Simón, Pedro - El archivo, fuente documental para la historia local

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EL ARCHIVO: FUENTE DOCUMENTAL PARA LA HISTORIA LOCAL Ukaezina da Barakaldoko industrializazioa eta bere ekonomia-gizarte eraginei buruzko ikerketen gaineko gero eta sona handiagoa. Udala moduko instituzio batentzat gure kultura-ondarea errekuperatzea eta zabaltzea, lehentasuna duen eginkizuna izan ezik ez da gaindiezineko oztopo bat. 11 Orrialde Irekia B La historia local se ha desarrollado de modo considerable y, en concreto, las pu- blicaciones de la Universidad sobre as- pectos de nuestro pasado más inmediato se han multiplicado de forma sensible en los últimos tiempos. El prestigio creciente de las investigaciones sobre la industriali- zación de Barakaldo y sus consecuencias económico-sociales es innegable. Los tra- bajos de Manuel González Portilla, José Ignacio Homobono, Mercedes Arbaiza, Rafael Ruzafa, Pedro A. Novo, Pedro Mª Pérez Castroviejo, Antonio Canales, Gor- ka Pérez de la Peña, etc., son imprescin- dibles para el conocimiento de la Vizcaya de entresiglos. Barakaldo se ha converti- do en ciudad tipo para el estudio de la transición de la sociedad agraria a la in- dustrial. En efecto, la historia contemporánea ha conocido un importante empuje gra- cias al interés popular por recuperar “la memoria histórica”, a lo que ha contribui- do la creación de la Universidad del País Vasco y su labor en la promoción de es- tudios sobre la Comunidad Autónoma, en especial, desde su Facultad de Ciencias de la Información. Con anterioridad, como se deduce de una simple mirada a la Eus- ko Bibliografía de Jon Bilbao, los libros, folletos, revistas y artículos publicados re- lativos a Barakaldo eran escasos. La cercanía de las fuentes primarias de información, y su riqueza y relativa acce- sibilidad facilitaron todas estas investiga- ciones; la consulta de la documentación de Altos Hornos de Vizcaya, que conserva- ba, además, parte de los archivos de otras empresas adquiridas por la siderúrgica (Luchana Mining, Basconia, Agruminsa y otras muchas), podía ser complementada en otros archivos públicos o privados en la localidad (Archivo Municipal, Registro de la Propiedad, Registro Civil, etc.) o en la capital de provincia (Centro Industrial de Vizcaya, Cámara Oficial Minera, etc.). Al mismo tiempo, estos estudios históri- cos se sustentan en otras fuentes de in- formación –orales e impresas– asequibles y fáciles de interpretar: entrevistas, perió- dicos, libros, revistas, fotografías, etc. En cuanto al pasado más remoto, la mayoría de los trabajos publicados se re- fieren a temas muy concretos y adolecen de método de investigación. A los ya clá- sicos estudios de Delmas, Mutiloa, Poza o Mañaricua sobre las torres de Luchana y el convento de la Merced, tan sólo pode- mos añadir una visión, más o menos ge- neral, de la historia anterior al siglo XIX en la reciente monografía de Maite Ibáñez, Barakaldo. Porque, pese a la antigüedad del Archivo Municipal, como consecuen- cia del sistema de administración de la época, la documentación conservada es de relativo interés. Además, por el paso del tiempo, las guerras, la desidia, el aban- dono, el robo y otras razones, el docu- mento original más antiguo, conservado en el mismo, es del año 1742. Por otro lado, la ausencia de restos ar- queológicos avalaría, hasta cierto punto,

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EL ARCHIVO: FUENTE DOCUMENTAL PARA LA HISTORIA LOCAL

Ukaezina da Barakaldoko industrializazioa eta bere ekonomia-gizarteeraginei buruzko ikerketen gaineko gero eta sona handiagoa. Udalamoduko instituzio batentzat gure kultura-ondarea errekuperatzea etazabaltzea, lehentasuna duen eginkizuna izan ezik ez da gaindiezinekooztopo bat.

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Orrialde Irekia

B

La historia local se ha desarrollado demodo considerable y, en concreto, las pu-blicaciones de la Universidad sobre as-pectos de nuestro pasado más inmediatose han multiplicado de forma sensible enlos últimos tiempos. El prestigio crecientede las investigaciones sobre la industriali-zación de Barakaldo y sus consecuenciaseconómico-sociales es innegable. Los tra-bajos de Manuel González Portilla, JoséIgnacio Homobono, Mercedes Arbaiza,Rafael Ruzafa, Pedro A. Novo, Pedro MªPérez Castroviejo, Antonio Canales, Gor-ka Pérez de la Peña, etc., son imprescin-dibles para el conocimiento de la Vizcayade entresiglos. Barakaldo se ha converti-do en ciudad tipo para el estudio de latransición de la sociedad agraria a la in-dustrial.

En efecto, la historia contemporáneaha conocido un importante empuje gra-cias al interés popular por recuperar “lamemoria histórica”, a lo que ha contribui-do la creación de la Universidad del PaísVasco y su labor en la promoción de es-tudios sobre la Comunidad Autónoma, enespecial, desde su Facultad de Cienciasde la Información. Con anterioridad, comose deduce de una simple mirada a la Eus-ko Bibliografía de Jon Bilbao, los libros,folletos, revistas y artículos publicados re-lativos a Barakaldo eran escasos.

La cercanía de las fuentes primarias deinformación, y su riqueza y relativa acce-sibilidad facilitaron todas estas investiga-ciones; la consulta de la documentación

de Altos Hornos de Vizcaya, que conserva-ba, además, parte de los archivos de otrasempresas adquiridas por la siderúrgica(Luchana Mining, Basconia, Agruminsa yotras muchas), podía ser complementadaen otros archivos públicos o privados enla localidad (Archivo Municipal, Registrode la Propiedad, Registro Civil, etc.) o enla capital de provincia (Centro Industrialde Vizcaya, Cámara Oficial Minera, etc.).Al mismo tiempo, estos estudios históri-cos se sustentan en otras fuentes de in-formación –orales e impresas– asequiblesy fáciles de interpretar: entrevistas, perió-dicos, libros, revistas, fotografías, etc.

En cuanto al pasado más remoto, lamayoría de los trabajos publicados se re-fieren a temas muy concretos y adolecende método de investigación. A los ya clá-sicos estudios de Delmas, Mutiloa, Poza oMañaricua sobre las torres de Luchana yel convento de la Merced, tan sólo pode-mos añadir una visión, más o menos ge-neral, de la historia anterior al siglo XIX enla reciente monografía de Maite Ibáñez,Barakaldo. Porque, pese a la antigüedaddel Archivo Municipal, como consecuen-cia del sistema de administración de laépoca, la documentación conservada esde relativo interés. Además, por el pasodel tiempo, las guerras, la desidia, el aban-dono, el robo y otras razones, el docu-mento original más antiguo, conservadoen el mismo, es del año 1742.

Por otro lado, la ausencia de restos ar-queológicos avalaría, hasta cierto punto,

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la falsa idea de que Barakaldo es un“pueblo sin historia”, como señalaba Mi-txel Olabuenaga en el número 22 de larevista Arbela. Hoy en día, el estudio delAntiguo Régimen parece una parcela re-

servada a eruditos o curiosos, no sólo porel menor interés que despierta este perío-do histórico, sino por la dispersión geo-gráfica de los archivos que conservan lasfuentes primarias o documentos.12

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Imagen de la primera biblioteca de Barakaldo.

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Los Reyes Católicos sentaron las ba-ses del régimen municipal, y obligaron aque todos los pueblos construyeran casasde ayuntamiento (1480) y, veinte añosdespués, a que “hagan arca donde esténlos privilegios y escrituras del Concejo abuen recaudo”. Aunque fundado por sunieto, el Archivo General de Simancas(Valladolid) recogía estas cédulas reales,privilegios, y otros documentos emanadosdurante su reinado, algunos de ellos refe-ridos a Barakaldo. Es posible que de estemodo intentaran estrechar las relacionescon los concejos, en detrimento de otrospoderes: nobleza, Iglesia, etc.

Todavía ignoramos cuándo se cumplie-ron estos mandatos reales, pero, por lomenos, desde 1614: “Sépase y sea noto-rio a todos los que las presentes orde-nanças y capítulos, que en ellas irán de-clarados, vieren cómo en la casa deayuntamiento de esta anteyglesia de SanVicente de Baracaldo que esta sita en ellugar del señor San Vicente de Baracal-do…”. Y en el capítulo 63 de las mismas:

Otrosí ordenaron y mandaron que acosta de los vecinos de la dha antei-glesia se haga un arca para que sirvade archivo y en ella se pongan las hi-dalguías y naturalezas que hicieron ytuvieron hechas las personas que seavencindaren en la dha anteiglesia y defuera del Señorío conforme al Fuero de él y otros decretos. Y mandaron sepongan en la dha arca todos los demásrecados e papeles tocantes a esta dhaanteiglesia la cual tenga dos lleves y launa de ellas tengan los fieles de la dhaanteiglesia y la otra el secretario de ella.Y la dha arca se ponga y estén en laiglesia de San Vicente…

Propiamente no se trataba de un ar-chivo, pues los papeles conservados (sinorganización y en un arca) eran las or-denanzas, libros de cuentas, sentenciasfavorables, etc. Sin embargo, otros docu-mentos generados por el concejo eranguardados por los escribanos de la locali-dad: contratos de compra-venta, censos,alardes de armas, etc. Como fedatariospúblicos, los escribanos intervenían tam-bién en contratos privados, alquileres,

ventas, hipotecas, contratos dotales, tes-tamentos, etc. Una pequeña parte de losprotocolos de estos escribanos (Apariciode Beurco-Larrea, Aguilar Zumelzu, etc.)se conservan en el Archivo Histórico Pro-vincial de Vizcaya.

Las competencias judiciales en primerainstancia correspondían entonces al Co-rregidor de Vizcaya; en su archivo seguardaba un elevado número de legajossobre asuntos que interesaban al Ayunta-miento y a particulares del pueblo. En laactualidad, la Sala del Corregimiento delArchivo Foral de la Diputación de Bizkaiaconserva más de 2.300 documentos re-lativos a la anteiglesia entre el siglo XVI yla primera mitad del XIX. Varios de estosautos judiciales fueron apelados en supe-rior instancia en la Real Chancillería deValladolid.

En aquella época todavía la ausenciade un aparato estatal fuerte obligaba adelegar en otras instituciones funcionesque son hoy propias del Estado. Antes dela creación del Registro Civil, el control de la población lo realizaba la parroquiade San Vicente, cuya documentación, y lagenerada por la propia Iglesia, se encuen-tran en la Catedral de Calahorra –diócesisa la que perteneció Barakaldo hasta1861–, en el Archivo Histórico Eclesiásticode Derio (a excepción de los libros debautismos, casados y finados considera-dos útiles o activos), etc. A lo largo del siglo XVIII los Ayuntamientos perdieronautonomía en favor de la Diputación. Losmateriales emanados de las relacionescon el ente provincial se encuentran en laCasa de Juntas de Gernika: fogueras, mi-nas, arbolado y montes, etc.

Además de los motivos anteriormenteexpuestos, hay otras razones por las quenuestro patrimonio documental se en-cuentra repartido entre tantos lugares. ElEstado por razones político-económicas(la desamortización eclesiástica dio origenal Archivo Histórico Nacional, y la nacio-nalización de empresas y otros materialesal Archivo General de la Administración deAlcalá de Henares) y por motivos político-militares (es el caso del Archivo Generalde la Guerra civil española de Salamanca) 13

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ha reunido la documentación que ha con-siderado de interés para el ámbito nacio-nal.

Así, importantes materiales para el es-tudio de la historia del País Vasco se en-cuentran fuera de su territorio. Por estarazón, ya en los años veinte, Carmelo deEchegaray intentó averiguar “las noticiasconcernientes al pueblo vasco que se en-cierran en Archivos y Bibliotecas fuera delterritorio”, y recopiló numerosa documen-tación. No importaba que fueran simplescopias, pues el objetivo fundamental eradar a conocer la historia del país. Tambiénen Barakaldo, algunas personas ligadas alpueblo (Mazarredo, por ejemplo) habíandonado para el Archivo copias de docu-mentos y escritos que consideraron de in-terés para sus vecinos.

En general, los catálogos de estos ar-chivos pueden ser consultados por distin-tos medios. Hasta hace muy pocos años,el Archivo de la Diputación Foral de Biz-kaia disponía de catálogos manuales dealgunos de ellos, otros estaban publica-dos o en fase de publicación. En los últi-mos tiempos, podemos acceder a esa in-formación por medio de Internet, bien através de la página de los propios archi-vos o bien de la organización Irargi, quedesde 1989 inició la recogida de informa-ción sobre Euskadi en archivos ubicadosfuera de su territorio. Su dirección es la si-guiente:

http://www.irargi.org

De este modo podemos conocer losdocumentos relativos a Barakaldo sin te-ner que desplazarnos. Pero existe un in-conveniente: debemos solicitar el docu-mento primario al archivo donde se halle,el cual nos contestará exigiéndonos el pago por adelantado del importe de foto-copiado o microfilmación. Este procesoalarga el tiempo de recepción y puede su-ceder que su interés sea mucho menordel esperado, y su precio muy elevado.

Para un investigador, un becario o unsimple curioso que quiera acceder a lamemoria histórica, descubrir sin interme-diarios la evolución continua de la “identi-dad colectiva” puede resultar imposible.Para una institución como el Ayuntamien-

to la recuperación y difusión de nuestropatrimonio cultural, además de ser un de-ber prioritario, no supone un obstáculo in-salvable. Hoy no resultaría problemáticollevar a cabo una selección del patrimoniodocumental disperso, del reunido en elArchivo Municipal y del generado porotras entidades locales antes de que susfondos, como ya ha sucedido en varioscasos (Hermanos de la Salle, AHV, etc.),sean depositados fuera de Barakaldo, ose pierdan definitivamente por desinteréso abandono.

El Archivo no debería concebirse comomero almacén, en instalaciones más omenos adecuadas, de papeles generadospor el Ayuntamiento, sino como un ins-trumento democratizador y de extensióncultural. Entre sus prestaciones tendríanque incluirse, por lo tanto, la informacióndocumental y bibliográfica sobre el muni-cipio, su historia y otros aspectos, en unasala de lectura acondicionada para ello.Resulta paradójico que el Archivo no sehaya incluido en ninguna relación de servicios municipales, ni aun en los delDepartamento de Cultura. El único servi-cio ofertado es la consulta de documen-tos propios, previa solicitud comunicandoel tema de investigación, lo que ya supo-ne una posibilidad de abrir la puerta a ladiscriminación.

Quizá fuera necesario favorecer la con-sulta de aficionados y curiosos. La propiaConstitución de 1978 obliga a hacer unaseria revisión de los planteamientos con-servacionistas (?) al establecer el derechode acceso de todos los ciudadanos a supatrimonio cultural, principios desarrolla-dos por la Ley 7/85 Reguladora de las Bases de Régimen Local, en cuanto a losarchivos locales, y la Ley 16/85 de Patri-monio Histórico Español, en lo referido alos dependientes del Estado. La Ley 7/90de Patrimonio Cultural Vasco no sólo asu-me estos principios, sino que resalta laresponsabilidad municipal en realzarlo ydarlo a conocer. Debemos tener en cuen-ta que una mayor difusión de la historialocal contribuiría, sin lugar a dudas, a unmayor arraigo e identificación de los bara-kaldeses con su pueblo.

Pedro Simón14

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