Simbolo (2012) Librepensamiento y Laicidad Del Estado

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Año LVII Número 96 ,Noviembre 2012, Buenos Aires Argentina SIMBOLO REVISTA DE DIFUSIÓN E INTERÉS GENERAL EDITADA POR LA GRAN LOGIA DE LA ARGENTINA DE LIBRES Y ACEPTADOS MASONES LIBREPENSAMIENTO Y LAICIDAD DEL ESTADO NÚMERO ESPECIAL

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revista de la gran logia argentina, número especial sobre el librepensamiento, la laicidad del Estado y el congreso de la Asociación Internacional del Libre Pensamiento realizado en Mar del Plata, 2012, con el apoyo logístico de la masonería argentina

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Año LVII Número 96 ,Noviembre 2012, Buenos Aires Argentina

SIMBOLOREVISTA DE DIFUSIÓN E INTERÉS GENERAL EDITADA POR LA GRAN LOGIA

DE LA ARGENTINA DE LIBRES Y ACEPTADOS MASONES

LIBREPENSAMIENTO Y LAICIDAD DEL ESTADO

NúMERO ESPECIAL

Guillermo
Texto tecleado
Asociación Internacional de Libre Pensamiento AILP - CONGRESO DE LIBREPENSADORES DE LAS AMÉRICAS Mar del Plata, Argentina. 16, 17 y 18 de noviembre de 2012. - Día 1: APERTURA DEL CONGRESO. Auditórium del Centro de Arte Mélany. Revista entregada como anexo a la intervención del Gran Maestro de la Gran Logia de la Argentina, Ángel Jorge Clavero, durante la reunión inaugural del Congreso de la AILP.
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Autoridades de la Masonería Argentina

Período 2011-2014

Gran Maestre

Pro-Gran Maestre

Ex-Gran Maestre

Ex-Gran Maestre

Ex-Gran Maestre

Gran Primer Vigilante

Gran Segundo Vigilante

Gran Orador Fiscal

Gran Secretario

Gran Tesorero

Gran Hospitalario

Gran Consejero

Gran Consejero

Gran Consejero

Gran Consejero

Gran Consejero Gr. Bs.As.

Gran Consejero Zona I

Gran Consejero Zona II

Gran Consejero Zona III

Gran Consejero Zona IV

Gran Consejero Zona V

Gran Experto

Gran Maestro de Ceremonias

Gran Primer Diácono

Gran Segundo Diácono

Gran Guarda Templo Interno

Gran Porta Estandarte

Gran Porta Espada

1er. Gran Arquitecto Revisor

2do. Gran Arquitecto Revisor

Adjuntos

Gran Orador Fiscal Adjunto

Gran Secretario de Rel. Exteriores

Subsecretario de Prensa

Subsecretario de Asuntos Universitarios

Subsecretario de Rel. Institucionales

Subsecretario de Cultura

Subsecretario de Fichero y Archivo

Gran Hospitalario Adjunto

Gran Tesorero Adjunto

M.·.R.·.H.·. Angel Jorge Clavero

M.·.R.·.H.·. Nicolás Breglia

M.·.R.·.H.·. Sergio Nunes

M.·.R.·.H.·. Jorge Alejandro Vallejos

M.·.R.·.H.·. Alejo Neyeloff

R.·. H.·. Miguel Angel Martinez

R.·. H.·. Adolfo Maimone

R.·. H.·. Pablo Urciuolo

R.·. H.·. Pablo Lázaro

R.·. H.·. Nestor Figarola

R.·. H.·. Edgardo Grzona

R.·. H.·. Fernando Gonzalez

R.·. H.·. Claudio Cristaldo

R.·. H.·. Mariano Isas

R.·. H.·. Miguel Angel Croci

R.·. H.·. Fernando Rey

R.·. H.·. Rodolfo Escalada

R.·. H.·. Javier Guastella

R.·. H.·. Roberto Fernandez

R.·. H.·. Daniel Sanchez Giol

R.·. H.·. Carlos Rico

R.·. H.·. Martín Machado

R.·. H.·. Andres Reinoso

V.·. H.·. Victor Rodriguez Rossi

V.·. H.·. Guillermo Duffich

V.·. H.·. Miguel Vizakis

V.·. H.·. Enrique Serrano

V.·. H.·. Janusz Chojnacki

V.·. H.·. Diego Junco

V.·. H.·. Carlos Mobili

R.·. H.·. Gustavo Fresneda

M.·.R.·.H.·. Alejo Neyeloff

V.·. H.·. Silvio Huberman

V.·. H.·. Manuel Ochandio

V.·. H.·. Pablo Dasilva

V.·. H.·. Pablo Dzodan

V.·. H.·. Eduardo Esquivel

V.·. H.·. Diego Paez

V.·. H.·. Daniel Falciola

STAFF

Director:Ángel Jorge Clavero

Diseño:Sebastián Luqué

Fotografía:Estudio Pescado

Impresión:CROMOPRESS

Av. Regimiento de los Patri-cios 1614 CABA

Teléfono 4302-5537

Redacción:Tte. Gral. Perón 1242

CABATeléfono 4382 2585

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Editorial

UN PASADO SILENCIADO

En 2011, el Congreso Internacional del Libre Pensamiento realizado en Oslo recreó la antigua Federación Internacional del Libre Pensamiento. Fundada en 1880, se había desarrollado entre Europa Occidental y América Latina. Fue barrida durante la guerra civil ideológica internacional de los años 1914-1945, marcada por dos Guerras mundiales y por una potente ofensiva clerical-fas-cista.

En América Latina, esta alianza concebida para el progreso del género humano tuvo su epicentro en Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú y Uru-guay. Transversal, se había propagado en la en-crucijada de los círculos sindicales, republicanos, socialistas, anarquistas, feministas, radicales, libe-rales y masónicos. Sus legados son numerosos, aunque silenciados por las historias oficiales. En el caso argentino, por ejemplo, esta generación de mujeres y de hombres propició la primera ba-talla por la legalización del divorcio (finalmente sancionada en 1987), la creación de los primeros círculos feministas, el matrimonio civil, la secula-rización de los cementerios, los casos de abor-tos no punibles, la consolidación de la escuela pública, laica, gratuita y obligatoria, entre otros. También organizó el 13o Congreso Internacional del Libre Pensamiento en Buenos Aires en 1906, primer congreso de este tipo en América.

Presente y futuro

Desde su fundación, en Oslo en 2011, la Asocia-ción Internacional del Libre Pensamiento reivindicó esta herencia. Hizo suyo, como punto de partida, el programa adoptado por unanimidad por el 11º Congreso Internacional del Libre Pensamiento, realizado en Roma en 1904 (20-23/09/1904). A propuesta de Ferdinand Buisson (uno de los princi-pales arquitectos del laicismo escolar en Francia, diputado de Paris por el Partido Radical, profesor en la Universidad de La Sorbona, protestante libe-ral, masón, fundador de la Liga de los Derechos del Hombre y de la Liga de la Enseñanza, e inven-tor de la palabra “laïcité”), los librepensadores europeos y latinoamericanos reunidos en Roma adoptaron un programa laico, democrático y so-cial. Para esta generación, la razón humana y el libre examen debían traducirse por “la laicidad

integral del Estado”, indispensable al “progreso de la conciencia pública” e indisociable de la “justicia social”. Por lo tanto, el librepensamiento debía ser a la vez “laico, democrático y social”:

« En otros términos, el librepensamiento es laico, democrático y social, es decir que rechaza, en nombre de la dignidad de la persona humana, esta triple opresión: el poder abusivo de la autori-dad en materia religiosa; del privilegio en materia política; y del capital en materia económica. »

Fiel a esta tradición, la AILP coordinará a l@sciudadan@s favorables a: 1) la libertad absoluta de conciencia; 2) la igualdad en la diversidad; 3) el laicismo integral del Estado, de la enseñanza y de los servicios públicos; 4) la separación entre las organizaciones religiosas y el Estado. Bregará por un Estado laico, democrático, diverso y social que garantice a todos la libertad de conciencia, de asociación y de expresión, la igualdad jurídica y la justicia social. En tal Estado, todas las opinio-nes o confesiones particulares tienen la libertad de ejercicio en la esfera privada; ninguna podrá obtener privilegios o monopolios en la esfera pú-blica.

El librepensamiento

El librepensamiento es un método para investigar e interpretar la realidad emancipándose de todo dogmatismo. Es un método para adquirir conoci-miento, capacitarse, tomar decisiones, ejecutar acciones y corregir errores. Los librepensadores se nutren del pensamiento crítico para el análi-sis reflexivo y racional de la realidad, tanto en el plano individual como en el colectivo. Esta cohe-rencia y rigurosidad de pensamiento se refleja en un comportamiento libre de prejuicios y tabúes, es decir, tolerante y racional.

El librepensamiento fomenta espíritus libertarios y sensibles capaces de disfrutar la vida con gran intensidad. El espectro de experiencias significa-tivas se abre cuando se desmoronan las barreras mentales.

En el ámbito público, el libre pensador practica la “regla de las tres R”: Respeto a sí mismo, Respeto a sus semejantes y a la naturaleza, Responsabili-dad de sus actos. Ciudadano del mundo, se ali-

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menta de una ética humanista, medita sobre la fe-licidad del género humano. Filósofo, entiende que el sufrimiento no es una herramienta de salvación sino un yugo a la libertad individual. Por lo tanto se opone activamente a las ambiciones desmedi-das de quienes son capaces de atentar contra la dignidad de las personas, el medioambiente y la vida misma.

En el ámbito político, el librepensador promueve repúblicas laicas, democráticas y sociales, única plataforma capaz de unir la igualdad en la diver-sidad. Impulsa políticas y leyes que garanticen la pacífica convivencia y la máxima expansión de las posibilidades del desarrollo individual y so-cial. Se opone al fanatismo religioso y político en todas sus formas.

En el plano cultural, el librepensamiento contri-buirá a liberar el debate público de todo dogma-tismo, usando como herramientas privilegiadas el respeto a la persona humana, el pensamiento crítico, la información científica internacional, la circulación de la palabra y, en definitiva, la am-pliación y el fortalecimiento de los espacios de ciudadanía.

En el ámbito personal, el librepensador posee un espíritu indagador y emancipado. No se somete a las verdades reveladas, a los actos de autori-dad ni a los mandatos de la tradición. Somete toda información y conocimiento al tamiz de su libre albedrío, combinación entre su razón y su intuición. Apunta a la máxima expansión de su conciencia y de su cuerpo. Apunta también a li-berar sus emociones de los resentimientos y de las rigideces heredadas de la cultura dogmática, conquistando así su equilibrio emocional.

El librepensamiento es la práctica del racionalis-mo experimental, sin dogmas ni libros sagrados. El librepensamiento es la práctica del individuo que conquista sus libertades, del autodidacta que investiga en todos los ámbitos. El librepensamien-to es independiente de todo poder o ideología po-lítica. Hostil a todo dogmatismo, pero respetuoso de la libertad de expresión, el librepensamiento es un espacio transversal, abierto a todos los seres humanos.

El Congreso internacional del libre-pensamiento, nexo de pasado, pre-sente y futuro

Los adversarios de la libertad, la igualdad y la fraternidad mantienen, en todo el mundo, una cre-ciente unidad. Los adeptos a las soluciones au-toritarias, jerárquicas, machistas e imperialistas, profetizan el choque de las civilizaciones y llaman

a la guerra. Son enemigos mortales de la libertad de conciencia, principal patrimonio de un ser hu-mano.

El Congreso Internacional del Librepensamiento de Mar del Plata será una plataforma de conver-gencia entre todos los militantes culturales, polí-ticos, sociales y de derechos humanos sincera-mente comprometidos con la filosofía humanista. Este congreso gozará de la presencia de múltiples organizaciones, asociaciones y tendencias, reuni-das para pensar un mundo más libre, más iguali-tario y más fraternal.

En la intersección de la sociedad civil y la socie-dad política, procurará reunir lo que está disper-so. Buscará unificar los múltiples frentes de lucha que, en Argentina, en América Latina y en el mun-do, procuran detener a los profetas del choque de las civilizaciones y de los regímenes de opresión y alienación.

Programa

Este número especial de Símbolo es una contribu-ción a esta dinámica. En el primer texto, Antonio Vergara Lira –economista chileno y portavoz de la Asociación Internacional del Libre Pensamiento para Latinoamérica- reseña los orígenes y los ob-jetivos de esta Asociación.

Si América Latina demuestra hoy que está anima-da por una intensa vitalidad democrática y los modelos europeos parecen en crisis, ¿cuál es la situación del Estado laico francés, tradicional refe-rencia del librepensamiento internacional? A 107 años de la ley de 1905, Jacques Lafouge –abo-gado, escritor y vice-presidente de la Federación Nacional del Libre Pensamiento (Francia)- propo-

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ne aquí un balance sobre la separación entre las Iglesias y el Estado en Francia.

Históricamente, el librepensamiento internacional posee objetivos universales. Apunta al perfeccio-namiento material, moral e intelectual de la hu-manidad. No obstante, ¿cuáles son los desafíos particulares del librepensamiento en la circuns-tancia latinoamericana? La chilena Mónica Rodrí-guez Encalada –prestigiosa periodista y militante feminista- esboza un programa para el librepensa-miento en América Latina, cuyos ejes pasan por la emancipación femenina, la justicia social, la de-fensa del medioambiente, los derechos humanos, la educación pública y los pueblos originarios.

Entre Uruguay y Argentina, la logia José Gerva-sio Artigas examina otros temas particularmente actuales en América Latina. Observando la diver-sidad cultural de nuestras modernas sociedades, esta asociación cosmopolita analiza la cuestión escolar, la cuestión social, la cuestión de la edu-cación sexual, la salud reproductiva y de la bioé-tica. ¿Cómo, se preguntan los autores, solucionar racionalmente estos temas fuera de un Estado ín-tegramente laico que, librado de las influencias sectarias particulares, representará el interés ge-neral?

Desde Uruguay, ElbioLaxalte Terra –economista, periodista, profesor y uno de los principales refe-rentes del librepensamiento en la hermana Repú-blica Oriental del Uruguay- se cuestiona sobre los obstáculos que ha de superar el librepensamiento en el mundo y particularmente en Latinoamérica. Su informe interroga la existencia de una estrate-gia de reconquista cultural planificada desde el Vaticano.

Alfredo Lastra Norambuena –historiador, ex presi-dente del Instituto Laico de Estudios Contemporá-neos nacional y miembro fundador de la Asocia-ción Internacional de Libre Pensamiento – subraya las contradicciones del caso de Chile. Parcial-mente laicizada en 1925, la República hermana ha multiplicado las contradicciones. Su sistema educativo fue tradicionalmente dominado por la Iglesia católica y por el mercado. Según el autor, tiene hoy una oportunidad para regenerarse, a partir de un movimiento estudiantil de vasto alcan-ce que, a semejanza de la Reforma Universitaria en la Argentina de 1918, reivindica una educa-ción pública, laica, gratuita, democrática y social.

Volviendo a la circunstancia argentina, Manuel S. Ochandio –sub secretario de asuntos universita-rios de la Gran Logia Argentina y coordinador de la Cátedra de librepensamiento en la Universi-dad Nacional de La Plata- analiza una lucha que, aunque ignorada por las historiografías oficiales, estructuró según él la evolución política y cultural nacional, la lucha entre laicismo y clericalismo.

Fernando E. Lozada, uno de los principales refe-rentes del librepensamiento en el país, reseña aquí un capítulo central de esta triste historia. Como lo recuerda el autor, la alianza entre la jerarquía católica y las dictaduras cívico-militares que se sucedieron en Argentina entre 1930 y 1983 fue fructífera para la Iglesia católica, que pudo acu-mular privilegios fiscales, económicos y políticos durante este periodo.

Carlos A. Cebey –maestro normal, ex-Consejero general de cultura & educación de la provincia de Buenos Aires- analiza la cuestión escolar. Al compás de Uruguay y Francia, la República Ar-gentina se había dotado de un sistema nacional de educación pública, laica, gratuita y obligato-ria. Este modelo fue destruido por las dictaduras cívico-militares que se sucedieron entre 1930 y 1983. ¿Cuál es el balance hoy?

De seguido, Rubén Manases Achdjian –politólogo argentino y presidente del Instituto Laico de Estu-dios Contemporáneos- recuerda el oscuro papel del intelectual Leopoldo Lugones quien, después de un breve paso por la masonería y el socialis-mo, se inspiró de los modelos fascistas europeos y se convirtió en el ideólogo de la contra-revolución preventiva y de la destrucción de la enseñanza pública laica legada por el masón y estadista Domingo F. Sarmiento, entre otros.

Ángel Jorge Clavero, presidente de la Gran Lo-gia de la Argentina, recuerda la trayectoria de LiberiPensatori, una logia fundada en 1875 en Buenos Aires por exiliados y emigrados italianos en La Boca del Riachuelo (Buenos Aires). El autor recuerda cómo esta logia participó a la creación del movimiento mutualista en la Argentina. Asimis-mo, apunta su papel en la creación de uno de los primeros cementerios igualitarios, habilitados a recibir creyentes de distintos cultos y también a no creyentes. La logia contribuyó así a abrir los espaciosde la solidaridad social y de la libertad de conciencia en la cultura política argentina.

Finalmente, DévrigMollès –historiador franco-ar-gentino especialista de las relaciones culturales internacionales y de la historia de la masonería- analiza una batalla cultural transatlántica. A par-tir de un capítulo de su tesis doctoral, documen-ta, reconstruye y analiza la interacción entre las redes masónicas atlánticas y la primera interna-cional del librepensamiento, entre Europa latina y América latina (1880-1906), demuestra el papel clave jugado por el eje Argentina-Brasil, una di-námica ignorada por las historiografías oficiales.

Ángel Jorge Clavero, Gran Maestre

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INTRODUCCIóN A LA ASOCIACIóN INTERNACIONAL DE LIBRE PENSAMIENTO

Antonio Vergara Lira

Entre los días 10 al 15 de agosto del 2011, se realizaron en el Centro de Convenciones de Oslo el XVII Congreso de la Unión Internacional Huma-nista Laica (IHEU) y, conforme lo programado, se constituyó la Asociación Internacional de Libre Pensamiento (AILP), aprovechando las invitacio-nes y organización de la IHEU. También se coor-dinaron trabajos con el Comité Internacional de Enlace de los Ateos y Libres Pensadores (CILALP).

Ocurrió luego de que la Federación Nacional del Libre Pensamiento Francesa, decidiera contestar positivamente el llamado del grupo de trabajo, constituído luego de las reuniones de París, Wash-ington y Londres, para crear en Oslo, en agosto de 2011, la Asociación Internacional del Libre Pensamiento, sección de la Unión Internacional Humanista y Laica (IHEU).

El Congreso de la IHEU se desarrolló con partici-pación de cuatrocientos delegados provenientes de Albania, Alemania, Argentina, Australia, Azer-baijan, Bangladesh, Bélgica, Burundi, Canadá, Chile, Dinamarca, Escocia, Eslovaquia, España, Filipinas, Finlandia, Francia, Gambia, Ghana, Holanda, India, Irlanda, Islandia, Italia, Kinsha-sa (Congo), Líbano, Liberia, Malawi, Nepal, Ni-geria, Noruega, Pakistán, Polonia, Reino Unido, Rumania, Rusia, Senegal, Sierra Leona, Singapur, Suiza, Suecia, Tanzania, Uganda, Ucrania, Unión Sud Africana y USA.

Por su parte la AILP se instaló el primer día para-lelamente a la reunión de comisiones de la IHEU. Los trabajos fueron leídos en el idioma de los pre-sentadores, con traducciones escritas en español, francés e inglés. Los acuerdos se tomaron también en los tres idiomas.

La constitución de la AILP, su Declaración de Prin-cipios y el Directorio que impulsa la organización desde esa fecha fueron aprobados por aclama-ción. En la Dirección de AILP, para su primer pe-ríodo de actividades, fue elegido el presidente del Libre Pensamiento Francés Sr. Marc Blondel; vice-presidente Sr. Jacques Lafouge; Secretario Gene-ral Sr. Christian Eyschen; Director Sr. Elbio Laxalte Terra y Portavoces internacionales: Sres. David Sil-verman (EstadosUnidos), David Rand (Canadá), Keith Porteous Wood (Reino Unido), Albert Riba

(España) y Antonio Vergara (Latinoamérica).

Los temas centrales fueron: renovar los principios establecidos en Roma 1904; coordinar mundial-mente a los adherentes de la libertad absoluta de conciencia; y amparar y ampliar el laicismo ins-titucional y la separación de las iglesias de los Estados.

Los acuerdos principales de Oslo fueron:

•Lucha por la separación efectiva de las religio-nes de los Estados.

•Investigación de los fondos estatales, aportados por todos los ciudadanos, que van a las Iglesias.

•Denuncia de los ataques religiosos contra los se-res humanos.

Por su parte la delegada de Chile, periodista Mónica Rodríguez Encalada, única representan-te femenina de Latinoamérica, propuso un cuarto punto en relación con la posición actual de la mu-jer y el librepensamiento, en general en el mundo y muy particularmente en nuestro Continente. Se le encomendó a ella misma preparar una presen-tación llamada “mujer y librepensamiento”, para luego ser incorporada como punto básico de la AILP.

Teniendo clara la importancia de nuestros esfuer-zos sobre los derechos del hombre y la búsqueda de la verdad, compartimos en Oslo sobre la nece-sidad de dirigir además nuestras iniciativas hacia el laicismo y la libertad absoluta de conciencia.

Como se verá, el deseo de esta Asociación es reu-

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nir a todos los grupos y personas que sobre la faz de la tierra adhiren a la libertad absoluta de cons-ciencia y la búsqueda permanente de la verdad.

También, tengo el agrado de informarles que en conformidad a lo acordado en Oslo, se realizará en octubre o noviembre próximos el Congreso de las Américas de la AILP, en América del Sur, even-to al cual te invitaremos muy cordialmente.

Importancia del laicismo, del libre pensamiento y del Congreso de Oslo.

El ser humano tiene una vocación natural de Li-bertad y la única meta de los gobiernos políticos debiera ser la felicidad del pueblo. Pese a que en el transcurso de los últimos siglos se notaron algu-nos progresos, aún queda mucho por cumplir. Las fuerzas que se oponen tanto a la libertad como a la felicidad están activas y se resisten con todo empeño a la realización de este ideal.

A partir de su nacimiento formal en 1848 el Li-bre Pensamiento, heredero del siglo de las Luces, lucha para conseguir esta meta enfrentándose a pertinaces adversarios tanto religiosos como po-líticos.

El Libre Pensamiento acepta que cada uno tenga y practique libremente la religión de su elección. No acepta, en cambio, que ninguna religión inter-vengan en el funcionamento de los Estados, parti-cularmente en lo político, lo económico o lo filosó-fico. Considera que estas intervenciones pueden impedir o retrasar el logro de la felicidad para la humanidad, ya que las diferentes religiones se han distinguido por su intolerancia, su fanatismo y su rechazo al progreso.

Aunque hubo progresos durante el siglo XX, hoy estas fuerzas tratan de recuperar sus influencias sobre las políticas estatales.

Europa, todavía pendiente de su organización de-finitiva, reconoció con el tratado de Lisboa que debía tener un diálogo permanente con las igle-sias. Aprovechándose de esta cláusula las iglesias se imponen poco a poco como interlocutoras in-eludibles y privilegiadas intentando a su manera de regir a la sociedad. Reciben el apoyo de los poderes económicos que aspiran a ganar mucho con doctrinas que recomiendan la sumisión y la obediencia.

En lo que respecta a América Latina, de la misma manera y conforme a ideas idénticas, la marcha hacia una sociedad más justa está retrasada por la intervención, en especial, de la iglesia católica y de los poderes fácticos dominantes.

Los europeos siguieron con interés los cambios en Bolivia, esfuerzos que llegaron a un resultado positivo para obtener una Constitución Laica. Tam-bién en Ecuador, que iba en esa misma dirección, aunque el resultado fue incompleto. De la misma manera notaron que la educación bolivariana en Venezuela es obligatoria, gratuita y laica, a pesar de que la Constitución de este país no lo haga resaltar.

Esto significa que los europeos llamados latinos, sean españoles, portugueses, italianos o franceses comparten las mismas esperanzas que sus herma-nos de todos los paises de

Latinoamérica. Y, esas esperanzas siendo las mis-mas, les llevan a caminar juntos. Tenemos que centrar nuestros esfuerzos sobre los Derechos del Hombre y el Humanismo, también dirigir fuerta-mente nuestras iniciativas hacia el Laicismo y la Libertad absoluta de conciencia.

Finalmente manifestamos que parece indispensa-ble que Latinoamérica adhiera plenamente a la AILP, cuyos esfuerzos de liberación son por todos conocidos, y pueda tener un papel importante en la elaboración y el desarrollo de un Laicismo Vivo, como se ha planteado brillantemente en Ecuador.

Principios del Libre Pensamiento: Sín-tesis de la declaración de Roma 1904

El libre pensamiento es un método, es decir, una manera de conducir el pensamiento y, luego, las acciones en todos los ámbitos de la vida indivi-dual y social. No es una doctrina. Este método se caracteriza por el compromiso de buscar la Verdad de cualquier manera, y únicamente con los recursos naturales del espíritu humano y con las únicas luces de la razón y de la experiencia. No busca, por tanto, la afirmación de verdades particulares.

El Libre Pensamiento se puede enfocar desde un punto teórico en lo intelectual o práctico en lo so-cial.

Una de las propiedades del Libre Pensamiento es facilitar una regla de vida, tanto a los individuos como a las sociedades, sin apoyar opiniones es-peculativas que interesarían solamente al pensa-miento individual. También propone a la sociedad organizarse por medio de las leyes de la razón.

El primer deber de una sociedad que se inspira de este método es eliminar de todos los servicios pú-blicos (administración, justicia, enseñanza, asis-tencia social y otros) todo aspecto confesional. Ello significa estar ajenos a la influencia religiosa, excluyendo rigurosamente todo dogmatismo implí-

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cito o explícito.

El laicismo integral del Estado es la aplicación del Libre Pensamiento en la vida colectiva de la socie-dad. Exige la separación de las iglesias del Esta-do, sin que esto sea un reparto de poderes entre dos potencias, garantizando las opiniones religio-sas con libertad, pero a la vez negándoles todo derecho de intervención en los asuntos públicos.

El Libre Pensamiento no puede cumplir su meta si no se propone realizar socialmente el ideal huma-no. Tiene que encaminarse hacia la institución de un régimen político, en el cual ningún ser humano podrá ser sacrificado o desatendido por la socie-dad. En consecuencia nadie será excluído, direc-ta o indirectamente, de la posibilidad de ejercer todos sus derechos y cumplir todos sus deberes de hombre.

Luego, el Libre Pensamiento genera una ciencia, una moral y una ética social que, perfecionándo-se por el mismo progreso de la conciencia públi-ca, constituirá un régimen de justicia. La justicia social es la base dada por la humanidad a su propio gobierno.

En otros términos, el Libre Pensamiento es laico, democrático y social, es decir que, en nombre de la dignidad de la persona humana, no acepta el poder abusivo de la autoridad en materia religio-sa, el privilegio en materia política y el capital en materia económica.

La sociedad, basada en el libre pensamiento, debe rechazar a toda autoridad que pretenda imponer sus creencias basadas en revelaciones, milagros, tradiciones, infabilidad de un hombre o de un libro, que ordenen el sometimiento a dog-mas o verdades a priori de una religión o de una

filosofia.

No pudiendo limitarse a una manifestacion nega-tiva respecto a los dogmas y a los credos, el Libre Pensamiento pide a los hombres un esfuerzo va-lioso para hacer efectivo sus ideales con medios humanos.

Se rehusa ha dar a su concepción de ideal el ca-rácter absoluto e inmutable que se atribuyen abu-sivamente las religiones. Cree en la ciencia y la conciencia humana, que le obligan a moverse en lo relativo y a someterse a la leyes del progreso.

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LAICISMO Y CLERICALISMO ”INCLUSIóN O DOGMATISMO EN LA CULTURA Y LA

POLíTICA”

(*) Manuel S. Ochandio

Hemos intentado el abordaje de todos los ámbitos de la cultura en los cuales intervinieron el debate entre el laicismo y el clericalismo. A medida de nuestro avance comprobamos el carácter político de ambos conceptos.

De esa manera, pudimos observar cómo el con-texto cultural que impregnó el proceso de confor-mación del reino de España se mantuvo durante siglos, condicionando el proceso de nuestra inde-pendencia a través de los discursos que jugaron entonces y de su repercusión directa sobre el ar-duo proceso del constitucionalismo.

Desde la Revolución de Mayo de 1810, nuestro país tardó 43 años en sancionar su constitución nacional (1853) y 50 años para que fuera sus-cripta por todas las Provincias (1860). Recién en 1983 quedó consolidado el orden constitucional.

En ese sentido, hemos visto de qué forma el siste-ma cultural de la Santa Federación terminó poster-gando la sanción del texto constitucional y cómo los regímenes totalitarios y los autoritarios que se fundaron en el discurso de la “nación católica” obstaculizaron la consolidación efectiva de ese constitucionalismo en nuestro país por el lapso de 173 años. Ambos sistemas fueron producto y ejemplo de clericalismo.

Hemos advertido también que los fundamentos de estos sistemas culturales respondían a para-digmas y elaboraciones cuyas fuentes fueron las encíclicas y otros documentos de la sede vaticana. En la República Argentina el culto católico apos-tólico romano actuó desde una actitud política de clericalismo.

En definitiva, en materia de derechos políticos y civiles y de derechos económicos, sociales y cultu-rales hemos logrado probar una directa relación entre laicismo y clericalismo con los términos de progresismo y reacción. El progresismo se ha ma-nifestado desde la anticipación de una situación próxima e inminente o desde el reconocimiento de derechos hasta negados frente a una situación determinada y preexistente. La reacción ha sido la oposición que ha despertado ese reconocimiento

de derechos hasta entonces vedados en favor de mantener un status quo. Progresismo y reacción son –a priori- términos axiológicamente neutros, que sólo sirven para describir la actitud de un sec-tor, grupo o individuo frente a política, dinámica intrínseca en las relaciones humanas.

El proceso de secularización de las organizacio-nes políticas que fueron dándose en las distintas sociedades – y el constitucionalismo en ese mar-co - puede tomarse como la fuente de las valora-ciones que hoy recaen sobre el progresismo y la reacción. En su seno se desarrolló la idea de la ciudadanía universal, mediante la cual todo ser humano pasó a ser sujeto de derechos. Y desde

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entonces, se fueron sumando nuevos reconoci-mientos de derechos hacia distintos grupos de personas, frente a lo cual siempre existió una re-sistencia.

Advertimos también, que esa relación directa en-tre laicismo y progresismo como del clericalismo con la reacción estuvo presente en el avance del reconocimiento de los derechos civiles y de los derechos fundamentales.

Las sesiones del Cabildo durante la semana de mayo de 1810, la sanción de la Constitución Na-cional originaria, las leyes de cementerio público, matrimonio civil, sistema de educación pública, gratuita laica y obligatoria, las primeras normas de legislación laboral, el voto secreto, universal y obligatorio, los procesos contra los represores tras la reinstalación de la democracia en 1983, las le-yes de divorcio vincular y patria potestad compar-tida, los debates de la Convención Constituyente de 1994 respecto al aborto y de la incorporación de los instrumentos de protección de los derechos humanos al rango constitucional y la reciente ley de matrimonio igualitario son claros ejemplos de las tensiones entre “laicismo-progresismo” y “cleri-calismo-reacción”.

Desde 1810 hasta la década del ’30 del siglo XX, la masonería fue la institución que asumió la defensa del laicismo, sus mayores logros se ex-tendieron desde la sanción de la Constitución Nacional hasta el golpe de Estado del 6 de sep-tiembre de 1930. A partir de ese momento, la Iglesia logró imponer su discurso cultural en las fuerzas armadas y se constituyó en la jueza de la legitimidad de los distintos regímenes políticos.La hegemonía cultural del clericalismo hacia 1930 fue tan honda como la crisis de la masonería ar-gentina al punto que asistimos a su cisma durante un par de décadas. Fueron, justamente, las déca-das de mayor apogeo de la “nación católica”. Y luego de aquella crisis, algunas organizaciones sociales y políticas tomaron ese rol del laicismo. ¿Qué sucedió con la masonería argentina durante las décadas del ’70, ’80 y ’90?

Lo cierto es que estos procesos históricos aún inci-den en nuestra sociedad. El hecho de que discu-

tamos sobre la laicidad de la educación pública en nuestras provincias, la necesidad de cumplir con las normativas que establecen dictar educa-ción sexual a los niños y adolescentes, que deba-tamos acerca de la despenalización del aborto, sobre seguir sosteniendo a un culto en particular, si acataremos los fallos de nuestra Corte Suprema o sobre la libertad sindical nos indica que la Ar-gentina está redefiniendo su concepción de ciuda-danía y su identidad.

Sostenemos que los casi treinta años ininterrumpi-dos de vigencia constitucional ha comenzado a erosionar la cosmovisión que el clericalismo impu-so durante casi un siglo. Se hainiciado el camino de la libertad absoluta de conciencia, la igualdad social y la fraternidad humana más allá de las instituciones que se pongan al hombro esa res-ponsabilidad. En ese sentido, consideramos que el laicismo es el núcleo axiológico de la democra-cia en tanto las mujeres y los hombres participan en la elaboración de los sistemas normativos que luego adoptan para regir sus vidas, haciendo que la soberanía popular comience en el mismo mo-mento de la construcción de la propia identidad en el ámbito de la conciencia. Luego de este reco-rrido, afirmamos que sólo los sistemas normativos emanados de esa íntima convicción son realmente legítimos y perennes.

(*) Ochandio, Manuel S.: Laicismo y clericalismo.Inclusión o dogmatismo en la cultura y la política. Ed. iLEC Argentina – Ediciones IML. Buenos Aires, 2011 (Disponible en la Secretaría de la Gran Lo-gia de la Masonería Argentina).

El autor es licenciado en Comunicación, Subse-cretario de Asuntos Universitarios y Terciarios de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Acep-tados Masones, Coordinador de la Cátedra de Librepensamiento de la Universidad Nacional de La Plata y miembro del Instituto Laico de Estudios Contemporáneos (ILEC).

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LOS DESAFíOS DEL LIBREPENSAMIENTO EN LATINOAMéRICA. EMANCIPACIóN FEMENINA, JUSTICIA SOCIAL, DEFENSA

DEL MEDIOAMBIENTE, DERECHOS HUMANOS, EDUCACIóN PúBLICA Y

PUEBLOS ORIGINARIOS

Mónica Rodríguez Encalada

“No compré una parcela del cielo que vendían los sacerdotes, ni acepté tinie-blas que el metafísico manufacturaba para despreocupados poderosos…”

(Pablo Neruda)

El ser humano como ser social tiene una clara con-cepción de que la sociedad política es la única en la que se nace, se muere y de la que no se puede salir libremente. Es una sociedad a la que debe pertenecer obligatoriamente.

Todas las acciones que realiza un individuo tien-den a su interrelación con otros seres humanos, constituyendo una “acción política”, que reper-cute en la transformación y cambio de todas las estructuras que le rodean.

El librepensamiento tiene entonces una labor im-portante a desarrollar en torno a un proyecto de mejor sociedad. Una sociedad más justa, frater-na, equitativa y solidaria que permita el pleno desarrollo de las capacidades de todos los seres humanos, para lograr el perfeccionamiento mate-rial, intelectual y espiritual de la humanidad.

El avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología nos entrega asombrosas herramientas que nos im-ponen un nuevo marco para nuestras interrelacio-nes. Pero el progreso material que nos aportan no se extiende a todos los países del planeta creando una desigualdad que va en creciente aumento, es-pecialmente en grandes sectores de nuestro conti-nente americano.

La expansión del conocimiento del universo; la so-fisticación de la producción; la globalización de las comunicaciones, etc., no han significado la ex-tensión del progreso a todas las naciones ni a sus

habitantes. Actualmente un segmento privilegiado del 20 % más rico de la población mundial disfru-ta del 83 % del total de los ingresos planetarios, mientras el 20 % más pobre sólo recibe el 1,4 % de dichos ingresos, creando un grave desequili-brio. Ello hace indispensable formular nuevas pro-puestas para corregirlo y entregar un marco ético para el desarrollo económico.

La desigualdad distributiva es esencialmente gra-ve en América Latina, región que ha tenido uno de los crecimientos más importantes en el último siglo y, al mismo tiempo, presenta la mayor con-centración de la riqueza en unos pocos. Estas con-diciones de inequidad son un peligroso caldo de cultivo para estallidos de violencia social que ya se han manifestado en diversos países.

Laicismo y educación.

En Chile, por ejemplo, son los estudiantes quienes salieron a reivindicar sus derechos recientemente, apoyados por una gran mayoría ciudadana. Su movimiento que se ha prolongado desde abril del 2011 hasta la fecha ha puesto en jaque al Go-bierno evidenciando las falencias del sistema neo-liberal impuesto a los chilenos a partir de la ne-fasta dictadura de Pinochet. Estudiantes de otros países del continente siguieron el ejemplo chileno,

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pues sus problemas son similares.

Los principios laicistas destacan que la educación debe transformarse en un agente del desarrollo democrático, brindando equidad de oportunida-des a todos los niños y jóvenes, permitiendo la formación de sujetos participativos, críticos, crea-tivos y solidarios. Sin duda es un tema importante que debemos considerar en nuestras reuniones, señalando claramente que la educación debe ser laica y gratuita hasta su más alto nivel.

Liberación de la esclavitud de la po-breza.

Para los librepensadores resulta inmoral e incom-patible con sus principios la situación de pobreza que vive gran parte de la población mundial y propician soluciones para una sociedad civiliza-da. No es aceptable que el 70% de la humanidad sobreviva en situación de pobreza, víctima de enormes padecimientos por falta de alimentación, educación, salud, trabajo, vivienda, recreación y cultura. Más grave aún, que un importante por-centaje esté en niveles de indigencia. En America Latina la extrema pobreza supera los cien millones de personas.

El problema es mundial y es el mayor de los fraca-sos en la gestión económica y la política neolibe-ral. Las reales dificultadas no están en la falta de recursos sino en la ausencia de consensos políti-cos para una profunda reforma social y humanis-ta, que permita enfrentar con éxito el desarrollo y vencer la ambición de los poderosos que dirigen y se aprovechan en forma personal de la economía.

En nuestro continente resultan especialmente vul-nerables aquellos sectores tradicionalmente pos-tergados como la juventud, la mujer y las pobla-ciones indígenas.

Es impostergable que los librepensadores intente-mos definir las políticas y estrategias para superar este flagelo. Un desarrollo humano racional se hace indispensable, entendido como el incremen-to de las oportunidades individuales y colectivas para participar en los beneficios del mismo, en la toma de decisiones que afectan su existencia y hacer efectivo el principio de que el hombre debe ser objeto y sujeto de su propio desarrollo.

Urgencia de preservar el medio ambiente

El actual calentamiento del planeta nos obliga a llamar la atención especialmente a los países in-dustrializados, pues ellos son los principales cau-santes del deterioro del medio ambiente global. Es muy necesario en nuestros trabajos aludir a este componente fundamental del desarrollo humano.

El recurso agua no salada sólo llega a un 6% y en muchas partes es ya inaccesible. Los procesos industriales y la agricultura la ocupan mayorita-riamente. Sin embargo, a pesar de la escasez, el hombre la sigue desperdiciando. El recurso aire está cada vez más contaminado. En ciudades como México D.F. y Santiago de Chile los altos índices de smog producen muertes y enfermeda-des. Además la actividad humana ha modificado radicalmente la cubierta natural de la tierra. Sue-los y bosques depredados, abusos de los recursos forestales, crecimiento de la población y extensión de las ciudades nos llevan a una degradación alarmante del planeta. El recurso biodiversidad, la capa de ozono y otros problemas no han logra-do ser resueltos en las Conferencias Internaciona-les sobre la materia.

Los librepensadores tenemos la obligación de ad-vertir el inminente peligro para nuestro mundo, que más que propio es ya de nuestros hijos y nie-tos.

Cautelar los derechos humanos, especialmente de las mujeres

Reitero lo manifestado en Oslo, en el Congreso de agosto del 2011, que para nadie es un misterio que las personas más afectadas por el irrespeto de los derechos humanos en América Latina son las mujeres, especialmente las campesinas y las que pertenecen a sectores modestos.

La mujer está doblemente discriminada, porque al disponer de menores posibilidades de capacitar-se tiene menos acceso al empleo y cuando lo con-siguen sus remuneraciones son inferiores a la de los hombres, aunque tenga la misma preparación y/o grados académicos.

Gran responsabilidad en esta situación la tienen las religiones que han sido un medio eficaz para subyugar a las mujeres e impedir que sean ciuda-danas completas y empoderadas sobre sus dere-chos.

En América Latina al poder limitante de la religión católica se suman además el machismo imperan-te y la pobreza que afecta mayoritariamente al género femenino, lo que convierten a la mujer en ciudadana de segunda clase.

Actualmente, en la medida que generaciones recientes han accedido a la educación superior y por ende a un pensamiento más libre, vemos como poco a poco sus hijas y nietas están toman-do claramente conciencia sobre la necesidad de tener sus propias convicciones liberándose de los yugos impuestos por sus padres, maridos, her-manos y especialmente por la iglesia católica. Afortunadamente en muchos países sus dogmas segregacionistas están en franco retroceso, ante la fuerza irresistible del pensamiento libre e infor-

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mado y con acceso pleno a una sociedad moder-na y humanista.

Por eso es tan importante, en la Comisión que di-rijo en este Congreso de la AILP, hacer un llamado a incluir en todas nuestra temáticas de trabajo, propuestas para acelerar este proceso y ayudar a millones de mujeres que aun viven veladas por la ignorancia y las creencias en religiones que su-primen y coartan su libertad de pensamiento para alcanzar su plenitud como seres humanos.

Avanzar hacia una sociedad con principios libre-pensadores

Debemos proponer un nuevo modelo en el cual el bienestar del ser humano sea el objeto del de-sarrollo, articulando los procesos de crecimiento económico con mayores niveles de participación social. El desarrollo de las personas va más allá de las teorías actualmente en vigencia. A diferencia del crecimiento económico, el desarrollo humano

se refiere a las oportunidades que se ofrecen a las personas y a mejores posibilidades de vida: vida más prolongada y saludable; educación de bue-na calidad; acceso a los recursos; plenas liberta-des políticas; garantía de los derechos humanos y respeto a si mismo, por decir los más importantes.

La calidad de vida debe satisfacer adecuadamen-te las necesidades humanas fundamentales, que en categoría existencial consisten en: ser, tener, hacer y estar. Esas necesidades son de subsisten-cia, protección, afecto, entendimiento, participa-ción y ocio. Es decir: salud física y mental; ali-mento, abrigo y trabajo; adecuado entorno vital y social.

Propongo, a grandes rasgos, luchar por el impe-rio de una sociedad plenamente librepensadora, es decir: libre, igualitaria y fraternal, como se ha señalado en las diversas actividades de la AILP y, especialmente, en el Congreso de Oslo 2011.

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LA ARGENTINA DE LAS DICTADURAS Y LA CLERICALIZACIóN DEL DERECHO

PúBLICO

Fernando E. Lozada

La Argentina entre 1850 y 1920 vivió un proceso que podríamos considerar de tendencia librepensadora. No éramos un país igualitario, existían numerosas fa-lencias, pero íbamos en una buena dirección. En ese periodo se abandonó la re-ligión de Estado y se adoptó una Constitución más liberal, el proceso de laiciza-ción comenzó con una serie de acciones y normativas que secularizaban la cosa pública, la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR) se declaró en rebeldía y

se rompieron las relaciones con el Vaticano. Las acciones secularizadoras subor-dinaron los tribunales eclesiásticos a los tribunales civiles en 1881, el Congreso Pedagógico de 1882, la ley 1420 de enseñanza laica, gratuita y obligatoria de 1884, la ley de Registro Civil de ese mismo año, el Matrimonio Civil de 1888, la secularización de los cementerios de 1888, los proyectos de Divorcio Vincular en 1888 y 1900, la Reforma Universitaria de 1918, el sufragio secreto, obligatorio y universal para votantes masculinos en 1912 y la normativización de los abortos no punibles en 1920 hacían pensar que nos dirigíamos hacia el progreso mate-

rial y social.

Los reaccionarios y las fuerzas fascistas se or-ganizaban en todo el mundo y la ICAR estaba entremezclada en esos movimientos, infiltrando instituciones del Estado y organizaciones de la sociedad civil que trabajaban por el librepensa-miento. Buscaron alianzas con sectores de poder para imponer su ideario a la sociedad.

En 1930 se produjo el primer golpe de Estado en Argentina y a partir de allí comenzaron a institu-cionalizarse los privilegios de la ICAR. En 1932 tras elecciones fraudulentas asumió la presidencia Agustín Pedro Justo, militar ligado al golpe del ´30 y con fluidas relaciones con la ICAR. Duran-te su gobierno se realizó el Congreso Eucarístico Internacional en la ciudad de Buenos Aires (en 1934) , con el propósito de purificar la atmósfera argentina del laicismo. El jefe de prensa del even-to fue el escritor antisemita MartinezZuviría, quien unos años más tarde se convirtió en presidente de la Comisión Nacional de Cultura.

Para presidir el Congreso Eucarístico llegó el Car-denal Paccelli, fue recibido por Justo y ambos

desfilaron por las calles de Buenos Aires en el au-tomóvil presidencial. Paccelli realizó concordatos entre la ICAR y diferentes países, muchos de ellos en momentos en que eran gobernados por dicta-dores. En 1939 se conviertió en Pio XII.

En ese periodo comenzaron los patronazgos, el más simbólico es el de la virgen de Luján, la ICAR decidió que sea la patrona de Argentina. hasta el presente se entroniza su imagen en los espacios públicos.

En 1938 llegó a la presidencia un hombre de los militares responsables del primer golpe de Esta-do. Roberto M. Ortiz, al igual que su antecesor, asumió en condiciones fraudulentas. En 1940 fir-mó un convenio entre la República Argentina y la Santa Sede, se dictó el Decreto 64.323/40 para permitir el envío de valijas diplomáticas selladas, de hasta 25kg cada una, entre la ICAR de Argen-tina y el Vaticano, en pleno gobierno del dictador Benito Mussolini en Italia y durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1943, después de un nuevo golpe de estado,

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asumió el general Pedro Pablo Ramírez, autor de las acciones decisivas para la construcción del mito de la “nación católica”. Nombró a Martínez Zuviría como Ministro de Justicia e Instrucción Pública, atacó la Reforma Universitaria e impuso la educación religiosa en las escuelas públicas. Ese ideario echó raíces en las Fuerzas Armadas, Ramírez nombró Generalas del ejército a la vir-gen de las Mercedes y a la del Carmen (Decreto 9471/43) y designó a la virgen de Loreto patrona de la aviación militar (el Decreto 17.917/43).

En 1944, el general Edelmiro Julián Farrell, le dio continuidad al gobierno de facto. Atento a los mo-vimientos de izquierdas en el seno de la iglesia, estableció normas para las comunidades y con-gregaciones religiosas del culto católico, para gestionar ante poderes públicos, de esta manera debilitaba acciones disidentes dentro de la ICAR. (Decreto 13.867/46).

En 1946 Juan Domingo Perón, militar de carre-ra, ganó las elecciones presidenciales. Durante la campaña, la iglesia expresó en una carta pastoral pública que los católicos no debían votar platafor-mas políticas contrarias a la ICAR, es decir, que sostuvieran de alguna manera la separación de la iglesia y el Estado. Una de las primeras accio-nes de gobierno fue transformar en ley el decreto del régimen de facto anterior, que habilitaba la enseñanza católica en las escuelas públicas. Se destinó mayor presupuesto para el sostenimiento y expansión del culto católico. La cúpula de la ICAR agradeció estas acciones con una visita protoco-lar a Casa de Gobierno. Fueron numerosas las ocasiones en que los actos públicos y las misas se mezclaron. Se eximió a las entidades religio-sas de jurisdicción episcopal a cumplir la norma-tiva impuesta por el gobierno de Farrell (Decreto 4.074/46).

Perón fue reelecto en 1952 y en este periodo, que luego fue interrumpido por otro golpe de Estado, comenzaron los conflictos con la ICAR. Dos hitos ocurrieron poco tiempo antes de ser derrocado y que marcan el punto culminante de la tensión: la abolición de la educación religiosa en los esta-blecimientos públicos de enseñanza y la ley de divorcio. Pio XII dictó su excomunión.

En 1955 asumió otro presidente de facto, Pe-dro Eugenio Aramburu, quien rápidamente fir-mó un acuerdo con la Santa Sede, Decreto Ley 7.623/57, que finalizaba con el siguiente párra-fo: “dará satisfacción a la mayoría del pueblo ar-gentino cuya tradición y cuyo destino están unidos a la Iglesia Católica.” Creó el Sistema Orgánico del Vicariato Castrense (Decreto Ley 12.958/57) para que se entienda directamente con los Ministe-rios de Guerra, Marina y Aeronáutica e introdujo como funcionarios de las FFAA a miembros de la ICAR. Se anuló la ley de divorcio y se permitió por

decreto la existencia de universidades “libres”, en realidad confesionales católicas, capacitadas para expedir diplomas y títulos habilitantes.

En 1958 el doctor Arturo Frondizi fue electo Pre-sidente, pero presionado por los militares golpis-tas y la ICAR, no logró concluir su mandato. En su gobierno se reglamentó el Decreto 6403/55, promovido por el gobierno de facto anterior con el apoyo de la ICAR, permitió la existencia de universidades católicas que podían otorgar títu-los oficiales, lo que provocó un profundo recha-zo en las universidades públicas y un acalorado debate en la sociedad, conocido como “Laica o Libre”. En 1961 le otorgó el cargo de Briga-diera de la Fuerza Aérea a la virgen de Loreto (Decreto 11473/61). También rectificó el Decreto 4074/46 para volver a callar las voces disidentes dentro de la ICAR. En 1960 visitó al Papa Juan XXIII en la Ciudad del Vaticano.

En 1966, después de un breve periodo democrá-tico, llegó al poder por un golpe de Estado, el mi-litar Juan Carlos Onganía. Su excelente relación con la ICAR era pública. Creó el sostenimiento económico por parte del Estado de una cátedra en la Universidad Pontificia Gregoriana, le otor-gó la Personería Jurídica de Carácter Público a la ICAR modificando el Art.33 del Código Civil, volviéndola entre otras cosas inembargables.

En 1971 ocupó de facto la Presidencia de la Na-ción el general Alejandro Lanusse quien modificó la reglamentación para el personal militar de la Armada. Segun el Decreto 1941/73, el personal de capellanes militares pasó a integrar los cua-dros de personal superior y fue agrupado en el Cuerpo Profesional.

En 1976 una Junta Militar designó presidente de facto al general Jorge Rafael Videla. El Vaticano festejó la llegada al poder de un hombre con vo-cación cristiana.El dictador Videla “legisló” pro-líficamente en favor del culto católico. Mediante el Decreto Ley 21.540/77 otorga una asignación mensual vitalicia a dignatarios pertenecientes a la ICAR, luego mediante el Decreto 21.950/79 la aumenta un 15%. Crea el Decreto Ley 2037/79 para controlar las actividades de otros cultos, im-plementa el Registro Nacional de Cultos de todas las iglesias y comunidades religiosas distintas de la Iglesia Católica. Mediante el Decreto Ley 22.162/80 asigna una mensualidad a curas pá-rrocos y vicarios de frontera. El Decreto 1991/80 permite que los representantes de la ICAR soliciten pasajes gratuitos, el beneficio se aplica además a los laicos que se hallan investidos con los “Sa-grados Ministerios”, catequistas y a los seglares dirigentes de Asociaciones y Movimientos de la ICAR. El Decreto Ley 22.430/81 otorga una asig-nación mensual vitalicia a sacerdotes seculares de la ICAR no amparados por un régimen oficial

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de previsión. Los Decretos 849/73, 510/76 y 344/76 introducen a los dignatarios de la ICAR en el ceremonial y protocolo oficial de la Nación.

En 1981 continuando con la dictadura asume la presidencia el militar Roberto Eduardo Viola, en su breve periodo bajo el Decreto 1042/81 modi-fica el Código Penal y el Código Civil y Comer-cial, de esta manera exceptúa de la obligación de comparecer a prestar declaración testimonial a los prelados, obispos y arzobispos de la ICAR, previendo futuros enjuiciamientos por su complici-dad con los regímenes de facto cuando retorne la democracia.

En 1981 otro gobernante inconstitucional toma el mando, el militar Leopoldo Galtieri, quien para mantenerse en el poder creó un conflicto bélico con Inglaterra por la soberanía de las Islas Mal-vinas. Durante el enfrentamiento recibe a Juan Pablo II en la Casa de Gobierno. Profundiza el régimen de asignación mensual a obispos y arzo-bispos con el Decreto Ley 22552/82.

En 1982 accede al poder el último dictador antes

del retorno de la democracia, el militar Reynaldo Bignone. Le reconoce a los Seminarios religiosos la equivalencia con el bachillerato oficial por el Decreto 368/83. Le otorga becas a los semina-ristas con el fin de sostener el sistema de forma-ción del clero argentino mediante el Decreto Ley 22.950/83.

Durante el periodo del 1976 al 1983 el Estado gobernado por los diferentes dictadores de turno persiguió, secuestró y torturó a quienes pensaban diferente, algunas de estas personas tuvieron hi-jos en cautiverio y los jerarcas se apropiaron de ellos, robándoles su identidad. La ICAR fue partí-cipe activa de estas aberraciones, principalmente a través de sus funcionarios de mayor jerarquía.

Casi todos los decretos citados en este artículo si-guen vigentes. La Coalición Argentina por un Es-tado Laico (CAEL) presentó un proyecto de ley que actualmente tiene estado parlamentario bajo el Exp. Nº 5666-D-2011, su aprobación transforma-ría al Estado Argentino en completamente laico.

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LUGONES, EL PROFETA DE LA ESPADA

Ruben Manasés Achdjian

El 18 de febrero, se cumplió sin pena ni gloria un nuevo aniversario de la muerte de Leopoldo Lugones, nuestro poeta de la patria.Y el olvido se deba, tal vez, a que con Lugones no puede ha-ber término medio: se lo vitupera o se lo idolatra. Pensar y repensar a Lugones impone siempre una tarea incómoda; porque aun olvidado, vituperado o admirado hasta el paroxismo, su vida y su litera-tura son un producto de genuino corte argentino. Como Sarmiento, como Borges. Como Arlt, como Walsh.

Precisamente Borges escribió sobre él: “No hay

una página de su numerosa labor que no pueda leerse en voz alta, y que no haya sido escrita en voz alta”. (Leopoldo Lugones. Buenos Aires: Eme-cé, 1998)

Pues bien: Borges se equivocó.

Existen muchas páginas de Leopoldo Lugones, de-masiadas, que nadie se atrevería a leer hoy en voz alta sin experimentar un persistente malestar. Páginas como el “Discurso de Ayacucho”.

Aún así, este Lugones, el vituperado, el tardío, es

Leopoldo Lugones

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el más interesante de analizar; por la profunda transfiguración que en él operaron los vertigino-sos cambios políticos de su tiempo.

Sus comienzos en la literatura política, junto con José Ingenieros, Alberto Gerchunoff y Roberto Payró, estuvieron ligados a las tradiciones liber-tarias, en las que se conjugó sus ideas anticleri-cales revestidas, en su superficialidad, de ciertos ornamentos ideológicos socialistas. Esa fugaz in-fluencia dejó paso, luego, a una militancia con-servadora –apoyó en 1904 la candidatura pre-sidencial de Manuel Quintana- para anclarse, en sus últimos años de vida, en el nacionalismo auto-ritario que, en nuestro país, adoptó del fascismo y del falangismo español sus rasgos más grotescos.

Volvamos ahora al Discurso de Ayacucho: corría el año 1924. Lugones era, por aquel entonces, el referente más importante de la literatura argenti-na. Ese mismo año se cumplía el centenario de la trascendente batalla de Ayacucho, aquella que marcó la independencia del Perú y la derrota defi-nitiva de la hegemonía política española en Amé-rica del Sur. Lugones fue invitado por el gobierno del Perú a participar de los actos conmemorativos y hacia allí fue, en noviembre.

La agenda de celebraciones incluía un discurso que, especialmente escrito para la ocasión, ofre-cería el “Poeta de la Patria”, como se lo solía denominar. Al evento asistieron importantes per-sonalidades políticas e intelectuales de América; entre ellas, el colombiano Guillermo Valencia –in-vitado especial de aquella velada– y el presidente peruano Augusto Leguía. En representación del gobierno argentino se hallaba presente el ministro de guerra, un astuto y maniobrero general quien, seguramente, escuchó con extrema atención las palabras que tiene para decir Lugones aquella noche.

Si en algo no se equivocaba Borges era en la des-cripción del estilo discursivo de Lugones: gestual, ampuloso, lleno de vívidas imágenes constreñidas en un lenguaje abusivamente culterano, sobrecar-gado de metáforas sorprendentes.

Escuchémoslo brevemente, tal como si estuviéra-mos en Ayacucho aquella noche:

« Tras el huracán de bronce en que acaban de prorrumpir los clarines de la epopeya, precedidos todavía por la noble trompa de plata con que an-ticipó la aclamación el más alto espíritu de Colom-bia (se refería a Valencia), el Poeta ha dispuesto, dueño y señor de su noche de gloria, que yo cie-rre, por así decirlo, la marcha, batiendo en el vie-jo tambor de Maipo, a sincero golpe de corazón, mi ronca retreta (…) »

Huracanes de bronce, trompa de plata, viejo tambor y ronca retreta. Así discurría Lugones, em-

pleando estos galimatías de palabras rebuscadas y metáforas desmesuradas. Y por momentos –ima-gino al auditorio- insoportablemente aburridas.

Sin abandonar su estilo, Lugones preparaba len-tamente a sus oyentes para las palabras que so-brevendrían, porque, como poeta de la patria que era, Lugones encarnaba en ese momento (y él lo sabía perfectamente) la palabra de la patria en las tierras peruanas.

Como poeta que era y que se le reconocía, debía esa noche hablar de la guerra; y hablaría con fluidez de ella, como si hubiera estado presente allí, un siglo antes:

« Y por último, que es mi derecho y el más pre-cioso – dirá Lugones -, porque constituye mi único bien personal, aquel jilguero argentino que en el corazón me canta la canción eternamente joven del entusiasmo y del amor (…) Por el me tengo yo sabida como si hubiese estado allá la belleza heroica de Ayacucho. »

De este modo fue construyendo esa noche el re-lato de aquella batalla trascendente que en esa noche limeña se evocaba; su metafórico jilguero se lo había contado y eso, en el lenguaje de la poesía, es un argumento absolutamente veraz. Lugones le adosaba ritmo, heroísmo, imágenes, voces a su discurso. Nombraba a Laurencio Silva, el “tremendo lancero negro de Colombia”, refería a la carga de la caballería de Córdova, “el de la célebre voz de mando”; y, por sobre todas las co-sas, del paño azul militar que viste “con pobreza monacal la austeridad de la república”.

Hubo de nombrar, también, la presencia de los ochenta granaderos, los últimos sobrevivientes del cuerpo originario creado por San Martín, para recordarle, quizás, al presidente peruano que es-taba allí presente que la independencia de su país había llegado desde el otro lado de los Andes, desde el Plata.

A lo largo de su discurso, el lenguaje de la guerra fluía de una manera natural, porque en la concep-ción vitalista del Lugones tardío, la guerra consti-tuía el principio que le daba movimiento y sentido a la historia.

De pronto, cuando la evocación comenzaba a decaer en intensidad, y el inexorable final de sus palabras parecía próximo, Lugones se detuvo –se habrá tomado, posiblemente, una pausa para es-cudriñar el ánimo de quienes lo escuchaban– y comenzó nuevamente; ésta vez, con el verdadero discurso que había ido a ofrecer esa noche. “Se-ñores: Dejadme procurar que esta hora de emo-ción no sea inútil. Yo quiero arriesgar también algo que cuesta mucho decir en estos tiempos de paradoja libertaria y de fracasada, bien que au-daz ideología”. Y proclamó, contundente, como

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un latigazo, su apotegma:

« Ha sonado otra vez, para bien del mundo la hora de la espada.»

La hora de la espada era, para Lugones, el adve-nimiento de un tiempo nuevo de la historia política de los pueblos de América, atribulados por tan-tos desmanes sufragistas y libertarios; y, a la vez, una poderosa apelación a la única institución, a su entender, austera que quedaba en estas repú-blicas devaluadas de Hispanoamérica, capaz de “rescatar” a la patria y al estado de su penosa contingencia: el sistema de gobierno de fracasa-da, aunque audaz ideología.

Prosigue Lugones:

« Así como ésta(la espada)hizo lo único entera-mente logrado que tenemos hasta ahora, y es la independencia, hará el orden necesario, implan-tará la jerarquía indispensable que la democra-cia ha malogrado hasta hoy, fatalmente derivada porque ésa es su consecuencia natural, hacia la demagogia o el socialismo. »

Un breve comentario, que en este caso sirve para comprender más profundamente lo que plantea Lugones en su discurso: la concepción de necesi-dad o contingencia del orden político es una de las cuestiones centrales que permiten separar la filosofía política en “antigua” y “moderna”. En la antigüedad, Aristóteles había interpretado que el estado era una asociación de existencia necesa-ria, y por lo tanto, natural y esencial. Esta forma de concebir el orden político fue, durante la baja edad media, resignificada, entre otros, por el aporte de Tomás de Aquino, sobreviviendo en los siglos siguientes, aún hasta en nuestros días, en el cuerpo teológico de la Iglesia. El pensamiento po-lítico moderno, de la mano de los contractualistas de los siglos XVII y XVIII, abandonó definitivamen-te este enfoque, para abrevar en la idea de que el orden político es una construcción contingente, artificial y accidental. La diferencia central que se establece entre ambas concepciones es que, mien-tras para la visión aristotélica- tomista el estado posee una naturaleza inmutable, para la visión contractualista aquél está sujeto a las condiciones históricas específicas que prevalecen en el proce-so de su creación y desarrollo. Esta es la razón por la cual, para poder exponer sus ideas sin ata-duras conceptuales que le incomodasen, Lugones debió poner “patas para arriba” los principales postulados de la filosofía política moderna.

Al respecto Jorge Mayer, en su estudio sobre Lugo-nes, señala que para el poeta

« (…) El Estado y la Patria pertenecen al estatuto del Ser, el gobierno es contingencia, de allí que la impugnación del sistema de sufragio pase sobre todo por su influencia en este carácter óntico. »

También será ésta una de las razones por la cual el Lugones tardío será rescatado por el pensamiento nacionalista católico. Pero, volvamos al texto del discurso que nos ocupa:

« (…) Pacifismo, colectivismo, democracia, son si-nónimos de la misma vacante que el destino ofre-ce al jefe predestinado, es decir al hombre que manda por su derecho de ser mejor, con o sin la ley, porque ésta, como expresión de potencia, confúndese con su voluntad. »

En este punto Lugones apela a Hobbes, cuando éste, en el Leviatán, se pregunta acerca de cuál sería el destino de las leyes si carecieran de la espada que las sostiene. Y agrega:

« En el conflicto de la autoridad con la ley, cada vez más frecuente, porque es un desenlace, el hombre de espada tiene que estar con aquélla. En esto consisten su deber y su sacrificio. El sistema constitucional del siglo XIX está caduco. El ejército es la última aristocracia, vale decir la última posi-bilidad de organización jerárquica que nos resta entre la disolución demagógica. »

Y concluye, igualmente contundente:

« sólo la virtud militar realiza en este momento his-tórico la vida superior que es belleza, esperanza y fuerza. »

Algunos años más tarde, en septiembre de 1930,

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Lugones se entusiasmó de manera desmesurada – como toda su prosa ampulosa – ante la irrupción en el escenario político de un militar “predestina-do” a restablecer la autoridad frente a la molicie del sistema constitucional caduco, encarnada por un viejo caudillo popular pero de férreas convic-ciones liberales.

Leopoldo Lugones colaboró, desde un papel de “intelectual orgánico”, con aquel efímero gobier-no de facto encabezado por el general José Félix Uriburu. En ese mismo año escribió, retomando sus palabras de Ayacucho, que “La Patria argen-tina no es hija de la política, sino de la espada”.

Sus posiciones se fueron radicalizando al ritmo del entusiasmo que le provocaba esa experiencia política viril y aristocrática. Ese mismo año del golpe militar, Lugones publicó un ensayo que tituló con un sugerente nombre: “Disciplina y Libertad”. En él argumentó lo que sigue:

« La incapacidad del conjunto político llamado pueblo para comprender y realizar la tarea que dejo expuesta, o sea el plan metódico del pro-greso nacional conducente al estado de potencia que debe alcanzar la República, es evidente. Fál-tale no sólo la competencia técnica indispensable para apreciarlo, sino la voluntad coherente para seguirlo, y la elevación patriótica de subordinar al bien común todo interés egoísta. La masa es siem-pre ignorante, anárquica y concupiscente, por la sencilla razón que el hombre no nace culto, equi-tativo ni virtuoso (…) La falacia del ente político, creado por la ideología liberal bajo el nombre de ciudadano, proviene de esa condición nativa; pues conforme lo ha demostrado la experiencia, el hombre no es capaz ni libre por el mero hecho de nacer »[1

Sin embargo, la última aristocracia del imagina-rio lugoniano se hallaba profundamente dividida al momento de alzarse con el poder político me-diante la fuerza de su espada. El sector uriburis-ta, que contaba con la simpatía del poeta, pronto debió ceder su posición de mando a aquella otra fracción que lideraba un general liberal, inquieto, cauteloso y maniobrero –como lo habría de defi-nir Carlos Ibarguren-, quien sería finalmente ungi-

do como nuevo presidente de la nación, luego de un dudoso proceso electoral.

Desde entonces y hasta su repentina muerte, en 1943, el general Agustín Pedro Justo –el astuto general, ex ministro de guerra y masón, como lo fuera el poeta, que en representación del gobier-no argentino asistió en aquella noche limeña de 1924 a la evocación del centenario de Ayacucho, tejida por las palabras del poeta Lugones– sería el principal referente de la política argentina.

Leopoldo Lugones se quitó la vida en “El trope-zón”, uno de esos frecuentes recreos de las islas del Tigre. Tenía 64 años.

Se dijo que padecía una profunda depresión: al-gunos dirán que a causa de la situación del país; otros, por motivo de un amor clandestino e inco-rrecto para su figura y su época. Lo que sí sabe-mos es que su premeditada muerte lo sorprendió en soledad, leyendo a Groussac y dejando irre-mediablemente inconclusa su biografía sobre Julio Argentino Roca.

Lugones hubiera preferido, tal vez, otra muerte. Una más heroica, y no ésa; tan solitaria, con el acre sabor del alcohol mezclado con el cianuro.

Es cierto: tuvo el “poeta de la patria” páginas más felices y celebradas; versos cándidos que se repi-ten aún, con imperfecta letra, en los cuadernos escolares, como éstos.

« ... Un poco de cielo y un poco de lago

donde pesca estrellas el grácil bambú

y al fondo del parque, como íntimo halago,

la noche que mira como miras tú (...) »

Sobre éste Lugones, del grácil bambú y del subli-me uso del lenguaje, ya se ha escrito demasiado. Aquél otro, el vehemente profeta de la espada, el autoritario, el que nos causa malestar, el que ha quedado traslapado entre sonetos y rimas es, paradójicamente, el más rico e intenso, por haber revelado, como pocos, los verdaderos y comple-jos signos de su tiempo.

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ARGENTINA, CONTRADICCIONES PREOCUPANTES

(*) Carlos A. Cebey

La tradición laica interrumpida

La estructura constitucional del Estado Argentino asume la forma representativa, republicana y fe-deral y reconoce la autonomía de las Provincias (equivalentes a los estados que conforman la Re-pública Federativa de Brasil o los Estados Unidos de Norteamérica). Por prescripción constitucional (artículo 5 de la Constitución vigente, texto origi-nal de 1853) es responsabilidad de las provincias la educación primaria lo que no impidió que el estado nacional ocupara este espacio en las juris-dicciones provinciales más pobres.En ese contex-to la tradición laica de la Argentina fue un hito en Latinoamérica, junto a Uruguay yChile.

Se mantuvo con firmeza hasta que los golpes de estado iniciados con el de 1930 y finalizados con la dictadura genocida de 1976 abrieron senderos a las diferentes contraofensivas de los sectores de contenido más reaccionarios de la Iglesia Católi-ca Argentina(ICAR).

El texto constitucional vigente para la Nación Ar-

gentina no ha sido revisado desde 1853 en su Capítulo de Declaraciones, Derechos y Garantías que comprende las cuestiones vinculadas con el librepensamiento y el laicismo.

Aquella tradición laica que hunde sus raíces en la Revolución de Mayo de 1810 solo alcanzó expre-sión legislativa con la aprobación en l884 de la ley Nacional 1420 de Educación Pública, Laica, Gratuita y Obligatoria, resultado de las delibera-ciones del Congreso Pedagógico de 1882. En los debates de ese Congreso Domingo Faustino Sar-miento y Leandro N. Alem entre otros, sostuvieron la laicidad frente a los embates de los sectores más recalcitrantes del pensamiento católico, apos-tólico y romano. Las otras confesiones, minorita-rias por cierto, prefirieron la laicidad al dogma-tismo romano.

Fue precisamente en los tiempos del estado deser-tor, en el marco de las políticas neo-conservado-ras de 1990, el Consenso de Washington y sus efectos en la estructura del estado nacional,que éste se desprendió de sus escuelas transfiriéndolas a las provincias que hoy son las que tienen a su cargo la organización y financiamiento de los res-pectivos sistemas educativos provinciales (desde el nivel inicial hasta el terciario no universitario).

En ese contexto, la ley 1420 de Educación Públi-ca, Laica, Gratuita y Obligatoria fue derogada y, consecuentemente, dejo deexistir una norma de alcance nacional que prescriba la laicidad ya que ni en la Constitución ni en las leyes de educación vigentes desde 1990 hasta hora se registra una definición laicista.

En conclusión, la Constitución nacional no define la laicidad de la educación y –consecuentemente- las provincias quedan liberadas, en ejercicio de su autonomía, en esta materia.

La saga de la tradición laica

Si miramos con perspectiva histórica el camino de las conquistas del laicismo en la Argentina no podemos dejar de señalar que ellas se hilvanan en una secuencia que –claramente- puede leerse

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como un hilo de Ariadna cuyo extremo llega a nuestros días y que, si lo recogemos para llegar al inicio nos muestra esta secuencia: ley de matri-monio igualitario, leyes de divorcio vincular y de patria potestad compartida, ley de sufragio feme-nino, el Movimiento dela Reforma Universitaria , la ley de sufragio universal masculino, laley de matrimonio civil y de creación del Registro Civil, la ley 1420 de Educación Laica, Gratuita y Obli-gatoria. Más allá, y como si faltara un tramo del-hilo de Ariadna, la secularización rivadaviana de la Recoleta.

Para que quede claro el hilo de Ariadna tiene su hito inicial en la ley de matrimonio igualitario puesta en vigencia en 2010 y se remonta hasta las décadas de 1810 y 1820. Abarca gestiones de gobiernos electos por sufragio –según la respec-tiva lectura de cada mo-mento histórico, restringi-do o popular masculino y finalmente universal a secas- de distintas orien-taciones ideológicas que van desde liberales a es-tatistas con sus diferentes versiones.

En conclusión, el laicis-mo en la construcción de las relaciones sociales de la Argentina es una constante de todos los gobiernos no dictatoria-les y los avances en la materia se han concreta-do en el marco del libre juego de las instituciones democráticas con las li-mitaciones y en los con-textos de los respectivos tiempos históricos.

Las contradicciones

Aparecen en los resquicios legales que ha dejado la derogación de la ley 1420 ya mencionada a lo que debe agregarse que la ley Nacional de educación vigente no prescribe la laicidad, define objetivos de pensamiento críticoque no constitu-yen límite legal suficiente para que algunas juris-dicciones provinciales retrotraigan las cosas casi a los tiempos del colonialismo español.

Eso en el contexto de afirmar que -por fuera de cualquierdebate-la ICAR es, salvo honrosas y con-tadas excepciones de algunos de sus sacerdotes, la estructura religiosa más reaccionaria de Améri-ca Latina. En otro trabajo de esta Revista se abor-da la tenebrosa relación de esta institución con las

Fuerzas Armadas.

Es así que jurisdicciones provinciales –ante la au-sencia de norma de rango constitucional nacional o de legislación nacional que defina la laicidad educativa - habilitan la enseñanza religiosa en el horario de la actividad escolar como carga curri-cular obligatoria o fuera de ella como optativa. Fondos públicos del fisco de cada jurisdicción fi-nancian a los profesores de tales áreas y la forma-ción de los mismos está a cargo de institutos reli-giosos de la confesión mayoritaria. Ello constituye un retroceso marcado ya que hasta estos tiempos tales extremos no habían sido logrados por los sectores confesionales.

En estas condiciones se encuentran Salta, Tucu-mán y Córdoba.

Cuando la primera de estas provincias puso en vigencia su legislación pro religiosa afirmamos:

“La decisión de Salta configura un grave re-troceso que consolida el que se viene producien-do desde 1958 en ade-lante. En efecto, la lega-lización de la educación privada consolidada por la ya derogada ley Fe-deral de Educación del período menemista se reflejó en esa creación doctrinaria que pone en pie de igualdad las escuelas públicas y las privadas so pretexto de la gestión y las identifica como “escuelas públicas de gestión estatal y de

gestión privada”. La nueva Ley Nacional de Edu-cación kirchnerista consolida tal denominación y la afianza, agregando las variables cooperativas y sociales que, a nuestro entender, son tan priva-das como las privadas. No existe norma nacional alguna que impida la decisión de la Provincia de Salta y esa omisión de la legislación no es casual. Ni al menemismo ni al kirchnerismo los conmueve la palabra laica. Sin embargo, para una inmen-sa cantidad de docentes, profesores, egresados universitarios la LAICIDAD es condición necesaria para una educación que pretenda generar pen-samiento crítico. Por qué? Porque las religiones, no importa cuál, llegan a un momento en el de-sarrollo de su doctrina que la razón deja paso a la fe. La fe, ese sentimiento que se invoca desde las religiones, no es patrimonio de todos. Por el contrario, la mejor tradición educativa argentina no se ancla en la fe, sino en la razón porque ésta

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no pone límite a la capacidad de análisis”

Estas afirmaciones son aplicables a las otras pro-vincias.

Sin embargo, debe destacarse que al mismo tiem-po que se producen estos retrocesos, otras Provin-cias transitan a la fecha de este artículo caminos diferentes.

La Provincia de Buenos Aires, por lejos la juris-dicción provincial de mayor población, superficie, producto bruto, alumnos matriculados (casi cinco millones entre todos los Niveles tanto deestableci-mientos públicos como privados), establecimien-tos educativos (dieciocho mil entre públicos y pri-vados) y docentes (más de doscientos cincuenta mil) harecorrido un camino diferente.

Mediante el decreto 2299/11 de la Gobernación provincial, luego deun largoproceso de elabora-ción y debate con participación de los docentes y las entidades gremiales de ese sector y las que representan a los empleados administrativos del sistema educativo que llevó más de tres años, el nuevo Reglamento de las instituciones educativas de esa provincia prescribe con absoluta claridad y en el marco de las mejores tradiciones del libre-pensamiento y laicismo argentino cuestiones tales como las siguientes:

OBJECION DE CONCIENCIA: su artículo 192 textualmente establece:

« Se reconoce la objeción de conciencia frente a los símbolos patrios solo como la imposibilidad del objetor de participar activamente en su home-naje pero se le exigirá el respeto pasivo y el deco-ro correlativo a este reconocimiento. »

LAICISMO ESCOLAR: su artículo 193 fija:

« Prohíbase la colocación de símbolos religiosos o de partidos políticos en el ámbito de los edifi-cios escolares, excepción hecha de las escuelas de gestión privada confesionales con relación a los símbolos religiosos. »

BENDICION DE LA BANDERA y/o EL EDIFICIO ESCOLAR y/o PLACAS RECORDATORIAS: Su ar-tículo 200 estable que la mismasolo se concretará

con consenso de la comunidad educativa y si este existiera tal bendición será de carácter ecuméni-co. El artículo 201 recoge este criterio cuando se tratare de la inauguración de un nuevo edificio y el 202 para los actos de aniversario del estable-cimiento.

CONCLUSION: el ancho campo de construcción social que ha significado la recuperación de la democracia y su consolidación como experiencia política sin interrupciones ha permitido el floreci-miento tanto de experiencias retrógradas y retar-datarias como las ocurridas en Salta, Tucumán y Córdoba como de otras de un corte más progre-sista como las que da cuenta el ejemplo de la pro-vincia de Buenos Aires.

Conclusión

La saga histórica de los triunfos del librepensa-miento y el laicismo en la Argentina permiten afirmar que en el libre juego de las instituciones democráticas se han construido las herramientas legales para consolidar a uno y a algunos as-pectos del otro. Sin embargo debe señalarse con preocupación que las contradicciones de que da cuenta el punto 3 de este trabajo requiere un re-lanzamiento del debate acerca de la vinculación estrecha que existe entre librepensamiento, educa-ción y laicidad.

Los retrocesos parecen haber sido contrabalan-ceados por el importante avance registrado en la provincia con la mayor cantidad de alumnos, do-centes y establecimientos educativos.

Esos retrocesos obligan a estar alerta porque la provincia de Buenos Aires es casi el 40 % del total del sistema educativo argentino.(*) Maestro Normal nacional, abogado (UNL), dirigente estudiantil universitario y cofundador de la Franja Morada, docente de los niveles medio, terciario y universitario, maes-treando en ciencias sociales (UNLP), ex-consejero general de cultura y educación de la provincia de Buenos Aires (1996-2006), miembro activo del Instituto Laico de Estudios Contem-poráneos (Argentina).

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LAICISMO, RELIGIONES Y ESTADO

Asociación civil José Gervasio Artigas (Buenos Aires – Montevideo)

Esta nota deja traslucir algunas ideas, pensamientos y sentimientos, sobre nuestra forma de ver algunas cuestiones relativas a los Estados y a las democracias con respecto al laicismo y a la religión, basado también en lo que enseña y pregona

la masonería.

La posición oficial de la Iglesia católica en cues-tiones como el avance de los derechos civiles de

los diferentes sectores de la sociedad; la igualdad plena para las mujeres y el respeto a sus decisio-

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nes; la violencia de género; el uso de métodos anticonceptivos; la prevención del SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual; la investiga-ción científica con células madre; la reproducción asistida; el debate sobre el derecho a una muerte digna; la imposición de la religión en la enseñan-za, son como mínimo discutibles y absolutamente cuestionables, cuando su objetivo es imponer sus posiciones al conjunto de la sociedad, sean los ciudadanos católicos o no, normalmente por la vía de la prohibición.

Desde una posición laica, que respeta cualquiera ideología o principios morales, no se puede acep-tar que se trate de imponer los propios a nadie, debemos reivindicar la libertad personal y la ra-cionalidad frente a los modelos excluyentes y los fundamentalismos.

El conjunto de organizaciones y entidades que desde su ámbito se puedan ver afectados y dis-criminados por la posición unilateral de la Iglesia Católica son muchas y muy amplias, pero lo que si no debe pasar, es que un estado claudique ante esta posición.

Un Estado debe ser aconfesional. No es aceptable que las instituciones públicas destinen un volumen de su presupuesto, de recursos humanos, econó-micos, infraestructuras, etc., en apoyo a este tipo de instituciones, ni católica, ni ninguna otra, que plantee un dogma determinado tanto religioso como político y que afecte o incline la forma de proceder y actuar de un Estado.

Un Estado laico y una sociedad laica

No vivimos en una sociedad con una única cultura o una única religión. Esta realidad es un rasgo in-soslayable del momento histórico y social, pero es también una oportunidad para enriquecer nuestra visión y vivir la solidaridad con “el otro”.

Todos y todas, tenemos derecho a ser y celebrar lo que somos: ateos, agnósticos, religiosos, creyen-tes y armonizar mediante el diálogo y las prácticas concretas. Para que la convivencia sea posible y positiva para todos y todas, es necesario, como condición fundamental, que el Estado sea laico, y haga posible en una sociedad laica, el ejercicio de los derechos inherentes a todo colectivo.

El futuro debe pasar por la laicidad del Estado y de la sociedad con todas las consecuencias de respeto y de igualdad, sin ningún privilegio para una determinada religión. Un Gobierno, por otro lado, debe ser consecuente con la aconfesionali-dad, legislar según criterios de laicidad y fomen-tar el respecto a la diversidad.

Sistema educativo y religión

Siempre sostuve que un sistema educativo debe ser público, laico, obligatorio y gratuito; y ade-más, democrático y de calidad.

Y eso no es compatible con la imposición de la enseñanza de la religión que defiende la jerar-quía de la Iglesia católica u otra religión, su in-fluencia en la configuración y gestión del sistema educativo con criterios discriminatorios por razón de sexo, nivel socioeconómico, su monopolio de la transmisión de valores de convivencia y cual-quier otro.

El reto de la cohesión social que nos depara la juventud y la multiculturalidad, exige el esfuerzo público por crear condiciones de igualdad de oportunidades para poder ejercer la libertad en el futuro.

La tendencia a la censura del libre pensamiento, de la expresión artística o científica o a fin de cuentas, de la razón principalmente, de la cultura, es una constatación que perdura a lo largo de los siglos en la historia de la Iglesia católica. No es extraño encontrarnos en nuestros días con prohibi-ciones o coacciones instigadas desde la jerarquía religiosa sobre obras de teatro, festivales musica-les, exposiciones y su presión obviamente sobre los Estados para que actúen sobre ella.

Ostentación y miseria

La madurez ética de una sociedad se manifiesta por la forma de tratar a los que ocupan los últimos lugares en lo escala social y por la preferencia de objetivos en la distribución del presupuesto públi-co.

En una sociedad democrática, los ciudadanos son los que evalúan los acontecimientos públicos y tie-nen la última palabra.

Desde hace décadas, asistimos a una importan-te transformación de las estructuras familiares en nuestra sociedad. Existen familias tradicionales, extensas o nucleares, monoparentales, reconstitui-das, con hijos o sin, parejas de hecho. La libera-ción de la mujer, el reconocimiento de la dignidad de todos y todas, uniones de hecho, divorcio, filia-ción son parte de esta evolución, se podrá estar de acuerdo o no, pero es el avance que hoy tie-nen nuestras sociedades y en base a ellas debe-mos convivir.

La competencia para legislar sobre las familias, el matrimonio o el divorcio es del Gobierno (Estado), y no de la Iglesia. Esta sólo tiene atribuciones so-

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bre su sacramento, no sobre la legislación civil del matrimonio. Olvidar este hecho, es pretender re-tornar a una época oscura de la historia humana.

Derechos reproductivos y salud se-xual

El uso de los anticonceptivos en la vida sexual de las personas es el recurso que más ha humani-zado las relaciones sexuales y las ha dotado de responsabilidad en las decisiones reproductivas. La maternidad y la paternidad responsables son posibles gracias a los anticonceptivos, la repro-ducción asistida, a la implantación de óvulos fe-cundados. La doctrina de la Iglesia los condena, en tanto está tratando de influir en las políticas de los Estados y las decisiones de las personas, qué, con criterios multidisciplinares, revise su tradicio-nal postura sobre todo aquello que hace referen-cia al sexo en general.

Los derechos reproductivos están reconocidos in-ternacionalmente como parte de los derechos hu-manos e incluyen que tanto las mujeres como los hombres tengan el control de su sexualidad, y de los métodos anticonceptivos en particular, y pue-dan decidir si quieren tener hijos, cuando y cómo.

También implican un reconocimiento de las diver-sas opciones sexuales para vivir una sexualidad feliz, libre y con salud, repito, con salud princi-palmente.

Bioética

Actualmente los seres humanos tenemos la inmen-sa suerte de conocer científicamente muchas cues-tiones que forman parte del proceso originario de la vida. Los constantes avances en la investigación genética y las biotecnologías ponen a nuestro al-cance unas posibilidades terapéuticas que hacen posible curar y prevenir muchas enfermedades hasta ahora incurables. Mejorar, sanar y humani-zar la vida es la tarea más noble de los científicos. Aunque todo lo que se puede hacer, no por eso debe hacerse -porque la ética debe acompañar la investigación científica- no comprendo particular-mente la postura de principio que tiene la Iglesia de oposición y de condena a las investigaciones científicas y a la posibilidad de poner la ciencia al servicio de los seres humanos.En el umbral de una época llena de esperanza en el campo de la vida, necesitamos la búsqueda común e intercultural de una bioética que acredite y fomente la responsa-

bilidad humana.

Conclusión

La verdad no se posee, se busca, y es la suma de muchas verdades y siempre llegan nuevas certe-zas. Cuando una verdad excluye las otras, deja de ser verdad porque la duda es parte de la ver-dad.

La masonería apoya el respeto a la diversidad ideológica y su traducción en leyes y normas de convivencia que siempre buscan dar libertad, igualdad y fraternidad.

Responsabilidad, para que sean las personas las que puedan decidir; en contrario, el discurso dog-mático trata de imponer su propuesta ideológica particular mediante leyes y normas de conviven-cia al conjunto de la ciudadanía.

Hemos hecho referencia a la educación laica, gratuita y obligatoria; esa enseñanza, es siembra y cosecha, porque las ideas, los conceptos son fruto de un largo proceso, de información, de me-ditación, de asimilación y análisis.Se traduce en una multiplicidad conceptual que se va formando y forja un ciudadano lleno de valores, de múltiples inteligencias y muchas más objetividades.Un hom-bre capaz de discernir lo verdadero de lo falso, lo bello y lo que no lo es, lo bueno de lo malo. Intentamos formar un hombre capaz de alcanzar su libertad en el mundo intelectual, en el afectivo, que lo introduzca en una región que le permita saber, pensar, sentir y poder expresarse.

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LIBERI PENSATORI (1875-2011), PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL LIBRE-

PENSAMIENTO EN LA ARGENTINA

(*) Ángel Jorge Clavero

La logia LiberiPensatori fue fundada en 1875, por exiliados y emigrados italianos instalados en el barrio porteño de La Boca. Entre sus numerosas actividades, la logia adquirió un local propio (en la calle Suárez 465). Para concretar su lema de solidaridad fraternal y responder a las necesida-des de sus afiliados, también fundó una mutual homónima y erigió un panteón en el cementerio de La Chacarita.

En 2012, quizás sea difícil medir la importancia de estas creaciones. Por un lado, prueban el es-trecho parentesco entre masonería, mutualismo, sociedades de socorro mutuo y sindicalismo. En 1875, no existían derechos laborales ni protec-ción social, los humildes inmigrantes que crearon la logia y la mutual LiberiPensatoricontribuyeron así a crear un nuevo espacio de la solidaridad social.

La creación del panteón de La Chacarita aporta nuevas pruebas sobre la filiación entre masone-ría, laicismo y libertad de conciencia. En 1875, la tolerancia religiosa estaba muy acotada. Los masones -siendo (aún hoy) excomulgados por el Vaticano- sufrían frecuentes discriminaciones a la hora de la inhumación. La posesión de un pan-teón propio los ponía a resguardo de ellas. Al crear un cementerio igualitario –un cementerio que recibiera creyentes y no creyentes en un pie de igualdad- los miembros de LiberiPensatoricon-tribuyeron a abrir un espacio de la libertad de pensamiento y de conciencia.

En otras palabras, la trayectoria aún poco cono-cida de la antigua logia LiberiPensatorise inscribe en la historia mucho más amplia de la tardía con-formación y de la difícil autonomización de una sociedad civil moderna en la Argentina.

La logia se disolvió en 1949. La Mutual LiberiPen-satorisiguió trabajando, con algunos masones y con un creciente número de no masones que, con el tiempo, se fueron asociando. Durante la déca-da del ‘50, modificó su nombre por el de Mutual General San Martín adecuándose a un decreto del presidente Juan Domingo Perón, según el cual las mutuales de la República no podían conservar

nombres extranjeros.

Con los años, la Mutual General San Martín de-clinó, tanto en prestaciones como en cantidad de asociados. Asimismo, los masones escasearon en su seno. Quedaban, como único testimonio de su origen y desarrollo, el patrimonio y los archivos de la logia, enterrados bajo un manto de polvo en la casa de la calle Suárez.

En 1994, un grupo de masones argentinos deci-dió fundar una nueva logia con el nombre de Li-beriPensatori, en homenaje a las generaciones de libre-pensadores que habían alimentado la maso-nería argentina desde sus inicios. Al año siguiente tomaron contacto con laMutual General San Mar-tín y se asociaron a ella. Ambicionaban recupe-rar el patrimonio y los archivos masónicos. Por avatares diversos, la tentativa se frustró. Hacia el 2000 se desarrolló otro intento con idénticos resul-tados. La mutual siguió declinando. Hacia 2001, sólo ofrecía a sus asociados la manutención de los nichos funerarios del cementerio de La Chacarita.

Medalla de Liberi Pensatori, fundada en Buenos Aires (1875) por exiliados e inmigrantes italianos

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En 2010, los dirigentes de la mutual decidieron entregar los archivos y el patrimonio a la Masone-ría Argentina. Hoy, la situación está resuelta y la Gran Logia de la Argentina controla nuevamente una parte esencial de su patrimonio, de su memo-ria y de su historia. El 7 de septiembre de 2011, un grupo de hermanos recuperó todo el acervo documental conservado en La Boca para transfe-rirlo al Archivo de la Gran Logia de la Argentina (AGLA). La antiguo logia LiberiPensatories hoy una de las logias más documentadas del país, con un volumen de por lo menos 6 metros lineales de archivos manuscritos e impresos, además de nu-merosas fuentes visuales. Este fondo documental posee un enorme valor para las ciencias históricas y sociales.

La recuperación del patrimonio y de los archivos de la logia LiberiPensatories el resultado de más de 15 años de trabajo, constancia y lealtad a los verdaderos orígenes de la Masonería Argentina. Todo movimiento, para actuar eficazmente en la sociedad, debe desarrollar una conciencia obje-tiva de su historia. Inspirados e instruidos por el pasado, trabajamos con la mira clavada en los desafíos ecológicos, culturales, sociales, políticos y económicos del siglo XXI.

¿Algunos dudarán de la utilidad de este combate por la historia y por la memoria colectiva? ¿Algu-nos dudarán de la relación entre pasado, presen-te y futuro? La recuperación de este pedazo de vida masónica argentina no es un hecho aislado, forma parte de un programa desarrollado con co-herencia y constancia.

Hilvanando pasado, presente y futuro, un grupo de historiadores profesionales está organizando, sobre la base del Archivo de la Gran Logia de la Argentina (AGLA), un Centro de Documentación e Investigación sobre Masonería y Libre Pensamien-to (CEDINMALP). Con publicaciones, seminarios e investigaciones científicas, contribuirán a renovar la historiografía –y por lo tanto la memoria co-lectiva- dedicada a la masonería y al librepensa-miento en Argentina y América Latina. Se suma, además, el futuro museo masónico, espacio de memoria y conciencia que permitirá la exposición y la participación de quienes se interesan por esta parte tan ocultada de nuestra historia nacional e internacional.

En idéntico sentido, la logia Baden Powell formu-ló un proyecto para insuflar una segunda vida al antiguo templo masónico de la calle Suárez. Este proyecto abre perspectivas para nuevos trabajos simbólicos. El sostenido crecimiento actual de la Masonería Argentinaplantea una necesidad de espacio que las nuevas instalaciones de Boedo no pueden satisfacer por si solos. Este proyecto también abre perspectivas para nuevos trabajos simbólicos y para nuevos trabajos aplicados a la polis. ¿Por qué no soñar? ¿Por qué los compromi-sos ciudadanos y sociales que han sido posibles no podrían serlo nuevamente, si se llevan a cabo para el progreso del género humano?

(*) Presidente de la Masonería Argentina

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¿UNA BATALLA CULTURAL TRANSATLÁNTICA? REDES MASóNICAS Y LIBRE PENSAMIENTO INTERNACIONAL (EUROPA – AMéRICA LATINA, 1880-1906)

Dévrig Mollès

1Las grandes revoluciones del siglo XIX precipitaron a Europa y América en un mismo proceso de cam-bio social y cultural marcado, entre otros, por la laicización del espacio público y la autonomía de las sociedades civiles occidentales. Esta dinámica se intensificó después de 1850, esencialmente en el triángulo atlántico constituido por Europa occi-dental y América, epicentro a partir del cual se difundió la modernidad occidental.

Estos ritmos comunes interpelan. ¿Pueden ser ex-plicados a partir de la teoría de la opinión pública internacional? ¿Fueron en parte el resultado del pensamiento y de la acción de generaciones de actores sociales y culturales que se sucedieron en el seno de algunas grandes redes civiles interna-cionales, una especie de sociedad civil internacio-nal sobre la cual se apoyaron los actores políticos que procuraron modernizar y laicizar sus respec-tivos Estados? Una historia comparada de estos ritmos comunes es deseable.

2Las primeras asociaciones de libre pensamiento surgieron en Francia y en Bélgica entre 1850 y 1870, en la estela de las experiencias revolucio-narias europeas . La Federación Internacional del Libre Pensamiento (FILP) fue creada en 1880 como un “movimiento de emancipación intelectual y so-cial” ,un crisol para las culturas políticas surgidas de la ideología del progreso: católicos liberales, protestantes liberales, deístas, espiritistas, monis-tas, racionalistas y ateos, anarquistas, sindicalis-tas, feministas, socialistas, radicales y liberales, nacionalistas e internacionalistas, etc.

Apoyada por un conjunto internacional de fuerzas políticas, sindicales y culturales, la FILP se concen-tró sobre la laicización de los servicios públicos y sobre la reducción del poder temporal de la Iglesia católica -percibida como un bastión de la

Reacción y como principal fuerza ideológica here-dada del Antiguo régimen euro-americano.

Por cierto, el libre pensamiento no escapó al posi-tivismo típico del siglo XIX. En un siglo de expan-sión colonial generalizado, la revolución darwi-niana provocó una grave confusión, al asimilar evolución y progreso, al confundirla herencia bio-lógica –origen de la evolución- con la adquisición social –origen del progreso en la historia . No obstante, el libre pensamiento matizaba este eu-rocentrismo a través de una fuerte dosis de huma-nismo (“los pueblos ignorantes” podían entrar“en la espiral del progreso”) y de apertura cultural (el taoísmo o el budismo eran considerados por ejem-plo como religiones alternativas, cercanas a “las verdades establecidas por la ciencia, puesto que niegan la existencia de un principio inmortal, de un ser supremo […]substituyéndole las leyes eter-nales de la materia, la perpetua transformación […] ni inmutable ni dogmática” ).

¿Fue la FILP una de esas redes de opinión públi-ca internacional que contribuyeron a la moderni-zación de los Estados y de las sociedades euro-americanas? La historiografía disponible sobre el libre pensamiento, salvo raras excepciones,sigue prisionera de la historia-nación heredada del siglo XIX . Sin embargo, según los archivos, la FILP organizó 16 congresos internacionalesentre 1880 y 1914 . Todos fueron realizados en Europa occidental,menos uno: el 13° congreso de Buenos Aires (1906).

¿Fuera de Europa, fue Latinoamérica la reserva estratégica de la internacional del libre pensa-miento? ¿Fue la República Argentina su trampolín continental? ¿Qué redes le proporcionaron una plataforma?

3¿Fueron las redes masónicas la plataforma oculta que permitió a la Internacional del libre-pensa-

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miento ramificarse en el mundo, y especialmente en Latinoamérica, como lo recuerdan algunas me-morias colectivas?

Ante todo, una constatación: tanto el libre-pen-samiento como la masonería eran productos y agentes de la modernidad atlántica y tenían su epicentro entre Europa y América. Según las fuen-tes –por ejemplo el Álbum Biográfico de los Libres Pensadores de la República Argentina (1910), es-pecie de “vademécum completo –aunque resumi-do- del movimiento L.P. y masónico mundial” – sus geoculturas coincidían parcialmente.

En Rusia y en Europa oriental, la sociedad civil quedaba anémica.El control social ejercido por los poderes políticos y religiosos solamente de-jaba espacio a comités revolucionarios clandes-tinos, pero en ningún caso a la masonería ni al racionalismo.

En el mundo anglosajón, solamente Inglaterra, Escocia, Alemania, Austria y los Estados Unidos disponían de movimientos racionalistas significa-tivos, al contrario de la Europa escandinava y de las colonias británicas (Irlanda, Canadá, Austra-lia, África del Sur). En estos países, el libre-pensa-miento reclutaba en las ciudades, entre las clases medias liberales y las izquierdas obreras (en Ale-mania, por ejemplo,“eran tres cuartas partes de obreros socialistas y el resto liberales” ).En esos países,sin embargo, las logias no tenían “nada en común” con el libre-pensamiento. Al contrario, se-gún las fuentes, eran en Alemania exclusivamente cristianas, muy elitistas,“aristocráticas y plutocráti-cas” . Por lo tanto, libre-pensamiento y masonería no mantenían allí ninguna relación. En Inglaterra, eran “autocráticas, ricas, reaccionarias y religio-sas” . Por lo tanto, los libre-pensadores locales lla-maban al Grand Orient de France a fundar logias “absolutamente libre-pensadoras” y abiertas a las clases populares.

En Europa latina, las principales federaciones na-cionales de la Internacional del libre-pensamien-to eran belgas (fundada en 1885, con 18500 adherentes en 1910) y francesa (1902, 50000 miembros en 1910). En sus huellas se inscribían Italia, Portugal, España, Bohemia, Hungría. En to-dos estos casos, era evidente la interpenetración entre masonería, libre pensamiento, clases me-dias y elites obreras. Los casos francés y belga son bastante conocidos. En Portugal, la primera federación(1908) fue conducida por Sebastião-Magalhães Lima, editor del cotidiano socialista A Vanguarda, jefe del movimiento republicano-socialista y del Grande Oriente Lusitano Unido. En Italia, una masonería poderosa y bien orga-nizada –muy presente en el parlamento- desarro-llaba una acción enérgica de la cual uno de los símbolos era el crematorio de Milán, el más im-portante del mundo. En España –tierra de la Inqui-

sición, pero también del educacionista anarquista y masón Francisco Ferrer- la FILP contaba esen-cialmente con “la francmasonería, frecuentemente obligada a la clandestinidad” y sobre el partido radical (organizado por masones). En Hungría y en Bohemia, a pesar de la censura austriaca, la masonería cooperaba con el movimiento anticleri-cal, en la medida de sus medios.

¿Y en América Latina? Como lo recordó el filósofo e historiador mexicano Leopoldo Zea , mestizos, exiliados, emigrados y nuevas clases urbanas –inspirados por el ideal de occidentalización- ali-mentaron el progresismo latinoamericano durante todo el siglo XIX y el siglo XX. De ese crisol emer-gieron las alternativas que desplazaron el criollis-mo, heredero material del Antiguo régimen.

México disponía de una fuerte tradición masónica y anticlerical, atada al recuerdo de la Reforma (1850-1867) y del indio zapoteca Benito Juárez (masón del Rito Nacional Mexicano) . A princi-pios del siglo XX, las logias y los centros libera-les seguían siendo muy numerosos. Sin embargo, quizás debido a la política internacional de Por-firio Díaz –dictador positivista y patrón del Rito escocés- de alineamiento con Estados Unidos y de apaciguamiento con la Iglesia católica, México parecía mantenerse al margen de la Internacional del libre-pensamiento.

En las regiones más criollas de América Central, del Caribe y de la América andina, tradicionalis-mo, guerras civiles y a veces “intromisión de los Estados Unidos” , estorbaban la autonomización de la sociedad civil. Pequeñas masonerías semi-clandestinas reunían a intelectuales y exiliados liberales (tales como el general Simón Chaux, exiliado en Nueva York durante mucho tiempo y miembro de la Société Astronomique de France). Estas logias erangeneralmente “la única fuerza liberal constituida” capaz de enfrentar a la reac-ción conservadora. En Bolivia, dominada por elites criollas conservadoras y racistas- algunos intelectuales prepararon –en contacto con Argen-tina- la creación de logias, inexistentes hasta en-tonces (1910). Solamente Guatemala y Ecuador se distinguían por las reformas laicas de los presi-dentes Estrada Cabrera y Eloy Alfaro, apoyados por las logias.

Era en las regiones más permeables al exilio, a las migraciones y al mestizaje donde masonería y li-bre pensamiento mostraban el mayor vigor. La pri-mera asociación de libre pensamiento de América del Sur fue fundada en Perú (1890), por una direc-tora de escuela, un intelectual anarco-indigenista (Manuel González Prada ) y un danés nacido en el Caribe quien, convertido en “gran-maestre de la franc-masonería peruana” ,sustituyó la Biblia por la Constituciónrepublicana en las liturgias masóni-cas (1897), probablemente inspirado por el mo-

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delo francés (1877). En Brasil, los epicentros del libre-pensamiento eran Rio de Janeiro (elGrande Oriente do Brasil y las elites de la República Vel-ha), Porto Alegre (elGrande Oriente do Rio Gran-de do Sul y las elites republicanas gaúchas) y São Paulo. En São Paulo, la dinámica del libre-pen-samiento descansaba en la inmigración italiana, las numerosas logias, las sociedades positivistas y varios sindicalistas obreros, frecuentemente maso-nes, como Everardo Días . En Uruguay –pequeña República atlántica impregnada de inmigración francesa - las logias y el libre-pensamiento apoya-ban al presidente Battle y Ordoñez, sus reformas anticlericales, su ley del divorcio y su proyecto de separación Iglesia–Estado. En Chile, la primera asociación de libre-pensamiento (1904) fue fun-dada por “la logia El Sol de Librepensadores de Chile y sus sub-logias de provincia” , dirigidas por radicales y socialistas tales como Enrique Allende Ríos. Por fin, en Argentina la primera filial de la Federación Internacional del Libre Pensamiento fue fundada en 1904 por el Gran Oriente de la República Argentina, en su templo principal de la calle Cangallo 1242. Las dos organizaciones –masonería y Liga Argentina del Libre Pensamiento- compartían los mismos dirigentes. En 1909, esta filial agrupaba 176 comités (entre los cuales 89 logias) y 2468 miembros .

4Vista desde Europa, ¿era Latinoamérica El Dorado del libre-pensamiento internacional? Ya en 1883, la FILP fundó un semanario en español, destinado a España, Portugal y América Latina . Por otra parte, se sabía que allá las logias eran numerosas y claramente anticlericales .El plan de acción pa-recía claro. ¿Cuáles fueron los resultados?

Un rápido sondeo de las fuentes de información muestra que, hasta 1904, la presencia latinoa-mericana en los congresos de la FILPfue modesta, fluctuante y sobre todo epistolar. ¿Marcó un giro estratégico el 11° Congreso de Roma (1904)? Provocó una movilización masiva. Renovó las ba-ses programáticas, vinculando indisolublemente libre-pensamiento, justicia social y democracia:

“En otras palabras, el libre pensamiento es laico, democrático y social, es decir que rechaza –en nombre de la dignidad del ser humano- esta triple opresión: el poder abusivo de la autoridad en ma-teria religiosa, del privilegio en materia política y del capital en materia económica.”

Europa occidental y las Américas fueron los úni-cos centros de esta movilización. Desde las Améri-cas, los Estados Unidos fueron representados en el comité internacional de organización por algunos círculos liberales y por una asociación francófona de Filadelfia. México, América central y América

Andina fueron débilmente representados por gru-pos y personalidades citados anteriormente .

Brasil y Argentina se distinguieron. Centro de in-migración europea, São Paulo fue un epicentro de movilizaciones en torno de, por ejemplo, Eve-rardo Días y de la intelectual anarquista María Lacerda de Moura,“miembro de la masonería teo-sófica” y muy cercana a la logia francesa “14 juillet” (São Paulo) . Argentina -otra región de inmigración europea- jugó un papel central. Los argentinos –doctores, diputados o senadores, casi todos masones- integraron numerosos el comité in-ternacional de organización. Todos estaban impli-cados en algunas batallas culturales estratégicas, tales como las tentativas de legalizar el divorcio y de modernizar el derecho público . Meses an-tes del congreso de Roma, el Gran Oriente de la República Argentina había enviado a uno de sus miembros, secretario de la Cámara de diputados- en misión ante el Grand Orient de France y del Grande Oriente d’Italia . Finalmente, Argentina fue la única nación latinoamericana que dispuso de representantes físicos en Roma. En septiembre de 1904, ¿no titulaban Las Dominicales del Libre Pensamiento sobre “La masonería argentina en el Congreso de Roma” ? Esta presencia fue bien va-lorizada en el Informe oficial del congreso .Entre los representantes argentinos en Roma, citemos a Manuel Ugarte (1875-1951), diplomático, inte-lectual y figura de la izquierda anti-imperialista latinoamericana, quien vivía entre Argentina y

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Francia y era un masón activo de ambos lados del Atlántico .

5¿Fue el eje Argentina - Brasil el núcleo del frente masónico latinoamericano que surgió en torno al congreso de Roma, estimulado por la llegada de muchos religiosos expulsados de Europa?

El Grande Oriente do Brasil (GOdoB)y el Gran Oriente de la República Argentina (GORA) repre-sentaban, según loscensos parciales del Bureau International de RelationsMaçonniques, respecti-vamente 38% y 11% del volumen total de la esfera masónica latinoamericana. Sus 20000 miembros eran reclutados en las elites sociales, culturales o políticas nacionales o inmigradas .

En 1904, organizaron los tres únicos congresos nacionales realizados, a mi conocimiento, en Amé-rica Latina para preparar el congreso de Roma. El Grande Oriente Estadoal de São Paulo –filial del GOdoB- convocó un congreso regional. Según las fuentes –y como ya lo señaló el germano-brasileño BoaventuraKloppenburg, obispo reaccionario de la diócesis de Novo Hamburgo (RS) – todas las logias reclamaron “una acción uniforme de las potenciasmaç.•. sudamericanas” frente a “la in-vasión clerical”.“Sólo la masonería”podía movili-zar a las “naciones sudamericanas” y presionar a gobiernos demasiado interesados en congra-ciarse con la opinión católica. Poco después el GOdoB organizó en Río de Janeiro un congreso nacional, bajo la presidencia de su gran-maestre -el general y ex ministro de Relaciones exteriores QuintinoBocayuva- para reclamar “la acción con-junta y uniforme de la masonería en América del Sur” . En el menú: presiones sobre los gobiernos, propaganda, apoyo a la escuela pública y edu-cación de la mujer. El GORA organizó el tercer de estos “congresos de preparación del Congreso internacional” en julio de 1904, en su templo principal (Cangallo1242, Buenos Aires), bajo la presidencia del gran-maestre Juan Balestra (dipu-tado liberal), en presencia de casi 1000 perso-nas, hombres y mujeres.

En la región, ¿también movilizaron sus redes las masonerías argentina y brasileira? Ya en enero de 1904, los argentinos enviaron una circular es-pecial a los grandes maestros de Paraguay, de Uruguay y de Chile, pidiéndoles que se constituye-ran comités nacionales de libres pensadores y que se preparara activamente el congreso de Roma . También activaron sus redes informales en Chile y en Bolivia e iniciaron a algunos bolivianos quie-nes residían en la Argentina .

Cereza en el postre,el Grande Oriente do Brasil y el Gran Oriente de la República Argentina firma-

ron en octubre de1904 un Tratado maçônicoar-gentino-brazileiro . Fue una primera inédita en América Latina. ¿Cuál era el objetivo? Un aspecto fundamental no será abordado aquí por falta de espacio: esta alianza estratégica tenía como ob-jetivo construir un sistema masónico latinoameri-cano autónomo . Los masones latinoamericanos reivindicaban su autonomía cultural frente a los Estados Unidos (“el egoísmo” y el “prejuicio ra-cial” impregnaban la CraftMasonry estadouni-dense, obligando a los afroamericanos a formar sus propias logias) yfrente a Europa (cuyas organi-zaciones masónicas mantenían numerosas logias en América Latina). Era necesario romper “el ais-lamiento mantenido hasta entonces entre las po-tencias masónicas sudamericanas” , integrarlas y -desde una posición autónoma-integrar el concier-to de las “grandes masonerías atlánticas” .Esta alianza se dirigía en última instancia a “todas las naciones latinas de América […] no solamente los brasileños y los argentinos sino también todos los pueblos latinos del continente americano” .

6En el terreno de la lucha laica, democrática y so-cial, el Tratado maçônicoargentino-brazileirode 1904 retomaba las mociones adoptadas por los congresos de São Paulo, Río de Janeiro y Buenos Aires: el frente masónico latino-americano hacia una “acción homogénea, eficaz y definida sobre los grandes aspectos de interés social y humano” . Argentinos y brasileños convocaban a las maso-nerías latinoamericanas al 1° congreso masónico latinoamericano y a los libre-pensadores del mun-do al 13° congreso de la Federación Internacional del Libre Pensamiento (FILP), ambos organizados en Buenos Aires (20-30/09/1906).

El 13° congreso internacional del libre-pensamien-to –organizado por la FILP, el Gran Oriente de la

República Argentina y el Grande Oriente do Bra-

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sil- fue todo un evento. El año 1906 fue para las Dominicales del Libre Pensamiento “el año ame-ricano”: las representaciones europeas veían en América “el mundo nuevo encargado de incubar todas las ideas y tendencias filosóficas” de los tiempos modernos, según Temístocles Zona, as-trónomo de la Universidad de Palermo, veterano de las campañas de Giuseppe Garibaldi y vice-presidente del Grande Oriente d’Italia, presente en Buenos Aires en 1906.

¿Por qué Buenos Aires? ¿Era Argentina un tram-polín continental? Su población cosmopolita era, en las representaciones euro-americanas, el crisol de una nueva humanidad, un puente orgánico en-tre el Antiguo y el Nuevo mundos. Sus elites eran liberales y a veces progresistas, como lo confirmó la recepción oficial de bienvenida reservada a los congresistas por el presidente de la Repúbli-ca quien, siendo é mismo francmasón, los alentó con vigor . Buenos Aires contaba con potentes aparatos de producción cultural, con una prensa popular y redes telegráficas. Su modernidad y su cosmopolitismo la convertían en un nudo de comu-nicaciones transatlánticas.

En el campo argentino se libraban batallas cultura-les estratégicas. Por ejemplo, para Alfred Naquet –veterano de las sociedades secretas revoluciona-rias, compañero del anarquistaMijaïlBakounine, francmasón como éste y diputado autor de la ley francesa sobre el divorcio (1884) – ¿no congrega-ban las logias argentinas una “legión de comba-tientes de la libertad” sobre las cuales se apoyaba

su discípulo -el diputado y masón Carlos Olive-ra- para popularizar su proyecto de ley sobre el divorcio, pese a una férrea oposición clerical? En 1910, ¿no describía La Pensée libre (París) a la filial argentinacomo “una de las mejores organi-zadas” del mundo?

Durante el congreso de 1906, en Buenos Aires, los delegados americanos (Brasil, Uruguay) y europeos (España, Italia, Bélgica) fueron reforza-dos por inmigrados franceses, italianos, etc. Los españoles aprovecharon para organizar parale-lamente el primer “congreso de los republicanos españoles residentes en América” , con once pro-vincias argentinas y 90 delegados oriundos de Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, México, Cuba, Puerto Rico. En esta oportunidad fue fundada la Federación Republicana Española de América, bajo la dirección de Indalecio Cuadrado y Carlos Malagarriga, dos exiliados socialistas muy liga-dos a los sindicatos y a las logias argentinas .

El programa adoptado reflejaba la orientación laica, democrática y social de 1904: derogación de las leyes de expulsión contra los militantes ex-tranjeros (la Ley de Residencia), antimilitarismo, reforma moral, legalización del divorcio, educa-ción pública, gratuita y laica y científica, laiciza-ción de los servicios públicos, igualdad jurídica hombres – mujeres, separación Iglesias-Estado, justicia y solidaridad social, abolición de la pena de muerte , etc. Se añadió a ello una suerte de indigenismo, por el momento limitado a una con-dena de los latifundistas y al deseo integrar a los “indios […] en la civilización a través de la instruc-ción” ;el pensamiento positivista coexistía con el humanismo de izquierda.

¿Fueron la francmasonería y el libre-pensamiento el laboratorio del feminismo latinoamericano? La española Belén Sárraga-intelectual anarquista- vino a Buenos Aires en representación de la logia Virtud de Málaga y de muchos comités racionalis-tas ibéricos . Después del congreso -y con el apo-yo de las logias argentinas- ella realizó una gira de conferencias en lugares retirados, al margen de corrientes de modernización tales como Jujuy, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Villa María, Santa Fe, etc. En sus huellas, y según las fuentes docu-mentales, sembró los primeros comités feministas de la región. Belén Sárraga fue un encuentro cla-ve en la vida de la socialista Alicia Moreau de Jus-to -hija de un socialista francés exiliado a raíz de su participación en la Comuna de Paris (1871)- y de Julieta Lanteri, otra madre del feminismo latino-americano, también muy cercana a los círculos masónicos y libre-pensadores. En 1910, Buenos Aires recibió la primera conferencia feminista lati-noamericana.

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7¿Qué decir en conclusión, sintéticamente? Dos ele-mentos parecen centrales.

La Federación Internacional del Libre Pensamiento fue una gran red de opinión pública internacio-nal. Entre Europa y América, provocó transferen-cias culturales modernizadoras, adaptadas a la circunstancia latinoamericana. América Latina fue su reserva estratégica, Argentina su trampolín continental, las redes masónicas su plataforma in-ternacional.

Muchas pistas de investigación quedan abiertas. éstas deberán ser recorridas por los/las historia-dores profesionales que, interrogando el pasado desde las problemáticas planteadas por el presen-te y por el futuro y utilizando un método científico que es propio a su oficio, contribuyen a ilustrar a la ciudadanía y a consolidar la democracia .

Documento 16: texto de la Declaración de princi-pios presentada por M. Ferdinand Buisson, y vo-tada por unanimidad en el Congreso de Roma, el 22 de septiembre de 1904.

Declaración de principios presentada por M. Fer-dinand Buisson, y votada por unanimidad en el Congreso de Roma, el 22 de septiembre de 1904.

“El Congreso Internacional del Librepensamiento reunido en Roma el 22 de septiembre de 1904, deseoso de evitar toda torcida interpretación, fi-jando desde el primer momento el sentido que da a la palabra “librepensamiento” y, por lo mismo, el alcance de las reivindicaciones que formulará, cree un deber hacer preceder sus deliberaciones especiales de la declaración de principios enun-ciada en las tres conclusiones siguientes:

Primera conclusión, definición del li-brepensamiento en general.El librepensamiento no es una doctrina; es un mé-todo, es decir una manera de conducir el pensa-miento y, por consecuencia, la acción en todos los dominios de la vida individual y social.

Este método se caracteriza no por la afirmación de ciertas verdades particulares, sino por una obligación general de buscar la verdad en cual-quier orden que sea, únicamente por los medios naturales de la inteligencia humana por la sola luz de la razón y de la experiencia.

En uno y en otro se determina según las dos reglas siguientes:

Segunda conclusión, dos reglas del li-brepensamiento en el orden teórico e intelectual.Primera regla. El librepensamiento no puede reco-nocer a una autoridad cualquiera el derecho de

oponerse o de sobreponerse a la razón humana; exige que sus adherentes hayan desechado no sólo toda creencia impuesta, si no todo autoridad que pretenda imponer creencias, sea que esta au-toridad se funde en una revelación sobre milagros y sobre tradiciones, sobre la infalibilidad de un hombre o de un libro, sea que ella ordene incli-narse ante los dogmas o de ante los principios a priori de una religión o de una filosofía, ante la decisión de los poderes públicos o el voto de una mayoría, sea que apele a una forma cualquiera de presión ejercida de fuera sobre el individuo retrayéndole de hacer, bajo su responsabilidad personal, el uso normal de sus facultades.

Segunda regla. El librepensamiento, no pudiendo limitarse a esta manifestación negativa relativa-mente a todo dogma y a todo credo, exige de sus adeptos un esfuerzo activo encaminado a realizar por los medios humanos el ideal humano.

El se guarda de dar a su propia concepción de este ideal el carácter absoluto e inmutable que se atribuyen abusivamente las religiones, pero que no consienten ni la ciencia ni la conciencia huma-na, una y otra obligadas a moverse en lo relativo y sometidas a la ley del progreso.

Lejos de ceder a la tentación de construir prematu-ramente un sistema definitivo, el librepensamiento propone a la humanidad -como quiere la natu-raleza de la cosas- perseguir indefinidamente lo verdadero, por la ciencia, el bien por la moral, lo bello por el arte. Y si a cada momento de su desenvolvimiento está pronta a dar cuenta del re-sultado actual de sus investigaciones, está siempre

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dispuesta a completarlo y rectificarlo, añadiendo a los descubrimientos de ayer los descubrimientos de mañana.

Tercera conclusión, dos reglas del li-brepensamiento en el orden práctico y social.Primera regla. El librepensamiento, no pudiendo contentarse con opiniones puramente especulati-vas, que no interesarían más que al pensamiento individual, tiene el deber de suministrar una regla de vida lo mismo para las sociedades que para los individuos.

Aplicado a las sociedades, es el método que con-siste en querer someter a las leyes de la razón la organización social misma.

Una sociedad que se inspira en éste método, te-niendo por primer deber quitar todo carácter con-fesional a todos sus servicios públicos (administra-ción, justicia, instrucción, beneficencia, etc.). Ha de brindarlos neutralmente respecto a las diversas confesiones religiosas, extraños y refractarios a toda influencia religiosa, rigurosamente ajenos a todo dogmatismo explícito o implícito.

El laicismo integral del Estado es la pura y simple aplicación del librepensamiento a la vida colecti-va de la sociedad. Consiste en separar las Iglesias

del Estado, no bajo la forma de una repartición de atribuciones entre dos poderes tratando de igual a igual, sino garantizando a las opiniones religio-sas la misma libertad que a todas las opiniones, y negándoles todo derecho de intervención en las políticas públicas.

Segunda regla. El librepensamiento, no siendo completo sino cuando emprende la obra de rea-lizar socialmente el ideal humano, debe tender a la institución de un régimen bajo el cual ningún ser humano podrá ser sacrificado ni aún olvidado de la sociedad. Por consecuencia, no será dejado por ella, directamente o indirectamente, en la im-posibilidad práctica de ejercer todos sus derechos de ser humano y de llenar todos sus deberes de ser humano.

El librepensamiento es pues lógicamente genera-dor de una ciencia social, de una moral social y de una estética social que, perfeccionándose por el progreso mismo de la conciencia pública, cons-tituirán un régimen de Justicia. La justicia social no es más que la razón aplicada por la humanidad a su propio gobierno.

En otros términos, el librepensamiento es laico, democrático y social, es decir que rechaza, en nombre de la dignidad humana, este triple yugo: el poder abusivo de la autoridad en materia reli-giosa, del privilegio en materia política y del capi-tal en materia económica.”

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LAICISMO Y EDUCACIóN EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO. EL CASO CHILE.

Dr. Alfredo Lastra Norambuena

Chile es un país paradójico en varios aspectos y, sobre todo, en el rol de las ins-tituciones religiosas, la imposición de sus ideas en la sociedad y, en especial, en la educación. La separación de la Iglesia y el Estado se origina en la Constitución

de 1925, jurídicamente es cierto pero no tan evidente en la práctica

Es un lugar común afirmar que la se paración de la Iglesia y el Estado se produjo con la cons-titución de 1925, lo que jurídicamente es cierto, pero que en la práctica no es tan evidente. Esta se produjo por mediación del Presidente masón Arturo Alessandri Palma en acuerdo de amigable convivencia con la capital Apostólica e irritantes privilegios para la Iglesia Romana en lo que res-pecta a su si tuación jurídica de derecho público que no fue concedida a las otras religiones, las cuales tienen que registrarse en el Ministe rio de Justicia para poder ejercer su mi nisterio. La cons-titución de 1925 proclama la libertad pero no la igualdad religiosa. Del mismo modo este privilegio se ex tiende a los oficios religiosos y vicarias en las Fuerzas Armadas y de Orden, a los re cintos penitenciarios, a los hospitales y en los establecimientos educacionales del Estado.

Por lo tanto el Estado chileno no es neutro en ma-teria religiosa, esto, a pesar de que durante el siglo XX Chile tuvo seis presidentes masones, una efímera Republi ca Socialista de 100 días, gobier-nos con ministros liberales, radicales, socialistas y comunistas que eran ateos y agnósticos que no tuvieron la fuerza o el apoyo suficiente para de-clarar al Estado como neutro en ma teria de cul-to. Durante el gobierno del Pre sidente Salvador Allende se intentó crear una escuela nacional de carácter unificada, de carácter laico, a fin de for-talecer la edu cación pública que no logró mayo-ría parla mentaria, al igual que los esfuerzos del gobierno de la Presidenta Michelle Bache let en el mismo sentido. Lo anterior de muestra también el poder de persuasión ideológica de la jerarquía católica en los partidos políticos que inspiran su accionar en la así llamada doctrina social de la igle sia siguen siendo importante en conserva do-res y democrata cristianos.

Esta situación de privilegio de la religión católica es mucho más evidente en todos los niveles de

la educación, la cual es muy superior al nivel actual de adhesión de fieles.

A partir de 1925 las organizaciones gre mia-les del magisterio y el movimiento estudiantil se han manifestado mayoritaria mente por una po-lítica de Estado Docente y educación laica en el país, sin embargo, la educación en Chile nunca ha sido declarada laica a pe sar de que si fue considerada un deber del Estado entregar la. La constitución chilena de 1980, promulgada duran-te la dictadura militar, actualmente vigente con al-gunas reformas, plantea que la educación ya no es un deber del Estado dejando a los padres la decisión donde educar a sus hijos imponiendo el concepto de Estado subsidiario.

La Iglesia Católica es por lejos el principal soste-nedor de colegios y universidades del país con el 32% del total de la educación primaria y secunda-ria y el 35% de la educa ción superior en manos privada, no obstante que es progresivo el abando-no de fieles que representan hoy el 64% del total de los creyentes cuando a mediados del siglo XX representaba alrededor del 82% y alrede dor del 14% de los chilenos dice profesar el culto evangé-lico mientras los no creyentes representan el 10 % de la población del país mayor de 18 años. Por otra parte, a partir de los hechos de abuso sexual denunciados últimamente la confianza en la Igle-sia Católica en Chile a descendido al 24% entre los creyentes.

Lo anteriormente expuesto representa un inmenso desafío a los que somos partida rios de una efec-tiva separación de la Iglesia y el Estado, la secu-larización de las insti tuciones y una educación efectivamente lai ca, no excluyente en materia ideológica fomentando el libre despertar de las conciencias.

La primavera austral nos ha sorprendido con un potente movimiento estudiantil, de padres, apo-

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derados y docentes que se mani fiestan por que el Estado asegure educación gratuita y de calidad a todos los chilenos pero también entre las rei-vindicaciones de los estudiantes se han manifes-tado las que plantean que la educación debiera tener un carácter laico. Cuando los estudiantes y la juventud salen a las calles es que se anun cian tiempos mejores. El mundo está cam biando y han aparecido nuevos actores.

No son pocos los esfuerzos que varias institucio-nes, donde destaca la Gran Logia de Chile, por crear colegios de orientación laica, muchos de ellos de reconocida exce lencia académica, y la

presencia de do centes y rectores de colegios y universidades miembros de la Orden han jugado un papel preponderante en abrir espacios a la diversidad y la tolerancia en la sociedad chilena.

Chile se encuentra hoy en una gran en crucijada por construir un nuevo sistema educacional impul-sado por la diversidad creativa del movimiento es-tudiantil por lo que es de primordial importancia que quienes apoyamos esta diversidad sepamos ser lo suficientemente creativos como para estar a la altura de las circunstancias.

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LA ESTRATEGIA RE EVANGELIZADORA DEL VATICANO Y SU OFENSIVA EN AMéRICA

LATINA

Por Elbio Laxalte Terra

A quienes nos preocupa e intentamos hacer algo para luchar contra la indiferen-cia social, estimulada por las políticas anestesiantes de las oligarquías partida-rias y los sectores políticos en el poder, en medio de las urgencias sociales más

evidentes y pronunciadas que nos asuelan, empezamos a constatar, sin embargo, algunos nuevos retos del combate social. Verificamos el nuevo avance del fenó-meno religioso sobre la política y la sociedad que proviene, en particular, del

Vaticano desplegando su virulenta estrategia de “Misión Re evangelizadora”. El informe es contundente en toda América Latina y, particularmente, en Uruguay

En América Latina, hemos tenido tradicional-mente una vinculación religiosa principalmente católica con las viejas elites oligárquicas, conser vadoras y despóticas de viejo cuño. Más reciente-mente, junto al triunfo de las ideologías basadas en el individualismo y la omnipotencia del merca-do, hicieron asimismo entrada en fuerza las reli-giones y sectas cristianas evangélicas y neopen tecostales, de origen esencialmente nor teame-ricano, que disputan al catolicismo, a través de estudiadas estrategias de po der basadas en el marketing y el inmedia tismo salvacionista, la influencia sobre los nuevos poderes que se fueron instalando sobre el continente, incluidos los go-biernos autodenominados “progre sistas”.

En toda América Latina, sobre el final del siglo XIX y principios del XX se de sarrolló un gran com-bate liberal laicista. Porque el laicismo representa-ba la construcción de ciudadanía, la construcción de los estados y el afianza miento de los sistemas democráticos re publicanos. La clave de esas lu-chas era la separación de la iglesia del Estado y el desarrollo de la educación pública no confesio-nal. Fue un gran combate, pues supuso una enor-me resistencia de quienes no deseaban perder sus privilegios, en particular la iglesia católica.

Ese proceso supuso fomentar y desarrol lar cuanto pudo, con altos y bajos, una secularización que no solo significó la separación de la iglesia y del estado, sino una pluralidad de concepción que favore ció la introducción y desarrollo de nue vos cultos religiosos cristianos y no cristianos, así

como un fuerte incremento de la no creencia como de las creencias personales y libres. En todo caso, en ge neral, significó un fuerte detrimento de la

José Pedro Varela, reformador de la educación en el Uruguay. Propuso un poder obligatoria, gratuita y laica, para forjar ciudadanos de la República

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hegemonía católica, que si bien sigue siendo pre-dominante en el terreno espiri tual, ya no es abso-lutamente monopólica como lo era hacia fines del siglo XIX yprincipios del siglo XX, y su influencia política también se redujo en muchos lu gares. La “Misión Re evangelizadora” actual del vaticano, se justifica en ese re troceso, teniendo como obje-tivo recupe rar el terreno perdido.

Durante décadas, los ideales laicos fue ron valo-res muy fuertes por los que se lu chaba como un aspecto esencial para el progreso de las socie-dades latinoameri canas. Sin embargo, el tiempo, el des gaste, la desmotivación y otros intereses, terminaron por debilitar estos ideales que fueron quedando – allí donde hubo avances instituciona-les significativos reducidos a normativas legales y a una rutina administrativa. Los personeros de los Estados muchas veces guiados por intereses políti-cos de corto plazo, e inter eses personales, fueron olvidando los grandes ideales sobre los cuales se construyeron los cimientos de nuestras repúblicas, transformándoles en los me jores casos sólo en discursos vacíos de contenido con fines demagó-gicos o populistas. La realidad es que, en gene ral, la clase política – todos colores confundidos – ha olvidado el real contenido valórico del laicismo.

Incluso, las esperanzas que algunos tuvieron para un continente esen cialmente católico, de ver el posible de sarrollo de un progresismo cató-lico, como la llamada teología de la libera ción, fenecieron sin penas ni glorias, ab sorbidas por una iglesia católica que permite diversas tenden-cias que acumu len, pero no disidencias que con-traríen su centralidad de poder. Menos aun, que obstruyan su actual estrategia de man tenimiento y/o recuperación de poder so cial, político o eco-nómico.

Esta es una estrategia global; pero que aplica con énfasis diferentes de acuerdo a los países y sociedades en concreto. Ve mos como intenta en Europa retomar su influencia, teniendo bajo la mira dos ob jetivos claros: Francia y España.

Francia, porque es ejemplo de laicismo y seculari-zación, y la Iglesia no les perdona a los franceses republicanos el haber pensado y practicado un modelo político que hace del ciudadano libre y virtuoso, su centralidad soberana.

Y España, por que fue siempre la hija predilec-ta del vaticano, pero más aun, porque España es una cabeza de puente cultural, aunque también política y económica, sobre un continente de casi 600 millones de habitantes, en su gran mayoría hispano hablantes y proclives a la influencia reli-giosa católica.

En este último país, la reciente victoria electo-

ral del partido conservador pro cle rical, ya está procediendo a eliminar dos de las conquistas im-portantes de la secu larización ibérica: la políti-ca de interrup ción voluntaria del embarazo y la de formación para la ciudadanía, dos aspec tos fundamentales para el proceso de emancpación social y fortalecimiento de la ciudadanía, y que – no es casualidad – son justamente temas que están en de bates en la casi totalidad de las socie dades americanas, junto a otros, como son el matrimonio entre personas del mismo sexo, la eutanasia o la adopción de niños por parejas homosexuales. La estrategia re evangelizadora del vaticano y su ofensiva en América latina

La estrategia re evangelizadora católica está poniendo la proa en nuestro continente, y está enfocada principalmente hacia México y Uru-guay. Recordemos que estos han sido los países tradicionalmente más laicos de toda América Latina. Y lo hace en una estrategia de alianza con sec tores del poder político. Alianzas que ya no

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tienen – como antes – una predisposición natu-ral hacia los estamentos oligárquicos y conserva-dores. Ahora su estrategia va hacia sectores con los cuales, incluso, pudieron haber estado his-tóricamente enfrentados. En México está claro, cuando, con el apoyo de sectores políticos here-deros del juarismo (recordemos que Benito Juárez fue quien estableció la reforma laica en México y desposeyó a la iglesia católica de buena parte de sus bienes terrenales) más los sec tores tradi-cionalmente conservadores y pro católicos, inten-tan reformar el artículo 24 de la constitución para dar a la iglesia católica potestades hasta ahora im pensables, que van desde la enseñanza reli giosa en las instituciones de enseñanza públicas hasta el financiamiento de la igle sia con dineros públicos. Hoy en México hay una insurgencia lai-ca como no se veía hacía décadas, que incluye a religiones mi noritarias que ven con preocupación la po sible hegemonía política del catolicismo.

En Uruguay la situación es más intrincada, pues la ofensiva clerical actúa persistente y activamente pero de manera subrepticia y solapada, la más de las veces sin hacer de masiado ruido y sin atre-verse aun a una ofensiva abierta. Pero es seguro que si México se inclina ante las pretensiones cle ricales, el siguiente paso es hacer caer a Uruguay.

En su ofensiva ideológica de gran escala contra la laicidad, México y Uruguay, son el banco de pruebas: si logran vencer, es todo el sistema de ideas humanistas, librepensadoras y laicas a nivel continental, incluso mundial, que se verá resentido. Decíamos que el Uruguay es uno de los países donde los ideales laicos penetraron más profundamente en el continente. Tempranamente, hacia 1861, se nacionali zaron los cementerios. En 1877 tuvo lugar la reforma escolar, propuesta por José Pe dro Varela, a través de la cual se dio inició al proceso de secularización. No pudo ser completa, porque si bien se sacó la en se-ñanza escolar de la órbita católica, no pudo erradicarse totalmente la enseñanza religiosa, la cual quedó como optativa hasta que se eliminó completamente en 1009.

En 1879, la creación del Registro Civil, ya que hasta ese momento eran las iglesias las que lle-vaban el registro de nacimientos, matrimonios y defunciones.

En 1985 se establece la obligatoriedad del matri-monio civil.

El 6 de julio de 1906 se ordena el retiro de los crucifijos de los hospitales públicos y otras depen-dencias.

En 1907 se suprime la referencia a dios y a los evangelios del juramento de los parla mentarios, y en 1918 del juramento del presidente de la Re-

pública.

También en 1907 se aprueba la Ley de Di vorcio, incluyendo el divorcio por la sola voluntad de la mujer.

En 1909 se suprimen definitivamente la en señan-za y prácticas religiosas en las escue las públicas, quedando la enseñanza hasta el día de hoy de carácter obligatorio, gra tuito y laica en toda la extensión del estado. En 1909 se eliminaron las capellanías cató licas en las fuerzas armadas, y los honores militares en las ceremonias religiosas.

En la reforma constitucional de 1918, se separa finalmente la iglesia del Estado.

Así, el Uruguay se conformó como un Estado Laico, y como tal fue reconocido. Situación exis-tente hasta el día de hoy. Después de casi un siglo de prudente silen cio, la Iglesia católica, incluso aliada con otras iglesias cristianas fundamenta-listas, comenzó una contraofensiva sobre aspec-tos claves de la modernidad social.

Todo empezó en 1984, cuando, el gobierno mili-tar de la época, meses antes de entregar el poder a los civiles, en uno de sus últimos actos de gobier-no, aprobó la creación de la primera universidad privada del país, la Universidad Católica. A ella se le sumó, in mediatamente, la Universidad de Montevi deo regida por el Opus Dei.

Las falencias de la educación pública agra vadas por la desidia gubernamental y la falta de presu-puestos, más un corporativis mo sindical que olvi-dó la necesidad de unir las luchas reivindicativas con la vocación y la calidad de la enseñanza, fue-ron aprove chadas por los sectores mercantilistas, pero sobre todo confesionales, para desarrollar una enseñanza privada y secundaria priva das, las cuales, también hay que decirlo, pese a la pre-siones institucionales aun no reciben abiertamente subvenciones públi cas.

Esta situación, ha estado llevando a la edu cación básica y secundaria del país a fun cionar en dos velocidades: una privada, sobre todo confesional de cierta calidad y seguridad, destinada a las fa-milias de clase media y alta que pueden pagar los estudios de sus hijos, y otra educación pública gra tuita, empobrecida y dirigida a las familias de los extractos más bajos y pobres. Esta situa-ción no sólo se ha mantenido hasta hoy, a pesar de los sucesivos cambios de gobiernos de diversas ideologías. Y no es de extrañar, cuan-do las autoridades educa tivas públicas en buena parte han salido de las instituciones privadas y clericales. Y esto sin abundar sobre las presiones para financiar la educación privada con dineros públicos, algo que aun no se ha concretado. La Conferencia Episcopal Uruguaya ha editado un manual de procedimientos para el personal di-

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rectivo y docente de los insti tutos de enseñanzas católicos. Y en el mis mo discrimina del empleo a quienes estén divorciados y a quienes tengan op-ciones sexuales consideradas a su criterio “antina turales”. Discriminan a docentes por sus opciones sexuales, pero toleran y ocultan la existencia de curas pederastas en su seno.

En Uruguay el aborto es penalizado desde hace más de 70 años, causando un enorme perjuicio sanitario a la población femenina más pobre. Sis-temáticamente la Iglesia se opone a los intentos de despenalizar el aborto y legalizar la interrup-ción voluntaria del embarazo por parte de la mujer. Ac tualmente hay un proyecto de ley apro-bado en el senado de la República, que espera su aprobación por la Cámara de diputados. Las presiones desplegadas por la iglesia sobre los legisladores han llegado incluso a amenazarlos públicamente con la exco munión. Y, aliada a sec-tores políticos, intentan hacer aprobar un proyec-to de ley llamado de “Li bertad religiosa”, donde intenta legalizar un “derecho de objeción de conciencia” nosolo para las personas individua-les, sino también para las instituciones, en particu lar aquellas instituciones privadas de sa lud crea-das al amparo de las instituciones religiosas, de manera de no aplicar las políticas obligatorias de salud sexual y reproductiva que actúan para la planifi cación familiar, la contracepción y aseso ramiento en caso de embarazos no deseados.

Estos son grandes temas. Sin embargo, hay otra manera mucho más subrepticia de penetra-ción y control. Por ejemplo, el estado subvenciona guarderías para niños en edad pre escolar. Una buena parte de ellas están administradas por es-tructuras afines a la iglesia católica, e incluso fun cionan en parroquias. El estado subven ciona in-directamente los colegios católicos, adjudicán-doles gratuitamente banda ancha de Internet, y facilitando préstamos sin intereses para la adquisi ción de equipamiento.

Por la vía de los hechos, y ante la compli cidad

oficial que lo acepta sin tapujos, se le está cam-biando de nombre a la plaza central del casco histórico de Montevi deo, nuestra capital. Efecti-vamente, desde 1843 esta plaza se llama “Cons-titución” en homenaje a nuestra primera consti tución republicana. Hoy oficiosamente, la iglesia está imponiendo que se la llama “Plaza Matriz”, porque frente a ella se encuentra la catedral de Montevideo que fue la matriz de las iglesias cató-licas uru guayas. Lo grave es que el mismo muni cipio de Montevideo, guardia del nomenclátor de la ciudad, también le está llamando de ese modo.

Y, por último señalar la inauguración de una esta-tua del papa Juan Pablo II en el centro de Monte-video en el 2005, con la presencia de la esposa del presidente de la república, donde el arzobis-po de Mon tevideo Nicolás Cotugno aprovechó para atacar la laicidad y condenar las propuestas de despenalización del aborto. Po-dríamos seguir narrando situaciones por el estilo. Parecen pequeñas, pero para un país que modernamente presentó una firme raíz laica son síntomas muy fuertes de esa ofensiva clerical.

Por esta razón, y concluyendo, así como la ofen-siva re evangelizadora católica es global, también nuestra respuesta laica debe ser global. Debemos apoyarnos unos a otros en nuestro común com-bate, que es bueno aclarar, no es sólo contra el catoli cismo, aunque este sea lo más evidente para nosotros, sino contra cualquier fun damentalismo o integrismo dogmático, sea del signo que sea, y no solo en el pla no religioso.

La lucha por la laicidad, debe ser para nosotros librepensadores, la piedra de toque de nuestras propuestas de construcción social, que natural-mente, abarca otros aspectos en todos los terre nos del quehacer humano; pero sin ella, nuestras sociedades tenderán a caer nue vamente presa del oscurantismo y el re troceso, y todo otro combate tendría un menor sentido.

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LA SEPARACIóN DE LAS IGLESIAS Y EL ESTADO EN FRANCIA, ¿UN MODELO

AMENAZADO?

Jacques Lafouge

La separación de las iglesias y del Estado en Fran-cia suscita numerosos comentarios.

Algunos extranjeros ven en este punto un mode-lo a adoptar, otros lo rechazan categóricamen-te. Cada uno mide este modelo a partir de sus preocupaciones personales o locales pero, en definitiva, pocos conocen la situación real de la separación en Francia.

¿Es distinta la situación? No estoy seguro.

La Laicidad del Estado, de la cual ya no se con-versaba mucho, ha vuelto a la primera línea del debate público nacional. En los periodos pre-electorales, todos los candidatos han hablado de Laicidad. ¿Se trata de nuestra laicidad, de la lai-cidad que defendemos? ¿O se trata de una visión que permanece suya y que, generalmente, parece

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ser más bien una anti-laicidad o una laicidad con adjetivos?

Sin escribir la historia de la Laicidad en Francia, recordemos simplemente que se trata de una lar-ga lucha.

Con las Luces (la Ilustración y los filósofos del siglo XVIII) se consolidó la idea según la cual el Estado, que no era todavía una República, podía gober-nar los sujetos (que no eran aún ciudadanos) sin la ayuda de las iglesias.

Citemos Diderot sobre el poder de la religión en la carta de un filósofo a un rey, o sobre la sociedad emancipada. Voltaire sobre la intolerancia religio-sa. Condorcet y la Enciclopedia sobre el progreso del conocimiento y sobre la escuela pública sepa-rada de lo religioso. D’Holbach sobre el ateísmo. Y Kant, Rousseau, Choderlos de Laclau y hasta Fenelón.

Desde el inicio de la Revolución francesa, ya el 26 de agosto de 1789, el artículo 10 de la Declara-ción de los derechos del hombre y del ciudadano estableció: « Ningún debe ser perseguido por sus opiniones, inclusive por sus opiniones religiosas, si su manifestación no trastorno del orden público establecido por la ley. »

Esta Declaración fue seguida en 1795 por la pri-mera separación entre las Iglesias y el Estado. Fue efímera. Fue necesario esperar casi un siglo para que la Comuna de Paris decretase, el 3 de abril de 1871, la Separación. Pero la Comuna no duró más de dos meses:

Fue el 9 de diciembre de 1905 que la Tercera República organizó la Separación de las iglesias y del Estado. Tres artículos de esta ley son funda-mentales y sufren frecuentes ataques:

- El artículo 2 : « La República no reconoce, no asalaria y no subvenciona ningún culto. »

- El artículo 27, sobre las manifestaciones exterio-res a los cultos.

- El artículo 35, sobre la resistencia del clero a la aplicación de las leyes de la República.

Sin embargo, desde 1905, la reacción clerical intentó sin tregua reducir el campo de aplicación de la ley, con frecuentes éxitos. Se trata de una ofensiva concertada y razonada que apunta a un objetivo principal y a objetivos secundarios.

El objetivo principal es la educación. Desde la ley Falloux (1850), la Iglesia católica apuntó a consolidar su influencia sobre el sistema escolar, pieza indispensable para la perennidad de su educación religiosa y para su influencia social. En ello, se beneficia de la complicidad objetiva del Estado. Después de haber conseguido el derecho

a la existencia de una enseñanza confesional –de-recho que nunca fue seriamente puesto en tela de juicio- devoró poco a poco partes enteras de lo que parecía ser el monopolio del Estado.

Citemos por ejemplo la enseñanza del hecho re-ligioso para remplazar la clase de moral cívica; la creación de cátedras de teología afuera de los departamentos concordatarios; la formación religiosa de los ministros musulmanes en la Uni-versidad católica de Lille –el título de Universidad siendo en este caso usurpado, lo que no impide la emisión de títulos universitarios por parte de estas « universidades libres », cuando la colación de tí-tulos universitarios es una prerrogativa del Estado sancionado por la ley; la utilización de locales de enseñanza confesional para la organización de exámenes, sin que los crucifijos y otros objetos de carácter religioso sean retirados; la financiación de los establecimientos privados; la ley Guermeur que asegura a los maestros contratados y de ca-rrera las mismas ventajas que a los maestros titu-lares de la enseñanza pública, y finalmente la fi-nanciación integral por el Estado de la enseñanza católica; esto fue completado por la ley Carle que apunta a garantir la paridad de financiación entre las escuelas elementales públicas y privadas; la generalización de las capellanías.

Una mención particular merece la ley Debré, de la cual la Fédération Nationale de la Libre Pensée exige la abrogación. En efecto, dar a la educa-ción privada confesional un estatuto de servicio público equivale a poner en competición enseñan-za pública y privada, puesto que ambas estructu-ras están igualmente financiadas por el Estado y por las comunas. La falta de medios de enseñanza pública no tiene otra explicación. No cabe duda de que si los fondos dedicados a la enseñanza fuesen exclusivamente orientados hacia la escue-la pública, los medios estarían a la altura de las ambiciones.

Notemos, para hacer memoria, que el impuesto

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de aprendizaje cobrado por los organismos con-sulares, que disponen de ello libremente, se dirige en gran parte hacia la escuela privada.

Y todo transcurre como si la privatización de la enseñanza fuese un objetivo planificado.

Por otra parte, objetivos secundarios contribuyen a reforzar las pretensiones anti-laicas. Se trata de ofensivas desarrolladas en varios terrenos, desde la tentativa de restablecer las procesiones públi-cas hasta las subvenciones solicitadas y consegui-das para la construcción o el mantenimiento de lugares de culto, pasando por el mantenimiento de capellanías escolares.

Sobre este punto, la circular del ministro Guéant (2011) prevé asociar los cultos al funcionamiento de los establecimientos públicos de salud, convir-tiendo el capellán en un agente público que apor-ta su concurso al equipo médico. Su presencia está descripta como éticamente enriquecedora para todos, y el capellán está destinado a orientar al equipo médico. ¿Realmente, éste lo necesita?

Se puede notar, para refrescar la memoria colec-tiva, el estatuto concordatario de los departamen-tos de Alsacia y de Mosela que nadie propone suprimir. Muy por el contrario, algunos progra-mas electorales proponen extender este estatuto a otras religiones ausentes de éstos territorios en el momento del Concordato napoleónico.

A estas tentativas de destruir la separación de las iglesias y del Estado, los tribunales administrati-vos –y en particular el Consejo de Estado de la República- agregaron disposiciones limitando el alcance de la ley de 1905, tendientes a « acomo-damientos razonables » en la senda del modelo canadiense.

Estas distorsiones a la ley de 1905 alientan a otras religiones a reivindicar disposiciones equi-valentes para su propio culto, inclusive imponién-dolo a otros grupos. Señalemos para memoria los horarios diferenciales de natatorio para los hombres y las mujeres, la exigencia de limitar los derechos médicos de las mujeres (por ejemplo al obligarlas a ser examinadas por médicos de su propio género), la exclusión de la carne de cerdo en las cantinas escolares, la exigencia de espa-cios confesionales particulares en los cementerios. Todo ello siendo expresamente condenado en la ley de 1905.

Los tribunales no sancionan sistemáticamente las infracciones a la Separación. Los poderes públi-cos se desentienden de la cuestión. La Laicidad está amenazada en Francia.

Esta tendencia no es nueva. Desde hace unos años, halló un aliado de peso en el señor Sarko-zy, según el cuál: « La república, las religiones,

la esperanza » habrían abiertamente acordado el ocaso de la Laicidad francesa. Afortunadamente, esta tentativa fue frenada por una vigorosa mo-vilización. Sin embargo, la situación permanece incierta.

Cuando está escrito que las religiones deben ocu-par un lugar « en » la República, que « el espíritu religioso y la práctica religiosa pueden contribuir a apaciguar y a regular una sociedad de liberta-des », que « el bautismo republicano no puede ser colocado en un pie de igualdad con el bautismo religioso”, que es necesario “construir sinagogas, iglesias y mesquitas en los suburbios”, que “es tan importante abrir lugares de culto en las grandes ciudades que abrir centros deportivos”, que “la remuneración de los ministros de cultos” es nece-saria, no es extraño que los adversarios de la Lai-cidad sean estimulados para preparar un golpe final.

Si, en los periodos electorales, es de buen gusto mostrarse defensor de la laicidad, estas buenas intenciones se detienen a la hora de hablar de libertad de consciencia. Cuando se trata de intro-ducir el concepto de Laicidad en la Constitución, se trata precisamente de esto. Pero casi nadie pro-pone ya escribir: « La República no reconoce, no asalaria ni subvenciona ningún culto”. ésta es la frase clave, que no se respeta. ésta es la base de la Separación entre las iglesias y el Estado.

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Pte. Perón 1242, CABA.

Sede tradicional de la Masonería Argentina desde 1872