Simon saenz

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Carlos Felipe Cifuentes Rojas Cód:20052155023 Simón Saenz y Vergara

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Carlos Felipe Cifuentes RojasCód:20052155023

Simón Saenz y Vergara

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“Líbreme Señor de los humores de la carne, de la mala intención y el libertinaje. Líbrame del pecado que deseo. Líbrame Dios del deseo de eso ojos que esta mala noche me miran.”

“Simón Saenz y Vergara –según él de rancia cuna y descendiente del Cid campeador-, su esposa Juana María Larrahondo, “criolla” –pero con mucha influencia en el Virreynato de la Nueva Granada- y cuatro hijos venían de Popayán. Los recién llegados compraron una sobria y amplia casa vecina a la de los Aizpuru en pleno centro de la ciudad. Saenz de encomendero del Rey, acababa de ser ascendido a capitán de milicia y a recaudador de diezmos de la audiencia.”

Simón Saenz Español orgulloso, pedante y recalcitrante no soportaba el contacto con los criollos, indios o negros, los apartaba con su bastón de mango de plata.

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La llegada de este nuevo miembro de la sociedad quiteña causo intriga en la menor de los Aizpuru, haciendo recurrentes visitas, conversaciones y discretos encuentros apasionados dando como fruto una pequeña bastarda; despavorido huye de Quito dejando atrás su hija su amante y aun mas importante las habladurías, y no es sino algunos años después que puede conocer a su hija, la pequeña Manuela, Manuela Saenz. Quien iba a ser sus ojos y la preferida de todos sus hijos así fuese ilegítima pero reconocida.

Preocupado por su educación, la de la niña, la interno en el convento donde aprendería a bordar, cocinar y seducir, además para adorar a Dios y respetar a la santísima Virgen.

Años después se escandalizaría al oír de su boca que era independentista patriota, siendo castigada de nuevo en el

convento.

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Simón Saenz se hizo odiar por parte de los criollos quiteños a quienes veía como enemigos potenciales de la corona y todo lo que representa en el reino, El señor Saenz denunciaba cualquier reunión sospechosa auspiciada por la junta patriota de Quito.

No lo parecía lógico que todos estos criollos que se hacían llamar condes de quien sabe que cosas, se sublevaran y se alegra cuando sus intentos infructuosos por alcanzar una independencia se ven diezmados y aplastados por la fuerte mano española siendo capturados y asesinados la mayoría de la chusma revoltosa.

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Siempre preocupado por el bien de su amada patria como por el de su hija le consiguió un esposo digno de serlo, un inglés de apellido Thorne quien la adoraría y cuidaría en los tiempos venideros

Años más tarde Don Simón Saenz olvida su fervor por la madre patria y viendo a sus hijos mayores siendo reconocidos miembros del ejercito patriota y a su querida hija menor convertirse en heroína de la independencia limeña, los admira y decide volverse del lado de los patriotas