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    JUAN JOS ARRELA Y JULIO TORRIA pesar de los aos que separan a Julio Torri (1889-1970) deJuan Jos Arrela (1918) una lectura de la obra de ambos revelaunas sorprendentes coincidencias o afinidades. Emmanuel Carballofue el primero, en 1957, en sealar unos puntos de contacto entreel atenesta y el autor de Confabularlo haciendo hincapi sobre todoen el elemento fantstico que aparece en las innovadoras prosas

    de Ensayos y poemas (1917) y De fusilamientos (1940). El mismocrtico ha otorgado a Torri el privilegio de haber anticipado en lanarrativa mexicana a Kafka y a Borges. Adems, considera que enMxico el jalisciense es un descendiente espiritual de Torri cuyaobra explica y justifica la de Jua n Jos Arrela .' Desde la apa-ricin de estos primeros juicios otros crticos Octavio Paz, JosEmilio Pacheco, Margarita Pea y Luis Leal, entre otros hanaludido tambin a los lazos que aparentemente unen a los dos me-xicanos. Nuestro propsito, en esta ponencia, ser el de desarrollareste amplio tema tan slo desde la perspectiva de las afinidadesestticas y temticas.En primer lugar conviene apuntar algunos de los ideales est-ticos ms significativos de Torri, ideales que coinciden en gran me-dida con los de Arrela. En trminos generales se puede aseverarque ambos escritores abogan por un concepto aristocrtico del arte.Para To rri el verdadero arte necesita algn alejamiento del vul-go 2 (p. 15); en efecto, su propia produccin, como l mismo loreconoce, no est dirigida a las masas que desprecia sino a unaminora selecta a quien le exige imaginacin y cultura. El artista,pues, tiene una misin de hondo alcance que no permite en nin-gn momento la irresponsabilidad o la frivolidad intelectual. El ar-tista es la exacta anttesis del orador quien, segn Torri, carecede convicciones estticas as como conocimientos profundos, y quien,

    1. Emmanuel Carballo, El libro de la semana. Un prosista extraordinario,Novedades, 31 de marzo de 1957.2. Julio Torri, Tres libros (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1964). Todaslas citas textuales que siguen corresponden a esta edicin de la obra de Torri.

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    adems, se deja dominar por las emociones con el fin de agradar alpblico. En algunas de sus prosas Arrela tambin se ha referidoa las serias limitaciones que el pblico le impone al artista. Se su-giere que si ste le hace caso, corre el riesgo de sacrificar la origi-nalidad y la creatividad.3 Por otra parte, hay en la esttica del ate-nesta un repudio constante de todo nfasis, pomposidad o palabre-ra lo cual se manifiesta en un estilo seco y concentrado. En unasola frase T or ri ha ver tido su preferencia estilstica: Ese garrapa-teado con falsas elegancias y perendengues de psimo gusto, deestilo pomposo y vacuo, promueve simpata para los que escribencon sequedad (p . 125). Para escritores como Torri y Arrela elabuso de la palabra es imperdonable. En fin, los dos poseen unaadmirable conciencia profesional que requiere del artista su entregatotal y desinteresada.

    Con respecto al concepto que ambos tienen de la literaturaencontramos tambin interesantes paralelos. Para Torri la litera-tura debe explorar con profundidad lo desconocido del alma huma-na para captar lo inefable. Le toca al escritor intuir experienciassutiles e inslitas que conduzcan a una mayor comprensin delmundo. Se trata, pues, de un arte que tan slo anhela sugerir loefmero y lo trascendental. En forma aforstica Torri ha condensadoeste aspecto fundamental de su potica con las siguientes palabras: Escrib ir hoy es fijar envanescentes estados del alma, las impresio-nes ms rpidas, los ms sutiles pensam ientos (p. 126). Asimis-mo, Arrela cree en la intuicin la cual es para l una forma su-perio r de la inteligencia, del captura r .4 Igual que Torri a quienle atraen las verdades oscuras y densas (p. 121), A rrela hadeclarado que Lo que s lleva a alguna y a muchas partes sonesas corrientes oscuras que vienen de lo desconocido, de nuestrapropia ndole profunda .5Por encima de todo Torri busca afanosamente un arte esen-cial y profundo, alejado de todo sentimentalismo superficial. Creeen la permanencia del arte que enriquece la experiencia del hombrey al mismo tiempo se opone a todo lo que limite la libertad ex-presiva del escritor como, por ejemplo, las modas literarias. Favo-

    3. Vase, por ejemplo, Parturient mo ntes en Confabularlo total [1941-1961](Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1962), pp. 49-51.4. En Federico Campbell, Conversaciones con escritores (Mxico: Sep/Setentas,1972), p. 46.

    5. Ibid.1062

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    rece la renovacin y la bsqueda de novedosos modos de decir. Laparquedad caracterstica de su produccin puede en parte explicar-se por su riguroso concepto de la originalidad segn el cual el es-critor debe siempre dar la impresin de incesante renovacin, esdecir, no debe ni repetirse ni agotarse. Ante todo, dice Torri, hayque cultivar la sorpresa, el misterio y la novedad. En forma deconsejo ha plasmado este pensamiento: Gurdate de descubrirtus rutinas y tus procedimientos y haz creer que tu cerebro no re-pite jams sus operaciones y que la tapa de tus sesos es el espacioinfinito (p. 121).

    No slo Torri y Arrela comparten algunos de los mismosideales sino que tambin producen textos caracterizados por el mis-mo rasgo de la brevedad, resultado en ambos casos de una pare-cida actitud ante el lenguaje. A Torri no le interesa explicar o de-sarrollar una idea sino que desea captar su esencia con un mnimode palabras. Conscientemente rechaza lo discursivo y lo lgico afavor de una visin eminentemente potica, o sea una visin quedesdea lo racional. Parte de su credo esttico aparece en la siguien-te declaracin: el horro r por las explicaciones y amplificacionesme parece la ms preciosa de las virtudes literarias. Prefiero elenfatismo de las quintas esencias al aserrn insustancial con quese empaquetan usualmente los delicados vasos y las nforas (pp.33-34). En fin, el ideal de Torri consiste en expresar en la formams ceida posible una verdad profunda y original. Ideal con elcual Arrela podra fcilmente identificarse. De hecho, el comen-tario de u no de sus crticos lo resume tod o: Arrela busca quin-taesencias deslumbrantes, la palabra inusitada en el gnero breveindefinible .6

    Conviene recordar que para Torri el autntico escritor es undescubridor que ante todo debe preservar la belleza de lo que hallay no explotarla con una abundancia verbal. En otras palabras nodebe extraer ms que lo esencial de las ricas vetas descubiertas.Dice To rri: qu fuerza la del pensador que no llega vidam entehasta colegir la ltima conclusin posible de verdad, esterilizn-dola! (p. 57 ). Por su parte A rrela ha expresado en varias oca-siones una actitud afn a la de To rri . En especial la prosa El d is-cpulo revela que la belleza depende de la sugerencia y de la ima-6. Jorge Arturo Ojeda, Prlogo a Juan Jos Arrela, Mujeres, animales y fan-tasas mecnicas (Barcelona: Tusquets Editor, 1972), p. 11.

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    ginacin. La acumulacin de detalles, en cambio, sofoca la obra dearte. As, el maestro le dice al discpulo: No falta en tu dibujouna lnea, pero sobran muchas lneas .7 Tambin las siguientes de-claraciones de Arrela se emparentan claramente con los conceptossuscritos por T or ri: Prefiero los grmenes a los desarrollos volu-minosos, agotados por su propio exceso verbal [...]. El rbol quedesarrolla todas sus hojas, hasta la ltima, es un rbol agotado,un rbol don de la savia est vencida por su prop ia p lenitud .8Igual que Torri, Arrela ha creado una obra que fielmente obedecea esta concepcin del arte. De hecho, sabemos que conforme a esteideal muchos de los textos del jalisciense sufrieron drsticas re-ducciones.9 El mismo ha sealado la importancia de la concisin: M e gusta el mximo de resultado expresivo con gran econo-ma .10 Estas son palabras que Torri no habra vacilado en aprobar.Por ltimo, hay que subrayar que en ambos casos lo poco que hanescrito se debe a una necesidad absoluta de escribir. AI respectoJos Em ilio Pacheco ha aseverado atinadam ente que To rri es-cribi (y admirablemente) lo que tena que escribir. Nada ms . uAdems de las afinidades estticas que existen entre Torri yArrela, tambin hay coincidencias en su visin del mundo. Ensus textos escritos y orales los dos autores han abogado por el afn devivir profunda y autnticamente. Lo que impide la realizacin deeste deseo, sin embargo, es la lgica. En efecto, Torri ha manifes-tado su desconfianza de lo puramente intelectual porque est con-vencido de que tal actitud tiende a destruir la vida. Como sta es ilgica y milag rosa To rri rechaza toda razn excesiva. Es in-teresante notar que ya en uno de sus primeros textos ( De la vidamaravillosa de Salvaobstculos ) se presen ta dentro de un marcofantstico una situacin que satiriza los excesos de la razn, el or-den y la lgica. Arrela tambin ha insistido en lo mismo: Profesoun sagrado horror a la inteligencia y a la razn. De m todo ha sa-lido del reino de las intuiciones y me declaro un irracionalista, por-

    7. Confabu larlo total, p. 74.8. En Emmanuel Carballo, Diecinueve protagonistas de la literatura mexican adel siglo XX (Mxico: Empresas Editoriales, S.A., 1965), p. 391.9. Ibid., p. 377.10. En Clara Passafarri, Los cambios en la concepcin y estructura de la narra-tiva mexicana desde 1947 (Rosario, Argentina: Facultad de Filosofa/UniversidadNacional del Litoral, 1968), p. 97.11. Jos Emilio Pacheco, [Resea de Tres libros], Dilogos, noviembre-diciem-bre de 1964, p. 31.1064

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    que lo irracional es una forma ms profunda o ms alta de lo ra-cional .12 En el bello texto Orac in po r un nio que juega en elparque Torri ha sugerido que el hom bre maduro debe preservarciertos atributos propios de la niez como, por ejemplo, la fanta-sa, la imaginacin y el espritu de asombro para evitar los peligrosdel anlisis y de la desesperacin. Tales actitudes ante lo racionaldesembocan, en ambos autores, en prosas de ndole fantstica. Co-mo es bien sabido Torri, igual que Alfonso Reyes, es consideradocomo uno de los iniciadores de esta clase de literatura en Mxico.Temticamente la obra de Torri y la de Arrela exhiben simi-litudes por su visin aguda y crtica del hombre y de la sociedad.Ya en Torri se denuncia el mundo moderno por ser materialista yvulgar; un mundo en el cual ya no cabe el idealismo simbolizadopor los unicornios quienes, segn Torri, se sacrificaron por razonesmorales y estticas." En El hroe , una moderna interpretacindel legendario combate entre el dragn y el hombre, se atacan tam-bin la falta de ideales, la artificialidad y la vulgaridad. Al mismotiempo se contrasta irnicamente la brutalidad del hombre con lamansedumbre del animal. El herosmo basado en la violencia, su-giere Torri, no es ms que un acto de cobarda. El autntico heros-mo, en cambio, suele ser modesto y apenas visible. Igualmente A-rreola ha criticado severamente el concepto militarista del herosmoas como las debilidades morales y espirituales del hombre moderno.Para ambos escritores las relaciones humanas se limitan a ser su-perficiales debido en gran medida a las exigencias impuestas por lasociedad. En efecto, sta no fomenta ms que el conformismo, lahipocresa y la superficialidad, y por lo tanto le quita al hombrela posibilidad de desarrollarse plenamente. Como lo ha mostradoArrela en textos como Cocktail P arty falta en absoluto el ver-dadero contacto entre los seres humanos. Igual que su antecesor,anhela la autntica comunicacin: Lo nico que vale es el dilogoautntico entre hombres y mujeres .14 Por su parte Torri ha ob-servado que por desgracia el hombre se ha dejado atraer por lotrivial de la vida cotidiana en vez de aspirar a lo espiritual. As,desde una perspectiva moral los dos prosistas reflexionan acercadel comportamiento humano sealando en particular ciertas lamen-

    12. Juan Jos Areola, Y ahora, la mujer... (Mxico: Utopa, 1975), p. 28.13. Vase Los unicornios en Tres libros, pp. 73-74.14. Juan Jos Arrela, La palabra educacin (Mxico: Sep/Setentas, 1973), p. 79.

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    tables flaquezas. Opinan que si el hombre no se libera de todo loque lo limite, no podr ni superarse ni alcanzar un nivel ms au-tntico de vida. Ambos concuerdan que es preciso luchar contrala falsedad de las relaciones humanas para poder lograr una ver-dadera comunicacin.

    Cabe subrayar que si bien es cierto que en Arrela se da mayorimportancia a los efectos destructivos de la ciencia, los dos coinci-den en su incansable defensa de la vida. Lo importante, como loha dicho Torri, es subir al tren an en marcha ya que ste estpasando siempre delante de nosotros (p. 51). En realidad, eneste breve texto ( Pa ra aum entar la cifra de accidentes ) se an-ticipa en cierto m odo la postura filosfica implcita en El guarda-gujas donde el auto r, segn Seymour M entn, ha propue sto queel hombre debe subir tam bin al tren libre de la preocupacinacerca de cul ha de ser nues tro d estino ulter ior .15 El hombre,segn el texto de Tor ri, necesita arriesgarse y slo as saldremosa la muerte o a una nueva vida, psele al Destino, nuestro ceudoprnc ipe! Casi se pod ra decir que el famoso cuento de Confa-bulario desarrolla mediante las tcnicas del realismo mgico la ideaque Torri apenas haba esbozado en una docena de lneas.

    Tambin en la presentacin de un universo eminentemente ab-surdo e ilgico To rri se anticipa a Arrela. Tal es el caso de Glo-ria Mundi , texto que no slo denuncia los falsos valores sino queadems ofrece una visin de un mundo kafkiano en el cual el hom-bre est sujeto a fuerzas incontrolables e incomprensibles. De hecho,el hombre no deja de sentirse impotente frente a una realidadinestable y cambiante. Igual que en Arrela parece que no haylibre albedro pero la actitud de Torri, aunque indudablemente es-cptica, tiende a ser menos angustiada y pesimista que la de sucompatriota. No obstante, en el fondo se esconde detrs de lacrtica de ambos autores la posibilidad de cierto mejoramiento enla vida humana. Arrela mismo ha confesado que domina en sustextos el sentimiento de que el ser puede deven ir algo mejor .16Torri a su vez parece tener fe en la fuerza espiritual del hombrepara transformar la vida. Conviene notar de paso que tanto Torricomo Arrela comunican sus penetrantes reflexiones en formas su-

    15. Seymour Mentn, Juan Jos Arrela (La Habana: Cuadernos de la Casa delas Amricas, 1963), p. 11.16. En Emmanuel Carballo, ob. cit., p. 400.

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    gerentes y aun crpticas desde una perspectiva a menudo irnica yhumorstica. Aunque hay en el autor de Confabularlo una tenden-cia hacia un sarcasmo mordaz, no cabe duda de que los acerca unespritu muy afn que Arrela ha sintetizado as: Necesito sa-lirme por la puerta de la pirueta .17 A su vez Torri se ha declara-do a favor de los saltos audaces y las cabriolas que enloquecende contento, en los circos, al ingenuo pblico del domingo (p. 34).Es justo decir que el tono irnico-humorstico que ya a partir de1910 da a las prosas de Torri un aire de innegable novedad tiene enArrela un admirable seguidor.

    Por ltimo, no queremos dejar de mencionar, aunque sea demanera rpida, el tema fundamental de la mujer en ambos escri-tores. En la obra de Torri las terribles enemigas de los hombres como las llama l son criticadas sobre todo por su envidia,crueldad y falta de lgica. Para elaborar su visin de la mujer esinteresante observar que este escritor a veces se apoya en el mundoanimal el cual le proporciona las necesarias caractersticas, normal-mente de ndole negativa. En este sentido el autor de De fusila-mientos prefigura al Arrela de Bestiario. En el texto titulado Mujeres , por ejem plo, T or ri las clasifica zoolgicam ente: las hayelefantas, tarntulas, reptiles y asnas. Generalmente son presenta-das como seres peligrosos, frivolos, distantes y carentes de inteli-gencia. Este despiadado retrato del sexo femenino concluye con lamujer que al casarse se transforma en una lucia vaca que ru-mia, pace y muge. Esta sarcstica imagen del efecto nocivo del ma-trimonio recuerda notablemente las siguientes lneas del Bestiario: y ama a la prjima que de pro nto se transforma a tu lado , y conpiyama de vaca se pone a rumiar interminablemente los bolos pas-torosos de la rutina domstica .18 Dada la opinin poco favora-ble que tanto Torri como Arrela tienen de la mujer, no sorprendeque su visin del matrimon io y del amor suela ser profund amenteescptica y aun cnica. Para Torri la felicidad conyugal resulta im-posible y el sentimiento amoroso desemboca inevitablemente en eldesenga o, la soledad y el do lor. El am or se vuelve una fuerzaavasalladora que produce en el hombre las ms irracionales accio-nes. En realidad le fascina a Torri el poder ilimitado que posee lamujer sobre el hombre, tema que luego alcanzar sus ms violen-

    17. Y ahora, la mu jer..., p. 119.18. Confabularlo total, p. 29.

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    tas expresiones en Arrela. En efecto, mientras las observacionesde Torri al respecto se caracterizan por un tono generalmente de-sencantado y burln, de nuevo hay que insistir en que las de Arre-la revelan un sarcasmo mucho ms hiriente. Pero en el fondo losdos se asemejan por una actitud igualmente negativa ante la mujer,el matrimonio y el amor.

    En resumidas cuentas, los dos mexicanos estn emparentadospor una parecida esttica y por unas preocupaciones semejantes.Por otra parte, los dos han mostrado en sus obras una inusitadadisciplina literaria que nunca han traicionado. Tambin sus textostienen en comn una predileccin por las formas breves, en par-ticular por el cuento corto y el poema en prosa, en que se exhibenanlogas tonalidades de escepticismo, irona y humor as como unestilo preciso y condensado. Tanto el uno como el otro son escri-tores de amplia cultura que se han dedicado a una literatura de ten-dencia personal y universal. Lo sorprendente, desde luego, es queaos antes de la aparicin de Varia invencin (1949) Torri ya habaelaborado prosas cortas, difciles de clasificar y novedosas por sutono y estilo. Es decir, textos que en muchos sentidos se anticipana los de Arrela. El parentesco esttico y espiritual entre estos dosprosistas de distintas generaciones ofrece un testimonio ms de lamodernidad y actualidad de Julio Torri en cuya escasa obra estnlos grmenes de las perfectas y originales prosas de Juan JosArrela.

    SERGE I. ZAITZEFFUniversidad de Cdgary

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