Sissi

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Historia de una antiemperattiz aÍarecerá er¿ los lrimeros días de di- ,Fface casi cien años rnwnó asesinada wrua de las rnwieras rnás fascinantes y rnbfenosas de Ewro/a. í/iena cowfterruh ra la ¡fgura de la emperatnz ausente con an especfuÍcwlo comercíal que incluye ery'osiciorues, mulñecas, licores, una ópera roch e incluso un auión. Pero su auténtica irnagen ¡1,te muy dtfererute de la que le ha fabncado la lostendad. Angeles Caso la rnuestra en la biogra¡fa Elisabeth, gil€ No sé si existe la etemidad. Si las almas que abandonan este mrmdo se pasearr por otro, al tanto de lo que aún ocuüe sobre el planeta que un día ocuparon sus cuerpos finitos. Lo que si es que, de ser eso cierto, Elisabeth de Aus- tria-Hungría estará en estos momentos lamentándose, una vez más, de la in- mensa estupidez humana, y de Ia maldición que la ha perseguido m'ás all'á de la tunba. En los tiempos que corren, uno ya no se puede fiar ni de la posteri- dad. La emperatriz Elisabeth tuvo una üda más bien hfeliz. Fue una mujer fuera de su tiempo y fuera de su lugar. Y ella, que gozó de r]l1a inteligencia y una lucidez tan por encima de lo habitual en su entomo, Io supo siempre y, sin duda alguna, sufrió por ello. Desde muy joven la persigüó ura leyenda ne- gm, inventada por los sectores conservadores de la corte de Viena a los que se enfrentó inemediablemente, y que llegaron a acusa¡la de muchos de los "ma- les" del Imperio: el Compromiso con HurgrÍa por el cual Ia monarquía centra- lista de los Habsburgo se convttió en la doble monarquía de Austria-Hungía, la llegada de los liberales al poder en Ia década de 1870, el progresivo aleja- miento del Imperio respecto a.l Vaticano, los amores extramatrimoniales del emperador Francisco José y hasta el suicidio de su hijo Rodolfo, además de cal.ificarla de adriltera, histérica, narcisista, anoréxica e incluso loca. Elisabeth ) 40 Elsemana 23 novl€r¡bre 1997

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Artículo de El Semanal sobre la interesante personalidad de Sissi, emperatriz.

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Historia de una antiemperattiz

aÍarecerá er¿

los lrimerosdías de di-

,Fface casi cien años rnwnó asesinada wrua de las rnwieras

rnás fascinantes y rnbfenosas de Ewro/a. í/iena cowfterruh

ra la ¡fgura de la emperatnz ausente con an especfuÍcwlo

comercíal que incluye ery'osiciorues, mulñecas, licores, una

ópera roch e incluso un auión. Pero su auténtica irnagen

¡1,te muy dtfererute de la que le ha fabncado la lostendad.Angeles Caso la rnuestra en la biogra¡fa Elisabeth, gil€

No sé si existe la etemidad. Si las almas que abandonan este mrmdo se pasearrpor otro, al tanto de lo que aún ocuüe sobre el planeta que un día ocuparonsus cuerpos finitos. Lo que si sé es que, de ser eso cierto, Elisabeth de Aus-tria-Hungría estará en estos momentos lamentándose, una vez más, de la in-mensa estupidez humana, y de Ia maldición que la ha perseguido m'ás all'á dela tunba. En los tiempos que corren, uno ya no se puede fiar ni de la posteri-dad. La emperatriz Elisabeth tuvo una üda más bien hfeliz. Fue una mujerfuera de su tiempo y fuera de su lugar. Y ella, que gozó de r]l1a inteligencia yuna lucidez tan por encima de lo habitual en su entomo, Io supo siempre y,

sin duda alguna, sufrió por ello. Desde muy joven la persigüó ura leyenda ne-gm, inventada por los sectores conservadores de la corte de Viena a los que se

enfrentó inemediablemente, y que llegaron a acusa¡la de muchos de los "ma-les" del Imperio: el Compromiso con HurgrÍa por el cual Ia monarquía centra-lista de los Habsburgo se convttió en la doble monarquía de Austria-Hungía,la llegada de los liberales al poder en Ia década de 1870, el progresivo aleja-miento del Imperio respecto a.l Vaticano, los amores extramatrimoniales delemperador Francisco José y hasta el suicidio de su hijo Rodolfo, además decal.ificarla de adriltera, histérica, narcisista, anoréxica e incluso loca. Elisabeth )

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Betrato privádo de Elisabeth,real¡zado por Fránz Xaver Winterhaiter

(1864), para el despachodel emperador Francisco José,

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Sissi con su hetmano Carl Theodor.

Primera fotografía de la emperatriz, tomada en 1856.

En el cineTres son las grandespelículas que se ocuparonde la vida de a emperatrizElisabeth, protagonizadaspor una oe a ydesconocida actriz que noconsiguió librarse de lasombra de Sissi hasta sumuerte. Romy Schneider yel director Ernst [/]ar schkapergeñaron una kilogíaque comenzó en 1955 conS/ssi aunque un año antesfilmaran otro melodramahistórico -Los /óyenesaños de una re¡na,1954-,que a gunos consr0eranparte integrante de estasaga austrohúngara. En1956 se estrena S/ss¿emperattE y comtenza aiorjarse una leyenda entorno a la emperatriz queaún perdura. El dest¡no deS/ssi (1957) cierra estecic o de tanto éxito comopoco rigor histórlco. Añosdespués, Rorny Schnelderaceptó la propuesta deldirector italiano LucianoViscontiytrabajaasusórdenes en tuls r (1973),donde vuelve a ser Sissi,esta vez cuarentona. Unaproducción televisiva dehace cinco años -Slssl E/beso del emperador es,por ahora, la última de lassBs¡películas.

Ellsabeth con superro, Sombra,en el estudlo de

su fotógratoprelerido,

Angerer, en 1863.

F€tralo ideálizedo de la prometidadelemfrerador, a los 15 áños.

> conoció a fondo esa leyenda, y trató con todas sus fuerzas devivir a.l margen de ella, sin hacer nada por desmentirla ante laopinión públjca, pero sin agacha.r mmca la cabeza. Sin embar-go, estoy segura de que jamás pensó que, algún dÍa, una mentesádica se vengarÍa defulitivamente de ella translormando la leyenda negra enotra aún peor, la leyenda rosa.

a década de los 50, la década de la dulce posguerra mundial, im--plantó en todo el murdo rur modelo femenino y doméstico ema-nado de Ia esencia misma de ta cultura estadounidense y de sumejor valedor, el cine de Hollyrvood. Fueron los años de las espo-sas caxamelo, cantarinas y algo regordetas, reitas de encantado-

res hogares imbuidos de sólidos principios burgueses. La coronación de esemito, imperial coronación, vho de Euopa, de Ia propia Austria: en 1959 seestrenó Ia primera de las tres pelícdas sobre Sissi dirigidas por Ernst Ma-rischka y protagonizadas por una jovencísima y preciosa Romy Schneider(quien, por cierto, casi 20 años más tarde se atreveia a retomar el papel parael Ludui,g de Visconti, pero esta vez con muchas más simütudes con la rea-lidad). El apodo famüar de EJisabeth, Sissi, se conviftió a partt de esas pelí-culas vistas por varias generaciones de niñas en sinónimo de muchas de lascosas que ella odiaba: la ñoñez, la cursileia, el feliz matrimonio por amor, Ioslazos, los valses, los salones rococós, todo el k¿rsc¿ decimonónico interpreta-do por el k¿tsch del celuloide del siglo XX.. . Pero ella no hubiera merecidoese trato. La verdadera emperatriz fue un ser radicalmente disthto de ésecuya imagen ha llegado hasta nosotros y que aúr se resiste a desaparecer.

Elisabeth de Baviera habÍa nacido en Múnich en 1837. Su madre era hijadel rey Maximüano I de Baviera, y su paüe, el duque Max, pertenecia a unarama secundaria de la familia reinante, los Wittelsbach, y era uno de losmiembros más extravagantes de aquella dhastÍa plagada de extravagancias:

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Franz Schrotzberg rcalizó su retrato en 1860.

Ultima totografÍa de la empe¡atriz. 1870.

En la óperaDos son las presencias deSissi sobre los escenariosvieneses. De una parte,El¡zabeth, el mus¡cal, unlmpresionante éxito detaquila que se representatodos los días -exceptomiércoles- en el Theateran der Wien a las 19.30horas. l\,4ás información yreservas oe enlraoas enViena Ticket Service,Tel.:(07)431 588 30 31y Fax: (07) 431 588 30 33.Todos los días del l0 dejulio al 15 de agosto de1998, excepto lunes ydomingos, se representaráen e teatro del palacio deSchdnbrunn la operetaSlss/: Estrenadaoriglnalmente en 1932, aobra narra el comienzo delromance entre FranciscoJosé y Elisabeth. Nlásintormación en WienerKammeroper, Te].: (07)431 51201 00 y Faxi (07)431 512 01 00 30.

Primer planolomado por

Angerer en 1865.

por F. X. W¡nlerhalter, en 1864.

vividor, intelectual, rebelde y con profundas tendencias democráticas, el duque Max fue un pésino marido para su esposa Qo cual no le impidió hacerleocho hijos, además de otros varios que tuvo fuera del matrimonio) y un pa-dre etemamente ausente. A pesar de ello, Elisabeth heredó muchos rasgosde su carácter y de sus gustos: el amor por la literatura, el desprecio a los tí-tulos, el placer de los viajes, la pasión absoluta por la übertad.

Eljsabeth tenÍa sólo 15 años cuando la prometieron con su primo carnal,el emperador de Austria Francisco José. Aquello fue pura casualidad, puesestaba preüsto que el emperador contrajese matrimonio con Ia hermana ma-yor de la fanüa, la prircesa Helena. Sin embargo, Francisco José se atreüóa oponerse por prinera y única vez en su vida a los planes de su dominartemadre, la archiduquesa Sofia, y decidió casarse con la pequeña Sissi. Ése es

el único deta.lle (trascendenta.l detalle, sin duda alguna) en el cual Ia películade Marischka es fiel a Ia realidad. A ella nadie le preguntó su opinión. Y haymuchos datos paxa pensar que, de habérsela pregrurtado, hubiera sido nega-tiva: en los meses previos a la boda e inmediamente después, la novia escri-bió numerosos poemas lamentándose de Ia pérdida de la übertad, hablandode su nostalgia de Baüera ¡r recordando a r.m antiguo amor que había fallecido. En ellos decía cosas como éstas: "Préstane tus alas, golondrina/ a un país lejano llévame." El tono de todos esos versos no deja lugar a dudas sobresus sentimientos.

Sin embargo, es justo reconocer que el amor de Francisco José por su es-posa fue real e imperecedero, como lo fue el alecto y la lealtad que ella sintiópor é1. Pero jamás consigüeron entenderse, y sus desavenecias fueron per-marentes. Todo lo que Elisabeth tenía de fantasiosa, turbulenta, anticonven-cional y sensible, lo tenía el emperador de práctico, sensato, conservador yordenado. La existencia de Francisco José transcurrió al servicio del Estadoy de la dinastía. La de Elisabeth, en función del espíritu, Ia libertad y la bús-

Famoso retralo de corle con estrellas en el t;aje y en el pelo. realizado

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En librosA pesar dei abundantematerial edltorial queexiste en centroeuropasobre Elisabeth de Austria,la mayoría de estos librosno ha llegado a España.Brigitte Hamann publicóen 1987 Slss¿ emperatrizcontra su voluntad(Juventud). La primeraobra de ficción sobre ellala escribió Ángeles Casoen 1992, titulada E sabe¡hde Austr¡a-Hungría a elhada nald¡ta (Planeta). Aprirneros de diciembre, laautora edita una obrabiogáfica, E\¡sabeth(Planeta). Otros títu osrelacionados con laemperatriz son, Yalsnegro, de Ana l\,4aría lvlolx,(Lumen, 1992, ficclón) yMayerl¡ng, una noche, deNéstor Luján (Plaza yJanés, 1991, ficción).

cuyo nombre llevaba el príncipe heredero.

> queda inlatigable de la belleza. EI emperador vivió atado a sus deberes, sinpemitirse más caprichos que las cacerías, Ias tontas comedias del teatro im-perial y diversos amores exhamatrimoniales, el más largo de los cuales, queduró hasta su muerte, fue respaldado y sostenido por su propia esposa, com-poniendo un auténtico rnénoge-it-trois que mereció muchas crítrcas en sumomento. Elisabeth, por el contraxio, se sintió siempre un cuetpo ertrañoen medio de la corte ultraconservadora, ultracatólica y u1traftÍvola, y detestóel destino que le había tocado soportar y contra el cual no había podido ha-cer nada. Como respuesta, se pasó la vida ocultándose a la gente detrás deenormes abanicos y tupidos velos (a pesar de la enorme fama de su belleza).viajando, subiendo montañas, camhando por las ciudades de paÍses extra-ños sin séquito ninguno, navegando en medio de todas las tempestades, per-siguiendo la memoria de los héroes en las tieras griegas, leyendo a los gran-des poetas y los €lrandes pensadores y escribiendo ella misma poemas durísi-mos en contra de las monarquías y la aristocraciá, sin salvar a la propiaf¿milia de los Habsburgo, a los que, salvo ciertas excepciones, nurca pudosopor¡ar.

n realidad, la emperatriz de Austda-Hurgría se comportó siem-pre como una antiemperatriz. Nunca trató de ser ejemplar,nunca creyó en la devoción o el amor de sus súbditos. e inclusollegó a promrnciar, con su despiadada lucidez, frases como éstas: <La gente es muy curiosa. En cuanto hay algo que ver, todo

el mundo acude corriendo. Da igual que sea un mono bailando sobre un or-ganillo o yo. ¡Ese es su amor! No me resulta fácil creer en la devoción. No medejo engañar por la vanidad.> Ni siqüera entendió por qué el pueblo harn-briento y miserable seguía soportándolos v marteniéndolos. En uno de suspoemas dijo: "iAmados pueblos de este vasto Imperio,/ me causás en secre,to admüación:/ Con \-uestra sa.ngre, con \.Lrestro sudor/ alimentás. con cora- >

Grabado popular de la pare¡a ¡mperlal con Rodolto de Habsburgo atfondo,

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En dibujosEstá prev sto que Antena 3Televlsión estrene, laprox ma pr ftavera, aserie de d bujos animadosLa prrcesa S/ssr Creadapof Saban -productora delas Powet Rangers- esfasene se centTa en osp¡ meros años de lare ación entre FranciscoJosé y Elisabeth.Estrenada con muchoéxito de audienc a en ltaliay Francia, t ene comoprotagonlstas pr nc pales,adernás de Sissi y elemperador a Tomr¡y, Ltn

nlño salvado por S ssi quese convlerte en suconfdente,yaSombra elperr to de compañía deS ss . Los malos de lahistor a son Solía, rnadrede Franc sao y He ena, exnov a qe ernperaooT.

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Sissi con sus h¡¡os, G¡sela y el príncipe Rodotfo. Su hija mayor Solía había muerto.Acuarela de Joseph Kriehuber.

zón benigno/ a esta canalla de degeneratlos!" Fjtr realjclad, su rara lucidez, aveces üsional'ia, la llevó a creer que el Imperio carecÍa cle futuro y que la re-pirblica acabarÍa instaurándose en sus tenitorios, cosa que en electo ocurrioclos años después Lle la muerte de Flancisco José, etr 1918. Fue i¡r.everenl,econ la Iglesia católica, provocadot"a coll los nilitares, a los que detesLaba. ydesdeñosa con los aristócratas y los reyes, a quienes se negaba a tratar conlas normas que el protocolo exigía. Defendió. por encima de todo, su libertacle in¡imiciad. resistiéndose a practicar la c¿ridad o la devoción. a asistir.a losactos sociales y, en definitiva, a ofrecerse en espectácrüo ¿1l¿ls gentes.

n 1889, Elisabeth, qrie )'a habí¿ sufi.ido la muene a los dos airos(Le su hija mayor', tuvo qlre sopoltar un dur'ísirlo golpe, del qLre

nllnca se recuperó: el suicidio cle su único hijo varón, y hcredero.lel lr'ono, el archiduque Rodolfo. Roclolfo se parecÍa cleniasiadoa su rtradre: flre, como ella, lüperscnsible, iltteligente y rruy cul-

to, con nurcadas tendencias antiaristocrálicas I' denroclatizadoras. Pero sucaráctel er¿ mucho más frágil que el (le Elisabeth, y sLl papel como hereclerodel hnperio, un Imperio en cuyo futuro tantpoco creí¿, rmrcho más clifícil cle

sobrelleval. Enfermo cle gonorrea. el archiduque, que irabía visto clelnlrbar-se su m¿trimonio con la princesa Est-^Iánía ile Bólgica, se habituó al consunlo dc ciertas drog¿s. cocaína y norfina eu p¿rrticulal', I ccetailas por los mé,clicos como análgesicos para los dolores provocaLlos por su enfeunadacl. Ro-clolfo no puclo soportar las presiones a las que cstaba sometiLlo y laince¡tidlurbre de su r.ida. En conpañade uua de sus amantes, la joven Mary\¡etscra, que sóio tenía 16 anos elt aquelmonlelto, el heredero se suicicló en supabellón de caza de Mtwerling. Las vcr-siones contradictorias y itunca del todocl¿rras qLle la corte clio sob|c aquellamuerte hiciclon circular (les(le el prinlel' dÍa toda clase de leycnclas quc harr

Elemperador y la emperatriz ante elcadáver del príncipe heredero Rodolfo.

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Rehato oticialde la empeatriz coml

re¡na de Hungría,de Georg Raab.1867

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SissimaníaLa gama de productos deIOOaS CtaSeS que se van acomercializar con laemperatriz Elisabeth comomotivo -algo que a ella lehabría hororizado- esamplia y diversa. Desdeun licor hasta bombones,sedas y damascos, ropade cama, cristalerías yjoyas. Todos losestablecimientos vienesesque han tenido algo quever con a familia imperialofrecen todo tipo deotljetos y mercancías conSissi por bandera. EnEspaña la empresa Bizakcomercializa 30 juguetesdistintos sobre Sissi y entoda Europa son más de40 las licencias otorgadaspara comercializar 200productos disUntosr desdezapatos y polainas, acamisetas y paraguas,cosme¡cos y otros_Incluso un avión de laslineas aéreas austriacasha sido bautizado comoPrincesa S¡ss¡.

> dado lugar a numerosos libros y películas y que, sin embargo, son desmenti_das una vez más por todas las pruebas y los testimonios fiables.

lisabeth se convir.tió desde aquellos momentos en un ser fueradel mundo. Se vistió para siempre de negro, huyó definitiva-mente de los seres humanos y se dedicó a navegar y viajar conmás intensidad que nunca, a contemplar la naturalez¿ v a estu,diar griego, idioma al que solÍa traduci, por entretenerce, los

Un autógrafo de 1885.Siss¡ no de¡ó sus poemt

en Austda sinoen Su¡za, con la condlci(

de que no seríanpublicados antes d l

textos de Shakespeare o Schopenhauer. Uno de sus profesores de griego,Constantin Christomanos, dejó escrito rut diario cle sus días junto a la empe-ratnz J que constituye un testimonio exaltado pero muv interesarte sobre elextraño desapego del mundo y sus vanidades de aquella emperatriz que rusrqniera poseía ya joyas.

El 10 de septiembre de 1898, cuando estaba a punto de cumplir los 60años, Elisabeth de Austria-Hungría fue asesinada por un anarquista en Gi_nebra. Su muerte, tal vez trágica a los ojos del mundo, fue sin embargo co-mo ella deseaba, rápida y lejos de los suyos, y tuvo además, como toda suvida, un extraño y hemoso carácter simbólico: aquella emperatdz que huíade ios séquitos y Ias yigilancias murió sola, sin más compañía oue la de uradama de honor, en una repúb)ica que amaba üsitar juslamenie porque enella no había pincipes, a bordo de rn vapor de línea en el que viajaba comouna ciudadana anónima, y asesinada de un certero golpe en el corazón, quetan ntensa.mente habÍa latido toda su vida, en nombre de un credo que des,preciaba a los reyes.

En sus funera.les no hubo tumultos. La gente lloró la desgracia de su ama_do emperador, no la desaparición de una emperatriz que siempre se negó aserlo. Al f]I.t y al cabo, Eüsabeth se había enftentado a la esencia misma de loimperial en lo más hondo de sus raíces. Es de comprender que m.mca se loperdonaran. I

Elisabeth se esconde los fotógrafos durante un paseo a caballo.

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La emperatriz poetaElisabeth fue una gran amante de la literatura y de la poesía en particular.ConocÍa en sus propios idiomas a Homero y Safo, Shakespeare y SwinburneEótvós y otros autores húngaros. Pero su favorito fue Heinrich Heine, el granpoeta alemán de la primera mitad del siglo XlX. A su vez, la emperatriz practicóla poesía desde joven. Sin embargo, la mayor parte de su obra, 500 páginas depoemas, datan de su edad madura. Al morir fueron publicados y los beneficios,según su deseo, entregados .a los hijos desamparados de os condenadospolítlcos de a monarquía austro-húngara", es decir, a los descend¡entesde os perseguidos por el régimen neoabsolutista implantado por su marido.

La pareia imperial paseandoen Bad K¡ssingen, unos meses anles

del asesinato en G¡neb¡a.

Sin títuloCuando ueo una uela blancaSurcar eI horizonte,Quisiera irCuand.o ueo sobre las olasIn gauiota uolar,Quisiera irCuando ueo a ese pescador

Izar la dura ancla,Quisiera irPero dirigir a un norteLa rtroa de mis deseos...

¡Soy incafaz!

A Bismark 6ic)Predestinado, ahíto de aictoriasVas, genio supremo d.e Ia época,Enauelto en tu armadura Por el vnundo,Segando a tu placer pueblos enteros.

¡Férreo astro de sangrienta órbita,Que auanzas imparable hacia adelante!

¿Dónde tendrá su rtn tu audaz carrera?¿En lo mós alto o en el hond,o abismo?

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