la lucha (de los trabajadores)”. Después de esas intervenciones, por siete votos en total, los asistentes acordaron el desligamiento de la central obrera para ingresar a la CGT. Para concluir se dijo que dentro de la CROM “había centenares de trabajadores honrados, que sienten vergüenza que luchan honradamente y que no alcanzan a ver las bribonadas y las deficiencias de los líderes”. Se aprobó emitir un saludo fraternal a todos los trabajadores mexicanos lanzando una “maldición eterna a los políticos vestidos de piel de oveja”.

Una vez que los anarquistas lograban influir de una manera preponderante en algún sindicato de la CROM iniciaban un proceso de desafiliación para incorporarse casi de inmediato a la CGT, lo que

implicaba la negación de la línea del frente único que era rechazado totalmente por los ácratas, que partían de las prácticas básicas de la autoexclusión y del unilateralismo. Por esta razón, los cromistas consideraron esta táctica como profundamente divisionista a la que combatieron con gran energía, quizá con una fuerza mayor que a los comunistas.

Asimismo, Santillán dijo a Valadés que había visto en un periódico obrero la realización de un banquete en el que habían participado obreros y patrones- lo cual, por ejemplo, en Argentina era imposible- por lo que se comprueba la gran influencia que tiene el liberalismo burgués entre las masas trabajadoras en que por lo visto “Obregón, la CROM, Gompers y el comunismo, el agrarismo representan para ustedes un serio peligro que hace necesario un buen temple de ánimo y una gran tenacidad. Se preocupó por una idea expuesta por Valadés en el sentido de dar un nuevo impulso a la lucha de clases recordándole que Malatesta había dicho que los directores del movimiento obrero no pueden ir demasiado fácil y rápido que las masas trabajadoras. Luego le expresó una opinión importante: que los anarquistas debían actuar lo mismo en las organizaciones obreras de esa tendencia, que en las de carácter reformista. “Nosotros debemos actuar en ambas, pero no crear una organización propia”, pero reiteró que la CROM “era un peligro”. 123 Después Valadés reiteró a Santillán que “con los vaquetones son con los que debemos batallar duramente”, indicando que se habían apoderado de la imprenta Humanidad por medio de un chanchullo judicial y “ahora ya descaradamente con la ayuda económica abierta de Obregón se nos echan encima con todos sus perros”.124

Esta política de Santillán era insólita ya que era concordante con la concepción del frente único que preconizaban los comunistas: había que trabajar dentro de los sindicatos reformistas, es decir, en el interior de las agrupaciones de la CROM y no crear organizaciones distintas, lo que implicaba una negación implícita de la existencia misma de la CGT que comenzaba a entrar a una severa crisis de identidad. En realidad, la CGT operó en la práctica como una minoría radical, ultraizquierdista, que no estaba acompasada con el estado de ánimo de la mayoría de los trabajadores que no estaban de acuerdo con la aplicación de la acción directa porque objetivamente no satisfacía sus principales exigencias económicas y sociales y no por razones ideológicas. Por otro lado, la lucha contra las tendencias liberales y reformistas no podía darse fuera de los sindicatos de la CROM, ya que ésta era la central obrera mayoritaria y representativa,

sino sólo luchar en su seno, dentro de sus propias filas, mediante el impulso de un proceso de persuasión y de convencimiento, que daría frutos sólo a mediano y largo plazo y que claro está, enfrentaría la resistencia e incluso la oposición de los líderes reformistas.

Para el mes de noviembre se definió al gobierno de Calles como socialista y se enderezaron fuertes críticas a la CROM la cual, se afirmó, tenía como especialidad ponerse de acuerdo con los patrones. En el caso de la fábrica La Carolina, la CROM abandonó a los trabajadores y éstos decidieron afiliarse a la CGT. En todos los casos, el gobierno dio apoyo a los sindicatos de la CROM. En el caso de la fábrica La Magdalena, ocurrió un fenómeno similar. En la ciudad de Monterrey, la Federación local después de un acto de protesta, la policía asaltó el local de los panaderos, habiéndose aprehendido a varios miembros de la CGT, los cuales están acusados de organizar un complot anarquista para derrocar a Calles. “El gobierno del estado ha declarado que no permitirá la actividad de los anarquistas en el movimiento obrero”. En San Luis Potosí fue clausurado el local de la Unión Sindicalista Libertario y de los sindicatos campesinos.125

El gobierno de Calles, desde luego, apoyó a los sindicatos de la CROM no sólo para cumplir los compromisos contraídos con Morones sino por convencimiento político personal pues en varias ocasiones había dado muestras de respaldar las acciones de los trabajadores, desde su actuación en el estado de Sonora, hasta su estancia en el gabinete de Carranza. Este apoyo implicaba repeler las acciones de los sindicatos anarquistas porque mientras los primeros trataban de encontrar soluciones a los conflictos obrero patronales, los segundos trataban de no solucionarlos sino de complicarlos en el marco de la política de acción directa. Al asumir Morones la titularidad de la Secretaria de Industria, Trabajo y Comercio, tanto esa dependencia como las autoridades laborales y el resto de las administrativas, se pusieron al servicio de los sindicatos y de las federaciones de la CROM, lo cual permitió su consolidación en todo el país.

En cuanto a la huelga en la fábrica textil La Perfección, del Distrito Federal, militantes de la CGT intervinieron activamente en ellas, pero los dirigentes de la CROM, con el apoyo del gobierno de la capital, enviaron en su auxilio a los gendarmes. Una vez ocupada la factoría por los elementos del orden se hizo un recuento y lo ganó ilegalmente la CROM. Ante estos hechos la CGT pidió a los trabajadores de la ciudad de México que no dejara aislados a los trabajadores de la referida fábrica y decretará la huelga general. 126

La elucidación de los conflictos en las fábricas dependían de las versiones que cada central proporcionaba, pero se estableció, por parte de la CGT, un esquema general: sus sindicatos y sus dirigentes en realidad contaban con la voluntad y la aceptación de la mayoría de los trabajadores, pero los obreros de la CROM habían obrado con violencia, se habían instalado en la ilegalidad, lo que equivalía a vulnerar la voluntad soberana de los trabajadores. En esas condiciones, los cegetistas estaban objetivamente obligados a tomar las medidas que consideraban necesarias para imponer el ejercicio de esa voluntad política. Si en una factoría se producía un movimiento de parte de la CGT sus dirigentes solicitaban de inmediato la ayuda solidaria al resto de los sindicatos, de las Federaciones, al Consejo Confederal y amenazaban con hacer estallar una huelga general. En cambio, la CROM aplicaba una táctica distinta: acusaban a los líderes anarquistas de estar en contubernio con los patrones para disputarles la titularidad del contrato colectivo y así desplazarlos, los cuales, al ser hostilizados y perseguidos, debían contestar con medidas de fuerza también, solicitando en muchas ocasiones la protección del gobierno e incluso de los grupos policiales.

En cambio, el secretariado Confederal de la CGT, al referirse a los sucesos de la Perfeccionada acusó a los propietarios de la empresa de estar coludidos con la Junta de Conciliación y Arbitraje y con la CROM, de haber utilizado la fuerza pública para reprimir a los trabajadores en el momento en que se hacía el recuento. Se dijo que los obreros de la fabrica “se habían replegado por lo que era urgente que el resto de los sindicatos los brindaran su mayor solidaridad para evitar que quedaran aislados”.127

El 14 de febrero de 1925 la Federación Obrera del Ramo Textil examinó la situación imperante en la Abeja y en otras fábricas del Distrito Federal y de la Industria Nacional, de la ciudad de Toluca y en ella acordaron rechazar la política de reajustes de personal que impulsaban los patrones.128

A su vez, en el informe del 25 de septiembre 129 se dijo que en la fábrica La Perfeccionada, el sindicato de la CROM había decretado una huelga y solicitado protección de parte de las autoridades, misma que le fue proporcionada pero que al entrar la fuerza pública a dicha factoría, se había provocado un enfrentamiento con los obreros con un saldo de 5 heridos y 27 encarcelados. Que el Comité Confederal (de la CGT) había organizado una huelga general ante la cual los patrones

de esa empresa aceptaron todas las demandas formuladas por el sindicato cromista, quedando en libertad todos los trabajadores detenidos.

Julio Díaz le escribió a Diego Abad de Santillán en la que le anunciaba la realización de una gira por Argentina y México, precisando que en este último país “la CROM no atina ya a librarse de su inevitable derrota, por más que hacen, la decisión de los rojos, que así se denominan a los miembros de la CGT, la tienen siempre en jaque” e hizo notar que los afiliados a las IWW, que tenían presencia en México habían quedado muy desprestigiados debido a que los trabajadores exigían una solidaridad efectiva “no sólo charlatanería” y a que según él los obreros no estaban de acuerdo con los métodos de organización empleados por los woblies. 130

Esta carta reflejó en rigor una visión subjetiva y errónea, ya que el principal centro de impugnación a la hegemonía de la CROM ocurrió precisamente en el Valle de México, mientras que en el resto del país sólo se trató de casos aislados, por lo que en ningún momento estuvo en peligro la representación social, a escala nacional, de esa central obrera. En el año de 1925, con mayor razón aun, pues correspondía al periodo del general Calles en que precisamente la CROM alcanzó su mayor nivel organizativo, social y político. No cabe duda que esa apreciación de que la CROM se estaba erosionando no correspondía a la realidad sino en todo caso a los deseos de los dirigentes anarquistas.

Según reportó el grupo Cultura Racional de Aguascalientes, en el mes de julio estuvieron en esa ciudad Julio Díaz, de la AIT y José C. Valadés, quienes impartieron una conferencia sobre la lucha que se libraba en Europa y en América Latina. Díaz y Valadés habían visitado también, con ese mismo propósito, las ciudades de Monterrey y San Luis Potosí. 131 Guerrero dijo que Díaz y Valadés se habían alojado en una modesta casa de huéspedes y que habían comido en la estación en un lugar al aire libre, de los que vulgarmente se conocen como los “agachados”. 132

En diciembre, la CGT expulsó a 17 trabajadores de la región industrial de San Ángel por estar identificados por a CROM y ello produjo un zafarrancho en el cual el jefe de la policía, Jesús Palomar López, los reprimió en forma sangrienta. Desde luego, los dirigentes rojos acusaron a los amarillos de haber perpetrado la agresión. En este

contexto, la CGT protestó por la resolución del conflicto textil de la fábrica la Magdalena en el que se había apoyado a los “pistoleros de la CROM”. 133 A su vez, los dirigentes de esa central pidieron al jefe de la Policía, general Roberto Cruz, que les prestara la debida protección para defenderse de las agresiones de los rojos. En el seno de la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras también se acusó a los líderes de a CROM, encabezados por Yúdico, de pretender dividir a ese gremio.

A su vez, Eduardo Moneda, secretario general de la CROM, acusó a los rojos de propiciar el divisionismo en la región industrial de Orizaba por lo que pidió la separación de 40 obreros que tenían esa filiación. Por una resolución del juez segundo de lo penal, radicado en Tacubaya, fueron capturados los rojos Florencio Nava y Aurelio Baltasar, acusados de destrucción de maquinaria en la fábrica la Magdalena.

EL 11 de agosto estalló una huelga en la panadería La Perfeccionada, interviniendo en ese movimiento los líderes de la CGT quienes habían convocado una huelga general. El gobierno del Distrito Federal ordenó se hiciera un recuento para saber cuál sindicato tenía la mayoría. En tanto, varios dirigentes cegetistas fueron detenidos por estar incitando a los trabajadores de las fábricas textiles para apoyar a los obreros de La Perfeccionada. 134 En efecto, la “huelga general “estalló el miércoles suspendiéndose labores sobre todo en varias empresas textiles. En tanto, Ciro B. Mendoza, dirigente anarquista, que estaba detenido en los separos de la policía fue trasladado a la Penitenciaría. Por el contrario, los líderes de la CROM afirmaron que la mayoría de los panderos ya se habían afiliado a la Federación de Sindicatos de Oficios Varios y que el sindicato de la CGT era francamente minoritario.135 A última hora, los obreros de la Compañía Telefónica Ericcson decretaron una huelga de solidaridad a favor de los panaderos. El conflicto finalmente concluyó después que los propietarios desecharon el proyecto de instaurar el pago por destajo, insistiendo el pago por día.136

En la Perfeccionada, el comité sindical dijo que se observaban todos los acuerdos tomados por la Convención Nacional Textil pero que recientemente los patrones habían anunciado una reducción de las jornadas de trabajo “por lo que se encontraban en condiciones difíciles más de 700 trabajadores”, que los salarios eran irrisorios, mientras las jornadas eran extenuantes y ante las amenazas de que los patrones utilizaran “obreros libres “pedía se respetaran sus derechos. Denunciaron que en 243 factorías se actuaba por completo al margen

de la ley pues en ellas no se cumplía con ninguna estipulación constitucional. 137 Durante un acto realizado en el salón Buen Tono, Delgado, de la CROM atacó a los dirigentes rojos “que a toda costa trataban de hacer una huelga por lo que había el peligro de que más de 600 hogares se quedaran sin pan”. Múzquiz también censuró a los anarquistas encabezados por Ciro Mendoza. 138

También en agosto de 1927 se presentaron en la fábrica de San Antonio Abad y en la Aurrerá una serie de dificultades ocasionadas por los rojos. En el caso de esta última empresa, el sindicato de la CROM denunció que los patrones trataban de dividir a la organización sólo porque estaba exigiendo el cumplimiento de los acuerdos de la Convención Nacional y que en San Antonio Abad un grupo de trabajadores “libres, manejados por la CGT, estaban demandando se unieran a ellos y que contaban con la protección de los patrones y exigían que las dificultades suscitadas se resolvieran en el seno de la comisión Mixta.139 Ello motivo que la CROM se dirigiera a los propietarios de Aurrerá para que respetaran el derecho de libre asociación de los trabajadores. En la fábrica de Lana Merino, un grupo de 34 trabajadores solicitó su incorporación a la CROM “por no estar de acuerdo con el régimen implantado por la CGT”. A cambio, el dirigente cegetista los amenazó diciéndoles que serían sacados por medio de la fuerza de las instalaciones de la fábrica. Durante una asamblea en la factoría la Victoria, Luis Fonseca criticó a los elementos de la CGT porque estaban haciendo labor de “crítica y de confusión” en torno a los acuerdos de la multicitada Convención afirmando que no “producirían ningún beneficio para los trabajadores”.140 Hicieron un llamado a Claudia Urbina, Representante cegetista para que haciendo a un lado las diferencias, debemos unirnos ya que perseguimos los mismo anhelos de mejoramiento social, material y colectivo”.141

Entre las acusaciones que la Federación Local de la CGT le lanzó a la CROM estaban las siguientes142: haber vendido el movimiento de huelga ferrocarrilera de 1921, Celestino Gasca ordenado la matanza de los hilanderos de San ángel del 29 de noviembre de 1922, rompimiento de la huelga de tranviarios de 1923, desorganización de los sindicatos petroleros de la Huasteca declarando legal el movimiento encabezado por esquiroles que trataron de crear un llamado sindicato único, declarar ilegales las huelgas de Puebla y las de Agujita, Cloete, Rosita, provocar la división entre las Sociedades Gremiales Ferrocarrileras, entre otros.

En mayo de 1926 se realizó una asamblea obrera en la Abeja, en la cual Miranda advirtió a los asistentes que no se dejaran sugestionar por los rojos, en alusión a un discurso que Valadés había pronunciado en esa reunión; y que debía aceptarse la ayuda que les brindaba la CROM. Al final, la mayoría de los asistentes aceptó esa ayuda, la cual se destinaría a los obreros más necesitados. 143 Después se integró el Comité Ejecutivo, presidido por Margarito Jiménez, pero ese organismo carecía de fondos para el desarrollo de sus actividades. En julio, Ricardo Treviño pidió al presidente municipal de Coyoacán que tomara parte activa a efecto de contrarrestar las acciones que realizan los enemigos gratuitos de la Confederación “que no ha hecho otra cosa que perjudicar a infinidad de trabajadores y familiares que se encuentran en esa región”.144 Este funcionario contestó en términos positivos esta petición del dirigente cromista.

Ante los conflictos suscitados en la Abeja entre los cromistas y los rojos, Luis Navarro se dirigió al presidente municipal de Coyoacán para decirle que los miembros de la CROM estaban sin trabajo “por la labor que han desarrollado los enemigos gratuitos de nuestra central”.145 El alcalde, Francisco Flores dijo que estaba dispuesto a realizar todos los esfuerzos que estuvieran a su alcance “para contribuir a remediar de inmediato los problemas por los que atravesaban los trabajadores de esa factoría”. Después la Federación Nacional Textil nombró a Jorge Guerra Leal como asesor de los obreros de la Abeja.

Ciro Mendoza observó que Obregón trató de acercarse a la CGT “ya que tenía el propósito, una vez siendo presidente, de destruir completamente a Morones y a su grupo pero juzgaba importante que una organización de historia en el movimiento obrero de México respaldara su política, tanto interior como exterior y que esta organización no podía ser otra que la CGT. Expresó también de que en caso de que esta institución siguiendo la línea de conducta que hasta la fecha se ha trazado, no quisiera aceptar el nuevo papel que se le llamaba a representar, entonces, los pragmáticos se verían precisados a crear una organización nueva, independiente de la CROM y de CGT”.

Esta situación, como lo señaló Baena, provocó una crisis pues algunos dirigentes como Winstano Pineda solicitaron al PNR la cantidad de tres mil pesos para financiar los gastos de la CGT. Y también recibieron dinero Espinoza, Salazar, Arellano y Mendoza. Se produjo una pugna entre estos elementos, a los que se pueden considerar como reformistas y los anarquistas puros, los cuales se convierten en una minoría.

“Los anarquistas puros censuraron también a los reformistas de haber participado como representantes en las elecciones de la Junta de Conciliación y Arbitraje. “Se quería iniciar la entrada a la politiquería, con la vergonzosa intención de ocupar la plaza que la CROM dejaba vacante al ser desplazado el Partido Laborista, bajeza que por fortuna no se practicó debido a los esfuerzos de los hombres honrados”.

También fueron acusados de aplicar la línea del frente único y de realizar “complacencias y coqueteos” con la Secretaría de industria para tratar de resolver el problema textil, aunque no resolvían ningún problema pero en cambio si recibían “lucrativos sueldos y marchas en compadrazgos con los burgueses y son francos amigos del gobierno”. En este contexto, se separó en julio de 1931 la Federación Local de Trabajadores del Distrito Federal. 146

La presencia del grupo de Ciro Mendoza implicaba el abandono de la tesis de la acción directa, para transitar a una postura si bien no de colaboración abierta, por lo menos en ese momento, sí de acercamiento a las posiciones gubernamentales, lo cual era considerado como una viraje inadmisible por los anarquistas radicales que perdieron su hegemonía en el Consejo Confederal. Los miembros de ese grupo optaron por imitar en gran medida las tácticas seguidas por los dirigentes de la CROM, es decir, entraron a la política de negociación con el estado burgués y a la utilización de la legislación laboral y las instituciones oficiales.

Al referirse a la situación de los trabajadores de la industria textil, Ciro Mendoza, de la CGT escribió que los propietarios de las empresas preparaban el despido de un gran número de trabajadores pretextando la competencia con las empresas extranjeras. Esto era válido lo mismo para los trabajadores de la ciudad de México que para los del estado de Puebla, pero que la CROM no había aceptado la representación de la CGT en las negociaciones con los industriales.147

La CGT había constituido dos “poderosas organizaciones revolucionarias”, la Federación de obreros y empleados de la Compañía de Tranvías de México y la Federación de Hilados y Tejidos del Distrito Federal, aunque reconocieron que en sus filas se habían infiltrado elementos corrompidos, y después las dividieron, sobre todo en la federación de tranviarios.148

En Nuestra Palabra se denunciaron a los obreros que como Manuel Morales, estableció relaciones inadmisibles con los patrones y desde luego condenaban a los que militaban en el Partido Laborista. Expresaron que los líderes de la Confederación Sindicalista del estado de Puebla le solicitaron a la CGT su ayuda para resolver una serie de problemas que tenían en la entidad pero que al enterarse Eduardo Moneda, secretario general de la CROM, de este acercamiento, se opuso terminantemente a ello.149

En cuanto a la lucha de los tranviarios, la CGT denunció que el gobernador del Distrito Federal, Celestino Gasca había impulsado la cizaña y las rivalidades mezquinas entre los trabajadores y que los comunistas, con esa táctica, sólo pretendían asumir la dirección del movimiento obrero. “Los jefes comunistas obran como gobernantes, como sistema de gobierno. Ellos quieren conquistar el poder, nosotros queremos destruirlo. Queremos desterrar todos los sentimientos de autoridad”. 150

“La CROM es un instrumento del Partido Laborista. Provee de camarillas para el asalto de casillas, de porras para la Cámara de Diputados. Nunca ha faltado un Morones para un Calles, un Rosendo Salazar para un de la Huerta”.

Eran incompatibles la CGT y la CROM pues mientras la primera tenía como finalidad el comunismo libertario, la segunda buscaba la conquista del poder político y el resguardo de los intereses patronales y por lo tanto no podía haber un acuerdo de fondo entre ambas. Existía un marcado rechazo a la unidad, a la aplicación de la política del frente único. “Como anarquistas nos opondremos a cualquier intento unificador no por el prurito de la oposición sino porque vemos una amenaza para el desarrollo de nuestros ideales libertarios y vemos el peligro de la formación de esa masa única, amorfa, híbrida y neutral”. 151

Discrepaban de la concepción que tenían algunos “ilustres comunistas europeos” que eran partidarios de crear grandes organizaciones las cuales conculcaban la libertad, mientras lo importante era organizar la insurrección y más que en el estallamiento de una huelga general, opinaban en forma favorable del insurreccionalismo basado en las guerra de guerrillas.

No obstante los nuevos planteamientos y actitudes esbozados por el grupo de Mendoza, no era viable un proceso de fusión o de

acercamiento entre la GCT y la CROM porque en la base de ambas organizaciones imperaba un enorme resentimiento por la extrema violencia suscitada en las fábricas del Valle de México. Si bien el grupo ya citado era mayoritario y sus integrantes ocupaban los principales cargos de dirección, quedaba otro grupo, más pequeño, que aún sostenía los principios tradicionales del anarquismo y que se fue diluyendo poco a poco hasta desaparecer por completo. Una diferencia importante no sólo con respecto de los cromistas sino también en relación con los comunistas se refería a la magnitud de las organizaciones sindicales. Los ácratas consideraban, desde luego, sin ningún fundamento empírico, que en la medida en que éstas fueran más grandes y numerosas, más centralizadas y antidemocráticas eran y viceversa, si eran pequeñas eran entonces más flexibles, más depuradas y desde luego más democráticas, como si los aspectos cuantitativos, por si solos, fueran una causa suficiente para satisfacer la representatividad de los trabajadores.

En El Surtidor estalló una huelga, la cual duró seis horas pero como los problemas siguieron intervino Salvador Álvarez, de la CROM lográndose implantar la jornada de ocho horas y el trabajo de cinco días a la semana. En la fábrica de San Ildefonso también el sindicato pertenecía a la CROM pero ante la incapacidad de sus dirigentes para solucionar sus demandas, los trabajadores rompieron con esa central y se pasaron a la CGT. Pero, sin duda, el conflicto más serio es el que suscitó en el mes de julio entre un grupo de trabajadores textiles y la policía en que perdió la vida el obrero Florentino Ramos. La CROM dominaba en las fábricas de San Ildefonso, La Colmena, la Carolina, Guadalupe, el Surtidor, la Fama Montañesa, mientras que la CGT controlaba la Magdalena, la Aurrerá, La Hormiga, la Alpina, la Aurora, La Trinidad. Santa Teresa y la Perfeccionada.

Córdova dijo que ante la descomposición de la CROM fue la CGT la que más se fortaleció, sobre todo por el ingreso a ella de muchos sindicatos textiles, en segundo término, la CSUM que durante la primera mitad del año de 1929 trabajó con cierta libertad, pero que después fue violentamente reprimida por el gobierno de Portes Gil. Por lo tanto, “su política obrera era la de impedir a toda costa que las organizaciones sindicales cobraran suficiente fuerza como para constituirse en una amenaza para el orden público.”152

La CGT informó acerca del conflicto suscitado en la fábrica La Magdalena indicando que la CROM, con el apoyo de la gendarmería, había nulificado la huelga que había estallado. Hubo algunos obreros

heridos y otros encarcelados, pero también ellos repelieron la agresión. El único delito que cometieron los obreros, además de defender sus derechos, fue el de no desear estar afiliados a la CROM.153

La embajada de los Estados Unidos dijo, en un informe, que desconocía a los dirigentes nacionales de las IWW, la cual había sido creada en México desde el estallido de la revolución mexicana, pero admitió que aún cuando existían múltiples uniones locales, la mayoría habían sido absorbidas por la CROM y la CGT, existiendo tan sólo una importante en el puerto de Tampico, cuyos dirigentes eran Elías Palacios, Julio Quintero, José Zapata, Antonio Basadúa, pero que en general, en el resto del país, esa organización había perdido prestigio entre los trabajadores. En el citado informe se señaló que la CROM contando con el apoyo del gobierno, trataba de contrarrestar la influencia de la agrupación en ese puerto, en donde apareció una lista de sindicatos en los cuales se observaba presencia de los militantes de la CGT.154

Para el año de 1925, los núcleos organizativos de la IWW prácticamente habían desaparecido pues unos, encabezados por Cayetano Pérez Ruiz, se habían incorporado a la CROM y ya no insistían en sus tesis originarias y otros más se habían sumado a la CGT y sólo quedaba un pequeño grupo en el puerto de Tampico que recibía un respaldo permanente de parte de sus compañeros norteamericanos. La dirección de la CGT acusó a la de las IWW de pretender intervenir en el seno del movimiento obrero mexicano para controlarlo y entronizar sus métodos y formas de lucha y de practicar una solidaridad intergremial más bien simbólica que real, todo lo cual fuera considerado como inadmisible. Enseguida se produjo una ruptura entre ellas por lo que las IWW se diluyeron entre los trabajadores de nuestro país.

Stirner dijo a Valadés que: “no cabe duda que el gobierno laborista aumentará su represión sistemática en contra de las organizaciones verdaderamente revolucionarias. El aplastamiento de las últimas huelgas, el desarme, las persecuciones, la traición abierta de los jefes de la CROM y el sabotaje a la lucha de sus propios sindicatos, plantea ante los elementos revolucionarios el problema de la lucha común”.155

Esta carta se produjo cuando Valadés ya había roto con los dirigentes comunistas extranjeros y nacionales y se había opuesto a incorporarse a la Internacional Comunista y a su sección nacional, mientras que Stirner permaneció en las filas de la organización moscovita desempeñando distintas tareas que le encomendaba su Comité

Ejecutivo, entre otros países, en México. A pesar de estar en trincheras partidarias distintas, se conservaban lazos de amistad personal y por supuesto preocupaciones comunes. El líder suizo, al igual que otros dirigentes comunistas europeos, que tenían una confrontación insalvable con los líderes obreros socialdemócratas, no estaban de acuerdo con la aplicación de la táctica del frente único y por ello proclamaba la lucha por la desintegración de la CROM, aunque esta no fuera la resolución asumida por el Comité Ejecutivo de la Internacional Sindical Roja. Debe observarse aquí que en la negación de esa línea sindical estaban de acuerdo esos comunistas ultraizquierdistas que habían sido censurados por Lenin en varias ocasiones y los anarquistas en todas las naciones.

El grupo encabezado por P. Mares Velasco, que pretendía crear una Federación de Grupos Anarquistas de la República Mexicana se lamentó que “la maldita política que corroe como el tifus contagioso y atrae como el imán del hierro, está arrastrando a todas las inteligencias débiles e ignorantes, a todos los hombres ambiciosos y perversos, a todos los hipócritas y falsos, a todos los canallas y traidores, mientras la CROM cuenta con un verdadero ejército de celestinas encargados de catequizar, por todos los medios disponibles, a cuando trabajador de significación tengan las colectividades , al mismo tiempo que denunciaba la existencia dentro de la CGT de un grupo de oportunistas encabezado por Ciro Mendoza, concluyendo con este llamado: “ absteneos de toda política, en que se estrella el ideal de nuestra felicidad futura, pues mientras nosotros elijamos nuevos amos, habremos remachado más las cadenas. No nos hagamos cómplices sancionando la injusticia que los gobiernos cometen contra el pueblo. Todos los gobiernos son malos, pero los obreristas son peores porque corrompen a nuestros compañeros obreros”.156

La aparición del grupo de Ciro Mendoza se produjo cuando ya muchos de los fundadores de la CGT habían abandonado el país, expulsados por el gobierno de Obregón, otros se habían retirado de las actividades sindicales y otros más, como Valadés, habían emigrado a los Estados Unidos para dedicarse a la investigación de asuntos históricos, cansado, quizá, por las derrotas acumuladas durante los primeros años de esa organización. La tesis de la abstención política y de la confrontación abierta y sistemática contra el estado burgués comenzó a perder fuerza de atracción y de convencimiento no sólo entre los trabajadores sino entre los propios dirigentes cegetistas. Algunos de ellos comenzaron a establecer relaciones y compromisos con funcionarios gubernamentales, sin que existiera una discusión o

aprobación explícita acerca de la pertinencia de esa conducta, que negaba la ortodoxia anterior.

Para Valadés, el mayor peligro para la expansión de la CGT no eran los grupos comunistas sino el callismo gomperiano. “Es decir, Gompers respaldaba a Calles y a su gobierno y por lo tanto la mejor forma de protestar era estallar una huelga general el día de la toma de posesión de Calles. En virtud de los preparativos que ya se hacían en esa dirección, informó que el ejército había tomado el local de la Federación Campesina.157 Al referirse a Wolfe dijo que era un sujeto desconocido para el movimiento obrero mexicano y que con la llegada del nuevo embajador de la URSS en México llegaron los rublos “y dos o tres individuos para establecer una agencia panamericana y cumplir con el acuerdo del Congreso de Moscú. Esa gente se prepara para darnos guerra y no nos detendremos. Si pretenden establecer un cuartel general aquí, se equivocaron de rumbo; ya podrían ir buscando un refugio más seguro para sus canalladas. Ya tenemos suficiente con Calles y con la cuadrilla vaquetona”.

Desde luego, Valadés conoció muy bien las formas de operación de los propagandistas y organizadores de la sección mexicana de la III Internacional que habían sido enviados por su Comité Ejecutivo, por haber estado en abierto contacto con ellos, como lo reveló en sus memorias. Al constatar lo que denominó una abierta ingerencia del gobierno y del partido ruso en la fundación y desarrollo del incipiente Partido Comunista Mexicano en que un motivo central de las reyertas internas fue por el manejo de los recursos materiales que debían servir para el desarrollo del comunismo mexicano y latinoamericano, por lo que Valadés, empujado por una actitud romántica, como él mismo lo admite, decidió separarse e incorporarse a la causa anarquista en la que desplegó una intensa y variada actividad, en muy poco tiempo. A partir de ese momento, derivó entonces hacia una firme postura anticomunista y antisoviética, pues ubicaba a los promotores de la sección mexicana de la Tercera Internacional con el mismo rango de peligro que a los callistas y moronistas, sin encontrar ninguna diferencia entre ellos, lo cual era una notoria exageración.

Las criticas de Morones a la conducta de Rosendo Salazar.

157 Carta de Diego Abad de Santillán a José C. Valadés, el 20 de septiembre de 1924, A-IIHS

Acerca de Salazar, escribió Morones: “Salazar desempeñó, por influencia de la CROM, el puesto de Director de los Talleres Gráficos de la Nación, sito en aquel entonces en las calles de Filomeno Mata. Su designación se hizo tomando su nombre de la terna presentada al Gobierno para ocupar dicho puesto. Entre los trabajadores que ocuparan puestos públicos se estableció una cuota del 16 por ciento de su sueldo para los gastos de la organización obrera. Salazar se negó a cumplir ese compromiso y supuso que su presencia en la dirección de Talleres Gráficos se debía a merecimientos personales. Se cansó pronto de tener obligaciones. Se dio a la ingrata tarea de expresar su descontento de una manera pública, provocando la desorientación entre el elemento a sus órdenes. Ante esa actitud, la disciplina exigía un correctivo. Se gestionó la salida de Salazar del puesto que desempeñaba y fue nombrado en su lugar Ezequiel Salcedo. Esta es la verdadera causa del encono en contra de los principales dirigentes de la CROM., desplegado posteriormente en “Las Pugnas de la Gleba”, y en la formación de la C.G.T., en la que fueron actores principales Rafael Quintero, J. Guadalupe Escobedo y Luis Araiza. Salazar ocupó el puesto que le correspondía en la nueva organización.

“¿Cuál fue el pretexto o la causa para integrar la C.G.T.?, indicó Morones:

“La dizque diversidad de ideología. Mientras la CROM., estableció en su programa de una manera tácita la acción múltiple, la nueva central obrera quiso pugnar por la acción directa. ¿Qué podernos considerar como acción directa? La huelga, el boicot, el sabotaje y la huelga general, considerada como la revolución social. Además, la exclusión de todo medio conciliador en los conflictos obrero patronales y la no aceptación de la autoridad gubernativa en calidad de juez o de mediadora en la resolución de esos conflictos. La inhibición absoluta de participar en las funciones gubernamentales en cualquier puesto, por pequeño que fuera, y la abstención total de concurrir a cumplimentar los derechos ciudadanos en las funciones electorales. Esto era, en síntesis, la acción directa. Ahora bien, ¿era posible esa acción cuando ya teníamos aprobada una Constitución General que daba a los obreros los derechos de asociación y de huelga, principalmente, y, por otra parte, eran los iniciadores de la C.G.T., los capacitados por su fuerza y alcances para llevar al Movimiento Obrero por esa ruta? ¿Había alteza de miras, por lo qué a Salazar se refiere, en fundar una escuela de divisiones que hasta la fecha ha dado los frutos más amargos? Seguiré adelante”.

“El principal líder, compañero Rafael Quintero, muy estimable y que en sus últimos días de vida volvió a la CROM., forjador de la C.G.T., era empleado de la Cámara de Diputados. Rosendo Salazar acababa de ser separado de los Talleres Gráficos de la Nación. Cabe aclarar que, como él mismo lo dice en el libro que motiva estos recuerdos, que “Las Pugnas de la Gleba”, a pesar del carácter radical del autor y de su doctrina de acción directa, fue impreso en los talleres de la Cámara de Diputados. “Independientemente de esta actitud individual que hago conocer sólo para la presentación moral de Salazar, debo decir que al poco tiempo de ser fundada la C.G.T., no obstante su programa abstencionista en lides político-electorales, publicó un manifiesto en los diarios metropolitanos, presentando la candidatura del señor Adolfo de la Huerta para la Presidencia de la República. ¿Dónde quedó la acción directa de Salazar? ¿Dónde se escondió la pureza de miras y alteza de ideales al forjar la primera división de la CROM, por razón de programas? No vale la pena deducir que “Las pugnas de la Gleba”, se editó en la imprenta de la Cámara de Diputados, “mediante acuerdo de la asamblea cameral”, para, halagando a uno de los autores, dividir, por cuestiones de carácter político, al incipiente Movimiento Obrero? Y, por último, esa escuela de divisionismo, fundada por Salazar y otros, no es un reproche al aparecer nuevos discípulos, hasta despedazar al obrerismo organizado como está en la actualidad? Y todo por cuestiones políticas electorales. Yo creo que sí. Tal vez esté equivocado”.

“En 1923, diciembre 5, estalló la rebelión Delahuertista. Llamada por Alonso Capetillo “La rebelión sin cabeza”. Sobre este particular se ha escrito mucho y los actores de aquel drama lo han calificado en la forma que mejor les ha parecido. No quiero entrar en detalles sobre esta aventura del señor de La Huerta porque, además de ser un trance doloroso para nuestra patria, es materia de otro capítulo que escribiré a su debido tiempo.”

“Rosendo Salazar desaparece del plano citadino. ¿Se habrá ido a correr la suerte de sus compañeros de aventura? ¿Será tan leal consigo mismo, que al lado del señor de La Huerta esté dispuesto a sacrificarse y a seguir aplicando su acción directa tan mal entendida y peor enseñada? Nada de eso. Aparece en Tampico, Tamps, poseído de un miedo cerval por temor de ser denunciado, de donde me escribe la siguiente carta:

“Tampico, tamps,. 12 de mayo de 1924.- Señor Diputado Luis N. Morones,

Cámara de Diputados.- México, D.F. Muy distinguido camarada: Saludo a usted muy atentamente y le participo que desde hace algunos días me encuentro aquí a merced de las circunstancias, confiando en la estimación que aún pudiera merecer a mis antiguos amigos, toda vez que en este terreno contrario a ellos, ni por un solo momento presté a éstos ningún servicio.

“Me dirijo a usted, después de haberle remitido por esta misma vía un ejemplar de “El Mundo”, diario de este Puerto, en demanda de su buena voluntad y haciendo un llamamiento a su inteligencia, a efecto de que si me considera todavía merecedor de alguna atención suya, me ayude a conseguir seguridades para mi persona, ante los componentes del Grupo Acción que a estas fechas deben ya tener conocimiento de mi presentación al camarada Carlos E. Gracidas, quien me ha ofrecido tratar este asunto con aquél”.

“Una confianza muy grande me lleva a dirigirle ésta, privadamente, ya que usted sabe muy bien que los actos sinceros de los hombres están en intima relación con sus inclinaciones no necesitando nada determinado. Siempre fui su enemigo, el enemigo de su sistema para encauzar el Movimiento Obrero Nacional; pero siempre he proclamado pública y particularmente su honradez, como podrán atestiguarlo Ricardo Treviño, Juan Rico y otros tan dignos como aquellos dentro y fuera de la lucha de clases. De todos sus enemigos quizá el más tenaz, el par que menos afortunado, fui yo; más los últimos sucesos han venido a gritarme muy alto a la conciencia, y por ello, consultando mi razón, vengo a declarar que estoy convencido de que su labor en el seno del trabajo organizado es meritoria, es trascendental, es brillante, ya que el movimiento contra el régimen del General Álvaro Obregón, uniendo su prestigio al de este ciudadano y dentro de la Confederación Regional Obrera Mexicana laborando porque la reacción fuese ardientemente combatida por ella también, ha salvado usted, en colaboración de todos sus amigos y camaradas del grupo, todo el obrerismo nacional, inclusive a la Confederación General de Trabajadores, del golpe más aleve que iban a asestarle los capitalistas que medrosamente dirigían la sublevación, y que si en México hubiera otros estados espirituales y los prohombres del radicalismo proletario mexicano, aprovechando las lecciones de la experiencia, fueran más percatados, bien podrían ahora aquellos, reconociendo unánimemente que la Confederación Regional Obrera Mexicana, con sangre de los suyos, por muchos títulos sagrada, ha afianzado la estabilidad de todos los organismos de lucha societaria nacional, dar un ejemplo de alta

conciencia de clase, teniendo fraternalmente la mano a los que en tan duro trance los salvaron del crimen; bien podrían ahora cerrar las filas con la Confederación Regional Obrera Mexicana y constituir con ella una sola y grande unión.

“Sólo habiendo estado cerca de los individuos que en gesto inútil pretendieron hacer retroceder a México quince años por lo menos, en materia de lucha social, se puede exclamar así: ¡Ruda fue la prueba, más los trabajadores supieron salir airosos de ella!

“El movimiento que por una ironía del destino encabezara el señor Don Adolfo de la Huerta, era la ira de los factores de la opresión contra el desdichado paria de la libertad; era el silbido de la víbora que afirmaba tener presa el águila detenida arriba de las cimas, cuando lo que en verdad tenían sus crótalos no era sino la sombra de aquella, proyectada por el sol del horizonte; era la descarga de Júpiter todopoderoso sobre Prometeo armado del fuego purificador de la idea.

“Verdaderamente agradecido por la deferencia con que se sirva ver ésta y en espera de que me tenderá su mano leal y sincera, yo le ruego que me escriba por conducto del camarada Julio Quintero, Colonia Guadalupe Victoria, Independencia número 54. Espero sus cordiales órdenes y me repito su servidor y franco amigo.- Rosendo Salazar.

“No hay, en esta carta, contradicción, confesión y confusión? ¿Qué hacer? No quedaba a mi conciencia más que un camino: tenderle la mano fraternalmente para salvarlo, tal como lo pedía, a sabiendas de lo que posteriormente volvería a hacer. De acuerdo con mis compañeros de grupo, envié lo necesario para que Salazar se trasladara a México, con todas las seguridades, por más que nadie, en realidad, lo perseguía. Testigos de ello, muchos compañeros, entre ellos Gracidas, Filiberto Reza y otros más”.

“En los primeros meses de 1926 recibí, en la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, una nueva carta de Rosendo Salazar, pidiendo mi cooperación económica en la cantidad de dos mil quinientos pesos para imprimir un nuevo libro que tenía preparado... A ese requerimiento supliqué a mi Secretario Particular, en esa época el compañero Salustio Hernández, que contestara dando a conocer mi imposibilidad de prestar esa cooperación. Rosendo insistió en una segunda carta, y mi respuesta fue citarlo para tratar de que aminorara sus pretensiones. Después de la plática que tuvimos, le di la ayuda que

mis condiciones me permitieron. En el libro que comento, afirma lo contrario, pero obra en mi poder el recibo correspondiente. Toda la documentación a que hago referencia, está a la disposición de quienes se interesen en conocerla auténtica”.

“Con fecha 28 de septiembre de 1926, recibí la siguiente carta:

Camarada: Tengo la oportunidad de dedicar a usted un ejemplar de mi nuevo libro intitulado “México en Pensamiento y en Acción”, que lleva como finalidad principal hacer justicia literaria a los hombres y hechos sobresalientes de la revolución, en su triple aspecto: político, social y económico. “Mi inteligencia no ha podido hacer más después de la publicación del ensayo histórico. “Las pugnas de la Gleba”, que dicho sea de paso, no satisface completamente a mi mente como yo lo hubiera deseado. Ojalá que “México en Pensamiento y en Acción”, colocado en un plano superior de observaciones y de razonamiento, tenga mejor éxito a ese respecto.

“Si usted gusta adquirir algunos ejemplares, porque la obra sea de su agrado, lo que me satisfará grandemente, le he fijado el precio de $5.00 en cualquier cantidad.- Soy de usted afectísimo atento y servidor en la transformación social.”- Rosendo Salazar.- Rúbrica.

En esta extensa declaración, avalada por una serie de documentos de su archivo personal, Morones expuso una seria crítica a la conducta personal de Salazar expresando que pasaban del halago personal a la denostación violenta. En efecto, Salazar se presentó como una enemigo de siempre Morones pero no encontramos que haya expuesto impugnación alguna en las convenciones o asambleas de la CROM porque al parecer Salazar no asistió a ninguna de ellas. Todo indica que él no era un miembro formal de la central sindical y que con frecuencia, como sucedía con los anarquistas de la época, pasaba de una posición a otra. Tanto las imputaciones que en su momento enderezó la CGT, contra Salazar (y Escobedo), como las declaraciones de Morones, son coincidentes en su calificación acerca de la conducta de estos dirigentes.

Araiza recordó que durante una reunión se discutió apasionadamente el asunto de Rosendo Salazar quien siendo director de Talleres Gráficos de la Nación, Morones le exigió pagara a la CROM el 16% de su salario “pues mi dignidad de hombre y de luchador lo impidió negándome a entregarlo pues ese dinero se aplicaría a los gastos del Partido Laborista”. Al negarse Salazar un día se presentó a su oficina

Ezequiel Salcedo quien le dijo que venía a sustituirlo como director de esa institución y “ante tan sorpresiva como represiva actitud no tuve más que salirme justamente indignado de mi oficina y del edificio de los talleres. En esa sesión, dijo Araiza, se encontraba Salcedo quien desenfundó una pistola y amenazó en plena sesión a Salazar quien fue defendido por José G. Escobedo, Diego Sandoval y Luis Araiza. También abandonaron la sesión que se celebraba por cierto en el domicilio de la CROM, Filiberto Villarreal y Felipe Leija Paz. Después éste rectificó y regresó a las filas de la CROM, en tanto Escobedo y Araiza se afiliaron a la CGT.

Era una obligación que todos los miembros del grupo Acción, así como los diputados, senadores, regidores y funcionarios públicos pagaran una cuota especial para el sostenimiento de la CROM y de hecho estos ingresos representaban una parte muy importante de los ingresos totales de la central obrera, por lo que el pago de la cuota, reclamada a Salazar, en su calidad de Director de Talleres Gráficos de la Nación, no se podía considerar un abuso o un exceso, sino el cumplimiento de una obligación por lo que al negarse a cumplir con ella estaba incurriendo en una cierta responsabilidad. No debemos olvidar que los cromistas que llegaron a ocupar cargos administrativos lo hicieron porque así fue convenido directamente con el presidente Obregón, primero y después con Calles.

En realidad, en virtud de sus ideas anarquistas, jamás superadas, Salazar, nunca se identificó con el programa de la CROM y mucho menos con el grupo de Morones. En sus textos de carácter histórico y en sus artículos periodísticos, asumió una actitud ambivalente pues por una parte elogiaba a esos dirigentes y por el otro los censuraba. Mientras Escobedo, como queda dicho, desempeñó cargos muy importante, primero en el grupo Emancipación, de Zacatecas y después como miembro del Comité Central, electo en la Convención de Aguascalientes, Salazar no ocupó ningún puesto directivo pues él prefirió dedicarse a su oficio de historiador; en cuanto a Felipe Leija Paz debemos precisar que formó parte del llamado Buró Comunista Latinoamericano, siendo considerado en él como un disidente en el seno del seno de la CROM pero a diferencia de Escobedo y Salazar, sí fue un militante destacado en la central obrera participando en varias Convenciones y reuniones del Consejo Nacional, siempre exponiendo posiciones avanzadas y acatando con disciplina las resoluciones tomadas.

Moneda declaró que “los directores de la CROM hemos preferido siempre la conciliación sobre la acción directa y consecuentes con esto, antes de autorizar una huelga intentamos dentro del terreno legal cuanto humanamente es posible para llegar a un movimiento. Ésta es la razón de que no hayamos perdido jamás una huelga. Otros movimientos obreros menos preparados que han sido encabezados por directores impulsivos, han encontrado dificultades para su desarrollo. En su irreflexión apelan a la acción directa sin intentar el uso de la diplomacia de acciones injustificadas, oponemos nuestra labor educativa que pretende elevar al obrero social, moral y económicamente. Ahora bien, debemos hacer constar, que esos mal llamados comunistas, son bien pocos y día a día disminuyen sus normas para engrosar nuestras filas. Nosotros declaramos que en México no aceptamos intromisión de organizaciones extrañas y que por consiguiente respetamos absolutamente la labor de los comunistas en su medio, es decir, en Rusia; pero no en México, como no aceptamos ningún otro medio de lucha. Esta pues fuera de toda razón la labor de los comunistas al querer imponer en México ideas, gobiernos y organizaciones extrañas al medio mexicano y no los consentiremos en modo alguno”. 158

La CGT hizo estallar muchos movimientos de huelga, si bien muchos de ellas sólo duraron unas cuantas horas. En su mayor parte no se apegaban a la legalidad existente por lo que las autoridades del ramo las declararon ilícitas. Los dirigentes ácratas se solazaban con ese desapego a las normas jurídicas establecidas, lo que significaba un profundo desprecio por el orden social burgués y a la vez entrañaba un sistemático desafió a las autoridades. No sólo no cumplían con las disposiciones en vigor sino que desde el punto de vista organizativo, político y social tampoco tomaban medidas prácticas y políticas para que esas luchas tuvieran éxito en beneficio de los trabajadores. No constituían, por ejemplo, fondos de resistencia para ayudar económicamente a las familias de los obreros en paro cuando éstos se prolongaban más allá de un tiempo prudente y empleaban métodos coactivos, idénticos a los utilizados por la CROM, contra aquellos obreros que no estaban de acuerdo con esos movimientos. Muchos analistas políticos y funcionarios calificaron a esas huelgas como “paros locos”, las cuales, desde luego, fueron condenadas por las autoridades laborales.

Durante la primera etapa de la vida de la CROM también se acostumbraba la aplicación de ese tipo de tácticas erráticas, pero la huelga de Orizaba del año de 1918 dejó muchas lecciones al Comité

Central, entre ellas las de que una huelga general era en realidad una huelga política porque paralizaba todas las actividades productivas de una nación, lo que suponía un enfrentamiento superior no sólo contra los patrones sino también con el estado y que para ello se necesitaba la existencia de una serie de condiciones y de requisitos, de preparativos, para poder soportar un movimiento de esa naturaleza sin ser derrotado. Que la agudización extrema de la lucha de clase, tanto en el terreno económico como en el político, hacía necesaria la existencia de una poderosa organización social unida, disciplinada, ya que con seguridad los adversarios históricos harían uso de todas las armas disponibles en su contra.

En el año de 1925, Escobedo formuló una crítica a las posiciones anarquistas ya que “todo lo combaten, todo lo critican, todo lo odian y todo les parece inconsistente y deleznable sin que nos hayan presentado hasta ahora un madurado plan de actividades individuales o corporativas que nos conduzcan irremisiblemente al soñado paraíso de la sociedad futura. Los anarquistas son críticos pero no encauzadores. Combatieron a Lenin, este genio altísimo de la época, porque estableció su dictadura con la Tercera Internacional de Moscú y sin embargo cuando los anarquistas pueden se convierten en los más odiosos dictadores dentro de las cuatro paredes de los locales proletarios. Dividen, intrigan y todo lo trastornan y cuando intervienen en los problemas de orden económico del asalariado organizado han demostrado una imperdonable torpeza dando al traste con la fuerza gremial, con la unidad colectiva que el sindicalismo conquistara en las fábricas y en los talleres, en los campos y en las minas”.

Diego Abad de Santillán había escrito que el motor de la historia no era la lucha de clases, como afirmaba Karl Marx sino la lucha de la humanidad y enderezó fuertes críticas contra los sindicalistas. Dijo: “Los anarquistas sostenemos que los pueblos tienen una capacidad infinita de recepción de todo noble idealismo y nos dirigimos a ella con la bandera de nuestras reivindicaciones integrales. Nosotros no queremos el pan sino la libertad y decimos que donde no existe la libertad tampoco existe el pan. El pueblo debe entender que no es por el camino del poder sino por el de la destrucción de todo principio de autoridad como llegara a la tierra prometida”.

Abad se deslindó de otro principio: utilizar a los sindicatos como instrumentos para hacer la revolución lo que los confundió en partidos políticos y afirmó que “todo sistema único de organización es contrario

al anarquismo para proclamar el derecho de todos los hombres a organizarse del modo que quieran, que aspiren y que puedan. La sociedad futura que nosotros queremos es una sociedad sin autoridad, ese es el único dogma que pregonamos, esa es la base fundamental del nuevo orden de cosas.

“Nosotros, particularmente podemos proclamar para nuestro uso personal o de grupo un determinado sistema de vida en el futuro, cuando haya desaparecido el estado. No caigamos jamás en la aberración de sostener tal o cual sistema económico como la panacea infalible de todos los males, como el único camino verdadero...”. 159

En este contexto se produjeron estas críticas de Escobedo, hombre de gran autoridad moral y de conocimiento íntimo pues lo mismo había actuado en las filas del anarquismo que con los sindicalistas tradicionales y había ocupado entre ellos importantes cargos directivos. Es importante señalar la incapacidad de los anarquistas para organizar alternativas viables y concretas, al margen de los grandes discursos, en el marco de la lucha de clases, conformándose más bien con la denuncia del orden social existente y con los reiterados ataques a los cromistas. El militante zacatecano los acusó de operar más bien como una cofradía, como una secta de insurrectos, que se desgastaban en medio de proclamas incendiarias, sin poder organizar o consolidar una estructura sindical sólida que realmente representara los intereses de los trabajadores. Y de conspirar contra la unidad de los sindicatos al excluir de sus filas a los obreros que no compartían sus puntos de vista. En efecto, como lo reconoció Abad, los anarquistas preferían las organizaciones pequeñas pues opinaban que sólo en ellas podía florecer la libertad de sus miembros y les concedía a esas agrupaciones un papel fundamental en la transformación revolucionaria de la sociedad, negando por completo importancia a los partidos proletarios.

Según Bustamante, los principios anarquistas, son propios de la naturaleza humana y se pueden observar como normas vigentes en las comunidades precristianas y calificó a Jesús de anarquista porque se opuso a que los hombres amontonaran tesoros. Decía Jesús: “Practicad la comunidad de bienes o venderlos y repartid su producto entre los pobres. Los ricos se condenan porque no dan su dinero a los pobres. Jesús tenía en nada al gobierno civil el que le pareció simple y sencillamente un abuso. A todo magistrado lo juzgaba como

enemigo de los hombres”.El autor también de Savia Roja inspiraba muchos de sus juicios políticos de los acontecimientos histórico de la Revolución Francesa indicando que muchas de las propuestas que había hecho Marx en el Manifiesto Comunista, sesenta años antes, ya las había formulado Babeuf. Igualmente, exaltó a Blanc que consideró que el estado debía ser el “único productor industrial, comercial y banquero”. No obstante, admitió, que tanto Babeuf y Blanc fracasaron, hasta que apareció Karl Marx al que consideró un “anarquista moderado”.

Bustamante estaba convencido de los triunfos que había obtenido el socialismo en Europa, como la jornada de ocho horas, el reconocimiento de los sindicatos, el descanso dominical, los salarios mínimos, pero al mismo tiempo hacía notar que sólo se trataba de un mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores y “nada más”. Encontró una estrecha conexión entre las ideas de Adam Smith y las de Marx y expuso algunas de las ideas centrales de éste, concluyendo, en sus palabras, que el capital se aprovecha del trabajo ajeno, del esfuerzo colectivo, de las invenciones de la ciencia y de las maquinas.

Recordó la heroicidad del anarquista Duval al ser interrogado por la policía de París, hizo una exhortación a conocer el nihilismo de Rusia y la obra de los anarquistas de ese país. Hizo notar que la prensa burguesa deforma el contenido del vocablo anarquista o anarquismo diciendo que es un sinónimo de vandalismo, insistiendo en que la propiedad es un robo en la sociedad humana. “Muchas revoluciones ha habido, lo mismo en Europa que en América, que llevan por fundamento, ideales anárquicos pero como las revoluciones en cuanto triunfan se aburguesan, resulta que mientras la revolución no se haga desde lo social, dirigidas y terminadas por “elementos “radicalmente anarquistas, lo único que se hará con las revoluciones será cambiar de amo, pero la sociedad permanecerá como hasta hoy, sometida en todas sus formas.

Criticaba a los industriales que en los talleres explotan a los obreros y a los comerciantes que sin el menor esfuerzo succionan también su trabajo y llamaba “zánganos” a los miembros del ejército, a los sacerdotes y a los burócratas. Por lo tanto, había que eliminar a esos “zánganos” y para ello había que socializar los medios de producción, eliminar la explotación del hombre por el hombre y establecer una sociedad en donde no habrá pobres ni ricos, sino todos

deberán trabajar. Partidario acérrimo de la acción directa ya que dijo no se podía esperar nada de la manuficiencia de los patrones.

La táctica que postulaba Bustamante era muy simple: derribar al gobierno, lo que sería apenas el inicio de la revolución y luego destruir las instituciones políticas y económicas. La realización de las reformas sociales sería obra exclusiva del pueblo y no de los partidos políticos. “Gobierno y revolución son voces antagónicas”, se aproxima el día en que el pueblo “habrá de apropiarse de todas las riquezas sociales.

A pesar de estas manifestaciones, Bustamante se incorporó a la causa constitucionalista, se hizo corresponsal de guerra para narrar las principales batallas de los generales que integraban esa corriente, le cantó loas a los generales Treviño y Obregón exaltando sus méritos militares no obstante que el anarquismo condenaba el uso de las armas y después se incorporó a las filas de la CROM siendo un redactor notable de su principal revista.

A continuación diseñó el gobierno del futuro: desaparecerán las fronteras, en el mundo sólo habrá un solo gran país, divido a su vez en continentes y municipios, habrá una junta social en que cada Continente tendrá una representación y lo mismo ocurrirá con los municipios; éste Consejo Social dirigirá la producción industrial y agrícola; se comprarán los bienes en los almacenes del Estado con bonos de trabajo y no con dinero, el cual desaparecerá; habrá también consejos Municipales los cuales recibirán sus haberes por medio de bonos, de tal manera que no puedan labrarse una fortuna; las comodidades se obtendrán en función de las horas dedicadas al trabajo.

Preconizó el amor libre, es decir, que el hombre y la mujer se unieran por ese vínculo y no por medio del matrimonio, por la abolición de las cárceles y que sólo hubiera colonias penales; al desarrollarse la sociedad los hombres dejan de ser superticiosos y miran la muerte sin la pena que hoy les causa.160

Agudización de las pugnas intergremiales entre cromistas y anarquistas

En la fábrica de Hilados y Tejidos “La Industria Nacional” también se presentó un conflicto intergremial entre la CROM y la CGT. El inspector

Carlos Ortiz Rojas, por instrucciones de Reynaldo Cervantes Torres, efectuó un encuentro entre los trabajadores adheridos a los sindicatos Redención y Progreso y a los miembros de Redención, cuyos líderes no acreditaron ninguna firma que avalara su existencia. Al hacerse el recuento ya mencionado, el sindicato cromista, tenía 126 afiliados, y en el segundo turno 128, mientras la CGT tenía 116 y 10 respectivamente. El Oficial Mayor del gobierno del estado de México, Eduardo Butrón, admitió que en efecto la CROM tenía la mayoría, pero exhortó a sus líderes a no tomar represalias en contra de la minoría cegetista. Se pensó que los elementos rojos estaban realizando una campaña en contra de la CROM y a favor del Partido Socialista del Trabajo. Los líderes de la CROM respetaron las instrucciones oficiales y no pidieron la expulsión de los elementos anarquistas.161

También en la fábrica La Virgen, ubicada en Ciudad Hidalgo, estado de Michoacán, se suscitó un conflicto entre los obreros rojos y los amarillos, según se desprende de la documentación consultada. Hubo varios choques entre ellos, descalificaciones mutuas y peticiones a las autoridades de que fueran reconocidos.162

Taibo informó que el primer encuentro entre los anarcomunistas y los cromistas en el Valle de México se dio en la fábrica de cigarros El Buen Tono. Los obreros pedían la recontratación de su dirigente despedido, Luis Margáin. Ante la intransigencia de la empresa se produjo una huelga, habiéndose instalado un comité integrado por Ezequiel Salcedo y Robert Haberman, por parte de la CROM, los hermanos Huitrón, Leopoldo Urmachea, Leonardo Hernández y Genaro Gómez. En una asamblea se discutió intensamente la táctica a seguir: mientras los cromistas trataban de realizar una mediación ante el presidente De la Huerta, los rojos planteaban la huelga general, triunfando la primera opción. Se logró al final que Margaín fuera liquidado con seis meses de salario y que la empresa pagara a los obreros los días que estuvieron en huelga. Hubo desde luego, fuertes discusiones entre los representantes de la CROM y los rojos.163

Hasta antes de la creación del Gran Cuerpo, las diferencias entre los anarquistas y los sindicalistas se abordaron en sendas asambleas, lo mismo en el seno de los sindicatos que en otras reuniones semejantes. Esas diferencias de dirimían frente a los trabajadores, es decir, de una manera democrática ya que a veces prevalecían unos, pero en otras ocasiones, sus opositores, en un clima de fraternidad y de amistad. Pero después que los anarquistas decidieron separarse de la CROM las

relaciones se tornaron más tensas y entraron a una aguda competencia por la representación de la clase obrera y después se cometieron los excesos ya conocidos en los sindicatos de panaderos y de tranviarios en el Distrito Federal.

Saiz Tejero, informó que el sindicato de Panaderos Rojos del Distrito Federal se organizó en 1915, bajo la dirección de Luis Díaz, Juventino Servín y Genaro Gómez y participó en la huelga de 1916; en 1918 actuó “desde posiciones de izquierda” dentro de la Federación de Sindicatos del Distrito Federal en contra de la CROM, aunque terminó por incorporarse a ella. En 1919 prestó su local para la constitución del Gran Cuerpo Central de Trabajadores y de otros grupos políticos. En junio de 1920, durante la Convención de Aguascalientes (de la CROM ), Servín defendió la postura de la central obrera, mientras Genaro Gómez estuvo presente como representante no oficial del Partido Comunista Mexicano, por lo que al regresar a la ciudad de México, Servín fue expulsado del sindicato y se consolidó el liderazgo de Gómez. En 1920 participó en la fundación de la Federación Comunista del Proletariado Mexicano y en febrero de 1921 en la CGT. Entre 1922 a 1925 se mantuvo a margen de la CGT y al margen también del PCM y en 1924 Servín fundó la Unión de Panaderos del Distrito Federal. 164

En otra misiva, Pedro Díaz explicó que en el seno del Sindicato de Panaderos habían bautizado a una niña con el nombre de Anarquía, hija de Federico Cevallos y que Manuela Ortiz Córdoba no se había presentado a esa ceremonia. Hubo después una velada poética y se habló en contra de la política “ante un auditorio en que había rojos y elementos de la CROM”165 Díaz denostó a la política en la que los trabajadores se conformaban como una borregada. Valadés se refirió a las fricciones que Díaz tenía con Ortiz Córdoba en el sindicato de Panaderos, pidiéndole al primero que “actuara con pies de plomo”.166

En realidad, Valadés estaba satisfecho con la importante actividad ideológica y organizativa que Díaz había realizado en el puerto jarocho, en medio de grandes carencias económicas y el 16 de mayo le pidió que prepara las condiciones para efectuar un congreso campesino “para contrarrestar la fuerza que tenía Galván (Úrsulo) y compañía “y después hizo mención de las ambiciones políticas que tenía Ortiz Córdoba quien deseaba ser presidente municipal.167 Díaz estaba ya en la dirección del Sindicato de Panaderos desde donde daba a conocer sus ideas acráticas, pero enfrentaba la oposición de Enrique González, compadre de Ortiz Córdoba, quienes deseaban quitarlo de ese cargo.168

Pedro Díaz, enviado por la dirección de la CGT, actuaba dentro de algunos sindicatos de la CROM en el puerto de Veracruz, llevando a los trabajadores las ideas y concepciones del sindicalismo libertario. Operó en el sindicato de la Alimentación, informando que su secretario general, E. González había abandonado el trabajo sindical para dedicarse a actividades electorales y que también se habían producido cambios en el sindicato de Panaderos. Organizó funciones de teatro revolucionario, dictó conferencias y charlas y atendió conflictos que le plantearon los repartidores de pan y los cargadores.”169 “Estoy completamente solo en este terreno pues Marín está trabajando, lo mismo que Saúl García y sólo cuento con ellos después de las seis de la tarde en adelante y bien poco podemos hacer, mientras tanto trato de levantar el ánimo de los compañeros que parece despertar”.170

Informó que el sindicato de Cargadores había adoptado el lema de la CGT, Salud y Comunismo Libertario. “Sin cesar noche a noche hablo con distintos sindicatos. Estoy tratando de resolver el conflicto de los repartidores de pan. Éstos declararon un boicot a la panadería de Cinco de Mayo pero cometieron algunas tonteras sin consultar a la asamblea y no pude orientarlos”. Narró que en una asamblea uno de los asistentes había dicho que los panderos “estaban cansados de revolucionarismo y de principios libertarios y que lo que ellos querían era comida y no ideales”171 Díaz tuvo que hacer algunas precisiones acerca de los alcances del sindicalismo revolucionario.

Este cegetista operó también en el gremio de los molineros teniendo que cargar bultos de harina “pues no deseaba ser una carga para nadie” hasta que se provocó una lesión y ya no pudo seguir en esos menesteres. Díaz se encontraba prácticamente sin recursos económicos, sin dinero ni siquiera para comer señalando que había pedido ayuda al sindicato de Panaderos pero que le habían contestado que no había dinero pues los trabajadores no pagaban sus cuotas, y después reconoció que la mayoría de los dirigentes de esa organización eran “políticos”. En otra carta precisó que consideraba prematuro impartir un curso de formación ideológica para los dirigentes ya que de inmediato sería descubierto su pensamiento anarquista y habría un problema contra él. Sin embargo, en el sindicato de Estibadores dio una conferencia sobre los principios de la CGT señalando que había sido aceptado por los trabajadores y que incluso le asignaron un cargo en el sindicato de Panaderos: “he notado que soy bien atendido y escuchado y que el ánimo de los compañeros cobra bríos ante mis palabras y esto me llena de ímpetu para llevar adelante la lucha” pero que desgraciadamente sólo estaba recibiendo

los alimentos del medio día” por lo que había pensando en regresar a la ciudad de México si esa situación de penuria extrema continuaba. 172

En junio de 1926, Gilberto Enríquez, Federico Camacho, Jesús Patiño y Demetrio Villegas decidieron separarse de la Federación Obrera Potosina, de la CROM, para ingresar a la CGT sobre la base del “sindicalismo revolucionario. Nuestra lucha es de clase, fuera de toda política, haciendo uso de todas las armas de un verdadero sindicalismo, como es la huelga general, el boicot, el sabotaje y la label. Nuestras peticiones en la lucha serán las que levanten el espíritu de todos nuestro elementos, estudiando y preparándonos, por la jornada máxima de seis horas, teniendo en cuenta el gran número de trabajadores que no tienen empleo. También lucharemos por el abaratamiento de los artículos de primera necesidad. Tenemos como finalidad el comunismo libertario”. Después lanzaron críticas a los dirigentes de la CROM “que con sus convenios y negociaciones con el gobierno y los capitalistas perciben hasta tres sueldos por lo menos, tienen una insaciable sed de oro, sin importarles la deshonra y la desgracia de los que hemos dado estas facilidades". Se refirieron concretamente a los líderes del comité sindical de la fábrica de San Felipe, quienes con su actitud negligente habían dejado en la miseria a cientos de trabajadores. 173

En el informe de la CGT al secretariado de la Asociación Internacional de Trabajadores, de noviembre de 1925 se dijo174 que la CROM ha usado todas las armas para llevar a la práctica los mandatos de Calles teniendo como especialidad la de ponerse de acuerdo con los patrones. En todos los conflictos, un miembro de la CROM asesora al patrón”. Enseguida hizo referencia al asunto de la Carolina en la que el sindicato de la CROM había firmado un contrato de trabajo mediante el cual se prohibía que el sindicato estallara cualquier huelga debiendo negociarse directamente entre el Comité central y la empresa, lo que dio lugar a que los obreros se separaran de la central obrera para ingresar a la CGT por lo que la primera pidió la intervención de la fuerza pública para que protegiera a sus agremiados. En el caso de la Carolina se informó también que habían sido despedidos 17 trabajadores pero que en virtud de la intervención de Celestino Gasca, gobernador del Distrito Federal se les había restituido en sus puestos, ante lo cual la Federación del Ramo Textil había declarado una huelga pero que Calles nuevamente había enviado protección a la CROM. “Los soldados se introdujeron al interior de la fábrica, provocando a los trabajadores, lo que provocó un choque entre aquellos y éstos. Los

trabajadores se posesionaron de la fábrica y echaron fuera a los vaquetones y a los soldados”, se afirmó.

A su vez, en el informe del Consejo Confederal, enviado a la AIT, se afirmó que la Federación Coahuilense del Trabajo y la Federación de Progreso, Yucatán habían roto vínculos con la CROM para pasarse a la CGT. En cuanto a la situación prevaleciente en la industria textil, señaló que por la lucha de la CGT habían sido depuestos administradores en varias factorías, lo que había provocado la intervención del ejército, habiendo respondido con una huelga general, sin esperar a realizar ninguna negociación con el gobierno. 175

En agosto se informó que la CROM se desmoronaba pues se habían separado la Unión de Sastres del Distrito Federal, la Unión de Filarmónicos, el Sindicato de Fabricantes de Camas, los trabajadores de la industria de la madera, la Federación de Trabajadores de Artes Gráficas, la Federación de la Industria Metalúrgica, el Sindicato de Trabajadores de Transportes. 176

El texto de este comunicado pecaba de exageración; al contrario, en ese momento, la CROM se encontraba en un mayor nivel de crecimiento cuantitativo y de vigorización de su fuerza social y política ya que de las separaciones que se mencionan la única realmente significativa fue la experimentada en la Federación de Sindicatos de Artes Gráficas, sino que ello implicara que la CROM había perdido por ello su presencia en ese gremio. Es necesario hacer notar que la mayoría de las deserciones invocadas se dieron en el Distrito Federal.

LA Federación de uniones y sindicatos de Artes Gráficas expulsó de su seno a Regino Hernández Llergo, Guillermo Durante de la Cabarga, Luis Moreno Irázabal y Manuel Basterro Mellado, Fredesvindo Elvira Alonso los cuales habían intentado formar una Federación de Artes Gráficas “para sacudirse la tutela de la CROM.” 177 El 17 de julio se anunció que esos elementos ingresaban a la CGT, al igual que algunos trabajadores de la Unión de Obreros de Periódicos Diarios, quienes de inmediato pretendieron ocupar cargos de dirección en aquella organización.178 El 24 la Federación de Uniones y Sindicatos realizó un importante acto de masas el cual fue presidido por Morones y Moneda. Morones llamó a las agrupaciones a reforzar su unidad interna sin hacer caso de los despechados, a los que acusó de ser “elementos malsanos, sin conciencia sindicalista.” 179 La incorporación de los

expulsados a las filas de la CGT hizo que, por lo opuesto, se desafiliara, en tono de protesta, la Federación de Sindicatos Obreros y Campesinos del estado de México, aduciendo que la llamada Federación de Uniones y Sindicatos en realidad no existía. Ello propició que se acusara a la dirección de la CGT de “estar desarrollando un radicalismo absurdo, el cual no se sostiene por la fuerza numérica en estos casos”.180. Ausencio López Arce acusó a los “rojos” de mantener una actitud pasiva ante la embestida de los elementos clericales contra el general Calles, mientras la CROM había realizado una gigantesca manifestación en las calles de la ciudad de México. 181

El 1 de junio de 1926, el periodista Guillermo Durante de Cabarga reunió al sindicato de Redactores y Empleados de la Prensa en el Distrito Federal en donde afirmó que el Comité Central de la CROM había castrado el espíritu de sus miembros e implantó un fascismo vergonzante. 182

En abril de 1928, el Comité Ejecutivo de la Confederación Sindicalista de Obreros y Campesinos del estado de Veracruz determinó la expulsión de Andrés Gines, Roberto Celis, Alberto Rosado, David Lara Pardo, José Briones, del sindicato de hilados y tejidos de la fábrica de Cocolapan por realizar una labor divisionista que culminó con la pérdida de la vida de Reynaldo Pantoja. 183 El sindicato socialista de Obreros y Campesinos “Juan Rodríguez Clara “expulsó a Anselmo Rodríguez por realizar una acción de oposición en contra del Comité Ejecutivo.184 Fueron excluidos Miguel Rodríguez, Febronio González. Sabino Ronsón, de la Unión de Colonos de Jalapa por haber participado el lado de los infidentes delahuertistas. 185 El sindicato evolutivo de la federación de Inquilinos de Jalapa, el 7 de noviembre, determinó la salida de Alfonso Botello por servir a las fuerzas de seguridad del estado.186 El 6 de noviembre fue sancionado Encarnación Maldonado por asistir a una reunión en la que se pretendió dividir a la Confederación. En el interior de la Liga de Oficiales Navales fueron expulsados David Coello, Arturo Medina, Francisco Pérez Grovas, Luis Ibarra, Julián Camacho por no cumplir con el acuerdo de boicotear a la compañía petrolera El Águila.187

Se planteo un conflicto entre el sindicato de Panaderos de Jalapa y la Confederación Sindicalista “porque aquél hacía muchos planteamientos descabellados “por lo que pidieron la intervención del Comité Central para resolver asuntos de organización y propaganda. No obstante, estas diferencias, el Comité Ejecutivo respetó la decisión de aquel sindicato de excluir a tres de sus miembros, afirmando que

esas agrupaciones eran autónomas en su régimen interno.188 Fueron expulsados de la Unión de Obreros, Estibadores y Jornaleros, Bibiano Barahona, Onésimo Vázquez, Tiburcio Ortega, Gregorio León por favorecer a los capitalistas y pretender debilitar a la organización obrera.189 Igual sanción recibió Vicente Carrillo, del sindicato de Obreros Estibadores Estableros, ya que todos los acuerdos de las asambleas los comunicaban a los patrones. Del Sindicato de Escogedoras de Café, en el mes de febrero de 1927 fueron expulsadas Aurora Luna, Luz Oviedo, María García, Manuela Reyes, Petra Palacios por ser enemigas del Comité Central y del presidente de la República en el marco del conflicto religioso.190 Del Distrito Federal pasó al estado de Coahuila, primero y después al estado de Veracruz, Otilio Vences, teniendo siempre como compañero a Ciro Mendoza, afiliados a la CGT por lo que fueron considerados enemigos de la CROM. En torno a Vences se emitió una circular en la cual se identificaba que era un mal elemento que había que rechazar por sus antecedentes. Asimismo, el Consejo confederal acordó la expulsión de Abraham Torres, Eladio Castillo, Aurelio Martínez por emplear prácticas disolventes que pretenden dividir a los sindicatos.191

Se criticó la política de la CROM consistente en defender la industria nacional “por ser una idea absurda, copiada por Morones de los socialdemócratas alemanes quienes habían aconsejado la idea de la nacionalización, pues no es de esa manera como puede superarse el caos existente sino con la abolición del sistema de producción y de consumo establecido, el país en nada mejorará pues hemos visto que muchas veces los burgueses nacionales son más criminales que los extranjeros, la nación seguirá viviendo con las arcas vacías.” Denunciaron que la nacionalización de la industria, impulsada en Alemania, había sido “sólo un engaño pues los obreros seguían trabajando prolongadas jornadas y disfrutaban de misérrimos salarios” y lo mismo había ocurrido en Inglaterra y Francia.192

Después del año de 1927, la dirección de la CROM aplicó una política de estímulo y de protección a la industria nacional, en contra de las importaciones de artículos extranjeros, en el contexto de la política callista de reconstrucción económica, que pretendía sentar las bases de un desarrollo manufacturero propio. A partir de ese momento, se inició una política de apaciguamiento o de una menor confrontación, si se quiere, en el marco de las relaciones de la Federación Nacional del ramo textil y de sus organismos afiliados, con los patrones que incluyó la aceptación de una serie de reajustes o despidos de trabajadores, a cambio de mantener en operación las empresas. Esa política fue

condenada desde luego por la CGT pero por estar ésta, ya inmersa en la crisis desatada por el grupo de Ciro Mendoza, no presentó alternativas para evitar medidas de esa naturaleza, las cuales afectaron por igual a obreros de las dos organizaciones.

Para Reyna Muñoz, la posición de los trabajadores afiliados a la CGT era la de no aceptar la reducción de personal, ni los ajustes salariales y en cambio insistió en la estandarización de los salarios en toda la república. “Esta posición correspondía a la etapa en que la CGT había abandonado su radicalismo y sólo se concentraba en hacer declaraciones anticapitalistas, amenazar con la trillada huelga general y a solicitar la incautación de las fábricas por el gobierno. El discurso suplió las acciones.“193

Para Álvarez, la CGT “era la organización contraria por excelencia a la CROM. La alianza de la CROM con el sistema se preveía desde antes de su misma formación. El Congreso de Saltillo fue costeado por el gobierno del estado de Coahuila, con anuencia lógica del poder federal”. Según este autor, la CGT consideraba que el sindicato era el centro del cual partiría los cambios, tanto económicos como sociales,” independientemente de toda infiltración política.” 194

Al informar del mitin de la CROM, realizado el 31 de abril, en preparación de la conmemoración del primero de mayo, se destacó que el discurso de Morones había sido de carácter político pues había atacado a las organizaciones adheridas al Frente Único Obrero, al licenciado Portes Gil, a Luis L. León y al senador Federico Rocha. Ya en la manifestación misma de los contingentes de la central obrera siguieron los que pertenecían a la CGT en donde un obrero (no se mencionó su nombre) atacó a sus vez, a los dirigentes de la CROM, en especial a Morones, a los dirigentes del PNR. Otro anarquista de apellido Rangel pronunció un discurso de ese mismo corte, pero no hubo desórdenes. Después, en la noche, la CROM organizó una verbena popular, con juegos pirotécnicos y en medio de esa celebración, miembros del Partido Comunista y de la CGT repartieron propaganda.195

Por su parte, la Unión Sindical de empleados de Hoteles del Distrito Federal, el mismo día 29 de abril, celebró una velada literario musical en la que participaron con sendas alocuciones Vicente Lombardo Toledano y Luis N. Morones. El sindicato de trabajadores del ramo de la Madera, adherido a la CGT, publicó un volante en el que se decía que

“sostenemos una cruenta lucha contra la reacción, contra el reformismos, contra los falsos líderes que traicionan a los trabajadores entregándolos a los caprichos de la burguesía y el estado”.196

Sobre la actitud asumida por la CSUM, se dijo que trató a toda costa de atraerse a los sin trabajo y que pretendió lanzar proyectiles y disparos contra los elementos del gobierno, tratando también de romper a los contingentes de la CROM y de la CGT. En lo que se refiere a esta última, realizó un mitin en las calles de Correo Mayor y Corregidora en el cual hicieron uso de la palabra dos oradores quienes pidieron a los trabajadores que se cuidaran mucho de los políticos profesionales. 197

Los dirigentes de la sucursal número tres del sindicato de Obreros de Santa Rosalía, Coahuila, anunciaron su separación de la CROM porque, adujeron, se había convertido en un partido político olvidándose de los postulados del proletariado mexicano y “porque sus líderes sólo ambicionan acomodarse en los puestos públicos, sin preocuparse de los problemas de los elementos afiliados a esa central obrera”. Declararon que se incorporaban a la CGT “que encarna las aspiraciones de los trabajadores”.198

El 7 de agosto, el Sindicato de Panaderos, Bizcocheros y Reposteros del Distrito Federal denunció que la Junta de Conciliación y Arbitraje había decretado un laudo por medio del cual, se establecía el trabajo a destajo, lo que era violatorio de la Constitución. Le recordaron a Calles que cuando el era gobernador del estado de Sonora eliminó ese tipo de trabajo porque “aniquilaba a la raza”. Le exigieron que se rectificara la decisión tomada por los propietarios de la tahonas.199 Para solucionar este problema Calles designó a Gonzalo Vázquez Vela, Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación, pero al renunciar éste a su cargo, el problema quedó en manos del titular de esa dependencia, Emilio Portes Gil. La CROM aprovechó la ocasión para atacar a Herón Proal y a Genaro Gómez diciendo que eran “rojos y comunistas” y de tratar de recusar el nombramiento que se había hecho del político tamaulipeco, como presidente del Tribunal de Arbitraje.200

Durante la reunión de la Cámara Nacional del Trabajo, del mes de febrero de 1932, Luis Araiza se pronunció porque los obreros y los campesinos no participaran en política porque ésta encendía el odio y las pasiones y pone a un trabajador frente a otro trabajador. 201 “En consecuencia, salen sobrando en el seno de esta convención aquellos

elementos que piensan salir diputados o senadores, hay que decirles que están equivocados, que aquí venimos a discutir el problema social, de orden económico y de mejoramiento integral de la clase trabajadora”. Araiza, quien habló a nombre de la CGT se quejó de que siempre ha sido objeto de ataques de la CROM, pero en ese momento dijo que olvidaba todos los atentados sufridos y que se sumaba a la Federación del Distrito Federal, encabezada por Pérez Medina. 202

Varios delegados del interior del país criticaron a Pérez Medina porque había decidido reconocer a más de dos federaciones por entidad federativa, lo cual, dijeron, sólo fomentaba el divisionismo entre la clase obrera. En contraposición a lo que con vehemencia había afirmado Araiza momentos antes, Pérez Medina dijo que el presidente Abelardo Rodríguez al haber establecido el salario mínimo, debía ser considerado gran amigo de los trabajadores. 203

El delegado Falcón, del estado de Tamaulipas, rechazó la actitud de Pérez Medina afirmando que no se debe lanzar elogios a ninguna de las personalidades de la política nacional, que no se debe transformar la asamblea en un mitin político y que todas las energías de la Cámara deben dedicarse al mejoramiento integral de la clase trabajadora.

Mientras unos delegados lanzaban elogios a Calles, siguiendo la tónica política marcada por Pérez Medina, otros delegados juzgaban negativas formular esa clase de consideraciones.

La participación de Araiza en esa reunión, a nombre de la CGT, era verdaderamente contradictoria, pues recomendó se observara el principio general de la abstención en materia política, pero el mismo enfrentaba la acusación de que había estado en colaboración con el régimen de De la Huerta y su conducta personal era objeto de evaluación y discusión. De pronto se olvidaron todos los ataques que ellos habían lanzado en contra de la CROM durante una década y ahora buscaban una alianza con ella, la realización de acciones conjuntas, la fusión si había condiciones propicias para ello, desdeñando el hecho de que también Pérez Medina había sido condenado en la CROM por enriquecimiento. El discurso de Araiza era improcedente pues al parecer ignoraba, o pretendía hacerlo, que detrás de la separación de ese importante número de sindicatos estaba la dirección del PNR, la mano de Portes Gil quien había prometido la asignación de recursos económicos para crear otra organización con los despojos de la CROM, así como el compromiso asumido con sus dirigentes para ocupar cargos públicos. Cuesta

trabajo pensar que Araiza desconocía los antecedentes de Pérez Medina, a sus patrocinadores, sus planes y proyectos.

Durante la inauguración de la Cámara del trabajo en el Distrito Federal, el 10 de septiembre de 1931, se contó con el evidente apoyo del presidente Rodríguez. Participó Alfredo Pérez Medina, de quien dice Salazar, disfrutó durante mucho tiempo del apoyo de Morones, el que se equivocó y sólo produjo amargura. Habló en ese acto también Luis Araiza quien señaló que estaba arrepentido de haber militado en las filas del anarconsindicalismo, manifestando que había perdido el tiempo. Para él, al reprimir a la CGT, “la arrancó la venda de las ilusiones”.204

2 Carta de Marcelino Soto a Marcos López Jiménez, 4 de noviembre de 1914, Departamento del trabajo, AGN.3 Carta de A. León Sánchez, y Jerónimo Rivas a la COM, 16 de diciembre de 1914, Departamento del Trabajo, 16 de diciembre de 1914, Departamento del Trabajo, AGN.4 Lista de pases por ferrocarril a miembros de la Casa del Obrero Mundial, 14 de octubre de 1914, Departamento del Trabajo, AGN.7 Cevallos B. Giro, Sobre la Huelga, 4 de agosto de 1917.8 Circular número 12, del Comité Central 3 de diciembre de 1918, A CROM.9 Bakunin, Mijail, Estatismo y Anarquía, p. 84.10 Bandera Roja, 1 de mayo de 1918 IIHS.

11 Bandera Roja, 22 de febrero de 1918 IIHS.12 Abad de Santillán, Diego, ¿Dónde estamos? 13 Programa de Grupo de Cultura Racional, Aguascalientes, en Libertario, el 30 de marzo de 1919, IIHS14 Hobsbawm, Eric, Marxismo e Historia Social, p. 7315 Intervención de Jorge Borrán en la Conferencia de Atlantic City, en El Socialista, septiembre de 1919 IIHS.16 Salazar, Rosendo, Las Pugnas de la Gleba, p. 26117 Urmachea, Leopoldo, Rojos y Amarillos, Vida Nueva, 10 de octubre de 1920 IIHS Ámsterdam

Como lo reconoció Salazar, el presidente Rodríguez apoyó la creación de la Cámara Nacional del Trabajo, con el propósito de atraer a ese importante grupo de trabajadores a las filas del PNR y aún estando informado de esta situación había concurrido a respaldar a Pérez Medina. Su presencia en esa reunión, al igual que la de Araiza, implicaba una negación total de los principios anarquistas y de su militancia anterior. A la vez, le daban la razón al grupo de Morones que había proclamado la necesidad de que los trabajadores participaran en

18 Libertario, 31 de agosto de 191919 Oficio de Nicolás T. Bernal a los dirigentes del sindicato de Río Blanco, 12 de abril de 1919, A sindicato de Río Blanco20 Araiza, Luis. Historia. P. 6721 Rodríguez, Miguel, Los Tranviarios en los años veinte. En Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, IIH-UNAM, México, 198622 Boletín de la Cámara Obrera de Zacatecas, 29 de julio de 1921, A sindicato Río Blanco23 Carta de Eulalio Martínez a Ignacio García, 24 de agosto de 1921,A sindicato Río Blanco24 (Rosenberg, Florencio y Zárate, Margarita, Informe de la CGT, 1921-1924, en Historia y Crónicas de la Clase Obrera, INAH-ENAH, México, 1981, 189 p. 10525 Marx-Bakunin, Socialismo autoritario, p. 20426 Vizcaíno Rogelio e Ignacio Taibo, Paco, Informe sobre los rojos, mayo de 1918 a febrero de 1921, en Historia y crónicas de la clase obrera, INAH-ENA, México,1981, 189 p p. 10527 Leal, Juan Felipe, Agrupaciones y burocracias sindicales en México, 1906-1938. Tierra Nueva, México, 1985, 207 p. P. 9728 Leal, Juan Felipe, Agrupaciones y Burocracias.... p. 10229 Manifiesto del Consejo Ejecutivo de la CGT, noviembre de 1921 A JCV30 Manifiesto del Consejo Ejecutivo de la CGT, noviembre de 1921 A JCV31 Corbiere, Emilio, La Cultura Obrera argentina como base de la transformación social, (1890-1940) versión electrónica

actividades políticas, situación que ahora ellos estaban aceptando. Dijeron estar decepcionados de los resultados que habían originado las luchas de la CGT, de que en cierta forma habían actuado con una gran ingenuidad pues esperaban de parte de Obregón una actitud benevolente, mientras ellos preconizaban y llevaban a la práctica el principio de la acción directa.

EN abril de 1933, después de la expulsión de Pérez Medina, en el Distrito Federal, el Comité Central hizo un llamado a la Confederación 32 Estefanía Carlos, Los anarquistas cubanos a fines del siglo XIX, versión electrónica.33 Norvell, Jean, Elizabeth, La Federación Local de Trabajadores del puerto de Veracruz, 1919-1925, Actores sociales en el proceso de transformación, Veracruz en los años veinte, p. 5934 Norveel, Jean Elizabeth, La Federación Local de Trabajadores de Veracruz, p.7535 Después del Crimen, Verbo Rojo,1 de noviembre de 1922 A JCV36 Bakunin Mijail, Estatismo y Anarquía, p. 16237 Acta de la reunión del grupo comunista, 28 de enero de 1921, A sindicato Río Blanco.38 Marba, Palmiro, Orígenes del Movimiento... p. 59139 Adleson, Lief, Coyuntura y Conciencia, p.65440 Qué es la AIT, febrero de 199741 Programa y Estatutos de la AIT.42 Historia de la AIT, septiembre de 200043 Datos sobre la historia de la AIT, septiembre de 200044 Principios y Estatutos de la AIT45 Informe de Manuel Díaz Ramírez al Consejo Directivo de la CGT, 13 de enero de 1923, A CEMOS46 Rocker, Rudolf, Evolución del anarquismo, p. 2447 Valadés, José C. Relaciones Internacionales de la AIT, marzo de 1922 a JCV48 Bakuni, Mijail, Estatismo y Anarquía. P. 121

Nacional de Electricistas, la Confederación General del Trabajo, la Alianza de Trabajadores Tranviarios, a la Liga de Comunidades Agrarias del estado de Veracruz “para que se superaran los conflictos intergremiales que tanto habían afectado a los trabajadores” convocándolos a una reunión, la cual se aplazó una y otra vez, pues la CGT citó a otra reunión, de la que excluyó a la CROM.205

49 Estefanía, Carlos, Los anarquistas cubanos.... p. Versión electrónica50 Hobsbawn, Eric, Marxismo e Historia Social, p, 7553 Carta de Harry Weinberger a Álvaro Obregón, 30 de enero de 1922, AGN OC 811- w-254 Carta de Pat Neff a Harry Weinberger, el 17 de febrero de 1922 AGN OC 811- w- 255 Carta de Harry Weinberger a Pat Neff, el 21 de febrero de 1922 AGC OC 811-W.256 Carta de S. Adel a Álvaro Obregón, el 22 de marzo de 1922 AGN OC 811- w.257 Oficio de la legislatura del estado de Yucatán a Álvaro Obregón, abril de 1922 AGN OC 811-W.258 Carta de Harry Weinberger a Álvaro Obregón el 18 de julio de 1922,AGN OC 811-W-259 Carta de H. Daugherty a Luis N. Morones, el 28 de julio de 1922 AG oc 811-w.260 Rico, Juan, Salvajismo increíble, Acción, 8 de febrero de 1926. A CROM61 Telegrama de Guillermo Martínez a Eduardo Moneda, el 29 de noviembre de 1922 A CROM.62 Telegrama de Eduardo Moneda a Enrique Flores Magón, el 30 de noviembre de 1922 A CROM63 Carta manuscrita de Enrique Flores Magón a Eduardo Moneda, 6 de diciembre de 1922 A CROM64 Telegrama de Eduardo Moneda a Enrique Flores Magón, el 30 de diciembre de 192265 Carta de la confederación de Sociedades Ferrocarrileras al Comité Central de la CROM, 12 de enero de 1923 A CROM

Después de la crisis de 1929 y de una manera particular a raíz de la separación de los grupos de Pérez Medina y de Lombardo Toledano, el Comité Central formuló un llamamiento a las demás organizaciones sindicales para que iniciaran un proceso unitario que diera como resultado la creación de una nueva organización obrera, pero desde luego esta excitativa no tuvo éxito ya que los comunistas habían constituido la CSUM y pensaban que esa invitación era un reflejo de la desesperación que padecían los dirigentes de esa organización ante la

66 Carta del Comité Central de la CROM a la confederación de Sociedades Ferrocarrileras, el 15 de enero de 1923 A CROM67 Humanidad, el 4 de febrero de 192468 Minguez, Vicente, El Sindicalismo frente a los partidos políticos, Vía Libre, órgano de la CGT, 23 de agosto de 1922 IIHS- Ámsterdam69 Barrabás, Vía Libre, 6 de septiembre de 1922 IIHS- Ámsterdam70 Torres, T. Errores capitales de la organización obrera de México, Nuestros Ideales, órgano de la CGT, 30 de mayo de 1922 IIHS Ámsterdam71 Nuestros Ideales, 9 de agosto de 192272 García, J. La CGT confirma su regresión y desvergüenza, Paso, noviembre de 1931 A JCV

73 Nuestros Ideales, 18 de marzo de 1922. A-IIHS74 Manifiesto de la CGT, el 12 de octubre de 1922 AGN OC 407-s-2175 Protesta de la Unión de Carpinteros y Similares, 13 de noviembre de 1922 AGN OC 407-s-2176 Carta del Sindicato de Inquilinos a Álvaro Obregón, 2 de noviembre de 1922 AFN OC, 407-S-2177 Carta del sindicato de Obreros de Guadalupe a Álvaro Obregón, el 7 de noviembre de 1922 AGN OC 407.s2178 Telegrama del PCM a Álvaro Obregón, el20 de octubre de 1922 AGN OC 407.s-2179 Telegrama de Álvaro Obregón al PCM, 21 de octubre de 1922 A GN OC 407-S-2180 Carta del PCM a Álvaro Obregón ,el 14 de diciembre de 1927 AGN OC, 407.s.2181 Carta de la CT a Álvaro Obregón el 30 de noviembre de 1922, AGN OC 407.s-21

deserción de muchos de sus agrupaciones. Por el contrario, calcularon, que la mayoría de ellas se sumaría a la central comunista, lo que desde luego no sucedió pues emergió con una gran fuerza nacional la corriente encabezada por Lombardo Toledano. En cuanto a la CGT ésta se encontraba en una situación de extrema debilidad pues los dirigentes oportunistas ya de había apoderado del Consejo Confederal y estaban aplicando una política gobiernista.

82 Carta de Álvaro Obregón a la CGT, 9 de diciembre de 1922 AGN OC 407.s.2183 Carta del PCM a Álvaro Obregón, 27 de octubre de 1922 AGN OC 407.s.2184 Telegrama de Álvaro Obregón 9 de febrero de 1923 AGN OC 407. s.2185 Araiza, Luis, Historia del Movimiento Obrero en México, p. 2886 Sagitario, 17 de abril de 1923, A IIHS87 Manifiesto Pro Unificación Obrera, el 18 de diciembre de 1925 AIIHS

88 Declaración de la Federación Local de la CGT en Monterrey, 8 de noviembre de 1925 A IIHS89 Carta de la CGT al presidente Álvaro Obregón, en Los Primeros de Mayo en México, Costa Amic, México, 1965, 351 p. p 7490 Carta de la Unión de Carpinteros a Álvaro Obregón, 17 de noviembre de 192291 Carta de Enrique Lara a Álvaro Obregón, 7 de noviembre de 192292 Telegrama del Local del PCM a Álvaro Obregón, 20 de octubre de 192293 Carta del Comité Ejecutivo de la CGT a Álvaro Obregón, 30 de noviembre de 1922 94 Carta del PCM a Álvaro Obregón, el 18 de noviembre de 192295 Res, Lino, Trabajadores de la República, Ese es el enemigo. Revista CROM, agosto de 192996 Llamamiento del Comité Pro Unificación Obrera, 1 de diciembre de 1923 A JCV97 Manifiesto de la Federación Local, sin fecha, A JCV98 Manifiesto de la Federación Local, agosto de 1923 A JCV

Para Treviño, no afectaba a los principios de justicia que tiene el proletariado, si la historia se explica desde el punto de vista materialista o desde el punto de vista idealista, precisando que en realidad existían dos tipos de comunistas, los comunistas políticos, seguidores de Marx y los comunistas anarquistas, guiado por Kropotkine. “No hemos de cansarnos en repetir que la CROM en una asociación de lucha que propugna por la lucha de clases porque quien dice clases, dice opresión, privilegios, coalición formada por el egoísmo”.99 Romero de Tamayo, Laura, Historia de una lucha: inquilinos rojos contra sindicalismo católico, edición mecanográfica, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 1981, 24 p. P. 6100 Robles, Alessio Vito, Desfile Sangriento, Editorial Porrúa, México, 1979, 388p, p.15-16101 Carta de Juan Lozano a Eduardo moneda, 7 de febrero de 1923 A CROM102 Carta de Juan Lozano a Eduardo moneda, 7 de febrero de 1923 A CROM103 Carta de Juan Lozano a Eduardo Moneda , 15 de febrero de 1923 A CROM104 Carta de Juan Lozano a Eduardo Moneda, el 17 de febrero de 1923 A CROM

105 Carta de Eulalio Martínez a Eduardo Moneda, 12 de febrero de 1923 A CROM106 Telegrama de Eduardo Moneda a Herminio Fuentes, l 15 de febrero de 1923 A CROM107 Acuerdo del Consejo Confederal de la Confederación Sindicalista, 21 De febrero de 1923108 Carta de Eulalio Martínez a Eduardo Moneda, 24 de febrero de 1923 A CROM109 Manifiesto de los grupos anarquistas, marzo de 1923. A JVC.110 Ciro Mendoza, Nuestra Palabra, 5 de julio de 1923, A-JCV111 Ciro Mendoza, Nuestra Palabra, 28 de junio de 1923, A-JCV112 Ciro Mendoza, Nuestra Palabra, 19 de julio de 1923, A-JCV113 Mensaje del secretariado de la AIT a la CGT, 14 de diciembre de 1924 AJCV114 De Gortari, Rabiela, Rebeca, Petróleo y Clase Obrera... p. 221

Dijo que la lucha de la CROM se había extendido en dos frentes, contra la clase política, el PNR y contra la clase industrial capitalista, pero al entrar en el campo de las definiciones señaló que la CROM no se adhería a ninguno de ellos. Por el contrario, había que unificar a todos los sindicatos de trabajadores cualquiera que fuera su ideología táctica de lucha, con la única condición de que aceptaran la lucha de clases y la necesidad de sustituir al régimen capitalista.

115 De Gortari Rabiela. Rebeca. Petróleo y Clase Obrera en la zona del Golfo de México, 1920-1928.Tesis profesional, FCPS, UNAM. 262 p. p. 200116 De Gortari Rabiela. Petróleo y Clase Obrera.....p. 15117 Juárez, Benito, Organización y Lucha Sindical, p. 145118 Juárez, Benito, Mirna, Alicia, Organización y lucha sindical de los petroleros de Veracruz, 1918-1928, tesis de licenciatura en sociología. Universidad Veracruzana, Jalapa. 1983, 126pp.35119 Manifiesto del Sindicato de Obreros y Expendedores de Hielo, Tampico, junio de 1924 AJVC.120 Informe de Canuto Tariñon a la Cámara del Trabajo de Orizaba, 30 de diciembre de 1924, A sindicato Santa Rosa121 Carta de Arturo Bruscheta a José C. Valadés, 20 de enero de 1924 AJCV

122 Acta de la sesión del Sindicato de Agricultores Unidos, del Río Bravo, Margaritas, Coahuila, el 4 de diciembre de 1924 A JCV123 Carta de Diego Abad de Santillán a José C. Valadés, 5 de noviembre de 1924 A JCV124 Carta de José C. Valadés a Diego Abad de Santillán, el 3 de mayo de 1924 A JCV125 Informe de la CGT al Secretario de la AIT, el 23 de noviembre de 1925,A-IIHS, Ámsterdam126 Boletín de Huelga, CGT, 13 de agosto de 1925, A-JCV127 Boletín de Huelga numero 1, 13 de agosto de 1925 A JCV128 El Universal, 14 de febrero de 1925.129 Informe de la CGT al Secretariado de la Asociación Internacional de Trabajadores, 11 de septiembre de 1925 A JCV

Recomendó no entrar en las discusiones entre los distintos grupos de comunistas, socialistas, anarquistas y cooperativistas ya que ello sólo generaban perjudiciales pugnas intergremiales y que todas las discusiones de carácter doctrinario las realizarán grupos culturales, que deben realizar sus funciones fuera de las organizaciones sindicales. 206

130 Carta de Julio Díaz a Diego Abad de Santillán, 14 de septiembre de 1925 A JCV131 Comunicado del Grupo de Cultura Racional, 20 de julio de 1925 AJCV132 Nota de Moisés Guerrero, 19 de julio de 1925 A JCV133 Salazar Rosendo Notas sobre la CGT, 21 de diciembre de 1925 ARS.134 El Universal Gráfico, el 12 de agosto de 1925135 El Universal Gráfico, el 13 de agosto de 1925136 El Universal Gráfico, el 15 de agosto de 1925137 Carta del sindicato de la Perfeccionada a José María Puig Causaranc, 5 de noviembre de 1928 A CROM

138 Acta de la asamblea de Buen Tono, 1 de agosto de 1925 A CROM139 Informe de Isidro Carmona a Salvador Álvarez, 3 de agosto de 1927 A CROM140 Informe de Luis Carmona al presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje, 7 de noviembre de 1927 A CROM141 Acta de la sesión de la fábrica la Victoria, 28 de septiembre de 1927 A CROM142 Manifiesto de la Federación Local de Monterrey, noviembre de 1925 A JCV143 Acta de la reunión en la Abeja, 17 de mayo de 1926, A CROM144 Carta de Ricardo Treviño al presidente municipal de Coyoacán, 3 de agosto de 1926, A CROM145 Carta de Luis Navarro al presidente Municipal de Coyoacán. 31 de julio de 1926, A Sindicato Santa Rosa146 Baena, Guillermina, Historia de la CGT, p. 510-514

Esta actitud de Treviño era un reflejo del proceso de debilitamiento que estaba experimentando la CROM pues con su discurso conciliatorio trataba de recuperar, auque fuera una parte, del terreno perdido. Se trataba de una inconsecuencia pues el dirigente neolonés siempre se había caracterizado por su ser un violento crítico tanto de los comunistas como de los anarquistas y ahora estaba aceptando la coexistencia, en una sola organización, de obreros de todas las tendencias ideológicas, tratando de suspender o diluir todas las disputas que hubiera entre ellos. Como era de esperarse esta actitud

147 El Gran Crimen, Humanidad, 2 de febrero de 1924. A-JCV148 Desde Tampico, Humanidad, 16 de febrero de 1924. A-JCV149 A la calle, anarquistas, Humanidad, 26 de enero de 1924 A JCV150 Frente a las Elecciones, Humanidad, 29 de marzo de 1924. A-JCV151 Reflexiones sobre la unidad obrera, Humanidad, semanario anarquista, 23 de febrero de 1924, A-JCV152 Córdova, Arnaldo, El Movimiento Obrero durante el maximato, p. 102

153 Comunicado de la CGT, el 17 de mayo de 1925, A-JCV154 Informe de la embajada de los Estados Unidos, agosto de 1925, A LNM155 Carta de Alfredo Stirner a José C. Valadés, el 9 de diciembre de 1925 A JCV

156 Llamamiento de los Grupos Anarquistas de la República Mexicana, junio de 1924. A JCV158 Declaración de Eduardo Moneda. Revista CROM, 9 de abril de3 1925- A CROM159 Abad, Diego de Santillán, Sindicalismo y Anarquismo, en La Antorcha 25 de febrero de 1925.160 Bustamante, Luis F. El Anarquismo Científico, México (sin editorial) 135 p. p.72.161 Departamento del Trabajo, AGN, Caja, 1158.162 Departamento del Trabajo, AGN, Caja 1159.163 Taibo, Paco Ignacio, Los Bolcheviques, p. 98

sorprendente de Treviño causó suspicacia y dudas sobre todo entre los comunistas, quienes finalmente la rechazaron.

La lucha contra los comunistas de la III Internacional

La Federación de Sindicatos del Distrito Federal de la industria textil anunció que con la participación de los sindicatos de las regiones de Puebla y Orizaba se pretendía crear la Gran Confederación de

164 Saiz Tejero, Paloma, Las luchas de los Panaderos en el Distrito Federal, enero de 1925-febrero 1926, Coloquio Regional de Historia Obrera, octubre de 1981, Colima, 18 p. P. 3

165 Carta de Pedro Díaz a José C. Valadés, el 2 de mayo de 1926 A JCV166 Carta de José C. Valadés a Pedro Díaz, el 23 de mayo de 1926 A JCV167 Carta de José C. Valadés a Pedro Díaz, el 18 de mayo de 1926 A JCV168 Carta de Pedro Díaz a José C. Valadés, el 13 de may de 1926 A JCV169 Carta de Pedro Díaz a José C. Valadés, el 27 de abril de 1926 A JCV170 Carta de Pedro Díaz a José C. Valadés, el 13 de abril de 1926 A JCV171 Carta de Pedro Díaz a José C. Valadés, el 23 de abril de 1926 AJCV172 Carta de Pedro Díaz José C. Valadés, el 30 de abril de 1926 AJCV173 Comunicado del Secretariado Provisional, 1 de junio de 1926 A JCV174 Informe de José C. Valadés al secretariado de la AIT, el 14 de enero de 1926 A JCV175 Informe del Consejo Confederal al Secretariado de la AIT, junio de 1926 AJCV176 Comunicado firmado por Carlos Camacho, de la Unión de Sastres del Distrito Federal, 1 de agosto de 1926, A JCV177 Labor, 10 de junio de 1926178 Labor, 17 de junio de 1926179 Labor, 19 de junio de 1926180 Labor, 21 de junio de 1926

Trabajadores, la cual pretendía agrupar a unos 800 mil obreros. Los principales promotores de este esfuerzo unitario eran Luis Escotel, Manuel Osorio y Juan Martínez. Habían solicitado al gobierno de la ciudad de México les facilitara un edificio para poder efectuar sus reuniones. Estos dirigentes aclararon que no era cierta la infiltración bolchevique pues “los procedimientos de la huelga y de la acción directa se implantaron en México desde antes que Rusia sufriera la convulsión citada”.207

181 Labor, 25 de junio de 1926182 Renuncia de Guillermo Durante de Cabarga el 14 de junio de 1926, A-JCV183 Circular del Comité Ejecutivo, 19 de abril de 1928, A CROM184 Oficio del Sindicato de Obreros y Campesinos, 13 de abril de 1928 A CROM185 Oficios del 15 de abril de 1928, A CROM186 Oficio de la Confederación Sindicalista de obreros y Campesinos, 18 de marzo de 1928 A CROM187 Oficio de la Liga de Oficiales Navales, 7 de octubre de 1921 A CROM188 Carta del Sindicato de Panaderos, 18 de junio de 1928 A CROM189 Oficio de la Unión de Obreros y Establajeros, 24 de septiembre de 1928 A CROM190 Carta del Sindicato de Escogedoras de Café, 7 de febrero de 1927 A CROM191 Circular número 59, 17 de mayo de 1927 A CROM192 Verbo Rojo, junio de 1927, A EM193 Reyna Muñoz, Manuel, La Convención industrial, p. 29194 Álvarez Martínez, Eutimio, El anarquismo... p. 141195 Volante del Sindicato de trabajadores de la Madera, abril de 1930 AGN Ramo Gobernación196 Volante del Sindicato de Trabajadores de la Madera, abril de 1930, AGN Ramo Gobernación197 Informe de agente número 18, 2 de mayo de 1930 AGN Ramo Gobernación198 Comunicado del Comité Ejecutivo de la sucursal número 3 del Sindicato de Obreros de Santa Rosalía, 4 de diciembre de 1928 A JCV

El 13 de febrero, los dirigentes del gran Cuerpo de Trabajadores de la República Mexicana, se entrevistaron con Venustiano Carranza a quien le solicitaron la reglamentación del artículo 123 de la Carta Magna, sobre todo en lo relativo a accidentes de trabajo. En tanto, se informó que había llegado a la ciudad de Monterrey un español, “que era un agente bolchevique que se ha encargado de repartir enormes cantidades de propaganda entre los obreros y que se ha diseminado a Tampico, Veracruz, Torreón y Mérida por lo que la policía lo investiga y le sigue la pista”.208. La Agencia de Migración de los Estados Unidos le comunicó al gobierno de México “que se estaban infiltrando por la frontera norte peligrosos agitadores bolcheviques” y le pedía que tomara las precauciones del caso.

Por su parte, el senador Lawrence Shevron declaró en Washington que el artículo 27 de la Constitución era “enteramente bolchevique” y por lo tanto el gobierno de ese país debía mantenerse en guardia. También se efectuó en Nueva York una “asamblea de la Sociedad Protectora de los Intereses Americanos en México, presidida por Francis H. Sisson. Éste dijo que en México “prevalece la anarquía más desenfrenada, el asesinato y la rapiña. Los mexicanos necesitan una protección venida

199 Telegrama de Genaro Gómez a Plutarco Elías Calles, el 7 de agosto de1928, AGN OC 407-P-51200 Carta de domingo Parra y Francisco Castillo a Plutarco Elías Calles, el 19 de octubre de 1928 AGN OC 407-P- 51201 Asamblea de la Cámara Nacional del Trabajo/ febrero de 1934/ A-CROM202 Intervención de Luis Araiza203 Intervención de Alfredo Pérez Medina.204 Salazar Rosendo, Historia de las Luchas Proletarias, p. 72 205 Memoria de la CROM, octubre de 1932 a marzo de 1934206 Treviño, Ricardo, Conferencia sustentada el 8 de noviembre de 1933. Archivo Gremardo207 El Universal, 9 de febrero de 1919208 El Universal, 11 de febrero de 1919

desde el exterior con el fin de que queden nulificadas las fuerzas que lo destrozan y desaparezca el caos en que están envueltos. La Constitución es completamente bolchevique ya que declara que la propiedad es sólo una función social, legalizando, por otra parte, la confiscación. Esto contradice de plano los principios que profesan y que norman la vida de las naciones civilizadas y de los gobiernos fuertes. La corrupción política en México no tiene paralelo en toda la historia del mundo. Dicha corrupción tiene que producir funestos resultados y en efecto, estamos viviendo sus frutos, es decir, la desintegración nacional de los mexicanos.”

Después hizo uso de la palabra el empresario Shepard quien dijo que en las relaciones con México el gobierno de los estados Unidos debería mezclar los principios de la ayuda humanitaria con los de la aplicación de la Doctrina Monroe. “Para procurar la pacificación de México, dijo este capitalista, deberá llegarse, si es necesario, hasta la intervención armada por parte de los Estados Unidos, y que sería recomendable establecer un protectorado (en México) aunque ello concitara el repudio de los países de América Latina. 209

Durante la reunión del Comité de Banqueros, efectuada en Nueva York, en donde había un mexicano, Garza Aldape, éste dijo que “México está siendo víctima de en grupo bolchevique que se ha impuesto a la nación mexicana por medio de la intimidación y del terror, habiendo sustituido la genuina revolución constitucionalista por una constitución maximalista”.

El 23 de marzo quedó constituido en el puerto de Tampico un Comité Antimilitarista, encabezado por Luis Torres, Santiago Martínez y Martín Salazar, dependiente de la Casa del Obrero Mundial de esa localidad,210

el cual expresaba los puntos de vista de la Gran Cuerpo Central de Trabajadores y del periódico dirigido por Vicente Ferrer Aldana. Éste tenía una imprenta en donde se imprimían varios periódicos obreros de sindicatos, a la vez que se informaba de las actividades de los mismos. Por ejemplo, se dio a conocer la inauguración del local del sindicato de chóferes en donde Rafael Pérez Taylor habló sobre el individualismo y el colectivismo, quien se inclinó porque se admitiera en los gremios a trabajadores intelectuales. 211 También en esa ocasión se informó de la detención del secretario general del gran Cuerpo Central, Diego Aguillón.

209 El Universal, 13 de marzo de 1919

Una de las imprentas más importantes fue la de Ferrer Aldana, que editaba periódicos no sólo de orientación anarquista sino también comunista. Su mayor inclinación era a favor del Gran Cuerpo Central de Trabajadores de la República Mexicana, mientras la CROM aunque tenía en sus filas a muchos trabajadores tipográficos, no tenía talleres propios. Otra imprenta destacada fue la que administró Rafael Quintero, que en ese momento estaba más cerca de la CROM que del Gran Cuerpo. En tanto, Pérez Taylor mantenía una conducta muy ambigua y oscilante, pues lo mismo simpatizaba con la causa zapatista, actuando al lado de Soto y Gama durante las sesiones que celebró la Soberana Convención en la ciudad de México, en donde sostuvo posiciones muy avanzadas frente a los villistas; también había sido partidario de la creación de un partido revolucionario o proletario y había divulgado los valores del socialismo en artículos de prensa y en folletos. En cambio, Aguillón era un militante anarquista, de tendencia francamente anticlerical, líder del Gran Cuerpo, que actuaba sobre todo entre los trabajadores tranviarios y panaderos, pero no pudo extender su influencia a otros gremios de trabajadores.

En el sindicato de Panaderos, el grupo liderado por Genaro Gómez expulsó de su seno a los dirigentes y trabajadores que simpatizaban con la CROM. A partir de ese momento, Gómez fue considerado como enemigo político por parte del Comité Central y combatido en el terreno sindical. Entonces la dirección del citado sindicato se radicalizó, siguiendo la trayectoria del sindicato de tranviarios, en donde también se dio una lucha intensa entre anarquistas y cromistas. No obstante, el sindicato de Panaderos se mantuvo al margen de la CGT y más bien se declaró un sindicato autónomo, pero no dejó de simpatizar con su línea política y con la del Partido Comunista. También hay que destacar la deserción hacia el campo anarquista de Leonardo Hernández y al campo socialista de Nicolás Cano, quien había figurado como delegado en el Congreso de Saltillo. En este momento había una comunidad ideológica entre los anarquistas y los comunistas o mejor dicho, aún no se diferenciaban pues en realidad todos eran anarquistas. Después Cano fue fundador del Partido Socialista Mexicano, entrando así en contradicción con Morones, y discrepó de la línea seguida por ese partido y formó un Partido Comunista Revolucionario que no avanzó en la conquista de la voluntad política de los trabajadores.

Nicolás Cano,212, desde el año de 1917, en que apareció como fundador del Grupo Marxista Rojo, se declaró comunista y después en

1920 fundó el Partido Socialista de México y “es posible que tuviera conocimiento de algunos documentos de la III Internacional y quizá por esa razón cambió el nombre del partido por el de Partido Comunista Revolucionario Mexicano”.Indicó que Cano se opuso a los grupos anarquistas y por ello había publicado la Carta Bolchevique, un documento que se atribuyó a Lenin en el que se criticaban las posiciones de las IWW.

Morones y las contradicciones de los grupos comunistas

Sobre el Congreso Socialista, Taibo afirmó que el grupo socialista contaba con 9 delegados. Los sindicalistas revolucionarios tenían como delegado a Leonardo Hernández. El Grupo Lux, a Jacinto Huitrón y Vicente Ferrer Aldana. Después estaba el grupo de Morones y múltiples delegados de provincia. En total, asistieron 50 personas. Presidió la primera sesión José Inés Medina. Las dificultades empezaron cuando Santibáñez y Gale rechazaron las credenciales de Morones y de Yúdico. “La votación se empató y Roy dio el voto decisivo para que los representantes del grupo Acción se quedaran en el congreso”. En el transcurso de las deliberaciones se constituyeron varios grupos: el de Roy y Phillips, el de Morones y Yúdico, el de Gale y de Fulgencio Luna, “mientras Huitrón sostenía las tesis anarquistas ortodoxas.”213

No conocemos las actas, si las hubo, del Congreso Obrero Socialista de 1919. Los historiadores que han abordado este tema lo han hecho refiriéndose a los documentos aprobados y a los textos que se publicaron en los periódicos de aquella época. En el archivo de Morones tampoco hemos podido encontrar textos al respecto por lo que sólo es posible examinar lo que sucedió en ese congreso teniendo en cuenta las breves notas que escribió Roy en sus memorias, por lo demás llenas de fantasía política, tratando de reflejar una fuerza en el gobierno que realmente nunca tuvo el grupo comunista y por las notas periodísticas posteriores. Se afirmó, por ejemplo, que el grupo de Roy fue decisivo para que tanto Morones como Yúdico permanecieran como delegados en el congreso no obstante que fueron considerados como representantes de la que consideraban abominable American Federation of Labor; pero lo cierto es que Morones nunca hizo alusión a Roy ni a Seaman como si fueran aliados o amigos, en cambio sí existe abundante correspondencia con Gale y por ello se puede reconstruir el tipo de vínculos que se tenían. Si bien Morones nunca recordó el Congreso

Obrero Socialista sí afirmó que llegó a México el documento de las 21 condiciones, aprobado por el segundo congreso de la IC, en el cual se fijaban las características y requisitos que deberían cubrir los partidos para obtener su afiliación a esa organización, a lo que se opuso aduciendo que se trataba de transplantar mecánicamente la experiencia rusa a las condiciones específicas de México. Morones, ante esta situación, se definió como un amigo de Rusia, pero no como un amigo incondicional de ese gobierno y de sus instituciones, sino como un internacionalista, pero antes que todo como un nacionalista, que deseaba una patria nueva para México, pero sin la tutela o el patrocinio de un gobierno o de un partido extranjeros.

Según Taíbo, en el Congreso Nacional Socialista estuvo presente una delegación del grupo Acción, integrada por Luis N Morones y Samuel O. Yúdico, apoyados por Luis Romero y Agustín Martínez. El grupo Luz estuvo representado por Jacinto Huitrón. Al discutirse las credenciales de Morones y de Yúdico fueron recusadas por Adolfo Santibáñez y por Gale quienes objetaron la trayectoria del primero. Morones reaccionó en forma violenta contra ellos. La votación se empató y Roy emitió el voto decisivo por lo que Morones y Yúdico permanecieron en el Congreso. Ello motivó que se retirara Santibáñez y que su lugar lo ocupara Phillips. En la práctica, entonces, se integraron tres grupos: uno, compuesto por Roy y Phillips, el otro por Morones y Yúdico y un tercero, representado por Huitrón. Al principio de las deliberaciones hubo 30 delegados, pero al final sólo suscribieron los acuerdos 20, excluyéndose Huitrón, Santibáñez y los moronistas.214

En realidad, hay elementos para afirmar que una vez que se produjo esta votación que aparentemente le era favorable, Morones se retiró del Congreso cuando quedó informado que se pretendía afiliar el partido que se estaba gestando a la Internacional de Moscú a lo que él era, desde luego, opuesto.

Roy, según sus Memorias, conocía y justipreciaba la fuerza social que la CROM había alcanzado y que representaban Morones y Yúdico, así como el valor estratégico que tenían Calles, Obregón y otros elementos de la corriente constitucionalista por lo que consideraba muy importante la presencia y participación de aquellos para que el nuevo partido proletario tuviera una importante base obrera y no fuera, al nacer, una agrupación minúscula o simbólica. Él no le concedía demasiada importancia el resto de los delegados al Congreso Nacional Socialista porque más bien se trataba de personalidades

notables en el movimiento obrero o bien representantes de grupos culturales ya que pensaba que de esa manera, con esas limitaciones, el Partido Socialista o Comunista sólo podría subsistir en la medida en que la organización mundial suministrara recursos económicos para sufragar los gastos más elementales, como la edición de su periódico, dada la extrema precariedad del partido naciente.

En efecto, esto sucedió pues al regresar a Moscú, el partido prácticamente desapareció. Por su parte, Santibáñez que había sido enemigo político de Morones desde los congresos de Veracruz y Tampico, había hecho propaganda en contra de la asistencia de una delegación obrera al Congreso de Saltillo y por el contrario exigió que se combatieran y denunciaran las desviaciones de Morones. De modo que el hindú Roy, al votar a favor de la permanencia de éste y de Yúdico en las sesiones del Congreso Nacional Socialista estaba obrando con pragmatismo y realismo, que no le aceptaron los otros delegados nacionales y extranjeros que consideraban incompatible en el nuevo partido a ese grupo, sobre todo por las relaciones que estaba promoviendo con la AFL.

Según la información publicada por Alba Roja, tanto Medina como Escobedo, desde el punto de vista ideológico preconizaban una combinación de ideas anarquistas y comunistas, pero con una fuerte orientación sindicalista. Siendo Zacatecas una entidad eminentemente agraria y minera, en donde predominaban grandes haciendas que acaparaban sobre todo las tierras de mejor calidad y por el otro muchos grupos solicitantes de ejidos y parcelas cerca de ellas, la Cámara Obrera fue una agrupación mayoritariamente campesina, aunque estaban afiliados a ella varios sindicatos de oficios varios, sobre todo de artesanos de las principales ciudades.

Escobedo y Medina había abrevado en las ideas anarquistas, influidos muy de cerca también por el grupo Cultural Racional del estado de Aguascalientes, que contaban con una biblioteca, un centro de reuniones y desde luego, un periódico. Los ideales anarquistas encontraban abominable el acaparamiento de tierras y pugnaban unos, siguiendo en esto a Proudhon, por la creación de la pequeña propiedad, mientras que los de la línea bakuninista, que eran los más, deseaban que la tierra se explotara en forma colectiva. Es importante señalar también que en la Cámara había sindicatos de trabajadores de la haciendas, peones agrícolas, o medieros y aparceros, los cuales exigían un adecuado pago de salarios, además, de la dotación de

ejidos para sus comunidades. Al actuar Medina en el Congreso Nacional Socialista estaba poniendo en duda su permanencia en las filas de la CROM.

Cervantes López, al referirse a la presencia de Morones en el Congreso Nacional Socialista y a la discusión que había suscitado su credencial, aclaró que no se trataba de una lucha personalista.215 “Fue una lucha entre el sindicalismo enclenque, viejo, gotoso y marrullero y el industrialismo y socialismo moderno, joven , vigoroso que anhelan poseer lo que les pertenece a los trabajadores, no importa el sacrificio que tenga que realizarse”. Señaló que lamentablemente hombres inexpertos (en clara alusión a Roy quien había votado porque Morones permaneciera en el citado Congreso) son engañados por “los sofismas pulimentados y las más sutiles argucias y con toda clase de armas, de muy buena ley propiciaron lo que considero una mancilla en esa asamblea, es decir, la sola presencia de Morones en ella. “Creemos firmemente que la actuación de Morones como leader es sencillamente desastrosa para la clase obrera y que los falsos pactos de solidaridad entre la CROM y la AFL, pactos cuya formación se empeñó el señor Morones, como amigo personal de mister Gompers, son la afrenta más bochornosa para el proletariado organizado de México pues significa nada menos que se den de la mano un pillo y un hombre honrado”.

Katayama apareció en México vinculado con el grupo de Allen.216 En una entrevista éste le explicó a aquél “la verdadera situación del partido y la necesidad de tener elementos bien administrados para emprender una intensa labor de propaganda y la formación de delegaciones en toda la extensión del país. “Allen le dijo a Katayama que sólo podía encontrar 15 verdaderos comunistas, que en realidad no existía en México un verdadero partido comunista, estando anuentes tanto Katayama como Allen de que se desplegara una intensa propaganda para crear ese partido.” Allen se molestó por una decisión que tomó Katayama: haber enviado a Frank Seaman a un congreso laborista a la ciudad de Pachuca en donde era notoria la influencia de Morones, quien había desempeñado tareas por parte de su gremio de origen, el Sindicato Mexicano de Electricistas, llegando a desempeñarse, en contravención con los estatutos del mismo, como regidor del ayuntamiento de esa capital.

Roy regresó a la capital soviética habiendo cumplido con su misión esencial, es decir, sentar las bases para la constitución de la sección mexicana de la Internacional Comunista, pero ésta no llegó a consolidarse, debido a dos factores: la separación del grupo de

Morones, que era el más numeroso y representativo y que había optado por organizar al Partido Laborista, totalmente desvinculado de esa agrupación mundial. Frank Seaman era partidario también de hacer todo lo posible para que esa escisión no se produjera, conciente, como estaba, al igual que Roy de la importancia social que tenía la CROM. Él consideraba, también en sus memorias, que no era una fuerza desdeñable sino que era necesaria para el fortalecimiento del nuevo partido. Cuando Sen Katayama llegó a México estuvo conciente de que ninguno de los dirigentes del PSM-PCM tenían una fuerza social de masas importante, pero ya se había producido la ruptura con los cromistas y los laboristas aunque trató de impedirlo y por ello se incorporó a Leija Paz en el Buró Comunista Latinoamericano, tratando de aprovechar la militancia de aquél en las filas de la CROM. Se puede observar que los intentos de Katayama y de Seaman para atraerse al grupo de Morones fueron torpedeados por el grupo de Allen.

Treviño afirmó, que Haberman, quien en ese momento actuaba al lado de los agentes comunistas europeos, le había proporcionado documentos en los que se descubría la infiltración rusa en México y que el principal motivo de la discordia fue el manejo del dinero pues Katayama quien había venido a superar el fracaso de la gestión de Roy disponía de cuantiosos recursos económicos. Surgió un conflicto entre Borodin y Haberman pues el primero comisionó al segundo para que se trasladara a Yucatán con el objeto de convencer a Carrillo puerto y a los dirigentes del Partido Socialista del sureste que se incorporaran al partido socialista que estaba en proyecto pero Haberman se negó a cumplir esa tarea y fue acusado de traidor y de estar al servicio del gobierno de México por las conexiones que había establecido con la CROM. 217

La presencia de Sen Katayama en México tuvo dos finalidades: reunificar a los comunistas que se habían distribuido entre los grupos de Allen y de Gale y por lo tanto, restablecer la existencia del Partido Comunista. De conformidad con los estatutos de la IC sólo podía existir un partido comunista por país y en el caso de que existieran varios deberían superar sus discrepancias y unificarse en torno a un programa, una dirección aceptada por todos que siguiera un modelo de partido político, es decir, que acatara las 21 condiciones. El segundo propósito era integrar y hacer funcionar el Buró Comunista Latinoamericano que debía desarrollar actividades de propaganda y organización en todos los países de América latina y eventualmente, cuando las condiciones fueran propicias, convocar la realización de un congreso comunista latinoamericano. Tanto Borodin, como Roy y

Katayama manejaron fuertes sumas de dinero para financiar las tareas que se les habían encomendado, dándole siempre especial atención a la publicación regular de un órgano de prensa. Desde un principio la asignación de esos recursos ocasionó dificultades entre los comunistas mexicanos que naturalmente se los diputaban para apoyar sus actividades, sobre todo las de propaganda.

Aunque Carrillo Puerto era nominalmente miembro del Partido Comunista, lo cierto es que siempre se mantuvo distante del mismo, quizá también por la lejanía geográfica que implicaba la lucha social en Yucatán, por las dificultades de comunicación o por la influencia de Haberman o por todos esos factores a la vez, pero la verdad es que durante los congresos socialistas de Motul y de Izamal se preconizó siempre un socialismo autónomo, yucateco y la creación del Partido Socialista del Sureste, integrado sobre todo por las Ligas de Resistencia, formadas por obreros y campesinos, por las cooperativas, un partido independiente de clase, pero de orientación socialista, capaz de establecer relaciones con todos los partidos, sobre todo en el terreno electoral con el Partido Laborista, considerando al Partido Comunista como una organización política más, sin adjudicarle o reconocerle ningún papel de vanguardia dirigente. Haberman era de la opinión de que los comunistas mexicanos incurrían en un excesivo doctrinarismo y que tenían poca capacidad práctica para la lucha, inclinándose por los laboristas que eran por el contrario, más pragmáticos y menos idealistas.

La creación de la Federación Comunista, como lo dice un informe reservado, constituyó el escenario de un enfrentamiento entre los comunistas y los anarquistas, como Sebastián San Vicente y José Rubio, de los locales comunistas de Veracruz y Tampico, los cuales se definieron como comunistas libertarios, es decir, que no formaban parte del PCM. Al describir a conformación del primer Comité Directivo de la CGT patentizó que prevalecían los sindicalistas, los anarquistas “ y que no había participado ningún comunista, sin embargo los comunistas no habían roto relaciones con los anarquistas”. 218

La creación de la Federación Comunista del Proletariado fue una división del PSM-PCM, producto de la mezcla entre anarquistas y comunistas, que no habían sido capaces de superar en forma unitaria sus discrepancias, sobre todo la relativa a la participación de la clase obrera en la política nacional, mientras el grupo de Morones ya se había decidido claramente por transitar por ese camino. Tanto los anarquistas como los comunistas consideraron como el principal

adversario a vencer a los cromistas y laboristas, con la característica de que mientras los comunistas estaban a favor de aplicar la línea del frente único sindical, es decir, de trabajar entre los sindicatos afiliados a esa central obrera, que eran los más numerosos y representativos del proletariado nacional, los anarquistas plantearon la necesidad de aplicar una línea de enfrentamiento sistemático contra ellos.

Taibo opinó que Haberman, una vez que Carleton Beals abandonó la ciudad de México, logró que viniera al Distrito Federal, Bertand Wolfe “con el objeto de que le sirviera de “negro” para la coautoría de artículos que mantuvieran su prestigio en los medios radicales norteamericanos”. Wolfe fue contratado como profesor de inglés, así como su mujer, en la Escuela Nacional Preparatoria. “Cobró su primer sueldo en febrero de 1923 y al negarse a servirle a Haberman como redactor, fue despedido por éste. Afortunadamente, una gestión cerca del ministro Vasconcelos permitió que se le reincorporara en su puesto. Mientras aprendió a hablar español, Wolfe se adhirió al Partido Comunista Mexicano”. 219

Aquí se demuestra el importante papel que desempeñó Haberman, quien rápidamente se separó de los comunistas y socialistas norteamericanos, que tenían como sede de sus actividades la ciudad de México, discrepando con ellos por su excesivo teoricismo, su escasa capacidad práctica y su tendencia, al parecer, innata, a la fragmentación hasta el infinito. Carleton Beals había sido tesorero del naciente Partido Comunista Mexicano pero después se regresó a los Estados Unidos, pero no obstante siguió manteniendo excelentes relaciones con Morones y otros comunistas mexicanos pues escribió múltiples artículos sobre los conflictos de la época lo que indica que mantenía vínculos también estrechos con Calles. No fue, entonces, un adversario de la CROM y por lo tanto no obedecía instrucciones del Partido Comunista de los Estados Unidos. Por su parte, Bertrand Wolfe ingresó al PCM en donde ocupó altos cargos de dirección durante el periodo en que Rafael Carrillo fue secretario general del Comité Central, pero en el informe rendido al III Congreso de la Internacional Comunista, ponderó la importancia que tenía la CROM en México y propuso que los comunistas actuaran en el seno de sus sindicatos aplicando la línea del frente único sindical.

Como afirmó Cannon, Betrand Wolfe perteneció al grupo de Jay Lovenstone en el seno del Partido Comunista de los Estados Unidos declarándose partidario de las purgas de los trotkistas en el Partido

Comunista de la URSS. Señaló que concurrieron al VI Congreso de la Internacional Comunista, representantes de todas las corrientes del comunismo norteamericano en donde se anunció el aplastamiento de la Oposición de Izquierda habiendo desterrado a Trotsky a Alma Ata. Cannon, en cambio, se convenció de la postura de aquél y al regresar a los Estados Unidos fundó la Oposición de izquierda la cual fue expulsada del Partido Comunista por el grupo Lovenstone. 220

“Los coqueteos cromistas que Díaz Ramírez sin duda había cometido, no alteraron la posición del PCM en 1921 que los calificó de “intentos para tener un pie en Moscú y otro en Ámsterdam, no modificaron la denuncia constante y virulenta de las acciones del grupo moronista. Fraina mismo, al escribir en el boletín de la ISR, calificó a la CROM como una organización dirigida por una burocracia corrupta y reaccionaria”. 221 A pesar de su formación anarquista, muy cercana a las posiciones de la IWW, Díaz Ramírez evolucionó hasta las posturas comunistas que recomendaban actuar en el seno de los sindicatos dirigidos por reformistas por lo que consideraba necesario el trabajo ideológico en el seno de la CROM, cuya actitud hacia ella se convirtió en uno de los puntos de definición de los distintos grupos comunistas mexicanos, lo cual era también un reflejo de lo que estaba ocurriendo en otros países del mundo. Por ejemplo, el grupo de John Reed consideraba inadmisible que los comunistas trabajaran en los sindicatos y federaciones de la AFL, desafiando así una de las enseñanzas teóricas y políticas más importantes de Lenin.

Díaz Ramírez transitó de las posiciones anarquistas en que se formó en la Unión Americana, en donde trabajó por un tiempo y en un círculo de estudios que operó en el puerto de Veracruz, a posiciones comunistas, es decir, se declaró partidario de la creación de un partido proletario, de la aplicación de la línea del frente único sindical porque implicaba participar en la base de los sindicatos de la CROM. Pero en el interior del PCM se dio una pugna entre los que no deseban aplicar esa táctica, no obstante que había sido aprobada por la Internacional Comunista y de la Internacional Sindical Roja y por lo tanto era de obligatorio cumplimiento, aduciendo aquellos los mismos argumentos que esbozó el comunista italiano Fraina. A pesar de los titubeos y de las debilidades para llevar a la práctica la línea del frente único, el Comité Ejecutivo de la Internacional Sindical Roja manifestó que estaba dispuesto a realizar acciones comunes con la Internacional Sindical de Ámsterdam y con los grandes sindicatos de orientación socialdemócrata y reformista que actuaban sobre todo en los grandes

países de Europa Occidental. Se partía de la consideración de que los trabajadores agrupados en ellas eran un sector muy grande del proletariado mundial, si acaso el mayoritario. Si esa posición se tomó a nivel mundial, en México, los partidarios del frente único sindical tenían que laborar estrechamente con los sindicatos de la CROM.

El comunista veracruzano, Manuel Díaz Ramírez, había permanecido durante una temporada en los Estados Unidos en donde trabajó en agrupaciones sindicales adheridas o influidas por las IWW. En realidad, era mitad anarquista y mitad comunista, como se desprende del periódico que editó en el puerto de Veracruz, en donde abrió una escuela de formación política, ahí abrevaron las nociones de la teoría revolucionaria quienes después serían los principales dirigentes de la Liga de Comunidades Agrarias. Losovsky había planteado en forma reiterada la táctica del frente único sindical, como la táctica correcta en todos los países para los comunistas, que consistía en actuar en el seno de los sindicatos reformistas para denunciar a sus dirigentes y ser sustituidos mediante un movimiento que vendría de abajo hacia arriba por líderes orientados en los principios de la lucha de clases y del sindicalismo revolucionario. El sectarismo que en ocasiones caracterizó a Díaz Ramírez le fue expuesto al propio Lenin cuando en un encuentro memorable, efectuado en Moscú, le confesó que el Partido Comunista Mexicano era contrario a participar en el Parlamento burgués a lo que Lenin le contestó que si bien es era una táctica transitoria, no era recomendable adoptarla como una conducta general porque ello significa aislarse al movimiento obrero.

EL 24 de noviembre se efectuó una asamblea del Partido Socialista en la que se acordó cambiar el nombre a Partido Comunista Mexicano. “El resultado no se hizo esperar. Morones y su grupo propagaron la especie de que Allen era un instrumento político que trataba de ganar adeptos para un candidato presidencial y Gale también se dedicó a desprestigiar a Allen y al PCM. Se fueron Borodin, Seaman, Roy, Evelyn para Europa y tal parece que con su salida desapareció el espíritu revolucionario de los pocos que habían permanecido dentro del partido. Entonces quedaron como tesorero Carleton Beals, Vicente Ferrer Aldana, como secretario del interior, mientras que Allen se dedicó a la propaganda por medio de El Comunista, nombre que se cambió por el de El Soviet. Renunció Eduardo Camacho de una manera violenta y fue sustituido por Elena Torres, secretaria del exterior".222

Los datos que proporcionó el informante P. García son fidedignos porque se trató probablemente de un representante del Comité

Ejecutivo de la Internacional Comunista o de un mexicano a quien ese organismo le tenía confianza. Sea lo que fuere, lo cierto es que a finales de 1919 el país estaba inmerso en una lucha política por la sucesión presidencial, que tanto Borodin como Roy y Allen habían actuado o lo estaban haciendo, desde luego, este último, cerca de algunos de los políticos burgueses más representativos, como Manuel Aguirre Berlanga, Cándido Aguilar, Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón. En el seno del grupo comunista había partidarios de De la Huerta, sobre todo por sus antecedentes obreristas en el estado de Sonora en donde había creado la Cámara del Trabajo pero otros como Carrillo Puerto apoyaban a Obregón, pero no fue posible entablar una sólida alianza con él. Las posiciones de Roy y Seaman, por sus antecedentes, se mostraban proclives a apoyar a uno de los candidatos del sector más avanzado del constitucionalismo, es decir, al obregonista, pero al abandonar aquellos el país para asistir al Congreso de la Internacional Comunista se recrudeció la pugna entre los grupos de Allen y de Gale, lo que consumió las energías del partido.

Al fracasar el intento de Morones de entronizar su liderazgo en el Partido Socialista que después se transformó en el Partido Comunista, el camino quedó libre para la constitución del Partido Laborista, que se definió desde un principio como un partido de la clase obrera. Mientras los comunistas eran pasto de sus conflictos internos, los laboristas actuaron en forma unificada respaldando a Obregón, hasta convertirse en uno de los artífices de su victoria electoral.

El 18 de noviembre Gale le solicitó a Eduardo Moneda le consiguiera pases de ferrocarril para que ingresaran a México Ciro Esquivel, Enrique Rodríguez, Franck Novack y él mismo “los cuales se harían pasar como hombres de negocios”. 223 Como consignó New York Call, la presencia de Morones en el Congreso Nacional Socialista había sido discutida acremente entre los delegados; fue aceptado finalmente por un solo voto; señalando que Morones se había presentado como delegado de la Casa del Obrero Mundial pero que Cervantes López lo había acusado de ser en realidad un enviado de la AFL “que no había hecho nada por la libertad de los presos políticos en los Estados Unidos”. 224Tratando de vincular a Roy, quien habla por Morones en el citado congreso, el attaché militar norteamericano indicó que tenía elementos que señalaban que en México había comunistas alemanes, en clara alusión a la vinculación que aquél tenía con el gobierno de ese país. 225

Después la embajada de los Estado Unidos envió al Departamento de Guerra una lista de comunistas mexicanos, en la que destacaba Jesús Bernal, de la Unión de Resistencia de El Palacio de Hierro; José I. Medina y Lorenzo Cervantes, de la Cámara Obrera de Zacatecas, Úrsulo Galván del Sindicato Campesino de Tampico Alto, Genaro Gómez, de la Unión de Panaderos del Distrito Federal, Pioquinto Roldan, de la Unión Sindical de Carpinteros del Distrito Federal, Saturnino Valdez, del sindicato de la fábrica El Volcán, en Atlixco; José C. Valadés, del periódico Obrero Comunista, Rafael Carrillo, de la Federación de Jóvenes Comunistas, José G. Escobedo, del grupo de redacción de El Trabajador, Luis Vargas Rea, del grupo Cultura y Acción, Jacinto Huitrón, del grupo Cultural Luz, Alejandro Montoya, del grupo cultural comunista de Río Blanco, entre otros. 226

En una carta que envió Canuto Vargas a Morones, le informó que Gale se había puesto a disposición de Gompers para mantenerlo informado “acerca de las actividades de los grupos obreros radicales que operaban en México, ofreciendo al Departamento de Justicia un duplicado de esos informes”; lo que demostraba, según el representante de la CROM en los Estados Unidos, que Gale estaba al servicio de esa dependencia y que el conocer esta conducta Gompers se había referido a él con un profundo desprecio. Vargas calificó a Gale como un traidor, todo ello con el propósito de que fuera dejado en libertad o que por lo menos se aminorara su sentencia. De las indecorosas proposiciones de Gale, Vargas informó a Haberman.

Según este testimonio, el abogado de Gale, el socialista Castieton, reveló que desde que tomó el caso en sus manos “sabía que Gale abrigaba tales intenciones (servir a la AFL y al Departamento de Justicia) pero que aún conociendo esta duplicidad, no lo había dado a conocer por lo que creía que estaba en complicidad con Gale. Además, Vargas le dijo a Morones que la esposa de Gale, Eleonora, había recibido donativos para sufragar los gastos de la causa judicial pero que no le había entregado ninguna cantidad a Castieton y después reveló que De la Huerta, Calles y Morones habían ayudado económicamente a Gale.

Gale le escribió a Morones agradeciéndole todos los esfuerzos que había hecho ante Obregón para impedir su deportación pues “el hombre que nos llevó a Texas no tenía instrucciones de hacerlo” y que Obregón no sabía de su detención. Que en todo caso lo había

deportado a Guatemala y no a los Estados Unidos por lo que le solicitó a Morones que hiciera gestiones ante el presidente para que lo ayudara a obtener su libertad y a regresar a México. 227

Los periódicos anarquistas, partiendo de la concepción de que no era necesario, útil o conveniente, la creación de un partido político, así fuera proletario comunista o revolucionario, ya que eran contrarios a toda acción política, por si misma porque consideraban que era esencialmente perversa, tampoco informaron con amplitud acerca de las deliberaciones del Congreso Obrero Socialista pero desde luego se solazaron de las impugnaciones que recibieron Morones y Yúdico, como fue el caso de Libertario, quienes habían sido cuestionados por su acercamiento con la AFL en las conferencias de Nuevo Laredo. Las mismas diferencias que tenían en el terreno sindical las tuvieron en el ámbito político pues los anarquistas que concurrieron a la convención de Zacatecas no aceptaron la formación del Partido Laborista pues para ellos no había ninguna diferencia entre González, Bonillas y Obregón ya que todos eran considerados elementos burgueses en el contexto del constitucionalismo. Por lo tanto, no había que esperar de ninguno de ellos ningún cambio económico y social sino sólo el desprecio a las demandas de los obreros y campesinos y su represión.

Al comentar Gale, los resultados del segundo congreso de la Internacional Comunista, resaltó la necesidad de que hubiera un solo partido comunista en cada país, en contra de la opinión de algunos sindicalistas y miembros de la IWW, aunque admitió la conveniencia de contar con una organización obrera. “Por un lado, necesitamos conquistar el estado capitalista, utilizando todas las fuerzas provechosas, especialmente los medios extraparlamentarios. Al mismo tiempo necesitamos construir la unidad industrial, de todas las industrias, que gobernará el pueblo, después de desaparecer el estado. Pero mientras dure este periodo de transición, hay que establecer la dictadura del proletariado y destruir todo el poder y la influencia de los capitalistas, de modo que sean reducidos a nivel de todos los obreros” y retomó varias afirmaciones de Zinoviev en el sentido de que la existencia de un partido comunista fuerte e influyente entre las masas proletarias, era indispensable.

Al hablar del Partido Comunista de México dijo que estaba dispuesto a utilizar todas las formas de lucha contra el capitalismo y sostuvo que la IWW era la “organización mós científica y revolucionaria en el campo industrial.”Se refirió al final a las maquinaciones de Roy y sus

instrumentos que crearon otro partido comunista en México y ello porque Roy dominó en el Congreso Socialista y dio su voto a favor de la Federation Of Labor, enfatizando que Roy era únicamente un nacionalista hindú que había desdeñado el comunismo por lo que consideró que su presencia en el Congreso socialista fue un engaño.228

El grupo comunista industrialista de Gale en el contexto de las disputas intercomunistas, encontró en la CROM la plasmación de las bases de la sociedad del futuro que anhelaba: el comunismo basado en el poder de los grandes sindicatos y de las grandes federaciones industriales. Gale estaba molesto por el afán divisionista a ultranza, por el espíritu de fracción y de grupo que caracterizaban al nuevo partido comunista, sin importarles realmente a sus dirigentes su crecimiento social y político. Hizo caso omiso de las caracterización que había formulado el Congreso de la Internacional Comunista, del propio Lenin y de una importante fracción de los comunistas norteamericanos acerca de la American Federation Of Labor, que se consideraba un instrumento al servicio del capitalismo monopolista y a sus aliados, entre ellos Morones, vulgares servidores de esa misma causa, para valorar la gran fuerza social que la CROM representaba pues era la agrupación más numerosa e importante del proletariado. Gale entendió que sin la presencia masiva de la clase obrera, el partido comunista devenía en una pequeña secta la cual además se auto inmolaba en el marco de sus contradicciones internas. Intentó ingresar a la CROM, según se lo solicitó a Eduardo Moneda, pero fue rechazado. En efecto, si la AFL mantenía en la Unión Americana una posición de confrontación con las IWW siendo el grupo de Gale de esta inspiración, no podía ser aceptado en sus filas.

La candidatura de Obregón causó el desmembramiento del Buró Comunista Latinoamericano, impulsado sobre todo por Katayama, pues lo abandonaron para sumarse a la causa política de Agua Prieta, Felipe Carrillo Puerto y Elena Torres. En tanto, Haberman se trasladó de Yucatán al Distrito Federal para ponerse al servicio de Morones, sirviendo de enlace con la AFL, consideró Taibo 229

Frente al general González y el ingeniero Bonillas, la candidatura presidencial de Obregón representó en ese momento histórico la alternativa más democrática y progresista para superar la grave crisis que había generado el constitucionalismo. González se había caracterizado por su mano dura, su actitud represiva e intolerante contra los trabajadores, por su abierto apoyo a los hacendados, comerciantes e industriales. Era, podemos afirmar, un elemento

representativo de las fuerzas políticas y sociales que precisamente la revolución trataba de derrocar. Bonillas, quien había vivido la mayor parte de su vida en los Estados Unidos cumpliendo misiones diplomáticas, constituiría la continuidad del carrancismo y desde luego carecía de autoridad política y moral ante las masas populares. Obregón, era, por el contrario, el candidato de los sectores más radicales del propio constitucionalismo quien había dado muestras constantes de atender en forma satisfactoria las demandas de los obreros y de los campesinos.

La dirección del PCM vio en forma positiva la candidatura de Obregón al que consideró ser candidato de la pequeña burguesía progresista, pero la faltó unidad interior para presentarse como un aliado consistente y confiable, sobre todo a causa de las diferencias suscitadas entre los grupos de Allen y de Gale y el regreso a Moscú de Roy y Seaman. La presencia en México de Sen Katayama buscaba superar esa división y cumplir con uno de los acuerdos que en forma unilateral habían tomado los comunistas mexicanos y que después fue ratificado por el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, crear un organismo comunista latinoamericano que prepararía un Congreso Comunista Regional. El dirigente japonés no pudo resolver las diferencias entre Allen y Gale por lo que la candidatura de Obregón le representó al Partido Comunista más daño que beneficio desde el punto de vista orgánico.

En el manifiesto del Comité Ejecutivo de la Internacional de Trabajadores de Norte y Sudamérica se criticó la política de la IWW, que pretendía tumbar al gobierno actual, cosa en realidad competía al Partido Comunista, concluyendo que lo importante era realizar trabajo revolucionario entre las organizaciones adheridas a la AFL, pugnando por la organización de los negros y de las otras clases proletarias de la Unión Americana. Al igual que sucedía con la organización del Partido Comunista en México, ese organismo consideró que el llamado socialismo en América Latina era un engañifa, un deporte de militares aventureros como Obregón. “Los líderes como Morones y compañía muchas veces son traidores y explotan a los trabajadores por lo que debemos quitar de los gremios esa influencia reaccionaria. En cada uno de los sindicatos debemos formar unidades comunistas”. A la vez, llamó a luchar contra el sindicalismo, advirtiendo, además, “que una revolución proletaria y agraria en un país latinoamericano llevaría a una intervención armada de los Estados Unidos.”230

Mientras los miembros de las IWW estaban en contra de la organización de un partido proletario, le concedían a la huelga, sobre todo si ésta era general, una función revolucionaria, capaz de derrocar a un gobierno y de trastocar el orden social y político existente. Una vez que esto cediera la producción de los bienes y la prestación de los servicios no se paralizarían sino serían más eficientes y justos pues se trasladarían al poder de los grandes sindicatos industriales y de las uniones de trabajadores de las más dinámicas y modernas de la economía nacional. En cambio, los miembros del PCM reconocían las limitaciones estructurales que tenían los sindicatos y desde luego los ubicaban en un rango secundario en el contexto de la lucha general contra el capital, concibiendo que en todos los casos debieran estar orientados y dirigidos por el partido que era la vanguardia en todos sentidos. Estas ideas no fueron aceptadas por los miembros de la CGT y fue una de las discrepancias que se esgrimieron para separarse de la ISR y para romper con los comunistas.

Si el término comunismo significaba el propósito de la destrucción total del sistema capitalista, es decir, era una posición radical porque pretendía sustituir un régimen de la vida social por otro más avanzado, el concepto socialismo era equivalente a un simple reformismo pues se trataba en el mejor de los casos de luchar por un conjunto de tímidas reformas sociales y políticas, engañando así a los trabajadores y para ello se hacía alusión frecuente a los socialdemócratas europeos. Socialista era Macdonald en Gran Bretaña y Morones en México. Si el comunismo provocaba temor entre la burguesía y en el seno del gobierno de los Estados Unidos, el socialismo despertaba simpatías muy amplias pues muchos miembros del gobierno mexicano declaraban serlo.

Gale, por su parte, exhortó a implantar el control industrial en México. Había por lo tanto que formar en cada fábrica o empresa un soviet, después un soviet central por ramas y más tarde un gran Soviet. No sólo había que luchar por el aumento de los salarios sino por “adquirir bastante experiencia y poder para gobernar la industria cuando esto sea oportuno”. Dijo que si bien la CROM estaba realizando un magnífico trabajo en el campo económico, no estaba preparando las condiciones para un gobierno industrial y comunista. 231

La creación de los soviets fue una propuesta fundamentalmente comunista. Se concebían como grupos de trabajadores, altamente organizados y disciplinados, con un elevado nivel ideológico capaces de que se depositara en ellos el poder político de los trabajadores. Era

sin duda una copia extralógica o mecánica de la táctica de los bolcheviques, bajo condiciones prerrevolucionarias, en donde existía un partido fuertemente centralizado. Obviamente, en México no existían esas condiciones. Si en cambio se analiza como una táctica en materia de organización era en realidad la aplicación de la táctica del frente único pues los denominados soviets se estructuraban dentro de los sindicatos y no fuera de ellos, no pretendían sustituirlos o suplantarlos sino convertirse en su vanguardia. En la opinión del grupo de Gale, propia de la concepción de la república industrial de los wobblies, los soviets eran estructuras que deberían formarse a nivel local, estatal, regional y nacional, siendo la base de poder obrero.

Una característica más definida de esta concepción era la de preferir a los grandes sindicatos industriales, aquellos que estaba ubicados en las ramas más avanzadas de la economía nacional y por lo tanto o excluían a los campesinos y artesanos o bien los consideraban aliados subordinados de los obreros. La república soviética, desde la perspectiva de Gale, era la plasmación de la propiedad social en manos de los trabajadores. Estas estructuras de poder no sólo debían tener un alto nivel político sino también técnico pues correspondía a ellos operar y conducir las funciones gubernamentales.

En El Comunista de México, se consideró como “embaucadores” a Roy, Phillips, y Granich por haber traicionado al partido al pretender incorporar a él a Morones, agente de Gompers. Que una comisión del PC de México habló con los líderes del PCM, pero que “desgraciadamente está bajo el influjo de Morones “.232 En estas condiciones Cervantes López afirmó que ya no recibiría dinero de Roy para seguir publicando El Socialista, y denunció que Seaman, quien se encontraba en ese momento en Cuba para embarcarse a la URSS, con el objeto de asistir al Congreso de la IC había sido designado en forma fraudulenta.233 Para el Comité Ejecutivo del PC de México, el partido de Roy y Seaman no merecía el apoyo de los trabajadores honrados pues estaba integrado por traidores.234 Más adelante se informó que el partido estaba trabajando muy estrechamente vinculado con las IWW, de los Estado Unidos, especialmente con sus dirigentes Thomas Whitehead y W, D.Haywood.

El grupo del Partido Comunista Mexicano sobrestimó la influencia que Morones tenía en el grupo del Partido Comunista de México, y en igual error incurrió Seaman al rendir un informe al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. En el archivo de Morones es posible constatar

que le prodigaba con frecuencia sumas de dinero a Gale para financiar la edición de Gales Magazine, pero no existen elementos que permitan afirmar que había una ingerencia de carácter político en la conducción y en la orientación del grupo encabezado por aquel. El proyecto político sostenido por Gale era diferente y opuesto al de Morones pues el norteamericano consideraba prioritaria la lucha ideológica para transformar el poder sindical en poder político y en cambio Morones concebía la educación ideológica como una función externa propia de los grupos culturales.

Gale no estaba interesado en el Partido Laborista como un instrumento político de la clase obrera y en este sentido compartía el criterio de los dirigentes de la AFL para quienes lo importante era la organización obrera y no el partido. Es posible que Gale durante el tiempo en que permaneció en la ciudad de México le haya transmitido a Morones información acerca de las actividades del grupo de Allen y de otros militantes comunistas, como Roy y Katayama, sobre todo de éste último en que permaneció oculto dirigiendo el Buró Comunista Latinoamericano pues en las memorias de Treviño aparecieron datos objetivos que así lo revelan. Pero el carácter veleidoso y aventurero de Gale no le causaba confianza a Morones ni a Haberman, con quien tuvo una relación muy estrecha desde que se trasladó de Yucatán a la ciudad de México.

En el año de 1919, Jesús Bernal organizó la Unión de Resistencia de los trabajadores de El Palacio de Hierro donde él trabaja como ebanista y por su actividad y entusiasmo fue invitado por José C. Valadés para que ingresara a la Juventud Comunista. En el seno de esa organización se formó un Comité que auspiciaría la formación del PCM. En 1920, la Juventud Comunista formó otra comisión organizadora del PCM en la que figuraban Jesús Bernal, Juan González, Rafael Carrillo, José Valadés, Mario Caulbeau y Manuel Díaz Ramírez. Al reorganizarse el PC, en enero de 1921, la dirección quedó encabezada por Díaz Ramírez y en ella permanecía Bernal. Él continúo trabajando en las fracciones sindicales del Partido, sobre todo en el seno de los organismos adheridos a la CROM. Participó después en la formación de la Liga Antiimperialista, del Comité Manos Fuera de Nicaragua. En la época de la represión del callismo, Bernal formó la Célula Morelos desde la cual criticó las desviaciones de la dirección encabezada por Encinas.235

Bernal fue uno de los militantes comunistas más conocidos que aplicando la línea del frente único sindical actuó en el seno de los sindicatos adheridos a la CROM. La agrupación de El Palacio de Hierro

se había formado bajo el influjo de las ideas de la Casa del Obrero Mundial y aglutinaba a los empleados y trabajadores de ese establecimiento comercial. En el Distrito Federal, los comunistas trabajaron durante los primeros años de la CROM sin sufrir ninguna agresión de parte de los dirigentes de la Federación de Sindicatos Obreros quienes no podían desdeñar el espíritu pluralista que siempre distinguió a la organización en la cual se suscitaron debates intensos. Se hizo caso omiso de las resoluciones que emitía con frecuencia el Comité Central para localizar y expulsar de las agrupaciones confederadas a los miembros del Partido Comunista, aunque algunos se autoexcluyeron para formar primero el Gran Cuerpo Central de Trabajadores y después la CGT. Las contradicciones internas en el seno del PCM provocaron oscilaciones en la conducta sindical de sus miembros por lo que en realidad nunca pudieron formar fracciones sindicales que teóricamente se integraban por varias células, por lo menos en la ciudad de México. Aunque en varios informes del PCM se hizo alusión a la existencia de fracciones sindicales comunistas en el seno de la CROM, lo cierto es que nunca se expresaron como tales en las asambleas anuales o del Consejo Nacional.

En abril de 1920, José Allen, le dirigió una carta a Edgar Woog en la que le denunció que no todos los fundadores del partido fueron trabajadores concientes sino que también había instrumentos de la burguesía, que “eran apoyados por Carranza”. Le hizo notar que los auténticos comunistas “los que queremos el total advenimiento de la sociedad de productores” han decidido su total adhesión a la IC abandonando los métodos que implican a los legalistas, demócratas, parlamentarios y desde luego, se declaraban partidarios de los métodos aprobados por la creadores de la IC y que para efectuar ese trámite (se refería a la adhesión del PCM a la IC) “ya se encontraba en Rusia el camarada M. N. Roy”.

“Los que se oponen a esa adhesión-decía- son los elementos que patrocinados por el estado siempre tratan de retardar la lucha de clases. Le describió a Woog que México se encontraba inmerso en la lucha por la sucesión presidencial y que existían varios candidatos, entre ellos un reaccionario y el otro, el general Álvaro Obregón, cuyas tendencias fueron marcadamente amantes del trabajador desde los comienzos de la revolución que los llevó al poder y el hombre que podría darles mayores libertades y garantías para su organización indicándole que aún no decidían si apoyaban a Obregón.

“El gobierno ha prodigado liberalmente dinero a individuos como Linn A. Gale y Luis N. Morones quienes teniendo a su disposición papel, dinero y seguridad de obra, lograron inocular entre los mejores elementos del trabajo la idea de que los que formamos el grupo comunista pretendemos vivir a costa de ellos”, aunque reconoció que en la disputa él se había quedado solo trabajando con Elena Torres.

Le indicó a Woog que habían influido entre los trabajadores para que no se dejen llevar por la conducta de la burguesía y para que rechacen a los demócratas y luchar por los genuinos ideales comunistas, que se han enviado agitadores a Cuba y a Sudamérica, pero que necesitan armas, parque y dinero como si el triunfo comunista fuera inminente y se estuviera a punto de sufrir una agresión. 236

Las disensiones internas en el seno del PCM dejaron prácticamente aislado al grupo de Allen, quien pronto sufrió un gran descrédito pues a raíz de su expulsión de México y siendo recibido y apoyado por funcionarios del Departamento de Justicia en los Estados Unidos se le consideró como un agente al servicio de esa dependencia. Cuando Allen regresó al Distrito Federal no fue bien recibido por sus compañeros los cuales, ya sin su liderazgo, quedaron reducidos a una mínima expresión. Por un lado, las concepciones anarquistas prevalecientes en el interior del partido aconsejaban que no participara en actividades políticas, en alianzas con partidos no comunistas ni menos aun con partidos y candidatos burgueses o en actividades que tuvieran como finalidad estar presentes en el Parlamento. Estos criterios sectarios no permitieron que el partido aprovechara las circunstancias políticas que el obregonismo había abierto e influyeran sobre los sucesos políticos nacionales a favor de los intereses del proletariado.

Por otro lado, existían militantes que sí deseaban participar al lado de candidatos más progresistas y avanzados, amigos de los obreros y campesinos, aunque no socialistas y comunistas, como Obregón, sin temor a recibir ninguna influencia negativa de ellos. Entonces algunos comunistas se incorporaron a la campaña del divisionario sonorense, pero a título personal, como fue el caso notorio de Felipe Carrillo Puerto, coincidiendo así con la postura asumida por el Partido Laborista. Al materializarse el respaldo de Morones a Obregón, aquél destinó fuertes sumas de dinero para financiar las tareas que realizaban los dirigentes sindicales que efectuaban una doble labor: por un lado, creaban comités locales del Partido Laborista y formaban sindicatos y por el otro creaban los órganos de propaganda a favor de

Obregón. En este contexto, Gale manifestó su simpatía hacia Obregón, con lo que las relaciones con Morones se estrecharon.

En el Buró Latinoamericano participó el joven impresor Felipe Leija Paz, a “nombre de la izquierda de la CROM”.237 En rigor, una vez excluidos los miembros del grupo Luz, encabezados por Huitrón, sobre todo y de una manera definitiva a raíz de la Convención de Aguascalientes, ya no se podía hablar de un “ala izquierda “ en el interior de la CROM pues el grupo Acción comenzó a ejercer una plena autoridad en la conducción de la central obrera. Partidarios de las tesis de la IWW como Cayetano Pérez Ruiz o socialistas como Leija Paz, si bien defendieron sus puntos de vista sobre algunos problemas nacionales o de los trabajadores, como quedó constancia en las actas de las convenciones y de los consejos, se disciplinaron a los acuerdos finalmente adoptados por los miembros del grupo Acción y no conformaron ninguna corriente alternativa. Los anarquistas que había en el interior de la CROM salieron para unirse al Gran Cuerpo aunque subsistieron algunas diferencias no esenciales. Precisamente, la formación del grupo Acción, como lo revela Treviño, tuvo la virtud de unificar criterios generales entre los principales dirigentes nacionales y regionales.

La creación del Buró Latinoamericano, impulsado sobre todo por Katayama, tenía el propósito de extender la influencia de la revolución rusa en otros países de América Latina, crear secciones nacionales comunistas en cada una de ellas y eventualmente realizar un congreso comunista latinoamericano. Evidentemente que estos objetivos, por ser demasiado ambiciosos, superaban con mucho los esfuerzos y las capacidades que entonces tenía el PCM, minado por sus disensiones internas. Si en ese momento ni siquiera podía llevarse a cabo una política de masas en México, ni influir en el seno del movimiento obrero, ni superar sus discrepancias, menos aún podía hacerlo o promoverlo en otras naciones. Aunque Felipe Leija Paz apareció como miembro del citado Buró no hemos encontrado elementos que nos indiquen que para ocupar ese cargo hubiese contado con la autorización del Comité Central. Pensamos que ello no sucedió sobre todo por los antagonismos que se habían suscitado entre la CROM y el Partido Comunista.

La postulación de la candidatura de Obregón no sólo causó una crisis entre el grupo que patrocinaba la creación del Partido Socialista, generando su dispersión sino para el Partido Laborista representó la alternativa contraria, es decir, se abrió la posibilidad de desarrollarse no sólo desde el punto de vista político sino también gremial. En

efecto, el general Obregón asignó recursos económicos importantes al naciente Partido Laborista, lo que permitió que los miembros del grupo Acción se dedicaran no sólo a la tarea de crear los organismos regionales de ese partido y a realizar los preparativos propios de una campaña electoral sino también la conformación de comités locales obreros, cumpliendo así con una de las resoluciones contenidas en el Pacto de Solidaridad acordado en Saltillo.

La pronta desaparición de ese Buró Comunista también benefició a la CROM y al Partido Laborista pues Carrillo Puerto se convirtió en uno de los aliados políticos más importantes de Morones y se sentaron las bases para el desarrollo de relaciones fraternales con el Partido Socialista del sureste y Elena Torres, del Consejo Feminista, también se sumó a la central obrera, pero al poco tiempo lo abandonó. Por otra parte, la presencia de Haberman en la ciudad de México, después de haber asesorado a Carrillo Puerto en el estado de Yucatán, permitió que la CROM tuviese un hombre de confianza en el establecimiento de relaciones con los militantes socialistas norteamericanos que actuaban políticamente a favor del Partido Socialista y que estaban de acuerdo en transformarlo en un partido comunista y desde luego propició el fortalecimiento de relaciones con la AFL, en la primera etapa de las mismas.

Los primeros contactos de la CROM con los sindicatos panrusos

En un comunicado del Comité Ejecutivo de la ISR se acusó recibo de una solicitud de Eulalio Martínez en el que se expresaba el deseo de ingresar a esa organización internacional pero por ello, les dijo, era necesario que existiera una comunicación permanente, no una ficción, el envió de informes regulares, informes acerca de las condiciones de existencia del proletariado, acerca de las huelgas, paros y lockout- Quería saber “si la idea de la unificación sindical en México tenía progresos.” A su vez, el Comité Ejecutivo de la ISR fijó como obligaciones el envió de propaganda, periódicos, folletos y materiales de utilidad. En un texto del 20 de octubre, el Comité Central de la CROM informó de su deseo de enviar un delegado al segundo Congreso de la ISR. 238

Las relaciones entre Morones y la CROM con los dirigentes soviéticos y sus organismos mundiales se iniciaron en 1920 cuando aquél hizo un viaje a Europa, probablemente el primero, después de haber entablado vínculos oficiales con la AFL en el encuentro de Nuevo Laredo. Morones recorrió la Gran Bretaña, Francia, España y Noruega y de ahí se

trasladó a Berlín con el objeto de obtener una visa para viajar a Rusia. El personal de esa legación diplomática no le dio en el tiempo esperado la autorización para trasladarse a la capital de la vieja Rusia, por lo que regresó a México sin alcanzar ese objetivo. Pero no sólo eso sino que los líderes soviéticos publicaron un texto en el que lo atacaban por ser un aliado de la central obrera norteamericana.

A pesar de este antecedente negativo, en el interior de la CROM existía la convicción, sobre todo manifestada en las primeras Convenciones, de que debían establecerse relaciones con la Federación Sindical Internacionalista , o central de Ámsterdam y con la Internacional Sindical Roja, , mostrando una auténtica apertura de carácter mundial para equilibrar las relaciones que se tenía con la AFL. Desde un principio, los líderes de esta organización no vieron con simpatía el establecimiento de estas relaciones y hicieron lo que estaba a su alcance para frustrarlas pues no deseaban la expansión de la FSI en tierras americanas ni menos aún, una posible influencia de los comunistas en el movimiento obrero latinoamericano, aplicando una particular versión de la Doctrina Monroe.

Es por ello que en el mes de octubre se iniciaron los contactos con la ISR, que había sido fundada en Moscú en la que se encontraban no sólo los sindicatos dirigidos por los comunistas sino también algunos jefaturados e influidos por los anarquistas. Los dirigentes de la CROM mantenían en ese momento una actitud de admiración y respeto a la revolución socialista de octubre, obedeciendo así a los sentimientos de simpatía que existían hacia esa gran transformación radical en el seno del movimiento obrero de todos los países del mundo. A pesar de los conflictos suscitados en el interior de la CROM, sobre todo después de los encuentros que se tuvieron con los elementos cegetistas y comunistas en las primeras Convenciones, Morones no formuló ninguna crítica al nuevo orden social y político que se edificaba en medio de enormes dificultades y agresiones de sus enemigos internos y de las grandes potencias occidentales y por lo tanto autorizó los contactos preliminares primero con los sindicato panrusos y después con la ISR, gestiones que se intensificaron cuando Eulalio Martínez fue designado agregado militar en Moscú. En realidad, Morones estaba informado al detalle de lo que sucedía en el primer país socialista pues el representante de México en Noruega, Carlos Serrano, le enviaba informes muy frecuentes de lo que estaba ocurriendo en esa enorme nación.

Como dijo Rosmer, durante el segundo congreso de la Internacional Comunista, al discutirse el papel del partido concebido como central en el proceso revolucionario, estuvo de acuerdo con esta concepción la delegación del Partido Comunista de los Estados Unidos, en el grupo en que actuaba John Reed, pero no aceptó la tesis de trabajar en el interior de los sindicatos reformistas, en el seno de la AFL, coincidiendo en este punto con la IWW. Reed le hizo notar a Rosmer que la Internacional Comunista no tenía simpatía entre los trabajadores norteamericanos y en cambio sì los tenía con las IWW por lo que era imposible que los comunistas norteamericanos pudieran trabajar en los sindicatos de la AFL...239

La actitud de Reed en el sentido de rechazar la aplicación de la línea del frente único en los sindicatos que pertenecían a la AFL era desde luego similar a la de un grupo de militantes del PCM que más bien pugnaban por la desaparición de la CROM y no por su depuración, aunque nominalmente decían aceptar las resoluciones de los congresos de la IC y de la ISR. Los militantes del Partido Comunista de los Estados Unidos, como Louis Fraina, que cumplieron tareas en México, por instrucciones del Comité Ejecutivo de la ISR, que eran concordantes con la postura del grupo de Reed, desde luego impulsaron la aplicación de esa línea en el PCM, es decir, promovieron la lucha abierta y sistemática en contra de la CROM. Ellos preferían crear nuevas organizaciones sindicales, aunque fuesen no representativas, que luchar en el seno de las mismas para ganar la conciencia de grandes sectores de la clase trabajadora. Esta actitud, la de “no contaminarse “con los líderes reformistas, de la AFL en los Estados Unidos y de la CROM, en México sólo producía como resultado global dejar a los trabajadores a merced de la influencia y del control de esa clase de dirigentes. Desconocieron en la práctica varias críticas que Lenin había enderezado contra los ultraizquierdistas a quienes les recomendó que aprovecharan todos los resquicios que dejaba el régimen capitalista y la democracia burguesa.

Daniela Spenser criticó el comportamiento de la Internacional Comunista afirmando “que no reconocía las peculiaridades nacionales ni las raíces culturales de los pueblos “al referirse a la creación del frente único. En el caso de México, tal línea fue impuesta a los comunistas que “no veían bondad alguna en unirse a un movimiento obrero organizado que consideraba la renovación de una CROM corrupta y subordinada al estado”. 240

Efectivamente, la línea del frente único sindical, discutida y aprobada tanto en el Congreso de la Internacional Comunista como en el de la Internacional Sindical Roja, siguiendo las directrices de Lenin, no fue aceptada por algunos sectores de las secciones nacionales comunistas, sobre todo porque los comunistas tenían una formación anarquista o pesaba sobre ellos fuertes antecedentes anarquistas y por ello consideraban que era necesario entablar una lucha abierta y constante contra los dirigentes socialdemócratas o reformistas y contra las agrupaciones de esas mismas tendencias. Esta reticencia a trabajar dentro de las agrupaciones de esa naturaleza se dio en varios países europeos y de América Latina y contra esa actitud combatieron los líderes de la ISR, sobre todo su secretario general, Alejando Losovsy. No se trataba de unirse o fusionarse a la CROM sino de reconocer que esta era la organización en donde estaban la mayoría de los trabajadores industriales y de tratar de influir en ella por medio de la difusión de las ideas marxistas y revolucionarias y de conducirlos, mediante la persuasión y el convencimiento, a posiciones clasistas.

Draper acusó a la Internacional Comunista de impulsar la creación de partidos políticos comunistas de “invernadero” a partir de las 21 Condiciones, que más bien obedecían a la necesidad que se tenía de una eclosión de la revolución mundial, sobre todo europea, tratando de imitar al partido bolchevique, aunque “muchos comunistas en realidad no sabían cómo se había formado. Ahora sabemos que resulta completamente imposible forjar partidos revolucionarios genuinos por medio de órdenes que fuercen el proceso (al menos partidos revolucionarios capaces de vencer). Esta es la razón esencial por la que el enemigo (en primer lugar, la socialdemocracia) fue capaz de derrotar a la revolución europea. Sobre la base de ese punto de vista se creyó que el éxito revolucionario dependía de la forja de una vanguardia dirigente que no fuera estalinista, que fuera verdaderamente revolucionaria es decir, de la formación de una vanguardia dirigente que tuviese la línea correcta, lo que resultaría suficiente”. 241

Roy estaba conciente de que no era conveniente la creación de la sección mexicana de la tercera internacional si antes no existía y se desarrollaba un Partido Socialista, siguiendo así el esquema que se había observado en Europa y en América del Sur y probablemente siguiendo instrucciones de Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. Para el nacionalista hindú era indispensable este periodo

de transición o de preparación, pero las circunstancias que operaron en México no lo permitieron, pues rápidamente el PSM se transformó en la sección mexicana por lo que Roy al regresar a Moscú informó que había cumplido con la misión que se le había encomendado. El resultado de este apresuramiento en la toma de decisiones fue la organización de una sección nacional muy pequeña desde el punto de vista cuantitativo, muy débil desde el punto de vista de su vinculación con la clase obrera y por lo tanto, no representativa, formado sobre todo sobre la base de personalidades y grupos sindicales y culturales lo que propició, de inmediato, el surgimiento, de contradicciones internas que poco o nada tenían que ver con razones o motivaciones ideológicas. Sin duda, un elemento de discordia fue el manejo de los recursos económicos, pues con ellos se pagaba la edición de los periódicos que parecieron en aquellos momentos. Al venir Katayama a México pudo constatar que la obra de Roy, su predecesor, había consistido en sembrar un embrión de comunismo.

El Buró sindical Latinoamericano encabezado por José C. Valadés, José Rubio, Martín Paley y Felipe Leija Paz, publicó el llamamiento de la ISR indicando que “si en los Estados Unidos tenían a un Gompers, México tenía a su Morones, si Francia tenía a su Jouhaux, México tenía a su Eulalio Martínez”. Dijeron que “en todas las organizaciones obreras de la región hay muchos elementos sanos, lo único que les falta es librarse de la influencia de estos infelices líderes y luchar contra el amarillismo”. Se informó que la CGT se había adherido a la ISR y que se esperaba similar actitud de parte de la sección mexicana de las IWW y que en la CROM había muchos elementos que también deseban formar parte de esa organización mundial. No obstante, hicieron notar que durante la reunión sindical del mes de junio de 1920 se presentaron diferencias entre los delegados de las IWW (sin precisar cuáles habían sido éstas) pero que esas discrepancias fueron allanadas. Sin embargo, el delegado de las IWW, Taro Yoshiro, de los Estados Unidos “no aceptó el concepto de la dictadura del proletariado”.242

Si efectivamente, dentro de la CROM “había muchos elementos sanos “entonces la labor de los comunistas consistía en “liberarlos”, emanciparlos de la dominación ideológica y política de los líderes reformistas. Esta apreciación constituía la base de la línea del frente único: los comunistas debían infiltrarse o participar en la base de los sindicatos, en cada fábrica, en cada centro de trabajo, para difundir los principios del marxismo y del sindicalismo revolucionario, despertar y fortalecer la conciencia de clase, ganarse poco a poco la confianza de

los trabajadores, por medio de una lucha al lado siempre de ellos. Después, en esas condiciones, los dirigentes reformistas serían sustituidos, mediante la adopción de procedimientos democráticos estatutarios, por dirigentes comunistas o clasistas. Obsérvese que no se pretendía destruir a la CROM sino transformarla y depurarla desde dentro. La CROM no era concebida como un bloque monolítico y homogéneo, como equivocadamente la definió Fraina, quien por esos días también llegó a México cumpliendo una misión de la Internacional Comunista, quien afirmó que la CROM era una “organización reaccionaria” con lo que sin desearlo naturalmente estaba diciendo que todos sus elementos integrantes eran reaccionarios. Es decir, confundió a sus dirigentes o a una parte de ellos, con la organización en su conjunto.

La CROM, en esta etapa, se enfrentó a los anarquistas del Gran Cuerpo, sobre todo en el Distrito Federal, ya que era la única gran ciudad en donde este organismo tenía algunos afiliados. Después, al constituirse la CGT las hostilidades se dieron en forma amplificada entre los ferrocarrileros, compitiendo también con los comunistas, en la región petrolera de Tampico en donde la CROM era minoritaria a causa de la actitud independiente asumida por el Gremio de Alijadores, por instrucciones de Portes Gil, entre los profesores, los panaderos, enfrentándose también con los comunistas y en las regiones textiles de Atlixco y Orizaba. De modo que en este periodo la lucha se desató en dos frentes, con los anarquistas y con los comunistas, una vez que éstos se diferenciaron de los ácratas, aunque en muchos casos los límites eran bastante difusos.

Confesó Rafael Carrillo que él había pertenecido a sindicato de zapateros, que estaba afiliado a la CROM pero que fue excluido de ella por hacer propaganda a favor de la CGT. 243

Infiltración comunista en las zonas fabriles de Veracruz y Puebla

Mauro Tobías, de Santa Rosa, del grupo comunista, informó que “un social político”del Río Blanco había herido a Luis Vidal, un comunista, por lo que ya había presentado este hecho ante el sindicato. “Ello no nos intimida, por lo contrario, seguiremos más firmes en nuestra lucha hasta eliminar todos los obstáculos que se opongan al paso de las ideas emancipadoras”244. Más tarde, el comité ejecutivo de la Juventud Comunista a se dirigió al grupo de Atlixco para que formara una sección en Metepec245 El 3 de septiembre, la Juventud Comunista

realizó un mitin en el que habló Baraquiel Márquez y recitaron Luis Valdés, secretario general de esa organización y Manuel Juárez y Emigdio Durán cantó el himno Bandera Negra.246

De una manera particular estaban repartiendo El Machete, “órgano impreso que no estaba autorizado por la Confederación" habiéndose sancionado a Alberto Lara Prado por distribuir este tipo de impresos. Siguieron manteniendo vigilancia sobre el grupo rojo y al continuar distribuyendo el periódico comunista se citó a una reunión urgente a todos los trabajadores de la fábrica de Cocolapan en donde acusaron de ese hecho a Antonio Baroja. Al ser interpelado éste dijo que el citado medio de prensa se lo entregaba Tobón y que después se había suscitado un zafarrancho en el que resultó muerto Pantoja. Con las sanciones aplicadas, consideró Aquino, ya no habrá dificultades en las fábricas pues se había acordado ya no admitir a ninguno de los trabajadores sancionados.

El grupo Luz, de Huitrón, dijo en julio que durante la convención efectuada en Orizaba había sido descarada la intervención del gobierno “que había distribuido 13 mil pesos para comprar conciencias y voluntades y que por ello había predominado el imperio del dinero” y que por ello no había sido una reunión genuinamente obrera “sino sólo de servidores del gobierno”. Concluyó que la CROM no era independiente, que cuatro años de existencia de esa central obrera habían sido inútiles, que se había adoptado el sistema parlamentario “que no resuelve nada” que los directores de la CROM se congregaban en un círculo reducido, sin permitir un puesto a las ideas independientes”.247

El sindicato de Estibadores del puerto de Veracruz estalló una huelga y a la solución del conflicto se abocó Eulalio Martínez. Estos trabajadores pidieron apoyo material y político a los orizabeños, exigiéndoles que llevaran a cabo una huelga por solidaridad. Elementos descontentos, posiblemente influidos por Huitrón, dijeron que los orizabeños “estaban inactivos, que se estaban durmiendo en sus laureles”. Pero éstos dijeron que ello no era así pues la Confederación era “un volcán de actividad” y que no podían decretar una huelga de esa naturaleza porque no existían las condiciones propicias para ello “haciendo alusión a los”elementos de oposición sistemática, que por desgracia sugestionan a las masas. 248

Isaac Tovar consideró que en la fábrica de Cocolapan existía un grupo de trabajadores rojos pero que en realidad eso no importaba pues “tanto rojos como amarillos o negros pertenecemos a una sola organización y luchamos por la misma causa”. 249

En el reglamento de los Jurados obreros, emitido en noviembre de 1922, se precisó que sólo abordarían asuntos concernientes a los trabajadores de los sindicatos, uniones o ligas, que actuarían en base a una estricta imparcialidad y justicia, no tratarían asuntos de carácter religioso o político, sus fallos serían dados a conocer al Consejo Confederal para que éste los ratificara o rectificara, que cuando un obrero se declarara enemigo de una unión o de un sindicato debería ser citado hasta por tres veces a comparecer y si en la última no se presentaba se fallaría en su contra y que cuando un trabajador inculpado lo decidiera podría tener hasta dos defensores que también serían trabajadores. 250

Veleidades de Linn A Gale y la expulsión de los agitadores extranjeros

El 27 de enero, Gale le informó a Morones que se encontraba sumamente ocupado y que había concurrido en varias ocasiones a las oficinas de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal con el objeto de hablar con él, sin lograrlo. Le dijo que escribía unas 200 cartas al día tanto en inglés como en español a los miembros y simpatizantes del Partido Comunista de México, que colaboraba de una manera regular en La Lucha, Resurgimiento y El Comunista de México y que sólo contaba con el apoyo de su esposa (Eleonora), sin tener una taquígrafa que le aligerara la pesada carga laboral. Le indicó que se estaba dirigiendo a todos los grupos socialistas y comunistas de varios países de América del sur para que él (Morones) fuera el presidente de la naciente organización obrera latinoamericana y “no Gompers, ni Lord Jim, ni Frey”. 251

El 29 de enero se dirigió nuevamente para expresarle la aspiración que tenía el partido que él encabezaba de unificarse con el Partido Laborista y de paso criticó al “segundo partido comunista” dirigido por Allen. (José) Ramírez (Manuel Díaz) y Seaman (Frank) también para buscar la unificación de los comunistas y socialistas, pero que ellos prefieren “ser dioses de una iglesia pequeña de ellos mismos en lugar de cooperar en un partido grande y eficiente de todos los obreros.”

Agradecerá profundamente si podemos llevar a cabo una unificación y cuando menos efectuar un pacto de solidaridad con ustedes, con los compañeros del Partido Laborista. Creo que muchos comunistas del verdadero Partido Comunista estarán de acuerdo con esto. Después le comentó que tenía serios problemas financieros en su familia por lo que su esposa había abierto una escuela de inglés en la ciudad de México.

El 27 le escribió a Morones otra carta en la que le reiteró las penurias que sufría y le pidio ayuda económica para seguir editando Gales Magazine. Dijo que “lo único que sabía hacer era odiar a Gompers, pero que lo apoyaba a él (a Morones) así como a la CROM y que esas convicciones las había expresado directamente a sus dirigentes nacionales”.252 Después le comentó que los días 28 y 29 de noviembre se habían reunido en Ciudad Juárez representantes del Partido Comunista de los Estados Unidos y del Partido Comunista de México. En ese encuentro los comunistas norteamericanos se quejaron de que eran perseguidos ferozmente por parte de la policía yanqui y que por ello muchos emigraban hacia México en donde había plena libertad de expresión y de reunión y que no existía ningún preso político en el país.

En otros asuntos Gale le comentó que el Partido Comunista de los Estados Unidos tenía muchos afiliados, sobre todo entre los trabajadores ferrocarrileros, por lo que estaba dispuesto a declarar una huelga general si el gobierno de esa nación desataba una invasión contra México, que había exhortado a los negros a que se rebelaran también contra el gobierno. Acordaron reunirse otras vez, pero ya no en Ciudad Juárez por estar “llena de espías americanos, criminales, ladrones, prostitutas en las incontables cantinas que existían en la ciudad”. En la carta Gale no mencionó los nombres de los dirigentes reunidos en esa ciudad fronteriza, probablemente aduciendo razones de seguridad.

En diciembre de 1920 Gale pensó, y así se lo comunicó a Morones, que en el Congreso Obrero Panamericano él tenía la oportunidad, al igual que algunos delegados de los países de América del Sur, de pronunciarse a favor de las tesis del sindicalismo revolucionario y del reconocimiento de la III Internacional. “Sí usted lo hiciera, por supuesto perdería la amistad de Gompers y de la AFL, pero ¿qué importa? Ellos pertenecen al pasado de un sistema condenado de antemano a morir y usted, con su visión clara y su entendimiento de la evolución

económica no quiere ser domado por tales elementos”. Que si él (Morones) había mostrado enfáticamente compartir los ideales del bolchevismo “entonces defendería con su elocuencia conocida los principios revolucionarios en dicho Congreso”253

El día 16 el dirigente comunista le manifestó a Eulalio Martínez, a la sazón secretario general de la CROM, que estaba cansado del pequeño grupo de las IWW en México y que por el contrario, estaba convencido de que la CROM era la Unión de México, la que más contribuía al unionismo industrial y por lo tanto solicitaba su ingreso a esa organización obrera. “Quiero permanecer en una organización que hace algo práctico y que se dedica a los hechos y no a las palabras. No quiero estar más tiempo en un grupo que va adelante como un caracol y que no tiene energía para seguir luchando. Voy a luchar con los que viven y hacen”, reiteró el comunista industrial, indicando que la organización en la que podría militar sería el sindicato de escritores y periodistas. 254 El 8 de diciembre, Gale le expresó a Soto y Gama su preocupación por las condiciones miserables en que vivían los trabajadores en la capital de la república por lo que le recomendó la construcción de casas baratas “de por lo menos tres recámaras, baño, cocina, patios para familias de cinco a seis personas” así como la construcción de baños públicos en los cuales los pobres podrían asearse por una cuota de 5 centavos. Casas y baños no son ni constituyen el comunismo, no son la vía única del principio y de ideal pero si son una brecha que se abre en el peñón de los egoísmos, de la minoría y un paso hacia delante, un gran paso hacia delante por la vía espaciosa de la moral”. 255

El 25 de abril. Morones recibió una carta de Magdalena Gale, muy desesperada por la decisión que había tomado el presidente Obregón de expulsarlos del país. Le dijo que ellos habían dejado cuentas pendientes en México y que hiciera todo lo posible por ayudarlos a través de Haberman. “Tengo de que el presidente se dará cuenta de la absoluta injusticia en que incurrió enviando a Linn fuera del país con tan sólo con los vestidos que llevaba puestos y sólo once pesos en los bolsillos y sin darle ni siquiera un momento para poder arreglar sus asuntos”. La señora Gale observó que un grupo de camaradas se habían entrevistado con Obregón para impedir la aplicación de esa medida y que ese mismo día se habían entrevistado con él mismo (Morones) con igual fin, pero lo cierto es que en la noche “nos pusieron en un tren, sin conocer el rumbo que tenía. En el tren escribió Linn un telegrama a Obregón en el que le suplicaba una entrevista, diciéndole que enviaría una retractación del artículo en el cual lo criticó

asegurando que no lo volvería a hacer, pero que ignoraba si ese telegrama le había sido transmitido directamente a Obregón por parte de las autoridades militares. La actitud de Gale ante Morones era congruente con el discurso que pronunciara el 11 de julio de 1919, relativo a los deberes de los socialistas mexicanos. En el se inclinó por cooperar con el gobierno de Carranza para filtrar la codicia americana e inglesa. “Si el gobierno de Carranza fuera derrocado ahora, los capitalistas ingleses y americanos vendrían a este país y lo regirían con mano de hierro. Las condiciones no son ideales, pero serían entonces un millón de veces peores. Hay una buena perspectiva por la liberación del pueblo de México o mejor, dicho, de la clase obrera mexicana. Si se permitiera a México preservar un gobierno propio, ese gobierno el cual ya es liberal podría hasta hacerse más socialista. Entonces podremos atraer el socialismo a este país, gradual y pacíficamente, sin pérdida de vidas o destrucción de la propiedad, debemos preservar el gobierno nacional porque un día podemos tener una democracia industrial desarrollada aquí mismo sin ser aplastados por una tiranía extranjera”. 256

La expulsión de los militantes extranjeros, que actuaban sobre todo en las filas de la CGT, decretada por Obregón, demostró la necesidad que tenía el gobierno de quitarle presión a la CROM; sobre todo porque al promover huelgas y otros movimientos, que aquellos elementos estaban impulsando y que estaban amenazando con restarle representatividad social y política a la CROM. Nunca sabremos si el presidente actuó por consideraciones propias, relativas a la defensa de valores de carácter nacional o lo hizo a pedimento de Morones quien de esta formaba deseaba deshacerse de un grupo importante de opositores políticos. El hecho es que Haberman no fue sancionado y continuó trabajando normalmente al lado del dirigente de la CROM. En realidad, el rumano-norteamericano siguió desempeñando tareas políticas, tanto las que le asignaba Morones como las que le señalaban Calles y Obregón y por ello no fue considerado “un extranjero pernicioso”. Las opiniones de Gale reflejaron la importancia que los comunistas le concedían a la CROM y la necesidad de actuar de manera conjunta con ella, aunque fuese en torno a objetivos circunstanciales.

Posteriormente, Treviño, desde posiciones abiertamente anticomunistas, informó que Línn A Gale había llegado a México con el fin de infiltrarse en la CROM y Martín Paley, de las IWW fue

comisionado a la ciudad de Pachuca con igual propósito. Dijo que habían creado “células de camaradas”, estratégicamente “sembrados” en la organización obrera, que pensaron que ya tenían el control de los sindicatos, pero se equivocaron pues en 1921 salieron del país, considerándolos los pioneros en la penetración comunista en nuestro país. Continúo diciendo que “unan segunda etapa” fue la sustitución de agentes soviéticos por agentes europeos y después éstos fueron cambiados por agentes latinoamericanos, como Sebastián San Vicente, colombiano, José Rubio, centroamericano, Felipe Recinos, salvadoreño, Leopoldo Urmachea, peruano, Genaro Laurito, argentino. “El método de trabajo fue modificado. El sistema de sembrar células fue suspendido, junto con el plan de trabajo de las organizaciones obreras existentes, para dedicarse a crear una nueva central sindical, francamente radical, controlada directa y abiertamente por el Partido Comunista. Una tercera etapa, consistía, según Treviño, en la invitación de muchos artistas, pintores, escritores, para visitar Rusia, así como la intervención en los asuntos internos de México, de parte de los miembros de la legación rusa. Una cuarta etapa, ocurrió, durante la etapa represiva del maximato, en que los comunistas buscaron y encontraron apoyo en políticos influyentes como Aarón Sáenz, Gilberto Valenzuela, Emilio Portes Gil y Alberto. J Pani. Informó que durante el gobierno de Portes Gil la política represiva se ornó en una franca ayuda moral y económica para el Partido Comunista...257

Treviño, quien sin duda conocía bien este asunto, formuló otra explicación de la línea del frente único en el seno de las agrupaciones adheridas a la CROM indicando que tenía el propósito de afianzar la presencia de los comunistas mexicanos mediante la formación de células, fracciones o de comités regionales. El trabajo político de esos obreros, influidos por el socialismo, tenía la siguiente estrategia: hacer reflexionar a los trabajadores sobre el carácter veleidoso e inconsistente que significaba a los dirigentes reformistas, tratando de sustituirlos en asambleas reglamentarias por líderes clasistas, sin dividir a los sindicatos y sin abandonar las filas de la CROM. Estas actividades tenían visos de clandestinidad en algunas federaciones pues esos militantes no aparecían como miembros del Partido Comunista pues si eran identificados plenamente podían ser expulsados. Resultaba difícil ubicar a los comunistas en estas condiciones; pero desde el punto de vista ideológico postulaban la lucha de clases, la autonomía de la CROM frente al gobierno, la eliminación de la dirección nacional de Luis Morones y la solidaridad intergremial. Los delegados extranjeros que estuvieron en nuestro país, sobre todo Katayama, orientaron su interés en convencer a los

comunistas mexicanos de que actuaran en el interior de la CROM y no fuera de ella, pero muchas veces se estrellaron en las actitudes sectarias de ellos, reminiscencias del pasado anarquista de nuestro país.

Por su parte, Gale le escribió a Morones acerca de sus días de infortunio en la prisión de Leavenwort, Kansas. Le dijo que había llegado a Laredo el 22 de abril de 1921 y que desde ese momento había sido hecho preso. Acusó a Obregón de haberlo deportado a Guatemala y de haberlo confiado a unos agentes; los cuales finalmente lo condujeron hasta la frontera con los Estados Unidos. “Mi crítica al señor Obregón en el asunto de la huelga ferrocarrilera fue la única vez que lo censuré, ya que muchas veces lo había alabado por su amistad con los obreros”. 258 Le contó que en la prisión había trabajado en una fábrica de ladrillos, en una cantera de piedra y en una librería pero que había sido tratado con una gran consideración por parte de los oficiales.

Elmar Hayer, dirigente del Partido Socialista de Dayton259 condenó las deportaciones de que había sido objeto Gale “quien era un americano radical, que constantemente ha combatido a la clase capitalistas en defensa de los trabajadores”. Gale, dijo Hayer, salió de los Estados Unidos “por no haberse prestado a matar a sus compañeros de trabajo, que no les había hecho ningún daño a los trabajadores, censurando a quienes hacen la guerra y se aprovechan de ella y a eso contribuyó Gale, a cobrar conciencia entre los trabajadores, organizándolos en su lucha por la emancipación económica”. En su respuesta, Obregón dijo a Hayer que Gale venía trabajando en el país con todas las garantías, sin molestarlo “hasta que extralimitándose en el ejercicio de sus derechos, se decidió abiertamente a atacar al gobierno constituido, cosa que estaba terminantemente prohibida para los extranjeros”.260

En efecto, tanto las actividades de los llamados slackers, como las del nuevo grupo de militantes extranjeros, algunos de ellos, de nacionalidad española, fueron conocidas y toleradas primero por el gobierno de Carranza y después por el de Obregón, e incluso algunos de ellos figuraban en las hojas membretadas de la CGT, firmaban documentos políticos y sindicales, aparecían en las asambleas obreras, sobre todo las que se efectuaban en el salón del Sindicato de Panaderos, viajaban por el interior del país y no se les molestaba por parte de los inspectores de Migración o de la policía, no obstante que efectivamente, desde la perspectiva legal, estaba realizando tareas

ilegales. Haberman y Wolfe actuaron con mayor libertad pues hasta cargos o empleos públicos ocuparon en la Secretaría de Educación Pública, pero no así Katayama quien permaneció en la más completa clandestinidad, pues reveló Valadés que durante el tiempo en que estuvo en la ciudad de México no salió de sus habitaciones por temor a ser reconocido de inmediato como extranjero por su fisonomía asiática. Las actividades de Gale también fueron conocidas y aceptadas durante mucho tiempo, pues la Oficina de Correos distribuyó su Gales Magazine y Magazine Internacional. Pero este tratamiento complaciente por parte del poder público terminó en el momento en que la lucha de clases ascendió y aumentó la influencia de los anarquistas en el movimiento obrero, si bien en forma transitoria.

Según reporte confidencial de la embajada de los Estados Unidos en México se dijo que:

Katayama estaba laborando intensamente entre los trabajadores del Distrito Federal “para preparar una huelga general utilizando como pretexto la huelga de la compañía Ericcson. Sebastián San Vicente se ha visto muy activo entre los trabajadores de las empresas textiles, entre los peones de los grupos y en la zona industrial de Atlixco”.

Por su parte, dijo, José Rubio y M. Paley habían sido enviados por el Buró Latinoamericano a Tampico y otras regiones petroleras con el objeto de realizar labor de agitación, en donde específicamente están realizando propaganda a favor de las IWW.

Los fondos económicos para estos trabajos los estaba proporcionando Katayama el cual se muestra cada vez más accesible y sólo tiene comunicación con Fortmayer. En la casa de éste se realizaban todas las entrevistas.

Otros comunistas extranjeros en la labor contra la CROM.

La agitación reinante en México, en parte, como resultado de las políticas persecutorias desatadas por el Departamento de Estado y de la Procuraduría General a cargo de Michael Palmer, provocó, entre otros factores, que un buen número de militantes sindicales, políticos e intelectuales se trasladaran subrepticiamente a México huyendo de la proscripción militar y de los tribunales anticomunistas. La embajada de los Estados Unidos en México tenía un seguimiento de este fenómeno, así como de la inmigración política en general que provenía de los países europeos hacia México. En los informes consultados se

puede fácilmente observar que se hacia una presentación excesiva y escandalosa, irreal, exagerando el número de anarquistas y comunistas que ingresaban a nuestro país, en muchos casos ni siquiera era identificados esos supuestos agitadores, excediéndose en el grado de peligrosidad social y política que tenían, con el objeto de crear un clima propicio que justificara todo tipo de medidas punitivas contra ellos. Se ampliaron y fortalecieron los sistemas de vigilancia y espionaje en los cuales desempeñaban un papel decisivo los cónsules norteamericanos ubicados en las principales ciudades mexicanas.

Treviño dijo que el naciente gobierno soviético había enviado a varios países del mundo, entre ellos a México, a sus agentes con el propósito de lograr el reconocimiento del gobierno soviético. Fue así que llego a fines de 1918 Manabendra Nat Roy; después llegó un tal Linn A. Gale, desertor de la guerra que buscaba penetrar en los sindicatos de la CROM. Después arribaron José Allen, Frank Seaman y FortMayer y Martin Paley quien fue comisionado a Pachuca con el objeto de desarrollar una labor de agitación contra las compañías mineras norteamericanas.261

“Después de una redada del FBI y de la persecución contra los militantes del Partido Comunista a fines de 1922, Ella y Betrand entraron a la clandestinidad, de la cual los liberó el ofrecimiento de Robert Haberman de que vinieran a México a dar clases de inglés. Haberman, el socialista norteamericano, fue en un tiempo consejero económico de Felipe Carrillo Puerto en Yucatán y de 1923 en adelante fue el enlace entre el gobierno mexicano y la CROM con la AFL. Haberman presentó a los Wolfe con José Vasconcelos y los Wolfe se encargaron de buscar el camino hacia el Partido Comunista Mexicano y hacia la legación soviética en México, inaugurada en ocasión del séptimo aniversario de la revolución de octubre “. En estas condiciones, afirmó Spenser Ella, esposa de Betrand, se encargaba de traducir mensajes que llegaban a la legación en aquella época en que fue embajador Pestkowsky el secretario León Haykiss.” Ella y Betrand trabajaron en México por sueldos nominales y a veces sin sueldo, trabajaron para la causa de la justicia. Ella distinguió a los comunistas de los años veinte de aquellos que se incorporaron al movimiento en los treinta. Los separaba la inocencia de los primeros y la complicidad respecto de los crímenes estalinianos de los segundos. Todos sabían .Tanto Ella como Betrand trabajaron muy estrechamente con Rafael Carrillo, secretario general del PCM, quien enfrentaba una fuerte oposición interna. También Ella sostuvo un rico intercambio epistolar con Jay Lovenstone quien fue el editor de Daily Worker. En 1825

cuando fueron expulsados por Calles, Ella trabajó en Nueva York para la agencia TASS y cuando Alejandra Kollontai fue designada embajadora en México, la invitó a que la visitara en la legación soviética. Al asistir al VI Congreso, los esposos Wolfe “se dieron cuenta en Moscú del ambiente de intolerancia que había en la Comintern, de la manipulación de las personas y de la información, de la politiquería y de la intriga que nada tenían que ver con los ideales comunistas que ellos profesaban por lo que se inició un proceso de desencanto”. 262

Ante la salida de la CROM y el fracaso suscitado en la CGT “los comunistas y los adherentes a la ISR nos encontramos débiles, desacreditados y fuera de todas las organizaciones, excepto de los sindicatos inquilinarios”. Informó que en la Convención de la CROM efectuada en la ciudad de Guadalajara en 1923, los comunistas sólo habían tenido un solo representante. En este proceso de rectificación, se trataba de ganar influencia entre los sindicatos autónomos y entre los sindicatos adheridos a la CROM pero se quejaban de la persecución de los líderes de esa central en los casos de Bernal, de la Unión de Carpinteros, de Becerra, del Sindicato del Hierro, de Wolfe, del Sindicato de Redactores. “Nuestra influencia en los sindicatos autónomos ha aumentado más que en la CROM por encontrar menos oposición, pero el progreso más importante se ha hecho entre los campesinos” “haciendo una amplia referencia a la lucha de Úrsulo Galván contra la rebelión delahuertista en Veracruz y de Primo Tapia, en Michoacán. “Nuestras debilidades principales se hayan en el carácter esporádico y espasmódico de todas nuestras actividades. EL mexicano es poco disciplinado, no existe un diario obrero, el partido es débil y sin recursos.” 263

Esta carta reflejaba la escasa penetración que tenían los comunistas en la filas de la CROM porque, como lo hemos afirmado, jamás lograron constituir una sección comunista ni mucho menos, una corriente sindical comunista. Fuera de los sindicatos cromistas la participación de los comunistas era más sencilla pues se explotaba el sentimiento anti CROM que existía entre amplios grupos de trabajadores, pero sobre todo, en los denominados sindicatos autónomos, es decir, aquellos que no estaban afiliados a la CGT ni a la CROM y que estaban más cerca de los comunistas, como los ferrocarrileros y los electricistas, los mineros y otros agrupaciones que más tarde se incorporaron a la CSUM. La presencia de Wolfe y de su esposa en México, en el momento en que la secretaría general del partido estaba en manos de Rafael Carrillo, quien estaba impulsando

una lucha interior en contra del sectarismo, fue benéfica porque ayudó a promover las labores de difusión ideológica y política y de hecho a sustituir a los secretarios del Buró que no desempeñaban sus funciones. Wolfe promovió la crítica contra el antiparlamentarismo y el utraizquierdismo que había provocado las frecuentes escisiones en el partido y que le habían impedido su crecimiento.

Un anónimo le fue enviado a Morones en el que se le informó que Bertrand Wolfe y su esposa, Ella Wolfe, se encontraban en la ciudad de México hospedados en el hotel Pánuco, en donde se entrevistaban con frecuencia con Carleton Beals y conocidos dirigentes comunistas americanos y mexicanos y se demandaba se efectuara una investigación acerca del alcance de esas reuniones. 264 Se dijo también que los esposos Wolfe se encontraban en México con un permiso especial de Adalberto Tejeda y que también los Wolfe sostenían frecuentes entrevistas con Ernest Grunenig.

La conducta política aconsejada por Wolfe aplicaba que los comunistas penetraran en las filas de la CROM para influir en su orientación y por lo tanto, ello preocupaba al Grupo Acción, aunque no en la medida en que lo hacían con respecto de la CGT que le disputaba a la central obrera fábrica por fábrica, la titularidad de las relaciones contractuales. Representó también la oportunidad de vincularse con varios distinguidos intelectuales y periodistas norteamericanos que asumieron distintas posiciones frente a la CROM. Carleton Beals, por ejemplo, había sido secretario tesorero del primer comité del Partido Comunista; en cambio, Gruening y Tanneubaum mantuvieron una actitud más independiente respecto de los comunistas y más cercana por lo tanto a las posiciones de la CROM y de los laboristas y hasta establecieron relaciones de amistad con Morones y otros dirigentes. Fueron intermediarios entre los presidentes Obregón y Calles y los responsables de varias compañías extranjeras que tenían reclamaciones contra México y con parlamentarios liberales, que eran partidarios de respetar la soberanía de nuestro país. En estas condiciones, la política migratoria fue selectiva pues mientras se aplicaba el artículo 33 de la Constitución a los extranjeros que con sus actividades en México favorecían al Partido Comunista, se respetaba la estancia de aquellos que eran afines a la CROM y al gobierno e incluso se les asignaban recursos para editar libros, folletos o para publicar artículos en la prensa estadunidense sobre los asuntos que interesaban a aquellos.

Como resultado de la denuncia que hiciera el senador Femando Rodarte, de la CROM, en el sentido de que en la Confederación de Comunicaciones y Transportes había una infiltración de comunistas extranjeros, el secretario de Gobernación, Gilberto Valenzuela, decretó la expulsión de Betrand Wolfe por realizar actividades incompatibles con su estatuto de extranjeros y por enviar a los periódicos norteamericanos, de los que era corresponsal, información distorsionada sobre nuestro país.

Wolfe, en efecto, había sostenido entrevistas con los dirigentes ferrocarrileros comunistas o influidos por los comunistas, antes de que estallara la huelga en ese gremio, la cual causó una sensible irritación en el gobierno de Obregón e impactó a la CROM. Se trataba de un conflicto suscitado en un sector estratégico del país, concebido así por el poder público, en el que la Federación Nacional Ferrocarrilera, agrupación cromista, tenía interés en ampliarse y consolidarse, para superar la extrema dispersión que existía entre esos trabajadores. Obregón reprimió la huelga y para ello contó con el apoyo de la CROM cuyos dirigentes esgrimieron que la agitación reinante era originada por los agitadores extranjeros y no por los trabajadores mismos. Wolfe había escrito artículos en la prensa norteamericana de izquierda y comunista, de apoyo a ese movimiento y lo mismo habían hecho Carleton Beals y otros socialistas que habían estado en México o que viajaban con mucha frecuencia a nuestro país. Pero no sólo Wolfe criticó las medidas duras empleadas por Obregón contra los huelguistas sino también Gale, como se puede constatar en las páginas de sus magazines.

Valadés dijo ignorar quién era Wolfe (Betrand) indicando que “solamente podría representar a Calles, a los gobernadores Manrique o Tejeda, principalmente a este último que es un protector decidido de cuantos bolcheviquis tenemos por estas tierras.”265

El 13 de mayo de 1921 un contingente de obreros -unos trescientos aproximadamente- penetró en el recinto de la Cámara de Diputados y colocó la bandera rojinegra en la tribuna. En el mitin que se efectuó en ese lugar hablaron los obreros Felipe Leija Paz y Pioquinto Roldan. El primero acusó a los diputados de no estar cumpliendo con su deber y el segundo dijo que su presencia allí era espontánea y que no se trataba de los galenos pagados. El diputado José Siurob defendió a la Cámara de Diputados diciendo que muchos de los miembros de eésta habían participado en la revolución y que ahora estaba dispuesta a

conquistar una serie de libertades para los obreros. Después hizo uso de la palabra Antonio Díaz Soto y Gama, quien señaló que la revolución va abriéndose paso en los moldes de la legalidad. Después Aurelio Manrique pronunció un breve discurso en que dijo que actos como éstos eran preludio de una gran revolución en México como fue la revolución rusa. Hizo alusión a la deportación de Linn A. Gale y que en cambio no se expulsó del país a Eric Ostlend, gerente de la compañía Ericcson quien ha sido acusado de malos tratos por los trabajadores, los que se han tenido que ir a la huelga.266

Este incidente político ocasionó que el diputado Juan Zubarán, presidente de la Cámara de Diputados, presentara una denuncia formal contra los que se introdujeron al recinto cameral y se apoderaron de la tribuna “pronunciando discursos subversivos y lanzando injurias en contra de la Cámara y aisladamente- en contra de algunos miembros de la misma. Los dirigentes del Partido Liberal Constitucionalista, encabezado por Vito Alesio Robles protestan por esos hechos y culparon de las mismas a Luis N. Morones y a Celestino Gasca y exigieron la renuncia a sus cargos.

Ese mismo día, 17 de mayo, el presidente Álvaro Obregón dictó una orden a la Secretaría de Gobierno para que impidiera el ejercicio violento de los derechos obreros y ordena la expulsión de un grupo de extranjeros que habían participado en asuntos políticos que sólo son privativos de los mexicanos; entre ellos a Sebastián San Vicente y a Frank Seaman. Por su parte, el Centro Comunista, encabezado por José Allen se dirigió a Obregón ofreciéndole garantías de que ni San Vicente ni Seaman se habían mezclado en política y que todo era una maniobra de Luis N. Morones, pero Obregón, quien escuchó a Allen, que estaba acompañado por el diputado José Siurob, dijo simplemente que se procedería con entero apego a la ley.267

Se recibieron en México noticias en el sentido que los servicios secretos de los Estados Unidos estaban, desde hace muchos meses, vigilando los movimientos del gobierno de México. El domingo 23 de mayo se efectuó un mitin obrero en Tampico en que habla “un bolchevique español que se declaró francamente sovietista” y lanzó duros ataques contra las autoridades federales y estatales, lo que sin duda incrementa la histeria contra estos elementos. En este contexto, Obregón ordenó la expulsión de José Rubio, Martín Paley, quienes salieron de México por Manzanillo, de José Allen y de Fortmayer así como la señora esposa de Francis Seaman. Asimismo Obregón informó a las damas de Nueva York, por conducto del cónsul Manuel Vargas

que el gobierno estaba dispuesto a expulsar a todos los agitadores extranjeros desmintiendo así la versión de que se estaba construyendo un régimen soviético en nuestro país.268

Según Vizcaíno, a raíz de la expulsión de los comunistas extranjeros decretada en 1921 por Álvaro Obregón la represión se generalizó en todo el país contra los miembros de la CGT y del PCM, sobre todo, en las regiones textiles de Puebla Y Veracruz. Dedicó una importancia considerable a las razones que llevan en el año de 1921 al rompimiento entre los comunistas y los cegetistas. Para él, había una coincidencia central entre ellos: sostener el sindicalismo autónomo, frente al colaboracionismo de clase; en la tercera etapa comunista y anarquista participan en condiciones de igualdad en las filas de los sindicatos. En 1921 ocurren múltiples luchas obreras, como la huelga del 21 de diciembre en la fábrica El Mayorazgo en que se planta una bandera rojinegra y se declara establecido el primer soviet.

“Entre las divergencias tácticas (entre comunistas y anarquistas) pueden anotarse matices de separación en el trabajo campesino y en la lucha por la contratación. Las diferencias consisten en una marcada insistencia de los anarquistas y algunos anarcosindicalistas en negar la importancia de las luchas por la contratación rechazando toda relación contractual como “reformista legalitario” y reconduciendo toda lucha por la tierra a la “acción conjunta y violenta que tiende a fortalecerla y dé al traste con todos los sistemas imperantes”. 269

La presencia activa y participación decidida de los militantes comunistas y socialistas, de los anarquistas de todas las tendencias contribuyeron a imprimirle un impulso muy importante a la lucha general de los trabajadores por sus reivindicaciones económicas y sociales. Esas actividades, en términos generales, beneficiaron el crecimiento de la CGT y en segundo término de las IWW la cual no logró tener una estructura consolidada a nivel nacional y en cambio debilitaron las posiciones de la CROM que seguía siendo, no obstante, la central obrera mayoritaria. No existen elementos para afirmar que los dirigentes de la CROM alentaron la expulsión de los extranjeros. Más bien fue una decisión política que tomó el presidente Obregón, a quien se le pretendió convencer de que diera marcha atrás en esa determinación. Durante varios meses, el divisionario sonorense permitió o toleró la agitación reinante en los principales centros industriales, pero sin duda lo que molestó al jefe de estado fue la manifestación en la que participaron grupos de trabajadores de varias tendencias que culminaron con el izamiento de la bandera rojinegra en

un balcón del Palacio Nacional, en una de las torres de la Catedral y el violento mitin que se realizó en las escalinatas de la Cámara de Diputados. Estas explosiones de violencia proletaria causaron una protesta enérgica de las organizaciones industriales, comerciantes y de los banqueros, así como de la legación norteamericana, ante cuyas presiones cedió Obregón. La salida obligada de los extranjeros implicó un duro golpe a los planes de unificación y reunificación del Partido Comunista y prácticamente descabezó a la dirección de a CGT que pasó de esa etapa de auge a otra de descenso ante la carencia de cuadros nacionales suficientemente capacitados en la lucha de clases.

También Vargas informó a Morones acerca de los artículos que publicó Bertrand Wolfe y Jack Lovenstein sobre México en la prensa norteamericana, indicándole que habían causado la irritación de Gompers. 270 Después de su viaje por Europa, Vargas le envió un amplio informe a Morones acerca de las actividades de las organizaciones comunistas en Inglaterra, Francia, Italia, Bulgaria, Checoslovaquia, Polonia y España. También le proporcionó una lista de agregados obreros que se encontraban en Washington. Para él, eran personas en las que se podía confiar, Stella Morell. M. Retinger, Marqués de Dampierre, Ellen Wiikinson los cuales, se podía pensar que ayudarían a ampliar y fortalecer las relaciones exteriores de la CROM. 271

Los artículos de Wolfe y de Lovenstone, a cuyo grupo pertenecía el primero en el seno del Partido Comunista de los Estados Unidos, fueron conocidos por Morones, pues copias de los mismos se encontraron en su archivo personal lo que permitió fundamentar la especie de que México era objeto de una agitación originada por militantes extranjeros y no por líderes nacionales, no por el descontento social de los obreros. Se demostró aquí el invaluable apoyo que prestaron tanto Canuto Vargas como Robert Haberman en el diseño de esta estrategia.

Según una nota informativa de El Heraldo de México el 1 de mayo se realizó en la ciudad de México una importante manifestación popular de protesta contra el terror blanco imperante no sólo en nuestro país sino en otros países del mundo. A la cabeza de la marcha se encontraba la infatigable luchadora norteamericana Mother Jones. Se encontraban también dirigentes de la CROM, como José F. Gutiérrez quien en su discurso atacó duramente a los gobiernos de los Estados Unidos, España, Hungría y Chile que tienen en sus cárceles a muchos presos sindicales y políticos. Por su parte, Guillermo Olvera criticó al gobierno de México porque no había sido capaz de reglamentar el

artículo 123 de la Constitución. Actos de esta naturaleza se realizaron también en Orizaba y Tampico. En la ciudad de Guadalajara, un grupo de manifestantes, al llegar al centro de la población subió a una torre de la catedral y colocó una bandera rojinegra. 272

La política de terror rojo aplicada en los Estados Unidos, implicó la persecución y expulsión de muchos dirigentes sindicales y políticos de huían de la conscripción militar y de la aplicación de las leyes contra el terrorismo y la inmigración. Cientos de luchadores sociales, políticos, artistas, periodistas eran llevados a los tribunales, acusados de servir a potencias extranjeras y encarcelados. Se les imputaba una notoria vinculación con Alemania y Rusia que pretendían el trastrocamiento del orden democrático y republicano y del régimen de la propiedad privada. La represión anticomunista, desatada contra los partidos, grupos y personalidades progresistas se describía en forma sistemática en The Call, The New Masses, The Nation, es decir, desde los órganos de prensa comunista y liberal burguesa. Dichos periódicos circulaban en México, aunque desde luego en forma restringida, sobre todo gracias a los trabajadores que pertenecían a las IWW que venían a México o de trabajadores mexicanos que estaban vinculados con esa organización y a las relaciones que se entablaron entre los comunistas norteamericanos y los mexicanos. La situación política prevaleciente en los Estados Unidos suspendía de hecho una serie de prerrogativas constitucionales de los ciudadanos de esa nación, lo que despertó la solidaridad de los trabajadores mexicanos.

En una carta dirigida a Andrés Nin se insistió en que la CROM deseaba mantener relaciones fraternales con la ISR las cuales deberían ser “sobre la base de la sinceridad, el respeto recíproco para la autonomía de las organización obrera, la CROM reconoce el derecho que tiene el proletariado del mundo para organizarse y defenderse del capital en la forma que más convenga a sus intereses, de acuerdo con el medio ambiente en que vive y está colocado, estableciendo la lucha de clases; pero al mismo tiempo exige del proletariado de los demás países, reconozca ese mismo derecho a los trabajadores mexicanos para defenderse de capitalismo, de acuerdo con los métodos que las necesidades aconsejan en México.” 273

En agosto de ese mismo año, Martínez invitó al Comité Ejecutivo de la ISR para que enviara una delegación a la VII Convención Nacional de la organización. 274

Martínez informó a la ISR que la CROM tenía millón y medio de afiliados y que ocupaban un puesto de avanzada en América Latina en contra del imperialismo yanqui e informaba de las huelgas más recientes, como los ferrocarrileros, textiles y de los trabajadores marítimos del puerto de Veracruz. 275

En esta carta se reflejó con toda nitidez el propósito de Martínez de que la CROM estableciera relaciones amistosas con la ISR pero que no se afiliara a ella porque, de hacerlo, en virtud de la estructura de la propia ISR y de sus vinculaciones con la Internacional Comunista, se hubiera visto obligada a someterse a una cierta disciplina internacional y a cumplir con las resoluciones que tomaran sus Congresos, las directrices de su Comité Ejecutivo y de otras órganos especializados y regionales. Desde la primera entrevista que el enviado de la CROM tuvo con Nin aquél reiteró el respeto al principio de autonomía e independencia que invocaba la central mexicana, el respeto a la táctica que aplicaba tomando en cuenta las características históricas, sociales y políticas de México. Similar actitud mantuvo Morones cuando visitó la sede de la Internacional Sindical de Ámsterdam. Si tomamos en cuenta que la ISR reconocía la dirección política de los partidos comunistas en el movimiento obrero de cada país, la CROM tendría que aceptar el liderazgo del PCM lo cual sería imposible pues había una pugna abierta con ese organismo. Tampoco era posible un acercamiento con la CGT que culminara con una fusión y la aparición de una central obrera unificada.

El delegado de México ante el Congreso de la Internacional Sindical Roja, celebrado en 1924 dijo que el movimiento anarquista estaba experimentando una crisis interna y que ahora, para mantener sus posiciones, se alía a los dirigentes amarillos, los cuales están pugnando por la creación de una organización continental. “La debilidad primordial de la Internacional Sindical Roja se ha debido hasta el presente muy particularmente a la carencia absoluta de una prensa apropiada y de un Boletín de información. Por otra parte, las instrucciones de la ISR no son enviadas en español y no hay medio de penetración suficiente entre América Latina, lo cual la hace poco confiable. Las instrucciones se reciben en idiomas inaccesibles a los habitantes y a pesar de toda su buena voluntad, los movimientos de ciertos países, como Chile, por ejemplo, persigue una propaganda muy alejada de todo comunismo y de los principios de la ISR; la falta reside en una carencia absoluta de dirección, de instrucción y de relaciones; mientras que las publicaciones anarquistas abundan, lo mismo la prensa proveniente de España que la editada en América Latina”. 276

Las relaciones de la ISR con los sindicatos y las centrales obreras de América Latina adolecían, entre otras, de las deficiencia ya señaladas, entre ellas, la falta de información suficiente y objetiva sobre la realidad socioeconómica de cada una de las naciones, la carencia de materiales en el idioma castellano, la extrapolación de instrucciones válidas para los países de Europa Occidental pero que no podían aplicarse en nuestro Continente, así como la circulación muy restringida de la propaganda clasista. En cambio, las relaciones con la AFL tenían otras bases: los dirigentes de las organizaciones se reunían con mucha frecuencia, los gobiernos de ambas naciones no sólo toleraban sino apoyaban tales encuentros, en el Comité Ejecutivo de la AFL había un encargado especial para las relaciones con América Latina quien colaboraban muy estrechamente con la CROM, (Santiago Iglesias), la ayuda sistemática proporcionada por Canuto Vargas en la embajada de México en los Estados Unidos y las gestiones que habitualmente realizaban Haberman y Salomón de la Selva, entre otros. Mientras en la COPA, la CROM era la organización más fuerte e influyente.

En tanto, Wolfe informó que la salida de los comunistas de los sindicatos adheridos a la CROM, como a los de la CGT, los había debilitado y desacreditado ante los trabajadores, a excepción de los inquilinos y los campesinos, pero que se estaba haciendo un gran esfuerzo para recuperar los espacios perdidos e informaba de importantes progresos, lo mismo en Michoacán, con Primo Tapia que en Veracruz con Herón Proal. Sobre todo hacía notar la influencia que se había logrado alcanzar en el sindicato ferrocarrilero.

“... el gobierno subvenciona a las organizaciones campesinas, mangonea a sus líderes y los corrompe, No hay ningún diario obrero en el país y El Machete sirve para todo.”

La respuesta inicial del Comité Ejecutivo de la Internacional Sindical Roja al Comité Central de la CROM estableció algunas condiciones difíciles de ser aceptadas desde el punto de vista de la defensa que había hecho de la autonomía de la organización obrera, que había manifestado en varias ocasiones lo mismo a los dirigentes de la AFL, que a la Federación Sindical Internacional. Había una compatibilidad esencial entre los documentos aprobados en el Congreso de Saltillo y los textos sancionados por el congreso constituyente de la Sindical Roja, pero tratándose de la fusión con la CGT era una exigencia

inviable de ambas partes pues estaba muy fresca la experiencia del rompimiento. Muchos dirigentes de la CGT, que habían pertenecido a la CROM y combatido al grupo de Morones sobre todo durante las convenciones de Zacatecas y Guadalajara, no deseaban tener ninguna relación con el grupo Acción, que no fuera una relación de confrontación permanente. Algunos sindicatos de la CGT habían estado afiliados a la CROM y ahora tenían una estructura orgánica muy distinta pues se basaban en el esquema de la descentralización más completa, en tanto, el esquema de la CROM estaba sumamente centralizado, aunque las agrupaciones gozaban de independencia en lo concerniente a su régimen interno.

Existían diferencias políticas muy notables pues mientras la dirección de la CROM había adoptado la tesis de la acción múltiple, la de la CGT hizo suyas las concepciones de la acción directa, con entera exclusión de la lucha política. Primero la CGT había ingresado a la ISR pero al poco tiempo, influida por los anarquistas españoles, la abandonó argumentando que se trataba de un instrumento que estaba al servicio de un estado, de un poder, del poder soviético, que concebían a los sindicatos como aparatos subordinados o dirigidos por los partidos comunistas. Por otra parte, las relaciones con la AFL y de una manera personal con Gompers eran sólidas, aunque Morones siempre dio muestras de mantener una cierta distancia.

Según informó El Obrero Comunista, las condiciones que el Comité Ejecutivo de la ISR le habían impuesto al delegado de la CROM, para que esta organización fuera aceptada en la organización internacional, fueron: aceptar y llevar a la práctica los acuerdos del primer Congreso de la ISR, fusionarse con la CGT sobre la base de las decisiones adoptadas por ese Congreso, romper toda clase de relaciones con Samuel Gompers. Según esta información, Eulalio Gutiérrez habría contestado que la CROM estaba de acuerdo en aceptar las resoluciones del Congreso constituyente de la ISR, que no había diferencia de principios con la CGT sino solo rivalidades personales pensaban que la creación de una sola organización obrera “ era perfectamente posible “ y en cambio precisó que las relaciones con Gompers eran “puramente fraternales “ pero reconoció que el rompimiento de esas relaciones sería objetada por varios miembros de la CROM.

Este documento, firmado por Losovsky, asentó que “no ignoramos que en la cabeza de la CROM se han encontrado y se encuentran todavía

hombres de espíritu reformista pero no es el pasado de la organización de la que queremos ocuparnos sino de su presente y de su futuro. “ Por lo tanto, Losovski era de la idea de que el asunto de la fusión se discutiera en congresos separados de la CGT y la CROM para crear una Confederación General del Trabajo de México, concebido como un frente único. 277

Las condiciones propuestas por Losovoski para que la CROM pudiera ser admitida en la ISR eran, desde luego, de muy difícil cumplimiento, por lo menos a corto plazo y por los dirigentes que en ese momento tenía la central sindical. Estaban frescos los acontecimientos que habían dado lugar a la primera desmembración de la CROM, o sea, a creación del Gran Cuerpo de Trabajadores de la República Mexicana, la autoexclusión del grupo de Morones del Partido Socialista Mexicano y después la formación de la CGT; los conflictos eran muy violentos entre los cromistas y los anarquistas y entre los cromistas y los comunistas. El secretario general de la ISR abrigaba la esperanza de que los líderes reformistas de la CROM abandonaran paulatinamente sus posiciones y progresaran hacia posiciones de clase, revolucionarias, de tal forma que se amortiguaran esos antagonismos y se pudiera caminar hacia la convocatoria de un congreso nacional de unificación. La CROM estaba de acuerdo en ese objetivo, pero sólo a nivel teórico; en la práctica se levantaron múltiples obstáculos, sobre todo en la Convención de Zacatecas. Por el contrario, en la práctica, el control y la representación social de los trabajadores se peleaban fábrica por fábrica, región por región, muchas veces utilizando métodos de acción directa, por ambas partes. Ni la CGT ni la CROM estaban dispuestas a ceder en la conquista de sus cotos de poder, ni en la obtención de otros porque sus correspondientes direcciones partían de conceptos muy diferentes, por lo menos con la forma esquemática en que se plantearon en ese momento: los partidarios de la acción directa, por un lado, y los de la acción múltiple por la otra.

Los conflictos entre comunistas y socialistas en el seno del movimiento obrero, sobre todo en los estados de Puebla y de Veracruz.

Según apreció la historiadora Neymet “las tendencias anarquistas fueron derrotadas internamente a partir del Tercer Congreso del Partido, en 1925. En este congreso se destacó un aspecto importante y es la autocrítica que éste se hace por la falta de atención a la lucha electoral y la determinación de participar en las elecciones con programa y candidatos comunistas. Con respecto a la táctica del

movimiento campesino, el tercer congreso realizó un análisis de la situación y con oportuna visión captó la desilusión y el descontento del campesinado que, además, tiene enormes experiencias de lucha y la necesidad de unir sus esfuerzos en la Liga Nacional Campesina”.278

Esta autora consideró que la táctica de frente único sindical que se concebía aplicar en la CROM, la lucha contra el izquierdismo radical, dieron buenos resultados. “Les dio la posibilidad a los comunistas de aprovechar el creciente desprestigio de los líderes obreros corruptos y pasar a dirigir algunos importantes sindicatos, al grado de plantearse en 1928 la formación de una nueva central obrera que aglutinara a todos los sindicatos que se habían separado de la CROM y de la CGT, que se habían negado a entrar en ellas, así como no abandonar el trabajo interno dentro de las centrales progobiernistas”.

El tercer congreso del PCM representó el triunfo de la línea de Carrillo- Wolfe, es decir, de un grupo que estaba en contra de la corriente sectaria y ultra izquierdista que al igual que los anarquistas, sostenía una concepción conspirativa y espontaneísta de la lucha política y que desdeñaba participar en los frentes electoral y parlamentario. Carrillo dijo en sus memorias que estando en las filas de la Juventud Comunista fue comisionado precisamente para luchar en contra de la CROM, desde fuera de ella y que había un ambiente extremista en el interior del partido. Esta actitud era un remanente de la herencia anarquista de la mayoría de los fundadores del Partido Comunista Mexicano. Rafael Carrillo encontró en Bertrand Wolfe un excelente colaborador, sobre todo por su alta preparación intelectual y política y también porque estaba en contra de las posiciones aislacionistas y aventureras y estaba convencido de la necesidad de aplicar la línea del frente único sindical. Los elementos autosuficientes fueron derrotados en dicho Congreso, pero no se desintegraron en el Partido sino siguieron actuando, pensando que había llegado la oportunidad de volver a ser una fuerza hegemónica durante el periodo de la bolchevización del partido que parecía ser un regreso a las posiciones izquierdistas.

Agustín Trujillo informó que en una asamblea efectuada en el local del Sindicato de Empleados de Restaurantes, Siqueiros había atacado a los dirigentes de la CROM diciendo que no representaban a los trabajadores sino que más bien estaban de común acuerdo con el gobierno y reafirmó que los comunistas eran los auténticos representantes de los obreros. Trujillo consideró que, por el contrario, Siqueiros pertenecía a un grupo de agitadores que pretendían conducir

a las masas a la huelga general y también se opuso a la formación de comités de huelga con el objeto de asistir a una reunión que se efectuaría en la ciudad de México. 279

En efecto, Siqueiros estuvo en contra de la línea del frente único sindical desde que al abandonar la ciudad de México en donde trabajaba en el Sindicato de Pintores Revolucionarios, se trasladó al estado de Jalisco para participar en la organización de los mineros. El prefirió crear otros sindicatos, distintos y enfrentados a los que ya había constituido la CROM y creo también una federación estatal roja que luchara contra la cromista. Esta actitud fue contestada por el Comité Central con una respuesta igualmente violenta, de carácter permanente, en su contra.

Como dijo García Díaz, la primera vez que se planteo un debate abierto entre la tesis de la acción directa y la de la acción múltiple fue durante el Congreso Obrero Local, realizado a finales de 1918 en Orizaba, prevaleciendo en este debate los partidarios de la acción múltiple. Pero ello no implicó la desaparición de la corriente roja en el seno de los sindicatos, cuyos militantes continuaron actuando aunque sin poder controlar sus directivas, con excepción de la de Cocolapan. Mencionó a un dirigente comunista muy importante, un artesano de oficio tallista, Aurelio Medrano pues en su casa se efectuaban reuniones dominicales para oír sus pláticas y a otro comunista, Aniceto Arroyo, que presidía también reuniones de estudio “en donde se avizoraba la sociedad del futuro”280

Desde la experiencia de la revolución, e incluso antes, durante la etapa del porfiriato, los obreros de la región de Orizaba entablaron alianzas con los políticos de la pequeña burguesía y de la burguesía agrícola e industrial y por lo tanto para ellos no eran extraña la táctica de la acción múltiple. Toda política de alianzas se estructura para avanzar en torno a objetivos concretos pero en todas ellas los participantes deben hacer concesiones pues no se gana ni se pierde todo. Las experiencias de 1906 demostraron a los trabajadores que no se podía confiar ciegamente en el gobierno sino que se requería obrar con suma cautela y contar con una fuerza social propia e independiente, con una organización disciplinada capaz de resistir y repelar las agresiones de la burguesía que implicaba altos costos humanos y sociales. Además, que la clase obrera debía tener aliados en otras regiones para no aislarse. Que las diferencias en el interior de los sindicatos podían

solucionarse en forma constructiva, es decir, fortaleciéndolos y no dividiéndolos.

El hecho de que los sindicatos, como poder social desbordan por si mismos los límites de las relaciones obrero patronales, hizo que se abarcaran casi todas las actividades sociales. Casi todos los habitantes de las ciudades obreras decidían sus vidas y tomaban sus decisiones en torno a lo que sucedía en las factorías. Si había paros industriales, que fueron muy frecuentes, se generaba despidos de personal, por ende aumentaba el desempleo y se reducía el poder de compra de los salarios empobreciendo más a los trabajadores y a sus familias. Ello también lesionaba los intereses de la industria, el comercio y los servicios. En estas condiciones objetivas, la influencia de las ideas anarquistas se fue perdiendo para dar paso a las acciones de los partidarios de la acción múltiple.

Afirmó García Díaz: “El grupo comunista de Santa Rosa, compuesto de una veintena de sindicalistas, mantenía hasta 1920 nexos tanto con el Partido Comunista Mexicano como con el Partido Comunista de México. Un miembro del grupo sindical, Cutberto Arroyo, sostenía la primavera de 1920 una correspondencia de cierta regularidad con el norteamericano Lin A. Gale y con José Refugio Rodríguez, de la administración mexicana de las IWW. Según las cartas encontradas por este historiador, en el mes de marzo de ese año se habían afiliado a ese partido 10 miembros del grupo. Se puede observar que Arroyo no tenía un conocimiento profundo de lo que era el Partido Comunista de México acerca de la IWW pues había acordado afiliarse a ambas. Esto tenía que ver con el tipo de política que Gale estaba aplicando en México. 281

Desde la implantación formal de la CROM en la región de Orizaba se dio una pugna entre los anarquistas y los cromistas, primero, y entre los cromistas y los comunistas, después, pero ni los anarquistas ni los comunistas lograron avanzar realmente. Como era lógico esperarlo, en la zona se encontraba un enorme complejo industrial compuesto por varias fábricas textiles, había un proletariado muy numeroso, disciplinado y organizado, con una rica tradición combativa, que venía incluso desde el siglo XIX. En esas condiciones subjetivas, era natural que los representantes de ambas corrientes sindicales y políticas se enfrentaran entre sí.

En la región industrial de Orizaba coexistieron durante mucho tiempo representantes de todas las corriente sindicales e ideológicas, con

exclusión de las vinculadas con la iglesia católica, es decir, desde los anarquistas tradicionales hasta los comunistas de la Tercera Internacional, en términos generales, en un clima de respeto mutuo pues la prevalencia de una de ellas no implicaba la separación o la anulación de las otras. Los miembros y simpatizantes del Partido Comunista pudieron actuar con un grado de libertad que no tenía en otras regiones de nuestro país, sin que sufrieran represalia alguna por su conducta sindical. Cuando algún sindicato decretaba la expulsión de alguno de ellos, aduciendo razones de carácter ideológico y político, el Consejo Confederal no ratificaba esa resolución y por lo tanto quedaba sin efecto. Todos trataban de influir en los sindicatos orizabeños porque estaban concientes de la importancia estratégica que tenían en el contexto del movimiento obrero general. Aunque en un principio fue predominante la influencia de los anarquistas, derivados de las enseñanzas de Amadeo Ferres y otros de la misma orientación, lo cierto es que después predominaron los partidarios de la acción múltiple para dar lugar a un sindicalismo organizado y altamente disciplinado.

García Díaz ponderó la importante participación política que tuvo Manuel Díaz Ramírez en la región de Orizaba pues recorrió la zona dictando conferencias acerca del sindicalismo y el comunismo, constituyendo una serie de “soviets”. Después Díaz Ramírez invitó a los sindicatos a que designaran a un representante ante la Convención Radical Roja, que se realizó en la ciudad de México a principios de 1921, habiendo designado a Aurelio Fernández. Pero el hecho de que en dicha convención que creara a la CGT se hubiese aprobado el principio de la acción directa y por lo tanto se pasara a una política de enfrentamiento con la CROM, no fue aceptado por el sindicato de Santa Rosa, que siguió perteneciendo a la central jefaturada por Morones. 282

Efectivamente, la participación de Díaz Ramírez fue muy importante para la difusión de las ideas anarquistas primero y comunistas, después, en el estado de Veracruz. En el círculo de estudio que él fundara y dirigiera se leían las obras de Bakunin, Kropotkine, pero también de Marx, pero sin que se precisaran las diferencias que existían entre las concepciones anarquistas de las marxistas. En un principio se siguió por las directrices del PCM coadyuvando a la organización de la CGT concebida como una organización clasista e independiente, opuesta a la CROM, pero después combatió esa línea política. No sólo en el sindicato de Santa Rosa y en el de Nogales, donde con anterioridad habían existido grupos culturales anarquistas,

se rechazaron las tesis de la acción directa sino también en el sindicato de la fabrica mas grande, la de Río Blanco, en que los dirigentes adujeron que la táctica a seguir sería la que aconsejaran la circunstancias prevalecientes en esa región.

El Local Comunista de Jalapa consideró que “los comunistas en lugar de trabajar en el interior de las masas, nos hemos alejado de ellas”, debido a la línea sectaria que ha sacrificado a muchos militantes comunistas que actúan en la CROM en aras de un “socialismo puro” y clamaba por la existencia de un partido del proletariado, del cual surgirían los educadores y directores del pueblo “para dejar de ser un grupito insignificante, un cenáculo de oratoria. Después dijeron que El Machete se caracterizaba por su antigobiernismo a ultranza “por un estado de izquierdismo, política que nos condujo al estancamiento, a la perplejidad y a la carencia de confianza en nosotros mismos”. Criticó después la aplicación mecánica de las resoluciones de la Internacional Comunista, olvidándose que Zinoviev había dicho que la bolchevización debía adaptarse a las circunstancias de cada país.” 283

Ésta era un critica a los ultraizquierdistas que había no sólo en la región de Jalapa sino también en otras regiones del estado, en que se trataba de crear agrupaciones sindicales “revolucionarias”, “clasistas”, “puras” “incontaminadas de reformismo y de colaboracionismo de clase”, lo que había asilado del movimiento obrero nacional a muchos militantes del Partido Comunista Mexicano. En efecto, la CROM era la central sindical mayoritaria no sólo en el estado de Veracruz y desde luego en la región jalapeña en donde contaba en sus filas a los principales sindicatos. No actuar en los sindicatos en donde se nucleaban miles de trabajadores, implicaba que los Locales Comunistas fueran más bien pequeñas cofradías de conspiradores, si acaso centros de difusión y de propaganda, círculos de estudio en el mejor de los casos, pero sin estar involucrados directamente en la lucha de clases sin tener ninguna influencia real considerable entre los trabajadores. Se dedicaban a lanzar consignas revolucionarias y antigobiernistas pero no a organizar, desde el punto de vista clasista, a los obreros y por lo tanto no estaban aprovechando las condiciones subjetivas favorables que habían generado los gobiernos de Aguilar, Jara y Tejeda. En cambio, el grupo comunista encabezado por Úrsulo Galván sí las utilizó para organizar las Ligas de Comunidades Agrarias.

Según García Díaz, los comunistas siguieron participando entre los ferrocarrileros, los textiles de Cocolapan, en el movimiento inquilinario

y después crearon el Centro Sindicalista Libertario y editaron los periódicos El Rebelde y El Inquilino, lo cual creó un frecuente conflicto con la CROM.284

Eduardo Moneda denunció que en la región industrial de Orizaba “un grupo de falsos líderes que se hacen aparecer como comunistas pero que en realidad son burdos instrumentos de los políticos enemigos de los trabajadores y a toda costa pretender lesionar la estabilidad de todos los sindicatos textiles y han provocado choques sangrientos sobre todo en Río Blanco. 285

En la región de Orizaba, los sindicalistas que después se afiliaron a la CROM derrotaron en el terreno de las ideas y de la práctica a los anarquistas cuando aquellos intentaron en un Congreso Regional que se aceptaran las tesis de la acción directa. Se demostró que quien sustentaba esa táctica era una minoría y si bien no fueron excluidos, a partir de ese momento desempeñaron un papel poco eficaz pues los líderes sindicalistas se habían convertido ya en una fuerza hegemónica. Por medio de la distribución de El Machete y de otros materiales los comunistas lograron conquistar simpatizantes y militantes pero también en este caso fueron siempre una minoría, aplicándose contra ellos severas sanciones después del año de 1925 en que la Confederación decidió enjuiciar a varios grupos en los Jurados que habían cometido distintas irregularidades. A pesar de los ataques de los líderes cromistas que solían exagerar la importancia y los perjuicios que los comunistas pudieran ocasionar, pero lo cierto es que jamás constituyeron una corriente sindical.

En la fábrica San Bruno hubo una permanente pugna entre los obreros comunistas y los cromianos que luchaban por el control de los trabajadores, logrando influir éstos en unos 27 obreros. “La respuesta de los comunistas no se hizo esperar y cesaron a los obreros divisionistas” lo que generó un serio conflicto y un fuerte antagonismo con el gobierno del estado. Al final un fallo oficial ordenó que los trabajadores expulsados regresaran a sus labores y que se evitara la división en el seno del sindicato. 286

La fábrica de San Bruno, ubicada en la región de Jalapa, cuyo comité ejecutivo inicialmente estuvo en manos de los cromistas y después de los comunistas, fue escenario de una lucha difícil y cruenta entre representantes de ambas corrientes. Había en ambos casos posturas irreductibles pues cuando los cromistas controlaban el órgano de dirección del sindicato, excluía a los trabajadores que estaban afiliados

o que eran simpatizantes del Local Comunista y lo mismo hacían estos últimos cuando tenían una responsabilidad hegemónica. Varias veces utilizaron la violencia para dirimir sus disputas; los comunistas emplearon sus puestos directivos en ese sindicato, extendieron y fortalecieron su influencia en otros sindicatos de la región y de los campesinos.

Después, precisó Gómez que, la Federación Sindical de Puebla era mucho más progresista que la dirección nacional de la CROM. “ Ellos me recibieron muy bien y me ligué con otros sindicatos, ello no sabían que yo era ruso, pero sí sabían que era extranjero, en Puebla ero yo Julio Ramírez, lo importante del trabajo en Puebla era la formación de células en las fábricas y más tarde, en el estado de Tlaxcala, organismos de esa naturaleza en el campo” se lamentó que por su falta de experiencia y sectarismo no haya podido influir en ningún intelectual pues la organización comunista estaba formada exclusivamente por obreros y campesinos y algunos empleados ferroviarios. 287

La experiencia de Julio Gómez, el comunista ruso nacionalizado mexicano, es ilustrativa de la aplicación de la línea del frente único sindical y del triunfo contra el sectarismo y el aislamiento que siempre iban acompañados. Por un lado, se reconoció que la CROM, a pesar de la férrea disciplina que había en sus filas, no era homogénea pues no todos los dirigentes regionales o estatales tenían la misma orientación que los dirigentes nacionales y que incluso entre ellos había diferencias. Además, se patentizó que las federaciones regionales gozaban de un margen de autonomía muy grande, más en la medida en que tenían un mayor número de afiliados y una más larga tradición de lucha, como la del estado de Puebla. La aparición de una estructura confederal en cada una de las federaciones, que implicaba la participación, en la toma de decisiones, de un mayor número de dirigentes, se basaba precisamente en esa independencia, la cual siempre fue respetada por el grupo Acción, aunque hubo, claro está, algunas excepciones.

Por lo tanto, los comunistas no sectarios como Julio Gómez, que estaban muy interesados en la difusión de las ideas marxistas entre los trabajadores pudieron desarrollar ampliamente sus actividades, sin que se presentara un conflicto insalvable con el resto de los dirigentes locales o estatales. Gómez demostró que el trabajo celular era fundamental para influir en el seno de las clase obrera, ahí donde se

encuentre organizada y era compatible que las orientaciones básicas de la Internacional Sindical Roja. Se tomaba en cuenta a las regiones en tanto entidades homogéneas desde el punto de vista económico y social para desarrollar una política general, tratando de que el partido (comunista) tuviera una base obrera industrial, a imagen y semejanza de los grandes partidos comunistas europeos, entre ellos, el alemán, que eran los prototipos a seguir por todos los partidos comunistas del mundo.

Al trasladarse Julio a la ciudad de Puebla, se relacionó de inmediato con la Federación Sindical de la CROM, pero en esas condiciones era imposible hablar del Partido Comunista. En la ciudad fundó el Grupo Cultural Proletario en el cual “yo les platicaba de lo que sucedía en Rusia, cómo vivían en ese país, qué tareas se planteaba el poder soviético, nos reuníamos cada semana en casas de los obreros, platicábamos y leíamos El Machete que jugó un papel importante, folletos casi no teníamos, obras de Marx, Engels y Lenin no teníamos traducidas al español. En ese entonces, los comunistas no eran perseguidos, pero el partido era muy pequeño. Ya en el año de 1926 el Grupo Cultural Proletario se convirtió en el comité Local del Partido Comunista y se desarrolló en forma exitosa.” Dijo Julio Gómez que la base del partido, tanto en el estado de Puebla, como en el de Tlaxcala, era una base eminentemente obrera, pues agrupaba a textiles, panaderos, ferrocarrileros, destacándose en la formación de células. 288

En abril de 1925 estalló una huelga en El Volcán la cual fue desautorizada por los demás sindicatos cromistas y por el Comité Central y después intervino la fuerza pública, asesinado al comunista Martín Paleta “quien fue agredido y fusilado afuera de las oficinas de la Sindicalista, la cual fue tomada por la tropa. También se inició una ofensiva en contra de los rojos, que estaban incrustados en el sindicato de Metepec. Pero a raíz de los cambios ocurridos en 1928 en la línea política del PCM, el grupo de Coca, Escamilla, Chumacero y Rivera, promovió la división de la CROM. EL 19 de agosto fueron expulsados 4 miembros de la Federación que trataban de afiliar a los sindicatos cromistas a la CSUM y ello provocó que una mayoría de disidentes la desconocieran para crear la Confederación de Sindicatos Obreros y Campesinos, integrada a la CROM.289

El otro escenario de confrontación entre comunistas y cromistas fue la región de Atlixco, teniendo como antecedente la ocupación transitoria de la secretaría general de la Federación por parte de un anarquista (Baraquiel Márquez) quien incluso desafilió a esa organización de la

CROM para incorporarse a la CGT por espacio de varios meses, pero dicho grupo fue rápidamente neutralizado, sobre todo por una serie de acciones que llevó a cabo Treviño y se restauró la hegemonía de la CROM. Después se hicieron presentes algunos militantes comunistas, que se habían formado en los círculos de estudio de Julio Gómez, en la ciudad de Puebla, los cuales estuvieron actuando en las fábricas de Metepec y el Volcán, pero sin tener la fuerza suficiente para oponerse a la CROM o para formar una corriente.

En cuanto a la militancia del PCM en el estado de Veracruz, Velasco informó que en el año de 1923 tenía muy pocos afiliados pero que su influencia se acentuó en el año de 1926, con motivo de la huelga ferrocarrilera, a raíz de la cual se incorporaron al partido varios trabajadores. Después llegó al estado Luis Víctor Cruz, exiliado político chileno, quien ayudó a organizar a los obreros y a los campesinos y por primera vez postuló a un candidato a la presidencia municipal de Jalapa, al panadero José Sánchez. “En 1924 fui electo secretario de la Federación de Panaderos en el estado de Veracruz, con residencia en Córdoba. Durante mi estancia ahí, además de trabajar en mi oficio, el de panadero, dediqué parte de mi tiempo a organizar a los trabajadores de una fábrica de pasta, a los obreras que trabajaban como “desmanchadoras” de café en las casas que se dedicaban a beneficiar y comercializar ese grano y a los obreros del ingenio azucarero de San Miguelito y otros pequeños ingenios cercanos a Córdoba”. Después promovió la organización de la Federación Regional, también influida por los comunistas. Recordó la huelga en varios ingenios azucareros en la que participaron, entre otros, José Jiménez Acevedo, en Tilapa, Enrique Ruiz en Bellavista, Benjamín Tobón, en Ayutla y formó después parte del Comité Regional de la Federación de esa zona y en 1928 participó como delegado a la Convención Obrero Patronal a la que había convocado Emilio Portes Gil para discutir el proyecto de Ley Federal del Trabajo.290

Velasco era miembro, militante y dirigente del PCM en la región de Jalapa y no obstante actuaba en el seno de los sindicatos de la CROM desde la base en el de Panaderos, hasta ocupar un cargo de dirección en la Federación Regional de Tehuacán. Fue identificado como rojo desde un principio por los dirigentes de la Cámara del trabajo y de la Confederación Sindicalista del estado de Veracruz, de la Federación Nacional de Panaderos, pero sólo le toleraron que realizara algunas actividades, entre ellas la distribución de El Machete y la afiliación de algunos trabajadores al Local Comunista. Normalmente, Velasco era un hombre disciplinado a las instrucciones que dictaban los órganos

sindicales, aunque con frecuencia recibió ataques y represalias, pero nunca intentó sustraer al sindicato de tahoneros de la central obrera sino siempre lo mantuvo en su seno. Nunca fue excluido de la CROM sino se separó de ella cuando lo consideró conveniente, es decir, cuando fue llamado a la ciudad de México por el Buró Político del Partido para desempeñar tareas políticas nacionales. Su persistente actividad en Jalapa permitió que el Sindicato de Tahoneros, en el cual militaban otros comunistas, fuera uno de los agrupamientos más avanzados y por ello tuvo que soportar las agresiones violentas de los patrones.

Según Guerra Cortina, el Sindicato de Panaderos de Jalapa, sin duda, uno de los más combativos, surgió ante la existencia de condiciones de explotación muy severas pues los propietarios de la tahonas los obligaba a trabajar de tres de o cuatro de la tarde hasta las ocho de la mañana del siguiente día. Primero fue una agrupación de carácter mutualista y después como producto de la represión se transformó en una sociedad de resistencia. Sus primeros comités ejecutivos duraban un promedio de 6 meses y desde un principio hubo panaderos de diferentes tendencias políticas. 291

En marzo, el Sindicato de Obreros Panaderos del Distrito Federal, encabezado por Genaro Gómez y Pioquinto Castañeda se dirigió al presidente Obregón para mencionarle que efectuaría una huelga en todos los amasijos de panaderías y bizcocherías de la ciudad de México debido a que los industriales no habían contestado a sus peticiones (descanso los días 15 y 16 del mes de septiembre, por ser fiestas patrias, pago de servicios médicos) Esta decisión sin duda preocupó a Obregón pues la capital de la República se quedaría sin ese alimento.292 Se constituyó de inmediato un Comité de Huelga, dirigido por Genaro Gómez y Felipe Hernández. 293 Estos acontecimientos y otros derivaron en la detención de Gómez, en febrero de 1924, “por insultar al ejército y por la labor sediciosa desarrollada en el sindicato de panaderos”. 294

El secretario del Exterior del Sindicato de Obreros Panaderos, Miguel Ángel Velasco informó al secretario general de la CROM que se habían celebrado pláticas con los propietarios de tahonas, pero que no se había llegado a ningún acuerdo con ellos. 295Después, el Comité Central envió a Juan Lozano para que les ayudara en la solución de ese problema. 296 Como dijo Pánfilo Flores Villa, la lucha era por hacer desaparecer el trabajo a destajo, tratando de que los patrones cumplieran con la jornada constitucional de ocho horas. 297 En estas

condiciones y ante la intransigencia de los propietarios de la región de Jalapa, el 31 de julio estalló la huelga. Los obreros requisaron en todos los establecimientos el pan existente ya que no debía seguirse expendiendo por lo que intervino el jefe de operaciones de la estación del ferrocarril para golpear a los trabajadores que estaban defendiendo su derecho de huelga. 298 En efecto, según informó Juan Lozano la petición principal de los trabajadores era la implantación de la jornada de trabajo, diurna y nocturna y para ello se estaba levantando una estadística que permitiera fijar horarios de entrada y de salida, sueldos, cantidades de harina y otros. Después se firmó el convenio respectivo mediante el cual la jornada diurna comprendía desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde y la nocturna de las seis de la tarde a las seis de la mañana del día siguiente. Se fijaron también los salarios siendo el de los oficiales de la jornada nocturna de 5 pesos, de los medios oficiales de 2.50 pesos y el de los ayudantes de 1,5 pesos.299

Los oficiales de la jornada diurna eran de 4.50 pesos, para los medios oficiales de 2.25 pesos, mientras que para los ayudantes fueron 1.25 pesos. El día del descanso obligatorio fue el domingo, las vacantes serían ocupadas por miembros de los propios sindicatos, ningún obrero se encargaría de repartir el pan, la levadura sería hecha por los maestros, consumirían el desayuno ya hecho y el pan necesario para su alimentación. 300 Al hacer un balance de la gestión de Lozano, Miguel Ángel Velasco coincidió en que había sido un éxito por lo que se trataba de un triunfo de la causa del proletariado.301 Se ponderó que los salarios habían aumentado un 40 % y que se había contado con la ayuda de Humberto Lombardo Toledano, quien actuó en la resolución del conflicto en su calidad de inspector de la Secretaría de Industria, Trabajo y Comercio. Pero en el convenio final, el cual fue sancionado por el gobernador Adalberto Tejeda se eliminó el trabajo nocturno, quedando sólo vigente la jornada diurna y se acordó que los conflictos que surgieran con los propietarios los resolvería una comisión mixta. 302

La lucha de Miguel Ángel Velasco en el seno del Sindicato de Panaderos demostró que podían coexistir los comunistas y los reformistas en el seno de la misma organización obrera, si se ponían por delante las reivindicaciones concretas de los obreros y de los campesinos. En este combate participaron hombres de trayectorias tan distintas como Velasco y Juan Lozano, el primero, militante del partido Comunista, lector y distribuidor de El Machete y el segundo un

militante sindical muy vinculado a Morones, pero de una personalidad muy distinta a la de aquél.

Mientras Morones, en efecto, era dado a la buena vida, a los lujos y a las comodidades, Lozano siempre vivió en la miseria, sacrificando incluso a su familia y también Velasco tuvo una existencia llena de precariedades materiales. Los acuerdos suscritos en el año de 1924 en la industria panificadora fueron muy importante porque sentaron las bases de lo que pronto serían los criterios básicos a los que deberían someterse tanto los obreros como los patrones en una industria que estaba dejando atrás su carácter artesanal para convertirse en una industria moderna, eliminado los pagos a destajo, las exhaustivas jornadas de trabajo, los establecimientos insalubres y la clarificación de categorías laborales y de salarios, haciendo que, por ejemplo, se respetara la jornada de ocho horas y el descanso dominical.

El sindicato Panadero en el cual actuaba Velasco, además, se distinguió por el establecimiento de relaciones de fraternidad y de solidaridad gremial con los otros sindicatos de la región jalapeña, no registrándose por cierto ningún conflicto con la Confederación Sindicalista que siempre permitió la actuación de comunistas en esas agrupaciones, sin mencionar, desde luego, el enfrentamiento con el sindicato de la fábrica de San Bruno. De hecho Velasco permaneció en la filas de la CROM hasta que se tomó el acuerdo de crear la Confederación Sindical Unitaria de México.

Velasco precisó que el era miembro de la CROM desde el año de 1919 pero que jamás había militado en el Partido Laborista. “Tuve en la práctica la comprobación de que era justa la posición que el PCM sostenía de que era necesario trabajar dentro de los sindicatos y no tratar de los sindicatos minorías, o sacar sindicatos de las centrales obreras, por el hecho de sus dirigentes fueran reaccionarios o reformistas.”Indicó que durante la convención obrero patronal que discutió el proyecto de Ley Federal del trabajo él había actuado en el grupo de Lombardo y no en el de Morones. En Tehuacán no apoyó al candidato postulado por el Partido Laborista sino a un viejo zapatista que fue propuesto por el Partido Nacional Agrarista. Por lo tanto admitió que las organizaciones adheridas a la CROM gozaban de una cierta autonomía la cual era mayor en la medida en que esas organizaciones tenían una cierta tradición de lucha, como ere el caso de los sindicatos jalapeños. “Muchas veces los comunistas, los sindicatos dirigidos por los comunistas salían de la CROM no por su propia voluntad sino por la política de exclusiones que fue siendo cada

vez más severa y abarcaba más lugares, en la medida en que iban estableciendo su control. Pero durante un tiempo no pudieron establecer esa política. “Pero en 1929 él abandonó la ciudad de Jalapa y deja a su organización, la Unión de Panaderos, dejó de pertenecer a la CROM y comenzó a actuar dentro de la CSUM.303

Aunque la absoluta mayoría de los trabajadores miembros de los sindicatos de la CROM pertenecían al Partido Laborista, no existía la compulsión autoritaria o corporativa para que todos lo fueron y por lo tanto muchos obreros buscaron otras alternativas políticas y electorales. La afiliación al Partido Laborista era de naturaleza individual: el partido tenía sus propios órganos directivos a nivel municipal, estatal y nacional y desde luego ocupaban esos cargos dirigentes que lo eran en ese momento o lo habían sido en el pasado de los sindicatos y federaciones adheridas a la CROM. El partido tenía sus propias instancias deliberativas, sus convenciones estatales y nacionales, las cuales se convocaban para la postulación de candidatos a distintos cargos de elección popular. Hubo particular cuidado por parte de los miembros del Comité Central de que en las asambleas sindicales no se abordaran temas de carácter político (o religioso) aunque no siempre se logró ese propósito pues en todos los informes de ese alto órgano de dirección había un apartado de naturaleza política y más aún, en las ultimas Convenciones en las que la CROM necesitaba un escenario para contestar los reiterados ataques que recibía. Sin embargo, tratándose de las alianzas electorales, que las hubo muchas y muy diversas, unas con resultados positivos y otras fallidas, las negociaciones las realizaban los dirigentes del partido y no de la CROM aunque en ocasiones eran los mismos.

En el estado de Veracruz, por ejemplo, la política de alianzas fue siempre muy diversa, a nivel municipal y estatal con el partido Veracruzano del Trabajo y en el estado de Yucatán con el Partido Socialista del Sureste. Los comunistas también actuaban por medio de otros partidos, como el Partido Ferrocarrilero Unitario, quien por cierto postuló la candidatura exitosa de Hernán Laborde a la Cámara de Diputados. En esas condiciones de libertad y flexibilidad, militantes como Velasco tuvieron siempre opciones distintas a la del partido Laborista y no fueron perseguidos por ejercer ese derecho. Debemos recordar que la ley electoral exigía para la conformación de un partido político la celebración de una asamblea a la que debían asistir 200 personas por lo que en el estado de Veracruz llegamos a contar en 1927 hasta 230 partidos, la mayoría municipales, integrados en torno de un líder o una personalidad, muchos de los cuales tenían una

existencia transitoria, es decir, desaparecían una vez terminada la contienda electoral que había motivado su creación.

El Sindicato de Jalapa tuvo una influencia organizativa y política en otras regiones, como Córdoba, Huatusco, Veracruz, Orizaba, hasta dar surgimiento a la Federación de Sindicatos de Obreros Panaderos, en el mes de septiembre de 1924, sin la participación de los sindicatos del puerto de Veracruz porque “no estaban de acuerdo con la orientación política de la CROM”. 304

EL PCM se dirigió al Partido Comunista de Centroamérica para denunciarle que Morones era “hermano gemelo de Gompers, Macdonald, Herriot y de todos los socialistas traidores de Europa y América y que a cambio de la dirección de Establecimiento Fabriles, convirtió a la CROM en un instrumento burocrático del gobierno de Obregón. Dijo que el interés que tiene Morones por ampliar su influencia hacia Centroamérica estaba en realidad alentado por Gompers lo que “equivale a una oleada expansiva del capitalismo norteamericano sobre los países de la región”.305

La línea general del PCM era la de atacar de una manera sistemática a Morones y al grupo Acción pero al mismo tiempo algunos de los miembros del partido actuaban entre los sindicatos afiliados a la CROM, lo que para muchos entrañaba una contradicción de esencia. Esta dualidad-denunciar, desenmascarar y criticar y a la vez operar entre los trabajadores afiliados a ella-fue objeto de cuestionamientos tanto por parte de algunos comunistas como de los reformistas, con mayor énfasis por éstos. Los ataques a Morones se tomaban como diatribas a la organización en su conjunto y por lo tanto la respuesta del Comité Central fue la de repudiar y condenar a los comunistas en donde se encontraran, incluso contra aquellos que se presentaban como socialdemócratas, como Felipe Leija Paz, a quien por sus antecedentes políticos, se le mantuvo aislado. La dirección de la CROM sí tuvo interés en ampliar su influencia en Centroamérica ayudando a la formación de sindicatos en esa región como una forma de limitar el poderío que Gompers y la AFL tenían en la COPA pero se necesitaba enviar delegados por largos meses, con recursos económicos suficientes y éstos no se tenían por lo que esos proyectos de pospusieron una y otra vez hasta que a partir de 1928 se cancelaron en forma definitiva.

Por otra parte, Morones consideraba que la lucha de los trabajadores por el respeto a sus derechos y a sus demandas tenía que ser una lucha fundamentalmente interna, es decir, no esperar que de afuera llegara la ayuda de otras organizaciones. Una vez que se perdieron las relaciones con Salomón de la Selva se esfumó la posibilidad de influir en la Federación Obrera Nicaragüense, que era una agrupación muy similar a la CROM. Si bien no había ramificaciones en el sentido en que se formuló en esta denuncia, sí registramos la presencia de delegados obreros de varios países centroamericanos en las Convenciones cromistas. La tesis de que la CROM deseaba ampliar sus vinculaciones hacia esa zona era concordante con la versión propalada por el Departamento de Estado de que el gobierno de Calles aspiraba a fortalecer su presencia económica y política en la zona como una forma de contrarestar las presiones del gobierno de los Estados Unidos y de esa manera se explicaban el apoyo brindado a Sacasa y a Sandino.

La caracterización que los comunistas mexicanos tenían de Gompers era concordante con las posiciones que en este punto expresaban los dirigentes de la Internacional Sindical Roja la cual encontró en el líder yanqui la personificación no sólo del reformismo y del economismo sino de la claudicación y de la entrega a los grandes monopolios. Con estas explicaciones no se alcanzaba a entender como un dirigente de esa naturaleza había logrado muchas conquistas económicas y salariales, mientras que los trabajadores agrupados en torno a las IWW, que se significaban por su permanente y aguda confrontación de clase, no lo lograban. Mientras la AFL era la agrupación más numerosa de los Estados Unidos y por lo tanto la más representativa del proletariado de esa nación, la IWW tenía una fuerza numérica mucho menor y estaba localizada en algunas ramas industriales. Gompers nunca preconizó que era socialista sino un sindicalista pragmático, no decía estar atado a ninguna ideología sino afirmaba que los líderes obreros se podían calificar por los resultados concretos que producían para sus agremiados.

Estos rasgos eran muy parecidos a los de Morones, para quien lo más importante eran los frutos económicos y sociales y no los compromisos con una determinada concepción del mundo. Cuando en el seno de la ISR se acordó que los comunistas norteamericanos actuaran en el seno de los sindicatos adheridos a la AFL, para ser consecuentes con la aplicación de la línea del frente único, el grupo de John Reed, que venía de las filas de la IWW se opuso de una manera terminante y

propuso avanzar hacia la creación de una central obrera comunista. Se considero inaceptable y hasta vergonzoso el acuerdo tomado por la Sindical Roja, aunque otros comunistas sí lo llevaron a la práctica con buenos resultados al punto que Gompers denunció que era preocupante la infiltración comunista dentro de las filas de su organización. El debate que se dio entre los comunistas norteamericanos acerca de la línea sindical también se reprodujo en el seno del Partido Comunista Mexicano: mientras unos pugnaban por influir dentro de las masas trabajadores que estaban afiliadas a la CROM, otros estaban en contra.

Escribió el comunista Covaroche:

“No hay en México una central sindical que agrupe en sus filas al conjunto de la clase obrera. La más importante de las organizaciones sindicales es la central amarilla, CROM. ¿A qué se deben las dimensiones considerables del movimiento sindical reformista? El gobierno de México protege a los reformistas haciendo de ellos una muralla contra los propietarios agrarios y la iglesia, de una parte y contra el capital extranjero, de la otra. El gobierno sostiene a los reformistas en la medida en que la pequeña burguesía, cuyos intereses defiende, lucha tanto contra los grandes terratenientes como contra el capital extranjero. Por otra parte, los teóricos del reformismo mexicano, como Lombardo Toledano y Treviño señalan que el objetivo esencial de la CROM consiste en el desarrollo de la industria y del comercio en el país, en el aumento de la productividad del trabajo y en la instauración de una coexistencia pacífica entre el capital nacional mexicano y el trabajo. EL Partido Laborista y la CROM son la correa de transmisión que une a la pequeña burguesía al movimiento obrero, pero que al romper la CROM con Portes Gil pasó a las filas de la oposición. Explicó las contradicciones que se presentaron en el interior del grupo gobernante, de las pugnas entre agraristas y laboristas pero consideraba que en este contexto la política de Obregón era progresista pues había luchado contra la reacción clerical y agraria. “Morones y sus camaradas, que se dan cuenta de la influencia creciente de los comunistas, del lado opuesto; la base en que se apoya Morones trata a su vez de calumnias a los comunistas, presentándolos como aliados de los agraristas.”306

Muchas de las explicaciones de los comunistas sobre la CROM fueron esquemáticas y por lo tanto se derivaron de ellas conclusiones falsas. La fuerza de la central obrera no radicaba única y exclusivamente en el apoyo que el gobierno de Calles le brindaba, apoyo que era recíproco,

sino en la conquista de una serie de demandas económicas y sociales, logradas desde al año de 1919 que de una manera conjunta le dieron al reformismo sindical una amplia base social y una gran legitimidad entre los trabajadores. Existía la concepción de la Internacional Comunista de que el gobierno de Obregón era un gobierno de la pequeña burguesía y el de Calles de la burguesía progresista, que se oponía lo mismo al clero que a los terratenientes y por lo tanto a ambos los consideraban avanzados. Pero al mismo tiempo no se podían explicar, con suficiente racionalidad, que tanto la CROM como el Partido Laborista los respaldaran, lo que era considerado como una claudicación inadmisible, en tanto el apoyo brindado por el PCM era visto como aceptable y correcto. En este contexto, lleno de contradicciones, los comunistas no consideraban compatible que se buscara la alianza con sectores de la burguesía nacional para impulsar la industrialización del país, al calificar simplemente a éste como un propósito burgués. Es conveniente precisar que el Partido Laborista no era ni funcionó en la práctica como un partido único, o como un partido del gobierno pues Calles dispuso también de la fuerza del Partido Nacional Agrarista y de los otros grupos obregonistas.

Se expresaron fuertes críticas a la dirección de la CROM por mantener una abierta cooperación entre el capital y el trabajo, afirmando que “que el capital existe precisamente a costa de la explotación de los trabajadores y no puede existir sin explotarlo. Políticamente el sistema capitalista es la causa fundamental de todas las arbitrariedades que se comenten contra los pobres y los explotados, es la causa del espectáculo indigno de la justicia que se vende al mejor postor. Socialmente el capitalista es el culpable y el causante directo de la miseria de la enorme mayoría del grupo humano, aceptarlo sería tanto como traicionarse a sí mismo y poner el visto bueno del trabajo a la explotación del capital y lógicamente desde el momento en que el proletariado “coopera” con el capitalismo, dejar de ser proletariado para convertirse en cómplice de la explotación burguesa que gravita sobre sus propias espaldas. En 1924, después de las experiencias mundiales del proletariado, ningún líder obrero puede llamarse a engaño. O se está con la burguesía o se está con el proletariado, en un campo o en otro. Los que quieren aparecer como cercanos a ambos campos opuestos, lo hacen para justificar con esa pretendida proximidad sus mariposeos del proletariado hacia la burguesía y viceversa”.307

Una de las criticas más profundas y consistentes a la CROM fue la relativa a la cooperación que podría existir entre el capital y el trabajo en la búsqueda de una serie de objetivos comunes, que no era lo mismo que la armonía entre esas clases en el terreno económico en donde seguía el curso de la confrontación por medio de huelgas, paros, revisiones de contratos colectivos, demandas salariales y otras. Los cromistas consideraban que al margen de esos objetivos concretos, había otros de naturaleza superior, de alcance nacional, en torno a los cuales podían ponerse de acuerdo, haciendo concesiones mutuas, la burguesía y el proletariado. No hubo de parte de los líderes de la CROM un planteamiento concreto sobre este particular porque se presentó una confusión entre las funciones gubernamentales que tenían sus miembros y las tareas de los sindicatos, entre las funciones de Morones como secretario de Industria, Comercio y Trabajo, que tenía que cumplir funciones conciliatorias entre el capital y el trabajo y el dirigente sindical que también lo era; entre Celestino Gasca, gobernador del Distrito Federal, que debía cuidar el orden público pero también el respeto a los derechos de los trabajadores de todas las tendencias. Se consideraba que la CROM era un soporte fundamental del gobierno (de Calles) y en la medida en que lo fue, desempeñó un papel determinado en el sistema de dominación política y por lo tanto muchos objetivos económicos, sociales y políticos de la central obrera se cancelaron o se subordinaron a los intereses del gobierno nacional.

El Machete publicó fracciones del discurso que pronunciara el delegado mexicano ante el Congreso de la IRS, celebrado en mayo de 1924 en Moscú. En una de las partes se hizo alusión a los avances que tenían los líderes amarillos y los grupos anarquistas dentro del movimiento obrero. Desde luego existía una presencia muy marcada de la AFL y en segundo término, ubicaba la de la Internacional de Ámsterdam. “La debilidad primordial de la ISR se ha debido hasta el presente muy particularmente por la carencia absoluta de una propaganda adecuada en español y de un boletín de información. Por otra parte, las instrucciones de la ISR no han sido enviadas en español. Dichas instrucciones se reciben en idiomas inaccesibles para los habitantes de América Latina”. 308

A pesar de las críticas y los ataques de los comunistas y de los anarquistas, en el año de 1924 -inicio de la administración del general Calles- la CROM se preparaba para una etapa de ascenso y fortalecimiento en todos los órdenes. Mientras, la CGT se limitaba básicamente a los sindicatos industriales del Valle de México y a los trabajadores petroleros de Tampico y era pasto de una profunda

división interna debido a la llegada de una dirección oportunista. Los comunistas concentraban su influencia en el gremio ferrocarrilero. El reformismo había logrado un avance muy importante en materia de reglamentación del artículo 123 de la Constitución, de la aplicación práctica de los preceptos contenidos en el citado precepto legal y en la organización de los trabajadores en cientos de sindicatos de empresa. Más allá del punto de vista cuantitativo que era importante, desde luego, para comprobar el grado de representatividad social, los anarquistas, eran la segunda fuerza sindical a nivel nacional, sobre todo por el simbolismo de sus luchas, la reciedumbre de sus combates de clase, en que preferían perder un movimiento de huelga a conciliar con los patrones. En tercer término, estaban los sindicatos orientados por la doctrina social de la iglesia que se caracterizaban por su disciplina y por desarrollar amplias actividades de carácter social y en el cuarto lugar podemos ubicar a la corriente comunista que aunque tenía células de empresa en varias ramas industriales, en diferentes regiones del país, como el Valle de México, Monterrey y Guadalajara, no se podía conformar como tal. Se trataba más bien de un conjunto de células comunistas, las cuales actuaban en forma ostensible entre los ferrocarrileros y desde luego entre los campesinos.

El PCM censuró la política “amistosa”y “fraternal” de Calles hacia Gompers, manifestada durante un banquete ofrecido a aquél. Insistió en que Gompers traicionaba a los trabajadores desde Alaska hasta la Patagonia, que la AFL era un instrumento del capitalismo americano para subordinar económica y políticamente a todos los pueblos del Continente y le lanzaron otras muchas acusaciones. 309

Cuauhtémoc Zapata (Julio Antonio Mella) criticó la propuesta de Lombardo presentada en la conferencia de cancilleres de la Unión Panamericana de La Habana, en el sentido de que en la próxima asamblea se abordara la cuestión obrera, afirmando que en realidad esa organización no beneficiaba al movimiento sindical, como lo pretendía el delegado cromista. Para Zapata la lucha de los revolucionarios en el seno de las organizaciones controladas por la burguesía y el imperialismo consistía en “desenmascararlas, para destruirlas ya que ningún revolucionario podía ir a justificarlas, a tratar de hacerse grato a los trabajadores en ese tipo de organizaciones. 310

En rigor, la línea sindical de Mella siempre fue contraria a la tesis del frente único la cual finalmente triunfó en el seno del PCM al crear su propia organización obrera, la CSUM. Para el dirigente cubano no se trataba de depurar a las agrupaciones reformistas sino de destruirlas, aunque estuviesen afiliados a ellas cientos o miles de trabajadores, para constituir organizaciones revolucionarias, clasistas, puras las cuales sólo podían existir en la imaginación sociológica. Así como el Partido Comunista creaba su propia organización juvenil, creaba también su organización obrera y también campesina, concebidas a la manera de instrumentos subordinados o de correas de transmisión de la política general del mismo partido. Esa resistencia a actuar en el interior de las organizaciones amarillas, las más numerosas y representativas, se dio en todos los países del mundo y siempre fue criticado por Lenin, Bujarin y Losovski para quienes esa táctica era indispensable si los partidos comunistas desean ser auténticos partidos de masas e influyentes en el seno de la sociedad.

El sectarismo, expresado en el terreno sindical, apareció siempre en los congresos de la Internacional Sindical Roja y fue rechazado porque se adujo que ello conducía al aislamiento al Partido Comunista respecto de las masas. Desde la óptica de Mella, tan perjudicial y negativo para los trabajadores era Morones como Lombardo pues, desde su perspectiva, no había contradicciones dentro de la CROM sino una gran homogeneidad. Esta concepción hizo notar un poco más adelante que Lombardo era el peor enemigo de los obreros y por ende del Partido Comunista, peor aún que Tejeda, lo cual dio surgimiento a la CSUM la cual fue pensada técnicamente como una tercera central, frente a la CROM y la CGT, pero muy distante en fuerza real de una y de la otra.

El 10 de junio, el oficial mayor de la Policía informó que Frank Seaman y esposa y Sebastián San Vicente habían sido embardados en Manzanillo con destino a Guatemala.311. Entre los expulsados en febrero de 1923 estaban: Alejandro Montoya o Víctor Recoba, peruano, que actuaba en el sindicato de Dulceros, Sebastián San Vicente, quien ya había sido deportado en 1917 y regresó en 1919 y se hace llamar como Pedro Sánchez o Luis Campos, español, Emiliano Elías o Elías Castellanos, español, que trabajaba en los tallares de Nonoalco, José Hidalgo, dulcero, que militaba en las filas de la CROM pero después se pasó a las filas de los rojos y Genaro Laurito, preso actualmente en la cárcel de Guadalajara por los sucesos del 22 de marzo de 1922 y agitador al servicio de la CGT. 312 Los dirigentes del Partido Laborista de Sonora pidieron que se suspendiera la expulsión de Laurito pues no

se le habían comprobado los delitos cometidos pero Obregón contestó diciendo que “la lucha por el mejoramiento moral y material de las clases laborantes no necesita de contingentes de extranjeros”.313

Después Laurito aclaró que nunca se había mezclado en política, que sólo había luchado por el mejoramiento económico y social de los obreros mexicanos, pidió que se le permitiera viajar a Argentina y que se le proporcionara dinero para el viaje pues desde hace varios meses no trabajaba por encontrarse en prisión. 314 Después, mediante una resolución judicial, Laurito quedó a disposición del presidente Obregón.

El Comité Ejecutivo del PCM le dirigió una carta a Calles en la que le demandó el cese del desarme de los campesinos, la devolución de los ferrocarriles, los reajustes, los ataques contra los sindicatos autónomos, la colaboración con la CROM. A pesar de ello existía la posibilidad, según el partido, de que Calles transitara por un camino opuesto al de la burguesía y el imperialismo yanqui pero tenía que demostrarlo con acciones concretas y no con simples declaraciones.315

Eulalio Martínez dijo que el llegar a Moscú se había entrevistado primero con Stimer (Alfredo) quien por cierto había pasado ya varias temporadas en México, representante de la Internacional Comunista, quien a su vez lo presentó con Andrés Nin, de la Internacional Sindica Roja. En las entrevistas, Martínez habló que la CROM deseaba mantener relaciones de cordialidad con el proletariado ruso y con la ISR “pero al mismo tiempo les manifesté mis deseos, interpretando los del Comité Central para que estas relaciones fueran a base de sinceridad y de absoluto respeto a la autonomía de la organización obrera que represento”. Que Nin, en una entrevista, le hizo notar que estaba de acuerdo con las agrupaciones que dependen de países débiles y que se les prestaba una ayuda más directa, como es el caso de China”.316

Después afirmó que los dirigentes de la ISR habían entablado pláticas con la Internacional de Ámsterdam para buscar la unificación del proletariado a nivel mundial, pero que esto no había sido posible pues la Internacional amarilla había demandado que la ISR se integrara a ella, cosa que no fue aceptada. Por el contrario, que la ISR había propuesto que se celebrara un Congreso Internacional de todas las agrupaciones sindicales y que se comprometía a acatar los acuerdos a que se llegara. Se había formado el comité sindical Anglo Ruso el cual estaba preparando dicho Congreso. Nin invitó a que la CROM se sumara a este proceso y que asistiera a una reunión que

próximamente se efectuaría en Londres. Martínez anunció que sus funciones como agregado obrero en Moscú tendrían una duración de dos meses.

El 28 de julio se dirigió Martínez de nueva cuenta a Moneda para informarle que debido a los onerosos gastos que le representaba su estancia en el Hotel Savoy, para extranjeros y que ha invitación de la ISR se habían cambiado al Hotel Lux, destinado a las delegaciones obreras en donde se pagaba una renta más moderada. Que estaba estudiando la situación económica, social y política prevaleciente en Rusia para después rendir un informe al Comité Central. Le explicó que había tenido dificultades con el embajador Vadillo (Basilio) porque no estaba de acuerdo con la existencia de los agregados obreros, ni con el acercamiento con la IC y la ISR “que mi papel era muy delicado pues estaba queriendo nadar entre dos aguas, como agregado obrero y como diplomático. Yo me revestí de prudencia y le contesté sencillamente que el haber aceptado en México esta responsabilidad que perdiera cuidado, que en nada metería a la legación, pero el señor Vadillo, molesto, contestóme, que ya se dirigiría a Relaciones...” 317

Martínez se había entrevistado con un dirigente que como Stirner (Alfredo) de origen suizo que había estado en México una temporada coincidiendo con Katayama en la lucha por la unificación de las dos principales agrupaciones comunistas, la de Allen y la de Gale y por lo tanto conocía la realidad nacional, los orígenes de la CROM y del Partido Laborista y las debilidades de los comunistas nativos y sus relaciones con Morones. Y después lo hizo con Andrés Nin, anarquista español, que todavía no planteaba ninguna discrepancia importante con las direcciones de la Internacional Comunista y de la Internacional Sindical Roja que lo llevarían después a las posiciones trotskistas y a su asesinato en el año de 1937. Los planteamientos de Martínez, expresados tanto a Stirner como a Nin exigían una margen de autonomía para la CROM demasiado grande y por lo tanto era incompatible con las grandes líneas que se había trazado el movimiento comunista y obrero internacional.

Veamos: persistía la convicción de que la Internacional Sindical Roja, si bien era formalmente independiente de la Internacional Comunista, en realidad dependía ideológica y políticamente de ella pues todas las resoluciones y acuerdos de sus congresos se reflejaban, necesariamente, en la orientación de la central sindical, en forma no aleatoria sino decisiva. Se consideraba, igualmente, que los partidos

comunistas constituían la vanguardia del movimiento obrero y por lo tanto eran los que conducían o dirigían al proletariado. Ello hubiera implicado que la CROM se supeditara al Partido Comunista Mexicano lo cual era políticamente imposible pues la central obrera tenía su instrumento de lucha en el campo político electoral, que era el Partido Laborista en donde el grupo de Morones mantenía la hegemonía. También significaría la superación de las diferencias ideológicas y programáticas que se expresaron desde el año de 1919 cuando Morones y Yúdico abandonaron las sesiones del Congreso Obrero Socialista lo cual era, simplemente, darle una vuelco de ciento ochenta grados a la historia política más reciente.

En ese momento, la ISR se encontraba en una etapa de búsqueda de nuevas alianzas estratégicas, sobre todo con la Internacional Sindical de Ámsterdam y de las centrales obreras europeas dominadas por los socialdemócratas y ello era un campo propicio para establecer y estrechar relaciones con agrupaciones sindicales de orientación reformista, como la CROM en México.

Los elementos sectarios de la Internacional Comunista habían retrocedido transitoriamente para dar paso a la política de frente único sindical, pero al poco tiempo la separación de Nin del Comité Ejecutivo como encargado del departamento de habla hispana y de las agrupaciones anarquistas demostraba que los estalinistas se iban apoderando lenta pero firmemente del aparato de dirección de la ISR y por lo tanto influían en sus principales orientaciones.

Aunque Basilio Vadillo era un hombre de la izquierda obregonista no podía hacer a un lado su responsabilidad como representante oficial del gobierno de México ante el gobierno soviético y advirtió sobre los riesgos que implicaba que Martínez que también tenía rango diplomático -era agregado obrero- también actuaba como emisario directo de la CROM no sólo ante los sindicatos rusos sino también ante la ISR y las desavenencias con Vadillo se debieron a que él consideraba que la dualidad de funciones del dirigente orizabeño generaría una contradicción y que ella perjudicaría a México. Esto explica, probablemente, que la estancia de Martínez en Moscú haya sido breve, apenas dos meses, como si el objetivo principal que perseguía era precisamente establecer ese tipo de relaciones internacionales.

En el año de 1925 fue comisionado por Celestino Gasca, el señor José Alatorre Gómez para dictar una serie de conferencias socialistas en el estado de Veracruz, en primer lugar para evitar que el clero dividiera a

las organizaciones sindicalistas. 318 Precisó Alatorre que también el propósito de sus actividades en esa entidad consistía en “restarle en el terreno político elementos y grupos a Úrsulo Galván, que está jugando como diputado, que públicamente ha declarado ser comunista”, así como el derrocamiento de Herlindo García, presidente municipal el que de acuerdo con los inquilinos, que son rojos y Galván, cometen atropellos a cada paso.319

Expulsión violenta de comunistas en Veracruz

El estado de Veracruz fue escenario de luchas entre comunistas y cromistas por conquistar la dirección del movimiento obrero. En cuanto al movimiento campesino, la CROM consideró que había perdido la batalla ante la fuerza desplegada por la Liga de Comunidades Agrarias, aduciendo que en gran medida esa fuerza se debía al apoyo brindado por el gobierno de Adalberto Tejeda. Este aplicó frente a los sindicatos de la CROM una política pragmática, basada en la conveniencia mutua reconociendo los espacios de poder que tenía desde tiempo atrás, pero sin duda utilizó a la Liga para realizar una función de contrapeso ya que después de todo Tejeda deseaba constituir una base social y política propia. Los esfuerzos de la CROM para organizar a los campesinos fracasaron, imitándose a desarrollar una política de solidaridad y de apoyo por parte de los sindicatos y de las federaciones.

En febrero, el Consejo Confederal instaló el Jurado encargado de analizar el problema de los trabajadores separados de sus puestos, presidido por Mariano Cabrera, como presidente, vicepresidente Lino Orozco, secretario y Luis Martínez, prosecretario. En representación del sindicato de Cocolapan estuvieron presentes Andrés Gines y Maximiliano Pérez Díaz. Además, lo formaban 23 miembros de diferentes sindicatos, los cuales tenían derecho a voz y a voto. 320 Ante la negligencia que mostraba el Consejo Confederal para tratar el asunto de los obreros rojos, el sindicato de Río Blanco decidió separar a sus representantes ante dicho organismo.321 Los castigados, encabezados por Carlos Muñoz, publicaron un manifiesto en el que dijeron “que no somos, no hemos pretendido ser enemigos de la CROM, mucho menos de la Confederación Sindicalista a la cual tenemos el orgullo en pertenecer y para no dar lugar a dudas, ratificamos una vez más nuestra más resuelta adhesión a esa institución obrera, protestando respetar en todas sus partes los postulados que ambas sustentan”. 322 El 28 de enero fue sustituido Carlos Muñoz, de su puesto en la Comisión de Organización y

Propaganda, “por habérsele considerado como un elemento rojo” y su lugar fue ocupado por Pablo Cortés.323 Se acusó al sindicato Inquilinario de “estar amparando a los rojos” ,imputación que fue desmentida por la dirección de esa organización, la cual ratificó su pertenencia a la CROM.

El sindicato de Río Blanco ratificó su repudio a los rojos, acordando que aún en el caso de que el Jurado decidiera su restitución en el trabajo “no estarían dispuesto a volver a admitirlos”.324 Pero el sindicato de Artesanos discrepó de la aplicación de una línea dura y propuso que los expulsados “volvieran a sus trabajos y así terminaran las dificultades existentes”. 325

La dirección del sindicato de Cocolapan informó que “el llamado Partido Comunista en estos momentos es una rémora para el desarrollo de las ideas sociales por lo que urge darle muerte lo más pronto posible a efecto de que no siga sembrando más la división entre los trabajadores” por lo que acordó la destitución de todos esos elementos. Encabezaban la lista Mauro Tobón, Saturnino Valdés, Roberto Celis, Porfirio Méndez, Baraquiel Márquez, Ignacio González, Aureliano Juárez, Doroteo Hernández.326 Durante una asamblea efectuada en el sindicato de Cerritos, el Grupo Social Revolucionario acusó a varios obreros de ser miembros del Partido Comunista. Los acusadores reiteraron que esos elementos eran disolventes, aunque algunos afirmaban que se trataba de una maniobra política. 327

Después se realizó otra reunión y en ella se acordó que los trabajadores destituidos fueran repuestos en sus empleos. 328

En el sindicato se precisó que la táctica que estaba empleando los sindicatos era la de la acción múltiple y no la de la acción directa y que esto fue desconocido por los disidentes rojos, pero consideraron que el caso se estudiara con mayor cuidado para no cometer atropellos contra los trabajadores y sus familiares pues en las sanciones de que hablaban estaba incluida la desocupación de las viviendas que habían sido entregadas por los propietarios de las fábricas a los obreros.

También en el sindicato de Cerritos se instaló un Jurado en el que se enjuició a Melitón Díaz Soler, Remigio Martínez, José Moreno Flores, Macedonio Bueno, Miguel Hernández, Vicente Mastranzo y Margarito Cruz, pero con anterioridad ya se le había separado de sus cargos “por pretender organizar un boicot en contra del periódico Pro Paria y por realizar una labor disolvente dentro de la organización obrera”. Al

comprobarse que Melitón Díaz Soler tenía buenos antecedentes, se le declaró absuelto. 329 José María Flores también fue acusado de realizar una labor divisionista, pero en función de sus malos antecedentes, el jurado lo sancionó con la separación definitiva. La misma sanción se le aplicó a Remigio Martínez, quien fue acusado por Eulalio Martínez; Macedonio Bueno fue acusado de vender El Machete en el interior de las fábricas pero al no comprobarse esta falta, sólo fue amonestado.

El castigo fue particularmente enérgico contra Miguel Hernández, que era el responsable de la Local Comunista en Orizaba quien había publicado varios artículos en contra de los acuerdos de la Convención textil. Fue separado de su empleo. En tanto, Vicente Maestranzo también fue acusado sólo de vender El Machete y fue declarado absuelto. El Consejo Confederal informó que todos los trabajadores que habían sido perdonados se reincorporarían a sus factorías por lo que debían hacer una solicitud por separado.330 También Melitón Díaz, acusado sólo de pretender organizar un boicot contra ProParia y en virtud de sus buenos antecedentes, también fue perdonado por el jurado. 331 Este obrero fue acusado por Pascual Rosales.

Según el Reglamento , el Jurado trabajaba de 9 a 13 horas y de 15 a 18 horas y sus integrantes tenían plena libertad para hacer uso de la palabra las veces que lo consideraran conveniente, después intervenían tanto la parte acusadora como la defensora, se basaba su funcionamiento en las pruebas que se presentaran por escrito, una vez terminadas sus deliberaciones, la presidencia se retiraba a deliberar en forma privada y en todos los casos, sus resoluciones deberían ajustarse a los postulados de la Confederación Sindicalista.

Una vez instalado el jurado, se integraba un Comité Directivo, compuesto por un presidente, un vicepresidente, un secretario y un prosecretario los cuales al sindicato correspondiente les entregaban todas las pruebas que tuvieran en contra de los acusados. En el caso del Jurado que tuvo a su cargo el asunto de los trabajadores disidentes de Cerritos, se integró por 23 obreros, que eran miembros de los distintos sindicatos de la región.

En el pliego de “consignaciones” se precisó que Melitón Díaz Soler había dicho en una reunión que el podía comprar cualquier periódico pues ProParia divulgaba “ideas estancadas”.

El 1 de julio, el Sindicato de Obreros de Hilados y Tejidos de La Abeja, dominado por los elementos rojos “por considerar que sus derechos estaban mejor representados en la CROM “, solicitó su ingreso a esa central. 332

La huelga ferrocarrilera, motivo de grave conflicto con los comunistas

El Comité Central de la CROM al referirse al conflicto suscitado por los mecánicos en los ferrocarriles, indicó que lo estaban promoviendo “influencias extrañas, compuestos por elementos comunistas y extranjeros radicales como lo demostró la expulsión del norteamericano Betrand Wolfe, quien en el mismo edificio de la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras tenía su propio centro de actividades.” Se acusó a Wolfe de servir realmente al capitalismo americano al pretender exhibir a nuestras organizaciones como influidas por el comunismo”. 333 El 11 de diciembre insistió el CC en esa imputación diciendo que en realidad los agitadores radicales, comunistas y anarquistas, estaban sirviendo a los intereses del capitalismo pues tratan de que se ejercer presiones contra el gobierno de la república para que no siga cumpliendo con los programas de la Revolución.334 En el contexto de la huelga ferrocarrilera, se enfrentaron trabajadores cromistas con elementos afiliados a la CGT y al PCM. Ello ocasionó la detención de Hernán Laborde quien realizó una huelga de hambre en solidaridad con los paristas.

La huelga ferrocarrilera de 1926 fue quizás el primer gran enfrentamiento entre la CROM y los comunistas. Desde un principio, la Federación Nacional Ferrocarrilera no logró aglutinar, ni con mucho, a la mayoría de las hermandades y uniones que existían en los diferentes ramales, algunas de ellas influidas por las IWW que, no obstante, tampoco pudieron conformar una organización nacional auténticamente representativa sino una Confederación muy laxa, sujeta a múltiples contradicciones y diferencias. La huelga, como se sabe, fue declarada ilegal por Morones en su calidad de Secretario de Industria y abrió una oportunidad legal y política para que la Federación Nacional Ferrocarrilera, que encabezaba Samuel O. Yúdico, se apoderara de la contratación colectiva con las empresas, cosa que no ocurrió pues los litigios que se entablaron duraron muchos años. No

fue posible tal unificación pues existían varios ramales, con diferentes condiciones de trabajo y salariales, lo cual facilitaba la dispersión y no la unidad.

Después el citado delegado Betrand Wolfe publicó una serie de artículos acerca de la URSS en que aclaraba algunas cuestiones que la prensa mexicana ocultaba o deformaba, concluyendo que es mentira que Rusia vaya al capitalismo, que hubiese división en el seno del Partido Comunista pues todos los acuerdos en el pasado congreso se tomaron por unanimidad, que Trotski no había sido expulsado del partido y que seguía pronunciando discursos en distintos actos públicos y que los anarquistas siguen efectuando emisiones públicas sin que se les persiga. Dijo que la situación en Rusia había cambiado radicalmente de 1920-1924 pues ya casi había desaparecido el bloqueo y Rusia estaba realizando un intenso intercambio comercial con muchos países del mundo, se nota una intensa actividad en las calles de Leningrado y de Moscú, los obreros visten bien y la moneda oficial está muy fortalecida con respecto del dólar.

Estos textos de Wolfe, publicados en la prensa mexicana, tenían el propósito de combatir la versión que circulaba en el sentido de que con la aplicación de la NEP la Rusia soviética estaba regresando al capitalismo, de lo que se vanagloriaba el gobierno de los Estados Unidos y los órganos de prensa internacional, controlados o influidos por él. Se tenía el propósito de contrarrestar esa campaña entre los trabajadores mexicanos que sólo tenían un conocimiento muy limitado y fragmentario del naciente poder soviético, así como las versiones propaladas por las agencias de noticias que tenían su sede en la Unión Americana y que enviaba sus materiales a Excélsior y El Universal. A la vez Wolfe pretendió despertar la solidaridad obrera contra el bloqueo que las grandes potencias capitalistas habían implantado contra Rusia.

El informe de Wolfe reflejaba un profundo desconocimiento de lo que era la CROM y de su composición social y política y a la vez era sincero y franco al considerar que la creación de una central obrera comunista sería algo artificioso, producto de los arrebatos izquierdistas del grupo de Siqueiros ya que en realidad no implicaba ningún avance importante en el proceso de unidad del movimiento sindical. Correspondía el enfoque de este comunista norteamericano a la concepción prevaleciente de que toda la burguesía mexicana había capitulado por completo frente al imperialismo yanqui, sin advertir o

reconocer la existencia de fracciones progresistas y al mismo tiempo alimentaba la táctica de lucha de clase contra clase, en el sentido de que todas las organizaciones políticas y sociales que tuvieron o tenían vínculos más o menos estrechos con la burguesía, se había pasado también al campo de los intereses del imperialismo. En consecuencia, según esta concepción, solo existía una fuerza revolucionaria consecuente, el Partido Comunista Mexicano, sobre el cual recaía la responsabilidad fundamental de salvar al país de la dominación externa y defender los derechos económicos, sociales y políticos de los obreros y campesinos. Si el PCM era la única fuerza sana de México, entonces también constituía el pararrayos, también, de la represión burguesa.

Jesús Monreal, de la Unión Minera Mexicana, dijo a Calles que si fuera necesario habría que usar las armas para aplastar la infidencia de los clericales. En tanto, el dirigente del Local Comunista de Tampico, Juan Ramírez señaló que “no desmayaremos ni un instante en la tarea de convencer a toda la clase trabajadora para que no haga causa común con los enemigos hipócritas que se esconden tras la divinidad creada por su propia estulticia.”335 A su vez, el Centro Revolucionario Anticlerical anunció a Calles que enviaría delegados a todas las entidades federativas para desfanatizar a las masas, especialmente con suma dedicación a la clase media. Para ello, dictaría muchas conferencias. La Unión de Obreros y Empleados de Artes Gráficas, adherida a la CROM patentizó que haría una intensa propaganda levantando el espíritu del pueblo contra el fanatismo religioso.336

En la lucha contra el clero sí hubo coincidencias entre los comunistas y los cromistas pues ambos identificaban la naturaleza reaccionaria de esa institución y de ese poder y emprendieron contra él una batalla en el terreno ideológico y en el campo militar también, pues se constituyeron varios contingentes (guardias de defensa rural ) en los estados de Zacatecas, Jalisco, Aguascalientes, Veracruz y Durango que colaboraban con las tropas regulares, sobre todo protegiendo a las poblaciones contra las incursiones de los fanáticos rebeldes. A pesar de que existía identidad entre comunistas y cromistas para combatir al clero no se estableció ningún frente común entre ellos sino más bien entre cromistas y grupos masónicos que los había en gran número en la República y con los grupos o ligas anticlericales que se formaron unos y fortalecieron otros a raíz de los enfrentamientos. Con los comunistas pesaban más las diferencias ideológicas que las semejanzas de carácter programático o táctico.

En un editorial de la revista CROM se criticó la conducta de los comunistas y de una manera particular, de David Alfaro Siqueiros, en el sentido de que, por una parte, convocaba a la creación del frente único, pero por otra trataba de restarle organizaciones obreras a la CROM, incluso al grado de utilizar la violencia.337

Los desencuentros entre la CROM y Siqueiros se dieron desde la actuación de este último entre los mineros del estado de Jalisco, según documentos de la Confederación Obrera de esa entidad, en los que se señalaron diferencias fundamentales con ese grupo comunista, así como con el grupo campesino anarquista de Ahualulco, que pertenecía a la CGT. Los dirigentes locales de la CROM, encabezados durante los primeros años por Eugenio López Guerra, siempre consideraron que Siqueiros y sus seguidores aplicaban tácticas violentas y provocadoras para defender los intereses de los trabajadores, tácticas que juzgaban que a la postre les serían perjudiciales. En cambio, los cromistas privilegiaban la formación de los sindicatos, las presiones y desde luego las negociaciones con los patrones. La presencia del grupo de Siqueiros en la zona minera de Tres Bocas causó desde luego una gran preocupación entre los inversionistas extranjeros que calificaban a esa región como políticamente inestable y señalaron que en esas condiciones ellos preferían trabajar con sindicatos que estuvieron afiliados a la CROM a los cuales les entregarían una serie de concesiones, para tratar, así, de desplazar a los comunistas.

Siqueiros se entrevistó con Lombardo para plantearle los problemas económicos de los mineros y según las Memorias del primero, el líder cromista fue receptivo, pero la actitud sectaria de algunos otros dirigentes, no de Siqueiros directamente, impidió que se entablara una relación de trabajo con aquél. Por otra parte, la dirección del Partido acusó a Siqueiros de inconsistencia e indisciplina en las tareas sindicales pues, se adujo, con frecuencia las abandonaba para dedicarse a su trabajo como pintor.

Haberman transmitió a Treviño un informe que la había enviado a Morones en el que le comunicaba que el señor Gerard, gran inversionista minero, tenía grandes dificultades en Cinco Minas, del estado de Jalisco, por estar “sujetos los trabajadores a la exaltación de la política y de los llamados rojos”. Comunicó Gerard su deseo de que se hiciera todo lo posible para que el citado sindicato se adhiriera a la CROM y que él aceptara todas las sugerencias que le hiciera esa central para el mejoramiento económico y moral de los mineros. El

señor Gerard tenía algunas minas también en el estado de Oaxaca, en la Noria, del estado de Zacatecas y demás acciones en El Oro, del estado de México. “El señor Gerard está dispuesto a cooperar con el compañero Morones, contigo y con el Comité Central y acatar todas las disposiciones que se hagan en el manejo de estas propiedades”.

En una muestra de buena voluntad, Gerard autorizó un aumento del 12 % en los salarios, 25 mil pesos para el establecimiento de una cooperativa, 10 mil pesos para reparar daños causados por la huelga, creación de becas para hijos de obreros y donativos a los obreros que supieron hacer más eficiente la producción de las minas.338

Siendo Siqueiros dirigente de la Confederación Obrera de Jalisco, en compañía de Ignacio Cisneros, se entrevistó con Lombardo Toledano en su casa de la ciudad de México en el año de 1927. El motivo: exponerle la situación en la que se encontraban los trabajadores de las minas El Amparo, Piedra Bola, la Mazata y Cinco Minas. Le explicó que habían estallado varias huelgas pero que los sindicatos que estaban afiliados a la CROM mantenían una actitud de traición a los intereses de los trabajadores. Sin embargo, Siqueiros no precisó cuál había sido la respuesta de Lombardo a esos planteamientos.339

Al referirse a la agitación comunista desatada en México. López Arce escribió: “¿cuál ha sido la obra realizada por los elementos radicales, desde que funcionan manejados por un grupo de exaltados y ambiciosos, pagados de sí mismos y anhelados de fáciles glorias? Perturbaciones, desórdenes, huelgas injustificadas, destrucción, sabotaje, luchas a sangre y fuego con sus hermanos de miseria, fracasos y retiradas vergonzosas. Y nada constructivo, nada progresista, nada que se traduzca en bienestar efectivo e inmediato para los trabajadores, ilusos y pusilánimes que siguen afiliados a ellos. Destruir y atacar, tal es su lema y sus componentes obedientes a ellos, por el terror y la amenaza, pero no unificados en ideales, soportan las desastrosas consecuencias; de ahí las continuas deserciones, aisladas y por grupos, de los que se ven desengañados de sus falsos líderes y se convencen que por ese camino no llegan a ninguna parte. Su pretensión radical de enfrentarse a la verdadera organización obrera que es la CROM, su afán por atacar y calumniar a los dirigentes del movimiento obrero, la cual será no sólo en vano sino contraproducente para sus fines.”340

Este artículo era un reflejo de las posiciones anticomunistas que prevalecían en el Comité Central que acusaban a los miembros del

PCM de provocar un clima de inestabilidad política en el país, haciéndose eco de las versiones películescas propaladas por el Departamento de Estado por la burguesía nacional. Dentro de esta tendencia había en el Comité Central diferencias de grado pues algunos de los integrantes de ese órgano empleaban un lenguaje moderado, como Gasca o Lombardo, que enfatizaban sobre todo en las críticas enderezadas en contra de las tácticas empleadas por los comunistas, mientras que otros utilizaban una terminología primitiva.

Losovski, al referirse al rechazo de la propuesta de Purcell para que los dirigentes de la AFL entablaran relaciones con los sindicatos rusos, durante el congreso de Atlantic City, dijo: “La AFL no pretende otras cosa sino más bien es una organización de la aristocracia obrera, de los blancos instruidos, es un movimiento minorista en el sentido literal de la palabra, ya que dicha organización sólo cuenta con una minoría de trabajadores industriales en los Estados Unidos. En la AFL prevalece el espíritu antidemocrático, una oligarquía que concentra un poder absoluto que dirige dicho movimiento. Pude notar en el congreso de Atlantic City que todos los delegados y comités de importancia fueron nombrados por el presidente, habiendo sido automáticamente aprobados por el Congreso. De esta manera el presidente determinó, por adelantado, las decisiones del Congreso y así fue como los informes de los diversos comités fueron aceptados (por el congreso) sin objeción alguna.” 341

Por su parte, Sánchez informó que el terror se había recrudeció en Cuba. Antonio Pedroza fue detenido en La Habana y encarcelado sin formación de juicio y lo mismo le sucedió a Alejandro Barreiro, a su regreso de México y Junco (Sandalio) había tenido que esconderse para no ser detenido por la policía. En lo que se refiere a México este delegado estimó que había una ruptura entre Obregón y Morones, existiendo una fuerte ofensiva de la CROM y la COPA en contra de las organizaciones influidas por los comunistas. 342

Respecto de la táctica de los comunistas en los sindicatos, la CROM insistió en que Bujarin había dicho que se trataba de realizar una labor paciente, diaria, insistiendo en que la penetración en los sindicatos era una tarea central y no accesoria. Estas consideraciones del teórico bolchevique, según la central obrera, aumentarían más la confusión entre los trabajadores pues los comunistas con el propósito de infiltrarse en las agrupaciones, utilizarían la fachada de socialdemócratas. 343

El 10 de diciembre, el Comité Central de la CROM emitió una circular en la que precisó que desde hace tiempo “se han infiltrado en los sindicatos adheridos a ella elementos comunistas y anarquistas, con el único objeto de hacer aparecer al movimiento obrero como disolvente y extremista y que esa agitación había sido aprovechada por elementos capitalistas para crear un ambiente de desconfianza en nuestro país y hacia nuestro gobierno”. Exigieron a los sindicatos no permitir esta infiltración, las denunciaran para hacer las investigaciones pertinentes.344 Por su parte, Iglesias, de la AFL emitió una declaración en la que dijo que los elementos anarquistas se encontraban ubicados en la CGT, que tenía apenas unos 3 mil afiliados, que estaban vinculados a las IWW de los Estados Unidos, en tanto que el 60% de los trabajadores estaban incorporados a la CROM, tratando de minimizar de este modo la tesis de que México estaba dominado por los bolcheviques.345

Esta circular obedecía no sólo a motivos políticos internos sino también externos. En los Estados Unidos existía una feroz campaña contra México acusándolo de ser un reducto de los bolcheviquis, que estaban causando una profunda y preocupante desestabilización en Norteamérica, desde luego también en nuestro país y que amenazaba con extenderse hacia Centroamérica, de ahí, el apoyo que, se decía, había brindado Calles a Sacasa en Nicaragua. Estas versiones, alarmistas e infundadas, exageraban desde luego la fuerza que tenían los grupos comunistas, eran propaladas por funcionarios de la embajada de los Estados Unidos en México y del sector radical del Departamento de Estado y eran fuentes de muchas presiones y críticas contra Calles.

La dirección de la CROM reconoció públicamente la existencia de grupos comunistas pero opinaba que su importancia social y política era reducida, como en efecto lo era. La “infiltración comunista” en la CROM, en efecto, existía, pero no tenía las dimensiones que le asignaban los diplomáticos norteamericanos. La CROM trató a toda costa de deslindarse de los comunistas, con el apoyo político de los dirigentes de la AFL, quienes insistieron ante el gobierno de su país y ante la opinión pública de que, por el contrario, la CROM era un valladar contra los comunistas ya que de esa manera, calculaban, se le restaban argumentos a los círculos más recalcitrantes de la Unión

Americana que eran partidarios de imponer medidas más duras contra México.

Los líderes de la AFL al presentar esa imagen de la CROM, como una central fundamentalmente anticomunista que era favorable a los consensos con los capitalistas y no a los enfrentamientos con ellos, trataban de defender al gobierno de Calles en primer lugar y después, desde luego, a la propia CROM. Aunque oficialmente el Comité Central había acordado la expulsión de todos los comunistas de sus sindicatos y federaciones agremiadas, lo cierto es que algunos de ellos siguieron actuando con la tolerancia de los dirigentes sindicales lo que indicaba que pese a toda la CROM no era una central homogénea desde el punto de vista político.

López Arce censuró a los elementos radicales que habían pretendido hacer creer que tenían influencia en importantes sectores del proletariado, lo que era cierto pues lo había impedido la CROM.

Señaló que a pesar de los años transcurridos tenían en realidad esos grupos muy poca influencia lo que explicaba que todavía actuaran en México emisarios extranjeros, en tanto que la CROM había manifestado que no aceptaría ninguna liga con la internacional de Moscú. “ Las doctrinas bolcheviques son inadecuadas e inadaptables a nuestro medio, dada nuestra idiosincrasia y los caracteres étnicos del pueblo y en fin porque México ha ido elaborando un programa de acción y desarrollando la lucha de clases de acuerdo con los imperativos de nuestra situación, de las aspiraciones y necesidades del pueblo, de la naturaleza misma de los problemas que tienen planteados para realizar los ideales del mejoramiento colectivo y para la elevación del nivel cultural ético y de progreso de las masas y redimirlas.”346

En noviembre de 1927 fueron expulsados de la Unión de Carpinteros y Similares, Jesús Flores, Bulmaro Villegas, Enrique Bernal, Alberto Martínez, Constantino Durán y Rafael Adame , “por indignos de pertenecer al sindicato, practicar una labor divisionista y por pertenecer al llamado partido comunista”. Narraron que este caso había sido turnado a la Comisión de Honor y Justicia de la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal que había ratificado la sanción de expulsión. Los ataques se lanzaron directamente contra

Jesús Flores de quien dijeron que poco a poco fue ganándose la confianza de los trabajadores por lo que fue electo secretario del interior y desde ese puesto intentó apoderarse del control de todo el Comité Ejecutivo. “Después se levantó un acta en su contra en la que consideraron que de la forma más ruin e hipócrita y jesuítica decía sostener los principios de la Unión de carpinteros y de la propia CROM y por la otro se comprobó que Flores era dirigente del partido comunista”. Además, se dijo que era “una vil víbora pues por una parte decía que estaba con las organizaciones adheridas a la CROM y por la otra trataba de desbaratarlas”.347

El 5 de enero, Ricardo Treviño dijo que “nosotros, que no estamos de acuerdo con el comunismo creemos que por más trabajo corresponde un mayor grado de provecho, fuera de esa prédica comunista. Nosotros creemos que cada uno debe tener el fruto de su trabajo en relación con sus actividades y merecimientos.” Ello lo declaró al intervenir en el congreso de educación en el cual se fundó la Federación Nacional de Maestros, que eligió a Vicente Lombardo Toledano como secretario general. Añadió Treviño que la sociedad estaba conformada sobre bases injustas pues existían muchos trabajadores que no tenían empleo. Que dar a cada uno según sus necesidades, como lo decía el comunismo, era caridad, mientras que la CROM era partidaria de la equidad en el marco de la relación entre el capital y el trabajo. Desde luego, el profesor laborista William G. Walling dijo que mientras el bolchevismo es un movimiento destructivo y que era un error muy grande que el laborismo mexicano tuviera inclinaciones bolcheviques. “El movimiento ruso es absolutamente sectarista, fanático y trata de destruir el capital y toda organización presente para crear un sistema nuevo en completa oposición a aquel.”348

Treviño que sin duda era uno de los dirigentes de la CROM que atacaron con más furia a los comunistas, presentando en varias ocasiones juicios de carácter programático y político, a diferencia de los argumentos pedestres de López Arce y de otros colaboradores de la revista CROM que preferían el camino de la descalificación fácil. Eran, pues, dos niveles de la impugnación y de la polémica, que sin duda correspondía a la capacidad intelectual y a la responsabilidad que cada quien tenía en el aparato de la central obrera.

Treviño pronunció varias conferencias de carácter doctrinario sobre el comunismo y el socialismo y censuró las posiciones de los comunistas, prácticamente, desde los inicios de la CROM cuando se produjeron las

divisiones de los Hermanos Rojos en que un sector prefirió adherirse a la CGT y pasando los años se convirtieron el principal vocero anticomunista de la CROM que parecía haber defeccionado de su pasado anarquista. Treviño no perdía ninguna oportunidad para criticar los errores, supuestos o reales, en que incurrían los comunistas y en el seno del grupo Acción fue un pivote ideológico de esta lucha. Identificaba al comunismo mexicano, no al comunismo en general, como un movimiento esencialmente destructivo y violento, ajeno a la idiosincrasia del pueblo, una burda copia de los métodos empleados en Rusia. Consideraba que esos métodos eran inadecuados en nuestro país en donde había surgido una profunda revolución social que buscaba la emancipación de los obreros y de los campesinos la cual había abierto un camino propio, nacional, para futuras transformaciones sociales.

La huelga ferrocarrilera demostró la dualidad inmanejable de Morones quien por un lado era titular de la Secretaria de Industria y Trabajo del gabinete de Calles y por lo tanto tenía la obligación de proteger los intereses de los capitalistas y por el otro era el principal líder de la mayor central obrera que estaba comprometida con los intereses de los trabajadores. Al declarar ilegal ese movimiento calculó que ello debilitaría la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras en donde eran muy importante la presencia de los comunistas y que por lo opuesto ello fortalecería a la Federación Nacional Ferrocarrilera, afiliadas a la CROM pero esta perspectiva se frustró pues los comunistas explotaron la imagen de un Morones represivo y arbitrario y a la vez los cromistas usufructuaron el estereotipo de que la fuerza de los comunistas se cifraba no en el apoyo que le brindaban los trabajadores mexicanos, sino en el que les proporcionaban los soviéticos.

Treviño llegó al exceso de acusar a los comunistas de que habían organizado un atentado personal contra Morones el cual se realizaría nada menos que en los patios de la Secretaría de la que era titular, reafirmando así la esencia violenta de las tácticas comunistas para tratar de justificar la represión estatal que se lanzaría contra ellos. Confirmó, además, el grave encono, que separaba a los cromistas de los comunistas, al ordenar Morones se vigilaran estrechamente todas las actividades que emprendía Laborde, hasta culminar con su aprehensión.

Con relación a la solicitud de ayuda económica que la Confederación de Transportes hiciera a los sindicatos adheridos a la ISR, Ricardo

Treviño condenó esa actitud pues dijo que la huelga ferroviaria había sido condenada como ilegal e imprudente por la mala táctica empleada por los comunistas, “que eran rechazados por el conjunto del movimiento obrero de nuestro país”. Añadió que “los autores directos de esta propaganda a favor del sovietismo son algunos individuos extranjeros que se han significado por su afán de crear dificultades en el país y quienes fueron los que sugirieron se les otorgara ayuda económica a la ISR”.349 Por su parte, la Confederación de Comunicaciones y Transportes rechazó las imputaciones formuladas por Treviño diciendo que los 50 mil rublos proporcionados a los ferrocarrileros mexicanos “ no es otra cosa que un acto de solidaridad obrera internacional y que nadie que obre de buena fe se puede atribuir a este acto ninguna significación política.”350 El 7 de abril se denunció la existencia de un complot de parte de la Confederación de Comunicaciones y Transportes para asesinar a Morones en los patios de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo cuando éste llegara a desempeñar sus labores.351 Treviño aprovechó este incidente para decir que muchos radicales extranjeros infiltrados entre los ferrocarrileros en realidad eran “espías del capitalismo”.352 Desde luego, la citada Confederación dijo que era “completamente ajena a cualquier maquinación tendiente a quitarle la vida al señor Morones pues no entra en nuestra táctica de lucha el asesinato ni la violencia personal en ninguna de sus formas.”353

El tratamiento de la huelga ferrocarrilera de 1927 fue deplorable, desde el punto de vista político, y sus resultados finales pobres pues la Federación Nacional Ferrocarrilera no logró avanzar en la conquista de una mayor representación entre los trabajadores de ese gremio, en cambio sí lo hicieron los comunistas que estaban agrupados en la Confederación de Transportes, aunque tampoco lograron progresar en la formación de una sola organización nacional ferrocarrilera. La huelga fue declarada ilegal por Morones, titular de la Secretaría del Trabajo, Industria y Comercio, lo que ubicó a los comunistas en una situación muy difícil pues los trabajadores debían regresar a sus labores ya que de no hacerlo perderían sus empleos. Morones calculó que si la huelga terminaba en un triunfo, la Confederación de Transportes adquiriría una gran fuerza y autoridad en ese gremio, lo cual implicaría la cancelación de toda perspectiva de progreso para la Federación Nacional. Si Morones consideraba inadmisible que esto sucediera porque ello perjudicaría, desde luego, a la CROM, Obregón también lo consideró intolerable pues la hegemonía comunista sería una causa permanente de inestabilidad política en esa rama de los transportes nacionales, que era fundamental para el movimiento de

mercancías y de pasajeros y vital para el funcionamiento del país, recordándose la importancia que tuvieran durante la etapa armada de la revolución. Para impedir que los comunistas controlaran los ferrocarriles se utilizaron todo tipo de recursos, desde la represión abierta y descarada, hasta las acusaciones sensacionalistas y falsas como las de Treviño.

Durante la huelga ferrocarrilera de abril de 1927 se pusieron en tensión los instrumentos represivos del gobierno. El señor Eladio Quintero, intendente de Ferrocarriles informó a Calles que los huelguistas mantenían una actitud insolente pues lanzaban mueras al presidente y al Ejército así como consignas para trastornar el orden público. 354 El gobierno, por conducto de la Secretaría de Trabajo, Industria y Comercio, había declarado ilegal esa huelga y trataba de que los trabajadores volvieran a sus puestos en forma desorganizada. La gerencia de Ferrocarriles contestó diciendo que en virtud de que el movimiento era ilegal en consecuencia, abandonar el servicio, se castigaba con la destitución, no aceptaba que se integrara una Comisión de Arbitraje para analizar el pliego de peticiones por lo que desconocía toda representatividad a la Confederación de Comunicaciones y Transportes. 355 Por su parte, líderes de los huelguistas se deslindaron de toda relación con el clero, de la que los acusaban, afirmando que Morones actuaba como un dictador.356

Elías Barrios, secretario general de la citada confederación, hizo notar, en un alegado de carácter jurídico, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación había otorgado amparo a esa organización y por lo tanto era improcedente la resolución de la Secretaría del Trabajo, que había declarado ilegal la huelga, así como la decisión de esta dependencia de enviar personal para que sustituyera a los huelguistas. Los dirigentes de sindicatos de oficios varios de Gómez Palacios, Durango, condenaron la actitud de Calles frente a la huelga ferrocarrilera diciendo que “usted no es el hombre que representa el trabajo en el país sino más bien lo ha esclavizado con la dictadura que ha ejercido”. Señalaron también que en la Junta de Conciliación y Arbitraje “se han dado muerte a todos los conflictos que plantean los trabajadores contra los capitalistas”. 357

Morones, para declarar ilegal la huelga, se sustentó en las siguientes bases: que no se haya dado aviso a las autoridades como lo ordenaba la fracción XVIII del artículo 123 de la Constitución, que el conflicto existente entre la división de Veracruz, el Istmo, Nacional de

Tehuantepec, Panamericano, era de carácter intergremial y que se habían cometido actos de sabotaje. Desde luego, la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras refutó cada uno de esos puntos. Reconoció que sí había habido actos de sabotaje, pero que no habían sido responsabilidad de los trabajadores. 358

Desde luego, el envió de esquiroles por parte de la CROM, que de esta forma apoyaba la decisión de Morones, fue enérgicamente rechazada por la mayoría de las organizaciones sindicales y por distintas personalidades, entre ellas, por Manlio Fabio Altamirano. Habían llegado a las oficinas de Calles, en Palacio Nacional, muchos mensajes suscritos por diferentes agrupaciones, las cuales condenaron la actitud asumida por Morones. Los jefes de las guarniciones militares se encargaron de que la huelga se anulara y de que entraran en acción los llamados “trabajadores libres”. 359

Treviño, al referirse a la huelga ferrocarrilera de marzo de 1927 declaró que: “el criterio del movimiento obrero organizado es el de repudiar abiertamente las prácticas soviéticas por inadaptables en nuestro medio y porque constituyen una amenaza para la consolidación económica del proletariado cuyas normas y principios ideológicos pugnan con el bolchevismo, finalidades de organización y propaganda extranjeras que se inspiran en dicho sistema”. 360

En mayo de 1928, el Comité Central del PCM enfilo duras críticas a los laboristas diciendo que habían roto la huelga ferrocarrilera, saboteado la lucha contra los aumentos de salarios y por el respeto a la jornada constitucional de ocho horas, habían justificado la penetración del imperialismo en los asuntos internos del país. Las diferencias que tenían los laboristas con los obregonistas se entendían como un conflicto entre la pequeña burguesía y los elementos capitalistas nacionales “contra una fracción menor de la pequeña burguesía que ansia el poder, es decir, los laboristas”. El obregonismo se significa por su tendencia pequeño burguesa, pero su extensa base campesina y por los elementos burgueses nacionales”. Según los comunistas, los laboristas habían tenido una débil participación en el aplastamiento de la rebelión delahuertista y “saben bien que sin grandes partidas en el presupuesto la existencia del Partido Laborista es efímera”.

Para el partido, el moronismo no era una fuerza única en la CROM pues en sus filas había muchos elementos que estaban descontentos con la política de los reformistas y que leían El Machete y se dejaban influir

por las ideas revolucionarias. Aunque no menospreciaba la fuerza de Morones, se consideró que una gran parte de ella se derivaba de sus vinculaciones con la AFL. Que en el conjunto de contradicciones políticas, Calles se resistía a dar todo su apoyo a Morones. En cuanto al Partido Laborista asentó que “no era ya el director de la clase obrera, su política equivocada, sus vacilaciones, sus compromisos con la reacción, lo han llevado a la desintegración actual”. Concluyeron que esto era el preludio de una crisis política, por lo que el partido exhortó a los obreros y campesinos a mantener su unidad y de antemano condenó la aparición de la Cámara del Trabajo, de Pérez Medina, que estaba destinada a ser controlada por el gobierno. “Los obreros rojos y los de la CROM, a pesar de sus diferencias, deben unirse contra los enemigos comunes de la clase trabajadora”.

Mano dura contra los comunistas en Sindicatos y Federaciones

En el estado de Morelos, la Federación de Sindicatos Obreros y Comunidades Agrarias expulsó a Jenaro Amescua, quien se desempeñaba como subsecretario general de esa organización “por haber traicionado la causa del pueblo trabajador poniéndose a sueldo con los hacendados para provocar un cisma”. 361 Al preguntarle a Juan B. Fonseca sobre los antecedentes de Juan Vereo Guzmán, se le clasificó “como un enemigo de la organización obrera”.362 En el estado de Tlaxcala, del sindicato de la fábrica la Trinidad fueron separados Guadalupe Juárez y Miguel Manoatl “por haber hablado mal del Comité Central a raíz del paro textil habido en esa región”.363 Del Sindicato de la fábrica de San Luis Apizaquito fue excluido el trabajador José Gallegos por haber aceptado un cargo como regidor del ayuntamiento de Apizaco sin la autorización de la organización obrera”. 364 En Baja California norte, de la Confederación de Sindicatos y Uniones se expulsó a Ventura Jáuregui, Armando Lelevier, José María Urquizo, Alejandro Gastélum “por pretender disgregar a la CROM y calumnias a sus principales dirigentes”.365

En Tijuana, del Sindicato de Filarmónicos fue excluido Pedro Caballero “por pretender formar una unión de trabajadores libres, tratando de atraer a ella, a elementos de la CROM”.366 Jesús Morales fue igualmente sancionado por “pretende formar una organización independiente a la CROM, pero esta resolución fue revocada por el Comité Central “por considerar que Morales era un elemento de cooperación dentro de la organización obrera”. 367

Estas sanciones se debían a la necesidad de preservar la unidad de los sindicatos que ante la crisis desatada por el asesinato de Obregón varios dirigentes habían decido separarse de la CROM y formar otras agrupaciones o bien incorporarse a los llamados sindicatos autónomos. Demuestro que la disidencia no era tolerada en los sindicatos ni en las federaciones y que muchas veces las penas aplicadas se llevaban a la práctica sin reunirse ni siquiera los Jurados en los cuales los trabajadores afectados podían defenderse de las acusaciones enderezadas contra ellos y de apelar a sus resoluciones, recurriendo al órgano sindical superior. Al darse a conocer las resoluciones de expulsión ni siquiera se daban a conocer los informes sobre cada uno de los casos, ni los alegatos que los involucrados hicieran en su defensa.

A partir del año de 1924 se intensificó la organización de las Federaciones y de los Sindicatos de la CROM. En octubre de ese año se constituyó la Federación Regional de Bermejillo, en el estado de Durango, que era una agrupación mayoritariamente campesina. Después del mes de junio se formaron ligas agrarias en el Distrito Federal, entre ellas, la Caja Popular de Xochimilco, para luchar por el reparto de las tierras, así como se fundaron varias cooperativas agrícolas. Luis Sánchez fue comisionado por la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal para crear esas asociaciones.368

Estas actividades fueron realizadas de conformidad con la Secretaría de Agricultura del Comité Central. En San Mateo Xalpa se constituyó la Liga de Campesinos, en Chalco la Liga Fraternal de Campesinos y Obreros, y agrupaciones similares se formaron en General Anaya, Guadalupe Hidalgo, Tlalpan, Coyoacán y Magdalena Contreras.

Agustín Gutiérrez dijo que la lucha por la organización de los campesinos enfrentaba la resistencia del Partido Nacional Agrarista “que pretendía hacernos fracasar y desprestigiarnos con argumentos calumniosos” por lo que recomendó al Comité Central que hiciera una campaña de propaganda para contrarrestar esta nociva influencia. También en ese mismo año, el Comité Central envió a diez delegados a distintas entidades federativas con el objeto de realizar “propaganda de carácter social” y la mayoría eran miembros del Grupo Cultural Casa del Obrero Mundial. También se sumaron a esa tarea organizativa miembros de la Federación de Uniones y Sindicatos de Artes Gráficas. Por parte de los militantes del Grupo Cultural, emprendieron ese tipo

de actividades Eduardo Moreno y Salvador Navarro, en el estado de Chihuahua, Miguel Ricardo, en Aguascalientes y Juan Albarrán, en Guanajuato. 369 En enero de 1926 se organizó en el puerto de Veracruz la Federación de Trabajadores Cinematografistas. Se pensaba incluir a los filarmónicos pero el Comité Central consideró que deberían organizarse por separado. Después se constituyó el sindicato de los trabajadores organizados dentro de la CROM y encontró que algunos de ellos eran de filiación comunista y que figuraban como delegados o como secretarios generales por lo que se tomó el acuerdo de no permitir que esos elementos ocuparan esos cargos “para evitarse dificultades en lo sucesivo” señalando que la mayoría de los acuerdos ya habían acatado esa resolución sustituyendo “a esos comunistas por compañeros sanos” y que el único sindicato que no lo había hecho era el de la fábrica San Bruno”. Cervantes Torres se dirigió a los líderes de la citada Cámara para pedirles que trataran este problema “con cordura y sin apelar a métodos violentos” El 29 de septiembre fue asesinado Tomás Bravo, del Sindicato de la Fábrica el Dique, por Juventino Limón, quien había sido con anterioridad separado de su cargo por no estar de acuerdo con los comunistas”. El suceso se presentó cuando se encontraba reunido un grupo de comunistas y pasaba por el lugar Bravo quien gritó ¡Viva la CROM! y “entonces Limón disparó contra nuestro infortunado compañero” y que el asesino “estaba muy alebrestado pues contaba con el apoyo del gobierno local”. Cervantes Torres, desde luego, condenó el atentado y dijo a la Cámara del trabajo “que los comunistas obraban así cegados por la pasión, obedeciendo consignas de un país extranjero y que de lo que se trataba era de acabar con las agrupaciones de la CROM por medio del terror”. EL 8 de septiembre de 1930 se presentó otro enfrentamiento con los comunistas de San Bruno en el marco de una manifestación a la que había convocado la Cámara del Trabajo. Los cromistas acusaron a los comunistas de disparar contra mujeres y niños imputando directamente como responsables de esta agresión a Rosendo Morales, Inés López, José Sánchez, Miguel Hernández “quienes además habían lanzado violentas críticas contra el gobierno”. La CROM denunció estos hechos ante el gobernador Adalberto Tejeda; aunque éste prometió que investigaría los sucesos y castigaría a los culpables, no lo hizo. El 10 de octubre, la Cámara reportó que “elementos comunistas “seguían infiltrados en San Bruno y que al igual que los promotores del PNR trataban de sustraer sindicatos y trabajadores de las filas de la CROM”. En el mes de noviembre, la denominada Cámara Unitaria del Trabajo, manejada por los comunistas, acusó a los líderes de la CROM de estar de acuerdo con los patrones de San Bruno para que se pagaran los salarios más bajos y

que lo mismo pretendían hacer en las fábricas la Purísima, la Providencia, señalando que los obreros de San Bruno no habían aceptado la rebaja salarial.

Con el objeto de hacer respetar sus derechos, el Sindicato de Panaderos de la región jalapeña efectuó en enero de 1925 un paro de actividades en varios establecimientos, cuyos propietarios habían secundado la rebelión delahuertista.370 En represalia, fuerzas al mando del inspector de Policía allanaron el local del sindicato a hirieron a dos trabajadores. El gobernador Jara dijo a Salvador Álvarez, de la CROM que los panaderos de Orizaba y de Córdoba “al parecer estaban formando una Liga de Resistencia contra toda autoridad, cometiendo abusos y hasta crímenes. El sábado último salieron varios ebrios a tirar balazos y después sobre la policía que pretendió someterlos al orden”. 371 En diciembre, el sindicato fue desalojado de su domicilio social “en contra de toda ley, moral, justicia y razón” por gestiones de un propietario que a su vez era sacerdote que había pedido a funcionarios del gobierno que les quitara ese local. 372

Al pasar por esa región Lombardo Toledano confirmó la terrible situación económica y social en que se encontraban los trabajadores, de una manera especial los panaderos, a manos de unos industriales árabes quienes los explotaban; por lo que pidió fueran expulsados del país. 373 Pero el día 19 se presentó un hecho grave pues fue asesinado Julio Cruz, miembro destacado de ese sindicato, del Local Comunista y de la Liga Antiimperialista, siendo sus victimarios dos oficiales del 30 batallón que después se dieron a la fuga. Se había acusado a Cruz de ser “un rebelde” pero se desmintió esa imputación pues se adujo que él al lado de otros compañeros había combatido contra el general Gómez, haciéndolo al lado del general Aguirre Duarte. Cruz fue agredido a tiros el 11 de abril de 1926 por Elías Grayeb, árabe originario de Beirut, hijo del empresario del mismo nombre, pero que el agresor había huido rumbo a la ciudad de México. En realidad, dijeron, la muerte del panadero Cruz era una respuesta a la huelga realizada en el mes de marzo en que fueron suspendidas las actividades de los tallares beneficiadores de café en donde esos empresarios tenían inversiones.” En este contexto, el 25 de noviembre fue asesinado también el panadero Horacio León, quien había sido miembro del Comité de Huelga y en junio fue herido a tiros José Sánchez, por parte de Elías Grayeb. 374

En junio, el sindicato denunció las actividades de un grupo de trabajadores de filiación comunista que pretendían desbaratar a la

CROM e incluso se habló de la creación de otra federación regional. La situación estaba muy tensa pues se originó un zafarrancho entre los panaderos comunistas y los cromistas con un saldo de un muerto y de tres heridos. 375 El problema persistía pues Lorenzo Ramos dijo que “los comunistas tratan de imbuirnos sus teorías por lo que se había creado un problema intersindical que tenía mucho que ver con la libertad de pensamiento”.376En octubre de 1931 se constituyó finalmente otro sindicato comunista de panaderos que solicitó su registro ante las autoridades laborales, lo que produjo la protesta de los cromistas y al estudiar ese asunto el gobernador Jara negó ese registro.377 Eucario León afirmó que estaba de acuerdo en que se avanzara en la unificación de los panaderos “pero respetándose los derechos y los contratos de los sindicatos afiliados a la CROM”.

El comisionado del Comité Central, Ricardo Bretón, se apersonó en Jalapa con el objeto de resolver los problemas suscitados. Encontró que el general Damián Rodríguez, primero le había brindado protección a los comunistas y a los separatistas pero que al informarle que el sindicato cromista era el mayoritario, había ordenado también protegerlo y mantener suspendidos a los Panaderos en sus trabajos hasta en tanto no se resolviera el conflicto. Que al entablarse pláticas en relación con este asunto y en presencia del citado militar y de las autoridades laborales había estado de acuerdo que los patrones y los disidentes habían llegado a un acuerdo de actuar juntos. Después hablaron los comunistas, algunos de los cuales eran obreros que habían sido separados de la fábrica San Bruno, quienes dijeron no estar conformes con la Cámara del Trabajo y manifestaron el deseo que tenían de formar un sindicato autónomo y que se querían separar de la CROM porque no les daban ninguna representación ni comisiones”. 378

Los dirigentes del sindicato emitieron un manifiesto en el que acusaron al grupo comunista, jefaturado por Manuel Domínguez, José Sánchez, Miguel Hernández, Adalberto Barrios “de pretender sentar sus reales en las panaderías para establecer un cuartel general de propaganda comunista”.379 Finalmente, el conflicto se resolvió a favor del sindicato de la CROM. En efecto, durante esa temporada circuló la versión de que los sindicatos afiliados a ella estaban a punto de desparecer para ser sustituidos por sindicatos comunistas, A fin de evitar más víctimas por el uso de métodos violentos que utilizaban los grupos, Eucario León pidió al gobernador Gonzalo Vázquez Vela, que interviniera para resolver los conflictos.380

La Federación Estatal de Panaderos estuvo actuando enérgicamente porque las disposiciones laborales se observaran en todos los municipios de la entidad. En Perote, por ejemplo, los propietarios de las tahonas estaban “amafiados con el jefe de operaciones militares quien había prometido acabar con el sindicato”y para ello había encarcelado a sus dirigentes. En esa localidad, los enfrentamientos fueron también graves al grado de que fue asesinado Lorenzo Sánchez, hermano de Joaquín Sánchez, secretario general del sindicato, por un grupo de trabajadores libres.381

El Comité Ejecutivo de la Federación desplegó una intensa actividad para ayudar a que los sindicatos pudieran suscribir sus correspondientes contratos colectivos. Esta asistencia fue muy 210 Libertario, 13 de abril de 1919.211 Libertario, 6 de mayo de 1919.212 El Partido Socialista Mexicano, sin autor, Historia Obrera, diciembre de 1982213 Taibo, Paco Ignacio, Los Bolcheviquis, p. 48214 Taibo, Paco Ignacio, Los Bolcheviquis, p. 40215 Cervantes López, Francisco, El primer Congreso Nacional Socialista, El Socialista, septiembre de 1919, IIHS216 Informante P. García, sin fecha, IEHMOCC217 Treviño, Ricardo. El Movimiento Obrero. p. 89218 Informante García, sin fecha, A- IEHMOCC219 Taibo, Paco Ignacio, Los Bolcheviquis, p. 188220 Cannon, James, La Historia del Trotkismo estadunidense, junio de 1999, versión electrónica221 Taibo, Paco Ignacio, Los Bolcheviquis, p. 158222 Informante P. García, 12 de diciembre de 1919 A IHMOCC.223 Carta de Lin A. Gale a Eduardo Moneda, 18 de noviembre de 1920 ALNM.224 Reseña de New York Cali, 5 de septiembre de 1919, A LN225 Nota de Eduard Churchill, major general staffal Departamento de Guerra, agosto de 1919 A LNM

importante porque la mayoría de las agrupaciones se encontraban sin fondos debido al incumplimiento en el pago de las cuotas y a la falta de cuadros políticos capacitados. Como se dijo en la Tercera Convención Estatal de Panaderos de febrero de 1927 “el capitalismo, con sus ataques constantes, trataba de destruir a las organizaciones obreras y por ello invoca la llamada libertad de trabajo para fomentar a los obreros libres”.382 El presidente de la Convención había sido Julio Cruz, uno de los victimados. El 13 de octubre fue destituido de su cargo de secretario general y expulsado de la CROM, Agustín Yarza, de

226 Reporte de Sherman Miles, al Departamento de Guerra, 28 de febrero de 1920 A LNM227 Carta de Canuto Vargas a Luis Morones, el25 de julio de 1920 a LNM228 Carta de Lin A. Gale a Luis Morones, el 26 de abril de 1923 a LNM229 Taibo, Paco Ignacio, Los Bolcheviquis. p. 85230 El Obrero Comunista, 8 de septiembre de 1921231 Gale, Linn A, La labor de la IWW en México, El Comunista de México, junio de 1920, A CEMOS232 El Comunista de México, 19 de febrero de 1920 A IIHS233 El Comunista de México, 25 de febrero de 1920 A 11HS234 El Comunista de México, 28 de febrero de 1920 A IIHS235 Entrevista de Mario Gill con Jesús Bernal, Noviembre, 16 de septiembre de 1948236 Carta de José Allen a Edgar Woog, el 10 de abril de 1920 A CEMOS237 Taibo Paco Ignacio, Los Bolcheviquis, p. 121238 Comunicado del CC de la CROM a Alejandro Losovski, 24 de julio de 1920, A CROM239 Rosmer, Alfred, Moscú bajo Lenin, 1920-1924, Ediciones Era, México, 1953, 260 p.P. 74240 Spenser, Daniela, La Historia de la Internacional Comunista a la luz de los nuevos enfoques y documentos, versión electrónica241 Draper, Hal, Hacia un nuevo comienzo por otro camino. La alternativa a la microsecta, febrero de 199, versión electrónica.

la región de Córdoba “por haber firmado un contrato colectivo de trabajo que vulneraba los principios socialistas”. En el mes de julio, los dirigentes del sindicato de Tlapacoyan fueron encarcelados por órdenes del presidente municipal, lo que ocasionó una fuerte protesta de parte del gobernador Jara.

El 13 de febrero de 1927, Ricardo Treviño dictó una conferencia. Con anterioridad, habían emitido sus juicios sobre la situación política

242 Consideraciones sobre la Internacional Roja de Sindicatos, José C Valadés, febrero de 1921 A JCV243 Carrillo, Rafael, Entrevista concedida a Gil Olivos, p. 23244 Carta de Mauro Tobías a Luis Valdez, 10 de agosto de 1921, A Cámara del Trabajo de Atlixco245 Carta de María Alonso y Jesús Bernal a la Juventud Comunista de Atlixco, 11 de agosto de 1921, A Cámara del trabajo de Atlixco246 Mitin de la Juventud Comunista de Atlixco, 3 de septiembre de 1921, A cámara del trabajo de Atlixco 247 Manifiesto de un grupo de trabajadores de Orizaba, julio de 1921 A Sindicato Santa Rosa248 Carta de la Federación de Orizaba a Rafael García, 26 de octubre de 1920 A sindicato Santa Rosa.249 Carta de Isaac Tovar a la Federación de Sindicatos de Orizaba, el 23 de septiembre de 1922 A sindicato Santa Rosa250 Reglamento del Jurado Obrero, noviembre de 1922 A sindicato Río Blanco251 Carta de Linn A. Gale a Luis N. Morones, el 27 de enero de 1921, A LNM252 Carta de Linn A. Gale a Luis N. Morones, el 29 de enero de 1921, A LNM253 Carta de Linn A. Gale a Luis N. Morones, el 26 de enero de 1921 A LNM254 Carta de Linn A. Gale a Luis N. Morones, el 27 de enero de 1912 A LNM255 Carta de Linn A. Gale a LUIS N. Morones, sin fecha, A LNM.256 Carta de Linn A. Gale Luis N. Morones, el 21 de diciembre de 1920257 Treviño, Ricardo, EL Espionaje Comunista....p. 19

nacional, José F. Gutiérrez y Vicente Lombardo Toledano. Treviño definió a México como una colonia comercial de los Estados Unidos, de la cual extraían minerales y combustibles, de los cuales depende, en gran medida, la producción norteamericana, aunque señalaba que esa nación no dependía exclusivamente de esas materias primas sino que también las obtenía de muchos otros países del mundo. Para este líder el principal problema de México era que había una incipiente industria nacional y para ello proponía que los obreros se comprometieran a elevar la producción “pero no para que este beneficio vaya a dar al 258 Carta de Lin A. Gale a Luis N. Morones, el 28 de abril de 1923, ALNM259 Carta de Elmer Hayer a Alvaro Obregón, 26 de abril de 1921, AGN 707-D-5260 Carta de Alvaro Obregón a Elmer Hayer, 10 de mayo de 1921 A GN 797. D-5261 Treviño, Ricardo, El Movimiento Obrero p. 85262 Spenser, Daniela, Ella Wolfe, Revista Nexos, agosto de 1999263 Spenser, Daniela, Ella Wolfe, Revista Nexos, agosto de 1999264 Carta de Bertrand Wolfe a Alejandro Losovski, 24 de febrero de 1923, A. IHMOCC265 Carta de José C. Valadés a Diego Abad de Santillán, 19 de agosto de 1924, A JCV266 El Heraldo de México, 14 de mayo de 1921267 El Heraldo de México, 13 de mayo de 1921.268 El Heraldo de México, 26 de mayo de 1921.269 Vizcaíno, Rogelio, Recordar de 1921, Historia Regional... p.642270 Carta de Canuto Vargas a Luis N. Morones, el 5 de mayo de 1924 ALNM271 Carta de Canuto Vargas a Luis N. Morones, el 17 de junio de 1924 A LNM272 El Heraldo de México, 14 de mayo de 1921273 Carta de Eulalio Martínez a Andrés Nin, 1 de julio de 1925, A IHMOCC

274 Invitación de Eulalio Martínez, 7 de agosto de 1925, A IHMOCC275 Informe de Eulalio Martínez a la ISR, el 10 de noviembre de 1925. A IHMOCC276 El Machete, junio 1924

bolsillo de los capitalistas sino para que beneficiara al país” y exhortaba a que los mexicanos prefirieran el consumo de productos nacionales. 383

Treviño no dejó pasar la ocasión para atacar a los radicales, aquellos que, dijo, se pasaban la vida vociferando insultos en contra de los Estados Unidos, pero que en realidad efectuaban una labor perjudicial para nuestro país. En rigor, se estaba refiriendo a los comunistas, a los miembros de la Liga Antiimperialista de las Américas, cuya entidad

277 El Obrero Comunista, 4 de marzo de 1924 278 Neymet, Marcela de, Sesenta Años del PCM: Momentos Cruciales, en Historia y Sociedad. Director Enrique Semo etal, núm. 22,1979. p.10279 Trujillo, Agustín, Carta al Comité Central de la CROM, 29 de julio de 1921 A CROM280 García Díaz, Bernardo, Acción directa y poder obrero en la Federación de la CROM en Orizaba, 1918-1922, texto mecanográfico, 23 p. p. 20281 García Díaz Bernardo, Acción directa y poder obrero, p. 17282 García Díaz, Bernardo, Acción directa y poder obrero, p. 19283 Opinión de la Local de Jalapa, 8 de mayo de 1926 A IEHMOCC284 García Díaz, Bernardo, Acción directa y poder obrero, p. 21285 Acusaciones de Eduardo Moneda, El Dictamen, 22 de septiembre de 1921.286 Domínguez Pérez, Olivia, Los Comunistas en San Bruno, en Memoria del Encuentro sobre Historia del Movimiento Obrero, t 11 universidad de Puebla, Puebla, 1980, p. 76.287 Gómez, Julio, Entrevista concedida a Héctor Delgado, 1 de marzo de 1983 A CEMOS288 Gómez , Julio, Entrevista concedida a Antonio Franco y Teresa Garza, sin fecha, A CEMOS289 Malpica, Samuel, Atlixco: historia de la clase obrera, p. 155290 Velasco, Miguel Ángel, Testimonio, entrevista a José Estévez, Historia Obrera, 22 de abril de 1981291 Guerra Cortina, Genaro, Los Panaderos, p. 19

acusó, que tenía su sede en Chicago y no en México, es decir, “que estaba dirigida por extranjeros”. “...tenemos el derecho de sospechar que sus actividades están en connivencia con el enemigo. Nosotros no le negamos la oportunidad a nadie; todo el mundo tiene abiertas las puertas para cooperar, en una obra y en una labor nacionalista, también los extranjeros serán recibidos con aplauso y admiración, pero no se trata de hacer labor a espaldas del pueblo trabajador mexicano, que las acciones sean de acuerdo con nuestro pueblo.”384

292 Oficio del Sindicato de Panaderos del Distrito Federal, 15 de marzo de 1923 A CROM293 Comité de Huelga del Sindicato de Panaderos, 10 de junio de 1932 A CROM294 Telegrama de Arnulfo R. Gómez a Álvaro Obregón, 15 de febrero de 1924 A CROM295 Carta de Miguel Ángel Velasco, el 18 de julio de 1924. A CROM296 Respuesta de Reinaldo Cervantes Torres, el 31 de julio de 1924 A CROM297 Oficio de Pánfilo Orozco Villa al secretario general de la CROM.19 de julio de 1924

298 Carta de Eulogio Contreras al CC de la CROM, 2 de julio de 1924, ACROM299 Carta de Juan Lozano al CC de la CROM, el 31 de julio de 1924300 Informe acerca del contrato de trabajo, 31 de julio de 1924 ACROM301 Carta de Miguel Ángel Velasco a Reinaldo Cervantes Torres, el 14 de agosto de 1924302 Carta de Miguel Ángel Velasco al CC de la CROM, el 11 de agosto de 1924303 Velasco, Miguel Ángel, Entrevista a José Estévez, en Historia Obrera, abril de 1981304 Guerra Cortina, Genaro, Los Panaderos, p. 26305 Mensaje del PCM al Partido Comunista Centroamericano, octubre de 1924, El Machete, 31 de octubre de 1924 A CEMOS306 Covaroche, J. La situación política mexicana y la CROM, Boletín de la Internacional Sindical Roja, número 104,15 de marzo de 1924307 El Machete Junio de 1924

Las discrepancias en torno a la ISR y la Liga Antiimperialista

Los dirigentes de la Liga Antiimperialista de las Américas invitaron a la CROM para que se incorporara a ella, en la lucha contra los monopolios yanquis en nuestro continente, pero la central obrera no aceptó tal invitación pues adujo que esa organización estaba controlada por los comunistas, como en efecto, así ocurría, pero había en ella muchos intelectuales y artistas de tendencias progresistas y

308 Fragmentos de la intervención del delegado mexicano al Congreso de la ISR, El Machete, mayo de 1924309 Un error trascendental de Calles, El Machete, 28 de agosto de 1924310 El Machete, el 1 de mayo de 1924311 Reporte del Oficial Mayor de Policía, 10 de junio de 1921 AGN OC 415.S.11312 Lista de extranjeros que fueron expulsados, 24 de febrero de 1923 AGN Oc 41-2- 11313 Telegrama de Álvaro Obregón a Aurelio Méndez, 12 de junio de 1923 AGN OC 415-S-11314 Telegrama de Genaro Laurito a Álvaro Obregón, 2 de mayo de 1923 AGN OC 415-s11315 El Machete, 14 de marzo de 1924316 Carta de Eulalio Martínez a Eduardo Moneda, el 25 de julio de 1925 A LNM317 Carta de Eulalio Martínez a Eduardo Moneda, el 28 de julio de 1925 A LNM318 Carta de Celestino Gasca a Eduardo Moneda, 22 de enero de 1925 A CROM319 Carta de Celestino Gasca a Eduardo Moneda, 26 de enero de 1925 A CROM320 Integración del Jurado de Orizaba, 9 de febrero de 1926, Sindicato de Río Blanco321 Oficio del Sindicato de Río Blanco al Consejo Confederal, 10 de marzo de 1926 A Río Blanco.322 Manifiesto de los trabajadores sancionados, 18 de marzo de 1926, A sindicato de Río Blanco323 Nombramiento de Pablo Cortés, 28 de enero de 1926, A sindicato de Río Blanco

democráticas. Julio Antonio Mella, quien en sus artículos de EL Machete atacaba permanentemente a la central obrera y pugnaba por la creación de otra organización sindical revolucionaria y clasista, en abierta oposición a las orientaciones que en esta materia había aprobado tanto la Internacional Comunista como la Internacional Sindical Roja, figuraba también en la dirección de esa Liga y por ese comportamiento contradictorio del dirigente cubano, Treviño encontró razones más que suficientes para oponerse a esa convocatoria. Esta posición de la CROM era compatible con la asumida por la AFL que 324 Acuerdo del sindicato de Río Blanco, 6 de febrero de 1926 A sindicato de Río Blanco325 Acuerdo del sindicato de Artesanos. 30 de enero de 1926, A sindicato de Río Blanco

326 Carta del sindicato de Cocolapan a la Confederación Sindicalista de Orizaba, 25 de enero de 1926 A sindicato de Río Blanco

327 Acuerdo del 25 de enero de 1926. A del sindicato de Río Blanco

328 Resolución del Jurado, 30 de enero de 1926 A sindicato de Río Blanco329 Resolución sobre Miguel Hernández, 13 de febrero de 1926, A sindicato de Río Blanco330 Resolución sobre Melitón Díaz Soler, 7 de febrero de 1926 A sindicato de Río Blanco

331 Reglamento del Jurado, 10 de febrero de 1926 A sindicato Río Blanco.332 Labor, 10 de julio de 1926333 Declaración del CC de la CROM, 8 de diciembre de i926, A- CROM.334 Declaración del CC de la CROM, el 1 de diciembre de 1926, A- CROM335 Carta de Juan Rodríguez a Plutarco Elías Calles, el 12 de agosto de 1926 AGN OC 104-L-23336 Carta de Luis Robledo a Plutarco Elías Calles, el 12 de agosto de 1926 AGN OC, 104-L-23 337 Revista CROM , 15 de octubre de 1926

también en los Estados Unidos había considerado que la referida Liga era un instrumento del comunismo internacional y por lo tanto no había que hacerse eco a sus constantemente llamados para la acción conjunta.

Mella se dirigió a Eulalio Martínez, secretario general de la CROM, a la que consideró “la más antigua, numerosa y representativa organización obrera” para informarle de los trabajos que se estaban

338 Haberman, Robert, Informe sobre las huelgas en Cinco Minas, 2 de junio de 1926, A CROM.

339 Siqueiros, David Alfaro, Memorias, p. 257340 López Arce, Ausencio, Vana labor de los radicales, Labor, el 26 de junio de 1926

341 Discurso de Alejandro Losovski durante el V1 Sesión del Comité Ejecutivo de la ISR, marzo de 1926342 Informe de A. Sánchez al Comité Ejecutivo de la ISR, 14 de agosto de 1926 A IHMOCC343 Revista CROM, La táctica comunista en relación con los sindicatos, diciembre de 1926344 Circular del CC de la CROM, Excélsior, 11 de diciembre de 1927345 Declaraciones de Santiago Iglesias, Excélsior, 11 de diciembre de 1927346 López Arce, Ausencio, El Bolchevismo, como tendencia imperialista, Revista CROM, mayo de 1927347 Oficio de la Unión de Carpinteros del Distrito Federal a la Federación de Atlixco, 19 de diciembre de 1927, A Cámara del Trabajo de Atlixco348 Excélsior, 5 de enero de 1927349 Declaraciones de Ricardo Treviño, 2 de abril de 1927, A CROM350 Declaraciones de la Confederación de Comunicaciones y Transportes, 2 de abril de 1927351 El Universal, 7 de abril de 1927 a CROM352 Declaraciones de Ricardo Treviño, El Universal, 7 de abril de 1927 A CROM

haciendo para la unificación de la clase trabajadora. Se refirió a la reunión de Bruselas en donde, según él, se había avanzado mucho en la lucha contra el imperialismo capitalista y que en Berlín se había efectuado un mitin de apoyo en el que habían participado Ramón P. Denegri, embajador, y el economista Alfonso Goldschmidt. Después invitó a la CROM para que enviara a un delegado al Congreso de Bruselas.385 Después, Mella se entrevistó con Martínez para reexaminar este asunto e intervino Aarón Sáenz en el nombramiento de ese delegado, que fue por cierto el propio Martínez, enviándole una carta 353 Comunicado de la Confederación de Comunicaciones y Transportes, el 8 de abril de 1927 A CROM354 Carta de Eladio Quintero a Plutarco Elías Calles, 8 de abril de 1927, AGN OC, 407-M-38355 Oficio de C. E. Pani a la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras. 2 de julio de 1927, AGN OC 407-m-38356 Carta de Guillermo Rodríguez y otros a Plutarco Elías Calles, el 17 de junio de 1927.AGN OC 407-m –38357 Memorandum de Elías Barrios, 21 de noviembre de 1927, AGN OC 4077-M-38358 Carta del Sindicato de Oficios Varios a Plutarco Elías Calles, el 14 de enero de 1927, AGNOC407. m- 38359 Memorandum de la Confederación de Sociedades Ferrocarrileras.360 El Universal, 31 de marzo de 1927361 Carta del secretario general de la Federación de Sindicatos de Obreros y Comunidades Agrarias del estado de Morelos al Comité Central de la CROM, 10 de diciembre de 1928, A CROM362 Carta de Juan B. Fonseca al secretario general de la Federación Sindicatos Obreros y Comunidades Agrarias, 8 de septiembre de 1928, A CROM363 Oficio de Luciano López a Comité Central, 13 de septiembre de 1925 A CROM364 Oficio del sindicato de San Luis Apizaquito al Comité Central, 20 de junio de 1926 A CROM365 Oficio de Jesús Morales al Comité Central, 4 de agosto de 1928 A CROM366 Oficio de José Rubio al Comité Central, 3 de abril de 1929 A CROM367 Carta de Reinaldo Cervantes Torres a Jesús Morales, 15 de agosto de 1923 A CROM

al propio Morones para que así lo hiciera.386 Por su parte, la Liga Contra la Opresión Colonial transmitió un telegrama a Calles en el cual apoyó la lucha que su gobierno tenía entablada contra la iglesia y la reacción, sostenedores del capitalismo. El telegrama estaba rubricado por Henry Barbusse.387 Calles dijo que “mi gobierno está preparado para continuar su labor contra los fanáticos y los que infringen las leyes con la energía habitual, no únicamente por el pueblo mexicano sino también para contribuir al engrandecimiento y definitiva liberación de todas las naciones.” 388

368 Carta de Reinaldo Cervantes Torres a la Cámara del Trabajo de Jalapa, 9 de abril de 1929 A CROM369 Carta de Román Alarcón al Comité Central de la CROM, 2 de octubre de 1929 A CROM370 Carta de Graciano Bravo al Comité Central de la CROM, 18 de enero de 1925 A CROM371 Telegrama de Luis Carrión al Comité Central de la CROM, 6 de septiembre de 1925 A CROM372 Telegrama de Heriberto Jara a Salvador Álvarez, 8 de septiembre de 1925 A CROM373 Carta del sindicato de Panaderos a Manuel Sánchez Martínez, de diciembre de 1926374 Carta de la Cámara del Trabajo a Vicente Lombardo Toledano, 11 de septiembre de 1928 A CROM375 Carta del sindicato de Panaderos a Emilio Portes Gil, a 12 de septiembre de 1929 A CROM376 Carta de Gabriel Bravo al Comité Central 29 de mayo de 1930 A CROM377 Carta de Lorenzo Ramos a la Cámara del Trabajo, 31 de agosto de 1930 A CROM378 Telegrama de Ricardo Bretón al Comité Central, 11 de octubre de 1931 A CROM379 Carta de Ricardo Bretón a Eucario León, 13 de octubre de 1932 A CROM380 Manifiesto del sindicato de Panaderos, de octubre de 1932 A CROM381 Carta de Ángel Díaz a la Federación Estatal de Panaderos, 26 de diciembre de 1926 A CROM382 Resolución de la III Convención Estatal de Panaderos, febrero de 1927 A CROM

Un delegado de la CROM asistió al Congreso Antiimperialista de Bruselas por lo que Mella consideró que ello había constituido un significativo progreso en el acercamiento con la central obrera. Denegri, quien se había desempeñado como embajador de los Estados Unidos, había ayudado a los dirigentes de la CROM a organizar y fortalecer sus relaciones con la AFL y otras agrupaciones socialistas, en tanto Alfonso Goldschmidt, quien había estado en nuestro país impartiendo los primeros cursos que se dieron de economía política marxista, había militado en el PCM y publicado artículos en El Machete y otros medios, ligado a José Vasconcelos, aunque discrepante de sus puntos de vista, ayudó a Celestino Gasca a cumplir con una misión que le encomendó Calles para adquirir equipos y maquinaria fabricantes de armas. Estos elementos permiten concluir que la integración de la Liga Antiimperialista era heterogénea pues incluía no sólo a los comunistas, que eran la fuerza dominante, pero también liberales, demócratas y pacifistas, amigos de la Unión Soviética que trabajaban en el gobierno de México. Sólo en esas condiciones se puede entender una entrevista entre Mella y Eulalio Martínez, la cual no mejoró las relaciones con el líder cubano, no obstante que Morones el día 22 de diciembre de 1925 había dirigido un telegrama al presidente de Cuba pidiendo la liberación de Mella “por quien tan sinceramente nos interesamos”.

Mella, en el mes de julio, formuló algunas observaciones a La Libertad Sindical en México, de Vicente Lombardo Toledano. Dijo: “no vamos a hacer una crítica detallada del libro, que en general tiene profusión de datos sobre el movimiento obrero, a pesar del espíritu sectario con que lo fabricó el autor que todo lo ve con lentes amarillos. Nos limitaremos a no pasar por alto las calumnias e inexactitudes que levanta contra el 383 Treviño, Ricardo, La Acción Mexicana frente a la situación actual, Conferencia sustentada el 13 de febrero de 1927, Talleres Linotipográficos La Lucha, 1927, 53 p384 Ibidem, p. 41385 Mella, Julio Antonio, Carta a Eulalio Martínez, 5 de enero de 1927386 Sáenz Aarón, Carta a Luis N Morones, el 12 de enero de 1927387 Telegrama de Henry Barbusse a Plutarco Elías Calles, el 6 de febrero de 1927388 Telegrama de Plutarco Elías Calles a Henry Barbusse, el 8 de febrero de 1927

movimiento de izquierda y verdaderamente revolucionario del país. “Las “calumnias e inexactitudes" fueron las siguientes: la organización ferrocarrilera en donde tenían una cierta influencia los comunistas, estaba en pie de lucha y no debilitada. La Internacional Campesina no es rusa, tampoco su presidente es ruso y tiene afiliados en muchos países del mundo. La Liga de Comunidades Agrarias del estado de Veracruz interviene en política ya que el marxismo no es apolítico. “Esa masa campesina es simpatizante del comunismo. Serán los campesinos revolucionarios los que destruirán otra vez a la reacción feudal y al imperialismo extranjero. Usted (Lombardo) es un hombre estudioso y cuando tengamos en México un gobierno obrero y campesino lo pondremos a estudiar gratuitamente el marxismo. Entonces escribirá a favor de nosotros, porque seremos fuertes. Así son casi todos los intelectuales.”389

Estas observaciones de Mella eran justas en términos generales ya que después de la huelga ferrocarrilera había salido fortalecida la Confederación de Transportes, dirigida por los comunistas, pero no se pudo avanzar hacia la unidad de los trabajadores de ese gremio. La Internacional Campesina, al igual que la Internacional Sindical Roja, dependían políticamente de las orientaciones y resoluciones que aprobaban los congresos de la Internacional Comunista y en un plano más bajo estaba dirigida por militantes de las secciones nacionales, o sea, por los partidos comunistas. En el caso de la Internacional Campesina, Úrsulo Galván, era uno de sus vicepresidentes, había asistido a uno de sus congresos efectuado en Moscú, en su calidad de secretario general de la Liga de Comunidades Agrarias y de militante del PCM. Desde luego, esa Liga participaba activamente en la política estatal de Veracruz, apoyada por el gobernador Tejeda y tenían sus representantes cargos públicos, como diputaciones locales, presidentes municipales, regidores, que se convirtieron en un factor real de poder.

Según Lombardo “la Unión Panamericana fue creada esencialmente con fines de intercambio comercial, para provecho preferentemente de los Estados Unidos, que necesitan de los demás pueblos del Continente desempeñar el doble papel de consumidores de sus productos manufacturados y de productores de materias primas que aquellos no poseen en su territorio. Sin embargo, ese programa restringido se ha ido modificando para dar cabida a otros problemas de carácter jurídico y moral y que siguen siendo hasta hoy simples aspiraciones de donde han surgido las bases para una legislación común de los pueblos

americanos, en el orden de las relaciones internacionales y en el de las relaciones jurídicas entre los ciudadanos, para la protección también de la cultura y de las necesidades de la sanidad pública”. Determinó que el problema era que la mayoría de los jefes de estado de América Latina eran hombres al servicio del imperialismo yanqui. Precisó “que el movimiento obrero en el continente americano no acepta la doctrina Monroe, tal como la interpreta el imperialismo, ni a la Unión Panamericana como vehículo de conquista del propio imperialismo sino que para combatirlo precisamente se organizó la Confederación Obrera Panamericana que tiene que aprovechar los momentos propicios, aún en el seno mismo de las asociaciones permanentes y de las reuniones accidentales del capitalismo organizado, para hacer ver su punto de vista y para procurar que el imperialismo reconozca públicamente, ciertas limitaciones, aceptando que hay intereses que debe respetar.” Dijo que en la Conferencia de La Habana se había logrado incluir en la agenda de la Unión Panamericana el tema del mejoramiento material de los trabajadores, sus niveles de vida, así como los de los mismos países. 390

Morones391 declaró en Washington que aunque había “algunos individuos comunistas”en México no formaban un grupo importante y que éste no estaba reconocido por la CROM. “El movimiento obrero mexicano es un esfuerzo tendiente para crear una política reconstructiva en pro del mejoramiento del trabajador mexicano, de acuerdo con las leyes de nuestro país y en cooperación con el gobierno actual de México”. Hizo notar que había un adelanto en lo concerniente a los niveles de vida de los obreros pues en la actualidad el salario de los trabajadores industriales era de 1.25 pesos al día, mientras que los campesinos percibían de 50 a 75 centavos, más un pago adicional como gratificación. Al preguntarle un periodista si había un pacto entre él y el presidente Calles para establecer un gobierno comunista Morones afirmó que “tales cuentos son sencillamente ridículos”.

Para los dirigentes de la CROM las noticias publicadas en la prensa norteamericana sobre las actividades y la importancia que tenía el movimiento comunista, eran, evidentemente, exageradas, precisando que en realidad se trataba de un reducido grupo de personas, cuya influencia social y política no era digna de tomarse en cuenta y al no serlo no era preocupante ni implicaba ninguna amenaza para la seguridad de los Estados Unidos y de los países de América Central hacia donde, se decía, se extendía la presencia bolchevique, apoyada

por el gobierno de Calles. Estos esfuerzos por minimizar o por colocar en su justa dimensión la fuerza social y política de los comunistas eran avalados e impulsados por la Oficina de Prensa de la AFL que consideraba que siendo la CROM la central obrera mayoritaria y teniendo una actitud de oposición a los comunistas, no existía ningún riesgo sobre los alcances de las actividades que desarrollaba esa minoría política.

El Partido Comunista condenó el levantamiento de los generales Serrano y Gómez. Dijo que se trataba de un movimiento reaccionario, “Los militares rebeldes están en estrecho maridaje con los partidos clericales que han ensangrentado varias regiones de nuestro país y que tienen como programa la vuelta al poder de la clase latifundista y el establecimiento de los fueros eclesiásticos. Unos y otros cuentan con la ayuda del imperialismo yanqui y especialmente de los petroleros. Pero la base orgánica del movimiento rebelde son los elementos desertores del ejército federal, soldadones que siempre se distinguieron por su odio a la masa trabajadora, asesinos engalanados de agraristas y de obreros”. Hizo un llamado el partido para no dejarles ningún apoyo a los alzados y que por el contrario se realizaran acciones de sabotaje en aquellas ciudades que llegaran a controlar y que se debía cooperar con el gobierno federal. A los líderes del Partido Laborista les hizo notar que si bien habían apoyado la candidatura de Obregón durante la VI Convención, mantenían, no obstante, una actitud titubeante. Finalmente, consideró que los trabajadores debían presentar un frente unido al movimiento reaccionario en curso. 392

La actitud asumida por el PCM ante la CROM y de una manera particular del Partido Laborista frente al levantamiento de los generales Serrano y Gómez, fue coincidente. Partían de la misma caracterización acerca de ese movimiento conservador y reaccionario, pero en efecto la posición del Partido Laborista fue vacilante ya que como sabemos fue el último agrupamiento que respaldó oficialmente los afanes reeleccionistas del divisionario sonorense. Este hecho, profundamente perjudicial para la CROM en su conjunto, fue debido a las ambiciones políticas desbordadas de Morones, al fracaso de las negociaciones con Obregón, que hicieron que el Partido Laborista llegara demasiado tarde a la campaña electoral, cuando ya se había integrado un poderoso núcleo obregonista. Morones deseaba obtener de Obregón una serie de posiciones políticas, tratando de repetir las experiencias de 1922 y de 1924 pero Obregón ya había conformado un amplio espectro de fuerzas políticas y sociales, entre ellas el Partido

Nacional Agrarista y no aceptó como aliado a Morones. Cuando finalmente se otorgó el apoyo al destacado militar, la Convención del Partido Laborista lo condicionó a la concertación de una serie de acuerdos que en caso de no lograrse, se cancelaría la resolución inicial, lo cual causó también una gran molestia en Obregón, quien veía ya con una gran desconfianza a Morones. Podemos concluir, entonces, que se encadenaron una serie de errores políticos que crearon un clima de total hostilidad nacional contra la CROM y el Partido Laborista.

Por los documentos que Morones tenía, provenientes de la embajada de los Estados Unidos, se puede pensar también que el general Gómez estaba recibiendo apoyo económico y político de algunos hacendados, de las compañías petroleras y que el general Serrano estaba dispuesto a rectificar la política general que había impulsado Calles, hacia posiciones netamente contrarrevolucionarias.

Debilidades y vacilaciones en la aplicación de la línea del frente único

Este es un texto del PCM, aprobado en el V Congreso sobre la línea que debía seguir el Partido en el movimiento sindical:

LA CROM, LA CGT Y EL FRENTE ÚNICO.

“El manifiesto de nuestro V Congreso y la agitación de todas las Locales del Partido por la formación del “Frente Único”, han desatado una serie de ataques no solamente por parte de la CROM, sino también por parte de la CGT. El Comité Central de la CROM, en circulares enviadas a todos sus Sindicatos y uniones, ordenó la expulsión inmediata de los comunistas prohibiendo al mismo tiempo la admisión de cualquier elemento afiliado a nuestro Partido, o simplemente simpatizantes de las ideas comunistas. El Comité de la C.G.T., por su parte, fiel a su táctica sectaria, no ve en la cuestión del Frente Único más que un “compadrazgo entre comunistas y laboristas”, tachándonos de “Traidores”, “vendidos a Moscú” y otras lindezas. 393

“Pensamos que no es este el momento de entablar una polémica sobre la historia de la CGT ni sobre el papel que desempeña la CROM, en la lucha del proletariado mexicano contra la explotación capitalista. Pero

queremos que las masas obreras y campesinas del país se den perfecta cuenta de la situación y de las consecuencias que para el futuro traerá el seguir tal o cual política, tal o cual táctica en la guerra de clases.”

“En nuestro manifiesto planteamos la cuestión del Frente Único desde el punto de vista del interés inmediato de la clase obrera, decíamos con toda claridad que no se trata de ningún modo, de la fusión de las organizaciones existentes en una sola, ni del sometimiento a ninguna de ellas o al programa de otra, y precisábamos que el Frente Único sólo representa, el esfuerzo de todas las organizaciones obreras y campesinas, para resolver una serie de problemas inmediatos que interesan por igual a todas las fracciones del proletariado organizado.”

“La lucha contra la reacción clerical y latifundista, la defensa contra los ataques del imperialismo, la reglamentación del artículo 123 de la Constitución y la entrega inmediata de la tierra a los campesinos, el problema educacional y el mejoramiento general de las condiciones de vida de las masas trabajadoras (íntimamente ligado a la cuestión del inquilinato en todos estos puntos y en muchos más, es posible encontrar una plataforma común que permita la concentración de las fuerzas proletarias contra la explotación capitalista y contra el peligro de la reacción.”

“Conocemos perfectamente la hostilidad que para las ideas comunistas existe entre los directores de la CROM y la CGT, y no esperamos de ellos palabras de aliento ni frases de cordialidad para nuestro Partido. Por eso nos extraña sobremanera que ni la CROM ni la CGT hayan tomado una sola palabra para manifestar su opinión sobre la cuestión fundamental de nuestro manifiesto, el Frente Único, La cuestión del Frente Único no es un asunto del Partido Comunista, sino que es un problema de importancia inmediata para todos los componentes del movimiento obrero. Hemos creído siempre –y seguiremos creyéndolo- que los directores de la lucha revolucionaria son responsables ante sus organizaciones y que - por tanto su política no debe ser, una cuestión personal, sino una cuestión colectiva que atañe a todos y cada uno de los trabajadores organizados. Callar su posición y callar su criterio ante tal cuestión del Frente Único que no es un asunto de intereses para que sólo aumenté tal o cual personalidad o grupo, sino para toda la clase trabajadora, es eludir responsabilidades u ocultar adrede la verdad sobre la situación actual y la lucha proletaria”.

“Sin embargo, estamos seguros de que los ataques de “EL SOL “ contra la Rusia Soviética y contra la labor revolucionaria de los comunistas en diferentes países del mundo, no expresan el verdadero sentimiento de las masas organizadas en las filas de la CROM; y estamos convencidos también de que los trabajadores que integran la C.G.T, nunca han sido ni serán enemigos de la Rusia proletaria, ni de los miles y miles de camaradas comunistas que en las cárceles de la Italia fascista, de la España de Primo de Rivera, de Bulgaria, Polonia y demás países lacayos del imperialismo, frente a la agonía sangrienta de la opresión capitalista. Creemos que el proletariado mexicano, ante todo y por encima de todas las diferencias existentes entre los grupos de dirigentes de el movimiento obrero y campesino, quiere luchar contra la explotación capitalista contra el imperialismo yanqui; quiere luchar por mejorar las condiciones de su vida miserable, por aumentar su mezquino salario y conseguir cierto grado de alegría y felicidad para sí y para sus familiares. Consideramos que en el momento actual, cuando el imperialismo no sólo prepara la guerra contra la Revolución China y contra la Rusia de los Soviets, sino que aplasta al mismo tiempo con sus garras ávidas a las repúblicas de Centro América, para dominar después a México y a los demás países de la América Latina, el proletariado mexicano, como el de todo el mundo clamará por el Frente Único, por la lucha común, contra el enemigo común”.

“Queremos, pues, analizar la cuestión del Frente Único; queremos “que en las organizaciones obreras y campesinas se discuta este problema, todos sus aspectos y todas las posibilidades que existen para realizar el Frente Único. Y queremos, además, que la prensa obrera deje de ser propiedad exclusiva de un grupo de dirigentes que han sido llevados por sus organizaciones a ocupar puestos públicos, no para acabar con la prensa proletaria, sino para protegerla”

“Los dirigentes de la CROM no sólo prohíben la estancia de los comunistas en sus sindicatos, sino que prohíben e impiden por todos los medios la venta de nuestra prensa, la venta de EL MACHETE, en todas las organizaciones como en las calles de esta capital. A los papeleros que gustosos aceptan vender nuestro periódico, se les amenaza con quitarles el trabajo si les ven EL MACHETE.” Insistimos en que tanto la situación interna del país como la situación internacional, exigen medidas de excepción adecuadas para la defensa de los intereses del proletariado.”

“Unir el esfuerzo revolucionario de las masas obreras y campesinas del país en torno de un programa concreto de defensa contra la reacción y el capital americano, y en pro de reivindicaciones inmediatas que garanticen el cumplimiento de la Constitución del 17: tal es el propósito del Frente Único.”

E. MARTÍN.

El texto reflejaba las diferencias de táctica que había en el seno del PCM respecto de sus relaciones con la CROM al constatar que no todos los dirigentes de ese partido eran partidarios de la línea de Siqueiros de enfrentamiento sistemático en contra de la central obrera. Por un lado, los cromistas demandaban la expulsión de los comunistas de los sindicatos y la cancelación del reparto de El Machete en ellos y por el otro los líderes terceristas o sectarios del PCM trataban de someter a los sindicatos bajo su control, lo que era, en ambos casos, una negación de la línea del frente único, como lo hizo notar Martín, que reflejaba los puntos de vista de Carrillo y de Stirner que se opusieron a la creación de una organización sindical “químicamente revolucionaria”por muy pequeña que fuera desde el punto de vista numérico y reducida su influencia social y política. Martín llamó a los comunistas a luchar en torno a un programa de reivindicaciones concretas y no en torno a posiciones de poder y en su texto se refleja una posición más realista y objetiva de la composición social de la CROM pues las inquietudes y los planteamientos de la base sindical no siempre eran reflejadas por los dirigentes regionales o nacionales que comenzaron a desarrollar un cada vez más poderosos aparato burocrático de intermediación, sobre todo en los estados de Veracruz y Puebla. Hizo notar que la aplicación de la línea del frente único no estaba al capricho de los dirigentes en turno sino que era una línea probada como exitosa en la práctica, sobre todo en el seno del movimiento obrero europeo, en que muchos trabajadores estaban sometidos a la influencia de los reformistas y que por ello no tenía sentido formar pequeñas centrales obreras comunistas, sin ninguna presencia verdadera entre los asalariados de la ciudad y del campo.

En el año de 1927, el PCM consideró que el general Obregón representaba el ala derecha de la pequeña burguesía, pero que aspiraba a la reconstrucción nacional “sobre la base de una burguesía nacional fuerte e independiente de la influencia extranjera” y que aunque predicaba la colaboración entre el capital y el trabajo, iba ser

más consecuente y realista que el gobierno de Calles y pronosticaba que durante la administración obregonista dominaría la influencia del Partido Laborista”. Al entrar de lleno a las definiciones sobre la CROM y sus líderes se consideró que había abandonado por completo la lucha de clases y había sometido al proletariado a la férula de la clase capitalista y en cuanto a la AFL dijo que “era un instrumento servil del imperialismo yanqui”. Pero a pesar de todo, el PC reconoció que en el seno de la CROM existía una cantidad considerable de organizaciones obreras y que había que ganarlas para la influencia del partido. “El partido rechazó la idea de sacar a los sindicatos de la CROM, es un deber de cada comunista, de cada obrero revolucionario, hacer todo lo posible para trabajar dentro de las filas de la CROM y estar en constante contacto con las masas para sustraerlas a la influencia reformista y de los engaños y traiciones de sus dirigentes.” Exhortó a todas las organizaciones y compañeros de la CROM que estén en desacuerdo con la política de sus líderes a que se queden dentro de la CROM, haciendo un trabajo de depuración revolucionaria, imponiendo dirigentes honrados y encauzando la organización por un sendero revolucionario”. El partido recordó que desde el II Congreso Nacional, efectuado en 1923, se estaba aplicando la línea del frente único, es decir, el trabajo unificado con todas las organizaciones obreras, incluida la CROM y que esa era la línea que deberá seguirse en cada pueblo, ciudad, centro industrial, ciudad, avanzar en la unificación de la mayoría de las organizaciones de la república, luchar dentro de la CROM. 394

La política del PCM frente a la CROM no siguió un camino rectilíneo o unificado, homogéneo, sino que cambiando y adecuándose en función de circunstancias concretas y específicas, reflejo, además, en gran medida aunque no totalmente, de las resoluciones que aprobaban los congresos y las reuniones del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista y de la Internacional Sindical Roja. Hasta el año de 1929, en que se celebró el V Congreso, en que se aprobó la lucha de clase contra clase, la línea del frente único como una conducta permanente, esencial, aunque con diferentes matices nacionales. Se decía, por ejemplo, que esa línea debía aplicarse sobre todo y primordialmente en la base de los sindicatos y no con las cúpulas dirigentes de los mismos, pero también se había asentado con anterioridad que debería observarse en todos los niveles. En una primera etapa, gran parte de los esfuerzos de la línea sindical preconizada por la Internacional Sindical Roja fue la de celebrar alianzas, concertar acuerdos e incluso llegar a la unificación con sindicatos, centrales, federaciones y organizaciones internacionales dirigidas por socialdemócratas y

reformistas. Fue la época en que se efectuaron las conversaciones con los dirigentes de la Internacional de Ámsterdam con el objeto de convocar a un congreso obrero mundial del cual surgiría una central obrera también mundial, pero representativa de todas las corrientes sindicales y políticas.

Pero las circunstancias de la guerra, sobre todo, la emergencia del fascismo dio al traste con ese intento de unificación que al fracasar para muchos grupos comunistas se transformó en una conducta de oposición sistemática al considerar a la socialdemocracia globalmente como fascismo. Este cambio se reflejó desde luego en casi todos los partidos comunistas y el de México no fue la excepción. La dirección que encabezaba Rafael Carrillo y que era defensora pertinaz de la política del frente único, fue sustituida por la tendencia sectaria y aislacionista de Siqueiros, Campa, Laborde y Mella.

Desde un principio, la ISR preconizó la táctica de que los comunistas trabajaran política e ideológicamente en el interior de los sindicatos dirigidos por reformistas y amarillos, con el objeto de llevar a los trabajadores las ideas revolucionarias, calculando que una vez que las conocieran y asimilaran se robustecería su conciencia de clase, se emanciparían de sus líderes colaboracionistas y podrían tener dirigentes clasistas. Esta táctica correspondió a la etapa en que la CROM conservaba en gran medida sus características de frente único, es decir, en ella participaban elementos comunistas y anarquistas, sin registrarse, todavía, el monolitismo de los años posteriores. Durante este periodo los comunistas formaron células de fábrica o de empresa, pero no pudieron avanzar hacia la conformación de fracciones, que representaban un nivel superior de organización, ni mucho menos, de tendencias, claramente consolidadas a nivel nacional. En las zonas densamente fabriles como Orizaba, Jalapa, Atlixco, Guadalajara, el Distrito Federal los comunistas estuvieron presentes y actuantes en el interior de los sindicatos y federaciones afiliadas a la CROM, realizando grandes sacrificios y esperando dificultades pues no podían actuar abiertamente por temor a represalias orquestadas por los dirigentes.

Se pensaba entonces que no todo estaba podrido dentro de la CROM, que una cosa eran sus líderes, sobre todo los nacionales, de una manera particular Morones, y por el otro las bases de la central obrera, pues mientras los primeros observaban una conducta de colaboración con los capitalistas y con el gobierno, las segundas luchaban por reivindicaciones económicas y sociales y que independientemente de las diferencias que se tenían con la dirección de la CROM esta debía y

podía formar parte de un frente unificado del proletariado. Pero una vez que las posiciones anticomunistas más cerriles se impusieron en el liderato de la CROM, sobre todo después del llamado incidente Kellog, la CROM dio un viraje hacia la derecha tratando de desmarcarse de los comunistas, pero por otra parte, en correspondencia, en el seno del PCM también se impuso el grupo más obtuso que deseaba no depurar a la CROM sino simplemente destruirla.

Este cambio también correspondió a las modificaciones que se tenía sobre las concepciones de los gobiernos nacionales pues por un lado los gobiernos de Obregón y de Calles fueron considerados como de la pequeña burguesía progresista, según la concepción de los comunistas y por lo tanto susceptibles de la realización de algunos aspectos positivos y de posible alianzas, se impuso la concepción de que el gobierno de Portes Gil y sus sucesores eran gobiernos totalmente entregados al imperialismo y de connotación fascista, considerando, además, periclitada a la Revolución Mexicana.

En el contexto de los antecedentes de la CSUM, Velasco recordó la V Conferencia de abril de 1928 en la cual se había desechado la idea de constituir una tercera central sindical. Por el contrario, se decidió “trabajar dentro de la CROM por medio de nuestra organización fraccional, para la consolidación de un ala izquierda aliada al movimiento minoritario de las agrupaciones autónomas regionales y nacionales y pugnar por la democracia sindical, por la libertad de prensa y de credo político para los miembros de las organizaciones y en contra de la burocracia sindical en base a camarillas”. El pleno del CC del PCM del mes de septiembre acordó luchar por la unidad de todas las agrupaciones sindicales. Se concluyó que “dentro de la CROM existen sindicatos sanos, constituidos por el proletariado industrial, a los cuales se les debe prestar apoyo incondicional. Pero también existen sindicatos constituidos premeditadamente para servir a los rompe-huelgas”.En el mes de noviembre, El Machete exhortó a los miembros de la CROM, a luchar en su seno, contra sus dirigentes, no a salirse de la organización. Durante la convención obrera patronal, que discutió el proyecto de Ley Federal del Trabajo asistió a ella el propio Velasco, a nombre de la Cámara del Trabajo de la región de Jalapa, adherida a la CROM. 395

Es importante el resolutivo de la Conferencia de Abril pues en ella fueron derrotados los llamados terceristas, entre ellos, Siqueiros, Lafarga, Campa, Mella, al reafirmarse la validez de la línea del frente

único. Ello ocurrió en un momento en que ya muchos comunistas habían sido excluidos de los sindicatos cromistas pero aún quedaban peleando otros, como Velasco, en el seno de la federación jalapeña y del sindicato de Panaderos y en otras agrupaciones sin que hasta el momento, fueran objeto de sanción alguna, como después si lo fueron. Por los informes del Comité Central del PCM se puede concluir que actuaban en algunas regiones industriales algunos comunistas, por ejemplo, en Monterrey y que el propósito de Velasco y otros afines era el de coordinar mejor el trabajo sindical hasta formar un ala izquierda de la CROM, pero el acuerdo (forzado) de crear la CSUM interrumpió ese proceso.

Se exhortaba a los trabajadores a que continuaran dentro de la CROM, a que siguieran pugnando por sus reivindicaciones económicas y sociales, aprovechando el clima de tolerancia que todavía continuaba imperando. Por ejemplo, la Confederación Sindicalista del estado de Puebla se ufanaba ante el Comité Central de que en sus filas había obreros de diferentes partidos políticos, a los cuales no se les perseguía, no se les hostilizaba, siempre y cuando no llevaran las cuestiones político electorales al seno de los sindicatos. El hecho de que se prohibieran hablar de estos temas en las agrupaciones gremiales, si bien era un resabio del anarquismo, resultó al final benéfico pues se evitó que las discrepancias de esa naturaleza se trasladaran a los sindicatos en su perjuicio, manteniéndose al margen la actuación en partidos como el del Trabajo Veracruzano y el Ferrocarrilero.

Al informar de los trabajos del Comité de Defensa Proletaria dijo que con la participación de Barrios (Elías) Galván (Úrsulo) y J. Guadalupe, Orestes dijo que muchos sindicatos afiliados a la CROM sí deseaban afiliarse a ese organismo “pero que desde luego, la burocracia de esa organización no se los permitía”.396 En esas condiciones el citado Comité dirigió una comunicación oficial a la CROM en la que se le invitaba a conformar un Pacto de Solidaridad. 397 Después Siqueiros hizo notar que muchas organizaciones de la CROM la estaban abandonando, provocando una desintegración de la misma por lo que propuso que se adelantara la fecha de la asamblea nacional de unificación obrera y para financiar esa reunión solicitó 5 mil dólares. En la realización de esos trabajos se destacaron Victorio Vidali (Orestes)398, Sandalio Junco, Alejandro Barreiro, de la Federación Nacional Obrera de Cuba. Orestes editó un instructivo sobre la

penetración comunista en los sindicatos a efecto de ganar influencia entre ellos. En este documento postuló la necesidad de crear comités de industria, de fábrica y de taller. 399

En realidad, los llamados que hizo el Comité de Defensa Proletaria a la CROM para que participara en un proceso unitario sólo tuvieron algunas respuestas aisladas, como se desprende, por ejemplo, de algunas reuniones del Consejo Nacional y de las convenciones de algunas federaciones regionales y nacionales, pero no al nivel que Orestes lo señala. El hecho de que el Comité Central rechazara enérgicamente involucrarse en un proceso de esa naturaleza en el que también actuaban los comunistas, demostró la gran disciplina y unidad alcanzada en la CROM. Una mayor deserción de sindicatos se produjo después del mes de julio, mes del asesinato de Obregón y este fenómeno esta presente en 1929 y en los años siguientes pero no para incorporarse a la CSUM o a los llamados sindicatos autónomos sino a la Cámara del Trabajo de Pérez Medina y a la corriente lombardista que crearía después la CROM Depurada.

Los cálculos que hizo Siqueiros, y que presentó a la dirección de la ISR con el objeto de recabar su apoyo en el sentido de que se desintegraría la CROM en beneficio de la corriente comunista, resultaron erróneos; sino antes bien esas transferencias fueron hacia la corriente de Lombardo que ya se había fortalecido en el año de 1930. A partir del año de 1929 la lucha de los dirigentes cromistas no fue principalmente en contra de los comunistas sino contra el grupo de Alfredo Pérez Medina, en el Distrito Federal que trataba de sustraer sindicatos para conformar una nueva central sindical y para otorgarle base social al Partido Nacional Revolucionario. En el campo de los adversarios y en segundo término estaba el Partido Nacional Agrarista, que pretendía atraer a sus filas a las ligas de comunidades agrarias, a los sindicatos campesinos y a las uniones campesinas ejidales que tenía la CROM y que en algunas entidades eran muy numerosas y en tercer término estaba la CSUM que Morones consideraba, sin fundamento alguno, estaba recibiendo el apoyo de Portes Gil.

Según reportó A. Peña, los grupos rojos buscaban dividir a los obreros de la fábrica Río Blanco que la mayoría de los trabajadores habían tomado medidas enérgicas en contra de ellos. 400 En otro telegrama Pedro Nájera afirmó que el grupo comunista estaba provocando choques sangrientos contra la mayoría de los trabajadores que pertenecían a la CROM y que los obreros de Nogales, Santa Rosa y

Mirafuentes estaban reunidos para protestar contra esos atentados.401

Ello produjo una respuesta de Moneda en el sentido de que el Comité Central estaba dispuesto a defender “a nuestras instituciones contra individuos que son movidos por elementos políticos, deseando acabar con esos falsos elementos comunistas que no son más que políticos disfrazados de tintes proletarios”. 402 En otro telegrama señaló que gestionaría la participación de las fuerzas federales para evitar enfrentamientos y que el Comité Central enviaría de inmediato varios delegados a esa zona. 403

El día 21 Nájera informó que la situación estaba en calma pues los trabajadores habían regresado a sus labores y que ya no era necesario enviar delegados. 404 Eulalio Martínez informó que con motivo del 2° aniversario de la muerte de Lenin, los rojos o comunistas habían intentado realizar un festival el cual fue prohibido por la Cámara del Trabajo; que Aguilar, un rojo, había entrado armado al interior de la fábrica (de Río Blanco) quien había sido expulsado del lugar pero que no había recibido sanción alguna “o que lo hizo creer por lo que más de 60 comunistas hicieron un paro de actividades, se reunieron de nuevo en el Teatro Río Blanco y después llegaron los trabajadores de Santa Rosa, Nogales y Mirafuentes “quienes les dieron su merecido a los malos elementos, siendo dispersados, tomando el acuerdo de quitarle su trabajo” 405 Se esperaban nuevos acontecimientos “porque en varias fábricas hay elementos rojos contra los cuales se va a ejercer acción directa para que no trastornen la marcha de la organización. Río Blanco dio la muestra”, concluyó el cromista, En tanto, el Local Comunista del PCM, encabezado por Miguel Hernández publicó un volante en el que dijo que “ rechazamos enérgicamente la villana calumnia, de presentársenos como enemigos de la CROM y declaramos que nosotros, los comunistas somos los más activos miembros de la CROM, siempre la hemos defendido bajo el punto de vista de la unidad obrera y del frente único obrero y campesino contra el poder de la burguesía, sin que esto quiera decir que renunciamos a desenmascarar a los malos líderes que engañan a las masas”. 406

El sindicato de obreros y similares de Río Blanco rindió un informe acerca de las actividades de los llamados comunistas que ya “habían conquistado” a Alberto Aguilar, Carlos Meneses, Rafael Constantino, Roberto Constantino, Florentino Cortés, Daniel Limas, Aniceto Arroyo, Cristóbal García, Margarito Campos, Antonio Mendoza, Felipe Medina, Ángel Andrade, Ernesto Carrera, Miguel Marañon, Abraham Mendoza, Miguel García “quienes actuaban secretamente entre los sindicatos. Ellos intentaron hace un mitin pero la mayoría de los trabajadores se lo

habían impedido y que la respuesta había sido contundente de los amantes de los principios de la COM pues se acordó unánimemente destituirlos y alejarlos de este distrito. 407

Después Gonzalo González informó que se había instituido un Jurado, integrado por un delegado de cada uno de los sindicatos y que había un “foco rojísimo” en el frente inquilinario. Agustín García, miembro de es jurado dijo que también se estaba abordando el caso de los “divisionistas de Cerritos y de Cocolapan”. Mientras, los presidentes municipales de la zona habían acordado dar empleo a los obreros destituidos, el gobernador Jara dijo a Moneda “que había tomado medidas para evitar dificultades intergremiales”. 408 Abandonó González la región de Orizaba y Martínez le pidió a Moneda que enviara delegados competentes para resolver este problema “en donde el principal factor es el gobierno del estado para desorganizar a las agrupaciones miembros de la CROM”. 409

La situación era crítica, pues según González en una asamblea en la que se pretendía nombrar a Gutiérrez como representante de Cerritos, un trabajador lo había criticado abiertamente, así como al Comité Central.410 Los orizabeños pidieron la presencia de Juan Lozano “viejo conocido en la región” pero Moneda les informó no era posible pues se desempeñaba como secretario general de la Federación Coahuilense del Trabajo y estaba muy ocupado en la región carbonífera. Martínez afirmó que la Cámara del Trabajo había convocado a una Convención local en donde se esperaba discutir con los rojos “para convencerlos de que estaban en un error al censurar los sistemas de lucha que tenemos implantados. Pero no creo justo que el Comité Central nos deje completamente solos con la larga encima, espero que venga otro delegado a ayudarnos”.

Refirió una discusión que tuvieron él y Alberto Méndez con los rojos. Les dijo a manera de lustración que “habían sido hijos de Berlanga, quien quería ser presidente de la república y también hijos de verdaderos capitalistas que radicaban en los Estados Unidos”. Después añadió que las autoridades municipales estaban apoyando a los comunistas. Pero no todos los cromistas estaban en contra de los rojos pues el presidente de la Federación de Córdoba, Arturo Díaz pidió que cesaran los atropellos en contra de ellos “ya que separarlos de sus trabajos tendría graves perjuicios para sus familias”. Al egresar a trabajar, por mediación del general Jara, los rojos comunistas, los obreros cromistas, en señal de protesta abandonaron transitoriamente sus labores. Se pidió que no intervinieran los militares en asuntos

sociales pues “ello ocasionaría choques sangrientos”. En ese sentido resolvió Calles afirmando que las fuerzas castrenses “sólo se limitarían a impedir que el orden público fuera alterado”.

Por ejemplo, Leonardo Flores fue designado delegado especial para la región de Atlixco con el objeto de organizar a los empleados de las empresas textiles. Desde luego hubo un debate interno pues los empleados actuaban en forma independiente, pero después se acordó que deberían formar parte de la Cámara del Trabajo.411 El Jefe del Departamento del Trabajo había coincidido en que los empleados se organizaran en forma separada, aunque pertenecieran a la misma Federación o Confederación, al grado de que el gobierno del estado afirmó que no reconocería ninguna sindicalización que fuera coaccionada.412 Los patrones se oponían a ese tipo de organización aduciendo que los empleados realizaban tareas diferentes a las de los obreros, que ello implicaría destruir el principio de autoridad, se debilitaría la disciplina, desaparecería totalmente la vigilancia, el sindicato invadiría la esfera de competencia de los altos funcionarios de las empresas y ello ocasionaría problemas entre los subalternos y directores, en virtud de que se “extenderían las tendencias comunistas fatalmente infiltrándose entre los empleados”.413

En agosto se organizó la Federación de Uniones Obreras de Tijuana y después la de Mexicali, suscribiendo entre ellas un pacto de solidaridad.414 En estas agrupaciones se destacaban los filarmónicos. En el mes de enero, Evaristo Contreras, inició la formación de los sindicatos obreros de la región de Irapuato y en ese mismo mes se fusionaron las agrupaciones de los ingenios de San Miguel y de Santa Fe, en la región de Tlacotalpan, Veracruz y en mayo se produjo la unificación de los pequeños fabricantes de pan “en contra de la competencia ruinosa que hacían las grandes panaderías”.415 De una manera particular, el Comité Central dedicó la mayor importancia a la formación de los sindicatos de los ingenios azucareros, tratando de formar, primero, a la Unión General de Empleados y después a todos los trabajadores hasta constituir una agrupación de carácter nacional.416 Por su parte, José Cruz, organizó en la región de Tapachula los primeros sindicatos y en el mes de septiembre se constituyó la Federación de Sindicatos del Distrito de Tepeji, Querétaro.417

Todas las federaciones regionales que se formaron, a su vez se vinculaban con las federaciones estatales, como sucedió con la de Matamoros y de esa manera se amplió la base social de la Federación Coahuilense del trabajo. En agosto de se mismo año, Rutilo Valdés

procedió a organizar la Federación de Sindicatos Campesinos de la zona de Yurécuaro, Michoacán. 418 También en ese momento, Alberto Terrones Benítez, repartió propaganda entre los pueblos de la región del río Nazas para formar sindicatos agrícolas con vistas a crea una Confederación. 419 En el grupo estructurado por éste, participaban, entre otros, J. Guadalupe Rodríguez, comunista y Salvador y Salvador Navarro a quienes hizo notar que “en infinidad de casos los hacendados hostilizaban a los campesinos y van corrompiendo a las autoridades militares; en otros, nuestros respetivos compañeros cometen desórdenes y desean que se les ayude y toca a la organización definir estos puntos para que haya justicia a los compañeros cuando la tengan y castigo a los hacendados.” 420

En marzo, Miguel Ángel Velasco solicitó su traslado de Córdoba a Tehuacan con el objeto de ayudar al sindicato de esa región.421 En esta población los panaderos sostenían una enérgica acción de resistencia y condena contra los propietarios de tahonas quienes les explotaban en forma despiadada, no obstante que ya se había firmado un contracto colectivo de trabajo con ellos. Los patrones cerraron varios establecimientos, lo que dejó sin empleo a decenas de obreros.422 En tanto, durante la segunda Convención, los tahoneros acordaron tomar medidas en contra los elementos disolventes que actuaban en el seno de los sindicatos, especialmente a los simpatizantes del Partido Comunista. Después se denunció el asesinato de Horacio León, secretario de exterior de la Federación de Orizaba.

También se denunció el asesinato de Francisco Jiménez, de Córdoba cuyo sindicato decidió imponer un boicot a la casa Valerio. Sobre todo en esa localidad los trabajadores se quejaron de que no se respetaba el descanso dominical y que sólo estaban trabajando en pequeños turnos de tres o cuatro días a la semana. 423 Exigieron que había que suprimir determinado tipo de pan, que no tenía una gran demanda. Eran muchos los conflictos que se presentaban a la Federación de Panaderos por lo que demandaron la intervención de la Legislatura para ayudar a la solución de los problemas que confrontaban, así como al nombramiento de los inspectores del trabajo, los cuales debían resolver esos conflictos.424 Durante una sesión de la Federación de Panaderos, Velasco propuso que se firmara un contrato colectivo a nivel estatal, especificando el salario mínimo, la jornada de ocho horas. 425 Después se confirmó que Velasco estaba dedicado a organizar a los panaderos en la región de Tehuacan.

La constitución de Jurados, institución incorporada en los estatutos de la Confederación Sindicalista de Orizaba, fue la base para aplicar sanciones a los trabajadores que cometían distintas faltas, en los cuales se oían a los inculpados y se dictaban las penas correspondientes. Los Jurados estaban compuestos por trabajadores que tenían una conducta sindical intachable, desde el punto de vista laboral e inobjetable desde el punto de vista de su trayectoria sindical. Los comités directivos de los sindicatos presentaban las acusaciones correspondientes y aquellos podían disponer de defensores, los cuales alegaban a favor de ellos en las audiencias públicas que se organizaban para ese efecto. Esas audiencias podían durar varios días dependiendo del número de trabajadores involucrados y después se emitían las sanciones que en cada caso procedieran. En algunos casos, se les dictaba la absolución, tomando en cuenta los antecedentes de los trabajadores, en otros se les expulsaba del sindicato y también del empleo, cuando la falta era grave, siendo la mayor de ella, la conducta divisionista o la reiterada oposición a resoluciones que tomaban los órganos sindicales. Los afectados tenían el derecho de apelar ante el órgano superior, el Consejo Confederal, quien dictaba en última instancia la resolución correspondiente, que en la mayoría de los casos ratificada las sanciones acordadas por los Jurados. Si los involucrados, además, habían cometido un delito, como el de robo, agresiones con violencia o asesinato, además, de la sanción sindical, se presentaban a los acusados ante las autoridades jurisdiccionales correspondientes.

En el sindicato de Panaderos y en general en la Federación Nacional del ramo había varios militantes comunistas que repartían, por ejemplo, El Machete y otros publicaciones y folletos, que actuaban en sus filas y que si bien algunos de ellos fueron denunciados y hostilizados, siguieron influyendo en medio de grandes controversias sobre su conducta pues había cromistas que exigían su expulsión, mientras que otros toleraban su actuación. No se aceptaba que fueran expulsados, pues los comunistas eran, en términos generales, luchadores abnegados y disciplinados, que contaban con un evidente apoyo de masas y a que los sindicatos gozaban de un alto grado de autonomía, así como las Federaciones nacionales. Este fue, entre otros, el caso de Velasco quien desde un principio actuó en los sindicatos de tahoneros, coadyuvando a la lucha por la conquista de sus demandas económicas y sociales y después fue comisionado para organizar sindicatos en la región de Córdoba, perteneciendo al Comité Directivo de la Federación.

En el estado de Chihuahua, en junio, fue expulsado de la Unión de Sindicatos de Panaderos “Vicente Guerrero”, Cuauhtémoc Silva por afirmar que “los directores de la CROM eran unos vividores, que estaban realizando una labor sediciosa”.426 En la Liga Agrarista Jimenense fueron expulsados los miembros del Comité de Vigilancia por “adherirse a un candidato (no se precisó su nombre ni el puesto al que aspiraba) y por portar distintivos de tipo partidario”.427 En el sindicato de Oficios Varios de la ciudad de Chihuahua fueron excluidos Miguel Delgado y José Regalado por “afiliarse a un grupo agrarista jefaturado por Ángel Castellanos, enemigo de nuestra organización".428

De la Federación de Sindicatos del Norte fue sancionado Baudelio Pérez “por no secundar la actitud de la CROM en apoyo al presidente de la República durante el conflicto religioso”.429 En tanto, el resto de los dirigentes de esa federación sí habían respaldado al presidente y después en otro oficio de fecha 6 de diciembre se dijo que los expulsados por esa actitud disidente en realidad eran 17 trabajadores y no uno solo como se había afirmado con anterioridad.430 Del Sindicato de Empleados de Hoteles, Restaurantes y Cantinas fue excluido Eduardo Fentanes “por haber actuado en contubernio con los rebeldes delahuertistas”.431

Más adelante, del Sindicato de Oficios Varios fueron expulsados Evaristo Salas y Nicolás Martínez “por realizar labor divisionista a favor de los comunistas”. 432 De ese mismo sindicato fueron excluidos Eugenio Conde “por estar al servicio del capital”. 433 Pero del sindicato de Panaderos fueron separados 23 trabajadores por “haber servido a los patrones durante la negociación del contrato colectivo y porque, además, habían tratado de suscribir otro sindicato”.434 El músico Alfredo Reza, del Sindicato de Filarmónicos de Ciudad Juárez fue igualmente sancionado “por participar al lado de elementos antagónicos a la CROM”. Del Sindicato de Obreros Ricardo Flores Magón, de Santa Bárbara, fueron excluidos, Miguel Méndez y Jesús Sierra “por vociferar contra los directores de la CROM a los que ni siquiera conocen y por aliarse con elementos políticos hostiles”.435

También del Sindicato de Músicos de Ciudad Juárez fue separado Manuel Pérez Ortiz “por trabajar de acuerdo con agrupaciones contrarias a la CROM”. 436 Del sindicato de la empresa textil Río bravo, de Ciudad Camargo fue excluido Francisco Ponce “por unirse al sindicato blanco de la compañía”. 437

En el estado de Hidalgo fueron excluidos 4 trabajadores de los sindicatos de esa entidad que habían sufrido igual sanción en la

agrupación de Metepec,. Atlixco “por actuar como trabajadores libres perjudicando así los intereses de los sindicalizados”. 438 También fue excluido Bernabé Benítez “por estar ligado a un grupo industrial”439; José Rivera fue expulsado del sindicato de Conductores de Autos de Pachuca “ por no respaldar el discurso que pronunciara Morones el 30 de abril”(en el que realizó el primer ataque público contra los obregonistas) 440 De ese mismo estado se comunicó al Comité Central la infidencia de 23 miembros de la Confederación Minera Hidalguense, pero no se precisaron sus motivos. Intervino Cayetano Pérez Ruiz como director de Minas y Fundiciones para llegar a la conclusión de que dicho grupo estaba encabezado por Juan Elizalde y Manuel Isaías López que se habían separado de la CROM “para ponerse al servicio de las autoridades".441

Por su parte, en el estado de Michoacán fueron excluidos del sindicato de Obreros y campesinos de Tlalpajahua, Isidro Escobar y Roberto Castillo “por comunicar los acuerdos del sindicato a los patrones, sólo con el propósito de obtener un empleo”.442 Después, de ese mismo sindicato, fueron separados Bulmaro Pompa, Víctor Morales, Dionisio Reyna y Félix Argueta “por haberse afiliado al Partido Comunista Mexicano no obstante las reiteradas ocasiones en que se les dijo que no lo hicieran y por continuar repartiendo El Machete. 443 De la Federación Sindicalista de Zitácuaro fueron excluidos Moisés Alvarado y Sebastián Vargas “por realizar una labor divisionista, buscando atraer a miembros de los sindicatos para sus fines particulares”. 444

En el estado de Aguascalientes se hizo notar que un elemento expulsado con anterioridad, Carlos Avalos, realizaba labor divisionista entre los trabajadores agrícolas en la hacienda de San Jacinto”. 445

Del sindicato de la compañía Productora y Abastecedora de Potencia Eléctrica se excluyeron a José Aguilera, Jesús Delgado, José Zermeño, Jesús González “por apoyar a los partidarios de la Confederación Ferrocarrilera, en donde había comunistas, contrarios a la CROM”. Los partidarios de esta central rechazaron a los “neosocialistas que llegan hasta el rojo candente, que suspiran por un estado de cosas que los coloca en el lugar de la preponderancia y del error craso que sólo pueden aceptar los cerebros desequilibrados”.446 También del sindicato de obreros Panaderos fueron separados 10 trabajadores “por simpatizar con agrupaciones que son contrarias a la CROM”.447

Por su parte, en el estado de Jalisco, del seno de la Federación de Agrupaciones Obreras fueron separados Ruperto García, Miguel Hernández, Basilio Rodríguez, Manuel López, J. Jesús Orozco, Salvador Baca y Mariano González “por mantener su apoyo al grupo de Zuno durante el diferendo que tenía con la CROM.”448 De la Unión Jalisciense de Pintores, por la misma causa, fueron excluidos Rafael Plascencia, José Lozano, Francisco González y Pedro Jiménez “por no estar de acuerdo con los principios de la CROM” y por idénticas razones fue separado Francisco Partida, de la Unión de Carpinteros y también por ser zunistas se excluyeron del Sindicato de Albañiles, a Pedro Hernández, Concepción Magallanes, Clemente Gutiérrez, Crescencio Romo, Pedro Casillas y Armando Gómez”.449 Fue también importante el mecanismo que se siguió para depurar a la Unión de Tramoyistas, Electricistas, Escenógrafos, Utileros y Similares para examinar el asunto del disidente J. Jesús Flores: se efectuó una reunión de la Comisión de Honor y Justicia y enseguida se instaló un Jurado, el inculpado nombró como defensor a Francisco Ramírez. Después varios trabajadores hicieron uso de la palabra para lanzar acusaciones contra Flores y la Comisión de Honor y Justicia consideró que había suficientes elementos para acusarlo de traición. Después el Comité de ese sindicato turnó el asunto a la Federación Obrera la cual citó a Flores para que alegara lo correspondiente a su defensa pero él ya no se presentó por lo que fue ratificada la sanción de expulsión de la CROM. 450

Después, Cruz Alcántara, del sindicato de la fábrica La Experiencia, de Atemajac fue expulsado “por haberse integrado a las filas del zunismo” y lo mismo sucedió con Anastasio Díaz del mismo sindicato.451 También un grupo de trabajadores del sindicato de Actores recibieron igual pena. En realidad, esos trabajadores, encabezados por Felipe Bravo y Salvador Sánchez Cortés, trataban de separarse de la CROM para incorporarse a las Agrupaciones Libertarias de Jalisco, de la CGT.452

Sin duda, la expulsión de Marcelino Cedano, dirigente campesino, fue importante, pues se le acusó de pertenecer a un grupo de políticos que eran defensores de los terratenientes por lo que acordaron desconocerlo como líder de la Liga de Comunidades Agrarias, subscribiendo esa decisión Fructuoso Aguirre, Pedro Chávez, Timoteo Durán, Pedro Cerda.453 Este asunto, por su trascendencia, fue turnado al Partido Laborista en virtud de que a ese organismo pertenecía Cedano. Esa Liga pertenecía a la CROM por lo que el Comité Central aceptó esta destitución, llevando el asunto a la VI Convención. En mayo de 1927 “por secundar a la reacción clerical "fueron excluidos

del Sindicato Evolucionista de Obreros de Río Grande, 7 trabajadores.454 Igualmente, sufrieron una sanción de esa naturaleza los trabajadores Porfirio Díaz, Salvador Cisneros, J. Jesús Pineda, ferrocarrileros “por realizar una labor disolvente en el seno de la Federación Nacional Ferrocarrilera, labor favorable a los comunistas”.455

En el estado de Durango, el Sindicato de Campesinos Agraristas denunció que Rodrigo Gómez, líder del Partido Nacional Agrarista, había planteado la necesidad de dividir al proletariado de esa entidad en zonas de influencia en el sentido de que los agraristas deberían controlar a los ejidatarios, mientras la CROM debería encargarse de los trabajadores agrícolas, lo cual fue considerado inaceptable, demandando la CROM que abarcaría a todos los campesinos, enarbolando sólo sus demandas de carácter económico, social y no político.456 En esa tesitura “por realizar propaganda de carácter político” fueron excluidos Diego García, Basilio Rivas y Fermín Meneses quienes “además, se habían puesto al servicio del gobernador Nájera”. El 18 de julio se expulsó a Cruz Chacón “por realizar una labor de desarticulación entre los campesinos”.457

De Diego García, secretario general de los campesinos de la hacienda de Jiménez, Durango, se dijo que después de un viaje que había realizado a la ciudad de México había regresado convencido de que era mejor pertenecer al Partido Comunista Mexicano porque era más avanzado que la CROM .Después, en el año de 1922 fue elegido secretario general del partido Laborista Duranguense y más adelante en el año de 1923 fue nombrado secretario general de la Federación de Sindicatos en donde comenzó a recibir “ fuertes cantidades de dinero para realizar trámites agrarios” ;después, al mando de un importante contingente de campesinos participó en contra de la rebelión delahuertista y más adelante varios políticos le dijeron “que tenía cuerpo de diputado y lo hicieron diputado”, esto último al margen de organismos de la CROM458 García ya habiendo ocupado ese cargo, se había afiliado al Partido Revolucionario Durangueño. Por su parte, Nieves Luján, del sindicato de Trabajadores de la Madera de El Salto fue expulsado “por realizar una labor disolvente, por fomentar la división dentro de la CROM al afirmar constantemente que sus dirigentes eran unos explotadores”.459 Por su parte, Pedro Briceño, en contubernio con Manuel Ortiz Córdoba, quien al lado de Miguel Ángel Velasco habían sido expulsados del sindicato de Panaderos del estado de Veracruz, ambos de filiación comunista y anarquista, trataba de crear un sindicato de panaderos en Gómez Palacio, separado de la

Federación Nacional de Panaderos, afiliada a la CROM, por lo que fue excluido.

En el año de 1927 Diego Rivera dirigió una carta a la ISR indicándole que la CROM que decía tener 2 millones de afiliados en realidad manejaba cifras infladas y desde luego hizo alusión a la conducta traicionera de sus líderes que habiendo participado en los batallones rojos, habían finalmente claudicado frente al gobierno. Así explicó el apoyo brindado a Calles. En cuando al trabajo de los comunistas en el seno de los sindicatos adheridos a esa central destacó la venta en ellos de 5 mil ejemplares de El Machete. En cuando a la CGT les dijo que sus líderes, no obstante la ostentación anarquista de su credo, coqueteaban con el gobierno y que en general se mantenían aislados. En lo concerniente a la influencia del Partido Comunista destacó la labor realizada en el estado de Jalisco, en el interior del Partido Ferrocarrilero Unitario y desde luego en la conducción de la Liga Nacional Campesina, aunque hizo notar los peligros que acarreaba el acercamiento con los políticos burgueses.460

La petición de entablar relaciones con la Internacional Sindical Roja, como primer paso para una posible afiliación de carácter formal, tropezó, desde un principio, con la labor de cabildeo que realizaron en Moscú tanto los delegados extranjeros que habían actuado en nuestro país desde el año de 1919, como de los dirigentes del PCM que visitaban la capital soviética y que sostenían frecuentes entrevistas con los principales dirigentes políticos y sindicales, los cuales, en términos globales, consideraban totalmente inaceptable la incorporación de la central moronista. Los enfrentamientos violentos que a nivel nacional tenían con los líderes sindicales cromistas y laboristas se trasladaron, en forma inevitable, al escenario internacional, haciendo notar que en realidad la fuerza social que se adjudicaba a la CROM era artificial y que en todo caso se debía al apoyo que le brindaba el poder público, aunque los dirigentes de la ISR, en forma señalada Alejandro Losovski, sí estaban concientes de que se trataba de la central obrera mayoritaria de México y a partir de valorar su importancia deseban mantener las mejores relaciones posibles con ella y que en el caso del PCM su influencia entre los sindicatos era infinitamente menor como lo atestiguan muchos de los informes de la época. Pero más que las apreciaciones pragmáticas, pesaron las consideraciones de carácter ideológico, a partir de la aceptación que de las versiones comunistas de la realidad mexicana, se hacían en Moscú.

En agosto de 1928, el sindicato de Obreros Revolucionarios de Metepec informó que elementos ajenos a sus filas estaban realizando propaganda a favor del Partido Comunista y que ya habían afiliado a varios trabajadores a ese partido por lo que les llamaron la atención para que cambiaran su actitud y la “trocaran por una labor de fortalecimiento del sindicato”. Se decidió establecer un jurado para resolver este asunto “sobre todo porque los simpatizantes del Partido Comunista habían lanzado acusaciones de divisionismo contra Ávila, Cuazitl y Camela los cuales resultaron infundados”. Finalmente, el 8 de septiembre se decidió separar a esos comunistas los cuales “pretendieron hacer un problema político de un asunto de carácter social”. Pero, además, fueron separados de sus puestos de trabajo Sebastián Tapor, Ezequiel Fuentes, Eduardo Herrera, Miguel Flores, Florentino Cortés, Ponciano Cruz, Pablo Quiroz y Marcelino Moreno, los cuales se presentaron como obreros libres “pero que en realidad eran comunistas”. Se precisó mas adelante: “en todos los sindicatos que integran esta federación hay obreros que pertenecen a distintos partidos políticos y no son molestados en lo más mínimo por lo que esos elementos no pueden comprobar que fueron separados por cuestiones políticas. Demostramos categóricamente que esos elementos no son otra cosa que agitadores que les gusta turbar la tranquilidad del pueblo”. 461 Pero el asunto no terminó ahí pues Nicolás Vázquez, dirigente cromista, solicitó protección militar contra las acciones que pudieran realizar los despedidos de Metepec. 462

En general, en el seno de los sindicatos y de las federaciones se respetaban todas las creencias religiosas y filiaciones políticas de los trabajadores, aunque la mayoría estaban incorporados al Partido Laborista, sin que se hubiera establecido nunca la obligación de pertenecer a ese partido. Muchos obreros jamás ingresaron al Partido Laborista, si bien ello no implicaba que estuvieran en contra de él pues podían militar en partidos distintos, sin ser antagónicos con el primero y desde luego, no deseban desempeñar cargos públicos. Aunque en la dirección de la CROM había varios dirigentes de orientación anticomunista, como Treviño y Moneda y se había emitido una resolución que demandaba la expulsión de los miembros de ese partido de los sindicatos, lo cierto es que esa resolución jamás se aplicó de una manera mecánica, generalizada, sino en todo caso, en forma selectiva. Mientras los obreros de filiación comunista o que simplemente simpatizaban con ese partido cumplían con sus deberes sindicales y sociales y no realizaban acciones que atentaran contra la unidad de las agrupaciones laborales, no sufrían ninguna represalia, en

la práctica eran respetados y sólo se les sancionaba cuando actuaban en un grupo organizado, utilizaban la violencia o trataban de destruir a los sindicatos o sustraer de ellos a los trabajadores para crear otros agrupaciones.

En mayo de 1928 se consideró que si bien las posiciones radicales que caracterizaban al movimiento obrero a principios de siglo se justificaban por las condiciones de opresión y de persecución que vivía el proletariado, ahora la CROM había procurado “un acercamiento entre los intereses patronales y los del movimiento obrero, tratando de acabar con el antagonismo radical de ambos factores para lograr la armonía de esos intereses no sólo desde el punto de vista social sino muy principalmente desde el económico. La CROM ha humanizado sus actos y suavizado el rigor de su doctrina, facilitando la armonía el equilibrio de esas fuerzas, el capital y el trabajo, que es preciso que se comprendan. La CROM no constituye una fuerza para imponer absurdos. Es una institución regularizadora de la vida social en México que colabora a la fecha con el poder público, procurando el progreso general de la colectividad”.463

El 20 de mayo se realizó una colecta para ayudar a la viuda de Reinaldo Pantoja habiendo entregado los sindicatos Inquilinarios de Santa Rosa la cantidad de 10 pesos. 464 El 21 se reportó que los rojos seguían vendiendo El Machete por lo que se pidió la intervención de la Unión de Voceadores para impedirlo “si estaba dentro de sus posibilidades”. 465 El 25 informó al secretario del interior de la Cámara del Trabajo que los rojos estaban repartiendo propaganda en el mercado Melchor Ocampo “lo cual ha causado indignación dentro de la clase laborante y no era posible que mientras algunos se preocupan por la organización, sigamos permitiendo que elementos despechados sigan sembrando la división con la venta de dicho periódico”. 466

El Comité Central hizo llegar un extenso telegrama a los orizabeños que elementos extranjeros habían llegado a México con el objeto de degenerar la lucha del proletariado y puso como ejemplo la situación existente en la Compañía de Tranvías pues mientras la mayoría ya había regresado a sus labores en virtud de que la empresa había aceptado la mayor parte de las peticiones, “una minoría radical llevaba a cabo incidentes violentos”.467 La circular numero 22, del Comité Ejecutivo, acordó que los elementos rojos “hacían labor disolvente” y los culpó del asesinato de Pantoja, por lo que pidieron fueran destituidos de inmediato de sus empleos”.468

En la circular 32 el Comité Central reiteró la existencia de grupos que pretendían crear divisiones y desconfianza en el seno de las organizaciones obreras y por lo tanto “debemos acabar con esas tentativas de los claudicantes o instrumentos de nuestros enemigos ya que una vez que se hallan convencidos de su absoluto fracaso, será mayor la fuerza y la consolidación del movimiento obrero”.469 Después en la circular 28 se precisó que los mal llamados rojos debían ser considerados “como traidores al movimiento obrero, obraban de mala pues trataban de crear un cisma que traería fatales consecuencias”470. Pero en la circular 22, al referirse a la muerte de Reinaldo Pantoja, se acordó que los llamados rojos “ serían destituidos del seno de las organizaciones hermanas ya que con ese procedimiento se evitarían futuras dificultades”471. Precisamente, en la convocatoria relativa a la quinta Convención se acordó discutir la táctica de lucha adecuada para evitar divisiones dentro de los sindicatos y conservar la estabilidad de los mismos.472 En la circular 26 se hizo una exaltación de Reinaldo Pantoja “pues habían quedado en la orfandad dos inocentes niños que están esperando ayuda para asegurarles medicamentos, algo de pan y abrigo”.473

En la circular 27 se dio a conocer la aplicación de un boicot contra El Dictamen, por ser “enemigo gratuito de los trabajadores publicando siempre noticias falsas, desorientaba de todo momento a la opinión pública, por lo que se pidió al sindicato de papeleros que no distribuyera el citado diario. 474. El secretario general de la fábrica de San Lorenzo, Tomás Pérez, consideró que los conflictos que habían creado los elementos rojos en la región de Atlixco debían ser resueltos con una intervención directa del comité central.475 Todavía Jesús Ponce, secretario general de la Confederación, dio su autorización para que se editara un libro que contenía las conferencias que Lombardo Toledano había pronunciado en el Paraninfo de la Universidad, acerca de la organización científica del trabajo. 476 Pero también se emitió la circular número 69 en la cual se precisó que los trabajadores “no deberían pertenecer a las sociedades en las cuales se hacía juramento de fidelidad a principios contrarios a la lucha de clases, a personas cuyos intereses están en pugna con los del proletariado organizado. Los miembros de las agrupaciones confederadas que pertenezcan a las sociedades que se han mencionado no deberán ocupar puestos representativos en las agrupaciones obreras”. 477

Por su parte, Juan Cuamatzi, de Atlixco informó de la existencia de un conflicto suscitado en la fábrica del Carmen en donde estaban actuando los rojos quienes eran respaldados un grupo de agitadores que llegaron de la ciudad de Puebla. El día 21, grupos de trabajadores de las fábricas de Metepec y de la Concepción se presentaron en la citada empresa con el objeto de regenerar los trabajadores miembros de la cámara y para ese momento los comunistas ya estaban posesionados de las alturas de la Carolina y del Volcán, “en línea de tiradores”, y al llegar los cromistas en gran número, procedentes sobre todo de Metepec, les lanzaron insultos los cuales no fueron contestados. Es más: los cromistas dejaban entrar a los comunistas a 389 Mella, Julio Antonio, El Machete, 25 de junio de 1927390 Lombardo Toledano, Vicente, Obras Completas, t. IV, ediciones del gobierno de Puebla, México, 1991, 241 p p. 197391 Morones, Luis, Declaraciones al New York Times, el 14 de julio de 1927 A LNM392 Declaración del CC del PCM, 4 de octubre de 1927 A CEMOS393 El Machete , julio de 1935394 Declaración del CC del PCM , 19 de agosto de 1927 A CEMOS395 Velasco, Miguel Ángel, Apuntes sobre la historia del PCM, material mimeográfico A ,MAV396 Informe de Orestes a Alejandro Losovski, el 31 de julio de 1921 IHMOCC397 Propuesta de David Alfaro Siqueiros al Comité Central de la CROM, 6 de diciembre de 1928 IHMOCC398 Carta de David Alfaro Siqueiros a Alexander, 20 de diciembre de 1928 IHMOCC399 Instructivo de Orestes, 14 de noviembre de 1928 IHMOCC400 Telegrama de A. Peña a Eduardo Moneda, 20 de enero de 1926 A CROM401 Telegrama de Pedro Nájera al Comité Central, 20 de enero de 1926 A CROM402 Telegrama de Eduardo Moneda a Pedro Nájera, 21 de enero de 1926 A CROM403 Telegrama de Eduardo Moneda al presidente de la República, 21 de enero de 1926 A CROM404 Telegrama de Pedro Nájera a Eduardo Moneda, 23 de enero de 1926 A CROM

laborar. Después llegó al inspector del trabajo, Rivera, quien contó a los comunistas que ascendían a 32 mientras que los de la Cámara del Trabajo eran 64 y los comunistas “hechos unos energúmenos comenzaron a hacer fuego en contra los nuestros compañeros desde sus posiciones”. “Que los cromistas habían repelido los ataques con palos y piedras, que por ser más de 2000 fueron derrotados y desalojados. Murió un trabajador cromista, Guillermo Lozano. Por parte de los comunistas fueron detenidos Rafael Orea, Raimundo Vázquez,

405 Carta de Eulalio Martínez a Eduardo Moneda, 20 de enero de 1926 A CROM406 Volante del Local Comunista de Orizaba, 15 de enero de 1927 A CROM407 Informe de Mariano González a Eduardo Moneda, 26 de mayo de 1926 A CROM408 Telegrama de Gonzalo González a Eduardo Moneda, 1 de febrero de 1926 A CROM409 Telegrama de Heriberto Jara a Eduardo Moneda, 4 d febrero de 1926 A CROM410 Carta de Eulalio Martínez a Eduardo Moneda, 3 de febrero de 1926 CROM411 Carta de Leonardo Flores al Comité Central 26 de marzo de 1926 A CROM412 Carta de C.M. Samper a la Cámara del trabajo de Atlixco, 20 de marzo de 1926 A CROM413 Carta del subjefe del Departamento del trabajo al Comité Central, 28 de abril de 1926 A CROM414 Carta de José María Gasca a Ricardo Treviño, el 6 de septiembre de 1926 CROM415 Carta de Lino González al Comité Central 2 de mayo de 1927 A CROM416 Carta de Juan B. Fonseca al secretario general del sindicato de la fábrica la Josefina, 7 de octubre de 1927 A CROM417 Carta de Delfino González al Comité Central, 21 de octubre de 1927 A CROM418 Carta de Alberto Terrones Benítez al Comité Central, 11 de octubre de 1927 A CROM

419 Carta de Gonzalo González a Eduardo Moneda, 10 de febrero de 1926 A CROM420 Carta de Eduardo Moneda a Eulalio Martínez, 12 de febrero de 1926 A CROM

Anastasio Viñas, los cuales fueron puestos en libertad por el presidente municipal. 478

Para el PCM, la CROM estaba integrada por fuerzas sociales heterogéneas, desde el proletariado industrial, hasta la pequeña burguesía artesana, los comerciantes pequeño burgueses y la aristocracia obrera, siendo elementos de esta clase social los que habían ocupado la dirección de esa central y le habían impreso una orientación pro imperialista, colaboracionista y patriotera. Mencionó a

421 Carta del secretario general de Panaderos de Córdoba al de Tehuacan, el 26 de marzo de 1925 A CROM422 Carta de Francisco Ruiz a las agrupaciones obreras del país, 5 de octubre de 1925 A CROM423 Memorial de la Federación de Panaderos de Córdoba, 143 de junio de 1925 A CROM424 Carta de la Federación de Obreros Panaderos al gobernador del estado, 16 de diciembre de 1926 A CROM425 Actas de la Federación de Panaderos del estado de Veracruz, 27 de marzo de 1927 A CROM426 Oficio de Cayetano Barajas al Comité Central de la CROM, 6 de junio de 1926 A CROM427 Oficio de Fernando Acosta a Eugenio Chávez, el 27 de mayo de 1926 A CROM428 Carta de Felipe Torres a José López Cortes, el1 de junio de 1926429 Carta de Juan Romero al Comité Central de la CROM, 23 de septiembre de 1926430 Oficio de Juan Rivera a Ricardo Treviño, el 9 de diciembre de 1926 A CROM431 Oficio de Francisco Gaytán al Comité Central de la CROM, 26 de abril de 1929 a CROM432 Oficio de Felipe Martínez al Comité Central de la CROMM 18 de agosto de 1919 A CROM433 Carta de Isidro Prieto al Comité Central de la CROM, el 4 de febrero de 1925 A CROM434 Carta de Gilberto Meléndez al Comité Central de la CROM, 7de agosto de 1930 a CROM

los sindicatos autónomos, revolucionaros, que también se encontraban en sus filas, como la Federación de Trabajadores de Mar y Tierra, indicando que había líderes traidores a la clase obrera que eran casi en su totalidad los que ocupaban cargos en el Comité Central. “Ellos son culpables de la entrega a la burguesía y al imperialismo” pero reconoció que había líderes antilaboristas que estaban empeñados en lanzar una ofensiva contra las organizaciones adheridas a la CROM. En la CROM hay “organizaciones sanas, revolucionarias a las cuales debemos prestar apoyo incondicional en su lucha contra la burguesía,

435 Oficio de Carlos Sánchez Rubio a Santiago Vallejo, el 11 de febrero de 1931 A CROM436 Oficio de Lorenzo Oropeza al Comité Central de la CROM, 19 de julio de 1929 a CROM.437 Oficio de Guillermo Rojas a la Federación Nacional de Músicos, 26 de abril de 1930 A CROM438 Oficio de Juan Guajardo al Comité Central de la CROM 17 de febrero de 1931 a CROM439 Carta de Eduardo Pichardo a Ricardo Treviño, el 10 de enero de 1926 A CROM440 Oficio de Amilcar Pérez Baca a José López Cortes, el 8 de junio de 1926 A CROM441 Carta de Cayetano Pérez Ruiz al Comité Central de la CROM, 5 de agosto DE 1929 a CROM442 Circular de Eduardo Campos, 31 de octubre de 1925 CROM443 Carta de Juan Maya al Comité Central de la CR9M, 2 de octubre de 1929 a CROM444 Oficio de Jesús Arzate a Ricardo Treviño, 5 de octubre de 1927 A CROM445 Carta de Alberto Chavarría a Eduardo Moneda, 6 de mayo de 1925 A CROM446 Oficio de Apolonio Silvestre a Eduardo Moneda, el 6 de febrero de 1927 A CROM447 Carta de Pablo Cortés a Reinaldo Cervantes Torres el 25 de julio de 1923 A CROM448 Carta de Ausencio de la Cruz al Comité Central de la CROM,16 de abril de 1923 A CROM449 Carta de Abraham Cortina al Comité Central de la CROMM 23 de diciembre de 1925 A CROM

contra los traidores que medran en su seno, pero no todos los dirigentes son rompehuelgas sino que hay compañeros que ocupan puestos en los sindicatos y en las federaciones que aún no ven claramente la actuación de aquellos (de los líderes traidores) o bien por temor a las represalias guardan silencio.”479

Esta declaración es sorprendente pues reflejó la opinión de un sector del PCM, aquel que consideraba que la CROM no era un bloque

450 Acta de la Unión de Tramoyistas, Electricistas, Escenográfos y Utileros, 18 de diciembre de 1923 A CROM451 Oficio de José Barajas al Comité Central de la CROM, I de julio de 1925 A CROM452 Oficio de Luis Bravo al Comité Central de la CROM, 30 de octubre de 1925453 Carta de Epigmenio Martínez al Comité Central de la CROM, I de mayo de 1927 A CROM454 Carta de Macario Bahena al Comité central de la CROM, 12 de abril de 1928 A CROM455 Carta del Comité Central de la CROM al Partido Laborista, el 5 de mayo de 1925 A CROM456 Carta de Isidro López a Ricardo Treviño, el 18 de julio de 1926 A CROM 457 Oficio de Cruz Chacón al Comité Central de la CROM, 28 de diciembre de 1924 A CROM458 Oficio de José Soto a Reinaldo Cervantes Torres, 30 de diciembre de 1929 A CROM459 Oficio de Reinaldo Cervantes Torres a Pedro Rivera, 2 de julio de 1931 A CROM 460 Carta de Diego Rivera a la ISR, marzo de 1927, CEMOS.461 Oficio de la cámara del Trabajo de Atlixco al Comité Central de la CROM, 21 de septiembre de 1928 A CROM462 Oficio de Nicolás Vázquez al Comité Central de la CROM, 21 de septiembre de 1928 A CROM463 Revista CROM, mayo de 1928464 Oficio del sindicato de Inquilinos de Santa Rosa a la Cámara del Trabajo, 20 de mayo de 1928, Sindicato Santa Rosa

monolítico sino que en su seno había elementos sanos, clasistas, con los cuales era posible, deseable trabajar. En efecto, no se podían negar que en la central obrera no todos los dirigentes regionales o estatales estaban de acuerdo con la línea política predominante, que imprimía la mayoría de los miembros del Comité Central. Es decir, había líderes que estaban de acuerdo en coexistir con los comunistas y de hecho lo estaban haciendo desde hacía mucho tiempo, que recibían las circulares del Comité Central relativas a este asunto pero que no las llevaban a la práctica o lo hacían a medias. Muchos historiadores censuran furiosamente a la dirección de la CROM pero no se dieron cuenta que a pesar del centralismo imperante desde la convención de Ciudad Juárez, lo cierto es que, en la realidad, en la práctica, los sindicatos más grandes, las federaciones más numerosas e importantes gozaban de una gran independencia y esta cualidad era respetada por el Comité Central que no deseaba perder a una 465 Oficio de Luis Navarro a C. A. Alciver, secretario del interior del Partido Veracruzano del Trabajo, 24 de mayo de 1928 A Sindicato Santa Rosa466 Carta del secretario del interior de la Federación de Orizaba a Alberto Méndez, 23 de mayo de 1928, A Sindicato Santa Rosa467 Telegrama del Comité Central de la CROM a la Federación de Orizaba, 28 de marzo de 1928, A Sindicato Santa Rosa468 Circular número 22, 19 de abril de 1928 A sindicato Santa Rosa469 Circular número 32 de la Confederación sindicalista de Orizaba, 28 de mayo de 1928 A sindicato Santa Rosa470 Circular número 38, de la Confederación Sindicalista de Orizaba, 29 de abril de 1928 A sindicato Santa Rosa471 Circular número 22, de la Confederación Sindicalista de Orizaba, 19 de abril de 1928 A sindicato Santa Rosa472 Convocatoria a la V Convención, 25 de marzo de 1928, A sindicato Santa Rosa473 Circular número 26, 27 de marzo de 1928,a sindicato Santa Rosa474 Circular número 27, 27 de agosto de 1928, A sindicato Santa Rosa475 Carta de Ramón Pérez a Lauro Pavía, 9 de julio de 1929 A sindicato Santa Rosa476 Oficio de Jesús Ponce , 12 de julio de 1929 ,A sindicato Santa Rosa477 Circular número 69, 8 de julio de 1929, a sindicato Santa Rosa

agrupación de esa naturaleza. Había dirigentes descontentos por la conducta política asumida por Morones, pero sólo se reflejaron durante la X Convención en que prácticamente se originó una rebelión al instalarse la misma.

En mayo de 1928, el Comité Central del PCM enfiló duras críticas a los laboristas diciendo que habían roto la huelga ferrocarrilera, saboteado la lucha contra los aumentos de salarios y por el respeto a la jornada constitucional de ocho horas, habían justificado la penetración del imperialismo en los asuntos internos del país. Las diferencias que tenían los laboristas con los obregonistas se entendían como un conflicto entre la pequeña burguesía y los elementos capitalistas nacionales “contra una fracción menor de la pequeña burguesía que ansia el poder, es decir, los laboristas”. El obregonismo se significa por su tendencia pequeño burguesa, pero su extensa base campesina y por los elementos burgueses nacionales”. Según los comunistas, los laboristas habían tenido una débil participación en el aplastamiento de la rebelión delahuertista y “saben bien que sin grandes partidas en el presupuesto la existencia del Partido Laborista es efímera".

Para el Partido, el moronismo no era una fuerza única en la CROM pues en sus filas había muchos elementos que estaban descontentos con la política de los reformistas y que leían El Machete y se dejaban influir por las ideas revolucionarias. Aunque no menospreciaba la fuerza de Morones, se consideró que una gran parte de ella se derivaba de sus vinculaciones con la AFL. Que en el conjunto de contradicciones políticas, Calles se resistía a dar todo su apoyo a Morones. En cuanto al Partido Laborista asentó que “no era ya el director de la clase obrera, su política equivocada, sus vacilaciones, sus compromisos con la reacción, lo han llevado a la desintegración actual”. Concluyeron que esto era el preludio de una crisis política, por lo que el partido exhortó a los obreros y campesinos a mantener su unidad y de antemano condenó la aparición de la Cámara del Trabajo, de Pérez Medina, que estaba destinada a ser controlada por el gobierno. “Los obreros rojos y los de la CROM, a pesar de sus diferencias, deben unirse contra los enemigos comunes de la clase trabajadora”.480

En rigor, los representantes y dirigentes laboristas no eran miembros de la pequeña burguesía sino de la clase obrera en el terreno político y social. Es más, muchos de ellos eran líderes de sindicatos, uniones o cooperativas, es decir, eran integrantes del movimiento sindical. El Partido Laborista era un agrupamiento de la clase trabajadora ya que

en su totalidad estaba constituido por individuos pertenecientes a esa clase social. Desde luego se puede discrepar de la orientación política de ese partido, de la conducta de sus dirigentes, pero no se puede negar, inspirados por esas discrepancias, el carácter de clase que tenía ese partido. En cambio, en las filas del obregonismo había una mayor heterogeneidad política y social, no sólo había obreros y campesinos sino también pequeños y medianos empresarios, comerciantes, agricultores, altos empleados del gobierno y miembros del ejército. Por el contrario, los laboristas desempeñaron un papel muy destacado en el aplastamiento de la rebelión delahuertista y en menor medida en los casos de los levantamientos de los generales Gómez y Serrano y Escobar. En este caso dieron su apoyo a Portes Gil y manifestaron estar dispuestos a tomar las armas para sofocar esa rebelión, pero el político tamaulipeco no los llamó a realizar ninguna acción de esa naturaleza.

En la carta del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, dirigida a los partidos comunistas del Caribe, al describir las principales luchas del momento, destacó las huelgas espontáneas, como las de los obreros agrícolas de México, la de los comunistas de San Bruno y de la Asarco “pero que fueron capaces de extender esas luchas a otras fábricas controladas por los reformistas”. 481 Al referirse a la CROM hizo notar que o no existía una oposición revolucionaria o si existían eran muy débiles y ello se debía a la falsa creencia de que la CROM se estaba desintegrando. “Se tienden a exagerar las propias fuerzas, minimizar las fuerzas de los reformistas e inevitablemente ello conduce a la espontaneidad, en ilusiones sobre el papel de estos dirigentes de estos sindicatos”. Se expresaron criticas en las posiciones sectarias que tenían los partidos comunistas de México y de Cuba al aplicar la línea del frente único desde abajo, lo que aísla a los partidos, “En los casos de las luchas huelguísticas que están bajo nuestra dirección, no se tiene en cuenta la táctica del frente único, como se demostró en la huelga de San Bruno, en México, donde los sindicatos revolucionarios no hicieron ningún intento para que se unieran a la lucha los obreros de otras fábricas textiles de Jalapa, organizados por los sindicatos reformistas, sobre la base de la más amplia política del frente único y de las demandas más concretas y quejas de los obreros”. Semejante valoración hizo el Comité Ejecutivo de la lucha de la Sociedad de Torcedores de La Habana.

A raíz del asesinato de Obregón la dirección del PCM llegó a la conclusión de que la CROM experimentaba un rápido proceso de

desintegración, calculando, además, que su lugar sería ocupado por una nueva organización, dirigida, claro está, por ellos y por los líderes de los sindicatos autónomos. Sin duda, se partía de una sobre valoración de las circunstancias políticas que había producido ese atentado; porque si bien la CROM se estaba debilitando, no estaba en el límite de su desaparición. Ni siquiera cuando muchos sindicatos se separaron de ella, como resultado de la renuncia de Lombardo Toledano, estuvo en esa tesitura.

Los dirigentes de la IC tenían una concepción más objetiva de lo que estaba ocurriendo en México, lo que demostraba, además, que muchos de los informes enviados por la dirección del PCM eran falsos. El Comité Ejecutivo de la IC hizo notar que, en general, que en México no se estaba aplicando la táctica del frente único porque los comunistas de San Bruno, por ejemplo, una vez apoderados de la dirección del sindicato, habían expulsado a los trabajadores cromistas, a quienes acusaron de rompehuelgas, olvidando que en una organización sindical debían coexistir trabajadores de todas las corrientes ideológicas, filosóficas y religiosas, según los principios del sindicalismo revolucionario.

Carrillo informó al Comité Central Ejecutivo de la ISR que en Colombia había solicitado su ingreso una importante organización sindical y que lo mismo ocurría en el Perú en donde había una lucha muy fuerte contra la COPA. Se entiende que la ISR había estrechado mucho sus relaciones con el Sindicato de Comunicaciones y Transportes, dirigido por comunistas, por la abundante correspondencia intercambiada. Sin embargo, para tratar de neutralizar a la CROM se pedía que todas las invitaciones a las organizaciones sindicales de México y de Centroamérica se enviaran a Carrillo y que éste las distribuyera, solicitando a Moscú el envío de pasajes de los delegados. En esas condiciones, las organizaciones que no disponían de recursos económicos declinaron la invitación.

Los textos de las cartas que las organizaciones gremiales les enviaban a Losovsky, tanto las dirigidas por elementos de la CROM como de los comunistas, solicitaban información permanente acerca de las actividades del Secretariado, folletos (desde luego en español) material fotográfico y ayuda económica. Losovsky, en tanto, informó al Comité Central de la CROM de los contactos que estaban teniendo con los sindicatos de Noruega, con vistas a convocar a una Conferencia Internacional.482

Se propuso la creación de un subsecretariado para el Caribe y América Central el cual funcionaría en México a lo que se opuso Stiner diciendo que eso daría pretexto para afirmar que estaba en acción la mano de Moscú en el movimiento obrero. La dirección del PCM sostenía una tesis contraria y afirmaba que por el contrario, la creación de esa subsecretaría sólo ayudaría a fomentar la unidad sindical en contra de los elementos anarquistas y reformistas. Había una efectiva coordinación entre Rafael Carrillo y los dirigentes del Partido Comunista Cubano.

Por su parte, se informó en forma detallada de la convocatoria y realización de la Primera Asamblea Nacional de Unificación Obrera y Campesina, en donde participó en forma señalada David Alfaro Siqueiros en el mes de agosto de 1925. Se hizo notar que había dificultades con la CGT que primero se había mostrado enemigos irreconciliables de la ISR y del PCM y que ahora tenían un cambio de actitud. Se decía que la CGT tenía 25 mil miembros sobre todo ubicados en el ramo textil. Después estaba Nacional Campesina con 350 mil afiliados y dirigida por miembros del PCM; más tarde la Confederación Obrera de Jalisco, también controlada y dirigida por comunistas. Al referirse a la CROM se trazaba la siguiente táctica: desprestigiar a los dirigentes del Comité Central para después expulsarlos de sus filas. En cuanto a las resoluciones de la Confederación Latinoamericana de Montevideo dijeron que no era oportuno pronunciarse por obreros en torno a ellas ya que esto despertaría las críticas de los elementos reformistas. 483

Así, el 19 de noviembre de 1928, Siqueiros informaba con gran entusiasmo que se había constituido el Comité de Defensa Proletaria el cual lucharía no sólo por la unificación del proletariado de México sino también de Centroamérica, Cuba y la región del Caribe. Después la fracción comunista que actuaba en el interior del sindicato de ferrocarrileros y de una manera particular hacía énfasis en la lucha que estaban librando contra la CROM. La tendencia de la fracción comunista era la de constituir un sindicato único. 484

El Comité de Defensa Proletaria se dirigió a los delegados de la Novena Convención de la CROM para proponerle la suscripción de un pacto de solidaridad “que ponga fin a las mortales divisiones que durante largo tiempo han acosado a nuestra clase obrera”. En este documento se condenó la conducta de Miguel Orrico Caparroso quien se había

“dedicado a sembrar la división y el desconcierto en los sindicatos y federaciones adheridas a la CROM. El Comité le propuso a la CROM los siguientes acuerdos: no romper con ningún pretexto las huelgas que desaten cada una de las organizaciones, no prestarse a ninguna maniobra de los patrones para atacar a las organizaciones, no invadir los campos de trabajo de cada una de ellas, presentar apoyo solidario en el caso de el estallamiento de conflictos, obrar de común acuerdo en la Junta de Conciliación y Arbitraje, impedir el cierre de fábricas y los reajustes de personal.

Por último, los convocó a concurrir a la Asamblea Nacional en la que surgiría una nueva central nacional unificada. Siqueiros decía en forma apresurada: “...pedimos fondos al Comité Ejecutivo de la ISR para celebrar el Congreso Nacional de Unidad frente a una inevitable disgregación de la CROM. El asunto es de tal trascendencia que si no recibimos los fondos perderemos la oportunidad del trabajo realizado para establecer un control efectivo del movimiento sindical de México.”Siqueiros solicitaba 5 mil dólares para financiar ese congreso y solicitaba le fueran enviados a través de Tina Modotti.485

Se impone la línea de crear una tercera central sindical

Los dirigentes del PCM hicieron todo lo posible por bloquear las relaciones de la CROM con la ISR pues ellos eran los interlocutores oficiales y casi únicos de los dirigentes moscovitas por lo que prácticamente las gestiones de Martínez estaban condenadas a fracasar desde el primer momento. En rigor ya no hubo ningún nuevo acercamiento pues el Comité Ejecutivo de la Internacional Sindical Roja, como era lógico, privilegiaban las relaciones con los comunistas mexicanos cuyos informes sobre la realidad mexicana eran aceptados a pie juntillas, no obstante la escasa representación social que ellos tenían. Los líderes de la ISR no advertían que la mayoría de los informes del PCM adolecían de una enorme subjetividad, confundiendo sus deseos y aspiraciones con la realidad, sobre todo tratándose de los informes que enviaba Siqueiros.

Los documentos que eran más objetivos y por lo tanto valiosos, eran los que enviaban los representantes directos que de la ISR, de una manera regular designaba a México la dirección ya sea de la internacional Comunista, como de la Sindical Roja. Siqueiros hablaba

desde el año de 1928 que muchos sindicatos de la CROM se estaban separando y que por lo tanto la central obrera se encontraba en un proceso de descomposición, tratando de que la ISR respaldara los esfuerzos unitarios que ese grupo hacía y que requería ingentes recursos económicos y políticos para llevar adelante sus planes. Mientras Siqueiros se alzó como un formidable adversario de la CROM, empleando el lenguaje grandilocuente que le caracterizaba, por otra lado, la invitaba a que formara parte del Comité de Defensa Proletaria, sin poder explicar este actitud profundamente contradictoria.

El proyecto unitario de Siqueiros-Campa-Mella consistía en crear una organización obrera representativa pero sin la participación o en contra de la CROM lo cual representaba un contrasentido ya que en rigor esa central era tan solo una agrupación de sindicatos comunistas, dirigida por miembros de ese partido. Ellos calculaban que a raíz del asesinato de Obregón la CROM se pulverizaría y sus federaciones y sindicatos se afiliarían a la nueva central sindical, lo que significa menospreciar la fuerza que estaba adquiriendo la corriente lombardista, así como la fuerza que sin duda seguía teniendo el Grupo Acción, con Morones a la cabeza. En realidad, la actitud del grupo de Siqueiros era profundamente contraria a la línea del frente único pues no pretendía depurarla sino destruirla y hacer que sus despojos formaran parte de la nueva organización.

La delegación que asistiera al V Congreso de la ISR definió a México como un país fundamentalmente agrícola, en el que la mayoría de la población estaba dedicada a las actividades del campo. Desde el punto de vista económico, era un país semicolonial, controlado por el imperialismo yanqui que tenía en su poder las principales ramas como la minería, la electricidad, el petróleo, los ferrocarriles. En lo concerniente a lo que se decía del gobierno, primero se definió como pequeño burgués, que había enarbolado un programa democrático burgués, pero después se dijo que había capitulado por completo ante el imperialismo yanqui, al grado de que Wall Street era el amo de México y precisaban una serie de hechos, propios de la política exterior, que así lo atestiguaban. Como consecuencia de la racionalización hay 600 mil desempleados, sobre todo en la minería, el petróleo y la ramas textil; los salarios de los obreros son en general muy bajos, se han roto muchos movimientos de huelga; el PCM y la CSUM son los que más se han opuesto a la Ley del Trabajo, propuesta por Portes Gil.

“El terror gubernamental contra nuestro movimiento es ampliamente conocido, las detenciones en masa, los atropellos son una cosa generalizada. La clausura de la oficina del Comité Nacional de la CSUM y la vigilancia y persecución en contra de nuestro movimiento, es parte del programa oficial destinado a servir al imperialismo. El Comité Nacional está en la ilegalidad; los sindicatos trabajan legalmente pero están muy vigilados y perseguidos; el arbitraje obligatorio transforma todo conflicto económico en un acontecimiento político por la intervención en ellos del aparato del estado; la central obrera más fuerte del país es la CROM y sus núcleo más fuerte está en el estado de Veracruz y el Distrito Federal; en muchos casos la CROM desempeña el papel de una organización patronal que lucha contra las organizaciones revolucionarias; la mayoría de los dirigentes son traidores a la clase obrera contra los que incluso utilizan a grupos armados”.

Hicieron notar que la CSUM actuaba incluso en el interior de la CROM por medio de fracciones y de células, pero reconoció que la CSUM “fue una cosa inflada; hubo mucha confusión en su formación. Indiscutiblemente la represión y el terror gubernamental contra los trabajadores; nuestro partido es débil, pobre, sin recursos y nuestro trabajo sindical muy precario”. 486

En el año de 1928 se denunciaron al Comité Ejecutivo de la IC una serie de hechos en los que participaba de una manera preponderante el comité Local del Distrito Federal que había entrado en pugna con la dirección nacional del partido. Los miembros de este comité ante la crisis que se observaba en la CROM a raíz del asesinato de Obregón provocaron una intensa discusión y llegaron a la conclusión de que había que crear una nueva central sindical, a la cual se opusieron únicamente Stirner y Carrillo, los cuales fueron secundados por la mayoría de los miembros del Comité Central que así entraba en contradicción con lo decidido en la conferencia del comité local. En el marco de esta crisis llegó a México. Orestes, quien al parecer no tomó partido en esta disputa conformándose con organizar los preparativos de la Conferencia de Montevideo.

Todo hace pensar que en el seno del Comité Central del partido había partidarios y opositores a la creación de la CSUM. Se acusó al Comité Central de haber recibido 7 mil pesos de parte de Álvaro Obregón para que hiciera campaña a su favor y de que seguían procedimientos tortuosos contra los comunistas extranjeros a los cuales se les denominaba “turistas”.

En una carta dirigida al “camarada Alexander” de parte de Gómez se contenía una visión diferente de la táctica sindical más aconsejable. Para Gómez la principal tarea era la penetración en los sindicatos afiliados a la CROM tomando en cuenta que era la central obrera más grande del país y criticaba el revolucionarismo de la táctica de la CSUM que enfatizaba más en la radicalización de los trabajadores que en su organización y que tan solo estaba consolidada en fracciones muy pequeñas.

Losovsky estaba informado487 de los distintos preparativos que se celebraban en México para convocar al Congreso Sindical de Montevideo, de las diferencias que surgieron sobre la necesidad conveniencia de abrir una oficina en México, de las discrepancias que planteaban tanto Carrillo como Wolfe siendo el comisionado de estas actividades el delegado Orestes. Éste era partidario de entablar una alianza con la CROM y así lo hizo saber al secretario general de la ISR. Para preparar el Congreso de la capital uruguaya se creo un Comité ilegal integrado por Orestes, a nombre de la ISR, Siqueiros y Barrio, por el PCM, Junco del PCC y también estaba incluido Carrillo (Rafael). Primero publicaron un manifiesto llamando a la unidad de la clase obrera de América Latina, sobre todo dirigido a los sindicatos mayoristas y después un periódico “Unidad Sindical”. 488

Este Comité ilegal trazó un interesante plan de trabajo que comprendía una gran agitación y propaganda de carácter clasista, la creación de Comités Locales (en realidad se trataba de células) en las organizaciones burocráticas y oportunistas como la CROM y la CGT. 489

Gómez dijo que en lugar de combatir a la CROM y tratar de dividirla o depurarla había que organizar a los trabajadores que no estaban sindicalizados y que no se abultaran las cifras de los afiliados a la CSUM que primero Siqueiros dijo que eran 20 mil y ahora resulta que son 10 mil. La dirección de la CSUM justificó la creación de ese control en un documento aculado a Moscú en febrero de 1930. Dijeron que la CROM era una organización fachista, aunque en su seno existen algunos sindicatos revolucionarios. Es fachista la CROM, decían, porque acepta la conciliación de clases y el arbitraje obligatorio, porque elogia y favorece la penetración del imperialismo yanqui en México; porque favorece la racionalización del trabajo y por ende la mayor explotación de los obreros por parte de los patrones, porque esta a favor del terror blanco. “En el seno de la CROM no existe ninguna democracia, la cual es sustituida por un caudillismo autoritario que llega a límites

increíbles y los trabajadores que intentan realizar trabajo revolucionario son arrojados de sus filas; la CROM está en síntesis, al servicio de la burguesía nacional, favorece la política del fascismo en México y coadyuva a un gobierno fascista y por lo tanto la existencia de la CSUM es necesaria”. Firmaron este documento David Alfaro Siqueiros, Valentín Campa y Gastón Lafarga. 490

Como puede observarse, la conclusión del debate sobre la creación de la CSUM implicó el abandono de la línea del frente único sostenida por la ISR desde su congreso fundacional, que consideraba que siendo la CROM la central obrera mayoritaria se debía trabajar políticamente en su seno para conducirlo hacia posiciones revolucionarias o clasistas. En el seno la aplicación de esta táctica se entendió como una maniobra engañosa pues esos elementos que sostenían la democracia dentro de sus filas, en realidad, no eran demócratas convencidos sino comunistas que trataban de apoderarse de la central sindical. La ejecución de la línea sectaria del PCM correspondió a la etapa en la que la CROM había tomado una serie de acuerdos para reforzar su disciplina y afianzar su unidad al grado de restringir el grado de autonomía de las federaciones nacionales las cuales se sometían a un mayor control por parte del Comité Central y las federaciones estatales.

Cuando sobrevino la crisis derivada del asesinato de Obregón, la CROM experimentó un proceso de cerrazón para defenderse de sus enemigos externos, entre ellos, de los obregonistas a ultranza, de los impulsores del nuevo partido, el Nacional Revolucionario y desde luego, de los comunistas. A una táctica de confrontación directa y sistemática, como la que inspiró a la CSUM, la CROM respondió con una táctica similar, pero en sentido contrario. Por las características del debate podemos concluir que la conformación de la CSUM, es decir, de la lucha abierta y frontal contra la CROM para destruirla junto con todo el apoyo burgués, no tuvo el consenso necesario en el seno del PCM y quizá ello explique la debilidad intrínseca de la CSUM, al transformarse de hecho en una central sindical manejada y dirigida para el partido, mientras en el caso de la CROM se presentaba el fenómeno opuesto pues los dirigentes de éste eran los conductores del Partido Laborista. Cuando a raíz de la muerte de Obregón, los representantes laboristas abandonaron los cargos públicos y Lombardo propuso la disolución (transitoria) de ese agrupamiento político, los esfuerzos de los dirigentes sindicales se concentraron en defender y preservar a la organización obrera, por encima de los cargos administrativos y políticos. Sin duda, también los impulsores de la CSUM menospreciaron a la corriente de Lombardo Toledano,

seguramente concluyendo que Lombardo era igual a Morones o a Pérez Medina.

“Es cierto que multitud de organizaciones se habían separado de la CROM y que había dentro de las agrupaciones sindicales un gran desconcierto y también es verdad, como lo mostraban los pactos de solidaridad firmados entre organizaciones de la CROM con agrupaciones campesinas, pero tales pactos, como quedó demostrado después, no abarcaban a la mayoría de las agrupaciones obreras existentes en la república, como se asentaba en la convocatoria. Además, los pactos de solidaridad no significaban necesariamente disposición de los firmantes para integrar una nueva central sindical, sin la participación de la mayoría de las organizaciones pertenecientes a sus centrales correspondientes, CROM, CGT, Confederación de Transportes y Comunicaciones. Por ello, si bien la Asamblea nacional obrera y Campesina sólo contó con la representación de una minoría de las organizaciones existentes en el país.” Por ejemplo, la actitud de los dirigentes comunistas de San Bruno era opuesta a varias resoluciones del Buró Político del PCM que aconsejaban en el interior de los sindicatos y de respetar el carácter de frentes amplios que tenían esas agrupaciones, es decir, que debían coexistir trabajadores de todos los credos filosóficos, creencias religiosas y filiaciones políticas, dirimiendo sus diferencias por medio de la discusión, en un ambiente de respeto, tolerancia y espíritu unitario. Pero esta conducta no fue observada por los dirigentes de aquel sindicato quienes una vez dueños de su aparato de dirección, excluyeron a los cromistas y les expulsaron de sus puestos laborales, exactamente lo que los cromistas habían hecho contra los comunistas, por ejemplo, en la región de Orizaba. Los comunistas contestaban, entonces, con medidas similares, es decir, con la represión. Por ello fue justa la intervención del gobernador Tejeda en el sentido de exigir a los comunistas que reinstalaran en sus cargos y puestos a los cromistas, se respetara sobre todo del derecho al trabajo y su militancia sindical y política. Esta actitud es sintomática pues el mandatario veracruzano había brindado un gran apoyo político y social al PCM por conducto de la Liga de Comunidades Agrarias y desde luego, Tejeda era un distinguido miembro de la izquierda revolucionaria.

Dijo Velasco que un ejemplo de la línea táctica seguida por el PCM con respecto a la CROM se dio cuando fue expulsado el comunista Alfonso Flores Soria, en la VI Convención, efectuada en Ciudad Juárez, mientras por otro lado se invitó a los dirigentes de la AFL. “Por un lado, se hacía

la crítica a las relaciones de la CROM con la AFL y por otro se apoyaba a los sindicatos de la CROM que resistían los ataques del capitalismo.” 491

Esta táctica del PCM era ciertamente contradictoria pues por un lado se criticaba acremente a la CROM, sobre todo a sus principales dirigentes y por el otro los convocaba a realizar acciones comunes en defensa de los derechos de los trabajadores, lo cual era considerado por los líderes de la CROM como una maniobra engañosa la cual fue de inmediato rechazada. Si efectivamente la CROM era una organización corrompida y degenerada, inmersa en un crisis insalvable, no había ninguna razón válida para convocarla a la unidad en la acción, mucho menos invitarla a una asamblea nacional obrera en la que se examinaría la posibilidad de crear una nueva central sindical nacional. Esta incongruencia la hizo notar Velasco quien afirmó que no se podía atacar a la CROM y al mismo tiempo reconocer que en sus filas había grupos o personas que resistían a los ataques del capitalismo.

Según Malpica, los comunistas poblanos, influidos por la táctica del frente único, decidieron luchar por depurar a la CROM, pero no dividirla. La presencia de los comunistas fue creciente, sobre todo por las actividades desplegadas por Julio Ramírez, Leobardo Coca, Filemón Escamilla, Manuel Rivera y Blas Chumacero. “Estos camaradas tomaban sus acuerdos con los comunistas para sostenerlos después en el Consejo Confederal de la Sindicalista.” Sobre todo dijo que Julio Ramírez había trabajado en Atlixco en donde “formó tres células en dos fábricas textiles, Los Molinos y Metepec y se discutieron artículos aparecidos en El Machete. Después Pablo Quiroz y Vicente Guerra hicieron propaganda en Metepec y llegaron a controlar la fábrica El Volcán.”492

El Sindicato de la fábrica de El Molino de En medio decidió separarse de la confederación de Puebla “por estar sus dirigentes prácticamente dedicados a la política electoral unos en forma velada y otros en forma pública” al mismo tiempo que atacaron a Filemón Escamilla porque “recibía dinero de los propietarios de los molinos de nixtamal. También repudiaron a la CROM, al “Grupo Acción”que a perpetuidad ha “entronizad a determinados individuos que se creen indispensables. Bien sabemos que la inmensa mayoría de los compañeros no protesta porque pesa sobre ellos la tiranía de los compañeros.” 493

El 2 de mayo fue asesinado en el interior de la fábrica de Cocolapan, Ricardo Jiménez, a manos de Rodolfo Carrero y por ello se generó uno de los conflictos más graves que hubo en la región orizabeña. Para los líderes cromistas ésta había sido una acción de los comunistas que en mayo de 1928 habían asesinado a Reinaldo Pantoja, luego de que en una asamblea se decretara la expulsión de “23 comunistas” pero se absolvió a otros tantos, pero ellos seguían actuando en las reuniones privadas distribuyendo El Machete y últimamente Resurgimiento, que se editaba en Puebla. De Rodolfo Carrera se dijo que había falsificado varios vales y que por ello había sido sancionado, que, no obstante, había reincidido, por lo que finalmente se le expulsó de trabajo. En las discusiones se dijo, Ricardo Jiménez, sólo había pedido que recapacitara sobre las faltas cometidas pues su conducta dañaba al sindicato, pero fueron otros oradores los que pidieron su expulsión. El día 2 de mayo, mientras Jiménez estaba haciendo una guardia fue asesinado por Carrera quien al ser detenido por la policía dijo que había actuado influido por terceras personas “que eran elementos de filiación comunista”. El día 5 se efectuó una asamblea general en el sindicato y ahí se decidió expulsar a los comunistas que hubiera en la fábrica, así como a los que estaban realizando actos de bandidaje. El día 6 el asunto pasó al consejo Confederal que avaló el acuerdo suscrito con anterioridad y autorizó la expulsión de José Trejo, Juan Orea Rivero, Enrique Ponce, Ángel Meza, José Guzmán, Porfirio Hernández, Manuel Cortés, Mariano Tuxpan, Eustaquio Luna, Emiliano Montes, Rafael Salazar, Ignacio Juárez, Pablo Zetina, Teodoro Tuxpan, Cruz Sánchez, Marcelino Soto, Prisciliano Corona, Manuel Hernández, José López y Cipriano Mendoza.

Velasco escribió a Valencia, de Veracruz, de la dirección de la CSUM para que desplegara una mayor propaganda en la región de Orizaba “a menos de que haya peligro pues usted trabaja en esa zona en donde impera el terror laborista”. Le instruyó para que acentuara el descontento contra Torres (Martín) y compañía, que desprestigiara los trabajos de la próxima Convención textil haciendo notar que “las tarifas que presentarían los laboristas iban a ser muy malas. De esta manera decimos a los obreros lo que va a suceder y cuando vean los resultados se convencerán de la razón que tenemos al hacer esta afirmación. En el sindicato y entre los obreros hay que planear las pequeñas cuestiones que afectan a los compañeros, determinadas peticiones que aunque pequeñas para las empresas, reportan tal o cual beneficio aislado a los trabajadores. La cosa es ir apareciendo como compañeros que se preocupan por los intereses de los obreros,

hay que hacer lo posible por formar un pequeño grupo que discuta y trate las cuestiones importantes y la forma de hacer conciencia entre los trabajadores naturalmente, esas juntas deben efectuarse en lugares seguros, o tener cambios de impresiones aún dentro de las fábricas en donde no se les escuche o aislados; su método de distribución de la propaganda de noche es muy bueno… “ dijo al concluir sus recomendaciones.

Esta actitud estaba en consonancia “con la constante hostilidad del grupo mayoritario de tendencia comunista de San Bruno que con el apoyo de Tejeda había tratado de imponer una situación de terror en la región.”.494 A continuación los cromistas dieron al gobernador un plazo perentorio “para que resolviera la situación que los comunistas de esa fábrica habían creado en contra de los trabajadores que pertenecen a la Confederación", amenazando con aplicar otras medidas para “impedir la humillación que los comunistas han planteado, con todo lujo de fuerza”.495 En esta tesitura, Eucario León, de la Confederación orizabeña envío un telegrama a Tejeda en el que asentó que el grupo comunista de San Bruno había separado de su empleo a 30 miembros de la CROM por lo que pidió su intervención para impedir ese atropello. 496

Gabriel Bravo informó que el día 8 de enero se había efectuado una reunión de los elementos pertenecientes al grupo comunista o rojo los cuales acordaron elaborar una nueva base organizativa, indicando que quienes no lo acataran quedaban fuera del sindicato y sin trabajo y que esa había sido la sanción que habían aplicado a los 85 trabajadores miembros de la CROM. Éstos decidieron salirse de la sesión para evitar un choque que “ hubiera sido de suma gravedad y después solicitaron la ayuda solidaria de la Cámara del Trabajo, de Jalapa, cuyos dirigentes, acompañados por Martín Torres, se entrevistaron con el gobernador del estado para denunciarle los hechos acaecidos, que en la entrevista con este alto funcionario también habían estado presentes los comunistas , que se había integrado una comisión para resolver el conflicto pero que los comunistas habían pedido más tiempo para consultar con sus compañeros. En virtud de que el tiempo pasaba y no había disposición de los rojos, la Cámara del Trabajo acordó dar un plazo de 24 horas para que dicha respuesta se produjera estableciendo como objetivo la reintegración al trabajo de nuestros compañeros sin ningún compromiso más que el respeto mutuo”.497

En el mes de septiembre de 1929, el Comité Central emitió una circular en la cual expresó su preocupación por la situación prevaleciente en las organizaciones del estado de Puebla “infiltradas por elementos comunistas”mientras que en Izúcar de Matamoros, esa infiltración era de elementos capitalistas. Los comunistas actuaban en la región de Atlixco habiéndose apoderado de la fábrica de El Carmen, produciéndose un enfrentamiento armado con los cromistas, habiendo encarcelado a Juan Cuamatzin, secretario general de la Federación Regional, así como a Manuel Morales Téllez y Nabor T. Camela. El otro elemento de conflicto que tenía la CROM en esa entidad era el señor William Jenkis, norteamericano, propietario de varios ingenios, que trataba de impedir la organización sindical de los trabajadores cañeros. 498

EL delegado Romero se dirigió a la dirección del PCM para informarle de las actividades que estaba realizando en el estado de Veracruz para penetrar en los sindicatos de la CROM y de la CGT y de los ferrocarrileros, indicando que para tener éxito había que entrar a esas organizaciones con el objeto de impulsar el descontento existente contra la burocracia reformista. Propuso una ligazón más estrecha con las masas, la formación de grupos juveniles y se lamentaba que por las dificultades en el idioma no pudiera avanzar más entre los trabajadores portuarios y marinos. 499

En su misiva del día 19, el mismo comisionado dijo que en Veracruz se estaba gravando el alza de precios de los artículos de primera necesidad, el problema de los sin trabajo y las contradicciones políticas entre las distintas fracciones que están en el poder. Criticó la pasividad del Comité Local del Partido para enfrentar este tipo de situaciones, reafirmando que había miles de trabajadores que no estaban organizados en ningún sindicato. 500

La carta reflejaba por un lado el interés de algunos militantes comunistas de influir en los sindicatos de la CROM, como de hecho lo hicieron hasta el año de 1926 en que se efectuaron varias expulsiones de grupos de trabajadores afiliados o simpatizantes a ese partido por parte de la Confederación del estado y de las confederaciones regionales y por el otro, las reticencias mostradas por la dirección de ese partido para actuar en esa dirección, afirmando que existían muchas dificultades y obstáculos para conquistar la conciencia de los obreros cromistas.

Velasco aconsejaba que ese tipo de trabajo debía ser paciente y cuidadoso, difundiendo la prensa partidaria si ello no fuera posible en el interior de las fabricas, sí en los domicilios de los trabajadores, efectuar pequeñas reuniones de discusión y examen de los problemas comunes, constituir centros de estudio, hacer suyas las demandas económicas y sociales de los obreros para ganar su simpatía y aprecio, todo ello en el marco de un proceso que podría suscitar la animadversión de los cromistas. Los resultados de ese esfuerzo, decía, no serán inmediatos, pero sí eran seguros. La táctica que estaba condenada al fracaso era la del enfrentamiento constante y sistemático con los cromistas en las fábricas, utilizando para ello la acción directa, lo que generalmente concitaba una respuesta igualmente agresiva, en el marco de una lucha desigual, pues los cromistas controlaban la dirección de los sindicatos, de las federaciones, de las confederaciones, eran la fuerza social mayoritaria y los comunistas terminaban siempre perdiendo, sin ganar nuevas posiciones y acabando con la influencia que tenían en grupos de trabajadores.

Morones acusó a Portes Gil de utilizar a los grupos comunistas para atacar a la CROM y para ello hizo una amplia referencia a la trayectoria del político tamaulipeco, de quien, dijo, que habiendo sido enemigo de la revolución, después se transformó en un elemento radical, acercándose a los comunistas a los que en un principio apoyó, no obstante que estos trataban de utilizar a nuestro país para lanzar una ofensiva contra los Estados Unidos. Que Portes Gil había tolerado las reuniones que se efectuaban en forma recurrente en la legación rusa en México en donde se fraguaban toda clase de planes contra la CROM, la distribución de la propaganda bolchevique en grandes cantidades, que los comunistas habían abierto un restaurante en la avenida 16 de septiembre y que en general los apoyaba y los solapaba, incluyendo gentes como Genaro Laurito.

El dirigente de la CROM vinculó estrechamente a los comunistas con Portes Gil, expresando que de esta forma se trataba de intervenir en la vida interna de los Estados Unidos pues los comunistas mexicanos actuaban en connivencia con los comunistas norteamericanos y después acusó a Marte R, Gómez de ser el “adlátere intelectual" del tamaulipeco y de realizar una labor agraria a ultranza, habiendo pretendido pactar con Vasconcelos.501

En rigor, el gobierno de Portes Gil reprimió y persiguió a los comunistas y no los apoyó, como dolosamente afirmó Morones, quien había dicho que en su momento presentaría las pruebas de este respaldo, pero nunca lo hizo. Pero no sólo eso sino que el presidente provisional rompió relaciones diplomáticas con la URSS acusando precisamente a la dirección del Partido comunista de esa nación de impulsar y financiar las actividades de los comunistas mexicanos, con la pretensión de desestabilizar a su administración. Por otra parte, Portes Gil reconoció esta conducta permanente al afirmar que si bien estaba a 478 Carta de Juan Cuamatzin a Mauro Tobías, 12 de julio de 1929. A sindicato Santa Rosa479 El Machete, 22 de septiembre de 1928480 Declaración del CC del PCM, 26 de mayo de 1928, EL Machete481 Carta del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista a los partidos comunistas del Caribe, 10 de diciembre de 1932 A CEMOS482 Carta de Eulalio Martínez a A. Losovski, 10 de agosto de 1928 A IHMOCC483 Carta de David Alfaro Siqueiros a Alejandro Losovski, el 23 de agosto de 1926, IHMOCC.484 Informe de la fracción comunista al Comité Ejecutivo de la ISR, el 22 de noviembre. IHMOCC485 Texto enviado por D.A. Siqueiros al Comité Central de la CROM, El 6 de diciembre de 1928.486 Informe de Wolfe al Comité Ejecutivo de la ISR, el 14 de julio de 1931,IHMOOC487 Carta de Orestes a Losowsky el 18 de marzo de 1928, Biblioteca Manuel Orozco y Berra.488 Carta de a Siqueiros a Losovski, el 27 de febrero de 1928, Biblioteca Manuel Orozco y Berra.489 Informe de Orestes a Lozovski, . el 15 de febrero de 1928. 490 Informe de la CSUM a la ISR, 9 de diciembre de 1929, A IHMOCC.491 Velasco, Miguel Ángel, Apuntes sobre la historia del PCM, material mimeográfico, A- MAV492 Malpica, Samuel, Atlixco: historia de la clase obrera, p. 146

favor del ideal colectivista que preconizaban los comunistas, no estaba de acuerdo con las tácticas y procedimientos empleados por ellos porque no obedecían a la circunstancias nacionales, ni a la idiosincrasia del pueblo trabajador mexicano, sino a la mera aplicación mecánica de consignas de la Internacional Comunista. Desde que Portes Gil fue gobernador del estado de Tamaulipas, impidió el desarrollo de las actividades de los comunistas, así como de los cromistas, tratando de promover y apoyar, como fuerzas de contrapeso, a los sindicalistas moderados del Gremio de Alijadores. Por lo tanto, esas imputaciones de Morones sólo tenían el propósito de desprestigiar los ataques que le lanzaban los comunistas, tratando de demostrar que tenían una fuerza: la que le proporcionaban desde el poder.

El 8 de junio, el Comité Central del PCM le dirigió al Partido Laborista un llamamiento para trabajar en forma conjunta para resolver una serie de grandes problemas económicos y sociales que padecían los trabajadores. Reconoció que el PL “era un partido obrero en el sentido de que está formado en su mayoría por proletarios. Aunque su dirección haya realizado siempre una política fundamentalmente

493 Manifiesto de! sindicato de la fábrica del Molino de Enmedio, noviembre de 1930, A Cámara del trabajo de Atlixco494 Carta de Miguel Ángel Velasco a Porfirio Valencia, del puerto de Veracruz, 21 de abril de 1931, A sindicato Santa Rosa.

495 Circular de la Confederación sindicalista del estado de Veracruz, 27 de abril de 1931, A sindicato Santa Rosa.496 Telegrama de Eucario León a Adalberto Tejeda, 1 de mayo de 1931, A sindicato Santa Rosa497 Informe de Gabriel Bravo al Comité Central de la CROM, 16 enero de 1931 A sindicato Santa Rosa498 Circular número 39, 9 de septiembre de 1929 A CROM499 Carta de P. Romero al CC del PCM, el 16 de octubre de 1930 A CROM

500 Carta de P. Romero al CC del PCM, 29 de octubre de 1930 A CROM501 Morones, Luis, Discurso pronunciado el 17 de junio de 1930, A- L N M

contraria al interés de la clase obrera y de las masas explotadas en general”. Entre los puntos de acción conjunta que los comunistas propusieron a los laboristas estaban: contra los ataques del capital imperialista, contra el arbitraje obligatorio, por la ayuda efectiva a los desocupados, por las reivindicaciones inmediatas de los campesinos, contra la represión en todas sus formas, contra el servicio militar obligatorio. Lo llamó a emprender acciones comunes, comprometiéndose a que durante el tiempo en que duraran éstas, suspendieran todos los ataques contra los dirigentes del Partido Laborista. En el terreno electoral solicitaron al partido que se integrara al Bloque Obrero y Campesino para poder participar en las elecciones presidenciales, de gobernadores, senadores, diputados y presidentes municipales. Excitó al PL a definirse si estaba en pro o en contra de la defensa de los intereses de la clase obrera y de las masas explotadas en general. 502

La dirección del Partido Laborista había decidido postular, bajo condiciones totalmente adversas, la candidatura de Ortiz Rubio, mientras que el PCM, por conducto del Bloque Obrero y Campesino había lanzado la de Hernán Laborde, de modo que se trataba de posiciones muy distintas. A pesar de la marcada hostilidad que sufría la central obrera, se acordó aquella postulación e incluso algunos contingentes sindicales se hicieron presentes durante alguna etapa de la campaña electoral. Pero ahora no había pactos ni convenios escritos o verbales, ni promesas de que se les otorgarían algunas posiciones administrativas y gubernamentales ya que los grupos callistas y obregonistas, ya aglutinados en el Partido Nacional Revolucionario, se habían apoderado de los puestos clave y serían ellos los únicos beneficiarios del futuro reparto del poder. De modo que tanto la CROM como el Partido Laborista fueron invitados de piedra: sus delegados o representantes asistían a algunos mítines pero no se les permitía que hicieran uso de la palabra e incluso se les prohibía estar cerca del candidato presidencial.

Por su parte, el Bloque Obrero y Campesino fue un instrumento creado por el PCM para darle apoyo social más amplio a su candidatura y para asegurar su registro legal. El PCM no estaba legalmente prohibido, simplemente no estaba jurídicamente inscrito en la Secretaría de Gobernación, en función de los requisitos de la época, objetivo que se dedicaron a cumplir. La “tregua” otorgada por los comunistas a los 502 Llamamiento del CC del PCM al Partido Laborista, 8 de junio de 1932, A CG

laboristas implicaba, también una contradicción de fondo, pues se reconocía que seguía habiendo profundas diferencias entre ellos y que sólo se llamaba a la unidad en la acción a los laboristas con propósitos exclusivamente electorales y no con la esperanza de lograr un acuerdo programático de mediano y largo plazo. Por supuesto, que un llamamiento concebido así tenía que ser rechazado de inmediato.

Al informar sobre la manifestación obrera del 1 de mayo se dijo que habían participado principalmente contingentes de la CROM, la CSUM y la CGT. Se mencionó que Luis Araiza, al hablar a nombre de la Cámara del Trabajo, había dicho que esa organización respaldaba los actos del gobierno siempre y cuando beneficiaran al pueblo trabajador. También intervino en ese acto Úrsulo Galván, quien señaló que estaban atacando los principios de la revolución y que aún faltaba de llegar el contingente del PCM pero la policía le impidió el paso porque estaban profiriendo palabras insultantes contra los altos funcionarios.503

La dirección del Partido envió un comunicado al Comité Ejecutivo de la IC en la que le solicitaba le otorguen a Lombardo un trato deferente durante su viaje a la URSS con el objeto de que existan las condiciones de un trato adecuado con ellos. Postulaba la necesidad de que los sindicatos adheridos a la CSUM mantuvieran relaciones cordiales con los sindicatos autónomos adheridos a Lombardo. Platicó de una reunión sostenida con Lombardo en la que se habían planteado que las luchas campesinas deberían estar dirigidas por el proletariado, con lo que estuvo de acuerdo. Sin embargo, él les pidió que esta entrevista no tuviera publicidad, pero que estaba dispuesto a conceder una entrevista a un reportero de El Machete.

Como demostración también de que un proceso unitario estaba en marcha esta celebración del Primero de Mayo en el que se incluyó la formación de un Comité Organizador, integrado también por representantes de sindicatos de la CROM. En un oficio dirigido a la Confederación Sindical Latinoamericana, no obstante, se lanzaron violentos ataques a Lombardo por no querer desfilar con los grupos comunistas. Se lanzaron ataques también y Morones contra Lombardo y estos dos contra los comunistas. No obstante, dijeron los comunistas, se había tratado de una jornada demostrativa de la aplicación de la táctica del frente único. 504 La dirección de la CSUM informó de las actividades que estaba desplegando con una gran fuerza la CGOCM

503 Reporte del Agente número 17, AGN, IPS, Caja 2, Exp. 4

con el objeto de incorporar al mayor número posible de sindicatos. No obstante, el Comité Nacional de Defensa Proletaria, encabezado por Siqueiros, no se creía capaz de encabezar con éxito esta lucha unitaria.

La CSUM se dirigió al Comité Nacional de Defensa Proletaria indicándole que organizaría Comités de Defensa Obrera y Campesina que aplicarían las bases del Pacto de Solidaridad en lo que corresponde a la solución de conflictos obreros regionales. 505

En un informe enviado a Losovsky se dijo que Velasco estaba en pláticas con los dirigentes del SME con el propósito de convocar a una reunión sindical, a la que no concurrieron los representantes de la CROM ni de la CGT, pero que si había participado Lombardo Toledano. Se le decía al máximo dirigente de la ISR que los comunistas estaban pugnando por acercar a las organizaciones obreras hasta lograr una unificación nacional, luchar denodadamente por la independencia de la clase. Que Lombardo, en lugar de hablar con los líderes de la CSUM ha preferido dialogar con los dirigentes del PCM. Que “Lombardo piensa ir a la URSS, que es necesario que lo inviten para ir allá, una vez haya traten de explicarle y convencerlo de que debe hablar con nuestra organización (la CSUM) para la unificación del proletariado. De todos modos consideramos que la ida de Lombardo con la UESS puede servirnos para reforzar el trabajo de unificación y llegar a ella ya que Lombardo nos comunicó que él desea llegar a la unidad aunque sólo sea entre la CSUM y la CROM. 506

Lombardo le dijo a Losovsky que él había deseado desde hace mucho tiempo ir a la URSS pero que no lo había podido hacer porque había sido objeto de ataques sistemáticos de parte del PCM que lo consideraban su “peor enemigo”. “En Moscú conoció al compañero Hernán Laborde, dirigente del PCM y tanto él como el compañero Miguel Ángel Velasco me expresaron su deseo de trabajar sinceramente por la unidad del movimiento obrero de nuestro país, en un plano superior, fuera de sectarismos, para fortalecer a las instituciones democráticas y revolucionarias de México”. Le afirmó a Losovsky que algunos elementos del Comité Central de la CROM le habían expresado que no era conveniente realizar ese viaje para que 504 Carta de R. Ortiz del Buró del PCM al CE de la IC, el 14 de julio de 935 A IHMOCC505 Carta de Miguel Ángel Velasco a la CSUM, el 18 de mayo de 1935. A IHMOCC506 Carta de Jorge Fernández Anaya a A.Losovsky, el 13 de julio de 935, IHMOCC

no fuera aprovechado por el PCM. Enseguida narró que en el interior de la CGOCM se dio una fuerte pugna ya que muchos dirigentes de esa central estaban de acuerdo con la unificación del proletariado, pero sin la presencia de los comunistas.

A pesar de las diferencias existentes y estando ya el PCM inmerso en el proceso de discusión y de autocrítica que pretendía revisar la aplicación de la línea de lucha de clase contra clase, que había consistido en el enfrentamiento sistemático y constante contra el gobierno, se festejó el Primero de Mayo de una manera unitaria, participando los contingentes de la CROM, de la corriente de Lombardo Toledano, que también había sido rechazada de una manera reiterada, así como de la CGT que ya se encontraba en manos de los reformistas gubernamentales y que había perdido gran parte del poder que tuvo en la década de los veinte, los sindicatos autónomos, en donde había trabajadores que habían estado afiliados a la CROM en otras épocas, pero también comunistas, la Cámara del Trabajo, de Pérez Medina, que contaba con el apoyo económico y político del PNR. Aquí estaban algunas de las semillas de la futura unidad obrera.

De una manera paulatina, los dirigentes del PCM y de la CSUM pasaron de su conocida política de atacar violentamente a Lombardo Toledano y a la corriente sindical por él formada, a una posición de acercamiento, primero, y de acción conjunta, después.

La corriente de Lombardo ya se había separado de la CROM y se había unido al grupo de sindicatos que lideraban Velásquez, Amilpa, Yurén y había surgido la CGOCM, en cuyo seno actuaban algunos comunistas que ya habían abandonado la táctica de la lucha de clase contra clase pues ahora estaban convencidos que los había conducido al aislamiento de las masas trabajadoras. Los cambios experimentados tanto en los comunistas como en los lombardistas, entre ellos, el haber cesado su anterior antagonismo, permitieron que el viaje que Lombardo efectuara a la URSS en donde se entrevistó con los delegados del PCM que ahí se encontraban presentes, sentara las bases de un nuevo trato y de avanzar así hacia la conformación de una central obrera nacional mayoritaria y representativa. Tanto las circunstancias internacionales, como la grave amenaza que implicaba el fascismo, como un nuevo gobierno nacional revolucionario, encabezado por Cárdenas, también posibilitaron ese acercamiento.