Sobre El Cuerpo Inmaterial

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Sobre el cuerpo inmaterial y el psicoanálisis en la era telemática Mtro. Amorhak Ornelas Vázquez [email protected] Grupo de Investigación en Psicoanálisis de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México Esta época que ha sido nombrada de diversos modos como posmoderna, líquida o digital, nos platea otro tipo de conexión con el Otro. Se trata de una conexión que apunta a la virtualidad de los contenidos, la velocidad de los datos, y que instaura otra condición de los cuerpos, que ya no es el de la materialidad, sino el de una inmaterialidad. Tal condición nos aproxima a plantear y discutir los signos del malestar en la cultura actual como la evaporación de la figura del padre, los impulsos cada vez más mortíferos hacia el goce. Tengamos en cuenta que esta época es la del consumo del Krokodil, en donde se ha hecho tangible la posibilidad de un goce cadavérico en el sujeto. Quizás los signos de esta época los podamos ver en los cuerpos, pero no en cuanto la materialidad que representan, sino en esa inmaterialidad que los hace digitalizarse, explotar, destruirse y desaparecer. Esa inmaterialidad es la que es importante interrogar desde el psicoanálisis, ya que si bien, Sigmund Freud nos ofreció una lectura del malestar en su época, la de él ya no es la nuestra, hay ciertas características que nos lo dicen. En primer lugar, tenemos la aparición de nuevos rasgos formales de la cultura, como son un nuevo orden económico (globalización), un nuevo tipo de sociedad posindustrial o de consumo, y nuevos medios de comunicación (Jameson, 2010:17). Se trata por lo tanto, de un nuevo régimen cultural, en el que los sistemas y valores tradicionales que han sobrevivido ya no tienen un papel

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Sobre el cuerpo inmaterial y el psicoanálisis en la era telemática

Mtro. Amorhak Ornelas Vázquez

[email protected]

Grupo de Investigación en Psicoanálisis de la

Universidad Autónoma de la Ciudad de México

Esta época que ha sido nombrada de diversos modos como posmoderna, líquida o digital, nos

platea otro tipo de conexión con el Otro. Se trata de una conexión que apunta a la virtualidad de los

contenidos, la velocidad de los datos, y que instaura otra condición de los cuerpos, que ya no es el

de la materialidad, sino el de una inmaterialidad. Tal condición nos aproxima a plantear y discutir

los signos del malestar en la cultura actual como la evaporación de la figura del padre, los

impulsos cada vez más mortíferos hacia el goce. Tengamos en cuenta que esta época es la del

consumo del Krokodil, en donde se ha hecho tangible la posibilidad de un goce cadavérico en el

sujeto.

Quizás los signos de esta época los podamos ver en los cuerpos, pero no en cuanto la materialidad

que representan, sino en esa inmaterialidad que los hace digitalizarse, explotar, destruirse y

desaparecer. Esa inmaterialidad es la que es importante interrogar desde el psicoanálisis, ya que si

bien, Sigmund Freud nos ofreció una lectura del malestar en su época, la de él ya no es la nuestra,

hay ciertas características que nos lo dicen.

En primer lugar, tenemos la aparición de nuevos rasgos formales de la cultura, como son un nuevo

orden económico (globalización), un nuevo tipo de sociedad posindustrial o de consumo, y nuevos

medios de comunicación (Jameson, 2010:17). Se trata por lo tanto, de un nuevo régimen cultural,

en el que los sistemas y valores tradicionales que han sobrevivido ya no tienen un papel articulador.

Estos cambios implican para el psicoanálisis un replanteamiento de sus posiciones teóricas, sobre

todo, porque se trata de un discurso que se desarrolló en la primacía del complejo de Edipo. Al

respecto, tendríamos que preguntarnos: ¿Aún nos encontraremos en esa figura de rivalidad y

agresión que es la del Edipo? ¿O habremos pasado a otro tipo de complejos, en donde las figuras

parentales no nos muestren su fuerza, sino su ausencia? Esta perspectiva es de hecho considerada

por algunos psicoanalistas contemporáneos, los cuales hablan de una época que ya no se encuentra

bajo el signo de Edipo, sino del complejo de Telémaco, aquel hijo de Ulises que espera el regreso

de su padre mirando hacia el horizonte del mar (Recalcati, 2014: 11). ¿Por qué ese mito tendría una

sintonía con el de nuestra época? Quizás porque las nuevas generaciones se parecen más a

Telémaco que a Edipo, se encuentran marcadas por la ausencia del padre y una carencia simbólica,

pero también por ser telemáticas, es decir, por ser generaciones atravesadas por las nuevas

tecnologías de las telecomunicaciones y la informática. Habría por lo tanto que interrogar las

consecuencias de ese "tele", que significa distancia o lejos en su raíz griega, y "mática" que hace

referencia a la terminación de informática en inglés informatics que proviene del Latín:

información. En conjunto, el término “telemática” describe el proceso de la transmisión de

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información computarizada a larga distancia. Este tipo de lazo que instaura la telemática, es lo que

se presenta como un régimen inmaterial.

¿Podemos encontrar en el cuerpo de la obra freudiana una referencia de ese cuerpo inmaterial de la

telemática? En cierta manera sí, ya que Freud dejó algunos indicios para pensar la cuestión

telemática, sobre todo en sus textos y conferencias donde toca el tema del psicoanálisis y la

telepatía. Ahí el cuerpo inmaterial aparece como lo oculto, y lo místico, elementos no científicos

que de hecho Freud advertía que se les podría asimilar al inconsciente del psicoanálisis. Hay una

referencia que toma Freud de Shakespeare para hablar de eso que la sabiduría académica no se

atreve a soñar, como aquello se encuentra "entre cielo y tierra" (Freud, Psicoanálisis y

telepatía:170). Este es un primer referente que nos servirá para abordar la cuestión telemática. Es

decir, hay algo de lo inconsciente de la vida anímica que no es posible medir con los instrumentos

de la ciencia positiva. En cierta manera es algo que se mantiene a distancia o lejos de nuestra

comprensión. Digamos que el trabajo de Freud fue el de aproximarnos a esos fenómenos

marginales o residuales como son el sueño, el lapsus, el chiste, que fueron los primeros objetos

científicos de la experiencia psicoanalítica. Ahora bien, ¿cómo es que Freud resuelve la cuestión

"tele", es decir, aquello que se presenta como telepatía, como algo que ocurre a la distancia? Con lo

que él llama "transferencia de pensamiento" (ib:176). A partir de los casos que analiza, Freud

explica que eso que se presenta como una adivinanza, augurio o profecía, es un saber que ya se

encuentra en la persona que demanda esas operaciones, y por lo tanto lo que sucede, es que esta

persona le transfiere sus pensamientos al adivino, profeta o médium. Entonces, podemos extraer de

la obra Freudiana para pensar la condición telemática, su noción de transferencia de pensamiento.

Nuestra época sigue siendo la de adivinos, profetas y médiums. Ahora no sólo los vemos aconsejar

en sus gabinetes, sino también desde la radio, la televisión, los sitios web y por servicios de línea

telefónica. Esta cultura globalizada es hiperconsumidora de un mercado de eso que nominó Jacques

Lacan como sujeto supuesto saber (SsS), teniendo en cuenta que esa suposición, ese sujeto y ese

saber, eran para Lacan una inexistencia (Lacan, 2003: 240). Pero también, estamos en una época en

que tenemos a uno de los motores de búsqueda más rápidos en el mundo, que es Google, cuya

misión es "organizar toda la información del mundo para volverla accesible y útil a todos" (Cassin,

2014:12).

Este es uno de los primeros rasgos que podemos identificar de la época telemática, que es el de una

voluntad de información, que como lo señala la filósofa y la filóloga Barbara Cassin: "es siempre

una voluntad de más información, por analogía con la voluntad de poder. Google tiene una

vocación pánica, afín a la Web como universo en expansión" (ib: 63).

En ese sentido la era telemática también tendrá a sus sujetos supuestos saber, y por lo tanto sus

transferencias de pensamiento. Los motores de búsqueda, las redes sociales digitales, los smart

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phones, son dispositivos que han puesto en marcha transferencias de pensamiento, y por lo tanto, la

instauración de un cuerpo inmaterial, generando efectos no sólo en la informatización de la vida,

sino también en la vida libidinal de las personas. Esta serie de circunstancias son las que tenemos

que llamar la atención, si no queremos dejar pasar desadvertidos los efectos que tiene este régimen

inmaterial de manera colectiva e individual.

Un segundo rasgo que esta época establece, es la conexión absoluta, infinita, veloz e ilimitada. Hay

en estos significantes lo que podríamos llamar como un espíritu de la época, un dispositivo que

predetermina, dispone y produce discursos, materialidades, subjetividades y cuerpos. Algo que de

hecho en los albores del siglo XX había sido anticipado por el arte en 1908, por el poeta italiano

Filippo Tommaso Marinetti cuando escribe el Manifiesto futurista, donde en uno de sus apartados

del manifiesto, Marinetti menciona algo sumamente importante, casi premonitorio de lo que ser ía el

siglo:

Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo…un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia (Marinetti Filippo, Tommaso, Manifiesto futurista. Extraído el 24 de abril de 2015 desde http://es.wikipedia.org/wiki/Manifiesto_futurista).

Uno de los factores estructurales que operan en el cibermundo es la velocidad. La velocidad es el

motor en la producción de las nuevas tecnologías, que rige el consumo, guía el comportamiento de

las personas y conforma sus gustos. Y efectivamente, ante capacidades más veloces e ilimitadas de

las nuevas tecnologías, las nuevas generaciones se encuentran en una imposibilidad para

desconectarse de la red y los dispositivos electrónicos, y que para algunos clínicos es un punto

relevante ante la cuestión del objeto tecnológico y la depresión juvenil ( según las estadísticas en

México el 54.6% de los estudiantes de bachillerato los afecta la depresión). Lo que es un hecho es

que la conexión al Internet no garantiza una conexión con el otro, sino que suple esa conexión,

provoca una desconexión con la vida. Hay una sustitución o desplazamiento crucial que afecta a las

nuevas generaciones, en que el objeto tecnológico está remplazando al inconsciente, que se

alimenta del deseo del Otro ( Recalcati, 2014: 95).

Esto nos lleva a un tercer rasgo, que es la virtualidad del vínculo, una inmaterialidad que remplaza

el impacto erótico con el cuerpo del Otro. El discurso capitalista al estar en una producción

ilimitada de nuevos objetos y modos de placer, hace la promesa de que esos objetos podrían

satisfacer o llenar los deseos y las pulsiones. Lo que es una promesa falsa del objeto tecnológico, ya

que como lo enseña el psicoanálisis, la reproducción del deseo es no encontrar satisfacción,

mientras que la dinámica de la pulsión es el de una interminable circulación alrededor del objeto.

Cabe incluir lo que Freud señalaba en cuanto a que el hombre por medio de la técnica "se ha

convertido en una suerte de dios-prótesis" (Freud, El malestar en la cultura: 90). Esta visión de

Freud es fundamental, por su aproximación a los cuerpos que la época telemática produce como

son los gadgets, las aplicaciones, los implantes, las cirugías, es decir, toda una serie de prótesis que

sirven para darle al sujeto la experiencia de lo completo, lo infinito y la velocidad, para esa manera

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evitarle al sujeto la experiencia de la ausencia, la distancia, la perdida, la lentitud y todas las

contingencias que existen ante el encuentro con el otro.

La virtualidad del vínculo afecta de manera significativa a la hora de pensar el cuerpo del

psicoanálisis y el psicoanálisis del cuerpo (como el tema de la convocatoria del congreso) . Por la

sencilla razón de que la expansión del régimen inmaterial no solo está abarcando las estructuras

económicas, políticas, tecnológicas, estéticas y de información, sino también a la clínica o el

ejercicio del psicoanálisis.

Cómo pensar estas nuevas situaciones en que las personas le están pidiendo a sus terapeutas y

psicoanalistas que los vean por skype, para evitar las contingencias del traslado, y así tener más

tiempo para sus actividades cotidianas. Es una realidad que algunos psicoanalistas han accedido a

estas demandas, y llevan análisis a través de los dispositivos digitales. O circunstancias en las que

el analista se encuentra en otro país, y sus analizantes para continuar su tratamiento, deciden

mantener un análisis a distancia. ¿Qué cuerpo es el que acontece ahí? ¿Hay alguna efectividad de

esos análisis llevados desde el espacio digital? Éstas situaciones nos plantean una inmaterialidad

del psicoanálisis, que apenas estamos empezando a entender y discutir.

Concluimos que el psicoanálisis sigue siendo una alternativa ante la hegemonía que se impone, ya

que es una experiencia que implica un deseo que se encuentra en otra relación con la voluntad de

saber y poder del régimen inmaterial. El acto del psicoanalista es antes que nada no un acto

comercial, de conexión y de inmediatez absoluta que el dispositivo inmaterial impone, sino de una

presencia, que es muy particular por ser la del psicoanalista, que es la del deseo, opuesto al del

rechazo narcisista de la castración simbólica. La operación del analista es la de una práctica de la

puntuación y desconexión ante lo ilimitado y absoluto del discurso contemporáneo, para romper la

clausura narcisista del sujeto y haciendo posible la transmisión simbólica del deseo, al producir una

separación del sujeto y el objeto. En ese sentido el psicoanálisis genera alternativas de lodos de

desear para el sujeto interpelado por el imperio de las imágenes, y los goces ilimitados.

Bibliografía

Cassin, Barbara, Googléame, México, Fondo de Cultura Económica, 2014.

Freud, Sigmund, Psicoanálisis y telepatía (1921), Obras completas, T. XVIII, Argentina,

Amorrortu, 1995.

___ El malestar en la cultura (1930), Obras completas, T. XXI, Argentina,

Amorrortu , 1995.

Jameson, Friedric, El giro cultural, Argentina, Manantial, 2010.

Lacan, Jacques, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Argentina, Paidós, 2003.

Recalcati, Massimo, El complejo de Telémaco, España, Anagrama, 2014.

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