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Sistema Vespa, Santa Fe de Bogotá, D.C.
Consumo de sustancias
psicoactivas
en estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas
de Santa Fe De Bogotá, 1997
Autores: Julio César Velásquez
Orlando Scoppetta
2
Secretaría Distrital de Salud de
Santa Fe de Bogotá, D.C.
Dirección de Salud Pública
Área de Vigilancia en Salud Pública
Marzo de 1998
Índice
Índice i
Lista de Gráficosvii
Lista de Cuadros viii
Introducción 1
Propósito 4
Objetivos 5
General 5
Específicos 5
Marco teórico 6
Consumo de alcohol 13
Consumo de cigarrillo 30
Consumo de marihuana 40
Consumo de inhalables 48
Consumo de cocaína y bazuco 52
Consumo de tranquilizantes menores (sedantes, ansiolíticos e
hipnóticos). 69
ii
Consumo de anfetaminas y drogas similares 78
Consumo de alucinógenos 83
Consumo de opioides 88
Materiales y Métodos 95
Tipo de estudio 95
Universo y muestra 95
Instrumentos 96
Procedimiento de aplicación97
Control de errores 98
Análisis de la información 99
Resultados103
Descripción de la muestra 103
Prevalencias de consumo 110
Consumo de alcohol 110
Cigarrillo 127
Drogas ilícitas 130
Marihuana 131
iii
Inhalables 132
Cocaína 133
Bazuco
Tranquilizantes menores (pastillas para dormir y para calmar los
nervios) 136
Anfetaminas y drogas similares (pastillas para quitar el sueño)138
Heroína 139
Éxtasis 140
Percepción del consumo de sustancias 142
Discusión 147
Consumo global de drogas ilícitas. 147
Bebidas alcohólicas 148
Cigarrillo 158
Marihuana 163
Inhalables 168
Cocaína 171
Bazuco
iv
Tranquilizantes menores ( pastillas para dormir y para calmar los
nervios) 180
Anfetaminas ( pastillas para quitar el sueño). 185
Alucinógenos ( consumo de metilenodioximetanfetamina-MDMA- o
"éxtasis" 190
Heroína 193
Conclusiones y Recomendaciones 197
Conclusiones 197
Drogas ilícitas 197
Alcohol 198
Cigarrillo 202
Marihuana 204
Cocaína 205
Bazuco 206
Tranquilizantes menores ( pastillas para dormir y para calmar los
nervios) 208
Anfetaminas ( pastillas para quitar el sueño). 210
v
Alucinógenos ( consumo de metilenodioximetanfetamina-MDMA- o
“éxtasis”). 211
Heroína 213
Recomendaciones 213
Referencias bibliográficas 218
ANEXO 1 221
ANEXO 2 227
Objetivo 229
Población objetivo 229
Marco de muestreo 229
Construcción231
Revisión 232
Completamiento 232
Para efectos del presente estudio se excluye 233
Diseño de la muestra 233
Tipo de muestra 233
El tamaño de la muestra 234
vi
Diseño muestral 235
Muestreo de conglomerados 235
Muestreo multietápico 236
Errores de muestreo 240
Errores estimados 242
Diseño operativo245
Referencias bibliográficas 248
Lista de gráficos
Gráfico 1. Distribución por semestre 104
Gráfico 2. Distribución por sexo de la muestra 105
Gráfico 3. Satisfacción con diferentes aspectos de la carrera 107
Gráfico 4. Percepción de redes de apoyo local 109
Gráfico 5. Puntaje Cage según frecuencia de consumo de alcohol
116
Gráfico 6. Puntaje según cifras del Cage 117
Gráfico 7. Puntaje Cage 119
Gráfico 8. Consumo de alcohol y sustancias ilícitas por semestre.
124
Gráfico 9. Índice Cage de alcoholismo 125
Gráfico 10. Índice Cage de alcoholismo por género 126
Gráfico 11. Índices Cage por grupos de edad 126
Gráfico 12. Prevalencias de consumo de algunas sustancias
142
Lista de cuadros
Cuadro 1. Distribución por jornada 103
Cuadro 2. Distribución por semestre 103
Cuadro 3. Distribución por sexo de la muestra 105
Cuadro 4. Distribución por grupos de edad 105
Cuadro 5. Distribución según situación académico-laboral 106
Cuadro 6. Distribución según el estado de salud percibido en el mes
anterior 107
Cuadro 7. Distribución según apoyo recibido de los compañeros
108
Cuadro 8. Distribución según apoyo recibido de los profesores.
108
Cuadro 9. Distribución según apoyo recibido de la familia. 108
Cuadro 10. Distribución de interacción con la familia. 110
Cuadro 11. Distribución según facilidad de expresar sentimientos
en la familia. 110
Cuadro 12. Indicadores de consumo de sustancias psicoactivas,
estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas de Santa Fe de
Bogotá, 1997 111
ix
Cuadro 13. Tiempo de consumo de alcohol 114
Cuadro 14. Tiempo de consumo de alcohol hasta emborracharse
115
Cuadro 15. Consumo de alcohol en situaciones peligrosas
116
Cuadro 16. Principal tipo de problema por el consumo de alcohol
117
Cuadro 17. Accidentes de tránsito como conductor o peatón bajo
el efecto de drogas 119
Cuadro 18. Conflictos con familiares y/o amigos bajo el efecto de
alcohol u otras drogas 119
Cuadro 19. Consumo hasta embriaguez y percepción del estado
de salud en el último mes 120
Cuadro 20. Chi-cuadrado para asociación entre consumo hasta
la embriaguez y percepción del estado de salud en el último mes
120
Cuadro 21. Acompañamiento de relaciones sexuales con alcohol
121
Cuadro 22. Global consumo alcohol en la vida y global ilícitas en
la vida 122
x
Cuadro 23. Consumo hasta embriaguez y global de consumo de
drogas ilícitas en la vida 122
Cuadro 24. Consumo hasta embriaguez según sexo 123
Cuadro 25. Consumo global de alcohol en la vida según sexo
123
Cuadro 26 Consumo hasta embriaguez y global de consumo de
drogas ilícitas en la vida 124
Cuadro 27. Factores de riesgo para consumo de alcohol 127
Cuadro 28 Distribución de prevalencias de consumo de tabaco
127
Cuadro 29. Distribución de consumo de tabaco según sexo
128
Cuadro 30. Cantidad de cigarrillos fumados por día 129
Cuadro 31. Consumo de cigarrillo como factor de riesgo para
consumo de otras sustancias 129
Cuadro 32. Factores de riesgo para el consumo de cigarrillo
130
Cuadro 33. Factores de riesgo para el consumo de drogas ilícitas
131
xi
Cuadro 34. Prevalencias de consumo de marihuana según sexo
131
Cuadro 35. Factores de riesgo para el consumo de marihuana
132
Cuadro 36. Consumo de inhalables según sexo 133
Cuadro 37. Factores de riesgo para el consumo de inhalantes
133
Cuadro 38. Prevalencias de consumo de cocaína según sexo
134
Cuadro 39. Factores de riesgo para el consumo de cocaína
134
Cuadro 40. Prevalencias de consumo de bazuco según sexo
135
Cuadro 41. Factores de riesgo para el consumo de bazuco
136
Cuadro 42. Pastillas para calmar los nervios según sexo 136
Cuadro 43. Pastillas para dormir según sexo 136
Cuadro 44. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para
dormir 137
xii
Cuadro 45. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para
calmar los nervios 137
Cuadro 46. Anfetaminas y drogas similares según sexo 138
Cuadro 47. Factores de riesgo para el consumo de anfetaminas
(pastillas para quitar el sueño) 139
Cuadro 48. Prevalencias de consumo de heroína según sexo
139
Cuadro 49. Factores de riesgo para el consumo de heroína
140
Cuadro 50. Consumo de éxtasis según sexo 141
Cuadro 51. Factores de riesgo para el consumo de éxtasis
141
Cuadro 52. Percepción de la gravedad del problema de consumo
de drogas ilegales en su centro educativo 142
Cuadro 53. Percepción de la gravedad del problema de consumo
de alcohol en su centro educativo 143
Cuadro 54. Razones por las cuales los estudiantes no han
consumido alcohol u otras drogas 144
Cuadro 55. Razones por las cuales los estudiantes consumen o
han consumido alcohol u otras drogas 144
xiii
Cuadro 56. Razones por las cuales los estudiantes continúan
consumiendo alcohol u otras drogas 145
Cuadro 57. Tipo de institución donde buscarían ayuda 146
Presentación
El consumo de psicoactivos constituye un problema social muy
discutido y documentado, que según los últimos estudios nacionales
disponibles se ha incrementado, en especial en población joven; entre
los grupos de mayor interés se encuentran los estudiantes de
educación superior.
Este libro presenta una investigación que aporta a las autoridades del
distrito capital información para conocer la magnitud y severidad del
problema, las sustancias de mayor consumo y algunos factores
asociados con éste entre los jóvenes que asisten a instituciones de
educación superior clasificadas como institutos técnicos y
tecnológicos por el Icfes.
Introducción
Entre los grupos poblacionales de mayor interés se encuentran los
estudiantes de educación superior. Los datos presentados más
adelante muestran porqué este estudio se dirigió hacia estudiantes de
entidades que incluyen programas técnicos y tecnológicos. Estos
datos conducen a considerar esta población como especialmente en
riesgo.
La presente investigación aportará a las autoridades de salud del
Distrito Capital información para conocer la magnitud y la severidad
del problema, las sustancias de mayor consumo y algunos factores de
2
riesgo entre los jóvenes que asisten a instituciones de educación
superior clasificadas como institutos técnicos o tecnológicos según el
Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior -
Icfes-. La razón para escoger esta población entre los universitarios
de Santa Fe de Bogotá es que en el presente año se realizó por parte
de la Asociación Colombiana de Investigaciones Médicas -Acoim- un
estudio de consumo de psicoactivos en universidades con carreras
profesionales cuyos resultados están en proceso; además, en el país
no existe información sobre el consumo de drogas en esta población.
El consumo de psicoactivos constituye un grave problema de salud
pública en la población en general y entre los adolescentes y adultos
jóvenes, en particular.
En el análisis de datos representativos nacionales de 1990 a 1992,
en Estados Unidos de Norteamérica, se encontró una mayor
probabilidad de uso de drogas durante la adolescencia y una
asociación positiva entre nivel educativo y uso de drogas a lo largo de
la vida (Warner, Kessler, Hughes, Anthony y Nelson, 1995).
En Santa Fe de Bogotá, el Segundo estudio epidemiológico sobre el
consumo de sustancias psicoactivas, 1992, encontró que las
sustancias ilegales más consumidas “alguna vez en la vida” por la
población entre 12 y 45 años, son la marihuana y la cocaína. Este
estudio también reveló que 3,2% de la población entre doce y
diecisiete años consumió alguna vez marihuana y 1,8% cocaína. En
3
el grupo de dieciocho a veinticuatro años, 7,2% consumió alguna vez
marihuana, 2,6% cocaína y bazuco 1,8%. Para el caso del consumo
de alcohol, se estableció que las personas que han consumido alcohol
alguna vez en la vida son predominantemente de sexo masculino,
entre dieciocho y veinticuatro años (80,2%).
El estudio mencionado en Santa Fe de Bogotá dio información acerca
de un mayor consumo entre hombres, los cuales inician a menor edad
esta práctica. El inicio de consumo de SPA se observó así: para
alcohol el promedio de edad fue de dieciséis años; para el tabaco fue
de diecisiete; marihuana dieciocho años; bazuco veintiuno; cocaína
veintidós; anfetaminas dieciocho; morfina diecisiete; inhalables doce
años y hongos dieciocho.
En relación con el alcohol, la Encuesta de conocimientos, actitudes y
prácticas del Seguro Social,1994, mostró una mediana de inicio de
trece años y para el tabaco de quince años. Lo cual indica un inicio de
consumo más prematuro que el estudio anterior.
Por otra parte, los inhalables son muy populares entre la población de
bajos ingresos, entre ellos los niños y adolescentes, debido a su bajo
costo, ausencia de sanciones legales y por la rápida aparición de sus
efectos. La proporción de personas con edad entre doce y diecisiete
años que ha consumido inhalables en el último año, es 6,6 veces la de
las personas entre 45 y 60 años (Rodríguez, 1994).
4
El consumo de sustancias psicoactivas entre adolescentes y adultos
jóvenes se relaciona con otros fenómenos sociales como el
pandillismo. Entre pandilleros de Ciudad Bolívar en Santa Fe de
Bogotá se ha establecido que, en promedio, cada uno gasta $3.000
diarios en psicoactivos (Bernal y Cortázar, 1995).
En la década de 1990 el problema de las drogas se analiza de manera
integral, considerando sus distintas manifestaciones: producción,
consumo y tráfico, y sus dimensiones jurídicas, médicas, económicas,
políticas y educativas.
Para el estudio del problema de las drogas es necesario tener en
cuenta factores de riesgo relacionados con la estructura familiar, la
organización social, el sistema educativo y la historia individual. Al
considerar estos factores se debe tener presente que el problema de
las drogas es universal, enmarcado dentro de aspectos históricos,
sociales, culturales, geográficos, políticos, educativos y económicos.
Por lo tanto, es un problema complejo que demanda intervenciones
globales e integradas para reducirlo.
Propósito
Continuar el diagnóstico sobre el consumo de sustancias psicoactivas
en Santa Fe de Bogotá, con el fin de aportar información oportuna y
confiable que permita la formulación de políticas, la evaluación de los
programas de prevención y la toma de decisiones sobre este campo.
5
Objetivos
General
Conocer la frecuencia del consumo de bebidas alcohólicas y de
drogas ilícitas y el comportamiento de los patrones de consumo en la
población estudiada, con el fin de aportar información que permita
evaluar y formular políticas y estrategias y reorientar los programas de
salud en este campo.
Específicos
Evaluar tendencias y cambios en los patrones de consumo de
sustancias psicoactivas, comparando los hallazgos con otros estudios
similares realizados en Colombia y en Santa Fe de Bogotá.
Calcular la frecuencia de algunos factores psicosociales relacionados
con el consumo de sustancias en la población estudiada.
Marco teórico
El consumo de psicoactivos puede verse desde muchas ópticas,
algunas contradictorias, otras complementarias. Una de las tantas
posibilidades en el discurso se orienta hacia la idea de que basta la
presencia de una droga y de un sujeto para que se desencadene la
adicción; por lo tanto, la sustancia y el consumidor representan un
peligro para el orden social. La sustancia por ser el veneno; el
individuo porque después de ser prevenido por todos los medios, de
víctima potencial se transforma en sospechoso portador del mal.
Por otra parte, la sustancia psicoactiva ha representado el estandarte
de grupos contradictores del sistema -como los hippies- o la liga
atávica a raíces indígenas que se prefiere cambiar por un presente de
progreso dudoso, donde otra religión, un conocimiento científico
predominante, otra estética y, en fin, otro “saber sobre el mundo”
dictan el deber ser.
Afortunadamente, hoy se sabe que para explicar el fenómeno de la
adicción es necesario poner en escena la sustancia, el individuo y un
contexto. Sólo 12% de los combatientes estadounidenses en Vietnam
que desarrollaron patrones adictivos a la heroína en ese país,
mantenía la adicción tres años después de regresar a Estados Unidos
de Norteamérica (Rosenzweig y Leiman, 1995). Este caso demuestra
que para explicar el abuso y la adicción a sustancias psicoactivas es
necesario estudiar los tres elementos mencionados.
7
No obstante, libres del prejuicio ingenuo contra la sustancia, no es
posible desconocer que el encuentro entre ésta y los hombres del
mundo moderno frecuentemente conduce al desastre. El daño a la
salud y el fracaso social relacionado con el consumo no pueden
ignorarse argumentando desde una posición pseudocrítica.
Aunque la droga ha sido parte de la cultura de grupos de protesta o
bandera de autodenominados nacionalistas, ninguna de estas
opciones ideológicas puede negar que el consumo de drogas en el
mundo contemporáneo, sujeta a maquinarias comerciales
internacionales, constituye un problema social muy grave dentro de
nuestro contexto cultural, desprovisto de marcos que le den al
consumo un lugar dentro de tradiciones y significantes míticos.
No se puede pretender igualar el consumo del indígena, para quien la
sustancia psicoactiva “representa” en un marco cultural coherente
desde su cosmogonía hasta su cosmología, con el consumo de un
adolescente producto del occidente contemporáneo, cuyo contexto no
le provée de los recursos culturales adecuados para su desarrollo
integral.
Independientemente de la forma como se entienda el consumo de
sustancias psicoactivas, con sus antecedentes e implicaciones de
carácter cultural y en especial político y económico que tocan con las
estructuras internacionales de finanzas y poder, el uso de sustancias
es un problema que atañe al sector salud, porque el consumo de
8
psicoactivos afecta la salud del consumidor, le predispone para ser
víctima o agente de violencia y accidentes y, en general, tiene efectos
sobre las diferentes estructuras sociales y la calidad de vida de las
comunidades.
A continuación se presenta el panorama de los efectos sobre la salud
producidos eventualmente por el consumo de sustancias psicoactivas,
acompañado por estadísticas que ilustran sobre el alcance de su
consumo.
En la clínica, los trastornos por uso de sustancias se pueden dividir en
dos amplias categorías: trastornos por uso de sustancias -
dependencia y abuso de sustancias- y trastornos inducidos por
sustancias -tales como intoxicación, síndrome de abstinencia,
trastornos psicóticos o trastornos del afecto inducidos por sustancias-
(Jaffe, 1995).
La dependencia a sustancias consiste en un patrón inapropiado de
uso de una sustancia que produce una importante limitación o
malestar en la vida del individuo y está caracterizada por la presencia
de al menos tres de los siguientes criterios durante un mismo período
de doce meses (American Psychiatric Association, 1994):
- Tolerancia: es la necesidad de aumentar las cantidades de una
sustancia para lograr el efecto deseado o la disminución del efecto al
consumir la misma dosis.
9
- Síndrome de abstinencia: es el desarrollo de un conjunto de signos y
síntomas debidos a la disminución o supresión de una sustancia que
se ha usado bastante y por tiempo prolongado.
- La sustancia es usada en mayor cantidad o por períodos más
prolongados de lo que un individuo pensó que la iba a usar.
- Existe un deseo persistente o hace esfuerzos sin éxito por reducir o
controlar el uso de la sustancia.
- El individuo utiliza grandes cantidades de tiempo en función del
consumo de la sustancia, ya sea en conseguirla, estar consumiendo o
recuperándose de los efectos.
- Se deja de participar o se reducen las actividades sociales,
ocupacionales o recreativas debido al consumo de droga.
- La sustancia se continúa utilizando aunque se sufra de un problema
físico o psicológico asociado al consumo de la sustancia.
Según la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales (DSM-IV), las sustancias que producen
dependencia son: alcohol, anfetaminas, marihuana, cocaína,
alucinógenos, inhalables, nicotina, opioides, fenciclidina y los sedantes
hipnóticos o ansiolíticos (American Psychiatric Association,1994;
Jaffe, 1995).
10
La epidemiología de los trastornos por uso de substancias ha sido
muy estudiada por su alta prevalencia y los altos costos que produce
al individuo y a la sociedad. Por ejemplo, el aumento en el consumo
de cocaína en los años ochenta le dio características epidémicas a
este trastorno (Jaffe, 1995). En Estados Unidos se estableció el
proyecto “Monitoreando el futuro”, que es un estudio continuo de
estilos de vida y valores en jóvenes y recibe información de todo el
país, dirigido por la Universidad de Michigan a través del Instituto
para la investigación social, con el apoyo del Instituto nacional para el
abuso de drogas. Este proyecto ha sido la plataforma para un estudio
anual desde 1975 llamado el High School Senior Survey, en el cual,
desde 1991, se incluyó una muestra representativa de estudiantes de
octavo y décimo grado (National Institute on Drug Abuse, Monitoring
the Future Study, 1996). Las cifras de prevalencia de vida, en el último
año y en el último mes por tipo de droga que se describen en dicho
estudio, se presentan como anexos.
El comienzo de los trastornos por uso de substancias ocurre
generalmente en adultos jóvenes y es más frecuente en hombres. Se
han descrito algunos factores predisponentes como el trastorno de
personalidad antisocial, trastornos de conducta infantil, ser tímido y
agresivo, y vivir en un ambiente donde las drogas están disponibles.
La prevalencia en la vida de dependencia al alcohol es 13,5% y de
dependencia a otras substancias 6,1% (Warner et al.,1995; Day,1995;
Anthony et Helzer,1995; Regier et al.,1990).
11
En Colombia en el Estudio nacional sobre consumo de sustancias
psicoactivas de 1996, realizado por Rodríguez y cols., se encontró
una prevalencia de “consumo alguna vez en la vida de drogas ilícitas”
en población general de 6,5%, en población universitaria en general
de 11,1% y en población general de Santa Fe de Bogotá de 8,9%. La
mayoría de consumidores correspondió al grupo de 18 a 44 años y el
consumo fue aproximadamente cuatro veces mayor en hombres que
en mujeres. Las proporciones de consumo global se incrementaron en
la medida que avanzó el nivel de instrucción. Según región geográfica
se encontró que Antioquia fue la región de mayor consumo con 12,3%
de prevalencia de vida; los niveles de mayor consumo también se
registraron en zonas de mayor grado de urbanización. La prevalencia
de consumo durante el último año, de al menos una de estas
sustancias, fue de 1,6% en población general, de 2,2% en población
universitaria y de 2,1% en población general de Santa Fe de Bogotá.
El grupo etáreo con la mayor prevalencia de consumo durante el
último año fue el de 18 a 24 años, con 2,8%. Según género, la razón
hombre/mujer para los consumidores en el último año fue de 4:1
(2,6% vs. 0,6%). En cuanto al riesgo de iniciar el consumo en el
último año, la mayoría fueron hombres, con edades entre los doce y
diecisiete años, estudiantes de secundaria y residentes en zonas de
alta densidad poblacional (Rodríguez,1996).
En el Segundo estudio epidemiológico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, solicitado
12
por la Unidad Coordinadora de Prevención Integral de la Alcaldía
Mayor de la ciudad, se indagó por la percepción social del consumo
de sustancias psicoactivas, y específicamente, por las razones por las
cuales se creía que las personas consumían estas sustancias. Se
encontró que el consumo se debía a “problemas familiares” en un
54,8%, para “escapar de la realidad” en 33,0%; por “problemas
afectivos” en 27,9%; por “seguir la corriente a la gente que consume”
en 20,8%, y por “no tener más que hacer” en 11,4%. Las razones por
las cuales se creía entre los encuestados de este estudio que la gente
no consumía sustancias psicoactivas fueron, en su orden: por “ser
dañinas para la salud física y mental” (70,6%), “miedo a los efectos
que pueden producir” (23,7%), “porque conllevan a problemas
familiares” (20,5%), “porque va contra la moral” (17,9%) y “porque
causan dependencia” (15.8%). (Unidad Coordinadora de Prevención
Integral. Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá, 1995).
En cuanto a la relación entre violencia y consumo de drogas ilícitas,
en un informe de 1996 el Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses -INML y CF- reportó que de las necropsias por
homicidio provenientes de Santa Fe de Bogotá (3.227), se realizó
análisis de estupefacientes entre 61% y 67% de los casos, siendo
20% positivo para cocaína, 10% para marihuana y 0,3% para
opiáceos (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
1996).
13
A continuación se presentará el panorama de consumo de las
diferentes sustancias incluidas en el presente estudio.
Consumo de alcohol
Haciendo un recuento histórico, en Caná y Palestina, se encuentran
textos de 1.400 años a.C. con alusiones a banquetes con abundante
vino y se conocían deidades adoradas como dioses del consumo de
bebidas embriagantes. En Roma, se celebraban anualmente dos
grandes fiestas la Bacanalia, dedicada al dios del vino, Dionisio, y la
segunda a Saturno, dios de la agricultura (Rosenstingl, 1974;
Acevedo, 1989), en las cuales el consumo de alcohol, ligado a la
tradición mitológica alrededor de estas deidades, preparaba los
ánimos para la festividad y era parte integral de ésta.
En América, desde la época precolombina, se consumían bebidas
embriagantes obtenidas por medio de la fermentación -especialmente
la chicha-, que era acompañante obligatoria de todas las
celebraciones, incluyendo el ritual mortuorio. Aun hoy, se conservan
esos rituales ligados al consumo de bebidas alcohólicas pero se ha
cambiado el tipo de bebida (Sayres, Bejarano,1950; Mariátegui, 1985).
El conocimiento de los daños a la salud provocados por el consumo
de alcohol también es antiguo. Desde Hipócrates (460 a.C.) se habló
de la locura alcohólica y Asclepiades comentó la asociación entre
cirrosis hepática y el abuso en el consumo de vino (Rosenstingl,
1974).
14
En el territorio colombiano, la guerra contra el consumo de alcohol
tuvo su escenario en la larga cadena de acciones contra la chicha.
Los problemas que trajo el consumo de chicha llevaron a que en 1658
el doctor Dionisio Pérez Manrique, presidente de lo que es hoy
Colombia, dictara varios actos de gobierno, entre los cuales estuvo la
prohibición del consumo de chicha (Mejía, 1980).
En 1820, Bolívar dictó un decreto prohibiendo “para siempre la chicha
en Sogamoso” (Roselli, 1968). En 1898, los doctores Liborio Zerda y
Josué Gómez, organizaron campañas contra el consumo de chicha.
En 1912, el general Rafael Uribe Uribe, presentó al Senado un
proyecto sobre la reglamentación de bebidas alcohólicas. Por la
misma época, el término alcoholismo fue empleado por primera vez
por Magnum Huss, médico sueco en 1849 (Bejarano, 1950). En 1943,
Jellinek caracterizó nosológicamente el alcoholismo, y la Organización
Mundial de la Salud define el término como “incapacidad de
abstenerse”.
En 1915, el doctor Luis López de Mesa, publicó el libro El problema
del alcoholismo y su posible solución y en un congreso médico
reunido en Medellín se presentaron ponencias sobre el consumo de
alcohol y la criminalidad (Roselli,1968). En 1948, el doctor Jorge
Bejarano, prohibió la fabricación de chicha por medio de la aprobación
de la ley 34 de 1948.
15
Pero fue sólo en 1955 cuando se realizó en Bogotá, el primer
congreso nacional, sobre alcoholismo en el cual se trató una serie de
temas sobre aspectos epidemiológicos, sociales, biológicos y legales.
En 1967, durante el Séptimo Congreso nacional de psiquiatría, se
presentó un trabajo titulado “Bases para el estudio del alcoholismo en
Colombia”, en el que se planteaba la necesidad de iniciar estudios
epidemiológicos en el país, para conocer la realidad del problema. A
su vez, en Medellín se llevó a cabo el “Primer estudio poblacional
sobre consumo de sustancias psicoactivas” y se incluyó el consumo
de bebidas alcohólicas en 1984 (Velásquez et al., 1985). Durante
1987 y 1988, un equipo interinstitucional realizó los estudios de
validación de una serie de instrumentos para la utilización como
pruebas diagnósticas de alcoholismo. Uno de ellos fue el Cage, el cual
se seleccionó como prueba tamiz para incluirlo en el Primer estudio
nacional sobre alcoholismo y consumo de sustancias psicoactivas
.Colombia 1987 (Torres de Galvis et Murrelle,1988).
A partir de la segunda década de los ochenta se ha realizado en el
país una serie de estudios, con criterios diagnósticos comparables,
que ha servido para evaluar el impacto del problema en los campos de
la salud física y mental y su asociación con indicadores de violencia y
accidentes.
Varios autores estadounidenses coinciden en que un claro
conocimiento sobre la prevalencia y naturaleza del alcoholismo es
16
difícil, ya que con frecuencia se encuentran discrepancias entre los
clínicos y los investigadores para distinguir entre los diferentes
patrones de consumo de alcohol y la definición misma de alcoholismo.
Para algunos, los patrones están clasificados como consumo excesivo
de alcohol; consumo de alcohol; consumo de alcohol con
consecuencias o problemas para la salud o consecuencias sociales y
dependencia al alcohol caracterizada por la incapacidad para controlar
el consumo de bebidas alcohólicas y el desarrollo de tolerancia física
o dependencia (Polich y Kaelber, 1985). Cuando se aplican
definiciones sobre el alcoholismo solo a partir de la cantidad de
bebidas alcohólicas consumidas, los investigadores serios coinciden
en que la respuesta es muy poco precisa a pesar de la honestidad de
la persona que informa (Barnhouse, 1988).
Entre los instrumentos validados en el país en los estudios realizados
desde 1987, se ha hecho uso prioritario del Cage. Teniendo en cuenta
lo anterior se decidió utilizar el Cage en el presente estudio, con el fin
de poder comparar tendencias respecto a otras investigaciones
nacionales; además, se consideró que el instrumento está diseñado
para investigaciones de carácter poblacional.
El instrumento Cage consta de cuatro preguntas:
¿Ha sentido alguna vez la necesidad de disminuir la cantidad de
alcohol que toma?
¿Se ha sentido molesto porque le critican su manera de beber?
17
¿Se ha sentido alguna vez mal o culpable por su manera de beber?
¿Ha tomado alguna vez un trago a primera hora de la mañana, para
quitar los nervios o para quitar el “guayabo”?
Para el estudio presente se tendrán en cuenta puntos de corte de
acuerdo con la validación realizada en la ciudad de Medellín: ninguna
pregunta o una sola positiva se considera como “normal”, dos
positivas como “alto riesgo de alcoholismo”; y tres o cuatro
“alcoholismo”.
Actualmente se acepta que los trastornos por uso de sustancias,
incluyendo el alcoholismo, se caracterizan por un patrón inadecuado
de consumo de sustancias psicoactivas que se puede manifestar
como abuso o dependencia (DSM-IV).
El alcoholismo es una enfermedad crónica que se acompaña de
signos y síntomas clínicos de toxicidad en los tejidos, los peligros de
dependencia física, el riesgo de síndrome de abstinencia y el daño
que ocasiona a la vida psicosocial del individuo. La dependencia del
alcohol se caracteriza por el desarrollo de conductas maladaptativas
asociadas al uso prolongado de grandes cantidades de alcohol. Las
complicaciones médicas más frecuentes de la dependencia al alcohol
son la cirrosis hepática, la neuropatía periférica, el daño cerebral y la
cardiomiopatía. También se observa con frecuencia gastritis y
pancreatitis. Entre las complicaciones más temidas están aquellas de
tipo neuropsicológico. Además, el alcoholismo puede enmascarar o
18
exacerbar múltiples trastornos médicos y psicológicos (Kaplan y
Sadock, 1995).
Hay una amplia evidencia sobre la asociación del alcoholismo con
violencia -homicidios, accidentes y suicidios-, enfermedades
orgánicas como cirrosis hepática y pancreatitis, problemas laborales y
pérdida de productividad por ausentismo, accidentes de trabajo,
incapacidades, años de vida perdidos, aumento en la demanda de
atención médica y otros efectos negativos sobre el individuo, el núcleo
familiar y la sociedad (Kaplan y Sadock, 1995).
El síndrome de abstinencia asociado a alcoholismo incluye temblor,
debilidad, sudación, hiperreflexia osteotendinosa, trastornos
gastrointestinales e intenso dolor de cabeza. La forma más severa de
este síndrome es el delírium trémens que comienza como un ataque
de ansiedad seguido de confusión, falta de sueño, sudación,
taquicardia, fiebre, alucinaciones vívidas de todo tipo, desorientación y
si progresa, puede llevar a profunda depresión (Kaplan y Sadock,
1995).
Por otra parte, el consumo de grandes cantidades de alcohol puede
llevar a una alucinosis alcohólica, que consiste en alucinaciones
generalmente de tipo persecutorio, acusatorias y de amenaza que
hacen que el paciente esté aterrorizado. A largo plazo, el consumo de
alcohol puede conducir al síndrome de Korsakoff, que consiste en un
daño irreversible de la memoria reciente.
19
Las causas del alcoholismo aún no están suficientemente
establecidas y tienen que ver con factores sociales, culturales,
psicológicos y biológicos. Por ejemplo, se han determinado algunos
factores de riesgo psicosociales relacionados con la aparición de
alcoholismo tales como el aislamiento, la timidez, la depresión,
impulsividad, conductas autodestructivas y hostiles, inmadurez sexual
y la presencia de una personalidad de tipo dependiente (Kaplan y
Sadock, 1995).
En el caso de Colombia, el consumo de bebidas alcohólicas tiene una
gran aceptación cultural en todos los estratos sociales, siendo
considerada como una de las sustancias legales con mayor
permisividad social. Sin embargo, por la rápida aparición de consumo
problemático de esta sustancia, por el incremento del riesgo de
accidentes y violencia, por disminución en el rendimiento escolar y
laboral ligada a ella, y por su comportamiento como puerta de entrada
al consumo de drogas más fuertes, en los últimos años se ha
considerado que su vigilancia epidemiológica es importante (Torres,
1993; Primer estudio nacional de salud mental y consumo de
sustancias psicoactivas, 1993).
Se estima que aproximadamente 90% de la población consume
bebidas alcohólicas. En Colombia los estudios realizados sobre
prevalencia de consumo, registran 84% (Torres et Murrelle, 1987). En
el Primer estudio nacional de salud mental y consumo de sustancias
psicoactivas, (Torres , Posada, 1993) se encontró una edad promedio
20
para el inicio del consumo de bebidas alcohólicas de catorce años,
con una desviación estándar de 4,6 años; en el mismo estudio, 88,8%
de los hombres y 75,1% de las mujeres informaron consumo hasta la
embriaguez. Además, en el estudio citado se encontró una fuerte
asociación entre consumo problemático, accidentes de tránsito,
indicadores de violencia y consumo de otras sustancias psicoactivas,
como cocaína, bazuco y marihuana. En un estudio sobre consumo de
sustancias psicoactivas en estudiantes de grados diez y once de la
población de Marinilla, Antioquia, se encontró que 61,7% de los
encuestados aceptó haber ingerido alcohol en algún momento de su
vida, siendo la sustancia más utilizada por los estudiantes durante el
último año; 6% de los encuestados se consideró ex consumidor de
alcohol, por no haberlo ingerido en el último año. El promedio de edad
para el inicio del consumo de ésta sustancia legal se situó entre los 14
y 15 años de edad (Arango, 1996).
En el estudio Epidemiological Catchment Area –Eca- en Estados
Unidos, se encontró que la prevalencia en la vida de dependencia al
alcohol fue de 13,8% y en el último año 6,3%. El trastorno fue más
frecuente en hombres (23,8%) que en mujeres (4,6%). También se ha
observado una relación inversa entre alcoholismo y nivel de educación
y pocas personas que sufren esta enfermedad (9%) tienen matrimonio
estable (Kessler et al., 1994; Warner et al., 1995; Day, 1995; Schuckit,
1995; Ross, Glaser, et Germanson, 1988; Regier et al., 1990;
Kozlowski et al., 1993; Dougherty, 1991; Helzer et Pryzbeck, 1988).
21
En el Estudio nacional de salud mental y consumo de sustancias
psicoactivas, realizado en 1993, se encontró que para nuestro país la
edad de inicio promedio del consumo de alcohol fue de 15,6 años, con
una desviación estándar de 4,6; 44,1% del total inicia el consumo de
bebidas alcohólicas de quince o menos años. La diferencia para esta
variable según sexo -inicio más temprano en hombres- fue
estadísticamente significativa, con una p< 0.001. Además, 81,8% de la
población estudiada manifestó haber consumido alcohol hasta la
embriaguez; con un 88,8% de los hombres y 75,1% de las mujeres.
Por cada mujer, más de tres hombres consumieron bebidas
alcohólicas hasta la embriaguez antes de los dieciséis años. El
hallazgo anterior puede explicarse por una cultura en la cual el
consumo de alcohol por el hombre es aceptado socialmente, mientras
que en la mujer existe una menor permisividad social y familiar que se
comporta como un factor de protección.
En la aplicación del Cage realizada por el Estudio nacional de salud
mental y consumo de sustancias psicoactivas en 1993 se encontró
que 16,7% de la población estudiada presentaba problemas
relacionados con alto riesgo de alcoholismo o alcoholismo, siendo
mayor la proporción correspondiente al sexo masculino. Más de uno
de cada cuatro hombres se encontró con problemas por el consumo
de bebidas alcohólicas, convirtiéndose esto en un grave problema de
salud pública nacional. La correlación entre pertenecer al sexo
masculino y padecer alcoholismo está sustentada por la consistencia
22
de hallazgos encontrados en Colombia y en Medellín; así como por la
consistencia externa con muchos estudios realizados en
Latinoamérica. En el mismo estudio nacional no se encontraron
diferencias estadísticamente significativas entre clases sociales.
En el Estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas, de
1996 realizado por Rodríguez y cols., se encontró una prevalencia de
consumo de bebidas con contenido de alcohol en población general
colombiana de 61,6%, en población universitaria en general de 76,2%
y en población general de Santa Fe de Bogotá de 65,6%. La
prevalencia de consumo durante el último mes, que se considera
como una buena medida del consumo actual, fue de 35,5% en
población general colombiana, de 48% en población universitaria en
general y de 41,6% en población general de Santa Fe de Bogotá. Los
niveles de consumo más altos en el último mes se encontraron en
hombres, personas entre los dieciocho y 44 años, trabajadores y con
nivel educativo universitario. Se informó además, que el consumo
según niveles de urbanización, tenía un comportamiento en “U”, es
decir, alto en los niveles más bajos y en los niveles más altos,
situación contraria al consumo de sustancias ilegales, que muestra un
problema concentrado en las grandes urbes (Rodríguez, 1996).
En este mismo estudio, se encontró que la incidencia anual (casos
nuevos) fue de 4,8% y se caracterizó por estar entre los doce y
diecisiete años, con una incidencia en hombres significativamente
mayor que en mujeres y con una mayor frecuencia de consumidores
23
nuevos con ocupación de estudiantes. La edad promedio de inicio de
consumo de bebidas alcohólicas fue de 15,9 años, siendo ligeramente
superior en hombres que en mujeres. Las razones principales para el
consumo de bebidas alcohólicas fueron las celebraciones familiares
(37%), la presión de los amigos (26,3%) y la dependencia, necesidad
u otros (23,4%). El consumo se hizo principalmente en compañía de
amigos (55,35%), de familiares (23,8%) y de compañeros de trabajo
(7,9%), y los sitios donde se consumió con más frecuencia fue en las
tiendas, en la propia casa, en recepciones y en casa de los amigos.
Las personas que no habían consumido bebidas alcohólicas en el
último mes, manifestaron no hacerlo principalmente por ser malo para
la salud (13,3%), porque “sólo bebió por probar” (11,9%) y porque “no
le gustó” (10,8%). Las razones principales para nunca haber
consumido bebidas alcohólicas fueron porque “no le gustaba” (30,5%),
por la salud (26,1%), por temor a volverse bebedor ( 10%) y por su
religión (9,2%). (Rodríguez, 1996).
En el estudio de Rodríguez, también se encontró que en la población
colombiana, de doce a sesenta años, el 9,3% está en riesgo de
alcoholismo y el 6.5% es alcohólica. Este problema se reportó cuatro
veces mayor en hombres que en mujeres y se presenta con mayor
frecuencia en el grupo de 25 a 44 años, en los trabajadores y en la
región oriental y la ciudad de Bogotá. Al cruzar el nivel de alcoholismo,
medido con el índice Cage, con los problemas presentados con el
consumo de alcohol, se pudo observar en forma consistente que los
24
problemas en el trabajo, los estudios, de pareja, en la familia, de
salud, legales, económicos y de tránsito se presentaban con mayor
frecuencia cuando se era alcohólico (Rodríguez, 1996).
En el Segundo estudio nacional de salud mental y consumo de
sustancias psicoactivas realizado por Torres de Galvis y cols., se
encontró que en la población general de Santa Fe de Bogotá, 13%
tenía alto riesgo de alcoholismo y 13% era alcohólica según el Cage.
Así mismo, la edad promedio de inicio del consumo de alcohol fue de
14,24 años, con una mediana de quince años y una moda de quince
años (Torres de Galvis, 1997).
En el Segundo estudio epidemiológico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, solicitado
por la Unidad Coordinadora de Prevención Integral de la Alcaldía
Mayor de la ciudad, se encontró que la sustancia psicoactiva -legales
e ilegales- de mayor consumo fue el alcohol, con una prevalencia de
vida en población general de 75,63%, la edad de mayor consumo fue
de dieciocho a veinticuatro años. La prevalencia de consumo del
último año fue de 66,66%, con un incremento del consumo a medida
que se asciende de estrato socioeconómico. La edad de inicio de
consumo de alcohol fue entre los doce y diecisiete años, 54,8% de los
hombres lo consumieron por primera vez antes de cumplir los quince
años, mientras que 40,8% de las mujeres lo hicieron antes de los
quince años. En cuanto a la cantidad y frecuencia de consumo de
alcohol, se observaron diferencias en el género, los hombres lo hacían
25
en mayor cantidad y frecuencia que las mujeres. En referencia a la
percepción de la gravedad del problema del consumo de alcohol,
38,7% de los hombres y 47,2% de las mujeres, lo calificaron como
grave (Unidad Coordinadora de Prevención Integral. Alcaldía Mayor de
Santa Fe de Bogotá, 1995).
En cuanto a los sitios donde la gente consideraba que se consumía
alcohol, 58,2% mencionó los bares, griles y discotecas, 17% las
fiestas, reuniones y paseos, 6,9% la calle o parque y 5,3% el colegio,
la escuela y la universidad. En cuanto a la percepción de la compañía
con la cual se consume alcohol, se encontró en la población general
que 71,2% lo hacía en compañía de amigos o amigas, 14,9% de
compañeros de trabajo, 4,8% del cónyuge, compañero marital o novio
y 4,0% de compañeros de estudio. Al aumentar la edad se tendió a
considerar menos a los compañeros de estudio (5,2% entre doce y
diecisiete años y 3,0% para 35 a 45 años). Al hacerse en este mismo
estudio la comparación con el realizado en 1988 en población general
de Santa Fe de Bogotá, se encontró que el consumo de alcohol
alguna vez en la vida había disminuido en 3,0% (78% vs. 75,6%) y el
consumo en el último año en 2,6% (68,4% vs 66,6%). La edad
promedio de inicio del consumo de alcohol se mantuvo durante el
período (16,2 años). (Unidad Coordinadora de Prevención Integral.
Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá, 1995).
Con referencia a la relación entre violencia y alcoholismo, en un
estudio de violencia juvenil (Torres y Velásquez, 1989), se encontró
26
que en 47% de los casos de jóvenes entre dieciséis y veinticuatro
años sindicados de homicidio, éstos informaron haber cometido el
acto violento bajo los efectos del alcohol u otras drogas.
El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses -INML y
CF- en un informe de 1996, reportó que de las necropsias por
homicidio provenientes de Santa Fe de Bogotá (3.227), se realizó la
prueba de alcoholemia a 92% de los casos, en 58% la víctima había
ingerido licor (presentaba alcoholemia de 15 a 49 mg/ml en 15%, de
50 a 149 mg/ml en 18% y era igual o superior a 150 mg/ml en el 25%);
33% de homicidios con arma de fuego, 49% de otros homicidios, 35%
de suicidas y 10% de víctimas de muerte accidental estaban en
estado de embriaguez (nivel de alcoholemia mayor a 50 mg/100 ml).
Es importante resaltar en este mismo informe que los fines de semana
concentraron 45% de los casos y de 2.728 eventos en los cuales se
registró la hora de la lesión, 75% ocurrió en el horario nocturno (18:00-
06:00 horas). Además, en 66% de los casos, la lesión se produjo en la
vía pública, 6% en un establecimiento público con venta de licor, 6%
en un vehículo, 6% en la residencia, 4,5% en el sitio de trabajo, 3% en
baldío y 8% en otros sitios. 93% de las víctimas de homicidio común
eran hombres y 7% mujeres, 93% de los hombres tenía entre quince y
49 años y el 80% de las mujeres tenía entre quince y 44 años. Con
respecto a las muertes por accidente de tránsito durante 1996, el
INML y CF, realizó 1.299 necropsias, de las cuales el 83% (1.073)
correspondía a personas lesionadas y muertas en Santa Fe de
27
Bogotá, de estas se hizo alcoholemia a 75% y se encontró que había
ingerido licor 51% (14% presentó alcoholemia entre 15 y 49 mg/ml,
11% entre 50 y 149 mg/ml y 26% era igual o superior a 150 mg/ml) y
que 27% de las víctimas estaba en estado de embriaguez. 57% de las
lesiones fatales ocurrió en horario nocturno. En los fines de semana
se concentró 42% de los casos (Instituto Nacional de Medicina Legal y
Ciencias Forenses, 1996).
En el estudio sobre consumo de alcohol y lesiones en la temporada de
diciembre de 1996 y 1997, realizado en la ciudad de Santa Fe de
Bogotá, se encontró que hubo una disminución significativa de los
accidentes de tránsito en la capital con relación al período anterior
(23% menos), probablemente debido a la restricción de la venta y
consumo de alcohol durante las festividades navideñas, lograda a
través de la aplicación de una política trazada por las autoridades
civiles de la ciudad (Scoppetta, 1997).
Igualmente, en el informe de la OPS en 1984, se presentaron
estimaciones según las cuales entre 25 y 60% de los accidentes de
tránsito en América latina son causados por conductores
embriagados. El Estudio nacional de salud mental y consumo de
sustancias psicoactivas (Torres de Galvis et al., 1993), encontró que
en el comportamiento de los accidentes de tránsito bajo los efectos de
las bebidas alcohólicas, ya sea como conductor o como peatón, se
presentó una clara asociación con el sexo masculino, con una
frecuencia de 5.9%, comparada con la encontrada en el sexo
28
femenino de 1.5%; una razón de disparidad de 4.8% y límites de
confianza de 95% (2.9 < RD < 8.6). Igualmente, a mayor puntaje del
Cage, aumenta la frecuencia de este tipo de accidentes; 3.5% en las
personas evaluadas como normales, 24% en las de alto riesgo de
alcoholismo y 28.8% en las alcohólicas; el chi cuadrado de tendencia
presentó un valor de p < 0.001.
En el Segundo estudio nacional de salud mental y consumo de
sustancias psicoactivas, 6,3% de la población general de Santa Fe de
Bogotá, D.C., manifestó haber sufrido por lo menos un accidente de
tránsito bajo los efectos del alcohol. Igualmente, la frecuencia de otros
accidentes bajo efectos del alcohol fue de 9,1% y la frecuencia de
incidentes violentos bajo efectos del alcohol fue de 5% (Torres de
Galvis y cols., 1997).
El Instituto Mexicano de Psiquiatría en 1979, reporta que la tercera
parte de las víctimas de suicidio mostraron alcoholemias positivas.
En el primer análisis de los datos del sistema de vigilancia
epidemiológica sobre consumo de sustancias psicoactivas en
Medellín, se encontró una proporción alta de alcoholemias positivas
en los pacientes atendidos en los Servicios de Urgencias y en las
necropsias de personas que murieron por accidentes de tránsito u
homicidios (Torres de Galvis, 1993). Otros estudios más recientes,
como por ejemplo, el realizado en Antioquia en el año 1995,
analizando las características de los accidentes de tránsito
29
presentados en todo el Departamento durante los años 1982 a 1995
muestran que en 7.3% de los casos los accidentes se debieron a
presencia de un conductor en estado de embriaguez aparente; el
estudio realizado en los Servicios de Urgencias de los Hospitales
General y San Vicente de Paul ,de Medellín, sobre uso de sustancias
psicoactivas mostró que 40% de los pacientes atendidos en 1992 por
accidentes de tránsito tenía alcoholemias positivas y 66.3% refirió
haber consumido alcohol; igualmente según el Instituto de Medicina
Legal de Medellín, en 1992 la mayor frecuencia de alcoholemias
positivas se encontró en las personas cuya muerte se debió a
accidentes de tránsito (60% de los casos) (Sierra et al., 1995).
En un estudio realizado en Puerto Rico (Kaye, 1974), al cruzar la
variable “haber sido herido o herir a otro bajo los efectos del alcohol”
con los resultados del Cage, se encontró una fuerte asociación
medida a través del chi cuadrado de tendencia, con un valor de p <
0.0001, y una razón de disparidad con tendencia positiva, que muestra
incremento dosis-respuesta a medida que pasa de normal a
alcohólico. Incluso en el grupo con diagnóstico de normalidad para
alcoholismo, se encontró 2.5% de personas que informó “haber sido
heridas o herir a otro bajo el efecto del alcohol”.
Con relación a la comorbilidad de depresión y consumo de alcohol, en
el Estudio nacional de salud mental y consumo de sustancias
psicoactivas, de 1993, se comprobó la coexistencia del problema de
alcoholismo con depresión clínica: entre las personas que fueron
30
clasificadas como deprimidos, el 4,7% tenían alto riesgo de
alcoholismo y el 6,4% eran alcohólicos (Torres de Galvis et al., 1993).
Otros efectos asociados de manera estadísticamente significativa al
alcoholismo en el Estudio nacional de salud mental y sustancias
psicoactivas (Torres de Galvis, 1993) fueron:
Sentirse solo o aislado, 48.2% de los alcohólicos ( p<0.0002).
Menor rendimiento en el trabajo o estudio, 38 % de los alcohólicos.
Dificultad para enfrentarse a los problemas, 40.3% de las personas
con alcoholismo (p<0.001).
Sentimientos de sospecha y desconfianza de todos, 44.6% de los
alcohólicos.
Necesidad de consulta médica urgente y alcoholismo, se asociaron de
manera estadísticamente significativa, con una p < 0.01.
Consumo de cigarrillo
La nicotina en cigarrillos, cigarros y tabaco puede producir
dependencia. Su uso generalmente comienza en la juventud y las
consecuencias son ampliamente conocidas. El hábito de fumar es
causa principal de enfermedades prevenibles, incapacidad y muerte
prematura. Alrededor de 80% de las personas que fuman manifiestan
deseo por dejar de hacerlo, cada año 35% tratan de dejarlo y menos
31
de 5% lo logran. Actualmente, el uso de tabaco está descendiendo en
la mayoría de los países (Kaplan y Sadock, 1995).
El tabaco se ha consumido desde tiempos muy antiguos. Las más
remotas referencias sobre su consumo datan del 600 a.C.,
posteriormente en la época del descubrimiento de América, Cristóbal
Colón registró en su diario de viajes el momento de su introducción en
Europa. Desde entonces no existe una sola cultura en que se haya
iniciado su consumo que haya podido erradicarlo (Kaplan y Sadock,
1995).
Se ha descrito que en el humo del cigarrillo se pueden identificar más
de 4.000 sustancias, algunas de ellas son farmacológicamente
activas, citotóxicas, mutagénicas o carcinogénicas. El cigarrillo ha sido
asociado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares,
arteriosclerosis, hipertensión arterial, enfermedad cerebro vascular,
cáncer, bronquitis crónica y enfisema (Kaplan y Sadock, 1995).
En el caso de Colombia, el cigarrillo se relaciona etiológicamente con
muchos de los problemas de salud más frecuentes -infarto de
miocardio, cáncer de diferentes localizaciones, enfermedad pulmonar,
bajo peso al nacer, entre otros-, y éstos podrían disminuirse con la
reducción del consumo en la población.
Se ha observado que los fumadores tienden a beber más alcohol, café
y té que los no fumadores; de otra parte, presentan comorbilidad con
uso de sustancias ilícitas con mayor frecuencia que los no fumadores.
32
Además, presentan un exceso en la mortalidad que estaá
directamente relacionada con el número de años fumando, número de
cigarrillos al día y la profundidad de la inhalación del humo. Es de
anotar que los inhaladores pasivos -quienes inhalan el humo de otros
fumadores- están sometidos a grandes concentraciones de la mayoría
de las sustancias contenidas en el humo del cigarrillo. Este hecho
puede aumentar el riesgo de cáncer de pulmón y enfermedades
respiratorias en quienes inhalan el humo de otros fumadores (Kaplan y
Sadock, 1995).
En cuanto a la comorbilidad del uso de tabaco con la dependencia a
otras drogas, se ha encontrado que el tabaquismo usualmente
precede al consumo de marihuana y al uso de otras sustancias
ilegales en la adolescencia. Al comparar a los adolescentes entre 12 y
17 años que habitualmente usan cigarrillos, con jóvenes de la misma
edad que no fuman, los primeros tienen dos veces más posibilidades
de usar alcohol, nueve veces más posibilidades de usar píldoras
ilegales como estimulantes y tranquilizantes; diez veces más riesgo de
usar marihuana y 14 veces más de utilizar cocaína, heroína o
alucinógenos. Por lo anterior, fumar cigarrillo es un predictor del uso
de otras drogas entre los adolescentes, por lo cual el tabaquismo
debe ser una prioridad importante en la prevención del uso de drogas
(DuPont).
Los cuadros clínicos relacionados con la nicotina solamente fueron
clasificados como trastornos por sustancias en los últimos años. Este
33
cambio fue propiciado por la aparición en 1988 del Surgeon General´s
Report on the Health Consequences of Smoking: Nicotine Addiction,
documento que recogió los hallazgos de más de 2.500 publicaciones
científicas sobre el tema, concluyendo inequívocamente que el
cigarrillo y otras formas de tabaco eran adictivas, que la nicotina era la
responsable de ésta adicción y que los procesos farmacológicos y
conductuales que determinan la adicción al tabaco eran similares a los
encontrados para otras sustancias como la heroína y la cocaína
(Kaplan y Sadock, 1995).
En la actualidad se acepta la existencia de tres trastornos
relacionados con la nicotina (DSM-IV):
Dependencia a la nicotina.
Abstinencia de nicotina.
Trastorno no especificado relacionado con nicotina.
El diagnóstico de dependencia a la nicotina requiere la presencia
durante al menos tres meses en el mismo año de: tolerancia,
abstinencia, deseo persistente de fumar, gasto considerable de tiempo
buscando o empleando nicotina, importante alteración de las
actividades cotidianas por el uso del tabaco y consumo continuo de
nicotina a pesar de conocer el riesgo que esto implica para la salud
(Kaplan y Sadock, 1995).
34
Para diagnosticar un cuadro de abstinencia de nicotina se debe
encontrar la presencia de una serie de signos característicos de
malestar -afecto disfórico o deprimido, insomnio, irritabilidad o enojo,
ansiedad, dificultades en la concentración, cansancio, disminución de
la frecuencia cardiaca, aumento del apetito o ganancia de peso- que
se inician dentro de las primeras veinticuatro horas después de cesar
abruptamente un consumo de nicotina que se había mantenido por
algunas semanas, y causan un malestar significativo (Kaplan y
Sadock, 1995).
Como trastorno no especificado relacionado con nicotina se clasifican
todas aquellas alteraciones producidas por la suspensión abrupta del
consumo de nicotina que no pueden ser clasificadas en los apartados
anteriores. Se incluye aquí la intoxicación por nicotina, el abuso de
nicotina y los trastornos ansiosos y del estado de ánimo inducidos por
nicotina (Kaplan y Sadock, 1995).
En los Estados Unidos, aproximadamente 55% de la población ha
fumado alguna vez en la vida; 30% de la población fuma
específicamente cigarrillos. La prevalencia en la vida de la
dependencia a la nicotina es de 20% y el cigarrillo se ha asociado con
la muerte prematura de 350.000 personas cada año (Kozlowski et al.,
1993; Kaplan y Sadock, 1995; American Psychiatric Association,
1994).
35
En el estudio The National Comorbidity Survey, llevado a cabo por el
Public Health Service de EE.UU. en 1992 y 1993 sobre una población
de 24.000 adultos, se encontró que aproximadamente 26.5% de la
población de dieciocho años o más eran fumadores habituales,
definidos como aquellos que habían fumado al menos cien cigarrillos
durante su vida, inclusive si el consumo se había llevado a cabo en el
transcurso de unos pocos días, definición diferente de la empleada en
otros estudios similares del Public Health Service, en donde se
consideran fumadores habituales a todos aquellos que han consumido
cigarrillo de alguna manera en el mes anterior. En éste último estudio,
la prevalencia establecida fue de 28.1% para adultos, en el año 1992.
El estimado para 1993 fue de 25.8% (Public Health Service EE.UU.
The National Comorbidity Survey, 1994).
En los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes
de High School de Estados Unidos, se observa que igual que en
Colombia, el cigarrillo es la segunda sustancia de mayor consumo
y que en el período 1975-1985 la prevalencia de vida reportada fue en
promedio de 72.3%, así mismo la prevalencia anual entre estudiantes
de tiempo completo en 1994 fue de 37.6%, mientras que en
estudiantes de tiempo parcial fue de 47.1% (National Institute on Drug
Abuse. Monitoring the Future Study, 1996; National Survey Results on
Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).
En un estudio realizado en personal militar en el año 1992 , por el
Research Triangle Institute y el Departamento de Defensa de EE.UU.,
36
se encontró que sobre 25.000 encuestados pertenecientes a las
fuerzas armadas de ese país, los porcentajes de consumo de cigarrillo
y de alcohol con patrón de “bebedor pesado”, eran mayores que en la
población civil (Worldwide Survey of Substance Abuse and Health
Behaviors Among Military Personell, Research Triangle Instituye,
1992).
Las campañas de prevención del consumo de nicotina han dado
resultados favorables, reflejados por ejemplo en la disminución
notable en la prevalencia de fumadores encontrada en EE.UU. al
comparar la prevalencia de consumo en adultos entre 1964 y 1980
(44% vs. 27% respectivamente). Por el momento existen más
hombres que mujeres fumadoras, pero esto tiende a invertirse a
medida que pasa el tiempo. Por ejemplo, encuestas recientes
realizadas en Estados Unidos muestran que 20% de los adolescentes
mujeres fuman, contrastando con tan sólo 15% de adolescentes
hombres fumadores (Kaplan y Sadock, 1995).
En Colombia, el estudio sobre consumo realizado en 1987 (Torres y
Murrelle) mostró una prevalencia global para el consumo actual de
29,7%, tendiendo en los años siguientes a la disminución
especialmente en los jóvenes. En el estudio sobre consumo de
sustancias psicoactivas y factores asociados en 21.790 estudiantes de
educación básica secundaria y media, se encontró 11% de
prevalencia de consumo (Torres, Maya y Murrelle, 1987).
37
En el Estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas de
1996 la prevalencia de vida reportada en población general
colombiana fue de 18,5%, en población universitaria Colombiana de
23% y en población general de Santa Fe de Bogotá de 21,6%. La
prevalencia en el último año para población general colombiana fue de
21,4%, para población universitaria colombiana de 27,7% y para
población general de Santa Fe de Bogotá de 23,9%. La prevalencia en
el último mes para población general colombiana fue de 18,5%. En
general, el consumo entre hombres en el último año y mes fue
aproximadamente dos veces mayor que el de las mujeres (prevalencia
en el último año de 29% y 14.2% respectivamente). La prevalencia en
el último año aumentó con la edad en forma consistente, para el grupo
de doce a diecisiete años se estimó una prevalencia anual de 6,8% y
en el grupo de veinticinco a 44 años, que aportó el mayor número de
consumidores actuales, la prevalencia anual fue de 24.7%. Se
encontró además, que el consumo es elevado en niveles bajos y
altos de instrucción, que es mayor a medida que aumenta el nivel de
urbanización, siendo las Regiones de Antioquia y Bogotá las que
presentan las mayores prevalencias del último año y del último mes.
Los consumidores nuevos, representan el 1.4% de la población
colombiana y en su mayoría son menores de 17 años. Para este
indicador, la diferencia de género fue de 1.7:1 a diferencia de la razón
hombre/mujer de la prevalencia de vida(2:1), lo cual hizo pensar que
el consumo de cigarrillo por las mujeres tiende a equiparase con el
tiempo al consumo de los hombres (Rodríguez, 1996).
38
Para la distribución de consumidores de cigarrillo en el último año, la
prevalencia mayor se presentó en el grupo de 25 a 44 años, la
mayoría trabajadores y residentes en Bogotá, Antioquia y Valle. El
40.2% de los consumidores fuman de 1 a 5 cigarrillos diarios, mientras
que un porcentaje similar se consideró como “fumadores fuertes”, es
decir, de media cajetilla o más cada día. El 68.3% manifestó que la
razón más frecuente para fumar era la dependencia a la nicotina, y el
sitio de consumo más frecuente fue la casa, con el 40.9%, seguido
del sitio de trabajo con el 28.6%. El 55.6% de los fumadores actuales
tenía la intensión de dejar de fumar. Los que dejaron de fumar,
fumaron solo “por probar” en el 46.2% , seguido de la consideración
de que “es perjudicial para la salud”, con el 18%. El 59.2% de los
exconsumidores tenían un patrón de consumo de 1 a 5 cigarrillos/día.
Las razones más importantes que adujeron las personas que nunca
fumaron fueron “ porque no les gustaba” en el 33.4% o por “cuidar de
su salud” con el 27.6% (Rodríguez, 1996).
En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias
Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se
encontró que la segunda sustancia Psicoactiva (entre legales e
ilegales) de mayor consumo fue el tabaco/cigarrillo, con una
prevalencia de vida en población general de 44.2%. Los hombres
iniciaron su consumo antes de los 15 años. En las mujeres, se
observó que el inicio fue entre los 16 y 20 años. De acuerdo con la
edad actual en el momento del estudio, se encontró que las personas
39
entre los 12 y 17 años tuvieron su primer consumo de tabaco antes de
cumplir los 15 años en un 67.2%. Las personas entre 18 y 24 años
inició el consumo entre los 16 y 20 años en un 54.3%. El estrato
socioeconómico influyó en el primer consumo, observándose que el
54.9% de las personas del estrato alto iniciaron el consumo antes de
los 15 años, mientras que las de los estratos medio y bajo, lo iniciaron
entre los 16 y 20 años en un 55.3% y 50.2% respectivamente. La
prevalencia de consumo del último año fue de 32.5% con un
predominio del género masculino. Al hacerse en este mismo estudio
la comparación con el realizado en 1988 en población general de
Santa Fe de Bogotá, se encontró que el consumo de tabaco alguna
vez en la vida había disminuido en un 7.1% ( 47.7% vs. 44.3%) y el
consumo en el último año en un 9.4% ( 36.0% vs 32.6%). La edad
promedio de inicio del consumo de tabaco disminuyó durante el
período ( 17.3% vs. 16.8%). En cuanto a la percepción social sobre el
peligro para la salud del consumo de tabaco, se observó una
disminución tanto en consumidores ( 11.8% vs. 8.1%) como en no
consumidores (15.7% vs. 11.4%) (Unidad Coordinadora de Prevención
Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas , se encontró en población general de Santa
Fe de Bogotá que el 44.6% consumió tabaco alguna vez en la vida. El
26% “fuma actualmente”. El 8.2% “fumó durante el último año, pero
actualmente no fuma” y el 10.5% “no fuma hace más de un año”. El
40
19% reportó haber fumado cigarrillos diariamente durante un mes. El
75% fumó entre 1 y 8 cigarrillos al día. La mediana y la moda fue de 5
cigarrillos al día. El 15% de los consumidores de tabaco reportó
problemas de salud tales como tos, problemas del corazón, de la
presión arterial o de los pulmones. El 36.4% reportó continuar con el
consumo de tabaco aun sabiendo que le causaba problemas de salud.
El 42.1% de los fumadores informó necesitar usar tabaco o tener
dependencia del mismo (Torres de Galvis, 1997).
En un estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado
entre estudiantes de grados 10 y 11 del municipio de Marinilla -
Antioquia- se encontró que 21.5% de los encuestados fumaba,
independientemente de la cantidad de cigarrillos. El índice de
Abstención registrado fue muy bajo respecto a los resultados de otros
estudios (12.7%) y el de exconsumo fue el mayor respecto a las otras
sustancias analizadas (8.9%) (Arango, 1996).
Consumo de Marihuana
La marihuana es una planta aromática anual que se conoce desde
hace más de 5000 años en Asia y China. Su nombre científico es
Cannabis sativa. Las sustancias bioactivas extraídas de esta plantas
se conocen genéricamente como Cannabinoides (Kapplan y Sadock,
1995).
La Marihuana fue introducida a Europa Occidental con fines
“recreativos” en el siglo XIX, cuando los soldados de Napoleón
41
regresaron de sus campañas en Egipto; posteriormente se fue
expandiendo su uso por el mundo, ingresando en Estados Unidos de
América alrededor de 1920. En 1937 se tomaron medidas oficiales
para prohibir su uso en ese país, controlando su comercialización y
uso público. Hasta los años 60 la marihuana fue utilizada solamente
por grupos minoritarios, pero con el advenimiento de los movimientos
juveniles de ésa década, su uso se difundió a través de todos los
grupos sociales, simbolizando la protesta. Su pico de aceptación y uso
ocurrió en 1978, a partir de entonces su uso ha ido disminuyendo
progresivamente a través de los años en grupos de población general
(Kapplan y Sadock, 1995).
La concentración y contenido de Tetrahidrocannabinol en las
diferentes partes de la planta o entre diferentes plantas varía
notablemente. La mayor cantidad de especies de marihuana utilizadas
con fines ilícitos tienen contenidos de tetrahidrocannabinol que varían
entre 1 y 5 %. Los efectos conseguidos con ella dependen de la dosis
consumida, frecuencia y ruta de administración. La manera más
común de consumir marihuana es en cigarrillos armados con picadura
de la planta, aunque en los últimos años han aparecido
presentaciones líquidas de la sustancia (Kapplan y Sadock, 1995).
En el momento, la Marihuana es la sustancia ilícita de mayor uso en
todo el mundo. Para 1992 entre estudiantes de secundaria de Estados
Unidos, existía un porcentaje de uso diario del 1.9% y de uso en el
último mes de 11.9%. La proporción de prevalencia a lo largo de la
42
vida fue 42.2% en éste grupo poblacional. En muestras de población
general se ha encontrado que un 33.2% de las personas ha utilizado
marihuana alguna vez en la vida; 9.5% la ha utilizado en el último año
y 4.8% en el último mes. El grupo de los adultos de 26 a 34 años es el
más dado a haber utilizado marihuana alguna vez en la vida, pero
aquellos situados entre los 18 y 25 años son quienes la han utilizado
con mayor frecuencia en el último mes y el último año. La proporción
de uso de marihuana en hombres durante el último mes es dos veces
mayor que la encontrada para mujeres. Las personas residentes en
áreas metropolitanas, independientemente del tamaño de la
población, tienen mayor riesgo de usarla que aquellos residentes en
zonas rurales (Kapplan y Sadock, 1995).
En los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes
de High School de Estados Unidos, se observa que la marihuana en el
período 1975-1996 tuvo una prevalencia de vida promedio de 49.2 %,
así mismo la prevalencia de vida entre estudiantes de duodécimo
grado en el período 1991-1996 fue de 38.2 %. La prevalencia anual en
duodécimo grado en el período 1991-1996 fue de 28.8 % y la del
ultimo mes fue de 17.2 %. La prevalencia anual entre estudiantes de
tiempo completo fue de 29.3% en 1994 (National Institute on Drug
Abuse Monitoring the Future Study,1996; National Survey Results on
Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).
En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias
Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se
43
encontró que la sustancia Psicoactiva ilegal de mayor consumo fue la
marihuana, con una prevalencia de vida en población general de
6.53%, con una razón hombre/mujer de 3:1 ( 10.1% vs. 3.2), con el
mayor porcentaje de consumo en la vida en el grupo de 25 a 34 años
(8.0%). La prevalencia de consumo del último año fue de 1.97% con
predominio del género masculino (razón hombre/mujer de 3.5:1). La
edad del primer consumo tanto para hombres como para mujeres, se
ubicó entre los 16 y 20 años, con un 61.5% para los hombres y un
63.4% para las mujeres. Se insinuó una tendencia que indicó que a
medida que aumentaba el estrato social, la edad del primer uso de la
marihuana se retardaba. Los hombres tendieron a consumir más a
menudo que las mujeres y los estratos bajo y alto reportaron el
consumo a diario más frecuente. De acuerdo a la edad actual, las
personas de 25 a 34 años y 35 a 45 años, consumieron marihuana a
diario en un 20.0% y 33.3% respectivamente (Unidad Coordinadora de
Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995) .
Siguiendo con el mismo estudio del párrafo anterior, se encontró que
con relación a la percepción social sobre el nivel de gravedad del
consumo de marihuana, el sexo y el estrato influyeron en la
percepción: aunque en los tres estratos el consumo de marihuana fue
percibido como muy grave, el estrato bajo lo resaltó más, con el
81.4%. Con respecto al género, las mujeres subrayaron más esta
condición con un 82.7%, a diferencia de los hombres quienes lo
mencionaron en un 72.5%. La percepción del nivel de peligrosidad
44
para la salud por el consumo de marihuana se ubicó en el 19.2%. En
el caso de esta sustancia, la gente creía que se consumía en la calle
en el 49.1%, en los bares en el 12.7% y en centros educativos en el
12.0%, a medida que el estrato aumentaba, disminuía la
consideración de la calle como sitio de consumo y se incrementaba la
creencia de que eran las fiestas. Con respecto a la opinión sobre las
personas con las que se creía se consumía marihuana, la tendencia
fue considerar los amigos como principales compañías y se
incrementaba con la edad ( 60.4% para 12 a 17 años y 69.9% para 35
a 45 años). Al comparar los años 1988 y 1992, se observó un leve
aumento en las prevalencias de vida y del último año, pasando de
5.6% a 6.5% en la primera y 1.8% a 2.0% en la segunda. La edad de
inicio del consumo se mantuvo igual con 17.6 años en 1988 y 17.5
años en 1992. La percepción social sobre el peligro para la salud del
consumo de la sustancia en población consumidora varío de 22.7% en
1988 a 18.0% en 1992 y en población no consumidora pasó de 28.2%
en 1988 a 23.3% en 1992 (Unidad Coordinadora de Prevención
Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En el Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas de
1996, la marihuana fue la sustancia ilegal de mayor consumo. El 5.4%
de la población colombiana la consumió al menos una vez en la vida,
siendo mayor el consumo entre los hombres. En población
universitaria colombiana la prevalencia de vida fue de 9.7% y en
población general de Santa Fe de Bogotá fue de 6.7%. Las
45
prevalencias mostraron que la razón hombre/mujer para el consumo
de ésta sustancia fue de aproximadamente 3:1. La prevalencia de vida
observada por grupos de edad mostró que el grupo de 25 a 44 años
presentó la estimación más alta. Igualmente, las personas que
estuvieron buscando trabajo, las residentes en la región de Antioquia y
en grandes ciudades, tuvieron las prevalencias de consumo más altas.
La prevalencia en el último año reportada para población general
colombiana fue de 1.1%, para población universitaria colombiana de
1.3 % y para población general de Santa Fe de Bogotá fue de 1.6%.
En éste tipo de prevalencia se observó un predominio marcado en
hombres, siendo mayor en el grupo de 18 a 24 años (Rodríguez,
1996).
Los “consumidores nuevos”, se caracterizaron por ser jóvenes de 12 a
17 años, la mayoría hombres, estudiantes de secundaria y residentes
en zonas de alta densidad poblacional. El inicio del consumo de
marihuana se presentó en promedio a los 17.7 años. Se inició porque
lo “invitaron” en un 61.6%, generalmente los amigos en un 74%. La
razón más frecuente que llevó al consumo fue la presión de los
amigos y fue en compañía de ellos que más se fumó. Los sitios más
frecuentes de consumo fueron parques y sitios recreativos. La razón
más importante para nunca haber consumido marihuana fue la salud
en un 28% de los casos, mientras que la menos importante fue la
desaprobación social con el 1.9%. Los principales problemas por
46
haber consumido alguna vez marihuana fueron los de tipo familiar,
seguidos por problemas de salud (Rodríguez, 1996).
En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas , se encontró en población general de Santa
Fe de Bogotá que el 8.6% consumió marihuana alguna vez en la vida.
El 5.7% la consumió durante el año anterior. El 4.3% reportó haberla
consumido durante el último mes (Torres de Galvis, 1997).
En el Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado en
estudiantes de grados 10 y 11 en Marinilla -Antioquia-, se encontró
que la proporción de prevalencia de su uso en la vida fue de 4.1%. La
prevalencia de consumo en la última semana fue de 2%, siendo mayor
en estudiantes de sexo masculino. El 90 % de los encuestados no
había utilizado ésta sustancia (Arango, 1996).
Los trastornos relacionados con uso de Marihuana según la
clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana son los
siguientes (DSM-IV):
Dependencia al Cannabis.
Abuso de Cannabis.
Intoxicación por Cannabis.
Delirium debido a Intoxicación por Cannabis.
Trastorno Psicótico Inducido por Cannabis.
47
Trastorno de Ansiedad Inducido por Cannabis.
Trastorno relacionado con Uso de Cannabis no especificado.
Para diagnosticar Intoxicación por Cannabis se requiere que exista un
uso reciente de Cannabis, después del cual se inicie un patrón de
conducta maladaptativa o cambios psicológicos, acompañados por
dos o más de los siguientes signos: inyección conjuntival, aumento del
apetito, boca seca, taquicardia (Kapplan y Sadock1995).
El diagnóstico de Delirium por Intoxicación por Cannabis requiere que
además de los criterios para una intoxicación, se presenten marcados
cambios cognoscitivos que satisfacen los criterios generales para un
delirium, tales como: alteraciones en la memoria, desorientación,
trastornos del lenguaje y alteraciones en la sensopercepción (Kapplan
y Sadock, 1995).
El Trastorno Psicótico Inducido por Cannabis requiere el desarrollo de
síntomas psicóticos tales como ideas delirantes o alucinaciones como
consecuencia directa del uso de la sustancia. En el caso del Trastorno
por ansiedad se espera que la marihuana genere éstos síntomas en
quien la consume (Kapplan y Sadock, 1995).
La dependencia al Cannabis se diagnostica cuando se llenan los
criterios genéricos para dependencia a sustancia ilícitas, a saber:
aparición de tolerancia, abstinencia, empleo de grandes cantidades de
tiempo en usar o conseguir la sustancia, esfuerzos para controlar o
48
dejar su uso, importante deterioro en el funcionamiento global del
individuo derivado del uso de la sustancia y consumo continuo a pesar
de saber que se corre un riesgo para la salud.
Consumo de Inhalables
El uso “recreativo” de la inhalación de gases no fue inusual en el
siglo XIX. La inhalación de vapores de hidrocarburos (tolueno, n-
hexano, metilbutilcetona, tricloroetileno, tricloroetano, diclorometano,
gasolina y butano) apareció en 1950. En 1960 se publicaron largas
series al respecto, y desde entonces se han realizado muchos
estudios sobre el tema (Kapplan y Sadock, 1995).
La inhalación de vapores en la actualidad se realiza utilizando 4 clases
de sustancias comerciales (Kapplan y Sadock, 1995):
Solventes para gomas y adhesivos.
Propelentes para aerosoles de pintura, lacas y cremas de afeitar.
Thinner (por ejemplo, del utilizado en pintura o en fluidos para la
corrección de errores tipográficos).
Aceites y combustibles.
El uso de inhalables causa pocas complicaciones que ameriten
manejo por servicios de urgencias; sin embargo hasta un 1% de todas
las muertes relacionadas con consumo de sustancias psicoactivas
registradas durante 1990 en los Hospitales Federales de los Estados
49
Unidos fueron debidas a consumo de inhalables. Los que usaban
inhalables por primera vez tuvieron más riesgo de morir que los
usuarios habituales (Kapplan y Sadock, 1995).
En la Encuesta Nacional de Hogares realizada en 1991 en los
Estados Unidos, se encontró que hasta un 5.6% de todos los
norteamericanos encuestados había utilizado inhalables alguna vez en
su vida. 12% de ellos eran hombres con en edades entre los 18 y los
34 años. 0.6% habían empleado la sustancia durante el mes anterior a
la entrevista (Kapplan y Sadock, 1995).
En los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes
de High School de Estados Unidos, se observó que los inhalables en
el período 1976-1996 tuvieron una prevalencia de vida promedio de
15%, así mismo la prevalencia de vida entre estudiantes de
duodécimo grado en el período 1991-1996 fue de 17.2%. La
prevalencia anual en duodécimo grado en el período 1991-1996 fue
de 7.2% y la del ultimo mes fue de 2.6%. La prevalencia anual entre
estudiantes de tiempo completo fue de 3.0% en 1994 (National
Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996; National
Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,
1994).
La experimentación con inhalables es relativamente amplia, pero
existen pocos usuarios frecuentes y pocas consultas por su causa a
los servicios de urgencias, por lo cual se piensa que la mayoría de los
50
usuarios prueban la droga unas pocas veces y paran su uso sin
mayores complicaciones. Los problemas por dependencia de
inhalables suelen ser más frecuentes entre grupos minoritarios que
tienen características de ghetto (Kapplan y Sadock, 1995).
En el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias
Psicoactivas realizado en Colombia durante 1993, se encontró que el
intervalo superior, con 95% de confianza, solo llegó al 1 por mil en la
población general; el sexo masculino presentó mayores frecuencias,
con 1.7 por 1000. La proporción de prevalencia de vida llega a 2.2 por
mil, siendo para los hombres del 4 por mil. Por estrato social, el
consumo de inhalables presentó sus mayores frecuencias para el
estrato bajo-bajo (Torres de Galvis, 1993).
En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias
Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992, se
encontró que la prevalencia de vida en población general de consumo
de inhalables fue de 0.4%, con una razón hombre/mujer de 8:1 (0.8
% vs. 0.1%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en los
grupos de 12 a 17 años y de 25 a 34 años años (0.6%). La
prevalencia de consumo del último año fue de 0.06% con la totalidad
de consumidores del género masculino. Al comparar los años 1988 y
1992, se observó un descenso en las prevalencias de vida y del último
año, pasando de 0.8% a 0.4% en la primera y de 0.2% a 0.1% en la
segunda. La edad de inicio del consumo disminuyó un poco con 12.8
51
años en 1988 y 11.9 años en 1992 (Unidad Coordinadora de
Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En el estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas de
1996, se incluyó para el análisis el consumo accidental de éstas
sustancias y no se tuvo en cuenta a los niños de la calle. La
prevalencia de vida reportada en población general colombiana fue de
7.6%, en población universitaria colombiana fue de 5.6% y en
población general de Santa Fe de Bogotá fue de 3.6%. La prevalencia
en el último año para población general colombiana fue de 6.7%, para
población universitaria colombiana fue de 4.6% y para población
general de Santa Fe de Bogotá fue de 2.4%. El consumo de éstas
sustancias fue superior en hombres y especialmente en trabajadores
de 25 a 44 años (Rodríguez, 1996).
En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas, se encontró en población general de Santa
Fe de Bogotá que el 0.7% consumió inhanables alguna vez en la vida
( Torres de Galvis, 1997).
En un Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado
en la población de Marinilla (Antioquia) con estudiantes de los grados
10 y 11, se encontró una prevalencia de vida de 3%, similar a la
reportada por otros estudios en escolares del mismo Departamento.
El porcentaje de encuestados que informó que nunca había
consumido la sustancia en este trabajo fue del 93.6% (Arango, 1996).
52
Los trastornos psiquiátricos que pueden producirse por el consumo de
inhalables son los siguientes (DSM-IV):
Dependencia de inhalables.
Abuso de inhalables.
Intoxicación por inhalables.
Delirium por intoxicación por inhalables.
Demencia persistente inducida por inhalables.
Trastorno psicótico inducido por inhalables, con delirios.
Trastorno psicótico inducido por inhalables, con alucinaciones.
Trastorno del afecto inducido por inhalables.
Trastorno de ansiedad inducido por inhalables.
Trastorno inducido por inhalables no especificado.
Consumo de Cocaína y bazuco
La cocaína purificada empezó a estar disponible a partir de 1884. A
pesar de que los primeros reportes sobre uso indebido de la sustancia
empezaron a aparecer alrededor de 1880, su uso continuó
estimulándose, haciendo parte fundamental de múltiples
medicamentos de uso libre; inclusive a principios del siglo 20 se
incluyó como ingrediente activo de una bebida gaseosa: la Coca-Cola.
53
Hasta la década del 70 el consumo de cocaína permaneció restringido
a grupos minoritarios de la población, pero en ésta década su
consumo adquirió mayor popularidad y se difundió notablemente. En
la actualidad, la cocaína se consigue con relativa facilidad y su precio
ha disminuido con respecto al que tenía en los años 70, facilitándose
aún más su consumo (Kapplan y Sadock, 1995).
Los usuarios de cocaína suelen tener con mayor frecuencia otros
trastornos psiquiátricos en comparación con la población general,
además induce con frecuencia complicaciones médicas, por las cuales
los estados relacionados con uso de cocaína se han hecho uno de los
motivos de consulta más frecuentes relacionados con sustancias
psicoactivas en los servicios de urgencias de los Estados Unidos
(Kapplan y Sadock, 1995).
Los cuadros clínicos causados por consumo de cocaína son (DSM-
IV):
Dependencia a la Cocaína.
Abuso de Cocaína.
Intoxicación por Cocaína.
Abstinencia de Cocaína.
Delirium por Intoxicación con Cocaína.
Trastorno Psicótico con Alucinaciones Inducido por Cocaína.
54
Trastorno Psicótico con Delirios Inducido por Cocaína.
Trastorno del Afecto Inducido por Cocaína.
Trastorno de Ansiedad Inducido por Cocaína.
Disfunción Sexual Inducida por Cocaína.
Trastorno del Sueño Inducido por Cocaína.
Trastorno relacionado con Cocaína no especificado.
Los diagnósticos de abuso y dependencia de cocaína siguen los
mismos criterios genéricos para éstos trastornos aplicables a
cualquier sustancia.
La abstinencia a la cocaína debe diagnosticarse cuando ante la
disminución o suspensión abrupta en el consumo prolongado y
pesado de cocaína hay aparición de afecto disfórico y dos o más de
los siguientes cambios fisiológicos: fatiga, pesadillas vívidas, insomnio
o hipersomnio, aumento del apetito, retardo o agitación psicomotora.
Todos éstos síntomas deben causar marcado malestar o deterioro en
el funcionamiento global del individuo, y no son debidos a una causa
diferente a la ausencia de consumo de cocaína.
Del mismo modo, para los restantes trastornos que se mencionan, la
característica clínica fundamental es la aparición de los síntomas
descritos (por ejemplo, psicosis, alteración del afecto o del sueño,
etc.) como consecuencia directa del consumo de cocaína.
55
El uso de cocaína ha fluctuado dramáticamente en las últimas dos
décadas en todo el mundo. A continuación pueden observarse
algunos indicadores relacionados con el uso de Cocaína obtenidos a
través de diferentes sistemas de recolección de información en los
Estados Unidos.
En la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria (High School
Senior Survey) se reflejan los cambios en los autorreportes de uso de
cocaína en ésta población a lo largo del tiempo. Todos los
indicadores de uso (prevalencia en la vida, en el último año, en el
último mes) han disminuido notablemente entre 1985 y 1992,
alcanzando niveles tan o más bajos que los observados cuando se
realizó la primera encuesta en 1975 (Kapplan y Sadock, B., 1995). En
el período 1975-1996 la prevalencia de vida promedio reportada fue
de 11.7%, así mismo la prevalencia de vida entre estudiantes de
duodecimo grado en el período 1991-1996 fue de 6.5%. La
prevalencia anual en duodecimo grado en el período 1991-1996 fue
de 3.7% y la del ultimo mes fue de 1.5%. La prevalencia anual entre
estudiantes de tiempo completo fue de 2.0% en 1994 ( National
Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996; National
Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,
1994).
La Encuesta Nacional de Hogares sobre Consumo de Drogas
Psicoactivas (National Household Survey on Drug Abuse) mostró una
notable disminución en el uso casual de Cocaína entre 1985 y
56
1992,manteniendose sin mayores cambios en 1993. Los indicadores
correspondientes a usuarios habituales de la sustancia no mostraron
diferencias significativas entre esos años (Kapplan y Sadock, 1995).
La encuesta de comunidad Epidemiologic Catchmen Area Study
encontró que los porcentajes de prevalencia para abuso y
dependencia de cocaína eran demasiado bajas para ser medidas y
que la prevalencia en la vida era del 0.2% (Kapplan y Sadock, 1995).
El primer estudio de prevalencia sobre uso de cocaína realizado por el
Ministerio de Salud en 1972, mostró que la cocaína no era una de las
sustancias más utilizadas. En el estudio nacional de 1987, ya aparece
el consumo de bazuco (6 por 1000) y de cocaína (3 por 1000) (Pulido
Barrera, 1996 Revista Nacional del Fondo de Estupefacientes).
En el primer estudio realizado en Santa Fe de Bogotá en 1988, el
porcentaje de personas que habían consumido por lo menos una vez
en el último año, era 0.9% para bazuco y 1.4% para cocaína. En el
segundo estudio (1992), el consumo para las dos sustancias presenta
un leve descenso: para bazuco 0.8% y para cocaína 1.1% (Pulido
Barrera, 1996).
El Ministerio de Educación Nacional publicó un estudio en 1992,
realizado con estudiantes de básica secundaria, en el cual el
porcentaje de jóvenes consumidores en el último año fue de 0.8%
para bazuco y 1.5% para cocaína. La Fundación Santa Fe y la
Escuela Colombiana de Medicina encontraron en su estudio (1992) un
57
1.5% tanto para cocaína como para bazuco en el mismo indicador
(consumo en el último año) (Pulido Barrera, 1996).
En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias
Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 (Unidad
Coordinadora de Prevención Integral -Alcaldía Mayor de Santa Fe de
Bogota, 1995), se encontró que la prevalencia de vida en población
general fue de 2.85%, con una razón hombre/mujer de 3.8 (4.6 % vs.
1.2%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en el grupo de
25 a 34 años (3.8%). La prevalencia de consumo anual fue de 1.08%
con predominio del género masculino (razón hombre/mujer de 6:1 ).
La edad promedio del primer consumo fue de 21.5 años y el rango de
edad en el que se presentó el mayor porcentaje fue el de 16 a 20
años (53.7%). La edad de inicio estuvo influida por el género, los
hombres tendieron a iniciar más tempranamente que las mujeres, el
10.9% de los hombres consumieron cocaína antes de los 15 años. De
igual manera para el estrato socioeconómico, puede decirse que entre
más bajo fue, más temprano se presentó el consumo. Las mujeres
tiendieron a consumir en mayores dosis que los hombres,
específicamente en el consumo entre “1 y 2 gramos”: 18.9% para los
hombres y 27.3% para las mujeres.
En el mismo estudio del párrafo anterior, se observó que según “edad
actual”, las personas de 12 a 17 años tendieron a consumir cocaína
en mayor cantidad, observándose un 50% para la categoría de
consumo “entre uno y dos gramos”, entre los 25 y 34 años estuvieron
58
las personas que tendencia a consumir las menores cantidades ( 75%
correspondiente a menos de 0.5 grs). Los consumidores de grandes
cantidades fueron las personas pertenecientes a la clase alta con un
36.8%, la clase media fue la menos consumidora con un 71.0% en el
consumo de menos de 0.5 grs. La clase baja se ubicó en una
posición intermedia con un 33.4%. Al considerar la frecuencia del
consumo, se pudo apreciar que la tendencia para cada rango de edad
fue diferente. Las personas de 12 a 17 años reportaron hacerlo “de
vez en cuando”( 66.7%) , mientras que las personas de 18 a 24 años
reportaron hacerlo de vez en cuando en un 33.3%. En cuanto a la
frecuencia de consumo según género, las mujeres parecieron tener
patrónes de consumo más intensos que los hombres al encontrarse
que el 26.6% de las mujeres consumían “a diario” mientras que el
7.5% de los hombres lo hacen con esa misma frecuencia. En cuanto a
la percepción social sobre el nivel de gravedad del consumo de
cocaína, se observó que el sexo y el estrato influyeron en la
percepción: Con el incremento del nivel socioeconómico, tendió a
disminuir la percepción de gravedad del consumo de cocaína. El nivel
bajo lo percibió como muy grave, en un 89.6%, mientras que el alto en
un 81.6%. Para el género, se puede decir que las mujeres hicieron un
poco más de énfasis en la gravedad que los hombres. La percepción
del nivel de peligrosidad para la salud por el consumo de cocaína se
ubicó en el 44.2% y fue la segunda sustancia calificada como más
peligrosa en esta área. Las opiniones señalaron como los tres
principales sitios de consumo de cocaína, la calle (36.7%), los bares
59
(13.8%) y las fiestas (Unidad Coordinadora de Prevención Integral -
Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá, 1995).
El estrato socioeconómico influyó en la opinión sobre los sitios de
consumo, con el aumento de estrato se tendió a considerar tanto a las
fiestas y bares como a otros lugares específicos de consumo,
mientras que al ir descendiendo de estrato, la opinión sobre la calle
como lugar de consumo se fue incrementando. Con respecto a la
opinión sobre las personas con las cuales se podría consumir
cocaína, la compañía que se percibió con los más altos porcentajes
para esta sustancia fue la de los amigos( 61.2%), seguida de “estar
solo” con el 12.3% y de los compañeros de estudio con el 6.9%. Al
comparar los años 1988 y 1992, se observó un leve aumento en la
prevalencia de vida, pasando de 2.4% a 2.9% y un leve descenso en
la prevalencia anual pasando de 1.4% a 1.1%. La edad de inicio del
consumo aumentó, 19.3 años en 1988 y 21.5 años en 1992. La
percepción social sobre el peligro para la salud del consumo de la
sustancia en población consumidora varío de 52.4% en 1988 a 45.4%
en 1992 y en población no consumidora pasó de 45.1% en 1988 a
39.7% en 1992 (Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En el Estudio Nacional de Salud mental y Consumo de Sustancias
Psicoactivas, realizado en Colombia durante 1993, se separó el
análisis de los indicadores de bazuco y cocaína, pues tienen
comportamientos muy diferentes.
60
La cocaína tuvo una prevalencia en el último año de 2.8 por 1000 en
forma global para la población estudiada en todo el país, con un
intervalo superior a 3.5 por 1000. La razón hombre/mujer fue de 10.6
(Torres de Galvis , 1993).
La prevalencia de vida muestra un consumo total de cocaína, para el
sexo masculino, de 15.4 por 1000, con un límite superior de casi 18
por 1000. Sin ser totalmente comparables los dos estudios nacionales
se observó una disminución de los indicadores entre 1987 y 1993
(Torres de Galvis, 1993).
Según la edad en el estrato de 12 a 15 años no se encontró consumo,
y el grupo de más alto riesgo es el de 16 a 19 años, seguido del de 20
a 24 años (esto fue similar al estudio de 1987) (Torres de Galvis,
1993).
La edad de inicio del consumo se da entre los 11 y los 15 años en el
15.2% de los consumidores; de los 16 a 18 años inician el consumo el
30.4% y entre los 19 y 25 años un 45.6% (Torres de Galvis, 1993).
Al calcular las prevalencias relativas para los factores de riesgo
estudiados, en el análisis bivariado se encontró una fuerte asociación
entre el consumo de cocaína y desconocer los efectos nocivos para la
salud, con el resultado de 55; la presencia de amigo consumidor con
27; y tener un hermano o familiar consumidor con 6.5. Para todas
estas relaciones se presentó una asociación estadísticamente
significativa, con un valor de p < 0.0001 (Torres de Galvis, 1993).
61
Por estrato social, la frecuencias más altas para la prevalencia anual
se encontraron en el estrato medio-alto, seguido del alto (Torres de
Galvis , 1993).
Con relación al lugar de residencia, se presenta diferencia entre los
indicadores de consumo, según el sitio de residencia sea urbano o
rural, con una mayor proporción de prevalencia de consumo para
todos los períodos a nivel urbano. En el caso de la prevalencia para el
último año, por cada consumidor en el área rural se hallaron 3 en el
área urbana (Torres de Galvis, 1993).
El 66% de los consumidores en éste estudio informaron sobre su
deseo de dejar el consumo y ninguno reportó haber estado bajo
tratamiento para dejar de consumirla (Torres de Galvis, 1993).
En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas, se encontró en población general de Santa
Fe de Bogotá que el 2.1% consumió cocaína alguna vez en la vida. El
0.7% la consumió durante el año anterior (Torres de Galvis, 1997).
En el estudio nacional sobre consumo de sustancias psicoactivas de
1996, la prevalencia de vida para consumo de cocaína en población
general colombiana fue de 1.6%, en población universitaria
colombiana fue de 3.9%, y en población general de Santa Fe de
Bogotá fue de 2.3%. La razón hombre/mujer para la prevalencia de
vida en población general colombiana fue de 5 : 1. Se observó que por
grupos de edad la mayor prevalencia de vida se presentó en el de 25
62
a 44 años, con el 2.5% y la menor en el de 12 a 17 años con el 0.5%.
El consumo de cocaína se encontró asociado al nivel educativo. La
prevalencia de vida aumentó a medida que se incrementó el nivel de
instrucción de los encuestados. El consumo además fue mayor en
grandes centros urbanos. La edad promedio de inicio fue de 21.9
años. El 54.6% de las personas que consumió cocaína manifestó que
su inicio lo hizo a partir de una invitación generalmente de amigos. La
razón más frecuente para consumir cocaína fue la presión de los
amigos y se hizo en compañía de ellos, generalmente en la propia
casa, en bares o discotecas. El 69.7% de los que han consumido
cocaína manifestó que nunca a consumido ésta sustancia estando
solos. El 72.4% de las personas que estaban consumiendo cocaína,
manifestó la intención de abandonar el consumo. De las personas que
dejaron de consumir, las razones más importantes fueron: “produce
adicción” (26%) y “ no les gustó” o “solo inhalaron por probar” (31%).
El principal motivo para nunca consumir fue la salud, seguida por el
temor a los efectos que produce. Los principales problemas que les
trajo el consumo de cocaína fueron los de tipo familiar, de salud y
económicos (Rodríguez, 1996).
En un Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado
en la población de Marinilla (Antioquia) con estudiantes de los grados
10 y 11, se encontró que la prevalencia para ésta sustancia a lo largo
de la vida fue de 1.7%, pero solamente el 1.4% afirmó haberla
63
consumido durante la última semana. El 95% de los escolares refirió
no haber consumido jamás ésta sustancia (Arango,1996).
El consumo de cocaína se ha relacionado con violencia, en un estudio
realizado por el Instituto de medicina legal y Ciencias forenses, en el
cual se analizó información de 3506 necropsias de las cuales el 96%
se produjeron en Santa Fe de Bogotá, se hizo análisis de
estupefacientes al 61% de los casos y se encontró que el 20% fue
positivo para cocaína. Igualmente, de 1299 necropsias por accidentes
de transito, de las cuales el 83% correspondía a personas lesionadas
y muertas en Santa Fe de Bogotá, se hizo en el 62% de los casos
análisis de estupefacientes y el 4% era positivo para cocaína (Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 1996).
En cuanto al bazuco, la Encuesta Anual para Estudiantes de
Secundaria (High School Senior Survey) refleja los cambios en los
autorreportes de uso de otras formas de cocaína en ésta población a
lo largo del tiempo. Todos los indicadores de uso (prevalencia en la
vida, en el último año, en el último mes) han disminuido entre 1987 y
1996, alcanzando niveles más bajos que los observados en el primer
año del período analizado. En el período 1987-1996 la prevalencia de
vida promedio reportada fue de 7.76% (National Institute on Drug
Abuse Monitoring the Future Study,1996).
Esta forma de consumo de cocaína aparece en nuestro país con
indicadores de consumo mayores que la misma cocaína. Durante el
64
año previo a la aplicación de la encuesta del estudio nacional de 1993,
cerca de 4 de cada 1000 personas consumieron bazuco, con un límite
superior que puedo llegar a 4.4. Por sexo, fue mayor el consumo en el
sexo masculino: por cada mujer consumidora se encontraron 8
hombres. Según edad, la mayor prevalencia de consumo de bazuco
se encontró entre los 25 y 29 años, en el grupo de 12 a 15 años no se
encontró consumo. La edad de inicio se dio entre los 11 y los 15 años,
con el 16.7%; de los 16 a los 18 años el 33.4% ; y entre los 19 y 25
años el 33.4% (Torres de Galvis, 1993).
La prevalencia relativa de los factores de riesgo estudiados, en el
análisis bivariado, mostró una fuerte asociación entre el consumo de
bazuco y desconocer los efectos nocivos para la salud, con un
resultado de 32; la presencia de amigo consumidor, con 16 y tener un
hermano o familiar consumidor con 8.0. Para todas éstas relaciones,
se presentó asociación estadísticamente significativa con un valor de
p<0.0001 (Torres de Galvis, 1993).
Por estrato social, la frecuencias más altas para la prevalencia anual
se encontraron en el estrato bajo, seguido del medio-alto y del alto.
Con relación al lugar de residencia se presenta una mayor proporción
de prevalencia de consumo para todos los períodos a nivel urbano. En
el caso de la prevalencia para el último año, por cada consumidor en
el área rural se encontraron 4 en el área urbana Un 75% de los
consumidores informan sobre su deseo de dejar el consumo, mientras
65
que el 25% informó haber estado bajo tratamiento para dejar de
consumirla (Torres de Galvis, 1993).
En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias
Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se
encontró que la prevalencia de vida de consumo de bazuco en
población general fue de 1.97%, con una razón hombre/mujer de 5:1
(3.3% vs. 0.7%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en el
grupo de 25 a 34 años seguido del grupo de 18 a 24 años (3.0% y
1.8% respectivamente). La prevalencia de consumo anual fue de
0.81% con predominio del género masculino ( razón hombre/mujer de
3:1). La edad de inicio estuvo influida por el género, los hombres
tendieron a iniciar más tempranamente que las mujeres, el 10.0% de
los hombres consumieron bazuco antes de los 15 años, mientras que
ninguna mujer lo hizo a esa edad. Entre los 16 y 20 años los hombres
iniciaron en un 57.9% mientras que las mujeres lo hicieron en un
47.4%. Con respecto al estrato, se observó que en el alto, el consumo
se inició entre 21 y 25 años con un 41%; para los estratos medio y
bajo se inició entre los 16 y 20 años con 49.9% respectivamente
(Unidad Coordinadora de Prevención Integral, Alcaldía Mayor de
Santa Fe de Bogotá, 1995).
El primer consumo de bazuco para las personas de los diferentes
rangos de edad se ubicó preferencialmente entre los 16 y 20 años. En
cuanto a la cantidad de consumo de bazuco, los porcentajes más
altos se presentaron en el rango de 1 a 5 cigarrillos(65.2% en
66
hombres y 59.3% en mujeres) . En el rango de 12 a 17 años el 100%
de las personas consumieron entre 1 y 5 cigarrillos; en el de 18 a 24
años, el 80% y en el de 35 a 45 años el 100% consumió de 1 a 15
cigarrillos. Por estrato socioeconómico, el 100% del alto consumió
entre 1 y 5 cigarrillos, el 55.45% del medio y el 62.2% del bajo. Al
considerar la frecuencia del consumo, se pudo apreciar que la
tendencia para cada rango de edad fue diferente. Las personas de 12
a 17 años reportaron hacerlo “dos veces por semana” en el 33.3%,
mientras que las personas de 25 a 34 años reportaron hacerlo dos
veces al año en un 40.0% y los de 35 a 45 años una vez a la semana
en un 33.3%. En cuanto a la frecuencia de consumo según género, la
frecuencia más alta para los hombres es de una vez al mes (26.1%) y
para las mujeres el consumo esporádico fue de 70.3%. Según el
estrato socioeconómico, el bajo consumió preferencialmente cada 15
días (24%), el medio lo hacía de manera esporádica (49.6%) y el alto
cada 6 meses en un 36.8%. En cuanto a la percepción social sobre el
nivel de gravedad del consumo de bazuco, con respecto al género, la
percepción no difirió de manera significativa, pero sí con respecto al
estrato, encontrándose una tendencia a que se le atribuya menos
gravedad al consumo de bazuco al ir aumentando el estrato. El estrato
bajo percibió gravedad en el 91.8% en tanto que el alto en el 84.0%
(Unidad Coordinadora de Prevención Integral, Alcaldía Mayor de
Santa Fe de Bogotá, 1995).
67
La percepción del nivel de peligrosidad para la salud por el consumo
de bazuco fue la que resultó más alta de todas las drogas ilícitas con
el 51.9%. En cuanto a los sitios de consumo, las opiniones señalaron
como los tres principales, la calle con el 54.0%, los bares con el
10.3% y los centros educativos con el 7.1%. El estrato
socioeconómico influyó en la opinión sobre los sitios de consumo, con
el aumento de estrato la calle como sitio de consumo tendió a
disminuir. Con respecto a la opinión sobre las personas con las cuales
se podría consumir bazuco, la compañía que se percibió con los más
altos porcentajes para esta sustancia fue la de los amigos (60.9%),
seguida de “estar solo” con el 11.9% y de los compañeros de estudio y
desconocidos con el 7.1%. Al comparar los años 1988 y 1992, se
observó que la prevalencia de vida se mantuvo prácticamente igual,
2.3% y 2.0% respectivamente. Igual sucedió con la prevalencia anual
pasando de 0.9% a 0.8%. La edad de inicio del consumo aumentó,
de 18.8 años en 1988 y 21.1 años en 1992. La percepción social
sobre el peligro para la salud del consumo de la sustancia en
población consumidora varío de 69.2% en 1988 a 54.1% en 1992 y en
población no consumidora pasó de 57.1% en 1988 a 43.8% en 1992 (
Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa
Fe de Bogotá-, 1995).
En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas, se encontró en población general de Santa
68
Fe de Bogotá que el 2.9% consumió bazuco alguna vez en la vida. El
0.7% la consumió durante el año anterior (Torres de Galvis, 1997).
En el Estudio Nacional sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas de
1996, se encontró que el consumo de bazuco alguna vez en la vida en
población general colombiana fue de 1.5%, en población universitaria
colombiana fue de 2.6% y en población general de Santa Fe de
Bogotá fue de 1.8%. En la distribución según género, predomina el
consumo en el sexo masculino (2.5% vs. 0.6%). La prevalencia de
vida por grupo de edad mostró que la categoría de mayor consumo
fue la de 25 a 44 años. La prevalencia fue más alta en personas
desempleadas, en grandes urbes y en los departamentos de
Antioquia, Valle y la ciudad de Bogotá. La edad promedio de inicio fue
de 18.2 años. El 58.2% inició el consumo por invitación, generalmente
de los amigos, y la razón más frecuente que los indujo al consumo fue
“ que le gusta o está enviciado” (40.2%) , seguido de la “presión de los
amigos” (34%). El consumo se hizo la mayoría de las veces en zonas
recreativas o parques. El 32.2% de los consumidores manifestó la
intención, para el momento del estudio, de abandonar el consumo.
Los que lograron hacerlo, mencionaron que lo hicieron por problemas
de salud. La proporción de los que consumieron “ solo por probar” fue
más baja que la reportada por todas las otras sustancias (8.6%). Los
que nunca consumieron la sustancia, manifestaron como razón
principal “la salud” con el 28.4%, seguida de que “no le gustaba” con
el 22.1%.En cuanto a los problemas que trajo el consumo de bazuco
69
entre los usuarios de esta sustancia, se reportaron los de tipo
económico con el 53.3%, los de tipo laboral con el 48.3% y los
familiares con el 39.2%. Se encontró también que el bazuco fue la
sustancia entre todas las ilegales que produjo la mayor proporción de
problemas entre los consumidores (Rodríguez, 1996).
En un Estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas realizado
en la población de Marinilla (Antioquia) con estudiantes de los grados
10 y 11, se encontró que la prevalencia para el consumo de bazuco a
lo largo de la vida fue de 0.2% y solamente el 0.1% afirmó haberla
consumido durante el último año. El bazuco registró el índice de
abstención más elevado entre las sustancias investigadas
(Arango,1996).
Consumo de Tranquilizantes Menores (Sedantes, Ansiolíticos e
Hipnóticos).
El término Tranquilizantes Menores se ha acuñado para denominar a
todas aquellas sustancias con potencial de producir sedación,
ansiolisis e inducción del sueño. Se prescriben habitualmente para
controlar la ansiedad y regularizar el sueño, siendo las
benzodiacepinas las más empleadas del grupo. La seguridad de las
benzodiacepinas en la situación de sobredosis es una ventaja
importante de la benzodiacepina sobre otros sedantes/hipnóticos
clásicos (Galanter, Kleber. 1997)
70
La mayoría de los individuos que no están ansiosos no consideran
que los efectos de las benzodiacepinas sean reforzadores o
agradables, por lo que no se utilizan habitualmente como sustancias
recreativas. Los estudios indican que los individuos que abusan de los
sedantes e hipnóticos prefieren el pentobarbital al diacepam, incluso
en dosis altas (Griffiths y cols., 1980).
Los Trastornos psiquiátricos que se producen por consumo de
benzodiacepinas y sedantes - hipnóticos (Trastornos relacionados con
ansiolíticos) (DSM-IV) son:
Dependencia a sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
Abuso de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
Intoxicación por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
Sindrome de abstinencia por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
Trastorno Psicótico inducido por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos,
con alucinaciones o delirios.
Delirium por intoxicación o abstinencia con sedantes, hipnóticos o
ansiolíticos.
Demencia Persistente Inducida por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
Trastorno del Estado de ánimo inducido por sedantes, hipnóticos o
ansiolíticos.
71
Trastorno de Ansiedad inducido por sedantes, hipnóticos o
ansiolíticos.
Disfunción Sexual Inducida por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
Trastorno del Sueño Inducido por sedantes, hipnóticos o ansiolíticos.
Otros Trastornos no Especificados relacionados con sedantes,
hipnóticos o ansiolíticos.
Los pacientes que se hacen físicamente dependientes de las
benzodiacepinas se clasifican por lo general en uno de los tres grupos
siguientes (Galanter, Kleber. 1997):
Individuos que abusan de sustancias compradas en la calle, los cuales
se autoadministran benziodiacepinas.
Individuos alcohólicos e individuos que abusan de sustancias de
prescripción, a quienes se han prescrito médicamente
benzodiacepinas para el tratamiento de la ansiedad crónica o el
insomnio.
Pacientes con depresión o trastorno de angustia a quienes se han
prescrito dosis altas de benzodiacepinas durante largos períodos de
tiempo.
Los individuos que abusan de sustancias compradas en la calle
pueden tomar benzodiacepinas para aliviar los efectos adversos de la
cocaína o la metanfetamina, para automedicarse la abstinencia de
72
heroína o alcohol, para intensificar los efectos de la metadona, o para
intoxicarse cuando no se dispone de otras sustancias. En pocos
casos, las benzodiacepinas son la sustancia de elección (Galanter,
Kleber. 1997).
Aunque el consumo de benzodiacepinas no se puede calificar como
“abuso” según criterios del DSM-IV, la mayoría de las personas
denominan abuso al consumo de benzodiacepinas que hacen los
individuos que usan la sustancia comprada en la calle, ya que la
autoadministración de benzodiacepinas entra dentro del contexto del
tratamiento médico y forma parte de un patrón de abuso de varias
sustancias. Además, las benzodiacepinas suelen comprarse con
prescripciones robadas o falsificadas (Galanter, Kleber,1997).
Los individuos alcohólicos o que abusan de sustancias prescritas para
el tratamiento de la ansiedad crónica o el insomnio son los principales
candidatos que presentarán dependencia de benzodiacepinas. Los
efectos subjetivos de las benzodiacepinas pueden ser diferentes para
ellos. Un estudio sobre alprazolam en varones alcohólicos y no
alcohólicos comprobó que ésta droga producía efectos positivos sobre
el estado de ánimo en los varones alcohólicos que no tenían lugar en
los varones no alcohólicos (Galanter, Kleber, 1997).
Otros tranquilizantes menores que son utilizados indebidamente son
los sedantes/hipnóticos de acción corta, como el secobarbital o el
pentobarbital. Los individuos adictos a éstas sustancias generalmente
73
las toman solas por vía oral e inyectable. La intoxicación con
sedantes-hipnóticos es cualitativamente similar a la intoxicación por
alcohol. El efecto deseado de la intoxicación es un estado de
desinhibición, en el cual se eleva el estado de ánimo, se reduce la
autocrítica, la ansiedad, la culpa y se aumenta la energía y la
autoconfianza. Durante la intoxicación el estado de ánimo suele ser
lábil. Los consumidores también pueden estar irritables, ansiosos y
agitados (Galanter, Kleber, 1997).
Varios estudios han determinado la extensión del uso de las
benzodiacepinas como droga ilícita y como prescripción médica. La
salida de ésta droga de las farmacias proporciona una medida del uso
de benzodiacepinas. Entre 1980 y 1983 la venta de benzodiacepinas
de las farmacias de Estados Unidos disminuyó de 17.5 a 15.8 D.D.D.
por mil personas / día (dosis promedio de mantenimiento prescrita con
más frecuencia por cada 1000 personas); para 1985 se elevó hasta
17.1 DDD por mil personas día. En ese país, la distribución por
frecuencia de los distintos tipos de benzodiacepinas vendidas durante
1989 fue el siguiente: alprazolam con el 33%, seguido del diacepam
(25%) y el Loracepam (19%) (Kaplan y Sadock. 1995).
En un estudio realizado en hogares de los Estados Unidos por el
National Institute on Drug Abuse informó que el uso no médico de
tranquilizantes fue del 1.5% en el grupo de 12 a 17 años; 2.4% en el
grupo de 18 a 25 años y 1.3% en personas de 26 o más años. Este
mismo estudio mostró que el consumo de tranquilizantes por
74
prescripción médica disminuyó del 10.9% al 8.3% entre 1970 y 1990.
El uso de hipnóticos declinó de 3.5% a 2.6% durante éste mismo
período (Kaplan y Sadock. 1995).
En 1990 se encontró que más de la mitad de los pacientes
encuestados en los Estados Unidos habían tomado tranquilizantes por
un mes o menos, y un 25% los habían tomado por un año o más. 70%
de los usuarios de hipnóticos los tomaron por un mes o menos y 14%
por un año o más. Un estudio prospectivo encontró que los pacientes
son más dados a usar por más largo tiempo los antidepresivos que
las benzodiacepinas, sugiriendo que el uso por lago tiempo de un
medicamento no debe emplearse aisladamente como medida de
abuso (Kaplan y Sadock. 1995).
El estudio denominado National Household Survey, realizado en los
estados Unidos en 1990, indicó que los pacientes psiquiátricos tienen
una alta taza demostrada de prescripción de benzodiacepinas, pero
bajo abuso. En un estudio de 2719 pacientes ambulatorios, 9 de 178
pacientes que venían recibiendo benzodiacepinas fueron
diagnosticados con abuso o dependencia según los criterios del DSM-
III-R. Estudios en pacientes psiquiátricos hospitalizados sugieren que
el porcentaje de abuso o dependencia de benzodiacepinas entre los
pacientes hospitalizados es del 0.4% a 13% (Kaplan y Sadock. 1995).
Un estudio de la Universidad de Munich en 1990, encontró que el
6.7% de 9.408 pacientes hospitalizados en Alemania, tenían un
75
diagnóstico de abuso o dependencia de benzodiacepinas, y
aproximadamente el 50% tenía a las benzodiacepinas como única
droga de abuso o dependencia. La droga más empleada por ese
grupo poblacional fue el loracepam, y la menos empleada el
oxacepam (Kaplan y Sadock. 1995).
Hay evidencia de que los individuos que usan benzodiacepinas
también abusan de otras drogas. Las benzodiacepinas son las drogas
secundarias de abuso más frecuentes en pacientes con trastornos por
alcohol y opioides.
Un estudio sobre abuso de drogas en centros de tratamiento en
Estados Unidos de 1979 a 1981 encontró que el 22.6% de los
pacientes uso tranquilizantes menores una vez a la semana o más. En
un estudio de abusadores de opio en Sheffield, Inglaterra, el 90%
reportó uso de benzodiacepinas una vez al dia o más. Su uso
comenzó con la prescripción en una tercera parte de los casos
(Kaplan y Sadock. 1995).
Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de
Secundaria (High School Senior Survey). En el período 1975-1996 la
prevalencia de vida promedio para el consumo de tranquilizantes fue
de 11.5%. La prevalencia anual entre estudiantes de tiempo completo
fue de 1.8% en 1994 (National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
76
En nuestro país, según el Primer Estudio Nacional de Salud Mental y
Consumo de Sustancias Psicoactivas, se encontró que para el sexo
masculino la prevalencia de uso de benzodiacepinas con prescripción
médica fue igual a la de uso ilegal (Torres de Galvis, 1993) .
En el estudio realizado en 1987, se encontró una prevalencia global
de consumo del 6%; 4.6% para el sexo masculino y 7.4% para el
femenino. Llamó la atención que los tranquilizantes menores fueron la
única sustancia con indicadores de prevalencia mayores para el sexo
femenino (Torres de G; Murelle, 1987).
En el Segundo Estudio Epidemiológico de Consumo de Sustancias
Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se
encontró que la prevalencia de vida en población general para el
consumo de pastillas para los nervios fue de 6.2%, con una razón
hombre/mujer de 1:1 (6.0% vs. 6.4%), con el mayor porcentaje de
consumo en la vida en el grupo de 35 a 45 años (7.6%). La
prevalencia de consumo anual fue de 2.10% con una razón
hombre/mujer de 0.8:1 ( 2.7% vs. 3.4%). En cuanto a la edad de inicio
del consumo de pastillas para calmar los nervios, las tendencias
indican que las personas más jóvenes inician a edad más temprana
comparativamente con las personas de edades mayores. Se
encuentra que el 63.2% de las personas entre los 12 y 17 años
iniciaron antes de cumplir 15 años, en tanto que la edad del primer
consumo para las personas entre 35 y 45 años fue en un 37.1% antes
de los 30 años. El estrato socioeconómico y el género no mostraron
77
influencia sobre la edad del primer consumo. Sin embargo, el 34.6%
de los hombres y el 29.9% de las mujeres iniciaron el consumo entre
los 16 y 20 años ( Unidad Coordinadora de Prevención Integral-
Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas , se encontró en población general de Santa
Fe de Bogotá que el 7.8% consumió tranquilizantes alguna vez en la
vida ( Torres de Galvis, 1997).
En el estudio Nacional sobre consumo de sustancias Psicoactivas de
1996 realizado por Rodríguez y cols., se midió el consumo de
tranquilizantes, sedantes y estimulantes, con o sin formulación
médica. Se estima que la prevalencia de vida para el consumo de
“pastillas”( tranquilizantes, sedantes y anfetaminas) en población
general colombiana fue de 1.4%, en población universitaria
colombiana fue de 2.8% y en población general de Santa Fe de
Bogotá fue de 1.6%. la prevalencia anual fue de 0.7% para población
general colombiana, de 0.8% para población universitaria colombiana
y 0.9% para población general de Santa Fe de Bogotá. El con sumo
de pastillas fue superior en mujeres que en hombres, siendo éste un
poco más de 2 veces. La población de mayor consumo fue la de 45 a
60 años, cuya actividad principal fueron los oficios domésticos y
residía principalmente en centros urbanos superiores a los 100.000
habitantes. Para los tres tipos de medicamentos en que se determinó
la prevalencia, predominó en el último año, el consumo de
78
tranquilizantes(0.4%), seguido del consumo de sedantes con el 0.3% y
el de estimulantes con el 0.1% (Rodríguez, 1996).
En el estudio realizado en población de estudiantes universitarios de
la ciudad de Medellín, se encontró una prevalencia de vida de 8.6%, y
una prevalencia anual de 5.4% (Torres de Galvis,1995). En
estudiantes de los grados 10 y 11 de la población de Marinilla
(Antioquia) , se encontró que el 1.9% de los encuestados reportó
haberlos consumido en algún momento de su vida (Arango, 1996).
Consumo de Anfetaminas y Drogas Similares
Las anfetaminas estuvieron disponibles para el uso clínico en los años
30, y a finales de la década ya se empezaban a reportar casos de
dependencia. Los primeros casos de psicosis anfetamínica se
informaron en 1938. Hasta mediados de los años 60, cuando su uso
se disparó de manera alarmante en los Estados Unidos,
permanecieron como drogas de venta libre. Como consecuencia de
esto la FDA restringió su venta y consumo, convirtiéndolas en drogas
controladas. Sin embargo, las anfetaminas permanecieron
disponibles hasta 1971 en forma de inhaladores nasales
(Kaplan,Sadock. 1995).
En la década de los 80 se vivió en Estados Unidos un nuevo pico,
relacionado con la aparición de la Metanfetamina cristalina (ice); en la
década de los 90 el uso indebido de anfetaminas y sustancias afines
queda opacado por el de cocaína (Kaplan,Sadock. 1995).
79
Sin embargo, las encuestas realizadas en ese país entre estudiantes
de secundaria muestran como el consumo de anfetaminas y
sustancias afines tiende a ser más alto que el de la cocaína y el crack,
con una tendencia a la disminución entre 1971 y 1993. Por ejemplo,
en 1982 el porcentaje de uso en la vida fue del 28% , y el de uso en
los últimos 30 días, del 11%, mientras que en 1992 se encontró una
prevalencia de uso a lo largo de la vida del 14%, y en el último mes de
2.3. La Encuesta Nacional sobre Abuso de Drogas, realizada en
Estados Unidos en 1991, no encontró diferencias estadísticamente
significativas en las prevalencias mencionadas entre 1991 y 1993
(Kaplan,Sadock. 1995).
Dos estudios poblacionales recientes : el estudio epidemiológico ECA
(Epidemiologic Catchment Area) y el NCS (National Comorbidity
Survey) llevados a cabo en Estados Unidos desde la década de los
80 usando los criterios diagnósticos del DSM- III y DSM- III-R
respectivamente, ofrecen estimativos de las prevalencias de abuso y
dependencia establecidas mediante criterios estandarizados
(Kaplan,Sadock. 1995).
En el estudio ECA, las prevalencias de abuso o dependencia de
anfetaminas en el último mes, en los últimos 6 meses y a lo largo de la
vida fueron respectivamente: 0.1%, 0.2% y 1.7% (Kaplan,Sadock.
1995).
80
Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de
Secundaria (High School Senior Survey) en el período 1975-1996 la
prevalencia de vida promedio de consumo de estimulantes fue de
21.6%, además se observó durante el período una tendencia
descendente en este indicador, con estabilización en los últimos 4
años cuyo promedio fue de 15.3%. La prevalencia de vida promedio
para estudiantes de duodécimo grado durante el período 1991-1996
fue de 15.1%, la prevalencia anual promedio fue de 8.6% y la
prevalencia durante el último mes fue de 3.6%. La prevalencia anual
entre estudiantes de tiempo completo en 1994 fue de 4.2% (National
Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996;National
Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,
1994).
En el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró
que la prevalencia de vida en población general para el consumo de
anfetaminas fue de 1.22%, con una razón hombre/mujer de 1.4:1
(1.4% vs. 1.0%), con el mayor porcentaje de consumo en la vida en el
grupo de 35 a 45 años (1.6%). La prevalencia de consumo anual fue
de 0.40% con una razón hombre/mujer de 2.7:1 ( 0.8% vs. 0.3%), con
el mayor porcentaje de consumo anual en el grupo de 18 a 24
años(0.8%). En cuanto a la edad de inicio del consumo de
anfetaminas, de acuerdo al género, el consumo se inició entre los 16 y
20 años en el 74% de los hombres y en el 48.1% de las mujeres.
81
Según el estrato socioeconómico, en el estrato bajo el 66.3% inició
entre los 16 y 20 años, mientras que el 68.9% del estrato medio inició
en esta edad, la clase alta inició antes de los 15 años en un 51.9%.
Teniendo en cuenta todos los rangos de edad, la tendencia fue a que
el primer consumo se inició preferencialmente entre los 16 y 20 años.
Al hacer la comparación entre los años 88 y 92, se encontró que la
prevalencia de vida pasó de 1.6% a 1.2% respectivamente; la
prevalencia en el último año pasó de 0.9% a 0.4% respectivamente y
el promedio de edad de inicio del consumo pasó de 23.4 años a 17.9
años ( Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía Mayor de
Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En el estudio Nacional sobre consumo de sustancias Psicoactivas de
1996 realizado por Rodríguez y cols., se estimó que la prevalencia de
vida para el consumo de estimulantes en población general
colombiana fue de 0.2%, en población universitaria colombiana fue de
0.9% y en población general de Santa Fe de Bogotá fue de 0.6%. La
prevalencia anual fue de 0.1% para población general colombiana, de
0.5% para población universitaria colombiana y 0.4% para población
general de Santa Fe de Bogotá (Rodríguez, 1996).
En el segundo estudio de Salud Mental y Consumo de sustancias
Psicoactivas publicado en 1997, se encontró en población general de
Santa Fe de Bogotá que el 1.4% consumió estimulantes alguna vez
en la vida (Torres de Galvis, 1997).
82
En el Primer Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias psicoactivas realizado en Colombia durante 1993 (Torres
de Galvis y cols. 1993), se encontró que la población general presenta
una prevalencia anual de 2.5 por mil, siendo para el sexo masculino
de 6.1 por 1000, y para el femenino de 0.2 por mil. Según edad, la
mayor prevalencia anual fue informada en el rango de edad de 16 a 19
años y entre los 39 y 49 años. La prevalencia de vida informó una
prevalencia global de 7.1 por 1000, con un límite superior de 8.2 por
mil; para el sexo masculino este límite llega a 11.2 por mil. El 75% de
los consumidores manifiestan el deseo de dejar de consumir las
sustancias, y ninguno ha estado bajo tratamiento.
Entre estudiantes de grados 10 y 11 de la población de Marinilla
(Antioquia), encuestados en 1996, se encontró que tenían una
prevalencia a lo largo de la vida para el consumo de estas sustancias
del 1%; con una prevalencia anual de 0.6%: y un índice de abstención
del 99.8% (Arango y cols. 1996).
Los Trastornos Psiquiátricos relacionados con el consumo de
anfetaminas y sustancias afines son (DSM-IV) :
Dependencia a las anfetaminas.
Abuso de anfetaminas.
Intoxicación por Anfetaminas.
Síndrome de Abstinencia por Anfetaminas.
83
Delirium por Intoxicación por anfetaminas.
Trastorno psicótico inducido por anfetaminas, con alucinaciones o
delirios.
Trastorno del estado de ánimo inducido por Anfetaminas.
Trastorno de ansiedad inducido por anfetaminas.
Disfunción sexual inducida por anfetaminas.
Trastorno del sueño inducido por anfetaminas.
Trastorno no especificado relacionados con las anfetaminas.
Consumo de Alucinógenos
Los alucinógenos que pueden ser objeto de abuso son: el alucinógeno
ergótico dietilamida del ácido lisérgico (LSD), que es el prototipo de
éstas sustancias; otros alcaloides del indol, como la psilocibina
(“Hongos Mágicos”) y la dimetiltriptamina (DMT) y las
fenilalquilaminas como la mescalina, la dimetoximetilanfetamina (DOM
o “STO”), la metilenodioxianfetamina (MDA) y la
metilenodioximetanfetamina (MDMA, “éxtasis” o “X”). Las sustancias
afines, marihuana y fenilciclidina (PCP), se incluyeron en otras
categorías (Galanter, Kleber. 1997).
Estos alucinógenos, denominados psicomiméticos o psicodélicos
(“expansores mentales”) forman un grupo de sustancias que provocan
trastornos del pensamiento, el estado de ánimo y la percepción.
84
Dependiendo de la dosis, las expectativas ( la situación) y el ambiente
(contexto), también pueden inducir euforia y un estado similar a una
experiencia “trascendental” (Galanter, Kleber. 1997).
El término “alucinógenos” significa productor de alucinaciones. Son
muchas las sustancias que provocan alucinaciones auditivas y/o
visuales. Estas alucinaciones pueden presentarse como parte de un
delirium, acompañadas por alteraciones del juicio, la orientación, el
intelecto, la memoria y la emoción. Este delirium también puede ser el
resultado de la supresión de la sustancia. Sin embargo, cuando se
hace referencia al abuso de sustancias, el término alucinógenos
generalmente se refiere a un grupo de componentes que alteran la
conciencia sin delirium, sedación, estimulación excesiva o alteraciones
del intelecto o la memoria. La calificación “alucinógeno” es imprecisa,
ya que las alucinaciones inducidas por alucinógenos son poco
frecuentes. Son más corrientes los fenómenos ilusorios, por lo cual
también han recibido el nombre de sustancias ilusiogénicas. Quienes
utilizan los términos psicodélicos o expansores de la mente para los
alucinógenos (un término acuñado en 1957 por Osmond), han sido
acusados de “favorecer el consumo de la sustancia”. El término
“psicomimético”, significa productor de psicosis (Galanter, Kleber.
1997).
El peyote, que contiene mescalina, es el único alucinógeno que puede
consumirse legalmente en Estados Unidos e incluso se ha inducido su
consumo. Durante muchos años, los indígenas de Estados Unidos,
85
Canadá y México lo han consumido como droga ceremonial (Galanter,
Kleber. 1997).
En los últimos años se han producido cambios interesantes en el
consumo de los alucinógenos. Estas sustancias, que en un principio
se consumían para “aumentar la autoconciencia” han dejado de ser
las sustancias ilegales más utilizadas. En la actualidad las principales
drogas ilegales utilizadas son aquellas que elevan “el estado de ánimo
y aumentan el rendimiento”, como la cocaína. El único grupo de
alucinógenos cuyo consumo ha ido en aumento en los últimos años es
el de los alucinógenos estimulantes, como la MDMA y sustancias
similares, que son conocidas como “drogas de diseño” (Galanter,
Kleber. 1997).
El consumo de LSD se inició a principios de los años 60. La
prevalencia anual de consumo de alucinógenos descendió durante los
años 80. Los estudiantes universitarios mostraban una tasa de
prevalencia anual de consumo de LSD que descendía a un ritmo
constante del 6% en 1980 al 3.4% en 1989. La disponibilidad estimada
de LSD también disminuyó a un ritmo constante de 1975 a 1989. Sin
embargo, parece que a principios de los 90 se reanudó el consumo de
LSD. En la ciudad de Washington D.C. la Board of the Drug
Enforcement Administration confiscó 14 dosis de LSD en 1990, y 5600
en 1991. Las encuestas anuales de los institutos de enseñanza
superior hallaron que en 1990 y 1991, por primera vez desde 1976,
había más estudiantes que hubiesen consumido LSD que estudiantes
86
que hubiesen consumido cocaína en los últimos 12 meses (Galanter,
Kleber. 1997).
Los consumidores de LSD en raras ocasiones lo consumen más de
una vez a la semana, debido a la rapidez con que se produce
tolerancia. No se ha descrito síndrome de abstinencia después del
consumo repetido de alucinógenos (Galanter, Kleber. 1997).
El éxtasis se empezó a producir hace 83 años en Europa y se
popularizó en la década de os 60. Sin embargo, en Colombia no
existen estudios que informen sobre su prevalencia a nivel nacional. El
único estudio que reporta cifras concretas sobre ésta sustancia en
nuestro país es el realizado en Santa Fe de Bogotá durante 1997 por
la Unidad Coordinadora de Prevención Integral del Distrito (UCPI), en
el cual se encuestaron 200 estudiantes de 4 universidades d la capital,
encontrándose que un 10 % del total de encuestados respondió que
había consumido éxtasis y un 16% quería consumirlo. Se encontró
además que quienes más consumen éxtasis entre los universitarios
encestados fueron los jóvenes de clase socioeconómica alta con los
niveles de escolaridad más elevados, usualmente entre 18 y 25 años.
Aunque el éxtasis no produce dependencia física, si se han originado
casos de muerte por intoxicación con ésta sustancia (Unidad
Coordinadora de Prevención Integral del Distrito, 1997; Pérez Gómez,
1996).
87
Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de
Secundaria (High School Senior Survey) en el período 1975-1996 la
prevalencia de vida promedio de consumo de alucinógenos fue de
11.9%, además se observó durante el período una tendencia
levemente descendente en este indicador. La prevalencia de vida
promedio para estudiantes de duodécimo grado durante el período
1991-1996 fue de 11.3%, la prevalencia anual promedio fue de 7.7% y
la prevalencia durante el último mes fue de 3.0%. La prevalencia anual
de consumo de éxtasis entre estudiantes de tiempo completo en 1994
fue de 0.5% y la prevalencia durante el último mes fue de 0.2%
(National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future
Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
En el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró
que la prevalencia de vida en población general para el consumo de
alucinógenos (Hongos/LSD) fue de 1.00%, con una razón
hombre/mujer de 5.6:1 (1.7% vs. 0.3%), con el mayor porcentaje de
consumo en la vida en el grupo de 25 a 34 años (1.4%). La
prevalencia de consumo anual fue de 0.20% con un consumo en el
último año exclusivo del género masculino ( 0.6% vs. 0.0%), con el
mayor porcentaje de consumo anual en los grupos de 12 a 17 años y
de 18 a 24 años(0.4% en cada grupo). Al hacer la comparación entre
los años 88 y 92, se encontró que la prevalencia de vida para
88
alucinógenos ( hongos) se mantuvo en un 1.0% para ambos años; la
prevalencia en el último año pasó de 0.1% a 0.2% respectivamente y
el promedio de edad de inicio del consumo pasó de 15.8 años a 17.6
años (Unidad Coordinadora de Prevención Integral- Alcaldía Mayor de
Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Los Trastornos relacionados con el consumo de alucinógenos, según
la Asociación Psiquiátrica Americana son (DSM-IV):
Dependencia a alucinógenos.
Abuso de alucinógenos.
Intoxicación por alucinógenos.
Trastorno persistente de la percepción por alucinógenos (flashbacks).
Delirium por intoxicación con alucinógenos.
Trastorno psicótico inducido por alucinógenos, con predominio de
alucinaciones o delirios.
Trastorno del estado de ánimo inducido por alucinógenos.
Trastorno de ansiedad inducido por alucinógenos.
Otros trastornos no especificados relacionados con alucinógenos.
Consumo de Opioides
89
Los opioides se han usado desde hace por lo menos 3500 años, casi
siempre como opio puro o en soluciones alcohólicas de opio. La
morfina fue el primer derivado opioide aislado en 1806 y la codeína
en 1832. A partir de entonces ambas drogas reemplazaron la
utilización del opio crudo, aunque el uso no médico del opio (como por
ejemplo, el opio utilizado recreativamente para fumar) persistió en
algunas partes del mundo. El primer derivado semisintético
(diacetilmorfina o heroína) fue introducido en la medicina en 1898. Los
primeros opioides sintético puros, la meperidona (demerol) y la
metadona (dolofine) fueron introducidos en la práctica médica en 1940
(Kaplan, Sadock. 1995).
La dependencia a opioides, o al menos el síndrome de abstinencia a
opioides, fue reconocido por primera vez en 1700. Aunque la
dependencia a opioides fue común durante el siglo 18, solamente
hasta finales de siglo se le percibió como un problema médico
importante. En 1914 se reglamentó el uso del opio y sus derivados en
los Estados Unidos. En 1930 se crearon dos hospitales federales con
el propósito de proporcionar tratamiento hospitalario a un gran número
de adictos que permanecían en las cárceles . Los estudios de
seguimiento con éstos pacientes mostraron altas tasas de recaída,
independientemente de la duración del tratamiento residencial
proporcionado (Kaplan, Sadock. 1995).
Aun cuando se aumentaron progresivamente las penas y
prohibiciones por uso, porte y venta de opioides, su uso persistió e
90
incluso aumentó, especialmente después de la segunda guerra
mundial. En la década de los 60 muchos propusieron remedicalizar la
distribución de heroína para tratar de disminuir el crimen asociado a
su distribución ilícita. Como consecuencia del pico de adicción a la
heroína que se presentó en Estados Unidos en relación con la guerra
de Vietnam, se expandió y aceleró el desarrollo de nuevas propuestas
terapéuticas para los adictos, manteniéndose ésta actitud hasta
nuestros días (Kaplan, Sadock. 1995).
El uso de opioides se ha mantenido sin mayores fluctuaciones en los
Estados Unidos durante las últimas dos décadas. En la encuesta
anual a estudiantes de secundaria “monitoreando el futuro” se ha
encontrado que la prevalencia en el último mes es menor del 1%, en
contraste con otras drogas como marihuana y cocaína. El pico de
prevalencia de uso a lo largo de la vida para la heroína se presentó en
ésta población durante el año 1975, con un 2.8%. Para 1991 éste
mismo indicador había bajado hasta 0.9%. En cuanto a la prevalencia
de uso de otros opioides a lo largo de la vida, bajó desde un pico de
10.3% en 1977 hasta un 6.6% en 1991. Para población general
entrevistada en la National Household Survey on Drug Abuse durante
1993, se encontró que el uso de heroína durante el último año estaba
entre el 0.2 y 0.3% para personas con 12 años o más; el uso en el
último mes estuvo por debajo del 0.1% (Kaplan, Sadock. 1995).
Dos encuestas poblacionales han utilizado criterios diagnósticos de la
Asociación Psiquiátrica Americana para medir abuso y dependencia a
91
opioides: El estudio epidemiológico del área de Catchment (ECA),
realizado en 1980 que utilizó los criterios de la tercera edición del
DSM(DSM-III) y el estudio nacional de comorbilidad (NCS), realizado
en el período de 1990 a 1992 que usó los criterios del DSM-III-R. El
NCS encontró que la prevalencia a lo largo de la vida de uso de
heroína fue de 1.5%, pero la prevalencia en el grupo de 35 a 44 años
fue de 2.7%, lo cual refleja el pico de la epidemia de uso de heroína
entre los adolescentes y adultos jóvenes al final de los años 60 y
principios de los 70. La dependencia a la heroína a lo largo de la vida
en este estudio fue de 0.4%, pero el 0.8% se presentó en el grupo de
35 a 44 años. Estos hallazgos indican que cerca del 32% de quienes
usaron heroína durante el pico epidémico tuvieron dependencia a lo
largo de sus vidas (Kaplan, Sadock. 1995).
Con relación al uso a lo largo de la vida de analgésicos opioides (otras
drogas diferentes a la heroína) en el NCS se encontró el 9.7% con la
más alta prevalencia en el grupo de 15 a 34 años, sugiriendo un
patrón diferente al de la heroína. Unicamente el 7.5% de quienes
recibieron en un contexto medico analgésicos opioides desarrollaron
dependencia de acuerdo a los criterios del DSM-III-R. Obviamente en
este estudio la prevalencia de uso en los últimos 6 meses y en el
último año fue mucho más baja. Desde 1994 se ha registrado una
tendencia al incremento en el uso de la heroína, con consecuencias
adversas como el aumento de las consultas en los servicios de
urgencias por sobredosis (Kaplan, Sadock. 1995).
92
Según lo informado por la Encuesta Anual para Estudiantes de
Secundaria (High School Senior Survey) en el período 1975-1996 la
prevalencia de vida promedio de consumo de heroína fue de 1.3%. La
prevalencia de vida promedio para estudiantes de duodécimo grado
durante el período 1991-1996 fue de 1.3%, la prevalencia anual
promedio fue de 0.7% y la prevalencia durante el último mes fue de
0.3%. La prevalencia anual entre estudiantes de tiempo completo en
1994 fue de 0.1% (National Institute on Drug Abuse Monitoring the
Future Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
En el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró
que la prevalencia de vida en población general para el consumo de
heroína/morfina fue de 0.2%, con la totalidad de consumidores en el
género masculino (0.4% vs. 0.0%). La prevalencia de consumo anual
fue de 0.06%, con la totalidad de consumidores en el género
masculino (0.2% vs. 0.0%), sin predominio de ningún grupo de edad.
En cuanto a la edad de inicio del consumo de heroína/morfina fue de
17.3 años. Al hacer la comparación entre los años 88 y 92, se
encontró que la prevalencia de vida para ambos años fue de 0.2%; la
prevalencia anual para ambos años fue de 0.1% y el promedio de
edad de inicio del consumo pasó de 14.4 años a 17.3 años
respectivamente (Unidad Coordinadora de Prevención Integral-
Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
93
En el estudio Nacional sobre consumo de sustancias Psicoactivas de
1996 realizado por Rodríguez y cols., se estimó que la prevalencia de
consumo en la vida de heroína, fue muy baja. En total se estima que
12566 personas han consumido heroína alguna vez en la vida. Para la
morfina se estima que 54739 personas han consumido morfina alguna
vez en la vida con o sin indicación médica (Rodríguez, 1996).
En el segundo estudio de Salud Mental y Consumo de sustancias
Psicoactivas publicado en 1997, se encontró en población general de
Santa Fe de Bogotá que el 0.7% consumió heroína alguna vez en la
vida (Torres de Galvis, 1997).
En Colombia, en el estudio Nacional de Salud Mental y consumo de
sustancias Psicoactivas de 1993, se encontró una prevalencia anual
de 6 por 10.000 personas y en este indicador, los usuarios
pertenecían en su totalidad al sexo masculino. La prevalencia a lo
largo de la vida fue de 0.5 por 1000 y en este indicador, el 80% de los
casos fueron hombres entre los 16 y 19 años. La totalidad de los
usuarios procedían del área urbana (Torres de Galvis y cols. 1993).
En general la heroína en Colombia sigue siendo muy costosa y los
usuarios son relativamente poco numerosos, la mayoría prefiere
fumarla( lo cual les ahorra riesgos relacionados con sobredosis,
infección por HIV) (Pérez Gómez, A,1996; en Revista de la Dirección
Nacional de Estupefacientes).
94
Los Trastornos relacionados con el consumo de opioides, según la
Asociación Psiquiátrica Americana son (DSM-IV):
Dependencia a opioides.
abuso de opioides.
Intoxicación por opioides.
Síndrome de abstinencia por opioides.
Delirium debido a intoxicación por opioides.
transtorno psicótico inducido por opioides con alucinaciones o delirios.
Trastorno del estado de animo inducido por opioides.
Disfunción sexual inducida por opioides.
Trastornos del sueño inducidos por opioides.
Trastornos no especificados relacionados con opioides.
Materiales y Métodos
Tipo de estudio
Se realizó un estudio observacional descriptivo transversal en
estudiantes de instituciones de educación superior clasificadas como
institutos técnicos o tecnológicos en 1997.
Universo y muestra
El universo estuvo constituido por la población estudiantil de los
institutos técnicos o tecnológicos ubicados en la ciudad de Santa Fe
de Bogotá, los cuales sumaron de acuerdo a los listados del Instituto
Colombiano para el Fomento de la Educación superior-ICFES- 43,
para un total de aproximadamente 30000 estudiantes. En el marco de
muestreo se excluyó a los institutos o centros universitarios que
ofrecían carreras profesionales, programas de educación a distancia e
institutos técnicos pertenecientes a las fuerzas militares.
El tipo de muestra fue probabilística, debido a que cada estudiante de
las instituciones mencionadas tiene la probabilidad de ser
seleccionado en la muestra, dicha probabilidad conocida y mayor de
cero. Este tipo de muestra permite calcular el margen de error o
aproximación con el cual los resultados muestrales estiman los
verdaderos valores del universo investigado.
Se aplicó un muestreo probabilistico de conglomerados en tres
etapas: primera etapa, selección de establecimientos educativos;
96
segunda etapa, de selección de carreras o programas; tercera etapa,
de selección de segmentos (cursos).
Para determinar el tamaño de muestra se utilizaron las formulas del
muestreo para proporciones, aumentado en un 10% previendo efecto
de diseño y no respuesta. Se utilizó como prevalencia del fenómeno a
estudiar, Consumo de sustancias ilegales en población entre 12 y 45
años-, la generada por el segundo estudio epidemiológico sobre el
consumo de sustancias psicoactivas para Santa Fe de Bogotá en
1992, de 3.2%. El tamaño de muestra con un error de 0.2% y un nivel
de confianza del 95% se estimó en 3000 encuestas de las cuales se
aplicaron 2572 (ver Anexo 2)
Instrumentos
La información fue recolectada a través de una encuesta
autodiligenciada, la cual se aplicó previa información a los estudiantes
acerca del anonimato y la confidencialidad de los datos, utilizando
como instrumento la encuesta para estudiantes de último año de
enseñanza media vocacional del sistema de vigilancia epidemiológica
sobre el uso indebido de sustancias psicoactivas probada desde 1992,
con la inclusión de nuevas variables como los criterios del DSM-IV
para diagnóstico de dependencia o abuso de alcohol.
Este instrumento se considera como uno de los componentes más
importantes del Sistema de Vigilancia Epidemiológica sobre el uso
97
indebido de sustancias psicoactivas VESPA, por tener como objeto
uno de los grupos de mayor riesgo para el consumo.
Se realizó una prueba piloto en 30 estudiantes de tecnologías, a pesar
de que el instrumento está validado en diferentes regiones y en
distintos grupos de edad debido a que se modificó la forma de
algunas preguntas y se incluyeron variables sobre la dependencia y el
abuso de alcohol. Con esta prueba se hicieron las modificaciones del
caso a las preguntas que lo requirieron y se determinó el tiempo
promedio de aplicación de 20 minutos.
También se utilizaron planillas para el registro y control del operativo
de campo. Se incluyeron códigos para la adecuada recolección de
información pertinente para el cálculo de coeficientes de variación
(institución educativa, carrera y curso).
Procedimiento de aplicación
Antes de aplicar el instrumento se impartieron instrucciones generales
para su correcto diligenciamiento. El estudiante se autoaplicó y
respondió en forma anónima el formulario 1 modificado del VESPA
(Sistema de Vigilancia Epidemiológica sobre el Consumo de
sustancias psicoactivas), que es utilizado para encuestar estudiantes
de último año de enseñanza media y vocacional. La disminución del
sesgo de información y el asegurar el secreto de la misma por
consideraciones éticas se logró con el autodiligenciamiento del
cuestionario.
98
La recolección de la información se hizo durante los meses de octubre
y noviembre de 1997 y estuvo a cargo de un grupo de encuestadores
con amplia experiencia en la aplicación de este tipo de cuestionario,
conformado principalmente por graduados o estudiantes avanzados
de las áreas de psicología y trabajo social.
Además del grupo de encuestadores se contó con un equipo de
supervisores, con un esquema 4 :1 (un supervisor por cada 4
encuestadores). A su vez los supervisores reportaban el avance de la
encuesta a un coordinador de trabajo de campo.
Se contó con la colaboración de los rectores y docentes de las
universidades y se pudo efectuar el estudio en todos los
establecimientos elegidos en la muestra excepto en dos, debido a que
en su calendario académico tenían un período de descanso de dos
semanas previo al inicio de exámenes finales, lo cual imposibilitaba a
los encuestadores cumplir con su cronograma y fueron reemplazadas
por otras dos instituciones de características similares y con el mismo
número de alumnos, escogidas por el muestrista, asegurando no
sesgar la muestra calculada inicialmente.
Control de errores
Con el fin de controlar posibles errores e inconsistencias al aplicar las
encuestas, antes de procesar los datos se hizo una revisión manual
de las mismas.
99
Análisis de la información
Se utilizaron como medidas de frecuencia, las proporciones de
prevalencia del último año, del último mes y de la última semana.
Se analizó además el índice de exconsumo (exconsumidor es la
persona que consumió la sustancia, pero que hace un año o más que
no lo hace) y el de abstención ( personas que nunca han consumido
la sustancia estudiada).
Los factores de riesgo se analizaron mediante la razón de disparidad,
a la cual se le calculo los limites de confianza.
Se estudiaron sustancias de uso legal como las bebidas alcohólicas,
el cigarrillo y los tranquilizantes menores y sustancias de uso ilegal
como la marihuana, cocaína, bazuco, anfetaminas e inhalables.
Se analizaron los patrónes de consumo para cada sustancia con las
diferentes variables y se exploraron algunas asociaciones con los
factores de riesgo estudiados.
Las variables estudiadas fueron de persona (edad, sexo, semestre,
jornada), patrón de consumo (tipo de droga, frecuencia de consumo),
factores relacionados con el consumo (familiares o amigos
consumidores, apoyo familiar o social, grado de aceptación del
ambiente académico), criterios clínicos de dependencia o abuso al
alcohol, percepción del problema de drogas en la institución donde
estudia el encuestado, motivo para iniciar el consumo de droga,
100
motivo para dejar de consumir, motivo para continuar usándolas y
consecuencias del consumo de drogas.
Los principales indicadores calculados en el estudio son :
1. Caracterización de los consumidores de SPA :
Distribución proporcional de las variables demográficos: edad, sexo y
estado civil.
2. Diagnóstico y monitoreo de los patrónes de consumo de sustancias
:
Morbilidad proporcional según sustancia: utilizando la clasificación que
permite el análisis de tendencias y la comparación con otros países.
Evaluación del policonsumo: Se evalúa para combinaciones
específicas o para la proporción de consumidores de una sustancia,
dos sustancias y tres o más sustancias.
Análisis de tendencias: se hace a medida que se lleva a cabo la
recolección de información que permita la aplicación de series
cronológicas.
Evaluación de las proporciones de prevalencia de consumo: estos
indicadores se calculan para el total de la población estudiada y para
cada uno de los sexos y sustancias
Proporción de prevalencia de vida (lápsica)
101
� 1000 x estudiadapoblación Total
oresExconsumid + esconsumidor de Total 1
Proporción de prevalencia de consumo durante el último año
� 1000x estudidadpoblacion Total
año ultimo el durante esconsumidor de Total 2
Proporción de prevalencia de consumo durante el último mes
� x1000estudiadapoblacion Total
mes último el durante esconsumidor de Total
Proporción de prevalencia de consumo durante la última semana
1000x estudiadapoblacion Total
semana ultima la durante esconsumidor de Total
Indicador de exconsumo
� 1000x estudiadaPoblacion
oresexconsumid de Total 3
Proporción de estudiantes que han probado una sustancia
1000x estudadapoblacion Total
consumido haberlaresponden que personas de Total
1 El total de consumidores se calcula sumando consumidores de la última semana, consumidores del últimomes y consumidores del último año 2 El total de consumidores durante el último mes se calcula sumandoconsumidores de la última semana yconsumidores del último mes
102
Proporción de amigos y familiares consumidores
Se calcula para el alcohol o cigarrillo y para marihuana o cocaína o
bazuco (según los cuatro últimos ítems del instrumento).
100x sencuestado Total
menteafirmativaresponden que personas Total
3 Exconsumidor es la persona que usó la sustancia estudiada, pero que hace un año o más no la consume
Resultados
Descripción de la muestra
La muestra estuvo constituida por 2572 estudiantes de centros
educativos de carácter técnico y tecnológico.
Los individuos que conformaron la muestra fueron extraídos de 48
programas diferentes ; el 32,8% (n=843) cursaba en jornada diurna, el
67,1 (n=1725) en la nocturna y el 0,2% (n=4) en jornada mixta (Ver
Cuadro 1).
Cuadro 1. Distribución por Jornada
Jornadas Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Diurna 843 32.8% 32.8% 32.8%
Nocturna 1,725 67.1% 67.1% 99.8%
M ixta 4 0.2% 0.2% 100.0%
Total 2,572 100.0%
El 94.2% (2358/2503) cursaba el sexto semestre o semestres
anteriores. El 75% de los estudiantes de la muestra estuvo por debajo
del semestre cinco. El semestre que más se repitió fue el primero con
un 29.8% (n=747).
En el Cuadro 2 y la Gráfico 1 se observa la distribución según
semestre. Cuando el programa académico estaba compuesto por
trimestres, estos se convirtieron a semestres.
Cuadro 2. Distribución por Semestre
104
Semestre Frecuencia Porcentaje Porcentaje VálidoPorcentaje
Acumulado
1 747 29.0% 29.8% 29.8%
2 481 18.7% 19.2% 49.1%
3 335 13.0% 13.4% 62.4%
4 329 12.8% 13.1% 75.6%
5 347 13.5% 13.9% 89.5%
6 119 4.6% 4.8% 94.2%
7 129 5.0% 5.2% 99.4%
8 2 0.1% 0.1% 99.4%
9 14 0.5% 0.6% 100.0%
Sin dato 69 2.7%
Total 2,572 100.0%
747
481
335 329347
119 129
2 14
69
0
100
200
300
400
500
600
700
800
1 2 3 4 5 6 7 8 9 Sin dato
Semestre
Fre
cu
en
cia
Gráfico 1. Distribución por Semestre
De 2572 estudiantes encuestados, el 47.9% (1218/2543) fueron
mujeres y el 52.1% (n=1325) hombres, con edad promedio de 23 años
(L. Min.: 16 años, L. Max.: 50 años), una mediana de 22 años y una
moda de 20 años (Ver Cuadros 3 y 4 ; Gráfico 2).
105
Cuadro 3. Distribución por Sexo de la muestra
Sexo Frecuencia Porcentaje Porcentaje VálidoPorcentaje
Acumulado
M asculino 1,325 51.5% 52.1% 52.1%
Femenino 1,218 47.4% 47.9% 100.0%
Sin dato 29 1.1%
Total 2,572 100.0%
Masculino52%
Femenino47%
Sin dato1%
Gráfico 2. Distribución por Sexo de la muestra
Cuadro 4. Distribución por Grupos de Edad
Grupos Frecuencia Porcentaje Porcentaje VálidoPorcentaje
Acumulado
16 a 19 años 444 17.3% 17.8% 17.8%
20 a 24 años 1,254 48.8% 50.2% 68.0%
25 a 29 años 562 21.9% 22.5% 90.5%
30 a 37 años 210 8.2% 8.4% 98.9%
38 a 50 años 27 1.0% 1.1% 100.0%
Sin dato 75 2.9%
Total 2,572 100%
106
En cuanto a su situación académico - laboral 73,6% (n=1820/2474)
reportó dedicación compartida al estudio y al trabajo. El 55,9%
(n=1384) dijo dedicar la mayor parte del tiempo al trabajo. Solamente
el 26,4% (n=654) dijo dedicarse únicamente al estudio (Cuadro 5).
Cuadro 5. Distribución segun situación Académico-Laboral
Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Solo estudia 654 25.4% 26.4% 26.4%
La mayor parte del tiempo estudia 436 17.0% 17.6% 44.1%
La mayor parte del tiempo trabaja 1,384 53.8% 55.9% 100.0%
Sin dato 98 3.8%
Total 2,572 100%
Con relación a las variables que medían satisfacción con diferentes
aspectos del contexto académico, se observó que la mayoría expresa
satisfacción frecuente ante las actividades extracurriculares (46,4% ;
n=1167/2516). En cuanto al currículo de la carrera, el mayor
porcentaje de los encuestados reporta satisfacción “algunas veces”
con el currículo de la carrera (38,9% ; n=996/2561). Con relación al
currículo de la carrera, el mayor porcentaje de los encuestados reporta
satisfacción “algunas veces” con el currículo de la carrera (38,9% ;
n=996/2561).
En la Gráfico 3 se observa la distribución porcentual de satisfacción
en los diferentes ítemes mencionados. Los mayores porcentajes de
satisfacción se dieron en relación con las actividades extracurriculares
y el ambiente físico.
107
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Extracurriculares
Curriculo
Expectativas
Calidad
Académica
Profesores
Ambiente
General
Ambiente
Académico
Ambiente Físico
Sistema
Evaluación
Porcen
N unca Algunas veces Frecuentemente Siempre
Gráfico 3. Satisfacción con diferentes aspectos de la carrera
En cuanto a la percepción de salud (Cuadro 6) en el último mes el
76,1% consideró su salud buena o excelente (n=1892).
Cuadro 6. Distribución según el estado de salud percibido en el mes
anterior
Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Excelente 588 22.9% 23.6% 23.6%
Buena 1,304 50.7% 52.4% 76.1%
Regular 559 21.7% 22.5% 98.6%
M ala 36 1.4% 1.4% 100.0%
Sin dato 85 3.3%
Total 2,572 100%
108
La exploración de las redes a de apoyo social se hizo con la pregunta
“a nivel general en su vida califique la frecuencia conque usted recibe
apoyo de su familia, de sus compañeros y de sus profesores”. Se
encontró un alto porcentaje de encuestados que reciben apoyo
frecuentemente o siempre de su familia (n= 2117;82,7%). En lo
tocante al apoyo recibido de compañeros y docentes, el 52,4% y el
53,7% respectivamente, respondió no recibir apoyo o recibirlo algunas
veces (Cuadros 7, 8 y 9).
Cuadro 7. Distribución según apoyo recibido de los compañeros
Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Nunca 108 4.2% 4.2% 4.2%
Algunas veces 1,236 48.1% 48.2% 52.4%
Frecuente 915 35.6% 35.7% 88.1%
Siempre 304 11.8% 11.9% 100.0%
Sin dato 9 0.3%
Total 2,572 100%
Cuadro 8. Distribución según apoyo recibido de los profesores.
Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Nunca 260 10.1% 10.2% 10.2%
Algunas veces 1,205 46.9% 47.1% 57.3%
Frecuente 804 31.3% 31.4% 88.7%
Siempre 288 11.2% 11.3% 100.0%
Sin dato 15 0.6%
Total 2,572 100%
Cuadro 9. Distribución según apoyo recibido de la familia.
109
Grupos Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Nunca 79 3.1% 3.1% 3.1%
Algunas veces 365 14.2% 14.3% 17.3%
Frecuente 502 19.5% 19.6% 36.9%
Siempre 1,615 62.8% 63.1% 100.0%
Sin dato 11 0.4%
Total 2,572 100%
0%
20%
40%
60%
80%
100%
Compañeros Profesores Familia
Nunca Algunas veces Frecuente Siempre
Gráfico 4. percepción de Redes de Apoyo Local
La interacción o comunicación entre los miembros de la familia se
indagó a través de las siguientes preguntas : “¿Qué tan importante es
para usted compartir con sus padres o familiares ?” y “¿En su familiar
puede usted expresar sus sentimientos ?” Como puede observarse en
los Cuadros 10 y 11, del total de encuestados, el 74,3% (n=1904)
consideró muy importante compartir con su familia y el 43,5%
110
(n=1114), dijo expresar sus sentimientos siempre que quiere en su
familia.
Cuadro 10. Distribución de iteracción con la familia.
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
M uy Importante 1,904 74.0% 74.3% 74.3%
Importante 531 20.6% 20.7% 95.0%
Poco importante 112 4.4% 4.4% 99.4%
Nada importante 15 0.6% 0.6% 100.0%
Perdidos 10 0.4%
Total 2,572 100%
Cuadro 11. Distribución según facilidad de expresar sentimientos en la
familia.
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Siempre que quiere 1,114 43.3% 43.5% 43.5%
La mayoria de las veces 773 30.1% 30.2% 73.8%
Algunas veces 589 22.9% 23.0% 96.8%
Nunca 82 3.2% 3.2% 100.0%
Perdidos 14 0.5%
Total 2,572 100%
Prevalencias de consumo
Consumo de alcohol
El alcohol presentó la proporción de prevalencia de consumo alguna
vez en la vida más alta: el 90.5% de los encuestados aceptó haber
111
ingerido alcohol sin llegar a la embriaguez en algún momento de su
vida, siendo la sustancia más utilizada por los estudiantes durante el
último año con un 81.4%. El 9.2% (221/2413) de los encuestados se
consideró exconsumidor de bebidas alcohólicas, sin llegar a la
embriaguez; y el 23.5%( 547/2329) exconsumidor de bebidas
alcohólicas hasta la embriaguez.
El índice de abstención al alcohol fue del 21.1% entre los
encuestados (Cuadro 12).
Cuadro 12. Indicadores de consumo de sustancias psicoactivas,
estudiantes de carreras técnicas y tecnológicas de Santa Fe de
Bogotá, 1997
SUSTANCIA
PREVALEN
CIA DE
VIDA %
PREVALEN
CIA ANUAL
%
PREVALEN
CIA EN EL
ÚLTIMO
MES %
PREVALEN
CIA EN LA
ÚLTIMA
SEMANA%
ÍNDICE DE
ABSTENCI
ÓN
%
Bebidas
alcohólicas sin
emborracharse
90.5
(2184/2413)
81.4
(1963/2413)
66.7
(1610/2413)
42.4
(1024/2413)
7.3
(175/2413)
Bebidas
alcohólicas
hasta
emborracharse
55.7
(1298/2329)
32.2
(751/2329)
18.7
(436/2329)
7.1
(165/2329)
35.6
(828/2329)
112
SUSTANCIA
PREVALEN
CIA DE
VIDA %
PREVALEN
CIA ANUAL
%
PREVALEN
CIA EN EL
ÚLTIMO
MES %
PREVALEN
CIA EN LA
ÚLTIMA
SEMANA%
ÍNDICE DE
ABSTENCI
ÓN
%
Marihuana 5.6
(131/2326)
2.7
(62/2326)
1.5
(34/2326)
0.9
(22/2326)
85.5
(1989/2326)
Bazuco 1.3
(30/2308)
0.4
(9/2308)
0.2
(5/2308)
0.1
(3/2308)
96.4
(2225/2308)
Cocaína 3.3
(77/2316)
1.3
(30/2316)
0.8
(19/2316)
0.4
(10/2316)
93.9
(2174/2316)
Heroína 0.5
(11/2305)
0.2
(4/2305)
0.1
(3/2305)
0.1
(2/2305)
99.0
(2283/230
5)
Boxer/Gasoli
na
0.8
(19/2306)
0.4
(9/2306)
0.3
(7/2306)
0.2
(4/2306)
98.6
(2273/230
6)
113
SUSTANCIA
PREVALEN
CIA DE
VIDA %
PREVALEN
CIA ANUAL
%
PREVALEN
CIA EN EL
ÚLTIMO
MES %
PREVALEN
CIA EN LA
ÚLTIMA
SEMANA%
ÍNDICE DE
ABSTENCI
ÓN
%
Pastillas
para quitar
el sueño
1.9
(45/2308)
1.3
(29/2308)
0.5
(12/2308)
0.2
(4/2308)
96.8
(2233/230
8)
Pastillas
para calmar
los nervios
4.6
(106/2309
)
2.4
(56/2309)
1.1
(26/2309)
0.4
(10/2309)
92.4
(2134/230
9)
Pastillas
para dormir
3.2
(75/2308)
1.6
(37/2308)
0.7
(17/2308)
0.3
(7/2308)
94.5
(2182/230
8)
Éxtasis 1.5
(33/2273)
0.9
(20/2273)
0.5
(12/2273)
0.4
(10/2273)
97.8
(2223/227
3)
114
SUSTANCIA
PREVALEN
CIA DE
VIDA %
PREVALEN
CIA ANUAL
%
PREVALEN
CIA EN EL
ÚLTIMO
MES %
PREVALEN
CIA EN LA
ÚLTIMA
SEMANA%
ÍNDICE DE
ABSTENCI
ÓN
%
De consumo
de alcohol
91.4
(2220/242
9)
82.8
(1999/241
3)
69.1
(1656/239
5)
45.8
(1081/236
0)
7.0
(171/2449
)
De consumo
de drogas
Ilícitas*
8.8
(202/2283
)
4.9
(112/2275
)
2.8
(64/2271)
79.8
(1863/233
5)
En cuanto al tiempo de consumo de bebidas alcohólicas sin
emborracharse, llama la atención que el 24% de los encuestados lleva
más de 5 años consumiendo alcohol, a pesar de tratarse de una
población joven (Cuadro 13).
Cuadro 13. Tiempo de consumo de alcohol
* Incluye: Marihuana, Bazuco, cocaína, heroína, Boxer/gasolina, pastillas para quitar el sueño, éxtasis.
115
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Hasta 8 días 127 4.9% 9.7% 9.7%
Hasta un mes 92 3.6% 7.0% 16.7%
Hasta un año 224 8.7% 17.0% 33.7%
Hasta 5 años 555 21.6% 42.2% 76.0%
M ás de 5 años 316 12.3% 24.0% 100.0%
Perdidos 1,258 48.9%
Total 2,572 100%
El 14,2% (n=101), afirma llevar más de 5 años consumiendo bebidas
alcohólicas hasta emborracharse (Cuadro 14).
Cuadro 14. Tiempo de consumo de alcohol hasta emborracharse
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Hasta 8 días 127 4.9% 17.9% 17.9%
Hasta un mes 40 1.6% 5.6% 23.5%
Hasta un año 211 8.2% 29.7% 53.2%
Hasta 5 años 232 9.0% 32.6% 85.8%
M ás de 5 años 101 3.9% 14.2% 100.0%
Perdidos 1,861 72.4%
Total 2,572 100%
El 27,8% de los encuestados consumidores de alcohol han utilizado la
sustancia en situaciones potencialmente peligrosas (manejar vehículo
o en el trabajo). Se observa también que la frecuencia de consumo de
alcohol en situaciones potencialmente peligrosas incrementa a medida
que aumenta el puntaje del CAGE (Cuadro 15 y Gráfico 5).
116
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
0 1 2 3 4
Puntaje CAGE
NO
SI
Gráfico 5. Puntaje CAGE según frecuencia de consumo de alcohol
Cuadro 15. Consumo de alcohol en situaciones peligrosas
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Si 581 22.6% 27.8% 27.8%
No 1,512 58.8% 72.2% 100.0%
Perdidos 479 18.6%
Total 2,572 100%
El 14,3% relató como principal problema debido al consumo de
alcohol los de tipo familiar (Cuadro 16). Al relacionar el puntaje del
CAGE con la frecuencia relativa de las dos variables descritas
anteriormente, se encontró que la presencia de problemas de
diferente tipo incrementó a medida que aumentaba el puntaje del
CAGE (Gráfico 6).
117
0%
20%
40%
60%
80%
100%
0 1 2 3 4
Otros
Físicos
Legales
Familiares
Interpersonales
Sexuales
Académicos
Laborales
Psicológicos
Ninguno
Gráfico 6. Puntaje según CAGE
Cuadro 16. Principal tipo de problema por el consumo de alcohol
118
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Ningún problema 951 42.8% 56.3% 56.3%
Psicológicos 108 4.9% 6.4% 62.7%
Laborales 25 1.1% 1.5% 64.1%
Académicos 20 0.9% 1.2% 65.3%
Sexuales 15 0.7% 0.9% 66.2%
Intrapersonales 114 5.1% 6.7% 73.0%
Familiares 242 10.9% 14.3% 87.3%
Legales 13 0.6% 0.8% 88.0%
Físicos 123 5.5% 7.3% 95.3%
O tros 79 3.6% 4.7% 100.0%
Perdidos 530 23.9%
Total 2,220 100%
El 7,3% (n=178) de los encuestados manifestó haber tenido
accidentes de transito como conductores o peatones bajo los efectos
del alcohol y/o otras drogas (Cuadro 17). El riesgo de accidente se
incrementa en forma de dosis respuesta al incrementar el puntaje del
CAGE -p= 0,000- (Gráfico 7).
119
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
0 1 2 3 4
Puntaje CAGE
NO
SI
Gráfico 7. Puntaje CAGE
Cuadro 17. Accidentes de tránsito como conductor o peatón bajo el
efecto de drogas
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Si 178 6.9% 7.3% 7.3%
No 2,259 87.8% 92.7% 100.0%
Perdidos 135 5.2%
Total 2,572 100%
El 17,8% (n=431) dijo haber tenido conflictos con familiares y/o
amigos estando bajo el efecto del alcohol y/o drogas (Cuadro 18).
Cuadro 18. Conflictos con familiares y/o amigos bajo el efecto de
alcohol u otras drogas
120
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Si 431 16.8% 17.8% 17.8%
No 1,986 77.2% 82.2% 100.0%
Perdidos 155 6.0%
Total 2,572 100%
Al comparar la frecuencia de presentación de una salud mala o regular
en el último mes entre los consumidores de alcohol hasta la
embriaguez y los que no tienen este patrón de consumo, se encontró
una asociación estadísticamente significativa (p= 0,021) (Cuadros 19 y
20).
Cuadro 19. Consumo hasta embriaguez y percepción del estado de
salud en el último mes
ConsumoM ala
Salud
Buena
SaludTotal Porcentaje
No 261 737 998 44.3%
Si 276 980 1,256 55.7%
Total 537 1,717 2,254 100.0%
Cuadro 20. Chi-cuadrado para asociación entre consumo hasta la
embriaguez y percepción del estado de salud en el último mes
121
Value dfAsymp. Sig.
(2-sided)
Exact Sig.
(2-sided)
Exact Sig.
(1-sided)
Pearson Chi-square 5.348 (b) 1 0.021
Continuity Correction (a) 5.121 1 0.024
Likelhood ratio 5.329 1 0.021
Fisher's Exact Test 0.022 0.012
linear-by-linear Association 5.346 1 0.021
N of valid Cases 2254
(a) Computed only for 2x2 table(b) 0 cells (.0% ) have expected count less than 5. The minimum expected countis 237.77
El 1,1% de los encuestados manifestó que siempre acompaña sus
experiencias sexuales del consumo de alcohol y el 3,6% dijo hacerlo
con frecuencia. Esta práctica de riesgo es asumida “a veces” por el
35,9% de los encuestados. Es decir que el 40,7% tiene o ha tenido
relaciones sexuales bajo efectos del alcohol (Cuadro 21).
Cuadro 21. Acompañamiento de relaciones sexuales con alcohol
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
No ha tenido 256 10.0% 10.7% 10.7%
Siempre 27 1.0% 1.1% 11.8%
Frecuentemente 87 3.4% 3.6% 15.4%
A veces 860 33.4% 35.9% 51.4%
Nunca 1,165 45.3% 48.6% 100.0%
Perdidos 177 6.9%
Total 2,572 100%
Se encontró, al relacionar el consumo de alcohol con el consumo de
otras sustancias psicoactivas que el 9,6% de los que han consumido
alcohol, también consumían otros psicoactivos en comparación con
los no consumidores de alcohol, entre los cuales el 1,4% consumían
122
otros psicoactivos (Cuadro 22). Los estadísticos aplicados a la Tabla
arrojaron una asociación positiva al 0,00 (valor de p).
Cuadro 22. Global consumo alcohol en la vida y global ilícitas en la
vida
No % Si %
Si 204 98.6% 3 1.4% 207 9.1%
No 1,868 90.4% 198 9.6% 2,066 90.9%
Total 2,072 91.2% 201 8.8% 2,273 100.0%
Global ilícitas vidaGlobal consumo
Alcohol vidaTotal %
Al comparar la prevalencia de consumo de drogas ilícitas entre
personas que consumen alcohol hasta la embriaguez con los
consumidores de alcohol con otros patrónes de consumo (Cuadro 23),
se encuentra que esta prevalencia es aproximadamente 3,5 veces
mayor (12,7% vs. 3,4%), siendo esta diferencia estadísticamente
significativa (p menor de 0,05).
Cuadro 23. Consumo hasta embriaguez y global de consumo de
drogas ilícitas en la vida
No % Si %
No 971 96.6% 34 3.4% 1,005 44.6%
Si 1,091 87.3% 158 12.7% 1,249 55.4%
Total 2,062 91.5% 192 8.5% 2,254 100.0%
Global ilícitas vidaGlobal consumo
hasta embriaguezTotal %
123
Se observa que el consumo de alcohol hasta la embriaguez es
proporcionalmente mayor en el sexo masculino, siendo la relación
aproximadamente de 2 :1.
Cuadro 24. Consumo hasta embriaguez según sexo
No % Si %
M asculino 336 27.9% 869 72.1% 1,205 52.3%
Femenino 680 61.9% 419 38.1% 1,099 47.7%
Total 1,016 44.1% 1,288 55.9% 2,304 100.0%
Consumo hasta EmbriaguezSexo Total %
En cuanto al consumo global de alcohol (que incluye consumo hasta
emborracharse o sin emborracharse), se observa una diferencia
significativa entre los porcentajes de consumo entre hombres y
mujeres (p menor de 0,05), pero la razón es de 1,2.
Cuadro 25. Consumo global de alcohol en la vida según sexo
No % Si %
M asculino 66 5.2% 1,197 94.8% 1,263 52.6%
Femenino 135 11.9% 1,003 88.1% 1,138 47.4%
Total 201 8.4% 2,200 91.6% 2,401 100.0%
Consumo alcohol en la vidaSexo Total %
Al relacionar el consumo de alcohol sin emborracharse y hasta la
embriaguez y el consumo de drogas ilícitas con los semestre cursados
(Gráfico 8; Cuadro 26), se encontró asociación estadísticamente
significativa entre el aumento del consumo de alcohol hasta la
124
embriaguez y el incremento del consumo de drogas ilícitas a medida
que trascurren los semestres (p menor a 0,05).
0
20
40
60
80
100
120
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Semestres
Porcen
Alcohol
Embriaguez
Ilícitas
Gráfico 8. Consumo de alcohol y sustancias ilícitas por semestre.
Cuadro 26 Consuno hasta embriaguez y global de consumo de
drogas ilicitas en la vida
No % Si %
No 971 96.6% 34 3.4% 1,005 44.6%
Si 1,091 87.3% 158 12.7% 1,249 55.4%
Total 2,062 91.5% 192 8.5% 2,254 100.0%
Consumo hasta embriguezSexo Total %
125
En cuanto al índice CAGE de alcoholismo, se encontró que el
porcentaje de encuestados clasificados como de alto riesgo de
alcoholismo y como alcohólicos fue de 12% para cada una de las dos
categorias. Además, por género, el tener alto riesgo para alcoholismo
o ser alcohólico tuvo una razon hombre-mujer de 1. Finalmente, al
comparar el índice CAGE para esta dos categorias por grupos de
edad, se observa que graficamente hay una distribucion en “ U” ,
siendo mayor el porcentaje de alcohólicos en los grupos de edad
intermedios ( 20 a 24 años, 25 a 29 años y 30 a 37 años) y el de alto
riesgo para alcoholismo en los grupos extremos de la distribucion, es
decir de 16 a 19 años y de 38 a 50 años (Gráficos 9 y 10).
No alcohólico76%
Alcohólico12%
Alto riesgo12%
Gráfico 9. Indice CAGE de Alcoholismo
126
0%
20%
40%
60%
80%
100%
M asculino Femenino
Género
Porcen
Alto riesgo Alcohólico
Gráfico 10. Indice CAGE de alcoholismo por Género
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
16 a 19 20 a 24 25 a 29 30 a 37 38 a 50
Grupos de edad
Porcent
Alto riesgo Alcohólico
Gráfico 11. Indices CAGE por grupos de edad
127
En cuanto a la exploracion de factores asociados con el consumo de
alcohol, resultaron estadisticamente significativos los que se observan
en el Cuadro 27.
Cuadro 27. Factores de riesgo para consumo de alcohol
Factores de Riesgo n % P P
(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume alcohol o fuma 1159 54.08 0.00 0.00 3.31 2.4 4.6
El mejor amigo consume sustancias ilicitas 133 6.21 0.03 0.03 2.6 1.1 6.4
sexo M asculino 1197 54.41 0.00 0.00 2.44 1.8 3.3
Un hermano o familiar cercano consumealcohol o fuma
1146 52.67 0.00 0.00 1.94 1.4 2.6
Consumo de marhiuana 130 6.18 0.00 0.00 1.11 1.1 1.1
EstadisticosR.D.
Cigarrillo
En el estudio se detectó que el 28,6% (n=722/2527) de los
encuestados fuma actualmente y que el 51% (n=1290) ha fumado
alguna vez en la vida (Cuadro 28). El índice de abstención fue del
49% y el índice de exconsumo del 13,1% (n=332).
Cuadro 28 Distribucion de prevalencias de consumo de tabaco
128
Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
Nunca Fumó 1,237 48.1% 49.0% 49.0%
Haceunaño o masno fuma
332 12.9% 13.1% 62.1%
Hace menosde unaño no fuma
236 9.2% 9.3% 71.4%
Actualmente fuma 722 28.1% 28.6% 100.0%
Total 2,567 98.3% 100.0%
Perdidos 45 1.7%
Total 45 1.7%
Total 2,572 100%
El 39,7% (n=284/716) de las mujeres fuma actualmente y el 60,3%
de los hombres lo hace. Esta diferencia es significativa con una razón
hombre: mujer de 1,5 (Cuadro 29).
Cuadro 29. Distribucion de consumo de tabaco según sexo
M asculino Femenino
Nunca 525 697 1,222
% 40.4% 58.1% 78.8%
Hace un año o mas 209 119 328
% 16.1% 9.9% 21.2%
Hace menos de un año 133 100 233
% 10.2% 8.3% 18.6%
Actualmente no fuma 432 284 716
% 33.3% 23.7% 56.9%
Total 1,299 1,200 1,550
% 83.8% 77.4% 100.0%
Consumo de tabaco TotalSexo
129
En cuanto a la cantidad de cigarrillos fumados por día, el 7,9%
(53/675) de los fumadores consume más de 10 cigarrillos diarios
(Cuadro 30).
Cuadro 30. Cantidad de cigarrillos fumados por dia
Valor Frecuencia PorcentajePorcentaje
Válido
Porcentaje
Acumulado
de 1 a 5 508 19.8% 75.3% 75.3%
de 6 a 10 114 4.4% 16.8% 92.1%
de 11 a 20 43 1.7% 6.4% 98.5%
M as de 20 10 0.4% 1.5% 100.0%
Total 675 26.2% 100.0%
Perdidos 1,897 73.8%
Total 2,572 100%
En cuanto a la relación entre el consumo de cigarrillo y el consumo de
otras sustancias psicoactivas, resultó estadísticamente lo que aparece
en el Cuadro 31.
Cuadro 31. Consumo de cigarrillo como factor de riesgo para consumo
de otras sustancias
130
P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
Cocaína 70 94,59 0,00 0,00 17,33 6,30 47,62
M arihuana 120 93,02 0,00 0,00 13,62 6,88 26,95
Basuco 26 92,86 0,00 0,00 12,46 2,95 52,61
Alcohol 1206 55,09 0,00 0,00 4,91 3,45 6,98
Pastillas para dormir 55 75,34 0,00 0,00 2,96 1,73 5,07
Pastillas para quitar el sueño 32 72,73 0,00 0,01 2,55 1,30 4,97
Pastillas para calmar nervios 66 62,86 0,01 0,02 1,63 1,09 2,44
Éxtasis 22 70,97 0,02 0,03 1,32 1,06 5,07
Factores de RiesgoEstadisticos
R.D.n %
En cuanto a factores asociados con el consumo de cigarrillo,
resultaron estadísticamente significativos los que aparecen en el
Cuadro 32.
Cuadro 32. Factores de riesgo paar el consumo de cigarrillo
P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 104 8.37 0 0 3.01 2.04 4.54
El mejor amigo consume alcohol o fuma 780 62.65 0 0 2.71 2.3 3.19
Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas
100 7.93 0.03 0.03 1.43 1.04 4.97
Un hermano o familiar cercano consume alcohol o fuma
677 53.65 0 0 1.27 1.09 1.49
Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el sueño
39 3.11 0.03 0.03 0.63 0.41 0.95
EstadisticosR.D.
Factores de Riesgon %
Drogas ilícitas
131
El consumo global de drogas ilícitas registró una proporción de
prevalencia de vida de 8,8% (202/2283); el 4,9% (n=112), las utilizó en
el último año; el 2,8% (n=64)en el último mes.
En cuanto a factores asociados con el consumo, resultaron
estadísticamente significativos los del Cuadro 33.
Cuadro 33. Factores de riesgo para el consumo de drogas ilicitas
P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 51 26.42 0 0 8.48 5.75 12.52
Consumir alcohol 198 98.51 0 0 7.28 2.28 22.75
Consumir cigarrillo 170 85.85 0 0 6.47 4.3 9.74
Un hermano o familiar cercano consumesustancias ilícitas
38 19.39 0 0 3.95 2.64 5.89
El mejor amigo consume alcohol o fuma 139 72.4 0 0 2.69 1.94 3.74
sexo masculino 142 71.71 0 0 2.49 1.81 3.43
Un hermano o familiar cercano consumealcohol o fuma
120 60.91 0.01 0 1.54 1.14 2.01
Factores de RiesgoEstadisticos
R.D.n %
Marihuana
La marihuana registró una proporción de prevalencia de vida de 5.6%
(131/2326); el 2.7%(n=62) la ha utilizado en el último año; el 1.5%
(n=34) en el último mes y 0.9%(n=22) en la última semana. La
proporción de uso de marihuana en hombres durante el último mes es
2,8 veces mayor que la encontrada en mujeres. De cada 100
encuestados 77 nunca han utilizado esta sustancia (Cuadro 34).
Cuadro 34. Prevalencias de consumo de marihuana segun sexo
132
M asculino Femenino
Semana pasada 18 4 22
% 1.5% 0.4% 1.0%
Ultimo M es 7 5 12
% 0.6% 0.5% 0.5%
Últimos 12 meses 21 7 28
% 1.8% 0.6% 2.4%
Hace un año o más no usa 53 15 68
% 5.6% 1.5% 7.0%
Solo una vez 144 59 203
% 15.1% 5.8% 20.9%
Nunca la uso 954 1012 1966
% 79.7% 91.8% 171.5%
Total 1,197 1,102 2,299
% 52.1% 47.9% 100.0%
Consumo TotalSexo
En cuanto a factores asociados con el consumo de marihuana,
resultaron estadísticamente significativos los del Cuadro 35.
Cuadro 35 Factores de riesgo para el consumo de Marihuana
Factores de Riesgon % P P
(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 42 33.33 0 0 11.19 7.3 17.1Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 29 22.83 0 0 4.59 2.9 7.21
El mejor amigo consume alcohol o fuma 94 74.6 0 0 2.94 2 4.42
Estadisticos
R.D.
Inhalables
En cuanto al consumo de inhalables, a pesar de que su consumo es
más frecuente en los niños de la calle, la población encuestada
133
reportó una prevalencia de vida del 0.8% ( 19/2306), de estos el
66,7% eran hombres (Cuadros 12 y 36).
Cuadro 36. Consumo de inhalables según sexo
Ultimo
día
Ultima
semana
Ultimo
mes
Ultimo
año
M ás de
un añoNunca Total
Hombre 2 2 2 6 7 1165 1184
% 16.9% 16.9% 16.9% 50.7% 59.1% 98.4% 100%
M ujer 2 1 3 7 1084 1097
% 18.2% 9.1% 27.3% 63.8% 98.8% 100%
Total 4 3 2 9 14 2249 2281
% 17.5% 13.2% 8.8% 39.5% 61.4% 98.6% 100%
En cuanto a factores asociados con el consumo de inhalables,
resultaron estadísticamente significativos los del cuadro 37.
Cuadro 37. Factores de riesgo para el consumo de inhalantes
Factores de Riesgon % P P
(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 4 22.22 0.02 0 4.77 1.6 17.7Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 4 26.67 0.04 0.01 3.71 1.2 11.3
El mejor amigo consume alcohol o fuma 13 72.22 0.09 0.07 2.49 0.9 7.01
Estadisticos
R.D.
Cocaína
Como se observa en el Cuadro 38, la cocaína tuvo una prevalencia en
el último año de 1,3% (n=30/2316). La prevalencia de vida alcanzó el
134
3,3% (n=77), siendo mayor para el sexo masculino con el 74,7%
(n=56/75).
Cuadro 38. Prevalencias de consumo de cocaina segun sexo
M asculino Femenino
Semana pasada 9 1 10
% 0.8% 0.1% 0.4%
Ultimo M es 6 3 9
% 0.5% 0.3% 0.4%
Últimos 12 meses 6 5 11
% 0.5% 0.5% 0.5%
Hace un año o más no usa 35 10 45
% 2.9% 0.9% 2.0%
Solo una vez 51 13 64
% 4.3% 1.2% 2.8%
Nunca la uso 1085 1067 2152
% 91.0% 97.1% 93.9%
Total 1,192 1,099 2,291
% 52.0% 48.0% 100.0%
Consumo TotalSexo
En cuanto a factores asociados con el consumo de cocaína,
resultaron estadísticamente significativos los del Cuadro 39.
Cuadro 39. Factores de riesgo para el consumo de cocaina
135
Factores de Riesgon % P P
(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 19 27.14 0.00 0 6.91 4 12.1Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 14 19.18 0.00 0 3.82 1.9 6.28
El mejor amigo consume alcohol o fuma 49 71.01 0.01 0 2.38 1.4 4.03
Estadisticos
R.D.
Bazuco
Durante el año previo a la aplicación de la encuesta, el 0,4%
(n=9/2308) consumió bazuco (Cuadro 40).
Cuadro 40. Prevalencia de consumo de bazuco segun sexo
M asculino Femenino
Semana pasada 2 1 3
% 0.2% 0.1% 0.1%
Ultimo M es 2 2
% 0.2% 0.0% 0.1%
Últimos 12 meses 3 1 4
% 0.3% 0.1% 0.2%
Hace un año o más no usa 18 2 20
% 1.5% 0.2% 0.9%
Solo una vez 38 15 53
% 3.2% 1.4% 2.3%
Nunca la uso 1123 1078 2201
% 94.7% 98.3% 96.4%
Total 1,186 1,097 2,283
% 51.9% 48.1% 100.0%
Consumo TotalSexo
En cuanto a factores asociados con el consumo de bazuco,
resultaron estadísticamente significativos los siguientes (Cuadro 41):
136
Cuadro 41. Factores de riesgo para el consumo de bazuco
Factores de Riesgon % P P
(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 10 38.46 0.000 0 10.88 4.8 24.5Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 3 10.71 0.02 0 5.8 1.7 19.9
El mejor amigo consume alcohol o fuma 6 22.22 0.01 0 4.02 1.6 10.1
Estadisticos
R.D.
Tranquilizantes menores (pastillas para dormir y para calmar los
nervios)
El 4,6% (n=106/2309) reportó haber utilizado en algún momento de su
vida pastillas para calmar los nervios y el 3,2% (75/2308), manifestó
haber utilizado pastillas para dormir. Llamó la atención que el grupo de
sustancias cuya presentación es en pastillas tienen indicadores de
prevalencia mayores para el sexo femenino (Cuadros 42 y 43).
Cuadro 42. Pastillas para calmar los nervios según sexo
Ultimo
día
Ultima
semana
Ultimo
mes
Ultimo
año
M ás de
un añoNunca Total
Hombre 6 6 11 16 26 1121 1186
% 0.5% 0.5% 0.9% 1.3% 2.2% 94.5% 100.0%
M ujer 4 9 19 33 42 991 1098
% 0.4% 0.8% 1.7% 3.0% 3.8% 90.3% 100.0%
Total 10 15 30 49 68 2112 2284
% 0.4% 0.7% 1.3% 2.1% 3.0% 92.5% 100.0%
Cuadro 43. Pastillas para dormir según sexo
137
Ultimo
día
Ultima
semana
Ultimo
mes
Ultimo
año
M ás de
un añoNunca Total
Hombre 1 3 11 18 26 1127 1186
% 0.1% 0.3% 0.9% 1.5% 2.2% 95.0% 100.0%
M ujer 6 7 9 20 23 1032 1097
% 0.5% 0.6% 0.8% 1.8% 2.1% 94.1% 100.0%
Total 7 10 20 38 49 2159 2283
% 0.3% 0.4% 0.9% 1.7% 2.1% 94.6% 100.0%
En cuanto a factores asociados con el consumo de pastillas para
dormir y para calmar los nervios, resultaron estadísticamente
significativos los del Cuadro 45 :
Cuadro 44. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para
dormir
Factores de Riesgo n % P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
Elmejoramigo consume pastillas para calmarlosnervio y/o quitar el sueño 8 10.81 0.000 0 6.47 2.9 14.4
Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 9 12.5 0.00 0 3.84 1.8 8
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 10 13.7 0.01 0 2.72 1.4 5.44
EstadisticosR.D.
Cuadro 45. Factores de riesgo para el consumo de pastillas para
calmar los nervios
138
Factores de Riesgo n % P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
Elmejoramigo consume pastillas para calmarlosnervio y/o quitar el sueño 11 10.89 0.00 0 6.97 3.4 14.1
Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 12 12.24 0 0 3.85 2 7.36
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 13 13.13 0.01 0 2.63 1.4 4.86
Un hermano o familiarcercano consume alcoholofuma 66 64.08 0.01 0.01 1.75 1.2 2.64
EstadisticosR.D.
Anfetaminas y drogas similares (pastillas para quitar el sueño)
En cuanto al consumo de anfetaminas y drogas similares se encontró
una prevalencia anual de 1,3% (n=29/2308), del cual el 48% son
hombres (n=13/27). La prevalencia de vida fue de 1,9% y el índice de
abstención de 96,8% (Cuadro 46).
Cuadro 46. Anfetaminas y drogas similares según sexo
Ultimo
día
Ultima
semana
Ultimo
mes
Ultimo
año
M ás de
un añoNunca Total
Hombre 1 4 8 9 16 1147 1185
% 0.1% 0.3% 0.7% 0.8% 1.4% 96.8% 100.0%
M ujer 3 3 8 7 14 1063 1098
% 0.3% 0.3% 0.7% 0.6% 1.3% 96.8% 100.0%
Total 4 7 16 16 30 2210 2283
% 0.2% 0.3% 0.7% 0.7% 1.3% 96.8% 100.0%
En cuanto a factores asociados con el consumo de pastillas para
quitar el sueño, resultaron estadísticamente significativos los del
Cuadro 47:
139
Cuadro 47. Factores de riesgo para el consumo de anfetaminas
(Pastillas para quitar el sueño)
Factores de Riesgo n % P P(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
Elmejoramigo consume pastillaspara calmarlosnervio y/o quitar el sueño 9 20.45 0.000 0 14.28 6.43 31.7
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 9 20.93 0.00 0 4.57 2.14 9.75
Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 6 13.33 0.01 0 4.08 1.68 9.91
Un hermano o familiarcercano consume sustanciasilícitas 7 15.56 0.03 0.02 2.59 1.34 5.90
El mejor amigo consume alcohol o fuma 30 71.43 0.01 0 2.41 1.23 4.73
EstadisticosR.D.
Heroína
Con respecto a la heroína, se encontró una prevalencia anual de 0.2%
( n=4/2305) y en este indicador los usuarios pertenecian en su mayor
parte al sexo masculino (Cuadro 49). La prevalencia a lo largo de la
vida fue de 0.5% (n=11).
Cuadro 48. Prevalencias de consumo de Heroina segun sexo
140
M asculino Femenino
Semana pasada 1 1 2
% 0.1% 0.1% 0.1%
Ultimo M es 1 1
% 0.1% 0.0% 0.0%
Últimos 12 meses 1 1
% 0.1% 0.0% 0.0%
Hace un año o más no usa 6 1 7
% 0.5% 0.1% 0.3%
Solo una vez 7 4 11
% 0.6% 0.4% 0.5%
Nunca la uso 1168 1090 2258
% 98.6% 99.5% 99.0%
Total 1,184 1,096 2,280
% 51.9% 48.1% 100.0%
Consumo TotalSexo
En cuanto a factores asociados con el consumo de Heroína,
resultaron estadísticamente significativos los del Cuadro 49.
Cuadro 49. Factores de riesgo para el consumo de Heroina
Factores de Riesgon % P P
(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 5 50 0 0 17.07 4.88 59.73
Unhermanoofamiliarcercanoconsumesustanciasilícitas 3 27.27 0.030 0.01 5.20 1.37 19.80
Estadisticos
R.D.
Éxtasis
En cuanto al consumo de éxtasis, se encontró una prevalencia en el
último año de 0,9% (20/2273). La prevalencia de vida fue del 1,5%,
141
siendo mayor para el sexo masculino. El 97,8% de los estudiantes
relató no haberlo consumido nunca.
Cuadro 50. Consumo de éxtasis según sexo
Ultimo
día
Ultima
semana
Ultimo
mes
Ultimo
año
M ás de
un añoNunca Total
Hombre 1 4 8 9 16 1147 1185
% 0.1% 0.3% 0.7% 0.8% 1.4% 96.8% 100.0%
M ujer 3 3 8 7 14 1063 1098
% 0.3% 0.3% 0.7% 0.6% 1.3% 96.8% 100.0%
Total 4 7 16 16 30 2210 2283
% 0.2% 0.3% 0.7% 0.7% 1.3% 96.8% 100.0%
En cuanto a factores asociados con el consumo de éxtasis, resultaron
estadísticamente significativos los del Cuadro 51
Cuadro 51. Factores de riesgo para el consumo de Extasis
Factores de Riesgon % P P
(Asociacion) (Correlacion) valor L.I. L.S.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas 11 34.38 0 0 9.2 4.3 19.5
Un hermano o familiarcercano consume pastillaspara calmar los nervios y/o quitar el sueño 6 18.18 0.000 0 6 2.4 14.9
Elmejoramigo consume pastillaspara calmarlosnervios y/o quitar el sueño 3 9.09 0.03 0.01 4.86 1.43 16.4
Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilíc 6 18.75 0.02 0.01 3.24 1.31 7.99
Estadisticos
R.D.
Al comparar los diferentes indicadores de prevalencia (última semana,
último mes, último año y durante la vida), de las sustancias
142
estudiadas, puede apreciarse que el éxtasis ocupa el segundo lugar
en el “consumo reciente” del último mes (Gráfico 12).
0
20
40
60
80
100
120
VIDAANUAL ÚLTIM O M ES ÚLTIM A SEM ANA
Alcohol
Éxtasis
M arihuana
Cocaína
Anfetaminas
Basuco
Tranquilizantes
Gráfico 12. Prevalencias de consumo de algunas sustancias
Percepción del consumo de sustancias
En cuanto al nivel de gravedad del consumo de drogas ilícitas en la
institución educativa, llama la atención que casi el 50% de los
encuestados considera que no existen problemas de consumo en su
centro educativo (Cuadro 52).
Cuadro 52. Percepción del problema de la gravedad del problema de
consumo de drogas ilegales en su centro educativo
143
Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido
Porcentaje Acumulado
M uy grave 208 8.09% 8.4% 8.4%
Grave 217 8.44% 8.8% 17.2%
Poco grave 825 32.08% 33.4% 50.6%
No existe 1220 47.43% 49.4% 100.0%
Total 2470 96.03% 100.0%
Perdidos 102 3.97%
Total 2572 100.00%
En cuanto a la percepción de la gravedad del consumo de alcohol en
la institución, llma la atención que el 78,7% de los encuestados
respondió que el problema era poco grave o no existía (Cuadro 53).
Cuadro 53. Percepción del problema de la gravedad del problema de
consumo de alcohol en su centro educativo
Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido
Porcentaje Acumulado
M uy grave 210 8.16% 8.2% 8.2%
Grave 591 22.98% 23.1% 31.3%
Poco grave 1392 54.12% 54.4% 85.6%
No existe 368 14.31% 14.4% 100.0%
Total 2561 99.57% 100.0%
Perdidos 11 0.43%
Total 2572 100.00%
En lo que corresponde a los motivos principales que adujeron los
estudiantes para no haber consumido bebidas alcohólicas u otras
144
drogas, el 48% respondió no haber sentido la necesidad de consumir
y el 37,89%, dijo conocer los daños que produce (Cuadro 54).
Cuadro 54. Razones por las cuales los estudiantes no han consumido
alcohol u otras drogas
Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido
Porcentaje Acumulado
Por salud 54 2.10% 4.6% 4.6%
Evitar problemas familiares 9 0.35% 0.8% 5.3%
No ha sentido necesidad 580 22.55% 48.9% 54.3%
Conoce daños que produce 449 17.46% 37.9% 92.2%
O tros 93 3.62% 7.8% 100.0%
Perdidos 1387 53.93%
Total 2572 100.00%
Los motivos principales que informaron los estudiantes para haber
consumido o estar consumiendo bebidas alcohólicas u otras drogas
tienen que ver con la posibilidad de relacionarse mejor (25,2%), y
experimentar las sensaciones que producen las sustancias (Cuadro
55).
Cuadro 55. Razones por las cuales los estudiantes consumen o han
consumido alcohol u otras drogas
145
Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido
Porcentaje Acumulado
Relacionarse mejor 362 14.07% 25.2% 25.2%
Ser más productivo 6 0.23% 0.4% 25.6%
Sentir las sensaciones que da 308 11.98% 21.4% 47.0%
Escapar de la realidad 53 2.06% 3.7% 50.7%
Problemas familiares 21 0.82% 1.5% 52.2%
Problemas afectivos 63 2.45% 4.4% 56.5%
Enfrentar la soledad 46 1.79% 3.2% 59.7%
No ha podido dejarlas 14 0.54% 1.0% 60.7%
Ser aceptado por el grupo 93 3.62% 6.5% 67.2%
O tros 472 18.35% 32.8% 100.0%
Perdidos 1134 44.09%
Total 2572 100.00%
Con relación a las razones por las cuales los estudiantes continúan
consumiendo bebidas alcohólicas u otras sustancias, se confirman los
porcentajes de la variable anterior (Cuadro 56).
Cuadro 56. Razones por las cuales los estudiantes continúan
consumiendo alcohol u otras drogas
146
Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido
Porcentaje Acumulado
Relacionarse mejor 307 11.94% 29.2% 29.2%
Ser más productivo 4 0.16% 0.4% 29.6%
Sentir las sensaciones que da 92 3.58% 8.7% 38.3%
Escapar de la realidad 42 1.63% 4.0% 42.3%
Problemas familiares 17 0.66% 1.6% 43.9%
Problemas afectivos 37 1.44% 3.5% 47.4%
Enfrentar la soledad 43 1.67% 4.1% 51.5%
No ha podido dejarlas 44 1.71% 4.2% 55.7%
Ser aceptado por el grupo 58 2.26% 5.5% 61.2%
O tros 408 15.86% 38.8% 100.0%
Perdidos 1520 59.10%
Total 2572 100.00%
A la pregunta sobre el tipo de institución que consultarían si sintieran
dificultades por el consumo de alcohol y otras drogas, el 35,1%
respondió que asistiría a entidades privadas. Resulta llamativo que el
18,7% reportó que no asistiría a ninguna entidad (Cuadro 57) y la baja
credibilidad en las entidades públicas (8,3%).
Cuadro 57. Tipo de institución donde buscarían ayuda
Frecuencia PorcentajePorcentaje Válido
Porcentaje Acumulado
Servicio de atención universitaria 252 9.80% 12.7% 12.7%
Institución privada 696 27.06% 35.1% 47.8%
Institución pública 164 6.38% 8.3% 56.0%
Institución religiosa 251 9.76% 12.6% 68.7%
Ninguna institución 371 14.42% 18.7% 87.4%
No conoce instituciones de ayuda 251 9.76% 12.6% 100.0%
Perdidos 587 22.82%
Total 2572 100.00%
147
Discusión
Antes de desarrollar la discusión, es importante hacer varias
aclaraciones: La primera es que las estimaciones que se obtienen
con la muestra, siempre tendrán una variabilidad dada por el
muestreo, y las diferencias que se encuentran se deben en parte a
dicha variabilidad. La forma de medir dicha variabilidad es con el error
de muestreo, indispensable de calcular y analizar siempre que se
tome una muestra probabilística.
La segunda, es que a pesar del control realizado en todas las etapas
del estudio, éste presenta las limitaciones propias de toda encuesta
sobre este tema: el hecho de interrogar sobre el consumo de
sustancias, supone una subestimación del mismo.
La tercera, es que en le momento no se tienen otros estudios en
poblaciones similares de Santa Fe de Bogotá que permitan hacer un
analisis de la tendencia de los eventos estudiados, sin embargo, se
compararon los resultados del estudio con los hallazgos de otras
investigaciones realizadas en población general o en poblaciones
similares tales como los estudiantes de ensenanza secundaria o los
universitarios en general.
Teniendo en cuenta lo anterior, se discutirán los hallazgos más
importantes.
Consumo global de drogas ilícitas.
148
El consumo global de drogas ilícitas, definido como haber consumido
o estar consumiendo una o más sustancias psicoactivas ilegales es
importante porque permite dimensionar el problema en forma general.
El consumo de drogas ilícitas alguna vez en la vida en la población de
estudio fue similar al reportado por Rodríguez y cols. en 1996 en
población general colombiana y en población general de Santa Fe de
Bogotá ( 8.8% vs. 6.5% en población general colombiana y 8.9% en
población general de Bogotá) , y fue un poco menor que el informado
para población universitaria en el país (11.1%) (Rodríguez y
cols.,1996).
El consumo en el último año, de al menos una de estas sustancias,
fue 2 a 3 veces mayor en la población estudiada que en lo reportado
por Rodríguez y cols. para población general colombiana , de Santa
Fe de Bogotá y población universitaria del país en 1996 (4.9% vs.
1.6%., 2.1% y 2.2% respectivamente), lo cual esta acorde con lo
descrito en la literatura sobre, que la probabilidad de uso de drogas es
mayor cuando el nivel educativo se incrementa, sin embargo, es de
resaltar que entre los encuestados fue superior la prevalencia en el
último año que en estudiantes universitarios en general y esto puede
indicar que la población de estudio tiene un patrón en el cual el
consumo “actual” de sustancias ilegales es mayor ( Rodríguez y
cols.,1996; Kapplan y Sadock, 1995).
Bebidas alcohólicas
149
El consumo de bebidas alcohólicas presento los índices de
prevalencia mas altos de todas las sustancias estudiadas. La
prevalencia de vida fue 1.5 veces mayor que la encontrada en un
estudio de consumo de sustancias psicoactivas en estudiantes de 10 y
11 grado en el municipio de Marinilla-Antioquia- (Arango,1997) ; 1.1
veces mayor que la encontrada en poblacion general en Colombia en
1987 (Torres Et Murelle, 1987); y 1.2 veces mayor que la reportada
en población general de santa fe de Bogotá por la Unidad
Coordinadora de Prevención Integral de la Alcaldía Mayor en un
estudio de 1992 (91.4% vs. 75.6%) (Unidad Coordinadora de
Prevención Integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Al comparar la prevalencia de vida entre los encuestados con los
informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de
High School de Estados Unidos, se observa que igual que en
Colombia, el alcohol es también la sustancia de mayor consumo y
que en el período 1975-1985 la prevalencia de vida reportada fue en
promedio de 92.4%, lo cual es muy similar a la encontrada en la
población de estudio (National Institute on Drug Abuse. Monitoring the
Future Study,1996).
El consumo en el ultimo año (82.8%) fue en el presente estudio 1.5
veces mayor que en el estudio citado de estudiantes de secundaria;
1.2 veces mayor que la reportada por la Unidad Coordinadora de
Prevención Integral de la Alcaldia Mayor de santa Fe de Bogotá en
1992 en población general ( 66.6%) y semejante al reportado por
150
Rodríguez y cols., en 1996 en estudiantes universitarios del país
(Rodríguez, 1996).
Al comparar la prevalencia en el último año en la población estudiada
con los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes
de los grados octavo, decimo y duodécimo de High School de
Estados Unidos durante el período 1991-1996, se observa que la
prevalencia reportada fue 1.1 veces mayor que la prevalencia
promedio informada para el grado doce (National Institute on Drug
Abuse. Monitoring the Future Study,1996).
La prevalencia en el ultimo mes ( que se considera como el consumo
actual), tambien fue 1.5 veces mayor que la informada en
universitarios del pais por el estudio de Rodríguez y cols.; 1.7 veces
mayor que la reportada para poblacion general de Santa Fe de
Bogotá en el mismo estudio; 1.3 veces mayor que la prevalencia
promedio informada por el programa “Monitoreando el futuro” en
estudiantes de duodécimo grado de High School de Estados Unidos
durante el período 1991-1996 (69.1 vs. 54.1) ( Rodríguez y cols.,
1996; National Institute on Drug Abuse. Monitoring the Future
Study,1996).
El hecho de que las prevalencias descritas de consumo de bebidas
alcohólicas sea mayores en la poblacion de estudio con respecto a la
poblacion general de otras investigaciones, es consistente con lo
reportado en la literatura, en la cual se menciona que el consumo de
151
alcohol se incrementa con el nivel educativo.Sin embargo, llama la
atencion que en este subgrupo de poblacion (estudiantes de carreras
tecnicas y tecnologicas) los indicadores de prevalencia de consumo
son mayores que los calculados por los estudios realizados en
población universitaria en general y en población de Santa Fe de
Bogota, lo cual podría deberse a factores que determinan un patrón
de consumo diferente en este grupo de estudio (como por ejemplo, el
estrato socioeconomico) o a que el tiempo de duracion de la carrera
( en promedio 3 años, en contraposicion de las carreras profesionales
que duran en promedio 5 años) influye en la magnitud de los
indicadores calculados.
Al igual que lo encontrado en otros estudios, el consumo fue mayor en
hombres que en mujeres en todos los tipos de prevalencia calculados
(Arango,1997 ; Rodríguez, 1996 ; Torres, Galvis, 1993; Unidad
Coordinadora de prevención integral- Alcaldía Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995).
En el caso de la prevalencia de vida de consumo de bebidas
alcohólicas hasta la embriaguez entre los encuestados, esta fue
menor que la reportada en población general Colombiana en
1993(Torres, Galvis, 1993), este hallazgo también es consistente con
la literatura, en la cual se menciona que la prevalencia de “tomadores
pesados” es inversamente proporcional al grado de escolaridad
alcanzado( Warner, et al., 1995). Por otra parte, la razon hombre-
mujer en la prevalencia de vida de consumo de alcohol hasta la
152
embriaguez, en el presente estudio fue mayor que la encontrada en
poblacion general de 1993( 2:1 vs. 1:1), lo cual, podría explicarse por
la persistencia en la población encuestada de una cultura en la cual el
consumo de alcohol por el hombre es aceptado socialmente y todavia
mas cuando se trata de bebedores pesados, a diferencia de la mujer
con la cual existe menos permisividad social y familiar que se
comporta como un factor de proteccion ( Torres, Galvis, 1993).
Llama tambien la atencion que al relacionar el patrón de consumo
hasta la embriaguez con el numero de semestres cursados, se
presenta una tendencia al aumento que es estadisticamente
significativa y que padria explicarse tambien por el fenomeno de
permisibidad social.
El porcentaje importante de encuestados que llevan mas de cinco
años consumiendo bebidas alcohólicas sin emborracharse (24%) e
ingiriendo alcohol hasta la embriaguez (14.2%) ( a pesar de tratarse
de una poblacion en la cual predominan los adolescentes y los adultos
jovenes con un promedio de edad de 23 años y una moda de 20
años), podría estar relacionado con la edad de inicio del consumo, que
aunque no fue determinada en este estudio, se sabe por otros
trabajos similares, que se ubica entre los 12 y 17 años, con una mayor
incidencia en hombres y en estudiantes (Rodríguez, 1996; Unidad
Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995).
153
El índice de abstencion ( nunca haber usado la sustancia) en la
poblacion encuestada, fue mucho menor que en el estudio realizado
recientemente en estudiantes secundaria de 10 y 11 grado ( 7.3% vs.
25.5%), lo cual podria explicarse porque el inicio del consumo de
bebidas alcohólicas coincide por lo general con los ultimos años de
secundaria, de tal forma que cuando se ingresa a la universidad ya un
porcentaje importante de estudiantes vienen consumiendola
(Arango,1997; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
El hallazgo de que el 27.8% de los encuestados consumidores de
alcohol, utilice esta sustancia en situaciones potencialmente
peligrosas ( conducir vehiculo o en el trabajo), al igual que el hecho de
que este porcentaje aumente al incrementarse el puntaje del CAGE,
es consistente con los hallazgos de otros estudios en los cuales se
investigó la asociacion entre el consumo de bebidas alcohólicas,
violencia y accidentes. Igual sucede con la afirmacion de que el 7.3%
de los encuestados ha tenido accidentes de transito como
conductores o peatones bajo los efectos del alcohol y/o otras drogas y
con el incremento observado en forma de dosis-respuesta de estos
eventos al aumentar el puntaje del CAGE ( Rodríguez, 1996 ; Torres,
Galvis, 1993 ; scoppetta, O., 1997 ; Sierra, 1995 ; Torres y Velasquez,
1989 ; Kaye, 1974; Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, 1996; Torres de galvis, 1997).
154
Se encontró tambien asociacion estadisticamente significativa entre el
consumo de alcohol y problemas de tipo familiar, interpersonal, legal,
fisico, sexual, academico, laboral, psicologico y otros. Siendo los
principales los de tipo familiar. Tambien se encontró un aumento en
forma de dosis-respuesta en el porcentaje de personas con estos
problemas y el aumento del puntaje del CAGE. Todo lo anterior es
consistente con los hallazgos de otros estudios realizados en el país (
Rodríguez, 1996 ; Torres de Galvis, 1993; Torres de galvis, 1997 ).
El uso de alcohol en situaciones potencialmente riesgosas se refleja
tambien en el hecho de que el 40.7% de los encuestados ha tenido o
tiene relaciones sexuales bajo efectos del alcohol, lo cual es
preocupante por el riesgo de adquirir enfermedades de transmision
sexual ya que bajo el efecto de sustancias psicoactivas se descuidan
las medidas de proteccion.
La relacion entre el consumo de bebidas alcohólicas y el consumo de
drogas ilícitas entre los encuestados observada por una mayor
prevalencia de consumo de estas ultimas entre los consumidores de
alcohol, al igual que un patrón mucho mayor de consumo de drogas
ilícitas entre los consumidores “pesados de alcohol”( beber hasta
emborracharse), es consistente con lo encontrado en otros estudios
(Warner, 1995; National Institute on Drug Abuse. Monitoring the Future
Study,1996; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
155
En cuanto al índice CAGE, para las categorias de “alcohólico” y alto
riesgo de alcoholismo, se encontro un procentaje similar entre los
encuestados en la categoria de “alto riesgo de alcoholismo” al
informado en el estudio de Rodríguez y cols. de 1996(para poblacion
general de santa Fe de Bogota se calculo un 11.9% y para poblacion
universitaria del pais un 12.4%) y al del estudio Nacional de Torres
de Galvis ( 13% en población general de Santa Fe de Bogotá)
(Rodríguez, 1996; Torres de Galvis, 1997). Este porcentaje fue mayor
que el encontrado en el estudio Nacional sobre salud mental y
consumo de sustancias Psicoactivas de 1993, en el cual, el CAGE
para la categoría de alto riesgo de alcoholismo en poblacion general
fue de 9.6%( Torres de Galvis, 1993 ). Los datos anteriores hacen
pensar en un incremento en el número de personas clasificadas como
de alto riesgo de alcoholismo según el CAGE en población general.
El porcentaje de alcohólicos según el Cage para la poblacion de
estudio( 12%) fue mayor que el encontrado en el estudio de Rodríguez
y cols. y en el Estudio Nacional sobre salud Mental y consumo de
sustancias psicoactivas de 1993 : 7.2% en poblacion universitaria del
pais y 7.3% en la poblacion de Santa Fe de Bogota ; y 7.1% en
poblacion general respectivamente. Sin embargo, fue similar al
encontrado por Torres de Galvis en 1996, en población general de
Santa Fe de Bogotá (13%) (Rodríguez, 1996 ; Torres de Galvis, 1993;
Torres de Galvis, 1997 ). Los datos anteriores hacen pensar en un
156
incremento en el número de personas clasificadas como alcohólicas
según el CAGE en población general.
En cuanto al numero de encuestados clasificados en alto riesgo de
alcoholismo y alcoholismo, según género se encontro una razon
hombre-mujer de 3 a 1 , lo cual es consistente con los diferentes
estudios que muestran una mayor prevalencia de alcoholismo en
hombres, sin embargo, a diferencia de lo encontrado en el reciente
estudio de Rodríguez y cols. , la razon es mas estrecha( la razon en
el estudio Rodríguez fue de 4 a 1 para poblacion general ), lo cual
indica que en la poblacion de estudio, las mujeres estan acercandose
al patrón de consumo de los hombres y esto es consistente tambien
con los hallazgos de otros estudios en los cuales se observa un
tendencia a que la razon por género se estreche (Rodríguez, 1996 ;
Torres de Galvis, 1993 ). Esta explicacion sobre el patrón de
consumo en hombres y mujeres se refuerza al observar el porcentaje
de alcohólicos encontrado entre los encuestados de ambos grupos el
cual es exactamente igual.
Al comparar el índice CAGE para alto riesgo de alcoholismo y
alcoholismo según grupos de edad se encontró que el alcoholismo es
mayor en los grupos de edad definidos como “ intermedios” en el
estudio ( de 20 a 37 años), lo cual es consistente con el estudio de
Rodríguez y cols. de 1996, en el cual, el problema se presento con
mayor intensidad en el grupo de edad de 25 a 44 años en la poblacion
Colombiana (Rodríguez, 1996 ).
157
En cuanto a la exploracion de factores asociados con el consumo de
alcohol, al comparar los resultados con los hallazgos en estudiantes
de 10 y 11 grado de secundaria en 1996 en Marinilla( Antioquia), se
encuentró que el resultado es similar para los factores siguientes : el
mejor amigo consume alcohol o fuma, el mejor amigo consume
sustancias ilícitas, un hermano o familiar cercano consume alcohol o
fuma, el pertenecer al género masculino y el consumir marihuana. No
resultaron asociados factores que tenian que ver con las redes de
apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y
compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación
con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar
emociones en la familia , ni tampoco con el grado de satisfaccion con
las actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el
centro de estudios al cual pertenecian. Esta diferencia entre los dos
estudios puede deberse al tipo de poblacion encuestada, ya que los
estudiantes de 10 y 11 grado estan en una etapa del ciclo vital, en la
cual los factores de redes de apoyo social, de comunicación y
expresividad emocional son mas importantes ( Arango, 1997 ). Este
comportamiento de los factores asociados al consumo de alcohol,
tambien es consistente con lo informado por la Unidad Coordinadora
de Prevención Integral de la Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá
en población general en 1992 , que reportó en cuanto a la
percepción de la compañia con la cual se consume alcohol, que el
71.2% lo hacía con amigos o amigas, el 14.9% con compañeros de
trabajo, el 4.8% con el conyuge, compañero marital o novio y el 4.0%
158
con compañeros de estudio y que al incrementarse la edad se tedía a
considerar menos a los compañeros de estudio como importantes
para consumir alcohol ( 5.2% para 12 a 17 años y 3.0% para 35 a 45
años) (Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de
Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Cigarrillo
La prevalencia de vida del consumo de cigarrillo fue del 51%, lo cual
es similar a lo reportado en Estados Unidos en población general (
55%) y menor que el promedio reportado por el programa
“Monitoreando el futuro” en estudiantes de High School de Estados
Unidos en el cual, para el período 1975-1985 la prevalencia promedio
de vida fue de 72.3% ( Kozlowski,1993; Kaplan y Sadock, 1995;
American Psychiatric association, 1994; National Institute on Drug
Abuse Monitoring the Future Study,1996 ). Sin embargo, fue
aproximadamente 1.15 veces mayor que lo reportado para población
general en el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992 (
44.2%) y en el segundo estudio Nacional de Salud Mental y Consumo
de sustancias Psicoactivas ( 44.6%) y similar a lo informado por el
primer estudio epidemiologico de consumo de sustancias psicoactivos
de Santa Fe de Bogotá en 1988 (47.7%). Tambien fue 2 veces mayor
que lo informado por el estudio de Rodríguez y cols. en 1996, en el
cual se encontró una prevalencia de vida de 23.0% en población
universitaria Colombiana y 21.6% en población general de Santa Fe
159
de Bogotá y lo reportado en un estudio realizado en 1996 en
estudiantes de 10 y 11 grado de enseñanza secundaria de Marinilla-
Antioquia-, en el cual la prevalencia de vida fue de 21.5%. Con este
último estudio, tambien se presentaron diferencias notorias en el
índice de abstención, el cual fue 3.8 veces mayor en la población de
estudio ( 49% vs. 12.7%) (Torres de Galvis, 1997; Unidad
Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995; Rodríguez, 1996 ).
Comparando el porcentaje de encuestados que fuma actualmente (
prevalencias de último año y último mes) con lo reportado por otros
estudios en universitarios y en población general de Santa Fe de
Bogotá, se encontraron cifras similares ( 28.6% de consumo actual de
cigarrillo en la población de estudio vs 27.7% de prevalencia en el
último año en población universitaria de Santa Fe de Bogotá y 26% de
fumadores actuales en población general de Santa Fe de Bogotá) (
Rodríguez,1996; Torres de Galvis, 1997). Sin embargo, al hacer la
comparación con la prevalencia en el último año reportada para
población general en el primero y Segundo Estudios epidemiológicos
de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de
Bogotá en 1988 y 1992 el porcentaje de fumadores actuales fue
menor( 28.6% vs. 36.0% y 32.5% respectivamente), igual sucede al
comparar esta cifra con la prevalencia anual entre estudiantes de
colegio de tiempo completo en Estados Unidos durante 1994(37.6%) .
Mientras que fue 2.27 veces mayor que la prevalencia anual
160
reportada en estudiantes de secundaria de 10 y 11 grado de Marinilla-
Antioquia-(12.6%) (Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Arango, 1996; National
Survey Results on Drug abuse from the Monitoring the Future
Study,1994).
El índice de exconsumo en la población de estudio fue similar al
reportado en población general de Santa Fe de Bogotá por el
Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias
Psicoactivas ( 10.5%) y fue mayor que el encontrado en estudiantes
de enseñanza secundaria de Marinilla-Antioquia- ( 13.1% vs. 9.0%)
(Arango, 1996; Torres de Galvis, 1997).
Los resultados descritos en la prevalencia de vida y en el consumo
actual de cigarrillo, podrían explicarse por la forma como se hizo la
pregunta sobre el consumo de esta sustancia en la población
estudiada, en la cual se especificaron las siguientes respuestas:
“Nunca ha fumado”; “Hace 1 año o más que no fuma”; “Hace menos
de 1 año que no fuma”; y “actualmente fuma”. Estas respuestas no
permitieron calcular especificamente la prevalencia en la última
semana, en el último mes y en el último año. Sin embargo, los tres
tipos de prevalencia quedaron incluidos en la respuesta “actualmente
fuma” y esto pudo haber distorcionado el calculo de la prevalencia de
vida ( consumo en la última semana + consumo en el último mes +
consumo en el último año + Hace 1 año o más que no fuma).
161
Otra posible explicación para los resulatdos descritos es que en la
población de estudio se presenta un patrón diferente de consumo de
cigarrillo, en el cual por lo menos el 50% de los estudiantes ya ha
iniciado el consumo antes de ingresar a la universidad en una etapa
tan temprana como la pubertad-adolescencia, con un porcentaje
mayor de abandono durante la carrera que el encontrado en otros
estudios ( esto explicaría el índice de exconsumo reportado), hasta
alcanzar cifras de “consumo actual” similares a lo informado en los
estudios enunciados. Además, el alto índice de abstención ( casi del
50%) podría deberse al impacto de las campañas de prevención del
consumo de cigarrillo, no solo en Colombia sino en otros países del
mundo ( Kaplan y Sadock, 1995; Torres, Maya y Murelle, 1987).
En cuanto al consumo actual de cigarrillo en la población de estudio
según género, fue 1.4 veces mayor en hombres que en mujeres , lo
cual es consistente con el estudio de Rodríguez de 1996 , cuya razón
hombre/mujer en población general colombiana fue de 2:1.El resultado
tambien esta acorde con lo informado por otras investigaciones como
el primero y Segundo Estudios epidemiológicos de consumo de
sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1988 y
1992, y el segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
sustancias Psicoactivas , en los cuales se reportó un mayor consumo
entre los hombres ( Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Rodríguez, 1996 ;
Torres de Galvis, 1997). Sin embargo, la razon hombre/mujer descrita
162
fue diferente a la reportada en población adolescente de Estados
Unidos que muestra una razon hombre/mujer de 1:1.3 ( Kaplan y
Sadock, 1995).Es de anotar que en la población de encuestada la
razon de consumo actual de cigarrillo segun género, es menor que la
informada por otros estudios nacionales, lo cual muestra que las
mujeres tienden a tener un patrón de uso de cigarrillo similar al de
los hombres en dicha población.
En cuanto a la cantidad de cigarrillos fumados por día, el 24.8% de los
encuestados señaló un consumo mayor de 5 al día, lo cual fue similar
a lo reportado en población general de Santa Fe de Bogotá por el
Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias
Psicoactivas( el 75% fumó entre 1 y 8 cigarrillos al día y la mediana y
la moda fue de 5 cigarrillos/día) y fue diferente a lo informado en
población general colombiana por el estudio de Rodríguez y cols. en
1996, en el cual este porcentaje fue de 39.5% ( Rodríguez, 1996;
Torres de Galvis, 1997). Lo anterior indica que a pesar de que la
población estudiada tiene una prevalencia de vida de consumo de
cigarrillo relativamente alta, la cantidad de cigarrillos consumidos por
día es baja y esto podría estar influenciado por las campañas de
prevención del consumo de tabaco.
Al comparar el consumo de cigarrillo entre los encuestados, con el de
otras sustancias Psicoactivas, se encontró asociación
estadisticamente significativa con todas las sustancias estudiadas
escepto con la Heroína y los inhalables, lo cual es consistente con lo
163
informado por otros estudios y refuerza la afirmación de que el
consumo de cigarrillo usualmente precede al de marihuana y al de
otras sustancias psicoactivas en la adolescencia ( Kaplan y sadock,
1995; Dupont, R.L., 1995 ).
En cuanto a la exploracion de factores asociados con el consumo de
cigarrillo, al comparar los resultados con los informados en
estudiantes de 10 y 11 grado de secundaria en 1996 en Marinilla(
Antioquia), se encuentró que fueron similares. No resultaron
asociados factores que tenían que ver con las redes de apoyo social
como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros, ni los
relacionados con la interaccion o comunicación con los miembros de
la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la familia , ni
con el grado de satisfaccion con las actividades academicas y
extracurriculares relacionadas con el centro de estudios al cual
pertenecian. Esta diferencia entre los dos estudios podría deberse al
tipo de poblacion encuestada, ya que los estudiantes de 10 y 11 grado
estan en una etapa del ciclo vital, en la cual los factores de redes de
apoyo social, de comunicación y expresividad emocional son mas
importantes ( Arango, 1997 ).
Marihuana
Como era de esperarse, el consumo de marihuana sigue siendo el de
mayor aporte al consumo de sustancias psicoactivas ilegales. El
consumo alguna vez en la vida en la población encuestada ( 5.6%) ,
164
fue similar al encontrado en población general de Colombia por
Rodríguez y cols. en 1996 y menor que el reportado por este mismo
estudio para la población general de Bogotá y para la población
universitaria colombiana ( 6.7% 9.7% respectivamente). Al hacer la
comparación con el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992,
se encontró que la prevalencia de vida en población general de este
estudio fue 1.16 veces mayor (6.5% vs. 5.6%) y con el Segundo
Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias
Psicoactivas , se encontró que en población general de Santa Fe de
Bogotá fue 1.5 veces mayor (8.6% vs. 5.6%).Así mismo, la
prevalencia de vida en la población de estudio fue mayor que la
encontrada por Torres de Galvis y cols., en población general, en el
estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de sustancias
Psicoactivas de 1993 ( 3.3%), al igual que la reportada en el estudio
de Arango y cols., en estudiantes de los grados 10 y 11 de
secundaria (4.1%) ( Rodríguez , 1996; Torres de galvis, 1993;
Arango,1996; Torres de Galvis, 1997;Unidad Coordinadora de
prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Al comparar la prevalencia de vida entre los encuestados con los
reportes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de High
School de Estados Unidos, se observa que la marihuana en el período
1975-1996 tuvo una prevalencia de vida promedio 8.8 veces mayor
que en la población de estudio (49.2% vs. 5.6%) , así mismo la
165
prevalencia de vida entre estudiantes de duodécimo grado en el
período 1991-1996 fue 6.8 veces mayor (38.2% vs. 5.6%). ( National
Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996).
Al comparar el consumo según género, se encontró en la población
estudiada que para todos los tipos de prevalencia fue mayor en
hombres que en mujeres, por ejemplo, la prevalencia de vida y la
prevalencia en el último año tuvieron una razon hombre/ mujer de 3:1,
lo cual es consistente con los hallazgos de otros estudios, como el de
Rodríguez en 1996, cuya razon tambien fue de 3:1 en población
general y como el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992,
cuya razon hombre/mujer fue de 3:1 para la prevalencia de vida y de
3.5:1 para el consumo durante el últio año en población general (
Rodríguez, 1996; Arango, 1996; Torres de Galvis, 1993; Kapplan y
Sadock, 1995; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Es de resaltar que al comparar la prevalencia de vida de la población
estudiada según género, con lo encontrado en poblacón general
Colombiana en el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas de 1993, la razon hombre/mujer fue mayor en
este último ( 5:1 vs. 3:1), lo mismo acontece al comparar este estudio
con el de Rodríguez y cols. de 1996 ( 5:1 vs. 3:1), lo cual puede
indicar un incremento en el consumo de marihuana en las mujeres
166
a nivel de población general y de población universitaria ( Torres de
galvis, 1993; Rodríguez , 1996).
En cuanto a la prevalencia de consumo en el último año, los calculos
en la población encuestada son similares a los de otros estudios como
el de Rodríguez y cols. de 1996 ( 1.2% vs. 1.35% en población
universitaria en general y 1.6% en población general de Santa Fe de
Bogotá) y el de Torres de Galvis de 1993 ( 1.2% vs. 1.1% en
población general colombiana). Sin embargo, fue 1.6 veces menor que
lo reportado para población general por el Segundo Estudio
epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad
de Santa Fe de Bogotá de 1992 (1.97% vs. 1.2) y 4.75 veces menor
que lo informado para población general de Bogotá por el Segundo
Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias
Psicoactivas ( 5.7% vs. 1.2%) (Unidad Coordinadora de prevención
integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de
Galvis,1997).
Al comparar la prevalencia en el último año en la población estudiada
con la prevalencia anual promedio reportada por el programa
“Monitoreando el futuro” en estudiantes de duodécimo grado de
Estados Unidos durante el período 1991-1996, se observa que esta es
24 veces mayor ( 1.2% vs. 28.8%), al igual que la prevalencia anual
entre estudiantes de tiempo completo durante 1994 que fue 24.4
veces mayor ( 29.3% vs. 1.2%) ( National Institute on Drug Abuse
167
Monitoring the Future Study,1996; National Survey Results on Drug
Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).
Las cifras descritas para prevalencia de vida y del ultimo año (
consumidores actuales) en la población de estudio podrían indicar que
la cantidad de “consumidores actuales” de marihuana ha permanecido
estable o tiende a disminuir y que la prevalencia de vida registró un
aumento según lo descrito en estudios previos, posiblemente por el
incremento en el número de usuarios que la consumieron por corto
tiempo. Esta explicación se refuerza por el hecho de que la edad de
inicio del consumo de esta sustancia ha permanecido relativamente
estable desde 1992 en población general colombiana y de Santa Fe
de Bogotá ( Rodríguez , 1996; Torres de galvis , 1993; Unidad
Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995).
En cuanto a factores asociados con el consumo de marihuana, No
fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de
apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y
compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación
con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar
emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las
actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro
de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en
un estudio realizado en población general de Santa Fe de Bogotá en
1992, en el cual se consultó sobre las personas con las que se creía
168
se consumía marihuana y la tendencia fue considerar los amigos
como principales compañias y esta opinion se incrementó con la edad
( 60.4% para el grupo de 12 a 17 años y 69.9% para el grupo de 35 a
45 años) ( Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Inhalables
Al analizar los resultados del consumo de inhalables, es importante
resaltar que no se incluyó el consumo accidental ( por ejemplo,
cuando una persona inhala solventes sin intención mientras se
encuentra pintando) . La prevalencia de vida de la población
encuestada fue similar a la encontrada por Rodríguez y cols. en 1996
en población general de Bogotá ( 0.6%) y en población universitaria
colombiana ( 0.9%), aunque en este estudio se incluyó el consumo
accidental de estas sustancias. Igualmente fue similar a lo reportado
por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas , para población general de Santa Fe de
Bogotá ( 0.7%). Sin embargo, al comparar la prevalencia de vida de la
población estudiada con la reportada en población general por el
Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992, fue 2 veces
mayor ( 0.8% vs 0.4%). Finalmente al comparar la prevalencia de vida
con el estudio de Arango y cols. en estudiantes de 10 y 11 grado de
secundaria, esta fue 3.75 veces menor ( 0.8% vs. 3.0%). El
comportamiento de la prevalencia de vida en la población de estudio
169
podría explicarse por el hecho de que el consumo de estas sustancias
es mayor en niños y adolescentes jovenes y en poblaciones
especiales como los habitantes de la calle, además, por la información
descrita, es posible que el consumo de estas sustancias haya
aumentado levemente en población general de Santa Fe de Bogotá de
1992 a 1997 ( Rodríguez,1996; Arango,1996; Torres de Galvis,1993;
Torres de Galvis, 1997;Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Al comparar con estudios realizados en población general de Estados
Unidos en 1991, la prevalencia de vida en la población estudiada fue 7
veces menor ( 0.8% vs. 5.6%) ( Kapplan y Sadock, 1995). Igual
sucede al comparar la prevalencia de vida entre los encuestados con
los informes del programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de
High School de Estados Unidos durante el período 1976-1996, en el
cual la prevalencia de vida promedio fue de 15%, así mismo fue 21.5
veces menor que la prevalencia de vida entre estudiantes de
duodécimo grado de Estados Unidos en el período 1991-1996(17.2%)
(National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996;
National Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future
Study, 1994).
La prevalencia en el último año en la población estudiada fue mayor
que la encontrada en población general colombiana en el Estudio
Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas de
1993 ( 0.5% vs. 0.285) y que la reportada para población general de
170
Santa Fe de Bogotá por Segundo Estudio epidemiológico de consumo
de sustancias psicoactivas de 1992 ( 0.06%). Fue menor que la
prevalencia encontrada por un estudio publicado en 1992, realizado
en estudiantes de básica secundaria por el Ministerio de educación
Nacional, en el cual se reportó el 1.5% ( Pulido Barrera, 1996) y que
la encontrada en el estudio de Arango y cols de 1996 en estudiantes
de secundaria de los grados 10 y 11 ( 1.6%) ( Arango,1996;Torres de
Galvis,1993;Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Al comparar la prevalencia anual de consumo de inhalables en la
población estudiada con lo reportado por el programa “Monitoreando
el futuro” en estudiantes de duodécimo grado de High School de
Estados Unidos durante el período 1991-1996, se encuentra que fue
14.4 veces menor (7.2% vs. 0.5%).Igualmente fue 6 veces menor que
la reportada entre estudiantes de tiempo completo en 1994( 3.0% vs.
0.5%) ( National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future
Study,1996; National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
El comporatamiento de la prevalencia anual en la población estudiada
podría explicarse por un posible pico de consumo (por tiempo corto)
en adolescentes escolarizados de los últimos años de secundaria.
Con respecto a las diferencias de género, la razon hombre/mujer en la
prevalencia de vida de la población de estudio fue de 2:1 ( 1.0% vs.
171
0.5%). Esta razon fue menor que la reportada para población general
de Santa Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de
consumo de sustancias psicoactivas de 1992 ( 8:1). Lo cual indica
que entre los encuestados, el consumo en mujeres es mayor (Unidad
Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995).
En cuanto a factores asociados con el consumo de inhanables, No
fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de
apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y
compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación
con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar
emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las
actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro
de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado para
otros psicoactivos y por otros estudios ( Arango, 1996; Torres de
Galvis,1993).
Cocaína
La prevalencia de vida de consumo de cocaína en la población
estudiada ( 3.3%) fue similar a la encontrada en población general de
Santa Fe de Bogotá y en población universitaria del país por
Rodríguez y cols. en 1996 ( 2.3% y 3.9% respectivamente).
Igualmente, fue similar a la reportada por el Segundo Estudio
epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad
172
de Santa Fe de Bogotá en 1992 (2.85%). Sin embargo, fue 1.9 veces
mayor que la reportada por el estudio de Arango y cols. en estudiantes
de secundaria de los grados 10 y 11 (3.3% vs. 1.7%); 1.57 veces
mayor que la informada para población general de Santa Fe de
Bogotá por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo
de Sustancias Psicoactivas ( 3.3% vs. 2.1%) y fue 4.1 veces mayor
que la informada en población general por el estudio Nacional de
Consumo de sustancia Psicoactivas realizado en 1993 ( 0.8%) (
Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Torres de Galvis,1993;
Torres de galvis, 1997; Arango, 1996).
Al comparar la prevalencia de vida de la población estudiada con la
prevalencia de vida promedio reportada para el período 1975 - 1996
por la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria (High School
Senior Survey) del programa “Monitoreando el futuro” de Estados
Unidos, se observa que es 3.5 veces menor ( 3.3% vs. 11.7%). Así
mismo, al compararla con la prevalencia de vida promedio en el
período 1991-1996 entre estudiantes de duodécimo grado fue 1.96
veces menor( 3.3% vs 6.5%) ( National Institute on Drug Abuse
Monitoring the Future Study,1996; National Survey Results on Drug
Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).
El comportamiento de la prevalencia de vida de consumo de cocaína
en la población de estudio podría explicarse por una tendencia
ascendente en el consumo de esta sustancia en población general
173
que se refleja en las cifras de los estudios descritos para Colombia,
además la cifra calculada para este tipo de población ( universitaria)
es consistente con lo reportado en la literatura sobre que el consumo
esta influido positivamente por el grado de instrucción ( Rodríguez,
1996; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de
Santa Fe de Bogotá-, 1995;Kaplan y Sadock, 1995).
En cuanto a la prevalencia de vida según género, se encontró en la
población de estudio una razon hombre/mujer de 2.6:1, que es menor
a la encontrada por Rodríguez y cols. en 1996 en población general
colombiana (5:1) ; que la reportada por el Segundo Estudio
epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad
de Santa Fe de Bogotá en 1992 en población general (3.8:1) (4.6 %
vs. 1.2%) y que la informada por el Estudio Nacional de Salud Mental
y Consumo de sustancias Psicoactivas de 1993 en población general (
12.8:1). Esto indica que en la población encuestada las mujeres
consumen con mayor frecuencia esta sustancia que en la población
general y que se ha ido estrechando la Razon hombre/mujer con
relación al consumo de la cocaína por lo menos desde 1992, según lo
muestran los estudios descritos ( Rodríguez, 1996; Unidad
Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995;Torres de Galvis,1993).
La prevalencia de consumo anual en la población de estudio fue 1.2
veces mayor que lo informado en población general de Santa Fe de
Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
174
sustancias psicoactivas de 1992 (1.3% vs. 1.08%) y 1.85 veces
mayor que lo reportado en población general de Santa Fe de Bogotá
por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas ( 1.3% vs. 0.7%) (Unidad Coordinadora de
prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-,
1995;Torres de Galvis,1997).
Al comparar la prevalencia anual de la población de estudio con lo
informado por el programa “Monitoreando el futuro” en estudiantes de
duodécimo grado de High School de Estados Unidos durante el
período 1991-1996, se econtró que esta fue 2.8 veces menor ( 3.7%
vs. 1.3%), al igual que fue 1.5 veces menor que la prevalencia en el
último año en estudiantes de tiempo completo de 1994. ( National
Institute on Drug Abuse Monitoring the Future Study,1996; National
Survey Results on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study,
1994).
El comportamiento de la prevalencia anual en la población estudiada
refuerza lo mencionado átras sobre el comportamiento de la
prevalencia de vida, que refleja una tendencia ascendente en el
consumo de esta sustancia en población general y un mayor numero
de consumidores a medida que aumenta el nivel educativo (
Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Kaplan y Sadock, 1995).
175
En cuanto a factores asociados con el consumo de cocaína, No
fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de
apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y
compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación
con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar
emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las
actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro
de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en
un estudio realizado en población general de Santa Fe de Bogotá en
1992, en el cual se consultó sobre las personas con las que se creía
se consumía cocaína y la compañia que se percibió con los más altos
porcentajes para el consumo de esta sustancia fue la de los amigos(
61.2%), seguida de “estar solo”con el 12.3% y de los compañeros de
estudio con el 6.9% ( Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Bazuco
El consumo de bazuco alguna vez en la vida muestra un porcentaje
2.5 veces menor que el de la cocaína ( 1.3% vs. 3.3%) en la población
estudiada. Tambien son menores los pocentajes de consumo en el
ultimo año, en el último mes y en la última semana.
La prevalencia de vida de consumo de bazuco en la población
estudiada ( 1.3%) fue semejante a la encontrada en población general
de Santa Fe de Bogotá y en población general colombiana por
176
Rodríguez y cols. en 1996 ( 1.8% y 1.5% respectivamente). Sin
embargo, fue 1.5 veces menor que la reportada para población
general por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992
(1.97%) ; 2 veces menor que lo informado para población universitaria
colombiana por el estudio de Rodríguez de 1996( 1.3% vs. 2.6%) y 2.2
veces menor que lo reportado para población general de Santa Fe de
Bogotá por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo
de Sustancias Psicoactivas ( 1.3% vs. 2.9%). Fue 6.5 veces mayor
que la reportada por el estudio de Arango y cols. en estudiantes de
secundaria de los grados 10 y 11 (1.3% vs. 0.2%) y fue 1.1 veces
mayor que la informada en población general por el estudio Nacional
de Consumo de sustancia Psicoactivas realizado en 1993 ( 1.15%) (
Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Torres de Galvis,1993;
Torres de galvis, 1997; Arango, 1996).
Al comparar la prevalencia de vida de la población estudiada con la
prevalencia de vida promedio reportada del consumo de otras formas
de cocaína para el período 1987 - 1996 por la Encuesta Anual para
Estudiantes de Secundaria (High School Senior Survey) del programa
“Monitoreando el futuro” de Estados Unidos, se observa que es 5.96
veces menor ( 1.3% vs. 7.76%) ( National Institute on Drug Abuse
Monitoring the Future Study,1996).
177
El comportamiento de la prevalencia de vida de consumo de bazuco
en la población de estudio podría explicarse sí tenemos en cuenta el
Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias
Psicoactivas de 1993 ( Torres de Galvis y cols., 1993), en el cual esta
forma de consumo de cocaína aparecía con indicadores de
prevalencia mayores que los de la cocaína y se observa el
comportamiento de estos indicadores en los estudios más recientes(
de 1996 y en la presente investigación), se concluye que el consumo
de bazuco tiende a disminuir o por lo menos a permanecer estable en
población general.
El hecho de que en el estudio realizado en estudiantes de secundaria
de Marinilla-Antioquia- la prevalencia de vida de consumo de bazuco
haya sido mucho menor que la encontrada en la población estudiada,
puede deberse a que el municipio de Marinilla esta en un rango de
entre 2500 y 100000 habitantes, lo cual puede hacer que el consumo
de esta sustancia sea menor ya que se ha observado en el país que
su consumo se incrementa en las grandes urbes. Otra posible
explicación es que la edad de incio del consumo de la sustancia sea
mayor que el promedio de edad de los estudiantes de secundaria que
fueron encuestados en Marinilla: El promedio de edad de la población
estudiada en Marinilla fue de 16 años, el de la población estudiada de
la presente investigación fue de 23 años y la edad promedio de inicio
del consumo según el estudio de Rodríguez y cols en 1996, fue de
18.2 años para la población Colombiana y en el Segundo Estudio
178
epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad
de Santa Fe de Bogotá de 1992 el primer consumo de bazuco para
las personas de los diferentes rangos de edad se ubicó
preferencialmente entre los 16 y 20 años ( Rodríguez ,1996;
Arango,1996; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En cuanto al consumo de bazuco según género, se encuentró que
este es más comun en los hombres y que la razon hombre/mujer fue
de 6 a 1 ( 1.09% vs. 0.17%), lo cual esta acorde con otros estudios
que han determinado el consumo de esta sustancia según género.
Además, la razon hombre/mujer encontrada se asemeja a la reportada
por los estudios descritos: En el de Rodríguez y cols. de 1996, la
prevalencia de vida segun género fue de 4 a 1 en población general;
en el de Torres de Galvis de 1993 fue de 8 a 1 en población general y
en el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992, se encontró
que la prevalencia de vida de consumo de bazuco en población
general tuvo una razon hombre/mujer de 5:1 ( 3.3% vs. 0.7%) (
Rodríguez ,1996; Torres de Galvis , 1993; Unidad Coordinadora de
prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
La prevalencia de consumo anual en la población de estudio fue 2
veces menor que lo informado en población general de Santa Fe de
Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
sustancias psicoactivas de 1992 (0.4% vs. 0.81%) y 1.75 veces
179
menor que lo reportado en población general de Santa Fe de Bogotá
por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas ( 0.4% vs. 0.7%) y 4 veces mayor que lo
reportado por el estudio sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas
realizado en la población de Marinilla (Antioquia) en estudiantes de los
grados 10 y 11( 0.4% vs. 0.1%) (Unidad Coordinadora de prevención
integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Torres de
Galvis,1997).
El comportamiento de la prevalencia anual en la población estudiada
refuerza lo mencionado átras sobre el comportamiento de la
prevalencia de vida, que refleja una tendencia a permanecer estable o
al descenso en el consumo de esta sustancia en población general (
Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Kaplan y Sadock, 1995).
En cuanto a factores asociados con el consumo de bazuco, No fueron
significativos los factores que tenían que ver con las redes de apoyo
social como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros,
ni los relacionados con la interaccion o comunicación con los
miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la
familia , ni con el grado de satisfaccion con las actividades
academicas y extracurriculares relacionadas con el centro de estudios
al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en el estudio
Nacional de Salud Mental y Consumo de sustancias psicoactivas de
1993 en el cual, la prevalencia relativa de los factores de riesgo
180
estudiados, en el análisis bivariado, mostró una fuerte asociación
entre el consumo de bazuco y desconocer los efectos nocivos para la
salud; la presencia de amigo consumidor y tener un hermano o
familiar consumidor; y con lo informado en población general de Santa
Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
sustancias psicoactivas de 1992 con respecto a la opinion sobre las
personas con las cuales se podría consumir bazuco, la compañia que
se percibió con los más altos porcentajes para esta sustancia fue la de
los amigos( 60.9%), seguida de “estar solo”con el 11.9% y de los
compañeros de estudio y desconocidos con el 7.1%. (Torres de
Galvis, 1993; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Tranquilizantes menores ( pastillas para dormir y para calmar los
nervios)
El termino tranquilizantes menores se utiliza para denominar a todas
aquellas sustancias con potencial de producir sedación, ansiolisis e
inducción del sueño. Se prescriben habitualmente para controlar la
ansiedad y regular el sueño, siendo las benzodiacepinas las más
empleadas del grupo.
En el presente estudio se determinó el consumo de estas sustancias
tanto por prescripción médica como por uso no medico. La prevalencia
de vida de consumo de pastillas para dormir fue 4 veces mayor que la
reportada por Rodríguez y cols., en 1996 para “tranquilizantes” en
181
población general colombiana y en población general de Santa Fe de
Bogotá ( 3.2% vs. 0.8% en población general colombiana y 0.7% en
población general de Santa Fe de Bogotá) y fue 2 veces mayor que la
reportada en este mismo estudio para “tranquilizantes” en población
universitaria colombiana ( 3.2% vs. 1.4%) ( Rodríguez ,1996). Lo
mismo sucedió al comparar este indicador con el encontrado en el
estudio de Arango y cols. en población de 10 y 11 grado de
secundaria en el municipio de Marinilla-Antioquia-, siendo 1.7 veces
mayor ( 3.2% vs. 1.9%) ( Arango,1996). Sin embargo, fue 2.4 veces
menor que lo informado para tranquilizantes en población general de
Santa Fe de Bogotá por el Segundo Estudio Nacional de Salud Mental
y Consumo de Sustancias Psicoactivas, ( 3.2% vs. 7.8%) ( Torres de
Galvis, 1997).
En cuanto a las pastillas para calmar los nervios, la prevalencia de
vida fue entre 9 y 11 veces mayor que la reportada por Rodríguez y
cols., en 1996 para sedantes en población general colombiana y en
población general de Santa Fe de Bogotá ( 4.6% vs. 0.5% en
población general colombiana y 0.4% en población general de Santa
Fe de Bogotá); fue 4 veces mayor que la reportada en este mismo
estudio para población universitaria colombiana ( 4.6% vs. 1.1%) (
Rodríguez,1996). Sin embargo, fue 2 veces menor que la prevalencia
de tranquilizantes menores reportada por un estudio realizado en
población universitaria de la ciudad de Medellín publicado en 1995 (
4.6% vs. 8.6%) y 1.3 veces menor que lo reportado por el Segundo
182
Estudio epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de la
ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 ( 4.6% vs. 6.2%) ( Torres de
Galvis, 1995; Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Al comparar las prevalencias de vida del consumo de pastillas para
calmar los nervios y pastillas para dormir con lo reportado en el
período 1975-1996 para la prevalencia de vida promedio de consumo
de tranquilizantes por la Encuesta Anual para Estudiantes de
Secundaria (High School Senior Survey), se encuentró que en los
estudiantes de High School Senior fue 2.5 veces mayor con respecto
a pastillas para calmar los nervios(11.5% vs. 4.6%) y 3.6 veces mayor
para pastillas para dormir ( 11.5% vs. 3.2%) (National Survey Results
on Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).
En cuanto a la prevalencia de consumo en el último año de pastillas
para dormir, esta fue mayor en 4 veces a la reportada para
tranquilizantes menores por Rodríguez y cols en 1996 para población
general colombiana , población general de Santa Fe de Bogotá y
población universitaria del país ( 1.6% vs. 0.4% , 0.5% y 0.4%
respectivamente), pero fue similar a la prevalencia en el último año de
consumo de tranquilizantes menores encontrada por Arango y cols. en
estudiantes de 10 y 11 grado de secundaria de Marinilla-Antioquia- en
1996 (1.6% vs. 1.2%) ( Rodríguez, 1996; Arango,1996). Lo mismo
sucede con la prevalencia del último año de pastillas para calmar los
nervios que en la población estudiada fue 8 a 24 veces mayor que la
183
reportada para sedantes en población general colombiana, población
general de Santa Fe de Bogotá y población universitaria del país(
2.4% vs. 0.3%, 0.1% y 0.1% respectivamente) por Rodríguez y cols,
en 1996 y 1.14 veces mayor que la informada en población general
de Santa Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de
consumo de sustancias psicoactivas de 1992( 2.4% vs. 2.1)
(Rodríguez, 1996; Unidad Coordinadora de prevención integral-
Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
Al comparar las prevalencias anuales del consumo de pastillas para
calmar los nervios y pastillas para dormir con lo reportado en el
período 1975-1996 para la prevalencia anual promedio de consumo de
tranquilizantes por la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria
(High School Senior Survey), se encuentró que en los estudiantes de
High School Senior fue 1.12 veces mayor con respecto a pastillas
para dormir (1.8% vs. 1.6%) y 1.3 veces menor co respecto a pastillas
para calmar los nervios ( 1.8% vs. 2.4%) (National Survey Results on
Drug Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994).
La descripción del comportamiento de las prevalencias de pastillas
para dormir y pastillas para calmar los nervios, indica que el consumo
de tranquilizantes menores tiende al aumento al comparar las
prevalencias en población general de los estudios reportados en el
período 1992-1997, además, se observa que la magnitud de los
indicadores calculados es mayor en población universitaria que en
población general y dentro de la población universitaria parece ser
184
mayor en los estudiantes encuestados de carreras tecnicas y
tecnológicas. Es de anotar además que en el caso de la población
estudiada, el consumo parece menor que en poblaciones similares
de otras regiones del país. Lo cual esta acorde con lo reportado por
diferentes estudios en los cuales se menciona que los tranquilizantes
menores y especificamente las benzodiacepinas son la droga
secundaria de abuso más frecuente en personas con trastornos de
abuso o dependencia al alcohol o a sustancias ilegales, es así como
en el estudio de Rodríguez y cols. de 1996, la mayor prevalencia de
vida de consumo de sustancias ilegales en población general en todo
el país fue la del departamento de Antioquia ( 12.3% vs. promedio
nacional de 6.5%) al igual que la prevalencia de consumo durante la
vida de tranquilizantes menores ( 1.3% vs. promedio nacional de
0.8%) ( Rodríguez , 1996; Kapplan y Sadock, 1995).
En cuanto a las diferencias según género el consumo de
tranquilizantes menores es mayor en mujeres en todos los tipos de
prevalencias calculadas, lo cual esta acorde con lo reportado en la
literatura: La prevalencia de vida de consumo de pastillas para dormir
en la población estudiada tuvo una relación hombre/mujer de 0.8 a 1 (
1.4% vs. 1.8%) y de pastillas para calmar los nervios de 0.6 a 1 (
1.6% vs. 2.8%), esto comparado con el estudio de Rodríguez y cols.
de 1996, en el cual la razon hombre/mujer de la prevalencia de vida
de consumo de pastillas en población general colombiana ( que incluía
tranquilizantes menores y anfetaminas) fue de 1 a 2 ; con el estudio
185
de Torres de Galvis y cols., en 1987 en el cual la razon en población
general colombiana fue de 0.6 a 1 ( 4.6% vs. 7.4%) y con el Segundo
Estudio epidemiológico de consumo de sustancias psicoactivas de
Santa Fe de Bogotá en 1992, cuya razon hombre/mujer en población
general de la prevalencia de vida fue de 0.9 : 1 ( 6.0% vs 6.4%) y de la
prevalencia anual de 0.8:1(2.7% vs 3.4%) (Unidad Coordinadora de
prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;Rodríguez,
1996; Torres de galvis, 1987; Kapplan y Sadock, 1995).
En cuanto a factores asociados con el consumo de tranquilizantes
menores, No fueron significativos los factores que tenían que ver con
las redes de apoyo social como el apoyo recibido de la familia,
profesores y compañeros, ni los relacionados con la interaccion o
comunicación con los miembros de la familia, ni con la facilidad de
expresar emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con
las actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el
centro de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo
informado por otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas o
licitas pero sin prescribción médica ( Unidad Coordinadora de
prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de
galvis, 1993; Kapplan y Sadock, 1995).
Anfetaminas ( pastillas para quitar el sueño).
Estos estimulantes son utilizadas por ciertos grupos de población, en
algunos casos como depresores del apetito( de mayor uso en
186
mujeres) y en otros para aumentar el rendimiento muscular en los
deportistas o para evitar el sueño en estudiantes y conductores de
vehiculo automotor.
La prevalencia de vida encontrada en la población de estudio fue
aproximadamente entre 2 y 9 veces mayor que la reportada por
Rodríguez y cols. en 1996 para el consumo de estimulantes en
población general de Colombia, en población general de Santa Fe de
Bogotá y en población universitaria de colombia ( 1.9% vs. 0.2%, 0.6%
y 0.9% respectivamente) ; que la reportada por Arango y cols. en 1996
para el consumo de anfetaminas en estudiantes de 10 y 11 grado de
enseñanza secundaria de Marinilla-Antioquia- ( 1.9% vs. 1.0%) y que
la informada por el Segundo Estudio Epidemiologico de Consumo de
sustancias Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992
para el consumo de anfetaminas en población general ( 1.9% vs.
1.2%). Fue mayor tambien 1.3 veces a la reportada para estimulantes
en población general de Santa Fe de Bogotá por el segundo estudio
de Salud Mental y Consumo de sustancias Psicoactivas publicado en
1997 ( 1.9% vs 1.4%). Pero fue similar a la encontrada en un estudio
realizado en Estados Unidos ( Epidemiologic Catchment Area), en el
cual se determinó la prevalencia de vida de abuso o dependencia de
anfetaminas en población general (1.7%). Sin embargo, fue 11.3
veces menor que el promedio informado por la Encuesta Anual para
Estudiantes de Secundaria (High School Senior Survey) en el período
1975-1996 para estimulantes ( 1.9% vs. 21.6%) y 7.9 veces menor
187
que el promedio para estudiantes de duodécimo grado durante el
período 1991-1996 ( 1.9% vs. 15.1%).(Rodríguez, 1996;
Arango,1996;Kapplan y Sadock, 1995; Unidad Coordinadora de
prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;
National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future
Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994;Torres de Galvis, 1997).
En cuanto a las diferencias de género, la razon hombre/mujer en la
población de estudio para las prevalencias de vida, de consumo en el
último año y de consumo en el último mes fue de 1:1. Esto es similar a
lo informado por el Segundo Estudio Epidemiologico de Consumo de
sustancias Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992
para el consumo de anfetaminas alguna vez en la vida en población
general cuya razon hombre/mujer fue de 1.4:1 (1.4% vs. 1.0%), pero
diferente a lo reportado en este mismo estudio para la prevalencia
anual, cuya razón hombre/mujer fue de 2.7:1 ( 0.8% vs. 0.3%) y que
lo informado en el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas de 1993 para la prevalencia anual en
población general, cuya razon hombre/mujer fue de 23 :1 ( 0.61% vs.
0.026%). (Torres de Galvis, 1993; Unidad Coordinadora de prevención
integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995 ).
La prevalencia en el último año en la población de estudio fue entre 2
y 13 veces mayor que la reportada por Rodríguez y cols. para el
consumo de estimulantes en 1996 en población general colombiana,
188
en población general de Santa Fe de Bogotá y en población
universitaria del país ( 1.3% vs. 0.1%, 0.4% y 0.5% respectivamente) ;
que la reportada en población general para el consumo de
anfetaminas por el Estudio Nacional de Salud Mental y Consumo de
Sustancias Psicoactivas de 1993 ( 1.3% vs. 0.25%); que la informada
por el Segundo Estudio Epidemiologico de Consumo de sustancias
Psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá en 1992 ( 1.3% vs.
0.4%) y que la informada por Arango y cols. para el consumo de
anfetaminas en estudiantes de 10 y 11 grado de secundaria en
Marinilla-Antioquia- ( 1.3% vs 0.6%). Sin embargo, fue 6.6 veces
menor que el promedio informado para estimulantes por la Encuesta
Anual para Estudiantes de Secundaria (High School Senior Survey) en
el período 1991-1996 en estudiantes de duodécimo grado ( 1.3% vs.
8.6%) y 3.2 veces menor que lo reportado entre estudiantes de tiempo
completo en 1994 ( 1.3% vs. 4.2%).(Rodríguez, 1996;
Arango,1996;Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; National Institute on Drug Abuse
Monitoring the Future Study,1996;National Survey Results on Drug
Abuse from the Monitoring the Future Study, 1994;Torres de Galvis,
1997).
El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la
prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el
consumo de Anfetaminas es mayor en población universitaria que en
población general y que dentro de la población universitaria se
189
presentan diferencias entre estudiantes de carreras tecnicas y
tecnologicas y estudiantes universitarios de carreras profesionales,
siendo mayor el consumo en las primeras. El hecho de que el
consumo sea mayor en estudiantes que en población general es
consistente con lo descrito en la literatura. (Kapplan y Sadock, 1995).
Se observa además, por la descripción de los indicadores de
prevalencia de años anteriores que la tendencia en el consumo de
anfetaminas tiende a aumentar en población general y que el patrón
de consumo en mujeres ( el cual era mucho menor) tiende a
asimilarse al de los hombres y especificamente en el caso de la
población de estudio, el patrón de consumo para ambos géneros fue
practicamente igual.
Es posible que el comportamiento en el consumo de anfetaminas en
los últimos años este influido por la mayor disponibilidad de este tipo
de drogas ( han aparecido nuevos medicamentos estimulantes con
compuestos de tipo anfetaminico en el mercado) y por la reducción en
los costos de adquisición de las mismas.
En cuanto a factores asociados con el consumo de anfetaminas, No
fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de
apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y
compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación
con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar
emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las
190
actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro
de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado por
otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas o licitas sin
prescribción médica.( Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de galvis, 1993; Kapplan
y Sadock, 1995).
Alucinogenos ( consumo de metilenodioximetanfetamina-mdma- o
“extasis”).
En Colombia se comenzó a utilizar esta droga hace apenas unos 5
años, por lo cual existen pocos estudios sobre su consumo en el país.
Pero, existen reportes sobre el consumo de alucinogenos en general (
hongos/LSD) como por ejemplo, en el Segundo Estudio epidemilógico
de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de
Bogotá de 1992, que reportó una prevalencia de vida en población
general de 1.0%, que es similar a la encontrada para extasis en la
pobación de estudio ( 1.5%). Sin embargo, esta cifra fue menor que la
encontrada en un reporte casual de la Unidad Coordinadora de
Prevención Integral del Distrito, en el cual de un total de 200
estudiantes encuestados de 4 universidades de Bogotá, el 10%
respondió haber consumido extasis y un 16% quería consumirlo.
(Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995;Unidad Coordinadora de Prevención Integral del
Distrito, 1997; Perez Gomez,1996).
191
Al comparar la prevalencia de vida para consumo de extasis, con la
prevalencia de vida promedio para alucinogenos informada por la
Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria (High School Senior
Survey) en el período 1975-1996, se encontró que fue 7.9 veces
menor ( 1.5% vs. 11.9%), al igual que con la prevalencia de vida
promedio para estudiantes de duodécimo grado durante el período
1991-1996, con la cual fue 7.5 veces menor (1.5% vs. 11.3%).
(National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future
Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
En cuanto a las diferencias de género, la razon hombre/mujer en la
población de estudio para las prevalencias de vida, de consumo en el
último año y de consumo en el último mes fue de aproximadamente 2
a 1, a diferencia de lo reportado por el Segundo Estudio epidemilógico
de consumo de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de
Bogotá de 1992, cuya razón hombre/mujer en la prevalencia de vida
para consumo de alucinogenos fue de 5.6:1 (1.7% vs. 0.3%) y en la
prevalencia anual el consumo fue exclusivo para los hombres ( 0.6%
vs. 0.0%).( Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995).
En cuanto a la prevalencia de consumo de extasis en el último año en
la población de estudio, esta fue 4.5 veces mayor que lo informado
para alucinogenos en el Segundo Estudio epidemilógico de consumo
de sustancias psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de
192
1992 ( 0.9 vs. 0.2) y 1.8 veces mayor que lo reportado para consumo
de extasis en estudiantes de tiempo completo, por la Encuesta Anual
para Estudiantes de Secundaria de Estados Unidos (High School
Senior Survey) en 1994 ( 0.9% vs. 0.5%).( Unidad Coordinadora de
prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995;
National Institute on Drug Abuse Monitoring the Future
Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la
prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el
consumo de extasis ha alcanzado proporciones importantes a pesar
de ser una sustancia de reciente introducción en el mercado de las
drogas ilícitas debido a que los indices calculados tienden a ser
similares a los de los alucinogenos en general, lo cual implica que esta
ocurriendo un desplazamiento de otro tipo de alucinogenos como los
hongos y el LSD en la competencia por el mercado. Esta afirmación
se refuerza al comparar las curvas de tiempo de uso de alcohol,
cocaína,heroina, bazuco, anfetaminas , tranquilizantes menores y
extasis en las cuales, puede apreciarse que la mayor cantidad de
usuarios ha iniciado el consumo de esta sustancia en forma más
reciente (en el último mes) que el de las otras drogas ilícitas
constituyendose en la “droga moda” actualmente. Es de anotar
además, que las diferencias de género encontradas en la población de
estudio no son tan marcadas como las reportadas por otras
193
investigaciones sobre alucinogenos en el país, lo cual muestra que el
patrón de consumo tiende a ser similar para hombres y mujeres en
esta población. Todo lo anterior hace que se requieran más estudios
para observar los patrónes de consumo de esta sustancia en
diferentes poblaciones incluyendo estudiantes de secundaria y de
universidad.
En cuanto a factores asociados con el consumo de anfetaminas, No
fueron significativos los factores que tenían que ver con las redes de
apoyo social como el apoyo recibido de la familia, profesores y
compañeros, ni los relacionados con la interaccion o comunicación
con los miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar
emociones en la familia , ni con el grado de satisfaccion con las
actividades academicas y extracurriculares relacionadas con el centro
de estudios al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado por
otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas o licitas sin
prescribción médica.( Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia
Mayor de Santa Fe de Bogotá-, 1995; Torres de galvis, 1993; Kapplan
y Sadock, 1995).
Heroína
La prevalencia de vida de consumo de heroína en la población
estudiada fue 10 veces mayor que la reportada por el Estudio
Nacional de Salud Mental y Consumo de Sustancias Psicoactivas de
1993 en población general colombiana ( 0.5% vs. 0.05) ;2.5 veces
194
mayor que la informada para heroína/morfina en población general por
el Segundo Estudio epidemilógico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 (0.5% vs.
0.2%) y similar a lo informado para población general de Santa Fe de
Bogotá por el Segundo Estudio de Salud Mental y Consumo de
sustancias Psicoactivas publicado en 1997 ( 0.7%). Sin embargo, fue
2.6 veces menor que el valor promedio reportado por la Encuesta
Anual para Estudiantes de Secundaria de Estados Unidos (High
School Senior Survey) en el período 1975-1996 (1.3% vs. 0.5%) y que
el promedio informado en estudiantes de duodécimo grado durante el
período 1991-1996 ( 1.3% vs. 0.5%). (Torres de Galvis,1993; Torres
de Galvis, 1997; National Institute on Drug Abuse Monitoring the
Future Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
La prevalencia en el último año entre los encuestados fue 3 veces
mayor que la informada en el estudio Nacional de 1993 para población
general ( 0.2% vs. 0.06), con la diferencia que en 1993 la totalidad de
consumidores de heroína eran hombres, mientras que en la población
de estudio la razón hombre/mujer fue de 2 a 1 ( 0.1% vs. 0.04%),
tambien fue 3.3 veces mayor que lo reportado para población general
por el Segundo Estudio epidemilógico de consumo de sustancias
psicoactivas de la ciudad de Santa Fe de Bogotá de 1992 ( 0.2% vs.
0.06%) y en el cual la totalidad de consumidores fueron del género
masculino (0.2% vs. 0.0%) y fue 2 veces mayor que lo informado por
195
la Encuesta Anual para Estudiantes de Secundaria de Estados Unidos
(High School Senior Survey) entre estudiantes de tiempo completo en
1994 ( 0.2% vs. 0.1%). Fue similar a la reportada en la población
general mayor de 12 años de Estados Unidos en 1993, en un estudio
realizado por la National Household Survey on Drug Abuse que
informó el 0.2% y el 0.1% para la prevalencia anual y del último mes
respectivamente. Sin embargo, fue 3.5 veces menor ( 0.2% vs. 0.7%)
que lo reportado por la Encuesta Anual para Estudiantes de
Secundaria de Estados Unidos (High School Senior Survey) en
estudiantes de duodécimo grado durante el período 1991-1996.(
Unidad Coordinadora de prevención integral- Alcaldia Mayor de Santa
Fe de Bogotá-, 1995;National Institute on Drug Abuse Monitoring the
Future Study,1996;National Survey Results on Drug Abuse from the
Monitoring the Future Study, 1994).
El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la
prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el
consumo de heroína tiende ha aproximarse al patrón encontrado en
Estados Unidos en poblaciones similares y que el consumo se ha
incrementado en la población general colombiana. En cuanto a las
diferencias de género en el consumo de esta droga en la población
encuestada llama la atención que las mujeres empiezan a tener un
patrón de consumo que desafortunadamente tiende a semejarse al de
los hombres y no es actualmente una droga de uso casi exclusivo en
hombres como aparecía en estudios previos realizados en el país.
196
Una posible explicación a este comportamiento es que la
disponibilidad de esta droga en el mercado de sustancias ilícitas sea
mayor y su costo sea un poco más bajo que el de hace algunos años,
aunque comparada con las demás drogas ilícitas su precio todavia es
alto.
En cuanto a factores asociados con el consumo de heroína, fueron
significativos los factores que tenían que ver con el consumo de
drogas ilícitas en amigos o en familiares, lo cual concuerda con lo
informado por otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas.(
Unidad Coordinadora de prevención- Alcaldia Mayor de Santa Fe de
Bogotá-, 1995; Torres de galvis, 1993; Kapplan y Sadock, 1995).
Conclusiones y Recomendaciones
Conclusiones:
1. Drogas ilícitas:
El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la
prevalencia anual de drogas ilícitas en la población de estudio hace
pensar que el consumo de sustancias ilegales tiene tendencia a
aumentar por lo menos desde 1992-1993 en la población general y
que los mayores indices encontrados entre los estudiantes de
carreras tecnicas y tecnologicas se corresponden con lo descrito en la
literatura sobre indices de consumo mayor en población universitaria.
En cuanto a factores asociados con el consumo de drogas ilícitas,
resultaron estadisticamente significativos los relacionados con el
consumo de cigarrillo y alcohol por parte del encuestado y con el
consumo de alcohol u otras drogas por parte de amigos o familiares,
lo cual podría explicarse porque la mayoría de estudiantes
universitarios estan en una etapa del ciclo vital en la cual ya no juegan
un papel preponderante la red de apoyo familiar o la interacción con
miembros de la familia, sino más bien la interacción con los amigos y
compañeros de estudio.
Al igual que en otros estudios, se concluye que el consumo de
cigarrillo, alcohol o ambos puede ser la puerta de entrada para el
consumo de drogas ilícitas.
198
2. Alcohol:
El consumo de alcohol entre los estudiantes de carreras tecnicas y
tecnologicas fue mayor que el reportado en población general por
otros estudios, lo cual es consistente con lo informado en la literatura
sobre el incremento del consumo de alcohol con el nivel educativo.
Los indicadores de prevalencia de consumo en estudiantes de
carreras tecnicas y tecnologícas fueron mayores que los calculados
por estudios realizados en población universitaria en general, lo cual
podría deberse a factores que determinan un patrón de consumo
diferente en este subgrupo de estudio (como por ejemplo, el estrato
socioeconomico) o a que el tiempo de duracion de la carrera ( en
promedio 3 años, en contraposicion de las carreras profesionales que
duran en promedio 5 años) influyó en la magnitud de los indicadores
calculados.
El consumo de alcohol fue mayor en hombres que en mujeres en
todos los tipos de prevalencia calculados y esto fue consistente con lo
descrito en la literatura.
La prevalencia de vida de consumo de bebidas alcoholicas hasta la
embriaguez entre los estudiantes de carreras tecnicas y tecnologícas
fue menor que la reportada en poblacion general Colombiana en 1993
y en 1996, y este hallazgo fue consistente con la literatura, en la cual
se menciona que la prevalencia de “tomadores pesados” es
inversamente proporcional al grado de escolaridad alcanzado.
199
La razon hombre-mujer en la prevalencia de vida de consumo de
alcohol hasta la embriaguez, entre los estudiantes encuestados fue
mayor que la encontrada en poblacion general por otros estudios( 2:1
vs. 1:1), lo cual, podría explicarse por la persistencia de una cultura
en la cual el consumo de alcohol por el hombre es aceptado
socialmente y todavia mas cuando se trata de bebedores pesados, a
diferencia de la mujer con la cual existe menos permisividad social y
familiar y esto se comporta como un factor de proteccion.
Se presentó tendencia al aumento estadisticamente significativa al
relacionar el patrón de consumo hasta la embriaguez con el numero
de semestres cursados, que padria explicarse por el fenomeno de
permisibidad social descrito antes.
Se encontró un porcentaje importante de estudiantes de carreras
tecnicas y tecnológicas que llevaban mas de cinco años consumiendo
bebidas alcoholicas sin emborracharse (24%) e ingiriendo alcohol
hasta la embriaguez (14.2%) a pesar de tratarse de una poblacion en
la cual predominan los adolescentes y los adultos jovenes con un
promedio de edad de 23 años y una moda de 20 años. Esto podría
estar relacionado con la edad de inicio del consumo, que aunque no
fue determinada en este estudio, se sabe por otros trabajos similares,
que se ubica entre los 12 y 17 años, con una mayor incidencia en
hombres y en estudiantes.
200
El indice de abstencion ( nunca haber usado la sustancia) en los
estudiantes de carreras tecnicas y tecnologícas fue alto comparado
con lo reportado por otros estudios, lo cual podria explicarse en parte
por el impacto de las campañas preventivas sobre el consumo de
bebidas alcoholicas en la Capital.
Igual que en otros estudios se detectó la asociacion entre el consumo
de bebidas alcoholicas, violencia y accidentes: El 27.8% de los
encuestados consumidores de alcohol, utiliza esta sustancia en
situaciones potencialmente peligrosas ( conducir vehiculo o en el
trabajo) y este porcentaje aumenta al incrementarse el puntaje del
CAGE. El 7.3% de los encuestados ha tenido accidentes de transito
como conductores o peatones bajo los efectos del alcohol y/o otras
drogas y este porcentaje se incrementa en forma de dosis-respuesta
al aumentar el puntaje del CAGE. El uso de alcohol en situaciones
potencialmente riesgosas se refleja tambien en el hecho de que el
40.7% de los encuestados ha tenido o tiene relaciones sexuales bajo
efectos del alcohol, lo cual es preocupante por el riesgo de adquirir
enfermedades de transmision sexual ya que bajo el efecto de
sustancias psicoactivas generalmente se descuidan las medidas de
proteccion.
Consistente con otros estudios, se presentó asociacion
estadisticamente significativa entre el consumo de alcohol y
problemas de tipo familiar, interpersonal, legal, fisico, sexual,
academico, laboral, psicologico y otros. Siendo el principal problema
201
reportado, los de tipo familiar. Con aumento en forma de dosis-
respuesta en el porcentaje de personas con dichos problemas y el
aumento del puntaje del CAGE.
Igual que en otros estudios se observa una relacion entre el consumo
de bebidas alcoholicas y el consumo de drogas ilícitas entre los
estudiantes de carreras tecnicas y tecnológicas: se presenta una
mayor prevalencia de consumo de sustancias ilícitas entre los
consumidores de alcohol y un patrón mucho mayor de consumo de
estas drogas entre los consumidores “pesados de alcohol”.
El porcentaje de personas que puntuó en el CAGE como de alto
riesgo de alcoholismo o alcoholismo es similar a lo informado por
estudios realizados en Santa Fe de Bogotá en 1996 en población
general. Sin embargo, al comparar cifras de 1993 con lo reportado por
las investigaciones de 1996 para población general se sugiere que
se ha incrementado el número de personas que llenan criterios según
el CAGE para alto riesgo de alcoholismo o alcoholismo en población
general.
En la poblacion de estudio, las mujeres tienden a tener un patrón de
consumo de bibidas alcoholicas similar al de los hombres que se
refleja en el acortamiento de la razon hombre/mujer y en el porcentaje
de alcoholicos entre los encuestados de ambos grupos, el cual es
exactamente igual.
202
El alto riesgo de alcoholismo y alcoholismo según el CAGE en los
diferentes grupos de edad es mayor en los grupos definidos como “
intermedios” en el estudio ( de 20 a 37 años), lo cual es consistente
con lo informado por otras investigaciones en Colombia.
Los factores asociados con el consumo de alcohol resultaron ser
similares a lo reportado por estudios realizados en poblaciones
semejantes :
* “El mejor amigo consume alcohol o fuma”.
* “El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.
* “Un hermano o familiar cercano consume alcohol o fuma”.
* El pertenecer al género masculino
* El consumir marihuana.
3. Cigarrillo:
La prevalencia de vida y el indice de consumo actual de cigarrillo,
fueron similares a los reportados por otros estudios en poblacion
general y en estudiantes desde 1992, lo cual podría indicar que el
consumo de esta sustancia ha permanecido estable o tiende a
disminuir. Otra posible explicacion es que el calculo de los
indicadores no haya resultado preciso por la forma como se hizo la
pregunta en el instrumento sobre el consumo de esta sustancia,
debido a que las respuestas no permitieron calcular especificamente
203
la prevalencia en la última semana, en el último mes y en el último año
sino que quedaron incluidas en la respuesta “actualmente fuma” y se
pudo distorcionar el calculo de la prevalencia de vida ( consumo en la
última semana + consumo en el último mes + consumo en el último
año + Hace 1 año o más que no fuma). Por otra parte es posible que
entre los estudiantes de carreras tecnicas y tecnologicas, a diferencia
de otras poblaciones, exista un patrón de consumo diferente en el
cual por lo menos el 50% de ellos, ya ha iniciado el consumo antes de
ingresar a la universidad en una etapa tan temprana como la
pubertad-adolescencia, un porcentaje importante abandona el
cigarrillo durante la carrera (esto explicaria el alto porcentaje de
exconsumo encontrado comparado con otros estudios), hasta
alcanzar cifras de “consumo actual” similares a lo informado por
diferentes estudios desde 1992.
Existe un alto indice de abstención ( casi del 50%) que podría deberse
al impacto producido por las campañas de prevención del consumo de
cigarrillo.
El consumo según género es mayor en hombres que en mujeres, lo
cual esta acorde con lo reportado por otros estudios nacionales, sin
embargo, la razon hombre/mujer de consumo actual es menor que la
informada por los otros estudios, lo cual indica que las mujeres de la
poblacion encuestada tienden a tener un patrón de consumo de
cigarrillo similar al de los hombres.
204
Se encontró asociación estadisticamente significativa entre el
consumo de cigarrillo y el consumo de otras sustancias escepto con
la Heroína y los inhalables, lo cual es consistente con lo reportado por
otros estudios y refuerza la afirmación de que el consumo de cigarrillo
usualmente precede al de marihuana y al de otras sustancias
psicoactivas en la adolescencia.
Los factores asociados con el consumo de alcohol resultaron ser
similares a lo reportado por estudios realizados en poblaciones
semejantes :
“El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.
El mejor amigo consume alcohol o fuma.
Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.
Un heramano o familiar cercano consume alcohol o fuma.
Un heramano o familiar cercano consume pastillas para calmar los
nervios y/o quitar el sueño.
4. Marihuana:
El consumo de marihuana fue el de mayor aporte al consumo de
sustancias psicoactivas ilegales en la poblacion de estudio.
Según las cifras descritas de prevalencia de vida y del ultimo año (
consumidores actuales) en la población de estudio, se concluiria que
la cantidad de “consumidores actuales” de marihuana ha permanecido
205
estable o tiende a disminuir y que la prevalencia de vida registró un
aumento al compararse con estudios previos, posiblemente por el
incremento en el número de usuarios que la consumieron por corto
tiempo. Esta explicación se refuerza por el hecho de que la edad de
inicio del consumo de esta sustancia ha permanecido relativamente
estable desde 1992 en población general colombiana y de Santa Fe
de Bogotá.
Se encontró en la población estudiada que para todos los tipos de
prevalencia el consumo fue mayor en hombres que en mujeres, lo
cual esta acorde con lo reportado por otras investigaciones, sin
embargo, se observo una disminucion en la razon hombre/mujer entre
los estudiantes encuestados comparado con otros estudios, lo cual
indicaria que el patrón de consumo en las mujeres tiende a asimilarse
al de los hombres.
En cuanto a factores asociados con el consumo de marihuana,
resultaron ser similares a lo reportado por estudios realizados en
poblaciones semejantes :
“El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.
Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.
El mejor amigo consume alcohol o fuma.
5. Cocaína :
206
La prevalencia de vida de consumo de cocaína en la población de
estudio es mayor que lo reportado para poblacion general por otras
investigaciones, lo cual es consistente con la literatura, sobre que el
consumo de esta sustancia esta influido positivamente por el grado de
instrucción.
Aunque no fue el objetivo de este estudio, al comparar las cifras de
prevalencia de vida y prevalencia anual en poblacion general
colombiana y de Santa Fe de Bogota en estudios realizados desde
1992, se observa una tendencia ascendente en estos indicadores.
En la población encuestada las mujeres consumen esta sustancia en
mayor numero que en la población general, lo cual se refleja en una
razon hombre/mujer menor que la informada por otros estudios.
En cuanto a factores asociados con el consumo de cocaína, No fueron
significativos los factores que tenían que ver con las redes de apoyo
social como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros,
ni los relacionados con la interaccion o comunicación con los
miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la
familia , ni con el grado de satisfaccion con las actividades
academicas y extracurriculares relacionadas con el centro de estudios
al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado para poblacion
general de Santa Fe de Bogota en un estudio de 1992.
6. Bazuco :
207
El consumo de bazuco alguna vez en la vida muestra un porcentaje
2.5 veces menor que el de la cocaína ( 1.3% vs. 3.3%) en la población
estudiada. Tambien son menores los pocentajes de consumo en el
ultimo año, en el último mes y en la última semana.
La prevalencia de vida de consumo de bazuco en la población de
estudio fue semejante al reportado por otros estudios recientes (1996
y 1997) en poblacion general y universitaria de Santa Fe de Bogota,
Sin embargo, fue menor que lo informado por estudios de 1992 y 1993
en poblacion general colombiana. Igual acontece al comparar
estudios de 1992-1993 con los de 1996-1997 en poblacion general, lo
cual puede indicar que el consumo de bazuco en dicha poblacion
tiende a permanecer estable o a disminuir. Esto tambien se refuerza
con la observacion de que la prevalencia anual tiende a disminuir al
compararse los diferentes estudios desde 1992.
La prevalencia de vida de consumo de bazuco en la poblacion de
estudio fue mayor que la reportada por un estudio en estudiantes de
secundaria de una ciudad pequeña del departamento de Antioquia, lo
cual refleja en parte la influencia de la urbanizacion en el consumo, ya
que en Colombia se ha observado que este aumenta a medida que
se incrementa la densidad poblacional y la urbanizacion.
El consumo de bazuco fue mayor en hombres que en mujeres, lo cual
esta acorde con otros estudios que han determinado el consumo de
208
esta sustancia según género, pero a diferencia de otras sustancias, la
razon hombre/mujer tiende a mantenerse.
En cuanto a factores asociados con el consumo de bazuco, No fueron
significativos los factores que tenían que ver con las redes de apoyo
social como el apoyo recibido de la familia, profesores y compañeros,
ni los relacionados con la interaccion o comunicación con los
miembros de la familia, ni con la facilidad de expresar emociones en la
familia , ni con el grado de satisfaccion con las actividades
academicas y extracurriculares relacionadas con el centro de estudios
al cual pertenecían, esto concuerda con lo informado en el estudio
Nacional de Salud Mental y Consumo de sustancias psicoactivas de
1993 en el cual, la prevalencia relativa de los factores de riesgo
estudiados, en el análisis bivariado, mostró una fuerte asociación
entre el consumo de bazuco y desconocer los efectos nocivos para la
salud; la presencia de amigo consumidor y tener un hermano o
familiar consumidor; y con lo informado en población general de Santa
Fe de Bogotá por el Segundo Estudio epidemiológico de consumo de
sustancias psicoactivas de 1992.
7. Tranquilizantes Menores ( Pastillas Para Dormir Y Para Calmar Los
Nervios)
Las prevalencias de vida y anuales de pastillas para dormir y pastillas
para calmar los nervios calculadas en la poblacion de estudio, indican
un posible incremento en el consumo tranquilizantes menores
209
teniendo en cuenta las prevalencias en población general reportadas
por los estudios del período 1992-1997. Además, se observa que la
magnitud de los indicadores calculados en los estudiantes de carreras
tecnicas y tecnologicas es mayor que en población universitaria en
general.
El consumo de tranquilizantes menores en los estudiantes de
carreras tecnicas y tecnologicas es menor que el informado en
poblaciones similares de otras regiones del pais (por ejemplo,
Antioquia). Lo cual esta acorde con lo reportado por diferentes
estudios en los cuales se menciona que los tranquilizantes menores y
especificamente las benzodiacepinas son la droga secundaria de
abuso más frecuente en personas con trastornos de abuso o
dependencia al alcohol o a sustancias ilegales. Antioquia registra en
diferentes estudios el consumo mayor de sustancias ilegales en
Colombia.
El consumo de tranquilizantes menores en la poblacion de estudio es
mayor en mujeres en todos los tipos de prevalencia calculadas, lo cual
esta acorde con lo reportado en otros estudios.
En cuanto a factores asociados con el consumo de tranquilizantes
menores, resultaron ser similares a lo reportado por estudios
realizados en poblaciones semejantes :
El mejor amigo consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el
sueño.
210
Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el
sueño.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas.
Un hermano o familiar cercano consume alcohol o fuma.
8. Anfetaminas ( Pastillas Para Quitar El Sueño).
El consumo de Anfetaminas medido a traves de las prevalencias de
vida y del ultimo año, fue mayor en la población de estudio que en la
poblacion general y en la poblacion universitaria, de acuerdo a lo
reportado por otros estudios en Colombia. Sin embargo, este hallazgo
es consistente con lo informado en la literatura sobre el uso de estas
sustancias ya que es más comun en ciertos grupos de población,
entre ellos el de estudiantes.
La razon hombre/mujer en la población de estudio para las
prevalencias de vida, de consumo en el último año y de consumo en el
último mes fue de 1:1. Lo cual es muy bajo comparado con otros
reportes en los que dicha razon es varias veces mayor. Esto indica
que, una vez mas las mujeres tienden a adquirir un patrón de uso de
estas sustancias similar al de los hombres.
Es de anotar que las anfetaminas fueron la segunda sustancia de
mayor consumo reciente en el ultimo año en la poblacion de estudio,
lo cual indica que estan ganando terreno en el mercado de drogas
ilícitas actualmente, por lo menos en este tipo de poblacion.
211
En cuanto a factores asociados con el consumo de anfetaminas,
resultaron ser similares a lo reportado por estudios realizados en
poblaciones semejantes :
El mejor amigo consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el
sueño.
Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el
sueño.
El mejor amigo consume sustancias ilícitas.
Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.
El mejor amigo consume alcohol o fuma.
9. Alucinogenos ( Consumo De Metilenodioximetanfetamina-Mdma- O
“Extasis”).
El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la
prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el
consumo de extasis ha alcanzado proporciones importantes a pesar
de ser una sustancia de reciente introducción en el mercado de las
drogas ilícitas debido a que los indices calculados tienden a ser
similares a los de los alucinogenos en general, lo cual implica que esta
ocurriendo un desplazamiento de otro tipo de alucinogenos como los
hongos y el LSD en la competencia por el mercado. Esta afirmación
se refuerza al comparar las curvas de tiempo de uso de alcohol,
212
cocaína,heroina, bazuco, anfetaminas , tranquilizantes menores y
extasis en las cuales, puede apreciarse que la mayor cantidad de
usuarios ha iniciado el consumo de esta sustancia en forma más
reciente (en el último mes) que el de las otras drogas ilícitas
constituyendose en la “droga moda” actualmente.
Es de anotar además, que las diferencias de género encontradas en
la población de estudio no son tan marcadas como las reportadas por
otras investigaciones sobre alucinogenos en el país, lo cual muestra
que el patrón de consumo tiende a ser similar para hombres y mujeres
en esta población.
Se requieran más estudios para observar los patrónes de consumo de
esta sustancia en diferentes poblaciones incluyendo estudiantes de
secundaria y de universidad.
En cuanto a factores asociados con el consumo de extasis, resultaron
ser similares a lo reportado por estudios realizados en poblaciones
semejantes para otras sustancias ilegales :
“El mejor amigo consume sustancias ilícitas”.
Un hermano consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el
sueño.
El mejor amigo consume pastillas para calmar los nervios y/o quitar el
sueño.
213
Un hermano o familiar cercano consume sustancias ilícitas.
10. Heroína
El comportamiento descrito de la prevalencia de vida y de la
prevalencia anual en la población de estudio hace pensar que el
consumo de heroína tiende ha aproximarse al patrón encontrado en
Estados Unidos en poblaciones similares y que el consumo se ha
incrementado en la población general colombiana.
En cuanto a las diferencias de género en el consumo de esta droga
en la población encuestada llama la atención que las mujeres
empiezan a tener un patrón de consumo que desafortunadamente
tiende a semejarse al de los hombres y no es actualmente una droga
de uso casi exclusivo en hombres como aparecía en estudios previos
realizados en el país. Una posible explicación a este comportamiento
es que la disponibilidad de la droga en el mercado de sustancias
ilícitas sea mayor y su costo sea un poco más bajo que el de hace
algunos años, aunque comparada con las demás drogas ilícitas su
precio todavia es alto.
En cuanto a factores asociados con el consumo de heroína, fueron
significativos los factores que tenían que ver con el consumo de
drogas ilícitas en amigos o en familiares, lo cual concuerda con lo
informado por otros estudios en el consumo de sustancias ilícitas.
Recomendaciones
214
A pesar de que se ha trabajado desde hace varios años en la
prevención del consumo de sustancias psicoactivas, la revisión parece
indicar que este consumo está aumentando, por lo que se hace
necesario incrementar la cantidad de programas y mejorar su calidad.
Se hace necesario que las universidades cuenten con adecuados
programas de orientación y consejería ya que por lo menos un 13%
consultaría este servicio si percibiera problemas con el consumo de
alcohol y otras drogas. Al interior de estas entidades deberían
desarrollarse además, programas de prevención del consumo de
sustancias psicoactivas y otros factores que desmejoren la calidad de
vida de los estudiantes. En estos programas debe tenerse en cuenta
que el riesgo tiende a igualarse para hombres y para mujeres. El
programa debería iniciarse cuando los estudiantes ingresan a la
entidad educativa y reforzarse a lo largo de las carreras, dado que se
observó que el consumo de sustancias como el alcohol aumenta a
medida que transcurren los semestres académicos.
En los proyectos de prevención debe tenerse en cuenta que los
motivos más frecuentemente aducidos para consumir alcohol u otras
drogas, son “relacionarse mejor y “sentir las sensaciones que da” y
para no consumirlas “no sentir la necesidad” y “conocer los daños que
produce”.
Las cifras de consumo actual de heroína (prevalencia en el último
año), son preocupantes en la población estudiada, ya que tienden a
215
semejarse a cifras registradas para estudiantes de tiempo completo de
High School en Estados Unidos en 1994 y son mucho mayores a lo
registrado en estudios nacionales de 1993. Las consecuencias del
consumo de esta sustancia son graves por el costo del tratamiento de
la dependencia que produce, por el deterioro del consumidor y su
asociación con enfermedades como el VIH-SIDA y diferentes tipos de
hepatitis. Debe prestarse especial atención al consumo de esta
sustancia y preparar las condiciones de atención especializada que el
manejo de esta sustancia implica.
El consumo de éxtasis tiene un comportamiento que hace pensar que
se trata de la droga de moda en el momento. Este consumo tiene
varios peligros relacionados: por una parte, el alto costo de esta
sustancia favorece que en el mercado se vendan otros psicoactivos
como si fueran éxtasis a precios menores. Estas otras sustancias
entre las que se cuenta el PCP, tienen efectos sobre el
comportamiento bastante diferentes del MDMA y pueden tener
consecuencias graves como intoxicación aguda con riesgo para la
vida del consumidor. Se hace necesario observar el crecimiento del
consumo de esta sustancia estrechamente ya que se prevee su
crecimiento hasta tanto se estabilice por condiciones del mercado.
Los indicadores de consumo de alcohol son tan altos que incluso
superan a los reportes de Estados Unidos y hacen cuestionar las
campañas de “no consumo” que se han llevado a cabo, por lo cual se
recomienda realizar proyectos de prevención enfocados en el
216
consumo responsable: evitar hacerlo en situaciones peligrosas, evitar
el consumo hasta la embriaguez, preparar al individuo para que tome
la decisión por sí mismo, vender comportamientos y actitudes que
compitan con los efectos del consumo de alcohol sobre las
habilidades sociales, la capacidad de interacción y otros.
Por la asociación entre el consumo de alcohol y otras drogas con
accidentes de tránsito, actos violentos y situaciones peligrosas, deben
continuar las medidas que restrinjan la accesibilidad de la sustancia a
la población en general y especialmente a la población joven y el
control del comportamiento ciudadano que implica riesgo de
accidentes o actos violentos.
Debido a que una de las razones más frecuentemente presentadas
para iniciar a continuar el consumo es “sentir las sensaciones que da”,
podrían ofrecerse alternativas para emular tales sensaciones de
bienestar sin necesidad de consumir tales sustancias. La preparación
de bebidas que imiten el sabor de los licores sin que contengan
alcohol podría ser una opción.
La prestación de servicios de atención de casos relacionados con el
consumo de sustancias debe involucrar estamentos privados e incluso
a las mismas entidades educativas. Así mismo, se hace necesario
mejorar las condiciones de atención de la red pública. Esto debe ir de
la mano con información sobre las entidades que prestan atención
para estos casos ya que el 31,3% de los encuestados respondió que
217
ante problemas relacionados con el consumo no asistiría a ninguna
institución o no conoce donde le pueden ayudar.
Por el alto porcentaje de estudiantes (entre el 60%y el 70%) que
consideraron que el consumo de alcohol u otras drogas es poco grave
o no existe en su institución, lo cual es contrario a lo que muestran los
indicadores, se recomienda que los programas incluyan
sensibilización frente al problema dirigida a esta población.
A pesar de las limitaciones de las encuestas sobre consumo de
sustancias psicoactivas en población general y en poblaciones
particulares como los estudiantes de secundaria y universidad, se
constituyen en un elemento fundamental para vigilar las tendencias
del fenómeno. Se hace necesario realizar estudios que profundicen en
factores de riesgo y de protección con miras a prevenir este problema
en el individuo y la comunidad.
Para superar las limitaciones de estudios como el que aquí termina, se
recomienda complementarlos con otras técnicas de investigación y
análisis, que incluyan poblaciones como habitantes de la calle que no
son tenidos en cuenta en los estudios de prevalencia clásicos.
218
Referencias
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Manual of Mental Disorders - 4th Edition ( DSM-IV). Washington, D.C.:
American Psychiatric Association.
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Day, N.L. (1995) Epidemiology of Alcohol Use, Abuse, and
Dependence. In M.T. Tsuang, M. Tohen Et G. Zahner (Eds.). Textbook
in Psychiatric Epidemiology (pp.345-359). New York: John Wiley Et
Sons.
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (1995).
Comportamiento de las Lesiones por Causa Externa Evaluados por la
Regional Bogotá en 1995. Santa Fe de Bogotá.
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220
the United States: Results from the National Comorbidity Survey.
Archives of General Psychiatry, 52,219-229.
ANEXO 1
Tendencia de la prevalencia de vida ( en %) para High School Seniors,
por tipo de droga. Estados Unidos. 1975-1996.
Tipo de droga 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985
Alguna droga ilícita 55.2 58.3 61.6 64.1 65.1 65.4 65.6 64.4 62.9 61.6 60.6
M arihuana/Hachis 47.3 52.8 56.4 59.2 60.4 60.3 59.5 58.7 57.0 54.9 54.2
Inhalables N.A. 10.3 11.1 12.0 12.7 11.9 12.3 12.8 13.6 14.4 15.4
Inhalables ajustados N.A. N.A. N.A. N.A. 18.2 17.3 17.2 17.7 18.2 18.0 18.1
Amil y butil nitritos N.A. N.A. N.A. N.A. 11.1 11.1 10.1 9.8 8.4 8.1 7.9
Alucinogenos 16.3 15.1 13.9 14.3 14.1 13.3 13.3 12.5 11.9 10.7 10.3
Alucinogenos ajustados N.A. N.A. N.A. N.A. 17.7 15.6 15.3 14.3 13.6 12.3 12.1
LSD 11.3 11.0 9.8 9.7 9.5 9.3 9.8 9.6 8.9 8.0 7.5
PCP N.A. N.A. N.A. N.A. 12.8 9.6 7.8 6.0 5.6 5.0 4.9
Cocaína 9.0 9.7 10.8 12.9 15.4 15.7 16.5 16.0 16.2 16.1 17.3
Crack N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A.
O tras formas de cocaína N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A.
Heroína 2.2 1.8 1.8 1.6 1.1 1.1 1.1 1.2 1.2 1.3 1.2
O tros opiaceos * 9.0 9.6 10.3 9.9 10.1 9.8 10.1 9.6 9.4 9.7 10.2
Estimulantes 22.3 22.6 23.0 22.9 24.2 26.4 32.2 27.9 26.9 26.9 26.2
Cristal de M etanfetamina N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A. N.A.
Sedantes * 18.2 17.7 17.4 16.0 14.6 14.9 16.0 15.2 14.4 13.3 11.8
Barbituricos * 16.9 16.2 15.6 13.7 11.8 11.0 11.3 10.3 9.9 9.9 9.2
M etacuolona * 8.1 7.8 8.5 7.9 8.3 9.5 10.6 10.7 10.1 8.3 6.7
Tranquilizantes * 17.0 16.8 18.0 17.0 16.3 15.2 14.7 14.0 13.3 12.4 11.9
Alcohol 90.4 91.9 92.5 93.1 93.0 93.2 92.6 92.8 92.6 92.6 92.2
Cigarrillos 73.6 75.4 75.7 75.3 74.0 71.0 71.0 70.1 70.6 69.7 68.8
Fuente: National Institute on Drug Abuse, monitoring the future study,
1996.
222
Tipo de droga 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996
Alguna droga ilícita 57.6 56.6 53.9 50.9 47.9 44.1 40.7 42.9 45.6 48.4 50.8
M arihuana/Hachis 50.9 50.2 47.2 43.7 40.7 36.7 32.6 35.3 38.2 41.7 44.9
Inhalables 15.9 17.0 16.7 17.6 18.0 17.6 16.6 17.4 17.7 17.4 16.6
Inhalables ajustados 20.1 18.6 17.5 18.6 18.5 18.0 17.0 17.7 18.3 17.8 N.A.
Amil y butil nitritos 8.6 4.7 3.2 3.3 2.1 1.6 1.5 1.4 1.7 1.5 1.8
Alucinogenos 9.7 10.3 8.9 9.4 9.4 9.6 9.2 10.9 11.4 12.7 14.0
Alucinogenos ajustados 11.9 10.6 9.2 9.9 9.7 10.0 9.4 11.3 11.7 13.1 N.A.
LSD 7.2 8.4 7.7 8.3 8.7 8.8 8.6 10.3 10.5 11.7 12.6
PCP 4.8 3.0 2.9 3.9 2.8 2.9 2.4 2.9 2.8 2.7 4.0
Cocaína 16.9 15.2 12.1 10.3 9.4 7.8 6.1 6.1 5.9 6.0 7.1
Crack N.A. 5.4 4.8 4.7 3.5 3.1 2.6 2.6 3.0 3.0 3.3
O tras formas de cocaína N.A. 14.0 12.1 8.5 8.6 7.0 5.3 5.4 5.2 5.1 6.4
Heroína 1.1 1.2 1.1 1.3 1.3 0.9 1.2 1.1 1.2 1.6 1.8
O tros opiaceos * 9.0 9.2 8.6 8.3 8.3 6.6 6.1 6.4 6.6 7.2 8.2
Estimulantes 23.4 21.6 19.8 19.1 17.5 15.4 13.9 15.1 15.7 15.3 15.3
Cristal de M etanfetamina N.A. N.A. N.A. N.A. 2.7 3.4 2.9 3.1 3.4 3.9 4.4
Sedantes * 10.4 8.7 7.8 7.4 7.5 6.7 6.1 6.4 7.3 7.6 N.A.
Barbituricos * 8.4 7.4 6.7 6.5 6.8 6.2 5.5 6.3 7.0 7.4 7.6
M etacuolona * 5.2 4.0 3.3 2.7 2.3 1.3 1.6 0.8 1.4 1.2 2.0
Tranquilizantes * 10.9 10.9 9.4 7.6 7.2 7.2 6.0 6.4 6.6 7.1 7.2
Alcohol
Cigarrillos
Notas:
Los “inhalables ajustados”, se ajustaron por el sobrereporte de amil y
butil nitritos.
Los “Alucinogenos ajustados”, se ajustaron por sobrregistro de PCP.
El grupo de estimulantes , se refiere exclusivamente al uso de estas
sustancias no prescritas por medicos.
223
El cuestionario fue cambiado en 1993, para el consumo de alcohol.
N.A.: No hay datos.
* Unicamente se incluyen los no usados bajo prescripción médica.
224
Tendencia de la prevalencia de vida ( en %) por tipo de droga, para los
grados ocho, diez y doce. Estados Unidos. 1991-1996
Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996 Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996
Alguna droga 8.0 18.7 20.6 22.5 25.7 28.5 31.2 Cocaína 8.0 2.3 2.9 2.9 3.6 4.2 4.5
ilícita 10.0 30.6 29.8 32.8 37.4 40.9 45.4 10.0 4.1 3.3 3.6 4.3 5.0 6.5
12.0 44.1 40.7 42.9 45.6 48.4 50.8 12 7.8 6.1 6.1 5.9 6 7.1
Alguna droga Ilícita 8.0 28.5 29.6 32.3 35.1 38.1 39.4 Crack 8 1.3 1.6 1.7 2.4 2.7 2.9
Incluido 10.0 36.1 36.2 38.7 42.7 45.9 49.8 10 1.7 1.5 1.8 2.1 2.8 3.3
Inhalables 12.0 47.6 44.4 46.6 49.1 51.5 53.5 12 3.1 2.6 2.6 3 3 3.3
M arihuana/ 8.0 10.2 11.2 12.6 16.7 19.9 23.1 Heroína 8 1.2 1.4 1.4 2 2.3 2.4
Hachis 10.0 23.4 21.4 24.4 30.4 34.1 39.8 10 1.2 1.2 1.3 1.5 1.7 2.1
12.0 36.7 32.6 35.3 38.2 41.7 44.9 12 0.9 1.2 1.1 1.2 1.6 1.8
Inhalables 8.0 17.6 17.4 19.4 19.9 21.6 21.2 Estimulantes 8 10.5 10.8 11.8 12.3 13.1 13.5
10.0 15.7 16.6 17.5 18.0 19.0 19.3 10 13.2 13.1 14.9 15.1 17.4 17.7
12.0 17.6 16.6 17.4 17.7 17.4 16.6 12 15.4 13.9 15.1 15.7 15.3 15.3
Alucinogenos 8.0 3.2 3.8 3.9 4.3 5.2 5.9
10.0 6.1 6.4 6.8 8.1 9.3 10.5
12.0 9.6 9.2 10.9 11.4 12.7 14.0
Fuente: National Survey results on Drug Abuse from the Monitoring the
Future Study.
225
Tendencia de la prevalencia de consumo durante el último año ( en %),
por tipo de droga, para los grados ocho,diez y doce. Estados Unidos.
1991-1996
Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996 Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996
Alguna droga 8.0 11.3 12.9 15.1 18.5 21.4 23.6 Cocaína 8 1.1 1.5 1.7 2.1 2.6 3.0
ilícita 10.0 21.4 20.4 24.7 30.0 33.3 37.5 10 2.2 1.9 2.1 2.8 3.5 4.2
12.0 29.4 27.1 31.0 35.8 39.0 40.2 12 3.5 3.1 3.3 3.6 4 4.9
Alguna droga Ilícita 8.0 16.7 18.2 21.1 24.2 27.1 28.7 Crack 8 0.7 0.9 1 1.3 1.6 1.8
Incluido 10.0 23.9 23.5 27.4 32.5 35.6 39.6 10 0.9 0.9 1.1 1.4 1.8 2.1
Inhalables 12.0 31.2 28.8 32.5 37.6 40.2 41.9 12 1.5 1.5 1.5 1.9 2.1 2.1
M arihuana/ 8.0 6.2 7.2 9.2 13.0 15.8 18.3 Heroína 8 0.7 0.7 0.7 1.2 1.4 1.6
Hachis 10.0 16.5 15.2 19.2 25.2 28.7 33.6 10 0.5 0.6 0.7 0.9 1.1 1.2
12.0 23.9 21.9 26.0 30.7 34.7 35.8 12 0.4 0.6 0.5 0.6 1.1 1.2
Inhalables 8.0 9.0 9.5 11.0 11.7 12.8 12.2 Estimulantes 8 6.2 6.5 7.2 7.9 8.7 9.1
10.0 7.1 7.5 8.4 9.1 9.6 9.5 10 8.2 8.2 9.6 10.2 11.9 12.4
12.0 6.6 6.2 7.0 7.7 8.0 7.6 12 8.2 7.1 8.4 9.4 9.3 9.5
Alucinogenos 8.0 1.9 2.5 2.6 2.7 3.6 4.1 Algún uso de 8 54 53.7 51.6 46.8 45.3 46.5
10.0 4.0 4.3 4.7 5.8 7.2 7.8 Alcohol 10 72.3 70.2 69.3 63.9 63.5 65.0
12.0 5.8 5.9 7.4 7.6 9.3 10.1 12 77.7 76.8 76 73 73.7 72.5
Fuente: National Survey results on Drug Abuse from the Monitoring the
Future Study.
226
Tendencia de la prevalencia de consumo durante el último mes ( en %),
por tipo de droga, para los grados ocho,diez y doce.Estados Unidos.
1991-1996
Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996 Tipo de droga Grado 1991 1992 1993 1994 1995 1996
Alguna droga 8.0 5.7 6.8 8.4 10.9 12.4 14.6 Cocaína 8 0.5 0.7 0.7 1 1.2 1.3
ilícita 10.0 11.6 11.0 14.0 18.5 20.2 23.2 10 0.7 0.7 0.9 1.2 1.7 1.7
12.0 16.4 14.4 18.3 21.9 23.8 24.6 12 1.4 1.3 1.3 1.5 1.8 2.0
Alguna droga Ilícita 8.0 8.8 10.0 12.0 14.3 16.1 17.5 Crack 8 0.3 0.5 0.4 0.7 0.7 0.8
Incluido 10.0 13.1 12.6 15.5 20.0 21.6 24.5 10 0.3 0.4 0.5 0.6 0.9 0.8
Inhalables 12.0 17.8 15.6 19.3 23.0 24.8 25.5 12 0.7 0.6 0.7 0.8 1 1.0
M arihuana/ 8.0 3.2 3.7 5.1 7.8 9.1 11.3 Heroína 8 0.3 0.4 0.4 0.6 0.6 0.7
Hachis 10.0 8.7 8.1 10.9 15.8 17.2 20.4 10 0.2 0.2 0.3 0.4 0.6 0.5
12.0 13.8 11.9 15.5 19.0 21.2 21.9 12 0.2 0.3 0.2 0.3 0.6 0.5
Inhalables 8.0 4.4 4.7 5.4 5.6 6.1 5.8 Estimulantes 8 2.6 3.3 3.6 3.6 4.2 4.6
10.0 2.7 2.7 3.3 3.6 3.5 3.3 10 3.3 3.6 4.3 4.5 5.3 5.5
12.0 2.4 2.3 2.5 2.7 3.2 2.5 12 3.2 2.8 3.7 4 4 4.1
Alucinogenos 8.0 0.8 1.1 1.2 1.3 1.7 1.9 Algún uso de 8 25.1 26.1 26.2 25.5 24.6 26.2
10.0 1.6 1.8 1.9 2.4 3.3 2.8 Alcohol 10 42.8 39.9 41.5 39.2 38.8 40.4
12.0 2.2 2.1 2.7 3.1 4.4 3.5 12 54 51.3 51 50.1 51.3 50.8
Fuente: National Survey results on Drug Abuse from the Monitoring the
Future Study.
227
Anexo 2
DISEÑO MUESTRAL
ESTUDIO CONSUMO DE PSICOACTIVOS EN CARRERAS
TÉCNICAS Y TECNOLÓGICAS EN SANTA FE DE BOGOTÁ
Carlos Lanziano Molano
Estadístico
229
Consumo de psicoactivos en población estudiantil de carreras técnicas
o tecnológicas en Santa Fe de Bogotá
1. Objetivo
Conocer la situación del consumo actual de psicoactivos en los
institutos técnicos y tecnológicos de Santa Fé de Bogotá y establecer
la presencia de algunos factores que se consideran de riesgo para el
inicio y continuación de consumo.
2. Población Objetivo
Población estudiantil, que se conforma por aproximadamente 30.000
estudiantes de 43 institutos técnicos o tecnológicos, ubicados en la
ciudad de Santa Fe de Bogotá, discriminados por jornadas y carreras
o programas ofrecidos.
3. Marco de Muestreo
230
2o. Periodo Corrección
TO TAL M ARCO 30,617 29,724
1 2725 PO LITECNICO GRANCO LO M BIANO 208 187
2 3712 FUNDAC.CENTRO INV.DO C.CO NS.ADM TIVA. 5,259 5,259
3 3713 FUND.ESCUELA.SUP.PRO FESIO NAL-INPAHU- 3,414 3,414
4 3825 CO RP.DE EDUCACIO N SUPERIO R -UNITEC- 2,561 2,305
5 2728 FUND.UNIVERSITARIA DEL AREA ANDINA 363 363
6 3719 FUNDACIO N UNIO N LATINA -UNILATINA- 2,065 1,859
7 3105 SERV.NAL.DE APRENDIZAJE-SENA-BO GO TA 1,523 1,523
8 3717 TECNO LO GICO -INESPRO 1,453 1,453
9 3830 CO RP.UNIVERSAL DE INVESTIG.Y TECNO LO 1,344 1,344
10 4803 CO RPO RAC. PO LITECNICO CO LO M BO ANDINO 1,066 1,066
11 2824 CO RP.UNIVERSITARIA DE CO LO M BIA IDEAS 397 357
12 3827 PO LITECNICO SANTAFE DE BO GO TA 789 789
13 4108 INSTITUTO TECNICO CENTRAL 755 755
14 3826 CO RP.INTERNAL.EL DESARRO LLO EDUCATIV 704 634
M atriculadosO rden Código Institución
231
2o. Periodo Corrección
15 4835 CO RP.EDUCAT.TALLER 5 CENTRO DISE¥O 728 728
16 4813 CO RP.UNIFICADA NAL.EDUCACIO N SUPERIO 683 615
17 3808 CO RPO RACIO N TECNO LO GICA DE BO GO TA 672 672
18 4821 ESCUELA CO LO M B.CARRERAS INDUSTRIALES 613 613
19 4714 FUNDACIO N INTERAM ERICANA TECNICA-FIT 577 577
20 3819 CO RP.TECNO LO G.INDUSTRIAL CO LO M BIANA 517 517
21 3702 FUND.TECNO LO GICA AUTO NO M A DE BO GO TA 486 486
22 4705 FUND.CENTRO EDUC.SUP.,INVEST. Y PRO F 468 421
23 3829 CO RPO RACIO N JHO N F.KENNEDY 447 402
24 4704 FUND.EDUC.SUPERIO R REAL DE CO LO M BIA 409 409
25 4721 FUNDACIO N INST.SUP.CARRERAS TECNICAS 369 332
26 3823 CO RPO RACIO N TECNO LO GICA DENTAL 322 290
27 4702 FUND.DE EDUCACIO N SUPERIO R SAN JO SE 308 308
28 3714 FUND.TECNO L.DE CARRERAS PARAM EDICAS 305 275
29 4822 CO RPO RACIO N ESCUELA DE ARTES Y LETRA 284 284
30 4719 INSTI.DEL DISE¤O Y LA EXPRESIO N CO LM 258 258
31 4810 CO RP.DE EDUCACIO N NACIO NAL DE ADM O N. 64 64
32 4806 CO RP.CENTRO ESTUDIO S ARTIST.TECNICO S 199 179
33 3824 CO RP.INSTITUTO TECNO LO GICO SEGURIDAD 186 186
34 4710 ESCUELA ARTE Y DISE¥O DE ARQ .E INGE. 162 162
35 4711 FUND.ESCUELA SUP.DE FO RM A.TECNICA 141 141
36 4823 CO RP.ESCUELA DISE¥O S DE INDUSTRIALES 107 107
37 4805 CO RPO RACIO N TECNICA DE CO LO M BIA 103 93
38 4812 CO RP.CENTRO NTRA.SE¥O RA LAS M ERCEDES 91 82
39 3101 INST.TECNO L.DE ELECTRO NICA Y CO M UNIC 88 88
40 4708 FUND.ESCUELA CO LO M .HO TELERIA TURISM O 77 77
41 4726 FUND.DESARRO LLO .CCIO .EXT.EST.ADM TIVO 33 33
42 3822 CO RP.INST.CO LO M BO ALEM AN FO RM .TECNO L 14 14
43 4832 INST.SUPERIO R EDUCACIO N SO CIAL-ISES- 5 5
O rden Código InstituciónM atriculados
Construcción
El marco de muestreo es de lista, inicialmente se construyó con la
base de datos de registros administrativos con que cuenta el Instituto
Colombiano para el Fomento de la Educación Superior – ICFES, para
232
1996 que contiene todas las instituciones de educación superior para
todo el país.
Fue depurado para la ciudad de Santa Fe de Bogotá, dejando los
institutos que ofrecieran carreras técnicas o tecnológicas, es decir se
excluyeron institutos o centros universitarios que ofrecen carreras
profesionales; bajo el supuesto de que fueron estudiadas en el estudio
Consumo de psicoactivos en población de universitarios en Santa Fe
de Bogotá, realizado recientemente.
Revisión
Con el fin de validar el marco se confrontó con el directorio telefónico
de páginas amarillas de 1997 y con la Guía del Estudiante, de Legis.
En razón a que no se encontraron diferencias mayores a 2
establecimientos educativos, se consideró que el marco generado por
el ICFES, contaba con las características técnicas necesarias para ser
utilizado en el estudio, debido especialmente a que cuenta con
variables de tamaño como son : número de estudiantes matriculados
para cada semestre, número de graduados, entre otras.
Completamiento
Finalmente quedó conformado por el listado de 43 Instituciones que
desarrollan carreras técnicas o tecnológicas exclusivamente, en la
ciudad de Santa Fe de Bogotá, para las jornadas presenciales y que
233
rindieron información al ICFES sobre los alumnos matriculados en el
segundo semestre del año 1996.
Para las 14 instituciones seleccionadas, se actualizó y completo el
marco de muestreo mediante una planilla diseñada para tomar datos
actualizados sobre número de alumnos matriculados en el segundo
semestre de 1997 por programa, el número promedio de alumnos por
grupo o curso y la dirección en la cual funciona el programa. Para ello
se contrato una persona, se utilizó una carta de presentación y un
formato diseñado previamente para ser aplicado por el portador de la
carta con el fin de que el completamiento del marco, preferiblemente
fuera inmediata. Esta experiencia resultó muy positiva, no presentó
dificultad para colaborar en la respuesta. Con esta labor se adelantó
un primer acercamiento a la fuente, pues se les informaba acerca del
objetivo de completamiento del marco y el de la investigación.
Para efectos del presente estudio se excluye
Programas de educación a distancia
Institutos técnicos pertenecientes a las fuerzas militares
4. DISEÑO DE LA MUESTRA
Tipo de muestra
Probabilística de elementos, debido a que cada estudiante de las
instituciones mencionadas tiene probabilidad de ser seleccionado en
234
la muestra, dicha probabilidad conocida y mayor que cero (0). Este
tipo de muestra permite calcular el margen de error o aproximación
(error estandar o error de muestreo) con el cual los resultados
muestrales estiman los verdaderos valores del universo investigado,
para el caso, la población estudiantil de 43 institutos técnicos o
tecnológicos, ubicados en la ciudad de Santa Fe de Bogotá, con
aproximadamente 30.000 estudiantes.
El tamaño de la muestra
En razón a que se desea estimar la proporción o porcentaje de la
población estudiantes que consume psicoactivos, para determinar el
tamaño de muestra se utilizaron las formulas del muestreo para
proporciones, aumentada en un 10% previendo efecto de diseño y no
respuesta.
La variable utilizada para calcular el tamaño de muestra : Consumo de
sustancias ilegales por la población entre 12 y 45 años , generada por
el Segundo Estudio Epidemiológico sobre el consumo de sustancias
psicoactivas para Santa Fe de Bogotá – 1992; cuyos resultados fueron
entonces un consumo de 3,2% .
El tamaño de muestra con un error de 0.2 y un nivel de confianza del
95% se estimó en 3000 encuestas.
De esta forma:
235
nt PQ d
N
t PQ
d
=+ −
2 2
2
211
1( )
Donde ,
n : tamano de muestra
t^2 : es el nivel de confianza , para el caso es del 96%
d^2 : es el grado de precisión deseado , error relativo 0,02
P : se estima con otros estudios, es el porcentaje de la
población que presenta la característica de estudio – p : 0.032
Q : 1-P
Para fines prácticos, se sustituye una estimación anticipada p de P ; y
se tiene :
nt pq
d
pq
Vo = =2
2
n = n0 / 1 + (n0 /N)
Donde V es la varianza deseada de la proporción de la muestra.
Ver Técnicas de Muestreo – William Cochran. página 108
5. Diseño Muestral
Muestreo de conglomerados
236
Para los casos en que el muestreo directo de elementos es imposible
o impracticable se puede utilizar el diseño por conglomerados. Hay
dos razones principales para la aplicación del muestreo por
conglomerados; en primer lugar, no se tiene una lista confiable de los
elementos de la población; y segundo, por razones prácticas de tipo
operativo los costos de levantamiento son prohibitivos y se
incrementa la necesidad de intensificar la labor de control de calidad.
Es decir, cuando la selección individual de elementos parezca
demasiado costosa o poco práctica, se facilitan las tareas de la
encuesta si se seleccionan conglomerados, o sea muestra de
unidades que contengan varios elementos, por ejemplo empleados de
una empresa por grupos de trabajo, hogares por manzana, o como en
este caso estudiantes por curso.
El muestreo de conglomerados se define mediante el siguiente
mecanismo:
Una muestra probabilística s de conglomerados es extraida del
conjunto U de acuerdo a un diseño. El tamaño de la muestra s que
expresa la cantidad de conglomerados extraídos de la muestra se
denotará diferente si es tamaño fijo, a si es tamaño variable.
Para este estudio los conglomerados son los institutos tecnicos o
tecnológicos, funcionando actualmente y que ofrecen programas en la
ciudad de Santa Fe de Bogotá.
Muestreo multietápico
237
Se llama muestreo en r-etapas al proceso jerarquico que realiza r
veces los siguientes dos pasos
Determinación del marco de unidades del r-ésimo orden al interior de
las unidades de orden r-1 seleccionadas en el paso anterior.
Aplicación de un diseño probabilístico y selección de nr unidades de r-
ésimo orden
El proceso se inicia con la elaboración de marco de las unidades de
muestreo de primer orden, denominadas Unidades Primarias de
Muestreo – UPM; se procede a la aplicación del diseño y se
seleccionan las n1 de las N1 UPM del marco.
Para cada UPM seleccionada se sigue el procedimiento: en cada UPM
se contruye el marco de las Unidades Secundarias de Muestreo –
USM, es decir se consigue la ubicación e identificación, se aplica el
diseño determinado y se seleccionan Unidades Secundarias de
Muestreo – USM .
Dentro de cada unidad de segundo orden, se procede en forma similar
a construir el marco y aplicar un diseño de selección.
Unidad de muestreo : grupo dentro de algún programa
Unidad de observación : el estudiante
El diseño propuesto para esta investigación es:
Muestreo probabilístico de conglomerados en tres etapas
238
UPM : Primera etapa selección de establecimientos educativos
USM : Segunda etapa de selección carreras o programas
UTM : Tercera etapa de selección grupos
Probabilidades de selección en cada etapa
Fracción total de muestreo : 0.10
Primera Etapa : 14/43 aproximadamente 1 de cada 3
Segunda Etapa : selección con probabilidad proporcional al número de
estudiantes matriculados en el segundo período de 1996
Tercera Etapa : aplicación a todos los alumnos encontrados en el
grupo al momento de la encuesta.
Mecanismo de Selección
Primera Etapa :
Selección aleatoria de la tercera parte de las instituciones (14)
utilizando el método de Fan-Muller, cuyo algoritmo es:
Paso 1.1 Realice e1 uniforme (0,1)
Paso 1.2. Decida si e1 < n/N entonces el primer elemento pertenece
a la muestra
Paso 1.3. Calcule n2 igual a 1 si el primer elemento fue
seleccionado, cero si no.
239
Paso 1.4. Determine C2 igual a (n- n2)/(N-1)
Paso 2.1. Realice e2 uniforme (0,1)
Paso 2.2. Decida si e2 < C2 entonces el elemento 2 pertenece a la
muestra
Paso 2.3. Calcule n3 igual a la cantidad de seleccionados en los dos
ensayos anteriores
Paso 2.4. Determine C3 igual a (n- n3)/(N-2)
Paso k.1. Realice ek uniforme (0,1)
Paso k.2. Decida si ek < Ck entonces el elemento k pertenece a la
muestra
Paso k.3. Calcule nk+1 igual a la cantidad de seleccionados en los k
ensayos anteriores
Paso k.4. Determine Ck+1 igual a (n- nk)/(N-k+1)
Se detiene cuando nk = n
Segunda Etapa :
Diseño con reemplazamiento y probabilidad de selección proporcional
al tamaño – diseño PPT. Se seleccionan programas dentro de cada
instituto técnico o tecnológico.
240
Se cuenta con información de una característica x para todos los
elementos del universo; bajo el supuesto de que la medida x esta
altamente correlacionada con la caracteristica en estudio y . Con esta
información se cosntruyen probabilidades proporcionales al tamaño de
x haciendo pk = xk / suma xj para todos los elementos k = 1,2,...,N.
Para un valor n establecido de antemano, denominado tamaño de
muestra, se seleccionan uno a uno los elementos en forma tal que en
cada ocasión todos ellos tienen probabilidad de selección igual a pk .
De esta manera el elemento puede aparecer más de una vez en la
muestra. La selección se hace mediante el método acumulativo total.
Tercera Etapa:
El coordinador debe hacer un recuento de los grupos en cada
programa, numerarlos y ayudado con la tabla de números adjunta
seleccionar los grupos a encuestar. En el caso de que el número no
corresponda, continuar con el siguiente posible.
En el grupo seleccionado se hace censo de estudiantes en el grupo
seleccionado
6. Errores de Muestreo
Para el cálculos de los errores de muestreo y coeficientes de variación
se utilizó la formula para conglomerados desiguales ( KISH , Muestreo
de Encuestas Capitulo 6 : “Conglomerados desiguales“) en razón a
241
las diferencias presentadas en los tamaños de los conglomerados,
utilizando para ello estimadores de razón.
La precisión se puede medir a través del coeficiente de variación
(C.V.), el cual es calculado de la siguiente forma :
1.- Calculo de la varianza de cada una de las variables planteadas :
[ ]Y)2Cov(X,Var(X)rVar(Y)X
1Var(r) 2
2−+=
donde :
a1,2,..,
X
Y
X
Yr
a
1
a
1 ===
∑
∑
=
=
α
α
a : Total de segmentos o conglomerados en la muestra
XXXX : Suma de los valores observados en la muestra para la
variable Y en el α -ésimo conglomerado
XXXX : Suma de los valores observados en la muestra para la
variable X en el α ésimo conglomerado.
Y : Suma total de los valores observados en la muestra para la
variable Y.
X : Suma total de los valores observados para la variable X, en la
muestra
242
Para efectos de cálculo, la fórmula se puede abreviar como sigue :
2222
)(yZdonde ,Z1a
a
X
1Var(r) ααα rx−=
+=
2.- Cálculo del error estándar ( estimador del error de muestreo ) :
E S r Var r. .( ) ( )====
3.- El coeficiente de variación : XXXX
y da el valor del error estándar expresado en términos de porcentaje
respecto a la razón.
Errores estimados
PREVALENCIA DE VIDA
VariableError de
M uestreo
Coeficiente de
Variación (% )Efecto de diseño
Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0072 0.78 1.20
Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.0153 2.72 1.54
M arihuana 0.0071 12.41 1.55
Basuco 0.0026 18.72 1.10
Cocaina 0.0049 14.17 1.35
Heroina 0.0014 29.71 1.03
Boxer/Gasolina 0.0019 21.86 1.00
Pastillas para quitar el sueño 0.0029 14.47 1.03
Pastillas para calmar los nervios 0.0048 10.16 1.13
Pastillas para dormir 0.0029 9.38 0.90
Extasis 0.0029 19.88 1.20
ULTIMO AÑO
243
VariableError de
M uestreo
Coeficiente de
Variación (% )
Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0096 1.18
Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.012 3.74
M arihuana 0.0056 21.30
Basuco 0.0013 33.09
Cocaina 0.0025 19.13
Heroina 0.0008 45.94
Boxer/Gasolina 0.0012 29.99
Pastillas para quitar el sueño 0.0021 16.73
Pastillas para calmar los nervios 0.003 12.70
Pastillas para dormir 0.0026 16.04
Extasis 0.0017 19.53
ULTIMO MES
VariableError de
M uestreo
Coeficiente de
Variación (% )
Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0096 1.66
Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.012 5.74
M arihuana 0.0056 24.91
Basuco 0.0013 40.94
Cocaina 0.0025 21.46
Heroina 0.0008 53.65
Boxer/Gasolina 0.0012 33.92
Pastillas para quitar el sueño 0.0021 27.48
Pastillas para calmar los nervios 0.003 18.00
Pastillas para dormir 0.0026 24.77
Extasis 0.0017 24.91
ULTIMA SEMANA
244
VariableError de
M uestreo
Coeficiente de
Variación (% )
Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.012 2.95
Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.006 8.95
M arihuana 0.002 25.61
Basuco 0.001 53.65
Cocaina 0.001 28.28
Heroina 0.001 65.78
Boxer/Gasolina 0.001 45.03
Pastillas para quitar el sueño 0.001 45.79
Pastillas para calmar los nervios 0.001 28.51
Pastillas para dormir 0.001 39.97
Extasis 0.001 27.77
EXCONSUMIDORES
VariableError de
M uestreo
Coeficiente de
Variación (% )
Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0028 12.72
Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.0065 7.44
M arihuana 0.0064 7.16
Basuco 0.0032 13.73
Cocaina 0.0035 12.28
Heroina 0.0014 31.50
Boxer/Gasolina 0.0015 25.32
Pastillas para quitar el sueño 0.0023 17.22
Pastillas para calmar los nervios 0.0032 10.86
Pastillas para dormir 0.0028 12.63
Extasis 0.0023 30.59
QUE LA HAN PROBADO
245
VariableError de
M uestreo
Coeficiente de
Variación (% )
Bebidas alcoholicas sin emborracharse 0.0058 0.63
Bebidas alcoholicas hasta emborracharse 0.0136 2.11
M arihuana 0.0104 7.13
Basuco 0.0045 12.35
Cocaina 0.0062 9.84
Heroina 0.0022 23.62
Boxer/Gasolina 0.0024 16.46
Pastillas para quitar el sueño 0.0034 10.58
Pastillas para calmar los nervios 0.006 7.83
Pastillas para dormir 0.0041 7.50
Extasis 0.0039 17.71
7. Diseño operativo
El diseño operativo es uno de los aspectos más importantes, sino el
más, debido a que la medición de errores y el control de la calidad en
esta etapa se hace complicado por su misma naturaleza. Por ello es
necesario realizar con alto grado de responsabilidad cada uno de los
pasos a seguir.
Preparación de una comunicación a los rectores de los institutos
seleccionados informándoles que las instituciones por ellos dirigidas,
fueron seleccionadas en la muestra para obtener su colaboración;
preferiblemente indicándole quién o quienes se encargaran de aplicar
el cuestionario y en lo posible las horas y las fechas en las cuales se
realizará dicho operativo.
246
Debe existir una coordinación operativa que se encargue de realizar y
concretar todas las citas necesarias para garantizar el éxito en el
trabajo de recolección, del acercamiento a la fuentes de información,
concertación de horarios para aplicación del formulario, llevar el
control de diligenciamiento del formulario .
De los institutos seleccionados en la primera etapa y las carreras
seleccionadas en la segunda, elegir al azar un grupo y aplicarle la
encuesta a todos los presentes.
Diligenciar el formato para control de cobertura, este es muy
importantes, debido a que con la información concentrada allí, los
formularios aplicados y la información previa se calcularan los
factores de expansión y se realizaran las estimaciones y se elaborarán
los intervalos de confianza.
Los pasos seguidos para la correcta utilización de la muestra en el
operativo de campo fueron :
Hacer contacto con el Director del establecimiento educativo, el
coordinador le presentará el estudio y solicitará su colaboración.
Conseguir la información sobre número de cursos, número de
alumnos por curso, horarios y ubicación.
Preparar la lista y enumerarla consecutivamente
Seleccionar un número entre 1 y 10
247
Ubicar en la tabla de números aleatorios adjunta, los dos últimos
dígitos de la columna correspondiente al número seleccionado
Iniciar de arriba hacia abajo ubicando los números de los cursos
correspondientes
Si los números generados por dicha columna no son suficientes,
continuar con la columna siguiente; si se trata de la última, seguir con
la primera
A los cursos seleccionados se les aplica la encuesta
248
Bibliografía
Registro de institutos de educación superior : fuente de información
ICFES
Técnicas de Muestreo – William Cochran
La estructura de la encuestas por muestreo – Des Raj
Muestreo de encuestas – Leslie Kish
Proyecto ecuesta de cobertura y muestra maestra de población –
DANE
Model assisted Survey Sampling – Sandal, Swensson y Wretman