Sobre El Principito

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Captulo 7El principito, una gua de "iniciacin"para el Lector Ludi autodidacto

Leer: es ver el aqu y ahora.Lectura: es mirar y contemplar el aqu y ahora para viajar ms all.

Una obra de arte, cualquier obra de arte; un texto, cualquier texto, son objeto o materia para la lectura, tantas lecturas como la mente del Homo-Humano pueda inventar. Lecturas que pueden determinarse desde la materia o la escritura misma de quien la realiz o lo escribi, hasta el otro extremo, en las seales, smbolos, gestos, imgenes, signos, estructuras, sistemas, reglas, etc. que lo conforman y expresan sus significantes y significados, todo ello en ausencia de su autor, pero en su presencia como el realizador de su obra, obra que es un producto de su s mismo.Toda obra de los Homo-Humanos es, simultneamente, obra de arte y obra pedaggica y didctica, bien por su expresin esttica o bien por su finalidad tcnica. De esa manera, las obras de los Homo-Humanos, son obras de arte mediante las cuales se conserva la memoria y se trasmite conocimiento. Obras de arte para ser ledas.***Son comunes y abundantes, a veces excesivamente abundantes, los estudios en los que se analizan e interpretan las obras de arte tanto para establecer sus valores estticos como para explorar sus contenidos de verdad filosfica, antropolgica, sociolgica, ideolgica, psicolgica, poltica, religiosa, filolgica, etc. Sin embargo, son pocos, a veces muy escasos, los estudios de las obras de arte en los cuales se emprenda un anlisis e interpretacin de los contenidos de verdad pedaggica y didctica, aun cuando se las utilice abundantemente como materiales educativos y de enseanza.Es cierto, los estudios de la primera clase son intelectualmente importantes y valiosos porque aportan conocimientos y saberes a la sociedad, es ms, se los considera de gran prestigio y hacen prestigiosos a sus autores, pero ello no implica el que los estudios de la segunda clase no sean igualmente importantes, slo que pareciera que estudiar las acciones y las actividades prcticas de los Homo-Humanos careciera de esa aureola de prestigio que se otorga tan ampliamente a las actividades de alto vuelo de la abstraccin intelectual. Es necesario reconocer que tanto las unas como las otras son fundamentales para descubrir conocimiento y su aplicacin.Podra justificarse que tal discriminacin se deba a alguna perversin cultural en la cual se le birlen o se le nieguen a los contenidos de verdad pedaggica y didctica, sus valores de verdad filosfica y existencial, lo cual es una injusticia, porque desde la ms remota antigedad, as como en la cuna de la civilizacin occidental, la ms antigua de la antigedad griega, los ahora considerados Sabios y de ah en adelante los filsofos de la naturaleza, posteriormente llamados cientficos, han considerado la verdad pedaggica y didctica como la ms importante de las finalidades de su trabajo y reflexin. Ellos se consideraban maestros. El mismo propsito se le debe atribuir al trabajo y reflexin de todos aquellos que en todos los mbitos del conocimiento se han preocupado por plantear, proponer, ensear y llevar "ms all", potica o cientficamente, las teoras y las prcticas sobre aquellos asuntos que mejoran la vida y la existencia de los Homo-Humanos para la actividad cotidiana.Y es que aquellos griegos arcaicos, quienes haban aprendido de muchos otros sabios anteriores, pero que se proponan ir mucho ms all, consideraban y saban que las obras de arte son materiales en los que se expresan y conservan las memorias y los conocimientos, las cuales y los cuales son los fundamentos para el descubrimiento de los nuevos conocimientos y que es fundamental su trasmisin a los que vendrn luego para que los los superen.Es por ello que, en una genealoga que rescate la importancia de los contenidos de verdad pedaggica y didctica de las obras de arte, es del caso considerar que en las obras conservadas de los antiguos griegos, y en las cuales se expresaban y explicaban los mitos, cosmologas, ciencias, filosofas, etc., por medio de poemas, dramas y prosas, as como en esculturas, pinturas, arquitecturas, artesanas, etc., a lo que ellos le otorgaban la mayor importancia, aun por sobre sus valores estticos, era a la accin, a la actividad de las personas como una forma de analizar, interpretar y descubrir el conocimiento que les permitiera vivir mejor y llevar una existencia de mayor bienestar individual y colectivo.Una lectura de las obras desde Homero y Hesodo, pasando por poetas, filsofos, dramaturgos, etc., hasta Pndaro, Epicuro, Hipcrates, Arqumedes y a los helnicos, sin descartar sus propsitos ideolgicos, mostrar cmo en sus obras predomina la expresin, explicacin y comunicacin de sus saberes y experiencias pedaggicas y didcticas para que sus lectores se sirvieran y se aprovecharan de ellas. Iguales propsitos pedaggicos y didcticos inspiraron a los artistas, a los poetas y a los filsofos romanos. Lo que sigui, es otra historia, la emergencia del cristianismo y del Islam y su asuncin al poder, agregaron, a aquellos propsitos pedaggicos y didcticos de las obras de arte, una exagerada y determinante funcin proselitista que pretenda unificar las creencias y someter las voluntades al servicio de la fe y al poder de la religin, y, por sobre todos, a controlar las consciencias de aquellos que exploraban en los enigmas de la Naturaleza.Esa intrusin ideolgica de las religiones monotestas, signific el que se reprimiera el contenido de verdad pedaggica y didctica de aquellas obras de arte que no se sometieran a aceptar, promulgar y sostener los dogmas y doctrinas establecidas y, en consecuencia, a que la realizacin y la lectura de las obras de arte dej de ser una actividad por la que se exploraba y descubra conocimiento y se conservaba su memoria, para convertirse en actividad mecnica y estril.Pero, como es imposible reprimir y anular el anhelo de los Homo-Humanos, en la clandestinidad, enfrentando todos los riesgos y valindose de las herramientas de la inteligencia, subrepticiamente, los logros y propsitos de aquellos griegos, helnicos y romanos, se preservaron y persistieron vivos y dinmicos en una lucha que con lentitud, todava hoy, se empea en desentraar, de entre todas las supersticiones, lo verdaderamente humano.***Si todo acto u objeto resultante de la actividad humana es una obra de arte, es el producto de su actividad inventiva y de su habilidad, entonces, se puede aislar, para su exploracin y estudio, el contenido de verdad pedaggica y didctica de una obra de arte sin el menor detrimento de sus dems contenidos y valores.Sin embargo, por su intencin manifiesta y mtodos expresivos, aquellas obras de arte cuyo propsito es el de comunicar un conocimiento concreto y prctico, analtico y especulativo, etc., tal el caso de las obras cientficas y filosficas, es ms fcil de identificar en sus contenidos de verdad, en contraposicin al contenido de verdad de aquellas obras de arte en las que la intencin y los mtodos expresivos no han sido mediados por un sistema establecido y universal, tal el caso de las obras poticas, plsticas, musicales, etc. Por supuesto, ello no quiere decir que en las primeras no se consideren sus valores estticos y en las segundas sus valores concretos y prcticos.***Una de las obras literarias y poticas ms bellas del siglo XX, es El principito, de Antoine de Saint-Exupry, sin embargo, entre los innumerable estudios crticos que he ledo y en los cuales se analizan e interpretan sus valores estticos, filosficos, polticos, etc. y hasta se exagera en bizarras interpretaciones psicoanalticas y teolgicas, no he encontrado ninguno en el que siquiera se sugiera una hiptesis, as sea tan descabellada, como la que propongo:El principito es una gua de iniciacin para acceder a la Lectura Ldica, de la misma naturaleza y condicin como lo es una gua de iniciacin en el acceso a la mstica, El filosofo autodidacto, del filsofo y mstico al-Andalus, Abu Bakr Ibn Tufayl. Ambos libros proponen un viaje existencial en el que un nio se trasforma y retorna a la "morada" de su s mismo, a La Sabidura del Espritu.Hayy Ibn Yaqzan, el personaje de Ibn Tufayl, viaja desde la materia de la naturaleza a la natural materia del espritu. Y el narrador de El principito viaja, desde los recuerdos de su infancia, por los planetas de un cosmos en los que se van desvelando, a travs de los relatos del pequeo hombrecito, las claves del Gran Misterio y, a la vez, se satirizan las mezquindades y grandezas de los adultos. El principito, al igual que Hayy, retorna trasformado a la "morada" de su s mismo.Es el pequeo prncipe la representacin del nio perdido del narrador desde la infancia? Es ese, el pequeo hombrecito, el que se mantiene vivo y contina creciendo en lo ms profundo del espritu? Una lectura ldica de El principito, sin detrimento de sus valores estticos y filosficos, muestra, en los primeros prrafos, que lo que el autor presenta es la imagen de un nio al que los adultos han frustrado, tergiversado, reprimido y cambiado, trastocando su natural visin y lectura del mundo y su forma de sentirlo, leerlo, aprehenderlo, interpretarlo, comprenderlo, conocerlo, para obligarlo a leer de acuerdo con las normas impuestas por la cultura, mediadas por una educacin y enseanza sistematizadas, homogeneizadas e ideologizadas, en la cual los sentimientos, la imaginacin y la creatividad, as como la generacin de bios y zoe, vida y existencia, estn subordinados a la obtencin de utilidades en el sistema productivo, en el logos. Una cultura que destruye lo ariadnico y lo dionisiaco, malinterpretado lo ertico, en beneficio de lo apolneo (1).Si se lee, con sentimientos, imaginacin y creatividad, se descubrir que lo que El principito, de Antoine de Saint-Exupry, expresa, expone y explica, es exactamente el proceso mediante el cual, aquel nio, ya adulto, recuerda y aprende cmo regenerarse, restaurarse o rehacerse, de nuevo, en aquel nio, en ese lector natural que l era y, al mismo tiempo, expresa, expone y explica, los beneficios que ello provoca y produce, tanto para la vida prctica, como para el bienestar de la existencia intelectual, emocional y anmica, cuando se las rescata. El principito es as una gua de iniciacin y es el proceso que debe seguir todo aquel que aspire a sanar su mente, curando antes su cerebro.El proceso de regeneracin, restauracin y trasformacin del s mismo se inicia en el momento en el que el aspirante a iniciado se pierde en la soledad total, en este caso en un desierto desolado, y es confrontado por la aparicin de El principito, quien le exige que le dibuje un cordero, pero un cordero que no es un cordero que se dibuje con los trazos del logos, sino un cordero que viva en una pequea caja, como corresponde a un cordero concebido por y para el sentimiento, la imaginacin, la vida y la existencia, tal cual como lo fue aquella boa de su primer dibujo nunca olvidado y el que siempre es malinterpretado por las personas mayores.De esta forma, el iniciado debe volver a empezar de nuevo su existencia, desde el principio, desde cuando su primer dibujo fue una boa que se trag un elefante, para as confrontarse con los obstculos que aprisionan su s mismo en una cultura contrahecha y empieza a aprender y a vivir una nueva vida y una nueva existencia, un aprendizaje que se inicia aprendiendo a dibujar un cordero en una caja.Aprendizaje que luego se ir desarrollando durante el viaje que llevar a El principito de regreso a casa, la casa originaria, la casa de los sentimientos, de la imaginacin y de la creatividad, a la que no se puede retornar con el cuerpo de la materia, porque esa casa es, al fin y al cabo, la misma casa a la que el iniciado retorna para, como El principito, poder cuidar a su misteriosa rosa. Este es el viaje de retorno desde el mundo de lo apolneo, del logos, hasta "la morada" de lo ariadnico y lo dionisiaco, luego de que lo ertico ha ejercitado su labor (2).La primera prueba del iniciado ser la desprenderse de las palabras, para as aprender a comprender, no con las palabras, sino con los sentimientos y con la imaginacin. Esto suceder cuando el iniciado comprenda las diferencias entre el lenguajes de las personas mayores y el lenguaje de los nios, cuando se comprende la vida y se descubre que una historia debe contarse as:"Era una vez un principito que habitaba un planeta apenas ms grande que l y que tena necesidad de un amigo..." Para aquellos que comprenden la vida, esto hubiera parecido ms real" (El principito). Ese es el momento de iniciar el viaje por el cosmos, por los mundos y por los planetas, en los cuales, para El principito, existen y se explican las verdades oscuras y las verdades luminosas de la naturaleza humana, las mismas que para el iniciado se van desvelando paso a paso hasta alcanzar el conocimiento del Gran Misterio:"Es un gran misterio. Para vosotros, que tambin amis el principito, como para m, nada en el universo sigue siendo igual si en alguna parte, no se sabe donde, un cordero que no conocemos ha comido, s o no, a una rosa...- Mirad al cielo. Preguntad: el cordero, si o no, ha comido a la flor? Y veris cmo todo cambia...Y ninguna persona mayor comprender jams que tenga tanta importancia " (El principito).Ese es el Gran Misterio: la rosa es la frgil sabidura natural del nio, la que es necesario regenerar y aprender a cultivar, proteger y cuidar de los constantes embates del mundo de las personas mayores. Corresponde ahora al Lector Ludi emprender su propio viaje, ese que lo lleve a descubrir las claves secretas de El Gran Misterio, las que estn ocultas en los planetas y mundos que las personas mayores se inventan y se construyen para disimular sus miedos, enmascarar sus mezquindades y ser esclavos de las ideologas que niegan la importancia de la vida y del sano existir.Porqu las personas mayores complican tanto las cosas?NOTAS(1) Ivn Rodrigo Garca Palacios, Ser y palabra de mujer, II, captulo 2.En el mbito de la mitologa griega, que es la que marca la cultura occidental, los motivos, figuras y contenidos de "lo femenino"y "lo masculino" se le atribuyeron a muchas y diversas diosas y dioses, segn los atributos muy especficos que ejercan en su actuacin.Sin embargo, en los dioses, Eros, Dionisios, polo, se expresan atributos compartidos tanto para los hombres como para las mujeres, homogeneizando lo que debiera tambin ser especfico para ambos sexos. Es a partir de esos tres motivos, figuras y contenidos, que los interpretes modernos han desarrollado las concepciones de lo ertico, de lo dionisiaco y de lo apolneo, al igual y tan vlido para ambos sexos, como lo fuera para los griegos.Lo dionisiaco y lo apolneo, ha sido explicado y comprendido con mayor ilustracin, sin embargo y pese al exceso de lo que se dice de lo ertico, es ms lo confuso que lo claro, porque se ignora y se niega su origen.Porque Eros es el dios sin padre, el poder cosmognico primordial que todo lo somete, todo lo construye y todo lo destruye. Muchos siglos antes de que los griegos las llamaran Eros y las ciencias modernas entropa, los Homo-Humanos reconocan la presencia de aquellas fuerzas que todo lo domina, todo lo construyen y todo lo destruyen, porque la materia del universo, bajo el poder de Eros, se forma y se trasforma en el accionar permanente y contino de Armona y Discordia para dar origen, devenir y fin, a las cosas sensibles: La Gran Ley de las Trasformaciones.Es por ello por lo que no se ha intentado, pero que es necesario integrar en esas concepciones mitolgicas y sus interpretaciones, la especificidad por el sexo, de los motivos, figuras y contenidos, de una conciencia y una visin de lo propiamente femenino, mejor, del Ser de la mujer, que, si se analiza e interpreta adecuadamente, ya estaba presente en la propia mitologa griega, pero a la que se ha ignorado y excluido.Se trata del motivo, figura y contenido, de La Gran Diosa Madre, la que los griegos tomaron de los minoicos, pero a la que sincretizaron hasta diluirla en sus muchas diosas. Esa Gran Diosa Madre minoica era Ariadna.La Ariadna minoica es la representacin de La Gran Diosa Madre paleoltica, motivo y figura que los micnicos llevaron hasta Eleusis en el siglo XVI a. C., como "La Luminossima", junto con su culto y ritos de celebracin de la miel, del vino, del trigo y de la cebada, realizados al final del verano, los que dieron origen a las celebraciones de los Misterios de Eleusis.Luego, las diversas culturas griegas, interpretaron, representaron y trasformaron a Ariadna en La Dama del Laberinto, as como en esas otras y diversas formas, figuras y motivos, ms conocidos por la mitologa y las leyendas griegas, arcaicas y clsicas, mediante las cuales, de diosa primordial, "matricial", paso a ser diosa "patricial", sometida bajo el poder patriarcal de Dionisios y Apolo.Es por ello que las tradicionales interpretaciones de lo dionisiaco y lo apolneo deben complementarse con lo ariadnico y lo ertico. En primer lugar, lo ariadnico, porque ese es el sentido de que es Ariadna la que da a luz y preserva la vida y la vitalidad, la que propicia la resurreccin de la Vida (bios) y el renacimiento en la Vida (zoe). Ariadna es la diosa minoica que engendra a Dionisios, para que sea su esposo y el padre de su hijo, que es, tambin, l mismo, Dionisios: resurreccin y renacimiento, el ciclo de la vida. Y, en segundo lugar, porque es por el poder de Eros que todo se construye y todo se destruye: eterno retorno de la vida y de la existencia desde la muerte. (2) Giorgio Colli, La sabidura griega, II, Trotta, Madrid p. 16:"La salvacin consiste en recuperar el pasado, porque precisamente ah es donde se disipan todas las apariencias y se nos da la posibilidad de ver al dios y, en consecuencia, de trasformarnos a nosotros mismos en seres divinos. Y ese es Dionisios. A eso alude la profeca que subyace en Epimnides. En cambio, Apolo dirige la atencin hacia el futuro, pues su instrumento es la palabra; y la palabra saca a la luz ciertos aspectos de lo oculto mediante una difusin clarificadora -donde la palabra que interpreta es a su vez, interpretada- y en la direccin que manifiesta lo abstracto. Pero para Epimnides -y para los griegos que alcanzaron el conocimiento- el futuro entero est ya contenido en el pasado primigenio, de modo que la comprensin que se puede obtener sobre el futuro lejano depende de la visin del pasado divino que en l se manifiesta".