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  • LA SABIDURA DE LOS IDIOTAS

    Cuentos de la tradicin suf

    IDRIES SHAH

    ARCA DE SABIDURA

    Este libro fue pasado a formato Word para facilitar la difusin, y con el propsito de que as como usted lo recibi lo pueda hacer llegar a alguien ms. HERNN

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    Adherida al Directorio Promineo FWD: www.promineo.gq.nu

  • Como lo que los pensadores de corto alcance imaginan que es sabidura suele ser considerado locura por los sufes, stos, por contraste, se llaman a s mismos Los Idiotas.

    Por una feliz coincidencia, tambin la palabra rabe para designar al Santo (wali) tiene el mismo equivalente numrico que la palabra Idiota (balid).

    As pues, tenemos un doble motivo para considerar a los sufes como a grandes personas o como a nuestros propios Idiotas.

    Este libro contiene algo de su conocimiento. I. S.

    NDICE

    Introduccin La fruta del cielo Arrogantes y generosos El joyero Ahrar y la pareja de ricos Bahaudin y el caminante La comida y las plumas El brillo del poder A cada hombre segn su merecimiento La leche y el suero El talismn La discusin con los acadmicos La historia de Hiravi Algo que aprender de Miri El dolo del rey loco Los dos lados Las bienvenidas Ajmal Hussein y los eruditos Timur y Hafiz Completamente lleno Charkhi y su to El prisionero de Samarcanda El libro en turco Los mendigos y los trabajadores Los inalterables El diagnstico El kashkul La vaca Individualidad y cualidades El paraso de la cancin El tesoro de los guardianes El apego llamado gracia Correccin El santo y el pecador Los sheikhs de los solideos El secreto de la habitacin cerrada El milagro del derviche real La prueba de Ishan Wali Milagros ocultos La entrada en un crculo suf Una historia de Ibn Halim La mujer suf y la reina El ayudante del cocinero Por qu est mojado y no seco? Libros Cuando un ser humano se encuentra a s mismo El suf y el relato de Halaku Peces en la luna Kilidi y las monedas de oro Trigo y cebada La botella de vino Said Bahaudin Naqshband

    2 La esponja de problemas

  • El pez de cristal El portador del sello Lleno Voz en la noche Percepcin Sobras La mosca dorada La promesa de la taberna El cuchillo El asentamiento de caravanas Fantasas Irrelevancia Fidelidad El santuario de Juan el Bautista El significado El mtodo Abu Tahir Contencin Cribar El maestro perfecto Dar y tomar La prueba del zorro Oportunidad El prstamo Tejer la luz Explicacin Da y noche La fuente del ser Manchada Wahab Imri El pcaro y el derviche Esperanza Querer El arquero Mahmud y el derviche Fases Lo que hay en l Sanos y enfermos Estofado de cordero Encontrar los defectos Or La cra de elefante

    INTRODUCCIN Tratar de rastrear los orgenes del sufismo significa buscar la fuente de una tradicin que se pierde en un tiempo indefinido. No obstante, el sufismo, expresado tal y como hoy nos ha llegado, se desarrolla durante los dos o tres siglos posteriores al nacimiento del islam, manifestndose al amparo de esta religin y adaptndose a su localizacin geogrfica. Por este motivo, suele vinculrsele con una forma de mstica musulmana que, para muchos autores, nace como respuesta a un debilitamiento de la fe islmica que comienza en la poca de los Omeya. Un acercamiento a la enseanza suf muestra, sin embargo, que el hecho de adaptarse a una religin concreta no es ms que un modo de acceder a la religiosidad profunda del ser humano que, naturalmente, trasciende el marco ms estrecho del rito o del dogma. Este concepto qued magistralmente por Ibn el Arabi probablemente el ms grande entre los sufes- cuando, en el poema Mi corazn puede adoptar todas las formas, afirma: Yo sigo la religin del Amor. En efecto, el sufismo debe considerarse como una va de conocimiento interior donde el amor forma su eje sustancia. Msticos como el propio Ibn el Arabi, Al Gazzali o Rumi nos han dejado en sus obras suficientes y hermosos argumentos como para consolidar esta afirmacin. El suf busca a Dios a travs del camino que pasa por su propio corazn, en el trnsito, el encuentro con la realidad profunda de s mismo le lleva a la percepcin verdadera que conduce al conocimiento. Pero no debemos formarnos una opinin errnea, para el suf, los aspectos devocionales son una desviacin tan innecesaria e intil como puede serlo la adhesin a la erudicin vaca. Del mismo modo, el suf sabe que la

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  • experiencia de la enseanza slo se adquiere en contacto con la vida diaria y bajo el aprendizaje de un maestro. En estos relatos, la figura del maestro tiene un protagonismo de primer orden, siendo abundantes los episodios referidos al mtico Bahaudin Naqsband, fundador de la orden Naqshbandi. Con respecto a los cuentos, stos han sido en todas la grandes tradiciones de conocimiento una de las fuertes de transmisin de enseanza ms habituales y efectivas. Naturalmente, esta enseanza nunca ha sido ni es concebida como un factor de incremento de la informacin mental, por lo que los cuentos cumplen de un modo excelente la funcin de permitir la disposicin del oyente en este caso del lector- a experimentar la existencia de otro nivel de comprensin. De todas las tradiciones, el sufismo ha sido el que ha utilizado los cuentos de un modo ms exquisito y magistral. Idries Shah, considerado el mximo exponente del sufismo contemporneo, ha recogido una seleccin de cuentos y ancdotas de grandes maestros sufes, que ponen de manifiesto un modo particular de acceso a la realidad interior. El suf es capaz de percibirse y percibir el mundo de un modo real y, por tanto, aplica este conocimiento a sus actos. Por este motivo, su conducta confunde a todos los que se acercan a l con la carga habitual de las opiniones preconcebidas o provistos de una erudicin convencional. sta es la razn por la que, a veces, la lectura de estos sencillos cuentos y enseanzas de maestros sufes se torna paradjicamente compleja, aunque, ms all de las apariencias, estos relatos desbordan una sabidura profunda y autntica que, sin duda, el lector avisado no dejar de percibir y disfrutar.

    SEBASTIN VZQUEZ Mi corazn puede adoptar todas las formas. Es pasto para las gacelas. Y monasterio para monjes cristianos y templo para dolos, y la Kaaba del peregrino, y las tablas de la Tor, y el libro del Corn. Yo sigo la religin del Amor. Cualquiera que sea el camino que recorran los camellos, sa es mi religin y mi fe.

    IBN EL ARABI

    LA FRUTA DEL CIELO Haba una vez una mujer que haba odo hablar de la Fruta del Cielo y la codiciaba. Entonces le pregunt a cierto derviche, a quien llamaremos Sabar: Cmo puedo encontrar esta fruta, para conseguir el conocimiento de forma inmediata? Haras mejor en estudiar conmigo, dijo el derviche. Si no lo haces, tendrs que viajar con determinacin y sin descanso por todo el mundo. La mujer lo abandon y busc a otro derviche, Arif el Sabio; y despus encontr a Hakim, el Docto; luego a Majzub, el Loco; ms tarde, a Alim, el Cientfico, y muchos ms... Pas treinta aos buscando, al cabo de los cuales lleg a un jardn. All se encontraba el rbol del Cielo, de cuyas ramas penda la resplandeciente Fruta del Cielo. De pie junto al rbol estaba Sabar, el primer derviche. Por qu cuando nos encontramos por primera vez no me dijiste que t eras el Guardin de la Fruta del Cielo?, le pregunt. Porque en aquel momento no me habras credo. Adems, el rbol slo produce fruta una vez cada treinta aos y treinta das. ARROGANTES Y GENEROSOS Los sufes, al contrario que otros msticos o supuestos posesores de un conocimiento especial, tienen fama de ser arrogantes. Esta arrogancia, segn ellos mismos, se debe slo a una incorrecta percepcin de su comportamiento por parte de la gente. Una persona, dicen, fuera capaz de encender un fuego sin frotar palos y que lo dijera, aparecera como arrogante a los ojos de alguien que no pudiera hacerlo. Tambin tiene fama de ser extremadamente generosos. Su generosidad, dicen, se refiere a las cosas verdaderamente importantes. Su prodigalidad con los bienes materiales slo es un reflejo de su generosidad con la sabidura. La gente que desea estudiar el camino suf, a menudo practica la generosidad con objetos, a la espera de alcanzar una forma superior de generosidad. Sea como sea, se cuenta una historia muy curiosa sobre tres hombres generosos de Arabia. Un da discutan unos rabes sobre cul era el hombre ms generoso. Los debates se prolongaron varios das, y al final, por comn acuerdo, el nmero de candidatos ser redujo a tres. Como los partidarios de los tres candidatos estaban a punto de llegar a las manos, se constituy un comit para que tomara la decisin definitiva. Decidieron que, como en una prueba eliminatoria, se enviara el siguiente mensaje a cada uno de los tres hombres:

    4 Tu amigo Wais se encuentra en un gran apuro. Te ruega que le ayudes con bienes materiales.

  • Se despach a tres representantes del comit para localizar a los tres hombres y entregarles el mensaje, despus de lo cual deban volver para informar de lo sucedido. El primer mensajero lleg a la casa del Primer Hombre Generoso, y le dijo que el comit le haba encargado. El Primer Hombre Generosos dijo: No me molestes con esa pequeez. Coge todo lo que quieras de lo mo y dselo a mi amigo Wais. Cuando este emisario volvi, la gente reunida pens que no poda existir una generosidad mayor que sta, junto con una tal altivez. Pero el segundo mensajero, tras comunicar su mensaje, recibi como respuesta del criado del Segundo Hombre Generoso: Como mi amo es muy arrogante, no puedo molestarle con ningn tipo de mensaje. Pero te dar todo lo que tiene, y tambin una hipoteca sobre sus bienes inmuebles. El comit, al conocer esta respuesta, supuso que con toda seguridad ste sera el hombre ms generoso de Arabia. Pero todava no haban examinado el resultado de la misin del tercer mensajero. ste lleg a la casa del Tercer Hombre Generoso, quien le dijo: Empaqueta todas mis pertenencias y lleva esta nota al prestamista para liquidar todos mis bienes, y vuelve aqu para esperar a una persona que llegar de mi parte. Dicho esto, el Tercer Hombre Generoso se march. Cuando el mensajero hubo terminado esa tarea, se encontr en la puerta de la casa con un agente del mercado que le dijo: Si t eres el mensajero de Wais, tengo que entregarte el importe de un esclavo que se acaba de vender en el mercado de esclavos. El esclavo era el Tercer Hombre Generosos. Adems, se cuenta que, unos meses ms tarde, el propio Wais, que haba formado parte del comit de jueces, visit una casa en la que el esclavo que le serva result ser su amigo, el Tercer Hombre Generoso. Wais dijo: La broma ya ha ido demasiado lejos! No es hora de que seas liberado? El Tercer Hombre Generoso, que era un suf, dijo: Lo que para unos es una broma puede no serlo para otros. Adems, estoy arreglando lo de mi liberacin mediante un acuerdo con mi amo y de conformidad con la ley. Conseguir la libertad me llevar slo dos o tres aos ms. EL JOYERO Este cuento habla de una mujer que llevaba un cofre con joyas de diversos tamaos a una joyera. Justo ante la tienda tropez, y el joyero cay al suelo: la tapa salt, y las joyas se desparramaron por todas partes. Los empleados dela joyera salieron corriendo de la tienda para impedir que los transentes cogieran alguna de las alhajas, y ayudaron a recogerlas. Un avestruz que andaba por all, pas corriendo y, desapercibido en medio de aquel alboroto, se trag la piedra ms grande y valiosa. Cuando la mujer ech en falta esa joya, empez a lamentarse, y a pesar de buscar por todas partes, no pudo encontrarla. Alguien dijo: La nica persona que ha podido coger esa joya es aquel derviche que est tranquilamente sentado junto a la tienda. El derviche haba visto al avestruz tragarse la piedra, pero no quera que hubiera derramamiento de sangre. Por eso, cuando llegaron a l, le agarraron e incluso le golpearon, se limit a decir: Yo no he cogido nada. Mientras le golpeaban, lleg uno de sus compaeros y advirti a la multitud que tuviera cuidado con lo que estaba haciendo. Tambin le prendieron a l, y le acusaron de haber recibido la piedra del primer derviche, a pesar de que l lo negaba. Esto es lo que estaba sucediendo cuando apareci un hombre dotado de conocimiento. Reparando en la avestruz, pregunt: Esa ave estaba aqu en el momento en que cay el joyero? S, respondi la gente. En ese caso, dijo l, dirigid vuestra atencin al avestruz. Tras pagarle a su dueo el precio del avestruz, lo mataron. En su estmago se encontr la joya perdida. AHRAR Y LA PAREJA DE RICOS Emirudin Arosi, procedente de una familia conocida por su apega a las creencias de una secta de entusiastas, encontr a un sabio y le dijo:

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    Durante muchos aos, mi mujer y yo hemos intentado con determinacin seguir la va derviche. Conscientes de que sabamos menos que muchos otros, nos hemos contentado durante largo tiempo con gastar nuestra riqueza en la causa de la verdad. Hemos seguido a personas que han asumido la responsabilidad de la enseanza, y de los que ahora dudamos. Sentimos pena, no por lo que hemos perdido en donaciones para empresas comerciales, derrochadas a manos de nuestros ltimos mentores en nombre de la Tarea, sino ms bien por el desperdicio de tiempo y esfuerzo, as como por las personas que todava se encuentran sometidas a quienes de forma engaosa se autodenominan maestros, personas que viven con total despreocupacin en una casa que llevan dos falsos sufes, en un ambiente de anormalidad.

  • El sabio, al que la tradicin llama Khwaja Ahrar, el Seor de lo Libre, respondi: Os habis arrepentido de vuestra adhesin a esos maestros de imitacin, pero todava no os habis arrepentido de vuestro amor propio, que os hace experimentar una responsabilidad hacia los prisioneros de lo falso. Muchos de los prisioneros tambin estn atrapados en la telaraa del engao, porque desean un conocimiento fcil. Qu tenemos que hacer? Venid a m con un corazn abierto y sin condiciones, aunque esas condiciones sean el servicio a la humanidad o que yo me muestre a vosotros como un ser razonable, dijo el Maestro, porque la liberacin de vuestros compaeros es asunto de especialistas, no de vosotros. Incluso vuestra capacidad para formaros una opinin sobre m est deteriorada, y yo por lo menos me niego a depender de ella. Pero, sin prestar mucha atencin, Arosi y su mujer, temerosos de estar equivocndose de nuevo, siguieron adelante, buscando a otra persona; alguien que pudiera consolarles. Y lo consiguieron. Se trataba de otro fraude. Volvieron a pasar los aos, y la pareja volvi a casa de Khwaja Ahrar. Hemos venido, en total sumisin, dijeron al guardin de la puerta, a ponernos en manos del Seor de lo Libre, como si furamos cadveres en las manos del que lava a los muertos. Buena gente, respondi el portero, vuestra decisin es magnfica, propia de personas que el Seor de lo Libre no dudara en aceptar como discpulos. Pero no tendris en esta vida una segunda oportunidad, porque Khwaja Ahrar est muerto. BAHAUDIN Y EL CAMINANTE Bahaudin el-Shah, gran maestro de los derviches Naqshbandi, encontr un da a un compaero en la gran plaza de Bujara. El recin llegado era un kalendar* errante de los Malamati, los Censurables, Bahaudin estaba rodeado por sus discpulos. De dnde vienes?, le pregunt el viajero, con la expresin suf habitual. No tengo ni idea, dijo el otro, riendo estpidamente. Algunos de los discpulos de Bahaudin murmuraron su desaprobacin por esta falta de respeto. Adnde vas?, prosigui Bahaudin. No s, grit el derviche. Qu es el Bien? Para entonces ya se haba reunido una gran multitud. No lo s. Qu es el mal? No tengo ni idea. Qu es lo Correcto? Todo lo que es bueno para m. Qu es lo Equivocado? Todo lo que es malo para m. Las gentes, agotada su paciencia e irritada por este derviche, lo apartaron. ste se fue caminando decididamente a grandes pasos en una direccin que no llevaba a ninguna parte, muy lejos. Idiotas!, dijo Bahaudin Naqshband, este hombre estaba representando el papel dela humanidad. Mientras vosotros le despreciabais, l estaba mostrando deliberadamente la falta de atencin que todos vosotros mostris, de forma inconsciente, todos los das de vuestras vidas. * Derviche errante. En otros textos sufes aparece con distinta grafa, como kalandar. (N. del T.) LA COMIDA Y LAS PLUMAS Haba una vez (y sta es una historia verdadera) un estudiante que sola ir todos los das a sentarse a los pies de un maestro suf, para anotar en un papel todo lo que sta deca. Estaba tan inmerso en sus estudios, que era incapaz de realizar ninguna actividad de provecho. Una noche, cuando lleg a casa, su mujer le puso por delante un cuenco tapado con una servilleta. El la cogi y se la puso en el cuello, y entonces vio que el cuenco estaba lleno de... papel y plumas. Como esto es lo que haces todo el da, le dijo su mujer, intenta comrtelo. A la maana siguiente, como de costumbre, el estudiante fue a aprender de su maestro. Aunque las palabras de su mujer le haban afligido, no se puso a buscar un empleo, sino que se dispuso a continuar con sus estudios. Despus de unos minutos de estar escribiendo, se dio cuenta de que su pluma no funcionaba bien. No importa, dijo el maestro, ve a ese rincn. Coge la caja que hay ah y ponla delante de ti. Cuando se sent con la caja y abri la tapa, descubri que estaba llena de... comida. EL BRILLO DEL PODER

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    Un derviche que haba estudiado con un gran maestro suf recibi la instruccin de perfeccionar su conocimiento sobre el ejercicio de la percepcin, y despus volver con l para continuar con el aprendizaje.

  • Entonces se retir a un bosque y se concentr en la meditacin interior con una gran fuerza y aplicacin, hasta conseguir que casi nada le molestara. Sin embargo, no se concentr lo suficiente en la necesidad de guardar en el corazn todos sus objetivos dela misma forma, y su empeo en tener xito es ese ejercicio result ms fuerte que su resolucin de volver a la escuela desde la que se le haba enviado a meditar. Un da, cuando estaba concentrndose en su yo interior, un ligero sonido penetr en sus odos. Molesto por esto, el derviche dirigi la mirada hacia las ramas del rbol del que pareca provenir el sonido y vio un pjaro. Por su mente cruz el pensamiento de que este pjaro no tena derecho a interrumpir los ejercicios de una persona tan consagrada a su tarea. Tan pronto como concibi esta idea, el pjaro cay muerto a sus pies. Ahora bien, el derviche no haba avanzado lo suficiente en la senda del sufismo para darse cuenta de que existen pruebas a lo largo de todo el camino. Todo lo que pudo ver en aquel momento fue que haba alcanzado un poder como nunca antes haba tenido. l poda matar a un ser vivo; o tal vez el pjaro hubiera resultado muerto por una fuerza distinta a la de su interior, y todo porque l haba interrumpido sus oraciones! Realmente debo de ser un gran suf, pens el derviche. Se levant y se puso a caminar hacia la ciudad ms cercana. Cuando lleg, vio una casa elegante y decidi pedir all algo de comer. Llam a la puerta y le abri una mujer; entonces el derviche dijo: Mujer, treme comida, porque soy un derviche superior, y es bueno dar de comer a los que estn en el Camino. Ahora mismo, venerable sabio, respondi la mujer, y desapareci dentro de la casa. Pero pas mucho tiempo, y la mujer no regresaba. A cada momento que pasaba, el derviche se impacientaba ms. Cuando la mujer volvi, el derviche le dijo: Considrate afortunada porque no descargo sobre ti la ira de los derviches, o no sabe todo el mundo que la desgracia puede abatirse sobre quienes desobedecen a los Elegidos? Es cierto que la desgracia puede llegar, a no ser que uno sea incapaz de resistirla gracias a ciertas personales, dijo la mujer. Cmo te atreves a contestarme de esa manera!, grit el derviche, y, en todo caso, qu quieres decir?. Slo quiero decir, respondi la mujer, que no soy pjaro en un claro del bosque. Al or estas palabras, el derviche se qued estupefacto. Mi ira no te est haciendo dao, y adems puedes leer mis pensamientos, farfull. Y le rog a la mujer que fuera su maestra. Si has desobedecido a tu propio maestro, tambin me dejars a m, respondi la mujer. Bueno, por lo menos dime cmo has alcanzado un estadio del. conocimiento mucho ms elevado que el mo, pidi el derviche. Obedeciendo a mi maestro. Cuando me llam, me dijo que escuchara sus charlas y practicara sus ejercicios; por otra parte, tena que atender tanto a los ejercicios como a mis tareas mundanas. De esta forma, aunque hace aos que no s nada de l, mi vida interior se ha expandido constantemente, dndome poderes tales como el que t has visto, adems de muchos otros. El derviche regres a la tekkia de su maestro para seguir aprendiendo. El maestro no le permiti hablar sobre nada de lo sucedido, y se limit a decirle cuando apareci: Ve a servir al barrendero que limpia las calles de tal ciudad. Como el derviche tena a su maestro en muy alta consideracin, fue a aquella ciudad. Pero cuando lleg al lugar en que trabajaba el barrendero y le vio all cubierto de basura, le dio asco acercarse a l y no era capaz de imaginarse a s mismo como su criado. Estaba all de pie sin reaccionar, cuando el barrendero dijo, llamndolo por su nombre: Lajaward, qu pjaro has matado hoy? Lajaward, qu mujer ha ledo tus pensamientos hoy? Lajaward, qu asqueroso deber te impondr tu maestro maana? Lajaward le respondi: Cmo puedes ver dentro de mi mente? Cmo puede un basurero hacer cosas que no puede hacer un piadoso ermitao? Quin eres t? El barrendero dijo: Algunos ermitaos piadosos pueden hacer estas cosas, pero no las hacen para ti, porque tienen otras cosas que hacer. A ti te parezco un barrendero porque sa es mi ocupacin. Como no te gusta la profesin, no te gusta la persona. Como te crees que la santidad consiste en lavarse, sentarse y ponerse a meditar, nunca la alcanzars. Yo he conseguido las facultades que ahora tengo porque nunca he pensado en la santidad: he pensado siempre en el deber. Cuando te ensean a cumplir los deberes para con tu maestro, o lo deberes hacia lo sagrado, lo que te estn enseando es el deber en s, estpido. Lo nico que ves son los deberes para con alguien o los deberes con el templo. Como eres incapaz de concentrarte en la idea del deber en s, ests perdido. Y Lajaward, cuando fue capaz de olvidar que era el criado de un barrendero, y se dio cuenta de que ser un criado era un deber, se convirti en el hombre que conocemos como el Iluminado, el Hacedor de Milagros, el Maravillosamente Perfumado Sheik Abdurrazaq Lajawardi de Badakhshan.

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  • A CADA HOMBRE SEGN SU MERECIMIENTO Una persona tendr acceso a la experiencia y al conocimiento superiores en estrecha correspondencia con su vala, su capacidad y sus merecimientos. De ah que si un asno ve un meln, se come la cscara; las hormigas se comen todo lo que pueden; el ser humano consume sin saber qu ha consumido. Nuestro objetivo es adquirir, mediante la comprensin del Origen, el Conocimiento que procede de la experiencia. Esto lo consiguen, como en un viaje, slo quienes ya conocen el Camino. La justicia de esta situacin es la mayor que existe: porque este conocimiento no puede negarse a quien lo merece, pero no puede concederse a quien no es digno de l. Este Conocimiento es el nico bien con capacidad discriminatoria, que aplica su propia justicia inherente. Yusuf Hamadani LA LECHE Y EL SUERO Murid Laki Humayun le plante esta cuestin al maulana* Bahaudin: En la ciudad de Gulafshan hay un crculo de seguidores. Algunos de ellos estn en la etapa de los ejercicios, pero la mayora son los que se renen todas las semanas para aprender de las acciones y enseanzas del murshid (el gua). Muchos de los murids (discpulos) entienden el significado de los cuentos y los hechos, y los utilizan para corregir su comportamiento externo e interno. Sin embargo, muchos de los simples seguidores no parecen beneficiarse de los hechos y de las acciones, buscando en su lugar libros y enseanzas que les den promesas concretas de progreso. Por qu los discpulos sienten dolor cuando los seguidores normales no consiguen entender el significado de las historias y los sucesos? Por qu, como muchos son amigos ntimos entre s, querran que no hubiera diferencias entres los discpulos y los simples seguidores? Bahaudin replic: La condicin de discpulo se instituy para quienes pueden aprender sin perseguir burdos objetivos. Los discpulos que se afligen porque sus compaeros no aprenden de la misma manera, se afligen porque creen que el afecto debe producir capacidad. Sin embargo, la capacidad se merece o no se merece; el afecto se da y se toma. En los grupos accidentales de personas que se renen para recibir una misma enseanza, siempre se produce un corte cuando empieza a operarse una ampliacin de la misma, al igual que el suero se separa de la leche en presencia del agente de agitacin, que puede estar manifiesto u oculto, pero no ello menos presente. Es como la sacudida del cuenco de la leche. La gente se cree que cuando se produce un movimiento brusco (jumbish), le va a afectar de la misma forma que al suero de la leche. Pero tanto la mantequilla como la leche desnatada tienen sus funciones, aunque es posible que en terrenos diferentes. * Maulana, literalmente significa nuestro maestro (N. del T.) EL TALISMN Se cuenta que un faquir que quera aprender sin esfuerzo, abandon despus de un tiempo el crculo del sheikh* Shah Gwath Shattar. Cuando Shattar se estaba despidiendo de l, el faquir dijo: Tienes fama de poder ensear toda la sabidura en un abrir y cerrar de ojos y, sin embargo, pretendes que yo pase mucho tiempo contigo! Todava no has aprendido a aprender cmo aprender; pero descubrirs lo que quiero decir, dijo el suf. Aunque el faquir haba anunciado su marcha, se deslizaba a hurtadillas en la tekkia todas las noches para escuchar lo que deca el sheik. No mucho tiempo despus, una noche, vio cmo Shah Gwath sacaba una joya de un cofre de metal tallado. Sostuvo la joya sobre las cabezas de sus discpulos diciendo: ste es el receptculo de mi conocimiento, y no es otro que el Talismn de la Iluminacin. As que ste es el secreto del poder del sheikh, pens el faquir. Avanzada la noche, entr en la sala de meditacin y rob el talismn. Pero en sus manos la joya, por mucho que lo intent, no produca ni poder ni secretos. Se llev una amarga decepcin. Se estableci como maestro y consigui discpulos. Con la ayuda del talismn, intent una y otra vez iluminarse a s mismo y a sus discpulos, pero sin resultado alguno. Un da estaba sentado en su santuario, despus de que sus discpulos se hubieran acostado, concentrado en sus problemas, cuando Shattar apareaci ante l. Oh, faquir!, dijo Shah Gwath, siempre puedes robar algo, pero no siempre puedes conseguir que funcione. Podrs robar incluso el conocimiento, pero tal vez te resulte intil, como le pas al ladrn que rob la cuchilla del barbero, que estaba fabricada con el conocimiento del forjador, pero que careca del conocimiento del barbero. El ladrn se estableci como barbero y muri en la miseria porque no fue capaz de afeitar ni una barba, pero, sin embargo, s cort varias gargantas. Pero yo tengo el talismn, y t no, dio el faquir. S, t tienes el talilsmn, pero yo soy Shattar, dijo el suf. Yo, con mis facultades, puedo hacer otro talismn. T, con el talismn, no puedes convertirte en Shattar.

    8 Entonces, por qu has venido?, slo para torturarme?, grit el faquir.

  • Vengo para decirte que si no hubieras sido tan ingenuo como para pensar que tener una cosa es lo mismo que poder ser transformado por ella, habras estado preparado para aprender cmo aprender. Pero el faquir pens que el suf slo estaba tratando de recuperar su talismn, y como no estaba preparado para aprender cmo aprender, decidi continuar con sus experimentos. Sus discpulos continuaron hacindolo: y sus seguidores, y los seguidores de sus seguidores. De hecho, los rituales que se originaron en sus incansables experimentaciones, constituyen hoy en da la esencia de su religin. Nadie podra imaginar, tan santificadas estn por el tiempo estas prcticas, que su origen se encuentra en los hechos que acabamos de relatar. A los ancianos practicantes de esta fe, adems se les tiene por tan venerables e infalibles, que estas creencias nunca morirn. * Aunque este trmino puede traducirse literalmente como jeque, por tener dicha palabra una connotacin de jefe de tribu o clan, como a lo largo del libro sheik se refiere a gua espiritual, hemos preferido dejar el trmino original. (N. del T.) LA DISCUSIN CON LOS ACADMICOS Se cuenta que una vez le preguntaron a Bahaudin Naqshband: Por qu no discutes con los eruditos? Tal y tal sabio lo hacen con frecuencia. Ello causa la total confusin de los eruditos y la invariable admiracin de sus propios discpulos. l respondi: Ve a preguntarles a quienes se acuerden de la poca en que yo tambin discuta con los acadmicos. Sola refutar sus conjeturas y sus pruebas imaginarias con relativa facilidad. Te lo pueden decir los que presenciaron aquellas discusiones. Pero, un da, un hombre ms sabio que yo me dijo: Avergenzas tan a menudo y de forma tan previsible a los hombres estudiosos, que acabas cayendo en la monotona. Y eso sucede porque lo haces sin objetivo alguno, ya que los acadmicos no tienen capacidad de comprensin y siguen disputando mucho tiempo despus de que sus opiniones han sido echadas por tierra. Y aadi: Tus alumnos estn en continuo estado de admiracin por tus victorias. Han aprendido a admirarte, y en vez de eso, deberan haber percibido la inutilidad y falta de consistencia de tus adversarios. Por tanto, esa victoria tuya no es completa; as que has fallado, pongamos, en una cuarta parte. Adems, tus discpulos gastan mucho tiempo en esa admiracin, en vez de fijarse en algo ms provechoso. Por lo que has fracasado quiz en otra cuarta parte. Dos cuartos son igual a una mitad. Te queda media oportunidad. Eso ocurri hace veinte aos. He ah la razn por la que ni me preocupo de los eruditos, ni molesto a los dems a cuenta de stos, sea para alcanzar la victoria o para ser derrotado. De vez en cuando, uno puede asestar un golpe a los que se autodenominan eruditos, para demostrar su vaciedad a los estudiantes: es como si se golpeara una olla vaca. Hacer algo ms es una prdida de tiempo, y sera equivalente a darles a los intelectuales, prestndoles una atencin gratuita, una importancia que sin duda no podran alcanzar por su cuenta. LA HISTORIA DE HIRAVI En tiempos del rey Mahmud el Conquistador de Ghazna, viva un joven llamado Haidar Ali Jan. Su padre, Iskandar Khan, decidi obtener para l el mecenazgo del emperador, y lo envi a estudiar cuestiones espirituales con uno de los ms grandes sabios de la poca. Cuando domin las recitaciones y los ejercicios, cuando aprendi los relatos y las posturas corporales de las escuelas sufes, Haidar Ali fue conducido por su padre a presencia del emperador. Poderoso Emperador, dijo Iskandar, he trado conmigo a este joven, mi hijo mayor y ms inteligente, que ha recibido una formacin especial en las diferentes vas sufes, para que pueda obtener una posicin digna en la corte de Vuestra Majestad, que sois el modelo de enseanza de nuestra poca. Mahmud no levant la mirada y se limit a decir: Trelo dentro de un ao. Ligeramente decepcionado, pero abrigando firmes esperanzas, Iskandar envi a Ali a estudiar las obras de los grandes sufes del pasado, y a que visitara los santuarios de los ancianos maestros de Bagdad, para que no desaprovechara el ao de espera. Cuando volvi a llevar al joven a la corte, dijo: Pavo Real de nuestra poca! Mi hijo ha realizado largos y difciles viajes y, al mismo tiempo, ha aadido a su conocimiento de los ejercicios una completa familiaridad con los clsicos de la Gente del Sendero. Os ruego que lo tengis a prueba para comprobar que puede ser un adorno de la corte de Vuestra Majestad. Que vuelva, dijo Mahmud inmediatamente, dentro de otro ao. Durante los siguientes doce meses, Haidar Ali cruz el Oxus* y visit Bujara y Samarcanda, Qasr-i-Arifin y Tashqband, Dushanbe y los turbats de los santos sufes del Turquestn. Cuando volvi a la corte, Mahmud de Ghazna le ech un vistazo y le dijo: Que pruebe a volver el ao que viene. Haidar Ali hizo la peregrinacin a La Meca. Viaj a la India; y en Persia consult valiosos libros de gran rareza, y nunca desperdici una oportunidad de buscar y presentar sus respetos a los grandes derviches de aquel tiempo.

    9 Cuando volvi a Ghazna, Mahmud le dijo:

  • Ahora escoge un maestro, si te acepta, y vuelve dentro de un ao. Cuando ese ao hubo pasado e Iskandar Khan se dispona a llevar a su hijo a la corte, Haidar Ali no mostr ningn inters en ir. Se sent a los pies de su maestro en Herat, y nada de lo que dijo su padre fue capaz de moverlo de all. He malgastado mi tiempo y mi dinero, y este joven no ha superado las pruebas de Mahmud el Rey, se lamentaba Iskandar, que acab abandonando su empeo. Llego el da en que el joven tena que presentarse, y Mahmud dijo a sus cortesanos: Preparaos para una visita a Herat, hay una persona all que quiero ver. Mientras la comitiva del emperador entraba en Herat al toque de trompetas, el maestro de Haidar Ali lo cogi por la mano y lo condujo a la puerta de la tekkia, y all se pusieron a esperar. Poco despus, Mahmud y su cortesano Ayaz, descalzos, se presentaron en el santuario. Aqu, Mahmud, dijo el sheik suf, est el hombre que no era nada cuando era un visitante de reyes, pero que ahora es alguien a quien visitan los reyes. Llvatelo como consejero suf, porque ya est preparado. sta es la historia de los estudios de Hiravi, Haidar Ali Jan, el Sabio de Herat. * Antiguo nombre del ro Amu-Daria en la frontera de Afganistn. (N. del T.) ALGO QUE APRENDER DE MIRI El renombrado sabio suf Baba Saifdar tuvo un discpulo llamado Miri, que sola quejarse de que Saifdar apenas hablaba con l despus de haberlo admitido como discpulo suyo. Me encontraba mucho mejor antes de que me hiciera su alumno, deca, porque entonces por lo menos me trataba como un amigo y poda disfrutar de su compaa. Baba Saifdar, sin embargo, conoca la condicin interior de su alumno, pero no aluda a ella en sus escasos encuentros. Prefera esperar la ocasin adecuada para hacerle una demostracin efectiva dela relacin que mantenan y de su significado. Un da, Miri estaba declarando como testigo en una audiencia pblica al aire libre cuando pas por all Baba Saifdar. El juez acababa de decirle al testigo: Se acuerda con nitidez de haber visto al acusado en el robo? Miri, dirigiendo la mirada hacia su maestro y acordndose as del ejercicio de recordar que haba aprendido de l, respondi mecnicamente: S, me acuerdo. Tras esta afirmacin de un testigo ocular, el supuesto ladrn fue condenado de forma inmediata. Era inocente; y cuando Miri se retract de aquella identificacin, estuvo a punto de ser juzgado por perjurio. Cuando finalmente lo pusieron en libertad, Baba le dijo: Esto es el equivalente, en la vida corriente, de lo que puede pasar en cuestiones ms profundas. El elogio y la queja del propio maestro conducen a la locura. Lo mismo ocurre con toda infraccin de sus reglas. Lo que es visible para l, es invisible para el estudiante. Miri respondi: Slo me cabe esperar que mi ejemplo sea til para otros, de forma que, sin tener que pasar por este tipo de experiencia, se les permita continuar hacia cosas ms elevadas. Por eso se conoce esta historia como La leccin de Miri. EL DOLO DEL REY LOCO Haba una vez un rey violento, ignorante e idlatra. Un da jur que si su dolo personal le conceda cierto beneficio, l apresara a las primeras tres personas que pasaran por su castillo y las obligara a consagrarse al culto del dolo. Naturalmente, el deseo del rey se cumpli, y enseguida envi a unos soldados a la carretera para que le llevaran a las tres primeras personas que encontraran. Las tres personas fueron un erudito, un Sayed (descendiente de Mahoma el Profeta) y una prostituta. Cuando los arrojaron a los pies del dolo, el rey trastornado les cont su voto y les orden que se doblegaran ante la imagen. El erudito dijo: Esta situacin cae, sin duda, dentro de la doctrina de fuerza mayor. Hay numerosos precedentes que permiten que uno parezca estar de acuerdo con una costumbre si se le obliga, sin que exista en modo alguno una culpabilidad real de tipo legal o moral. As que le hizo una profunda reverencia al dolo. El Sayed, cuando lleg su turno, dijo: Como persona especialmente protegida, por cuyas venas corre la sangre del Santo Profeta, mis propias acciones purifican todo lo que haga, y por tanto nada impide que acte como me pide este hombre. Y se inclin ante el dolo. La prostituta dijo: Ay de m!, yo no tengo ni formacin intelectual ni prerrogativas especiales, y por ese me temo que, me hagas lo que me hagas, no puedo adorar a este dolo, ni siguiera de forma fingida.

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  • Antes esta respuesta, la enfermedad del rey loco desapareci sbitamente. Como por arte de magia se dio cuenta del engao de los dos adoradores de la imagen. Mand decapitar al erudito y al Saya y liber a la prostituta. LOS DOS LADOS As fue cmo los hbitos teidos de dos colores de los derviches, empleados con fines didcticos, y con el tiempo imitados con un uso meramente decorativo, se introdujeron en Espaa en la Edad Media: Un cierto rey de los francos, amante de la pompa, se vanagloriaba de su dominio de la filosofa. Le pidi a un suf conocido como El Agarin que le instruyera en la Elevada Sabidura. El Agarin dijo: Te ofrecemos observacin y reflexin, pero primero tienes que aprender cmo aumentarlas. Ya sabemos cmo aumentar nuestra atencin porque hemos estudiado todos los pasos preliminares hacia la sabidura de acuerdo con nuestra propia tradicin, dijo el rey. Muy bien, repuso Agarin, le haremos a Vuestra Majestad una demostracin de nuestra enseanza en un desfile que debe celebrarse maana. Se dieron las rdenes necesarias y, al da siguiente, los derviches del ribat (centro de enseanza) de Agarin desfilaron por las estrechas calles de aquella ciudad andaluza. El rey y sus cortesanos se agrupaban a ambos lados del itinerario: los nobles a la derecha y los caballeros a la izquierda. Cuando termin la procesin, el Agarin se volvi hacia el rey y dijo: Majestad, por favor, preguntad a vuestros caballeros, que estn enfrente, cules eran los colores de la ropa de los derviches. Todos los caballeros juraron sobre las escrituras y por su honor que los vestidos eran azules. El rey y el resto de la corte se quedaron sorprendidos y confundidos, porque eso no era en absoluto lo que ellos haban visto. Todos nosotros hemos visto con claridad que iban vestidos de marrn, dijo el rey, y entre nosotros se encuentran hombres de gran santidad y fe y muy bien considerados. Orden a todos sus caballeros que se dispusieran a un castigo y a la degradacin. Los que haban visto las ropas de color marrn se pusieron a un lado para ser premiados. Despus de esto, el rey le dijo al Agarin: Qu encanto has realizado, malvado? Qu maldad es sta que lleva a los caballeros ms honorables de la cristiandad a faltar a la verdad, a abandonar su esperanza de redencin y a dar unas muestras de poca confiabilidad que les hacen inservibles para la batalla? El suf respondi: La mitad de las ropas que se vea desde vuestro lado era marrn. La otra mitad de cada vestido era azul. Sin preparacin, tus expectativas hacen que t mismo te engaes sobre nosotros. Cmo podemos ensearle nada a nadie en tales circunstancias? LAS BIENVENIDAS Damos la bienvenida a los eruditos que quieran comprender el Camino. Qu hay de los otros? Piensan que no les damos la bienvenida, pero en realidad son ellos los que no nos la dan a nosotros. No pueden hacerlo mientras mantengan tan extraas concepciones del Camino. Me refiero a dos actitudes, la de los que dicen: Negamos el valor del sufismo, y la de los que dicen: Aceptamos el sufismo, pero esto no es sufismo. De esos dos tipos de personas, los que rechazan a los sufes son mejores que los que piensan que las personas que a ellos no les gustan no pueden por ello ser sufes. Al primer tipo de personas hay otras que los engaan hacindoles creer que los sufes son intiles. Y cualquiera puede dejarse engaar. La segunda clase de personas es la de quienes se engaan a s mismos creyendo algo que no es cierto. Ningn erudito puede decidir quin es suf y quin no. Las personas que intentan hacer una cosa que no son capaces de hacer deberan servirnos siempre de leccin. AJMAL HUSSEIN Y LOS ERUDITOS El suf Ajmal Hussein reciba continuamente las crticas de los eruditos, que teman que su reputacin eclipsara la de ellos. No escatimaron esfuerzos para sembrar la duda sobre su conocimiento, para acusarle de refugiarse de sus crticas en el misticismo, y hasta para insinuar que era culpable de haber realizado prcticas vergonzosas. Por fin, Ajmal dijo: Si contesto a mis crticos, aprovechan la ocasin para lanzarme nuevas acusaciones, que la gente cree porque les divierte dar crdito a ese tipo de cosas. Si no les contesto, alardean y se pavonean de ello, y todos piensan que son autnticos eruditos. Se creen que nosotros los sufes somos contrarios a la erudicin, y no es as. Pero nuestra verdadero existencia es una amenaza para la pretendida erudicin de esos enanos ruidosos. La erudicin desapareci hace mucho tiempo. A lo que ahora tenemos que enfrentarnos es a una erudicin falsa. Los eruditos chillaron ms fuerte que nunca. Al fin, Ajmal dijo:

    11 La discusin no es tan efectiva como la demostracin. Voy a daros una idea de cmo son estas personas.

  • Solicit a los eruditos unos cuestionarios para que pudieran evaluar su conocimiento y sus ideas. Cincuenta profesores y acadmicos le enviaron los cuestionarios, y Ajmal los contest todos de forma diferente. Cuando los eruditos se reunieron para hablar de estos cuestionarios, haba tantas versiones distintas que todos pensaban haber puesto al descubierto a Ajmal y se negaban a abandonar sus tesis a favor de las de los dems. El resultado fue la clebre trifulca de los eruditos. Durante cinco das se atacaron los unos a los otros con saa. Esto, dijo Ajmal, es una demostracin. Lo que ms le importa a cada uno es su propia opinin y su propia interpretacin. No les preocupa nada la verdad. Lo mismo hacen con las enseanzas de todos. Cuando estn vivos, les atormentan. Cuando se mueren, se hacen especialistas en su obra. Sin embargo, el nico motor de su actividad es rivalizar unos con otros y enfrentarse a todo el que no pertenezca a su misma clase. Queris convertiros en uno de ellos? Decididlo pronto. TIMUY Y HAFIZ El poeta suf Hafiz de Shiraz escribi este famoso poema: Si esa doncella turca, Sharazi, tomara mi corazn en sus manos, le dara Bujara, por el lunar de su mejilla o Samarcanda. Tamerln el conquistador hizo llevar ante s a Hafiz y le dijo: Cmo puedes regalara Bujara y samarcanda por una mujer? Adems, se encuentran en mis dominios, y no permitir a nadie que insine que no me pertenecen! Hafiz le respondi: Tu mezquindad te ha dado poder. Mi generosidad me ha hecho caer en tu poder. Tu mezquindad es, obviamente, ms efectiva que mi prodigalidad. Tamerln se ri y dej marchar al suf.

    **** COMPLETAMENTE LLENO Un hombre se present ante Bahaudin Naqshband, y le dijo: He viajado de un maestro a otro y he estudiado muchas Vas de Conocimiento, y todas ellas me han resultado de mucho provecho y me han producido beneficios de todo tipo. Ahora deseo ser uno de tus discpulos, para poder beber del pozo del conocimiento y as avanzar cada vez ms en la Tariqa, la Va Mstica. Bahaudin, en lugar de responder directamente a lo que haba odo, mand que sirvieran la cena. Cuando trajeron la fuente con el arroz y el estofado de carne, insisti en que su invitado se sirviera plato tras plato. Despus le ofreci fruta y pasteles, y orden que se le trajera ms pilau, y ms y ms platos de comida, verduras, ensaladas, y dulces. Al principio, el hombre se sinti halagado, y como Bahaudin daba muestras de placer a cada bocado que l daba, comi todo lo que pudo. Cuando disminuy el ritmo con el que estaba comiendo, el sheik suf pareci molesto, y para impedir su disgusto, el desgraciado se comi prcticamente otro almuerzo. Cuando fue incapaz de tragarse ni siquiera un grano de arroz ms, y se recost en un almohadn con un gran malestar, Bahaudin se diririgi a l con estas palabras: Cuando viniste a verme, estabas tan lleno de enseanzas indigestas como lo ests ahora de carne, arroz y fruta. Te sentas mal, y como no estabas acostumbrado al autntico malestar espiritual, pensaste que se trataba de hambre de ms conocimiento. Tu verdadera condicin era la indigestin. Puedo ensearte si a partir de ahora sigues mis indicaciones y te quedas aqu conmigo haciendo la digestin. La hars mediante unas actividades que no te parecern iniciticas, pero que actuarn como si tomaras algo para digerir la comida y transformarla en alimento y no en peso. El hombre acept. Aos ms tarde cont su historia, cuando se hizo famoso, siendo conocido como el gran maestro suf Khalil Ashrafzada. CHARKHI Y SU TO Se cuenta que un joven discpulo de Baba Charkhi estaba sentado en el vestbulo de su casa cuando lleg un hombre y le dijo: Quin eres t? El discpulo respondi: Soy un seguidor de Baba Charkhi. El hombre pregunt: Cmo puede Charkhi tener seguidores? Soy su to, y si los hubiera tenido, yo lo habra sabido. Me temo, querido nio, que ests mal informado sobre su condicin de Baba*. Despus de este episodio, el ti de Charkhi se qued en la casa muchos aos, hasta su muerte. Se neg a formar parte de las reuniones de cultura que el Baba celebraba, y nunca crey que Charkhi fuese un maestro suf. Lo conozco desde que era un nio, deca, y no puedo creer que ensea nada, porque siempre fue incapaz de aprender nada. Incluso despus de la muerte de Charkhi, muchas personas, entre ellas muchos asiduos visitantes de su casa incluyendo comerciantes con los que haca negocios-, seguan sin creer que hubiera sido un santo. Yunus Abus-Aswad Kamali, el telogo, hablaba en nombre de stos cuando dijo: Trat a Charkhi durante treinta aos y jams habl conmigo de asuntos elevados. En mi opinin, tal comportamiento no es el propio de

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  • un sabio. Nunca trat de explicarme sus teoras ni intent hacerme su discpulo. Me enter de su supuesta condicin de suf a travs del carnicero. * Hombre santo, maestro espiritual (N. del T.) EL PRISIONERO DE SAMARCANDA Hakim Iskandar Zaramez y Abdulwahab el Hindi pasaban un da por la esquina de una gran casa de Samarcanda, cuando oyeron un grito salvaje. Estn torturando a algn pobre desgraciado, dijo el Hindi, detenindose y escuchando cmo los gritos aumentaban. Te gustara aliviar el sufrimiento?, pregunt Zaramez. Por supuesto. En tu condicin de wali, de santo, seguramente puedes hacerlo, con el permiso de Dios. Muy bien, dijo el Hakim, voy a demostrarte una cosa. Zaramez se alej cinco pasos de la esquina de la casa. Los gritos dejaron de orse. Te alejas y cesa el ruido! Yo siempre he odo decir que es acercarse a alguien afligido lo que mitiga el dolor, dijo El Hindi. El Hakim sonri, pero no dijo nada ms, haciendo el gesto que entre los sufes significa: En un determinado momento, una pregunta puede no tener respuesta por el estado de quien pregunta. Muchos aos despus, cuando El Hindi estaba en Marruecos, una noche oy cmo un derviche contaba sus experiencias a un grupo de estudiantes, en la recoleta ciudad de Maula Idriss. Entre otras cosas, el derviche cont lo siguiente: Cierto da del mes de Ramadn el Mubarak, hace muchos aos, me tomaron por un vagabundo por mi manifiesta miseria y mi aspecto de pordiosero. A la espera del juicio, me encerraron en una celda de piedra situada en una de las esquinas del muro exterior de la casa de Kazi. Esto sucedi a las afueras de Samarcanda, al norte. De repente sent, de forma inequvoca, la presencia de un santo afuera, no muy lejos. Entonces me alegr de mi suerte, y me sent en silenciosa meditacin. Empec a gemir, a chillar y a agitarme, porque haba un poder sobre m, y porque no poda escapar por mucho que quisiera acercarme a l. Despus, not que se haba alejado, molesto con mi alboroto. Le dej que se acercara de nuevo, quedndome tan tranquilo y silencioso como la noche. El sheik del crculo del derviche dijo: Tu experiencia poda haberte enseado que a la gente le afecta mucho ms la baraka* cuando se encuentra segn todas las apariencias ms all de su alcance. El wali estaba ensendote eso, aunque t estabas encerrado y l, a los ojos de algn observador, pareca estar haciendo otra cosa bien diferente, o nada en absoluto. El Hindi cuenta: Gracias a este hecho empec a comprender de verdad que no es sorprendente que la gente tenga experiencias espirituales. Lo que puede ser sorprendente es que las tengan tan pocas personas y lo que sin duda es an ms sorprendente es que, en vez de aprender de esas experiencias, las veneren y las tomen por lo que no son. * En sentido general, significa bendicin, poder impalpable. En un sentido ms estricto, los sufes utilizan este trmino como la transmisin espiritual que un maestro lleva a cabo con un discpulo. (N. del T.) EL LIBRO EN TURCO Un aspirante a discpulo se present ante Bahaudin. El maestro estaba en un jardn, rodeado por treinta de sus alumnos, despus de la cena. El recin llegado dijo: Deseo servirte. Bahaudin contest: Como mejor puedes servirme es leyendo mi Risalat (Cartas). Ya lo he hecho, respondi el recin llegado. Si lo hubieras hecho realmente y no slo aparentemente, no te habras acercado a m de esta forma, dijo Bahaudin. Y aadi: Por qu crees que eres capaz de aprender? Estoy preparado para estudiar contigo. Bahaudin dijo: Que se levante el murid (discpulo) ms joven. Anwari, que tena diecisis aos, se puso en pie. Cunto tiempo llevas con nosotros?, le pregunt El-Shah. Tres semanas, oh Murshid. Te he enseado algo? No lo s.

    13 T qu crees?

  • Yo creo que no Bahaudin le dijo: En la bolsa del recin llegado entrars un libro de poemas. Cgelo y recita su contenido sin cometer ningn error y sin abrirlo. Awari encontr el libro. No lo abri, pero dijo: Me temo que est en turco. Bahaudin orden: Lelo! Anwari comenz a recitar, y a medida que iba terminando, el extrao se iba sintiendo ms impresionado por este prodigio: alguien que lea un libro en turco sin abrirlo y sin conocer esa lengua. Cayendo a los pies de Bahaudin, rog que le admitiera en su Crculo. Bahaudin le dijo: Este tipo de fenmenos es el que te atrae, y mientras sea as, no sacars provecho de l. sa es la razn por la que, aun cuando hayas ledo mi Risalat, no lo has ledo en realidad. Vuelve, continu, cuando lo hayas ledo como acaba de leer este joven imberbe. Gracias a esa clase de estudio, l ha conseguido un poder que le permite recitar de un libro cerrado y al mismo tiempo le impide caer en una admiracin servil por ese hecho LOS MENDIGOS Y LOS TRABAJADORES Se cuenta que la gente deca de Ibn el-Arabi: T crculo est compuesto sobre todo por mendigos, labradores y artesanos. No puedes encontrar gente de cultura que te siga, para que se preste una atencin ms cualificada a tus enseanzas? l respondi: Cuando haya hombres influyentes y eruditos cantando mis alabanzas, el Da de la Calamidad estar muchsimo ms cerca; porque sin duda lo estarn haciendo por su propio bien, y no por el bien de nuestra obra! LOS INALTERABLES Estaba Nawab Mohammed Khan, Jan-Fishan, paseando cierto da por la calle, en Nueva Delhi, cuando encontr a un grupo de personas al parecer enzarzadas en una disputa. Le pregunt a un transente: Qu pasa aqu? El hombre respondi: Sublime Alteza, uno de tus discpulos est reprobndose a la gente de este barrio su comportamiento. Jan-Fishan se abri paso entre la muchedumbre y le dijo a su seguidor: Dime qu pasa. l respondi: Estas personas se han mostrado hostiles conmigo. La gente exclam: Eso no es verdad: por el contrario, le estbamos rindiendo honores, por respeto a ti. Qu te han dicho?, le pregunt el Nawab a su discpulo. Me han dicho: Hola, Gran Erudito! Yo les estaba explicando que es la ignorancia de los eruditos la responsable a menudo de la confusin y la desesperacin de las personas. Jan-Fishan Khan replic: Con bastante frecuencia, es la arrogancia de los eruditos la responsable de la miseria del hombre. Y ha sido tu arrogancia al pretender que eres algo distinto a un erudito la que ha causado este tumulto. No ser un erudito, lo que incluye un desapego de lo insignificante, constituye un logro. Los eruditos raramente son sabios, porque son personas inalterables atiborradas de pensamientos y libros. Esta gente estaba intentando honrarte. Si algunas personas creen que el fango es oro, si es su fango, resptalo. T no eres su maestro. No te das cuenta de que al comportarte con esa susceptibilidad y obstinacin, ests actuando como un erudito y, por lo tanto, mereces se nombre, aunque sea como calificativo? Ten cuidado, hijo mo. Demasiados traspis en el Camino del Logro Supremo y acabars convirtindote en un erudito. EL DIAGNSTICO Bahaudin Naqshband visit en cierta ocasin la ciudad de Alucha, cuando una delegacin de ciudadanos, habiendo sabido que estaba recorriendo un camino cercano fue a presentarle sus respetos y le rog que pasara algn tiempo con ellos. Queris satisfacer vuestra curiosidad sobre m, agasajarme y rendirme honores, o me invitis para que comparta mis enseanzas con vosotros?, les pregunt. El cabecilla del grupo, despus de consultar con el resto de los ciudadanos, le respondi: Hemos odo hablar mucho de ti, y puede que t no hayas odo nada sobre nosotros. Ya que al parecer nos concedes el raro privilegio de recibir tu enseanza, aceptamos con sumo gusto esta ltima razn entre las posibilidades que has enumerado. Bahaudin entr con ellos en la ciudad.

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  • El pueblo entero estaba reunido en la plaza pblica. Sus propios maestros espirituales situaron a Bahaudin en el lugar de honor, y cuando estuvo sentado, el primero de los filsofos deAlucha se dirigi a l en estos trminos: Sublime Presencia y Gran Maestro! Todos hemos odo hablar sobre ti, pues quin no ha odo hablar de ti? Pero como t no estars familiarizado con los pensamientos de personas tan insignificantes como nosotros, te rogamos que nos permitas mostrarte nuestras ideas, para que por nuestro bien puedas confirmarlas, corregirlas o refutarlas. Bahaudin le interrumpi diciendo: Os dir, s, lo que podis hacer, pero no hace falta que me digis nada sobre vosotros. Procedi entonces a describirle a la gente su propia forma de pensar, sus defectos y la manera concreta de considerar diferentes problemas de la vida y del hombre. Despus de esto, dijo a los atnitos ciudadanos: Ahora, antes de deciros cmo podis remediar este estado de cosas, quiz queris expresar algunos sentimientos reprimidos en vuestros corazones, para que yo pueda explicarme y seros de utilidad. De esta forma prestaris ms atencin a lo que os voy a decir. El mismo interlocutor, despus de consultar con los dems, dijo: Oh, maestro y gua! La causa unnime de nuestro asombro y curiosidad es cmo puedes saber tanto sobre nosotros, nuestros problemas y especulaciones. Acertamos al pensar que ese conocimiento slo puede existir en presencia de una forma superior de percepcin directa, en un individuo excepcionalmente dotado? Como respuesta, Bahaudin pidi un cuenco, una jarra con un poco de agua, sal y harina. Ech la sal, la harina y el agua en el cuenco. Una vez hecho esto, dijo al interlocutor principal: Por favor, seras tan amable de decirme lo que hay en la vasija? El hombre respondi: Reverencia, hay una mezcla de harina, agua y sal. Cmo sabes la composicin de la mezcal?, pregunt Bahaudin. Cuando se conocen los ingredientes, respondi el hombre, no existe duda sobre la naturaleza de la mezcla. sa es la respuesta a vuestra pregunta, que seguramente no requiere ms explicaciones de m parte, dijo Bahaudin Naqshband. EL KASHKUL Se cuenta que en cierta ocasin un derviche detuvo a un rey en la calle. El rey dijo: Cmo te atreves t, un hombre sin importancia, a interrumpir el avance de su soberano? El derviche respondi: Puedes t ser un soberano si no eres capaz ni de llenar mi kashkul, el cuenco de un mendigo? Tendi su cuenco, y el rey orden que se lo llenaran de oro. Pero en cuanto pareca que el cuenco iba a quedar lleno de monedas, stas desaparecan, y de nuevo el cuenco pareca vaco. Trajeron sacos y ms sacos de oro y el asombroso cuenco segua devorando monedas. Alto!, grit el rey, este embaucador est vaciando mi tesoro! Segn t, estoy vaciando tu tesoro, dijo el derviche, pero para otros slo estoy ilustrando una verdad. Qu verdad?, pregunt el rey. La verdad es que el cuenco representa los deseos de las personas y el oro lo que cada personas, recibe. La capacidad de devorar de los seres humanos no tiene fin si no cambian de alguna manera. Mira, el cuenco se ha comido prcticamente toda tu riqueza, pero sigue siendo un coco partido por al mitad, y no comparte de ningn modo la naturaleza del oro. Si caes en este cuenco, continu el derviche, tambin te devorar a ti. Cmo puede un rey, entonces, considerarse importante? LA VACA Haba una vez, hace mucho tiempo, una vaca. No haba en el mundo entero un animal que diera regularmente tanta leche y de tan alta calidad. La gente llegaba de todas partes para ver este prodigio. Los padres les hablaban a sus hijos de la dedicacin con que la vaca realizaba la tarea que tena encomendada. Los ministros de la religin exhortaban a sus rebaos a que la emularan a su manera. Los funcionarios del gobierno se referan a ella como modelo de comportamiento adecuado, y planeaban y pensaban cmo podra aplicarse en la comunidad humana. Todo el mundo, en suma, poda beneficiarse de la existencia de este maravilloso animal. Sin embargo, la mayora de la gente, absorbida como estaba por las obvias virtudes de la vaca, no consigui observar una de sus caractersticas. La vaca tena la siguiente costumbre: en cuanto se llenaba un cubo con su inmejorable leche, le pegaba una coz. INDIVIDUALIDAD Y CUALIDADES Yaqub, el hijo del juez, contaba que un da le haba dicho Bahaudin Naqshband:

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    Cuando estaba con Murshid de Tabriz, vi cmo ste sola hacer un gesto, cuando se encontraba en un estado de meditacin especial, para que no se le dirigiera la palabra. Sin embargo, t ests accesible para nosotros

  • todo el tiempo. Estoy en lo cierto si deduzco que esta diferencia se debe a que tu capacidad de desapego es indudablemente mayor, siendo una capacidad que dominas en vez de ser pasajera? Bahaudin le respondi: No, t siempre ests buscando comparaciones entre las personas y los estados. Siempre ests buscando pruebas y diferencias, cuando no te dedicas a buscar semejanzas. No hay muchas explicaciones que dar acerca de una cuestin que se escapa a esas mediciones. Cuando hablamos de sabios, distintas maneras de comportarse deben considerarse debidas a diferencias de su individualidad, no en sus cualidades. EL PARASO DE LA CANCIN Ahangar era un extraordinario forjador de espadas que viva en uno de los remotos valles orientales de Afganistn. En tiempos de paz construa arados de acero, herraba caballos y, sobre todo, cantaba. La gente de los valles escuchaban con ilusin las canciones de Ahangar, a quien se conoce con nombres diferentes en distintas partes de Asia Central. Venan a escuchar sus canciones desde las selvas de nogales gigantes, desde la nevada Hindu-Kush, desde Qataghan y Badakhshan, desde Khanabad y Kunar, desde Herat y Paghman. Sobre todo venan a escuchar la cancin de las canciones, que era la cancin de Ahangar sobre el Valle del Paraso. Esta cancin era muy pegadiza y tena un extraa cadencia, y, sobre todo, contaba una historia tan extraa que la gente crea conocer el remoto Valle del Paraso del que hablaba. A menudo le pedan que la cantara cuando no le apeteca, y l se negaba. A veces le preguntaban si el Valle era autnticamente real, y Ahangar slo poda responder: El Valle de la Cancin es tan real como pueda serlo la misma realidad. Pero, cmo lo sabes?, le preguntaban, has estado all alguna vez? No de una forma corriente, responda Ahangar. Para Ahangar y para casi todas las personas que le escuchaban, el Valle de la Cancin era, sin embargo, real, tan real como pueda serlo la misma realidad. Aisha, una doncella del lugar de la que estaba enamorado, dudaba que existiera tal sitio. Tambin lo dudaba Hasan, un fanfarrn y temible espadachn que haba jurado casarse con Aisha y que no perda ocasin para rerse del herrero. Un da, cuando los aldeanos estaban sentados en silencio alrededor de Ahangar, que acababa de contarles un cuento, Hasan dijo. Si crees que ese valle es tan real y est, como dices, ms all de aquellas montaas de Sangan donde se levanta la neblina azul, por qu no intentas encontrarlo? No sera adecuado, es lo nico que s, respondi Ahangar. T no sabes lo que es conveniente saber y no sabes lo que no quieres saber!, grit Hasan. Ahora, amigo mo, te propongo una prueba. T amas a Aisha, pero ella no confa en ti. No tiene fe en ese absurdo Valle tuyo. Nunca podrs casarte con ella, porque cuando no hay confianza entre marido y mujer, stos no son felices y sucede toda clase de desgracias. Esperas que vaya al valle, entonces?, pregunt Ahangar. S, contestaron al unsono Hasan y todos los presentes. Si voy y regreso sano y salvo, aceptar Aisha casarse conmigo?, pregunt Ahangra. S, murmur Aisha. Asi que Ahangar, habiendo recogido algunas moras pasas y un pedazo de pan, parti para las lejanas montaas. Subi y subi hasta que lleg a un muro que rodeaba toda la cordillera. Tras haber escalado sus escarpadas laderas, encontr otro muro, an ms escarpado que el primero. Despus de ste hubo un tercero, luego un cuarto y, finalmente, un quinto muro. Al bajar por la otra ladera, Ahangar descubri que estaba en un valle sorprendentemente parecido al suyo. La gente sali a darle la bienvenida, y cuando l los vio, se dio cuenta de que haba sucedido algo muy extrao. Meses despus, Ahangar el Herrero, caminando como un anciano, lleg cojeando a su pueblo natal y se dirigi a su humilde cabaa. Como se difundi por el campo la noticia de su regreso, la gente se reuni frente a su casa para escuchar cules haban sido sus aventuras. Hasan el espadachn, hablando en nombre de todos, llam a Ahangar a la ventana. Todos quedaron boquiabiertos cuando vieron lo viejo que se haba vuelto. Bueno, Maestro Ahangar, conseguiste llegar al Valle del Paraso? Llegu Y cmo es? Ahangar, buscando las palabras, mir a la gente reunida con un cansancio y una desesperacin que jams haba sentido antes. Por fin dijo: Escal y escal. Cuando pareca que ya no poda haber vida humana en un lugar tan desolado, y despus de muchas dificultades y desilusiones, llegu a un valle. Era un valle exactamente igual que ste en el que vivimos. Y luego me encontr con sus habitantes. Aquellas personas no son slo personas como nosotros: son

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  • las mismas personas. Para cada Hasan, cada Aisha, cada Ahangar, para cada uno de los que aqu estamos, hay otro exactamente igual en aquel valle. Ellos son copias y reflejos de nosotros. Pero ocurre que somos nosotros los que somos sus copias y reflejos: nosotros, los que estamos aqu, somos sus dobles. Todos pensaron que Ahangar haba enloquecido a causa de sus privaciones, y Aisha se cas con Hasan el espadachn. Ahangar envejeci rpidamente y muri. Y todo el mundo, todos los que haban escuchado esta historia de labios de Ahangar, primero perdieron la alegra de vivir, despus envejecieron y murieron, porque sintieron que algo irremediable y sobre lo que no tenan control iba a suceder, y por eso perdieron el inters en la vida misma. Slo una vez cada mil aos una persona conoce este secreto. Cuando lo conocer, experimenta un cambio. Cuando cuenta a los dems la pura realidad, stos se debilitan y mueren. La gente piensa que un suceso as es una catstrofe, y por eso no deben saber nada sobre l, ya que no pueden entender (tal es la naturaleza de su vida ordinaria) que tienen ms de una personalidad, ms de una esperanza, ms de una oportunidad... all arriba, en el Paraso de la Cancin de Ahangar, el magnfico herrero. EL TESORO DE LOS GUARDIANES Se cuenta que un prncipe de la ilustre Casa de Abbas, pariente del to del Profeta, llevaba una vida humilde en Mosul, Irak. Su familia haba vivido malos tiempos y haba vuelto al destino comn del hombre, el trabajo. Despus de tres generaciones, la familia se haba restablecido un poco, y el prncipe haba llegado a ser un pequeo tendero. Siguiendo la costumbre de los rabes de referirse a los nobles, este hombre, cuyo nombre era Daud el Abbassi, se llamaba a s mismo tan slo Daud, hijo de Altaf. Pasaba sus das en el mercado, vendiendo judas y hierbas, intentando recuperar la fortuna de la familia. Daud llev este tipo de vida durante algunos aos, hasta que se enamor de la hija de un mercader rico: Zobeida Ibnat Tawil. Ella estaba ms que deseosa de casarse con l, pero haba una costumbre en su familia, segn la cual cualquier posible futuro yerno tendra que enfrentarse al desafo de traer una rara gema igual a una especialmente seleccionada por el padre, para probar su habilidad y su riqueza material. Despus de las negociaciones preliminares, cuando le mostraron a Daud el resplandeciente rub que Tawil haba elegido para la prueba, el corazn del joven tendero se encogi. Esta gema no slo era de las aguas ms puras, sino que su tamao y color eran tales que las minas de Badakhsn seguramente no habran producido algo semejante ms que una vez en mil aos... Pasaba el tiempo, y Daud pens en todos los medios posibles para conseguir el dinero que necesitaba para encontrar una joya que igualara a la del padre. Finalmente, descubri gracias a un joyero que slo tena una posibilidad. Tena que enviar pregoneros para ofrecer a quien fabricara la copia no slo su casa y todos sus bienes, sino tambin tres cuartas partes del dinero que ganara durante el resto de su vida. Por consiguiente, Daud hizo que se anunciara su propsito. Da tras da se fue propagando la noticia de que se buscaba un rub de un asombroso valor, brillo y color, y muchas personas llegaron de todas partes a casa del mercader para ver si podan proporcionar algo tan magnfico. Pero despus de casi tres aos, Daud descubri que no haba rub en Arabistn o Ajam, en Khorasn oHind, en frica o en Occidente, en Java o Ceiln, que se aproximara a la perfeccin y belleza del que haba encontrado su futuro suegro. Zobeida y Daud estaban al borde de la desesperacin. Pareca como si nunca fueran a casarse, ya que el padre de la muchacha se negaba irremisiblemente a aceptar algo inferior a una pareja perfecta para su rub. Una noche, Daud se encontraba sentado en su pequeo jardn pensando, por ensima vez, en algn medio para conseguir a Zobeida, cuando se dio cuenta de que una figura alta y demacrada estaba de pie junto a l. En la mano tena un bastn, en la cabeza un gorro derviche; colgado de su cintura llevaba un cuenco de metal para pedir limosna. La paz sea contigo, oh, mi rey!, dijo Daud con el saludo acostumbrado, ponindose en pie. Daud, el Abbassi, descendiente de la Casa de Koreish!, dijo la aparicin, soy uno de los guardianes de los tesoros del Apstol, y he venido a ayudarte en tu aprieto. Buscas un rub sin igual. Yo te lo dar de los tesoros de tu patrimonio, ponte en las manos de los guardianes que estn sin un cntimo! Daud le mir y dijo: Hace muchos siglos que todo el tesoro que posea nuestra Casa se consumi, se vendi y fue saqueado. No nos queda nada ms que nuestro nombre, y ni siquiera lo usamos por el temor de deshonrarlo. Cmo es que queda algn tesoro de mi patrimonio? Todava queda algo del tesoro, precisamente porque no qued todo en manos de la Casa, replic el derviche; porque la gente siempre asalta primero a aquellos que son conocidos para tener algo que robar. Sin embargo, cuando eso se acaba, los ladrones no saben dnde buscar. sta es la primera medida de seguridad de los Guardianes. Daud pens en la reputacin de excntricos de muchos derviches y por eso slo dijo: Quin dejara tesoros inestimables como la gema de Tawil en manos de un mendigo harapiento? Y qu mendigo andrajoso, habiendo recibido una joya como sa, se abstendra de malgastar su valor, o no la vendera y gastara las ganancias en un insensato ataque de imprudencia? El derviche contest:

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  • Hijo mo, eso es exactamente lo que se espera que la gente piense. Porque los mendigos son harapientos, la gente imagina que quieren ropa. Porque un hombre tiene una joya, la gente imagina que la malgastar si no es un prspero mercader. Tus pensamientos son los que ayudan a mantener a salvo nuestro tesoro. Llvame entonces hasta el tesoro, dijo Daud, y puede que as terminen mis insoportables dudas y temores. El derviche vend los ojos a Daud y le hizo cabalgar, vestido de ciego y sobre un asno, durante varios das y varias noches. Desmontaron y caminaron por la hendidura de una montaa, y cuando le quitaron la venda de los ojos, Daud vio que se encontraba en una casa llena de tesoros, donde haba cantidades incalculables y variedades increbles de piedras preciosas reluciendo donde los estantes excavados en la pared de piedra. Es posible que ste sea el tesoro de mis antepasados? Porque nunca he odo hablar de algo parecido a esto, ni siquiera en los tiempos de Haroun el-Raschid, dijo Daud. Te aseguro que s, replic el derviche, y ms an: sta es slo la caverna que contiene las joyas entre las que puedes elegir. Hay muchas ms. Y es mo? Es tuyo. Entonces me lo llevo todo, dijo Daud, sobre el que casi haba triunfado la avaricia ante el espectculo. Slo te llevars lo que has venido aqu a coger, dijo el derviche, porque t eres tan poco apropiado para la correcta administracin de esta riqueza como lo fueron tus antepasados. Si esto no fuera as, los Guardianes habran entregado todo el tesoro hace siglos. Daud eligi el nico rub que emparejaba exactamente con el de Tawil, y el derviche le condujo a su casa del mismo modo en que le haba trado. Daud y Zobeida se casaron. Se cuenta que los tesoros de la Casa se entregan, de esta forma, a sus propios herederos cuando stos los necesitan realmente. Hoy los Guardianes no siempre se presentan como harapientos derviches. A veces son, segn todas las apariencias externas, los hombres ms corrientes. Pero no ceden los tesoros ms que en el caso de una necesidad real. EL APEGO LLAMADO GRACIA Un estudioso y devoto buscador de la verdad lleg a la tekkia de Bahaudin Naqshband. Siguiendo la costumbre, asisti a las charlas y no plante preguntas. Cuando Bahaudin al final le dijo: Pregntame algo, este hombre manifest: Shah, antes acuda a ti y estudiaba tal y cual filosofa bajo tal y cual aspecto. Atrado por tu reputacin, viaj hasta tu tekkia. Al or tus enseanzas he quedado impresionado por lo que dices y deseo continuar estudiando contigo. Pero, como estoy tan agradecido y apegado a mis anteriores estudios y maestro, me gustara que me explicaras su conexin con tu trabajo o que me hicieras olvidarlos, de manera que pudiera continuar sin una mente dividida. Bahaudin dijo: No puedo hacer ninguna de las dos cosas. Lo que s puedo hacer, no obstante, es informarte de que uno de los signos ms seguros de la vanidad humana es estar apegado a una persona y a un credo, e imaginar que dicho apego proviene de una fuente superior. Si un hombre se obsesiona con los dulces, los llamara divinos, si alguien se lo permitiera. Con esta informacin puedes aprender sabidura. Sin ella, slo puedes aprender el apego y llamarlo gracia. El hombre que necesita malumat (informacin), siempre supone que necesita maarofat (sabidura). Si realmente es un hombre de informacin, ver que la prxima cosa que necesita es sabidura. Si es un hombre de sabidura, slo entonces estar libre de la necesidad de informacin. CORRECCIN Abdullah ben Yahya estaba enseando a un visitante un manuscrito que haba escrito. Este hombre dijo: Mira, esta palabra ha sido escrita de manera incorrecta. Cuando el hombre se fue, se le pregunt a Abdullah: Por qu lo hiciste, considerando que la palabra correccin era de hecho incorrecta, y escribiste la palabra errnea en el lugar en el que la palabra original estaba correctamente escrita. l respondi: Fue una ocasin social. El hombre pens que me estaba ayudando, y consider que la expresin de su ignorancia era una indicacin de su conocimiento. Yo me comport segn la cultura y la buena educacin, no segn la verdad, porque cuando las personas quieren buena educacin y relaciones sociales, no pueden soportar la verdad. Si hubiera tenido una relacin con este hombre de maestro a estudiante, las cosas hubieran sido diferentes. Slo la gente estpida y los pedantes imaginan que su obligacin es la de instruir a todo el mundo, cuando el motivo de la gente suele ser no el buscar la instruccin, sino el atraer la atencin. EL SANTO Y EL PECADOR

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    Haba una vez un devoto derviche que crea que era su obligacin reprochar a quienes cometan maldades e imponerles pensamientos espirituales, para que encontrasen el buen camino. Lo que, sin embargo, no saba este derviche era que un maestro no es nicamente el que dice cosas a los dems actuando conforme a principios fijos. A menos que el maestro conozca exactamente cul es la situacin interna de cada estudiante, puede producir lo contrario de lo que desea.

  • No obstante, este devoto encontr un da a un hombre que jugaba en exceso y que no saba cmo curarse de ello. El derviche se situ frente a la casa de dicho hombre. Siempre que ste sala hacia la casa de juego, el derviche colocaba una piedra para marcar cada pecado, formando un montn que fue acumulando como recordatorio visible del vicio. Cada vez que aquel hombre sala, se senta culpable. Cada vez que volva, vea otra piedra en el montn. Cada vez que el devoto aada una piedra al montn, senta clera contra el jugador y un placer personal (que l llamaba bienaventuranza divina) por haberle recordado su pecado. Este proceso continu durante veinte aos. Cada vez que el jugador vea al devoto se deca a s mismo: Ojal pueda entender la bondad! Qu gran santo trabaja por mi redencin! Ojal pudiera arrepentirme y simplemente volverme como l, ya que l est seguro de tener un lugar entre los elegidos cuando llegue el tiempo del desquite! As pues, sucedi que ambos hombres murieron el mismo da, a causa de una catstrofe natural. Un ngel vino a tomar el alma del jugador, dicindole con amabilidad: Has de venir conmigo al paraso. Pero, dijo el jugador, cmo puede ser esto? Soy pecador y debo ir al infierno. No estars buscando al devoto que se sentaba enfrente de mi casa ya que ha estuvo intentando reformarme durante dos dcadas? El devoto?, dijo el ngel. No, est siendo llevado a las regiones inferiores, pues ha de ser achicharrado sobre un asador. Qu clase de justicia es sta?, exclam el jugador, olvidndose de su situacin, has debido de tomar las instrucciones al revs!. Como voy a explicarte, no es as, contest el ngel, es de la siguiente manera: el devoto ha estado complacindose a s mismo durante veinte aos con sentimientos de superioridad y de mrito. Ahora le toca reequilibrar la balanza. En realidad, l pona aquellas piedras en aquel montn para s mismo, no para ti. Y qu hay de mi recompensa?, qu es lo que yo por mritos propios he ganado?, pregunt el jugador. Has de ser recompensado, porque cada vez que pasabas delante del derviche, pensabas en primer lugar acerca de la bondad y en segundo lugar acerca del derviche. Es la bondad, y no el hombre, la que est recompensando tu fidelidad. LOS SHEIKHS DE LOS SOLIDEOS Bahaudin Naqshband fue contactado por los sheikhs de cuatro grupos sufes de la India, Egipto, Turqua y Persia. La pidieron, mediante elocuentes y elaboradas cartas, que les enviase enseanzas que pudieran impartir a sus seguidores. Bahaudin les dijo al principio: Las que tengo no son nuevas. Vosotros las tenis, pero no las utilizis correctamente: por lo tanto, cuando recibs mensajes simplemente decs: No es nada nuevo. Los sheikhs respondieron: Con todo respeto, creemos que nuestros discpulos no pensarn de este modo. Bahaudin no respondi a estas cartas, sino que las ley en sus asambleas diciendo: A distancia podemos ver lo que ocurre. Quienes estn en medio de un acontecimiento, a pesar de ello, no harn el esfuerzo de ver lo que les est sucediendo. Entonces, los sheikhs escribieron de nuevo a Bahaudin pidindole que les diera alguna muestra de inters. Bahaudin les envi un pequeo solideo, el araqia, para cada estudiante, rogando a los sheikhs que los distribuyeran de su parte, sin dar explicacin alguna. A su asamblea le dijo: He hecho tal y cual cosa. Quienes estamos lejos podemos ver lo que quienes estn cerca de los acontecimientos no van a ver. Pasado un tiempo, escribi a cada uno de los sheikhs, preguntndoles si haban procedido conforme a sus deseos, y cul haba sido el resultado. Los sheikhs escribieron: Hemos procedido conforme a tus deseos. Pero en cuanto a los resultados, el sheik de Egipto escribi: Mi comunidad acept de corazn tu regalo como signo de especial santidad y como una bendicin, y en cuanto se distribuyeron los solideos, cada persona lo consider como algo del mximo significado espiritual, y como portador de tus instrucciones. El sheik de los turcos escribi, por otra parte: Los miembros de la comunidad tienen grandes sospechas respecto a tu solideo. Imaginan que presagia tu deseo de asumir su liderazgo. Algunos temen que incluso puedas influirles desde lejos mediante este objeto. Un resultado diferente se produjo con el sheik de la India, que escribi: Nuestros discpulos s hallan inmersos en una enorme confusin, y me piden a diario que les interprete el significado de la distribucin de araqias. Hasta que les diga algo acerca de ello, no sabrn cmo actuar. La carta del sheik de Persia deca: El resultado de tu distribucin de solideos ha sido que los Buscadores, contentos con lo que les has enviado, aguardan tu prxima liberalidad, para poder poner a disposicin de su aprendizaje y de s mismo los esfuerzos que hubieran de hacer. Bahaudin explic a la audiencia de oyentes en Bujara.

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    La caracterstica dominante superficial de la gente de los crculos sufes de India, Egipto, Turqua y Persia ha sido manifestada en cada caso por las reacciones de sus miembros. Su comportamiento, enfrentado a un objeto tan trivial como un solideo, habra sido exactamente igual si me hubieran encontrado en persona, o si les hubiera enviado enseanza. Ni ellos ni sus sheikhs han aprendido que deben buscar entre ellos mismos sus pasmosas peculiaridades. Pero no deberan utilizar estas peculiaridades triviales como mtodos para enjuiciar a los dems.

  • Entre los discpulos del sheik persa existe una posibilidad de comprensin, puesto que no tienen la arrogancia de suponer que entienden que mis solideos los bendecirn, los amenazarn, o los confundirn. Las caractersticas son, en los tres casos, las siguientes: los egipcios esperan, los turcos temen y los indios estn inciertos. Algunas de las epstolas de Bahaudin Naqshband haban sido copiadas entretanto como obras piadosas y distribuidas en El Cairo por bienintencionados, aunque no iluminados, derviches, y en las regiones hindes, persas y turcas. Ms adelante cayeron en las manos de los crculos que rodeaban a estos mismo sheikhs de los solideos. Por ello, Bahaudin Pidi que un kalendar visitase a cada una de estas comunidades por turno y que sus miembros le comunicasen qu sentan sobre sus epstolas. El kalendar comunic a su vuelta: Todos ellos dicen: Esto no es nada nuevo. Ya estbamos haciendo todas estas cosas. Y no slo eso, sino que basamos nuestra vida cotidiana en ellas, y, por nuestra tradicin viva, nos mantenemos ocupados da s y da no recordando estas cosas. El-Shah Bahaudin Naqshband convoc entonces a sus discpulos y les dijo: Vosotros que estis a distancia de los acontecimientos relativos a estos cuatro grupos dirigidos por un sheik podris ver qu poco han realizado entre ellos mediante el cultivo del Conocimiento. Quienes forman parte de ellos han aprendido tan poco que no pueden aprovecharse de sus propias experiencias. Dnde, entonces, se hallan las ventajas de los recuerdos y luchas cotidianas? Tomad la tarea de reunir toda la informacin disponible sobre este acontecimiento, informaos de la historia completa, incluyendo el intercambio de cartas y lo que he ido diciendo, as como el informe del mensajero. Sed testigos de que hemos ofrecido los medios mediante los que otros pueden aprender. Escribid todo este material y estudiadlo, y dejad que quienes hayan estado presentes sean testigos, de manera que, si Dios quiere, slo el leer acerca de todo ello impida que tales cosas sucedan con frecuencia en el futuro, e incluso que se facilite que llegue a los ojos y a los odos de aquellos que estaban influidos por la accin de los pasivos solideos. EL SECRETO DE LA HABITACIN CERRADA Ayaz era el compaero inseparable y esclavo del gran conquistador Mahmud el Destructor de dolos, monarca de Ghazna. Al principio haba llegado a la corte como un esclavo mendigando, y Mahmud le convirti en su consejero y amigo. Los otros cortesanos estaban celosos de Ayaz y le observaban continuamente, con la intencin de denunciarlo por algn fallo u provocar as su cada. Un da, esas personas celosas acudieron ante Mahmud y le dijeron: La sombra de Al cubre la Tierra! Habis de saber que, siempre infatigables a vuestro servicio, hemos estado vigilando de cerca de vuestro esclavo Ayaz. Tenemos ahora que informaros de que cada da, en cuanto deja la corte, Ayaz entra en una pequea habitacin en donde no se permite entrar a nadie ms. Pasa algn tiempo en ella, y despus se va a sus propios aposentos. Tememos que este hbito suyo puede estar conectado con alguna culpa secreta: tal vez, incluso puede que est unido a conspiradores, que tienen intenciones de quitar la vida a su Majestad. Durante mucho tiempo Mahmud se neg a escuchar nada en contra de Ayaz. Pero el misterio de la habitacin cerrada le daba vueltas en la cabeza, hasta que sinti que tena que preguntar a Ayaz. Un da, mientras Ayaz iba hacia su cmara privada, apareci Mahmud, rodeado de cortesanos, y le pidi que le mostrase la habitacin. No, dijo Ayaz. Si no me permites entrar en la habitacin, toda mi confianza en ti como hombre franco y leal se habr evaporado, y en adelante no podremos mantener nuestra relacin en los mismos trminos. Elige, dijo el fiero conquistador. Ayaz llor, y despus abri de par en par la habitacin y dej que entrasen Mahmud y su personal. La habitacin estaba desprovista de todo mobiliario. Todo lo que contena era un gancho en la pared. Del gancho colgaban un manto rado y lleno de remiendos, un cayado y un cuenco de peregrino. El rey y su corte no podan entender el significado de este descubrimiento. Cuando Mahmud pidi una explicacin, Ayaz dijo: Mahmud, durante aos he sido tu esclavo, tu amigo y consejero. He intentado no olvidar nunca mis orgenes, y por esta razn he venido aqu cada da para recordarme lo que era. Te pertenezco, y todo lo que me pertenece son mis harapos, mi cayado, mi cuenco y mi peregrinar por la faz de la Tierra. EL MILAGRO DEL DERVICHE REAL Se cuenta que el maestro suf Ibrahim ben Adam estaba sentado un da en el claro de un bosque cuando dos derviches errantes se le acercaron. Les dio la bienvenida y hablaron de asuntos espirituales hasta el atardecer. En cuanto cay la noche, Ibrahim invit a los viajeros a ser sus huspedes durante la cena. Ellos aceptaron inmediatamente, y una mesa servida con los manjares ms exquisitos apareci antes sus ojos. Desde cundo eres derviche?, pregunto uno de ellos a Ibrahim. Desde hace dos aos, replic ste.

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    Yo he seguido el Camino suf durante casi tres dcadas y nunca se me ha presentado una capacidad como la que me has mostrado, dijo el hombre.

  • Ibrahim no dijo nada. Cuando casi ya se haba acabado la comida penetr en el claro un forastero de tnica verde. Se sent y comi algo de lo que quedaba. Todos se dieron cuenta por una sensacin interna de que era Khidr, el Gua inmortal de todos los sufes. Esperaban que les impartiera algo de sabidura. Cuando se levant para dejarlos, Khidr simplemente dijo: Vosostros dos derviches os hacis preguntas acerca de Ibarhim. Pero a qu habis renunciado para seguir el Camino suf? Abandonasteis toda expectativa de seguridad en la vida ordinaria. Ibrahim ben Adam era un poderoso rey, y renunci a la soberana del sultanato de Balkh para convertirse en un suf. sta es la razn por la que est por delante de vosotros. Durante vuestros treinta aos, tambin habis obtenido satisfacciones a travs de la misma renuncia. sa ha sido vuestra recompensa. l siempre se ha abstenido de reclamar cualquier tipo de recompensa por su sacrificio. Y tras decir esto Khidr se march. LA PRUEBA DE ISHAN WALI Cuando Ishan Wali apareci de repente en Siria procedente del Turquestn, mostr que tena un amplio abanico de tcnicas (llamadas por la gente lega sus sabiduras), con las que era capaz de hacer avanzar el entonces lento estudio del sufismo. Por ejemplo, descubri que las escuelas sufes se haban convertido en organizaciones vinculadas entre s por el tradicionalismo y por la mirada de un maestro, a expensas de las enseanzas del sufismo como un todo. Trabajaba con ejercicios e ideas que pertenecan a justo ttulo a otras personas, otros tiempos, e incluso otros lugares. La manera de Wali para abordar este problema impresion enormemente a los que, aun ignorando sus mtodos, crean que deban ayudarle. Entre ellos se encontraban Mustafa Ali Darazi, Ali-Mohammed Husseini y Tawil Tirmidhi, cuyos testimonios todava sobreviven. l les dijo: Para el ojo externo es imposible diferenciar viendo estos conjuntos de gentes, que se han convertido en molinos de harina en lugar de escuelas, a los que merece la pena abordar y los que no tienen capacidad de aprender. Como sabis, yo os he mostrado que todo falla actualmente para realizar la Obra. Pero cules de ellas son capaces de revivir? Seal una fila de palmeras que padecan los estragos del calor. Si el agua est limitada, cul de los rboles regaremos? Os he enseado que estn marchitos, algo de lo que no os habas dado cuenta antes. Ahora os mostrar un medio de comprobar si un rbol puedo o no revivir. Ishan Wali se encontr, junto con su mtodo, con todos los sheikhs de las escuelas repetitivas, la mayora de los cuales le dieron amablemente la bienvenida, y le indicaron que estaran encantados de recibir su ayuda en el restablecimiento de las Enseanzas. l no les asegur nada. Se separ de ellos y escribi a cada uno de la siguiente manera: Tengo algo de crucial importancia para deciros a vosotros, y nada en absoluto que decir a travs de vosotros. Esto quiere decir que se me ha de permitir que me dirija directamente a vuestros seguidores. Si lo permits, har que se conozcan mis mtodos. Si, por el contrario, no lo permits, podr ms adelante dirigirme a ellos de forma indirecta. Pero de esta manera, con vuestra negativa os habris separado de m, y no podr dirigirme a vosotros. Puesto que tengo la responsabilidad de todos vosotros o de ninguno, no puedo desde el principio utilizaros como canal cuando puedo abordaros directamente. Como habis desarrollado una afinidad ntima con vuestra comunidad, debo consideraros como miembros fundamentales de la comunidad y, por lo tanto, no puedo trataros por separado. Ishan Wali explic a sus ayudantes que aquellos sheikhs que estaban dispuestos a considerarse discpulos en el mismo grado en que consideraban discpulos a sus propios estudiantes, seran de los que dirigan Escuelas y que podran ser revivificados. Algunos sheikhs respondieron con comprensin y otros reaccionaron con intensa desconfianza, abierta o encubiertamente, ante la manera de abordarlos de Ishan Wali. Aunque dio por bienvenida la comprensin de quienes se consideraron a s mismos como discpulos y como no diferentes de sus propios ltimos discpulos a este respecto, se condoli por las plantas marchitas. Ali-Mohammed Husseini dijo: Debemos, pues, entristecernos por lo que se nos ha mostrado como muertos? Ishan Wali respondi: No todos ellos estn muertos; es slo su sospecha la que les hace comportarse como si estuvieran muertos. Nada ms haber dicho esto, algunos sheiks de las escuelas divididas, como si hubieran tenido una percepcin interna, cambiaron de actitud y dejaron los turbantes a los pies de Ishan Wali. Majzub, uno de los sheikhs anteriormente perplejos, dijo a continuacin: Siento como si se me hubiera quitado un peso, y supe que se trataba de mi miedo y mi sospecha. Pero Ishan Wali dijo: Fueron las plegarias de los mismos sheikhs que se estaban marchitando, y que fueron ms fuertes que sus miedos y sus sospechas, las que les impulsaron a venir a nosotros y a recibir lo que les habamos trado. De hecho, el mrito es todo de ellos. Cmo podemos tener mrito por hacer algo

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  • que sabemos? En el pasado obtuvimos mrito ejercitando las virtudes. Pero, en este caso, es esforzndose a travs de sus naturalezas llenas de moho como ellos mismos han limpiado el espejo de la comprensin. Con este mtodo, los sheikhs que sospechaban mantuvieron su importancia en sus propias escuelas, y obtuvieron gran respeto de sus propios discpulos. Los pocos que permanecieron apartados se encontraron con que sus discpulos estaban cada vez ms inclinados hacia la confusin demente o hacia la adhesin al Wali, as que ste les escribi para decirles: Yo no hago discpulos, no por cortesa hacia vosotros, sino porque sin la comprensin de la totalidad del cuerpo, la pierna no puede funcionar. Si temis una prdida de discpulos a causa de mi presencia, no tengis miedo porque no puedo ayudarles y siempre lo dir. Pero tengo miedo por vuestra situacin posterior. Las plantas marchitas, excepto unas cuantas, no respondieron a esta suave lluvia. Hoy da, por supuesto, no existen huellas sobre la tierra de los seguidores de aquellos sheikhs que no adop