Sobre Mayo 68 y Situacionismo

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"Tres pistas para intentar entender mayo del 68" texto de Francisco Fernández Buey mayo de 2008 – tomado de la web DDOOSS (Asociación de Amigos del arte y la cultura de Valladolid) Veinte años no serán nada, como dice la canción, pero cuarenta parecen una eternidad. Pienso eso leyendo los artículos conmemorativos del mayo francés del 68 que se están publicando en los suplementos de los periódicos de mayor circulación, todos, o casi todos, dominados de tal manera por el presentismo que lo que ocurrió entonces queda como perdido en una intensa niebla. Se me ocurre que hay tres pistas posibles para intentar reconstruir aquella historia más allá de la filosofía periodística de la historia dominante. I La primera pista la dio Guy Debord. En 1988, cuando se cumplían veinte años de los hechos de mayo, escribió en sus Comentarios sobre la Sociedad del Espectáculo algo que podríamos tomar como punto de partida: La primera intención de la dominación espectacular era hacer desaparecer el conocimiento histórico en general, empezando por casi todas las informaciones y todos los comentarios razonables sobre el más reciente pasado. Una evidencia tan flagrante no necesita ser explicada. El espectáculo organiza con maestría la ignorancia de lo que ocurre e, inmediatamente después, el olvido de aquella parte de los acontecimientos que pudo ser conocida. Lo más importante es lo más ocultado . En estos últimos veinte años no hay nada que haya sido cubierto por más mentiras inducidas que la historia de mayo de 1968. Ciertas lecciones útiles podrían sacarse de algunos estudios desmitificadores sobre aquellas jornadas y sobre sus orígenes, pero eso es un secreto de Estado. Estas palabras de Guy Debord pueden parecer una exageración. Y tal vez lo sea. Pero son también una de esas

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Sobre Mayo 68 y Situacionismo

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"Tres pistas para intentar entender mayo del 68"

texto de Francisco Fernndez Buey

mayo de 2008 tomado de la web DDOOSS (Asociacin de Amigos del arte y la cultura de Valladolid)Veinte aos no sern nada, como dice la cancin, pero cuarenta parecen una eternidad. Pienso eso leyendo los artculos conmemorativos del mayo francs del 68 que se estn publicando en los suplementos de los peridicos de mayor circulacin, todos, o casi todos, dominados de tal manera por el presentismo que lo que ocurri entonces queda como perdido en una intensa niebla.

Se me ocurre que hay tres pistas posibles para intentar reconstruir aquella historia ms all de la filosofa periodstica de la historia dominante.

I

La primera pista la dio Guy Debord. En 1988, cuando se cumplan veinte aos de los hechos de mayo, escribi en sus Comentarios sobre la Sociedad del Espectculo algo que podramos tomar como punto de partida:

La primera intencin de la dominacin espectacular era hacer desaparecer el conocimiento histrico en general, empezando por casi todas las informaciones y todos los comentarios razonables sobre el ms reciente pasado. Una evidencia tan flagrante no necesita ser explicada. El espectculo organiza con maestra la ignorancia de lo que ocurre e, inmediatamente despus, el olvido de aquella parte de los acontecimientos que pudo ser conocida. Lo ms importante es lo ms ocultado . En estos ltimos veinte aos no hay nada que haya sido cubierto por ms mentiras inducidas que la historia de mayo de 1968. Ciertas lecciones tiles podran sacarse de algunos estudios desmitificadores sobre aquellas jornadas y sobre sus orgenes, pero eso es un secreto de Estado.

Estas palabras de Guy Debord pueden parecer una exageracin. Y tal vez lo sea. Pero son tambin una de esas exageraciones candidatas a la verdad: en lo que hace a mayo del 68, lo ms importante es lo ms ocultado. Pues la derecha poltica de entonces redujo la interpretacin de los hechos a un gran complot anarco-marxista, a una gran conspiracin (que quedara desmontada en las primeras elecciones que siguieron a las grandes movilizaciones); el gaullismo, que sali fortalecido de ellas, vio en los acontecimientos una crisis de civilizacin a la que haba que hacer frente precisamente reforzando nuestra civilizacin; los restos de los grupsculos marxistas de entonces interpretaron los hechos como una crisis internacional del capitalismo tardo que, a pesar de la derrota de mayo, se seguira pudriendo; y los nuevos camaleones fueron adaptando su interpretacin de los hechos a lo que vino despus: principio del fin de las ideologas, gran fiesta ldico-juvenil, anuncio del individualismo contemporneo, fin del psicodrama de la era revolucionaria, revuelta reformista, insurreccin democrtica que anunciaba el retorno a los principios de la gran revolucin francesa, origen de los nuevos movimientos sociales, etc., etc.

"Todo mentiras", deca Debord. Se puede decir con una expresin menos drstica: medias verdades que se corresponden bien con lo que luego, en los aos que siguieron, hemos sido los unos y los otros o, ms directamente, con las trivialidades de base que los mandamases del mundo que de ah sali y los letratenientes a ellos vinculados quieren que sepan las nuevas generaciones. No estoy hablando de conspiracin del silencio, ni siquiera de tergiversacin conscientemente construida. Al contrario. Pienso que, en este caso, cuanto ms se habla y ms se escribe ms domina el espectculo y ms nos alejamos todos de lo que realmente fue aquello. As que no voy a pretender aqu contar la verdadera verdad del mayo del 68. Slo pretendo contar brevemente mi versin de los hechos con palabras que se acerquen, eso s, a las palabras que se pronunciaban entonces, la mayor parte de las cuales se han hecho impronunciables, y tal vez incomprensibles, en los tiempos que corren ahora.

Dar dos pistas ms.

II

Segunda pista. Mayo-junio del 68 no fue la gran fiesta ldica, como se viene diciendo casi siempre, sino el gran susto . O an mejor: una gran protesta estudiantil que se acab convirtiendo en un gran susto para la gran mayora. Lo que empez como un memorial de quejas en las universidades (en Estrasburgo, en Caen, en Nanterre) se convirti enseguida en un movimiento de protesta social generalizado en las barricadas de Pars, y, a partir del momento en que se multiplicaron las ocupaciones de fbricas y las huelgas obreras, en un ensayo general revolucionario que asust a la mayora de la sociedad francesa del momento.

De ah el gran susto : se asustaron los burgueses que vieron peligrar sus propiedades; se asustaron los pequeos burgueses que vieron peligrar sus privilegios y los de sus hijos (Chabrol ensea); se asust De Gaulle que tuvo que echar mano del ejrcito; se asust el partido socialista que crea pasada la poca de las revoluciones; se asust el partido comunista, que an hablaba de revolucin en general pero no de esa; se asustaron los sindicatos que se vieron rebasados por la espontaneidad de los consejistas en las ocupaciones de fbricas y criticados por los estudiantes por su inconsecuencia; y se asust una parte de los intelectuales y profesionales que vieron con buenos ojos el arranque de los acontecimientos y todava se solidarizaron con el movimiento en el momento de la represin, pero que no pudieron aguantar la acusacin de ser unos mandarines al servicio del sistema, una acusacin cada vez ms repetida por los comits de obreros y estudiantes.

Del gran susto sali el viaje de De Gaulle a los cuarteles. Del viaje de De Gaulle a los cuartes sali la gran reaccin de junio en Pars: una grandsima manifestacin de todas las fuerzas de la conservacin el 30 de mayo. El 13 de junio De Gaulle decret la disolucin de las organizaciones trotskistas y maoistas, as como la del Movimiento 22 de Marzo, en virtud de una ley del Frente Popular establecida en su momento contra ligas paramilitares de extrema derecha. Los responsables de la O.A .S. exiliados regresaron a Francia. Y de la gran reaccin de junio sali la victoria de la derecha en las elecciones (de una derecha que, conviene no olvidarlo, entonces estaba a favor del orden y del Estado, pero tambin del "estado de bienestar", de las reformas sociales y culturales, de una reforma progresiva de la universidad y hasta, en algunos casos, de la contracultura bien entendida").

Los estudiantes rebeldes se despidieron que con una frase que se hizo clebre: "Es slo el comienzo. La lucha contina". Pero fue realmente aquel mayo un comienzo o fue ms bien el final de una poca? En agosto de 1968, las tropas del Pacto de Varsovia aplastaron la rebelin de Praga, que fue percibida como ms de lo mismo en el otro lado del mundo de la guerra fra, y la mayor parte de los rebeldes y revolucionarios de Francia (y de Europa) que haban puesto casi todas las esperanzas en la revolucin autogestionada y autogestionaria se quedaron sin modelos y casi sin amigos. Asesinados Lumumba (el smbolo de la revolucin africana) y Guevara (el smbolo de la revolucin latinoamericana), slo quedaba Vietnam. Y no es casual que Vietnam haya sido, a partir de 1968, el nico smbolo positivo que ha unido en la calle a todos los restos del sesentayochismo.

Ese es el origen de la otra gran depresin del siglo XX, de la depresin subjetiva, por as decirlo, de la gran depresin de la izquierda rebelde y revolucionaria. Lo que vino despus es lo que suele venir despus en estos casos: revoluciones pasivas o contrarrevoluciones que se presentan a s mismas pomposamente como revoluciones culturales o revoluciones de la vida cotidiana, que recuerdan vagamente, por las palabras que se pronuncian, lo que quisieron quienes perdieron, pero que por lo general consisten en la integracin por el sistema de todo aquello que puede ser integrado sin que cambie lo esencial, o sea, la propiedad del dinero, la propiedad del poder, la propiedad de los medios de produccin, el mando en plaza.

De la gran depresin producida por la derrota del 68, y no de las ideas que se expresaron en mayo del 68, sali lo que luego se ha llamado individualismo contemporneo. Una de las grandes manipulaciones mediticas de los ltimos treinta aos ha consistido precisamente en convencer a las gentes que ya no vivieron aquello de que el individualismo contemporneo es hijo del mayo del 68. Nada ms lejos de la verdad. El individualismo contemporneo es hijo de los que vencieron a los estudiantes y obreros rebeldes del 68. O tal vez el hijo prdigo del matrimonio de stos con quienes, habiendo perdido, se resignaron para acomodarse a la derrota.

III

Tercera pista. Muchas veces se ha dicho y se ha escrito en los ltimos tiempos que los movimientos sociales nuevos, crticos y alternativos, tuvieron su origen en el mayo francs del 68. Pero tambin esto es inexacto. Y conviene precisarlo.

No hay duda de que 1968 represent el momento culminante de uno de los movimientos sociales ms activos e interesantes de la segunda mitad del siglo XX, el movimiento estudiantil o universitario, que, por supuesto, no se redujo a los acontecimientos de Francia y que produjo manifestaciones importantes en los cuatro puntos cardinales: en Berkeley y en Miln, en Mxico y en Barcelona y Madrid, en Berln y en Tokio, en Londres y en Praga y en Varsovia.

Hay dos rasgos o caractersticas que aparecen reiterativamente y con mucha fuerza en todos (o casi todos) los movimientos estudiantiles de entonces, y que, efectivamente, heredaran los movimientos sociales posteriores. Me refiero al antiautoritarismo y al antiimperialismo . Antiautoritarismo no slo en el sentido de la crtica de la autoridad de la familia, del Estado, de las iglesias y del mandarinato existente en la universidad, sino tambin como autonoma radical respecto de todos los partidos polticos del arco parlamentario. Y antiimperialismo entendido como oposicin a los dos modelos socioeconmicos cristalizados durante la guerra fra. En lneas generales estos rasgos pasaran, ya en los aos setenta, a la crtica feminista del patriarcado, a la crtica ecologista de la sociedad industrial y productivista y a la crtica pacifista de la estrategia militar del terror.

Pero si por movimientos sociales nuevos entendemos lo que por entonces empez a llamarse nuevo feminismo, o ecologismo o pacifismo, hay que decir enseguida que el mayo francs del 68 tuvo muy poco que ver con eso. Basta para probarlo con ver los documentos escritos y orales que han quedado de las asambleas de Nanterre y la Sorbonne : ah hay muy poco feminismo, casi nada de ecologismo y, desde luego, nada de pacifismo.

Sintomticamente no hay ni una sola mujer entre los lderes destacados del movimiento y las grabaciones que han quedado (cintas magnetofnicas y cinematogrficas) muestran que a las mujeres apenas se las dejaba tomar la palabra en los comits. Es verdad que se citaba Reich y se hablaba de sexualidad liberada, pero mayormente para varones. El primer cartel publicitario dtourne, que muestra a una mujer acaricindose los pechos mientras de su boca sale el gemido orgasmtico ( Ahhhhhh!!! La Internarnacional Situacionista !!!) no era precisamente una representacin del gusto del nuevo feminismo...

Las alusiones a los hyppies y a los beatknis que hay, por ejemplo, en los textos situacionistas de entonces son todas despreciativas o pardicas. Y el lenguaje y el tono de la mayora de las intervenciones en las asambleas y en los comits de ocupacin, as como el de la mayora de los panfletos escritos, era ms bien guerrero, crtico del militarismo, s (particularmente cuando se hablaba de la intervencin norteamericana en Vietnam), pero tambin exaltador de la violencia revolucionaria, ya fuera en trminos leninistas, guevaristas, consejistas, maostas o para recordar las virtudes de Durruti, de los combatientes del Vietcong o del general Giap.

Los orgenes del feminismo, del ecologismo y del nuevo pacifismo que cuajaran como movimientos en las dos dcadas siguientes no estn ah. Hay que buscarlos en otros sitios: en las universidades norteamericanas, en las manifestaciones britnicas contra la guerra (organizadas por el Comit Russell, entre otros), en los discursos de Luther King y en la Universidad Libre de Berln.

Para no alargar ms este punto y concluir con la tercera pista pondr aqu un slo ejemplo. El eslogan ms clebre y ms veces repetido del mayo francs fue: La imaginacin al poder. Todo el mundo lo ha odo repetir muchas veces como smbolo de lo que all se coca. Repetida cientos de veces por los grandes medios de comunicacin, esa frase se trivializ hasta el punto de que, fuera ya de su contexto, parece sugerir una de estas dos cosas: hyppis y provos, protesta ldica, ecologista y pacifista. As sonaba ya aos despus de que fuera escrita por primera vez. Y sin embargo lo que quiso decir con ella quien la escribi no tiene nada que ver con pacifismo, protesta ldica y medio-ambientalismo. Voy a restituir su sentido original (las cursivas son mas) para que se pueda comparar. Esa frase cerraba una breve pero contundente declaracin de principios en la entrada principal de la Sorbona de Pars, asediada por la polica. La declaracin deca as:

Queremos que la revolucin que comienza liquide no slo la sociedad capitalista sino tambin la sociedad industrial. La sociedad de consumo morir de muerte violenta. La sociedad de la alienacin desaparecer de la historia. Estamos inventando un mundo nuevo original. La imaginacin al poder.

No es extrao que unos aos despus Guy Debord dijera que haba para morirse de risa, al constatar lo que la sociedad del espectculo haba conseguido hacer con esa y otras muchas frases clebres del movimiento del 68.

https://books.google.es/books?id=sWh8XwuyQpUC&pg=PA57&lpg=PA57&dq=Henri+Lefebvre++situacionistas&source=bl&ots=uCEA6wvoSq&sig=H2vH-LDSPyPLe0MdtL057pOOe9M&hl=es&sa=X&ei=2nYuVdSnAsyqPIbJgdAB&ved=0CEwQ6AEwBw#v=onepage&q=Henri%20Lefebvre%20%20situacionistas&f=false---Alain BadiouEl capitalismo global es una abstraccin que excluye a buena parte de la humanidad, sostiene.A cuarenta aos del Mayo Francs, cul es, segn usted, su legado? La complejidad de la pregunta consiste en que no hubo un Mayo del 68 sino cuatro. Mayo del 68 fue un acontecimiento, precisamente, porque estuvo compuesto por elementos diferentes. Cuando hablamos entonces de este acontecimiento, debemos precisar siempre de qu Mayo del 68 estamos hablando. Para decirlo brevemente, hay un primer Mayo del 68 que es la rebelin de la juventud; de hecho, no de toda la juventud sino de los estudiantes: es la revuelta de una minora. Es la parte ms visible del Mayo del 68. Debemos decir tambin que esta parte no fue completamente original porque hacia fin de los sesenta hubo revueltas de los estudiantes prcticamente en todo el mundo: en Mxico, Alemania, Estados Unidos, China El segundo Mayo del 68 es la huelga ms importante de toda la historia de Francia. Es muy diferente del primero pues concierne a los trabajadores, millones de ellos, y no a los estudiantes. El tercer Mayo del 68 es algo as como una revolucin cultural. Tiene que ver con la agitacin de los teatros y de los cineastas, tambin con la transformacin de las reglas sexuales y con la revuelta feminista. El cuarto Mayo del 68 es, finalmente, el ms interesante. Consiste en la bsqueda de una nueva concepcin de la poltica la bsqueda por crear, por ejemplo, una colectividad entre trabajadores, estudiantes, extranjeros, etctera. Creo que aqu yace el legado del Mayo del 68. Porque la revuelta de los estudiantes en s misma no es una cuestin universal, concierne a las universidades, a la relacin entre la educacin institucional y la educacin pblica. La huelga de trabajadores en s misma es ampliamente controlada por el Partido Comunista y por los sindicatos tradicionales, no es un fenmeno nuevo. La transformacin de las modalidades sexuales y la revolucin cultural crean una modernidad, pero esta modernidad es compatible con el capitalismo. Hoy somos contemporneos del Mayo del 68 en la bsqueda de una nueva definicin de la poltica. El problema clave es encontrar una forma de organizacin poltica que no se halla en la forma del viejo Partido Comunista (organizacin jerrquica, participacin en las elecciones clsicas, etc). Este problema an no esta resuelto.De quoi Sarkozy est-il le nom?, su ltimo libro, va ms all de la figura de Nicolas Sarkozy: propone una teora de una caracterstica constante de la poltica francesa Sarkozy es slo el ltimo en una lnea que incluye a Thermidor y a Marechal Petain. Podra, por favor, definir esta constante?Para describir esta constante, debemos comprender que la historia de Francia no es simple. Hay una primera historia de Francia la ms conocida mundialmente que comienza con la Revolucin Francesa a fines del siglo XVIII y contina con las grandes insurrecciones de los trabajadores en 1830 y en 1848, con la comuna de Pars en 1871, con la Francia popular en 1936, con la fortaleza del Partido Comunista francs, con la resistencia al nazismo y, finalmente, con el Mayo del 68. Es la historia de las insurrecciones, revueltas, revoluciones y dems. Pero hay una segunda historia francesa: la historia de la contrarrevolucin, del poder conservador y reaccionario, la historia de la restauracin de la monarqua despus de la Revolucin Francesa, el segundo imperio de Napolen, la represin de los trabajadores en junio 1848 o despus de la Comuna de Pars, la terrible secuencia de Petain burguesa francesa, temerosa de la Francia popular, prefiri el nazismo a la posibilidad de la revolucin comunista: sta es la definicin de Petain. Francia puede ser vista como el pas de las insurrecciones histricas pero tambin como el pas de las contrarrevoluciones obsesivas (risas). Nombro el petainismo a esta dimensin de la historia francesa que llega hasta nuestros das. Sarkozy es la expresin de esta tendencia reaccionaria. Es el ltimo petainista.Adems de despertar el inters del pblico masivo, su ltimo libro desencaden una nueva ola de acusaciones contra usted como el filsofo del terror antidemocrtico. De qu son sntoma estas acusaciones? Creo que hay un problema despus de todo. No sostengo el sistema democrtico contemporneo porque s que esta forma del Estado es apropiada al gobierno de los ricos, de los capitalistas. Las elecciones libres son una ficcin. Toda la massmedia est controlada por grupos capitalistas. No soy, pues, democrtico en este sentido. La democracia es el poder de la gente, no el poder de los partidos, de la oligarqua financiera, del capitalismo. Hay democracia cuando la gente se organiza en movimientos o en huelgas para declarar algo en el campo poltico. Pero hoy no hay un poder real de la gente. Por ejemplo, sabemos que la armada francesa est comprometida con la guerra de Afganistn. Nadie consult a la gente sobre este asunto. Fue una decisin consensual tomada por un pequeo grupo de hombres y de mujeres de todos los partidos. El segundo punto concierne al terror. En muchas circunstancias donde la gente est realmente relacionada al poder, presenciamos secuencias de violencia (es el caso de la Revolucin Francesa, de la Revolucin Bolchevique, etc.). Cuando sostengo que la intervencin popular en el campo poltico debe ser violenta en algunos casos, no puedo aceptar que esa suerte de gobierno me acuse de terrorista. Despus de todo, los Estados democrticos actuales son absolutamente violentos: tenemos una guerra absurda y criminal en Irak, una guerra en Afganistn, intervenciones militares en muchos otros pases Entonces, en ciertas circunstancias, la eleccin es entre dos tipos de violencia: la eleccin no es entre violencia y no violencia. Sabemos eso. Acepto la posibilidad de la violencia. La violencia de la accin popular es diferente de la pura violencia de Estado. Nombro terror a la violencia de Estado.En De quoi Sarkozy est-il le nom? usted defiende tambin la actualidad del comunismo, de la idea comunista. Por qu cree que hoy deberamos ser fieles a esta palabra?La idea comunista, a comienzos del siglo XIX, era la idea de la completa emancipacin de la humanidad. El comunismo era el nombre de otra posibilidad para la organizacin de la sociedad. Despus surgi la pregunta de los medios polticos para realizar esta nueva posibilidad. El medio ms importante era la revolucin con la direccin, finalmente, de la clase trabajadora. Esta es la visin clsica, la visin de Marx en el Manifiesto de 1848. Progresivamente, en una segunda etapa, el comunismo se convierte en el nombre no slo del fin (una nueva sociedad) sino tambin en el nombre de un medio poltico especfico para alcanzar esta meta: el Partido Comunista. Hay, en esta segunda etapa, algo positivo y algo negativo. Algo positivo: el comunismo se convierte en una realidad ms concreta en la primera etapa era una visin, en nuevos medios para triunfar en la revolucin. Estamos en una nueva etapa de la historia, dijo Lenin al crear el Partido Comunista: la etapa de la revolucin victoriosa. Y era verdad. La victoria ha sido posible con un fuerte Partido Comunista. Con una gran visin pero con una organizacin dbil, ha sido imposible durante el siglo XIX. El lado negativo es que despus de eso tenemos una definicin estrecha del comunismo: el Partido Comunista y el Estado comunista. Y esta visin estrecha fue, finalmente, un fracaso. Porque el Partido fue bueno para organizar una revolucin victoriosa pero no para organizar una nueva sociedad. Result algo burocrtico, terrorista, violento. Este fracaso puso en peligro la palabra comunismo. Prcticamente desapareci. Creo que sin esta palabra tenemos una carencia en la poltica de emancipacin. Para mantener una poltica de emancipacin, debemos tener una gran visin y esta idea, finalmente, es la idea comunista. Sin esta gran visin, somos dbiles: nos sumergimos en pequeas experiencias polticas, en pequeas luchas cotidianas. No podemos de este modo unificar la lucha poltica. Planteo abrir una tercera etapa del comunismo despus de la primera etapa (la concepcin marxista) y despus de la segunda (la concepcin leninista): una nueva definicin de la palabra que retiene el aspecto positivo de la nocin, que critica el aspecto negativo de la segunda etapa y que propone una nueva forma del comunismo para hoy.Cmo se sita frente a los filsofos contemporneos que mantienen viva la idea de la poltica de emancipacin? Mis colegas que mantienen viva la idea de emancipacin son Slavoj iek, Giorgio Agamben, Jacques Rancire, Judith Butler, Antonio Negri y yo. El grupo de los seis (risas). No hay una diferencia fundamental entre iek y yo. Hay diferencias conceptuales y filosficas. Pero en relacin con la necesidad de la palabra comunismo, con el reconocimiento de los aspectos positivos en el leninismo mismo y dems somos parientes cercanos. La palabra comunismo tambin es usada por Negri pero en otro sentido. El sujeto constitutivo del capitalismo es, en ltima instancia, la masa de nuevos productores. Con Internet, con las comunicaciones globales, con el trabajo de las multitudes, tenemos dentro del capitalismo mismo la creacin espontnea de algo que es de esencia comunista. El problema con Butler es que est del lado de la poltica de la identidad, que se halla, en mi opinin, a un solo paso en direccin a la poltica de la diferencia. Debemos crear una colectividad poltica que sea universal, que absorba todas las diferencias y todas las identidades. Agamben no usa realmente la palabra comunismo. Est ms interesado en el sueo de la humanidad. Su figura fundamental es la del homo sacer, y toda la discusin atae a la creacin de esta figura. La relacin entre esa suerte de visin y las polticas concretas no est clara. Es demasiado ontolgica para m. En cuanto a Rancire, ciertamente est de nuestro lado en lo que concierne al legado del 68, a qu es la verdadera democracia (que no es la democracia representativa). No comparte la visin de iek ni la ma en relacin con la segunda etapa del comunismo, tampoco la necesidad de la violencia en determinadas ocasiones. Es un hombre precavido. La suya es una filosofa siempre descriptiva, nunca prescriptiva. La diferencia entre los seis atae, precisamente, a la naturaleza prescriptiva de la poltica, no slo a su caracterstica histrica descriptiva. Debemos decir algo acerca de qu hacer. La poltica no slo es crtica y negacin, tambin es afirmacin. La segunda diferencia concierne a nuestros juicios acerca de qu es la democracia. Creo que iek y yo somos menos democrticos que los otros (risas).Usted escribi en Logiques des mondes que el capitalismo es una civilizacin sin mundo. Qu quiere decir esto?Creo que el capitalismo global es una universalidad abstracta porque el mundo que construye es un mundo donde una amplia parte de la humanidad no est presente. Estar presente en el capitalismo global significa no estar excluido de la riqueza de este mundo. Hoy no estamos por la construccin de un mundo unificado, por el contrario: la desigualdad es la ley del capitalismo. El mundo est completamente dividido no slo entre pases ricos y pases pobres sino, en los pases mismos, entre hombres pobres y hombres ricos. Actualmente, la idea de un mundo para la gente de todo el planeta es una idea prescriptiva. Nos falta un mundo en este sentido. Es una cuestin de orden poltico, no de existencia emprica.Recientemente, usted propuso una alianza entre la filosofa y la poesa, despus de siglos de tensiones que comenzaron con el destierro de los poetas de la Repblica por Platn. Por qu opina que hoy es el momento para este pacto? La historia de la filosofa despliega dos grandes posiciones contradictorias con respecto a la relacin entre la poesa y la filosofa. O bien hay una diferencia fundamental entre ellas (esto est claro en Platn y, tambin, en muchos otros), o bien la poesa entra en igualdad con las formas ms importantes del pensamiento. Es algo as como el debate entre Platn y Heidegger.Podemos cambiar la estructura del problema diciendo que hay un lugar para la poesa como procedimiento de la verdad porque en ste hay siempre un momento potico. Es el momento donde debemos encontrar nuevos nombres para un acontecimiento. La nominacin de un acontecimiento es una necesidad, y esta necesidad, en cierto sentido, es siempre una potica. Por ejemplo, cuando estalla una revolucin poltica, irrumpen nuevos nombres, un nuevo vocabulario. Y esta tarea es tarea de la poesa no est realizada siempre en los poemas, pero es una determinacin potica.Creo que sa es la razn por la que la poesa ha sido parte del lenguaje filosfico mismo. La invencin y transformacin del lenguaje filosfico es tambin una tarea poltica. Por esto, propongo un nuevo pacto, una nueva paz.El amor como principio polticoDe qu hablamos cuando hablamos de amor? Creo que el amor es un procedimiento de la verdad; entonces, es una condicin natural para la filosofa. (Reconozco cuatro tipos de procedimientos de la verdad: la ciencia, el arte, la poltica y el amor.) En el amor podemos rastrear todas las caractersticas de un procedimiento de la verdad: comienza con un acontecimiento, el encuentro entre dos personas. Despus debemos encontrar la forma y las consecuencias de este encuentro, debemos encontrar un nuevo lenguaje. Por qu la verdad? Porque el amor es, en mi opinin, la invencin de la verdad acerca de la diferencia. Naturalmente, es la diferencia entre dos individuos, la diferencia absoluta entre la posicin masculina y la femenina. Como dijo una vez Lacan, la relacin sexual no existe. Hay una ilusin en la pura libertad sexual: la ilusin de que all podemos encontrar una experiencia de conexin con el otro. Entonces, se compromete con la repeticin y no con la creacin. Qu es la verdad acerca de la diferencia? Es la experiencia de la diferencia mediante la construccin de un nuevo punto de vista sobre el mundo mismo. Es una nueva experiencia del mundo desde el punto de vista de los Dos. El amor no es una suerte de negociacin entre dos individuos. Es la creacin de un nuevo punto de vista sobre el mundo mismo: el punto de vista de los Dos. (La amistad tambin es la experiencia de los Dos pero es una experiencia mucho ms dbil que el amor. Por eso explicamos la amistad desde el punto de vista del amor y no a la inversa.) El amor es el ejercicio de la diferencia en relacin con el desarrollo de la vida misma. Es, pues, la experiencia del mundo no desde el punto de vista del Uno individual sino desde el punto de vista de los Dos, no desde el ngulo de la identidad sino desde el ngulo de la diferencia. En este sentido, es el principio de una idea poderosa que puede devenir, finalmente, en una idea poltica. Que es posible construir una experiencia colectiva del mundo. Y el comienzo de esta experiencia colectiva es la experiencia de los Dos. El amor puede ser visto, en este sentido, como el principio de la poltica.Situacionismo - Diccionario Ideolgico del PCE(r)Fue una corriente ideolgica burguesa y contrarrevolucionaria surgida en Francia en la segunda mitad del siglo XX que con ademanes aparentes de crtica radical del capitalismo pretendi desmoralizar y sembrar la confusin.Su representante ms caracterstico fue Guy Debord que, siguiendo la estela de la Escuela de Frankfurt, tambin aparent denunciar de manera frontal a la sociedad burguesa, con frases izquierdistas acerca de la socidad de consumo, la cultura de masas y prcticamente todas las manifestaciones ms superficiales del capitalismo contemporneo. Pero ocultaron las causas de ello, se enfrentaron a la clase obrera, de la que anunciaron su desaparicin, e incluso a los comunistas y a los pases socialistas. Parecan criticarlo todo como una manera de no criticar nada y, en cualquier caso, todo quedaba en una crtica nihilista sin solucin ni alternativa posible.Para engaar mejor a las masas, aparentaron fundar una Internacional al modo del movimiento obrero que tanto detestaban. Finalmente algunas de sus poses han pasado a formar parte de los sectores ms reaccionarios del movimiento libertario.--Los Consejistas (Paul Mattick, Anton Pannekoek, Otto Rhle y Karl Korsch)El comunismo consejista naci en la revolucin alemana de 1919 cuando los marxistas, inspirados por el ejemplo de los soviets rusos e indignados por el centralismo, el oportunismo y la traicin de la corriente dominante marxista socialdemcrata, extrajeron similares conclusiones de anti-parlamentarismo, accin directa y descentralizacin que las que eran sostenidas por los anarquistas desde [Mijal Bakunin|Bakunin]]. Como los oponentes libertarios de Marx en la Primera Internacional, defendieron que una federacin de consejos obreros formara la base de una sociedad socialista y, consecuentemente, vieron la necesidad de construir en los lugares de trabajo organizaciones para promover su formacin. Lenin atac a estos movimientos y sus defensores en su diatriba La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo , que el comunista consejista Herman Gorter ech por tierra en su An Open Letter to Comrade Lenin. Hacia 1921 los comunistas consejistas rompieron con el bolchevismo.

Cornelius Castoriadis de adolescente era mienbro del partido comunista griego, pero habandona este partido y se hace trotskista, con los aos considera que las teorias consejistas estan ms acertadas, y desarrolla una serie de teorias de base marxista, aunque de bastante tendencia libertaria.

Marxismo Libertario (Daniel Guerin) El marxismo libertario, se organizan en partido (los consejistas y los situacionistas son anti-partido)solo que los marxista-libertarios le dan el minimo poder al partido y se centra en los consejos (soviets) y en los sindicatos. Para un leninista seria al reves, el partido seria lo ms importante y el que tiene el poder por encima de todo, el partido esta arriba de todo en la escala para un leninista.El marxista libertario el partido tiene el minimo poder, y su politica respeto al estado es sustituirlo y mientras lo sostituye se va reduciendo hasta desaparecer.

Los Situacionistas (por ejemplo Guy Debord, Raoul Vanegeim...)Configurado sobre las ideas del comunismo consejista, los situacionistas desarrollaron sus ideas en nuevas e importantes direcciones. Funcionando a finales de la dcada de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado, combinaron ideas del comunismo consejista con el surrealismo y otras formas de arte radical para producir una impresionante crtica del capitalismo post blico. A diferencia de Castoriadis, cuyas ideas les influy, los situacionistas siguieron considerndose marxistas, desarrollando la crtica de Marx a la economa capitalista en una crtica a la sociedad capitalista como alienacin, pasando de ser localizada en la produccin capitalista a encontrarse en la vida diaria. Los situacionistas acuaron la expresin The Spectacle para describir un sistema social en el cual la gente llegaba a estar alienada de sus propias vidas y hacan el papel de una audiencia, de espectadores. Por tanto, el capitalismo haba puesto el ser en el tener y ahora, con el espectculo, los haba colocado en el parecer. Los situacionistas sostenan que no podemos aguardar una revolucin lejana, sino ms bien liberarnos a nosotros mismos aqu y ahora, creando eventos (situaciones) que trastornaran lo normal y lo ordinario para sacudir a la gente de sus papeles asignados dentro de la sociedad. Una revolucin social basada en una soberana absoluta, asambleas clasificadas y consejos autogestionados seran la situacin final y el objetivo de todos los situacionistas.--Primero de todo se debera aclarar qu concepto tenemos del leninismo. Si por leninismo entendemos ese marxismo-leninismo anquilosado, constreido a burdas interpretaciones de Marx y de Lenin, formulado en manuales -lo trgico es que haya sido cierto- y que en ltima instancia fue utilizado por unas burocracias estatales para legitimar una estructura estatal que distaba mucho de lo que los prceres del socialismo haban formulado como tal, debe decirse que s, efectivamente el marxismo libertario nada tiene que ver con se leninismo. Lo de decir que se encuentra ms cercano a la social-democracia es pura demagogia. Dentro de ese espectro que ha venido a llamarse marxismo-leninismo hay corrientes muy diversas y desde mi punto de vista muy interesantes.

Tenemos por un lado a la Internacional Situacionista, organizacin que durante la dcada de los cincuenta y sesenta aportaron al marxismo novedosas y enriquecedoras perspectivas: desde su teora de la sociedad del espectculo (por cierto an ms en consonancia con estos tiempos actuales que vivimos) a la reivindicacin de los Consejos Obreros como medio de autoorganizacin de la clase obrera, pasando por estudios sobre el arte o el urbanismo. Tenemos tambin a los consejistas clsicos: Pannenkoek, Otto Rhle o Karl Korsch e incluso algunos pensadores incluyen a Rosa Luxemburgo. Todo ello sin olvidar a los movimientos por la autonoma obrera de los setenta localizados principalmente en Italia.

Como caractersticas comunes desde mi punto de vista todos estos grupos coinciden en su afn por aportar nuevos cauces a la corriente marxista. Porque el marxismo, como se ha dicho hasta la saciedad, es una teora viva, una teora empuada por la clase obrera cuyo fin no es otro que la superacin del modo de produccin capitalista. Es lgico por tanto que ante el continuo devenir dialctico del capitalismo -que como dira Marx necesita renovarse constantemente para asegurar su supervivencia- haya organizaciones que escruten los lmites de una realidad objetiva partiendo de unos fundamentos consustanciales del marxismo. Se podr estar ms o menos de acuerdo en sus planteamientos, pero lo que es innegable es que constituyen aportaciones al marxismo tan legtimas como cualquier otras que sean genuinas al mismo. Quienes crear que el marxismo puede ser delimitado a unas cuantas formulas y revolucionarios, por ms excepcionales que hayan sido, no han comprendido el ms bsico ABC del marxismo. No es que haya que actualizar el marxismo como si estuviramos haciendo un mero ejercicio acadmico. Lo que se hace es incorporar desde el marxismo nuevos postulados que permitan la comprensin dialctica de una realidad igualmente dialctica.

En este sentido se puede comprender que el contenido del mensaje a lo largo de la Historia cambiar, esto es, las consignas, los programas, el lenguaje, las estrategias, las tcticas; y por consiguiente, de acuerdo a las leyes de la dialctica, las formas tambin cambiarn mas permitiendo que el ncleo central se mantenga impertrrito: la superacin del capitalismo. Porque el capitalismo es un ente histrico-poltico; no es algo abstracto que en virtud de cuatro medidas expropiadoras se pueda abolir. La abolicin del capitalismo slo es posible mediante el socialismo, y ah en tramos en la tarea colosal de la Humanidad: su organizacin consciente con un determinado fin. Estamos hablando pues de mltiples variantes y parmetros en constante actualizacin.

Como ejemplo de todo ello me permito citar un pequeo prrafo de un folleto redactado por uno de los tericos ms brillantes de la Internacional Situacionista. Da buena muestra de cmo las nuevas formas impregnan un contenido histrico, otorgndole un carcter netamente revolucionario, casi apasionado y que denuncia vivamente el discurrir de una existencia constreida al crculo de produccin de mercancas. Como ya dije, las nuevas perspectivas aportadas por otras corrientes marxistas tienen como punto central la lucha por la desalienacin del sujeto; es decir, de su conciencia, y ello slo es posible transformando su actividad cotidiana aqu y ahora. No estamos pues ante una ardua lucha que slo tal vez pueda arrojar sus frutos en un futuro lejano (que si bien pudo ser una caracterstica importante de una poca del socialismo, con el paso de los aos y la transformacin econmica, poltica y social de las sociedades, dej de serlo) sino ante una lucha por la existencia ms prxima, aqu y ahora. Justamente porque la existencia humana desalienada del yugo que impone el capital es reivindicada sin cortapisas a un movimiento as no le pueden surgir enanos revisionistas ni politicastros (pienso en Carrillo, Togliatti y dems ralea). Se trate probablemente de una tica y esttica que rompe con una parte de lo que fue el movimiento obrero clsico, pero porque tiende a superarlo: a aportarle cauces que, conforme al progreso material de la Humanidad, han de ser reivindicados por el movimiento obrero como parte insustituible de la revolucin.

De la huelga salvaje a la insurreccin generalizada. escribi:8. Te sucede que sientas la desagradable sensacin de que al margen de escasosmomentos no te perteneces y te conviertes en extrao a ti mismo?En tal caso, has entendido que:

a) A travs de cada uno de nuestros gestos - mecanizados, repetidos, separados entre s - eltiempo se desmigaja y, pedazo a pedazo, nos saca de nosotros mismos. Y estos tiemposmuertos se reproducen y se acumulan al trabajar y al hacernos trabajar para lareproduccin y la acumulacin de mercancas.

b) En la actualidad, el envejecimiento no es otra cosa que el aumento de los tiemposmuertos, del tiempo en que la vida se pierde. Es por dicho motivo que ya no hay jvenes niviejos sino unos individuos ms o menos vivos. Nuestros enemigos son quienes creen yhacen creer que el cambio global es imposible, son los muertos que nos gobiernan y losmuertos que se dejan gobernar.

c) Trabajamos, comemos, leemos, dormimos, consumimos, tomamos vacaciones,absorbemos cultura, recibimos cuidados, y de este modo sobrevivimos como plantas deinterior. Sobrevivimos contra todo lo que nos incita a vivir. Sobrevivimos para un sistematotalitario e inhumano - una religin de cosas y de imgenes - que nos recuperaprcticamente en toda ocasin y lugar para aumentar los beneficios y los poderesdesmigajados de la clase burocrtico-burguesa.

d) Nos limitaramos a ser lo que permite el sistema mercantil si en ocasiones novolviramos a ser bruscamente nosotros mismos, si no nos sintiramos invadidos del deseode vivir apasionadamente. En lugar de ser vividos por delegacin, por imgenesinterpuestas, los momentos autnticamente vividos y el placer sin reservas, aliados alrechazo de lo que lo obstaculiza o lo falsifica, son otros tantos golpes asestados al sistemaespectacular-mercantil. Basta con darles mayor coherencia para extenderlos, multiplicarlosy reforzarlos.

e) Al crear apasionadamente las condiciones favorables al desarrollo de las pasiones,queremos destruir lo que nos destruye. La revolucin es la pasin que permite todas lasdems. Pasin sin revolucin slo es ruina del placer.En realidad, ya ests harto de moverte entre tiempos muertos y obligaciones. Y ya ests luchando,conscientemente o no, por una sociedad cuya base ya no ser la carrera tras el beneficio y el podersino la bsqueda y la armonizacin de las pasiones a vivir

--Mayo de 1968: Las palabras y el poder (A Carolina)Los trabajos y los dasEn Mayo los comportamientos desarticulan los mensajes.Jean Paul Arn, Los ModernosPocos movimientos sociales estuvieron tan directamente vinculados a los debates en el campo intelectual de su poca como los sucesos de Mayo de 1968 en Francia. Huelga estudiantil, huelga obrera, movilizacin de sectores de poca tradicin combativa se unen en la nica crisis revolucionaria seria que se produjo en una metrpoli imperialista desde la posguerra. Cualquier anlisis de este movimiento debe tener en cuenta la relacin que exista en la dcada del 60 entre el trabajo de los intelectuales y la crtica radical del orden social.En esos aos las ciencias sociales haban experimentado un gran avance. Nuevas disciplinas hacan objeto de su anlisis reas poco estudiadas de la cultura. Los dilogos interdisciplinarios derrumbaban las aduanas acadmicas de la ciencia burguesa. Esquemas de larga vigencia en el pensamiento moderno eran puestos entre parntesis. El estudio de las sociedades coloniales derribaba mitos etnocntricos. La evolucin de los pases del capitalismo central y de los regmenes burocrticos era sometida a una aguda crtica. Nos proponemos analizar parte de los debates que se desarrollaban en vsperas del 68. Lasdiscusiones giraban en torno a:El conjunto de mensajes que circulaban en la sociedad, los cdigos y canales a travs de los cuales se transmitan, los sujetos que lo producan, su apropiacin por los receptoresy su rol en la fundamentacin de un discurso y una praxis revolucionaria.Queremos analizar la influencia de estos debates en la constitucin de la atmsfera que rode al movimiento, la apropiacin de elementos de estas polmicas por los actores sociales que participaron en la huelga y la proyeccin de estas cuestiones en los balances del 68 que se hicieron en los aos siguientes. Las estructuras y los sujetos...se corre un poderoso rumor entre las ranas que sostiene que el estructuralismo es algo as como una filosofa y que querra suprimir muchas cosas buenas, particularmente al hombreWhal, Federico; Qu es el estructuralismo? El conjunto de debates que intentamos analizar formaba parte de la gran polmica sobre la vigencia y validez del estructuralismo como mtodo de anlisis de la realidad. Esta corriente impulsada por el antroplogo Levi-Strauss, a partir de la lingstica de Saussure, sostena que as como la lengua poda estudiarse como un sistema de elementos invariantes que mantenan relaciones entre s [estructura], tambin poda estudiarse las estructuras bsicas de las sociedades primitivas con el mismo mtodo.[1] Esta metodologa fue trasladada al conjunto de las ciencias sociales [crtica literaria, psicoanlisis, historia]. El estructuralismo se interesaba ms por las categoras bsicas del pensamiento que por sus contenidos y su relacin con la totalidad social. Postulaba una oposicin irreductible entre estructura e historia. Negaba el rol de un sujeto creador en el origen y evolucin de las estructuras y presupona el carcter inmanente de stas. En los aos 60 se comenz a criticar a esta corriente como una ideologa reaccionaria y antidialctica, incapaz de servir de instrumento de anlisis de las sociedades contemporneas.A mediados de esa dcada el estructuralismo alcanz su mxima expansin junto con el comienzo de su revisin. En 1965 Michel Foucault publica Las palabras y las cosas. Un intento de escribir una historia de la episteme occidental como una sucesin de estructuras del pensamiento que van creando las posibilidades de su superacin sin que en este proceso se produzca la evolucin de los elementos internos del sistema, ni la crtica de los contemporneos a las estructuras intelectuales de su poca. En 1966 Lacan publica sus Escritos donde reduce al hombre a un retorno de nuestro lenguaje slo existente en el discurso del otro. Ese mismo ao Louis Althusser en Para leer el Capital propone un redescubrimiento del marxismo como ciencia que estudia las formaciones econmico-sociales, no a partir de su evolucin histrica sino como un sistema de relaciones de produccin del que los hombres son meros portadores. Estas obras generaron una gran polmica. La lucha contra esta tendencia vena siendo sostenida por un grupo de intelectuales como Sartre, Goldmann, H. Lefebvre, Vilar, Parain, Garaudy, que desde distintos mbitos impulsaban un dilogo del marxismo con otras disciplinas y corrientes [psicoanlisis, Annales, existencialismo, escuela de Frankfurt, Nietzchie]. La labor de estos hombres se desarroll en los espacios crticos de la vida acadmica francesa y fueron un puente entre las novedades del pensamiento crtico y la militancia radical. Fuera de Francia, en otros dos pases europeos, se daba una relacin semejante entre el campo intelectual y la izquierda anti-sistema. Hablamos de Alemania, donde la revitalizacin del pensamiento de la escuela de Frankfurt sirvi de punto de referencia al movimiento estudiantil de aquel pas. Esta misma relacin la encontramos en Italia, de donde saldrn algunas de las crticas ms agudas al estructuralismo [Della Volpe, Luporini, etc.]. Otro italiano, Umberto Eco, nos dej en su libro La Estructura Ausente[1968] la impugnacin ms slida del estructuralismo radical en vsperas de la revolucin de mayo. Eco analizaba la pretensin de Levi-Strauss de que detrs de las estructuras mticas de una sociedad no debemos buscar su elaboracin por un sujeto sino su inclusin en estructuras ms amplias y generales. Por este camino se llega a la idea de la existencia de un meta-cdigo, inmanente al hecho social mismo y de valor universal:Sea lo que fuere que los mitos pretenden contar, ellos slo repiten la misma historia. Y esa historia es la exposicin de las leyes del espritu sobre las que los mitos se basan. No es el hombre quien piensa los mitos, sino que los mitos piensan a los hombres; mejor an: en el juego de posibles transformaciones recprocas, los mitos se piensan entre s.[2] Los coloquios y las vsperasTodos se incitan, se llaman, ponen en circulacin el objeto que se compondr, que circulan as de mano en mano, suspendidos del hilo del deseo, como el anillo en el juego de la sortijaBarthes, Roland; Au sminaireEs importante analizar el eco que tuvieron estas discusiones en espacios crticos que formaban parte del medio acadmico francs a fines de la dcada del 60. En distintas instancias y experiencias, que involucraban a profesores y estudiantes, se continu el proceso de apropiacin de elementos para inscribirlos en el orden de un discurso crtico del sistema. Estos espacios son el Seminario Abierto y el coloquio interdisciplinario. Como un testimonio de los cambios en la vida acadmica francesa, desde comienzos de la dcada del 60 algunos de los intelectuales de ms prestigio [Barthes, Lacan, Kristeva] eligen como una forma de dar a conocer y desarrollar su obra el Seminario Abierto en el que participaban estudiantes, colegas y pblico en general. El Seminario es un espacio anti-autoritario donde se interroga a la obra de los maestros, se la desmonta y se la vuelve armar enriquecida.[3]Queremos analizar una de las producciones intelectuales del trienio 1966-1968, que fue siendo desarrollada en un Seminario y que aport elementos a las vanguardias de Mayo para su anlisis de la circulacin de mensajes en la sociedad. Se trata del trabajo de Julia Kristeva para redefinir el objeto de la semitica abarcando una serie de prcticas extra-lingsticas. Su objeto era el texto literario tomado desde su produccin, reintroduciendo a los sujetos y a la historia en su anlisis. Esta autora elabor la nocin de intertextualidad. La idea de que cada texto remite al conjunto de textos de la sociedad que los produce. El texto es ese espacio en donde se cruzan infinitos textos para adquirir un nuevo orden.[4] Como tendremos oportunidad de ver, esta nocin tiene mucho que decirnos del movimiento de Mayo como fenmeno comunicacional.Otro de los espacios de unin entre los popes intelectuales y la militancia del 68 fue el coloquio interdisciplinario, donde se discutan los elementos que se agregaban a los debates ms candentes. Queremos detenernos en dos de estos eventos celebrados en el ao que precedi a la huelga. Ellos son: el ciclo de mesas redondas sobre el marxismo de Althusser, organizado por el Centro de Estudios Socialistas entre marzo de 1967 y enero de 1968, y el coloquio sobre la relacin entre estructuralismo y ciencias humanas, realizado en la Sorbona el 22 y 23 de febrero de 1968.En la discusin que se realiz en la Sorbona el 22 de febrero del ao en que se cay el cielo, polemizaron sobre la relacin entre las ciencias del lenguaje y las ciencias humanas Andr Martinet, Antoine Culioli, Francois Bresson y Henri Lefebvre.Ser Francois Bresson quien defender la postura del estructuralismo radical. En su ponencia define a la estructura como un sistema de relaciones entre distintos objetos, esttica e invariante. Este sistema naci en la lingstica, ya que la lengua slo puede ser analizada como sistema, pero puede ser trasladada a otros campos del conocimiento ya que las ciencias slo pueden constituirse a s mismas abstrayendo su objeto de las formas elementales de su percepcin y ergo -tambin- de su contexto histrico. Segn Bresson la bsqueda de la evolucin de los elementos de una estructura es una operacin completamente injustificada.[5] Irrumpe en la discusin Henry Lefevbre, quien le recuerda a Bresson que la conveniencia que a veces tiene analizar el conocimiento como un sistema de relaciones fijas no significa que ste sea un fenmeno inmanente al hecho cientfico. Lefevbre hace una defensa del mtodo dialctico y pone el ejemplo del anlisis marxista de las formaciones sociales. En Marx no existe oposicin entre continuidad y discontinuidad. La discontinuidad permite analizar los grandes ordenadores sociales [modos de produccin, relaciones de produccin], su evolucin y ruptura en el seno de estructuras precedentes. El momento de la continuidad permite estudiar objetos como la mercanca y su evolucin a travs de la historia, partiendo de un esquema elemental que arranca desde las primeras formas de intercambio.[6]Los lingistas Martinet y Culioli coincidieron en que no se poda trasladar porque s conceptos y metodologas de la ciencia del lenguaje a las ciencias humanas. Sealaron que existe una oposicin bsica entre el sistema de la lengua y la historia. La lengua no puede evolucionar a un ritmo ms rpido que el que permita a las generaciones que conviven en el tiempo entenderse entre s. No obstante, insiste Martinet en que no puede sostenerse que el lenguaje es invariante y no conoce evolucin. Propone ahondar los estudios de la lengua como sistema de comunicacin y de esta manera hacer entrar en escena a los sujetos que hablan y su papel en la evolucin del lenguaje.[7]En la mesa redonda del 23 de febrero, Lucien Goldmann disert sobre Estructura social y conciencia colectiva de las estructuras. Goldmann parte de la consideracin de que el cientfico social puede encontrar en todas las reas de la actividad humana [produccin, arte, organizacin social, comunicacin] comportamientos o estrategias que pueden ser estudiados como un sistema estructurado que garantiza cierta continuidad en las funciones bsicas de cada sociedad. Esta constatacin de que la estructura no es una invencin de los estudiosos sino un esquema bsico de la vida social, lleva a Goldmann a la conclusin de que es imposible analizarlas prescindiendo de los sujetos sociales:Esa estructura significativa supone en cada caso la estructuracin de un sujeto colectivo que obra de una manera racional o significativa en el seno de una situacin, en medio de cambios de fundamento externo e interno.[8]Existe una profunda relacin entre los debates de febrero en la Sorbona y las mesas redondas que desde haca un ao se venan realizando para discutir la obra de Althusser. En ellas, Pierre Vilar y Stanley Pullberg denunciaron el anti-historicismo que hermanaba a Althusser con Lacan, Levi-Strauss y Foucault en la negacin del papel de la praxis humana en la evolucin de las estructuras sociales y las estructuras del pensamiento cientfico.[9] La ponencia de Francois Chatelet defendi el punto de vista de Althusser en uno de los aspectos ms polmicos de su obra: la oposicin radical entre ciencia e ideologa. En el debate posterior Andr Akoun impugn esta tesis analizando a la ideologa y a la ciencia como dos lenguajes que circulan en la sociedad. La ideologa constituye la forma bsica de la comunicacin social. En las sociedades de clase, la ideologa es la de la clase dominante. La idea de la ciencia abstrada de la ideologa es la utopa de una sociedad pura, sin mitos ni condicionamientos ideolgicos. Propone pensar a la ciencia como un lenguaje que se integra en el seno del lenguaje ideolgico, pero que se diferencia en que busca poner orden a los saberes y fundamentar cierto tipo de prcticas:Y por consiguiente la idea de un lenguaje que, por ser lenguaje, al mismo tiempo es una prctica, elimina el falso problema de la relacin entre la teora y la prctica.[10]Mientras los intelectuales debaten, los estudiantes radicalizados dicen lo suyo. En marzo de 1968, un grupo de dirigentes, que luego formaran el Movimiento 22 de Marzopublic un folleto en el que reflexionaban sobre el rol de la sociologa en el mundo moderno y denunciaban la falsa neutralidad de las ciencias sociales:Uno encuentra socilogos en la propaganda, en las mil formas de condicionamiento del consumidor, en el estudio experimental de los medios de comunicacin; ah tambin sin intentar criticar la funcin social de esos medios de comunicacin.[11]Resumiendo, podemos decir que en vsperas de Mayo de 1968 una serie de tesis que haban gozado de mucha difusin a comienzos de la dcada venan siendo seriamente cuestionadas en distintos espacios crticos: a] la idea de estructura como fenmeno ahistrico; b] el concepto de lenguaje como sistema independiente de la accin de los sujetos que hablan; c] el carcter inmanente de los cdigos y sistemas simblicos que circulan en la sociedad; d] la ausencia de sujetos colectivos detrs de los cdigos sociales; e] la neutralidad de las ciencias sociales; f] la oposicin entre ciencia e ideologa. A la vez, se afirmaban una serie de elementos desarrollados en los espacios en que intelectuales y militantes se daban la mano. Entre ellos la idea del lenguaje como inseparable de los sujetos que hablan y se comunican a travs de l, y la nocin del sabery la transmisin de mensajes como un proceso dialgico, como aquel en que Julia Kristeva vea la clave de la atmsfera intelectual en vsperas de la fiesta revolucionaria de Mayo del 68:El dialogismo, ms que el binarismo, sera quiz la base de la estructura intelectual de nuestra poca. El predominio de la novela y de las estructuras literarias ambivalentes, las atracciones comunitarias [carnavalescas] de la juventud, [...] por no citar ms que algunos elementos sealados del pensamiento moderno, confirman esta hiptesis.[12]Las tomas y las redesNo se encarnicen tanto con los edificios, nuestro objetivo son las institucionesParedes de Pars, Mayo del 68 La imagen bsica del movimiento de Mayo es la del pueblo apoderndose de los edificios y subvirtiendo los discursos y las prcticas de las instituciones que all residan: universidades, fbricas, liceos, canales de televisin, teatros, colegios profesionales, etc. Mientras el poder del Estado burgus se replegaba, las asambleas soberanas y los comits electos se hicieron cargo de la gestin de estos lugares y buscaron establecer una distinta forma de comunicacin entre s y con la sociedad. Proponemos leer el movimiento de Mayo como la constitucin de varias redes de comunicacin horizontal. Mientras se rompa el dilogo vertical entre gobernantes y gobernados, estas redes buscaron establecer dilogos multidireccionales con grados desiguales de convergencia.Las palabras y las vanguardiasLa revolucin burguesa fue jurdica, la revolucin proletaria fue econmica. La nuestra ser social y cultural, para que el hombre pueda devenir l mismo, y no se contente ms con una ideologa humanizante y paternalista.Carta de la Sorbona En la pelcula La Chinoise [1967], Jean Luc-Godard contaba la historia de un grupo de estudiantes maostas que se refugiaban en un departamento de las afueras de Pars, durante un verano, para estudiar marxismo-leninismo en una mezcla de carnaval y seminario de catacumbas. Se trata de una pelcula polifnica e intertextual, organizada en movimientos como una sinfona. Los protagonistas contestan reportajes que se les realizan desde detrs de cmaras y cuyas preguntas el espectador no escucha. Van adornando las paredes de su casa con fotos de Sartre, de una reunin del Bur del PCF y con afiches de la revolucin cultural china. Reciben clases de un estudiante argelino que les lee fragmentos de un libro de Althusser, organizan un rompecabezas del pensamiento moderno escribiendo en distintos rdenes nombres de pensadores crticos sobre un pizarrn, acusan al estructuralismo de ser una ideologa reaccionaria y organizan una representacin satrica de la guerra de Vietnam. Este rescate cinematogrfico de esquemas con que se buscaba analizar el proceso de produccin de los mensajes nos sirve de base para analizar las redes de comunicacin y los distintos discursos motorizados por las vanguardias de Mayo.Distintos grupos radicales actuaron en Mayo dialogando entre s y con las masas. El universo de la izquierda radical francesa estaba surcado por infinitos dilogos. Dilogos entre trotskistas y anarquistas, forjados en la accin comn durante las grandes huelgas de posguerra. Dilogo de estos grupos con corrientes socialdemcratas de izquierda, que recuperan una lnea histrica de sindicalismo combativo que haba sido bloqueada por el reformismo socialista. Dilogos entre marxistas que redescubren el pensamiento libertario y anarquistas que buscan incorporar el anlisis marxista a su corriente.[13]Tanto el organismo gremial de los estudiantes, la UNEF, como la agrupacin que tendr ms peso en la gran huelga, el Movimiento 22 de Marzo, fueron el polo aglutinante de grupos radicales que provenan de distintos horizontes. El discurso de todas estas corrientes encontraba un espacio comn en el imaginario antiestatal y autogestionario presente en todas ellas. Este imaginario se nutra de la reapropiacin de imgenes provenientes de los movimientos histricos que estas tendencias tomaban como referencia: las secciones parisinas de 1792-94, la Comuna, los soviets de Petrogrado en 1905 y 1917, la revolucin Espartaquista, la huelga general francesa de 1936, las comunas libertarias en la revolucin espaola, la revolucin cultural china. Este imaginario unificaba a corrientes de clara inspiracin antiestatista [anarquismo,consejismo, situacionismo] con otras que mantenan en su corpus doctrinario una tensin no resuelta entre centralismo jacobino/autoorganizacin de las masas [trotskismo, maosmo, socialistas de izquierda]. Desafiando a la sociedad de la abundancia reaparece un lenguaje que muchos crean perdido. As lo dice un militante entrevistado por el mexicano Carlos Fuentes:Oponemos un lenguaje nuevo, radical, al lenguaje momificado del poder, del parlamento, de las elecciones y de las formaciones polticas tradicionales.[14]Interrogado por Fuentes sobre cmo se concilia la descentralizacin autogestionaria con la complejidad de la industria moderna, le contesta que las formas modernas de comunicacin permiten conciliar la planificacin con la autogestin:Revolucionariamente, las comunicaciones facilitaran las formas de vida autnomas y descentralizadas, al tiempo que aseguraran una planificacin sin sacrificio de la autogestin.[15]La nueva ideologa autogestionaria se daba la mano con la reflexin sobre los impactos que las nuevas formas de la comunicacin tenan y podan llegar a tener en la vida moderna. La comunicacin horizontal fue uno de los mecanismos que utilizaron los estudiantes y profesores para subvertir la vida de las universidades ocupadas. Los seminarios abiertos y los cursos se desarrollaron demostrando que una educacin no-autoritaria era posible. La vida de los claustros en esas semanas conoci la explosin de la palabra multiforme. Una de sus expresiones ms profundas fue la organizacin de los estudiantes por nacionalidades [espaoles, italianos, mexicanos, argentinos], que realizaban seminarios para analizar la situacin de sus pases a la luz del movimiento francs. Los estudiantes espaoles establecieron un dilogo sumamente fluido con los trabajadores ibricos que constituan la mano de obra barata de las plantas automotrices francesas. Estudiantes, obreros y exiliados republicanos con banderas rojinegras tomaron el Colegio de Espaa en un acto contra la dictadura franquista.[16] Ha sido mrito de Alain Touraine haber destacado la importancia de la ocupacin de los Liceos por los comits de estudiantes y docentes [CAL]. En estos institutos, que al contrario de la universidad no conocan la experiencia deliberativa, la gestin de la comunidad y la subversin de discursos y prcticas apunt al corazn mismo del autoritarismo pedaggico francs, en momentos en que ste estaba comenzando a ser objeto de reflexin por distintos estudios de sociologa educativa.[17]Cules fueron los canales que utilizaron las vanguardias para comunicarse con los dems actores sociales del movimiento? Por empezar, a travs de los volantes y folletos que cada grupo reparta casi a diario para fijar su posicin ante la marcha de la huelga. Un estudio del anlisis del discurso, con base en el mtodo lexicogrfico, individualiz dos tipos de escritura de las vanguardias de Mayo. Una escritura de cadena, en la que se repite el mismo vocabulario y se busca proteger la coherencia del grupo frente al desarrollo de los hechos. Una escritura de trama, en la que se maneja un vocabulario ms diversificado y se mantiene una posicin ms verstil frente a la evolucin de la huelga.[18] Lo interesante es que estas dos formas de escritura no se reparten a partir de las fronteras ideolgicas. La escritura de cadena se verificaba en el Partido Comunista Francs, que mantuvo una posicin entre hostil y oportunista frente a la huelga, y la Federacin de Estudiantes Revolucionarios, de inspiracin trotskista. La escritura de trama abarca a grupos como la Juventud Comunista Revolucionaria [trotskista], y los Situacionistas. Grupos como el Movimiento 22 de Marzo, la Unin de Juventudes Comunistas marxistas leninistas [maosmo] y el Partido Socialista Unificado [socialistas de izquierda] participan de ambas.[19] Todas estas agrupaciones convivieron en las redes ms radicales de espacios tomados y orientados por comits de base.Los grupos radicales no lograron establecer un acuerdo con las masas sobre la base de la constitucin de un contrapoder. No obstante hubo vasos comunicantes que establecieron dilogos entre las distintas redes que formaban el movimiento. En los meses previos a Mayo, grupos de distintas universidades del pas organizaron cortes de rutas con los obreros de algunas fbricas en conflicto.[20] Durante la huelga se realizaron acciones exitosas, como la marcha de los estudiantes a la planta de Peugeot desafiando el boicot del sindicato de industria de esa firma.[21] El dilogo obrero-estudiantil continu en los aos que siguieron al 68 en distintos comits barriales que se formaron durante la huelga.[22]El documento tal vez ms representativo del lenguaje radical del 68, la Carta de la Sorbona, es un ejemplo de composicin intertextual de los mensajes polticos. En l se impugnan las imgenes que el discurso del poder haba construido alrededor de las nociones de obrero y estudiante [Tesis I, IV, VII, XV y XXVIII], se denuncian los mitos del sistema burgus de saber; la ideologa del progreso [Tesis XIX], la autonoma de los tecncratas respecto a la poltica [Tesis XXI], oposicin entre ciencia e ideologa [Tesis XXIII], y se buscaba establecer la filiacin del movimiento en el ciclo de las revoluciones modernas [Tesis XII, XVI, XXIV, XXV, XXVI, XXVII, XXIX][23] Las Tesis de la Carta... se construyeron con elementos que circulaban en los mbitos de discusin previos a la huelga y con diagnsticos hijos de la experiencia de Mayo. Las palabras finales de la Carta... reafirman la necesidad de la construccin dialgica y son de una vigencia muy fuerte:Relean este llamado una y otra vez! Sean sus autores! Corrjanlo! Difndanlo por millones de ejemplares! Y cuando seamos todos sus autores, el viejo mundo se hundir y dar paso a la unin de los trabajadores de todos los pases.[24]Las palabras y los murosArriba la comunicacin! Abajo la telecomunicacin!Paredes de Pars, Mayo de 1968Antes de pasar a analizar la accin de las masas en la huelga queremos detenernos en la forma de expresin que ha quedado como smbolo del movimiento. Se ha dicho que en Mayo las paredes hablan. Queremos hacer una pequea reflexin sobre quines hablaban a travs de las paredes, cmo construan sus textos y qu decan a travs de ellos. Los grafitti eran obra de militantes annimos. Proponemos no incluirlos entre el conjunto de mensajes de las vanguardias como tales. Sugerimos analizar a los grafitti como un tipo de palabra en la que los autores rompan con la escritura de los grupos a los que adscriban y hacan un ejercicio de intertextualidad, mezclando textos que provenan de distintos horizontes y de sus propias vivencias de la huelga. Cul es el texto que nace de la resultante de las inscripciones de Mayo? Las citas textuales reproducidas en los grafitti convocan a los jacobinos y los rabiosos de la gran revolucin, a los pensadores ms revulsivos del iluminismo [Sade], a los pensadores y lderes ms radicales del marxismo y el anarquismo [Marx, Proudhon, Bakunin, Lenin, Trotski, Rosa Luxemburgo] y a los poetas malditos desde el decadentismo al surrealismo [Rimbaud, Verlaine, Artaud, Breton]. Volcndose a la stira sobre el presente hacen su propia agenda e impugnan la moral sexual dominante, encaran la crtica de la vida cotidiana y denuncian la ideologa jerrquica que inunda la sociedad. Los grafitti de Mayo son un gran texto donde se entrecruza todo el pensamiento crtico moderno y se trazan nuevos niveles de crtica al presente. Un texto con un destinatario mltiple, annimo y colectivo. Un texto donde explotan la lengua, la historia y hasta los discursos ms radicales.[25]Las palabras y las masas..., hay todo un saber poltico de los obreros [conocimiento de su condicin, memoria de sus luchas, experiencias de estrategias]Foucault, M.; Ms all del bien y del Mal Los trabajadores, profesionales y simples vecinos que participaron del movimiento tambin formaron sus redes de comunicacin. La red de consejos de las fbricas ocupadas fue la ms extensa, la que encerraba el embrin de un contrapoder y la nica que tena una historia atrs. La clase obrera francesa conoci la experiencia de los consejos de fbrica en la gran huelga de 1936, durante la Liberacin y en las huelgas salvajes de 1947-48 y 1953 contra la poltica de pacto social. Hacia 1968, una nueva clase obrera, producto de los cambios en el capitalismo francs, entra en escena. El obrero de la lnea de produccin junto a los tcnicos e ingenieros, piezas claves de la planta automatizada, haban ido elaborando un contrapoder obrero puertas adentro de las distintas secciones de la fbrica. Las nuevas formas de lucha consistan en el pequeo boicot y la reduccin de las cadencias que alteraban los ritmos y desbarataban las pautas de programacin.[26] Esta es la experiencia que avanz desde las fbricas a las calles en el 68. La recuperacin de los saberes tcnicos, expropiados por los sistemas de trabajo industrial [fordismo], as como la subversin de la racionalidad industrial capitalista por medio de la autogestin, son los ordenadores del discurso que circula en la red de fbricas tomadas. En una fbrica de Brest los ingenieros reorganizaron la produccin y fabricaron walkie-talquies para intercomunicar a los huelguistas, el comit de huelga de Nantes control la salida y la entrada de la ciudad y emiti bonos para pagar a comerciantes y agricultores, en las fbricas de cemento de Mureaux una asamblea depuso al director que fue rechazado en las otras sucursales en huelga, los obreros de la fbrica de pilas de Saint Ouen impidieron con barricadas el acceso a los burcratas de la CGT, los obreros qumicos en Vitry buscaron establecer contactos con sus pares de fbricas de otros pases europeos, en Rouen y en Sochaux los huelguistas refugiaron a los estudiantes perseguidos por los cuerpos especiales [CRS] y los repelieron cuando stos intentaron tomar las fbricas.[27] Las plantas no fueron el eje de un poder revolucionario, pero constituyeron una red de comunicacin horizontal donde circulaba el discurso de una praxis subversiva del poder del capital sobre la produccin.Aparte de los obreros, otros sectores de poca tradicin combativa salieron al ruedo. Los colegios de abogados y arquitectos fueron tomados por la masa de profesionales jvenes que repudiaban la cultura corporativista de sus asociaciones.[28] Al comenzar la represin, escritores, cineastas y actores tomaron las sedes de sus asociaciones reviviendo una tradicin de pronunciamientos polticos de los artistas desde la posguerra [la Liberacin, la guerra de Argelia][29] En este mismo orden se produjo la toma de la televisora francesa [ORFT] por los periodistas, en protesta contra la distorsin de la informacin sobre el movimiento y la persecucin a los periodistas que no acataban estas pautas.[30] El ms poderoso de los mass-media modernos sufri la impugnacin de su supuesta neutralidad por sus trabajadores. El discurso que reuni a todas las redes del movimiento fue el rechazo a la represin y el avance del poder poltico sobre los derechos de las personas. Esta fue la bandera que presidi las grandes movilizaciones que se apoderaron de Pars en el momento alto de la huelga [13 de mayo-30 de mayo]. Un pueblo declarado en estado de asamblea no pudo constituir una voluntad revolucionaria nica, pero sent las bases de un lenguaje que encerraba la esperanza de ser dueos de su propio destino.Los balances y las lecciones El discurso es contrarrevolucionarioParedes de Pars, Mayo de 1968En la primera oleada de libros y artculos sobre este movimiento encontramos varios balances que enfocan con particular atencin los aspectos comunicacionales de la huelga. Jean Braudillard, en su Crtica de la Economa Poltica del Signo [1972], tomaba al 68 como un test del papel de los medios de comunicacin en la sociedad. Segn Braudillard la transmisin de la huelga por los medios electrnicos era la prueba concluyente del carcter vertical del mensaje televisivo. La huelga hegemonizada por los consejos de planta y los comits de base, al ser retransmitida en la universalidad abstracta de los media, se uniform alrededor de sus reivindicaciones ms bsicas [aumento de salarios] y anul la red horizontal establecida por los huelguistas.[31] Roland Barthes, en un artculo publicado pocos meses despus de la revuelta, analiz los distintos cdigos a travs de los cuales se vivi el acontecimiento. Recalc el peso de la oralidad y de la transmisin instantnea de los hechos [radio] como un rasgo distintivo de los nuevos movimientos sociales. Seal las limitaciones de la palabra estudiantil y su convergencia con un lenguaje acadmico que la neutraliz dentro del discurso tecnocrtico.[32]Estudi el campo simblico formado por signos cuyo significado era reconocido por todos los grupos en pugna [barricadas, banderas rojinegras, automviles, bolsa de comercio].[33]Barthes seal que el movimiento poda ser ledo como una forma de violencia:...un lenguaje de la violencia, es decir de signos [operaciones o pulsiones] repetidos combinados en figuras [acciones o complejos], en una palabra un sistema.[34]Si Mayo fue una derogacin de determinados esquemas de interpretacin de la realidad, Barthes propone no tratar de descifrarlo como una estructura unitaria sino pensarlo como ...el establecimiento de un juego de estructuras mltiples y verlo como punto de partida de una nueva forma de leer los mensajes y cdigos sociales.Dos trabajos de los meses siguientes a la revuelta intentaron hacer un balance de los distintos aspectos del movimiento, colocando en primer plano la cuestin de los mensajes producidos por los sujetos que participaron en la huelga. Se trata de La Toma de la Palabra de Michel Certeau y de El Movimiento de mayo o el comunismo utpico de Alain Touraine. Ambos autores ven en Mayo una experiencia que adoleci de limitaciones por su carencia de programa y por no ser producto de un proceso previo. Ambos escriben bajo la impresin de que el movimiento haba sido desarticulado con relativa facilidad. Sin embargo Certeau y Touraine intentan definir aquellas huellas que la accin masiva de mayo-junio haban dejado en la escena francesa. Certeau ve a Mayo como la irrupcin de nuevos sujetos sociales, que toman la palabra para impugnar en distinto grado aspectos del orden social hasta el momento no cuestionados. La palabra radical fue la palabra estudiantil, vehculo de un nuevo lenguaje simblico que rechazaba los valores de la sociedad de consumo.[35] Los grupos menos radicales cuestionaron tcitamente las distintas representaciones que implicaban una delegacin de poder [polticas, sindicales] a travs de las tomas y el ejercicio de la democracia directa por las masas. Como dice Certeau, en Mayo el pueblo se tom en serio el lenguaje democrtico.[36] Esta palabra impugnadora no alcanz para crear una unidad poltica e intelectual nueva, porque se limitaba a rechazar el viejo orden sin llegar a definir una identidad propia.[37] En las elecciones que siguieron a la huelga se vot por la vuelta a una normalidad cuya suspensin no haba producido una solucin alternativa. Tanto las elecciones como el aluvin de libros sobre Mayo, fueron mecanismos para neutralizar el movimiento por medio de la reconstitucin de las representaciones polticas y la interpretacin de la huelga por el cmulo de saberes acadmicos.[38] Certeau hace una reflexin interesante sobre la influencia de los sucesos de mayo-junio en el debate sobre la validez del estructuralismo. Descree que la huelga haya herido mortalmente a esa corriente y sus esquemas. Reconoce que la toma de la palabra por tantos sujetos pona en tela de juicio el esquema que negaba la evolucin y la ruptura en el paso de una estructura intelectual a otra. Pero, mirando el movimiento en su conjunto, acaso no haba quedado demostrado que la estructura absorbi el acontecimiento?[39]Estas reflexiones pertenecen al clima de vuelta a la normalidad de los meses siguientes a mayo, pero la produccin intelectual de la dcada siguiente demostr que el punto de inflexin en el debate de las ciencias sociales fue mucho ms profundo. Para Certeau, el principal legado de Mayo es la crtica del sistema de saber de la vieja sociedad, basada en la idea del conocimiento como un poder sobre los objetos, crtica que permite pensar el conocimiento como un intercambio entre los distintos sujetos.[40] Para Touraine la gran huelga fue un impresionante ensayo de anti-sociedad. En las semanas que duraron las tomas, los espacios de la produccin material e intelectual fueron reapropiados por los sujetos que hacan posible su funcionamiento. Sin embargo, el movimiento no tuvo los mismos objetivos en las masas trabajadoras que en las minoras intelectuales que protagonizaron la experiencia ms radical. Los periodistas y tcnicos de la ORFT, desnudando los mecanismos de la manipulacin de la informacin; los profesores y estudiantes de las universidades, impugnando el orden acadmico por medio del seminario anti-autoritario; y los docentes y alumnos de los liceos, haciendo la crtica del autoritarismo pedaggico, son para Touraine los ms vigorosos embriones de contrapoder que se desarrollaron en la red de instituciones tomadas. Para Touraine Mayo fue un poco ms que la toma de la palabra. El movimiento encontr sus lmites en el momento en que no fij sus objetivos hacia la impugnacin del aparato central del Estado.[41] Este movimiento que no se constituy en un contrapoder, dej como legado una experiencia antiautoritaria protagonizada por millones de personas. Esta idea la expres Foucault al iniciar la revisin de su obra bajo el impacto de Mayo, en un debate en 1971:Es capital que decenas de millares de gentes hayan ejercido un poder que no haba adoptado la forma de organizacin jerrquica. Solamente, siendo el poder por definicin lo que la clase en el poder abandona menos fcilmente y tiende a recuperar antes que nada, la experiencia no ha podido mantenerse por esta vez ms all de algunas semanas.[42]Los ecos y los senderosEl poder tena a las universidades,los estudiantes las tomaron.El poder tena a las fbricas,los obreros las tomaron.El poder tena la ORFT,los periodistas la tomaron.El poder tiene el poder,A tomarlo! Paredes de Pars, Mayo de 1968El da despus de la gran contestacin, poda seguir afirmndose que los hombres eran meros portadores de las relaciones de produccin?, poda seguir insistindose en la imposibilidad de ejercer la crtica superadora de las estructuras intelectuales de cada poca?, se poda seguir sustentando la neutralidad del aparato educativo, del establishment acadmico y de la labor cientfica o la oposicin irreductible entre ciencia e ideologa? Mientras un torrente de libros y artculos buscaba escribir la historia de los acontecimientos de Mayo, otro tipo de reflexin, menos instantnea, ms difusa, comenzaba a arrojar luz respecto de la huelga y su proyeccin sobre los debates en el campo intelectual. Este proceso retom la labor que se vena desarrollando en vsperas de la revuelta, enriquecindola con los datos de la realidad que la accin de las masas haba aportado. Es el momento de la reflexin sobre las relaciones entre el poder y el saber, sobre los mecanismos de control sobre las personas por medio de un conjunto de disciplinas, sobre las formas de autorrepresin del deseo en las sociedades modernas, sobre la sexualidad como el punto de fuga de una serie de discursos [jurdicos, mdicos, psiquitricos] que hacen a la arquitectura del poder en el mundo contemporneo, y sobre la violencia transmitida a travs de los distintos saberes y prcticas institucionales. De las ruinas del estructuralismo naci un nuevo escenario intelectual, cuyo punto de partida fue claramente sintetizado en un artculo sobre la obra de Foucault:Mayo represent un desafo fundamental a la visin de lo social como constituido por sistemas de comunicacin o intercambio simblico, sobre los que el estructuralismo de los primeros 60 se haba fundado. Tambin puso en claro que las estructuras simblicas, lejos de desarrollarse de acuerdo a una lgica inmanente, estaban determinadas por y servan para ocultar relaciones de poder.[43]Desde otro ngulo de la reflexin, desde donde se buscaba apropiar elementos del trabajo de los intelectuales para fundamentar una teora y una praxis revolucionaria, tal vez el balance final sobre Mayo no est saldado. Proponemos pensar este problema a partir de la siguiente idea: el papel del lenguaje y la comunicacin como elemento revolucionario y su relacin con el problema del poder.Mayo, como movimiento impugnador de las relaciones entre dirigentes y dirigidos, de la racionalidad econmica del capitalismo y del establishment acadmico y cientfico, tuvo dificultades para arribar a una sntesis nica, y esta misma dificultad se presenta a la hora de su apropiacin por las fuerzas que pugnan por elaborar una crtica del sistema en las postrimeras del siglo. La resultante de las distintas palabras impugnadoras del 68 es que cuestionaban no slo el sistema capitalista y sus distintas fundamentaciones ideolgicas sino que tambin sacaban a la luz los dficit y puntos oscuros de los modelos polticos que se presentaban como alternativos [izquierda tradicional, regmenes burocrticos, modelos de partidos centralizados, etc.]. Las palabras que cuestionaban el sistema, cuestionaban tambin muchas de las formas de construccin poltica que se postulaban como su negacin. As lo plante Jaques Ranciere al desarrollar su crtica al marxismo de Althusser a comienzos de la dcada del 70:En Francia en Mayo de 1968, las cosas se aclararon brutalmente. Mientras la lucha de clases explotaba de manera declarada sobre la escena universitaria, el status de lo Terico fue puesto en cuestin, no por el consabido palabrero sobre la praxis y lo concreto, sino por la realidad de una revuelta ideolgica de masas. Ningn discurso marxista pudo ya sostenerse apelando a la afirmacin de su propio rigor. La lucha de clases, que tomaba por blanco el sistema burgus de saber, nos plante el problema de la significacin poltica, del carcter revolucionario o contrarrevolucionario del mismo.[44]Mientras los dioses agonizaban, la palabra estallaba en el seno de cada espacio o grupo y elega sus propios interlocutores sin necesidad de pasar por aduanas polticas o acadmicas. Esas palabras desencadenadas, que impugnaban las mismas cosas pero que no marchaban en la misma direccin, representaban un desafo intelectual y poltico. Esa misma necesidad de reorientar las ciencias sociales a un objeto de estudio [la sociedad] que se volva cada vez ms imposible de reducirse a una contradiccin nica, se proyectaba en el plano poltico en la necesidad de fundamentar un discurso y una praxis revolucionaria capaz de integrar las distintas formas de resistencia a la opresin que se verifican en el tejido social. Mayo termin de instalar en la agenda de la izquierda radicalizada de las metrpolis imperialistas fenmenos como la opresin de gnero, los problemas del medio ambiente, las minoras, la crtica a las instituciones carcelarias, psiquitricas, etc. Hoy, como en los das de Mayo, los grupos que pugnan por distintas causas particulares establecen sus propios dilogos ms o menos exitosos con la sociedad. El desafo representa la posibilidad de construir las herramientas tericas y polticas que permitan a la militancia revolucionaria establecer una relacin multidireccional y dialgica con las distintas redes y espacios desde donde se impugnan las relaciones de poder que se verifican en la sociedad. Ese redescubrimiento del lenguaje, como comunicacin y como herramienta poltica en los das de Mayo, se proyecta sobre los debates en los que se busca redefinir el sujeto poltico y social de la revolucin, as como sobre la forma de construir experiencias autogestionarias y de democracia directa, embriones de nuevas relaciones sociales. No se trata de decir adis al proletariado o chau a las vanguardias, sino de repensar el sujeto social y poltico a partir de la diversidad de identidades y experiencias que coexisten en el seno de las clases subalternas. No se trata de construir pequeas Icarias aisladas del mundo, sino de impugnar al sistema en todas partes y hacer que la palabra de los oprimidos hable por s misma. Al filo del fin del siglo, es ingenuo seguir pensando que en aquella primavera parisina la imaginacin tom el poder. Pero s podemos decir que fue un pequeo segmento azaroso y fecundo de la largusima marcha hacia la aurora de una nueva sociedad. Un momento y un lugar en el que las masas se encaramaron a los altos miradores de la historia y llegaron a atisbar lo que haba del otro lado del horizonte. Cuando las palabras y las cosas fueron casi lo mismo. [1] Badcock, C.R.; Levi-Strauss. El Estructuralismo y la teora sociolgica; Mxico, FCE, 1979.[2] Eco, Umberto; La Estructura Ausente; Bs. As., Lumen, 1972; pg. 408, 1a. edicin 1968, subrayado en el original.[3] Sarlo, Beatriz; El Mundo de Roland Barthes; Bs. As, Ceal, 1991; pgs. 29-31.[4] Kristeva, Julia; Semitica I/II; Caracas, Fundamentos, 1981; primera edicin 1969; Tomo I; El texto cerrado; pg. 147.[5] Labrousse, E.; Zazzo y otros; Las Estructuras y los hombres; Barcelona, Ariel, 1969; Las ciencias del lenguaje y las ciencias humanas; pgs. 29-39.[6] Labrousse, E.; Zazzo y otros; op. cit.; pgs. 21-23.[7] Ibdem; pgs. 53-58.[8] Ibdem; Estructura social y consciencia colectiva de las estructuras; pg. 108.[9] Vilar, Pierre; El Mtodo Histrico; pg. 57; y Pullberg, Stanley; Nota para una lectura antropolgica de Marx; pgs. 143-147, en Dialctica marxista y pensamiento estructural; Bs. As, La Salamandra, 1973.[10] Chatelet, Francois; Ciencia e ideologa [discusin] en Dialctica...; pg. 263.[11] Cohn-Bendit, Daniel; Deteuil, Jean Pierre; Gerard Bertrand y Granautier; Socilogos para qu, en Poder Estudiantil; Caracas; Tiempo Nuevo, 1970; pg. 460.[12] Kristeva, Julia; op. cit.; Tomo I; La Palabra, el dilogo y la novela; pg. 225.[13] Joyeux, Maurice; El anarquismo y la rebelin de la juventud; Bs. As., Editorial Freeland, 1972; primera edicin 1970; pgs. 97-150.[14] 14. Fuentes, Carlos; La Francia Revolucionaria: Imgenes e ideas, en La Revolucin Estudiantil; San Jos de Costa Rica, Educa, 1971; pg. 37.[15] Ibdem; pg. 36.[16] Vidal Valla, Jos M.; Mayo' 68. La imaginacin al poder; Barcelona, Bruguera, 1978.; Comunicado del comit de ocupacin del colegio de Espaa, pg. 227.[17] Touraine, Alain; El movimiento de mayo o el comunismo utpico; Bs. As., Signos, 1970; primera edicin, 1969; Contra el autoritarismo: los CAL; pgs. 185-191. Sobre la sociologa de la educacin en Francia: Bordieu, Pierre y Passeron, Jean-Claude; Los Estudiantes y la cultura; Barcelona, Nueva Labor, 1967 y Bordieu, Pierre y Passeron, Jean-Claude; La Reproduccin; Barcelona, Laia, 1981; primera edicin, 1970.[18] Maingueneau, D; Introduccin a los mtodos de anlisis del discurso; El enfoque Lexicolgico; pg. 44.[19] Ibdem.[20] Touraine Alain; op. cit.; Estudiantes y trabajadores; pgs. 44-53.[21] Vidal Valla, Jos M.; op. cit.; pgs. 71-72.[22] Fuentes Carlos; op. cit; pgs. 36-37.[23] La Revolucin...; La carta de la Sorbona; pgs. 203-212.[24] Ibdem; pg. 212.[25] Colecciones de grafitti de mayo de 1968 en La Revolucin Estudiantil; pgs. 14-15.; Cohn-Bendit, D; Sartre, Jean Paul y Marcuse, Herbert; La imaginacin al poder; Barcelona, Argonauta, 1988; primera edicin, 1969; pgs. 77-91.[26] Howard, Dick; Nueva situacin, nueva estrategia: Serge Mallet y Andr Gorz, en Sartre, Lefevre, Althusser y Mallet; Bs. As., 1975, pg. 136.[27] Mandel, Ernest; Lecciones de mayo 1968 en Paris. Mayo 1968. La prerrevolucin francesa; Bs. As., Editorial Tiempo Contemporneo, 1970, pgs. 159-162; reeditado en El Mayo Francs de 1968, Bs. As., Editorial Antdoto, 1998.[28] Touraine, Alain; op. cit.; Contra el autoritarismo: los CAL; pg. 188.[29] Fuentes, Carlos; op. cit; pgs. 22-26.[30] Touraine, Alain; op. cit.; La informacin; pgs. 192-197.[31] Braudillard, Jean; Crtica de la economa poltica del signo; Mxico, Siglo XXI, 1995; primera edicin, 1972; pgs. 211-212. [32] Barthes, Roland; La escritura del acontecimiento, en Pars...; pg. 213.[33] Ibdem; pgs. 214-215.[34] Ibdem; pg. 216.[35] Certeau, Michel; La Toma de la palabra y otros escritos; Mxico, Universidad Iberoamericana, 1995; pgs. 39-41.[36] Certeau Michel; op. cit.; pgs. 54-57.[37] Ibdem; pgs. 59-61.[38] Ibdem; pgs. 39-41.[39] Ibdem; pg. 72.[40] Ibdem; pg. 76.[41] Touraine, Alain; op. cit.; pgs. 197-203.[42] Foucault, Michel; Mas all del bien y del mal, en Microfsica del Poder; Madrid, La Piqueta, 1990; pg. 43.[43] Dews, Peter; Poder y Subjetividad en Foucault,en Hora, Roy y Tarcus, Horacio [comps.]; Disparen sobre Foucault; Bs. As., Cielo por Asalto, 1995; pg. 147.[44] Ranciere, Jacques; La leccin del Althusser; Bs. As., Galerna, 1974; primera edicin 1973; pg. 205, subrayado en el original.

Tesis sobre la revolucin culturalGuy DebordPublicado en el # 1 de Internacional Situacionista (1-VI-1958). Traduccin extrada de Internacional situacionista, vol. I: La realizacin del arte, Madrid, Literatura Gris, 1999.

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El fin tradicional de la esttica es hacer sentir, en la privacin y la ausencia, algunos elementos pasados de la vida que escaparan de la confusin de las apariencias a travs de una mediacin artstica, siendo por tanto la apariencia la que sufre el reinado del tiempo. El logro esttico se mide por una belleza que es inseparable de la duracin y tiende incluso a reclamar la eternidad. El fin de los situacionistas es la participacin inmediata en una abundancia pasional de vida mediante la transformacin de momentos efmeros conscientemente dispuestos. La realizacin de estos momentos slo puede darse como efecto pasajero. Los situacionistas consideran la actividad cultural, desde el punto de vista de la totalidad, como un mtodo de construccin experimental de la vida cotidiana que puede desarrollarse permanentemente con la ampliacin del ocio y la de-saparicin de la divisin del trabajo (empezando por la del trabajo artstico).

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El arte puede dejar de ser una relacin de las sensaciones para convertirse en una organizacin directa de sensaciones superiores: se trata de producirnos a nosotros mismos, y no cosas que no nos sirvan.

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Mascolo est en lo cierto al decir (Le Communisme) que la reduccin de la jornada laboral por la dictadura del proletariado es "la mejor prueba que puede dar de su autenticidad revolucionaria". En efecto, "si el hombre es una mercanca, si es tratado como un objeto, si las relaciones generales entre los hombres son relaciones entre cosas, es porque se puede comprar su tiempo." Sin embargo, Mascolo se apresura demasiado al concluir "que el tiempo de un hombre libremente emple