Síntesis histórica de la moda

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Historia de la moda Desde la antigüedad hasta hoy Jesica Viano

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Historia de la moda Desde la antigüedad hasta hoy Jesica Viano

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Orígenes de la vestimenta

De acuerdo con los arqueólogos y antropólogos, los signos de vestimenta más antiguos

probablemente consistieron en pieles, cueros, hojas o pasturas, envueltas o atadas alrededor

del cuerpo como protección de los elementos de la naturaleza. El conocimiento sobre estas

ropas queda en la deducción, ya que los materiales mencionados se deterioran rápidamente

comparados con piedras, huesos, caparazones y artefactos metálicos. Los arqueólogos han

identificado agujas de coser muy antiguas cerca de Kostenki, Rusia en 1988, de

aproximadamente 30.000 años de antigüedad, A.C.

Factores determinantes de los

diferentes tipos de indumentaria El principal factor determinante del tipo de ropa en

las diferentes épocas y lugares es el clima. En la

evolución de la indumentaria también han influido

los diferentes estilos o modas, los materiales y

tecnologías disponibles, los códigos sexuales, la

posición social, las migraciones humanas y las

tradiciones.

El clima Probablemente la ropa se desarrolló en un principio para protegerse o adaptarse al medio

ambiente. En climas cálidos la ropa tradicional masculina y femenina es una indumentaria

suelta y drapeada tipo saya. En los países árabes y africanos esta ropa suelta adopta la forma

de túnica. Los habitantes de climas muy cálidos es raro que lleven ropas de más de dos capas.

En los climas fríos es tradicional llevar vestidos cosidos y ajustados de varias capas para

conservar mejor el calor del cuerpo. Estas dos tradiciones no se diferencian de forma clara al

incluir ambas una capa exterior de abrigo como protección contra los elementos.

En la cultura occidental la interacción

entre estos dos estilos ha dado lugar a

una historia del vestido más variada que

en otras partes del mundo. En el mundo

no occidental se ha mantenido la

tradición antigua hasta la reciente llegada

de la era industrial occidental y, con ella,

su forma de vestir.

Tradiciones El largo dominio de la forma de vestir egipcia y oriental fue sustituido por la ropa más

desenfadada de griegos y romanos que dominaron el Mediterráneo durante siglos. Sin

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embargo, en las tradiciones occidentales sólo ha influido de forma decisiva el estilo de vestir

oriental.

Migraciones En el primer milenio de nuestra era las invasiones del norte y del este de Europa obligaron a

los romanos a retirarse de la región mediterránea occidental. A medida que la influencia

romana se fue debilitando, las tradiciones romanas (entre ellas las formas de vestir) fueron

desapareciendo en Occidente. Durante la edad media (c. 500-1500 d.C.) los estilos

tradicionales grecorromanos se vieron sustituidos de forma radical en el Imperio bizantino

(Imperio romano de Oriente) por las ropas más ricas y suntuosas de los musulmanes del

Oriente Próximo. En Occidente los estilos de ropas cosidas y ajustadas de los habitantes del

norte y este de Europa, que invadieron en sucesivas oleadas los restos del Imperio romano de

Occidente, modificaron el estilo de vestir grecorromano de aquella época.

Asimilación de diferentes tradiciones en Occidente Con la estabilización en el siglo VIII de las migraciones comenzó en Europa el proceso de

asimilación de culturas y formas de vestir. La posterior expansión musulmana hacia el Imperio

romano de Occidente y el sur de Europa, influyó sobre la forma de vestir occidental. Sin

embargo, las Cruzadas cristianas a Oriente Próximo en los siglos XI y XII, que introdujeron

nuevos tejidos y nuevos conceptos de lujo en Europa, sí tuvieron un impacto mayor en las

formas de vestir occidentales. En Occidente la indumentaria aristocrática y de ceremonia (en

cierta medida vigente en la actualidad) se vio influida fuertemente por la ropa eclesiástica

romana y la tradicional del Imperio bizantino.

Estilo y moda

Hasta hace algunos siglos solamente la aristocracia cambiaba de modo habitual su forma de

vestir, mientras que la indumentaria del pueblo permanecía prácticamente invariable. Por otra

parte, la historia del vestido ha podido reconstruirse en gran parte gracias a retratos, por lo

general de personalidades que intentaban dejar constancia de su importancia posando con sus

mejores y más impresionantes atuendos. Pero incluso entre la clase alta los vestidos eran lo

suficientemente caros como para merecer ser cuidados, modificados y reutilizados de

generación en generación. Los cambios radicales en la forma de vestir no eran frecuentes

hasta que en los siglos XVIII y XIX la llegada de la Revolución Industrial abarató y simplificó la

fabricación de telas y vestidos.

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Antigüedad

El clima cálido e incluso tórrido de la cuenca mediterránea oriental obligó a los pueblos de esta región a llevar vestidos sueltos como los representados en los restos arqueológicos de las culturas de la época.

Egipto Las clases bajas visten de manera simple, con

escasas prendas como el schenti (paño de lino o

algodón plegado alrededor de la cadera de

carácter envolvente), se pueden observar

diferencias en cuanto a la tela y el plisado de la

misma, en relación a la jerarquía social de quien

la usa. El traje de la clase alta, del faraón y su

corte, se denominó kalasyris (túnica larga, plizada

de lino sumamente fino y transparente,

ornamentado en el contorno con oro y pedrería

como turquesas, lapislázuli, coralina, oro, ébano y

carey, a manera de festón). El traje se anuda en el

caso femenino bajo el busto, dejando este al

descubierto y en el caso masculino desde el torso,

se coloca como prenda complementaria

masculina una especie de cinturón en forma

triangular llamado Neket (elaborado en cuero con

incrustaciones de piedras preciosas o en lino plisado y almidonado). Como prenda

complementaria tenemos la esclavina o hosch (pequeña capa corta en sentido horizontal que

se coloca sobre los hombros y el pecho). En cuanto al manto, es una prenda de contorno

acampanado, transparente, fijo y con correíllas sobre el pecho. La Loriga, traje usado

únicamente por las mujeres de diseño tubular, muy ceñido al cuerpo, confeccionado con un

tejido de fibras Semejante a la malla. A veces, le aplicaban láminas de diseño rectangular en

oro como complemento,

generalmente era a media pierna

o al tobillo. Túnica de Isis, gran

manto de diseño rectangular, de

carácter envolvente.

Calzado básico unisex: El

pueblo iba descalzo, sin embargo

usaban sandalias de fibra de

papiro, muy ligeras, las cuales, en

relación con el traje eran muy

simples.

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Tocados y peinados: A causa del calor y como medida de higiene personal, hombres y

mujeres se afeitaban la cabeza y eliminaban el vello corporal. La clase alta impuso uso de

pelucas de variados cortes y ornamentación. Entre los tocados más

representativos de inspiración mítica religiosa se encuentran la

mitra, de diseño ovoide, adornado en la parte frontal con el Aspic

de oro o la cabeza de halcón. El bonete, fijo sobre la cabeza y

adornado con pedrería. El klaft, tocado más representativo de

todos, de uso común, diseñado en base a un cuadrado de tela

simple con rayas, que cubre las sienes y cae plegado detrás de las

orejas.

Joyas: Tenían función estética y mítico religiosa (amuletos de

protección). Brazaletes, pectorales, zarcillos, anillos y grandes collares.

Creta Aunque sobre la civilización minoica de la isla de Creta existe poca documentación, se sabe

que el traje que llevaba la mujer era único en el Mediterráneo. La saya del hombre era

parecida a la de los egipcios, pero las elegantes faldas recogidas y anudadas y los ajustados

corpiños de la mujer eran de una sofisticación única en el mundo antiguo, más parecidos a las

formas de vestir occidentales de los últimos siglos que a las modas de aquella época en la

región mediterránea.

Mesopotamia Los primeros trajes sirios y fenicios que han llegado hasta nosotros a través de las esculturas,

evolucionaron en paralelo con el kalasaris del antiguo Egipto. Hombres y mujeres llevaban una

gran pieza rectangular de tela, con una profusa ornamentación, que se envolvía alrededor del

cuerpo y se sujetaba al hombro. Esta forma rectangular básica perduró durante muchos siglos,

aunque existieron algunos modelos que llevaban aberturas para la cabeza y un brazo. La saya

corta representada en algunas esculturas recuerda a la de los egipcios. Más al norte se

llevaban prendas más complicadas y ajustadas al cuerpo, y mantos y sayas cortas anudadas a

la cintura. También se utilizaba el cuero en el traje militar, posiblemente como protección. Los

hebreos, asirios y babilonios vestían una especie de camisa hasta los pies cubierta por un

manto o una prenda exterior semejante al kalasaris. Estas prendas, de aspecto rígido, estaban

adornadas con flecos y borlas en los bordes y presentaban esquinas rectangulares o

redondeadas. Una prenda exclusiva de Babilonia (hoy Irak) era el traje sacerdotal

confeccionado con un gran triángulo de tela que se colocaba de forma que el borde con flecos

quedaba en diagonal a lo largo del cuerpo y recordaba en cierta manera a un zigurat con

rampas en espiral.

Los medas y los persas Los primeros vestidos conocidos de las zonas más frías del mundo mediterráneo son los de los

medas (612 a.C.) y persas (539 a.C.). Los persas llevaban calzones o pantalones con una túnica

abierta sujeta con un cinturón. Estas prendas muy ajustadas, tal vez debido al pequeño

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tamaño de las pieles disponibles, eran llevadas por hombres y mujeres y siguieron utilizándose

incluso después de la invasión del Imperio persa por los medas. Éstos vestían trajes largos y

amplios con mangas de boca ancha. El vestido color púrpura lo utilizó por primera vez en

Persia la clase sacerdotal. Los trajes de los sacerdotes también reflejan la influencia de los

pueblos conquistados de Mesopotamia, especialmente en cuanto al uso de telas rectangulares

con borlas en las esquinas. Los persas también introdujeron en Occidente el gorro frigio de

fieltro, a menudo con orejeras. Este tipo de prenda estuvo de moda por última vez en el siglo

XVIII durante la Revolución Francesa con el nombre de ‘gorro de la libertad’.

El estudio de la historia del vestido resulta de gran interés. Así, por ejemplo, en el Imperio

romano el color púrpura se convirtió en el distintivo de senadores y emperadores y más tarde

fue exclusivo de los trajes reales. La tradición de Oriente Próximo de ocultar la cara de la mujer

tras un velo tiene su origen en una ley asiria del 1200 a.C. El traje tradicional del Imperio

otomano y los vestidos clásicos de los árabes descienden de forma directa de los estilos del

mundo antiguo.

Los griegos y los romanos El origen del vestido tradicional de griegos y romanos no está claro. Los primeros habitantes de

la parte occidental de Asia menor y de la península griega, llevaban una especie de calzas y una

túnica con mangas similar al traje persa, lo que indica su origen más norteño. En las

civilizaciones griega y romana se desarrolló un traje extremadamente sencillo y cómodo

formado por el quitón, la clámide y el peplo. El quitón, la prenda base, era corto en el hombre

y hasta los tobillos en la mujer. Estaba formado por un rectángulo de tela sujeto o cosido en

los hombros y que se ceñía a la cintura con un cinturón o cíngulo. La clámide era una capa

corta doblada o sujeta en un hombro que a menudo se llevaba como única prenda; era

sustituida en invierno por un manto más largo, el himatión. La mujer vestía el peplo, la versión

femenina de la clámide, que iba sujeto a la cintura y tapaba los tobillos. Con el paso de los

años esta prenda se fue haciendo cada vez más suntuosa en cuanto a tejidos, colores y

adornos.

Los primeros romanos llevaban la túnica, semejante a una camisa, y la toga, prenda

característica de Roma que se mantuvo como traje oficial y de ceremonia a lo largo de la

República y hasta finales del Imperio romano de Occidente. La toga, aunque similar a la

clámide o al himatión griego, era una pieza de lana de forma oval mucho más amplia que

éstas, medía aproximadamente tres veces la altura de la persona, se doblaba a lo largo y se

drapeaba de forma estudiada. En el Imperio de Occidente esta prenda llegó a quedar

finalmente reducida a una tira de tela, la estola. La túnica (que sobrevivió bajo diferentes

formas y cada vez con más adornos) y la estola fueron adoptadas por la Iglesia cristiana. La

mujer llevaba una túnica larga que en principio era de lana y más tarde pasó a ser de algodón e

incluso de seda, cada vez más sofisticada y recargada, y sobre ella la estola drapeada

cubriendo cabeza y cuerpo. En el Imperio romano (excepto en la ciudad de Roma, donde

estaban prohibidas por ley) se adoptó el uso de las calzas que utilizaron los pueblos

conquistados del norte de Europa para protegerse del frío y como parte del atuendo militar. En

esta época también se introdujeron los pantalones, prenda procedente del norte de Europa.

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GRECIA

Características generales: El traje griego, femenino como

masculino, no sufrió cambios

sustanciales hasta la época de

Alejandro Magno.

Consistían en rectángulos de

tela de tamaño variable que se

enrollaban o colgaban del

cuerpo sin cortar la tela para

ello. Las características básicas

permanecieron inalterables.

La indumentaria griega era de

telas de colores con motivos

decorativos.

Se restringía a los bordes y solía

ser bordada.

Casi nunca formo parte del

tejido.

A veces las clases bajas teñían sus vestidos de un color marrón rojizo.

Trajes: o Peplos: (femenino). El peplo era rectangular. Se plegaba por los tres cuartos de la

altura y verticalmente por la mitad. Dejaba descubierto los brazos. En época clásica

dos variables:

Endyma: puesto sobre el cuerpo.

Epiblema: que se llevaba sobre el Kitón y era muy lujoso.

o Kiton (chiton): un trozo de tela cuadrangular, arrollado al cuerpo de modo que dejase un costado cubierto y el otro no. En el lado cerrado, generalmente el derecho, se practicaba una abertura para el brazo, mientras que por el otro lado las dos puntas superiores se unían en el hombro mediante un broche, quedando el brazo libre. Se ceñía al cuerpo con un cíngulo.

El de los hombres llegaba hasta las rodillas El de las mujeres hasta los pies. Dos tipos:

Kitón dórico: de lana

Kitón Jónico: de lino. Permitía una variedad más

rica de plegados. A veces los rectángulos de la tela

utilizados tenían una longitud mayor a la distancia

que había de los hombros a los pies, lo que

permitía ablusar la tela por encima del cinturón.

o Exomis: las clases pudientes usaban el kitón con una sola abertura en lado izquierdo,

dejando al aire el hemitorax derecho y el brazo de este lado. Llevaba un solo punto de

ajuste.

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o Clamide: utilizado por los jóvenes, sobre el kitón. Era una especie de manto corto

que se abrochaba sobre uno de los hombros.

o Himation: Usado por hombre y mujeres para el frío

Podía llegar a medir hasta 8 por 6 pies.

De forma rectangular generalmente de lana.

Los hombres podían ir desnudos debajo. Las mujeres llevaban el

peplo.

Peinados Se aprecian cambios a lo largo de los siglos Ante de la victoria griega sobre los persas, hombre y mujeres llevaban el pelo largo Cuando los jóvenes llegaban a la pubertad se cortaban el pelo y lo ofrecían a la

divinidad. Antes del siglo V las mujeres se sujetaban el cabello con una cinta Mas adelante se recogía con un moño bajo, a la altura de la nuca. Posteriormente el pelo se recogía por detrás en una peinado con cintas, en forma de

cono que si inclinaba hacia atrás. Las mujeres ricas llevaban tiaras y piedras. Con la conquista de romana los peinados se hicieron más variados y complicados, con

rizos, ondas y cabellos postizos. Llevaban barba.

Sombreros Petasus: de ala ancha y

flexible. Se ataba a la cabeza

simultáneamente bajo la nuca

y bajo la barbilla.

Calzado No lo usaban en el interior de

las casas.

Lo habitual eran sandalias.

Había un calzado tipo bota.

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Roma

Trajes: llevan ropa interior

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Túnica: formada por dos piezas de tela cuadrada, que se ponían por la cabeza,

ajustada con un cinturón.

Dalmática: cuando llevaba mangas hasta el codo.

Subucula: túnica interior.

Laticlavia: usada por los patricios y senadores con una franja (clavus) ancha (latus) de

púrpura. Realizados con bordados o aplicación.

Toga:

Consistían en un amplio paño blanco, generalmente tejido en lana,

semicircular, de dimensiones variables ( unos cuatro metros por tres, en

ocasiones),

Teniendo una parte plisada o planchada en pliegues paralelos.

Se doblaba en sentido longitudinal, de modo que una de las dos mitades era

más grande.

Se echaba un extremo encima del hombro izquierdo de manera que, por

delante, llegase hasta el suelo y por detrás fuese casi el doble de larga que el

portador.

Este extremo libre se pasaba por debajo del brazo derecho y, por delante, se

ponía de nuevo sobre el hombre izquierdo, con lo que el costado derecho

quedaba completamente cubierto entre la axila y la pantorrilla.

Solo el emperador llevaba túnica ceñida en púrpura.

Toga Pretexta: con una franja púrpura en la

parte baja. Usada por magistrados,

funcionarios…

Strophium: (femenino), una especie de corsé

blando

Stola: se llevaba encima de la túnica, llevaba

mangas. Era muy larga, abierta en el centro

para introducir la cabeza, y se sujetaba con

broches a los costados. En la parte baja

llevaba una franja decorativa. Se anudaba

bajo el pecho con un cíngulo que ayudaba a

formar pliegues.

Pallium: era un manto

Palla: a modo de echarpe o manto. Se llevaba

sobre la estola. Se podía echar sobre la

cabeza. Solía descansar en dos capas sobre

pecho y espalda mientras un extremo caía

hasta los pies.

Peinados Cualquier patricia que fuese a la moda necesitaba los servicios de una ornatrix que se

pasaba horas haciendo peinados en forma de cono, conocidos como tutulus, o

rodeando la cara con un marco de rizos.

El cabello rubio esta de moda

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Era frecuente utilizar postizos y pelucas.

Hombres y mujeres se adornaban además con brazaletes, tobilleras, collares y

pendientes.

Calzado Carbatina: sandalias hechas con una pieza de piel sin teñir, solapando el borde del pie

y sujetas por medio de correas de cuero.

Soccus: usadas en el interior de las casas por mujeres. De distintos colores y con

posibilidad de piedras preciosas.

Gallicae: botas cerradas.

India antigua La forma de vestir en la India, por su vinculación desde un principio a las castas, estaba

perfectamente diferenciada. La saya o dhoti y el sari de las mujeres aparecen en esculturas del

siglo II a.C. y se cree que ambos sexos llevaban prendas sujetas a la cintura y con la parte

superior al descubierto. Los hombres llevaban turbantes y las mujeres lucían largos pañuelos a

la cabeza y abundantes joyas. Esta forma de vestir permaneció invariable hasta la conquista

musulmana de India en el siglo XII d.C.

China antigua La seda, utilizada en China ya en el siglo XXVII a.C., prácticamente fue un monopolio nacional

durante siglos. Este material, especialmente adecuado para el clima de Asia oriental de

veranos húmedos, podía forrarse con pieles en los meses de invierno. Los escritos de Confucio

del siglo VI a.C. incluyen referencias a las normas de vestir para, por ejemplo, recepciones

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oficiales o periodos de luto. Las primeras representaciones de vestidos chinos, de la dinastía

Han (206 a.C.-220 d.C.), muestran trajes largos con amplias mangas y ceñidos en la cintura, así

como chaquetas y pantalones para ambos sexos. El estilo chino de trajes cortesanos llegó

pronto a Corea y Japón, avalado por el prestigio de esta civilización.

Historia del vestido occidental

Tradicionalmente la historia medieval comienza con

la caída del Imperio romano de Occidente en el 476

d.C. Sin embargo, la transición de la época clásica a la

medieval en la historia del vestido se hizo poco a

poco. El Imperio bizantino se mantuvo durante otros

1.000 años con una clase alta que mantenía la túnica

como prenda básica de vestir. En Occidente, las

diferentes invasiones de pueblos del norte

introdujeron los pantalones, las túnicas ajustadas y

las capuchas, pero pasarían 300 años antes de que

surgiese un estilo occidental documentado como

resultado de la fusión de la forma de vestir romana y las maneras del norte de Europa. Durante

este periodo sólo en el Imperio bizantino existía riqueza y estabilidad política, premisas

indispensables para que se produjera una continuidad de estilo y un corpus importante de

documentación pictórica.

Bizancio En el Imperio bizantino del siglo VI el cambio más notable respecto a la forma de vestir romana

fue la introducción de los bordados, flecos, orlas y adornos de estilo oriental. Los emperadores

romanos se habían convertido al cristianismo y en el Este el máximo poder lo detentaban la

Iglesia y el Estado, por lo que la indumentaria de la corte se hizo más seria y de apariencia cada

vez más rígida. La creciente influencia oriental puede apreciarse en los trajes de corte. El

cambio más claro fue la introducción del manto semicircular sujeto en el hombro derecho y

más tarde el caftán persa y el traje asirio de manga larga. Ambos eran tal vez formas originales

de la indumentaria de la corte rusa, que sufrió pocos cambios hasta la occidentalización del

país a principios del siglo XVIII realizada por Pedro I el Grande.

La forma de vestir bizantina es única en la tradición occidental por haber evolucionado al

margen del atractivo sexual o la utilidad. Los trajes de corte se confeccionaban según las

pautas del libro de ceremonias imperial y todos, desde el emperador hasta al funcionario de

rango más bajo, vestían de acuerdo a este reglamento.

Características

Suntuosas. Colores policromos El vestido armoniza con la arquitectura Lo conocemos por medio de mosaicos, escultura… Conocemos el traje del emperador y de los altos mandatarios

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Emplean la seda Hace bordados aplicados Tienen túnicas con mangas anchas y estrechas Gran variedad de mantos

Las mujeres llevan uno cerrado (parecido a nuestro actual poncho)

Inspirados en el clamis griego (se sujeta sobre el hombre con una fíbula) Sobre la túnica utilizan una estola Especial inclinación por las joyas Utilizan un collar grande llamado maniaquis Tablion: es un fragmento de tela cosido en la parte delantera del traje.

Principios de la edad media Poco se conoce de los efectos que tuvieron sobre la forma de vestir europea los amplios

movimientos tribales de principios de la edad media. Las primeras invasiones teutónicas

supusieron la introducción de los pantalones en Roma. Los teutones, a su vez, adoptaron la

forma de vestir romana, lo mismo que los galos y los bretones, al menos los más ricos. Las

últimas invasiones parece que modificaron profundamente la forma de vestir de aquella

época, pero no se conserva ninguna evidencia de ello. Los primeros ejemplares de vestido que

se conservan datan de la época en que se sustituyó la costumbre romana de incinerar a los

muertos por la de enterrarlos, época que además coincidió con una cierta estabilidad política.

Cuando los carolingios dominaron gran parte de Europa y Carlomagno fue coronado

emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en el año 800 d.C., parece que se adoptó

una forma de vestir relativamente uniforme en Europa. La indumentaria del emperador

Carlomagno, importada casi con seguridad de Constantinopla, era muy semejante a la del

emperador bizantino. A diferencia de aquél, Carlomagno sólo lucía esta ropa en ocasiones

oficiales. Su atuendo cotidiano, registrado por sus contemporáneos, consistía en una

bajotúnica, una sobretúnica, con un ribete de seda de color, y calzones o pantalones sujetos en

la rodilla, así como un manto semicircular sujeto en el hombro y forrado de piel en invierno y

un bonete de tela.

Las pinturas de la época muestran a otros monarcas europeos con vestimentas similares. Las

damas de la corte llevaban una túnica larga con la cabeza cubierta y encima una sobretúnica

sujeta por un cinturón. Esta última a menudo llevaba adornos en el cuello, las mangas y el

bajo. Un manto hasta los pies se sujetaba debajo del mentón y un velo ocultaba el cabello.

Estas prendas formaban la indumentaria básica de la aristocracia europea de la edad media e

incluso, aunque con algunos cambios, la de las clases bajas hasta el renacimiento a principios

del siglo XIV. Carlomagno no utilizaba la capucha, prenda característica del pueblo, cuyos

orígenes parece que se remontan a la edad del bronce y que se sigue utilizando hoy día

principalmente en ceremonias y en climatologías adversas. A lo largo de los 300 años

siguientes parece que la moda no cambió mucho, aunque se aprecia un mayor énfasis en

realzar las formas físicas. La primera Cruzada, iniciada en el año 1095, fue el catalizador que

produjo el cambio en la forma de vestir que marcaría la división entre principios de la edad

media y la época románica.

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Finales de la edad media: época románica y gótica Con la invasión árabe en España y el suroeste de Francia, y la conquista normanda de Sicilia llegaron a Europa abundantes y diversos materiales orientales. Pero el gran cataclismo de la moda se produjo en el siglo XII con las Cruzadas. Los cruzados, hombres y mujeres, trajeron a su vuelta no sólo nuevos tejidos como sedas, damascos y terciopelos de brillantes colores y complicadas tramas, sino también nuevos estilos. Las calzas sustituyeron a los pantalones y las prendas se adornaron con joyas, bordados y pieles.

Indumentaria masculina Los hombres llevaban calzones y calzas (pantalones cortos y medias). Las longitudes de ambos

fueron variando y a finales del gótico las calzas eran tan largas que casi eliminan a los calzones.

Hasta la llegada de los tejidos de punto, prácticamente desconocidos en la edad media, las

calzas eran de lino o lana cosidos para que quedaran ajustadas. Resulta increíble que pudieran

adoptar el aspecto suave (conseguido posteriormente con los tejidos de punto) que se observa

en las pinturas de la época. En el siglo XII las calzas llegaban a la altura de medio muslo por

debajo de los calzones cortos. En una época anterior los calzones de las clases altas eran más

estrechos y los de los trabajadores más amplios y ambos se sujetaban normalmente por

debajo de la rodilla.

A principios del siglo XII la ropa era larga y la sobretúnica fue sustituida por el brial, prenda

importada de Oriente. Todo, incluso las mangas, era largo, amplio y con una gran caída. A

finales del siglo XII y durante el siglo XIII las prendas masculinas presentaban diferentes

longitudes, amplitudes y adornos así como diferentes nombres para lo que básicamente era la

misma prenda. Un cambio importante fue que la capucha pasó a ser una prenda

independiente.

Más tarde la capucha (con su extremo puntiagudo, el liripipe, y con una capa corta que caía

sobre los hombros) se convirtió en sombrero. La abertura, destinada en principio a la cara, se

echaba por detrás de la cabeza y el liripipe se pasaba alrededor de la misma a modo de

turbante. Posteriormente la capucha se colgó por encima del hombro y se llevaba como

emblema; su última manifestación fue la escarapela en el sombrero de librea del siglo XIX. Una

derivación todavía más curiosa de la capucha es el apéndice cosido en la espalda de la toga del

traje de abogado en Inglaterra, que data de la época en que los clientes dejaban caer monedas

en el sombrero si pensaban que el caso podía ganarse.

En el siglo XIV la túnica se estrechó y acortó hasta adquirir un aspecto más ajustado, que

evolucionaría hacia la casaca. Sobre ella todavía se llevaba la antigua sobretúnica pero

adornada con un cuello, que recibió el nombre de cota. La hopa y la hopalanda, una prenda

exterior de cuerpo entero, larga y con mangas anchas y acampanadas, se utilizó hasta finales

del siglo XIV y se mantuvo durante los siglos XV y XVI formando parte del traje de los

profesionales y de los ancianos e incluso hoy día se utiliza como traje académico y de la

abogacía.

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La casaca evolucionó hacia una prenda totalmente confeccionada, y a menudo forrada, que

sobrevivió bajo diversas formas como la prenda exterior básica masculina durante mediados

del siglo XVII. Su derivación moderna es el chaleco.

Indumentaria femenina Las mujeres también adoptaron el brial y una capa oriental con mangas largas y amplias. El

brial, confeccionado con un tejido fino fruncido o plisado, era una prenda amplia y con caída

como la de los hombres. Las faldas eran largas hasta los pies, posiblemente como aislamiento

del frío. Una nueva invención de esta época fue el corsé para realzar la figura femenina. Al final

de esta época también surgió la moda de los vistosos tocados y velos hasta el suelo.

Hasta el siglo XV las prendas de vestir femeninas, menos extravagantes que las de los

hombres, eran ajustadas, con falda de campana y mangas estrechas. Por encima del vestido se

llevaba una cota y encima una capa sin laterales. El cabello se ocultaba debajo de una toca,

pañuelo que se envolvía alrededor de la cabeza y del cuello hasta el mentón. En tiempo frío y

en actos oficiales se llevaba un amplio manto de campana o circular. Con el paso del tiempo

los tocados se fueron haciendo cada vez más fantásticos y sofisticados. Al principio primó la

anchura y más tarde la altura, alcanzándose resultados sólo comparables a las altas pelucas y

los tocados deliberadamente representativos de finales del siglo XVIII.

En el siglo XIV las prendas de vestir femeninas se hicieron más ajustadas, como las de los

hombres, y en el siglo XV más complicadas y forradas. En este siglo se desarrollaron telares

nuevos y más perfeccionados que dieron lugar a toda una nueva gama de tejidos, base de la

rica y compleja indumentaria del renacimiento.

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EL VESTIDO ROMÁNICO, SIGLOS XI Y XII

Características del periodo: Acaba la era de las invasiones Aumento de la producción de objetos de hierro Arte común. Gran variedad constructiva Los monasterios se sitúan como centros culturales

Traje: Para el hombre, túnica larga y corta (con forma de T). Para la mujer, túnica larga.

Se sobreponían dos túnicas, una corta y otra mas larga debajo.

Había mangas anchas, con forma de embudo. Algunos arrastraban hasta el suelo.

Había túnicas estrechas para mujer

Las mujeres no llevaban ropa interior

Tejidos: lino, lana, algodón, seda, hilos de oro.

En el siglo XII hay leyes que prohíben determinados colores.

Tintes naturales: rojo (rubia), amarillo y naranja (azafrán), azul, negro…

La técnica de la tejeduría se complica, aparece el

Samito

Taketé

Lampas

Braies: eran pantalones que llegaban hasta los tobillos y se sujetaban por medo de una

cuerda cosida en ele borde superior, bien por encima o por debajo de las caderas. Los

nobles los llevaban ajustados a las piernas. Las clases bajas sueltos y holgados.

Prendas de abrigo: mantos y capas. Hay mantos semicirculares.

Manto caballeresco: se ata a un hombro

Tubrucos: prenda de vestir parecida al pantalón actual, atada al tobillo o suelta.

Garnacha: es una prenda de abrigo.

Tabardo: sobre todo usado como traje de camino, con dos aberturas para sacar lo

brazos. Capa de camino, con mangas colgadas, o perdidas.

Calzado Calzas o chausses: se cortaban con la forma de la pierna, y se hacían con tejidos de

lana o de lino, siendo en punto algo prácticamente desconocido en Inglaterra hasta el

reinado de Isabel.

En el siglo XI las medias llegaban justo debajo de las rodillas, con el borde

final adornado (parecido a las medias de golf actuales)

En el siglo XII subieron hasta la mitad del muslo, haciéndose lo

suficientemente anchas para ponerlas encima de los braies.

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EL CARÁCTER INTERNACIONAL DEL VESTIDO GÓTICO

Características: El centro creador de moda es Francia

Alfayates o sartor: confeccionaban los vestidos y habían de volver a sus dueños lo que

sobrase de las telas o pieles.

El bordado o margomadura e incluso el cosido de ciertas prendas parece fue labor

propias de las mujeres.

El teñido de los paños era una industria de luja

El empleo de trajes de vistosos colores era un modo de distinguirse.

Las leyes santuarias trataron de restringir el uso de los colores.

Metad o amentados: trajes a dos colores. Supone una novedad.

Trajes masculinos:

Prendas interiores: eran la camisa y las bragas. A las bragas se sujetaban las

calzas, que cubrían las piernas hasta medio muslo.

Camisas: no se sabe si encordaban al costado o a la espalda.

Unas vueludas y casa tan largas como la saya

Otras ajustadas y cortas

Bragas: se sujetaban con un cinturón llamado braguero.

Calzas:

cubrían las piernas hasta medio muslo.

Se sujetaban a las ligas haciendo un nudo que cogía conjuntamente las ligas,

las calzas y la tela de las bragas.

Otro procedimiento más sencillo era enrollarlas y atarlas bajo la rodilla.

La Saya o gonela: dos tipos

Una saya holgada de corte sencillo, plegada en la cintura por el cinturón, con la falda

cerrada o abierta. Era una saya popular.

Una saya ajustada al talle, con una abertura cerrada con un cordón (va al costado).

Se refinaron haciendo las mangas de la saya cortadas aparte cosidas después al

cuerpo. Se unían al cuerpo destacando la pegadura con una guarnición.

Los pellotes: se vestían sobre la saya. Encima iba un tercer vestido. Tres tipos:

Con mangas un poco mas cortas que la de la saya. Era una prenda de uso general.

Podía tener botones

Sin mangas.

Abierto a los costados, lo visten, sobre la saya encordada (reyes, infantes, caballeros y

juglares). Típicamente española.

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Piel, Aljuba, almejía: se vestían sobre la saya y admitían encima el manto.

Piel o pellizón: había sido en el siglo XII, el nombre de una túnica de encima, larga, con

mangas anchas y forrada de piel, que hombres y mujeres vestían sobre la túnica de

debajo o brial. Podían adornarse con margomaduras.

Aljuba y almejia: son los nombres que dan los textos a los trajes largos de mangas

anchas que vestían moros y judíos, pero hay indicios que también los cristianos usaron

trajes que recibían esto nombres.

La garnacha y el Tabardo: fueron muy vestidos. Con ligeras variantes en obras

francesas, inglesas, italianas y alemanas.

Garnacha: prenda muy generalizada, de abrigo, forrado de piel, equiparable al manto

en la que podía emplearse más del doble de la tela que en un saya. Las había con

mangas largas que colgaban de los hombros y sin mangas con escotaduras laterales.

Los brazos quedan libres y se sacan por las aberturas laterales.

Tabardo: traje de encima distinto de la capa y el manto, en el que se podía llegar a

emplear cuatro veces la cantidad de la tela de una saya. Era el traje típico de viaje.

Aparece como un amplio vestido cerrado con capuchón, con dos aberturas laterales

para sacar los brazos y largas mangas pendientes de los hombros.

Capas y mantos:

Capa con cuerdas: con un cordón o cuerda atravesando el pecho.

Capa con mangas: de hechura mas complicada de cuantas componían la familia de

capas y mantos

Redondel: no es rectangular ni semicircular. Parece tener forma de círculo casi

completo, con una abertura central, también redonda, para la cabeza.

Capa piel: con forro de piel.

Capa semicircular sin cuerdas:

Capa o manto rectangular:

Capa aguadera: rectangular pero con un orificio para sacar la cabeza, aparece en las

miniaturas como vestido de peregrinos y caminantes.

Trajes femeninos

Prendas interiores:

Camisas amplias y despegadas del cuerpo, largas hasta casi los tobillos

Camisas ceñidas, con cuerdas en un costado.

En el siglo XIII, las camisas son bordadas con sedas de colores

Camisas bordadas: margomadas.

La saya y el brial

Se vestían sobre la camisa. Lo normal era llevar encima un segundo vestido o

manto.

La moda valoraba especialmente la estrechez de la cintura.

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Saya: primer traje que vestían las mujeres sobre la saya. Cubría hasta los pies.

Era una prenda holgada que quedaba plegada en la cintura por efecto del

cinturón.

Brial: de mujeres ricamente ataviadas. Era un traje largo, que arrastraba

varios palmos al suelo.

Sayas y briales, se ajustaban abriendo un costado y encordarlas.

En el traje femenino, los bordes de la abertura lateral quedaban a veces muy

separados, dejando ver buena parte de la camisa.

Las doncellas llevaban sobre las sayas y briales ajustados un cinturón flojo,

cayendo en onda por delante.

Los había con mangas cocedizas.

Pelote, Piel, Almejia

Pellote: sobre la saya. Era el traje que solían llevar las mujeres cuando estaban en

su casa. Para salir se cubrían con el manto o la garnacha.

Piel: con forro de piel

Almejía: más ligera sin forro.

Garnacha y el Tabardo:

Garnacha escotada: larga hasta el suelo, podría confundirse con un pellote sin

mangas si no fuera por tratarse de una prenda con grueso forro que no se adhería

al cuerpo, y que se plegaba con menos flexibilidad. Admitía debajo dos vestidos,

mientras que el pellote sin mangas solo uno.

Tabardo: con largas mangas tubulares. Lo llevan las mujeres que van de viaje a

caballo.

Mantos y capas: Las mujeres usaron especialmente el manto o copa semicircular, sin o con cuerdas.

En algunos ejemplos el manto forma un pliegue en la espalda.

Tocados:

Masculinos:

Cofia: designa el gorro de tela bajo el cual los hombres se recogían el pelo antes

de cubrirse la cabeza con el almófar. Por lo general son blancas y lisas. También

había cofias bordadas y de tela transparente.

El copiello de los caballeros: tocados alto, casi cilíndricos.

Capiellos redondos: los tocados de copa redonda, con una vuelta, solían

llevarse puestos encima de una cofia. Unos estaban forrados de piel, otros con tela

de diferente color que la copa.

Capiellos en forma de boina: son tocados de copa redonda y abollada, sin

vuelta. El rabito que remata la copa, delata el procedimiento con que estaban

hechos.

El capirote: tocados en forma de capuchón, muy prácticos como prendas de

abrigo. Presentaban dos variedades según fueran

o Abiertos por delante y abotonados. Podía abotonarse detrás,

dejando el cuello al descubierto.

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o Completamente cerrados. Podía colarse metiendo la cabeza por la

abertura destinada a sacar la cara; de este modo, la parte destinada a

cubrir el cuello quedaba colgando sobre un hombro.

o La punta quedaba tiesa y dirigida hacia arriba o se doblaba hacia abajo.

Sombrero: servía para hacer sombra. Son un tocado con ala.

Femeninos:

Con una cinta o banda de tela se o en una especie de coronita dorada que se

colocaba sobre la cabellera suelta. La coronilla quedaba siempre al descubierto.

Modo de recogerse el pelo con una redecilla.

Las tocas consistían en un forma muy sencilla, echada sobre la cabeza, enrollada a

ella, o envolviendo cabeza y cuello.

El oral era la tela que usaban las mujeres para cubrirse parcialmente el rostro.

Había tocas que consistían en una tela rectangular, o semicircular que cubría la

cabeza y caía sobre los hombros.

La toca se podía colocar debajo o encima del capiello.

Renacimiento

Las prendas típicas del renacimiento se desarrollaron en

Italia, de donde, a raíz de la invasión de Carlos VIII de

Francia en 1494, se extendieron al resto de Europa. No

está claro el porqué la moda italiana, bastante más

sencilla, se desarrolló de forma independiente al resto

de Europa, pero parece probable que esto se debiera a

su clima más cálido. La túnica de cuello bajo y la camisa

en el hombre, y las capas igual de sencillas y también de

cuello bajo en la mujer (denominada capa Julieta)

ejercieron un efecto breve pero intenso en la evolución

del vestido europeo en general. Hacia 1620 había

desaparecido la sencillez, y la línea vertical de las

prendas medievales fue sustituida por la línea

horizontal del traje del renacimiento. Al tiempo que se producía este rápido cambio de estilo,

irrumpió en Europa la moda del ‘acuchillado’. Esta tendencia, que probablemente tuvo su

origen en el sur de Alemania y que perduró hasta el siglo XVII, consistía en unas aberturas

semejantes a cuchilladas en el tejido exterior que dejaban ver una tela distinta por debajo. Tal

vez el desarrollo más interesante de esta época fuera la utilización, o al menos la exposición,

de las camisas por parte de hombres y mujeres. Una vez que la camisa quedaba a la vista, tenía

que ser adornada; los ribetes de encajes y volantes en cuello y mangas se convirtieron en

menos de 50 años en gorgueras historiadas y almidonadas que estuvieron de moda durante

otros 100 años. Estos cuellos, almidonados o no, evolucionaron hacia la chorrera. Durante el

renacimiento el único cambio importante en la indumentaria masculina, aparte de una mayor

ornamentación, fue el alargamiento de los calzones, que, como era normal, iban muy

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adornados por quedar a la vista. Por otra parte, la mujer fue luciendo unas prendas cada vez

más restrictivas. A principios del renacimiento apareció un corsé largo y rígido en forma de

cono, más largo por la parte delantera, que oprimía la anatomía de la mujer. Antes se había

utilizado el corsé para realzar la figura pero nunca para distorsionar de tal manera las formas

femeninas, ya que el pecho era obligado a sobresalir por encima del corsé. A partir de la

Revolución Francesa (1789-1799) la moda varió enormemente pero la práctica de distorsionar

la figura de la mujer persistió. Aunque la rigidez del corsé se vio algo aliviada al sustituirse las

guías metálicas por huesos de ballena, la moda se hizo algo más incómoda por la costumbre de

dar volumen a las faldas con la adición de armazones que podían ser desde bolsas de salvado

hasta complicadas armaduras metálicas. Aunque en el renacimiento las prendas básicas

siguieron siendo las mismas que las de la edad media, el estilo relativamente natural fue

sustituido por formas complicadas, encajes y forros que proporcionaban un aspecto de rigidez.

Esto era, en parte, consecuencia del extremado formalismo de las cortes tradicionales de los

Habsburgo del Sacro Imperio Romano, especialmente de la casa de Austria en España. Los

escasos intentos por eliminar esta rigidez en la moda europea no fueron seguidos por la corte

española, como lo demuestran las enormes faldas armadas de los retratos de la familia real del

pintor barroco Diego Velázquez.

DE LA SIMPLICIDAD A LA COMPLICACIÓN Y OSTENTACIÓN

EN EL VESTIDO DEL SIGLO XIV

Características generales:

Aparece la moda

Uso del algodón

Se comienza a usar el botón.

Trajes a dos colores

Traje

Masculino:

Aparece un traje corto, ajustado (1330-1360)

Trascol: en piel, sería la toquilla de una capa.

Capirote: se prolonga.

Zapatos puntiagudos.

Jaqueta: prenda corta, rígida (esto se conseguía metiendo entretelas), con botones que

bajan por todo el delantero

Jubón: vestidura que cubre desde los hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada al

cuerpo. Va sobre la camisa. La parte visible son las mangas y el cuello.

Hopalanda: se ajustaba a la forma de los hombros y luego caía suelta, ciñéndose con un

cinturón a la altura de la cintura. Su longitud era variable, siendo mas larga en ocasiones de

ceremonia. Las mangas eran de una anchura extremada, a veces llegan al suelo. Tenían un

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cuello alto y subido, que alcanzaba, en ocasiones, las orejas y el borde estaba cortado en

formas caprichosas. Forrado con piel.

Femenino:

Los trajes se escotan.

Las mangas se ajustan al brazo y se abren en la parte inferior.

Muy típico español es un vestido parecido al peyote pero con aperturas en los laterales.

Brial: parecido a la saya, pero de una calidad superior.

El siglo XVII

En el siglo XVII no tuvieron lugar otros cambios en la vestimenta femenina que los producidos

por los vaivenes de la moda. Se siguió llevando el corsé en forma de cono con el talle más alto

o más bajo según la moda. A finales del siglo apareció el traje suelto o mantua (derivado del

nombre de la ciudad del norte de Italia) anunciando un cambio que se produciría en el siglo

siguiente.

El atuendo masculino sufrió el cambio más radical de la historia moderna. A principios de siglo

los hombres seguían llevando las prendas de finales de la edad media (casaca, calzones, calzas

y capa) y una capa circular, aunque durante la primera mitad del siglo se impuso la casaca

como prenda militar o de viaje. La casaca seguía siendo una capa pero constaba de dos piezas

delanteras, dos piezas traseras y dos piezas para los hombros. Las partes delanteras y traseras

se abotonaban para formar el cuerpo y las piezas de los hombros formaban las mangas. Este

práctico invento dio lugar más tarde al tradicional traje de montar a caballo. En el siglo XVIII,

después de algunos cambios, pasó a ser el traje actual y más tarde se convirtió en el chaleco.

Hacia 1680 el atuendo masculino ya tenía la apariencia actual excepto en el uso de calzones en

lugar de pantalones.

La peluca, excentricidad que alcanzó su máximo apogeo en el siglo siguiente, fue introducida

por Luis XIV para ocultar su incipiente calvicie (después de haber puesto de moda su magnífica

cabellera rizada) y figuró durante más de un siglo como prenda indispensable en el

guardarropa de todo caballero. La peluca, empolvada en blanco o gris, grande y aparatosa o

pequeña y sencilla, sustituyó al pelo natural de los caballeros y fue utilizada en los actos

sociales hasta la llegada de la Revolución Francesa, en la corte otros treinta años más y en los

tribunales de justicia de Gran Bretaña hasta hoy.

El siglo XVIII

El siglo XVIII se caracteriza por la utilización de tejidos ligeros y claros en contraposición con el

aspecto más oscuro y lúgubre de los siglos anteriores y posteriores. Aunque las mujeres

seguían llevando largos corsés en forma de cono (de moda durante los dos siglos anteriores),

con la llegada de las sedas de colores claros y la capa suelta o mantua desapareció el aspecto

plomizo del pasado. Las faldas sobre armaduras parecían flotar y ondear y los plisados caían de

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los hombros eliminando la sensación de rigidez. Los hombres también utilizaban prendas de

seda y sus ligeros calzones, anchas casacas y chalecos floreados, normalmente eran de colores

claros. Un suave encaje sustituía a las gorgueras almidonadas y serias del siglo anterior.

Hasta finales del siglo no comenzó a variar el aspecto uniforme de los vestidos. En Francia

(abocada a la Revolución) la moda se hizo mas rígida, más sofisticada y formalista. En

Inglaterra, que se dirigía hacia un cambio social más ordenado y un desarrollo industrial

explosivo, la moda cambió su tendencia normal y los dictadores de la moda se decidieron por

el atuendo más práctico de las clases obreras. Mientras los franceses lucían rígidos brocados,

los ingleses adoptaron los tejidos de lana.

A raíz de la Revolución Francesa se produjeron dos cambios radicales en la moda europea: en

el hombre se volvieron a imponer los pantalones después de 600 años y en la mujer hubo una

vuelta consciente hacia lo que se consideraba el estilo griego clásico. Desaparecieron durante

un par de décadas los corsés y las armaduras, que fueron sustituidos por tejidos ligeros de

aspecto natural, cinturas altas, brazos desnudos y corpiños cortos. A pesar del miedo a la

Revolución que existía en otros países europeos, la moda francesa logró imponerse y

afianzarse. Sedas, encajes y brocados desaparecieron del atuendo masculino y, durante un

tiempo, también del femenino.

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Reseña histórica:

Los botones nos tienen presilla antes de 1760

Finales del XVIII:

María Antonieta pone de moda el “vestido camisa” (blanco y de algodón).

En España hay un especial interés por decorar los vestidos

Van entallados con un fajín

El talle se sitúa bajo el pecho (hasta los años 30 del siglo XIX)

No llevan tontillo

Frac:

En Inglaterra lo más usado es la casaca con cuello vuelto

Se introducen los pantalones, terminan a la altura de la rodilla

Corbatas cuadradas, con un nudo al cuello

Traje imperio

Talle bajo el pecho

Blancos

Fundamentalmente de manga corta

Aparece el chal, (viene de Persia)

A principios del XIX se introduce el matón de manila

Llevan chinelas (zapatos sin tacón)

Después de la revolución los hombres no usan peluca. Corte de pelo a la “oreja de

perro”

Hacia 1805 se vuelve a usar corsé (Ninon). Solo lleva una ballena al frente

El siglo XIX A principios del siglo XIX, durante el Imperio

napoleónico, se produjo una vuelta al formalismo y a lo

recargado, aunque la moda no varió mucho. La

restauración de la monarquía francesa en 1814 produjo

una reacción en la moda femenina que trajo de nuevo

los corsés, las crinolinas y las armaduras. Sin embargo,

la Revolución Industrial trajo consigo una ola de

prosperidad y un cierto sentido de austeridad. Desde el

retorno del pantalón no se había producido un cambio

importante en el atuendo masculino, excepto el paulatino abandono del formalismo. Desde

comienzos del siglo XIX la característica de la moda masculina fueron las prendas ajustadas.

En cambio, la Revolución Industrial produjo una serie de rápidos cambios y facilitó la

fabricación de vestidos femeninos a la moda. Las clases acomodadas, que dictaban la moda, se

vieron obligadas a distinguirse de las nuevas clases ascendentes que intentaban copiarles. Las

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crinolinas fueron sustituidas por aros y éstos a su vez por polisones. La única prenda que

permaneció, a pesar de los cambios de silueta, cuello, mangas y colores, fue el corsé.

Reseña histórica: Se generalizan las revistas de moda

En 1824 se crean los primeros grandes almacenes

Aparecen diseñadores famosos

Se inventa la máquina de coses

El talle alto durara hasta los años 30

El vestido neoclásico presenta una silueta tubular

Se muestran los pies

Las mujeres usan pololos

Los trajes de calle no llevan escotes

El frac pasa se la casaca al frac actual (el cambio se produce hacia los años 10)

Los hombres se cortan el pelo

Como abrigo usan levita.

En al segunda mitad del siglo XIX, aparece la chaqueta

En las mujeres, durante los años 20, la silueta se infla como un globo

En los años 30 el talle baja a la cintura.

Las faldas comienzas a tener vuelo.

En el torso se busca la forma triangular.

Los trajes van decorados con grandes magas (gigot, mangas de cordero)

Hubo corsés masculinos

El vestido romántico Silueta triangular, entre los años 20/30 el talle comienza a recuperar su sitio

Los vestidos de los años 40 terminan en punta

Usan miriñaque para ahuecar las faldas

Usan corsé

Se pone de moda los trajes con volantes

Para la noche se usan grandes escotes

Es típico el peinado con la ralla al medio y las orejas tapadas

El miriñaque caerá en desuso en los años 60

En el año 89 desaparece el polisón

En los años 90 se recuperan las mangas de jamón

Hacia 1900 se impone la silueta en “S”

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El mundo no occidental

Fuera de la esfera de influencia de Europa occidental la forma de vestir tiende a ser tradicional

y las pequeñas variaciones locales se deben a la influencia de conquistas o migraciones.

Cuando las culturas no occidentales entran en conflicto con las ideas occidentales, a menudo

son las ropas tradicionales las que son sustituidas, como en el caso de la ropa precolombina en

América Central y del Sur. Sin embargo en África, en Oriente Próximo y en el sur de Asia han

sobrevivido muchos aspectos del traje tradicional y se aprecia la influencia, especialmente de

las conquistas musulmanas, en la forma de vestir de diferentes áreas.

África La ropa tradicional africana sigue, por lo

general, la tradición del drapeado más

que la del traje ajustado como cabría

esperar del clima de este continente, y

varía desde la saya corta al traje de

abigarrado diseño. Puede detectarse una

influencia oriental a lo largo del norte y en

algunos lugares al sur del Sahara, así como

en el este de África, donde puede

encontrarse el traje cosido con una

prenda exterior drapeada o, sobretodo,

con un tipo caftán.

Oriente Próximo La indumentaria de Oriente Próximo, marcada por su larga y turbulenta historia, muestra una

mezcla de influencias de épocas antiguas. Aunque en algunas regiones se encuentran estilos y

formas diferentes, puede decirse que contiene una rica combinación de tradiciones en el vestir

adaptadas y ajustadas al clima y a las actividades locales. La indumentaria de Oriente Próximo

casi no había variado en muchos años y se seguía utilizando el traje tradicional de los antiguos

tiempos en tejidos de seda oriental introducida a principios del Imperio bizantino. En las

últimas décadas, la producción industrial de ropa occidental ha sustituido rápidamente a la

producción manual del traje tradicional. Sin embargo, han vuelto algunas de las formas básicas

del traje tradicional, lo que refleja el apogeo del nacionalismo y la vuelta a los valores

fundamentalistas del islam.

India Antes de las conquistas del siglo XVI, la ropa india (incluidos la saya y

el elegante sari) parece que tuvo su origen en las prendas drapeadas

antiguas de países cálidos. La influencia oriental, que llegó con el

Imperio mongol, se aprecia sobre todo en la indumentaria de la

corte. En realidad la influencia que ejerció este Imperio sobre el traje

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tradicional indio parece que fue bastante mayor que la influencia que tuvo la occidental del

Imperio Británico.

A partir del siglo XII los conquistadores musulmanes reformaron de forma drástica el vestido

en el norte de la India. Cubrieron el cuerpo al máximo e introdujeron en el atuendo masculino

el jamah (traje de manga larga), el isar (pantalones anchos) y el farji (un traje largo para

oficiales y profesores). La religión prohibía la seda para el hombre, por lo que la mayor parte

de la ropa era de algodón o de lana. Estos estilos se conservan en la forma de vestir actual de

Pakistán y Bangla Desh. La mujer se vestía en un principio con pantalones, blusas largas y

chaquetas cortas, pero después dieron paso a las faldas (con el sari como prenda exterior) y las

blusas cortas, estilo que prevalece hoy día.

En el sur de la India el vestido mantuvo su forma tradicional compuesta por el dhoti y el sari,

pero se le añadió la chaqueta larga para el hombre (la denominada chaqueta Nehru) y las

blusas y faldas para la mujer. Estos estilos son actualmente los representativos de este país.

China La forma de vestir china sigue siendo la tradicional clásica. A partir del siglo VII d.C., bajo la

dinastía Tang, los diferentes colores y diseños indicaban el rango de la burocracia estatal. En

las pinturas de la dinastía Song y Tang se representan complejos vestidos de oficiales y trajes

sueltos de talle alto para la mujer. Las ciudades de estas primeras dinastías parece que fueron

importantes centros de moda, especialmente bajo la cosmopolita dinastía Tang, época en la

que se traían periódicamente nuevos estilos desde Asia central y otros lugares. Oficiales y

profesores llevaban un gorro negro con alas como símbolo de su estatus. Después de 1391 la

dinastía Ming introdujo los ‘cuadrados mandarín’ con dibujos de pájaros u otros animales para

diferenciar los nueve rangos de la corte. Las mujeres de esta época llevaban, por lo general,

faldas plisadas y chaquetas largas.

Los conquistadores manchúes, que en 1644 establecieron la dinastía Qing, introdujeron el

estilo característico de los pueblos nómadas de la estepa. Abolieron los trajes tradicionales de

corte y en su lugar introdujeron trajes oficiales hasta los pies (chaofu), con mangas largas

realizadas en piel para montar a caballo, y trajes menos formales de manga ancha (jifu) y con

colores y dibujos según el rango. Un sencillo traje largo (changfu) era el atuendo cotidiano

para ambos sexos y para todas las clases sociales. Las mujeres conservaron algunos vestidos de

estilo Ming pero solían utilizar trajes sueltos con cuellos altos. Los campesinos llevaban

chaquetas de cuello alto y pantalones, que se forraban en invierno.

La prenda más característica del estilo chino moderno es el cheongsam, introducido en la

década de 1920 como compromiso entre el estilo tradicional y la influencia occidental. Esta

prenda, que podía forrarse en invierno, fue acortándose para adaptarse a la moda occidental.

Con la llegada del comunismo en 1949 el gobierno impuso al pueblo el estilo de vestir

campesino, imposición que sólo comenzó a debilitarse en la década de 1960. La moda china

actual tiende a seguir los dictados de las modas occidental, japonesa y china de ultramar.

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Corea Parece que la chaqueta, el pantalón y el abrigo se comenzaron a utilizar en Corea muy pronto,

pero el traje típico de dos piezas (chaqueta ajustada y pantalones cortos casi siempre blancos)

surgió probablemente en los primeros siglos de nuestra era. En el siglo VII d.C. los nobles

copiaron los estilos de la dinastía Tang china, es decir, trajes amplios, chaquetas (turumagi) y

pantalones voluminosos. A partir del siglo XV la mujer coreana comenzó a llevar faldas plisadas

(ch'ima), cuyo talle fue subiendo gradualmente hasta acabar en la parte alta del cuerpo. Los

campesinos siguieron llevando chaquetas y pantalones. El hombre adoptó el estilo chino con

cuadrados mandarín en los turumagi como símbolo de su rango y un gran sombrero negro de

ala ancha de pelo de caballo que, junto con los pantalones atados a los tobillos, forma el

atuendo típico actual de los ancianos coreanos. El traje nacional de la mujer conserva la

chaqueta corta, el corpiño y la falda de talle alto con una cinta ancha en la parte superior.

Japón Los primeros trajes japoneses conocidos son los

representados en los haniwa (pequeñas estatuillas

funerarias de barro del siglo III d.C.), a saber, chaquetas

acampanadas para ambos sexos y pantalones amplios

(hakama) para el hombre y falda plisada para la mujer.

Durante el periodo Nara la nobleza adoptó el traje de

corte chino, y en especial el traje largo, que más tarde

pasó a ser el kimono que recuerda especialmente el

estilo de vestir de la dinastía Tang china. Durante el

periodo Nara el vestido de la nobleza evolucionó hacia

complicados trajes de varias capas, con chaquetas

amplias hasta la cadera y pantalones anchos para el

hombre, y trajes largos para la mujer que ocultaban por

completo su cuerpo. Los hombres llevaban diferentes

tipos de bonetes de corte y las múltiples capas del traje

de la mujer estaban ricamente decoradas con bonitos diseños diferentes en cada una de ellas.

Las clases bajas llevaban túnicas cortas o chaquetas y pantalones. En la economía de trueque

de la época la ropa sustituía con frecuencia al dinero. Todas las clases sociales llevaban

sandalias o zapatos de madera.

La innovación más clara de los daimio y samurai que dominaron Japón a partir de 1185, fue el

kamishimo, una chaqueta sin mangas con hombros amplios que llevaba la insignia del clan.

Como traje estándar masculino se adoptó el kimono y encima el hakama plisado, a veces con

el kamishimo o el haori, un traje negro corto. Bajo los sogunes Ashikaga, la mujer de la clase

alta comenzó a llevar un kimono de manga corta (kosode) con una faja (obi) y encima un

kimono más amplio. Esto, junto con otro kimono furisode de mangas más largas para las

mujeres más jóvenes y más tarde un traje haori, se convirtió en el atuendo femenino por

excelencia. La faja se hizo más ancha y adornada y su lazo a la espalda más grande e

historiado, ya que no se utilizaban sillas con respaldo. Con la restauración Meiji en 1868 Japón

se convirtió en el primer país asiático que adoptó oficialmente el traje occidental,

especialmente para actos de la corte y militares. Aunque se mantiene el traje tradicional,

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Japón es uno de los centros y creadores de moda occidental con más éxito, imponiendo

tendencias que son seguidas en todo el Este asiático.

Sureste asiático La indumentaria en el Sureste asiático presenta una enorme gama de vestidos drapeados y

pantalones que se asemejan a los de los antiguos persas y que combinan con un traje de

mangas abiertas o un chaleco sin mangas. La aristocracia y las familias reales utilizan un traje

de ceremonia de una elaboración y ornamentación impresionantes que recuerda a su

arquitectura tradicional.

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Síntesis histórica de la moda

ANEXO TRAJES REGIONALES ESPAÑOLES 1. El punto de partida histórico 1.1 PRIMER PERÍODO: 1850 a 1870. 1.2. El desarrollo

industrial en el textil. 1.3 Nacimiento de La Alta Costura. Los primeros profesionales y la

iniciación de la moda como industria. 1.4 La crinolina: primera moda francesa. La prensa de

moda y las escuelas de moda. 1.5 La moda masculina.

2. SEGUNDO PERÍODO: 1870-1885 2.1 Situación política y social. 2.2 Síntesis de la moda.

2.3 La moda masculina. MODISTAS DE ESTE PERÍODO.

3. TERCER PERÍODO: 1885-1900 3.1 Moda femenina. 3.2 Moda masculina.

4. CUARTO PERÍODO: 1900-1919

5. QUINTO PERÍODO: 1920-1939. En 1919 comienza la línea Coco Chanel, que se consolida

en el 25.

6. SEXTO PERÍODO: 1939-1947 En el 47 Christian Dior lanza el New Look. Nuevas fórmulas

para la moda. 6.1 Aspectos político-sociales en la moda de los 40 y Los Grandes Maestros:

Balenciaga, Chanel, Dior.

7. SÉPTIMO PERÍODO: Desde la S.G.M. a la actualidad.

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INTRODUCCIÓN

El punto de partida histórico La historia de la moda tiene sus inicios en los tiempos más remotos de la historia del hombre.

No osamos pronunciarnos sobre cambios bruscos en nuestra evolución del vestuario, pues ya

hemos visto sobradas razones en torno de la indumentaria, incluso de la más arcaica, y, a ese

respecto, no tiene el teórico ningún derecho a especular tanto como para constreñir

determinados períodos históricos, que en tiempo real duraron muchos años, que se dieron en

muchas generaciones de hombres y mujeres, y reducirlos a lo que hoy llamamos un cambio de

estilo como si no fuera más que el resultado de una ecuación instantánea. Debe estudiarse la

moda globalmente, sin caer en la tentación de ser tan parciales que el espíritu de la moda, tan

cambiante en las tres últimas décadas, nos lleve a pensar que la moda es un fenómeno

efímero, vano y sin fundamento. Es por cuestión de espacio y por concretar mejor la materia

de estudio por lo que gran parte de la historia del traje la dejamos para los tratados de

Antropología, Historia del Arte y lo que en definitiva se viene llamando con propiedad Historia

del Vestido. Pero el aspecto de la moda que la relaciona con la industria y con el diseño sí nos

interesa, para encuadrar en ello nuestra profesión, primero, y para que el complejo fenómeno

de la moda actual no quede desligado de lo que la moda ha sido. Es decir, nos interesa la parte

industrial de la moda y su estructuración, porque esto es el enfoque del diseño: el diseño de

moda.

La segunda intención, la de conectar la moda pasada con la moda actual, es proponerle al

estudiante que mantenga permanente atención a esta propósito; porque la moda actual, que

es tan compleja, que no se atiene solamente al interés por la vestimenta sino por el aspecto

integral del individuo, puede ser la culminación del desarrollo ininterrumpido de las modas

pasadas y la integración de la moda en la cultura del ser humano, social y urbano.

Arrancamos el estudio de esta síntesis histórica en el punto en que comienza a darse la interrelación entre las tres cuestiones a estudiar: la industria textil, la moda y el diseño de moda. Este momento histórico es la segunda mitad del siglo XIX. Estos casi ciento cincuenta años los dividiremos en varios períodos hasta llegar a la actualidad, con la aparición de los estilistas y, finalmente, después de 1983, la nueva concepción de la moda: el look. En cuanto al ámbito geográfico de este resumen histórico, nos referimos casi exclusivamente a la Europa occidental y, en cortas alusiones, a los Estados Unidos y Japón.

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Síntesis histórica de la moda

1. PRIMER PERÍODO (de 1850 a 1870) Este período está marcado por el despegue industrial de Europa. A mediados del siglo XIX el

viejo continente se bate en varios frentes de guerra: Crimea, Austria y Prusia, Italia y Austria.

Dos países europeos, Inglaterra y Francia, que permanecen neutrales y en paz, viven el triunfo

de una nueva clase social: la burguesía. Para 1850 ya ha sido superada la pobreza con que

finalizara el siglo XVIII y las revoluciones de izquierdas culminan en el sufragio universal de la

Segunda República Francesa (Louis Napoleón Bonaparte, 1848-1852); este hecho democrático

perdura en el segundo Imperio (Napoleón III, 1852-1870) y es una larga etapa de prosperidad

para Francia. La finalización de grandes vías de comunicación y el adelanto en los medios de

transporte -el ferrocarril, sobre todo, y el barco de vapor- le permiten a Europa progresar en la

importación de productos para vestir, y esto influye doblemente en la indumentaria: por un

lado la lana se compra en países donde el ganado lanar es más abundante y más barato1 y, por

otro, el cultivo del lino se desplaza hacia el Este. Al aumento en la importación de la lana se

suman el de la seda y el algodón, que ya se pueden manufacturar mejor y en mayor

abundancia en esas nuevas factorías textiles. De 1861 a 1871 Inglaterra compra

aproximadamente un 70% de todo el algodón que se cultiva en América del Norte. Comienzan,

a su vez, a exportarse los productos textiles transformados en Europa.

El desarrollo industrial europeo es tan sobresaliente que hizo exclamar en la época: los

grandes talleres del mundo están en Europa. Y este despegue industrial, unido al predominio

de la burguesía como poder económico (financiero: el capitalismo de negocios), trae como

consecuencia la aparición de un estrato social amplio que se aparta de la pobreza y cuenta ya

con recursos económicos propios: la clase media, aquella población que va a ser el destinatario

gran consumidor de la mayor parte del producto industrial y de lo que en el siglo XX vamos a

llamar producto de moda.

1 En 1860 hay en Australia unos 20 millones de cabezas de ganado lanar. En 1821 se exportan

a Inglaterra las primeras balas de lana.

1.1. El desarrollo industrial en el textil o La mecanización aumenta y mejora notablemente la industria textil.

o Se incorpora el motor a los telares y se pasa de 400 a 1200 brochas por telar.

o La velocidad de lanzadera es muy superior a la del telar manual.

o Aumenta el ancho de telar.

o Los tejidos se fabrican más finos y las telas con cierta elegancia comienzan a ser

abundantes y variadas.

o En la tintura de telas los colorantes naturales van a ser desplazados por los artificiales,

que resultan más baratos y más resistentes.

o En 1851, en Schoenenwerd, Bally inicia la fabricación industrial de calzado.

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33

o La máquina de coser de Singer es conocida y premiada en la Exposición Universal de

París de 1855. Ello hace no sólo que la Singer se popularice sino que, esto es lo más

importante, aparezca la máquina de coser industrial.

o La costura mecánica, en vez del cosido manual, es decisiva en el nacimiento y

desarrollo definitivo de la moda.

1.2 Nacimiento de La Alta Costura

Los primeros profesionales

La iniciación de la moda como industria

MITAD DE 1800: inicio del desarrollo definitivo de la moda

Es opinión generalizada en Francia que sus valores espirituales de la creación y del buen gusto

son lo que acaba definitivamente con la rivalidad histórica entre Inglaterra y Francia, que se

hace notoria entre las dos exposiciones universales de Londres y París (1851 y 1855). La

Exposición de París de 1855 subraya la importancia del elemento estético frente al económico-

industrial que privaba entre los ingleses. Lo cierto es que ese espíritu francés, creativo y

elegante, lleva a Charles-Frédéric Worth, con el socio sueco Boberg, en 1858, a abrir en París la

primera casa de modas, creando los fundamentos de la Alta Costura, a la par que se organiza y

desarrolla la industria confección. Estas innovaciones se propagan rápidamente por toda

Europa, pero queda París consagrada como cuna de la Alta Costura y como centro universal de

la moda.

La moda francesa va a ser sinónimo de moda en general.

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34

Tres características de la empresa de Worth son las van a quedar como

fundamentos básicos de una casa de modas:

Dirección personalizada por un creativo. Creación de colecciones de modelos para cada temporada del año. Presentación de las colecciones sobre maniquíes vivientes.

Queda profesionalizado el modisto, que más tarde se va a llamar diseñador.

Queda estructurada la moda para las dos temporadas anuales en la vestimenta: primavera-

verano y otoño-invierno.

Queda institucionalizada la pasarela para la presentación de las colecciones, la show room y,

en definitiva, la casa de modas.

El ejemplo de Worth es seguido inmediatamente por otros pioneros en toda Europa.

Vestido de fiesta en seda de Lyon, con adornos de flores; y vestido de calle, en brocado.

Pero la importancia de que la moda comience a ser una actividad industrial va a repercutir no

sólo en el textil sino en otros sectores que el fenómeno moda cambia sustancialmente; así

nace la moderna industria de la joyería, la ya citada del calzado, la peletería, que pronto se

integrará en la alta costura, y la perfumería, que con el tiempo ha alcanzado una importancia

por entonces ni siquiera sospechada.

De esa época datan marcas prestigiosas que aún perviven: Guerlain en perfumes, Cartier en

joyería y Revillon en peletería. Esta primera industria de moda está destinada a una clientela

de lujo, que el segundo Imperio no sólo encumbra a lo más alto sino que lo asienta como parte

esencial de la vida de sociedad en París. El Emperador Napoleón III casa con la española

Eugenia de Montijo y se produce una verdadera eclosión de refinamiento en la vida de las

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35

familias más poderosas y un culto exquisito a la elegancia femenina. La bella emperatriz, tan

pronto se instala en palacio, pone en marcha un período enfebrecido de recepciones y bailes

suntuosos que durarán hasta el desastre de la guerra francoprusiana (1870-71). Si a ello se

añade una capital en plena expansión, en torno a la Exposición Universal, con avenidas de

monumentos, palacetes y hoteles de lujo, concentración de soberanos de todo el mundo con

un tren de vida fulgurante, es fácil comprender que París se proclamara capital mundial de la

moda y que ello fuera aceptado.

1.3 La crinolina: primera moda francesa

Prensa de moda y escuelas de moda

La elegancia de las damas está asociada a las hermosas espaldas de la Emperatriz y a las

pomposas faldas heredadas del Antiguo Régimen (la monarquía abolida). Quizás el carácter

español tiene las más notables aptitudes para la fiesta; el francés para el refinamiento y la

ostentación. La Emperatriz, a la vez española y francesa, unió en su persona ambos caracteres

y los desarrolló a conciencia. Se hizo rodear de las más bellas mujeres y, recuperando el buen

gusto de la corte de Luis XVI, con sus predilecciones marcó la moda de todo París. Una persona

importante en el círculo de relaciones de Eugenia de Montijo es la princesa de Metternich.

Naturalmente ambas son las primeras y más importantes clientas de Worth. Ello hace que el

modisto no sea el que, como sus antecesores, acuda al domicilio de sus clientas sino que sean

éstas las que se sometan a la espera en la antesala del atelier. No faltan quienes califican a

Worth como el peor modista de todos los tiempos (James Laver es el más importante de sus

acusadores); hay indicios de que no supiera dibujar un solo figurín; pero nadie como él

imprimió a esta profesión el empaque (panache) del que han disfrutado los famosos que le

han sucedido.

Por lo general, en contra de este permanente espíritu de fiesta imperial, los tejidos son más

bien austeros, aburridos: lisos, tristes de color. Sobrefaldas y túnicas de tafetán, falla,

terciopelo, moiré, rasos...

Sin embargo, Worth no era francés. Charles Redfern, que creó el traje de chaqueta femenino,

tampoco. Pero todo en la moda, elegancia y modernidad, nacía en París y se extendía desde

allí a toda Europa.

Los gustos de la Emperatriz, París, en suma, hacen que

las sedas italianas y las lanas y los encajes de Inglaterra

sean sustituidos por lanas de Normandía, encajes del

norte francés y sedas lyonesas. Grandes fábricas tejen

para la moda de París.

Page 36: Síntesis histórica de la moda

36

El nacimiento de la Alta Costura (1850)

La crinolina de los años cincuenta era un círculo perfecto, cuyo centro lo ocupaba el cuerpo de

la mujer. A mediados de los sesenta, la crinolina se abrevia por delante y se prolonga en la

espalda, lo que le permite a la dama ser tomada del brazo y bailar con comodidad. Entra en la

moda el zapato femenino, que se llevaba oculto y del que puede verse la punta al caminar o

bailar.

La crinolina del 1850

Con la princesa de Metternich, importante dama en la corte de Eugenia de Montijo, los corsés

se hacen menos rígidos y más cortos. El busto femenino mantiene su importancia, con

hombros naturales, senos marcados, escotes generosos y cintura estrecha. Esta línea de moda

se llamó princesa.

La crinolina fue defendida por intelectuales de la época, como el prolífico Theófile Gautier en

su ensayo De la Mode (1858); pero no fue ésta la única trascendencia artística y literaria de la

moda. El economista Adolphe Blanqui escribió: el genio creativo francés tiene para nosotros la

misma significación que la metalurgia y las minas de carbón para Inglaterra. Desde los sesenta

existen importantes revistas de moda, sobre todo en París. La Mode se venía publicando ya

desde 1841; otras fueron: Les Modes Parisiennes y Journal des Jeunes personnes. Lemonier

crea en París la primera escuela de moda.

Aquellas aparatosas enaguas de crin conservan su volumen en la nueva vestimenta femenina;

pero se va a dar en ella un cambio básico, inspirado, según se cuenta, en la Exposición de

Londres de 1851: la inmensa red de nervios de acero que realizó Paxton en el Cristal Palace

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37

sirvió para que Tavernier sustituyera la armadura de crin de la crinolina por una jaula (cage) de

aros metálicos, que hacía a la falda más ligera y elástica, conservando el volumen que era

causa de admiración y símbolo de feminidad refinada. El nombre de crinolina se siguió

utilizando para este elemento que definió la moda de todo el segundo Imperio.

La cage. A partir de 1856, la armadura de crin de la crinolina es sustituida por una jaula de aros

metálicos.

SÍNTESIS DE MODA

o Un día corre el rumor de que la Emperatriz asiste a un baile sin crinolina: la reina

Victoria de Inglaterra y la emperatriz de Austria dejan de llevarla.

o En el 1866 la crinolina es sustituida por enaguas con aros en el bajo.

o En el 1869 comienzan a llevarse bajo las crinolinas pantalones de encajes, de largo

hasta algo más de las rodillas.

o La moda sale del vestuario de fiesta y se amplía a la vestimenta de día, ropa deportiva

(los trajes de amazona) e infantil.

o El estilo parisino incorpora prendas extranjeras (pocas, pero críticos e historiadores

franceses le dan gran importancia a este hecho): boleros (chaquetas) españoles,

prendas zuavas e italianas (a lo Garibaldi), manteletas (capas, propiamente), y chales

de Cachemira.

o En todo el segundo Imperio el símbolo de la moda es, como queda dicho, la crinolina.

Los cambios registrados en la moda a lo largo de todo el período son pocos y, más que

nada, cambios externos y complementarios. Pero la moda, como fenómeno social e

industrial, queda instituida.

Un último dato a resaltar, por su importancia, deviene del carácter

industrial de la moda: el cosido a máquina cambia las dimensiones

de producción: no sólo ha nacido la Alta Costura, ha nacido una

industria llamada Confección, porque ahora pueden hacerse ya

grandes cantidades de prendas.

Aparecen los grandes almacenes, como puntos de venta.

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38

El invento de Worth termina siendo una empresa de creación, hecho que reúne para siempre

los dos elementos: creación de moda y empresa de moda.

MODA MASCULINA

A lo largo del Segundo Imperio, la levita que llamaban a la francesa evolucionó

convirtiéndose en la jaquette.

El frac, cortado en talle y con faldones estrechos y largos, quedó para la noche. El

redingote, para las ocasiones de ir muy vestido.

Hacia 1865 aparecen las primeras chaquetas, de inspiración inglesa, llevadas sobre

pantalón a rayas. Al final del período, la chaqueta y pantalón se confeccionan en el

mismo tejido y se acompañan de chaleco; conjunto parecido ya al traje actual.

DETALLES

Cuellos de terciopelo o raso, solapas de raso o seda, corbatas estrechas o anchas con

gran nudo.

Los altos funcionarios visten más variado y con más lujo, usando colores diferentes

para cada cargo y función.

Hubo en París algún intento, pero poco importante, de liderar la elegancia masculina al

estilo de los dandies ingleses: Si embargo nadie llegó a la altura del elegante George

Bryan Brummell, aquel íntimo amigo del Príncipe de Gales, después Jorge IV.

La vestimenta para el deporte ecuestre se componía de pantalón estrecho y levita.

Vestimenta popular de las regiones de España

Esta es una colección de grabados del siglo XVIII, reproducción facsimilar de la realizada por el

ilustrador Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, cuya primera edición apareció en Madrid el año

1777, siendo ampliada posteriormente con sucesivos dibujos del mismo autor. Propongo esta

colección de trajes regionales españoles reafirmándome en la misma tesis que mantengo a lo

largo de esta primera parte del libro, consistente en que la moda y su historia comienzan en el

momento en que el individuo que se viste tiene a su alcance no una sino varias y variadas

opciones de vestimenta, es decir, tiene múltiples opciones en la elección de su forma de vestir.

Hasta ese inicio de la moda, yo considero que el pueblo se viste al uso y costumbre de cada

región, del entorno geográfico y social que le es próximo, y que en su indumentaria no hay

todavía influencias foráneas tan notables como para que rompan su individualidad.

En ese sentido, los apuntes gráficos de Juan de la Cruz me parecen adecuados y bastante

precisos para ilustrar acerca de la forma de vestir en la época (siglo XVIII) y para configurar lo

que en la actualidad convencionalmente llamamos trajes regionales. No quiero yo quitarle

virtud al sastre o la modista de hoy que son artesanos de esos trajes; al contrario, mi opinión

se reduce a la concreción del momento histórico en que podemos decir: hasta aquí empieza la

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39

costumbre regional en la vestimenta y a partir de aquí se inicia la moda y, por consecuencia, la

asunción de aditamentos ajenos al vestuario regional.

Vestimenta popular de Andalucía

Vestimenta popular del Alto Aragón

Pastor de Los Montes de Jaca Muchacha del Alto Aragón

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Vestimenta popular de Ávila

(Castilla La Vieja)

Vestimenta popular de la islas Baleares

Señora mallorquina Labrador ibicenco Mujer de casa de labor de Ibiza

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Dama menorquina Ciudadano de Mahón

Vestimenta popular de Canarias

Dama canaria Gran Canaria

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De las montañas de La Palma

Vestimenta popular de Bilbao

Dama burguesa de Bilbao

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Vestimenta popular de Cataluña

Hombre de villa costera catalana Muchacha de pueblo de pescadores

Vestimenta popular de Madrid

El majo La maja

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El alguacil

Vestimenta popular de Murcia

Propietario de la huerta murciana Mujer de la huerta murciana

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Vestimenta popular de Navarra

Habitante de villa navarra Dama de villa navarra

Vestimenta popular de Salamanca

Moza charra Mozo charro

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Vestimenta popular de Valencia

Huertano de Valencia Valenciana de gala

Naranjera valenciana

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2. SEGUNDO PERÍODO (1870-1885)

2.1 Situación política y social

Cae el Imperio de Napoleón III y se instala la Tercera República francesa. Francia, aunque en el

tratado de Franfort pierde las regiones de Alsacia y Lorena, va a iniciar su gran expansión

colonial. La moda salida de París va a extenderse, a través del comercio, por aquellos

continentes donde los colonos enriquecidos se visten a la moda europea, moda casi

totalmente francesa.

SINTESIS DE LA MODA 1870-1885

La expansión de la moda en la sociedad, iniciada ya antes por quienes proporcionaban

divertimento en aquella fiesta imperial parisina, las cortesanas y artistas, que ejercieron cierta

influencia, se intensifica ahora a través de la clase media. El deporte comienza a introducirse

en las costumbres sociales. Aparecen los primeros trajes de baño; mucho más recatados los

femeninos.

SÍNTESIS DE MODA

Definitivamente el volumen de las faldas se desplaza hacia atrás, sostenido por la

tournure, una media jaula de ballenas que remonta en el pouf. Se superponen faldas,

las superiores con volantes y todo aquello que pudiera diferenciarlas de la inferior.

Las chaquetas largas por delante y cortas por detrás, remarcando aún más la

importancia del pouf; así las prendas superiores se drapean detrás, o a los costados,

como las túnicas, los tabliers y las polonesas, vestidos generalmente abiertos por

delante, para permitir llevarlos hacia atrás y formar el pouf.

Aparecen las primeras prendas y complementos para viaje.

La etiqueta empieza a imponer diferentes formas de vestir, según ocasiones y hora del

día. Se impone, sobre todo, ropa más cómoda.

A partir del 1875 el tamaño de la tournure va disminuyendo; el efecto del pouf se

consigue con cinturones que se drapean en su lugar y se anudan en grandes lazos

cayendo sobre las faldas.

Los trajes de baño para mujer ofrecen ya cierta coquetería.

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48

La tournure y el pouf

MODA MASCULINA

Se afianza el terno o traje de tres piezas: chaqueta, pantalón y chaleco del mismo

tejido.

La levita y el redingote, para ceremonias.

Hacia el año 1880 aparecen en Montecarlo los primeros smokings, más para juego que

como traje de etiqueta.

En la moda de 1870 a 1885 el volumen de las faldas se desplaza hacia atrás, por efecto de la

tournure y el pouf.

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Trajes de baño, para mujer y hombre, de finales del 1800

MODISTAS DE ESTE PERÍODO

Jean Lanvin: brocados y trajes suntuosos con tejidos de oro y plata.

Jean Paquin: amante también del vestuario suntuoso, abrió sucursales de su casa parisina en

Londres, Madrid y Buenos Aires.

Jacques Doucet.

Son famosos los Grandes Almacenes de LYBERTY y de REDFERN, en Londres y París.

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3. TERCER PERÍODO (1885-1900)

SÍNTESIS DE MODA FEMENINA

En este período aparecen las faldas con pliegues verticales, sustituyendo a las túnicas

drapeadas.

Aparece también el conjunto de dos piezas, llamado postillón, con falda y chaqueta

ajustada y con un faldón corto, con pliegues o frunces detrás.

Dos modelos de moda femenina de finales del siglo XIX

Al inicio de los 90 la silueta femenina se transforma

La tournure y el pouf son reemplazadas por una pequeña almohadilla llamada

strasportin.

Las colas quedan para grandes trajes de fiesta.

Las faldas pierden su importancia, y el volumen de éstas se desplaza a la parte superior

de la silueta: grandes mangas tipo jamón, gigot, o ballon, cintura de avispa y cuello

muy ajustado.

A partir del 90, faldas campana y sombreros inmensos.

Los sobretodos toman forma de abrigo, largo como el vestido.

Las capas siempre son cortas, amplias y de cuello subido, con armaduras en los

hombros para llevarlas sobre las voluminosas mangas.

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MODA MASCULINA

Triunfa la influencia inglesa en la ropa de caballero, liderada sobre todo por el

entonces Príncipe de Gales, después Eduardo VII. Se llamó Norfolk a la chaqueta de

caza que usaba en el condado de Norfolk. De él viene también el nombre del tejido

Príncipe de Gales, como hoy se conoce.

Hacia 1895 se implanta la raya en el pantalón2; también el doble en los bajos. Lo mismo

ocurrió con el uso del sombrero, el bastón y los guantes.

2 Se dice que la inventó el mismo Eduardo VII que opinaba que así sus piernas parecían más delgadas.

Una muestra del eclecticismo de la moda de finales del 1800

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4. CUARTO PERÍODO (1900-1919) Poca politización de la sociedad hasta vísperas de la P.G.M., si bien nacen los movimientos

obreros. Avanza la democratización con los movimientos feministas. La riqueza de Francia la

hace aún más prepotente en moda. En este período aparecen dos personajes muy

significativos que, de forma directa uno y otro indirecta, inciden en la moda. Oriente invadió

de nuevo el mundo occidental, esta vez con la música y la danza. Nos referimos a los ballets

rusos de Serge Diaghilev. El otro personaje es un modista, Paul Poiret, que viene de la casa

Worth Paul Poiret en 1904 abre una pequeña casa de modas desde la que lanza iniciativas de

gran resonancia. Revoluciona la gama de colores de la ropa femenina, movido por el

orientalismo violento de los ballets de Diaghilev, sustituyendo así los colores pálidos y

evanescentes que estaban en boga por el violeta subido de tono, el rojo vibrante, el naranja

caliente, el verde y el azul vivos.

Las creaciones de Paul Poiret ocuparon durante años las portadas de Vogue, la revista de

moda de mayor prestigio que apareció en Francia. Y fue Poiret quien dio el primer perfume

nacido de un modisto: Rosine.

En el taller de Doucet venía trabajando Mme M. Vionnet, una de esas raras personas que tienen innato el sentido de vestir a la mujer. Ejemplo repetido por Coco Chanel, Balenciaga y pocos otros genios de la moda. De su mano desfilaron las primeras maniquíes descalzas y sin corsé. Entre 1910 y 1914 aparecen los ismos en el arte.

Se tiende a la simplificación en prendas de calle; más recargadas las de noche.

En el hombre se acortan los abrigos a su largo actual.

La silueta femenina se hace ligera y flexible.

Mangas anchas recortadas en puño.

Poco entalle delante pero sí detrás (nuevo corsé).

Faldas rectas hasta la cadera y abiertas abajo.

Sentido práctico en el vestir: vestido trotteur, donde la falda solamente toca el suelo y

facilita mucho el andar respecto al estilo anterior.

Se conservan los sombreros, con mucho color.

Aparecen los abrigos de piel de segunda categoría: topo, nutria y castor.

Moda de hombre y mujer de 1910

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Moda de 1910

Tres modelos del período de moda de 1910: A la izquierda una creación de Lanvin, vestido de

cóctail en crêpe de China, en azul y con guipures de plata. En el centro un vestido Drecoll

para paseo de tarde, en surah azul marino a rayas, en seda, con volantes de encaje. A la

derecha, un vestido de noche en satén color marfil plissé soleil, incrustado a bandas de

guipures; creación de Amélie, Paris. Fotos de la editorial Flammarion, París.

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5. QUINTO PERÍODO (1920-1939) Después de la P.G.M. se dan dos tendencias contradictorias: por un lado cierta nostalgia de la

crinolina mientras que por otro apuntan los vanguardistas: vestido ajustado pero sin marcar y

largo de falda por encima del tobillo. Hay una cierta tendencia masculina en la ropa de mujer:

va a llegar Coco Chanel.

Nace la escuela Martine, de diseño de moda.

Finalizada la guerra, comienza la deuda europea con EE UU. Aumenta la música yankee.

Aumenta la promoción de la mujer, por la imperiosa necesidad -todo hay que decirlo- de

trabajar y producir para paliar el empobrecimiento que dejó la gran guerra.

SÍNTESIS DE MODA

En vez de corsés y enaguas, aparecen el sujetador, la faja y el liguero.

Aparece el pijama de noche.

Se despeja el cuello; los hombros se suavizan; las mangas son discretas; el talle se sitúa

bajo el pecho y la falda es recta. Es el principio de la adaptación a la vida nueva de la

mujer, que parece prometerle actividad e independencia. La moda se descarga de lujo.

Toda esta evolución no es soportada por la Alta Costura y, en pocos años, cierran casas

como Doucet y Poiret.

En 1919 comienza la línea3 Coco Chanel, que se consolida en el 25.

3 Este vocablo, línea, para referirse a una moda determinada, ha sido adoptado en el período

anterior, en 1914.

Cabeza pequeña y rostro maquillado, corte de pelo à la garçonne, sombrero campana,

profundo y hundido hasta los ojos.

El talle del vestido baja a la cadera; la falda se estrecha y llega a un corto jamás

soñado: por la rodilla.

Trajes-chaqueta, asimétricos, con cuellos de piel.

Cuerpos simples, con tejidos de gran caída.

Coco Chanel y Mme. Vionnet serán las estrellas de la moda durante los próximos veinte años.

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La moda de los años 20

• Del tradicional vestuario masculino, la moda de mujer toma el abrigo recto y el

impermeable.

• Aparecen los tejidos a base de fibras artificiales, destinadas a la confección de

prendas para la clase media.

• Con Chanel se introduce el género de punto o tricot.

• Aparece el vestido de noche.

La moda de los años 30

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En el 27 se da una reacción contra la moda anterior, pero protagonizada también por

Vionnet, Lanvin y Chanel; una por su técnica de corte al biés y la búsqueda de

adaptación de la ropa al cuerpo; la otra por el empleo de bordados en la ropa cara;

Chanel por su refinamiento de la sobriedad, el t alle libre, y tonos (el negro de Chanel)

contrarios a Poiret. A ello hay que añadir una novedad, aportada por Chanel: la

bisutería.

A estas tres figuras Vionnet, Lanvin y Chanel sucederá otra mujer, Elsa Schiaparelli.

En los años 20 surge Balenciaga, con su casa de modas de San Sebastián, que se

incorpora inmediatamente a la moda francesa. De América, sin embargo, viene un

contratiempo: la crisis del 29 en Wall Street atenta contra la exportación de moda a EE

UU, donde aumentan los aranceles en la importación.

Otras influencias, finalmente, provienen de la Exposición colonial del 1931 en París,

con el exotismo asiático y africano y el colorismo de Extremo Oriente.

En los años treinta comienza a ser importante el diseño italiano. El automovilismo está

próximo a estas influencias.

Vestido de día y vestido de noche de Lanvin, 1931

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6. SEXTO PERÍODO (1939-1947) Toda la moda de este período está en el contexto político-social de la S.G.M. El espíritu de

creación difícilmente escapa a la penuria de los tejidos y de todas las industrias asociadas a la

moda, forzando a la imaginación a utilizar lo que hay. Sólo con la liberación renace el sentido

de la elegancia, que, indefectiblemente, quedará unido a lo práctico. Con ese mismo sentido

de lo práctico los creadores (1944) idean la boutique, bajando de sus salones reservados a la

estricta clientela de la alta costura a instalarse puerta con puerta de sus clientes de calle.

Dos vestidos de Lanvin, diseñados en 1947, precursores del New Look

En 1945 se crea el Teatro de la Moda, en el Museo de Artes Decorativas de París, y con

ello se instaura la costumbre de la presentación de las colecciones al público, lo que

hace no sólo vender más sino también renovarse. El ejemplo se exporta y cunde también

en EE UU; desde allí se promociona al exterior la moda cassual wear.

SÍNTESIS DE MODA DE LOS AÑOS DE POSTGUERRA

Se recupera el largo del cabello femenino, perdido en la etapa bélica.

El pecho y cintura modelados en su sitio, conservando la espalda ancha, como antes de

la guerra.

Las caderas poco marcadas.

Las faldas con algo más de forma y el largo a la rodilla.

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En el 47 Christian Dior lanza el New Look Lo más importante del New Look es que

vuelve a estructurar la silueta femenina,

con el afán de la mujer por recuperar su

belleza y su aspecto exterior, en parte

olvidado durante los tiempos de guerra.

Sin la aparatosidad del siglo pasado, pero

sin dudar en el empleo de entretelas, Dior

insiste en marcar la cintura, pecho, y sobre

todo la cadera a través del vuelo, de forma

artificial (la cadera se sitúa más alta de

donde en realidad está y la falda toma

vuelo). Alarga la falda hasta tapar la

rodilla, pero no por puritanismo sino

porque la rodilla, a su juicio, es un cierto

desencanto estético. Con la llegada de la

paz, en la moda comienzan nuevos

tiempos. Hay prisa por recuperar lo

perdido y, además, por incorporar al

mundo de la moda aspectos de la pujante

industria que renace y se pone en marcha

definitivamente hacia el desarrollo.

Nuevas fórmulas para la moda Fueron necesarios pocos años para que la moda francesa recuperara su gran prestigio.

Por una parte, resurge la creación artesana, el trabajo hecho a mano y las medidas

individuales; por otra, con la mayor utilización de la máquina en todas las fases del patronaje,

corte y confección, se incrementa el aspecto industrial en lo que ya se viene llamando

confección y que comprende el prêt-à-porter y la medida industrial.

Para mujer continúan la Alta Costura como tal y la Alta Lencería; para hombre los importantes

sastres Maestros Cortadores y la Alta Camisería. En cuanto al calzado, el de hombre ingresa en

la moda al mismo nivel de interés que el de la mujer.

Pero hay un hecho nuevo que hace que este final del período sea especialmente importante: la

profesionalización en los más altos niveles tanto de la creación como de la industria. Difícil es

saber si la profesionalización fue fruto de la incorporación masiva de la máquina o, al revés, si

fue la profesionalización lo que hizo posible el prêt-à-porter y la medida industrial. Lo cierto es

que aun considerando creación al modelo original de Alta Costura para mujer, después de

repetir el modelo para la escogida clientela privada, este modelo es vendido a otro profesional

de confección con derecho a la fabricación en serie; en opinión de los franceses esto es la

causa o la justificación de que la Alta Costura femenina se resista a dejar lugar al prêt-à-porter.

Page 59: Síntesis histórica de la moda

59

En definitiva el resultado final es una gran expansión del mercado de moda, sobre todo en la

vestimenta de caballero, que es destinatario principal del prêt-à-porter en sus primeros años.

En la vestimenta femenina, debido al aire más deportivo y desenfadado de los modelos

seriados, comienza a desaparecer el sombrero, que, a su vez, deja el hueco en el que nacerá la

moda en peluquería, la Alta Peluquería. Por el mismo motivo, la Alta Lencería sale de los

lujosos salones y comienza a diluirse en las marcas de prestigio en corsetería.

6.1 Aspectos político-sociales en la moda de los 40 y en los

grandes maestros:

Balenciaga, Chanel, Dior

Si en la P.G.M. la mujer se vio implicada por la situación bélica, en la segunda su participación

fue aún más importante, llegando a intervenir directamente en las fuerzas armadas y en la

acción civil. Es pues consecuente con que el hecho bélico influyera en la vestimenta, a la que

imprime notables rasgos propios de los uniformes militares.

Como hechos aislados, pero significativos, el gobierno inglés encargó a la firma Fashion Group

(Londres) el diseño de uniformes que fueran atractivos, y la ya prestigiosa Helena Rubinstein

es invitada por el gobierno de Washington a pronunciar conferencias sobre belleza y moda

para elevar la moral de las mujeres.

Síntesis de moda de los años 40.

Se recupera el largo del cabello femenino.

El pecho y cintura moldeados en su sitio.

Page 60: Síntesis histórica de la moda

60

Las caderas poco marcadas.

Las faldas con algo más de forma y el largo a la rodilla.

Zazous en Francia y los Teddy Boys en Inglaterra. En el París intelectual, Jean Paul Sartre y

Simone de Beauvoir dan vida al movimiento existencialista, del que fue símbolo Juliette Grecó

con su atuendo que hizo moda: pantalón ajustado y sweater negro de cuello cisne.

Cuando se investiga el cruento período de las dos grandes guerras y el tiempo que se vivió

entre ambas, por ambicioso que sea el estudio, nunca agotará la materia; siempre queda

abierto un nuevo apartado de investigación, porque las dos guerras mundiales tocaron hasta lo

más íntimo de las vidas de nuestros mayores y de la nuestra propia.

La ocupación de París hizo que se desplazara el centro mundial de la moda hacia Nueva York y

Los Ángeles, permitiendo a Londres también un mayor protagonismo. De los pocos modistas

que sobrevivieron en París, cabe destacar a Jacques Fath, joven discípulo de Vionnet, precursor

de la fabricación en serie y de la moda para jóvenes, con su línea Jacques Fath Université.

Charles James abre casa de modas en Nueva York y colabora con Elizabeth Arden (años más

tarde lo harían los españoles Castillo y Elio Berhanyer y el dominicano De la Renta). Entre los

norteamericanos destacan Norman Norell, Calire Mc Cardell, Mainbocher. También la

Schiaparelli se refugia en Nueva York.

Desde California triunfa en todo el mundo occidental la moda casual wear, de la que el jean o

pantalón vaquero es el máximo exponente. El francés Albert Lempereur es pionero en la

importación de cw de USA a Europa.

Como es de suponer, Hollywood incorporó a sus estudios cinematográficos grandes talentos y

profesionales de la moda, convirtiéndose, recíprocamente, en gran poder de influencia sobre

la misma moda a través del cine y de las grandes estrellas.

Todo cambió, porque, de una u otra forma, todo fue cuestionado. La lista de matices para

completar una definición psicosocial de la época se haría interminable. Si embargo, es esa

complejidad, precisamente, el marco lógico para la abstracción que requiere el concepto tan

polifacético de esto que hoy llamamos moda.

Walter Gropius nace en Berlín el 18 de mayo de 1883. A los diecisiete años inicia su obra artística,

después de viajar por toda Europa y una vez que ha terminado sus estudios de Arquitectura. Pertenece,

pues, a la primera postguerra. De 1918 a 1928 dirige la Bauhaus, en Turingia y en Dessau, donde reúne a

lo más significativo del movimiento artístico moderno de Alemania. Su obra como arquitecto, teórico,

organizador y director de aquella admirable escuela de arte es inseparable de la condición histórica de la

república de Weimar y de la frágil democracia alemana. Gropius puso en juego toda su cultura figurativa

y teórica y su destino de artista en aquel momento crítico de la historia europea. Su racionalismo, su

positivismo, hasta su optimismo al diseñar programas de reconstrucción social brillan sobre el fondo

oscuro de la derrota alemana y de la angustia de la posguerra. Su fe en un porvenir mejor del mundo

esconde un escepticismo profundo, una lúcida desesperación. Ese supremo prestigio de la razón no era

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61

sólo una defensa sicológica y moral; era también la última herencia de la gran cultura alemana, la única

fuerza de rescate que Alemania podía sacar de su pasado.

La obra de Gropius se encuadra en la crisis de los grandes ideales que caracteriza a la cultura alemana

de este siglo XX; nace también ella de la desintegración de los grandes sistemas y de la nueva confianza

en una nueva crítica constructiva. Su racionalidad desarrollada en los procesos formales del arte es

deducir, de la pura estructura lógica del pensamiento y de las cosas, las determinaciones formales de

validez inmediata; el rigor lógico alcanza evidencia formal, deviene arquitectura como condición directa

de la existencia humana. A la toma del poder por los nazis, Gropius se traslada a Inglaterra y después a

Estados Unidos (Universidad de Harvard). Es premio Internacional de Arquitectura en la Bienal de Sâo

Paulo (1953). Después de la Bauhaus, su gran preocupación fue el urbanismo y la habitación colectiva.

Hay muestras de su obra arquitectónica en Europa, Asía y América.

Los dos líderes de la renovación de la arquitectura europea son Gropius y Le Corbusier; uno y otro son

racionalistas pero en dos racionalismos de sentido contrario, incluso en el estilo personal de ser

racionalistas: Le Corbusier lo exterioriza todo, lo proclama; Gropius lo sintetiza y lo encierra todo en la

escuela. Balenciaga llega a París en 1937, en el momento en que un grupo de intelectuales trata de

resolver racionalmente los conflictos sociales; y su limitación fue creer que la transformación podía

reducirse a una revolución histórica de la contemporánea clase dirigente para adecuarse a las nuevas

tareas sociales. Gropius trabajó inmerso en el ámbito de una cultura burguesa, imperativo personal que

le privó de arrojo revolucionario. La de Gropius es una revolución fija; pero, aunque no abre al arte

nuevos conocimientos, señala, sin embargo, el punto límite de la tradición figurativa: más allá de ese

límite, toda eventual innovación y todo posible renacimiento tendrá que pasar por una nueva concepción

del valor de la existencia y de la organización humana.

La racionalidad de Le Corbusier está unida a la utilidad particular; éste es el racionalismo arquitectónico

con el que conecta Balenciaga en la capital francesa. Las corrientes artísticas tienen unos cauces físicos

para discurrir y otros espirituales; y el genio de los artistas llega a ellos por unos y otros. ¿Cual es el papel

de las artes figurativas en el proceso evolutivo de la sociedad? Se ha dicho que el mal profundo de la

burguesía alemana fue diagnosticado como una especie de hipertrofia artística; el nazismo fue, en el

fondo, una hiperestructura esteticista de una burguesía dominante. Walter Gropius dice que una

sociedad que no utiliza el arte que produce será defectuosa, porque los deseos insatisfechos crearán

peligrosas perturbaciones ideológicas; por tanto, es necesario que el arte sea completamente absorbido

en la circulación por la vida. La auténtica vida no será aquella que ocurre en la contemplación, sino la

que se da en la acción. La realidad concreta, y no la ilusoria, es la que se encuentra en el compromiso

dramático del obrar. Este es el problema que Gropius trata de resolver con su arquitectura y con su

didáctica en la Bauhaus.

(Giulio Carlo Argan, WATER GROPIUS Y LA BAUHAUS, ediciones G. Gili, México DF, 1983)

Desde Worth a Pedro Rodríguez, las grandes personalidades del mundo de la moda han vivido

integradas en las corrientes artísticas, culturales, políticas y sociales que les son

contemporáneas. En algún caso especial, quizás el único, como en Schiaparelli, el trasvase del

arte a la moda ha sido más significativo que a la inversa. Pero es en los años 40, y justamente

al alcanzarse la cima de la alta costura, cuando los más grandes modistas (y quizás por eso los

son) enraizan más profundamente en la intelectualidad de la época; como si respondieran a la

exigencia ineludible, al mandato, a la orden de afrontar los nuevos tiempos. Nos referimos a

Cristóbal Balenciaga, Coco Chanel y Christian Dior.

Page 62: Síntesis histórica de la moda

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Coco Chanel

Coco Chanel vistiendo uno de los famosos modelos de tres piezas, en punto, y su collar de

perlas de varias vueltas, también creación suya.

Antes llamada Gabrielle Bonheur Chanel, nació el 1883 en Saumur. Sus primeros pasos

(conocidos) en la moda los dio a los veintisiete años, como dependienta en una boutique de

sombreros en Deauville. Esta pequeña ciudad era el centro de la cita veraniega para una gran

parte de la alta sociedad francesa, que acudía en busca de la frescura costera en el norte, muy

al contrario de los tiempos actuales en que desesperadamente muchos emigran al sol y calor

de la playa; al igual que San Sebastián para Balenciaga, Deauville le supone a Coco Chanel el

punto de partida hacia la moda.

Cuatro años después tenía dos tiendas propias, una en Deauville y otra en París, donde,

además de sombreros, confeccionaba blusas sencillas y amplias camisas de señora, hechas

para llevar sin corsé, con poco forro, ligeras y muy sueltas. Su primer vestido puede datarse en

el 1914, y es un sencillo camisero.

En 1916 comenzó a confeccionar prendas de punto, género sólo utilizado hasta entonces en

ropa interior, pero que tuvo enseguida notable éxito; ello animó a Coco a adaptar suéteres de

apariencia masculina para ser llevados con faldas sencillas o rectas.

En 1918 lanzó el llamado pantalón de yate para mujer, con perneras anchas, inspirado en los

pantalones de los marineros.

A tono con los tiempos de esta primera posguerra, siguió en la línea de adaptar para mujer

prendas de hechura masculina: camisas abiertas, blaziers, pantalones, impermeables con

cinturón y boina. Ella misma era el prototipo de moda, la garçonne: pelo corto, como de

Page 63: Síntesis histórica de la moda

63

muchacho, delgada, con poco pecho, y vistiendo ropas holgadas y cómodas. En esos años

continuó entregando nuevas ideas a su propia moda: la falda tweed con suéter, los collares de

perlas con vueltas y el vestidillo negro. Especialmente exitosa fue su chaqueta cárdigan sin

cuello (el cuello Chanel), ribeteada y con bolsillos parche, llevada con falda tweed hasta la

rodilla; lo mismo puede decirse de sus grandes lazos negros, los botones dorados de las

blaziers, las chancletas y los bolsos con cadenas doradas en lugar de las asas convencionales.

Otro importante hallazgo debido a Coco Chanel fue la bisutería. Pero el verdadero éxito de

Chanel se da precisamente con la reposición que ella hizo de sí misma a su vuelta de

Hollywood, cuando tenía 71 años: en ese momento la moda femenina se enamora de la Chanel

de los años veinte y sus modelos se vuelven definitivamente clásicos, tanto en los vestidos y

trajes como en los complementos. A Chanel le gustaba el gris, el azul marino, e inició el uso del

beige. En perfumes, Coco Chanel afianzó notablemente las creaciones que los modistas venían

aportando; su Chanel Nº 5 (el número de la calle de su tienda en París) es ya imperecedero.

Cristóbal Balenciaga

La característica línea de corte Balenciaga. 1950

Nace en Guetaria, Guipúzcoa, el 21 de enero de 1895; y muere en Valencia, el 24 de marzo de

1972. Es hijo de un pescador y una costurera.

Cuentan que, siendo casi niño Balenciaga, la duquesa de Casa Torres, familiarizada con el taller

de esta costurera, le enseña al muchacho su bien surtido armario ropero, lo que resultó ser

toda una revelación para él. No pasarán más de siete años para que aquel joven, crecido entre

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bordadoras y costureras, hiciera su primer vestido para la duquesa; vestido que fue valorado

por las damas de la alta sociedad donostiarra. Así, a los diecinueve años de edad, Balenciaga

abre su primera casa de costura en San Sebastián. Cuando esta casa cierra, en 1969, empleaba

a más de cien personas. Pero en ese comienzo de siglo la bella ciudad vasca es un puerto

donde recala lo más encopetado de la sociedad española. La reina doña María Cristina será

clienta fija del taller Balenciaga.

En 1935 abre su casa de Barcelona, próxima al Paseo de Gracia. También acapara la clientela

más distinguida; cuando el año 1968 cierra, está empleando a 130 personas.

La casa Balenciaga de París se abre el año 1937, en la Avenida Jorge V; se cierra en las

postrimerías del 1968 francés, cuando empleaba a 500 personas. La casa Balenciaga de

Madrid, en la Gran Vía, abrió el año 1939, tan pronto acabó la guerra civil (apertura

definitiva ésta, ya que su establecimiento data de finales de los 20, antes que el de

Barcelona, con la ayuda de la marquesa de Casa Torres, la mecenas que le procuró sus

estudios de sastrería, también en Madrid, años antes); también cerró en el 69, cuando

empleaba a 250 profesionales de la moda.

Definido por Sir Cecil Beaton4 , Balenciaga es severo, español y ascético; un maestro de

la arquitectura que elabora sus vestidos mediante líneas constantes. No cree en la

eterna novedad de lo nuevo (eterno equívoco de una cierta moda); antes al contrario,

integra el desarrollo de sus trabajos con todo lo realizado por él anteriormente; no

existen grandes cambios a lo largo de su producción, si no es un refinamiento in

crescendo y una arquitectura cada vez más fuerte y segura, como si los cimientos de su

moda nunca dejaran de afianzarse; y aunque este péndulo de sus creaciones parece

demasiado mesurado, paradójicamente, éstas perduran a la cabeza de las modas

existentes.

Son varias las colecciones de Balenciaga que constaban de hasta 300 modelos

diferentes. Balenciaga hace cada colección considerando que ésta es indispensable en

su tarea, aunque en ella no realice lo que le hubiera gustado ofrecer. No obstante,

algunas de sus creaciones que han permanecido lo hicieron pasando el filtro

implacable de su personalidad brillante.

Para Balenciaga la ropa es construcción, arquitectura, para servir a lo que es, a lo que

hay, no a un ideal subjetivo sino siguiendo el rumbo que marca la época y sintiendo lo

que es necesario. Un modisto -dice él mismo- debe ser arquitecto para los planos,

escultor para las formas, pintor para el color, músico en la armonía de la obra y filósofo

en el sentido de la medida. Fue proverbial su aguda sensibilidad para el color; podía

elegir con absoluta precisión un color de entre 500. Lo mismo que su visión exacta de

un modelo, realizándolo completamente y sin equívoco, desde la pieza de tela hasta la

última prueba en su cliente, aún si figurines ni patrones.

4 Sir Cecil Beaton, EL MUNDO DE BALENCIAGA, edición de la exposición que con el mismo nombre

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se realizó en la Biblioteca Nacional de España, Madrid, en enero de 1974.

Creativo basado en lo clásico, sobrio, tanto en colores como en formas, hizo del negro

su color emblemático, anticipándose al existencialismo, de tal forma que se llamó a

ese color el negro Balenciaga (ultranegro). Su técnica de corte era depurada, exquisita,

produciendo prendas impecables, escuetas y elegantes.

Cuando se traslada a París, en el 1936, ya lleva una línea de moda muy similar al New

look, puede decirse que fue precursor de ello, adelantándose una decena de años.

También es Balenciaga quien, al principio de los 50, hace desaparecer el talle de la

silueta femenina y lanza el traje sastre recto, continuando la sobriedad, la soltura, el

refinamiento y la perfección que nunca abandonó.

En el cierre de los establecimientos de alta costura de Cristóbal Balenciaga (San

Sebastián, París, Barcelona y Madrid, todos cerraron a la vez) inciden cuatro poderosos

vectores que le son contrarios:

La pujante industrialización del prêt-à-porter que, a su vez, responde al consumo

masivo del producto de moda.

El cambio que se da en las relaciones laborales dentro de la industria (jornada laboral,

salarios, costes sociales, etc), cambio al que no se sometieron las casas Balenciaga.

Prueba de ello, según parece ser, que la liquidación por cierre de sus empresas

(indemnizaciones por despidos, etc) absorbieron casi la totalidad del patrimonio

Balenciaga.

El régimen fiscal y monetario, sobre todo en operaciones de importación/exportación,

por parte de las políticas de De Gaulle y de los gobiernos de los Estados Unidos, es un

gravamen muy alto que perjudica notablemente a las ventas de su producción al

extranjero.

El movimiento del 68 francés reorienta nuevamente el consumo de moda hacia la

juventud: exige precios más baratos y desvía la atención de las clases más altas, que

formaban la clientela Balenciaga. El final del 68 es el final del pequeño imperio

Balenciaga.

A la muerte de Cristóbal Balenciaga, los alumnos más aventajados de este gran maestro se

independizan y asumen el nuevo liderazgo para los nuevos tiempos a los que se supieron

adaptar: Givenchy, Ungaro, Paco Rabane. Chanel, que fuera asidua proveedora de los

establecimientos Balenciaga, continúa con su propia casa hasta la actualidad, como casi

exclusivo ejemplo de independencia creadora. A Givenchy se debe no sólo la divulgación de la

mejor opinión crítica sobre el maestro sino la continuación de lo que fue la filosofía Balenciaga

y sus líneas maestras en la confección. En la actualidad existe la firma BALENCIAGA como marca

comercial de productos de moda. Balenciaga es una gran maestro del oficio y de la profesión

(los demás son diseñadores, dijo Chanel para distinguirlo a él con total precisión), de la alta

costura y de la moda. De los españoles, el más grande. Pero es, además, una larga historia de

moda por sí mismo, por su personalidad convertida en mito, y porque él vistió a los más

grandes personajes de la historia que le era contemporánea. Cuentan las propietarias de esos

vestidos Balenciaga que los transmiten de madres a hijas y que vuelven a vestirlos sin un sólo

arreglo, sin una transformación.

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Christian Dior Nace en Granville, Normandía, en 1905. Estudió ciencias políticas y también música; trabajó en

una galería de arte; a partir de los 33 años (1938) no sale del mundo de la alta costura.

Comienza a trabajar con Piquet, después Lelong y Balmain. Abre casa él, financiado por un

poderoso industrial algodonero, Marcel Bousac, y su primera colección fue el New look, que

varió notablemente los usos en la moda imperante en ese momento, realzando nuevamente

las curvas femeninas y alargando y dando vuelo a las faldas. Desde el New look hasta su

prematura muerte en 1957, se erigió en adalid de la creatividad, del modelado escultural de la

ropa y, especialmente, de los complementos, que lanzó junto a sus tendencias, creando un

estilismo tan sugerente que sigue reinterpretándose aún en nuestros días. A Dior le gustaban

el negro, el azul marino y el blanco.

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7. SÉPTIMO PERÍODO (desde la S.G.M. a la actualidad) Ya queda dicho cómo es la situación de la moda en los años inmediatos al fin de la S.G.M. En

toda Europa se hace sentir la escasez de moda y de recursos para ella. Francia ve con gran

preocupación el hundimiento de esta poderosa industria y ésta es la ocasión para que la moda

se haga cuestión política (por motivos económicos, como es obvio suponer). Aquella

precariedad y premura con que se confeccionaban uniformes en los tiempo de guerra (ej.:

Inglaterra) sirvió de gran experiencia para arrancar la gran producción que va a exigirse a la

moda a partir de los años 60. También ello fue ocasión para que la moda británica avanzara un

puesto (siempre echado atrás por los poderosos parisinos) y, acaso también, para que la moda

americana se hiciera sentir.

Desde la finalización del conflicto bélico, surge un movimiento de reconstrucción muy

acelerado. Hay un nuevo ordenamiento mundial en lo político; los hábitos sociales en todo el

mundo desarrollado ya se distancian definitivamente del tiempo pasado; y aludir a los hábitos,

en lo más extenso de su doble significado, es referirse a la cuestión más importante en el

terreno de la moda.

Si se estudia la moda desde el 47 hasta el momento actual es contemplándolo como un sólo

período y teniendo en cuenta la rapidez con que desde entonces se han dado los cambios.

Desde el principio de este período confluyen en la moda tantas influencias, tan abundantes y

poderosas, que seguir con todo detalle las múltiples variaciones dentro de ella resulta

imposible, incluso para los especialistas, más aún para resumirla y esquematizarla como hemos

hecho en los períodos anteriores. Algunas cuestiones deben apuntarse, de entrada, con el fin

de comprender lo demás y para ofrecer una explicación del conjunto.

• Desde la aparición de Elsa Schiaparelli en la alta costura, el vestido, como obra

de creación, hace su ingreso en el mundo del arte, algo que ni Worth (el

pionero) ni Chanel habían conseguido. Ello trae como consecuencia que el

modisto o modista (más tarde diseñador de moda), no sea sólo un artesano de

élite sino un artista y que sus creaciones puedan aspirar a ser obras de arte;

por otra parte, liga la moda a las corrientes artísticas y, como éstas, a todos los

movimientos y cambios sociales.

• A partir de los años 50, superada la posguerra, la demanda de moda

rebasa la capacidad de producción que tenía la alta costura. Y ese

desbordamiento no consiste sólo en que los modistas dictadores suelten

las riendas de la moda sino que desde Estados Unidos, Inglaterra, Italia,

y Francia también, crece la producción seriada de modelos en todas las

formas de prêt-à-porter. La moda sale definitivamente de los salones a

las boutiques e incluso a los grandes almacenes.

• Tiene mucho que ver la revolución de la conciencia juvenil en la

sociedad (con muchos y variados movimientos: teddy boys, beats,

hippies, puncks, etc.) con la demanda de producto de moda para jóvenes;

pero, sintetizando el fenómeno, lo cierto es que estos no se contentan con

vestir los modelos de sus mayores, sino que exigen moda propia. Y lo

más peculiar de este hecho nuevo es que no se dé en los talleres del

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creador sino en el punto de venta de moda: el joven no llamó en la puerta

del modista sino que exigió su moda en el mostrador de su tienda.

• El pesebre de la moda juvenil fue la boutique de Mary Quant en King's

Road, Londres; luego llenó Carnaby Sreet y pronto se extendió por todo

el mundo.

• Al mismo tiempo, la moda deja de referirse exclusivamente al vestido:

todo cuanto el ciudadano lleva sobre sí es producto de moda, desde las

gafas al dentífrico, la ropa interior o las maletas, y dedicado no a una

sino a todas las actividades del ser humano, despierto e incluso dormido.

• El erotismo ha perdido todas las connotaciones de prohibido, sin

abandonar ninguno de sus valores; incluso se ha afianzado,

potenciándose y descubriendo en el cuerpo humano nuevas partes

erógenas, como las nalgas, que antes fueron veladas por el traje. Se

asocia a lo saludable, con nuevas prendas deportivas que realzan

sexualidad y sensualidad. Se asocia a lo romántico, recuperando el uso

de la ropa interior victoriana y vistiéndola ahora como ropa exterior.

• Si en los años 20 la mujer saquea el guardarropa del hombre, en los

sesenta se apropia definitivamente de ello; por cierto que no se da en

sentido inverso. El pantalón para mujer recibe tratamiento de alta

costura. En 1966 se fabrican para mujer más pantalones que faldas.

• Tanto los modistas de la alta costura como los creadores en general, por

la necesidad de llevar a la tienda cuanto el comprador reclama con

prontitud, vienen a ser lo que primero se llamó estilistas y, finalmente,

diseñadores.

• El largo de falda deja de ser uno solo; todos los largos quedan

definitivamente en el guardarropa y en el uso cotidiano y todos, incluso

el último, el extra-corto o mini, conviven en la moda actual:

La falda midi llega hasta media pantorrilla y aparece moderando entre la mini y la maxi.

Aunque en principio no goza de gran aceptación, ha terminado por ser uno de los largos más

llevados, tanto en faldas como vestidos. Hoy se puede constatar que todos los largos de falda y

vestidos conviven en un porcentaje similar para todos los casos.

La microfalda tiene un largo reducido al mínimo y cubre lo imprescindible; su mayor auge se

da en los años setenta, simultáneo a la implantación de las medias panty. Más usual es la

minifalda, llegando al medio muslo, y puede ser tanto ajustada como holgada y con vuelo. De

moda a mediados de los sesenta, además de descubrir generosamente las piernas, se lucía con

ella la ropa interior de encajes y puntillas.

El largo normal de falda es el largo Chanel / Dior, justamente cubriendo la rodilla. Desde que

en los años 20 se puso de moda, y posteriormente en los 40 con el New Look queda

reimplantada, este es el largo en torno al cual juega el estándar de la moda; únicamente se da

la variación en torno a cubrir o descubrir la rodilla.

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La maxifalda se pone de moda a final de los años sesenta, en parte como una reacción contra

la brevedad de las minifaldas. Ésta es una falda tobillera, llegando prácticamente hasta el

suelo, que suele llevarse con botas y que frecuentemente tiene una o varias aberturas

laterales o una central con botones.

Los cuatro largos de falda de la moda actual.