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XIV.

SIGUEN LAS INDIAS.

1525-1535.

El Maluco.—Conferencias sobre la posesión, en Badajoz.—Casa de Contratación

de la Coruña.—Expedición desdichada de Loaysa.—Otras de Diego García, Se

bastián Caboto y Esteban Gómez.—Acaba el reconocimiento de la costa orien

tal del Nuevo Mundo.—Empieza el de la costa opuesta.—Gil González Ddvila.—

Alvaro de Saavedra.—Descubrimiento del Perú.—Exploraciones en California.—

Tratado de enajenación de las Molucas.

anto como complacieron al Emperador las prue

bas suministradas por la navegación de Juan Se

bastián del Cano, de caer las islas de la Especería

dentro de la demarcación asignada á las conquistas

de España, mortificaron al rey de Portugal, pareciéndo-

le que iba á perder el más rico aprovechamiento de la

India si llegaban á establecerse en el Maluco los que osa

damente llegaron á verlo, contingencia que naturalmente

procuró embarazar, acudiendo al sistema que siempre produjo

para la suya excelente resultado en las diferencias suscitadas

entre ambas naciones. Empezó por las embajadas extraordi

narias en queja de intrusión en sus dominios por parte de los

expedicionarios; siguió la vía de las reclamaciones por agra

vio, llegando paso á paso por las de la retórica á solicitar el

nombramiento de junta de astrónomos y navegantes que fija

ra ante todo la situación de las islas, quedando en suspenso

mientras tanto el envío de naves españolas.

No era difícil averiguar que el objeto principal de la negó-

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l86 ARMADA ESPAÑOLA.

ciación se dirigía á conseguir espacio de tiempo durante el

que los portugueses afirmaran el pie ya sentado, utilizando los

recursos de las posesiones de la India, inmediatas; sin embar

go, ni esta consideración, ni el derecho claramente fundado en

las capitulaciones de Tordesillas, movieron á D. Carlos, «por

ser su voluntad conservar con el rey de Portugal, su deudo,

estrecha amistad,» y como no se tuviera noticia todavía de

los atropellos cometidos con la nao de Gómez de Espinosa,

mandó á los del Consejo que volvieran á considerar el asunto

según Dios y sus conciencias, y accedió á la convocatoria de

la junta, si bien poniendo plazo á las deliberaciones.

Los jueces de una y otra parte asentaron en Badajoz y en

Yelves, respectivamente, debiendo avistarse en el puente de

Caya, dividido por la línea fronteriza. Apareció desde luego

en la discusión la táctica ordinaria portuguesa, hábil, persis

tente, encaminada á eludir toda prueba que desvirtuara el

hecho de la ocupación de momento, con el cual, consumido

el tiempo hasta llegar al término prescrito, dieron los jueces

españoles por concluso el pleito, retirándose, sin haber de

cidido nada, á fines de Abril de 1524 \

1 Dijeron los portugueses que las cartas españolas de marear se habían pintado

con malicia, y que eran asimismo sospechosos los globos y los astrolabios, y que

enmendando estos instrumentos y tirando el meridiano según el arte astrólogo, no

sólo comprendía su demarcación al Maluco, sino mucho más adelante de las Fili

pinas. Bartolomé Leonardo de Argensola. Conquista de las islas Malucas, Madrid,

1609, páginas 44-47.

«Los portugueses claramente rehusaron la sentencia, y los comisarios de Casti

lla, en n de Abril del dicho año, declararon, en el articulo de la propiedad, que

las islas de Maluco estaban 30 grados dentro de la demarcación de Castilla, del

cual auto los portugueses dijeron de nulidad Viendo que les paraba perjuicio el

viaje que hacían por sus cartas de marear antiguas, en que comúnmente describían

el Maluco 6 grados fuera de su demarcación, desde el año de 1550 ó 1551, favore

ciendo su pretensión y causa á título de querer corregir las dichas cartas, diciendo

que era errada la navegación deltas, las han mudado públicamente, y en algunas

del año de 55 echan la linea de la demarcación 10 grados más al Oriente de los

Malucos, dejándolos otros tantos dentro de la demarcación. Para esto acortan toda

la navegación y golfos de Cabo de Buena Esperanza hasta las dichas islas, de lo

que Tholomeo tiene escripto y estaba recibido antiguamente; y para cuadrar esta

navegación, como la ponen, con las otras partes de Europa que les corresponden,

aun les ha sido forzado mudar, sin autoridad ni fundamento alguno, las longitudi-

des de algunas partes y pueblos señalados del mar Mediterráneo. Los Castellanos,

siguiendo las distancias de los viajes de la navegación, que los portugueses mes-

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SIGUEN LAS INDIAS. 187

En el interior había instituido D. Carlos casa especial de

Contratación para la Especería en la Coruña ', y estimulado

al comercio de particulares, ofreciendo en edictos y pregones

privilegios señalados á cuantos quisieran armar naves para ir

con la flota que por su cuenta se iba á disponer.

Nombrado estaba para dirigirla Frey García Jofre de

Loaysa s, comendador de San Juan, con título de Capitán

general, componiéndose de siete naves mayores que las de

Magallanes, á saber: Capitana Santa María de la Victoria,

de 300 toneles; Sancti Spíritus, de 200, capitán Juan Sebas

tián del Cano, piloto mayor; Anunciada, de 170, capitán

Pedro de Vera; San Gabriel, de 130, capitán Rodrigo de

Acuña; las carabelas Santa María del Parral y San Les-

mes, de 8o, y el patache Santiago, de 50.

Hízose á la mar desde la Coruña el 24 de Julio de 1525,

navegando sin grandes contratiempos hasta el mes de No

viembre, en que un temporal separó á algunos de los navios.

Tres encallaron, tomando por entrada del Estrecho un abra

cercana, y de resultas se perdió la Sancti Spíritus. Era el

temporal como suele ser en aquellos parajes peligrosísimos

por los escollos y las corrientes, aunque los sorteaban en la

buena estación. Tardaron cuatro meses en trasponer las si-

mos hacen por el Oriente, y los que de parte de Castilla se han hecho por el Occi

dente hasta el Maluco, demarcan sus cartas por la parte occidentad echando el

meridiano de la partición por Bengala, que dista 49 grados ó 50 de longitud orien

tal de las Canarias; de manera que se incluye dentro de la demarcación de Castilla

la Trapobana y Zamatra y las islas del Maluco, 30 grados dentro de ella, y de algu

nas observaciones celestes que después se han hecho particularmente.» Geografiay

descripción universal de las Indias, recopilada por el cosmógrafo-cronista Juan López de

Velasco desde el año 1571 al de 1574, publicada por primera vez por D. Justo Zara

goza. Madrid, 1894, páginas 8-9. En la colección de documentos formada por Vargas

Ponce, que posee la Academia de la Historia, t. Liv, hay varios en que constan las

deliberaciones y vicisitudes de la junta de Badajoz al tratar el asunto del Maluco.

1 Por real Provisión dada en Valladolid á 22 de Diciembre de 1522, confirmada

en 1524 después de la junta de Badajoz. —D. Juan Bautista Muñoz extractó para

su colección un Memorial de las causas por do conviene que S. M. ponga la Casa de la

Contratación de la especería en la ciudad de la Coruña y algunos más documentos por

donde parece fueron nombrados Cristóbal de Haro, factor; Francisco Mexía, conta

dor, y Bernardo Meléndez, tesorero; t. lxxvi, folios 275, 291, 300.

* Oviedo refiere con bastante prolijidad este viaje, que ilustró Navarrete con

documentos, en la colección de los suyos.

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nuosidades de no leguas, desembocando el 26 de Mayo

de 1526 con la capitana, las dos carabelas y el patache, todas

con averías por varadas ó choque con las piedras; la Anun

ciada y la San Gabriel, habíanse quedado atrás.

A poco, el i." de Junio, rigor del invierno austral, con fu

riosa tormenta, desaparecieron patache y carabelas para siem

pre; la capitana sola, atormentada por la mar, dando sin tre

gua á las bombas y á media ración los tripulantes, luchaba

con toda especie de calamidades. El general Loaysa '; Cano,

el primer circunavegante *, el piloto Rodrigo Bermejo,

Alonso de Tejada, Toribio Alonso de Salazar, Martín Pérez

del Cano, los más calificados de la armada, con buena com-

1 Dejó mucha tristeza, porque era muy bueno y bienquisto: natural de-Ciudad

Real, según Herrera; vizcaíno, por loque apunta Argensola.

* Juan Sebastián del Cano, natural de Guetaria. Estuvo en la conquista de Oran

con navio suyo, y en Italia después. Hízóle mercedes el Emperador, adquiriendo

notoriedad universal. Se cuenta que habiendo hecho excursión por Italia, salía á

verle la gente como á hombre extraordinario. Asistió á las conferencias del Maluco

en Badajoz. Un caballero generoso colocó en la iglesia de Guetaria lápida con las

armas del circun-navegante y la leyenda engañosa:

Esta es la sepultura del insigne capitán Juan Sebastián de Elcano, vecino r natural

de esta noble y leal villa de Guetaria, quefue elprimero que dio la vuelta al mundo en el

navio la Victoria; y en memoria de este héroe animoso, mandó poner esta losa don Pe

dro de Echavey Asu, caballero delorden de Calatrava, año 1671. Rucgucná Dios por él.

La sepultura del insigne marino, dicho está, es harto más amplia.

Otro hijo noble de la villa, D. Manuel Agote, erigió monumento de más impor

tancia en la plaza pública; una estatua de mármol modelada por D. Alfonso Giraldo

director de la Academia de San Fernando se inauguró en 1801, y fue destruida en

el cañoneo que durante la guerra civil sufrió Guetaria en 1835. La representa un

grabado de Selma en la Colección de Viajes de Navarrete, tomo iv.

Costeó segunda estatua de bronce D. Joaquín Barroeta, sentándola en una emi

nencia de la villa que mira al mar, hacia el cual extiende el brazo derecho. La Aca

demia, semanario ilustrado de Madrid, publicó su dibujo en Septiembre de 1877.

Tercera esttaua en mármol, obra muy bella del escultor D. Ricardo Bellver,

adorna el patio del Ministerio de Ultramar.

La Sociedad geográfica de Madrid celebró en 1879 centenario con certamen poé

tico y sesión pública, á que asistió la familia Real; leyeron encomios el Presidente

D. Antonio Cánovas del Castillo y el Capitán de navio D. F. Javier de Salas, re

sumiendo el acto un discurso de S. M. D. Alfonso XII. En el Boletín de la misma

Sociedad se publicó acta acompañada con dibujos del escudo de armas y estatuaprimitiva de Guetaria.

Se ha discutido largamente acerca del apelativo del navegante por la circunstancia de existir en Guipúzcoa un caserío de nombre Elcano; las firmas conservadas

en documentos, se interpretan, como aquí va escrito, Juan Sebastián del Cano.

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pañía, tuvieron sepultura en la mar, ancha para dársela á to

dos. Martín Iñíguez de Carquízano, en quien recayó el mando,

habiendo visto una isla que llamaron de San Bartolomé, y

tocado en las de los Ladrones y Mindanao, alcanzó la de Ti-

dor en el mes de Noviembre con la nao inútil, y 40 hombres

menos de los que salieron del Estrecho. Quedaban 105, su

ficientes para construir una fusta de diez y siete bancos; para

ganarse la voluntad de los naturales y emprender con ellos

guerra de exterminio contra los de Terrenate, donde los por

tugueses se habían instalado, procurando á cual más la in

fluencia de su bandera'.

Las naves de la expedición Loaysa, separadas de su gene

ral, dieron contingente á la historia de la navegación, cada

cual á su manera. La nombrada San Gabriel, yendo al río de

Santa Cruz en auxilio de otra, desmandada la gente, retroce

dió por la costa del Brasil, donde tuvo que pelear con tres

galeones franceses. Llegó á Bayona de Galicia el 28 de Mayo

de 1526, quedándoles bizcocho para cinco ú seis días *.

La Anunciada trató de ir al Maluco por el cabo de Buena

Esperanza; así lo dijo su capitán Pedro de Vera al de la San

Gabriel en el momento de separarse. Iba sin piloto, que había

muerto, sin batel y sin anclas. Nada ha vuelto á saberse de ella.

El patache Santiago tenía á bordo, en el momento de per

der de vista á la Capitana dentro del Pacífico, cuatro quinta

les de bizcocho y ocho pipas de agua para cincuenta perso

nas. Su capitán, Santiago de Guevara, decidió hacer rumbo

á espaldas de la tierra conquistada por Hernán Cortés, como

mejor providencia y con mil trabajos fondeó cerca de Te-

coantepec en 25 de Julio (1526)'.

Ignórase la suerte de la carabela San Lesmes, separada

1 Hernando de la Torre, que quedó por Capitán general de los españoles, envió

relación del viaje y ocurrencias posteriores, y copia ms. del documento se guarda

en la Academia de la Historia. Colección Muñoz, t.-xxxvin, anexo. Otra relación es

crita por Andrés de Urdaneta se conserva también.

2 El capitán Rodrigo de Acuña, prisionero de los franceses, escribió relación de

ocurrencias. Hállase ms. en la Academia de la Historia, Est, 23, gr. 4, núm. 104.

También hizo relación Juan de Aréizaga, incluida en la Colecc. de docum. deIndias, t. iv, pág. 5;!),

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igo ARMADA ESPAÑOLA.

como la anterior, en el Pacifico; es de creer que naufragó en

una de las islas Marquesas, por cierta cruz hallada al descu

brirlas. Era su capitán Francisco de Hoces.

De la otra carabela Santa María del Parral, se supo ha

ber continuado la derrota hasta las islas Célebes, donde sur

gió, y que estando su capitán, D. Jorge Manrique de Nájera,

rescatando con los indios sobre la mesa de guarnición de

popa, algunos marineros amotinados le asesinaron y dieron

con la nave al. través, quedándose en tierra.

¡Lastimosa enumeración, por cierto!

Dos nuevas armadas se aprestaron en el curso de este año;

la primera por capitulación que hicieron el conde D. Fer

nando de Andrada y D. Cristóbal de Haro, para descubrir

con una carabela de 50 á 60 toneles, un patache, de 25 á 30

y una fusta ó bergantín de remos, llevado en piezas para ar

mar donde conviniera, yendo por Capitán general Diego

García; la otra, patrocinada por el Emperador, puesta en ser

por mercaderes de Sevilla con tres naos, una carabela y gé

neros de rescate, al mando de Sebastián Caboto, capitán que

no correspondió á lo que se esperaba de su reputación, ni en

el tacto, ni en el proceder, opuesto á las instrucciones reci

bidas.

Caboto partió de Sevilla el 3 de Abril de 1526, y costeo el

Brasil con dificultades y desavenencias, sin contar incidentes

que produjeron la pérdida de la nave capitana. Llegando al

río de la Plata desistió del viaje al Maluco, á que estaba

comprometido, pretextando falta de vituallas y mala voluntad

de sus subordinados á embocar el estrecho de Magallanes.

La idea que de este paso tenían formada los mareantes, no

era en verdad risueña, impresionados cual estaban conia pin

tura de los descubridores. Ponderaban aquel laberinto de

solado de islotes y escollos, las riberas escarpadas en que gra

nitos y basaltos sin quicio amenazaban caer sobre las olas

siempre mugientes; los vientos violentísimos á que no resis

tían cables ni anclas; las corrientes encontradas, las playas

desiertas, el frío, la niebla, la obscuridad, el trabajo, la dolen

cia y la tristeza en suma.

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Caboto remontó por los ríos Paraná y Paraguay; construyó

dos fuertes; tuvo cuestiones con Diego García, llegado en

pos l; se entretuvo cuatro años consumiendo la hacienda de

sus poderdantes, y al volver á Sevilla en Julio de 1530 con

una sola nao, trayendo 20 hombres de los 210 que le acom

pañaron, se vio envuelto en los enojos de un proceso largo3.

Produjo su jornada el primer reconocimiento de los gran

des afluentes del río de Solís, y el islario que trajo formado el

piloto Alonso de Santa Cruz, muy joven entonces.

Justamente por la información de las dificultades que el es

trecho de Magallanes ofrecía, Esteban Gómez, que las había

tocado, recibió encargo de buscar otro, presumido por los

cosmógrafos al cabo opuesto de ía tierra firme, entre la Flo

rida y los Bacallaos, única parte que los españoles no habían

1 Había salido de la Coruña el 15 de Enero de 1526; embocó el Plata en Octu

bre ó Noviembre de 1527. Diego García, vecino de Moguer, fue por maestre de

una de las naves de Solís en la expedición del descubrimiento; embarcó en la de

Magallanes, siendo de los pocos circunnavegantes que volvieron con Juan Sebas

tian del Cano. Solicitó con insistencia la gobernación del dicho río, obteniéndola

en 1525. A la posesión iba cuando se vio contrariado por Caboto, así que fue parte

contra él en el proceso íncohado en Sevilla En 1535 se alistó con su caravela Con

cepción para el viaje del Adelantado D. Pedro de Mendoza, cuarto de los suyos al

Plata. Murió en la isla de la Gomera. No sabia escribir, siendo sin embargo exce

lente piloto práctico. En 1526 presentó á la Casa de la Contratación Memoria de

acaecimientos que por primera vez ha publicado D. Eduardo Madero en su histo

ria delpuerto de Buenos Aires, 1892.

4 Sebastián Caboto, veneciano, en compañía de su padre descubrió el Continente

Americano en 1497, por la parte del Norte, antes de emprender Colón su tercer viaje,

habiendo salido de Bristol con un barquichuelo inglés. Vino llamado al servicio de

España, obteniendo nombramiento de piloto mayor con 125 000 maravedís de sa

lario en 5 de Febrero de 1518, para sustituir á Juan Díaz de Solis. Asistió como

perito á las Conferencias de Badajoz, en que se trataba de la posesión de las Mo-

lucas. En el proceso que se le forrró en Sevilla á petición de parte, recayó sentencia

condenándole á dos años de destierro en Oran, mas fue indultado y repuesto en el

oficio de piloto mayor. En 1548 ó principios del 49, se ausentó de España sin li

cencia y murió octogenario en Inglaterra, hacia el año 1557. Fue buen marinero y

excelente cartógrafo, acreditándolo el mapamundi fechado en 1544, que se con

serva en la Biblioteca Nacional de París, pero hombre Je moral dudosa, que pro

curó explotar el secreto profesional, vendiéndolo á quien se lo pagara. Se preciaba

de haber resuelto el problema de la longitud en la mar por la variación de la aguja.

Los principales juicios de Caboto he condensado en informe que apareció en el

Boletín de la Academia de la Historia, 1893, t. xxn, y posteriormente dedicó al es

tudio de su jornada un interesante opúsculo el Sr. Cario Errera, titulándolo ¿a

Spedizionedi Sebastiano Caboto alJiio della Plata, Firenze, 1895, 4°, 64 páginas.

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19? ARMADA ESPAÑOLA.

aún explorado. De los Bacallaos al Norte, bien se sabía no

haber dado con él los ingleses.

Esteban Gómez partió de la Coruña con una carabela

en 1525; anduvo diez meses viendo tierras frondosas; no halló

solución ni oro tampoco, de modo que por fruto de la jor

nada satisfizo con algunos indios, el diario de navegación y

los datos con que se llenaron los huecos de la carta general

ó padrón de la Casa de la Contratación de Sevilla '.

Un año después (el referido de 1526), marchó Francisco

Montejo, en compañía de más de 500 hombres, á la re

gión entrevista por Grijalva y Hernán Cortés al empezar la

conquista de Nueva España, á Yucatán. Hizo capitulación

para ello y sacó de Sevilla las armas y municiones en tres

naos á su costa.

Panfilo de Narváez, rigor de las desdichas, armó en San-

lucar otras tres y dos bergantines (1527), embarcando seis

cientos hombres á fin de poblar en la Florida con capitula

ción semejante. Alvar Núñez Cabeza de Vaca, uno de los

tres hombres que escaparon ala muerte, después de pere

grinar entre indios bravos muchos años, ya haciéndose loco,

ya médico, agotó las frases con que en nuestro idioma se ex

presa la tortura al hacer relación de infortunios, que más por

huracanes y falta de aumentos que por las armas de los indí

genas, acabaron con sus camaradas ".

Tanto se repitieron desde entonces las conquistas por lu

gares distintos, ó por los mismos á que la fama de mayor

riqueza convocaba á los aventureros, que fuera tarea larga y

cansada relatarlos, habiendo que repetir que ni la comodidad

1 Esteban Gómez, portugués, vino al servicio de España en 1518, obteniendo el

titulo de piloto. En este concepto embarcó en la armada de Magallanes, contradijo

la continuación del viaje en el Estrecho, y prendiendo al capitán de la nao San

Antonio en que iba, dio vuelta á España. Forjó una historia contra su general, cuya

falsedad se descubrió; estuvo preso por ende, librándose á condición de servir

como piloto en la armada de D. Pedro Manrique contra corsarios. Asistió á las

conferencias del Maluco, en Badajoz, cesando las noticias desde que volvió de su

viaje en busca del Catayo.

8 De los infortunios y naufragios, impreso en el tomo I de la Historia general de

las Indias, de Oviedo, y la Relación del viaje, Colee, de doc. de Indias, tomo xiv, pá

gina 265.

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Don Hugo de Moneada.

Primer Capitán general de la mar.

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SIGUEN LAS INDIAS. 193

ni el descanso eran parte en el lote de los que abandonaban

la patria, si estimulados por aquellos móviles que en todo

tiempo afectan al corazón humano, ansiando tanto como el

bienestar, la evidencia alcanzada de pocos entre el número

inmenso de los que sucumbían ignorados.

Es de citar la tentativa de población en las Bermudas, islas

descubiertas por Juan Bermúdez, natural de Palos, con ob

jeto de que hallaran las naves puerto de escala en el viaje de

vuelta (1527). Por otros extremos, lo son:

La de Diego de Ordáx, que salió de Sevilla con cohom

bres al reconocimiento y ocupación de la costa de Cumaná

y río Orinoco, desastrosa en los resultados (1531).

La menos numerosa de García de Lerma en Santa Marta

(I529)-Las de Honduras, Nicaragua, Guatemala é islas menores.

La de Pedro de Heredia á Cartagena (1532).

La de Alonso de Herrera á los afluentes del Orinoco, des

trozada por los caribes; menos desdichada, sin embargo, que

la de Simón de Alcazaba ', por haber sido la discordia y la

rebelión causas de que pereciese en el Magallanes al dirigirse

á colonizar en el mar del Sur (1534).

Per último, habiendo entrado en el río de Solís Martín

Alfonso de Sousa con armada portuguesa, sosteniendo su Rey

no estar claramente averiguado si el estuario había sido des

cubierto por subditos suyos ó del Emperador, la armada de

catorce naves con unos mil hombres que D. Pedro de Men

doza condujo á perecer allí, á tiempo en que el estandarte se

arbolaba en la Goleta y Túnez (1535).

De todas estas expediciones se diferencia la de Gil Gonzá

lez Dávila ', por haberse obligado en el asiento que suscribió

1 delación de esta jornada desastrosa, escrita por Alonso Vehedor, se halla in

cluida en la Colección de documentos de Indias, tomo v, pág. 97. Otra redactó Juan

de Morí, almirante de Alcazaba.

* Gil González Dávila, siendo contador de la isla Española desde 1511, con bue

nas relaciones en la corte, fue nombrado capitán de la armada dispuesta por Niño.

Fundó la villa de San Gil cuando iba explorando el lago de Nicaragua y tierras con

tiguas. Tuvo serias desavenencias con Cristóbal de Olid; pero con grillos se lo

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194 ARMADA ESPAÑOLA.

impulsado del piloto Andrés Niño, alma del negocio ', á

construir naves en el mar del Sur y hacer en él armada para

la Especería, abreviando el viaje y eludiendo el paso del Es

trecho de Magallanes. Para ello salieron los asociados de

Sevilla con tres naos y doscientos hombres en Septiembre

de 1518 y desembarcaron en el Darién la clavazón, jarcia y

pertrechos de toda especie que habían de transportarse á

lomo por el mal camino del istmo, juntamente con las prin

cipales piezas de madera.

Puestos á la obra, malograron los afanes de realización las

condiciones malsanas del clima y la inexperiencia en el em

pleo de materiales del país; á los veinticinco días de lanzar al

agua los navios nuevos, no quedando ya vivos más que ochenta

de los doscientos castellanos que los empezaron, estaban com

pletamente podridas las maderas y agujereadas además las de

los fondos por la broma, como panal de miel; más no decayó

el ánimo de los asociados con el contratiempo; pusieron los

cascos á monte é hicieron otros nuevos., de modo que á 21

de Enero de 1522 pudieron hacer con cuatro el primer viaje

por la costa de Nicaragua, recorriendo 350 leguas.

Hubo desde entonces astillero en el golfo de San Miguel

y poco á poco en los puertos que se poblaban, donde se

aguzó el ingenio buscando estopa, brea, alquitrán y cordele

ría á fin de reducir la remesa desde Castilla de los materiales

que tanto costaba pasar de mar á mar.

Con much^ ¿mpeño se procuró hallar por las estrechuras

llevó á Méjico y después á España. Murió en Avila, su patria, el 21 de Abril de 1526.

Escribió relaciones de sus viajes, publicadas en la Colección de documentos de Indias,

tomos viii, xi\ xx y xxv.

1 El P. Las Casas, Historia de las Indias, tomo v, pág. 155. Andrés Niño, hijo del

piloto Juan, y piloto como todos los de su familia, de Moguer, habiendo hecho via

jes á Indias, capituló en 1519 e! descubrimiento por el mar del Sur de mil leguas de

mar ó tierra, poniendo de su hacienda 1.058.068 mrs. Salió el mismo año de San-

lúcar con tres naos, regidas nominalmente por Gil González Dávila; atravesó el

istmo de Panamá, llevando piezas para armar embarcaciones al otro lado; costeó

hasta Tehuantepec, trazando carta de su derrotero y del golfo Dulce. En 1524 se

tras'adó á la isla Española con objeto de hacer nuevos aprestos; fue con Gil Gon

zález Dávila á las Hibueras, donde se fundó la villa de San Gil de Buenavista; se

encaminó á Nicaragua buscando paso á la mar Dulce, y saliendo de Puerto Caba

llos murió en el trayecto.

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del Continente, desde el golfo de Urabá hasta la Florida, al

guna comunicación entre los dos mares, ya fuera directa, ya

por enlace de las corrientes fluviales. En esta empresa traba

josa anduvieron Gil González Dávila, Andrés Niño, Fran

cisco Hernández de Córdoba, Alonso Alvarez de Pineda,

Andrés de Cereceda con otros. Hernán Cortés despachó

bergantines expresamente encargados de registrar por una

parte cada río, cada bahía anchurosa, desde Panuco hasta la

Florida; por la otra desde Zacátula hasta Panamá. En 1525

había ya certeza de la configuración del istmo.

No faltaron colonos acaudalados que se hicieron armado

res con idea de ir calando la tierra, ya por sí solos, bien en

sociedad ó comandita, con embarcaciones llevadas en prin

cipio á 40 ó 50 toneladas á lo sumo; por lo general, reducidas

á la clase de bergantines, de 10 á 20.

También las hacía' construir el conquistador de Méjico en

los puertos ganados de Teuhantepec, sobre todo desde que

le ordenó el Emperador indagase si había camino desde

Nueva España al Maluco, y aprovechando las cuatro carabe

las ó bergantines que tenía hechos, enviara alguno en de

manda de las islas y averiguación del paradero de las naos y

gente de la expedición de Loaysa '.

En virtud de la orden se botaron al agua en Zacátula dos

navios y un bergantín que fueron armados con treinta piezas

de artillería. El mayor, capitana, nombrado la Florida, em

barcó 50 hombres de tripulación; el segundo, Santiago, 45;

el bergantín, Espíritu Santo, 15; datos por donde se puede

apreciar que el porte no excedía del indicado antes. Tuvo

cargo de capitán general Alvaro de Saavedra, deudo de Her

nán Cortés, de quien recibió instrucciones para la navegación

en que había de atravesar el Pacífico por vez primera en

aquellas latitudes, guiándole las conjeturas.

Dejó el puerto de Cihuantanejo el 31 de Octubre de 1527,

teniendo que forcejear desde los primeros días con inconta

bles obstáculos. Mil ciento setenta leguas habían corrido

1 Real cédula de Granada á 20 de Junio de 1526.

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juntos los tres navios, por su cuenta, cuándo se apartaron y

desaparecieron el Santiago y el Espíritu Santo '. La Flori

da, solitaria, reconoció por memoria las islas de los Ladrones,

y algunas de las Filipinas, llegando con imponderables fatigas

á Tidor, muerto el piloto y el cirujano.

Carenada allí la nao, dio la vela á mediados de Junio

de 1528, determinado Saavedra á volver por el mismo ca

mino, ya que había dejado á los españoles de la Especería so

corro y consuelo. Tocó en la isla de los Papuas, nombrada

Misory, en Mindanao, en Visaya, teniendo que arribar á las

Molucas por la contrariedad de los tiempos después de seis

meses de lucha. En Maya de 1529 se hizo otra vez á la mar,

embocando el Pacífico con menos dificultades; algunas de las

islas polinesias, no bien especificadas en la relación, le sir

vieron de escala y refrigerio, por más que fuera insuficiente

á las necesidades. Falleció Saavedra; pocos dias después Pe

dro Laso, que le sucedió en el mando, llegados á menor dis

tancia de Nueva España que de las Molucas; pero invertidos

los términos por la constancia de los vientos contrarios, se

gunda vez tuvieron que arribar á las Marianas, y de allá á las

Molucas, donde la nave quedó por inútil.

De esía manera calamitosa fueron los navegantes castella

nos adquiriendo noticia del régimen de las monzones y de

cuanto debían saber para elegir la derrota mejor.

Retrocediendo un tanto desde la distracción á que nos ha

llevado la quinta y más nueva parte de las descubiertas en

nuestro planeta, parte oceánica, laberinto de islas esparcidas

en extensión de 3.000 leguas, volvamos á la que seguía deno

minándose de las Indias occidentales, con incompleto cono

cimiento.

Pascual de Andagoya, vecino y regidor de Panamá, uno

de los armadores arriscados de la anterior alusión, zarpó con

un bajel en 1522, atreviéndose á pasar el río de San Juan y á

internarse en la provincia de Cochama, donde obtuvo, pe-

1 Capitán del primero era D. Luis de Cárdenas, natural de Córdoba; del bergan

tín, Pedro Fuentes, de Jerez.

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SIGUEN LAS INDIAS. I97

leando con los naturales, nuevas de la existencia más hacia

el Sur de un imperio civilizado y rico imponderablemente '.

La noticia espoleó á los audaces; á tres principalmente: Fran

cisco Pizarro y Diego de Almagro, conquistadores y soldados

viejos, y Hernando de Luque, clérigo capitalista. Formada

entre ellos compañía, construyeron dos navios; compraron

un tercero, de los bergantines que había labrado Vasco Nú-

ñez, y con el uno salió á la mar Pizarro en Noviembre de 1524,

llevando en compañía 80 hombres, contado el piloto Fer

nando Pénate.

De cabo á cabo barloventearon, entrándose por el río Bi-

rú en tierra que resultó escabrosa, sin veredas, espesa de

árboles, inclemente en aguaceros y turbiones y escasa de

mantenimientos. Descalzos, agoviados con el peso de las ar

mas fueron á surgir en puerto que llamaron del Hambre, por

los que allí murieron de inanición. Sin el puntillo de la honra,

volvieran á Panamá, como los más querían.

Almagro acudió al socorro del compañero en el tiempo

convenido, sin dárselo eficaz, antes bien, perdió un ojo en el

río de San Juan, teniendo que habérselas con gente vigorosa

y soberbia. De todos modos, poniendo buena cara al infortu

nio, mientras Almagro iba á Panamá y volvía una y otra vez

1 Pascual de Andagoya «era hombre de noble conversación é virtuosa persona,pero falto de ventura ó falto de conocimiento.» En estas pocas palabras le retrató

Oviedo. Nació en el valle de Cuartango, provincia de Álava; fue á las Indias

en 1514 con Pedrarias y favorecido de éste obtuvo nombramiento de regid.or de

Panamá (1521). Estando bien acomodado, hizose armador y se arrojó á descubrir

por el mar del Sur, haciéndolo en el golfo de San Miguel, río San Juan y provin

cia de Cochamá. Él trajo á la colonia las primeras noticias del Perú, de oidas;ayudó con sus navios á Pizarro y Almagro, más no tuvo participación en su em

presa; se contentó con el gobierno del rio de San Juan, obtenido en España.

En 1540 aprestó otra armada para ejercerlo, y «n el viaje descubrió la bahía de la

Cruz y fundó el pueblo de Buenaventura. Con Sebastián de Belalcazar, conquistador de Popayán, tuvo graves desavenencias cuya resolución fue necesario someter

á la autoridad del Emperador; para ello volvió á la corte; esperó pacientementehasta que, despachado el negocio, embarcó con el licenciado Pedro de la Gasea(1546), acompañándole á Panamá y siéndole de mucho servicio. Mandó una de lascompañías de infantería que en la batalla de Xaxahuana vencieron la rebelión de

Gonzalo Pizarro; quedó luego en el Cuzco, llegando su fin, por muerte de enfermedad, el 18 de Junio de 1548. El Emperador le concedió escudo de armas.

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ARMADA ESPAÑOLA.

con provisiones, Bartolomé Ruiz, piloto de Moguer, con el

navio pequeño avanzó el reconocimiento hacia el Sur, cortó

la equinoccial, vio el golfo de Guayaquil y en él una balsa á

la vela con gente vestida de telas finas, adornada con pren

das de oro y plata, llevando consigo enseres que ninguna

duda dejaban de estar inmediato el imperio delatado por An-

dagoya.

Así que Almagro dio la vuelta con refuerzo de 40 hombres,

juntos con los de Pizarro, fueron todos á cerciorarse de la

exactitud de los informes, nada exagerados por lo que vieron

y entendieron, comunicando con los habitantes del litoral de

Quito; más la impresión fue distinta de lo que podía espe

rarse; á la gente de poco ánimo asustó la grandeza y fuerza

que significaban los campos cultivados, los pueblos en poli

cía, los habitantes sometidos á disciplina. Unióse á esta pri

mera causa de encogimiento el cambio de estación, por en

trada de los vientos del Norte. ¿Significa acaso el nombre de

Pacifico que no haya en el mar á que se puso conmociones

atmosféricas? La serie de borrascas que sufrieron, amenaza

das de naufragio sobre aquellas playas no conocidas, les pro

curó experiencia real.

En discordancia desde entonces los pareceres, dominando

el disgusto, decidieron los más abandonar la empresa, vol

viéndose á Panamá; en la isla Gorgona, horrible como el

nombre, comparada con el infierno por la espesura de los

bosques, altura de las montañas, abundancia de mosquitos y

destemplanza del cielo, donde nunca se ve el sol ni deja de

llover, sin otro alimento que cangrejos, quedaron con Piza

rro 13 hombres, los 13 de la fama que andando el tiempo ha

bían de apellidarse.

Pasaron siete meses de angustias mientras Almagro y Lu-

que alcanzaban licencia del gobernador para enviar auxilios;

tal atmósfera contraria habían formado los expedicionarios.

Esta vez fueron á surgir en Tumbez, en Paita, en Santa, descen

diendo hasta los 90 de latitud por límite suficiente de informa

ción, acopiadas las que iban suministrado los peruanos.

Con esto regresó Pizarro á Panamá á los diez y ocho me-

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SIGUEN LAS INDIAS. I99

ses de la partida y vínose á la corte, recibiéndole con agrado

el Emperador, en cuya corona proponía engastar joya demás

precio que la Nueva España.

Corría el año 1529 cuando firmó la capitulación de la con

quista, y el de 1530 era empezado al salir de Sevilla con es

caso contingente de aventureros.

Tres naos, la mayor de 70 toneladas, 180infantes, 27 jinetes,

compusieron la flota echada á la mar desde Panamá á primeros

de Enero de 1532, después de bendecido en la catedral con so

lemnidad el estandarte de las armas reales. Las naos despidió

Pizarro desde Tumbez, contando con que el oro que llevaban

ganado en pocos días, serviría de cebo á más gente, y así fue.

Abrían en el viaje la carrera entre el imperio incásico, desde

aquel momento acabado, y el istmo de Panamá; abrían el cauce

de oro corriente hasta Sevilla, desde donde por Europa se

esparció.

Hacia el Norte, daba el astillero fundado por Hernán Cor

tés en Acapulco vasos con que ir trazando en los mapas el

perfil de la costa. En 1530 empezaron la tarea dos navios re

gidos por Diego Hurtado, pereciendo en ella sin pasar muchas

leguas al Norte de Jalisco. Siguió Diego Becerro de Men

doza en 1533 hasta el puerto de Juclután, en 20o y más, per

diendo una de las dos naves que llevaba, con toda la gente.

Lo hizo Hernando de Grijalba con los navios Concepción y

San Lázaro, y halló una isla á que dio nombre Santo To

más '• El mismo Hernán Cortés, á la sazón marqués del Va

lle de Guaxaca, cruzó en el golfo de su nombre con tres na

vios, en 1535, tropezando con la extremidad meridional de

California, que llamó Santa Cruz por haberla visto el 3 de

Mayo, fiesta de la Invención. También puso nombres á la

tierra é islas inmediatas é hizo levantar la carta, situando la

tierra nueva con relación á la costa de enfrente \

1 Relaciones y derroteros de estos viajes se han incluido en la Colección de docu

mentos de Indias, t. xiv, páginas 15 y 65', y en la Colección Navarrete, t. XV.

2 Facsímile de esta carta, juntamente con el testimonio de posesión de'Santa

Cruz, se publicó en las Acias del Congreso internacional de Americanistas de Madrid.

Madrid, 1883, t. n, pag. 330.

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200 ARMADA ESPAÑOLA.

Cuenta Herrera que durante el crucero murió el piloto de

la nave de Cortés, y vióse entre arrecifes en grave peligro,

tanto, que llegaron á desconfiar de la salvación; salieron, no

obstante, á mar honda por ser el conquistador de Méjico

hombre sereno, inteligente y dispuesto en las cosas de la

mar \ Un siniestro menos; ¡cuántos y cuántas vidas é intere

ses se hundieron en las olas antes de conocer bien con insis

tentes expediciones la península californiana!

Lo que no se repitió, según se habia pensado, fue el envío

de refuerzos detrás de Alvaro de Saavedra, porque intervino

de nuevo la diplomacia, y D. Carlos, necesitado de dinero,

aceptó empréstito ofrecido oportunamente por el rey lusi

tano. Gustó el César el plato bíblico de lentejas. Por conse

cuencia, se firmaron en Zaragoza capitulaciones referentes á

las islas de la Especería en 22 de Abril de 1529, adquiriendo

Portugal los derechos, acción, dominio y posesión del Ma

luco por precio de 350.000 ducados de oro, pagaderos en

plazos, con pacto de retro-vendendo perpetuo *.

1 En el interrogatorio del pleito seguido por Hernán Cortés, sosteniendo el de

recho que tenía á la conquista de Cíbola, se trata.de sus viajes de exploración, y

de éste se dice que, creyendo seguro el naufragio, se desnudaron los marineros, y

un criado vino á proponer á Cortés que lo hiciera; no lo consintió porque no le

hallasen muerto desnudo.—Academia de la Historia, E. 8, Est. 127, gr. 1.

2 Juan López de Velasco: Descripción universal de las Indias, antes citada, pág. 8.

Argensola refiere haber sido mal vista la cesión en general, y que los Procurado

res de Cortes propusieron se hiciera la entrega por seis años en calidad de arren

damiento y ellos pagarían al rey D. Juan el precio del empeño y traerían á Es

paña el trato de la Especería.—Historia de las Molucas, pág. 47.

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