Sherezade

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SHEREZADE Queridos lectores: Tenéis ante vosotros el primer número de Sherezade, la revista de nuestro instituto. Queremos que en ella tengan cabida las iniciativas, creaciones y reflexiones de todos los miembros de nuestra comunidad educati- va. Llegará tan lejos como nosotros queramos. Porque ha nacido para crecer, con la imaginación, la inteli- gencia y la fantasía de todos los que aún estamos convencidos de que la educación, y la cultura, constituyen el mejor instrumento quizás el único- para seguir avanzando hacia un mundo mejor. Aquí caben razonamientos y divertimentos. La memoria del pasado y las adivinanzas que nos ayuden a descubrir el futuro. Las matemáticas y la literatura. La física y la química. Y por eso, claro, el amor; que ya lo dijo el inminente sabio Severo Ochoa, antes que Joaquín Sabina: ―el amor es la fusión de la física y la química.‖ Y también cualquier otro saber que nos ayude a conocer la diversidad del mundo y sus consecuencias, aunque no esté etiquetado en ninguna asignatura. Queremos que sea la revista de la realidad de la vida y de los cuentos. De muchos cuentos, de todos los tamaños y colores. Porque, como decía es escritor Luis Landero en su libro El cuento o la vida: “Hoy más que nunca la escuela está bajo el signo fatal de Sherezade‖ (aquella mujer inteligente que utilizaba la imaginación para seguir viva). Nosotros también necesitamos la imaginación para seguir adelante, caminando hacia esa utopía de la que hablaba Eduardo Galeano, y que siempre está en el horizonte y siempre alejándose con él. Por eso, decía el escritor uruguayo: ―camino dos pasos, y ella se aleja dos pasos ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso sir- ve, para caminar.‖ En vuestras manos queda Sherezade. Necesita de vuestras aportaciones y fantasía para seguir viviendo, narrando, contando. A nosotros, quienes lanzamos esta iniciativa, nos gustaría que su historia, como en Las mil y una noches, fuera interminable. Francisco de Paz PRESENTACIÓN

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SHEREZADE

Queridos lectores:

Tenéis ante vosotros el primer número de Sherezade, la revista de nuestro instituto. Queremos que en

ella tengan cabida las iniciativas, creaciones y reflexiones de todos los miembros de nuestra comunidad educati-

va.

Llegará tan lejos como nosotros queramos. Porque ha nacido para crecer, con la imaginación, la inteli-

gencia y la fantasía de todos los que aún estamos convencidos de que la educación, y la cultura, constituyen el

mejor instrumento – quizás el único- para seguir avanzando hacia un mundo mejor.

Aquí caben razonamientos y divertimentos. La memoria del pasado y las adivinanzas que nos ayuden a

descubrir el futuro. Las matemáticas y la literatura. La física y la química. Y por eso, claro, el amor; que ya lo

dijo el inminente sabio Severo Ochoa, antes que Joaquín Sabina: ―el amor es la fusión de la física y la química.‖

Y también cualquier otro saber que nos ayude a conocer la diversidad del mundo y sus consecuencias,

aunque no esté etiquetado en ninguna asignatura.

Queremos que sea la revista de la realidad de la vida y de los cuentos. De muchos cuentos, de todos los

tamaños y colores. Porque, como decía es escritor Luis Landero en su libro El cuento o la vida: “Hoy más que

nunca la escuela está bajo el signo fatal de Sherezade‖ (aquella mujer inteligente que utilizaba la imaginación

para seguir viva).

Nosotros también necesitamos la imaginación para seguir adelante, caminando hacia esa utopía de la

que hablaba Eduardo Galeano, y que siempre está en el horizonte y siempre alejándose con él. Por eso, decía el

escritor uruguayo: ―camino dos pasos, y ella se aleja dos pasos ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso sir-

ve, para caminar.‖

En vuestras manos queda Sherezade. Necesita de vuestras aportaciones y fantasía para seguir viviendo,

narrando, contando. A nosotros, quienes lanzamos esta iniciativa, nos gustaría que su historia, como en Las mil

y una noches, fuera interminable.

Francisco de Paz

PRESENTACIÓN

IMPRESIONES Y RECUERDOS

SHEREZADE

La verdad es que las emociones se apretaban entre sí y pugnaban por salir más allá de ―la flor de la piel‖. Fue

necesario ―bajar la mano‖ en varias ocasiones para no quedarse ―al descubierto‖ entre compañeros y antiguos alumnos, ya

médicos, ya abogados, ya directores de empresa o comerciales, ya maestras, ya madres… Los recuerdos saltaban alborota-

dos y se desparramaban en cientos de imágenes, próximas y precisas muchas, casi tangibles; más borrosas otras entre el

fondo de las clases o de una excursión por la Ruta de Don Quijote… Todas irrepetibles.

Menos mal que el alma se había puesto a buen recaudo desde que recibí la invitación para asistir a los actos pro-

gramados por la actual dirección del Carlos III y había buscado toda clase de protección para emociones y sobresaltos. No

obstante, todo aquello que habían atado y bien atado la prudencia y la razón se vio desmoronado en un instante al divisar

un grupo de gente que esperaba ante las puertas del lugar elegido, que es lo que yo había procurado: estar entre los prime-

ros en llegar y encontrarme, ya ajustado, ante cuantos fueran llegando. Las palpitaciones aumentaban y el caballo cordial

aceleraba su paso a medida que me aproximaba al grupo, y los apuros de no reconocer con la precisión que yo quisiera a

quienes me saludaran los azuzaba con ahínco. Y es cierto que en algunas ocasiones tardé varios segundos, que se hicieron

horas, en identificar al antiguo alumno, a las alumnas sobre todo: se acicalan de tales maneras y tan diversas entre sí que

me proclamo incapaz de distinguirlas, de reconocerlas. Entonces, se ponen todos mis sentidos en funcionamiento y, al po-

co, ya por el oído que me trae ecos reconocibles, ya por los gestos que atrapo con mis ojos despatarrados, reconozco per-

fectamente a mi interlocutor. Eso sí, que no se me pida que diga su nombre o el curso en que nos encontrábamos a diario,

pero en muchos casos también consigo acordarme: entonces me entra una gran alegría y repito David, Verónica o Natalia

varias veces; incluso, le pregunto por el compañero o compañera con quien, compartiendo pasillo, escaleras o patio, se

inició en las artes amatorias. Otras veces, son ellos quienes despiertan recuerdos puntuales o describen estampas anecdóti-

cas y puntuales también. ―Me acuerdo cuando me dijo la primera vez en clase que tuviera cuidado porque me iba a caer.

Chaval, oye chaval, que te vas a caer, fue como me dijo. ¿Que me voy a caer?, si estoy bien sentado, le contesté. Pues

aunque estés bien sentado, que a pesar de mi miopía bien que lo veo, estabas ya en el alféizar de la ventana. ¿En el alféi-

zar de la ventana? Cada vez entiendo menos. Que sí, muchacho, que estabas cazando mariposas fuera de la clase. Que

estabas despistado.

-Y a mí me dijo un día: Chaval, que se te ha caído el libro. Y como miraba hacia los lados y debajo de la mesa

para ver si veía el libro que no había llevado a clase, mis compañeros de reían y yo cada vez me azoraba más.

-Que no veo libro ninguno, profe.

-Chaval, quiero decirte que tienes que traer el libro a clase. ¿Cuántas veces más debo decírtelo para que hagas

caso…?

En el acto propiamente dicho, las fotografías se perseguían unas a otras, como impidiendo que ninguna se aposen-

tara como una señorona y desplazara a las demás. Chispazos, fogonazos del pasado próximo, tan próximo que aún se roza

con el presente. De los discursos diré… Dijeron casi todos los oradores que veinte años es muy poco tiempo. ¡QUE veinte

años es poco tiempo…! No lo doy por cierto: veinte años es una eternidad, pues ahora mismo ninguno de los alumnos del

Instituto cuenta con esa precisa y preciosa edad. Y hablando de la historia del Centro, toda ella segada por la guadaña del 2

y encerrada en la oquedad del 0, es mucha historia: desde su ubicación el la Avenida de su nombre, que yo no conocí, has-

ta su llegada a los altos toledanos de la Avenida de Europa, que ponían los mismos pies de los cigarrales al alcance de la

vista salvando el Tajo, hay mucho trecho, y muchas selectividades, y muchos intercambios culturales, y muchos enfados y

disgustos escolares, y muchas alegrías, y muchas gargantas rotas y calcinadas… Toda la historia de la literatura, desfiles

de escritores, comentarios de texto…, que muchas veces regresaban a la cartera…Veinte años son muchos años y mar-

carán una etapa irrepetible del Carlos III, etapa en la que se consumieron los últimos rescoldos de lo que había sido un ex-

celente bachillerato. Luego llegó la malhada LOGSE con todos su progres de pacotilla a cuestas, y con ella el derrumba-

miento y la hecatombe escolar. Lamentablemente, no me equivoco: ahí están las pruebas…

Y más fotografías, y más oradores y más recuerdos entrañables. De todas las fotografías retengo una en mi retina:

aquella en la que la voluntad caprichosa del proyector paralizó la imagen dejando al presi Barreda como si estuviera entre-

rrejado, entrebarrotado. ¿La recordáis? ¿O fue una errónea sensación mía?

En la cena, la cordialidad se deslizaba por los manteles de los comensales, amigos y compañeros que se encargan

de prolongar la ardua tarea de enseñar, de enseñar también fuera de las clases, y los domingos y demás fiestas de guardar...

Apreciados compañeros del claustro del Carlos III, gracias por la cordialidad y el buen rato que me hicisteis pasar.

Y a vosotros, apreciados exalumnos, que las varillas del abanico vital se os vayan perfilando cada vez más claras. Si aún

no es así, sabed que aún contáis con el beneplácito de la juventud. Y a la dirección del Carlos III, muchas gracias por esta

iniciativa y ánimo para esperar y preparar el veinticinco aniversario que, ¡ay!, está ya a la vuelta de la esquina.

Juan José Fernández Delgado

CARTA A LOS PADRES

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CONSULTA DE ENFERMERÍA

Estimados padres:

Durante el pasado curso escolar, han pasado por la consulta de Enfermería, alrededor de 400 alumnos por moti-

vos diversos. Existe un factor común en un porcentaje amplio de los escolares que acuden diariamente a la enfermería: la

ausencia e escaso desayuno que hacen antes de venir al instituto.

Cuando un niño en pleno crecimiento está en ayunas desde la noche anterior, aparecen efectos propios de este

ayuno, como son: dolor de cabeza, irritabilidad, disminución de la concentración, fallos de memoria, mareos, etc.

Les recomiendo, que para el buen desarrollo físico e intelectual de sus hijos, insistan en la realización de un desayuno

completo a base de:

Leche + Zumos o fruta + Tostadas/galletas o cereales

Puedo entender que por la mañana todo son prisas para llegar al colegio, trabajo, etc.; pero tal vez con ayuda de dos

pequeñas estrategias, que ahora les comento, podamos conseguir que sus hijos hagan en desayuno completo que repercu-

tirá beneficiosamente en su rendimiento escolar, así como en su buen desarrollo físico.

Estrategias;

1.- Levantarse diez minutos antes

2.- Dejar el desayuno preparado la noche anterior.

3.- El material escolar necesario para el día siguiente (mochila), debe dejarse preparado el día anterior.

Agradeciendo su colaboración y siempre pensando en el bienestar de sus hijos.

Un saludo

LA ADOLESCENCIA: 10 CONSEJOS

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LA ADOLESCENCIA

La adolescencia es una etapa de la vida marcada por importantes cambios emocionales, sociales y fisiológicos.

Sobre estos últimos la alimentación cobra una especial importancia debido a que los requerimientos nutriciona-

les, para hacer frente a estos cambios, son muy elevados y es necesario asegurar un adecuado aporte de energ-

ía y nutrientes para evitar situaciones carenciales que puedan ocasionar alteraciones y trastornos de la salud.

CONSEJOS: 1. Disfruta de la comida: Intenta comer alimentos diferentes cada día para gozar de una alimentación varia-

da y disfrutar de ella. Come con tus familiares y amigos.

2. El desayuno es una comida muy importante: Tu cuerpo necesita energía después de dormir, por lo que el

desayuno es esencial. Elige para el desayuno alimentos ricos en carbohidratos, como pan, cereales y fruta. Sal-

tarse comidas, y en especial el desayuno, puede provocar un hambre descontrolada, que muchas veces lleva a

comer en exceso. Si no comes nada para desayunar, estarás menos concentrado en el colegio.

3. Come muchos alimentos variados: Consumir alimentos variados todos los días es la mejor receta para gozar

de buena salud. Necesitas 40 vitaminas y minerales diferentes para mantenerte sano, y no hay ningún alimento

que por sí sólo pueda aportártelos todos. No hay alimentos "buenos" o "malos", así que no tienes porqué dejar

de comer las cosas que te gustan. Simplemente asegúrate de que consigues un equilibrio adecuado y come una

gran variedad de alimentos. ¡Toma decisiones equilibradas en cada momento!

4. Basa tu alimentación en los carbohidratos: Estos alimentos aportan la energía, las vitaminas y los minera-

les que necesitas. Algunos alimentos ricos en carbohidratos son la pasta, el pan, los cereales, las frutas y las

verduras. Intenta incluir alguno de estos alimentos en cada comida ya que más de la mitad de las calorías de tu

dieta deberían provenir de ellos.

5. Come frutas y verduras en cada comida: Puedes disfrutar de las frutas y las verduras en las comidas, o

consumirlas como sabrosos tentempiés entre comidas. Estos alimentos aportan vitaminas, minerales y fibra.

Deberías intentar consumir 5 raciones de frutas y verduras al día.

6. La grasa: Todos necesitamos incluir algo de grasa en nuestra dieta para conservar una buena salud, pero

consumir demasiadas grasas, y en particular grasas saturadas, puede ser malo para nuestra salud. Las grasas

saturadas se encuentran en los productos lácteos enteros, los pasteles, bollos, carnes grasas y salchichas. Co-

me de forma equilibrada - si a la hora de la comida consumes alimentos ricos en grasas, intenta tomar alimentos

con menos grasas en la cena.

7. Los tentempiés: Picar entre comidas aporta energía y nutrientes. Escoge tentempiés variados, como frutas,

sándwiches, galletas, tartas, patatas fritas, frutos secos y chocolate. Asegúrate de que tus elecciones son va-

riadas para mantener el equilibrio en tu dieta, y no comas demasiado, sino no tendrás hambre a la hora de la

comida

8. Saciar la sed: Tienes que beber muchos líquidos porque un 50% de tu cuerpo está formado por agua. Se

necesitan por lo menos 6 vasos de líquidos al día, e incluso más si hace mucho calor o haces ejercicio. El agua y

la leche son excelentes, pero también es divertido variar.

9. Cuídate los dientes: Cuídate los dientes y lávatelos dos veces al día. Los alimentos ricos en almidón o azúca-

res pueden influir en la aparición de caries si se comen con demasiada frecuencia, así que no picotees o bebas

refrescos a todas horas.

10. Ponte en movimiento: Estar en forma es importante para tener un corazón sano y unos huesos fuertes, así

que haz ejercicio. Intenta hacer algo de deporte cada día y asegúrate de que te gusta para que seas constante

y no dejes de hacerlo. Si tomas demasiadas calorías y no haces suficiente ejercicio puedes engordar. El ejerci-

cio físico moderado te ayudará a quemar las calorías que te sobran. ¡No tienes que ser un atleta para ponerte

en marcha!

MIGUEL HERNÁNDEZ

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Miguel Hernández (1910-1942). Celebramos el centenario de su nacimiento.

Su poesía señala claramente la transición entre la generación del 27, (Dámaso Alonso lo llamó “genial epígono”) y la

generación del 36, su influencia en la poesía de la posguerra ha sido considerable.

Pero su obra está cubierta de una espesa capa de leyendas sobre su persona, que en

ocasiones solapan sus logros poéticos; pues, se ha exagerado su pobreza y su incultu-

ra, al ser un cabrero que se escolarizó tarde (tenía nueve años) y que por necesidades

familiares debió abandonar los estudios para seguir ayudando en el pastoreo, que

compagina con su avidez de libros, de lecturas de los clásicos, de aprender a escribir

poesía culta. El resultado fue Perito en lunas (1933) inspirado en Góngora, este libro

no es más que un ejercicio de estilo, que carece de sello personal. El siguiente libro,

El rayo que no cesa (1936) es una explosión de pasiones e impulsos intensos, como

dice él mismo en uno de los poemas ―una revolución dentro de un hueso, un rayo soy

sujeto a una redoma‖. El tema principal es el amor, pero mezclado con el arrebato, el

furor, el sentimiento, la desesperación y las sombrías premoniciones de la muerte,

como nos muestra en su poema ―Sino sangriento‖, que ha servido, otra vez más, para

acrecentar esa leyenda de Hernández, pues profetiza su trágico destino que se cum-

pliría años más tarde. Su ―Elegía‖ es uno de los poemas más famosos, con ese respeto

impuesto como fruto de una sincera efusión de dolor por la repentina muerte de su

―compañero del alma‖.

Durante la República se convirtió impulsivamente del catolicismo más ferviente al

comunismo, fruto de ello es Vientos del pueblo (1937) cuyo propósito eran recitarse

como poesía de guerra entre los camaradas. El hecho de la guerra y sus penalidades

resultó beneficiosa para la poesía de Miguel, pues su obra se desnuda de artificios

retóricos y de dramatismo para alcanzar en El hombre acecha (1938) una serenidad

reflexiva y personal ante el panorama de tristeza y sufrimientos que ve reflejados en

sus compañeros.

Al término de la guerra, Hernández fue hecho prisionero y sentenciado a muerte. Murió de tuberculosis en la celda, con

treinta y dos años. Los poemas escritos en la cárcel y publicados bajo el título Cancionero y romancero de ausencias cons-

tituyen una queja conmovedora, nos sensibilizan sus sentimientos, sus circunstancias de un hombre separado de su esposa

y de su hijo, a los que nunca volvería a ver.

Lo nuevo es que en su poesía van de la mano los sentimientos y

los recursos poéticos

Su palabra parece directamente arrancada del corazón (―la lengua

en corazón tengo bañada‖), conjugada con el arte popular y las

técnicas más sabias. Todo para buscar una mayor densidad expre-

siva, que hace inconfundible su voz.

Piedad Martín

TESTAMENTO DE GARCÍA MÁRQUEZ

SHEREZADE

Aunque algunos no creen que sea auténtico, y parece que el propio escritor no ha confirmado la autoría de

este testamento, no obstante, circula por internet como un escrito del autor de Cien años de soledad. Por eso quere-

mos reproducirlo. Además, es un texto profundo, y hermoso.

Gabriel García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de salud: cáncer linfático. Ahora, parece,

que es cada vez más grave. Ha enviado una carta de despedida a sus amigos, y gracias a Internet está siendo difun-

dida.

Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía

ese tiempo lo más que pudiera”.

Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de

luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no sola-

mente mi cuerpo, sino mi alma.

A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber

que envejecen cuando dejan de enamorarse!

TESTAMENTO DE GARCÍA MÁRQUEZ

SHEREZADE

A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.

A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.

Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres... He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la

montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.

Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para po-der ser el guardián de tu alma.

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría “te quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.

El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por

eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo

para decirles “lo siento”, “perdóname”, “por favor”, “gracias” … y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a

tus amigos y seres queridos cuanto te importan”.

Fuente: Anónimo, recibido por Internet – Agosto 2005

LAS RANITAS EN LA NATA

SHEREZADE

Había una vez dos ranas que cayeron en un recipiente de nata. Inmediatamente se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado tiempo

en esa masa espera como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas patalearon en la nata para

llegar al borde del recipiente. Pero era inútil; sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse.

Sentían que cada vez era más difícil salir a la superficie y respirar.

Una de ellas dijo en voz alta: «No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no se puede

nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento. No entiendo qué sentido tiene

morir agotada por un esfuerzo estéril».

Dicho esto, dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el espeso líqui-

do blanco.

La otra rana, más persistente o quizá más tozuda se dijo: «¡No hay manera! Nada se puede hacer pa-

ra avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte, prefiero luchar hasta mi último

aliento. No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora».

Siguió pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un centímetro, durante

horas y horas.

Y de pronto, de tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en mantequilla.

Sorprendida, la rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí, pudo

regresar a casa croando alegremente.

BUCAY

LA PRINCESA BUSCA MARIDO

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Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verda-deramente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se

presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mi-tad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue.

Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven. Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre,

estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días. La princesa que había despreciado a todos, cuando vio que este muchacho se quedaba empezó a

mirarlo, pensando, que quizás ese hombre la quisiera de verdad. Lo había espiado en Octubre, había pasado frente a él en Noviembre, y en Diciembre, disfrazada de campesina le había dejado un poco de agua y un poco de comida, le había visto los ojos y se había dado cuenta de su mira-

da sincera. Entonces le había dicho al rey: - Padre creo que finalmente vas a tener un casamiento, y que por fin vas a tener nietos, este es

el hombre que de verdad me quiere. El rey se había puesto contento y comenzó a prepararlo todo. La ceremonia, el banquete e inclu-

so, le hizo saber al joven, a través de la guardia, que el primero de Enero, cuando se cumplieran los 365 días, lo esperaba en el palacio porque quería hablar con él.

Todo estaba preparado, el pueblo estaba contento, todo el mundo esperaba ansiosamente el pri-mero de Enero. El 31 de Diciembre, el día después de haber pasado las 364 noches y los 365 días allí, el joven se levantó del muro y se marchó. Fue hasta su casa y fue a ver a su madre, y

ésta le dijo: - Hijo querías tanto a la princesa, estuviste allí 364 noches, 365 días y el último día te fuiste.

¿Qué pasó?, ¿No pudiste aguantar un día más? Y el hijo contestó:

- ¿Sabes madre? Me enteré que me había visto, me enteré que me había elegido, me enteré que le había dicho a su padre que se iba a casar conmigo y, a pesar de eso, no fue capaz de evitarme

una sola noche de dolor, pudiendo hacerlo, no me evitó una sola noche de sufrimiento. Alguien que no es capaz de evitarte una noche de sufrimiento no merece de mi, Amor, ¿verdad madre?

Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte de su-frimiento, el otro no lo hace es, porque todo se ha terminado.

BUCAY

ALLIUM CEPA

SHEREZADE

—Soy una cebolla, una sucia y maloliente cebolla—se la mentaba—. Me pudro en el

tiempo, quiero pero no alcanzo. No soy más que una mísera cebolla.

—¿Me deshago de mis capas? ¿Qué sería de mí?—Se pregunta-

ba—Entonces apenas sería —se contestaba.

En aquel momento mil voces amigas lo calmaron: —Sólo me que-

da esperar—dedujo.

Así fue que se quedó muy quieto bajo el sol, secándose y consu-

miéndose esperando la llegada de su hora.

Con la piel ya descascarillada por los rayos, perdió el conocimien-

to. Allí yacía, muerto, inmóvil, el hombre cebolla.

Llegó el día de su entierro y, por primera vez en su vida, nadie

lloró por él.

Diego Castaño Chillarón

SONETO: LA MONTAÑA

Verdes hojas mecidas por el viento,

Claras aguas susurran al pasar, Lo único que escucho, mi pensamiento, Me invita a un mundo donde reposar.

Tú que fuiste forjada a fuego lento.

Tú que nos das el aire del que respirar. Perderme entre tus bosques no lamento,

Ni tu hermosa belleza contemplar.

Es por ti, que los alados poetas, Con sus alegres y hermosos cantares,

Proclaman tu gran historia atemporal.

Desde tus oscuras, profundas grietas, Hasta las altas nieves invernales, Se aprecia,... tu grandeza natural.

DANIEL NIETO

EXÁMEN

SHEREZADE

FOTOS DE TOLEDO EN EL S.XIX

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BUZÓN

SHEREZADE

Buenos días.

En el momento en que recibí la carta anunciando la celebración del XX Aniversario del Carlos III pensé

"¿20 años? No es posible... espera, ¿cuántos tengo yo?". Y mientras esas preguntas pasaban por mi cabeza,

en mi cara se formó una sonrisa que reflejaba una mezcla de añoranza y buenos recuerdos.

Yo estuve en el Carlos, sí, lo vi nacer y crecí con él; tengo el privilegio y me llena de orgullo afirmar que

soy de la primera promoción del I.E.S. Carlos III de Toledo.

Para mí, la época del instituto fue una de las mejores de mi vida y la recuerdo con mucho cariño. Los com-

pañeros, los profesores, fueron mi segunda familia, ¿cuántas personas pueden decir lo mismo?

El pasado 12 de noviembre fui ilusionada al acto, esperando reencontrarme con personas que habían forma-

do parte de mí un día y que, porque la vida es así, pasan de largo pero dejan en nosotros su huella. Por des-

gracia, de aquella hornada había poca gente, ya fueran compañeros o profesores. Para que haya posibilidad

de cambiar, confío en que se haga un XV Aniversario, y un XXX porque seguiré asistiendo con la misma

ilusión, deseosa de volver a recordar anécdotas y vivencias.

Si se puede poner un pero a la tarde, eché de menos una vista atrás, excepto uno de los ponentes, nadie

mencionó la ubicación inicial del instituto, ese pequeñísimo centro dependiente del Sefarad, hecho de ladri-

llo y que albergaba solamente 8 cursos: 1 segundo de BUP con escasos alumnos y 7 primeros de BUP

(cuando regía la LOGSE, ahora ando perdida intentando asemejar los estudios actuales a aquéllos) repletos

de chavales recién salidos del "cole".

Por aquel entonces no existían las cámaras digitales ni tantos avances informáticos, por lo que mis recuer-

dos están solamente en mi memoria y en la de mis compañeros y me gustaría, si es posible, preparar algo

especial sobre esa primera promoción del Carlos para el próximo aniversario.

Tengo algo de material digitalizado (el video de la excursión de fin de curso y unas cuantas fotos) que

podría servir, y a partir de las fichas o matrículas (si es que aún existen) se podría intentar localizar a la

gente.

Quiero dar la enhorabuena tanto a la persona que tuvo la idea de realizar esta celebración, como a las que

hicieron posible que se llevara a cabo y simplemente animar a que se repita muchas veces (más y mejor, si

cabe).

Y también quiero dar las gracias porque con un gesto tan sencillo como enviar una carta, creo que hicísteis

felices a mucha gente.

Un cordial abrazo,

Elena Salgado Pantoja.